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^ A Ñ O LXXX . núm. 2 - ORGANO DE LOS COOPERADORES SALESIANOS - Febrero 1966'
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LA CIUDAD DEL NIÑO PODRE
Obra social salesiana
AI-TEN,
EL HIJO DE LA SELVA
BOLETIN SALESIANO
Sum aria
ORGANO DE L A P I A U N IO N DE
COOPERADORES S A LE SIA N O S
LOS SEGLARES EN LA IG L E S IA ..................
3
NO, NO SOMOS A M IG O S ...........................
6
8
MONSEÑOR VICENTE C IM A T T I..................
LA CIUDAD DEL MUCHACHO POBRE. . .
12
NOTICIARIO SALESIANO MUNDIAL. . . .
16
COOPERADORES EN A C C IO N ..........................19
ESPAÑA SA L E SIA N A ............................................20
AI-TEN EL HIJO DE LA S E L V A ..................... 21
CRONICA DE GRACIAS ................................................25
ROGUEMOS POR NUESTROS DIFUNTOS . . 29
BECAS SACERDOTALES.......................................30
Revista de la Obra de Don Bosco
A Ñ O LXXX - Núm. 2 - Febrero, 1966
DIRECTOR:
JA V IE R RU BIO
IBA Ñ EZ
DIRECCION, REDACCION Y ADMON.:
Alcalá, 164 - Apartado 9134
Teléfono: 235 20 00
MADRID-2
Depósito legal; M. 3.044-1958
{Con censura eclesiástica)
E. G. Salcslana: Madrld-Atocha
PO R TA D A : En febrero, en el último domingo, se cele
bra el día de las Misiones salesianas. Oraciones y limos
nas pide la Congregación para sus misiones para soste
nerlas y poder mandar nuevos misioneros cada año. como
está haciendo don Ricceri. en la foto, con un coadjutor
salesiano.
ROMA.— En los últimos días del Concilio el Papa quiso concelebrar con doce superiores mayores
de órdenes y congregaciones religiosas, como muestra del afecto que les profesa y de las esperamas que en ellas tiene puestas, para la consecución de los frutos del Concilio. Nuestro rector
mayor fue uno de los concelebrantes. En la foto vemos a don Luis Ricceri dirigiéndose al altar.
T
exi la.
OS lo han dicho muchas veces. Después del
Concilio Vaticano H los secares, recobrando
su lugar en la Iglesia, constituirán un ele
mento de santificación y propagación de la
misma en todos los ambientes, hasta conseguir
cambiar las actuales estructuras materialistas del mun
do por las cristianas.
N
El camino va a ser largo, pero hay que emprenderlo.
A los Cooperadores Salesianos y a todos nuestros leotores les invitaríamos cordialmente a sumarse en se
guida a los numerosos cristianos, que han tomado
TOnciencia de su papel en el mundo y en la Iglesia
de hoy. Cada uno debe preguntarse: ¿cuál es mi
wtio en la Iglesia? Porque si la í^esia es la «familia de
D ios» y yo soy hijo de Dios, adoptivo, pero hijo al
nn y al cabo, sin duda que tengo en eUa un lugar
reservado.
i
Evitemos caer en el lazo en que cayeron y aún
caen tantos cristianos de poner a los seglares a un
lado y a la Iglesia enfrente. N o consideremos a la Igle
sia como una realidad ajena a nosotros, porque todos
y cada uno de los cristianos somos Iglesia. Por tanto,
cuando oiga hablar de ella, me tengo que dar por
aludido y por interesado, como al oir hablar de mi
familia, de mis padres, de mis hermanos.
M i pertenecer y ser Iglesia me obliga moralmente a
instruirme en cuanto me atañe y, principalmente, en
cuanto se refiere a mi papel de seglar, porque no
comprenderemos bien este último si desconocemos la
realidad primera.
Siguiendo nuestra campaña «Cooperadores y Con
cibo» hoy nos vamos a entretener en precisar e ilus
trar qué li^ar corresponde al seglar en la Iglesia después del Concillo. Para ello empezaremos por unas
comid^aciones, que arrojarán luz muy precisa, sobre
la Iglesia, dentro de la que nos movemos los seglares.
¿QUE ES L A IGLESIA?
El C on cilio ha respondido diciendo: es un «niis>'
te ñ o », es d «pueblo de D io s », es el «R ein o de D ios*.
La Iglesia es un misterio. Por misterio se entiende
algo difícil de comprender y saber, pero también una
realidad de cuya razón o existencia no podemos per
suadirnos. En este sentido llama el C on cilio a la Igle
sia misterio, porque su existencia es fruto de un pen
samiento y de una decisión insospechable de D iosj
la Iglesia es algo qu e no podíam os esperarnos de nin
guna manera, ni los hombres ni los ángeles. Y esto
antes que el C on cilio lo había dicho San Pablo
(Rom. 16, 25. Ef. 3, 8-11).
Mas ¿en qué consiste esa decisión divina? A prime
ra vista parecería ser ésta: que D ios se mostrara con
los paganos, y co n los idólatras, cargados de toda
suerte de pecados, tan misericordioso com o se mostró
co ii su pueblo Hebreo, su predilecto y a quien amaba
com o a un niño m imado y caprichoso (Oseas 11, 1-4),
Pero si ahondamos en nuestra consideración com
prenderemos que se trata de algo más profundo, asom
broso e incomprensible: de que Dios, pese a que somos
pecadores y no le amamos, nos ame E l y que, teniendo un
Unico Hijo, deseara e hiciera cuanto estuvo en su mano
para que nosotros, sus adversarios, nos convirtiésemos en
hijos suyos, hijos por gratuita benevolencia, como son los
adoptivos, pero con la misma semejanza del Padre, que es
Jesús, su Imagen (Ef. 1-5. Rom. 8, 29. Col. 1-15).
Esta im agen es viva , es Jesús com unicado y de tal
suerte nos penetra que nos hace orar, esto es hablar
con el Padre com o lo haría un hijo, cuando llama
«p a p á »; nos hace portam os com o hijos de D ios en
todo m om ento de nuestra vida y un día nos propor
cionará una semejanza filial, gloriosa, incluso a nues
tro pobre cuerpo d e carne mortal ahora, cuando re
sucite de entre los muertos.
—
i
3
S A N LORENZO DE LUGO (Italia).— Monumento a
Don Bosco construido a base de cemento, cobre y
latón. Lo ha levantado la parroquia, que ha puesto
a los niños de la misma bajo su protección.
H e aquí, pues, el misterio, la cosa asombrosa: Dios
ha hecho de nosotros su familia, nos ha reunido
(ecclesia) en su casa y nos ha adoptado.
La Iglesia, Pueblo de Dios. En el V ie jo Testamento
Dios recalca muchas veces que el pueblo hebreo es
su pueblo, pueblo de Dios. Y com o tal lo mima, lo
cuida, lo castiga, incluso, para que vuelva a El de sus
olvidos. Pero el Testamento antiguo es solo figura del
nuevo, por eso el C oncilio no ha dudado en definir
la Iglesia «pueblo de D ios».
Familia y pueblo de Dios, dos denominaciones que
le corresponden exactamente. Pueblo es una familia
agrandada y organizada proporcionalmente a su cre
cimiento. -Fam ilia» nos habla de parentela, «pu eblo»
de muchedumbre. La frase «fam ilia de D ios» expresa
m uy bien lo que es la Iglesia: el conjunto de hijos
unidos al Padre, porque en los hijos está la misma
vida del Padre. La palabra «p u eb lo» se adapta también
exactamente a la Iglesia, a condición de que se trate
siempre de una familia crecida y organizada. A San
Pe<lro le gustal>a esta comparación (1 P. 2. 9-10); San
Pablo, que !a usó, prefería hablar de organismo vivo.
le llamaba «cuerpo*, pensando en la diferencia de
cometidos de cada uno en vista del bien de todos.
Todos hijos, pero a cada uno su sitio y su tarea.
La Iglesia Reino de Dios. Otra denom inación conespondiente a una realidad. Nuestro Señor la usó
muchas veces en su acepción histórica v originaria.
Este nombre vien en a ser el complemento, la última
etapa del m ovim iento ascendente, da la dialéctica,
diríamos mejor, de Familia, Pueblo, Reino.
En la antigüedad cuando un jefe de familia, al cre
cer ésta, se encontraba jefe y cabeza de un pequeño
grupo étnico autónomo, un pequeño pueblo, gozaba
sobre todos y sobre todo una autoridad indiscutida.
El se hallaba en el principio y origen de todo: vida
y bienes. El era naturalmente el «re y », los demás
sus «súbditos*. Hablar de autoridad regia en estos
casos nos parece poco, dado que estamos acostumbra
dos a pensar en la autoridad real, com o algo adquiri
do por un acto de poder; mientras que en nuestro
caso la autoridad regia es la resultante de un «d o n »
hecho, del don de la vida y de los bienes patrimo
niales. El ejercicio de la autoridad sigue la misma lí
nea: es un cuidado por tutelar y desarrollar la vida
y bienes de los hijos. Naturalmente no lo hace todo
el Padre-Rey, hay distribución de trabajos, unos cui
dan de las personas, otros de las cosas. La misma pa
labra «súbditos» en nuestro caso ha de ser entendida
en recto sentido para que no evoqu e en nosotros las
cadenas del esclavo. Quiere decir que el hijo reconoce
que cuanto tiene lo ha recibido y se porta de acuer
do con ello.
Si queremos pensar en la Iglesia com o un reino,
nos damos cuenta que volvem os por otro camino al
concepto de familia. El concepto de «fam ilia de D ios*
está siempre en la raíz; con «p u eb lo» se da un primer
paso: grupo organizado en vistas al bien común;
con «re in o » se da un paso m á S: pueblo sometido a
Dios. La sumisión consiste en reconocer filialmente
- con Jesús - la autoridad de D ios Padre; reconocer
que de él se origina para nosotros el don de la vida
divina y todo lo demás, y por tanto comportarse con
secuentemente. Este reconocim iento es el corazón de
la religión.
Por desgracia la autoridad de D ios que debía ser
un dato aceptado de hecho, se v e turbada por el pe
cado primero de los ángeles rebeldes, luego por el
de A d án y por el nuestro. D e donde resulta que la
frase «reino de D io s» nos habla necesariamente de
conquista para someter, esto es, para restablecer su
Autoridad. Lo cual acontece cuando refluye a nos
otros su vida; D ios vu elve a ser en nosotros autor de
la vida. Incluso las cosas creadas, las cosas de este
mundo, bienes patrimoniales de sus hijos, torcidas
del fin para que fueron hechas al sustraerlas al dom i
nio de Dios, esto es. usadas mal, están com o aguar
dando ansiosamente el momento en que los hijos,
usándolas bien, tornen a manifestar en ellos su total
sumisión a la autoridad regia de Dios. (Rom. 8, 19-20.)
La misión del hombre está trazada: sabe cual es su
obligación. C om o hijo-súbdito ha de trabajar con
Jesús, primogénito, a fin de que el vincu lo vital o
autoridad de Dios-Padre-Rey sea restablecida en todo
el mundo. Hecho esto, su trabajo habrá terminado y
el R eino habrá sido puesto de nuevo en manos del
Padre. (1 Cor. 15. 24.)
Estamos, pues, en grado de respondernos íntegra
mente acerca de lo que com o seglares somos y re
presentamos en la Iglesia.
A n te todo el seglar es la persona que ha hecho real
en sí misma el misterio de D ios; que ha sido acogido
en su casa, que ha recibido en sí la imagen o seme
janza del Padre, Jesús, y de esta suerte se ha conver
tido en h ijo de D ios. Es lo fundamental: el corazón
de la Iglesia. Y todo seglar ha de tener este corazón
en su propio corazón. Desde este punto de vista no
h ay diferencia alguna entre h ijo e hijo; todos somos
hermanos; ningún h ijo está sometido a otro. Y se
puede añadir que uno es más hijo del Padre cuanto
más fielmente lleva copiada en su alma la imagen
vivien te del Padre, a Cristo Jesús. Por el contrario,
sin él, quien es de casa, de la Iglesia, por muchos
cargos que tenga confiados, no es h ijo sino siervo.
El seglar es además miembro del pueblo de Dios.
Desde este punto de vista se le puede y a caracteri
zar y distinguir entre los componentes de la fam ilia
de Dios.
Hemos dicho antes que, cuando una fam ilia crece
y se organiza en pueblo, a unos y otros se les asig
nan tareas particulares para que laboren por el bien
de todos. En la Iglesia, pueblo de Dios, cada uno en
general tiene cuidado del bien de todos. El que care
ciera de este interés, no tendría en él la imagen de
Jesús hermano, sacrificado en bien de sus hermanos,
y precisamente por eso, dejaría de ser h ijo del Padre.
En el pueblo de D ios hay personas con aptitudes, ca
pacidad, posibilidades y poderes especiales, concedi
dos por D ios gratuitamente, com o los dones natura
les, pero mediante un sacramento. Tales personas es
tán al servicio de todos, para bien de todos. Sus cargos
no son para su gloria, pues eso equivaldría a decir
que han recibido la misión de hacer el vanidoso para
bien de todos.
Desde este punto de vista el seglar cuida de m odo
general de los intereses de los hermanos y de la fa
milia, pero no tiene poderes o encargos especiales,
porque eso corresponde a la Jerarquía. El seglar, pues,
no pertenece a la Jerarquía. Es del pueblo.
El seglar es asimismo un súbdito del R eino de Dios.
H e aquí otro punto que nos ayuda a caracterizarlo
definitivamente.
C om o tal deseará no sólo su sumisión, sino la de
todos al Padre-Rey. Y lo actuará de la manera que
su situación concreta sugiera.
Pero la manera o m odo con que cada uno quiere
o de hecho realiza su sumisión a D ios es doble.
Los hay que. pensando en la sumisión final a
Dios en el «futuro siglo» o Paraíso, se ponen desde
ahora, en esta vida con su pensamiento y corazón
en aquella tesitura y quieren qu e su sumisión sea
total, pero actuada y a ahora com o si estuviesen en
el Q d o . Naturalmente llevan a cabo esta sumisión,
lo mejor que pueden en las condiciones terrenas en
que viven . N o están en el cielo, pero con su cora
zón están y a allá.
BAN G PO N (Tailandia).— Para animar a la imita
ción de Domingo Savio a los alumnos paganos
del colegio se organizó un concurso entre ellos.
Se daría un premio al que vistiese más parecida
mente a Domingo Savio. He aquí los tres gana
dores.
Eso es lo que se propone la sumisión religiosa, es
lo que caracteriza a los religiosos.
Por el contrario hay quien entiende someterse a
D ios plenamente, pero en esta frase terrena de la vida
y prcisamente en todo lo que la caracteriza com o tal.
Es com o si tomara las cosas - no sólo las materiales de este mundo y expresando por m edio de ellas, las
consagrara a Dios-Rey. N o tiene necesidad de asu
mir y difinir que el seglar es en la Iglesia toda perticulares p>ara declarar que acepta su com etido: de so
meterse plenamente a Dios en lod o cuanto caracteriza
la vida de este siglo.
Este hecho lo clasifica com o seglar. Por tanto el
seglar no es religioso. En conclusión, podemos resu
mir y definir que el seglar es en la Iglesia toda per
sona que, unida vitalmente a Jesucristo, aun care
ciendo de poderes particulares para transmitir la vida
divina, tiene la misión específica de estar unido a
Jesús, sometiendo al Padre todas las realidades de que
su vida en este mundo está entretejida, es decir, con
sagrando este mundo al Padre.
—
5
UNA ANECDOTA DE DON BOSCO
ías v o c a c io n e s resulta fatal,
q u e al d ife rir el segu im ien to de
la misma com ien zan a actuar p re
siones d e l m undo y n o pocas
v e c e s fam iliares, q u e acaban en
No. no somos amigos
B osco d io v a rio s m i
les d e v o c a c io n e s sacer
dotales a la Ig lesia , sin
contar las q u e él mismo
form ó para la C o n g re g a c ió n Salesiana. Esto no su ced ió sin más;
resp on d ió a una constante p re o
cu p ación q u e le dom in ó toda su
v id a . Estaba c o n v e n c id o q u e el
m ejor regalo, q u e se p u e d e h a
c er a la Ig lesia , son muchos y
santos sacerdotes y d e d ic ó cons
tantes aten cion es a la búsqueda
d e joven cito s, q u e dieran seña
les da ten er v o c a c ió n . Esta fue
una d e las herencias qu e d e jó
a los salesianos y a sus co o p era
dores.
