BS_1935_08.pdf

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E R A S

D E

n o M

INSCRIBÍOS EN LA PÍA OBRA
DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DE ROMA
<Quién no conoce la Obra Pia del Sgdo Corazón

¿ Quién no contribuirá, pues, con algunos cén­
timos, que con tanta facilidad se gastan, a esta invi­

de Jetús?
Fué fundada por el Primer Sucesor de San Juan
Basco, y benignamente aprobada por S. S. León X III

tación paternal de San Juan Bosco y de la Iglesia,
inspirada en ideales tan nobles y caritativos ?
¿ Quién no siente la necesidad de asegurarse la

el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de una peseta, o de otra mo­

benevolencia divina, en este mundo y en el otro,

neda equivalente, se adquiere derecho a participar

mediante la aplicación de los méritos infinitos del

de todas las oraciones y buenas obras de la Pía So­

Santo Sacrificio del altar?

ciedad Salesiana y a la aplicación de seis misas que

¿ Quién no tiene almas queridas ,vivas o difuntas,

se celebran todos los días, a perpetuidad, en nuestra

a quienes obsequiar con tan espléndido regalo espi­

Basílica del Sgdo Corazón de Jesús de Roma, dos

ritual ?

en el altar mayor, dos en el de María Auxiliadora y
No tardéis en pedir H<^as de suscripción.

dos en el de San Jasé.
Los que se inscriben en la Obra Pía pueden aplicar
el fruto de estas misas a sí mismos, o a otras personas,
vivas o difuntas, y variar la intención cuántas veces

R ector M ayor

de los

S alesianos

Cottolengo 3Z - Turín (109) (Italia).

les plazca.
Las limosnas recibidas por este conducto destí­
ñanse, de modo exclusivo, a promover la gloria de
DÍO.S y los intereses culturales de la sociedad, aco­

Las limosnas pueden ertviarse al mismo Rector

giendo niños pobres y abandonados, para educarlos

Mayor o directamente a nuestra casa de Roma. •

cristianamente.

Ospízio Sacro Cuore - Via Marsala 42.

P e d i d q u e o s e n v íe n

e/

BOLETÍN SALESIANO
P r o p o g a d h , A c o n s e ja d lo .

Suscribios

a

JU V EN TU D
M IS IO N E R A
Es una Revista interesantísima y pul­
cramente ilustrada, que no debería
faltar en ninguna familia cristiana.
SUSCRIPCIÓN ANUAL:
8 liras — 5 p ía s —
valencia en otras monedas.

o su equi­

REDACaÓN:

Cottolengo. 32 - Turín (Italia).

SUMARIO
Don Bosco apologista católico. — Suaves recuer­
dos de un centenario. — Exposición mundial de
prensa católica. — Conmemorando la muerte de
Víctor Hugo. — Nueva causa de beatificación. — Cin­
cuenta años de cooperador salesíano. — Un gesto
gallardo de los ex-alumnos argentinos. — La Obra de
Don Bosco en España y América. — España (Barcelona)
- Ejercicios espirituales de los Antigos Alumnos Sale­
sianos. — España (Huesca) - En honor de San Juan
Bosco. — España (Málaga) - ¡Gloría a San Francisco
de Sales! Un magnibeo panegírico. — España (Valen­
cia) - Las fiestas de los antiguos alumnos salesianos. —
Argentina (San Isidro) - Festejos patronales en d Co­
legio Santa Isabel. — Chile (Santiago) - Grandioso
homenaje de la Capital de la Républica a S. Juan Bosco,
con motivo de su canonización. — Uruguay (Monte­
video), ViHa Cokkt - Las grandes fiestas de la cai>onización de D. Bosco. — Crónica de las gradas. — Necroiogíos.

R E V I S T A DE
LAS OBRAS DE
DON BO SCO
REDACCION

Y

BOLETIN
SALESIANO

ADMINISTRACION;

VIA

COTTOLENGO.

31

-

TURIN

AAo L - N ú m ero 8

A G O S T O 1935
(log)

-

ITALIA

P O R LA S O B R A S D E A M P L IA C IÓ N D E LA
B A S ÍL IC A D E M A R ÍA A U X IL IA D O R A Y E L
A L T A R D E SA N JU A N BO SCO
L a piqueta ha em pezado su obra de dem olición. Viejos locales insufi­
cientes, caen a tierra, para que puedan surgir las nuevas y magníficas
construcciones que el continuo crecer form idable de la devoción
Víi^ en y a su Apóstol reclam a, de un m odo im perioso.



a

la

¡C ó m o b e n ­

d e c ir á e l C ie lo a lo s q u e s e d e c id a n a c o o p e r a r a e s ta s o b ras!

Las limosnas a - Rector M ayor de los Salesianos - Cottolengo, 32 T u rín (109).
225

Más luz sobre las Obras y la personalidad de S. J. Bosco
S e c c ió n d e c o la b o r a c ió n .

D on Bosco apologista católico.

bían iniciado una intensa y descarada obra
Cuando Don Bosco abandonó las aulas de prosetítismo, coronada con la construc­
dcl Seminario, para iniciar sus primeros ción de un suntuoso templo valdense nada
pasos en el campo del apostolado, la Apo­ menos que en el corazón de Turín, sobre
logética cristiana recibía un brillo singular el Boulevard del Rey: lindando con el
de los trabajos de Maistre, Chateaubriand, Oratorio de San Luis, que Don Bosco había
Lacordaire, Monsabré, Alimonda, etc.
fundado años atrás.
Pero las circunstancias especiales que
Don Bosco no tardó en constatar la obra
atravesaban las diócesis de Italia y espe- perniciosa y desmoralizadora que desde el
cialrnente del Piamonte, exigían algo más, vecino templo se llevaba a cabo, no sólo
y más práctico que esas obras maestras, que, en contra del pueblo en general, sino en
por su contenido y por su forma, no esta­ contra de los niños del Oratorio, a quienes
ban al alcance de la gran masa del pueblo. se pretendía comprar con dádivas, o aterro­
Y entre tanto, las sectas protestantes, rizar con amenazas y pedreas.
protegidas por la masonería y por los go­
Sin perder tiempo en calcular las consebiernos liberales, por las sociedades misio­ cuendas de su obra, Don Bosco, avudado
nales extranjeras, se habían lanzado audaz­ sólo por niños, irguióse frente a los here­
mente a la conquista de Italia, como si se jes. la lucha fue terrible. Para hacerle
tratara de un retazo del continente negro. abandonar el campo, apelaron a toda clase
Los <1barbetti», los evangélicos, los lu­ de argumentos: dinero, amenazas, veneno,
teranos daban el asalto a las posiciones hasta el fusil.
oficiales, a las direcciones de escuelas, a
Don Bosco se mostró inflexible: y con
las Mociaciones de beneficencia.
una idea verdaderamente genial, respondió
Distribuían con profusión foDetos y
a los atoques dél enemigo, con las annas
Biblias; c ^ í a el dinero, que*, so capa de cficaasnnas de la ^rologética popular.
beneficencia, a^iraba a comprar las con­
Una serie de Hbritos humildes, minús­
ciencias. Se edificaban templos y salones, y culos, de un centenar de páginas, sobre los
clubs y escuelas, y en todas partes los fau­ temas más pc^ulares y más variados.
tores de la hergía levantaban sus cátedras.
Los fundamentos de la Religión Cris­
En tales combates, en esas escaramuzas de tiana ». * El joven instruido ». « Avisos a los
todos los días, echar mano de las obras católKxis *. ♦ El católico instruido en la
maestras de la Apologética, habría sido religión ». « El católico en el siglo *...
echar mano de los cañones para ahuyentar
Fueron los primeros opúsculos que como
a un corrillo de atorrantes, cuando lo que andanadas de plomo llevaban la sorpresa
convenía era proveerse de un látigo.
y el desorden en las filas enemigas.
Y justamente, los látigos eran los que
Eran obritas escritas en un lenguaje llano,
escaseaban: es decir, una apologética me­ salpicado de episodios históricos, que se
nuda, vulgarizada, al alcance de los pobres, esparcían en cantidades increíbles hasta en
de los niños, de los obreros, que consituían los lugares más apartados de Italia.
la presa codiciada por las sectas.
Eran centenares de millares de Hbritos
Pues bien, si queremos formarnos una encantadores, que formaban las delicias del
idea de Don Bosco apologista, debemos co­ pueblo en las largas veladas invernales, y
locarle aquí; debemos mirarle a la luz de que excitaban la rabia del infierno.
est(^ principios. Don Bosco en la Apolo­
La publicación de las Lecturas Católicas
gética ha sido un vulgarizador; pero genial,
fué una campanada que enfureció a la secta,
irresistible. Un perito en el arte de presen’ar y llegó a asustar a los mismos católicos.
al pueblo de las acechanzas de las sectas.
No se pudo encontraf en la Arquidiócesis
Dió ocasión a nuestro santo, para lan­ de Turín quien se atreWera a poner su visto
zarse temerariamente a su empresa, el edicto
bueno en nombre de la autoridad eclesiástica.
del 19 de junio de 1848, con el cual se con­
Pero Don Bosco siguió impertérrito su
cedía la emancipación política a los valden- camino, dispuesto a todo. Y cada mes iban
ses, que hasta entonces habían permane­
sucediéndo^ novedosos, jugosos, los opús­
cido confinados en los valles alpinos.
culos revestidos de formas literarias las más
Desde luego sin pérdida de tiempo ha- variadas y dramáticas.

226 —.

La forma dialogada, los periodos breves,
las comparaciones oportunas aseguraban a
sus «lecturas» una enorme difusión.
Más: en algunos casos sabía vestir la
doctrina católica con formas dramáticas,
como en los bocetos:
« Disputa entre un abogado y un minis­
tro protestante ». « Maximino ». * Dos con­
ferencias entre un sacerdote católico y
dos ministros protestantes
Hasta sus obras de mayor mole, como
la historia de Italia, la historia eclesiástica,
habían brotado de un manantial eminente­
mente apologético.
Nada diremos de sus obras biográficas.
Las vidas de los papas de los primeros
siglos de la iglesia, que se prestaban ad­
mirablemente para poner en la mejor luz
la acción del pontificado Romano, corazón
y vida de la iglesia: y que con toda claridad
ponían de manifiesto la orfandad de las sectas
que temerariamente se habían apartado de
la fuente de vida, y lo deleznable de las
pobres iglesias separadas, cuyos cimientos
ya no descansaban sobre la sólida roca del
pontificado romano.
A pesar de la mole inmensa de su obra de
apologista, a pesar de los muchos millones
de opúsculos difundidos por todo el mundo,
a pesar de haber fundado revistas que desde
hace más de medio siglo esparcen cen­
tenares de millares y millones de fascícu­
los en todas las lenguas del mundo, a pesar
de haber dado vida a muchas tipografías
y casas editoriales que llevan los criterios
más sanos de la apologética católica en to­
dos los campos de la cultura; a pesar de
todo ello, Don Sosco nunca aspiró a ser
llamado apologista.
Él quería ser sólo sacerdote católico, en
el sentido más completo y más noble de
la palabra.
A la formación de las almas de los niños
él lo sacrificaba todo: eso es lo que se
propuso, y eso mismo lo ungió «el rey
de los apologistas populares ».
<
■ Y o no escribo para los sabios, decía,
sino para el pueblo, y especialmente para
los jovencitos.
« Si el narrar un episodio controvertible,
llegara a turbar la fe de una alma sencilla,
¿ no sería eso hacerla caer en un error ?
« Si yo expongo un defecto de un miem­
bro de una asociación ¿ no es cierto que
engendro en el alma de mis lectores una
invencible repugnancia j>ara todos los miem­
bros de esa Asociación ?

« Sólo el que ha llegado al dominio, a
la síntesis de los grandes periodos histó­
ricos, puede comprender fácilmente que el
defecto de un individuo no obscurece los
méritos de toda la institución, de toda la
iglesia, antes bien los defectos de los in­
dividuos llegan a ser una prueba de la
divinidad de la iglesia ».
Seria demasiado incompleta esta síntesis
de Don Bosco, apologista, si no pusiéramos
de relieve una de sus características más
activas: su santidad.
En este sentido la obra de Don Bosco
toda entera, es su grande obra de apolo­
gética cristiana.
En este sentido le hemos de considerar
como un creador, un productor lleno de
genialidad.
En apologética, las pruebas de los hechos
son las que siempre convencen a los po­
bres y a los ignorantes.
La divinidad del catolicismo, dice muy
bien un conferencista italiano, nunca brilla
con luz más hermosa, que cuando ma­
nifiesta al mundo su fecundidad inexhaus­
ta en la producción ininterrumpida, de
hombres santos, en el crear de la nada
instituciones universales, rebosantes frutos
de sabiduría y de caridad.
San Benito Cottolengo, por ejemplo, con
su portentosa «piccola Casa delia divina
providenza », es el mejor argumento apo­
logético en favor de la providencia divina
y de la caridad.
Él, como Don Bosco, como San Vicente
de Paúl, como San Francisco Javier, como
San Francisco de Sales, como el « Povereilo » de Asis, como un docena más de
santos famosos, ha llegado a ser la ilus­
tración, la mayúscula miniada, de otros tan­
tos capítulos de la apologética católica.
Sí, y también por este motivo, Don
Bosco y su obra tienen derecho a figurar
en las luminosas páginas de la apologética.
El mundo ya está convencido de ello.
Don Bosco, con sus escritos, con sus ideas
pedagógicas, con su obra, arranca a los
enemigos del catolicismo, convertidos en
admiradores de su grandeza, la exclama­
ción de Baldeus, discípulo de Calvino, re­
ferente a San Francisco Javier: ¡Utinam,
cum talis sis, noster esses!
¡Ojalá, siendo como eres, fueras de los
nuestros!
Córdoba, (Argentina) Abril de 1934.
D o m in g o M o r i n i S . S.

