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BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON B O S C O
Verdadero concepío
de la cooperación salesiana.
( C o a f ia na c ió a ).
El Cooperador Salesiono
y M aría Auxiliadora.
¡María Auxiliadora! Hermosa y confortante
invocación que t o y vem os elevarse, desde
toda la haz de la tierra, como un efluvio
balsámico cargado de esencias de primavera,
pero que hace un siglo era apenas conocida.
¿Dónde y cómo surgió? ¿F u é una de las
tantas floraciones del fecundo corazón de
Don Bosco? Cuando él vió la luz en el case
río de Los Becchis, nadie conocía apenas esta
advocación, por no estar aún incorporada a
la piedad popular, pero es lo cierto que ya
existía en la Iglesia, desde hacía más de dos
cientos años, la cual tenía consagrado ofi
cialmente este títu lo de Auxiliadora, ganado
por la Virgen en buena lid con sus magníficas
y sobrenaturales intervencioes de Lepanto
y Viena, y posteriormente de Fontainebleau,
cuando la liberación de Pío V II.
En este títu lo había la Providencia acu
mulado enormes tesoros de gracias que debían
permanecer ocultos hasta que llegara la hora
de su revelación, y fué Don Bosco quien,
favorecido por esta revelación, recibió el en
cargo de ir esculpiéndola en las alm as y ex
tender por todo el mundo el am or y la devo
ción de María Auxiliadora.
•'Ha llegado la hora — decía en 1863 al
joven Cagliero, m ás tard e cardenal de la
Santa Iglesia — ha llegado la hora de honrar
a María con el títu lo de Auxiliadora de los
cristianos. L os tiem pos que atravesam os son
muy difíciles y es de todo pirnto necesario
qae la Reina del cielo nos ayude a conservar
y defender la fe cristiana
Y algún tiempo después escribía con atento
profético: «D ía vendrá en que, jim to con
las devociones de la Sagrada E ucaristía y
del Corazón Sacratísim o de Jesús, los que de
veras sean cristianos tendrán a gala profesar
la bellam ente tierna de María Auxiliadora.
P or esta devoción caerán sobre la tierra lluvias
de bendiciones, que contribuirán a extenderla
más y más ».
Devoción bendita y en extrem o consoladora
que ha venido a ser el gran legado fam iliar
recibido de Don Bosco, y si para todos los
que integram os la fam ilia salesiana es no
sólo tim bre de gloria, sino ideal de conducta
y fuente de energía, lo es de un modo especial
para vosotros, beneméritos cooperadores, que
no sin m otivo el Beato Fundador os puso
este nombre glorioso que suena lo mismo
que el de nuestra Virgen y tiene idéntico
significado.
Parece como si hubiese querido deciros:
Pues que vosotros, fieles a mis designios, os
hacéis auxiliadores de las obras de la A u x i
liadora, yo os aseguro que la Virgen, fiel a
sus promesas, se h ará cooperadora de los
intereses de sus cooperadores.
Pero es evidente que ese vuestro apostolado
de cooperación no podría desenvolverse si no
contarais con dos factores que son absoluta
mente necesarios, la bondad y el poder. La
bondad, o sea la constante inclinación a
hacer el bien; el poder, o sea la posesión de
los medios indispensables para realizarlo.
Para hallarse en condiciones de ser útiles
a los demás no basta querer, es preciso tam
bién poder. F i corazón m ás tierno y generoso
del m imdo se estrellará siempre ante la falta
de medios y el hombre de m ayor fortuna,
si carece de sensibilidad moral, será im ente
perfectam ente inútil para toda empresa be
néfica.
i
A mayor bondad y poder corresponderán,
])Ues, m ayor extensión y fuerza de apostolado
y, siendo esto cierto, aquí tenéis, cooperado
res, a María Auxiliadora ofreciéndoseos desde
luego como
Ideal y fueníe de bondad. — Los Anales de
su devoción son el más espléndido testimonio
do esto que afirmamos y bastaría, para con
vencerse de ello, repasar no m ás la Sección
de Gracias de nuestro Boletín que, todos los
meses y en todas las lenguas, publica por
centenares los favores y larguezas de esta
buena Madre, pero la lección más típica
y para vosotros más fecunda en enseñanzas
(le la bondad de María la encontraremos en
el hecho evangélico de las Bodas de Caná.
lístudiémoslo.
No obstante ser ella la Madre de Dios y
la Reina de cielos y tierra no se desdeñó de
aceptar la invitación de unos esposos pobres,
que querían celebrar su boda en fam ilia y,
con encantadora cordialidad, sentóse a su
mesa, gozosa de poder contribuir con su pre
sencia a aum entar la alegría de aquella casa.
Et erat Mutér Jesu ibi (lo., 2 i) Y la Madre
de Jesús hallábase presente.
De la redacción del Sagrado Texto casi
]Kidríamos deducir que se trasladó a Caná
algunos días antes, con el fin de ayudar en
las faenas preparativas de la gran fiesta.
I/i sobreabundancia de su bondad no re
paró en pelillos de amor propio, enseñándonos
a todos a prestarnos a cualquier obra de
caridad por humilde que sea y a no hacer
acepción de i>ersonas, contrariam ente a lo
que suele hacer la filantropía mundana que
busca la ostentación y el aplauso y sólo proteje a las clientelas que le son simpáticas,
mostrándose dura y cruel con lf)s demás
necesitados.
A(iuella fiesta de bodas tuvo su pequeño
percance. Imitóles el víihí de |>ostre a los
esposr»s, pero la bondad de María que es
tab a m uy alerta ]v>rque todo lo tem ía de la
pobreza de aquella casa, supo evitar el con
flicto antes de que los mismos interesados
se dieran cuenta con la pena y el bochorno
consiguientes.
iQué rasgo tan m aternal el suyo y con qué
gusto se lo brindamos a nuestros cooperado
res! ¿l'o r qué esperar a que las necesidades
del pobre se agudicen hasta el extrem o de
obligarle a prorrumpir en gritos de angustia
y tom ar resoluciones humillantes? ¿N o es
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mucho más elegante y cristiano saber adi
vinar, con caridad fina y previdente, las
situaciones de penuria que se quieren reme
diar?
Quédese tam bién para la gélida y burocrá
tica filantropía eso de obligar a los pobres
necesitados a que se hagan adelante con las
credenciales de su miseria, haciéndoles exhi
bir sus andrajos de oficina en oficina, ante
los ojos de la curiosidad insultante.
Im ite el cooperador a María, im ite al buen
Dios que remedian por i ^ a l las necesidades
de unos y de otros, antes de que lleguen al
cielo sus voces en demanda de auxilio Antcquam clament, ego exándiam [Is., 65, 24).
B ond ad eficaz y operativa. — N o quedó
en puro sentimentalismo aquel impulso bon
dadoso del corazón m aternal de María, sino
que, sintiendo como propia la vergüenza que
am enazaba caer sobre los esposos, corrió
al instante a evitársela.
¡Oh y qué arraigado tienen en el alma
ciertos católicos el tem peram ento contrario
de frenar y aplazar sus impulsos generososi
N adie más pronto ni m ás elocuente que ellos
en lam entarse de los males presentes. ¡Con
qué énfasis deploran los peligros terribles de
nuestras juventudes y la anemia inconce
bible que arrastran niuclias obras católicas
y las dificultades heroicas con que lucha el
misionero. Todo esto saben deplorarlo muy
bien, es verdad, pero no hacen nada por evi
tarlo; se contentan a lo más, con prometer
y ofrecer, como aquellos famosos gendarmes
de Offenbach que dic«n vamos, vamos, pero
no se mueven nunca de su sitio.
B ond ad gen ero sa.
N o se tratab a en
O uiá de remediar necesidades extrem as. Otra
cosa hubiera sido que les hubiese faltado el
ixin, pero el hecho de que no hubiese vino
de postres no podía constituir fracaso,
m áxim e tratándose de <x)mensales de mo
desta condición. Pero ¡váyanles con razo
namientos a los corazones hechos de bon
dad como el de María! bastaba que aque
llos pobres anfitriones halláranse expuestos
a pasar un m al rato y a \-er enturbiado rí
gozo de aquel día, que era sin duda el más
grande de su vida, para que la Virgen se
conmoviese y volase a su socorro.
No, la \*erdadera caridad no resuelve las
cosas a punta de derecho, ni se lim ita sólo
a socorrer las grandes necesidades; el buco
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cooperador salesiano, que se ha nutrido abun
dantemente con la savia de las enseñanzas
de Don Bosco, sabe m u y bien que a l necesi
tado no se le debe ofrecer sólo el trozo de pan
indispensable para no desfallecer de hambre,
ni la ropa precisa para cubrir su desnudez,
sino que, alargando un poco m ás su m ano be
néfica, ha de procurar, luego de ver satisfechos
los estómagos, alegrar y consolar las almas,
con afables delicadezas, procurándoles aquel
poco de solaz y esparcim iento que es el vino
generoso de la vida, de que ningún hombre
puede prescindir, vino que tan pródigamente
supo escanciar nuestro Beato en las copas
humildísimas de los niños que le seguían,
con sus alegres genialidades, con fiestas y
músicas, con juegos, paseos y regaluchos,
lleno todo él de felicidad sólo de ver brincar
la alegría en aquellos ojuelos vivaces que se
h a b ^ abierto a la luz del mundo para
llorar privaciones.
Bondad magnánima. — L a Madre de
Jesús era pobre, pero no por serlo creyóse
dispensada de realizar aquella obra benéfica.
La necesidad se ofrecía allí ante sus ojos
y ello bastó para que se decidiese. Y o
no puedo proporcionarles el vin o que les
falta — diría ella — porque no tengo con
qué comprarlo, pero acudiré a otro que tiene,
y no rae dirá que uó.
¿No véis de nuevo trasparentarse en este
relato, amados cooperadores, la figura lu
minosa de nuestro Don Bosco, cuando, según
nos recordaba en su últim a carta el malogrado
Don Rinaldi, iba de puerta en puerta con
dos sacos al hombro, recogiendo la caridad
pública?
¿Quién le \úó nunca asustarse de su po
breza? ¿Quién había de pensar jam ás que
aquel hijo de oscuros campesinos, despojado
de todo bien de Dios, no sólo por efecto de
virtud, como San Francisco de Asís, sino
además por tiranía de la naturaleza, encon
traría a lo largo de su vid a cantidades fabu
losas de dinero con que desarrollar sus obras?
¡Oh prodigios del celo y del am or de DiosI
Bondad intrépida. — E s bien conocida de
nuestros lectores la respuesta que dió Jesús
a la indicación de M aría, respuesta capaz,
por su tajan te sequedad, de paralizar los
ber\*ores del corazón m ás generoso. —
^ 5 0 yo que ver contigo, mujer? A ú n no ha
tiegado mi hora. E s ta salida inesperada
que para nosotros constituye Un misterio,
debió constituir para el corazón de María
una prueba desconcertante, pues era acaso
la prim era v e z que no se sintió halagada
por aquellos labios divinos con el dulce
nombre de Madre.
N o obstante de ello, ni vaciló su fe. ni se
enfrió su caridad, ni retrocedió un milíinetro
su intrépida confianza. — Haced lo que E l
os diga — he aquí la orden que recitan los
criados, a raíz de la am arga repulsa.
Cooperadores de Don Bosco, esta nueva
y iiltiraa lección de la bondad de M aría
Auxiliadora viene h oy com o anillo al dedo,
para alentar vuestro apostolado que — no
sotros lo sabemos bien — tro p iq ^ a cada
paso con otras sem ejantes y terribles re
pulsas, que no salen ciertam ente de cora
zones misericordiosos como el de Jesiis.
Sabemos qjie vuestra abnegación y gene
rosidad no siempre son interpretadas bené
volam ente por las gentes.
Cuando solicitáis la cooperación ajena para
las obras de Don Bosco, muchos se excusan
con sus ocupaciones, otros os dicen que
no pueden hacer m ás beneficencia de la que
hacen, otros os echan en cara que sois im
portunos, pesados, entrometidos; en otro
sitio se os objeta tal vez que la educación
salesiana no responde a los nuevos tiempos,
(jue es inadaptable, retrógrada, m edioeval, y
que h a y otras obras de m ás positivo pro
vecho en que em plear el dinero.....
¿Cómo podríais vosotros asustaros de eso,
formados como estáis en la escuela de María
y de Don Bosco? E s la historia que se repite,
y que se repetirá m ientras el mundo sea
mundo, a saber, m ientras sea la antítesis y
la incomprensión, respecto a las obras de Dios.
Abrid la Vida de nuestro B eato Fundador
y veréis como él tu vo que oír y sufrir cosas
mucho peores. L a injusticia de su tiem po le
azotó el rostro con las m ayores estulticias y
violencias im aginables, pero él pasaba por
encima de todos los repudios, bochornos y
persecuciones de que se le hacía objeto y
m archaba derecho a su ideal. Cháritas Christi
urget nos (2 Cor., 5, 14) la caridad de Cristo
le sostenía y le daba fuerzas, tenia en cons
tan te vibración sus nervios y su cerebro y
todas las fuerzas de su alma.
Si cien veces veíase precisado a regresar a
su O ratorio con las manos vacías, al cabo
de jom adas crueles pródigas de sacrificios,
otras cien veces emprendía los mismos ca-
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minos, sin que el sosiego de su espíritu per
diese su ritm o inalterable, sin que la alegría
de su rostro se viese em pañada por ningún
signo de contrariedad.
Y cuando la divina Providencia se dignaba
recompensar sus fatigas y veía a sus cente
nares de huerfanitos saltar festivos en tom o
suyo, después dé una abundante refección,
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sum inistrada por la caridad de sus coopera
dores, el pecho se le hinchaba de gozo hasta
estallar, su alm a se elevaba al cielo excla
mando: iQué buena es María! y antes aún
de terminar la expresión, brillaban las lá
grimas en el cristal de sus ojos como brillan
las luces en un altar, cuando las excita un
contacto eléctrico.
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El mundo a los pies del Vicario de Jesucrisio.
Los que v a y á is a Roma,
pasad por Turín a venerar el Santo Sudario
Estará expuesto, desde el 25 de Setiembre al 1$ de Octubre,
Kntre totkus las reluiuins de la Pasión, que
Li cristiandad atesora, el Santo Sudario de
Turín es. tal \ c/ la más insigne o cuando menos
la más de\*ota e impresionante, pues que en el
pixxligioso lienzo contemplan nuestros ojos la
imagen auténtica del cuerpo sacrosanto de
Jesús y, sobre todo, la expresiva majestad de
su divino rostro.
r.Qué es el Santo Sudario? — Es una magtiíñca sábana de lülo finísimo y de ima sola
pieza que mide 4,36 lu. por i.io y se cons«.“n'a
guardada y enrollada dentro de una triple y
valiosa caja de plata, en la Santa Capilla de la
catedral taurinense, suntuosa e imponente obra
arquitectónica, proyectada en el siglo XVTI
por el abate Guarini, toda revestida de mármol
negro, y bellamente rematada por xma originalíiim a eúpula de mara\-iUoso artificio, que '"a
cerrando con series de arcos sueltos, entrela
zados y sobrepuestos.
I<a preciosa reliquia es propiedad de la real
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casa italiana y se custodia en la catedral, bajo
la responsabilidad inmediata del Excm o Pre
lado archidiocesano.
Espónese rarísimas veces y sólo por breves
días; de ordinario, siempre que la nación cele
bra las bodas de su Príncipe beredero. Por esto
la última exposición tuvo lugar dos años liace,
en que casó el príncipe Humberto.
