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BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XL.
NOVIEMBRE. 1925
C r e g o &io T i u a s a ,
jíb a r o d e l
Número 11-
E cuador.
R edacción y A d m in iitra c ió n : V ia Cottolengo N. 32 • TURIN, 9 (Italia).
> ----------------------------------------------------------------------------------------------------/
a
r*
COOPERADORES SALESIANOS
O modo práctico para moralizar la sociedad.
Es el periódico oficial de las Obras y Misiones Salesianas, que se envía
mensualmente a los Cooperadores Salesiauos y a las Cooperadoras Sa
lesianas, o sea a los que sostienen dichas Obras y Misiones.
Salesiano,,
Fundador de las Obras y Misiones Salesianas y de los Cooperadores
Salesianos es el Venerable Padre Don Juan Bosco {1815-1888) apóstol de la juventud y fundador
de la Pia Sociedad Salesiana y de las Hijas de María Auxiliadora.
''Bofeífn
Cooperadores
Salesianos.
Ea Unión de los Cooperadores Salesianos — como dice Don Bosco — no
crea víucxüos de conciencia y por lo tanto pueden participar las familias
seglares y religiosas, y los institutos y Colegios, por mediación de sus
padres o Superiores.
Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión de Cooperadores
Salesianos son:
1. Tener 16 años de edad.
2 . Gozar de buena reputación religiosa y civil.
3. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones, ofertas, limosnas
o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Salesiana.
NB. — Los que desean inscribirse entre los Cooperadores y sobre todo aquellos que proponen
nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida por el Venerable Fun
dador; es a saber: que puedan promover por si o por otros, con oraciones y limosnas — que
compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín » — las Obras Salesianas.
Los pedidos de inscripción envíense directamente al Rector Mayor de los Salesianos, Cottolengo
32, Torino, 9 — Italia.
^ Cincuentenario de las Misiones Salesianas (1875-1925) recomendamos a todos la celebración de Jornadas Misioneras a favor de las
Misiones Salesianas, para que se difundan con su conocimiento sus mu
chas necesidades — extendiendo el marco de las simpatías y procurán
doles el apoyo de todos los buenos — Es cierto que las Jornadas Misioneras no recogerán de
golpe la ayuda necesaria. Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria, género
y objetos para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus huér
fanos y neófitos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la vida civil de los nue
vos cristianos.
Indicamos pues, a las Casas de Comercio, esta grande obra de civilización y de fe, rogáu*
doles quieran enviar al Rector Mayor de los Salesianos Don F E L IP E RINALD J, Coütr
32 - TORINO (9) - Italia, cuanto estimen oportuno dar a las Misiones Salesianas. 3
Señor, por las fervorosas plegarias de los protegidos, bendecirá sus negocios proporek»*
damente a su generosidad.
O bra
pande
^
d e c a r id a d »
Ruégase enviar las limosnas y ofertas directamente al Rmo. Rector
Mayor de los Salesianos, que es asimismo el Director General de la Union
de Cooperadores Salesianos y de las Cooperadoras Salesianas, con esU
ias ofertas.
dirección: Rmo. ^ Sr. Don F E L IP E R IN A L D I - Oratorio Salesiano CoUolengo, 32 - TORINO (9) - Italia. '
Enofo de
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
AñoXL.
NOVIEMBRE, 1925
Número II.
S umario : La alegría, el estudio ^ la piedad en el sistema educativo del f^en, Don Sosco, —
Prefiero ¡a escuela de Don Sosco a nuestra escuela laica. — £/ Cooperador Salesiano debe ser
otro Don Sosco. — De nuestras Misiones: Desde ¡a India: JEsperando la Redención, — De
la residencia entre los jíbaros, — £pisoejios de las Misiones. — Culto de Marta Auxiliadora,
— Crnciús de María Auxiliadora. — Por el mundo saiesiano. — Los que mueren.
La alegría, el estudio y la piedad
en el sistema educativo del Ven. Don Bosco.
Una de las cosas que más llaman la atención,
especialmente en la parte decorativa, del nuevo
templo salesiano que, dedicado a Jesús Adoles
cente y a la Sagrada Familia, acaba de inau
gurarse en Turín, es la hermosa serie de vidrieras
de su nave central. Son diez y ocho cuadros de
pintura maestra que representan a otros tantos
jóvenes de ambos sexos quienes, siguiendo las
huellas del Divino Modelo, se han coronado de
virtudes y merecido el que la Iglesia eleve a
algunos de ellos al honor de los altares. Esas
figuras elocuentes, tengo para mi que serán
para todos los fieles, pero particularmente para
las almas de los niños, como faros luminosos
que iluminan el camino del cielo, y repiten con
el ejemplo de su vida las palabras de S. Am
brosio: NuUa Dei regno infirma actas: También
los jovencitos pueden haceiíse santos, y grandes
santos.
Por deseo expreso de nuestro Rector Mayor,
Pdmo. D. Felipe Rinaldi, en esa galería de
santidad juvenil, junto al angelical Domingo
Stxoio, brillará la simpática figura de Francisco
Besucco, alma privilegiada que perfumó el Ora
torio de Valdocco con la exquisita fragancia
^ sus virtudes, desde primeros de agosto
del año 1863 hasta el i i de enero del 1864,
que fué transplantado a los jardines del
Paraíso.
Don Bosco escribió de él una hermosa biogra^ en ese mismo año, mostrándonos, sin pre
tenderlo, en el pastorcillo de los Alpes, entusiasta
■dmirador de Domingo Savio y de Miguel Ma-
gone, un ejemplar admirable, fruto exquisito
de su sistema educativo (i).
Y como se trata^de un opúscolo que contiene
una documentación preciosa, que puede inte
resar grandemente a cuantos admiran el método
educativo de Don Bosco y desean estudiarlo en
las pocas páginas originales que escribió sobre
él mismo, a continuación insertamos algo de lo
que hemos espigado, para que nuestros lectores
puedan saborearlo a su voluntad.
Francisco Besucco y Don Bosco,
« y<z había pasado algunos días en el Oratorio,
y yo no lo había visto aún, ni sabía más de él que
lo que por carta me había comunicado el párroco
del lugar. Pero un día, mientras me recreaba to^
mando parte en los juegos de los niños del colegio,
me llamó la atención uno de ellos, vestido humiU
demente como los campesinos de su tierra, mediano
de estatura, rudo en las formas y enjuto de rostro.
Con los ojos desmesuradamente abiertos, seguía con
interés todas las incidencias del juego, los movi
mientos de sus compañeros; y cuando su mirada
se encontró con la mía, afloró una sonrisa a sus
labios y vino a m i encuentro.
— ¿Quién eres tú? le pregunté sonriendo.
— Yo soy Francisco Besucco, de Argentera.
(i) Véase: € EJ paMfrcUlo de lo t AJpee >, o sea: Freoc/sco Betacco, de Argentera, por Juan Bosco Pbro, T u rin ,
editado por la T ipografia del Oratorio de S . Francisco
de Sales en 1864. Form a el núm ero de las L e c tu r a s C a
tólicas d e ju lio y agosto con 193 pág.
— 324 —
— ^Cuántos años tienes?
— Luego haré ya los catorce.
— ,! Vienes -para estudiar o para aprender un
oficio?
— Yo ^eseo con toda mi alma estudiar.
— ¿Qué estudios tienes ya?
— He hecho las elementales en mi pueblo.
— ¿Por qué prefieres continuar estudiando a
hacer el aprendizaje de un oficio?
— ¡Ah! porque mi sueño dorado, mi único
deseo es abrazar el estado eclesiástico.
M is ió n
d b la
1’a m p a . — N i R o s
beneficios, me ha hecho tanto bien! Y no contento
con esto, aun me récomienda a V. para que me
reciba en el Oratorio. ¡Qué bueno es mi padrino
y cuánto me quiere!
Apenas pudo pronunciar las lUtimas palabras,
porque parecía que se le hacia un nudo en la gar
ganta, y rompió a llorar. Tanta sensibilid^ y
agradecimiento a los beneficios recibidos, con
cariño tan intenso hacia su bienhechor, me Atcieron concebir buena idea de la Índole y bondad
de corazón de este jovencito. La experiencia de-
d bl co leg io d e
— ¿Quién ie h ha aconsejado?
— Siempre he sentido esta inclinación, y con
tinuamente rezo al Señor para que me ayude a
realizar este deseo.
— ¿Te has aconsejado ya sobre este particular
con alguno?
— Si, señor: de dio he hablado varios veces
con mi querido padrino,.. — i ’ d recuerdo de su
padrino le conmovió de tal manera, que se le
llenaron de lágritnas los ojos.
— y ¿quién es tu padrino?
— M i padrino es el párroco de mi pueblo, el
señor arcipreste de Argentera, que me quiere mucho.
El me ha dado escuela, me ha enseñado el cate
cismo, alimentado y vestido. ¡Le debo tdnios
G uatraché
que se d iv ie rt en .
muestra que la gratitud de los jóvencitos es señal
cierta de un porvenir feliz...
Corría el año 1863. El Ven. se había detemunado a edificar la Basílica de María Auxilia
dora y, como preparación, empezó a di\'ulgar
la idea para que prendiera en los corazones ge
nerosos, que debían ajnidarlo en la empresa.
Esto, sin embrago, no fué óbice para que con
tinuara siendo personalraeiíte el director del
Oratorio. Por aquel tiempo 5*a contaba el co
legio con setecientos alumnos internos, entre
estudiantes y artesanos, y a todos llegaba el
santo influjo de su caridad. A Francisco Besucco
le trazó en tres palabras el programa de conducta
que debía desarrollar.
— 325 —
Vtt program a en tre s palabras»
« Francisco en su humildad juzgaba a todos
Sitócompañeros por mejores que él y más virtuosos,
j)or lo que, parangonando sm conducta con la de
dios, se creta un calavera. Debido a éstas comparadones, pocos dias después se me presentó algo
triste y descorazonado.
— ¿Qué es lo que tienes, mi querido Besucco?
le dije.
— Me hallo rodeado de tantos compañeros
todos buenos, y yo quisiera llegar a imitarles,
pero no se cómo hacerlo, por lo que vengo a rogarle
a que V. m^. ayude.
N ueva
ig l esia d e
a la noche, sino solamente en las horas destinadas
al recreo.
Alma ardiente y generosa, Besucco entendió y
tomó la explicación « en sentido denuxsiado
literal, y en la perstMsión de agradar mucho a
Dios en el juego, no veta la hora de correr cotno un
descosido ».
Don Bosco le corrigió y le enseñó la manera
de recrearse sana, juiciosa y útilmente.
<( Un dia se me presentó cojeando y muy cavi
loso.
— ¿Qué te pasa, Besucco? le pregunté.
— Tengo iodo el cuerpo hecho una lástima, me
respondió.
Ho-St,
— Lo haré con mil amores, y con cuantos
rtudios pueda ofrecerte. Si quieres llegar a ser
Inteno, practica las tres cosas que voy a aconseurie, y yo te prometo que todo te irá a pedir de
hoza.
— ¿ Y cuales son esas tres cosas?
— Helas aquí: alegría , estudio y piedad .
Sw» el programa que te propongo, y te aseguro que,
« lo abrazas y practicas, serás feliz y enriqtte^ i s tu alma de virtudes.
A L E G R ÍA ...
• — .Alegría... alegría... repitió sonriendo d
Besucco. Yo creo que soy demasiado alegre;
tffo si basta la alegría para hacerme bueno, le
que no dejo de jugar de la mañana a la
¿Le parece que haré bien así?
,
Yo, no debes jugar y divertirte de la mañana
y n i .*)o s e n k b c r b o .
— ¿Qué Ita sido ello?
— Pues casi nada; que como no conozco bien
los juegos de esta casa, continuamente estoy dando
trompicones. Ayer, sin ir más lejos, tuve un en
contronazo con un compañero, y los dos salimos
sangrando de las narices.
— ¡Pobrecito! Debes rñoderarte un poco, tener
más cuidado.
— Como V. me ha dicho que el jugar y diver
tirse gusta al Señor, yo quisiera llegar a aprender
bien todos los juegos de mis compañeros.
— Conforme; pero tú no has entendido bien
la cosa; los juegos hay que aprenderlos poco a
poco, y hacer uso de los que están más en conso
nancia con tus años y fuerzas. Además, debes regtdarie en ellos de manera que te sirvan de recreo
y sana expansión, pero de ningún modo en forma
que te sean nocivos.
Por estas palabras comprendió que la recreación
326 —
dehe ser moderada y con miras al esparcimiento
del espíritu, pues de lo contrario, seria perjudicial
hasta para la misma salud corporal. Esto bastó
para que refrenara su natural impetuosidad y se
divirtiera con mesura; y no sólo se mostró desde
entonces más comedido en el juego, sino que llegó
a dominarse de tal modo, que, en los recreos algo
largos, fácilmente lo interrumpía para departir
con algún colegial de los más estudiosos e infor
marse por su medio de las costumbres y disciplina
de la casa, o bien hacerse explicar cualquier difi
cultad que hubiera encontrado en los estudios, no
siendo raro tampoco el que se retirara a la iglesia
para entretenerse en amorosos coloquios con Jesús
y María.
Hay más: también aprendió el secreto de hacer
méritos y prodigar el bien a sus compañeros
durante los recreos, ora dándoles buenos con
sejos, ora amonestándoles con cariño y formas
corteses cuando se presentaba la ocasión, como
hacia ya en su pueblo, aunque en esfera más re
ducida. De este modo, alternando el juego con su
apostolado moral y cietitifico, en breve llegó a ser
modelo acabado de piedad y aplicación ».
E S T U D IO .»
« Un día que vino a visitarme a m i pieza, se
fijó en un letrero que decía: Cada momento de
TIEMPO ES UN TESORO.
— No entiendo, me dijo con ansiedad, lo que
significan estas palabras. ¿ Es posible que podamos,
en cada instante, ganar un tesóro?
— Ciertamente. En todo momento, nosotros
podemos adquirir nuevos conocimientos cientí
ficos, practicar alguna virtud y hacer un acto de
amor de Dios, cosas que ante d Señor son otros
tantos tesoros, que nos aprovecharán en el tiempo
y ett la eternidad.
Sin proferir más palabras, escribió en un papelito la máxima, añadiendo después: — He en
tendido. — Se hizo cargo de lo precioso que es
el tietnpo, y recordando los consejos que le había
dado su párroco, me dijo:
— M i padrim ya me habia dicho también
que el Hanfio es muy precioso, y que nosotros
debemos aprovecharlo bien desde la juventud ».
Y yo puedo asegurar, — agrega Don Bosco
— para gloria de Dios, que en el tiempo que pasó
en esta casa, jamás dió lugar a que se le avisara,
wt necesite^ de alicientes para cumplir con su deber.
Hay costumbre en esta casa de calificar iodos los
Silbados la conducta que durante la setnana han
observado ¡os niños en el esttsdio, la clase y recreos,
y dcsptiés leer ¡as notas públicamente. La con
ducía del joven Besucco fué siempre irrepren
sible, mereciendo constantemente la mistna nota:
optime, o sea: diez limpio.
Cómo lo haya logrado, nos lo dice él mismo
en las lineas que sobre el particular escribió a
un compañero suyo:
« Me preguntas cómo he podido cursar el
segundo año de gramática, no correspondién
dome normalmente más que el primero. Te diré
con toda franqueza que lo debo a una especial
bendición de Dios, que me da salud y fuerzas.
Me he servido, además, de tres secretos que lie
encontrado y practicado con resultados inme
jorables, y son:
1 ° No perder jamás un instante de tiempo
del señalado para los trabajos del estudio y
la clase.
2® Dos días de fiesta y los demás en que los
recreos son demasiado largos, después de jugar
media hora, me voy a estudiar o bien me pongo
a discurrir sobre cosas de clase con amigos más
avanzados que yo en los estudios.
