BS_1980_08.pdf

Medios

extracted text
DON BOSGO.

T
Una

p á g in a

Queridos amigos Juanito y Mari:
"Gracias por vuestro recuerdo en estos días de
vacaciones. Juanito me dice que está encantado con
eso del «paro» y que no sabe por qué se queja la
gente por eso del «desempleo» y que «parados» es
como mejor se está... Además, con una buena dosis
de guasa me envía el tío un artículo de una revista,
tituiado «42 maneras de perder el tiempo». Una de
eiias dice así: «Meditar profundamente sobre lo ab­
surdo de la meditación profunda». Y otra: «Apasionar­
se por tos acantopterigios...». Y otra: «Leerle un libro
a un gato...».
Ya veo que sois «crueles» porque matar el tiempo
es como matar la vida. Y eso es lo que hacen muchos
durante sus vacaciones, matar el tiempo. Y precisa­
mente en los días que se puede hacer tantas cosas
interesantes y bonitas. Pero lo peor es bromear con
una cosa tan: seria como ei «paro» obrero. No, Juanito.
Los hombres tienen derecho a vivir con dignidad, sin
necesidad de pedir limosna. Y. si no tienen dónde
trabajar, ¿cómo van a ganar lo que necesitan para vivir?
«Un día acompañaba a Don Bosco por las calles
de Turín —escribe uno que había sido compañero de



U u

estudios del santo— : frente a la iglesia de la Trinidad
topamos con un jovenzuelo desgarbado y arrogante.
Don Bosco lo detuvo y. después de saludarlo amiga­
blemente. le preguntó quién era.
—¿Que quién soy?, le respondió con insolencia el
muchacho. Y usted ¿quién es para preguntármelo a
mí?
—Yo. como ves, contestó el santo, soy un cura
que quiere mucho a los jóvenes. Los reúno todos los
domingos en un sitio junto al río Dora, cerca del Re­
fugio y luego charlamos de nuestras cosas, procuro
que se diviertan y todos me quieren. Soy Don Bosco.
Bueno, después de presentarme, creo que tengo
derecho a saber quién eres tú...
—Pues yo soy... —dijo poniendo un poco más de
dulzura el muchacho— un pobre chico sin empleo. No
tengo padre ni madre ni quien me ampare. Y aquí me
tiene, en busca de trabajo.
—Mira por donde, yo quiero ayudarte. ¿Cómo te
llamas?
El chico le dijo su nombre. Don Bosco le sonrió:
—Bien, óyeme: el próximo domingo te espero
con mis amigos. Hazme caso y ven. que no te arre­
pentirás. Verás cómo te diviertes. Luego te buscaré
un empleo. Creo que quedarás muy contento.
El muchacho alzó los ojos al santo y. torciendo
escépticamente los labios, dijo con amargura:
—No le creo.
Don Bosco sacó una moneda del bolsillo y la puso
en sus manos:
—Créeme. Ven y verás.

p a ra

lo s

n iñ o s

El chico miró incrédulo la moneda y, dándole vuel­
tas, dijo sonriendo:
— Está bien, Don Bosco, iré. Si falto el domingo es
que soy un busiard (busiard en piamontés quiere de­
cir embustero).
El domingo, muy de mañana, se le vio correteando
por el patio del Oratorio. Y otro y otros domingos. Y
creo, concluye el amigo de Don Bosco. que actual­
mente es uno de sus sacerdotes, porque el otro día
fui a hacerle una visita a Don Bosco y el antiguo
jovenzuelo arrogante y desgarbado iba vestido de
sotana...».

Bueno, ya véis cómo Don Bosco le proporcionó
trabajo a este joven, y no ie faltó nunca empleo. Y
nunca estuvo en paro, porque el santo les prometió
a sus hijos «Pan, trabajo y paraíso».
Conque si queréis trabajar con Don Bosco. también
vosotros quedáis invitados. ¿Qué diría Mari si a Jua­
nito se le ocurriera un día venirse a trabajar conmigo?
—¿Juanito? Con lo holgazán que es...
—Será holgazán sólo en verano, ¿no te parece?
—Sí. pero para Juanito todo el año es verano...
Bueno, recibid un abrazo muy fuerte de vuestro
mejor amigo,
PADRE RAFAEL

No. Mari; si el que no da golpe es Juanito.

s

R tv itta d « la Obra da Don B o tc o
AAo X C m • N.« 8>9 • Agt.*Sep. 1980

DIfeclor: RAFAEL ALFARO
Conse)o de Redacción; Emilio Her­
nández; Mari Carmen G arda; An­
tonio Garcia Vera; Argentina Sán­
chez Romo; Javier A rluch; Jesús
María Méiida.
Administrador: Miguel Rodríguez R.
Dirección. Redacción y Admón.:
Alcalá. 164 • Teléfono 255 20 00
MADRID-2 8
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(Con censura eclesiástica)
Imprime: Escuela Gráfica Salesiana
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EN ESTE NUMERO
Dialogar con los jóvenes.
El Papa en la Unesco ...
«Por la Iglesia, hasta el
último aliento» .........
Hacia el redescubrimien­
to de Don Bosco........
«Ecco Utrera» ...............
Misioneros en París ...
La mejor fecha para el
Sacramento de los jó­
venes ..........................
Fiesta en Polonia .........
300 años de fidelidad...
«Queridísimo hermano».
Noticias ..........................
Libros B S ........................
Nuestra g ra titu d .............
Fueron a la casa del Pa­
dre ...............................

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NUESTRA PORTADA
Subir al cielo en globo.— Las
niñas del madrileño colegio
«Dehesa de la Villa» de las
Hijas de María Auxiliadora
querían subir al Cielo en glo­
bo. El Sr. Rubio, el «hombre
del tiempo de la Tele», que
lleva a sus hijas al colegio
de las Hermanas, quiso com­
placer a todas las chicas...
¿No es ésa la educación de
la fe? Enseñar a todos el ca­
mino del cíelo, o del Evan­
gelio. que es lo mismo. jEs
muy importante aprender el
camino...!
Foto.—José Luis Mana.

miom cúx LO
S
Pregunta: Al recibir al Papa en la Basílica de María Auxiliadora
el pasado 13 de abril usted lo saludó; «Bienvenido a Valdocco, en
nombre de Don Bosco». Según usted, ¿por qué en su visita a Turín
quiso el Papa detenerse tanto en Valdocco?
Respuesta: Ante todo hay que decir que el Papa quería visitar la
Iglesia que vive en Turín.
En torno a este motivo central giran otros muchos, que por mi
parte intenté precisar en una larga conversación con los turineses
para prepararlos a recibir al Papa («L’Osservatore Romano» publicó
la parte correspondiente en el número especial del 11 de abril).
En cuanto a la larga visita del Papa a Valdocco, resulta obvio pen­
sar que él veía en la cuna de la Obra de Don Bosco —santo de la ju­
ventud— el lugar más a propósito para dialogar con los jóvenes. Es­
tos jóvenes que, por otro lado, son los más envestidos y golpeados
por los graves problemas de Turín.
Pregunta: El encuentro del Papa con los jóvenes en la plaza de
María Auxiliadora alcanzó momentos de entendimiento, conmoción y
entusiasmo inolvidables... ¿Por qué ese impacto tan eficaz del Papa
con los jóvenes?
Respuesta: No se puede negar que entre los jóvenes y este Papa se
está logrando una creciente sintonía que supera todo lo conocido.
Hay una confianza mutua, una mutua simpatía, un deseo común
de trascender la actual cultura laicista o marxista; una fe común en
la vida, en su belleza y en sus incumbencias para con la historia; una
condena común de la violencia, de los esquemas bélicos, de los tota­
litarismos opresores y de las hegemonías plagiarías: un amor común
a la naturaleza, a la audacia atlética a la lealtad deportiva, a la mú­
sica, al canto, al arte y un nuevo tipo de cultura dirigida hacia el hom­
bre, sin iluminismos ni cientificismos. En una palabra lo diría: que los
jóvenes y el Papa, en perfecta sintonía, se sienten descubridores de
los atractivos, cada vez más claros y maravillosos, de Cristo.
Pues sí, en mi opinión el secreto y el centro de esa admirable y
creciente amistad entre el Papa y los jóvenes es precisamente el mis­
terio de Jesucristo. ¡En Navidad nació el Hombre! ¡En Pascua fue li­
berado el Hombre! ¡En Pentecostés se encendió el amor del Hom­
bre! ¿Cómo lograr que estas tres fiestas sean el soporte de la vida hu­
mana y de la cultura más genuina?
En su vibrante diálogo con los jóvenes en la plaza de María Auxi­
liadora el Papa les proclamó la urgente responsabilidad que tenían
ellos de saber transmitir a las generaciones futuras el verdadero amor
y la verdadera libertad. Pues hoy en la sociedad de consumo al amor
se lo adultera groseramente; y en los estados marxistes a la libertad
se la conculca con engaños.
El Papa «liga» con los jóvenes, y los jóvenes se sienten fascinados
por el Papa, porque uno y otros advierten que están viviendo juntos
una hora de Adviento, y con la misma sintonía en su corazón ven
aparecer la maravillosa figura de Cristo Redentor en los inciertos
horizontes del dos mil.
Pregunta: ¿Qué cosa pueden aprender los hijos de Don Bosco, los
educadores y los padres del modo como el Papa trata con los jóvenes?
Respuesta: ¡Mucho! £1 sentido victorioso de la fe, la psicología
del Adviento, el sacrificado dinamismo de la esperanza, la visión rea­
lista de la problemática y de la angustia social y ecológica referida
al cuadro objetivo y actual de la Resurrección, la robusta voluntad
de prescindir de las hegemonías culturales horizontalistas; todo ello
concentrado en una gracia de
predilección por los jóvenes que
nos urge fuertemente la origina- T S
lidad del carísma de Don Bosco. ( 0
Es sintomático que las fotografías del histórico encuentro ^
de los jóvenes con el Papa en U
Turín presenten al Santo Padre en un palco en cuyo cen- ^
tro sonríe la broncínea figura 7
de Don Bosco.
Q)

r

El PAPA en la UNESCO
La mañana del día 2 de junio llegaba Juan Pablo II a la sede de la UNESCO en París.
A las 11,25 comenzaba un discurso de hora y cuarto, que fue interrumpido 28 veces
por los aplausos de una cualificada Asamblea. El tema de! peligro nuclear, analizado
por el Papa, está inspirado en un informe de la Academia pontificia de Ciencias,
que cuenta con 58 miembros, de los que 18 son premios Nobel. Recogemos algunos
párrafos más importantes de ese trascendental discurso.

■Hay una dimensión fundamental
que puede cambiar hasta en sus
cimientos los sistemas; esta dimen­
sión es el hombre, el hombre en su
Integridad, el hombre que vive al
mismo tiempo en la esfera de los
valores materiales y en la de los
valores espirituales. El respeto de
los derechos Inalienables de la per­
sona humana está en la raíz de to­
do. Toda amenaza contra los dere­
chos del hombre, tanto en lo que
concierne a sus bienes espirituales,
como materiales, violenta esta di­
mensión fundamenta!. Por eso, en
mi discurso en la F. A. O., hice no­
tar que ningún hombre, ningún país,
ningún sistema en el mundo puede
quedarse indiferente frente a la
• geografía del hambre» «y a las gi­
gantescas amenazas que sucederán
si la orientación entera de la polí­
tica económica, especialmente las
jerarquías de las inversiones, no
cambian de modo absolutamente
radical.

SER Y TENER
El hombre que. en el mundo visi­
ble, es el único sujeto óptico de la
cultura, es también su único objeto
y su meta. La cultura es lo que per­
mite al hombre como hombre llegar
a ser más hombre: «ser» más, ac­
ceder más al «ser». La cultura, está
siempre conectada, en relación
esencial y necesaria, con lo que el
hombre es. mientras su relación con
lo que tiene, con su «tener», no
solamente es secundaria, sino ente­
ramente relativa. Todo el «tener»
del hombre tiene su importancia,
es factor creador de cultura, pero
solamente en cuanto el hombre,
por medio de su «tener» puede at
mismo tiempo «ser hombre con ma­
yor plenitud, llegar a ser más ple­
namente hombre en todas las di­
mensiones su existencia, en todo
lo que caracteriza su humanidad.
En el campo cultural el hombre
siempre es el hecho primero: el

hombre es el hecho primordial y
fundamental de la cultura, y lo es
en su totalidad: en el conjunto in­
tegral de su subjetividad espiritual
y material. Las obras de la cultura
material hacen asomar siempre una
espiritualización» de la materia, una
sumisión del elemento material a
las fuerzas espirituales del hombre,
es decir, a su inteligencia y volun­
tad y. por otra parte, las obras de
la cultura espiritual manifiesta de
un modo específico una «materia­
lización» del espíritu, una encarna­
ción de lo que es espiritual. En las
obras culturales esta doble carac­
terística parece ser igualmente pri­
mordial. igualmente permanente.

SER PARA LOS DEMAS
La tarea primera y esencial de la
cultura es la educación, que con­
siste en que el hombre llegue a ser
cada vez más hombre, que sepa
■ser» hombre con mayor plenitud.
Para eso es preciso que el hombre
sepa «ser» más no sólo «con los
demás», sino también «para los de­
más». La educación tiene una im­
portancia fundamental para la for­
mación de las relaciones interpro­
fesionales y sociales. El hecho cul­
tural y fundamental es el hombre
espiritualmente maduro, es decir,
el hombre educado cabalmente, ca­
paz de educarse a sí mismo y de
educar a los demás, cierto es tam­
bién que la dimensión primera y
fundamental de la cultura es la sa­
na moralidad: la cultura moral.
Si en nombre del porvenir de la
cultura se debe proclamar que el
hombre tiene derecho a «ser» más.
y sí por el mismo motivo se debe
exigir una sana primacía de la fa­
milia. para una verdadera humani­
dad. se debe situar en la misma
línea el derecho de la nación. La
nación es. en efecto, la gran co­
munidad de los hombres que están
unidos por varios vínculos, pero.

sobre todo, precisamente por la
cultura y «para» la cultura y es,
por consiguiente, la gran educadora
de los hombres para que puedan
«ser» más en la comunidad. La na­
ción es una comunidad que posee
una historia que va más allá de la
historia del individuo y de la fa­
milia.

PROTEGER LA FAMILIA
«En nombre de la primacía de las
realidades culturales del hombre,
de las comunidades humanas, de
los pueblos y de las naciones, les
digo: Por todos los medios a su
disposición, velen por esta sobera­
nía fundamental que posee cada
nación, en virtud de su propia cul­
tura. Protéjanla como a la niña de
sus ojos para el porvenir de la gran
familia humana. Protéjanla. No per­
mitan que esta soberanía llegue a
ser presa de cualquier interés polí­
tico o económico. No permitan que
llegue a ser víctima de los totalita­
rismos. imperialismos o hegemo­
nías para los cuales el hombre no
cuenta sino como objeto de domi­
nación y no como sujeto de su pro­
pia existencia humana. Para éstos
también la nación, su propia nación
o las demás, no cuentan sino como
objeto de dominación, atracción de
intereses diversos y no como sujeto
de la soberanía nacida de la cultu­
ra auténtica, que le pertenece en
sentido propio. ¿No hay en el mapa
de Europa y del mundo naciones
que poseen una maravillosa sobera­
nía histórica nacida de su cultura,
y, sin embargo, que al mismo tiem­
po están privadas de su total sobe­
ranía? ¿No es un punto importante,
en nuestro época cuando es tan ur­
gente eliminar los restos de colo­
nialismo?»

DERECHOS DE LOS PADRES
En nuestra época también la Iglo- '
sia ofrece la misma contribución ,

i

d o eu m en to
4 =

.

por todas partes donde su actividad
en el campo de la enseñanza es
solicitada y respetada. Oue me sea
permitido reivindicar en este lugar
para las familias católicas el dere>
cho que tienen de educar a sus
hijos en escuelas que correspon­
dan a su propia visión del mundo,
y en particular el derecho estricto
de los padres creyentes a no ver
sus hijos sometidos, en las escue­
las. a programas inspirados por el
ateísmo. Se trata, en efecto, de
uno de los derechos fundamentales
del hombre y de la familia.
El sistema de enseñanza está
vinculado orgánicamente al siste­
ma de las diversas orientaciones
dadas a la forma de practicar y
vulgarizar la ciencia; para esto sir­
ven los establecimientos de ense­
ñanza de alto nivel, las universida­
des y también según el desarrollo
actual de la especialización y de
los métodos científicos, los institu­
tos especializados. Se trata aquí de
instituciones de las que sería difí­
cil hablar sin una emoción profun­
da. Son los talleres en los cuales
la vocación del hombre al conoci­
miento llegan a ser, en un cierto
sentido, el pan cotidiano de tantos
maestros y, alrededor de ellos, de
los jóvenes investigadores consa­
grados a la ciencia y sus aplicacio­
nes. como también de la multitud
de estudiantes.

disminuir su certeza, si hubiera po­
dido considerar las experiencias de
nuestro tiempo.
Nosotros nos damos cuenta: el
futuro del hombre y del mundo es­
tá amenazado, radicalmente amena­
zado, a pesar de las intenciones,
ciertamente nobles, de los hombres
del saber, de los hombres de cien­
cia. Está amenazado porque los ma­
ravillosos resultados de sus inves­
tigaciones y de sus descubrimien­
tos, sobre todo en el dominio de
las ciencias de la naturaleza, han
sido y continúan siendo explotados
—en perjuicio del imperativo éti­
co— para fines que nada tienen
que ver con las exigencias de la
ciencia y hasta para fines de des­
trucción y de muerte, y esto a un

SIEMPRE ADELANTE

EL FIN DE LA CIENCIA
Sí, nosotros debemos preocupar­
nos de todo lo que proponen y pre­
suponen fines no científicos, que
exigen de los hombres de ciencia
entregarse a su servicio, sin permi­
tirles juzgar y decidir con plena In­
dependencia de espíritu sobre la
honestidad humana y ética de ta­
les fines, o amenazándoles con asu­
mir el riesgo de las consecuencias,
cuando ellos rechazan su contribu­
ción a dichos fines. Ustedes saben
a qué me refiero: basta recordar
que. entre aquellos que fueron ci­
tados ante los tribunales internacio­
nales. al final de la última guerra
mundial, había también hombres de
ciencia. Señoras y señores, les rue­
go me perdonen estas palabras, pe­
ro no sería fiel a mis deberes si
no las pronunciara no para volver
wbre el pasado, sino para defen­
der el futuro de la ciencia y de la
altura humana: más aún para de­
fender el futuro del hombre y del
mundo. Yo pienso que Sócrates.
^
en su rectitud poco común ha
podido sostener que la ciencia es.
8l mismo tiempo, virtud, debería

mundo a una situación de inestabi­
lidad, a un equilibrio frágil que pue­
de ser destruido de un momento a
otro por errores de juicio, de in­
formación o de Interpretación.
Otra consideración se añade a
esta inquietante perspectiva. ¿Po­
demos en nuestros días estar aún
seguros de que la ruptura del equi­
librio no llevaría a la guerra y a una
guerra que no dudaría en recurrir a
las armas nucleares? Hasta el mo­
mento se ha dicho que las armas
nucleares han constituido una fuer­
za de disuasión que han impedido
estallar una guerra mayor y es pro­
bablemente cierto pero uno puede
al mismo tiempo preguntarse si
siempre seré así. Las armas nuclea­
res. de cualquier tamaño o tipo
que sean, se perfeccionan más ca­
da año, y se suman al arsenal de
un número creciente de países.
¿Cómo se podrá estar seguro de
que el uso de armas nucleares, aun
para fines de defensa nacional o
en conflictos limitados, no implica­
rá una escalada Inevitable, llevan­
do a una destrucción que la huma­
nidad no podrá jamás prever ni
aceptar?»

grado desconocido hasta hoy día.
causando d a ñ o s verdaderamente
inconcebibles.

