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A ñ o X L V I I - N . 9. — SeUembre, 1932

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LA S O B R A S DE D O N B O S C O

Verdadero concepío
de la cooperación salesiana,
(C

ob

U

C e lo d e l C o o p e ra d o r
p o r las M is io n e s Salesianas.
Socorred a los misioneros con lo que
podáis, con ropas de cualquier clase, cortes
i: trajes o trajes hechos, prendas interiores,
‘iiramenios sacerdotales, vasos sagrados y, si
~ posible con dinero, sieitdo ésta la mejor
iyma de cooperación material, pues permite
i los misioneros hacer frente a sus cuantiosos
gosíos de viajes y transportes por mar y tierra.
Si nada de esto podéis hacer, a causa de vuestra
pobreza, ayudadles con oraciones, comuniones
y mortificaciones ». Esto escribía a sus coo­
peradores el B. J. Bosco.
La Obra de las misiones es ciertamente
lina de las que más recomendadas ha de
ver el Cooperador, ora en las páginas del
Boletín Salesiano, ora en las Circulares del
Rector Mayor. Ello indica cuán graves, nu­
merosas y urgentes son las necesidades de
k>s misioneros.
Cada vez que se nos anuncia la partida
de una nueva expedición de estos Apóstoles
de la fe (i) nuestro corazón siente extremecúnientos de consuelo, pero tal vez son pocos
los que piensan en los gastos fabulosos que
estas expediciones ocasionan, relativos a
viajes, equipos y aprovisionamientos.
(i) El año pasado partieron 146 misioneros, repsrtidos en esta forma: a Palestina 13; al Indostán
a la China 18; a Siám i; al Japón 8; a la Tierra
Óel Pnego 9; a Chile 11; a la Patagonia lo j al Chaco
Hraguayo 4; al Matto Grosso 8; a Río Negro 13;
Pe.-' 5; a la Misión de los Jívaros (Ecuador) 4;
Sor
Brasil 8; a Colombia 7; a Venezuela 2;
• Centro América 10.

«1

b

B a c ló n ),

Y esía formidable contribución que las
Misiones imponen todos los años aun serla
cosa llevadera, si no hubiese que sostener
los viveros de donde se nutren, o sea, las
Casas de formación, en las que se adiestran
actualmente para el apostolado riada menos
que 1200 jóvenes, y si no hubiese que
preocuparse, además, de las continuas y
renovadas exigencias de la vida de cada
misión.
Los que acostumbran leer las informaciones
del Boletin Salesiano y de Juventud Misionera
saben muy bien que, cuando nuestros mi­
sioneros llegan a su destino, es cuando em­
pieza para ellos el penoso calvario de la
falta de recursos, para sus interminables
peregrinaciones, para vestir y aprovisionar
a sus pobres neófitos, para levantar iglesias
y residencias, orfanatos, escuelas y talleres
y hasta para improvisar, en medio de la
selva, pueblos enteros que ellos han de Iiacer
surgir de la nada, sin que ni de los indígenas,
ni de persona alguna de aquellos países
puedan recibir socorros materiales.
H ay Cooperadores que hacen sus limos­
nas con cierto desgano, como si temieran
verlas mal empleadas por sus favorecidos.
Esa aprensión, en algunos casos justifi­
cada, no tendría razón de ser cuando de
favorecer a las misiones se trata, porque
el óbolo que cae en la mano del misionero
recorre una trayectoria sencilla y diáfana
que todo el mundo puede seguir, yendo a
emplearse, hasta el último céntimo, en obras
de conversión y d v iliz a c i^ y en añadir a la
corona de Jesucristo nuevas glorias y nuevos
dominios.

258

L a necesid ad d e las misiones es tre­
menda y angustiosa y , para comprenderla
en toda su impresionante realidad, no hay
mas que echar un vistazo sobre el mapa
del mundo. E l nos dice que, después de
veinte siglos de cristianismo, existen todavía
naciones y continentes enteros donde Jesu­
cristo es desconocido y las almas viven
esclavas del demonio.
De mil selecienios veintiséis millones en
que se estima el mhnero de almas que ])ueblan la tierra, mil y cuarenta y cuatro millones
son todavía infieles y, de las restantes, sólo
una mitad escasamente profesan nuestra fe
católica, estando la otra mitad integrada
por cismáticos y herejes.
Considérese ahora que sobre esa ijiasa for­
midable de más de mil millones de infieles
no actúan sino unos 75.000 misioneros, in­
cluyendo auxiliares y catequistas, y dígase si
no es aterradora la falta de apóstoles y si no
ha de ser en extremo doloroso para el Co­
razón amante de Jesús ver que, a pesar de
las centellas de fervor misionero que su
Vicario en la tierra enciende por do(luiera, hay aún católicos que duermen,
(jue todavía no se han decidido a rescatar
esas cinco sextas partes del imperio de Jesu­
cristo, que’ el enemigo del humano linaje
conserva aprisionadas entre sus garras.
A esos católicos fríos y remisos, 'que no se
sienten acuciados por la cooperación misio­
nera, les hace Él-sentir aquel lamento angus­
tioso que saliera de sus labios, cuando en
los trabajos de su vida piiblica, veía a las
turbas abandonadas a sí mismas, como re­
baños sin pastor: I^íessis quidem multa,
operarii autem pauci (Ma tii . - 9 36). «jOh
qué abundante es la miés y qué escasos los
obreros! *.
¿Cómo podríamos alardear de que amamos
a Jesucristo, cooperadores salesianos, si nos
hiciéramos sordos a este su anhelante deseo
(le salvar almas? ¿Cómo podríamos llamar­
nos discíjmios y hasta hijos de aquel inefable
Don Basco, que sonaba siempre con sus
misiones y quería ir a ellas personalmente,
>• que llegó a realizar aquellos sueños con
una audacia que sería inconcebible, sin la fe
y la caridad gigantes que él tenía, y socorrió
a sus misionen^ con una largueza, que cx»ntnista hermosamente con su total y absoluta
carencia de recursos?
¿Cómo podríamos llamamos ni siquiera
cristianos, si contempláramos indiferentes

la ruina de tantas almas, cuando centenares
y millares de sociedades comerciales nadan
en recursos de todo género, para el logro de
finalidades sórdidas y rastreras, que d i s ^ in­
finitamente de las que persigue el misionero?
E se grito d e m illones d e almas — ¿será
posible que no nos conmueva?
Pensad en su actual estado de abyección,
en sus ritos nefóndos y.absurdos, en su mons­
truosa ignorancia, en su total privación de
los bienes espirituales y sobrenaturales de
que nosotros abundamos, en su absoluta
incapacidad para lograr por sí mismos la
felicidad eterna.
Pensad, por otra parte, que también ellos
son hijos, como vosotros, del mismo Padre
y que son por consiguiente, con toda verdad,
hermanos vuestros y coherederos del cielo.
Pensad que también ellos tienen un alma
inmortal hecha a imagen de Dios, y una
inteligencia capaz de conocerlo, y un <X)razón
susceptible de amarlo y reverenciarlo con
actos generosos y nobilísimos, siempre que
una mano benéfica vaya a agitarlo, encen­
derlo y purificarlo.
Aquí está' la historia gloriosa de las mi­
siones; ella nos dice que, siempre y donde­
quiera que la barbarie de algún tirano ha
producido mártires, la sangre de los intré­
pidos Evangelizadores ha corrido mezclada
con la de sus buenos neófitos.
Pensad en la conmovedora correspondencia
de aquellos pobres salvajes a la caritati\’a
solicitud de sus misioneros, tanto en la escuela
como en la iglesia, así en la selva como en
la cabaña. ¡Cuántos niños hemos visto que,
arrancados a la barbarie, se han hecho en
poco tiempo puros, amables, laboriosos y
civilizados! ¡cuántos adultos dóciles y mori­
gerados, después de una vida terriblemente
brutal!
Cuenta San Pablo que, en tma de sus risiones, se le apareció un macedonio para
rogarle que fuese a su patria a evangeli­
zarla. Transiens in Macedoniam, ádjuva noi
[Act. i6; 9). ¡Cuántos salvajes se apa­
recerán todos los días al misionero con esta
misma súplica en los labios: «Padre, por
piedad, venid a nuestra tierra, venid a
•ayudamos! «Queremos ver a vuestro Jesús
— le dicen como aquellos paganos que fueron
al encuentro de San Felipe — queremos
conocerlo y amarlo ». Domine, vólumus Jesif*
videre (lo; 12; 24).

259

Pensad, finalmente, amados Cooperadores,
que el dichoso tesoro de la fe que nosotros
tenemos y tiene nuestra patria, se lo de­
bemos a los Apóstoles, que fueron los pri­
meros misioneros y sabemos, por sus propios
escritos, cuántos y cuán grandes trabajos y
padecimientos tuvieron que arrostrar para
traemos el don de Dios. ¡Quiera el cielo
que este recuerdo os Dene el alma de grati­
tud y avive más y más vuestro fervor mi­
sionero!
L a generosidad d e eos misioneros debe
ser también para vosotros un gran estímulo.
La ratina y el hábito empequeñecen los
hechos y enfrían los entusiasmos y no sería
extraño que hubiesen también enfriado
\Tiestra emoción por las continuas gestas
heroicas del misionero, pero seguramente no
han logrado falsear la idea ni desviar el
aprecio que de ellas debemos tener los buenos
católicos.
Ved a cuantas cosas no renuncian esos
Campeones del Evangelio que van a dilatar
el reinado de Jesucristo y a salvar almas.
Dejan con frecuencia a sus ancianos padres,
que veían en ellos al amor más grande que
les sonreía en la tierra y dejan a todos
los miembros queridísimos de^su familia.
Rompen con decisión y, de un solo golpe,
las dulces ataduras que les míen a parientes
y amigos, a condiscípulos y bienhechores.
Despídense, tal vez para siempre, de su pueblo
natal con sus caricias arrulladoras, y de su
patria con su cielo y sus montañas. Renun­
cian definitivamente a tm porvenir que se les
ofrece sonriente y lleno de comodidades, tal
vez en el ejercicio mismo de su ministerio
sacerdotal.
Y todos esos sacrificios, que ya de su3’0
son tan costosos, suelen verse todavía agrarados por la amargura que vierten sobre
un corazón delicado las súplicas y lágrimas
de parientes y amigos, y por la lucha dolorosa que hay que sostener con todos los
que, llevados por múltiples y diversas miras,,
se oponen a la vocación generosa del misio­
nero.
cY qué es lo que a éste le espera, fuera
de su patria, apenas hecho el sacrificio de
KMnper con todo lo que en ella puede hala­
garle? Sólo penalidades y peligros; los mismos
que hubo de hallar en su predicación ev’angéÜca el ya citado Apóstol San Pablo: « peügros de cárceles y azotes y hasta de la

misma vida; peligros en los mares y en
los ríos; peligros de ladrones y asesinos;
peligros de parte de gentes extrañas, y hasta
de los allegados y de los falsos hermanos;
peligros de la soledad y de la fatiga; de
penosas vigilias, de la miseria, de largos
ayunos, del hambre, de la sed, del frío y
de la desnudez» (2. Cor., II-23).
Añádase a esto la malquerencia y hosti­
lidad de los poderes públicos, las calumnias
y las burlas de la prensa impía, la injusticia
fría y sistemática con que ésta silencia sus
prodigios de caridad, mientras pregona, con
lirismos adulatorios y a son de trompeta,
éxitos, que a menudo son infamias, de aven­
tureros y especuladores.
Y aún habría que añadir a las tintas de
este cuadro los crueles desengaños y costo­
sísimos malogros, ocasionados al misionero
por dificultades climáticas y locales, o por
indocilidad de los salvajes, o las maniobras de
una política sectaria.
Este no es mas que un pálido esbozo de
las dificultades a que hace frente ese joven
religioso que se lanza a los combates de la
fe, y que, a pesar de ellas, surca los mares,
sin vacilar, para abrazarse con su destino.
Ante tamaños sacrificios e inmolaciones
¿sería airoso para nosotros, beneméritos
cooperadores, que a esos héroes de Jesucristo
les midiéramos con cuentagotas los recursos
materiales de que necesitan para sus empre.sas? Ellos se entregan bellamente, ga­
llardamente; ellos renuncian a todas las
legítimas comodidades que hoy halagan al
hombre civilizado y ¿rehusaríamos nosotros
ayudarles con cantidades (¡ue, en un cajjricho
insignificante, solemos gastar?
P ara t.os apóstoles d e l error no hay
MISERIA. —
Cismáticos y protestantes

trabajan sin descanso, a jx>cos pasos del
misionero católico, para encenegar eji el
error a las almas que él quiere llevar al cielo
y, amén de contar con buenas y seguras
subvenciones de sus Gobiernos, que los miran
como instrumentos de expasión política, aun
se hallan largamente protegidos por Socieda­
des mercantilese Instituciones culturales.¿No
habrá de servdmos de estímulo a nosotros,
únicos y exclusivos poseedores de la verdad
evangélica? ¿Consentirémos que también en
este campo de la acción católica tenga que
que venir Jesucristo a reprochar nuestra
pereza y a decimos que tenemos menos celo

200

y desprendimiento que los liijos de las ti­
nieblas?
San Juan Evangelista alababa a su amado
Gayo por la generosidad con que protegía
a los peregrinos que salían a misionar, y le
animaba a extremar con ellos su cariño,
forque eran los celadores del nombre y de
la gloria de Dios. Y haciéndole observar que
los abnegados varones no aceptaban limosnas

de aquellos Paganos, a quienes llevaban el
tesoro de la fe, para que no creyeran que
se acercaban a ellos con miras interesadas,
le decía: Es pues indispensable que les pro­
veamos nosotros de todo lo necesario, hacién­
donos cooperadores suyos en la predicación
del Evangelio. ( 3 - 1 0 - 5 ) .
[Continuará).

