-
extracted text
-
w
o
Boletín Salesiano
R E V IS T A DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año X X X V II
Sumarlo»
—
Nr
6 y 7 -
Junio-Julio 1922
— E l nuevo R ed o r M a^of — Triunfos Je M ayo — Homenaje Je ¡es Salesianos al
PresiJenie Je la República Argentina — E l nuevo R ed o r Mayor a
los CooperaJores Sale-
stanos — D e nuestras Misiones — E l nuevo orfanato Je Shiu-Chejo — B oJas Je Jiamanle
— Culto Je María AuxiliaJora • Gruci'os Je María AuxiliaJora — BoJas Je plata Je la
funJación Je las H ijas Je María AuxiliaJora en Barcelona — N uevo Arzobispo —
munJo 5a/esíano — Los que mueren.
Catecúmenot de la Misión Saletiana de Matto-Crosso.
P or el
B A R C E L O N A (E S P A Ñ A )
^u^Uftac\ones Ac carácter pcrmarvervte*.
I. BL ORATORIO FESTIVO. — Semanario para
niños, instructivo y ameno. Cuatro págs. con
numerosos grabados.
Precios: 5 núms. semanales s ’ oo ptas. al año
>
10
>
>
6’oo
»
>
25
>
>
i4 ’ oo
>
»
loo »
»
50*00
>
Van publicados 1016 números.
s. LECTURAS CATOLICAS. — Publicación
mensual de obritas de asuntos varios. 100
páginas (190 por 120 mms.), con grabados y
hermosa cubierta a colores, cada mes. A l fin
de año se regala el almanaque « E l Hombre
de Bien ».
Suscripción: 4 pesetas al año en España.
»
5
>
*
extranjero.
Número suelto: 0*50 ptas. Publicados 315 tomos.
3. BIBLIOTECA AMENA € JUVENTUD*. —
(Lecturas para jóvenes). Gran colección, en
serie única, de novelas históricas, escritas a
propósito o arregladas para ser puestas en
manos de jóvenes. Hermosos tomos de 300
págs. (240 por 140 cms.), con grabados.
Precios: según las diversas encuadernaciones.
O cho tomos publicados.
4. BIBUOTBCA « HORAS SERENAS*. — (Lec
turas para jovencitos) Gran colección, en serie
única, de narraciones histórico-novelescas, es
critas a propósito para ser puestas en manos
de los jovencitos. Hermosos tomos del 100
págs. (190 por 120 mm.) con grabados.
Precios: i ’ oo ptas. en rúst.; 1*50 encuadernado
Cinco tomos publicados.
5. BIBLIOTECA DEL ABUELITO. — (Lecturas
para niños).’ Gran colección en series varias,
de episodios históricos y cuentos de fantasia,
escritos a propósito para ser puestos en manos
de niños. Serie primera: Episodios históricos
de la niñez del V ble. Bosco. Tom os de 16
págs. (160 por 100) con grabados.
Precios: o’ 10 ptas. tomo suelto. En pedidos al
por mayor, descuentos hasta el 50 por ciento.
Publicados 18 tomos.
6. BIBLIOTECA ^CORAZON*.— (Lecturas para
Congregantes). Gran colección en serie única,
de vidas edificantes escritas a propósito para
ser puestas en manos de Congregantes. Her
moso tomos de 100 páginas (190 por 140)
con grabados.
precios: i ’oo ptas en rústica. 1*50 ecuademado.
Publicados tres tomos.
7. BIBLIOTECA EDUCATIVA. — Lecturas para
Educatores). Gran colección de obra de for
mación cristiana, destinadas a los Colegiales
de los últimos cürsos, próxim os a entrar en el
mar de la vida.
(En preparación).
8. BIBLIOTECA ESPAÑOLA. — Conocimientos
generales de las Artes y Ciencias, y de sus
progresos: historia, celebridades, obras, etc.,
expuestos en estilo sencillo, proprio para niños.
Precios: i ’oo pta. Publicados 12 tomos.
9. GALERIA HISTORICA. — Colección de lectu
ras para niños que refieren en resumen los
grandes hechos de la historia universal.
Precio: o'io pta. tomo. Publicados 12 tomos.
10. LIBROS PARA PREMIO. — Variado y ex
tenso surtido de libros para premios: lectura
sana y abundante, hermosa presentación y
economía. Consta de 4 centenares de tomos.
Precios varios.
11. GALERIA DRAMATICA SALESIANA. —
Extenso arsenal de dramas, comedias, saine
tes, juguetes cómicos para la juventud de
ambos sexos. Inmenso surtido de zarzuelas y
cantos recreativos.
Precios varios.
12. VELADAS RECREATIVAS.— Co\^c\6nát
diálogos, monólogos, discursitos, versos, escenitas, etc., para fiestas colegiales, patrióticas,
religiosas, etc. Cuatro grandes tomos publi
cados.
Precio: 3*50 ptas. en rúst.; 4*00 encuadernadi.
Suplemento musical, 5*00 y ó’oo pesetas.
13. eCANTANTIBUS ORGANIS*.— Colección
escogida de música religiosa, inspirada y de
vota para toda clase de funciones litúrgicas
y extralitúrgicas, con arreglo al < Muto pro
prio » de S. S. Pío X .
Precios varios.
14. LA SEMANA MUSICAL. — Colección de
semanas musicales (siete piezas cada semana),
para principiantes de piano. Dificultad gra
duada. Van publicadas nueve < semanas».
La 9* para piano y violin.
Precios: D ía suelto, i ’oo pesetas. Semana com
pleta, 5*50.
15. CALENDARIO DE MARIA AUXILIADORA.
— Calendario de pared para familias cris
tianas; con toda clase de indicaciones astro
nómicas, martirólogicas, religiosas, disciplin*'
rias y ecclesiásticas. Texto ameno y agradable.
P íd an se C atálogos y prospectos
Se reparte gratis la revista trim e s tra l ePrensa Saleslana*,
Año XXXVII -
r
N. 6 y 7.
Junio-Julio 1922
--
BOLETIN SALESIANO
R E V IST A D E L A S OBRAS DE DON BOSCO
R e d a c c ió n
y
A
d m in is t r a c ió n :
Via Cottolengo, N. 32 - TURIN (Italia)
EL NUEVO RECTOR MAYOR
Seis meses ha, las cam panas del barrio de
H an concurrido tam bién a la elección los
Valdocco doblaban a muerto. E l segundo Su Obispos Salesianos no residenciales y los Pre
cesor de Don Bosco dejaba huérfana a la nume
fectos Apostólicos de la misma Sociedad en
rosa Familia Salesiana.
tierras de misiones. E n tre ellos hemos tenido
Nuevos bronces, cu yas primeras armonías
el gusto de ver en esta Casa m atriz, junto con el
resonaron en el aire el sábado de gloria, como
benem érito y esclarecido decano de los Sale
anuncio de resurreción y vida, acaban de prosianos, Em m o. Cardenal Cagliero, al E xcm o.
damar el término de nuestra orfandad. ¡Te Mons. Piani, recientem ente consagrado A r
nemos padre!
zobispo titu lar de D ram a y nom brad > De
De todos los continentes se han reunido en
legado Apostólico d* Filipinas, al lim o. Mons.
