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AÑO LXXX - N.9 12 - ORGANO DE LOS COOPERADORES SALESIANOS - DIC. 1966
■ííW-T

I

El
CAPITAN
BUENO

BOLETIN SALESIANO

ORGANO DE LA PIA UNION DE
COOPERADORES SALBSIANOS

Revista de la Obra de Don Bosco
AÑO LXXX - Núm. 12 - Dic. 1966
d ir e c to r :
JA V IE R RU BIO IBA Ñ EZ

DIRECCION, REDACCION Y ADMON.:

Alcalá, 164 - Apartado 9.134
Teléfono: 255 20 00
MADRID-2
Depósito legal: M. 3.044-1958
{Con censura eclesiástica)
E. G. Solesiana: Maárld-Atocha

Sumario
AUDIENCIA PRIVADA DEL PAPA AL REC­
TOR M A Y O R .................................................... 3
¿QUE PODEMOS HACER POR LA IGLESIA? 4
MI AMIGO DON BOSCO, por Neil Hamilíon . 6
LA TERCERA FAMILIA SALESIANA . . . . 12
Campaña anual: DIALOGO DE LA GRATITUD 14
HOMENAJE A UNA COOPERADORA INSIG­
NE: Doña María O ríe g o ................................. 15
ESPAÑA SALESIANA.......................................... 16
NOTICIARIO SALESIANO MUNDIAL . . . 18
EL CAPITAN BUENO: Monseñor Fagnano . . 20
CRONICA DE GRACIAS........................................... 25
BECAS SACERDOTALES........................................... 30

EL BOLETIN SALESIANO
tie s e a a io d o s s u s l e o to ro s , c o o p e ra d o re s ,
b i e n h e c h o r e s d e la s
O b ra s y d e la s M i s io ­
n e s S a le s ia n a s

NA VIDADES

“O
V

2



X.

y p id e a l N iñ o J e s ú s
b e n d ig a a to d a s la s fa ­
m ilia s d o n d e e n tr a ,
d á n d o ie s p a x , u n ió n ,
c o m p r e n s ió n e n t r e p a ­
d r e s e h ijo s y s a iu d ,
a fin d e q u e s u p e r á n d o ­
s e f o r m e n c a d a d ia un
h o g a r m á s oristia nom

PRIMERA
AL

AUDIENCIA

RECTOR
E

MAYOR

PRIVADA
DE

LOS

DEL

PAPA

SALESIANDS

día 8 de octubre, Su Santidad Pablo VI recibió en audiencia privada
al rector mayor, Don Luis Ricceri.

l

Para la familia salesiana la visita asumía un significado especial por
el hecho de que el rector mayor tenía por vez primera el privilegio de
ser recibido en audiencia privada por el Sumo Pontífice. El acto de homenaje,
tradicional en la historia de nuestra Congregación, venía a soldarse idealmente
con el obsequio filial rendido tantas veces por Don Bosco al Papa y transmitido
entre las tradiciones más sagradas y queridas de la Congregación.
Recibido con la mayor amabilidad, Don Ricceri le renovó el homenaje devoto
de toda la Familia Salesiana, en la variedad de todos sus miembros y de todos
los que viven en el ámbito de las actividades y del espíritu de Don Bosco. El
rector mayor aseguró al Papa que todos participan con ánimo filial en las aspi­
raciones y en los ansias de su corazón de Padre por la vida de la Iglesia y
expresaba la voluntad de toda la Congregación de colaborar, con plenitud de
adhesión, a la renovación promovida por el Concilio.
Con este fin, dijo Don Ricceri, la Congregación está reforzando en estos mo­
mentos y cualificando las propias fuerzas para poder hacer frente a los objetivos
del período posconciliar. El Santo Padre se complació en aprobar tal dirección y
tuvo expresiones de paternal reconocimiento para la Congregación que, al mismo
tiempo que se abre sanamente a las exigencias contemporáneas, muestra toda la
solidez, que le viene de la fidelidad a su tradición. De esta manera el Papa vol­
vía a tomar el hilo del tema, que explanó, cuando recibió a los miembros del
Capítulo Superior en mayo del año pasado.
El rector mayor le hizo luego relación de la vida de la Congregación espe­
cialmente acerca de las vocaciones, de la actividad misionera, sobre la situación
especial de algunas naciones, sobre las dificultades ante los desbarajustes ideo­
lógicos y prácticos del mundo contemporáneo. El Papa demostró su agrado ante
las noticias del florecimiento de las vocaciones en algunas naciones donde se
obstaculiza la vida católica; se felicitó por el número de nuevos misioneros que
salen para América del Sur, ala tierra, dijo, donde tenéis una presencia de res­
ponsabilidad primaria» y aprobó el envío de salesianos jovencísimos que van
como a anaturalizarse» en los países de misión. Añadió que el trabajo y la pro­
tección de María Auxiliadora son los recursos sobre los que pueden contar los
Hijos de Don Bosco para hacer frente a los peligros de nuestros tiempos.
Como broche de su benevolencia hacia la Congregación el Papa anunció al
rector mayor que el 29 de octubre pensaba visitar el Pontificio Ateneo Salesiano,
para inaugurar con toda solemnidad su nueva sede.
Cuando el rector mayor se arrodilló y pidió la bendición para todos aquellos
a los que en ese momento representaba ante el Vicario de Cristo: salesianos, co­
operadores, aa. aa. y alumnos, fieles de las parroquias, de los oratorios, de las
misiones y bienhechores, el Santo Padre tuvo un delicado gesto de bondad e
invocó el auxilio del Señor «por intercesión de la Virgen Auxiliadora y de San
Juan Bosco».
Las últimas palabras, pedidas como consigna para toda la familia, fueron una
confirmación del programa de acción que el mismo Papa trazó en repetidas oca­
siones a los salesianos: Renovación en la fídelidad a la sana tradición y fervor
en hacer el bienji
Desde estas columnas del Boletín Salesiano el rector mayor comunica la pa­
terna bendición del Santo Padre a todos los que están unidos en el nombre de
Don Bosco y expresa su filial y devota gratitud al Padre común por su benevo­
lencia hacia la Congregación.
cVosotros prestáis un gran servicio a la Iglesia, dijo el Papa al rector mayor,
recordándole con particular afecto las «muchedumbres juveniles» que pueblan
las casas de Don Bosco. El augusto reconocimiento nos compromete a toda la
Familia Salesiana.

colvcsDr su Bsmm & los ums e n nombre be bon bosco

ESTUDIAR LAS NECESIDADES DE LA IGLESIA
--------------------- LECCION DEL tAPA---------------------

¿QtBé p o d e m o s h a e e e
p o e iu
mes va a ser el mis­
mo Papa quien nos dé
la lección conciliar. Es
una alocución que pro­
nunció el 28 de septiembre pasa­
do en la audiencia general. Me­
jor que comentarla, es darla in­
tegra. Satisface plenamente a los
apóstoles seglares, a los cristia­
nos con inquietud que más de
una vez se han preguntado que
pueden hacer ellos por la Iglesia.
El Papa al ver esta multitud en­
fervorizada de los peregrinos, de
los visitantes creyó leer en sus
ojos «el deseo de hacer algo por
el Papa, por la Iglesia/ algo ú^il,
bueno, personal». Adivinó en
ellos la pregunta que en su in­
terior se hacen/ «¿Qué puedo
yo hacer en estos momentos posconciliares por la causa de Cris­
to y de su Iglesia?»
Ante esta sola posición el co­
razón del Papa siente necesidad
de dar gracias al Señor, porque
él sabe mejor que nadie la ne­
cesidad que el mundo y la Igle­
sia tienen de cristianos dispues­
tos a hacer algo. Es una triste
lealidad, que muchos católicos
no han comprendido aún, que
es una obligación moral la que
pesa sobre ellos desde su bautis­
mo de trabajar algo por Cristo.
Hacen falta más cristianos con­
vencidos, más cooperadores de
la Iglesia.
Pero ¿para qué? ¿qué han de
hacer? Esto es cabalmente a lo
que responde Pablo VI y ofrece­
mos a los cooperadores salesianos su lección para que la conE

M gtesid?

ste

«¿Os preguntáis qué podéis ha­
sideren atentamente y hallen en
las palabras del Vicario de Cris­ cer para colaborar con nuestra
to una respuesta a sus inquietu­ misión apostólica? Pues bien,
plantead la cuestión asi: ¿Cuáles
des apostólicas.

Las necesidades de la Iglesia nos recuerdan
gue Dios guiere se rv irse de los hombres pa­
ra realizar su plan.
Abrir los ojos a las necesidades de la Iglesia
tiene una importancia formativa de prim er
orden.
Lo gue hacéis por las necesidades de la Igle­
sia en vuestras familiasr parroguias... lo ha­
céis por Cristo.

son, hoy, las necesidades de la
Iglesia? ¿Cuáles son? Es eviden­
te que son muchas y muy gran­
des. No podríamos siquiera enu­
merarlas, ya miremos al fondo
de las exigencias, que podríamos
llamar constitucionales, de la
Iglesia, como son esas inmensas
Y nunca suficientemente satisfe­
chas de la misión evangelizadora y santificadora de la Iglesia,
ya miremos más superficialmen­
te a sus necesidades prácticas,
funcionales, también innumera­
bles e inconmensurables. Pero
esta mirada general a las nece­
sidades de la Iglesia tiene una
importancia muy grande en la
' formación de la vida católica.
i Una importancia teológica nos
recuerda que el reino de Dios
está siempre lin fieri», que nun­
ca se completa durante el curso
del tiempo, y siempre tiene ne( cesidad de realizarse. Más aún,
nos recuerda una verdad funda­
mental del plan divino sobre la
salvación humana, que Dios, úni­
co principio, libre y sumo, de
la redención humana, ha queri­
do que el hombre colaborase en
I la realización de su plan; es de­
cir, que fuera ministro e instru­
mento, vehículo de la verdad
Y de la gracia, traída por Cristo
al mundo. En otros términos, la
obra de Dios necesita la obra
del hombre, no para conseguir
su validez intrínseca, pero sí pa­
ra alcanzar su eficacia extrínse­
ca. Por ejemplo, la fe, origen de
nuestra salvación, requiere ser
anunciada, predicada, enseñada.
*¿Cómo creerán, escribe San Pa­

blo, en uno del que no han oído
decir nada? ¿Y cómo escucharán
hablar de El sin nadie que lo
anuncie?» Y quien ve esta ne­
cesidad de la economía cristia­
na advierte inmediatamente la
necesidad de un ministerio, de un
apostolado, de un trabajo misio­
nero.
Por ello, abrir los ojos a las
necesidades del Reino de Dios
tiene una importancia moral y
formativa de primer orden. Quien
abre los ojos a estas necesidades
siente nacer dentro de sí un sen­
tido nuevo de responsabilidad,
como una invitación, un estímu­
lo, una vocación. Hay un capí­
tulo en muchas vidas de Santos,
en el que se narra precisamente
el descubrimiento que el futuro
Santo hace de las necesidades
espirituales, morales, o de cari­
dad, que lo rodean; y este des­
cubrimiento provoca en él un
nuevo imperativo: puedo, debo,
quiero. La visión se convierte de
externa en interna; y el Espíritu
Santo habla en el corazón de
quien ha abierto el corazón a los
sufrimientos de los hermanos, a
las necesidades de la Iglesia y
ese soplo misterioso transforma
al hombre de egoísta, de tímido
e inepto en un nuevo hombre,
animoso, ingenioso, generoso; en
un héroe, en un santo.
Pero no es preciso que cada
uno llegue a tanto, como no es
necesario que cada uno haga a
propósito una investigación so­
bre las necesidades, ya sean ge­
nerales o particulares de la Igle­

sia, para encontrar la forma de
testimoniarle su propósito, de
hacer algo en su favor. Es sufi­
ciente con que cada uno mire
delante y en torno a sí, en el
campo de su experiencia eclesial, Y verá inmediatamente la
cantidad y calidad de las nece­
sidades que allí existen, presen­
tes, urgentes, que piden colaPoración, oración, apostolado, don
de tiempo y dinero, testimonio,
defensa, amor... Lo que importa
es suscitar en sí mismo esta acti­
tud: mirar, ver, comprender las
necesidades de la causa de Cris­
to, que existen en torno nuestro.
Y puesto que vosotros, queri­
dos hijos, al hacernos esta visita,
llena de devoción y buena vo­
luntad, nos hacéis comprender
lo prontos y dispuestos que es­
táis a venir en nuestra ayuda,
05 diremos que todo lo que ha­
céis de bien por las necesida­
des de la Iglesia cercanas a vos­
otros, en vuestras familias, en
vuestras parroquias, en vuestras
comunidades, lo hacéis también
por nosotros, que tenemos la pri­
mera responsabilidad de la Igle­
sia; más aún, lo hacéis por Cris­
to mismo, quien dijo (¿recor­
dáis?): fCuantas veces hiciereis
algo en favor de los más peque­
ños de mis hermanos, conmigo
lo hicisteis» (Mat. 25, 40).
Gracias por ello, hijos e hijas,
por la bondad que nos demos­
tráis,- gracias por la que, efecti­
vamente, demostraréis por las
necesidades de los pobres y de
los afligidos, por las necesida­
des de la Iglesia.


5

LLEVO SIEMPRE EN EL BOLSILLO LA NOVENA DE DON BOSCO

Neil Haniilton nos contó en el pasado número cómo conoció a Don Bosco y la primera súplica que le hizo.
Una voz le mandó ir a ver a Dan Kelly. ¿Quién era este personaje?
Neil acaba de contarnos su historia; Don Bosco cambió material y espi­
ritualmente el rumbo de su vida. Es un personaje popularísimo en la te­
levisión de los Estados Unidos. Don Bosco sigue teniendo amigos en to­
das partes.
OR aquel entonces esta­
ba yo desempeñando el
oficio de corredor, o pa­
ra decirlo más claro, de
glorificado botones en la Agen­
cia de Paul Kohner, en 9169 Sunset Boulevard, Los Angeles 63.
Paul Kohner, el padre de Susan Kohner, es una bellísima per­
sona que por muchos años ha
figurado como uno de los más
importantes agentes de Holly­
wood. Me pagaba la espléndida
suma de cincuenta dólares sema­
nales por mis servicios, y, a de­
cir verdad, creo que sobraban
cuarenta y siete y cincuenta cen­
tavos si se considera la poca uti­
lidad de lo que podía hacer yo
por él.
¿Vender actores yo? ni rega­
lados me los aceptaban. Le esta­
ré eternamente agradecido a Paul
Kohner por su comprensión y
ayuda.
La agencia ostentaba la repre­
sentación de muchos actores extranjeros; y a mi me llevaban
todos los demonios tener que en­

P

6



trar en las oficinas de reparto de
papeles, donde antiguamente ha­
bía firmado yo contratos por mil,
por mil quinientos, por dos mil
quinientos dólares a la semana
e intentar arrancar un contrato
para alguno de nuestros clientes.
Los directores de reparto eran
siempre amables conmigo/ ama­
bles y comprensivos. Pero los
otros agentes que esperaban su
turno para encajar a sus clientes
me abucheaban al llegar: «Mira,
mira, ahí viene ese... ¿Cómo se
llama, que no me acuerdo? ¿Os
acordáis de cuando Neil Hamilton
aparecía en la pantalla? Miradle
ahora malgastando nuestro tiem­
po, como un agente más. Chi­
cos, se ve que ahora ya no se
cotiza el acento perfecto!. Y se
reían como energúmenos.
Durante este período no había
logrado ver ni siquiera al secre­
tario del secretario de Dan Ke­
lly... y Dan Kelly era nada me­
nos que el número uno de los
repartos de Universal Studios.
No era, pues, difícil decidir
si yo era o no allí un descono­

cido cualquiera, un intruso, una
persona no grata.
Habían pasado ocho años des­
de que había trabajado en Uni­
versal y todo tendía a persuadir­
me de que pasarían ocho más
antes de que yo lograra trabajar
allí de nuevo. ¿Y sabéis por
qué? Ocho años antes, mientras
yo estaba rodando, no me acuer­
do qué película, al llegar mi co­
che a la entrada principal, el
vigilante de servicio aquella ma­
ñana se vino hasta mí con una
mirada de contratiempo, porque
él también lo sentía como una
afrenta/ es que la noche ante­
rior se había cursado la siguiente
orden:
• Desde hoy ningún coche pri­
vado podrá aparcar dentro del
recinto de los estudios.! ¿Por
qué? Había que aprovechar de
todo el espacio interno. Así que
el vigilante me dijo: «Señor Ha­
milton, le ruego aparque al otro
lado.
Yo no estaba acostumbrado a
aparcar en la otra acera, sino a
dejar mi coche enfrente mismo

de la puería de mi cuarlo de
vestir, Y tendría que ser, de
lo contrario...
Di media vuelta y
volví a
la Playa de Malibu, a cuarenta
millas de distancia.
Acababa de entrar en casa,
cuando sonó el teléfono. «¿En
dónde está usted, señor Hamilíon? Tenía usted que entrar en
escena a las nueve de la mañana.i ¿Que en dónde iba a estar?
Pues en mi casa. ¿No acaban de
llamarme al teléfono allí?
Mi ironía no sirvió más que
para atizar su enojo, y para ello
estaba calculada.
Lo que querían saber es por
qué no estaba yo en mi puesto de
trabajo.
Les expliqué que me había pre­
sentado en el Estudio y que se
me había negado la entrada; por
eso me había vuelto a casa.
tiOhl Pero querido Mr. Hamillon: eso no era para usted. Ten­
ga la bondad de volver inmedia­
tamente. Puede usted aparcar
donde le venga en gana; pero,
por favor, vuelva en seguida, que
no podemos seguir rodando sin
usted.» Eso lo sabía yo muy bien.
Pero no volví.
En cambio me fui a nadar. Des­
pués de la ccímida volví a los Es­
tudios. Ni que decir tiene que
las puertas se abrieron de par
en par y yo entré esplendoroso,
sitiándome tan importante; efec­
tivamente, mi coche era el único
coche particular que aparcaba
en toda la finca.
Naturalmente siguió el rodaje
de la película y se acabó feliz­
mente de filmarla. Pero... yo tam­
bién acabé. Y para siempre.
Había tenido la satisfacción de
decirle al señor Kelly que se
podía ir a hacer gárgaras, él, sus
Estudios, Y toda su camarilla.
No os maravilléis, por tanto,
de que se me rehusara el privi­
legio de ver al Sr. Kelly cuando
yo no era más que un... reca­
dero.
Y ahora me venía a decirme
aquella voz misteriosa que tenía
<ÍUe ir a verle precisamente al
Sr. Kellyim
«Si yo estuviera en tu lugar,
no iría»,
me dijo mi mujer.