EL RIESGO NUCLEAR
■Dos consideraciones me llevan
a someter particularmente a su re­
flexión la amenaza nuclear que pesa
sobre el mundo de hoy y que, si no
es conjurada, podría conducir a la
destrucción de los frutos de la cul­
tura, de la civilización elaborada a
través de siglos por generaciones
sucesivas de hombres que han
creído en la primacía del espíritu
y que no han limitado ni sus es­
fuerzos ni sus fatigas. La primera
consideración es ésta; razones de
geopolítica, problemas económicos
de dimensión mundial, terribles in­
comprensiones, orgullos nacionales
heridos, el materialismo de nuestra
época y la decadencia de los valo­
res morales han llevado nuestro

■Me dirijo a todos aquellos que,
por su poder político o económico,
podrían ser y son a menudo Neva­
dos a imponer a los hombres de
ciencia las condiciones de su tra­
bajo y su orientación. Me dirijo,
ante todo a cada hombre de cien­
cia individualmente y a toda la co­
munidad científica internacional.
Todos ustedes juntos son una po­
tencia enorme; la potencia de las
inteligencias y las conciencies.
Muéstrense más potentes que los
más potentes de nuestro mundo
contemporáneo. Decídanse a dar
prueba de la más noble solidaridad
con la humanidad: aquélla que está
fundada sobre la dignidad de la per­
sona humana. Construyan la paz
comenzando por el fundamento: el
respeto a todos los derechos del
hombre, vinculados a la dimensión
espiritual e interior de su existencia
en este mundo. Sí, el futuro del
hombre depende de la cultura. Sí.
la paz del mundo depende de la
primacía del espíritu. Sí, el futuro
pacífico de la humanidad depende
del amor. Su contribución personal,
señoras y señores, es importante,
vital. Se sitúa en la determinación
correcta de los problemas a cuya
solución consagran su servicio us­
tedes. Mi palabra final es ésta: no
se paren. Continúen. Continúen
siempre».

E N T R E V IS T A A S A N J U A N ROSCO
Turíii, agosto. No es un personaje fácil de abordar. N o por los cordones protec­
tores de guardaespaldas y secretarios, sino por lo inaccesible de su casa. Vive de­
masiado alto, donde no llegan escaleras ni ascensores. Sin embargo el deseo de
acercarme, la necesidad de escucharlo de cerca, no me deja en paz.
Esta cita está fuera de horario y tiempo. Temo no poder realizar una entrevista
tan difícil. Miro a través de los cristales de la antesala; pero no veo a nadie. Entro.
Pobreza, pero acogedora, caldeada por su misteriosa presencia... Una cama de hie­
rro hecha cuidadosamente. Sobre la mesilla una jarra y un vaso. Un sofá, una mesa
portátil... Estos viejos muebles se han como «cristalizado»... Pero, ¿«El»?...

Helo aquí, como una sombra que
toma cuerpo; se recorta nítido po­
co a poco ante mis ojos, recostado
en el sofá, las manos apoyadas en
la mesa escribiendo máximas y re­
cuerdos. Me invita sonriente. ¡Qué
lástima! Estoy sin tomavistas. Ni
siquiera una máquina fotográfica.
Me encuentro en presencia de un
anciano venerable a quien sólo la
edad le ha dado efigie de patriar­
ca. Fuera de las piernas, que ya
no lo sostienen, lo encuentro en
plena forma, Su rostro es moreno,
cuadrado, rugoso, sereno, de cam­
pesino piamontés. Dos ojos lumi-

B. S.—Pero usted se cansa. Es
demasiado, querido don Bosco.

B. S.—Exacto. Entonces resulta­
mos un poco triunfalistas.

DON BOSCO.—Todo es poco,
muy poco, cuando se trata de la
Iglesia y del Papado (5, 577). Lo
decía hace un momento... Tienes
que perdonarme, hijito; vivo tan
fuera del tiempo; se lo dije al car­
denal Alimonda.

DON BOSCO.—No, eso no. Al
Papa se le defiende y se le quiere
porque es el Papa, porque es el
Vicario de Cristo, el anillo que une
los fieles a Dios. No es la persona
la que cuenta, sino la cabeza de
la Iglesia. En mis tiempos había
algunos que hacían distinción en­
tre Pío IX y el Sumo Pontífice, el
Papa Mastai y Papa sin más. Cuan­
do os atenéis a aspectos interesa­
dos, no veis más allá del sentido
natural, separáis el hombre de la

B. S.—Pocos han podido hablar
como usted en trance de muerte.
DON BOSCO.—Tiempos difíciles.
Eminencia —le decía— he pasado

*^POR LA IGLESIA, HASTA^
nosos muy penetrantes me acogen.
Parece mi padre, pero no sé có­
mo comportarme con un hombre
así. Es a la vez un hombre norma­
lísimo y un espíritu extraordinario:
une con naturalidad lo terreno y
lo celeste, pero te subyuga; no sa­
bes si sentarte cuando te invita o
si caer de rodillas... Instintivamen­
te pongo en marcha el magneto­
fón para no perderme nada, pero
no estoy seguro de llegar a hacer­
le una entrevista con las debidas
impertinencias [Mríodísticas. Salga
lo que Dios quiera. El me anima
con un gesto de su mano, la en­
trevista comienza...
B. S.—Lo encuentro cansado,
don Bosco. Tantos años (más de
noventa) continuamente sentado
en esta mesa...
DON BOSCO.—Sí, es verdad,
me siento cansado. Pero lo prime­
ro es el bien de la Iglesia, antes
Incluso que nuestra Congregación.
(10. 441).

tiempos difíciles. Pero la autoridad
del Papa... la autoridad del Papa...
El Santo Padre debe saberlo; los
salesianos están para defender la
autoridad del Papa doquiera traba­
jen, doquiera se encuentren. (18,
491).
B. S.—Así ha sido, Don Bosco.
Así ha...
DON BOSCO.—Y así sea.
B. S.—Don Bosco, déjeme que
le diga una cosa. Temo que a ve­
ces nos «aficionemos» demasiado
al Papa, que lo hagamos «nuestro»
con cierta parcialidad. Por ejemplo,
cuando se ve que hubo relaciones
especiales con usted, cuando nos
muestra su complacencia por nues­
tras cosas, cuando nos concede
audiencias y habla con nosotros...
En una palabra, cuando nos senti­
mos directamente interesados.
DON BOSCO.—^¿Qué quieres?
Un poco de amor propio, ¿no?

dignidad de que está revestido (3,
241).
B. S.—A propósito de «autori­
dad del Papa», ¿Sabe usted, don
Bosco, que hoy se contesta inclu­
so esa autoridad?
DON BOSCO.—No hay que ma­
ravillarse. El mismo Jesucristo
fue contestado por alguno. El
Evangelio es siempre signo de
contradicción. Por eso yo no he
dejado pasar ninguna ocasión para
testimoniar y probar Im prerroga­
tivas divinas del Papa y de la Igle­
sia (3, 306). Guardémonos de los
que, habiendo gastado su vida en
estudios muy distintos de los ecle
siásticos, se permiten censurar di­
chos y hechos de la autoridad de
la Iglesia, hablando mal de las co­
sas que, por ignorancia, no en­
tienden. Estos tales no dañan sólo
a la Iglesia, se prejudican sobre
todo a sí mismos (3, 380-381).

eoffirlvettela*
Foto de Don Bosco en el Primer
Capítulo General, en marzo de 1877,
once años antes de su muerte. En
su semblante se adivinan la bon>
dad. la energía y la serenidad.

DON BOSCO.—Estad totalmen­
te convencidos de estas grandes
verdades: donde está el sucesor
de Pedro, está la verdad de Je­
sucristo. Nadie se encuentra en la
religión verdadera si no es cató­
lico. y nadie es católico sin el Papa...(Ib.)
B. S.—Don Bosco, ha habido un
Concilio que usted no ha visto: el
Vaticano II. La Iglesia se ha abier­
to a la comprensión de las distin­
tas religiones y culturas. Ella res­
peta como nunca la libertad de
testimonio.
DON BOSCO.—Lo sé. Mi prin­
cipio era dar a mis hijos normas
generales seguras, dejándoles en
libertad para buscar los medios
con que lograr el fin mejor. Quie­
ro decir que cada uno debe acos­
tumbrarse a obrar por sí mismo
(5. 39).
B. S.—El suyo era un principio
pedagógico...

n£L ULTIMO ALIENTO^'
B. S.—Desde el lejano 31 de ene­
ro de 1888, han sucedido a
León XIII otros 8 Papas, don Bos­
co. Personalidades muy diferentes,
aun bajo el aspecto de vicarios de
Cristo. ¿Cómo fundir junta tanta
diversidad?
DON BOSCO.—El Papa es el
centro de la unidad, sin la que la
Iglesia ya no es Iglesia (5, 575).
En él está el fundamento y el eje
de toda verdad (12, 171). Cristo
dio a Pedro y a todos sus suceso­
res la plena y suma potestad en
lo que se refiere al bien espiritual
de los fieles cristianos, cuando les
confirió el gobierno de la Iglesia.
(Historia de la Iglesia, ed. I, 205 s.)
Así pues, yo considero sobre todo
eso, por encima de las índoles di­
ferentes, de los distintos caracter « e incluso de 1(» diversos ca. rismas personales que distinguen
a cada Papa.
B. S.—En concreto, ¿qué nos
aconsejaría hacer?

DON BOSCO.—Aprobad todo lo
que aprueba el Papa. Condenad las
cosas que condena el Papa (3, 380).
B. S.—No es tan fácil en tiem­
pos de incertidumbre, crisis, con­
testación. Hay cierto malestar di­
fuso...
EKDN BOSCO.—Los pueblos ca­
tólicos deben abrir los ojos. Se les
está tendiendo muchas asechanzas.
Se está intentando alejarlos de la
única religión verdadera y santa,
que se encuentra únicamente en la
Iglesia de Jesucristo. Muchos malintencionadc^ se han propuesto
desarraigar del corazón de los fie­
les esta religión. Se engañan a sí
mismos y engañan a los demás: no
los creáis (4, 266).
B. S.—Usted nos está empujando
hacia un tipo de ctestímonío», co­
mo hoy se dice. ¿Puede especificar
un poco más?

DON BOSCO.—Era un principio
general, humano; sus raíces están
en el Evangelio. Por eso vale para
todos los casos. Me ha gustado
siempre proceder no autoritaria­
mente, sino como padre, suponien­
do siempre que tengo delante in­
terlocutores que han alcanzado la
mayoría de edad (12, 54). Sin em­
bargo...
B. S.—Sin embargo, ¿qué?
DON BOSCO.—El respeto a este
principio debe ir unido al respeto
a la verdad en que nosotros cree­
mos firmemente. Y la verdad es
sólo Jesucristo, su Iglesia, donde
está el sucesor de Pedro (4, 266).
B. S.—El último Concilio ha
acentuado mucho la colegialídad
en la Iglesia.
DON BOSCO.—Por consiguiente
estrechaos en tomo a vuestros
pastores, principalmente a ios

e o r a r lt T e t ie la s

obispos. Los obispos nos unen al
Papa. El Papa nos une a Dios (4,
226).

cuestiones que proponerme, según
las ideas que bulleran en sus ca­
bezas. Aquellas interrogaciones
eran tanto más libres en cuanto
B.
S.—De sus tiempos acá, don que la libertad y la confianza que
Bosco, el concepto de libertad se les daba era la de un padre que
ha hecho cada vez más perentorio. los quería muchísimo... (7, 181).
¿Qué entiende usted por libertad?
B. S.—Antes me ha parecido en­
DON BOSCO.—Lo he dicho: su­ tender en usted cierta reserva, en
poner que estamos entre personas eso de la libertad.
que han alcanzado la mayoría de
DON BOSCO.—Pues sí... Me ex­
edad. Lo que supone discreción,
plicaré recordándote un sueño de
racionalidad, amor...
hace cuatro años... en 1884, a pri­
B. S.—'Diálogo...
meros de diciembre. Era en una sa­
la grande, donde muchos diablos
DON BOSCO.—Diálogo, si pre­ estaban reunidos y trataban de có­
ferís hoy esa palabra. Yo el diálo­ mo acabar con nuestra Congrega­
go lo tuve siempre con mis mu­ ción. Después de discutir muchas
chachos, más aún con mis hijos... propuestas, uno de ellos salió con
(3, 129). Siempre tenían muchas estas palabras textuales: «Tengo
preguntas que hacerme y muchas un medio infalible yo para romper

la unidad; es la libertad: inducir a
los salesianos a renegar de sus op­
ciones, separarse de sus superiores
con opiniones diversas... (17, 386).
Ahí está la raíz de mi perplejidad.
Pienso que esto es verdadero para
la Congregación, pero más aún pa­
ra la misma Iglesia.
B. S.—¿Quiere precisar?
DON BOSCO.—Debo repetirme:
el Papa es el centro de unidad, sin
la cual la Iglesia deja de ser Igle­
sia (5, 575). Por eso debe proceder
de ese único principio (3, 414) y
en la unidad de espíritu. Por uni­
dad de espíritu entiendo una deli­
beración firme, constante, de que­
rer y no querer las cosas que el
superior (hasta el Papa) juzga
que serán o no para la mayor glo­
ria de Dios. Esta deliberación—que
como dice la palabra misma es «li­
bre»— no se detiene nunca, por
graves que sean los obstáculos que
se interponen (10, 1097). Hechos
miembros del Cuerpo santísimo de
Jesús, debemos mantenemos es­
trechamente unidos a El, no en
abstracto sino en concreto, en el
creer y en el actuar (12, 641). Uni­
dos en un solo corazón, multipli­
caremos por diez nuestro trabajo,
y trabajaremos mejor (12, 384; 13,
304)... Pero ahora ha comenzado
un relajamiento en esta unidad...
(17, 189 s.).
B. S.—¿Qué dice usted, Don Bos­
co, de la actual crisis de vocacio­
nes?
DON BOSCO.—Es verdad, esca­
sean los sacerdotes. Pero si todos
los sacerdotes actuaran como sa­
cerdotes, habría bastantes. Si todos
se pusieran al trabajo ministerial,
llenarían el gran vacío que hay en
las filas de la Iglesia... Dios pro­
porciona las vocaciones según las
necesidades... (17, 384).
B. S.—En su opinión, ¿qué debe­
ría hacer un buen sacerdote?
DON BOSCO.—Que aprenda a
dirigir y santificar el ambiente pro-

Caricatura de Don Bosco aparecida
en el periódico el «Fischietto» el
14 de agosto de 1879. La prensa an­
ticlerical cantaba victorias creyen­
do que el Ministro de Educación
iba a cerrar los colegios salesia­
nos...