¿Cómo ha llegado a Turín el Sanio S u
dario? — Por tratarse de un largo y tortuoso
recorrido de diecinueve siglos, es difícil preci
sarlo, pero no tanto que no podamos, a través
de las nieblas de los tiempos, establecer los
hitos necesarios para encaminar la verdad.
El Santo Sudario, como es sabido, es la sá
bana única de que hablan los E\'angelistas San
Mateo, San Marcos y San Lucas, comprada
por aquel hombre rico, amigo y discípulo de
Jesús que se llamaba José de Arimatea, para
envolver el cuerpo del Redentor; la misma
que "vieron luego San Pedro y San Juan en la
cámara sepulcral, tirada por el suelo y re"vuelta
con las fajas o vendas, a raíz del milagro de la
Resurrección.
Ya en el mismo siglo I®de la Iglesia, el E^'angelio apócrifo hace mención del Santo Sudario,
diciendo que había ido a parar a manos de im
criado del Simio Sacerdote de Jerusalén, lo cual
confirman San Jerónimo con otros Santos Padres
y, hasta bien mitrado el siglo X , nunca faltan
escritores que hacen mención de la sagrada
reliquia, coincidiendo todos en que estaba en
Jerusalén.
Después de im silencio de dos siglos, vuelve
a hablarse nuevamente de ella en i i 8 i , con
ocasión de haber sido expuesta, no ya en Jeru
salén sino en Constantinopla, a donde es casi
seguro la llevaran los cruzados, con ánimo de
dejarla en Roma, a fin de sustraerla para siem
pre de la custodia de los infieles.
En 1300 el Santo Sudario aparece en manos
de Guanierio de Trainel, cruzado y obispo de
Troyes, quien la deja al morir a su pariente
Guillermo de Cliamplile, surgiendo entonces
mía serie interminable de pleitos suscitados por
la codicia de muchos pretendientes, que la
legislación imprecisa de aquellos tiempos em
brollaba cada vez más, hasta que el Gobernador
de Picardía Godofredo de Cham y se hizo con
ella, y su consorte y heredera Slargarita de
Cham y la cedió, ante notario, a Ana de Lnsiñán, esposa del Duque de Saboya Luís I®, el
día 22 de Mayo de 1452.
Desde este día y año la preciada reliquia ha
estado siempre en posesión de la Casa de Sa
boya, la cuai la consen-ó primero en Chambery
y luego, en 1578, la trasladó a Turín, a raíz de
un incendio, que lia dejado huellas por fortima
leves en el sagrado lienzo.
Eaíerramienío de Jesús - Céldire cuadro de CUerí.
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E! cuerpo sacrosanfo del Redentor per
fectamente dibuiado. — Entre las aludidas
huellas del fuego y otras producidas por los
pliegues o dobleces, y un sin fin de manchas
q^e los siglos han ido dejando, descúbrense, en
eblienzo, dos contornos completos de un cuerpo
humano de i,8oni. de alto, el facial y el dorsal,
opuestos por la cabeza.
I/a prisa con que tuvieron que sepultar el
cuer]>o de Jesús, para no violar el descanso del
sábado, hizo sin duda que se prescindiera de
variíis de las fonmilidades que los judíos obser
vaban en el ainortajamiento de sus cadáveres.
Parece seguro, por consiguiente, que, despué.s
de cubrirle el rostro con el sudarium o pañuelo
de nibrica, que San Juan dice expresamente
haber visto doblado a parte dentro del sepulcro
vacío, procederían en seguida a tender el santo
cadáver sobre la m itad de lo largo de la sábana,
y luego doblarían ésta por encima, ciñéudola
al cuerpo con las consabidas vendas. Sólo ad
se explica la impresión de los dos retratos, facial
y dorsal, y esto es lo que vemos gráficamente
expresado en la preciosa miniatura del célebre
Clovio, discípulo de Rafíiel, que aquí reproduci
mos, y que en la Pinacoteca de Turín se con
serva.
E l cuerpo del Señor aparece rígido y santa
mente compuesto, con las manos cruzadas sobre
fcl bajo \’ientre, y es de un realismo impresio
nante, acentuándose en el dibujo la tmnefaccióa
de algimos miembros niayonneute afectados
por el martirio y las llagas y rasgaduras del
costado, pies y manos, fiagelación y coronación.
Las manchas que forman las imá
genes, extrañas por completo a cual
quier técnica de pintura, son mono
cromas o sea de color uniforme, gris
oscuro; los contornos vagos y difusos
y difíciles de precisar en ima visión
directa sobre ¿ lienzo, desteñido por
la acción de los siglos.
I Cómo explicar la formación de
tales manchas que nos dan, fielmente
reproducida, la imagen del Redentor?
A parte de lo que pudo haber de
milagroso en la impresión, los sabios
que, a la luz de la investigación mo
derna, han estudiado este*hecho, y
negado todos los casos supuestos de
superchería, creen que las sxrsodichas
luanclms han podido ser producidas
por abundantes exudaciones de urea,
sueros y pigmentos emáticos, bro
tados de las excoriaciones y heridas
que cxibrían, de pies a cabeza, todo
el cuerpo martirizado de Jesxis.
Repetidos análisis del espectro así
lo han establecido, creyéndose que,
a completar el dibujo, contribuyó la
rápida oxidación, por gases amonia
cales, de los áloes balsámicos que
abundantemente impregnaban la sá
bana.
La mlnlaiora de Oovlo qoe representa el Santo Sudario
y el probable amortajamieoto del Redentor,
La auíenficidad. — ¿H ay algo hoy,
por Ventura, bajo la luz del sol, que
escape a las impugnaciones de los
críticos? Así que no es extraño liaya
sido también impugnada la autenti
cidad del Santo Sudario de Tuiín,
principalmente por Chevalier, Mely y
Donnadieu, pero contra cada de
tractor se han levantado victoriosa
mente docenas de defensores.
Como la información sumaria que
nos es permitido hacer aquí nci coO'
siente que entremos a fondo en esU
La Santa Faz
(impresión negativa del lienzo).
cuestión, diremos únicamente, que la autenti
cidad está hoy plenamente demostrada, desde
el punto de vista de la exégesis, del arte, de
la dencia y de la arqueología y digamos
también de la historia, puesto que ya hemos
'isto existen datos sufidentes. i Cuántas obras
venerables de nuestros museos, tenidas uni
versalmente por auténticas, no podrían glo
riarse de poseerlosl
El sabio sacerdote salesiano Noguier de Malijay, en su magnífico opúsculo he Sot«í Suaire
de Turin, después de razonar estos puntos de
'ista con hechos irrefutables, establece esta
condusión: <Por encima de todo, hay un argu
mento que, hasta ahora ha resultado irrefutaáo e irrefutable, para demostrar que el dibujo
no puede atribuirse a procedimiento algimo
pictório), sino que ha sido produddo, natural
o milagrosamtíite, por d contacto de un cuerpo
muerto.
El argumento es éste: La dable silueta humana
del Sanio Sudario hállase sobre el lienzo impresa
negativo, o u a con los claroscuros invertidos,
y esto ha venido a demostrarlo, hasta la saciedad,
la placa fotográfica, que dá por consiguiente un
dibujo positivo. ¿ Qué pintor hubiera podido hacer
nna obra semejante, antes del siglo X I V , aniiciPdndose 500 años a la invención de la fotografía,
y ton qué objeto podía haberla hecho, cuando nin-
La Santa Faz
(impresión positiva de la placa fotográfica).
El rostro dcl Saofo Sudario
íaierpreia<lo por el pudor Capelle.
■
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l^uno de. sus contemporáneos estaba en condiciones
de interpretarla?
Divina elocuencia del dibujo. — Pero el
examen objetivo de la imagen, con criterio
artistico-religioso, es, entre todos las pruebas,
la que más convence, imponiéndase al espíritu
en seguida con fuerza de evidencia.
¡Qué maravillosa finura y magestad de formas!
R1 sagrado rostro especiabnente, de un marcado
carácter semítico, ofrece una pureza de líneas
neamente a la memoria aquella descripcife
impresionante que de Jesús hizo PubHo Léntiüo. Gobernador que fué de Judea y amigo de
Pondo Püato, o acaso éstemismo, como algunos
quieren, en carta dirigida a Tiberio y al Secado
romano.
He aquí el interesante documento, traducido
a la letra;
Un hombre de gran virtud ha aparecido en
nuestro tiempo que lleva por nombre Jesús, el
Cristo; el cual resuscita los muertos y cura toda
La Ottimo ostensión que se hizo del Sanio Sudario, en las puertas de ia catedral.
sobrchxnnnita. es de lo más noble y diguitaso
que imaginarse pue<ln. Fijando la ^’ista dete
nidamente en el dibujo del cliché fotográfico,
prtiyectado sobre una pantalla luminosa, im
presiona y c<mmueve como una verdadera apa
rición. ¡Qué dejos de tristeza resignada y se
rena en esta frente martirizada! Xiugima obra
humana es cajKiz de concebir y expresar senti
mientos tan profundos, tan varios y, a veces,
tan contradictorios, como los que nos sugiere
el Santo Sudario, de majestad y dulziira, de
fuerza y resignación, de nobleza y humildad, de
placidez y tristeza, de ^ida interior que, a rau
dales, se ve brotar de la mascarilla misma de
la muerte.
Contemplando este Retrato acude espontá-
suerte de enfermedades. TJámanle Profeta de la
verdad, y tiene discípulos que afirman ser Hijo
de Dios.
No hay duda qtte es »»» hombre de áspelo her
moso y digno de admiración; tiene un rostro ve
nerable qiu inspira, al mismo tiempo, amor v
temor a cuantos lo contemplan. Sus cc^llos son
del color de la avellana cuando está madura v
caen unidos hasta las orejas, formando htego
risos y tirabuxones graciosos y Iticientes que, on
dulando, se derraman sobre sus espaldas; dicl'^
cabellera se ve partida en dos, en lo alto de la cabesa, a la usansa de los Nazarenos.
Su fax, /impío de manchas y arrugas, es de
tono encendido, pero agradable; su nan- y
boca correctas: en sus ojos se ve, mezclado con el
J
16 9
I
blanco, un matiz ora verde ora azulino. Lleva barba
espesa p¡f0 no muy larga, del mismo color de los
cabellos y, como ellos, partida también por el
medio. Sus manos y brazos son una delicia. Es
terrible en el exhortar y reprender; benigno y
amable; alegre pero grave; nadie le vió jamás
feir, pero si algunas veces llorar; es parco, mo
desto y convincente en el hablar; es hertnoso entre
¡05 hijos de los hombres. (Migne, en su Diccio
nario de los Apócrifos y Vigouroux, en el de
la Biblia).
Un hecho providencial. — Lo es, en efecto,
el que Jesús haya reservado a nuestra época,
de fe tibia y vacilante, este descubrimiento de
su verídico Retrato, tantos siglos oculto e
indescifrado dentro de los pliegues del Santo
Sudario.
Es rm signo confortador; im nuevo lábaro
que la mano omnipotente de Dios ofrece a
nuestra sociedad, para que lo lleve y lo tremole
en los ásperos combates que tiene que sostener.
Así lo declaró el sabio Pontífice León X III,
asombrado y conmo^rido, cuando vió las pri
meras pruebas fotográficas obtenidas directa
mente del Santo Sudario, sin artificios ni re
toques. La importancia de esta revelación, que
es ima de las grandes mara\*ülas de nuestra
época, a pesar de que pocos son aún los cristianos
que de ello se han dado cuenta, y las gravísimas
circunstancias por que atraviesan los pueblos,
deben hacemos caer de rodillas ante el di\'ino
Retrato de Jesús, Memorial ilustrado y \'iviente
de la Pasión, en este su santo y solemne X IX
Aniversario, y hacemos confesar a gritos nuestra
fe en el gran misterio de amor, única prenda
para todos los hombres, de esperanza y de sal
vación.
¡Hay que volver a D io s!
Advertencia gravísima de un Obispo.
í Xo sé si las dxiras lecciones recibidas ser
virán de escarmiento para provocar en la hu
manidad una rectificación de su marcha, o si
persistirá obstinadamente en continuarla hasta
terminar en el desastre total. Lo cierto es que
aun en esta hipótesis, la hora de Dios llegará
cuando haya terminado la hora del hombre,
hos creyente sinceros somos los que menos
miedo tenemos por la suerte definitiva. En las
épocas trágicas de la historia, las polvaredas
que levanta el derrumbamiento de las civilizariones no son más que la señal de los pasos de
la majestad de Dios que se aproxima ».
* Mas para que el reino de Dios no sobrevenga,
Pmcedido de tantos desastres, que pesan an-
gustiosamente sobre las generaciones, nosotros
nos empeñamos en predicar que es necesario
rectificar la marcha; es indispensable renunciar
a establecer el progreso sobre las minas de la
justicia y el derecho, que si no dimanan de
Dios, como normas eternas, 'carecen no sólo
de consistencia, sino hasta de razón de ser. es
de urgencia convencerse de que Jesucri.sto no
se había equivocado cuando nos dijo: buscad
ante todo el reino de Dios y su justicia. Es
necesario, en una palabra, restablecer los valores
espirituales, porque ya la misma comprobación
experimental ha vuelto a enseñar al mundo
que no sólo de pan vive el hombre. 1
« Por eso nosotros restablecemos las prácticas
y los cultos tradicionales, y hacemos estas
afirmaciones solemnes y públicas de convicción
religiosa y de fe patriótica ».
{Del discurso de Mons. M igtul de Andrea, al
finalizar la procesión de Ktra. Sra. de los
Remedios de Buenos Aires).
Inscribios en la Pía O bra
del Sgdo. Corazón de Jesús de Roma.
Dando la limosna de una peseta, o cantidad
equivalente, puede cualquier persona tener
derecho a la participación en los fm tos de seis
misas diarias, que se celebran y ]>erpetuaniente
se celebrarán en la BasÜica del Sgdo Corazón
de Jesús de Roma, según las intenciones de
los oferentes o suscritores.
Las limosnas recibidas por este conducto
destíiianse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la
sociedad, acogieudo niños pobres y abandonados
para educarlos cristianamente.
¿Quién no contribuirá pues con algimos cén
timos, que con tanta facilidad se gastan, a esta
invitación ¡>atemal de Don Bosco y de la
Iglesia, motivada por ideales tan nobles y
caritativos?
¿Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia dhrina en este mundo y en el
otro, mediante la aplicadón de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿ Quién no tiene almas queridas, vivas o di
funtas, a quienes obsequiar con tan esplén
dido regalo espiritual?
No tardéis en pedir Hojas de suscripción.
R exttor Ma y o r d e los S alesiaxos - Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse al mismo Rector
Mayor o directamente a nuestra casa de Roma.
. Ospizio Sacro Cuore - \'ia Marsala 42.
DE
ESPAÑ A
L o s Exalum nos s e mueven,
Del montón de Relaciones recibidas que aún
esperan tumo para salir publicadas en el Boletín,
separamos algunas de contenido homogéneo
(lue reflejan actividades de nuestros Exalumnos..
A elhis vamos a dedicar este mes toda la pre
sente Sección, como homenaje de admiración y
cariño e esas juventudes que gallardamente siem
bran por el mundo los ideales salesianos y como
estímulo de conducta para las que aún no se
luui organizado dentro de la Federación y las
que, a ixisar de hallarse a ella incorporadas ofi
cialmente, no híui roto todavía nmguna lanza
en la palestra de la acción juvenil católico-so
cial, donde la causa del bien habrá de ganar
en lo sxicesivo sus mejores batallas.
Encabezamos la infonnacióu con una bella
página orientadora del culto abogado sevillano
l)on Manuel Raiuos Hernández, bien conocido
de nuestros lectores por sus entusiasmos salesituios y excelentes condiciones de organizador.
