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ABRIL 1037
INSCRIBÍOS EN LA PÍA OBRA
DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DE ROMA
¿ Quién no conoce la Obra del Sgdo Corazón
de Jesús?
Fue fundada por el Primer Sucesor de San
Juan Bosco, y benignamente aprobada por
S. S. León X III el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de una peseta, u otra
moneda equivalente, se adquiere derecho a
participar de todas las oraciones y buenas
obras de la Sociedad Salesiana y a la aplicación
de seis misas, que se celebran todos los días,
a perpetuidad, en nuestra Basílica del Sg'do
Corazón de Jesús de Roma, dos en el altar
mayor, dos en el de María Auxiliadora y dos
en el de San José.
Los que se inscriben en la Obra Pía pueden
aplicar el fruto de estas misas a sí mismos, o
a otras personas, vivas o difuntas, y variar la
intención cuantas veces les plazca.
Las limosnas recibidas por este conducto
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la
sociedad, acogiendo a niños pobres y abando
nados, para educarlos cristianamente.
¿ Quién no contribuirá, pues, con algunos
céntimos, que con tanta facilidad se gastan,
a esta invitación paternal de San Juan Bosco
y de la Iglesia, inspirada en ideales tan nobles
y caritativos ?
I Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina, en este mundo y en el
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿ Quién no tiene almas queridas, vivas o di
funtas, a quienes obsequiar con tan espléndido
regalo espiritual ?
N o tardéis en pedir Hiyas de suscripción.
Rector M
ayo r
de
lo s
S a l e s ia n o s .
Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse a l mismo Rector
Mayor o directamente a nuestra casa de Roma. Ospizio Sacro Cuore - V ia Marsala, 42.
N o rm as p a ra lo s c o rre sp o n sa le s de
Boletín Salesiano
1. — Recibimos siempre con agradecimiento cuantas informaciones se nos quieran enviar,
que, de algún modo, pueden interesar a las Obras Salesianas. Aunque todas evidentemente no
podrán ser publicadas, servirán para enriquecer el Archivo de nuestra Casa Madre.
2. — Las croniquillas de fiestas o acontecimientos de especial importancia deberán ser breves,
se evitarán en ellas repeticiones y detalles innecesarios, y, de ser posible, se escribirán a máquina
con líneas bien espaciadas.
3. — Salvo rarísimas e.xcepciones, la Revista no publica poesías ni trabajos ajenos a la Obra
Salesiana. No inserta el nombre de los autores ni devuelve originales.
4. — Siendo, de hecho, nuestro Boletín una Revista ilustrada, rogamos encarecidamente el
envío de buenas y luminosas fotografías. Hoy, un simple grabado dice a veces más que ima cró
nica, y, cuando acompaña a ésta, la avalora de modo extraordinario. Aviven pues su celo nuestros
corresponsales, quienes deben saber a este respecto que de los diarios ilustrados que nos envían
no es posible reproducir ningún grabado.
5. — A los que tienen la bondad de remitimos gracias o necrologías hemos de asegurarles
que, de llegar a nuestro poder, más tarde o más temprano las verán publicadas. Si a veces aparece
sólo el nombre, es, o porque no recibimos otra cosa, o porque a última hora nos viene a faltar
espacio,» o porque la relación carece de esp>ecial interés.
r
I
REVISTA DE
I LAS O B R A S D E
I DON B O S C O
REDACCION
Y
BOLETIN
SALESIANO
ADMINISTRACION;
VIA
COTTOLBNGO,
3*
-
Afto L !1 • N úm ero 4
A B R I L
T U R 1N
(109) -
19 3 7
ITALIA
SUM ARIO: E i deber de la lim osn a. - San Juan Bosco h a sid o d eclarad o P atrono de la juventud austríaca. - I.a
Obra de Don Bosco en España y América: F iestas en honor de San Juan Bosco en S alam an ca y S e v illa • C a r
tazo. U n ensayo de Congreso de A cción C a tó lic a - M orelia. Fervores S alesian o s. - Perú. R a m illete de flcstas •
República de Santo D om in go. F iesta de San Juan Bosco en C iu d a d T r u jillo . - De nuestras Misiones: Brasil (Mato
Grosso). S igu ien do la s h uellas de nuestros m ártires. • Crónica de gracias.-^ Necrologías.
EL DEBER DE LA LIM OSNA
. (Continuación).
£ a limosna mejor.
En el mundo ha habido siempre hambre de
pan material. Hoy, lo mismo que ayer, sigue
ésta torturando a infinidad de hermanos nues
tros, sin que el vertiginoso multiplicarse de los
medios de producción y de riqueza la haya
aminorado de modo sensible.
Son aferradoras las estadísticas de estos úl
timos años, que nos hablaban de treinta mi
llones de obreros' parados. Dicen que esta cifra
ha descendido ahora considerablemente; no lo
discutimos, pero ¿ qué es lo que ha cambiado
en las naciones para que se haya producido
este descongestionamiento de los flemones de
la miseria ?
Muchos temen que sea ésta una mejoría pa
sajera, cuando no ilusoria, de nuestra economía
enferma.
Hay que pedir a Dios muy de corazón que
sea verdad, y que ese martirio lento de tantos
millones de hogares desaparezca de un modo
permanente y definitivo; que volviendo since
ramente los ojos a la justicia y caridad evangé
licas los que vienen a ser responsables de este
estado de cosas, halle trabajo todo el que quiera,
y recíba la remuneración necesaria para poder
hacer frente a los menesteres varios de una fa
milia: alimentación, casa, vestido, educación
física y cultural de los hijos; sea el trabajador
obrero manual o intelectual, artesano o em
pleado, colono o modesto propietario.
La sensibilidad (mistiana no sufre que existan
tantos y .tantos seres, hermanos nuestros, que
se alimentan de modo insuficiente, y que, a
causa de ello y de la insalubridad de ^ vi
viendas, ven convertida su existencia en un
calvario doloroso de privaciones y enferme
dades que pueden y deben ser evitadas.
El deber más urgente de la limosna es, pues,
dar pan y abrigo a los que carecen de él, ase
gurar a nuestro prójimo lo que es indispen
sable para la vida material.
Nuestras grandes ciudades, espléndidas de
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II ‘
luz y de lujosos escaparates, suelen estar ro
deadas de un cinturón de hambre y miseria
que todos tenemos el deber de aliviar, en la
medida de nuestras fuerzas.
Los que de católicos nos preciamos no hemos
de olvidar nunca el empeño que Jesús ha puesto
en inculcarnos e imponernos este deber, y que
de él nos pedirá cuenta como juez, en aquel
día terrible en que (como ha dicho un humoris
ta cristiano) a cada alma se presentará con sus
obras y cada duro con su dueño ».
Éstos son tiempos de lucha y lucha durí
sima, en la que no basta al católico observar
de un modo pasivo los preceptos divinos, oír
diligentemente la Santa Misa y hasta confesar
y comulgar con frecuencia, sino que tiene que
demostrar además o con o bras» que ama a su
prójimo, para no incurrir en feísimos pecados
de omisión que llevan, muchas veces, la etiqueta
antipática y anticristiana del egoísiño y de la
hipocresía.
No faltan, gracias a Dios, entre los católicos
pudientes de nuestros días núcleos selectos que
entienden y cumplen sus deberes de' ricos de
un modo perfecto .y magnífico, y ofrecen al
mundo ejemplos numerosos** de sacrificio y
desinterés, pero, si hemos de decir la verdad,
son islotes de abnegación en océanos de egoís
mo, y es de todo punto necesario que esta geo
grafía moral se modifique profundamente.
Como muy bien nos recuerdan las Encíclicas
sociales de los Papas, a la comunidad le asiste
el derecho de que sus miembros alcancen un
mínimum de bienestar que les permita evitar
la miseria, en la que hasta el decoro moral y
la lozanía de la virtud son difíciles de conser
var. Al trabajador, especialmente, no se le puede
considerar como una mercancía cuyo precio
oscila en el mercado según su mayor o menor
abundancia, siendo aceptable en la juventud y
repudiable en la vejez, como un asno cansado
y cubierto de mataduras.
La limosna material, hecha a nuestros her
manos pobres, es pues sin duda alguna el
desvelo más urgente de la caridad, pero no
el mejor y más necesario.
Siempre que ocurre una de esas grande ca
tástrofes sociales en que turbas desmandadas
sumergen en fuego y lágrimas a naciones en
teras, suelen señálarse los abusos del capita
lismo y los sufrimientos de las clases popu
lares, como si fuesen unos y otros las únicas
responsables.
En el tristísimo caso de España, por ejemplo,
se ha repetido hasta la saciedad este tópico,
y aunque la razón no falta porque allí, como en
otros países, los desafueros de la plutocracia
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han sido terriblemente perturbadores, es cu
rioso hacer notar que las regiones que con
más fuerza y encono han sido encizañadas por
el obrerismo anárquico son precisamente las
más ricas de la península ibérica, aquellas
donde obreros y campesinos disfrutaban venta
jas económicas que nada tenían que envidiar
a las que ofrecen las naciones socialmente
más adelantadas. ¿ Q ué faltaba en Barce
lona a los obreros fabriles, y en Asturias a
los mineros, y a los huertanos y « rabassaires»
de Valencia, M urcia y Cataluña, ahora en
hirviente convulsión, encandilados los pobres
por la magia siniestra y embustera de los pa
raísos soviéticos ? Materialmente, nada de
lo que dusfrutan e'n otras partes los más pri
vilegiados trabajadores de su clase. Esto sería
fácil comprobarlo sólo con aducir y comparar
salarios, coste de la vida, obras de asistencia
social, gravámenes del fisco.
No, las reivindicaciones económicas no son
siempre el fulminante que pone fu e g o 'a la
mina de las revoluciones populares; no es sólo
el estado desastroso de la despensa de los tra
bajadores lo- que produce malestar y rebeldía
entre sus filas.
M ás importante que todo esto son los fac
tores morales: educación, gobiernos, higiene
social, costumbres públicas, enseñanza escolar
y universitaria, etc.
Tiene mucha razón el psiquiatra y sociólogo
castellano Sr. Bermúdez: « Conozco un coto
industrial de España, •— dice — en que los
trabajadores ganan espléndidos jornales, y no
son felices. Disfrutan de todo género de pla
ceres en los centros instalados allí para absor
ber su dinero ¡y no son felices! Piden justicia...
¿ justicia ? ¿ D e qué ? ¿ por qué y contra quién ?
y sin embargo, tienen razón. Les deben jus
ticia muchos, pero no del cuerpo sino del
alma. Se les arrancó de ésta la idea de perfec
ción, y después de ahíta de materia, desatan
su furia y se rebelan. No basta, no basta. Piden
más, piden lo que nadie puede darles, aunque
quizá se les ofreció. Su impotencia inspira
piedad.
A l trazar Jorge Goyau, con. los finos rasgos de
su pluma aristocrática, las figuras próceres de
San Vicente de Paúl y de Don Bosco, dejó bien
demostrado que, para estos dos gigantes de la
caridad, la limosna material no era ni podía
ser solución de los problemas soci^es.
El P. Semería dice a su vez: D ar de comer
al que tiene hambre y de beber al que. tiene sed
es la más ínfima de todas las obras de miseri
cordia, la más sencilla y elemental. Es tomar
al hombre, si se quiere, por la base pero no
por el vértice, y nosotros, por mil y una ra
zones, necesitamos llegar al vértice, dando al
bien y a la limosna una dirección moral, que
es la más elevada.