D on Bosco ten ía tanto trabajo,
q u e el Señor le daba y e l qu e
él, en su c e lo p o r las almas, se
bu scaba; q u e el Señor le a y u
d ó v is ib le m e n te para q u e p u
d iera lle v a r a ca b o muchas de
las cosas q u e am b icion ab a rea
lizar. T am b ién en este aspecto
d e las v o c a c io n e s g o z ó d e l fa
v o r d e Dios, para q u e no p e r d ie
ra tiem p o en estudiar si un jo v e n
ten ía o no v o c a c ió n . El Señor se
lo hacía v e r m isteriosam ente y
con e llo qu ed ab an las dudas re
sueltas. La sorpresa, q u e acom pa
ñaba gen era lm en te a la r e v e la
ción d e q u e e l jo v e n estaba llam a
d o p o r D ios al estado sacerdotal
o a la C o n g re g a c ió n salesiana.
in clin a b a gen era lm en te la b alan
za y e l jo v e n se d ecid ía , cortan
d o la v a c ila c ió n q u e para tan-
D
o n
6
-
la renuncia a la llam ad a d e l Se
ñor.
Veamos una de tantas anéc
dotas que nos muestran a Don
Bosco en acción de cazador de
vocaciones. Renato era un jo ven
de un C o leg io Salesiano de las
cercanías de Turín. M u y apli
cado en sus estudios, recibió
con otros el prem io de ir a pasar
unos días al Oratorio y así po
der v e r a Don Bosco. Era-el año
1887. Don Bosco estaba y a muy
v ie jo y achacoso. Apenas si sa
lía de su habitación. V erle era
un p rivileg io , pues los médicos
insistían cada v e z con mayor
ahinco que no debía molestár
sele con visitas.
El ch ic o se lo d ijo a su madre.
Esta tu v o una rea cción m u y e x
p lic a b le hum anam ente, p e ro q u e
r e v e la la co n c e p c ió n d e tantas
madres, q u e n o co m p ren d en el
v e rd a d e ro b ie n d e sus hijos. Le
d ijo :
— M e tem o q u e si vas a Tu
rín D on Bosco te v a a m irar y
v a a hacer d e ti un p ad re salesia
no. Tu sabes q u e y o te n ecesito
p o rq u e tus tres herm anos me
dejarán sola.
— M am á, n o tengas m iedo. N o
m e d eja ré pescar.
— Si es así, v e t e y d ile a D on
Bosco q u e re c e tam bién p o r nos
otros.
La en trevista tu v o lu g a r en el
c o le g io d e V a ls á lic e , ad on d e
D on Bosco había a cu d id o en bus
ca d e un p o c o d e reposo, lib re
d e las continuas visitas d e l O ra
torio.
Estaba tam bién en el com edor
R en ato y otros dos m uchachos,
prem iados com o él, fu eron p re
sentados p o r su d irector. C ada
uno fu e b esan do la m ano a D on
Bosco q u ien les e n v o lv ía en una
am p lia sonrisa. L le g ó e l últim o
R en ato; su corazón latía con fu er
te em oción . D e rep en te e l rostro
d e D on Bosco se tornó m u y serio,
le m iró la rga m en te y retiran do
su m ano le d ijo : N osotros dos
no somos am igos.
A l salir d e l com edor, Renato
estalló en sollozos acon gojad os.
— ¿Q u é tien es?, — le p regu n tó
su director. ¿ N o estás contento
d e h ab er v is to a D on Bosco?
— ¿Es q u e usted n o ha o íd o lo
q u e m e ha d ic h o ?
— Pero, m uchacho, si te lo ha
d ic h o p o r brom ear.
— N o , no. Estaba m u y serio.
R en ato se puso a pensar y a
rezar. C o m p ren d ió q u e D. Bosco
h ab ía le íd o en su in terio r resis
ten cia a id e ja rs e p e s c a n . Pero,
¿si el Señor le llam ab a d e v e r
dad, p o r q u é resistirse y con ti
nuar d ic ie n d o q u e n o?
D esd e ese m om en to se d e c id ió
a ser salesiano.
A l sigu ien te d ía v o lv ie r o n a
d esp ed irse d e D o n Bosco. Q u é
a le g ría la d e Renato al v e r qu e
e l Santo le son reía am pliam ente
y tom án d ole d e la m ano se la
apretaba y d e c ía :
— Esta v e z sí q u e somos buenos
am igos, R enato. Tú y a n o me
abandonarás jam ás ¿ n o es eso?
Y d ic ie n d o esto le en tregó
unas m edallas d e M a ría A u x i
lia d o ra :
— Esta para tu mamá, ésta p a
ra tu herm ana y ésta para ti. Y le
dirás q u e no ten ga m ie d o n i se
in q u iete, nunca estará sola. Y o
rezaré p o r ella.
A s í fue. R enato se h izo salesia
no. Su m adre fu e siem p re m u y
fe liz co n su h ijo salesian o y siem
p re tu v o a su la d o h ijos q u e la
cu idaran e h ic ie s e n com pañía.
P A B LO
VI
V IS IT A
^
LAS CATACUMBAS
DE SAN CALIXTO
A utógrafo
Pablo
Vi
de
a
Su
ios
S antidad
g u ias
sa-
iesianos de la s Catacum bas
de
San
Calixto
A los gu ias salesianos, q u e acom pañan a
los visitan tes d e las Catacumbas, d e corazón
les im partim os la im p lorada b en d ició n , p o
n ie n d o d e r e lie v e e l carácter esp iritu a l d e
la tarea q u e tien en encom endada. E jercitadla
con fe, con d e v o c ió n , co n cortesía, record an
d o q u e e l visita n te es sensible, no m enos
qu e a vuestras palabras, al ánim o y ^
la actitud con q u e las pronunciáis. A y u d a d le
a v e r b ie n estos santos lugares, a fin d e qu e
p u ed a en tre v e r e l h u m ild e esp len d or d e l
p rim itiv o testim on io cristiano.
El Papa ora d e v o ta m e n te en la crip ta llam a
da d e los Papas en las catacum bas d e San
C a lixto.
A la salida P a b lo V I se en tretien e con los gu ias salesia
nos d e las mismas.
£1 Santo Padre en su visita
a las catacum bas, después
d e h aber orad o en la c rip
ta d e los Papas, al subir d e
n u e v o a la luz se en tre
tu v o a fab lem en te con los
salesianos q u e gu ian a los
visitan tes d e las Catacum
bas, recalcan d o la im p or
tancia y n o b leza d e su
m isión. M ás tarde, en un
rasgo d e am a b ilid a d e x
quisita, les h izo lle g a r un
au tógrafo, en el qu e les
recu erd a su pensam iento
sob re su la b o r d e hacer
b rilla r a los ojos d e los
visitan tes e l le s p le n d o r d e l
p rim itiv o testim onio cris
tian o».
-
7
¥
FUE E L APOSTOL SALESIANO DEL JAPON
COMO EL CARDENAL
CAGLIERO L O F U E
DE L A PATAGONIA Y
MONS. MATHIAS DE
L A INDIA. ES UNA
DE L A S F IG U R A S
MAS COMPLETAS Y
C A R A C T E R IS T IC A S
DE L A CONGREGA
CION SALESIANA.
MONSEÑOR
VICENTE CIMATTI
1882 D o n Hosco se encontraba en la ciudad italiana de Faenza para abrir
un Oratorio Festivo y haW é - ^ o s Cooperadores y fieles.
A l final bendijo a todos, incluida
una madre que le tendía su hijito de tres años mientras le susunaba al ok lo: «Vicentín, mira a
D o n Hosco >. A q u el día Vicentín
abrió sus ojos de par en par y des
de entonces no dejó de mirarle
en toda su vida, una v id a larga,
que se ha terminado p oco más de
tres meses hace. La buena madre
tenía tres hijos y los tres se los
dio al Señor: el niñito, que miró
a D o n Hosco, se hizo salesiano y
fue M onseñor Cimatti: su herma
no Luis también fue salesiano,
coadjutor, y la hermana Santina
es h o y la sierva de D ios Sor M a
ría Rafaela Cimatti.
fc
lETERAN
DE m
TNA
T IN A )
r \
Vicentín fue un chiquillo com o
todos los demás. U n a v e z incluso
fue a robar higos; perseguido por
el dueño de las higueras escapó a
duras penas, rom piéndose los pan
talones; desde luego no se libró
de la zurra materna. Pero V ic e n
tín había cruzado su mirada con
D. Hosco y su camino había que
dado marcado para siempre. En
cuanto terminó su bachillerato ele
mental en los salesianos de Faenza.
D. Fidel Giraudi, futuro Ecónomo
General de la Congregación Salesiana, le dijo: «Irás a Turín, te me
terán en una tinaja llena de tinta y
saldrás del todo negro». Graciosa
manera de predecirle que vestiría
la cotana. A s í sucedió. H izo el no
viciado y apenas terminó pidió ser
enviado a misiones. Mientras lle
gaba la hora de la Providencia fue
destinado al C olegio d e Valsálice,
donde se consagró al estudio. A
los 27 años había conseguido los
títulos de profesor en el Conserva
torio de M úsica de Parma, y los
de licenciado en Q e n d a s Natura
les y Filosofía en la universidad
de Turín, además de haber con
cluido sus estudios teológicos y
llegado a sacerdote.
Los jóvenes clérigos de Valsá
lice, mientras celebraban su recien
te licenciatura en Filosofía le pre
guntaron a quemarropa:
- ¿Cuál será su pióxim a licen
ciatura?
Respondió:
- Daría todos mis títulos y d i
plomas por merecer la gracia de ser
misionero.
Cuatro años después, D on V i
cente Cimatti, bendecido por el
Papa, partía rumbo al país del Sol
Levante. Iba destinado com o guía
de la primera expedición m isio
nera salesiana al Japón. Tenia 46
años.
h a g a m o s
:^
'
H seis de octubre, m uy de ma
drugada, el director de la casa acu
dió a la enfermería para decirle la
misa y darle la comunión, luego
se arrodilló al pie del lecho com o
el mejor sitio para dar gracias. El
m édico situado a la cabecera com
probaba el pulso del enfermo. En
aquellos momentos de religioso si
len cio el doctor sacudió la cabeza.
El pulso se había parado: monse
ñor Cimatti. caminando de punti
llas. se había ido al cielo.
A i'
Los principios de la misión fu e
ron difíciles. Los salesianos se pu
sieron primeramente a las órdenes
del O bispo de Nagasaki y dedi
caron todo el año 1926 al apren
dizaje de la lengua y costumbres
del Japón.
En 1927 relevaron, en tres resisidencias, a misioneros franceses.
Había en el territorio 350 cató
licos y 1.750.000 infieles.
¿Q ué hacer? ¿Por dónde com en
zar? Era un problema. D o n C i
matti dijo a sus salesianos: «H a
gamos lo que en nuestro caso ha
ría D o n Hosco». Inauguraron un
Oratorio, con mucha música y mu
cho canto, abrieron escuelas para
el pueblo y difundieron buena
prensa. El trabajo se desarrolló tan
bien que la misión fue elevada a
Prefectura Apostólica y D o n V i
cente Cimatti resultó monseñor. La
Congregación la convirtió en Ins
pectoría y le nombró inspector.
Por sus méritos para con el Ja
pón le condecoró el Gobierno.
A jen o a las apetencias personales
dejó el cargo de Prefecto apostóli
co en manos de un sacerdote del
país, para dar paso a la Jerarquía
indígena y pidió se le relevara del
cargo de inspector. H abía emplea
d o a fon d o sus energías y los años,
70 ya. le pesaban. Retirado du
rante tres años, entretenía sus h o
ras com o confesor, jardinero, b i
bliotecario. Llamado de n u evo al
trabajo desempeñó diez años más
el cargo de director. A los 84 se
encontró achacoso, acom etido pK>r
dolencias que lo convirtieron en
víctim a paciente, transformando su
lecho en un altar en el que se in
m olaba a diario y al que acudían
todos los días sus hijos espiritua
les, com o en peregrinación.
D o n Vicente Cimatti fue un re
ligioso de cuerpo entero.
N acid o en familia humilde acep
tó la pobreza y la amó. Usaba los
vestidos abandonados por otros,
los repasaba y limpiaba y los lle
vaba hasta que se caían a peda
zos. N o quiso tener nunca reloj.
Empleaba com o papel de carta tro
zos de papel recortados de hojas a
m edio emplear. C on frecu en c'i
respondía en la misma carta que
había recibido.
Comía, com o D o n Hosco, lo que
le ponían delante, sin fijarse ni
quejarse de si estaba frío o calien
te, bien o mal guisado. U n día al
visitar una residencia misionera le
sirvieron un plato de espaguetis.
El director le había querido obse
quiar con este recuerdo de su tie
rra natal. Pero, por más que se es
forzaba, los espaguetis no pasa
ban. H director se dio cuenta y
corrió a la cocina a interrogar al
cocinero cóm o los había prepara
do. El buen japonés, en nada prác
tico de ios platos italianos, los ha
bía guisado con posos de café.
- Pero. D on Cimatti, - s e la
mentó el misionero - ¿por qué no
d ijo nada?
- N o te apures, está tranquilo,
- l e re s p o n d ió - al fin todo es hi
drógeno, oxígeno, carbono y o zo
no...
EL ^rC R E TO DE SU A T R A C a O K
C om o D o n Hosco fue de una
pureza angélica. «V iv ió siempre
com o un án eel», afirmó de él otro
misionero.
-
9
Don Cimatii íue un músico
extraordinario. De su arte se
sirvió para abrirse paso en
el Japón, en donde dio más
de 2.000 conciertos.
Su temperamento artístico lo ha
cía m uy sensible, pero su espíritu
(le mortificación, extendido a to
dos los sectores de su vida fue mu
cho más fuerte. Apenas se desper
taba se ponía a trabajar. Si un ma
lestar o una ficbrecilla lo asaltaba
usaba un remedio originah traba
jaba más y también com ía más:
«U n diablo, decía, arroja al otro
y también los microbios necesitan
com er».
Había logrado tal dom inio de
sí mismo que nunca se le o y ó re
prender a un muchacho con v o z
alterada. Jamás criticaba a nadie.
A veces se le pedía su opinión so
bre personas o sucesos, pero él
cambiaba hábilmente de conversa
ción. A tanto llegó ese dom inio
que daba la sensación de no tener
nervios. Sin embargo todo era fru
to de haber llevado al extremo el
dicho de San Pablos «Castigo mi
cuerpo y lo reduzco a servidum
bre».
ME
PO NG O
EN
SUS
M ANOS
D on Cimatti rindió culto a la
obediencia. Entre sus citas prefe
10
-
ridas estaban las palabras de Jesús:
«M i comida es hacer la voluntad
del Padre, que m e ha en via d o».
Cuando tras muchas insistencias
fue exonerado del cargo de direc
tor. se confió al director sustituto,
que él había subido desde joven
y ahora era su superior; «C anto
un Tedeum de acción de gracáas
al Señor por haberme oíd o y me
pongo completamente en sus ma
nos para que me ayude y gu íe».
Y este es el testimonio de su d i
rector: «N o hace nada sin d debi
d o permiso del superior, que para
él es realmente el representante del
Señor, y pide insistentemente ser
ayudado y guiado en tod o».
U n día exclam ó: «P o r m i parte,
cuando me presente ante San Pe
dro y m e pregunte: «D o n Vicente
•qué has hecho en tu vida?, le res
ponderé; ¿Que qué he hecho? Pre
gúntelo en Turín. A llí lo saben
todo*. Y era verdad. Daba su
cuenta personal con la confianza
de un n ovicio: siendo inspector,
al Rector M ayor; y en las otras
(Kasiones a su superior inmediato.
D ejó escrito en una carta: -Trato
de dejarme com er por la voluntad
de D io s».
DON
C IM A T T I C O N D IO S
V iv ía una intensa vida espiri
tual. Cuando se entretenía con al
guien, siempre afablemente y con
v iv o interés, no podía a pesar de
todo, disimular cierto desapego,
com o melancolía de alguien que
tiene su alma en otra parte, fija en
una visión fuera de las pequeñas
cosas de la tierra.
En sus últimos años no hizo otra
cosa sino rezar. Los salesianos le
decían:
-R u e g u e por mí. Monseñor.
- Ciertamente, contestaba. Siem
pre lo hago: a todos os recuerdo
uno a uno. Y enseñaba su rosario,
que todo el día tenía entre sus
manos y con el que se dormía re
zando.
Cuando no le fue posible decir
misa, oía fervorosamente la (jue se
decía para él en la enfermería. Res
pondía en v e z del monaguillo y
repetía junto con el sacerdote las
palabras del celebrante. A l recibir
la com unión su rostro se ilumina
ba, sus manos se alargaban como
para estrechar a una persona de
carne y hueso y sus labios mur-
muraban tíernas
nombre de Jesús.
jaculatorias
al
U n día de fiesta lo colocaron so
bre una camilla con ruedas y lo
condujeron al com edor para que
se alegrara con los demás salesianos. A l pasar por delante de la
capilla lo entraron un momento,
para que saludara al Señor. A p e
nas se v io dentro prorrumpió en
alta v o z en estas palabras; «A m a
do Jesús, oh amado Jesús, aquí
m e tienes. ¿Sabes que te amo de
verdad? Siempre estoy contigo,
aunque m e toque quedarme en mi
habitación. A m ado Jesús, bendice
a todos estos queridos hijitos que
m e ayudan. H az que ellos puedan
amarte y trabajar con entusiasmo».
