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JUNIO 1937
Año LII • N. 6
a e^iano
R E V I S T A
DE
L A S
O B R A S
DE
D O N
H O S C O
INSCRIBÍOS EN LA PÍA OBRA
D E L SA G R A D O CO RAZÓ N D E JE SÚ S
D E ROMA
¿ Quién no conoce la Obra del Sgdo Corazón
de JesiU?
Fué fundada por el Primer Sucesor de San
Juan Bosco, y benignamente aprobada por
S. S. León X III el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de una peseta, u otra
moneda equivalente, se adquiere derecho a
participar de todas las oraciones y buenas
obras de la Sociedad Salesiana y a la aplicación
de seis misas, que se celebran todos los días,
a perpetuidad, en nuestra Basílica del Sgdo
Corazón de Jesús de Roma, dos en el altar
mayor, dos en el de María Auxiliadora y dos
en el de San José.
Los que se inscriben en la Obra Pía pueden
aplicar el fruto de estas misas a sí mismos, o
a otras personas, vivas o difuntas, y variar la
intención cuantas veces les plazca.
Las limosnas recibidas por este conducto
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la
sociedad, acogiendo a niños pobres y abando
nados, para educarlos cristianamente.
¿ Quién no contribuirá, pues, con algunos
céntimos, que con tanta facilidad se gastan,
a esta invitación paternal de San Juan Bosco
y de la Iglesia, inspirada en ideales tan nobles
y caritativos}
¿ Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina, en este mundo y en el
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿ Quién no tiene almas queridas, vivas o di
funtas, a quienes obsequiar con tan espléndido
regalo espiritual?
N o tardéis en pedir Hojas de suscripción.
R ector M ayor
de los
S alesianos.
Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse a l mismo Rector
Mayor o directamente a nuestra casa de Roma. Ospizio Sacro Cubre - Via Marsala, 42.
Normas para los corresponsales de
Boletín Saksiano
t. — Recibimos siempre con agradecimiento cuantas informaciones se nos quieran enviar,
que, de algún modo, pueden interesar a las Obras Salesianas. Aunque todas evidentemente no
podrán ser publicadas, servirán para enriquecer el Archivo de nuestra Casa Madre.
2. — Las croniquillas de fiestas o acontecimientos de especial importancia deberán ser breves,
se evitarán en ellas repeticiones y detalles innecesarios, y, de ser posible, se escribirán a máquina
con líneas bien espaciadas.
3*'
Salvo rarísimas excepciones, la Revista no publica poesías ni trabajos ajenos a la Obra
Salesiana. No inserta el nombre de los autores ni devuelve originales.
4*
Siendo, de hecho, nuestro Boletín una Revista ilustrada, rogamos encarecidamente el
envío de buenas y luminosas fotografías. Hoy, un simple grabado dice a veces más que una cró
nica, y, cuando acompañaba ésta, la avalora de modo extraordinario. Aviven pues su celo nuestros
corresponsales, quienes deben saber a este respecto que de los diarios ilustrados que nos envían
no es posible reproducir ningún grabado.
5*
^ne tienen la bondad de remitimos gracias o necrologías hemos de asegurarles
que, de llegar a nuestro poder, más tarde o más temprano las verán publicadas. Si a veces aparece
sólo el nombre, es, o porque no recibimos otra cosa, o porque a última hora nos viene a faltar
espacio, o porque la relación carece de especfal interés.
REVISTA DE
LAS OBRAS DE
DON
BOSCO
REDACCrOS
Y
BOLETIN
SALESIANO
A D^f I N ¡ S T R A C ¡ O N :
S U M A R IO : E l d e b e r d e la lim o s n a . •
V irg e n . • E l 33^ C o n g r e s o E u c a r is tic o
C o m o d o ro R iv a d a v ia . B e n d ic ió n d e la
M é jic o . F ie s ta s a M a ría A u x ilia d o r a y
la c a p ita l. - De nuestras M isiones: E l
Y¡A
CO TrO LK SGO .
32
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TU R IN
A A q L I I • N ú m e r o 6-
JUNIO
(
1* 9)
-
1937
ITALIA
D o s c o n m e m o r a c io n e s g lo r io s a s . - L a e s c u e la y la d e v o c ió n a la S m a.
I n te r n a c io n a l d e M a n ila . • La ohra de Do» B o rro ett Espolia y América:
p r im e r a p ie d r a d e u n a E s c u e la S a le s ia n a d e a r te s y o ñ c lo s - C a r la s d e
a S . Juan B o s c o e n C o lim a , P u e b la , A g u a s c a lie n t e s , C iu d a d G a r c ia , y e n
a lm a jib a ra c e lo s a d e s u lib e r ta d . • Crónica de gracias. - Necrologías.
EL DEBER DE LA LIMOSNA
{Continuación).
L a lim osna hecha a
las Obras Salesianas.
Porque la caridad no es exclusiva, nosotros
encarecemos vivamente a nuestros amigos que
presten decidida ayuda a todas las Instituciones
benéfícas, nacidas del corazón de la Iglesia,
pero creemos que, de haber algunas preferen
cias, éstas han de ser para las que se dedican
a sembrar en la inteligencia de niños y adultos
las doradas semillas de la cultura cristiana, y
resultaría antinatural que, siendo nosotros
salesianos, no recomendásemos con singular
cariño nuestras propias obras, o sea las Insti
tuciones, métodos y sistemas de educación
que lle^'an el nombre y el espíritu de San Juan
Bosco.
La resonancia universal que ha llegado a
tener este nombre, especialmente desde que
S. S. Pío X I dignóse engarzarlo en el oro de
sus discursos, y concederle, con solemnidades
nunca vistas, los esplendores de la santidad,
nos dispensa de recordar todo lo que ha hecho
en el mundo para Ja cristianización de la vida
y elevación de las sociedades.
.Ahí están proclamándolo por doquiera sus
innumerables colegios y asilos y sus mara^^llosas escuelas profesionales y agrícolas. Sus
c o la o s , donde los hijos de la abnegada clase
media, eje de los estados, pueden, con una
pensión módica, seguir las rutas luminosas
de un por\-enir Deno de prestigio y probidad
cristiana; sus escuelas profesionales, donde
las juventudes obreras, en vez de intoxicar su
cerebro con teorías que tienden a destruir la
convivencia social, y hacer del taller y de la
fábrica antesalas del infierno, fórmanse en la
comprensión y en el amor y adquieren una
conciencia exacta de sus deberes y también
de sus derechos: en sus escuelas agrícolas.
121
que son las únicas que pueden resolver el
problema obsesionante de la superpoblación
urbana, revalorizando el campo con sus fuentes
eternas de salud y alegría y su rango imposter
gable de primera y suprema riqueza nacional.
L os amores de un Principe de
la Iglesia por la Obra Salesiana.
Hablando, un día, el célebre y elocuentí
simo Cardenal AHmonda a nuestros coopera
dores de Turín, les decía: «,i Sabéis por qué
amo yo tanto a la Obra Salesiana ? — Es muy
lencillo, porque yo tengo obligación de amar
y fomentar, con todas mis fuerzas, las obras
que están impregnadas del espíritu del Evan
gelio, que es el de mi Señor Jesucristo, y las
Obras Salesianas lo están de un modo emi
nente, por muchas razones:
t° — Fué obra predilecta de Jesucristo
evangelizar e instruir a los pobres, no sólo
de bienes materiales, sino de virtudes morales.
{EvatigeHzare misil me, sanare contritos cordé).
Ahora bien, Don Bosco, al fundar su obra,
pensó de modo especial en esas dos clases de
pobres; desde muy joven sintióse tiernamente
atraído por esos infelices que, por hallarse
abandonados a sí mismos, u ocupados en bajos
menesteres, u oprimidos por la miseria, no
piensan en Dios ni en su alma y corren por
los resbaladeros de la perdición.
La Institución Salesiana y la caridad de
sus cooperadores propónense salvar a todas
esas almas, y ésta, como veis, es obra eminen
temente evangélica, y yo como Pastor, como
Arzobispo, tengo que amarla y protegerla y
en la medida de mis fuerzas la amo y la
protejo.
2° — Jesús sentía además un amor entra
ñable hacia los niños. {Sinite párvulos venire
ud me), y todos \ emos cómo el corazón de
Don Bosco arde en este mismo amor de Jesús,
y cómo los niños vienen a su encuentro, atraídos
}>or el imán de su bondad, y le rodean y le
siguen, y él y sus Salesianos abren colegios
para ellos, escuelas, oratorios festivos, y se
hacen sus amigos, sus hermanos, sus padres.
I Benditos sean!
Los Salesianos en sus colegios procuran
conservar la inocencia de esos pequeños hijos
míos. Ies a\Tidan a combatir y vencer sus ten
dencias pecaminosas, a expulsar el victo de
sus mentes y corazones; si a algunos les en
cuentran )*a manchados por el barro de la culpa
los devuelven a mis brazos de Padre y de
Pastor purificados y hermoseados; santos, hu12 2
■—
mildes, obedientes. ¿ Cómo no he de amar yo
con toda mi alma a estos beneméritos Sale
sianos ?
3° — En el Evangelio, el Divino Redentor
recomienda la oración y asegura que siempre
que algunos se reúnan en su nombre El estará
en medio de ellos. {Ubi sunt do vel tres congregati in nomine meo ibi siim in medio eorum). Ahora
bien; las iglesias, los oratorios, las casas de
•educación donde acuden tantas almas piadosas
a elevar ardientes súplicas y entonar himnos
sagrados; donde sólo se piensa, se habla y se
trabaja por la gloria de Dios, son todos ellos
lugares en los que Dios habita como en su
propia casa, y es una gran delicia pensar en
el número enorme de iglesias, de oratorios,
de escuelas que Don Bosco va sembrando por
el mundo, con la a)ruda de sus cooperadores,
donde miles de personas y decenas de miles
de niños reúnense todos los días para alabar
a Dios, y donde Jesucristo habita real y ver
daderamente en la penumbra de los sagrarios,
derramando a raudales su bondad y miseri
cordia, perdonando a los pecadores, santifi
cando a los justos, curando a los enfermos,
sosteniendo a los débiles, consolando a los
afligidos; y ¿queréis que yo, ministro de
Jesucristo, no ame y proteja una obra que
hace tanto bien en el mundo ?
4° — Nuestro Señor Jesucristo envió a sus
apóstoles a predicar el Evangelio a todas
partes (Eunies in mutidum universum predicate Evangelium omni creaturaé), y Don Bosco
envía a sus Salesianos, no sólo a las naciones
de Europa, sino hasta a paises tan remotos y
salvajes como la Patagonia, y, gracias a ellos,
son muchos los pueblos que oyen predicar la
Buena Nueva y las tribus paganas que entran
en el redil de la Iglesia».
L a limosna de la cooperación.
Después de seguir ilustrando el insigne
Cardenal todo el cuadro de las actividades
salesianas, exclama: «Ahora que he demostrado
de un modo evidente que las obras de Don
Bosco están impregnadas del espíritu del
Evangelio y que, por esta razón, yo tengo el
imperioso deber de amarlas y protegerlas,
resultaría muy .sensible que alguno me dijera:
Esto es indudable, pero las Obras Salesianas
son ya grandezuelas, hállanse ya muy exten
didas, y no tienen necesidad de mi coope
ración. Esta sería una manera desdichada de
razonar. Precisamente porque caminan, porque
^se van extendiendo, porque Dios las bendice
y protege de un modo evidente, merecen que
nosotros mayormente las prefiramos y apo
yemos, seguros de hacer a Dios cosa gratísima.
j Cuántas personas hay en el mimdo que,
cuando estallan desórdenes religiosos o sociales,
se asustan, se meten en sus casas y quéjanse,
allí escondidas, de que se produzcan ó permitan
tales cosas sin que por su parte muevan un
solo dedo para evitarlas o aminorarlas!