L o s A ntiguos A lu m n os
y la Ju v e n t u d C atólica .
I En un número de la hennosa Re\ista -■ /i>
alumnos de D. Bosco *, de Buenos Aires, en
cuentro, en su sección ♦ Del Exterior », la si
guiente lacónica noticia:
«En la primera {lágüia de el « Don Bosco i
del Uruguay se ven los retratos de siete jóvenes
que rodean a Don Bosco, y debajo la siguiente
inscripción sugereiite y consoladora: Carlos Du
Pre es el
ex-aiitmno salesiar.o que llegó
a la f>residt n,-!.f lU- ¡a JuvcntvdCaiólicadel L>nH>*ay *.
V como adecun<lo comentario, añade * Exalumnos de D. Bosco ».
í Muy bie«i, muy bien! Nosotros los argentinos
miran\ixs \-uestr.i;* glorias con íntima satisfac
ción y ix>giunas al Ciclo *'nra que los Ex-alumnos
unig'.iay 's .ifditen siem*'tc
las aiwr. ilas del
ti.ta lo católico*.
Confieso le;dmente que debo a la noticia del
aulorizi\do órgano de los compañervís argentñios
momentos de satisfacción profimda, pues por
ella he visto que, no es cosa mia eso de que
los
AA. Siüesianos tienen el deber de mar
Y
A M E R IC A
char en las vanguardias del mo\dmiento católico
de nuestras respectivas naciones. Y como re
s\ilta que esas avanzadas, que esas vanguardias
de la Acción CatóUca, las integran en todo el
mundo las • Juventudes Católicas * de aquí que
debamos convenir en que en ellas tenemos el
deber de enrolamos los Antiguos Alumnos de
Don Bosco.
Pero, en m i sentir, la simple enrolación no
es suficiente, tratándose de nosotros. A nosotros
tiene la Acción CatóUca el derecho de exigimos
más; que más debe exigírsele a quien más se
le dió...
Porque nosotros. Antiguos Alumnos del
Beato, recibimos en las Casas Salesianas, no
solamente una profunda fundamentación reli
giosa que culminó en el culto filial a la Virgen
AuxiUadora, que es la Virgen Salesiana por
excelencia, sino también una formación social
que fluye de las doctrinas educativas de Don
Bosco, que se desprende como corolario obli
gado de todo su sistema, y que se traduce
prácticamente en la aproximación de clases
sociales, en la inquebrantable adhesión a U
persona del Vicario de Cristo, y en un concepto
reverente y profundo del patriotismo, despojado
de idolatrías * nacionalistas», para presentár
senos como la concreción suprema de los más
elevados deberes ciudadanos, y cu el senti
miento, en fin. de ese mismo deber y de los m i'
costosos sacrificios, sacrificios que sólo pueden
rendirse cuando se está saturado de ideales lo
suficientemente nobles para saber inmolarles
las egolatrías del espíritu y las concupiscencias
de la carne.
A virtud de tal formación, que sin damos
cuenta vamos recibiendo a lo largo de nuestra
pennanencia en las Casas Salesianas, el Ex*
Alumno — lo he repetido muchas veces —
está especialmente preparado, no ya sólo para
fonuar en las filas de esas i vanguardias : qní^
son las f Juventudes Católicas », sino tambi¿^
y principalmente para informarlas y para dirr"
girlas.
Y eso es lo que los Ex-aliminos urugiray-'
han logrado, eso es lo que aplauden entusias
mados los Ex-alumnos argentinos, y eso es to
que debemos conseguir los Ex-alumnos tóp*"
ñoles; el ser nosotros los directores, los jefe
los inspiradores y orientadores de ese lecu»*-
T
171
£1 inolvidable P. Rineldi, cerebro conslrucfor, alma de la organización de los Exalumnos.
movimiento de • Juventudes Católicas » que en
toda España se prepara bajo la dirección de
los Prelados.
Mas para todo espíritu medianamente obser
vador, la noticia que « Ex-alumnos de D. Bosco *
nos trasmite, tiene una elocuentísima significa
ción. Según allí se dice, los retratos de los siete
Ex-Alumnos Presidentes « rodean a Don Bosco ».
Y esto significa el carácter que la actuación de
los Ex-Alumnos Salesianos en las « Juventudes
Católicas » debe ofrecer.
Esto significa que el Antiguo Alumno de Don
Bosco, al actuar como dirigente de ima obra
de Acción Católica — mucho más si se trata
de obra como la de « Juventudes », esencialmente
educadora y formativa — debe tender a infiltrar
en toda su labor la doctrina, los procedimientos
eminentemente preventivos salesianos; debe
hacer aplicación práctica del sistema de Don
Bosco, todo cariño, todo sacrificio y todo amor;
debe ampliar el radio de acción salesiana hasta
donde su propio radio de acción alcance; debe
ccdaborar con los demás Ant%uos Alumnos, en
hn, para que cada día sea tm hecho, siempre
repetido y sin embargo siempre nuevo, el triunfo
social de las doctrinas de nuestro Beato Padre.
Decía en una ocasiói memorable Mons. Sah>tti. en conveisadóo con Su Santidad Pío X ,
lo que más le había impresionado, al estu
diar el voluminoso proceso de la Beatificación
de D. Bosco, era «esa vida interior de su espirita,
de la que nació y se alimentó todo su prodigioso
apostolado ». Y abundando el Santo Padre eii
las mismas manifestaciones hubo de convenir
con Mons. Salottí en que < la admirable obra de
penetración hecha por los Salesianos en casi todo
el mundo > no podía explicarse <sino conectán
dola con la santidad del Fundador ».
|La admirable obra de penetración salesianat...
E s todo un programa que lánza a la actividad
siempre vigilante de los Antigüen AUmmos la
Paternidad del Vicario de Cristo Rey.
Pero, como él mismo agrega, esa «penetra
ción >, esa difusión y ese simpático proselitismo
que caracteriza a la Obra de D. Bosco, es sólo
posible « conectándola con la santidad del Fun
dador », es decir, imbuyéndonos del eg>íritu de
D. Bosco, de su mara-\-illosa \ida interior que
alimenta los prodigios de su labor admirable,
despojándonos de personalismos pequeñitos y
minúsculos, y ofrendando, en el ara de nuestra
filial devoción h ada el Beato, todos nuestros
rentmdamentos y todos nuestros sacrifidos..
¡Imitemos, los Antiguos Alumnos de todos
los países la sabia orientadón que nos marcan,
agrupándose alrededor de D. Bosco. esos siete
insignes Ex-Alumnáis uruguayos!
Sevilla Marzo de 1933Ma n t e l R amos H ernández .
Exalumno Salesiano.
172
E SP A Ñ A - (Córdoba) Monfilla. —
La fíesfa
d e ¡a Unión.
Con Inusitado esplendor se ha celebrado este
año en el Colegio la fiesta de la Unión.
Hacía tiempo que no pasábamos un día tan
lleno y tan completo.
Por acuerdo felicísimo de la Junta de la
Asociación e iniciativa del señor Director del
Colegio, Rdo. señor Don Florencio Sánchez,
tuvimos como preparación a la fiesta ima se
mana de retiro, de Ejercicios espirituales.
A las nueve de la noche, la capilla del Colegio
se poblaba de jóvenes y caballeros para oir la
palabra de los liredicadores, don Femando
García y ej Sr. Director.
A pesar de actuar contemporáneamente en
el teatro que t^tá frente al Colegio una celebrada
compañía cómica, la asi.stencia fué numerosa,
consoladora, alcanzando algunas noches la
herniosa cifra de 82 ejercitantes. Al final el
Sr. Director daba las buenas noches.
¡Con qué placer recordábamos aquellas en
señanzas que en la escuela, durante nuestra
estancia en el Colegio, nuestros buenos Superio
res nos impartieron y cómo calan en nuestras
almas, invitándolas a nueva vida; las verdades
eternas, , las verdades consoladoras y terribles
de las postrimerías.
Dios se lo pague a los que tal inspiración tu
vieron del cielo. Nos han hecho mucho bien.
E l día de la fiesta fué el mismo día de San
José. Nuestra misa de comunión fué a las nue
ve. Al final el señor Director nos dió los Re
cuerdos y seguidamente nos obsequió a todos
con el desayuno.
A la una tuvo lugar el anunciado banquete.
Ningiln año se había reunido tanto mimero.
Eramos 68. E n la presidencia estaban, bajo
la mirada cariñosa y paterna del Beato Juaa
Bosco, el señor Director, los Superiores dd
Colegio y los señores Don Femando Villalba,
Don Angel Gómez Salas, Don Mariano Requena,
Don Matías García de la Puente, su hermano
Don Francisco, Don Luís Morejón, Don Migud
Ruiz, Don Antonio Vüaplana, Don Rafad
Rivas, Don Miguel Navarro y Don Luís Abaurrea.
No tengo que decir que reinó en el acto la
más franca intimidad y la más sana alegría.
A l final brindaron los señores Rivas, Victo
riano Navarro y Solano Sánchez, siendo muy
aplaudidos. También hizo uso de la palabra
el señor Director.
Después del banquete se obtuvo el grupo
fotográfico.
^
A las cuatro y media, en el patio del Colegio
se jugó un reñidísimo encuentro futbolístico,
ganando el equipo del Colegio por tres a uno.
A las ocho y media, la Compañía dramática
de la Asociación nos divirtió con dos piezas,
magníficamente ejecutadas: el drama policiaco,
«E l Detective N ik Rober y la comedia * El
Catedrático de Anatomía ».
Damos nuevamente las gracias a nuestros
buenos Superiores y hacemos votos por que
los fm tos abimdantes cosechados en la fiesta
de L a Unión de este año, arraiguen y perduren
en las almas.
U n k x .\i ,umno.
E SP A Ñ A - Santander. —
Exuberancias de
vida crisfiana de lo s exalumnos.
Nuestros queridos exalumnos de Santander
han enviado a su nuevo Director General y
lóvenes exatuTRDOs qae bao preciieado loa Ejercicioa Espirifualea.
ii
173
Consejero del Capítulo Superior Rvdo P. Jorge
Serié una bien escrita Memoria, correspondiente
al año 1932 que, por encargo de la Junta central
de la Asociación, redactó su Secretario.
Pone bien de manifiesto dicha Memoria que
estas juventudes, que se templaron al calor del
gran corazón de Don Bosco han sabido convertir
en sustancia de su espíritu la educación reci
bida, y comprenden que su primer deber y su
mayor interés coinciden en fomentar la piedad
personal, y en actuar públicamente como porta
estandartes de la sinceridad, del valor y de la
hidalguía cristianas.
No prescinden esos queridos exalumnos —
y así lo manifiestan en su escrito — de cultivar
con éxito y entusiasmo las Secciones de «sport»,
de amenizar sus ocios con sanos y honestos
entretenimientos, y hacen bien, estando todo
esto muy a tono con lo que han visto y apren
dido en los Colegios salesianos.
Su I Roy’al F . C. », cuidadosamente seleccio
nado por el infatigable Don Luís Cutillas,
lleva ganadas una porción de copas y ha podido
contender en campeonatos de altura. Por cierto
que — y ello retrata el espíritu admirable de
esos jóvenes — el autor de la Memoria cita
el hecho de que un equipo contrario, al verse
arrollado por la acometividad impetuosa de
los «royalistas », hubo de prorrumpir en esta
frase «comulgaron pata ganamos », frase que,
según afirma el Cronista, es el mejor blasón
del * R o y a l» y el más digno de AntiguosAlumnos Salesianos.
La Rondalla, cuyo inspirador es igualmente
el citado Sr. Cutillas, aun estando como está
en periodo de formación, pues hace poco que
fué organizada, sabe y a amenizar las Veladas
y recreaciones de la colectividad.
El cuadro dramático ha alcanzado una enridiable altura y apenas hay género que no
haya cultivado con éxito clamoroso.
Respecto a Excursiones, que la peculiar
topografía santauderiira ofrece abundantes
y tentadoras, dice la Memoria: * Gracias a la
excelente organización llevada a la Sociedad
por su buenísimo consüiario Padre José Pujol,
y a la actividad emprendedora de nuestro teso
rero Don Benito Agüero, hemos realizado en
el pasado año tres excursiones espléndidas:
Una a Valdecilla, donde oímos misa, L a Cavada
y Liérganes, donde dimos una representación
teatral; otra a Santillana y Comillas, y la ter
cera, que reiTstió carácter de peregrinación,
a Covadonga, cima de la Reconquista española,
donde Pelayo abatió el poderío musulmán.
Todas est«s excursiones se hicieron en magnfficr.s “ autocars” . siendo tan concurridas que en
el santuario nacional de Covadonga llegamos
a reunimos cerca de 200 compañeros.
Véase como por este lado los simpáticos
exalumnos santandeiinos saben hacer honor a
su juventud sana y dinámica y a la educación
recibida en nuestros colegios, que es esto, pre
cisamente, alegría, movimiento, optimismo.
Pero veamos también como entienden y
practican la otra parte más espiritual de .su
programa.
í
í1
Sor Elisa Roncallo, incaasable en el movimenlo or
ganizador de las Exalumnas de las Hijas
de Marta Auxiliadora.
E l C irculo d e estu d io s . — Persuadidos
como están de la necesidad, cada día más sen
tida, de alimentarse y nutrirse con sana substan
cia religiosa y social, han fundado Conferencias
semanales, m uy concurridas, en las que labios
autorizados exponen temas apologéticos, estu
dios sobre las Encíclicas Pontificias, como la
«Quadragésimo au n ó » que han comentado
este año, y lecciones del Santo Evangeho que
ellos han acordado escuchar de pie, por respeto
a la palabra de Dios.
lyus reuniones del Círculo empiezan inde
fectiblemente con ima visita colectiva a Jesús
Sacramentado.
P racticas d e pied ad . — Además de las
devociones particulares que cada uno cultiva
libremente, han establecido varias fiestas,
escalnna/ias a lo largo del año, y que suelen
ser las tradicionales de las casas salesianas, y
a
asisten con edificante íer\'or. comul-
1
?!
i|
174
Ríinrlo la mayor parte. T^n Rrupo de 35 llevan
aun su generosidad hasta reunirse to<los los
meses en la capilla del Colegio, para celebrar
con plática, comunión y cultos especiales la
Conmemoración del 24 en honor de nuestra
Madre María Auxiliadora.
K jkrcicios rsi*iRrTL'Ai.ES. — No podían
nuestros exahuunos echar en olvido esta prácti
ca. que es como la clave de la ]>ie<la<l y el re
sorte impulsor de la energía moral, y vemos,
en efecto ,que los tres primeros días de Semana
Santa los pasaron en el retiro, apartados del
ruiílo y de U)S quehaceres, para tonificar su
juventud con el jugo de las verdades eternas,
que neutraliza de un modo admirable la acidez
(le las pasiones y comunica al cristiano hombría
y virilidad.
ni Rvdo P. Seri¿, actual Director Genera)
de Ion fixalumnos.
T.a A cción c .\t o u c .\
• lie aquí el inmcn.so
embalse de energía que hoy ha de recoger la.s
aguas que disinirren ]x>r las distintos cauces
de CírcuUvs y .\.sot'iacioues juveniles.
DespmSí lie l.is últimas continuas imitaciones
de nuestro amadísimo actual Pontífice l i o X I,
que hu llammlo a la Acvióu Católica «la pupila
do sus ojos * ya no hay duda ni vacilación |k >si)'le sobre este punto.
