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Año XLII.
ABRIL,
1927
Número
4.
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BO SC O
SUMARIO: |Te Deam laudamus! — El Decreto sobre la heroicidad de las virtudes de Don Bosco. — Dis>
corso del Procurador Dr. Tomasetti. — La Alocución de Pió XI. — Impresiones de un cooperador. — Por
intercesión del Vble. Joan Bosco. — Tesoro espiritual. — De nuestras Misiones: China: La destrucción de
los ¡dolos y la banda “ Vallellina”. — Libros Salesianos. — Culto de Marta Auxiliadora: La Virgen de
Don Bosco (XI). - Gracias de Marta Auxiliadora. — Por el mundo salesiano: Importante Fundación en
España lAstndillo-Palencia) - Lima: Valioso regalo. - Salta: En el Oratorio Festivo. — Al vuelo: Cádiz Cuenca - Concepción - Ensenada ■* Ibaqué - Quito - Rodeo del Medio - Viedma, - Los que mueren.
¡TE DEUM LAUDAM US!
¡D ía 2 0 de Febrero de 1 9 2 7 !
Fecha memorable, que quedará grabada con caracteres de oro en los Anales de
la Congregación Salesiana, pues en ella ha sido solemnemente publicado el De
creto, con que Su Santidad el Papa Pió X I, proclama la heroiciclaci de las
virtudes del Vble. JU A N BOSCO, fundador de la P ía Sociedad Salesiana y
del Instituto de las Hijas de M aría Auxiliadora!
Cuán espontáneo sale de nuestros corazones el himno de la gratitud hacia
Dios, que, después de haber suscitado a nuestro Vble. Padre para que fuera
durante su vida el Hombre providencial que, adaptándose y previniendo mara
villosamente las necesidades de su época, proporcionara a la sociedad moderna el
remedio de los males que la aquejan, ha querido glorificar a su fiel Siervo,
después de su muerte, haciéndole recorrer triunfalmente el camino que conduce
a los Héroes del Cristianismo al honor de los altares, para que desde allí, como
la nube benéfica del desierto, señalen e iluminen la ruta de ¡a Sociedad perd/dfl fl través del desierto de la vida, hagan llover abundantes las bendiciones
del Cielo sobre cuantos acuden a su intercesión, y detengan los rayos de la
Divina Justicia pronta a castigar la ingratitud de los hombres.
Para llegar a la cima de la glorificación, larga y trabajosa ha sido la subida;
pero ahora estamos ya casi en la cumbre. Con la declaración de la heroicidad
de las virtudes del Vble. Juan Bosco, su santidad ha sido oficialmente proclamada
y solo falta, para poderlo venerar en los altares, la aprobación de los milagros ya
obtenidos y que han de ser presentados a la aprobación de tres asambleas.
Por eso nuestro corazón da libre expansión a los afectos por tanto tiempo
contenidos y, al dar a Dios las más expresivas gracias por tan señalado favor,
nos postramos también reverentes y agradecidos a los pies del Santo Padre, que
con tanto entusiasmo, satisfacción y cariño paternal ha querido hacer esta procla
mación a la faz del mundo entero y, al besar sus sagrados pies, renovamos la
^presión de nuestro amor y adhesión a la Santa Sede, a ejemplo de nuestro
Vble. Padre, y renovamos el propósito de seguir sus luminosas huellas para
gloria de Dios y extensión de su Reinado sobre ¡a tierra.
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Solemne lectura del Decreto sobre la heroicidad
de las Virtudes del Vble. Siervo de Dios, Juan Bosco
El domingo 20 de febrero de 1927, en el Aula
Consistorial del Palacio Apostólico Vaticano, la
Santidad de Nuestro Señor Pío Papa X I ordenó
la lectura del Decreto, con el que se reconocen
las virtudes en grado heroico practicadas por el
Vble. Siervo de Dios, Sacerdote )uan Bosco,
Fundador de la Pía Sociedad Salcsiana y del
Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.
A este objeto, a las once, el Santo Padre, acom
pañado por su noble Corte y escoltado por la
Guardia Noble, dirigióse a la citada Aula to
mando asiento en el Trono.
Se hallaban presentes Sus Emmas. Rvdmas.
los Cardenales Antonio Vico, Ponente de la
Causa y Pedro Gasparri, Secretario de Estado
y Protector de las Pía Sociedad Salcsiana y del
Instituto délas Hijas de María Auxiliadora; los
oOciales de la Sagrada Congregación de Ritos
limos, y Rcvdmos. Monseñores Angel Mariani,
Secretario, Carlos Salotti, Promotor General de
la Fe, Felipe de Fava, sustituto; el Rvdmo. Don
Francisco Tomasetti, Procurador General de la
Pía Sociedad Salesiana y postulador de la Causa
junto con el abogado y procurador de la misma.
Entre los diplomáticos vimos a los embaja
dores de Chile y Perú, al Ministro de la Ar
gentina y a los consejeros de la Embajada Ale
mana y de la Legación de Nicaragua.
Entre los prelados había Mons. Zonghi, Ar
zobispo de Colossi; Mons. Pisan!, Arzobispo ti
tular de Costanza; Mons. Olivares, saicsiano,
Obispo de Nepi y .Sutri; Mons. Leopardi, Obispo de Osimo; Mons. Romita, Obispo de Bolaño; Mons. Pinardi, auxiliar de Turín, en repre
sentación del Cardenal Gamba; Mons. Guerra,
Arzobispo Saicsiano y Mons. Pella Obispo de
Casal Monferratu. Estaban también presentes
los miembros dcl Capitulo Superior de la So
ciedad Salcsiana y de las Hijas de María Auxi
liadora.
Todos notaron con profunda pena la ausencia
de nuestro Superior General Don Felipe Rinaldi,
que se vid obligado a permanecer en Turin a
causa de un ataque gripal, afortunadamente no
grave.
Hallábanse también presentes los Sres. Ins
pectores Saicsianos de Italia y gran número de
Directores, como también el Inspector de la
España Tarraconense, Rdo. D. ]osé Calasanz,
en representación de los saicsianos de aquella
nación, acompañado por el cooperador Saicsiano,
ex-diputado a Cortes y cx-concc¡al de Barce
lona, Don Mariano Bordas, en representación
de los Cooperadores Salesianos Españoles. No
tamos también la presencia de los senadores
italianos Soderini y Rebaudengo, de los dipu
tados Negretti y Fontana, del Comendador Sr.
Masera, Presidente de la Federación Interna
cional de Ex-alumnos de Don Bosco y un sin
fin de otras personalidades, que, junto con gran
número de salesianos, hijas de María Auxilia
dora y Cooperadores Salesianos, llenaban la es
paciosa sala.
Momentos antes de la llegada del Papa, un
religioso silencio dejaba casi oír los latidos de
todos los corazones, dominados por intensa y
dulcísima emoción.
Apenas el Papa hubo tomado asiento en su
Trono adelantóse el Secretario de la Sagrada
Congregación de Ritbs y, obtenida la venia de
Su Santitad, leyó con voz clara y conmovida el
siguiente -
D ECRETO
DE LA 5 . C. DE RITOS
SOBRE LAS VIRTUDES HEROICAS
DEL VEN. SIERVO DE DIOS
Don JUAN BO SC O
Fundador de la Pía Sociedad Salesiana
y dcl Insüíuio de las Hijas de María Auxiliadora.
Muy difícilmente habrá quien pueda for
marse una idea de la manera como se ha he
cho benemérito de la religión y de la civiliza
ción, cuánto decoro haya aportado a la Igle
sia católica, cuántos y cuan preclaros actos
y ejemplos de virtud haya dejado a la poste
ridad el Venerable Siervo de Dios Juan
Bosco, digno ministro e imitador de aquel
que de sí mismo decía: * Vine a poner fuego
sobre la tierra y no quiero otra cosa sino
que arda>> (Luc. X II, 49). Y sialguno qui
siera comparar la indigencia que padeció el
Venerable Siervo de Dios y las contrarie
dades que continuamente soportó, con la
grandeza de sus obras y con los beneficios
que proporcionó al genero humano, no sola
mente admirará en él al sacerdote encendido
en celo apostólico, sino al enviado de Dios
para remediar especialmente las necesidades
de la edad juvenil, y no podrá a menos que
f
r
El
V enerable
JU A N
SO SCO
Fundador de la Congregación Salesiana, del InslHulo de las Hijas de María Auxiliadora
y de la Pía Unión de los Cooperadores Salesianos,
coyas virfudes fueron declaradas heroicas por Decreto Pontificio
solemnemente promulgado en presencia de Su Santidad Pío XI,
en el aula Consistorial del Palacio Vaticano,
el domingo de sexagésima, día 2 0 de febrero de' 1 9 2 7 .
N «o6 es d Caaerie
^
B e c c ii. de U fa-acóte de Maríeldo de CssIelsBOTo de A>6 (Terie-IU Iíe) el 16 de agoeto de 1815.
F d le d 6 ea T en a d 31 de Eaero de 1888.
Beefific»ci5* {k M rodaóde ea la C aria R o e w u por D ccteio de 24 de J d i o de 1 » * 7 .
recordar aquel dicho del Divino Redentor:
« El reino de los cielos es semejante a un
grano de mostaza., la cual es verdadera
mente la menor de todas las simientes, pero
después que crece, es mayor que todas las
legumbres, y se hace árbol, de modo que
las aves del cielo vienen y se posan en
■ sus ramas». (M att . 'X l l í , 3 1, 32).
J uan B osco nació en la fracción de Murialdo, de Casteinuovo de Asti, de padres
admirables no por sus riquezas, sino por la
probidad de las costumbres, y que se ocupa
ban en las labores del campo. Muy niño era
cuando perdió a su padre; pero su madre, so
breviviente, le instruyó con sumo cuidado en
los rudimentos de la religión cristiana.
Ya desde sus primeros años, y durante su
niñez, parecía hecho por la naturaleza para
cosas grandes y admirables; pues aparecía
enriquecido de tantas y tan especiales dotes
de alma y cuerpo, que a qualquiera cosa que
se hubiera dedicado, daba esperanzas mani
fiestas del éxito más grande y más admirable.
Desde su primera juventud, comenzó a sentir
el deseo de consagrar la flor de sus años a la
gloria de Dios; pero le faltaban los medios
para poder seguir los estudios indispensables.
Dotado de ingenio agudo y de memoria feli
císima, no le fué difícil conquistarse la bene
volencia de algunos bienhechores, que le fa
cilitaron el camino de las letras. Habiendo
superado con éxito feliz todas las clases del
ginnasio, entró en el Seminario Episcopal
de Chieri, en el cual se dedicó con todo em
peño al estudio de la filosofía y de la teolo
gía. juzgado digno del sacerdocio, apenas
ordenado, se le dió el cargo de coadjutor
parroquial, en cuya atribución demostró
tanta actividad y celo tan ardiente, que en
poco tiempo cosechó abundantes frutos. Pero
su alma estaba continuamente angustiada por
la negligencia que en aquellos tiempos se ad
vertía en la Vacación cristiana de ¡a ju
ventud, y deseoso de remediar tan gran ne
cesidad, consagró sus principales cuidados
y sus más asiduas fatigas a ¡os jóvenes aban
donados, privados de toda guía, dedicándose,
con iodos los medios a su alcance, a educarlos
instruirlos y defenderlos de todo peligro.
Mas, a fin de que no faltase a la juventud
una adecuada y oportuna institución, estimó
muy del caso fundar una Familia religiosa
enteramente dedicada a esta misión.
Escrupulosamente y sin vacilación alguna
puso manctí a la obra, resolviendo emplear
todos los talentos recibidos del Señor, en
tan sublime objeto, para gloria de Dios y bien
de las almas. Obra verdaderamente singular
de religión' y de piedad, la cual basta por si
sola para dar idea del ingenio del eximio sa
cerdote y de la santidad de su vida! Ya que
toda ella es efecto de extraordinarias fatigas,
incomodidades, viajes y de una vida labo
riosa y difícil. Pues, a pesar de que la falta
de medios y la carestía de todo fuese un obstá
culo para la naciente sociedad, a pesar de
las mil dificultades y contradicciones que
surgían de todas partes, el Venerable Siervo
de Dios logró hacer frente a todas las nece
sidades implorando la beneficencia pública.
Oprimido por tantos gastos, jamás desfa
lleció su ánimo. Sin abundancia de medios
¡a Pía Sociedad por él fundada no podía ni
propagarse, ni mucho menos tener vida dura
dera; y los medios a menudo le faltaban;
¿qué hacía él entonces? Ingenuamente expo
nía a ¡as personas pudientes los apuros y ne
cesidades de su Sociedad con el fin de ob
tener algún auxilio, pero sin forzar jamás
su libre voluntad con súplicas importunas.
En el Venerable Siervo de Dios se reu
nían ¡as dotes y cualidades más selectas para
formar al óptimo educador, ya procedieran
éstas de la naturaleza, ya fueren adquiridas
con diligente estudio. Con dulce lenguaje
atraía a ¡os jóvenes y alumnos, los recibía
con paternal benevolencia, les recreaba con
amenas conversaciones, y los encaminaba
por los senderos de la virtud y de ¡a piedad.
Como padre amorosísimo que abraza a todos
con grande amor, que de cada uno se preo
cupa por igual, se ganaba el afecto de todos,
y a todos ligaba a sí con el dulce vínculo del
amor. En él todo era suavidad, al punto de
parecer que no tuvieran en él raíz alguna las
pasiones humanas. De sus palabras brotaba
una desconocida fuerza divina, que disipaba
las tinieblas de la mente y movía los cora
zones, disponiéndolos a la observancia de los
preceptos evangélicos. Escribió y divul^
muchos libros destinados a instruir a lo niñez
y a encender sus corazones en la piedad cris
tiana. Y de esa manera el Venerable se ma
nifestaba como digno ministro de Dios,
cuyos labios custodiaban la ciencia para en
señar a ¡os ignorantes y para estimular a
los tibios.
Consumó todo el tiempo de su vida en esta
santísima obra de dilatar y perfeccionar la
Sociedad por él fundada, cuidándose de
T
añadirle otra que llamó de las Hijas de
María Auxiliadora para la educación de las
ninas. Ambas ¡as puso bajo la protección de
S. Francisco de Sales, a quien había elegido
por Patrón y del cual era muy devoto.
Para la estabilidad y desarrollo de ambas
familias, no sólo soportó fatigas sin cuento,
sino que afrontó varonilmente arduas dificul
tades, y soportó con paciencia muchas ad
versidades, aún de aquellos mismos de quienes
casi no hay lugar de la tierra en donde no
sea conocido y venerado.