Tuiín, a la sombra de la B asílica de M aría A u x i Luis Versiglia, V icario A postólico de Sktu Chów
liadora, los delegados de las inspectorías sale(China), cuyas interesantísim as relaciones de su
sianas, para proceder a la elección del tercer
misión nos complacemos en publicar traducidas
Sucesor de Don Bosco; ella ha recaído en la
mensualmente en esta publicación, al lim o.
persona del Rdm o. Sr. D on Felipe Rinaldi,
Mons. Comín, Vicario Apostólico del Ecuador, al
sacerdote \'eneradísimo, m uy conocido de casi
lim o. Mons. A guilera, Vicario A postólico de Ma
todos nuestros lectores, colaborador ferviente
gallanes, y a Mons. Massa, Prefecto Apostólico
fie Don Rúa, Prefecto General de la Congrega de la provincia de R ío Negro (Brasil).
ción Salesiana durante veintidós años, y dos
L os delegados reunidos eran en to ta l se.senta
'•eces \'icario General de la misma Congregay cuatro, de los cuales m ás de la m itad proce
--¡ón, por fallecimiento de D on Rúa y de Don
dían de naciones donde se habla la lengua
española.
•Übera respectivamente.
ha noticia de la elección lia sido acogida en
Celebróse la asam blea prelim inar el domingo
23 de abril, presidida por el Em m o. Cardenal
d Oratorio de V aldocco y en todo T u rín con
nianifestaciones de extraordinario júbilo. Con
Cagliero, portador de un retrato de S. S. Pío X I
con preciosa dedicatoria autógrafa. Dice así:
^ales demostraciones lo habrá sido, sin duda,
los demás colegios salesianos esparcidos
«De todo corazón impartimos la Bendición A posr^'r todo el mundo, y en nuestras residencias de , tólica a toda la gran Familia Salesiana del Ven.
iisiones, a juzgar por el entrañable afecto que
Don Bosco, y de un modo especial, a los Superiores
‘ --dos le profesan y por la esplendente aureola
y Delegados que componen el Capítulo General,
para la elección del nuevo Rector Mayor, y hago
veneración que ciñe las sienes del nuevo
tínpenor, cu ya popularidad descuella sobre casi
votos para que los Hijos de Don Bosco, imitando
siempre más acabadamente las virtudes de su
tsdas las figuras que hoy día pueblan el mundo
aksiauo.
Ven. Fundador, siguiendo con entera -fidelidad
Para la elección del R ector M ayor y su Capíy conservando las admirables tradiciofies por él
dejadas, y encendidos del mismo celo que acom
cuyos miembros enumeraremos en seguida,
^ han juntado en Turín todos los Inspectores
pañó al Ven. en la realización de sus maravillosas
las Casas Salesianas, m ás un delegado de
obras, trabajen sin decanso en la salvación de las
almas. »
Inspectoría, en conformidad con las Cons^ciones de la P ía Sociedad.
Plus pp. xi:
— 148 —
Del mismo modo, el Emmo. Card. Gasparri,
Protector de nuestra Pía Sociedad, envió a
los Salesianos que intervinieron en el duodé
cimo Capítulo General, una afectuosísima carta,
cuya traducción es como sigue:
SlíCKKTARÍA DE ESTADO
DE S. S.
D el Vaticano, a 20 de abril de 1922.
bóvedas del Santuario de María Auxiliadora,
fervientes plegarias, y los cultos marianos cele
brados como se acostumbra en tal fecha todos los
meses, revistieron en éste particular solemnidad.
Todos acudían al Señor y a María Auxiliadora,
im putados por mi solo deseo; uno sólo era el
objeto de aquella comunidad de oraciones:
que el Señor hiciera recaer la elección sobre
aquel individuo cuyas aspiraciones se dirigieran
con preferencia a conserva en la Congregad&i
Salesiana el espíritu de su Ven. Fundador.
Plugo al Señor atender nuestras plegarias.
Aquella misma mañana se procedió a la vota
ción, y al primer escrutinio salía ya elegido por
mayoría absoluta de votos el Rdmo. Sr. Don
A los RR. P P . Salesianos del X I I Capitulo
Central. — Turíñ.
E l sincero afecto que el Padre Santo profesa a
la benemérita Sociedad Salesiana le ha llevado a
unir sus oraciones a las vuestras, para qt*e la
elección del Rector Mayor y del Consejo Superior
F e l ip e R in a l d i .
de la misma Sociedad responda dignamente a su
pasado, al paso que augura a dicho Consejo pa
Datos biográficos.
ternidad y acertado gobierno.
S.
S . se ha mostrado altamente complacido al
E l Rdmo. Don Felipe Rinaldi nació en Lü
saber que el fin principal de vuestras próximas
Monferrato
el 28 de mayo de 1856. No formó
reuniones es, casi exclusivamente, tratar de alcanzar
una identidad cabal con lo que señalan las direc parte del grupo de muchachos que rodearon
tivas trazadas por el Derecho Canónico, en lo a Don Bosco en los tiempos heróicos de la fun
tocante al complejo desarrollo de la vida de la fa dación del Oratorio, cuando éste se hadaba redu
milia religiosa. Semejante preferencia sobre todo cido a un cobertizo, en medio de un campo, a las
otro particular, aparte de la utilidad que de ella de afueras de Turín; sino que entró en a compañía
riva, al paso que personalmente le colma de con del Venerable, cuando el Oratorio comenzó a
suelo, viene a ser una nueva confirmación de todo funci n jr sobre bases estables, libre de todo
el afecto filial y firmísima adhesión de la Obra incidente que determinara su emigración, y con
Salesiana a la Santa Sede, y de su sincera unidad vitalidad suficiente para resistir los asaltos de
de pensamiento y de acción con la Sede Romana, ' la oposición, proveniente de personas que con
merced a la cual unidad ha sabido atraerse aquélla ceptuaban temeraria la obra providencial del
Venerable.
las miradas benévolas de los Sumos Pontífices.
Es. pues, el P. Rinaldi una de las contadas
Una vez, pues, que hayáis logrado conformar
reliquias
vivientes que más en contacto íntimo
debidamente vuestras Constituciones y discusiones
estuvo
con
el Venerable y que con más fidelidad
con lo prescrito en los sagrados Cánones, será pre
ciso que dirijáis inmediatamente toda vuestra acertó a copiar su espíritu, ale clonado por su
atención a conservar el carácter peculiar de la Pía palabra dülce y persuasiva y sus luminosos
Sociedad Salesiana, por el que se ha hecho acree ejemplos.
De la elección del P. Rinaldi al cargo emi
dora en todo el mundo al aprecio y a la protección
nente
que hoy desempeña, j-a se habló a la raurte
universal, y que no podrá conservar de otro modo,
de
Don
Rúa. En las elecciones de Rector Mayor,
sino realizando siempre y con mayor fervor,
los planes trazados por d Ven. Fundador Don celebradas en 1910, con motivo del citado acon
tecimiento, los ojos de los electores se hallaban
Bosco.
Y puesto que el entusiasmo por la buena causa puestos en el P. Álbera y en el P. Rinaldi.
Seguro se hallaba éste de que la elección no
puede estimular a alguien a e.xcogitar y proponer
recaería
sobre su persona. Don Bosco lo habla
mejoras, es conveniente llegar a conseguirlas,
predicho
y la predicción la llevaba el P. Rinaldi
conservando la más exacta conformidad con el
espíritu <ie vuestro Fundatior. Sumamente com- escrita en un pliego encerrado en un sobre, para
placido de unir mis votos a los vuestros por el leerla al fin de la reunión.
Esto no obstante, el elevadísirao concepto
feliz resultado de vuestras reuniones, me complazco
en participaros la Bendición Apostólica que el que de su persona tenía concebido la Asamblea,
Padre S»m/o os otorga de corazón, en prenda y lo declara el hecho de haber sido elegido Prc*
fecto General de la Congregación Sídesiana poí
auspicio de cd)undancia de bienes celestiales.
unanimidad de votos.
P. Card. G a s p a r r i .
La figura de Don Rinaldi es popularísini*
E l mismo día de la elección, 24 de abril, y muy conocida de cuantos han recibido edu
nmnerosos devotos elevaron al Cielo, bajo las cación e instrucción en nuestros colegios. Ai®»
— 149 —
robusto, a pesar de sus sesenta y seis años,
inclina suavemente la espalda, como si temiera
sobresalir entre los que le rodean. L a mirada
es sutil, penetrante y llena de suavidad. E s un
padre; un verdadero padre. L a paternidad más
dulce ba sido siempre su dote característica.