A esos católicos yo les diría: ¿ En qué pen
sáis, desventurados? Salid de vuestra pasividad,
y si no sabéis o no podéis bajar a la liza a
combatir frente a frente con los enemigos de
Dios, ayudad al menos con vuestra caridad a
los que dan su pecho y sostienen el peso de
las batallas ».
L o que dice San Juan Bosco de
la lim osna hecha a sus Obras.
En una Conferencia a los cooperadores de
Casale, decía el Santo: «L a limosna que se
hace en favor de las Obras Salesianas se ex
tiende al cuerpo y al alma, a la Sociedad y a
la Religión, al tiempo y a la eternidad.
Se extiende al cuerpo, porque sirve para
P e re g r in o s q u e d e s p a c h a n l a c o r r e s p o n d e n c ia .
C o n e l a b r ir s e d e la s ro s a s r e a n ú d a n s e la s P e r e g r in a c io n e s a l S a n tu a r io d e M a ría A u x ilia d o r a .
G r u p o d e o n ÍT e rs ita ria s fra n ce s a s .
i
12 3
dar alojamiento, comida y vestido a muchos
limosna de Dios. El es el que nos da la salud
miles de niños pobres acogidos en nuestras
del cuerpo, el que hace f é ^ e s nuestras cam
casas de beneficencia, los cuales sin esta pro
piñas, el que determina el buen éxito de nues
videncia languidecerían en el más espantoso
tros negocios, etc. y siendo esto innegable,
abandono por no tener en el mundo quien
¿cuál será el medio más eficaz para que el
cuide de ellos.
Señor no nos niegue esos bienes ? L o dice el
Se extiende a! 'alma, porque estos niños re
mismo Jesucristo: Date et dábitur vobis. Dad
ciben, al mismo tiempo, instrucción religiosa,
y se os dará, o lo que es lo mismo, haced ca
son educados en el temor de Dios y en las
ridad a los otros y Dios os la hará a vosotros.
buenas costumbres, se Ies ayuda de mil ma
El Divino Redentor ha prometido además el
neras a conseguir la salvación rtema, a ser un ^ciento por uno a los que por amor suyo hagan
día felices moradores del cielo.
alguna obra de misericordia, y esa renta del
Se extiende a la Sociedad doméstica y civil,
ciento por uno Dios no la paga sólo en favores
porque los niños que se dedican al aprendizaje
espirituales sino también en bienes materiales >.
de un arte u oficio aseguran para ellos y para
sus familias un honesto porvenir, y con el
L a falta de caridad,
ejercicio de su industria contribuyen al pro
causa de malestar social.
greso de la sociedad civil, en tanto que los
«Nos quejamos— es siempre Don Bosco quien
que estudian letras o ciencias darán xm día a
habla — de que haya en nuestros tiempos tantas
la sociedad los frutos de su ingenio y le con
estafas, robos, incendios y otras cosas peores.
sagrarán su trabajo en qualquier cargo o em
Es sin duda muy doloroso, pero precisa reco
pleo civil. Unos y otros, saliendo de nuestras
nocer con toda sinceridad que de una buena
casas no sólo instruidos sino también — y es
parte de esos males tienen la culpa los que
lo que más importa — sólidamente educados,
pudiendo hacer limosna no la hacen. Si ciertos
serán en medio de! pueblo garantía de mora
ricos, si ciertas damas acaudaladas fuesen más
lidad y buen orden, modelos de ciudadanos
generosos con los Institutos de beneficencia,
honrados con los que jamás tendrán que ajustar
abriesen más la mano y recogiesen del arroyo,
cuentas las autoridades políticas y judiciales.
a sus expensas, a los pobres niños abandonados,
Se extiende vuestra limosna a la religión,
veríanse éstos apartados .del peligro de hacerse
porque además de contribuir, como he dicho,
a hacer a los niños buenos cristianos, pnirmite ladrones y malhechores y se sentirían esos ricos
más amados de los pobres, más rodeados de
que no pocos de ellos lleguen a ser sacerdotes
afecto y de respeto en sus casas^en sus campos,
y“ dedicar, unos, sus actividades y sus talentos
en sus negocios. El sórdido interés de muchos
al fomento de la religión en nuestros campos
ricos, su tacañería, su dureza de corazón, no
y ciudades, y lanzarse otros, como misioneros,
sólo fomentan la mala yerba de la criminalidad
a predicarla a los pueblos infieles, como hacen
en las ciudades sino que obligan a muchas
hoy xlía muchos Salesianos en la Patagonia.
familias, atenazadas por el hambre, a procurarse
Y aún beneficia vuestra limosna a la religión
de otra manera, porque una buena parte dé" por la fuerza lo que la caridad les niega, y
sobre la cabeza de esos ricos egoístas se van
ella se emplea en levantar templos para el
condensando odios y malquerencias y ¡ay de
culto divino, en los cuales, hoy, mañana y
ellos! si estallara alguna sublevación popular
siempre, serán predicadas, defendidas y practi
jMjrque wrían las primeras víctimas.
cadas las verdades que Nuestro Señor Jesu
Quiera el cielo que un día, tal vez no lejano,
cristo nos ha enseñado.
no se realicen, aún en esta vida, los tristes
Se extiende, finalmente, al tiempo y a la
augurios que de esos ricos sin entrañas hizo
eternidad, y esto se deduce claramente de
Jesucristo por boca del apóstol Santiago: Vae
otras y Utilísimas ventajas que la limosna pro|>orciona a los que la reciben y a los que la voiñsy divitibus... plorate, ululantes, in miseriis
vestris quae advenient vobis. ¡A y de vosotros,
hacen, segi'm puede verse en muchos pasajes
ricos I; levantad el grito, en vista de las d eg ra
del texto evangélico, y especialmente en el
d as que han de sobreveniros >.
Libro de Tobías que hace de la limosna el más
estupendo panegírico •.
San Juan Bosco y los que
Dios, dador universal
se excusan de hacer limosna.
de todos ios bienes.
Espigamos de otra conferencia que dió el Santo
« Tollos, absolutamente todos — continúa
en La Spesda, el 13 de abril de 1884:
Don Boscu — tenemos necesidad da recibir
« Dicen algunos: ¿ D e dónde saco yo dinero
12 4
para hacer limosna ? mis ingresos son modestos
y los tiempos difíciles; los negocios no pros
peran.....
— Dejad que os diga libremente lo que
siento. Cuando se trata de satisfacer un ca
pricho, de asistir a alguna diversión, de hacer
xm papel airoso en la sociedad, el dinero se
encuentra siempre; ¿ es posible que falte úni
camente cuando se trata de socorrer a los
pobres de Jesucristo que es quien nos lo ha
dado todo y promete además el ciento ppr uno,
aun en esta vida, a los que por amor suyo
hacen obras de beneficencia?
Alegan otros que se pide demasiado, que no
es posible sostener tantas Instituciones be
néficas.....
— Esta es una excusa que cae muy mal
en boca de im católico. A los que dicen esto
yo les preguntaría en confianza; Decís que hay
demasiadas Instituciones benéficas, pero ¿ so
corréis vosotros alguna cuando menos ? Temo
mucho que los que más se quejan de que tanto
se pida para obras de caridad sean los que jamás
han hecho caridad alguna. No olvidemos, los ca
tólicos, que el hacér caridad es para nosotros
una obligación. El que no tenga dinero, dé lo
que pueda; ropas, muebles, comestibles; pro
cure sobre todo ensanchar el campo de la coo
peración moviendo los buenos sentimientos
de otras personas, y si nada de esto pudiera
hacer, aún le queda un medio excelente, la
oración. Rogar por los obreros evangélicos
para que el Señor les conceda salud, fuerzas,
virtudes, correspondencia, éxito en sus tra
bajos; rogar por las almas extraviadas para
que se conviertan, y por las almas justas para
que perseveren; he aquí un modo exquisito
de dar limosna que no todos conocen y no
todos practican.
M i situación económica — dicen otros —
me permitiría ciertamente hacer alguna caridad,
pero un elemental deber de prudencia me
aconseja guardar algunos bienes en previsión
de necesidades futuras; nadie sabe lo que nos
tiene aparejado el día de mañana.
Cierto, pero esto que suele llamarse pru
dencia y previsión es, por desgracia, falta da
confianza en la Divina Providencia. Lo que
sucede es que esas personas que hoy ahorran
y mañana también, que acumulan bienes sobre
bienes, dan lugar a que se les vaya el corazón
tras el dinero, a que prenda en él la llama de
la avaricia, haciéndolo duro e insensible, y a
que todo acabe en el infierno.
El católico prudente y previsor no jxinta
dineros que, en la mejor de las hipótesis, le pro
curarán un bienestar fugaz como un relámpago.
y le servirán — bien puede decirse — sólo
para financiar la muerte.
San Lorenzo era el administrador de los
tesoros de la Iglesia Romana. El Presidente
pagano, ávido de riquezas, llama al santo
diácono y le exige la entrega inmediata de todo
el oro, plata y joyas que tenía en depósito.
Lorenzo le promete entregárselo y pide unos
días para poderlo reunir. Accede el magistrado,
y, aprovechando el joven levita aquel tiempo
para convertir el tesoro én moneda, busca a sus
pobres y se lo reparte solícito. Junta luego
aquella muchedumbre enorme de mendigos y
los lleva al atrio de la Presidencia.
— ¿ Qué hacen aquí estos pordioseros ?
aúlla el Presidente — Son los tesoros de la
Iglesia que tú pedías. — ¿ Pues y el oro que
me habías prometido ?— Facúltales Ecelesiae qua
requiris, in caelestes thesaurus manas páuperum
deportaverunt. ¡A h!, el oro de la Iglesia está
ya en las arcas del cielo, adonde lo han llevado
las manos de estos pobres.
Es cierto, mis buenos cooperadores. Los
pobres llevarán un día al cielo todas vuestras
limosnas. Poner en manos del pobre vuestro
óbolo es lo mismo que ponerlo en manos de
Jesucristo ».
E l mandato divino date quod súperest.
Qué debe entenderse por superHuo,
en el concepto de Don Bosco.
Supnjiuo, son las adquisiciones y aumentos
de riqueza que vas haciendo de año en año;
el fausto y ostentación en tus muebles y vajillas;
el refinamiento en tus viandas, vestidos, al
fombras; todo eso serviría maravillosamente
para mitigar el hambre y cubrir la desnudez
de muchos pobrecitos. Superfluo, es la como
didad excesiva en tus viajes; los derroches en
los teatros, bailes, y otras diversiones por el
estilo que podrían muy bien subvenir las
necesidades de cientos de familias proletarias.
Y no vale decir que es preciso conservar el
proprio rango social y que hay cosas que a mu
chos pueden parecer superfluas y no lo son,
porque es indudable que, sin descender uno
de la condición social en que Dios le ha colo
cado, puede no olvidarse de que hay pobres en
el mundo y que éstos son hermanos suyos.
Esas joyas costosísimas que se guardan
inútilmente, esos trajes que atiborran los ro
peros y acaban por apolillarse, esas fiestas de
placer, tan clamorosas y que tanto suelen pro
digarse, son cosas todas ellas incompatibles
con el espectáculo de millones de seres humanos
que no ti«ien qué comer ni .de qué vestirse ■ .
12 5
Algunos pensamientos de San
Juan Bosco sobre la limosna.
■ A fin de que nadie se haga ilusiones, ima
ginando falsos pretextos para gastar a capricho
sus riquezas, y hacer de ellas una aplicación
reñida con los deberes que nos impone la
caridad, Nuestro Señor Jesucristo dijo en el
santo Evangelio: Más fácil es a un camello
pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar
en el reino de Dios.
