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MABZO 1945
¿Qué bienes reporia el ser
Don Bosco, en la carta-testamento
escrita a los Cooperadores, les
dice así textualmente;
Cooperador Saiesiano?
los días (a lo menos cinco veces por sema
na) y hacer la visita cada día.
Si en im mismo día concurren varias Indulgaicias que requieren la visita a una
iglesia o detominadas oraciones, hay que
repetirla tantas veces cuantas sean las In
dulgencias.
Quien por legítimo motivo no pueda cum
"Yo mismo, y conmigo todos los Salesiftnos, somos testigos de que muchos bien- plir alguna de las obras prescritas para
hechores nuestros que poseían e s c a s o s ganar las Indu^encias, diríjase ál confesor,
tiene íacultad de conmutárselas.”
bienes de fortuna, favorecidos por Dios, queAdemás
pueden lucrar
los han visto aumentar gradualmente desde
el momento en que comenzaron a ser ge
nerosos con nuestros huoríanitos.”
In d ulgen cio Plenorío
Peix> bien sabemos que es hacer una ofen
sa a nuestros piadosos lectores el proporcio
1. —Un día de cada mes, a elección.
narles únicamente como recompensa a su
2.
—El día en que hacen el piadoso Bjercaridad un aumento en bienes de la tierra;
clcio Mensual de la Buena Muerte.
por lo mismo, les recordamos esta frase
S.—El
día en que asisten a la Conferen
también entresacada de la citada carta de
San Juan Bosco: “Así mismo os advierto,
cia Mensual Salesiana.
que la obia más eficaz pm-a obtener el per 4. —El día en que Inscriben su nombre en
dón de nuestros pecadc® y a s u r a r nues
¡a Pía Unión de Ic» Cooperadores Sa
tra salvación es la caridad para con los
lesianos.
niños.”
5.
—El
día en que por primera vez se con
Y puestos a señalar lc« grandes bienes
sagran al Sagrado Corazón de Je^ús.
espirituales que la Iglesia, por boca de los
6. —Cada vez que se practican los 'Santos
Sumos Pontífices, t i e n e concedidos a los
Cooperadores Salesianos, no estará nunca
- Ejercicios Espirituales de ocho xllas.
de más el recordar en primer lugar la
7. —A la hora de la muerte, con tal de
que, confesados y comulgados, o por
lo menos arrepentidos de sus pecadtw.
invoquen, con los labic» o con el cora
In d ulgencio del trobajo santificado
zón. el sacratísimo nombre de Jesús.
El Padre Santo Pío XI, en la audiencia
En muchas festividades del año eclesiás
concedida al Revdmo. Sr. D. Felipe María tico,
entre ettas:
Rinaldi, el 6 de junio de 1922, concedía be
Marzo:
Fiesta de San José: 25, Anonnignamente e s t e singularísimo privilegio: ciaclón de 19,
la
“Cada vez que los Salesianos, las Hijas de de la Virgen. Santísima Virgen: 23, Dolores
María Auxiliadora, sus alumnos y Antiguos
Abril: 1, Pascua de Resurrección.
Alumnos, y Cooperadores de ambos sexos,
unan al trabajo (cualquiei^que éste seal
una devota invocación, aunque sea brevísi
ma, ganarán la Indulgencia de cuatrocien Otro# mucho* son los favores y privilegios
tos días, e Indulgencia Pláiaría. una vez al
que gozan los Cooperadores Salesianos.
día. pudiendq'ser aplicada a las Almas del de
Católicos, no despreciéis esta generosidad
.Purgatorio. L,á invocación indicada basta que de
Iglesia. En otros tiempos de más Pe
sea mental. Para ganar e s t a Indulgencia y dela mayor
se imponían los Cristía
Plcnaria es necesario cumplir las acostum nes enormes piedad,
sacrificios p a « alcánzar teso
bradas condiciones de confalón, oomimlón ros que hoy día
están a la m aro de quien
y visita a una iglesia u oratorio público.
tener.
. rezando según la Intenclóp del Sumo Pontí los
fice.
'•
La vida en este mundo no tiene valor al
guno si no granjeamos con ella la vida del
9uien deseara ganar cada día esta Indul Cielo. Recordemos una vez más las pala
gencia Pleaíária debe Confesarse, a lo menos bras
de Jesucristo^ ^Atesorad riquezas p an
siempre que sea necesario, para hallarse el Cielo,
donde la polilla no las co&sum*
en -fstado de gracia; comulgar casi todos ni lo* ladrón**
la* deaentitrran ”
B O L E T I N
M E S IA N O
REVISTA DE
LAS OBRAS DE
don bosco
Redacción y Administración: Alcalá, 164.
SUMARIO:
AÑO LVIII
NUMERO 3
MARZO 1945
Apartado 9134. • MADRID
El Siervo de Dios Cefertno Namunciirá.—Efemérides seculares: San Juan
Bosco en 1845....—Noticiario.—La Sierva de Dios doña Dorotea de Chopltea, Cooperadora Saleslana.—Discurso del Excmo. y Rvdmo. Dr. D. Anto
nio Pildáin y Zapíáin (conclusión). — Crónica de gi-acias.—Necrología.
EL
S I E R V O
C E F E R I N O
DE
D I OS
N A M U N C U R A
J
y los habían acosado como ma
UNTO al Venerable Domingo Sa- pas,
nadas
de fieras hacia las montañas,
vio, el Sistema Preventivo de San
las cuales un día sus antepasa
Juan Bosco puede presentar esta otradesde
se arrojaron a la conquista de las
perla fulgidísima cual es el «hijo deldos
interminables
llanuras del Este, don
cacique», el «principito de los Andes», de la infecundidad
arenosa del suelo
Ceferino Namuncurá, a quien Di o s alternaba con extensiones
haga que veamos pronto en el catá ción raquítica unas y rica deen vegeta
pastos
logo de los santos. Mientras se des herbosos otras, a orillas de caudalo
arrolla su proceso de Beatificación y sos ríos que corren hacia el mar.
Canonización, nos es grato traer, pa El gran cacique Manuel, que en
ra conocimiento y solaz de nuestros
el indómito orgullo de la
lectores, algunos rasgos biográficos. carnaba
raza arauco-pampera, no rindió sus
armas y su persona al vencedor sino
Los Araucanos del Este
cinco años después de la derrota.
Rebelde por naturaleza y por des
Ceferino descendía de las belicosas pecho,
que en sus mejores
tribus araucanas que poblaron las in tiemposel sehombre
había llamado pomposa
mensas llanuras centroargentinas, rea mente
en jefe de las tribus
cias siempre a la civilización y a la de las «general
Pampas»,
dándose a la lucha
servidumbre; y era hijo del gran ca de guerrillas, había
en vano intenta
cique Manuel Namuncurá, «último do por todos los medios
avivar las
rey del desierto».
de un incendio que fatalmente
Pero cuando él nació, en el año 1886, brasas
su gente, diseminada por la estepa se extinguía. Y así, azotado por la
o acorralada en las fragosidades de miseria y por el hambre, desvaneci
los Andes, no era sino un desventura da toda esperanza de reconquista, el
viejo cacique, cansado y desengaña
do pueblo de vencidos.
Las últimas desastrosas campañas do, el 5 de mayo de 1883 se presen
contra las tropas argentinas habían taba en el fuerte Roca para entregar
arrebatado a los araucanos el domi su lanza a los soldados de la Repú
nio tantas veces secular de las Pam blica.
— 43
A fin de conjurar el peliero q u e
amenazaba su cabeza, había recurri
do a la mediación del misionero salesiano don Milanesio, llegado a las
Pampas como un ángel de paz con
Dios y con los hombres, precisamen
te en los años tristes de la decaden
cia militar y política de los indios.
No sucedió sin particular providen
cia del Señor el que, en el momento
de las desgracia y de la tribulación,
llegaran a las tribus araucanas los
consuelos de la Fe por medio de. los
hijos de don Hosco, que, en la Patagonia, venían haciendo sus primeras
armas en la lucha por el Evangelio.