Su palabra es llana, sencilla, como la de un a
persona que tras larguísima experiencia ha
hallado el secreto de saber compadecer y arnar
sin distinción a todos los que sufren. Nadie
se ha acercado a él que no baya sentido al oirlo
deseos de ser mejor.
Entró en la Congregación Salesiana cuando
aun contaba pocos años. Todavía \úven per
sonas que lo conocieron, cuando comenzó
sus experiencias pedagógicas en el Colegio de
San Juan Evangelista, bajo la dirección del
llorado Mons. Marenco.
Pero donde dejó impresa su fisonomía espiri
tual, fue en una veintena de fimdaciones que
dejó implantadas en España, en el breve espacio
de nueve años.
Fué mandado a la Península Ibérica por
Don Bosco, como Director de la Casa de Sarriá,
el año de 1898.
Dotado de im sentido organizador finísimo
V movido del mismo espíritu que animó a Don
Bosco, dió a estas Escuelas profesionales mayor
expansión, hasta poder albergar a más de qui
nientos niños, y dotólas de todo el material
pedagógico y profesional moderno.
Más tarde, en 1892, fué puesto al frente de
todos los colegios salesianos existentes en
España y Portugal. En su nuevo cargo mejoró
los colegios existentes y fundó otros nuevos,
creando en todos ellos tm ambiente netamente
silesiano, impregnado de santa libertad e im
perturbable alegría, cuya fuente tiene origen
en la tranquilidad y pureza de conciencia.
Difícil empresa sería para nosotros ofrecer
nna idea acabada de la labor de Don Rinaldi
‘ la Península Ibérica. Nos limitaremos sola'"‘cnte a enumerar las fundaciones que llevó a
*^bo mientras duraron sus funciones de Ins
pector, desde el 92 hasta el 1901.
Cuando Don Rinaldi llegó a España, solamente
• -laban los Salesianos las Casas de Utrera y
Más tarde, el 90, abrió la casa de
^ José en Barcelona, y ¿ 91, la de Gerona.
El 92 fundó Don Rinaldi unas escuelas en
^tander, en la calle de Viñas, y el Colegio
•ie la Santísima Trinidad en Sevilla.
Abrió después un noxúciado para todos nues'íis Colegios de España en San Vicén deis
que fué posteriormente trasladado a
^*rná. El 94 fundó la casa de Vigo, el 95 la
-Béjar (Salamanca), el 97 las de Baracáldo,
^*^ona, É d ja y Málaga. E l 98, las de Sala
manca y Valencia y el colegio de S. Benito de
Calatrava en Sevilla. E l 99, las de Madrid,
Montilla y Ciudadela; y , por último, en Por
tugal fundó las casas de Braga el 94 y de Lisboa
el 96.
Tan enorme labor en tan corto espado de
tiempo, agotó las fuerzas del P. Rinaldi, cuya
constitudón robustísima se rehizo luego, a poco
tiempo de dejar a España para ocupar el cargo
de Prefecto General de la Congregación que en
El RdmQ. Sr. Don FELIPE RINALDI.
1901, por muerte del Rdmo. D. Domingo Bel
monte, Don Rúa le confiara.
A su salida de la hidalga nación española,
fué dividida ésta juridicamente en tres inspec
torías, tal como lo está hoy día, a saber: Bélica,
Céltica y Tarraconense. En la primera quedó
como inspector el Rdmo. P. Ricaldone, en la
actualidad Prefecto General de la Congregadón
Salesiana, y cuya figura permanece viva en la
memoria de todos los Españoles que le han
conoddo: en la segunda, Don Ernesto Oberti;
y en la tercera, el P. Aime, de gloriosa memoria.
Sin menguar en lo más mínimo la admira
ción debida a los que sucedieron en su cargo al
primer Inspector de España y Portugal, hemos
de consignar que el nombre de Don Rinaldi
Uena por completo todos los ámbitos de nuestros
colegios españoles.
— ISO Kn el cargo de Prefecto General, al cual le elevó
Don Rt'ia en 1901, fué confirmado en el capítulo
celebrado en 1904, y de nuevo reelegido por
unanimidad en el Capítulo siguiente, reunido
en septiembre de 1910, después de muerto
Don Küa.
Sintetizar su labor en este veintenio sería
rejíetir cuanto se ha dicho y escrito de Don Rúa
y de Don Albera, porque Don Rinaldi fué siempre
el brazo derecho de ambos , su más íntimo con
fidente y su más decidido colaborador. Da labor
de Don Rinaldi se llevó a cabo en la penumbra
del silencio. Kl supo muy bien ocultarse a la
sombra de sus mayores, como la violeta se
esconde bajo las hojas, entre las cuales derrama
sus fragantes esencias.
Mientras ac^uellos dos colosQS se ocupaban
en mantener vivo el espíritu del Fundador, en
extender más y más el radio de actividad salesiana, en forma tal. que dejaron de su trabajo
huellas imborrables, Don Rinaldi aceptaba
sobre sus hombros la carga de disciplinar, me
jorar y vigorizar el organismo salesiano en su
lado práctico, material y económico: labor
fatigosa en extremo y sembrada de dificultades,
mayormente, cuando la Pía Sociedad, debido
a su admirable propagación, contaba con nume
rosos elementos disjjersos y atravesaba períodos
dificilísimos, sobre todo durante los largos
años de guerra, que restaron a la Congregación
un contingente numeroso de salesianos fervo
roso-; y activos. En momentos tan críticos puso de
manifiesto su espíritu de trabajo, su talento
organÍ2:ador y economista, su perspicacia sutil,
que se adelantaba a los acontecimientos, sus
entrañas de paternal caridad.
Así, la Congregación Salesiana, que bajo los
cuidados tutelares de Don Rúa y Don Albera
extendía la zona de su irradiación espiritual,
consolidaba las instituciones existentes y erigía
otras nuevas sobre fundamentos sólidos y firmes
bajo la custodia de Don Rinaldi. Y todo ello
sm perder de vista el ideal de nuestro Fundador,
sin olvidar sus máximas sapientísimas.
A Don Rinaldi se debe en modo particular
el desarrollo que han adquirido en estos líltimos
anos los Oratorios festivos, la institución por
excelencia de nuestra Congregación, la obra
maestra del \'enerable. A aquél se debe la regla
mentación do la Obra de los Cooperadores Sale
sianos. Suyo es también el proyecto de orga
nización de las Uniones de exalumnos que
tailaza con estrecho vínculo de solidaridad y
fraternidad verdadera a todos los indi\nduos que
han \’ivido bajo el amoroso techo del hogar sale
siano.
Rl monumento a Don Bosco levantado en
medio de la plaza que se extiende ante la Basí
lica de María Auxiliadora, entraba en el pro
grama de sus ideales: por eso, malgrado las
dificultades que oponía la guerra, pudo ver
sobre porfídico pedestal la efigie de Don Bosco,
cuya figura excelsa modeló perennemente en
bronce el artista Cellini, y cuj^^as obras no se
borrarán de la memoria de las generaciones veni
deras. •
¡Quiera el Señor conservar muchos años la
preciosa existencia del nuevo Rector Mayor,
en quien tiene cifradas las esperanzas de un por
venir risueño toda la gran familia salesiana, en
su triple rama integral de Cooperadores, Hijas
de María Auxiliadora y Salesianos.