Con esto e! Salvador no quiso decir que al rico
le sea imposible salvarse, sino que el peligro que
corre de perderse eternamente es muy grande,
a causa de la extrema facilidad con que se
malgastan las riquezas.
— ¡Qué cuenta tan terrible darán a Dios
los que dilapidan sus bienes, en vez de em
plearlos en obras de caridad!
— Dios no nos ha colocado en este mundo
para que nos refocilemos y enriquezcamos; para
beber, comer y dormir, sino para un fin mucho
más sublime que consiste en amarle y servirle
a El y de este modo salvar nuestra alma.
’i í
í ar
— Si queréis ser verdaderamente felices y
merecer las bendiciones de Dios y de los hom
bres, haced limonsna.
— L a obra más eficaz para obtener el
perdón de los pecados y asegurarse la vida
eterna es la caridad que se hace a los niños.
— Sirve de poderoso estímulo a la caridad
ver a Jesucristo en la persona del pobre, y
pensar que el bien hecho a uno de nuestros
semejantes lo considera el Divino Redentor
como hecho a El en persona.
— En estos tiempos en que tanto se hace
sentir la falta de medios materiales para educar
y hacer educar en la fe y buenas costumbres
a los niños más pobres y abandonados, la
Virgen Sma. se ha constituido Ella misma
tutora y defensora de esos inocentes, y a todos
los que les favorecen de algún modo- Ies otorga
gracias espirituales y materiales en abun
dancia.
— A l fin de la vida se recoge el fruto de las
buenas obras ».
{Continuará).
^
2 'A
JK -. ^ ^
E n tr e to s p o b re s
(Figuraciones religiosas de M . A . Barberis)
Sres Cooperadores,
consultad el T E S O R O
E S P I R I T U A L .
Propagad la O B R A PÍA DEL SG EX ) C O R A Z Ó N .
V éase la cubierta de nuestro “ Boletín” .
126
--
Dos conmemoraciones gloriosas
Hay en el cielo salesiano, bordado todo él
de estrellas, dos luceros de primera magnitud
que rielan con un encanto especial: la Venerable
María M aszarello y el Siervo de Dios Miguel
Rúa.
El 9 de mayo y 9 de junio de 1837, con un
mes exacto de diferencia, vinieron respecti
vamente al mundo, o, dicho con más exactitud,
vinieron a iluminar al mundo, que por algo
son luceros de la santidad, y ahora,' por con
siguiente, nos toca conmemorar el centenario
de su natalicio.
La luz que nos envían desde el cielo, aunque
no es captada por los ojos materiales porque
éstos, con el artificio delicado de sus tejidos
no podrían resistir su viveza, penetra dulce
mente en los espíritus y los deja inundados
de una serenidad inefable.
Porque es toda ella luz de humildad, la que
más seduce al corazón humano, la que más
atrae las miradas de Dios, y la que, a no du
darlo, más alto valor alcanza en ese laborioso
y severo análisis espectroscópico a que tienen
que someterse los luceros del mundo moral,
cuando se trata de consagrar para siempre su
gloria terrena con la inmarcesible corona de
la santidad.
Y esto estamos haciendo ahora los Salesianos
e Hijas de María Auxiliadora con nuestro
Siervo de Dios y nuestra Venerable, cuyas
causas de Beatificación y Canonización estudian,
desde hace años, los dignísimos tribunales
que tuvo a bien nombrar la Iglesia.
El proceso de ambos hállase en una fase
muy halagadora, y sería para nosotros el colmo
de la alegría que estos dos grandes hijos pri
mogénitos del espíritu de San Juan Bosco,
cuyos nacimientos fueron casi simultáneos,
cuyas excepcionales virtudes tuvieron una fi
sonomía muy parecida, cuyas vidas heroicas
florecieron y fructificaron a corta distancia
una de otra, escalasen también la gloria de
los altares con análogo sincronismo, de modo
que los ecos del triunfo de uno fuesen como los
heraldos de la apoteosis del otro.
Si esto lo obtuviéramos rápidamente, sería
el mejor obsequio que podríamos hacer a los
SieiTos de Dios, en este Primer Centenario
de su nacimiento, no porque signifique poa>
ni mucho para su felicidad bienaventurada
la aureola de gloria que la Igltóia coloca en
la frente de los Santos, sino porque esta au
reola se traduce en aumento de la gloria de
L a V e n e ra b le M a ría M a z z a rc llo .
E l S ie r r o d e D io » M ig u e l R ú a.
12 7
Dios y les pone en condiciones de favorecer
mayormente a los que en la tierra honramos
su memoria.
Para conseguirlo necesitamos dos cosas:
obligarles, a fuerza de súplicas, a obtener
de la omnipotencia divina los milagros que
Roma habrá de exigir de ellos, y contribuir
con limosnas a la feliz terminación de los
procesos, que, como es sabido, son costosí
simos, porque hay que pagar minutas de
abogados y peritos médicos, costear testigos,
escribir resmas de papel, y proveer a mil dili
gencias y detalles.
La figura de la Venerable Mazzarello quedó
claridades de su propio espíritu y asimilar las
mieles de su método educativo; necesitaba,
sobre todo, hallar una mujer ideal, con todas
las condiciones requeridas para ser la piedra
básica de su nueva Institución, y Dios le guió
a una pobre aldehuela olorosa de vitudes y
esencias campestres, y allí le reveló el nombre
de una joven costurera que vivía recatada como
una violeta, púdica y buena, vestida toda ella
de sencillez, a la que ofendía hasta el brillo
altanero de la luz del sol, acostumbrada como
la tenían a cuajar la bellezza de sus pétalos
con matices de aurora y temblores de estrellas.
Esta mujer es María Mazzarello, a la que.
M o rn e se , p u e b lo n a ta l d e la V e n e r a b le M a z z a re llo .
ya admirablemente delineada cuando, algunos
meses hace, con motivo de la proclamación
de íur urtudes heroicas, reproducíamos el De
creto de la Sagrada Congregación y el Discurso
del Papa motmidos por aquella circunstancia.
De tan magníficos documentos ia Perla de
Móntese salió brillando con todo su nítido ful
gor, que, lo rejKtimos, es esencialmente fulgor
de humildad, y embeleso de modestia.
San Juan Bosco había recibido indicación
del cielo de fundar una segunda Institución,
paralela de la Salesiana, que se ocupase de la
juventud femenina. Sus Cídaboradores habíanle
oído decir muchas veces: vivimos en unos
tiempos en que el mundo se sin-e de la mujer
para hacer mucho mal, y nosotros procuraremos •
que ella sea instrumento para hacer mucho
bien.
Para desarrollar su plan, necesitaba operarías
hábiles, capaces de absorber a torrentes las
recordando hoy el Centenario de su nacimiento,
exaltamos y bendecimos en los altares recón
ditos del alma, y a la que mañana — cuando
suene la hora que Dios ha dejado al arbitrio
de su Iglesia — exaltaremos y bendeciremos
en todos los altares gloriosos de la cristiandad.
En cuanto al Sier\’o de Dios Don Miguel
Rúa, que fué el hombre predestinado de lo
alto para recibir directamente de manos del
Santo Fundador la preciosa herencia de sus
creaciones, y con ella la espantable responsa
bilidad de afianzarlas y extenderlas en el mundo
sin que se torcieran sus matices ni se desdi
bujaran lo más mínimo, esta fecha centenaria
nos induce a caer de rodillas ante la infinita
bondad y sabiduría divinas que, para realizar
las cosas más grandes, elige de ordinario los
128
J
' ' ' instrumentos más pequeños, y los pule y
afila de mil maneras hasta hacerlos susceptibles
de obrar cualquier maravilla.
Si San Juan Bosco fué un humilde pastorcito de vacas, y Madre Mazzarello una pobre
costurera de aldea, el Siervo de Dios Miguel
Rúa abría los ojos a la luz en el pisito de un
modesto empleado, cuyos hijos nacieron no
sólo pobres sino además enclenques. Miguel,
que había sido el último, no resultó ciertamente
el más favorecido, pero Dios le tenía predesti
nado a ser protagonista de grandes empresas,
y compensó largamente toda aquella indigencia
física y económica dotándole de poderoso in
genio, de una encantadora sensibilidad moral,
de un espíritu capaz de los más altos vuelos,
de una voluntad, en fin, recta y acerada que,
apenas vióse en manos de Don Bosco, el gran
artífice de la santidad, quedóse anclada en el
bien de un modo irrevocable y definitivo. Su fi
sonomía moral no es complicada sino más bien
sencillísima. Don Rúa, tanto en el perfil de su
rostro como en la rica indumentaria de virtudes
con que gustaba ataviar su alma aristocrática,
tuvo siempre preferencias por la línea recta,
que en él perdía su proverbial dureza para
tomar inflexiones de una suavidad angélica.
Pero la figura, a la vez dulce y austera,
del' Sier\'o de Dios, no es posible encerrarla
en pocos renglones y ni siquiera lo intenta
remos. Su fama de hombre santo álzase, dentro
y fuera de nuestra Sociedad Salesiana, a ma
nera de árbol gigantesco del que se destacan
tres principales y poderosas ramas; espíritu
equilibrado, corazón de padre y voluntad de
animador.
Nutridas estas ramas de savia abundantí
sima, armónicamente distribuida por la gracia
divina, muestran, a los ojos del mundo, cada
dia más soprendente, una riquísima fronda de
carismas y de virtudes.
.Aquel niñito de cuatro años que, en Roma,
gritaba un día al verle pasar: este sacerdote es
^un santo, fué, sin saberlo, el heraldo de lo que
habían de gritar en todas partes aquellas turbas
populares que pugnaban por acercarse a él, an
siosas de respirar el perfume delicado de Cristo.
En Turín — decía Mons. Mantegazza,
obispo auxiliar de M ilán — hay tres cosas
que veneran la Santa Sábana, la Consolara y
Don Rúa.
El célebre Padre Franco, de la Compañía
Jesús, solía preguntarse: ¿ Quién de los dos
:^-rá más santo, Don Bosco o Don Rúa?
El obispo Bertagna, eminente teólogo piamontés, Arm aba: Si se tratara de canonizar
a Don Bosco y no hubiera pruebas bastantes
para demostrar la heroicidad de sus virtudes,
bastaría decir que fué él quien fonnó a Don
Rúa.
A estos testimonios, tomados al azar, que
demuestran la fama de santidad que ya en
vida gozaba Don Rúa, podríamos añadir
estas palabras del Santo Fundador, que sus
hijos le oyeron decir un día: S i Don Rúa
quisiera, haría milagros.
Pero nunca se insistirá bastante en que la
característica del Sier\’0 de Dios fué la hu
mildad, como María Mazzarello.
Si todas sus joyas de santidad eran esplén
didas, ésta era la mejor y más querida de su
joyero.
D e él dice el P. Auffray, en su obra Le premier
Successeur de Don Bosco: « Como hombre,
distinguióse sobre todo por su voluntad; como
santo, por su humildad.
En el cortejo de los elegidos, es éste el signo
por el cual le reconoceríamos. Todos los que
le trataron íntimamente lo atestiguan con
absoluta unanimidad, y su testimonio ofrece
la garantía de pruebas irrefragables.
Sin el precioso concurso del Sier\m de Dios,
Don Bosco tal vez no habría podido llevar a
feliz término ni la mitad de sus obras. ¿ Quién
habría podido imaginarlo de un hombre como
él que, durante treinta años, mantúvo.se cui
dadosamente escondido para que se destacase,
sola y a plena luz, la figura de su Maestro
querido? Y sin embargo, es así. Hay que
T u m b a d e la V e n . M . M a ría M a z z a r e llo
e n N iz z a M o n fe rra to .
