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BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON HOSCO
Año XL.

SEPTIEMBRE, 1925

Número 9.

D o n B o s c o n i S o d i v i e r t e a s u s c o m p a 5>e r o s , d e s p u é s d e d a s f u n c i o n e s d e I g l e s i a .

Redacción

y

Adm inistración: V ia Cottolengo N. 32 - T U R IN , 9 (Italia).

a

COOPERADORES SALESIANOS
o modo práctico para moralizar la sociedad.
Es el -periódico oficial de las Obras y Misiones Salesianas, que se envía
mensualmente a los Cooperadores Salesianos y a las Cooperadoras Sa­
lesianas, o sea a los que sostienen dichas Obras y Misiones.
Salesiano,,
Fundador de las Obras y Misiones Salesianas y de los Cooperadora
Salesianos ts el Venerable Padre Don Juan Bosco {1815-1888) apóstol de la juventud y fundador
de la Pia Sociedad Salesiana y de las Hijas de María Auxiliadora.

**Bo¡eífn

Cooperadores
Salesianos.

L a Unión de los Cooperadores Salesianos — como dice Don Bosco — no
crea vínculos de conciencia y por lo tanto pueden participar las familias
seglares y religiosas, y los institutos y Colegios, por mediación de sus
padres o Superiores.

Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión de Cooperadores
Salesianos son:
1. Tener 16 años de edad.
2. Gozar de buena reputación religiosa y civil.
3. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones, ofertas, limosnas
o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Salesiana.
NB. — Los que desean inscribirse entre los Cooperadores y sobre todo aquellos que pro-ponen
nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida por el Venerable Fun­
dador; es a saber: que puedan pro-mover por sí o por otros, con oraciones y limosnas — que
compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín » — las Obras Salesianas.
Los pedidos de inscripción envíense directamente al Rector Mayor de los Salesianos, Cottoleago
32, Torino, 9 — Italia.
En el Cincuentenario de las Misiones Salesianas (1875-1925) recomen­
damos a todos la celebración de Jornadas Misioneras a favor de las
Misiones Salesianas, para que se difundan con su conocimiento sus mu­
de caridad.
chas necesidades — extendiendo el marco de las simpatías y procurán­
doles el apoyo de todos los buenos — Es cierto que las Jornadas Misioneras no recogerán de
golpe la ayuda necesaria. Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria, géneros
y objetos para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus huér­
fanos y neófitos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la vida civil de los nue

Obra grande

vos cristianos.
Indicamos pues, a las Casas de Comercio, esta grande obra de civilización y de fe, rogán­
doles quieran enviar al Rector Mayor de los Salesianos Don F E L IP E R IN A L D I, Coüo32 - TO R IN O (9) - Italia, cuanto estimen oportuno dar a las Misiones Salesianas. 0
Señor, por las fervorosas plegarias de los protegidos, bendecirá sus negocios proporciona
damente a su generosidad.

Bnoío de
ias ofertas.

Ruégase enviar las limosnas y ofertas directamente al Rmo. Rector
Mayor de los Salesianos, que es asimismo el Director General de la Udíóo
de Cooperadores Salesianos y de las Cooperadoras Salesianas, con esta
dirección: Rmo. Sr. Don F E L IP E R IN A L D I - Oratorio Salesiano -

Cotíclmgo, 32 - TO R IN O {9) - Italia.

BOLETIN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XL.

SEPTIEMBRE, 1925

Número 9.

La educación de lo$ hijos problema de capital importancia, — Gracias de nuestro
Venerable Padre Don Basco, — Tesoro espiritual. — El Cooperador Salesiano debe ser otro
Don Bosco. — De nuestras Misiones: India, Assam, China, Ecuador \/ Brasil. — Culto de
Marta Auxiliadora: María Auxiliadora en Puebla de Caxalla, Cádiz (España) J» en Panamá.
— Gracias Je María Auxiliadora. — Por el mundo salesiano. — Los que mueren.

S um ario:

La educación de los hijos
problema de capital importancia.
La escuela sin religión es un semillero
de presidiarios.
Tom m aseo.
Las vacaciones tocan a su fin. Después de un
descanso regenerador, acumulador de energías,
de salud y de vida, la juventud vuelve a las
aulas a enriquecer su inteligencia con nuevos
conocimientos, su corazón de virtudes y a re­
novar la gimnasia de la voluntad, que ha de
formarles hombres de carácter.
El momento es oportuno para discurrir bre'■ es instantes con los padres y llamar la aten­
ción de las familias cristianas sobre la grave
ícsponsabilidad que la ley divina les impone
a la educación religiosa de sus hijos.
Muchos niños abandonarán por vez primera
«1 hogar paterno donde corrieron tranquilos,
serenos los años de su infancia, bajo la vigilancia
amorosa de la madre, creciendo sanos de alma
y cuerpo como los arbolitos plantados a la vera
de un arro>Tielo de aguas puras. ¿Qué será de
*stas almas cándidas, lejos de la protección,
de la mirada salvadora de la madre, si caen en
®l^os donde sólo se atiende a su instrucción,
sn cuidarse de que, además de una inteligencia
•P» ennquecer de conocimientos, con los cuales
* habiliten para una profesión o empleo, tienen
voluntad, que es una terrible potencia
capaz de elevarlos a la cúspide de la hony del bien, o despeñarlos al negro abismo
de toda degradación?
Si los padres saben, y no pueden ignorarlo,
porvenir de los hijos y el honor de las
r°dhas depende de su buena educación, y
a su vez, está subordinada a la buena o

mala elección que hagan del colegio, no pueden
mirar con indiferencia asunto de tanta impor­
tancia, ni entregar el tesoro más preciado que
tienen en manos de un cualquiera, de un hom­
bre sin conciencia de su santo apostolado, de
una misión delicada y sublime, cual es la for­
mación iutegral del hombre.
Medítenlo bien y sepan esas buenas madres
de familia, que con tanta abnegación y cariño
han plasmado las almas y corazones de sus
tiernos liijos, que de la elección del colegio y
de los maestros que deben en lo futuro dirigir
y cuidarse de sus seres más amados, depende
el que sus esfuerzos y fatigas no resulten vanos,
el que la educación cristiana iniciada en el
hogar se interrumpa bruscamente o se continúe
y complete hasta que los jovencitos estudiantes
tengan conciencia plena de la fe que recibieron
en las rodillas de sus madres^;
N o se forjen ilusiones. L a experiencia coti­
diana nos prueba que los discípulos general­
mente se modelan a imágen del maestro de una
manera fatal, inevitable. Que las enseñanzas
del maestro destruyen o consolidan y comple­
tan la labor materna, según seatr las doctrinas
que profesa, si están o no en armonía con los
principios inculcados a los niños en la casa
paterna. Toda palabra del maestro es como un
golpe de buril que graba un trazo en el alm a
de sus escolares.
Y lo que se dice del maestro, dígase de la
escuela, a la que el maestro informa y da vida.

--- 26o -✓

Si esta es buena, un santuario donde impera
soberana la idea de Dios, y lá religión es el alma
vivificadora de la enseñanza, será un laboratorio
de virtudes, donde en el silencio se prepararán
los tesoros del porvenir. Si, en cambio, es mala,
es laica, es atea, en lugar de templo y labora­
torio de virtudes, será antro de perdición que
vomitará generaciones materialistas, juven­
tudes ávidas de goces, esclavas de innobles
pasiones, de voluntades enfermizas, insensibles
a la voz de los más sagrados deberes.
¿Será, por tanto, indiferente para una madre
cristiana la elección del colegio para sus hijos?
Oigan lo que a este propósito nos dejó escrito
el célebre poeta Lamartine:
« Después que yo escapé de un colegio del
gobierno, mi madre determinó colocarme en
un colegio religioso de mucha nombradla. Entré;
a los pocos días noté la diferencia prodigiosa
de una educación meramente mercenaria de
la que sabe inspirar el amor de Dios, la abne­
gación que desciende del cielo. Un espíritu di­
vino parecía animar a maestros y alumnos.
No hallé a mi madre; mas encontré a Dios, la
pureza, la oración, una dulce y paternal vigi­
lancia; en una palabra; hallé el cariño de una
madre y la energía de un padre. Mi alma en­
contró sus alas y volaba empujada de un deseo
natural hacia el bien y lo bello. Hasta los más
rebe des eran atraídos por el ejemplo de los
demás a practicar la virtud. Allí fué donde
conocí que los hombres mejor se forman con
la dulzura que con el castigo. E l sentimiento
religioso que animaba a nuestros educadores,
nos guiaba a todos. Poseían ellos el arte de in­
fundírnoslo y hacer que aumentasfe en nosotros
el amor a Dios.
« Mediante este método de educación, todo
se nos hacía fácil y suave. La piedad revivió
en mi alma y juntamente con ella un gran
amor a los estudios... ».
¿Y qué decir a los padres indiferentes o des­
cuidados en la educación de sus hijos, a los que
invierten lamentablemente el orden estable­
cido por Dios, es decir; que se interesan sobre­
manera en la formación científica de sus hijos
y desatienden por completo la religiosa y moral;
que se preocupan por su bienestar temporal
sin cuidarse para nada de su bien espiritual o
del alma; que les proporcionan todos los bienes
materiales que desean sin acordarse de los espi­
rituales y eternos?
Que faltan gravemente a sus deberes, cometen
un crimen horrendo y comprometen el por\-enir
propio y el de sus hijos.
Cometen un crimen nefando y faltan grave­
mente a sus deberes de padres, porque obligados
en conciencia a procurar el bien de sus liijos,

de ese sagrado tesoro que el cielo a confiado a
sus cuidados, a darles una educación católica
una instrucción netamente cristiana, para lo
cual es preciso enviarlos a escuelas católicas,
y ponerlos en manos de maestros de sólida v
reconocida virtud, que practiquen sus deberes
para con Dios, con descuido y ligereza incali­
ficables o con premeditación criminal, los con­
ducen a escuelas laicas o ateas, donde se arranca
a los niños la fe y la inocencia, donde maestros
sin conciencia y sin pudor prostituyen su no­
bilísima misión convirtiéndose en propagan­
distas de ideas anticristianas e impías.
¿Cuáles son las consecuencias de ese proce­
der? Lamentables por demás: la desmoraliza­
ción aterrorizadora de la niñez. Las escuelas
sin Dios y la instrucción atea son la causa de
que en la actualidad se vean tantos jovencitos
pervertidos desde su más tierna edad, viciosos
y de depravadas costumbres; irreligiosos, in­
crédulos e impíos, debido a la carencia de prin­
cipios religiosos, que son la base de la moralidad.
E l gran pedagogo, mons; Dupanloup, se estre­
mecía ante el pensamiento de que muchos
padres obrasen tan ligeramente en asunto
de tanta trascendencia como lo es el de elegir
un colegio para sus hijos.
Y el gran Pontífice León X III, exclamaba:
« Desventurados los padres que entregan sus
hijos a las escuelas sin Dios, a los estableci­
mientos en que Jesús y su doctrina quedan
relegados a impenetrable oscuridad, en donde
a los doce años esos niños tendrán corrompido
el corazón y las costumbres, y a los quince
habrán perdido la fe s>.
Y si estos juicios pudieran parecerles int^
resados o, por lo menos, algo exagerados, oigan
la opinión de un hombre poco afecto al campo
religioso, de \^'ictor Hugo. Dice el insigne littrato hablando de la enseñanza: Y o quiero sin­
ceramente, finnemente la enseñanza religiosa.
Debiera mandarse a la cárcel a los padres que
conducen sus hijos a las escuelas en cuya fa­
chada está escrito: Aquí no se enseña religión.
Y un clerófobo francés, decía: Me creena
traidor a mis hijos, si los entregara a maestros
que no practican sus deberes para con Dios y
carecen de fundamentos de cristiana rirtud.
Y dijimos también que con ese proceder irre­
flexivo en la elección del colegio, con el por\’enir de los hijos, los padres comprometían so
propia tranquilidad. E n efecto, ¿qué se pued®
esperar de un joven educado sin el temor de
Dios? ¿Quién no ama ni teme a Dios
temer ni amar sus padres? Si no ennoblece o
sentido de la vida con un concepto inrisibte.
y no regula y organiza sus actos según la
juntad de Dios, de una ley moral que es la nw*

W


nifestadón de esta voluntad divina, se lanzará
en el torbellino de la \dda a impulsos de las más
bastardas pasiones buscando tan sólo la satis­
facción de su egoísmo. E n vano suplicarán en­
tonces los padres; dominados por las pasiones,
irrespetuosos, desobedientes, altaneros y liber­
tinos, menospreciarán su autoridad y serán
con su mala \dda el instrumento con que Dios
suele, a veces, castigar a estos padres descui­
dados. Esos hijos, que de haber sido educados
cristianamente hubieran sido la corona y ale­
gría de su vejez, tal vez sean su martirio, la
causa de que terminen tristemente sus días.
4:

Es cosa deplorable ver como aun hoy día,
en los enseñantes y gobiernos prevalezca el afán
de la instrucción sin cuidar de la .influencia
real del corazón sobre la inteligencia, de los
sentimientos sobre la luz, de las buenas cos­
tumbres sobre los buenos estudios, de la virtud
sobre el saber. ¿Será que tal vez para el buen
orden de la sociedad, para la paz de la familia,
para el bien de los individuos es más importante
formar hombres doctos que hombres de bien?
N’o lo creo. La experiencia y la historia en­
señan de consuno que el mundo puede muy
bien caminar, ir adelante sin hombres doctos,
pero no sin hombres buenos.
Pnieba al canto. Queriendo el ateísmo ex­
pulsar a Dios de la sociedad, nos dijo en todos
los tonos que no había necesidad de una ley
moral ni de la idea de Dios para que el hombre
desempeñara dignamente las funciones que le
incumben en la vida. Que para cumplir su fin
y reglar su conducta le bastaba al hombre la
instmcción. Abranse escttclas por doquiera y se
(errarán las cárceles.
¡Pobres ilusos! Después de haber esperado
tanto en la eficacia de la escuela sobre el ánimo,
d espíritu de los pueblos; después de haberse
®gunado confiando en el valor d e l' progreso
matenal como regenerador social y de haber
dudado la aparición de la luz eléctrica, de los
han\-ías y de las maquinarias poderosas como
^ de un agente destructor de las tinieblas de
^ edad media, positivistas y ateos de toda
han comprobado, muy a su pesar, la in^®o^encia de sus halagüeñas previsiones, la
saciedad de sus dogmas intangibles.
Se han multiplicado las escuelas y propagado
® instracción; pero como esa instrucción sin
wos no es educadora, no tiene fuerza moralí*^dora, la sociedad, en vez de mejorar con ese
^ d e de cultura, se ha pervertido en manera
Una ola gigantesca de criminalidad
í de corrupción avanza arrolladora por doquiera

261 —

causando estragos espantosos y amenazando
destruirlo todo. ¿Cuándo, si no, se ha visto una
relajación de costumbres semejante, con tal
procacidad y una delincuencia infantil como
la de nuestros días, que hace necesarios tribu­
nales para niños, de los ocho, a los quince años?
Y , además, tampoco han disminuido las cárceles
con el multiplicarse de las escuelas, sino que
han continuado abiertas y, por desgracia, han
visto crecer el número de sus clientes, aunque
más ilustrados. Convénzase de una vez ])ara
siempre, porque en este orden de cosas no pue­
den repetirse experiencias lamentables, que la
educación para que prepare a la vida, para que
sea verdadera educación, debe ser profunda­
mente religiosa.
Así lo ha comprendido uno de los jefes del
idealismo italiano actual, Juan Geutile, que
en su Sommario di pedagogía, escribe: « Desde
el punto de vista religioso una instrucción
tronca e imperfecta, que no se integre con el
conocimiento de Dios y de las relaciones esen­
ciales del hombre con Dios, es una instrucción
deficiente, no sólo respecto a los fines morales,
sino también a los mismos fines teóricos; por­
que Dios no es solamente el dador de la ley
moral y el juez de las acciones humanas, sino
que también es el primer principio de todo: el
que entendido, todo se hace inteligible, e igno­
rado o ininteligible, non puede haber más que
una aparente y superficial inteligibilidad i>.
De ahí el fracaso ruidoso de la escuela sin
Dios. La experiencia, con sus soberanas leccio­
nes, demuestra que el sentimiento de honradez
puramente humana, tiene poca eficacia para
hacer que los niños se corrijan de sus defectos
y perversas inclinaciones; mientras que la en­
señanza religiosa, la fe, cuando es viva, hace
brotar sentimientos de amor y temor e in.spira
los más generosos esfuerzos. Es la ley moral la
que penetra en lo íntimo de nuestro ser, regula
nuestros pensamientos, afectos y nos defiende
de insanos deseos y nos aguijonea a la virtud.
Sabemos de muchos padres de familia para
quienes la conducta poco ejemplar de sus hijos,
ha sido una pesadilla durante las vacaciones,
pues volvieron de los colegios completamente
cambiados, con presagios de un porvenir poco
tranquilizador.
Más que a sus hijos deben culpar a su lige­
reza e imprevisión, pues si en lugar de enviarlos
a colegios sectarios donde, abandonados a sus
propias fuerzas, sucumbieron a las primeras
insinuaciones malignas de falsos amigos, sin
tener una mano amorosa que los elevara del
fango, les hubieran confiado a hombres ani­
mados de sentimientos religiosos, colocado en
establecimientos donde los estudios florecen