E l nuevo Consejo»
E l mismo día 24 por la tarde, se procedió a
la elección de los Miembros del Capítulo Su
perior, quedando constituidos los nombramien
tos en la forma siguiente: Prefecto General,
Rdmo. Sr. Don Pedro Ricaldone; Director
Espiritual, Rdmo. Sr. Don Julio Barberis; Ecó
nomo , Redmo. Sr. Don Arturo Conelli; Director
de Estudios, Rdmo. Sr. D. Bartolomé Fasae;
Director General de las Escuelas Profesionales,
Rdmo. Sr. Don José Vespignani. Fué reelegido
Consejero General del Capítulo el Rdmo. Señor
Don Ruis Piscetta, Decano del Claustro de Pro
fesores de la Facultad de Teolgía y Leyes, anexa
al Seminario Metropolitano de Turín.
A la reunión de apertura asistió el Emmo.
Card. Richclmy, que personalmente trajo su
bendición al nuevo Rector Mayor, entre los
aplausos de la Asamblea, que felicitó después al
ilustre Purpurado en sus Fiestas jubilares.
E l Nuevo Rector Mayor
a los Cooperadores.
E l Rdmo. P. Rinaldi, al mismo tiempo que
expresa su satisfacción más cumplida por las
muestras de adhesión de que ha sido objeto
por parte de la triple Familia Salesiana al realirarse el presente acontecimiento, abriga fun
dadas esperanzas de poder contar con el apoyo
generoso y noble de nuestros beneméritos Coo
peradores, al mismo tiempo que experimenta el
deseo de que le tengan presente en sus fervo
rosas oraciones. Elegido al despuntar los albores
del mes de María SS. Auxiliadora, todo lo espera
de la bondad de nuestra tierna Madre. Y a fin
de estimular más y más a sus Hjos, Coopera
dores y Bienhechores en el laudable empeño
de elevar por él fervorosas y reiteradas pa
ciones a nuestra dulce Auxiliadora, se complaP
en hacer saber a todos, que desde la fecha «
su elección hasta el día de la fiesta de María
Auxiliadora, aplicó la santa Misa por la prospe
ridad de las Obras Salesianas, distribu3^endo
las intenciones en la forma s^uiente: los lunes,
por los Salesianos: los martes para los Coopera
dores: los miércoles, por los Exalumnos: los
jueves, por los Alumnos de nuestros Colegios;
los ríemes por los Misioneros: los sábados por
las Hijas de María Auxiliadora: y los domingos
por nuestros Bienhechores en general.
El Señor, riquísimo en tesoros de bondad y
misericordia, escuche las oraciones de todos
e imprima con mayor profundidad a la Obra
Salesiana « su carácter peculiar, por el cual, son
palabras del Emmo. Card. Gasparri, se ha hecho
tan benemérita donde quiera se ha introducido:
carácter, que no podrá conseroar, sino mediante
la realización decidida, amplia y fervorosa de los
fines que el Ven. Fundador se propuso al comenzar
Stt labor en medio de los niños. »
Inmediatamente después de la elección del
nuevo Rector Mayor, S. Erna, el Card. Cagliero
enrió a S. S. un telegrama, redactado en los
términos siguientes:
A S. S. P ío X I. — Roma.
^Miembros duodécimo Capítulo General filialtnenie agradecidos preciosísimo autógrafo de
Vuestra Santidad, participan elección nuevo
Rector Mayor, recaída en Don Felipe Rinaldi,
cuyo primer acto es ofrecerse junto con Sociedad
Salesiana a las órdenes, consejos Supretno Jerarca
Iglesia. »
Card. C a g l ie r o .
A dicho telegrama contestó en nombre del
Papa S.Em a. el Card. Gasparri con el siguiente:
Card. Cagliero.
Instituto Salesiano. — Tarín.
?-4 «gí*s¿o Pontífice, vivamente agradecido hovienajc filial devoción humildemente tributado
1'. Etna. Rdma. en nombre nuevo Rector
Mayor Pía Sociedad Salesiana, hace votos para
que benemérito Instituto bajo sabia dirección de
éste adquiera mayor incremento, para gloria de
Dios y provecho espiritual cristiana juventud,
y augurando favores celestiales, imparte de cora
zón Bendición Apostólica Vuestra Eminencia,
Rector Mayor, cada utw de los miembros Con
gregación Salesiana, numerosos Cooperadores
Obras Salesianas. »
Card. G a s p a r r i .
--------- . ^ =
--------
Triunfos de Mayo
E l mes y la fiesta del año corriente quedarán
escritos con caracteres indelebles en los anales
del Santuario de Valdocco. Bellas luces de
alborada alumbraron el amanecer del mes. La
elección' del nuevo Rector Mayor trajo a los
pies de la \’irgen de Don Bosco a numerosos
representantes de la Pía Sociedad Salesiana,
esparcidos por todos los ámbitos del mundo.
Bajo las bóvedas del hermoso santuario
hemos visto mezclados entre el pueblo devoto
a muchos de los citados representantes, ávidos
de tornar a mvir los días felices de su niñez
en el Oratorio, y de proclamar las maravillas
obradas por María Auxiliadora en las apartadas
regiones a donde los llevó su vocación, y donde
han extendido el reino de Jesucristo, por cuya
gloria han sacrificado sus energías juveniles y
quieren sacrificar su vida entera.
Armonioso concierto formaban obispos y
sacerdotes al cantar las mara\rillas que María
Auxiliadora realiza en todas partes: la con
versión de innumerables pueblos salvajes e
idólatras a la fe 3’^a la ci\nlización, el mejora
miento espiritual 3* material de millares de
emigrados, la educación netamente cristiana
de pléyades de niños alistados bajo las ban
deras del Ven. Don Bosco.
E l Congreso Eucarisílco Piamontés.
Con objeto de celebrar las Bodas de Oro de
la ordenación sacerdotal de S. Erna, el Card. Richelmy se han celebrado en la capital del Piamonte solemnes festejos del 7 al 14 de mayo p. p.
El Congreso eucarístico que abrió el Jubileo
del Emmo. Purpurado fué un éxito superior
a cuanto se esperaba. Viéronse en tales días
multitudes apiñadas en torno a la Hostia Santa.
La Catedral, la IgLsia del Corpus Domini y la
Consolaía fueron estos días centros de adoración
no interrumpida a Jesús Sacramentado.
También en la Basílica de María Auxiliadora
se llevaron a cabo desde el principio del mes de
ma}'o solemnísimos cultos. Tres fimciones igua
les se realizaban cada día, en las que era escu
chada con avidez la palabra divina, predicada
por los PP. Grisenti, Carmagnola y Giuiiani.
Se observaba en el público un álito fuerte de
vigorosa vida cristiana, fruto de la preparación
universal al Congreso y de las reuniones plenarias y particulares que durante él se celebraron.
E l Oratorio Salesiano fué designado por
común asenso como centro de reunión de todas
—
las agrupaciones católicas juveniles radicadas
en el Piaraonte.
K1 día de la fiesta se reprodujo en la plaza
de María Auxiliadora un espectáculo muy seme
jante al que se realizó en 1915, cuando se des
cubrió el monumento erigido en medio de aquélla
al Ven. Don Bosco. Al pie de dicho monumento,
en torno al gual se agrupaban más de doscientas
banderas de diferentes asociaciones de jóvenes
católicos, se erigió el altar, donde se celebró el
Santo Sacrificio, entre las oraciones y cánticos
religiosos de la multitud que llenaba la plaza.
Y sin embargo, la referida manifestación, con
toda su grandiosidad sugestiva y solemne, no
fué sino un corto y ligero preludio del espectá
culo imborrable que presenció la ciudad de
Titrín entera; la procesión.
A las tres de la tarde salió de la Catedral la
Hostia Santa, precedida por un cortejo de cien
mil personas, y seguida de todas las familias
patricias de la capital del Piamonte. Más de
doscientas mil j^ersonas se alineaban a lo largo
de las acercas, desde la Catedral hasta el templo
de la Gran Madre, a orillas del Po, término de
la procesión.