CONCLAVE EN LA CASA DE DON BOSCO™
(Impresiones de un repórter).
Los electores,
I.a tierra de Saboya hizo al mundo dos magní­
ficos regalos, que bastarían ellos solos para
ju.slificar el título que alguien le ha dado de
tierra providencial, San ^ ancisco de Sales y
José de Maistre, o lo que es lo mismo, el espí­
ritu salesiano y el espíritu mestriano.
Nadie ignora que el espíritu salesiano vive
como encamado en Turín, donde estableció
su demora, aunque no de un modo exclu­
sivo, y los que han leído la vida de Don
Bosco no pueden tampoco ignorar que el here­
dero de San Francisco de Sales, el San Fran­
cisco de Sales de la pedagogía cristiana, fué
siempre un gran amigo de la casa De Maistre,
incorporando en cierto modo al espíritu salevsiano, el espíritu mestriano.
Si no te molestara, lector, iríamos a com­
probarlo allí mismo, en el sitio. — Tomemos
pues el bordón de peregrino y atravesemos los
Alpes.
La Institución salesiaua, establecida en Valducco, barrio de l\irín, es uno de los dos mi­
lagros q\ie. se pueden admirar en la calle Cottolengo, arteria principal y más miligua de
utiuel barrio. Sí, lector amable, allí, en aquella
calle privilegiada, el divino Jesús conserva
vivos y esplendentes dos estupendos milagros.
lín el Cottoleugo — con este nombre del
S;uito piamoutés designa el pueblo el Instituto
l» r él fundado — hálhmse acogidos dies mil
f IIfertHos, a los que la Divina Providencia no
(i) Hacemos obsequio a nuestros lectores del
primero de una serie de artículos que acaba de
publicar en < La République de ITsére t el elegante
e-scritor Mr. B. Sccret, de Chambéry, quien estuvo
eu Turín durante los días de la elección de nuestro
Rector Mayor, expresamente enviado por sn pe­
riódico.

deja faltar nada, prodigándoles gratuitamente
sus cuidados, sin que el Establecimiento se
ocupe de pedir limosna, ni tenga rentas o sub­
venciones de ningún género, y esto por espado
de más de im siglo.
E n la Casa de Don Bosco, sita en la nii<ma
calle, doscientos metros más abajo, viven un
millar de niños y educadores, irradiando a
todo el mimdo el milagro salesiano. Este Insti­
tuto abarca varias manzanas de edificios, agru­
pados en tom o de la Basílica de María Auxilia­
dora.
Llego en un momento en que hay fiebre de
trabajo. Albañiles y pintores repasan galerías
y fachadas, dando a los viejos muros ima mano
de limpieza y un aire juvenil, para que también
ellos reflejen la alegría con que se espera al
nuevo Rector Mayor. ’ Don Felipe Rinaldi, tercer
sucesor de Don Bosco, había muerto el año
pasado y era preciso nombrarle sustituto.
Bis ese un asimto m uy grave para una Congre
gación que ha llegado a tener la importancia
de la Salesiana.
Nacidos los Salesianos eii 1859, cuentan tan
sólo 73 años de existencia y tienen ya 9415
miembros y 672 casas, estando encuadrada toda
la Obra dentro de 46 provincias canónicas,
repartidas por todo el mundo y 13 vicariatíR
o prefecturas apostólicas, en tierras de misiones.
H ay actualmente, salidos de sus filas, un car­
denal, 18 obispos y 5 prefectos apostólicos.
E s la Congregación de hombres que más rá­
pidamente se ha desarrollado, en tan breve
espacio de tiempo.
Tienen su correspondiente Congregación de
mujeres, las Hijas de María Auxiliadora, fun­
dadas igualmente por Don Bosco, cuya Con­
gregación consta de 33 provincias, 644 casas
y 7299 hermanas.
E l Superior General de los Salesianos «
elegido por medio de Delegados — dos po^

26t
cada pro\*incia — véniilos de todos los países
(le la tierra, a los que se suman dos de lu CasaMadre.
Este imponente Colegio electoral tiene su
lado pintoresco. Religiosos de todas las- na­
ílones y de todas las lenguas coinciden en una
misma Casa, unidos fraternalmente por d
mismo espíritu salesiano y por el mismo culto
hada el santo Fundador.
Mézclanse en la tuda del Colegio, conversan
con los profesores, entretiénense con los alumnos
que, acuciados por la curiosidad, les asedian
a preguntas sobre las lejanas misiones.
Pero este conclave de carácter internacional
no nos parece ya tan sorprendente, cuando
nos dicen que esta casa es la sede de ima Edi­
torial donde se imprimen, en diez o doce idiomas,
todas las publicaciones de la Pía Sociedad
Salesiana.
Estando en el refectorio, un joven sacerdote,
viéndome con hábito talar, me toma por uno
de los electores y, creído nada menos que soy
un ciudadano del ex-celeste imperio, me pre*
gunta, si vengo de la China.
En nnn de los patios me presentan a un santo
salesiano que lia pasado toda su vida en medio
de las florestas de la Xmérica del Sur. E s imo
de los ases de las misiones y su nombre corre
entre los Salesiauos aureolado por la leyenda,
no si razón, porque en plena naturaleza sal­
vaje, lleva construidos 12 puentes, algunos
de los cuales son de proporciones gigantescas
y verdaderos prodigios de ingeniería.
Ivos- niños le rodean, ávidos de oir alguna
aventura, mientras mío de sus hermanos, que
pasa junto a él, le dice:

£.1 P. AIbloo Del Curio, coastnicior de puentes.
— Qué ¿has construido algiin nuevo puente?
— Sí, acabo de hacer uno para ir de la tierra
al cielo.
I,a ocurrencia, que es celebrada con alegres

Primera fase - £1 puente de San Cristóbal.

Segunda fase - £1 puenie de los suspiros.
risas, tiene im ¿IcUcioso sabor salesiano. ¿No
era éste por ventura el ideal de Don Bosco,
tender el puente de la caridad sobre los abismos
del odio, para llevar a Dios la juventud mo­
derna?
El buen sacerdote pontonero va luego al teléfono
automático, y como en la selva americana no
lia tenido ocasión de practicarlo, Iq. mira y
remira por los cuatro costados y, no sabiendo
como hacerlo funcionar, llama a otro religiaso
para cjue telefonee en lugar suyo. — Otro
estallido de risas.
— Bueno, y quién creen Vds que .será el
nuevo Superior (ieneríü? ■ pregunto yo.
— Ni (pie det'ir tiene, Don Pedro Ricaldone;
es extraño (jue en Prancia no lo sepan.
Sin pérdida de momento, hago que me
aoonqiañen a ,su habitaemn y llamo a la imerta.

E l elegido.
lis hombre de unos 62 anos, bastante alto^
de cuello robusto ligeramente inclinado, es
discreto. Uno y jxitenuU y, a pesar de la auréola
de caliellos blancos que corona su ancha frente
meditativa, el Padre es ágil y vivaz.
Tenía 12 amxs cuando murió Don Bosco y
dice que lo conoció y lo recuerda i>erfectamente,
(}ue no en vmio es liijo de Mirabello, pueblo
del Monferrato donde el Beato liizo su primera
fundación en 1863, al derramarse sus obras
fuera de Turín.
Don Ricaldone será orobableiuente el xiltiino

de los Superiores Generales que hayan cono­
cido a Don Bosco.
E n mi despacho reducido y modesto y de­
lante de ima mesa de trabajo sin mayor ornato
que un crucifijo y mía estatuita de Domingo
Savio, el pequeño santo de quince años que
fue alumno de Don Bosco, contemplo al'P . Ri­
caldone, dulcemente recogido, como si su espí­
ritu se preparase a la santa tarea de transmitir
a sus queridos salesianos todos los tesoros de
tradición que bullen en su alma y brillan en
sus ojos.
El carácter étnico del piamontés y la cua­
lidad dominante de su temperamento es la
jxiciencia. Ix> mismo como cultivador inmejo­
rable, en medio de sus \iñas y pastizales, que
como soldado austero y aguerrido en los campos
de batalla, el Piíuuontés sabe esperar.
Paziema! es la palabra que habituahnente
brota de sus labios, lo mismo en medio
de las banales dificultades del vixir diario,
que cuando sobrevienen grandes y terribles
pruebas.
Don I^exlro Ricaldone es piamontés ¡Pazic}ua! dice, con xma sonrisa indulgente, en
la que retoza un delicioso m atiz de trave.sura.
Si Don Bosco ilustró este santo aforismo
«la caridad es amable », Don Ricaldone ilus­
trará éste otro «la caridad es paciente *, porque
Don Ricaldone sabe esperar.
¿ Creéis que es fácil de establecer o imaginar el
“bagaje de preparación necesaria para un hombre
oue ha de dictar órdenes a cerca de diez mil

II

2 Ó3
educadores, esparcidos por todo d mxmdo, y
• por medio de ellos, a decenas de millares de
niños?
Su atención y sus desvelos tendrán que
abarcar, a cada mom«ito, toda la inmensidad
de la obra, en su conjxmto y en sus más impor­
tantes detalles, orientar las nuevas fimdaciones,
consers'ar e incrementar las antiguas, mantener
siempre y en todas partes el espíritu salesiano,
de tal manera que si en cualquier momento
uno de sus delegados visita una casa de San
Francisco de California, se encuentre allí con
hermanos que hablan en inglés pero piensan
en salesiano, exactamente como piensan los
de Turín.
Creíamos razonable que a un hombre así se
le hiciera el despacho poco asequible, que antes
de llegar a él se guardasen rigurosas antesalas,
y no obstante sabemos que su puerta estará
siempre abierta para todos, que allí no habrá
más que un bueno y sencillo hermano coad­
jutor para invitar a los que lleguen a sentarse y tener paciencia.
Hoy será un Pro\’incial de España el que
esperará tum o, para exponer al Padre las
tristes ^■ icisitudes de una pro\'incia que arde
en revolución, hiañana será \m joven obrero,
antiguo alumno de la Casa-Madre, que vendrá
a darle un abrazo filial y a contarle cosas, al
parecer insignificantes, sobre sus proyectos de
boda o sobre dificultades de su vida de trabajo,
y el rostro del Padre no modificará su actitud

plácida; lo mismo recibirá al superior que al
obrero, y uno y otro saldrán de su desjjacho
convencidos de que les ha escuchado con la
m áxim a atención y ha sido todo para elUw y
no estaba allí mas que *para ellos.
¡Pazienza! Don Ricaldone sabe c.six?rar.
Conversamos unos momentos, y me habla
del progreso de la Congregación y de alginuis
obras extraordinariamente originales y moder­
nas, como esta Escuela Agrícola de Cumiana,
próxima a Turín, donde centenares de misio­
neros coadjutores se irán preparando en la
técnica y práctica agronómicas.
E s un ideal admirable éste de que el misio­
nero sacerdote pueda ir acompañado de coad­
jutores laicos, fonnados en los métodos de
cultura más modernos, qxie le aymlcn a con­
quistar almas, con el poderoso atractivo de las
ventajas y proveclios materiales.
Mientras hablábamos de este tema, veía yo
pasar, por las pupilas iluminadas del Padre
Ricaldone, los arrozales de la China, y los trigos
de la pampa americana, y las plantaciones de
algodón, y pensaba en aquel sacerdote bueno
y humilde que había construido doce puentes,
y comprendía el por qué de ese ascendiente
irresistible que ei espíritu salesiano ejerce
sobre la juventud, á^^.da de acción y de que
las personas que la rodean la amen, hasta
el sacrificio.
¡Ah! decía yo para mis adentros, si ahora
tuviera quince años, no me importaría echarme

Tercera fase - EJ puente del P. Del Curto.

264
a im pozo de cabeza, para dar gusto a hombres
como Don Pedro Ricaldone.
IvC pregunté, antes de despedirme, por qué
Don Büsco había colocado su Obra bajo la
advocación y el patrócinio de San Francisco
de Sales y cuales eran las razones que le habían
movido a realizar esta adaptación genial del
espíritu salesiano a la educación.

juventud, y a la juventud sólo se la educa
atrayéndola con procedimientos de amor, lo
Cual es propio del espíritu salesiano.
Y finalmente, porque la primera capilla en
la que oró el Beato J. Bosco, y que se halla
no m uy lejos de esta casa, estaba dedicada a
San Francisco de Sales.
Don Ricaldone habla xm francés claro v

NO OLVIDEIS
LAS

SEIS MISAS DIARIAS PERPETUAS
INSCRIBIOS
a esta obra que está al al­
cance de todos y haced que

ES
UNA

otros se inscriban

CADENA

ES
UNA ESPERAN ZA

sin fin de gracias y

para /as pobres almas

bendiciones.

ES
EL

d el Purgatorio.

PAN

de centenares
de huérfanos.
(Véanse los Boletines de Mayo. Junio y Julio)

Hulx) tres razones - me* dijo -- Ante todo,
porque cu aquolkxs tiempos del Fundador los
protestantes constituían, para Turín, una seria
amenaza y él quiso que fuese mentor e inspirador
de su Obra, ixu Siuito q\ie se había especiali­
zado en esta clase de batallas. Después, porque
se trataba de una Institución dedicada a la

expedito. Es un políglota que ha dado la
\-uelta al miuido y, de sus viajes, ha sacado
un caudal enorme de experiencia, que apa­
rece siempre profundamente humana y siempre
sonriente.
Don Pedro Ricaldone es un salesiano admi­
rable.
_tr
rf fwpr~
»t wol>o«9^(ft,xL|
xai»

ECOS DE LA CASA^MADRE
A sa m b lk a -h o m e íía je . — Así puede ser calificada
la reunión que este año han tenido eu el Oratorio
los Sres Decuriones eclesiásticos de las Asociaciones
de Cooperadores Salesianos del Piamonte. Su objeto
era, no sólo verificar la asamblea anual acostum
brada, sino traer al nuevo Rector Mayor la devo­
ción y homenajes de sus representados.
El acto tuvo lugar el día 9 de Junio, a las 10 de
la mañana y tanto el salón como el escenario del
grandioso teatro, pulcramente engalanado^- veíanse
atestados de venerables sacerdotes y Cooperadores
de todas las categorías sociales.
A uno y otro lado del Rvdmo Sr. D. Pedro Ricaldone sentábanse el Excmo Sr. Obispo de Casale,
nuestro Prefecto Apostólico de la India Mons.
Mathias, el Obispo Mons. Perrachon y conspicuos
Cooperadores y eclesiásticos. Y a empezado el acto,
hizo su ingreso eu el local el Excmo y Rvdmo Sr.
Arzobispo de Turín, siendo recibido con una salva
de aplausos.
Vários oradores hicieron uso de la palabra para
desarrollar temas de acción saicsiana y tributar
parabienes y alabanzas al Cuarto Sucesor de Don
Bosco; nuestro incansable organizador y alma de
estas reuniones, el P. Fasulo, hizo un resumen de
todos los actos de esta índole celebrados este afio
en toda Italia y de los cuales, por el gran interés
que ofrecen se ocupará otra vez, particularmente,
el Boletín Satesiano, Don Pedro Ricaldone dió a
todos las gracias como él sabe hacerlo, diciendo
que en la dirección de la Pía Sociedad no podía
ni quería poner nada suyo, proponiéndose sólo
hacer brillar más y más el celo y el espíritu del
Beato Juan Bosco.
El Sr. Arzobispo, finalmente, con su peculiar
sencillez evangélica, cerró la brillante reunión,
recomendando a todos los presentes una profunda
intensificación de la piedad y un trabajo incesante
de acercamiento de los niños al altar, a fin de que
escuchen fácilmente la voz de Jesús.
L a F ie st a d e l P a d r e . — Es la que anualmente
Se dedicaba a Don Bosco el día de su Santo y que
luego se ha venido dedicando también a sus Suce.- res. Este afio no ha sido el 24 de Junio sino el 29,
día de los Apóstoles San Pedro y San Pablo.
La Fiesta consistió con una magnífica academia
músico-literaria, que fué un hermoso concurso de
afectos y homenajes, en el que noblemente rivali­
zaron todos los grupos y todas las clases de la fa ­

milia saicsiana, por medio de adecuadas y fervorosas
representaciones.
Nuestro gran Mtro Dogliani, el patriarca de los
músicos salesianos, supo sacar todavía de los viejos
odres de sus 8? años, chispeantes notas de inspi­
ración juvenil que, en una bella cantata, fué ofren­
dada a Don Pedro Ricaldone, como en sus tiempos
mozos tantas veces se la ofrendara a la persona
misma de Don Bosco.
Nuestro amable Superior General, complacidí­
simo y emocionado por aquellas cálidas demostra­
ciones de filial afecto, dió las gracias el terminar,
asegurando a chicos y mayores, a estudiantes y
artesanos, a salesianos presentes y ausentes, que
en el gran corazón de Don Bosco y de sus Sucesores
no sólo tienen todos cabida con holgura, sino que
todos y cada uno ocupan nii lugar de prefereuciav
O r d en a c io n e s e n l a B a s íl ic a . — S. E. Rvdma
Mons. Maurilio Fossati, el día 3 de Julio, celebró
la Santa Misa en la Basílica con gran pompa y
solemnidad y con un gran concurso de fieles. En
ella ordenó a 39 sacerdotes salesianos y a 34 sub­
diáconos.
t
A la imponente ceremonia asistieron, en sitiales
de honor, el Rvmo Sr. D. Pedro Ricaldone con los
miembros del Capítulo Superior y gran número
de Inspectores y parientes de los ordenados.
KI regocijo de las misas nuevos siguió luego, cii
la Basílica, durante varios días coiisecnlivos en
medio del aparato de fiesta y de las «-sceiins ticrnísimas que estos actos suclen*traer consigo.
P K K I ,A I » -.S

q u e

E.N

ESTOS

U L T IM O S

D IA S

H AN

- Excmo y Rvdiiio
Sr. Don Carlos Chiarlo, Internuncio Apoi-lólic-o de
Centro Améric.i. — J'mmo Sr. Don Pedro Segura,
Cardenal de la S. I. — Excmo Sr. D. Manuel Irti
rita, Obispo de Barcelona (España). — limo. Sr.
I). Ernesto Coppo, Obispo .Salesiano en E. U. de
América. — lim o D. Manuel Gómez Oliveira,
obispo Salesiano de Goiaz (Brasil). — lime/ Mons.
Keiny Medslao, Obispo de Víllpavis’kis (Lituanía).
— Zimo Mons. Rossi, Obispo de Asti (Italia). —
limo Mons. Hanna, Obispo de San Prancisco de
California. — lim o Mons. Weld, Obispo de la
Guayana inglesa.
V IS IT A D O

El

LA

C a 'í a - M a i >r e .

cu lto d e la

B a síl ic a

e n e l m es d e

— Misas 2.200: Comuniones 34.000.