227

Suaves recuerdos
de un Centenario.
l*ú> X, d dulce y amado Pontítíce que dejó
en este mundo huellas tan profundas de san­
tidad. haciéndose rápidamente candidato al
máximo honor de los altares, ha sido conme­
morado. en todas partes, con verdadero fer\or
entusiástico, al cumplirse, el z de Junio p. p.,
los cien años de su itacimiento. Muchedumbres
de Heles hajamn a las grutas vaticanas, para
postrarse ante el panteón que encierra sus venerad<ís restos. Allí celebraron el santo sacriHcio de la misa los Emmos. Cardenales Ségura Sáen? y Nasaili Roca y varios Éxemos
Obispos y Prelados. Lágrimas, oraciones y flo­
res, testimonianm, una vez más. el perenne
22S _

y cariñoso recuerdo que dejó en las almas el
dulce Papa de la Comunión y de los niños, v
a la vez el inflexible Pontífice que, con gestó
fulmíneo, supo aplastar el modernismo, la más
temible de las herejías, la más astuta y más
formidablemente organizada que jamás se había
levantado sobre los horizontes de la Iglesia.
Toda la Familia Salesiana ha celebrado
también la dulce memoria del Papa de la
Comuniófi y de los niños, anteponiendo este
título a sus muchas otras benemerencias
apostólicas, por serle más grato y hasta, si
se quiere, más famdiar, ya que San Juan Sosco
tuvo, a no dudarlo, una anticipada reve­
lación del Decreto Quam singuiare Christus
amore, que determinó la edad en que los pe­
queños pueden hacer su Primera Comunión.
Sabido es que, en todas las casas salesianas,
la Comunión, a los 7 años, era práctica esta­
blecida y corriente cuando apareció este De­
creto, que un inmenso ejército de almas cán­
didas saludó, en el acto, haciendo extremecer
con sus gritos de júbilo los ámbitos de la Igle­
sia de Dios. .AI poco tiempo de su publi­
cación, una original peregrinación, nunca vista,
traspuso la frontera de Francia y entró por
las puertas del Vaticano para decirle a Pío X:
• Henos aquí, Beatísimo Padre, como tú nos
quieres; somos 400 niños y niñas de siete
años que hemos recibido a Jesús y represen­
tamos a otros 150.000 que acaban también
de hacerlo en nuestra patria ".
.\hora, como antes y siempre, desfilan por el
\ aticano, para besar el anillo del Vicario de
Cristo, emperadores y reyes, jefes de gobiernt)
y hombres de estado, cruzados y caballeros, pe­
regrinos de todas las razas; pero una peregri­
nación como aquélla, formada de blancas pa­
lomas eucaristicas que iban a darle gracias al
Papa por el precioso regalo que les había hecho,
eso, en Roma, no se había visto nunca.
^ a , en 1905, había tenido lugar allí otra
hesta infantil digna de un corazón como el de
Pío X. He aquí como la describía un diario:
De uno de los amplios portones de palacio
sale una de las carrozas pontificias, ricamente
engalanada, y en ella va un camarero secreto
de S. S. con orden de recoger a un feliz
personaje y presentarlo al Papa. Al poco rato
vuelve aquella carroza, rodando majestuosa por
las calles de Roma y llevando principescamente
instalado al venturoso incógnito. Cuando llega
al \ aticano, la guardia pontificia le rinde ar­
mas, y el Cardenal Vicario sale a recibirle con
afecto y le conduce derechamente a las habi­
taciones privadas de Pío X. Este, deshacién­
dose en paternales manifestaciones de cariño.

Je entrega un precioso regalo, y lleno de gozo
le da su bendición apostólica.
Ese especial amigo de Pío X , come, aquel día,
con el Cardenal Vicario y vuelve a recibir
los honores de la guardia del Papa, cuando la
misma carroza lo conduce de nuevo a su casa.
¿ Quién era aquel ilustre personaje ? ¿Algún
embajador poderoso ? ¿ Algún sabio eminente ?
¿algún bienhechor insigne de la Iglesia? Nada
de eso. Era un niño de pocos años, sin más tí­
tulos, ni más nobleza, ni más recomendación, ni
más ciencia, que el mérito de saberse perfecta­
mente el catecismo. Era Rodolfo Furnani, que,
en formidable disputa con los 300 alumnos
mejores de las escuelas municipales de Roma,
había ganado el primer premio de Doctrina
Cristiana, creado por Pío X.
*

*



Comuniones... niños... catecismos. ¡Qué
hermoso paralelo podríamos establecer entre
el apostolado de nuestro Fundador y las fe­
cundas orientaciones de ese amable y bonda­
doso Papa. Sobre cada una de estas tres face­
tas, que son también las de la figura ciclópea
de Don Rosco, se podrían escribir volúmenes.
Y ¿ qué diremos del concepto que Pío X
tenía de las que nosotros reputamos nuestras
glorias ?

El Exemo Mons. Salotti termina su áurea
Vida de Domingo Savio con un capítub) titu­
lado Conversación Histórica, que reproduce la
que él mismo tuvo con el sattto Pontífice,
un mes antes de qtte éste volase al cielo.
Nos excusamos de transcribirla íntegra, por
haberlo hecho ya en otras ocasiones, pero no
podemos menos de recordar con gusto el
efusivo elogio que hizo aquel Papa de la
exuberante vida interior de nuestro Santo
Fundador, calificándola de c sabio y sublime
edificio de perfección cristiana», y aquella
extrafteza suya tan espontáneamente tnanifestada a Monseñor. « ¿ Qué esperan los salesianos que no promueven la Causa de
Beatificación de Don Rúa ?» y finalmente, el
magnífico, certero y, diríamos, nuevo y original
juicio con que definió la santidad de Domingo
Savio: «Es — dijo — el verdadero modelo
de las juventudes de nuestros días. Un adoles­
cente que lleva a la tumba la inocencia luiutismal, y que, durante los breves años de su vida,
no revela jamás el menor defecto, es un ver­
dadero santo. ¿Qué más podemos exigir?»
Para nosotros es enorme el valor de esas apre­
ciaciones.
Pío X murió al mes de haber formulado
estos juicios, y no le fué posible realizar los
dese(>s que tenía respecto de esos tres Siervos
de í)ios. Otro Pío, sucesor suyo, ha llevado
ya al primero, a Don Rosco, a los altares, y
creemos que Pío X desde el cielo, donde
ve plenamente confirmada la santidad de los
»)tros dos Siervos de Dios, por él tan fen'oI rosamente admirados, interceilerá muy eficaz­
mente para que sigan, cuánto antes, el ca­
mino glorioso del Padre.

e. • L a c a s a e n q u e o a c i6 P ió X .
S u h u m ild e alccd ia.

220

Exposición mundial de prensa católica.
I£1 diario Osservatore Romano quiere cele­
brar sus 75 años de vida periodística, promo­
viendo un grandioso homenaje al Papa, de toda
la Prensa Católica, que sirva, además, de aleccionamientíí, de glorificación y aplauso para
las actividades de dicha Prensa, tan benemérita
de la Iglesia y de la causa del bien.
A dicha Exposición, que se celebrará en la
primavera próxima, han sido invitados todos
los editores, directores y escritores de publica­
ciones católicas, diarias y periódicas.
P

rogram a

.

La exposición comprenderá tres secciones
principales:
La primera sección tendrá por objeto de­
mostrar el desenvolvimiento histórico de la
prensa católica, en todos sus aspectos. Se ocupdrá de la organización técnica y administra­
tiva: estadísticas, gráficos, fotografías, etc., etc.
La segunda sección: En ella figurarán cuadros
especiales de las organizaciones de cada país,
sobre las siguientes materias: desenvolvimiento
progresivo de la prensa nacional, inicia­
tivas particulares y servicios que la prensa
presta a la Iglesia y a la vida católica.
En los pabellones nacionales se expondrán
ejemplares de los diarios, revistas, y periódicos
publicados. Una particularidad de esta se­
gunda sección será la exposición de los países
de misiones con su colorido local.

La tercera sección se encargará de categorías
especiales de publicaciones diversas, agrupadas
según su contenido. En esta sección se reser­
vará un lugar preferente a las publicaciones
de Acción Católica y de propaganda misional.
La Exposición Vaticana dispondrá también de
una sala de proyecciones fijas y cinematográ­
ficas, a fin de completar e ilustrar el material
expuesto, en los diversos pabellones.
A este interesante Certamen, que será ma­
gníficamente instalado en el patio de la Piña
del palacio Vaticano, concurrirá, como es na­
tural, la Sociedad Salesiana, con sus más de
400 publicaciones periódicas y sus innume­
rables organizaciones de buena prensa, obra
ésta tan predilecta de nuestro Santo Fun­
dador, que no se contentó con lanzarse él mismo
al periodismo y editar sus propagandas, sino que
quiso hasta tener su fábrica de papel propia.
A todos nuestros Colegios, que acaso ha­
brán ya recibido instrucciones de la Casa Madre,
y a todos nuestros amigos que tengan algo
que exponer en ese Concurso, Ies invitamos
a acudirá él, con todo entusiasmo y efica­
cia, a fin de demostrar nuestro amor y aca­
tamiento al Vicario de Jesucristo, y consolarle
del dolor que le producen las propagandas
impías e inmorales que, obrando al dictado
de las sectas enemigas del nombre cristiano,
tratan de arrancar del alma del pueblo el signo
sacrosanto de la cruz.

T u r in . - N u tr id o R rup o d i b ra s ile A o s . u ru fcu ayo s y a r g e n tin o s , q u e h a n v is ita d o la

M a d re .

Conmemorando la muerte
de

VÍCTOR HUGO
¿Qué hay de su visita a Don Bosco?

vense, a todas horas, largas filas de coches,
y esto un día y otro día. Señoras de alto copete
van a suplicarle milagros en favor suyo o de
alguno de sus parientes, y aseguran que el
sacerdote los hace».
De su otra residencia Combatid, decía * La
Liberté»: «En la sala de recibir, que es am­
plia y espaciosa, no se ve una sola silla que
no esté ocupada ».
« Le Moniteur Universel » describía de este
modo la popularidad del Santo: « Dondequiera
que, se sabe, va a decir misa o a predicar,
en la Magdalena, en San Sulpicio, en Santa
Clotilde, la gente corre, llena la iglesia de bote
en bote, y horas antes ya no queda sitio libre,
ni para una persona, aunque esta persona sea
Sarah Bemhardt».
Ese .gesto de estupor, más aún que de en­
tusiasmo, ante el extraño fenómeno de una
ciudad como París que, a la faz de un siglo
burlón y excéptico, corre como alwada en
p<)S de un viejo sacerdote italiano, con aparencias de cura de aldea, hubo de reflejarlo uná­
nimemente toda la prensa de la capital: l’ li-

Muchos episodios habrá en la vida de nuestro
Santo que superan, en interés e importancia,
a aquella famosa entrevista, pero acaso no hay
ninguno que haya sido más divulgado por
cuantos oradores y publicistas se han ocupado
de cosas salesianas.
Y esto que la autenticidad de aquella \dsita tuvo siempre serios impugnadores, tanto,
que nieblas de duda habían ya empezado a
oscurecerla, y biógrafos tocados de un escrú­
pulo invencible, habían llegado hasta a supri­
mirla del relato histórico.
En 1883, Don Bosco hizo su primer viaje
a París y, para refrescar sumariamente el re­
cuerdo de lo que allí aconteció, resumiremos
el hermoso y documenudo relato del P. Agus­
tín Auffray, autor de diversos y muy intere­
santes trabajos sobre nuestro Fundador.
Llegó a la capital de Francia el 19 de Abril,
y el recibimiento que se le tributó fué apotcósico. Según testimonio de una linajuda dama,
no se había vuelto a ver otro igual, desde la
nivers leClaironJe Pélerin, la Gasette de Frunce,
visita del Papa Pío V IL
U Monde, le Gtl Blas, ¡a Frunce Jliustrée, tu
Se le ofrecieron al Santo muchas residencias,
Croix.
,
y el, agradecido, aceptó una de los Sres ComLas visitas que acudían a Ville - 1 hveque,
baud — Messina 34 — donde dormía y pa­
de todos los puntos de la capital, eran abru­
saba una buena parte de la mañana, y otra
madoras. No bastando a contenerlas los gran­
en un hotel aristocrático de la familia Senildes salones de la aristocrática morada, se ins­
hac — calle Ville-l’Evéque — donde solía
talaban en la escalera, y muchos esperaban
recibir todas las tardes, hasta el oscurecer y a
pacientemente en la calle. \ arias señoras
veces hasta las n de la noche, como vere­
habíanse tomado el encargo de ordenar
mos en seguida.
y encauzar a quellas dóciles gentes, que no
- Don Bosco es viejo, débil, y apenas puede
iban, la mayor parte, ni a hacer perder tiempo
tenerse en pie ' decía un periodista. Viste
al Santo, ni a perdirle milagros, no obstante
sotana de paño burdo, anda con paso vaci­
de que los hacía, como " Le I*ígaro - había
lante, y tiene la vista fatigada añadía Le
dicho, con un cierto sabor excéptico.
Figaro ».
' Durante mi estancia en París — escribió
Y no obstante esas apariencias \-ulgartó y
más tarde Don Bosco a uno de sus íntimos —
humanamente hasta desfavorables, he aquí las
tuve que resolver más de cien casos de con­
impresiones del mismo diario: «Hace ocho
ciencia, uno solo de los cuales hubiese bas­
días que el mundo religioso de París no habla
tado para dar por bien empleado aquel viaje
de otra cosa más que de Don Bosco y
su
obra- Delante de la casa de la \ Üle-l’Evcque a la gran ciudad».
231