2Ó 2

a la par que se cultiva la virtud, les hubieran
alejado del camino del vicio, educado en la
sana y sólida piedad y preparado un porvenir
dichoso, feliz.
Aun es tiempo de enmendar errores. No ol­
viden los gobernantes ni los padres''de familia,
que de la educación depende el porvenir de los
hijos y la vida de los pueblos.
Es una verdad admitida, según los sociólogos
cristianos, que la causa eficiente de la desmo­
ralización de los pueblos es la falta de educación;
de donde se deduce que es necesario moralizar
a los individuos, a las familias y a los pueblos
por medio de una educación netamente cristiana,
en virtud de ser esta la única que compendia
y tiende a inculcar en el ente humano las leyes
naturales, morales y divinas que son la base
del orden social.
O O O-O-O O - O - & O O-O-O-€>O - o - o o

o-o-

Gracias de nuestro Venerable
Padre Don Bosco O)
Don B o sco d evu elve la vid a
a un M isionero.
El 5 de octubre del 1924, se celebró, en honor de
la Virgen del Rosario, una reunión, en un pueblecilio distante cerca 15 kilómetros de Skillong, a
la que concurrieron muchos cristianos, protestan­
tes y paganos. También tomaron parte los aspi­
rantes a nxisioneros, que vinieron para ejecutar
los cantos y entrenarse en su apostolado. Con ellos
llegó también el apreciado P. Bonardi. que hizo
el trayecto en bicicleta.
Todo resultó admirablemente. Después de la
misa cantada, con su buen sermón y commúón
numerosa, se sirvió una comida a la apostólica.
A las dos de la tarde se tuvo la verdadera reunión,
en la que muchos de nuestros animosos cristianos
hablaron con entusiasmo y llenos de fe. ha alegría
era extraordinaria.
lla cia las 4 emprendieron el regreso a SAí//on§.
Cuatw de los nuestros venían en mi compañía,
miontnu? <iue I>. Pablo Bonardi partió en bicicleta
unas minutos antes, junto con el coadjutor Sr. Ferraris.
Llegados a cierto punto, donde comienza
una ixnxdiente rápida, no sabemos lo que le habrá
ocurrido al P. Bonanli, si ha sufrido un desmayo
o una insolación, la cuestión es que, cuando ba­
jaba a toda velocidad, se desplomó de cabeza desde
la bicicleta.
Pruvideiicialmente, a los pocos segundos, lle( li Obedientes a los Decretos del S . P. Urbano V III v
de otros Sain os Poutlñces rej>etimos la protesta de que
a cualquier l>ccho relatado en estas páginas no entende­
mos darle más fe qu e la que merecen respetables testituomos humanos.



gábamos nosotros: y haUamos al pobre hermano
sin conocimiento, en estado verdaderamente lasti
moso. Creyéndole cadáver, fe di la absolución v
lo colocamos en el auto para conducirlo a Skilione
Cuanto más le miraba más me convencía de que
estaba muerto. E l pobrecito, fuera de sí. con los
ojos desencajados, parecía que se ahogaba Lla­
mado con urgencia el doctor, se mostró muy oreo
cupado, volviendo varias veces durante la noche
y confesando que no se explicaba como el amado
P. Bonardi no había muerto en el acto.
A aumentar nuestra pena y temores contribu­
yeron repetidas y abmidantes hemorragias, que
creimos desangraran al pobre paciente.
La noche fué penosísima, pero la mañana parece
que nos trajo una dulce esperanza; por algunos
días continuó una especie de calma confortadora.
Sin embargo, los dolores eran atroces. El día 9.
con todo, el enfermo estaba agotado, y los dobles
aumentando considerablemente nos harían temer
tm fatal desenlace. Un ojo parecía que lo tenía va
completamente perdido y toda la mejilla izquie^a
estaba horriblemente hinchada y hasta negra, ocultando totalmente el ojo, que a su vez era de un rojo
negro. La cosa se precipitaba, y parecía que hasu
el pobre enfermo no razonase ya normalmente.
La noche del xo al i i fué terrible; nos acercábamos
al fin: las extremidades se enfriaban y el corazói
comenzaba a flaquear, y se veía que el paciente
se ahogaba. Me apresuré a administrarle todos los
Sacramentos, y el querido enfermo seguía todas
las ceremonias, respondiendo él mismo, con grande
admiración nuestra. E l médico, que llegó hacia
las tres de la madrugada, me dijo que el momento
era sumamente crítico y podía morir de im ins­
tante al otro; pero que volvería para tener una
consulta con mía notabiUdad médica de Calcuta,
que se hallaba, de paso, en Skillong.
De vuelta, y examinando el caso, hallaron, en
efecto, la cosa gravísima y ambos fueron del pa­
recer que debía tentaise la trepanación del cráneo;
o mejor, dada la debilidad del enfermo, extraer
con una jeringa la médula de la espina dorsal para
disminuir la presión de la sangre.
E l momento no podía ser más penoso. Entonces
me recordé de uita reliquia especial de Don Bosco
que me dió el Rdmo. D. Pedro Ricaldone la ma­
ñana de nuestra partida para la Lidia, ful en se­
guida a tomarla, y, con toda la fe que me sugería
la circmistancia y mi responsabihdad, la apliqué
a la cabeza del enfermo confiándolo todo a Ibn
Bosco; me dirigí a Slaría Auxiliadora, y con lá­
grimas en los ojos le dije que si quería glorificar a
su Siervo no había ocasión mejor.
E l amado D. Manuel Bars, que desde la ma­
ñanita anotaba la pulsación del enfermo (mentó
úe 50 pulsaciones irregulares y a veces interrum­
pidas de mía o dos), se dió cuenta, apenas aplica­
mos la rehquia, que el pulso se agitaba y hacía más
fuerte, mientras el enfermo conciliaba en seguida
el sueño. Los aspirantes se alternaban en la ca­
pilla.
Tres cuartos de hora después, el P. Bonardi se
despertó curado: ya no tenia dolores de cabeza,
hablaba y razonaba, y apenas entré en la alcoba^

— 263 —
— Monseñor, me dijo, veo que todavía no es hora
de morir; apenas me aplicó la reliquia, noté algo
extraordinario en mí, me volvía la \*ida y sentí una
voz interior que me aseguraba que no moriría. Me
hallo bien.

El doctor no daba crédito a sus ojos, cuando,
llegando poco después para la operación, comprobó
que había desaparecido todo peligro.

peñando regulanuente sus ocupaciones y aún au­
mentándolas, debido a le escasez de pensonal.
Como recuerdo le quedó ima pequeña debilidad
en el ojo izquierdo con la desviación del nervio
óptico, lo que algún tiempo le liizo ver dobles las
cosas, pero aun eso ha desaparecido ya completa­
mente.
Certifico que todo cuanto he referido es la pura

E l V e n . D o n B o s c o , c u a d r o d e R o l l i n i (1880),

El doctor me decía claramente cuando desa­
pareció el peligro: — E l P. Bonardi debe guardar
<^ama toda\-ía por tres semanas o un mes, y luego
ya no podrá soportar más el sol de la India, ni
H-rá capaz de resistir \m trabajo mental serio. Es
Necesario en\iarlo a Europa y , a ser posible, al
norte, a países fríos.
— ¡Pobre doctor! ¡No conocía a Don Bosco!
‘fres días después el P. Bonardi se levantaba. A la
í«:aana, ya ordenaba sus registros, y quince dias
^ p u é s del accidente hacía vida ordinaria, desem-

verdad y estoy dispuesto a repetirlo y afirmarlo
con juramento.
In fa ie
E. M a t ; ia s .

Prefecto Apostólico del Assam.

Yo, D. Pablo Bonardi, certifico que todo cuanto ha
referido Mons. L. McUhias es verdad sacrosanta. De
todo me he dado excenia, menas de la caída y délo que
la siguió inmediaiamente.

— 26a —
Apenas me pusieron en la cabeza la reliquia del
Ven. Don Basco, yo senti reabnente en mi una vida
y fuerza nuevas, y al mismo tiempo sertí en todo mi
ser, como una convicción profunda, sin sombra de
duda, y como una voz que me aseguraba que no mo­
riría de esa caída; una convicción tan firme que,
por asi decirlo, me hacia parecer ridiculo o absurdo
el tener que morir entonces.
Atribuyo la gracia maravillosa a nuestro Ven.
Don Bosco; y de qué manera se lo agradezco, no com­
prendiendo como haya hecho un prodigio semejante
a favor de tan miserable criatura.
In fede

respiro. Entonces, lleno de fe tomé rma reliquia
del Ven. Don Bosco y se la apliqué varias veces al
moribxmdo con la certeza de obtener un milagro,
i Oh potencia y bondad de Don Bosco! Tras pocas
horas de crueles ansias y fervorosas oraciones
papá comenzó a recobrar los sentidos, abrió los
ojos y pidió de beber ¡Había resucitado! El que­
rido enfermo en breve se restableció completamente
y ahora, juntamente con el que ésto escribe, con­
movido y lleno de gratitud da gracias a María Au­
xiliadora y al Venerable.
Nápoles, 24 Mayo 1924.
A n to n io Sq u ii ,i ..acb

PABI.O B o n a r d i Pbro.

Ex-alumno salesiano.

Misionero Salesiano del Assam.

Don B o sco m e h a curado.

Shillong, 3 de Marzo de 1925.
También todos lo nuestros, a quienes impresionó
dolorasamcnte la caída mortal de D. Pablo Bo­
nardi, han declarado, a su vez lo siguiente:
Los que suscribimos, después de haber leido la re­
lación de Mons. L. Mathias sobre el accidente y mi­
lagrosa curación de D. Pablo Bonardi, como fuimos
testigos presenciales de cuanto aconteció y especial­
mente estuvimos presentes cuando el enfermo recibía
el Viático y presenciamos la improvisa, total curación
poco tiempo después, certificamos que todo responde
a la verdad y que estamos dispuestos a mantenerlo
con juramento.
• (Siguen las firmas).

Enfernia gravemente de una pierna desde liacía
largos años y viéndome reducida a guardar cama,
sin poder caminar, acudí al Vble. D. Bosco para
que me curara, ofreciéndole recoger de limosna
para una Misa cantada a María Auxiliadora con el
fin de alcanzar su Beatificación, propagar su devo­
ción y publicar su milagrosa intercesión, y después
de haber rezado dos novenas, fui curada, ¿ a tercera
novena se la ofrecimos mis hijas y yo en acción
de gracias. Y hoy cumplo mi promesa agradecida,
enviando a la vez un ex voto, que deseo sea colocado
en el Santuario de María Auxiliadora en Turín.
Caracas, Venezuela.
M a r ía Cook d e Seijas .

F e en D- B osco.
Un carísimo ex-alunmo, Lxiis Corradi, habiendo
quedado sin trabajo, intentó todos los medios po­
sibles para encontrar ocupación, pero sienrpre inú­
tilmente. Entonces pnso toda su confianza en el
Vble. D. Bosco, prometiendo ima oferta en favor
de sus obras. Obtuvo un destino provisional, e in­
mediatamente comenzó a enviar su óbolo itiensual,
en la seguridad de c^ue el Vble le proporcionaría
ima colocación fija.
En efecto, habiendo dejado el destino provisional
continuó confiando en D. Bosco, y obtuvo un des­
tino fijo de maciuinista naval. Ahora me escribe
desde Hamburgo, diciendo que desea ver publicada
esta gracia cu el Boletín.
Spezia I3-5--Í4Sac. Carlo G a i t i director.

E s ta b a y a en la agonía.
Mi pnp>ú, de edad avanzada, encontrábase gra­
vemente enfermo en abril de 1922, y hubiera de­
bido someterse a una dolorosa operación, cuyo
resultado, segiíu confesión del quinirgo, era in-,
cierto.
Pensando en las muchas gracias qtie María SS.
Axixiliadora concetle a sus devotos, decidí empezar
la novena que aconsejaba el \'en. Don Bosco. En­
tretanto, píxpá, en vez de mejorar, se agravaba de
día en dia. Xo perdí mi esperanza y continué pi­
diendo. El último día de la tercera novena, el que­
rido enfermo estaba a punto de exhalar el líltiuio

Los Sres. Cooperadores Salesíanos, cum­
pliendo los requisitos de costumbre, pueden
ganar Indulgencia plenaria:
lo El día que se inscriben en la Pia Unión.
2° Una vez al mes, a elección de cada cual.
3° Una vez al mes, asistiendo a la confe­
rencia.
4*^ Asimismo, una vez al mes, el día en
que hagan el Ejercicio de la Buena Muerte.
5® El día que por primera vez se consa­
gren al Sagrado Corazón de Jesús.
6° Siempre que hagan Ejercicios Eispirituales durante ocho días seguidos.
Además, los siguientes días del mes de Octubre:

El

7, Xtra. Sra. del Rosario.

»

I I , L a Maternidad de María.

» 16, L a Pureza de María.
También pueden ganar otras muchas indulgencias plenarias y parciales, y gozar de va­
rios privilegios, como puede verse en el
glamento o « Cédula de admisión a la Pía
Unión
a la cual nos remitimos.

— 2Ó5 —

El Cooperador Salesiano debe ser otro D. Bosco.
(Continuación).
E l Papa.
Cuando después la fe le muestra a Dios en
la persona de su \^icario, que rige los destinos
de la Iglesia, D. Bosco entonces con su inteli­
gencia, con su corazón, con todo cuanto vale
y significa se convierte en el hombre del Papa
y de los intereses y derechos de la Santa Iglesia.
De él pudo decir el Card. Alimonda: « Su vida
entera, privada y pública, es conocida del uni­
verso como un testamento papal ».
« Apenas sonaba en sus oídos la palabra
Romano Pontífice, dejó escrito Blons. Manacorda, se encendía, se animaba y hablaba con
.entusiasmo. Ninguno de los que le trataron
oyó de sus labios ni una palabra que no fuese
impregnada de respeto, de obediencia perfecta
y de docilidad infantil ».
Y no contento con haber trabajado incan­
sablemente durante su \*ida por la exaltación
de la Iglesia y del Papa, quiso que desde su
lecho de muerte llegase al Vicario de Jesuwisto
la protesta de sus últimos alientos de fe y de
amor a la Sede Apostólica. « Cuando vayas a
Roma, le dijo a Mons. Cagliero, dile al Padre
Santo que los Salesianos tienen por fin especial
el sostener la autoridad de la Santa Sede donde
íjuiera que se encuentren y donde quiera que
trabajen: » y este fué uno de los últimos re­
cuerdos que dejó a sus hijos: « el respeto, la
veneración y el amor al Vicario de Jesucristo
¿Por qué tanta insistencia? Por la fe y nada
más que por la fe. Ella es, como vemos, la que
muestra a Jesucristo en el Papa, y él, que quiere
ser todo de Jesucristo, que ardientemente desea
que en Jesús y en el cumplimiento de su deber
se concrete y desarrolle su vida entera, por eso
precisamente es todo del Vicario de Jesucristo,
enaltece sus prerrogativas, defiende sus derechos
y difunde la obediencia y el amor al Papa,
Sacrifício.