Después de su muerte, acaecida el
de
Enero de 1888, a los y j años de edad,'la fama
de ¡a santidad de este varón esclarecido
brilló con destellos de mayor esplendor en la
estimación común de ¡os pueblos, de tal ma
nera, que, al cabo de solo cuatro años, ya se
pensó seriamente en elevarlo al honor de los
altares. Por lo cual, en ¡a Curia Eclesiástica
En el Aula Consistorial del Palacio Vaticano, durante la solemne lectura del Decreto PonliRcío,
sobre la Heroicidad de las virtades de! Vble. Jaaa Bosco, en presencia de So Santidad Pió XI.
habría debido esperar decidido apoyo y de
fensa. Dedicó también su voluntad y sus fuerzaz a proporcionar los mismos bienes a ¡os
salvajes habitadores de las más lejanas y casi
inhospitalarias partes de la tierra.
Todas sus obras, que él había emprendido,
no por vil interés, ni para conquistar alaban
zas humanas, sino para gloria de Dios y salva ción de las almas, con aquella sabiduría que
va de un confín al otro y dispone cada cosa
con suavidad {Sap., V III, 1), él las vió
felizmente realizadas con asombro y admi
ración de todos, aún de aquellos que inten
taban disimular o denigrar la virtud de quien
las ejecutaba. Y de esta manera el nombre del
Sacerdote Juan Bosco se hizo tan célebre que
de Turfn se instruyeron cuidadosamente, se
gún las normas del derecho, los procesos
sobre su vida y sobre sus obras y luego,
una vez terminados todos y cada uno de los
juicios que estrictamente establecen nuestras
leyes, se comenzó el examen formal de sus
virtudes, el cual se ¡levó a cabo en cuatro se
siones, observándose cuidadosamente aquella
laudable severidad que en tales gravísimos
juicios confiere mayor fe y autoridad.
La Congregación Antipreparatoria tuvo
lugar el último de julio de \qz‘) ,en ¡a resi
dencia del Reverendísimo Cardenal Antonio
Vico, relator de la Causa. A ella siguieron
después dos Preparatorias, en las cuales es
pecialmente se ponderaron con sumo cuidado
cada uno de ¡os diuersos votos y pareceres
de ¡os jueces. Por ú¡timo, e¡ 8 de¡ presente
febrero, se reunió toda ¡a Congregación de
los Sagrados Ritos en presencia de Nuestro
Santísimo Señor, e¡ Papa Pió X I , y e¡ citado
Reverendísimo Cardenal propuso para la
discusión la siguiente duda: Si consta que las
Virtudes Teologales Fe, Esperanza y Ca
ridad, para con Dios y para con el prójimo;
como también las Virtudes Cardinales
Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza
con sus anexas, fueran practicadas en grado
heroico, por el Venerable Siervo de Dios
Juan Bosco, en el caso y para los efectos
de que se trata.
y todos los asistentes, tanto los Reveren
dísimos Cardenales como ¡os Padres Con
sultores, respondieron con voto unánime y
afirmativo', ¡o cual acogió el Santo Padre
con gran satisfacción, si bien difirió el pro
nunciar sentencia definitiva y exhortó a los
presentes a que, en materia de tanta impor
tancia, imploraran con fervorosas plegarías
mayor abundancia de luces celestiales.
Habiendo establecido, después, dar a co
nocer su pensamiento, escogió para esto, el
presente día, Domingo de Sexagésima. Por
lo cual, después de celebrar el Santo Sacri
ficio, llamó a su presencia al Reverendísimo
Cardenal Vico, Obispo de Porto y Santa
Rufina, Prefecto de la Congregación de los
S. Ritos y Ponente de la Causa, junto con
el R. P. Carlos Salotti, Procurador General
de ¡a Fe y con el infrascrito secretario, y
sentado en el Solio Pontificio, solemnemente
declaró constar de las Virtudes Teologales,
Fe, Esperanza y Caridad para con Dios
y para con el prójimo, como también
de las Virtudes Cardinales, Prudencia,
lusticia, Fortaleza y Templanza y sus
anexas, practicadas por el Vblc. Siervo de
Dios luán Bosco, en grado heroico, en el
caso y a los efectos de que se trata.
.Además mandó que este decreto fuera pu
blicado y archivado en los actos de ¡a Con
gregación de ¡os Sagrados Ritos, con fecha
20 de Febrero de 1927,
A. Card, Vico
Obispo de Porto y S. Rufina
Prefecto de la C. de los S . R.
A n g e l M arian i
Secretario de la C. de los S. R.
Una vez terminada la lectura del Decreto,
Mons. Salotti, Mons. Mariani y Mons. De Fabre,
según el rito, besaron el pie al Papa y cedieron eí
puesto a D. Tomasetti, postulador general, que,
teniendo a sus lados a Mons. Cioppa y al com.
Melandri abogados, dirigió al S. Padre el si
guiente discurso:
«Beatísimo Padre:
La solemne, auténtica declaración, hecha en nom
bre de Vuestra Santidad, de la heroicidad de las
virtudes de nuestro Padre y Fundador, Venerable
Juan Bosco, ha transformado en certeza ¡a con
vicción intima que de ello han siempre tenido, tanto
los hijos formados y crecidos a su lado en la vida
familiar de largos años, como los otros más nu
merosos que él ha suscitado en estos cuarenta años
después de su muerte, confiándolos a sus Sucesores,
para continuar y dilatar su obra educadora por
todo el mundo.
La presente declaración es para nosotros el favor
más señalado que Vuestra Santidad nos ha dis
pensado, y por ello la gratitud de nuestros cora
zones se manifiesta con llamas ardientes de amor
filial hacia Vuestra Persona, y de profunda adhe
sión y devoción a la inmortal Cátedra de San
Pedro.
Para manifestaros, Beatísimo Padre, menos in
dignamente nuestra gratitud, me haría falta la
mirada, la sonrisa, la palabra y sobre todo, el
corazón mismo de D. Bosco, que durante toda su
vida fue la personificación del reconocimiento.
Quisiera tener. Beatísimo Padre, en este momento
toda la gratitud que D. Bosco albergó en su corazón
para con los Santos Pontífices Pío I X y León X I I l,
y para con todos aquellos que cooperaron a sus
obras, a fin de poder expresar de alguna ma
nera el reconocimiento profundo, imperecedero que
sentimos y conservaremos siempre hacia Vuestra
Santidad, por el decreto sobre las virtudes he
roicas de Don Bosco, con el cual se nos presenta
a nuestro Padre y Fundador, como a nuestro se
guro Modelo.
Que Don Bosco fuera un dechado completo de
todas las virtudes era para nosotros, sus hijos
y discípulos, una convicción que nos habíamos for
mado viviendo largo tiempo a su lado; pero ¿quién
podía asegurarnos que esta nuestra convicción
no fuera hija del excesivo afecto que profesá
bamos a D. Bosco? ¿Quién podía convencernos
de que los métodos por él dejados, nuevos, audaces
por su espíritu moderno, tanto en el apostolado
educativo de la juventud, como en la práctica de
la perfección evangélica, fueran un camino seguro,
para poderlo recorrer con ánimo tranquilo?
Para darnos esta seguridad no bastaba cier
tamente la consoladora prosperidad de nuestros
Oratorios Festivos, Hospicios, Colegios y Misiones;
ni la voz casi unánime de Eminentísimos Prin
cipes, Prelados y Pastores de almas; ni el consen
timiento de la autoridad civil, tácito y manifiesto;
T
1
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ni el aplauso de ilustres personajes y de casi
todos los pueblos de las varias Naciones del mundo...
La seguridad solo podía venir, y nos ha venido
hoy, de Vuestra Santidad.
Don Bosco, educador industrioso, diligente y
'esplandeciente de santidad en sus hijos (tales como
Domingo Savio, D. Miguel Rúa, el Cardenal Cagliero, D. 'Altera, D. Beltrami, D. Augusto Czartoriski. Sor María Mazzarello, para nombrar
alguno), es proclamado con el presente Decreto
un héroe cristiano] y se nos propone autorizada
mente como el modelo según el cual pueden y
deben formarse a la vida santa cuantos están
y serán llamados a alistarse entre los educadores
modernos de la santidad, por el constituidos en
Sociedad, ordenados y provistos de todas las armas
apropiadas a los tiempos modernos, y necesarias
para poder conseguir el fin de santificarse a sí
mismos y regenerar y santificar al mismo tiempo
a las crecientes generaciones.
La vida intima de Don Bosco educador, tal
cual él la vivió antes de consignarla en los métodos
dejados a sus hijos, formará en lo porvenir la
norma segura para la actuación de su programa
de regeneración y santificación juvenil, tanto en
los grandes como en los pequeños centros civiles,
y en medio de las tribus salvajes, en donde, sobre
las tiernas plantas vírgenes se puede injertar el
germen de ¡a Redención, con mayor confiúnza de
buenos resultados.
Imitar a D. Bosco para reproducir en nosotros
su unión incesante con Dios, su inagotable caridad
para con el prójimo, su prudencia, su inquebran
table fortaleza, la afabilidad que dulcifica y derra
ma la alegría en los corazones, la pureza inmacu
lada que hace detestar el pecado y suspirar ince
santemente por las cosas celestiales, es. Beatísimo
Padre, la misión que intensificaremos de hoy en
adelante, para poder más fácilmente seguir las
huellas del único Maestro, Guia y Modelo, Cristo
Nuestro Señor y Redentor.
A esto tendía nuestro Padre, que nos dejó es
crito en su carta-testamento: * Vuestro primer Rec
tor ha muerto. Mas nuestro verdadero Superior,
Jesucristo, no morirá. ¡E l es siempre nuestro Maes
tro, nuestro Guía, nuestro Modelo! »
Con el propósito de la imitación constante de
nuestro Padre Don Bosco, a fin de poder revestir
nos todos de Jesucristo para el día de la gloria,
y en la confiada esperanza de otro Decreto que
apruebe los milagros propuestos para la Beatifi
cación de nuestro Venerable Fundador, dirigimos
a Vos, Beatísimo Padre, el himno de agradeci
miento, que desborda del corazón de los Salesianos y de las Hijas de M aría Auxiliadora, con
todos sus alumnos y alumnos-, ex alumnos y ex
alumnos de todo el mundo, y de todos los Coope
radores y Cooperadoras de las Obras, que nos ha
dejado en herencia D. Bosco, todos los cuales se
hallan aquí presentes, en espíritu, para recibir la
Bendición Apostólica y renovar los buenos propó
sitos de santificar nuestras almas *.
La Alocución de Su Santidad Pío XI.
Apenas terminado el discurso del Rvdmo.
Don Francisco Tomásetti, él y sus acompa
ñantes se postraron al beso del sagrado Pié y,
^’ueitos a su sitio, al ver que el Papa se disponía
a hablar, el silencio se hizo absoluto y parecía
que los centeneros de personas que llenaban la
sala retuvieran hasta la respiración, dominados
todos por la emoción más intensa, al ir a escuchar
las palabras del Pontífice, que, después de una
larga pausa en la que parecía concentrar la mul
titud de afectos que se agitaban en su corazón y
el enjambre de pensamientos que llenaban su
mente, con voz clara y sonora, algo trémula por
la emoción, buscando ios términos más expre
sivos y enfáticos, pronunció el siguiente discurso,
que fué oido por todos los presentes con las lá
grimas en los ojos;
D o s c/ases de g randes hombres.
* Hay hombres, hijos queridísimos, sus
citados por el Espíritu de Dios, en los
momentos por El ab aeferno establecidos.
hombres que cruzan el ciclo de la Historia a
semejanza de los grandes meteoros que atra
viesan de vez en cuando el cielo sidéreo.
Como estos meteoros, estos hombres son
de dos categorías, fácilmente discernibies:
pues así como hay meteoros terroríficos,
que siembran ei pánico en las muchedum
bres y meteoros benéficos, de belleza in
comparable y de influencia saludable, así
también hay grandes hombres que pasan
despertando la admiración y el terror,
sembrando su camino de señales seguras
de enorme grandeza, de visiones superio
res, de audacias casi temerarias, es cierto,
pero también de ruinas y de víctimas. Son
hombres que Dios suscita de vez en cuando
— como de sí mismo decía el gran Corso
— como látigos y azotes para castigo de
pueblos y de soberanos.
Pero hay en cambio otros hombres que
llegan para curar aquellas mismas llagas,
—
para rehacer y reconstruir aquellas ruinas.
Hombres no menos grandes, ¿q u é digo?
más grandes, precisamente porque son
grandes en el bien, grandes por su amor
a la humanidad que los lleva a hacer el
bien a sus hermanos, a socorrerlos en to
das sus necesidades; hombres que pasan
suscitando la verdadera admiración, ad
miración llena de simpatía, de gratitud,
de bendiciones, cuya memoria permane
cerá bendecida por los siglos venideros,
al igual de la del Divino Rey de los hom
bres, el Hombre-Dios, que pasó haciendo
bien y a quien aclaman y bendicen todas
las generaciones.
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hombre, uno de aquellos genios privile
giados que en qualquier dirección se hu
biese encaminado, cualquier camino que
hubiese emprendido, habría sin duda de
jado hondas huellas de sí. ¡Tanta era la
suma de sus dotes y su preparación para
la vida!
Tres carocferísficos
d e l Venerable,
Sobresalen en esta figura la penetración
y vigor de la mente, el calor del corazón,
ía energía de la mano. Don Bosco fue un
hombre de pensamiento profundo, de co
razón sin límites, de actividad asombrosa.
L o fígaro de D o n Bosco,
In te lig e n cia p riv ile g ia d a .
El Venerable Don Bosco pertenece pre
cisamente a esta magnífica categoría de
grandes hombres, de aquellos hombres
escogidos de entre toda la humanidad,
para ser los colosos de la Historia.
Y su figura fácilmente se reconstruye,
si, al análisis minucioso y riguroso de sus
virtudes, cual se ha hecho en las prece
dentes discusiones largas y reiteradas (i),
sucede la síntesis, que las reúne en ad
mirable conjunto, para formar la hermosa
y grande figura.