J u n io .

DE ESPAÑA Y AMERICA
ESPAÑA - Alicante. —

S e reorganizo la
Unión de Exalumnos Se/esianos.

La celosa Directiva de esa Unión tiene la
amabilidad de escribirnos, desde la simpática
ciudad que pagó sus fervores salesianos con una
doloroso y sangrienta nmtilación, y
ruega
le publiquemos la Reseña que nos envía. Con
mucho gusto y con el comentario de un aplauso
cariñoso que les sirva de aliento, la insertamos
a contimiación, aunque por falta de espacio
tengamos que resumirla:
De todos son conocidas las circunstancias
que coutribuyerou a la casi disohieión de la
Unión, o sean los sucesos del i i de mayo pp.do,
en his cuales las turbas incendiarias dejaron
coinpVetatuente arrasada la casa Salesiana de
Alicante, en la que durante 17 años liabían'
recibido cristiana y provechosa educación m i­
llares de niños, hijos en su mayoría de las
clases proletarias. También en el colegio te­
nían su domicilio los Antiguos Altmmos, los
cuales foniiaban ya falange uuiuérosa y esco­
gida, pues su mimero se aproximaba á hxs 300,
.sin contar los protectores, adictos y aspirantes

que, bajo la denominación de Centro Domingo
Savio, habían llegado al número de 200.
¿Podía la formidable labor realizada por
los Salesianos quedar derruida por los desagra­
dables acontecimientos señalados?
No. Cuando un árbol arraiga bien en tierra
abonada, aunque se corte de raíz, vuelve a
retoñar de nuevo. Además la gratitud que,
hacia nuestros queridos profesores los Salesianos,
sentíamos los educados por ellos, nos animaba
á continuar la obra efectuada, para que no
desapareciese de nuestro espíritu la formación
Salesiana. ni de nuestra mente el recuerdo de
nuestra buena madre María Auxiliadora, así
como el del Beato Juan Bosco, nuestro Patrono.
Al ocurrir los sucesos, la dispersión fué total,
pero los socios de la directiva y en particular
nuestro presidente Sr. Sotos, al mes escaso,
se entrevistaron y acordaron trabajar con
tesón y entusiasmo para volver a reunir, si no
a todos los socios, per lo menos a aquellos que
j)ermanecieron fieles á las enseñanzas recibidas.
En breve espacio de tiempo, logróse que asis­
tieran unos 50 a la misa mensual que celebrábmnas el domiirge iiltimo de mes, (o sea el más
próximo ál 24) en la parroquia de Sta. María,

Exalumnos de Alicante dc.spués de los Ejercicios Espirítoales.

20
6?

CUTO párroco se puso desde el primer momento
a nuestra disp>osición y al cual estamos muy
agradecidos.
Como el número de socios iba en aumento,
necesitábamos un local y nos pusimos en co­
municación con nuestro querido superior Don
Luis Ma Cid, que, bondadoso cual Salesiano,
acudió a nuestro llamamiento, oficiando en la
misa que celebró esta Unión el 31 de Enero
ppdo., en honor del Beato Don Bosco y en su­
fragio del que fué nuestro estimado Superior
General Don Felipe Rinaldi.
Por indicación de D. Luis Cid y mediación
de la señorita de Curt, tan amante como siempre
de la obra salesiana, a los pocos días teníamos
nuestro local, sito en la calle de San Nicolás 14,2®.
Comunicado a los socios, produjo el natural
jiíbilo, empezando los mismos a frecuentarlo
y la directiva, \*iendo este entusiasmo, acordó
que la inaguración oficial tmdera lugar el 17
de abril, in^■ itando a ella al citado P. D. Luis
Cid tan querido de todos, el cual prometió su
asistencia.
Xa fiesta resultó simpática y . extraordina­
riamente alentadora, asistiendo a ella más de
170 socios, animándonos en una cariñosa
alocución el buenísimo D. Luis Cid quién dedicó
sentidos párrafos a nuestros superiores y en
especial a nuestro inolvidable director Don
Recaredo de los Ríos, a nuestros consejeros
Don Jaime Buch y Don I^isardo Herrero
y demás superiores salesianos que fonhaban
el cuadro de profesores de esta ciudad, a los
cuales desde estas columnas testimoniamos
nuestra gratitud, así como nuestro cariño im­
perecedero.
Acordóse también organizar un solemne
triduo a María Auxiliadora en la parroquia
de Santa María, de acuerdo con la Archicofradía
de Señoras, durante los días 22, 23 y 2.j de
Mayo, en el cual los cánticos correrían a cargo
de los A. Alumnos.
La idea produjo en Alicante un entusiasmo
delirante, como se demostró en la misa de co­
munión general celebrada el primer día, o sea
el domingo 22, en la que, además de 200 entre
jóvenes y socios, recibieron la sagrada fonua
más de i.ooo señoras. E l espectáculo fué con­
movedor y nuestra buena Madre, colocada a
la izquierda del altar en impro\isado trono
cuajado de flores y luces, sonreía satisfecha
ante el fervor fiUal de sus buenos liijos alicanÜnos, tan maltratados por la cerril impiedad.
Desde aquel trono humilde que mirábamos
con lágrimas en los ojos porque nos recordaba
el mara\ri11r>«tarnpntp hermoso de otros años,
parecía decimos: No os abandonaré.
Los sermones estuvieron a cargo de Don
Franósaj Maestre, párroco de la Misericordia,
que con palabra magistral cantó las excelencias

de la Obra Salesiana, así como las virtudes del
Beato Bosco.
E l último día, o sea el 24, tuvo lugar el Ix'samanos, resultando imponente el desfile de fióles
>^te la im a g ^ de María*Auxiliadora, iiimin<lo
más de dos horas y dando lugar a escenas
bellfeimas y conmovedoras.

El pueblo católico de Alicante está gritando
por sus heridas y el cielo tendrá picnlad de él.
L a mi.sma Unión ha celebrado una tanda
de ejercicios espirituales, dictados por D. Juan
Vemet, salesiau^ de Gerona, que ,sc han \risto
m uy concurridos y de ella na surgido con en­
tusiasmo el gmpo « Juventud Misionera » con el
fin de allegar objetas, sellos, y pequeñas-canti­
dades para las misiones.
No hemos de terminar este breve Resumen,
sin rendir nuestro agradecimiento a nuestro
Sr. Inspector Don José Ma Calasanz, quien
ha seguido paso a paso nuestros trabajos de
reorganización, y ba tenido palabras de aliento
para nosotros, dándonos toda clase de facili­
dades y emiándonos las imágenes de María
Auxiliadora y del Beato Juan Bosco.
Alicante - Mayo de 1932.
La Directiva.

ESPAÑA - Cádiz. —

N oble rasgo de una

ciudad.
I^as Escuelas Profesionales áalesianas de
esta bella ciudad atlántica, que cuentan con
mi edificio nuevo, grande y soberbiamente
emplazado, viéronse honradas, tres años hace,
por un decreto de la Exema. Diputación Pro­
vincial, que les confiaba la educación de los
niños de su Hospicio.
A pesar de las atenciones mateniale.s que
con ellos extremaban las heróicas Hijas ile
San Vicente de Paul, pesaba en la conciencia
de las Autoridades la convicción de que a(iuelk)S
pobres niños no disponían, ni del amlriente,
ni de los elementos necesarios para su completa
formación cultural y cristiana.
Foraializóse un contrato, y todos los liospicianos de Cádiz pasaron a depender de los
PP. Salesianos, pensionándoles la Entidad
oficial que los tenía bajo su protección. Entre
vítores y aprobaciones de toda la ciudad, de­
jaron aquellos angelitos el viejo caserón pro^•incial que, a pesar de acoger las miseria.s del
pueblo, el pueblo no mira con buenos ojos, y
se instalaron en los bien soleados pabellones
salesianos, que la caridad de Doña Ana Viya
hiciera levantar en la riente playa gaditana,
para que fuesen siempre chalet confortable de
los pobres de su tierra.
E l cambio que aquellos niños sufrieron fué
tan rápido y completo, que todo el mundo hubo
de comprobarlo y ponderarlo y no fueron, por

268
cierto, las Autoridades Provinciales las que
¡Esta es C^diz y éste es el rasgo que hoy
menos efusivas y solícitas se mostraron en
ofrecemos a la admiración de nuestros lector»!
manifestar su complacencia.
Kii los repetidos exámenes, en las exposi­
ciones de carácter escolar y profesional, en los .
Uno de los órganos de prensa que en este
desfiles que por la ciudad liacían los niños con
asunto mejor han defendido el verdadero sentir
sus flamantes uniformes de colegiales, y sus del pueblo gaditano, termina su lai^a y va­
colores sanos, y sus ojuelos radiantes de viva­ liente campaña con esta gacetilla, fechada en
cidad y alegría, transparentábanse a la legua
1° de Julio;
el progreso y bienestar que en la nueva casa
habían encontrado aquellos pobres hijos del
Una visita al Colegio Salesiano y una
pueblo, a quienes el corazón inmenso del in­
charla
con su Director.
mortal Don Bosco’ acariciaba con su amor.
Pero al cambiar lispaña su régimen político,
H oy es el día triste en que la Excelentí­
sima ■ Diputación deja de pagar a los Padres
creyeron los Sres de la Diputación que la
legislación laica de la naciente República, im ­ Salesiaiios el servicio que ellos han venido
jirestando en sus escuelas Profesionales de
pedía a aquellos niños continuar educándose



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f

. v i-

í.»

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\ i. % í 9 í » f

CédÍK. — Grupo ¿enera! de internos.
en los Salesianos y, a posar de los conflictos
de derecho que se presentaban y del clamor
de protesta que dejaron oir lo<las las fuerzas
vivas, y de la oposición formal y reiterada
de los ]xidres de los escolares, que no se
resignaban a ver a sus hijos otra vez redu­
cidos a la triste condición de hospicianos, el
Contrato no fué respetado y la Diputación
reclan\ó otra vez a sus asilados.
P kro no salió ni xm solo niño . — María
Auxiliadora, que había acogido ya en su regazo
a aquellos p^>brecitos desheredados, a quienes
mía racha de insensatez quería privar hasta
de su amor materno, excitó los sentimientos
de cién corazones nobles, que en la bella ciudad
se cuentan por decenas de millares, y los niños
hallaron en el acto damas y caballeros que se'
ofrecieron a sustituir a la Diputación, en el
pago de las pensiones.

Puerta de Tierra, dando alojamiento, vestido,
instrucción y alimento a cerca de centenar y
medio de niños pobres de nuestra provincia.
H oy es el día en que, lógicamente pensando,
habíamos de esperar que esos niños acogidos
en colegio que tan lejos se halla de parecer
gratuito, pasarían en bloque a los destartalados
salones del caserón del Hospicio, o a t golfear»
por las calles de la ciudad, si sus padres se ne­
gaban, con sobrada razón, a volverlos hospicia­
nos.
H oy era el día en que tal cosa había de suceder,
y nosotros, deseosos de trasladar siempre a
nuestras columnas cuanto de emotivo e intere­
sante en Cádiz suceda, dirigimos ayer nuestros
pasos a las Escuelas Profesionales de Ihierta
de Tierra, para acompañar a los pobres niños en
sus últimos momentos de colegiales Salesianos.
Atravesando el amplio jardín, llegamos ayer
a la portería del hermoso colegio. Inquirimos

269
del religioso portero y él nos indica, allá al
fondo de grandioso e higiénico patio de juego,
el humilde despacho donde hemos de encontrar
al popular « Padre Modesto », rector de la casa.
Con cara risueña y jovialidad nativa, nos sa­
luda el activo religioso Salesiano con las si­
guientes palabras:
— Ni uno. No se va ni uno, amigo repórter.
Ante la estrañeza nuestra, el Padre Modesto
continúa:
— Desde el primer momento, las caras
tristes de estos pobres y desgraciados niños,
unidas a las lágrimas que derramara, ante la
próxima y casi segura marcha, alguno de los
más dignos de lástima por su orfandad completa,
fueron \m acicate constante para mí. Son muchas
las personas que desde el principio me ayuda­
ron y animaron en mi tarea, y yo, convencido
siempre del negativo resultado de toda gestión

Icgio. Aprovechando la presencia de los padres
y familias, a quienes llamé para hacerles el
ofrecimiento y recabar la oportuna autorización,
a fin de continuar la educación de los acogidos,
les he concedido un día de asueto, antes de co­
menzar nuestras tareas, desprovistos yn de
todo carácter oficial. Mañana entrarán totlos
de nuevo en estas Escuelas Profesionales, para
continuar nuestra labor fom iativa de juventud.
Y le ruego — añade el Padre Modesto — que
si ha de hacer uso periodístico de esta mieslra
charla, haga resaltar bien lo dicho, a fin de
evitar toda clase de equívocos en las íjunilias
de los pobres niños gaditanos: Estas Escuchis
Salesianas coutimian abiertas y en ellas tienen
reservado su lugar todos, absolutamente todos,
los acogidos, que continuarán su educación y
trabajo en las mismas condiciones anteriores,
con la única diferencia de que la pensión redu-

Cádiz, — Banda de música y de cometas y lambores.
oficial, dirigí desde luego mis pasos en busca
de la caridad cristiana. Gracias a ella, hoy p u ^ o
decirle a usted que ni uno de estos pobres niños
volverá, al menos por ahora, a ser hospiciano.
Este paso que doy es expuesto y arriesgado,
pero es tal el número de personas que me han
ofrecido ya su cooperación monetaria, para la
gran empresa de continuar educando católi­
camente al pueblo de Cádiz, y capacitando a esta
pobre juventud con el conocimiento condenrudo de ofidos, que el día de mañana sean su
sustento, que con d ega confianza en la Divina
Providenda me entrego a Ella, en la seguridad
de que no me ha de faltar la ayuda nece-.
sana, tanto moral como material, del católico
pueblo de Cádiz.
Ante nuestro deseo de visitar los talleres
para ver la alegría y el agradecimiento en el
rostro de los niños, termina I>on Modesto didéndonos:
— H oy no está ningún pequeño en el co-

tída que antes abonaba por ellos la líxccleiitísima Diputación, será, de aquí en atlclanle,
costeada por corazones magnánimos y cató­
licos de Cádiz.
Hasta aquí lo que nos dijo el Padre Modesto.
A ello poco hemos de añadir nosotros por
nuestra parte. Los hechos acaeddos tienen una
propia elocuenda que no necesita comentario
alguno...
¿Heclios? Un organismo oficial — la E xce­
lentísima Diputadón de Cádiz — que acuerda
de forma extraña quitar a unos pobres niños
de las Escuelas, donde viven felices, para rein­
tegrarlos a un viejo y destartalado caserón.
Unos pobres que protestan del acuerdo. Un
sectarismo que se impone, obligando a desoír
la voz del pueblo, que habla por la boca de los
pobres. Y por último una benemérita Orden
Religiosa qae, hadendo honor a su brillante
historia y recabando el auxilio del pueblo
católico, ofrece desinteresadamente a esos

270
pobres padres y a sus desgraciados hijos,
aíiuello que injustamente les niega im orga­
nismo oñcial.