La fe le recuerda que la vida del cristiano,
y aun más la del sacerdote y la del religioso, es
vniz y martirio (i); que nosotros también,
asociados a la obra de la Redención en calidad
cooperadores de Dios » (2)', debemos repro­
ducir en nosotros a Aquel que fué llamado
* Hombre de dolores ». (3); que somos miem(•) Tota vita christiani h^minis, si ¿ecundum evan"*Jai Tivatur, crux est atque m artyrium . (:S. A ugusl.J
(21 Dei eniin sum us adjutores. ( I C or. III, 9).
ts) Virum dolorum . ( ¡s . L U I, 4).

bros de un Cuerpo cmcificado, de una Cabona
coronada de espinas: « que al mundo endure­
cido, como dice Bossuet, es preciso hablar e
con las Llagas y moverlo con la Sangre; » que
el eco de los dolores del Huerto de los olivos y
de *la agonía del Calvario debe resonar como
reclamo amoroso entre los pueblos de toda la
tierra hasta la consumación de los siglos.
Y D. Bosco, que desde su infancia había
vivido en un ambiente de sufrimientos y j)rivaciones de todo género, al ser sacerdote no sólo
no rehuyó, sino que buscó y abrazó con santo
arrojo las mortificaciones y sufrimientos de que
Dios quiso sembrar el camino de su apostolado.
« Nuestro amadísimo Padre, afinnó el Card.
Cagliero, ocultaba cuidadosamente al exterior
sus mortificaciones, abstinencias y penitencias,
hasta el punto de que su virtud pareciera como
ordinaria y común a cualquier sacerdote ejem­
plar: era de tal índole que, lejos de atemorizar
a nadie, infundía en todos ánimo y alientos
para imitarle. No obstante, teniendo en cuenta
su delicada salud; sus incomodidades ocultas;
su despego de todos los bienes de la tierra; su
extremada pobreza, sobre todo en los primeros
veinticinco años del Oratorio; la escasez de
alimento; su privación de pasatiempos, descanso,
diversiones, de toda clase de comodidades, y
sobre todo, las continuas fatigas de cuer])o y
de espíritu, podemos afirmar con toda verdad
que D. B >sco llevó una vida tan penitente y
mortificada como únicamente la llevan las
almas que han llegado a ]a más alta y perfecta
santidad *. « Y no sólo, continúa diciendo el
límmo. Cardenal, eran en él estas mortifica­
ciones fáciles y naturales » sino que, según el
testimonio de D. Bonetti, « en el padecer ex­
perimentaba el Venerable un inmenso gozo
que se le reflejaba hasta en el semblante ».
Más aún: sabía comunicar a los demás de un
modo suave y maravilloso su alegría y su amor
al sacrificio. He aquí lo que atestigua D. Rúa.
♦ 03'endo que alguno se lamentaba de tribu­
laciones, de cansancio o del cargo encomendado,
inmediatamente le animaba con estas palabraj:
Acuérdate que sufres por un buen Amo, como
lo es Dios. Trabaja y sufre por amor de Jesu­
cristo que tanto trabajó y sufrió por ti. U.i
trozo de Paraíso lo arregla todo ».
¿No es cierto que estas palabras parecen eco
de las que Pedro y Pablo dirigían a los primeros
cristianos? « Si padecemos con Cristo, con K 1
seremos después glorificados. Porque tengo

— 266 —
por seguro que los sufrimientos del tiempo
presente no tienen comparación con la gloria
futura que se revelará en nosotros (i) i>. « Ale­
graos de participar de los sufrimientos de Cristo
para que os alegréis y gocéis también cuando
se manifieste su gloria (2) ».
Kn virtud de esto no hay por qué admirarse
de que con el corazón lleno de tales sentimientos
y su confianza en Dios, su valor y constancia
no disminuyesen jamás, y de que él también,
como otros hombres escogidos, pudiese repetir
las palabras del Apóstol: « Todas las cosas me
son posibles en Aquel que me conforta » (3).
La fe es la que va transformando la debilidad
humana en omnipotencia divina; al hombre,
en Dios.
No hay para qué continuar. Con esto ha desa­
parecido el misterio, y ya se descubre el secreto
de las maravillas por él obradas, puesto que
« no hay nada imposible para el hombre de
fe » (i).
E l modelo y las copias •

K 1 hablar de D. Bosco es lo mismo que si ha­
blara de cada uno de nosotros. Si él es el modelo,
no.sotros debemos ser sus copias exactísimas.
VA Cooperador Salesiano, como dije al prin­
cipio, no es más que la copia de D. Bosco, que
se sacrifica a sí mismo con los celestiales auxilios
de la fe.
Según el concepto del Venerab e, el Coope­
rador Salesiano no es esa extraña mezcla de
luz y tinieblas que en las mal llamadas fiestas
benéficas, en teatros, bailes, banquetes, etc.,
derrocha grandes sumas, disfrazando este de­
rroche con la máscara de una mal entendida
piedad, para ofrecer al pobre el sarcástico óvolo
de algunas migajas caídas de la mesa de los
modernos Epulones, manchadas con el fango
de la culpa.
Y mucho menos responde al espíritu de Don
Bosco el que, sin preocuparse poco ni mucho
de la vida cristiana, movido sólo por un senti­
miento de bondad natural, se limita a destinar
en su presupuesto una cantidad para los huér­
fanos de sus institutos.
También de éstos tiene necesidad el Vene­
rable; i)ero no reflejan el ideal que de sus Coo­
peradores se había fonnado.
(t) Si tam ea comim timur, ut «t congloriñcem ur. Extst'm o ením «|uoü suni coadi^aae passioites Iiujus temp oiis ad fuiuram Rioriant quae revelabilur iit nobis.
(fíoiH., V I H , 17 el tS).
(a) Com unicantes CUristi passionibus gaudete, ut et in
revelatione gtoriae eju s gaude.atis exultantes CI P elr.,
IV . 13).
(3) Otanta possum iu eo, qui me confortat (Philip.,
V I . 13'.
(1) S i habueritis ñdem ... nihil impossibile erit vobis.
X V II, 19 .

Llamamiento a las almas buenas.

E n los ardores de su celo describe la abun­
dancia de la mies, y no contento con ofrecer
al Amo Divino de la viña el concurso de sus
humildes energías, anhelando ver acrecentada
el número de los que cooperen a la salvación
de las almas, va en busca de obreros evangélicos,
reúne el primer grupo; pero pronto adrierte
que su número es muy exiguo para el enorme
trabajo que se presenta. Entonces es cuando
el Venerable, siguiendo el ejemplo de los hom­
bres apostólicos de otras épocas y de los que
en sus mismos tiempos celosamente trabajaban
por el triunfo de la Iglesia y por la salvación
de las almas, lanza al mundo un llamamiento,
ardiente, conjurando a las almas buenas para
que se unan a sus esfuerzos.
« Los pobres Salesianos, dice, no pueden
acudir a tanta necesidad y por esto, hacienda
ellos lo que pueden por su parte, se dirigen
además a todos los que aman nuestra santa
Religión Católica y la salvación de las almas
y les invitan, aún más, les ruegan encarecida­
mente por el amor de Nuestro Señor Jesucristo
a que les ayuden y cooperen con ellos a las
obras especiales de caridad que forman el fin
de esta Congregación. Multiplicándose los lazos
de este modo, esperamos poder extender el
cultivo a una mies más extensa y abundante,
consiguiendo por lo tanto mayor fruto para
gloria de Dios y bien de las almas (i) ».
El concepto de D. Bosco es, como se ve, claro
y concreto; quiere verdaderos Cooperadores,
es decir, hombres de buena voluntad que con
él trabajen en el campo que constituye el objeto
de su misión.
« Los asociados, insiste, no deben contentarse
con palabras, sino llegar a las obras » (i).
Y en otra parte: « El fin de la Pía Unión es
dar a la Congregación Salesiana ayudantes
que tomen especial cuidado de la juventud.
Se ve por lo tanto que los Cooperadores y Coo­
peradoras deben industriarse por llevar a cabo
alguna obra de caridad que conduzca a este
noble objeto: de otro modo se vería defraudada
la piadosa intención de la Iglesia, que abrió los
tesoros celestiales en su favor » (i).
E l buen Padre, lo mismo que sus hijos, ten­
drán siempre el corazón lleno de gratitud para
todas las almas buenas que, no sólo del campo
católico, sino hasta de religiones diversas, quie­
ran dar a su obra un tributo de admiración, de
elogio o de generosa limosna; pero lo que más
le interesa, lo que verdaderamente necesita
son Cooperadores tal como los concibió su mente
inflamada de celo.
(1) Regl.íraeiUo.

Del Oriente y del Occidente.
{Recibimos del Misionero Don G. Tomatis).
En los límites de la vasta parroquia de Tanjore, confiada a los Salesianos, hay cerca de 70
aldeas, que distan entre sí unas 30 millas. En
algunos lugares se encuentran varios centenares
de cristianos, y el Misionero va a visitarlos de
cuando en cuando, especialmente durante la
Cuaresma, para prepararlos al Precepto Pascual.
Nuestro hermano Ignacio Muttu, q u e' es el
primer sacerdote salesiano de la India, está
encargado de estas aldeas, y va a \risitarlas
cuando puede, y viendo las necesidades que hay,
decidió edificar, una capilla en un centro, a
donde pueden acudir los que habitan las aldeas
de los alrededores.
Se empezaron los trabajos, y los cristianos
abrieron una suscripción entre ellos: nuestro
Párroco de Tanjore les ayudó cuanto pudo,
pero ahora todos los bolsillos están agotados,
y la capilla no se ha concluido todavía. Me dice
el querido y celoso sacerdote que le faltan unas
mil pesetas para ultimar los trabajos, y acude
a la generosidad de los lectores del Boldin,
confiando en su a3'uda.
Se hace necesaria una capilla en aquel lugar,
porque es un punto céntrico al que pueden
acudir los cristianos de diez aldeas circunveciaas, y los protestantes se han establecido no
3iuy lejos de allí y trabajan también por atra­
erse a los Cristianos. La capilla llegará a ser un
rmportante centro de misión, donde el Misio­
nero podrá más fácilmente asistir a aquellos
fieles.
¡Faltan mil pesetas! poco para los que tienen
■ ^ero, mucho para los Salesianos de Tanjore,
¡iae, son muy pobres, pobres por su culpa...
r ^rque son muy caritativos, dan mucho, quieren
**lificar capillas, talleres, aceptar un gran nú­
mero de huérfanos y de niños de la Sta. Iníáada, y dar limosna a los más desgraciados.
Oe cuando en cuando voy a Tanjore, y veo
trabajan aquellos buenos Hermanos,
últimamente han inaugurado la Imprenta, que
el nombre de Don Bosco. Han comprado
máquinas buenas y muchas cajas de tipos
-r imprenta, pero no tienen local suficiente y
-ítierán empezar a construirlo. A l presente la
•^renta Don Bosco es una miserable barraca...

y henos al estribillo de siempre: ¡l'alta dinero!
Para constmir un local conveniente se necesitan
mil pesetas, y si nuestros bienhechores nos
mandasen un poco más, daríamos parte a las
Hijas de María Auxiliadora que tienen entre
manos obras importantísimas, que no se pue­
den concluir por falta de medios.

Entre los pobres del Asam.
E l querido P . Piasecki, Misionero en el Asam,
dando las gracias al Rmo. Don Felipe Rinaldi por
el último envió de una hermosa estatua del S.
Corazón de Jesús para los pobres itidigcnas, que
se privaren de la tosca imagen que ellos mismos
habían esculpido, y que enviaron a la Exposición
Vaticana, escribe: .
¡Pobrecitos! hace pocos días íes visité y les
encontré un poco afligidos, porqtie su pequeña
iglesia fué arrastrada por el viento... y para la
Santa Misa se reúnen en un granero de arroz,
adornado con flores, hojas, y hasta con sus ves­
tidos, poniendo como alfombra una estera, de
tal modo que se presenta bastante bien.
Ivcs animé a edificar una nueva iglesia de
madera, y les tracé un pequeño plano, segiíii
el cual debían construirla; les prometí que cuan­
do estemos un poco mejor de fondos, les ayu­
daremos a levantar una iglesia más solida y
más capaz, y les invité a seguir rogando, jiara
que el Señor nos mande bienhechores. Se mos­
traron contentos, y dijeron que de buena gana
seguirían rezando a la Virgen de Don Bosco.
Algunos me acompañaron hasta la estación,
y cuando el tren echaba a andar, ellos me gri­
taban aún encargándome que mandara sus
saludos a Usted y al Papa.
Otro hecho. Hace un mes, fui a un jardín de
te (Halem) para visitar a los católicos, que son
casi doscientos. Tengo la costumbre de ponerme
a hablar con la gente apenas llego y hago los
primeros saludos, para poder descubrir a los
que están descontentos, a los que tienen alguna
aflicción, que tantas veces ocultan porque no
se Ies pregunta.
Estando, pues, en familiar conversación y
mirando por una parte y por otra, observé en
un rincón de la capilla a un hombre con una
cara muy triste. Le pregunté: Y tu, queridoamigo ¿qué tienes? Ni siquiera me miró. ¿Eres

— 268 —
tú también cristiano? Ninguna respuesta. Pero,
otros me dijeron que era un pagano que quería
hacerse cristiano. Kntonces le pregunté ¿es ver­
dad que quieres hacerte cristiano? Dímelo todo,
y yo procuraré ayudarte.
No me respondió en seguida, pero poco des­
pués, cuando le aseguré que haría todo lo
posible ])ara ayudarle, comenzó a decir entre
sollozos:
\’ine aquí desde mi pueblo, hace tres años,
y perdí a tres de mis hijos. Solo me quedaba

aquel acto externo de renuncia a Satanás. Kncomendé aquel hom bre al catequista, y estov
seguro de que en breve podrá ser bautizado.

Pasando por otra aldea en la que habitaban
varios católicos, se me acercaron algunos pa­
ganos, que empezaron a mirarme con curio­
sidad, y con algo de temor. Entablé conver­
sación con ellos, y al poco tiempo éramos buenos
amigos. Obser\’é que sus hijos llevaban pen­
dientes al cuello dos o tres cápsulas de metal,
cuyo contenido yo ignoraba. Pregunté qué era

I n d i a — N t h v a caj ' ii . l a b n c o n s t r u c c i ó n e n l o s a l r e d e d o r e s d e T a n j o r b .

uno, y lo he perdido también hace pocos días. No
pudo hablar más. Se veía que sufría mucho. lye
animé como pude, exhortándole a abandonar los
ídolos y a dirigirse al verdadero Dios que le
consolaría. - • Sí, respondió él con voz robusta
y con los ojos radiantes, sí, me haré cristiano.
Hasta ahora, he servido al demonio, y éste ha
dado muerte a mis cuatro hijos ¡Desde hoy no.
le serviré más, no le serviré más!...
Y así diciendo sacó una trenza de cabellos
largos que llegaba casi hasta el suelo, y que
tenía escxuuUdos debajo del vestido, y me dijo:
Para que Usted tenga una pnieba de que hablo
en serio le pido que me corte esta trenza que
lie extendido siempre, hasta hoy, cuando ofrecía
mis sacrificios al demonio...
Me sentí conmovido al ver la firme resolución
do aquel hombre, y expresé mi satisfacción por

aquello. Me respondieron que se trataba de
dones para la divinidad, pues si los niños no
llevaban aquellas cosas* al cuello, su dios se
disgustaría con ellos y los haría morir. Respondí
que sería sólo el diablo el que se disgustaría pero
que el \’erdadero Dios es más fuerte que el; y
que si ser\-ían al verdadero Dios, el diablo w>
tendría ningún poder sobre ellos. Que tirar*»
aquellas cápsulas supersticiosas, y yo daría
sus niños una medalla del agrado del verdadero
Dios, y les ofrecí la medalla de María SS. Ans>
fiadora. Todos la aceptaron y me pidieron •
continuara hablándoles de este gran Dios y
su Madre. Por desgracia no pude detenerme mucho tiempo. Encomendé de un modo part
cular aquellos niños a Don Bosco, que segnf*
mente me sonreía en aquel momento desde »•
Paraíso, habiendo puesto en él im confiao»-

— 2Ó9 —
Monte después en bicicleta, y por un buen
trecho me siguieron los niños corriendo, hasta
^que no pudiendo más, se pararon en medio del
camino, y continuaron mirándome hasta per­
derme de \dsta. Sentí mucho tener que aban­
donar aquellos queridos amiguitos, y repetí
una vez más: ¡Don Bosco, haz que sean tuyos!

¡50 huerfanitas
y 100 huerfanitos en Shillong!...

Las Hijas de María Auxiliadora
en la India.
Nos escriben de Tattjorc:
De las ocupaciones que tenemos en nuestra
misión una de las más interesantes es la visita
a las aldeas de la extensísima parroquia; serán
unas sesenta, esparcidas a una y otra parte, dis­
tantes de 20 a 30 millas de Tanjore. -Mgunas
cuentan un crecido número de cristianos.
Nuestras giras las hacemos en carros tirado.s
por bueyes, llegando a la aldea des])ués de cinco
o seis horas de camino, con los huesos molidos

Escribe el Prefecto Ap. Mons. ilatliias:
Hace tiempo que la Directora de las Hijas
de María Auxiliadora de Gauhati me decía;
— ¿Podemos tentar a la Provi­
dencia, y en honor del Cincuentenario
de nuestras Elisiones tener en seguida
cincuenta huérfanas este año?
— Y a lo creo, le respondí; no solo
cincuenta, sino ciento en recuerdo
del Centenario del primer « sueño »
de Don Bosco.
— Oh, internimpió Don Bonardi
que estaba presente, esta parte me
la reservo para mí. L a señora Direc­
tora se tenga sus cincuenta huérJaiias para recordar el Cincuentenario
de nuestras Misiones; y yo, en Shillong, en el Orfelinato de San Anto­
nio, tendré los cien huérfanos para
eoiimemorar el centenario cDl primer
' ' teño » de Don Bosco.
H ija s d e M a r í a -^u x u . i a d ü r a e n e l A s s a m .
Mano.s a la obra, respondí; Dios
ii> bendiga y les mande, el pan de
«da día para alimentar a sus 150 huérfanos de por el traqueteo del carro. Y a en nue.stro des­
Üauatlii y de Sliillong.
tino, necesitaríamos descansar, pero hay que
•\mado Padre, non ha pasado todavía un mes atender en seguida a los numerosos cristianos
desde aquel diálogo, y nuestras Hennanas tienen
que nos salen al encuentro tan pronto como ven
ya cincuenta huerfanitas, y el querido P. Bo- llegar el carro del Sami (sacerdote), que es tan
i^irdi ha recogido hoy mismo el centesimo conocido.
liuerfanito; y todos los días de estas 150 bocas
'■ ibirá al Cielo la súplica: — ¡E l pan nuestro de
V is ita n d o la s a ld e a s.
f iríií. dánosle hoy!
Dios escuche a estos angelitos en la tierra y
La primera vez que 1 ..'amos a una de estas
■ yndiga a los que quieran ser los instrumentos aldeas, quedan muy soq;.endidosal ver las Her­
su Providencia, para saciar el hambre de manas en lugar del Sami. Pero sabiendo que
•mtos pobrecitos abandonados que nos recuer- venimos mandadas por el Sami (y su carro es la
•2n, en el transcurso de este año, el cincuente- prueba más convicente) y sabiendo que venimos
••^0 de nuestras -Misiones y el centenario de a visitar los enfermos, la sorpresa se cambia en
•i oiimera visión inspiradora de nuestro \'ene- confianza y todos quieren que vayamos a visitar
^ 'le Padre.
los suyos.
Bajo la dirección del catequista que nos acom­
paña, visitamos primero a los enfermos más
bien todas las cosas, aunque sean pegraves. Se ven escenas dignas de toda compasión.