Una figura, queridísimos hijos, que la
Divina Providencia adornó de sus más
preciados dones; figura que hemos siempre
admirado, -y que ahora, en este momento,
más que nunca admiramos y cuya con
templación duplica y multiplica la alegría
de esta hora; figura que hemos estudiado
bien de cerca y en una visión no breve,
en una conversación no momentánea, una
magnífica figura, que la inmensa, la in
sondable humildad no lograba ocultar;
una figura admirable que, a pesar de tran
sitar entre los hombres y de ocuparse en
los detalles más insignificantes de su casa,
como el último llegado, como el más in
significante de los huéspedes —> él que
era el alma y el propulsor de todo y de to
dos — por todos era reconocida desde el
primer instante, con solo acercársele, como
una figura verdaderamente superior y fas
cinadora.
Figura completa de hombre y de grande
Y a la verdad, su inteligencia luminosa
y vasta, aparece como algo no común, muy
superior al ordinario vigor de la mente
y del ingenio; y Don Bosco puede enume
rarse (cosa quiza poco conocida y poco
notada) entre los verdaderos genios de la
inteligencia, que hubiera sin duda sido
un horrtbre docto y un pensador profundo.
En tan alto grado, que (como él mismo
Nos lo confiaba y no sé si a otros habrá
hecho tal confidencia, a la que sin duda
le animó Nuestra procedencia de un am
biente de libros) sintió, en un principio,
un primer impulso, casi la seducción por
los estudios superiores, por los libros, por
los grandes problemas dcl saber humano.
Y de esta inclinación quedan efectiva
mente algunos indicios sorprendentes, que
son como miembros aislados, elementos
dispersos que habrían formado una grande
concepción, una grande obra científica:
y son sus preciosos volumitos y opúsculos
que revelan una rica y profunda producción
de pensamiento.
(t) S« refiere Su Sentlded a tas sesionas de ia Sa
grada Congregación da Ritos.
P a la d ín de la Buena Prensa.
Y es precisamente esta alteza, lumino
sidad y extensión de su privilegiada inteli
gencia, la que le sugirió la inspiración de
aquella grande Obra que llenó gran parte
de su vida y que extendió su influencia
por el mundo entero: la Prensa Católica, y
fruto de su genio previsor y audaz fueron
las obras de propaganda, digámoslo así,
tipográfica y librarla, a la que dedicó sus
mejores energías.
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Su Santidad PIO PA PA XI, felizmente reinante
que en la lectora solemne del Decreto
sobre la heroicidad de las virtudes del Vble. Juan Bosco
prononció ana entusiasta y conmovedora Alocución, exaltando la figura de nuestro
Padre y Fundador.
Los Salesianos, las Hifas de María Auxiliadora, los Cooperadc^es Salesiaoos
los ex alumnos y alumnos de todos los Coleg os Salesianos
se postran agradecidos ante el Vicario de Jesucristo y renuevan la expresión de su amor
y adhesión incondicional a la Santa Sede,
amor y adhesión que recibieron como preciada herencia del \l>!e. Juan Bosco.
tc6
También esto pudimos Nos comprobarlo
con nuestros propios ojos y oirlo de sus
mismos labios: como estas obras consti
tuían su noble orgullo, hasta el punto de
decirnos él mismo: «i Ah! en estas cosas
Don Bosco, (así hablaba él de si mismo,
siempre en tercera persona) en estas cosas
Don Bosco quiere ir siempre a la van
guardia del progreso». Y hablaba de las
obras de prensa y tipografía.
E ¡ corazón de D o n Bosco.
La llave de oro de este áureo, precio
sísimo misterio de una vida tan activa y
fecunda, de esta inagotable energía de
trabajo, de esta increíble resistencia a la
fatiga, fatiga cotidiana y de todas las
horas — también esto lo vimos — desde
la mañana a la noche y de la noche a la
mañana, cuando hacía falta (y a menudo
hacía falta)... el secreto de todo esto,
estaba en su corazón, en el ardor, en la
generosidad de sus sentimientos. Y a él
pueden aplicarse — y para él parecen es
critas — como para algunos otros de los
más grandes héroes de la caridad — aque
llas magníficas palabras: Dedit ei Dominus
latitudinem coráis quasi arenam quae est in
littore maris.
rantes, forman ya un ejercito de 16.000
(y quiza hoy, mientras hablamos, superan
ya este número) obreros y obreras de
esta obra inmensa y magnífica.
Y entre estos obreros y obreras más de
mil se encuentran en las primeras trin
cheras, entre las mismas líneas enemigas,
allá en las Misiones, {aquí la palabra del
Papa queda casi embargada por la emoción)
habiendo ya conquistado al Reino de
Cristo nuevas Provincias, el mayor título
de gloria que la misma Roma reservaba
a los grandes triunfadores.
Y también al episcopado católico ha
dado más de veinte dignos Pastores, di
seminados entre la gran familia cristiana
ya en los países civilizados, ya en las tierras
de Misión.
Y crece la admiración y el consuelo
cuando se piensa que todo este magnífico;
que todo este maravilloso desarrollo de
obras se remonta directa e inmediatamente
al Vble. Don Bosco. Pues él es quien con
tinúa teniendo el derecho, no solo de icjana paternidad sobre estas obras, sino
de autor siempre presente, siempre* activo,
por la vitalidad perene de sus normas, <ie
sus métodos y sobre todo de sus ejem
plos,
D o n Bosco m odelo de v irtu d .
A c tiv id a d de D o n Bosco
prodigiosam ente fecunda.
Y ahi tenéis su Obra, que no transcurri
dos aún cuarenta años de su muerte, se
encuentra esparcida por todos los pueblos
de la tierra y anclada en todas las playas,
verdaderamente sicut arena que est in ¡iftore maris.
Espectáculo maravilloso el que presenta
esta Obra, aun considerada con mirada
rápida y superficial, con sus 70 inspcctorias o provincias, con más de 1000 casas
que suponen millares y millares de igle
sias, oratorios, capillas, hospitales, escue
las, y colegios; con centenares, muchos
centenares de miles de almas acercadas a
Dios, de jóvenes recogidos y educados en
asilos de protección y hechos partícipes
del banquete de la ciencia y de la pri
mera educación cristiana.
Y los miembros de la Pia Sociedad Salosiana y las Hijas de María Auxiliadora,
comprendiendo profesos, novicios y aspi
i Sus ejemplos! He aquí el aspecto para
Nos, queridísimos hijos, más útil, quizá
el verdaderamente útil de la gran solemni
dad de este día señalado.
Pues si bien es verdad que no a todos se
concede aquella abundancia de dones di
vinos, que no todos poseen aquella suma
de cualidades para una vida efectiva de
pensamiento y de obras, que no a todos
se concede igual abundancia de gracias
para seguir un camino de tan luminr^as
virtudes, sin embargo hay mucho digno
de imitación, como oportunamente se ha
hecho notar, en aquella vida suya tan
activa y tan recogida, tan dada a la acción
y tan entregada a la oración.
U n ió n constante con D io s .
Que ésta fué una de las más notables
características de este Venerable Siervo
d : Dios: estar presente a todo, ocupadísimo en un sucederse continuo de
I
f
107
negocios, sitiado por una multitud ince
sante de demandas y consultas y sin em
bargo su espíritu siempre estaba fijo en una
región superior, siempre en alto, donde
el ciclo era siempre sereno, donde siempre
dominaba soberana una perfecta calma,
pudiéndose decir, con verdad, que en él
se verificaba de un modo excelente el
grande principio de la vida cristiana: « Qui
laborat orat. Esta ha sido, es y debe ser
constantemente la gloria de sus hijos y
de sus hijas.
i Y cuanto de meritorio y digno de ser
imitado en aquella vida olvidada por com
pleto de sí mismo, para prodigarse a los
más pequeños, a los más humildes, a las
miserias menos atrayentes, si es licito
hablar asíl
L a b o rio s id a d incansable.
Pero también en la maravilla extraordi
naria de sus obras, también aquí, hijos
queridísimos, nuestra debilidad y fla
queza no debe, por así decirlo, cxcusarse^
a sí misma; no. Pues si bien es verdad
que no todos pueden disponer de una po
tencia de acción tan grande y sobre todo
coronada con tanta eficacia de obras, ya
que desgraciadamente no es cierto, sin
ceramente hablando, que, de un modo
absoluto, querer sea poder, sin embargo
es también cierto que muchas veces no se
quiere bastante aquello que es posible.
Por lo cual en la vida y en las obras del
Vblc. Don Bosco hemos de admirar y
aprender esta lección: Ya que no iodos
pueden lo que quieren, es necesario, al menos,
que cada cual quiera eficazmente lo que
puede.
i Cuánto aumentaría, queridísimos hi
jos, la suma de valores, la suma de méritos,
el bien de las almas, las bendiciones en
los individuos, en las familias y en la so
ciedad, si verdaderamente todos, todos y
cada uno, hicieran lo que cada uno puede;
si, en la medida de las propias fuerzas,
cada cual, de veras, se empeñase en hacer
y producir el bien propio y el bien de los
demás!
¡Que el ejemplo de este gran Siervo de
Dios anime a todos a entrar por este ca
mino y aunque tengamos que seguirle de
lejos, sírvanos a todos de estímulo su acti
vidad benéfica que tanto bien ha esparcido
por el mundo entero y que ha dejado tras sí
tantos motivos de gratitud, tan preclaros
y luminosos ejemplos!
E l P apa se alegra
ju n io con io d o e l O rb e C ristia n o ,
Y con esta magnífica visión próxima y
lejana, Nos, tomamos la más cumplida y
afectuosa parte en las fiestas y en la alegría
de los buenos Salesianos y de las Hijas
de María Auxiliadora y de todas aquellas
iglesias y pueblos que más particularmente
y por más especiales títulos se regocijan
en este día de santa y nobilísima alegría.
Y de un modo especial Nos asociamos a la
alegría y santo orgullo de Turín y de Asti
y ¿por que no decirlo ? a la alegría de to
das las gentes, en todas las partes del mun
do, ya que propiamente, no hay parte del
mundo donde los hijos y las hijas de Don
Bosco, y sus maravillosas Obras, siempre
vivas, siempre en continuo progreso, no
hagan revivir su memoria con la imi
tación de sus virtudes y ejemplos, y no
atraigan sobre ella las bendiciones y la
gratitud de todos los pueblos».
Levantóse luego el Santo Padre para dar la
Bendición Apostólica a todos los presentes que,
dando libre desahogo a los afectos durante tanto
rato contenidos, la recibieron entre lágrimas y
sollozos de emoción y de alegría. Y mientras el
Papa se despedía resonó un * jViva el Papal v
que fue contestado con entusiasmo, mientras
una salva de aplausos saludaba cariñosamente di
Sumo Pontífice que volvía a sus habitaciones.
Y todos se quedaron comentando la gran
diosidad de! acto y sobre todo el discurso de
Su Santidad y pudimos oír a individuos extra'
ños a nuestra Congregación y acostumbrados
a asistir a tales ceremonias, que poquísimas veces
habían oido el Papa hablar con tanto afecto
y entusiasmo.
Impresiones de un Cooperador.
El Ex Diputado a Cortes y Ex-Concejal de
Barcelona, Don Mariano Bordas, que junto con
el Sr. Inspector de la España Tarraconense,
Rdo. D. José Calasanz, asistió a la ceremonia,
en representación de los Cooperadores Salesía-.
io8
nos españoles, antes de regresar a su Patria dejó
escrito:
• Oforgósenos ¡a Inmerecida distinción de ser
admitidos a la solemne lectura del Decreto, en
que se declara el grado heroico de las virtudes
cristianas, practicadas por nuestro Vble. Padre Don
Basco.
Se nos ha pedido una nota de impresiones, re
cogidas en aquel acto solemne. ¡Cómo quisiéramos
poderla dar completa a los lectores del Boletín
Salesiano!
Pero la santidad del Papa con los esplendores
de su Corte, viviendo y encarnando las grandezas
de la Iglesia, y nuestro cariño filial a Don Basco
que veíamos glorificado ante todos los pueblos de
la tierra, despertaron en nuestra.alma sentimientos
y emociones, que no sabe nuestra pluma describir,
porque ni siquiera pudo contenerlos nuestro cora
zón y se derramaron en lágrimas por nuestros
ojos.
Las primeras palabras del Decreto dicen en
sintético elogio de la grandeza moral de nuestro
Venerable, que fue «digno Ministro e imitador
de Cristo» y, por obligada asociación de ideas,
pasó por nuestra mente la comparación entre el
Maestro y el Imitador.
Vino Cristo al mundo cuando ¡os poderes pa
ganos se hundían en el cieno de su grandeza y
la humanidad doliente, que no podía encontrar
remedio en los falsos dioses del Paganismo, se di
rigió a Cristo, por los labios del enfermo de la
Piscina, exclamando: « Domine, hominem non
habeo».
Nació Don Bosco, como Cristo, pobre (en una
misera casita de campesinos que con emoción ex
traordinaria hem^s tenido también la dicha de vi
sitar), cuando el Renacimiento, el Protestantismo
y la Revoluvión habían subvertido las bases so
ciales, separando los sillares sobre los que ¡a Igle
sia asentó las nacionalidades y, corrompidas fas
inteligencias y los corazones, la humanidad con sus
desvarios repetía: * Homlncm non babeo *.
Fue Pilotos, allá en Jcrusalén, quien inconscien
temente mostró al Hombre que había de salvar al
mundo, cuando, desatadas sobre Cristo las ¡ras
del pueblo judío, mostróselo desde el balcón del
Pretorio, diciendo: « Ecce Homo».
Igualmente, sobre Don Bosco se desataron ¡as
iras de los hereles y como Cristo fue tachado de
loco y escarnecido y perseguido y calumniado, y
su corazón, hoguera de caridad, sufrió todas las
ingratitudes y persecuciones que, a imitación del
Divino Modelo, halló incluso, como consigna el
Decreto, en donde debía esperar ayuda, y sus labios
bebieron las heces de todos los desengaños y pasó
por todas las estrecheces imaginables. Es que todos
los perseguidores y todas las contrariedades, in
conscientemente como Pilotos, mostraban al mundo
el Hombre que necesitaba y a pesar suyo repetían:
« Ecce Homo».
y la tierra oyó este grito por tantos repetido,
y las virtudes brillaron en Don Bosco con todos
los esplendores que irradiaron ¡os grandes Santos
de-la Iglesia y la Pía Sociedad Salesiana es el
milagro viviente de una propagación humanamente
inexplicable y el Hombre que necesitaban nuestos
siglos curó y cura al hombre enfermo de nuestros
tiempos.