Tenemos a la vista un hermoso escrito, de
dicado a San Juan Bosco, del ilustre pensador
ecuatoriano Dr. Julio Tobar Donoso, en el que
se lee este párrafo:«L os salesianos educan a los
pequeñuelos, los atraen, les proporcionan tra
bajo honrado. Esta caridad práctica es la que
ha de ejercitarse en la vida social, no la que
sir\-e para otras maquinaciones, muchas veces
políticas, de las que nada obtiene el pueblo. La
limosna debe tener hondas vinculaciones espi
rituales de mejoramiento, sin que desconoz
camos la ayuda física. L a caridad ha de ser
auténtica, o sea remediadora de las almas y
de los cuerpos. Nosotros necesitamos varones
que realicen obras sociales calcadas en esta '
auténtica caridad, a la manera de Don Bosco.
.Abundando en las mismas ideas, exclamaba
no ha mucho un periodista católico: A Don
Bosco y a San Vicente de Paúl no los puede
sustituir nadie, ni con todo el dinero de Rostchild, de Rockfeller y de Morgán. ¡Nadie!
deseaba hacer algunas ex}>eriencias personal
mente.
Fijóse en un obrero de pelo canoso, dulce
mirar y semblante abierto y expansivo; pa
recióle más abordable que los otros y, en cuanto
se separó del torrente humano, echó a andar
tras de él. No les fué difícil entablar conver-
L a iim osha de la
instrucción religiosa.
La ignorancia es sin duda alguna la peor de
las núserias en que puede incurrir el hombre.
Librarlo de ella será por ende la mejor obra de
caridad, la mejor de las limosnas.
La ignorancia a que nos referimos no es —
ya se comprende — la científica, sino la re
ligiosa, la ignorancia del catecismo, o sea de
las verdades de la fe y de los preceptos morales.
¡Cuánta miseria en este campo! ¡Cuánta
ignorancia en los de arriba y en los de abajo!
Profesores distinguidísimos en todas las dis
ciplinas profanas, investigadores profundos en
filosofía y ciencias naturales que no conocen
las verdades básicas de nuestro Credo... Y si
de ellos descendemos a las ínfimas capas popu
lares, a los bajos fondos de las grandes urbes,
el cuadro se hace en extremo doloroso y som
brío.
Es bien conocida la anécdota de Mons.
Charvaz, arzobispo que fué de Genova, a me
diados del pasado siglo.
£1 insigne prelado, bien conocido en toda
Italia por su doctrina y celo apostólico, colo
cóse un día, vestido de simple sacerdote, a
la puerta de una gran fábrica, a la hora en que
salían del trabajo los obreros.
Preparaba im plan de estudios sociales y
K e lu K io
y
co n s u e lo .
(Figuracionea religioM t de M. A . Barbfrii).
sación; hablaron del trabajo, horario, jornales,
y prendado el arzobispo de su llaneza y cor
tesía fué adentrándose discretamente en su
alma y acabó por preguntarle: »Decid, buen
hombre ¿ conocéis a Jesús ? — No lo he oído
nombrar nunca, respondió con absoluta na
turalidad; seguramente no trabaja en mi de
partamento 1.
Esto, que se diría sucedido en tierras de mi
siones o en los tiempos aquellos en que los
Ostrogodos invadieron a Italia, ocurría en
pleno siglo X IX y en el corazón mismo de la
cristiandad. Y quiera Dios que en muchas
ciudades católicas de nuestros días no existan
todavía obreros como el de G énova, no obstante
los medios de divulgación popular con que
contamos, tan prodigiosos como la radio y
el cinematógrafo.
Sólo la- verdad hace libres y felices a los
hombres, y aunque a fuerza de milagros se
lograra borrar de la tierra todas las diferencias
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1
sociales y hacer de cada ciudadano un burgués,
si la inteligencia y el corazón padecen hambre,
tan incómodos se hallarían esos hombres entre
las blanduras de los bienes materiales como
entre los abrojos punzadores de la pobreza, y
el proceso satánico de las rebeldías colectivas
seguiría su curso.
D e nada le sirvió al pueblo hebreo que Dios
saciara su hambre con dulzuras de maná y
}>echugas de codornices, y apagara su sed
haciendo brotar de las peñas agua milagrosa;
su corazón era duro y su entendimiento ce
rrado a la verdad, y las tribus de Israel
fluctuaban a todos los vientos como las dunas
del desierto, y, en medio de sus hartazgos, mur
muraban de Dios y de los caudillos que las ha
bían libertado de la cruel esclavitud faraó
nica.
¡Q u é gran limosna es iluminar la inteli-.
gencia del pueblo!
De todos los bienes a que puede aspirar una
nación cristiana no hay ninguno comparable
al de tener en su seno intelectuales probos y
piadosos que saben utilizar su pluma como
instrumento de apostolado; hombtes e Insti
tuciones que consagran su vida a educar a
las masas en los principios salvadores del
Evangelio.
D e todos los gestos de belleza moral que
puede ofrecer a su patria un corazón bien na
cido ninguno más útil ni más sugestivo que el
de esos caballeros, y damas, y juventudes, mili
tantes de la Acción Católica, que voluntaria
mente enseñan el catecismo en los Oratorios
parroquiales, infundiendo en las almas de los
niños el prestigio de la Religión y las santas
armonías de la piedad y de la virtud.
Nuestro San Juan Bosco, genuino precur
sor de la Acción Católica, era ya catequista a
los seis años, y su obra formidable, que la
bondad divina ha querido ver extendida por
toda la tierra, es — según frase del escritor
Fasano — a la limosna del catecismo hecha
a toda la humanidad ».
¡Cuántos pobres niños —
exclamaba
nuestro Santo Fundador — se han pervertido
porque ninguno se acercó a iluminarlos en el
momento de la lucha íntima y fatal!
{Continuará).
SAN
JUAN
B O S C O
ha sido declarado Patrono
de la juventud austríaca.
El 31 de enero p. p., fiesta de nuestro Santo
Fundador, el Emmo. Cardenal Arzobispo de
Viena, D r. Innitzer, después de los grandio
sos oficios celebrados en su catedral metropo
litana, en presencia de las más altas autorida
des de la nación, de una imponente muche
dumbre de fieles y de falanges de juventudes
de Acción Católica, proclamó solemnemente
a San Juan Bosco Patrono de la juventud
austríaca.
Esta proclamación; que respondía a un recio
y meditado plan de restauración cristiana por
parte del eminente Prelado, no menos que a
reiterados y fervorosos deseos de los elemen
tos católicos, ha sido recibida en la noble na
ción con unánime aplauso y viva gratitud.
Nosotros hacemos votos por que San Juan
Bosco bendiga copiosamente al Emmo. Sr.
Cardenal y a toda la juventud austríaca,
necesitada, hoy más que nunca, como todas
las juventudes del mundo, de sanas doctrinas;
de una fuerte orientación cristiana, de guía
seguro que la aparte de falsos espejismos ideo
lógicos, engendradores de las más terribles
catástrofes morales y materiales, y la lleve
a los brazos de Cristo, único Salvador y
Pacificador de las almas y de los pueblos.
Encomendemos a ¡a A i/serjcort/ía Divina a nuesíros márfires: Salesianos, Hijas
de María Auxiliadora, Cooperadores y Ex Alumnos, qae en España han derra
mado su sangre, vicfimas de las barbarie roja; a los que heroica y generosameníe
han sucumbido en e l c a m p o de batalla en delensa de la Religión y de la Patria;
a los que siguen lachando, y a los que, cautivos de la hidra revolucionaria, sufren
horas de agonía.
Que e l buen Jesús, por intercesión de María Auxiliadora y de San Juan
Basco, conceda a los muertos e l premio eterno, y a los demás, _^rac/as especiales
que les hagan soportar la prueba c o i f invicta fortaleza cristiana.
i
76 ^
LA OBRA DE D O N B O S C O EN
ESPAÑA Y AMERICA
ESPAÑ A - F iestas e n h o n o r d e San Juan
Bosco. — E scu ela s salesíanas d e San
Benito d e Salam anca.
Relaciones enviadas al Rector Mayor.
Escuelas salesianas de Sevilla.
En la iglesia de María Auxiliadora cele
bráronse, también, en la máñana del domingo
31 de enero, solemnes cultos en honor de San
Con todo esplendor, los profesores, antiguos
alumnos y bienhechores del Colegio salesiano ^ Juan Bosco.
La preciosa iglesia de los padres salesianos
de San Benito, celebraron la fiesta de su glo
estaba brillantemente engalanada, luciendo lu
rioso fundador, San Juan Bosco.
El .triduo de preparación tuvo brillantísimo josas colgaduras y una profusa ilumihación.
Por la mañana se celebró misa de Comunión
remate el día 31 de enero, con solemnes y fergeneral.
rientes actos religiosos, de los que fueron nota
A las once, una misa solemne, a la que asis
destacada las numerosas primeras comuniones
tió de pontifical el excelentísimo señor don
de alumnos del Colegio, y con ellos de cinco
Balbino Santos Olivero, dignísimo obispo de
niños de las Colonias escolares que el Ayunta
Málaga.
miento del infamante Frente Popular madri
El panegírico estuvo a cargo del reverendo
leño tenía veraneando en la zona hoy liberada,
padre Bienvenido Arena.
»
al iniciarse él patriótico movimiento salvador,
Una nutrida capilla de música cantó la misa.
y a los que las autoridades del nuevo Estado
Por la tarde, a las tres y media, se rezó el
español entregaron al cuidado de los benemé
Santo Rosario, con asistencia de su eminencia
ritos Padres Salesianos de esta ciudad, que los
reverendísima el señor cardenal arzobispo,
tratan y atienden como ellos solos saben ha
monseñor
Ilundain, que dió su bendición a los
cerlo.
fieles.
Hemos tenido ocasión de hablar con estos
Terminados los actos religiosos, en el co
infelices niños, d^e en su tierna edad están
legio
de los Salesianos se celebraron grandes
ajenos a la suerte-y desgracia de sus padres y
fiestas para solemnizar la fiesta del Tundador,
se hacen lenguas de gratitud y alabanza para
entre ellas una notable representación teatral,
los religiosos salesianos.
en la que actuaron destacados alumnos sale
En ellos han encontrado calor de hogar y
sianos y a la que ■ asistieron numerosos invi
regazo de madre; les educan. Ies alimentan y
tados.
les visten con mimos y caricias jamás sentidos.
D el Diario * A B C » de Sevilla.
Con el amor han ganado los corazones y las
inteligencias de estos niños para la Santa Causa
de Dios y de la Patria.
ARGENTINA - San Isidro. — El traslado
Personas piadosas cooperan con los Sale
de los restos del Padre Castiglía. sianos de San Benito en la obra de caridad que
Homenaje de todo un pueblo al hu
con estos niños se practica, pues de todos es
milde Hijo de Don Bosco.
sabido que estos religiosí» viven al día y
Era una aspiración general que los restos
que no cuentan, para la realización de su merimortales de este buenísimo sacerdote Salesiano,
tísiraa labor hacia la niñez, más que con las
muerto tres años hace, en olor de santidad,
aportaciones de los buenos cristianos.
tuviesen más digna y honorífica sepultura en
Con motivo de estas fiestas, los niños de San
la misma iglesia por él fundada del Colegio
Benito realizaron una preciosa velada liteSanta Isabel, y su realización ha sido un espec
rario-musical, a la que concurrió un selecto
táculo, a la vez imponente y emocionante. El
público que invadió el teatro; los alumnos y
pueblo entero se ha volcado en las calles para
antiguos alumnos pusieron de manifiesto sus
tributar el sincero homenaje de su sentida gra
dotes artísticas y dejaron patente el acendrado
titud al humilde y virtuoso sacerdote salesiano,
cariño y profunda gratitud que sienten hacia
amigo de todos los hogares, de I<?s enfermos,
su buen Director y demás profesores, por la
de todos indistintamente. Donde había un w labor altamente educativa que vienen desa
fiimiento que mitigar, una lágrima que enju
rrollando en nuestra ciudad.
gar, un alma que salvar, allí estaba el Padre
De • La Gaceta Regional» de Salamanca.