Kn una espléndida carroza abierta, tirada
por seis caballos blancos iba al Emmo. Cardenal
Riclielmy, llevando en las manos la Custodia.
Los aplausos y aclamaciones de la multitud
al paso del Señor eran afirmaciones rotundas
de que la ciudad de Turín no en vano ostenta
el glorioso título de Ciudad del SS . Sacramento.
En eí S antuario de Valdocco.
Un acontecimiento de tanta transcendencia
hubo de grabar necesariamente impresiones
profundas de piedad en el seno de las familias
cristianas, y avivar el fervor, cuyas manifesta
ciones se echaron de ver de un modo edificante
después de la novena de María Auxiliadora.
Desde la aurora se sucedían sin interrupción
hasta media mañana grupos y grupos de gente
que asistían al Santo Sacrificio y participaban
de la Mesa eucarística, y al anochecer llenaban
las amplias naves del Santuario, de tal manera,
que muchísimas personas tomaban parte a las
funciones desde la plaza contigua a la iglesia:
jTan numerosa era la concurrencia que de todos
ios barrios de Turín acudía a rendir homenaje
a la « Virgen de Don Bosco! »
Imponente resultó la peregrinación de jó
venes que frecuentan los diferentes Círculos y
Oratorios Festivos Salesianos abiertos en Turín.
Muy de mañana fueron llegando gmpos
de jóvenes para asistir a la Misa de Comunión
general y rendir homenaje a Don Bosco ante el
monumento.
152 —
L a víspera de la fiesta llegaron los ro
meros en gran número, y asistieron a la vela
nocturna. Muchos de ellos pasaron la noche
entera en la iglesia.
E l exterior del templo ofrecía un espectáculo
fantástico y deslumbrador: millares de lám
paras eléctricas recorrían las líneas de la cú
pula, de la fachada y de los campanarios.
Aquel desbordamiento de luz en ascensión
gloriosa, simbolizaba la fe de un pueblo y su
amor a María. Ello lo demostró el hecho de
haber entrado por tumos en el Santuario aquella
noche más de setenta mil personas.
A las 10, comenzó la vela nocturna con Hora
Santa predicada ante el SS. Sacramento.
A las 12 de la noche comenzaron las Comu
niones. E l Santuario fué aquella noche un gran
cenáculo, a cuya Mesa eucarística se sentaron
millares y millares de almas, hambrientas de la
Suprema Verdad.
Desde la una de la madrugada hasta el me
diodía de la fiesta se sucedieron las misas, asis
tidas por un gentío inmenso, sobre todo en la
del alba, cantada por la escolanía de la Obra
Pía Barolo y eri las otras dos de comunidad,
celebradas respectivamente por el Rdmo. Rector
Mayor Don Felipe Rinaldi y por el Il-mo. Sr.
Don Abrahara Aguilera, Obispo Tit. de Iso.
Las Comuniones se distribuyeron sin interrup
ción por tres sacerdotes, hasta después del
Oficio Solemne, pontificado por el Excmo. Sr.
Don Guillermo Piani, de la Pía Sociedad Salesiana, recientemente consagrado Arzobispo, Tit.
de Drama y nombrado Deleg. Ap. de Filipinas.
L a Schola Cantornm del Oratorio, bajo ía
batuta del Mtr.® Dogliani, interpretó con ma
ravilloso ajuste la Jlfíssa SoUmnis del Mtr.“ Palestrina.
Durante la novena y el día de la fiesta cele
braron en el altar de María Auxiliadora, y dieron
por la tarde pontificalmente la bendición con
S. D. M., el Excmo. Sr.D r. Don Ramón Guillamet,
Obispo de Barcelona, que nos honró, aunque
brevemente con su visita; el limo. Mons. Comin,
Obispo Tit. de Obba; el limo. Mons. VersigÜa.
Obispo Tit. de Caristo; el limo. Mons. Cástrale,
Ob. Tit. de Gaza y el limo. Mons. De Guébriant
Superior de la Congregación de Misiones Ex
tranjeras de París.
A l y a referido y continuo afluir de gente que
asistía a la Misa se sumaban sin tregua oraciones
y cánticos devotos, y en la sacristía y salas con
tiguas se relataban prodigios recientes de
María Auxiliadoara y se daba la bendición de
Nuestra Señora a multitud de devotos de María,
que por grupos iban pasando en procesión con
tinua a las citadas dependencias de la iglesia.
Muchas ^-eces el mismo P. Rinaldi debió ceder
Á
— 153 —
a insinuantes peticiones de la multitud, para
que la bendijera en nombre de María, como lo
hada Don Bosco.
Digna corona de tan desbordador entusiasmo
V nveza de fe resxiltó la procesión con la imagen
de María Axixiliadora por las calles de la barriada.
Siete años hacía que la veneranda imagen, coro
nada solemnemente en medio de la plaza en
mayo de 1903, no salía en trirmfo a bendecir los
lugares adyacentes a su trono bendito de gracias.
La devota procesión, integrada por grupos de
niños, jóvenes y agrupaciones de padres y madres
de familia, desfiló a los acordes de las bandas
de música por entre dos hileras de más de cien
mil personas. E n un automóvil materialmente
cubierto de flores iba la imagen milagrosa de
.•Vquélla que en misteriosa visión, golpeando
suavemente con el pie en el suelo donde hoy se
levanta el magnífico santuario de Valdocco, dijo
a Don Bosco « ¡En este lugar me edificarás un
templo!. »
y el templo erigido por el humilde sacerdote
pareció a la vista de todos, al retomo de la
procesión, como un ascua de fuego y oro, quizás
como Don Bosco lo habría contemplado en sus
sueños misteriosos. Pasóla carroza déla Virgen,
presidida por obispos y arzobispos salesianos,
entre aplausos, aclamaciones y vivas a Jesús
Sacramentado y a María Santísima. Aquella
enorme masa de gente se arrodilló a los pocos
momentos en el templo y en la plaza para recibir
la bendición con la Hostia Santa, que desde el
altar y desde las gradas del atrio impartió a todos
el Emmo. Card. Richelmy, arzobispo de Turín.
Fué este un espectáculo de impresiones tan
gratas y de emociones tan profundas, que por
mucho que se diga de él y se pondere, jamás se
alcanzará a describirlo en realidad. Hace falta
verlo para abarcarlo en toda su cabal grandio
sidad.
En resumen: un mes inolvidable, con el re
mate de las fiestas, manifestación imponente
de piedad y fervor. E l santuario, llenísimo du
rante las tres funciones marianas celebradas
diariamente; y, por último, del 21 al 25 de mayo
¡iT-.inta y cinco mil comuniones!
Así abrió la ruta el Venerable, y así a través
de los años continúa en progresión ascendente
h devoción a María Auxüiadora. Nuestra Se
ñora conduce las almas a Jesús Sacramentado.
•María Santísima y Jesús en el Sacramento de
Altares son los dos amores que integran las
grandes devociones que la juventud y el pueblo
mejor entienden, y que transforman al pueblo
y a la juventud, haciendo florecer la pureza de
costumbres y arraigando más hondamente la
te y las demás virtudes cristianas, que son la
salvaguardia de los pueblos.
Homenaje de los Salesianos
al Presidente de la República Argentina.
E l I I de julio llegó a Roma el Presidente de
la Rep. Argentina, Escm o. Sr. Don Marcelo
Alvear, y en el mismo día fué recibido en au
diencia por el Papa.
A su paso por Turín, fué objeto de calurosas
demostraciones de afecto y simpatía.
A la estación de Modane salió a recibirle y
ofrecerle el primer saludo de los Salesianos,
a nombre del P. Rinaldi, el Comendador Pini.