Leyóse en acto solemne, en el Vaticano, el De
creto que consarra, urbi et orbi, ¡as virtudes de
nuestro Vble. Padre; y el Papa habló y la mente
privilegiada de Pío X I parecía no encontrar medios
adecuados de expresión para cantar las sublimi
dades del espíritu, las excelencias intelectuales,
la fecundidad del celo apostólico y el impon
derable espíritu de trabajo de Don Bosco, para
quien, en aquel acto, abrióse plenamente el corazón
del Vicario de Cristo, que rendía gracias a ¡a Di
vina Providencia por haberle permitido conocer
personalmente a Don Bosco, cuya humildad dijo
ser insondable, cuya potencia intelectual dijo ser
tan grande que hubiera dejado surco profundo en
cualquier camino que hubiese emprendido, del que
dijo ser como un benéfico meteoro en el cielo
de la Iglesia, uno de aquellos hombres que Dios
suscita para que pasen derramando simpatías y
recogiendo amores, sembrando por doquiera gra
titud y bendiciones, a sevejanza del Divino Re
dentor Jesucristo.
Era la Iglesia, que desde el Vaticano mostraba
a Don Bosco a todos los pueblos de la tierra y
por boca de Pió X I repetía: «Ecce Homo*.
Elevemos nuestros corazones a Dios para que
¡a tierra toda oiga la voz del Papa y se conviertan
en millones, los millares de corazones que hoy for
man y las inteligencias que a las luces de la inteli
gencia abren los Mijos de Don Bosco, para que
en la Historia de ¡a Iglesia pueda seguir testi
moniándose la Providencia indefectible de Dios,
dando a nuestros tiempos, como a los anteriores
de la Iglesia, el Hombre que se necesita.
Turin, eó de febrero de 1927. »
Hny que hacer lodos ios dias un paso hacia el Cielo.
Todos habéis sido creados para el Cielo; y Dios, q e os quiere como Padre cariñoso, desea
que hagais obras buenas, para poderos hacer participes de aquclle grande felicidad que a todos nos
tiene preparada, para toda la eternidad, en el Cielo.
Al fin de la vida se recoge el fruto de las obras buenas.
£1 Vble. JUAN BOSCO.
f
109
Por intercesión del Venerable Juan Bosco.
Ai hablar de D. Bosco, como de los demás Siervos de
Dios, nos importa hacer constar que no queremos en
manera alguna contravenir a las disposiciones pontifi>
cías, ni atribuir a ningún hecho una autoridad superior
a la que merece un simple testimonio humano, ni pre>
venir el Juicio de la Iglesia, de la cual, a ejemplo de
Don Bosco, nos gloriamos de ser obedientísimos hijos.
^ Para avivar más y más la fé en la poderosa
Intercesión del Vble. Juan Bosco, sobre todo aAora
que sóh falta la aprobación de dos milagros para
poderlo venerar como Beato, damos cuenta de
algunas gracias señaladas obtenidas mediante su
invocación.
Curación instantánea de lesiones
pulmonares.
Siento el deber de hacer público un hecho
que tiene para mí los caracteres de verdadero
milagro, y lo hago con sentimientos de viva gra
titud hacia el Vble. Don Bosco que nos lo ha
alcanzado, demostrando que, después de haber
aliviado tantas miserias acá en la tierra, conti
núa desde el Cielo enjugando las lágrimas de los
afligidos que acuden confiadamente a su caridad.
El joven Angel Pini de Manerbio, en la pri
mavera de 1923 cayó enfermo del mal que no
perdona. Viendo que el mal aumentaba se tras
ladó a Brescia donde un célebre médico le pres
cribió clima de altura. Se trasladó, pues, a
Pezzoro, a yoo m. sobre el nivel del mar; pero
como la fiebre, en lugar de disminuir aumentaba,
pues de día y de noche se hallaba entre los
79 V2 y 40 grados, después de nueva visita mé
dica, pasó a Bovegno, a ?oo m. de altura. Tras
curridos veinte días, viendo que ni la fiebre ni
la tos disminuían volvió a hacerse visitar y el
médico francamente le dijo que no había rem>;dio.
Vuelto a su casa con el corazón desolado se
le aconsejó se hiciera visitar por otro médico y
el 27 de agosto volvió a Brescia y el Doctor
Primario del Hospital Civil lo sometió a los
rayos X, comprobando la existencia de dos le
siones en el pulmón izquierdo con adherencia
pleuro>pericardíaca; le recetó unas inyecciones
zon la orden de volver a ios veinte días.
Durante este tiempo no experimentó mejoría
alguna, de manera que vuelto al Hospital el
29 de setiembre, atendida la gravedad persistente
del mal, fué retenido y puesto en la sección de
tuberculosos. .A los dos o tres días fué sometido
a la cura del pneumastorax que no dió ningún
resultado por la ya citada adherencia pleuropericardíaca.
Convencidos de que realmente el caso era
desesperado, pensamos acudir al auxilio celestial;
y como mi hermano sacerdote tenía que ir a
Turín, le rogamos hiciera tocar un pañuelo en
la tumba del Vble. Don Bosco, para aplicarlo
cuanto antes al enfermo, pues entró en todos una
gran confianza de que el Venerable nos lo había
de salvar. Esto sucedía el lunes 8 de octubre.
Por la mañana del día 9 el enfermo fué nue
vamente sometido a los rayos X y el doctor
insistió en intentar la cura del pneuma-torax y
para ello señaló el día 1 1 .
Entre tanto, habíamos enviado también un
donativo para el Santuario de María Sma. Au
xiliadora, pidiendo hicieran una novena a Don
Bosco y prometiendo publicar la gracia. Otras
personas unieron sus oraciones a las nuestras y
el enfermo se sentía lleno de fé.
Por la noche de! día g llegó y le fué aplicado
el pañuelo que había sido puesto sobre la tumba
de Don Bosco y a la mañana siguiente la fiebre
había desaparecido y cuando al otro día se
presentó el médico para intentar la cura pro
puesta, al comprobar la cesación de la fiebre, lo
quiso someter de nuevo a los rayos X , y lleno
de admiración exclamó:
— Este pulmón ha cambiado por completo...
V. ya no necesita cura ninguna.
Efectivamente, Angel regresó a casa curado,
en medio de la conmoción de cuantos presenciá
bamos un patente milagro de Don Bosco. Y es
de notar que, realmente, no se le practicó cura
ninguna. El doctor lo visitó todavía algunas ve
ces, encontrándolo siempre mejor; efectivamente,
pudo dedicarse de nuevo al trabajo, no ya en la
tienda, sino como chauffeur de S . E. el Obispo
de Ñola. La curación, pues, ha sido completa.
jOh, Venerable Don Bosco! i Llegue pronto el
día tan suspirado por los corazones que te aman!
Manerbio {Brescia), 16 de fuñió de 1926.
A n t o n io F a c c h i n e t t i .
Después de tres dias de agonía, repeníinamente recobra los sentidos y sana.
Con el alma llena de gratitud hacia el Vble.
Don Bosco y María Auxiliadora cumplo con
el deber de publicar una gracia prodigiosa ob
tenida por intercesión del Vble. Fundador de
los Salesianos.
El día 5 de octubre último, mi hijo José Vinciguerra, alumno del Seminario de Acireal, de
20 años de edad, cayó enfemto con calentura
etevadísima. El médico de cabecera dijo se tra
taba de infección intestinal y después de algunos
días de cura pareció se restablecía.
lio
Pero a los pocos días recayó con violencia
y entonces declaró ei médico que se trataba de
fiebres de Malta. Según el diagnóstico le aplicó
los remedios, pero inútilmente. Mi hijo se iba
agravando.cada vez más quedando reducido a
un estado que daba pena verle, extenuado y su
friendo, sin poderlo aliviar.
La fiebre continua y altísima lo redujo, e!
día t j de noviembre a un estado tal de aba
timiento que al poco rato no daba señal alguna
de vida. El mismo médico que se hallaba pre
sente lo declaró en estado gravísimo. Como el
enfermo se iba agravando, se tuvo una consulta,
y los médicos después de detenido examen di
jeron que no había esperanza. Y efectivamente
Inútiles eran cuantos remedios se le aplicaban.
El Cura Párroco Rdo. Jaime Magno lo vló tan
grave que le administró en seguida la Extrema
Unción.
En aquel momento rompí en deshecho llanto,
oprimida por un dolor indecible, sin esperanza
ni consuelo. Fué entonces que un tío mío que
se hallada presente, me llamó y me dijo:
— Carmen, no te desesperes; aviva tu fé, acude
al Vble. Don Bosco, confía en su poderosa in
tercesión que tantas gracias obtiene; pídele que
te obtenga la gracia de María Auxiliadora.
Con todo el afecto de mi alma me dirigí al Ve
nerable, le pedí con fe qué salvara a mi hijo de
la muerte y con todos los parientes y amigos
presentes me puse p rezar el santo Rosario,
ofreciéndolo a Dón Bosco para que nos alcanzara
la gracia de María Auxiliadora.
lOh bondad y poder del Venerable! Él milagro
no se hizo esperar. Al llegar a la cuarta decena,
he aquí que mi José, después de tres días de
agonfa, abre los ojos, me mira y me dice:
—■ Mamá, dame de beber.
Desde aquel instante empezó una rápida me
joría y ahora está perfectamente bien.
Agradecida al Vbic. que Dios quiera veamos
cuanto antes elevado al honor de tos altares,
cumplo mi promesa de publicar la señaladísima
gracia y ofrecer una limosna para las Obras SaIcsianas.
« La maternal intervención de la Virgen San
tísima por intercesión dcl Vble. Don Bosco,
añade nuestro Párroco, merece ser conocida por
todos los lectores del Boletín Salesiano.
Valguarnera, 29 diciembre 1926.
Doy fe
C arm en A ren a .
J a im e M a g n o , Párroco.
Sarriá (España). — Encontrándome en una
situación violenta con gran peligro para mt vo
cación, acudí confiado ai Vble. Don Bosco, para
que él, que durante la vida protegió con tanto
empeño las vocaciones, me acompañara en
aquellos momentos de peligro.
A los dos días de implorar su protección, se
resolvió tan favorablemente el asunto que, en
donde peligró grandemente mi vocación, no sólo
salí triunfante, sino que encontré el medio de
hacer el bien.
Diciembre de 1926.
J. J[ ló.
Idem. — Habiendo caldo gravemente enfermo
nuestro querido compañero Mariano Loras, nos
decidimos a hacer una novena al Vble. D. Bosco,
prometiendo publicar la gracia.
El Cielo no tardó en escucharnos pues el mis
mo día primero de la Novena se notó gran me
joría en ei enfermo, de manera que al día si
guiente, al hacer la visita el médico de casa,
quedó grandemente sorprendido al encontrarle'
fuera de peligro. La gracia fué tan completa que
al ultimo día de la novena se hallaba perfecta
mente curado.
Por lo que muy agradecidos cumplimos nues
tra promesa.
Diciembre 1926.
M anuel M oya - J uan T rilla E m ilio V al - M anuel J imeno .
Pavas (Colombia), —^ Margarita Escobar de
Orejuelo, agradecida al Vble Don Bosco por un
favor recibido, manda una limosna para sus
huerfanitos.
Los Sres. Cooperadores Salesianos, cumplien
do los requisitos de costumbre, pueden ganar,
Indulgencia plenaria:
1. El día que se inscriben en la Pía Unión.
2. Una vez al mes, a elección de cada cual.
Una vez al mes, asistiendo a la conferencia.
4. Asimismo, una vez al mes, el día en que
hagan el Ejercicio de la Buena Muerte, etc.
Además, los siguientes días:
Mes de Abril:
8. Los Siete Dolores de María.
10. Domingo de Ramos.
17. Pascua de Resurrección.
Mes de Mayo:
7. Invención de la Santa Cruz.
8. Aparición de S. Miguel Arcángel.
26. Ascensión dcl Señor.
'También pueden ganar otras muchas indalgencias plenarias y parciales y gozar de varios
privilegios, como puede verse en el Reglamento o
t Cédula de admisión a la Pía Unión», a la cual
nos remitimos.
F
CHINA.
Desírucción de los ídolos.
(Relación del Sac. Carlos Braga
Mi»onero Salesiano en China).
He mencionado en mis apuntes sobre
el Orfanato de Ho-Si una destrucción de
ídolos felizmente realizada en la fiesta de
María Auxiliadora; pero lo hice de vuelo,
mientras merece relación especial.
Entre las numerosas dificultades que se
ofrecen para la conversión del pueblo
chino, existe también ésta. Como gene
ralmente es gente pobre, cuando necesitan
construirse una casa capaz de alojar unas
diez familias del mismo tronco, todos jos
que llevan el mismo apellido, ofrecen di
nero, material y mano de obra, con la
condición de que el altar de las supersti
ciones sea de uso común; y ninguno, sin
mutuo consentimiento, puede modificar
el fin. Generalmente cada año, con ocasión
de la conmemoración de sus muertos, se
reúnen en alegre banquete y ofrecen aves,
lechoncitos asados y vino en el ara de los
lares, antes de servirse de todo ello para
consolar a los vivos.
En nuestro caso faltaba el consenti
miento de cuatro familias, cuyos bisabuelos,
noventa años antes, habían tomado parte
en la construcción de uno de los más
vastos edificios. Sabía además, que algunos
de sus padres habían sido años atrás, fácil
presa de los misioneros protestantes,
quienes les habían bautizado y vinculado
en una especie de Sociedad de socorros
mutuos, que les producía el reducido in
terés de una lira. Foca cosa en sí, mas
para el chino que calcula hasta el céntimo
V cuida el grano de arroz, representaba
otra no pequeña dificultad.
Para la fiesta de María Auxiliadora, que
nosotros por comodidad de los cristianos
y de los nuestros, habíamos transferido
al domingo 28 de mayo, faltaban aún
cuatro días, tiempo suficiente para madu ar
los acontecimientos. No convenía des
cansar sobre las posiciones conquistadas.
Supliqué en seguida a los embajadores
de la buena nueva que se dirigieran a sus
parientes de la lejana aldea, que procu
raran convencerles ; les roguc también
que me trajeran el día siguiente a sus
abuelos, que pasaran casa por casa, familia
por familia, para obtener su consenti
miento, a fin de cumplir nuestra santa
empresa con alegría y que los efectos
fueran más duraderos.
Apenas habían pasado dos días, cuando
he aquí que llega al colegio el pequeño
senado de Ho-Si: ocho viejecitos des
piertos y sonrientes, apoyados, más por
ceremonia que por necesidad, en una
caña de bambú, que les servía de bastón,
de pipa i de espantaperros.