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E l P . José L u is C a stig lia , f e l 15 de octubre de 1933.
Castiglia, con la sonrisa en los labios y ef bál
samo misterioso que todo lo alhia y eleva a
Dios.
La mejor y más completa alabanza que se
A rg cn iio a • S u
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pueda decir de este varón justo y amable es
que pasó haciendo el bien, a imitación del
Maestro divino.
A las 8.30 celebró una misa el reverendísimo
Padre Jorge Serié, Consejero del Capítulo Su
perior de la Congregación Salesiana y Visitador
-Extraordinario. El pequeño clero realzó el pia
doso acto. E l programa musical, artísticamente
realizado por la escuela de canto del Colegio
Santa Isabel. El amplio templo rebosando de
fieles como nunca. Plegrarias, cantos, flores,
luces, y la profunda piedad que embalsamaba
el sagrado recinto contribuían poderosamente a
elevar el espíritu a las regiones de lo sublime.
A l final, el celebrante, vivamente emocionado,
dirigió una elocuente y cálida exhortación, re
cordando, con grandes y brillantes pinceladas,
las maravillas que se habían dignado obrar el
Señor y María Auxiliadora por medio de este
su humilde y devoto siervo.
A las diez, el pueblo de San Isidro, con sus
dignas Autoridades, se encontraba en el cemen
terio local. El gran cortejo se inició con toda
prontitud, orden y devoción.
Abría la marcha el bizarro batallón de E x
ploradores de Don Bosco d e l, Colegio Santa
Isabel. A continuación, las niñas del Colegio
de María Auxiliadora, alumnos del Colegio y
niños del Oratorio. L a magnífica carroza fú
nebre, generosamente cedida por la Casa Martino. Niños pequeños llevando ramos de flores.
El Sr. Cura Párroco, revestido de los oma-
Isidro. > .Autoridades que {iresidieroa e l hom enaje tribulado a l P . C a stig lia .
1-ÍJ9 CÍ:
M éjico . - E l O ratorio F estivo d e M orelia.
mentes sagrados. El ataúd, con loS benditos
despojos mortales del recordado Padre, lle
vado a pulso por Ex alumnos, Cooperadores
Salesianos y amigos de la Obra de Don Bosco, que se iban turnando constantemente,
todos deseosos de tener ese honor.
Presidían el duelo el Señor Intendente M u
nicipal de San Isidro, Sr. Dn. Ernesto Luís de
las Carreras, Diputado Nacional; Rmo. P. Jor
ge Serié, Consejero del Capítulo Sup)erior en
representación del Rector Mayor de los Sale
sianos; Rmo. P. Esteban Pagliere, del Capítulo
Inspectorial Argentino; el Sr. Don Luis Rey,
Comisionado Escolar; el Sr. Carlos B. Zocchi,
Secretario de la Intendencia; el Sr. Dn. Francis
co André; Presidente de la Acción Católica, etc.
Imp>osible, en el breve espacio concedido a esta
crónica, dar el nombre de los muchísimos caba
lleros, damas y representaciones de entidades
religiosas y sociales que han participado en
este cálido homenaje de aprecio y simpatía a la
Congregación Salesiana, en la persona de este
su ejemplar hijo.
Detúvose unos instantes el acompañamiento
en el atrio del Tem plo para escuchar el saludo
de bienvenida que pronunció el Sr. Jacinto
Roselló, uno de los primeros alumnos del Co
legio, en representación de los Ex alumnos de
I^ n Bosco y de todos los amigos de la Obra,
y en seguida entró en el sagrado recinto, siendo
depositado el féretro frente al Altar Mayor.
L a imponente y emocionante escena que en
tonces presentaba el templo será de imborrable
recuerdo.
El solemne canto del Réquiem y Responso
del maestro Pagella, a dos voces, fué impre
sionante. Se dió luego, por el señor Cura Pá
rroco, la última absolución, se bendijo la tum
ba, y ante la expectación general fueron lenta
mente descendiendo los restos al lugar de ho
nor que le correspondía ocupar entre los suyos
a los que tanto amó, y ante el Altar del Señor
del que fué dignísimo embajador y fiel repre
sentante.
Una sencilla lápida de mármol colocada so
bre la tumba dice: R. P. José Luis Castiglia,
Sacerdote Salesiano - 2 de Junio 1859-15 O c
tubre 1933 - Fundador del Colegio Santa Isa
bel - Su piedad - con el concurso de los fieles
- levantó este Tem plo - Aquí entre los suyos
- descansa en paz.
L a idea, desde un principio acariciada, por
los amigos de la Obra de Don' Bosco y en
particular por sus Ex alumnos, que ahora son
l ^ ó n , se ha visto ál fin brillantemente realizada.
Dios Nuestro Señor, como en todos los tiem
pos, se complace en exaltar a los humildes. Lo
hemos comprobado una vez más. Bendito sea.
79
C O S T A R IC A - C a rta go . — U n en sa yo
d e C o n g re so d e A c c ió n C atólica.
3^ Esforzarse en dar buen ejemplo en casa y
entre los amigos.
Recibimos de nuestro Colegio de huérfanos
de esta ciudad la siguiente crónica:
El día 30 de agosto, con motivo de festejar
el Colegio al Patrono de la juventud, San Luis
Gonzaga, llevóse a cabo un Pequeño Congreso
de Acción Católica.
4® Propagar la Buena Prensa entre los familia
res.
Oportunidad del Congresito.
Es un hecho comprobado que para la nueva
forma de vida cristiana, que se manifiesta por
la Acción Católica^ es necesario formar en ella
las nuevas generaciones, porque a las personas
que han llegado a cierta edad se les hace difícil
adherirse a ella, aunque sean católicos de vida
ejemplarmente cristiana y concurran a so>
tener el culto y lás Obras de beneficencia.
Y sin embargo es la Obra por excelencia de
Su Santidad Pío X I, es la que más recomienda
y encarece como de primera necesidad para
estos tiempos, cifrando en ella el triunfo de
nuestra Religión y de toda la Civilización Cris
tiana, amenazada como nunca por el materia
lismo comunista.
Hay que preparar pues para dicha Acción
a las nuevas generaciones de cristianos, a los •
niños desde sus primeros años, de modo que
toda la educación que reciban lleve el sello de
las nuevas actividades cristianas encaminadas
a formarles en el espíritu de propaganda, para
sostener y difundir el tesoro de la fe, de las
costumbres cristianas, la adhesión completa a
Jesucristo, a su Iglesia y a todo cuanto ésta
enseña y dispone para la salvación de los in
dividuos, de las familias y de la sociedad, de
modo que el joven, al salir del Colegio, pase en
seguida a formar parte de los Círculos Parro
quiales de la .\cción Católica.
Nuestro Congresito tuvo la alta honra de
ser presidido por lim o. Señor Vicario General,
Monseñor Dr. Víctor Sanabria, el cual lo inau
guró con una breve y oportunísima alocución
a los alumnos y representaciones del Oratorio
Festivo de San José.
I..as palabras de Mons. Sanabria fueron muy
aplaudidas, y en seguida se pasó al estudio de
los Tem as propuestos:
1® T e m a . — Acción Católica juvenil entre
fam iliares y conocidos.
(.4 cargo de la Compañía de San José).
Resoluciones:
1* Procurar con todas las fuerzas que reine la
paz y la concordia en la familia.
2* .Atraer a parientes y conocidos a los centros
de .A. C . parroquiales.
So
2® T e m a . — Apostolado de Acción Católica
por medio de la oración.
(A cargo del Centro Social del Colegio).
Resoluciones:
I® Establecer el día martes de cada semana
para ofrecer las oraciones, la santa Misa y
las buenas obras por el apostolado de la A . C.
2® Ganar y ofrecer la indulgencia del trabajo
concedida por el Papa para la A . C.
3° T im a . — Apostolado del colegial entre sus
compañeros.
(A cargo de la Compañía San Luis del Colegio)
Resoluciones:
I® Fomentar las buenas lecturas distribuyendo
buenos libros entre los compañeros.
2® Fomentar el compañerismo cristiano' practi
cando la mutua corrección.
3® Hacer que en los recreos reine el movi
miento como quería Don Bosco.
4® T e m a . — Apostolado entre deportistas y
obreros.
{A cargo del Centro Social de San José)
Resoluciones:
1® Combatir el respeto humano tomando parte
en las funciones de iglesia y manifestaciones
católicas.
2®. Atraer a obreros y deportistas al Oratorio
Festivo.
Se propuso el ejemplo del ex alumno A n
tonio IMurillo, que sostiene un oratorio festivo
en Alajuela.
5® T e m a .. — Apostolado de los oratorianos
entre sus compañeros.
{A cargo de la Compañía de San Luis del
Oratorio de San José)
Resoluciones:
I®
Insinuarse entre los compañeros, por medio
de relaciones amistosas, para darles algún
buen consejo.
2® Animar a los compañeros con el ejemplo a
recibir los santos sacramentos.
3® Apartarlos de los cines, revistas, y compa
ñías malas, tal como se practica en el Ora
torio Festivo.
I m s discusiones fueron interesantes y en ellas
tomaron parte tanto los superiores como los alum
nos.
k
Lima. - E l E xcm o. Sr. N un cio del Perú M ons. Cento con lo s ex-alum nos que han ingresado en la A cción C a tó lica .
Lim a. - Solemne disirttmeión de premios.
E l E xcm o. Sr. D on Pedro P . Farfán, A rzobisp o de L im a , en M agd alen a d el M ar.
M E JIC O - M orelia. — F erv o re s Salesianos.
Extractamos de una correspondencia:
Después de días de angustia y pérdidas irre
parables, han vuelto a brillar momentos de paz
y tranquilidad para las obras de Don Bosco.
Las fiestas de Navidad hemos podido celebrar
las este año con verdadero fervor e inusi
tado entusiasmo. Los Oratorios festivos de
niños y niñas se vieron concurridísimos du
rante la novena. Terminadas las prácticas
de piedad rituales se les obsequiaba con dul
ces y se les entretenía con las tradicionales
• piñatas».
Los días 28 y 29 de diciembre fueron días
inolvidables para nuestros niños. El día 28
se dedicó todo entero al Oratorio de niñas
anejo a nuestra iglesia; por la mañana, hubo
reparto de premios de asistencia a la doctrina;
por la tarde, un modesto teatrito dedicado a
ellas y a sus familias.
El día 29 fué enteramente dedicado a los
niños oratorianos; por la mañana, reparto de
premios y por la tarde función de teatro.
Damos gracias al Señor porque, en medio de
tantos trabajos y tribulaciones, ha repartido sus
caricias a los pequeftuelos de Don Bosco.
Y esperamos que nuestros bienhechoras si
gan prodigando su caridad.
82
P E R U — R om i/Jefe d e £ esía s.
E n h o n o r d e l R ep resentante P on tificio .
El día 12 de setiembre, los PP. Salesianos
de Lim a y sus alumnos, a los que se unieron
nutridas representaciones del Callao y de la
Casa de Formación de Magdalena del Mar,
celebraron una grata y cariñosísima fiesta fa
miliar en honor del Excmo. Sr. Nuncio Apos
tólico, Mons. Cayetano Cicognani.
Para que fuese más íntima y efusiva, no se
invitaron personas externas, pasando de un
millar los escolares que acudieron al teatro del
Colegio, que, siendo insuficiente para contener
los, tuvo que dejar sus puertas abiertas de par
en par a fin de que los que no cabían pudiesen
asistir desde fuera.
