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Medios

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FEBRERO 1938

a eíiano

r e v i s t a

d e

l a s

o b r a s

d e

d o n

h o s c o

INSCRIBIOS EN LA PÍA OBRA
D E L SAGRADO CORAZÓN DE JESÚ S
DE ROMA
¿ Quién no conoce la Oóra del Sgdo Corazón
de Jesús?
Fué fundada por el Primer Sucesor de San
Juan Bosco, y benignamente aprobada por
S. S. León X III el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de una peseta, u otra
moneda equivalente, se adquiere derecho a
participar de todas las oraciones y buenas
obras de la Sociedad Salesiana y a la aplicación
de seis misas, que se celebran todos los días,
a perpetuidad, en nuestra Basílica del Sgdo
Corazón de Jesús de Roma, dos en el altar
mayor, dos en el de María Auxiliadora y dos
en el de San José.
Los que se inscriben en la Obra Pía pueden
aplicar el fmto de estas misas a sí mismos, o
a otras personas, vivas o difuntas, y variar la
intención cuantas veces les plazca.
Las limosnas recibidas por este conducto
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la

sociedad, acogiendo a niños pobres y abando­
nados, para educarlos cristianamente.
¿ Quién no contribuirá, pues, con algunos
céntimos, que con tanta facilidad se gastan,
a esta invitación paternal de San Juan Bosco
y de la Iglesia, inspirada en ideales tan nobles
y caritativos ?
¿ Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina, en este mundo y en el
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿ Quién no tiene almas queridas, vivas o di­
funtas, a quienes obsequiar con tan espléndido
regalo espiritual ?
No tardéis en pedir Hojas de suscripción.
R ector M a yo r de los S alesian os .

Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse al mismo Rector
Mayor o directamente a nuestra casa de Roma. Ospizio Sacro Cuore - Via Marsala, 42.

Normas para los corresponsales de Boletín Salesiano
1. —> Recibimos siempre con agradecimiento cuantas informaciones se nos quieran enviar,
que, de algún modo, pueden interesar a las Obras Salesianas. Aunque todas evidentemente no
podrán ser publicadas, servirán para enriquecer el Archivo de nuestra Casa Madre.
2. — Las croniquillas de fiestas o acontecimientos de especial importancia deberán ser breves,
se evitarán en ellas repeticiones y detalles innecesarios, y, de ser posible, se escribirán a máquina
con líneas bien espaciadas.
3. — Salvo rarísimas excepciones, la Revista no publica poesías ni trabajos ajenos a la Obra
Salesiana. No inserta el nombre de los autores ni devuelve originales.
4. — Siendo, de hecho, nuestro Boletín una Revista ilustrada, rogamos encarecidamente el
envío de buenas y luminosas fotografías. Hoy, un simple grabado dice a veces más que una cró­
nica, y, cuando acompaña a ésta, la avalora de modo extraordinario. Aviven pues su celo nuestros
corresponsales, quienes deben saber a este respecto que de los diarios ilustrados que nos envían
no es posible reproducir ningún grabado.
5. —
los que tienen la bondad de remitimas gracias o necrologías hemos de asegurarles
que, de llegar a nuestro poder, más tarde o más temprano las verán publicadas. Si a veces aparece
sólo el nombre, es, o porque no recibimos otra cosa, o porque a última hora nos viene a faltar
espacio, o porque la relación carece de especial interés.

’ r

R E V I S T A DE
L A S OBRAS DE
DON BOSCO
REDACCION

Y

S O l E r 1M
AiESlAM O

A DM lN ISTRACiON i

VIA

COTTOLENGO.

32

-

TÜRIN

A ñ o L U I - N ú m e ro 2

FE B R E R O 1938
(log'

-

ITALIA

S U M A R IO : M á s lu z s o b re la tig u r a d e S a n Ju a n B o s co . - D o n J o a q u ín B r e ss a n C o lu s s i. - E l E xo rn o. S r . D o n José
S e lv a , n u e v o O b is p o S a le s ia n o . • L a obra d e D o n B o sco en E spañ a y A m é rica : B u e n o s A ir e s . B e n d ic ió n y Ju ra de
B a n d e ra d e lo s E x p lo ra d o re s d e D o n B o sco • C ó rd o b a . F e rv o re s e u c a r is tic o s e n e l C o le g io P ió X • S a n I s id ro .
B e n d ic ió n d e c r u c iñ jo s p a r a la s E s c u e la s - B o g o tá . C e r ta m e n c a te q u ís tic o - G ü in e s . S im p á t ic a fle sta p a tr ió lic o e s c o la r - A r e q u ip a . C o n m e m o r a c ió n d e l C e n te n a rio d e l n a c im ie n to d e ! S . d e D . D . M ig u e l R ú a - C iu d a d T r u jillo .
S e n tid o h o m e n a je a l a m a d r e d e l P r e s id e n te d e l a R e p ú b lic a • M o n te v id e o . C o n g re s o d e la s C o m p a ñ ía s . • D e
nuestras A lisio n ts: L a o b r a m is io n e r a s a le s ia n a e n l a P a ta g o n ia - A lto O rin o c o . L a fie s ta d e M a r ía A u x ilia d o r a
en l a s e lv a . - Im p re s io n e s d e l a r e v o lu c ió n e s p a ñ o la • A lg o d e lo q u e h iz o la 'B e s tia R o ja e n M o ró n . - C rónica
de gracias. - N ecrologías.

M ás luz sobre la figura de San Juan Bosco
Celebrátidose este año el glorioso tránsito
de nuestro Santo Fundador, publicamos este
discurso que, en 18 ^ , a raíz de aquel acontecimtento, pronunció, en. el Oratorio de Tiirin,
el entonces Canónigo y Vicario Foráneo de
Moncalieri Don Jacinto Ballesio, que fué uno
de los primeros “ biricchini” de Don Boscó,
y cuyas impresiones vividas, sencillamente ex­
puestas y todavía inéditas en lengua española,
juzgamos en estos momentos de especial interés.
Don Bosco, su vida, sus obras, pertenecen
ya a la historia, la cual, en bellas y luminosas
páginas, dirá a las venideras generaciones que
él, por espacio de medio siglo, fué el apóstol
del bien; que, con una pedagogía aprendida
del Evangelio, plasmó en el amor al estudio, al
trabajo y a la virtud a miles de hijos del pueblo;
que, con ingenio ágil y prodigioso, fué un
escritor ilustre de ascética, un popular, fácil y
temido apologista, un historiador docto y
estimado, un formidable animador para todo
género de empresas bellas y santas. Dirá la
historia que, mientras más arreciaban la perse­
cución y el exterminio de las Ordenes Religiosas,
él, para realizar mejor sus atrevidos proyectos,
y extenderlos y perpetuarlos, fundó una nueva
Congregación,. fér\’ida de juventud y floreciente
de celo y sabiduría: dirá que, después de haber,
con general estupefacción y unánime aplauso,
diseminado sus obras por media Europa, su
mente ilimitable y su corazón impávido toda­
vía las llevaron a través de los mares, con las
misiones de América. Estas y otras cosas dirá
la historia en alabanza del humilde sacerdote, y
para gloria de Dios que ha querido servirse de
él para dilatar por doquiera su espíritu creador,

no con las artes destructoras de la guerra sino
con las del amor, del sacrificio, de la paz.
Lo que la historia no podrá decir con sufi­
ciente conocimiento, lo que ella nunca logrará
hacer comprender a los hombres es el encanto
de su rida íntima; su sacrificio continuo, dulce,
sosegado, invencible y heroico; es el desvelo y
amor con que nos miraba a nostros sus hijos;
es la confianza, la estima, el afecto, la reverencia
que nosotros le teníamos a él; es el enorme pres­
tigio, la aureola de santo, de docto, con que
se nos presentaba, espejo fulgente para nuestros
ojos de la más alta y acendrada perfección moral.
¡Oh!, no, la historia difícilmente podrá re­
producir y hacer entender y creer las suaves
dulzuras que una palabra suya, una mirada,
un gesto infundían en nuestras almas. Es ne­
cesario haberlo visto, haberlo vivido.
En la.s vidas de los ^Santos, aun las. mejor
escritas, queda muy amortecida y desdibujada
la fascinación que ellos ejercieron sobre sus
familiares y coetáneos. El perfume de sus
palabras, de sus virtudes, se disipa con el
andar del tiempo; pero nosotros a Don
Bosco le hemos visto y le hemos escuchado.
Circunscrita entonces su obra al Oratorio,
sentíamos la eficacia de su persona con más
intensidad. Lleno él todavía de energías, con
su ingenio y con su inmenso afecto se entre­
gaba todo entero a nosotros, vivía siempre en
medio de nosotros.
Por la mañanita, muy temprano, está ya
con sus hijos. Los confiesa, dice la misa, les
da la comunión. No se le ve nunca solo; o
con los niños, o dando audiencia a las muchísi­
mas personas que le asedian en todas partes,
en la sacristía, debajo de los pórticos, en el

patio, en el refectorio, en las escaleras, en su
despacho. Y esto por la mañana, durante el
día y por la tarde; hoy, mañana y siempre. No
obstante, él piensa en todo, sin que se le escape
un detalle; conoce a sus centenares.de niños
y les llama, a cada uno, por su nombre. Se in­
forma, aconseja, dispone, ordena. La corres­
pondencia que despacha él personalmente darfa
abundante trabajo a varios hombres d t pro­
bada actividad. Kstudia, escribe libros, piensa
en las necesidades materiales y morales del
Oratorio y ninguna queda desatendida. No
hay obstáculo que él no venza, y con fre­
cuencia convierte en amigos, en admiradores
o bienhechores suyos a los que poco antes,
no conociéndole o conociéndole mal, lo des­
preciaban, calumniaban y perseguían.
lil Oratorio tenía un Reglamento hecho por
Don Hosco.. No se conocían los castigos cor­
porales, ni había celdas para encerrar a los
recalcitrantes. La base del orden era el santo
temor de Dios. Don Hosco era su represen­
tante y ejercía el mando en nombre de El; para
aquellos centenares de niños, estudiantes y
artesanos, bastaba este santo temor para ha­
cerles evitar el mal y practicar el bien. La
piedad del buen Director se comunicaba a sus
subalternos y por medio de éstos a todos los
niños. Los Santos Sacramentos, la Comunión
frecuente, y para muchos diaria, la devoción
a María Santísima, al Angel de la Guarda, a
San Luis Gonzaga hacían a no pocos de ellos
modelos acabados de virtud.
Y algunos, uniéndose en piadosa Asociación,
bajo el título de María Inmaculada, presididos
por Miguel Rúa que ya entonces, según opi­
nión de todos, era el más adicto y el más ejem­
plar entre ios hijos de Don Hosco, excogitaban
mil arbitrios para encaminar al bien a sus
compañeros, con sus ejemplos, con la dulzura
de su trato y, cuando el caso lo exigía, impo­
niéndose duros e ingeniosos sacrificios.
Llegaba un niño al Oratorio. Acaso era la
primera vez que salía de su pueblo natal.
Solo y receloso, veíasele entregado a la más
negra melancolía, a los mil pensamientos nos­
tálgicos que torturaban su cerebro y oprimían
su corazón. Un compañero se le acerca, le
pregunta cómo se llama, de dónde viene, le
hace hablar y discurrir, le invita a pasear, le
distrae, le conforta y acaba ofreciéndosele
como amigo y guía para hacerle conocer los
diversos lugares y costumbres de la casa.
¿ Quién es ese amigo ? Domingo Savio, Francesia. Durando, Cerruti, un ntiembro, en fin,
de la Compañía de la Inmaculada. Ved allá
aquel enjambre de niños que se divierten. Hay

26

uno que se distingue y agrupa a los demás en
tomo suyo, atrayéndoles como un imán. Disi­
muladamente, y con un arte admirable, obtiene
que allí no se critique, que no se blasfeme, que
no se tengan conversaciones inconvenientes, que
no riñan unos con otros, y, con amenas palabras
e historietas edificantes, poquito a poco los va
catequizando y santificando.
Todos le escuchan con gusto, todos le quieren
bien, y apenas la campanilla llama al deber,
sea a la clase, al taller o a la iglesia, todos los
niños revolotean en torno del compañero y
.con indecible alegría se someten a la disci­
plina. ¿ Quién es ese compañero ? Es uno de
la Compañía de la Inmaculada, verjel donde
crecieron y se formaron los primeros miem-.
bros de la Congregación Salesiana.
Así gobernaba Don Hosco en su querido, o
mejor, en nuestro querido Oratorio. Con el
santo temor de Dios, con el amor, con la edifi­
cación de sus buenos ejemplos. Alguien llamará
teocrático este modo de gobernar. Para nosr
otros, éste es el gobierno de la persuasión
y del amor, el gobierno más digno del hombre.
Son imposibles de describir los admirables
efectos de este gobierno. Los centenares de
estudiantes y pequeños obreros que entonces
aquí se educaban, sentíanse estimulados al
exacto cumplimiento de sus deberes con un
ardor incomprensible, y, de ellos, un número
muy apreciable eran, no sólo buenos, sino
óptimos; eran verdaderos modelos de piedad,
de aplicación, de dulzura, de sacrificio; eran
guías amabilísimos, ejemplos fúlgidos y efica­
ces; niños admirables que no habrían cometido
un pecado venial deliberado por todo el oro del
mundo; niños de una devoción tan acendrada,
tan tierna, que realmente tenía algo de extraor­
dinario. ¡Qué espectáculo tan hermoso verlos
en la iglesia recogidos, y diríase casi arreba­
tados en un éxtasis celestial, bienaventurado!
¡Cuántas veces, los nobles de la ciudad traían
a sus hijos para que vinieran á espejarse en
aquellos hijos del pueblo, que, sin darse
cuenta, habían adquirido la nobleza sublime
de la virtud y de la gracia divina I Estos ben­
jamines de Don Hosco eran los que, empa­
pados en su espíritu, le ayudabpn eficacísimamente, ejercitando en medio de sus compa­
ñeros un grande y saludable apostolado.
En el Oratorio, resplandecían aquellas gran­
des y dulces virtudes de inocencia, sencillez y
cristiana alegría que hicieron tan amables
los tiempos de Santo Domingo y de San
Francisco de Asís. Los espíritus profanos
llamarán a esto leyenda, pero nosotros afir­
mamos que es genuina v verídica historia.