Y fui. Quiero decir, llamé al
Estudio,- pedí que me pusieran
con el Sr. Kelly. Pausa de unos
momentos. Reconocí la voz de
su secretaria: «¿Quién habla, por
favor?»
El corazón me latía con violen­
cia mientras temía oir el golpe
del aparato al colgar bruscamen­
te al otro lado del alambre: «Neil Hamilton al habla.»
Otra pausa. Finalmente oí:
«¿Quiere usted decir que es el
señor Hamilton en persona?»
Me parece que emití una es­
pecie de ruido que sonaba como
«Sí». Estaba tan atolondrado que
apenas podía hablar y aguarda­
ba a que la otra persona hablara
primero. El corazón me latía con
violencia,- estaba seguro de que
cortarían sin más, apenas se die­
ran cuenta de que era yo quien
llamaba. Pero no fue así; al con­
trario, me oigo decir: «Hombre,
Neil, ¡qué sorpresa me has da­
do! Pero, ¿qué tal estás? Cuánto
tiempo ha pasado desde que te
vimos por acá».
No podía ni hablar. No podía
ni pensar siquiera. La señorita
hablaba tan afablemente, y sin
duda estaba encantada de saber
que yo todavía estaba vivo y
bien. Alelado, yo no hacía más
que mover las mandíbulas sin
proferir un solo sonido. Ella con­
tinuó; «Supongo que querrás ha­
blar con Dan, ¿no es eso?
Logré murmurar, ¡Sí, para eso
he llamado!, y ella prosiguió:
«Muy bien, vamos a ver. Ahora
mismo está ocupado, pero si pue­
des presentarte aquí a la una y
quince, te aseguro que haré lo
imposible para hacerte pasar.
¿Vale?»
Si me hubiese dicho que tenía
que presentarme allí a media no­
che, descalzo y con el pelo te­
ñido color naranja vivo, me ha­
bría presentado lo mismo.
Volé al estudio, aturdido. Te­
nía una cita, una verdadera cita,
Y nada menos que con el jefe
más alto, el Sr. Dan Kelly.
Tal vez convenga explicar aquí
que si una persona le gustaba a
Dan, aunque no tuviera mucho
talento o ninguno del todo, en­
contraba trabajo en Universal;

pero si no le gustaba, ya podía
merecer diez mil dólares a la se­
mana, que en Universal no ha­
bría trabajo para ella. Y para
colmo, yo sentía un verdadero
horror en su presencia. Habría
jurado que se desayunaba con
clavos oxidados cada mañana.
Dan Kelly tal vez no fuera
la persona más amable en el ne­
gocio, pero ciertamente era la
mejor informada. Si habíais sa­
lido en una película, fuera la
que fuera, no importa cuando,
donde o para quien, Dan lo sa­
bía.
Antes de que me diera cuenta,
ya había aparcado mi coche. Y
esta vez, por cierto, al otro lado
de la calle.
I DAN KELLY ME DA TRAI BAJO.

Estaba yo en su despacho char­
lando con su secretaria, cuando
me veo entrar a Dan. Se plantó,
mirándome de hito en hito, Iruncíendo sus ojos, pero sin pesta­
ñear; de pronto dio un ladrido:
«¿Qué es lo que buscas aquí?»
El tono de su voz me heló la
sangre.
Si hubiera apartado la vista al
menos por un instante yo me ha­
bría recompuesto. Esperaba que
tosiera, tal vez que estornudara;
en fin, alguna acción humana
que rompiera aquel hielo; pero
nada; allí estaba inmutable, fi­
jando la vista en mí. De pronto,
otro resoplido: «¡Bueno! ¿Qué es
lo que quieres?»
—«Empleo», murmuré.
—«iOh!, ¿de modo que quieres
un empleo? Vaya, Imira que co­
sas!»
Alargó la mano al teléfono,
pero yo le paré. «Espera un
momento, Dan. Te extrañará por
qué estoy yo aquí. Te lo digo
en seguida. Estoy aquí obede­
ciendo a una voz que he oído
esta mañana mientras me afei­
taba. Sí; síguete riendo si quie­
res,- pero esa es la razón por la
que estoy aquí.»
Su mirada me parecía llena de
desprecio. Aquella risa suya era
un trompeteo de irrisión. «¿Ya


7

estamos chocheando? ¿Ya em­
pezamos a oir voces de lo alto?*
Antes de que le pudiera res­
ponder, ya había agarrado el
teléfono Y marcado un número
sin apartar la vista de mí ni por
un segundo.
Mientras le oía hablar a su in­
visible interlocutor, no podía
creer a mis orejas. No había du­
da: su tono era cálido; se diría
que hasta había un toque de salisíacción al darle la noticia al
otro.
—«Pepe, ¿a que no aciertas
q u i'n está aquí en mi despacho?
No, hombre, no. Frío. Ni por aso­
mos; vamos que no das en el cla­
vo. Pues mira: Neil Hamilton.
Que sí, hombre, que te digo que
sí. Me parece; no; estoy segurí­
simo: viene pintiparado para ese
papel. Cortado para él, ¿no es
verdad? Muy bien. Te lo mando
ahora mismo.» Y, sin duda, fe­
licitándose a si mismo, colgó.
—«Vete ahí abajo a ver a Pe­
pe. Está en el bungalow n.5 19.»
Pensó que con esto me había ya
despedido; pero no era así. Yo
en cambio le dije:
—«Dan, hace mucho que no
nos hemos visto. La última vez
que nos vimos, me excedí de ve­
ras; Y te aseguro que me siento
humillado por ello. El Neil que
te habla es diferente; es uno
que tiene que rehacer su vida,
que gozaría en hacer las muchas
cosas que dejó por hacer, y des­
hacer muchas de las que hizo;
Y si hay palabras con que pre­
sentar una disculpa aunque tantarde... «Pero Dan no quería es­
cuchar.»
—«¿Me haces el favor de ce­
rrar esa bocaza y largarte con
diez mil de a caballo a ver a
Pepe?»
Bajé, pues, a ver a Pepe.
Y Pepe es la mar de cariñoso.
Me recibió cor. un amoroso rHola, Neil» IQuó alegría verte por
aquí! Siéntate un segundo». Y
empuñando el teléfono dijo:
«Que se ponga Félix.»
Mientras esperábamos a Félix
empezamos a charlar de nada
concreto. Pero de pronto nos en­
contramos metidos en pleno ne­
8

gocio. «Hola, Félix. Oye... ¿a
que no te imaginas quién está
aquí sentado en mi despacho.
No... no... ni por asomo. Pues
mira: Neil Hamilton. Eso es...
Seguro... Vaya que sí. Eso es lo
que opina Dan también. Cierto
que ese papel le cae de primor.
Muy bien. Te lo mando ahora
mismo.»
Colgó. Me tendió la mano:
«Neil, ha sido un verdadero pla­
cer. Vete a ver a Félix. Está en el
bungalow número veinticuatro».
Y me fui a ver a Félix.
Bueno, iba pensando; si ésta
es la broma pesada que me quie­
ren gastar, bien merecida me la
tengo; y así llegué al bungalow
número 24.
Deirtro me esperaba una son­
riente secretaria que, por lo vis­
to, había sido puesta ya al tanto
de mi llegada. Me condujeron
al sancta sanctorum y allí me
encontré con mi viejo amigo Fé­
lix, quien con los brazos abier­
tos Y todo sonrisas me recibió
como al amigo perdido desda
hacía tiempo.
Habíamos trabajado j u n t o s
para M. G. M. y había visto siem­
pre en él al joven promeledor,
inteligente, paciente y con un
dominio perfecto del objetivo y
con toneladas de imaginación y
practicidad. Después de la pri­
mera efusión, Félix tomó el Di­
rectorio de Repartos con los
nombres y las fotografías de ca­
si todo el mundo entero dentro
del mundillo del cine; allí se
daba cuenta de sus nn!.‘*"edeníes,
cualidades, tablado, pantalla, et­
cétera... Y mientras iba hojeando
el libro, me dijo: «Neil, aunque
no te lo creas, la verdad es que
he estado buscando y rebuscan­
do en este libro a ver qué actor
podría desempeñar este papel.
Qye... pero, ¿Cómo es que tu
retrato no está acá?» No tuve
valor para decirle que, cuando
estaban editando el Directorio
unos meses antes, al pedírseme
la fotografía y los derechos, no
disponía de los quince dólares
necesarios.
Salí del Estudio con el con­
trato en el bolsillo: 650 dólares
semanales y garantía de cuatro
semanas.

No sé cómo acertó a encon­
trar el coche y a conducirlo has­
ta casa. Estaba fuera de mí.
Cuatro semanas a seiscientos
cincuenta dólares significaban
dos mil seiscientos dólares: me
sonaba a «todo» el dinero del
mundo. Decidimos que efectiva­
mente «era todos el dinero del
mundo.
Mi mujer y yo bailamos y
cantamos y nos perseguimos por ,
toda la casa; estábamos locos de
cariño y alegría.
Mi admirable mujercita se da- :
ba cuenta de lo que aquello sig­
nificaba para nosotros y espe­
cialmente para mí, dado que
también mis ilusiones están ata­
das al carro de Tespis y mi ofi­
cio incluye el de meter a otros
en él.


La popularidad del programa tt¿i,
levisivo que dirige Neil HamilDoj
ton, el amigo de Don Bosco, «¡y i
tal en Nueva York que hombra

ATASCADO DE NUEVO:
A VUELTAS CON EL SASTRE.

Peio había una pega: la in­
dumentaria.
El papel asignado era el de
jefe de empresa en una potente
compañía de seguros, trajeado
impecablemente, y ^ quien no
se le vería luciendo dos veces
el mismo traje ni aun después
de muerto. En el estudio, Félix
me había dicho, después de dar
una ojeada crítica al vestido
que llevaba puesto: lEspero que
tu vestuario estará a la altura.
El tipo ese que representas es
elegante hasta el escrúpulo.!
Me devanaba los sesos pen­
sando cómo iba a salir del ato­

lladero, ya que mi ropero, antes
tan por todo lo grande, estaPa
ahora en catastrófica decaden­
cia. Efectivamente el traje que
llevaba puesto era el mejor que
tenía, pero el más lerdo se ha­
bría percatado de que estaba
ya un tanto raído. ¿Dónde iba yo
a encontrar dinero para vestir­
me de nuevo? No había sastre­
ría en la ciudad que me hubie­
ra dado crédito. Todos los ob­
jetos de valor que había en casa
los habíamos vendido ya. Nadie
nos habría prestado un centavo.
Poco a poco la euforia de haber
encontrado empleo fue cediendo
a la preocupación por resolver
este nuevo problema. ¿Cómo va­
mos a vestir a Neil? ¿C0í»40?
Toda nuestra ilusión había si­
do como una pompiía de jabón,

Y mujeres lucen en corbatas y jerseys el murciélago distintivo con
^,^el nombre del superhombre eBat Man». Neil Hamilton no olvida que
^Don Sosco le libró del suicidio, que gracias a él encontró trabajo
T volvió a ser el artista buscado y aplaudido por las multitudes.

el alfilerazo de la realidad la
acababa de desinflar.
Estaba yo sumido en mis pre­
ocupaciones cuando me sobre­
cogió el sonido del teléfono, me
dio un susto como si hubiera
sido un disparo. lElsa, —le dije
a mi mujer— debe ser alguna de
tus hermanas!. Pero no, la lla­
mada era para mí. Era Arturo
Lubin, un viejo amigo.
Arturo es actualmente produc­
tor y director de un popularísimo lele-espectáculo: iMister Ed!.
pero al tiempo al que me refiero,
Arturo era un próspero director
de películas en la Universal. Ha­
bía llevado a la fama a Abbott
y Costello en una serie de co­
medias chispeantes y había me­
jorado la carrera de Donald
O'Connor en otra serie, por me­
dio de una ínula parlante.
Su voz ai teléfono delataba
una franca satisfacción, casi co­
mo la nuestra: «¿De manera que
VES a salir en una pelicuia? Vi­
va!!
«SÍ!, le dije. «El lunes comien­
za el rodaje.!
Notad bien que estábamos ha­
blando asi la larde de un miér­
coles.
«Todo el mundo está hablando
de ello!, dijo Arturo. «La noti­
cia ha corrido como un reguero
de pólvora. Espero que el papel
te caiga bien.!
Le expliqué que no había te­
nido aún tiempo de leer el guión
pero que me habían dicho que
el papel era excelente. Arturo
estaba encantado. Empecé a ex­
plicarle el embrollo en que me
encontraba, cuando brilló en mi
mente que en él estaba mi sal­
vación.
Inmediatamente le expuse mi
plan: «Arturo, por favor, escu­
cha con atención. La película
empieza a rodarse el lunes. Ne­
cesito dos, o tal vez tres trajes
nuevos. No tengo dinero para
comprármelos. Lo que llevo en­
cima está hecho una lástima!.
Sin vacilar ni un momento,
Arturo me contestó: «Baja a mi
estudio y te daré todo lo que
necesites. Y perdóname que te
pregunte, ya que hace algún
tiempo que no trabajas, si no
necesitas algo más.
— 9

Yo esíaba loco de alegría.
Abracó a mi niña, le di un
beso de adiós y
lancé como
una exhalación camino de lUniversal» otra vez, donde Aríuro
me dio un cheque por valor de
quinientos dólares.
Fui al cajero del estudio y co­
bró. Con aquel dinero en el bol­
sillo mo dirigí a un magnífico
establecimiento de prendas para
caballero.
Ordenó tres trajes nuevos con
sus correspondientes camisas y
corbatas haciendo juego.
El empleado, muy satisfecho
con el encargo, y deseoso de
mostrar su aprecio, me dijo con
la mejor de sus sonrisas: iSeñor
Hamilton, los tendrá usted listos
en menos de tres meses.»
a¿Qué?... Perdóneme, caballe­
ro/ no he debido de prestar aten­
ción/ el día de hoy ha sido tan
atareado que estoy algo atolon­
drado y... tal vez no haya enten­
dido bien. ¿Qué es lo que ha
dicho usted con respecto a cuan­
do estarían prontos?»
Con toda calma y sin delatar
el Rcuidadito con lo que se dice»
que le debía de estar subiendo
a la garganta, el empleado me
explicó que en cuestión de tres
meses mis tres trajes a medida
estarían prontos para la prueba
—fíjese usted bien—, para la
prueba, hilvanados y todo, pero
nada más.
Por un momento me pareció
que me iba a desmayar... Itres
meses I
Sin darme cuenta de ello había
gritado estas dos palabras a voz
en cuello y podía deducir de
la mirada del empleado que es­
taba a punto de reventar en
cualquier momento. D u r a n t e
unos terribles instantes me pa­
reció que un hombre hecho y
derecho como yo se iba a echar
a llorar.
Con toda la paciencia de que
fui capaz le expliqué que aque­
llos trajes los necesitaba el lu­
nes siguiente para una película
que se empezaba a rodar en Es­
tudios Universal. Yo había fir­
mado ya el contrato y no podía
volverme atrás. No tenía otra
cosa que ponerme.
10

(¡Tenía que tener esos trajes!»
Al comerciante se le demudó
el semblante: y se le siguió de­
mudando mientras me explicaba:
«Señor Hamilton, lo siento en
el alma. Créamelo que lo siento/
pero es que es absoluta, física y
completamente imposible tener
todo eso pronto para el lunes.»
Me quedó sin voz. No había
más que decir. Dándome cuenta
de que nadie creería que yo no
lo podía creer, como efectiva­
mente, no lo creía, no hacía más
que murmurar: Tres meses, tres
meses, tres meses, tres meses...
«Estamos en tiempo de guerra,
señor Hamilton. ¿Se ha enterado
usted de que hay una guerra
por ahí?», me dijo el empleado.
«Sí/ ya me he enterado.»
DON BOSCO TAMBIEN
FUE SASTRE.
Yo estaba hirviendo por den­
tro, pero me contuve y le dije
con toda la mesura y cortesía de
que fui capaz: «¿Querría usted
hacerme un pequeño favor?»
«Ciertamente, señor Hamilton/
ciertamente. Con tal que sea ra­
zonable», dijo con inefable son­
risa.
«Muy bien, pues. Déjeme ha­
blar con el sastre.
(£1 sastre», esta vez fue él
quien llamó la atención de toda
la tienda.
Se me quedó mirando como
diciendo: «¿Cómo se atreve us­
ted a pedir semejante cosa?»
Apenas pudo recuperar el alien­
to me dijo mirándome con mi­
rada de acero: (Señor Hamilton,
el sastre es el personaje mejor
pagado en nuestro taller. Sin
excepción ninguna. Vamos a re­
cogerlo por la mañana/ le trae­
mos el tentempié a las diez/ le
conducimos a su casa para el
almuerzo. Té a las cuatro cua­
renta y cinco, y le volvemos
a casa al final de la jornada,porque sin él, se acabó el ne­
gocio. La guerra nos ha dejado
sin otro sastre en toda Califor­
nia.»