Todas las agrupaciones do piedad o de cul
tura religiosa de ambos sexos, hechas a base
de juventudes, \istan la librea que ^i5tan v
llámense como se las quiera IKimar, si verdader.uuente se sienten atraídas por la solemnidad
dei deber cristiano y por las bellezas del amor
de Cristo, tienen que acoplarse a la Acción
Católica, prestar su concurso a este ejército
de cruzados, que milita directamente a las
órdenes del Papá, sin perjuicio de consen*ar
intacto el matiz indivi(iualista de sus organi
zaciones y de sus banderas.
Entendiéndolo así nuestros exalumnos de
Santander y de otras regiones, como Vigo, La
Corufia, Baracaldo y Astudillo, acudieren en
tusiásticamente al 2® Congreso de la juventud
católica española, que se celebró en diciembre
y precisamente en la capital montañesa, con
arranques tan gallardos de energía y de sentido
práctico, que las conclusiones de dicho Congreso
marcarán en España el punto de partida de
ima nueva táctica, y acaso también de una
nueva era, menos triste que la presente.
No en vano el Sr. Obispo de Santander, ante
el espectáculo de aquellos 3.000 jóvenes can
tando el Credo y pronunciando sus juramentos
con nunor de trueno, después de henchir sus
almas con las esencias más puras del Evangelio
y fortalecerse con el Pan Eucarístico que, al
de<dr de un Santo Padre, es como la médula
de los leones, gritaba conmovido y fuera de sí;
»Cronistas, escribid con letras de oro el relato
de lo que véis y de lo que ha pasado estos (3ías ».
Adelante, jóvenes exalumnos de Santander,
gloria y consuelo de los maestros que os han
formado. Don Bosco os acompaña con gusto
en este camino que es el que lleva al triunfo,
como acompañará a t(?d(5S los demás exalumnos
de España y del mundo entero que comprendan
que ya ha llegado la hora, no sólo de pensar
sino de obrar en católico, la hora de hacer cono<!er y pnurticar en todas partes el puro E^'angelio de Jesucristo, que tiene solucdones para
todos los males del hombre y de la sociedad,
la hora de tomar en serio la ley de Dios y ha
cerla norma de vida Incontrastable, como
aquellos fervorosos israelitas que llevaban sus
preceptos escritos en hojas enrrolladas a la
cabeza, como excitantes <ie la voluntad, yehno
de protección y carona de grandeza.
Ci^ÓNICA DE BUENOS AIRES
E fercicios Espirifua/es y E/ercicio mensaal
d e la B u en a M u críe. — IxJS tres días de Carnaval
<iue la inmensa mayoría de ios jóvenes consa
gran a los ídolos paganos, como en los tiempos
Ix^yautos de la decadencia romana, muchos
Exalutunos de D^>n Bosco los han dedicado a
la piedad, practicando en común los santos
Ejercicios Espirituales, bajo la direccrión de
antiguos maestros. Con una \-isi6n exacta de
s\is deberes y dignidad de cristianos, han prefe
rido entrenarse, como buenos soldados de Jesu
cristo, en la gimnasia di\-ina del alma, para
entrar con más fruto en el recogimiento cua
resmal y saborear luego las alegrías de Pascua,
que Dios regala a siis predestinados.
[Lástima grande que tcxlavfa no dispongan
id
T
175
esos jóvenes de nn local suficiente y a propósito
para esos piadosos actos!
A tan bello y laudable ejemplo únese el del
Ejercicio mensual de la Buena Muerte, que
constituye ya una gloria para los Es-alumnos
de la República Argentina, pues de hecho lo
practican en todas partes. Merece ser citado
con elogio el Centro de San Juan Evangelista,
del famoso barrio obrero de la Boca, cuyos
valientes jóvenes acuden, por cientos, a la misa
de comunión general del primer domingo de
cada mes. Una vez terminados sus ejercicios
de piedad, pasan al Colegio, donde se les sir\-e
el desayimo. y se reúnen en entusiasta asamblea
para foguear sus ánimos, e inclinarlos más y
mejor a promover la causa del bien.
la República, después de la municipal de Cór
doba.
E l acto de la bendición resultó solemnísimo,
h a b la d o accedido amablemente a verificarla
el Sr. Obispo Auxiliar de La Plata, Mons. Juan
Chimento, a quien acompañaron el Sr. Inspector
P. Esandi, Autoridades, Cooperadores y nume
roso público.
L a nueva piscina fué inarrgurada ¡x)r los
mejores elementos de natación q»ie figvrran en
el Club Universitario, Club Gimnasia y Esgrima,
y el River Píate. Los grandes rotativos de
Buenos Aires publicaron interesantes notas
gráficas del acto, haciendo resaltar su impor
tancia y solemnidad.
E l actual Presidente de los Exalumnos Don
Buenos Aires. — bxalumnos ejerciíanles.
Las Señoras C ooperadoras regalan a los E xalamnos un soberbio campo de deportes, con
ana piscina d e natación q u e e s ¡a segunda d e la
República. — Tienen los Exalumnos de Buenos
Aires un campo de deportes, hecho con todas
las de la ley. Mide cuatro hectáreas y aún no
ha sido ultimado. Su adquisición se debe a las
Sras Damas Cooperadoras, cuya Presidenta
Doña Laurentina López de Puyrredón patrocinó
la obra con el mayor cariño.
Dentro del mismo campo"acaba de instálame,
gracias a la referida Sra y a su suttsora en el
cargo Doña Raquel Bakarce de Binning, que
no sólo obtu^^ero^ la cooperackxi privada sino
hasta subsidios del Gobierno, xma imponente
piscina de nataciiki que es la más grande de
Femando Segovia, que tan brillantemente de
sempeñó en Turin la Delegación Argentina,
en ¿ Congreso Internacional de Exalumnos de
1911, y que en achaques de deporte es una
verdadera autoridad, se lia propuesto lograr
que. dentro de poco, queden completamente
listas las canchas de fút1»l, tennis, l^ h a s , etc.
y preparado además im espacio para Camping.
<^lens sana ín corp;jre sano *. Despniés de
unos Ejercicios Espirituales fervorosos, después
de la misa y el evangelio y los cantos litúrgicos,
im partido de fútbol o una apuesta de nataciúi,
son como el bamizaje de un cuadro, bello de
colorido y exquisito de espiritualidad y buen
gusto. Don Bc>sco sonreirá complacido a esa
juventud que quiere conservarse sana y fuerte.
176
Mons. Chimenio dirigiéndose a bendecir la nueva piscina.
porque sabe que, fortaleciendo el músculo, for
talece el instrumento que Dios ha puesto en
sus manos para realizar mejor la perfección
moral.
La Casa-descanso " D o n B o s c o " de M a r de
Piala. — Otra obra pre%ideute y magnífica de
las Cooperadoras Salesianas Argentinas es la
que han levantado en la riente playa Mogote,
sobre el Atlántico. Trátase de un chalet con
fortable que brinda a aquellas Kxalunmos al
gunos días de descanso y de salud, en íntima
comunicación con el sol y cc>n las auras marinas.
liste año la concurrencia ha sido tan eiionne,
que ya han pensado en atupliar y mejorar la
casita.
Un O ralorío F estiv o singular en Lanús. —
Es ésta \ma pt>blacióu de obreros y empleados,
tan luunerosa. que en su estación del ferrocarril
segrlu se afirma — se despachan cien mil
billetes diarios. Allí los Exalumnos de Santa
Catalina de la capital luui conseguido fimdar
un Oratorio F estiw , hoy rebosante de ^ida,
y cuyos frutos están bien a la \*ista. Ba
tallón de Exploradores completo y excelente
mente eqidpado. Centro de Exalumuos, Junta
de Sres Cooperadores, ambiente delicioso de
alegría y de i)iedad, varias vocaciones eclesiás
ticas, y una Delegación para los Ejercicios
Ksi)irituales que este año ha hecho maravillas.
Es un ejemplo palpable de cómo Dios bendice
el trabajo de los que le dedican generosos ima
parte de su preocupación y de su descanso.
ARGENTINA - (Mendoza) Lujan de Cuyo. —
A c c ió n C afcqu islica de un Exalumno.
Pán>t4Íi petkrunt panem...
Se ha dicho y se repite couthiuaraente en los
Círculos católicos qxxe uno de los mayores males
de la época es la ignorancia religiosa. Este mal
es graA-ísimo en nuestra patria, debido a la
enorme y alarmante escasez de sacerdotes, a
la supresión del Catecismo en las escuelas ofi
ciales, al avance del materialismo que ahoga
todo sentimiento de espiritualidad, a la deplo
rable indiferencia religiosa de muchos padres
que sólo se preocupan del cuerpo de sus hijos
descuidando enteramente la cultura del espíritu,
limitándola tan sólo a algunos conocimieutos
científicos.
Y no obstante el alma del niño, natural e
á
177
ínstintamente cristiana, siente hambre de pa
labra di^•ina j de instrucción religiosa: basta
ver qué bien y qué pronto arraigan los Oratorios
festivos doquiera se implantan; basta ver cómo
beben ansiosos, de los labios del maestro (muchas
veces improvisado), los dogmas y preceptos de
nuestra augusta religión: no sólo los niños,
también los jóvenes y los adultos que todavía
no
llegado m uy abajo en la pendiente del
ticio, experimentan esas ansias de verdad di\-ina; sucede, pues, en nuestro país, tanto en
la ciudad como en la campaña, lo que deploraba
Jeremías sobre las ruinas de Jerusalén: Párvuli
petierunt panem et non erat qui frángeret eis:
¡os pequeñuelos pidieron'pan, el pan de la verdad,
y no había quien se lo desmenuzase.
Exai,umnos decididos . — Muy bien com
prendieron estas verdades algunos exaliminos y
exalumnas de DonBosco, residentes en el D e
partamento de Luján de Cuyo (Mendoza) y sin
detenerse (como muchos) en estériles lamenta
ciones, entusiasmados i>or las exhortaciones del
gran Pontífice de la Acción Católica y alentados
por el ejemplo de muchos, resolvieron emprender
la obra de catequizar a los niños de todo el
Departamento o de toda la parroquia, pues,
como es sabido, en esta pro\'incia cada parroquia
comprende im entero departamento equivalente
por su extensión y población a muchas diócesis
europeas; con la circustancia agravante de que
al freiite de tantas almas hay apenas un sacer
dote, el Cura Vicario completamente solo. ¡Bien
venida, pues, la Acción Católica, especialmente
en estos mundos, para ayudar al sacerdote en
la ardua misión de salvar las almas!
P residen te efectivo y no honorario . —
Establecida la Acción Católica en Luján y
puesto al frente de la sección de caballeros el
Sr. Luis Cabrini, activo exalumno del Centro
de Rodeo del Medio, comprendió en seguida
que el título de l ’resideule no se le había dado
sólo ad honorem, y se propuso corresponder a
las esperanzas en él cifradas, cooperando de im
modo efectivo con su párroco en la Acción Ca
tólica, mediante la catequización sistemática
de los niños de la parroquia.
A tal efecto, secimdado eficazmente por su
padre el Sr. Leandro Cabrini, alma siempre
joven cuando se trata de romper lanzas por la
gloria de Dios, cerebro organizador de las ma
nifestaciones católicas de Luján, comenzó sin
más a fundar centros catequísticos en diferentes
localidades de la ciudad y de sus alrededores;
a tal efecto se puso al habla y solicitó éí contin
gente de parientes, amigos y conocidos, algunos
de ellos exalumnos del Centro Don Bosco de
Rodeo del Medio y del Colegio de María A uxi
liadora, quienes, convencidos por la palabra sen
cilla y persuasiva del Presidente, de m uy buen
grado se prestaron a secundarlo en tan simpá
tica y cristiana obra.
He aquí como en poco tiempo fueron brotando
£1 Descanso “Don Bosco** de Mar de IHaU.
178
silenciosamente, sin estruendosas fiestas inau
gurales, sin pretensiones de pública ostentación,
hasla catorce centros catequísticos, u Oratorios
festivos que llevan todos nombres salesianos
I María Auxiliadora », * Don Bosco *, < Don A l
bora », * Padre Pedroliiii». etc.
B ajo la cupula diíl ciülo . — K 1 método
que se sigue en estas reuniones es siunaineiite
sencillo y apostólico; a falta de iglesia u oratorio,
los niños se reúnen en casa de la familia cate
quista, donde nimca falta en el lindero de la
viña un padazo de patio sombreado con parrales
o con el follaje de añosos árboles; allí, como
bandada de inquietas avecillas, se solazan por
algún tiempo los niños. Llegada la hora del
catecismo, se reparten en pequeños gmpos segiiu
Uno de los Grupos cafequIsUcos de D. Luis Cabrini.
el sexo, la edad y el grado de instrucción y,
sentados en el duro suelo o en bancos improvi
sados, escuchan la explicación de la doctrina.
Todos juntos recitan luego las oraciones al aire
libre o bien en una habitación (jue hace las
veces de oratorio, doiule en sitio de htmor se
N’c una mesa a gviisa de altar, llena de imágenes
tle santos y objetos de culto, en medio de los
cuales se destaca el cuadro o escultura del Pa
trono de la familia adornado de Ivu'es y de flores.
No se descuida el canto de las alabauzits a Jesús
y u la Sma. Virgen que tan agradublemoute
aiueui/.au las reuniones infantiles. Al fin de la
clase. Se tlistribuye el cotLsabido vale ile asisten
cia ^lue los niños gunnlau como un tesoro, ¡)ucs
les tía dcrivlio a particijíar de alguna rifa o
reparto tle juguetes y de n>p;i; tU mismo tiempo
certifica ante los ¡udres que s\i hijo ha asistido
a la dtx'trina.
lÍL A uma dk L-\s RKi'NiüNES. — Alma de
estos Centros catequísticos o pequeños Oratorios
festivcís es el ya mencionado Sr. Luís Cabrini,
quien Kxs domingos tlesarroUa una acción intensa
q\ie no le haría fíUta. después de una semana
de trabajo en el xiüedo o la bodega.
Oída la misa en la iglesia parroquial, comieim'
a recorrer en su automóvil las calles y callejones
que conducen a los diversos Oratorios: ^ se
entera si han surgido dificultades, si ha acudido
el personal, etc. dando las providencias nece
sarias, y alentando a todos con su presencia y con
su palabra, muy necesarias por cierto, dada la
facilidad con que el hombre en general y espe
cialmente personas no avezadas a las duras
labores didácticas, caen en el desaliento, ante
las pruebas y dificultades que nunca faltan.
l^A CONFESION DE LOS NIÑOS. — Acercábase
la fecha de la comimión general y era menester
confesar a los niños. ¿ Cómo hacer para confesar
a más de un millar de ellos?
E l Sr. Cabrini no es hombre qué se ahogue,
como quien dice, en un vaso de agua; es hombre
de felices concepciones y de más felices ejecu
ciones. Se presenta a los salesianos de Rodeo
del Medio, de Mendoza, a los Rdos PP. del Co
razón de María, de la Merced, y algunos más,
les pide su cooperación la consigue (¿quién se
atrevería a negársela?) se ponen de acuerdo en
el día, y llegado éste, se encarga de conducir a
los coiifesores a los distintos Oratorios, donde
ya aguardan los niños, impacientes de romperle
los cuernos al diablo y ponerse en gracia de
Dios.
Ix)s sacerdotes cimipleii su ministerio, si no
amoldándose a todas las leyes canónicas respecto
al lugar, al confesonario, etc. porque se hallan
en casas particulares; con muy buenos resul
tados, dada la excelente preparación de los
mucha,chos. * ¡Jamás olvidaré esa jom ada!» ex
clama uno de los salesianos que confesó ese
día, durante nueve horas casi seguidas.