-- - •/' • -

* ,r y 'í f í l 4 - * ’

E l d ia d e l E je r c ic io d e la B u e n a
M u e rte p a r a lo s E x a lu m n o s .

í *

E l n u e v o c o n c ie r '
(o d e c a m p a n a s .

SAN

ISIDRO

(Argentina).

E l B a ta lló n X I I I d e E x p lo ra d o re s
d e D o n B o sco e l d ia d e l a Ju ra.

27

Movidos por la poderosa palanca de la
Religión y del amor, estudiantes y artesanos
trabajaban gustosa y espontáneamente. Y
para citar un caso, recuerdo yo todavía la
gloriosa emulación que había entre los alumnos
que cursábamos el tercer año de bachillerato
con el docto profesor Ramello. Un nueve de
calificación, en cualquier asignatura, era para
nosotros una desgracia, y una buena parte de
aquellos numerosos escolares obtenían de ordi­
nario diez limpio, que era la máxima puntua­
ción a que podíamos aspirar.
La emulación, en manos de Don Bosco,
era un instrumento poderoso de perfección
moral. Para mantenerla siempre viva y eficiente
habíanse establecido premios anuales, y todos
los domingos, por la noche, venía Don Bosco
al salón de estudios y en alta voz nos leía las
notas de la semana. Sobre doscientos estudian­
tes, era raro que hubiese una nota media, y
rarísimo una mala, siempre acogida con un
murmullo de desaprobación y de pena que
era el mayor castigo y el más temido. La
inmensa mayoría obtenían qptfwe o/ere cíp/iwe,
y a esc ardor, que la educación religiosa ali­
mentaba de continuo, débese el incesante pro­
gresar y el maravilloso perfeccionamiento de
los talleres, en la Sección de artesanos, y los
abundantes laureles cosechados por los estu­
diantes en Universidades y Seminarios.
\ la piedad religiosa, al estudio, al trabajo,
uníase en nosotros la alegría, y ¿quién podrá
describir aquellas algazaras, aquella juvenil y
alocada alegría en los juegos, y toda la embria­
guez gozosa de aquellos años ? ¡ Ah, y Don Bosco
era el alma de aquellos juegos; el lema que se
había propuesto era Servite Dómino in laetitia.
K1 temor de Dios, el trabajo y el estudio in­
fatigables, y, especialmente, y como corona de
todo, una santa alegría; he aquí sintetizada la
vida del Oratorio.
¡Cuántas veces escuchábamos de sus labios
estas palabras ¡está alegre! que dichas por él,
producían un efecto mágico; disipaban nieblas
de melancolía; al niño aquél que acaso se
había acercado al buen Padre con aspecto
tristón se le iluminaba el rostro, y ágü y satisfe­
cho, corría al cumplimiento del deber, y ese
ambiente admirable, ese maravilloso conjunto
de cosas que Don Bosco aprendiera de San
I'elipe Neri, hacía que nuestra pobre vida, tan
escasa de comodidades materiales, se deslizase
gozosa, avispada, entusiasta, y para la inmensa
mayoría suavemente feliz.
Recuerdo, con íntima sensación de placer y
de espiritual bienestar, aquellos paseos hechos
con Don Bosco a la Virgen del Campo, al
28

Monte Superga, los jueves dedicados al Ejer­
cicio de la Buena Muerte. Los niños de Don
Bosco meditaban en la muerte cuando cabal­
mente les sonreía la primavera de la vida,
aprendiendo a vivirla santamente. ¡Oh, vos­
otros, sabios del mundo, que os llamáis
amantes del pueblo; venid a la escuela de este
admirable sacerdote, y ved cómo él educa a
los hijos del pueblo, cómo les hace capaces de
elevarse a las más altas y sublimes virtudes,
entrelazando, en un plan de vida armónico, la
Religión con el trabajo y la alegría!
Siempre recordaré con gusto inefable aque­
llas jiras a Castelnuovo, aquellas excursiones,
llenas de deliciosas peripecias, poc.los pueblos
de la región de Asti, donde Don Bosco, acom­
pañando a los cincuenta o* sesenta hijos suyos
que se habían hecho acreedores a aquel pre­
mio especial, iba sembrando admiración y gozo
entre los sencillos campesinos, que veían como
aquellos muchachos avispados y de>piertos,
mientras por la noche llenaban de risas toda
la aldea con sus representaciones teatrales,
acercábanse por la mañana, como ángeles,
a la santa comunión y dejaban oir un poco de
buena música en las iglesias donde, sólo una
vez al año, el día de la Fiesta Patronal, podían
permitirse el lujo de costear músicos y canto­
res cuyo repertorio desdichado y horrísono era
la negación de todo arte. Y en aquellos poéticos
paseos, que constituían para nosotros un dulce
y apetecido descanso, Don Bosco hacía su
pesca; pescaba a los niños del pueblo, les
atraía al bien, les hacía instrumentos de sus
apostólicas empresas. Para esos menesteres
tenía él un olfato finísimo. Cuando un niño,
o un joven, se le presentaba-por vez primera,
mientras con su habitual bondad se ganaba
su afecto y ■ su confianza, con su mirada
escrutadora lo envolvía y penetraba íntima­
mente, adivinando en -el acto su carácter,
su ingenio, sus dotes de corazón. Y era creencia
general entre nosotros que esto en Don Bosco
era un don más que nátural.
Descubierta la capacidad del alumno, lo
atraía dulcemente, fuertemente, y del alma
de aquel jovenclto, como si fuese un arpa,
arrancaba su mano expertísima notas llenas
de dulzura; el noble ardor que abrasaba su
pecho la encendía toda en llamas, y en las
santas intimidades de la amistad la hacía confi­
dente de sus proyectos y la enamoraba de
su apostolado. De este modo Don Bosco ha­
llaba, entre los mismos niños recogidos de la
calle, asistentes para los dormitorios, decu­
riones y vicedecuriones para las salas de es­
tudio, maestros y repetidores para las clases.
(Continuará). '

Don Joaquín Bressan Colussi
Con una grande pena tenemos hoy que anun­
ciar a nuestros amigos la muerte de este santo
y benemérito sacerdote salesiano, que se había
formado directamente en la escuela de San
Juan Bosco y era uno de los primeros apósto­
les enviados a E .paña a abrir los surcos
preparatorios de la fecunda siembra salesiana
en aquella nación.
47 años de labor, casi medio siglo, de con­
tinuos desvelos y sacrificios sabia y generosa­
mente prodigados en hacer fuertes y virtuosas
a las juventudes españolas, merecen una men­
ción honorífica en estas páginas y un recuerdo
fervoroso en los sufragios de nuestros amigos.
Don Joaquín Bressán nació en 1870, de
padres noble y rígidamente cristianos, y, como
suele siempre acontecer, en la cálida y sencilla
piedad familiar prendieron desde muy tem­
prano los gérmenes de su vocación sacerdotal,
que fué amorosamente correspondida y, en
1886, para dicha suya, puesta en manos de Don
Bosco, el gran artífice de la santidad. Sólo
dos años pudo gozar de las intimidades de
nuestro Santo Fundador, pero fueron sufi­
cientes para dar a su vida el rumbo definitivo
y dejarla para siempre blasonada de un alto
prestigió religioso. Aquellos años constituían
su recuerdo dorado; cuando hablaba de ellos
lo hacía con entusiasmo y a veces hasta con
lágrimas; gloriábase, sobre todo, de haber
sido él uno de los elegidos para llevar a hom­
bros los gloriosos restos mortales de nuestro
Santo, desde la cámara mortuoria a la carroza
fúnebre.
Cuando, en 1900, el Siervo de Dios Don
Miguel Rúa tuvo que reforzar el personal de
España, donde nuestra obra contaba apenas
nuev^ años de vida y los salesianos no llega­
rían a un par de docenas, uno de los designados
fué el clérigo Bressán que acababa de hacer
su profesión religiosa, y éste partió radiante de
gozo a su campo de trabajo, en el que tenían
que quemarse, gota a gota, todas las esencias
de su larga y fecunda vida, cabiéndole el
consuelo de tener por compañero a otro clé­
rigo de su misma edad, a quien la Divina Pro­
videncia tenía predestinado a ser el IV Suce-?or de Don Bosco, nuestro actual Rectqr
M iyor Don Pedro Ricaldone.
Enviado directamente al Colegio de Utrera,
emprendió en seguida las tareas de su aposto­
lado con un ferv’’or ejemplar y con el estilo
heroico llevado de la Casa Madre, y tanto y
tan rápidamente se impuso al cariño y vene­

ración de sus alumnos y a la confianza de sus
superiores, que antes aún de ser ordenado sa­
cerdote — cosa rarísima y excepcional — fué
nombrado administrador de aquel gran Centro
docente que, apoyándose en la recia solidez
del triángulo Oberti, Bressán, Fenoglio, que
eran respectivamente su - director, prefecto y
consejero escolástico, comenzó entonces a
cimentar ese crédito envidiable de que siempre
ha gozado y que hoy conoce ya toda España..
El Colegio hallábase todavía en su infancia,
pero su organismo de gigante se consolidaba a
ojos vistas, y como tenía prisa de crecer, comenzó
para él la época de las grandes construcciones,
y el Padre Bressán, que, sin ser arquitecto, era
un fino observador y un inteligente autodi­
dacto capaz de resolver holgadamente los pro­
blemas más corrientes de la construcción,
dióse a trazar planos y a dirigir obras, y el
hermoso Colegio fué adquiriendo, poco a poco,
su actual fisonomía. Todos los edificios que
en él surgieron, después del P. Joaquín, fueron
continuación de sus proyectos y conserv^aron
ese sello tan peculiar suyo, de simpática sen­
cillez salesiana que parecía emanar de la propia
arquitectura exterior de su persona hecha de
apacibilidad y modestia y de alegre y acoge­
dora campechanía.
Después de cumplir en Utrera su obra pro­
videncial, y juzgándosele maduro para ejercer
la superioridad, recibió el nombramiento de
Director y, por espacio de 33 años, desempeñó
este cargo de modo insuperable en Sevilla,
Cádiz, San José del Valle dejando en todas
las casas por donde pasó recuerdos valiosos
de sus aptitudes arquitectónicas que, como fá ­
cilmente puede comprenderse, no ejercitaba
por simple sport, sino obedeciendo a impe­
riosas y, a veces tremendas, necesidades, como
la que le planteó, en 1927, el pavoroso in­
cendio de la Casa de Sevilla, de la que en­
tonces era Director, reduciendo a escombros,
en pocas horas, grandes pabellones y obligán­
dole a movilizar todas las enormes reservas
de su espíritu de sacrificio para poderlos le­
vantar de nuevo, cosa que consiguió en breví­
simo tiempo, y que en Sevilla se juzgó un
verdadero milagro, causando la estupefacción
general. El optimismo intrépido del hijo de
Don Bosco y su fe inquebrantable en la D i­
vina Providencia obtuvieron, en aquella oca­
sión, un grande y merecido triunfo.
Otra de las pruebas durísimas, que demostra­
ron su recio temple de alma 3* la profunda
veneración en que le tenían tanto el pueblo
como las clases pudientes, habíale sobrevenido
ya mucho antes, en Cádiz, de cuyas magnífi-

29

cas Escuelas Profesionales era fundador. Aquel
Asilo de huérfanos, que generosamente había
costeado y dotado la inolvidable dama gadi­
tana Doña Ana de Viya, asegurando su por­
venir con valores extranjeros, fue víctima de
una de aquellas catástrofes económicas cau­
sadas por la guerra europea, y de la noche
a la mañana vióse a merced de la pública
caridad, y allá tuvo que if el Padre Bressán
a pedir limosna para sus huérfanos, que, gra­
cias a sus paternos desvelos y a la caridad
inagotalde de nuestros cooperadores, pudieron
continuar su educación en las Escuelas.
Y como para acreditar, más y más, que el
pan amargo del dolor es el manjar ordinario
t}ue Dios reserva a los justos en esta vida,
esperábanle todavía otras pruebas dolorosísimas, precisamente cuando, ya sexagenario,
parecía tener derecho a una vida sosegada y
libre de afanes.
Hallábase en el Noviciado de San José del
Valle cuando cayó sobre España la República
con su mortífera carga de venenos y llevando
en sus entrañas pundentas todas las envidias
y odios de Caín. En aquella laboriosa e idílica
colonia campesina todos los braceros y peque­
ños propietarios le trataban familiarmente, co­
mo a un padre y sicerísimo amigo, teniendo reci­
bidos de, él, a manos llenas, a-ástencia espiritual
v beneficios materiales de todo género. Ins­
taurado luego el gobierno popular y desencade­
nada, por todos los medos de publicidad ima­
ginables, la monstruosa propaganda de bajezas
y mentiras que ha llevado a la pobre nación
a la horrenda hecatombe en la que todavía se
debate, el benemérito Padre Bressan, antes tan
querido y venerado de aquellos colonos, vióse
envuelto, como los demás sacerdotes, en una
atmósfera pestilente de descrédito y, como
todos, blanco de calumnas y amenazas, tuvo
también que beber el amargo cáliz de la
incomprensión y la ingratitud, pero su espí­
ritu no flaqueó ni un instante, v, poniendo
toda su confianza en Dios, a quien mil veces
había ofrecido no ya sus penas y humillaciones
sino su misma vida, sorteó hábinurnte las di­
ficultades de la revolución y logró que ni su
casa ni sus novicios se vieran alcanzados por el
flagelo.
Hemos aludido antes al constmetor de edi­
ficios, y con mucha más razón tendríamos que
liablar aliora del constructor y arquitecto de
almas, pero es éste utt campo que la humildad
y modestia de nuestro querido difunto pro­
curaron tener celosamente acotado y que sólo
conoce bien la ciencia divina. Sólo Dios sabe,
en efecto, todo el bien espiritual y moral que
30

el buen Padre Bressán ha hecho a la Inspectoría
Bética, a la que siempre perteneció con todo
el inmenso cariño de su alma. Consejero Inspectorial y Director, sacerdote y maestro, pa­
dre y amigo, siempre y dondequiera derramó
consejos y consuelos y luz de buen ejemplo.
Así se explica el enorme vacío que su muerte
ha dejado, y el fervor de corazones que ha
habido en su funeral y transporte fúnebre,
realmente impresionante, plebiscito magnífico
de veneración y cariño al educador integérrimo,
humilde y bueno; al hijo de Don Bosco castizo
y ejemplar, al sacerdote santo. ¡Bienaventu­
rado el! y que el Señor regale a la Sociedad
Salesiana muchas almas como la suya.