Yo empezaba a perder la pa­
ciencia, así que le dije: «Mire,
señor dificultades. A mí se me
da un camino si no queda ya otro sastre en todos los Estados
Unidos de América. A mí lo que
me importa es ver inmediata­
mente a ese individuo y usted
me lo va a traer ahora mismo,
si no, va a salir usted volando
de un puñetazo a través de ese
cristal hasta aterrizar en el Boulevard Wilshire. Así que a traer- .
meló inmediatamente.

Con plomo en los pies y ce- ,
niza en la cara salió a buscarlo.
No habría podido tener mejor
aspecto si le hubiesen puesto
ante un pelotón de ejecución.
Cuando él salió, yo entré en
el cuartito de pruebas, me arro­
dillé, me santigüé y le dije a
Don Bosco: «Igual que le pedis­
te ayuda a la Virgen Santísima
cuando no tenías techo ni ven­
tanas para tu orfanato, diciéndole entre otras cosas que no era
la gloria lo que te importaba yo
también te digo que necesito
desesperadamente este empleo
para cubrir las necesidades de
mi vida y de la de mis fami­
liares». «Tú sabes que urgente- ^
mente necesito esos trajes. Me
has conducido hasta aquí/ ahora
no me vas a dar el esquinazo».
Acababa de ponerme en pie
cuando se abrieron las cortinas
y apareció un hombrecito, pe­
queño, afable, enjuto, armado
con todos los cachivaches de su
profesión. Prendida del brazo iz­
quierdo le colgaba una almoha­
dilla esponjosa con alfileres de
todos los tamaños clavados en
ella. Un corto delantal de cuero,
mordisqueado por innumerables
tijeretazos, y una cinta métrica
raída y salpicada de números ya
ilegibles le colgaban del pescue­
zo. Usaba gafas y sonreía con
una sonrisa de oreja a oreja. |
Allí estaba, pues, nuestro hom­
bre mirándome y sonriendo sin
parar.
Allá estaba, con las manos jun­
tas debajo de la barbilla, los bra­
zos pegados al pecho, y los hom­
bros echados para adelante. No
puedo olvidar cómo me seguía
mirando, con la cabeza ladeada, ^
y tan inmensamente feliz como
mi hija menor cuando, de pe*

queñiía se enconíró por primera
vez cara a cara con el Papá
Noel vestido de rojo y con la
barba blanca. Así estaba delan­
te de mí el sastre.
Por fin rompió el éxtasis para
decirme: iPero, señor Hamilton,
¿usted en persona? Ya verá usted
cómo se pone mi mujer, cuando
le diga que me he encontrado
con usted. Le hemos visto a us­
ted en la pantalla desde Dios
sabe cuando. —«¿Qué puedo ha­
cer por usted?»
Le expliqué lo de los tres tra­
jes.
«¿En dónde están los patro­
nes?» interrumpió el hombrecito.
El empleado se los trajo. Y el
sastrecillo dijo con una sonrisa
angélica: «Póngase uno». Y mien­
tras yo me lo probaba se quedó
esperando fuera canturreando.
Como de costumbre, cuando
uno se pone prendas confeccio­
nadas parece un espantapájaros
Las mangas están demasiado cor­
tas o demasiado largas,- a los
pantalones les sobran diez cen­
tímetros/ la cintura resulta an­
cha, y uno se queda perplejo
si se parecerá a quien quería
parecerse.
Me probé tres trajes. Mi ami­
go el sastre los midió, los reco­
gió con alfileres y los marcó con
aquellas misteriosas rayas de si­
sa propias de su oficio. Qué ope­
raciones se subsiguieron aquel
miércoles por la larde y en los
otros cuatro días consecutivos yo
no lo sé. Lo que si sé es que la
mañana del lunes me encontré
en los estudios de Universal ves­
tido de punta en blanco y listo
para mi papel, iY demostrarme
ahora que esto no fue una res­
puesta a mis oraciones, que si
lo lográis, estoy dispuesto a co­
merme mi sombrero al mediodía
en punto en cualquier escapara­
te que elijáis en cualquier ciu­
dad de los Estados Unidos de
América!
¿Hay para espantarse de que
Pío XI dijera que en la vida de
Don Sosco lo sobrenatural se ha­
bía vuelto natural, y lo extraor­
dinario ordinario ?
El bienamado Juan XXIII dijo

en su casi primera alocución por
radio: «Y no es la última razón
de haber yo escogido el nombre
de Juan, mi devoción personal
a San Juan Sosco».
LLEVO EN EL BOLSILLO
LA NOVENA
DE DON BOSCO

Tal vez me preguntéis: «¿Y
por qué nos ha contado usted
esta historia?»
La respuesta es bien sencilla.
Estas palabras las ha volcado
en el papel un hombre que, gra­
cias a Dios, no tiene ningún fas­
tidio en este mundo. Un hombre
cuya vida se ajusta a la siguien­
te regla: «Mañana a estas horas
puede que ya no esté aquí». Al
momento de escribir estas notas
son las cuatro y veinte de la tar­
de del 19 de mayo de 1966. A
esta misma hora mañana puede
ser que Neil Hamilton no sea
más que un recuerdo.
Y como quiera que éste puede
ser el último día de mi vida, me
debo esmerar en obtener dos co­
sas. Primera: como debo cada
latido de mi corazón a Dios To­
dopoderoso, debo esforzarme hoy
para no disgustarle. Lo sé que
por mucho que me empeñe, en
algo le voy a disgustar, porque
soy hombre y no ángel. Segun­
do: debo tratar a todo hombre
con quien me encuentre con
amabilidad, cortesía y conside­
ración.
Si por la bondad, grandeza y
majestad de Dios Todopoderoso
me despierto a la vida mañana
por la mañana, espero que su
gracia me asista para vivir ma­
ñana también así.
Sin embargo, confieso que ten­
go una ambición y con ella sue­
ño: que el Señor me conceda
fuerza de cuerpo, de mente y de
expresión para contar mi histo­
ria de Don Bosco a mucha gente,
en muchos sitios, aunque sea una
sola persona mi auditorio, pero
mejor si se cuentan por decenas
de millares.
Pero «¿por qué eso?» me pre­
guntasteis.

Pues porque puede ser que
haya una persona, hombre o mu­
jer, vieja o joven, al alcance de
mi voz que esté convencida, co­
mo yo lo estaba allá por los años
de mil novecientos cuarenta y
tantos, de que ya ha agolado to­
das las oraciones posibles. Que
rezar más es una solemne pér­
dida de tiempo. Que sus oracio­
nes no han sido nunca escucha­
das, tal vez ni siquiera oídas.
Pues precisamente para esa
persona y a esa persona cuento
yo mi historia.
Yo no puedo decirle cómo y
cuándo serán escuchadas sus
oraciones, pero a esa persona le
digo que no ceje, ni siquiera
por el tiempo que tarda el reloj
en sonar «tic». Vuestras oracio­
nes serán escuchadas, os lo ase­
guro yo, porque... fueron escu­
chadas hasta las mías.
Esta no es una historia que os
cuento de oídas. No la he sor­
prendido en un autobús, no la
he oído contar sentado mientras
esperaba para salir a escena, ni
la he leído en algún libro. Esta
es una historia verdadera. Y ¿sa­
béis cómo sé que es verdadera?
Porque me sucedió a mí.
Con contárosla espero que mi
grande y buen amigo, en la cor­
le del Cielo, San Juan Bosco, es­
tará complacido. Y ruego a Dios
que con cada sílaba de cada pa­
labra de esta historia pueda yo
reflejar la grandeza y la bon­
dad, la omnipotencia y majestad,
la indescriptible liberalidad de
Dios Todopoderoso que me ha
dado la fuerza para expresar mis
pensamientos, sin añadir ni qui­
tar nada de lo esencial, sacar
unas notas, darles forma y pa­
sarlas por mi máquina de es­
cribir.
Al que lea mi historia yo le
aseguro que pocas cosas en la
vida me habrán dado tanto con­
suelo como saber que he llevado
el mensaje a uno más.
Dondequiera que me veáis, sea
en la calle como en escena, en
la pantalla del cine o en la tele,
podéis jurar sin miedo a que os
contradigan. «Ese hombre lleva
en el bolsillo la Novena de Don
Bosco».


11

T
LOS COOPERADORES SALESIANOS
UN MOVIMIENTO DE APOSTOLADO SEGLAR MODERNO

tercera familia salesiana
A la redacción de este Boletín Salesiano llegan de cuando en \
cuando y últimamente con mayor frecuencia cartas de lectores,
que nos piden información sobre lo que son actualmente los coope­
radores Salesianos, de los que tanto se habla en estas páginas.
Aunque a casi todos les hemos contestado enviándoles una hoja
de propaganda, nos ha parecido útil presentarlas en el Boletín tal
como las conciben los salesianos después del Concilio Vaticano II.
Será éste el primero de una serie, que esperamos pueda dar a to­
dos nuestros lectores la idea justa del Movimiento de los Coope­
radores Salesianos.
caso omiso, de momento, de to­
da historia de los cooperadores salesianos
desde que apuntó su idea en la mente
de San Juan Bosco hasta el mismo Con­
cilio Vaticano II.
Y vayamos a lo que son hoy. Podemos defi­
nirlos: Los cooperadores salesianos son un movi­
miento organizado de apóstoles seglares, cuya fi­
nalidad es la perfección cristiana de los mismos,
mediante el apostolado de la caridad, especial­
mente entre la juventud pobre y entre las clases
populares, que está al servicio de la Iglesia, bajo
la alta dirección de los Salesianos.
En la definición entran todos los elementos cons­
titutivos de la Obra de los Cooperadores Sale­
sianos. Bastará una ligera explanación para tener
una idea cabal.
agamos

H

no» les viene de que Don Bosco los puso, como
su misma Congregación, bajo el patronato de San »
Francisco de Sales.
Apóstoles seglares

Don Bosco concibió siempre al cooperador como
un apóstol seglar. Pidió a los buenos que se unie­
ran, que se le asociaran para hacer el bien. Y
siempre recalcó que era un deber de cada coope­
rador ejercitarse en el bien; tLos cooperadores
no deben quedarse en palabras sino venir a la
acción», escribió.
Examinando los diversos escritos en los que
Don Bosco define o describe al cooperador sale­
siano, descubrimos que coincide de lleno, aunque
lo diga con otras frases, las frases de su época,
con los rasgos que el Concilio asigna al apóstol ^
Origen del nombre
seglar de estos días. Por esta razón cuando se ha­
bla de cooperadores salesianos se entiende hablar
apóstoles seglares en sentido plenamente con­
El nombre de Cooperadores se lo dio su funda­ de
ciliar.
dor San Juan Bosco para significar la misión que
Ies asignaba de trabajar con los salesianos, con
los párrocos y con los obispos para hacer el bien
a la juventud. La palabra cooperador, en este mis­
mo sentido de ayuda a la Iglesia, se repite con­ Organización de los Cooperadores
tinuamente en los textos conciliares, en los que
Los Cooperadores Salesianos son también una
a los cristianos se les llama a cooperar en la edi­
ficación del Reino de Dios. El apelativo csalesia- organización, que encuadra a sus miembros para
12



I,

o
n t

mejor ayudarles en su espiritualidad y preparar­
los para el apostolado. Fue el mismo Don Bosco
quien le dio la organización actual; el Concilio
recomienda que los seglares se asocien para fa­
cilitar los fines del apostolado y aumentar el bien;
este fue ni más ni menos el motivo que impulsó
al Fundador a predicar la asociación de los bue­
nos porque sus fuerzas, unidas, son más fuertes.
Y no hay, además, posibilidad de hacer algo con
un número elevado de personas sin un soporte
de organización.
La Obra de los Cooperadores agrupa en Cen­
tros a sus miembros; los Centros a su vez se agru­
pan por inspectorías, coincidiendo con la división
territorial salesiana de la tierra; y al frente de
todos está el rector mayor de la Congregación
Salesiana.
Esta organización y la de sus Centros, ideada
por el mismo Don Bosco, se caracteriza por su
gran flexibilidad y extraordinaria adaptabilidad
a personas y apostolados. El cooperador salesiano
puede pertenecer a otras asociaciones de apostola­
do seglar, como cursillistas, conferencias de S. Vi­
cente de Paúl, acción católica...; y viceversa, los
miembros de otras asociaciones seglares pueden
pedir y ser admitidos cooperadores salesianos.
Otra prueba de esta adaptabilidad está en que
los Centros de cooperadores promueven el apos­
tolado tanto en actividades organizadas por ellos
y sostenidas con sólo cooperadores; como en acti­
vidades organizadas y sostenidas por otros. Y co­
mo si fuera poco reconoce el apostolado indivi­
dual de cada cooperador, aunque no esté encua­
drado en los apostolados del Centro, y lo estimu­
la. Existen numerosos cooperadores, que viven le­
jos de los Centros y que sin embargo son consi­
derados auténticos cooperadores.
Gracias a esta flexibilidad se ha dado el caso
de los Papas Pío IX y S. Pío X que dieron su nom­
bre a la cooperación salesiana, y hoy varios obis­
pos y sacerdotes están inscritos como coopera­
dores salesianos, pues aunque la Obra es emi­
nente y principalmente de apostolado seglar no
cierra las puertas a nadie que lo desee, si reúne
las condiciones.
Y es que el alma de la organización de los co­
operadores es el sentido de unión espiritual con
la Congregación Salesiana, de la que reciben
orientaciones, normas, estímulos bien a través de
las reuniones de cooperadores en los Centros,
bien mediante el Boletín Salesiano que para to­
dos los cooperadores es, estén donde estén, víncu­
lo efectivo de unión e inteligencia. Más aun, el
sentido de unión espiritual se transforma en lazos
de afecto tales que D. Bosco y los salesianos consi­
deran a los cooperadores miembros de su propia
familia, constituyendo con ellos la Tercera Fami­
lia Salesiana, que junto con la de las Hijas de
María Auxiliadora y de los Salesianos tienen
como misión realizar en conjunto e individual­
mente la tarea apostólica encomendada por el
Señor a San Juan Bosco, Fundador de las tres. A
su vez el amor que los cooperadores sienten por

Don Bosco y su obra refuerza los lazos de unión
entre todos.
Fin de los cooperadores:
Perfeccionar su vida cristiana

La finalidad principal de la Obra de los coope­
radores es, según su fundador, atender a la pro­
pia perfección. Por eso al Delegado salesiano se
le señala como la principal de sus ocupaciones
el cuidado espiritual de los mismos. Para ello se
organizan mensualmente reuniones con actos de
piedad y conferencias, que tienden a explicar la
doctrina del apóstol-seglar-salesiano, porque no
se puede serlo sin tener las ideas claras de lo que
es un apóstol seglar en el día de hoy, lo que se
le pide y exige y, sobre todo, si su vida no res­
ponde al ideal cristiano. Por esto fomenta los días
de retiro, los ejercicios espirituales, los cursillos
y se halla dispuesta a multiplicar todos los actos
de piedad y formativos que los cooperadores le
pidan.
Apostolado de los cooperadores

Dijimos antes que Don Bosco a los cooperadores
los concibió apóstoles; si los Salesianos cuidan
la espiritualidad y vida cristiana cada vez más
perfecta de los cooperadores, es para lanzarlos al
apostolado bien preparados; para que se hallen
allí donde haya que hacer un bien o evitar un
mal, como dice Don Bosco.
£1 apostolado que se les señala principalmente
es el de la caridad a favor de la juventud pobre
y de las clases populares. Por caridad a favor de
la juventud pobre se entiende favorecer todo
aquello que mira a la salvación o preservación de
la juventud. Por consiguiente entra dentro del
campo apostólico de los cooperadores ayudar o
promover catequesis, oratorios festivos, círculos
juveniles, residencias, fomentar las asociaciones
de padres de familia, la espiritualidad de los ma­
trimonios, orientación vocacional de los jóve­
nes, etc., etc. £1 campo de la juventud es inmen­
so y a cualquiera actividad relacionada con su
mejora pueden aplicarse los cooperadores.
Se añade a esto la difusión de la buena prensa,
el apostolado de la oración y del sacrificio, de la
limosna. Mas tampoco acaba aquí, pues los coopera­
dores por estar al servicio de la Iglesia procuran
ayudar, donde pueden, a las necesidades parro­
quiales y no son pocos los cooperadores que tra­
bajan en catequesis parroquiales, roperos de cari­
dad, campañas de navidad del pobre o bien formcin parte de Juntas parroquiales, de la Acción
Católica y otras asociaciones.
Esto son en líneas generales los Cooperadores
Salesianos.