— No vale la pena de perder tiempo con
semejantes cuestiones. De la vida futura ha­
blaré yo cuando me encuentre eri ella.
— Véó que le gusta chancear; mas ya que
nuestra conversación' ha recaído sobre estas
cosas, le ruego tenga la bondad de escucharme.
Kn lo futuro, podría muy bien acaecer que
de improviso le acometiera alguna enfermedad.
Nada improbable — repuso el descono­
cido — máxime, dada mi avanzada
edad, propicia a un mundo de enfer­
medades.
— Y ese mundo de enfermedades
; no le podría llevar a la tumba ?...
— ¡Quién podría evitarlo! Todos
hemos de pagar tributo a la muerte.
— Perfectamente, y ¿cuándo, llegada
su última hora, se encuentre Vd. a
punto de entrar en su eternidad ?
- A ella me entregaré cordialmente,
como filósofo que soy, y hombre que
no admite lo sobrenatural.
— ¿Y qué es lo que podría impe­
dirle, al menos en aquel último ins­
tante, pensar en su religión y en la
inmortalidad de su alma ?
— Nada, pero sería una debilidad
que me cubriría de ridículo a los ojos
de mis amigos.
— Pero, entretanto, Vd. me ha con­
cedido que no le costaría nada proveer
en aquellos instantes a la paz de su
conciencia.
De.sde luego, pero no creo ne­
cesario rebajarme hasta este extremo.
— listando así las cosas ¿ qué es,
pues, lo que ^’d. espera? Dentro de
poco, el presente dejará de pertenecerle, v de lo futuro no quiere que se le
V íc to r H u g o , ft lo» 70 artos d o r d a d . - D ib u io d e I'i.xM fN i
hable.. ¿Pin qué cifra sus esperanzas?
El desconocido sentiría que algo va­
nípula, discreta y amablemente, v terminó cilaba y crujía dentro de su espíritu, porque
preguntándole: ; Ha pensiido Vd. siempre de inclinó la cabeza y pareció meditar...
Don Bosco le dejó algunos instantes, y luego
este modo, durante toda la vida ?
Siendo niño, creía, como creían mis pa­ siguió vertiendo bálsamo sobre aquella pobre
dres y amigos, pero en cuanto pude pen- alma, grande como pocas, pero juguete des­
s;ir V razonar por mi cuenta, di de lado a la graciado de todos los encontrados oleajes de
religión y empecé a vivir como filósofo.
la enciclopedia ochocentista.
• Qué entiende Vd. por vivir como filó­
Suspiró el anciano, y dijo: En ese lenguaje
sofo ?
que vos empleáis no veo ni religión ni
Llevar una vida dichosa, libre de esas filosofía, veo simplemente la palabra de un
pretKnipaciones de lo sobrenatural y de las amigo, que yo no rehusó escuchar. Meditaré
destinos futuros, que no son más que recursos lo que me habéis dicho, v volveré a visitaros.
de que se valen los sacerdotes para atemorizar
V ai estrechar la mano del Santo, para des­
a las gentes sencillas e ignaras.
pedirse, le dejó una tarjeta, con este nombre:
l'k to r Hugo.
Según Vd. ¿ a que viene, pues, a redu­
cirse eso de los destinos futuros ?
I..a visita se repitió, en efecto, poco después.

Una noche, a eso de las once, tocóle el turno
a un anciano de aspecto fuerte y venerable;
había estado esperando tres horas.
líntró, y por todo saludo dijo estas palabras:
Vd. no se asomlirará, Señor, de que le diga
que yo soy un incrédulo y no doy la menor fe
a esos milagros (jue algunas gentes le alríhuyen.
Don Bosco, sin desconcertarse, respf)ndióle

n

232

L a c a s a d e la c a l l e V 'ille I ’E v é q u e .

L a s a la d e v is ita s d n n d e r e c ib ía e l S a n to .

I

El hotel de los Principes C aartocyski. de París, donde el Santo celebró misa, asistiendo
a ella toda la F am ilia de Orleam.

también de incógnito y a la misma hora. El
gran poeta mostróse en ella más efusivo» pidió
c?tcusas a Don Bosco por habérsele presentado
antes como incrédulo, y le as^uró que creía
en Dios y en la inmortalidad del alma, y espe­
raba morir en brazos de un sacerdote católico.
Os ruego seáis siempre un buen amigo mío,
parece que fueron sus últimas palabras.

Ahora bien; ¿fue sincero Víctor Hugo al
hacerle a Don Bosco esa confesión de fe ? Hay
fundados motivos para creer que sí; no lo fué
en cambio con respecto a su expresado deseo
de morir en el seno de la Ig l^ a , puesto que,
tres meses más tarde, enviaba su testamento
a Augusto Vacquerie, en el que apareció es­
crita, de su puño y letra, esta su última vo­
luntad: Rehusó las oraciones de todas las Igle­
sias. — Pido las oraciones de todas las almas.
Nadie sabe, concretamente, cuáles fueron
los verdaderos e íntimos sentimientos de aquel
grande hombre, en los dos años de vida que
aún le concedió la misericordia de Dios, de
una vida comatosa, triste, sorda y rodeada de
silencio. Cuando, al cumplir los 83 de edad,
le sorprendió la muerte, es casi seguro, que, entre
las oraciones de las almas, que él suplicaba,
no faltaría la de Don Bosco, y sabemos que la
gracia llamó en efecto a sus puertas, con in­
sistencia, puesto que el buen cardenal arzo­
bispo, Mons. Guilbert, a pesar de estar tam­
bién él extremadamente viejo y enfermo, su­
plicó por carta que se le dejara ver al mo­
ribundo, siéndole negado, en nombre de la
familia, por Mme Lockroy. ¡Ahí esos que le
rodean... había dicho, gimiendo, Don Bosco.
¡Qm la mort soit la bertcennue! exclamó el
poeta, antes de expirar. Después... para su
alma, ¡quién sabe si el beso de la misericordia!
Para su cuerpo, todos recordamos en estos
días aquellos grandes funerales apoteósicos, de
hace cincuenta años, debajo del arco de triun­
fo, sin un signo religioso, entre millares de an­
torchas que lloraban lágrimas de fuego y pa­
recían querer taladrar, rm la terrible oscuridad
de aquella noche, sino la más terrible de la
otra noche del más allá; después, el pudridero
del Panteón, úhima y deñnitiva esperanza de
la gélida filosofía racionalista.

Hasta ahora, después de leer estas cosas
archisabidas, a muchos Ies asahaba esta duda:
I Pero será cierto que Víctor Hugo visitó a
-234

Don Bosco ? Para nosotros esta duda no ha
^ s tid o nunca. Lo había afirmado el mismo
S ^ to ¿ para qué pues discutir su veracidad ?
Fué él, en efecto, el que lo reveló, a poco de
haber muerto su célebre interlocutor, y existe
todavía quien, siendo entonces profesor en
Alasio, se lo oyó referir a Don Bosco. Más
todavía; conservamos cuatro preciosas cuarti­
llas, escritas de su puño y letra, donde el mismo
Santo dejó consignados los términos del fa­
moso diálogo, tantas veces reproducido.
Pero, es claro, éste era, en cierto modo,
parte interesada, y los que suelen llevar la crí­
tica a punta de lanza no dejaron de expresar
su extrañeza, ante determinados detalles y
circunstancias del episodio, que por primera
vez dió a la publicidad el Dr. d’Espiney, en
su lo* edición de su Vida de Don Bosco.
La extrañeza se hizo duda formal, a raíz de
una carta recibida, el 18 de Octubre de 1930,
por el antes mencionado P. Auffray, en la que,
Mme Richard Lesclidc, viuda del secretario
particular del gran poeta, se muestra comple­
tamente disconforme con la autenticidad del
hecho, aduciendo una porción de razones, al­
gunas de las cuales no dejan de impresionar, a
primera vista.
Así las cosas, el mismo P. Auffray, que es
un investigador infatigable, años después de
recibida la carta, y en uno de sus viajes a
París, interrogó a Mr. Boullay, viejo y honora­
ble magistrado de aquella capital y uno de los
pocos supervivientes, que, no sólo conocieron
allí a Don Bosco, en 1883, sino que también le
visitaron. He aquí lo que ese digno magistrado
dijo al P. .Auffray:
c Era yo entonces abogado consejero de la
Obra del .Abate Roussel, tan conocido en París.
Un día me dijo éste: Don Bosco vendrá hoy
a hacemos una s^^inda visita. Aproveche Vd.
la ocasión y traiga a su joven esposa y a sus
dos pequeños para que el santo se los bendiga.
A la hora indicada — quiero recordar que era la
una de la tarde — Ufábam os a casa del abatey,
cuando me disponía a subir las tres gradas que
dan acceso al zaguán, reparé en unviejedto que
acababa de salir de la misma, y se alejaba {>or
uno de los paseos solitarios del jardín >. —
Ciialquiera diría que es Pere Hugo, pensé al ver
su silueta: mediana estatura, frente ancha,
barba espesa y enteramente blanca; no hay
duda, es Pére Hugo, como se le llamaba en
París.
— ¿ Ese anciano que ha salido ahora mismo,
es Pére Hugo? pr^unté al abate Roussel,
apenas k hube saludado.
— El misnío, pero no se lo diga Vd. a nadie.

El poeta ha querido venir, de incógnito, a ha­
blar con Don Hosco.
Introducido, momentos después, en el des­
pacho del santo sacerdote, con mi mujer y mis
hijos, me atreví a decirle: Muy bien, Padre
mío, veo que acabáis de recibir a una celebri­
dad, a Víctor Hugo.
— ¿ Quién se lo ha dicho a Vd. ?
— El abate Roussel.

viene a sumarse ahora la autorizada opinión del
eminente escritor Paul Berret, quien, en la re­
putada publicación científica parisina I.o Revue
des Deux Mondes, del 15 de Mayo, con ocasión
del Cincuentenario de la muerte de Víctor
Hugo, hace un acabado estudio de la espirituali­
dad del poeta, y admite, razonándola, la perfecta
autenticidad de su conferencia con Don Hosco.
Todas las objeciones que se habían levantado

E l h o te l d e l a b a te R o u s e e i, d o n d e tu v o lu g a r l * c é le b r e e n tre v le ia .

— Pues que lo sabe, no se lo puedo ocultar.
Hemos hablado, en efecto. Le domina el res­
peto humano; y además, esos que le rodean...
esos que le rodean... ¡Ah, Señor, Señor! esto
me apena muchísimo, porque es viejo y, como le
he dicho, no hay que abusar de la gracia de Dios.
El Padre Auffray escuchó el relato de Mr.
Boullay con la alegría que es de suponer y,
deseando oír de sus labios una certificación
si cabe aún más rotunda, le dijo: Eso que \ d.
me refiere es muy interesante y tiene más
importancia de lo que se figura. Perdone, pues,
que insista. { Está completamente cierto de la
exactitud de todos esos detalles r
— En absoluto. Le aseguro que vi a Víctor
Hugo, como le estoy \*iendo a Vd., y que le oí
a Don Bosco lo que acabo de referir, como le
oigo a Vd. en este instante.
A este valiosísimo testimonio de Mr. BouUay

en contra, y hasu la evidente falta de acuerdo
entre el relato del Santo y el de Mr. Bfiullay,
sobre la hora p. ej. en que tuvo lugar la entre­
vista, acaban de ser resueltas de un modo
concluyente, en el número de la citada revista
y en el Boletín Francés del p. p. Julio.
Henras de cdebrarlo diAiicmente. Primero,
porque
honor a la palabra de nuestro
Fundador y Padre, de cuya veracidad nosotros
jamás habíamos dudado, y luego porque aviva
más y más nuestra oonfisinza en la eterna sal­
vación del grande y discutido poeta, que tan
hondamente sintió vibrar, en sus últimos zños,
la preocupación espiritualista y tuvo la dicha
de escuchar de labios de un Santo, como Don
Bosco, palabras de aliento y de vida, que al lle­
gar el instante supremo, florecieron tal vez en
los sentimientos precisos para mereceric el per­
dón divino.

235

g a c e t i l l a s
Nueva Causa de Beatificación.

I enenios d gusto de anunciar a nuestros
lectores que el Consejo Generalicio de las
Hijas de María Auxiliadora, de acuerdo con
el Héctor Mayor de nuestra Sociedad, ha re­
suelto iniciar inmediatamente la Causa de
Beatificación y Canonización de la religiosa de
liicho Instituto Sor Magdalena Moruno, falle­
cida en Catania, en concepto de santidad, el
26 de Marzo de igo8.
líl sacerdote Salesiano Don Fernando Maccono que ,en virtud de superior designación,
actuará como Vice-Postulador de esta nueva
causa, ha entablado ya las primeras diligencias
para el Proceso Informativo que, con la venia
del Sr. Arzobispo de Catania, tendrá que
svibstanciarse en aquella Arquidiócesis.
\ a tenemos una nueva Sierva de Dios
dispuesta a abogar por nosotros.
hm el número próximo del Boletín haremos
D. m. una breve reseña de su vida.

SALFSIANA ^
mismo y fue celebrada por el Rdo Sr. Di­
rector del Colegio Salesiano, Don Pedro
Iglesias.
Creemos que actualmente es el Sr. Anglada el
Cooperador Salesiano más antiguo de España,
pues, el 2o de marzo de 1885 hallándose en
Barcelona con motivo de cursar los estudios
universitarios, tuvo la satisfacción de conocer
la Obra Salesiana de Sarriá (Barcelona) y ser
inscrito en la Pía Unión de Cooperadores Sa­
lesianos por el entonces Director de la misma,
Rdo D. Juan Branda.
Cuando el siguiente año (1886) Don Bosco
visitó la ciudad condal, tuvo la dicha el Sr. An­
glada de poder hablar con el Santo.
Felicitamos cordialmente el Sr. Anglada
Bonet por su rancio abolengo salesiano, y
pedimos al Señor premie con largueza su fer
cundo y perseverante apostolado de coope­
ración.
Un gesto gallardo
de los Exalumnos Argentinos.

Cincuenta años
de Cooperador Salesiano.