El Exemo. Sr. Don JOSÉ SELVA
Nuevo Obispo Salesiano.
Hace apenas dos meses, anunciábamos la
elevación a la dignidad episcopal de un escla­
recido hijo de Don Bosco, el P. Rótolo; hoy,
nos viene de Roma la jubilosa noticia del nom­
bramiento de otro nuevo Obispo, el P. José
Selva, actual Inspector del Norte Brasileño.
El sabio y virtuoso salesiano frisa en los cin­
cuenta años y es natural de un pueblecito
lombardo, sito en la plácida región de los lagos.
Laureado, con notas brillantísimas, en la cé­
lebre Universidad Gregoriana, fue destinado
al Brasil en 1907, siendo muy joven, como
maestro de Filosofía de la casa de formación
de Jaboatao. Nombrado luego, sucesivamente,
profesor de matemáticas en otros colegios, di­
rector de estudios y administrador, encargósele, en 1920, de la Dirección de la casa de
Aracajú, en la que pasó diez años y dejó
construido de nueva planta un magnífico Co­
legio, no obstante los exiguos recursos de que
podía disponer. Finalmente, en 1933, siendo
Director de Recife, sorprendióle el nombra­
miento de Inspector, y ahora, a los cuatro
años, en aquella misma Casa Inspectorial del
Estado de Pemambuco, habráse visto aún más
sorprendida su humildad con esta su eleva­
ción a la Prelatura de Registro de Araguaya,
que, desde la muerte de nuestro Mons. Malán,
regíase por un Administrador Apostólico.
Del grande celo y virtudes del nuevo Obispo,
de su cultura y exquisito tacto y de su pro­
fundo espíritu salesiano, esperan mucho aque­
llas dificilísimas' tribus de la región amazó­
nica, pobladoras de tierras ariscas e insalu­
bres, donde Salesianos e Hijas de María
Auxiliadora vienen derramando sus sudores
desde hace 23 años.

LA OBRA D E D O N B O S C O E N
ESPAÑA Y AM ÉRICA

C u b a - H abana. —

Relaciones enviadas al Redor Mayor.

G r u p o d e a lu m n o s a c a b a llo e n jir a p o r la m a n ig u a

ARGENTINA - Buenos Aires. — Bendi­
ción y Jura de Bandera de los Explo­
radores de Don Bosco ante el Palacio
del Congreso.
.El ilustre General Arana actúa de
padrino en la brillante ceremonia.
El domingo, 14 de noviembre, se realizó en
la plaza del Congreso el solemne acto de la bendi­
ción y jura de la bandera del comando general de
los exploradores de Don Boscp. La ceremonia alcanzó
brillantes proporciones, congregando en dicho lugar
a una extraordinaria concurrencia de público, que
se asoció espontánemente a la ñesta.
El acto, realizado ba|0 los auspicios de la comi­
sión central de Cooperadoras Salesianas, que pre­
side la señora Lola A. de Santanaarina, iba dedicado
al Consejo Nacional de Educación FísfcaE n e l p a l c o o f i c i a l . — Ocupaban el palco ofi­
cial, colocado en la calle Entre Ríos, frente al Pa­
lacio Legislath-o, además del general Arana, el
candidato a la vicepresidencia, doctor Ramón S. Cas­
tillo ; el senador nacional Antonio Santamarina y
señora, el subsecretario de Instrucción Pública,

doctor Manuel Villada Achával; el Inspector técnico
general de Institutos Incoiporados del Ministerio
de Instrucción Pública, doctor García Elorrio; el
Sr. Obispo Salesiano de Asunción del Paraguay,
monseñor Sosa Gaona; las damas de la comisión de
Cooperadoras Salesianas; e! profesor F. Julio Picarel, el Inspector salesiano Rvdo. P. José Reyneri,
y muchas otra personas especialmente invitadas.
El presidente de la República, general «Justo, se
hizo representar por su edecán, teniente coronel
Firmo H. Posadas, ex alumno salesiano.
L a m i s a . — A las 9.30, se inició la misa de cam­
paña en un altar instalado en el monumento a los
Dos Congresos. En un reclinatorio junto al altar se
hallaba el obispo auxiliar del arzobispado de Buenos
Aires, monseñor Fortunato J. Devoto, y en otros
lugares, el vicario general de la armada, monseñor
doctor Dionisio R. Napal, el Secretario de la Nun­
ciatura y varios sacerdotes y reglares
La enseña que fué posteriormente bendecida se
hallaba también junto al altar, lo mismo que las
banderas de las distintas secciones de exploradores
que participaron 'en la ceremonia, y que se incli­
naron durante la elevación de la hostia.

31

I/a banda del Colegio Pió IX tuvo a su cargo, du­
rante la misa, la interpretación de trozos selectos de
música sacra. Tanto las autoridades como el público
siguieron con todo fervor la ceremonia religiosa.
L a h b n d i c i o n . — El vicario general del arzobis­
pado, monseñor Devoto, revestido con los atributos
de su alta jerarquía, bendijo, al terminar la misa,
la bandera del comando general de los exploradores
de Don Bosco. En este acto actuaron como padrinos
el presidente del Consejo Nacional de Educación
Física y director de Tiro y Gimnasia del Ejército,
general Adolfo Arana, y la donante de la bandera,
señora Laurentina López de Pueyrredón, quienes to­
maron las cintas argentinas que pendían del mástil.
El, H i m n o . — A continuación fué ejecutado el
I limno Nacional, cuyas estrofas entonaron, a coro con
los exploradores, las autoridades y el público que
presenciaban el hermoso espectáculo. Detrás de los
cordones de policía, establecidos para que pudiera lle­
varse a efecto sin interrupciones la ceremonia, se
habían estacionado numerosas personas. Lo mismo
occui rióen las escalinatas del edificio del Parlamento,
que ofrecía un aspecto inusitado.
Después de los aplausos tributados al himno de
la patria, se anunció que ocupaiía la tribuna el vi­
cario general de la armada. Monseñor Napal, quien
pronunció, en efecto, una vibrante alocución dirigida
a los exploradores. Afirmó en su discurso que la
patria es el pasado, su historia y su tradición, y que
el patriotismo es un sentimiento natural que vibra
en el fondo de todos los corazones humanos.
Destacó con frases elocuentes el alto significado
del pabellón azul celeste y blanco, cuyos colores pre­
sidieron las jomadas magníficas de i8io, flamearon
en el río Paraná y encabezaron la marcha de los
ejércitos libertadores del Norte.
Terminó exhortando a los exploradores a conti­
nuar siendo fieles al culto del patriotismo, hermanado
con el de la religión, y a que defendieran siempre
les principios básicos de nuestra nacionalidad y de
su soberanía, hasta con el sacrificio de la propia vida.
El arzobispo de Buenos Aires y primado de la
Argentina, cardenal Santiago Luis Copello, hizo
llegar su adhesión en un caluroso mensaje, en el
cual bendecía a los jóvenes exploradores.
J u r a d e l a b a n d e r a . — A continuación, el general
Arana ascendió a la.tribuna, y luego de breves pala­
bras de exhortación a loa jóvenes, les requirió el
juramento a la bandcia que acababa de ser bendecida.
Con un solo golpe de voz, <iue resonó en todos los
ámbitos de la plaza, loa exploradores respondieron:
« ISi, juramos I».
Luego se hicieron intetesantes ejercicios simultá­
neos de campamento por Kw distintos batallones
que participaion en la formación. Las pruebas
realizadas, entre las que figuraron salNTuncntos,
armar carpas, saltos gimnásticos, etc., merecieron
generales elogios por la destreza y agilidad demos­
tradas
D e s f i l e d k h o n o r . — Finalrnente, se efectuó el
desfile de honor ante la enseña bendecida, que se
bailaba junto ni palco oficial- 1.a marcha de parada.

32

hecha en forma perfecta, suscitó también muchos
aplausos. En esta formación intervinieron los ba­
tallones de exploradores salesianos de la capital fe­
deral, de la La Plata, Bernal, San Isidro y Lanús.
Poco antes de mediodía, se dió por finalizado el
acto, cuya dirección estuvo a cargo del capitán de
exploradores señor Angel P. Cremaschi-

ARGENTINA - Córdoba. — Fervores eucarístícos en el Colegio Pío X.
Como acto de adhesión al 3° Congreso Eucarístico
Nacional de Luján (Octubre de 1937), tuvo lugar en
el.Colegio Pío X un pequeño Congreso Eucarístico
promovido por las Compañías y el Centro Interno
de la A. C., durante los días 9, 10 y i i de setiembre.
Por la mañana de los tres días se celebraron misas
de comunión general con asistencia del Pequeño
Clero de las tres secciones de estudiantes, artesanos y
externos.
A las io*/j todos los niños, adornado el pecho con
el distintivo del Congreso y de sus respectivas
Compañías, se congregaron en el salón de actos
bajo la presidencia del Director y demás sacerdotes
de la Casa, para tratar diversos temas que fueron asi
distribuidos: Primer día: Culto de la Sma. Eucaristía,
a cargo de la Compañía de San Luis y Pequeño
Clero de alumnos externos; Segundo día: La Sda.
Comunión y modo de sacar provecho de ella, tema
confiado a las Compañías de San Luis y San José
(sección internos). Tercer día; El Santo Sacrificio
de la Misa y obligación de asistir a ella, tema estudiado
y explicado por los jóvenes de la Acción Católica
del Colegio.
Fieles a la máxima^ Ütile dulcí, las reuniones
fueron amenizadas con selectos números de música,
declamaciones y diálogos. Al fin de cada asamblea,
se leyeron los considerandos y propuestas, previa­
mente estudiadas en secciones privadas por las
diversas Comisiones, dándose a los asembleístas
libertad de palabra para objetar, rectificar y proponer,
en lo que se distinguieron no pocos alumnos por la
discreción y oportunidad de sus intervenciones.
El entusiasmo no decayó ni un momento, terminan­
do todas las Seciones con estentóreos vi\-as y aclama­
ciones, y con protestas de amor y fidelidad a Cristo
Rey Eucarístico. Aquello paiecía de verdad un
pequeño cenáculo y traía a la memoria las inolvi­
dables escenas del gran Congreso Eucarístico In­
ternacional de Buenos Aires.
Digna clausura del Congi^sito fué la Jornada
Eucarística del domingo 12 de setiembre. Por la
mañana, misas de comunión general y misa solemne
con canto coral a cargo de todos los alumnos; por la
tarde grandiosa procesión por el interior del Colegio
y consagratión de toda la Casa al Corazón de Jesús.
Después de la función religiosa los clérigos del
Estudiantado Teológico obsequiaron a los niños
con la representación del hermoso drama «Como
la sombra y con \*ariedad de números chistosos y
amenos.
Los alumnos del vecino C o l^ o Salesiano de
S- Vicente (Córdoba) no quisieron ser menos que

los del P í o X , y, animados por su dinámico Director,
el P. Francisco Zuccarino, prepararon también
ellos un Congresito sobre el Oratorio Festivo y
medios de extender su esfera de acción en aquel
barrio populoso de Córdoba, cuyos niños deben su
transformación moral precisamente a este Oratorio
que hace veinte y siete años iniciaron allí con mucho
sacrificio algunos abnegados salesianos-

ARGENTINA - San Isidro. — Los Ex
Alumnos regalan crucifijos para las Es­
cuelas - Jura de banderas - Concierto
de campanas.
El Sr- Gobernador de la Provincia de Buenos
Aires tuvo la feliz idea de disponer fuesen entrega­
das a todas las Escuelas fiscales que no los tuvieran,
un crucifijo y una bandera nacional, ^dos ramilletes
de amor en los que se abrazan Dios y la Patria »,
como elocuentemente hubo de decir en su discurso
Mons. Calcagno, Vicario General del Ejército Ar­
gentinoEnterados nuestros ex alumnos de San Isidro de
esta disposiciórr de la Primera Autoridad Provincial,
reclamaron para ellos el honor de regalar los ctucifijos a las catorce Escuelas de su Distrito, hacién­
dose eco de la personal iniciativa de su actual y
celoso Presidente Don Valentín Boris.
El acto de la bendición y entrega de los crucifijos
a las maestras revistió verdadera solemnidad, ha­
biendo sido escogido el Colegio de las Hijas de

María Auxiliadora para celebrarlo. A ¿1 asistieron
todas las autoridades municipales y escolásticas, un
nutrido número de cooperadores y ex alumnos y
mucho y escogido público- La fiesta fué amenizada
con buena música de salón e interesantes recitaciones,
pronunciando bellísimos discursos la Sra. Inspectora
de la Sección, Sra- Felisa Ochoa; el escribano Don
Juan Roberto Bisbal y el ya citado Mons. Calcagno
a quien había sido reser\’ado el honor de bendecir
los crucifijos.
Una vez entregado a cada una de las maestras el
glorioso signo de nuestra Redención, la Sra. Presi­
denta de la Federación de Maestros y Profesores
Católicos, Sita. Durañona, hizo resaltar, con frases
muy felices, la elevada significación del acto que
acababa de realizarse y dió complacida las gracias
a todos los concurrentesE n el C olegio S.^lesiano . — No menos dignos
de la crónica son los actos realizados, en el Colegio
Salesiano, de la Jura de bandera del X II! Batallón
de Exploradores Argentinos de Don Bosco, y la
consagración de un nuevo Concierto de campanas
para la iglesia del mismo Colegio, hecha la mañana
del i8 de julio por el Exemo. y Rvmo, Sr. Arzobispo
de Salta, Mons. Roberto Tavella.
Jurada la bandera por los pequeños aspirantes
con la fórmtila ritual que es de rigor en estas solemni­
dades, y previo el izamiento del pabellón nacional y
canto del Himno de la Patria, el Coronel Don
Antonio Parodi, Director del Material aeronáutico
del Ejército .Argentino y distinguido ex alumno
salesiano, dirigió a los exploradores ima \nbrante

B o g o tá . - L o s q u e to m a ro n p a rte e n e l C o n g re s o In s p e c to ria l.