ESPAÑA - Madrid. —

Una disfríbución de
premios en e¡ Colegio Salesiano de San
M igue! Arcángel.

Las fiestecitas de fin de curso, llenas de dulce
emoción y tan tradicionales en las escuelas
españolas, ncce,sariaincnte se graban en el
corazón del niño de modo imborrable, porque
la escuda encierra dentro de sí ese pequeño
mundo, donde se desarrollan y perfeccionan
todas las actividades de la niñez.
Anteayer tuvimos la gran satisfacción de
presenciar nno de estos actos tan populares,
tan españoles y tan cristianos; asistimos, dulce­
mente impresionados, a una distribución de
premios en la populosa barriada del Paseo de
ICxtremadura.
Amablemente invitados por los Reverendos
Padres Salesianos, nos presentamos en su Cok'gio donde reciben enseñanza gratuita irnos
doscientos niños del barrio.
K1 patio, profusamente engalanado, daba la
sensación de fiesta extraordinaria. Ocupó la
presidencia el Reverendo Padre Provincial,
D<m Marcelino Olaechea, teniendo a su derecha
al delegado de S. E. el señor Alcalde de barrio
quien, invitado, no pudo, por sus múltiples ocu­
paciones, asistir a esta simpática fiestecita
como hubiera sido su deseo; completaban la
presidencia un representante de la A. C. de
Padres de Fam ilia y distinguidos cooperadores
y amigos de la Obra Salesiana.
Ix)S números de la veladita estuvieron a cargo
del grujx) de gimnastas del Colegio, quienes
derrocharon destreza y gracia y lograron ga­
narse las simpatías y los calurosos aplausos del
¡niblico.
Kl R. P. l ’roriucial tltó la gracias a todos
IK)i' la adhesión y el cariño que les manifestaban,
asistiendo a a<iucl acto y se ofreció, en la per­
sona dcl delegado, a las Autoridades Munici­
pales de Madrid, para cooperar, en la medida
tic sus fuerzas, a la enseüimza y educación de
la juventud.
'renuinó el acto con la distribución de hernmsos diplomas de honor y libros de premio
a los alummxs más aventajados de cada clase,
y cu seguida el señor Director R. P. Jesús Marcelldn dióles oficialmente las vacaciones hasta
el próximo día jo, fecha en que se abrirá de
nuevo el Colegio jxira dar comienzo a las clases
de verano, de nueve y media a doce de la ma­
ñana, y a las de instrucción religiosa, de cinco
a siete de la tarde.
{Dal diario local « E l Siglo futuro *).

ARGENTINA. —

D esde Córdoba. .

C uadros breves . — Allá van estos cuadros.
Son cuadros breves. Voy a hablar de los niños,
. d elosniñosdel'-P íoX ” de Córdoba. Voy a hablar
de los niños y para hablar de los niños, hay
que filosofar cantando, h ay que escribir a
saltos, con mucha bondad en las pupilas, con
mucha alegría en los labios, y con mucho amor
en el alma...
Allá van estos cuadros breves, pinceladas
ligeras que, no por ser ligeras, dejan de tener
un fondo sustancioso de consideraciones opor­
tunas.
L a visión d e D on B osco. — Partamos de
esta base. Vean ustedes el ideal de Don Bosco.
Además del perfeccionamiento espiritual propio
de los Socios, es decir, de los miembros de la
Pía Sociedad Salesiana, han de ejercitar éstos,
la cavidad, espiritual y corporal en bien de los
jóvenes, especialmente de los más pobres. Se
dedicarán a estas obras 'de caridad: Oratorios
en los días festivos, y, si es posible, todos los
días. Asilos y escuelas para formar a los jóvenes,
a los niños, en las artes y oficios y en la agricul­
tura.
^
Casas para los que aspiran al sacerdocio,
Internados y Externados para alumnos de
instrucción primaria y secundaria. Otras obras
que miren al bien de la niñez y de la juventud.
Aquí tenéis la visión del Beato Juan Bosco.
Este es el pimto de partida. E sta es la obra que,
hoy, llena todo el mundo...
U na obra grandiosa. — Me hospedo en el
Colegio Pío X . Aquí en esta Casa está cumplido,
en gran parte, el programa de Don Bosco. Es
una manzana entera, en plena ciudad de Cór­
doba. Una manzana entera y sobre dos de sus
costados, se levanta magnífico, robusto como
un gigante, el edificio de dos pisos. Son amplios
sus ventanales y enormes sus cornisones.
Por los otros dos costados, las murallas dejan
ver los salones-aulas de los estudiantes y los
galpones de los talleres. En esta Casa itunensa
se empapa imo del espíritu de Don Bosco.
Así es el Colegio Pío X ...
NÚMEROS QUE BABEAN. — Alrededor de
trescientos niños internos, otros tantos externos,
los niños oratorianos, los artesanos, total: muy
cerca de ochocientos niños. Días ha habido en
^que, con motivo de algún festival, se han reu­
nido, dentro de estas cuatro paredes, hasta
dos mil niños.
Y al recrearse m i alma juvenil de cuarenta
y ocho primaveras, en este establecimiento sale­
siano, me digo, con la süiceridad de ciudadano
argentino, amante de m i país, que aquí se está
formando en el corazón de estos niños, una

271
patria chica, pero una patria chica que será la
pairia grande de mañana, cristiana, robusta,
trabajadora, ilustrada, progresista y de orden,
como el alma misma de nuestros padres...
Et PATIO Saíesiako . — En cierta ocasión
Don Bosco enseñó a uno de sus alumnos estos
tres medios para ser santo; piedad, trabajo y
alfgria.
' '■
Sí; mucha alegría h ay en las casas salesianas.
¿Queréis ver un patio de colegio salesiano? E s
un patio de mucha alegría, de sana alegría,
de tonificante alegría...
Se debe clausurar xui colegio salesiano donde
no reine la alegría. Así lo dijo el fundador...
Por eso, 'los momentos de recreo, en este
colegio Pío X , me parecen segundos. ¡Tan rá­
pidamente pasan!
^
•\quí está este primer patio de los estudiantes.
Cursan del primero al sexto grado elementales
y del primero al segundo año nacionales.
Con estos J u d ia n te s juego, salto y río.
¡Oh, me acuerdo de los tiempos de m i niñez!
Con estos éfetudiantes me siento saturado de
sana y abimdante alegría, en el torbellino de
los columpios, de las calesitas, de los pasovoUntes. del juego de la pelota, al son de la múáca estrepitosa de los tambores y de los cla­
rines...
La I.ABOR DE EOS TAEEERES. — Sigamos este
vistazo rápido de la obra de Don Bosco.
Los talleres! ¡Oh, aquí m i corazón se dilata
en emociones imposibles de traducir! Tengo
derecho a escribir ima página íntima arrancada
de lo más profimdo de m i alma...
Yo me siento feliz en medio de estos niños
artesanos. Dios me llamó al Sacerdocio y me
sacó de los talleres. Conste que el Canónigo
de hoy y el Promotor Eiscal de hoy de la Curia
Diocesana de S. Juan, vivrió en los talleres,
como aprendiz de carpintero, de tonelero, y de
iolchúnero. De aquí, me encumbró Dios a la
altísima dignidad de sacerdote. ¿Con qué pa­
garé al Señor tan imuensa gracia, tan inme­
recida gracia? Sí; se la pagaré en parte, dedi­
cando m i \rida al bien espiritual y material de
estos artesanos, gloria de Don Bosco...
Pero vengamos al caso. E s un segundo patio,
inmenso como el primero. También está lleno
de alegría. Escuchad el ruido de las máquinas,
contemplad la labor de estas (»hnenas infan­
tiles...
Son varias secciones: Carpintería en general
y etanisteria. Herrería y herrería artística. Im ­
prenta, tipografía, impresión y composición.
Encuademación, Sastrería, Zapatería, Plástica,
I-tiiujo profesional. Tallistas. Música instru®ental y vcxmL Además, ciases del primero
al sexto grado elementales.
Antes que me olvide, os debo decir una cosa.

L a m ayor parte de estos niños artesanos, por
falta absoluta de recursos, están gratuitamente.
¿ Qué más queréis ? Así es la obra de Don Bosco,
L a DEMOCRACIA DE HOY. — Ivos uiüos arte­
sanos. Los talleres. Esta es la democracia de
hoy, tóta es la democracia que necesita el
mxmdo. Esta democracia de artesanos, de los
talleres, de los Oratorios festivos, de las e.scueltxs
agrícolas y de los colegios de Don Bosco.
L a democracia roja se carcome en el abismo
del odio, ésta se engrandece en el ciclo azul del
amor; la denux;racia roja enarbola la bomba
de dinamita, ésta levanta la Cruz de Cristo
que perdona, que salva y qxxe construye; la
dnnocracia roja divide, inteiqxJiiiendo entre
los hombres los imxros de liierro de irreconci­
liables clases sociales, ésta va uniendo a los
individuos con las suaves redes de la confra­
ternidad humana; la democracia roja lo mate­
rializa todo, ésta enseña al ser humauo que no
solam eite de pan %’iv e el hombre.
Pero, esta democracia hay que formarla.
H ay levadura para amasarla. H ay levadura
para amasarla, porque el corazón del hijo del
pueblo es más bueno que el pan, porque el
corazón del liijo del pueblo siempre responde
cuando se le habla con sinceridad y amor...
N o NOS ENGAÑEMOS. — Miremos al momento
actual, fríamente, imparcialmente. Dos gnipos
constituyen la humanidad de hoy: el grupo
formado por el diez por ciento de la población
del mundo y éste es el de las clases privilegiadas.
E l otro, formado por el noventa por ciento
y éste es el del proletario, el de la democracia,
lista democracia está plenamente convencida
de que tiene la fuerza del número y no se equi­
voca. Esta democracia está convencida de que,
con su fuerza nmuérica, tiene en sus manos los
destinos de la sociedad múversal. Indudable­
mente no se engaña.
¿ Qué hay que hacer entonces? Detener, dicen
algunos, detener esta fuerza enorme. Ix>s tales
se equivocan. A la democracia en marcha nadie
la detiene. Los que intentan apastarla, de­
muestran que no comprenden el momento actual.
¿Qué liay que hacer entonces? Paso a la
democracia. Dejadla avanzar, sin miedo. Pero,
eso sí, llegad hasta ella, bajad basta el pueblo
con las doctrinas de Cristo, para capacitarlo
en el buen uso de su poderío numérico. Pero
llegad, bajad al pueblo. Ivos rojos bajan hasta
el pueblo. Luego, es un j>ecado dejarles libre
el campo.
U n libro que hace falta . — Roguemos a
Dios que ima pluma, llena de amor y de filosofía
práctica, escriba un libro que trate, exinesamente este tema: E l carácter Detfiocrático de ¡a
obra de Don Basco.

272
No se trata de excluir. Los espíritus demo­
cráticos, los amigos del pueblo no somos exclu­
sivistas. Si así fuese, incurriríamos en el crimen
de los rojos. Cristo abraza a ricos y a pobres.
Todas son abnas redimidas con su Sangre.
Pero nadie me podrá negar que el anarqtúsmo
nos ha ganado terreno. Repitiendo la frase del
gaucho criollo, diremos que nos han ganado la
estirada. Se han hecho dueños del campo donde
están los hijos del pueblo.
Tenuinemos. Por su carácter einüientemente
democrático, la obra de Don Bosco es la obra
del día, es una obra que llena las necesidades
urgailes de la hora actual.
U na pregunta a mis comprovincianos. —

Aquí tenéis, caros sanjuaninos, la obra del
Colegio Pío X . E s la obra de D. Bosco que se
hace al amparo de María Auxiliadora y dentro
del marco de los doctrinas infalibles de la
Iglesia de Cristo.
¿ Tendrá, en mi día no lejano, tendrá S. J uan
un colegio como éste de Córdoba ? Y o contestaré
jwr vosotros; sí y mil veces sí. Lo tendrá mi
pueblo, jwrque mi pueblo es capaz de construirlo,
es capaz de cooperar para ello.
Todo está en que los sanjuaninos, formando
un solo corazón y una sola ahna, ricos y pobres,
clero y pueblo, digan enérgicamente, con la
fuerza del zonda, con el empuje de Fray Justo
Síuita María de Oro y con la tenacidad de Sar­
miento: ¡A la obra/ Entonces, el humilde y el
lX)bre colegio dé hoy será el grandioso colegio
de mañana...

Auxiliadora entre flores, cantos y músicas
distinguiéndose por su religiosidad* y cultura
la concurrencia, que pasaba las 2.000 personas.
Terminóse el acto con ima brillante alocución
del R. P. Director del Colegio y la bendidón
con S. D. Majestad, impartida por el Señor
Cura Párroco.

COLOMBIA - Pasto,
E l 8 de mayo del corriente año, la Archicofradía de María Auxiliadora y su celoso Di­
rector, R. P. Rufino Fdez. Córdoba, Sacerdote
Oratoriano, celebraron con esplendor y magni­
ficencia la fiesta de nuestra Celestial Patroua,
habiendo cantado la Misa el Rvmo. Sr. Vicario
General, doctor Peregrino Santacruz, S. 0.
Pronunció el panegírico el señor Pbro. Agustín
Arévalo, Director Espiritual del Seminario
Conciliar, quien demostró con sólidos razona­
mientos que la Santísima Virgen ejerce verda­
deramente su oficio de Auxilio de los Cristianos,
especialmente de aquellos que la invocan con
amor y confianza. Durante el día estuvo ex­
puesta su Divina Majestad y fueron numero­
sísimos los fieles que acudieron a implorar los
divinos favores, por medio de nuestra Patrona.
Merecen un férvido aplauso la Archicofradía
y su entusiasta Director, por el celó con que
anualmente celebran tan simpática fiesta.
J ÜRGE LÓPEZ ÁI.VAREZ.

Decurión Salesiano.

ISLA DE CUBA - Santiago. —
Festividad de

Huérfanos
que ¡a Blaníropia masónico-proícsfanfe en­
trega a la caridad salesiana.