Sólo las divinas verdades del Cristia
nismo y su doctrina de sumisión y
de hermandad universal, p o d í a n
amansar 1 o s indómitos instintos de
los viejos guerreros del Este.- Hacién
dose hijos de la Iglesia pudieron más
fácilmente hacerse también hijos de
la patria terrena; la cual, si bien no
los favoreció siempre cual se mere
cían los aborígenes del suelo nacio
nal, no los trató, sin embargo, como
esclavos.
En efecto, después de la rendición
s i n condiciones, el cacique Manuel
obtuvo el título honorífico y las in
signias de coronel del Ejército argen
tino, y unos extensos terrenos en
Chimpay, a orillas del Río Negro, te
rrenos que le fueron cambiados más
tarde por ocho leguas cuadradas de
tierra en las márgenes del alto Alu
miné, entre las nevadas cumbres de
los Andes.
G ef e r i n o
Nació en Chimpay el 26 de agosto
de 1886 y fué bautizado el 24 de di
ciembre del 88, en Choel-Choel, por
don Milanesio, durante una excursión
apostólica.
La infancia y la primera juventud
las pasó en Chimpay. El encanto de
la Cordillera cubierta de verdor, la
tersura de los lagos andinos, la lim
pidez de los horizontes dominados
desde aquellas alturas, unido todo a
la tranquilidad de la vida doméstica
transcurrida en humilde cabaña, im
primieron en el carácter d e l joven
profunda huella de plácida y serena
dulzura, que irradióse siempre de su
persona como fragancia de violeta
oculta entre el césped. En cambio, las
empresas guerreras que su padre na
rraba en las largas y misteriosas tar
des del invierno andino, y las glorio
sas memorias de su raza, tantas veces
vencedora de los conquistadores es
pañoles y de los Gobiernos argenti
nos,' encendieron en su alma una
llama de amor inextinguible hacia su
gente.
ViEDMA (Argentina): Co
legio de San Francisco de
Sales, donde Ceferino Narnuncurá comenzó sus es
tudios.
p
También será guerrero; pero no
como su padre y sus abuelos. Le fas
cinará mucho más la vida audaz de
don Milanesio, el apóstol de los arau
canos; y la eyangelización de su raza,
herida por la desgracia y agonizante
entre las breñas de los Andes, se pre
sentará a su imaginación c o m o un
nuevo empeño dignísimo de un caci
que arauco-pampero.
En el Colegio Pío IX
Llevado a Buenos Aires e interna
do en la escuela gubernativa llamada
«El Tigre», donde se educaban los
candidatos a la vida militar, Ceferino, si bien llevaba en sus venas san
gre de guerreros, sintió morirse como
pez fuera del agua. Por lo cual fué
necesario sacarle cuanto antes d e
aquella para él dura prisión.
¿Era el contacto con la civilización
lo que le oprimía y ahogaba, y no
más bien el sistema educativo de un
centro laico, donde todo era discipli
na sin un hálito de afecto que hicie
se menos inmensa la distancia entre
la familia y el colegio?
Lo cierto es que, entrado de allí a
pocos días en el Colegio Pío IX,
dirigido por los Salesianos en la ca
pital de la República, el indiecito res
piró a sus anchas y se aficionó a él
con uno de aquellos ardores que na
cen de improviso en el alma y dan
la agradable sensación de un b i e n
feliz y totalmente alcanzado.
El paso del campo a la ciudad, de
la vida libre de la casa paterna a la
otra regular y disciplinada, aunque
amorosa, d e l Colegio Salesiano no
dejó de costarle pocos sacrificios. Tu
vo que superarse a sí mismo, ven
ciendo las tendencias atávicas por las
que se sentía impulsado a la insubor
dinación y ai predominio. ,
Pero la sabiduría del Sistema Pre
ventivo, hecho todo él de caridad y de
comprensión, y el trabajo oculto e ín
timo de la gracia, valiéndose de un
natural rico, obraron en Ceferino el
MonseñOT Cagliero con Ceferíno Namuncurá.
prodigio de una transformación ad
mirable y de una virtud que excede
de lo común.
El Domingo Savío de color
Pronto sintió su a l m a enajenada
por la mística poesía de la Iglesia y
sus oraciones; tenía una predilección
por la lámpara del Santísimo, siem
pre alerta c o m o guardia de honoi
junto al Tabernáculo; y, a impulsos
del amor divino, probó las ansias de
la vida eucarística.
Pasadas algunas semanas de vida
colegial, se le vió piadoso, obedien
te, estudioso, festivo, amable, de tal
manera que todos se hacían los me
jores pronósticos sobre su porvenir.
«Aquel indígena que se esforzaba por
corregir sus defectos — atestigua uno
de sus superiores — y en obtener la
máxima puntuación en aplicación y
conducta no tardaría en aventajar, y
en mucho, a sus condiscípulos de más
elevada condición que la suya.»
— 45
Guando rezaba no parecía un sal
vaje aquel muchachito bajo y mem
brudo, de rostro aceitunado, de ojos
vivos y profundos, de cabellos negros
como el ébano. «La piedad de Ceferino—afirma un condiscípulo suyo—se
ponía de manifiesto en los más in
significantes detalles de la vida de co
legio: en las palabras, en los actos,
en el modo de hacer la Señal de la
Cruz y la genuflexión, al tomar agua
bendita, en las frecuentes y breves
jaculatorias que florecían de continuo
en sus labios a lo largo del día.»
Ya desde entonces, tanto en Buenos
Aires, como en Viedma—adonde tuvo
que trasladarse p o r motivos de sa
lud—, como en Italia, comenzó a ser
llamado «el pequeño San Luis» o «el
Domingo Savio de color». Don José
Garofoli pudo escribir: «Durante los
seis meses que le tuve de compañero
en el Colegio de Viedma, la vida de
Geferino me recordaba cuanto poco
antes había leído en la vida de Do
mingo Savio escrito por don Bosco.»
Sueño de apostolado
La piedad intensa del joven arau
cano preparó su alma a la gracia de
la vocación sacerdotal y salesiana.
Un día Luis Pedemonte vió a Ceferino apoyado a un grueso eucaliptos
del Colegio Pío IX de Buenos Aires,
repasando con mucha atención el Ca
tecismo mientras sus compañeros ju
gaban alegremente.
—¿Por qué—le preguntó—estudias
tanto, Geferino?
—Porque quiero ser el primero en
Religión—respondió el indio animán
dosele el rostro—, ya que deberé más
tarde enseñársela a los de mi tribu,
los cuales, pobrecitos, nada saben de
todas estas cosas.
Para hacerse apóstol, bastábale al
hijo del cacique poner en parangón la
educación cristiana que él estaba re
cibiendo con el estado miserando y
miserable en que yacían los hombres
que permanecieran fieles a su padre.
46 —
Su feroz brutalidad, apenas atempe
rada con los primeros contactos con la
civilización, sus supersticiones y em
briagueces, sus costumbres semibár
baras a las que se abandonaban ’ de
continuo, y especialmente la ignoran
cia religiosa que los tenía alejados
todavía de las bellezas de la Fe: todo
este cuadro destrozaba el alma del indiecito y le hacía concebir propósitos
magnánimos a favor de su gente y de
su tierra.
.Y soñó en ser sacerdote.
Habló con sus Superiores, que pro
baron con ello grande alegría y con
suelo; sobre todo monseñor Cagliero,
el intrépido Vicario Apostólico de la
Patagonia, que debió de vislumbrar
como el día más hermoso de su episco
pado misionero aquel en que impu
siera las manos sobre el hijo del úl
timo gran cacique de las pampas. Es
to le animó a llevarse consigo a Ceferino a Viedma, sede de su Vicariato,
para tenerle bajo sus ojos y encami
narle así mejor por la vía del santua
rio.
Y fué allí donde la vocación del
araucano brilló con destellos deslum
bradores.
En cierta ocasión en que los alum
nos del Colegio de San Francisco de
Sales habían ido de excursión a la
colonia agrícola de San Isidro, Ceferino saltó, con la habilidad innata de
su raza, a la grupa de un potro y se
estuvo largo rato divirtiendo con
él haciéndolo trotar sin bridas y a
pelo.