Como adorno traían en el ojal de la
chaqueta en vez de un clavel o de una
rosa, como se acostumbra entre nosotros,
un trapo incoloro que les sirve de pañuelo.
Todos eran mis viejos amigos; todos,
quien más quien menos, habían tenido
necesidad de mí pequeña ambulancia
farmaceútica; ya por llagas rebeldes en
los pies, ya por el asma, ya por el mal de
corazón, ya por enfermedad a la vista o
por tumores.
Se comprende que al curar sus enfer
medades corporales trataba también de
remediar y curar la enfermedad y debi
lidades de sus almas, suministrándoles
entre remedios y cumplimientos, un poco
de alimento espiritual.
Les acogí pues con la mejor voluntad,
llamándoles según el ceremonial chino
Pak-fu (abuelo) y dándoles muestras de
las más alta estima y deferencia.
Todo era recíproco: cumplimientos,
cortesías y cordialidad.
Cuando, bien asidos de Ja barandilla,
sostenidos por mis brazos y por los de los
alumnos más robustos, llegaron al segundo
piso y se hubieron sentado, costó no peco
poner en sus manos la indispensable taza
de té. Apenas se la ofrecía, la rcchazab¿n
con ambas manos, tal como la etiqueta
prescribe, y me decían repitiéndolo varías
veces: bébeio tú, bebelo tú!... y se des
hacían en reverencias y zalamerías.
Yo gozaba en encontrarme en contacto
con los elementos genuinos de la antigua
China, y en ver los rasgos tradicionales
de sus costumbres patriarcales. Cumpli
mientos por las venerandas canas, por su
barba rala, amarillenta etc. Después se
vino a lo serlo, pero no, en seguida. Solo
tras una animada conversación, casi
séis de padecer algún trabajo del .demonio
descornado y corrido, ¿no lo padeceríais
de buen grado por la salvación de vuestra
alma, para mereceros el paraíso ?
En este momento, el más anciano,
sordo como una campana rota, se me
acerca, y en tono confidencial me dice al
oído: — Padre, yo estoy convencido de
todo; pero tengo una dificultad: si me hago
cristiano, cuando muera (que será dentro
Chiim - La dctirticción de los ¡dolos en casa de uno familia convertida.
siempre de cosas festivas, y aunque ellos
de tanto en tanto, se lamentaban de las
nuevas costumbres, de los nuevos sistemas
de gobierno, y especialmente de los jó
venes, que ya no saben obedecer; se llegó
a un acuerdo, no sin antes haber expuesto
sus dificultades, sus temores y prejuicios.
— Destruyendo los ídolos, decían, todos
padeceremos mal de estómago, vendrá
la peste en los animales, el fuego quemará
las casas y morirán todos los búfalos.
Mientras tanto, yo les aseguraba que
no habrían sufrido nada que para sus
enfermedades yo tenía remedios'probados
y eficacísimos. — Luego añadí: Si hubie-
de poco) no habrá para mi maognef (gran
concurso), nadie vendrá a hacerme las
postraciones, las adoraciones.
Él maognet es una expresión casi intra
ducibie, V significa concurso de gente,
disparo de morteretes, orquesta, alegría,
una bacanal, un carnaval, excluyendo el
baile.
— i Oh buen anciano, le dije, no te
preocupes tanto de esto; pues en aquel
día, oh qué maognef, qué batahola, qué
alboroto! En vez de dos gaitas alborota
doras, de un par de castañuelas y platillos,
iremos nosotros con la banda y tocaremos
tan fuerte aue te despertaremos, a ser
r
U3
posible, de tu plácido reposo. El sacerdote
te rociará con agua bendita, te perfumará
con el incienso, y en vez de dos cande
lillas te llevará cien cirios.
En aquel momento los músicos estaban
repasando algunas marchas; yo mandé
en seguida llamar a Miguel (ahora aspi
rante salesiano), que viniese con su bajo
y soplase fuerte en los oídos de mi abuelito. Tan pronto como vieron el instru
mento de boca ancha y majestuosa, me
preguntaron si era una espingarda o una
bombarda contra los piratas. Después
que les di las explicaciones requeridas,
dije al joven que modulara alguna nota.
A los primeros sonidos, mi anciano abrió
desmesuradamente los ojos y la boca,
quedó como extático como fuera de sí,
y palpaba el instrumento, como si fuese
un perro rabioso que hubiera que amansar;
en tanto me palmeteaba con la otra mano
las espaldas — Hao, bao, bao. Y yo, para
machacar el fierro caliente, añadí: — Ni
siquiera el último mandarín ha tenido
el honor del maognef que tendrás tú!
I Piensa qué alboroto! i Veinticinco instru
mentos!..
Después de tomar los últimos acuerdos
y dejándolos contentos, nos despedimos
satisfechos.
La cosa procedía demasiado bien; pero
me parecía imposible que el demonio no
nictie a la cola e hiciera alguna de las
suyas. Las familias de la lejana aldea
habían dado el consentimiento, y parecía
que todo estaba bien encaminado y se
dirigía al éxito, a semejanza de una nave
que plácidamente se dirige al puerto.
Una tarde, durante un banquete, ha
biendo los comensales hablado de su pró
xima entrada en b religión cristiana uno
de los asistentes, versado en letras, se im
puso diciendo: * No es correcto que des
truyamos las costumbres de los antepa
sados; hecha tal destrucción, no existiría
va el motivo de congregarnos anualmente,•- de este modo perderíamos el solaz de
un almuerzo exquisito ■.
Y allí, entre el humo de vino generoso
V bebidas excitantes, hallaron eco en otros
corazones las necias palabras del orador,
y casi sucede un cisma.
Sabida la cosa por el jefe de los cristianos,
acudió en seguida y con buenas razones
les convenció a todos e hizo callar al em
brollón, que renunciaba al paraíso por una
pata de puerco.
El óptimo catequista, que conocía bien
a los suyos, la mañana siguiente se dirigió
muy temprano al encuentro de su adver
sario, procuró convencerlo y para hacerle
ver la sinceridad de sus sentimientos, le
llamó desde aquel instante A K o! (her
mano mayor).
Después de haberlo casi convencido,
me lo trajo a mí para que le aclarase las
ideas. Se puso casco y toga; la toga con
taba a lo menos cuatro lustros, y el casco,
si no era antidiluviano era antelucano;
se compró diez céntimos de tabaco; con
un poco de manteca de puerco se lustró
los bigotes, estirándolos ya sobre la boca,
ya sobre la barba. Luego vino, se presentó,
a mí me estrechó la mano (señal de los
tiempos), e hizo acto de completa sujeción,
de sumisión absoluta; pero no me pareció
ni sincero, ni convencido, no obstante
haberle dirigido muchos Lao Sing Sagh
(vi jo maestro) y acariciado sus oídos con
muchos cumplimientos.
Al despedirse pensé en la tremenda
amenaza: Deus superbís resisfit... y en la
otra consoladora promesa: Infellecfum dat
parvülis... a los sencillos, a los humildes
de corazón.
Vencidas y allanadas otras dificultades,
se abrieron las cataratas del ciclo, y fué
un diluviar continuo por dos días conse
cutivos. La lluvia amenazaba dañar e
impedir la fiesta, porque cuando llueve
por acá, las calles se transforman en to
rrentes, y no hay ingenieros para habi
litarlas y ménos empleados municipales
para el aseo.
L a tn 'iu g u ra d ó n
de la banda " V a lle llin a ."
Habíamos reservado para aquella an
siada solemnidad el bautismo de gloria
de nuestra Banda " Valtcllina ».
Nuestros pequeños músicos se habían
superado a sí mismos; pués, el 7 de marzo
se había iniciado la escuela de banda y
para el 17 de abril habían aprendido ya
dos marchitas. Un record para estas tierras,
el amor a María Auxiliadora y el entu
siasmo por el éxito, les habían animado
de tal manera que para su fiesta tenían
listas otras dos.
ti4
La he llamado Banda « ValteJIina^ por
deber de gratitud para con los habitantes
de aquel ameno Valle que con tanta pron
titud y generosidad, exponente claro de
su fe, me habían provisto de todos los
instrumentos.
Cuando en 1919, al segundo día de mi
arribo a Macao, Mons. Versiglia me su
plicó que le hiciera una lista de instru-
China.
sueño, ahora es una consoladora realidad.
La prontitud con que aquellos inteligentes
chinitos, algunos de los cuales no contaban
aún 1 1 años, hasta entonces ignorantes
de música, habían aprendido la teoría y
la práctica, me sorprende aun, tanto más
cuanto que en algunos lugares de Italia me
había tomado tal fatiga sin haber conseguido
un resultado tan pronto y tan consolador.
Lo» «mpAticos músico* de In Banda “ Vaitcllina ".
mentos para una pequeña banda, la idea
me pareció una extrañeza, algo como una
burla. En la misión no teníamos casas,
escuelas, colegios, nada; por lengua y
capacidad, yo no estaba preparado. El
experto misionero me leyó en los ojos la
duda, la perplejidad, y con acento conven
cido: No se sorprenda V., me dice; así
como }osuc conquistó Gcricó al clamor
de las trompetas, así nosotros venceremos
muchas batallas y ganaremos muchas
■ almas al son de la trompeta.
Aquello que entonces me pareció un
La primera vez que pude organizar una
regular sonatilla, nuestro Orfanato se con
virtió en lugar de cita de toda la villa de
fio Shi. Quién se escapaba de casa, quién
de la escuela, quién de la barca, de la
oficina, del huerto, del mercado. La
presencia de tanta gente, los cumplí
micntos y exclamaciones entusiastas que
se les tributaba a cada nota, en vez d^.
impresionar o amedrentar a los músicos,
les alentaba más, encendiendo el amor
propio, que en el chino, sea grande o pe
queño, es más sensible que el deber.
!
115
Mientras alegres armonías se difundían
por los campos, la Virgen hacía resonar
silenciosas armonías en el corazón de seis
huerfanitos, que en la vigilia de la fiesta
recibieron el santo bautismo.
Mo todos los neófitos traen a este acto
sublime preparación y convicción, reco
gimiento y fervor; más yo jamás podré
olvidar la compostura, la alegría, la fe, el
transporte, la compunción de aquellos
primeros hijos, i Oh con que fervor y
devoción seguían y gustaban las cere
monias tan llenas de significado! i Oh con
qué dulzura mezclaron sus lágrimas con
el agua saludable que los hacía hijos de
Dios!... En las respuestas que daban al
sacerdote, estaba toda su alma vibrando
de amor: «i Jesús, ayúdame a salvar mi
alma, la de mis padres y parientes. Jesús,
bendice y consuela al Papa, a nuestro
Obispo, jesús, bendice a la China, con
viértela, conviértela a tu amor! | Jesús
protege- a la Sociedad Salesianal jMaría
Auxiliadora, concede todo bien a nuestros
bienhechores, haz que no^ encontremos
todos en el Paraíso con D. Boscol».
Estas y semejantes expresiones brota
ban de su corazón, apenas fueron regene
rados con la gracia, y no querían separarse
del altar. La fe y el amor se reflejaban en
sus semblantes, comunicando nueva ex
presión a su mirada. Nosotros con la
mejor voluntad ofrecimos a María las
primeras flores de nuestro Orfanato, flores
que no nos parecieron indignas de Madre
tan amable.
Terminada la función y desahogados
los afectos, las notas resonantes de la
banda y el disparo de morteretes acogieron
en triunfo a los nuevos cristianos; de im
proviso se rasgaron las densísimas nubes,
y por pocos minutos brilló refulgente el
sol, como para coronar de esplendor y
alegría nuestra cabeza.
¡Oh si aquel día hubiera podido, a la
par que los revestía con el cándido vestido ,
de la inocencia bautismal, cubrir también
su pobreza con un vestidito nuevo! La
tiesta habría sido más cumplidamente
cristiana, más vivo habría sido el recuerdo
más profunda y más duradera la impresión!
Mas en estas apartadísimas regiones,
en donde los recursos locales son por
ahora casi nulos, ya que todo nos viene
allende el mar; en donde la falta de
tiempo, ya que nos hallamos oprimidos
y apremiados por un trabajo que va
siempre en aumento, agotados por las
fatigas cotidianas, casi no me de^a escribir,
para solicitar limosnas., y nuestro estado
económico no nos permitía aquel gasto.
No teniendo pues caramelos, chocolates,
dulces y golosinas, hice sentar a la mesa
a mis queridos chinitos, y comimos todos
del mismo arroz.
Pero desde aquella tarde se prepararon
para encaminarse a la destrucción de los
ídolos; limpiaron los instrumentos, pre
pararon los uniformes, repasaron el canto
y las ceremonias, y soltaron las piernas
con un poco de gimnasia.
Durante la noche llovió a intervalos
y sentí algunas veces que los jóvenes se
levantaban para examinar el tiempo y
para rezar. Sí, para rezar; y como ya he
dicho, todo procedió a maravilla: si los
ánimos se sometieron, si se superó todo
obstáculo, si desapareció toda oposición,
yo lo atribuyo a la gracia del Señor obte
nida por intercesión de María Auxiliadoia
y de nuestro Venerable Padre, mediante
las oraciones de nuestros huerfanitos,
especialmente de los seis, que el día an
terior se acercaron por primera vez a la
Mesa Eucarística.
Sac. C arlo s B raga , Misionero Sal.
D O N B O S C O D E C IA A S I. Breves
palabras acerca de la educación, por el
presbítero Salesiano A n to n io C o ja z z i .
Traducción del italiano por el Pbro. Salesiano Ramón Zabalo— Librería Sajesiana
— Apartado 7026 - Madrid — 70 pag.
Precioso opuscuHto que enseña como conser
var, como prevenir, como corregir, como dirigir
al niño y cooperar a esta obra redentora; todo él
esta entrelazado con escogidos pensamientos y
frases textuales de nuestro Venerable Padre Don
Bosco, que obtuvo éxitos tan extraordinarios en
el arte educativo mediante su maravilloso sistema
Preventivo. Muy útil resulta su lectura, no sólo a
los maestros, sino también a los padres y madres
de familia, que tantas veces no saben qué prc cedimientos adoptar en la educación de sus hijos.
La Virgen de Don Bosco.
X I.
^ \a ría A u x ilia d o ra in fe rvie n e p a ra que
sea aprobad a ¡a C ongregación Salesiana.