Q U IS O CONVERTIRSE
EN TIERRA JAPO N E SA
Entre las ruinas de las ciudades
después de la segunda guerra mun
dial, también en Japón, vagaban
los niños famélicos y abandona
dos de todos. Para ellos fundó
D o n Cimatti una «Ciudad de los
muchachos*, todavía floreciente.
T u vo la ocurrencia de poner mú
sica a las poesías de los libros de
texto elementales, a las bellezas de
la naturaleza y epopeyas japone
sas. Estudió la flora y la fauna del
Japón y dedicó al Emperador una
publicación científica suya; el Em
perador agradeció el obsequio y
le en vió una colección de algas
marinas, recogida personalmente
con sus augustas manos.
H izo todos los esfuerzos que pu
d o por formar sacerdotes japone
ses y consiguió levantar un semi
nario. O tro tanto hizo con las v o
caciones para las Hijas de María
Auxiliadora y con una congrega
ción femenina nueva, fundada por
el salesiano Padre Cávoli.
Cuando dejó de ser inspector,
los superiores le insinuaron la idea
de que volviese a Turin. Pero él
les suplicó que lo dejaran morir
en Jap>ón, pues «quería convertirse
en tierra japonesa». Hasta ese pun
to amó a su segunda patria.
D e él escribieron los salesianos
del Japón: «D o n Cimatti es nues
tro tesoro, es d tesoro de la misión
del Japón, y el d e nuestra C on
gregación*.
D o n 2jggiotti escribió asimismo:
Cuando don Cimatti llegó a viejo se convirtió
en el abuelito de salesianos y alumnos; cuando
enfermó, su lecho fue meta de peregrinaciones.
Para mí, Mons. Cimatti es el sale
siano más completo que he co n o
cid o por su piedad, destreza, es
píritu de hermandad, conquistador
de almas y educador preparadísi
m o y afabilísimo, verdadera copia
de D o n R osco», H actual rector
m ayor dice de él: «D o n Cimatti
ha sido un imitador incomparable
de D o n Rosco. Fue un maestro que
supo crear una escuela ideal de
salesianismo... Fue uno de los más
luminosos y fieles intérpretes del
espíritu de D o n Rosco*.
N o n c « debe causar maravilla:
D o n Cimatti y D o n Rosco se ha
bían mirado a los ojos una lejana
mañana del 1882.
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12 -
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QUEL era día de fiesta gor
da en Corumbá, la ciu
dad brasileña en la fron
tera boliviana. Todos sus
habitantes se h a l l a b a n
agolpados en los balcones y ace
ras de la calle principal para ad
mirar el desfile de carrozas. A le
gorías de vivos colores simboliza
ban el progreso de la industria, del
arte, del com ercio de la población.
La gente admiraba y aplaudía. D e
pronto apareció una carroza que
estrujaba el corazón. A su vista
las sonrisas morían en los labios.
Sin adornos, sin bellas muchachas.
Toda la carroza era una chabola,
una barraca sin concesiones, cons
truida de chapas, de hojalatas sa
cadas de botes de conserva; una
de tantas chabolas que se levantan
en las afueras de la ciudad. En la
barraca sus habitantes; el padre, la
madre, los diez hijos famélicos y
vestidos de andrajos. El paso de
la realista carroza entre las músicas
y el alboroto de la fiesta fu e com o
un chorro de aire gélido. Los habi
tantes de Corumbá sabían que en
los suburbios abundaba la miseria,
pero quizás nunca se habían ima
ginado que la miseria fuera tan
horrible.
□
¿ A quién se le había ocurrido
la fúnebre idea de intercalar en la
com itiva la carroza aguafiestas? A
un salesiano. A l Padre Saksida. A l
Padre Ernesto Saksida.
As
CH O Z\b
DE L A
FAVELA
El Padre Ernesto, com o todos le
llaman, dejó Europa hace treinta
años, cuando apenas contaba quin
ce de edad. D e su nueva patria
hizo suyas la lengua y el tempe
ramento. pero sobre todo, sacer
dotalmente. los problemas de la
gente desheredada.
El Padre Ernesto resume en la
palabra desfavelamento todo lo que
quiere sea tu actuación en Corum
bá. Pretende deshacer la costra de
miseria que se ha condensado en
tom o de la ciudad, algo así com o
lo que los franceses llaman bidonville. ciudad construida con la ho
jalata de bidones, y que en Brasil
denominan favela. La favela en C o
rumbá serían mil doscientas barra
cas. levantadas en derredor de la
ciudad a modo de tenaza con la
que la miseria hinca sus dientes
en el bienestar para chupar de él
V sobrevivir.
Las chabolas de hoja de lata y
chapas no son las peores de la fa
vela, las h ay también de bano pa
ra los pobres entre los pobres. Son
de fácil construcción. Se clavan
unas estacas; entre estaca y esta
ca, con barro y paja, se van em
pastando las paredes. «H e visto en
Europa, dice el Padre Ernesto, cier
tas pocilgas racionales construidas
con cemento armado, pavimenta
das, con agua corriente y calefac
ción. Y pensaba: qué felices se
rían aquellos de la favela si pudie
sen viv ir en estas pocilgas. «Sus
chabolas tienen el suelo de tierra
apisonada, su agua corriente la del
río y la calefacción la del sol tro
pical. O ch o mil inquilinos aglo
merados en 1.000 chabolas signifi
can siete habitantes por chabola,
que en algunas ocasiones son más
y no caben todos dentro. Los chi
cos, que se quedan fuera, van gi
rando en torno a la choza confor
m e gira el sol para protegerse del
mismo con la pizca de sombra que
proyectan.
En la estación invernal sobre
vien e a menudo un viento impre
visto de la altiplanicie, que en p o
cos minutos hace bajar el termó
metro al frío intenso. Los pobres
no tienen ropa: se echan encima
cuantos andrajos poseen, o se m e
ten en cama envueltos en hojas
de periódico.
En el interior de las barracas
suele haber una mesa y dos o tres
camas que sirven también de si
llas. Viejas maletas, que no guar
dan nada, cajas de frutas o verdu
ra abandonadas en el mercado por
los camp>esinos y clavos son todo
el resto del mobiliario. T o d o cuan
to se puede colgar pende de un
clavo. Lo que no, ya ce por tierra
no siempre limpia.
LOS
IN Q U IL IN O S
L A FAVELA
DE
Los habitantes de la favela son
por lo general mestizos d e antiguo
origen indio, o negros. Los blan
cos son raros. Toda chabola en
cierra un hombre y una mujer, no
siempre marido, mujer y muchos
hijos.
El hombre es de una indolencia
innata y forma parte del paisaje,
com o los pantanos en torno a las
piedras. M al trabajador sabe hacer
pocas cosas y mal. N o resp>eta los
horarios, fácilmente pierde su co lo
cación y además la pierde con gus
to. Lo p oco que gana no lo gasta
bien. V iv e lo más que puede lejos
de casa, para sustraerse a la de
presión que su miseria le inspira.
Se va a la taberna, se embriaga,
riñe, echa mano fácilmente del cu
chillo. Ignora qué sea el ahorro,
ni piensa en mejorar su casa ni su
situación económ ica. N o tiene na
da que enseñar a sus hijos. Es un
derrotado de la vida.
La mujer, precozmente ajada, de
dica todo su tiempo al cuidado de
los hijos, a los que no está en gra
do de educar. N o sabe donde en
contrar para ellos el arroz, los frí
joles, la carne seca o harina de
m andioca tostada. Hurga en los es
tercoleros de la ciudad y algo saca
para remediarse a sí misma y a
sus criaturas.
U no y otra creen en una mesco
lanza de supersticiones, ritos afri
canos y cristianismo mal asimilado.
En la «m acum ba», bailando des
calzos, cantan y llaman a los espí
ritus. sin excluir al dem onio. Con
la «m acum ba» se defienden del
«mal de o jo » y de las desgracias,
al tiem po que invocan el mal para
otros. Los errores se pagan en to
das partes; en la favela los pagan
los hijos. Sobre tres nacidos uno
muere de hambre, otro de enfer
medad y el tercero sobrevive para
llegar a ser tan miserable com o su
padre.
El padre Ernesto recoge y guar
da trozos de tela que en cualquier
parte del m undo se tiran a la ba
sura. A cada momento llega un pe
queño diciendo que su hermanito
no puede salir de la choza porque
no tiene nada que ponerse o tiene
roto d vestido. Le dará un retal
y la madre le echará el remiendo.
H P. & nesto distribuye un poco
de com ida a los niños y los hay
que sacan de su bolsillo un botellín y lo llenan con leche de su ra
ción para llevárselo a sus hermanitos. A veces les distribuye leche en
p o lv o para llevar a casa. Pocos pa
quetes llegan intactos: por un agu-
-
i
13
T
jcro practicado en la bolsa el chico
mete el dedo, chupa y vu elve a
meterlo. Tiene hambre.
A sí viv e n los inquilinos de la
favela de Corumbá.
LA CIU D A D DEL N IÑ O POBRE
El padre Ernesto, com enzó el
desíavelamento en 1961, con nada.
Habla una chabola m ayor que
otras, ocupada a medias por una
familia con nueve hijos. 0 ocupó
la otra mitad y reunió a niños.
El domingo, sonaba la campana,
un trozo de hierro colgado de un
árbol, y convocaba a M isai el pú
blico eran tres o cuatro mujeres
y un grupito de chiquillos. Por
la mañana daba clase a los chicos
y luego giraba por la ciudad bus
cando dinero para reforzar el abe
cedario con un poco de leche en
polvo.
son unas treinta. U n bravo estado
m ayor cubre di flanco del Padre
Ernesto: d alcalde ha en viado un
guardia municipal que hace de
administrador? un sargento d d ejér
cito, antiguo alumno salesiano, ha
ce de consejero y suple al P. Er
nesto en sus ausencias? la mujer
del alcalde trabaja con las mucha
chas de la escuela con una dedica
ción en nada envidiable a la de
una monja? prestan también sus
servicios un alto oficial de avia
ción, un empleado y sobre todo
antiguos alumnos? ninguno espe
ra recompensas materiales.
Para completar la ciudad soña
da por el misionero hacen falta
aulas, talleres, maestros, medicinas,
leche en polvo, harina... Cuando
Hosco soñaba todas estas cosas
para sus chicos de V d d o c c o fue
tom ado por loco. Luego todo lle
gó. Y Padre Ernesto tiene la misma
confianza.
A l p oco tiempo los chicos y
chicas sobreabundaban. Los d iv i
d ió en tres grupos, los hizo venir
en tres turnos distintos y los en
com endó a maestras. Luego cons
truyó, primero en la fantasía, lue
go en el papel la «ciudad del mu
chacho pobre» con los p a b ellón ^
necesarios para albergar a los ch i
cos de la favela. Sólo quedaba ed i
ficarla de verdad, pero las perso
nas buenas de Corumbá no están
en condiciones de costearlas. El
P. Ernesto se fue a R ío de Janeiro,
a San Pablo, ciudades ricas y prós
peras. La radio y la televisión le
hicieron propaganda y recogió los
primeros fondos? con ellos levan
tó en seguida un pabellón. En él
instaló entre otras cosas una bar
bería, un consultorio médico, otro
dentista y dos tiendas, únicas en
el mundo, en las que se vende,
cuando hay género, ropa y alimen
tos a cero pesetas. A dosado al ed i
ficio, un pórtico sirve para todo.
En un extremo un altarcito. en el
otro un escenario? basta cambiar
los bancos de sentido y tenemos
iglesia o teatro? se cruzan de co
lumna a columna y salen otras tan
tas escuelas. £1 sol. el viento, la
lluvia arrecian contra el pórtico,
pero unas gruesas lonas protegen
entonces a los niños.
«Los pobres, dijo Jesús, siempre
los tendréis con vosotros.» Y en
el inmenso espacio brasileño los
h ay a millones, no sólo en la pe
riferia de las ciudades sino en el
campo. Sin embargo en d campo
los pobres sólo son pobres. N o
van al cine, porque no lo hay? no
siguen la moda, porque ignoran
qué es. Por el contrario los p o
bres de la periferia, de los subur
bios, tienen ante sus ojos las lu
ces de la ciudad? no van al cine
ni siguen la m oda porque care
cen áe dinero, pero pasan todos
los días ante las salas de cine y las
tiendas de ropa y comestibles. Saben
que son pobres? se compwran con
los ricos y de ahí su tragedia. La
opulenta exhibición los envilece
y su resentimiento contra la so
ciedad los exaspera. Sienten la
necesidad de evadirse d e una rea
lidad deprimente y la satisfacen
en el alcohol o en el comunismo.
Los alumnos llegan y a a d m i
llar y no caben más. l i s maestras
En R ío de Janeiro el gobierno
destruyó las diabolas y construyó
14
-
SABEN QUE SO N POBRES
El gobierno con medios materia
les mucho mayores intentó com
batir la favela, no solo en Corum
bá, sino en ciudades más impor
tantes com o R ío y San Pablo.
casas para los jefes de familia. Es
tos, pasado un tiempo, alquilaron
sus viviendas a oíros inquilinos y
levantaron otra chabola. Los que
permanecen en sus pisos los han
convertido en focos de suciedad
y miseria. Los millones del gobier
no no han resuelto el problema.
D ice el P. Ernesto: «Es una em
presa desesperada tratar de resca
tar a los adultos. T ienen una men
talidad solidificada y nadie se la
podrá cambiar. H a y que empezar
por los niños, todavía son malea
bles. Pero no basta darles un vesti
do, una casa, ni siquiera instruc
ción. Lo que esos niños necesitan
es una familia nueva capaz de
amarlos y educarlos.»
U n día el misionero invitó a
todas las familias a la escuela para
celebrar el «d ía de la m adre». So
bre un estrado colocó a las madres
con más hijos? una llevó once. Una
de sus pequeñas, durante la fiesta
sintió fuerte dolor de cabeza. Los
padres la retiraron. Varios días
después al visitar la chabola el
Padre se encontró con la pequeña,
muerta, tendida sobre la mesa. N o
tenían con qué enterrarla ni sa
bían donde meterla. Las maestras
hicieron a toda prisa un vesüdito? el Padre pagó la caja y los gas
tos del entierro. Era el 24 de m ayo.
Chicos y chicas de la escuela la
acompañaron al cementerio lle
van do cada uno una flor para de
positar en su tumba.
U n mes después, en otra nueva
visita, el Padre Ernesto se en con
tró la chabola vacía? sólo el pa
dre permanecía en ella, abatido y
triste. Su mujer le había abando
nado llevándose consigo los diez
hijas, que le quedaban, cam ino del
río, en busca de nuevas aventuras.
Los chicos de la favela crecen
en familias com o estas. El P. Ernes
to sabe que si quiere triunfar ha
de dar a los niños una familia
nueva.
PADRINOS Y M A D R IN A S
<
Por todas estas razones el Padre Ernesto pone en práctica ^
sistema de Don Bosco: amabilidad,
comprensión, interés por las cosas de los chicos. Empieza por
1
1
i
■’
i
T
convencerles que no son animali
tos sino niños, com o todos los
demás, que pueden abrirse un ca
m ino en la \ida. Los encauza ha
cia el trabajo, la honradez y les
im buye de valores espirituales.
Sus alumnos se ayudan unos a
otros. Los agrupa y pon e al frente
de ellos uno de los mejores. Los
jefes de grupo están investidos de
autoridad, llevan su distintivo. Tan
entusiasmados los tiene con sus
grupos y empresas, que casi los
inmuniza contra la influencia ne
gativa de la familia.
Evita cuanto puede los castigos.
Sí dos chicos riñen, su caso es
juzgado por todos. Conclusión de
la discusión es un principio, una
regla general, que desde entonces
se aplicará en todos los casos. Los
chicos, por ejemplo, estaban locos
por el fútbol. U n día, al terminar
el recreo, siguieron jugando dán
d ole puntapiés al balón y éste se
perdió. Se trató la cosa en sesión
general y se llegó a la conclusión
qu e de alli en adelante al toque de
la campana para terminar el recreo
el que estuviera más cerca del ba
lón lo cogería con la m ano y lo
entregaría inmediatamente al en
cargado. Desde entonces todos son
fieles a la regla que ellos mismos
se dieron.
Los domingos se entretienen con
un p oco de teatro. Es siempre un
vT espectáculo improvisado a base de
, •; cantos, poesías, pantomimas y ani^ ta d ó n del canto d e pájaros y ani
males. rifas, com petídones de todo
género. Los chicos son a la v ez
> actores y espectadores; tanto dist " frutan que no volverían a sus ca
sas.