En la monumental estación de Turín le aguar
daban las Autoridades civiles y militares. Ha
llábanse presentes el Gobernador, el Alcalde, el
Director de Seguridad, el Presidente de la Dipu
tación Provincial, los Comandantes del Cuerpo
de la Armada, el general de división, el jefe de
policía urbana, varios Senadores >• Diputados,
el Cónsul de la Argentina y nuestro Rector
Mayor P. Rinaldi, acompañado del Prefecto
General P. Ricaldone 3' de otros Superiores.
A la llegada del tren, las bandas de música
entonaron la marcha real. Tas Autoridades le
dirigieron el primer saludo, y después, en com
pañía del Conde Macchi de CeUere y de al
gunas personas de su séquito, bajó al andén.
Las tropas acordonadas en él pre.sentaron armas,
mientras dos significadas damas le ofrecieron un
hermoso ramo de flores, sujeto con cintas de los
colores de ambas naciones.
El Presidente pasó rápidamente revista a las
tropas, y tornó al coche salón, donde recibió los
saludos de las Autoridades, en nombre de Tuiín,
y a nuestros Superiores P. Rinaldi y P. Ri
caldone, con los que se entretuvo algunos mi
nutos en amigable coloquio.
Después de las visitas, se asomó a la ventanilla
y recibió una calutosa ovación del público <iue
llenaba el andén.
La banda del Oratorio Salesiano entonó el
himno nacional argentino, y un alumno del
mismo Colegio, en nombre de todos sus com
pañeros, leyó unas cuartillas de homenaje afec
tuoso y agradecido, por lo mucho que el Gobierno
argentino beneficia y favorece a los Salesianos
en América. E l Presidente se mostró satisfecho
por las palabras y .'^ntiihientos expresados, y
aseguró renovar su valioso apoyo a las Obras
del Ven. Don Bosco.
Cuando el tren se puso en marcha, la muche
dumbre tom ó a romper en vivas y aclamaciones
al ilustre viajero.
(Original del autógrafo).
1
(T
H
QJ)
ib
í^ l
^^ ^ 1*
w**|vA.S^A-v»^ ¡.X
¿
í.
Ví«.^=Ííw'1Íl>^ <.
í.'
c
v-»¿C-s
r -r I r T IC.-iS
tífe
^ rS
----X
-------'^ jcí-, ^ ------ --------- L
;^ i,
| ^
: £
2
-
í« r ¡ : : ^ * t £ : ^ - lí‘ ^
C
‘
- ■ ih
155 —
i x
^
t i e
lo s
v
o
K
í e o t o í *
O o o j D e x 'a d o r e í S
Turin, 77 de mayo de 1922.
Aniversario X IX de la coronación
de María Auxiliadora.
Benemérifas Cooperadoras.
Beneméritos Cooperadores.
El Ve». Don Bosco, en punto de muerte, eticargó al inolvidable Don Rúa que escribiese a
iodos los Bienhechores y Cooperadores, agradeíndoles de su parte cuanto habían realizado en
pro déla Obra Salesiana, y rogándoles quisieran
continuar prestando su cooperación y sostén a la
títíswm.
Lo que Don Bosco aconsejó a Don Rúa,
lo que cumplió Don Albera a la muerte de éste,
eso mismo me veo obligado a hacer yo ahora.
Me urge ante todo, el deber de renovar la ex
presión de- mi más profundo agradecimiento a
cuantos se han dignado dirigirme felicitaciones
y augurios de ventura por mi elección.
Los telegramas recibidos, las cartas, las tarjetas
que me llovieron en tal circunstancia, me sofi muy
queridos, porque en ellos vi claramente una pro
testa imponente, de estima y afecto en favor de la
Pia Sociedad Salesiana, una prenda de encendido
Jmor a Don Bosco y una prueba conmovedora del
deseo sincero y ardiente que abriga el corazón
le nuestros amigos Ppr la prosperidad de las
Obras Salesianas,
De nuevo, a todos mis más expresivas gracias,
■jI paso que pido excusa o. todas las personas a
quienes, involuntariamente, haya dejado sin
'cspuesia particular.
Experúnento asimismo la necesidad de maniicsiar a todos nuestros Bienhechores y Coopera
dores indistintamente, mi reconocimiento por la
(oiihtiua benevolencia que usaron con D. Albera,
Oon Rúa, y, también muchos, con el Ven. Don
Bosco. A todos nuestros antiguos amigos y a los
acaban de ocupar un puesto en nuestro afecto,
¡gracias! sincero, salido de lo más intimo del
^'-rizón.
•V-¡-:ruido en mi pequenez, reconozco en mí
fiaos de virtudes, actividad e'ingenio, para
'^onHny.^n mi carrera por las huellas de mis ilustres
P^L'díCtiores, y aún diré, para llevar menos indig**<*wr.v d peso de las responsabilidades inherentes
^ ^i nuevo cargo; fo r eso, no me ruborizo en de
S a le s it r ia o s
clarar que todo lo espero de las almas buenas que
nos ayudan y nos estiman.
Cifro en primer lugar mts esperanzas
las
oraciones de mis hermanos en religión, no sólo
de los que me rodean de cerca, sino también de los
que comparten con nosotros las fatigas inherentes
a la realización del ideal salesiana en apartadas
regiones. Confio también mucho en las oraciones
y apoyo material de nuestros Cooperadores, tan
numerosos y tan llenos de celo y amor y de cninsiasmo por la educación de la juventud, por el
desarrollo de las misiones, por la prosperidad. en
fin, de toda buena obra.
MucJw me ha consolado siempre el saber que
hay muchas personas, numerosos cristianos activos
y ejemplares, que unen sus trabajos a losnuesiros,
para beneficiar al prójimo y propagar la gloria de
Dios y la salvación de las almas; hase trocado
hoy dicho consuelo en una esperanza dulce que me
estimula y me conforta, porque esas almas gene
rosas saben muy bien que la ación aislada del
Rector Mayor no alcanza a grandes realidades,
si la acción de los Cooperadores no la secunda.
Toda mi confianza estriba, pues, en María A u
xiliadora y en vosotros. Estoy seguro que esta
ternísima Madre, lo mismo que en lo pasado,
no dejará en lo pon'enir de otorgar gracias par
ticulares, extraordinarias y aun diré milagrosas
a cuantos nos ayuden en la magna obra de educar
cristianamente a la juventud, con el concurso de
sus valiosas obras, con el consejo, el buen ejemplo,
y, sobre todo, con la oración.
María Auxiliadora será siempre nuestra Madre,
y yo no dejaré de pedirle todos los días por vos
otros, y otro tanto harán nuestros niños europeos,
americanos, africanos, chinos e indios, y abrigo
la esperanza firmísima de que una ÍÁ d re tan
bondadosa os asistirá en las vicisitudes de la vida,
y particularmente se dignará bendecir a vuestros
hijos, a fin de que sean vuestro consuelo, y gloria
de la Religión y de la Pairia.
No dejéis de dirigirle todos los dios una oración
también por nuestras Obras, por nuestros alum
nos, y, pariicuarlmente, por el que %.ene el honor
de profesarse de vosotros, beneméritos Cooperadores
y Cooperadoras
Humildísimo servidor,
F e l ip e R ix a l d i , Pbro.
C HI NA
allá, y, sin ningún miramiento, ponen los pies
donde les caen y aturden a todos con sus voces
estentóreas y atronadores gritos. A lo dicho
se añadía este viaje una nube de mosqmtos casi
invisibles, que picaban rabiosamente y exci
(Relación del limo. Mons. Versiglia).
taban una comezón insoportable.
Todas estas molestias las compensaba y
con creces la vista del paisaje, encantador por
UN CHOW V JEONG-SHAN.
demás.