•■ rgarfy,;os con toda seguridad a terminar
íCncontramos pobres enfermos que sufren desde
• -i:-) de nuestra santidad.
mucho tiempo, a veces, por falta de simples
D . M lG ü E I . r ú a .
medicamentos. El aceite de ricino y la quinina son

— 270 —

las principales medicinas de nuestra farmacia
ambulante; tenemos también agua para lavar los
ojos, jeringa para los oídos, tintura de yodo,
láudano, bismuto, percloruro de hierro y un­
güentos para toda clase de llagas. I^a cura o_bligada es siempre la limpieza, de la que todos
tienen gran necesidad, y casi siempre obtenemos
buen resultado. Ivos indios tienen gran confianza
en nuestras medicinas; cuando abrimos el bo­
tiquín y ven los frascos, todos quieren ser cura­
dos, aunque no tengan necesidad.
Curamos los cuerpos, sin descuidar al mismo
tiempo las almas, tanto de los cristianos, como de
los paganos, que también tienen gran confianza
en nuestras medicinas. Se les habla de Dios, de
la Virgen; se enseña un poco de catecismo y se
abre su corazón a la fe y a la confianza en Dios
y en su Divina Providencia.
Frecuentemente encontramos niños que no
nacen para este mundo, les administramos el
santo bautismo abriéndoles así las puertas del
cielo. Siempre estamos rodeadas de gente, cris­
tianos, paganos o mahometanos y todos quieren
algún regalo. Les distribuimos estampas, rosarios,
medallas procurando contentar a todos, cosa
que a veces no logramos. Al mediodía, cuando
el calor es ya sofocante, descansamos bajo al­
gún árbol, refocilando nuestros cuerpos con un
poco de comida. Los indios nos miran un poco
admirados, porque creen que nosotras no co­
memos. Llegada la noche nos retiramos a nues­
tro carro, entrando antes, si la hay, en la capilla.
Después de cenar y de haber agradecido a Dios
los beneficios concedidos durante el día, exten­
demos en el duro suelo una estera y sir\'iéndonos de una caja o de un saco como almohada,
nos echamos a dormir, mientras llega el nuevo
día para reanudar nuestra tarea bienhechora.
No lejos de nosotras están aun los indios, y en
tanto que unos hablan en alta voz, como siempre,
otros duermen para ser los primeros por la ma­
ñana en conducirnos a ver a sus enfermos.
Y a hemos visitado una vez todas las aldeas
y ahora comenzamos de nuevo. La primera aldea
que visitamos por segunda vez, fué Publianaltam.
Situada en medio de arrozales y de la carretera,
o mejor dicho, del foso que allí conduce y que
habían convertido en un canal, de suerte que,
jio pudiendo encontrar los senderos del camino,
el proseguir era una empresa temeraria. Teme­
rario sí, nu\s no imposible, cuando guía el deseo
de hacer un poco de bien. Los bueyes, general­
mente, no temen estos caminos fangosos, pues
en parte ya están acostumbrados y además les
incita el aguijón del carretero.
También nosotras nos acostumbramos a este
género de aventuras. Los cristianos que encon­
tramos por el camino nos siguieron hasta la

aldea, tributándonos alegres recibimientos, y
nos dijeron que deseaban ardientemente nuestra
llegada, pues precisamente en aquellos días la*
fiebre afligía la aldea de suerte que todas las
familias tenían algún enfermo.
Afortunadamente llevábamos gran cantidad de
quinina. Empezamos por visitar a los más nece­
sitados; permanecimos allí dos días, ayudando
lo mejor que podíamos a todos, y María Auxilia­
dora bendijó nuestros trabajos, porque antes
de marchar había disminuido bastante la fiebre.

L a b o n d a d d é la V ir g e n .
Nuestras medicinas en las que, como he dicho
más arriba, los indios tienen una confianza ili­
mitada, obran, a menudo, prodigios. Un pagano,
según decían estos negros, estaba atacado del
cólera, pues dos días hacía que sufría continuos
vómitos, disentería, temblores etc. Todos estaban
persuadidos de que le sanaríamos. Fuimos a
verle; el pobre sufría horriblemente, y nosotras
contábamos con pocas medicinas para el caso.
Rezamos un Ave María y una Salve y dimos al
enfermo lo poco que teníamos. Dos horas des­
pués el enfermo se levantó y vino a damos las
gracias por haberle sanado. Cuál fuese aquella
enfermedad y cómo haya sanado tan improvisa­
mente, no sé decirlo. Y o lo atribuyo a la Vi^en;
y este no es un caso raro.
Aconteció en otra ocasión un caso alarmante.
A cierta mujer, mientras arrancaba hierba, le
mordió una serpiente venenosa y nadie espe­
raba que pudiera salvarse. Nos la trajeron des­
vanecida y nosotras, viendo el caso, nos recomen­
damos a la Virgen. Confiando más en la Viigen,
que en la eficacia de los contravenenos, ensan­
chamos la herida para hacer salir la sangre,
aplicamos los contravenenos más fuertes y le
dimos a tomar pildoras especiales contra las
mordeduras de las serpientes. También esta vei
el peligro fué superado y la pobre mujer quedó
salva. María Auxiliadora como buena madre
parece complacerse en multiplicar estos c a ^
para aumentar la confianza de los pobres indios,
no sólo en las medicinas, sino principalmente
en E lla misma.

¡V u e s tr a r e lig ió n e s d i f í c i l !
Todos, incluso los paganos, desean conversar
con nosotras y nosotras aprovechamos gustosa?
tan buena ocasión procurando hacer recaer la
conversación en asuntos de religión, ya que nues­
tro principal intento no es tan solo el sanar sus
cuerpos, sino el hacer un poco de bien a sos
almas, sumergidas en la idolatría.
Juntamente con los que necesitaban medí



271

ciñas y algunos curiosos, vinieron a nuestra ca­
pilla dos jóvenes paganos, los cuales, aunque
llevaban en la frente los emblemas del dios Stva
nos saludaron cristianamente; « Sarvesuramiccu
FosHran
« Alabado sea Dios ». Nos sor­
prendió tal proceder y les preguntamos el por
qué de semejante saludo.
— Nosotros no somos cristianos — respon­
dieron, sin embargo — venimos con frecuencia
a la capilla y hemos aprendido a hacer la señal
de la cruz y conocemos algunas de las oraciones
que dicen los cristianos.
— Eso está muy bien, pero ¿no pensáis nunca
seriamente en la salvación de vuestra alma?
¿No pensáis nunca que adoráis al espíritu del
mal? Mientras estéis a su servicio nada haréis
en pro de vuestra alma. ¿Por qué no rompéis
las cadenas de ta l esclavitud haciéndoos cris­
tianos?
— Vuestra religión es difícil, la nuestra es
más comoda. Los cristianos no deben afirmar
la falsedad, no deben robar... a nosotros, en cam­
bio, todo nos es lícito, podemos satisfacer todas
nuestras pasiones sin disgustar a nuestro dios.
— Sí, pero después de la muerte vosotros
iréis al infierno con el demonio a sufrir por
siempre, en tanto que los buenos cristianos irán al
paraíso con el buen Dios a gozar eternamente.
Así terminó la conversación; no me respon­
dieron nada más; uno dijo que tenía mal de
cabeza, otro mal de garganta; Ies di la medicina
y se marcharon.
iQuién sabe si nuestras palabras, avaloradas
con la gracia del Señor, no produzcan a su de­
bido tiempo buenos frutos en aquellas almas,
todavía esclavas de Satanás!

U n a d ific u lta d .
Nos preparamos para hacer la visita a otro
pueblecito y fuimos con mucho gusto, no obs­
tante la fatiga, el cansancio y el calor sofocante,
pues se trataba de hacer algún bien a tantas
almas. Quisiéramos ir con frecuencia a ^risitar
a aquellos buenos y queridos cristianos que
habitan lejos de la iglesia y que nos reciben con
tanto cariño, pero hay una dificultad. Gon fre­
cuencia no tenemos las- medicinas necesarias
que pudiéramos llevar. Aunque solo distribu­
yamos medicinas por valor de 50 ptas. en cada
pueblecito, debemos también mantener los
bueyes, pagar al carretero y así con frecuencia
debemos retrasar la visita por falta de medios.
¡Quiera el Señor inspirar a muchas almas para
que vengan en nuestra ayuda.
Tomad por \niestra cuenta, queridos ccwperadores, toda o al menos en parte, la \*isita a
ua pueblecito. Más o menos \*iene a costar 50



ptas. Estos pueblos son 60; de modo que hay
sitio para la caridad de muchas almas generosas.
Aquí no se trata de dar el pan a quien podría
ganárselo, sino de dar una medicina al que sufre.
Si pudiéramos hacer ver nuestras estrecheces,
estamos seguras que muchos nos ayudarían.
Las oraciones de los misioneros y las de las
almas socorridas se eleverdn al cielo fer\'orosas
y omnipotentes, por sus queridos bienhechores.
La Directora de las
Hijas de María Auxiliadora.

Orfelinaío Salesiano de Ho-S¡
en China.
{Relación del misionero salesiano D.
Braga a D. Felipe Rinaldi).

Carlos

IV. (I)

¡U n á n g el m ás en e! P a ra íso !
Se había dado y a el primer paso hacia la luz
de la fe, y a se había lanzado la semilla de la
palabra de Dios, era necesario vivificar la pri­
mera y cultivar la segunda, trabajo de no poca
dificultad, prolongado y de mucha importancia.
Lo que más me llenaba de consolación era
el ver que la conversión de aquellos pobres
paganos, se debía, después de a María Auxilia­
dora, a nuestros alumnos externos: era obra de
los niños, fnito madurado en su entusiasmo y
por su fervor. Espero poder dar después las
pruebas y hacer constar una vez más que el
método de D. Sosco en formar la juventud
para influir sobre todos los demás y en todas
partes, se encuentra también aquí en la plenitud
de su vigor y actualidad.
A la noche, después de la cena, bajo el son­
riente titilar de las estrellas, nuestros buenos
huerfanitos me procuraron una feliz conclusión
de la fiesta con una nota tan espontánea y
oportuna, que no pudo menos de producir en
mí gran contento y conmoción. No habiendo
podido por las múltiples ocupaciones e incum­
bencias rezar la tercera parte del santo Rosario,
dimdidos en corrillos, quién sentado a orillas
del lago, quien paseando gravemente, quien
en fin arrodillado sobre la tierna hierba, de
común acuerdo cumplieron con aquel acto de
homenaje a María. Después, todos reunidos,
cantaron himnos y cánticos durante todo el
tiempo que la garganta y la hora lo permi­
tieron.
<i) V é a s e el B o U lin d e A g o s to .

— 272 —
Tres días después María Auxiliadora llamaba
a gozar de las alegrías celestiales a una anciana
de 73 años de edad, la cual el día de la fiesta,
no obstante la elevada fiebre que la abrasaba,
l'/il)ía querido tomar parte en la destrucción
de las supersticiones y en las prácticas de
piedad.
Se trueca en corderíío.

K1 domingo 4 de junio se dió término a la
serie de nuestras empresas contra los ídolos.

ClII.N A .



Los

l*K iM B R C S

« Apelo al Sin-fu. Sí, vayamos en busca del
padre, y oigamos su decisión ».
Y be aquí que se me presenta fiero, sombrío
en la mirada, y... « Padre, dice, tú has ido a mi
casa y has reducido a cenizas todos losí dolos,
y yo no dije nada; ahora vengo aquí con cuatro
animales y todos tienen algo que decirme; ¿no
soy
acaso uno de los tuyos?
Sus razones, según él, no admitían réplica;
y yo le dejé contento de su dialéctica, diciéndole en buenas maneras; Sí, deja tus búfalos
a la sombra, y vosotros, niños, jugad una par-

nvU TIZAO O S

Después de la bendición, los niños vestido el
uniforme y con la banda a la cabeza, fueron a
destruir las supersticit)ncs y (lueinar otros ídolos
a una casa que se encontraba a media hora de
distancia del hospicio, y se consagró al Sagradp
Corazón de Jesús. Inmediatamente Jesús echaba
i-n el vSurco el primer grano para que rindiera
abundante mies, l'n niño de doce años, un
pastorcillú de instintos salvajes, rudo, de pro­
nunciadas facciones, impetuoso y altanero, flor
indómita de la raza Hakka, entra una tarde en
el patio con su multitud de búfalos y los lanza
a refrescarse a la laguna, Xuestros huerfanitos
comienzan al instante a protestar, a gritarle...,
l>ero él los tiene a todos en jaque, mostrando
su cayado que alzaba de vez en cuando amena­
zador. a faltii de otras razones. Había pasado
ya un cuarto de hora de calur<?sa disputa,
ciunido el pastor ícv»iJitaiido la voz, exclamó;

KN

KL

O R K liU N A T O

DE

H o-Sl.

tida y no perdáis de vista los animales de
vuc.stro amiguito... y tu ven conmigo.
— Xo, no puedo; debo cuidar mis búfalos.
— Xo temas, no te preocupes que no se esca­
parán.
Pero a pesar de mis instancias, él no se moría,
l'inalmente un primo suyo, le dice; no importa
ve, yo respondo de tu ganado.
lyO conduje a ver la casa, le di un trozo de
pan y un poco de conser\-a, que él no quiso
llevar a la boca hasta que uo lo hice yo.
Y ahora viene lo gracioso; — Deja, le dije,
deja el cayado en algiin rincón, qm'tate ese som­
brero, sigue comiendo, haz todo lo que me veas
hacer a mí.
Bajé a la capilla. En el altar se destacaba
un hennoso cuadro de la Sagrada Familia.
niño, hecha la genuflexión, toma el agua ben­
dita, hacje la señal de la cruz, se arrodilla, y co”

— 273 —
ojo escrutador obsen^a lleno de maravilla y
curiosidad los diferentes objetos de la capilla.
Vo rezaba, y de una manera especial elevaba
por él al Cielo mis plegarias, para que la luz de
la inteligencia que tan \rivamente brillaba en
su pupila, iluminase también su corazón. Le
junté a repetir conmigo algunas súplicas e in­
vocaciones, de las cuales él ciertamente no com­
prendía la importancia, pero que, sin embargo,
produjeron su efecto.

faltes. — Bueno, dijo con un sonido gutural y
casi ininteligible el jovencito, mientras saltaba
a la grupa de uno de sus búfalos y se alejaba
ufano como un caballero en brioso corcel.
En vano lo esperé el domingo. Habiendo salido
con todos los niños a hacer una visita a los cristia­
nos, no lo encontré pastoreando su ganado como
otras veces entre las numerosas tumbas que la
piedad y la fe han sembrado por estos parajes.
Me entretuve con otros pastorcillos, nulos.

C h in a . — C a n t o r e s d e l o r f e l i n a t o d e H o-Si.

Cuando llegamos al altar, me preguntó, cia­
ndo sus ojos en el cuadro de la Sagrada Fa-Ma — cQ^ién es ese niño? — Jesús, le con— Xo es Jesús; E l Jesús que tu pusiste en
altar de mi casa tiene barba, y sostiene en su
derecha un corazón. Después de una
“?a discusión ante el cuadro del Xiño Jesús
de Jesús vivo y verdadero en el SGmo. Sa• ■ -■ üento. se convenció de que hay un solo
que murió de amor por salvamos.
Cuando salimos de la iglesia, se lamió los
de la mano, que había tenido inmóvil por^■ aún oh'a a conser\*a; escuchó mis últimas
:'-^ndaciones, y prometiéndome venir todos
- '^wningos, llamó con un silbido a sus bestias,
-ívantaron perezosamente la cabeza como
reconocer a su amo, y se encaminó a su
vsía.
"Pe espero el domingo, amiguito, no

y taciturnos, y por ellos llegué a saljer que el
otro amiguito estaba enfenno.
El sol declinaba hacia el ocaso, escondién­
dose tras las altas cimas del F u Vu-Njent: y yo
juzgué conveniente ir a visitar al enfenno antes
de que la noche se echara encima.
Comuniqué mi intención a los pastorcillos,
que aceleraron el paso, y después de media
hora de presuroso caminar llegamos a la casa
del protagonista de nuestra historia. No faltó
quién nos anunciase, pues el perro, que fiel­
mente la cuida, empezó a ladrar.
Santa m uerte.
¡Oh, pobre enfermo! Lo encontré tendido en
cama, el rostro cubierto de sudor, hecho un
ovillo bajo las pobres mantas.