12 9
hacer un estudio muy atento de las celestiales
creaciones de Don Bosco para descubrir la
parte considerable que tuvo en ellas el esfuerzo
personal de Don Rúa. El cuidó, siempre y afa
nosamente, de trabajar en la sombra sin apa
recer nunca en primer plano, y cuando obli
gado por la obediencia, no tuvo más remedio
que aparecer, al día siguiente de la muerte del
Fundador, nadie pudo ver en él más que un
solo deseo, el de colocar matemáticamente sus
pies sobre las huellas que había dejado Don Bos
co, de hacer las cosas tal como él las había
hecho y pensar y querer como él había querido
y pensado.
El tenía sin duda sus ideas propias, ya que era
hombre de una inteligencia nada común; podía
y sabía — como suele decirso — pensar con
su cabeza, pero su humildad le fijó de modo
absoluto en la situación de dependencia que
respecto del Fundador había tenido durante
toda su vida.
Si el poder de sus oraciones provocaba algún
hecho milagroso, cosa que solía ocurrir con
frecuencia, eran la Virgen o Don Bosco los
que obraban el prodigio.
Cuando, en sus viajes apoteósicos, las turbas
le demostraban de mil maneras su aprecio y
admiración: ¡Qué amor tan grande se le tiene
a Don Bosco!, exclamaba.
Cuando el entusiasmo popular le señalaba
a él de un modo inequívoco, decía lleno de
pesadumbre: Pero vosotros os equivocáis,
amigos míos; yo no soy Don Bosco.
Y cuando, en fin, advertía, al quedarse solo,
que la pública veneración habíale arrebatado
El s * rc ó fa fo m arm ó reo
líO
quc
trozos de su sotana: ¡Q ué engañados están!
decía — si me conocieran, obrarían de modo
bien diverso.
O h ! sí, sean bienvenidos estos recuerdos de dos
vidas heroicas que, a fuerza de querer hurtarse
a las miradas del mundo, están hoy tocando el
ápice más encumbrado de la gloria humana.
.A^í premia Dios la humildad de sus siervos.
Y ahora, al poner fin a estas pobres consi
deraciones que quisieran tener cuando menos
el valor de im cariñoso homenaje, permitan
nuestros lectores que, una vez más, llamemos
a las puertas de su generosidad.
L a Causa de Beatificación de la Venerable
que hoy celebra el Centenario de su naci
miento, sólo espera ya, para verse coronada,
los dos milagros que la Sagrada Congregación
exige. La del Siervo de Dios M iguel Rúa,
que se inició diez años hace, por decreto del
Emmo. Cardenal Richelmy, Arzobispo de
Turín, hemos de lamentar que haya sufrido
algún retraso, a causa de la muerte de deter
minadas personas que jugaban en ella un papel
importantísimo, singularmente la del Cardenal
Erhle a quien incumbía revisar los escritos
del Siervo de Dios, pero sabemos que el tri
bunal eclesiástico de ella encargado trabaja
ahora a marchas forzadas, que el desfile de
testigos toca ya a su fin, y que, de no presen
tarse dificultades imprevistas, pronto tendrán
lugar las últimas diligencias para proclamar sus
virtudes heroicas.
c o n tie n e lo s r e s to s d e l S ie r r o d e D io s M . R ú a e n V a ls á lic e .
LA ESCUELA Y LA DEVOCION A LA SMA. VIRG EN
Restauración ejem plar.
Atentos, como todo el mundo católico, al
brioso despertar de la nueva España, a través
de la amarguísima pasión, que el infierno, encar
nado en los sayones del comunismo ateo, hace
sufrir a su cuerpo y a su alma, hemos leído con
indecible júbilo la hermosa Circular que, el 9
del p. abril, envió la Comisión de Cultura y
Enseñanza de Burgos a los Inspectores-jefes
de la Primera Enseñanza y Directores de las
Escuelas Normales, sobre la devoción a - la
Virgen.
Dice así:
B n el rico patrim onio de tradiciones populares, v ita l
y auténtica representación d el genio nacional, figura
con marcado relieve que las Escuelas fueran cincelando
la devoción de España a ¡a Virgen, M adre de D ios.
L a Escuela, veladora de su misión esencialmente fo rmativa, ha de recoger esos latidos que. por ser de espíritu
popular, ¡o son de la cultura, incorporándolos a la tarea
pedagógica para im prim ir la elevación en ¡os conceptos
y ¡a fragancia de la ju v en il a l^ ia en el estilo caracte
rístico de la Escuela Española, que renace fren te a l
laicismo y cttrsi pedantería de ¡a escuela m arxista que
hemos padecido.
En jw virtud, esta Com isión ha acordado:
lO — Q ue en todas las Escuelas figure una imagen
de la Santísim a Virgen, preferentem ente en la especialisima advocación de la Inm aculada C o n c e p ta , quedando
a cargo del maestro o maestra proveer a ello en la me
dida de su celo, y colocándola en lugar preferente.
2» — D urante el mes de M ayo, siguiendo la inme
m orial costumbre española, ¡os maestros harán que sus
alumnos practiquen con ellos el ejercicio del mes de
M asía ante dicha imagen.
3®— Todos los días del año, a ¡a entrada y salida
de la Escuela, saludarán los niños, como ¡o hacían
mtestros mayares, con ¡a salutación « A v e M aría P u
rísima » contestando * sin pecado concebida ».
40 — M ientras d u ref las actuales circunslancias,
los maestros, todos los días, harán con los niños una
hrexdsima invocación a la Virgen para im petrar de ella
ei fd ix término de la guerra.
¡Honor a esta valiente Circular!
Ella nos trae al corazón reminiscencias de
aquella vieja España que forjara los recios
moldes de su grandeza en los Concilios Tole
danos, entre mitras episcopales y espadas de
caballeros.
Este es el camino, y, para los pueblos ca
tólicos que de veras quieren salvarse, no puede
haber otro.
estos pueblos se les presenta, hoy como
nunca, un terrible dilema: ser o no ser. Si se
opta por lo primero, no se puede seguir yendo
contra naturaleza; hay que aceptar la herencia
dos veces milenaria del catolicismo con todas
sus consecuencias, y vivirlo íntegramente, to
talitariamente, como ahora se dice.
Dios abomina de los católicos claudicantes,
desteñidos, y de todos esos distingos, dilu
ciones, y medias tintas que nos trajo la herejía
liberal. La fe sin obras no sirve para nada, y
éstas no tienen sabor ninguno si se mutilan,
o se practican sólo de tapadillo; si no se da
la cara con gallardía, si no hay valor para so
breponerse a todas las cuquerías y convencio
nalismos estúpidos del ambiente mundano.
Es indiscutible que uno de los pilares más
firmes de la abrumadora grandeza española fue
la devoción a la Sma. Virgen, brotada en el solar
hispano desde que Ella vivía aquí en la tierra
en carne mortal; devoción consubstancial con
la raza, ilustrada por sus teólogos y por sus
místicos, inmortalizada por sus artistas, pro
pagada por sus misioneros y conquistadores,
sublimada por sus grandes santos, y es evidente
que, tratándose de volver a levantar ruinas
caídas, nada sólido podría hacerse sin dar a este
pilar grandioso de la devoción mariana la for
taleza y esplendor que antes tenía.
Comprendiéndolo así los dignísimos gober
nantes de la nueva España, han empezado por la
escuela su obra de saneamiento y reconquista,
por la escuela que fué la primera en sufrir las
agresiones de la legislación demo-masónica.
« En los frentes de batalla se combate con
las armas; — decía poco há, el General Franco,
hablando a 1200 maestros católicos — mas
poco importaría que allí se alcanzase la
victoria si no cumpliéramos la obligación de
desarmar moralmente al enemigo, formando
su conciencia hasta elevar su corazón, en esta
otra batalla en la que vosotros, los maestos,
tenéb que ser los oficiales y los generales.
Sois vosotros quienes tenéis que desarmar
a la España roja.
■ El adversario carece de ideales y sus asis
tencias son los detritus de Europa.
• Vosotros, maestros, tenéis por misión
crear. S o b vosotros los que tenéb que culti
var los ideales nacionales, y a los que os
corresponde la mbión extraordinaria y sagrada
de crear la grandeza de España».
Los estadbtas católicos tienen en este bello
gesto de Burgos un ejemplo que imitar.
f^n Juan Bosco debe aplaudir desde d
cielo.
-
131
El
3 3 ""
Congreso Eucarístico
Internacional de Manila
H a c e y a tre s la r g o s m e s e s q u e e l é x ito clam o ro so
d e e ste n u e v o tr iu n fo d e J e sú s S a c ra m e n ta d o co n m o v ió
la tie r r a . N a d a p o d r ía m o s d e c ir n o so tro s q u e n o lo
h a y a y a d ic h o y p r o c la m a d o to d a la p re n s a m u n d ia l,
p e ro s iq u ie r a , c o n e s ta s n o ta s g rá fic a s , s u recu erd o
q u e d a rá ta m b ié n p e r p e tu a d o e n la s p á g in a s d e l Boletin.
E l A r c h ip ié la g o F ilip in o s e h a h e c h o h o n o r, « la Sul*
ta n a d e l P a s lg » p u e d e d e s c a n s a r o r g u llo s a . S o b re la
p ro a d e i b a je ! d e la H is p a n id a d , • q u e e s cristia n ism o
c ie n to p o r c ie n to
in c r u s ta d a e n l a p a g a n ia m ile n a
r ia d e l m á s in m e n s o d e lo s m a r e s , a b rie ro n su s co
ro la s to d a s la s ñ o re s d e l p a r q u e m a r a v illo s o d e la
L u n e t a , p a ra h a c e r d e tro n o a D io s E u c a r is tía , y una
v e z m á s , d e s p u é s d e la a p o te o s is d e B u e n o s A ires,
e n o r m e s m u c h e d u m b r e s d e fie le s p id ie r o n a l a len gu a
e s p a ñ o la s u c a d e n c io s a y a m p lia m a je s t a d p a r a re za r y
a d o ra r, y la n z a r a lo s c ie lo s s u s h im n o s y ac*am acio n e s.
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LA OBRA DE D O N B O SC O EN
ESPAÑA Y AMÉRICA
Relaciones enviadas al Rector Mayor.
ARGENTINA - Comodoro Rivadavía. —
Bendición de la primera piedra de una
Escuela Salesiana de Artes y Oficios.
A ño 1907. D ía 13 de diciembre . — Un
Misionero Salesiano es llamado a bendecir
un pozo para sacar agua potable, en las áridas
costas de Comodoro Rivadavia (Patagonia).
El sacerdote da su bendición y, con el asombro
que es de suponer, ve reproducido el milagro
de Caná: con la diferencia que el pozo, en
vez de dar agua, como se esperaba, comenzó
a manar abundante petróleo.
Aquella bendición del hijo de Don Bosco
abrió amplios horizontes a las riquezas argen
tinas, revelando la existencia de verdaderos
lagos subterráneos de « oro negro », y rea
lizando así los portentosos Sueños de Don
C o m o d o r o R iv a d a v ia .
- E l lo c e n i e r o D . R . SÜ vesrra firm a n d o e l A c t a d e l a c o lo c a c ió n
Rosco, que ya había pre\TSto tales riquezas
en estos áridos lugares que Darwín entregara
a la maldición de la posteridad
AÑO 1937. D ía 10 de enero. — Treinta
.iños más tarde.