L a COMUNION GENERAL. — Llegó finalmente
el dichoso día de In cosecha espiritual: el día
de la commiión de esos niños; muchos de ellos
la hacían por primera vez; los demás por se
gunda o tercera, pero (como decía el Sr. Cabrini)
es como si fuese la primera, porque estaban
en verdad bien preparados.
A la hora señalada, más de mil niños llenaban
de bote en bote las naves del templo de Lujan
que no es pequeño. Rezó la misa S. S. lima.
Mons. José A. Orzali, que desde mucho tiempo
conoce a la familia Cabrini, es decir desde que
Don Leandro era su feligrés y socio activo del
Circulo de Obreros en la Parroquia de Santa
Imcía, a cuyo frente estuvo muchos años el Sr.
Obispo. No es posible describir la conmoci^y
alegría del celoso Pastor al celebrar el Santo
Sacrificio en presencia de tantos niños, y sobre
todo al distribuirles por sus propias manos d
Pan de los fuertes; ¡Qué momentos aquellosi
¡Qué contentos estaban los organizadores áá
acto y los catequistas que habían trabajado
para prepararlos! ¡Cómo daban entonces por
179
imiv bien empleados los sacrificios hechos para
ilu¿rar esas tiernas inteligoicias y para grabar
en ellas la imagtíi de Jesucristol Huelga decir
que Monseñor Orzali quedó prendado de la
obra catequística de los buenos lujanenses y
([ue los alentó a proseguir en ella, haciendo
votos para que halle muchos imitadores.
¡Ab! Si en cada parroquia hubiese mi núcleo
de exaluninos animados del mismo espíritul
¡cuánto bien se podría haceri
HONDURAS - Comayogüela.
En la Unión de Ex-Alumnos Salesianos Hon
durenos figuran elementos de todas las clases
sociales; Médicos, abogados, sacerdotes, inge
nieros, químicos, militares de alta graduación,
estudiantes imiversit arios de todas las facul
tades, profesores, industriales, técnicos de todas
las artes, obreros, etc., etc. y todos corresponden
generosamente a la confiaiiza que aquella noble
y culta Nación ha deixjsitado en los Salesianos.
Nuestros sinceros plácemes a esa gallarda
juventud hondurena, cuyas noticias recibiremos
siempre con una gran satisfacción.
Por reciente y detallada correspondencia
recibida por nuestro Revmo. Rector Mayor
sabemos de una solemne fiesta organizada por
los Ex-Alumnos Salesianos Hondureños en
honor del Exm o Sr. Nuncio Apostólico, Mons.
Carlos Chiarlo.
Al lado de su Excelencia sentáronse el Excmo.
.\izobispo de Tegucigalpa, Mons. Hombach, el
Revmo. Inspector de los Salesianos de Centro
América y Panamá, P. Julio D ati y varios digna
tarios del clero secular y regular.
El brillante discurso del Pbro. Dr. García
Prieto fué un resumen de todo lo que la Iglesia
espera de la acción católica de la juventud.
El Sr. Nuncio, en una sentida alocución, dió
las gracias a los organizadores y dijo cqjí visible
conmoción; e He sido párroco; he sido profesor,
he sido miembro de varias Congregaciones ro
manas; todo esto ha pasado para mí; pero lo
que aún me causa gran satisfacción es el haber
sido alumno salesiano Terminado el acto ben
dijo a los Ex-alumnos.
El exnlumnos Don JOSE MARIA GIL ROBLES,
ana de las figuras de Ia aclaalidad española.
D Rofable abogado Don FELIX MASERA, primero
y acfuai Presideale de la Federacite lafereacíoaai
de Exalsmoos SalesiaBOs.
Hechos con exfraordínaria brillanfez sus esludios de
bachillccafo en nuestro Colegio de Salamanca y docto
rado en Derecho, ganó, cuando aún era muy joven una
cátedra universitaria, tros reñidos oposiciones. Su fer
vor radiante y combativo le llevó bien pronto al campo
de lo Acción católica, siendo c! tribuno preferido de
las Asociaciones juveniles. A! entronizarse en España
la politice laicista, el culto y brioso catedrático, que
lleva en las venas sangre de cruzados, fue uno de los
primeros en exdíar los sentimientos religiosos de su
patria herida, y organizar huestes para la reconquisto.
Elegido Diputado de las Consütu)'enles y Presidente
luego de la Confederación Española de Derechas Au"
tónomas, Gil Robles es hoy el jefe indiscutible de
millones de compatriotas suyos que le siguen con el
fuego y el optimismo de quien marcha seguro a la
vicfOTia.
DE N U E ST R A S M ISIO N ES
El Africa Salesiana.
{Continuación).
Uno hora con Monseñor Sak, Prefecto Apostólico del Altó Luapula.
— De suerte, Monseñor, que le tenemos otra
\QL en Europa.
— ¡Qué quiere Vd.! E l hambre obliga a los
lobos a salir del bosque. La crisis económica
ha caído sobre el Congo como una peste asola
dora y nuestras Obras se hallan gravemente
comijrometidas. Veintidós años de apostolado,
de trabajos agotadores, no son como para estarse
con los brazos cruzados, viendo como todo se
derrumba. Por esto me decidí; tomé el tren de
IvHsabethville a Lobito, embarqué, y aquí me
tiene dispuesto a romper lanzas en favor de
nuestra Prefectura, que mas que cosa nuestra
es un reducto avanzado de la civilización. Tengo
mucha confianza en los poderes públicos y en
la caridad nunca desmentida de nuestros amigos.
— ¿ Y hace mucho que desembarcó?
— Todavía no me he q\ütado de encima el
polvo del viaje. No hice mas que saludar en
Bélgica a nuestros hermanos y corriendo he
venido a la Casa Madre a recibir inspiraciones
y alientos de nuestro Beato, que es el más fiel
y p(xler<'»so de los bienhechores de la Misión.
— Parece que aquellas latitudes no le sien
tan del t(xlo nml.
- ¿Por qué lo dice?
- - l\irque su rostro tiene todas los aparien
cias de una salud perfecta.
Apariencias no más. Puede Vd. creerlo.
Pues de traer alguna enfenuedad, bien se
pue<lc diagnosticar q\ie no es mortal y menos
aún la del s\ieño.
¡Ahí ésta no, ciertiuuente. Lo que hace
tiem]K) me pret^xMqxa es una profunda sensación
de laxitud que no creo sea síntoma de nada
grave, pero frena en demasía mis acti\idades.
Veintidós años de coi\finamiento en. las flo
restas ec\iatoriales son más que s\jficientes para
minar la salud más robusta, y siento la necesidad
de darle a este motor un repaso general y a
fondo. Después emprenderé mi peregrinación
por ministerios y negociados, por salas de con
ferencias y púlpitos, tanto de las grandes como
de las pequeñas ciudades.
Faltan tres años para las bodas de plata de
nuestra Misión y quiero que se presente deco
rosamente, siendo para ello necesario detener y
superar ese terrible obstáculo de la crisis.
— ¿Tan dañosa ha sido para Vdes?
— ¿ Dañosa ? diga Vd más bien catastrófica.
E l Gobierno se vió precisado a reducimos lo5
subsidios y la vida se nos hace imposible. Nadie
sabe el cúmulo de obligaciones y de gastos que
pesan sobre mis espaldas.
Cierto que la Obra de la Propagación de U
Fe y la de la Santa Infancia siguen ayudándonos
generosamente, pero, ni con su ayuda ni C(»
todos los demás ingresos alcanzamos a cubrir
los gastos de sólo seis meses del año y Vd. dirá
si es posible renunciar a vi\-ir los otros seis.
E sta crisis es para nosotros doblemente p^
nosa, pues a ella ha venido a unirse otra de
carácter moral, provocada por el descontento
de los negras que la Unión minera de
dejó cesantes.
La pro^•incia, como Vd. sabe, es abundante
en filones de cobre que constituyen toda su
riqueza. Años atrás, gracias a la demanda de
este mineral, reinaban allí la prosperidad y 1^
abundancia, hasta el punto de llegar a faltar
negros para las necesidades'de la explotación
E n Bruselas los accionistas de la Compañ»
repartíanse pingües ganancias, y Elisabethvik
veía crecer su población a razón de mil habi
tantes por año. L a continua absorción de mano
de obra por la capital vació bien protito la^
aldeas del interior, y nuestras calles hervías
de uegros, e infinidad de catecúmenos neceatados buscaron refugio en nuestras casas.
Y todo aquel tinglado de oro se derrumbo
en pocos días. Faltaron los comprad« res ^
cobre, los stoks se negaron a admitir más exis*
€i
tendas y la selva v o h ió a sumirse en el silencio.
F^úrese el desconcierto que esto hubo de produ
cir. ^rá«; de 800 familias europeas viéronse obli
gadas a volver a su patria, los trabajadores
blancos, afectados por el paro, tuvieron que
coniar su existencia al manido recurso de las
suscripciones públicas, y en cuanto a los negros
se les devolvió sencillamente a sus aldeas. El
efecto de aquella medida fué desastroso, porque,
habiendo ellos perdido en la ciudad el hábito
de trabajar las tierras, no qui.sieron volver a
reintegrarse a ellas, amargados por la humilladón de verse arrinconados como trastos inú
tiles. Aquella desgana por una parte y este
despecho por otra han venido a crear una situadón poco tranquilizadora, y nada a propó
sito para fomentar la cordialidad y confianza
de aquellas gentes.
Cuando la industria convalezca de sus males
y emprenda de nuevo sus actmdades, yo no
sé cómo se logrará convercerlos para que
vudvan a prestar sus servicios.
Ha sido ésta una crisis demasiado rápida,
habiendo sorprendido a todos sin preparación,
y por lo que hace a los pobres negros, repito
que fué poco afortunado el procedimiento que
se empleó con ellos. H ay que ver con qué vo
luntad se prestaron los pobres a la extracción
del mineral, cuando los negocios marchaban
dentó en popa.
Para nosotros, particularmente, el golpe ha
sido rudísimo, pues a causa de la desaparición
de muchas fortunas, nos vemos ahora tambiéir
sin el auxilio de la caridad privada, habiéndonos
^^sto obligados a reducir el número de los ca
tequistas de la Misión y el de nuestros maestros
y niños. ¡Calcule Vd. la pena y el dolor que esto
nos causal
— Xo obstante. Monseñor, he d s to el líltimo
número del Eco de las Alisiottes Salesianas de
Katívigu, siempre tan interesante, y trae cifras
muy consoladoras.
— Y absolutamente auténticas, puede de
cirlo así en su Boletín. Es un resumen completo
de todas las actividades de la Misión, durante
el año jjasado.
1300 catecúmenos más que el anterior, 730
bautismos, y 24 escuelas abiertas con 1937
escolares, es una estadística consoladora, ¿ver
dad? En nuestros Dispensarios han recibido
tratamiento 17,276 enfermos. Además de todo
esto, y no obkante los rigores de la crisis,
hemos disminuido también en 21.000 francos la
deuda que nos ocasionó la construcción de la
iglesia, mas quedan toda^•ía por pagar 164.000.
— ¿ Y qué me dice de su pequeño Seminario ?
— Tampoco se queda atrás. Actualmente
cuenta con 22 alumnos, y esperamos qtie en
agosto Ueguei a 37; por cierto que hemos te
i
nido que trasladarlo de L a Kafubu a Kipushya.
Allá en la soledad de aquellas selvas estudiarán
más a gusto.
Si viera ¡ qué buenos son aquellos muchacliosl
Durante las vacaciones se distribuyen en pe
queños grupos prar todas aquellas aldeas, en
señan a los negros cánticos piadosos y les hacen
catcquesis. A sí se van entrenando para su
futura misión.
— ¿D e qué modo los reclutan Vdes?
Al volver los misioneros del interior siempre
El Prefedo Apodólíco de La Kafuba.
nos traen alguno. L a recluta se hace poco máis
o menos como en Europa. Los jóvenes que
observan mejor conducta, los más inclinados
a las cosas de Dios y de la piedad y los que
demuestran mayor aprtitud para el estudio son
desde luego los preferidos.
Y o abrigo la esperanza de poder iiLstalar,
dentro de pcx», junto a nuestro Seminario, su
correspondiente Estudiantado teológico.
No es prudente llevar a los negros a los Estu
diantados europeos, porque toleran mal nuestros
climas. E n Famieres tóiem os a Antonio Munimgo, primera flor «mlp^ana que se abrió en
la s ¿ v a , y espero con impaciencia termine los
cursos filostócos, para hacerlo volver a fia de
que sea la piedra a n id a r de la nueva Escriela de teología.
i
Vea Vd, como en el seno mismo del trópico
abrasador iu)s preocupamos de convertir en
realidad los líennosos deseos de Pío X I sobre
l.i fonnación de clero indígena.
Para nosotros es sencillamente cuestión de
vida o muerte.
— ¿Tan grande es su necesidad?
H ay que vivir allí para comprenderla
Toda la parte Sur de Katanga, o lo que es lo
mismo, toda la ITefectura Apostólica confiada
82
cristianos es más difícil de lo que parece, por
que se trata, sencillamente, de producir obras
maestras, para la humanidad. Un año de postalantado, tres de catecumenado con instmcd&i
catequística casi diaria, cuatro semanas de
preparación inmediata en la Residencia central,
terminadas con un retiro espiritual y, después
de todas estas pruebas, el bautismo.
He aquí el camino que tienen que recorrer
nuestros negros antes de recibir la investidura
cristiana. Y le aseguro que no se puede abreviar
ni una pulgada.
u
m
Una familia de nuevoa crisHanoo.
a las Salesianos, quedaría incorporada, en breves
añas, al cristianismo si tmiésemos el personal
iK^íesario, lía todas aquellas aldeas, cuya po
blación glolwl es de cien mil almas, flota un
tlesco dit'usc) de riH'ibir el bautismo.
¿ IX' qué me^lios se sirven, principalmente,
para llevarlas a la fe?
- bXs un proceso largo y delicado y hay
que irlos llevando por etapas, cuidadosamente
preparadas. Todax'ía me hace sonreir el recuerdo
de una esquela que, a los cinco meses de mi
llegada al Congo, me en^^ó un excelente amigo
d« Bélgica, locamente entregado a las abstrac
ciones metafísicas. Preguntábame con mucho
aplomo cuántos bautismos había ya celebrado.
¡Deliciosa candidez! X o sabía el pobre,
pese a todas sus fiiloaofías, que eso de fabricar
Sólo Dios y ellos saben las tremendas recti
ficaciones que la conversión impone en aquellas
zonas africanas. L a inteligencia, la imagina
ción. los afectos se dejan fácilmente conquistar
por mtcstra santa religión, que es tan sugestiva
y dramática, pero no así los sentidos. Se
trata de descuajar y destruir hábitos invete
rados de siglos y ¡qué hábitos! La tarea es so
brehumana por sus cuatro costados, y sólo la
gracia es capaz de realizar aquellos milagros
de evolución lenta y titánica.
¿ Cuál es la proporción de convertidos que
perseveran?
— Calculo que un 8o o im 85 por ciento.
— Es seria y efectiva esa perseverancia?
— Sencillamente magnifica y sostenida por
la frecuencia de Sacramentos, en los que ballau
18 3
aquellas pobres gentes toda la en erva necesaria
para vencerse.