13

CAMPAÍÍA ANUAL
DIALOGO CON LOS HIJOS

EL D I A L O G O DE LA G R A T IT U D
el diálogo que la Igle­
sia ha entablado con los
hermanos separados y las
religiones no cristianas
es norma respetada reconocer los
valores positivos de los demás
Y usarlos como vínculo para es­
trechar el diálogo. Recientemen­
te Pablo VI recibió a una comi­
sión de anglicanos que van a
establecerse en Roma para es­
tudiar mejor la Iglesia Católica.
El Papa les agradeció la visita
Y sus buenas intenciones.
He aquí otro detalle que los
padres han de cuidar en el diá­
logo con los hijos, hay que acos­
tumbrar a los hijos a reconocer
el bien que se les hace y ^ dar
las gracias.
Es una costumbre que se ad­
vierte en muchas íamilias espa­
ñolas, cuando alguien regala al­
go a un pequeño, que la madre le
advierta en seguida al niño ¿qué
se dice?, para que dé las gracias.
Pues bien, hay que procurar
que no sea pura fórmula, hay
que inculcarles sentimientos de
gratitud para que las palabras y
los gestos respondan a algo ín­
timo. El ejemplo de los padres
en esto como en tantas cosas es
decisivo Cuenta un novelista
que en su casa quisieron ofrecer
a la madre en el día de su santo
un regalo. Consistió en que aquel
día el padre y los niños hicieron
todo en casa: barrieron, hicieron
las camas, la comida, fregaron
los platos... Ese día la madre pu­
do dedicarlo a sus gustos» a esos
gustos que las madres tienen que
sacrificar a diario por el excesi­
n

E

14



vo quehacer que trae mantener
en orden y eficiente un hogar.
La madre al final de la jorna­
da conmovida les dijo: Gracias,
no podiáis haberme hecho un
regalo más hermoso» me habéis
regalado un día. El ejemplo es­
taba dado.
£1 diálogo está hecho princi­
palmente de apertura» cuando
dos almas se quieren brota hui­
damente» entre personas amigas
el diálogo corre sin tropiezos.
El enseñar a los hijos a ser
agradecidos es abrirles el alma
a la bondad» es acercarles a com­
prender la hermosura de hacer
el bien. Un hijo agradecido difí­
cilmente romperá el diálogo con
sus padres en los años difíciles
de la juventud, porque el diálo­
go en esa edad difícil es muchas
veces contraste de opiniones y
de apreciación de las cosas que
los jóvenes ven, oyen y viven.
Los padres y los hijos disienten
no raras veces en la apreciación
de las cosas, pero hay mucha
diferencia en la actitud de un
joven que no ve en sus padres

más que un estorbo y en el de
aquel que ve en ellos seres a
los que les debe muchas cosas
en la vida. Podrá este disentir,
llegar incluso a pensar que no
le comprenden, pero siempre
quedará la puerta abierta.
La educación a la gratitud ten­
drá en ello su buena parte.
He aquí ahora tres buenos con­
sejos para contribuir a fomentar
el agradecimiento en los niños:
• Hay que enseñar a los ni­
ños a expresar su gratitud con
palabras. Un gracias bien dicho
produce en quien lo da y lo re­
cibe una misteriosa impresión de
alegría, de felicidad, de expan­
sión.
• Hay que enseñarles a dar
gracias también con una mirada,
con una sonrisa, con un gesto.
A veces es suficiente y hasta
más expresivo.
• Hay que educar a los ni­
ños a mostrarse reconocidos con­
tracambiando con oraciones. Re­
zar por la persona que nos ha
hecho un bien es una manera fi­
nísima de devolverle el favor.
Acostumbrar al niño a rezar porsus padres para que el Señor les
recompense lo que él no puede
ni con su cariño, ni con su obe­
diencia es garantizar muchas co­
sas para el futuro.
Pero la mayor garantía de la
gratitud a los padres en un ho­
gar cristiano es que los hijos
sean agradecidos a Dios, Padre,
Señor y Creador y que todos los
días en un pequeño diálogo se
lo digan.

DOÑA MABIA ORTEGO
COBIJO DURANTE LA GUERRA A VARIOS SALESIANOS JOVENES

HOMENAJE A UNA INSIGNE COOPERADORA
una grata deuda, tan
familiar que no nos re­
mordía, pero, a la distan­
cia de treinta años, fijos
siempre en la memoria unos gra­
tos recuerdos, nos sentimos com­
prometidos. Eramos un grupillo
de sacerdotes salesianos que quisimos hospedar, en la paz de
nuestra casa, a la que tanto tiem­
po, durante la guerra, nos tuvo
en la suya.
El inspector de Bilbao, D. Emi­
lio Hernández, ofreció para la
reunión la Casa de Noviciado
de Urnieta. Este pintoresco valle
guipuzcoano tiene, en su seño­
rial caserío, unas instalaciones,
a lo grande, que en su día ser­
virán para los cursos de perfec­
cionamiento técnico de los Coad­
jutores de varias Inspectorías. El
día 26 de agosto del presente
año, terminaban sus Ejercicios
Espirituales de ingreso en el no­
viciado un esperanzador plantel
de vocaciones. Una vocación
más: la odisea de aquel otro gru­
po de sacerdotes también había
comenzado al término de unos
Ejercicios, el 25 de julio de 1936,
an el Noviciado de Mohernando.
En ese mismo año María Orie­
go obtenía, por oposición, plaza
de e.-.fermera en la Beneficencia
del Ayuntamiento de Madrid.
Comenzaba la guerra, fue dete­
nida por idesafecta al Régimen»,
encarcelada, juzgada, y conde­
nada a perder su empleo. Ya an­
tes de iniciarse la contienda, ha­
bía sufrido el zarpazo de la per­
secución en un sobrino suyo,
caído heroicamente cuando los
ánimos enconados tronchaban
por las calles de Madrid juven­
tudes espléndidas.
Por caminos un tanto prolijos
para ser referidos aquí, conoció
María, en 1937, la Congregación
Salesiana. Con enardecido espí­
ritu maternal, se dedicó a ampa­
rar, en su casa, a indefensos jó­
venes salesianos: sacerdotes, clé­
rigos, coadjutores; escondidos
E

i
I
T

,

I

ra

unos, salidos de cárceles otros,
indocumentados, inexpertos, sin
techo, encontramos en casa de
María (nueva imamá Margarita»)
un hogar, nuestro hogar: habita­
ción, alimento, ropa, colocación,
el servicio propio de su profe­
sión, recomendación a médicos
para la revista de reclutas, pa­
quetes de comida y mudas lim­
pias, cuando de nuevo recaímos
en la cárcel o fuimos llamados
a filas; todo cuanto se puede es­
perar, no ya de una solicita ca­
ridad, sino del cuidado amoroso
de una madre. En estos menes­
teres compartieron con María su
solicitud y cariño, hasta que fue­
ron evacuados a Francia, su her­
mana Amparo y sus sobrinos Jo­
sefina y Angel.
La intrepidez y sacrificio per­
sonal de María, su desvelo y
prudencia combatieron la esca­
sez y el frío, mantuvieron el op­
timismo, alentaron el ideal. Ni
uno de los aspirantes al sacer­
docio que ella cobijó perdió su
vocación: a algunos los arreba­
tó la enfermedad, o perecieron
en el campo de batalla; los res­
tantes llegaron a celebrar su pri­
mera Misa.
La mañana del 26 de agosto
pasado, llegó María a Umieta,
acompañada de dos amigas su­
yas desde Irún, adonde las fue
a recoger el coche del Sr. Inspec­
tor. Asistieron a la santa Misa.

A mediodía se sentaron a la me­
sa con la Comunidad. Rodeaba
a María aquel grupito de sus ín­
timos, sus primeros ihijos de
guerra»: los dos Inspectores de
Bilbao y Madrid, D. Emilio Her­
nández y D. Emilio Alonso, Don
Eduargo Gancedo, D. Juan Gil,
D. Tobías Hernández. Otros no
pudieron acudir por encontrarse
lejos o en el extranjero.
En la sobremesa, D. Eduardo
Gancedo, deudor de una fecun­
da primogenitura, historió, para
todos, cómo María había ofreci­
do su casa durante la guerra, y
evocó aquellos días, tan llenos
de emociones y gratos recuer­
dos. Después D. Emilio Hernán­
dez glosó el significado del acto,
y, en nombre del Rector Mayor,
entregó a María dos diplomas:
El de iCooperadora Insigne» y
el de iM adre de Salesianos». A
continuación, los dos Sres. Ins­
pectores impusieron a María la
medalla que conmemora esta se­
gunda prerrogativa. Luego no­
vicios y coadjutores interpreta­
ron varios números musicales.
En nombre de la homenajeada,
cerró el acto Don Juan Gil: pre­
sentó a los novicios los rasgos
característicos del Cooperador
Salesiano; hizo alusión al pasa­
je evangélico del Buen Samaritano, como postura bíblica de la
actuación de María Ortego, y,
recogiendo de manos de ésta un
precioso estuche, ofreció a la Co­
munidad, como recuerdo del ac­
to, un copón de oro y plata. Ma­
ría, que lleva tan dulce nombre,
y aún hoy sostiene, con el fruto
de su trabajo becas sacerdotales,
no encontró mejor ofrenda que
ésta, que perpetúa la función
eucaristica de Jesucristo a través
de sus sacerdotes, por cuya vida
y vocación ella en tiempos difí­
ciles, cuidó y se preocupó na­
zarenamente.
María, velada su voz por la
emoción del momento, dio a to­
dos sus más rendidas gracias.

— 15

EN

PRIEGO

DE C O R D O B A

Nuevo Filosofado Salesiano

Dos vistas del Seminario. Ha sido proyectado por el arquitecto
D. Daniel Sánchez. Tiene capacidad para 150 personas

16



La Inspectoría de Córdoba ha
dado un paso más en su esfuerzo
por dotarse de casas de forma­
ción con la construcción de una
de sus mejores obras: el nuevo
Seminario Filosófico inaugurado
privadamente el día 24 de sep­
tiembre.
Los actos de apertura y Ben­
dición se llevaron a cabo en la
intimidad de la familia salesiana Y se hicieron coincidir con
el homenaje de despedida a Don
Agustín Benito y el nombramien­
to del nuevo inspector, Don An­
tonio Altarejos, promotores y
realizadores ambos de la obra.
Después de leer el Decreto de
erección canónica del Seminario
se inició el rito de Bendición de
la Capilla y del Seminario y la
colocación de la Cruz en el' des­
pacho del Director. Se procedió
acto seguido a la Concelebra­
ción Eucarística por 18 sacer­
dotes.
A mediodía tuvo lugar el ho­
menaje a D. Agustín Benito en
su despedida y la toma de po­
sesión del nuevo inspector Don
Antonio Altarejos, que recibió
la adhesión de los Directores y
salesianos presentes.
La comida familiar y la sobre­
mesa fueron dedicadas especial­
mente a Doña Aurora Serrana
Aguilera, fundadora del Semina­
rio Y bienhechores extraordina­
rios.
Destacamos en esta reseña de
la inauguración privada y fami­
liar del Filosofado la generosi­
dad de esta insigne cooperadora,,
que se ha desprendido material­
mente de cuanto poseía, hasta
de su misma casa, para hacer
posible la construcción del Se­
minario.
Por la larde y en la Parroquia
Ntra. Sra. de la Merced, en la
que está enclavado el Seminario,
el nuevo P. Inspector y Comu­
nidad presentaron su homenaje
a la Santísima Virgen con el can­
to del Magníficat y Bendición.
Eucarística.

Huelva-Oratorio Festivo Salesiano
Se clausuraron brillantemente las actividades ve­
raniegas del Oratorio Festivo Salesiano de Huelva.
Con desbordante entusiasmo juvenil se dio fin
a la liga plurideportiva con el reparto de valiosos
trofeos en el campo de Estudios Politécnicos «Ma­

dre de Dios» Y con un fraterno 7 alegre lunch,
precedido de la Misa, en la Parroquia de Nuestra
Señora de los Dolores de la ciudad de Huelva.
En la Escuela «Stella Maris» tuvo lugar el acto de
inauguración de la .interesante Exposición de tra­
bajos manuales y la apertura de la Tómbola en
la «miniferia» infantil. Gracias a la colaboración
generosa de distinguidos y caritativos señores onubenses ha sido posible esta labor que exige gastos
que excedían a las posibilidades económicas de
la Comunidad Salesiana; reciban, por ello, nuestro
más sincero agradecimiento.

LA IGLESIA SALESIAN A DE TRIADA
PARROQUIA DEDICADA A DON BO SCO
El Emmo. Sr. Cardenal Arzo­
bispo de Sevilla, Dr. Bueno Monreal ha invitado a la Congrega­
ción Salesiana a hacerse cargo de
una parroquia nueva en el barrio
de Triana donde la obra salesiana
está tan arraigada y tiene orga­
nizadas diversas actividades apos­
tólicas de tipo juvenil y padres de
familia. Como él dijo, la Parroquia
viene a erigir de derecho lo que
ya existía de hecho. El día 2 de
octubre dio comienzo a las acti­
vidades parroquiales con la pre­
sentación del Sr. Cura Párroco,
D. Gabriel Ramos Chaves y los
Srs. Coadjutores. Le dio i>osesión
el Sr. A rcipreste D. Otilio Muñoz,
Párroco de los Remedios, en pre­
sencia del Iltmo. Sr. Secretario
Canciller de la Archidiócesis y
A. A. D. Andrés Galindo y del
P. Provincial, D. Ambrosio Díaz
y los directores de las casas salesianas de Sevilla, quienes concele­
braron con el P. Provincial invo­
cando las bendiciones del Santo TRIANA (Sevilla).—El primer pá­
T itular para esta nueva obra que rroco de la nueva parroquia San
comienza en la casa salesiana de Juan Bosco, D. Gabriel Ramos,
Triana.
firma su toma de posesión.

— 17

NOTICIARIO SALESIANO MUNDIAL

Este <^ue veis aauí preocu|>ado
y seno es un obispo salesiano
checoeslovaco, Mons. Angel Tro*
chta, que después de haber pa­
sado más de once años en un
campo de concentración, vive
hoy del trabajo de sus manos,
en libertad vigilada y con pro­
hibición de dedicarse a su la­
bor de conducir espiritualmente
la diócesis de Litomerice, que le
está confiada.
ITALIA
El Papa visita el P. A. S.
Roma.—El 29 de octubre Su
Santidad Pablo VI visitó el Pon­
tificio Ateneo Salesiano en la
nueva sede construida en las
afueras de Roma. Fue recibido
por el Cardenal Traglia y el rec­
tor mayor de la Congregación
Salesiana, Don Luis Ricceri. Ben­
dijo el edificio y la primera pie­
dra del Instituto de Pedagogía
que dirigirán las Hijas de María
Auxiliadora. En el discurso que
pronunció recalcó la actualidad
pedagógica del sistema educati­
vo de Don Bosco. (Esperamos en
el próximo número dar una am­
plia crónica de la visita papal
a la sede principal de los estu­
dios salesianos.)
Congreso
de «Amigos de Catequesis»
Turin.—Del 19 al 23 de sep­
tiembre se celebró el IV Congre­
18



so Nacional de lAmigos de Catequesis» organizado por el Cen­
tro Catequístico salesiano, que
tanto ha impulsado en Italia
la renovación en el campo
de la enseñanza del catecismo.
El tema central del Congreso fue
(La iglesia como agente princi­
pal de la trasmisión del mensa­
je evangélico a los hombres»,
insistiendo en el punto subraya­
do por el Concilio que toda la
Iglesia enseña, desde el Papa
hasta los grupos de seglares que
en las parroquias dan catecismo
a niños y adultos. El tema fue
estudiado desde el punto de vis­
ta teológico, del psicopedagógico y se consagraron dos jorna­
das a los medios prácticos de
que dispone o puede disponer
el pueblo de Dios para ejercer
con plena eficacia su función de
trasmitir el Evangelio.
Por la moralización del cine.
Promesa de no asistir
a espectáculos contrarios
a la moral cristiana
Roma.—Los cooperadores sale­
sianos de Roma y el Lacio, entre
otras actividades, promovieron la
sugerida por el «Decreto de Me­
dios de comunicación social» de
convencer a los fieles a no fre­
cuentar las salas de cine en los
que se proyectan películas con­
trarias a los principios del Evan­
gelio. Tras madura prepara­

ción cerca de mil cooperadores
hicieron ante el altar la promesa
de abstenerse durante toda su vi­
da de los espectáculos contra­
rios a la moral cristiana y suscri­
bieron el documento correspon­
diente. Todas estas promesas fue­
ron recogidas y puestas en ma­
nos del Papa como para consa­
grar el compromiso y recibir la
bendición del Vicario de Cristo.
Don Andrés Beltrami ya es
Venerable
Roma.—El 24 de mayo se cele­
bró la reunión de los Cardenales
Y peritos de la S. C. de Ritos pa­
ra estudiar si las virtudes del
Siervo de Dios Don Andrés BelIrami eran o no heroicas. La res­
puesta ha sido afirmativa, por
tanto en cuanto el Papa firme el
decreto podrá llamarse a Don
Andrés Beltrami con el título de
Venerable, como a Don Miguel
Rúa. Para conseguir que sea de­
clarado beato será necesario que
confirme su santidad con dos mi­
lagros, reconocidos como tales
por los peritos de la S. C. de Ri­
tos. Don Andrés Beltrami fue un
sacerdote salesiano, que murió
a los 27 años, después de sufrir
largos años una enfermedad
aceptada con heroica resigna­
ción. Su lema durante la misir..i
fue: «Ni sanar ni morir, sino v.vir para sufrir».

HONG KONG.—
Vista de la casa
de formación sa­
lesiana. En sus pa­
bellones se encie­
rran un aspiranlado, el noviciado
y el estudiantado
ae filosofía. La is­
la que se ve al
fondo pertenece a
China roja.

OAKLEIGH.
Australia.— Los
muchachos del
Oratorio se en*
tienan a iondoi el año pa­
sado quedaron
campeones de
gimnasia y es­
te año no quie­
ren ser menos.

entrevista cordial al General Onganía, que alabó el trabajo y tu­
vo frases laudatorias para la la­
Taller textil en Gualaquiza
bor salesiana en la República del
La misión salesiana ayudada Plata.
por la Caritas norteamericana ha
instalado un taller textil en el
que se instruirá a las jóvenes de BUTAN
la población y se fabricarán al Los principes en la casa salesiana
mismo tiempo tejidos, cuya ven­
Phunsoling.—En menos de un
ta beneñciosa para las mismas
gentes del pueblo, se destinará mes la escuela Don Bosco, única
al sostenimiento de los alumnos
y alumnas internas de la Misión.
Al frente del taller se halla la
misionera seglar española Mag­
dalena Sánchez Aliseda.