De tal debemos calificar la nueva revista
Restauración Social, que el Secretariado Re­
El Hr. Presidente de la Unión de Coopera­ gional de Exalumnos de Don Bosco de Buenos
Aires, tomó el acuerdo de fundar, y que en
dores Salesianos de Menorca (Islas Baleares),
Dr. 1). Antonio Anglada Bonet, con cuyo re- efecto ha fundado, habiéndose ya recibido en
esta Redacción su primer número.
Nace la nueva revista en Mayo, bajo los
auspicios de María Auxiliadora, bajo cuyo pie
\irginal morirán las modernas herejías sociales
con que se quiere trastornar y emponzoñar
la ideología simplista de las masas. Esto solo
es ya garantía de larga y fecunda vida para
la revista.
Aun antes de hojearla, nos ha cautivado su
presentación. Sobria, severa, moderna, suges­
tiva para todo espíritu cultivado, parece salir
al paso de los lectores y decirles: no me desde­
ñéis, que no os diré vaciedades, sino que
revestiré mis páginas de ner\'io y de doctrina,
y nen^io y doctrina es. en efecto, lo que apa­
r e e ya en su primer número, donde hemos
visto firmas muy prestigiosas en el campo de
las ciencias sociales.
Con fin^ reclamísticos y para dar a conocer
la orientación y programa de Restauración So­
cial, publicaron, de antemano, los Exalumnos,
trato honramos estas páginas, celebni, el 20 una hoja anunciadora <jue, resumida, viene a
tiel pasado tnarzo, su qutneuage'simo uño de decir lo siguiente:
CoojK'rador Salesiano. Con tal motivo encargó
Son numerosos los centros de estudios sociales
una misa en el altar de S. Juan Bosco, de Ciuque florecen dentro de nuestra Asociación, y era hora
dadela, misa que con especial fen^or ayudó él

5^

ya de ofrecer a sus concurrentes una revista entera-

236

h

mente dedicada a estudios serios, acerca de temas so­
ciales, en el más amplio significado del concepto.
Se imponía, por otra parte, y era urgente, cuidar
y estimular las t ocaciones sociales, tratando de am­
pliarla élite de estudiosos y de hombres de acción,
que se dedican con amor y empeño a tan importantes
disciplinas. Sólo así será posible, en efecto, cumplir
el mandato del Sumo Pontífice, quien al promulgar
su reciente pero ya famosa Encíclica Quadragesimo
Anno, el 15 de Mayo de 1931, ordenó que los prin­
cipios y conceptos expuestos en la misma fuesen
divulgados entre las masas obreras y en todas las
clases sociales, en los ambientes financieros e indus­
triales, en los estrados de la justicia, en los centros
universitarios y en los consejos de los que legislan
y gobiernan.
Dicho queda con ello que el programa fundamen­
tal de Restauración social — honrosísimo programa
por cierto — consistirá en el estudio y dilucidación
de las arduas cuestiones que plantea el estado econó­
mico y social de la hora presente, bajo la guía lumi­
nosa de las enseñanzas pontificias.
Los estudiosos de estas materias necesitan ser
encaminados y guiados por los campos de las cien­
cias económicas y sociales, con esa luz que viene
de la Cátedra augusta de la Verdad, pues tratándose
de cuestiones que casi de continuo tocan el orden
moral, correrían peligro de extraviarse fácilmente
sin esa brújula que señala el rumbo seguro, y sumi­
nistra vn punto firme de apoyo a las especulaciones
de la razón humana.
Tal será la misión primordial de la revista. Para
cumplirla, se esforzará por proporcionar a sus
lectores lo mejor, lo más primoroso y excelente que
se produce en este orden de estudios, no sólo dentro
del país, sino también en el extranjero, en esos
centros de alta cultura que han alcanzado justamente
universal celebridad.
No sería prudente esperar, para una publicacií’m
inspirada en tal programa, una crecida cantidad de
suscripciones. Son siempre una minoría selecta los
que por sus estudios, por su vocación y por su sen­
tido del bien social, se hallan en condiciones de apre­
ciar y de utilizar los servicios de una revista asi
concebida y realizada. Pero entendemos hacerla pre­
cisamente para esa minoría, que esperamos se ha
de ir ampliando, y que será en definitiva la que oriente
los movimientos sociales del futuro.

Esa necesaria limitación de los lectores, cica una
dificultad de orden práctico en cuanto a la finan­
ciación de la revista, .v nos obliga a i/rvorar la genero­
sidad de las personas pudientes que simpaticen ron el
programa expuesto. Se ha pensado, pues, en soHcitai
de tales personas quienm contribuir, como • coope­
radores » de la revista, con una cuota mensual fija de
5 pesos.
Dedicamos la revista, como homenaje de amor y
de adhc.sión, al gran Pontífice que gloriosa y sabia­
mente rige hoy la Iglesia, a S. S. Pío XI, que es
por una parte el l*apa de Don Bosco, que lo exaltó
al honor de los altares, y es por otra quien ha pn*mulgado aquella gran Encíclica ya citada, que adop­
tamos como programa, y ha sido consitlerada por
las opiniones más autorizadas de nuestra época,
como una verdadera * Suma Social ».
El formato de la revista (17 > 25) será el de sus
más acreditados congéneres que ven la luz en <»tros
países; será impresa en papel pluma, y con tipos
sumamente legibles; contendrá secciones fijas de
carácter documental, bibliográfico, de legislación,
jurisprudencia e información. La suscripción anual ha
sido fijada en 6 pesos.

Felicitamos calurosamente a los queridos
Exalumnos Argentinos por la feliz y valiente
iniciativa, y les auguramos una no interrum­
pida sucesión de éxitos los más lisonjeros.
A las demás Asociaciones de España y
América las invitamos a moverse, con el mayor
entusiasmo y efectividad posibles, dentro de
la tan candente arena de la restauración so­
cial, de la Acción Católica; las exhortamos a
que siembren p<»r doquiera la.s amables idea­
lidades salesianas, haciendo tjuc se impongan
V triunfen rápidamente las enseñanzas de San
Juan Bosco, que constituyen la más fácil,
magnífica, insuperable aplicación del ICvangelio a todos los prohlcmas y necesidades que
angustian nuestro vivir moderno.
Poco habría de costarles a esas Asociaciones
suscribirse a la nueva revista Rcmtvaciótt So­
cial, para provecho propio, y aliento de sus
fundadores (Adolfo Berro 4050 - Buenos Aires).

5RES COOPERADORES
i ;

consultad el Tesoro Espiritual. Propagad la Obra Pía
del Sagrado Corazón. - Véase la cubierta

de nuestro “ Boletín
237

LA OBRA DE DON BOSCO EN
ESPAÑA Y AMÉRICA
Relaciones enviadas al Rector Mayor,

f

i*
7 »

í

1

E sp arta. B a r c e lo n a . - E l r ic o y a r ifs d c o S a n tu a r io d e M a r ía A u x ilia d o n i d e S a r r ü . v is tie m io *u a g a la s d
d ee fiesta.
fiesta.

ESPAÑA - Barcelona.— Ejercicios espiri­
tuales de los Antiguos Alumnos Salesíanos.

Nos escriben de Barcelona:
1^)8 Kxuhimnos de los Colei*iosSuIesianos de
Sarriá, Matani y San José, como en años an­
teriores, se han reunido para hacer en común
h» Hjercicios Espirituales que, recordándoles
de dónde vienen y a d<inde van, les faciliten
los medios de [H>ner en práctica resoluciones y
pro|H)sitos hechas en días ya pasados y, tal
ver, por algunos ya olvidados.
¿Cuánttw se reunieron?
¿Oost'icntos, trescientos, cu.itrtK'ientos? tal
ve-.
Si no llegaban a esta cifra, pocos serían los
que faltasen. Después de haber seguido du­
rante lotla la semana las pláticas que les di­
rigieron los Rdos. Sres. D. Francisco Bandrés y D. Julián Massana, se acercaron, el
primer domingo de abril, al Banquete Eucaristico, con que dieron fin los Ejercicios.
238

....... ....... OlgUldIVIX/

la ya tradicional costumbre, se celebró en el
Santuario de ^íar^a Auxiliadora de Sarriá, el
Padre Bandrés, Director de aquella casa, les
exhortó a perseverar en los propósitos hechos,
glosándoles los que aparecían impresos en la
estampa-recordatorio que les acababan de en­
tregar.
Recogió, de un modo especial, los con­
sejos dados por Su Santidad, Pío XI, al
recibir a los Predicadores de la Cuaresma, o
sea, que combatiesen la ignorancia religiosa.
Ea ignorancia religiosa, he ahí el gran ene­
migo de nuestros días. Enemigo — decía —
al que todos debemos combatir y al que
todos podemos vencer, si para ello ponemos
los medios que tan abundantemente nos son
facilitados.
¿Por que han de bastamos las rudimentarias
nociones de catecismo, aprendido en nuestra
lejana infancia y posiblemente ya ohidado
en el continuado luchar que la vida impone ?
¿ Por qué no acudir a nuestros Circuios de
Estudios, creándolos donde fuese menester?

4

En estas admirables Asociaciones de Ex­
alumnos catalanes funciona uno que dedica
por mitad su tiempo a cuestiones de Soaología y de Apologética; que los martes y
miércoles de todas las semanas a las ocho
de la noche celebra sus reuniones, en las que
se debate un tema concreto sobre aquellas
materias; que ofrece matrícula gratuita y por
lo tanto, para formar parte del mismo, sólo
es necesario... asistir.
¡Ojalá cundiera en todos los Centnis de
Exalumnos este ejemplo de los Ejercicios!
ESPAÑA - Huesca. —
Juan Bosco.

En honor de San

{Copiamos, del diarto local ■ La Tierra >•):
Con gran solemnidad y extraordinaria con­
currencia se celebraron, el domingo 5 de Mayo,
en las Escuelas Salesianas de esta ciudad, los
actos organizados por los Salesianos, Alumnos
y Antiguos Alumnos en honor de su fundador
•y Padre, San Juan Bosco.
Por la mañana, a las ocho y media, se ce­
lebró Misa de Comunión general, oficiando
el virtuoso sacerdote, antiguo alumno, don Fé­
lix Santamaría.
Fueron repartidas muchas comuniones, sien­
do casi todos los comulgantes jóvenes que re­
cibieron su educación en estas Escuelas.
A las diez y media. Oficio solemne. Los alum­
nos de las Escuelas cantaron la Misa de Realis, y se encargó de la oración sagrada el Di­
rector de la Casa, don Estanislao Muzás. ce­
lebrando el M. I. Sr. D. José Tuzo, Canonónigo de la S. T . C.. Ant. Alumno
En el mismo Colegio tuvo lugar un ban­
quete organizado por los Antiguos Alumnos.

Esp afc». B a r c e l o n a - L o a

Más de ochenta comensales sentáronse a la
mesa. Con estos jóvenes, algunos c(M>peradores de la obra salesiana.
Al terminar, el Director de la Casa di­
rigió unas cariñosas palabras a los comen­
sales, para exteriorizar el sentimiento de ín­
tima satisfacción que le pn>ducia reunirse
con los que, como él, fueron alumnos de es­
tas Escuelas y permanecen unidos por lazos
de afecto a la magnífica obra salesiana.
A la salida de la Bendición, los Antiguos
Alumnos repartieron paquetes de dulces a más
de trescientos niños que acuden los domingos
a las Escuelas Salesianas.
La velada teatral. - Asistió el Ilustrísimo Se­
ñor Obispo. — ¡Lástima que la capacidad del
salón de actos de las Escuelas Salesianas no
hubiera sido doble de lo que es! Así, todo el
abundante público que quedó privado de
asistir a la velada, por imposibilidad de aco­
modarse en el teatro, hubiera logrado su pro­
pósito de presenciar la agradable fiesta.
Ha sido una velada, la del domingo, ver­
daderamente magnífica. A ella le dió más realce
la presencia del limo. Sr. Obispo, que con
tanto cariño e interés sigue la labor que, en
pro de la formación de la juventud oscense, se
realiza, sin interrupción, desde hace muchos
años, en las Escuelas Salesianas de esta ciudad.
La entrada del Prelado fué acogida con una
gran ovación que le tributó el público puesto
en pie.
Comenzó el acto, cantándose por todos los
alumnos el himno a San Juan Bosco.
Seguidamente leyó unas cuartillas, haciendo
el ofrecimiento de la velada, el directivo de
la Unión de Antiguos Alumnos, señor Muzás.

q o e h an h echo h » - « ..o * E íe r c lc lo . E w i r h a . l c .

239

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0 de los más

es de Hispano-

La rondalla de Antiguos Alumnos inter­
pretó, con gran gusto, y consiguiendo muchos
aplausos, diversas composiciones, y acompañó
unas jotas que fueron cantadas por dos mu­
chachos osccnses.
ICl directivo del «Círculo Domingo Savio »
señcír I-ópez, pronunció un hermoso discurso
sobre el tema « Don Bosco y la Acción Ca­
tólica n.
Por el cuadro de Antiguos alumnos se repre­
sentó el hermoso drama en cuatro actos « El
Misionero». Magnífica labor la desarrollada
por cuantos jóvenes intervinieron en la repre­
sentación.
Al terminarse esta, el limo. Sr. Obispo
pronunció unas palabras llenas de afecto, re­
cogiendo lo dicho en los discursos pronun­
ciados y congratulándose del entusiasmo que
en la juventud de esta Casa Salesiana encuen­
tra siempre.
'I'erminó con un viva a San Juan Bosco, que
lué contestado por el público con delirante
entusiasmo, y, con la bendición, puso fin a
la fiesta, culta, agradable, magnífica.
ESPAÑA-Málaga.— ¡Gloria a S. Francisco
de Sales! - Un magnifíco panegírico.

Se hizo preceder la fiesta de un fer\’oroso
triduo, en el que predicaron los RR. PP. Sa-

lesianos don Manuel Gómez, don José Ma
Doblado, Director del Colegio, y don Manuel
Fernández Ferro.
La Comunión general del día del Santo, fué
nutridísima.
A las diez de la mañana se celebró la función
principal, celebrando la santa misa el dig­
nísimo director de la Casa, don José María
Doblado.
Cantado el Evangelio, ocupó la sagrada cá­
tedra el M. I. Sr. Beneficiado de esta S. I. C.
Dr. D. Mariano del R. González, quien en
brillante exordio empezó haciendo observar
que aquella Casa, en lo formal y en lo material,
no desempeñaba otro oficio que el de darse;
y no porque cumpliera con esto una ley general,
no porque imitara a otras casas, que, parecen
darse y lo que hacen es mirar excesivamente
por su bien; sino porque aquella Casa era una
sucursal de las Casas levantadas por San Juan
Bosco, obrero apostólico, que, sin dar la san­
gre por sus hermanos, dió su vida, gota o
gota, y se dejó devorar por el niño, por el pue­
blo, trabajando por las almas, e inmolándose
en sus trabajos, estudios, oraciones y hasta en
sus creaciones.
¿ Que cuál fué el modelo de San Juan Bosco ?
El divino. Cristo; el humano, San Francisco
de Sales, que se hizo siempre todo para todos
a fin de salvarlos a todos, lo cual hizo ver, pre-

EspaA a. B a rc« Io tu i. - E x a lu m n o s d e ta s E s c u d a s P r o fe s io n a le s d e Sm rriá, ro d e a n d o la e s ta tu a d e t V . D otninK O S a v io .