El último día de 1868, Don Bosco es
cribía al Director dcl Colegio de Lanzo:
« ... Tengo que pedirte un favor y es que
desde el 7 de enero al 7 de marzo próximo
recéis todos los días un Pater, Ave y G lo
ria al Smo. Sacramento con una Salve
Regina. Los que puedan hacerlo añadan
además la comunión según mi intención,
encomendando a Dios un asunto muy im
portante. Y yo procuraré, mis queridos
niños, haceros en recompensa un regalo
que os gustará mucho».
Lo mismo escribió a los de Mirabello
V el 7 de enero al dar las Buenas Noches
a sus niños dcl Oratorio les dijo:
« — Quería marcharme a escondidas,
pero de ayer a hoy se ha divulgado de tal
manera la noticia de mi viaje que hasta
yendo por la calle una persona me dijo:
« Espere, que lo voy a hacer un encargo».
Y vosotros queridos niños, ¿ queréis saber
a dónde voy ? Voy a Roma por asuntos
de mucha importancia y en interés vues
tro. Ante todo te n p que buscar dinero
para el Oratorio y luego hay otro asunto
muy importante que os comunicaré a su
debido tiempo y que os alegrará mucho
y que redundará en grande ventaja dcl
Oratorio.
Entre tanto os exhorto a que recéis hasta
el día 7 de marzo un Padre nuestro y una
Salve según mi intención; adiós, hasta la
vuelta!».
£1
viaje a Roma.
6 Para qué iba Don Bosco a Roma? El
principal objeto de su viaje era la apro
bación de la Pía Sociedad Salesiana, con
tra la cual habían surgido no pequeños
obstáculos; hasta algunos obispos y per
sonas piadosísimas, amigos de Don Bosco,
procuraban persuadirlo que desistiera por
entonces de su empeño y aún de Roma le
habían escrito que era inútil un viaje con
este fin mientras no cambiaran las cir
cunstancias.
Pero Don Bosco sentía en su interior
una voz que le decía: — Si vas a Rorna, el
Señor que tiene en sus manos el corazón
de los hombres, no dejará de ayudarte. E
intimamente convencido de la protección
de TVlaría Santísima, partió.
Al llegar a la ciudad Eterna fué recibido
con honores de príncipe. Tres magníficos
coches lo esperaban en la estación. Dos
eran del Cardenal Berardi.
— 6 Para quién son estos coches, pre
guntó Don Bosco.
— Para V. y para el que le acompaña.
Pero; ¿porqu é?...
— Así lo quiere el Cardenal Berardi,
quien además pone a su disposición uno
de los coches durante todo el tiempo que
V. se quede en Roma.
— i Esto, no! Sería demasiado; i Don
Bosco no está acostumbrado a tanto lujo!
— Su Eminencia le ruega, además, que
vaya cuanto antes a su palacio para visitar
a un sobrino gravísimamente enfermo, a
fin de que V. lo recomiende a María Auxi
liadora, lo bendiga y lo haga sanar.
Don Bosco prometió que habría ido a
visitarlo y enseguida se dirigió a la Iglesia
de San Bernardo para celebrar y después
fué a casa del cavaliere Pedro Marictti
donde se alojó.
Empiezan las díBcuKades.
Desde luego empezó a tantear el terreno
para el fin principal de su viaje y desgra
ciadamente tuvo que convencerse que
pocos lo habrían secundado; todos se
manifestaban muy fríos y desesperanzados
dcl éxito y los más influyentes eran más
bien contrarios. Hacía falta un milagro
117
Es verdad que el Santo Padre era favorable
a Don Bosco; pero esto no bastaba, tanto
más que se habían recibido cartas de per
sonas caí'act^iizades, que, aún alabando a
Don Bosco y reconociendo el gran bien
que hacía en su Oratorio a la Juventud,
no creían conveniente la aprobación de
la Pía Sociedad Salcsiana. para que los
clérigos que a ella pertenecían continuaran
sometidos a la jurisdición episcopal.
Toda la familia se manifestó hondamente
conmovida, reconociendo en aquella cu
ración un favor especial de María Auxilia
dora y el Cardenal, vivamente impresio
nado, dijo a Don Bosco:
— Disponga V. de mi para todo lo que
quiera; no tiene más que mandarme.
— i Eminencia! V. sabe cuál es mi de
seo; tome a pechos lo de la Pía Sociedad
Salesiana; recomiéndela al Santo Padre.
La intervención de M aría Auxiliadora.
Los días iban pasando y Don Bosco se
había olvidado de la invitación del Car
denal Berardi, quien le hizo nuevas ins
tancias para que fuera a visitar y a bendecir
a su sobrino enfermo.
Era este un niño de once años, heredero
de inmensas riquezas, que formaba la
ilusión de aquella rica y noble familia.
Hacía ya quince días que el pobrecito lu
chaba con terribles fiebres tifoideas que,
rebeldes a todas las medicinas parecía que
iban a llevarlo a la tumba. Apenas entró
Don Bosco en el palacio todos los parientes
salieron a su encuentro diciéndole: — Don
Bosco obténgale la salud. Y Don Bosco
dirigiéndose al Cardenal:
— He venido para que Su Eminencia
me ayude a obtener del Santo Padre la
aprobación de la Sociedad de San Erancisco de Sales.
— Haga V., respondió el Cardenal, que
mi sobrino se cure y yo hablaré al Santo
Padre en favor de su Congregación. Y
sin más lo hizo pasar a ver al enfermo.
Y el Siervo de Dios continuó diciendo:
— Tengan fe, encomiéndenlo a María Au
xiliadora y empiecen una novena y V.,
Emmo. Sr., tome con empeño lo de la
Sociedad de San Francisco de Sales. Y al
mismo tiempo pensaba en su interior:
— Dejemos empezar a la Virgen.
En seguida después de una breve ora
ción bendijo al enfermo quien al instante
quedó libre de la fiebre: et reliquit eum febrís. El Cardenal, le repitió la promesa de
hacer todo lo que pudiera en su favor, si
el sobrino se restablecía y a los tres días
habiendo vuelto Don Bosco a visitarlo lo
encontró sentado en la cama, completa
mente fuera de peligro y en franca con.'alecencia que a ios pocos días fué salud
completa.
Monumeniai Esiahia de mírmol de María Auxilia
dora. de 3 .2 5 m.. que ha aido colocada en la fa
chada de au Saalnarío de Cuenca (Ecnadm*).
Y el Cardenal fué a ver al Papa, le contó
entusiasmado lo que había sucedido y se
interesó con el mayor empeño en favor
de la Pía Sociedad Salesiana. Pío IX mos
tró sumo agrado y complacencia por la in
tervención providencial y manifestó el
deseo de ver cuanto antes a Don Bosco.
María Auxiliadora busca on buen abogado.
Pero los Prelados de la Sagrada Con
gregación que debían dar el voto conti
nuaban siendo contrarios. El que más
T
1 18
podía influir en ellos era el Emmo. Car
denal Antonelli, Secretarlo de Esíado, y
Don Bosco fue a hacerle una visita, y lo
encontró inmóvil, recostado en un sofá.
— Adelante, querido Don Bosco; ¡ven
ga, venga!
¿C óm o está, Eminencia?
Ya lo ve V. Hace varios días que
estoy aquí enclavado. Él reuma ha vuelto
y no me deja mover; cuando V. estuvo
aquí la otra vez y me recomendó a María
Auxiliadora me dejó tranquilo; pero ahora
tne cansa dolores atroces.
•- ¡Em inencia! ayúdeme en mis asun
tos y yo le aseguro que va V. a encontrar
alivio.
- - 6 En qué puedo servirle?
.... He venido para rogarle que se in
terese en favor de la Sociedad de San
Francisco de Sales.
— i Hum! dijo con mucha seriedad el
cardenal; es un asunto que me parece muy
difícil; de todas maneras yo le prometo
decir una palabra en su favor al Santo Pa
dre cuando pueda ir a la audiencia.
' Es que la cosa es muy urgente.
- Pero V. ve en qué estado me en
cuentro, repuso el cardenal, no puedo
moverme. Si el Papa, viendo que yo no
voy a encontrarle, viene a verme , le ha
blaré del asunto.
Tenga fe en María Auxiliadora y
vaya pronto; V. prometa solamente hacer
lo posible por la aprobación de la Pía S o
ciedad de San Francisco de Sales. El Car
denal lo miraba con sorpresa y callaba. Y
Don Bosco insistió:
— i Vaya pronto a ver al Santo Padre!
¿C u án d o? exclamó el cardenal, fi
jando con ansiedad su mirada en la de
Don Bosco.
” Mañana.
— ¿ Pero quiere \ '. decir que podré ir
mañana ?
— i Si, si, mañanal
— ¿ Pero cómo va a ser posible ?
- - Tenga fe, mucha fe en María Auxi
liadora, porque de otra suerte no hace
mos nada.
Bueno, pues iré mañana; pero ¿ y
si luego empeoro?
— No tema V .; deje hacer a la Virgen
que sabe más que nosotros.
A la mañana siguiente el Cardenal Antonclli se sintió muy mejorado, los do
lores habían desaparecido y al ir a des
pachar con el Santo Padre le narró el diá
logo con Don Bosco y su curación.
Pío IX recibe a Don Bosco.
La carroza pontificia.
También Don Bosco fue a yer al Santo
Padre y lo encontró conmovido por lo que
había oído de boca de los dos cardenales y
lo recibió con una amabilidad extraordi
naria. Una hora y media duró la audiencia,
durante la cual el Papa se mostró comple
tamente favorable a los designios de Don
Bosco y le aseguró que el asunto acabaría
satisfactoriamente. Le concedió todavía
otras dos audiencias, una de dos horas y
lo otra de casi una hora.
Al acercarse la hora de una de ellas, el
Papa llamó a un doméstico y le dijo:
— Don Bosco no tiene coche; id con el
mío a buscarlo. Y una carroza pontificia
partió inmediatamente.
Don Bosco mismo narraba familiarmente
el episodio a sus hijos: — Los camareros
del Papa llegaron a la casa donde yo me
hospedaba y me Invitaron a subir a la
carroza. ¡ Figuraos, una carroza capaz al
menos para catorce personas, toda acolchada de seda y Don Bosco dentro!
Fui a la audiencia y acabada ésta, la misma
carroza me estaba esperando y el lacayo
me preguntó a dónde quería ir.
— A casa Vitellcschi.
— Tenemos orden del Papa de condu
cirlo allá. Y allá nos fuimos y al bajar me
dicen de nuevo:
— Tenemos orden de esperarlo hasta
dejarlo en su casa. — Pero yo les hice
comprender que me iba a detener mucho
y que era mejor que se volviesen.
Ei úKímo obstáculo.
Pero en la Congregación de Obispos y
Regulares, las dificultades no se habían
resuello todavía, tanto que d Papa h tb o
de decir a varios prelados: No quiero más
dificultades; procurad más bien solucionar
las existentes.
El más contrario era Mons. Svegliati,
Secretario de la Sagrada Congregación,
hombre de gran peso y actividad. El mismo
Papa y los dos cardenales h¿.bían dicho a
Don Bosco:
r
119
— Procure ganarse a Mons. Svegliati y
es asunto concluido.
Sin pérdida de tiempo se dirigió Don
Bosco a casa del Monseñor y lo encontró
con los primeros síntomas de una pul
monía, echado sobre un sofá y presa de
evidente malestar. .
— iE h !... ¡Don Bosco! Es un asunto
muy complicado y muy serio; además en
el estado en que V. me ve no puedo pen
sar en audiencias.
— Y sin embargo yo necesito que V.
vaya y cuanto antes. .
— 6 Pero no ve V. la tos que me aqueja^r
Doo Bosco obtiene de María Auxiliadora la apn^dóo de so Congregación.
— Necesito de su auxilio, le dijo el Ve
nerable, vengo por aquel asunto que V.
ya sabe y desearía que V . me ayudase a
vencer las dificultades que se oponen a la
^orobación de la Sociedad de San Francisco
de Sales; quisiera que V. mismo fuera a ver
al Santo Padre e intercediese en mi favor.
— Hágalo, aunque sea con sacrificio.
— En fin, veré si puedo ir el sábado
próximo.
— Tardaría demasiado; tiene V. que
ir mañana.
— ¿ N o ve V. que sería una impru
dencia salir en este estado ?
— V. encomiéndese a la Virgen; pro
meta que hará lo posible en favor de la
Sociedad de San Francisco de Sales y yo
le garantizo que se curará.
—’ 6 Y si me pongo peor?
— Tenga fe, mucha fe en María Auxi
liadora y curará.
— ¡Ah, Don Bosco! repuso entonces
con entusiasmo Mons. Svegliati, si 'ma
ñana puedo ir a ver al Papa le aseguro
que hablaré de modo que todo saldrá
bien.
Al día siguiente la tos había desapare
cido y con ella todo malestar. Cumpliendo
lo prometido habló al Santo Padre en favor
de Don Bosco y luego se dirigió a donde
el Venerable se hospedaba para asegu
rarle su decidido apoyo y el buen éxito del
asunto.
Los favores de M aría Auxiliadora ga
naron para la causa de Don Bosco a sus
mayores adversarias, eifusiasmaron a los
indiferentes y le confirmaron más y más
la protección del Santo Padre.
El triunfo.
Los niños del Oratorio de Turín y de
las demás casas continuaban rezando con
fervor y Don Bosco quiso que para el día
19 de Febrero se sucedieran en p queños
grupos ante el Santísimo Sacramento en
continua adoración, en el Santuario de
María Auxiliadora y aquel mismo día se
decretó la aprobación de nuestra Pía So
ciedad. Al presentarse Don Bosco a Pío IX
le dijo: — Hoy todos mis niños rezan para
que el Señor me ayude. Y el Papa se con
movió hasta las lágrimas.
También Don Bosco debn experimen
tar una indecible alegría a! ver aprobada
su Congregación por la suprema Auto
ridad de la Iglesia. El Decreto de la Sa
grada Congregación de Obispos y Regu
lares con ia firma del Prefecto Óardenal
Guaglia y del Secretario Mons. Svegliati,
fué publicado el
de marzo de 1869. Con
el mismo decreto se concedía además a
la nueva Congregación la facultad durante
diez años de conceder a los socios que hu
bieren entrado como alumnos en la Pía
Sociedad antes de cumplir los catorce
años, las dimisorias para las Sagradas Or
denes, ante qualquicr obispo.
Regocijo y fiestas en Turín.