— 274 —
De su ordinaria ^dvacidad no conser\'aba
sino los grandes ojos vidriosos y desencajados.
Me reconoció... una sonrisa se dibujó en sus
labios, hizo esfuerzos por sentarse sobre su
miserable lecho; yo lo tuve que sostener con
mis pobres brazos, pues de lo contrario hubiese
caido. Oculté como mejor pude mi viva con­
moción, pregunté a sus padres, que se habían
acercado, qué enfermedad le atormentaba. —
Me dijeron que una especie de cólera. — No
había esperanza de salvarlo... tal vez no sobre­
viviría más de una semana...
Habiendo consolado a sus padres y prometido
al enfermo elevar nuestras plegarias al niñito
Jesús de nuestra iglesia, regresamos silenciosos
a nuestro Hospicio. Rezadas las oraciones y
cuando los niños ya se habían entregado al
reposo, lomé del botiquín los medicamentos
que me parecieron oportunos y volví a la casita
de nuestro enfermo. Golpeé repetidas veces a
la puerta y, no viniendo nadie a abrirme, alcé
la voz. — ¡Oh Padre! a estas horas sólo y sin
luz, venir hasta acá! Nosotros, pobres campe­
sinos, no merecemos tanta atención.
Le suministré las medicinas y le atendí pater­
nalmente. pero todo esfuerzo me pareció inútil
y tomé el partido de atender a la salud de su
alma.
Y allí, en aquel tugurio, en medio de un
hedor insoportable, en el silencio de aquella
tenebrosa noche, empecé a hablarle de Dios.
Suírió inmensamente el fiero Hakka y no obs­
tante se esforzaba por vencer y superar el dolor;
pero las lágrimas inundaban sus ojos y an­
gustiosos sollozos se le escapaban del ¡>echo.
Le enseñé a invocar a Jesús y a fijar sus miradas
en los momentos de tribulación en aquel Co­
razón que vela siempre por nosotros. No sé que
hora sería, cuando dejándole dormido, me
alejé de su lecho. Apenas se despertó me mandó
llamar « ¡Qué venga el Padre, quiero el bau­
tismo! í» Lo bauticé por la tarde y a la puesta
del sol se durmió de nuevo. La llama de su exis­
tencia se apagó aquí abajo para encenderse
luego hílgida, gloriosa e inmortal allá arriba
con jesús. K 1 Pastorcillo de las lejanas tierras
de la China volaba a abrazar al Pastorcillo de
los Alpes. ¡(Ih cuán cercanos están en el espa­
cio infinito y en el tiempo eterno los caminos
dcl Señor!
(Con/íti»mrrf).
C.\RLO S B

r a g .\.

E l que cum(>le con t<>da ¡a diligencia posible sus
deberes, está seguro de cumplir la voluntad de Dios.
D. MlGUHI. Rú.v.

Cuarenta dias de excursión
por la región del Indanza, Ecuador.
{Relación del misionero salesiano D. Carlos
Crespi al Rdmo. P . Rinaldi) (i).
La gran consigna.

En tanto el cansancio se había apoderado de
mi, y el sueño, interrumpido durante la noche
por tantas molestias, nos llevó a la aurora del
día siguiente.
Un cielo magníficamente estrellado, seguido
de una bellísima faja rosacea, con un vientecilo
balsámico proveniente de la vecina floresta, me
animó a preparar el altar al aire libre adornándolo
con ricas telas, producto de las fábricas de Jlilán.
Todos los salvajes quisieron ponerse sus
mejores vestidos: las mirjeres con elegantes
trajes y adornos de baile, el venerando Charupi,
con pantalones, camisa, chaleco, frac, y un
sombrero de ciclista; su primogénito con un
hermosísimo yelmo de los guerreros de Guaya­
quil y todos los demás con coronas, collares,
y un sin fin d e . perifollos.
No sabiendo ellos rezar solos, había dado una
simple señal al jefe de familia; Chichachu (¡no
hablar!). No hablar, no reir, no jugar, estar aten­
tos mirando al altar, porque el buen Dios no
daría su bendición a los incautos transgresores.
En efecto, el buen viejo, dispuso unos 20
salvajes alrededor del improvisado altar.
Al tocar la campana, todos dirigieron los
curiosos ojazos a las ceremonias sacerdotales,
y no tuve que lamentar el menor contratiempo.
Cou la amargura en el corazón terminé la
S. i\Iisa pensando que quizá, sólo después de
un año, los misioneros volverían a catequizar
una familia tan bien dispuesta y tan cristiana.
Les regalé multitud de cositas, espejos, pól­
vora, municiones de caza, vestidos, y dejé colo­
cada en el tronco del árbol de la cabaña una
imágen de M. A. como reina de aquel pintoresco
valle.
Frutos sabrosísimos*

Hacia las 7 empezamos la marcha, llena «1
alma de las más suaves emociones y pidiendo
feiA'orosamente a Dios que salvase tanta fe.
El viaje nos ofrecía estupendos panor^*^
y vimos con maravilla grandísimas extensiones
desiertas, que muy bien, si fueran cultivadas,
formarían la delicia de tantos mercados euro­
peos y americanos.
U na especie de tacsonia alzándose dtísii^
produce miles de frutas que contienen jugo
(i) Véase el B oleíin de dgosla.

— 275 —

una sua^^dad de paraíso. Otra planta de la
familia de las rosáceas cubre el durísimo tronco
de frutas sih'estres perfumadísimas y excelentes.
Un tercer árbol gigantesco produce toneladas
de frata, gruesa como una manzana y de un
sabor carneo como gelatina de pollo.
La floresta está llena de otros muchos frutos
que los salvajes devoran con avidez.

E 1 más alto y robusto se me arrojó al cuello
llorando y, abrazándome como un niño, decía:
— ¡Ah, Padre! tu no sabes el poderoso veneno
que tiene la pequeña víbora que hemos matado.
Si te hubiera mordido, y a te hubiera salido
sangre de las narices, boca, ojos, brazos y del
pecho; tu carne se hubiera hinchado como la
del papiro y estarías por tierra gritando como
un puerco que cae herido de muerte. Y nos­
otros, ¿qué te hubiéramos podido hacer? ¿Acaso
la floresta produce remedio contra tales ser­
pientes? ¿Acaso un jíbaro se salva? ¡Ah, Padre,

Salvado por milagro.

Pasado el mediodía, al márgen de una bajada
peligrosa, la tranquila marcha fué improvisa-

JÍBA R O S

DK

LA

FA M ILIA

DE

(lamente interrumpida por un angustioso grito
de alarma.
bn salvaje me quita bruscamente la lanza
que traía y otro se me arroja al pié derecho
para examinar las botas rotas.
h na de las serpientes más venenosas de nues^
misiones, pisada inadvertidamente me
había hincado sus terribles dientes a un milí­
metro de la carne viva. IVIuerta la serpiente,
‘^;iie no mide 20 cm.. de manchas blancas v
^ r a s , con una cabeza aplastada, larga, en
lonna triangular, todos los salvajes se me acer(aron gritando y exagerando el gravísimo peque yo había corrido.
«.n todas las excursiones los salvajes quieren
- v'npre que yo los preceda y examine la mar^ para evitar cualquier sorpresa. E sta vez,
^ -• '¡ue la Virgen me había hecho una gracia
~ • señalada, pude obser\’ar una gratitud que
.* *•45 había visto entre mis queridos jíbaros.

K

a

TIPI

DURANTE

LA

SIESTA .

tu Dios te ayuda! Si yo la liubiera pisado;
¿crees que aun estaría vivo? ¿No estaría en un
pozo de sangre?
Dando gracias a Dios por el peligro de que
me había librado, emprendí de nuevo el viaje
conmovido ante protección tan maternamente
suave, y no pude menos de entretenerme por
a la n o s minutos en la meditación de las proféticas palabras dichas al Mesías y a los con­
tinuadores de su obra redentora.
- Caminarás sobre los áspides y basiliscos y
no te tocarán ». Mientras yo rezaba el santo
rosario, los salvajes no cesaban de comentar
siempre con nuevos argumentos el prodijjo
sucedido y la conclusión era siempre la misma:
Si hubiera sido yo en vez del Padre, ¿quién
sabe si la serpiente no me hubiera envenenado?
¿Y cómo por estos senderos difíciles me hu­
bieran conducido a la casa paterna y dónde
hubieran encontrado el remedio infalible?

276
Asalto Improviso.

Hacia las 3 de la tarde otra alarma inespe­
rada nos arroja al furor de una lucha incruenta.
Chillando furiosamente, los cuatro empiezan
u disparar como locos en la floresta.
¡j/os enemigos de Taxarabiza! ¡los enemigos
de Taxarabiza! era el grito de todos.
Me eché a tierra mirando en la dirección de
los disparos y, no viendo nada, les aconsejé,
jírocurando pacificarlos.
— ¡Tu no sabes nada, Padre, por esto ries!
Sabe que ya hace días que vagan por estas
florestas para matarnos. Tu no ves bien, por
esto no los has visto; ahora están y a en lo pro­
fundo del valle. Si tu no hubieras estado con
nosotros nos hubieran asaltado y matado a
todos.
Para evitar desgracias y no logrando paci­
ficarles, me escondí dentro de un grueso tronco
de árbol vado. Cuando acabaron de disparar
y los vi más tranquilos, salí y seguimos la mar­
cha. Mi corazón no estaba tranquilo y pensaba
con tristeza en las terribles luchas intestinas
ipie' atizan odios seculares entre las familias
e impiden la formación del más pequeño pueblo
cristiano.
)
Kl jíbaro en los asaltos es una verdadera
fiera feroz y muestra en la lucha los instintos
más crueles.

F ru to s de ¡a s M isio n e s,

Santa muerte de un Bororo.
{Las hijas de María Auxiliadora de la Misión
iL Mallo Grosso nos envían esla hermosa relación:
... Recientemente hemos asistido a la edifi­
cantísima muerte de un indio. Hombre ejemplar
entre todos los habitantes de la Colonia, había
contraído matrimonio con una india jovencita
que, herida de una dolorosa enfennedad, en
j)ocos meses se vió al borde del sepulcro, y con­
fortada con los SS. Sacramentos, abandonaba
este pobre suelo, dejando a su esposo en la mayor
consternación, con dos huerfanitos: un niño y
una niña. lín su lecho de muerte nos llamó y:
« Hermanas — nos dijo — les dejo mi pequeña
Augelita, mi tesoro; tómenla a su cargo, edúquenla y enséñenle todas las cosas hermosas y
buenas que no todos saben, y ella crecerá y será
buena y feliz.
Ivlamó también a los Salesianos y del mismo
modo les encomendó el hijo Pepito, el primer
n'fm nacido en la Colonia de San José, y tamb.én éste está ahora con los Misioneros.
Algunos meses después de la muerte de la

primera mujer, el buen indio pidió de nuevO'
unirse en matrimonio con una joven alumna
nuestra, y ya estaba todo en regla; pero el Señor
tenía otros designios sobre él. Herido de una en­
fermedad mortal, al principio non sabía resig­
narse a morir tan joven y dejar a sus hijos;
pero, después, se fué conformando y consolando
al oir las fervorosas y afectuosas palabras del
Misionero. Y era un verdadero consuelo verlo
arrastrarse hasta la Iglesia, mientras las fuer­
zas se lo pennitieron; todos los domingos iba
a confesarse y a recibir la Santa Comunión
con gran fervor; después, pasaba a nuestra casa
para ver y dar un abrazo a su Angelita; y con
las lágrimas en los ojos la estrechaba contra su
corazón como el más tierno de los padres.
Cuando no tuvo y a fuerzas para llegarse hasta
la Iglesia, todos los sábados mandaba llamar
al misionero para confesarse y recibir el domingo
la Santa Comunión.
¡Pobre Faustino! E l sábado pasado, habiendo
llamado de nuevo al misionero, después que
lo confesó, éste le dijo: — • ¡PTijo mió, mañana
no podré traerte la Santa Comunión!
— ¡Cómo! •— • dijo el pobre indio, ¿mañana
no es domingo? ¿No podré recibir a Jesús:' ;Y
quién me dará el valor necesario para sufrir
tanto como debo sufrir? Mira, Padre: me duele
mucho la cabeza, los brazos, las piernas, todo
el cuerpo me hace sufrir... ¿Cómo podré sopor­
tar tantos dolores?...
Llegó el sábado siguiente; volvió el misio­
nero y: « Padre, quiero confesarme » le dijo.
— Sí, hijo mío, y recibirás a Jesús, y cuando
lo tengas en tu corazón. El te abrirá las puertas
del Cielo.
A las tres lo visité, como siempre, y lo encontré
muy grave; le sugerí algunas jaculatorias y el
las repetía, aunque con grande esfuerzo.
— ¿Quieres recibir la S. Comunión? le dije.
— ¡Oh sí, quiero recibirla!
Avisé en seguida al Misionero, 3' a las 17 en­
traba en la pobre cabaña el Re}' del Cielo. H1
enfermo, apenas vió al Ministro de Dios vestido
con los sagrados ornamentos, y con el SS. Sa­
cramento, intentó alzarse, pero las fuerzas no
se lo permitieron; entonces levantó los brazos
como para decir: — ¡Finalmente has venido,
mi Jesús! ¡te he esperado tanto tiempo!... Su
rostro era 3'a el de un cadáver, pero cambió en
un instante; recibió la S. Comunión, cruzó las
manos sobre el pecho, murmuraron toda^^a sus
labios una oración, y después de una hora vo­
laba al seno de Dios.
Este ejemplo hizo mu\* buena impresión entre
los indios, que iban repitiendo entre ellos: ¡Faustiuo-bi-peniegare: Faustino ha tenido una santa
muerte!

María Auxiliadora en Puebla
de Cazalla, Cádiz, España.
Causa maravilla el ver como el culto de María
Auxiliadora, nuestra Madre celeste, se. extiende
por doquiera, robando los corazones de los
üeles. Porque ya no es sólo en los colegios salesianos, o en las ciudades o centros en que
ellos residen y trabajan, donde se celebran con
pompa y devoción sus fiestas y se corona el
mes de mayo con acto§ solemnes y procesiones
grandiosas, sino también en pueblos y ciudades
en que no viven salesianos.
Como prueba de nuestro aserto incluimos
la reseña de una fiesta que en un pueblo de
Andalucía, en Puebla'de Cazalla, se hizo el día
de María Auxiliadora.
* Con inusitada brillantez, se han celebrado
las fiestas en honor de María Auxiliadora.
El día 7, fué recibida la Banda de Música del
Colegio Salesiano de Cádiz, con todos los ho­
nores de grandioso acontecimiento, pues estaba
en las afueras del pueblo una muchedumbre
nue se calcula en 3.000 personas de todas las
clases sociales. Acto seguido se organizó la co­
mitiva que acompañó a los Salesianos hasta la
Iglesia Parroquial, donde se entonó una solem­
ne salve, ante el paso verdadero jardín artificial.
La concurrencia a la salve fué tal que el her­
boso templo parroquial se vió completamente
^no de fieles.
Terminada la salve pasaron los Superiores
a saludar a las Autoridades locales, que se hallaen el Ayuntamiento, en cuya plaza ejecutó
•a Banda, piezas escogidas de su extenso reper^ 0 . pasando después a descansar a casa de
I^- Luis Sánchez donde fueron espléndidamente
®I»sequiados, superiores y alumnos. A las seis
^ la tarde 5’ con la misma concurrencia se ce•^ró el primer día del Triduo; el sermón a cargo
^ Reverendo Sr. Don Antonio Torrero, S. S.,

y la parte musical religiosa del coro del Colegio
Salesiano, destacaron magistralmente. Por la
noche, en el Teatro Victoria, se puso en escena
el precioso drama « H ay Providencia », y el
juguete, titulado « Los Mendigos », mereciendo
los impromsados artistas la aprobación uná­
nime del numeroso público que llenaba el salón.
El día 8, segundo del Triduo, fué como el pri­
mero, una demostración sincera de los senti­
mientos religiosos de este pueblo, pues tanto a
las misas, como a los Ejercicios de la tarde,
concurrió extraordinario número de personas
de toda clase y condición, incluso las que esta­
ban algo distanciadas de la Iglesia, o 110 la fre­
cuentaban por respetos humanos. A las nueve
de la noche, en el referido teatro, se celebró la
segunda función, poniéndose en escena las gra­
ciosas piezas <• El Pelón 9 y Los Reclutas », que
merecieron a sus intér])etres, tantos aplausos
como la noche anterior. ÍCI día q transcurrió
como los anteriores, tocando con igual éxito la
representación de « I^os dos Sargentos », y « El
Paragüerito ». Por fin el 10, memorable para la
Puebla de Cazalla, fué el desbordamiento del
fer\'or y del entusiasmo indescriptible demos­
trado en la más grande de todas las manife.staciones religiosas, que en este pueblo hayan
tenido lugar. Desde muy de mañana se notaba
ese fervor, ese entusiasmo, que ensancha el
corazón, porque empieza por el verdadero prin­
cipio, que es el de rendir culto al Dios Sacramen­
tado, en el Sagrario, recibiéndolo con los honores
que E l quiere, sin ruido, sin ostentación, con
humildad y limpieza de corazón, y así lo mani­
festó y lo hizo una gran parte de este vecindario,
subjTigado por I.n piedad de los Rvdos. Padres
Salesianos y los niños por ellos educados, por
ellos formados hombres conscientes y soldados
que saben pelear las batallas del deber luchando
contra la corriente materialista y atea que trata
de anegar al mundo. L a Puebla de Cazalla, en
el día 10 de Mayo de 1925, parece que ha des-

