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Medios

extracted text
JUNIO

R E V I S T A

DE

L A S

O B R A S

DE

D O N

1939

B O S C O

INSCRIBIOS EN LA PÍA OBRA
DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DE ROMA
¿ Quién no conoce la Obra del Sgdo Corazón
de Jesús?
Fué fundada por el Primer Sucesor de San
Juan Bosco, y benignamente aprobada por
S. S. León X III el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de una peseta, u otra
moneda equivalente, se adquiere derecho a
participar de todas las oraciones y buenas
obras de la Sociedad Salesiana y a la aplicación
de seis misas, que se celebran todos los días,
a perpetuidad, en nuestra Basílica del Sgdo
Corazón de Jesús de Roma, dos en el altar
mayor, dos en el de María Auxiliadora y dos
en el de San José.
Los que se inscriben en la Obra Pía pueden
aplicar el fruto de estas misas a sí mismos, o
a otras personas, vivas o difuntas, y variar la
intención cuantas veces les plazca.
Las limosnas recibidas por este conducto
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la

sociedad, acogiendo a niños pobres y abando­
nados, para educarlos cristianamente.
t Quién no contribuirá, pues, con algunos
céntimos, que con tanta facilidad se gastan,
a esta invitación paternal de San Juan Bosco
y de la Iglesia, inspirada en ideales tan nobles
y^ caritativos ?
¿ Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina, en este mundo y en el
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿ Quién no tiene almas queridas, vivas o di­
funtas, a quienes obsequiar con tan espléndido
regalo e^iritual?
No tardéis en pedir Hojas de suscripción.
Rector M ayor de los S alesianos.
Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse al mismo Rector
Mayor o directamente a nuestra casa de Roma. Ospizio Sacro Cuore - Via Marsala, 42.

Normas para los corresponsales de B oletín Salesiano
1. — Recibimos siempre con agradecimiento cuantas informaciones se nos quieran enviar,
que, de algún modo, pueden interesar a las Obras Salcsianas. Aunque todas evidentemente no
podrán ser publicadas, servirán para enriquecer el Archivo de nuestra Casa Madre.
2. — Las cromquillas de fiestas o acontecimientos de especial importancia deberán ser breves
se evitarán en ellas repeticiones y detalles innecesarios, y, de ser posible, se escribirán a máquina
con líneas bien espaciadas.
^
c 1
~
rarísimas excepciones, la Revista no publica poesías ni trabajos ajenos a la Obra
balesiana. No inserta el nombre de los autores ni devuelve originales.

4*
Siendo, de hecho, nuestro Boletín una Revista ilustrada, rogamos encarecidamente el
envío de buenas y luminosas fotografías. Hoy, un simple grabado dice a veces más que una cró­
nica, y, cuando acompaña a ésta, la avalora de modo extraordinario. Aviven pues su celo nuestros
corresponMles, quienes deben saber a este respecto que de los diarios ilustrados que nos envían
no es posible reproducir ningún grabado.
5, - - A los que tienen la bondad de remitimos gracias o necrologías hemos de asegurarles
que, de llegar a nuestro poder, más tarde o más temprano las verán publicadas. Si a veces aparece
sólo el nombre, es, o porque no recibimos otra cosa, o porqué a última hora nos viene a faltar
espacio, o porque la relación carece de especial interés.

R E V IS T A D E
LAS OBRAS D E
DON BO SCO
REDACCION

y

BO l E r IM
MESIANO

ADMINISTRACION:

VIA

C O T T O L E N G O . 3^

-

A rto L IV - N ú m e ro 6

JUNIO

T U H I N (109^

-

19 3 9

{ITALIA^

« t t m a r t o - i a B e a ta M a z z a re llo v is ta p o r su s b ió g ra fo s - A p u n te s p a r a u n re tra to .
S e n tid o h o m e n a ie d e la
a U v e n e S
d e l “ P a p a d e D o n B osco
- H a m u e rto J u a n A m b ré R o d a . - GoceUÜa
S t i a n u - T u r in T r a s la d o d e lo s re s to s d e l V en. D o m in g o S a v io y d e l S ie rv o d e D m s M ig u e l R ú a • (S ra n -B ig ard .
S i T e Í S ’os E s p iritu a le s p a r a la s ju v e n tu d e s d e la A c c ió n C a tó lic a . - NoUaas de h s ^ fía y Amértea;B<iT.
« l ? n a e! T i S o d u í a n ^ la E v o l u c i ó n - R o n d a . F ie s ta d e D o m in g o S a v io y C o n g r i o d e v o c a c ió n ^ - M onn n a É l d ía d i E x A lu m n o - S a n J u a n . C ó m o h a tr iu n fa d o D o n Bosco ■ C is te rn a . O rd e n a c io n e s s a c e rd o ta le s . Z
iL T a lZ ^ lf- Z : .:
O B ra . „ e s i . „ a ™
A ™ ™ , ■ J y d . . V U m . , f u e .c
B c M .I, - En
e l p a ís d e lo s C a ro s. • Crónica de gracias. ~ Necrologías

La Beata Mazzarello
vista por sus biógrafos
APUNTES PARA UN RETRATO
M eter en pocas hojas impresas la bio­
grafía de un gran personaje, sean cuales
fueren las cualidades nobles en que haya
descollado, y no dejar sin bruñir, por inad­
vertencia o ignorancia, alguno de los finos
relieves de su espíritu, es empresa harto
difícil en que sólo pueden salir airosos
genios como el de Don Bosco que, en esto
como en muchas otras cosas, se demostró
maestro. Léanse las biografías de su madre
Margarita, de su maestro el Beato Cafasso,
de su amigo Comollo y de sus pequeños
escolares Savio, Magone, Besucco y se
verá su maravilloso arte de sintetizar.
Y no hay duda que la habilidad requerida
crece de punto cuando el biografiado no
tiene aún perspectiva histórica y es persona
que sistemáticamente procuró vivir oculta,
circunstancias ambas que, por concurrir
de modo eminente en la Beata Mazzarello,
dificultan la tarea de hacer un buen re­
trato suyo. He aquí porque sus biógrafos,
que son ya muchos, tuvieron, por decirlo

así, que sorprenderla para damos sólo vi­
siones fugaces, de las que nosotros ofre­
cemos un manojito a nuestros lectores
para que puedan formarse una idea, lo
más completa posible, de esta nueva he­
roína de la santidad.

Salesianidad y santidad.
{Uereditá spirituale di Suor M ana M a z­
zarello - A lberto C aviglia , S. S.).
D e Don Bosco se ha escrito mucho y
se seguirá escribiendo por luengos años,
y cuanta mayor sea la distancia que de él
y de su tiempo nos separa tanto mejor será
lo que se escriba, porque sólo cuando le
veamos, como se ven las cosas desde las
altas cum bres, será posible abarcar toda la
grandeza dominadora de su santidad.
Aún no se ha comprendido bien toda la
importancia y verdadera esencia de los va'

lO i

lores por él aportados a la espiritualidad
moderna: aún no está bien definida, por así
decirlo, la fórmula salesiana -que, en ma.nos
de Don Bosco, ha hecho y sigue haciendo
santos entre sus hijos y discípulos espiri­
tuales. Cuáles sean las verdaderas esencias
de esta espiritualidíid salesiana no es fácil
decirlo porque el Santo, en sus escritos,
no se ocupó de deslindarlas, pero pueden
deducirse estudiando y comparando las
diversas manifestaciones piadosas de los
que se han dejado plasmar por él en este
molde de espiritualidad, especialmente de
aquéllos a quienes Don Bosco educó per­
sonalmente.
La figura de María M azzarello tiene
este mérito singular, que ahondando en
el estudio de su sustancia espiritual se
ahonda en el conocimiento de la salesianidady fermento poderoso que, en los úl­
timos tiempos, — y esto es hoy reconocido
por muchos — ha contribuido notable­
mente a vigorizar la acción y la vida cató­
lica en el mundo.
La Beata Mazzarello, según mi modo de
ver, tiene que ser estudiada de este modo,
como una de las más puras y genuínas
expresiones de la perfección femenina sa­
lesiana, tal como la quería ver actuada en
la vida moderna el gran Apóstol del bien,
así en la vida religiosa activa como en la
cristiana vivida en el siglo, y especialmente
tal como él la inculcaba a las almiis elegidas
que trabajan en el campo de las obras salesianas. Todo el valor, toda la significa.ción
y realidad más precios;! y eficiente de María
Mazzarello estriban Cid)almente en este
su tenaz propósito de hacerse s;mta t ú
como lo quería Don Bosco, y en s;mtificar
a sus hijas espirituales con la fó:mula (no
encuentro otra palabra) peculiar de Don
Bosco.
María Mazz.ircllo fué salfsiaua por ins­
tinto, tanto en la peculiaridad n;itiva de
sus virtudes como en su vocación indefi­
nida pero enérgica de consagrar su vida
al bien de la juventud femenina. A mí me
gusta estudiarla a esta luz, porque así com­
prendo mejor las singidares dotes de su
Siintidad y de su temperamento y la fiso­
nomía especial de la Obra de que fu é
Madre.
162

L

(D om a d i govemo - F erdinando M accono ,
S. S.).
La figura de María Mazzarello es una
figura compleja susceptible de ser presen­
tada bajo muchos aspectos, mas ya que la
Sgda Congregación de Ritos juzga que
en justicia se le debe dar el honroso título
de Cofundadora del Instituto de las Hijas
de María Auxiliadora, y el Soberano Pon­
tífice Pío X I hace resaltar, de modo
especial, el talento de gobierno de la Beata,
prefiero estudiarla como Superiora mo­
delo, como mujer de gobierno, formadora
de conciencias y modeladora de almas.
Don Bosco pudo ocuparse personalmente
de los niños; atraerlos con juegos, instruir­
los, corregirlos, enseñarles a leer y escribir,
ejercitarlos en algún arte u oficio, recomen­
darlos a algún patrono honesto y hasta asi­
larlos en su propia casa, pero cuando el
cielo le inspiró que extendiera este mismo
apostolado a las niñas las cosas cambiaroa de aspecto, y hubo necesidad de encon­
trar úna mujer que tuviese como él una
talla moral extraordinaria. ¿ Dónde la ha­
llaría? Si se hubiese dirigido al mundo,
éste le habría recomendado seguramente
alguna dama linajuda, rica, influyente, o
cuando menos culta que con el prestigio
de los blasones, del oro o de la ciencia
hiciese triunfar su obra, pero Don Bosco
prefirió dirigirse a Dios cuyos p e e s .mientos son del todo opuestos a los del
mundo, y Dios le escogió una humilde
campesina que en Mornese ganábase el
pan cotidiano con el sudor de su frente y
no había pisado jamás los umbrales de la
escuela. D ios, que plasm a,uno a uno, los co­
razones, había visto los caudales de bondad,
de candor, de sacrificio, de prudencia que
atesoraba aquella joven para educar el
alma de generaciones de n'ñns y formar
a este fin excelentes educadoras.

iQ u é gran Superiora fu é M adre M az­
zarello! Una de las primeras hermrnrs que
entraron en M ornese dijo de ella: «Sa.bíi
unir estupendamente en su gobierno la fir-

meza y la bondad, la energía y la dulzura! ».
Era para sus hijas una madre exquisita
de familia, llena de sentido práctico y do­
tada de un noble y magnánimo corazón
sublimado por la gracia divina. Su con­
ducta, como la de San Francisco de Sa­
les, era austera y grandes sus exigencias,
pero, como él, era también insinuante en
sus maneras, amable, alentadora, tanto que
sus religiosas obedecían dóciles y alegres no

— pero vivía y se comportaba como u m
simple hermana ».
Desconfiando habitualmente de si misma,
nunca decidía ningún asunto grave sin
consultar antes con D on Bosco, o con su
propio Capítulo, y , en ocasiones, hasta con
simples profesas, con novicias y educandas,
y sobre todo con Jesús Sacramentado del
cual viene toda luz y consejo.
Si el santo Evangelio alaba al siervo fiel

jr s A íi ■ *'
H uéspedes de honor. - E l E x c m o . y R v m o . Sr. A r z o b is p o d e S a n lia ^ o d e C h ile , M o a s . C a m p illo ,
e n s u re c ie n te v is ita a la Casa M a d re .

sólo SUS Órdenes sino sus menores indica­
ciones, y hasta trataban de adivinar sus
deseos.
Procuraba conocer a fondo los caracteres
de sus subordinadas, sus inclinaciones y
habilidades y, como el jardinero inteligente
que sabe buscarle a cada flor el lugar más
apropiado para mejor aprovecharla y cul­
tivarla, repartía los oficios según las fuerzas
físicas, intelectuales y morales de las herm inas.
L a vanidad y la excesiva confianza en
la experiencia y en los recursos propios
han sido siempre un gran peligro para los
que ejercen la superioridad, pero no lo
fueron para la Beata Mazzarello que se
juzgó siempre incapaz de ser superiora y
só’o por obediencia aceptó el cargo. « Era
superiora — dicen las que la conocieron

y vigilante, Alaría M azzarello fué fidelí­
sima en la observancia y celosísima de que
en las casas no se omitiera ni una tilde de
la Santa Regla que Don Bosco les había
dado.
Otro peligro para los superiores es la
adulación y la parcialidad, pero todos los
que conocieron a la Beata están de acuer­
do en afirmar que sus oídos estuvieron
siempre acorazados contra la música se­
ductora de la lisonja, y que no se can­
saba de recomendar a sus religiosas que
se guardasen de tal enemigo y recordasen
que su corazón debía sólo escuchar la
voz de Dios.
Aborrecía las parcialidades que ta.n fa­
tales son para la educación, distribuyendo
con justo criterio materno los cirgos y
ocupaciones, sin otra norma que la voluntad

^

163



n

«w

EJ E x c m o . y R v m o . S r. A r z o b is p o d e , S a l u (A i^ e n tin a ) M o n s. T a v e lia , S a le s ia n o .
e n s u re c ie n te v is it a a l a C a s a M a d re .