ECUADOR

ARGENTINA
Un salesiano escribe la cHistoria de la Iglesia en la Argentina»

El P. Bruno está escribiendo
la iHistoria de la Iglesia en la
Argentinai, obra en doce volú­
menes del que ha aparecido el
primero. Le fue ofrecido en una

escuela profesional que existe en
el Bután, fue visitada primero
por la reina y, quince días des­
pués, por el príncipe heredero
acompañado de sus hermanas. Al
príncipe, un jovencito que cur­
sa estudios en Inglaterra, le gus­
tó más la escuela Don Bosco que
su colegio inglés, así al menos
lo declaró y algo de verdad ha­
bría cuando se enfadó con el
jefe de su séquito que le adver­
tía que el tiempo de la visita
había terminado. Al despedirse
entregó al director de la escuela
una cantidad para que los alum­
nos tuvieran un día de excur­
sión.
AUSTRALIA
María Auxiliadora,
patrona principal de Australia
Harvey.—Se va a construir un
templo dedicado a la «Virgen de
los emigrantes*. El Obispo quie­
re que en su construcción entre
el fragmento de una piedra de

BANPONG Tailandia.— La
obra salesiana
se c o n s o l i d a
año tras año en
el país tai. Es­
ta es la nueva
escuela i n a u ­
gurada recien­
temente.

i i n i l i :;

HITO - Japón.
A l lado de la
parroquia sale­
siana ha surgi­
do este moder­
no ai^o-escnela.

cada uno de los templos marianos famosos en el mundo, por
esa razón se ha dirigido al rector
mayor salesiano diciéndole que,
puesto que María Auxiliadora
es la patrona de Australia, desea
que en la primera piedra del
nuevo templo, que será bende­
cida por el Papa, haya un frag­
mento perteneciente al santuario
de María Auxiliadora. Los supe­
riores de Turín han accedido a
los deseos del Obispo de Harvey
y han enviado un fragmento de
mármol precioso de la Basílica
turinesa.


19

DE NUESTRAS MISIONES

EL CAPITAN BUENO
Hace 50 años mania Mons. «losO Fagnano, misirilaño de

la

ppÍnBOi*a

expedlciñn

sa lo sia n a

a

la

A rg e n tin a g mleloneno de lo s in d io s A la c a lu fe s
g OnaSr habitantes de la s Islas
Fuego. Su
gaclAn

fig u ra

es

Salesiana;

de la X le r r a

legendaria

para

lo s

en

que no

del

la Congrela

conocen

damos un resumen de su apostolado m isionero.

AY chicos salvajes y chicos domésti­
Vuelve a la cabaña. Toma la escopeta, sale
cos. Monseñor José Fagnano pertene­ y dispara dos, tres veces, al aire, luego corre
cía do pequeño a los primeros.
en dirección a la sombra: el ladrón ha desapa­
—Está la viña cargada de uva, oyó de­ recido dejando un cesto con uva corteda.
cir a su padre un día, cuando sólo contaba diez
Este chico con el tiempo sería buen vigilante
años. Temo que alguien venga de noohe a lle­ de otra viña, la del Señor.
vársela.
José se' ofreció inmediatamente:
Seminarista y garibaldino
—Padre, si quieres esta noche haré yo guar­
dia en la cabaña con la escopeta. Y tanto in­
sistió que el padre se lo consintió.
Dos años después entró en el seminario de
Media noche; luna redonda, los grillos can­ Asti. Seminarista y con sotana seguía tan silves­
tan a placer. José se cansa de pasear entre las tre. Una noche decidió asaltar con varios de sus
cepas. Arrima la escopeta en la pared de la compañeros la despensa del seminario. El guia­
cabaña y se tiende a dormir. Un ruido. Otro ría la expedición; los compañeros le reconocen
ruido. José se desliza entre las cepas y ve una como capitán. Apagadas las luces se deslizan
sombra.
de sus camas, enfilan los largos corredores os­
—Alto ahí. ¿Qué hac;s en mi viña? Vete o curos, llegan a la puerta que, naturalmente,
disparo, y ahueca la voz, pero se nota que es está cerrada. Una ventanilla da esperanzas allá
un niño.
arriba. Izan entre todos a José; se encarama,
—Déjate de bromas, responde la sombra. Si pasa y se deja caer dentro. Que sensación tan
no le estás quieto te zurro la badana.
extraña: los pies pisan algo fluido, y algo que
—lAhl, sí, respondió irritado el chiquillo. En­ impregna sus zapatillas. lEs aceite! Un escalo­
tonces disparo.
frío le recorre la espina dorsal, gana de nuevo
Monseñor Fagnano (izq<) primer misionero salesiano de la
Tierra del Fuego. Abajo una vista del estrecho de Magallanes <|ue la atraviesa. Es uno de los parajes de navegación mas difícil del mundo; ni el intenso frío ni las tormentosas aguas detuvieron el celo de Monseñor.

20



'



21

la ventanilla, se tira al suelo, deja huellas por to­
das parles. ¿Lo descubrirán? No, discurre un poco.
Le viene la idea salvadora. Bastará con pasearse
por delante de todas las puertas, incluso de las
habitaciones de los superiores. Lo hizo y nadie
pudo dar con él.
Eran tiempos de guerra: el año 1859 estalló la
segunda guerra de la independencia en Italia. Jo­
sé, con sus diez y seis años escasos, un físico ro­
bustísimo y un innato sentido de aventura, se pre­
senta vestido de clérigo en las filas de los garibaldinos, para enrolarse en la Cruz Roja.
Lo aceptaron y marchó al frente. No había peli­
gro que lo retuviera: donde la batalla era más
viva allí iba él, para socorrer a los heridos. Un
día vio caer varios soldados italianos bajo el fue­
go de los austriacosf quiso volar, pero el fuego
ora continuo y despiadado. Intentar llegar a los
heridos era buscar la muerte. José se quita la ca­
misa, la ata a un palo y la levanta. Los austríacos
suspenden el fuego y José de un salto llega hasta
los heridos y los atiende. Recibió la felicitación
del mismo Garibaldi.
Terminada la guerra, el seminario siguió cerrado,
pero José fue del grupito de clérigos que el obis­
po envió a Don Bosco para que terminara los es­
tudios de latín. Don Bosco era ya famoso en Italia
y José se alegró de ir con él. Su primer coloquio
a fondo y resolutivo con Don Bosco lo tuvo en el
confesionario. Don Bosco le dice:
—Si te parece te diré yo tus pecados. Conque
tu digas sí o no basta. ¿Hecho?
Hecho, responde. José escucha primero incrédu­
lo, luego estupefacto y al fin conmovido. Concluye
en sus adentros que Don Bosco es un santo y toma
el propósito de no separarse nunca más de él.
Misionero por casualidad

Hoy el colegio de Lanzo, con sus amplias escali­
natas, sus parterres, con sus suelos brillantes y las
ventanas llenas de flores, es cordial y acogedor.
Pero cuando los salesianos tomaron posesión de
él en 1864 era un edificio ruinoso con sus paredes
cruzadas de rajas.
Eran un sacerdote y siete clérigos. Uno de los
siete José Fagnano. No se dieron paz hasta ade­
centar el edificio y convertir la maleza de sus
campos en huertas.
Cuando Don Bosco organizó la primera expedi­
ción misionera en 1875, Fagnano era ya sacerdote
y administrador de la casa de Varazze. Don Bosco
había invitado a sus salesianos a que le manifesta­
ran quien quería ir a América. Don José Fagnano
contestó que si hacia falta él no tenia inconvenien­
te en irse. Por eso Don Bosco no lo había puesto
en lista, pero en el último momento uno de los
seleccionados no pudo partir y él ocupó su lugar.
Así fue misionero por casualidad, esa casualidad
que alguien llamó (Providencia de incógnito».

en (capitán». Los misioneros de Don Bosco al des­
embarcar en Buenos Aires el 12 de diciembre, ha­
llan que les espera el arzobispo. Los abraza uno
por uno. Trancurridos unos días en la capital para
ambientarse, seis de ellos suben hasta San Nicolás
de los Arroyos para abrir el primer colegio sale­
siano en el Nuevo Mundo. Don Fagnano es el di­
rector. En San Nicolás se encontró poco más o
menos con la segunda edición de Lanzo. Había
edificio, pero faltaba todo lo demás. Compra un
banco de carpintero y herramientas y todos ponen
manos a la obra. En poco tiempo aquel esbozo de
colegio empieza a funcionar para 144 alumnos in­
ternos y unos cuantos externos, que unos carro­
matos traen de los pueblos cercanos.
El P. Fagnano mira más allá de las paredes del
colegio. Piensa en los indios, que viven en ios al­
rededores, a los que quería catequizar. Para llegar
hasta ellos hay que aprender a montar y todos
los salesianos de la misión, en los ratos libres, se
dedican a cabalgar.
Al año siguiente Don Bosco envía refuerzos y
el P. Fagnano se decide a ampliar el colegio. El
nuevo edificio, cuyas obras tuvieron que ser sus­
pendidas por el invierno, se derrumba bajo la llu­
via persistente. Al ver el montón de ladrillos en
ruinas alza los brazos y como Job exclama: «Dios
nos manda el bien para animarnos y el daño para
probarnos. Hágase su voluntad». Vuelve el sol y
el Padre comienza de nuevo a construir.
¿Quien pagaría la nueva casa? Empieza contra­
yendo deudas/ mientras tanto compra cincuenta
ovejas,- llama a un hermano suyo de Italia para
cuidarlas y cuando pasan del millar las vende y
paga deudas. Crea la banda de música y organiza
paseos memorables. Van lodos a caballo, alumnos
y profesores/ a medio día comen un asado donde
les pilla/ por la tarde cuando el sol lanza los rayos
a ras de la llanura se cobijan bajo los árboles. Ce­
nan, cantan en torno al fuego y envueltos en una
manta duermen bajo las estrellas. Son paseos de
dos o tres días, que no tienen par.
Un día el Paraná hinchado por las lluvias se
sale de cauce e inunda la parte baja de San Ni­
colás. El Padre Fagnano monta a caballo y acude
a prestar socorro a los siniestrados. Es de noche
y aún no ha vuelto. Los chicos del colegio se nie­
gan a acostarse, mientras no vuelva. En tanto re­
zan. Por fin llega trayendo bajo el brazo un envol­
torio; (Aquí tenéis dos pececillos, que he pescado
sin hilo ni anzuelo, os los confío». Son dos huerfanitos mojados como pollitos.
Una tarde no puede más y se acuesta: ha pillado
el tifus. Luchan a brazo partido él y la enferme­
dad/ al fin gana él.
El colegio mientras tanto se ha afirmado, marcha
por buen camino. El arzobispo pide que le encar­
guen de algo bastante más difícil.
Eres un espía.

El arzobispo de Buenos Aires tenía más allá del
río Colorado dos parroquias, anchas y largas como
Don Fagnano en América se convierte pronto media España. Quiere que Don José Fagnano se

El primer colegio salesiano en América.

22



encargue de la de Patagones. Toma posesión en
1880 con dos sacerdotes, dos coadjutores y cuatro
hijas de María Auxiliadora.
Sacerdotes ya se habían visto por aquellas lati­
tudes, pero monjas, nunca.
Abren un colegio para niños y otro para niñas.
De un granero sacan una capilla. Luego sale afuera
una banda con indieciíos. Jamás habían visto es­
tos un instrumento musical, pero soplaron con tan­
to entusiasmo que al fin salieron sonidos pasables.
Recibieron grandes aplausos en las fiestas de los
pueblos, porque como dice Don Hosco, la «música
de los niños se escucha con el corazón y no con
los oídosi.
En cuanto puede el Padre Fagnano hace sus gran­
des correrías en busca de las tribus de indios. Es­
tos, que han sido derrotados repetidas veces por ,as
tropas argentinas y sufrido las represalias de ios
blancos, los odiaban cordialmente y resultaba di­
ficilísimo acercárseles, hablarles de Dios y ’ autizarles. Mas, he aquí, que se emprende la enésima
campaña militar contra ellos. La expedición pasa
por Patagones y don Fagnano se añade como ca­
pellán militar. Trata de dulcificar el ánimo de los
soldados y de ayudar como puede a los salvajes.
Un día abandona el campamento y se interna en
la selva solo. Oye un bisbiseo. Desmonta, ata el ca­
ballo y avanza con precaución. De repente cuatro
indios le sallan encima, lo atan y lo arrastran a
una choza. Dejan uno que lo guarde. «Eres un es­
pía, le dice, y le mataremos.» El Padre Fagnano
lo amansa ofreciéndole la cantimplora llena de li­
cor. Logra que lo desate. El licor hace su efecto/
el guardia se duerme y el padre huye.
La expedición concluye llevándose trescientos
indios prisioneros entre hombres, mujeres y niños.
Durante la marcha uno de los indios enfermos no
aguanta el paso y se separa del grupo. Un oficial
dice a Don Fagnano: Padre ¿quiere ver algo bue­
no? Espolea al caballo, alcanza al indio y de un espadazo le siega el cuello. En Patagones los hijos
de los prisioneros son separados de los padres y
entregados a familias que viven a lo largo del río.
Don Fagnano asiste al llanto desesperado de las
madres y no puede hacer nada. Y a estos indios
tendrá que hablarles de paz, de amor y de perdón.
Entre los deportados de Punta Arenas.
Entretanto en Italia una carta expedida desde el
Vaticano a Don Hosco plantea un asunto serio: la
repartición de secciones eclesiásticas, en la extremi­
dad del continente americano. Don Hosco respon­
de sugiriendo que se hagan tres paites y añade:
«Me parece que Don Fagnano es apto para regir
la Prefectura Apostólica de la Patagonia meridio­
nal; es de constitución hercúlea, no conoce la fa­
tiga ni lo que son empresas difíciles.»
En Roma están de acuerdo con Don Hosco y el
Padre Fagnano se convierte en Monseñor. Con
su nuevo título de monseñor, pero con su alma
misionera inalterada, aprovecha una expedición
geográfica para unirse a ella como capellán y vi­
sitar su Prelatura. Algunos geógrafos, protegidos

por veinticinco soldados, van a descubrir el naci­
miento de los ríos; monseñor irá a descubrir las
almas. Llegado a la Tierra del Fuego asiste a un
episodio, ejemplar en su género, de colonización.
Un día quince soldados salen con su jefe a hacer
un reconocimiento. Encuentran en su camino una
tribu de indios onas. Los indios espantados por
los fusiles huyen; los soldados los persiguen y al­
canzan. Los salvajes acorralados, lanzan sus fle­
chas y los soldados replican con plomo. Caen
veintiocho indios, dos heridos consiguen huir, en­
tre mujeres y niños trece prisioneros. Monseñor
apenas oye los disparos corre al lugar del encuen­
tro; ve la matanza y se encara de tal manera con
el jefe de la expedición que los soldados se atemo­
rizan. Un testigo lo describe: Un hombre de Dios
que en aquellas soledades interminables se levan­
ta como un profeta para condenar la crueldad.
«De aquella expedición volvió con las ideas cla­
ras sobre su Prefectura apostólica y sobre el tra­
bajo que le aguarda.»
La Prefectura comprendía territorios pertenecien­
tes a tres estados: la Patagonia meridional y la
Isla grande eran de Chile y de Argentina repartidas
las islas Malvinas bajo bandera inglesa y las res­
tantes islas de la Tierra del Fuego de propiedad
chilena. Escogió como residencia Punta Arenas,
extremo sur de Chile y allí se trasladó en 1887.
Los orígenes de Punta Arenas no son muy ilus­
tres, que digamos. Era una colonia de deportados
a los que se añadían cazadores de focas, todos
grandes bebedores y mayores jugadores, que en
una noche sabían perder las ganancias de un año
entero. Monseñor llega con un sacerdote, un clé­
rigo y un coadjutor. Compra un solar y anima a
sus colaboradores: «Somos los hijos más lejanos
de nuestro querido Don Hosco, pero quizás los
más cercanos a él por la ternura con que cierta­
mente piensa en nosotros.» Abrió en seguida una
escuela, se acercó a los indios que desembarcaban
en Punta Arenas para cambiar sus productos, los
halla dóciles, los instruye y aconseja: «No os em­
borrachéis como hacen los malos cristianos blan­
cos.»
Alquila una isla________________________________
Cincuenta kilómetros al sur de Punía Arenas se
halla la isla Dawson en el centro del archipiélago
fueguino. Los indios, los colonos ingleses, los gua­
nacos y los rebaños de ovejas, que la poblaban,
se hacían entre sí la vida intolerable. Los guanacos
proveían de alimento y vestido a los indios, pero
siendo voracísimos dejaban sin hierba a las ove­
jas. Los colonos ingleses tomaban parte por sus
ovejas y disparaban contra los guanacos. Los in­
dios lanzaban sus flechas contra las ovejas. Los
colonos tiraban contra los indios y los indios con­
tra los colonos. Informado Monseñor va a ver có­
mo andan las cosas, regala a los indios galletas,
tabaco y pañuelos, y decide implantar un centro
misionero.
Al año siguiente alquila una goleta, la carga de
material y aguarda que el capitán dé la orden de


23

zarpar. Nadie sabe donde se ha metido el capitán.
Sólo a la tarde dan con él completamente ebrio.
Instala en la isla Dawson un sacerdote, un coad­
jutor Y algunos empleados. Diecisiete indios se le
acercan, les gustan los regalos del misionero, se
dejan limpiar los insectos que llevan, cortar la
melena, lavar y vestir con trajes de civilizados.
Los misioneros les construyan casetas de madera,
pero se niegan a dormir dentro porque temen que
les caiga el techo encima. Se maravillan de lodo.
Se divierten lo suyo viendo hervir el agua, uno
de ellos trata de tomar en su mano una de las bur­
bujas hirvientes y pega un grito: «El agua me ha
mordido.!
Monseñor vuelve a Punta Arenas, los empleados
se toman un breve descanso y en la misión que­
dan solos el sacerdote y el coadjutor. Una mañana
se encuentran con que los indios han desapareci­
do. Por la tarde vuelven seis enseñándoles las pie­
zas que han cazado, pero cuando se hallan más
descuidados les atacan con ánimo de matarlos. £1
sacerdote recibe una cuchillada que le parte el la­
bio, Y el coadjutor de un hachazo queda con el
brazo descarnado. Siguen días de terror. El labio
se va cicatrizando, pero el brazo empeora. Arriba
a la isla una barca de náufragos y se lleva al coad­
jutor a Punta Arenas, pero no llega. Una tempes­
tad hace zozobrar la barca y el coadjutor, imposi­
bilitado de nadar, se ahoga. Al saberlo Monseñor
llora Y cierra la misión. Poco después parte para
Turín, de donde volverá lleno de esperanzas con
un refuerzo de diez salesianos y cinco Hijas de Ma­
ría Auxiliadora.
La misión de la isla Dawson resurge más bonita.
Otra estampa histórica de los tientos de la
evangelización de Patagonia y Tierra del
Fuego: el P. Angel Buodo.