Francisco de Salvo, viéndole pasar
a to'do galope, e intuyendo la satis
facción del indígena, le gritó como
quien arroja un lazo:
—Geferino, ¿qué es lo que más te
gusta?
La respuesta no podía referirse a
otra cosa que a la equitación, que ha
bía dado a los araucanos la soberanía
del desierto.
Pero el joven indio, volviéndose rá
pidamente hacia el compañero:
F ortín M ercedes
(Ar-
gmtina): El Santuario
de María Auxiliadora, a
poca distancia d e l cual,
en la capilla del antiguo
fortín, descansan los res
tos mortales de Ceferino
Namuncurá.
'U
'J*'-
L m:
—¡Ser sacerdote!—respondió, y si
guió corriendo en alas del viento.
La boca habla de la abundancia del
corazón. Y Ceferino, hasta en aquel
esparcimiento que tanto le acercaba
a las costumbres de su raza, vivía el
ansia del ideal.
El ideal vale más que la vida
Mas para él, como para tantas almas
excepcionales, estaba escrita la frase
de que «el ideal vale más que la vida».
Llevado por monseñor Gagliero a
Italia, en espera de que el clima sua
ve de la península le permitiese pro
seguir sus estudios eclesiásticos, la
salud de Ceferino, minada por impla
cable mal, fué desmejorando de día
en día.
En Turín, en Roma y en Frascati,
las últimas etapas de su peregrina
ción, el indiecito dió pruebas de una
virtud madura para el Cielo, y brilló
a los ojos de todos como «un santito»,
especialmente en las horas más amar
gas de su enfermedad. La Reina Marsarita de Saboya, a quien fué presen
tado como la flor más hermosa de
las Misiones Salesianas de América,
®
'í l
¥ r-: y
tuvo que exclamar: «No le falta nada
para ser un gentilhombre.»
Quizá tampoco le faltaba nada para
ser un candidato al honor de los al
tares.
Moría a los diecinueve años, el 11
de mayo de 1905.
El que había soñado con ser misio
nero de su gente, heraldo de la ver
dad en su tierra, continuador del apos
tolado salesiano entre las disemina
das tribus de su raza, al sentir que des
cendía la ’nóche sobre el camino de su
existencia, no lloró por la vida y por
la patria lejana. Partió con alegría.
Iba a comenzar desde el Cielo su mi
sión en favor de los araucanos.
Sus restos mortales, llevados a la
Argentina, descansan en Fortín Mer
cedes, junto al noviciado salesiano de
la Patatronia. Allí, donde en otro tiem
po retumbó el cañón contra las hor
das devastadoras de sus antepasados,
y donde hoy todo es encanto de piedad
y luces de progreso, el «lirio de las
Pampas» espera, silencioso y modesto
como su vida, que amanezca también
para él la aurora de la gloriflcación.
— 47
EFEMERIDES SECULARES
Don B o s c o en 1 8 4 5 . . .
formulario de las principales pre
el año 1845 vivían en Turín muchas bió rm que
podían hacerse a aquella clase
familias alemanas y numerosos solda guntas
penitentes, de las respuestas que presu
dos compatriotas suyos, que militaban bajode
darle y de algunas breves ex
las banderas del Píamente. Pocos eran losmía iban a para
excitarlos al dolor de los
jacerdotes que conocían la lengua alemana, hortaciones
pecados,
y
se
las
hizo traducir por el pro
/ como quiera que se hallaban absorbidos fesor. Tomadas dieciséis
que pagó
por graves ocupaciones, no podían dedicarse en veinte liras—suma nolecciones,
módica
si
se tie
il ministerio sacerdotal entre aquéllos. Por ne en cuenta la escasez de sus recursos—,
.0 mismo, dichas familias y soldados esta se puso a confesar en alemán y tuvo la sa
ban, en punto a Religión, completamente tisfacción de comprobar que, con la ayuda
abandonados. Personas caritativas Se diri del Señor, se defendía bastante bien. Cuan
gieron a don Bosco y le hablaron de esta do supieron que don Bosco confesaba en
falta de sacerdotes, rogándole hiciera lo po
lengua, numerosos alemanes acudieron a
sible por poner algún remedio. ¿Cómo ha su
con él. Después ellos mismos le
cer? Don Bosco no conocía el alemán; se confesarse
condujeron al hospital, donde fué acogido
legaba ya el tiempo pascual y los alemanes por
enfermos con vivas muestras de ale
querían cumplir con la Iglesia. Algunos es gría,losy algunos
murieron consolados con su
taban gravemente enfermos en los hospita- asistencia. Tal afluencia
a su confesionario
,es. Don Bosco entonces, compadecido d>^ duró como irnos tres años,
es decir, hasta
aquellas pobres almas, se puso a estudiar la que, surgidas algunas diferencias
el
lengua alemana. Hízose con una gramática Píamente y Austria, los alemanes entre
se reti
7 con algún que otro libro, se prociu-ó im raron a su tierra.
buen profesor, y durante im mes se entregó
{De las “Memorias Biográjicas’’, Tom. II.)
con ardor al estudio de dicho idioma. Escri
E
n
4S
Tnr.^xA (Sevillal: Los Reyes Magos presiden la comida de los niños.
-í-
T riana (Sevilla): Magnifico aspecto que ofreeia el patio de las Escuelas Salesianas
durante la comida de los niños el dia de Reyes.
N
O
T
I
C
TRIANA (Sevilla).—Los Reyes Magos en el
Colegio Salesiano de San Pedro.
Ha sido el día 7 de enero del año en
curso un día lleno de dulces emociones para
los niños del barrio de Triana. SS. MM. los
Reyes Magos en su visita al barrio eligie
ron al CJolegio Salesiano de San Pedro como
meta y lugar de sus recepciones oficiales.
En el patio central, artísticamente ador
nado con banderas y gallardetes, hicieron su
entrada triunfal a la una y treinta de la
tarde, escoltados por la banda de música
de la Nuba de Regulares de Ceuta y de la
Cruz Roja de Triana. Su aparición fué aco
gida con aplausos y continuos vivas salidos
de los pechos vibrantes de aquellos dos mil
niños los que llenaban totalmente el patio y
galerías del pórtico; el inmenso gentío que
seguía a la comitiva ocupó las galerías al
tas. A una señal del cornetín de órdenes
se hizo un profundo silencio. El Padre Di
rector toma la palabra para dar la bien
venida a SS. MM. los Reyes Magos y agra
decer públicamente a la señora viuda de Piñal
I
A
R
I
O
su exquisita caridad para con los niños po
bres de Triana. Al terminar el Sr. Director
sus palabras de saludo brotaron espontáneos
y sentidos vivas a San Juan Hosco y a su
obra en Triana.
El niño Rafael Santisteban, de la Clase
Superior, leyó un bonito discurso de bien:
venida en nombre de sus compañeros y ni
ños del barrio. Acto seguido, los Profesores
del Colegio empezaron a repartir a los peque
ños comensales (dos mil cubiertos) una ape
titosa paella; sirvióse después pescado y íruta. Durante la comida las bandas de los
Regulares y de la Cruz Roja alternaron con
sus mejores piezas musicales.
Terminado el banquete aparecieron seis
grandes cajones que contenían los jugue
tes, y fué entonces cuando los chicos des
bordaron su entusiasmo, dando vivas y aplau
diendo sin cesar la generosidad de los Reyes
Magos.
Se hizo a continuación el reparto de los
1.800 juguetes, quedando todos muy satisfech(» de este día 7, que jamás se borrará
de su memoria.
— 49
SAN JOSE DEL VALLE (Cádiz).—Campaña
a favor de las Iglesias Orientales.
El Círculo Misionero “Don Andrés Beltrami”, integrado por los Estudiantes Salesianos
de Filosofía de la Inspectoría Hética, se ad
hirió, y con gran fervor desde un principio,
a la campaña a favor de las Iglesias Orien
tales. Además de emplear los medios ordi
narios y más a la mano, cuales son las tra
dicionales “Buenas Noches”, las conversa
ciones, las conferencias y las frecuentes y
fervorosas plegarias, celebróse, a partir del
18 de enero, im octavario a favor de las
citadas iglesias, uniéndose con todo el mun
do cristiano a las intenciones del Padre
Santo, pidiendo a Dios que se haga un solo
rebaño bajo el cayado de un solo Pastor.