Con el corazón lleno de gratitud hacia
Dios y María Auxiliadora Don Bosco salió
de Roma el día 2 de marzo y. por la noche
del día 5, llegaba al Oratorio donde fué
recibido con extraordinarias muestras de
alegría
Su gran bienhechor, el Teol. Borel. que
se encontraba en cama, enfermo en el
próximo Rifugio, al oir aquella explosión
de alegría comprendió que Don Bosco
había vuelto y ansioso de conocer si la
Congregación había sido aprobada se le
vantó y casi a escondidas salió a la calle
y apoyándose en un bastón y con la otra
mano en ia pared, ganó la breve distan
cia que separa el Rifugio del Oratorio,
buscando con ansiedad a Don Bosco. El
Venerable estaba para subir a su cuarto
cuando se oye llamar:
— ¡ Oh ! i Don Bosco, Don Bosco!
Este a! oír aquella voz amiga se volvió
conmovido hacia >el santo sacerdote que
casi sin interrupción continuó:
— ¿ Está aprobada ia Pía Sociedad?
— Si, está aprobada.
— i Deo gratias! exclamó el Teólogo
Borel; jahora moriré c ntcnto! Y sin más
volvió a su casa a acostarse.
Al día siguiente Don Bosco presentó
al Arzobispo Mons. Ricardi el Decreto
de aprobación de la Pía Sociedad y el día
7 marzo, día fijado antes de su partida para
Roma como término de las oraciones re
comendadas, la nueva Congregación ce
lebró por vez primera la fiesta de su titular
San Francisco de Sales, en acción de gra
cias por el gran beneficio recibido.
La grafUud de Don Bosco.
Y aquella noche Don Bosco con edi
ficante sencillez y rebosando de gratitud
hacia Dios y María Auxiliadora, narró a
los Salcsianos del Oratorio, como un
padre afectuosísimo a sus Hijos predi
lectos, todos los trámites y peripecias de
la ansiada aprobación. Y más tarde en una
circular dirigida a todos los Salesianos les
decía:
« .Amadísimos hijos: La Divina Provi
dencia ha dispuesto que nuestra Pia So
ciedad fuera definitivamente aprobada por
la Santa Sede, y nosotros, mientras en la
humildad de nuestro corazón agradecemos
la bondad del Señor, hemos de procurar
con el mayor empeño corresponder ai fin
que nos hemos propuesto...* Y añadía:
< Animo, hijos queridos, tenemos entre
manos una empresa grandiosa; muchas
almas esperan de parte nuestra la salvación;
entre estas almas la primera tiene que ser
la nuestra, luego la de nuestros socios y
la de cualquier fiel cristiano al que po
damos hacer algún bien. Dios está con
nosotros. Procuremos corresponder a los
favores que nos ha concedido y que con
fiamos nos concederá todavía con mayor
abundancia para el porvenir*.
¿ Qién no ve en todas las expresadas
circunstancias una protección especial del
Ciclo, por la mediación poderosa de
María, Auxilio de los Cristianos ? Una
prueba más de que la Congregación Salesiana es obra de su bondad maternal.
maño produciéndole heridas interiores de carác
ter muy delicado, con grave peligro de la vida.
Para la curación se hacía necesaria una inter
vención quirúrgica pero mi esposo no quería
e invariablemente contestaba: « La Virgen Sma.
ha de curarme sin necesidad de operación >.
Efectivamente, a los 15 días, pudo dejar la
cama y volver a sus ocupaciones, encontrándose
actualmenteeninmejorablescondiciones de salud.
G R A C IA S
DE MARÍA AUXILIADORA
C a l i (Colombia). — Sufría mi hija Evarista
Ayala de Alvarez una enfermedad de nauseas
que le duró mas de tres años, llegando al ex
tremo de arrojar cuanto comía. Viendo que el
mal iba desarrollándose y debilitando a mi pobre
hija después de un detenido examen faculta
tivo el médico dijo que la niña tenía un tumor
en el vientre y que habría que operarla cuanto
antes.
En tan terrible situación recurrí al Vblc. Don
Bosco para que me alcanzara de María Auxilia
dora los recursos para pagar la operación y que
esta tuviera buen resultado.
La operación se hizó el 7 de dectembre del
año pasado, extrayendo del vientre de la paciente
un tumor de más de tres libras de peso, que
empezaba ya a descomponerse. El resultado fue
satisfactorio y a los 2 1 dias estaba ya a mi lado
libre del mal que le puso al borde de la sepultura.
Doy gracias a María Auxiliadora y al Vble.
Don Bosco que me alcanzaron esta gracia y
cumplo gustoso la promesa de publicarla en el
Boletín Salesiano.
70 diciembre de 1926.
M ig u e l V, M erc a d o AyALA.
M a r d e l P l a t a (Argentina). — Por un des
cuido, mientras efectuaba un trabajo, a mi ma
rido la cayó encima un hierro de regular ta
Sanüago (Chile). — Venerada imagen de la Virgeo
del Csrmea. cuya Coronación PoetiGcia llevada a
cabo por el N odcío de aa Santidad, en diciembre 6ltüno. dió lagar a OM manifestación de fé de laa más
grandes qoe ha presenciado el Continente Amerí'
cano, reuniéndose al rededor de la Celeste Patrona.
más de 2 5 0 ,0 0 0 personas.
Llena de gratitud publico la gracia para honra
y gloría de tan buena Madre.
Setiembre de 1926.
A r t e m is ia O. d e M a r i n i .
Pozo d e l M o l l e (Córdoba - Argentina). —
Encontrándose mi esposo enfermo de cierta gra
vedad y privado de recursos financieros, acudí
llena de confianza a María S S . Auxiliadora. —
Pocas esperanzas me quedaban en los medios
humanos, pero en tan extrema necesidad acu
dió esta buena Madre en nuestro socorro, depa
rándome una buena ocupación que nos permite
vivir honradamente y otorgando a mi esposo
la mejora del mal que lo aquejaba.
Agradecida envío la limosna prometida, ro
gando se publique la gracia en el Boletín S ilesiasiano y me suscribo a esa Revista.
8 Noviembre de 1926.
C
lara
P a l a c io s
de
L ó pez.
L a B is b a l (España). — Teniendo mi señora
madre que someterse a una delicada operación
en los ojos y temiendo que perdiera la vista,
ya por su avanzada edad ya por la gravedad de
la enfermefad, pusimos toda nuestra confianza
en Marra Auxiliadora, haciendo celebrar dos
misas en su Santuario. Gracias sean dadas a
la Virgen Auxiliadora que tan benigna «.scuchó
nuestras súplicas: la operación salió muy bien
y mi madre puede disfrutar de la vista que tanto
tamíamos perdiera.
C . pARRENy.
Morales (Colombia). — Eva Grijalba de Avila,
por haber obtenido su salud y la de su hermano
Antonio y envía una limosna — Herminia V.
de Clavijo, Petronila Arce, María Santos Arce,
julio Terna, Matias Villano, Eudoxia Mera de
Villegas, Laureana Salazar, José Ignacio Avila,
Pedro José Flores, Manuel A. Mera, y envían
una limosna.
Osorno (Chile). — N. R. de S. por haber ob
tenido una ocupación para su hijo y envía una
limosna.
Patagones (Argentina). — Berta L. Beker, por
haber salido la primera en los exámenes de frances y envía una limosna.
Pringles (Argentina). — M . Elisa Quinteros
por una gracia importante y envía una limosna.
'
i
Puerto Mone (Chile). — Juana Cardonas de
Paredes por haber sanado de grave enfermedad
y envía una limosna.
Puerto Saavedra (Chile). — Nicolasa Conche
y envía una limosna.
D a n tam bién g ra cia s a M a ría A u x i
lia d o ra :
Bemol (Argentina). — Matias Horn, por haber
salido bien en unos difíciles exámenes.
Buenos Aires (Argentina). — W. G. envía 25
liras de limosna por haber obtenido feliz éxito
en los exámenes.
Cali (Colombia). — Manuel M. Gonzalos,
Isaac Collazos, Carmen Collazos, de Garcia, Adolfo Herrera B., Belarmina Gonzalos de He
rrera, Rafaela Garcia de Collazos, y María An
gela de Gutiérrez agradecidos envían uno li
mosna para las Obras de Don Bosco.
Castro (Chile). — María Uribe y envía una
limosna.
Coloso (Chile). — Aida Argomedo, josé y
María de Davila y envían una limosna.
E l Bluff (Nicaragua).
Pranasca de Gu
tiérrez y envío una limosna.
Iquique (Chile).
P. S. M. envía izo pesos
por gracia recibida y so suscribe a su ^M en
sajero'> por toda la vida.
La Union (Chile). — .A. C. de V. envía 20
pesos.
Lobos (Argentina).
M. R. Hija de María
por una gracia muy señalado, envía una limosna
poro su culto y hace celebrar dos misas.
(N/endoza (Argentina). — Diego-del Monte
por haber obtenido la protección de María en
los exámenes y en varías necesidades de la fa
milia.
San Carlos (Chile). — Andolia de Salinas
y envía 20 pesos.
San Felipe (Chile). — Edelmira C. y Demofíla Donoso por haber sanado la hijita de una
grave enfermedad. — Juan Manuel Castro.
Santa Cruz (Argentina. — Por haber sanado
a mi hermana Carmen, gravemente enferma de
bronquitis pulmonar y ya desahuciada por los
médicos y envía una limosna para el Santuario
de Turín.
Santa Tecla (El Salvador). — María N. Ruiz
por la obtenida salud de su mama envía una
limosna para las Misiones de la China.
Santiago (Chile). — Ana López por haber sa
nado de una enfermedad. — C. T . y envía una
limosna.
Talayera déla Reina (España).— María del
Carmen de Leyva da gracias a María Auxilia
dora y envía una limosna por haber obtenido
la curación de un enfermo.
Turín (Italia). — Pedro Lopéz per la curación
de mi primo Jesús López, gravemente enfermo
a causa de una operación de hernia.
Villa de Don Fadrique (España). — Juliana
Delgado, Dominga Contreras y Josefina Molcro
envían una limosna por gracia recibida.
Zaragoza (España).— María Pandos muy agra
decida envía una limosna. — Alfredo Carrato
Albarran, por heber librado a mi hijo Alfredo
de ataques epilépticos que desde hacía 5 años
venía padeciendo y envía una limosna. — Con
suelo Pomar por un señalado favor y se hace
cooperador Salesiano.
,
Imporíante fundación en España.
C olegio Salesiono de M isio n e s
de A s íu d i/lo (P a/encia),
Con frande alegría debe ser acogida por todos
los Cooperadores Salesianos esta noticia que
abre en nuestra Patria un nuevo campo de acti-
Boletín como dirigido a cada uno de vosotros
en particular.
Rezad todos los dias para que el Señor ben
diga esta nueva Obra; prestadle vuestro apoyo
con los medios económicos que más abajo se
indican, según vuestra posibilidad, y sobretodo.
Astndillo (EspaAa) - El nuevo colegio para la formación de misioneros salesianos.
vidad salesiana, que en otras partes produce ya
abundantísimos frutos y que no dejará de pro
ducirlos en la Mación Misionera por excelencia.
Se trata de un nuevo Colegio para la formación
de vocaciones misioneras, de almas generosas que
escuchando el divino llamamiento del Dueño
de la Mies, quieran ir a aumentar el número
de obreros que trabajan en los distintos campos
de Misión confiados a los Salesianos en América,
Asia, Africa y Oceania, donde tantos millones
de almas yacen todavía en las tinieblas del error
V en medio de la más abyecta barbarie. ¡Misión
í'iblime, misión de héroes, misión de santos!
; Cooperadores Salesianos! Recibiréis quizá
: luchos de vosotros cartas y hojas de propa
ganda; dadles buena acogida. Es Dios nuestro
Señor que os quiere conceder una parte en la
'Obra Divina de ia Redención del género hu
mano, que El llevó a cabo con tantos sacrificios
V dolores. Los que no recibáis aviso particular
tomad este que se hace desde las columnas del
dirigid al nuevo Colegio a aquellas almas buenas
que encontrarais dispuestas y aptas para el Di
vino Apostolado. Para todos hay sitio: adoles
centes, jóvenes, hombres decididos, estudian
tes, artesanos; para todos hay trabajo en la Viña
del Señor.
¡Cooperadores Salesianos de América Espa
ñola! Vosotros que sentís gratitud hacía Es
paña porque supo dejar la religión católica tan
arraigada en esas hijas suyas que son su orgullo,
las generosas repúblicas hispano-americanas ¿no
es verdad que sentís la necesidad de que se
multiplique el número de sacerdotes y misio
neros que ayuden a sostener esta vida cristiana
y a propagarla en aquellos sitios donde no ha
podido penetrar todavía? Pues bien; haced que
florezca este nuevo Colegio Salesiano de M i
siones de España y de ahí podrán salir grupos
cada vez más numerosos, que con el mismo es
píritu que animaba a aquellos santos religiosos
que acompañaron a los descubridores y conqui-
124
tadores de América, vayan a prestar ayuda a
ese ejemplar clero americano que, dada su esca
sez, el número grande de almas a qué atender, y
la extensión enorme confiada a sus cuidados,
es bien digno de aplauso y admiración, pero
sobre todo de que se le preste eficaz ayuda!
Nobles hijos de América han dejado ya en Es
paña verdaderos monumentos de generosidad en
el orden cultural, artístico y educativo. ¡Que
no falten almas generosas que contribuyan a
levantar este monumento vivo, del cual re
dundará un bien positivo para la prosperidad
espiritual de las repúblicas hispano-americanas.
Paro informes, Prospectos, etc. dirigirse al Sr.
Director del Colegio Salesiano de Misiones,
Astudillo (Palcncia).
Extractamos d e l Prospecto.
c En el Colegio Salesiano de Misiones de
Astudillo, se admiten, además de los aspirantes
al sacerdocio, también Coadjutores o Hermanos,
pudiendo estos prestar preciosos servicios en las
misiones como catequistas, maestros de artes y
oficios, agricultores, etc. Los aspirantes al sa
cerdocio deben hallarse entre los 14 y 25 años
de edad; los coadjutores no deben pasar de
los 40. La Dirección puede hacer las excepciones
que crea convenientes. Todos deben gozar de
buena salud y no tener ningún defecto físico.
Pensión y gastos.
Los que no pueden pagar pensión serán re
cibidos gratuitamente. Pero la Dirección acep
tará siempre con gratitud cualquier donativo
en géneros o en métalico, que los padres, en
cargados o bienhechores de los alumnos hagan,
para el sostenimiento del Colegio.
Los gastos de ropa, libros, medicinas etc.
corren a cargo de los padres o encargados.