Asi era el despacho de Don Bosco

pió. Que sea modelo de santidad,
sin desórdenes, sin engolfarse en
las preocupaciones temporales. Mo­
delo en casa y primero fuera decasa (Ib.).
B. S.—Perdone que haga otra
referencia al último Concilio. Ha
reconocido y promovido con fuer­
za el papel de los laicos en la Igle­
sia.
DON BOSCO.—Me alegro mu­
chísimo. Tú sabes bien que...
B. S.—^Naturalmente. No ignoro
lo que usted hizo en este sentido.
Pero quería pedirle su parecer en
eso de la distinción de papeles en
la Iglesia.
DON BOSCO.—Es mejor que el
sacerdote se ocupe de cosas sa­
gradas y que deje a los seglares
las cosas seglares (7, 773). Vale
también para los seglares lo que
he dicho en relación con la unidad
de espíritu, en la Iglesia, con los
pastores, con los obispos y con el
Papa. Por consiguiente no debemos
eximirnos de participar...
B. S.—Usted no sólo «participó».
Incluso se comprometió. Presidió
una sociedad obrera, una especie
de «sindicato», que diríamos hoy.
DON BOSCO.—Fue hacia media­
dos de siglo. Aquella mi sociedad
obrera marchó muy bien. Me mo­
vieron a fundarla algunos motivos
muy serios. Había comprendido
desde el comienzo —y lo dije mi­
llares de veces— que el movimien­
to revolucionario no era un torbe­
llino pasajero, pues no todas las
promesas hechas al pueblo eran
malas, y muchas respondían a as­
piraciones universales y vivas de
los proletarios. Deseaban obtener
la igualdad común a todos, sin dis­
tinción de clases, más justicia, me­
jora de sus coniciones... (4, 80).
B. S.—Entonces usted hizo su
propia opción...
DON BOSCO.—Natural. Además
veía cómo las riquezas se estaban
convirtiendo en monopolio de unos
capitalistas despiadados. Los patro­
nos imponían al obrero, aislado y
sin defensa, unos contratos injus­

tos en salarios, horas de trabajo...
Con frecuencia se les impedía bru­
talmente santificar las fiestas. To­
das esas causas tenían que produ­
cir efectos lamentables: pérdida
de la fe en los obreros, pobreza
en las familias, adhesión a máxi­
mas subversivas... Por eso me pa­
reció necesario que el clero, em­
pezando p>or mí, se acercara a los
trabajadores... (4, 80-81).
B. S.—Era una obra de Iglesia.
Pero a usted se lo acusó de «agi­
tar teorías comunistas».
DON BOSCO.—Benévolamente
se me definió «aquel cura socia­
lista» (16, 281). Y en una polémica
tuve que defenderme de la acusa­
ción de filocomunismo y escribir
un largo editorial en el Boletín Salesiano (B. S., julio 1882, págs. 109116; MB 15, 525-527). Dejo a tu
meditación aquellos documentos...
He visto demasiados egoísmos, hi­
jo mío: muchos señores hacen mal
uso de las riquezas. Nadie puede
imaginar qué cuenta tan estrecha
les pedirá el Señor de cuanto les
dio para emplear a favor de los
pobres...» 0 5, 528).
B. S.—¿Pensó usted que eso era
un «modo de hacer Iglesia»?
DON BOSCO.—Mientras se está
en el mundo, sí, hijo mío, sí. Te
autorizo a que añadas; Jesucristo
pidió al Padre «no sacamos del
mundo, sino preservamos del mal».
La Iglesia actúa en el mundo. Ya
ves que también yo conoto ese
capital principio del Concilio Va­
ticano II...
B. S.—Permítame una pregunta
indiscreta, don Bosco. ¿Qué me di­
ce del Papa Wojtyla?

DON BOSCO.—Quieres decir el
Papa Juan Pablo II... Mira, Roma
es la capital del mundo en sentido
literal, y este Papa es una de las
maravillas de este siglo, sin ejem­
plo en la historia del pasado y tal
vez del futuro (13, 135).
B. S.—^Y del Papa Montini, Pa­
blo VI, ¿qué dice?
DON BOSCO.—¡Gran Pontífice!
En sus aflicciones, en sus penas,
mientras muchos cristianos osaban
contradecirlo, él encontró consuelo
en saber que vosotros lo amabais
(8, 719). Pero dejemos a un lado
los nombres: Yo estoy más agarra­
do al Papa que un pólipo al esco­
llo. (8, 862).
B. S.—Una pregunta, la última,
don Bosco, a propósito de quien
no pertenece a la Iglesia, de quien
no cree, de quien contesta y se
opone. ¿Cómo actuar?
DON BOSCO.—Emplearemos es­
ta táctica: salvar las almas, y de­
fender siempre los buenos princi­
pios; pero siempre con cuidado y
respeto a las personas (13, 618).
Nuestra Congregación pertenece a
la Iglesia (17, 131), y la gloria de
la Iglesia es la nuestra (17, 491).
Señor, dadnos cruces, espinas y
persecuciones de toda especie, con
tal de que podamos salvar almas
(17, 617); porque la mejor cosa que
nosotros podemos hacer es llevar
a Dios las almas que todavía no lo
conocen, o lo rehúsan y odias (1,
442). Yo siempre he trabajado así,
así estoy tratejando, y así quiero
que trabajen mis hijos por la Igle­
sia, ... hasta el último aliento (14,
229).
MARCO BONGIOANNI

REDESOa
DE DO

Urgencia sentida

En la historia de las Congregaciones Religiosas sue­
le suceder un fenómeno delicado, cuando los que vi-

lilIlLlOFlLO CATTÜLICÜ
BOlUniNO SAIESIANO lENSUALE

t

\

vieron y se formaron con el Fundador, hombres lle­
nos de entusiasmo por lo que habían visto, oído y to­
cado con sus manos, y cuando los que integran poste­
riormente se sienten en el deber de asegurarse sobre
la figura y la doctrina de quien dio origen a la pro­
pia Congregación. La experiencia directa cede el pues
to a la reflexión histórica.
Don Bosco murió en 1888. Ya no existen salesianos
que convivieron con él. Por otra parte, la evolución
de la historia y la de la Iglesia han acentuado la ne­
cesidad de una actitud seria de «crítica», que garan­
tice el pensamiento del Santo y presente histórica­
mente toda su gigantesca estatura, no como fruto de
un entusiasmo sentimental, sino basado en elementos
objetivos.
En el último Capítulo General de los hijos de Don
Bosco (1978) se afrontó este problema, buscando so­
lución desde el fondo; y se estableció: «El Consejo
Superior erigirá cuanto antes sea posible un Instituto
Histórico Salesiano, que en las formas ideal y técni­
camente más apropiadas, ponga a disposición de lo
Familia Salesiano... los documentos del rico patrimo­
nio espiritual dejado por Don Bosco y desarrollado por
sus hijos y promueva a todos los niveles su estudio
profundo, su comentario y su difusión».

Trabajo inmenso, que requiere etapas. La primera
ha consistido en reunir, desde hace poco más de un
año, en la Casa Generalicia de los Salesianos, en Ro­
ma, a un equipo de personas. Su cometido es llegar
a un conocimiento del material existente en el Archi­
vo Salesiano Central, fichar ese material, ordenar, ase­
gurar su conservación y darlo a conocer. A continua­
ción de esto, los estudiosos profundizarían en ese rio)
^patrimonio para que, y son palabras del último CapíLulo General, «la Congregación, extendida por todo el
mimdo. vuelva a encontrar constantemente su unidad
ytiutenticidad en el espíritu del Fundador...»
ty. mediado el año 1980, se puede hablar ya de

visibles... y curiosos en esta primera etapa.

E l «Fondo Don Bosco»

Existe en el Archivo una cantidad increíble de do­
cumentos originales que se refieren a Don Bosco y
He aquí tres hojas de lo que comenzó siendo el Bole­
tín Salesiano con el nombre de «Bibliófilo Católico».
Corresponden al año 1877 y a ios meses de septiem­
bre. octubre y diciembre.

fa m itia
que vienen designados con el título de «Fondo Don
Bosco». Para decirlo en breve, se trata de unas 140.000
páginas.
Son cartas escritas por Don Bosco, las «Memorias
del Oratorio de San Francisco de Sales», libretas en
donde podemos encontrar su testamento espiritual a
la Familia Salesiana y otros variados apuntes, prime­
ros documentos sobre la Sociedad Salesiana, crónicas,
narraciones de sueños, viajes del santo, correspondiencia dirigida a él, documentos sobre etapas o mo­
mentos de su vida, biografías de salesianos difuntos
escritas por él, Lecturas Católicas y otras publicacio­
nes, trabajos llevados a cabo para ayudar al Papa
en asuntos delicados de la Iglesia en Italia en su épo­
ca, conferencias, «florecillas», profecías, máximas, pe­
ticiones para apertura de casas. Actas de las reunio­
nes del Consejo Superior, escritos sobre el Sistema
Preventivo, sobre el Instituto de las Hijas de María
Auxiliadora, sobre las Vocaciones, Misiones, santua­
rios, las Compañías Religiosas, las. biografías de sus
mejores alumnos, etc...; todo el proceso de beatifica­
ción y canonización de Don Bosco...
Hay también en este «Fondo Don Bosco» una serie
de cuadernos escritos por quienes vivieron con él. Uno
de estos primeros salesianos, don Domingo Ruffino,
comenzó a anotar diligentemente los dichos y los he­
chos de Don Bosco, de los que él era testigo, ya en 1859.
Cuatro años después recibió la Ordenación Sacerdotal.
Otro, don Juan Benetti, fue escribiendo la crónica des­
de otoño de 1858; más tarde publicaría «Cinco lustros
de hisloria del Oratorio Saíesiano». Pero la figura de
Don Bosco se agigantaba de tal manera, día a día,
por sus dotes, sus milagros, sus iniciativas, que en
1861 sus hijos se comprometieron a tomar nota de
todo y constituyeron una Comisión que se reuniría con
gran frecuencia (dos o tres veces al mes) para revi­
sar lo que unos y otros fueran escribiendo. Eran nada
menos que 14, entre los que citamos, como más co­
nocidos de los lectores, a don Rúa, don Cagliero, don
Francesia, don Cerruti, don Alasonatti... y los ya indi­
cados don Ruffino y don Bonetti. La posteridad se ha
visto enriquecida con este inmenso tesoro de primera
mano. Baste decir que de don Barberis se conservan
más de 8.000 páginas manuscriptas; de don Bonetti
alrededor de las 500, como de don Ruffino; de don
Viglietti unas 1.000, etc.
Ciertamente es mucho material. Me encontraba un
día a la salida de casa, en la carretera esperando el
autobús que me acercara al Centro de la ciudad. Al
poco tiempo salió también un coche conducido por un
sacerdote, que no era de casa. Me ve y me invita:
—•Voy hacia el Vaticano, ¿puedo acercarle a alguna
parte? —Acepté la invitación. Aquel sacerdote no se
presentó, pero a través de la conversación pude lle­
gar a saber que desarrollaba un papel importante en
Roma. En nuestra Casa Generalicia había asistido
aquella mañana a unas reuniones de ámbito interna­
cional. Se dirigía en esos momentos a la Casa Gene­
ralicia de los Jesuitas, en donde le esperaban tam­
bién para cerrar unas jornadas de estudios. Se inte­
resó por mi trabajo (yo llevaba en la mano unas bo­
binas de microfilm). Le expliqué. Me siguió pregun­
tando. Y le di más detalles. Y finalmente: —¿Pero es
^sible que ustedes tengan tantísimo material de su
Fundador? No conozco ningún caso semejante.

Pero más interesante aún que la santidad, es la ca­
lidad. Leer, estudiar, hojear esos cuadernos es como
un revivir los momentos en que fueron escritos; y

s a le s ia n a

cuesta poco imaginarse estar en el Oratorio de Turín
contemplando, cas: como testigo presencial, la perso­
na de Don Bosco.
El «Fondo Don Bosco»
en microfilm

La técnica moderna logra resultados insospechados.
Gracias a ella, las ciento cuarenta mil páginas del
«Fondo Don Bosco» caben en 2.322 fichas de 15 X 10
centímetros, y cada una consta de 60 fotogramas en
microfilm. De este modo, ante la posibilidad de que
incendios o guerras destruyan el Archivo Saíesiano

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JCLÍO

Original para la imprenta de una página del Boletín
Saíesiano, corregida por el mismo Don Bosco: se pue­
den ver las correcciones hechas de su puño y letra.

Central, se piensa depositar en tres lugares del mun­
do, en distintos Continentes, un ejemplar completo
de esas fichas microfilmadas: previsión prudente que
mira a no privar a las futuras generaciones del con­
tacto directo con las fuentes originales de la «voca­
ción salesiana».
Y, naturalmente, el sistema del microfilm permitirá
a los estudiosos del mundo entero el acceso al «archi-

fa m ilia aaleaiana
vo», aun estando a miles de kilómetros de la Casa
Generalicia de Roma.
Pero esta técnica del microfilm exige otro costoso
trabajo: saber el contenido de esas fichas. Es decir:
paralelamente se ha confeccionado una especie de ca­
tálogo en donde consta el lugar preciso de cada uno
de los documentos en la ficha en que ha sido microfotografiado, a la vez que se da una pequeña aclara­
ción o descripción del documento en cuestión. Y esto
ha dado lugar a un volumen (ya en la imprenta), que
en tamaño cuarto, pasará de las 500 páginas, y lle­
vará el título «íFONDO DON BOSCO: Microschedatura e Descrizione». Esperamos llegue a sus destinata­
rios antes de que acabe el año 1980. Y lo edita «Archivio Salesiano Centrales (ASC). Roma. Casa Generalizia.
Actualmente se trabaja en la reproducción de las
fichas, para los fines arriba descritos. Esta opera­
ción se encuentra ya en fase bastante avanzada.
Las Memorias Biográficas

Así se llama la biografía de San Juan Bosco escrita
en 19 volúmenes, con un total de 16.175 páginas: una
riqueza incomparable para quienes quieran conocer la
vida y el pensamiento del Fundador de los Salesianos. Pues bien, esta obra colosal, publicada entre los
años 1898 y 1939, encuentra en el «Fondo Don Bos­
co» la justificación verídica de cuanto contiene. Su
autor principal, don Juan Bautista Lemoyne, ha usa­
do todo el material recogido por los primeros salesianos y el que él mismo fue acumulando desde que co­
menzó a anotar cuanto presenció a partir de 1864;
«Lo que escribo lo vi con mis ojos, lo oí con mis oídos
y lo llevé al papel». (M. B., Vol. VII, cap. 77).
Cuando el santo Fundador dejó esta tierra, don Le­
moyne se dedicó de lleno a recoger y ordenar el ma­
terial, en vistas de la futura publicación. Todo lo re­
copiló en 45 tomos, confeccionados por los alumnos
de la tipografía del Oratorio. Un total de más de
14.000 páginas, que facilitaron luego la redacción de­

finitiva de los 19 tomos de las «Memorias Biogrú/icos
del Sacerdote Don Juan Bosco».
Como noticia de interés, comunicamos a los lecto­
res del Boletín Salesiano, que la traducción castellana
de estas «Memorie Biografiche» comenzarán a ver la
luz (Dios mediante) en 1981, Año Centenario de la
Obra Salesiana en España.
«
Dos textos originales

Probablemente gustará a los lectores ver alguna pá­
gina del «Fondo Don Bosco». Hemos escogido el ori­
ginal del primer número del «Boletín Salesiano», que
entonces (1877) se llamó «Bibliófilo o Boletín de los
Cooperadores Salesianos». La caligrafía de Don Bosco I
necesitaba de mayor claridad a la hora de mandar
los textos a la imprenta; él escribía de puño y letra; j
otra mano lo vertía en escritura más inteligible. El |
texto que aparece en la fotografía es de Don Bosco,
pero ya transcrito por otro calígrafo. Así y todo, se ‘
ven en el texto anotaciones (correcciones, añadidurasi
del mismo Don Bosco. Esto patentiza el cuidado que
ponía en sus escritos.
El otro texto, brevísimo, es un autógrafo del santo:
«Ausiliatrice María aiutatemi». Los rasgos son fuer-'
tes, enérgicos. Se halla en un documento del año 1867
año en que el Señor permitió una terrible prueba para
Don Bosco. Su libro «E l Centenario de San Pedro»
estaba a punto de ser condenado e incluido en el «In-j
dice de los libros prohibidos». El se puso a corregido,
según las indicaciones sugeridas desde Roma; al tér­
mino de su doloroso trabajo, con el alma angustiada,
escribió la frase que aparece en la fotografía: «Auxi-,
dadora María, ayúdame».
Con estos pequeños detalles se comprende cómo
manejando el material del Archivo no sólo se puede
conocer mejor la verdad de los hechos y dichos de
Don Bosco, sino también su momento psicológico, sus
alegrías y sus penas. Y el estudioso descubre datos y
penetra en el corazón del Padre.
A. TORRAS
Roma, Casa Generalicia, junio 1980

i

Serles de documentos del archivo de la Congregación Salesiana, en microfílme. Ante la posibilidad
de Incendios o de guerras en los que pudiera desaparecer el Archivo Central, se piensa deposi­
tar en tres lugares del mundo, en distintos continentes, un ejemplar completo de estas fichas microfilmadas.

1

3
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10

■sWl

haela ios o io o o ñ o s

«seco UTREH»: «BE&iB¡ UTREH»
NUEVAS PERIPECIAS.—El 15 de febrero de 1881 a las siete de la mañana salió la primera Comunidad Salesiana de Utrera desde Gibraltar para Cádiz' a bordo del vaporcito «James Yóguez».
«Al despuntar el tercer día de nuestra estancia en aquella envidiable fortaleza nos embarcamos en un va<
poicito para hacer la travesía desde Gibraltar a Cádiz.
A las siete de la mañana nos encaminamos hacia Algeciras.
Estaba el mar como una balsa de aceite. Pero lloviznaba, cosa que desagradó a los prácticos en aquellas re­
giones del mar.
Tocaron para el comedor y nos dieron un poco de café negro nada más... Salimos de Algeciras.
Al entrar en el estrecho nos sorprendió una terrible tenq>estad.
El pobre barco bailaba como una cascarilla de nuez. El agua entraba en cubierta por ambos lados. Las male­
tas saltaban como pelotas.
I>on Cagliero se tiró en un sofá con cara de muerte. Don Juan Branda rezaba agarrado al palo maestro de
la embarcación: Su figura era como la que Dante hace del Coitde Hugolino.
El mismo capitán se mareó tanto como nosotros.
Entonces recordamos aquello de que «Nadie sabe orar si no pasa airado el mar»...