El P. Ernesto procura inculcarles
el amor al trabajo. Mientras aguarda
que un día le regalen los talleres,
los incita a buscarse trabajo en la
ciudad. Muchos venden periódicos,
hdados, otros limpian el calzado,
hacen recados, se prestan para la
limpieza de locales. A lgu n o cultiva
trodtos de tierra, consiguiendo los
primeros frutos. A lodos los que
trabajan, el misionero les premia.
La limpieza d e la escuda y de
la casa la hacen d io s también. A
la Virgen no le falta nunca su ramito de flores hescas. H a y quien
^^ene a nuestra iglesia p>ara verles
rezar.
Cuando se pone enferm o alguno
de la familia se lo encomiendan
al P. Ernesto y éste a su v e z haré
rezar a todos los chicos por d .
Cuando el misionero se ausenta,
pone una banderita en la puerta de
su despacho y todos saben que
se ha id o a la ciudad a buscar di
nero para la escuda: entonces ellos
corren a la capilla a rezar para que
recoja mucho.
Sienten especial amor por D on
Bosco niño. Lo quieren más que
a ningún otro santo. Lo sienten
m uy cerca de ellos y están con
vencidos que Juanito Bosco, el pastorcillo de Becchi, es uno de ellos.
«Q u d a d del niño pobre» es d
nombre oficioso de la escuda, su
verdadero nombre es «Ciudad D on
Bosco». El método educativo que
D o n Bosco em pleó con los golfiUos de V aldocco vale enteramente
para los de la fa v d a de Corumbá;
parece estar hecho a la medida de
todos los arrapiezos d d mundo.
C on este trato los muchachos de
la fa v d a com ienzan a gustar una
nueva poesía d e la vida. V e n que
se les ouiere, que todo cuanto se
hace por d ios es puro desinterés.
Hallan el afecto que en casa les
falta y corresponden. Se respetan
mutuamente, se consideran herma
nos y se aman entre sí.
Sus familias mejoran indirecta
mente, porque los niños llevan a
la chabola un soplo de bondad.
Se da así la paradoja de que los hi
jos educan a sus p>adres.
PADRINOS Y M ADRINAS
¿D e dónde saca d Padre Ernesto
los medios necesarios por tirar ade
lante. pagar las treinta maestras, dar
com ida y vestidos a tantos cha
vales? A lg o le ayuda el gobierno de
cuando en cuando, pero su ayuda
no es segura. M ás obtiene de las
personas pudientes de R ío de Janei
ro y S. Pablo adonde va dos veces
por año y , a fuerza de propaganda
por radio y tdevisión y por la
prensa, recoge bastantes cantida
des. Pero su creación, la s d u d ó n
más segura, son los padrinos y ma
drinas que adoptan uno de sus
muchachos. Los busca en cualquier
parte del mundo. C on cin co mil
pesetas anuales se contenta. Son
poca cosa, pero para los chicos de
la fa v d a suficientes. C on ellas d o
tará a un niño de material escolar,
ropa y vestido de primera com u
nión, si la hace; de un par de san
dalias y el lujo de unos calcetines
blancos para los días de fiesta. Si
enferman les compra las medicinas,
ayuda a la fam ilia en los m om en
tos difíciles y si algo sobra no va
mal para un regalito a la madre.
Las cinco mil pesetas las tiene
en depósito d P. Ernesto, pero las
administra d ahijado, que de esta
manera aprende econom ía y a re
gularse en sus gastos.
A l principio los chicos de la favela estaban convencidos que el
único que los quería en d mundo
era el P. Ernesto. A h ora gracias a
los p>adrínos miran a la sociedad
con ojos más serenos. Los ahija
dos se sienten ligados por un víncu
lo de amistad, que no halla obs
táculo en las distancias. Escriben
a sus padrinos, les cuentan cóm o
viven , lo que hacen. Si reciben
una fotografía de la madrina, la
ponen en su chabola, colgada de
un d a v o naturalmente, bien visi
ble. Tratan de corresponder. V an
a la floresta, cazan un pájaro de
vistosos colores o cualquier anima
lito, lo disecan y lo envían. Una
madrina de R ío de Janeiro al recibir
una graciosa cocorita rom pió a
llorar de em oción; en pocos días
redutó más de quince nuevas ma
drinas.
Los bienhechores llevan a la favela d e Corumbá un p oco de calor
humano. El P. Ernesto les asegura
a todos que. sí son buenos. Dios
Ies enviará a cada uno una madri
na o un padrino.
Las familias d e nuestros pobres
muchachos quedan tocadas por la
conducta de estas buenas bienhe
choras y sus ideas extremistas va
cilan al comprobar la caridad de
tantos hombres y mujeres, que pe
netran en sus míseras viviendas a
través de sus hijos. Se quedan pen
sativos cuando ven que personas
extrañas hacen por sus hijos más
qu e eflos mismos, sus padres.
A s í trabaja el salesianos con la
amabilidad de D o n Bosco y con
la caridad de los buenos combate
la buena batalla de debelar la íavela de Corumbá,
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M E N D O ZA (ArgeiUina).—
Paia conmemorar el 150
Aniversario del nacimien
to de San Juan Bosco, el
Cardenal Silva consagró
el altar y bendijo un tem
plo de lineas modernas,
cuyo interior y exterior
reproducimos.
N O T IC IA S B R E V E S
150 ANIVERSARIO
DE D O N BOSCO
EN SAO PAULO
Sao Paulo, Brasil. En esta repú
blica americana en la aue los salesianos sostienen más de 130 co
legios. y varias misiones, con unos
1.200 s a l e s i a n o s , l a s f i e s t a s
sesquicentenarias de San Juan Bos
co han revestido notable esplendor,
principalmente en Sao Paulo, por
cuyas calles desfilaron 12.000 mu
chachos de ambos sexos entre las
cariñosas ovaciones del numeroso
público estacionado en las aceras.
En un acto académico al que asis
tieron las principales autoridades
del Estado de San Pablo, habló el
Secretario de Estado para la edu
cación Nacional poniendo de ma
nifiesto la figura del Santo de la
Juventud y lo que la patria brasi
leña debe a la congregación salesiana en la form ación e instruc
ción de millares de muchachos.
NUEVO
OBISPO SALESIANO
Asunción, Paraguay. M ons. Is
mael Rolón, salesiano, que desde
1960 regía la Prelatura Apostólica
de Caacupé, sufragánea de la de
Asunción, ha sido elegido O bispo
titular de PornosmaMiore y O bis
p o de la misma P in tu r a . Morrse-
ñor Rolón cuenta en la actualidad
51 años. En estos últimos tiempos
consiguió, con la aportación de
bienhechores, construir un semi
nario. con lo que ha dado un paso
extraordinario en la organización
de su diócesis.
M O N UM ENTO
AL PADRE ANGEL BUODO
General Acha, Argentina. En esta
población de la Pampa Central se
ha levantado un recuerdo peren
ne en honor del que fue gran evangelizador, P. A n g el Buodo. D u
rante más de treinta años reco
rrió infatigablemente todos sus ca-
NOTICIARIO
MUNOIAL
SALESIANO
BOSTON (Estados Unidos).—
E! Cardenal Cushing, arzobis-L^
po de Boston, acudió a presi
dir los actos de inauguración
de un nuevo pabellón del
colegio salesiano de la ciu
dad, con el que alcanza la
capacidad de 400 alumnos. El
cSavio Halla.
CUNEO (Italia).—Los aspirantados salesianos se moderni
zan 7 agrandan cada vez,
para poder responder mejor
a la formación de los futuros
Salesianos. Una vista del aspirantado recién estrenado.
N O T IC IA S
BREVES
minos. A la inauguración del mis
m o asistieron todas las autorida
des civiles y militares manifestan
do por boca d d Gobernador de la
provincia qu e con el acto desea
ban rendir homenaje también a
todos los salesianos que evange
lizaron la llanura argentina.
U N TEMPORAL SE ABATE
SOBRE LA M ISION DE 7 A U P I
Yaupí, Ecuador. La floreciente
misión salesiana subió ^ devasta
dor ataque d e un temporal, acom
pañado d e im ponente aparato eléc
trico. 3 vien to arrartcó los tejados,
y derribó d campanario de la ca
pilla. U n rayo ca yó en el refugio
de un grupo de jibaritos, produ
ciendo graves quemaduras en ve in
te de ellos; dos. a pesar de los cui
dados que se les prestaron, murie
ron. Los daños causados ascien
den a más de d e n m il sucres.
OBRAS SOCIALES EN
U N A PARROQUIA SALESIANA
Puerto la Cruz, Venezuela. 3
disF>ensarío parroquial «D om in go
S avio» de la parroquia salesiana ha
atendido, en sus distintas salas, a
28.000 niños y evacuado 18.000
consultas toccJógicas. Distribuye
además gratuitamente m edidnas y
alimentos. En el sector profesionalescolar la parroquia sostiene unas
escuelas en las que se forman tres
tumos de aprendices. Para las mu
chachas dispone de talleres y es
cuelas domésticas.
VO C ACIO NES SALESIANAS
EN H O N G K O NG
H ong-Kong. La Inspectoría sale
siana de China ha hallado una
fuente de vo ca d o n es entre los ni
ños de los oratorios festivos. 3
presente año 72 aspirantes han
com enzado sus estudios y diez nov id o s se preparan para ingresar en
las filas de D on Bosco.
EL NUNCIO DEL PAPA Y EL MINISTRO
DEL AIRE BRASILEÑO, RECORREN LAS
MISIONES SALESIANAS DE RIO NEGRO
C O N O C A SIO N DE CELEBRAR
SU CIN CUENTA ANIVERSARIO
El 14 de agosto tres aviones de las
fuerzas aéreas brasileñas despegaban
del aeropuerto de Río de Janeiro lle
vando una comitiva de 60 personas,
séquito del Nuncio de Su Santidad,
Monseñor Sebastián Biagmo y del mi
nistro del Aire, Mariscalfcduardo Go
mes. Pusieron rumbo a Manaos, la ca
pital de Amazonia, en donde Ies aguar
daban todas las autoridades milita
res, civiles y religiosas de la otrora rica
’ próspera, hasta rayar en lo fabuoso, Manaos. £1 objeto del viaje era
presidir los actos jubilares de las M i
siones Salesianas de Río Negro, regi
das por el venerado Mons. Pedro
Massa, y con ello reconocer oficial
mente, por parte de la patria brasileña
y de la Iglesia, la labor civilizadora y
evangelizadora realizada por los Salesianos en medio del “ infierno verde*
amazónico entre las tribus tucanos.
Las fiestas, en Manaos, incluían en
su programa la bendición del nuevo y
monumental templo, erigido en honor
de San José Obrero, la visita al Mu
seo Misionero Salesiano, a los talleres
del Aspirantado Salesiano y a la Es
Í
cuela Agrícola Salesiana “ Mons. Giordano”, situada a nueve kilómetros de
Manaos. Todo eso se realizó en el
breve espacio de una mañana. Por la
tarde el Nuncio y el Ministro fueron
agasajados con una velada académica
en el principal teatro de Mianaos.
El 17 los aviones levantaron el vuelo
rumbo a los territorios, donde se alzan
los centros misioneros. Dos horas tar
daron en llegar a Barcelos, la misión
más cercana, que alberga 500 jóvenes
indios entre alumnos y alumnas. Tras
aquel desierto verde, roto por algún
que otro pequeño núcleo habitado,
impresiona verse frente a tanta juven
tud. En Barcelos los ilustres visitantes
pudieron contemplar una exposición
de productos indígenas. Una hora más
de vuelo hacia la ñoresta se levanta la
Misión de “ Santa Isabel". Desde el
aire contrastan poderosamente los vas
tos campos de cultivo arrancados a la
selva. El puebledto da la impresión
de un centro civilizado con sus cole
gios, salesiano el tmo y de las Hijas
de María Auxiliadora el otro. Una
escuela de magisterio forma maestras,
elemento valiosísimo para la educa
ción y civilización de los salvajes. El
RIO NEGRO.—Indiecüas, educadas en las Misiones Salesianas
por las H. M .A ., obsequian a las atüoiidades con una exhibición
gimnástica.
18 -
mismo día la comitiva llego a San
Gabriel.
Esta pequeña ciudad es la sede de
la Prelatura. Dos días se detuvieron
en ella el Nuncio y el Ministro. El
día 18 se bendijo el nuevo aeropuerto,
de grande utilidad para las comuni
caciones, que sólo se pueden realizar
por río o por aire. Luego el Nuncio
concelebró en la catedral con los mi
sioneros del puesto y las autoridades.
A dmiraron la exposición de labores fe
meninas, realizadas por las indias bajo
la experta mano de las Hijas de María
A uxiliadora, y la de los frutos de la
tierra.
El día 19 se proyectó la visita a
tres misiones de indios. Los aviones
sobrevolaron por encima del río Uapés
y llegaron a Taracuá, con su bonita
iglesia de dos torres, que parecen dos
manos levantadas al cielo. Hace cua
renta años por estos parajes no cru
zaban otras personas que las que, por
el río, iban o venían de Gílombia.
Ahora las distintas tribus se han re
unido y se ha hecho de ellas un pueblo
cristiano y civilizado. La misión si
guiente es Pari-Cachoeira. que sólo
tiene veinte años de existencia y fue
fundada por el obispo salesiano Mon
señor Dimitrovich; mmea sus habitan
tes habían contemplado aviones seme
jantes al que llevaban al ministro del
aire y al nundo del Papa, por lo que
todos los indios se agolpaban en los
lados de la pista para contemplarlos
a su gusto. La última misión visitada
fue Jauareté, que viene a ser la capital
de los indios Tucanos. En esta plaza
se le obsequió a los ilustres visitantes
con una e ^ b ic ió n gimnástica de los
alumnos de los colegios salesianos.
£1 20 de agosto tocó la visita a la
misión más redente, a I^ana. Termi
nada la cual los ilustres dajeros die
ron la vuelta a Manaos, camino de
Río. De esta suerte la Misión de Río
Negro, que hace cincuenta años era
considerada como una misión en la
que se trabajaba inútilmente, entra de
lleno en la dvilizadón, aerados sus
hijos a la patria brasileña, después de
haber entrado a formar parte, por el
bautismo, del gran pueblo de Dios.
Con paso lento 7 venciendo las difículiades
propias de las obras de bien los Cooperadores
Salesianos van afírmándose, poco a poco, en
España. El Concilio define las obras de cari>
dad como sello del apostolado seglar; los Co
operadores las practican de diversas maneras,
entre ellas con sos roperos (en la foto el de
Santa Dorotea, de Barcelona). Para conseguir
mejor unión 7 compenetración los dirigentes
de los mismos se han reunido separadamente
en las siete inspectorías españolas en encuen
tros llenos de espíritu (en nuestra foto, los par
ticipantes a las reuniones de Barcelona). Otras
muchas obras llevan a cabo los Cooperadores
a pesar de ser pocos en número 7 mu7 recien
tes; cada día son más los obispos que se inte
resan por ellos. En la foto superior Mons. Añoveros con el Delegado de Puerto Real 7 dos
consejeros ante el altar del Apóstol en Compostela.
C o o p e ra d o re s
en
a c c ió n
-
19
I S P A Ñ A
E J ir
S A L E S I A .A A
IlE fJ A R
A c to
fo c m n ttv o ^ c e c c e a tiv O f
por
lo a
o r g a n iz a d o
tJ o o p c r a d o r c a
C on ocasión de la fiesta de Cristo Rey, los Cooperadores Salesianos
de Béjar han organizado un A c to form ativo-recreativo, que ha llamado
la atención de los asistentes por tres cualidades que los ha dejado a
todos m uy satisfechos: contenido, brevedad y variedad.
La Gaceta Regional de Salamanca publicó de él la siguiente reseña:
A las doce y media, dio com ienzo dicho acto con unas palabras de
bienvenida a los presentes y de felicitación por su simpatía a la obra
salesiana, pronunciadas por el padre José María Moreira.
A continuación, la orquesta, formada, en gran parte, por antiguos
alumnos salesianos, interpretó una selección de «La alegría de la huerta»,
de Chueca.
Seguidamente, doña Pepita Rodero, venida expresamente de Sala
manca para este acto, da una magnífica conferencia sobre lo que debe
ser «Cristo en nuestra vida m oderna». U na vida que, ella nos dice, se
debe viv ir con alegría, con amor, com o fruto de la viven cia plena de la
vida de Cristo en nosotros.
La vida, sigue diciendo la señorita Rodero, es ¿figo bonito y vale la
pena vivirla cuando está vivificad a conscientemente por Cristo en cada
una de nuestras actuaciones. La v id a cristiana es, por así decirlo, la
reencarnación de Cristo en cada uno, haciendo sagrada toda nuestra
existencia. Por eso, el amor, la juventud: toda la vida adquiere un sen
tido trascendente, y no hay temor de que quede cortada por el tiempo,
ni las condiciones, ni las penas.