El día 28 fué un día completa e intensa
mente misionero, llamando poderosamente
la atención la exposición de revistas misio
neras, gráficos, dibujos y trabajos literarios
relativos al motivo de la fiesta.
En la velada que se celebró por la tarde,
se puso de relieve la impoiiancia y necesi
dad de que los pueblos orientales vuelvan
al redil de Jesucristo. Como remate del bien
preparado acto, se puso en escena el dramita misionero titulado “Lobo gris”. Quiera
el Señor hacer fructificar los entusiasmos,
sacrificios y oraciones de nuestros Estudian
tes de Filosofía a favor de causa tan santa.
SEVILLA.—Residencia Universitaria ‘S a n
Juan Bosco”.
Desde octubre ha comenzado a ser rea
lidad la Residencia Univeraitaria Salesíana
de Sevilla. Ochenta y cinco jóvenes estu
diantes se albergan en sus muros; cuatro
sacerdotes y im hermano coadjutor la atien
den. entregados en cuerpo y alma a tan
esperanzadora labor.
Entre los medios que se van poniendo en
juego para el l<^ro de un mayor aprove
chamiento moral y espiritual, se citan en
primera linea la “Juventud Católica” y la
"Adoración Nocturna”. Ofrecemos a nues
tros lectores la siguiente crónica, tal como
la publica en su número ni el boletín de
la Sección de Sevilla “Adoración Noctuima
española” :
“En la noche del sábado, 3 de diciembre,
fué solemnemente inaugurado el Tumo nú
mero 14, que tiene por patrono al glorioso
Fundador de la gi*an familia salesiana, San
Juan Bosco, en la hermosa residencia de
estudiantes universitarios, en la calle Arroyo,
de nuestra ciudad.
Alma y vida del nuevo y fervoroso Tumo
de estudiantes es el R. P. Francisco de la
Hoz. S. S.. director de la Residencia y fun
dador de la Sección Adoradora de Ronda.
Bien penetrado del benéfico influjo que en
50 -
las almas juveniles ejerce el Sacramento
Augusto del Altar, ha logrado formar una
selección de cuarenta fervorosos estudiantes
de nuestra Universidad, plantel generoso del
nuevo Turno inaugurado, y al conjuro de su
celo surgió, potente, este brote magnífico
de la Obra Adoradora.
Noche de cielo fué la primera del TUrno; devotísima la capilla, gue recordaba los
templos subten’áneos de Roma primitiva,
llena de jóvenes que entonaban, piadosos,
ios salmos e himnos dei oficio del Sacramen
to, conmovió con su espectáculo al director
espiritual de la Sección Sevillana, D. José
Sebastián y Bandarán, que en vibrante plá
tica explicó a los nuevos soldados de la Guai'dia Real de Jesús-Hostia la excelencia de
esta vocación altísima, el útil apostolado
que pueden ejercer con sus compañeros en
las aulas, y los frutos ubérrimos que de es
ta , obra han de reportar para el tiempo y
para la eternidad; las palabras encendidas
del director espiritual caldearon los cora
zones de los jóvenes, y el Te Deum cantadoal terminar la arenga resonaba como cán
tico de la gloria.
El Consejo Superior Diocesano asistió al
hermosísimo acto eucarístico, que promete
y augura aumento de número y fervor en
las huestes sevillanas, y admiró el orden y
excelente disposición con que los hijos de
San Juan Bosco prepararon tan celestial
noche.”
S evilla : Jóvenes universitarios de
CIUDADELA.—^Homenaje a un preclaro hijo
de don Bosco.
El 28 de enero de 1933 se dormía plácida
mente en el ósculo del Señor el Rvdo. don
Federico Pareja, verdadero fundador de la
Obra Salesiana en Menorca. Hijo de ima
familia entre cuyos miembros se cuentan
no pocos prestigiosos valores de la ciencia
y de la Patria,* renunció a im porvenir de
grandezas para consagrarse al Señor y al
bien de las almas en el estado sacerdotal,
celebrando su primera misa el 5 de enero
de 1876. Al poco tiempo, y llevado de su
gran caridad, fimdó en Cindadela el “Cü*culo Obrero de San José”, que venía a ser,
sin él sabexio, un verdadero Oratorio Fes
tivo.
Cuando en 1886 conoció la Obra de don
Bosco y su sistema, quedó tan prendado de
ellos, que ya desde entonces soñó en ver a
los Salesianos en su amada Ciudadela para
que continuai'an y engrandecieran su fun
dación. Con vistas ,a este proyecto, comenzó
a construir rma casa, de la cual bendijo la
capilla el 15 de agosto de 1889, y al año jus
to ponía la primera piedra de la que tenía
que ser primera iglesia pública a María Au
xiliadora en España, y que se inauguró tres
años después.
Los sueños de don Federico se han rea
lizado cumplidamente. Los Salesianos hace
ya muchos años que vienen trabajando con
' ícia San Juan Bosco” con sus superiores.
gran celo en Ciudadela. El mismo tuvo la
dicha de convertirse de admirador en hijo
de ñon Bcsco al profesar las Reglas de la
CongT^ación Salesiana.
Los Antiguos Alumnos y los Cooperado
res Salesianos de Ciudadela, agradecidos,
han querido mostrar una vez más su gra
titud al P. Pareja, dedicándole una preciosa
lápida conmemorativa sobre la tumba que
guarda sus restos en el santuai'io por él
levantado a la Virgen de don Bosco..
El acto se celebró el 28 de eneio p. p.,
formando parte del programa de festejos
a San Juan Bosco.
La lápida lleva una inscripción latina de
bida a la pluma del M. I. .Sr. Canónigo Ar
cipreste de la S. I. C„ don Sebastián Sampol de Palós; inscripción que, traducida al
español, dice así: “Aquí descansa, esperan
do resucitar con Cristo, el Rvdo. Federico
Pareja y Mesa, Sacerdote de la Congrega
ción Salesiana, el cual, sumamente aprecia
do por su piedad y extraordinaria caridad
para con los niños, dedicó este Santuario,
con aplauso de toda Ciudadela, a la Bien
aventurada Virgen María Auxiliadora de
los Cristianos. Murió el día 28 de enero
de 1933.”
D E D A S F IE S T A S
D E S A N J U A N B O SC O
ALCOY
De año en año va en aumento el amor y
la devoción que la industrial ciudad valen
ciana siente y demuestra a San Juan Bosco,
Patrono de la juventudes obreras. Un santo
sacerdote y preclaro hijo de Alcoy, conoci
do con el familiar nombre de “Mosén Chusep”. llamó a los Salesianos para hacerles
continuadores de su obra de redención so
cial al convertir en Escuelas Salesianas el
“Patronato de la Juventud Obrera”, por él
fundado y tan sabiamente dirigido.
Gracias a la generosidad de grandes bien
hechores, y a las bendiciones de María Auxiiladora, la Obra Salesiana eñ Alcoy es
hoy ima de las principales con que nues
tra Congregación cuenta en España. Mag
nífico edificio, espaciosas y alegres aulas, con
curridísimos y bien dotados centros para
Antiguos Alumnos y socios del Círculo Do
mingo Savio. amplio y muy bien acondicio
nado salón de actos, colosal iglesia dedicada
a María Auxiliadora, etc., etc.
La ciudad entera reconoce y admira la
labor de los Hijos de don Bosco y los ayu
da con gener<widad al scetenimiento de su
obra. Como muestra de esta generosidad di
remos que para la feria anual con que los
Salesianos premian a sus muchachos, cuyo
número (entre alumnos y oratorianos) so
brepasa el millar, los industriales y comer
ciantes de la ciudad han entregado este año
— 51
los siguientes objetos: 150 metros de tela
para atulgos, 1.098 metros para trajes, 23 pan
talones confeccionados, 54 bufandas, 144 jersays, 66 camisetas, 60 mantas y gran cartidad de útiles escolares, de tal forma, que
el valor metálico de los objetos regalados se
acerca a las treinta mil pesetas.