A las cuatro de la tarde toda­
vía luchaba el James contra la bo­
rrasca.
Finalmente avistaron Cádiz,
entraron en la bahía y llegaron a
la aduana del puerto. Al poner
pie en tierra fueron iluminados
por un relámpago y saludados por
la salva de un trueno. Don Juan
Cagliero dio un paso en falso y
se le hundió la pierna en el agua
hasta la rodilla.
«En la aduana nos pesaron los
libros y por cada kilo nos hicie­
ron pagar 0’85 céntimos.
Nos lo registraron todo de la
forma más exigente que decirse
pueda».
Del puerto, a la fonda donde
descansaron y durmieron.
Al día siguiente dijeron misa
en la iglesia del Santo Rosario.
Visitaron «la tacita de plata».
Almorzaron en la fonda de ma­
rras. Total, 14 duros por todo...
En un vagón de tercera clase,
hace un siglo.

A las dos de la tarde del 16
de febrero de 1881 estaba toda
la Comunidad sentada en un em­
pedernido asiento de tablas, del
típico ferrocarril andaluz de hace
siglo. Era el departamento de
tin vagón de tercera clase.
En San Fernando subió a aquel
niismo lugar un zapatero remen­
dón, que iba como una esponja,

saturado de mosto. Comenzó a
provocar a don Carlos Pane, el
nuevo catequista de Utrera; pero
el buen sacerdote no entendía ni
una higa de cuanto borbotaba el
achispado viajero. Y no le res­
pondía nada. Entonces el remen­
dón le dijo muy resentido:
— ¡Me desprecia porque soy
«un cerote»!...
Los salesianos se miraron to­
dos sorprendidos. Ni siquiera don
Juan Cagliero comprendía aquel
término. Y se preguntaban:
— ¿Qué querrá decir «cerote»
en estas tierras?
Llovía aquella tarde de febre­
ro.
El tren pasó Puerto Real, Puer­
to de Santa M aría... Y se ende­
rezó a Sevilla. Los campos pró­
ximos al Guadalquivir estaban
inundados...
üEcco
U tre ra ».

U tre ra »:

«H e

aquí

Por fin, a las seis y media de
la tarde, nuestros salesianos avis­
taron las enhiestas torres de Utre­
ra.
— E cco Utrera —dijo don Ca­
gliero.
Y todos juntaron instintiva­
mente las manos: ¡Estaban en la
arena de sus gestas! ¡Estaban en
la cuna de la Obra Salesiana en
España!

Como buenos labriegos del
Señor, iban a trazar la primera
amelga en la fértil vega andalu­
za de la provincia de Sevilla.
El arzobispo de aquella capital
M ons. U u c h y Garriga había da­
do a conocer la Historia del Ora­
torio de Valdocco en la Revista
diocesana. La tomaba del «B o le ­
tín Salesiano», donde desde ene­
ro de 1879 don Juan B onetti la
iba publicando por entregas. Des­
pués juntó en un volumen todos
los artículos y resultó el valioso
libro titulado C inco lustros de
H istoria del O ra torio
Francisco de Sales.

de

San

A su vez Revista popular de
Barcelona, los periódicos de Ma­
drid y de otros lugares de Espa­
ña, reproducían las noticias verti­
das al castellano por la Revista
diocesana de Sevilla. De modo
que cuando llegaron los primeros
salesianos a Utrera, ya era bien
conocida su labor y sus orígenes.
Todo el clero secular de la archidiócesis de Sevilla era simpa­
tizante y protector de la Obra de
Don Bosco. Y también lo eran
las personalidades públicas más
destacadas.
La entrada en Utrera fue un
triunfo.
A n gel M artin González, S. D . B.

11

jm
Hace años se dijo que Fran­
cia era «país de Misión». Y
hoy estamos habiando con
tres saiesianos que trabajan
como «misioneros» en París,
pero ios destinatarios son hi­
jos de obreros emigrantes es­
pañoles...
Juiio, Alejandro y Agustín,
saiesianos de la Inspectoría
de Madrid, hablan a nuestros
lectores de su labor con los
emigrantes, de sus esperan­
zas, de sus problemas. «Nues­
tros jóvenes — afirman— son
rechazados y sufren la discri­
minación en un pueblo que
no los siente como suyos».
«En este ambiente hostil, los
jóvenes españoles, exiliados
de necesidad, son acosados
por otras dificultades como el
desarraigo, la pobreza y el
abandono». «Tenemos q u e
atenderlos con cariño y ha­
cerles comprender su digni­
dad de personas...»

ü

VUESTRA MISION

Así conversamos durante una
hora muy sabrosa. Les pregunto
por su misión. Responde Alejan­
dro;
—Doy clases de Religión en el
Liceo Español. Ahí conecto con
los chicos. Este es el trampolín
para poder llegar a su «madri­
guera» y trabajar en los distin-

yor. Celebro la Eucaristía con
españoles, donde conecto con
ellos. Hago bautizos y bodas.
Ahora estoy preparando a un
francés y a una peruana, que van
a contraer matrimonio dentro de
poco. Es gente estupenda que
busca la fe. Trabajo con el vica­
rio en la parroquia de San José.
Por otra parte, trabajo en la

M is io n e ro s en P a rís
E Sp A

^

i

tos barrios. Los sábados doy la
catcquesis a unos 60 chavales. Y
el domingo celebro la Eucaristía
con las familias españolas en el
«Arrondisement XIX».
Julio Yagüe alterna su trabajo
con el estudio, al igual que Alejendro y Agustín.
—Yo, dice, trabajo en el XI.®
(Belleville), con unas monjas es­
pañolas que llevan la catequesis.
Estos constituyen el grupo ma-

Un grupo de hijos de emigrantes
españoles en el Liceo Español.

JOC de los emigrantes, que está
separada de la francesa. En mi
calidad de «enganche» con los
jóvenes trabajadores, tengo que
hablar con frecuencia con el obis­
po de los obreros...
— Creo que también dais algu­
na catequesis a los adultos.

—Así es, dice Alejandro. Los
padres que llevaron a los chicos
a la catequesis pidieron algo se­
rio para ellos. Conque nos reuni­
mos los sábados en una cateque­
sis para adultos. Están ansiosos
de Evangelio. Muchas de las ma­
dres emigrantes se han convertí-

aeeión salesiana
Mano a mano los tres dei equipo
español: Agustín, Alejandro y Julio.

do también en catequistas y Ies
dan clases de religión.
— ¿Son muchos los chicos del
Liceo Español?

—Son unos 320, y los que han
escogido la Religión, 150. Por
cierto que han sido los mayores
los que se han apuntado a la cla­
se.
—Habla,

habla de tus expe­

riencias.

—En el Liceo estudian los hi­
jos de los emigrantes y los hijos
de los directores de bancos espa­
ñoles, sin discriminación. Hay
también suramericanos. Estamos
presionados por el horario, pues
algunos tienen que realizar enor­
mes desplazamientos de más de
dos horas de viaje. Empezamos las
clases a las 8,30 y salimos a las
16. El chaval, una vez termina­
das sus clases, sale pitando a su
casa.

bajo duro en condiciones malas.
La idea predominante es la de re­
torno. Todos piensan en volver
a España. Aquí ganan, pero no
viven. España es donde viven.
Cuando salen, van a Francia. Vi­
ven en una situación deshumani­
zada de dualismo. Viven dos mo­
rales, dos lenguas, dos culturas».
El otro día se nos murió una cieguecita que vivía en unos ocho
metros cuadrados...

—«Celebramos " L e gateau aux
R ois” , pastel de Reyes. Es un

—«El primer problema que se
nos presenta con los jóvenes, di­
ce Alejandro, es el enfrentamien­
to con la familia. Hay chicas con
dieciocho años cuyos padres no
les dejan salir de casa. En cam­
bio, a los chicos de trece años,
sí. De hecho, los chicos llevan a
casa lo que ven fuera. Los jóve­
nes evolucionan en francés, los
padres no».

UNA VISION
DE LOS EMIGRANTES

— «Este año hemos tenido en
Clermont-Ferrant una reunión so­
bre la segunda generación de emi­
grantes, es decir, los que han na­
cido en Francia, y que no son ni
franceses ni españoles. Conocen
a España por vacaciones, y a
Francia, por el trabajo. Son chi­
cos que se sienten desplacidos
por su mismo apellido. Son muy
pocos los que salen con amigos
franceses. «No tienen tiesto don­
de poner su planta». En Francia
son españoles. En la familia son
incomprendidos, y deshumaniza­
dos en la ciudad...»

—«Por lo que conozco, dice
Julio, todo es problemático. Tra­

—«Están faltos de expresión:
el emigrante no tiene voz. Es

Una de mis ideas en el Liceo
es la de concientizar a los chicos
para que se inserten en su barrio
a los grupos catequéticos. En el
Liceo no se me ponen pegas de
ninguna clase en el aspecto reli­
gioso. Los problemas son más
bien de tiempo. Hay que combi­
nar tantos horarios...

gente callada. Por eso —dice Ju ­
lio-—, queremos que los chavales
tengan su voz. Son chicos calladitos que no se atreven a nada.
Pero deben decir su palabra. Pa­
ra ello tenemos actividades tea­
trales y música.

Julio, al habla con los amigos.

pretexto para reunirlos. Porque
tampoco van a los bailes france­
ses... A propósito, los de la JOC
están preparando una pieza de
teatro: sienten la necesidad de ex­
presarse.
—Es triste decirlo: los padres
no pueden hablar. Y los hijos
son, en realidad, sólo piezas de
recambio. Es necesario que sean
personas.
13

Agustín y Alejandro revisan planes
de pastoral.

ANTES NOS LLAMABAN.
AHORA...

—«Ahora, dice Alejandro, se
está preparando una ley para «ex­
pulsar a los emigrantes, dejando
sólo a los que necesitan».
— ¿Son

quizás los españoles

unos privilegiados ante esta ley?

—De hecho, tienen su carta de
residencia. Esto no deja de ser
una consideración. Pero en el tra­
bajo son todos iguales: extranje­
ros. Los negros y los árabes son,
sin duda, los más humillados. Pe­
ro, ante el trabajo, no hay discri­
minación. Si no tienen carta de
trabajo, tampoco la tienen de re­
sidencia.
Sí, su única respuesta no pue­
de ser otra que la «resignación».
¿Qué vamos a hacer, dicen; si

nos quieren echar, nos tendremos
que ir». Antes, cuando nos nece­
sitaban, bien que nos llamaban.
Ahora, cuando escasean los pues­
tos de trabajo, nos echan...»

el otro París desconocido. Uno se
cree en Africa. Es gente de la
que nadie se preocupa. Nosotros
tenemos en la parroquia un lugar
para los árabes...

— De momento, continúa Ju ­
lio, no conozco a ningún español ¿ES CRISTIANO
sin trabajo. Son conscientes de EL EMIGRANTE?
que se les respeta más que a los
—Generalmente, no.
negros y a los árabes. Ahora se
—Depende bastante de la fa­
ven muchos orientales: de Vietnam, Japón, Thailandia... Y mu­ milia.
cho temporero.
—Los mismos chicos del XVII
En el barrio en que yo estoy incluso van a misa; pero, de he­
abundan los moros y judíos. Es cho, nada. Consideran la religio­
sidad como una tontería.
—Trabajan como bestias. Y,
«los fines de semana, dicen, son
para dormir».

C lS T E S Ü

—Su obsesión es trabajar para
ganar dinero.

0)
O

—Por otra parte, nosotros vi­
vimos en la parroquia salesiana,
donde nos han acogido de mara­
villa. Pero en el XX no nos admi­
ten a trabajar con emigrantes.
«Si vienen, nos dicen, que ven­
gan a rezar en francés». Y ellos

O

fe

NOTRE AVENIR

!
El emigrante ha de tener en regla
hasta la «autorización de respirar».

14

no pueden rezar en el idioma del
patrón. Ellos tienen formas muy
diversas de expresión religiosa.

cuando sienten la amargura de la
injusticia o el resquemor del
odio?

— ¿C óm o veis el fu tu ro?, les
—Queremos subrayar el traba­
jo y la ayuda de una monja sale- pregunto.
siana: Sor Federica. Es admira­
—El futuro, dice Julio, no lo
ble. Tiene un conocimiento y una veo muy largo. Francia tiende a
finura especiales de los emigran­ asimilarlo todo; cultura, sangre,
tes. Va de casa en casa. Nos po­ personas... Así que nuestro trane en las manos a los chavales.
Conoce a todas las familias. La
aprecian muchísimo. Buena mu­
jer manchega, de Toledo, es enor­
memente realista. Tiene una sen­
sibilidad especial por la proble­
mática obrera y tiene muy meti­
da en el alma la idea de la jus­
ticia.

puede nacer. O lucha de culturas,
o encuentro de culturas.
—Esto, dicen ambos, es una
reflexión a nivel de pensamiento.
La realidad es otra.
—Sí, la realidad es que lleva­
mos muy poco tiempo y estamos
adaptándonos todavía. Hay que
dar tiempo al tiempo.

ES DIFICIL DARLES
LA ESPERANZA QUE BUSCAN

—Lo terrible es que estos jó­
venes están buscando una espe­
ranza y es difícil dársela. ¿Cómo
traducirles la esperanza del Evan­
gelio de los pobres? ¿Cómo dar­
les una esperanza a los padres
cuando se les escapan los chicos,

bajo irá en disminución. Los jó­
venes no tendrán más remedio
que hacerse franceses o volver a
España.
—Entre tanta discriminación,
añade Alejandro, los jóvenes se
hacen discriminadores. El odio
viene en cadena. ¿Cómo lograr
un diálogo de culturas en el que
nazca una cultura universal? Creo
que París es una ciudad donde

Un aspecto del Liceo Español.

4c 4c 4!

—Otro dato: la mayoría 'de la
juventud que va a tener Francia
va a ser extranjera. Los emigran­
tes no practican el control de na­
talidad. Hoy son «el chivo expia­
torio» de todo lo malo. Los emi­
grantes tienen la culpa del paro,
de la droga, del alcoholismo, de
la prostitución...
Pero mañana, pueden ser la
gran levadura cristiana del país.
De ahí la importancia de los edu­
cadores. También de los educa­
dores de la fe.
RAFAEL ALFARO

^

« I

15

Córdoba

La m ajar fecha
para
el sacramenta
de las Jóvenes
¡QUE FECHA MAS «CHULA»!

La preparación inmediata para
la Confirmación se intensificaba y
los chicos de 1.® de BUP estaban
impacientes por saber el día y la
hora de su confirmación en la Fe.
Cuando al fin pudo comunicársele,
el aplauso y la exclamación fue­
ron espontáneos: «¡Qué fecha más
’chula’!» Iban a ser confirmados el
24 de mayo...
Y es que el 24 de cada mes y el
24 de mayo de una forma muy es­
pecial, tiene una resonancia emo­
cional muy intensa en Córdoba en­
tera. Para miles de personas es el
día de tLa SEÑORA». Así se ajMda a María Auxiliadora en la ciu­
dad de los Califas.
Estas tierras cálidas del sur es­
tán regadas por los sudores de mil
estíos salesianos de Oratorio, colo­
nia, campamentos y clases de re­
cuperación, prolongación de cur­
sos escolares agotadores. Y el cor­

[

r

dobés, que tiene alma de artista y
corazón de oro, sabe captar el se­
creto de este amor apasionado por
la juventud, y acaba por amar apa­
sionadamente a «la que lo ha he­
cho todo», «La SEÑORA». Por eso
el 24 de mayo es una fecha «chu­
la» para la juventud cordobesa
que, en gran cantidad, es biznieta,
nieta, hija y actual juventud salesiana... «Padre, mi marido y mis
cuñados todos se han educado en
los salesianos, mis hijos han apren­
dido a rezar todos a los pies de
esta Virgen y mis nietos son todos
actuales alumnos salesianos. ¿Có­
mo no vamos a querer a María
Auxiliadora?»
CULTURA POPULAR.
DEPORTE. LITURGIA
Y PREOCUPACION SOCIAL

La cultura popular, el deporte,
las celebraciones litúrgicas y la

rr l

r

«T'

preocupación social son las carac­
terísticas de la fiesta de María
Auxiliadora en Córdoba, todo ello
en un salesianismo ambiente de
fiesta y alegría familiar.
La cultura popular se ha hecho
presente en la verbena y fiestas de
1980 a través del Ballet de la Fe­
deración de Peñas Cordobesas, el
organista Alfonso Ortega, el con­
curso de baile por Sevillanas, el
vistosísimo desfile de disfraces,
los «Trovadores de Andalucía» y
las «Mayorets de Alcolea». Es to­
do un derroche de gracia, fantasía
y barroquismo andaluz para feste­
jar a «La Señora».
El deporte y la música son algo
imprescindible en un ambiente ju­
venil y salesiano. Las fiestas de
María Auxiliadora convocan a to­
das las fuerzas vivas del deporte

1
La música, el teatro y el deporte
son elementos ln>prescindibles de
la fiesta salesiana. El equipo de yu­
do da muestra de sus progresos y
su deseo de homenajear a >la Se­
ñora».

jó w y e n e s

La
tra
de
de

salesiano cordobés: padres, profe­
sores, antiguos alumnos, Centro
Juvenil DOSA, BUP, COP, E.G.B.,
Clubs Deportivos Salesianos... Ca­
da entidad presenta sus alineacio­
nes y gana el mejor, pero lo más
hermoso es la confratemización de
todos los hijos en torno a la Ma­
dre común.
Las celebraciones litúrgicas son
el momento fuerte de la concen­
tración mariana cordobesa, son la
sístole vital de este organismo fes­
tivo: cantos, oraciones, homilías.
Eucaristías en Memoria de la Ma­
dre de Dios hecho hombre. Particu­
lar relieve tuvo el solemne acto de
exaltación y consagración a la «Se­
ñora», presidido por el Sr. Inspector
Salesiano don Domingo González
Diz el domingo día 18; es la versión

«Del colegio salesíarm no se mar­
cha nadie por motivos económicos».
Para ello todos colaboran en la
campaña «Pro becas en B. U. P. y
C. O. U.»: tómbolas, fiestas, rifas,
servicio de bar... Padres, alumnos,
devotos de María Auxiliadora...

nueva de lo que fue tradicional
procesión: miles de personas llena­
ban los patios del Colegio Salesia­
no y todos se hacían lenguas de lo
acertada que ha sido esta transfor­
mación del homenaje popular a
María Auxiliadora, la nueva forma
es más profunda y más a tono con
los nuevos modos de vivir hoy la
fe», decía la prensa local. La mu­
chachada salesiana tuvo sus mo­
mentos fuertes en la Eucaristía Es­
colar, las celebraciones de la Con­

cultura popular andaluza mués*
sus mejores galas en la fiesta
María Auxiliadora. El concurso
sevillanas fue una explosión de
gozo y alegría.

firmación para los adolescentes y
las Celebraciones de la Primera
Comunión para los niños.
«Del Colegio Salesiano no debe
irse nadie por motivos económi­
cos», es uno de los objetivos de la
Comunidad Educativa Salesiana de
Córdoba, y todos: padres, educado­
res y alumnos ponen en marcha
todo un despliegue de actividades
para hacer realidad esta inquietud.
La tómbola de María Auxiliadora,
el bar, las atraccciones de la ver­
bena, la sala de fiestas juvenil...
eran obra de todos en esta campa­
ña de solidaridad social con el hijo
del parado o del jornalero que eli­
ge la Casa de Don Bosco para se­
guir sus estudios de BUP y COU.
No, no es beatería la auténtica de­
voción a la Madre de Dios; los cre­
yentes cordobeses saben muy bien
que esto les compromete a preocu­
parse por los demás, como lo ha­
cía Ella. Así fue la María Auxiliadora-1980 en el Colegio Salesiano
de Córdoba.
L. F. C.