Esté bien que pensemos en nuestro Dios, com o el D ios de los templos,
el D ios del sagrario, pero también debemos pensar que es El el Dios de
fuera de la pila del agua bendita: el D ios de los telares, de las familias,
de las oficinas; porque todo ha de estar v ivifica d o por Cristo.
Cuando Cristo alienta en una familia, hay más suavidad en los ca
racteres, más miradas de cariño y comprensión, más pureza en los no
viazgos: más amor y menos pasión.
Cuando la conferencia adquiere su punto candente es cuando hace
una llamada de atención a los padres sobre la responsabilidad que tie
nen en la educación de los hijos. H ay. dice, en estos tiempos una rela
jación d e autoridad paterna, y los padres cristianos no pueden olvidar
nunca que su principal deber para con los hijos es la educación: sin patcrnalismo exagerado, pero también sin deserción de la autoridad pater
na. Por esta relajación de la autoridad, existen tantas juventudes huér
fanas de formación, porque sus padres se limitan a satisfacerles los ca
prichos.
A los novios les recuerda que quienes en el amor siembran culpas, en
la vida recogen pesares.
El numeroso auditorio seguía con fruición y verdadero interés toda
esta magnifica lección de vida. El cerradísimo aplauso y las felicitacio
nes tributadas a doña Pepita al final de su disertación, fueron la e x
presión más clara de lo que acabamos de decir.
H grupo de bailes y danzas del C olegio de las Hijas de María A u x i
liadora fu e presentado por la señorita Gloria Luengo y acom pañado al
piano por sor Lucia Herrero. La intervención de este grupo fue m uy
aplaudida en la «m uñeira» de la Coruña y el «paloteo» segoviano.
Cerró el acto el padre José M aría Moreira dando nuevamente las
gracias a todos los actuantes en este acto, que dejó en todos un gratí
simo recuerdo y la esperanza de otros semejantes.
20
-
Premio de cien mil pesetas al
proyecto de Revista Juvenil Fe
menina Salesiana «Luna Nueva».
M adrid: La Com isión de Infor
m ación y Publicaciones Juveniles
del M inisterio de Inform ación y
Turismo ha otorgado el Premio
N acional al «m ejor proyecto de
revista fem enina» para chicas de
13 a 16 años, a la maqueta pre
sentada por «Ediciones D om ingo
S avio» de Barcelona. El premio d o
tado con cien mil pesetas ha sido
entregado a dicha entidad edito
rial salesiana, especializada en
prensa juvenil. Ella edita las revis
tas «Jóvenes», «C h irib ín » y las
colecciones «A rd illa *. «G eyser»,
«H éroes de la virtu d». Héroes b í
blicos», Damasco y otras... La re
vista «Jóvenes» obtu vo en años
anteriores premios semejantes.
Tres alumnos de las Escuelas
Salesianas del Trabajo de Pam
plona triunfadores en San Se
bastián.
Pamplona: En el concurso, que
anualmente se celebra, para probar
la destreza en el oficio, adquirida
por los aprendices de las diferen
tes escuelas profesionales de Es
paña, pertenecientes a empresas
particulares o escuelas de la Igle
sia y del Estado, tres alumnos de
Pamplona han triunfado brillan
temente. José Javier Urra, ha con
seguido ^ primer premio en Eba
nistería, Categoría A , co n lo que
se ha proclamado cam peón d e Es
paña en esa especialidad año 1965.
Otros dos alumnos se han llevado
los premios de Ebanistería y Car
pintería, categoría B.
Cursillo de Ejercicios Espirituales
Sevilla: O rganizado por la ins
pectoría de O v illa se celebraron
durante las navidades unos cursi
llos para form ación de directores
de ejercicios espirituales, bien para
muchachos y adultos, bien para
especiales cetos de personas. Inter
vinieron numerosos salesianos des
arrollando ponencias de gran inte
rés. B sentir unánime de los asis
tentes es francamente satisfactorio.
EL HIJO DE LA SELVA
Japú es uno de los muchos ríos que, cual
serpientes gigantescas desenrollan sus meanI dros en todas direcciones a través de las in
mensas selvas del R ío Negro. A orillas de
este río se levanta el poblado de los Macús. Es el
primero de una serie que con la ayuda de D ios se
construirán en el corazón de la floresta para recoger
a los pobres indios Macús. hasta h o y objeto de irri
sión y escarnio y sometidos a esclavitud por las res
tantes tribus indias.
E
l
Existe un cam ino que une la misión de Juareté con
la aldea. Son cerca de veinte kilómetros; hasta ahora
siempre m e he servido de este sendero para llegar
hasta él. En seis o siete horas se llega. Pese a ello la
caminata no es agradable, especialmente cuando las
lluvias hinchan los torrentes y estos desbordados,
inundan la selva o cuando se recorre co n veinte o
treinta kilos a la espalda. Por estos y otros m otivos
decidí subir navegando río arriba por el Japú. Sa
bía de antemano que las dificultades no serían peque
ñas. Efectivamente árboles gigantescos, abatidos por
el temporal, se inclinan sobre las aguas de orilla a
orilla. A veces son árboles de grosor de un metro.
¿Cóm o pasar con una barca? Tres son las posibilida
des que se le ofrecen al misionero, dependientes siem
pre del nivel del agua. Si el río v a lleno se pasa por
encima con la barca y todo. Si el río sufre estiaje se
pasa por debajo agachando bien la cabeza, por si
los coscorrones. Pero por desgracia lo más frecuente
es que no se pueda pasar ni por debajo ni por encima;
entonces no queda otra solución que echar m ano del
hacha y partir el tronco.
Por este m otivo en lugar de llegar al poblado en
un día, empleamos cuatro. Zarpamos a bordo de una
canoa con m otor fuera borda. Bien pronto tuvimos
que abandonar nuestra nave y gracias a un indio que
nos prestó la suya, más ligera y adaptada a aquellos
ríos, pudimos proseguir viaje.
la noche. Q u ien pernocta por primera
v ez en la selva amazónica experimenta una
em oción, por no llamarla m iedo, qu e no
sabe explicársela. Ahora estoy acostumbrado,
pero la primera no se me olvidará. A lgú n lector de
fantasía despierta habrá pensado en serpientes, gatopardos. vampiros gigantes com o obligada compañía
del fatigado misionero, que tiende su hamaca entre
dos árboles junto al río. N ada de eso. Existe el pe
ligro. pero no se ve; y cansado, com o uno está, tras
un día de fatigoso viaje, se duerme en seguida. Pero
cuando no h ay manera de dormir es con lluvia. Este
es el único temor que m e asalta, cuando m e toca dor
mir en la selva. Si no llueve, entregarse al sueño en
el bosque, a orillas de un río es auténtica poesía.
Es imposible imaginar la sinfonía que se levanta de
la tierra durante las horas nocturnas. Ranas, sapos,
grillos, pájaros nocturnos, cada uno aporta su v o z
com o puádc al maravilloso concierto. La oscuridad
de la noche se incendia con ráfagas luminosas traza
das por luciérnagas que atraviesan la selva en todas
direcciones. Sobre los ramos secos, abundantísimos
L
22
-
por el suelo, crecen numerosos hongos fosforescen
tes, que semejan centenares de ojos relucientes en la
oscuridad.
La prímra noche fue estupenda, el agua no hizo
acto de presencia. El único inconveniente lo cons
tituyeron los innumerables insectos, que a juzgar
por el tesón con que chuparon debían padecer un
hambre atrasadísima. ¡C óm o m e dejaron pies y brazos!
El segundo día de viaje fue más duro que el prime
ro. Los troncos caídos y atravesados se sucedían unos
tras otros. Por la tarde se puso a llover. En vista de
que el agua no paraba, nos detuvimos para levantar
una choza con ramas en una orilla. La techamos con
hojas de palma. Tratamos de encender fuego. Inútil.
La leña estaba totalmente mojada. N o s tumbamos en
la hamaca, procurando no movernos, pues al menor
m ovim iento el agua se colaba por entre las hojas de
palma. N o s pasamos la noche hablando del viento,
pero sobre todo de la lluvia.
A la mañana siguiente un nuevo día de trabajo
para abrirnos paso a través del río y luego una noche
de luna; nadie pensó en construir una choza. N o s
hallábamos y a en el primer sueño y se o y ó un trueno
lejano. «Y a estamos», dije para mis adentros. Relám
pagos y truenos fueron viéndose y oyéndose cada v e z
más cercanos y con d io s la lluvia. U n a lluvia ecua
torial. Tratamos de salvar lo salvable. N o s acurruca
mos al amparo de un árbol, in vocan d o a Santa Bár
bara para que alejase de nosotros rayos y centellas.
Creimos en un principio que el temp>oral pasaría
pronto, pero duró hasta las cinco de la mañana. M o
jados com o peces y ateridos de frío nos embarcamos
para empezar nuestra última singladura.
A eso de las once un grupo de Macús, que nos
había avistado nos ayudó a cortar un tronco atra
vesado en mitad de la corriente. Salvado el último
obstáculo, llegamos al poblado, recibidos alegremen
te por todos aquellos pobres indios.
lego
lugar donde se levantan las chozas se lla
maba antiguamente en su lengua U bde pai,
«lugar de la gente perversa». A los Macús
les gusta referir su historia En sus narra
ciones cuesta distinguir entre lo histórico y lo fan
tástico. Cuentan, y en esto coinciden con los de
más indios de la región, que su progenitor surgió de
las aguas. A l no encontrar lugar donde habitar, con
un bastón cavó el lecho del actual Japú. a cuya ori
lla se asentó. Las riberas d e este río fueron más tarde
escenario de terribles ludias entre diversas tribus y
los mismos M a a ís, quienes afirman que sus antepapasados eran caníbales. C on frecuencia sacrificaban
niños para calmar su hambre y devoraban los cuer
pos de los enem igos ven a d os. M ás tarde avandonaron el canibalismo, p ^ o no el o d io contra sus ene
migos; decapitaban sus cadáveres, las cabezas eran
arrojadas al río y los cuerpos, hecho pedazos, perman ed a n insepultos hasta su total corrupción. A ú n h oy
los Macús son fáciles en pelear entre sí y no -falte
quien muere de flecha o a golpes.
E
l
ESPUES de un día de reposo reemprendimos
nuestro via je a pie por un sendero, que
nos conduciría hasta las orillas del Tiquié,
donde se halla la m isión de Parí-Cachoeira.
N os acompañan cuatro indios. Distribuimos en partes
iguales el peso del bagaje: a saber, el motor, una lata
de gasolina, el altar y algunas conservas. Calculamos
qu e emplearíamos dos días. H fin de nuestra expedi
ción era localizar diversas cabañas de Macús disemi
nadas por la selva. A las dos horas de caminar trope
zamos con un grupo de Macús. La miseria física y
moral de estas criaturas causa dolor atroz. N o s ofre
cieron caña de azúcar para aliviar nuestra sed. Junto
a nosotros una mujer nos mira con curiosidad. En sus
brazos lleva un niño. Lo miro: es un esqueleto. Su
cuerpecillo está materialmente cubierto de pequeñas
heridas, picaduras de insectos. Su rostro es la expre
sión v iv a del hambre y de las privaciones. ¡Cuántos
niños, com o este, nacen en la floresta com o flores de
un día! Abren sus ojitos y al p oco la muerte, por ina
nición o enfermedad, los cierra para siempre.
D
Seguimos adelante para ver si llegamos antes de
caer el día a una maloca habitada por un buen gru
p o de indios. Atravesando numerosos riachuelos, a
fuerza de equilibrio, sobre unos palos que nos sir\'en de puente; haciendo no pocos gestos ct^micos por
amor de equilibrio y recibiendo más de un chapu
zón por caída instantánea, no deseada, caminábamos
en fila india, mirando bien donde poníamos los pies.
A veces toda prudencia es poca. Por dos veces el
último de la fila gritó: Mó. serpiente. Enrollada de
bajo de una ancha hoja seca no había tenido tiempo
de darnos la bienvenida. Todos la habíamos pisado.
Nos ntiramos a la cara. Era una jaraca y de las
venenosas. Le hicimos un guiño agradecido a nues
tro A ngel de la Guarda y le rogamos nos siguiese
aNTjdando.
las tres de la tarde llegamos a destino. Nues
tra imprevista arribada provoca una fuga
general de niños y mujeres. Los hombres
se hallaban preparando la coca con ciertas
hojas. La coca o cocaína es un p olvillo rosado con
el que se llenan la boca y lo chupan com o si fuese
A
Entre los indios amazónicos está mny extendido el masticar hojas de coca y raíces
estimulantes. Algunas tribus saben obtener de una planta llamada yopo un polvillo
que toman a modo de rapé, pero de una manera original: mediante un largo canuto
aplicado a una de las fosas nasales; otro indio soplando suavemente por el extremo
opuesto le introduce el yopo, como muestra la imagen. £1 yopo es un estupefacíen*
te al que por desgracia se acostumbran fácilmente ciertas tribus amazónicas, lo
cual contribuye mucho a la degeneración de la raza y de Ies individuos.
-
23
caramelo. D icen que calma los estímulos del hambre
y excita el sistema nervioso. U n sistema económ i
co para engañar al estómago, cuando reclama algo
más sólido y sustancioso. Pusieron a nuestra disposi
ción una choza en la que nos acomodamos lo m e
jor posible. Los chicos, pasado su primer miedo, no
nos dejan en paz. T o d o lo quieren ver y tocar con
la curiosidad natural de uno que no ha visto nada.
Nos ofrecieron para cenar, un trozo de jabali, que
aceptamos con verdadera satisfacción y gratitud. D es
pués de ia caminata del día, nuestras reservas de ener
gía estaban exhaustas.
Entra la noche y los fuegos se encienden. Rezamos
las oraciones y caemos en brazos de M orfeo, aun
cuando de v ez en v e z el ladrido de un perro o el
llanto de un rorro interrumpan brevemente el sueño.
canto del gallo nos avisa que la noche se
ha ido. A u n qu e aquí el día y la noche du
ran exactamente lo mismo, doce horas, hay
ocasiones en que uno desearía que no ama
neciera tan pronto. Saltamos de la hamaca y de nue
v o a caminar. El sendero se torna cada v e z más im
practicable. Sube, baja, nos caemos, resbalamos, nos
volvem os a levantar contentos de no habernos roto
ningún hueso. Pero se v e que el cansancio nos dom i
na a todos. M i compañero com ienza a cojear. Le pre
gunto qué tiene:
E
l
- E s la rodilla izquierda. N o responde a mis órde
nes. H a y algo dentro que a cada paso grita cri-cri.
- N o es nada, le respondo, es la bisagra. Necesita
aceite.
D e repente, un chaparrón acaba de empapar la
poca ropa que todavía conservábamos seca. M enos
mal que mientras tanto hemos llegado a otro grupo de
chozas. En m edio de una de éstas el recipiente de chi
cha. Las hojas de plátano que lo cubren indica que
aun queda algo. N o s la ofrecen con la misma cordia
lidad con que los civilizados ofrecemos un «M artini»
o una taza de café. N o pensamos en las normas hi
giénicas. A q u í algunas de ellas carecen de valor. V ale
más el refrán: lo que no mata engorda. Bebimos unos
sorbos y h ay que confesar que nos hizo m ucho bien;
sobre todo a m i compañero, que con ese aceite para
sus bisagras pudo caminar los últimos kilómetros con
la agilidad de una gacela.
D e esta suerte llegamos a la orilla del Tiquié. A l
día siguiente, instalado el motor en la canoa, llega
mos remontando la corriente a la misión de Parí-Cachoeira, exactamente a los siete días de nuestra sali
da de Jauareté. Por lo que vim os y oím os durante nues
tro viaje, pudimos localizar más de treinta agrupacio
nes de Macús, esparcidas por la selva. Es un nuevo
campo de apostolado que se abre a la catcquesis. Los
Macús. por fin , se sienten amados por alguien r por
este m otivo consideran al misionero com o uno de
los suyos y lo reciben siempre con alegría.
24 —
H U M A IT A (Rio Negro).—Llamando a misa
en la Misión Salesiana. N o se puede negar
que tiene su poesía y su evocación nuestra
foto. En misiones, por lo que se ve, todo vale
y todo se aprovecha para alabar a Dios y
llamar a que le alaben.
ha, después de haber distribuido ves
tidos a los Macús, uno de ellos, v ie jo y
ciego m e pidió unos zapatos. Le contesté
que ni siquiera y o los usaba, cuando me
hallaba entre ellos. El pobre ciego no creyó a mis
palabras, por lo que con sus manos palpó mis pies
y com probó que era cierto. Su reacción fue exclamar:
«T ú eres in d io*. A l día siguiente tentamos que aba
tir un grueso tronco para sacar tablas. T u ve que en
señarles cóm o se hacía. El calor era sofocante. M e
quité la camisa toda empapada de sudor. El ciego me
puso la m ano en la espalda y al darse cuenta que
además de zapatos, tam poco llevaba camisa, contento,
se puso a decir en alta v o z ; A i ten, - h i j o de la sel
v a - . A m i m e gustó mucho el cumplido. Porque ¿qué
más da al misionero que le llamen in dio o h ijo d e la
selva? Basta que un día n o lejano los verdaderos hi
jos de la selva se hagan hijos de Dios.