Su Excia. fué recibido a la puerta del Cole
gio por los PP. Inspector y Director y un cen
tenar de boyseuts, en medio de delirantes aplau
sos.
Una vez acomodado en el salón, que, como'
hemos dicho, estaba rebosante de juventudes,
todos los salesianos de las tres casas pasaron
a hacer corona al Sr. Nuncio, y en s^ uida
desarrollóse im programa breve pero jugoso,
en el que intervinieron el Rvmo P. Inspector,
Don Gaudencio Manachino, con un precioso
saludo; el Rvdo. P. Víctor Alvarez con irnos
I
versos suyos llenos de inspiración. L a orquesta
y las recitaciones de los alumnos redondearon
el acto que fué muy del agrado del Sr. Nuncio,
quien pronunció al final un discurso lleno de
amor paterno y de acendrado a/ecto hacia Don
Sosco y sus obras.
El ilustre Representante del Vicario de Je
sucristo dejó el Colegio, visiblemente emocio
nado.
M agdalena d el M ar. — V isita ilu stre.
El 10 de octubre, el Excmo. Sr. Arzobispo
de Lima, Dr. Don Pedro Pascu^ Farfán, acom
pañado del lim o. Sr. Obispo del Cuzco, Dr.
Don Santiago Hermoza, y de otros Monse
ñores, visitaron esta Casa de formación.
Fueron recibidos con vivos aplausos por el
Rvmo. P. Inspector, los Superiores de la
Casa y todos los alumnos.
Después de haber visitado los departa
mentos de cada sección, nuestros alumnos de
filosofía, novicios y aspirantes aprovecharon
esta ocasión para dedicarle un homenaje de
admiración y gratitud con una actuación dramá
tico-literaria, dando así a los ilustres visitantes
ocasión de pasar unos momentos de grata
alegría en la intimidad familiar propia de
nuestras casas de formación.
Al concluirse el acto, el Excmo. Mons. Far
fán dirigió su cálida palabra de perfecto orador,
llena de bondad paternal y de genuino espí
ritu salesiano; preciándose de llamarse ■ amigo»
del angelical Domingo Savio, del cual escribió
una breve biografía, y al cual desea pronto ver
sobre los altares para que los niños tengan un
nuevo y fácil modelo de santidad.
Auguró a todos nuestros estudiantes felices
éxitos en sus estudios y particularmente en su
formación religiosa salesiana, para que pronto
aumenten los obreros en esta viña del Señor
confiada a su pastoral cuidado.
Se pasó en seguida al comedor donde se le
sirvió un modesto lunch, alegrándose también
esos momentos con los tradicionales cantos salesianos.
Entre aplausos y vivas, se despidió, dejando
en todos la más grata impresión.
S o lem n e cla u su ra d e l A ñ o E sco la r en el
C o le g io Salesiano d e L im a .
Este año, se ha dignado presidirla en per
sona el Excmo. Sr. General Ernesto Montagne. Presidente del Consejo de Ministros y
Ministro de Educación Pública, siendo reci
bido por- el Inspector Salesiano, Director
D . José Serra y demás Superiores.
Poco después llegó también el Ministro ds
Italia, marqués Talamo Atenolfi di Castelnuovo, con su señora.
Ambos ministros recorrieron las distintas
secciones del amplio local, visitando los mo
dernos talleres que se acaban de construir.
Mereció especial atención el pabellón desti
nado a los talleres de carpintería y de mecá
nica, estando el primero ya casi completa
mente instalado, con una de las más moder
nas y eficientes maquinariás que se conocen en
el país.
A continuación se dió comienzo al acto,
honrado también por la presencia del Excmo.
Sr. Arzobispo de Lima, Mons. Pedro Pascual
Farfán; por el Excmo. Ministro de Hacienda,
Sr. Coronel Teófilo A. Iglesias; por Mons.
Aquiles Castañeda, Vicario General de la A iquidiócesis y Mons. Bclisario Phillips, decano
de la Facultad Pontificia de Teología.
A l compás de la banda de músicos desfilaron
los lanceros y los gimnastas en correcta forma
ción, que cosechó aplausos y merecidos elo
gios. Con entusiasmo se cantó el himno na
cional y en seguida la orquesta ejecutó la
marcha real.
Mftn
L im a . - R eunión d e ex-alon m a* p resid id a por ei Excxno S r. N u n cio Apoetólico.
83
El Rvdo. P. Manachino, en un hermoso dis
curso, hizo un acabado estudio de los proble
mas educativos, y, terminada la distribución
de premios, el,M inistro de Educación Pública
clausuró el acto con estas cálidas expresiones
de sincero afecto, altamente elogiosas para
la labor de los Hijos de Don Bosco en el Perú.
Exdas.
Exento.' Mons.
Revdmo. P . Inspector.
Señoras.
L im a . - C lau su ra del año escolar;
discurso dcl R evdo. P. Inspector.
Señores.
Con singular complacenda he asistido á la
ceremonia de clausura del año escolar de 1936,
en la que los alumnos del Colegio salesiano de
Lima han recibido las recompensas merecidas
en un año de dura labor.
A través de esta significativa fiesta, hemos po
dido apredar el espíritu de unión y de trabajo
que ha alentado a los maestros y alumnos de
este Colegio en el año que hoy termina, y los
progresos alcanzados'por este importante centro
de cultura, que desde hace tanto tiempo contri
buye en alto grado a la formadón de la juventud
peruana, dentro del sagrado marco de la mora
lidad, del patriotismo y de la religión.
La obra de Don Bosco, el santo fundador de
los Salesianos, merece la admiradón de todos los
hombres y la gratitud de todos los cristianos.
T
Siguiendo su admirable ejemplo, sus discípulos
han poblado e l mundo de escuelas y misiones, es
parciendo por doquier la semilla del bien junto
con la de ciencia. L a Congregación Salesiana,
forjadora de juventudes, centro fecundo de acción
católica y humanitaria, recoge por donde pasa la
gratitud y las bendiciones de los pueblos y de
¡os niños.
Su acción no podía faltar entre nosotros. En
diversos lugares del Perú, la obra bienhechora
■ de Don Bosco deja sentir su influjo en Colegios
y escuelas, en los que el niño aprende los prin
cipios de la confraternidad cristiana, funda
mento básico de la fam ilia y de la nacionalidad.
Y así en Puno y en el Cuzco, como en Lima y
en otros lugares, los maestros salesianos son los
primeros en brindar a los que siguen la carrera
del M c^sterio lecciones sublimes de abnegación
y de heroísmo.
Todo peruano tiene, pues, que guardar en su
corazón admiración y gratitud para la santa
CoTtgregación Salesiana, y es para mi una satis
facción, como peruano y como M inistro de Edu
cación Pública, hacerme intérprete de estos sen
timientos. En Lima, el Colegio Salesiana es un
plantel en el que encuentran acogida jóvenes de
todas ¡as clases sociales, que aprenden, no sólo los
conocimientos de cultura general sino también
profesiones útiles para la sida y se educan en
idénticos principios de virtud y de orden. Como
por befidición de ¡a Protidencia, el progreso
de este plantel sigue en desarrollo ascendente,
justa compensaaón a los esfuerzos desplegados
por su Director y cuerpo de Profesores, dignos
continuadores y discípulos de Don Bosco.
A l declarar clausurado el año escolar de 1936,
debo felicitar muy sinceramente a l cuerpo do
cente del Colegio salesiana de Lima, por la bené
fica obra con tanta abnegación realizada, y al
mismo tiempo formular votos por que su progreso
jamás se interrumpa, y continúe siempre for
mando las genef aciones limeñas para bien de
nuestra Patria.
R e p ú b lica de Santo D o m in g o . —
F iesta
d e San Juan B o sco en C iu d a d T ru jillo .
Celebróse el 31 de enero, en la catedral más
antigua de América, y el entusiasmo y esplen
dor de que viéronse rodeados todos los cul
tos sorprendieron hasta a sus mismos organi
zadores, dado lo reciente de la fundación sa
lesiana.
A ello contribuyó poderosamente la hermosa
y vibrante Pastoral con que el Excmo. y Rvmo.
El citado Sr. Arzobispo ofició en la Basílica
Sr. Arzobispo, Mons. Pittini, preparó a los
solemnísimo Pontifical y, con arrebatadora elo
fieles de la Arquidiócesis.
cuencia y férvido amor de hijo, cantó las glo
La afluencia de público a las Escuelas Salerias de San Juan Bosco. U n coro integrado por
sianas fué aumentando, día a día, durante la . nutridos y valiosos elementos ejecutó, a cuatro
novena, llegando a sumar varios miles los
voces, con gusto y maestría insuperables, la
fieles que asistieron a la Misa y Comunión y
Misa de San Luis de nuestro Don Pagella.
a la triunfal Procesión del Santo.
Merece especial mención y el más sin
cero elogio la labor de la prensa local, que de
dicó sus mejores plumas a divulgar la amable
figura del Santo Educador de la juventud, sa
turando de expectación y entusiasmo el ambiente
de la fiesta.
L
a
h erm o sa
P asto r al
del
S r. A
r z o b is p o .
Como hijo espiritual de San Juan Bosco,
os envío estas líneas dictadas por el amor y
la gratitud filial.
Y a sabéis que para su fiesta ha sido fijado
en todo el mundo católico el día 31 de Enero,
que este año cae en domingo.
Os invito a celebrarla con una devoción y
solemnidad particulares.
Don Bosco lo merece y las exigencias de
nuestros tiempos lo requieren.
H
D e él puede decirse, como del otro San
Juan, que fué un «enviado d e c i o s » . Llenó
i
de su nombre y de su obra el siglo diez y nueve.
Nacido en la humildad máxima de un hogar
pobre y perdido en las campiñas de Piamonte
(Italia), murió rodeado del amor agradecido
de todo el mundo, que en él vió reproducida
y adaptada al ambiente moderno, de un jnodo
Sanio Domingo. - Proyecto de una iglesia dedicada a
singular, la figura de Jesús.
S. Juan Bosco. cuya primera piedra se colocari en breve
Como el Profeta Eliseo se tendió sobre el
cuerpo del niño muerto para infundir en él
Prueba tangible de simpatía y amor a la
con su contacto la vida, Don Bosco aplicó toda
obra el inmortal D . Bosco fué esta procela suya a las necesidades más urgentes de la
ccsión que triunfalmente se hizo por las
sociedad, para renovarla.
calles del vecindario, por donde, como decía
Puede compararse a la corriente de agua que
un ancianito, llorando: « nunca en 40 años
corre presurosa hacia los terrenos bajos, insi
que llevaba viviendo en la barriada había
nuándose en las capas más áridas, cubriendo
visto pasar un santo acompañado de tanta
su paso de flores y frutos, hasta agotarse total
gente ^ Y en verdad que ha sido un triunfo
mente en esta obra de fecundación.
resonante, gracias a los muchos admiradores
L a vida de Don Bosco se agotó haciendo el
con que cuenta ya nuestro Santo; a los 400
bien.
oratorianos, a los Colegios Serafín de Asís,
El fué un hombre popular. Del pueblo vino,
Quisqueya, Santa Clara y Regina que con
con el pueblo vivió, y murió por el pueblo. Fué
sus representaciones dieron lucimiento al
el exponente vivo, si se me permite la frase,
grandioso desfile. Grande realce le dió tam
de la verdadera democracia cristiana.
bién un gru|M nutrido de caballeros de la
Y del pueblo amó con predilección la parte
Acción Católica Dominicana, las Hijas y los
más frágil y necesitada: la juventud.