24 —

Ha montado una serrería, el último grito de la
técnica, funciona a vapor. Los primeros indios con­
vertidos, después del bautizo, saltan de alegría y
gritan: «Ya no somos indios, que somos cristianos*.
En 1890 el gobierno chileno cede el uso entero
de la isla a los salesianos y su usufructo durante
veinte años. Un negociante hubiera hecho su agos­
to, Monseñor durante veinte años estuvo ahogado
por las deudas. Pero Don Bosco había dicho a sus
misioneros con toda precisión: «Buscad almas, no
dinero.!
La misión de Rio Grande

La Isla Grande estaba habitada por indios de
dos tribus, la de los Onas y la de los Alacalufes.
Los Onas vivían en el interior, los Alacalufes en
la costa. Los Onas, aislados por los bosques, apenas
conocían a los blancos, los otros se los encontraban
frecuentemente por el mar. Esto había influido no­
tablemente en ambos: los Onas se habían conser­
vado buenos, pacíficos, dóciles, los Alacalufes,
por el contrario, se habían vuelto falsos, prepo­
tentes, rebeldes, ávidos y . vengativos. La civili­
zación juega a veces estas bromas.
En febrero de 1893 Monseñor explora la Isla
Grande y decide construir una misión en el estua­
rio del Río Grande, el único río verdadero de la
isla. Algunos meses después seis misioneros y al­
gunos asalariados zarpan rumbo a Río Grande pero
al llegar al estuario el capitán del barco impresio­
nado por los escollos se niega a arrimarse a la
(Continúa en la página 29.}

La medicina había fracasado
Las Palmas de Gran Canaria.—En una enferm e­
dad que iba tomando caracteres alarm antes, día
por día, invoqué a M aría Auxiliadora, poniendo
por intercesor a San Juan Bosco. Después de mu­
cho tiempo fue escuchada mi oración y la tan
deseada mejoría llegó. Quienes conocen el caso,
dicen que es un verdadero milagro, puesto que
la medicina había fracasado. Nunca me olvidaré
de este gran favor de la Santísim a Virgen. A gra­
decida envío una limosna p ara ayudar a un niño
salesiano en su carrera sacerdotal.
Dolores Cabrero López.

Su padre no llegará a fin de mes
Así se había expresado con la certeza que da
la ciencia nuestro médico de familia. Otro médico,
primero solo y luego en consulta con el nuestro,
vino a decirnos lo mismo. Se tratab a de una ci­
rrosis hepática avanzada. Pasé la tarde del do­
mingo en pura angustia. Me veía obligada a
volver a Turín, donde tenía ocupaciones impro­
rrogables. E ra el 23 de mayo. Fui llorando Ludo
el camino desde Ventimiglia a Turín, pero una
esperanza me latía en el corazón: M añana, pen­
saba, es día de M aría Auxiliadora. La Virgen tiene
que escucharme también a mí.
Pasé el día 24 aguardando la procesión de Ma­
ría Auxiliadora y recogiendo las noticias siempre
graves que me llegaban de casa. Finalm ente llegó
la hora de la procesión. Aguardé que saliera el cle­
ro, entré en la Basílica en aquel momento casi
vacía. La Virgen era toda para mí. Lloré, recé,
derram é mi corazón en el de M aría con toda mi
angustia, suplicándole que curara a mi padre. E s­
tuve largo rato con la Auxiliadora, hasta que
terminó la procesión. Luego oí la misa. Hacia el
final de la misma una am iga se me acercó para
decirme que mi padre reaccionaba ya favorable­
mente a los medicamentos.
Sólo quien haya sufrido intensam ente puede
comprender la dicha que inundó mi alm a y mis
ímpetus de gratitud hacia M aría Auxiliadora.
Efectivamente la m ejoría había comenzado y
prosiguió hasta el total restablecimiento.
Carmela Morón.

Se lo pedí a San Joan Bosco
Puerto Real.—El pasado año se presentó mi
hijo para la escuela de formación que en esta ciu­
dad dirigen los PP. Salesianos y no aprobó, este

año temiendo un día que tampoco entrara se lo
pedí a San Juan Bosco y le dije que él, que que­
ría tanto a los muchachos, llam ara al mío para
que entrara en su escuela. Y gracias a él, porque
él ha sido, ya que nadie ha hecho nada por que
entrara, mi hijo ya está asistiendo a clase. Ruego
lo publiquen para que vean el alto valor de San
Juan Bosco, y mando una limosna como se lo pro­
metí. Dolores García A^idrade.

Ten piedad de estos dos inocentes
Cuneo.—El 31 de enero, fiesta de San Juan
Bosco, mi yerno de 30 años de edad fue atacado
de pulmonía fulm inante con pleuresía. Dada su
baja presión no le podíamos trasladar al hospital.
El interés, que un médico se tomó por él fue inú­
til porque no reaccionaba su organismo a las me­
dicinas. Toda la fam ilia se hallaba desolada. Me
acordé entonces que era el día de Don Bosco, tomé
en mis manos su imágen y le rogfué así: «Si nos­
otros no lo merecemos porque somos pobres pe­
cadores, ten piedad de estos dos niños inocentes.»
A las pocas horas recobró el pulso, subió la pre­
sión y mi yerno se víó fuera de peligro. Ahora
se halla bien y con nosotros da gracias a San
Juan Bosco y a M aría Auxiliadora. Hermán Zoppi.

Pasó de la muerte a la vida
Una tarde del pasado otoño un sobrínlto de diez
años trajo a casa el libro titulado Don Bosco.
Lo abrimos al azar y leimos un sin fin de mila­
gros obrados por Don Bosco, a veces en menos
de una hora. Vivamente conmovidos y sin que
nuestra madre, que desde hacía tiempo se hallaba
gravem ente enferma, supiera nada pedimos a Don
Bosco que nos hiciera a nosotros uno de sus mila­
gros sanando a nuestra madre. Pues bien, aquella
misma tarde pudimos palpar su milagrosa inter­
cesión en nuestra familia. Exactam ente una hora
después de nuestra plegaria, nuestra querida m a­
dre, que estaba apagándose y a punto de muerte,
ante el estupor nuestro y de todos los parientes
que habían acudido a visitarla y despedirse al
lecho de muerte, recobró completamente los sen­
tidos y nos centó que había estado en una Casa
m uy grande llena de muchachos que se divertían.
No cabe duda que vió la Casa de Don Bosco y
nos m aravilla m ás el que tuviera precisamente
esa «visión» siendo avf que ella no estaba al co­
rriente ni de la vida ni de las Obras de San Juan
Bosco. Ahora todos somos devotos fervientes del
Santo. Familia Stilo.

— 25

Otros corazones agradecidos
Madrid.—Encontrándome en vísperas de ser
operada habiendo salido el análisis correspondiente
algo complicado, acudí a M aría Auxiliadora con
tan ta fe, que la Virgen escuchó mis ruegos, pues
todo salló bien y me encuentro perfectamente.
También le pedí la salud de mis dos hijos que te­
nía enfermos y hoy están casi bien del todo; por
todo ello, de todo corazón agradecida, publico su
protección y mando una limosna para las obras
salcsianas. H. B. F.
Valencia.— Por concederme M aría Auxiliadora
la gracia de que mi hijo pudiera continuar los es­
tudios envío una limosna. A. S.
Por estar mi esposo sin colocación hicimos una
novena a la Virgen M aría Auxiliadora y al poco
tiempo se colocó. En acción de gracias envío una
limosna. Julia Millán.
Asnalcollar.—Le envío una limosna a María
Auxiliadora y San Juan Bosco, pues, por media­
ción suya se nos resolvió un asunto que era difi­
cilísimo; seguimos rogándole para que Dios nos
siga protegiendo. La madre de un salesiano.
Mallorca.—Quiero hacer público mi agradeci­
miento a M aría Auxiliadora por los muchos fa­
vores que me ha hecho y por uno en form a espe­
cial, para que cuando lean estas líneas crezca en
ellos el am or y confianza en tan buena Madre.
Pongo toda mi confianza en Ella para que me con­
ceda otra gracia muy im portante que le pido. Man­
dando una limosna para las obras salesianas. M.S.
Tarrasa.—Envío una limosna y doy gracias a
M aría Auxiliadora por todas las gracias que me
ha concedido y espero que me conceda; también
a San Juan Bosco y Santo Domingo Savio.
María Miralda.
Córdoba.—Damos gracias fervientes a M aría
Auxiliadora y a Santo Domingo Savio por haber
salvado a nuestra pequeña hijita de una grave
enfermedad, siendo así que dos médicos que la
vieron, no nos dieron esperanzas ningunas de que
pudiera superarla. V. Lorente y Sra.
Hinojosa del Duque.—Agradecida a M aría Auxi­
liadora porque mi hija ha pasado curso, envía la
limosna ofrecida y ruega lo publiquen en el Bo­
letín. M. N.
Por haber salido bien mi hijo, de unos exámenes
un tanto difíciles, doy gracias a nuestra madre
M aría Auxiliadora y envío una limosna con el
ruego de que lo publique en el Boletín Salesiano.
Josefina Regalado.
Salamanca.—Agradecida a M aría Auxiliadora
y a Doña Dorotea por un señalado favor, que con
insistencia pedí, cumplo lo prometido, publicán­
dolo en el Boletín y enviando una limosna para
las obras salesianas. Una devota.
Zamora.—Doy rendidas gracias a M aría Auxi­
liadora por dos favores que me ha concedido al
devolver la vista a un nietecito mío y la salud
a un hijo; envío una limosna para su culto. B. A.
Barcelona.—^Después de haber pedido a María
Auxiliadora me concediera una gracia, ésta me ha
sido concedida. Es la prim era vez que ponía en
práctica la devoción a M aría Auxiliadora, y ella
me ha escuchado dándome lo que durante este
tiempo le he pedido, ya que de m anera accidental
cayó en mis manos una revista de Boletín Sale­
26



siano, y pude saber de los favores que mediante
su intercesión se obtenían. Envío un donativo en
acción de gracias Carmen Ortiz.
Astudillo.—Doy gracias a M aría Auxiliadora
por favores concedidos y quiero hacer pública mi
gratitud a tan bondadosa Madre, y envío una
limosna. Juan Velasco.
Zamora.—Debiéndome exam inar para conseguir
el carnet de conducir, cuatro días antes caí en
cam a con bastante fiebre sin saber el motivo de
mi enfermedad, por lo que acudí con toda confian­
za a nuestra celestial M adre Auxiliadora, Ella me
socorrió prontam ente y además pude examinarme
y conseguir el deseado aprobado; por todo ello
la doy rendidas gracias y envío una limosna para
su culto. A. M.
Cindadela.—Por una gracia lograda de M aría
Auxiliadora al impedir le fuera am putada una
pierna, manda una limosna al Boletín Salesiano
y se confía a tan buena Madre. Francisca Mercadal.
Antequera.—Un fam iliar de Miguel Angel F er­
nández García da gracias a M aría Auxiliadora y
envía una limosna, porque atribuye a su media­
ción poderosa el que aquél haya curado de difte­
ria. N. N.
Antequera.—Se vio mi nieto atacado de menin­
gitis. Invoqué a la Santísim a Virgen M aría Auxi­
liadora y después de cinco meses no ha vuelto a
tener molestia alguna y disfruta de buena salud.
Por lo que no puedo callar mi gratitud a tan bon­
dadosa Madre. María Téllez.
Zamora.—Doy gracias a M aría Auxiliadora, por
un gran favor alcanzado por su intercesión resul­
tando favorable un asunto, que ya se daba irre­
misiblemente por perdido. Habiéndoselo encomen­
dado, conseguí de Ella ese favor, por lo que, agra­
decido, deseo se publique mi gratitud, a tan buena
Madre. A. A.
Barcelona.—Damos gracias muy fervientes a
la Santísim a Virgen M aría Auxiliadora y a San
Juan Bosco, por haber atendido nuestros ruegos
en tres asuntos, a cual más difíciles de resolver,
Habiendo sido atendidas nuestras súplicas, llenas
contando solamente con la cooperación humana,
de la más devota gratitud, rogamos se publiquen
en el Boletín Salesiano, enviando nuestra oferta
para las obras Salesianas. Pilar y Laura Eróles.
Doña Guadalupe Ferreiro, de Madrid, entrega
una limosna por los muchos favores recibidos de
M aría Auxiliadora y anim a a todos a confiar ili­
m itadam ente en Ella, pues siempre es escuchada
por la Virgen de Don Bosco.
Dan también gracias a María Auxiliadora
Y envían una limosna:

A. G., de Hinojosa del Duque; L. L., de Córdo~
ba; B. Barba, de Puerto Real; Isidra y Manuela
Moreno, de Él Royo; Lola Fernández, de Orense;
N ati Soler, de Barcelona; Ascensión Robles, de
Badajoz; M. O., de Bocairente; Gervasio Carballal,
de Cruces fPonteiredra); Mario Luisa M artin, de
Málaga: Manuel Romo, de Salamanca.

Favoves

de

StMnto

tto m in g o

S a v ia

EM S a n t i t o d e la s m a d r e s y d e la s c u n a s
Me puse el escapulario

Puebla de la Calzada.—^Agradezco a Santo Do­
mingo Savio el nacimiento milagroso de mi hijo,
pues debido a mi enfermedad, se me han m alogra­
do varios. En éste, desde el principio me enco­
mendé a él, me puse su escapulario y todo ha sa­
lido milagrosamente bien. Poco después lo tuve
con los oídos m uy malito y también él me lo salvó.
Gracias Santo bendito, protégemelo siempre. A gra­
decida le mando una limosna como le prometí y
deseo se publique la gracia en el Boletín Salesiano para que todas las m adres confíen en él.
Agustina Agudo de Blanco.
Mi hijo no vivía

Madrid.—Habiendo recibido una gran ayuda en
un grave momento por medio de Santo Domingo
Savio quisiera tuvieran a bien publicar la gracia
en el Boletín Salesiano, como yo lo prometí, al
tiempo que envío este donativo con todo mi agra­
decimiento al Santito. Esperaba mi tercer hijo,
cuando supe en el octavo mes que no vivía. En­

tonces tem í más que nunca el momento de dar a
luz y acudí con mucha fe a Santo Domingo Sa­
vio poniéndome su escapulario y rezándole a dia­
rio. Habiéndo sucedido todo sin ninguna compli­
cación veo en ello la mano de Dios, pues, hasta
me sentí muy resignada por la falta de mi nuevo
hijito que con mucha ilusión esperaba. Jlíario C.
Seco.
Era mi primer hijo

Pamplona.—Le envío una limosna en cumpli­
miento de la promesa que la hice a Santo Domin­
go Savio, si me ayudaba en el trance de dar a luz
al primero de mis hijos, cosa que se estaba presen­
tando un poco difícil. Y pensaban ya que me ten­
drían que intervenir. Santo Domingo me lo trajo,
con toda felicidad, antes de la hora en que si no
venia, habían de intervenir, y yo ahora deseo que
publiquen en el Boletín esta gracia tan señalada
que me ha obtenido. J. Ca-strülo de Iriarte.
Oviedo.—En agradecimiento al Santito de las
cunas por un parto muy feliz, envío limosna. Elsa
M. de Machín.

F a r o r e s d e iítm a 0 o t * o f e a d e ChapitGa
(COOPERADORA SALESIANA)

Barcelona.—Se hallaba mi hijo en un momento
apurado, y decepcionado a causa de un hombre
que trabajaba en su taller. Depositaba en él toda
su conñanza y su am istad; pero un día, sin mo­
tivo alguno y cuando más falta le hacía, se marchó
sin dar explicaciones. En trance tan apurado, co­
menzó una novena a Doña Dorotea, prometiendo
una limosna y publicar la gracia si antes de ocho
días, podía arreglar el asunto. E n seguida encon­
tró un sustituto, y el otro, al darse cuenta de que
no era tan necesario como él se creía, vino a
pedir disculpa por su conducta, prometiendo me­
jorar su carácter, causa de todo el disgusto. Por
fortuna hace varios meses que trabaja y se porta
a entera satisfacción de mi hijo. Agradecidos a
la gracia recibida, cumplimos la promesa.—A. G.
de G.
Barcelona.—Un nieto mío que estudia Ingenie­
ría fue suspendido de M atem áticas en junio y en
septiembre de 1965. Toda la fam ilia se hallaba
preocupada y yo, recordando los favores y g;racias de la Sierva de Dios, Doña Dorotea, puse el
asunto en sus manos, pidiéndole a M aría Auxilia­
dora, por intercesión de su ñel Sierva que le ayu­
dasen en los próximos exámenes de enero. Cuál
no seria nuestra alegría al ver que no sólo apro­
bó las M atemáticas, sino tam bién otras dos asig­
naturas del nuevo curso de 1966. Deseo publique
la gracia en el Boletín para estimulo de los lecto­
res y envío una limosna p ara la beatificación de
la Sierva de Dios y el culto de M aría Auxilia­
dora.—Florentina Tintoré.