D
ía s
Luis D I S TE FA N C
M isionero salesiano
G fw
a e iiE S
d e
M a e ia
Saltó una chispa de fuego
Madrid.— L a palabra milagro me impone tanto
respeto, que me parece un pecado pedirlo al Cielo,
ya que ello supondría un mérito muy lejos de mi.
Sin embargo, gracias evidentes de María Auxiliado
ra, son los dos hechos que a continuación le expongo,
en acción de gracias por los cuales, envío una limos
na, para estipendio de dos Misas. Además haremos
algunas limosnas extraordinarias.
La primera tuvo lugar hace algún tiempo. Saltó
una chispa de fuego a un ojo de una hermana mía.
Un terrible dolor y la visible huella de la misma en
el centro de la pupila, nos hicieron ver que se tra
taba de un accidente grave. Inmediatamente le di
una medalla de María Auxiliadora, que sobre el pa
ñuelo, fue colocada sobre la quemadura. Pocos mo
mentos después, se quedaba dormida la paciente y
al despertar, había desaparecido completamente la
molestia y la señal de la chispa.
L a segunda gracia, ha sido no menos evidente. Mi
esposa lleva muchos años padeciendo del aparato
digestivo. Operada de vesícula, desde hace tiempo,
había llegado a una situación desesperada, pues no
podía soportar alimento alguno, sólido ni líquido, te
niendo que sufrir fuertes dolores para digerir lo más
insigniñ cante.
Cansados de ver médicos y ensayar medicinas, to
mamos la determinación de hacer una Novena a
María Auxiliadora, ya que los recursos humanos pa
recían agotados.
El mismo día de su terminación, tras una crisis
alarmante, uno de los médicos recetó con tanto acier
to, que desde el primer momento pudo comer con
toda normalidad, desapareciendo totalmente las an
teriores molestias.
Dentro de nuestra pequeñez, hemos comprobado
la consoladora verdad contenida en el Evangelio,
cuando nos dice: «Pedid y recibiréis>.
Francisco Caballero
cNo tenia curación»
Pozoblanco.— Estando tan bueno un tío mío le vino
de pronto im hormigueo en la planta de los pies que
apenas si podía caminar, y si le era posible hacer
algo tenia que ser ayudándose por medio de un
bastón.
En tal situación se decidió ir a Madrid ya que
no podía ir a trabajar y así no se podía estar puesto
que mi tío es pobre. Estuvo allí cerca de un mes y
después de varios reconocimientos, los médicos diag
nosticaron que procedía de la cabeza, y luego de
muchos análisis y radiografías le dijeron que no
A u x iH a d e e tB
tenía operación. A l cabo de 4 meses volvió otra vez
a Madrid y le dijeron lo mismo. En tan apurado
trance me encomendé a María Auxiliadora prome
tiéndole que si lo sanaba haría publicar la gracia en
el Boletín y mandaría una limosna para las Obras
Salesianas.
La Virgen no se hizo esperar y al cabo de poco
tiempo empezó a mejorar y ahora puede ir al tra
bajo y caminar sin la ayuda del bastón. En reco
nocimiento de tan gran favor y por otros muchos
recibidos cumplo mi promesa esperando que se res
tablezca totalmente.— P. P. G.
Nadie me comprendía
Orense.— ^Hace tiempo que tengo una deuda de
gratitud al Sagrado Corazón de Jesús y a María
Auxiliadora. Pues me v i aquejado de una grave in
toxicación y como era, en un país extranjero nadie
me comprendía. Así estuve varias horas; no sé cuan
tas, pero la intoxicación seguía.
En tan difícil trance para mi cuerpo y para mi
alma ya que no estaba en gracia de Dios, me enco
mendé a ellos, que milagrosamente me salvaron de
tan apurada situación y prometiéndole una reno
vación de vida espiritual salí airoso, y salvo.
Después, más tarde, ya en España me encontraba
sin trabajo y me encomendé a María Auxiliadora y
pronto me coloqué.
En el pasado mes de mayo le encomendé una
persona fam iliar muy querida que le solucionase su
problema espiritual ya que el corporal era imposible
y Dios se dignó escuchar mis súplicas; arreglándolo
María Auxiliadora de forma que antes de fallecer se
reconciliaba con Dios y pedía ella misma los Santos
Sacramentos.
Cumplo mi promesa de publicar tan grandes fa
vores.
José A . Des Lema
La Bendición de María Auxiliadora
Madrid.— ^Desearía publicara en el B. S. una gra
cia, que para mí ha sido un milagro de María Auxi
liadora. Desde hace más de cuatro años mi hermano
venia padeciendo frecuentes molestias de estómago
a causa de una úlcera. Los médicos le axMinsejaron
que se operara, cosa que hizo a primeros de diciem
bre del año pasado. L a operación resultó bien y todo
hacia esperar una rápida y feliz convalecencisu Cual
no sería nuestra sorpresa y nuestra angustia cuan
do lo vimos ponerse rápidamente mal y perder el
-
25
sentido. Los médicos que le operaron acudieron in
mediatamente y comprobaron que se había produ
cido una inexplicable hemorragia interna de compli
caciones tan fatales que nos dijeron que no duraría
el enfermo más de unas pocas horas.
Entonces con mi alma profundamente angustiada
empecé a Invocar a María Auxiliadora con un fervor
que la gravedad del caso aumentaba.
Llamamos en seguida a un padre Salesiano, que
conocía al enfermo, para que lo asistiera, caso de
que recobrase el sentido, pero sobre todo para que le
diese la bendición de María Auxiliadora. Vino y se
encontró con los médicos que le confirmaron la sen
tencia de muerte del enfermo, porque a pesar de
las transfusiones de sangre hechas en vez de mejo
rar empeoraba. El P. Salesiano le dio la bendición
de María Auxiliadora y ¡cosa milagrosa! a los tres
minutos escasos mi hermano empezaba a recobrar el
O tro s
-
Dan gracias a María Auxiliadora
Y envían una limosna
I. Bartolomé Gómez, de Madrid; Isabel Moreno, de
Badajoz; Un cooperador, de X ; Ana M aría Lucas,
de Madrid; M aría V ictoria ; Purificación Montes, de
Linares; M. T. F., de Barcelona; ñfaría Domenech;
A ngela; Felisa Rodríguez, de Carabanchel A lto; E n
carnación, de Rlogordo.
c o ra zo n e s
Mataró, Barcelona.— Desearía se publicara en el
Boletín, que la Stma. Virgen Auxiliadora me con
cedió para mi hermano una gracia mucho mayor de
la que esperaba. Toda la fam ilia considera el hecho
milagroso.— J. Díaz.
B. D. A.j de Barcelona, da gracias a María A u xi
liadora por haberle librado de tener que acudir a
los tribunales para solucionar un pleito enojoso.
Muy agradecida envía una limosna.
Cesárea García, de Bustillo del Páramo, da gra
cias a María Auxiliadora por tener tres hijos saleslanos y le ruega pueda verlos subir al altar. Envío
una limosna.
Juan José Zabalozuazola, de Rentería, da gracias
a María Auxiliadora por haber salido bien de una
operación, después de haberme encomendado a ella
y cumplo gustosamente mi promesa mandando una
limosna.
Manuel Marino, de Tuy, da gracias a María Auxi
liadora por haber salido bien de una operación.
José Merayo, de Barrio Lindo de la Martina, agra
dece a María Auxiliadora dos favores conseguidos
de ella y envía una limosna.
M. O., de Puerto Real. «E n acción de gracias a
María Auxiliadora por haber escuchado su rueg^
envía una limosna.>
Salvatierra de Tormes.— F. H. S., da gracias a
María Auxiliadora, por la protección, que le ha dis
pensado en tres favores pedidos, en reconocimiento
envía una limosna, para su culto y cumple su pro
mesa.
Af. C., de Madrid, hace ya mucho tiempo que ve
nimos recibiendo gran número de favores y gracias
de María Auxiliadora, y últimamente una en la sa
lud de un familiar. Por ello queremos dar gracias a
la Santísima Virgen y enviamos una limosna para
las Obras Salesianas.
Salamonca.— Por caer mi madre enferma, con una
trombosis cerebral, y en unas condiciones gravísi
mas, prometí a la Virgen «a l mismo tiempo que em
pezaba una novena» publicarlo en el Boletín si sana
ba; todo esto después de ser confesada dentro de su
gravedad por un sacerdote de los salesianos; y como
así ha sido, cumplo la promesa al mismo tiempo que
mando una limosna,— Piedad JSioos Sáwhez.
Madrid.—En el espacio de año y medio, he sufrido
tres operaciones, y al igual que en las dos últimas,
me he encomendado a nuestra Madre María Auxi
26
sentido. Los médicos no querían creer a lo que veían.
E l caso es que a partir de ese momento comenzó una
rápida mejoría que devolvió a mi hermano la vida
y al cariño de los suyos. Y todo gracias a María
Auxiliadora. Agradecidísima cumplo mi promesa de
enviar una limosna y publicarlo en el Boletín Sa
lesiano.— M aría Pérez Ríos.
agradecidos
liadora, haciéndole la novena y pidiéndole con todo
afecto nos ayudase en este trance, si así convenía.
L a operación fue de unión de intestino, duró dos ho
ras y media, y al salir satisfactoriamente, cumplo
la promesa de publicar la gracia y envío una limos
na para su culto,— A ngélita Gálvez.
Salamanca.— ^Por ciertos favores recibidos de Ma
ría Auxiliadora entre ellos la mejoría tan notable de
mi enfermedad les envío una limosna que ofrecí a la
Virgen quedando muy agradecido.
Ventura Hernández
Orense.— Doy gracias a María Auxiliadora y envío
una limosna para las Obras Salesianos por un favor
muy señalado, cual es el haber conseguido un em
pleo de seguro porvenir.— Una cooperadora.
Cambados.— Después de un largo viaje, y con las
emociones de ver a los familiares y el tumulto de
los demás compañeros, no reparé que un importante
documento se me había salido de la bolsa de deporte.
Cuando comencé a sacar las cosas de la maleta
me di cuenta de la pérdida; después de algtmos días
de informaciones me encomendé a María Auxiliado
ra, pues sabía que pronto o tarde lo recuperaría; y
en efecto a las 2 semanas me llegó el documento,
por lo que estoy muy agradecido a María Auxilia
dora.— Luis Encina R.
Hinojosa del Duque (Córdoba).— ^Mi hija fue sus
pendida de Reválida de 4.6 en los exámenes de junio.
Temiendo que por este motivo perdiera la beca que
disfrutaba, recurrí a María Auxiliadora. Con su po
derosa intercesión aprobó en septiembre y pudo se
guir con la beca. Por lo que doy las grracias a tan
buena Madre, envío una limosna y ruego se publique
en el Boletín Salesiano.— M . N .
San Sebastián.— Prometí hacer público mi agrade
cimiento si nos solucionaba un problema difícil; al
mismo tiempo que lo cumplo, animo a cuantos estén
en situaciones difíciles invoquen a María Auxiliadora
con la seguridad de que serán debidamente atendi
dos, ya que en distintas ocasiones he sentido y sigo
sintiendo su protección.— Una agradecida.
Castronuño.— Prometí a María Auxiliadora que si
me concedía una gracia muy necesaria para mí, lo
publicaría en su ^ le t in .
H oy agradecida, para conmigo cumplo lo prome
tido y mando una limosna para su cxüto rogando a
tan buena Madre que sig;a velando por mi querida
fam ilia y por mí.— Juiita F . de la Varga.
Gracias de San Juan Bosco
y de Santo Domingo Savio
La dirección está rota
Valencia.— Salía una mañana para realizar un pe
queño viaje. Ibamos mi abuelita y yo; como medio
de locomoción usábamos un coche, que yo conducía;
todo marchaba bien, nada parecía enturbiar la tran
quilidad que produce el admirar un hermoso paisaje,
mientras las ruedas del coche se deslizan por la ca
rretera, monótonamente recta, que va de Liria hasta
Casinos.
Y o me sentía tranquila y desde luego sin ninguna,
ni lejana sensación de próximo peligro. Transcurrie
ron irnos minutos cuando empecé a sentir cierto te
mor, el instinto me hacía saber que algo iba mal,
y se acercaba ya muy próximo, cuando de pronto
observé que el volante no me respondía...
Fueron unos segundos de verdadera angustia, yo
sabia bien lo que aquello signiñcaba; un miedo atroz
se apoderó de mí, disminuí la velocidad, y disimu
lando dige a mi abuelita que tranquilamente sentada
a mi lado observaba el paisaje. c¿Tranquila?»
Con los músculos tensos por el miedo, y la voz
ahogada por el pánico, invoqué una súplica a Don
Bosco; aún recuerdo las palabras: «Don Bosco, ayú
dame, haz que pueda llegar a donde puedan reponer
el coche, no me dejes, tengo tanto miedo... Guíame».
No sé cómo pero llegué, pues tan pronto dije estas
palabras sentí que el coche recobraba el dominio en
su dirección, yo no podía dar crédito a lo que ocurría.
Encontré un garaje de reparaciones, casualmente
abierto, en la carretera; por ser eso día sábado y
las siete de la tarde era una suerte.
Llegadas al taller le dije a un mecánico: Creo que
algo hay de extraño en la dirección.
El joven comenzó a buscar la avería, y al cabo
salió de debajo del coche con el rostro alterado por
una expresión de asombro e incredulidad, me dijo:
«L a dirección está rota». ¿Cómo han podido llegar
hasta aquí? «Sólo un milagro ha podido ser, no pue
do ni creerlo».
Yo, temblándome la voz, después de haberme el
mecánico conflnnado la sospecha que tuve, y lo
cerca que habíamos estado de un terrible accidente
le respondí: Ha sido Don Bosco quien aquí me ha
traído.
Después de esto es infinito el agradecimiento y la
devoción que siento por Don Bosco.
Mando una limosna.— Carmen Moreno.
Madrid.— Quiero dar las gracias, por medio del Bo
letín Salesiano de un favor que recibí de San Juan
Bosco, y no es el primero que recibo.
Padezco del corazón y un día estaba en casa con
dos niños pequeños cuando de repente empecé a
notar unas palpitaciones muy fuertes que cada vez
iban aumentando más al mismo tiempo que un
dolor en el corazón. Entonces yo con miedo de que
me sucediera algo con aquellas dos niñitas, me en
comendé al Santo, que en tantas ocasiones me había
escuchado y le prometí una limosna y publicar su
gracia.
RESUMEN DE HISTORIA SALESIANA. 304 páginas, 75 pesetas.
Acaba de aparecer esta magnifica obra, hisloria compendiada de la familia salesiana
toda, desde sus orígenes hasta nuestros dias.
Versión castellana del original francés (Precis d'histoire salesiennes, adaptada para el
público hispanoamericano y completada hasta el 16 de agosto por el Rvdo. D. Francisco
de la Hoz.
Especialmente indicada para servir de texto en los noviciados y casas de formación de
Salesianos e Hijas de Maria Auxiliadora.
Necesaria para cuantos deseen tener, en breve lectura, idea clara del nacimiento y des
arrollo de las principales instituciones salesianas.
LOS COOPERADORES DE D O N BOSCO. 336 páginas, 75 pesetas.
Versión castellana de ill camino de una grande idea» de Don Guindo Favini. El mejor
estudio documentado de esta importantísima rama de la Obra salesiana. Una obra que debía
figurar en todo Centro de Cooperadores y poseer todo dirigente.
LOS CARGOS EN LA TRADICION SALESIANA. 286 páginas, 50 pesetas.
^'ersión castellana del original francés, compuesto por el Círculo de Estudios Salesianos
de ijyon. Todo cuanto se ha escrito sobre los cargos en las casas salesianas en deliberaciones,
Actas del Capítulo Superior, Círculéues y Anales.
Pedidos: CENTRAL CATEQUISTICA S ALE SIAN A-Alcalá, 164-M A D R ID (2)
-
27
A l poco rato, fue parándose mi corazón y me fui
tranquilizando poco a poco quedando tranquila y
sin dolor.
Así pues, cumplo lo prometido y envío una li
mosna.
Otra vez que mi marido sintió grandes dolores
de estómago, creyendo que se trataba de algo gra
ve, también recurrí a él y también me escuchó y hoy
no siento ninguna molestia; por eso, invito a todos
a confiar en este gran santo.— Jlíaría Benito.
Córdoba.— En agradecimiento a un señaladísimo
favor de S. Juan Bosco, envío una limosna para su
culto.^— Matilde Córdoba.