Los negros que viven cerca de la Misión co
mulgan todos los domingos, y los demás suelen
mensualmente. Los que v i v ^ en nues
tras casas se dejan absorber por d ambiente
de tal manera, que entran sin dificultad por
el régimen de comunión diaria. |Calcule el tra
bajo de confesionario que supone paranosotrosl
Y ailn ese trabajo comparado con las tareas
de la evangelización puede decirse que es juego
de niños.
reducirles la pensión que les pasábamos, ya de
suyo bastante escasa, y aún no les ha oído
nadie proferir la menor queja. Como los recursos
iban mermando a ojos vistas, tomé luego la
determinación dolorosa de prescindir de algu
nos; se trataba de irnos treinta. Pues bien, ai
enterarse de ello los interesados fueron a visi
tarme, y me dijeron que seguirían trabajando
por amor de Dios, con tal que yo atendiese a
su sustento. Con tales soldados ¿quién no se
lanza a ganar batallas? jOh almas queridasl
¡Corazones bellos y generosos!.....
Bautizando a un adulto.
Cada centro de Misión, La Kafubu, Kiniama,
Sakania, Kipushya, Kakyelo, tiene dentro de
su radio varias decenas de poblados que es
necesario visitar cada semana, a fin de inspec
cionar y completar el trabajo hecho por los
catequistas, fomentar la vida cristiana de los
nuevos bautizados, visitar a los enfermos, reunir
a los jóvenes y hallarse a merced de todos, a
todas horas y para todos los menesteres. Es
algo terrible y agotador.
— Peto aqudlos catequistas ayudarán a
Vdes mucho.
— Tanto nos ayudan los pobres que, sin
ellos, yo no sé lo que sería de los misioneros.
Son nuestro brazo derecho, y hay que ver la
Veneración otmmovedora que nos profesan.
Forzado por la necesidad, llegué a tener que
— ¿ Y encuentran aquellos convertidos obstá
culos serios para perseverar en la fe?
— Serios, nada más que uno.
— Me lo figuro; la influencia nefasta de sus
brujos.
— No. Los brujos de aquellas tribus africanas,
a pesar de ser enemigos astutos, no nos preo
cupan gran cosa. Su asctíidiente es inmenso,
sus venganzas implacables, mas la presencia
del misionero los desarma; se amilanan, se
hacen un ovillo y nos abruman a fuerza de
zalemas y cumplimientos.
E l brujo del Omgo sólo hace temblar a los
espíritus ttínblorosos, pero sus días están con
tados. Ante la cruz que avanza, su derrota es
próxima y definitiva. E l maestro católic» y el
catequista que, «ua a una, van ocupando todas
184
las aldeas, son los heraldos de su inminente
ruina.
— Puesto que ellos no son el obstáculo ¿ qué
es lo que allí principalmente puede hacer pe
ligrar las conquistas del Evangelio?
- - lyos matrimonios mtJrtos.
— l ’ero cómo ¿ hay en Katanga matrimonios
mixtos?
— Perdone que los haya llamado así. No
es la expresión exacta; se trata más bien de
paganas, quienes sólo bajo promesa de no ca
sarse consienten en vivir con ellos.
— I Posible?
— Como Vd. lo oye. Las jóvenes de Katanga son
inteligentes ysaben que el matrimonio cristiano
es un lazo que diu’a toda la vida y obliga a la
mujer a seguir a su marido, sea donde sea,
aiin a tierra extrangera.
E l negro es im ser impresionable y dado a
la nostalgia. Se establece en un sitio; vive a
gusto dos o tres años y de repente se le pone
en el magín el deseo de volver a su tierra, de
El misionero médico.
uniones libres. De nueve casos sobre diez, y aún
me cjuedo corto, su resultiulo es desastrado, el
negro se apiirtu prácticamente de la fe y nos
ubuiulona.
H ay que conwer bien su p.dicología; hay que
pensar que cuando lo bautiziunos aún dista mu
chas leguitó de ser dueño absoluto de sus sentidos.
La gracia bautismal hace maravillas, pero no
destruye un píisado muchas veces secular de
stmietlmieuto a las pasiones.
De aquí que uno de nuestros primeros cuida
dos sea enc;miinar al congoleño al matrimonio
cristimio, apenas llega a la eilad adulta, mas
como el misionero trabaja preferentemente el
elemento hombre y es aún m uy escaso el nú
mero de jóvenes cristianas casaderas, son mu
chos los convertidos que se arreglan con las
respirar otra vez los aires nativos, de ver a sus
hermanos y especialmente a su madre — el
iunor materno ejerce en ellos una gran sugestión
— y no luiy fuerza humana capaz de detenerlo;
ha de partir y aian to antes.
Pero volverá a los dos días.
- O a las dos semanas, o a los dos años, o
mmea; depende de las circunstancias. Esto
hace que las mujeres se horroricen ante la po
sibilidad de tener que vi\*ir confinadas en alguna
tribu extraña, que huyan del matrimonio y prefie
ran seguir siendo árbitras de su libertad. Como
quiera que el celibato es un bocado demasiado
duro para esas pobres gentes, las nninneis libres
son una plaga que, haciendo a los negros in
compatibles con la rida cristiana, los aleja dd
misionero.
i
Pero también esto. Dios mediante, se reme
diará.
— ¿Cómo?
— De dos maneras. O por la persuasión que,
a fuerza de derrochar elocuencia, consigue a
veces calar las tupidas capas de aquellos cere
bros y evitar o cortar los lazos infamantes, o
intensificando nuestro apostolado en medio de
la mujeres, a fin de aumentar el número de
doncellas cristianas.
Nuestras monjitas tienen allí abierto un in
menso campo a su celo. ¡Quiera Dios que sus
siembras y recolecciones sean abimdantes!
¡Cuántas esperanzas tenemos puestas en su
trabajo!
— Permítame que le haga todavía una pre
gunta, y no le molesto más.
— Nada de molestias; me proporciona una
gran satisfacción.
— Tengo entendido que uno de los grandes
azotes del Africa ecuatorial es la bebida, el
alcoholismo. ¿ Hasta qué punto se deja sentir
su influencia en la ^úda de aquellas nuevas
cristiandades?
— Conviene distinguir. Todos los domingos
por la tarde toman aquellos negros una copita
de más. Esto es m uy difícil evitarlo, pero no
llega a constituir abuso ni ofrece el menor pe
ligro. Aunque los hombres consumen grandes
cantidades de cerveza en sus reuniones de la
plaza pública, tiene aquella bebida indígena
tan poca graduación, que es casi inofensiva.
Ivas mujeres también la beben, pero en sus
casas. Los Katangueses que más se distinguen
por emphiar el codo llegan a lo sumo a ponerse
alegres y, después de pasarse la noche cantando
y alborotando, amanecen como si tal cosa.
El asimto tiene otro aspecto cuando se trata
de las fiestas tradicionales que ellos celebran
en sus aldeas, con ocasión de funerales, bodas
y noNilimios. Entonces toda la tribu se comúeite
en una inmimda bacanal; las libaciones se su
ceden a las libaciones, surgen los grite® y los
altercados y empiezan las danzas, a cual más
inmorales.
A la mañana siguiente ima procesión de
heridos y contusos acude a nuestro Dispensario,
y es ésta la consecuencia menos grave de tan
tremendas orgías; ya me entiende Vd...
Hay que decir sin embargo — añade el Pre
lado paternalmente — que aquellos abusos a
nosotros no nos causan ninguna extrañeza. El
demonio que, durante siglos, ha sido allí dueño
mdh^tido de almag y pueblos no se resigna
fácilmente a abandonar sus posiciones, y atrin
cherándose en lo más íntimo de aquellos há
bitos ancestrales, excita y solivianta las pasioa ver si así logra prolongar su dominio
85
Pero lo que es allá en la región del Luapula
ese dominio se le acaba; será cuestión de
días; dígaselo Vd. a sus cien m il lectores del
Boletín; paxa que esta noticia les sirva de con
suelo y aliento. L a total conversión de nuestra
Prefectura será pronto un hecho, si se nos ayuda
a superar las dificultades presentes.
Tengo ahora funcionando 48 escuelas, y me
faltan 150. Cuento con 50 misioneros admirables
y necesito que. pasen de 100.
Un Oratorio festivo en plena »el*a.
Estamos en lo más crítico de nuestra empresa
y no sería éste el momento opwrtuno de echarse
atrás. Aquel hermoso edificio lleno de porvenir
y de esperanzas dulcísimas no sólo quiere y
merece ser apimtalado, sino que es preciso
terminarlo cuanto antes, ensancharlo, hacerlo
tres veces mayor.
Pasado mañana, ta i vez mañana mismo, el
Alto Luapula, en su totalidad; caerá rendido a
los pies de Jesucristo ¿ quién no querrá asociaise
gustoso a tan consoladora conquista ?
{continuará).
i8 6
In dio - P affiovaram .
Frutos de la actividad
misionera.
Kmpczamos ahora a recibir las primeras no
ticias, algo particularizadas, del Censo oficial
de 1931.
De ellas resulta que la masa de población
de la Presidencia de Madrás, o sea de la región
Tamilinna que dei>cnde directamente del Go
bierno Inglés, elévase a 47,193,602 de habi
tantes, arrojando un aumento sobre el decenio
anterior de 4.399,427, aumento formidable y
jamás conocido.
Existen en esta región cuatro ciudades con
más de 100,000 habitantes: Madrás, Madura,
Tricliinópolis y Salém; y otras dieciocho con un
censo que oscila entre los 50.000 y los 100.000.
La población cristiana (comprendidos los
protestantes) es de 1.793,742, mientras en 1921
era de 1.380,672.
El número total de católicos de la Presidencia
de Madrás es de 847,453, ® los cuales hay que
añadir 21,257 de la comunidad Romano-Siria.
Los protestantes, teniendo en cuenta todas
sus sectas y capillitas, alcanzan el número de
917.Ó50. y, a pesar de hallarse todavía en ma
yoría con respecto a los católicos, éstos están
ya próximos a alcanzarles y. Dios mediante,
pronto los pasarán.
En el Distrito de Tinnevelly, considerado
i'omo castillo roquero del protestantismo, han
tojiido los católicos w i aumento de 2,008.
En Madrás. capital de la Presidencia, hay
ya una tercera parte más de católicos que de
protestantes: 32.662, contra 21,109.
En todos los Distritos de lengua Telegu se
ha observado un marcado movimiento hacia
nuestras religión. En Vizaimtimi los católicos
eran hace diez añas, 2,793; segiln el nuevo
censo, son ahora 8,989. EnGuntur 23,179 contra
18,368 y en Kistna 13.198 contra 10,980.
No hay iluda que se pudo haber progresado
más, jiero luchamas siempre con las mismas
dificultades, falta de medias y de personal.
H ay que .segxdr pidiendo al Amo de la \iña
que nos envíe mucluis operarios y sobre todo
que toque el corazón de estas poblaciones de
casta, donde todavía se mira mal al catolicismo,
sin que ni ellas sepan las razones de su repulsión
instintiva. Satanás se vale de estos prejuicios
sin^vdares para tener encadenadas a millones
de almas, pero |ay de él cuando suene la
hora de la liberaciónl Apresurémosla con nues
tros oraciones.
F r -Oícisco F oss.\ti Pbro.
Misionero ScUesiano,
Adverarnos a nuestros Cooperadores que, durante
el Año Santo, cesan las Indulgencias que ve
nimos recordándoles todos los meses en esta Sección
del Boletín, a no ser que sean aplicadas por las al
mas benditas del Purgatorio.
Las que, a pesar del Año Santo, pueden seguir
ganándose, fuera de Roma, aplicables a vivos y
difuntos, van expresadas en el Boletín de Abril.
Los socios de la Pia Unión, rezando todos los
dios un Padrenuestro, Avemaria y Gloria por la
intención del Sumo Pontífice, con la invocación:
Sánete Francisce Salesi, ora pro nobis, y reci
biendo los santos Sacramentos de la Confesión y
Comunión, pueden ganar:
Indulgencia Plenaría.
1) Un día de cada mes, a su elección.
2) E l día en que hagan el piadoso Ejercicio
mensual de la Buena Muerte.
3) E l día en que asistan a la Conferencia
mensual Salesiana.
y en cada uno de los siguientes dias:
J u n io 4 Domingo de Pentecostés.
11
j5
23
24
29
30
Ju1.r0
Fiesta de la Sma. Trinidad,
Corpus Chrísti.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús.
Fiesta de San Juan Bautista.
San Pedro y San Pablo.
Conmemoración de San Pablo.
La Preciosísima Sangre de Ntro. Señor
Jesucristo.
2 Visitación de Ntra Señora.
16 Fiesta de la Virgen del Carmen.
I
Por concesión espccialisima de S. S. Pío X I,
hecha al Pector Mayor de la Pía Sociedad, D. Fe
lipe Rinaldi (6 de Junio de 1922) todos los Salesianos e Hijas de Marta Auxiliadora, con sus
respectivos cooperadores, alumnos y ex-aiumnos,
pueden ganar:
i) Una Indulgencia Plenaria cada día, sólo
con decir cualquier devota invocación, por
corta que sea, en medio de sus ocupaciones
habituales.
2) 400 días, cada vez que repitan el mismo
acto.
Para lucrar estas Indidgencias llamadas <del
Trabajo* y aplicables a las almas del Pureatorio, únicamente se exige el estado de gracia
i
87
El primer americano que ingresó en la Congregación Salesiana
y en ella recibió Ordenes Sagradas ha celebrado su “ Misa de Oro” .
Bosco, donde el incansable luchador, coronado de
laureles y de canas, aguarda el premio delinitivo
y perdurable?
Fué, pues, un día triunfal, de esos que no se ol
vidan, el 17 de Febrero de 1935. Conmilitones, dis
cípulos, amigos, admiradores rodearon el altar de
la cripta de María Auxiliadora, en que el Padre
Juan Pedro Rodríguez celebró su Misa de Oro, y
la mesa en que se le ofreció el ágape jubilar. Incon
tables enhorabuenas le fueron presentadas por sus
amistades y le llegaron por los hilos del telégrafo
y por las columnas de la prensa.
Nosotros le repetimos cordialmente ¡ad mtilios
annos!
Fntre los numerosos recuerdos que le dedicó la
Prensa local, recortamos éste muy sentido de « El
Bien Público »:
E l P. R o d r íg u ez e s u n a pa sio n a d o d e la
MÚSICA. — La escena se desarrolla en el co
£ l R vd o P . Ju a n P e d ro R od rígu ez
e s festejado en M o ntevideo,
Esta gloria más le cabe al l'ruguay: la de haber
dado a la Pía Sociedad Salesiana, en la persona de
Don J uan Pedro Rodríguez, el primer profeso y
el primer sacerdote de los numerosos hijos de .\raé
rica que se han alistado bajo las banderas del Beato
Don Bosco.
Y ha llegado para el veterano el quincuagésimo
aniversario de su ordenación sacerdotal. ¿Cómo
no habían de conmoverse profundamente enántos
le han conocido en el decurso de su larga vida: los
que le vieron joven y lleno de generosos bríos en
el Colegio Pío, de Villa Colón, y en el Colegio de
Nuestra Señora del Rosario y Parroquia de San
Benito, de Paysandú; los que le admiraron en los
dilatados años de su dirección del Colegio de San
Sfiguel, de Mercedes; los que aprendieron a amarle,
^nando se hallaba al frente del Colegio del Sagrado
Corazón de Jesús, en Montevideo, y los que hoy
* edifican de su piedad y disfrutan de los consejos
de su sazonada experiencia en los Talleres de Don
rredor de los «Talleres de Don Bosco ». Las puertas
de dos celdas frente a frente. De una, sale una co
rriente musical, de la otra, un sacerdote para pre
gnutar:
— ¿Qué es eso?
— ¡Son voces de los ángeles!
— Usted, Padre Rodríguez, continúa aún con la
chifladura de la música?
— ¡Qué seria de mi sin cllal Hay dos palancas
que levantan mi vida, que me sostienen en el mundo:
la oración, que purifica mi corazón, y la música,
que eleva mi espíritu.