Madrid.—Tengo una hija, que por tener hijos
pequeños, ha de estar mojándose las manos con­
tinuam ente. Hace algún tiempo observó en la
mano derecha un bultíto que iba aumentando in­
cesantemente hasta adquirir un tamaño regular,
por lo que acudió al médico, quien le dijo que era
un quiste y que debería ser extirpado. Ella, muy
angustiada, pues era en la mano derecha y temía
además complicaciones o que fuera algo más m a­
ligno que un simple quiste, acudió siguiendo mi
ejemplo, a la Sierva de Dios Doña Dorotea a la
que invocó diciéndole con mucha fe: Doña Doro­
tea, tú que eres tan am iga de mi mamá, haz que
desaparezca este quiste sin tener que intervenir­
lo. —A la m añana siguiente, después de m archar
los niños ai Colegio, se pasó, inconscientemente
la mano izquierda por la derecha y vio con estu­
por que el bulto había desaparecido por completo.
Dice que sintió escalofríos al comprobarlo y ver
la gracia tan grande y patente de Doña Doro­
tea. La mano sigue como si nunca hubiera tenido
nada. —Agradecidas, mandamos una limosna ro­
gándole publique la gracia.—E. G. T.
Valencia.—Por circunstancias que no señalo,
padecimos mi fam ilia y yo una crisis económica
orig^inada por una Injusta consideración de mis
superiores. Conmovido ante la lectura de las gra­
cias dispensadas por Doña Dorotea Chopitea en
situaciones semejantes, durante casi dos años su­
pliqué a esta Sierva de Dios, me ayudase a re­
solver tal situación, con la promesa de publicar es­
ta gracia, y de enviar una limosna para los gas—

27

tos de su beatificación. En cumplimiento de ella,
tengo el gusto de comunicárselo y de enviarle la
limosna prometida. I. P. P.
Valencia.— Hace ya unos tres años que me en­
comiendo a Doña Dorotea en todos mis exámenes.
Especialmente en los últimos de Selectivo de Cien­
cias, tenía yo una gran ilusión en aprobarlos para
así no tener que repetir un curso. Doña Dorotea
me ayudó de tal manera, que no sólo he conse­
guido aprobarlos sino que me han dado buenas no­
tas. Agradeciéndolo y rogándole que continúe ayu­
dándome, les envío una limosna para ayudar a la
causa de su beatificación. Maria A. P. G.
Mérida.- -Habiéndome visto en una grave situa­
ción y, como siempre, recordando a los santos de
la Congregación y sobre todo la mucha devoción
que tengo a D.B Dorotea Chopltea, me propuse en­
comendarle a ella la gracia, que tanto deseaba por
bien de mi fam ilia y mío. Conseguida la gracia
envío muy agradecida una limosna para su causa
de beatificación. Maria Teresa Pacheco. Antigua
Alumna.
Valencia.- —En agradecimiento a Doña Dorotea
por haberme ayudado en mis exámenes y para
que me siga ayudando como hasta ahora lo ha
hecho envío un donativo.—María A. P.
Madrid.—Gracias a Doña Dorotea por un fa­
vor que me ha concedido.—A. M.

FAVORES DE NUESTROS MARTIRES
Y SIERVOS DE DIOS
Doña Carolina Rivero Ramírez^ de Algeciras,
entrega una limosna por favores recibidos de Don
Miguel Rúa, para su beatiñcación.
En agradecim iento a D. Felipe Rinaldi por dos
gracias obtenidas por su intercesión, envío una
limosna para la causa de su beatificación. Teresa
Valor.

GRACIA DE LAURA VICUÑA
Un día me encontré una reliquia de Laurita;
poro como estaba tan deteriorada intenté echarla
al fuego. No pude hacerlo de momento y me la
coloqué encima prosa por un imperdible.
Pasado un poco de tiempo, sufrí un accidente
de coche padeciendo fractura en la columna ver­
tebral. Hospitalizada y ya en el lecho, pido a la
enferm era mis medallitas que habían quedado en
una de las prendas que vestía: y cuál no fue mi
sorpi-esa, cuando entre ellas, hallo la citada reli­
quia. En aquellos angustiosos momentos, viendo
que los doctores no se atrevían a escayolarme, por
tem or a que no pudiera resistir la presión del yeso,
y por otra parte, los horribles dolores que sufría
junto con la inmovilidad a que estaba sometida,
busco el rosarlo en mi bolsillo próximo para pedir
fuerza a la Sma. Virgen, y en su lugar, viene a mis
manos la reliquia de Laura. La estreché con mu­
28

cha fe„ suplicándole me puedan intervenir los doc­
tores y que disminuyeran mis dolores. Quedé dor­
mida; y al despertar, empecé a sentir los efectos
de una mejoría, tanto, que al día siguiente pudie­
ron los doctores ponerme la escayola, cosa que
soporté y me desaparecieron los dolores y vómitos
y hasta la fecha, después de ocho meses, sigo
perfectam ente bien gracias a nuestra santita intercesora ante el Señor y a la Sma. Virgen Auxi­
liadora.
Hago pública la gracia como prometí, para la
m ayor gloria de Dios, y su pronta beatificación.
S. A. R. Hija de María Auxiliadora.

Gracia atribuida a la sierva de Dios
Sor Amparo Carbonell Muñoz, H. M. A.
martirizada por los rojos en 193é
Barcelona. - - Unos amigos, seriam ente apurados
por un grave problema de vivienda, me pidieron
Ies ayudase con mi oración. Llena de confianza
encomendé la gracia a Sor Amparo. A los pocos
días me notificaron, satisfechos y agradecidos,
que todo se les había resuelto favorablemente.
Creo un deber publicar este favor en señal de gra­
titud y en prenda de nueva ayuda. Una Hija de
Maria Auxiliadora.
Una herm ana mía tuvo que ser internada en un
sanatorio frenopático. Además de su estado mental
bastante serio, tenía el pie derecho fracturado por
grave caída desde una altura muy considerable.
En mi angustia acudí a Sor Amparo Carbonell
mediante una novena con la oración que lleva im­
presa una hojita de propaganda. También le pro­
metí publicar la gracia si conseguia la rápida cu­
ración de mi pobre hermana.
Mi dicha fue grandísim a cuando en breve ella
misma pudo ir a visitarm e acompañada de nuestra
madre. No sólo mejorada sino completamente res­
tablecida de su dolencia mental. En cuanto al pie
roto, un mes después cuando el médico la vió por
rayos aseguró que de la ruptura ni señas le que­
daban. Al expresar mi íntimo agradecim iento de­
seo también anim ar a quienes necesiten alguna
gracia. Como ven Sor Amparo no desoye nues­
tras plegarias. Sor C. G. Hija de Maria Auxilia­
dora.

Gracias atribuidas a la sierva de Dios
Sor Carmen Moreno Benítez, H. M. A.
Valverde del Camino (HuelvaJ.—Soy una an­
tigua alumna de Sor Carm elita y mi profesión sa­
nitaria me perm ite testificar un hecho felizmente
solucionado merced a la intercesión de esta sierva
de Dios, muy popular en Valverde, cuyo Colegio
dirigió por espacio de un decenio, después de ha­
ber sido profesora del mismo por tres veces más.
La beneficiada es una madre novel que, par •'dos
ya los cuarenta esperaba su prim era criatura.
Cuando todo hacía prever un desenlace doblemen­
te luctuoso, nace feliz y rápidam ente una precio­
sa niña. En las manos de la m adre hallé una estam pa con el retrato de Sor Carmen a la que no
había cesado de recurrir durante los momentos
de m ayor peligro. C. B. Antigua Alumna Salesia-

nn.

Roguemos por nuostros difuntos
Don Pío Jiménez Orliz ^ en Córdoba. La familia
salesiana ha perdido con él un gran cooperador.
Indice expresivo de la categoría y falla de su
vida cristiana ha sido la veneración y el amor
que le profesaban sus empleados, a los que tra­
taba y retribuía con amor y largueza.
Doña Jesusa Cariacedo
en Finisterre, a los
83 años de edad. Siempre había sido muy de­
vota de la Virgen Santísima, cuyo amor y de­
voción inculcó en todos sus hijos; en los últi­
mos años empleaba gran parte del día en hon­
rar a la Virgen con el rezo del Santo Rosario,
y en el mes dedicado a esta devoción terminó
su estancia en este mundo llamada por Dios
a la eternidad.

(Viene de la página 24.)
costa. El vapor vuelve proa, pero los misioneros
no se arredran. Alquilan una goleta y tornan; el
desembarco es dificilísimo, pero consiguen poner
pie en tierra. Los indios no se acercan, tienen mie­
do de los blancos,- es difícil convencerlos de que
los misioneros son blancos lespeciales»; por fin
llega una tribu entera de 244 personas.
Comenzando siempre___________________

Las goletas son poco seguras; Monseñor compra
un vaporcito, lo bautiza con el nombre de Torino
Y se apresura a llevar ayuda a sus misioneros. La
chalupa, que lo lleva a tierra, tarda demasiado
en atracar e impaciente se quita los zapatos, salta
al agua y corre a abrazar a sus misioneros, pero
lo bueno es que está nevando y el termómetro mar­
ca 20 grados bajo cero.
Los indios le acogen con grandes muestras de
alegría, aumentada por la gracia que les hacen
las gafas de Monseñor, nunca habían visto cosa
semejante. Monseñor Fagnano no pierde tiempo
Y traza los planos de una misión más amplia. Se­
rá de planta cuadrada: una plaza de cien por cien
metros en el centro. Tres lados serán ocupados por
las viviendas de los indios, el cuarto llevará la
iglesia y las casas con escuelas para salesianos e
Hijas de María Auxiliadora. Terminado el plano
se va a Punta Arenas, carga el Torino con material
Y lo reexpide para Río Grande.
Mientras esperan los indios rezan pero a su mo­
do,- a ellos no les importa mucho confundirse en
el Padre nuestro y decir: iVenga a nosotros el

Entregó a Dios dos de sus hijos: el párroco de
Finisterre, D. Luciano, y D. José María Moreira,
salesiano.
Han fallecido también las cooperadoras madri­
leñas Doña Cristina Ordénez y Doña María
Martín.
Por estos y demás Cooperadores y Cooperado­
ras difuntos roguemos al Señor les dé el eterno
descanso.
AVISO.—Suplicamos que cuando fallezca un co­
operador o cooperadora envíen, aunque sea sólo
su nombre, para incluirlo en el Boletín y en
los sufragios.

Torinoi en vez de ivenga a nosotros tu reinos. La
misma confusión se arman con la goleta de la mi­
sión, que lleva el nombre de María Auxiliadora,
que a cambio de las provisiones que trae recibe
tantas oraciones que deberían ir a la madre del
Cielo.
Monseñor vuelve a la misión cuando está a pun­
to de terminarse llevando más misioneros y cinco
Hijas de María Auxiliadora. Estas, con sus hábitos,
elevan al grado sumo la admiración de los indios.
Pero la asociación de imágenes les juega une mala
pasada: al verlas de negro y con la pechera blan­
ca las llaman simpáticamente fpingüinas». Pocos
meses después de ultimada, la misión desaparece
como un sueño; un incendio ocasional la destruye
hasta el último palo. Monseñor comienza de nuevo.
Capitán bueno.
En toda goleta de vapor, que circulase por aque­
llos gélidos mares, los indios veían un capitán
blanco que si le apetecía podía ordenar su muerte
o la depredación de sus bienes. No es extraño que
se convencieran de que todos los capitanes blan­
cos fueran malos. Cuando se dieron cuenta de que
Monseñor Fagnano los protegía le dieron el so­
brenombre de capitán bueno.
Con este titulo en su frente se presentó ante el
Señor el año 1916. En la Isla Grande hay un lago,
estrecho y alargado, sus aguas son del color de
las perlas y el viento las encrespa de coníinuo.
Lleva el nombre de Fagnano. El lago Fagnano re­
cuerda a todos la vida de un salesiano, de un aven­
turero de Dios, que fue para los indios, hoy des­
aparecidos, el bálsamo de la caridad de Cristo.


29

^ecas nm d sostenimiento
form ación deifocaciones
«El mejoi premio que Dios concede a una familia es un hijo sacerdote.» (Don Bosco)

INSPECTORIA DE BARCELONA

P. Provincial: P." San Juan Bosco, 74 • BarceIona-17

BECAS EN FORMACION
Beca «Dona Bibiana Socías». Total: 17.000 pesetas.
Beca «Ntra. Sra. do Montserrat». Total: 46.000 pts.
Beca «Don Felipe Alcántara». Sarriá. Total: 3.000 pts.
Beca «María Auxiliadora». Tarrasa. Total: 15.000 pts.
Beca «José María Morctó». Total: 24.000 pts.
Beca «Don Florencio Sánchez». Total; 13.000 pts.
Beca «Santos Antonio y Sebastián». Total: 5.000 pts.
Beca perpetua «D.& Clcmentlna Vallmitjana Cros de Baró».
Total: 20.000 pts.
Beca «Sr. V .» Total; 8.000 pts.
Beca «José María Valles P ié». Total: 3.000 pts.
Beca perpetua «María Casacuberta de Masó». Total: 6.000.
Beca «Santo Domingo Savio». Total: 16.000 pts.
Boca «Estanislao Muzás». Total: 15.000 pts.
Beca «San José». Total: 6.000 pts.
Beca «Doña Dorotea». Rocafort. Total: 27.000 pts.
Boca «Santa Emilia». Total: 26.000 pts.
Beca «María Auxiliadora». Sarriá. Total: 5.000 pts.
Boca «Don José Rccasens». Total: 4.199.60 pts.
Beca «Dolores Casacuberta». Total: 10.000 pts.
Beca «María A. Porta de Durán». Total: 8.000 pts.
Beca «Sr. Martin Qolcoechca». Colegio Sarriá. Total: 25.000.
Beca «P . Viñas». Archlcofradía de Sarriá. Total: 5.000 pts.
Beca perpetua «J. M.», 1.6 e .: 5.000 pts.

INSPECTORIA DE BILBAO

P. Provincial: Escuelas Salesianas - Deusto-Bilbao
Bren

BECAS COMPLETAS
*D, Marcelo Rojo». Total: 30.000 pts.

BECAS EN FORMACION
Beca «Mamá Margarita». L. Cañana. Pamplona. N. c .: 250
peselna. Total: 14.760 pts.
Beca «María Auxiliadora», 2.S Arch. Baracaldo. T . : 15.000 pts.
Boca «F . Canales». Total: 6.000 pts.
Beca «Santísima Trinidad». Total: 26.000 pt.s.
Beca «Carmina Gutiérrez». Total: 27.000 pts.
Beca «Agustina Alonso». Total: 25.000 pts.
Beca «Piedad Ramos». Total: 26.000 pts.
Beca «Natividad Postigo». Total: 28.000 pts.
Beca «Rosarlo Gutiérrez». Total 28.000 pts.
Beca «PaqtiHo Gutiérrez». Total: 25.000 pts.
Boca «Fernando y Rufina». Total 25.000 pts.
Beca «Matilde Pelayo». Pamplona. Total: 2.500 pts.
Beca «I. Concepción». Bilbao. J. L. M. Total; 6.500 pts.
Beca perpetua «San Martin». Total; 31.000 pts.
Beca perpetua «San Cosme y Sta. Magdalena». T . : 70.000 pts.
Beca «María Auxiliadora». Zuaxu. Total: 6.500 pts.
Beca «Don Bosco*. Ciudad Laboral. Pastxjes. Total: 5.720.
Beca «Francisco Tierra» Burceña. Total: 8.600 pts.
Beca «Sagrada Familia». San Sebastián. Total: 10.000 pts.
Beca «San Juan Bosco». Santander. Total; 6.000 pts.
Beca «Santo Domingo Savio». Santander. Total: 19.600 pts.
Beca «Don Ramón Zabalo». Baracaldo. M. Fernández. T o­
tal: 16.000 pts.
Beca «José Puertas». Deusto. Total: 10.000 pts.
Beca «Señor Justi». Deusto (Colegio). Total: 19.000 pts.
Beca «Virgen del Castillo». El Royo. Total: 8.3(XI pts.
Beca «Señores de Udaetxe». Bilbao. T ota l: 34.000 pts.
Beca «María Auxiliadora». D. R. G. R. Total: ^.000 pts.
Boca «Don Pedro Ollvaaxo*. Baracaldo. Total: 18.(100 pts.
Beca «San Andrés». Burgos. Total: 1.327.35 pts.
Beca «Nuestros Mártires». Zuaio. Total; 18.Ú)9 pts.
Beca «Marta Auxiliadora» II. Total: 20.000 pts.
Beca «Alfonso Gómez Pineda». Pamplona, Total: 5.(X)0 pts.
Beca <S. José Obrero». (Industrialcs-Santander). T . : 10.000.

30



Beca «M aría Auxiliadora». (Arch. Santander). T .; 6.000 pts.
Beca San Paulino». Baracaldo. Total; 23.000 pts.
Beca «D. E. Caprani». Baracaldo. Total: 6.000 pts.
Beca «D. J. Santos». Deusto. Total: 17.000 pts.
Beca «Jesús Aznar». Promovido por Doña María Salmerón
Vda. de Am ar. Total: 7.000 pts.