(le Dios y el bien del Instituto y de las her­
manas. « Recuerdo — atestigua una de
estas — que us?.b.i con todas indistinta­
mente la más efusiva y cordial benevolencia
sin que nadie hubiera jamás advertido en
ella la menor predilección, y, no obstante
de ello, cada una de nosotras estaba con­
vencida de que era su benjamina »>.
« Su amabilidad era extrema; las hermanas
podían acudir a ella a cualquier hora se­
guras de ser siempre bien recibidas, y con­
fiarle todo lo que llevab/n en el corazón
sin temor de ser mal entendidas o morti­
ficadas, contando de modo absoluto con su
discreción e inviolable reserva. Departía
con nosotras horas y horas sin demostrar
impaciencia o cans;mcio. Como Don Bosco».
Piedad eucarística.
{ U vie fiel Sistiore nella fontum onc dvUa
Snperiorti Getterale dellc Figlie d i Marta
Ausüiatrice - A ngelo A madei, S. S.).
Todos los biógrafos de María Mazzareilo
han procurado presenrar a la S ‘en*a de
Dios en su aspecto más edificante, y han

164

hecho bien, porque un buen ejemplo arrastra
a la virtud más eficazmente que un buen
panegírico. Nosotros quisiéramos ofrecerla
a la sociedad moderna como modelo de
la juventud c.itólica femenina, y por ende,
como dechado de piedad eucarística, de la
que surgen,^ como de su propia fuente, la
pureza angenca y la actividad apostólica,
atributos característicos de la Acción Ca­
tólica juvenil femenina, tal como la quiere
el Papa.
María Mazzarello, desde m uy n’ñ i, pre­
paróse a la Primera Comun'ón, firmemen‘ e
resuelta a combatir el pecado y atesora.r
virtudes, y desde el día en que Jesús tomó
posesión de su alma creció de tal modo
su fervor eucatfstico que la comunión diaria
convirtióse m uy pronto en una necesidad
imperiosa de su existencia. La casa de sus
padres hallábase tan lejos de la ciudad
que para ir a la iglesia parroquial ha.bí.r
que andar más de una hora, v era en ex­
tremo edificante ver aquella pequeña flor
de los campos, aquella niña inteligente v
anspada, recorrer solícita, todos los dí?.s,
el largo y fatigoso <am;no. Ni el cansancio
producido por las tareas del día anterior,

l

ni el mal tiempo, ni las lluvias, ni las nieves
eran bastante para hacerla desistir y rete­
nerla en casa. Imposible que ella se resig­
nara a pasar un solo día sin recibir a Jesús
Sacramentado. A menudo, para poder des­
pertarse temprano, acostábase vestida, y.
cuando, en su afán de madrugar para ser
la primera en llegar al templo hallaba
todavía sus puertas cerradas, — lo cual
ocurría con bastante frecuencia — la santa
niña, y lo mismo leemos de su contempo­
ráneo Domingo Savio, arrodillábase sobre
las gradas exteriores y allí, á la bel étoile^
adoraba y rezaba hasta que las puertas
se abrían. Oída la misa y hecha la santa
comunión, volvíase a casa humilde y con­
tenta como una sencilla paloma para dedi­
carse a sus faenas habituales.
Siempre que su padre la enviaba al
pueblo, su primera visita era al sagrario, e
hiciese lo que hiciese, su pensamiento vo­
laba a Jesús, y cuando al anochecer los
fieles de Mornese acudía.n a la parroquia
a rezar el santo rosario, no pudiendo ella
asistir, consolábase contemplando extática
el reflejo de las luces que salía por las
ventanas del ábside y que, por un feliz
efecto de ubicación, podí .n verse desde

su casa, y era tan intensa y atractiva su
piedad que todos los miembros de lá fa­
milia acabaron por imitarla: sus padres, sus
hermanos y hermanitas, todos reuníanse,
llegada aquella hora, en torno suyo, para
rezar juntos las oraciones de la noche.
A fin de poder vacar libremente toda la
Semana Santa y pasarla sin distracciones
en la contemplación de los misterios de
la pasión y muerte del Señor, sin que su­
friesen menoscabo las exigencias del tra­
bajo, comenzaba, un mes antes, a prolongar
sus jornadas en el campo haciendo horas
extraordinarias.

Temperamento enérgico y volitivo.
{Come io ho letto la vita di Suor María
M azzarello — G . B. B orino S. S.).
Sadsfechó D on Bosco y rápidamente
asegurado de la capacidad de Sor María,
como Superiora, no volvió a Mornese
sino tres veces, durante los nueve años
que a ella Dios le concedió de vida, y
luego a Niza sólo una vez, y fuera de
estos sitios, apenas si tuvo ocasión de en-

E 1 E x c m o . y R v m o . S r. A r z o b is p o d e M a d ra s G o d ia ) M o n s. M a tb ia s , S a le s ia n o ,
e o s u r c c ie a te v is it a a l a C a s a M a d re .

i6.s

centrarse con ella y cambiar impresiones.
Por lo que hace a correspondencia, no he
encontrado casi nada que merezca tal nom­
bre. Si éste es un signo claro y luminoso
para conocer a D on Bosco lo es también
evidente pa;a valuar a María Mazzarello.
Don Bosco hablaba a veces de su san­
tidad, mas también de su prudencia y
energía de carácter.
Uno que la conoció a fondo y que, como
santo, no le era ciertamente inferior, Don
Francisco Cerruti, hubo de atestiguar que
era mujer de pocas palabras, y no todas
conformes a gramática, pero que tenía « un
juicio y un criterio excepcionales» y que,
no obstante su modestia, solía desempe­
ñarse de un modo franco, exento de todo
encogimiento ».
Aquí testan sus hermanas, en fila in­
diana, dispuestas a referirnos mil episodios
de su carácter fuerte y viril que los espo­
lazos de la mortificación tenían que domar,
despojándole de su nativa rusticidad y
comunicándole la suavidad de las virtudes.
« Lo que ella quería, quería».
Mas yo prefiero que nos fijemos en
sus cartas. Las que son genuínamente
suyas, escritas de su puño y letra, rezuman
sencillez e ingenuidad; tienen el aire in­
genuo del que, poco avezado a escribir,
deja transparentar cierta extrañeza de verse
con la pluma en la mano; y tienen la misma
expresión de sencillez, y la misma fami­
liaridad discursiva con las hijas lejanas,
que ella tenía cuando se hallabiui presentes
a sus ojos y las oía y hablaba, mientras
manejaba la aguja, ocupada en remendar
las prendccitas de sus niñas pobres.

A los que, en los primeros días de M ornese, ironizaban sobre la pretensión que
ella y sus compañeras tenían de vestir
tocas monjiles, atajábales con resolución
diciendo: « Aun que somos mujeres, no
consentimos que nadie nos ponga el pie
en el cuello ».
Ninguna de sus hijas ignoraba que ella
sentía con violencia enorme la fuerza im ­
periosa de su juicio y los ímpetus de su
voluntad, y que tenía que luchar heroica­
mente para someterse al juicio ajeno y
convertir el sometimiento en gala de vir­
tudes y en sustancia de espontánea obe­
diencia.
Aquella lucha titánica, empeñada con su
amor propio, sin treguas, de día y de noche,
fu é la piedra berroqueña en la que asentó
sólidamente el edificio de su propia santi­
dad y de su nueva Congregación.
Era ya Superiora de esta Congregación
y aún seguía, como si tal cosa, yendo a la­
var, al torrente lejano, con su borriquito
cargado de ropas; y sólo el último día de
su vida dejó de ocupar puntualmente su
puesto, todas las semanas, al lado de sus
hijas, en el lavadero del colegio, situado en
medio del patio y expuesto a todos los ri­
gores de la intemperie, reservando para sí
las faenas más duras y humildes.
Pero junto con aquella hum ’ldad extrema,
era de admirar el . valor indómito de la
mujer resuelta que aferra con sus manos
la regla recibida de un Santo y la hace
practicar, a raja tabla, precediendo siem­
pre ella con ánimo alegre, y siendo la
primera en ajustar sus actos, de modo
edificante, a la vida de comunidad, que era
ante todo vida de extrema pobreza.

Sres Cooperadores,
consultad el T E S O R O

E S P IR IT U A L .

Propagad la OBRA PÍA DEL S G D O CO RA ZÓ N .
Véase la cubierta de nuestro ‘'Boletín".
i6 6 ^

Seníido Homenaje de la Casa Madre
a la venerada memoria del “Papa de Don B o sco ’*
{Termina e l discurso del P . Ceria. - Véase nuestro Boletín de abril).

Vino después la hora a la Canonización
de D . Bosco. \ O h, el triunfal, épico, sobre­
humano 1° de abril de 1934! Aquella ma­
ñana, la Basílica de San Pedro, si por una
parte había resultado pequeña, parecía, por
otra, más grande y majestuosa que nunca.
Roma, acostumbrada como está a las ma­
yores novedades, difícilmente se conmueve,
pero aquel día sintióse como electrizada;
la febril exaltación de las multitudes que
hormigueaban en la urbe era bien distinta
de las túrgidas corrientes de su vida coti­
diana. Gentes, ex omni natione quae sub
coelo est, habíanse allí dado cita para tomar
parte en la apoteosis de Don Bosco.
Tam bién en esta ocasión débese a
Pío X I el que fuera excepcional el carácter
de una celebración que, de suyo, suele ya
revestir formas de una grandiosidad única en
el m undo. La fecha que él escogió realzaba
aún más el brillo de aquella solemnidad por
dos razones: Ante todo, porque el 1® de
abril era Pascua de Resurrección. Fué
inútil que los liturgistas objetaran que no
había costumbre en la Iglesia de celebrar
cf.nonizaciones en semejante día, en la solemnitas solemnitatum; el Papa se atuvo a lo
que había dispuesto y fué necesario ir contra
la costumbre. Aquella Pascua señalaba ade­
más la clausura del Jubileo Universal pro­
mulgado para conmemorar el 19° centena­
rio de la Redención, y Pío X I quiso sellar
el magno acontecimiento con la glorifi­
cación de nuestro Santo. D espués, en la
Homilía de aquel rito imponente, antes de
entrar en materia, recordaba, una vez más, su
encuentro, en T u rín , con el Siervo de Dios.
El siguiente día, en aquella maravillosa
audiencia acordada a los salesianos, alum­
nos y cooperadores, abrió su ánimo de par
en par. Veinte mil personas, en San Pedro,
a puertas cerradas. L a nota más personal
resonó cuando dijo: ♦ Vosotros sabéis con
cuánta emoción N os participamos de \"ues-

tras alegrías, porque no sólo nos contamos
entre los admiradores de D on Bosco sino,
gracias a la bondad divina, entre los que
conocieron al Santo personalmente, entre
los que de éP recibieron vivas y paternas
demostraciones de benevolencia, diríamos
casi de verdadera amistad, la amistad que
entonces podía establecerse entre un ve­
terano glorioso del sacerdocio y del apos­
tolado católico y un joven sacerdote ».
Haciendo caso omiso de cosas que viven
en la memoria de muchos, quiero destacar
una especial demostración honorífica tri­
butada, por Pío X I, al Santo. Con frecuen­
cia, en públicas audiencias, distribuía,
como recuerdo, medallas con la imagen
aureolada de Don Bosco. Ahora bien, en
todas estas ocasiones, brota.ba siempre
de sus 1; bios una nueva alabanza apli­
cada al estado y condición de los que
recibían dichas medallas. A unos em ­
pleados del « dopolavoro » bancario les
decía: « Don Bosco fu é un gran trab.qador que se empleó a fondo en un tra­
bajo inmensamente benéfico y bien con­
cebido». A unos guías alpinos: <t Don
Bosco fu é guía de montañas espirituales ».
A los alumnos del Instituto Pontificio de
San Apolinar: « Don Bosco es un Apóstol
radiante de la educi.ción cristiana de la
juventud ». A los Amigos de la Universidad
del Sagrado Cor?.zón: « Don Bosco se en­
tregó a la obra grandiosa de iluminar las
inteligencias y difundir la verd a d ». A
unos peregrinos italianos procedentes de
los Estados Unidos: « D on Bosco, hijo glo­
rioso de su -patria, es el amigo verdadero
de los trabajadores de todo el mundo ».
A unos seminaristas: « D on Bosco fu é un
gran cultivador de vocaciones eclesiásticas,
un gran modelo de preparación sacerdotal,
de vida y actividad sacerdotales ». A unos jó ­
venes alemanes, perseguidos por sus creen­
cias: « D on Bosco, Santo glorioso, fu é un