3® Todas las mañanas antes de salir de la
iglesia digo un Padrenuestro y Avemaria a S.
José. Este ha sido para mi el medio más eficaz
para adelantar en los estudios, y desde que
empecé a rezar el Padrenuestro, he podido aprender con mucha más facilidad las lecciones
y superar fácilmente las dificultades que he en
contrado en las asignaturas ».
Y terminaba:
« Prueba de hacer tú otro tanto, y quedarás,
sin duda, satisfecho >.
PIED A D .
Continúa Don Bosco:
« Dígase cuanto se quiera sobre los varios s«s*
temas de educación, yo debo manifestar que no
hallo base segura, sino en la frecuencia de los sacramentos de la Confesión y Comunión: y no creo
exagerar afirmando que no hay moralidad posible
si se omiten estos dos elementos *.
¡ Palabras que valen por muchos volúmenes.
« Da Confesión y Comunión frecuentes, junto
con la Misa cotidiana, son las columnas que
deben sostener el edificio de educación, de
donde se quieran alejar y desterrar los azotes
y amenazas. Que no se obligue jamás a los jovencitos a frecuentar los Santos Sacramentos;
pero que se les anime y se les den todas las co
modidades posibles para que se aprove<ieíi
de ellos ». Este es el parecer de nuestro ^ en.
Padre, y así lo ha consignado en las aureas
páginas escritas sobre el sistema preventivo ^
¡a educación de la juventud.
En la biografía de FrarTcisco Besucco, hablando
de la piedad del amado alumno, nos indica tam
bién los medios que debemos usar para alimen
tarla.
— 327 —
I) Coafesarae con frecuencia
fesores para que puedan escoger el que les parezca
más conveniente para el bien de su alma. Hágan
les presente, sin embargo, que el que cambia de
confesor no comete ninguna falta, y que es mil
veces mejor cambiar que no callar algún pecado
en la confesión.
Recuérdenles, a menudo, el gran secreto de la
confesión. Díganles explícitamente que el con
fesor está ligado por el secreto natural, eclesiástico,
divino y civil, por lo que no le es dado, por ningún
motivo, aunque le costara ello la vida, revelar a
otros cosas oídas en la confesión, ni aun servirse
de ellas para si, pues ni siquiera puede pensar
en las cosas oídas en este Sacramento; que el con
fesor no se extraña de nada, ni deja de apreciar a
¿Con qué frecuencia? Lo más « cada ocho días »
pero, a ser posible, siempre con el mismo con
fesor. Francisco Besucco « una vez que eligió
confesor, no cambió más en todo el tiempo que el
Señor le conservó entre nosotros. E n él tenia plena
confianza; rezaba por él, y gozaba intensamente
siempre que le sugería o aconsejaba cualquier
medio que pudiera servirle de norma o regla de
vida ».
< Mientras alabo cuanto merece al Besucco
en este particular, — continúa Don Bosco —
recomiendo a todos con todo el afecto de mi co
razón, especialmente a la juventud, elegir con
tiempo un confesor, y no
cambiar o dejarle jamás,
a no ser en caso de ne
cesidad. Evítese el defecto
de aquellos que cambian
de confesor cada vez que
van a confesarse, o bien
confiesan con uno las
faltas graves y van al
confesor ordinario con
¡as Uves. Procediendo de
este modo, no cometen
ninguna falta, pero care
cerán de un guía seguro
que conozca a fondo y
pueda dirigir con acierto
su conciencia. Les ocu
rriría lo que a un enfermo
que cambiara de médico
Q u i t o ( E c u a d o r ). — Ni55os d e d O r a t o r i o f e s t i v o .
cr. cada visita. Difícil
mente estos médicos po
drían conocer la erífcrmedqd del paciente, y, nadie por las cosas oídas en confesión, antes, por
pi'-T tanto, recetar con acierto los medicamentos el contrario, siente mayor estima del penitente.
Del mismo modo que un médico goza sobremanera
oportunos *.
Y — en efecto — tan convencido estaba Don cuando, llegando a descubrir toda la gravedad
Bosco de la eficacia educativa de este Sacra del enfermo, puede aplicarle los remedios opor
tunos, así el confesor, que es el médico de nuestras
mento,, que no dudó en
almas, en nombre de Dios cura con la absolución
todas las llagas del alma.
recomen</ar tres cosas a ios
Yo estoy plenamente convencido de que, si se
educadores de ¡a juventud. recomiendan estas cosas y se explican debidamente« Que si, por ventura, este librito fuera a parar y con cariño, se obtendrán entre los jovencitos
« manos de quien está destinado por la Provi- grandes resultados morales, y demostrarán los
de ria a la educación de la juventud, yo le reco- hechos que la Religión Católica tiene en el sacra
mnui.yfia encarecidamente tres cosas en nombre mento de la penitencia un elemento de moralidad
maravilloso ».
■■Dios.
Sería la primera que inculcaran con amor y
2) Comunión frecuente.
la frecuencia de la confesión, como sostén
« E l segundo sostén de la juventud — continúa
la inestable edad juvenil, facilitando cuanto
Don
Bosco — es la S. Comunión. Afortunados
' ■sfa bosible la práctica de este Sacramento.
En .segundo lugar, que insistan sobre la gran los jovencitos que comienzan con tiempo y las
"'-'.ídúd de eligirse un confesor estable y no cam- debidas disposiciones a frecuentar este Sacra
‘'ZT sin necesidad; pero que haya suficientes con mento ».
— 32» —
Cxuardémonos, sin embargo, de obligarlos
— Precisamente para llegar a ser mejor, debes
a la recepción de los Santos Sacramentos. De comulgar con frecuencia: Jesús no invitó a ks
bemos limitarncís a darles todas las facilidades santos a alimentarse con sus carnes, sino a los
y a animarlos. A este propósito, dice Don Bosco: débiles, a los cansados, es decir: a todos cuantos
Ivii ocasión de ejercicios espirituales, o durante aborrecen el pecado, pero dada su fragilidad se
los triduos, las novenas, sermones y catecismo hallan expuestos a caer de nuevo: « Venid a mi ks
póngase de relieve la belleza, la grandeza y dice, todos los que andáis trabajados y cargados
santidad de esta Religión que nos proporciona y yo os aliviaré ».
medios tan fáciles, tan útiles, lo mismo para la
— M e parece que si se comulgara más de tarde
salud de la sociedad civil que para la tranqui en tarde, se haría con más devoción.
lidad de los corazones y la salvación de las al— No veo la razón. Lo que si es cierto e$ que
mas, como son los santos Sacramentos. De ese el uso enseña a hacer bien las cosas, y que el que
modo los niños quedarán prendados de la Re hace a menudo una cosa, llega a hacerla perfecta
ligión, espontáneamente inclinados a estas prác mente. Del mismo modo el que se acerca con fre
ticas de piedad, que frecuentarán con mucho cuencia a la comunión, aprende o llega a hacerla
gusto y provecho (i).
muy bien.
Francisco Besucco <i solía, cuando todavía
— Será asi, pero también es verdad que el
se hallaba en su 'pueblo, recibir los sacramentos que come de tarde en tarde lo hace con más
todas las semanas; después, también los días fes apetito.
tivos y alguna que otra vez entre semana. Cuando
— Cierto; pero si se pasan algunos días sin
llegó al Oratorio, por algún tiempo continuó fre comer, uno se muere de hambre o se cae de debi
cuentando los sacramentos con la frecuencia que lidad, pudiendo ocurrir también que a la pri
acostumbraba, pero no tardó en hacerlo varias mera comida corra peligro de una indigestión
veces por semana y, durante algtinas novenas, dia funesta.
riamente ».
— S i es así, en lo sucesivo haré la comunión
con más frecuencia, pues reconozco efectiva
Ideas del Venerable Don Bosco mente que es un medio poderoso para hacerme
sobre la Comunión frecuente. bueno.
— Hazlo con la frecuencia que te aconseje
Don Bosco debió combatir cierta aprensión
del jovencito Besucco a recibir con más fre tu confesor.
— E l me aconseja recibir la comunión siem
cuencia la Comunión, temor que nacía de una
gran delicadeza de conciencia y de la veneración pre que no tenga nada que inquiete la conciencia.
— M uy bien, sigue ese consejo. Entre tanto
profunda hacia el Augusto Sacramento. Estos
temores se aumentaron desde un día que oyó quiero hacerte observar que nuestro Señor Jesu
decir « a una persona que vino al colegio » proba cristo nos invita a comer de su cuerpo y beber de
blemente a un predicador que no era salesiano, su sangre tantas cuantas veces nos hallemos en
« que era mejor comulgar raramente para hacerlo. necesidad espiritual; y mientras dura nuestra
C'jn más fervor y preparación »,
peregrinación por la tierra, nuestra necesidad es
A Don Bosco, sin embargo, no le fue difícil continua. Es más, llegó hasta decir: * Si no co
disipar tales temores.
méis mi carne y bebéis mi sangre, no tendréis
« Un día se presentó a un superior (era el mis vida en vosotros ». Esto explica el por qué
mo Don Bosco) y le manifestó todas sus inquie- los primeros cristianos de los tiempos apostólicos
ludes y preocupaciones. Para convencerle y tran eran perseverantes en la oración y en la recepción
del Pan Eucaristico. En los primeros siglos del
quilizarle, le contestó dicho superior:
— (N o alimentas a menudo tu cuerpo y lo Cristianismo, iodos los que iban a oír la santt
sosiiettes con el pan material.^
Misa se acercaban a la Comunión. Y el que oU
— Si, señor, ciertamente.
Mxsa todos los días, también comulgaba todos los
— Pues si eon tanta solicitud y frecueticia ali días. Por último, la Iglesia Católica, representada
mentamos el cuerpo, que ha de rivir sólo
en el Concilio Tridentino, recomienda a los cris
tiempo en la tierra, (por qué no hemos de-dar con tianos que asistan siempre que puedan al santo
frecuencia, cada dia, su pan al alma, que es la Sacrificio de la Misa, leyéndose, entre otras, estas
S. Comimíáw.^ (i)
hermosas expresiones: « E ste Sacrosanto Con
— Pero yo creo que no soy bastante bueno para cilio desea vivam ente que en todas las Misas,
comulgar tan a menudo.
los fieles que la oyen hagan la Comunión, no
i t ) Véase: * E l
e d a c a ü v o preveot/ro «o U e éu -
cadóa de /« JavtaiaJ », cap. III, f 4,
(1) S . Agustín.
solo espiritualm ente, sino tam bién sacramentalm ente, a fin de que sea m ás copioso el fruto
que reporten de este augusto Sacrificio (Ses.
2 Z c. 6 »).
3)
Veneración—alcuando me di cuenta que había topado c-.n
Santísim o Sacram ento. el piadoso Besucco, que, en un rinconciio, detrás
del aliar, aunque muy juniüo a él, envuelto en
Para ilustrar nuestro Ven. Padre el espíritu tinieblas, rogaba al amado Jcsiis le iluminara e
de piedad en que fué educado Francisco Be- hiciera conocer la verdad para abrazarla con amor
succo, consagra todo un capítulo a demostrar y llegar a ser santo ».
E l culto del Tabeniáculo era para Pon Bosco
la veneración que el buen jovencito sentía hacia
el Smo. Sacramento y manifestaba « no sólo y sus alumnos uu rico manantial de fervor, de
con la recepción frecuente de la comunión, sino piedad.
también de otras mil formas y en cuantas ocasiones
se le ofrecían ».
4) Am or a la oración.
En su pueblo natal, gozaba lo indecible cuando
Pero para que las almas juveniles consigan
podía acompañar al Señor en su visita a los
enfermos o aj’udar « a sus amignitos más jóvenes con la frecuencia de los Santos Sacramentos
S h i u -C h o w , C h i n a ). — N i S a s
d e las
H ijas
que él o menos instruidos, a prepararse para hacer
«na santa comunión y dar después de ella las
debidas gracias». De los meses que vivió en el
colegio, Don Bosco recuerda sus visitas coti
dianas al Smo. Sacramento; las insistencias, las
dulces presiones q u e ‘hacía a los sacerdotes o
clérigos « para que le permitieran reunir a otros
compañeros y llevarlos con ese mismo fin a la
iglesia »; las santas industrias de que se valía
para que le acompañaran aún en las horas que
ninguno iba a la iglesia. Y cuenta así mismo que
nlgunas veces vendo el mismo Don Bosco a
'■isitar al Señor, después de la cena, « mientras
los niños de casa se divertían a su sabor en animada
fecreaci'jn, en los patios » no teniendo a mano
luz. tropezó en la obscuridad con un cuerpo
* ^año, cop peligro de caer lastimosamente al
suelo; « pero cual no fué m i sorpresa — dice él
de
.Ma r í a A u x i l i a d o r a
q u e h a c e n o im nasia.
y las visitas a Jesús Sacramentado frutos pre
ciosos y durables, es necesario educarles en el
espíritu de oración. « Es cosa muy difícil —
dice claramente Don Bosco — lograr que los
jovenciios tomen gusto a la oración. La volubilidad
de su edad hace que, cualquier cosa que requiera
seria atención mental, les parezca cosa pesada y
nauseabunda. Por lo que se puede considerar
una fortuna para un joven, el que de niño se le
haya habituado a la oración y hcchosela gustar *.
Conviene acostumbrarlos a tiempo, progresi
vamente, y con medios eficaces, como por ejem
plo: haciéndoles rezar devotamente las ora
ciones de la mañana y de la noche, acompañán
doles cada día a oir la santa Misa, infundiéndoles
nna tierna devoción a la Santísima Virgen, y
procurando así mismo que asistan a las funciones
solemnes en los días de fiestas, recíban la ins-
330 —
tnicción catequística adaptada a su inteligen
cia, a ser posible con la explicación de los he
chos evangélicos y la lectura de la Historia Sa
grada.
IvI joven Besucco, educado en la piedad desde
sus primeros años, poseía un espíritu de oración
tan profundo, que era preciso irle a la mano y
moderarle. Por la mañana era el último que
salía de la iglesia, y con tal de poder rezar algo
más ante el altar de la Virgen, le importaba
poco perder el desayuno. Solía arrodillarse en
el mismo sitio donde lo hacía Domingo Savio.
A la noche, cuando llegaba al dormitorio, se
arrodillaba en el baúl y se pasaba rezando un
cuarto, media hora... hasta que el asistente le
avisaba. Obediente como era, truncaba al ins
tante; pero apenas se acostaba, cruzaba las
manos sobre el pecho y reanudaba el rezo hasta
que el sueño le cerraba los ojos y le plegaba con
un beso los labios.
¿Quién no ve en esta vida la de un ángel?
Lo era, en efecto, y para tutelarla Don Bosco
aconseja a los jóvenes la práctica de la templanza
y mortificación cristianas.
victoria, poco a poco y casi insensiblemente
llega aquella severidad soberana sobre sí misma
que la hace, aun en la juventud, capaz de abne
gaciones y sacrificios que el mundo no puede
sospechar ni comprender.
Pero este heroísmo es privilegio de pocos,
aunque la mortificación como medio de pro
gresar en la virtud es una necesidad y un deber
para todos: Si poenitentiam non egeritis, oinnes
similiter peribitis.
♦* ♦
Don Bosco, por consiguiente, a la Alegría
y al Estudio quería que se les uniera la Piedad,
basada sobre la frecuente recepción de los Sa
cramentos, nutrida de fervores eucarísticos y
alimentada con el espíritu de oración y la prác
tica de la templanza cristiana. Tal fué la vida
que vivieron Miguel Rúa, Domingo Savio, Mi
guel Magone, Francisco Besucco, y muchos
otros alumnos del Oratorio, modelos de jóvenes
cristianos.