Estas pocas palabras <lefinen un tcniperamentu,
pintan un caiácfer.
El Padre Rodríguez es el hombre de la oración
constante, sin intermisión, según el consejo del
Maestro; pero es también un hombre servidor fer
voroso del arte en su más elevada inanifestadón:
la música.
Cuando salía para la campaña en ejercicio de su
Ministerio, no se olvidaba jamás de su cáliz, pero
tampoco de su guitarra. Después de la Misa y
después de predicar con su extraordinaria elo
cuencia la palabra de Dios, congregaba al paisanaje
en tomo al fogón, y mientras el mate — caldeado
con el apretón de manos cordiales — pasaba de
boca en boca, ¿1 arrancaba lamentos y risas, del
cuerdaje tenso y vibrante, e iba arrojando sobre
el auditorio engolosinado, las canciones de la tierra,
perfumadas con trébol y adornadas con frescas
margaritas o enrojecidas ceibas.
— • ¡Gaucho lindo el cura!» gritaban los paisanos
entusiasmados, y se acercaban con menos temor al
que venía en nombre de Jesús. Lo sentían más hu
mano, más vecino a sns miserias y a sus dichas. Y
después de cada concierto se producía indefectible
mente el milagro de mnchas confesiones. Cuando
visitaba enfermos pobres, (hasta hace poco lo bacía
i88
también en Montevideo), después de darles la
Comunión, abría una valija, sacaba de su vientre
hinchado un gramófono, y itacia con el pobre una
limosna sublime de belleza.
• Nací — dice — con la música en la cabeza. A
ella le debo haber vivido ha.sta ahora».
Eb VOTO DR LA MADRK. — El Padre Rodríguez
fué el primer sale.siano ordenado en América. Fuerte,
vigoroso, tenía la férrea complexión — tanto en el
alma como en el cuerpo — de los algarrobos. Pero
ya está muy viejo. Es un astro que declina.
1,0 encuentro en su celda, desmantelada, pobre.
Sobre su cabeza blanca hay la calma de un atar
decer en la montaña. Desde la cuesta de sus 76 años
contempla el largo camino andado. La alegría del
niño no ha muerto en el anciano. Sábese opulento
de aquella riqueza, a la cual no llega, según el versí
culo bíblico, la polilla de la tierra.
Con una sencillez, candor y sinceridad admirables
a la par que conmovedores, se expresa de su vida
y de sus obras.
Y refiere su historia, iluminada con los resplan
dores de la gracia. En cada uno de sus relatos es
preciso escribir las palabras divinas: «El dedo de
Dios está aquí >.
En 1885 el Pudre Rodríguez, obedeciendo la
orden de los superiores, se despedía de su madre
para ir a fundar el colegio de Paysandú.
— No llore usted madre, que también usted par
ticipará de mi botín espiritual.
— No, mi liijo, yo ya lo sé. Tu nunca me pertenecistes.
— ¿Cómo que nunca le pertenecí?
Y entonces la madre reveló al hijo el secreto de
su voto. « Eras muy niño. Tenias sólo ocho meses.
Te morías. Yo corrí desesperada a la Virgen del
Carmen. Le supliqué con el corazón en los labios.
Si lo salvas te lo consagro: mi primogénito será
tuyo». María oyó la súplica y el niño se despertó,
mientras las manos de la abuela ya lo estaban amor
tajando.
Lo admirable — prosigue el Padre Rodríguez —
es que mi madre no forzó mi voluntad; aún recuerdo
su sabia explicación. «No quise hacer prc.sióu jamá.s
en tí. Sólo te evité las malas ocasiones, con la segu
ridad de que la Virgen si te quería te Uevaria de su
mano, como lo ha hecho *.
Los uKStüNios DB i..\ I’ROvinKNci.v. — Pero
antes de llegar a ingresar cu la Congregación Sale
siana, tuvo que sufrir mucho. Soportó con firmeza
las adversidades, y no desmayó jamás en él la fe
cu su ideal. El quería cu uu principio ser jesuíta,
su hermana salcsa. Pero no atinaban en el uiodo
de confesar a su padre sus propó.sitos. Todas las
mañanas venían a oir misa a las Salcsos. Tenían
que hacer más de cuarenta cuadras a pie.
El día que con su hermana habían determinado
revelarle la vocación, encontraron al padre muy
entristecido.
«Tuve anoche, les dijo, uu sueño muy raro y muy
triste. Soñaba que >-eía a Juan Pedro en un amplio
campo, predicando delante de ejércitos, de colegios
y de gran cantidad de pueblo.
El Tiijo entonces se atrevió: « Y si esto, padre,
sucediera? »
— ¿Cómo habría de oponerme si ésta fuera tu
voluntad? Así fué dado el permiso, con una coadición. «Te harás cura seglar, no rehgioso. No que
remos perderte totalmente». Pero cuando Moas.
Vera había concedido su ingreso en el Seminario
se encontró con un nuevo tropiezo. «Tu tío te ha
concedido un buen empleo. Estamos muy pobres.
Tú eres el mayor. Son quince tus hermanos. ¿Por
qué no esperas y nos presta.s tu ayuda? »
El hijo obedeció. Ingresó en la Administradóu
pública. Dió también clases Perdió más tarde su
empico, y luego Latorre lo mandó de sub-oficial a
una Comisaria. Así llegó a los 22 años.
Su familia, por entonces, se había trasladado a
Colón. Allí conoció al Padre Lasagna. El santo
hijo de Don Rosco le sondeó: «¿qué desearías tú
ser? >
El Padre Rodríguez entonces, manifestó su vo
cación escondida: t Tengo en el fondo de mi alma
un gran cariño para los niños y para los ancianos»
Con este ideal {ugre.<5Ó en la Pía Congregación
Salesiana, donde se destacaría por su talento vigo
roso y por su virtud, sobre todo.
El orador es tal vez la faceta más interesante de
este hombre de Dio?.
Su oratoria era sin igual, cuando su alma generosa
se enfrentaba con un auditorio infantil. Era un excelso
pedagogo. Su palabra viva, coloreada, de penetrante
unción, arrancaba de los niños risas y lágrimas.
Cada párrafo de los suyos, c\iando explicaba el ca
tecismo, era cerrado con uu chiste oportuno, gráfico,
pero detrás del chiste, quedaba en el alma infantil
indeleblemente prendida una verdad substancial.
Y el secreto de esa manera suya de predicar había
que buscarlo en su amor entrañable a la infancia
pobre. Sabia que toda enseñanza sin alegría es in
completa y mala. Como Don Sosco, toda su ciencia
no era otra que la ciencia de Jesús: amor.
L a UNICA RECOMPENSA. — Los evangelios dan
testimonio de que cuando el Redentor llamaba a
los pescadores de Galilea, para la función trascen
dente de pescadores de almas, uno de los apóstoles
hizo esta pregunta: f ¿Y qué habrá para nosotros?»
« Quid ergo erit nobis? »
El miíMiu) interrogante hay que hacerlo delante
de este sacerdote: .■ ¿Qué habrá para él, después de
tantos año,? de ministerio de almas? »
La fe responde: El premio futuro, reparador,
eterno.
Y el corazón dice: También en esta vida debe
tener su premio, el amor.
Este es el premio que, en el agasajo fervoroso,
dan hoy discípulos y amigos al sacerdote que fué
{'.al de la tierra y luz del mundo. El sembró, durante
cincuenta años de vida sacerdotal, verdad y virtud,
hoy recoge una áurea cosecha de afectos y de amores.
Y su mayor satisfacción será saber que muchos
de sus discípulos fueron o son obreros del progreso
nacional, y que muy cerca suyo están: Harispuru,
Salaberry, Montero, Bacigalupe, Brown, Sauio y
tantos otros sacerdotes — larga sería la enumera
ción — que él trajo a la Casa de Don Bosco, que
mismo formó en el molde eterno de Jesús, para que
continuasen la obra gigantesca de la Redención.
V esa corona florida de hijos espirituales son su
mejor timbre de gloria, en'el tiempo y en laeienudad.
Gracias obtenidas por intercesión
de María Auxiliadora y del Beato Juan Bosco.
ESPAÑA Salamanca. Febrero de 1933. — Soli
cité una escuela interina. Considerando no solamente
las ventajas, sino la necesidad de que me la dieran
en la capital de provincia por circunstancias
especiales de mi familia, puse el asunto en manos
de Don Bosco. Solamente la Divina Providencia
podía hacerlo. Para adjudicar las vacantes produ
cidas se seguía por oden riguroso ima lista ya for
mada. Por tanto, era necesario que la vacante se
produjera cuando a mí me correspondiese. Se tra
taba de una escuela solamente y sin que nadie pu
diera precisar para cuando podria fimcionar. Pero
¡oh poderosa mediación de Don Boscol El día en
que me han de nombrar figuro en el primer lugar
de las aspirantes que quedan, y entre la.s vacantes
de aquel día se halla también en pnmer lugar ima
escuela de Salamanca. La adjudicación era indiscu
tible. Asi se realizó y hoy rae encuentro desempe
ñando dicha escuela.
Muy agradecida a los favores especiales obtenidos
por intercesión del Beato D. Bosco, publico esta
gracia para su mayor gloria y envío una limosna
para las obras salesianas.
A. M. V iñas
Exalumna d$ las Hijas de Maria Auxiliadora.
ARGENTINA Bahía Blanca. 8 Febrero de 1933.
— Doy infinitas gracias a María Auxiliadora y al
Beato Don Bosco por todas las gracias que nos
han conseguido; espedalmente por haber sanado
4 mi hermanita, gravemente enferma. Siendo abso
lutamente necesaria una operación, le aplicamos
U reliquia del Beato e hicimos la promesa de pu
blicar la gracia en el Boletín Salesiano, si salía bien
la operación, de la cual dependía la vida de la en
ferma. Fué operada y hasta hoy (ya pasaron más
de tres años) mi hermanita no ha sentido más nada.
Por esto hago público mi agradecimiento a María
Auxiliadora y al Beato Don Bosco, para mayor
gloria de Dios y para aumentar el número de sus
devotos.
Ana María Z atti.
ARGENTINA (La Plata) Melchor Romero. Enero
de 1933. — Sumamente acongojado por una ^ave
dolencia, consulté a varios médicos especialistas,
quienes me deshaudaron por tratarse de un tumor
canceroso.
En tales dreunstandas vinieron a visitarme mis
hijas, «Hijas de María Auxiliadora > quienes me
aplicaron las reliquias del Beato Don Bosco y de
la Sierra de Dios María Mazzarello, y juntos comen
tamos una Novena.
Al cabo de un año, k» médicos y espeda3ista.s
mehallaron completamente mejorado y actualmente
comprueban, no solamente la desaparición total de
la enfermedad, sino también todo rastro de ella.
Profimdamente agradeddo al Beato Don Bosco y
a la Madre Mazzarello hago público el favor recibido.
F e d e r ic o C r e s p o .
ARGENTINA Pto. Sania Cruz. 5 Marzo de 1933_ ¡Mil gradas sean dadas a María Auxiliadora!
Hallábase mi hijita Ester en estado gravísimo y
desesperante, enferma sucesivamente de escarlatina,
sarampión escarlatinoso y difteria. Profimdamente
acongojada recorrí a Maria Auxiliadora, prometién
dole publicar la gracia si me la sanaba. Agradecida
cumplo la promesa y euvío una limosna.
E l is a R i f f
de
N ie l s e n .
SOLIVIA Sucre. — Al mes que nadó mi hijita
Ana, fué atacada por una terrible erisipela. Despu^
de tres días de enfermedad se puso malísima, siu
ninguna esperanza de salvar, tanto que en el apuro
yo mismo tuve que suministrarle el bautismo, como
permite la Iglesia, en caso de peligro.
En la angustia de perder a mi hijita acudí a la
bondad de Don Bosco, tomé una reliquia suya que
tenía a la mano, y con entera fe en su poder delante
de Dios, se la pasé por todo su cuerpcdto. Al día
siguiente noté, con gran admiración, que mi hijita
volvía en sí y que se le había quitado la mancha
de la erisipela.
Agradeddo a Don Bosco por tan señalado favor,
envío una pequeña limosna para las misiones sale
sianas, haciendo pública mi gratidud a tan buen
Padre,
R icar d o C a r v a j a l .
COLOMBIA La Unión. Didembre de 1932- —
Durante doce años estuve padedendo de epilepsia,
mal muy difícil de curar. Mi estado era en extremo
lamentable; me hallaba tan acongojado y era tan
triste mi vida, que inftmdía compasión en cuantos
me miraban, y tenía a mi madre sumida en
profunda afliedón. La medidna no tuvo para mí
virtud ninguna.
En tal angustia acudí con toda confianza a María
Auxiliadora. Mi madre le ofredó una limosna para
las obras salesianas, si yo mejoraba y podía trabajar.
Y la Virgen de Don Bosco vino pronto en mi auxilio
con tal eficada, que h a« tres años me encuentro
completamente bien. Mi madre, consolada y agradedda, envía su limosna; y yo, no menos gozoso
y lleno de amor y gratitud bada la amabilísima
Auxiliadora de los cristianos, publico esta grada
en el Boletín Salesiano, para que aumente su gloria
y crezca triic la confianza de cuantos acudan a Ella
en las penas de la vida.
L u is H oracio M e s a .
ig o
COLOMBIA I.ebrija. Bebrero de 1953. — Su
friendo un hijo mió una afección a la garganta,
ofrecí á nuestra misericordiosa Madre María San
tísima Auxiliadora publicar el milagro en el Boletín
Salesiano, ai me otorgaba su curación, sin nece
sidad de ser operado.
La Virgen me escuchó y en tcstimoniu de gratitud,
doy rendidas gracias a tan misericordiosa Madre,
cumpliendo lo ofrecido y enviando adcniAs una li
mosna para las Misiones Salesíanas.
Una Cooperadora.
COLOMBIA Medelliii. Junio de 193^. — Nuestro
querido hijo Miguel Antonio se hallaba tullido
hacia doce años. Los médicos no pudieron curarlo
y lo desahuciaron. Entonces acudimos a María
Auxiliadora, que es también salud de los enfermos,
le hicimos varias novenas y le pedimos por media
ción de su siervo, el Beato Juan Bosco, la curación
del niño. Y fuimos prontamente atendidos por tan
bondadosa Madre, pues hace ya dos meses que
nuestro hijo anda sin muletas.
Por eso liemos venido con él a visitarla y a darle
gradas en su Santuario de Medellin, le dejamos una
limosna y publicamos tan gran favor en el Boletín
Salesiano. Sea todo para mayor gloria de Dios y
de nuestra amabilísima Madre Auxiliadora.
B e >íisdicto F ranco
M a r ía J o sefa Ca l l e .
COLOMBIA íiíedellin. Diciembre de 1932. _
Hacía mucho tiempo que un matrimonio se hallaba
cu desacuerdo. Angustiados los miembros de la fa
milia, hacían los mayores esfuerzos por lograr la
paz entre los dos esposos, pero todo era inútil. Sú
plicas, consejos a uno y otro consorte, novenas,
comuniones, nada aprovechaba para el fin deseado,
hasta que los esposos acabaron por separarse com
pletamente; y ese estado de cosas continuó asi
durante tres años.
Finalmente se me aconsejó ponerlo todo en manos
del Beato Don Bosco para que él lo arreglara. Le
hicimos muchas novenas, se le ofreció una limosna
y publicar el favor si lo alcanzaba. Pero el efecto
pareció contrario, porque la discordia de los esposos
aumentaba, de modo que mi fe yn iba decayendo
y hacía las novenas con poca coulianza, porque no
veía arreglo posible. Sin embargo otras personas
pedían con mayor fe.