167

mártir de la caridad, siempre confiado y
Y esta comprensión que de San J. Bosco
tranquilo en medio de mil dificultades ». A
tuvo el gran Pontífice extendióse también
peregrinos polacos « Don Bosco es acreedor a sus obras, que procuró fQinentar y honrar.
al reconocimiento de Polonia por el bien que
Y esto lo demostró en cien y cien ocasiones.
le hacen sus hijos ». A unos niños vieneses: Nos fijaremos en dos clases de hechos y
« Don Bosco es el gran amigo de los niños s>. eligiremos unos pocos, los más represen­
A Religiosas de la Acción Católica: «D on
tativos.
Bosco es un verdadero modelo y un apóstol
Los homb 'es de gobierno tienen un modo
de vida cristiana». A aspirantes religiosos:
peculiar de mostrar su aprecio a los subor­
« Don Bosco recoge inmensas cosechas
dinados, estimulando sus actividades al
de b ie n ». A obreros: « D on Bosco es un
bien. El aprecio que el difunto Pontífice te­
gran amigo y santificador del trabqo, un
nía de los hijos de Don Bosco revelóse espe­
organizador y educador maravilloso del
cialmente en el campo de las Misiones.
trabajo ». A socios de la Adoración Noctur­
Conocedor del espíritu de actividad trans­
na: «Don Bosco fu é un adorador continuo».
mitido por Don Bosco a su Fam 'lia Reli­
A su Guardia de Honor Palatina: « Don
giosa, ofreció a la misma frecuentes oca­
Bosco fu é un soldado ejemplar de Cristo,
siones de desarrollarla en la evangeliun centinela honrosísimo y fidelísimo de
zación de los infieles, aunque sabía la
la Iglesia ». ¿Para qué seguir? En el con­
gravedad del peso que imponía sobre
cepto de Pío X I, Don Bosco era una figura
sus hombros. Porque las Misiones cuestan
poliédrica de Santo; E l, que tan a fondo
sacrificios, no sólo a los Misioneros que
lo habla estudiado y comprendido, honrá­
a ellas se consagran, en cuerpo y alma,
balo dándolo a conocer, en todas las opor­
sino también a sus Superiores. jSe dice
tunidades que se le ofrecían, exaltando
pronto fundar una M isión ! No se piensa
sus virtudes y sus méritos.
que para ello se necesitan hombres, me­
N o hablo del monumento en San Pedro,
dios, asistencia material y moral. Ahora
que Pío X I quiso se colocara en una hor­
bien, el Papa de Don Bosco, que todas
nacina privilegiada; ni hago aquí mención
estas cos?.s las conocía m uy bien, estaba
de las repetidas alabanzas tributadas a tan seguro de la docilidad de los S.desianos
nuestro Santo durante las últimas solemni­ al Vicario de Jesucristo, de su espíritu de
dades con que ha sido celebrado, en todas sacrificio y de su capacidad organizadora
partes, el cincuentenario de su muerte;
heredada de Don Bosco, que no vaciló
mas no puedo callar dos honores especiales
en confiarles Misiones y más Misiones.
concedidos por el Papa a Don Bosco,
.Vntes de 1922, cuando él fué elevado ai
antes y después de su Canonización.
solio pontificio, la Sociedad Salesiana tenía
Antes, le honró en su angelical alumno
ya bajo su jurisdicción siete Misiones pro­
Domingo SaviO. En 1933, proclamó, ante
piamente dichas; Pío X I, en sólo once años,
el mundo, la heroicidad de sus virtudes,
añadió a éstas otras odio: tres en la India,
concediendo al simpático colegial de nuestro
y las restantes en el Paraguay, Congo Belga,
Oratorio el título de Venerable. En aquella
Japón, Siam, Venezuela.
ocasión, el Papa hizo un discurso magní­
Otra manifestación de estima y benevo­
fico, en el que ponderó «los preciosos re­
lencia de los superiores consiste en confiir
sultados del método educativo santamente
a los subordinados cargos de confim za.
iniciado por Don Bosco, y dejado en he­
Pío X I, además de honrar con la dignidad
rencia a sus hijos». Después, como digna
episcopal a veinte miembros de la Socie­
coronación de las fiestas cinouentenarias,
dad Salesiana y elevar a uno de ellos a la
procedió a la Beatifiaición de María M azPurpura Cardenalicia, hizo a la misma en­
zarello, que, bajo la dirección de Don
cargos delicados de los que son como expo­
Bosco, cooperó a la fundación del Instituto
nente tres nombres bien conocidos: Casde las Hijas de María Auxiliadora. Esta
telgandolfo, Catacum b's de San C alixto,
Beatificación fu e la ultima de las cuarenta
Políglota Vaticana.
y dos decretadas por el Papa de Don Bosco.
Cuando Castelgandolfo volvió a sus lei6 8 - -

^SÁSA
E l E x c m o . y R v m o . S r. A r z o b is p o d e S a n to D o m in g o , M o n s. P it t in i, S a le s ia n o ,
e n s u r e c ie n te v is it a a l a C a sa M a d re .

gítimos propietarios, los Papas, y aun
antes de que volviese, el gran Pontífice,
creyó necesario promover en los habitantes
de aquella villa, y especialmente en la ju ­
ventud, un fervoroso renr.cimiento de la
vida cristiana, y ya desde entonces, no sin
asombro de muchos, fueron vistos algunos
Salesianos instalarse en el majestuoso pa­
lacio pontificio y emprender desde allí un
intensó trs-b^jo de Acción Católica que
hoy prosiguen como encargados de aquella
Parroquia.
No hay duda que las Catacumbas roma­
nas que más visitan los forasteros d e todo
el mundo son las de San Calixto. El sa­
bio Pontífice preguntóse un día si no
sería posible poner al frente de ellas a un
grupo de personas capaces de sacrificarse
útil y generosamente para que tales visitas
resultaran más provechosas para los turistas.
¡Cuánto no ganarían éstos moralmente si
aquellos venerados recuerdos de la anti­
güedad cristiana les fuesen competente­
mente explicados e interpretados en su
propia lengua! Así es como surgió en San
Calixto el Colegio m ullilingüe de Guías
Salesianos, quienes, acompañando y alum­

brando a los turistas por aquellos laberintos
de la Roma subterránea, les van a la vez
descifrando sus inscripciones, sus pinturas
y esculturas, todas aquellas sagradas rui­
nas empapadas de fe y de amor, que tan
a lo vivo nos recuerdan la vida de la
Iglesia primitiva.
Entre las impresiones que más tenaz­
mente quedaron grabadas en la mente de
Pío X I, cuando tuvo su venturoso encuen­
tro con D on Bosco, hay una que El se
complacía ne recordar con frecuencia. Y a
hemos dicho cómo había admirado la tipo­
grafía del Oratorio que, por el número y
calidad de sus máquinas, por la amplitud
y buen orden de sus locales y por su vo­
lumen de trabajo, era ya entonces concep­
tuada como una de las mejores. A l felici­
tar por ello a D on Bosco, el h ierv o de
D ios, con aquel estilo tan suyo, mezcla
de campechanía, de gravedad y agudeza,
respondióle: ¡A h !,e n estas cosas Don Bosco
quiere ir siempre a la vanguardia del pro­
greso. Con lo cual quiso indicar que él no
vacilaría nunca en poner , al sen^icio del
bien los mejores adelantos de la ciencia y
de la industria.

169

Un día, aquel amante apasionado de los
libros pensó en los talleres que a la sombra
augusta de su palacio los producían. La
Políglota Vaticana, conocidísima en todo
el mundo científico, haría mayores pro­
gresos si se la ponía a tono con los proce­
dimientos más modernos, y se organizaba
mejor su trabajo. Las dinámicas palabras
de Don Bosco se presentaron de nuevo a
su mente, y le decidieron a llamar per­
sonal salesiano para que infundiera nueva
vida a la tipografía de la Santa Sede.
A quí podría terminar mi discurso, mas
I cómo pasar por alto una extrema y recentísimii prueba de estos sentimientos de
Pío X I ? Nuestro Rector M ayor, Don
Pedro Ricaldone, ha visto en su fecundo
rectorado más de una jom ada alba signanda
lapillOy y nosotros le auguramos que vea
muchas otras: yo me figuro, sin embargo,
que ninguna de esas felices jornadas, pa­
sadas o venideras, igualará a la del i° de
febrero del corriente año. Después de ha­
berle el Papa llamado expresamente de
Turín, le entretuvo largo tiempo en au­
diencia íntima, y, al despedirle, le dijo:
*N o puede imaginarse, Don Ricaldone,
cuánto consuelo me ha proporcionado su
visita».
Hemos admirado al difunto Pío X I desde
el punto de vista que, en este momento
podía resultar más grato a nuestros cora­

170

zones; pero esto no debe interpretarse
como un egoístico intento de querer res­
tringir la visual, y reducir la gigantesca fi­
gura del gran Pontífice.
La historia se encargará de darle el
eminente lugar que le corresponde.
Entre tanto, aprovechemos esta ocasión
para recordar la gran enseñanza de Don
Bosco, y afirmar, una vez más, que, siem­
pre y por encima de todo, veneraremos,
en el Papa, sea cual fuere el nombre con
que se le designe, al Vicario de Jesucristo,
al Sucesor de Pedro, al Padre de la Iglesia
Universal.
El mismo Pío X I, recib'endo, última­
mente, a periodistas extranjeros, después
de decirles que ya era viejo y que si
querían verlo de nuevo volviesen pronto,
añadió: « Sin embargo, aquí hallaréis siem­
pre a un Hombre vestido, como yo, de
blanco llevando el timón de la Iglesia, en
nombre de Jesucristo ».
Este es el hecho, único en el mundo:
sean cuales fueren el número de siglos que
aún viva la humanidad, y los aconteci­
mientos que puedan sobrevenir, estamos
absolutamente seguros de que en la C á ­
tedra de Pedro nunca faltará el Elegido
de Dios, quien, según la frase virgiliana
León X III:
sacra volentes
jura dat tn populas impermmque tenet.

Ha muerto Juan Ambré Roda
T e s tig o

a fo rtu n a d o

d e lo s p r im e r o s a ñ o s

d e l O ra to rio d e D o n B o sco .

*■

t

18 4 2

19 3 9

La vida corre hoy tan
\elozmente que bastan
tres o cuatro docenas
de años para dar a las
cosas que vemos y to­
camos la perspectiva de
un siglo. Esto hace que,
cuando oímos hablar a
algún privilegiado cen­
tenario, de los poquí­
simos que dan los tiem­
pos modernos, veamos
en tomo suyo cierto
halo de misterio y sin­
tamos nacer una cu­
riosidad semejante a la
que suelen despertar
los viajeros que vienen
de países remotos y
legendarios.
Y para los que, como nosotros, aman la
historia salesiana, la sugestión es irresistible
cuando el anciano centenario ha sido testigo
de ella y la ha \i\ido y seguido, día a día y
paso a paso, desde sus comienzos.
Todavía quedan, aquí y allá, jDios sea ben­
dito! hombres emidiados y admirados que
tuvieron la dicha de conocer a San Juan Bosco
en sus últimos tiempos, pero lo verdadera­
mente notable es que Juan Ambré Roda, no
sólo tuvo esta dicha, sino que lo conoció desde
que Don Bosco empezó a ser Don Bosco;
que pudo muv bien oír las seráficas y fervo­
rosísimas misas de sus primeros años sacer­
dotales; que, arrapiezo de los barrios de Turín,
en 1846, jugó, tal vez, al escondite por los
vanos despKírtillados de la famosa tettcia Pinardi que a nosotros nos parece ya tan re-

mota, cuando nuestro
Santo Fundador aún
no había pensado en
alquilarla para hacer de
ella la célula madre de
sus geniales institucio­
nes; que vino al mun­
do en 1842 reinando
Carlos Alberto, como
el Venerable Domingo
Savio, y con él, y tres
años antes que él, fué
alumno del naciente
Oratorio; y que, final­
mente, en aquel nunca
olvidado Oratorio re­
cibió de Mamá Marga­
rita — como al mismo
Roda se lo oímos referir
hace poco — ternuras
de una verdadera mamá, de un inmenso co­
razón materno que, muchas veces, le enjabonó
el cuerpecito y despiojó la cabeza.
No menos interesante era este amable viejecito de 97 años para los buenos ^patriotas
italianos, que lo veneraban como una evoca­
ción viviente de glorias pretéritas, porque, en
efecto, — y toda la prensa piamontesa lo ha
hecho resaltar en estos días — el ex alumno de
Don Bosco fué uno de los artífices, si se quiere
humilde, de la independencia de su patria
que, siendo él mozo, luchaba, a brazo partido,
contra los huíanos del Archiduque Alberto
para sustraer el Véneto al dominio de las
águilas imperiales.
El travieso biricchino del Oratorio, a fuerza
de trompetazos, había aprendido a tocar un
instrumento de viento, y, apenas, cumplidos

V

^

17 1

los 17 años, creyóse ya con agallas para con­
quistar el mundo y sentó plaza como cometa
en el ejército de Víctor Manuel II. Curtido y
fogueado en continuas acciones guerreras, fué
uno de los héroes de la brigada de Parma que,
a las órdenes del general Della Rocca, formaron
el célebre Cuadro de Villafranca, episodio
histórico culminante de la segunda batalla de
Custozza (24 de junio de i866) que evitó el
que el Príncipe Humberto y varios generales
murieran, o cayeran prisioneros de los aus­
tríacos.
Esta brillante acción, y las que, entre tanto,
desarrollaban en los campos de Bohemia los
prusianos coaligados contra Austria, culmina­
ron en la célebre victoria de Sadowa y deter­
minaran la liberación definitiva de Venecia
y el principio de la unidad italiana.
No es extraño, por consiguiente, que el ex
alumno de Don Bosco y ex cometa de Villafranca fuese objeto de mimos y atenciones por
parte de la familia real e imperial, siempre que
ésta pasaba temporada en su castillo veraniego
de Racconigi, pueblo vecino de Turín, donde,
en 1S72, se casó, y fijó definitivamente su
demora, establecido como estanquero. Tres
años antes, con ocasión del nacimiento del
actual rey emperador, Víctor Manuel III,
había ya conocido la corte en Ñápeles, diri­

giendo un concierto, como músico mayor mi­
litar, y haciendo un a solo de cornetín, du­
rante el banquete de gala.
Dios ha bendecido a Ambré Roda regalán­
dole una longevidad excepcional' que le per­
mitió conocer a cuatro reyes, y que él apro­
vechó para hacer el bien en tomo suyo, y, al
estilo de Don Bosco, sembrar optimismo y
alegría dondequiera; le ha bendecido, además,
concediéndole doce hijos que saben llevar
dignamente el nombre del padre; le ha ben­
decido, sobre todo, permitiéndole asistir a la
exaltacinn gloriosa de toda una falange de
hombres, maestro uno y condiscípulos otros,
que, o han alcanzado ya el honor de los al­
tares, o se hallan próximos a alcanzarlo, o
tienen hoy la categoría de personajes histó­
ricos siendo de hecho sus nombres familiares
en todo el mundo.
El no olvidó que era discípulo de San Juan
Bosco y condiscípulo de Domingo Savio, re­
cordándolo siempre con noble orgullo, en
público y en privado; y nosotros, los salesicnos
de la última hora, le mirábamos como un mo­
numento grato y es natural que le veamos desa­
parecer con dolor. Dios que le bendijo tan
generosamente en la tierra le habrá ya pre­
miado en el cielo, al lado de San Juan Bosco
y de mil y mil Salesianos amigos suyos.