Badajoz.— Envío una limosna, por un favor reci
bido de nuestro amado Padre Don Bosco, para su cul
to, rogando sea publicado, si puede ser, para cono
cimiento de muchos lectores.— Aurora Martínez.
Montánchez.— Por un favor concedido por San
Juan Bosco y Santo Domingo Savio, envío una li
mosna, que les ofrecí.— Antonia Rubio.
M aría P ortillo, da gracias a Santo Domingo Sa
vio, por haber ayudado a un sobrinito, que por ha
ber nacido antes de tiempo, corría peligro de perder
la vida.
Valencia.— Doña María Carmen Más, por una gra
cia de Domingo Savio, manda una limosna.
Madrid.— « A San Juan Bosco, envío una limosna
y deseo que se publique en el Boletín Salesiano, en
acción de gracias por haberle quitado a mi padre una
preocupación que le atormentaba. Se lo pedí a tan
bondadoso Santo que le quitara aquello de la cabeza
y me lo concedió. Muy agradecida cumplo lo pro
metido» . — Luciana Sáez.
Favores de nuestros mártires
Identificación de los restos mortales del mártir
don José Limón
Aíordn de la Frontera (S evilla).— El Director y la
Comunidad del Colegio Salesiano hacen público su
agradecimiento al Señor, que, por la intercesión
del Rvdo. Don José Limón y de Don José Blanco,
les ha concedido últimamente el señalado favor de
poder, tras un laborioso trabajo de localización e
identificación, rescatar de la fosa común del cemen
terio, donde fueron inhumados en su día, los precia
dos restos mortales de estos dos mártires salesianos.
Gracia por intercesión de don José Limón
Villanueva del Ariscal (S evilla).— Durante el pa
sado mayo mi hermano Manuel, residente en Jaén,
se puso muy grave con ataque agudo de apendicitis
que a juicio del médico, había que solucionar lo antes
posible operando a vida o a muerte, resultando el
caso más desesperado, dada la edad avanzada y el
estado débil del enfermo. En el largo trayecto del
viaje a Jaén lo fui encomendando al mártir salesiano,
Don José Limón, muy confiado en su intercesión.
Cuando llegué, ya había sido operado y se encon
traba fuera de peligro.
Por todo ello doy gracias a nuestro Mártir, pidién
dole que nos proteja siempre.
María González, Vda. de Lim ón
Don José Limón sana a una niña
Vülanueva del Ariscal (S evilla).— Estando una hija
mía, pequeña de veinte meses, algo acatarrada, ama
neció un día muy fatigada, cosa a la que no dio al
principio mucha importancia el médico; pero llama
do nuevamente al atardecer, en vista de que la enferm ita empeoraba, éste remitió el caso a un espe
cialista, quien diagnosticó ser cosa grave, decidiendo,
en consulta con otro médico, proceder lo antes po
sible a la operación de tracomía, sin esperar siquiera
a que llegara el padre de la niña que se encontraba
ausente; no obstante, se esperó hasta la medianoche,
momentos de angustia durante los cuales encomendé
tan triste caso al mártir salesiano, Don José Limón.
De modo inesperado la niña concilió el sueño, reti
rándose el médico con encargo de que se le avisara
en seguida ante cualquier síntoma de empeoramiento;
pero esto no hizo falta, pues la enfermita estuvo el
resto de la noche completamente tranquila y con
muestras manifiestas de encontrarse ya fuera de
todo peligro, constatado por el mismo médico por la
mañana al quedarse admirado y exclamar «esto es
milagroso». Desde entonces la niña está en perfecto
estado de salud.
Dando rendidas gracias, animo a familiares y a
paisanos a invocar a nuestro Mártir.
Salamanca.—-Comencé una novena al Siervo de
Dios Ceferino Namucurá y al mismo tiempo ofrecí
una pequeña limosna para que me curase de mi en
fermedad.
H oy cumplo mi promesa por la mejoría notada,
quedando muy agradecida.— Ventura Hernández.
Gracias de doña Dorotea de Chopitea
CO O PERAD O RA S A L E S IA N A
«Sana de una pleuresía supurada»
Sevilla.— Hace unos meses se encontraba grave
mente enfermo un conocido nuestro, con el que tene
mos gran amistad. Tenía pleuresía supurada.
Materialmente el caso era perdido, el médico deci
dió operarle; la muerte, según decían, era segura;
operándole había un rayo de esperanza, pero poca
garantía.
A l verlo en ese estado tan doloroso lo encomendé
a la sierva de Dios Doña Dorotea de Chopitea, pro
metiéndole una limosna y la publicación de la gjacia
en el Boletín.
28
-
A los pocos días, como milagrosamente, empezó a
mejorar y hoy se encuentra en perfecto estado de
salud, sin haber sido intervenido.
Agradecida envío la limosna prometida, rogando
se publique la gracia; y animo a cuantos se encuen
tren en trance apurado recurran con confianza a la
Sierva de Dios, que tan bien atiende a sus devotos.
Consuelo Gutiérrez
Peligroso ataque de albúmina
Sabadell.— Teniendo que dar a luz una fam iliar núa
y faltando unos quince días para la tan esperada
i
R o g u e m o s p o r n u e s t r o s d ifu n to s
Monseñor A lion so Rodenas García,
Alm ería.
Obispo de
Queremos que su nombre fígiire en nuesíra
necrología, aunque no era Cooperador Salesiano, por el gran aféelo que profesó a lodo lo
Salesiano en su diócesis, especialmente a la
obra de las Hijas de M aría Auxiliadora, cuyas
fiestas principales realzaba con su pastoral pre
sencia.
Doña Feliciana Montero Alonso,
en Béjar, a los
100 años cumplidos, el 29 de noviembre.
En las crónicas del C o legio Salesiano figura
como una de aquellas primeras damas bejaranas que ayudó a los salesianos recién llegados
a la ciudad a propagar la devoción a María
A u xiliadora y en todas las obras propias del
Cooperador Solesiano.
Sobresalió por su afán incansable de trabajo
y por el espíritu de fe con que viv ific a b a todo
lo que hacía. D ecía a uno de sus nietos, salesíano; tH e ido mucho por el co legio y he tra
bajado mucho con los salesianos; pero no me
pesa. Lo hice lo mejor que supe y por Dios
siempre. De ellos recibí muchas atenciones;
ahora no me conocen y a porque han cambiado,
pero van otras personas más jóvenes que lo
harán mejor.i
Este espíritu sobrenatural llenó toda su vida
e in flu yó en sus hijos y sus nietos. Dios la pre
mió dándole cuatro nietos religiosos, de los
diez que tuvo. A uno de ellos le decía al caer
en cama, cuando ella v e ía que seria su última
enfermedad: tPide al Señor que me de fuer
zas para lleva r todo lo que El quiera darme.»
El Señor le en vió en esta v id a el Purgatorio,
con temibles dolores que ella sobrellevó cris
tianamente. M aría A u xiliadora recogió su alma
hora, un peligroso ataque de albúmina ponía en pel i g ^ tan ansiado acontecimiento. En medio de nues
tras tribulaciones empecé en seguida una novena a
Doña Dorotea, y cuando se esperaba la defunción
de la madre, la Sierva de Dios nos otorgó la alegaría
de un recién nacido lleno de energía y salud. A gra
decidos mandamos una limosna al Postulador de la
causa.— Mar\a Vallés.
Santander.— Agradecida a Doña Dorotea de Chopitea por una importante gracia recibida por su me
diación, lo publico en el Boletín Salesiano y entrego
una limosna para la Causa de su Beatificación.
A . M. A.
Vigo.— ^Por segunda vez, y a través de Doña Do
rotea de Chopitea, me ha sido escuchada la súplica
para que mi hija tuviese un feliz alumbramiento de
su tercer hijo, lo que así ha sucedido, y en agrade
cimiento envió limosna y expreso mi deseo de ser
publicada la gracia.— José Rascado Baños.
el día que comenzaba la novena en honor de
su Inmaculada Concepción.
Doña Eutimia González do Arconada, d* sn Sama
de Langreo, el 27 de noviembre, a los 71 años
de edad. M adre de los salesianos don Macario
y don José María Arconada. Alcanzó la mayor
ilusión de su v id a de tener un hijo sacerdote.
Durante su larga enfermedad se lamentaba de
no poder asistir diariamente a la Santa Misa.
Hasta los últimos momentos de su vid a se con
soló rezando el Santo Rosario. El Señor habrá
prem iado largamente su gran generosidad.
Don José Barnadas Patellada, 4' en A lella , e.'. 30 da
noviem bre de 1965 a los 67 años de edad.
Hermano de dos religiosas salesianas, su vid a
fue llena y su paso por la vid a dejará huellas
no fácilm ente borrables. M últiples íueron las
facetas de su persona: congregante mariano,
socio activo de A cción Católica, fundador y
miembro de la Adoración Nocturna en la Pa
rroquia; hombre de acción pública desde el
Ayuntam iento, dirigente en la Cooperativa V i
nícola alellense, promotor de la propiedad agra
ria entre las familias modestas, consejero — en
fin— desinteresado de los humildes. Su vida
estuvo inspirada siempre por una actividad de
servicio a la Iglesia que para él estaba perso
nificada en e l Párroco.
D io su nombre a la obra de los Cooperadores
en el Centro que las Hijas de M aría A u x ilia
dora tienen en esta población, inscribiéndose
en ella y recibiendo el Diploma.
Sus últimos años mostraron su racial virtud:
privado del habla por una trombosis, fue un
heraldo del dolor cristiano.
Don D avid Zamora Tobeña,
en Riells del Fay,
a 72 años, el 14-XII-1965. Cooperador y padre
de un sacerdote solesiano y de una Hija de
María Auxiliadora.
Doy gracias, con toda mi alma, a Doña Dorotea,
por diversos favores recibidos y envío una limosna
para su Causa de Beatificación.— Josefa Viüanueva.
Córdoba.— Habiéndome encomendado a María Auxi
liadora por intercesión de Doña Dorotea, con todas
mis fuerzas, pidiéndole el arreglo de unos tíos míos,
pues no sabíamos qué hacer por ellos. Creo que acer
té en la elección, pues he sido atendida antes de
terminar la novena. Dándole gracias por medio del
Boletín envío una limosna, para contribuir a la Bea
tificación de Doña Dorotea.— Lucia Santos.
Badaiona.— ^Acudí a María Auxiliadora y a Doña
Dorotea para que me solucionaran un asunto de fa
milia que me tenía muy preocupada. Mando una li
mosna y ruego me lo publiquen en su Boletím
Una devota
Madrid.— Muy agradecida a la Sierva de Dios,
Doña Dorotea de Chopitea, por un favor y envío «»»»
limosna para la Causa de Beatificación, le ruego lo
publiquen en el Boletín Salesiano.— Teresa Cano.
-
29
^ecas (imdsostenimiento ^
formación áOocaciones
«El mejor premio que Dios concede a una íamília es un hijo sacerdote.» (Don Bosco)
INSPECTORIA DE BARCELONA
INSPECTORIA DE CORDOBA
P. Provincial: Paseo San Jitan Bosco, Ik
Barcelona-17
P. Provincia l: Calle M aría Auxiliadora, llf
Córdoba
BECAS COMPLETAS
Beca «Hermanas Redondo». Total: 30.000 pesetas.
BECAS E N FORMACION
Beca «José María Morctó». Total: 20.000 pts.
Beca perpetua «D.A Clcmntina Vallmitjana Cros de Baró».
Total: 20.000 pts.
Boca «Sr. V .» Total: 8.000 pts.
Beca «Ntra. Sra. de Montserrat». Total: 35.000 pts.
Beca «Felipe Alcántara». Sarrlá. Total: 2.000 pts.
Beca «Don Florencio Sánchez». Total; 11.600 pts.
Beca «José y María Valles Plá». Total: 3.000 pts.
Beca perpetua «María Casacuberta de Masó». Total: 5.000.
Beca .Santo Domingo Savio». Total: 16.000 pts.
Beca «Estanislao Muzás». Total: 15.000 pts.
Beca «San José». Total: 5.000 pts.
Beca «Doña Dorotea». Rocafort. Total: 27.000 pts.
Beca «Santa Emilia». Total: 25.000 pts.
Beca «Doña Bibiana Socías». Total: 11.000 pts.
Beca «María Auxiliadora». Sarriá. Total: 5.000 pts.
Beca «Don José Recasens». Total: 4.199,60 pts.
Beca «Dolores Casacuberta». T ota l: 10.000 pts.
Beca María A. Porta de Durán». Total: 8.000 pts.
Beca «Sr. Martín Golcoechea». Colegio Sarriá. Total; 25.000.
Beca «P . Viñas». Archicofradía de Sorriá. Total: 5.000 pts.
INSPECTORIA DE BILBAO
P. Provincial: Escuelas Salesianas
Dexisto-Bilbao
BECAS EN FORM ACION
Beca «Mamá Margarita». L. Cañada. Pamplona. N. e .: 250
pesetas. Total; 12.750 pts.
Beca cMaría Auxiliadora». Zuazo. N. c.: 500 pts. T .: 6.500 pts.
Beca «Don Bosco». Ciudad Laboral. Pasajes. Total: 5.720.
Beca «Francisco Tierra». Burceña. T o ta l: 8.500 pts.
Beca «Sagrada Familia». San Sebastián. Total: 10.000 pts.
Beca «I. Concepción». Bilbao. J. L. M. Total: 2.500 pts.
Beca «San Juan Bosco». Santander. Total: 5.000 pts.
Beca «Santo Domingo Savio». Santander. Total: 19.500 pts.
Beca «Modesto Nájera». Pamplona. Total: 1.500 pts.
Beca «Don Ramón Zabalo». Boracaldo. M. Fernández. To
tal: 16.000 pts.
Beca perpetua <S. Cosme y Sta. Magdalena». Total: 65.000.
Beca «José Puertas». Deusto. Total: 10.000 pts.
Beca «Señor Justi». Deusto (Colegio). Total: 19.000 pts.
Beca «Virgen del Castillo». El Royo. Totall: 8.300 pts.
Beca «Señores de Udaetxc». Bilbao. Total; 34.000 pts.
Beca «María Auxiliadora». D. R. G. R. Total: %.000 pts.
Boca «Don Pedro 01i%’azxo». Baracaldo. Total: 18.000 pts.
Boca «San Andrés». Burgos. Total: 1.827,35 pts.
Beca «Nuestros Mártires». Zuazo. Total: 18.509 pts.
Beca «María Auxiliadora» II. Total: M.OOO pts.
Beca «Alfonso Gómez Pineda». Pamplona. Total; 5.000 pts.
Beca «S. José Obrero». ilndustriacls-Santander). T .: 10.000.
Beca «María Aux.» (Arch. Santander). Total: 6.000 pts.
Beca «San Paulino». Huracaldo. Total: 23.000 pts.
Beca «D . E. Caprani». Baracaldo. Total: 6.000 pts.
Beca «D. J. Santos». Deusto. Total: 17.000 pts.
Beca «Jcsñs Arnax». Promovida por Doña María Salmerón
Vda. de Aznar. Total: 7.000 pts.
30 -
BECAS EN FORMACION
Beca «Hoyos González». N. e.: 4.005 pts. Total: 22.293 pts.
Beca «María Auxiliadora» Familia Gómez Briasco de Gra
nada. Total: 25.000 pts.
Beca «Ntra. Sra. de Consolación». Torredonjimeno. N. e.:
3.000 pts. Total: 15.000 pts.
Beca «D. Baldomcro Pagán». Pozoblanco. Total: 13.000 pts.
Beca perpetua «T roya González». Ubeda. Total: 12.(X)0 pts.
Beca perpetua «Troya-Rosés». Ronda. Total: 63.000 pts.
Beca ¿Ntra. Sra. del Carmen». Pozoblanco. Total: 10.000 pts.
Beca «Ntra. Sra. de Luna». Pozoblanco. Total: 25.000 pts.
Beca «Santa Cruz de Tenerife». Total: 28.000 pts.
Beca «Santo Domingo Savio», por las Cías, de Tenerife
Total: 19.000 pts.
Beca «Fam ilia Torres». Las Palmas. Total: 700 pts.
Beca «Fam ilia E. Chacón de Hernández». Las Palmas. To
tal: 800 pts.
Beca «Fam ilia Lago». Las Palmas. Total: 1.500 pts.
Beca «Fam ilia Naranjo». Las Palmas. Total: 900 pts.
Beca «Fam ilia A tilio X.<ey». Las Palmas. Total: 500 pts.
Beca «Fam ilia Lara». Las Palmas. Total: 3.600 pts.
Beca «Fam ilia León de Navarro». Las Palmas. Total: 1.600.
Beca «M aría Auxiliadora». Málaga. Total: 4.300 pts.
Beca «Don Salvador Rosés». Total: 50.000. pts.
Beca «San José y Ntra. Sra. de Montserrat». Granada. To
tal: 15.500 pts.
Beca «Santa Teresa». Granada. Total: 15.150 pts.