5) E sp irita de m oriifícación
y tem planza.
« Hablar de 'penitencia a los jov&ncitos y es
pantarles es generalmente una misma cosa. Pero
cuando el amor de Dios inflama los corazones, ya
no hay padecimiento ni cosa en el mundo que les
atemorice y aflija, antes por el contrario, las
penas de la vida se truecan en consuelos. De los
tiernos corazones brota ya el pensamiento sublime
de que se sufre por un grande objeto, y que a los
padecimientos de la vida les está reservada una
gloriosa recompensa en la eternidad feliz
El Ven. Don Bosco no permitía a los suyos
que hicieran austeras penitencias, pero les re
comendaba y educaba a considerar como tales
« la diligencia en el estudio, la atención en clase,
la obediencia a los superiores, el soportar las in
comodidades de la vida, cotno son el calor, el frío,
el vicnlo, el hambre, la sed de...
y que « se
ejercitaren también en los oficios más humildes
de la casa *.
listo no obstante, a las almas angelicales como
la de Francisco Besucco, las inflamó en amor a
la penitencia, porque es muy dulce a un alma,
cuando arde en fervores eucarísticos, el sufrir
e imponerse cualquier mortificación por el
Señor.
Un alma pura e inmaculada que ha llegado
a combatir y dominar con presteza hasta las
menores rebeldías de los sentidos, llevada de
la generosidad y facilidad progresiva en rechazar
las tentaciones e inundada en las alegrías de la
Prefiero la escuela de D. Bosco
a nuestra escuela laica.
Era el 23 de mayo de 1920.
Habían cesado de tronar los cañones en la
mal llamada gran guerra. Ahitos los hombres
de sufrimientos, buscaban con afán una bandera
de paz bajo cuyos pliegues pudieran estrecharse
todos como hermanos y gustar la felicidad de
la vida, la alegría del vivir, a la manera que
las flores mendigan una gota de rocío en calu
rosa primera.
Por eso, al convocar los Superiores de la Con
gregación Salesiana a sus antiguos alumnos
para reunirse cabe a la Basílica de Jlaría Auxi
liadora, en Turín, alrededor del monumento
del Padre, de Don Bosco, que iba a inaugurarse,
acudieron presurosos a millares jóvenes de todas
las nacionalidades, quienes, depuestas las armas
fratricidas, se estrechaban en abrazo fraternal.
Grandioso resultó el espectáculo. El amor
cristiano, los dulces vínculos de religión y de
escuela triunfaban del odio satánico que di
vidía a los hermanos, para unirlos como un sólo
corazón y un alma sola a la sombra bienhechora
de la bandera de Don Bosco.
El acto magnífico, imponente era para im
presionar y entusiamar a cualquiera, no sólo
a los de casa, sino también a los de la acera
de enfrente, a los que no son de nuestra escuela
ni comulgan con nuestras ideas. Y así sucedió,
en efecto.
Uno del otro bando, hombre de ciencia 3" de
prestigio entre los suyos, Giuseppe Lombardo
Radice, escribió a raíz y con ocasión de tan
íausto acontecimiento:
* Don Bosco... Era un gra?i hombre que todos
debéis procurar conocer. En el campo de la
Iglesia... supo crear, dar vida a un imponente
monmiento de educación, poniéndola de nuevo
en relación con las masas, cuyo contacto había
ido perdiendo. Para nosotros que nos hallamos
fuera de la Iglesia, de toda clase de iglesias, es
también un héroe, el héroe de la educación pre
ventiva y de la escuela-familia.
Los que le siguen pueden sentirse orgullosos.
Nosotros de su obra podemos aprender algo
para nuestra escuela laica.
Leed la circular que, con motivo de la inaugu
ración de su momento, los Superiores Salesianos
han dirigido a sus antiguos alumnos; al mo
mento intuiréis, os haréis cargo de que los
hijos de Don Bosco cuentan con un gran nú
mero de familias y ciudadanos de toda clase y
condición que apoyan su movimiento: son los
aitiguos alumnos. Una idea los liga a la tradidón de sus escuelas; son los antiguos alumnos,
que jamás los olvidan; que frecuentan estos actos
iniciados por ellos; que afirman una idea en reu
niones solemnes, expresión sincera de convicdones profundas.
Esta gente tietie fe en la escuela; sus alumnos
ni olvidan famas su escuela, y hacen cuanto pueí :k por su vitalidad progresiva. Hasta pagan
foT glorificarla.
Son fuertes...
Si nuestra escuela no llega a tanto: a ser
coitro activo de vida juvenil, que sepa ligar con
dulces lazos a los jóvenes, aun después que se
alejen de ella; si nuestra escruela no puede llegar
a tener antiguos alumnos que la recuerden con
amor y ansíen volver a ella alguna vez para
rc^^vir con antiguos maestros y compañeros
días o ratos de intensa alegría, nuestra escuela
no podrá llámame verdadera escuela. Entoneles
nuestros escolares no pensarán más que en hacer
Mielgas; nuestros diputados no se ocuparán
de cuestiones escolásticas; y nuestros profe
sores no tendrán otro interés que el de cobrar
sns honorarios; a nuestros maestree los cam
biarán a cada dos por tres y así nuestras escuelas
no tendrán una tradición.
¿Y a esto lo llamaremos escuela? No; le cuadra
niejor el nombre de oficina distribuidora de dií^omas. ¿Y los que la frecuentan serán alumnos
estudiantes? No, sino contribuyentes recalcihaotes a la tasa de trabajo cerebral.
¿Cómo se explican los triunfos pedagógicos
de Don Bosco? E l secreto está en que en su es
cuela domina una sola idea.
En nuestras escuelas, en cambio, hay muchas
ideas; y muchas ideas puede tenerlas hasta un
imbécil, sea o no sea cura, que sea maestro o
no lo sea. Tener una sola idea es dificil. Tener
una idea quiere decir tener un ideal, un alma.
La divina libertad requiere una alegre a la
par que fatigosa formación de la personalidad
humana en el niño y en el joven. Y nosotros
no hacemos más que formar papagaj'os, autó
matas que repiten maquiiialmente las palabras
cuando se les ofrece la confitura: la visión de
un examen, de una calificación, de una cátedra,
de un carnet para la libre concurrencia a las in
trigas de la vida.
Por eso juzgo por mejor que la nuestra a la
escuela de Don Bosco, prefiero la escuela cle
rical, la socialista, la misma escuela anárquica
a la nuestra antidogmática, que no es escuela de
nada; que no sabe ser antidogmática, sino substituj^endo al dogmatismo de la fe, de una fe,
el dogmatismo de las noticias, de los esquemas,
de los cuadros sipnóticos etc, etc: a una idea,
muchas ideas, o mejor dicho, ninguna.
¡Don Bosco! ¡Salesianos! continuad vuestro
fructífero trabajo. Nosotros, vuestros adver
sarios, os saludamos con gratitud, porque,
vosotros y todos los demás dogmáticos, sémejantes o diversos, si trabajáis con verdadera
fe, nos obligaréis — contra vuestro propósito
— a vigorizar nuestras escuelas ».
*
* *
Amados antig;uos alumnos y cooperadores;
recojamos con satisfacción esta voz sincera,
que examinando desde fuera nuegtro movi
miento, nos dice la verdad. No olvidéis, sin
embargo, que si como alumnos de Don Bosco
os honra ser considerados como exponentes de
su ideal pedagógico, por lo mismo tenéis la obli
gación de uniros en estrecho abrazo de recono
cimiento y amor con vuestros educadores y
con los compañeros de escuela que todos los
anos
a millares de las Casas Salesianas.
Dios toma a su cuidado todo aquello que abando
namos en sus manos.
*«*
Dejemos pasar lo que pasa, y no nos aficionemo..
más que a lo eterno.
S. F rakc.
de
Sales .
— 332
El Cooperador Salesiano debe ser otro D. Rosco.
{Conlinuación)
Los náufragos.
otras, oculta y traicionera; siempre tenaz y
encarnizada; pero el fin es siempre el mismo:
arrojar a Dios del individuo, de la familia y de
la sociedad.
Aun no se ha borrado de mi mente la im
presión dolorosa, no exenta de terror, que expe
rimenté en Febrero de 1913, al diriginne desde
el Estrecho de Magallanes a nuestra misión de
El niño.
la Candelaria en la Tierra del Fuego, saliendo
vSe ha dicho con razón que el niño es el género
del estrecho de La Maire, después de haber
cruzado el maravilloso canal de Beagle, flan humano, porque en su mente y corazón están
los destinos de la humanidad. No hay, pues, que
queado por imponentes glaciares.
vSobre las escolleras donde viven las focas en admirarse si vemos cómo los malvados dirigen
número prodigioso, veíanse rotos y destrozados todos sus esfuerzos a la conquista de la juventud.
Antiguamente se libraban las batallas de la
por las olas los cascos y armazones de no pocas
uaves; las nieblas persistentes y densísimas, verdad en el circo, en los potros, entre las
unidas a las rápidas corrientes de aquellos llamas de las hogueras; mientras vivió Don Bos
mares traicioneros, son aun hoy causa de los co, y por mucho tiempo aún después de él, la
naufragios que con harta frecuencia tenemos palestra, donde se disputan los destinos del
porvenir social, es la escuela.
que lamentar en aquellos parajes peligrosos.
Los infames sistemas del Apóstata, de los
F,ste recuerdo desolador me trae a la memoria
el cuadro que hubo de presentársele a Don Bosco que Amiano, a pesar de ser pagano, afirmaba
cuando' se dispuso a dar comienzo a su misión. que había que cubrirlos con el. manto de per
Las nieblas, las espesas y oscuras sombras de petuo silencio (i), se renovaron, disfrazados con
la ignorancia religiosa, las corrientes de mal la máscara de la época.
Bajo el criminal pretexto de favorecer la mal
sanas doctrinas, la violencia de las pasiones...
¡cuántas víctimas habrán causado, y causarán entendida libertad de un pequeño número, se
hoy mismo, al estrellarse las frágiles navecillas atenta contra la inocencia y el pudor de todcs,
contra los escollos de que está sembrado el bo corrompiendo al niño, que hasta el paganismo
lo llamó cosa sagrada (2), y quería fuese prote
rrascoso mar de la vida!
gido con el baluarte de la mayor reverencia (3'.
Y como para cohonestar tan gran delito se
El program a satánico.
ha apelado a la mezcla de hipocresía y enen’aK1 satánico programa de los corifeos de la miento, a que se ha dado en llamar escuela
revolución iba poniéndose en práctica sistemá neutra, como si fuese lícito mantenerse neu
ticamente, y con i>ertinncia inaudita: su aspi trales entre el bien y el mal, entre la luz y las
ración se liallaba resumida en la infernal blas- tinieblas, entre la fe y el ateísmo, entre Dios
feniia del pueblo deicida: * No queremos que y Satanás.
Pero se veía demasiado claro que tales con
éste reine sobre nosotros * (i); el huracán del
error y ele la inmundicia sembraba a su paso sejos sectarios no tenían otro objeto que llegar
la desolación y la muerte.
a la sentina de la escuela laica, a aquel caos de
Si en nuestros tiempos hubo quien impía anarquía religiosa y social donde los hipócritas
mente pretendió apagar las luces del Cielo para disimulos de la neutralidad serán sustituidos
más descaradamente revolearse en el cieno de por las procaces negaciones de Dios y de todo
todos los vicios, hubo antes quien quiso pros principio de autoridad; por el odio a todo sím
cribir todo símbolo de divinidad al grito blas bolo de legalidad; por las inmimdicias del amor
femo de « He ahí al enemigo aún más; llegó libre, y por la corrupción de la mente y dá
u decirse que era preciso borrar a todo trance del corazón.
¡Nosotros hemos \risto por desgracia los
corazón de los hombres hasta la idea de Dios,
puesto que, como alguien afirmaba, no se po frutos de la escuela laica! ¿Quién de vosotros
dría dar un paso antes de derribar la Cruz.
La lucha presenta violencias
fases dife
(1) Obruendura perenni silentio ( A m . M arcel., caprentes; es unas veces descubierta y descarada; X X I I , to).
(i) N olunius hunc regnare sui>er nos [Luc. X IX , 14).
(31 Res sacra puer (.Q uintiliano).
(31 M axinia debetur puero reverentia (Juvenal. Ssi.
X I V , 47).
no recuerda con horror la escena de sangre de
la Calle Ma}'or de Madrid, donde un vil asesino
atentó a la \dda de dos jóvenes soberanos el
Hismo día de su himeneo, con\drtiendo el gozo
de un pueblo en llanto y desolación? ¿Quién
no piensa aterrorizado en los horrores de la se
mana trágica que cubrió de infamias, de profa
naciones inauditas y de vergüenza a la noble
dudada de Barcelona?
Ahora bien: aquel abyecto, aquel desgraciado
Ferrer, de cuyo nombre, aunque sea con ver
güenza de nuestra Patria, se ha querido hacer
un emblema, manchando con él las calles y
plazas de algunos pueblos y ciudades, fué el
mismo que, después de haber pervertido la mente
del desgraciado Morrals, armó su brazo con el
infernal artefacto; él, autor 3* protagonista de
aquella sangrienta tragedia, era a la par el alma,
el símbolo de la escuela laica de la Ciudad
Condal.
¡Oh, no nos engañemos con falaces ilusiones!
Estos, y no otros, son los frutos que hemos de
esperar de la desgraciada juventud que crezca
formada con tales principios.
E¡ obrero.
ejército-, que podría impedir el vandalismo
anárquico, opónganse los rojos estandartes del
más rabioso antimilitarismo. « Ni Dios, ni amo; »
he aquí el programa de estos desequilibrados,
acaso más ilusos y extraviados por infames
demagogos, que culpables.
La m ujer.
Aun haj' más: los principios disolventes con
que se envenenó al obrero, se utilizaron tam
bién para corromper a la mujer, de cuya frente
quiso arrancarse la diadema de reina; se le pre
sentó como peso insufrible los suaves goces de
la maternidad; se la mancilló con el fango del
maltliusiauismo y del amor libre; se la arrancó
del hogar doméstico para debilitarla entre los
miasmas de ciertos ambientes industriales; fué
iniciada en las locuras de un feminismo que
nos limitaríamos a llamar ridículo, si no fuese
tan fimesto en sus consecuencias.
La íam illa.
Ahora bien: ¿cuál será la suerte de la familia,
compuesta de tales elementos, no santificada
acaso en su origen por la virtud vi\rificadora dql
Sacramento, y desgraciadamente deshecha y
disgregada no pocas veces por el divorcio?
¿Será el esposo aquel re}’ afortunado de que
habla Donoso Cortés, que sabiamente sabrá
regir los destinos del hogar doméstico; o se con
vertirá tal vez en ludibrio, volviéndose tirano
de la esposa y escándalo de la prole?
¿Cómo podrán formarse en las rodillas de
madres semejantes las obras de arte de que nos
habla De Maistre: t el hombre honesto y la
madre virtuosa? »
Peró ¿será al menos mejor el ambiente que
el desgraciado joven encuentra al salir de la
escuela?
j.Ah! ¡Por desgracia no han sido menos satá
nicos los esfuerzos hechos para pervertir el
corazón y la inteligencia del pobre obrero!
Con la difusión de las doctrinas materialistas
mii abj’ectas se le quiso encadenar a la tierra;
impedirle que la fe eleve su corazón, de las nii.'crias de que está sembrado el camino de la
rida, a las bellezas del Cielo, que son a unimis
mo tiempo bálsamo que suaviza y esperanza
La sociedad.
conforta. Pretendiendo impíamente cortar
todo Wnculo que aún lo uniese a sus eternos
Y si la familia es la cuna de la sociedad, y
dvdinos, se le repitió mil y mil veces en todos
si
en
gran parte, como dijo muy bien León X III,
1*^ tonos, con satánico desprecio: Dios no existe;
en
el
hogar doméstico se preparan los destinos
d Cielo es un mito; todo termina aquí: el fin de
rida es gozar, y para ello hay que luchar y de las Naciones *, ¿qué podemos esperar de
derribar todos los obstáculos que se opongan una sociedad que sea la resultante de tan bajos
factores morales?
a h consecución de este objeto.