FIESTA E N POLONIA
La visita del Rector Mayor y de tres Consejeros Generales a las comunidades polacas ha cons­
tituido un motivo de fiesta, y ha «confirmado» en su vocación a los hermanos de la noble na­
ción del Este. La Familia Salesiana de Polonia (un millar de Salesianos, casi medio de Hijas de
María Auxiliadora, incontables Cooperadores y Exalumnos y algunos amigos seculares) han sa­
cado de la visita más ánimos para seguir trabajando y muy buenas razones — que presentamos
a continuación— para mantenerse fieles a la propia vocación y a la «identidad salesiana».
15-25 de abril de 1980. La Familia
Salesiana de Polonia festeja con
gozo su encuentro con ei Rector
Mayor don Egidio Viganó y tres
miembros del Consejo Superior:
Juvenal Dho, Juan E. Vecchi y Roger Vanseveren.
El 15 de abril por la tarde llegan
de Italia los huéspedes y son reci­
bidos en el aeropuerto de Okecie
(Varsovia) por salesianos represen­
tantes de las Inspectorías polacas
y por el delegado personal del Rec­
tor Mayor, don Agustín Dziedziel.
Las Hijas de María Auxiliadora es­
tán representadas por sus inspec­
toras. Las otras ramas de la Fami­
lia (Cooperadores y Antiguos Alum­
nos) han enviado también sus re­
presentantes.
Es la segunda vez que un Rector
Mayor visita la nueva Polonia de la
postguerra. La primera fue hace do­
ce años, cuando la Polonia salesia­
na acogió a don Luis Ricceri, su­
perior de entonces. En esta ocasión
de ahora van con el Rector Mayor
tres miembros del Consejo Superior
e intervienen también salesianos
representantes de Yugoslavia.
El objeto de esta visita y de los
■encuentros» previstos y anuncia­

dos con mucha antelación, y muy
esperados por la Familia Salesiana
de la nación, queda bien definido
por el mismo Rector Mayor en el
Boletín polaco -Nostra». Se trata
de hechos muy concretos y nece­
sarios: En el ámbito de las inspec­
torías eslavas, de estructura homo­
génea y de similar organización en
su trabajo apostólico, se desea
cambiar impresiones sobre la «si­
tuación de los Salesianos y de sus
Obras», a la vista de ias delibera­
ciones del Capítulo General 21.°.
A la vez los superiores pueden
comparar ias típicas experiencias
locales con las de otros lugares
de Europa y del mundo, tal como
las han visto no hace mucho en en­
cuentros precedentes análogos.
En el programa de la visita se
incluyen dos «momentos» de una
importancia fundamental: primero,
la presentación detalladas del tra­
bajo apostólico de los Salesianos
polacos y de las condiciones con­
cretas de ios territorios visitados;
segundo, los «cuatro días» de reu­
niones en Lodz, para considerar
más globalmente la situación de los
Salesianos en Polonia y en Yugos­
lavia. Se ha vivido intensamente

los apretados momentos de traba­
jo, y se han obtenido buenos re­
sultados.
La labor pastoral de los herma­
nos polacos, en su actual realidad
concreta, se desarrolla principal­
mente en las parroquias. Lo que
les obliga no poco a una especie
de «diáspora». De ahí la necesidad
de garantizar a todos la posibilidad
de verse con el Rector Mayor y
con los otros superiores. Los en­
cuentros de más relieve tuvieron
lugar en la casa de Gora SV. Andy
(Monte Santa Ana), dedicada a ejer­
cicios espirituales, en el sur de Po­
lonia; y en el norte, en la casa de
Lutomiersk. Otra ocasión de en­
cuentro la dio el Rector Mayor en
las casas de formación — novicia­
dos y seminarios— , adonde muchos
hermanos pudieron acudir.
Medios de transporte oportunos
y rápidos. Itinerarios en las dos di­
recciones de las inspectorías meri­
dional y septentrional. De Varsovia,
donde se recibe a los huéspedes
en la maravillosa basílica del Sa­
grado Corazón, los automóviles se
dirigen al noviciado de Koplec en
Czestochowa (Jasna Gora). El dia
después, tras una visita al santua­
rio de la «Virgen Negra», encuen­
tros en tres localidades: Gora de
Santa Ana. con los directores y pá­
rrocos reunidos para sus «ejerci­
cios espirituales»; Pogrbien, en el
noviciado de las Hijas de María
Auxiliadora, y Oswiecim (Auschwitz) en la casa madre de los satesianos polacos, donde aún está
floreciente la obra original de los
primeros fun<íadores: una escuela
profesional y un internado.
Por Wadowice, ciudad del Papa
Wojtyla. los h u é s p e d e s van a
Cracovia, en la inspectoría del sur.

Kopiec (Polonia): 16 de abril: el
Rector Mayor y don Juan Vecchi
(quien sostiene el icono) con los
18 novicios de la inspectoría Polaca
del sur. Las vocaciones salesianas
aumentan en Polonia.

CRACOVIA: En el Seminario salesiano, el Rector Mayor con el som­
brero y el bastón de los montañe­
ses polacos, acompañado de un jo­
ven y un niño vestidos de monta­
ñeros.

Encuentro con alumnos y profeso­
res del seminario. Breve visita a la
casa inspectoriai. Y en camino ha­
cia Lodz, en cuyo recorrido están
los tres grandes centros de Czestochowa (Stradom), Roznan (Winogrady) y Poick. Aquí los Salesianos
están construyendo, en condicio­
nes muy difíciles, tres iglesias nue­
vas: iglesias admirables, con una
arquitectura funcional y moderna,
devota y cristocéntrica. Como en la
inspectoría meridional, el Rector
Mayor —que viaja aparte— visita
el seminario «San Bernardo» en
Lad y el noviciado «Sagrado Cora­
zón» en Czerwinsk. Pudo ver tam­
bién, en Lodz, al nutrido grupo de
los salesianos «Cooperadores de la
Iglesia», como se llama aquí a los
cooperadores salesianos.

CRACOVIA: Nutrido grupo de estu­
diantes del seminario salesiano con
algunos miembros de la Familia Salesíana polaca, en torno al Rector
Mayor y otros miembros del Conse­
jo Superior, llegados de Roma para
unas reuniones de espiritualidad.

La «bienvenida», en todas las ca­
sas, con aire de fiesta. Los encuen­
tros se hacen casi siempre en igle­
sias, abarrotadas de muchachos,
jóvenes y fieles. Si el local resulta
insuficiente para la función litúrgi­
ca y para el encuentro con los jó­
venes y con el pueblo (cosa que
ocurre sobre todo en Lodz el 20 de

abril), se está también al aire libre.
Cortos o largos, los discursos del
Rector Mayor se escuchan siempre
con agrado, entusiasmo y aplausos.
Mientras tanto en Lodz se hacen
ias reuniones presididas por ios
tres Consejeros Generales. Cada
uno de los cuatro días de coloquio
tiene un tema prefijado: animación
comunitaria, atención a la identidad
salesiana en las parroquias, forma­
ción, y animación de la Familia Sa­
lesiana. Se analizan y se discuten
ias relaciones cuidadosamente pre­
paradas de antemano, y se sacan
conclusiones.
Los Consejeros don Juvenal Dho
y don Juan E. Vecchi se reúnen
también, aparte, con los formadores de novicios y clérigos en su
seminario, y con los hermanos que
habían acudido a Cracovia y a Lad.
La mañana dsl 22 de abril el Rec­
tor Mayor regresa en avión a Roma.
Lo mismo hacen los Consejeros
Generales los días siguientes, des­
pedidos con pena y pesar.
Esto no es más que una primera
relación que os llega de la «Polonia
siempre fiel», y de los salesianos
polacos, siempre unidos en Don
Bosco a todos sus hermanos del
mundo.
MARIO CZIUBINSKI
Cracovia, 2 de mayo de 1980

D. José Miguel Armelies:
oro de misa
D. Juan Marín:
oro de profesión
D. Pablo Rodríguez
oro de profesión

Mesa redonda con los 7 salesianos.

3 0 0 A lv o s d e
OROS
r PLATAS

fid e lid u d

P A R A T SALMiSEAAíOS D E L A
M V SP E C T O R iA D E V A L E X C IA



Estaban tiernos y calentitos como recién salidos del horno: recién
saiidos de la Misa-Fiesta que 150 salesianos de la Inspectoría de
Valencia acabábamos de vivir, como centro y corazón del Día de la
Comunidad Inspectorial.
Era en Campelto, Alicante, y era el 31 de mayo.
Ya viene haciéndose asi desde hace algunos anos: feliz idea la de.
recordar en familia ínspectoriai a todos los que celebran en el año
sus bodas de oro/plata sacerdotes o de profesión.
Este grupo de homenajeados significa un simpático salto matemá­
tico de generaciones que cubren un amplio sector de vida dentro
de la Inspectoría:





a
a
a
a

los40 años: plata de profesión,
losSO años: plata de misa,
los65 años: oro de profesión,
los75 años: oro de misa.

De esta constatación de riqueza experiencial surgió la idea: en lu­
gar de una crónica «tgual» de la Fiesta Inspectorial 80, ¿por qué no
ofrecer une reflexión-mesa redonda sobre un tema?
Elegimos «fidelidad y pertenencia», y, aprovechando la media hora
entre misa y comida, sentamos a estos siete hermanos que cum­
plían boda alrededor de una real y solemne mesa redonda, en una
sala cara al terso mar alicantino, y... esto es lo que dijeron.


D. Fernando Forte:
plata de misa
D. Joaquín Recalde:
plata de misa
D. Francisco Sanz:
plata de misa
D. José Antonio Luquín:
plata de profesión

Lo brindamos con gozo a toda la Familia Salesíana de España.

Don Jesús Mélida, entrevistador.

El esquema de partida podría
ser éste: 25, 50 años de misa, de
profesión religiosa son un signo in­
negable de fidelidad a Dios, a Don
Bosco. Y esta fidelidad hace refe­
rencia al «compromiso de por vi­
da», del que tanto se habla, como
ideal de siempre y como crisis en
la actualidad.
Hoy repele a los jóvenes ese bi­
nomio «compromiso -f siempre».
En realidad, repele a los jóvenes
y repele a los adultos: para demos­
trarlo andan por ahí sueltas las
mil crisis de ideologías religiosopolíticas, de matrimonio, las mil
crisis de situación picuda en la vi­
da.
Por otra parte los jóvenes si­
guen respondiendo a la llamada de
Cristo, que propone un estado per­
manente de perfección y de com­
promiso evangélico radical, pero
les cuesta, precisamente, esa radicalidad total de tiempo y persona.
Y se encuentran indecisos estos
jóvenes, en particular a la hora de
dar el primer paso, y en el momen­
to de optar por la profesión perpe­
tua o por el sacerdocio irreversi­
ble.
Tal vez nuestra conversación de

20

i

r
hoy pueda ayudar a unos y a otros' de Palabra de Dios que me inter­
desde vuestros 25-50 años de fide­ pela ante unas situaciones que me
toca vivir.
lidad se ve la vida de una manera.,
—Hablas de una fidelidad un
concreta, casi definitiva.
Luego, un segundo paso: conse
tanto genérica...
José A n t : ¿Genérica? Ante los
cuencia de esa fidelidad, podría
ser, en nuestra conversación, la problemas de cada día, ante los in­
pertenencia a una vida religiosa, a terrogantes que la vida te presenta
una Congregación que nos atrajo aquí y ahora, la Palabra se hace
ayer y sigue atrayéndonos hoy: la presente y te hace ser fiel a ella.
alegría de pertenencia.
—Pero, ¿ptM^emos hablar o no de
Recordad: no valen sermones ni fidelidad con matiz salesiano?
pías reflexiones que todos conoce­
Paco: No cabe duda; esa fideli­
mos de memoria. Cuenta vuestra dad consiste en conocer a Don Bos­
experiencia, vuestra vivencia, estos co e intentar llevarlo a la práctica.
50 años. Cuentan los motivos per­
Joaquín: Pienso que esa fideli­
sonales de vuestra esperanza.
dad de José Antonio es, precisa­
—¿Qué es fidelidad, D. José Mi­ mente, la fidelidad de matiz sale­
siano: no es problema de formas,
guel?
algo profundo, arranca de la in­
D. José Miguel: Parece que fide­es
terpelación de Dios en nuestra mis­
lidad es adhesión a una constante, ma
Congregación, desde nuestro
a una idea, a lo que uno se propo­ carisma:
no es cuestión de forma
ne. ¡Adhesión constante!
D. Pablo: No hace falta dar una sino de fondo.
—Entonce digamos que ha evo­
definición filosófica o teológica. Fi­
delidad salesiana es ccmtinuar hoy lucionado hoy la idea de fidelidad,
la vida de ayer, cuando decidimos desde la que teníais vosotros en
seguir a Don Bosco. Habrá que ha­ vuestra profesión hace 25 ó 50
cer adaptaciones, pero éstas no ten­ años...
D. Juan: Para mí, no. Para mí,
drán que ser tan complicadas que
obliguen a andar a todas horas bus­ una vez dada mi palabra de cum­
plir los votos, día tras día procuro
cando una nueva fórmula.
mantenerme fiel con la ajnida de
María Auxiliadora y Don Bosco.
Paco; Bien, D. Juan. Pero es cier­
to que cambia algo en cuanto que
cambia nuestra mentalidad, que
antes era de obediencia ciega y
ahora es más creativa. Creativi­
dad, para mí, es la... dedicación a
todo el mensaje, tanto evangélico
como salesiano, a través de nues­
tro criterio personal, de nuestra in-

Don José Miguel Armelles.

Paco: La fidelidad supone una
inquietud personal en adaptar la vi­
da a las circunstancias cambiantes:
exige, tanto en lo grande como en
las detalles de cada día, que sea­
mos fieles a la Historia y al cam­
bio.
FIDELIDAD CREATIVA

—¿Con qué nc» quedamos: adhe­
sión constante o adaptación al
cambio?
Paco; Adaptación. Es la volun­
tad de Dios y es el mundo quienes
nos reclaman este esfuerzo de
adaptación.
José Ant.; La fidelidad para mí
es ser consecuente a una reflexión

sada en un conocimiento de la Con­
gregación poco profundo: ahora, es
otra situación distinta: yo diría que
es un encuentro que he ido descu­
briendo. Es la historia de Dios en
mí: Dios que me ama y mi actitud
personal que responde. Ahora es
más personal y profunda mi fide­
lidad a Dios y a la Congregación.
OPCION FUNDAMENTAL...
Y MATICES

—Vamos a «redondear»: por una
parte Paco y tú señaláis, como
fuerza integrante de la fidelidad,
lo personal y lo cambiante-creati­
vo; D. Juan, en cambio, parece que
nos ha hablado, si no interpreto
mal, de fidelidad de primer día, sin
rebotes, fidelidad de «una tantum».
¿Es así, D. Juan? ¿No ha tenido
que apuntalar casi a diario su fi­
delidad?
D. Juan; Poco he tenido que va­
riar a lo largo de mi vida en este
tema. Y son pocas las cosas que
han influido en mí para hacerme
cambiar mi manera de caminar.
D. Pablo: Bueno, aquí hay que
distinguir, como en todo, la opción
fundamental, que es básica y sigue
una trayectoria de vida, y los ma­
tices de adaptación que las circuns­
tancias cambiantes imponen... y
que completan la primera opción.
Joaquín: Eso: para mí, tan «idea
central» fue la fidelidad de enton­
ces como la de hoy; pero la asimila­
ción de esa idea se centraba antes
en «estar», en «ser fiel»; de hecho
identificábamos aquello de «los vo­
tos hasta que muera», con lo de
«la sotana hasta que muera». Hoy,
siempre para mí, la idea de fideli­
dad ya no es «estar», sino «estar
con creatividad, con originalidad...
con F>ersonalidad».
—Y esta mutación histórica ¿no
ha podido afectar también a una
parte de la esencia, de la opción
fundamental de D. Pablo?
Paco; Sí: a algunos afectaron
mucho estos problemas. Es posible

Don Pablo Rodríguez.

quietud personal, según los mo­
mentos que vivimos, en todo mo­
mento, en cada cosa pequeña que
vivimos. Si tuviéramos arrestos
para crear cosas nuevas, pues...
mucho mejor iría nuestra Congre­
gación.
José Ant.; A ver. Para mí es dis­
tinto: antes la fidelidad estaba ba-

Don Juan Marín.