R o d a y S . A . R . e l P r in c ip e H u m b e r t o d e S s b o y a .

172

L o s o b rero s s e d is p o n e n a a b r ir e l n ic h o d e D o n R ú a e n V a ts á lic e

L o s %-enerados r e s to s d e D o n R ú a I le f a n a l O ra to rio .

Rector Mayor y numeroso séquito de sale­
sianos expresamente invitados. Apenas llega­
dos, fueron reverentemente bajados a la cripta,
siendo abierta la caja ante el tribunal compe­
tente, certificada la autenticidad, y escrupulo­
samente reconocidos por los Doctores Rocca
y Volante, quienes comprobaron que, a pesar
de los estragos irreparables de una larga inhu­
mación, su estado es bastante satisfactorio.
Dos días después, la caja se dejó abierta
por espacio de tres horas, para que pudieran
ver al Siervo de Dios los salesianos y alumnos
del Oratorio y muchas otras personas que lo
habían solicitado. Durante el impresionante
desfile, mil recuerdos suaves de la santa vida
del Primer Sucesor de Don Bosco florecían
espontáneos en todas las mentes, y en todos
los labios había un elogio y una oración. Ahora,
nuestro venerado Don Miguel Rúa descansa
en el mismo lóculo que, en la citada cripta,
dejó vacío la Beata Mazzarello, y dependerá
de nuestras oraciones que este lóculo se. con­
vierta pronto en altar.
B E L G IC A - Grand-Bigard. — Casa de
Ejercicios Espirituales para las ju ven ­
tudes de A cción Católica. .

M a u s o le o m a rm ó re o d o n d e s e c o n s e rv a b a n
d e l .V e n . D o m in g o S a v io .

lo s restos

Gacetilla Salesiana
IT A L IA - Turin. — Traslado de los restos
del Venerable D om ingo Savio y del
Siervo de D ios M iguel Rúa.
El día 2 de mayo, verificóse, en la Basílica
de María Auxiliadora, un acto lleno de suave
intimidad. En forma rigurosamente privada,
y ante el Emmo. Girdcnal Arzobispo y Su­
periores salesianos, trasladáronse los restos
del Venerable Domingo Savio, pasando del
sepulcro que ocupaban, al pie de uno de los
grandes pilares del crucero, a otro más artís­
tico de la capilla de San Francisco de Sales de
la misma Basílica, donde esperan el momento
de su glorificación, que creemos próxima.
El 8 del mismo mes, fueron, a su vez, tras­
ladados, de Valsálice, los del Sierx’O de Dios
Miguel Rúa, llegando, a eso de mediodía, a la
Basílica acompañados por el Sr. Cardenal, el
174

En la Encíclica Mens Nostra, S. S. Pío XI,
recomendando la obra de los Ejercicios Espi­
rituales, inculcaba vivamente a los miem­
bros de las varias Secciones que utilicen este
resorte poderosísimo de renovación espiritual
y promuevan y practiquen tales Retiros.
Desde hace más de cuatro lustros, los Sale­
sianos belgas venían dedicando a esta obra
una parte considerable de sus actividades.
E! Noviciado de Grand-Bigard abría, varias
veces al año, las anchas puertas de sus pabe­
llones a multitud de afiliados de las varias
organizaciones de la Acción Católica belga:
J. O. C. — B. J. B. — Oratorianos — Di­
rectores de obras sociales — Ex alumnos de
nuestros colegios, etc.
En estos últimos tiempos, la benemérita obra
de los Retiros Espirituales ha tenido tal incre­
mento, que los pabellones de Grand-Bigard
se hicieron insuficientes y hubo que pensar
en construir otro nuevo, grande y espacioso.
Ante la absoluta carencia de medios para
levantarlo, la Providencia llamó, ima vez más,
al corazón de los cooperadores belgas y estos,
como siempre, han respondido con edificante
generosidad. Hoy nos enteramos de que el
nuevo pabellón, cuya primera piedra colo­
cóse el 24 de mayo del pasado año, se halla
próximo a ser terminado y bendecido.

N O T I C I A S DE ES P AÑA
Y AMERICA
ESPAÑA - Barcelona. — El Tibidabo du­
rante la Revolución.
Recibimos hoy esta crónica que calmará un
poco la ansiedad de cuantos aman el grandioso
templo expiatorio del Tibidabo. Cuando tinga­
mos noticias di talladas de los daños ocasionados,
que se nos asegura son cuantiosísimos, daremos
un recio aldabonaso al corazón de los buenos
católicos hispanoamericanos para que ayuden ge­
nerosamente a reparar los estragos de la barbañe y rematar, pronto y de modo triunfal, este
gran monumento que cantará la gloiia del Co­
razón de Jesús
Era la mañana del 19 de julio de 1936.
El fragoso estruendo que, cual nuncio fa­
tídico, subía de la ciudad, vino a cortar mi
reposo a las cuatro de su madrugada.
Me levanté preguntándome: ¿Qué es esto?
Y acuciado por el temor y la curiosidad subí
a la azotea del Templo; dirigí mi vista a la
populosa Urbe y al instante salí de mi incer­
tidumbre. ¡Había estallado la Revolución!
Elevé los ojos al cielo que estaba sereno,
tranquilo, como si quisiera con su gesto pa­
cífico protestar de la perversidad de los hom­
bres, y mis labios murmuraron instintivamente
al Divino Corazón esta plegaria: ¡Señor, ten
piedad de tu pueblo!
Volví luego mi mirada al Templo y lo vi
más grande, más hermoso, más redentor. Me
pareció que animándose todas sus piedras cla­
maban al unísono; No prevalecerán.
En este día se celebraron todas las misas
de hora con absoluta regularidad. En la de
doce, había escaso público. No se tocó el ór­
gano; el tableteo de las ametralladoras y el
estampido de los cañonazos lo suplían con
creces. No hubo plática; la elocuencia de los
hechos era la pieza oratoria más persuasiva
V ronmovedora para aquel puñadito privile­
giado de fieles que en compañía del «Maestro »
oraban en la cumbre del IVIonte, mientras sus
hermanos se batían en lucha fratricida al pie
de la montaña.
Aquella misa, celebrada por un Salesiano que
pronto había de ser mártir, fué el último acto

de culto público. La función Eucarística de
la tarde y las misas del lunes y martes se ce­
lebraron a puertas cerradas.
Las iglesias y conventos iban convirtién­
dose en otras tantas hogueras, diré mejor, in­
censarios, ya que entonces rendían a Dios el
supremo acto del culto: el holocausto.
El lunes, a las dos de la tarde, llegó a la
Cumbre el primer auto repleto de milicianos,
ostentando su blasonada ejecutoria en letras
cubitales que llenaban toda la carrocería:
a C NT-UGT-FAI-AIT ».

Lanzaron una mirada siniestra y recelosa
al Templo y regresaron sin descender del ve­
hículo.
Pasada una hora, sube un segundo coche
con las mismas características y luego otro, y
otro, y otro... Todos dan ligeritos la vuelta
al Monumento, clavan sus ojos en la codiciada
presa y regresan a sus bases llevando el parte
que sin conocerlo adivino: o Aquello es una
verdadera fortaleza; dentro debe haber una
valerosa guarnición ».
El martes, a media mañana, alcanzaron la
Cumbre tres grandes camiones llenos de
hombres y pertrechos de guerra, fusiles, bombas
de dinamita y ametralladoras. Todo era poco
para domar la resistencia que se les antojaba
habían de encontrar detrás de aquellos muros.
Llegidoja la plaza, descienden de los vehícu­
los y se colocan todos frente al Templo parape­
tados detrás de los camiones y arma en ristre.
En el centro, detrás de una ametralladora, el
manda más llevando por todo distintivo un
casco de acéro.
A'ií dispuestos para el asalto, esperan que
la guarnición de la « Fortaleza rompa el fuego,
mas viendo que esta no da señales de \ida, y
ante la insinuación de uno de los vecinos que
vino a redimirlos de aquella agonía de miedo,
asegurándoles que allí no había soldados ni
armas, se lanzan al asalto irrumpiendo unos
veinte de ellos (los más atrevidos) en la por­
tería, apuntando con los fusiles en todas di­
recciones y preguntando a dos sacerdotes que
les salieron al encuentro dónde estaban los
curas y las armas.
¡Qué grupito, Señorl Infundían conmise* 75

ración y causaban repugnancia. Por caridad
omito su retrato.
— Aquí no tenemos armas; sólo hay cu^
renta-niños y sus profesores.
'■— Qucíemios verlos; queremos reconocer
la casa. ^


Y así diciendo se dividen en dos grupos, y
mientras uno‘ de ellos recorre el edificio, -el
otro se mete precipitadamente en el salón es­
tudio donde estiban los «jilgueritos » del Sa­
grado Corazón reunidos

Si

»

k

..

\

T ib id a b o . • l.u c o lo s a l e sca m a d e l S g d o . C o r a z ó n , fun*
d id a e n b ro n c e , q u e h a s id o d e s tro z a d a p o r lo s ro jo s.

Como primera providencia, cachean a los
mayorcilos que, con sus semblantes apacibles
y risueño^, con sus ojos ingenuos, acabaron
por obrar el milagro de amansar a aquellas fieras
humanas, que cambiando de tono empezaron
a interesarse por su suerte, preguntándoles
afablemente si tenían padres, cuánto pagaban,
y tenninando uno de ellos por hacerles una
verdadera plática»» anunciándoles el triunfo
de la Revolución, y con él y por el la redención
del pobre...

176

Vayamos, amable lector, en busca del otro
grupb^ Ha recorrido ya toda la casa_^ sé en­
cuentra en la terraza de la Cripta.
‘ Estári asomados a la baranda, magnífico
balcón que se aUa a seiscientos metros sobu
la ciudad.
Deláríte, el campo de batalla oculto tras de
una cortina de denso y negro humo. Detrás,
la sombra proyectada por la Bendita Imagen
de! Redentor. ¡Qué contraste!
No tienen prisa; parece que allí se sienten
bien, pero unos bocinazos ordenados por el
«manda m ás» que permanecía en la plaza.
Ies sacó de su éxtasis y todos descienden pre­
surosos a recibir órdenes.
Después de un ligero cambio de impresiones,
determinan respetar la obra, incautándose de
ella y colocando al efecto un papel en la puerta
principal que decía: Este edificio queda incau­
tado por la FAI. Respetadlo.
Al pie tenía estampado el sello del Sindicato.
Ordenaron a los Superiores no permitieran
ausentarse a ningún niño; ellos vendrían a
buscarlos y les darían destino.
Tomadas estas determinaciones, descendie­
ron todos de la Cumbre intrigados por no
haber dado con los « curas ».
Pasada una hora, llega silenciosamente un
nuevo auto; descienden de él unos milicianos
y, con toda cautela, arrancan el papel de la
puerta. Suben nuevamente al coche y parten
veloces, orgullosos de su gesta y comentando
el npapelito», que pasa de mano en mano.
I Qué ocurría ? Vivíamos en completa anar­
quía y su característica son los desplantes.
A la una de la tarde de ese día, creyendo
inminente el peligro, los «rjilgueritos del Sgdo
Corazón» con sus Superiores cambian de nido,
pasando a ser huéspedes de honor de los
amables vecinos que se los disputan codicio­
samente.
A las dos, llegan los primeros sayones, pis­
tola en mano, sufriendo una verdadera con­
trariedad al encontrar la cuna vacía. El buen
Jesús velaba por los suyos.
Penetran en la residencia e hincan sus dientes
famélicos en cuanto encuentran al paso. En
su aj*uda van acudiendo nuevas brigadas, de­
dicándose a prender fuego a los pocos objetos
combustibles, pero, con preferencia, al saqueo.
De la residencia pasan al Templo donde
esperan encontrar ricos tesoros de incalculable
\*alor. Y , los hay; mas los pobrecitos, ofuscados
por la pasión, los pisan y no dan con ellos, los
tienen delante de los ojos y no los ven.
{Qué son esas losas de mármol del pavi­
mento? ¿Qué son esos bloques de £us recios

G r a n d - B ig a r d . - B e n d ic ió n d e la p r im e r a p ie d r a d e la C a s a d e E je r c ic io s .

I ll

G r a s d B ig a r d . - U n g r u p o d e p e q u e ñ o s e je r c ita n te s . (P a s c u a d e 1938).