33

alocución, aludiendo cariñosamente a la Obra de
Don Bosco bajo cuyos auspicios había él plasmado
su juventudUn precioso Torneo ^mnástico, que vino luego,
ágiles y variados ejercicios de las Secciones de Inge­
nieros y comunicaciones, y el brillante desñie ñnal
fueron calurosamente aplaudidos por las personali­
dades civiles, eclesiásticas y militares y el numeroso
público que dignáronse asistir a la simpática fíestecita.

COLOMBIA - Bogotá. — Certamen ca­
tequístico Inspectorial en el Colegio
León Xni.
El 17 de octubre, se verificó en esta casa madre
de la obra salesiana en Colombia el certamen cate­
quístico de las casas de la Inspectoría.
Se ha hecho ya tradicional aquí impulsar por
todos los medios la instrucción religiosa.
Al concluir el curso escolar, se celebra co^ so­
lemnidad y con premios especiales un certamen ca­
tequístico en los distintos colegiosCada tres años, los cinco vencedores de cada uno
de estos certámenes, se reúnen en otra casa designada
por el Sr- Inspector, para celebrar el certamen inspec­
torial o intercolegial- Este año fué escogido el Colegio
León X III y acudieron a él las casas más cer­
canas, a saber; las de la capital, Oratorio San Juan
Bosco, Mosquera, Tunja, Ibagué Medellín, y Tuluá:
los concurrentes, vencedo.es de los certámenes lo­
cales, eran 45.
Recibidos con fraternas demostraciones de ale­
gría, el 16, dieron comienzo al Certamen con la
prueba escrita desarrollando temas propuestos por el
R. P- Inspector, y el 17, a las 2 p. m- tuvo lugar el
importante torneo en el teatro del Colegio- Asistie­
ron el Exema Sr. Carlos Serena, Nuncio de S. S-,
muchos sacerdotes y religiosos, maestros y coope­
radores y todos los alumnos- Los campeones ocu­
paban el escenario, dispuestos en amplio semicírculo'Podas las respuestas eran rápidas y precisas, lla­
mando especialmente la atención los pequeños del
Oratorio Festivo de esta ciudad- Después de 2 horas
quedaban en pie todavía zo valientes.
Pura eliminarlos hubo que retirar a los que no
tenían nota sobresaliente en el trabajo escrito. Si­
guió luego con más rigor la lucha y, entre los deliran­
tes aplausos de los asistentes, fué proclamado < Em­
perador de Catecismo » el joven Ignacio Cedicl, y
el Exemo. Sr- Nuncio colocó sobre sus sienes la
cotona de laurel, le ciñó la banda y le entregó el
premio de cincuenta pesos. Del mismo modo fueron
proclamados y premiados los cuatro príncipes, el
alférez y el capitán, con bandas de honor y sumas
de dinero, quedando proclamada y constituida la
Corte Imperial del modo siguiente:
Emperador: /gnono CerftW • Colegio León XIII,
Bogotá.
Primer Príncipe: Hrmdn Rttiz - Aspirantado, Mos­
quera.
Segundo IMncipe: Jforgt Franco - Instituto Maídonado, ’Tut\ia.
^

34

Tercer Príncipe: Carlos Bayona - Aspirantado,
MosqueraCuarto Príncipe: Eduardo Martínez - Aspirantado,
Mosquera.
Alférez: Luis E. Rodríguez - Oratorio Festivo, BogotáCapitán: Pedro Reyes - Oratorio Festivo, Bogotá.
Los vencedores fueron luego llevados en triunfo
por los p a t i o s C o l e g i o , agasajados en el comedor
de los superiores, y, por la noche, como conclusión
del día del catecismo, luciendo sus bandas, asistieron
al canto del Te Deum y a la bendición con el S.S.,
acto con que se clausuró aquel inolvidable día-

CUBA - Güines. —
triótico-escolar.

Simpática fiesta pa-

En un solo año de actuación salesiana en Güines,
los infatigables Hijos de Don Bosco se han sabido
captar las simpatías de toda este bella población,
eminentemente agrícola, fecundizada- por las aguas
del río Mayabeque.
El 10 de Octubre, evocación ahiversaria del primer
Grito de Independencia, fué la fecha escogida para
celebrar el siempre emocionante Acto Escolar de la
Jura de la Bandera.
La ceremonia ha suscitado un verdadero plebiscito
de admiración para el Sistema Educativo del gran
Pedagogo de los siglos modernos, S. Juan Bosco.
Presidieron el acto las autoridades en pleno, civiles,
rhilitares, escolares y religiosas; entre éstas últimas
el Rdmo- P. José Ramón Rodríguez, dignísimo
Párroco V entusiasta admirador de la Obra Salesiana,
y nuestro activo y venerado P. Inspector, el Rdmo.
P. Pedro Savani, quien con su presencia y amable
sonrisa paterna valorizó el selecto y oportunísimo
programaPara dar mayor realce al Acto, llegó oportuna­
mente el Colegio Salesiano «Inclán » de la Capital,
con su Banda, y formó en el imponente y bizarro
desfile hasta el Parque Central de la Villa, donde
fueron recibidos todos los alumnos de ambos co­
legios con salvas de apiausosEn la glorieta central los esperaban el Sr. Alcalde
Municipal, el Capitán de las Fueizas Armadas, el
Jefe de la Policía, el Presidente de la Junta de Edu­
cación y otras Autoridades, quienes dieron su
venia para que se iniciara el ActoEl micrófono reproducía, en todos los ámbitos del
amplio parque, las incidencias de la Ceremonia
amplificando los discursos, poesías y cantos, del más
subido color cívico-patriótico. Momento cumbre
aquél en que el Director Salesiano leía la fórmula
del juramento oficial, siendo ésta repitida, frase
por frase, por los 150 alumnos del floreciente Co­
legio Salesiano. Terminado el juramento, y tras
breves palabras de acción de gracias a las Auto­
ridades y concurrencia, los escolares desfilaron mar­
cialmente, saludando la Enseña de la Patria, la Ban­
dera de la Estrella Solitaria, y, como dicen los \-atcs
lucionales y coreaba el profesor de Cívica, Sr. Abilio Arrascaeta, al terminar su \*ibrante alocución
patriótica, * La Bandera más linda del mundo... *■

PERU* - Arequipa. — Conmemoración del
Centenario del nacimiento del Siervo
de Dios D. Miguel Rúa.
A las cinco de la tarde del sábado 3 de julio, el
amplio y hermoso salón de actos del Colegio Salesiano de Arequipa se hallaba rebosante de público,
que, previamente invitado, había acudido a celebrar
la Conmemoración salesiana, á%ido de escuchar la
elocuente palabra del limo- Mons. Guex’ara, Director
del * El deber » quien había aceptado gustoso el
encargo de hac«r el discurso.
Ocupaban d estrado presidencial distinguidas
personalidades, y en el escenario destacábase un
gran cuadro con el retrato del Siervo de Dios, ador­
nado con las banderas nacional y pontificia y una
gran cantidad de luces y flores.
Abrióse el acto con el Himno de la Patria, inter­
pretado p>or el coro del Colegio y la orquesta de ex
alumnos, y subió a la tribuna el Rvdo. P. Briata,
Director del Colegio, quien con palabra sencilla y
sugestiva, hizo la presentación del orador de la
ñesta, Mons. Guevara, destacando su recia perso­
nalidad en el campo del periodismo y de la Acción
Católica, y esbozó luego, a grandes rasgos, las fechas
más culminantes de la vida de Don Rúa.
Y llególe el tumo a Mons. Guevara, que fué cálutosamente aplaudido, al aparecer ante el público
y al terminar los más elocuentes párrafos de su ora­
ción verdaderamente inspirada.
D elineó de m odo magistral la fisonom ía interior

Cuba. - Banda de cornetas y tambores.

del santo, y expuso lo más saliente y sustancioso de
sus actiridades como Primer Sucesor de S. Juan
Bosco, en la Dirección General de la Sociedad Sa­
lesiana.
Describió, finalmente, las últimas fases de su vida
fecundísima de actividades, su última enfermedad,
la dulzura con que se durmió en la paz del Señor.
Refiriéndose el orador a la época en que plugo
al cielo enviarnos al Siervo de Dios, época de con­
vulsiones políticas violentísimas y de confusionismos
desconcertantes, dijo:
D . Bosco y D. Rúa viven esa época, y porque

C u b a . - L o s a lu m o o e d e s fila n d o p o r la s c a lle s .

35



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La gran
solemnidad
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«versos momentos
e la Jura de Banlera y ejercicios de
s Exploradores de
Bosco.

S a n to D o m ln c o . •

Una

v e rd a d e ra r ia d a d e n iñ o s a c u d e n a n u e stro O ra to rio

saben resolver esos problemas viviendo en los in­
cendios de la caridad, y haciendo solamente las
obras de la caridad, fueron señalados por los sobe­
ranos sabaudos como los más sólidos baluartes del
más noble sentimiento patriótico, y merecen ser
señalados por los Vicarios de Jesucristo en la tierra
como los mejores modelos del Divino MaestroEl insiitne orador terminó su discurso en medio
de una tempestad de aplausos, y la velada siguió
su camino, haciendo las delicias del público las
ingenuos, simpáticas, y con frecuencia artísticas in­
tervenciones, tan características de los escolares que
educan y templan sus almas al calor de las dulcísi­
mas idealidades satcsianas

SANTO DOM INGO - Ciudad Tnijülo. —
Sentido homenaje a la Madre del Excmo.
Sr. Presidente de la República - Distri­
bución de premios y Exposición de las
Escuelas de Artes y Oficios.
El día lo de julio, tns Escuelas l*rofesionalcs Salesianos de Santo Domingo dedicaron un fervoroso
homenaje de veneración y gratitud a la ilustre dama
Deña Julia Molina Vda. de Tnyillo <
Primera
Dama Dominicana *. alma y sostón de ínfínídad de
obras benóñeas de aquella República.
Rodeada de altas personalidades del ejército, del
clero y de la magisttatura, y de un nutiido gtupo
de Señoras de las clases más distinguidas, presentóse
en las Escuelas, siendo recibida a los acordes del
Himno NacionalAcompañada al estrado presidencial por el Sr.
Director Rvdo- P- Raymondi, díóse comienio al

38

anunciado homenaje músico-literario, con una asis­
tencia de cerca de mil personas.
He aquí el programa: Saludo ofrecido por un
alumno; «Adiós al Colegio » coro d&Villani; un
precioso cuarteto de piano, violín, flauta y contra
bajo; una linda poesía muy bien recitada por uno
de los pequeños, y un elocuente discurso del Sr.
Director en el que, después de hacer resaltar las
muchas benemerencias de la virtuosa dama, diri­
gióse a los alumnos premiados dando a conocer a la
numerosa y selecta concurrencia sus adelantos en
los diversos grados de la enseñanza profesional y
haciendo un brillante panegírico de la disciplina y
educación salesianas.
Al aplaudido discurso del Sr. Director siguió la
representación del melodrama, en dos actos, « Refugium *, que tuvo una muy feliz interpi elación
e, intercalados con la distribución de premios, otros
varios números del Programa, siendo muy celebrados
una notable exhibición de ejercicios calisténicos con
bastones, y una jota cantada y bailada por escolares
característicamente trajeados. Ambos números fue­
ron premiados con calurosos aplausosTcrminada esta brillante velada, el público se
%
‘olcó en el amplio salón donde, pulci ámente clasi­
ficados, aparecían los trabajos hechos por los pe­
queños artesanos. Tenemos a la vista números de
• El Listín-Diario * y de « La Opinión » periódicos
de la capital dominicana, que reseñan ampliamente
estos trabajos y hacen de ellos halagüeños comen­
tarios, poniendo de reiíe>’e el rápido desarrollo al­
canzado por las Escuelas en tanbrev'e lapso de tiempo,
y haciéndose intérpretes de la gratitud popular hacía
el Exmo. Sr- Presidente de la República, Genera­
lísimo Trujillo Molina por su meritístmo y eficaz
apo>*o a la Fundación Salesiana

URUGUAY - Montevideo. —
de las Compañías.