242

E s p a ñ a . H u e sca . - E l * « a p e fra te rn a l d e tM E x a lu m n o e

^enumio al exceíso Doctor de b Iglesia como
apóstol, con» obispo y como escritor. Se
después en d instrumento de captación de que
se vaHó San Francisco de Sales: la dulzura,
medio eficaz y de difícil adquisición.
Xerminó el Sr. D. Mariano del R. González,
exhortando a todos, salesianos, cooperadores
y demás fieles, a procurar intensificar el espí­
ritu Salesiano para salvar al mundo.
Por la tarde puso fin a los cultos una so­
lemne bendición con el Santísimo Sacramento.
ESPAÑA - Valencia. — La fiesta de los
Antiguos Alumnos Salesianos.

Día de gozo inmenso fue para la Casa Salesiana la última fiesta de los Antiguos Alum­
nos. Desde primeras horas vióse concurrida
|K)r un crecido número de ellos, de suerte que
la Misa de comunión, oficiada por el señor
director don Antonio M. Martín, fue un acto
verdaderamente conmm*edor, dada la piedad y
el número de comulgantes.
Más tarde se procedió al acto cumbre: la
colocación de una preciosa aureola de plata
maciza a la imagen de San Juan Bosco, obse­
quio que, en el primer aniversario de su cano­
nización, le ofrecieron sus hijos espirituales;

ofrenda pobre para sus deseos, pero que en­
cierra un doble s^nificado: el inmciwo cariño,
y el ser la primera que en España se c«4 oca al
nuevo Sonto. Con frases entrecortadas por la
emoción hizo el ofrecimiento el presidente de
.Antiguos .Alumnos, señor Ferrando, consignan­
do en aquellas breves palabras el verdadero
anhelo de la .Asociación que representaba.
Un par de fc^onazos, y quedan j>erpetuado8
dos momentos de! emocionante acto: el de la
colocación de la aureola, y la corona que a los
pies del Santo entretejían los miembros de la
Junta directiva, ya que no era posible figurasen
allí todos los asistentes al acto.
Misa solemne con elocuente panegírico por
el reverendo Salesiano don Felipe Diez; salu­
dos afectuosos, a la salida, entre compañeros
que fueron condiscípulos, años ha; grupo foto­
gráfico, y un sentido y ferviente acto de afir­
mación salesiana, en el que el señor presidente
hizo la presentación de los oradores: don R.
Bartual explayó pensamientos preciosos sobre
las realizaciones de Don Bosco con los obreros;
el maestro nacional don V. Clíment esbozó las
obligaciones que los numerosos antiguos alum­
nos dedicados a la enseñanza tienen, de poner
en práctica los procedimientos aprendidos en
el cerf^o; don J. Aznar puso de manifiesto la
-

243

verdadera misión social y católica de los antiguíis alumnos; los señores Baró y Bayarri,
sin figurar en el programa, hicieron un cum­
plido elogio, declamando el primero una her­
mosa poesía, compuesta con motivo de este
acto, y el segundo manifestándonos, con la simpatía, gracejo y valencianía que le son propios,
su adhesi<)n a tan emocionante tiesta. Puso fin
el señor Director, con sentidas frases de aliento
y gratitud a los presentes, y comunicó la grata
noticia de que pronto habrá una nueva Casa
Salesiana en esta ciudad de Valencia.
Después de saturar el corazón de tan suaves

afectos, se dió comienzo al banquete fraternal,
en el que con verdadera alegría se pronun­
ciaron cl(Kuentes brindis y leyeron infinidad
de adhe.siones. entre las que merece citarse
una muy cordial del Superior Mayor de Uis
Salesianos.
^ con la Consagración a María .Auxiliadora,
como brillante bnK'he que cerró aquel día tan
colmado de dulces afectos y gratos recuerdexs,
volviu a quedar el Colegio sumido en el ritmo
y orden ordinarios, tras haber abierto, como
padre amoroso, sus brazos a los hijos que tiene
por cl mundo, y que de continuo le recuerdan
y por él suspinm.
A RG EN TIN A - San Isidro. — Festejos
Patronales en el Colegio Santa Isabel.

Este año los festejt)s patronales de nuestra
iglesia de San José resultanm sencillamente

^44

brillantes. Era consolador ver las sentidas ma­
nifestaciones de piedad cristiana y sincera de­
voción a San José, el gran Santo que la Iglesia
universal proclama como a su más insigne y
poderoso Patrono.
El triduo de conferencias, dedicado en modo
especial a los hombres y jóvenes, fue muy
concurrido. La palabra fácil, elegante, saturada
de sagrada unción del R. P. Juan J. Rivera
fue escuchada con sumo respeto, preparándolos
admirablemente para la magnífica Comunión
general, que fue el mejor «orón de la jornada.
Celebró la Santa Misa el R. P. Esteban Pa-

gliere, del cual San Isidro conser\‘a gratísimos
recuerdos.
La devota y grandiosa procesión de la tarde
tué presidida por el R. P. Luis J. Pedemonte.
compañero de trabajo del citado P. Paglierc!
en 1(« poéticos inicios de la Obra de Don Bosco
en San Isidro.
La kermesse, los fuegos deartificio, conciertos
de banda, iluminación, todo contribuyó a que
fuera uno de esos días que quedan en el re­
cuerdo aureolados de luz v alegría.
La comisión de fiestas, generosamente se­
cundada por comerciantes y personas amigas,
hizo un abundante reparto de víveres a los
pobres de la localidad. Por este bello gesto de
caridad y por su brillante actuación en la pre­
paración de la tiesta, caldeada en todo mo­
mento y con el mayor entusiasmo por nuestros
exalumnos, merece los mayores plácemes.

r

España. Valencia. • Los exalumnoe que acMdicroa a eeietwar la fiesta «le San Juan Bosce.

CHILE - Santiago. — Grandioso home­
naje de la Capital de la República a
San Juan Bosco, con motivo de su
Canonización.

{Impresiones de « Kl Diario ilustrado >>).
Con extraordinario brillo y solemnidad se
iniciaron, el dfa 3 de Mayo, en nuestra capital,
las grandes festividades conmemora.tivas del
primer aniversario de la exaltación de Don
Bosco ai honor de los altares.
En todo el desarrollo del programa, rico y
nxagnífico de detalle, ha culminado especial­
mente el entusiasmo popular, dando lugar a
una demostración palpable de las hondas y
arraigadas simpatías con que cuenta la gran­
diosa obra del egregio Santo, en el corazón
del vecindario, ya que no en vano es uno de
los grandes benefactores de las clases desvali­
das.
PcK’as manifestaciones religiosas habrán te­
nido en nuestra ciudad una trascendencia y
significado tan grandes, y pocas veces las invi­
taciones de una Orden Religiosa habrán en­
contrado una respuesta tan espontánea, por
parte del pueblo santiaguino.
La obra de Don Bosco reparte por igual
sus beneficios a las sociedades humanas, y no
repara en clases sociales ni en posiciones de
ningún género, para dejar sentir sus bondades
dondequiera que ella se desarrolla.
Sólo así se expliacan manifestaciones tan
imponentes, tan solemnes, tan grandiosas,
como las que acabamos de presenciar en San­
tiago, por parte de una sociedad agradecida
q ie sabe apreciar las proyecciones de la labor
enorme des;irrollada por los Hijos y Coopera­
dores del Santo Fundador.
Y pensar que el homenaje que ha tributado
nuestra capital no es más que un pálido refiejo
de las grandes manifestaciones mundiales, en
los países más civilizados del orbe, dejando
así bien de manifiesto la universalidad de la
labor saiesiana.
Reseñaremos brevemente los actos más so­
lemnes y significativos:
En ¡a mañana de! 3. - En el templo de la
Gratitud Nacional, ofició una solemne Misa
el Exorno señor Obispo de San Carlos de Ancud, monseñor Ranwn Munita Eyzaguirre.
Las tres naves del amplio templo estaban
enteramente ocupadas por el enorme número
de asistentes de toda la Orden Saiesiana, de
los alumn«)s del Colegio San Juan Bosco y de
los fieles que participaban de las festindades.
A la hora oportuna, se acercaron casi todos a
la Sagrada Mesa.

246

A la misma hora, en el templo de la Inmacu­
lada, oficiaba así mismo el Exemo señor Obisp>o
de Antofagasta, monseñor Alfredo Cifuentes
Gómez, para las alumnas y ex-alumnas.
Simultáneamente, en la capilla del Colegio de
María Auxiliadora, celebraba el Inspector de
los Salesianos, R. P. José Puertas, para las
alumnas y ex alumnas del mencionado estable­
cimiento educacional.
En todas estas festividades, notábase hondo
fer\'or y entusiasmo.
Pontifical de Mons. Subercaseaux. — A las 10
de la mañana, se efectuó el solemne Pontifical
oficiado por el Exemo señor Obispo de Lina­
res; monseñor Juan Subercaseaux Errázuriz.
A esta solemne misa asistieron, a más de los
católicos de la capital, las delegaciones de
alumnos, ex alumnos y cooperadores de la obra,
pertenecientes a Valparaíso, Linares, Talca,
Iquique, La Serena, Valdivia y otras ciudades
del territorio.
Las Escolanías del Instituto Don , Bosco,
la Gratitud Nacional y Camilo Ortúzar Montt
ejecutaron, con acompañamiento de órgano, los
siguientes trozos escogidos: Azocar, Sacerdos
et Po?itifex, a tres voces; Perossi, Misa Pontificalis; Bottazzo, Jubilate Deo, a tres voces;
Grassi, Regina Coeli, a cuatro voces; RavaFalso bordón, a tres voces; F. Hackmann.
Ofertorio, a tres voces y Pagella, Himno a San
Juan Bosco.
En ¡a tarde. — A las 6 de la tarde de ayer,
se llevaron a efecto en el Templo de la Grati­
tud Nacional, las solemnes vísperas Pontifi­
cales oficiadas por el Exemo señor Alfredo
Cifuentes y ejecutadas por voces escogidas de
los colegios salesianos.
Día 4 de Mayo.

Mañana. — A las 8,30 el Exemo Sr. Arzo­
bispo Don José Horacio Campillo ofició una
misa en el templo de la Gratitud Nacional. A
las 10 dijo otra, con asistencia del mismo
Sr. .\rzobispo, el Rvdo P. Don José Reyneri,
Inspector de la Provincia de Buenos Aires.
Enorme la asistencia en ambas solemnidades
y mara>*illoso el canto, que desempeñaron 400
voces de los distintos Colegios Salesianos.
I..as ceremonias estu\ieron a cargo de los
jóvenes del Estudiantado Teológico Salesiano.
Simultáneamente con la Misa de Comunión
de las 8, celebraron otras en el Colegio de la
Inmaculada y en ej de María Auxiliadora, para
las educandas de los mismos, los Sres Obispos
Alfredo Silva, Ramón Harrison, Alfredo d i c ­
tes y Ramón Munita.

Tarde. — A las 15 horas se efectuó la solemne
ceremonia de la colocación de la primera pie­
dra del Santuario e Iglesia Parroquial de San
Juan Bosco, de la Cisterna. Actuaron de pa­
drinos y madrinas en esta ceremonia, un nu­
meroso grupo de distinguidos caballeros y
damas de nuestra sociedad.
Asistieron delegaciones de todos los colegios
salesianos de la capital y las representaciones
de provincias, y una enorme concurrencia de
católicos y vecinos del pueblo de la Cisterna.
En representación de las Cooperadoras Salesianas, vimos a la señora Ana Montes y en
representación de las ex alumnas, al señor
Pedro Mohana.
En el momento oportuno, hizo uso de la
palabra el Excmo señor Arzobispo, monseñor
Horacio Campillo, quien trazó un cuadro co­
lorido de la magna obra salesiána, recordó al
benemérito donante del terreno en que se
construirá el nuevo templo parroquial, señor
Domingo Correa, y terminó felicitando a los
abnegados sacerdotes de la Congregación
Salesiana, por la inmensa labor que están
desarrollando actualmente en nuestro país.
Acto seguido, el Pbro señor Aníbal Carvajal,
dijo palabras elocuentes y vibrantes que fue­
ron muy aplaudidas.
Las bandas de músicos de los talleres sale­
sianos y de la Escuela de Aviación amenizaron
la brillante fíesta de la Cisterna.
A las 5,30 se efectuaron, en el templo de la
Gratitud Nacional, las solemnes Vísperas pon­
tificales, oñciadas por el Excmo señor Ramón
Harrison, y en las que predicó, con la elocuen­
cia que le caracteriza, el Pbro señor Gilberto
Lizana, párroco de la Santísima Trinidad.
A las 5 el R. P. Segundo S. Ayala se dirigió
al país por medio de la Estación radiotelefónica
de El Diario Ilustrado, presentando un cuadro
sobrio de las actividades de S. J.[Bosco y de sus
hijos, en beneficio de las clases menesterosas.
Analizó al gran Santo como santo, como
educador, como apóstol del trabajo e insigne
bienhechor de la humanidad.
Presentó algunos datos estadísticos muy su­
gestivos de la obra salesiana.
Las palabras del R. P. Ayala tuvieron por
finalidad, no sólo propagar más el conocimiento
de San Juan Bosco y de su obra, sino también
especialmente el propósito de manifestar la
profunda gratitud de los salesianos hacia sus
cooperadores y la nación chilena en general,
por el auxilio eficaz que en todo momento ha
recibido tanto de las autoridades como de los
particulares, para poder desarrollar el programa
de su Santo Fundador.

Día 5 de Mayo. - El Gran Pontifical. Más de 9.000 personas en el Desfile
de la tarde.