No hay que extrañarse, pues, si vemos conLa ley, que en Dios tiene su origen, fuerza
y Sanción, sea aboHda, y también la idea de la , vertidos en conculcadores de derecho a los mis
*risma Di\nnidad, como tiranía insoportable; mos que debieran ser su salvaguardia; si la re
sacerdote, que* nos la trae a la mente, sea ligión, lejos de ser defendida, es objeto de per
'dipendiado y perseguido, y con él todo sím- secución v de destierro en la persona de sus
y principio religioso, como vieja antigualla; ministros; si la moralidad es arrastrada por el
^ autoridad, que la impone y sanciona, sea Iodo de la pornografía, del mal hablar y de la
^-istilizada y derrocada; el amo, que representa blasfemia; si la conducta de los directores es de
d capital y exige el trabajo, sea despojado al e y á pdain para los subordinados y para las
P-to de: « La propiedad es un robo * (i); al masas. No hay que extrañarse que del desprecio
de la ley, de la corrupción de las costumbres,
de la sed desenfrenada de placeres, del relaja(i) Prosdboo.
— 334 —
miento de todo freno y disciplina se desenca
denen, como lógica y amenazadora consecuencia,
las sacudidas, y conflagraciones sociales que, a
guisa de temblores sísmicos, pongan en peligro
la existencia de la misma sociedad; sacudidas
y conflagraciones que, multiplicándose epidé
micamente, no podrán ser prevenidas ni por las
elucubraciones empíricas de estadistas sin Dios,
ni apaciguadas por las bayonetas de los solda
dos. haciendo por desgracia más sombríos los
horizontes del porvenir.
por la salvación del próijmo y por el triunfo de
la Esposa de Cristo.
El también se entregó a la ardua empresa con
la segura confianza del que, olvidado de sí mis
mo, « no sabe ser más que un ciego instrumento
en manos de Dios » (i); y en el momento deter*
minado por el Cielo, con los sentimientos de
la humildad que no conoce ni arrogantes pre
sunciones, ni fáciles desalientos, llega a ocupar
con .su incipiente legión, entre las falanges glo
riosas del ejército de la Iglesia, el puesto a que
La prensa. el Jefe Supremo, el Vicario de Cristo lo llame,
para, con la sabia ordenación de todas las
Pero aún hay más. Para que las tinieblas se fuerzas obtener más eficazmente los anhelados
hicieran cada vez más densas; para que el fango triunfos.
fuera cada vez más corrompido, la atmósfera
A la vista de los males poco antes descritos,
más infecta, la irreligión más procaz, más cínica me imagino a mi buen Padre, presa del temblor
y funesta la pervesión del niño, del obrero y de que debió agitar al Profeta Ezequiel cuando fué
la mujer, se fomentó y difundió de todas las conducido al campo fatídico, en que áridos y
maneras, infiltrándola en todos los ambientes, calcinados- yacían, en informes montones, los
sin cuidarse poco ni mucho de los medios, la huesos del pueblo de Israel.
prensa sectaria, atea, pornográfica, anárquica
Bossuet había dicho: « Tiemblo cuando con
que. con un diluvio de libros, novelas, revistas, templo el porvenir ». Don Bosco se consagró
periódicos y hojas volantes realizaba la dele con ahinco a prepararlo rico y regocijado de
térea y satánica misión de añadir errores a mieses copiosas para el Cielo, y con alegría pro
errores, corrupción a corrupción.
nunció sobre la sociedad de su tiempo las pa
labras que Dios había puesto en labios de HzeEl Uam iento divino. quiel: « Yo os infundiré espíritu y viviréis ».
Era un nuevo soplo del espíritu de Dios lo
Tal era el espectáculo que se presentaba a que Don Bosco, a semejanza de otros hombres
los ojos del Venerable cuando, llamado por providenciales en la sucesión de los siglos, había
Dios de un modo admirable, hubo de dedicarse de infundir en las generaciones paganizadas de
a dar comienzo y a desarrollar la más santa de su época, para conducir de nuevo a la casa pa
todas las misiones.
terna a los pueblos que, siguiendo los pasos del
La Providencia, en los amorosos designios hijo pródigo, habían abandonado al Señor.
de la economía divina, como en todas las épo
Afánense los sociólogos y los estadistas em
cas, así también en los tiempos en que surgió bebidos de orgulloso racionalismo, y entene
Don Bosco, suscitó hombres eminentes en el brecidos sus cerebros por ateo materialismo,
clero y en el estado secular; entre los simples afánense en buscar, extraviados o ilusos, 1»
fieles, corazones de apóstoles, intrépidos atletas solución del terrible problema a que está rínctide virtud y acción, fundadores beneméritos lada la felicidad de los pueblos 5* la suerte tem
de Congregaciones religiosas que con arrojo, poral y eterna de los individuos: Don Boso>.
entusiasmo, constancia y sacrificio, superiores que había aprendido del Apóstol, a que no
a toda ponderación, difundían los tesoros de su ha sido dado más que uii nombre en que poder
múltiple actividad en favor de las almas, es encontrar la salvación » (2), repite con San Ci
forzándose por contener la impiedad y el vicio priano a los hombres de su época que " la S'>
que se desbordaban. La historia de la caridad lución de todas las dificultades es preciso bus
en sus múltiples formas legará a los venideros, carla en Jesucristo (3) « Todo, por tanto, quiere
escritos con letras de oro, los merecimientos restaurarlo en Cristo » {4) inflamado en los ar
y los copiosos frutos de estos héroes del celo. dores de un S. Pablo, no descansará hasta qoe
Y he aquí que en la hora prefijada por Dios, no le sea dado formar o resuscitar a Jesús ea
también Don Bosco, secundando el llamamiento las almas.
celestial, llegó a unir el tributo de un corazón
henchido de amor, las energías de sus humildes
|i) E cce
introniittan ín vos spirítum , et vivéis
hijos, la acción multifonne de sus Coopera {E seck. X X X V I I , 5..
(2I X e c ... a liud nomeii est su b ccelo datum , in
dores, a las imponentes fuerzas del Clero, de
oporteat nos salvos fien \A c i. IV . 12).
las Ordenes y Congregaciones religiosas y de
(3) Difiicultatum onm iura solutío est Christus (S. CjPJ'
los seglares, que con ardor admirable trabajan
14) Instaurare om nia in Christo iE p k . III, 101.
DESDE LA INDIA.
Esperando la Redención.
{Relación del misionero salesiano
D. Pablo Bonardi).
El reino de Khyrim o Nongkrem es el único
entre los Kassi Hills del Assam que, con rito pro
pio, oficial y solemne, ofrece sacrificios de anima
les en honor de la divinidad; razón por la cual es
muy grande la afluencia de gente.aun de las más
remotas regiones al minúsculo caserío de Smit,
desde que hace cerca de veinte años el antecesor
del actual Siem (re}^) abandonó definitivamente
la antigua residencia de Nongkrem, menos grata
y poco segura a causa de las numerosas cavernas,
guarida de fieras y refugio de numérosos ele
fantes.
Para establecer la fecha de las solemnidades
que deben tener lugar indefectiblemente en el
mes de Jymnang (mayo), el Siem (rey) convoca
en día de mercado al gran Dorbar (consejo) en
el que intervienen sus treinta Myntri o ministros;
la comunicación oficial se participa a las seis
raj, o subdivisiones del reino, de una manera sin
gularísima. Se arranca de una caña de bambú
una tira fibrosa, se la envuelve a manera de ani
llo, de tal modo, que únicamente los no profanos
puedan leer, por el enlace, la fecha de la semana
sagrada, y saber por tanto regularse para los
oportunos preparativos. Para cada raj hay un
anillo propio (kyrwoh) que ha de ser reprodu
cido en tantos ejemplares, cuantos sean sufi
cientes para hacer llegar la noticia a cada una
de las familias e individuos.
La localidad d el rito .
Al borde de una pequeña altiplanicie verde,
entre las fantásticas colinitas de Smit y junto
al camino, hay un recinto de palos ennegrecidos,
dispuestos en cerco, los cuales, al par que for
man un patio bien nivelado y bonito, encierran
además la « ling Sad » o gran cabaña divina, y
la •- ling Bishar o casa del tribunal real. El
atea del recinto, que tiene una sola entrada mi
rando a la «ling Sad », se llama Duwin (altar)
y es el lugar donde se desarrolla la danza re
ligiosa y el Jing Knia (inmolación con adhunacioi:; una sola vez al año. Dentro de la gran ca
baña se hacen los sacrificios ordinarios siem
pre que calamidades públicas amenazan el bien
estar del reino, y cuando la real familia tiene
interés en hacerse propicio el favor de la divi
nidad.
E sta cabaña, en efecto, es considerada como el
único templo nacional y la única morada de
la divinidad protectora del rey, legítimamente
representada en la tierra por la sacerdotisa
suprema — la « Siem Sad » (Sien=reina, S ad=
divinidad) — que vela sobre la majestad del
monarca.
Ea construcción del ling-Sad es toda de ma
dera, paja y bambú; el meter allí un solo clavo
se considera como un sacrilegio; en el medio se
destaca un grueso palo llamado « Deng Rishot,
o Rishot Blei » ante el cual todos deben incli
narse reverentes, cortado de entre las más her
mosas encinas Khassis por quien heredó el legí
timo derecho, y al que se oculta después entre
velos, y al son de músicas y danzas se coloca en
una siUa de mano triunfalmente. Tocar la viga
sagrada por cualquier motivo, es siempre sacri
legio; y éste es menester repararlo inclinándose
y pidiéndole « Khublei (perdón).
A unos ochocientos metros al sur, sobre una
elevación de la colina, hay otra explanada a
donde el re y ,«nongkáia • (los sacrificadores adi
vinos) y el pueblo se dirigen procesionalmente
desde ling-Sad a cumplir el primer rito propi
ciatorio en honor del dios Shillong», la mayor
de las divinidades, desollándose un gallo y una
cabra.
La sem ana solem ne.
Excluidos el día de preparación y el último
dedicado al descanso, son cinco los verdaderos
dias de la solemnidad, cada uno de los cuales
tiene su nombre y particularidades, mientras
que su conjunto se llama « Pom blanc u siem »
(decapitación de la cabra en el reino ».
En el primer día. llamado « levv-pomtiah »,
tiene lugar la ceremonia del « Jng Knia suit
dohkha (adivinación de la efusión, a la cual van
anejos un significado y valor religioso diabólicos.
Delante de la multitud reunida, se colocan
grandes fardos de peces secados al sol. El adi
vino toma tma calabaza llena de agua de arroz
fermentado, y arroja varias veces el líquido ob
servando el modo como cae. Si acontece que ni
— 336 —
címbalos y flautas, danza inaugurada por el
rey y que continúan sus ministros hasta bien
entrada la noche. Para la tarde del segundo
día « Ka soi lynti o iew um ni » está resers-ada,
y solamente entonces es lícita, la preparación del
camino que desde ling Sad conduce a la expla
nada del sacrificio. jEI arreglo y limpieza del
mismo lo realiza el pueblo sin la intervención de
las autoridades, en medio de danzas y menudeo
de sorbos de Kiad (alcohol obtenido por la
fermentación del arroz...).
E¡ tercer dia.
E l
AN i t X ' U S O R D E L A C T V A L S ’l E M .
umv gota ¿•iquierii se queda adherida al borde
dol recipiente, es señal de que la oferta no ha
sido acogida: lH>r el contrario, la divinidad habrá
quedado agradecida (u blei u iamynjur), si en
el orificio del recipiente inclinado queda alguna
gota suspendida a numera de i^rla. Y hecho
esto se distribuvv- el pez, se cuece y se come, dán
dose principio en la ling Satl •' a una danza
religiosa llamada Shad tyngkoh, c> saltadora,
regulada |>or un ritmo especial de tambores,
Un estridente sonido de flautines (tangmuri)
monótono e implacable, que laceraba los oídos,
acompañado de platillos y tambores (ksing,
bom) llenaba los aires, invitando a la reunión;
es el cuerpo musical litúrgico, moderador de
los ritos y danzas sagradas, que ocupando el
interior del balcón del ling-Sad, anuncia el
comienzo. Si algima vez no tocan los flautines,
no pasa lo mismo con los tambores, que, consi
derados sagrados, tocan siempre y en todas par
tes el himno sagrado; son de dos clases distintas:
una semejante a una cuba, se apoya en el suelo
Y tiene un solo lado vibrante, que se toca con
dos palillos de madera (ka bom); la otra, formada
de barriles pequeños, sonoros en ambas extre
midades, que se llevan apoyados sobre el pecho,
y se tocan por la derecha con un palillo de ma
dera, y por la izquierda con las extremidades
de los dedos. Dentro del recinto, entre tanto, un
escuadrón de Khassi, con \'iejas escopetas al
hombro, asiste en actitud de prestar servicio;
no pierde tiempo, pues con abundantes liba
ciones deja ver que hace honor a la munificencia
del rey, que en anchos recipientes les hace ad
ministrar la mejor calidad de Kiad; la gente .-c
va agrupando dentro y fuera, contenida por
encargados especiales, que impiden se invada el
campo reservado.
A las tres de la tarde, precedido de un poje
armado de espada, el joven rey sale de la lingbishar y se coloca bajo un dosel en la barandal
de la Jiig-Sad, donde recibe el homenaje de
ministros; y se dispone a comenzar la cerenioma
con la mayor pompa, luciendo el soberbio ¡vnacho y las flamantes regias vestiduras de que
va adornado. En esto, los dos ministros mé::
ancianos del reino se inclinan a deponer a los
pies del rey S'icm la espada y el symph:'’‘’- (ricv
penacho de blanca lana de cabra), y como para
iniciar al joven monarca en la ceremonia, hacen
algunos movimientos, que son preludio de 1*
danza; luego se retiran, y entre los burras de los
presentes, el mismo rey baja ai Duiean con ^ •
primer ministro.
— 33; —
en ondulaciones varias, adornan su pecho. Dos
fajas de cadenas de plata cuelgan de sus es
paldas, y se cortan en cruz sobre el cuerpo, para
subir luego a los hombros, formando vistosas
combinaciones.
Una magnífica aljaba cincelada, con tres fle
chas, todo de plata y de rica hechura, y dos pena
chos, uno \nielto hacía el otro, penden del dorso
bajo la túnica de paño negro, recamada, sin
mangas, cayendo en franjas sobre el juin-boh,
E¡ baile del S*iem.
La danza de hombres solos, la única permi
tida en este día, es una especie de duelo. Rey y
ministro, blandiendo con la derecha la espada
y estendiendo al \dento con la izquierda el sym^hiáh, especie de abanico, se persiguen, siempre
danzando, alrededor del duwan; a veces rompen
la linea de la danza para aproximarse y fingir
la agresión; luego se retiran, se persiguen y de
A ssam (I n d i a ). — L a
danza d e las v ír g e n e s .
t :ivo \nenen a la lucha, hasta que, natural“■^te, la victoria es del rey; el adversario se
snodüla a pedir perdón, disparan las escopetas,
r U multitud vitorea y aplaude al triunfador,
»-:gando por un momento la estridente sinde la música.