La ñesta de nuestra Madre María Auxiliadora
que se celebró el día 29 de mayo en el Colegio
♦ Tulio García Feniándcz » y en la Parroquia
anexa, tuvo un éxito brilUmte, desarrollándose
ima serie de actos piadosos, con los que los
iuunerost>s alvunuos y ex-aliunnos de esta casa,
y las Astxdaciones piatlosas de la nueva Pa­
rroquia exteriorizaron su amor hacia la celestial
Madre.
Iniciáronse los cultos con una Misa de Co­
munión Gcncnü, celebrada j)or el limo Señor
Obispo titular de Cíülinico y auxiliar de la
lUóoesis, Mons. Bernabé Piedrabuena; gran
número de niños y niñas se acercaron por pri­
mera vez a recibir el Pan de los l'uertes, lle­
vando en sus manos el simbólico lirio de la
pureza.
A los 10 tuvo lugar la Misa Soleume, a la
que concurrió toda la feligresía.
Por la tarde, a las 15,30 mía grandiosa pro­
cesión recorrió las arterias de la ciudad, lleván­
dose triunfalmenle la estatua de la Virgen

E l Colegio Salesiano de Santiago de Cuba
se siente más alegre y más salesiano, desde
que abrió sus puertas a los huérfanos que de­
jaron en medio de la calle los horribles terre­
motos de febrero último.
E l Superior del Colegio les tendió los brazos,
en nombre de Don Bosco, y ahora los huérfanos
sonríen felices y agradecidos. Estas pobres
criaturas dependían, en su mayor parte, de
un Patronato del que formaban parte dos logias
masónicas y im pastor protestante, cuyo Pa­
tronato, teniendo agotados sus recursos, se
veía en la necesidad de reintegrarlas al arroyo,
lo que ciertamente hubiera sucedido, de no
existir en la ciudad de Santiago la benemérita
Obra de Don Bosco.
Estos afortunados niños gozan hoy de un
bienestar y de una educaci&i, que de consimo
admiran y bendicen el pueblo y las autoridades
ci\-iles y eclesiásticas, siendo esta obra de ca­
ridad exquisita tanto más de agradecer, cuanto
que estos huérfanos han sido recibidos desin-

ARGENTINA - Tucumán.
María Auxiliadora.

273
blíco, d R. P. Director del Ora­
torio tuvo el discurso de intro­
ducción al que contestó el jóven
Sr. Héctor Zabala secretario de
la Compañía de S. Liiís. A
continuación habló D. Luis M.
Pasmiño tesorero de la Com­
pañía de S. José, felicitando ol
Círculo D. Bosco por s\i acción
social y católica cu pro de los
nifu^ oratoriunos, contestiludole el Presidente del Círculo Don
Bosco Don Pedro Butrón, y
tenninando el acto con un lu­
cido y brillante discurso tlcl
R, P. Angel M. Correa quien,
con palabra escultórica, animó
a los jóvenes a la práctica de
la vida cristiana, a la piedad
y a la imitación del Beato Juan
Bosco.
Por la tarde, mi imponente
Naesfros huerfanitos de Santiago de Cuba.
desfile de i.ooo jóvenes recorrió
las calles del barrio, marchando
a los acordes de la Banda de música del Ora­
teresadamente, sin que, ni el Gobierno, ni el
torio para llevar coronas ^ monumento del
Patronato, ni los parientes, si es que existen,
hayan tenido que comprometer cantidad al­ Padre. Apenas llegados, cantaron el Himno
Nacional y el Hjmno del Beato y, después de
guna.
colocar coronas de flores, hablaron los Sres.
La di\*ina Providencia fué siempre el banco
Humberto Bermúdez, D. Marcos Morón y
inagotable con que contó el Beato J. Bosco,
D. Ivuis M. Pasmiño. De allí se pasó a la Iglesia
y es el banco con que cuentan también sus
ilijos y sabemos, por habérselo oido al Sr. D i­ y ante el altar del Beato los Señores del Círculo
Don Bosco presentaron su promesa, que fué
rector del benéfico Establecimiento, que hasta
recibida por el Re\Tno Sr. D. Víctor Carrillo,
ahora no les ha faltado el pan de cada día, a
el cual con elegante palabra cantó las glorias
lu cual añadimos nosotros que, en lo sucesivo,
del Fundador de los Salesianos y íenninó im­
tampoco les foliará.
partiendo la Bendición con el Santísimo.
Un cooperador salesiano.

‘V

líetó

ECUADOR - Quito. - 5olemnes festejos e l Beato Juan
Bosco en e l Oratorio fes­
tivo.
El profundo amor y venera­
ción que palpita en el corazón
de la juventud quiteña hacia
nuestro Beato Padre hizo que
se reunieran cerca de mil ni­
ños, porque se trataba de la
fiesta del Taumaturgo del siglo
X IX , del apó.^toldela juventud,
del protector del pobre obrero.
La santa Misa fué solemnísi­
ma. A las I I se celebró en ho­
nor de Nuestro Padre una Asam­
blea general, con las Compañías
de S. Luis, San José y el Cír­
culo Beato Juan Bosco, inte­
gradas por los jóvenes. Una
vez instalado el numeroso pú-

Prímeras Comuniones en el Oraíorío Festivo de QuHo.

274

M ÉJICO - Aguascalienles.

M ÉJICO - Tampico.

TíOs cooperadoras salesianas celebraron este
año, con gran entusiasmo, la fiesta de María
Auxiliadora. K 1 día 23.a las 18 y 30 minutos,
c*l limo. Sr. Dr. Dn. José de Jesús López se
dignó bendecir solemnemente la imagen de
Nlra. amada Madre, quedando desde ese día
exi)uesta a la veneración pública en la Santa
Iglesia Catedral. Terminado el acto, un grupo
de pequeñuelos cubría de flores la peana de
la Virgen Santísima, mieiilríis se cantaba el
himno a María Auxiliadora.
Ivl altar fué adornado artísticamente con
luces, flores blancas y palmas camedor.
E l día 24 el Sr. Pbro Don l^eliiJe Morones
celebró una misa, cu la cual recibieron por vez
primera el l ’an de los ángeles varios nii'xos y
niñas, a quienes sirvieron de madrinas algunas
cooperadoras y otras personas devotas de María
Auxiliadora.
Terminaron tan hennosas fiestíis consagrán­
dose todos a la Sma Virgen.

Sr. D. P edro R icaedone

Junio I I 1932.
T U R IN (Italia).
Revmo. Padre en Ntro S. J.
E n este Puerto d d Pacífico existe ima pe­
queña iglesia dedicada a María Auxiliadora,
de la cual es capellán el santo sacerdote D. Vi­
cente Orozco. Secundado este Señor por los
fieles, celebró el día 24 de m ayo la fiesta de
nuestra Patrona, en la siguiente forma:
A las 7. a. m. misa de Comunión general.
A las 9 misa solemne de tres ministros. — Por
la tarde Rosario con misterios cantados por
señoritas. E l sermón estuvo a cargo del Sr.^
Cura del Sagrario, Dr. D. Dimstano Armora'
y fué sencillamente admirable.
Después se rezó la novena de María Auxi­
liadora y se dió la bendición con Ntro Señor
Sacramentado, que estuvo expuesto durante
estas ceremonias. E n ese día fué colocada en
el templo la imagen de nuestro Beato Padre
Don Bosco, y fácilmente comprenderá Vd. lo
contentos que estábamos viendo el rostro del
Beato con los ojos fijos eil la Virgen Auxilia­
dora, como si lleno de fervor y cariño interce­
diera por nosotros y por nuestra querida patria.
María C. Vda. de R obi-»ts

Celadora Salesiana.

PERÚ - Arequipa.

Nuestros novicios de Arequipa.

Dos hermosas manifestaciones de \’ida sale­
siana se han verificado en esta casa: la fiesta
de Don Bosco y la de María Auxiliadora.
La primera revistió este año gran solemnidad,
con inmensa satisfacción de todos. L a novena,
predicada por el señor director, sirvió de digna
])reiiaración y fué disponiendo los ánimos para
conmemorar espléndidamente a nuestro Beato,
tan conocido como venerado en esta religiosa
ciudad, que va a la vanguardia de las ciudades
jHiruanas, por su espíritu de iniciativa en el
campo religioso.
Ivl txrador hizo, a grandes pinceladas, un
estudio interesante sobre Don Bosco y , noche
tras noche, iba de.spertandomayor interésen el
público (pie le esvnichaba (x>n suma atención.
El día de la fiesta nos honraron con su presencia
las autoridades eclesiásticas, cooperadores, exahunnos, y representantes de las comunidades
religiosas.
Pero, como era natural, la fiesta de María
Auxiliadora debía sobrepujar a la primera.
L a iglesia a ella dedicada es una miniatura
de la de Turín, y ostenta im bellísimo cuadro
de nuestra Madre celestial. Durante la no­
vena se llenaba de bote en bote para es<mchar

275
nrevaniente la palabra cálida y persuasiva dd.
señor director del Colegio, quien presentó a
la taumaturga Virgen de Don Bosco como prondendal Auxiliadora, a través de la historia,
ea pro de la Iglesia, en medio de los pueblos
católicos, en la sociedad y en la familia.
El panegírico estuvo a cargo del P. Guardián
de los franciscanos recoletos, y el de nuestro
Fundador lo predicó un hijo de San Ignacio.
.Ambos lo hicieron con admirable acierto y
cariño.
En ambas fiestas, la iluminación, el cauto
V la música contribuyeron poderosamente a
caldear los ánimos. Nuestros alunmos aspirantes
y novicios se esmeraron, ya como músicos y
cantores, ya como monaguillos...
La procesión, con la imagen de María Auxi­
liadora, por los patios y arboledas del colegio,
fué devota y poética a la vez, y tuvo im feliz
róñate con el acto de consagración a la Virgen
y con la bendición de S. D. M., impartida en
mo de los grandes patios, cantándose al fina­
lizar, un himno a RIaría Auxiliadora por la
turba infantil allí reunida, acompañado por
!a banda de nuestros alumnos.
Al ágape fraterno, servido por nuestras be­
neméritas bienhechoras, con tanto cariño como
fenerosidad, asistieron el señor Vicario General
de la diócesis, el señor Prefecto del departa­
mento, el señor Comaitdante de las fuerzas del
Sur del Perú y el Sr. Alcalde de la ciudad,
quienes al contestar al brindis del señor di­
rector del colegio, elogiaron las obras salesianas
e hicieron votos por su creciente progreso en
Are<iuipa.
Plegue al Cielo que la sangre generosa ver­
tida por cuatro víctimas salesianas, hoy hace
cabalmente siete años, suscite muchos y nuevos
hijos de Don Bosco que trabajen con entusiasmo
en esta venturosa patria de Santa Rosa de
Lima, tan necesitada de operarios evangé­
licos...
¡Oh, sí, ahnas grandes de Gabris, Rafaidus,
Bagani y Bini, desde la eternidad, suscitad
en el corazón de la juventud peruana el ideal
religioso, por el cual vosotros habéis dado la
rida, trágica y heróicamente...

EL SALVADOR - Sania Tecla. —

Fiesta de

María Auxiliadora.
üTriunfo!! Sí, amados lectores, esa palabra
siempre que la oímos nos hace concebir la idea
de algo nuevo y grande. Sí. im triunfo han sido
los cultos celebrados en honor de nuestra ce­
lestial Madre María Auxiliadora en su santuario
de Santa Tecla. — Con meses de anticipaciOT
dieron cita en el colegio salesiano los coope­
radores, cooperadoras y demás devotas de la

m .

1 1

Sania Tecla. — La procesión.
Gran Madre de Dios, para preparar algo nuevo
y enseñar al mundo que todavía hay fe, que
toda\da liay amor. L a \ispera del 23 de abril
se publicaron con profu.sión los programas de
cultos para todo el mes. Cada día era escogido
por una devota, q\ie quería para sí el honor de
costear dichos cultos, a los que el jmeblo acnulía
en masa. Los días del triduo revistieron una
solemnidad especial: los cantos, acompañados
IK>r la orquesta, se hicieron más variados y los
oradores rivalizaron en fervor y entusiasmo,
líl día 23 de mayo se celebró la fiesta del Gran
Apóstol de la devoción a María Auxiliadora;
la solemnidad fué dedicada a la niñez, ele­
mento primordial de la obra de Don Bosco.
L a misa se celebró en uno de los patios, donde
apenas alcanzó el sitio para todos los colegios
y escuelas de la ciudad y escuelas rurales, que
acudieron a festejar a vnuestro Beato, que se
destacaba entre una nube de azucenas, a los
pies del altar de RIaría Auxiliadora. MagLstralmente ejecutaron la misa las alumnas del
colegio de las Hijas de. María Auxiliadora de
Santa Inés (Santa Tecla). E ra mía escena que
arrancaba lágrimas ver a tan enorme multitud
ante la estatua de Don Bosco, diciéndole sus
amarguras y pidiendo consuelos y bendiciones.
— A las 5 p. m. se reunieron en uno de los
parques de la ciudad las peregrinaciones que

276
venían a poner el broche de oro. Había la apoleósica procesión de María Auxiliadora que
empezó a salir a las 3 p. m. seguida de un’cortejo iiunenso. Durante el trayecto se rezó el
Santo Rosario y se cantaron Salves. Ivos fieles
que contemplaban aquel triunfo estaban como
extíisiados y no se causaban de ponderar la
l>elleza de la Reina del délo.
E l día 24, desde las 5 de la mañana, en que
comenzaron las misas, el altar de la Virgen

fué objeto de una continua romería. La misa
mayor, que fuésolemnísima, hubo de ser de cam­
paña, porque ningún recinto cerrado podía
contener aquél desbordamiento de pueblo. Un
Padre dominicano hizo un magnífico y conmo­
vedor discurso y todo resultó, si no digno de
María, digno cuando menos del amor que por
ella sienten, salesianos, cooperadores, alumnos
y todos los vecinos de santa Tecla.
¡Gloria a María Auxiliadora!

r ■

Sania Tecla. - Los pajeciios de M aría Auxiliadora.

CRUZADA MISIONERA
NUEVA BECA
fundada por la Casa Salesiana de Valencia (España)
£ /

mes pasado (uvim os e l g u sfo de a n u n cia r

o tra ,

de una insig n e

C ooperad ora

de ¡a

misma ciudad, que ha donado y a 6,

Esta 12" aportación que la casa de Valencia hace a la gran
Obra de las vocaciones misioneras, revela un celo admirable,
y es merecedora de todo encomio. No nos extraña que Dios
la bendiga de un modo especial,
con ritmo ascendente.

y que su progreso vaya

DE NUESTRAS MISIONES
E cu a d o r - S anfiago de M éndez,

El Misionero médico.
Lances y aventuras del misionero P._ Dardé en el país de los jívaros,
{yéase Boletín de Marzo y Junio de 1931).
Sres P rotest.^^tes , así da gusto inSIONAR.