21

que haya sufrido su fidelidad a la
institución, como es posible que la
misma fidelidad a la Iglesia haya
quedado sacudida, y, ¿por qué no?
hasta la fidelidad a Cristo. Es po­
sible. En cambio...
ALEGRIA OE PERTENENCIA

—Una manifestación externa de
la fidelidad es la alegría de perte­
necer al grupo, a la institución. Yo
constato —tal vez sólo a nivel de
provocación periodística— constato
que está en crisis la alegría/orgullo
de esa pertenencia...
Joaquín: Bueno, puede que haya­
mos variado en los signos exter­
nos: éramos más ruidosos, más
triunfalistas. Pero creo que los sig­
nos moderados de hoy pueden sig­
nificar tanto o más gozo que los
de ayer.
José Aní.: Yo parto de la viven­
cia personal, que origina luego la
comunitaria. Ha habido muchos
cambios estructurales, ha habido

una de las causas de que en nues­
tros ambientes colegiales no sur­
jan jóvenes vocaciones?
D. Pablo: Bueno, antes se vivía
más de la Historia: nos apoyába­
mos más en la institución, mirá­
bamos lo que ya teníamos hecho.
Ahora se mira más al futuro; ya
casi ni el presente importa, debido
a los cambios rápidos. Eso nos ha­
ce más individualistas, menos «institucionalistas». Pero eso no signi­
fica que la gente haya perdido el
optimismo o la alegría de perte­
nencia, como tú dices.
—p. Pablo, los actuales jóvenes
salesianos, .«¡in tanto pasado, con
poco presente y con mucho futuro,
¿están en mejor o peor situación
que los de hace 50 años?
D. Pablo: Están en peor situa­
ción.
—¿Sin paliativos?
p . Pablo: Hombre: tienen la ven­
taja de que esos procesos bien cris­
talizados los hacen más fuertes y
maduros.

mismo: entonces se daba a cono­
cer lo que era y hacía la Congre­
gación Salesiana. quién era su Fun­
dador... Sin conocer eso, difícilmen­
te se puede hacer la opción. Hoy
yo no cambiaría de método. Esta
situación de indiferencia vocacional que existe, creo que es debida
al edonismo brutal dentro del que
se mueve nuestra sociedad actual.
Paco: No sé: yo creo que lo que
les da miedo a tantos muchachos
de nuestros colegios que son sin­
ceros, responsables, generosos, es,
sin más, la renuncia: ellos ven y
aprecian los valores de la vida reli­
giosa, pero tienen ante los ojos los
valores humanos, supervalorados
por la misma vida. No es que des­
precien aquellos valores religiosos,
es que en la comparación salen pri­
vilegiados, por más atrayentes, los
valores del mundo.
AYUDAR A DIOS
A BUSCAR OPERARIOS

—Y el compromiso temporal,
¿atraería, temporalmente por su­
puesto, a más jóvenes?
Paco: Es dudoso, porque los jó­
venes
ante la opción funda­
—Hemos resbalado en nuestra mental están
de
la
vida: «matrimonio
conversación de edad a edad; esta­
mos cerca de la última cuWtión o...». Y esto no es temporal.
Joaquín: Yo diría que en razón
que queríamos plantean ¿Qué es lo
de actitud como actitud radical, no
que más influye en la decisión vo- hay
en una opción de por
cacional sí/no de nuestros jóvenes? vida;problema
pero cuando se entiende la
D. José Miguel: El ejemplo. El
ejemplo que se da: personal y co­ fidelidad como un «estar», como
munitario. El mal ejemplo influye. una adhesión más a las personas
y a la institución que a la idea, a
la verdad, entonces es cuando pue­
de darse la discusión «temporal o
de por vida».
í5. Pablo: Hablar de temporal
para luego interiormente tender
a lo definitivo, me parece que es
serio.
José Ant.: Bueno, hay congrega­
ciones que lo tienen.
D. Pablo: Sí, claro. Lo que, al
hablar del campo vocacional, sí te­
nemos que quitar de la cabeza es
Don Francisco Sanz y don Fernando la idea de la masa de antes: la voForte.
DETERMINADOS POR
UN BRUTAL EDONISMO

Don Joaquín Recalde y don Pablo
Rodríguez.
un Concilio Vaticano II que, como
revulsivo, ha influido en muchos
signos. Si hay menos alegría hoy,
creo que es por problema de fe: te
has metido en un tubo y no sabes
a dónde vas. Por eso vuelvo a in­
sistir: cuando uno encuentra la ra­
zón personal de su vida, cuando
encuentra el porqué de las cosas
que no le agradan dentro de la
Congregación, entonces la alegría
interior de pertenencia no se pier­
de.
Fernando: Sí, se ha perdido la
manifestación de la alegría de per­
tenencia. No se tiene, como anta­
ño, el gozo clamoroso de pertene­
cer al grupo... Creo, además, que
eso atraía a los jóvenes, y muchos
de nosotros dimos el paso vocacional captados por aquella forma de
vivir, aquella «alegría de Congre­
gación Salesiana» de nuestros pa­
dres y abuelos en la fe. ¿Será ésta

22

^—¿Sufre también su perseveran­
cia, D. José Miguel, con esos...?
D. José Miguel: Mi perseveran­
cia no ha variado. Pero yo sé...
—José Antonio, tú has sido en­
cargado unos años de buscar voca­
ciones en la Inspectoría: hoy no
les dirías lo mismo que decías ha­
ce 10 años.
José Ant.: Seguiría diciéndoles lo

Oon José Antonio Luquín.

r

roeaelofftes

Solemne liturgia en Campello.

cación a la vida religiosa es asun­
to de minorías por definición. Ha
habido .un período de nuestra his­
toria en el que esta minoría fue
masa: pero eso no es lo normal.
— sobre los métodos de ayu­
dar a Dios a buscar operarios para
su mies, ¿qué opinamos? Hoy y en
España tenemos un amplio arco de
tácticas, campañas...
D. Pablo: Todos son buenos: hay
que utilizarlos todos; uno sólo no
da resultado.
Joaquín: No como solución prác­
tica concreta, pero sí como idea
a tener en cuenta, pienso que, de­
bido precisamente a ese edonismo,
los ambientes de cultivo deben es­
tar especialmente preparados: yo
no soy partidario de dejar en «sus
lugares» a los muchachos que van
apuntando deseos y actitudes vocacionales...
—D. Juan ¿qué opina sobre las
campañas vocacionales en los co­
legios?
D. Juan-, Es el hogar el que...
D. José Miguel: ¡Si en cada co­
legio hubiera en buen encargado
de vocaciones!

«SALUDO A LOS QUE
ME ESTAN ESCUCHANDO»

—A ver, un filial-recuerdo.
D. José Miguel: Son las Consti­
tuciones y Reglamentos: ¡Y no hay
más! Pero, hombre, si nuestra vida
es tan sencilla...
D. Pablo: La base de todo está
en un mayor conocimiento de Don
Bosco a través del detalle de cada
día para encamar su estilo.
Joaquín: Desde una constatación
gozosa de mi felicidad (quise decir

BECAS PARA LAS VOCACIONES SALESIANAS
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Í« c a 'S an Marcos’ . Primera entrega; 100.000 pesetas.
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Beca ’ D. R úa'. Vfgo María Auxiliadora. N. e.: 12.000 pesetas.
Beca 'San A nto n io '. Vigo María Auxiliadora. N. e.; 5.000 pesetas.

INSPECTORIA^ DE MADRID
Beca “ Familia Francia". N. e.: 1.000. Total: 105.000 pesetas.
Beca ’ M. A. L." N. e.: 1.000. Total; 133.000 pesetas.
Beca “ Archicofradla de María Auxiliadora-Atocha". N. e.: 7.000. T.: 117.0OT ptas.
Becas iniciadas para GUINEA (Parroquia de M.« Auxiliadora. Salamanca): Beca
■Sag«do Corazón’ . Beca "María A uxiliado ra'. Beca "San José '.

INSPECTORIA DE SEVILLA
Beca ’ Maria A uxiliadora'. Arch. Cádiz. N. e.: 1.000. Total: 129.000 pesetas.
Beca *Or. Boza’ . Sevilla. N. e.; 20.000. Total 80.000 pesetas.
Seca ’ CoroiiacióiT María Auxiliadora’ . Sevilla. N. e.: 75.000. Total: 100.000 ptas.

INSPECTORIA DE VALENCIA
Beca *D. Manuel Pérez’ . Parroquia S. Antonio Abad (Valencia). N. e.; 20.865 ptas.
Beca ’ jú a n M anuel'. Col. Don Bosco. Alicante. Nueva entrega: 4.200 pesetas.
Beca ‘ Francisco G il'. Dfta. Vicenta Estreder (Valencia). N. e.: 22.000 pesetas.

«fidelidad», pero estas dos pala­
bras se «confunden») de mi fideli­
dad, siento la necesidad imperio­
sa de hacer más profundamente las
cosas: tal vez menos cosas, pero
más profundas.
—Si hoy fuera ayer, hace 50
años, ¿qué haría usted, D. Juan?
D. Juan: Repetir lo mismo que
hice.
José Ant.: Yo diría que... hay
que estar abiertos constantemente
a la alianza que Dios ofrece, si es
que se llega a descubrir este ofre­
cimiento.
—¿Difícil ese descubrimiento, Jo­
sé Antonio?
José Ant.: Pues no: la vida de
Don Bosco fue un continuo estar
abierto a una Palabra que luego
llevaba adelante con sus líos y tin­
glados apostólicos. Claro que esta
apertura a Dios implica dificulta­
des, porque la voluntad de Dios no
coincide precisamente con la pro­
pia.
Paco: Creo que la fidelidad hay
que vivirla desde el interior de la
conciencia, con sinceridad, con va­
lor, con alegría...
—¿Va a servir de algo en tu co­
munidad, Fernando, la celebración
de tu «Plata sacerdotal»?
Fernando: Bueno, pues...
—¡Di ens^uida que sí!
Fernando: Pues sí: les servirá de
algo. Recogiendo la idea del tra­
balenguas de Joaquín de que la fe­
licidad tiene sus raíces en la fide­
lidad, pienso que lo importante es
entregarse, entregarse totalmente,
sin cicaterías, con generosidad, con
alegría...
—Eso: con alegría. MU g ru ías y
¡fidelidad!... Quise decir ¡felicidad!
JESUS MARIA MEUDA
23

!-J^-

y .

^^Q U E R ID IS IM O HER
Madrás (India): Me han desempolvado un viejo artículo de quince años atrás en Vyasarpadí, que, amarillento ya, anda entre los papeles del Centro «Bienaventuranzas».
Perteneció a su fundador, el P. Orfeo Mantovani. Habla de él. Hace exactamente quin­
ce años iniciaba su obra. Luego se extendió a la leprosería «Papa Juan» en Madhavaram.
Escribió el tal artículo Haroid Banks, un periodista Judío, del «Boston News» (USA).
No está mal publicarlo ahora, en un momento en que los pobres, los enfermos, los
abandonados, «lo despreciable del mundo» es el lazo de unión entre el P. Mantovani
y la madre Teresa, «Premio Nobel de la Paz» este año.

Madrás... «Hay un hombre en
la India que se llama 'queridísi­
mo hermano’. En una carta de
hace pocos días me dice: ’Me doy
cuenta de que tengo en usted un
'hermano queridísimo’. Quede
claro que él no es mi hermano,
porque yo no tengo hermanos, al
menos de sangre. Aquel hombre
de la India ni siquiera profesa mi
religión. Pert> ello no obsta para
que dos personas de sentimiento
profundo y estable se tengan (.xir
hermanos. Sólo que yo no creo
merecxír en absoluto esta expre­

sión de afecto. Lo menos me ha
escrito una docena de veces des­
de que lo vi hace más de dos
años, no en un despacho, sino en
la acera de enfrente del restauran­
te Barsanti. Pero si hay uno que
pavimenta con buenas intenciones
el camino del infierno, ése soy
yo. ’Un día de éstos tengo que
escribirle’, me digo, y ya tenemos
puesta otra piedra...
A veces no me parece un sim­
ple hombre; a veces tengo la im­
presión de que es algo más. En
repetidas ocasiones he escrito de

él (no a él) en estas columnas.
Puede que algunos lectores lo re­
cuerden aún: Hombre de ojos
castaños, de corazón como la
'Prudential Tower’, y tan cálido
que te da la impresión de que el
sol se está enfriando. Este hom­
bre es el P. Orfeo Mantovani, un
misionero de origen italiano, el
padre de los parias, uno que lla­
ma sus «alhajas» a los pobres, y
a los leprosos «sus joyas», uno
que recoge de las aceras a los mo­
ribundos a causa del hambre, y
que se la quita a más de mil per-

m isia n es y
El padre Mantovani conversa con
Raúl Follereau. Ambos eran gran­
des amigos. El fundador del «Cen­
tro de las Bienaventuranzas» solía
llamar a sus leprosos «mis joyas»
y «mis perlas».

sonas por día, que cuida a los en­
fermos, conforta a los moribun­
dos y da sepultura a los difuntos.
Mientras tanto, con la seguridad
de que su Dios está en los cielos,
estropea su vida, porque come
pobremente y no cuida su diabe­
tes ni su hígado estropeado.
Es un mendigo. Pide siete cen­
tavos al día para conservar la vi­
da otras veinticuatro horas a un
hombre, a una mujer o a un ni­
ño. Pide cincuenta centavos para

MANO

áá

«joyas» o de sus «alhajas». Con
vestir un año entero a una de sus
cinco dólares construye una cho­
za de bambú y hojas, que llama
casa’ para dar a sus ovejitas un
poco de dignidad. Tiene casi cin­
cuenta y seis años y lleva en la
India treinta y tres. Desde el
principio pidió poder trabajar en­
tre los más pobres de los pobres,
V le tocó en suerte la India.
Escribe desde su centro social,
que llama «Bienaventuranzas», en
un suburbio de Madrás, al sur de
la India. Su inglés no es litera­
rio, pero le habla el corazón. Me
escribe: ’Además de los mil po­
bres a los que damos de comer
todos los días (un puñado de
arroz, un poco de leche en polvo,
y acaso tres veces al año un poco
de carne), hay siempre más de
cien moribundos, que recogemos
de las aceras... Fíjese, hace poEl padre F. Schiooz, sucesor del [»dre Mantovani, acaricia a sus huér­
fanos con verdadera ternura.

i

eos días acompañé dos al cemen­
terio y volví a casa con seis...’
Quiere decir que va a enterrar
dos muertos y vuelve a casa con
seis moribundos. Luego sigue:
’Un día llevé al cementerio un
niño que había muerto de ham­
bre; al volver, otros siete...’.
Otros siete niños habían muerto
de hambre mientras él había ido
y vuelto del cementerio.
Tiene preparados dos ataú­
des: uno grande, para adultos; y
otro pequeño, para niños. Los
muertos se sepultan directamen­
te en tierra. No tiene dinero pa­
ra procurar un ataúd a cada uno...
’He encargado a algunos hombres
—me dice— que recojan los mo­
ribundos abandonados por calles,
chozas y lugares más insospecha­
d o s...’ Luego, como quien no di­
ce nada, alude a que está viendo
como sacar adelante una escuelita elemental para 340 huérfanos
y ’niños paupérrimos recogidos
por las calles. A muchos los aban­
donan —dice— ; sólo en la guar­
dería infantil tenemos 44 criaturitas’.
En la ciudad de Madrás hay
dos mil leprosos, acaso más, por­
que en la India nadie se molesta
en contar estos seres. La policía
tiene un método expeditivo para
librarse de ellos. ’Los carga en
un camión —escribe el misione­

te f«e e t*

m unda

ro— y los lleva fuera de la ciu­
dad, a una zona palúdica, donde
tal vez mueran’. El P. Mantova­
ni no está de acuerdo con ese
plan. Y ha fundado una leprose­
ría donde ya ha ingresado alguno
y reciben cuidados y comida. Ade­
más quiere construir una aldea
para ellos a unas dos millas, don­
de acogería a otros dos mil, co­
nocidos suyos. ’Por ahora —es­
cribe— no tengo más que el te­
rreno, sin edificios. Quiero co­
menzar; lo haré uno de estos
d ías...’. Estoy seguro de que lo
logrará. De ’hermano queridísi­
mo’ a ’hermano queridísimo’ le
deseo la mejor suerte y, si me
acuerdo, le mandaré alguna ru­
pia. Más que suerte lo que nece­
sita es ayuda.
Cuando a finales de 1963 vino
a la clínica Lahey, enfermo, los
médicos le previnieron que si vol­
vía a la India, pondría en peligro
su vida. Y les contestó: ’El Señor
me la conservará mientras tenga
necesidad de mí’. Está clarísimo
que el Señor tiene mucha nece­
sidad de él.
Sin embargo murió repentina­
mente el año 1967, en su amada
Vyasarpadi. Dicen allá de él que
en poco tiempo hizo un sinfín
de cosas».
HAROLD BANKS

WADOWICE (Polonia): El pasado 1
de abril el Rector Mayor visitó la
pila bautismal donde fue bautizado
«Karol Wojtyla», hoy Papa Juan
Pablo II.

V

a

^

V J
. ha

la Benéfica. Estuvo abierta del 13
al 25 de mayo. Los objetos-premio
fueron regalados por amigos de la
Obra Saleslana. Merece destacarse
la labor de la archicofrade señora
Alcira Fuente, que llevó el peso de
la organización. Se hicieron 10.000
papeletas para más de 500 premios
y una rifa final. Se llegaron a re­
caudar casi 200.000 pesetas, distri­
buidas en beneficencia: Misiones
Salesianas y colonias veraniegas de
muchachos pobres. También se
ayudó al Gran Inválido en Cáritas
diocesana.