Ora lo embellecían las aguas de un pequeño
Vna vlejecita supersticiosa — El hastio en la
afluente
que se vierte en el río precipitando su
barca — ¡Por fía en tierra!
escaso caudal desde lo alto de una roca y for
Nuestro viaje de Cheg-Liu a Liu-Chow, sin mando una bóveda cristalina por debajo de la
novedad, si hemos de exceptuar los lamentos cual pasan las barcas; ora atravesamos un puen
de la vieja patrona que gobernaba la barca. te de graciosas estalactitas suspendidas de las
La bue.ia mujer, que presta servicio al Misio peñas, que nos recuerdan los anchos cascos de
nero, había jurado (tenemos y a hechos los los mitológicos corceles de Diana. Y a, son nume
oídos a semejantes juramentos), había jurado, rosas cascadas, que, brincando de precipicio en
digo, quebrar todos sus idolillos. Sus promesas precipicio, llegan a la superficie del río conver
la colocaban en una posición embarazosa; por tidas en ün polvillo luminoso como las facetas
eso la veíamos alzarse muy temprano para de un diamante; y a lindos caseríos diseminados
ofrecerles sacrificios, y hacer sus postraciones a ambas orillas; ya, en fin, m ily mÜ escenas pin
por la noche, cuando creía que nadie la obser torescas, que rompen la monotonía del viaje.
Tres días con sus noches, que otros tantos
vaba.
Así sucedía, que, cuando se trataba de atra siglos nos habían parecido, llevábamos en la
vesar un paso difícil, se acercaba a nosotros y barca, y aun preveíamos la cuarta, cuando
nos decía que era preciso llegar pronto al tér oportunamente el P. Frigo nos libró de aquella
mino del viaje, que su barca llevaba la pri especie de suplicio con su habilidad estratégica.
macía entre las demás en lo tocante a ligereza; Subió aquél sobre una eminencia y comenzó a
pero que aquel paso requería mucha sam kit echar sus cálculos: « Liu-Chow, decía, cae allá,
(mucha atención) y a fuerza de vueltas y rodeos detrás de aquellas montañas; tres horas para
venía a concluir en la necesidad de aplacar a los subir, y dos para bajar. Son las tres: a las ocho
espíritus. Reíamos nosotros a más no poder, y podemos llegar muy descansadamente a casa.
Dicho y hecho: dejamos a los criados en la
ella, erre que erre en su propósito.
Si sus ideas supersticiosas le arrastraban a barca, mientras nosotros, seguidos de algunos
poner en ejecución (pumto nos decía, bastaba cristianos emprendimos la subida.
¡El sendero! Aquello más bien podía llamarse
un grito del P. Frigo para infundirle mayor
espanto que todas las facies torvas de sus feti una escalera empinada y rápida; con todo,
después de una encerrona tan larga en el fondo
ches, y acababa por dejarlo correr.
A decir verdad, si no es por estos y otros seme de la barca donde lodos los miembros se nos
jantes pasatiempos, no se puede imaginar vida habían encogido, no estaba de más un estirón de
más aburrida que la que se lleva en estas barcas. piernas por aquellas alturas. E n poco más de
La mejor voluntad de ocupar el tiempo proye- tres horas ganamos la cima.
Desde aquel eminente pedestal se nos ofreció
chosamentc acaba por consagrarlo a comer,
dormir y leer sin pizca de gana cuatro páginas de un glope de vista y en teda su extensión la
llanura de Lin-Chow, regada j or dos importan
de un libro, t
El lugar destinado a pasajeros, largo y estrecho, tísimas arterias: el Liu-Shan y el Sceng-T»,
condena ordinariamente al viajero a estar todo cuyas aguas cristalinas, que entonces reflejaban
el día sentado o tendido a la larga o hecho un los últimos rayos del sol, ofrecían la ilusión de
ovillo, sobre una estera; los barqueros y demás un enorme y riquísimo tapete de tercit pelo
gente que necesita mo\’erse, van de aquí para verde, guarnecido con galones de plata.
Dna visita a los distritos dol Vltariato de Sblu-íow.
Á
— 157 —
Hállase Liu-Chow situado en la confluencia
de los dos grandes ríos que circundan la ciudad,
formando un rectángulo m u y alargado.
cho el movimiento cristiano en Liu-Chow. A mi
llegada encontré la casa llena de personas que
se llegaba a ella para visitar a los San F u (los
Las murallas de ésta, cuya altura oscila entre Padres), cuya influencia se ha redoblado
cuatro y cinco metros, son tan anchas, que en corto espacio de tiempo. Ello se debe a la
cómodamente pudieran pasar sobre ellas hasta
actividad de nuestros excelentes hermanos,
dnco parejas de bueyes uncidos. En el centro
que, como fervorosos hijos de Don Bosco, no
de cada uno de los lienzos que cierran el cuadro, aciertan a dar treguas a su labor. No obstante
se abre una puerta rematada en arco, que, atra su poca experiencia en el conocimiento de la
vesando todo el espesor de la muralla forma un lengua, se pusieron muy luego en contacto con
túnel, cuya boca interior cierra un portón de los niños, con quienes es muy fácil entenderse
Herró.
y hacerse de ellos entender. Los reunieron, com
Pasada esta primera puerta se entra en una
partieron con ellos sus recreaciones, y tras los
plazuela cuadrada, cercada de murallas iguales niños fueron viniendo poco a poco también los
en altura y espesor a los anteriores y defendidas hombres.
en cada uno de sus ángulos por sendos torreones
Una circunstancia notable contribuyó mucho
de varios pisos.
a aumentar su prestigio.
Atravesada la plazuela y una segimda puerta,
En la revolución memorable de febrero,
semejante en todo a la primera, se entra en lo nuestros hermanos se vieron entre dos fuegos:
que constituye la verdadera ciudad.
por un lado, el ejercito invasor y por el opuesto,
Tal es el sistema corriente de fortificación adop el defensor.
tado en China. Las puertas se hallan exactaL a casa de la misión abrió de par en par las
ipente orientadas en la dirección de los cuatro puertas a todas las familias pobres del barrio,
puntos cardinales, de los cuales toman la deno que, no sabiendo donde refugiarse, hallaron
minación; a saber; Tong Mun, Shai Mun, Nam asilo seguro bajo la protección de la Iglesia
Mun y Pak Mun\ puerta del Este, puertas del Católica.
Oeste, puertas del Sur y del Norte. Así también
Me escribía a la sazón el P. Frigo.
se denominan todas las diferentes localidades
« Hallábame en Fong-Pi, cuando recibí la
urbanas.
noticia de que im ejército compuesto de cuatro
La ciudad amurallada non contiene, sin em mil hombres se disponía a dar el asalto a la
bargo, más que ima parte de la población; fuera ciudad de Liu-Chow.
del recinto murado se extienden barrios inmen
« En seis horas de camino, a todo andar me
sos, y, precisamente en el Shai Mun, sheug ngoi planté en la residencia; la hallé asaltada por
(barrio de la puerta del Oeste), se halla situada centenares de hombres, mujeres y niños, que
nuestra residencia. Desde lo más.'alto de la mon con su más indispensable ajuar, y los objetos
taña observamos, con la ayuda del binóculo,
más preciosos se habían refugiado dentro de la
la bandera blanca, señal de que allí existe un Misión,
templo católico, al lado de otra tricolor, que
« El salón principal lo hallé transformado en
ondea en el aire en señal de fiesta.
dormitorio para hombres; el Kuneon Fong (casa
Ün momento más para contemplar las belle- de Vírgenes indígenas) rebosaba de mujeres y
ías del paisaje, y de nuevo en marcha mon niños, cuyos ojos desencajados delataban el
taña abajo.