'd M ¿^

muros, recios como la fe de los apóstoles que
los costearon ? ¿ Quó son esas hermosas co­
lumnas, hermosas como la caridad de los que
las levantaron ? ¿ Qué son esas magníficas bó­
vedas, esos artísticos mosaicos, esos ricos al­
tares... todo, todo y cada una de las cosas
que encierra ese Templo levantado sólo a
costa de «sacrificios ?».
En ese bloquecito de la esquina está en*
cerrado el rico tesoro de la pordioserita de
Quintanar de la Orden, que pasó las noches
de treinta viernes sin cenar y sin alojamiento,
entregando las treinta pesetas de su importe
para este Templo Expiatorio.
En el bloque del lado hay el rico tesoro de
la ancianita artrítica de Ronda que se privó
del brasero, por amor a Jesús y a España,
durante un crudo invierno, entregando las
cien pesetas, importe del combustible, para
este Templo Expiatorio.
El de abajo encierra el rico tesoro de las
galletitas sacrificadas por aquella cancerosita
de Valencia, que, alimentándose sólo de leche
y n Marías «, se privaba de éstas formando con
su importe este bloquecito.
El otro se debe al sacrificio de tabaco de un
marino, fumador empedernido.
El de más allá es fruto de privación de ca­
ramelos de un niño tan golosín como amiguito
del Corazón de Jesús y amante de su Patria.
Si, cada uno de esos bloques es una verda­
dera « caja fuerte » que encierra los ricos te­
soros de la a expiación ».
¿ Y los altares, las lámparas, los ventanales,
los mosaicos, el Vía Crucis?... También Encie­
rran ellos ricos tesoros, sacrificios merití úmos:
sombreros de temporada, viajes de recreo,
arras de matrimonio, entradas de cine y teatro,
trayectos de tranvía, cafés, hora^s de trabajo
robadas al descanso, medicinas, ascensos de
bizarros militares, mil privaciones singulares
de comunidades religiosas y del clero, actos
abnegados del Episcopado, ofrendas y distin­
ciones singulares de los Sumos Pontífices...
Ya la piqueta demoladora se alza para abrir
estos « cofres sagrados <•.
Parece que lo hace con mietlo o con cuidado.
Se contentan con pequeños boquetes. Lo pre­
ciso para que las esencias del sacrificio ahí
aprisionadas exhalen su delicado aroma de
" amor y expiación >.
Pas;in en seguida los sayones al exterior del
Templo y decapitan las artísticas y sagradas
imágenes de su fachada.
Era el sábado, día 25. En Barcelona y su
contorno no quedaba en pie ni un monumento
religioso.

178

El temor de que les faltara tiempo, o su
loco afán por hacer desaparecer todos aquellos
símbolos de la recia fe y santas creencias del
ferviente pueblo español, o las dos cosas juntas,
les había comimicado una actividad prodi­
giosa.
Sobre la cúspide del Tibidabo se erguía aún,
con más majestad que nunca, la colosal estatua
de bronce del Sagrado Corazón.
Aún tenía sus brazos abiertos y sus ojos
misericordiosos fijos en su querida España.
Miles de almas dirigían a El sus miradas.
Unas para suplicarle, bendecirle, expiarle.
Otras para maldecirle, ultrajarle, blasfemarle.
El agradecía a los unos, sentía misericordia
por los otros, bendecía a todos.
Los sayones, en sus repetidas tentativas, no
habían logrado derribarlo.
I Es que el Divino Corazón se resiste ? ¡N o !
Quería hacer su ofrenda a España en el día
clásico en que España, por medio del Apóstol
Santiago, se la tributaba a El.
En ese día memorable, al caer de su tarde,
la estatua de Cristo Rey yace en tierra con su
faz sagrada pegada al polvo. Numerosos sa­
télites y agentes de los primates de la revolu­
ción danzan alrededor celebrando el aconte­
cimiento con risotadas y blasfemias en medio
de un júbilo sombrío.
Se repite el «Ave, R ex » de hace diez y
nueve siglos.
Pero... allí están también los^uanrr y Alarías
del Templo Expiatorio Nacional (las Abejas
místicas) consolando a Jesús. Allí están las
paredes de su Alcázar fluyendo bálsamo de
«sacrificio » por todas sus grietas. Allí están
todos sus bloques, cual otros tantos pebeteros
exhalando rico aroma de expiación. Allí están
aquellas piedras testimoniando todo-el amor
y la fe de su pueblo. Allí está en cada granito
de los sillares de sus rectos muros el corazón
amante de un español que late por El. Allí
está la nobleza colocando a porfía sus títulos
y sus blasones como alfombra de su realeza.
Allí están los muleritos ofrendando el fruto
de sus privaciones. .\Hí están los numerosos
niños que se han privado del bollo y choco­
late del desayuno. Allí están las felices socias
de la «Sin Asurar a. Allí está la viuda del
pintor descolgando de la pared del saloncito
de su casa el último cuadro, único que consen'aba de su esposo artista. Allí está la madre
desprendiéndose del relicario de oro donde
guarda una trencilla de cabello y el retrato
de su único hijo, muerto a los pocos días de
haber hecho su primera comunión. Allí está
el bravo militar sacando de la vitrina las con-

decoraciones ganadas, en reñidos combates
en defensa de la patria, para sacrificarlas en
expiación de la misma. Allí está aquella di­
chosa comunidad que se priva del aceite,
único condimento de su «regalado» plato de
verduras. Allí están esas felices jóvenes, que
forman legión, despojándose de sus aderezos.
Allí la España penitente. Allí está la España
que expía y que redime apretujada alrededor
de su Redentor, arrodillada y en pie a la vez,
adorando a su Maestro y apercibida para la
defensa de su gloria.
El ocaso de ese día tristísimo pero divina­
mente fecundo determinaba la aurora, el ama­
necer glorioso de la nueva España de Cristo.
Un ex presidiario por Dios y por España.

ESPAÑA - Ronda. — Fiesta de D om ingo
Savio y Congreso de vocaciones.
Con más solemnidad que nunca se celebró
este año la conmemoración de la muerte del
angélico jovencito, flor preciosa que cultivó
Don Bosco, primicia de los alumnos salesianos,
que en él ven un modelo acabado asequible
a sus fuerzas e ideales.
Para honrarlo hicimos un « Congresillo pro
Vocaciones ». El 9 de marzo, a las 9, se tuvo
la Sta. Misa, que fué de comunión general.
Ofrecimos la sagrada Comimión para que el
Señor envíe muchos operarios a su mies, y
pidiendo la pronta beatificación de Domingo
Savio.
A las II, volvimos a la Capilla, donde im­
ploramos las luces del Espíritu Santo con el
canto del «Veni Creator», y en seguida cada
grupo se reunió en el local correspondiente
para celebrar las sesiones parciales del Con­
gresillo. La Compañía de S. Luis con los
alumnos de Segunda Enseñanza, en el Salón
de Estudio; la de la Inmaculada con los de
Primera Enseñanza, en el Teatro; y los An­
tiguos Alumnos con la Juventud Católica, en
sus locales. En la presentación y estudio de
las diversas ponencias reinó grande entusiasmo.
L.\s P onencias. — Fueron tres: i* Naci­
miento, cultivo y desarrollo de vocaciones en el
hogar, en el Colegio, en la Parroquia. La des­
arrolló el Presidente de la Compañía de la In­
maculada, Manuel Ordóñez, siendo Regulador
don José Uceda.
2* Medios y recursos para consolidar ¡as vo­
caciones en el ambiente actual de la S»ct dad.

Leída por el Secretario de la Compañía de
S. Luis, José Ibáñez, actuando de Regulador
el Sr. Consejero Don Antonio Prieto.
3* Obstáculos que se oponen a ¡a perseverancia
de vocaciones, ^tudiada por el Presidente de
Juventud Católica, Emilio Pérez. Regulador
el Sr. Director del Colegio.
S esión de C lausura. — Dc.spués de las
Vísperas y Bendición con S. D. M ., ante quien
se hicieron fervorosas preces por el fomento
de vocaciones, celebróse la Gran Velada de
Clausura, presidida por el Muy Rdo Sr. Vi­
cario y demás sacerdotes de la población,
Poesías, diálogos, discursos, cantos tradicio­
nales salesianos, la preciosa Zarzuela maravi­
llosamente interpretada, « Lirio Temprano »,
la proclamación de premios del Concurso Li­
terario y la lectura y aprobación de conclu­
siones, que fueron estas:
a) Fomentar la vida de hogar.
b) Fuera de casa, intensificar las relaciones
con los superiores y maestros.
c) Selección esmerada de amistades.
/ ) Incansable y activa propaganda contra
el cine inmoral.
g) Propagar la frecuencia de sacramentos
entre los jóvenes.
h) Favorecer obras y revistas vocacionales,
sobre todo ■ Ven y Sígueme», de Montilla.

ESPAÑA - Montilla. — El día del Ex­
alumno.
Todo el Colegio Salesiano vibró con un en­
tusiasmo inusitado el día 5 del pasado Febrero.
Los Ex alumnos celebraban el día de la
Unión; y en la Capilla, se inauguraba un altar
al Patrono y Titular S. Francisco Solano,
obra magnífica de puro estilo barroco que
honra nuestros talleres de Sevilla.
La Misa de Comunión fué a las nueve.
Ofició el Párroco de la Iglesia del Santo,
D . Rafael Castaño, dirigiendo un sentidísimo
fervorín a los numerosos asistentes.
En la comida, que tuvo lugar en el amplio
pórtico del Colegio, honraron nuestra mesa
98 ex alumnos, recién salidos del Colegio unos,
y graves y cariñosos padres de familia otros.
En los brindis hubo recuerdos emocionados
para los ex alumnos del frente, para los heridos
de los hospitales, para los gloriosamente
-

17 9

caúlos... para los primeros beneméritos Coo­
peradores del Colegio.
Los alumnos externos dieron durante el
ágape fraternal una nota altamente simpática,
cantando en obsequio de los comensales pre­
ciosos cantos patrióticos y regionales.
La idea de levantar en el Colegio la Cruz
del Ex alumno caido tuvo cariñosa acogida
y pronto será realidad.
Por la tarde, son los goo niños de las Escuelas
Nacionales los que invaden por completo la
Iglesia para postrarse ante el nuevo Altar. La
Srta. Pilar Jiménez ha preparado niñas vestidas
de áhgelés que declaman, ante el Santo Misio­
nero de las Amérieas, lindas poesías de oca­
sión. El Director arenga a la tropa menuda,
la consagra al Santo y se da la Bendición con
S. D. M.
Como recuerdo se han repartido, durante el
día, 1840 estampas de S. Francisco Solano.

ARGENTINA - San Juan. — Cómo ha
triunfado Don Bosco.
Si la pobreza ha sido siempre un distintivo
de las obras de Dios, bien podemos asegurar
que los inicios del Colegio Don Bosco de San
Juan tuvieron este sello divino.
Era a principios del año 1930 cuando lle­
garon los Hijos de Don Bosco a San Juan,
ocupando una casa prestada, en la que todo
faltaba.
Después de tres años de ardua labor de

aquellos primeros salesianos, la población,
en la que se había despertado un intenso amor
a Don Bosco y a su obra, comprendió la nece­
sidad de que el Colegio se trasladara a la parte
céntrica de la ciudad, y el benéfico traslado
pudo realizarse gracias a la generosa donación
realizada por la Sociedad Pro Patria. —
Allí también hubo que hacerlo todo, pues
sólo se contaba con unas pequeñas habita­
ciones.
En seguida, con la ayuda de vecinos y ami­
gos, se construyeron las primeras aulas, he­
chas de adobes y cubiertas con techos de
cañas y barro.
Por mucho tiempo, el comedor estuvo insta­
lado debajo de los árboles y se dormía en ha­
bitaciones sin puertas ni ventanas, y faltando
la capilla, alumnos y salesianos se trasladaban,
todos los días, en amena y piadosa peregri­
nación, a la de las Hermanas del Buen Pastor
de Angers, por ellas generosamente prestada.
L a h o r a d e D i o s . — Así pasaron seis años
aquellos Salesianos, escribiendo páginas ad­
mirables de abnegación y sacrificio, hasta que
la Divina Providencia se mostró con ellos mu­
nífica por medio de los Cooperadores. Apenas
organizados estos, realizaron una obra extraor­
dinaria, y pronto pudieron iniciarse los trabajos
de la construcción del nuevo Colegio, levan­
tado con pequeñas limosnas procedentes, en
su mayoría, de manos humildes encallecidas
en el trabajo.
De común acuerdo, y por indicación del
R. P. Director, se comenzó por la Iglesia, y

JShO},
S a n Ju a n . - G ru p o g e n e ra l.

180

el 26 de Abril de 1936, el Excmo. Sr. Arzobispo
bendijo la piedra fundamental de la misma
que habría de ser dedicada a María Auxilia­
dora.
La rapidez de su construcción bien puede
calificarse de prodigio de la Virgen, pues pudo
ser inaugurada el 20 de Diciembre de aquel
mismo año.
E

l

NUEVO

E D IF IC IO

P.4 R A

EL

C O L E G IO .



A la Iglesia siguió inmediatamente la construc­
ción del Colegio, siendo visible una vez máí
la protección y ayuda dispensada por María
Auxiliadora. Con limosnas y subsidios obte­
nidos del Gobierno, «e levantaron en muy poco
tiempo dos soberbios pabellones, uno destinado
a las aulas y otro a los comedores, cocinas,
dormitorios etc. se le proveyó de todo el ma­
terial escolar y muebles, y hoy día, es uno de
los mejores colegios de la ciudad.
E l O ratorio festivo. — Desde un prin­
cipio fué la constante preocupación de los salesianos. Desarrollóse también magníficamente
y en la actualidad beneficia a millares de niños
pobres. Cuenta con un espléndido Batallón de
Exploradores de Don Bosco (200 plazas)
que reciben instrucción catequística esmerada,
y rinden a fin de año examen público con
excelentes resultados.
El prestigio adquirido por el Colegio, du­
rante* los últimos seis años, queda bien de­
mostrado considerando que, en 1933 empezó
con 277 alumnos, y ahora tiene 935.
Estos alumnos, en su mayoría externos, han

S a n Ju a n . - D o n B o sco lle v a d o e n p ro c e sió n .

conquistado en diversos certámenes escolares
los primeros premios, y han obtenido recien­
temente los campeonatos de Tiro de guerra,
foot-ball y bascke-ball.
Quienquiera que hoy visite el estableci­
miento y tenga oportunidad de asistir a las

M áoz
S a n J u a n . - A lm u s r z o o & e c id o a lo s p e q o e d o s o ra to r ia n o s .