Fervorosos de Altagracia, la extraordinaria
Don Bosco pasará a la historia como el Santo
concurrencia de devotos que orgullosamente
amigo de los niños.
ostentaban en sus pechos la medallita de
Si bien su actividad multiforme cubrió todos
S. Juan Bosco.
los horizontes humanos, regresaba siempre por
86 -
ím
un impulso providencial hacia aquel en que la
humanidad amanece:' hacia la niñez.
Hacia la niñez, para educa 4 a. Nadie adivinó,
interpretó, satisfizo todas las secretas aspira
ciones y necesidades de esa edad tierna y
misteriosa, como Don Bosco.
Gomo la arcilla cede en las manos del alfa
rero hasta adquirir formas perfectas, la juven
tud evolucionaba en las manos de Don Bosco
hacia la plenitud del hombre. En sus manos
se formaron generaciones, y siguen formándose
en las de sus hijos e imitadores.
Don Bosco conoció y amó a Santo Domingo,
a En los tiempos del Padre Billini, cuyo padre
era piamontés, y quizás por su insinuación, el
Obispo Mons. Roque Cocchia lo invitó a
enviar Salesianos a nuestra Patria».
La aceptación de Don Bosco se estrelló con
tra obstáculos que no pudo vencer. M as hoy,
despu^ de sesenta años, viene él mismo, ro
deado de la aureola de Santo, hacia el pueblo
Dominicano.
Y vuestro Arzobispo, que es hijo suyo, os
lo presenta en estas líneas, para que le recibáis,
le améis, le imitéis.
El, que fué el Santo de la acción, debe aso
ciarse al vasto movimiento de « Acción Cató
lica» que agita hoy nuestra Arquidiócesús.
El, Padre de los niños, debe cubrir con su
manto a tantos miles de niños dominicanos
ansiosos de luz y de pan.
^
El, educador incomparable, puede inspirar
la intensa obra educativa, promisora de días
mejores en nuestra tierra.
¡Que Don Bosco llegue a ser un Santo po
pular en Santo Domingo, para bien de la
niñez, del hogar y de la patria!
Vuestro afectísimo que os bendice de co
razón
R IC A R D O .
Arzobispo de Santo Domingo.
B O L E T ÍN S A L E S IA N O
Se envía
a cuantos desean JeerJo.
Basta expresarlo y remitir, con toda claridad, las
señas personales a: R e d o r Mayor de la Pía So~
ciedad Sa/esiana - CoUofeago 52 , Turia (Italia).
Santo D om in go. - L a procesión de S an Juan Basco em p iera a organizarse.
87
DE
NUESTRAS
MISIONES
M atoG rosso.- N uestro A dm in istrador A póstolico M ons. Couturon entre los C arajás, con el terrible ca p itán Fontow a.
BRASIL (Mato Grosso)
Prelatura de Registro de Araguaya
Siguiendo las huellas
de nuestros mártires.
(Conciuridn).
E n la Residencia de Santa Teresita.
Pero el viaje de reconocimiento debía aún
continuar. L a orden de los Superiores era que
se remontase el río Das Mortes hasta el sitio
donde los PP. Fuchs y Sacilotti habían esta
blecido su Residencia de Santa Teresita.
Para llegar a aquel punto faltaban todavía
400 kilómetros, nueN'as y largas jomadas de
dura y peligrosa nav^egación; dura por los tra
bajos inherentes a aquella empresa; peligrosa
por la contingencia, a cada hora más probable,
de tener un mal encuentro con los sal\'ajes.
Dieron un fraternal adiós a las tumbas soli
tarias y siguieron remontando el río, dejando
para la \-uelta el proyecto de erigir sobre ellas
una gran cruz que perpetúe su recuerdo.
A medida que subían corriente arriba, la
ancha faja arenosa de las orillas se iba redu
ciendo, y aumentaba por consiguiente la di
ficultad de elegir campamento donde pasar
las noches. A derecha e izquierda, más o
menos cerca, veíanse de cuando en cuando
densas columnas de humo, y en algunos sitios
había señales indudables de que los salvajes
acababan de atraversar el río. N o obstante,
por mucho que aguzaron la vista, no vieron
ninguno.
Haciéndose las aguas, en el centro, cada vez
más impetuosas, tuvieron que pegarse a la
orilla, y ello ‘ contribuía a agravar aún más el
peligro de los expedicionarios, pues estando
tan cerca los árboles, le era fácil a cualquier
emboscado hacerles víctimas de sus flechas.
L o único que en aquella constante tensión
de nervios les distraía y ali\'iaba eran los
animales de la selva que a menudo bajaban
al río y se dejaban ver. El anta o tapiro, espe
cialmente, salía de la maleza lentamente, en
traba en el agua, nadaba, se zambullía, reapa
recía, divirtiéndose a sus anchas. Rebaños de
“ capivaras” y de otros animales, serenos y tran
quilos, pacían tranquilamente. Era interesan-
88
Á
F u é un contratiempo que dió no poco que
pensar a los pobres misioneros. Allá, tan lejos,
en medio de un desierto pavoroso y de la más
extrema miseria, podía morírsclcs el joven
salesiano, y esto les producía honda pena.
Por esto ya sólo se pensó en acelerar el viaje
de regreso que aún había de durar muchos días.
Momentos de ansia y sobresalto indecibles,
en que Petronzelli empeoraba a ojos vistas,
seguramente porque el Señor quería probar
la fe de sus misioneros. En efecto, cuando ya
no quedaba en lo humano esperanza alguna,
invocaron con vehemente fervor la protección
de Santa Teresita, patrona de los misioneros,
y la fiebre empezó a remitir, sintiendo el en
fermo súbita mejoría.
En tanto que los misioneros turnábanse en
asistirle, iban preparando la gran cruz que a su
regreso debía ser colocada sobre la tumba de los
mártires, en cuyo trabajo el hennano Petronzelií, apen^ convaleciente, quiso a todo trance
ayudarles. El P. Colbacchini grabó, en una tablita que debía ser fijada en la cruz, el nombre
de los dos héroes.
Finalmente, estando ya todo listo para el
regreso, el 25 de agosto dieron su adiós a
aquella pobre choza, llena de dolorosos recuer
dos, e iniciaron su última etapa de navegación
fluvial, que debía ser por fortuna la menos pe
nosa, por la sencilla razón de que aliora irían
bogando a favor de la corriente.
Desde allí a la “ Barreira do M artirio” em
plearon dos días, y en el transcurso del viaje
hubieron de encontrar otra vez fuegos nume
rosos y nuevos indicios de la vecindad de los
salvajes.
Acarop^ncio de nuevo frente al ribazo que
guarda los cuerpos de los mártires y en el
mismo sitio en que antes lo hicieran, pa-saron
la noche tranquilamente. Al amanecer, el
P. Colbacchini celebró la santa misa, y luego
Se acaban las provisiones. - Fiebres
todos atravesaron el río llevando la gruesa y
tropicales. - Regreso.
pesada cruz ‘que tenían prevenida. Hubo de
costar no poco trabajo subirla a lo alto, pero
Entre tanto, las vituallas de los expediciona
con el esfuerzo común se logró el intento.
rios iban tocando a su fin, viéndose reducidos
Rápidamente, con hachas y cuchillos, lim
a tener que vivir exclusivamente de la caza
piaron de maleza una porción de la selva, y
y de la pesca, v sobre todo de huevos y carne
hecha una pequeña plazoleta, enarbolaron en
de tortuga, muy abundantes por aquellos si
medio de ella, mirando ai río, la cruz con la
tios v en aquella estación.
tablita que recuerda los nombres de los
Este alimento, sin duda demasiado fiierte
PP. ^ uch s y Sacilotti.
y del cual no se puede abusar impunemente,
El momento de bendecirla arrancó lágrimas
unido a la malignidad del clima, hizo que d
de
emoción.
hermano Petronzelli adquiriese xma indispo
“ Al alzar m i mano de sacerdote para bende
sición que, no hallando en su organismo las
cir aquella cruz — escribe el P . Colbacchini
reservas necesarias, medio agotadas después de
al pedir suplicante a Dios paz y descanso eterno
tan laigo v penoso viaje, le produjo una fiebre
para los hermanos queridísimos que, durante.
fuertisinia rebelde a todas las medicinas.
- - 89
tísimo ver y observ'ar todos sus movimientos
que reflejaban esa paz solemne de la natura
leza en plena libertad, pero daba pena al mis
mo tiempo ver como apenas advertían la pre
sencia del hombre, perdido todo sosiego, con
indecible terror se daban a precipitada fuga.
Los misioneros querían estar en Santa T eresita el día de la Asunción de la Virgen, y he
aquí que, al caer de la tarde del 14 de agosto,
divisaron, leve como una bruma, en un claro del
bosque, la alta cru z.d e la Residencia. J Santa
Teresita! ¡Santa Teresita! gritaron. Y , en
efecto, no había pasado una hora cuando, llenos
de inmenso júbilo, atracaban en aquel paraje
remotísimo, donde nuestros mártires ■ habían
fundado la primera casa salesíana del río Das
Mortes, construyéndola con sus propias manos,
y donde solos, con otro hermano que ^ o r a
también está con ellos en el cielo, habían vivido
más de un año.
Ocho m ^es hacía que la pobre cabaña se
hallaba abandonada, y ¡cosa admirable! todo
lo que en ella dejaron los tres santos morado
res estaba intacto. 'Seguramente los Chavantes
no pusieron jamás pie en este lugar y esto
parece tanto más seguro cuanto que, de las
muchas cruces que a todo lo largo del río haijían levantado los misioneros, ésta de Santa
Teresita era la única que no había sido derri
bada;
Debajo de aquella choza escuálida, hecha de
hojas de palma, pasó el P. Colbacchini con los
suyos diez días cabales. En este tiempo hicieron
varias salidas para ver si hallaban vestigios de
los Chavantes, pero el resultado fué negativo.
Sólo vieron, desde una pequeña colina, en
dirección norte, alguna de aquellas lejanísimas
columnas de humo que habían dejado atrás.
M ato Grosso. • C óm o construyen su casa los m isioneros.
largos años me habían acompañado heroica
mente en mis trabajos de misionero, y que,
siguiendo sin vacilar el camino de su calvario,
derramaron al fin su sangre por Cristo, sentí
el corazón tan oprimido que hube de terminar
entre sollozos la nostálgica oración con que la
Iglesia pide, al Señor bueno y misericordioso,
luz para sus santos y paz para sus Justos” .
Todavía, antes de dejar definitivamente aquel
lugiir, hicieron un examen detenido de los alre
dedores para ver si encontraban algún objeto
que hubiese pertenecido a las víctimas. Pero
habían tnmscurrido ochos meses y dadas las
lluvias torrenciales y el fuego que, consumiendo
la broza seca, había raído hasta la tierra, no
era fácil qne quedase nada, siendo el resultado
de la búsqueda completamente estéril.
Se sabe que el P. Sacilotti, cuando subió la
escarpadura, llex-aba en la mano su rosario, y
que el P. Fuchs, aj>enas hubo llegado arriba,
sacó del bolsillo un crucifijo; tal vez morirían
estrechando en su corazón aquellos preciosos
objetos, prenda de su fe y de su amor; tal vez
los salvajes se los arrebatarían y se los lleva.rian...
90
Quiera Nuestro Señor Jesús, que por la salud
de todos los hombres murió crucificado, ilu
minar a estos pobres desgraciados que viven
en las sombras de la muerte, y llevarlos al ca
mino de la verdad y de la vida. Que María
Auxiliadora, Madre, no sólo de los cristianos
sino de todos los hombres, proteja y salve a
estos pobres hijos suyos esclavos del error.