— El jueves II de Setiembre de 1930 pasaban
junto a nuestra misión de Méndez algunos
jh’aros, llevando a cuestas pesados fardos.
Eran unos cargueros que trasladaban la impe­
dimenta de los misioneros protestantes, que se
liall.^Ti establecidos a una jom ada de Méndez
y que, como todos los años por este tiempo,
abmidonan su residencia para tomarse dos
meses de vacaciones.
Los pequeños indiecitos de nuestra misión
nos dicen los nombres de aquellos trajinantes
y nos enteran de que van a <E l C o pal» a
acompañar al « Carus », corrupción de Carlos,
que es el nombre del Pastor protestante de
Chupiangas.
Poco después de mediodía, vuelven a pasar
los cargueros de regreso, capitaneados por el
famoso Juanga que es m uy amigo de los Salesianos. Entran en la misión a entretenerse
con nuestros jívaros y, con sus pintorescos
ademanes y gritos guturales, enteran a sus pa­
rientes de que en la orüla opuesta del Upano
y precisamente en Guashakmín, frente a nuestra
misión de Chinimbi, llamada de Santa Teresita
del Niño Jesús, habíanse oido ayer dispare»
de fusil, seguidos de las voces y alaridos que aquí
acostumbran dar las mujeres cuando hay algún
herido, sabiéndose en efecto que habían sido
heridos gravemente los jívaros Yanguana, Y aemna y Tzerekam, y que a estas horas se creía
habían muerto. Uno de los jóvenes internos de
nuestra misión, al oir este relato, se afectó
Rotundamente y se echó a llorar; era im her­
mano de Tzerekam.
Noticias más precisas. — E l sábado, al
atardecer, llega im jívaro de Chupiangas con
d correo de
y nos da detalles más pre­

cisos de lo sucedido; Parece ser que en casa de
Ikiam había fiesta (una de esas fiestas que
suelen celebrar los jívaros después de sus corre­
rías bélicas. — V. Boletín Marzo de 1931. —
Adornados con sus trofeos de guerra y espe­
cialmente con las cabelleras de los muertos
que pegan, cabello por cabello, en grandes bolas
de cera, entréganse a desenfrenadas orgías, en
las que es de rúbrica beber chicha continua­
mente y bailar hasta caer rendidos).
E l Wissuma de Gualaquiza, tmo de los prin­
cipales invitados, asistió al jolgorio con su fusil
máuser y cuando la chicha le hubo trastornado
la cabeza, empezó sin mas ni más a pegar tiros,
dejando tendidos en el suelo a los tres expre­
sados jívaros.
L a visita mensuae. — E l domingo 14 de
Setiembre, mientras hacía los preparativos
para girar m i visita mensual a la residencia
de Cliinimbi, se me ocurrió que tal vez tendría
que curar a aquellos heridos y previne lo ne­
cesario. Los jívaros de nuestra misión liablan
con dureza de aquellos heridos, porqueson pre­
cisamente los que antes habían agredido al
Nanchi y asesinado a Pedro; no pueden digerir
que el Padre va y a a curarlos; para ellos la
caridad es una golosina demasiado aristocrá­
tica. Y o les digo que el Padre quiere bien a
todos los jívaros, que siente mucha tristeza
cuando le dicen que algunos hacen la guerra
y que desea curar a todos, para que sean luego
más buenos. — Veremos si lo consigues, re­
plican m uy avinagrados los de Camangiami,
lugar de nuestra m is i^ de Méndez.
U n encuentro . — E l limes, m uy de mañana,
fiesta de los Dolores de la Sma Virgen, salgo
en compañía de los jivaritos Santiago Cayapa

278

Residencia misionera de Santiago de Méndez.
y TTMjugusha, que quieren ir a Chinimbi con
el Padre y me llevo dos cargueros, con las he­
rramientas necesarias para hacer una ligera labor
en los que serán, con el tiempo, huertos de la
misión.
Apenas atravesado el Yulnpasa, encontramos
a un jívaro con su mujer que vienen de un
largo viaje; al ver a Santiaguito con sus pan­
talones y su camisa y con el cabello cortado,
lo saludan a su manera, creyendo que es de
Macas, y le preguntan: — yeitam? quién eres?
a lo que el chaval resígnele chuscamente en
una jerga, medio india y mctlio española: —
Vikkia, jívaro Pongo está: soy un jívaro del
Pongo y en seguida me guiña el ojo diciendo:
« Este jívaro está equivocado, se cree que yo
soy do Macas *. Ivntonces yo le digo al \*iajero:
. Ju SHUAR ITI, JUA VCIllRlÑ-IíTl, SUUAR
CHICUAM l'i NlíCAHUiíS. — líste jívaro es hijo
de Jná y snl>c muy bien su lengua.

Kn seguida empezaron a charlar en jívaro,
entablando una conversación muy pintorrea,
hecha de ponderati\*as excUunáciones y continuos
salivazos, de los que estos lujos de la selva no
saben prescindir, y nos enteramos de que el
tal \iajero venía de Mangosisa y era hermano
del famoso Yac\mia de Yulnpasa.
G randes Risor.\D.\s. — Los niños que me
acompañaban, ajíenas nos hubimos despedido
del \iajero, soltaron la carcajada a todo trapo

repitiendo, en tono de chunga: Vikkia, jívaro
Pongo está; y es que para los jívaros no liay
. nada más ridículo que ver estropeado el pro­
pio lenguaje.
L legamos a C hinimbi. — A eso de las cua­
tro de la tarde llegamos a nuestra pobre resi­
dencia de Cliinimbi, que, a pesar de su fmidación
reciente, ejerce sobre el misionero un especial
atractivo, porque, aun careciendo material­
mente de todo, tiene lo que más puede interesar
nuestro cariño, la correspondencia de sus indios,
cuyo tenor de \*ida nos autoriza a creer que
estos pobres jívaros van, al cabo de tantos sa­
crificios, conociendo a Dios Ntro Señor y ha­
ciéndose mejores.
Viene a saludamos el bueno de Jerónimo
que ^'ive como colono en rma de nuestras casas,
en ausencia del misionero, y en seguida me pre­
gunta si traigo medicinas, porque en la parte
allá del Upano hay tres heridos y quieren que
vaya a curarlos el misionero. Después salen a
m i encuentro.....

Mis BUENOS A>nGOS LOS JÍVAROS, entre los
cuales veo a Pedro Mangash que ha frecuentado
la misión de Méndez, ha recibido ima instruc­
ción regular y hasta ha hecho muchas veces
la Sagrada Commiión. Apenas supo m i llegada,
por habérsela anunciado los disparos de revólver
que para ello suelen hacerse, vino a mi encuentro
m uy afligido y me dijo: « Padre, m i hermano

279
Tierekam está m uy mal, Wissuma lo ha herido
con su máuser y tiene metida una bala aquí
(V señalaba la parte superior de la mejilla iz­
quierda, debajo del ojo) la cabeza se le ha hin­
chado horriblemente y temo que se muera, si
tu no rienes a curarlo.
Como era y a m uy tarde, decidí ir a verlo el
día siguiente y el joven Mangash corrió a de­
círselo a la familia del enfermo y disponer
que tuviesen a punto y bien asegurada la balsa
para pasar el río, pues se trataba de transportar
a un íiombre que pesaba con alma.
A lA MAÑANA SIGUIENTE. — Hicimos los
preparativos para el viaje — en estos parajes
viajar es siempre tma cosa seria — y nos pu­
simos en marcha.
Al pasar delante de la casa de la vieja Masuing
ésta nos proveyó de chicha bien madura, para
reanimar nuestro estómago. L a ^'ieja Masuing
es una jívara, madre de varios indiecitos, a la
cual el Señor parece bendecir, de un modo
especial, por haber hecho bautizar a todos sus
hijos, en la primera expedición que hicieron
los misioneros pwr estas tiefras. Quiere venir
con nosotros y se incorpora al carguero, a
]uá con su mujer y a Pedro Mangash que será
ni mejor intérprete. Después de un buen rato
¿e camino bastante dificultoso, nos hallamos.

neros tenemos verdadera intimidad, porque
muchos de ellos han sido hasta alumnos nues­
tros. Mientras la balsa pasa a mis compañeros,
charlamos alegremente y luego, sin pérdida de
tiempo, emprendemos todos juntos el camino,
ora subiendo cuestas, ora atravesando campos
de maíz, y al cabo de una hora llegamos a la
casa donde yacían los jívaros heriilos, Yangunm
y Yacuma.
L a VISITA DKE MÉDICO. — La habitación
donde están los eníennos, en sendas camtis, hicr
ve de gente que ha venido a stúudar ol Padre
y a curiosear sus curas.
Yauguaiii presenta una pequeña herida en
la frente, ocasionada por el proyectil. E s hom­
bre de carácter tímido y taciturno, habla poco
y sólo con monosílabos.
E l otro siniestrado, Yacum a, es un mozalbete
de genio algo más alegre; recibió el disparo en
el glúteo izquierdo, con orificio de entrada y
salida y no parece cosa de importancia. Cuando
me dispongo a curarlos, me d ic ^ que en otra
casa hay otro jívaro, cuj'o estado es alarmante
y que habría que visitarle sin pérdida de tiempo.

A ORU.I.AS DEE UFANO. — I^a corriente del
río presenta un aspecto imponente. Empezamos
a remontar la orilla derecha y llegamos bien
pronto al sitio donde los indios estaban pre­
parando la balsa que debía trasladamos al lado
opuesto. En la otra orilla había también un
iwen golpe de jívaros que, adornados con sus
mejores galas de fiesta, esi>eraban amsiosos al
misionero y a los que le acompañaban.
Kt Padre d ebe pasar primero. — Por más
que uno no tiene» la menor duda de que Dios
^’tro Señor asiste de un modo especial a los
misioneros, h ay ocasiones en que el miedo de
perder la vida se impone de un modo invenible y esto me ocurre a mí, siempre que he de
atravesar algimo de estos ríos impetuosos, a
merced de cuatro palos mal asegurados, con
que se construye la balsa.

El primero a quién le toca pasar es al Padre
y esto no como señal de deferencia, que de
*.stas filigranas poco o nada entienden los jí'aros, sino porque en el caso que nos ocupa.
Padre es hombre de muchos kilos y para
transportarlo, sin accidentes desagradables, se
necesitan fuerzas no cansadas.
Mis remeros, que, en efecto, son robustos y
lábiles, arquean sus poderosos músculos y en
rȒCo tiempo me ponen en la otra orilla, donde,
°3njo se ha dicho, esperábanme otros muchos
muios ya <x>iiocidos, con los cuales los misio­

El P. Dardé con don de sus iWoríto*.

28o
Con 1.a música a oT&a parte . — Andamos
un camino corto, en pleno monte, pasamos rm
arroyo y nos metemos en otra casa, m ás
grande que la primera, es la casa de Tliiam.
— ¿ Dónde está el enfermo ? y por toda res­
puesta oigo que dicen:
— Espera.
Es necesario advertir que los jívaros tienen
un horror invencible a las enfermedades que
dan lugar a manifestaciones purulentas. Creen
que el pus lo arruina todo y que, en la casa
donde hay un enfermo de esta índole, todos
están condenados a enfermar y morir. Por

casi cicatrizado. Dentro se le ha formjuio un
absceso enorme que es ima pura masa de pus
su estado inspira compasión. Tiene una tem^
peratura elevada, habla con dificultad y sufre
dolores atroces.
D eseos vanos. — Mientras reconozco al
enfermo, éste, que se siente muy mal, laTi?^
continuos gemidos y Pedro Mangash, alar­
mado porque cree que se está muriendo, me
dice: «Padre, dale la comunión a mi her­
mano ».
— ¿Cómo quieres que se la dé, si son y.i las

£1 P. D ardi convidado a beber
esto el pt)bre herido se había \*isto obligado a
huir a la montuüa, donde fué a guarecerse con
su madre en una cabaña solitaria, para no con­
tagiar a los demás.
C ambio d e v:scen .\. — A las pocos minutos,
llegaba una mujer de edad avanzada, llevando
ulruvcsado sobre la espjilda el cuerpo de un
hombre, que presentaba un aspecto verdadermueute deplorable. Era el jívaro Tzarekam,
bautizado por los primeros misioneros solesiauos
tjue exploraron estas selvas, en 1915 (De los
Registros de la uüsióu resulta que entonces
fueron bautizados todos los liijos de no pocas
familias, a las cuales Dios ha bendecido de im
modo evidente). .El rostro del herido aparece
eiionucmente abultado y deforme. E l proyectil
debe haberse alojado detrás del ojo izquierdo,
viéndose claramente el orificio de entrada, ya

chicha.

diez y 110 he Iraido el altar? no sabes, además,
cjue ya he comido y bebido?
— Mi hermano se v a a morir y ¿qué será
de él si no recibe la comunión?
E l diálogo, que empezaba a conmoverme,
fué truncado en seguida por el enfermo, quién
con xm hilo de voz exclamó: « Padre mío, cú­
rame pronto, me siento m uy mal, no puedo
más, y me mostraba el absceso.
Mümiíntos d e iNDEasiÓN.— Muchome cos­
taba decidirme e intentar la cura de aquel
desgraciado. Allí liacía falta im cirujano liábil
¿qué sabía yo, pobre de mí? ni siquiera me
sentía con el valor necesario, pues se trataba
de hacer un corte enorme y profimdísimo.
Pedro, que me observaba fijamente, vino a
sacarme de m i indecisi&i.
— ¿Qué haces? — me dice — ¿por qué no

28i
íortas? ¿No ves que si m i hennano se muere
moriré yo también de pena? Si tu no quieres
cortar, dáme este pequeño cuchillo y cortaré
ro— e iba, sin más ni más, a cogerme el bisturí,
dispuesto a hacer una barbaridad.
— No, Pedro; v o y en seguida a curarlo.
Confieso que m e humilló la decisión de aquel mu­
chacho; revestíme pues de valor, pedí a Dios
y al Beato Juan Bosco que hicieran eficaz
aquel acto de caridad que iba a ejecutar, y puse
en el acto
Manos a la obra. '«— Ful sacando el pobre
instrumental quirúrgico de m i cajita de urlencia, con los adminículos necesarios para la
cura, y empecé a hacer las desinfecciones del caso.

H ic ÜRE, HIC seca (aquí QUEMA, AQUÍ CORTA).
— Mete el cuchillo en este sitio, me dice el
enfermo con delirante impaciencia, señalando
la región más dolorida. Entre tanto su sue­
gra le sujeta la cabeza entre las rodillas
mientras otra mujer anciana procura inmovi­
lizar el cuerpo y el joven Mangasli sigue con
atención los menores movimientos del Padre.
Todos lo animan diciéndole: «¿Serás hom­
bre?»* expresión corriente, entre los jívaras,
para infundir valor.
Como el absceso había crecido de un modo
disforme, tengo que meter el bistxirí a fondo,
hasta dejarlo casi enterrado, a fin de que la
materia purulenta pueda abrirse paso al exte­
rior. lo cual llena ^de asombro a todo el público

Atravesando el Üpano.
Mientras los instrumentos se desinfectaban,
trataba yo de levantar el ánimo del paciente.
— Es preciso que perdones a los jívaros malos
que tan cruelmente te han herido. ¿Vés como
el hacer guerra no es cosa buena? después de
haber tú tomado parte en aquella venganza,
en que Pedro perdió la vida y el Nanchi resultó
herido, ahora te hieren a ti los mismos jívaros
y casi por juego. Pide a Dios Ntro Señor, que
es tan bueno, y te concederá la salud. Díle
que, en adelante, serás mejor y yo también
rogaré por tí para que pronto te cures.
— Gracias, Padre mío, haré lo que me dices.
Va todo está listo para la operación. Los
jívaTos arraciman sus cabezas en tom o mío
y, con los ojos desmesuradamente abiertos,
contemplan el fino y brillante bisturí, y algunos
tetan de tocarlo, para darse cuenta de la sen*tbilidad de la hoja.

de aquel improvisado y original quirófano.
Cuando del profxmdo corte practicado empezó
a salir el pus, pucumanch, como ellos le llaman,
se produjo allí ima escena de la que yo no quiero
acordarme; era im «sálvese quién pueda *,
todos se retiraron haciendo mil aspavientos,
llenando el suelo de-escupitajos, retorciéndose
con gestos y expresiones de asco; yo no sé
como pudo resistir m i estómago aquella nunca
imagíTia/la cochambrería. Detrás de la supu­
ración veo con gran alegría que
S a l e FUERA EL PLOMO. — Veíase claramente
la intervencíOT de Dios. L a presencia de la
bala provoca mí] improperios contra el terrible
Wissuma que, en medio de su borrachera, había
disparado el arma homicida, y acaba de poner
el colmo a la admiración de mis queridos jí­
varos.