Beca «M . Utrera Deherves». Córdoba. Total: 8.000 pts.
Beca «San Isidro». Compañías. L a Orotava. Total; 10.000.
Beca «D. Bemado Baena». Córdoba. Total: 9.000 pts.
Beca «Juan X X II I» . Montilla. Total: 11.676 pts.
Beca «Ntra. Sra. de Araceli». Pozoblanco. Total: 35.000 pts.
Beca «M aría Auxiliadora». Pozoblanco. Total; 60.000 pts.
Beca «Moisés Redondo Tirado». Pozoblanco. Promovida por
D. José Fernández. Total: 4.000 pts
Beca «Santo Domingo Savio». (Cía. de la Juventud Salesiana). Las Palmas. Total: 13.000 pts.
Beca «D. Sebastián María Pastor». Total; 4.015 pts.
Beca «Fam ilia Muñoz». Córdoba. Total: 16.000 pts.
Beca «Fam ilia Espejo (^m cz». Montilla. Total: 20.000 pts.
Beca «Santo Domingo Savio», por las Cías, de la Juventud
Salesiana. Colegio Ronda. Total: 8.000 pts.
Beca «Santa Moure Ríos». Córdoba. Total: 8.000 pts.
Beca «D. Vicente Reyes». Córdoba. Total: 2.200 pts.
Beca «N . Rodríguez». Las Palmas. Total; 2.100 pts.
Beca «Ntra. Sra. del Pino». (P or las Compañía de la Ju
ventud Salesiana). Teror. Total: 25.000 pts.
Beca «San Rafael». Córdoba. Total: 16.737 pts.
Beca «Sra. F. Peña». Málaga. Total: 12.000 pts.
Beca «M ontilla». Montilla. Total: 26.000 pts.
Beca «San Miguel». Montilla. Total: 10.000 pts.
Beca «Fam ilia Vargas». Ronda. Total; 10.000 pts.
Beca «D . Savio». (Escuelas). Ronda. Total: 2.700 pts.
Beca «Doña María». Las Palmas. Total: 3.700 pts.
Be^ja «Sagrado Corazón». Las Palmas. Total: 13.000 pts.
Beca «San Juan Bosco». Lonera. Total: 10.000 pts.
Beca «Manuel Marreno». Las Palmas. Total: 1.500 pts.
Beca «Santa Cruz de Tenerife» I I. Total: 25.000 pts.
Beca «Santa Cruz de Tenerife». (Casa). Total: 6.S00 pts.
Beca «Manuel Hernández». Las Palmas. Total 4.0(X3 pts.
Beca «Mártires de Pozoblanco». Total: 8.725 pts.
Beca «San Juan Bautista». Córdoba. Total: 8.000 pts.
Beca «M aría Auxiliadora». Cooperador. Málaga. T .: 8.000.
Beca «J. M. ATanfredini». Granada. Total: 60.000 pts.
Beca «Sto. Demingo Savio». Las Palmas. Total: 22.600 pts.
Beca «Matrimonio CLM-SCB». Málaga. Total: 45.060 pts.
Beca «Doña Pura Bermúdez». Málaga. Total: 20.000 pts.
INSPECTORIA DE MADRID
P. Provincial: Paseo del General Prim o de Rivera, S5
Madrid (5 ) - Teléf. S27 56 91
BECAS COMPLETAS
Beca «Excma. Sra. Marquesa, Vda. de Camarasa>. Total:
100.000 pts.
Beca «María Aujdlladora». Doña Ignacia V. y D. Adolfo.
P. Total: 100.000 pesetas.
Beca «Ludezu». Vda. de Zuñiría. Total: 40.000 pesetas.
Beca «Nuestra Señora del Pilar». Total: ^.000 pesetas.
Beca «D. Francisco Fuentes». A. A. de Ubeda. Toral: 36.000
Beca «Santa Inés». Dona Anelé Slenis. Total: 35.000 petas.
Beca «San Juan Bosco». Dona Carmen Llórente de Ullastres. Total: 30.000 pesetas.
Beca «San Juan Bosco». D. Demetrio Uallstres. T .: 30.000
Beca «San Martín». Total: 30.000 pesetas.
Beca «D. E. Sáiz». Sres. R ey Martínez, por un favor reci
bido. Total: 30.000 pesetas.
Beca «Santísima Trinidad». Escuela de Automovilismo. To
tal: 30.000 pts.
Beca «Sánchez Blanco». N. e.: 10.000 pts. Total: 30.000 pts.
BECAS E N FORMACION
Beca «Sta. Teresa y San Vicente». N. e.: 15.000 pts. Total:
78.000 pts.
Beca «F . de B .» Béjar. N. e.: 5.000 pts. Total: 20.000 pts.
Beca «San Juan Bosco» A. G. Total: 9.300 pts.
Beca «Doña Dorotea». Madrid-Don Bosco. Total: 4.075 ptas.
Beca «Padre Esteban». AA. AA. Paloma. Total: 3.300 ptas.
Beca «Daño Dorotea de Chopitea». Arévalo. Total: 15.000
Beca «Ntra. Sra. Angustias». Arévalo. Total: 25.000 ptas.
Beca «Laura Vicuña». Teologado. Total: 23.100 pesetas.
Beca «M aría Auxiliadora». Guadalajara. Total: 5.500 ptas.
Beca «D. F élix González». Doña Isabel L . de Pardo. T .: 9.000
Beca «Fam ilia Mesonero Rodríguez». Total: 4.000 ptas.
Beca «Josefa A. Roldán y familia». Total: 25.000 pesetas.
Beca «Sto. Domingo Savio». (San Blas). Total: 18.306 ptas.
Beca «Casimiro Ramiro». A. A. Atocha. Total: 19.000 ptas.
Beca «Viuda de Pujadas». Total: 8.000 pesetas.
Beca «Ntra. Sra. del Carmen y San Lucas». Total: 6.000
Beca «D. A. Garzón». Atocha. Total: 10.055 pesetas.
Beca «Sagreido Corazón». IV. Total: 21.987 pesetas.
Beca «María Auxiliadora». Salamanca. Total: 6.300 pesetas.
Beca «Doña Carmen Olalla». Total: 20.000 pesetas.
Beca «San José Obrero». San Femando. Total: 7.500 ptas.
Beca «Escuela de Automovilisto». Total: 5.000 pts.
Beca «Don Buenaventura Roca». Béjar. Total: 5.000 ptas.
Beca «Santiago Apóstoy». Paloma. Total: 11.000 pesetas.
Beca «A. y G.». Total: 5.000 pesettas.
Beca «Fuentes Bajo». Total: 28.000 peseetas.
Beca «N. N .». Total: 12.000 pesetas.
Beca «María Auxiliadora». I I Atocha. Total: 15.750 pesetas.
Beca «P ío X II ». Villaamil. Total: 13.417,66 pesetas.
Beca «Vicente Iravedra». Total: 10.000 pesetas.
INSPECTORIA DE SEVILLA
P. Provincial: Calle M aría Auxiliadora, 18
Sevilla
BECAS EN FORMACION
Beca «María Auxiliadora». Alcalá de Guadaira. T . : 5.425 pts.
Beca «N tra Sra. del Sgdo. Cor.». Morón. Total: 11.000 ptas.
Beca «P . Clemente Guede». Cádiz. Total: 4.750 pesetas.
N. e.: 6.0(K) pesetas. Total: 21.000 pesetas.
Beca «Virgen de la Victoria». Mérlda. Total: 15.000 ptas.
Beca «Ach. María Auxiliadora». P. Real. Total: 11000 ptas.
B ^ «Bodas de Oro Colegio Salesiano». Alcalá de Guadaira
Total: 60.000 pesetas.
«Corpues Christl». Srta. Joaquina Quintana. Sevilla.
Total: 7«030 pesetas.
Beca «Santo Dimongo Savio». Ecija. Total: 18.000 pesetas.
Beca «Colegio Salesiano». Ecija. Total: 17.500 pesetas.
Beca «Santiago Apóstol». Cádiz. Total: 39.000 pesetas. N. e.:
11.000 pesetas. Total: 50.000 pesetas.
Beca «D. Juan Torres». Jerez. Total: 20.000 pesetas.
Beca «Sgdo. Corazón». <joop. Utrera. Total: 63.000 ptas.
Beca «Sgdo. Corazón de Jesús». Herederos de Doña Sal.
vadora García. Total: 10.000 pesetas.
Beca «R . Romero». S. J. de IValle. Total: 5.193 pesetas.
Beca «Doña Josefa Rodríguez». Total: 2.000 pesetas.
Beca «D . Andrés Tun». Algeciras. Total: 5.000 pesetas.
Beca «C. S. San Pedro». Sevilla. Total: 1.000 pesetas.
Beca «C. I. Cooperadores». Total: 15.000 pesetas.
Beca «Maestro Pagés». Cádiz. Total: 13.295.30 pesetas.
Beca « L Concepción». L a Línea. Total: 500 pesetas.
Beca «F . Molpeceres». Carmena. Total: 13.100 pesetas.
Beca «San Juan Bosco». (3.*). R . U. S. Total: 5.000 pesetas.
Beca «F . Alcalá Viva». Morón. Total; 10.000 peSttas.
Beca «San Andrés». P. del Condado. Total: 5.000 posetaa.
Beca «San Juan Bosco». Cáceres. Total: 16.7ró pesetas.
Beca «Virgen de la Espsranza de la Trinidad». Sevilla.
Total: 1.750 pesetas.
Beca «P . Agustín N ofre». Utrera. Total: 26.810 pesetas.
Beca «D . José Canal». Sevilla. Total; 31.500 pesetas.
INSPECTORIA DE VALENCIA
P. Provincial: Calle de Sagunto, Í12
Valencia
BECAS EN FORMACION
Beca «Mosen Chusep». Total: 10.000 pesetas.
Beca «Ramón Guerrero». Albacete. Total: 7.650 pesetas.
Beca «Círculo Domingo Savio». Valencia. Total: 18.700 ptas.
Beca «San José». Total: 30.000 pesetas.
Beca «Virgen do la Luz». Cuenca. Total: 9.750 pesetas.
Beca «Arch. María Auxiliadora». Valencia. Total: 30.600
Beca «Jesús Mendívil». Valencia. Total: 20.000 pesetas.
Beca Perpetua «Santa Teresa». Fundada por Srta. Teresa
Diez Cartagena, por el eterno descanso de sus padres y
de ella. oTtal: 100.000 pesetas.
Beca «San Agustín». Alcoy. Total: 12.000 pesetas.
Beca «San José». Alicante. Total: 10.000 pesetas.
Beca «Virgen del Pilar». Alicante. Total; 6.000 pesetas.
Beca «D. Luis Berenguer». Alicante. Total: 19.600 pesetas.
Beca «D. Silverio Maqueira». Alicante. Total: 25.0(XI ptas.
Beca Perpetua «Abad Nájera». Alicante, en las Bodas do
Oro. Total: 80.000 pesetas.
Beca «Colegio Salesiano Burriana». Total: 11.000 pesetas.
Beca «Antiguos Alumnos». Burriana. Total: 7.050 pesetas.
Beca «Don José Calasanz». Total: 14.026 pesetas.
Beca «Colegio San Antonio Abad». Valencia. Total: 83.509
Beca «Don Francisco Serrats». Total: 6.000 pesetas.
Beca «Antiguos Alumnos». Valencia. Total: 2.050 pesetas.
Beca «Cooperadores de Valencia». Total: 6.500 pesetas.
Beca «Perpetuo Socorro». Valencia. Total: 5.CH30 pesetas.
Beca «Azul y Rosa». Valencia». Total: 16.000 pesetas.
Beca «Colegio San Juan Bosco». Valencia. Total: 6.000 pts.
Beca «San Bernardo». Villena. Total: 6.000 pesetas.
Beca «N iño Jesús del Milagro». Total: 25.000 pesetas.
Beca «Virgen de los Desamparados». Total: 60.(100 pesetas.
Beca «Doña Juana Casanova». Total: 12.000 pesetas.
Beca «P . Tarín». Godelleta. Total; 1.000 pesetas.
Beca «Trabajo y Honradez». Valencia. Total: 12.000 ptas.
Beca «San Vicente». Valencia. Total: 34.000 pesetas.
INSPECTORIA DE ZAM ORA
P. Provincial: Universidad Laboral. Zamora
BECAS EN FORMACION
Beca «Virgen de Villanueva». Allariz. N. c .: 4.200 ptas.
Total: 4.700 pesetas.
Beca «P . Miguel Salgado». Vigo. S. Matías. N. e .; 3.500 pts.
Total: 41.150 pesetas.
Beca «D. Emilio Montero». Orense, N. c .: 1.500 pesetas.
Total: 16.000 pesetas.
Beca «D. Pedro Olivazzo». Aatudlllo. N. e .: 725 pesetas.
Total: 10.976 pesetas.
Beca «D. José M.S Sabaté». Vigo. Hogar. T . : 13.200 ptas.
Beca «María Auxiliadora». Arch. Zamora. N. e.: 10.000 pts.
Total: 19.500 pesetas.
Beca «P . Cirilo Segastagoitia». León. Total: 36.100 pesetas.
Beca «D. Tomás Bussons». Vigo. 8. Matías. Total: 30.0CÍ0
Beca «M .t Auxiliadora». Vigo. 8. Matías. Total: 32.000 pts.
Beca «San Cristóbal». Vigo. 8. Matías. Total: 8.000 pts.
Beca «Don Ernesto Armclles». L a Corufta (Colegio). Total:
25.100 pesetas.
Beca cD.t Lucia Bechade». Cambados. T ota l: 14.250 ptas.
Beca «D . José Saburido». Orense. Total: 21.000 pesetas.
Beca «San José». Vigo. S. Matías. Total: 58.000 pesetas.
Beca «P . Fila Arce». (Bodas de Plata). Masaveu. T .: 32.000
Beca «Sto. Domingo Savio». Vigo. S. Matías. Total: 10.500
Beca «Cooperadores Cánido». Vigo. San Matías. T .: 9J)00
Beca «San Juan Bosco». Vigo. Hogar. oTtal: 7.000 ptas.
Beca «Ceferino Namuncurá». Vigo. Hogar. Total: 8.000 pts.
Beca «María Auxiliadora». Vigo. Hogar. Total: 5.(X)0 pts.
Beca «Santo Domingo Savio». Cambados. Total: 14.500 pts.
Beca «Ntra. Sra. de Covadonga». Tudela Veguin. T .: 13.246
Beca «San José». Compañías. Zamora. Total: 11.000 ptas.
Beca «José Irisarri». Estudiantes. Zamora. T ota l: 7 . ^ ptas.
Beca «Circulo Sto. Domingo Savio». Zamora. T .: 14.000 pts.
Beca «S. LeC n Magno». Zamora. T o ta l: 76.000 pesetas.
Beca «María Auxiliadora». Celanova. Total: 7.000 pesetas.
Beca «Sto. Domingo Savio». Avilés. Total; 4.600 pesetas.
Beca «Domingo ^ v io » . León. Total: 13.356 pesetas.
-
31
C AD E N A DE LU Z - C AD E N A DE LU Z - C AD E N A DE LU Z - C AD E N A DE LU Z
s:: i--------------------------------------------------------------
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'
^ I LECTOR del Boletín Salesiano. Siempre es tiempo de hacer una buena obro
>
Entrando en Cadena de Luz con un donativo puedes lle v a r un sensible a liv io
a la soledad de un enfermo, de un encarcelado.
Cadena de Luz es un apostolado conjunto de buena prensa y caridad apto
para todos nuestros lectores.
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SEGUNDA R E LAC IO N DE 1966:
Una señora, de AatudÜlo: 176 pesetas.—Ana Ayala, de Madrid: 175.—N. N., de Piña de Campos:
200.—Tomás Liza, de Alicante: 25.—Purificación Montes, de Linares: 100.—Remedios García: 50.
Felipe Martín, de Carabanchel Alto: 200.—Pedro Almendáriz y Asunción Rubio, de Falces: 300.
Magdalena Puigvert, de Las Presas: 100.—Pedro Juárez, Burgohondo: 100.—Alvaro Alvarez, Va
lencia: 10.—F élix Tovar, de Torre de Aliste: 200.—Luisa Valls, de Madrid: 100.—Manuel Sangüe
sa. de Zaragoza: 60.—Josefina Mejlas, de Jaén: 100.—Luis Rovira, de Huesca: 176.
Son 2.060 pesetas.
Son diez nuevas suscripciones de ALA M E D A para 10 Hospitales militares.
Son diez suscripciones de ALA M E D A que irán a consolar y entretener a los enfermos de 10
sanatorios.
0
EN NOMBRE DE TODOS LOS ENFERMOS BENEFICIADOS POR VUESTRA
GENEROSIDAD, GRACIAS. íM U C H A S G R A C IA S!
Vuestros donativos a: C A D E N A DE LUZ: A lcalá, 164 - M adrid {2).
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