Con aquella última diligencia, la misión del
P. Colhacchini había terminado. Dieron un
adiós a aquel lugar, saludaron por última vez
a los soldados de Cristo gloriosamente caídos,
bendijeron sus tumbas humildes y solitarias,
pidieron de nuevo al cielo la conversión de los
pobres salvajes, y bajaron a ocupar sus sitios
en la canoa que les esperaba en el río, poseí
dos de una desazón nostálgica que ya no les
fue posible desechar en todo el viaje.
El 29 de agosto, los Chavantes dieron seña
les de una vecindad desconcertante, viéndose
el fuego por ellos encendido a una distancia
que acaso no pasaría de medio kilómetro. A l
gunas balsas en la orilla indicaban su paso.
Arrimáronse los misioneros a una pequeña
isla, y también allí vieron huellas y objetos
que los salvajes indublamente acababan de
abandonar en precipitada fuga.
Sin duda el ruido del motor les sorprendió
en aquel sitio y corrieron a emboscarse.
Don Coibacchini sintió un deseo irresistible
de seguir el rastro que en la yerba habían
dejado, y se metió bosque adentro. D e trecho
en trecho, veíanse, bien marcadas, huellas de
hombres, niños y mujeres.
¿ Fue una imprudencia ? Es probable, pero
el misionero no sueña más que en las almas
que tienen necesidad de él y a las que ha
ofrendado sus vigilias y trabajos, y su
misma vida, y es natural que cuando las siente
cercanas a su corazón no piense en otra cosa,
que no le importe nada, ni se asuste de nada.
L a razón, sin enibargo, tiene que saber frenar
y dirigir con mano fría todos los mo\*imÍentos,
aún los más generosos, del corazón, y por esto,
el P. Coibacchini, llegado a cierto punto, miró
atrás y vió que, si bien le seguían sus compa
ñeros, hacíanlo con semblante receloso y lleno de
preocupaciones. Pensó que tal vez iba al en
cuentro de una tragedia inútil, que la noche
no tardaría en sorprenderles, que los indios
difícilmente se dejan encontrar, y que, caso
de dar con .ellos, los hallarían seguramente en
actitud de guerra y tendrían que emplear las
armas para defenderse. No, aquella no era la
táctica del misionero... L a hora de la evangelización de los Chavantes llegaría sin duda
alguna, pero por medios y caminos bien dife-
rentes, que un celo temerario e imprudente
podía malograr o cuando menos retrasar.
Sintió el Padre que estas razones batallaban
duramente con las impaciencias y la santa in
trepidez de su apostolado, y, dirigiéndose a sus
compañeros, dijo: Basta, volvamos atrás ¡quién
sabe dónde estarán a estas horas los Chavantes,
y de todos modos, es seguro que no les encon
traríamos antes de que sobrevenga la noche,
que en modo alguno podemos pasar dentro de
la floresta.
El buen sentido se había impuesto, y volvie
ron sobre sus pasos, acampando y durmiendo
en la isleta por ellos elegida. El alba del 30
de agosto les sorprendió a poco más de una
jomada de la conjunción del Das Mortes con
el Araguaya.
Mientras escrutaban anhelantes, el horizonte,
observaron a lo lejos un hermoso animal que,
atravesando majestuosamente la blanca sábana
de arena que bordea el cauce, se dirigía al río.
Era un soberbio jaguar que iba a beber, y
apenas se vió sorprendido, volvióse vertigino
samente en dirección de la selva. Los expedi
cionarios, espoleados de modo irresistible por
la comezón venatoria, apresuráronse a saltar
a tierra y se dieron a perseguir la fiera. El po
bre animal creyó que se salvaría trepando a
lo alto de un árbol corpulento ,pero uno de los
escopeteros le metió una bala en la cabeza,
y, dando un espantoso rugido, cayó desgajando
las ramas.
Aquella cacería inesperada de la terrible
“ On^a” y la necesidad de acudir a la pesca pa
ra poder comer. Ies hizo perder mucho tierhpo.
Transcurrida otra noche en lucha con los
mosquitos, y en acecho constante contra ios
caimanes, el día 31 de agosto siguieron río
abajo, y tuvieron la grata sorpresa de encon
trarse con algunos Carajás que, atrevidamente,
habían remontado el Das Mortes en busca de
huevos de tortuga.
Xo es raro verles aventurarse en estas co
rrerías, que a veces pagan muy caras, porque
los Chavantes quieren ser los amos indiscutibles
del río y no toleran intromisiones en su domi
nación. Son refractarios a todas las amistades,
no aceptan dones ni regalos de nadie, quieren
conservarse herméticamente insociables e in
dependientes. L os misioneros, para probarlos,
dejaron un día en la llamada Barreira Don Bosco, algunos objetos de que los indios suelen ser
golosos, y al volver más tarde, los encontraron
tal como los habían dejado, no obstante apare
cer indicios ciertos de que habían estado allí
los indios.
Esta es una prueba palmaria de la invencible
aversión que sienten por todo lo que es ex
traño a su tribu.
El encuentro con los Carajás alegró no poco
el corazón de los misioneros.
Siguieron navegando a todo vapor hacia la
desembocadura del río y, por fin, el 1° de se
tiembre, entraban de nuevo felizmente en el
majestuoso Araguaya, y cuarenta y ocho horas
después, arribaban al punto de partida, o sea
a Mato Verde.
Esta difícil y movida explomción del P. Colbacchini y de sus compañeros ha venido a
confirmar una vez más lo extremadamente
difícil que es atraer y convertir a los pobres
Chavantes, constante pesadilla de nuestros
misioneros del Mato Grosso, y la gran necesi
dad que tenemos de oraciones que muevan a
la Misericordia Divina a apresurar y facilitar
la obra de su evangelización y civilización.
Por lo demás, el viaje ha sido fecundo en
datos y observaciones que evitarán, en el por
venir, una inútil dispersión de fuerzas y favo
recerán ulteriores tentativas de apostolado.
Es sabido que la sangre de los mártires ha
sido siempre semilla fecunda de nuevos cris
tianos, y nosotros creemos con absoluta cer
teza que la derramada por los PP. Fuchs y
Sacillotti contribuirá de modo eficacísimo a
que estos desventurados hijos de la floresta
vean también ellos, a no tardar, la bella aurora
de la redención.
S R E 5 CO O PERAD O RES
consultad el Tesoro Espiritual, Propagad la Obra Pía
del Sagrado Corazón, - Véase la cubierta
de nuestro “ Boletín ”
-
91
Crónica de Gracias
con seg uid os p o r m e d ia c ió n d e M a r í a A a x i~
d a d o ra , d e S a n J u a n B o s c o y
d e n u e stro s
S ie rv o s d e D io s
A R G E N T IN A - Buenos Aires, enero de 1937. —
A consecuencia de un agudo ataque de meningitis,
un alumno de segundo año Comercial del Colegio
Don Bosco estaba ya privado de los sentidos. £1
médico, después de la consulta en la que intervino
un especialista, y visto el análisis del liquido céfaloraquideo, manifestó a los acongojados padres del
niño que ya nada podía ,hacer. Entonces sus com
pañeros de curso, y el que suscribe, encargado del
mismo, decidimos recurrir a María Auxiliadora, por
intercesión de nuestro Padre San Juan Bosco, cuya
reliquia se colocó bajo la almohada del enfermo.
En seguida iniciamos la novena recomendada por
el Santo, prometiendo asistir todos a una M isa que
se celebraría en el Santuario de Almagro, y publicar
en el Boleiln Salesiano la gracia, si se obtenía la cu
ración del enfermo. Bien pronto empezó la mejoría
de éste, y de tal manera se acentuó que, al termi
narse la novena, con gran admiración del médico,
estaba casi fuera de peligro. Ahora, con perfecta
lucidez mental puede ya dedicarse a los estudios y
continuarlos con los detrás compañeros, quienes'
agradecen inñnitamente a María Auxiliadora y a
San Juan Bosco el especial favor recibido.
P b ro . J u a n F . G o l d a r a c e n a , Salesiano.
A R G E N T IN A - Buenos Aires, 5 de enero de
1937. — Habiendo promovido consulta de médicos
para resolver si me operaban o no del apéndice,
cuya extiipación parecía urgente, pedí a San Juan
Bosco que, aplicándome una reliquia de su sagrado
cuerpo, me evitara la operación, a la que tenía verda
dero horrot, y el Santo oyó benigno mi súplica, deci
diendo los médicos que ya no había necesidad de
la intervención quirúrgica.
Quedo eternamente reconocida a mi querido Pro
tector, y deseo sea hecha pública mi gratitud para
gloria del Santo.
M a r ia V i c t o r i n a A c o s t a .
C O L O M B IA (Santander) Girón, 26 setiembre de
1936. — Careciendo de todo recurso para la sub
sistencia de mi hogar, enfermo, y a raíz de la muerte
de tres de mis hijos, nos obsequió una caritatÍN-a se
ñora anúga con unos dulces, envueltos en una hoja
del Boletín Salesiano que publicaba relaciones de gra
cias conseguidas por medíabión de María Sma. A uxi
liadora y de San Juan Bosco. Habiéndolas leído con
gran atención, se me ocurrió encomendar mi ne
cesidad a tan grandes Protectores, prometiendo, si
remediaban mi situación, enviar una limosna a
l'Xitín para la Basílica de la Virgen y dar publicidad
a la gracia, en el mencionado Boletín. A los djez días,
un buen amigo víik > en mi ajmda, y hoy me en
cuentro fuera de apuros. Agradecido, cumplo gustoso
mi promesa para gloria de la Sma. Virgen y de San
Juan Bosco.
J o s é F e l ip e R o d r íg u e z G .
92
F IL IP IN A S - Manila. — San Juan Bosco, gra
ciosa y generosamente, ha querido favorecer en va
rias circunstancias a esta familia, la cual ha resuelto
hacer pública manifestación, por medio del Boletín
Salesiano, de sincera gratitud al portentoso Santo,
inscribiéndose a la vez de Cooperadores Salesianos y
haciendo una oferta para las Obras del mismo.
E. G . C a r r e o n y Sra.
M É JICO , Aguascalientes, noviembre d e ' 1936. —
Desahuciada por los médicos la Srta. Consuelo Jai
me, se le aplicó una reliquia de San Juan Bosco, a
quien invocaron de corazón las personas que la ro
deaban en su lecho de dolor, obteniendo casi instan
táneamente una franca mejoría. D e este singular
beneficio de San Juan Bosco se desea su publicación,
a la vez que se envía una pequeña oferta para el
Altar del Santo en la Basílica..de María Auxiliadora,
de T urín.
J. L.
M É JIC O (Michoacán) Arará. — C on el corazón
henchido de gratitud, manifestamos nuestro sincero
agradeciiniento hacia nuestra Santísima Madre la
Virgen Auxiliadora y su gran siervo, San Juan Bos
co, por habernos obtenido la salud de nuestra pobre
y desconsolada madre, la señora Juana Silva Vda.
de López, quien se vió sumamente grave y , según la
opinión de* ios facultativos que la atendían, sin espe
ranza humana de alivio. Hoy que la paciente se en
cuentra mejorada y fuera de peligro, agradecidos,
hacemos pública esta- gracia y enviamos una limosna
para el altar de San Juan Bosco.
A n g e l a , D i o n is ia y J o s é L ó p e z S i l v a .
M ÉJICO (Michoacán) Maravatío, octubre 21 de
1936. — Habiendo enfermado mi esposo de fiebre
tifoidea y encontrándose muy grave y sin esperanza
de alivio, pues ya llevaba mes y medio luchando con
tan terrible enfermedad, sin que cediera en lo más
mínimo a pesar de las innumerables medicinas que
se le proporcionaban, invoqué con todo mi corazón
a San Juan Bosco, ofreciéndole publicar el milagro.
Habiendo obtenido tan sei^ladísima gracia, cum
plo mi promesa y doy mil y mil gracias a Dios que
me concedió tan insigne favor por intercesión de su
glorioso Santo.