Una hora después de terminada la misa de
comunión, que celebró el Excmo Sr. Don Al­
fredo Cifuentes, Obispo de Antofagasta, y en
la que serían muy pocos los ex-alumnos que
no se acercaran al Banquete Eucarístico, tuvo
lugar el Gran Pontifical, en la espaciosa iglesia
de la Gratitud Nacional, oficiado por el Excmo
Sr. Nuncio Apostólico Mons. Héctor Felice.
En el presbiterio, tomaron colocación el
Excmo señor Vicario General Castrense, mon­
señor Rafael Edwards; el Excmo señor Obispo
de Concepción, monseñor Gilberto Fuenzalida; el Excmo señor Vicario Apostólico de
Magallanes, monseñor Arturo Jara, miembros
de nuestro clero y superiores de las diversas
órdenes religiosas de la capital.
En el resto del templo, veíanse un crecido
número de Cooperadores de la obra salesiana,
y una numerosísima concurrencia, de tal modo
que, a los pocos minutos de empezada la ce­
remonia, se hizo difícil el acceso al interior
del templo. Hasta las grandes puertas estaban
repletas de gente.
A la hora oportuna, subió al púlpito el Excmo
señor Edwards, a cuyo cargo estuvo la homilía,
quien trazó un brillante paralelo entre la ideo­
logía salesiana y las actuales doctrinas sociales.
El canto del Pontifical, que fué ejecutado
con maestría y arte, estuvo a cargo de la Schola
Cantorum del Seminario Pontificio.
Al final de esta solemne misa, el Excmo
señor Nuncio impartió su bendición episcopal.
Por la tarde, tuvo lugar un gran desfile, impoponente de magnificencia, en el que tomaron
parte más de nueve mil personas.
£1 magno desfile salesiano partió de la
Plaza Ercilla en el Parque Cousiño, y terminó
en el templo de la Gratitud Nacional.
El orden se guardó escrupulosamente, en la
siguiente forma;
Oratorios: Gratitud Nacional, José Miguel
Infante, Centenario, María Auxiliadora, Lopehandía, San Miguel y Don Bosco.
Colegios: Escuela Talleres de la Gratitud
Nacional, Liceo Juan Bosco, Patrocinio de
San José, Camilo Ortúzar Montt.
Delegaciones: de Iquique, Serena, Valparaíso,
Talca, Linares, Concepción, Valdivia, Maga­
llanes, y otras.
A l final venían los Exemos señores Obispos
Jara, Cifiientes, Fuenzalida, Edwards, con nu­
merosos miembros del clero secular y regular.
Al finalizar el desfile, hizo uso de la palabra el
"

247

conocido orador sagrado, Pbro señor Aníbal
Carvajal, quien presentó, con cálida y entu­
siasmada palabra, la magnífíca fígura social de
San Juan Hosco.
Hizo más solemne e imponente este magno
desfile, la asistencia de las bandas de música
de la líscuela-Talleres de la Gratitud Nacio­
nal, de los talleres Don Hosco, de Talca, de
los talleres salcsíanos de Valparaíso, y la de
la Casa Nacional del Niño.
Con objeto de dar facilidades a las nume­
rosas delegaciones de provincias que han
venido a tomar parte en estas solemnes fiestas
conmeni()rativas, los Ferrocarriles del Estado
han concedido rebajas especiales.
Otros Actos importantes.

E¡ banquete ofrecido a las Autoridades y Coo[)eradores de la Obra Salcsiana.
'Favo lugar en los amplios comedores del
colegio Saitjuan Hosco, de la Gratitud Nacio­
nal.
Fue servido con esplendidez y efusiva cor­
dialidad, y, a los postres, hiciéronse sentidos
y elocuentes brindis, haciendo votos los aplau­
didos oradores por la siempre mayor prospe­
ridad y difusión de la Obra Salesiana en Chile.
Sentáronse a la mesa, entre otras personali­
dades: el Exemo señor Ministro del Paraguay;
Exemo señor Ministro de Colombia; Exemo
señor Ministro de Relaciones lixteriores, don
Miguel Cruchaga 'Focornal; Honorable señor
Encargado ile Negocios de Italia; senadores,
señores Maxinuano Errázuriz v Alejo Lira
Infante; diputados, señores Enrique Cañas
h'iores, Lind«>r Pérez Gacitúa. Ricardo Boizard, Rodrigo .\burto, Oscar Gaiardo, Rafael
Moreno.
El banquete de los Exalumnos.
Celebróse el
últimií día. a raíz de haberse verificado la elec­
ción de la nueva Directiva.
C'on él quisieron los Padres Salesianos aga­
sajar a los que consideran como sus mejores
amigos e hijos |\redilectos, y significarles su
recomK'imicnto por su interx’ención magistral
y celo incansiible en ia preparación y realiza­
ción de las fiestas, y por su j>ersonal y ferx’oix>s;t asistencia a todos los actos.
Reuniéronse más de 200, y presidieron la
mesa el Exemo señor Obispo de Magallanes,
monseñor .Artum Jara y el R. P. José Puertas,
Superior de los Salesianos en Chile, quictt, a
la hora de los postres, ofreció el banquete, con
palabras llenas de sentimiento y delicadeza
cristianas.

24S

Como término de esta manifestación, se
leveron numerosas adhesiones llegadas de pro­
vincias.
Gran velada en el Teatro Municipal. —
Aunque es el último de los actos reseñados,
fue el primero con que se inauguraron las
fiestas.
A las 6 de la tarde, hora que se había fijado
para dar comienzo a la velada, todas las aposentadurías de nuestro primer Coliseo se en­
contraban enteramente ocupadas por la enorme
concurrencia, ávida de asistir al desarrollo
del programa que la Congregación Salesiana
había preparado cuidadosamente. Pocos mo­
mentos después de la hora que dejamos ano­
tada, se inició la fiesta, que alcanzó las pro­
porciones de un gran acontecimiento social.
Los asistentes. — Entre los asistentes a esta
solemne velada, anotamos la presencia del Exe­
mo señor Nuncio Apostólico, Monseñor Héc­
tor Felici, del Exemo señor Ministro de Re­
laciones Exteriores, don Miguel Cruchaga Tocornal; del Exemo señor Arzobispo de San­
tiago, monseñor José Horacio Campillo; del
señor Ministro del Interior, don Luis Salas
Romo; del Honorable señor Encargado de
Negocios de Italia, señor Renato Silenzi; del
Exemo señor Vicario General Castrense,
monseñor Rafael Edwards; del Exemo señor
Obispo de Linares, Monseñor Juan Subercaseaux Errázuriz; del Exemo señor Alfredo
Cifuentes, Obispo de .\ntofagasta; de i\Ionseñor Carlos Casanueva, Rector de la Univer­
sidad Católica; del honorable senador don
.•\lejo Lira Infante, don .A^gustín Edwards, don
Darío Urzüa, y varios otros.
Se hicieron presentes además delegaciones de
todas las comunidades religiosas de la capital,
miembros del clero, la comunidad Salesiana,
y el Colegio del María Auxiliadora.
Desarrollo del programa. — Inmediatamente
después de varios números de música y canto,
hizo uso de la palabra el Exemo señor Obispo
de Linares, Álonseftor Juan Subercaseaux
Errázuriz, quien delineó en forma admirable
la cualidad máxima del santo, que fué su in­
mensa caridad para con los |X)bres, y el de­
sarrollo de su apostolado social, en medio de los
enormes obstáculos que tuvo que vencer para
llevar a feliz termino su obra humanitaria.
Al finalizar su discurso. Monseñor Suber­
caseaux fué aplaudido por la enorme concurren­
cia, que escuchó con toda atención su pieza
oratoria.
continuación, la orquesta ejecutó un In­
termezzo sinfónico-;de Alascagní.

En seguida, la señora María Besa de Díaz,
Cooperadora Salesiana, abordó el tema n La
jnadre de un grande», discurso en que hizo
un elogio justo y merecido a la gran madre de
Don Hosco, conquistándose, al finalizarlo, nu­
tridos aplausos de la enorme concurrencia.
Después, un coro a cuatro voces del Instituto
'rcológico Don Bosco y Colegio Camilo Ortúzar Montt, cantó
María sui monti, de
Pageila, la cual fué artísticamente ejecutada.
l ’ na vez terminados los aplausos con que la
concurrencia premió la bella composición mu­
sical, el señor Agustín Fdwards apareció en
el amplio escenario del teatro, siendo saludado
por una cariñosa ovación.
I.,a pieza oratoria del señor Edwards consti­
tuyó todo un éxito.
Habló sobre los principales epÍst)dios de la
vida de Don Bosco; su niñez, sus pobrezas, su
adolescencia, sus luchas por realizar la obra
que había concebido, los obstáculos inmensos
que tuvo que salvar, sus triunfos, su enferme­
dad y su gloriosa muerte; todo en forma ma­
gistral, siendo varias veces interrumpido en el
trascurso de su brillante pieza oratoria.

l erminada la cual, hizo uso de la palabra el
Honorable Encargado de N^ocios de Italia,
señor Renato Silenzi, quien habló sobre la
nacionalidad de D onjuán Bosco, en un corto
discurso que fué recibido con grandes mues­
tras de agrado.
Por último, las niñitas del Colegio de las
Hijas de María Auxiliadora, ofrecieron un
hermoso e interesante cuadro plástico que re­
presentaba al Santo, rodeado de todas las na­
ciones en las cuales ha florecido su obra, en
bien de todas las clases de la sociedad. A las
9 de la noche finalizaba la magnífica velada,
dejando en el ánimo de todos los que a ella
asistieron, indeleble impresión.
URUGUAY. - (Montevideo) Villa Colón.
— Las grandes fiestas de la Canoni­
zación de Don Bosco.

Las fiestas que tuvieron lugar en Villa
Colón para celebrar la Canonización de Don
Bosco en nada desmerecieron de las que se
celebraron en el mundo entero.
En preparación. — La novena del Santo fué

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U ru g u a y . V i l la C o ló n . - E l te a tro d e l C o le g io a iee ta d o d e p ó b l i c e

predicada por el Rdo. Padre Juan Bonmesadri,
Vicedirector del Colegio Pío; el solemnísimo
triduo por el Padre José Raúl Porto y las con­
ferencias para hombres, a las 9 de la noche,
por el Rvdo. Padre José María Vida!.
El Santuario de María Auxiliadora estaba
repleto de público.
El altar de Don Bosco, convertido en un
verdadero jardín, veíase cuajado de flores
y de luces.
Irguiéndose sobre el cielo azul, aparecía,
iluminada con lamparillas elétricas, la alta
Cruz de la torre del Santuario.
El día se presentó primaveral, saludado por
alegre repique de campanas y salvas de bombas.
Misa principal, r— Los patios del Colegio
fueron convertidos en jardines: festones, guir­
naldas, banderines, letreros, trofeos, cuadros,
peródicos escolares, flores naturales, daban
a los extensos patios una viveza y alegría
que se metían en las almas.
Cinco mil personas rodeaban el altar, colo­
cado en el patio de los pupilos, frente a la
histórica € Fuente de los pescadores », en medio
de la cual se !e\'anta el monumento a María
Auxiliadora. A sus pies, la imagen del nuevo
Santo, a quien besaban con fruición la Bandera
Nacional y la Bandera del Santuario, como

símbolos de toda nuestra Patria y de todos los
devotos de María Auxiliadora. Cuarenta mona­
guillos, revestidos de sotanillas rojas y morada.s,
sirven en el altar. Bajo loa pórticos, el maestr»)
Pedro Ochoa, S. S., dirige el canto litúrgico
al frente de la Polifónica de la Academia Pío X,
compuesta por nuestros valientes estudiantes de
Teología. Circundan el altar trescientos socios
de las Compañías de San Luis, luciendo sus
insignias, los alumnos del Colegio y cerca de
trescientos hombres pertenecientes al Centro
Cristóbal Colón y Círculo de Obreros. Del
lado izquierdo, las alumnas de las Hijas de
María .\uxiliadora con sus característicos
uniformes; una abigarrada multitud de damas
V señoritas de todas las instituciones feme­
ninas de Villa Colón.
Un sol esplendoroso llena de luz el patio
e iluminan sus rayos la blanca Hostia que se
eleva en manos dd celebrante Rvdo. Padre
Bonmesadri, como un nuevo y Divino Sol que
llena de luz y esplendor el alma.
La comunión. — La Pascua de Don Bosco. —
Llega el momento de la Comunión. Multitud
de niños, en simpático revuelo, se acercan al
comulgatorio, contrastando con la actitud
serena y austera de trescientos caballera y
jóvenes y con la verdadera marejada de niñas,

25T

clamas y señoritas que van y vienen en torno
de la Santa Eucaristía, distribuida por cuatro
sacerdotes simultáneamente. Llcnanse los pór­
ticos y los ámbitos del patio de las dulces
melodías salesianas.
'lerminada la misa, vino el « homenaje de
la Hores ».
En esos días Colón se vistió de dalias y
crisantemos. Todos los jardines de la Villa
de las Flores fueron talados para homenajear a
Don Rosco; y al terminar la Misa campal,
un Comité de Señoritas ponía en manos de
los niños infinidad de ramos, para que, al
desfilar frente a la imagen de Don Bosco, ios
depusieran a sus pies. El altar quedó conver­
tido materialmente en un verjel.

: . n

U ru g u ay . V illa C o ló n . - L a m is a d e c a m p a ñ a .