Congreso

Este se ha hecho en homenaje al Siendo de Dios
Don Miguel Rüa, de cuyo natalicio celebramos los
Salesianos el Primer Centenario.
Las Sesiones, animadísimas todas ellas y satuiadas
de la más pura ascética salesiana, desarrolláronse
duiante los días 20 al 23 de Setiembre- El Programa
es de 16más selecto, en todos sentidos, y tan extenso
que aún resumiéndolo mucho emplearíamos algunas
páginas si quisiéramos reseñarlo- Sólo con leer los
nombres que figuran en las tres Comisiones: De
Honor, Organizadora y Efecti\"a, se comprende
que el Congreso haya resultado tan concurrido y
solemne como lo describe, en largas columnas de
apretada letra, el gran rotativo católico uruguayo
< El Bien Público ».
Casi todas las Sesiones del Congreso fueron pre­
sididas por el Excmo. y R%Ttio. Sr. Arzobispo de
Montevideo Mons- Francisco Aragone, en quien
los hijos de Don Bosco han tenido siempre un Padre
amoroso y un animador inspirado e infatigable- A\-alaron además la Asamblea, .con su presencia, e in­
tervinieron personalmente, el Sr- Arzobispo de
Macra Mons. Antonio M. Barbierí y el M uy Iltre.
Canónigo Don Antonio Sosa Ponce, amén del Rvdo.
P. Inspector Don Luis Vaula, alma de estas Asambleas
juveniles salesianas tan frecuentes en el Uruguay
y que tan eficaces se demuestran para despertar y
encauzar energías nuevas y preciosas que mañana
enriquecerán el caudal de vida eucarística y misio­
nera de las huestes de Acción Católica.

L a m ayor parte de los tem as fueron desarrollados
p or los m ism os niftos, versando sobre estos puntos:

Las Compañías en e¡ concepto de S. Jttan Bosco (na­
turaleza, importancia, eficacia educativa de las mismas)
— VP tudes características de los miembros de las Com­
pañías (piedad, pureza, apostolado) — Formación
religiosa de los socios (fe y ptofestán de fe) — Forma­
ción moral (enemigos, armas de combate) — Vida cu­
caristíca y mariana de los socios — El Pequeño Clero
(programa litúrgico y moral formatwo) — Las Com­
pañías y la observancia de los reglamentos) — (el
Joven Instruido * de D. Bosco, manual de piedad) —
Continuidad de las Compañías durante las vacaciones
— Compañías de San Luis en los Centros de ex-alumnos — Los Socios y los Ejercicios Espirituales
— Apostolado catequístico en los Oratorios Festivos —
Apostolado misionero — Obi a de Alaría Auxiliadora
para las vocaciones al estado eclesiástico.
C o m o se desprende de este nutrido y jugoso
cuestionario, en el C on greso no se ha perdido tiem po,
y sabemos qu e los pequeños m antuvieron tensas,
durante los cuatro días, todas las fuerzas del espíritu
y orearon, a sus anchas, el corazón con las m ás puras
y nobles idealidades.
Q u é decir luego del program a am eno: literario,
m usical, dram ático; uri verdadero d e iro rh e de rñúsita y poesía de lo m ás selecto.
D ig n a de particular m ención fu é la M isa celebrada
en la Catedral, el día 2 1, a la que asistieron un m illar
bien crecidito de n iños y jóvenes, los cuales, con
afinación pasniosa. ejecutaron una céleb re partitura
gregoriana

SANTO DOMINGO
Ciudad TrujtUo.

M u e stra d e la e x p o s ic ió n
d e n u e s tra s E s c u e la s
P ro fe s io n a le s .

39

D E N U E S T R A S M IS IO N E S
Patagonia meridional y en
cumplimiento de órdenes de
sus superiores, inició una
larga jira que proseguirá
luego por Santa Cruz y
Tierra del Fuego. Sin me­
dios propríos de locomo­
ción, y acompañado por el
hermano coadjutor don Er­
nesto Kadato, visitó a las
familias más pobres y a los
numerosos indígenas de Sie­
rra Nevada, Arroyo Quillá,
Laguna Palacios, Mallín An­
gosto y Mallín Grande,
administrando bautismos,
bendiciendo casamientos e
L o s In U iocltos V e n a n c io y V ic to r v e s tid o s d e Hesta.
la e u ro p e a . inscribiendo en el Registro
V íc to r 10 ha e n fa d a d o c o n e l P a d re T o rre p o rq u e n o q u ie ro v e stir
Civil enlaces y nacimientos.
Sabemos que, en e l, ejercicio de su ministerio,
ARGENTINA
ha experimentado el celoso misionero muchísimos
consuelos morales, pero también sabemos que no
L a obra m isionera salesiana en la Pa­
le faltaron sufrimientos y humillaciones, que en­
tagonia.
grandecen su obrapero esto no significa nada para un misionero. Im­
I Icmns recibido una larga crónica del diario bonae­
perturbable, recorre leguas y leguas, a través de las
rense Crisol altamente laudatoria para nuestros mi­
inhóspitas estepas patagónicas; cruzando guadales,
sioneros de la Patagonia, y más concretamente, para
atravesando ríos, costeando montañas, salvando
el Rvdo. P. Federico Torre, quien, al regresar de
cerros; con lluvia, con vientos huracanados, con nieve
una larga excursión, que ha durado diez meses,
o con tierra. Cualquier vehículo es bueno para acortar
realizada por aquellas inmensas y ariscas soledades
distancias, desde el auto que rápido puede hacerle ga-,
con fines exclusivamente apostólicos, ha sido objeto
nar muchas leguas, hasta el sulky, o el catango antiquí­
de un largo y curioso reportaje por parte del citado
simo, cuando no el caballo prestado para subir laderas
periódico, que siempre se ha ocupado con cariñoso
o atravesar montes, por huellas de herradura- Los ininterés de nuestras obras en la Argentina, y en
especial de las heroicas y abnegadas proezas de nues­
tros misioneros de la región austral íPatagpnia y
Tierra del Fuego).
limpieza lu crónica con una interesante biografía
del Padre Torre, y al reseñar todas las benemerencias
de este hijo de Don Bosco en las obras misionales,
hace de él grandes y merecidos elogios que nosotros
nos guardaremos bien de reproducir, porque co­
nocemos la modestia del buen Padre y no que­
remos incurrir en su excomunión.
K1 P, Torre es hombre que conoce el paño, como
vulgarmente se dice; es uno de nuestros veteranos
déla primera hota, pues que ya en 1899 acompa­
ñaba al gran Mons. Fagnano, con todo el ardor de
sus veinticinco años, desafiando impertérrito las
silbantes flechas de onas, yaganes y tehuelches, y
las ni'in más terribles y traidoras insidias de una
naturaleza hosca y bravia, horrísona sinfonía pe­
renne de nieves, huracanes y torrentes embravecidos.
En esta su reciente y ditima cruzada — ahora es
ya el periódico el que tiene la palabra — nuestro
misionero hn recorrido todo el sur del Chubut,
desde el atlántico hasta la cordillera andina.
En el ntes de octubre del año pasado, con el fin
de NTr y conocer las necesidades espirituales de la
E l P. T o r r e b a u tiz a n d o a lo s in d io s d e lo s ra n c h o s.
40

dígenas de C olo n ia S aih uequ e, L a s Salinas, C añadón
Chacal, A rro yo Sham an, Pasto B lanco 3 5 ,R ío Senguer,
Paso M oren o, A lto R ío M ay o , Pasto B lanco G ran d e
y Bajo la C an ch a recibieron cordialm ente la ^^sita
del R- P- T o rr e , qu ien bau tizó en estos puntos a
no m enos de 700 indígenas. E l aborigen lo recibió
siempre con confianza p orqu e el m isionero jam ás
hizo una m ueca de asco, ni aun en el m ás m iserable
toldo de su recorrido. M eses enteros com ió en
las chozas las com idas de los pobres indios, inte­
gradas únicam ente p or carne de avestruz, guanaco,
yegua, piche y ch ivos viejos- S u cam a era el duro
suelo, sobre e l qu e tendía el inseparable quillango
que serénale de colchó n y de cobija. A s í recorrió
todas las chozas y toldos.

No fueron solamente los indios los favorecidos
por el intrépido misionero, sino que no quedó una
sola familia de cristianos, en toda la zona, que no
recibiese su visita. En todas partes fué atendido cor­
dialmente, con júbilo y con el mayor respeto, sin
que en nada influyera la mala situación económica
por que atraversaban las familias de la zona.
L a nieve y los m alos cam inos pusieron u n punto
suspensivo a su labor y a fines de ju lio tuvo que
regresar a Buenos A ire s, donde prepara ya la
segunda inm inente etapa de su apostolado. E l P a ­
dre T o rre, en tan p oco tiem po, recorriendo miles
de kilóm etros por las zonas m ás desoladas, ha bau­
tizado a 1.759 personas, de las qu e 700 son indíge­
n a s ' ha ben decido 53 m atrim onios e inscrito en
el Registro C ivil 24 casam ientos y 59 nacim ientos.

J t J if iíi

E l c a c iq u e p a ta g ó n ic o F e r m ín V e r a q u e f a lle c ió e n en ero
d e 1 9 3 7 d e s p u é s d e h a b e r c u m p lid o 140 a ñ o s d e e d a d
y s id o b a u tiz a d o p o r e l P . T o rre .

VENEZUELA - Alto Orinoco.
L a fiesta de María Auxiliadora en la
E l P a d re T o r r e a tra v és d e la p a m p a .

Bautizar, bendecir uniones, realizar funciones de
Registro Civil, inscribiendo matrimonios y naci­
mientos, es obra altamente patriótica, profunda­
mente argentina que exige el agradecimiento y
^yuda no sólo del Estado sino de todos los ciuda­
danos.
El Padre Torre ha contado siempre con la más
calurosa adhesión del doctor Juan A- Domínguez,
presidente de la Comisión Honoraria de Reduc­
ciones de Indios, lo cual hacemos constar a instancia
de] misionero como también de las autoridades del
Chubut, que han hecho todo lo posible para favo­
recerlo y de los estancieros que desde el primer
momento le prestaron su desinteresada ayuda.

selva.
Amadísimo Padre,
Le escribo bajo ia impresión de una de esas ale­
grías purísimas que el buen Dios envía, de cuando
en cuando, al misionero en medio de las contradic­
ciones y dificultades de su vida apostólica, como
una anticipación del premio que un día dará a los
siervos diligentes y fieles
Me refiero a la fiesta de nuestra buena Madre
María Auxiliadora, que, este año, ha sido como una
especie de revista de todo el bien hasta ahora reali­
zado. Fué un triunfo de la devoción a la Virgen de
Don Bosco tanto más admirable cuanto que las con­
diciones especiales de estas gentes nos hacían ver
41

f

f

i

esta fíesta como un sueño casi irrealizable. Después
de cuatro años de trabajos, comenzamos a ver los
primeros brotes de la semilla sembrada, brotes que
prometen convertirse en árboles vigorosos.
Este año, especialmente, ha habido en esta Misión
un magnífico florecimiento de obras: Fundamos la
Compañía del Smo. Sacramento que, compuesta de
elementos seleccionados y entusiastas, promete ser
la primera célula fecunda de la Acción Católica de la
cual tanto esperamos. Paralela a ésta, la Archicofrudía de María Auxiliadora, de la cual saldrán di­
ligentes c incansables propagandistas para la regularización de la vida de familia, cuestión capital
aquí donde el matrimonio es considerado como cosa
Buperílua e incómoda, liemos organizado regular­
mente el Catecismo parroquial con un buen nú­
mero de niño.s de ambos sexos, un Oratorio Festivo,
una Escuela nocturna para los que no pueden fre­
cuentar la Escuela de la Misión, y, finalmente. la
gran obpi que nuestro amado Prefecto Apostólico
considera como la niña de sus ojos, porque es la
(jue mayores esperanzas ofrece para el porvenir: el
Asilo Pío X I para huérfanos y niños indígenas.
Son ya 42 los pequeños revoltosillos que alboro­
tan alegres en el patio de recreo, olvidados de la
selva nativa, felices de verse vestidos y alimentados
como loa racionales, que así llaman ellos a los civi­
lizados. Pocos días hace, ocurrió un episodio que
nos conmovió hasta las lágrimas. Uno de nuestros
asilados, hijo del cacique Guahibo, enterado de que
éste había venido a la Misión para llevárselo, rom­
pió a llorar estrepitosamente y fué a esconderse,
negándose a salir hasta que no le aseguraron que su
padre se había ido

Si Vd. viese ¡qué buena compostura guardan en la
capilla estos indígenas! iqué bien rezan sus ora­
ciones en latín y con qué formalidad y afinación
cantan! Parece que sienten la presencia del Señor.
El Gobernador del Territorio, General Ildefonso del
Morral, asistió a nuestra fiesta de María Auxiliadoia y quedó admirado de oírles cantar la Misa
De Angelis y algunas letrillas marianas.J Lástima
grande que no podamos recibir más niños por falta
de local! La gran choza de paja y barro que para
ellos construimos hállase ocupada de un modo in­
verosímil, y, a pesar de vivir en ella apretujados, y de
las lluvias torrenciales tan frecuentes en esta región,
gozan de buena salud, lo cual atribuimos a una
gracia del cielo.
Confiando siempre en la Divina Providencia,
Monseñor ha dispuesto ya la construcción de otra
choza capaz para asilar a otros ochenta indiecitos, e
iniciar con ella la futura Escuela de artes y oficios
que es aquí sumamente necesaria. Además de la falta
de recursos que hace tascar el freno a nuestras im­
paciencias de apostolado y nos obliga a caminar a
paso de tortuga, sentimos de modo angustioso la
falta de personal. Más al sur, hay poblaciones que
reclaman, con ansia siempre creciente, la presencia
del misionero; y, esparcidos en la fioresta cerca de
las regiones inexploradas de las fuentes del Orinoco,
miles y miles de salvajes esperan también la palabra
de vida.
En mi último viaje a San Femando de Atabopo
vino a verme una comisión de Maquiritares y me
dijeron textualmente: «Tú, Padre, no amas a los
Indios. T e hemos preparado una gran casa y no vie­
nes. T e estamos esperando ya hace más de dos años
y aquí nada te faltaría, pero tú te
haces el sordo ». Nuestro corazón
no puede resistir a estas súplicas,
Padre amadísimo, y se quiebra
de angustia. Quisiéramos poder
hacer algo por estos pobrecitos,
hijos también de Dios como los
demás, pero es imposible. ¿Cuán­
do podremos atenderles ? ¿ Cuán­
do vendrá un poco más de per­
sonal a reforzar nuestias filas?
Toda nuestra confianza la te­
nemos puesta en el cielo, y en
Vd., Padre amadísimo, que sa­
bemos se halla siempre dispuesto
a hacer un esfuerzo, tratándose
de salvar almas.
Mientras le saludo ex corde
y pido a San Juan Bosco le col­
me de bendiciones, me reitero
una vez más de Vd. affmo. hijo
en Jesús y María
6 de julio de 1937A

I n d ie c ito s d e l A lto O rin o c o .