Este año la fiesta de San Juan Sosco se
ha visto realzada con la presencia del Muy
Rvdo. Sr. D. Juan Alberto, Inspector Pi-ovíncial de los Salesianos.
Durante la novena ha sido extraordinario
el número de comuniones, habida cuenta
de que durante el año anterior han comul
gado en la iglesia salesiana más de setenta
mil fieles.
Sobremanera solemne ha resultado el Tri
duo predicado y la misa del día de la fiesta,
en la que la “schola cantorum” de las Es
cuelas ejecutó a gran orquesta la partitura
“Laúdate, pueri, Dominum”, del maestro Branet y Recaséns.
De la hermosa velada en honor a San Juan
Bosco, aunque todos los números resultaron
lucidísimos, hemos de hacer mención del cuadrito dramático “Don Bosco sembrador” y
de la zarzuela “Horas tristes de un Santo”,
con la apoteosis final.
Los niños del Oratorio Festivo fueron
obsequiados con una abundante rifa cuyos
premios han consistido en cortes de traje,
mantas y jerseys.
VALENCIA
El día 28 del pasado enero se bendijo en
Valencia una colosal estatua de San Juan
Bosco. Bendíjola el M. Rvdo. Sr. D. Juan
Alberto, Inspector Provincial Salesiano, y
rcTO re Ksu M jir
^ ^ A\>áuADonA
actuaron de padrinos D. Joaquín Aznar,
Presidente de los Antiguos Alumnos, y doña
Trinidad Sales de PeiTando, Presidenta de
la Archicofradía de María Aiixiliadora.
La estatua es obra del escultor valenciano
señor Arnal, quien d^pués de un concien
zudo estudio de la vida de don Bosco, con
singular acierto, ha sabido plasmar en la
materia el espíritu del Santo, espíritu que
Se refleja en su sonrisa paternal.
Junto a la estatua de San Juan Bosco
se ve a un niño que representa a Domingo
Savio, con un libro en la mano, como pla
ticando con el Padre dulcísimo de su alma,
mientras éste sonríe y se dispone a deposi
tar en su corazón el tesoro de la divina
palabra.
El acto de la bendición resultó solemní
simo. Dentro de poco la estatua de San Juan
Bosco ocupará el altar cuya construcción
se está ultimando.
AVILA
El Centro Especializado Obrero de Avila
ha querido, como en años anteriores, honrar
a San Juan Bosco con los siguientes actos:
Día 23 de aaero: iñisa solemne en la Pa
rroquia de Santiago, celebrada por el Reve
rendo Sr. Cura PáiTOCo y Consiliario del
Centro, don Victoriano Almarza. A conti
nuación se impusieron las insignias a los
nuevos socios.
Día 31 de enero: misa de Comunión en
la misma Parroquia.
Por la tarde, en el cine Actualidades, tu
vo lugar una artística velada, entre cuyos
númei*os destacamos los siguientes: “En
víspera de la Consagración sacerdotal”, poesía por el socio Leopoldo Martín (depen
diente de comercio); “Un día de luto”, poe
sía por el socio Luis Domínguez; “Los mi
lagros de San Juan Bosco", poesía por el
socio José López Lastra (zapatero), y un
cuadro plástico con intervención de los dis
tintos gremios.
Día 4 de febrero: por la mañana, junta
general ordinaria en el local social, y por
la tarde. Excursión Piadosa de la juventud
en pleno, al Santuario de Nuestra Señora
de Sonsoles.
A Lc o Y (Alicante!:
Magnifica iglesia ‘Es
tucada a María Auxi
liadora. Se halla ga
abierta al culto y ev
la actualidad se trobaja en la construcción de la torre y
del pórtico.
Quiera don Bosco desde el Cielo bende
cir copiosamente a esos obreros ejempla
res que le aclaman como Patrono y Pro
tector.
ESTELLA
Con gran fervor y entusiasmo se ha ce
lebrado en Estella la fiesta de San Juan
Bosco. El día 31 de enero, a las ocho y me
dia, tuvo lugar en la Parroquia de San Mi
guel Arcángel una muy concurrida Misa
de Comrmión. En la misma iglesia se cele
bró el solemne Triduo durante los días 1.
2 y 3 de febrero. El día 4, y a las diez y
media, celebróse una Misa solemne dui'ante
la cual cantó las glorias del Santo el elo
cuente orador sagrado Rvdo. P. José Sola,
de las Escuelas Pías de Irache.
MADRID
(Extractamos del diario madrileño “Ya”,
en su número del 6 de febrero de 1945.)
“Las Congregaciones salesianas de Madrid
celebraron el domingo diversos actos con
motivo de la festividad de su santo fun
dador, San Juan Bosco.
Por la mañana, en el teatro Español, se
celebró un acto de afirmación salesiana, en
el que intervino el director de las Escuelas
Profesionales de Atocha, reverendo padre
Alejandro Vicente, quien expuso las activi
dades de las nueve casas salesianas de Ma
drid y dió las gracias a sus colaboradores.
A continuación intervinieron las niñas del
colegio de las Hijas de María Auxiliadora,
quien^ interpretaron una fantasía escénica
titulada “Sueño”, y los niños de Isis citadas
Escuelas Profesionales pusieron en escena
la zarzuela titulada “Caperucita Azul”. En
el intermedio se recitó un poema del anti
guo alumno salesiano señor Ochaíta.
Después, a mediodía, se sirvieron comidas
extraordinarias a los niños de las escuelas
de Atocha y de la calle de Francos Rodrí
guez, y, finalmente, en los salones de actos
de los respectivos colegios se celebraron por
la tarde veladas teatrales y se repartieron
ropas de abrigo a los niños que reciben en
señanza en las escuelas salesianas.
MADRID
lia Hermandad Ferroviaria Madrileña ce
lebró el día 4 de febrero la fiesta del titu
lar de su Secretariado de Caridad, San Juan
Bosco, con una Misa y Comunión general
en el Templo Nacional de Santa Teiosa. El
acto se vió muy concurrido.
CABRA
Muy solemne ha resultado la fiesta cele
brada en honor de su titular por la Asocia
ción de Caballeros de San Juan Bosco en
unión de las Escuelas Parroquiales del Ave
María.
Los días 2, 3 y 4 de febrero hubo jubileo
de las cuarenta horas, con sermón a cargo
del muy elocuente y fervoroso orador sagradp Rvdo. D. Francisco María Fernán
dez, S. S. El día 2, después de la función
del Triduo, se bendijo solemnemente la ban
dera de la citada Asociación.
ZARAGOZA
La Prensa zaragozana refleja con ampli
tud el esplendor con que se ha celebrado en
esta ciudad la fiesta de San Juan Bosco. La
misa solemne fué cantada por los niños del
Oratorio Festivo y por los de las Escuelas
P. Manjón y Terminillo. Ocupó la Sagrada
cátedra el Rvdo. D. Jerónimo Hernández,
salesiano.
Por la tarde se proyectó una cinta sobre
la vida de San Juan Bosco, explicada por el
Sr. Director. El Antiguo Alumno de Alcoy
Sr. Maíquez recitó con maestría una poesía
al Santo. Interesantes piezas de concierto,
ejecutadas por la rondalla que dirige el
Antiguo Alumno de Huesca Sr. Bescós, ame
nizaron grandemente el acto, que dejó gra
to recuerdo en todos los asistentes.
i> ib iO T P ;i< G -? ÍL n '
L E C X U l E i i i S C iA X O L I O iA S
D E
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¡Uno
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preciosa
^
biblioteco
o
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bajo
precio!
— 53
D I S C U R S O
D E L
Excmo. y Revdm o. Dr. 0. Antonio Píldáin y Zapíáín
O b i s p o
de
L a s
P a l m a s
u la [lausota de la Vil Asamlile'a [atepistica Dlocesaaa de Sevilla
(.Conclusión.)
En el primer día se dficía: “Catecismo en
los hogares", y al momento surgió la inte
rrogación : ¿vamos a catequizar a los niños
en cuyos hogai-es no hay una sola pei'sona
capacitada para catequizar? Y se decía el
segundo día: “El Catecismo en las escue
las”, y surgía la segunda tremenda interro
gación : ¿cómo catequizar a los centenares
de niños que a las escuelas no acuden o
porque no las tienen o porque no quieren?