- 18 1

C is te r n a . - O rd e n a c ió n d e 7 s a c e rd o te s s a le s ia n o s
en e l te m p lo d e la G r a tit u d N a c io n a l.

funciones religiosas queda vivamente impre­
sionado por la piedad de los alumnos y fieles.
La constante predicación, la atención del con­
fesonario, el esplendor de las funciones reli­
giosas, la distribución de millares de opúsculos
referentes a la vida de Don Bosco y de millar^:»;
de imágenes de María Auxiliadora han con­
quistado el pueblo de San Juan para nuestro
Santo. La Cofradía de María Auxiliadora de
señoras tiene 480 socias y la de Caballeros,
de reciente fundación, alcanza ya 150. Los jó­
venes alumnos frecuentan los santos sacra­
mentos con una espontaneidad y fervor que
revela su espíritu de fé sincero y práctico.
Al celebrarse, este año, la fiesta de San Fran­
cisco de Sales, el R. P. Director, Don Antonio
Garbini, hizo destacar con profunda emoción
el hecho sorprendente y consolador de que al
celebrar, hace seis años, por primera vez, la
santa Misa en ese lugar, sólo asistían una do­
cena de personas, y en esta ocasión la iglesia
no podía contener los varios millares de fieles.
Cuando, últimamente, celebramos el dichoso
tránsito de Don Bosco al cielo, no menos de
10.000 personas participaron en el inolvidable
triunfo de nuestro Padre. Voces de júbilo se
levantaron en toda la Provincia y por doquier
se constató el arraigo que su obra tiene en
San Juan.

C is te r n a . • N u e s tr o s e s tu d ia n te s te ó lo g o s.

1S2

C is te r n a . - U n a d e la s a m e n a s g a le r ía s d e l I n s titu to T e o ló g ic o .

La cooperación salesiana es eficaz y alta­
mente honrosa para el pueblo sanjuanino.
Los niños no caben ya en el Colegio, y todos
los años son innumerables los que querrían
ingresar y no pueden.
El pueblo sanjuanino se congrega festivo y
jubiloso, en tomo a Don Bosco, y le aclama
como salvador de sus hijos.
CHILE (Santiago) - Cisterna.
No muy lejos de Santiago, en el lugarejo de
Cisterna, amenísima, región poblada de arbo­
ledas, viñas y naranjales, surgió, hace tres años,
el Instituto Teológico Don Bosco, de la Ins­
pectoría Chilena: imponente edificio, cuyos
amplios locales, además de atender al flore-'
dente Oratorio Festivo, serán próximamente
adaptados para Escuela Diurna y Nocturna, y
para toda clase de actividades parroquiales, en
benefido de un extenso y poblado sector, que
lo pide insistemente.
Desde su segundo año de vida, se trans­
formó en Instituto Intemadonal, y hoy cobija
a más de sesenta estudiantes Salesianos, veni­
dos algimos de r^ o n es apartadas, hasta desde
del Perú y Magallanes, y probablemente, en

años sucesivos, su radio de acción será todavía
más extenso.
Al clausurar el último año de estudios, tuvo
el Instituto su primera gran « cosecha »;
mejor dicho, inauguró una época de grandes
cosechas, que serán la bendición de Dios para
la Obra Salesiana de Chile, Perú y Bolivia.
El 30 de noviembre, en efecto, siete jóvenes
Salesianos recibieron el Presbiterado, y catorce
el Subdíaconado, de manos del limo. Mons.
Arturo Jara Márquez,
Presenciaron la imponente ceremonia nume­
rosos cooperadores y amigos, felices como nos­
otros de ver cumplidos sus anhelos, tras de
muchos años de esfuerzos. La Ordenación fué
uno de los grandes acontecimientos inspectoriales de estos últimos años; todos nuestros
Colegios de la República se disputaron el
honor de festejar a los nuevos levitas tribután­
doles magnífico y cariñoso homenaje.
Dos de esos noveles sacerdotes, los P. To­
más Buvinic y Gerardo Marzolo son flores
que fecundaron su vocadón al calor del celo
apostólico de los Misioneros de Punta Arenas,
en cuya ciudad se les hizo objeto de un recibi­
miento emocionante por parte de los Salesianos,
exalumnos y Sociedad de Padres de Familia.

-

183

Don Bosco allende ¡os mares.
Lo que cuentan nuestros Misioneros.

R e g ió n d e l A m a z o n a s . - M is io n e ro s e n v ia je .

B R A SIL
La Obra Salesiana en el Amazonas.
Al cumplirse los veintidós años del comienzo
de las Obras Salesianas en el Amazonas, cree­
mos será del agrado de nuestros cooperadores
conocer unos breves datos estadísticos sobre
lá situación actual de la Prelatura de Río Negro
y Puerto Vello, como asimismo de la obra
central de Manaos.
listas misiones, fundadas, en 1916, por el
heroico e incansable Padre Bálzola, de santa
memoria, han intensificado su acción benéfica,
bajo la sombra saludable de la cruz, en medio
de luchas continuas, por las dificultades del
clima insalubre, marcando, de trecho en
trecho, con alguna víctima generosa, el duro
y áspero camino, recorrido entre espesas seh-as
y anchurosos ríos.
lil 13 del corriente, se celebró, en la Capital
del Estado, una gran concentración de nuestros
alumnos y de las alumnas de los colegios que
184

las Hijas de María Auxiliadora tienen en
Manaos. Más de dos mil jóvenes, de ambos
sexos, luciendo sus elegantes uniformes, y
acompañados por dos bandas de música, des­
filaron, entre los aplausos de la masa popular,
ante las autoridades civiles y militares.
El egregio magistrado Dr. Andrés Araujo
dirigió, desde el micrófono, la palabra a la
multitud, que llenaba la plaza, describiendo
el magnífico panorama de las Obras Salesianas
y elogiando los beneficios de su apostolado,
que se extiende, a través de selvas y ríos,
desde la Capital del Estado hasta el más re­
cóndito lugar de la periferia, uniendo los úl­
timos confines del Brasil con el centro, me­
diante una bella radiación de iniciativas que,
con los beneficios de la fe, llevan donde­
quiera los de la civilización.
Con las cifras estadísticas que publicamos a
continuación \*a el agradecimiento a los amigos
y cooperadores de los pobres hijos de Don
Bosco que, sin ellos, sólo hubieran p>odido
ofrecer al Señor el sacrificio de su salud v de
sus vidas en una de las regiones más aban­
donadas del Brasil.

D A T O S E S T A D IS T IC O S
DE E S T A M ISIO N
Misiones fundadas
.....................
Iglesias
..........................................
Capillas
.........................................
Comuniones distribuidas en 1937 •
Colegios, internados para niños - Río
Negro
.........................................
Colegios, internados para niñas - Río
Negro
.........................................
Escuela Normal Rural, reconocida
oficialmente por el Estado . . .
Gimnasios reconocidos en Manaes
Escuela comerciales reconocidas
Escuela profesional reconocida. Ma­
nsos ...............................................
Alumnos internos gratuitos en las dos
P r e la t u r a '............................
Alumnos externos gratuitos en las dos
P r e la t u r a s ...........................
Alumnos y alumnas en las escuelas
de Manaos
...............................
Total de alumnos y alumnas . .
Hospitales en las dos Prelaturas
Casas de Socorro y Dispensarios
Enfermos socorridos en 1937 .
Medicinas distribuidas en 1937
Aldeas indígenas fundadas-Río Negro

8
8

47
181.300

4
4
i
2
2

.
.

t

Indios en ellas residentes
. . .
....................................
Misioneros
....................................
Hermanas
Agregadas a las Hermanas
.
.
Misiones en preparación - RíoNegro '
Misiones en preparación - Río Madeira
.........................................

5 -^7°
49

27
2
2

Murieron, en estos veintidós años de brega
afanosa, nueve Salesianos y tresHermanas
de María Auxiliadora con cuatro Agregadas,
casi todos víctimas de las fiebres palúdicas.
Vaya a estos héroes del Señor el tributo de
nuestras oraciones y el homenaje de nuestra
gratitud.
Manaos, 24 mayo 1938.
Mons. Pedro M ass.\.

834

79*^

.
.
.
.

1810
3434
6
ii
37 -^^
81.400
60

IN D IA
Viento y fuego en Bengala. .
Hay algunos meses del año en que los vientos
monzones suelen barrer en toda su extensión
la inmvmsa llanura de Bengala, que sólo en
la diócesis de Krishnagar tiene una superficie
tan grande como todo el Píamente. Estos
vientos empiezan casi siempre en Marzo; al

R e g ió n d e l A m a z o n a s . - I n d io s b e s a n d o l a r e liq u ia d e D o n S o sco .

185

principio, se reducen a algunas horas diarias;
pero después, aumentando paulatinamente en
intensidad y duración, soplan continuamente
de día y de noche, con tuerza impetuosa.
Pronto se olvida la breve y suave estación
de los meses anteriores, pomposamente Ilamaila invierno, y el termómetro se expresa en
un lenguaje bastante... acalorado, marcando
en mayo la temperatura máxima. Este es el
tiempo de las grandes sequías. La llanura bengalesa, semejante a la del Nilo, exuberante
y fértilísima, pintada con las infinitas tona­
lidades del verde de los arrozales y de los
campos de yute, sembrada toda ella de pe­
queñas lagunas en las que se reflejan las palmas
y las aldeas, despójase, al llagar “1 mes de
mayo, de todos estos encantos y bellezas para
revestirse de un manto agostadizo y polvo­
riento. Como el cielo se niega a dar ni una
gota de agua, los campos arden y se requeman,
las plantas se convierten en esqueletos y el
terreno se agrieta y endurece bajo el sol calci­
nador de la India. Los monzones vienen de
Occidente y, después de haber atravesado gran
parte del continente indiano, llegan a Bengala
tan cargados de calor que parecen haber salido
de un homo encendido. Su violencia es tan
grande que ios remolinos de arenas finísimas
por ellos formados llenan la atmósfera, nublan
la luz del día y penetran por todas partes:
ojos, nariz, boca, ventanas, no respetando ni
las páginas del breviario.
Este viento es un gran obstáculo para el
Misionero. Viajar, en esta estación, por estos
senderos de Bengala no es tan fácil como
alguien podría creer. El fango acumulado en
meses atrás se ha vuelto duro, escabroso,
áspero como una piedra. El misionero, que
tiene que ir en bicicleta, porque no puede
permitirse el lujo de un caballo o, quizá,
porque ha ten'do que venderlo para soco­
rrer a las víctimas de la reciente inundación,
vese obligado a hacer prodigios de equilibrio
para mantenerse en el sillín. Las ráfagas hura­
canadas hacen que la bicicleta, en lugar de
ser instmmento útil, se convierta en carga
l'vesada, en instrumento de tortura y (con qué
gusto la colgaría a veces el misionero de...
los sauces llorones, si se encontraran en estos
lugares!
En algunas aldeas del interior, la pobre y
rústica capilla, víctima de las lluvias prolon­
gadas, deja ^'er el ciclo por entre las pajas del
techo; a j:ravés las rendijas de las paredes,
hechas de caña de- bambú entrelazadas, entra
im v,ento que, si no es tan endiablado como
el de tueca, tiene fuerza suficiente para hacer

muy incómodo el lugar santo y apagamos las
velas del altar. No hay duda que en casa
se estaría mucho mejor, pero perderíamos la
ocasión propicia de visitar a nuestros cristia­
nos y paganos no ocupados en las faenas
del campo.
¡F uego! — Otro peligro de la estación de
los vientos es el fuego. ¡AgunI ¡Agun! es el
grito siniestro que resuena en el silencio se­
pulcral de la noche. Un descuido, una dis­
tracción, y. la chispa prende en las caba­
ñas de paja y bambú, y fomentada por el
viento, lleva a todas partes destrucción y mi­
seria. Los pobres moradores apenas tienen
tiempo de recoger lo más indispensable: un
paraguas (made in Japan) una linterna (made
in Germany) y algunos trastos de cocina;
desatar los bueyes y la cabrita y huir lo
antes posible. Desde lejos, el indio, el pa­
ciente y fmgal Krisnok, habituado a la mi­
seria, a la carestía, a las immdaciones y al pa­
ludismo, asiste consternado a la triste escena
de la destrucción de su cabaña y enseres
domésticos. Rodeado de su mujer y de sus
h JOS llora y tiembla de espanto, mientras los
bueyes mugen nerviosos, escarban la tierra con
las patas, embisten y quieren huir aún más
lejos.
Los reflejos de sangre que despide la ho­
guera iluminan la triste noche. Pedazos de
madera, hechos ascuas, son lanzados al aire con
violencia m entras las cañas revientan produ­
ciendo estallidos siniestros. En breve, no queda
de la aldea sino un montón de ruinas, algunas
paredes de tierra agrietadas, rojas como la­
drillos, solas y desiertas como las lápidas
sepulcrales de los cementerios.
L a desgracia de M angal. — Un pobre
pagano, por nombre Mangal, viudo y con
tres hijos, hacía un año que se había e.stablecido en la aldea, llamada irónicamente:
Jx>god-Anondo-Kati, nel lugar más feliz del
nmndo ».
Una tarde, el anciano dq’o a su hijo
que encendiese la lámpara de aceite. Este sacó
un tizón del fuego y lo arrimó a la mecha;
pero sintiendo quemarse los dedos lo dejó
caer en un montón de paja, la cual inflamán­
dose, en un abrir y cerrar de ojos, comunicó
su llama a la choza.
(Póbre Manga! 1 Habíase establecido en
esta región porque, a raíz de la muerte de su
esposa y de dos hijos, un faquir le había dicho:
« Para librarte del odio del espíritu que te per­
sigue, debes abandonar esta aldea; si perma-

neces aquí todos tus hijos
morirán, y tú correrás
la misma suerte ».
Ahora, el pobre pa­
gano está más que con­
vencido de que el espí­
ritu se le ha metido en
el cuerpo y de que, vaya'
donde vaya, no le dejará
en paz.
Yo procuraba conso­
larlo e infundir en su
alma algunos principios
cristianos, como medio
para llevarlo al redil de
Cristo, en aquellos mo­
mentos en que la des­
gracia lo visitaba, pero
el infeliz, por toda res­
puesta, me decía: « Kopale, lekha acce«: todo
lo. que me ha sucedido,
B e n g a la .
y me sucederá, lo llevó
escrito en la frente ».
El fatalismo impide a estas gentes, de modo
formidable, creer en un Dios Padre, Conso­
lador de los añigidos.