42

lfreek)

B o n v e c c h io

Misionero Salesiano.

Impresiones de la revolución española
A L G O D E L O Q U E H IZ O L A
B E S T IA

R O JA

EN

M ORÓN

La horrenda aventura de un Sa*
lesiano fu s i 1a d o, referida
por él mismo.
El autor y protagonista de la espeluznante Crónica
que hoy comenzamos a publicar es un joí'en estudiante
de Sagrada Teología llamado Don Rafael Infante
de Cos, el cual amablemente nos enx'la estas cuartillas,
no tanto para aportar una nueva y terrible prueba
de la inaudita crueldad bolchevique, ya que, ésta para
atraer sobre si el asco y la reprobación del tmndo, tie­
ne ya de sobra con la 'aplastante documentación reunida,
como para invitar a miestros lectores a dar gracias a la
Divina Providencia, que por caminos realmente excep­
cionales, y diríamos únicos,salvó la vida de este exce­
lente religioso hoy consagrado de nuevo en cuerpo y
alma a la salvación de la jxtventud.
Nuestra Casa de Morón {prov. de Sevilla) es una
magnífica Fundación hecha por la Excma- Sra. Marquesa
de Sales exclusivamente en favor de las clases pobres
de aquella floreciente ciudad, a myos pobres la santa
Marquesa dejó, al morir, toda su fortuna.
Sólo una semana fué dueña de Morón la Bestia
roja, pero en aquellos seis días ¡ cuánto luto y cuánta
barbarie!
A l estallar los sucesos, constituían aquella Comuni­
dad tres sacerdotes salesianos, a saber: Don José Limón
y Limón, Director de las Escuelas, que fué bárbara­
mente asesinado; Don Mariano Subirón, confesor
de la casa, que quedó maltrecho y herido; y Don Luis
Hernández Ledesma, que por suerte se hallaba en
Sevilla. Además de ellos, el clérigo Don José María
Márquez, también ausente, y el coadjutor Don José
Blanco que, habiendo podido huir, quiso quedarse al
lado de su buen Director y junto a él cayó acribillado
a balazos.
Accidentalmente hallábase también en la casa el
autor de esta Crónica, Don Rafael Infante de Cos, el
cual acababa de llegar del Estudiantado Teológico de
Carabanchel Alto {Madrid).
5' expuestos estos brer-es datos que estimábamos ne­
cesarios, tiene la palabra el cronista:

A MANERA DE PROLOGO. — A la caída de
la tarde del jueves,, i6 de julio, y en el patio del
Colegio engalanado como en las grandes fiestas, tuvo
lugar el acto tradicional del reparto de premios;
300 niños, en su mayoría hijos de obreros, esperaban

L a ig le s ia in c e n d ia d a y d e v a s ta d a

im pacientes la m erecida recom pensa a su constancia
y aplicación.
T u v e ocasión de decirles breves palabras en ­
tresacadas del fervorín qu e el Sr. D irector les
había d irigid o en la M isa de C om un ión G en eral
de aquella m ism a mañana: ♦ V u estro C olegio , ver­
dadera Casa del Pueblo, 1^ decía, segu irá con sus
puertas abiertas, os espera todas las tardes pata
qu e reanudéis vuestros ju ego s y diversiones-.. Vais
a ver m u y pronto recom pensados vuestros esfuer­
zos... n o queráis descu brir en esos prem ios nada
m ás que la generosidad de los com erciantes e indus­
triales de esta localidad, a los cuales debéis estar
siem pre agradecidos, y el cariñ o d e Nuestro Sr. D i­
rector qu e no ha descansado hasta proporcionaros
esta satisfacción... * Y añadía: ¿ Y para Nuestros
m aestros no habrá algún prem io ?... *.
U n as horas después, las calles próxim as al C olegio
eran un horm iguero h u m a n o ; desde el am plio com e­
dor, y m ientras cenábam os, pu dim os percibir los
ju b ilosos com entarios y alabanzas qu e padres e
hijos tributaban a los Salesianos, y qu e nos sirN-ieron
de gran consuelo.
¿ H abría d e ser este el ú nico prem io a nuestra
labor callada, puesta d e m anifiesto aquel día ante
to d o el pueblo ? El S eñ o r en sus am orosos designios

43

.L

tenlu reservados para sus Salesianos de Morón
otro más noble y honoríñeo: cooperar con su sangre
y su vida a salvar a la juventud de inminente ca­
taclismo y a la Regeneración de la España Católica.

L A SEMANA ROJA
SABADO, dia i8;
Los rumores que circularon por la mañana de este
día sobr-e el levantamiento de tropas en Marruecos
no tomaron cuerpo en esta población hasta que,
ya muy entrada la noche, fueron confirmados por
la radio sevillana al proclamar a) nuevo General el
bando de guerra
Después de las oraciones, y en la espectativa de
ulteriores acontecimientos, quedamos pendientes de
la radio instalada en la azotea baja. Isidoro Gordillo,
(uno de nuestros criados) saltó la tapia de la huerta
y corrió a comunicarnos el cariz que iban tornando
las cosas en la población. Intranquilos ante la
confusión del momento, avisamos al Sr. Director
que se había retirado a descansar, y nos pusimos al
habla por teléfono con el Cuartel de la Guardia
Civil; nos informaron detalladamente al par que
nos infundieron esperanzas de un feliz éxito- Mo­
mentos después, parejas de la Benemérita hacían
su ronda nocturna por los alrededores del Colegio.
Tranquilizados con la presencia de la fuerza pública,
nos retiramos a descansar ya muy entrada la madru­
gada, que se deslizó dentro del mayor orden y si­
lencio

DOMINGO, dia xg:
lín las primeras horas todo transcurrió dentro de
la normalidad: meditación y misa de 7 muy concu­
rrida. Ya los niños que iban llegando para la Misa
de 8 traían marcada en el rostro la impresión del
momento; nos hablaban de huelga revolucionaria.
A las g se marcharon todos, quedando el Co­
legio sumido en una desacostumbrada soledadMomentos después del desayuno, dos niños cotrieion
a comunicarnos que * La turba hablaba de hacer
un regristo en los Salesianos ». A poco volvió de
la calle, trayéndonos las mismas impresiones, nuestro
hermano coadjutor D. José Blanco a quien la ma­
rejada humana había ya intentado detener el paso;
cerró tras si la cancela principal por encargo del Sr.
Director, y dentro quedamos los 4 salesianos es­
perando con tranquilidad los acontecimientos. A
nuestro Indo el maestro y antiguo alumno don Da­
niel Martínez: los demás del servicio de casa ha­
bían desaparecidoRE C H ISTO D O M ICILIARIO . — A las jo de
la mailana, y cuando nos disponíanlos a instalar la
radio en el comedor, llegaron a la cancela los pri­
meros grupos de milicianos rojos; salimos todos a
su encuentro. Antes de abrir, el Sr. Directoi les
c.xigió autorización escrita para procedei al regristo
que pretendían hacer; el guardia municipal Sr.
Rojas (padre de 3 alumnos del Colegio) mar­
chaba a) frente de los revoltosos. Habían transcu­

44

rrido más de JO minutos entre disputas y razona­
mientos, siempre sofocados con el consabido estri­
billo « que ya manda el pueblo soberano *, cuando la
llegada, en actitud amenazadora, de un nuevo grupo de
milicianos obligó ai Sr. Director a franquear la can­
cela. Entraron todos atropelladamente y comenzaron
a cacheamos: salíamos de las manos de uno y caíamos
de seguida en las de otro más escrupuloso: en menos
de 5 minutos fui hurgado y registrado por 7 u 8 de
aquellos esbirros. Luego, se lanzaron a la desban­
dada por toda la casa divididos en grupos, al frente
de los cuales iba uno de casa abriendo las puertas
y dándoles toda clase de facilidades; el Sr. Di­
rector permaneció todo el tiempo, a la vista de su
despacho, y atento a lo que entraba y salía por la
cancela; yo tuve la foituna de acompañarles a la
Iglesia; nada c*scapó a sus miradas: cepillos, imá­
genes, tarimas... pero respetaron el Sagrario.
El registro termino satisfactoriamente, al cabo.de
una hora, volviendo a quedar las habitaciones ce­
rradas y todas las cosas en orden. Exceptuando un
reducido grupo de exaltados que amenazaban con­
tinuamente con el arma, la conducta que observaron
aquellos primeros milicianos rojos fué bastante ra­
zonable y respetuosa pero ya en los últimos y fre­
cuentes cacheos se portaron de modo grosero, sobre
todo con el Sr. Director y con D. Mariano Subirón a los cuales llegaron a tratar a empellones re­
petidas veces.
¿F U S IL A M IE N T O ? — Todo presagiaba un
buen desenlace, cuando la llegada del teniente
alcalde, Sr. García (albañil, apodado * el niño de las
monjas ») vino a exarcebar los ánimos del «pueblo
soberano», y algunos decidieron valerse de un
simulacro de fusilamiento para conseguir, de grado
o por fuerza, que di'é amos donde estaban escondi­
das las armas; (la búsqueda d ? armas era !a consigna
que había dado e¡ comunismo para justificar re­
gistros y violencias); efectis-amente, después de so­
meternos al Sr- Director y a mí a un breve e in­
fructuoso interrogatorio, fueron seleccionados 7 mi­
licianos que se echaron el arma a la cara y nos inti­
maron que marchásemos ai fondo del pórtico, con
intención de asesinarnos por la espalda. El Sr. Di­
rector, ante la villanía de un fusilamiento de este
género, negóse a ello y permaneció impávido al
pie de la ventana de su despacho; me uní en se­
guida a él, y momentos después lo hizo D. José
Blanco que, libre ya de la vigilancia de Ledesma
y Malagón (lampistero de casa uno, y el otro an­
tiguo alumno), prefirió a una fuga bien meditada
uniisc a nosotros fraternamente y correr nuestra
misma suerte. Después de unos momentos en que
nos lle\’aron de acá para allá fuimos colocados los
tres ante el lienzo de pared comprendido entre la
puerta de la capilla y la ventana del despacho, y
se disponían ya a disparar sobre nosotros, mas les
detuvo inopinadamente el estado de turbación y
azoramiento del teniente alcalde, quien, después de
haber fijado la puntería de su pistola contra el pecho
del Sr. Director y haberle dado al percutor, vio
fallido su intento por desperfecto o manejo defec­
tuoso del arma

¡A L A C A R C E L! — Este contratiempo les
hizo desistir de su empeño, yoptaion por condu*
cimos a la cárcel so pretexto de «no anticipar los
acontecimientos». Organizada ya la comiti\'a con
imponente profusión de hachas, picos y escopetas,
surgió entre ellos la gran diñcultad de si nos lle\arían o no maniatados; las discusiones se prolon­
gaban y a ellas puso término uno de los más deci­
didos, arrancando de un tirón la cuerda de la
próxima campana de la portería, mientras aducía
como razón única e irrefutable que * debíamos ir
amanados para-mayor vergüenza » pero volvieron a
dividirse las opiniones, y en fin de cuentas no
quedaron en nada porque “ no merecíamos ni eso” Salimos pues a la calle tal cual estábamos: el Sr. Di­
rector y yo de sotana; D. José Blanco con su traje
dominguero: no permitieron que nos cambiáse­
mos n^ que tomáramos ninguna otra prenda. Mien­
tras bajábamos la escalinata del Colegio sor­
prendí al funesto jovenzuelo de las gafas negras
que decía: « la iglesia lo primero *; comprendiendo
al punto de qué se trataba pretendí hacerle desistir
aludiendo como razón poderosa que podría serles útil
para casa de vecinos o cualquier otro empleo, a lo
cual contestó uno muy decidido y mirándome con
despecho: «no queremos náa, hay que acabar coa
tóo». A poco, púsose en mo^■ imiento todo aquel
acompañamiento tan heterogéneo y comenzó nues­
tro via-crucis camino de la cárcel, a través de las
calles más céntricas, bajo tm sol canicular, y a la
vista de todo un pueblo que afluía a las bocacalles
pero que, en medio de su curiosidad, se mostró con
respetuoso silencio. IVIÍ mirada se cruzó con la de
muchos niños que, pobredtos, tenían marcada en
el rostro la terrible impresión de aquella hora. Al
llegar ante el Avuntamiento, paróse la comiti\‘a, y
quedamos los ties bien destacados en el centro
de un gran semicfi-culo, objeto de las miradas de
una turba curiosa que nos rodeaba como muralla
infranqueable. En este intet\’alo oímos detrás cu­
chicheos y un rumor sordo como de dos bandos
que porfiaban: se nos quería asesinar allí mismo,
cuando un grupo integrado por tres parejas de la
Guardia Municipal salió del Ayuntamiento, e in­
terponiéndose entre los rojos, se hicieron cargo de
nosotros y nos' introdujeron en la cárcel. Eran las
iz del día.
SAQ U EO E IN CEN D IO . — Al mismo tiempo
que los tres salesianos ingresábamos en la cárcel, la