Se planteaba el tei'cer día el tem a: “Catecis
mo en las parroquias”, y al instante volvió
a surgir la tremenda interrogación: ¿Cómo
catequizai* a los niños y a los adultos que
viven prácticamente a centenares de kiló
metros de la parroquia o que no se asoman
nunca a ella? He ahí el tremendo problema
que, con relieves trágicos, ha quedado plan
teado acertadamente en esta séptima Asam
blea Catequística Diocesana de Sevilla; he
ahí el tremendo problema. ¿Tiene solución?
Sí. ¿Cabe resolverlo? Sí. ¿En qué está la
solución? ¿En qué? En realizar, cueste lo
que cueste, una palabra, ima sola palabra.
La primera palabra que puso al frente de
su. programa catequístico Nuestro Señor Je
sucristo. Todos conocéis este programa, ha
béis meditado muchas veces sobre é l: “An
dando, caminando, saliendo.” Pocas consig
nas habrá más repetidas en la teología pas
toral del Evangelio, “Exmtes, docete omnes
gentes.” Tan grabada tenía Nuestro Señor
Jesucristo esta norma suprema de su pro
grama catequístico, que en aquella lección
de teología pastoral soberana que Nuestro
Señor Jesucristo dió al volver del Monte
de la Transfiguración a sus apóstoles en
Cafamaún, aplicó precisamente a éstos la
parábola de la “Oveja perdida”, y les dice:
“¿Qué os parece, si hay un hombre que tie
ne cien ovejas y se le extravía una, no es
verdad que deja las noventa y nueve en el
redil y se Va tras la oveja que se le extra
vió?” Pues ésa es volimtad terminante de
vuestro Padre Celestial que está a i los cie
los: que no perezca por falta de pastor que
vaya a buscarlo ni uno sólo de estos pequeñuelos.
Ahí tenéis el programa, sacerdotes y ca
tequistas seglares; ahí tenéis el programa
trazado infaliblemente por Nuestro Señor
Jesucristo: ¿Que hay niños que no acuden
a las escuelas, adultos que no acuden a las
parroquias? ¿Qué hemos de hacer? Salir,
caminar, marchar, llegamos a las calles y
a las casas, a las veredas y caminos, y lle
garnos, sobre todo, a las casas mismas don
de se encuentran esos niños desgraciados
y abandonadí».
Párrocos que me escucháis—permitidme
que me dirija a ellos, Emmo. y Rvdmo. se
ñor—: Practicad la visita parroquial domi
ciliaria, practicadla constantemente, practi
cadla apostólicamente, frecuentemente, dia
riamente, que es una de vuestras labores
fundamentales; que no se os pase un solo
día en el que no hayáis visitado por lo me
nos a media docena de familias -da las más
T ibidabo (Barcelona): He
aqui la guardia de honor
y los ruiseñores del Sa~
cratisimo Corazón de Je.
sús que se preparan a ser
un dia sus ministros y sus
apóstoles. Ayudémosles
con nuestras plegarias y
con nuestra caridad.
desgraciadas, de las más pobres, de las más
abandonadas. Practicad la visita parroquial
domiciliaria, y, si la practicáis, yo os ase
guro—^y tengo la seguridad de no engañar
me, porque hablo por experiencia—que ve
réis vuestras catcquesis infantiles y vues
tras catcquesis de adultos henchidas y re
bosantes de feligreses que os sigan, que os cer
quen, que os asedien con santo amor filial.
En cambio, no hagáis, no practiquéis la
visita parroquial domiciliaria. Empeñaos en
realizar al revés la parábola de la oveja
perdida, dejad los cien, dejad los millares
de vuestros niños y feligreses fuera de la
parroquia, entreteneos en las cuatro ovejuelas que tenéis en el redil, y, aunque resuci
téis muertos, yo os aseguro que vosotros
mismos os veréis de día en día rebajados
a los ojos de millares de feligroses vuestros,
rebajados del sublime cargo de pastores de
^\rr,asi al tristísimo de pobres oficinistas, en
cargados de anotar y de cobrar los bautis
mos, los matrimonios y los fxmerales, en me
dio de millares de feligreses que no os ama
rán, ni os apreciarán ni os conocerán, y
cuando vuelva—Dios quiera que no vuelva
otra vez—aquel tiempo ignominioso de hace
•ocho años, incendiarán vuestras parroquias
y os arrastrarán por las calles.
Y lo que a los sacerdotes, digo a los ca
tequistas seglares: salid, salid, no os conten
téis con quedaros en las salas de Acción Ca
tólica, no- os contentéis con permanecer in
móviles en las salas de vuestra catcquesis.
¿Que no ha venido el niño de vuestra sec
ción?, Uegad a su casa y preguntad por él.
¿Que está enfermo? Id a visitarle; id a su
casa si no viene; constituiros en pescado
res de niños. ¡ Oh, qué bien lo entendía aquel
santo Arzobispo, el eminente catequista c\iya
fiesta celebrábamos ayer, el gran San Car
los Borromeo, que en su catcquesis tenía
ima sección de catequistas a quienes Uamaba
“pescadores de altma”, pero no pescadores
de caña que permanecen sentados cómoda
mente en la orilla, porque cuando se trata
de apostolado de catcquesis y se empeñan
en ser pescadores de caña, les aicaja de
pleno la definición que todos conocéis: ¿Qué
es un pescador de caña? Un aparato que em
pieza en im anzuelo, sigue en un corcho y
termina en 'tm tonto... Salid, pues, como
dice el Evangelio, a las calles y plazas, a
los caminos y veredas, a las casas sobre
todo, y obligadles a entrar. Yo os aseguro,
hijos míos, que volveréis con muchedum
bres inmensas de niños y adultos; pero con
una condición, con la de que salgáis lo
mismo los sacerdotes que los seglares, lle
vando, de manera bien visible sobre vosotros
mismos, la señal auténtica de Nuestro Se
ñor Jesucristo. Mirad que así como Dios ha
puesto a los animales im instinto natural,
asi ha puesto Dios a las almas un instinto
sobrenatxuul, con el cual no se equivocan;
Un instinto sobrenatural que les dice inía-
libiemente quién es el que los llama como
auténtico representante de Jesucristo y quién
es el pastor mercenario, qmén es el cate
quista que no lleva en sí la auténtica señal
dada por el mismo Jesucristo Nuestro Se
ñor.
¿Qué señal es esa?
Hay una página en el Evangelio, señores
míos, que me suele dai* mucho que pensar.
Tarde del Jueves Santo. Acompañadme un
momento. Lleguémonos al Cenáculo, abra
mos respetuosamente la puerta: los Após
toles acaban de cenar*, acaban de ordenarse,
acaban de comulgar. Es el momento de las
supremas efusiones del Corazón de Jesús.
Es el momento de la despedida sublime.
Está hablando. ¿Qué dice? Se propone dar
a sus discípulos la señal auténtica, la señal
infaliblemente divina por la que los hom
bres todos que se sucedan desde aquel mo
mento hasta la consumación de los siglos,
conocerán quienes son los auténticos discí
pulos de Cristo y quienes son los falsarios y
no de verdad.
Jesucristo va a dar la señal; Jesucristo,
Dios, Va a dar la señal. “En esto óonocerán
los hombres que sois mis discípulos...” ¿En
qué? Dentro de pocas horas va a realizar
su obra suprema, la obra cumbre de la Redenciónl y la va a realizar en el árbol
santo de la Cruz, derramando desde lo alto
de ella su sangre divina por la redención
de los hombres. “En esto conocerán los
hombres que sois mis discípulos.” ¿En qué?
¿En que llevéis la Cruz en vuestros pechos,
a la puerta de vuestras casas, en las torres
de vuestras iglesias, en la cumbre de vues
tros m<mtes, en las coronas de vuestros
reyes?... ¿En esto conocerán los hombres que
sois mis discípulos, en que lleváis la Cruz?