I.a farde. - A las 2 y 30 salía la procesión.
Un carro triunfal, artísticamente adornado,
llevando el busto de Don Bosco rodeado de
ángeles, indios y niños, salía por el portón del
Colegio, en medio de los aplausos del público
que llenaba por completo la plaza. Las amplias
avenidas de la Villa fueron testigo del más
estruendoso triunfo. Los cánticos, las plegarias,
se sucedían um>s a otras, en medio de una
piedad conmovedora. Fue incalculable el
número de asistentes al grandioso desfile, pero
más incalculables fueron aún las gracias
derramadas por el Santo a sus devotos.
1.a placa conmemoraíñ-a. — Al llegar la
procesión a la plaza del Santuario, tuvo lugar
una nueva y emocionante ceremonia. Los
vecinos de \ illa Colón, los ex alumnos salesianos, como recuerdo de tan venturoso día,
quisieron perpetuarlo con una artística placa,
coliKada en la entrada del Santuario, que
dice asi:

20-5

a A San Juan Bosco, Padre de la Juventud
y Amigo del Pueblo, en esta primera Sede de sus
Hijos. — Los Salesianos y Vecinos de Villa
Colón ».
El encargado de ofrecer la placa fué el joven
Mario Berrutti, I^residente del Centro Cristó­
bal Colón, quien pronunció un magnífico y
profundísimo discurso que fué una verdadera
revelación.
Luego hizo uso de la palabra el dignísimo
ex alumno doctor Alfredo Canzani, quien, sol­
tando las alas de su corazón de apóstol, elevó
un himno de gratitud a San Juan Bosco, en tal
forma, que a cada momento era interrumpido
por los aplausos de la multitud, pendiente de
su cálida palabra.
La iluminación. — Ya obscurecido y
estando la plaza repleta de gente, se presentó
ante el asombro de todos el mágico espectáculo
de nuestro Santuario iluminado por millares
de lamparillas eléctricas. Las sobrias líneas de
la Iglesia resplandecían con fulgores dulcísi­
mos. Era el castillo de la Reina Auxiliadora,
adornado con todas sus mejores preseas, para
el triunfo del que fué Caballero de su devoción.
La manifestación cívica. — Antes de que­
marse el castillo de fuegos artificiales,se organizó
una alegre manifestación cívica con antorchas.
Abría la marcha la banda de Colón, dirigida
por el Maestro Dorelo. Seguía la juventud de la
Villa, los niños desbordantes de alegría, las
familias, todo el pueblo, llevando en sus manos
aquel o fiambeau » histórico que, con su rojiza
luz, al iluminar los rostros y las cosas, sabe
embriagar en rabioso entusiasmo el alma.
Los gritos y los cantos sacudían las avenidas
de los viejos eucaliptos, inoculando alegría y
fragor de entusiasmo.
Ante el Santuario, al volver la manifestación,
era impresionante la cantidad de público.
Se prende el castillo: cae un letrero iluminado
glorificando al Santo. Jamás podremos olvidar
aquel momento. Terminados los números
del programa, el público no acertaba a apar­
tarse del Santuario, clavado delante de él y
como hipnotizado.

B O LE TÍN S A L E S IA N O
Se

e n v ía

a c u a n fo s d e se a n leer/o.

Basta expresarlo y remitir, coa toda claridad, las
seftas personales a: Rector Mayor de ¡a Pía S o ­
ciedad Safesiana - Cottohago 52 , Tarín (/tafia f.

Crónica de las G racias
conseguidas p o r mediación de

M aría A u x i­

liadora, de San Juan B o s c o y d e nueslros
S iervo s de D io s
ESPAÑA Cádiz. — Estudié el bachillerato en
el colcRÍo Salesiano de Utrera, y tuve una tierna
devoción a María Auxiliadora. ,]Con cuánto fers'or,
en las bellas tardes primaverales, cantaba ante su
imajíen, situada en uno de los pórticos, esta preciosa
canción, que trae aires de infancia, y de tiempos
felices. «i Sálvame, Virgen María, sálvame, que im­
ploro con fe; mi corazón en T í confía...!».
Cuándo salí del colegio, el contacto del mundo
y de las aulas universitarias fué enfriando poco a
poco mis sentimientos religiosos, caí en la indiferen­
cia, V me engolfé en una vida contraria a la ley de
Dios, sobre todo en América, donde ejercí mi carrera
universitaria. Mi modo de vivir era, desgraciadamente,
el de un ateo práctico.
Mas he aquí que cuando, vuelto a España, me en­
trego a lo que el mundo llama buena vida, sin ca­
recer de nada, la Santísima Virgen, llama con tal
fuerza a mi corazón, que, no obstante las fuertes
cadenas que me ataban a aquellos hábitos y placeres,
me sentí como obligado a romperlos más que de
prisa, en virtud de gracias continuas y extraordina­
rias que ella me concedía. Afiigido por la tribula­
ción, que me llamaba al buen camino, no obstante
haber perdido la fe, se me ocurrió, recordando cos­
tumbres de mi infancia, dirigirme a la Santísima
Madre, diciéndole desde el fondo de mi alma: • Ayu­
dadme, Madre mía *.
Y como si ella estuviese esperando aquella oración,
oyóme en el acto, y, no sólo volvió la tranquilidad
a mi espíritu, y la fuerza necesaria para seguir de
nue\-o el buen camino, en mala hora abandonado,
sino que me inspiró la vocación religiosa, y hoy me
encuentro como aspirante para ingresar en la Sociedcd
Salesiana. donde he hallado una paz y una felicidad,
que ni el mundo ni los placeres pudieron darme.
No cambiaría la satisfacción que Dios me concede en
diez minutos, pasados ante el Sagrario, F>or todas
las que el mundo y los falsos placeres de otras veces
me proporcionaban. Todo lo que se dice en la her­
mosa y consoladora parábola del Hijo Pródigo, se
ha realizado en mí, al pie de la letra, siendo la Madre
María Auxiliadora la que me ha besado y echado
los brazos al cuello para devolverme al amor del
Padre amoroso, el Sgdo Corazón de Jesús. Por esto
mis ojos derraman lágrimas de dulzura, cada vez que
vuelvo a cantar con el corazón, más que con k»
labios, estos versos que arrullaron mi infancia:
Es María Auxiliadora — dulce faro de la mar.
Es d amor de mi alma — desde que yo supe amar.
EUa, en mi niñez — mis pasos guió.
Por esto desde niño — siempre la quise yo.
I N. A.
ESPAÑ.A (Santander) Meruelo, abril de 1935 - —
Durante \-arios naeses ha venido padeciendo mi her­
mana Rosario de grave enfermedad asmática. No

L * p r e c io a a j

m o n u m e n u l c u s to d ia d e l te m p lo

e x p ia to r io d e l T ib id a b o (B a r c e lo n a ).

hallantlo remedio en lo« auxilios de la ciencia, a
pesar de habérsele aplicado diariamente hasta tres
y cinco inyecciones, encomendé fervorosamente su
curación a Sen Juan Bosco, ofreciéndole un nove­
nario de Misas, que oyeron con fervor los niños
salesianos de Carmona. Apenas terminado el no1® enfermedad hizo crisis y mi hermana
se encuentra ya bien. Gracias, pues, al glorioso
San Juan Bosco.
A quilina

de

V ierna

d el

An ill o .

E SP A Ñ A Santa Margarita de Monlbuy, Marzo
tic 1935.
Creyendo hallar alguna dificultad para
que, estando próximo a morir, recibiera los últimos
Sacramentos un miembro de mí familia y, efecti­
vamente, no prestándose el enfermo a recibirlos a
la primera insinuación que le hice, acudí a María
Auxiliadora, pidiéndole que me alcanzara la gracia,
por mí tan deseada, de que recibiera los Santos Sa­
cramentos, como así lo hizo con buenas disposiciones
y gran consuelo mío, recibiendo además la extrema­
unción. Por éste y por otros favores recibidc» de
tan buena Madre expreso en estas páginas mi pro­
fundo agradecimiento y envío una limosna para
sus obras.
Una devota de María Auxiliadora
A R G E N T IN A Bahía Blanca, z de mavo 1935. —
Hace seis meses aproximadamente, estaba enferma
de nefritis a la vez que de una deblidad tan grande,
que los médicos temían una anemia o algo peor.
En ese estado, nació mi hijito Enrique casi tres
meses antes del término natural. Los médicos, de­
sesperaban de que pudiese vivir; sufría repetidos
ataques de eclamsia y ya lo considerábamos per­
dido, cuando mi esposo le aplicó una reliquia de
San Juan Bosco y empezamos una novena con todo
el fervor de nuestra fe, prometiendo publicar la
gracia y ofrecer una limosna. En seguida empeaó a
mejorar, y hoy a loa seis meses de edad, se encuentra
en excelente estado de silud, con desarrollo y peso
normales.
iGmcias a San Juan Bo-^co!
ARCiENTIN.-V Tttcumdn, abril 6 de 1935. _
Enci>ntrár»dome en tiempo de exámenes, solkité de
Matia Auxiliadora su poderosa protección y hab ie n ^ sido mimados mis deseos, doy fervientes
gracias a tan buena Intercesora y cumplo la promesa
de publicar esta gracia en el Boletín Salesiann.
H, V alladares.
C O I.«)MBl A (.Santander) Girón, abril 3 de 1935._
Doy traeias infinitas todr's los días de mi vida a
María Auxiliadora y San Juan Bosco por la prodi­
giosa curación de un niño quemado con ácido fé­
nico, el cual le invadió gnm parte del cuerpo.
Cumplo muy gustosa la promesa de publicar el
favor y en\'fo una ^'frenda para su culto.
M

aRIA

Rt-EOA VDA. t »

P i S a.

CCWTA R ICA Palmito de Sa n u ^ — Hallábase
gnv-emente enferma mi esposa sin esperanza de
alivio, el doctor que la asistía dijo que no había
más remedio que operarla. En tan gran pena se

254

encomendó a San Juan Bosco, para que saliera
bien la operación y empezó una novena. Resultando
todo a medida de su deseo y encontrándose hoy
perfectamente curada, manda una limosna para que
bauticen un paganito y publica la gracia, en el Bo­
letín Salesiario.
R aquel V ascas.

F IL IP IN A S Manila, 15 de marzo de 1935. —
IOh, San Juan Boscol recibe el sincero testimonio
de mi ferviente amor e inmensa gratitud por la con­
tinuada y preciosa benevolencia que sin mérito al­
guno prodigas a esta tu pobre e indigna devota.
T u medalHta, cada vez que la he usado en mis penas •
y necesidades, ha sido un remedio infalible. Debo
sobre todo agradecerte el singularísimo favor que
me has conseguido con motivo de mi feliz maternidad,
el 19 de octubre del año pasado, a pesar de venir
en condiciones anormales y difíciles.
También libraste a una sirvienta mía de la ope­
ración de apendícitis con sólo el contacto de tu me­
dalla y me obtuviste que doña Remedios Enríquez '
de Franco, madre política de un tío mío, pudiese
recibir los Santos Sacramentos y ganar el Año
Santo, antes de morir.
Cuantas veces he acudido a tí, siempre, siempre
me has atendido, por lo que no me cansaré de darte
gracias y trabajar como ferviente cooperadora de
tus obras.
P auuta F abres

de

M achuca.

M E X IC O Capital, mayo de 1935. — Una grave
neumonía central con tifoidea me causaba graves
angustias y aflicciones, has» el punto de llevarme
a la desesperación, porque, no obstante la consulta
de varios médicos y el empleo de diversidad de me­
dicinas, no sentía mejoramiento alguno..
Afornmad.amente se me ofreció la reliquia de San
Juan Bosco, que me apliqué con grande confianza
e im-ocando el patrocinio del Santo. En esto y mien­
tras la fiebre subía de un modo impresionante, llegó
el doctor, el cual, examinándome, constató, con
inmenso gozo de mi alma, que la enfermedad hacía
crisis favorable.
Debo testimoniar que eso sucedía el 23 de agosto
del año pasado, y a la fecha sigo enteramente bien.
Doy infinitas gracias a este amado y prodigioso
Santo, que me ha socorrido con tanto amor.
D olores M oscada

de

A lvarez

e

I caza.

Dan también gracias a María Auxiliadora y a San
Juan Bosco por favores recibidos:
Espa S.a Barcelona. Concha Esteve.
Argentina Buenos Aires. Liberata de Stochetti
A rgentina (B s . A s.) Roosevelt. L . N.
A rgentina (Corrientes) Santa Lucia. María Er­
nestina Crosta.
C olombia (Santander) Girón. Mercedes R. Vda
de Valdivieso R — Ana Brígida Mantilla — José
M . Pérez P. — Catalina G . Vda de Prada — Delfina Mantilla Chaparro — José del Carmen Man­
tilla M . - - Aureliano Mantilla — María Natalia M.
de Mantilla — Tránsito Saomiguel de Navas _

Ana Victoria Jaimes — Ursula Mantilla de Man­
dila — Félix Arenas O. — José Concepción Peña
— Matilde Ruíz de Prada.
C o l o m b ia (Valle) Cali. Rvda Madre Gregoria de
San Luis Gonzaga. — Rosario R. Vda de Aedo —
Rita Valencia.
F ilip in a s Manila. Felisa Guerrero — Amelia Celis Castro — Rosario Luzurriaga.
F ilip in a s (Rizal) San José del Monte. Concep­
ción C. de Ricafort. —
G uatem ala (Alta Verapaz) Cohán. Efraln BailóA
— José M. Chavarría — Carmen Barrios — Fe­
licitas de R am os— Marina V. de Gómez — Servanda V. de Gómez — Josefina G. de Leal — Lola
Cha\-arría — Odilia de Gómez — Sara de Narciso
— Eulalia V . de Valdez — María C. de Paz.
M eJico (Xacubava) San Pedro de los Pinos. Isa­
bel Bemal — R. Gil
M eJic o (Tamaulipas) Tamptco Concepción Garza
de Dávalos.
V e n e z u q a Maracaibo. Sócrates Paz P .
María
de Yongb — Gilda Curiel — Manuel González.
V enezuela Ttujillo. Juan Bta Linares Rivas.

Por intercesión
del Venerable Domingo Savio.
E sp a Ra (Sevilla) Carmona, 20 de abril de 1935-

— Habiendo sabido el 8 del pasado marzo que mi
querida madre *e hallaba gravemente «nferma, a
causa de una úiocra intestinal, 7 recordando que el
día siguiente ae conmemoraba la ditdiosa muerte
del V e n e r é Domingo Savio, acudí a -este joven
angelical, in^doraudo su eficaz interoesión. Veinte
niños, los megores de la dase que Tegento. unieron
el día 9 una fcrvofoaa comunión a mis oraciones
y el resultado no ae biao «aperar. Al poco tiempo
supe con satisfacción que mi madre se hallaba fuera
de peligro y disfrutando de franca convalecencia.
Gracias mil sean dadas a tan valioso protector.
E. E- Pbro. Saleaano.