turba se lanzó calle abajo hacia el Colegio. £1 Teniente
Alcalde acababa de salir del edificio; había dado
órdenes y, en un abrir y cerrar de ojos, comenzaron
a llover botellas de gasolina y líquidos inflamables
que, en pocas horas, redujeron a pavesas todo el
portaje y mobiliario previamente arrastrado y haci­
nado en el patio y en las calles próximas; al mismo
tiempo, todos los locales, a excepción de una de las
clases y la sala contigua fueron pasto de las llamas
quedando sus muios, rejas y solería notablemente
deteriorados. Y todo aquello que respetó e! fuego
fué cebo codiciado de una turba desvastadora que,
en dias sucesivos, arrambló con todo lo que pudo:
árboles, cañerías, depósitos del agua..., dejando, des­
pués de cinco días de absoluto pillaje, tas huellas
del vandalismo más vergonzoso: alicatados deshe­
chos, árboles talados, barandas retorcidas, azoteas
sin pilastras, paredes ennegrecidas, tabiques res­
quebrajados, solerías levantadas, sepulcros profana­
dos entre los escombros de la iglesia contigua-..; y
a las puertas, en enorme confusión de pavesas y
astillas, restos de cuadros, libros, manuscritos, sillas;
el relicario de D. Bosco destrozado, mutilado y
ennegrecido junto a los trozos calcinados de la
Virgen de los Dolores (orgullo de Morón) y <le
nuestra querida Auxiliadora que pretendieron sah’ar
unas manos amigas.
EL RESERVAD O . — Por suerte, Jesús Sa­
cramentado logró refugiarse en los bolsillos de
una inocente criatura (alrimno del Colegio) que,
nuevo Tarcisto, recorrió calles y plazas rompien­
do entre las hordas marxistas; por la noche, ias
manos cuidadosas de su mamá le buscaron un
seguro asilo en lo más hondo del cajón de la
cómoda, rústico santuario y morada del Dios Euca­
ristía, hasta aquel día memorable del final de Julio
en que, ya liberada la ciudad, el Rvmo. Sr. Ins­
pector pudo rescatar tan preciada Víctima, siendo
hallada íntegra en el viril y en el copón que había
sido consagrado la mañana del día tq.
(Contimujrd).

L a c a s a d e M o ró n
y s u fu n d a d o ra , la
la E x c m a . S e ñ o ra
M a rq u e s a d e S a le s.

Crónica de Gracias
conseguidas p o r mediación d e M aría A u xiíiodora, d e San Juan B o sco y d e nuesíros
S ierv o s d e D io s.
K SPA Ñ A - Valladalid, octubre de 1937. — María
Auxiliadora me concedió una importante (gracia, que
yo pedí con insiatcncia. Despuós de un mes de continuas
oraciones, con una «ran fe en la Auxiliadora de los Cris­
tianos, pedí y se me concedió.
IIc cumplido mi promesa y he enviado una limosna al
ColcKÍo .Suksiano de Astudillo, del que tenKO el honor
de ser AntiKuo Allimno.
Quiero, pues, se inserte esta gracia en el Boletín, para
gloria de Dios y admiración de las gloriosas Obras Salesiiinas.
Hoy un pobre combatiente de los Ejércitos Imperiales
de esta gran España, y mi modesta limosna es u costa
de un enorme sacriñeio.

S antiaoo L ópez.
A R G E N T IN A - Los Andes, noviembre de 1937. —
Estando sin tener donde acudir, y debiendo algunas can­
tidades de dinero, pensaba ya en el suicidio, pero antes
de llevar a cabo mi fatal proyecto, pensé en el ciclo, pi­
diéndole al Altísimo, por intercesión de la Sma. Virgen
drl Perpetuo Socorro y Auxilio de los Cristianos me am/ariisc y favoreciese, no sin acudir también a la inter­
cesión de San Juan Bosco; así las cosas y estando pró­
ximo a poner fin a mis días, o ausentueme para siempre
en busca de aventuras, el Señor se acordó de mi y tan
presto como empecé a elevar mis preces al cielo tuve
una colocación, que a decir verdad, no es mucho el di­
nero que me aporta pero si me alcanza para mi subsisten­
cia diaria.
Por ello doy gracias a mis celestiales Protectores.
A. B. C . G.
A R G E N T IN A (Pedro Luro) - Santa Alaría, junio
31 de 1937. — Un joven, hijo de una bienhechora de las
Obras Salesianas, hacía tres años que padecía de una en­
fermedad en la vesícula. Después de rigurosos tratamien­
tos, cl mal aumentaba de día en día; por lo que los m é­
dicos resolvieron operarlo, manifestando que sólo por
un milagro se podía saU'ar.
.\l saber esto, y movida por la caridad, empecé una no­
vena a María Santlsimu Auxiliadora y a San Juan Bosco,
rogando por la salud de enfermo. Al tercer día de comen­
zada mi novena fué sometido a la opcracién, y ¡oh pro­
digio I a pesar de creerlo ya sin vida, después de la misma,
se le vió reaccionar perfectamente. Hoy se halla en
buen estado de salud. D oy gracias a mí querida Madre
Muría y a su fiel siervo San Juan Bosco, por tan seña­
lado fuvor y cumplo mi promesa de publicar la gracia
en el Boletín Salesiano y de inscribirme en la Asociación
de María Auxiliadora.
Doy también gracias la Virgen Santísima Auxiliadora
por otros favores recibidos.

E. Q uiroga.
C O L O M B IA - Cali, mayo de 1937. — Cuando me
encontraba en la mayor tribulación por la muerte de mi
amado esposo, ful sentenciada a una delicada operación
en la que creí perdería la vida, porque era ya la sexta
vez y me sentía sin fuerzas. Con toda fe invoqué a la
Sma. Virgen Auxiliadora y a S. Juan Bosco; les hice la
hovena, y todo se me facilitó prodigiosamente por su
intercesión. Hace diez meses que me hizo la ojieración el
facultativo Dr. Aurelio Ürdóñez, y me encuentro per­
fectamente bien de salud. Doy las m is rendidas gracias
a mis celestiales protectores y publico el milagroso favor
para que se avive la fe de sus de\-otos.
R. V.. V . de Salcedo (Coop. Salesiana).
C O LO M BI.A - Cali, mayo de 1937. — Para combatir
unas fiebres muy pertinaces se me aplicaron in>-ecciones,
y éstas nte pri%-aron del conocimiento. Por dos meses
permanecí en tan triste estado. Angustiada mi hü«. pero
llena de fe, acudió a S. Juan Bosco; hizo su qovena, le

ofreció una limosna y publicar la gracia, si se la obtenía.
El bondadoso Santo intercedió eficazmente; recuperé el
conocimiento y a los tres meses estaba en completa salud.
Gloria a S. Juan Bosco.

S usana M anzano.
C O L O M B IA - Cali, julio de 1937. — Hace muchos
años le debo a María Auxiliadora la publicación de esta
gracia:
M e encontraba en Charalá (Santander). Uno de mis
niños resultó con una infección intestinal. El médico
declaró que no tenía remedio. Entonces se lo encomendé
a María Auxilio de los cristianos y salud de los enfermos;
lo presenté a Ella, le ofrecí una limosna y le hice can­
tar una Salve. Sin otros remedios, mi hijo quedó cu­
rado per completo.
Me atacó un terrible mal en xma pierna. Uno de los m é­
dicos opinó que se necesitaba una operación; otros que
era mal incurable, (varices). Por seis meses ensayé inú­
tilmente varios tratamientos; pero lo único eficaz fueron
mis súplicas y promesas a María Auxiliadora, en cuyo
honor y gloria publico estos favores alcanzados por su
maternal protección. Ahora estoy perfectamente bien.

L eopoldina A renas

de

G arcía.

C O L O M B IA - Cali, febrero del 193 7.— M i hi^
Clementina enfermó gravemente tfe la cabeza. Exami­
nada, los médicos vieron la necesidad de llevarla al ma­
nicomio de Bogotá, como en efecto se hizo. No obstante,
con todo fervor le pedí a María Auxiliadora que me la
curara. Esta Madre tan compasiva no me desatendió;
a pesar del completo trastorno mental, mi hija entró
pronto en mejoría. Fue además muy considerada por los
médicos y las RR. Hermanas de la Caridad. En todo esto
vi la protección de la Virgen. A los seis meses, por me­
dios providenciales, pude ya traerla a casa. Estaba cu­
rada; y sana y salva se encuentra ahora al lado de la
familia. Gracias le doy con toda mi alma a la - que es
siempre poderoso auxilio de los cristianos.
C. G arcía v . de M era.
C O L O M B IA - Cali, agosto de 1937. — Por segunda
vez, una gravísima enfermedad atacó a mi hijo, padre de
familia. M uy grande era mi pena. Pero con la mayor
confianza acudí a San Juan Bosco, no a otros médicos.
A la vez, con mis súplicas le ofrecí una limosna para su
obra en esta ciudad. Al día siguiente el enfermo estaba
mejor; siguió mejorando, y pronto pudo volver al trabajo.
Cumplo mi promesa con el más profundo agradecimiento.
N. N.
C O L O M B IA - Aledellin. — Durante trece años estuve
sufriendo de una pierna (gota y várices). Intervinieron
los médicos y tomé remedios, pero todo ski provecho.
Tenía muchas heridas y mucho dolor. Como no había
esperanza en lo humano, acudí a María Auxiliadora.
Comulgué y recibí la Bendición de Ella (la que Don Bosco
solía dar a los enfermos). El mismo día me sentí mejor,
y cinco días después j*a no tenia nada. Ha pasado mucho
tiempo y no he vuelto a sentir ese mal. De lodo corazón
doz gracias a Dios y a María Sma. Auxiliadora.
— Un niño se hallaba muy grave de un dedo. Su madre,
con mucha fe en María Auxiliadora, le aplica la me­
dalla, le dice que tenga fe él también y se pone a re­
zar cl Ave María. El mismo día cl enfermito se sintió
mejor, y poco después completamente sano.
— Mi hijo José tenía una úlcera intestinal. Llev’aba
ya tres años y todo remedio era inútil. Fué operado y
luego me lo llevé al campo. Allá se agravó; no comía;
se puso rígido, cadavérico: ya agonizaba, y estábamos
solos, iba a morir sin confesión. En cl colmo de mi an­
gustia, miré al cielo. T ú también estuviste sola al pie de
la cruz — le dije a la Virgen — c imploré su auxilio.
Preparé una bebida, puse en ella la medalla de María
Auxiliadora y recé tres Avemarias. La di a tomar al en­
fermo y pudo hacerlo (antes no podía). Cobró ánimo y
mejoró; pudo voh*er a la ciudad, confesarse y comulgar.
Pero los médicos opinaron que el mal era de muerte,
y tuvieron que hacerle otra operación muy difícil y
peligrosa. Le sacaron los intestinos; los limpiaron; ci­
catrizaron las heridas y pusieron de nuevo todo en su
lugar. Durante ese tiempo de tanta amargura y peligro
no hice m is que pedirle con la mayor fe a María Au-

46

i

xiliadora. Y todo salió muy bien. Han pasado años, y
mi hijo non volvió a sentir novedad alguna. D oy público
testimonio de estos prodigios para honra y gloría de la
benignísima Auxiliadora de los cristianos.
T. P. V . de B.
M EJICO (Nuevo León) A/onf«nore/oí, agosto de 1937.
— Desahuciado por los médicos un hijo mío, un rayo de
esperanza me alentó a acudir a San Juan Bosco, po­
niendo en sus manos mi ansia maternal y suplicándole
interviniera en la curación del enfermito. Con inmensa
alegría conseguí verle pronto fuera del peligro y gozar
hoy de perfecta salud. Profundamente agradecida al
Santo, hago pública mi gratitud para su gloría y envío una
pequeña limosna para el grandioso Altar que le están
levantado en la Basílica de ivfaría Auxiliadora, de Turín.
M.\r ia G ahcta d e P aras .

h lE JlC O - Querétaro, octubre de 1937. — A la edad
de dos años sufrí im fiierte ataque de escarlatina y, a
consecuencia de dicha fiebre eruptiva, quedé enfermo
de los oidos. La enfermedad se localizó en el oído iz­
quierdo produciéndome una otitis media supurada.
Toda mi niñez y toda mi juventud padecí grandemente;
A pesar de una medicación constante local, así como
general, para forulecer todo el organismo, la otitis medía
supurada nunca cedió
.A loa veintisiete años, me agravé grandemente y se
me hizo, por un especialista, el vaciamiento de la caja,
con anestesia local, por la vía natural. Hubo una lijera
mejoría que fué.-sólo para luego agravarme más, pues
tuve trastornos serios: vahídos, pérdida de la conciencia,
nerviosidad, fiebre. Entonces sufrí una muy sería inter­
vención quirúrgica, practicada también por especialista,
en la que se me raspó el oido medio, y se me cercenó a
cincel una parte del hueso temporal. T uve una larga
convalecenda tardando más de un año la cicatrización
de la herida, pero de ningún modo quedé curado.
Durante quince años, después de estas operaciones, mi
oido izquierdo ha sido siempre e! lugar de menor resis­
tencia, que se agravaba con cualquier pequeña enfer­
medad. ültimamenie, hace cinco’ meses, un catarro me
afectó seriamente. Por casualidad \nsité a una hermana
mía. Religiosa de María Auxiliadora, y ella me dió una
pequeña reliquia de San Bosco. La tomé, sin gran fe,
pero con algo de esperanza, y le dije a mi hermana que
si el Santo hacía el prodigio de curarme, ayudaría con
alguna limosna a Ja ampliación de la Basílica de Turín,
y publicaría la gracia. La mejoría que he esperimentado
— sin usar absolutamente ningún tratamiento ni general
ni local — y a la que aún no quiero llamar curación com­
pleta por no sé que de desconfianza (debida, tal vez,
a que durante cuarenta años he traído conmigo mi en­
fermedad y me parece imposible perderla), la mejoría,
digo, que he experimentado es en verdad prodigiosa.
He estado, durante estos cinco meses, sujeto a fuertes
pruebas: catarro, viajes, respirar polvo, desvelarme, y,
sin embargo, mi mejoría permanece.
Llevo conmigo la pequeñíta reliquia del cuerpo del
gran devoto de María Santísima Auxiliadora, San Juan
Bosco, y espero por su mediación sanar en firme.
Enviada la limosna para su templo, publico hoy, con
gtxn agradecimiento, la misericordia que U Bendita
Madre de Dios María Auxiliadora ha tenido para contnigo, por ruegos de su siervo San Juan Bosco, a quien
ahora le ruego me obtenga también que yo sepa aprove­
char esta gracia para m¡ saK'ación.
O v ar a K n-ig h t .