Por fm — movida sin duda por Don Bosco _
intervino una persona cu el asunto con sumo interés
y celo por el bien espiritual de los cónyuges. Con
tinuaron las novenas; poco a poco volvió a haber
acuerdo y armonia entre aquéllos, y hoy viven ya
en perfe^'ta paz como buenos cristianos. jGracias,
Beato Don Boscol
N. N.
COLOMBIA South Amirica. Febrero de 1933._
Hace quince días me encontraba con necesidad
urgente de dinero para cubrir unas deudas que había
contraído, y no siéndome posible conseguirlo bajo
ninguna forma, me encomendé a la bendecida Madre
Auxiliadora, invocando su protección con toda la
fe de mi alma. y. ¡cosa increíble! de donde menos
podía pensarlo me vino una cantidad lo suficiente
mente necesaria. Inmediatamente hice la cancela
ción de mis deudas, y corrí otra vez presuroso a
dar gracias a la Madre de Dios.
Ku otra ocasión, estando algo embriagado y no
dándome cuenta de lo que hacía ni decía, pot na
estar acostumbrado a licores fuertes, y habiendo incurtido en hechos que ponían mi honra en entredicho
porque se me conduciría a la cárcel, ante el peligro
inminente de que se me castigase, me encomendé a
María Auxiliadora y al Beato D. Juan Bosco, pro
metiéndoles al mismo tiempo evitar otra vez esas
-situaciones y la cosa filé arreglada, no se me anestó
y la justicia falló en mi favor. En agradecimiento
a mis protectores hago el propósito, mientras tenga
trabajo, de dar una limosna todos los años para
los Misiones Saicsianas.
Un devoto y Cooperador.
CUBA Camagüey. Febrero 20 de 1933. — Ha
biendo ido mi padre a una quinta, de paseo, se fatigó
tanto, que a la vuelta, casi no podía caminar j
además llegando a mi casa, cargó un latón de baño
lleno de agua, en el cual se lava la ropa; aún no
había llegado al caño, se sintió un dolor muy fuerte
en las ingles y soltó el latón. El dolor seguía fuerte
mente, por lo cual se acostó. Al otro día al irse 3
levantar no podía casi moverse de la cama, lie
avisaron el suceso y la primera idea que me \ino
a la mente fué mandarle la reliquia del Beato Don
Bosco que me había regalado la madre Superiora
del Colegio Salesiano de esta ciudad. Le prometí
a Don Bosco que, si ponía bien a mi padre le
haría encender imas velas y publicaría la gracia en
el Boletín Salesiano. El siguiente día amanedé
mejor, siguió imponiéndosele la reliquia y al tercer
día ya estaba bien por completo. Hoy cumplo mi
promesa y además deseo me hagan el favor de remi
tirme la revista Salesiana «Boletín Salesiano t que
desde hace mucho tiempo deseo leer.
C astaí Je d a A raujo ,
Seminarista.
EL SALVADOR Anezaliepeque. — Doy las más
expresivas gracias a la Reiua del Cielo, nuestra
Madre, Maria Auxiliadora, a quien, por mediación
del Beato Juan Bosco, acudí fervorosamente, pi
diéndole mi curación en una grave y penosa enfer
medad, que el día tres de junio del año próximo
pasado me acometió con tanta fuerza que tuve que
trasladarme al Hospital Rosales de San Salvador,
el día 7 del mismo mes, donde fui sometido a una
primera Of«ración quirúrgica. El día 6 de septiem
bre del mismo año me practicaron otra segunda
operación, con tan feliz éxito, que en la actualidad
me encuentro enteramente curado. Y como el
mismo día que caí enfermo pedí, con toda fe, a!
Beato Juan Bosco, obtuviera el milagro de mi cu
ración, ofreciéndole dar testimonio de élla, en bene
ficio de su canonización, cumplo ahora, lleno de
gratitud, mi promesa haciendo pública la tan sin
gular gracia obtenida, para la mayor gloria de Dios,
de María Auxiliadora y de su siervo el Beato Juan
Bosco.
E milio C. B üendia.
EL SALVADOR Santa Ana. — Doy gracias a
la milagrosa Virgen de Don Bosco María Auxilú*
dora por haberme concedido el favor de que turierz
éxito una operación hecha a mi hijo Rosendo An
tonio, a causa de una grave enfermedad que padecióCumplo gustosa la promesa de publicar mi gi**
titud en el Boletín Salesiano y de dar una limosnt
para la conclusión de su templo.
E na
de
D íaz G a u .\no-
ig i
HONDURAS Comayagüela. — Encontrándome
en peligro cierto e inminente de fracasar en un grave
negocio del cual dependía todo mi porvenir, en
momentos en que todo recurso humano era inútil,
clamé a la Virgen de Don Bosco, ofreciéndole que
pnblicaría la gracia en cuantas lenguas pudiera.
Contra toda humana esperanza allanáronse las
dificultades, sin otro factor que la intervención de
María. Excito de corazón a todos los que se encuen
tren en trances aiigtistiosos, recurran con toda con
fianza y prontitud al Auxilio poderoso de los Cris
tianos.
MEJICO, D. F. Lupita. — Una amiga que tiene
más de 6o años se cayó de su cocina (cuyo piso
habían quitado para ponerlo de nuevo), hasta el
patio, sobre vigas, piedras etc., como que estaba
en obra y de noche. La recogieron privada de cono
cimiento, toda lastimada; y casi quebrada de la
cintura; en fin, el médico se admiró de que no
hubiese quedado muerta.
Yo lo supe, fui a verla, le llevé la reliquia de
Don Bosco, se la encomendamos, y está tan aliviada,
que ya sale a la calle: no sanó de repente pero si
relativamente pronto, lo que admiran todos, más
dada su edad.Deseo que se publique esta gracia
para gloria del Beato y estímulo de sus devotos.
sacó una pequeña estatua de Don Bosco, en per
fecto estado, con dos insignificantes rozaduras.
E l chofer y todos nosotros reconocimos que
Don Bosco salvó la vida a las tres personas que
estaban en el camión y se salvó a sí mismo.
¡Gracias infinitas le sean dadas!
F lo rian o G ik r k l Pbro
Director del Colegio Salestano.
PERU Lima. ¿8 Febrero de 1933. — Doy gracias
(le corazón al Beato Juan Bosco por haberme
cedido mi ingreso en el Cuerpo de Ingenieros Mili
tares del estado.
Y para estímulo de otras personas hago público
el favor recibido.
P ed r o V a l l a d a r e s Bravo
Ingeniero y Exalumno salesiano.
SUIZA Ginebra. 27 Marzo de 1933. — Habiendo
acudido con todo fervor al Beato J uan Bosco para
que librara a mis cinco hijitos de la tos ferina y
especialmente al más pequeño de siete meses y
medio, que presentaba ya síntomas nada tranquili
zadores de la terrible enfermedad, fui benignamente
escuchada.
Por ello hago público mi agradecimiento en el
Boletín Salesiano, tal como lo prometí y envío una
limosna para la canonización del Beato.
L eo n or G.
ASUNCION.
PERU Cusco. Febrero de 1933. — Lu estatua
de Don Bosco libra a tres personas de la muerte.
El señor Inspector nos mandó un pequeño bulto,
sin avisarnos lo que contenía, para despacharlo a
nuestra Granja Escuela de Yucay. Vino un chofer
para recogerlo y llevarlo a su destino y cuando
salía del patio del colegio, por una mala maniobra,
el camión se precipitó del andén, de cuatro metros
de alto.
Yo, que en ese momento me dirigía al salón de
exámenes, al ver desaparecer el camión me quedé
frío y no pudiendo, por mi naturaleza, ver heridos,
no supe en ese momento qué hacer, pero a la idea
de que alguno de los heridos pudiese necesitar la
última absolución, me impuse a mí mismo y corrí
al lugar del suceso. '\Uí vi el camión completamente
volcado y, heno de sobresalto, pregunté a los pocos
niños que habían acudido al lugar, si había algún
herido de gravedad.
Cuál no fué mi sorpresa al ver al chofer sano y salvo,
de pie al lado de su máquina, su ayudante sentado
con una leve herida y un niño que se me acercaba
llorando de susto con un rasguño en la frente y un
brazo algo lastimado. DÍ gracias a Dios porque nos
había librado de una desgracia, desinfecté las he
ridas del niño, lamentando que el bulto de Yucay
hubiera tenido tan poca suerte y que su contenido
hubiera sido completamente aplastado por el ca
mión.
Por la tarde vino el mismo chofer para desarmar
d coche y sacarlo por partes, del lugar en que había
caído, y entonces notó que el bulto de Yucay había
•crvido de cuña al camión para que no pudiese
lodar, pues había caído en un plano inclinado, y que
el cajoncito, todo aplastado dió espacio suficiente al
chofer para no ser aplastado a su vez por el motor,
Hizo sacar con todo cuidado el bulto hecho añicos;
todos quisimos saber su contenido, y cual no fué
soestra admiración, cnando entre las astillas, se
de
G on zále z .
URUGUAY Montevideo. 10 de Enero de 1933. —
Encontrándose enfermo de la vista mi hermano
Carlos, pedí al Beato Bosco su curación y le ofrecí
enviar una limosna para las Obras Salesianas, si
se obtenía, y hacer publicar la gracia. Iguales ofre
cimientos hice también si obtenía la salud de otro
de mis hermanos, Alberto, y como al Beato rae ha
escuchado, cumplo gustoso mis promesas, y públi
camente le expreso mi agradecimiento.
A n to n in o M ato .
URUGUAY Montevideo. 24 Febrero de 1933. —
Deseando una grada muy difícil y necesaria a cuya
consecución se hacían irreductibles oposidones,
acudí al Beato Don Bosco, pidiéndole me la obtu
viera de mi querida y potente madre María Auxi
liadora.
Le hice del mejor modo que me fué posible tres
novenas seguidas, con promesa de hacer publicar
la grada si la obtenía.
Después de rezar mucho la obtuve con éxito
muy feliz... y más, el gran favor de hacer desapa
rccer una lesión gravísima, con el solo contacto de
su santa reliquia y con una fervorosa invocadón.
¡Gloria y acdones de gradas sin fin a tan querido
Padre!
. ,
Una Hija de María A uxiltadora.
D an también g ra d a s a M aría A uxiliadora y
a ! B ea to Juan B o s c o p o r favores recibidos:
■ Ar g e n t in a
Abasto. Lía Calcagno de Castelh.
A r g e n tin a La Plata. M. P. M.
E st ad o s U n id o s (California) Los Angeles. Rogelia
Muñoz — Rosa P. de Moreno.
MEJICO (Jal.) Huejúcar. Herminia de Santiago.
MEJICO (N. L.) Monterrey. Natalia B. de Guerra-
IQ 2
— Paula M. íle Nájcra — Guadalupe González de
Martínez — Beatriz de La Garza.
MEJICO (Zac.) Jerez. María Soledad Muro.
PERU Cuzco. I^eticia Varcárcel.
U r u g u a y Montevideo. F . Varela.
V enezuela Maracaiho. Elisita Martínez L.
V enezuela (Triijillo) Barquisimeto — Blanca de
Martínez Ojeda — Felisa Mújica.
N E C R O L O G ÍA S
SALESIANOS DIFUNTOS:
Santiago AUavena, D. sacerdote — muerto en
Turín, el is-i* i933Bernardo Dosquet, coadjutor — muerto en Lieja
(Bélgica) el 18-2-1933.
Juan Fergnani, D. sacerdote — muerto en Jerusaléu, el 29-12-1932.
Antonio Gradinati, D. sacerdote — muerto en
Chieri (Italia), el 7-2-1933.
Silvio Milanese, Coadjutor — muerto en CuyabA
(Brasil), el 18-12-1933.
COOPERADORES DIFUNTOS»
limo Sr. Dr. Don Daniel Guerrero.
Prelado doméstico de S. S.
Falleció el 7 de Febrero en Baltimore, a donde
había ido en busca de alivio para su enfermedad.
Monseñor Guerrero desde que recibió la imdón
sacerdotal mereció la confianza y estimación de sus
superiores cclasiásticos, por su total consagración
al sagrado ministerio, el cual ejerció siempre cou
absoluta caridad y dcspreudiniicnto.
En todo momento se distinguió por su lealtad y
fidelidad a Dios, a lá Iglesia y a sus prelados, lo
que dió lugar a que se le confiaran cargos de impor
tancia en la diócesis de Cali (Colombia) como fueron
los de Vicario General y Provisor.
Sus eximios méritos le otrajeron las bondades de
Su Santidad el Papa Pío XI. eligiéndolo y consti
tuyéndolo Prelado Doméstico cerca de la propia
persona del Romauo Poutífice, siendo dignas de
trascribirse las palabras del Breve ApostóÜco que
dicen: * eres alabado por tu buen espíritu y por las
cualidades con que brillas, gozas de grande estima
ción entre las gentes, y has desempeñado con luci
miento varios cargos en el gobierno de la diócesis,
entre ellos el de Vicario general; con sobra de razón
y con sumo gusto queremos premiarte dándote pú
blico testimonio de nuestra benevolencia»; Pué
buen orador y sacerdote culto, y muy caritativu
que tenía ganada la admiración y aprecio de sus
conciudadanos.
Amigo incondicional de la Obra Salesiana, cooperó a su desarrollo con grandes entusiasmos.
Aunque ya el Señor le habrá dado el premio de
sus virtudes, rogamos una oración por su
Doña María Casado.
Murió en la paz del Señor, en Aldeadávila (Espa
ña) el 19 de Enero p. p.
El cielo no la había favorecido con bienes de
fortuna, pues era Doña María «la mujer fuerte*
de una modesta casa de labradores castellanos, de
la más rancia cepa católica; pero le dió, en cambio,
en abundancia, virtudes de muy subido valor y
una fragancia tal de fervor religioso, que hacía las
delicias de aquella familia pueblerina, santamente
patriarcal.
Soportó, con fortaleza invicta, una parálisis que,
por espacio de siete años, la tuvo clavada en el
lecho y sumida en la inacción, lo que para una
mujer como ella, llena de actividad y viveza, debió
constituir un verdadero martirio.
Enamorada de la Obra Salesiana, desde el punto
y hora en que se la dieron a conocer, entrególe, sin
vacilar, al único hijo varón que tenía, y en el que
cifraba toda su riqueza y alegría. Dios recompensó
su generosidad, prolongándole los días, a cada mo
mento amenazados por la implacable dolencia, hasta
ver a su hijo salesiano en el altar, y recibir de sus
manos la Sagrada Comunión.
¡Ah! si esas almas sencillas, hechas de humildad
y heroísmo, que han acrisolado su existencia en la
fe y en el dolor, allá en el rincón más apartado de
la vida doméstica, no fueran al cielo ¿quién podría
tener la pretensión de ir?
El deber cristiano, no obstante, nos ordena rogar
por élla. ¡Requiescat in pace!
Han muerto fambién en la p a z d e l Señor:
EsrASA (Gerona) Palafrugcll. — Francisco Mascort
Pina.
E sp a ñ a (Sevilla) Morón. — Rafael Palacios Pbro.
— Luisa Romero Corbacho — Magdalena Sánchez
León.
C olom bia (Nariño) Pasto. — Filomena Egas, Vda
de Pazos.
E st ad o s U n id o s (Arizona) Tueson. — Josefa A
Vásquez.
MEJICO (Zacatecas) ViUanueva. — liaría Sacra
mento Dávila.
R. /. P.
Com aprob ad óa d e Je mmtoríded ec/estfaUca.
Direc<or-rc^M«Mbl« I D . G U I D O F AV IN I
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