282
Mientras terminaba la asepsia y drenaje de
las lieridas, observé que el paciente se des­
mayaba y le administré una buena poción de
alcohol, inyectándole además aceite alcanfo­
rado, con lo que en seguida reaccionó. E l que
mites vimos medio muerto va pareciendo
ahora medio vivo. iDeo Gratias!
/Ilonora médicum! Honra al médico! decía
San Pablo y tal vez por esto, al tenninar mi
trabajo que habrá durado unas dos horas,

menos que cuarenta, número verdaderamaite
aterrador. Guisar el ave no era cosa que me
preocupase, pero ¿cómo dar de comer a tanta
gente? y mi imaginación no hacía más que dar
vueltas a este acertijo:
Una gallina para cuarenta! ¡Cuarenta para
una gallina! A l fin se me ocurrió una solución.
Descuarticé la gallina, la piqué en pequeños
trozos e hice \m buen consomée, añadí al caldo
mía buena cantidad de arroz y todos nos har-

El P. Dardé vacunando a sus jívaros. (Cuadro magnlfíco que brindamos a un buen pintor).
mientras me lavo, oigo que el jwbre operado
me Iliuna con voz algo más animada: ¡Padre!
Acudo, y lo veo con una magnífica gailiim cu la mano, es la famosa gallina con q\ie
estas buenas gentes jNigan los honorarios del
misionero, siempre que les hace algruva cura.
D k méuico a COCInkro. — Y aquí \'iene al
dedillo otra vez la di\*iua sabiduría del Ajxistol
de las Gentes, cuando exclamaba: «Me he
heclui todo jKrra todos, a fin de salvarlos a
to d o s». Aquella gallina tenía que ser no para
el luisioncixí, sino )>ara aquellos pobres lujos
hambrientos que le rodeaban y eran nada

tiuuos de comer arrt>z con gallina, rico de veras
y apetitoso.
En esto el cielo se iba ya oscureciendo y
tuve que salir volando, p>ara poder visitar a
los otros dos heridos. Como no era cosa de
importancia, la cura fué rápida y sencilla y
a pesar de ello, cobré los mismos honorarios,
una gallina por cabeza. I..es hice anunciar que
volvería dentro de dos días, para hacer una
segmida cura a Tzerekam, y emprendí el regreso
a nuestra amable casita de ChiuimbL
E n AI.AS DE LA FAALt. — La noticia de que
el Padre había curado a Tzerekam drculó

283
tomo el rayo, y en todas partes se comentaba
que un tan inaudito prodigio se hubiese
obtenido con los mismos remedios con que,
tiempos atrás, se había curado el Nancbi.
Todos decían: Cuando yo esté enfermo llamaré
al Padre para que me cure y él me curará,
porque los Padres qmeren mucho a los jívaros.
El regreso. — E l paso del río Upano es
siempre una cosa que preocupa y no es extraño
que se me abrieran las carnes sólo de pensdr
en él; por fortuna los jívaros son unos magní­
ficos remeros y, en menos <^e canta un gallo,
pusiéromne en el lado opuesto, sano y salvo
V mas que nada satisfecho por el éxito de
aquella gran obra de caridad, que había dexnolto
la salud y la \'ida al que estaba a dos dedos
de la muerte. ¡Quién sabe si no será precisa­
mente la caridad la que consiga domar a esta
raza terrible y le haga deponer su nativa fie­
reza a los piés de Jesucristo!
SÓLO NOS faltaba el AGUACERO. —

La

noche del lúemes será memorable, por d es­
pantoso aguacero que descargó sobre nuestra
misión; parecía una segimda edición del diluvio.
El río experimentó una crecida tan grande
que de nuestras balsas no quedaron ni restos,
y aun siguió creciendo durante todo el día del
sábado. No obstante, el deseo de curar al pobre
Tzerekam hizo que me decidiera a bajar a la
orilla para ver de intentar el vado, pero no hubo

El brujo Saandá.
mcílio, los jívaros me disuatlieron declarándose
impotentes y, hechos algunos disparos de fusil
para llamar a los de la otra orilla, a ver .si
IKxiían ayudamos, contestaron lo mismo, ¡imlX)sible!
No me atreví a insistir y no.s volvimos a c«'i.sa,
llegando después de mediodía.
A l fin* VAMOS... A I’.VRAR UONUIí QUIERE EL
RÍO.
E l domingo celebré la sonta misa, pre­

EJ berido José Tza^kam.

paré lo necesario y jen marclia! A l llegar al río
hubo discusión sobre la p>osibilidad de atrevcsarlo y se decidió hacer el ensayo. Me meto
en la balsa, hago la señal de la cm z y rezo un
Avemaria. A fuerza de repetir ♦ María Auxiliura
Christianorum, ora pro nobis* parece que van
cediendo las dificultades. Ellos deben verse
también más negros de lo que son, porque a cada
m om entom e dicen: Podría, amue puengar Yus
rezamata. * Padre, tu que eres bueno pídele «
D io s». E s evidente que el cielo quiere hoy
poner a prueba nuestra fe, porque a pesar de
la her<Mca tensi&i de aquellos brazos y de su
enorme volim tad-de vencer, la corriente im-

284
petuosa y terrible nos atraía... nos atraía.....
y no digo más... Imagínese el lector la escena,
y piense en la situación de este pobre misio­
nero, sentado sobre cuatro palos, burdamente
amarrados y en medio de dos corpulentos sal­
vajes que, con gritos endiablados y horribles
monosílabos, briegan, sudan, hacen crugir los
remos y tratan de huir del centro del río
que tira de nosotros y brama y se rebulle como
un monstruo maléfico, haciéndonos dar tumbos
espantosos. Más de tres kilómetros nos había
arrastrado ya la corriente y, cuando yo creía
llegada m i i'iltinia hora, Dios liizo que a nuestra
marcha catastrófica se inten>usiera im árbol
que, desde la orilla opuesta, inclinaba su ramaje
sobre las aguas. Nos asimos a él con avidez
de náufragos y haciendo un poco de gimnasia,
pudimos cantar victoria. Apenas pusimos los
piés en tierra, aquellos beiulitos salvajes, como
si fuera cosa de juego lo que acababa de sucedernos, empezaron a reir regocijadamente, con las
carcajadas más sonoras que yo he oido en toda
mi vida.
^ líi. ÉXITO DE EA CURA, — Y llegamos de

nuevo a casa de Ikiam, donde el herido nos
esperaba, completamente cambiado. Era otro
hombre; sentado sobre la cama, al amor del
fuego, charlaba con gran animación. Apenas
me vió entrar, díjome: «¿ Tardaré mucho en
ponenne bueno? porque quiero ir al monte a
cazar un jabalí para el Padre, a fin de que tenga
carne rica. Y o quiero mucho a los Padres. »
y empezó a recordar nombres de misioneros
que por allí habían pasado.
I^evantado el apósito y después de examinar
y desüifectar de nuevo las heridas, me volví
a casa, repasando felizmente el río, sin mas
percance que un remojón producido por las
salpicaduras de la corriente.
U na cuiíSTiÓN DE coMin-n'iíNciA. — Antes
de llegar a la residencia, quise hacer un alto
para descansjir en casa del jí\-aro Huarush y
me encontré con que estaba allí el brujo Saandii,
tijK) innoble, de facha repulsiva y con un sarnazo que le cubría de piés a cabeza.

— Me han dicho que has curado a Tzerekam.
¿Crees que vivirá? ¿Cuánto le has cobrado?
— N ada.....
— Cómo ¿por nada curas tú a los jívarm,
y con tan buenos remedios? Y a sé que curaste
también al Nanchi. Si algrma vez me hierea,
te haré llamar.
Contesté amablemente a aquellas palabras,
llenas de maligna ironía, y aproveché la ocasiói
para inducirle a que dejara sus brujerías y no
engañara más a los jívaros, prometiéndole que
el Señor le ayudaría, librándole de caer enfermo
y especialmente de que alguien lo matase.
Por toda respuesta soltó una carcajada.
Dos MESES MÁS TARDE, volví a Cliiniiubi pan
hacer m i visita mensual, en la que alteruamos
los dos sacerdotes de la misión de Méndez. El
primero que vino a m i encuentro fué el bueno
de Tzerekam, con un suciüeuto ananá y un
pollo. L a gratitud de este pobre hijo de la
selva, para con el misionero que lo ha curado,
no tiene hmites. Se ofrece a los Padres para
todo, les ayuda en sus apuros y hace con mucho
gusto lo que le mandan.
E s NECESARIO DAR. — E sta correspondencia,
a pesar de ser tan consoladora, no nos quita
sin embargo la visión de la realidad. No po­
demos olvidar que estamos entre jívaros y
que esta raza, entre sus muchos y eiionna
defectos, tiene, en grado superlativo, el de sei
interesada y ávida de ventajas materiales.
Esto me obliga a apelar vma vez más a la
caridad de nuestros bienhechores, rogándoles
que no dejen faltar a los misioneros los medios
indispensables para organizar, con éxito, nuestras
expediciones apostólicas y también, y especial­
mente, a pedir las oraciones de todas las almas
buenas, a fin de que no vengan a menos nues­
tras fuerzas y a nuestros jívaros les asista la
gracia de Dios. Parece que, al fin, ha Ucj^aii
la hora de la conversión de los jivaros.
Santiago de Mindes (Ecuador) 15 diciembre 19.P.

Loa ¿ngeleA de Rafael.

Conrado D ardé

Misionero Salesiaiu'

GACETILLA SALESIANA
Tres a u d ie n c ia s m em o ra bles d e l S anto
Padre . — S. S. Pío X I (q. D. gue) sigue demos­

trando su benevolencia a la humilde Sociedad Salesiana, a la cual en estos días se han ofrecido tam­
bién reiteradas ocasiones de derramar a los pies
del Vicario de Jesucristo "Sus férvidos sentimientos
de devoción ñlial.
El día 30 de Mayo fueron admitidos en audiencia
especial nuestros alumnos artesanos, del Instituto
Pío X I de Roma, el 30 lo fué nuestro recién nom­
brado Rector Mayor Don Pedro Ricaldone y el
3 de Junio nuestros alumnos liceístas o pre- univer­
sitarios de «Villa Sora » (Frascati).
El Colegio Pío X I con sus 300 alumnos artesanos
y agricultores trasladóse a la Ciudad Vaticana
para felicitar a S. S. la víspera de su cumpleaños,
llevándole, como regalo, varias obras ejecutadas
por ellos mismos, entre las cuales se destacaba im
artíftico mosáico en piel, con ricas filigranas de oro
y un pequeño tríptico de aluminio, y cantando en
su presencia varias obras polifónicas del repertorio
clásico.
El Santo Padre, que departió con todos amabilísimamente, antes de darles la bendición, les hizo
un discurso primoroso, lleno de afecto a la memoria
de Don Bosco, y les despidió con estas textuales
palabras: «Vosotros me felicitáis porque cumplo
los 75 años, lo que significa que nuestra vejez pro­
gresa inexorablemente, y me felicitáis en nombre
de María Auxiliadora. Nos hemos de manifestaros
que nos hallamos satisfechísimos en medio de voso­
tros. Recibid nuestra bendición, amados hijos, y
recibidla tanto más afectuosa cuanto que habéis
venido a Nos en nombre del nuestro y del vuestro
singularmente querido Beato Juan Bosco».
El día siguiente nuestro Rector Mayor, acompa­
ñado por los Sres Procurador de la Sociedad, P. Tomasetti y Consejer<5 General, D. Antonio Candela,
postrábase también a los piés del Santo Padre.
La visita que, segfin referencia del mismo Don
Pedro Ricaldone. se desarrolló en un ambiente de
efusión extraordinaria, fué como bien puede supo­
nerse, el filial y renovado homenaje que de los
amores salesianos iba a hacer al Papa el cuarto
Sucesor de Don Bosco, y dió lugar a que se exte­
riorizase por centésima vez el interés paterno del
Vicario de Jesucristo hacia las obras de apostolado,
que el genio y la caridad de Don Bosco han creado
en el mundo.
El 3 de Junio, finalmente, recibió S. S. a los
liceístas de nuestro Colegio de Frascati, quienes
depositaron en sus manos un modesto óbolo para
la Cruzada át la candad.
El Santo Padre les hizo también a ellos un magní­
fico discurso, lleno de paternales consejos y de
sabias direcdones para su próxima vida nmversitaría, recomendándoles la acción católica, a la qne

es tan exquisitamente sensible — dijo — ol alma
salesíaua, e iuculcáudolcs que practica.seu la caridiid
dt la verdad, por todos los medios a su alcance y,
especialmente por medio de la oración, ¡as buenas
palabras y los buenos rjemplos.
Tres jomadas ¡lenas de sanias efusiones que
rardn seguratneníe en ¡os Anales de ¡a Sociedad Salesiaíia.
D on B osco en E gipto . — El i® de Mayo fué
bendecida, con gran solemnidad, en la catedral
latina de Heliópolis, una hermosa estatua del Beato
Juan Bosco, grupo escultórico del artista francés
Mr. Vermare. E l Exemo Sr. D. Julio Girard, Vi­
cario Apostólico del Delta del Nilo, fué el ministro
oficiante y la concurrencia llenó completamente el
local.
B o d a s d e p i a t a d e u n arzo bispo . — El Exemo y
Rvdmo Sr.. Arzobispo de la Habana, Dr. Ruiz y
Rodríguez cumplió, el i i de Junio, los 25 años de
su consagración episcopal. Con este fausto motivo,
los Salesianos y cooperadores de la República
Cubana, que tanto le aprecian y distinguen, como
padre y consejero amabilísimo, le hau hecho objeto
de calurosas y filiales demostraciones de afecto, a
las cuales une las suyas BoleUn Salesiano.
aions. Ruíz es un perfecto dechado de celo pas­
toral y su labor, como cura de almas, como Se­
cretario de Cámara y gobierno de las más impor­
tantes curias, y como obispo de Pinar dcl Río y
de la Habana, ha sido tan intensa y abnegada, que
en ella gastó sus energías y hoy .su salud es bastante
delicada. Orador elocuentísimo y escritor culto y
ameno, es un primoroso artífice del habla caste­
llana, pero más que eso y sobre lodo eso, es el ver­
dadero Padre de los menesterosos y un Sembrador
infatigable de bondade^^ y de obras de paz, tcnieiidn
hoy la dicha de celebrar sns Bodas de plata episco­
pales, en medio del respeto de todos, y rodeado del
cariño y veneración de los católicos cubano.s. ¡Ad
mullos annos!
H on r osas d is t in o o n e s . — El jurado encargado
de calificar los trabajos presentados en el Concurso
nacional o Feria del libro, que en el pa.sado mes de
Mayo se celebró en Florencia, ha concedido el ler
Premio al Mtro Salesiano D Pío Colombo y el 4® a
D. Guido Colombíní, de nuestras Escuelas Profe­
sionales de Milán y Turín, respectivamente.
L a c a u sa d e n u estr o S ie r v o d e D io s L u is
M a r t e s s . — Cura que fué de nuestra Parroquia

5

de ^ Francisco de Sales de Líeja, ha dado un
nuevo avance. El 19 de Mayo la Comisión encar­
gada de sn Proceso diocesano de Beatificación
celebró su 8® reunión, con resultado satisfactorio,
a juzgar por el gran optimismo demostrado por
su Vlce-promotor, P. Lhennitte,