M EJICO - Sgn Luis de Potosí, septiembre de 1937.
— Me «contraba en situación afligida por el extravío
de un billete de cien pesos, que faltaba en el cajón del
«critorio de mi jefe, en la Agencia de Radios donde tra­
bajo; no pareciendo por ninguna parte el referido billete

*1“ ^ hacer, me encomendé a San Bosco,
ofreciéndole hacer una novena ante su iqiagen y enviarle
un milagro de plata, en acción de gracias, si aparecía el
billete. Fueron oídas mis súplicas, pues en seguida se
descubrió que éste había sido substraído por un joven^ o . No sé como expresar mi agradecimientos a mi
Protector y amigo por este inmenso favor que acabo de
REFt^Gio L e ó n L ir a .

M E JIC O - Tampico. — Hallándose Don L u k Honorr
I^ssommes bastante grave de un tumor en un riñón y
siendo necesario extraerlo, al tiempo de operarlo proracf ,
como amiga de su familia, que si había éxito en la opera­
ción, publicaría la gracia en el Boletín Salesiano, y , ha­
biéndose concedido tal favor, doy gracias a María .Auxi­
liadora y a S. Juan Bosco enviando una pequeña limosna.

C arolina S. vda.

de

L icon .

PANAM .A - Chitré, 24 de octubre de 1937. — Mi
hija Alba de las Nieves, de seis años, enfermó tan gra­
vemente, que todos, al verla, consideraban su fin cer­
cano. Pasó 15 días en nuestra casa, gravísima, 10 en el
Hospital de este lugar y 24 en el Hospital de Santo Tom ás
de Panamá; de donde salió sana y salva, gracias a Dios y
a la Virgen que escucharon nuestros ruegos por inter­
cesión de San Juan Bosco, iluminando la mente dcl Dr
Airee, último médico que la atendió.
Agradecida cumplo la promesa que hice de dar una
limosna a los huérfanos de aquí, y publicar este seña­
lado milagro en el Boletín Salesiano, para mayor gloria
de Dios Nuestro Señor, de Nuestra Madre María Auxi­
liadora y de Nuestro gran intercesor San Juan Bosco.

M.aria L uisa S.

de

D uvrkux.

U R U G U .A Y (Maldonado) - Pan de jtzucar, i® di­
ciembre de 1937.
Desde hace más de veinte años
venía ^ deciendo mi padre de un eczema rebelde a todo
tratamiento médico. .A veces se ponía de tal manera que
tenía que pasarse en la cama o en un sillón sin poder
casi caminar. Viendo que ese sufrimiento no cesaba,
recurrí a San Juan Bosco (aún Beato); entregué al que
rido enfermo su reliquia, y prometí publicar la gracia,
si se dignaba conseguírmela de Dios por la intercesión
de María Auxiliadora. Hoy han pasado siete años de esto,
y mi padre no ha vuelto a postrarse más. En vista de
esa mejoría tan notable y tan prolongada, doy rendi­
das gracias al gran Santo D on Bosco y cumplo con lo
prometido.

G emma A xfossi
Cooperadora Sqlesiana.
D a n ta m b ié n g r a c ia s a M a r ía A u x ilia d o r a y a
S a n J u a n B o s c o p o r f a v o r e s r e c ib id o s :

A rgentina (Neuqúen) Chos Malal. — Una devota de

María A.

A rgentina - Santa Fe. — J. G. S.
C olombia - Cali. — Rita Valencia — Lia de Bryón —

Eloísa Pcrlaza — María Jesús Bedoya — María (5 il —
María L . de García ^ Leticia Calero Vda de Mercado
— R. M . Vda de V.
C olombia (Santander) Lebrija. — Isabel Pedraza de
Mantilla — Nieves S. Mantilla de Serrano — Ans
Francisca Rincón.
C olombia (Santander) San Andrés. — Carlos Julio
Cáceres M.
Estados U nidos (California) Los Angeles. — Concep­
ción Amczcua O. — Victoria D. de Zaldfvar — Carlota
de Amezcua — Eather A. Vda de Ruiz-M ary I’oamclla.
Estados U nidos (Clalifomia) Sonta Catalina. — Juan
Carrera.
M eijco (Guanajuato) León. — Soledad López.
M éjico (Michoacán) Zitácuaro. — María Asunción
R. de García.
M éjico (Nuevo León) Linares. — Josefina García Terán — Inés Garza de l.A>zano e hijas.
M éjico (Nuevo León) Monterrey. — Judith Momagny
— Othon* Weish Parás — Berta Montemayor — Sara
G . de M . del Campo — María y Alicia Eche^•arría —
María de la L u z Ríos Backmann — N . N . — Otros de­
votos.
M sp e o - San Luis de Potosí. — Refugio León Lira.
U ruguay (Artigas) Parada Francia. — Tota Vaucher.
V enezuela (Aragua) La Victoria. — Teotiate de R o ­
dríguez.

47

N E C R O L O G IA S
S A l.E S I A N O S D IF U N T O S :
liirardo Biehuyck, tacerdote — de Sutsique (Bélgica) f
en 'Furín (Ca«a Madre) el s de diciembre de 1937.
Vicente Ponzo, sacerdote — de Chiusa Pesio (Italia) f
en Cresiman (Palestina) el 2 de octubre de 1937.
Santiago Aimar, sacerdote — de San Damiano Macra
(Italia) + en Piossasco (id.) el 22 de noviembre de 1937.
Francisco Verdugo, coadjutor — de Talca (Chile) t en
Santiago-Macul (id.) el 4 de' setiembre de 1937.
yiian A t aro, sacerdote — de Cavour (Italia) f en Valen­
cia (Venezuela) el 3 de setiembre de 1937.
Siivestro Fucile, sacerdote — de Messina (Italia) f en
id. el 21 do octubre de 1937.
yuan Siara, sacerdote — de Szardziny (Polonio) f en
Pogrzebien (id.) el 9 de agosto de 1937.
yuan Bautista Dana, coadjutor — de Branzi (Italia) f
en Treviglio (id.) el 27 de setiembre de 1937.
Basilio G il, sacerdote — de Paysandú (Uruguay) f en
Montevideo (id.) el 6 de octubre de 1937.
Manuel Martínez, sacerdote — de Conjo (Esp.iña) f en
Córdoba (Argentina) el 14 de setiembre de 1937.
C O O P E R A D O R E S D IF U N T O S :

Su actuación como Obispo ha sido insuperable. Desde
el 25 de noviembre de 1923 en que tomó posesión de la
diócesis, se declaró hombre de acción. Como la nueva ciu­
dad episcopal carecía de catedral, de seminario, de resi­
dencia... Mons. Sanmiguel la dotó, en brevísimo tiempo,
de todo. Seis Colegios para la educación cristiana de la
juventud estableció adqmás en su diócesis, entre los
que se cuenta el muy floreciente de las Hijas de María
Auxiliadora.
La buena prensa encontró en él no sólo un admirador,
sino un propulsor y sostenedor eflcacísimo; lo prueba
la implantación del Diario Católico con sus talleres tipo­
gráficos propios; fué él también quien inició en Venezuela
la radio-difusión de la hora católica en su diócesis, ejem­
plo que fué seguido por muchos en la República. Pastor
infatigable, llevó su báculo a las misiones del Alto Apure;
las dotó de celosos misioneros, y soñaba en conluir sus
días compartiendo con ellos los rudos trabajos en pro
de la regeneración cristiana de los indios del Carón!.
A manera de una brillante culminación de su intensa la­
bor, concentró sus poderosas energías en la celebración
del Primer Sínodo Diocesano que le mereció fervorosos
elogios del Supremo Jerarca de la Iglesia.
Pero si Mons. Sanmiguel fué hombre de acción, lo fué
en virtud de la superabundancia de su vida interior.
Mientras en lo exterior removía la Diócesis entera, en lo
interior realizaba en sí la frase de San Pablo: Nostra
contersatio in coelis est... Bastaba contemplarlo en la
asidua meditación, en el rezo del Oficio Divino o en la
celebración del Santo Sacrificio, para darse cabal idea
de su personalidad.
Y en este trabajo tesonero de santificación propia y
ajena, le sorprendió la última enfermedad, siendo el lecho
de dolor el crisol que dió altísimos quilates a sus ya
grandes virtudes, una cátedra de sublimes enseñanzas;
su inquebrantable paciencia, su resignación, la aceptación
de sus dolores y su voluntad de ofrecerse como víctima
de expiación por su pueblo, produjeron en las almas
de sus hijos tantos, y aún mayores frutos que cuando,
enardecido de celo, recorría la extensión de su diócesis
iluminando las conciencias con la antorcha de su j>redicación y devolviendo las ovejas descarriadas al redil.
Su muerte ha sido llorada por todos, sus funerales re­
vistieron el carácter del triimfo. .\1 duelo de la Diócesis
se unieron; el Ciudadana Presidente de la República, los
Obispos, y muchas de las autoridades civiles de la Nación.
Amigo sincerísimo y admirador de la Obra de D. Bosco,
cuya Beatificación se complació en presenciar, teniendo
a grande honor cargar sobre sus hombres la Urna de
nuestro Santo en aquella ocasión, se hace acreedor a las
plegarias de todos los beneméritos Cooperadores Salesianos, para que su bendita alma, desligada ya de esta
vida terrena, goce del descanso perdurable.

Han muerto también en la paz del Señor;
A rgentina B u cn M iítrw .- Rvda Madre Acacia del Co­
razón de Jesús Novaro, Sien'a de Jesús Sacramentado.
C olombia (Santander) Lehriia. — Lucía Mantilla de
Serrano.

C olombia (Santander) San Andrés. — Clara Rosa
T oro R. de Cáceres —
C olombia (Valle) Cali. — Inocencia Saavedra — Su­
sana López — Froilin Hernández — María Jesús de
Molina — Emilia de Ocampo — Elisa S. Vda de Quijano.

Mons. Tom ás Antonio Sanmiguel.
Obispo de San Cristóbal (i'enezuela).
Illn muerto un gran Obispol... Asi se expresa en sus
columnas uno de los diarios de mayor representación
en la capital venezolana, al anunciar la desaparición del
llorado primer Obispo de la diócesis de San Cristóbal,
acaecida en esa capital el día 6 de julio, a la edad de 50
años, cuando todavía podía esperarse mucho de su \ngor.

48

C olombia (Valle) Palmira. — Eduardo María Patiño.
C olombia (Valle) Ymrióo. — Ninfa S. de Arámburo.
Italia Turm . — Sabina Viot.
M kmco Capital. — Rosa Carrillo.
M éjico (Zacatecas)
— María Patrocinio A.
Vda de Inguanzo.
V enezuela (.\ragua) La Victoria. — Paula Rodríguez
— Juana Hernández — Benicio Alvarado — José Arribal
Briceño —• José Borge — Remigio Román — Sita Arias
— Albina de Porrello — Alanuel González

C o n a p ro b a c ió n d e la a u to rid a d e c le s iá s tic a . • B s t ^ le c im ie o t o T ip . d e la S .E . 1. - T u rto .
D ir e c to r re s p o n s a b le : D- G U I D O F A V I N I . V i a C o tlo te n g o . 32 - T U R I N 109 - ílt a lia ) .

Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
que los Cooperadores Salesianos pue­
den ganar en el transcurso del año.
I . — Una ves cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la interudón del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue­
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca­
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un día de cada mes, el que uno elija.
Z - E l día en que se hace el piadoso Ejercicio
Metisual de la Buena Muerte.
^ • E l día que se asiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
5 - E l día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l día en que por primera vez. se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer­
cicios Espirituales, de ocho días.
S - A la hora de la muerte, con tal que, con­
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co­
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.

EN CADA UNA
DE LAS SIGUIENTES FIESTAS:

1) M O VIB LES:
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de María (día siguiente
del anterior).
2) FIJA S:
ENERO

1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jestts.
^ - Epifanía.

18
23
25
29

-

Cátedra de San Pedro en Roma.
Desposorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de Sales.
FEBRERO

2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquia.
MARZO

19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
MAYO

3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
11 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JUNIO

24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO

1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu­
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
AGOSTO

6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Stna Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SETIEMBRE

8 - Natividad de la Sma Virgen.
12
14
15
29

-

Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de ¡a Sania Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE

"j - La Virgen del Rosario.
II - Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
NOVIE.MBRE

2 1 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIE.MBRE

8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi­
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, según la intención del Romano Pon­
tífice.

EL SANTUARIO-BASIUCA DE
MARIA AUXILIADORA OETURIN.
AMPLIADO Y EMBELLECIDO

Ningún devoto de " lo Virgen de Don Bosco** debe dejar
de contribuir, poco o mucbo^ o este bomeno/e mund/o/.