ANIMADORES
DE GRUPOS JUVENILES
CRISTIANOS
EL RECTOR MAYOR,
DESDE AFRICA
Ciudad del Cabo: Desde Sudáfrica y desde Swzilandia. donde tra­
bajan 62 hermanos de la Inspecto­
ría de Irlanda (contando ya varias
vocaciones locales en formación y
en el trabajo], os envío un saludo
«africano», una llamada de millones
de muchachos de color y casi un
«sueño» (...para nosotros algo de
casa,,.} de despertar profético y
de más auténtico compromiso para
con la juventud necesitada.
¡Don Bosco nos sacude!
Una oración y un saludo.
Egidio Vlganó

ACTIVIDADES EN ORENSE
Destacamos dos actividades lle­
vadas a cabo por la Archicofradía
de María Auxiliadora de Orense,
durante el mes de mayo. En primer
lugar, una peregrinación a Lourdes.
37 peregrinos fueron al célebre san­
tuario. haciendo una escala en la
Basílica del Pilar. Imborrable el re­
cuerdo y el fervor en los lugares
marianos. Otra actividad, la TómboVista de la tómbola preparada por
la Asociación de María Auxiliadora
y otros bienhechores del Colegio
de Orense, quienes recogieron una
pingüe cantidad para ayuda del
Tercer Mundo.

26

León: La Delegación inspectorial
salesiana para la Pastoral Juvenil,
en colaboración con otras entidades
(Dynamis) ha organizado en La Coruña cursos para animadores de
grupos juveniles cristianos. La asis­
tencia ha estado abierta a toda la
Familia Salesiana y a cuantos reli­
giosos, seculares y laicos desearan
participar. Ha animado este intere­
sante servicio Luis Hernández Mar­
tínez, experto en dinámica pastoral
de grupos ecleslales. La iniciativa
forma parte de un movimiento mu­
cho más amplio que en estos mo­
mentos abarca no sólo a los salesianos españoles, sino de todo el
mundo.

EL PRESIDENTE PERTINI
CON LOS SALESIANOS
Milán: El 25 de abril último, ani­
versario de la República Italiana, el
presidente Sandro Pertini fue a Mi­
lán y, entre otras cosas, visitó el
colegio salesiano de la calle Copérnico n.® 9, donde, con otros es­
tadistas, había firmado —el 25 de
abril de 1945— el acta de nacimien­
to del nuevo Estado Republicano. En
la casa de Don Bosco, ofrecida en­
tonces por los Salesianos al nuevo
• Gobierno» del que fue la primera
sede. Pertini se entretuvo cordial­
mente con el inspector don Angel
Viganó, con los hermanos y con
los muchachos. A estos últimos les
hizo muchas declaraciones al res­
ponder a sus preguntas de curio­
sos.
,
Nada extraño; pues, como se sa­
be, Sandro Pertini fue alumno de
los colegios salesianos de Varazze
y Alassio, junto con su hermano
Eugenio, matado en Floessenburg,
precisamente cuando se declaraba
«libre» a Italia.
Sobre la visita del presidente
Pertini al colegio salesiano hemos
publicado un amplio servicio en
nuestro suplemento «Dossier BS»
de junio 1980, n.“ 6: «Ragazzi, ritorna il Presidente».

INDIA (ASSAM)
EL NUEVO TESTAMENTO
EN LENGUA LALUNG
Umswai (Umpanai): Monseñor
Hubert D'Rosario, SdB, arzobispo
de Shillong Gauhati, ha presentado,
en la iglesia parroquial católica de

noticias
Ei grupo de ios orensanos ante el
Santuario de Lourdes.
gunos estudiantes de su colegio
para verificar la exactitud de las
expresiones. Al entregar el -Nuevo
Testamento» lalung a los jefes y
fieles del poblado, el arzobispo
□ 'Rosario invitaba a todos a «usar
bien este Libro, dando vida a la
Palabra de Dios en el quehacer co­
tidiano».

INDIA (ASSAM)
SALESIANOS
Y FRANCISCANOS
CON LOS «LALUNG»

Umswai, el «Nuevo Testamento»
en lengua «lalung». Durante mucho
tiempo el salesiano Miguel Bala*
wam se ha dedicado exclusivamen­
te y casi a solas a esta traducción.
La inició cuando aún el lalung era
sólo una lengua hablada y él mis­
mo iba creando la expresión escri­

ta. Un intimo colaborador del padre
Balawan, Petrus Maslai, ha explica­
do el duro trabajo del traductor pa­
ra perfeccionar el texto definitivo
de la publicación. Aunque conoce
muy bien el lalung. ha tenido la
preocupación de consultar continua­
mente a la gente del lugar y a al-

Umswai (Umpanai): De los pri­
meros en recibir como obsequio
la versión lalung del Nuevo Testa­
mento preparado por el salesiano
padre Miguel Balawam, han sido el
reverendo fray Macario, superior de
los franciscanos del Instituto de
Asistencia a las tribus Langerdand,
y el reverendo padre Guthbert, su­
perior de la comunidad franciscana
de Umsiang. Ambas comunidades

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□ Adjunto talón b a n c a r io ..................................................................................... (425 ptas.)
□ A través del cartero (contra reembolso) al recibir el primer número. (485 ptas.)

27

franciscanas trabajan con la tribu
lalung, y son mensajeras de la Pa­
labra de Dios a ese pueblo más
ue con los dichos con un servicio
e amor a los pobres del vasto te­
rritorio. >Oue este trabajo mío va­
ya adonde yo no puedo ir», decía,
Impedido de acudir por una enfer­
medad, el traductor padre Balawam.
A las cuatro aldeas mayores (Umphew. Marjong, Punduri Makha y
Urhpanai, dependientes de la misión
Umswai] el celoso párroco salesíano de esta última, padre Albano
D'Mello, les ha regalado un atril
para el anuncio. El arzobispo O'ñosario. a su vez, ha regalado también
copias especiales de este «Nuevo
Testamento» a los laicos más des­
tacados por su labor religiosa y so­
cial.

3

tocado a Padua, Tívoli, Loreto, Venecia Turín y Roma, Inauguradas
en 1974, ésta es la 7.* edición de
un encuentro siempre abundante
en frutos, bajo la enseña de la es­
piritualidad de San Francisco de
Sales. Se trata de un congreso que,
a finales de agosto, suele reunir
—por «afinidad» y para verifica­
ción— a todas las familias religio­
sas «salesianas» en sentido amplio,
es decir, inspiradas en la doctrina
y espíritu del santo ginebrino. Las
jornadas tienen como sede un lu­
gar conocido o visitado por el San­
to como peregrino por las ciudades
de Italia Por Florencia Francisco

rá ése el objeto de los temas. Se
hablará de «Francisco de Sales, tes­
tigo auténtico de Cristo». Como
este año es el centenario de la
muerte del fundador de las Hijas
de San Francisco de Sales, monse­
ñor Carlos Cavina, una de las rela­
ciones la tendrá la Superiora Geneneral del Instituto, madre Teresina,
que presentará la «espiritualidad y
salesianidad de monseñor Cavina».
El salesiano padre Arnaldo Pedrini
hablará de las relaciones (natural­
mente «salesianas») entre «monse­
ñor Cavina y Don Bosco». Como
siempre, están previstas otras in­

GUATEMALA
LOS SALESIANOS POR
UNA «PASTORAL BIBLICA»
Ciudad de Guatemala: Se ha ce­
lebrado el primer encuentro centro­
americano de Pastoral Bíblica. La
iniciativa ha sido del «Movimiento
Bíblico Católico de Centroamérica,
México, Colombia y Belice». Estaba
presente una delegación de las So­
ciedades Bíblicas Unidas (no cató­
licas» de Latinoamérica. Las reunio­
nes se han tenido en la fundación
teológica «Santo Tomás de Aquino»
de los Saleslanos de la capital. Pre­
sidia el padre C. Herrero (Bogotá),
delegado latinoamericano ante la
Federación Bíblica Mundial. El con­
greso ha analizado la situación de
la Pastoral Bíblica, ha fijado obje­
tivos y métodos de apostolado, ha
puesto las premisas para una co­
laboración entre las diversas socie­
dades bíblicas, católicas o no. La
única nación que en Centroamérica
ha organizado, hasta ahora, una So­
ciedad Bíblica Nacional Católica es
Guatemala. Brasil y México han
fundado también sociedades simila­
res. Este primer encuentro latino­
americano ha nombrado coordina­
dor del movimiento centroamerica­
no de Pastoral Bíblica al salesiano
Angel Roncero Marcos, profesor
del teologado de Guatemala.

ITALIA
«JORNADAS SALESIANAS
1980»
Florencia; La ciudad del arte al­
berga este año las «Jornadas Salesianas 1980». Anteriormente había

28

Et Presidente de la República Italiana, Sandro Pertini, visita el Co­
legio Salesiano de Milán-San Ambrosio, donde el 25 de abril de 1945
formó con otros estadistas el primer Gobierno de la postguerra.
Una casa de Don Bosco fue el «Palacio del Gobierno» durante unos
pocos días. El Presidente Pertini, antiguo alumno de los Salesianos
de Varazze y Alassio, guarda un óptimo recuerdo de sus maestros.
De ellos habió con los jóvenes y con los salesianos de Milán en ún
coloquio largo y cordial.

de Sales pasaría varias veces ca­
mino de Roma, como paso obligado.
En cierto modo sigue estando
«obligado» y ligado a la ciudad toscana como el más «humanista» de
los santos que dio el Renacimiento.
Por otra parte, todos saben cuánto
debía el obispo de Ginebra a la
cultura y arte italianos. Pero no se­

tervenciones. Hay que recordar que
los «encuentros salesianos» se han
visto honrados por nombres como
Albino Luciani, patriarca de Venecia (Papa Juan Pablo I), los obispos
Bordignon (Padua). Giaquinta (Tivoli). Villainc (Alba), Bonicellí (Albano) y otros. También el cardenal
Garrone tuvo una relación.

noticias
BRASIL
FERNANDO LEGAL,
n u e v o o b is p o SALESIANO
Vaticano: «Ei Santo Padre ha
nombrado obispo de ítapeva (Braéil)
al reverendo padre Fernando Le­
gal. SdB, superior de la Inspectoría
salesiana de Sao Paulo» (L'Oss.
Rom.. 3-4-1980).
"Nacido en Sao Paulo el año 1931,
monseñor Legal tiene hoy cuaren­
ta y nueve años. Su itinerario salesiano, de sus diecinueve años acá,
pasa sobre todo por las casas de
formación. Desde hace cuatro era
superior de su inspectoria de ori­
gen.
La diócesis de Itapeva. aunque
extensa (16.500 kilómetros cuadra­
dos) sólo tiene unos 320.000 habi­
tantes, el 90 por 100 bautizados.
En las 20 parroquias trabajan unos
30 sacerdotes y 50 religiosos.
Monseñor Legal es el 116.“ obis­
po salesiano, y el 3.° nombrado por
el Papa actual.

SANTA MARIA DE LOS GUAICAS
(Venezuela): Aquí se estableció el
padre Luis Coceo, entre los indios
Yanomamis. Vivió con ellos unos
treinta años y fueron para él sus
mejores amigos. Su método misio­
nero ha sido muy apreciado por los
etnólogos y hombres de ciencia.
Tras su muerte, acaba de aparecer
un libro en el que recoge sus ex­
periencias, con el título de «Paríira». El P. Coceo murió en Turin el
pasado 11 de febrero.
nuncia y de resistencia: sin embar­
go estén seguros de que pueden
contar con la calurosa acogida y
total disponibilidad de aquella po­
bre gente.
La lista de los salesianos desti­
nados a la nueva avanzadilla se va
definiendo. A su cabeza irá un her­
mano australiano. Estas nuevas fun­
daciones —concluye el padre Tohill— deberían anteponerse a cual­
quier otra intervención salesiana en
Africa, aun reconociendo la urgen­
cia de todas.

93 peldaños del Puente de Rialto
se los pasan como si nada los ve­
necianos, y jadeantes los «foraste­
ITALIA
ros» no acostumbrados a puentes,
SUDAN TE ESPERA
PUENTE ARRIBA,
puentecillos y mortales laberintos
de Venecia. Las últimas plazoletas,
PUENTE ABAJO
Las Actas del Consejo Superior
los últimos puentes, y ya estamos
de la Congregación (n.“ 295, pág. 40)
en la plaza de San Marcos: Los úl­
Venecia: 18.500 jóvenes se han
enumeran a Sudán entre los cam­
timos 20 peldaños (¿aún?) a todo
«tragado» 11 kilómetros de calles,
pos de trabajo misionero específico
correr para subir al palco. Un poco
y más necesitados. El Consejero
callejas y 53 puentes venecianos,
más. y la feria de premios -para
General para las misiones don Ber­ en una mañana primero nubosa y
todos». La feria —digámoslo claro—
nardo Tohill había viajado antes allá
luego iluminada por un espléndido
de los valores deportivos, de la ale­
y a Kenya para estudiar la situa­ sol de primavera. Mucha alegría y
gría compartida, del descubrimiento
ción (cfr. ANS n.“ 9. 1979, pág. 7).
cansancio para conquistar el pre­ de la fiesta. Fue precisamente Don
mio de una pequeña medalla igual
En Khartum —nos ha dicho el
Rosco quien imprimió un giro de
padre Tohill— el obispo y los mi­ para todos en cuyo anverso el dux
ciento ochenta grados a la educa­
sioneros cambonianos ofrecían a
Nicolás Sagredo (1675-76). 105.° se­ ción -lúdica» (o «deportiva-, enten­
los Salesianos la dirección de una
ñor de la «Serenísima República»,
dida en un sentido global), con el
escuela técnica de proporciones
aparece de rodillas ante San Mar­
propósito de formar a las genera­
modestas, pero con cinco especia­ cos. La iniciativa surgió hace seis
ciones jóvenes en un ambiente de
lidades profesionales. También ofre­ años de tos Salesianos de la La­
alegría y juego, hasta llevarlas a la
cían varias actividades en parro­
santidad. Ciertamente no pretendía
guna: Se trataba, pues, de la sexta
quias y centros juveniles. Pero se
una actividad motora, gímnica y de­
edición de la marcha »Su e zo per
ha optado por el Sudán meridional,
portiva como fin de sí misma, sino
i ponti», que comenzó siendo poco
más pobre, donde vive el 21 por 100
más que «de cara» y se ha ido con­ que deseaba estimular a una expe­
de la población (3.800.000) con
riencia de vida en común donde
solidando y atrayendo a numerosos
680.000 católicos (el 87 por 100 de
uno. conscientemente, colabora, se
grupos
juveniles
de
distintas
regio­
los católicos sudaneses), muy insi­
«da» y «recibe- algo con el «saber
nes
italianas
(los
había
de
la
mis­
diados por planes de descristiani­
perder» y con el «saber ganar». En
ma
Roma
y
del
sur...)
e
Incluso
del
zación. El campo misionero se pre­
una palabra, juego y deporte son
extranjero
(París...)
Una
fiesta
de­
senta difícil, pero muy necesario
un suplemento de espíritu». La fies­
portiva, sana aunque un poco dura
(...) El país es más pobre de lo
ta veneciana, entre otras que bro­
que uno se imagina. Abunda el anal­ para los corredores. En cambio, di­ tan por iniciativa de no pocos cen­
vertida para el público, que llena
fabetismo; la población sucumbe
las calles para alegrarse con el des­ tros salesianos en todas las partes
víctima de las enfermedades. Se
del mundo, es una prueba que ya
file
de los corredores, bandas, cha­
espera ansiosamente a los Salesia­
tiene seis años. Además se ha con­
rangas,
«clowns»
y
máscaras
de
nos. Los que acometan la empresa
todo tipo. Veinte mil vasos de plás­ vertido en la fiesta de la ciudad y
deberán tener una carga muy gran­
en alegre encuentro con otras co­
tico quedaron en el suelo a la hora
de de amor auténtico a los pobres
munidades juveniles.
y tener una gran capacidad de re­ del bocadillo de los deportistas. Los

29

ANTONIO MARTINEZ AZCONA: Fi­
lósofa, que algo queda. Ed. Desclée de Brouwer. Bilbao. 1960.
Págs. 268. 0 13 x 20 0 .
Precioso libro el que nos ofrece
la incansable pluma de este saleslano. Sigue el autor la línea de su
obra anterior, «Existo, luego pien­
so». Ambos libros nos presentan
una buena colección de artículos
bien cosidos, aunque muy hetero­
géneos en su contenido. Pertene­
cen al género periodístico del ar-

A^/TOMO MARTINEZ AZCONA

ig
tículo de fondo, y desarrolla una
serle de pensamientos muy útiles
para la tradición salesiana de las
«Buenas noches». Martínez Azcona
tiene una escritura profunda y ame­
na. Entre humorístico y socarrón,
sabe decirnos verdades mayúscu­
las. muy bien sintetizadas en los
diversos capítulos. De vez en cuan­
do, Intercala lo que él llama «anas­
tasias», que vienen a ser algo así
como pildoras de filosofía o de teo­
logía. muy semejantes a los pensa­
mientos de Pascal, a las Máximas
de la Rochefoucauid, a las Gregue­
rías de Ramón Gómez de la Serna
y aun al libro de los Proverbios.
Le gusta a Martínez Azcona la fra­
se sutil, el pensamiento agudo, la
lección breve, muy propias del que
desea inculcar algo de una manera