Nación Argentina, por
conducto d d Directorio de los Yacimientos
13 4
Petrolíferos Fiscales, confía a los Salesianos
la educación de los hijos de su personal técnico
y acuerda al efecto construir un amplio
edificio, dotado de todas las instalaciones mo
dernas, para Escuelas de Artes y Oficios.
L a primera sección, que deberá terminarse
dentro del año, constará de un salón de 37 m.
de ancho por 56 de largo.
Enorme y única será la importancia de esta
Escuela, de la que dependerán todas las demás
Reparticiones de los Yacimientos Petrolíferos
Nacionales en explotación, como por ejemplo
los de Plaza Huincul (Neuquén) — Mendoza,
Salta y Jujuy.
Con gran solemnidad llevóse a cabo la
bendición de la primera piedra del nuevo edi
ficio, que se levantará al lado del Colegio Sa-
d e l a P r im e r a P ie d ra .
lesiano t Deán Funes » ya existente, viniendo,
para el solemne acto, dekle la Capital Federal,
d Ing. Ricardo Süveyra, Presidente del D i
rectorio de los Y . P. F . con un brillante séquito
de autoridades.
Representó la Obra Salesiana el Reverendo
P. Luis Cencío, delegando al Rvdo. P. Gre-
i
gorio Salva, Director del Colegio « Deán
Funes », para el acto de la Bendición. —
Asistían además: los Ingenieros Sr. Campa
y Sra; Roberto Raventós, administrador de
los Y .P.F. de Comodoro Rivadavia, y muchos
y distinguidos Jefes de reparticiones; el Dr.
Ciarlotti, Intendente del pueblo, viéndose rodea-
excelentes y todos los sectores se Man empleado ai má
ximum de sus esfuerzos, adquiriendo asi nuevos bríos
para la grandeza fu tu ra de nuestra Repartición.
A hora, colocamos ¡a piedra fundam ental de los
nuevos pabellones, de ¡a que será mañana la Escuela
de A rtes y O ficios de estos Yacim ientos; realizam os
en esta form a un pensamiento que desde hace tiempo
veníamos gestando para fom entar la educación in-
- - 'X
C o m o d o ro R iv a d a v ia . - E l I n g e n ie r o S r . S ilv e y r a . P re a id e n te d e la E x p lo ta c ió n p e tr o lífe r a , le y e n d o au d ia cu ra o .
dos de un gentío extraordinario, no obstante la
inclemencia del tiempo.
Creemos de interés insertar el discurso de
ocasión, leído por el Ingeniero Sr. Silveyra,
por los hermosos conceptos y sabias normas di
rectivas que contiene.
D IS C U R S O D E L IN G E N IE R O
D O N R IC A R D O S IL V E Y R A .
Señoras y Señores:
En este acto quiero recordar prim ero un hecho re
ciente celebrado en este Yacim iento, y a l que asigno
trascedental im portancia en ¡a historia de la evohtaón
de Y .P .F .; me refiero a la producción de un m illón de
metros cúbicos de petróU o, alcanzado a l fin a liza r d
año 1936. — Triunfo de ustedes, d d personal de este
Yaciim ento, á n distinción de jerarquía o de funaon es,
ya que resulta del esfuerzo común de todos.
E s d erto que estos éxitos significan compromisos para
mañana, que la opinión p ública espera, que yo no
rfuáff se con sistirá n , pues la organización cuenta con
personal intdigente, activo y honesto.
E l año que ha terminado ha sido de grandes resul
tados; todos lo s yadm ientos han produado mayor
cantidad de petróleo, la D estilería ha dado remdimiemios
dustrial de los hijos de nuestros empleados y obreros,
y que, por razones ajenas a nuestra w lu n ta d , no había
podido concretarse, no obstante los buenos deseos y
preocupaciones. — E l porvenir de los niños que salían
de la escisda prim aria, y cuya educación no com pletá
bamos, ha constituido siempre un problema que, mqñana, cuando esta obra funcione, habrá tenido la so
lución deseada.
Tranquilizaos, pues, jefes de los hogares, vuestros
hijos no ingresarán ya sena-ignorantes en nuestros
talleres para llevar una vida a l margen del saber; no
se desmembrarán ya las fam ilia s de los que cuentan
con algunos recsirsos, a l tener que enviar a sus hijos a
ciudades lejanas en busca de horizontes más sonrientes,
no, en adelante saldrán de aquí artesanos preparados
teóricam ente y podrán hacer su práctica en esta enoriw
fá b rica de la N ación; realizarem os el ideal del nutrido
cerebro y del músculo edsscado, vigorosos en todos sen
tidos, para orgullo de Y J * .P .y para bien de la P atria;
tendrán pues, educación gratuita todo e l tiempo que
dsae su aprendizcqe, beqo la dirección de los Padres
Salesianos, que infundirán en esta obra el espíritu de
D on Rosco.
H oy comenzamos la escuela, casi diríam os la escuela
Superior, ayer hicim os el cuartel a donde esperamos
serán derfi"'*áM msestros muchachos, cuando tengan
13 5
que cambiar ¡a herramienta del trabajo por el fu sil que
la L ey obliga a manejar en defensa de ¡a P a tria ; asi
no tendrán nunca qtie alejarse de estos sitios, para que
el hogar quede intacto, sin los desgarramientos que
moral y materialmente producen estos alejam ientos.
D e este modo habremos logrado el ideal de constituir,
en estas apartadas regiones, una población con recursos
y porvenir propios.
necesitemos con e! calor patriótico que sabe poner
nuestro Ejército en todo momento.
Esto expuesto, arrojemos la m ezcla que asegure la
piedra fundam ental de esta nueva obra y marchemos
adelante sobrepujando el esfuerzo realizado hasta
ahora, con una fe absoluta en el porvenir.
Esperamos que nuestros jóvenes form arán fam ilias,
cuyas tradiciones sean honrosas para el país y cuyo
lema sean estas tres palabras: D ios, P a tria y Hogar.
Q ue dondequiera se les vea, puedan ser reconocidos
por su porte v corrección, v distinguidos como obreros
de la Y .P .F .
C A R T A S D E M É JIC O - C o lim a . — Voto
d e acció n d e gracias a la Sm a. V irgen
M aría A u xiliadora.
E n el deseo de contribuir a l mejoramiento de la edu
cación, les prometo establecer premios p a 'a el mejor
alumno de cada grado, de las escuelas instaladas en
nuestra zona de Comodoro Rivadavia.
O s aseguro que no ahorraré esfuerzos para que pronto
sea una realidad el funcionam iento de una escuela
complementaria, a fin de incrementar la preparación
de las nihas, que serán las madres de mañana.
O s aseguro, finalm ente, que la Com pañía de B oyScout * G eneral San M artín » aumentará hasta 200
el número de sus integrantes, que Y .P .F . procurará
la adquisición de equipos para aquellos niños cuyos
padres no los puedan costear, y que el Regimiento
aqtii acantonado nos ha prometido los instructores que
Corría el año de 1934. Una ola de persecu
ción religiosa invadió a nuestro pequeño
Estado. En esos momentos angustiosos, y
ante la súplica ardiente de tantos moribundos
como en su lecho de muerte llamaban a gritos
a un sacerdote, el Comité Diocesano de la
J. C. F. M . volvió sus ojos a María, Madre y
Consuelo de los afligidos y en su advocación
de Auxilio de los Cristianos le hizo un voto so
lemne de celebrar, de la mejor manera posible,
su fiesta del 24 de mayo, por espacio de tres
años, si en ese mismo año se reanudaban los
cultos en nuestro sufrido Estado.
Dios y su amantísima Madre tuvieron pie
dad de nosotros y, con gran júbilo, vimos volver
C o m o d o r o R i n d a r U . - A u to r id a d e s j- p u e b lo e o e l m o m e n to d e b a ja r la P r im e r a P ie d ra .
13 6
a nuestro amado Prelado y demás Sacerdotes
desterrados. H oy el Comité Diocesano cum
ple el primer año de su promesa. U n día
antes de empezarse el novenario fué bende
cida una hermosa escultura de María A uxi
liadora, siendo padrinos los miembros de la
Acción Católica. L a entusiasta socia de Ju
ventud Lupe Cárdenas trabajó con todo em
peño en adquirir tan bella imagen y en que
el novenario se celebrara con toda pompa.
Llegó el día de la función. La Comisión
de Piedad y las socias todas engalanaron el
templo. Los muros y pilastras del altar mayor
ostentaban el escudo de Juventud; fueron tantos
como grupos parroquiales hay en la Unión
Diocesana. Allí estaban representadas nuestras
lejanas hermanas de Autlán, el Grullo y
Cuantilán; pero quienes más cerca de la
Reina se encontraban fueron los Grupos de
la Merced, Sagrario, Cómala y Villa de Alvarez.
La hermosa Reina se levantaba gallarda y
sonriente en medio de grandes búcaros de
blancas y perfumadas azucenas. La misa fué
oficiada por el Sr. Cura del Sagrario Dn. Bernardino Sevilla, asistido por los Sres. Asistentes
Eclesiásticos D. Emeterio C. Covarrubias y
D. Victoriano Santillán. Después del evan
gelio ocupó la cátedra sagrada el Sr. Presi
dente Diocesano de la A. C. Dr. y Pbro. Manuel
C. Silva, quien pronunció un brillante y
conmovedor sermón ensalzando a la Sma. Vir
gen y ofreciéndole, ó mejor dicho consagrán
dole, toda la Acción Católica Colímense.
El coro estuvo a cargo del Orfeón «Juven
tud
Asistieron los Grupos Parroquiales de
la Merced, Sagrario, Villa de Alvarez y sus
resp*ectivas Vanguardias, así como represen
tantes de Cómala. Las banderas Diocesana,
Sagrario y Villa de Alvarez, así como el gallar
dete de la Sección de Aspirantes, ondeaban
en el altar. Todo el día las socias de Juventud
hicieron guardia a su Divina Majestad, expuesto
a la veneración pública, y por la tarde cele
bróse rosario muy solemne y reserva.
— P uebla. — L a s fiestas d e S. Juan Bosco.
Si es cierto que hemos pasado pruebas muy
duras v el Señor nos ha dado a beber su cáliz
de amargura, también lo es que nos da ale
grías de recuerdos indelebles, como ha sido
la fiesta en Honor de Don Bosco, Patrono
especial de la niñez niejúana.
La obra salesiana en esta ciudad no ha
muerto, pues; aunque con esfuerzos, conser
vamos tres mil niños dispersos en seis orato
rios: tres festivos y tres diarios; una Iglesia,
la Unión de Exalumnos salesianos, la Unión
de Cooperadores, y varias Asociaciones re
ligiosas entre las que se cuentan la Archicofradía
de María Auxiliadora.
Era la alborada del 31 de Enero, día de
grandes fiestas para la familia salesiana... Nues
tros niños del Oratorio de San Francisco de
Paula, desde las primeras horas, adornaron
la fachada de nuestra Iglesia y las calles cer
canas y fachadas de las casas con gallardetes,
flores y banderas. El alegre repique de las cam
panas, desde las cinco de la mañana, recordaba
a la ciudad que era día grande, día de Don
Bosco... Las misas concurridísimas, la Iglesia
revestida de púrpura y damasco con colgadu
ras de tul blanco cuajadas de flores naturales.
Y Don Bosco en su altar, en medio de un mar
de luces, sonriente y benévolo, contemplando
satisfecho a las multitudes que desde las cinco
de la mañana vinieron a postrarse a sus pies.
Las misas, desde las cinco hasta las doce, estu
vieron concurridísimas. A las 7 llegó el Exemo
Sr. Arzobispo de Puebla, Mons. Pedro Vera
y Zuria, siendo recibido a los acordes de
la banda de música y el orfeón « Don Bosco ».