— 278 —
¡jertado de un sueño en el que la sumieron ciertas
corrientes nefastas a las que no se supo levantar -> María Auxiliadora en Panamá.
los necesarios diques.
También en Panamá, María Auxiliadora reina
Ha visto a los Salesianos, cómo llegan al
como
soberana en los nobles corazones de los
publo, cómo saben inculcar en el corazón de los
niños la semilla preciosa del amor hacia Dios, panameños. Prueba de ello que la fiesta del día
24 de mayo hubo que celebrarla en la Catedral,
fuentes de todos los afectos, pensamientos y
de donde después.salió la imponente procesión.
obras buenas y único fin que ellos persiguen,
Para que nuestros lectores puedan formarse
al educar a la jtiventud abandonada, inculcarle
tanto en el cerebro como en el corazón que si el idea, insertamos la siguiente reseña, que to­
mamos de la « Da Acción »:
hombre gana el mundo pero pierde su alma,
<( Con verdadero fervor y espíritu cristiano se
todo lo ha perdido. Modo de realizar esta con­
celebró este año en nuestra católica ciudad la
quista espiritual es el lema del escudo salesiano:
« = Da mihi anima codera tolle ». Dame el alma fiesta de la Sma. Virgen bajo el augusto título
llévate lo demás. Prueba irrecusable del des­ de Auxilio de los Cristianos.
El mal tiempo sometió a dura prueba la de­
pego a las cosas materiales y demostración de
voción de los fieles, y a pesar de los pesares'
fe, esperanza y caridad, para con sus semejantes.
Todas las argumentaciones y afirmaciones que tanto en la Misa de Comunión General como en
la Misa Solemne, una nutrida concurrencia
hago, se verificaron el día 10 del presente, pues
repito que el entusiasmo se desbordó encen­ acudió a prestar filial homenaje a la Virgen de
diendo en los corazones la llama viva de la fe Don Bosco.
En la Misa Solemne, el Rev. Padre Quirós,
cristiana; en efecto la procesión de María Sma.
Auxiliadora fué la manifestación religiosa más con la exquisita y galana frase que le es peculiar,
grande que han presenciado los habitantes de cantó un himno grandioso a la omnipotencia
este pueblo, pues no bajarían de dos mil las de Dios que ha concentrado en María la plenitud
personas de ambos sexos, que escoltaron' el de sus grandezas y ponderó con relevantes ras­
paso, siendo aclamada la Sma. Virgen con fe­ gos, la obra que María por medio de D. Bosco
y de sus Hijos, los Salesianos, viene realizando
bril alegría por todos.
Terminaron las fiestas con la cuarta velada en favor de la cristiandad y la humanidad en­
teatral, en la que demostraron una vez más los tera.
Ko cabe estrechar entre los límites de una
pequeños artistas sus aptitudes escénicas. Me­
recen grandes elogios los individuos de la Banda crónica la imponente manifestación que por la
de Música, que ejecutaron, durante todos los tarde tributaron sus devotos a María Auxilia­
actos, un repertorio escogido y bajo la magistral dora. Da veneranda y milagrosa imagen, esplén­
dirección de su profesor D. Alfonso Pagés. Gra­ didamente adornada por la fervorosa coopera­
cias mil, en nombre de la Puebla de Cazalla, a dora Da. Evelina A. de Orellac, recorrió las
los PP. Salesianos. y muy especialmente al principales calles de la ciudad cortejada por un
numerosísimo concurso formado por las asocia­
Reverendo Sr. D. Modesto Jiménez Martagón,
nuestro queridísimo paisano, alma y vida de ciones, escuelas y colegios católicos, todos os­
la devoción salesiana en este pueblo; gracias al tentando sus respectivas insignias, y un com­
pacto y abundante público católico. Da Banda
Rvdo. Sr. Dr. Don Francisco Núñez Galván,
también querido paisano nuestro que contri­ Republicana y la del Hospicio de Huérfanos
abrían y cerraban el desfile ejecutando marchas
buyó en gran manera al realce de la fiesta; al
religiosas. De los balcones y aceras se derra­
celoso Cura Párroco D. José Rodríguez Guillen,
al incansable Coadjutor Don Duis Sánchez, al maba una lluvia de flores al paso de la Virgen,
que sin duda desde el cielo derramaba sus ben­
Sr. Alcalde y demás autoridades de la villa y
diciones sobre esta ciudad, católica por abo­
eú una palabra, gracias a todos, porque todos
han cooperado al mayor éxito de esta fiesta, a lengo, por convicción y por sentimientos.
¡Acepte Dios benignamente las preces que por
gloria de Dios y de su bendita Madre María
las
manos de Alaría hemos elevado los p ^ ^
Auxiliadora, con verdadero entusiasmo religioso:
menos a su trono, y se digne colmar de felicidad
el cual perdurará en esta Villa, mientras viva
algún testigo de esta inolvidable cruzada sa- y bendición a nuestra joven e hidalga Patna.
Icsiana. ¡Viva María Auxiliadora! ¡Viva el Ve­
nerable Don Bosco y Vivan los Salesianos!
Puebla de Cazalla, Mayo 1925.
R a f a e i , G u t ié r r e z

E x alumno Saíesiano

Seamos perseverantes en la resolución de hacemos
santos, cueste lo que costare.
D. Mig u e l R úa.

— 279 —
seguir siendo amparado por tu bondad divina y
por la misericordia de Dios.
E duardo Culazzo .

Doy fe. Ja c in to A v e l l a , Pbro.

Barcelona {España). — Sumamente agrade­
cido me complazco en hacer público un insigne
favor obtenido de la Sma. Virgen María Auxilia­
dora.
Un hijito mío de 43 días de edad, se vió atacado
de una fuerte infección tifoidea; su estado llegó a
ser desesperante y el mismo médico consideraba
a) niño perdido. Tuve en aquellos momentos una
inspiración del cielo: me quité la medallita de María
.\uxiIiadora. le hice con ella la señal de la cruz y
sela colgué al cuello, sintiendo en mi interior como
una voz que me aseguraba la curación de mi hijito.
Dije al médico que no quería la consulta y ase­
guré categóricamente que el niño sería curado por
la Virgen Auxiliadora. Con tanta certeza lo ase­
guraba, que creyeron me había vuelto loco y mi
esposa trataba de hacerme msitar por un especia­
lista.
i'
r-

Cesó la paralización intestinal del enfermito,
reaccionó y a los pocos días se hallaba en franca
coavalescencia. Han pasado casi dos años, el niño
está hennosísimo y no se lia presentado niiigmi
percance de los que se temían.
El Dr, Villalonga y todos continuamos llamán­
dole «el niño del milagro *.
Mayo 1925.
José . Ga r n ie r .
Barcelona {España). — Atribulado con serias
dificultades, como socio cooperador del Instituto
I «lesiano, llegó a mis manos el Bclelin Salcsiano,
*1 cual leí y al llegar a la sección de gracias alcanpor mediación de nuestra Madre Auxilia^wra, tuve la inspiración de hacerle la promesa
j de una limosna para el Instituto Salesiano y de
^ a conocer la gracia que consiguiera por su me­
diación.

Habiendo alcanzado dos de las gracias pedidas,
J®ito con esta carta de reconocimiento a su podeintercesión, acompaño la limosna, que auI^taré y publicaré si, como espero, logro alcanzar
I®cwnpleniento de las gracias pedidas.
S. T. Cooperador Salesiano.
Montevideo {Uruguay). — ¡Santísima Madre
Auxiliadora, mi fe en tu misericordia será
®2^brantable! A tu intercesión divina debo el
recobrado m i salud y salvado los obstáculos
que en algunos instantes atribularon
Corazón. ¡Bendita seas por todas las gracias
j te has dignado concederme!,
^^®d*ado a Tí, buena Madre María Auxih’adedaro de todo corazón que continuaré
toda mi vida venerándote con la fe y decon que hasta hoy lo hice; y poniendo mi
"’P* tojo tu ^ d a protectora confío que he de

I

j

I/:)BOS {Argentina). — Doy rendidas gracias a
María Auxiliadora por tres señalados favores que
me ha concedido, y hoy pido nuevamente que me
conceda im buen éxito en dos asuntos importantes
que tengo entre manos, prometiendo enviar una
limosna para los huerfanitos de Don Bosco.
Í7íía Cooperadora.
M endoza {Argentino). — Hallándose, una noche,
mi hermana política Rosa C. de González en es­
tado grave, con un fuerte ataque a la cabeza, re­
currí a nuestra Madre Auxiliadora, rogándole la
mejorara y ofreciendo publicar la gracia,.
Muy proirto la enfenna entró en franca mejoría,
por lo qrre agradecida cumplo mi promesa.
R osario G o nzález .
T u cum án {Argentina). — María J. de Cleric
da gracias a María Auxiliadora por haber obte
nido la salud de mra de sus hijas, y cumple con l.\
promesa de hacerla publicar en el Boletín Salesiano.
y al mismo tiempo envía ima limosna al Colegio
Salesiano de la ciudad.
Ma r ía J. d e Cl e r ic i .
P r a d e r a {ColombieC). — He sido favorecido
de IMaría Auxiliadora con muchas gracias, de lo
que le estoy muy agradecido, y en prueba de mi
gratitud envío la limosna de 5 pesos oro, supli­
cando que esto sea publicado en el Boletín Salesiano
para mayor gloria de Dios y de su S.ma Madre
María Auxiliadora.
Ui.i’iANO M an za n o L.

Decurión Salesiano.
Ca l i {Colombia). — ¡Bendita sea María A uxi­
liadora/ Se hallaba un hijo mío postrado en cama,
víctima de grave enfennedad, que en vano inten­
taban combatir varios médicos. Viéndole en situa­
ción tan comprometida, desahuciado por los mé­
dicos y que la muerte se acercaba a su lecho, acudí,
afligida, a María Auxihadora, pidiéndole le pro­
longara la vida y no me lo llevara, prometiendo
en caso de ser oída, publicar la gracia y enviar
ima limosna para las Misiones.
L a Sma. Virgen tuvo compasión de mí, y con
la salud de mi hijo devolvió la tranquilidad a mi
corazón.
Reconocida cumplo mi promesa; mego se pu­
blique la grada y envío limosna para las Misiones
y otra para celebrar una Misa.
¡Gradas, María Auxiliadora!
E l v ir a H offsiann Vda. d e O bregón .
P r a d e r a {Colombia). — Suf í durante cuatro
años una fuerte irritación en los ojos que me cau­
saba dolores agudos. Aunque rae trataron vari< s
médicos, ninguno logró hacerla desaparecer; pf r
lo que no me quedó otro recurso que recurrir a
María Auxiliadora para que ella lo arreglara, pro-

— 2S0 —

iiielieiido publicar la gracia .en el Boletín Sqlesiano
y enviar una limosna para los buerfanitos del V e­
nerable Juan Bosco.
I^a vSnia. Virgen escuchó mi súplica, porque el
m al ha desaparecido de mis ojos, y ya hace algún
tiempo (lUC gozo de salud y el mal no se ha repe­
lido.
Doy gracias a la Virgen y cumplo gustosa la
promesa.
PoBRKZA G ir ó n .

ICi, CarmivN {Colombia). — Doy infinitas gracias
a Dios y a María Auxiliadora por habcnne librado
<le una peligrosa fluxión ([ue se presentó en el
talón del pie derecho y c[ue me hizo sufrir lo inde­
cible* durante dos meses, al cabo de los cuales
degeneró en gangrena cpie me puso al borde del
sepulcro, Recurrí al médico el cual dijo que había
(lue operarme. I.íu tan apurada situación hice una
súiilica a María Auxiliadora, diciéndole que si me
curaba me haría Cooperadora salesiana y publi­
caría la gracia.
I,a Sina. Virgen escuchó mi súplica, pues la
gangrena desapareció y la úlcera cicatrizó por
completo.
Hoy ejue me encuentro fuera de peligro y en
franca convalcscencia. cumplo lo prometido, supli­
cando se me inscriba entre las Cooperadoras y se
publique la gracia.
F ilo m e n a R a m ír ez .

IA)S A ngeles {Amc'rica). — Muy agradecida a
María Santísima Auxiliadora por un favor recibido
de e.sta buena Madre, envío una limosna para los
niños del Ven. Don Bosco.
M. E l e n a P. de H orcasitus .
M o n te r r e y {^fííjico). — Por haber obtenido
la salud de mi papá, le doy grímias a Marí.i Auxi­
liadora y con gusto cumplo la pTomesa d- pu'oiicai
<•) favor y de mandar una limosna para las obras
sale.siaiias.
A dela IGLI-SIAS.
C a t . i . a o (P/*n5). — A consecuencia de un golpe
recil)idü en la cabeza, se le pu.so el oído muy malo
a mi padre.
El facultativo <|ue le visitó me dijo cpie el caso
era grave, pues, si se le sometía a la operación
necesaria, dubaba la pudiera resistir, dados sus
7 í años, y <ie no hacerla debía re.signarse a morir.
Sumamente atribuladas ñas dirigimas a María
Auxiliadora con una novena, implorando la cu­
ración del enfermo. La buena Madre e.scuchó nues­
tras súplicas, y el enfenuo se halla hoy completa­
mente bien, sin necesidad de operación.
.\gi adecida de corazón a tan .señalado beneficio,
envío una limosna para las Misiones.
flirt Cooperadora.

ISTA i'VERTE-VENTfRA {CflUrtrífl.c). — Habiendo
recibido un especial favor de la Sma. Virgen María
Auxiliadora y del \'en. Juan Basco, doy rendidas
gracias a tan l>ondadosa intercesora, y gustosa
remito una pequeña limosna a Turíu para su culto,
y deseo se publi«]ue en el Boltiin Salesiano.
F rancisca A . A. M ontes de Oc a .

Barac ald o -B ilb a o {España). — Hallándosí
enferma una persona de mi familia y en caso muy
apurado, la encomendé a María Auxiliadora, eco
la promesa de dar una limosna si sanaba. Hoy,
muy agradecida a tan excelsa Madre, cumplo ná
promesa publicando la gracia para mayor gloria
de Dios y devoción a María Auxiliadora.
So f ía E zqverra.
G a l d a r {Canarias). — Padecía desde algún
tiempo enfermedad cardíaca que se agravó por
último, ha.sta el punto que no me dejaba descansar
un momento.
Apurada acudí a María Auxiliadora prometiendo
una limosna para los buerfanitos de Don Bosco,
caso de alcanzar la .salud. L a misma promesa hi­
cieron una hermana y una .sobrina mía. La buena
Madre me concedió la gracia deseada, y yo cumplo
agradecida mi promesa.
Una Cooperadora.

Dan tambisn gracias a M aría Auxiliadora.

Barceloba (España). — D. X a rci^ Geranés, por
librarle de peligro inminente, y envía una limosna.
Una devota agradecida a María Auxiliadora p>r
un señaladísimo favor obtenido, que liace público
y envía i .óoo pts. de limosna al colegio salesiano
de S. José.
,
Igualada (Barc. E.sp.). — Dña . Gertrudis Jcr.e
da gracias a María Auxiliadora por varios favores
concedidos.
Cuenca (España). — León Tortosa da gracia-'S
María. Auxiliadora por beneficios' que le ha otor­
gado y envía una ofrenda de 5 Pta.s. para la Obn
Salesiana.
,
(España); — Dña. Celc.slina Alonso <■?
PiñC'iro por gracia recibida de María .\uxiliadon
v envía limo.siia.
.
Biienos Aires tArgenlina). — D. Aurelio bu.(lalupe da gracias a María Auxiliadora por un fai o:
recibido, y envía reconocido una limosna.
Cali (Colombia). — Habiendo sido .suspend'^
tenqxiralmcute de mi empleo, ofrecí a la San-tsima \’irgcu una limosna y rezar una novena .
publicar la gracia en le Boletín Siilesiano, si se me
admitía antes de terminar el plazo. Conseguía^
cumplo gustoso mi promesa. — V. E. C.
Cali (Colombia). Manuel María Gonzale
Ismael Saucedo, envían una limosna ^ r un taie
recibido mediante la intercesión de la Sma.
Tunia (Colombia). — Juana Ma. Gómez y
ferino Ramírez, agradecen a María A u x i l i a d o r a
favores que les otorgó y corresponden con
ofrenda para el mantenimiento de los huertani
del Vble. D. Bosco.
, ^
E l Carmen (Colombia). — Teófilo
gracias a la Sma. Virgen por im favor
que le consiguió.
,
Los Angeles (California). — Agustma Uzález hace manifiesto su profundo agradecun^*^
a María Auxiliadora por una gracia
envía dos dólares para los huerlanitos del
D. Bosco.