f

V

U. M arocchino Pbro.
Misionero Salesiano.

IN D IA
En el país de los Garos.
Amadísimo Padre:
Le escribo desde Tura, pueblo pintoresco,
a mil metros de altura, y cabeza de Misión
en este país de los Garos. Llegamos aquí can­
sados, cubiertos de polvo y con los huesos
molidos, después de i6 horas de automóvil,
por caminos que han puesto a dura prueba
la resistencia del coche y nuestra paciencia.
Sólo en la estación seca pueden estos caminos
ser retxuridos por tales vehículos.
Esta Misión de los Garos resume, en pe­
queño, la historia de las luchas, de los sacri­
ficios, y también de los fracasos que acom­
pañan las conquistas de la Iglesia en tierras
de infieles. Tura, feudo de la misión ana­
baptista americana, desde ha<» más de 70 años,
era una meta prohibida para el misionero ca­
tólico y ha sido necesaria mucha astucia y
una gran dosis de diplomacia para vencer la

'T S ? *

'ÍV -•

• E x p lo ra d o re s d e D o n B o sco b e a g a le se s .

oposición que se nos hacía. Se empezó con
establecer la residencia en el confín de la región,
acechando desde allí el momento propicio
para llevar más adentro nuestras tiendas, y lle­
gado este momento suspirado, dos de nuestros
misioneros cargaron sobre una carreta de
bueyes su escaso equipaje y su altarcito y se
pusieron en marcha. Lluvias incesantes, inun­
daciones catastróficas, calor húmedo y asfi­
xiante hicieron aquel viaje penoso en extremo,
empleando seis días en recorrer un centenar
de kilómetros, mas, pese a todas las dificul­
tades, entraron en la tierra prometida. Aquellos
Salesianos estaban muertos, desfallecidos, lle­
nos de barro, pero contentos y felices.
El día siguiente, Jesús tomaba también pose­
sión de la colina de Tura y se establecía en ella
de modo permanente. El inefable Tesoro Eucarístico guardábase en una habitacioncita de
la humilde casa que tomaron en arriendo.
Ahora, aquella casa se ha trocado en una resi­
dencia blanca y graciosa y en una pequeña
iglesita que domina, desde lo alto, el país
de Tura: los Garos vienen a visitarla con
toda la ilusión de quien va a ver una mara­
villa. Pero nuestros misioneros moran aquí
muy poco tiempo, pues la mayor parte del
año la pasan recorriendo el distrito, que
abarca una superficie de 6.000 kilómetros
cuadrados. Una jira misionera de dos semanas,
o de un mes, significa 150 o 200 kilómetros
a pie, a través de colinas ásperas, densas de
floresta, y de senderos arriscados, «iOh, qué
--

187

Y

V is ita n d o la le p ro s e ría d e T u ra .

hermosos son los píes de los que evangelizan
en la paz!» hemíonos, si, pero son pies que
tienen que vadear docenas de torrentes tu­
multuosos, y hundirse en los fangales, y luchar
con las sanguijuelas que tratan de pcgaire a
las carnes y beber sangre. Hace dos años, un
pobre misionero, hallándose a 50 kilómetros
de 'I'ura, tuvo un serio ataque de disentería;
medio arrastrándose consiguió llegar a un
pueblo, y .se tumbó en la primera choza; todos
huyeron. Durante varios días estuvo allí solo,
a merced de la fiebre y del delirio, terrible­
mente postrado a causa de las pérdidas de
sangre. Da gente del pueblo no se atrevía a
acercarse. Ihia noche, dos o tres indígenas
fueron a espiar a través de la puerta entrea­
bierta... ¿Quieres té? — le gritaron desde
fuera — hemos venido a ver si aún estás \ivo.
Xo ex.igeraban; el pobrecito ■ creyó más de
una vez que había llegado su última hora. Por
suerte, su compañero llegó oportunamente
con alimentos y medicinas y el enfermo pudo
i'cr trasladado al centro.
iS S

-

Pero ¿qué tiene de particular esta región
para merecer tales sacrificios? ¡Vaya si tiene!
Los Caros son una excelente materia prima,
susceptible de ser elaborada y plasmada, y
de convertirse en verdadera obra maestra; es
una tierra virgen que podrá dar frutos muy
consoladores. Mientras el automóvil remon­
taba las colinas en busca de Tura, pasaban al­
gunos grupos de Caros con la ceryiz doblada
bajo las altas cestas llenas de algodón y de
otras mercancías, y \estidos de un modo rudi­
mentario. Al oír el ruido del motor, llenos de
pánico, echaron a correr delante de nosotros.
Aunque disminuimos la marcha y les gritamos
que se apartaran, o se detuvieran, que no que­
ríamos hacerles daño, fue todo inútil; ellos
seguían corriendo como alocados, hasta que
el cansancio les obligó a rendirse, j Pobres
gentes! les preguntamos porqué huían, les
pedimos mil excusas por haberles involun­
tariamente incomodado, y les explicamos que
no Íbamos a estorbar en lo más mínimo su
vida sencilla y pintoresca sino a llevarles un
mensaje divino que les haría felices, a amarles como verdaderos hermanos.
El retrato del Caro no es muy difícil de
hacer: cara redonda, estatura mediana; son
todos robustos y buenos mozos, llevan la ca­
beza envuelta en un largo turbante azul, el
rostro afeitado y cuarenta centímetros de paño
para cubrirse; he aquí el Caro en su vida
primitiva. A pesar de la lanza que empuña
su nervuda mano, mira al forastero con ojos
mansos y dulces. Las mujeres no difieren mu­
cho, a parte de sus vestidos un tantico más
amplios que los de los hombres, y de los exu­
berantes adornos metálicos con que se envuel­
ven el cuello para mantenerlo rígido. Una vez
ganados el corazón y la confianza de estos hom­
bres, cosa no muy difícil, resultan simpáticos
y demuestran un natural franco y jovial, in­
teligente y abierto.
Para darse cuenta de lo que promete esta
misión, basta considerar los resultados obte­
nidos hasta ahora, pero ¡cuánto queda aún
por hacer y cuántas cosas se necesitan para
que la obra alcance toda su eficiencia! Uige
especialmente construir un internado para
niños y otro para niñas y llamar a las herma­
nas para que se encarguen del cuidado de
éstas.
En esta excursión, visité la colonia guberna­
tiva de leprosos situada en las afueras, a algunos
kilómetros de Tura, y los primeros que salie­
ron a saludamos fueron los hijos de estos pobres
enfemios que se hallaban jugando en la pra­
dera. Corrieron en seguida a nuestro encuentro

y sonrientes gritaban: ¡Jesuna Rasong! j Ala­
bado sea Jesucristo! Rodeados por ellos fuimos
viendo aquellas tiendas de campaña donde
penan las víctimas del doloroso y terrible
morbo que deforma los semblantes y convierte
pies y manos en horribles y sangrantes mu­
ñones... Los leprosos catecúmenos nos re­
cibían con una sonrisa melancólica y mur­
muraban también ellos: ¡Jesuna Rasong! Nues­
tros misioneros van a visitarles todos los días
y les recrean con la linterna mágica y el gra­
mófono. Una de las más audaces ambiciones
de la cristiana caridad del que fue primer
obispo de Asam, Monsi Mathias, era construir
aquí tma leprosería católica, pero su pro­
moción a la sede arzobispal de Madras y el
incendio de la Misión de Shillong le impi­
dieron realizar esta obra tan excelente y ne­
cesaria.
Pero si él no pudo hacerlo, yo que recogí
sus responsabilidades y sus anhelos, oigo una
voz semejante a aquélla del leproso a quien
curó Jesús: « Si tú quieres, puedes ayudamos ».
y, en nombre de este Jesús, a cuyo amor hemos
jurado ganar todas estas almas, me dirijo a
todos nuestros amigos para que nos ayuden
a construir siquiera la iglesia de esta lepro­
sería.
¡Jesuna Rasong! si, si, alabado sea Jesucristo
en toda esta región de los Caros.
Oiga, amado Padre, lo. que refería a nuestros
misioneros un pobre viejo ya inclinado bajo el
peso de los años, que, desde hace mucho tiem­
po, es un fervoroso cristiano: «Padre, mi vida es

un tejido de aventuras. Me vi arrollado por las
aguas de un torrente impetuoso, tenía nece­
sariamente que ahogarme y no me ahogué;
una noche, mientras dormía, la casa fué arra­
sada por un ciclón y yo me levanté de las
ruinas sin el menor rasguño; caí de un árbol
y tampoco me hice daño; un tigre se me aba­
lanzó y pude salvarme; (y enseñaba una larga
cicatiz en el pecho); un elefante pasó furioso
junto a mí, trató de sacudirme un furioso
trompazo y no me tocó. ¿ Por qué no permitió
el Señor que yo muriera ? — Porque aún no
habías recibido el bautismo, le dije yo. — ¡Ah,
si. Padre, es verdad, Dios me quería con El en
el cielo, (y volviéndose hacia la capilla, juntó
conmovido las manos y se inclinó). Efecti­
vamente, Dios quiere que los Caros vayan al
cielo, y a |>esar de que los misioneros, opera­
rios de Dios, tenemos que luchar con miles
de dificultades, a pesar del poco tiempo que
hace que trabajamos en este territorio inmenso
y de que sólo hay en él dos sacerdotes para
tantas almas, este año hemos conseguido zoo
bautismos.
Bendíganos, amado Padre, para que el
Señor nos envíe abundantes recursos para
hacer el bien y seamos .siempre dignos ,de las
gracias que su bondad nos pródiga.
Devotísimo en C. J.
Mons. F errando,
Obispo de Shillong.

L a resi< l2acia d e T u n .

189

Crónica de Gracias
oíríbuidas a /a infercesión de M o ría A u xi¡iadora, de San Juan Bosco y de nuestros
Siervos de D ios.

Curada de varices én las piernas.
Hacía siete años que sufría de varices ^en
las piernas, no hallando alivio con las medi­
cinas de los médicos ni con las yerbas de los
curanderos, hasta que una amiga me habló
de la milagrosa Virgen María Auxiliadora;
yo la invoqué con toda mi fe, pidiéndole me
sanara y que pudiese caminar, y hoy me en­
cuentro completamente bien.
También me ha concedido esta buena Madre
dos gracias más: la de salvar dcl servicio mi­
litar a un hijo que es mi sostén y sanar a otro
más chico de parálisis infantil.
Muy agradecida, hago público este agrade­
cimiento y envío una pequeña limosna.
Guerrico (Argentina), mayo de 1938.
F. M.
Desaparición de un reuma nervioso.
Una hermana mía venía sufriendo horrible­
mente de un gravísimo ataque de reumatismo
nervioso, a cuyos ataques no podía yo asistir
sin que sufriera también por mi parte. En tal
estado, acudí a María Auxiliadora, por inter­
cesión de San Juan Bosco, suplicando inter­
viniera en nuestro auxilio. Este no se hizo de­
morar, viéndose pii hermana libre de su do­
lencia, sin que hasta ahora se le haya renovado.
Agradecida, cumplo la promesa de publicar
tan importante gracia y enviar a Turín una
limosna para las obras de mis celestiales Pro­
tectores.
Labateca (Colombia), julio de 1938.
S acramento A rredondo
Cooperadora Saksiana.
María Auxiliadora me saca de una ope­
ración difícil.
Encontrándome en Bahía de Caráquez,
Provincia de Manabí, con una herida abierta,
a consecuencia de una mala operación de apendicitis y de la vesícula biliar, me encomendé a
mi buena Madre, María Auxiliadora, hacién­
dole una novena para que pronto se cicatrizara
la herida. La Virgen Santísima no desoyó mis
ruegos fervorosos . Sometido a una nueva
operación, hoy me encuentro en franca conl

O

--

valecencia, no obstante ser la operación muy
delicada y peligrosa, tanto que los médicos
creyeron no la resistiría.
Al hacer público mi agradecimiento a la
Santísima Virgen, María Auxiliadora, tengo
la satisfacción de cumplir el ofrecimiento que
hice: dar una limosna para su Basílica de
Turín y otra para la canonización del vene­
rable Siervo de Dios, Domingo Savio.
Guayaquil (Ecuador), diciembre de 1939.
I saac P into L.
¡Madre de mi alma!
Este grito se escapa de mis labios sin poderlo
contener.
¡Qué infinita es tu bondad! ¡Quégrande es
tu misericordia!
No puedo contener las lágrimas al publicar
esta gracia. Sucedía que yo veía con dolor
que una hermana mía, disconforme con todos,
había determinado quitarse la vida, y tan
resuelto tenía esto y todo tan arreglado, que
la irreparable desgracia parecía ser una cosa
fatal. Con el corazón rebosante de pena, puse
el asunto en manos de María Auxiliadora y
Ella me lo resolvió todo bien, como siempre.
Gracias a Ella, a mi hogar ha vuelto la
paz.
Paysandii (Uruguay), febrero de 1939.
X.
Otras gracias.
¡Oh, María Auxiliadora! Postrada a tus
pies, quiero expresar mi profunda gratitud a
T í y a tu Siervo San Juan Bosco, por haber
devuelto la salud a mi madre, víctima de grave
enfermedad.
Como* lo prometí, hago pública tu inmensa
misericordia y envío una modesta oferta para
las Obras Salesianas.
Aguascalienles (Méjico), abril de 1939.
Ma. A na de Jesús G arcía .
Agradecida a San Juan Bosco por haber
conseguido la salud a una tía mía, que en se­
tiembre del año pasado se vió gravemente
enferma y desahuciada de los médicos, y hoy
día goza de completo bienestar, cumplo la
promesa hecha de e.xpresar públicamente mi
reconocimiento y enviar una oferta para las
Obras y Misiones del Santo.
La Brecha (Méjico), marzo de 1939.
E lvir-a Z uznuza
Cooperadora SaUsiatia.