Tres Oratorios se habían reunido para darle
la bienvenida y recibir de sus manos el Pan
de los Angeles. El pequeño Clero, compuesto
de 24 acólitos, un grupo de primeras Comu
niones, el adorno de la Iglesia, los cánticos
sagrados y más que todo la santidad del Pre
lado nos hicieron pasar un rato de gozo ine
fable.
La Misa de 8,30 fué dedicada a los demás
Oratorios. Catorce Cubs de Foot Bal, unifor
mados y con sus banderines, se acercaron a re
cibir la Santa Comunión. A las 10 se celebró
la Misa Solemne: un pueblo lleno de fe a los
pies del Santo, y sus « pilludos » que eran el
alma de las fiestas, pues fueron ellos los que
cantaron la Misa Pontifical del M tro Perosi,
ellos los que organizaron la recepción, ellos
los que llenaron la iglesia hasta los rincones
más apartados.
Por la tarde fué tal la concurrencia que
la Iglesia fué insuficiente para dar cabida a
un pueblo fervoroso que venía a consagrar a
sus hijos al Santo de los niños. Ocupó la sa
grada cátedra el Exemo Sr Mons. M árquez,
que con su palabra cálida y su conocimiento
de las virtudes del Santo, entusiasmó a los
oyentes. El Exemo Sr Arzobispo presidió
el ágape y allí recibió con su perenne sonrisa
y su amor paterno a las representaciones de
ios seis Oratorios festivos de Puebla: San
.\ntonio, San Francisco de Paula, San Miguel,
13 7
Don Sosco, Domingo Savio y San Pablo, que
le traían su adhesión y su regalo. Se interesó
por todos y los bendijo y auguró días mejores
para Puebla, y que nunca faltaran los Salesianos de Don Sosco en medio de tantos
hijos de obreros y tantos niños desamparados.
Pasó la fiesta haciendo un bien espiritual
inmenso: el confesonario asediado, pues no
bastaban los sacerdotes para confesar tantos
centenares de niños, hasta tal punto que el
Excmo Sr Arzobispo se puso también a con
fesar. Un enorme número de comuniones,
una multitud devota que no dejó un momento
solo durante el día a Jesús Sacramentado ex
puesto desde la mañana.
Don Bosco sigue reinando en Puebla y no
abandona a sus miles de niños que lo aclaman
como Padre. Puebla está penetrada de las
obras de Don Bosco que, pese a las calamidades
del día, siguen pujantes y vigorosas porque
son obras de Dios.
— A guascalientes. — E n
Juan Bosco.
honor
de
San
El 29 de enero, a las 19, principióse en la
Catedral un solemne triduo en honor de San
Juan Bosco. Cada día se rezó el rosario con los
misterios cantados y se ensalzaron las heroicas
virtudes del amable Apóstol de la niñez.
El día 30, a las 7,45 de la mañana; varios
pequeños hicieron su primera Comunión, acom
pañados de numerosos niños y niñas, que,
para obsequiar al Santo, se acercaron también a
la Mesa Eucarística. Durante la Misa hubo
música y conmovedores cantos, y el altar, en
cuyo trono se destacaba la estatua del Santo,
fulgía de luz eléctrica, gasas y profusión de
flores blancas.
— C iu d ad G arcía.
A pesar de los muchos trastornos que hemos
tenido por aquí, pudimos celebrar la fiesta
de nuestro querido Santo, Don Bosco, en el
Tempo Parroquial, el día 31 del pasado enero.
La noveva, con rosario y misterios cantados,
tuvo lugar en el pequeño Santuario, aquí de
dicado a María Auxiliadora, y el día de la
fiesta hubo Misa cantada de tres Sacerdotes,
estando todo el día expuesta a la veneración
pública la Reliquia del Santo. Por la tarde
hubo ejercicio solemne con misterios cantados,
sermón y bendición con Su Divina Majestad
y luego procesión con la imagen de nuestro
querido Don Bosco. Todos los actos estuvie
ron sumamente concurridos.
Que todo sea para la mayor gloria de Diot
y de su siervo San Juan Bosco.
— M éjico Capital.
C o lim a (St^ Jico). - A lta r m a y o r d® la p a r r o q u ia d e
S . F e lip e e l d ía d e la b e n d ic ió n d e la es ta tu a
d e M a ria A u x ilia d o r a
Nuestras fiestas de S. Juan Bosco han sido
una gota de bálsamo en medio de las hondas
amarguras que por doquiera nos rodean, pues
resultaron en verdad solemnísimas.
¡Dios sea bendito! El templo de Santa Inés
resultó completamente insuficiente para con
tener a las multitudes que, durante todo el
día 3 1 de enero y los tres precedentes, acudieron
a venerar a Don Bosco y p>edir su protección,
sin que faltara por supuesto una nutridísima
comunión de niños.
En todas partes, en Puebla, en Morelia, en
Guadalajara, en Acámbaro, etc. estos cultos
a nuestro Santo han revestido caracteres de
verdadero triunfo.
Quiera él compadecerse de nuestra dolorosísima simación y abreviar los días de la prueba,
specialmente en lo que atañe a los niños.
138 ■
I
I la
1
DE N U E S T R A S
MISIONES
ECUADOR
El alma jibara, celosa de su libertad.
Amadísimo Padre:
Mientras le escribo estos renglones, la pe, queña campana de la Misión difunde por toda
la selva su festivo llamamiento, anunciando la
Natividad del Redentor.
Son muchos los que han acudido de todas
partes, y desde muy temprano.
Y detrás de los hijos vendrán los padres;
más pronto o más tarde, ello no importa, sa
bemos ciertamente que vendrán, porque el
método de Don Bosco no falla.
U na g ra ve d ifícultad .
Pero si el corazón del misionero está abierto
a la esperanza, siente a la vez el frenazo de
una gravísima dificultad que pone serios obs
táculos al libre juego de nuestro sistema de
evangelización, dificultad que es de orden
ético y afecta de modo especial a esta Misión;
la peculiar psicología jíbara.
El niño jíbaro, en efecto, goza en sus ca
bañas de una libertad omnímoda que nadie
I intenta ni ha intentado jamás coartar en ningún
psentido. Cualquier capricho es para ellos,
sean de la edad que sean, un derecho sacro
santo ante el cual la misma autoridad paterna
se siente desarmada. Cuando el jibarito no
quiere una cosa, nadie en el mundo sería capaz
de imponérsela; su libertad es absoluta, selvá
tica, no puede ser coartada por ley ni sanción
de ninguna clase.
El indiecito se levanta a la hora que le aco
moda, pasa el día en casa jugando con sus
hermanitos, o baja al río a pescar, o va al
Rosque de correrías, a caza de pájaros que,
asados luego a la brasa, come con gfan avidez.
Cuando siente el estímulo del hambre, se
íBcerca a su madre y obtiene sin gran dificultad
tina buena taza de chicha, y si no basta una,
toma dos, tres, hasta que, satisfecho su estó
mago, se tumba en el suelo y duerme a pierna
suelta. Después, a corretear de nuevo... y así
se desliza su vida.
.\rduo y difícil problema es pues el de atraer
al niño jíbaro y retenerlo en la Misión. Si la
casa del misionero no le ofrece mayores atracti
vos que los que halla en la floresta, es inútil
M o n s . C o m io e n tre s u s jlb a r ito s q u e a c a b a u d e
h a c e r la P r im e r a C o m u n ió n .
invitarle, y naturalmente nadie le obliga a
venir.
El misionero trata de conquistárselo y edu
carlo sorteando esta dificultad, pe?ro, por mucho
que alambique el cerebro, es casi imposible pres
cindir de alguna sombra de disciplina que no
choque con esta altiva y susceptible autonomía
jíbara.
Basta que a un niño se le haga la más mí
nima observación para que sus compañeros,
sin esperar que se les haga también a ellos,
pien-^en en seguida en ahuecar el ala y em
prendan el camino de la selva, sin que ni el
padre ni la madre tengan nada que oponer a
ello.
; Que de este modo se pierde el pequeño
el hermoso vestido que le iban a regalar los
misioneros ? No importa, seguirá, tan fresco
como antes, cubriendo sus carnes del modo
rudimentario con que lo hacían sus antepa
sados. ; Que no quiere tomarse la molestia de
aprender a leer y escribir? Pues con su pan
se lo coma, dicen sus padres.
13 9
T ú sabes — decíale yo a un indio — lo
hermoso que resulta poder ver en un trozo de
papel el pensamiento de un amigo que está
lejos, o trasmitir a otros del mismo modo
nuestro propio pensamiento sin que uno tenga
necesidad de moverse de casa. — Sí que es
hermoso, contestóme, y me gustaría mucho
haberlo aprendido o que al menos lo apren
dieran mis hijos, pero si ellos no quieren
¿ qué le vamos a hacer?
Tres pequeños desertores.
N o hace mucho, Don Ghinassi, visitando
la Misión de Chinimbi, tuvo la suerte de en
contrarse con tres arrapiezos que se prestaban
gustosos a seguirlo a M éndez y quedarse con
los misioneros. Antes, sin embargo, tuvo que
someterse a un rigoroso interrogatorio de los
padres: — ¿ Querrán todos de verdad a nues
tros hijos ? ¿ N o habrá nadie allí que les trate
mal ? Antes de ver empleada con ellos la du
reza preferiríamos se quedaran con nosotros.
Y terminaban con esta advertencia: Es nece
sario que en tu casa hallen el mismo afecto
que nosotros sentimos por ellos, y si cabe más
todavía, porque tú tienes mayores medios para
contentarlos. Sólo cuando quedaron bien con
vencidos los padres de que ’se trataría bien a
sus hijos, les dejaron partir.
Aquellos tres jibaritos fueron a la Misión
y, apenas llegados, vistieron con gran regocijo
el nuevo y vistoso traje que los misioneros
les tenían preparado, pero el gozo duró bien
poco.
Los internos, que, desde hace algunos meses,
tenemos en casa y poco a poco van metiéndose
por los carrifes de la disciplina, dieron lugar
aquel día a que el asistente tuviera que re
prenderles. iN o lo hubiera hecho nunca! Los
tres recién llegados, como si hubiensen oído
pronunciar una sentencia de muerte, pusieron
en seguida los pies en polvorosa, y, acobardados
como gallinas mojadas, presentáronse de nuevo
a sus padres que, hallando sobrados motivos
para la escapatoria, les retuvieron en casa.
Consoladores resultados.
Conquistarlos de buenas maneras, atraerlos
con regaluchos, usar con elli>s delicadezas de
madre, aduanar sus gustos, halagarlos cuando
corresponden, y, si faltan, corregirlos con
modos suaves, sin que apenas se den cuenta
de que se les corrige, o aJ menos, haciéndoles
comprender que no es la voluntad de otro
140
hombre la que se trata de imponerles, sino lo
que la razón exige de ellos, lo que Dios
quiere; he aquí el único método posible de
educación para estos indios.
Si sobre el 5rugo que han de aceptar, por
ligero que sea, descubren la mano del hom
bre, todo es inútil; sólo el espíritu de suave
bondad y dulzura propio de nuestro Padre
Don Bosco es lo que, a la larga, triunfará de
ellos.
Pero, no obstante estas dificultades, hemos
dado ya un paso muy importante hacia el
logro del ideal. Distribuidos en varios Centros,
tenemos actualmente 150 jibaritos, de ambos
sexos, educados respectivamente por los Saieuanos e Hijas de María Auxiliadora, y todos
ellos, gracias a Dios, .están bien encami
nados.