P a u l i n a G a r c ía d e C a r r il l o .
M É JIC O - Querétaro, noviembre de 1936. — '
Habiéndoseme roto una aguja en una mano, fué
preciso operarme, no obstante mi estado diabético
y las preocupaciones del doctor que temía fatales
consecuencias. En vista de ello, me encomendé a
María Auxiliadora y a San Juan Bosco, y , gracias a
su poderosa intercesión, salí con toda felicidad.
Agradecida, publico el milagro y mando una pequeña
limosna.
M a d e l C ailm en R o d r íg u e z y
R u b io .
PE R U - Piura, entro 9 de 1937. — D o y gracias
8 San Juan Bosco por haber salvado a mi hijito,
José Luis, a quien impusimos, una reliquia del
Santo, invocando su protección, que n o se hizo
esperar, pues el enfermito consiguió inmediata me
joría.
Agradecido, envío una modesta oferta para las
obras de la Basílica de María Auxiliadora de Turín.
D a n ie l A . G a r c ia L e m u s .
U R U G U A Y (Entre Ríos) Colonia Elia, diciembre
de 1936. — U n asunto delicado, y al parecer muy
difícil de arreglar, nos venia afligiendo bastante.
Impuestos por el Boletín Salestano de los extra
ordinarios favores que M aiía Sma. Auxiliadora
prodiga a cada instante por mediación de San
Juan Bosco, resolvimos confiar a estos celestiales
Protectores el arreglo del mismo, y, con sor
prendente maravilla, vimos al poco tiempo favora
blemente arreglado nuestro asunto.
Sinceramente persuadidos de la milagrosa inter
vención, queremos manifestar públicamente a María
Auxiliadora y a San Juan Bosco nuestro más acen
drado agradecimiento, enviando una oferta e inscri
biéndonos en la * Pía Unión de los Cooperadores
Salesianos ».
M iguel P e r d ig u e r o y M a r ía I.
Juan Arione, coadjutor — de Diano d ’Alba (Italia)
t e n Santiago-Macul (Chile), el 4 de octubre de 1936.
Justino Ferrazaa, s.tcerdote — de Cappadocia
(Italia) t en Genzano (id.), el 20 de diciembre
de 1936. ■
Germán Fava, clérigo — de Rivadavia (Argentina)
t en Alta Gracia (id.), el 14 de noviembre de 1936.
Niño Toso, clérigo — de Cividale del Fiiuli (Italia)
t en Este (id.), el 17 de diciembre de 1936.
CO O PE R A D O R E S D IF U N T O S '
C a b a l l i e r d e P e r d ig u e r o .
Por intercesión de nuestros
Siervos de Dios.
A R G E N T IN A - San Nicolás de los Arroyo^, 30
diciembre de 1936. — Animada con la lectura
de la «Vida de D on M iguel Rúa », donde se destaca
en mil hechos la protección amorosa y paternal que
en vida tuvo hacia el Instituto de las Hijas de María
Auxiliadora, y aconsejada por un Superior Salesiano
a recurrir al Siervo de Dios, para que me ayudaia a
vencer seiias dificultades espirituales y financieras
de la Casa, recurrí confiada a su bondad, supli
cándole me alcanzara la solución antes de terminar
el año de 1936. Alcanzadas ties de las gracias pe
didas, antes del 28 de diciembre de 1936, cumplo
la promesa de hacer pública, por medio del Boletín
Salesiano, mi eterna gratitud al Siervo de Dios, en
viando a la vez una limosna-para su Beatificación, y
pidiendo al Señor apresure el día en que condivida
ccn Don Bosco la gloria de los altares.
La Directora del Colegio local * María Auxiliadora ».
Expresan también su agradecimiento:
A l Siervo de Dios Miguel Rúa. — D r. Ataliva He
rrera, abogado (Buenos Aires) - Ana María León
de M . (Méjico-Zamora).
A la Siervo de Dios Dorotea de Cliopítea. — Rosa
M. Fassio (Buenos Aires).
N ECRO LO G ÍAS
S A L E S IA N O S D IF U N T O S :
Antonio Garlando, sacerdote — de Mezzana Mortigliengo (Italia) t en Biella (id), el 15 de enero de
1937-
Migttel Luis Colombo, sacerdote — de Seregno
(Italia) t en Verona (id.), el 7 de diciembre de 1936.
José OregUa, sacerdote — de Cherasco (Italia) t en
Niza (Francia), el 23 de diciembre de 1936.
Pedro Preti, sacerdote — de M ilán, f en M ilán, d
27 de diciembre 1936.
D oña Anita FondevUa Gabernet.
Entregó su alma a Dios el 23 de noviembre p. p.
en Barcelona (España), víctima, no tanto de la en
fermedad del hígado que desde hace tiempo venía
padeciendo, como del entrañable dolor con que las
horrendas profanaciones y orgías sanguinarias de la
demagogia republicano-comunista laceraba su co
razón sensible y educado, de fervorosa católica y
española.
Cuando todavía era niña y alumna de las Hijas de
María Auxiliadora de Sarriá, se imponían ya a todos
de tal manera su piedad y bondad de carácter y la
exquisita modestia que modelaba y embellecía su
rostro, que las condiscípulas la distinguían con el
nombre, si se quiere un poco ineverente, de « M ate
de Deu », Madre de Dios.
Terminados brillantemente sus estudios, ejerció
por algún tiempo la carrera del magisterio, desem
peñando a la vez el cargo de Secretaria de la Aso
ciación de Ex Alumnas Salesianas.
A los 23 años^ contrajo matrimonio, y hasta los 43
en que la sorprendió la muerte, su vida fué la de la
mujer fuerte de los Libros Santos, perfumando el ho
gar con sus virtudes y siendo la delicia de cuantos la
trataban. Hacendosa, pulcra, diligente, virtuosa,
amable y caritativa con todos, Doña Anita o * Anita »,
como se la llamaba cariñosamente en el privilegiado
círculo de sus amistades, atrajo sobre el hogar con
tinuas bendiciones del cíelo, que le regaló tres hijas
buenas como ella; piadosas, finas, ciistiarramente
educadas.
Cuando la santa mujer dejó correr de verdad y a
-
93
raudales los tesoros de su corazón noble, materno, ca
ritativo, fué durante los primeros meses de la revolu
ción española, vividos bajo el íncubo de los saqueos
y de las matanzas.
[Cuántos cuidados exquisitamente maternos tuvo
con los pobres perseguidos que a ella acudían, espe
cialmente con los salesianusi Sabían muy bien los
Hijos de D on Bosco que tanto ella como su esposo
Don Luis Postigo, también ex alumno nuestro,
tenían siempre abiertas para ellos las puertas de su
casa, y hasta a las altas horas de la noche corrían a
llamar, aislados o en grupos, cuando sudorosos y
despavoridos oían ya a sus espaldas el jadeo envene
nado de los sicarios de la muerte.
En el ambiente amable de aquel pisito hallaron
todos y siempre el más cariñoso acogimiento; cama,
alimentos, prendas de vestir, dineros, cuanto podía
serles necesario. N o distinguía la noble matrona
entre sacerdotes y coadjutores; para ella todos eran
Hijos de Don Bosco, y a fin de que los ministros de
Dios, que de ordinario se presentaban con pobrísimn indumentaria, no desmereciesen a los ojos de
la servidumbre, jamás permitió que nadie les lavara
la ropa, haciéndolo ella con sus propias manos.
Eran indcscriptioles los sobresaltos de aquellas no
ches eternas en que más violenta era en Barcelona l a '
pei-secución, temblando siempre por las vidas de los
suyos y las de sus refugiados. L a terrible certeza de
morii fusilados ellos mismos, a causa de la caridad
que usaban con los religiosos, no coartó, sin embaí go.
lo más mínimo, el ímpetu magnífico de su geneiosidad intrépida, llegando hasta, muchas veces, para
evitar que vagando eljos solos por la calle inspiiascn
sospechas, a imponerse el sacrificio de salir con
sus hijas a acompañarles, durante hoias y horas,
con lo cual les hacía pasar fácilmente por heimanos.
San Juan Bosco le habrá pagado en el cielo todas
esas delicadezas maternas, tanto más cuanto que
Doña Anita eia también grande y fervorosa devota
suya. En su óltima enfermedad, cuando la sola pre
sencia de un cuadro religioso solía acarrear el exter
minio de una Inmilia, no consintió que se descolgase
el de nuestro Santo, y en los más recios ataques de
la fiebre septicémica que aniqui'aha su corazón, y en
los accesos de dolor, sus ojos se volvían al cuadio
para consolarse, sus labios murmuraban una ora
ción y el rostro de la mártir se componía al instante
en una sonrisa de paz.
Nadie la oyó jamás quejarse en el curso de su pe
nosa cntermedad, y expiró dulcemente como expiran
siempre los santos.
N o obstante la fobia canibalesca que reinaba y
reina en Barcelona contra todo lo religioso, Dios hizo
que un sacerdote salesiano disfiazado pudiese ben
decir y acompañar hasta el cementerio sus restos
mortales, y que su alma buena y caritativa pudiese
recoger en seguida el fruto de treinta misas que, en
el retiro de sus catacumbas, dijéronle sacerdotes
también salesianos, llenos de gratitud hacia su bien
hechora.
Mientras encomendamos a Dios a esta santa esposa
y madte cristiana y para ella pedimos las oraciones
de nuestros cooperadores, enviamos nuestro más
94
sentido pésame a sus virtuosas hijas, y en especial
a su inconsolable esposo, Don Luis Postigo, que,
como ya se ha dicho, es también e s alumno .sale
siano queridísimo, tan cariñoso con sus educadores
de antaño, que por ellos ha expuesto mil veces su
vida, al compartir con su esposa el honor de darles,
en su casa, confortable asilo, y dedicando diariamente
todo su tiempo disponible a visitar, en sus varios
escondrijos, a docenas de hermanos nuestros para
consolarlos, socorrerlos, y hasta ayudar a algunos
a trasponer la frontera. [Que Dios se le paguel
D on José María D e Alvear.
U n verdadero héroe de la patria e insigne
Montillano que ha derramado su sangre generosa
por Dios y por España. Esta vez, es un voluntario,
un aristócrata.
Porque era cooperador salesiano, porque había
transcurrido su infancia a la sombra bendita de
nuestro Colegio, por querernos de verdad, la herida
que np ha producido su muerte ha sido ancha y
profunda. | Sea el Señor bendito I
L a primera quincena de Julio la pasa en Sevilla
esperando sin duda la fecha de la santa rebeldía de
España. Seguidamente acompaña a su Señora e hijos
a Portugal. Cuando el i8 intenta volver a Sevilla,
le cierra el paso la frontera infranqueable .de los rojos
de Hueh'a. El movimiento sah’ador había estallado.
Con otros españoles intenta darse a la mar en ún
frágil barco pesquero, pero la porfiada resistencia
del patrón malogra nue\-amente sus planes. Por fin.
el 22, consigue atravesar la frontera por Salamanca
y se ofrece voluntario al Comandante Do\'al que allí
se encuentra organizando una columna.
Ya conoce D oral el arrojo y el temple acerado de
nuestro héroe. L o trató m uy íntimamente en Montilla y por eso lo nombra al punto su aj’udante.