Tras el soberano van los ministros, que, de
- ' en dos, descienden danzando en son de
«ha, hasta que el sol, ocultándose, no indique
- l«)ra del sacrificio; el vestido de los danzanes característico. Ciñen la cabeza con un
“-•ante de seda, coronado con un altísimo pe' -3 de flecos negros 5’ blancos; llevan grandes
^ -e n te s de oro en las orejas; un hermoso
de oro; y con coUares de coral y de oro.
el gran manto que cubre desahogadamente las
piernas. Durante la danza, rey y ministros mas
tican el kvai, la nuez de betel mezclada con cal
y hojas de tympe:¿\ que tiñe la boca de una ma
nera bastante repugnante.
Coreografía Sagrada,
Dada la señal, se organiza el cortejo por el
lugar del Jingknia ».
A la cabeza va una gran masa de pueblo, y
luego 50 fusileros con la escopeta en alto; a con
tinuación, los músicos con tambores y timbale.s
caminan más despacio para uniformar su paso
con el del rey, con el de los ministros y gente
-
338 -
alta que forman el grupo sacro danzante, bajo
la selva de penachos que el viento agita.
Detrás de ellos, con gravedad que manifiesta
se halla posesionada del oficio que cumple,
va la que lleva todo lo necesario para el sacri
ficio en un gran cesto cónico (ka khoh), que
le cuelga de la cabeza a la espalda por medio
de una faja tejida con bambú; detrás de ésta
viene el cebado borrego que debe ser inmolado,
y, por último, los miembros de la familia real
hacen corona a la S'iem-Sad, la rqina divina que
va bajo una sombrilla de seda verde y de plata.
Cuando todo está preparado, los tambores
sagrados inician el canto del rito King blei (di
vino) muy lento y melancólico en su preten
dida solemnidad, que no se diferencia de una
marcha fúnebre, a la que se uniforma el paso de
los danzantes, y que dura hasta que, pasados
apenas el umbral del recinto, cesa bruscamente
para dar lugar a un bailable muy movido, Ka
shad waü (o danza de la espada), el cual con
tinúa después entre los disparos de fusil, el
estallar de las bombas y los gritos gozosos, por
todo el trayecto, hasta llegar al lugar del sacri
ficio. Y bajo el compás de la música, rey y mi
nistros danzan con la espada symphiah, mas-^
ticando continuamente kvai y dividiéndose a
veces en dos grupos opuestos, simulando ba
tallas, hasta que diez pasos antes de llegar a la
meta, comienza el canto fúnebre del principio,
que introduce al cortejo en presencia del Dios
Shillong.
Inmolación al dios Shillong.
Dentro del enorme marco formado por los
espectadores, y que baja desde la cresta de la
colina, todo va disponiéndose según el orden
tradicional. Dos elevaciones rectangulares del
terreno, cubierto de esteras, están ocupadas,
una por la familia real, y la otra por el sacrificador; los ministros forman ala detras de ellos.
Mientras calla la música, el sacrificador —
soh blei — (fruto de Dios) toma un montón de
tierra rosacea y la pone sobre el suelo, mode
lándola a manera de montoncillo, entre su platafonna y el pueblo; después saca del « khoh »
(cesto) todo lo necesario, que dispone en el pro
pio lugar: dos recipientes, uno de plata en forma
de ánfora, que contiene agua, el otro una cala
bacita « u skaw «* con agua de arroz fennentado, que pone sobre el montoncito; la parte
sui^rior de una hoja de banano; la « ka pdung »
una especie de gran plato circular entretegido
de fibras de bambú: el « purew « o polvo de
arroz; los '■ ki la sier " hojas oblongadas a las
que se atribuye virtud sor|)rendente. y que sir
ven para saciar la victima; y nueces de —
kwai — que apenas sacadas del cesto se cubren
con harina.
He aquí que empieza el Jingknia.
Primeramente se da la vuelta del gallo: —
el-Nongknia — o sacrificador adivino, coge la
bestia, y extirándole con la derecha las pier
nas, alarga con la izquierda el cuello, de ma
nera que la cabeza llegue al montecillo, pro
nunciando fórmulas y conjuros que le ¿cta
sílaba por sílaba otro — Nongknia — an
ciano que está cerca de él con traje no ofi
cial. Hecho todo esto, echa sobre el gallo agua
dei ánfora de plata, vuelve al revés la cabeza,
que esconde debajo de las alas de modo que el
cuello, bien extendido, se preste fácilmente al
tajo, y entonces vibra el golpe mortal y hace
caer la sangre al rededor del montecillo de tie
rra; después, echa agua purificante sobre la
herida, y hasta que en la víctima se manifestan
síntomas de vida no la deja, sino que exanma
las contracciones y el salir de la sangre... mien
tras continúa la marcha religiosa.
De las partes inferiores, abiertas y purificadas,
el « nongknia i> saca los intestinos de la rictima,' y bien lavados los examina atentamente,
y los pasa a cuatro asistentes para que los exa
minen; después extiende sobre las gradas las
hojas de banano, mientras las grandes plumas
de las alas, las dispone alrededor del montecillo.
El examen de los intestinos forma la parte
mas interesante, mas dificil y que se presta a
la mayor variedad de interpretaciones entre
los mismos « nongknia » más autorizados; y
está basada sobre este principio.
En la circunvolución del intestino se eucueotran dos partes, urna llamada « U blei ^ ulps,
y la otra, « U briew » hombre. Si la parte Dios
se encuentra más baja que la otra, es señal que
la divinidad se abaja a los deseos del hombre
« ieug rangbah u briew, de dem u blei »; o
sea: se levanta el hombre y se abaja el dios.
Si en el examen se encuentra lo contrario. q«
el dios se eleva sobre el hombre, es señal que 1a
\*íctima no fué acepta y que hace falta sacrificar
otra para alcanzar el divino favor.
Ninguna fórmula de oraciones o conjuros e ^
fijada para la ceremonia, dependen del estro mdividual y momentáneo del’« nongknia »•
La otra víctima con la que la divinidad *
ha de mostrar propicia, y de la que toma d
nombre el ciclo de los dias sagrados, es
rrego lanoso, que arrojado ante el sacrifica^
es obligado a comer un poco de hierba y de.po»*
vo de arroz, mientras es rociado con <•
,
en señal de consagración. Emblanquecido^
montecillo y el cuello del borrego con h a ^
de arroz, el <
■ nongknia * empuña la
•
con ella se inclina profundamente ante el al
— 339 —
antes de llevarla al rey, a quien verdaderamente
competiría el ministerio de aquella hora; tam
bién el rey se inclina reverente ante el montoncülo, con la daga que da al « nongknia ».
El golpe cae fulmíneo, acompañado' de una des
carga de fusilería, y la víctima cae decapitada.
Mientras que el cuerpo es llevado lejos para
extraerle las entrañas, la cabeza se coloca
sobre la grande hoja, -vuelta hacia el montoncillo. Los pulmones del borrego, hinchados en
presencia del « nongknia
son examinados,
La
[El Vicario Apostólico Mons. Comin
escribe a D. Felipe Rinaldi).
He aquí, amado Padre, algunas noticias que
recibo de nuestros misioneros. El P. CorbelÚni
está muy contento de la afluencia de los J íbaros
en los domingos, lo cual, en gran parte, se debe
al puente que el P. Del Curto construyó sobre
el río Paute pocos días hace
g a r z a , a v e q u e los jíbaro s no o sa s to c a r .
mientras los otros, previo examen, se cortan en
cachitos y son colocados sobre la hoja, junto a
los intestinos del gallo.
Cinco veces el sacrificador tom a en la palma
de la mano derecha uno de aquellos |)edazos
sanguinolentos de carne, y mientras recita pleSanas, los va reduciendo en papilla y los vuelve
a colocar en el mismo lugar; cinco veces echa
rezando el agua fermentada de la calabacita, v
abluciones finales de las manos y el cuchillo,
‘-on una reverencia de agasajo al rey, termina el
' Jingknia » de aquel día, hecho en honor dei
Khassí el « U blei Shillong ».
{Cc'linuará).
Sacerdote P ablo B oxardi
Misionero Salesiano.
I
De la residencia entre los jíbaros,
El puente fué hecho con planchas de acero.
« Parece, dice el P. Corbellini, que el Señor
bendiga nuestros trabajos. Los jíbaros todos
los domingos acuden en gran número, y lo que
más maravilla es que no exigen regalo alguno.
Ellos mismos durante la semana se preocupan de
preguntarme, a ver después de cuántos días será
domingo de nuevo (es gracioso ver como cuentan
con los dedos), y son puntuales; los que viven
más lejos \denen el día anterior y asisten devo
tamente a la Santa Misa, después de la cual Ies
explico el catecismo o)n exhortaciones prácticas
sobre la conducta que deben tener, inculcán
doles el amor a la instrucción y al trabajo, ha
ciéndoles comprender el santo temor de Dios
y la fealdad de su vida ociosa. Después de esto,
atiendo a los colonos cristianos, y vuelvo luego
con los jíbaros para comenzar la clase, a la que
asisten con interés. Ya empiezan a amar el tra-
— 340 —
bajo, y los niños me hacen concebir halagüeñas
esperanzas... <>.
Pero... el buen misionero se lamenta por ser
él el único sacerdote, y no poder hacer todo lo
(jue su gran corazón quisiera por los pobres
salvajes.
También el hermano Zanpini me da noticias
consoladoras: « No solo en los días festivos,
sino también en los días de trabajo vienen a
nosotros nuestros queridos jíbaros. Siempre
vemos algunos en la santa Misa y en las ora
ciones de la noche, líl domingo tenemos unos
30, que toman parte al catecismo, además de
las mujeres y los niños.
Pa escopeta que V. H. nos ha mandado, y
que debía servir para comprar carne, sirvió
para rescatar un jibarito. De los jibaritos que
vienen a la misión, algunos conocen ya. el alfa
beto y saben contar hasta el n.° 10 ». No puede
imaginar, amado Padre, cuales y cuántas fa
tigas cuesta meter alguna cosa en estas cabecitas.
Con la paciencia de Job, el P. Corbellini ha con
seguido que unos cuantos empiecen a deletrear.
Uno ha llegado a aprender las palabras de la
Misa, que me sirvió muy bien.
« Tenemos en casa 4 jibaritos, me escribe
ol P. Bohne, de Gualaquiza, y quisiera tener ob
jetos de esos que V. E. sabe que les gustan
(espejos, pañuelos, anzuelos para pescar, ves
tidos. aunque sean usados, etc, etc...), y sobre
todo le ruego me mande, si le es posible, un par
de escopetas para qüe los salvajes se diviertan
tirando al blanco. Solamente haciéndoles agra
dable la Casa Misión, obtenemos que se queden,
v así podemos dedicarnos a su civilización.
Toman parte con gusto al catecismo que tene
mos después de la Misa. Acostumbro dar ciertos
billetes de asistencia a los que frecuentan el
catecismo, y doy otros al que se distingue en
responder a las preguntas. Se verá el fruto.
Estos billetes dan derecho a tomar parte en la
lotería de objetos
No crea que todos los jíbaros han cambiado.
« A pesar de los avisos y consejos de los misioiieros. - escribe el P. Castagnoli. - - estos des
graciados continúan matándose como si tal
COS41. Y con todo es necesaria entre ellos la pre
sencia del misionero, porque además del bien
que hace a los adultos, puede enviar alguna
alma al paraíso. Un día se me presentó una jí
bara trayendo una niña de 8 meses, y me rogó
la bautizara, porque - - decía — «jmuere!" La
niña estábil lí\nda y ajienas respiraba; la bau
ticé. Idespués de algunos días volví a ver a la
jibara y le pregunté como seguía la nena: me
respondió que ya parecía curada.
Di gracias al Señor y al mismo tiempo pensé
que sería mejor se hubiese ido al paraíso, y
dije al Señor: « Si llegara a ser mala, ¿no po
drías tomarla ahora?... Señor, haced lo que más
convenga a esa alma >>. Algunas semanas des
pués me dijeron que la niña había muerto...
« ¡Hágase la voluntad de Dios! exclame, la-Virgen la ha llevado consigo, todavía inocente;
un ángel más en el paraíso!... »
E P ISO D IO S D E L A S MISIONPE
Fruto de una limosna. El Caós.
Era un día de viento frío que hacía caminar
de prisa y bien abrigados a los transeúntes. Yo
me paré un poco a la puerta de la capilla, y la
vista de los pasantes: unos cubiertos de ricas
pieles, otros de seda, y algunos pobres, de sucios
harapos, me llevó, sin darme cuenta, a tristes
reflexiones.
Un vendedor ambulante, entre tanto, haría
buen negocio, despachando en un rincón VanTon-Min, el gustoso Caós, una especie de sopa.
Una docena de estudiantes, que acababa de
salir de clase de inglés de una escuela protes
tantes, se acercaron a engullir Caós calentito,
dejando caer en la sucia bolsa del veuededor
sonantes monedas.
Mientras los alegres mozalbetes disfrutaban
con el apetitoso manjar, un joveiicito de unos
trece años seguía desde un soportal, con ojos
de hambre más que de envidia, el festín de aque
líos afortunados.
Pobre muchacho, dije para mis adentros,
con cuánto gusto te comerías también tú un
plato de Caós si dispusieras de algunas mo
nedas.
No pude aguantar más la vista de aquel cua
dro. Le llamé y le di unas monedas. Mientra.s
con mano temblorosa las recibía, me miraba
fijo, con ojos de extrañeza, en los que yo leía
un mundo de preguntas. Me lo agradeció coov'
suiK). y en dos saltos se llegó al rincón donde
humeaba el Caós. Se hizo servir un plato, y con
estudiado disimulo se escurrió sin llauut *a
atención de nadie hacia una casucha, escondién
dose tras de una puerta desvencijada.
Picado de la curiosidad, atravesé la calle }
di un vistazo en el corredor, viendo con mara
villa que. en vez de uno, eran dos los que dab^
cuenta del sabroso Caós. El y ima muchacha
de 14 años que, por el parecido, juzqué hermana
suya.
Me retiré sin ser visto, y cuando salió par*
devolver el plato y pagar lo comido, le llame,
y dándole otra moneda, le dije: — ^ eo que nu
“ 341 —
te falta apetito, toma 5’^ cómprate otro plato.
Y me retiré.
Después de quince días, en la mañana de un
domingo, le vi entre la comimidad de los cris
tianos en la iglesia. Terminada la Misa se me
acercó a perdiniie un catecismo y decirme que
deseaba que el maestro le enseñara las princi
pales verdades de la fe. Agradecí al Señor la
buena disposición del rapazuelo, gozando que
del Caós viniera a la luz.
DI domingo siguiente, ya. lo
en el primer
banco, haciendo bien la señal de la cruz y re
zando con recogimiento las oraciones. Lo alabé
un poco, presentándolo como modelo de cate
cúmenos, y le di un crucifijo como premio.
Una tarde se me presenta angustiado, y me
dice entre lágrimas y sollozos que la madre se
le está muriendo, y pide que yo vaya a verla.
Lo consolé, y cogiendo el sombrero, lo seguí.
Después de diez minutos entrábamos en una casa
modesta. Su madre, una mujer de unos treinta
años, yacía en cama medio muerta, con todas
las señales de la agonía. La hija, ahogando los
sollozos para no apenar más a la madre, me
ofreció una silla y me liizo sentar junto a la
cabecera de la moribunda.
Apenas ella me vió. Padre, bautízame, me
dijo con un hilo de voz que parecía un eco de
ultratumba. « Sé que existe un Dios en tres
personas realmente distintas: Padre, Hijo y
Espíritu Santo... La segunda Persona se hizo
Hombre y murió en la cruz por nosotros: Se
llama Jesucristo ». Calló un momento como
para reunir nuevas fuerzas, y mientras tanto,
con mano descamada, sacaba del pecho el sig
no de la Redención, el crucifijo que días antes
había regalado a su hijo. Se lo llevó a los labios
y, estampando un beso, me dijo: « Padre, no
roe quedan más que unas horas de vida, pero
rouero contenta teniéndote a tí a mi lado...