¡Qué emoción tan grande la mía cuando,
por la mañana, veo a estos pequeños, hasta
ayer mismo sumidos en la barbarie, acercán
dose con las manos juntas a la Mesa Eucarística,
cuando les oigo rezar el santo Rosario y cantar
alabanzas a la Virgen, en su misma lengua in
dígena que sólo había servido hasta ahora para
dar culto al demonio!
Hasta la misa De Angelis han llegado a
cantar, con gran edificación de los colonos
cristianos que asistieron a la fiesta. Aprenden
sin grandes dificultades a ayudar Misa y Ies
gusta mucho vestir el blanco roquete y formar
en las filas del Pequeño Clero. Precisamente,
en el último y solemne Pontifical que celebré
en Macas, fueron ellos los que prestaron asis
tencia al altar de un modo impecable.
Mientras emborrono esta» líneas, tengo a
la vista, sobre mt mesa, un montón regular
de cartas, de ellos recibidas, en las que me feli
citan las Pascuas. Después de los augurios,
expresan siempre con encantadora sencillez
sus deseos, curiosos muchos, y algunos sor
prendentes. Uno escribe p. ej.: «quiero una
camisa nueva» otro pide juguetes para él y
para sus amigos; los mayores prefieren trajes
nuevos que sean vistosos, pelotas para el foot
ball, etc.
Un jíbarito de Gualaquiza me comunica
que ha sido nombrado sacristán y que, siendo
la capüla muy pobre, le envíe « algo para ha
cerla más hermosa y para que Jesús se encuen
tre más a gusto ».
Otros, finalmente, agradecen al Señor y le
bendicen por haberles traído a la Misión, y
prometen no abandonarla jamás. Uno hay
también que me pide « oraciones para hacerse
más bueno >.
He aquí que la simiente, regada por los su-
dores de tantos y tantos misioneros, da al fin
señales de vida y empieza a fructificar.
El 8 de diciembre, tuve el gusto de dar la
Primera Comunión a ocho jibaritos y jibaritas
de Méndez. ¡Quiera el buen Jesús que sus
tiernos corazones conserven siempre y celo
samente la fr^ancia de estas flores de santi
dad que ahora hermosean sus almas 1
N u estros recursos.
¿ Que cómo nos arreglamos los misioneros
para mantener a todos estos angelitos ? He
aquí el problema.
Recibimos, es verdad, el óbolo que la Obra
de la Santa Infancia nos envía desde París,
pero ¡qué poco representa esto para tantas
necesidades como hay que atender! Ultima
mente me he dirigido a los Colegios del Ecuador
que han aceptado la bella iniciativa de consti
tuir, entre sus alumnos, grupos de « Los amigos
de la Misión «.
Sabemos que esos pequeños misioneros se
imponen verdaderos sacrificios para reunir
una cantidad mensual que alcance a sostener
la educación de un jibarito. ¡Gracias, amiguitos míos, gracias!, y ¡que Dios os lo
pague! especialmente a los de los Colegios
« J. D. Santistevan • y « Cristóbal Colón »
de Guayaquil; a los del Instituto « Koneficencia de Señoras » de la misma ciudad y
n Grupo Misionero » de nuestro Colegio de
Quito.
¡Q ué hermoso tesoro de méritos están reu
niendo estos pequeños misioneros que tan
bien se adiestran a manejar el arma potentí
sima del sacrificio para conquistar almas a
Cristo! ¡Quiera Dios que tengan muchos imi
tadores en todos nuestros Colegios!
Para mantener un jibarito en nuestra Misión
son suficientes, hoy por hoy, 500 liras anuales.
Con esta cantidad modestísima se puede sacar
un alma de la abyección y de la idolatría, pu
lirla, educarla en nuestra santa religión, y
abrirle las puertas del cielo.
Bendiga, amado Padre, nuestros esfuerzos
y los sacrificios de todos los que acuden en
nuestra ayuda.
Su devotísimo s.s.
D
o m in g o
C
o m in
,
Vicario Apostólico de Méndez y Gualaquiza^
M éndez, Noche Buena de 1936.
N o e s tr o s m is io n e r o * d e l O rie n te E c u a t o r ia o o . - E n tre Jo* Jíbaro* r e d im id o s d e l a * e lv a .
I4 I
Crónica de Gracias
conseguidas p o r m e d ia c ió n d e M a r ía
íia d o ra , d e S a n J u a n B o s c o y
de
A u x í-
n a e sfro s
S ie rv o s d e D io s
A R G E N T IN A (Chubut) B olsón, enero de 1937. —
Hallábame enfermo hacía dos años, hasta al punto
de no poder dedicarme a trabajo álfjuno.
Cansando de acudir a los médicos, que no sa
bían qué hacer conmigo, decidí ponerme en manos
de María Auxiliadora, y le hice una promesa. 1 Oh,
maravilla 1 poco a poco fui recobrando las fuerzas,
me encuentro hoy completamente sano y con el
gran beneficio de poder dedicarme a toda clase
de trabajos.
Agradecido, cumplo la promesa que hice de pu
blicar esta gracia señalada para mayor gloria de mi
Madre Auxiliadora.
S antiago C ea.
A R G E N T IN A (Río Negro) San C arlos de B aApenas terminábamos
In ptocesión de la Inmaculada, Patrona de nuestra
Parroquia, tuve que ponerme en cama. Estuve dos
días en que creí morirme, y hasta me dispuse como
mejor supe al último y terrible trance. Con todo,
en un arranque de fe, invoqué con confianza la pro
tección de nuestra buena madre María Auxiliadora
y de San Juan Bosco y, lo que quizás iba a desem
bocar en una broncopulmonía o algo peor, se arregló
de modo que la fiebre d^cendió como por encanto
y a ios ocho días podía dejar la cama, hallándome
en seguida y completamente restablecido.
Ruego se publique esta gracia en el B oletín Salesiano, para que otros, en trances como el mío, sepan
acudir también a la intercesión de María Auxilia
dora y de San lunn Bosco.
riloche, enero de 1937. —
F rancisco V idal, S. S.
A R G E N T IN A - L a P lata (Ensenada), mayo de
1936. — M i hiia María Elena. d<í 16 años, enfermó
tan gravemente que la ciencia se declaró impotente
para curarla. En este doloroso trance. Ín\-oqué a San
Juan Bosco haciéndole decir una misa y rezándole
una novena, pidiéndole en medio de un mar de an
gustias la salud de mi hija y prometiéndole publicar
la gracia y dar una limosna. El Santo me escuchó
benigno. Hoy que mi hija está perfectamente bien,
cumplo lo prometido.
A ngélica de T ellechea
A R G E N T IN A (Patagonia) Santa C r u t, no
viembre de 1936. — En febrero de 1936, una her
mana mía, madre de una niñita de tres años, se %-ió
obligada a abandonar su hogar en el que viWa
contenta y feli*. para trasladarse a un sanatorio de
B u e n « Aires, pues un extraño malestar iba rninando
su salud, haciéndole perder su habitual alegría y
alterando hasta sus fiicultades mentales. Ante la
penosa perspectúa de que mi birmana no recobrase
su estado normal, o que tuviese ^ue permanecer por
un tiempo indefinido en el sanatorio, me encomendé
de corazón a María Auxiliadora, implorando su
salud por intercesión de San Juan Bosco, y prome
tiendo publicar la gracia y enviar una limosna.
i Oh, bondad de María Auxiliadora y de su fiel
siervo Don Bosco! Pronto se inició la mejoría en
la enferma, y a los pocos meses pudo ésta volver
completamente sana a seguir siendo la felicidad de su
hogar. Ahora se une a mí para dar gracias a nuestros
celestiales Protectores.
V ioleta K. de E terovic.
A R G E N T IN A (Entre Ríos) G ualeguaychú, fe
brero de 1937. — Por tres años seguidos, la langos
ta había hecho estragos desesperantes en nuestro
campo. L a amenaza de un cuarto fracaso nos alarmó,
pues el insecto destructor invadió el territorio en
más extensión que los años anteriores, arrasándolo
todo. Ante tales estragos, acudí con mis hijos a
María Auxiliadora, pidiéndole pudiera salvar si
quiera algo de la cosecha, y le prometí publicar la
gracia. ¡ Oh, prodigio! A pocas leguas de nuestro
campo fueron devorados los trigales, pero el nues
tro que estaba bajó la protección de María quedó
uimune de la plaga hasta que ya las espigas comen
zaban a dorarse; los terribles saltadores habían
llegado tarde, porque María Auxiliadora retardó
su vuelo. N o sólo una parte sin toda la cosecha pu
dimos levantar, gracias a María.
Cumplo lo prometido y doy a los pobres una limosnita.
M aría M archesini de C hesini.
C O L O M B IA (Valle) C em to , agosto 2 de 1936.
— L a suscrita hace pública manifestación de grati
tud por el inmenso beneficio recibido de Dios Nuestro
Señor, mediante la intercesión’de su grande Siervo
San Juan Bosco. Habiendo un hijo mío enfermado
gravemente de un pie, temí que su vida corriera
riesgo y acudí con toda confianza al Santo, prome
tiendo publicar la gracia en el « Boletín Salesiano •,
si mi hijo conseguía sanar de tan terrible mal. Mis
ruegos fueron escuchados, mejorando el enfermito
a los pocos días de mi súplica, hasta obtener su com
pleta curación.
Profundamente agradecida, rindo al Señor tributo
de amor y de admiradón, por habernos dado en
San Juan Bosco a un potente intercesor.
T rinidad de G rajales.
E S T A D O S U N ID O S (California) L o s A ngeles,
enero de 1937. — Hacía un año que una hija mía
estaba enferma del estómago y sin poder conseguir
empleo. Después de recurrir inútilmente a los docto
res, invoqué con confianza a María Auxiliadora y
a San Juan Bosco. Hicimos una novena y prome
timos publicar la gracia y dar una limosnita pata
la Basílica de María -Auxiliadora, s se nos remedia
ban nuestras necesidades. Hoy, gracias a Dios
y a la eficaz protección de la Sma. Virgen, mi hija
está muy mejorada y trabajando, y cumplimos la
promesa. ¡G radas, queridos Protectores!
M aría S. L una.
142
J.
G U A T E M A L A - Guatem ala, febrero de 1937. — ^
Habiendo contraído m i esposo una grave y larga
enfermedad y desconfiando de su total curación,
acudí, llena de fe y confianza, a María Sma. Auxi
liadora, suplicándola atendiera mis ruegos. N o se
hizo esperar, pues muy pronto se inició la mejoría
y boy mi esposo se encuentra con salud. Llena de
la más acendrada gratitud, em ío una limosna para la
ampliación del Santuario-Basílica de María Auxi
liadora que se está ultimando en Turín.
A na C. de Prem.
M EJICO - C ap ital, noviembre de 1935. — Doy
gracias a María Auxiliadora y a San Juan Bosco
por habernos alcanzado el que no quitaran la casa
a unos ancianos que no contaban con otra cosa.
Nos la habían dejado en len 'a a nosotras, Hijas
de María Auxih'adora, para habitación y, habiendo
el Gobierno girado una visita a esta casa, como a^a-
Una Celadora Salesiana, gran devota de la Virgen
de Don Bosco, enteróse de mi dolorosa situación
y tuvo la caridad de visitarme, aconsejándome me
encomendase a la Sma. Virgen * María Auxiliadora
de los C erritos», imagen a la que el pueblo tiene
gran veneración y haciéndome prometer que, una
vez curada, me inscribiría en la « Pía Unión de los
Cooperadores Salesianos *. [Cuál no fué mi asombro
y alegría al ver recobrada casi instantáneamente
mi salud!
Hoy, con el corazón henchido de gratitud, doy
cumplimiento a mi promesa, y deseo hacer público
este favor que considero milagroso para que au
mente en todos los corazones la confianza en María
Auxiliadora.