N ECR O LO G ÍA S
S A L E S IA N O S D IF U N T O S:

El P. Bernardo VacchinaMurió en Buenos Aires el día 4 de mayo p. p. Con
la desaparición de este benemérito y anciano Miskmoo la Sociedad Salesiana pierde a 'uno de sus
hijos más preclaros.
Desde varios años atrás, una grave dolencia ve­
nia minando su fibra robusta, obligándole muy a
pesar suj'o, a retirarse de la -vida actira, para ateodCT
a su quebrantada salud, en uno de los Colegios más
importantes de la Capital Federal. A pesar de todo,
los achaques y dolencias que k> tenían postrado.

no pudieron tronchar su celo apostólico ni amen­
guar del todo sus actividades, puesto que, a imitación
de su maestro San Juan Bosco, aunque su cuerpo
enfermo se resistiera a la más leve fatiga, su inte­
ligencia nada común y su corazón de sacerdote após­
tol, hasu sus horas postreras estuvieron siempre
al servicio de la verdad, de la Iglesia y de la Patria,
con sus escritos inspirados, donde se trasparentaba
su alma enamorada de Dios y ganosa de conquistas
espirituales; con sus consejos y exhortaejones sa­
bias, prudentes, caldeadas por el celo que le con­
sumía y la expetiencia que le daban tus muchos
años.
Hombre de trabajo, de midativas y de lucha,
no conoció nunca el reposo; jamás se cruzó de brazos,
haciendo un alto en la labor, para contemplar lleno
de complacencia, los magníficos frutos de su pro­
digiosa actividad. Fué sembrador incansable de vir­
tudes y heroísmos. En su vida fecunda, que duró
tres cuartos de siglo, no conoció jamás la derrota
física ni moral. Cada día señaló, para el P. Vacchma,
una jomada rictoriosa, puesto que diariamente supo
inmolarse, en el altar del sacrificio, para derramar
a su alrededor, luz de verdad, doctrina sana, amor
generoso y sin límites, entusiasmos duraderos, per­
dón para los enemigos, dulzura exquisita, bondad
y purísimos cflu\TOS de virtud, para todos.
Contaba, a la sazón, 76 años cumplidos.
Había nacido en Costigliole de Asti.
A la edad de 12 años, entró como estudiante, en
la Casa Madre de la Congregación Salesiana, per­
maneciendo durante 8 años seguidos junto a su
insigne maestro, Don Bosco, cuyas enseñanzas y
ejemplos quedaron profundamente grabados en su
mente y en su corazón. A los 16 años vestía el há­
bito sacerdotal y un año después, quedaba ligado a

-

2 55

Itt CunKrc'Kación Sulesiana, al emitir su profesión
religiosa.
lín i 87<í , zarpó para América, formando parte
de una expedición de misioneros enviados por Don
Hosco a las Kepúhlicas del i*lata, donde la obra saIcsiana huhiasc iniciado 4 años antes. Se le destinó al
Colcftio de Villa Colón, en la República del Uruguay.
En abril de 1882, el Arzobispo de Buenos Aires
Monseñor Federico Aneyros le confería las órdenes
sagradas, siendo destinado luego a la Parroquia de
S. Juan Evangelista, en la Boca, donde colaboró
eficazmente con el P. Bóurlot en la asistencia de
los enfermos, víctimas de la ñebre amarilla.
En 1887, monseñor Juan Cagliero, Vicario de la
Patagonia, solicitó su cooperación, confíándole el
cuidado de la Parroquia y la dirección dcl Colegio
Salesiano de Viedma, cargos que desempeñó hasta
su partida para el Territorio del Chubut, siendo eí
brazo derecho de su Prelado.
Antes de ausentarse definitivamente de Viedma,
fundí), el año 1904 el primer periódico de la Pata­
gonia, • Flores del Campo *.
El 1“ de enero de 1905 fundaba también en el
Teriitorio, el primer Semanario de habla española
« I ai Cruz del Sur ». Ambos periódicos siguen con­
servándose con vida pujante.
El P. Vucchina consagraba al periodismo las horas
que le dejaba libre su misión de sacerdote y de maes­
tro. .Aún en sus últimos años, enfermo de gravedad,
escribía opúsculos y dirigía el semanario parroquial
• I.a \'erdad ».
F'l heroico mi.sionero de la primera hora ha muerto
en la brecha, santamente, valientemente, y en Bue­
nos Aires se le ha tributado un homenaje solemne
y fervorosísimo.
Encomendémoslo al Señor para que le dé la co­
rona de sus escogidos.
Han m uerto tam bién en la paz del Señor:
Antonio Juan Días, clérigo — de Farruco del Du­
razno (Uruguayi t
Manga (idem).
ICiirigue eVoN. sacertiote — de Bonnemain (Francia)
+ en (tuernesey (Inglaterru), el 10 de febrero de 1035.
José Martella, coadjutor — de Roma t en Ruma
el 2Q de marzo de 1935.

cooPER .-í no RES n iFi ’xros.
Enrique Taiana.
Después de una larga y dolorosa enfermedad, so­
portada cttn edificante resignación cristiana, falle­
ció ci sábado a de marzo, en San Isidro (Ai gentina) confortado con todos los auxilio.-i de nuestra
santa religión.
Parte para la eternidad a la edad de 54 años des­
pués de una vida activa, laboriosa, proficua, sem­
brando el bien a manas llenas, prodigándose con
generosidad, cautivándose las .empatias de cuantos
tuvieron la dicha de acercársele.
Nacido en Rosario de Santa Fe, fué alumno del
Colegio Salesiano de aquella gran ciudad.
Por razones de empleo se trasladó a San Isidro,
siendo alcaide de> misnto v considerado romo urra

de sus hijos predilectos. Fué uno de los más deci­
didos propulsores de la « Olla Popular », institución
benéfica que llegó a repartir más de ciento cin­
cuenta raciones diarias de comida a los pobres.
Por varios periodos ejerció con suma habilidad
la presidencia de ¡os Ex-alumnos de Don Basco, re­
cordándose con verdadera satisfacción aquellos
tiempos de luchas y de triunfos.
Caballero sin tacha y cristiano a carta cabal, era
edificante verle ocupar los primeros puestos en las
funciones religiosas, con entereza, sinceridad y pro­
funda convicción. Cooperador Salesiano de la pri­
mera hora, la Obra de Don Bosco contó siempre
con él en todos los momentos, y sus hijos quiso
fueran educados en el Colegio Salesiano.

Sus mejores actividades fueron generosamente
prodigadas en provecho de la Obra de Don Bosco,
a la que profesaba un cariño extraordinario.
Fué el varón justo que sembró bondad a su paso
y su memoria será por todos bendecida.
Es I'a S a {Tarragona) Rass. — Sor María Teresa de
Jesús Sacramentado, F'undadora del Monasterio de
las Religiosas .Adoratrices Perpetuas del Santísimo
Sacramento.
A rgentina {Bs. A s.) S o» Isidro. — Adelina M.
de Márquez — Pilar Hernández de Marín.
COLO.MBIA (Santander) Labateca. — Saturnino Luna
— Carmen Torres — Isidra Torres — Benedicto
Mendoza — Nicolás 1. Coronado — Elena Sar­
miento — Hipólito Martínez — Alaria Fomasa G.
de F. — Rosa Julia V. de Suárez — Patricio Vera
— Natalia Martínez — Eladio Camargo — Nepomuceno Peña — Rafael Duarte — Corina C. de N'ovoa
— Paulina Herrera de S. — Andrés Delgado —
Mercedes Duarte — Carmen Fernández— Chiquinquirá R. de Peña.
C o l o m b i a (Valle) Cali. —
Gonzalo Salcedo —
Rosína Charriá Bolaños.

I
256

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Ite fim m M e r g É e r f f » ,

I7 t

r

TESORO

ESPIRITUAL

R elación d e las Indulgencias P lenarías
que lo s C oop era d o res S a lesia n os poe~_
den ganar, en e l franscarso d e l año.
1. — Una vez cada día, elevando a Dios, en medio
del trabajo y aunque sea sólo mentalmente, una piadosa
imocación cualquiera, previas las demás condiciones
ordinarias, o sea el estado de gracia, la confesión y
comunión sacramentales y la visita a alguna iglesia
u oratorio público, rogando por la intención del So­
berano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue­
den ganarla, los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos y
exalumnos. Si, hallándose en estado de gracia, se
sigue repitiendo la misma piadosa invocación
u otra cualquiera durante el trabajo, se puede
ganar, cada vez, una indulgencia parcial de
400 días.
z - Un día de cada mes, el que uno elija.
3 - El día en que se hace el piadoso Ejercicio Mensual
de la Buena Muerte.
^ - El día en que se asiste a la Conferencia Mensual
Salesiana.
5 - El día en que uno inscribe su nombre en la Pía
Unión de Cooperadores Salesianos.
b - El día en que por primera vez se consagra uno al
Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejercicios Es­
pirituales, de ocho días.
6 - .4 la hora de la muerte, con tal que, confesado y
comulgado o por lo menos arrepentido de sus peca­
dos, invoque, con los labios o con el corazón, el
nombre sacratísimo de Jesús.

18
23
25
29

-

Cátedra de San Pedro en Roma,
Desposorios de la Sma Virgen.
Coswersión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de SaUs,
FEBRERO

2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de S<m pedro en .4 ntioquía
MARZO

19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciaaón de la Sma Virgen.
MAYO

3 - Invención de ¡a Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
17 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JUNIO

24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
. 30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO

1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesucristo
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
ACOSTO

6 - Trcmsfiguración del Señor.
15 - Asunetón de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de Son Roque.
SETJE.MURE

8 - Natividad de la Sma Virgen.

EN CAD A UNA
D E L A S S IG U IE N T E S F IE S T A S :

12
14
15
29


-

Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.

i) MOVIBLES-.
Sagrada Familia (el primer domingo después de la
Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
.4scensión del .Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sdo Corazón de María (día sigtiieme del
anterior).
2) FIJ.4 S-.
ESERO

1 - Circsmcisión del Señar.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
6 - Epifanía.

OCTUBRE

7 - La Virgen del Rosario.
11 - Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
NOVIEMBRE

21 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE

8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las entedichas Indulgencias se re­
quiere, además de las condiciones ordinarias, que
los Socios de la Pía Unión recen cada día un Padre­
nuestro, Avemaria y Gloria, con la invocación
Sánete Franasce Salesi, ora pro nobis, según la in­
tención del Romano Pontífice.

Obras últimamente recibidas:
L O SO IiR LN A T U R A L E N DON BO SC O . — Vn
tomo de mas de 400 pdgs. de Nice Lotus. Biblioteca
de Doctrina Católica. Calle Brasil. 864 - Buenos
Aires.
Oe buena ^ana, si no tueran tan larj?os, recoge­
ríamos los unilnimcs y entusiásticos juicios que ha
Ilecho sobre esta obra la prensa de Buenos Aires,
especialmente los rotativos » La Prensa» y « e Í
Pueblo ». Resumiendo:
Dice * La Prensa »: — La obra se propone hacer
conocer la personalidad de D. Hosco «a las masas
ignaras y a las minorías displicentes » según expre­
sión del autor, como argumento apologético en favor
de la vitalidad siempre creciente de la Iglesia Ca­
tólica.
Es un ingenioso e inteligente estudio, en el se
ha ordenado hábilmente el acervo documental que
ha ido formándose con la serie interminable de obras
y milagros debidos a D. Bosco. Por lo mismo el
contenido de este libro tiene un gran valor infor­
mativo, especialmente respecto a las obras misioneias
y ^ educación, creadas y patrocinadas por el Santo.
Dice « El Pueblo *: — La obra de Nice Lotus es
clara y diáfana como un silogismo. Tal es su clari­
dad y trasparencia como paro que la entiendan párvulos y gusten sabios. Su pórtico es una explunación
de la idea de santidad, y por él se entra en la vida
sobrenatural de Don Bosco.
Hay en esta obni capítulos que, por lo argentinos
llaman extraordinariamente la atención. Entre ellos
cabe notar los títulosf El .Adelantado de la Patngonia
y Panorama Salesiano.
Siempre, al tratarse de producciones literarias, sr

habla de broche de oro. Bien suele ser, no pocas
veces, un broche de similor. Este libro sí que tiene
su broche de oro, y es « La plegaria a Don Bosco »
donde el autor pide al Santo que la divina virtud
de la caridad una a los hombres todos. Bella, muy
bella es esta oración o plegaria del sacerdote-poeta
que siente, en su propia carne, los dolores de los
hijos de su siglo.
Al concluir de leer este libro, la Imagen del Santo
Apóstol queda para siempre dueña del espíritu.
Añadiremos nosotros a estos y otros juicios de
la prensa bonaerense que el autor de « Lo Sobrena­
tural en Don Bosco» es un joven sacerdote sale­
siano de sólida cultura, y poeta que honra a la nación
argentina, y que este voluminoso tomo sobre Don
Bosco, a pesar de su variedad de argumentos, no
sólo no fatiga, sino que, lleno de agilidad y elegancia,
lleva al lector de emoción en emoción y de sorpresa
en sorpresa, obligándole a no soltar el libro hasta
haberlo leído, de la cruz a la fecha.

BR EV E T R A T A D O D E RELIG IO N - Por José
Mortarino. Traducción de la 8® Edición italiana,
por Cipriano Montserrat, Pbro. Un vol. de 11 X 16,
de 286 págs. Rústica, pías 2,50; encartonado,
pías 3 (Por correo certificado 0,30 de más). Luis
Gili editor. Barcelona. Calle Córcega, 415,
La^i® edición de esta obra se agotó en menos de
dos años, y esto bastaría para demostrar lo excelente
de sus cualidades intrínsecas. Los maestros de Re­
ligión y los catequistas han hallado en ella un texto
ideal para sus alumnos, dadas las condiciones emi­
nentemente didácticas de que el autor ha sabido
dotarla. La Sagrada Congregación del Concilio hubo
de distinguirla con su aprobación

EL T R IU N F O DE L A F E -Opúsculo de «Lecturas
Católicas * de Buenos Aires.

«4
C A \ lIN O DE G LO R IA {Cuentos para mitos) Imprenta Moderna de Alguero v Baiges - Tortosa
^España).

i