Mi hijito me ha contado muchas cosas... Tú
tienes buen corazón y te vas a cuidar de ellos.
Mi marido hace ya siete años que murió. Yo
he trabajado mucho por criarles y trabajaría
roás todavía, pero veo que debo morir. A tí
te los confío •.
podía hablar más. Calló, pero me hizo
señas para que abriera un cajoncito. Dentro
había loo dólares en diez montoncitos. « Vein
te son para la sepultura, añadió, y ochenta
para los primeros gastos de estos pobres huér
fanos. Xo Ies queda ya más que esa caja y tu
protección 1.
Se paró a respirar de nuevo, pero en seguida,
^ voz suplicante, me dice: * Bautízame, Paporque ya conozco im jxxío de religión,
Pantízame que me muero ».
En pocas palabras le expliqué los misterios
i h .
de nuestra Santa Fe; después hizo la señal de
la cruz, rezó conmigo el acto de contricción, y
la bauticé.
Su rostro se trasformó: la paz y una dulce
sonrisa sustituyeron los rasgos que poco antes
denotaban sufrimiento y temor. Poco después
mandó a sus hijo por senas que se arrodillaran
ante mi, y sonriendo, me dijo, con voz que me
llegó al alma: Recíbelos, son tuyos; y ya no
habló más. Se concentró en sí misma, y a los
pocos minutos era cadáver.
Pocas veces, como aquel día, he sentido la
responsabilidad que asumía delante de Dios
y de la sociedad con aquellas dos criaturas.
Los cristianos vinieron a rezar y asistieron
a los funerales. La niña se la encomendé a la
catequista, y el niño entró en nuestro orfeli
nato de Macau. La muchacha, dos años des
pués, casaba con un catequista ejemplarísimo,
y hoy es una madre feliz.
El jovencito A Cho, que así se llama el her
mano, corrió peligro de morir sin recibir el bau
tismo, pues se cayo en un pozo casi seco, de
quince metros de profundidad, salvándose por
gracia de María Auxiliadora.
El me lo contó de la siguiente manera:
« Al caer al fondo del pozo, empecé a gritar
con todas mis fuerzas. Viendo que no venía
nadie, comencé -a besar la medalla de la Virgen,
y le prometí que sería mejor si me salvaba. A
poco vi que bajaba una cuerda. Hice la señal
de la cruz, y me agarré a ella con todas mis
fuerzas. Empecé a subir, pero iba tan lenta
mente, que me parecía una eternidad, de modo
que al llegar a cierto punto me faltaron las fuer
zas y caí al fondo de nuevo.
Llorando casi desesperadamente, besé varias
veces la medalla y me encomendé a María Auxi
liadora. De nuevo agarré la cuerda, y esta vez
noté como una fuerza extraña que me hacía
subir. Así, sin casi esfuerzo de mi parte, llegué
a los brazos de mis superiores sano y salvo.
Pero lo más admirable es que no sentía la más
mínima molestia o dolor, y ni siquiera tenía
un rasguño. La gracia de María Auxiliadora
era evddente, y fué a llorar de gratitud a la
capilla ».
Ahora A Chao está bautizado y lleva el nom
bre de Juan. Con gran satisfacción debo añadir
que es uno de los más buenos y el factótum del
orfelinato.
Quiere a toda costa hacerse salesiano.
P. P edrazzini ,
Una libra de sufrimientos vale más que una libra
de acción.
S. F ran’Cisco
de
Sai.es.
C U LTO
de María Auxiliadora
M s tenem os ¡a perauasláa de que. en las %¡clsluitles dolorosas de los tiumpos que atravesam os, no nos quedan m ás consuelos que los del Cielo, y e a tie
éstos, la poderosa protección de la Virgen bendita, que lúe en todo tiem po el
A u xilio de los Cristianos.
f 'O X.
María Auxiliadora en Orihuela.
María Auxiliadora, leemos en una publica
ción que dirige un.entusiasta antiguo alumno
salesiano, director de un floreciente Oratorio
en Orihuela, España, quiere reinar en todas
partes. Ella se abre paso.
Tiene razón sobrada nuestro querido antiguo
alumno. Las fiestas en honor de María Auxilia
dora, hoy ya no se limitan a los colegios salesianos ni se circunscriben a las ciudades o pueblos
donde ellos trabajan o tienen sus residencias,
sino que se extiende por doquiera, y en todas
partes es aclamada como Madre, Reina y Señora.
Describiendo con sencillez la fiesta que en
Orihuela le dedicaron los niños del Oratorio
festivo, dice:
« Conforme anunciamos, celebramos en el mes
de Mayo nuestro triduo y fiesta en honor de
nr.citra celestial Madre y Reina, María Auxi
liadora.
Por el número de fieles que a dichos actos asis
tieron puede deducirse el avance de la devo
ción a nuestra Virgen.
La nota simpática en estas fiestas la dan
siempre los niños, María Auxiliadora es la Vir
gen de los niños.
[Qué hermoso y conmovedor espectáculo es
ver a unos doscientos niños y jóvenes cantando
con gran entusiasmo:
'\
\
Al fin de la misa se hizo el acto de consagración
a María Auxiliadora.
En su capilla del Oratorio Festivo hubo misas
a las 6 y a las 8.
Lo mismo habría que decir de las fiestas en
otros pueblos de la comarca, como en la Apare
cida, Novelda etc. donde la devoción a María
Auxiliadora se propaga con pujanza y rapidez.
En Mendoza, Argentina.
Las fiestas de la Virgen Sma. bajo el titulo de
Auxiliadora, tan grata al corazón creyente, han
revestido particular solemnidad en nuestro
Colegio, en este año jubilar de la Obra Salesiana,
en la República Argentina.
Profundamente convencidos de que la So
ciedad Salesiana todo se lo debe a su Celestial
Auxiliadora, como lo repitiera en más de una
ocasión nuestro XHdIc. Fundador, quisimos ren
dirle un homenaje más digno y grandioso del
que anualmente se le tributa en nuestro Colegio,
por eso en el programa de festejos se incluyo
como número especial el realizar la primera pro
cesión con la estatua de María Auxiliadora en
la ciudad de Mendoza.
El novenario.
Con renovado fervor, despertado por la nueva
imagen, comenzóse el novenario el 22 de Majo,
el altar iluminado convidaba a devoción y nues
tros niños y fieles, que concurren a la Capilla, no
dejaron de mostrarse fervorosos en los actos
La nutrida ScJiola obsequió a nuestra Auxilia del Culto, especialmente a la mañana con las
dora con hermosísimos cánticos, que fueron Misas y numerosas y casi diarias comunione^
y a la tarde a las dos funciones del Mes de Mana
acompañados por la orquesta.
E l día 24, celebró la 'Santa Misa el M. I. Sr. que se realizaban. La Schola Cantorum.
D. Joaquín Espinosa. Recibieron por vez pri nuevas y escogidas alabanzas, alternaba con
mera el Pan del Cielo varios alumnos de nues corales de todos los alumnos dando gran realce
tras escuelas y la comunión fue numerosísima a los Actos.
Rendidos a ttts plantas
Dueña y Señora,
Los cristianos te aclaman
Su Auxiliadora.
— 343 —
Los actos académicos.
A este inusitado fervor, daban no poco realce
los sencillos y breves actos que cada sábado se
realizaban en el salón de estudios: breves, de
unos 25 o 30 minutos, pero ardorosos y vibran
tes, con cantos y pequeñas declamaciones, coro
nados siempre con la palabra del Rdo. Padre
Director o del R. P. De Andrea, entonaban ad
mirablemente el ambiente despertando la emu
lación entre los alumnos.
los de la tarde. Para esto se había dispuesto her
mosamente adornado, el patio central: flámulas
y trofeos pendían de las columnas y entre estos
artísticos y grandes medallones cantaban en
góticos caracteres los títulos y alabanzas que
la Iglesia da a María en las letanías lauretanas;
Ei gran día.
Y así llegó el ^ a n día de nuestro plebiscito
de amor a la Virgen Santísima: Vestidas las
almas con las cándidas vestiduras de la gracia
y con el apacible ornato del amor, que es el más
preaoso, llegó el día de la Virgen, encontrando
nmltitud de corazones dispuestos a bonrar lo
más dignamente posible a Nuestra Madre y
Soberana.
Las m isas de Comunión.
Resplandecía la Capilla de luces, dando vida
alas numerosas y variadas flores que decoraban
el altar ricamente adornado: era aquello un embdeso: um'ase a esto el cantar de los niños, las
ceremonias del Pequeño Clero, la mayor concu
rrencia de fieles y, sobre todo, esa paz escondida,
ine se origina en el fondo de las almas cuando
cada les remuerde y les sonríe una idea halaga
dora; y ésta era para todos el ofrecerle a María
Sma. ima Santa Comunión: por eso fueron
estos los momentos más provechosos para los
comulgantes, y los más gratos para la
\irgen. porque jamás se vió ni tanta comunión
m tanta concurrencia.
La M isa solem ne.
Alas diez, como estaba anunciado, comenzó la
Solemne; lo fué por todos los conceptos:
el litúrgico hasta el que uno puede figuCantó la Alisa el Rdo. P. Cleto Zabalza,
%^feiino Cura Párroco de Loreto; tegió las
^ a s de la Auxiliadora nuestro R. Padre P.
pe Andrea en un brillantísimo discurso y la
^^la Cantorum, con sin igual acierto y gracia,
® ^retó ima preciosa Misa a dos voces.
Ocupaban los lugares especiales, miembros
®|*spicuos: el Qero de la Ciudad y distinguidos
®J®bros de las comunidades religiosas, viénla Capilla tan llena de gente que no fuera
imaginarlo mayor.
E i patio centra!,
la resonancia de los actos realizados en
®*oana. se podía conjeturar la magnitud de
L im a í P e a d ) . — C a m p a k a r i o d e l a n u e v a
DE M a r í a A u x i l i a d o r a .
ig l esia
en el frente se levantaba un gran estrado para
la nueva imagen; y más adelante el altar para
la bendición coa S. D. M.
La bendición y la procesión
con la imagen.
A las 15 y 30 horas se cumplió el rito de la
bendición. Llevó a cabo la ceremonia el limo.
— 344 —
Sr. Vicario Foráneo de Mendoza, Dr. JuanN . Pe
ralta; en el momento en que la bendición de Dios
hacía de la nueva efigie nuevo trono de gracias
y bendiciones, un coro inmenso de más de 950
voces, formado por nuestros niños y alumnos
del Colegio de María Auxiliadora, saludaron a
la Reina de la fiesta con e l « Gloria a María Au
xiliadora »del R. P. Pedrolini, e inmediatamente,
entre cánticos y plegarias, alegres dianas y los
acordes de las bandas de música comenzó la
procesión. Sin lugar para detallar las Asocia
ciones que tomaron parte: cábenos aquí la satis
facción de decir que impresionó el orden admi
rable y la devoción con que se alternaban los
cantos y oraciones, haciendo de este acto un
exponente de acendrada fe como pocas veces
es dado contemplar.
A nuestro regocijo hacían eco las campanas
de las Iglesias que encontrábamos a nuestro
paso con su alegre voltear, saludando a María
Auxiliadora. !Qué gozo experimentaban nuestros
filiales corazones ante el triunfo de nuestra
Madrel
La voz del P astor y la
Bendición con S. D. /M.
B.\RCET.ona {Espaíía). — Un hijo mío se hallaba
en inminente peligro de muerte a causa de unas
hemorragias pertinaces, primero nasales e intes
tinales de.spués, desconfiando los médicos de poder
salvarle.
En tan triste situación, recurrí a María .Auxi
liadora rogándole concediera la \úda a mi liijo.ccn
la promesa, en cambio, de publicar la gracia y
hacer alguna ofrenda.
La gracia no se hizo esperar, pues a las cuarenta
V ocho horas, mi hijo estaba ya fuera de peligro,
y curó rápidamente.
Agradecida, cumplo la promesa.'
Vicenta CataiA de IU rtí.
E ejar {Sal. Esp.). — En los primeros días del
mes de septiembre de 1921 , cayó enfermo nú entonces primer y único hijo, que aim no había cum
plido un año de edad.
La enfermedad se agravó en términos tale.s, que
los mejores médicos de la población nos quitaron
toda esperanza de salvación. En momentos tan
angustiosos para todos: padres, abuelos’ y tios,
que rodeábamos la cunita temiendo llegara la
muerte de un momciilo a otro, me recordé que en
la habitación de los abuelos había una imagen de
María Auxiliadora. Corro allá y me pastro ante b
Virgen, pidiéndole la salud del pequeño, si le ccaiveiiia, con la promesa de publicar el favor y hacer
decir una misa. Cuando bajé, con sorpresa y gra
titud hacia la Virgen, veo que mi hijito se despierta
como de un sopor y empieza a reir y jugar. La
curación siguió rápidamente hasta el día de hoy,
que, gracias a Dios y María Auxiliadora, se halla
buenisimo de salvid.
¡Gracias, queridi.sima Virgen Auxiliadora, bajo
cuya protección nos ponemos todos los de esta
casal
F rancisco de la Vega
Projssor mercantil^
Al tornar al Colegio, cantó las glorias de María,
haciendo resaltar el culto que se le tributa en
sus imágenes, el Rmo. Señor Vicario Foráneo,
Dr. Juan N. Peralta.
Bien conocida es de todos la brillantez, cla
ridad y elocuencia con que tan distinguido ora
dor dilucida los temas de sus oraciones, por lo
que no entraremos en detalles, tanto más que
sería difícil compendiar sus palabras reduciéndo
las al breve espacio de unas lineas. Tras la v.branie alocución del Rmo. Sr. Vicario, se dió
la .bendición con S. D. ^I. « Ad Jesum i>er Mariam », v la bendición del divino Hijo venía a
sellar y confirmar tantas resoluciones y afectos
santos brotados en el mes de la \'irgen Santí
r.\T.M.\S (Gran Cavaría). — F u hermano
sima, que ahora dulce, sonriente, presidía esto delL as
que suscribe tuvo necesidad de marchar al
torneo de amor.
Africa, el pasado año, como soldado del Batallco
ha clausura de estos festejos fue imponente, Expedicionario 9 Las Palmas », que tan brillante
la banda, los cantos, las dianas triunfales se labor realizó en los campos africanos. En tan
mezclaban en grandiosa sinfonía procurando gustiosa circunstancia, no dudé en recurrir a
sui>erarse, mientras las voces de centenares de q\:e, siendo Auxilio de los Cristianos, níuc as
almas vibrantes de entusiasmo coreaban una vez \*eces ha oido mis pobres ruegos; y le ofreci,
el « {Gloria a María Auxiliadora!... ». Poco a otras cosas, si me devolvía al hermano 9^!^^
poco el gentío se fué disipando entre el murmullo sano V salvo, en\'iar una limosna para la admira
obra de Don Bosco y publicar en el Boletín la gracia
<le las plegarias y el resonar de nuevas ala obtenida, para gloria de la Virgen de las ffliseobanzas... y aún allí a los pies de la Virgen, cordias.
ya en\'uelta por las sombras crepusculares, se
Estando ya el Batallón de regreso a
\'eían almas que la invocaban fer\*orosamente, ciudad y mi hermano con él en perfecta
que elevaban hasta su dulce faz los ojos ba hago público este favor y no cesaré de ^om en
ñados en lágrimas demandando gracias y ben la protección especial de María Auxiliador^
¡Gracias, madre mía!