Después de un rápido entrenamiento en la plaza,
les toca el 31 avanzar en busca del enemigo por la
línea de Na\'alperal de Pinares (Arala). El encuentro
ha sido duro. Herido en un pie, sigue avanzando al
lado del Jefe. £1 ala derecha se ha desplegado. El
brío y el arrojo de estos soidaditos no tiene par en
las gestas de la guerra. Van tocados con la boina
roja. Se llaman requetés *. Pero se han adelantado
demasiado. El enemigo los ha visto. N o hay tiempo
que perder. Se precisa detener a aquellos bravos,
replegarlos. Doval pide volimtarios para la arries
gada empresa. E l primero que se ofrece es D . José
María, su ayudante. Su recia y atlética figura se
recorta en la lejanía. Y a no le duele la ancha herida
del pie. L a Patria lo Ihuna. Una lluvia de fuego va
cayendo a su lado. Parapetado tras de una toca
grita v hace senas. L os rojos avanzan con una furia
loca. Una bala le ha perforado el ojo derecho y se
le ha incrustado en 1
^ sienes. L a amapola triun
fante de su boina roja se ha tronchado sobre su tallo.
Nuestro héroe ha caído a tierra.
El repliegue se ha realizado, pero la ola roja se ha '
tendido como un río desbordado sobre el campo.
El cadáver de D . José María ha quedado en su
poder.
AI cabo de cuatro meses, al recuperar nuestro
glorioso ejército esas posiciones, se encontró el ca
dáver. Estaba enterrado a pocos metros de la Parro
quia. Sólo por la talla extraordinaria pudo reconocér
sele. El 14 de Diciembre fué trasladado a Villafranca. En la residencia de los PP. Jesuítas les espe
raban sus padres, los Excmos. Sres. Condes de la
Cortina; su esposa D ña María Antonia Zam brano;
su hijo m ayor; el comisario de Guerra de Anda
lucía e intimo amigo, D . José García Verde.
Acompañaban el cadáver desde Avila, junto con la
escolta de 50 requetés, su cuñado D . Evaristo de la
Rira y D . Celestino García Verde. A los acordes
del himno de Oriamendi entró en la capilla y allí
se le cantó un solemne responso. Los niños le
rezaron el Sto. Rosario y el P. Martínez subió al
pólpito para proponer al heroico aristócrata y ex
alurnno de aquel magnífico Colegio de PP. Jesuítas
como modelo de colegiales y orgullo del profe
sorado.
La comitiva reanudó la marcha y el mismo día
llegaba a Sevilla. L o esperaban en el Hospital de la
Santa Caridad sus tíos, primos, amigos y todos los
socios de la Hermandad; durante la noche velaron el
cadáver sus familiares. M uy de madrugada empe
zaron las híisas y a las 8 y media de ese mismo día
15 salía para Montilla escoltado por coches.
A eso de las once llegaba a la Puerta Aguilar.
El Comandante militar de la Plaza, D . Francisco
López Pastor, en un bando de elevados tonos patrió
ticos, había dicho al pueblo la importancia del acto
que iba a presenciar y, no contento a»n dedicarle
una calle, logró que en señal de duelo la ciudad en
tera se vistiese de luto y saliese a tributarle el home
naje rendido de su admiración y afecto. L a mañana
cruda y fría, la lluvia torrencial no fueron parte para
que IVlontilIa toda se asomase a los arcos famosos de
la Puerta A g u ila - Tam bién estaban allí los alumnos
de nuestro Colegio.
Bajado el féretro a hombros de requetés, apte el
Clero v ante las Autoridades, el Comandante militar
dirigió al hijo preclaro, que volvía áureo ado de
gloria y de martirio, a su solar nativo, un breve y
oportunísimo saludo en nombre de la ciudad.
Hasta el cielo, dijo, se viste hoy de luto, y la
•lluvia fina y mansa que nos regula son lágrintas
amargas que lloran tu ausencia, José María ».
Organizada la presidencia del duelo con los fami
liares, a un lado y a otro las autoridades civiles y
militares, tezado el responso, se eficaminó la contitiva a la Parroquia de Santiago. En la plaza, donde
el gentío era imponente, los soldados y banderas de
la patria rindieron honores al hért)C.
En medio de la iglesia se alzaba el túmulo artístico,
severo, grandioso. Sobre la caja, una gran bandera
española, la boina roja del héroe y una gran corona
con los colores nacionales. L a doble presidencia fa
miliar y militar enmarcaba simétricamente el cuadro.
Cantóse el oficio de Difuntos a gran orquesta y
celebró la misa el M uy Rdo. Sr. Arcipreste D . Luis
Fernández.
. A l final, organizóse la procesión con los restos
hacia el panteón familiar. A hombros de requetés
descendió a la cripta marmórea. Nuevas oraciones,
nuevos ritos, y luego... lágrimas, silencios, frío de
tumbas, tibia lumbre de ocaso, claridades de aurora
y de resurrección...
D . José María de Álvear y Abaurrea, el noble y
apuesto Jefe provincial de la Comimión tradicionalista, duerme ya su sueño eterno al lado de sus deudos.
El que fué alma de los requetés montillanos, el q«e
soñaba constantemente con la Tradición y por ella
trabajaba directa e indirectamente a todas las horas
del d ía ; el que presentía ya el alborear triunfante de
los grandes días de la España tradicional, el católico
ferviente, el padre cariñoso y el amigo bueno; el
señor de gesto llano y rudo si se quiere, pero de co
razón de oro, ha ofrendado generoso su sangre ^y
su vida en aras de su idea!, en el altar sacrosanto de
la Patria.
Descanse en paz el insigne Cooperador salesiano.
A sus buenos padres, fun ladorei de nuestro colegio, la
expresión sinccrísima de nuestra sentida condolencia.
D on A ngel Sistérnes.
E l 29 de Noviembre murió inesperadamente, tam
bién en M ontilla,. este insigne bienhechor de los
Salesianos y alcalde de la misma ciudad.
-
95
Era militar, Teniente Coronel de Artillería. Con
esta sola palabra podría trazarse su semblanza. Su
larga vida de 74 años queda resumida en estas
tres palabras: «Vivió, trabajó, se sacriñcó».
L a muerte le sorprende de pie. Avaro del tiempo,
no consiente que se pierda un segundo.
L>as más difíciles horas para la vida del pueblo,
las grandes crisis sociales, encuentran en D. Angel
al hombre providencial.
Rígido y austero consigo mismo fué además el
hombre de la caridad. Una caridad callada, oculta,
generosa, evangélica. Entre el número de sus muchos
favorecidos está el Colegio Salesiano, están nuestros
niños. Todos hemos sufragado ya su alma recia y
noble, buena y compasiva.
A la Vda. Dña Josefa y demás familia nuestro pé
same más sentido.
Don A ntonio G óm ez Salas.
A l lado de pérdidas tan sensibles, hemos de con
signar también la dcl teniente de artillería y ex-alumno
queridísimo D. Antonio Góm ez Salas.
Si aquélla era una espiga dorada que se inclinó
hacia la tierra por el peso de sus años y de sus m é
ritos, ésta era una flor lozana y fragantísima de ju
ventud que se abría a ¡a vida, llena de promesas y
esperanzas.
Entró en nuestro Colegio de Montilla muy niño
aún. el año 1910. En él estu\'o hasta el 1917 que in
gresó en la Academia. El movimiento sah-ador de
España le sorprendió en la ciudad de Mérida
donde era conocidísimo y querido. Pasó 15 días
en la cárcel detenido y , p>or una de esas bondades
maternales que M aiia Auxiliadora prodiga a sus
hijos más amados, logró incorporarse a la co
96
lumna de Telia, ofreciendo al punto sus servicios
a la santa cruzada española.
Y a está en su centro. L a persecución, la cárcel
han puesto en sus venas un brío y un arrojo incon
tenibles. El sitio de mayor peligro para él. Tras un
fuego intensísimo de artillería se ha logrado pene
trar en San Martín de Valdeiglesias. E l teniente
Góm ez sube a la torre para instalar un puesto de
observación. A los rojos les duele la pérdida de esta
■ posición avanzada y estratégica. Un avión wiela
sobre el pueblo arrojando una lluvia de fuego sobre
los nuestros. Ha visto el puesto de la torre. Desde
allí se le contesta certeramente, pero una bala de las
llamadas dum dum ha herido en una pierna a nuestro
teniente. Era el 9 de Octubre. N o puede tenerse en
pie. Cae a tierra y los compañeros le bajan.
— i N ó tem an; esto no es nada! dice sereno y
tranquilo. Llamadme al Capellán de la Bandera del
Tercio. Quiero confesarme.
Ha sido trasladado al Hospital de Talayera. Sufre
enormemente. L a bala le ha hecho un destrozo ho
rrible. L os médicos le dan esperanzas pero él, al
notar en sus heridas unas manchitas grises, re\'eladoras de la gangrena, dice con entereza y \-alentía:
— Si hace falta cortar la pierna, que se corte.
Por eso mismo no he desayunado todavía.
L a operación se impone. Antes sin embargo vuelve
a pedir confesión. Comulga y , encomendándose a la
Virgen, se entrega en manos de los doctores
T o d o ha terminado felizmente.
A su buen padre que ha asistido emocionado a la
difícil operación y le pregunta si le ha dolido mu
cho, contesta:
— Algo hay que sufrir por la patria.
L a vida se le vz por momentos. Consciente de
cuanto a su lado se realiza, y presintiendo el derrum
bamiento total de su ser, pide se le administre la
Extremaunción. El mismo extiende sus manos y
responde claramente a las preces rituales. Después...
al cielo.
A sí mueren los buenos españoles, los buenos
cristianos, los buenos exalumnos. Sus desolados
padres, sus hermanos, que asistieron a la agonía,
trajeron el cadáver al pueblo.
Las honras fúnebres se le hicieron en la Parroquia
de Santiago constituyendo una imponente manifes
tación de duelo. Era mucha la simpatía que se había
conquistado en Montilla, mucho el cariño que todos
le profesaban.
A su numerosa familia nuestra más sincera con
dolencia.
■ «xaíKI
Haz» muerto también en la paz del Señor:
CoLONfBlA (Santander) Girón. — María de los
Angeles Leal Vda de Ruiz - Victoriano Galvis.
M éjico (Nayarit) San Pedro LaguTñllas. — Nazario Ramírez.
M éjico (Na5*arit) Tepic. — Adriana Ramírez.
Con aprobación d e la autoridad eclesiástica - D irector-responsable: D . G U ID O FAVINI
E siab lecim ien toT ip . d e la Sociedad E d itora In tero acioaal - T u rin .C o rso R ^ in a M argb.. 176
Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
que los Cooperadores Salesianos pue
den ganar en el transcurso del año.
I, — Una vez cada diüy elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgeacia del trabajo santificado pue
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M . Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
z - Un dia de cada mes, el que uno elija.
^ - E l dia en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
4 - £/ dia que se asiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
5 - £/ dia en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l dia en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer
cicios Espirituales, de ocho dias.
% - A la hora de la muerte, con tal que, con
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN CAD A UN A
DE LAS SIGUIENTES FIESTAS;
i) M O V IB L E S :
18
23
25
29
-
Cátedra de San Pedro en Roma.
Desposorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de Sales.
FEBRERO
2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioqula.
MARZO
19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
M AYO
3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San M iguel Arcángel.
11 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de M aría Auxiliadora.
JUNIO
24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO
1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesur
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
AGOSTO
6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SETIEMBRE
8 - Natividad de la Sma Virgen.
12 - Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
14
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
15
29 - Dedicación de San M iguel Arcángel.
OCTUBRE
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de M aría (día siguiente
del anterior).
2) F IJ A S :
ENERO
1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifama.
y - La Virgen del Rosario.
I I - Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
NOVIEMBRE
21 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE
8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, según la intención del Romano Pon
tífice.
Proyeclo, en ejecución, de ampliación y embellecimienío
del Santuario - Basílica de M oría Auxiliadora de Turín.
Ningún devoto de “la Virgen
de Don
B osco
debe dejar
de contribuir, poco o mucho,
a
este
hom enaje
mundial.