No. ¿En qué? Acaba de instituir solemne
mente el Sacramento central de los Sacra
mentos. Acaba de instituir en ama sublime
locura de amor el Augusto Sacramento de
la Eucaristía. Expresamente ha elegido la
frase: “Si no comiereis de la Carne de este
Cuerpo, no tendréis vida en vosotros." ¡La
Eucaristía! ¿En esto conocerán los hom
bres que sois mis discípulos? ¿En que sois
eucarísticos fervientes; en que sois adora
dores noctaamos, en que sois hombres de Comimlón frecuente o diaria? ¿En esto cono
cerán los hombres que sois mis discípulos?
No. ¿En qué conocerán los hombres que
sois mis discípulos? La grave preocupación
de Cristo y la piedra sobre la que va a fun
dar su Iglesia: el Papado. Unos momentos
antes, dirigiéndose al que va a ser el pri
mer Papa, le dice: “Simón, Simón; las po
testades todas infernales se van a conjoirar
contra ti y tus sucesores, pero yo he pedido
a Dios que no desfallezca tu fe ni la de tus
hermanos.” El Papa no es sólo la piedra
sobre la que está fimdamentada la I g le ^
sino la piedra de toque por la que se ya a
conocer quienes son los católicos y quienes
— 55
no 10 son. Podrá un hombre, podrá rma
nación abrazar los dogmas del catolicismo;
si no abraza esta del Papado, no serán cató
licos. ¿En qué conocerán los hombres que
sois discípulos míos? ¿En que sois fieles
devotos del Papa? No. ¡ Ah, señores, ha sido
el momento de las efusiones supremas del
Corazón de Jesús, ha sido el momento en
que ha dado todo lo que podía dar! La de
voción de las más auténticas, de las más
fructuosas, de las más católicas que puede
profesar un católico. ¿En esto conocerán
los hombres que sois discípulos míos? ¿En
que sois fervientes devotos del Coi-azón de
Jesús? No. ¿Pues en qué?
No soy yo el que os habla, es el Obispo
de los Obispos, es Nuestro Señor Jesucristo
el que habla: "En esto conocerán los hom
bres, a través de los siglos, que sois discí
pulos míos: en que os améis los unos a
los otros.” Esta es la señal auténtica, infa
lible, divina, dada por Nuestro Señor Jesu
cristo. ¿En esto conocerán que sois discí
pulos míos, en que os améis los unos a los
otros con un amor abstracto, platónico, con
un amor puramente espiritual—permitidme
la frase—, con un amor pmamente sobre
natural que no se preocupa de las necesida
des materiales del prójimo?
Señores, ¿cómo es posible que el amor de
Dios anide en el corazón del que posee bie
nes de este mundo y ve a un prójimo que
padece necesidad, y cierra su corazón y
cierra su bolsa para no socorrerle? ¿De
quién es esa frase? ¿Del Obispo de Cana
rias? No. Del Apóstol San Juan, que tuvo
la dicha de reclinar su cabeza en el pecho
de Jesús la noche de la Cena, y ver cómo
palpitaba en aquellos momentos el Corazón
del Hombre-Dios que dentro de poco iba a
derramar su sangre desde la Cumbre del
Calvario. ¡ Señores Asambleístas: como ha
dicho un pedagogo contemporáneo, “el ca
tequista influye mucho más ttiondamente
sobre sus pequeñuelos oyentes por lo que
hace que por lo que dice”! La primera en
señanza intuitiva por excelencia es la del
ejemplo. ¡Qué ejemplo, señores, qué ejemplo
tan hondamente aleccionador: qué ejemplo
tan soberanamente eficaz para los niños y
para sus padres, será el vuestro si los ni
ños y sus padres ven que no solamente os
preocupáis de llevar la vida sobrenatural a
sus almas, sino que. al propio tiempo, os
preocupáis de sus pies descalzos y de sus
cuerpos semidesnudos. y que los vestís y los
calzáis pai-a que vengan a recibir en sus
pechos infantiles a aquel Jesús que tan de
corazón ama a los niños pobres! Sacerdotes
y Catequistas, señores que me escucháis,
usad este método supremo de caridad, inclu
so material en vuestra catcquesis, y yo os
aseguro que, asombrados cuando vayáis a
56 —
hacei' la visita domiciliaria, os encontrai'éis
un día a aquél que no ha pisado la Igle
sia, a aquél que acaso im día manejó una
tea encendida, lo encontraréis con el librito
del Catecismo en la mano, tomando la lec
ción a su pequeño, que habla en su casa to
dos los dias, cómo le quier«i el señor Cura
y la catequista que le ha proporcionado la
camisita y el pantalón que él no tenía. ¡ Qué
ejemplo tan soberano el vuestro si dais
así vuestra catcquesis! Por el contrario, ¡ qué
catcquesis tan pei-fectamente inútiles, tan
maravillosamente ineficaces serán las vues
tras si vuestros niños y sus padres os con
templan siempre al ir a dar la catcquesis
tan confortablemente vestidos y abrigados,
sin preocuparos de los sabañones, de los
piececitos descalzos de los niños, de los an
drajos que cuelgan del cuerpecito; sin da
ros cuenta de que él ha venido y su hermanito se quedó en casa porque no tenía ni
andrajos con que cubrir su cuerpo...! Se
ñores, que la Iglesia conquistó al mundo cuan
do se entregaba diariamente ai Catecismo,
a la Oración, a la-Comunión; pero cuando
se «itregaba en cuerpo y alma al cuidado
de los pobres hasta el extremo que pudo
escribir el Evangelista San Lucas aquella
frase que es la más grande de la ^lesia pri
mitiva: “No había entre ellos ni im solo
indigente.”
i Hijos míos, se nos escapan a millares y
millones las almas! ¿No se nos van a esca
par, si los cuerpos están muertos de ham
bre, si es una vergüenza para la sociedad
que Se dice cristiana el que haya madres
que no tienen, por famélicas, pechos con
que amamantar a sus hijos; hombres que
ganan nueve pesetas, de jornal; patronos
que abusan y niegan a sus obreros lo más
justo de sus reclamaciones.
Señores, y termino: En estos mismos es
tudios el primer día se os hablaba del Ora
torio Festivo. Yo os digo una cosa: que mi
mayor ilusión sería ver un Oratorio Festivo
en cada una de las Parroquias de mi dióce
sis. Porque el Oratorio Festivo no es sola
mente el método más genial que hasta aho
ra se ha inventado para atraer y retener a
los niños en el Catecismo; el Oratorio Fes
tivo es la invención suprema inspirada por
Dios a xm santo como don Bosco para arran
car de las garras del pecado mortal a los
millares de niños que el demonio hace caer
en él, precisamente los domingos, los días
del Señor.
Eimnentísimo y Reverendísimo señor, se
ñoras Asambleístas, Excmos. señores y her
manos míos todos, muchas gracias por la
atención que habéis dispaisado a las pobres
palabras de este Obispo tan lejano. Y nada
más.
X. A S 1 E R V a
D JS t> X O S
D o r ? a Dorotea de Chopitea
C O O P E R A O O K A SiXEXC8K.Pí^
utilidad que reportaba al pueblo dicha ins
titución, concedió una Lotería particular a
favor de las Salas de Asilo, Lotería que
o dejó el Señoi- de consolaa- a esta alma cambió después por una subvención fija.
generosa. El primer ensayo de las Sa La dirección e inspección de las Salas co
las de Asilo tuvo un resultado que superórre a cargo de una Jxmta compuesta por
todas las esperanzas. Llegaron a juntarse tn ocho o nueve damas bienhechoras. Por más
la calle de la Luna tan gran número ^ pár que por derecho le correspondía, nunca qui
vulos, que ya en 1862 hubo necesidad de so doña Dorotea aceptai' la presidencia de
tomar otro local en el mismo sitio en que la Junta.