F. A. Mdiciones.
La PtATA {ArgetiÍÍ7ia,). — Hallándose grave
mente enferma una tía mía, cuando se aprosiraó
d momento crítico en que su muerte parecía inmi
nente, acudí llena de confianza a mi buena Madre
7 especial protectora, pidiéndole la salud de la
enferma, con la promesa de que publicaría la gracia
tan pronto como hubiera mejorado.
Ccmseguida la gracia, cumplo mi voto para que
todos se animen a recurrir a la Virgen en sus penas.
Una Hija de María.
LABATEC.A {Colombia), — Profundaiuente agra
decida a la protección de la Sma. Virgen-María
Auxiliadora, me dirijo al Boletín Salesiano para
que publique la gracia recibida en la persona de
mi hermano.
Se hallaba éste cerca de Maracafbo, Venezuela,
trabajando en la Compañía Estándar, en clima
muy ardiente, cuando cayó enfermo con fuertes
calenturas y ataque cerebral, que le privaron de
los sentidos. La enfermedad avanzaba, a medida
que pasaban los días y el enfermo se debilitaba,
pues llegó a pasar ocho días sin tomar alimento
ni medicina algima; hasta el punto que el cuerpo
quedó inmóvil y la respiración apenas se notaba.
Otro de mis hermanos lo condujo a Maracaibo,
empleando varios días con sus noches en la nave^ción, a causa de la extrema postración del pa
ciente. Ya en Maracaibo, empieza a hacerse patente
la protección de María Auxiliadora, pues allí se
obtuvo una pensión en el hospital, y, luego, a
p ^ r de la gravedad de la enfermedad que, a
juicio de los médicos degeneró en tifoidea y debía
ser mortal, empezó lenta y segura mejoría, desde
el momento que nosotros recurrimos a la Sma.
Virgen.
Hoy se encuentra casi completamente bien y
® situación de poder trabajar; todo lo cual se lo
«padecemos de corazón a María Auxiliadora, a
* que recomendamos recurran los que como noso
tros sufran.
D olores Gamboa
r
.
Méjico. — Habiendo tenido una enfennedad
® los ojos, recurrí a im oculista, quien me dijo
que mi enfermedad no tenía remedio y por lo consguiente debía usar lentes toda mi vida, porque
paulatinamente iba pidiendo la vista, y como
*sde hace más de cinco años venía padeciendo
y dicha enfermedad, acudí a la Santísima Virgen
María Auxiliadora en demanda de su protección,
y® el térmmo de sesenta dfa<; vi mi alivio com
pleto. Por medio de estas lineas hago público mi
^ipiedmiento a María Auxiliadora por el milagro
^ potente que me hizo, subscribiéndome como
^'Operadora, dando desde luego im peso.
Carmen Audretz.
Pc^ la {Méjico). — El día 17 de junio de 1924
^ día de desgracia para mí, que, habiéndome caído
* mu escalera, me fracturé ima pierna. A los podías de curarme se presentó la cosa de tal modo
íp ios médicos no veían más remedio que la am^ 2aón. Mi corazón afligido en extremo se dirigió
^
a la Virgen bendita que se venera
Capilla del Colegio salesiano, y como siempre
tan bondadosa Auxiliadora de los Cristianos,
escuchó mi plegaria. Pasaron unos días de angustia
para mi, pero al fia desapareció el peligro de tener
que amputarme, y al presente estoy enteramente
sana.
M.ARLA DE EA ASUNCION MAaiORRO.
P an-AMÁ {Centro América). — Gustosa cumplo
hoy la promesa que hice de enviar una pequeña
limosna para la grandiosa obra de Don Bosco,
por mía gracia que de la Virgen Auxiliadora soli
citaba.
Ella, protectora de los Cristianos, se muestra
siempre solícita a nuestras peticiones,’concediendo
robustez a nuestra ahua y cuerpo para Hbrar las
ludias de la vida y, al propio tiempo, endulzán
dolos con la dulce esperanza de mía vida mejor.
1Dichosos los que a Ella recurrenl
Envío agradecida una limosna.
Ana Saenz.
Mercedes {Urugítay). — Eloísa Inda de Oholegui agradece a María Auxiliadora a i nombre
propio y de sus hermanos, un señalado favor reci
bido y cumple la promesa de publicarlo en el.
Boletín Salesiano.
E loísa I nd .a Ohoeegui.
Dan también gracias a María Auxiliadora:
Tossa de Mar (Ger.Esp.). — El Rdo. D. Jaime
Bagué por diversos favores recibidos, por lo que
envía limosna y publica la gracia.
id. id. — Dña. María del Remedio E. Juan por
haber alcanzado la salud, y enda limosna.
id. id. — Dña. Joaquina Marti, Camila Sureda,
Juan Sala y Josefa Garriga por varios favores
obtenidos.
Orense (España). — Benito Méndez da gracias
por haberle desaparecido los dolores que le que
daron después de una operación.
Santiago (España). — Dña. Pilar López Somoza
por gracia recibida, y envía limosna.
Vera (España). — Isabel Cervantes Bemiezo
manifiesta su gratitud por favor recibido, y envía
limosna.
Buenos Aires (Argentina). — David Vecino da
gracias por favor recibido.
Ca/i (Colombia). — Isaac Collazos, Julia Man
zano, María Josefa Tovar v. de Zarria y Remedios
Hgueroa v. de Salazar, manifiestan públicamente
su gratitud a María Auxiliadora por beneficios
que les dispensó, y euA-ian una limosna en favor
de la Obra Salesiana.
Salado (Colombia). — Juana de Dios Figueroa,
Femando Collazos y Elena Collazos tributan viva
gratitud a la misericordia de María Auxiliadora
por haberlos socorrido en sus necesidades, y liacen
una ofrenda para su culto.
Montevideo (Uruguay). — Dolores Mendoza da
gracias a iíaría Auxiliadora por señalado favor;
y A- G. F. por varios favores:
Artigas (Uruguay). — Virginia Sedraschi ce
Dondo por gracia recibida, y en\-ia limosna.
-o
Sección de Antiguos Alumnos.
impresión profunda que les dominaba, es más
fácil sentirla que manifestarla.
Por la' tarde, en imponente caravana de auto
móviles, se dirigieron todos a Bechi, pasando por
el santuario de Superga, soberbio panteón de los
Reyes del Piamonte. Les acompañaba el Rdmo.
Don Pedro Ricaldone y el abogado Sr. Masera,
que no les abandonó un instante durante la es
tancia en Turín.
Al llegar, a aquel relicario bendito, tierra pro
metida de la Familia Salesiana, una sensación
indifinible, afectos diversos y encontrados parece
que embargaban los corazones de todos, a juzgar
por las impresiones que reflejaban sus rostros.
|AJIí, en aquella casita tan humilde rió la luz
primera el gran D. Bosco! lAJlí, en hquellos soli
tarios prados, María Auxiliadora le prodigó sus
risitas y le planeó y encargó su misión sublime!
Bien se dió cuenta de estas impresiones el Rdmo.
D. Pedro Ricaldone, pues llevándonos a la preciosa
iglesia que el amor de los hijos de Don Bosco ha
erigido agradecido a la Virgen Auxiliadora, nos
regaló, en correcto castellano, con un jugoso discursito, que yo ofrezco, en sintesis, a todos los
Antiguos Alumnos salesianas del mundo, porque
hallo en 61 una especie de programa.
Peregrinación de Antiguos Alumnos salesianos espa
ñoles al Oratorio ñe Valdocco.
K1 20 de septiembre, por la tarde, llegaban al
Santuario de María Auxiliadora, de Turin, de
regreso de Roma, unos 6o antiguos alunmos saIcsianos de España, dirigidos por el Inspector
Rd<^. D. José Binelli y el Presidente Nacional de
los mismos, D. Angel Vinuesa.
La hermosa Basílica se iluminó a su ingreso,
quedando bañada de luz la imagen querida de sus
ensueños, María Auxiliadora, que les contemplaba
sonriente. Postrados de hinojos al pie de su altar,
dieron rienda suelta a sus afectos, que asomaban
a los labios convertidos en fervientes plegarias.
Puso fin al coloquio amoroso, a la tierna y pia
dosa escena, el Rdmo. D. Felipe Rinaldi, Rector
Mayor de la Congregación Salesiana, que en pa
ternales frases les dió la bienvenida. Terminó la
^'isita con majestuosos cantos españoles.
A continuación. Superiores y niños del Colegio
les recibieron en el amplio patio con vivas y aplau
sos, que bordó la banda de música con la Marcha
Real Española.
Dominando el entusiasmo, el Presidente de los
Antiguos Alumnos italianos, el abogado Sr. Masera,
Un programa.
les dirigió sentidas frases, saludándoles en nombre
propio y en el de sus representados. Una salva de
* Bienvenidos seáis, peregrinos españoles, a
aplausos recompensó su cariñoso saludo. Le con este sagrado lugar que tanto habíais deseado
testó conmovido el Presidente D. Angel Vinuesa. visitar. Venís de España, vuestra querida tierra,
no menos querida para nosotre» los que hemos
Dia 21,
rirido en ella largos años. Por e.so no podemos
El primer acto del día zr, por la mañana, fué dejar de saludaros con particular afecto, como a
■oír la S. Misa en la Basílica, que ofició el Rdo. P. hijos predilectos.
Habéis venido a visitar la humilde casita en
Binelli. En masa se acercaron al Banquete Eucarístico. Enfervorizados, entonaron el Himno del donde nació nue.stro Ven. Padre Don Bosco, la
Congreso, que hada e.stremecer de júbilo las bó- célula madre de su obra, y su vista habrá suscitado
\xdas. El resto de la mañana lo dedicaron a la en \*ucstro espíritu hondas emociones. Y no podía
risita de los talleres, que alabaron por su buena ser de otra manera. Conteplad por un momento
con \'uestra imaginación todas nuestras casas,
organización y desarrollo.
En el cuartito donde nuirió Don Bc«co, más de colegios, tallere.s, granjas agrícolas, misiones; en
una palabra: toda la extensión de nuestra Congre
cuatro lágrimas se deslizaron silenciosas.
Por la tanle risitaron la gran fábrica de auto- gación amada.
Quien como el que os habla ha tenido ocasión,
móriles Fiat. La dirección, que pocos dias antes
habla denegado el permiso para visitarla a un por disposición del Señor, de visitar casi todos los
centro italiano, se lo concedió a los Antiguos Alum dominios de la Obra de Don Bosco, desde el Ca
nadá hasta la Tierra del Fuego, desde el Exheoo
nos españoles caballerosamente.
Oriente al Occidente, puede deciros que son se^
cillamente portentosos. Pues bien, en m ^ o «
Día 22.
tanta grandeza, colocad esta humilde casita q^e
El día 22, por la mañana, fueron todos a oir la acabamos de visitar. ¡Qué contraste! ¿no es verdadS. Misa en V^sálice, que les dijo el Rdmo. D. Fe De cosa tan insignificante, sin medios human»,
lipe Rinaldi sobre la tumba \-eneranda de Don se ha originado una Obra que es la admiiaci*
Bosco. Al final les dirigió él mismo la palabra. La del mundo. No cabe .sino exclamar: Di£:íus
— 347 —
fítkíc: el dedo de Dios está aquí. Sí; sólo las obras
de Dios llevan este sello.
Ritre vosotros bay salesianos, cooperadores y
.bitiguos Alumnos. Pues bien, la atmósfera de
sobrenaturalismo que aquí se respira, habla sin
duda al corazón de todos. Esta casita no podíamos
imaginárnosla más pobre, y, sin embargo, es el
fnndamento de toda nuestra Congregación. Estos
maros medio derruidos son una elocuente lecdón para todos: salesianos, cooperadores y exalunmos.
A los salesianas nos dicen que el espíritu de po
breza y la humildad, son los fundamentos indis-
It a l i a .
— Los
An t i g u o s A l u m n o s
pensables de nuestra vida religiosa y salesiana.
Sí Don Bosco llegó a hacer lo que hizo, fué porque
so vida* se conformó siempre con estos dos prinripios básicos.
A vosotros, beneméritos cooperadores, os re
cuerdan los sentimientos de Don Bosco, cuando
áecia que sólo merced a sus cooperadores y con
la ayuda de Dios había podido realizar el bien que
l^o; os recuerdan que nuestra Congregación,
según el pensamiento de nuéstro Fundador, ha
úe vivir de vuestra beneficencia.
V a vosotros, queridísimos antiguos alumnos
^^^ñoles, que nos habéis dado tan altos ejemplos
^ amor a Don Bosco y a su Congregación, esta
pobre casita os dice el amor sacrificado, las finezas
de ternura de Don Bosco hacia la juventud, hacia
? amados hijos, sus amados exalunmos.
Nosotros los salesianos, a imitaciife de nuestro
^^dre, queremos llamaros, no exalumnos, sino
porque queremos que sigáis formando
j>arte de nuestra familia, llamándoos siempre
hijos del mismo Padre.
Muy queridos salesianos, cooperadores y exalumnos, as doy de nuevo la bienvenida a la cuna
de Don Bosco, y en su nombre os doy las gracias
con la española y cristiana frase: Dios os ¡o pagué.
Sí, Dios os pague todo lo que habéis hecho por
El y por su gloria en nombre de Don Bo^o; Dios
os pague el alecto que habéis mostrado siempre
por nuestra Obra; Dios os pague el amor con que
habéis venido a visitar estos lugares, sagrados e
inolvidables para el corazón salcsiano.
Partiréis de aquí dentro de breves instantes;
kspaS o l e s e n
V a lsá l ic b
y
Bb c c h i .
pero yo sé que lleváis impresa en el alma con huella
indeleble la silueta de la casita de i Becchi *.
Volved, enhorabuena a vuestra bendita tierra
a proseguir vuestras empresas por la gloria de Dios;
y cuando el dolor, la contradicción, la dureza de
la vida atenten contra vuestra buena voluntad,
volad con el piensamiento a esta, casita, y su sim
pática figura os recordará que Don Bosco nuestro
Padre nació, vi\-ió y murió abrazado a la pobreza,
a la humildad y al sacrificio ».
Ea el ¡astiiuto Interaadonal^
De retomo de i Becchi, después de recorrer los
colegios salesianos de la capital y ver los monu
mentos más notables, fueron recibidos con grandes
muestras de cariño en el Instituto Internacional
Salesiano por le» estudiantes de Teología, espa
ñoles e hispano americanos. La recepción no pudo
ser más intima. Dos saluditos de ocasión por un
— 348 —
estudiante español y otro argentino, en nombre de
todos las hispano americanos, y a continuación her
mosos cantos ejecutados por todos ellos: gigantes
y cabezudos y la jota de Ehnra. Respondieron
agradeciendo el homenaje el Rdo. P. Marcelino
Olachea, Inspector salesiano de la Tarraconense y
el abogado Sr. Cervera, siendo ambos aplaudidísiiuos.
Ett e l centro ‘ *D. Basco " de lo s A n tigu os
A lu m n os de Turin.
da Silva, Axzobispode Fortaleza, y Fray Basilio Pereira. Obispo electo de Manaas, acudió numerosa
y selecta concurrencia, entre ella jnuchos coeperadores.
Son 40 las sociedades dramáticas que toman
parte en el concurso. Hemos visto valiosos premios,
y también hay alguno de tres mil liras.
Nada más acertado que glorificar a Don Sosco
en las tablas del teatro, ya que él trabajó denoda
damente por la moralización del teatro, especial
mente el de la juventud, para el cual escribió
hermosas piezas, como la Casa de la torUina: el
limpiachimeneas; el sistema nu trico decimal etc...
Un caluroso aplauso para la actividad entusiasta
de estos antiguos alumnos, que de todo se sirven
para hacer el bien y honrar a Don Bosco.
Otra recepción fraterna y transcendetal la tu
vieron en el centro de los Antiguos Alumnos de
Turin, « Don Rosco p. donde fueron agasajados
cordialmente.