ó
Sección de Antiguos Alumnos.
MADRID {España). — Peregrinación de Antiguos
Alumnos Salesianos a Roma y Turín.. — Por pa­
recemos digno de imitarse, incluimos en esta sec­
ción la invitación que, para acudir a Roma y Turín
en ^regrinación, hace el digno Presidente de los
Antiguos Alumnos Salesianos españoles, D. Angel
G. de Vinuesa, a todos sus compañeros.
Dice así: Del 12 a/ 23 de Septiembre a Roma
y Turín,

Ya que la premura de tiempo nos ha impedido
organizar ima peregrinación esclusivamente Salesiana al Año Santo, hemos buscado entre todas
las organizadas la más propia para nuestras Aso­
ciaciones de Antiguos Alumnos, siendo ésta la de
la Juventud Católica Bspañola, para tomar parte
a la cual hemos recibido altas y calurosas invita­
ciones que no podemos desatender.
Nuestros trabajos han tendido a incluir en el
itinerario la visita a Turín, cuna de la Obra Salesiana, que guarda el Santuario bendito de la Auxi­
liadora y las tmnbas veneradas de nuestros Padres
y Maestros.
Pueden formar parte de esta Peregrinación de
b Juventud Católica Bspañola, grupo Salesiano:
*) Los Antiguos Almnnos. b) Los Cooperadores
(hombres solos), c) Los Alunmos de quince años
para arriba.
Para poder organizar nuestro grupo debemos
Ser almenes 50.
^pero de vuestro entusiasmo por la Obra Sa«aiana el más caluroso apoyo de las Asociaciones
que aparezcamos en Roma y en Turín los
•Antiguos Alumnos Españoles, compactos, numey entusiastas.
Os saluda vuestro Presidente.
A ííg e i , de

V in u e s a ,

Mfidiid, 4 de Junio de 1925.
CADIZ [España). — Antiguos Alumnos practiciodo Ejercicios Espirituales. — Como en años
^'•eriores los antiguos alumnos que residen en
oarno de Extramuros, hicieron sus anuales días
" ^ r o . Les dirigió la palabra todas las noches
\ L Rdo. Sr. D. Joaquín Pudles, que con sumo
^ ^ r Se ofrece cuando se trata del bienestar espi‘^nal y material de los antiguos alumnos salesianos.
pláticas los fué preparando para re«s sacramentos y era de admirar la atención
^^oginnento que observaban aquellos jóvenes
bulliciosos y alegres y después se les veía pres• •-5 suma atención a las palabras del predicador.
I j
^ fné creciendo el número de los que
^ aprovecharse de esa gracia extraordi­

naria. La líltima noche tuvieron abundancia de
confesore.s y al día siguiente algunos en las primeras
misas y otros en las de 9 se acercaron a recibir al
Señor.
Es más, ellos, con (xlificación de todos, ayudaron
la misa y sirvieron al altar con los cirios, como se
acostumbra en nuestros Colegios.
Comulgaron en ese día unos 50 y en los domin­
gos sucesivos lo han hecho otros varios.
A todos se les obsequió con mi espléndido desaymio y muchos se quedaron en el Colegio hasta
el mediodía.
Reciban nuestra enhorabuena los organizadores
de este acto tan conmovedor, animándoles a con­
tinuar esa labor tan meritoria de acercar los hom­
bres a Dios Ntro. Señor, que es el único que pro­
porciona la verdadera felicidad.
^
TURIN [Italia). — Hermosa placa de bronce co­
locada por los A. Alumnos de Tucumán y Salta eo
la tumba de Don Bosco.
E l día 27 del pasado jmiio, se colocó un hernioso
bronce con la efigie de D. Bosco, sostenida por un
A. Alunmo, en la capilla mortuoria del amado
padre, ofrecido por los ex-alumnos de los colegios
salesianos de Tucumán y Salta, Argentina.
¡Simpática iniciativa, digna de todo encomio!
Un número, por cierto no insignificante, de cada
peregrinación argentina a Roma, — y lo que de­
cimos de las peregrinaciones argentinas lo podemos
repetir de las de muchas otras naciones — mía
vez satisfecha su devoción de cristianos a los pie.s
del Padre común de los fieles, .se dirigen aislado.s
o en grupos a Turín, cmia de la Congregación
Salcsiana.
Son amigos, cooperadores o ex-alumnos de Don
Bosco, cuyo nombre aprendieron a venerar desde
niños y que vienen ansiosos de conocer el primer
campo de la misión salesiana, de besar la mano al
Sucesor del Ven. y postrarse de hinojos ante las
venerandas tumbas de Valsálice.
Por modo semejante, cuando se supo en Turín
que el Vice-Presidente de los ex-alumnos del co­
legio salesiano de Tuemnán, D. Juan Fernández
Bravo, venía a deponer, con amor y humildad, la
gratitud de sus camaradas simbolizada en la her­
mosa placa de bronce, un grupo de peregrinos y
residentes argentinos amigc» de Don Bosco, se
dieron d ta en Valsálioe, dando al acto de la colocadrá de la placa un inesperado realce. Recor­
damos especialmente a las familias Alfaro, Vasso,
UUio etc., a quienes se imieron jóvenes salesianos
argentinos, estudiantes de Teología en el * In.stituto Internacional Don Bosco *. de esta ciudad.
Representando a los Superiores Mayores, pre­
sidió el acto y dijo la misa de comunión en la Ca-

r

’ — 282 —
pilla de la tumba el salesiano argentino Rdo. D.
Adolfo Torquinst, quien en breve fervorín hizo
resaltar las líneas características de nuestro Fun­
dador y de su magna Obra.
En la colocación de la placa. — un hermoso alto
relieve de Don Bosco. del escultor Piaña — el Sr.
Fernández Bravo, con breves y afectuosas pala­
bras hizo resonar las bóvedas veneradas con el eco
dulce del español de allende el Atlántico, mani­
festando que el homenaje a D. Bosco parecía re­
vestir. a tanta distancia, un homenaje de la entera
Argentina salesiana, y que daba por bien sentado
el error del grabador al poner en la placa « los
aliuunos salesianos 1, porque, dijo, los exaluumos

C O N C Ü R R E N T liS A R G K N T IN O S

A

LA

Bosco, que lo dirige todo; acción salesiana que lo
absorve todo.
Nuestros parabienes a la nueva revista. Le de­
seamos larga vida, llena de triunfos en Don Bosco.

Noticias varias.
MADRID {España). — Prodigiosa labor de los
Salesianos en ios Cuatro Caminos.
A los que conocemos los campos de acción queson
de la predilección de los hijos de Don Bosco. no
nos extrañan los elogios encomiásticos, la mara-

CO LO C A C IÓ .S

de hoy, con bigotes y todo, somos y serciiios para
los salesianos « los mismos niños de ayer ».
Habló también en el mismo sentido un estu­
diante del Inst. Don Bosco, desptiés de lo cual y
sacar un grupo fotográfico, que acompaña estas
linea.s, se disolvió en franca alegría la reunión.
I a' hemos dado alguna extensión al sencillo acto
por lo (jue para nosotros significa. Es expresión
de la obla que se realiza entre los exalumuos de la
Argentina, semejante al que se realiza en el mundo
cutero. Es de esjierar que este acto sea el pmito de
partida de una serie numerosa de ellos.
COLOMBIA. — Nueva revis.ta de Antiguos Alumnos.
Con satisfacción vemos la aparición de la nueva
revista de los exalumnos colombianos. Su nombre,
iimv expresivo por cierto, * Acción y Unión » es
todo un programa que desarrollarán nuestros que­
ridos amigos colombianos.
La porcada, creación del artista don Pedro Quijaiio, lo dice todo: Mmtíw de corazones en Don

DE

LA

PLACA

EN

LA

TCMBA

DE

D.

BOSCO.

villa de los señores que a ellos se llegan, movidos
por su afán de estudio o de amor al prójimo.
Si la Obra de Don Bosco no tuviera en la diver­
sidad de sus actividades otros motivos para ga­
narse la simpatía y admiración de los que «
cupau por el bien de la sociedad y la digiufica
de sus semejantes, bastaría observar
®
provechosa que realizan en estos varri^ ex
de las grandes ciudades entre los hijos
mentó obrero, para bendecir la acción abnegao»
y provechosa de los Salesianos.
Mas cedamos la pluma a un observador ext
Entresacamos del « Siglo Futuro » del dos de ]
lo siguiente:

« En la calle Francos Rodríguez (Cuatro
nos), tienen los Padres Salesianos un Oratono
tivo, llamado Instituto de San
Ayer, día de Pentecostés, celebraron en dict»
torio la fiesta de María Auxiliadora.
^
Previendo la magnificencia de la fiwta y ^
suelo que liabía de proporcionar a mi alma.

w
— 283 —
presuroso a presenciar los actos de tan hermoso
festival.
Eran las nueve de la mañana aproximadamente.
El aspecto de la Capilla a esta -hora era verdade­
ramente consolador. E l Corazón de Jesús, que
tanto se- regocija al tener a los niños a su lado, de­
bió entonces mirar aquel cuadro que se presentaba
a la vista, con infinita satisfacción. Doscientos
niños, en aptitud devota, asistían a la Misa can­
tada, oyendo con fervor los fervorines con que fue­
ron preparados para recibir la Sagrada Comimión.
Entre eUos irnos cincuenta niños, con sus trajes de
primera Comunión, se acercaron por primera vez
a la Sagrada Mesa. Diríamos que nos encontrá­
bamos en una barriada flor y nata del Catolicismo.
|Tal es el fervor! [Loa a Dios que en Cuatro Ca­
minos se está obrando en las almas mi cambio estu­
pendo hacia Dios! ¡Da gracia de Dios obra mara­
villas en la barriada obrera, antes incivilizada,
de Cuatro Caminos! Y es que secundan con su tra­
bajo los deseos de Dios sacerdotes celosos. Reli­
giosos y Religiosas abnegados.
Hablo con el Director del Oratorio festivo de
la calle de Francos Rodríguez, y veo que su entu­
siasmo no tiene límites. Como la capilla fuese in­
capaz de contener a tantos niños y a sus familias,
fui a su despacho y me enseñó unos planos, fir­
mados por el arquitecto señor Saldaña; en ellos se
ve desarrollado un proyecto magnífico de una Ba­
sílica (de una capacidad parecida a la de San Fran­
cisco el Grande), y de unos pabellones para clases.
El plan — le dije — es hermoso; pero ¿y qué pre­
supuesto?... No se sabe. Por lo menos un millón
de pesetas. ¿Cómo vendrán esas pesetas?... Como
esto es cosa de la Virgen — me contestó, — ya
cuidará EUa de proporcionamos cuanto sea pre­
ciso.
iOjalá que sea pronto! Pues es menester crear
un magnífico Instituto Salesiano en esta populosí­
sima barriada, a fin de extender más y más en los
obreros el reinado de Nuestro Señor Jesucristo.
<Así es como se cmnple el Adveniat regnum tutim\
M lG U E I, C Á C E R E S .

RODEO DEL MEDIO {Argentina), -r- Bodas de
del Colegio Salesiano. — Este año de 1925,
que por una feliz coincidencia es a la vez el Año
Santo, los salesianos de la Escuela Don Bosco y
sus numerosos discípulos y cooperadores celebran
las Bodas de Plata de la Obra Salesiana y del
Culto de María Auxiliadora en Rodeo del Medio.
Así como el viajero que recorre un largo y difícil
camino, de vez en cuando detiene su marcha para
^^posar y contemplar lo que ya lleva andado a fin
de animarse con la esperanza de la patria cercana,
dd mismo modo m uy puesto en razón está que
<^uantos desde veinticiuco años vienentra bajando
en estC' campo de las almas se detengan breves
fomentos a mirar la labor realizada, no para glode sus éxitos más o meno? lisonjeros, sino
tiibutar infinitas gracias al Autor de todo
®cu; para alentarse en la prosecución de la obra;
rea^er las lecciones saludables de la expeJ^cia: para llamar la atención (con fiestas, so*®uudades y mil medios de propaganda) de aque­

llos que conocen la obra a fin de que corran a per­
cibir sus abundantes y saludables frutos.
Estas y otras razones explican el motivo de la
celebración de los jubileos, bodas de plata o de oro
de las instituciones católicas, entre las cuales des­
cuellan las casas o colegios de la Congregación
Salesiana.
Y a fe que no nos faltan motivos para regoci­
jarnos y dar infinitas gracias al Señor y a su Sma.
Madre, la potente Auxiliadora.
Los que asistieron a los humildes principios de
esta obra y la contemplan ahora despiié.s de 25
años, no pueden menos de quedar admirados del
desarrollo que ha adquirido.
La primitiva Capilla, cuna de la devoción a María
Auxiliadora, que bien podríamos comparar al grano
de mostaza, se ha trocado en un árbol gigantesco,
en un Santuario magnífico y espacioso que extiende
su influencia a todos los puntos de la provincia de
Mendoza y aún a las vecinas provincias de San
Juan y San Luis. — L a Escuela Don Bosco que
era entonces una casuclia destartalada con diez o
doce alumnos, privada aun de lo indispiensable,
se ha trocado ya en un establecimiento de ense­
ñanza de primer orden en la provincia, con 120
alumnos internos y 200 externos, con sus seis grados
de enseñanza elemental incorporados a las escuelas
fiscales, con aulas y patios espaciosos, con su escuela
de Agricultura y Viticultura provista de bodega,
laboratorio, vuñedos y huerta; con su banda de
música que alegra las fiestas, con su batallón de
gimnastas y exploradores, con su asociación de
antiguos alumnos y sobre todo con su prestigio
que le atrae centenares de niños de los departa­
mentos vecinos y lejanos.
He aquí la Obra de Dios, la Obra de María Auxi­
liadora. Celebremos, pues, digna y solemnemente
este doble jubileo. No temamos excedernos en
alabanzas de esa Reina que es superior a todo elogio
humano y angélico. Publiquemos a los cuatro
vientos sus glorias a fin de que mil corazones se
enciendan en su amor y veamos dilatarse su culto
con las gigantescas proporciones en que lo vió
propagarse su fervoroso apóstol el Venerable Don
Bosco.
RODEO DEL MEDIO {Argentina). — Una insigne
Cooperadora. — En la fau-sta fecha de las Bodas
de Plata del Colegio Salesiano de esa localidad,
creemos sea un deber dar a conocer a nuestros
Cooperadores, aun a trueque de merecer su de­
saprobación, a la que lia sido alma y vida de esa
fundación.
Solía el Venerable Don Bosco, atribuir el éxito
de sus empresas, después de Dios, a la generosidaíl
de sus cooperadores. — Pobre de bienes de fortuna,
pues era hijo de sencillos labradores, tenía en cam­
bio la llave de muchos corazones a quienes asoció
desde un principio a la realización de sus planes
mara\'illosos.
'M uerto e l‘Venerable y siguiendo religiosamente
los salesianos las tradiciones de pobreza de su Fun­
dador, necesitaron para extender la Congregación,
de grandes capitales y del apoyo constante de los
Cooperadores.

— 284 —
De ahí <[ue la historia de cada casa salesiana
vaya unida, especialmente en sus principios, al
recuerdo de una persona caritativa que se interesó
en la fundación, que edificó en todo o en parte el
colegio o iglesia, o que recibió a los primeros salesianos.
'l'odo esto sucedió también en Rodeo del Medio:
cuando nadie soñaba en levantar una escuela en
este pueblo, que entonces no lo era ni muchos me­
nos. la Sra. Lucila B. de Bombal deseosa de pro­
digar a muchas almas abandonadas los tesoros de
una educación cristiana, llama a los hijos de Don
Bosco y desprendiéndose generosamente de una
parte de sus bienes se los ofreció para que pudieran

y tanto fruto produjeron, se celebraron por el
orden siguiente:
E l primero en Casal Monferrato (Italia), d año
1922, con motivo de la inauguración del nuevo
Santuario al Sgdo. Corazón de Jesús, erigido por
los Salesianos; el segundo en Bahía B l^ ca , (Ar­
gentina) en el 1923: el tercero en S. Pabló (BTa.>Ü),
y el cuarto en Pemambuco (Brasil) en el 1924, y
el quinto en Santiago de Qule.
Estos Congresos se continuarán, pues es deseo
que se celebren en todos los templos levantados
al Corazón de Jesús por los Salesianos, que ya
son en la actualidad unos cuarenta.
PROGRAM A.
Suspiros del Sgdo. Corazón de Jesús; y ma­
nera de corresponderle:

L a in sig n e C o o p e r a d o r a
D ñ a . L u c i l a B. d e Bo m b a l .

entregarse a su misión redentora. La caridad de
la Sra. Lucila no se limitó a las principios de la
Obra sinó que durante las 25 años de su existencia
no dejó de intere.sarse por ella mirándola como la
obra preililccla de su corazón. — Dice el real Pro­
feta cu uno de sus salmos: Beatus qui wiclligit stiper
egenum el paupercm: Bienaventurado el que se in­
teresa por el pobre y el desvalido. La Señora Lucila
ha sido pitra muchas almas de Rodeo del Mexiio
y de otras pueblas, una verdadera madre, el medio
tle que se sirvió la Providencia i>ara arrancarlas
a la miseria del cuerpo y del alma. iQué alcance,
pues, a la noble dama la Itendición y el augurio del
Salmista y el que formulamos nosotros por su piosperidad y lar^a vida.
VIQN,\UD (.írg^fMííMrt). — VI® Congreso Salesiano
al Sagrado Corazón de Jesús.
En este mes de septiembre se celebrará en el
grandioso Santuario Salesiano de Vignaud, dedi­
cado al Corazón de Jesús, el
de los Congresos
Salcsiimos al Sgdo. Corazón,
Los cinco precetlentes. que resultaron imponentes

l o _Dejad que los niños vengan a mi... La In­
fancia y la juventud a Jesús.
20 — Sed perfectos... La mies abunda, pero los
operarios son pocos... Vocaciones religiosas, sacer­
dotales y para misioneros. Socorrer las Misiones
Católicas.
30_Venid a mi todos... Misereor super turbam...
Funciones sagradas para el pueblo en las iglesias.
Asociaciones y prácticas piadosas al Sgdo. Cora­
zón de Jesús (Apostolado de la oración. Primer
Viernes de mes, etc.).
A la vista tenemos las hermosas cartas de adhe­
sión del S. Pontífice: de los Emnios. Cardenal^
Gasparri, Cagliero, La Fontaine, Tosi y Lualdi,
con otras de Exemos. Sres. Arzobispos y Obispos,
que tal vez publicaremos a su debido tiempo.
El Boletín Salesiano. al par que se une con entu­
siasmo a las intenciones del Papa y demás ilustres
representantes de la Iglesia, invita a todos sus
lectores a participar en espíritu y lograr con si^
oraciones un éxito grandioso, a la mayor gloria
de Dios.
LIMA (Perú). — Consagración de las campanis
del Santuario de María Auxiliadora. — El 23 de
Mayo, víspera de la fiesta de María Auxiliadora,
se efectuó la ceremonia de la consagración de las
nuevas Campanas de este Santuario.
El prelado oficiante fué el Illmo. y Revmo.
Pedro Pablo Drinot y Piérola, Obispo de Basilinópolis, asistido por los Padres de la Comunidad.
Cinco son las nuevas campanas llegadas T r i s ­
temente de Italia y destinadas al Santuario de
María Auxiliadora de Liuia. Se consagraron el 23
de Mayo, víspera de la fiesta patronal y llevan los
siguientes nombres; * María Auxiliadora *, * p<»
Bosco ». « Santa Rosa de Lim a », * Santo Toribio »,
y « San Carlos Borromeo *.
Actuaron los siguientes padrinos:
De la campana * María Amdliadora » - Sr. LiU5
Sanguinetti. representado por el Sr. Luis Zolezzi.
y madrina Sra. Filomena G. de Centenaro.
De la campana « Santa Rosa * - Sr. Pablo La
Rosa y la Sra. Duany de la Rosa.
De la campana « Don Bosco »- Sra. Elena rw
reiros v. de Bright con su señor hijo Henry Bngn •