Más adelante, en 1882, tuvo la dicha de
hoy admiramos el amplio edificio de la Casa
Central, en la calle de Aldana, edificado en ver puestas en pie otras dos Salas de Asi
1874, por no poder albergar el primitivo to lo, cuales fueron la llamada “Asilo de San
dos los párvulos que se presentaban diaria Rafael”, nombre de un fervoroso católico,
mente. En las susodichas Salas se recibe a gran entusiasta de esta obra, quien hizo
los niños de ambos sexos, de tres a seis construir a este fin ima espaciosa casa en
años de edad, pertenecientes a la clase obre la calle R<^er de Flor; y la otra, de mayo
ra, de los que no pueden sus padres ocupar res dimensiones, llamada “Asilo de San Juan
se por hallarse retenidos en el trabajo. Des Bautista”, en la Bareeloneta, en irnos te
de el 1 de marzo al 1 de noviembre ^se rrenos cedidos por los herederos de confian
abren las Salas a las seis y media d e'la za del señor Marqués de la Cuadra.
Esta ultima Sala tiene además una es
mañana y se cierran a las siete de la tar
de. En el resto del año se abren a las siete cuela dominical a la que acuden las niñas
y media de la mañana y se cierran a las que pasan la semana trabajando.
No se contentaba doña Dorotea en servir
seis de la tarde. Los pequeños permanecen
en las Salas todo ei día, y se les enseña a a las Salas de Asilo con sus limosnas, que
leer, escribir y el Catecismo. Las niñas, por en ocasiones fueron cuantiosas, sino que ella
su parte, aprenden las labores más impor misma en persona se empleaba también en
servirlas. Uno de los cargos de la Junta
tantes propias de su sexo.
Los niños están en las Salas hasta los de más difícil desempeño era el cargo de
siete años; en cambio, las niñas pueden per tesorera; tanto, que en cierta ocasión na
manecer allí todo el tiempo que quieran die quería aceptarlo. Entonces se ofreció
doña Dorotea, que era a buen seguro la
ellas y sus padres.
Entre los actos a que daba mayor im que más trabajo tenía.
portancia doña Dorotea, y que procuraba re Pué siempre esta obra de lae Salas de
vestir de toda solemnidad posible, era la Asilo una de las que más preocuparon a
Primera Comunión de la s niñas. Hacíalo doña Dorotea, y a fin de proporcionar a
preceder de unos días de Ejercicios para los niños im medio seguro de poderse ins
disponer sus almas al encuentro con Jesús. truir en las letras y adquirir conocimien
Ella misma se acercaba al comulgatorio en tos iáltiles, y a la vez continuar su forma
medio de sus protegidas y cuidaba de obse ción moral y educación religiosa, creó una
quiarlas también con algún extraordinario escuela en la parroquia de Santa Madrona,
cuya dirección confió a los Hermanos de las
en la comida y con prendas de vestir.
Para cuidar de las Salas de Asilo fueron Escuelas Cristianas. El 15 de mayo de 1889,
llamadas las Hermanas de la Caridad. Va el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Barce
rias familias caritativas, arrastradas por el lona. Dr. D. Jaime Catalá y Albors, ben
ejemplo de doña Dorotea, quisieron omtribuir dijo solemnemente la nueva escuela.
al sostenimiento de tan benéficos centros.
(.Continitará.)
El mismo Gobierno, echando de ver la gran
— 57
VIII
N
Crónica de Gracias
SALAMANCA: El día 10 de mayo fui
operada, pero en lugar de curar, agravóse
mi enfermedad de tal manera, que todos
me dieron por muerta. Cuando más desespe
rado parecía el caso, se me acercó mi hija
mayor para decirme : —No se apure, madi’e ;
hoy hemos comenzado una novena a Ma
ría Auxiliadora, y ya sabe que siempre nos
ha escuchado—. Yo entonces ofrecí un pe
queño obsequio si me curaba. Hacia la mi
tad de la novena, oi decir a la Hermana
de la Caridad que me cuidaba: —Esto es
un milagro—. Yo a milagro lo atribuyo, y
a milagro de María Auxiliadora, ya que la
víspera de su fiesta salía del hospital com
pletamente curada. Virgen Maxda, os traigo
mi ftequeño obsequio y toda mi vida quiero
agradeceros tanto favor.—Manuela Berrocal.
ALCOY: Encontrándose un señor enfer
mo y desahuciado de los médicos, y viendo
que, por temor de asustarle, sus familiares
no osaban ni mentarle siquiera los Sacra
mentos, y que, por otra parte, si alguna per
sona exU'aña se lo aconsejaba contestaba
que aun era pronto, empecé un novena a
María Auxiliadora pidiéndole, por mediación
de San Juan Bosco, alcanzara su conver
sión aquel señor, prometiéndole publicar la
gracia y dar una limosna para su iglesia.
Aun estaba en el segundo día de mi nove
na, cuando me enteré de que iban a lle
var la Comunión a dicho enfermo, el cual
había aceptado la Invitación de ima de sus
hijas. A los pocos días entregó su alma a
Dios. Agradecida, cumplo mi promesa.—Una
devota.
BARCELONA: Encontrándome en xm ca
so apuradísimo con fiebre, dolor de cabeza
y náuseas, y debiendo acudir al trabajo al
día siguiente, recurrí a María Auxiliadora
y a don Bosco en demanda de auxilio, obte
niéndolo de la manera más inmediata y vi
sible. Prometí publicar la gracia y dar una
limosna, lo que hago muy agradecido a tan
excelsos protectores.—
Casáis, Anti
guo Alumno Sálesiano.
BARCELONA: Agradecida a María Auxi
liadora por xm favor recibido, cumplo la
promesa que hice de publicar la gracia, y
mando una limosna.—María Josefa X.
CIUDADELA: Estando mi hijita Marga
rita gravemente enferma de pulmonía, con
fervorosa confianza comenzamos una nove
na a María Auxiliadora, y al segxmdo día
mi hijita estaba fuera de peligro, curando
luego rápidamente. Muy agradecido, hago
pública mi gratitud a tan bondadosa Ma
dre.—Paci/tco Camps.
58 —
CIUDADELA: Tenieñdo que sufrir una
peligrosísima operación, acudí con toda con
fianza a María Auxiliadora, ofreciéndole ha
cer celebrar una misa ‘en acción de gracias.
Habiendo sido escuchada como deseaba, cum
plo gustosísima mi promesa.—Rafaela Allés.
CIUDADELA: Por un favor señaladísimo
obtenido de María Auxiliadora, entrego 100
pesetas.—Un Antiguo Alumno.
CIUDADELA : Seriamente preocupado por
una lesión pulmonar, acudí a mi ben<ñta
Madre María Auxiliadora, y hoy, completa
mente cumdo, doy públicas gracias por el
favor obtenido y entrego 30 pesetas para
su culto.—José Bosch.
PERRERIAS: Encontrándose mi amada
esposa en gravísimo peligro de vida, acudí
confiadamente a la bendita Auxiliadora de
los cristianos, prometiendo hacer celebrar
una misa en acción de gracias en su San
tuario de Cindadela. La Virgen me escuchó
al instante. ¡Gracias, Madre mía!.—Lorenzo
Pons.
SANTA POLA (Alicante). — Teniendo a
mis dos hijitos enfermos, con gran confian
za los encomendé a María Axixüiadora ofre
ciéndole xina limosna y publicar la Gracia.
La Virgen Santísima escuchó mi súplica y
cumplo las promesas inmensamente agra
decida.—Dolores Cerda.
MADRID.—Quebrantada mi salud por di
versas causas, me encomendé a María Au
xiliadora y a su siervo San Juan Bosco,
quienes no tardaron en dejar sentir su pro
tección sobre mí. Agradecido, entrego ima
limosna para sus obi*as.—A. Segurado.
NECROLOGIA
Rogad al Señor en caridad por el alma
de lo s siguientes Cooperadores Salesianos
recientemente fallecidos: Doña Dolores Pusté y Rocamora (Orgañá), D. Ramón Masaguer Masó (Gerona), D. Jerónimo Piga Sala
(AguUana) y D. Ramón Regás Perrer (Arbucias).
Al comenzar la tirada de este número nos
llega la triste noticia del fallecimiento en
Italia de los Sacerdotes Salesianos don Juan
B. Grosso y don Juan Pagella, ambos ejem
plares religiosos y músicos afamados. Nos
limitamos, pues, por hoy, a estas brev^
líneas. El Señor les tenga en su gloria.
EN LA ESCUELA DE DON SOSCO
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» marzo: «La Ilelitrión».
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