Para los que no se paran en la superficie de
las cosas, smo que ponderan y miden la transcendeoia que un acto puede tener, no les cabe la
Noticias varias.
menor duda que la ^ásita de los Antiguos Alumnos
españoles, con su presidente a la cabeza, al centro
COLOMBIA. — La Obra Salesiaoa.
federal de los exalumnos italianos, donde los e.sMuchos de nuestros cooperadores y lectores
peraban lo mós granado de ellos con su Presidente
puede que ignoren la benéfica labor que los Hijos
Sr. Masera, es de suma importancia. .
Asistieron también a la reunión el Rdmo. Sr. de Don Bosco realizan en la católica y salesiana
D. Felipe Rinaldi y el Rdmo. D. Pedro Ricaldone, República de Colombia.
Tal vez para muchos no existe allí más que el
que se mastraban sumamente satisfechos; allí
estaban también los Inspectores españoles Rdo. colegio de la capital con su talleres escuelas de
artes y oficios, y alguno que otro Oratorio festivo.
D. José Binelli y Rdo. D. Marcelino Olachea.
líl vSr. Masera y otro miembro del Comité central Nada más lejos de la verdad.
De la hermosa revista salesiana « Don Bosco
de los Antiguos Alumnos italianos, les dirigieron
afectuoso saludo, que los españoles agradecieron . que se publica en Bogotá, extractamos algunos
con un apretado abrazo de su Presidente, ingeniero datos que ofrecemos a nuestros lectores:
Si. Vinuesa. Después hablaron muy oportuna
mente el Sr. Fernández y el Sr. Cervera.
IBaGUE. — Escuela salesiana de artes y oficios.
Lo que llamó la atención de todos fué la franca
Se cumplen ya casi cinco lustros desde que se
famadería que reinó, pues a los pocos minutos establecieron los salesianos en la capital del Toliraa.
se trataban como verdaderos hennauos, fundidos Recibidos cariñosamente por el limo. Sr. Ismael
er los mismos sentimientos y afectas. Ihiera de Perdomo, obispo entonces de aquella diócesis y
lo lengua, ninguno hubiera podido distinguir actual arzobispo auxiliar de Bogotá, han ido de
entre los reunidtís a españoles ni italianos.
sarrollando paulatinamente la obra salesiana en
Coronó el acto el discnrsitodel Rdmo. D. Felipe sus diferentes fases de escuela de artes y oficios,
Rinaldi con las palabras afcctuasas de un padre oratorio festivo, antiguos alumnos, centro obrero
que goza viendo unidas en estrecho abrazo a y colonia agrícola.
hijos de distinta uncionulidad. I.o contaré ahora
Además tienen a su cargo la parroquia de Nues
en Polonia y Alemania en la visita que haré a tra Señora del Carmen, cuyo templo aunque no
aquellas casas salcsianas.
concluido, ha sido levantado por los salesianos
lOjala viéramos frecuentes visitas de Antiguos con el valiosísimo ap>oyo del Prelado y el óbcáo
Ahmuios de lengua hispana al solar de Valdocco! de los fieles. Actualmente se está construyendo
Sepan que aqui les esperan Superiores y Antiguos un hermoso edificio de ladrillo para la dicha es
.‘\lumnos con los brazos abiertos para colmarlos cuela de artes, pues aquellos donde actualmente
de atenciones.
fuiícionan son de bahareque; una vez terminado
será uno de los mejores y más sólidos de la ciudad.
TURIN. — Uoa idea feliz de los Antigaos Alumnos.
— Escuela agrícola de San Jorge.
Como homenaje a Don Rosco en el Centenario
dcl sueño iamoso y coronar brillantemente el
Hace unos 15 años que está fundada, y durante
Cincuentenario de las Misiones Salesianas, los ese lapso de tiempo han salido jóvenes aprove
Antiguos Alumnas do Turin han preparado un chados teórica y prácticamente, que prestan sus
concurso de representaciones dramáticas que se inteligentes servicios en diferentes regiones del
darán en el teatro del Oratorio de Valdocco.
pais. Además de los cultivos propios de zona tem
A la primera representación, titulada Fio X, plada y de tierra caliente, se ha prestado especial
y que luc honrada con la presencia del Rdmo. atención al cultivo del gusano de seda; se han
P. Ricaldone y de los Unios Sres. Heh-ecio Gomes podido atender todos los pedidos hechos a la Co
d'01i\-eirn, Arzobispo de Mariana, y Manuel Gomes lonia, tanto de estacas de morera como de semiDs
— 349 —
del gusano de seda, de la cual se poseen varias
diferentes. El P. Rottmayr, salesiano, ha
publicado un tratado sobre el gusano de seda, que
mereció el segundo premio en un concurso; j
además fué aconsejado como el mejor método
pata la enseñanza, por una reunión de cultivadores
del gusano, que tuvo lugar en Bogotá bajo la pre
sidencia del Sr. Slinistro de Industrias.
BARRANQblLLA. —
En esta ciudad de la costa atlántica los salesianos tienen a su cargo la parroquia de san Roque;
la más numerosa aunque no la más importante
de la ciudad. Funcionan como obras auxiliares
oratorio festivo y las escuelas parroquiales con
gran número de alumnos. El esfuerzo mayor de
los salesianos se ha concretado a la construcción
del hermoso templo de san Roque, cuya fachada
átuada en la avenida titulada 7 de Agosto, es una
verdadera obra de arte. Al visitarlo el Dr. José
\icente Concha, actual embajador de Colombia
ante la Santa Sede, lleno de admiración exclamó:
este templo es el mejor de Barranquilla, y por su
estilo severo, puro, esbelto, es talvez el mejor de
Colombia. Hace 10 años que se dió principio a su
construcción: existían apenas los cimientos; hoy
día se puede dar ya por terminado, debido al efi
cacísimo apoyo del limo. Arzobispo de Cartagena
7 a la inagotable generosidad de los buenos bairanquilleros.
MEDEUIN. —
No hace mucho tiemix) que por la benevolencia
del Ulmo. Sr. Caicedo, dignísimo arzobispo de
aquella metrópoli, han establecido los salesianos
su morada en la noble y laboriosa ciudad de Medellin. Con el apoyo entusiasta y efectivo de los
bondadosos cooperadores, desde el año pasado
funciona la Escuela de artes y oficios con los talle
res de mecánica-herrería, tipografía, carpintería,
íuamicioneria, zapatería y sastrería. Sin duda
nuestra obra irá en un asombroso crecimiento
dada su decisión extraordinaria. De lo que actual
mente existe damos los salesianos las más rendidas
iradas al insigne cooperador y valeroso paladín
de la causa católica, el acaudalado D. Carlos VásEl Director de aquella casa ya mandó traer
de Europa alguna maquinaria para dar'comienzo
el próximo año a un grandioso ecüficio bajo la in‘^gente y práctica dirección del ingeniero salesaao don Juan Buscaglione.
hos salesianos regentan además en Medellín la
Parroquia de Nuestra Señora del Sufragio con anexo
«atorio festivo. Junto a la iglesia hállase un extenso terreno donde el director de la misma quiere
«nstruir un colegio para la instrucción de la niñez.
TU.VJA. —
La obra salesiana está en sus principios; tenemos
ajioestro cargo la parroquia de Ntra. Sra. de las
*íítes. El sentido Dr. Ricardo Muñoz dejó al morir
salegado para que se fundara en la capital boyauna escuela de artes y oficios. Como no existía
edificio adecuado, el año pasado con beneplácito
del Ulmo. Sr. Maldonado se bendjio y colocó la
primera piedra del futuro instituto que habrá de
albergar, con el favor de Dios, a muchos pobres
e hijos del pueblo para trocarlos en fervorases
católicos, decididos patriotas, inteligentes obreros.
BOGOTÁ. — Oratorio del Venerable Juan Bosco.
Después de varios años de inten.sa labor se ha
construido en la parte norte de la ciudad un cuerjDO
de edificio donde hoy funciona una escuela gra
tuita para los niños pobres. Para facilitarles la
enseñanza, se les suministra diariamente almuerzo
y merienda a unos 250 niños. Tiempo vendrá en
que, con el apoyo de los cooperadores se desarollarán diferentes obras sociales; si hasta la fecha
no se han cumplido plenamente los deseos de nue
stro inolvidable P. A. Aime (q. d. D. g.), quien
lo fundó; ha sido por carencia de medios mate
riales.
MOSQUERA. —
Es esta la casa-almácigo donde .se cultivan las
tiernas plantas que un dia habrán de ser árboles
corpulentos bajo cuya sombra se recojan muchos
jóvenes á^^dos de \'irtud y ciencia. Para que esa
juventud, según el deseo de María Auxilisdora
manifestado a D. Bosco a la edad de nueve años
crezca humilde, fuerte y robusta, se ha pensado
trocar los vetustos y antihigiénicos edificios en
construcciones modernas, con amplias ventanas,
techos altos, espaciosos corredores, para que así
bien oreadas, respiren los alumnos a pleno pulmón
los saludables aires que deben robustecer esos
futuros salesianos en lo físico, moral y científico.
De.sde el año pasado se comenzó un cuerpo de
edificio, de corte clásico. Además de dar cabida
a unos 150 alumnos, embellece grandemente la
simpática y rica población de Mosquera.
LAZARETOS. —
En la actualidad son tres las lazaretos a cargo
de la Pía Sociedad salesiana; además de la admi
nistración de los sacramentos se atiende a los a.silos
de niños sanos y enfermos y se presta nuestro
concurso en diferentes obras materiales, especial
mente en levantar y reconstruir los templos para
el culto.
Termino esta ya larga información, suplicán
doos, amados y beneméritos cooperadores, que
nos ayudéis a dar gracias a Dios y a María Auxi
liadora por los señalados beneficios derramados
por el Todopoderoso en todas nuestras casas; a la
par que de nuestra parte los salesianos todos en
Colombia no dejaremos pasar un solo día sin estaros
eternamente agradecidos, pues en vuestras manos
están el adelanto de nuestras obras y su feliz re
mate.
« Don Bosco es cieriamente un santo ».
Víctor Manuel n .
— 350 —
LOS QUE MUEREN
iD c:
D. Eduardo Fedrianf.
El 23 del pasado agosto moría con la paz de los
justos, en Sevilla. España, el insigne doctor y
entusiasta Cooperador salesiano D. Eduardo Fedrinni y Del Pozo, después de penosa enfermedad.
Caballero cristiano, su caridad y virtudes le
habían granjeado el cariño, no sólo de los Hijos
de Don Bosco, que veían en él la mano de la Pro
videncia, sino también de todo el pueblo de Se
villa que le veneraba como a padre.
No había dolencia o desgracia que él non in
tentara remediar, ya fuera con los recursos de la
ciencia o con el calor de su caridad: de una u otra
manera tranquilizaba, consolaba y llevaba la es
peranza a los corazones.
Por eso la noticia de su muerte causó impresión
dolorosa en cuantos lo conocían o habían sido
beneñcados por él.
De pocos se podrá decir lo aue de ,él han escrito
los diarios en sus artículos necrológicos: ¡Dichosos
los que merecen unánimes bendiciones! ¡Bendito
el sabio que satura de caridad su ciencia y la exalta
con los esplendores de la fe!
El Señor, que recompensa hasta un vaso de
agua ofrecido en su nombre, habrá premiado ya
largamente su generosidad cristiana.
Ello no quita, sin embargo, que salesianos y
cooperadores elevemos al cielo nuestras prece.s
rogando por el eterno descanso de su alma.
Reciba su cri.'^tiana familia nuestro miis sentido
pésame.
Mercedes Riglos de Anchorena.
Casi nonagenaria y llena de méritos para la vida
eterna, entregó plácidamente su alma al Creador,
en Buenos Aires, el i i de agosto, la piadosa Coo
peradora salesiana Dña. Mercedes Riglos de An
chorena.
Comprendió la importancia social de la Obra
de l>ou B0.SC0 para la regeneración de la clase
obrera, educando a las niños huérfanos y pobres,
y con el mismo espíritu de caridad cristiana que
distinguía a aquella noble dama que se llamó Isabel
Amstrong de Elortondo, contribuyó con sus li
mosnas a la educación de los niños pobres y al
sostén de las Misiones Salcsianas de la Patagonia.
Espíritu noble y recto, generoso y caritativo
supo infundir en el corazón de los hijos sus mismos
sentimientos de fe, de piedad y de caridad evan
gélica.
No dudamos que el Señor habrá recompensado
con la gloria de los justos la caridad dfe esta ilustre
dama. Pero la caridad cristiana nos aconseja pedir
para su alma copiosas oraciones y sufragios.
A sus afligidos deudos la maniíestación de nues
tro sentimiento.
t
Magdalena Boragno de Solaro.
En vSalto, Uruguay, pasó a mejor vida, el 20de
julio, la virtuosa cooperadora salesiana, Dña.
Magdalena Boragno de Solaro, después de haber
recibido santamente los auxñios de la Religión.
Se distinguió durante la vida por su devodon
a María Auxiliadora, devoción que procuró propa
gar con celo entre sus amistades y conocimientos.
Modelo de madres, su cariño se extendía fuera
del hogar a donde hubiera que socorrer necesi
dades, especialmente si se trataba de la niñez des
valida.
El colegio salesiano de Ntra. Sra. del Carmen,
pierde con su muerte una gran protectora, si bien
esperamos que continuará ayud.ándole desde el
cielo.
Nos unimos en el dolor y las oraciones a su cris
tiana familia.
Otros Cooperadores difuntos:
Villa de Don Fadrique (España). — Dña. Mari*
Aguado.
Gerona (España). — D. Joaquín de Puig Sena,
y D. Jaime Avellí y Casanovas.
Cali (Colombia). — D. Epamiiiondas Ramírez.
Montevideo (Uruguay). — D. Federico Menk;
Dña. Maigarita M. de Buela, y Dña. Rafaela L
de Demuro.
Salta (Uruguay). — Dña. Magdalena B. de So
laro, y Dña. Paula Olarreaga.
Montevideo (Uruguay). — Dña. Juana Q- ^
Carriquiri.
San Crhtobal (Venezuela). — Dña. Carlota
toul.
Yaritagua (Venezuela). — Dña. Mauricia Ai
drade de Polamo y Dña. Saturnina Pimentel
Rivas.
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Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica; Gerente: GEMINIANO FERRARE
Establee. Tip. de la Sociedad Editora Iniemacional. — Corso Repiia Margherita, N. I74 - 'FU
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ac libris liturgicis: Lib. 7,50. — Apud exteros: Lib. 9.
Líber II. De personis cum authenticis declarationibus usque ad diem 7 Julii 1921 (A. A. S. XIII,
fase. 9): Lib. 30. — Apud exteros: Lib. 36.
Líber III. De rebus. Pars. I. De Sacramentis curo declarationibus authenticis usque ad diem
2 Augusti 1920 (A. A. S. XII, fase. 8). Accedit dúplex appendix, prima de relationibus ex libro V,
altera de formulis facultatum S. Cougr. de P. Pide: Lib. 30. — Apud exteros: Lib. 36,
— Pare II. De loéis et temporibue sacris. Pars III. De cultu divino. Pars IV. De Magisterio ecelesiasíioo. Pars V. De bencficiis alUsque institutis ecclesiasticis non collegialibus. Pars VI. De bonis
Ecelesiae temporalibtis, cum declarationibus authenticis usque ad diem 31 oclobris 1922: Lib. 24. —
Apud exteros: Lib. 30.
Líber V. De delictis et poenis (Sub praelo).
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exteros: Lib. 30.
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Vol. III. De virtute iustitiae et de variis statuum obligationibus. Lib. 20. — Apud exteros: Lib. 24.
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Redacción y Adnninlstraclón: Via Cottolengo, 32 - TURÍN.