— 285 —
De la campana « Santo Toribio » - Sr. Ramón
Aspíllaga y Sra. María Agripina Andereon de
Aspfllaga.
De la campana « San Carlos * - Sr. Don José
Ortiz de Zevallos y Vidaurre, y Sra. Rlena Zañartu de Ortiz de Zevallos.
URUGUAY. — Congreso Misionero de niños en
el Colegio Salesiano de Villa Colón. — Encantador
es el entusiasmo que despierta entre los niños
de los colegios salesianos la idea de las Mi­
siones.
Nos camplacemos en reseñar brevemente el
Cong^o celebrado por xm millar de niños en el
Colero Salesiano de Villa Colón, Uruguay.
Asistían las siguientes Directivas: Compañía
de San Lxiis de los siguientes colegios: Pío IX ,
Sayago, San Miguel, Divina Pro\-ideucia, Sdo. Co­
razón de Jesús, Talleres Don Bosco, Maturana, y
Juan Jackson.
Compañía de San José de los Talleres D. Bosco
y Escuela Agrícola Jackson.
Compañía del Angel Custodio y S. Sacramento
del Colegio Pío. Círculo San Isidro, Escuela Agrí­
cola.
Las lineas generales del Congreso, según el secre­
tario Angel de la Torre, son las siguientes:
Presidía el P. Pittini, quien con la facilidad,
entusiasmo y sencillez que le son característicos
cuando habla a la niñez, saludó a los pequeños
asambleístas.
El acto fué sencillo y sin refinamientos retóricos
como todo lo que brota espontaneo del abna y como
correspondía a ima reunión de niños.
Considerando las resoluciones tomadas, que van
a continuación, se puede deducir que el alma del
niño.cuando se sabe modelar, responde a los 11aniamientos del bien y del amor.
Primera: Formar la confederación de las Com­
pañías de los Colegios Salesianos regidas por un
Consejo Superior.
Segunda: Da celebración del día de las Misiones
en cada colegio.
Tercera: Da publicación de mi número único
anual donde se encuentren compendiadas las acti­
vidades desarrolladas por cada Compañía en el
<^urso del año.

Mientras las Directivas resolvían todo eso, los
demás disfrutaban paladeando las dulzuravS de
un día de paseo.
E l acto colectivo fué por la tarde.
E l hermoso salón de actos, producto de la in­
cansable actividad del P, Sallaberrj’ , era ixiíjueño
para contener a la numerosa y pec[ueña concu­
rrencia.
Ocupaban un sitio de honor en el estrado, las
Directivas.
E l programa en síntesis, consistió en la lectura
de composiciones acerca de las Misiones por sus
autores, alumnos representantes de su colegio.
Para más datos a continuación va el
PROGRAMA.
I®Himno a Don Bosco. =— 2®Saludo en nombre
del Colegio Pío, Ramón Díaz. — 3® Por los ex­
alumnos salesianos, Juan S. Rodríquez. — 4® En
nombre de la Escuela Agrícola, José Menghini. —
5® E n nombre del Colegio Jackson, Herminio
Baldías, José P. Ferrando, Juan Errotamendía. —
6® Por el Colegio S. Miguel, Luis Navas. — 7®Re­
presentando a los Talleres, Lenis Daniel, — 8° Nazaret, Guonot, Romanza por el Sr. Vesascliini. —
9® En nombre del Colegio San Francisco de Sales,
Carlos Recalde. — 10®. Por el Colegio del Sdo. Co­
razón, Carlos García Brunell.
Se dió además lectura a la nómina de los alumnos
que sobresalieron en las composiciones.
Admirando las magníficas evoluciones de los
exploradores, mientras el himno de la patria re­
sonaba en los pórticos del colegio se elevaba silen­
ciosa una plegaria de nuestro corazón fatigado por
tantas emociones.
Oh Dios! Haz que los nombres queridos de estos
niños que hoy lian agregado una nota más de amor
y optimismo en nuestra vida, fonnando conste­
lación con ios de los grandes de nuestro pasado,
brillen como otras tantas glorias de esta casa, de
la patria, de la familia y de la Religión.

Cuarta: La suscripción anual en lista de decenas
de suscriptores con el fin de recolectar dinero para
ías Misiones.

Nueva Prefectura Apostólica

Quinta: Realizar rifas periódicas pequeñas con
€l fin de la resolución anterior.

Con breve del 13 del mayo pasado S. S. Pío X I
erigía en Prefectura Apostólica la Misión del Katanga inferior, Congo Belga, con el nombre de
Prefectura Apostólica del Luapula Superior, cemfiándola a los Salesianos belgas que ya trabajan
en ella.
Congratulándonos de la augusta disposición
pontificia, que será de grande aliento para los que­
ridos hermanos que misionan en el campo del
Luapula Superior, hacemos votes para que las
esperanzas del Papa se realicen ampliamente a
mayor gloria de Dios y salvación de las almas.

Sexta: La difusión del Boletín Salesiano entre
las familias de los socios de la Compañía y familias
Conocíiia«8
Séptima: La <x>lección y venta de estampillas
de Correo con el fin de adquirir recursos pecuniarios
para las Misiones.
f^^ctaoa: La creación de alcancías registradoras
® cada colegio con el fin de recolectar dinero para
•las Misiones.

confiada a los Salesianos.

— 286 —

t

LOS QUE MUEREN
lo c :

t
D. Pedro Cárdenas y Llavanera.
E l día 25 de abril moría repentinamente, en
Ecija, Sevilla, D. Pedro Cárdenas Llavanera, hijo
del señor Presidente de los Cooperadores Salesianos del lugar.
Los vSalesianos que aprecian cuanto vale la be­
néfica labor de los Cooperadores, mediante cuya
ayuda se propsigan y sostienen las obras salesianas,
no pueden menos de sentir vivamente estas sen­
sibles pérdidas, que nos restan valiosos auxiliares.
Acatamos, con todo, las decisiones de la Divina
Providencia, que todo lo dispone para bien de sus
hijos amados.
Esperamos que el Señor le habrá llamado a re­
cibir el premio se sus trabajos y virtudes; sin em­
bargo, la caridad fraterna nos invita a rezar por
el eterno descanso de su alma, lo que rogamos
también a nuestros lectores.
Reciba nuestro querido amigo D. Pedro Cár­
denas y demás famiUa la expresión de nuestro
dolor.
— En la misma población, y después de larga
enfermedad, dejó de existir, el 29 de ihayo, el re­
verendo Sr. D. José P'eniáudez Díaz.
Que los amados Cooperadores ruegueu con nos­
otros al Señor por él.

Dna Angela Villar de Facelli.
E n Uruguay acaba de entregar su alma a Dios
la Sra. Da. Angela Villar de Facelli, madre de
nuestro querido hermano en Religión Rdo. D.
Eduardo Facelli Villar.
Parece que la cristiana señora no esperaba más
que la vuelta de su hijo sacerdote, que acababa de
ordenarse en nuestro « Instituto Internacional
D. Bosco f>, de Turín, para cantar satisfecha,
gozosa el; Nunc dimittis, y volar al cielo a recibir
el premio de su generosidad.
Esta buena señora, lleveda de su acendrada fe
cristiana, que tiene el poder de inmolar en aras del
amor a Dios lo más precioso, lo más sagrado, lo
más divino que hay en el mundo, que es el amor
materno entregando a Dios que se lo pedía el hijo
amante y cariñoso que formaba el orgullo del hogar
y la esperanza del porvenir. Y Dios la premió. En
sus últimos momentos recibía de las manos de su
hijo sacerdote la postrera bendición. Los labios
sacerdotales del hijo, invocaban a la corte delestial
a concurrís al sereno tránsito de aquella alma bien­
aventurada. Y el hijo venturoso pudo presentar a
Dios el espíritu de su madre pidiéndole el de.scanso
eterno y la luz perpetua. Purificada por largos y
terribles padecimientos soportados con heroísmo
verdaderamente cristiano, su alma, así lo creemos,
ya goza de la felicidad eterna.
Con todo, la recomendamos a las oraciones de
nuestros hennanos en reUgión, a nuestros lectores,
al par que enviamos a la familia, especialmente
al querido P. Facelli nuestro sentido pésame.

Otros Cooperadores difuntos:

t
Rdo. Sr. D. Narciso Mosqueras.
ICu S, l'Vliu de Guixols ha pasado a mejor vida
el Rdo. D. Narciso Musqueras. Celador entusiasta
de la Obm Salosiana en aquella población.
No nos cabe la menor duda que María Auxilia­
dora habrá recompensado ya largamente las vir­
tudes de este su fiel siervo y los trabajos que se
impuso en bien de la Obra Síüesiaua, que es toda
en favor de la niñez.
Sin embargo, rezamos por él y recomendamos
a las oracioires de nuestros lectores el eterno des­
canso de su alma.

Almodovar del Pinar (España).— Sra. Da. Emi­
liana Pastor.
Cuenca (España). — Da. María Ocaña.
Villar Dgo. García (España). —
Martínez, Decurión Salesiano.

D. Bonifacio
«

Labateca (Colombia). — D. Nicomedes Acevedo
de Cañas.
Yariíagua (Venezlxela). — D. 2^ ó n Mújica y
Da. Carmen Gainza.
Montevideo (Uruguay). — Srta. Sara Aguerre,
Srta. Irma Graz, Sr. Adolfo Isasa, Sr. Juan Guena,
Sra. Catalina F . de Faltabull.

R . I . P.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINI.-\NO FE R R A R I.
Establee. Tip. de la Sociedad Editora Internacional. — Corso Repna Margherita, N. I 74 * TURE^

Opera latina et litúrgica.
ALAPIDE E. P. CorneUus, S. I. — COMMENTARIA Dí QTJATUOR EVANGELIA rocognovít subíoctisqu©
notis illustravit et ad praeaentem sacrae scientiae atatum adduxit DD. Antonias Padovani. Editio 111
eméndala, additis iu Appendice Commiaaionia Pontificiao do Re Hiblioa Responsis, Propoeitiouibiiaquo
per Decretum Lamentabüi reprobatis et proacriptis quae ad Evangolia referontur, cuín indico analytico ac indico reruin praecipuarum, 4 vol. pag. 2060, in-8 max:
Lib. 80 _
Apud exteros:
* 100 _
— Di OMNES S. PAULI EPISTOLAS recognovit subiectisquo notis illustravit, cmendavit et ad praesontem aacrae acieniiae Statnm adduxit A. Pailovani, lum iud ce . nalytico ac i..dice rcrum praeci­
puarum. 3 vol. in-8 max., pag. 1800. Lib. 55. — Apud exteros: Lib. 70.
BADII Sae CAESAR. — DÍSTITtJTIONES JURIS CANONICI. Editio altera aucta. Vol. I. Introductio
in ius canonicnm.
— Liber I. Normae generales, — Liber II. De personis Lib. 16 50 — Apud exteros Lib.
Vol. II. De rebus. Lib. 20. — Apud exteros: Lib. 24.

20 —~

BLAT Pr. ALBERTOS O. P. — COMMENTARIim TEXTOS CODICIS lORIS CANONICI.
Liber l. Normae generales. Previo tractatu introductorio, et appendice aubsequente do legibue
ac libria liturgicis: Lib. 7,50. — Apud exteros: Lib. 9.
Liber II. De personis cum authenticis declarationibus naque ad diem 7 Julii 1921 (A. A. S. X III,
fase. 9): Lib. 30. — Apud exteros: L b. 36.
Liber III. De rebus. Para. I. De Sacramentis cum declarationibus authenticis usque ad diem
2 Augusti 1920 (A. A. S. X II, fase. 8). Accedit dúplex appendix, prima de relationibus ex libro V,
altera de formulis facultatum S. Congr. de P. Pide: Lib. 30. — Apud exteros: Lib. 36.
“ Para II. De loéis et temporibus sacris. Pars III. De cuUu divino. Para IV. De Magisterio cedeítosíico. Pars V. De benefioiis aliisque insUtutis ecclesiaslicis non collegialihus. Para VI. De bonis
Ecelesiae temporalibus, cum declaralionibus authenticis usque ad diem 31 octobris 1922: Lib. 24. _
Apud exteros: Lib. 30.
Liber V. De delictis et poenis (Sub praelo).
CflELODI Sac. JOANNES. — JOS MATRIMONIALE. Lib. 8. — Apud exteroa: Lib. 0..50.
— JOS DE PERSONIS, etc., praemisso tractatu De principiis et foniibus inris caíionío. Lib. 25. — Apud
exteros: Lib. 30.
~ JOS POENALE et ordo procedendi in judiciis criminalibus. Lib. 6. — Apud exteroa: Lib. 7,20.
OODEX JOR^ CANONICI Pió X P. M. iussu digestua Benedicti Papae X V auctoritate promulgatus.
Praefatione E.mi Petri Card. Gaaparri et Índice analytico - alphabetico auctua. Pag. LX X II- 920.
Charta indica subtUi et solida. Contectura linteo, sectione rubra. Lib. 15. — Apud exteros: Lib. 18.
GARRIGOU-LAGRANGE Fr. REGIN. O. P. — THEOLOGIA PUNDAMENTALIS SECUNDUM
S. THOMAE DOCTRINAM. Pars apologética: De revelatione per Eccleaiam catholicam proposita:
— Opus juxta S. P. Benedicti X V optata sacrae praesertim juveututí commendatum. 2 tomí Lib. 45.
— Apud exteros: Lib. 54.
GEMELLI AUG. O. F. il. — DE SCRUPULIS. Psycho-pathologiae specimen in usuin confessarionun. Lib. 10. — Apud exteros: Lib. 12.
HON MOECHABERIS. Disquisitiones medicae in usum confessariorum. - Editio sexta. Lib. 12. — Apud
títeres: Lib. lo.
^K.AMAriCA Aloisias, Bibliothecae Ambrosíanae Praefectus. — BIBLIORUM SACRORUM lUXTA
VULGATAM CLEMENTINAM. Nova editio, 1922, emendatissima. Breviario perpetuo et coucordantiis aucta, adnotatis etiam loéis qui in monumentis fidei sollemnioribus et in liturgia romana
Bsurpari consueverunt, in charta indica. Lib. 40. — Apud exteros; Lib. 50.

SOCIETÁ

EDITRICE

INTERNAZIONALE

TORINO - MILANO - GENOVA - PARMA - CATANIA

Nova prodit editio typica:

RITUALE ROMANUM
P A U L l V P O N T IF IC IS M AX IM I
JUSSU EDITUM ALIORUMQUE PONTIFICUM CURA RECOGNITUM ATQUE AUCTORITATE

SSMI D. N. Pil PAP/ E XI
AD NORM AM CODICIS lURIS CANONICI
ACCOMMODATUM

E D IT IO T Y P I C A
Editum chnrta Indica; altum mm. 145, latum 90, crassum 20, gram m. 240 pondo. - Pagínae, qua typis impressae
sunt, patent mm. 125X 76.

Volumen in-i8° paglnarum viii-948, variis imaginibus affabre descríptis ornatum; accurate impressum typis nitidis, charactere rubro-nigro, charta subtili et opaca, cum lineis rubris in quadrum
ductis ad omnes paginas.
Süluium:
Apud nos .
.
.
.
Libellae it. 15
In Italia, vecturae pretio soluto
»
17
Apud exteros »
>
>
»
21

Volumen linteo anglico contectum, angulis rotundatis, dorso flexili, sectione íoliorum rubra
cum theca:
Apud nos .
.
.
.
Libellae it. 21
In Italia, vecturae pretio soluto
»
23
Apud e.xteros »
»
»
> 2 9

Volumen linteo anglico contectum, angulis rotimdatis, dorso flexili, sectione foHorum aurea
rubra cum t^ca.
Apud nos .

Libellae it. 22

In Italia, vecturae pretio soluto Libellae it. 24
Apud exteros »
»
»
> 3 0

Volumen chorio nigro, vulgo cliagrin; contectum,
angulis rotundatis, dorso flexili, sectione foliorum rubra cum theca.
Apud nos .
.
.
.
Libellae it 27
In Italia, vecturae pretio soluto
»
29
Apud exteros >
>
>
> 3 4

Volumen chorio nigro, vulgo chagrin, contectum,
angulis rotundatis, dorso flexili, sectione fo«
liorum aurea cum theca.
Apud nos .
.
.
.
Libellae it. 30
lu Italia, vecturae pretio soluto
>
Apud exteros >
»
> .
»

Redacción y Adn^Inistraclón: Vía Cottolengo, 32 - TURÍN.