La Beata M azzarello arregla un asunto
m uy d ifícil.
Con todo mi corazón doy gracias a la Beata
María MazzareMo, porque, encontrándome
muy apenada por un asunto que creía muy
difícil de arreglar, recurrí a ella con todo el
fer\'or posible, y no transcurrieron más que
unas cuantas horas cuando vi mi súplica aten­
dida. Agradecida, envío una modesta oferta
para el culto de 'esta grande Beata, y deseo se
publique esta gracia para gloria de Dios y
de mi Protectora.
Durango (Méjico), marzo de 1939.
Ma. G. M. de B.
Cooperadora Salesiana.
Por intercesión de nuestros Siervos de
Dios.
Da gracias al Ven. Domingo Savio por una
gracia recibida Carmen Salgado (Montevideo).
Da gracias al Siervo de Dios Miguel Rúa,
por Ídem. Pedro Morello de Zenón Pereyra
(Argentina).

NECROLOGIAS
S A L E S r A N O S D IF U N T O S :
José Del Pavero, sacerdote — de Lozzo Cadore
(Italia) t eo M ogliano Véneto (id.), el 18 de febrero
a la edad de 78 años.

Pedro Orsi, sacerdote — de Pugliano (Italia) t
en Buenos Aires, el 5 de febrero a la edad de 78 años.
Andrés Aparicio, coadjutor — de Ojos Negros
(España) t en el 28 enero a la edad de 70 anos.
Maximiliano Osíertage, sacerdote — de Gcmunden
(Bav-iera) t en Lim a, el 19 diciembre a la edad de
59 años.

León Córdoba, sacerdote — de L a U vita ((Colombia)
t en Mosquera (id.), el 7 febrero a la edad de 43 años.
José Conti, coadjutor — de Papazzano (Italia) t
en L a Vega (Venezuela) el 25 noviembre a la edad
de 34 años.

C O O P E R A D O R E S D IF U N T O S :

Don Félix Sánchez Blanco.
i Q u é pérdida tan sensible para la catolicísima S e ­
villa, y qu é v'acío tan doloroso en los medios salesianos que tienen allí obras tan florecientes!
E>on F é lix Sánchez Blanco era un temperamento
recio de cristiano a la antigua usanza, peí o con una
inteligencia ágil, sensibilísima, abierta a todas las

palpitaciones de la rída moderna, que alternaba k s
tareas rudas, y para él casi sacerdotales, de la no­
taría con el cultivo de las ciencias sociológicas y
del deporte literario, en el más estricto sentido do
esta palabra. Para él un buen libro era una golosina,
una dm n a ambrosía que tentaba de modo irresis­
tible su TOluptuosidad espiritual. Siendo todavía
joven, planeó, con varios amigos, y editó a todo lujo,
una revista que en Sevilla habría conservado segura­
mente, durante largos años, el fuego sagrado del hueir
gusto tradicional, si el exaltado tono aristocrático en
la manera de concebir el arte no hubiese hecho im­
posible su desempeño económico.
Don Félix Sánchez Blanco era el hombre indis­
pensable en toda empresa de celo o de acción cató­
lica, el animador entusiasta de todas las cofradías
religiosas locales, que no son pocas. Su notaría con­
taba con una clientela numerosa y selecta; era el
arca obligada donde caían los secretos y últimas vo­
luntades de lo mejor y más granado de la provincia,
y era a la vez ateneo familiar de artistas y literatos y
hatería misericordiosa de pobres de todo género.
Nadie que acudiera en demanda de remedio para
alguna miseria moral o material se retiraba con las
manos N’acías; esto lo saben m uy bien especialmente
las Conferencias de San Vicente y las religiosas y
religiosos encargados de alguna obra benéfica, y
como en las diversas jerarquías de procuradores de
los pobres no ocupan el últimlo lugar los salesianos,
éstos hallaron siempre en el cristiano corazón de
Don Félix generosidades sin límites, y en su consejo
iluminado de abogado y de caballero una lealtad
proba y absolutamente desinteresada. Basta decir
que, no obstante las atenciones abrumadoras de su
despacho, desempeñó siempre, hasta la muerte, la
Presidencia de los Cooperadores Salesianos de Se­
villa, que, según él, le honraba más que una enco­
mienda.
Los hijos de D o n Bosco nunca olvidarán las deli­
cadas finezas de aquel hombre bueno, piadoso, pru­
dente, caritativo, santo, que, durante decenas de
años, vivió Intimamente identificado con nuestras
obras de apostolado en Sevilla, y las sostuvo en
momentos difíciles, y dedicó una parte notable de
su tiempo y de su influencia a protegerlas y aconse­
jarlas; no olvidarán la deferente amabilidad con
que, a todas horas, les iccibía en su casa, antepo­
niéndoles a menudo a clientes adinerados cuyas
risitas eran humartamente mil veces más remuncradoras.
Nada diremos de su entrañable amor filial a
María Auxiliadora y a San Juan Bosco. cuyo culto
embelleció con cuantiosas dádivas, y ante cuyos
altares iba a postrarse, siempre que podía, no obs­
tante lo apartado de nuestra iglesia de la Sma,
Trinidad.
E n su soleada finquita de campo « Los Merinales »
llena de gracia andaluza, de sencillez y campechanía,
erigió un oratorio público donde los Salesianos dicen
misa V administran los santos sacramentos, y donde
sus virtuosas hijas, herederas del fervor cristiano q u j
alentaba en su alnta, reúnen a los braceros de aquellos
contornos, especraJmente a los ñiños, y reali2an en

-

191

medio de ellos una labor catequística en extremo
admirable.
N o nos dicen de que enfermedad ha muerto este
gran ami^o y bienhechor de los huérfanos de Don
Busco; sólo sabemos que, desde hace tiempo, su
salud había decaído mucho, a causa de su fídelidad
terca y concienzuda a los deberes profesionales que
le imponían, a todas horas, un trabajo superior al
índice de su resistencia física.
¡Dichoso él que ha podido presentarse al soberano
Dueño de nuestra vida, y decirle: Señor, cinco ta­

lentos me habíais entregado, he aquí otros cinco que
con ellos he ganado; y escuchar de los divinos labios
la bienaventurada sentencia: Muy bien, siervo bueno
y fiel, entra en el goao de tu Señor!
N o obstante esta nuestra seguridad moral, que
avalan sus grandes y acrisoladas virtudes, no que*
remos terminar estas líneas necrológicas sin reco­
mendarlo a las oraciones de nuestros numerosos
amigos, y sin enviar nuestro más cariñoso pésame
a su atribulada familia.

Doña Dolores Rioboo y Susbielas.
L a Exema. Sra. doña Dolores Rioboo y Susbielas
ha muerto.
M ontilla, la Congregación Saicsiana, la Archicofradía de María Auxiliadora, todos estamos de luto.
Si el espacio y los delicados sentimientos de los
familiares lo consintieran, bien riildría la pena de
redactar un folleto, una pequeña biografía de tan
eximia señora, para que sirviera de libro de texto a
tantos señores y tantos ricos que no saben vómo
emplear los valiosos tesoros de dinero y de tiempo
que el Señor, con genenrsa liberalidad, ha puesto
en sus manos.
Su vida de 77 años es un poema sublime de bon­
dades, de renunciamientos, de sacrificios, de amores
puros y santos.
Su corazón, que fué siempre maestro en el arte
de hacer el bien, se noIcó primero sobre su casa,
fonnando un hogar modelo, un huerto cerrado y
recogido en donde florecieron con prodigiosa lo­
zanía todas las Wrtudes cristianas.
Y sobre este amor purísimo a su casa y a sus hijos,
puso otros tres grandes amores: el amor a María

192

Auxiliadora, el amor a nuestros aspirantes y el amor
a los niños pobres.
Era la presidenta de la Archicofradía de M . A .,
establecida ya de antiguo en nuestra Capilla.
L a Virgen visitaba su casa. Haciéndole apretada
corona, los hijos y nietecillos desgranaban el Santo
Rosario.
Grande y solicito era su afán porque se extendiera
el culto de María Auxiliadora y funcionaran las capillitas y se adornara más y más su Capilla y se ce­
lebraran con redoblado fervor y entusiasmo su N o ­
vena y su Fiesta.
'
Y la Virgen le pagó con largueza el mucho amor
que la tuvo, llevándosela al cielo el día a Ella con­
sagrado, en las primeras horas de la mañanita del
sábado 3 de Diciembre.
Paralelo al amor que profesaba a la Virgen era
su amor a San Juan Bosco, cuya reliquia tenía sobre
el corazón.
j Con qué fruición leía el Boletín Salesiono y cómo
se alegraba ante los progresos mara^^llosos de nuestra
Obra en el m undo!
Su interés por las vocaciones sacerdotales era ex­
traordinario. « ¡Cuánto bien puede hacer — repetía
— un santo sacerdote», mientras preguntaba por
el número de nuestros aspirantes, por sus necesi­
dades materiales ¡ Q ué delicadezas y extremos los
suyos por estos pobrecitos!
Tam bién los niños de nuestras Escuelas ocupaban
en su corazón un lugar de predilección. L o decía
muchas veces: « Nosotros ya somos viejos, no hay
quien nos corrija. A los niños, a los niños es a quien
hay que educar *.
Por esto todos los meses mandaba al Colegio su
limosnita destinada a costear un maestro, encargando
que no apareciera su nombre en la revistita « Nuestro
Auxilio >. Y cuando se acercaban las Pascuas, era
ella la que preguntaba por el regalo de los niños y
se apresuraba a mandar su óbolo, que nunca era el
más pequeño.
Descanse en paz la generosa bienhechora, la madre
buena y cariñosa de nuestros niños, y mientras a
sus hijos y familiares enviamos desde estas pá­
ginas la expresión sincerísima de nuestra más sen­
tida condolencia, rogamos a los archicofrades y
amigos de la Obra saicsiana una fer>’orosa oración
por su alma.

Han m uerto tam bién en la paz del Señor:
A

r g e n t in a

- Lobos. —

Teresa Rosselli.

- Cali. — Argelino Arce - Pedro C e­
lestino Valencia - Ricardo Cobo - Sofía Vda. de
Escobar - Benilda M edina de Romero - Bárbara
Caicedo Vda. D e Satizábal.
C

o l o m b ia

F i l i p i n a s - Manila. — limo. Sr. Don Leopoldo
Kahn, Caballero del Orden Piano - Dr. Luciano
Adorable.

V enezl"ELA - Valencia. — María de Borges - Jo­
sefa Iiibarren de Iturriza - Rafael Bellera - Seño­
rita SiKia Rojas.

C o n a p ro b a c ió n d e l a a u to rid a d e c le s iá s t ic a . • E s t a b le c im ie n to T ip . d e l a S .E .I . - T u r in
D ir e c to r re s p o n s a b le : D . G U I D O F A V IN I - V ia C o tto le n g o , 32 - T U R I N 109 - ( I ta lia )

Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
q u e lo s C o o p e ra d o re s S a lesia n o s p u e ­
d e n g a n a r e n e l tra n scu rso d e l año.

— Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmejite,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabígo santificado pue­
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca­
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un dia de cada mes, el que uno elija,
i - E l dia en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
^ - E l dia que se asiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
$ ~ E l dia en que uno inscribe su nombre en la
Pia Unión de Cooperadores Salesianos.
b - E l dia en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer­
cicios Espirituales, de ocho dias.
8 - A la hora de la muerte, con tal que, con­
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co­
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
I.

EN CA D A U N A
D E L A S S IG U IE N T E S F IE S T A S :

18
23
25
29

-

Cátedra de San Pedro en Roma.
Desposorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de. San Francisco de Sales.
FEBRERO

2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquia.
M A R ZO

19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
M AYO

3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
1 1 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JU N IO

24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
J U L IO

1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu­
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
-

AG O STO

6 - Transfiguración del ¿Señor.
15 - Asunción de la Sma'Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SE T IE M B R E

8
12
14
15
29

1) M O V IB L E S:

-

Natividad de la Sma Virgen.
Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE

Sagrada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domit^o de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de María (día siguiente
del anterior).
2) F IJA S:
ENERO

1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.

y - La Virgen del Rosario.
- Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
II

N O V IE M B R E

21 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
D IC IE M B R E

8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi­
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, según la intención del Romano Pon­
tífice.

I ■"
\

AMtGos Y GcxiPERADOREs DE DON Bósco Contribuíd COTI generosidad
a ulfimar ¡os fraba jo s de su Santuario de. M aría Auxiliadora.

HERMOSOS RETRATOS DE

SAN J U A N

BOSCO

(S ocietA E ditrice I nternazionale
Corso Regina Marghcritn, 1 7 6 , T

O L E O G R A F IA
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4 25
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2—

D e la m is m a E d ito ria l • N o v e d a d m u s ic a l:

M IS A ■ ' V IR G O P O T B X S " nt honor de S.jfuan Bosco,
a 3 vtKcs mixtas con acianp. de órgano — S. ViLLAN t S. S.
Partitura.......................... 1,’ras 6 —
Partes sueltas . . . . ’
i —
Fácil, melódica y adaptada a las Escolanías cuyos
sopranos no emplean la voz de falsete. O bra alta­
mente recomendable por todos conceptos.

1