INSPECTORIA DE CORDOBA

P. Provincial: Calle María Auxiliadora, 14 - Córdoba
Beca
Beca
Beca
tal:

BECAS COMPLETAS
«Troya-Rosés». Ronda. Total: 100.000 pts.
«Ntra. Sra. de Araceli». Pozoblanco. Total: 100.000 pts.
«Manuel Doreste y Señora». Las Palmas, de G. C. To­
100.000 pts.

BECAS E N FORMACION
Beca «Baldomero Pagán». Nueva entrega: 2.000 pesetas.
Total: 16.000 pts.
Beca «Fam ilia Hoyos González». Nueva entrega 6.005 ots.
Total: 61.028 pts.
Beca ^Salvador Rosés». Ronda. Total: 96.000 pts.
Beca «Ntra. Sra. del Carmen». Pozoblanco. Total: 26.000 pts.
Beca «Pura Bermúdez». Málaga. Total; 22.500 pts.
Beca «Antonio Espinosa». Santa Cruz. Total: 32.CK)0 pts.
Beca «Santa Isabel». Granada. Total: 34.000 pts.
Beca «San Juan Bosco». Lopera. Total: 15.000 pts.
Beca «Fam ilia E. Chacón de Hernández». Total: 2.800 pts.
Beca «Fam ilia Naranjo». Total: 2.000 pts.
Beca «Fam ilia León de Navarro». Total: 2.300 pts.
Boca «Fam ilia Lara Uadín». Total: 4.300 pts.
Beca «Fam ilia Torre». Total: 2.000 pts.
Beca «Fam ilia Lago». Total: 3.300 pts.
Beca «Santo Domingo Savio». (Cía. de la Juventud Salesiana). Las Palmas. Total: 15.500 pts.
Beca «Fam ilia Ansorena». Total: ll.OÍK) pts.
Beca «M.a Auxil.» F. Gómez Briasco. Granada. Total: 29.000.
Beca «Sto. Dgo. Savio». Cías. Religiosas. Ronda. T .: 13.000.
Beca «San José y Ntra. Sra. de Montserrat». Granada.
Total: 18.200 pts.
Beca «M.ft Auxiliadora». Cooperadores Antequera. T . : 1.000.
Beca «Utrera Deherves». Córdoba. Total: 10.000 pts.
Beca «Juan X X III» . Total; 13.300 pts.
Beca «Cías. Juventud Salcsiana». L a Orotava. Total: 20.000.
Beca «Escuelas Externas*. Montilla. Total; 3.000 pts.
Beca «Nicolás Rodríguez». Las Palmas. Total: 2.100 pts.
Beca «San José». Pozoblanco. Total: 4.000 pts.
Beca «Santa Teresa». Granada. Total; 16.150 pts.
Beca «Moisés Redondo Tirado». Pozoblanco. Promovida por
D. José Fernández. Total: 40.000 pts.
Beca «Fam ilia Espejo». Montilla. Total: 8.250 pts.
Beca «San Rafael». Córdoba. Total; 17.737 pts.
Beca «San Miguel». Montilla. Total: 21.300 pts.
Beca «Manuel Hernández». Las Palmas. Total: 6.000 pts.
Beca «J. M. Manfredini». Granada. Total; 67.000 pts.
Boca «P . Santa Catalina» 2.S Las Palmas. Total: 1.000 pts.
Beca «San Juan Bautista». Córdoba. Total: 13.000 pts.
Beca «M.S Auxil.» F. Gómez. Briasco. Granada. T . : 27.000.
Beca «M.tl Auxiliadora». Antonio Royán. Total: 21.600 pts.
Beca «Ntra. Sra. de Consolación». Torredonjímeno. Total:
15.000 pts.
Beca perpetua «Troya <R>nzález». Ubeda. Total; 12.000 pts.
Beca «Ntra. Sra. de Luna». Pozoblanco. Total; 25.000 pts.
Beca «Santo Domingo Savio». Cías. Tenerife. T . : 19.000 pts.
Beca «Fam ilia Atilio L ey». Lsis Palmas. Total: 500 pts.
Beca «María Auxiliadora». Málaga. Total: 4.300 pts.
Beca «D. Bernardo Baena». Córdoba. Total: 9.000 pts.
Boca «María Auxiliadora». Pozoblanco. Total: 50.000 pts.
Beca «D. Sebastián María Pastor». Total; 4.015 pts.
Beca «Fam ilia Muñoz». Córdoba. Total: 15.000 pts.
Beca «Rafael Moure Ríos». Córdoba. Total; 8.750 pts.
Beca «D. Vicente Reyes». Córdoba. Total: 2.200 pts.
Beca «N. Rodríguez». Las Palmas. Total: 2.100 pts.

Beca «Ntra. Sra del Pino». (P or las Compañías de la Ju­
ventud Salesiana). Teror. Total: 25.000 pts.
Beca cSra. F. Peña». Málaga. Total: 12.000 pts.
Beca «Montilla». Montilla. Total: 25.000 pts.
Beca «Fam ilia Vargas». Ronda.. Total: 10.000 pts.
Beca «Domingo Savio». (Escuelas). Ronda. Total: 2.700 pts.
Beca «Dona María». Las Palmas. Total: 3.700 pts.
Beca «Sagrado Corazón». Las Palmas. Total: 13.000 pts.
Beca «Manuel Marreno». Las Palmas. Total: 1.500 pts.
Beca «Santa Cruz de Tenerife». ((Dasa). Total: 6.800 pts.
Beca «Mártires de Pozoblanco». Total: 8.725 pts.
Beca «María Auxiliadora». Cooperador. Málaga. T . : 8.000 pts.
Beca «Santo Domingo Savio». Las Palmas. Total: 22.500 pts.
Beca «Matrimonio CLM-SCB». Málaga. Total: 45.060 pts.

Beca
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Beca
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Beca
Beca
Beca
Beca

«Doña Josefa Rodríguez». Total: 2.000 pts.
«D. Andrés Yun». Algeciras. Total: 5.000 pts.
«C. S. San Pedro». Sevilla. Total; 1.000 pts.
«C. I. Cooperadores». Total: 15.000 pts.
«Maestro Pagés». Cádiz. Total: 13.295,30 pts.
«I. (Concepción». L a Linea. Total; 500 pts.
«F . Molpeceres*. Carmena. Total: 13.100 pts.
«San Juan Bosco». (3.S). R. U. S. Total: 5.000 pts.
«F . Alcalá Viva». Morón. Total: 10.000 pts.
«San Andrés», P. del Condado. Total: 5.000 pts.
«San Juan Bosco». Cáccres. Total: 16.750 pts.
«P . Agustín Nofre». Utrera. Total: 26.810 pts.
«D. José Canal». Sevilla. Total: 31.500 pts.

DE VALENCIA
INSPECTORIA DE MADRID - «DESAMA» INSPECTORIA
P. Provincial: Calle de Sagunto, 212 - Valencia
P. Provincial: Paseo del General Primo de Rivera, 25
Madrid (5) - Teléf. 227 56 91

BECAS E N FORMACION
Beca «BESAM A» I. Donativo de N. N .: 25.000 pts.
Beca «M. A. L .» N. e .: 1.000 pts. Total: 10.000 pts.
Beca «San Eduardo y Sta. Margarita». Sres. Rey Martínez.
Total: 27.500 pts.
Beca «San Francisco de Sales». Cooperadores. Total: 5.010.
Beca «E l Coadjutor Salesiano». Cías. Paloma. T .: 20.000 pts.
Beca «Casimiro Ramiro». AA. AA. Atocha. Total: 24.000 pts.
Beca «Fam ilia Mesonero Rodríguez». Total: 7.000 pts.
Beca «Josefa A. Roldán y Familia». Total: 28.000 pts.
Beca perpetua «Doña Mercedes Cruzado». Total: 2.000 pts.
Beca «Ntra. Sra. Angustias». Arévalo. Total: 26.000 pts.
Beca «Padre Esteban». A. A. Paloma. Total: 9.800 pts.
Beca «P ío X II ». Viilaamil. Total: 20.754,85 pts.
Beca «María Auxiliadora». Guadalajara. Total: 7.500 pts.
Beca «San Estanislao». Familia López Alvarez. Salamanca.
Total: 15.000 pesetas.
Beca «Ntra. Sra. del Carmen y San Lucas». T ota l: 14.000 pts.
Beca «Doña Dorotea». Madrid-Don Bosco. Total: 13.550 pts.
Beca «Nuestros Mártires». Excmo. D. Emilio López de L e ­
tona. Total: 40.000 pts.
Beca «D. F élix González». D.5 Isabel L. de Pardo. T . : 11.000.
Beca «Centro Juvenil». P.5 Extremadura. Total: 5.000 pts.
Beca «Viuda de Pujadas». Total: 10.000 pts.
Beca «Santa Teresa y San Vicente». Total: 78.000 pts.
Beca «F . de B .» Béjar. Total: 20.000 pts.
Beca «San Juan Bosco». A. G. Total; 9.300 pts.
Beca «Laura Vicuña». Teologado. Total: 23.100 pesetas.
Beca «Santo Domingo Savio». (San Blas). Total: 18.306 pts.
Beca «D. A. Garzón». Atocha. Total; 10.055 pts.
Beca «Sagrado Corazón». IV . Total: 21.987 pesetas.
Beca «María Auxiliadora». Salamanca. Total: 6.300 pts.
Beca «Doña Carmen Olalla». Total: 20.000 pts.
Beca «San José Obrero». San Femando. Total: 7.500 pts.
Beca «Escuela de Automovilismo». Total: 5.000 pts.
Beca «Don Buenaventura Roca». Béjar. Total: 5.000 pts.
Beca «Santiago Apóstol». Paloma. Total: 11.000 pts.
Beca «A. y G .» Total: 6.000 pts.
Beca «Fuentes Bajo». Total: 28.000 pts.
Beca «N . N .» Total: 12.000 pts.
Beca «María Auxiliadora» I I. Atocha. Total: 15.750 pts.
Beca «Vicente Iraavedra». Total: 10.000 pts.

INSPECTORIA DE SEVILLA

P. Provincial: Calle María Auxiliadora,

18

• Sevilla

BECAS COMPLETAS
Beca «Concilio Vaticano I I » . Total: 100.000 pts.
Beca «Bodas de plata sacerdotales». Total: 100.000 pts.
BECAS E N FORM ACION
Beca «Ntra. Sra. del Rosario». Rota. Total: 11.000 pts.
Beca «Rvdo. D. F. Javier Montero*. Total; 7.500 pts.
Beca «Virgen de la Victoria». Mérida. Total; 36.400 pts.
Beca «Ntra. Sra. del Sagrado Corazón». Morón. T . : 16.000.
Beca «Santiago Apóstol*. Cáidiz. Total: 60.000 pts.
Beca «Stella Maris». Huelva. T o ta l: 16.000 pts.
Beca «Corpus Christi». Quintana. Sevilla. Total: 8.230 pts.
Beca «M aiia Auxiliadora».
de Guadaira. Total: 14.850.
Beca «María Aiixiliadora». Puerto Real. Total: 14.000 pts.
Beca «Don Florencio Sánchez». Sev.-Trin. Total: 10.000 pts.
Beca «Don Luis Hernández». Sevilla. Trinidad. T ota l: 10.000.
Beca «Don Pablo Montaldo». Sevilla. Trinidad. Total: 10.000.
Beca «Rvdo. Tomás González». Sevilla. Triana. T . : 25.000
Beca «Bodas de Oro». Al. Guadaira. Total; 60.000 pts.
Beca «Cor. de Jesús». H. Dna. Salvadora Garcfa. T . : 10.000.
Beca «V . Esperanza». Sevilla. Total: 1.750 pts.
Beca «P . enemente Guede». Cádiz. Total: 4.750 pts.
Beca «Santo Domingo Savio». Ecija. Total: 18.000 pts.
Beca «Colegio Salesiano» Ecija. Total: 17.500 pts.
Beca «D. Juan Torres». Jerez. Total: 20.000 pts.
Beca «Sagrado Corazón». Coop. Utrera. Total: 63.000 pts.
Beca «R . Romero». S. J. del Valle. Total: 5.193 pts.

BECA COM PLETA
Beca perpetua «Santa Ana». D. Honoire Navarro, en memo­
ria de su esposa. Total: 100.000 pts.
BECAS EN FORMACION
Beca «Virgen del Remedio». Total: 20.000 pts.
Beca «Círculo Domingo Savio*. Valencia. Total: 26.000 pts.
Beca «Francisco Serrata». Valencia Total: 8.000 pts.
Beca «Cooperadores de Valencia. Total: 7.500 pesetas.
Beca «Azul y Rosa». Valencia. T o ta l; 20.000 pts.
Beca «Archicofrade M. A. 2.S». Primera entrega 4.000 pts.
Beca «Ramón Guerrero». Albacete. Total: 12.550 pts.
Beca «Circulo Domingo Savio*. Valencia. Total; 23.700 pts.
Beca «Virgen de la Luz». Cuenca. Total: 13.725 pts.
Beca «San Agustín». Alcoy. Total: 18.000 pts.
Beca «Colegio Salesiano». Valencia. Total: 83.500 pts.
Beca Ntra. Sra. del Pilar». Zaragoza. Total; 24.120 pts.
Beca «Rvdo. D. Mariano Aisa». Burriana. Total: 7.050 pts.
Beca «Antonia Cabot». Albacete. Total: 6.000 pts.
Beca «Perpetuo Socorro». Valencia Total: 6.000 pts.
Beca «San Bernardo». Villena. Total: 14.000 pesetas.
Beca «Jesús Mendivil». Valencia. Total; 20.000 pesetas.
Beca «San José». Alicante. Total; 10.000 pesetas.
Beca «Virgen del Pilar». Alicante. Total: 5.000 pesetas.
Beca «D. Luis Berenguer». Alicante. Total: 19.500 pts.
Beca «D . Silverio Maqueira». Alicante. T ota l: 25.000 pts.
Beca Perpetua «Abad Nájera». Alicante, en las Bodas de
Oro. Total: 80.000 pesetas.
Beca «Colegio Salesiano Burriana». Total: 11.000 pesetas.
Beca «D. José Calasanz». Total: 14.025 pesetas.
Beca «Antiguos Alumnos». Valencia. Total: 2.050 pesetas.
Beca «cjolegio San Juan Bosco». Valencia. Total: 6.000 pts.
Beca «N iño Jesús del Milagro». Total; 25.000 pesetas.
Beca «Virgen de los Desamparados». Total: 60.000 pesetas.
Beca «P . Tarín». (Jodelleta. Total: 1.000 pesetas.
Beca «Trabajo y Honradez». Valencia. Total; 12.000 ptaa.
Beca «San Vicente». Valencia. Total: 34.000 pesetas.

INSPECTORIA DE ZAMORA

P. Provincial: Universidad Laboral - Zamora
BECA COM PLETA
Beca Perpetua «Vda. Méndez de Andes». Oviedo. 30.000 pts.
BECAS EN FORMACION
Beca «Don Pedro Olivazzo». Astudillo. Total: 11,676 pfs.
Beca «Don Ernesto Armclles». La Coruña. (Colegio). Total:
33.750 pesetas.
Beca «P . Miguel Salgado». Vigo. S. Matías. Total: 47.860 pts.
Beca «María Auxiliadora». Celanova. Total: 12.000 ptos.
Beca «Virgen de Villanueva». Total: 4.700 pesetas.
Beca «D . Emilio Montero». Orense. Total. 16.000 pesetas.
Beca «José M.9 Sabaté». Vigo. Hogar. T . : 13.200 ptas.
Beca «María Auxiliadora». Are. Zamora. Total: 19.500 pts.
Beca «P . Cirilo Segastagoltia». León. Total; 36.100 pesetas.
Beca «D. Tomás Bussons». Vigo. S. Matías. Total: ^.000 p.
Beca «M.9 Auxiliadora». Vigo. S. Matías. Total: 32.000 pts.
Beca «Saín Cristóbal». Vigo. S. Matías. Total: 8.000 pesetas.
Beca «D.9 Lucía Bechade». (tambados. Total: 14.250 pts.
Beca «D. José Saburido». Orense. Total; 21.000 pesetas.
Beca «S. José». Vigo. S. Matías. Total: 58.000 pesetas.
Beca «P . Fila Arce». (Bodas de Plata). Masaveu. T . : 32.000
Beca « Sto. Domingo Savio». Vigo. S. Matías. Total; 10.500
Beca «Cooperadores Cánido». Vigo. S. Matías. T . : 9.000 pts.
Beca «San Juan Bosco». Vigo. Hogar. Total: 7.000 pesetas.
Beca «Ceferino Namucurá». Vigo. Hogar. Total: 8.000 pts.
Beca «M aría Auxiliadora». Vigo. Hogar. T ota l: 5.000 pts.
Beca «Sto. Domingo Savio». (Tambados. Total: 14.500 pts.
Beca « Ntra. Sra. de (Tovadonga». Tudela Veguín. T .: 18. 246
Beca « Smi J o s ^ . Compañías. Zamora. Total; 11.000 ptas.
Beca «José Irisarri». Estudiantes. Zamora T . : 7.260 ptas.
Beca « (Círculo Sto. Domingo Savio». Zamora. T .; 14.000 pts.
Beca «S. León Magno». Zamora. Total: 26.000 pesetas.
Beca «Sto. Domingo Savio». Avilés. Total: 4.600 pesetas.
Beca «Domingo Savio». León. Total: 13.355 pesetas.


31

Distinta de todas las demás.
Anecdotaño de Don Bosco.
Ha provocado milagros.
(Lea en la página 25 de este Boletín.)
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