Gracias obtenidas por intercesión
de María Auxiliadora y del Beato Juan Bosco.
E SPAÑ A Salamanca. — Duraute una grave en­
fermedad de uno de mis hijos, aconsejada por una
amiga, me encomendé al Beato Juan Bosco, pro
metiéndole la publicación de la gracia, si al efec­
tuarse la operación de un derrame de pleura, salía
con bien de ella. Apenas efectuada, mi pequeño
recobró su salud, y hoy, transcurridos dos años,
cumplo mi ofrecimiento, pues durante todo este
tieiupo no ha vuelto a tener la menor molestia,
estando completamente ciírado.
Jfuv agradecida al favor tan señalado que he
recibido, deseo su publicación para inspirar una gran
eonñanza en tan milagroso Santo, enviando al mismo
tiempo una pequeña limosna, con destino a las obras
del mismo. Margo de 1932.
F. d e B e n it o .
AR G EN TIN A Buenos Aires. — ♦ Por espacio de
5 años padecí hinchazón en el rostro, acompañada
de erupciones que me disfigurabau por completo.
El mal no cedía ante ningún tratamiento,lo cual
me tenia preocupada. Entonces me aconsejaron
que hiciera una novena al Beato Juan Bosco la
cual comencé con los míos y ¡oh! prodigio! la pro
tccción valiosa del Beato se dejó sentir bien pronto
y casi al término de la novena, desapareció por
completo el mal. ¡Gracias, Protector míol
Junio de 1932.
A delina Coi .obr .\ro .
AR 6RN TIN A. — Buenos Aires. — Como Cate­
quista de la Parroquia de San Carlos, agradezco
sinceramente y de corazón al Beato Padre Dou
Bosco las innumerubU-.s gracias obtenidas mediante
su intercesión, como asimismo su ay\ida eficaz en
la.s solemnes tiesta.s de la Comunión Pascual de
niños y niñas Inibidas en los año.s 1929-30-31 y 32.
— ¡Todo lo hubiauu's puesto bajo .su podero,sa pro­
tección y hemos sido largamente escuchados...!
Junio de io?2.
M.\ria C larx S eoiikz/o.
.ARGENTINA M^ndoui. — EucoutrAudonos
próximas a rendir las pruebas finales de Sexto
Grado de aplicación, nos encomendamos al Beato
Juan Bcwoo.
El Beato oyó propicio nuestras súplicas, ayudán­
donos de un modo palpable y agradecidas hacemos
público el favor de haber .salido toda.s aprobadas
y con óptimas cla.sificacioncs.
Gracias, querido Padre Dou Bosco, con sincero
reconocimiento enviamos una limosna.
Las
Je- Sexto rfr<j«ío del Colegio M. A.
ARGENTIN.A (Nüm/u F/) Lehm.tnn. — .A mediados
de Septiembre enfermó una hermana mía de un
grano en la nariz y, como el médico manifestó

que la infección era algo peligrosa, quiso operarla
estábamos asustados, y enconiendéme con fervor
cu una novena a María Auxiliadora y al Beato
Juan Bosco para que hiciesen desaparecer el mal
sin operación; así ocurrió en efecto; poco a poco
desapareció la hinchazón y hoy se encuentra com­
pletamente bien, y con alegría cumple lo proméUdo.
O lg a M. R amb .

AR G EN TIN A Tucumán. — Mientras trabajaba
en su oficio el niño Rubén Peñaloza, de 14 años de edad, alumno del Colegio <>Tulio García
Fernández« de esta ciudad, perteneciente a la
Escuela Tipográfica, sección máquinas, por una
irreflexión propia de la niñez, fué apresado por una
de las máquinas impresoras, tomándole una mano,
cuyas consecuencias fueron la rotura de cuatro
dedos de la mano derecha y los huesos de la palma,
quedando de hecho inutilizada la-mano, segi'm el
diagnóstico del facultativo y con peligro de perder
el brazo y la vida, por la gangrena que no tardaría
en desarrollarse y que ya empezaba a dejarse ver.
Inmenso era el dolor que teníamos por tamaña
desgracia y por las dificultades que podía acarrear
al Colegio, dado que los progenitore.s del herido
ne se resignaban tan fácilmente.
Comenzóse con fer^'o^ una novena al Beato y
al tercer día, después de emplear todos los medios
hiunauos a nuestro alcance, el niño estuvo fuera
de peligro y presentemente se halla sano en medio
de sus compañeros, qoe ya le creían perdido.
E l Beato Bosco había concedido la gracia soli­
citada y hoy, agradecidos, hacemos público el favor
recibido por intercesión del mi.smo.
A m brosio B on kan ti Phro. Dircri. -r.
COEOMBI.A Belmira. — El día 5 de Abril un
pobre padre de familia enfermó-de neumonía in­
fecciosa, con tales caracteres de gravedad, que la
consulta de médicos desahució al pobre enfermo.
Apurados los recursos humanos y administrados
los Santos Sacramentos, la familia pensó en re­
currir al Beato Juan Bosco, aplicándole nna estampita suya y prometiéndole una novena.
El día doce del mismo mes estuvo el enfermo en
agonía, desde las 12 hasta las 6 de la tarde, hora
en que se notó alguna mejoría. Hoy se halla com­
pletamente restablecido, y 8u familia se complace
en publicar las bondades del Beato Bosco y manda
una pequeña limosna en acción de gracias.
O d il ia B ustaaiante J . G.

Mayo de 1932.

Cooperadora Salesiana.

COLOMBIA Bogotd. — Mi esposo Alfredo Torres
me permite dar testimonio público de la grada

287
qne obtuve para él, por intercesión del milagroso
Beato Juan Bosco. Hacía 17 años que se había
alejado completamente de la piedad y era adverso
a la religión. Mis consejos eran ofensas para él; le
repugnaba ir al templo y pasaban años sin que
overa la Santa Misa; esto me causaba el más terrible
sufrimiento, y jamás dejé de ofrecerle a Dios todas
mis penas, por la conversión de mi esposo. Llegó
a mis manos xma novena del B. Juan Bosco, la
principié llena de confianza en tan afamado pro­
tector y ¡oh prodigio! un día, antes de terminarla,
vino mi esposo y ' espontáneamente me dijo: ma­
ñana sí nos vamos a confesar. Desde entonces ha
seguido siendo un ferviente cristiano.
Demos gracias al Beato P. y propaguemos su
devoción para provecho y consuelo de los atribu­
lados.
Abril de 1932.
A n.^ T u u a de T orres .
URUGUAY Monievideo. — Estando enferma po^
espacio de cinco meses y no encontrando alivio en
los remedios humanos, me ecomeudé de todo co­
razón á nuestra querida Madre Jlaria Santísima
.áusálio de los cristianos y ella, cual madre cari­
ñosa, escuchó mis súplicas, devolviéndome la salud
que tanto deseaba; yo le prometí publicar la gracia
en el Boletín Salesiana y hoy cumplo con la pro­
mesa hecha a la Madre de Dios.
M a r i .\ M.

de

A. Czartoryski,' a quien, con tal objeto comencé
una novena de oraciones. A l séptimo día de ésta
me encontraba completamente libre de los dolores
que desde tanto tiempo sufría. De propósito quise
dejar pasar algún tiempo desde mi curación, para
ver si volvía mi mal; pero desde aqnel día no expe­
rimenté ya ningún dolor.
Agradecidísimo al Siervo de Dios, hago pública
la gracia, exhortando a todos a recurrir a su Ínter
cesión, tanto en las necesidades espirituales, como
en las corporales.
Abril de <932.
T. E. P.

Dan también gracias y envían una limosna
por un favor recibido de ¡os Siervos de
D ios M iguel Rúa, Domingo Savio y A u­
gusto Czartoryski:
ARGEN TIN A Córdoba.
MEJICO • Monterrey N . L.

F. P.
G ustavo
DE I.A G a r z a ,

M a r t ín e z .

V EN EZU ELA Caracas. — Hago pública la gracia
que me hizo el“Beato Juan Bosco devohdéndome
la salud, y envío una Umosna para las Obras Salesianas.
C. F. M.
Cooperadora Salesiana.

Los JSooperadores Saiesianos que, confesados y
comulgados, recen según la intención del Romano
Pontífice, pueden ganar:

Indulgencia Plenaria.
Dan también gracias a María Auxiliadora y
a! Beato Juan
y envían limosnas:

Bosco

E spañ a (Cuenca) Barajas de Meto. — Hilaria

Corpa.
E sp .^ñ a Jaén. — .Andrés Linares Poza.
E spañ .a (Isla de Menorca) Cindadela. ■— F. A.
E spaña Tarragona. — Ro.sa Jladico.
A r g e n tin a Buenos Aires. — Sara R. de Gisondi.
.\ rgen TINA Córdoba. — Raúl Ubios. — Maria
Elena Guillermina.
M E J I C O Aguascalientes. Ags. — María M. de Romo.
— Carmen R. de V i w .
U r u g u a y Montevideo. — Antonia Mendoza de
Fitzpatrich.
P r o c e d e n cia d e sc o n o c id a . — Francisca M.
Vda. de F.

Por iníercesión
de nuesíros Siervos de Dios.
ARGEN TIN A Córdoba. — Con verdadero gusto
cumplo mi promesa de enviar al Boletín SaJesiano,
la narración de una gracia obtenida por intercesión
del Siervo de Dios Augusto Czartoryski.
Desde ocho años atrás, me a*quejaban fuertes do­
lores en la espalda. De los varios médicos que con•ulté sobre mi maL ningtmo dió en determinar
fijamente mi enfermedad, por lo cual no podía
aplicarme remedios eficaces. Un feliz día me decúdi
a pedir la gracia de mi curación al Siervo de Dios

t) Un día de cada mes, a su elección.
2) líl día en que hagan el piadoso Ejercicio
mensual de la Buena Muerte.
3) El día en que asistan a la Conferencia mensual
Salesiana.
y en cada uno de los siguientes días:
SETIEMBri-: 8 Natividad de Ntra Señora.

12
14
35
29
Octubre

JIuIcLsímo nombre de María.
Kxaltación de la Santa Cruz.
Dolores de la Sina Virgen.
Dedicación de San Miguel Ar­
cángel.

2 Fiesta del Santo Rf»ario.

1 1 Maternidad de María,
16 Pureza de María.
Por couccAón cspecialisima de S. S. Pío X I,
hecha al Rector Mayor de la Pía Sociedad, D. Felipe
Rinaldi (6 de Junio de 1922) lodos los Salesianos e
Hijas de María Auxiliadora, con sus respectivos
cooperadores, alumnos y ex-alumnos, pueden ganar:
1) Una Indulgencia Plenaria cada día, sólo con
elevar su corazón a Dios en medio de sus ocupaciones
habituales.
2) 400 días, cada vez que repitan el mismo acto.
Para lucrar estas Indulgencias llamadas • del
Trabajo » únicamente se exige el estado de gracia,
hallándose dispensados de cualquier otro requisito.

288

NECROLOGIA
Señorita Doña Remedios Morlaf.
I,a Archicofradía de María Auxiliadora de Málaga
(España) ha perdido para siempre a su dignísima
y fervorosa Camarera Srta. Remedios Morlnt Bcurcgat. Colmada de méritos, purificada en el crisol
de dolorosisima enfermedad, que sobrellevó con
edificante resignación cristiana y confortada con
los Santos Sacramentos, expiró dulcemente en el
Señor el 11 del pasado junio, en d ía'd e sábado,
como gracia especialisima de la Santísima Virgen,
a la que tan tiernamente amó durante su vida.
Sus anhelos y sus entusiastas iniciativas dirigiólos
siempre n honrar a la Santísima Virgen en su conso­
ladora advocación de Auxiliadora de los Cristianos.
A tal fin no regateó medios, ni'aun su trabajo per­
sonal, que en muchas ocasiones se impuso a pesar
de su precario estado de salud. Quería ver a su
Virgen rodeada de flores, que ella misma confeccio­
naba con inimitable maestría. Y las rosas, claveles,
azucenas, y otras variadas flores, que lucían siempre
en el altar de María Auxiliadora semejaban lindos
manojos de afectos y de virtudes que brotaban
constantemente de su fervoroso corazón.
Nada faltaba en las fiestas y solemnidades de
la Santísima Virgen, pues, doña Remedios propor­
cionaba genero-samente cuanto era menester, aunque
para ello tuviera que hacer no pequeños sacrificios.
Tan grande era su amor y devoción a María Auxi­
liadora que ella misma se dignó patrocinar la so­
lemne ceremonia de la coronación de su imagen,
verificada' por el Señor Obispo de la diócesis el
de junio de 1907, costeando a tal efecto la her­
mosa corona y el artístico cetro que sirvieron para
tan grandioso e inolvidable acto.
Si la Santísima Virgen ha prometido recompensar
a sus devotos las más pequeñas muestras de piedad
filial que le tributaren ¿qué premio, qué galardón
no habrá reservado a esta su fervorosísima devota?
No cabe duda que aquellas flores, aquella corona
y aquellos sacrificios que por la Reina de los Ciclos
se impuso durante tantos años, le habrán valido
la gloria inmortal que estará ya gozando en la otra
vida. Así lo creemos, consolándonos a la vez el peu.Sarniento de que tenemos una intercesora más en
el Cielo, que nos obtendrá de María Auxiliadora
gracias especiales para su querida ciudad de Má­
laga. para su distinguida familia y para cuantos
tuvieron la dicha de ser el objeto de sus finezas y
bondades.

Las Conferencias de San Vicente de Paul tenían
en él la providencia de su pobres, a quienes Doa
Santiago, además de socorrer generosamente, vi­
sitaba con el mayor cariño e instruía en las verda­
des de la fe.
Actuó con extraordinario celo en los Círculos
Católicos de obreros, habiendo sido fundador y
presidente del llamado «Maldonado ». Era sencillo y
piadoso y habiendo empezado a trabajar deniño, como
simple obrero ferroviario y aprendiz de telégrafos,
llegó a ocupar el importantísimo cargo de (frente
del Ferrocarril Central Buenos Aires y de la Com­
pañía de tranvías eléctricos I^acroze.
Ha muerto a la edad de 71 años, como mueren
los caballeros cristianos, rodeado del aprecio de
los altos y de los humildes, y honrado con la conderación pontificia <1 Pro ecelesia et pontífice».
Su lema fué el de Don Bosco « Nuestro lugar
de descanso es el cielo t> y aunque tenemos por
seguro que en él está ya descansado el infatigable
campeón de la Acción social católica, lo encomen­
damos, sin embargo, a la caridad de nuestros coo­
peradores.

Recordad también en vuestros sufragios a:
EsPAÍtA (Cuenca) Barajas de Meló. — Pedro RaC olombia Pasto Nari-ño. — Gratulina C. de Gu­
tiérrez.
CoLOMBi.t VALI.E Cali. — Manuel A. Pizarro
Pbro. — Ismael Saucedo. — Adolfo Herrera. —
Juan J. Holguin. — Teófilo Romero. — Isidro
Leuis. — María J. Salas de Vallecilla. — Elva López
Lora. — María Quintana de F. — Francisca Aragón
de Cuevas.
Colombia ^■ ALLI■ : Morales, — Ana M. Sánchez
de Villegas.
Colombia V alle Tiple. — Mariana Marulanda.
— Rito Balcazar de Ayadia.
Colombia V alle PaUnira. — Julián Acevedo,
Decurión Salesiaiio.
E stados U nidos (Atizona) Solomonville. — Ma­
riano Uson Pbro.
E stados Unidos (Arizona) Tueson. — Plutarco
de Hernández.

Don Santiago C . Marengo.
.\caba de entregar su alma a Dios, en Buenos
Aires, este fervoroso Cooperador Salosiaiio, padre
que fué de nuestros hermanos de la casa de Bemal,
que siempre llorarán su pérdida, como lo llorarán
otras Instituciones benéficas, y especialmente las
Religiosas del Carmelo de Buenos Aires.

C o a mprobaclóm d e le e e f o r id e d ccJceJáslica.
Direcior-rc»pooMble: D . D O M IN G O G A R N ñ R I.
Csfabledaiiealo Tip. de >• SodetU d Ediform U le ra acio u l - Taria
C o r e o R e g ie e M e r gher iím, t T t .