4) Los Rdos. Sacerdotes podrán cooperar
con ia celebración de Misas, según la intencióndel Director del Colegio.
5) Se recibirán con gratitud telas, comes
tibles o cualquier otra cosa que pueda servir
para la manutención del Colegio.
6) Recomendamos vivamente la suscrip
ción a la Revista Mensual Juventud Misionera
y su propaganda entre las personas que aún no
la conocen.
LIM A (Perú) - Valioso regalo.
El Oratorio Festivo fue honrado el domingo
último, con la presencia del limo, y Revmo.
Sr. Arzobispo, del Encargado de Negocios de
Italia, Sr. Nícolai, y varios distinguidos per
sonajes.
Después de tocarse la Marcha Real Italiana,
el limo. Mons. Lissón procedió a la bendición
de los nuevos juegos obsequiados al Oratorio
por el Directorio del Banco Italiano, a saber,
un carrousel con capacidad para ciento cincuenta
niños, seis columpios y dos pasavolantes.
Fueron padrinos el Sr. Antonio Graña, Sr.
General Juan Zuloaga, Sr. Comendador Luis
Nicolini, Sr. Felipe Risso, Sr. Cav. Lorenzo Ar
gentero. Actuaron de madrinas la Sra. Victoria
E. de Graña, Sra. Ana de Magnani, Sra. Lory
Bensamoni de Zarich, y Sra. Isabel T . de Zolezzi.
El Sr. Nicolini agasajó con dulces y galletas
a los numerosos niños que asistieron a esta sim
pática fiesta.
La numerosa concurrencia asistente fué obse
quiada así mismo con pastas y champañ.
SALTA (Argeníina) - En e l Oratorio Festivo.
Solemnísima resultó la Fiesta de los Reyes
Magos en el Oratorio Salesiano y sirvió para
dar nuevo impulso a la vida de tan floreciente
centro de educación.
Como preparación a la fiesta se tuvo un so
lemne triduo de instrucción religiosa que se
vio muy concurrido.
M edios d e cooperación.
El día ó de enero amaneció sonriente y desde
Se puede cooperar a la formación de Misio
las seis de la mañana ya había niños para con
neros Salcsianos:
fesarse y comulgar, siendo en efecto muy nume
t) Suscribiéndose por una determinada su
rosos los que se acercaron al Banquete Eucama mensual o anual.
ristico, trascurriendo luego toda la mañana en
variados juegos.
2) Ayudando al mantenimiento de uno o más
A la una de la tarde ya estaban de nuevo
aspirantes Misioneros:
a la puerta del Colegio. Cada salesiano y
0) La pensión de
undíaesde
2ptas un gran número de ex alumnos se pusieron
b) La pensión de
1 ; díasesde 70 ptas
a dirigir sendos juegos, no rehuyendo sacrificio
c) De un mes
60ptas alguno, de modo que hasta las 5 fue un continuo
d) De un año
700ptas afluir de niños oratorianós, que llegaron a i8oo.
e) De cinco años
5.000 ptas
A esta hora se reunieron bajo el pórtico adya
5) Con la fundación de Becas. Se calcula
cente a la capilla, pues ésta era incapaz de con- '
en 12.000 ptas. la suma necesaria para la fun
tener a tanta muchedumbre infantil. El P. To
dación de una beca, pudiendo ser costeada por
más Ies echó un sermón explicándoles «a fiesta
una varías o personas.
de los Reyes y animándolos a imitarlos en la
125
Lima (Per4 ) ~ Loa jnegos dd Oratorio PestÍTo, regalo dd <fifectorío dd Banco IlaBana
Satta (Argeafiaa) — Loa
16 0 0
ni6oa qae aaiaficroa a b ficat* de loa Rcfea Magoa.
IZÓ
expontaneidad y perseverancia en seguir el lla
mamiento divino. Luego se sacó la fotografía
que adorna nuestras columnas.
En seguida se procedió al reparto de regalos
V juguetes traídos expresamente de Buenos Aires,
que fue presidido por el Sr. Echazú, Adminis
trador del Regimiento 5°. de caballería, muy buen
cooperador y que lo hacía en representación
del Coronel del mismo Regimiento que tanto
quiere a esta Casa y que fue el Padrino de esta
fiesta de Reyes. Terminó la Fiesta con elevación
de la marcha real y rodeado de los alumnos
pasó a la capilla del Colegio donde se cantó una
Salve.
Pasó luego a visitar las escuelas profesionales,
deteniéndose a hablar con varios de los alumnos,
que le dedicaron un sentido homenaje.
C O N C EPC IÓ N (Chile).— El día 8 de di
ciembre último se llevó a cabo en el Colegio de
los Salesianos, con asistencia del Intendente de la
Provincia, Sr. Abraham Ortega Aguayo, del Pri-
Cuenca (Ecuador) - El Vicario Aposiólico Mons. Comin rodeado de los aspirantes misioneros.
de globos y disparo de cohetes, costando mucho
trabajo desalojar la Casa, pues los niños no
sabían separarse dcl Oratorio donde habían pa
sado horas tan deliciosas.
El fruto de esta fiesta ha sido extraordinario,
habiendo aumentado grandemente el número de
niños que habitualmcntc frecuentan nuestro Ora
torio.
AL VUELO
CADIZ (España). — En la visita que el G e
neral Primo de Rivera, Presidente dcl Consejo
de Ministros, hiró a la ciudad de Cádiz el día
1 1 de enero, honró con una visita muy afectuosa
a la Casa Salesiana. Fue recibido a ios acordes
mer Alcalde, Sr. Rosemberg Mieres y de dis
tinguidas personalidades de la localidad, la inau
guración de la Exposición Escolar de la Sección
Comercial y de la Escuela de Arfes y Oficios.
Llamaron grandemente la atención las dis
tintas secciones de las escuelas Profesionales
de dibujo, ebanistería, encuadernación, imprenta,
sastrería y mecánica, que representan un positivo
adelanto en la enseñanza profesional.
C U E N C A (Ecuador). — Como recuerdo del
Año jubliar de ¡as Misiones Salesianos y para
perpetuar la memoria del importante Congreso
Misionero celebrado en la ciudad de Cuenca los
días 27, 28, 29 y 70 de mayo pasado, se colocó,
como remate dcl esbelto frontis dcl Santuario
de María Auxiliadora de dicha ciudad, el día
7 de diciembre, una monumental y artística
estaiua de la Virgen de Don Basco, de 3.25 m.
!
127
de altura, tallada en el histórico y glorioso már
mol blanco del Pórtete de Tarqui. Es obra del
eminente artista Sr. Benigno Vintimila.
ENSENADA (Argentina). — Hermosísima
resultó la fiesta celebrada en el Colegio Salesiano
con motivo de la agregación al Centro de los
Ex alumnos de * Don Basco *, de los nuevos
miembros que acababan de completar sus cursos
en el Colegio. En un familiar banquete que se
d¡6 un su honor, se pronunciaron discursos en
tusiastas y en el acto de la distribución de pre-
díciembre 1926. A 2.500 llegó el número de
niños que asistieron a las distintas funciones.
Hubo más de 100 primeras comuniones y los
más variados juegos entretuvieron todo el día
a la turba infantil. Gran parte de este éxito se
debe a la generosidad de los padrinos de la
fiesta, Sr. 'Ministro del Brasil Dr. Guimaracs y
Sres. Roberto Paes y Ricardo Salazar, como
también el Sr. Elias Liut con su esposa c hijos
que no contentos con mandar un camión de fruta,
tuvieron la bondad de irlo a repartir en persona
a la niñez quiteña.
Caracas (Venezuela). — Homenaje a Mons. Lucas G. CasUIlo, Obispo de Coro y ex alumno de aquel
Colegio Salesiano.
míos, el Presidente de los Ex alumnos llamó a
los nuevos socios ai escenario y, delante de sus
padres y de toda la asamblea, colocó en sus
pechos la medalla de los ex alumnos, excitán
doles luego con palabras vibrantes a no claudicar
jamás en el camino del bien.
IBA G U É (Colombia). — En la Escuela Salesiana de Artes y Oficios < San José > celebróse
los días 4, 5, ó y 7 de noviembre, un animado
Congreso misiona//n/anfi/, tratándose temas tan
prácticos como los siguientes: * Podré yo ser
misionero? * « Como aumentar los Obreros evan
gélicos*, * C^ooperación permanente a las misio
nes*. La sección de festejos terminó con la
representación del hermoso drama misionero:
A orillas del Rio Azul *.
QUITO (Ecuador). — Memorable quedará
en la historia del Oratorio de la Tola el 8 de
RO D EO DEL M EDIO (Argentina). — Con
gran solemnidad se celebró el 8 de diciembre
la fiesta de M aría Inmaculada. Diéronle realce
con su asistencia y actos religiosos los miembros
de la Colonia Española, que festejaron en ese
dia a la excelsa Patrona de España, demos
trando asi con los hechos que no han olvidado
las gloriosas tradiciones de sus mayores.
VIED M A (Argentina). — Con asistencia de
todas las autoridades y gran número de invi
tados, se verificó el día 5 de diciembre, en
el Colegio de ^ San Francisco de Sales *, la
solemne distribución de premios, coincidiendo
con la apertura de la Exposición Escolar, en
la que se puedo apreciar la labor, no sólo li
teraria sino profesional, de dichas. Escuelas.
Llamaban la atención las secciones de artes grá
ficas, sastrería, arte de la madera y arte deco
rativo.
128
Sr. D. Rodolfo Rinaldi.
Ha sido arrebatada al cariño de los suyos
una valiosa existencia en la persona del cristiano
y ejemplar caballero, Sr. D. Rodolfo Rinaldi,
padre de nuestro hermaneen Religión, Rdo. Don
Alfonso Rinaldi.
Heredó de sus cristianos padres un vivo es
píritu de fe, que asociado a una grande y sólida
virtud, fue su apoyo y consuelo en todo momento,
especialmente en los contratiempos y embates
de la vida.
Su decidida afición al estudio, unida a su
gran talento, le proporcionó envidiable ilustra
ción y acierto no común en los graves asuntos
del hogar.
Cuando se trató de la elección d^ estado, su
hermano, Pasionista, lo llevó ante Pío IX, a
quién pidió una bendición especial para co
nocer la voluntad de Dios. Y el Sumo Pontífice,
tirándole cariñosamente de los bigotes le dijo:
I Este no será sacerdote, su apostolado lo ten
drá en el mundo *.
Padre de numerosa familia, tuvo la fortuna
de consagrar al Señor seis de sus hijos: tres
sacerdotes y tres religiosas, que llenaron su co
razón de las más dulces consuelos.
Su asistencia diaria a la Santa Misa, los Ejer
cicios espirituales de cada año, su tierna de
voción a jesús Sacramentado y a la Sma. Vir
gen, en suma, su vida de cristiano ejemplar,
habrá ya puesto en sus sienes una corona es
pecial de eterna gloria. No dejemos sin embargo
de sufragar su alma y de pedir para su hijo salesiano y demas parientes, ios consuelos de la
resignación cristiana.
Sr. Dr. Aurelio Granda Guillén.
Este meritislmo caballero acaba de descender
al sepulcro, llevando consigo valioso tesoro de
obras de cristiana piedad, en Cuenca (Ecuador).
Como persona caracterizada por su posición
fue siempre correcto y digno, marchando en
armonía con la buena sociedad, en cuyo seno
dejó reguero envidiable de las virtudes, que son
lustre del cumplido caballero.
Como cristiano ejemplar y de sólida piedad,
jamás dejó de cumplir sus deberes religiosos,
profesó tierna devoción a María Auxiliadora, y
practicando el bien, hizo de su hogar una es
cuela de virtud.
Como Cooperador Salesiano, no es para referir
en pocas líneas su labor fecunda y el afecto jamás
desmentido que profesó a la Obra del Vene
rable D. Bosco. Fué precisamente este afecto
el que le llevó a aceptar el cargo de Tesorero
del Comité de Cooperadores Salesianos, en cuyo
puesto desplegó el celo de un apóstol, y para la
difusión de la obra, puso en juego todas sus ge
nerosas actividades.
La Sociedad Saléslana de Cuenca profunda
mente agradecida, y reconociendo los beneficois
y méritos del extinto, da en su nombre y en el
de sus Cooperadores, el más sentido pésame
a la Sra. Genith Centeno v. de Granda, a los
hermanos y deudos del abnegado, digno y ce
loso cooperador salesiano, y pide al Señor por
su eternó descanso
Sr. D. Sergio Cantillo.
Un trágico accidente automobilístico acaecido
el día 2Ó de diciembre de 1926 causó la muerte
al celoso Decurión Salesiano. Sr. D. Sergio Can
tillo. Era el finado grandemente entusiasta de
la Obra Saiesiana, que propagó y ayudó con sus
medios y recogiéndolos da parte de otros Coo
peradores. Difundió con afectuosa solicitud el
culto y la devoción a María Auxiliadora, fun
dando y dirigiendo la asociación de Coopera
dores en la población de Pichindé, y esmerándose
en la preparación de la fiesta del 24 de Mayo,'
cada año.
En la ciudad de Cali (Colombia), donde vivía,
era muy querido y apreciado, de suerte que su
muerte provocó honda sensación y cariñosas
manifestaciones.
A su finada esposa, hijas, nietos y yerno, su
midos en el dolor, la expresión de nuestro más
sentido pésame y la seguridad de que su re
cuerdo vivirá imperecedero entre los Hijos de
Don Bosco. A todos nuestros lectores pedimos
una oración por el alma del tinado.
R ecordad en vuestros sufragios a:
Cali (Colombia) — Enriqueta Falla de Gonzales.
Gerona (España). — D. Juan Caragól Pbro.,
Dña. María Campos, Dña. Rosa Matas y Dña.
Ana Pía.
Labuteca (Colombia). — Sra. Ildefonsa V.
de Scpúlveda.
Tarragona (España). — Rdo. Miguel Rué y
Rubió.
Villa de Don Fadrique (España). — Pabla Or
ganero, María Ines Aguado, Ermenegilda Agua
do y Vicente Vela.
Yamundi (Colombia). — Encarnación Sau
cedo V. de Valencia.
Coa aproltacióm tic la a w ío ritia d e c ie a ié síic a .
G e m lc ! O. DO.HENICO GARN ERI.
C*i«l>teciaicalo Tip. de l« Sociedad Editora lalera*cioMÍ - Tarta
Ccu-ao Regim a M a rgi e rlla , t7 4 .