F rancisca D elgado
Cooperadora Salesiana.
M E JIC O (Tamaulipas) Tam pico, enero de 1937. —
Habiendo sido atropellado mi hijo por un automóvil.
E n co m en d em os a /a M ise r ic o r d ia D iv in a a n u esfro s m ártires: S a le sia n o s,
H ija s d e M a ría A u x ilia d o ra , C o o p e r a d o r e s y E x A lu m n os, q u e en E sp aña
han d erram ad o su sa n g re, víctim as d e la s b a rb a rie roja: a lo s q u e h ero ica
y g e n ero sa m en te han su cu m b id o en e l ca m p o d e ba ta lla en d efen sa d e Ja
R e lig ió n y d e la P a tria : a lo s q u e sig u en lu chan do, y a lo s q u e, cau tivos
d e la hidra revolu cio n a ría , su fren hora s d e agonía.
¡ Que
e l -buen J e s ú s , p o r in terc esió n
d e M a ría
A u x ilia d o ra y
de
S a n J u a n B o s c o , co n ced a a lo s m uertos e l p rem io etern o, y a lo s dem ás,
g r a cia s e s p e c ia le s q u e Ies hagan so p o r ta r la p r u eb a co n invicta forta leza
cristia n a .
reciesen rarias cosas de Comunidad, lo sellaron
todo, por los tres Poderes: el de Hacienda, el de
Gobernación y el de Educación Pública.
Los ancianos por consiguiente perdían también
su finca.
En esta giande aflicción, acudimos con mucha fe
a María Auxiliadora y a San Juan Bosco y, gracias a
su protección, nada ha pasado, a pesar de que un
empleado de Haciervla había dicho que la finca
estaba ya perdida.
Agradecidos enviamos una limosna y deseamos
se publique este milagro.
Una H . de M . A .
M E JIC O (Nayarit) T etillán, enero de 1937. —
De extraordinario puedo calificar el insigne favor
conseguido de María Auxiliadora.
Hacía seis años y cinco meses que venía sufriendo
de gravísima enfermedad, con probabilidades de
m uera. En mi pueblo de Tequepexpán no había
medicinas a propósito; y en tal estado de angustias
pedí a mis padres que me lle%'aran al pueblo de San
Pedro Lagtmillas, donde podría conseguir medica
mentos que, una vez prolrados, no surtieron ningún
efecto.
sufrió la fractura del cráneo, mal que, como es sabido,
causa la muerte en pocas horas, cuando no es inme
diata. Clam é con toda mi alma a San Juan Bosco y
al Padre Miguel Agustín Pro, y no cesé de hacerlo
durante seis largos días en que mi hijo estuvo en
estado comatoso. Los médicos aseguraron que, si
lograban salrarla la vida, quedaría loco, cosa que
tampoco sucedió con admiración de todos.
Hoy, mi hijo se encuentra sano y su estado mental
es perfecto. Por k» que doy infinitas gracias a Dios,
que por íntcrcesitkí de San Juan Bosco me cons guió
este verdadero milagro, rogando su publicación y
enviando una limosna para el altar que en Turín
se le levanta. D oy también gracias al gran mártir
Padre t*ro.
Eloísa A . de G onzález.
Dan también gracias a María Auxiliadora y a
San Joan Bosco por favores recibidos:
A rgentina (Córdoba) Cam ilo A ldao. — Teresa
B. de Biotto — María C . de Torino — Juana Vda
de Dusso.
A rgentina (Santa Fe) A vellaneda .— Profesora
Alaría Carmen Aliverti y Sra. mamá.
14 3
l
C olombia Barranquilla. — S. M . T .
C olombia (Santander) Florida. — Elena Ortiz —
Elvira García — José Mercedes O rtiz — Benita
Rodríguez.
C olombia (Santander) Girón. — Anunciación
Parra de M . — Teresa de T obón — Ambrosio Rueda
— Rosa María Rodríguez — Mauricia P. de Landazabal — Alberto González — Ezcquiela Parra —
Manuel Parra — Laura Mantilla — María del Ro
sario Reyes — José de Jesús González — Socorro
y Mercedes Jaimes — Anastasia Rueda — Clcofé
Alva — José Antonio Serrano — Julieta Reyes de
Al anda — Sofía Parra N . — Herminia P. de G on
zález — Fortunato Prada R. — Cristóbal Serrano
— Juan Domínguez — Rosana Mantilla — Natalio
González — Petronila González — Ignacio Prada R.
— María Josefa M . de Ruiz — Pedro Pinilla —
Gabriela R. de Martínez — Camilo Reyes y Sra. —
Matilde Gutiérrez de Rey.
Estado.s U nidos (California) Los Angeles. — Con
cepción Ramírez — Catalina M . Vda de Jafolla
— María Pacheco — Javiera Tam ó — Herlinda
Loaiza.
Estados U nidos (California) Anaheim. — Car
men de Valenzuela — Josefina Villalobos — Rvda.
hiadre Enriqueta.
Estados U nidos (California) Pittsburg. — A u
relia López de Salazar.
G uatemala (Alta Verapaz) Cobán. — Francisco
Ponce — Qclso Narciso — Gudelia H. de Narciso —
Mercedes V. de Vásquez — Matías Gabriel—
Josefina G. de Leal — Rosa Pérez — Amalia Vás
quez — Eledia de Catalán — Cristina de Sierra —
Ana H. Vda. de Soria — Amalia Cruz — María
Juárez — Dominga de Morales — Vicenta Chas-a
rría — Domingo Morán — Martina Medina —
Agustín de León — Anastasia H. de Guay — Car
men Concepción Barrios — Marín Nieves Paredes
—
Tom ás Gómez —
Amelia Vda. de Mansilla.
M arruecos Casablanca, — Madamc Maye.
M éjico Agtu¡scaiientes. — María Suárez.
M éjico (Guanajuato) San Femando. — María P.
de Menchaca.
M éjico (Michoacán) Jfiquilpdn. — Josefina Mar
tínez — José Go%-ea — Muí la Snndoval. — Paula
Floies.
M éjico (Michoacán) 5 . M. Tsiritsfeuaro. — Pau
lina García — Tim oteo Espinosa — Remigio Alcántar — Emilio Martínez.
M éjico (Michoacán) Yurécuaro. — Concepción
Curiel — Consuelo Pérez.
M éjico (Michoacán) Zitdmaro. — Vda. de Merlos.
M éjico (Nayarit) San Pedro Lagunillas. — Ma
nuela López — Tim oteo Sibrián — Emiliana Villegas
— Micaela Delgado — María Camargo — Virginia
Peña de Rodríguez — Juana D. Bernal.
M éjico (Naj-arit) Tetilldn —- Rosina Domínguez
— Jesús Cambero — Isabel M . Manzano — María
Soto.
M éjico (San Luis de Potosí) Matekuala. — Guadaluj>e Huerta.
M éjico (Sinaloa) Culiacán. — Angelina Verdugo
*44
— Carmen Niebla — Refugio Echevarría — Me
lecio Monge, y otros devotos.
M éjico (Sinaloa) Amolé. — María de Jesús
Ahumada.
M éjico (Sinaloa) Toro. Cheix. — Guadalupe
Cantú — Guadalupe Machín.
M éjico' (Sonora) Huatabampo. — Carmen Otero.
M éjico (Tamaulipas) Tampico. — Carmen Ostos
— Refugio O. de Argüelles — Guadalupe L. de
Herrera — Concha Pecina.
M éjico (Yucatán) M érida.' — Primitiva M. de
González.
U ruguay (Artigas) Parada Francia. — Blanco.
U ruguay Montevideo. — Francisco M. Gonzá
lez.
U ruguay Paysandú. — Leontina Menafra.
U ruguay (Río Negro) Young. — Dr. Emilio
G. Cassanello.
Procedencia desconocida. — Patrocinio Ordóñez —
Una devota.
^
N E C R O L O G IA S
^
C O O P E R A D O R E S D IF U N T O S
DI*. Dn. Miguel Cordero Dávila.
Heredero de la fe de su padre el Dr. Luis Dávila,
Presidente de la República, por él consagrada al
Corazón Purísimo de María, fué hombre de virtud
acrisolada y una de las columnas del Catolicismo
en el Ecuador. Se le ha comparado justamente a
O* Concll y a Donoso Cortés por su brío en defender
las verdades de la Santa Iglesia y su valentía en los
Congresos y Asambleas Liberales. Nunca se escondió
de profesar la fe de Cristo.
En todas las penas y regocijos de la Casa Salesiana, él, como buen Cooperador, estuvo siempre
a nuestro lado, y en jas fiestas de la Canonización
de Don Bosco desplegó todo su celo y entusiasmo.
Diariamente se acercaba al Banquete Eucarístico
y fué muy devoto de María Auxiliadora y de San
Juan Bosco.
Murió santamente, con todos ios auxilios de N . S.
Religión. L a Sociedad entera ha deplorado su muerte
ocurrida en Cuenca a la edad de 58 años.
Han muerto también en la paz del Señor
C olombia (Valle) G inebra. — Nepomuceno Valdés
— Leónidas Rengifo — Nieves Martínez Vda de
G il — G iegoria Benavides.
Estados U nidos (California) Anaheim . — Angela
C . de Lehr.
M ejicxj (Jalisco) O cotldn. — Marina Ortega Vda
de Coités.
M éjico (Sinaloa) E l Buen R etiro. — Catalina
Menchara.
C o a « p ro b a cM n d e la a u to rid a d e c le s iá s tic a • D ire c tor - r e s p o a s a b le ; D . G U I D O F A V I K I .
E s t a b I e c im ie n to T ip .d e la S o c ie d a d E d ito r a I n te m a c io a a l • T u r in .C o r s o R e g in a M a rg h .. I7é*
I
1
Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
que los Cooperadores Salesianos pue
den ganar en el transcurso del año.
I . — Una vez cada dia, elevando a Dios, en
medio del trabeqo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la ' confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Poniifice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M . Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alunmos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un dia de cada mes, el que uno elija,
i - E l dia en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
\ - E l dia que se asiste a la Confereruña
Mensual Salesiana.
^ ~ E l dia en que uno inscribe su nombre en la
Pia Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l día en que por primera vez se consagra
tuto a l Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer
cicios Espirituales, de ocho dios.
% - A la hora de la muerte, con tal que, con
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN CAD A UN A
DE LAS SIGUIENTES FIESTAS:
1) M O V IB L E S :
18
23
25
29
-
Cátedra de San Pedro en Roma.
De^>osorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de Sales.
FEBRERO
2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquia.
M A R ZO
19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Artsmciación de la Sma Virgen.
.
M AYO
3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San M iguel Arcángel.
11 - Aniversario de la Coronación de M aria
Auxiliadora.
24 - Fiesta de M aria Auxiliadora.
JU N IO
24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JU L IO
1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
AG O STO
6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SETIFJ^BR E
8 - Natividad de la Sma Virgen.
12
14
15
29
-
Dulcísimo Nombre de Maria.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.Dedicación de San M iguel Arcángel.
OCTUBRE
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Ckristi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de M aría (dia siguiente
del-anterior).
2) F IJ A S :
EN ERO
1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Sombre de Jesús.
T, - Epifanía.
- La Virgen del Rosario.
11 - Maternidad de Maria.
16 - Pureza de María.
N O V IE M B R E
21 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
D IC IE M B R E
8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, s^;ún la intención del Romano Pon
tífice.
Proyec(o, en ejecución, de ampliación y embeilecimienfo
del Santuario-Basílica de M aría Auxiliadora de Turín.
Ningún devoto de “la Virgen
de Don Bosco ’ debe dejar
de contribuir, poco o mucho,
a este
homenaje
mundial.
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