30

gráfica y contundente. Por otra
parte nos encontramos con un es­
tilo muy personal. El libro se lee a
gusto, a pesar de que no se trate
de ninguna novela. Lo recomenda­
mos a nuestros lectores, con la se­
guridad de que encontrarán en él
un material abundante para la me­
ditación personal, todo en unas pá­
ginas muy sabrosas y claras.
R. A.
CESAR AUGUSTO AYUSO; Afirma­
ción del hombre. Col. Rocamador (97). Palencia, 1980. Págs. 62.
0 15,50 X 21.50 0 .
Consta este libro de 25 poemas
distribuidos en dos partes. «Creo
en el hombre», es la cita de la
primera sección. Su fe en el hom­
bre es un hecho que comprobamos
a lo largo de unos poemas densos,
cargados de emotivas connotacio­
nes humanas. Hay un verdadero
humanismo impregnado de honda
soledad, de amor a la vida, a la
palabra, y en el que aletea una gran
esperanza. El libro cobra resonan­
cias de oda: el poeta entona un
himno al hombre con esa voz pro­
funda de la poesía meditativa,
uniéndose así a la corriente de los
poetas metafísicos, preocupados
por la existencia. Un himno en el
que se afirma el futuro del hombre:
«Hasta morir en mártir de otra luz
donde alcance / la plenitud de hom­
bre / que él mismo aquí se niega».
«Heme aquí: / soy hombre, como
un dios», es la cita de Dámaso
Alonso, que abre la segunda sec­
ción del libro. El hombre, siempre
con vocación de eternidad y de pu­
reza, se encuentra con sus limita­
ciones humanas. De aquí nacen las
bellas elegías de esta segunda par­
te. El poeta clama, se rebela, sue­
ña. sufre... Nos lleva a través de
poemas trémulos de emoción por
ios caminos de su meditación poé­
tica. Esta segunda parte es más
lírica y nos comunica mayor ter­
nura, como cuando nos insinúa su
huida a la infancia tras la cometa
voladora:
«Un día llegará cuando me va­
ya / como niño detrás de su come­
ta / que no sabe volver, que se ha
perdido / en un país extraño / y
rendido en las sombras ya descan­
sa / de su viaje eterno...»
«Considero la creación poética
personal como un diálogo conmigo
mismo», afirma César Augusto Ayuso. Eso es esta obra, un hermoso
diálogo con el hombre que es este
poeta. Para ser el primer libro, se

nota en él una gran madurez y mu­
cho ejercicio y dominio del verso
y de la palabra. Hay mucha preci­
sión y gran contención, que vienen
a ser la piedra de toque de todo
buen escritor.
Afirmación del hombre es un li­
bro para este verano. No nos de­
fraudará. Y nos dará la enorme sa­
tisfacción de comprobar el descu­
brimiento de un gran poeta salesíano.
R. A.
TERESIO BOSCO: Don Bosco. Una
biografía nueva. Edición para la
juventud. Ed. Central Catequísti­
ca Salesiana. Madrid, 1980. Págs.
236. 0 15 X 21 0 .
Después del éxito de la Biografía
de Don Bosco. aparece ahora esta
edición expresamente para mucha­
chos. ¡Qué buena idea! Los chicos
podrán acceder más fácilmente a
la figura del santo que es suyo. El
autor, según confesión propia, ha
querido poner en manos de los mu­
chachos una verdadera vida de Don
Bosco, en lugar de las consabidas
colecciones de episodios. Una vida
encantadora, llena de aventuras,
seria y armónica, aunque desmocha­
da de esas cosas que no interesan
tanto a la gente menuda.
«Dos caminos se abrían ante una
edición especial para muchachos:
volver a escribir toda la biografía
más condensada y abreviada: o re­
saltar los años más interesantes
para los muchachos, resumiendo al
máximo los períodos más alejados
de su sensibilidad. Nos ha pareci­
do más oportuno este segundo ca­
mino. Y por eso presentamos en­
teros los dos momentos más atra­
yentes de la vida de Don Bosco,
a saber: su niñez y adolescencia,
y la historia del Oratorio hasta
1856, En cambio, están muy resu­
midos sus años de seminario y la
historia de la Congregación...»
La escritura de Teresio Bosco se
bebe, se lee sin querer. Muy bien
traducido al español por Basilio
Bustillo. esta vida de Don Bosco
está llamada a ocupar las manos
de nuestros muchachos. Buen li­
bro como premio, como regalo, co­
mo obsesión una vez iniciada su
lectura. La figura de Don Bosco co­
brará nueva dimensión de simpatía
ante nuestros adolescentes. ¿Y por
qué no? También para los mayores.
Porque Don Bosco siempre es una
delicia para pequeños y grandes.
A. S.

g r a titu d

Madrid: Hago pública mi gratitud
a María Auxiliadora y envío un do­
nativo por los favores recibidos de
su bondad y por la intercesión de
Don Bosco. Amparo Sánchez, viuda
de Rivera.
Sanlúcar la Mayor: Doy gracias
a María Auxiliadora por varios fa­
vores recibidos y envío una limos­
na para las Misiones Salesianas.
M. J. R.
Bilbao: Enviamos una limosna
para la próxima Navidad en las Mi­
siones, en agradecimiento por va­
rios favores recibidos. F. P., un ma­
trimonio bilbaíno.
Barcelona: Damos gracias a Ma­
ría Auxiliadora y lo publicamos en
el Boletín Salesiano, por una gra­
cia recibida en favor de la salud
de nuestro hijo. Enviamos un dona­
tivo para las Misiones Salesianas.
Familia Pla-Segura.
Córdoba: Envío un donativo de
parte del matrimonio M. Molina y
María Teresa Sorribas, de San Fer­
nando (Cádiz) y de una devota de
María Auxiliadora, de Posadas, por
un favor recibido. María Ochoa.
Córdoba: Doy gracia de nuevo a
nuestra querida Madre María Auxi­
liadora por haber seguido solucio­
nando la segunda parte de una si­
tuación económica angustiosa en
favor de unos familiares, y le ruego
siga su protección hasta el final.
Cumplo lo que prometí publicar en
el Boletín Salesiano. Gracias. Ma­
dre mía. R. H. R.
Usanos (Guadalajara): Envío un
pequeño donativo de agradecimien­
to a María Auxiliadora, pidiéndole
me siga protegiendo como hasta
ahora. Juan Agudo.
Las Palmas: Envío una limosna
en agradecimiento a María Auxilia­
dora por la salud de mi esposo, y
sigo pidiendo su protección. Celia
Hernández de Almeida.
La Coruña: Doy gracias a la Vir­
gen Auxiliadora por haber evitado
una operación que tenía que hacer.
Envío un donativo y deseo se pu­
blique en el Boletín Salesiano.
Carmen Lafuente.
Oviedo-Masaveu: Por haber conse­
guido trabajo un hijo mío. envío una

limosna en acción de gracias a Ma­
ría Auxiliadora. Angeles Martínez.
Oviedo-Masaveu: Envío un dona­
tivo llena de gratitud a María Auxi­
liadora, por haber sanado mi nieta
Silvia Fernández. Leónidas Bobes
Valdés.
León: Teniendo presente un asun­
to de interés, todo se resolvió fa­
vorablemente. por lo que cumplo
mi promesa de enviar un donativo
a María Auxiliadora en favor de las
Misiones, deseando se publique en
el Boletín Salesiano. Jesús Cuervo.
León: Doy gracias a María Auxjliadora por haber salido bien mi hi­
ja de una operación. Envío un do­
nativo y deseo se publique en el
Boletín Salesiano. C. L.
Madrid: Me vino una gran infec­
ción con fuertes dolores. La infla­
mación llegó a asustarme mucho y
me entró verdadero terror sólo con
la idea de tener que acudir al mé­
dico, sin falta. Hice en primer lugar
unos remedios caseros y tomé unas
pastillas desinfectantes, pero sin
antibióticos. Tomé tantas que es­
tuve en peligro de intoxicación. An­
gustiada porque seguía lo mismo,
después de transcurrido un mes,
acudí con enorme confianza a la
Virgen Auxiliadora, poniéndome una
estampa suya en la parte afectada.
Casi diría que desde esa fecha co­
menzó a ceder la inflamación e iba
mejorando poco a poco hasta que­
dar totalmente curada. Nadie puede
suponer mi alegría al recobrar la
salud y tranquilidad. En actitud de
agradecimiento escribo esta rela­
ción para el Boletín Salesiano.
Asimismo expreso mi gratitud
a Santa María Mazzarello. a San
Juan Bosco y a Santo Domingo Savio. María Carmen Seco.
Barcelona: Acudí confiadamente
a María Auxiliadora y recibí su pro­
tección de manera palpable. Agra­
decida por éste y otros favores que
lé pido, envío un donativo con de­
seo de que se publique en el Bo­
letín Salesiano. Una devota de Ma­
ría Auxiliadora.
Madrid: Acudí con toda mi fe a
María Auxiliadora, gracias a su pro­
tección pude resolver un asunto

que me preocupaba. Envío un do­
nativo de agradecimiento. A. Vegas.
Valencia: Envío un donativo para
la Obra Salesiana que se estime
más conveniente, en acción de gra­
cias a María Auxiliadora. Familia
Pérez Carbonell.
Málaga: Habiendo salido bien de
una operación de tumor y siendo
éste benigno, como se lo había pe­
dido a la Virgen Auxiliadora, cum­
plo mi promesa de enviar una li­
mosna y publicarlo en el Boletín
Salesiano. D. S.
Pamplona: Habiendo sido interve­
nida quirúrgicamente, ofrecí una li­
mosna si todo se desarrollaba con
satisfacción. Muy gustosa cumplo
mi promesa. Una devota de María
Auxiliadora.
Salamanca: Cumplo mi promesa
de enviar una limosna en acción
de gracias a María Auxiliadora, por
favores recibidos. L. M.
Astudillo: Reconozco la protec­
ción de María Auxiliadora y quiero
agradecerlo públicamente.
Mi esposa ha respondido muy fa­
vorablemente al tratamiento médi­
co: lo que teníamos por una situa­
ción desesperada se ha convertido
en una recuperación inesperada.
Para mí ha sido una gracia que
atribuyo a María Auxiliadora, bajo
cuya protección pusimos la salud
de mi esposa. Agradezco la protec­
ción de tan buena madre. Raimundo
Sendino Palacín.
Vigo-Colegio Hogar: Doy gracias
a María Auxiliadora por un señala­
do favor que nos ha concedido a
nuestra familia y envío una limos­
na. María Teresa Rivas Lago.
Vigo: Muy agradecida a María
Auxiliadora, por los favores recibi­
dos y por haber sanado a una hija
de una familia a la que aprecio de
una grave enfermedad. Martín.
Llaranes-Avilés: Doy gracias a
María Auxiliadora por ios benefi­
cios recibidos y en especial por
uno muy singular, y entrego una
limosna para la obra de los Salesianos. Carmen de la Torre,
Béjar (Salamanca): Gracias. Ma­
ría Auxiliadora: Teniendo que ser
intervenida quirúrgicamente, pedí la
protección y ayuda a María Auxilia­
dora. y como buena Madre que es
me otorgó la gracia pedida. Por eso
y en agradecimiento cumplo mi
promesa: publicar la gracia y dar
una limosna que entrego. Paquita.
Astudillo (Falencia): Doy gracias
a María Auxiliadora por el feliz éxi­
to de la operación de ojos de mí
hijito y envío una limosna. M. Sendíno.

31

■i

FUERON

Don Augusto Resino Díaz t en
Talavera de la Reina CToledo), el
11 de febrero de 1980, a los ochen­
ta y un años de edad. Allá por el
año 1915, fundaron los Salesianos
en Talavera unas Escuelas Popula­
res con un Oratorio Festivo, perma­
neciendo ailí durante ocho años.
En este breve espacio de tiempo,
hicieron los hijos de Don Sosco
una siembra apostólica, que la ben­
dición de Dios hizo fructificar, de
manera maravillosa, en una juven­
tud cristiana, enamorada de todos
los ideales salesianos. Por circuns­
tancias especiales, a los ocho años
de permanencia en la ciudad, los
Salesianos tuvieron que abandonar
la Fundación, dejando allí un plan­
tel de antiguos alumnos, que auto­
máticamente se constituyeron en
custodios y guardianes de los idea­
les cristianos y salesianos, que
sus educadores habían infundido
en sus jóvenes corazones. A la ca­
beza de este grupo, se puso y per­
maneció toda la vida, hasta su
muerte, el joven Augusto, que fue
en todo momento alma y vida de
este movimiento salesiano, que se
mantuvo floreciente y ejemplar, du­
rante decenas de años. Años y
años, organizaron espontáneamente
su triduo y fiesta de María Auxilia­
dora, que coronaban con una pro­
cesión popular. Funcionaba la Archlcofradía, la Asociación de An­
tiguos Alumnos y las Actividades
Misioneras. Su casa, sus hijos, sus
devociones, todo llevaba la impron­
ta saleslana. El único hijo varón,
sacerdote, es un doble de su pa­
dre. que habla, vive y trabaja como
un verdadero salesiano. habiendo
heredado de su padre los amores
apostólicos, que tan grabados tenía
en su corazón. El tener un hijo
sacerdote fue siempre para él mo­
tivo de satisfacción y santo orgullo.

32

A LA

CASA

DEL

Podemos decir que los grandes pi­
lares que sostuvieron su ejemplar
vida cristiana fueron eminentemen­
te salesianos: Ardiente devoción a
la Eucaristía, con su misa diaria
desde los doce años de edad; per­
severante devoción a María Auxilia­
dora, ya que jamás pasaba un día
24 sin postrarse ante su altar; gran
espíritu de trabajo, del que supo
hacer siempre un «servicio» y un
«deber»; afecto a las Misiones, que
seguía de cerca, a través del Bo­
letín Salesiano; amor al Sagrado
Corazón de Jesús y a la Obra Ex­
piatoria del Tibídabo.
Tras una breve enfermedad, ro­
deado de su esposa y seres queri­
dos, asistido en los Ultimos Sacra­
mentos por su hijo sacerdote, cam­
bió este destierro de la vida por
la verdadera Vida del Cielo. Su
mortaja fue cubierta, por expreso
deseo suyo, con la bandera de Don
Bosco y la insignia bendita de Ma­
ría Auxiliadora.
Descanse en la paz del Señor
este gran caballero cristiano y
auténtico antiguo alumno salesiano.
Don Benito Lorenzo Gómez t en
San Pedro de Ribeira (Orense) el
día 5 de mayo de 1980 a los ochen­
ta años de edad.
Consignamos, como tónica de su
vida, los rasgos más destacados:
• Asiduo y gozoso lector de to­
do lo salesiano.
• Con su mujer Olimpia, falle­
cida hace veinte años constituyó
un matrimonio cristiano ejemplar,
unido, desde la muerte de su cón­
yuge, por el recuerdo y la oración.
• Buen educador de sus 5 hijos;
2 de ellos son salesianos. AmaÑe
y Andrés Avelino.
• Poseía el espíritu de lo recto,
la intuición del punto medio por
donde camina la justicia y la virtud,
el sentido del orden y del momen­
to oportuno para el «bien hacer»
las cosas; buen vecino y colabora­
dor en estos aspectos.
• Sus honras fúnebres han
constituido una manifestación de
religiosa solidaridad cristiana y salesiana.
Don Sebastián Monclus Salas. Sa­
lesiano. t el día de Navidad de 1979
a los ochenta y un años en Barce­
lona. habiendo pasado sus últimos

PADRE
años en la Casa saiesiana de Rocafort. Toda su vida la consagró a la
enseñanza y atender a todos cuan­
tos acudían a su confesionario en
busca de consejo. Los últimos años
soportó con paciencia las moles­
tias de su enfermedad, dedicando
largos ratos a la oración y su pen­
samiento no era otro que esperar la
llamada del Señor. Su bondad y
sencillez fueron las notas más ca­
racterísticas de toda su vida.
Doña Juana Gárate Elorza t en
Azcoitia el pasado mes de marzo.
En la que es cuna de tantos y
tan buenos salesianos y con la di­
cha de haber sido elegida para ma­
dre de uno de ellos, despertaba a
las realidades eternas por las que
batalló y sufrió en su larga vida,
doña Juana Gárate Elorza.
Nacida al comienzo del último
lustro del pasado siglo, jalonaron
su existencia los acontecimientos
más variados. De su matrimonio
con don Jesús Arizmendi (arrebata­
do violentamente de su lado en
plena contienda nacional — 1937—)
nacieron 7 hijos, para quienes fue
durante tantos años padre y madre.
Como la mujer fuerte de la Bi­
blia, no se desalentó ante tan ardua
tarea. Con la ayuda de Dios en
quien.'más que creer en la Euca­
ristía, veía en las personas y acon­
tecimientos, se sintió capaz de edu­
carlos a todos cristianamente y sa­
carlos adelante con toda dignidad
La Obra Saiesiana en Azcoitia
inundó a sus hacendosos habitantes
de una devoción tierna y profunda
a María Auxiliadora, de la que la
finada era ardiente devota.
Ella que conoció estrecheces y
tristezas, apoyada en Dios y en la
Virgen, aparecía ante la vista de
todos como una mujer llena de vi­
talidad y de alegría, abiertas de
par en par las puertas de su cora­
zón comprensivo y generoso para
cuantos pudieran necesitarla.
Rodeada de! cariño de sus hijos y
respetada de todos se fue extin­
guiendo la lámpara de su vida, que
mantuvo siempre encenÑda en e!
fuego de amor a Dios y al prójimo.
A los funerales, celebrados en
la iglesia parroquial, abarrotada de
fieles, estuvieron presentes nume­
rosos salesianos, de los que unos
40 concelebraron la Eucaristía que
presidió el propio Javier.

MANUEL MARROOUIN
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Bloque íl: EL YO Y LOS DEMAS.

SEGUNDA CARPETA — SEGUNDO LIBRO

Precio: 2.700 ptas.




Bloque III: VALORES Y ACTITUDES.
Bloque IV: NECESIDADES HUMANAS.

SOUCITELO HOY MISMO.-LO RECIBIRA POR CORREO.
CENTRAL CATEQUISTICA SALESIANA —

Alcalá 164 Y e |f © 1 )°^ 5 2 Ó m

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V Pájaro^
Lecturas para la escuela.

Homenaje al MINO
en su Año Internacional.

Texto de lecturas
96 diapositivas.
Cassette.

Precio: 2.5 00 Pts

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