pavor que los dominaba. Hallábanse deposita
Habían realizado los cristianos en Liu-Chow das en mí habitación cajas fuertes de ricos ne
grandes preparativos para recibimos, calcu gociantes, manuscritos, contratos de bienes
lando que llegaríamos al mediodía. Habíales,
muebles e inmuebles y envoltorios de ropas pre
por tanto, cogido nuestra llegada inadvertidos,
ciosas. Hubo quién quiso depositar tSmbién
cosa que los desconcertó extraordinariamente: en nuestra casa su dinero, que el P. Cucchiara
hubieran deseado reorganizar la fiesta, pero escondió entre las tejas.
ad\úrtiendo yo el embarazo en que se hallaban,
« Toda la noche fué un ir y venir de gente,
les di las gracias y no consentí que se molestaran en las habitaciones, de tal modo, que no me de
en hacer más de lo que por nosotros habían jaron dormir, a pesar de hallarme deslomado a
bocho, A duras penas logré disuadirlos: hallá causa del viaje.
banse obstinados en probar con hechos el gran
< Hacia las cuatro de la madrugada, las des
amor que nutren por sus padres espirituales; cargas de fusilería y los disparos de las ametra
y. como en este mundo el que no se consuela lladoras, que nosotros por desgracia, sabemos
porque no quiere, consoláronse ellos con la ' muy bien distinguir de los demás, nos daban
e^ranza de que otra vez tomarían el desquite.
a entender el comienzo de una sangrienta jor
Desde mi última visita se ha acentuado mu nada. Las balas silbaban por doquier, atrave
— !.=;« —
saban el tejado, se incrustaban en las puertas
de la iglesia, estallaban en el aire. L a ametralladí)ra llovííi furiosamente y. sin tregua metralla
y más metralla contra los muros de la ciudad,
de donde respondían los defensores con no
menor cantidad de proyectiles!
« Para evitar que alguna bala perdida entrara
por las ventanas, levantamos sendos parapetos
con baúles, cajas, maletas y mantas. Cerramos
y atrancamos fuertemente las puertas, prohi
biendo a todo el mundo en absoluto la salida,
lo mismo que moverse o hacer ruido. No cesó
el tiroteo hasta las diez de la mañana.
Combates menos encarnizados se sucedieron
du-rante tres días consecutivos. Los invasores,
viendo que la ciudad estaba bien defendida y
que ellos escaseaban de municiones, se reti
raron. ')
Al frente de unos pocos valientes salieron
nuestros'hermanos a prestar los auxilios más
urgentes a 1 s heridos, tanto de la ciud«ad como
de los alrededores, dejando con este acto im
plantadas las bases de una asociación; que aun
hoy se sostiene con el nombre de Cruz Roja.
Los acontecimientos relatados, juntamente
con la protección dispensada por los misioneros
a;tan crecido número de personas en tan terrible
peligro, fueron parte más que suficiente para
acrecentar la fama, el prestigio y la autoridad
de que anteriormente gozaba la misión.
María Auxiliadora amada también de los pa
ganos
La fíesta de S. Luis: cohetes y ale
gría.
También en Lin-Chow ha arraigado la devo
ción a María Auxiliadora de una manera con
soladora. Solemne fué la inauguración de la
bellísima estatua que un grupo de nobles y
cristianas señoritas que frecuentan las aulas
de la Universidad turinesa regalaron al P. Garelli, quien, a su vez, la cedió a la iglesia de Lin~
Chozo, primer campo de sus tareas apostólicas.
Todos los días los buenos cristianos vienen a
visitarla; el título de Auxiliadora se ha hecho
simpático hasta entre los paganos.
i¿5tas desventuradas gentes, habituadas a
sufrir la opresión degradante con que las opri
men, tanto la gente desalmada y bárbara, como
las autoridades, experimentan una sensación
de desahogo, un consuelo dulcísimo, al oir hablar
de un ser poderoso, que con maternal bondad
se constituye en auxilio y refugio de cuantos
le invocan con fe. Así es, que todos corren entre
transportes de júbilo a \»er la imagen, y más
de uno fué sorprendido mientras hacía ante
ella sus postraciones como si se hallara delante
de un ídolo.
¡Quiera nuestra Señora depurar estos obse
quios de todo polvo de superstición, y haga que
ellos broten de un corazón iluminado por la
fe y Ueno de confianza en su valioso patrocinio!
Tres días pasé en la residencia de Lin-Chow,
siquiera para contentar a los cristianos y darles
lugar a reponer los ánimos, sobre los cuales
había echado 3’’o un jarro de agua con mi lle
gada imprevista e intempestiva. A l tercer día
celebrábamos la fiesta de S. Luis y se empeñaron
en celebrarla en mi compañía.
E l primer obsequio que ofrecieron al S^or,
fué recibir con verdadera unción y sincera pie
dad los Santos Sacraii>entos. Hasta algunos que
no se habían dejado ver nunca por nuestra casa,
decían nuestros hermanos, aprovecharon la
circunstancia para darnos a conocer que aun
vivían.
Al salir de la iglesia, después de la celebración
del Santo Sacrificio, fui aclamado por la con
currencia con un fragoroso e interminable dis
paro de petardos.
No se lleva a cabo en China ún acto de im
portancia, sin que le acompañe la consabida
tronada de petardos. Una boda, un funeral,
un natalicio, un entierro, un acto de culto, una
manifestación de estima, un contrato impor
tante, la inauguración de una escuela, una fiesta
cualquiera, hasta el emprender un viaje: todo,
en fin, lo que sale de lo ordinario se solemniza
con morteretes en pública calle, a la hora fijada
por los bonzos o adivinos, tanto de día como
en el silencio de la noche.
Afortunadamente los referidos espectáculos
ofrecen su lado ventajoso: es cosa sabida que
el humo de la pólvora es un poderoso desin
fectante, así es que no viene mal de vez en
cuando un barrido en estos pueblos, verdadero>
cultivos de miasmas, que se desprenden de cien
mil clases de inmundicias, almacenadas en la>
casas y en las calles de la ciudad.
Aquella mañana me tocó a mí atravesar por
medio de una tempestad de disparos y nubes
densas de humo; estoy seguro que si hubiept
llevado encima todos los microbios de la peste
de Milán no me hubiera quedado ni uno para
muestra. En la sala, uno de los cristianos habló
y me felicitó los días en nombre de todos; hicie
ron después uno por uno las postraciones de
nibrica, y se retiraron.
Creí que con aquel acto todo se habría ter
minado; mas no fué así, porque a la tarde vi
el salón lleno de mesas. Estaban preparadas
para el almuerzo de sociedad. Todos los cris
tianos fueron servidos a usanza chinesca, nos
otros, empero, con gran maravilla nuestra y
propiedad y corrección del cocinero y sirvientes,
a la europea.
—
159 —
dejarle libre el paso. N o h a y peligro que se
paren a disputárselo; habituados a \’lv ir en un
ambiente de abyección y de desprecio, se consi
deran seres inferiores a cualquier otro pasajero.
« ¡Pobre dignidad humana! », pensaba entre
Al siguiente día, partimos con rumbo a Tongm í con e l corazón traspasado de tristeza. « ¡Infe
Pi, dudad donde mora una cristiandad, en cuyo
lices víctim as de la civilización pagana! ¡Quién
seno florecen nuestras esperanzas más risueñas.
El camino que lleva a dicha ciudad se llama, tal pudiera hacer germinar en ^mestro corazón la
semilla de la esperanza en una futura regene
\-ez por ironía. Tai Lu, la gran \-ía; antiguamente
ración! »
pudiera ser así, y pudiera no serlo.
E n Tong-Ti estaban los cristianos advertidos
En los anales de la dinastía de Song (1776de
nuestra llegada, así es, que muchos, apesar
II’ antes de J.C.) se habla, en efecto, de carre
del m al tiem po, salieron a recibirnos en traje
teras espaciosas, empedradas con losas enormes
de ceremonia, de largas y rozagantes colas.
y flanqueadas de corpulentos árboles. Dichas
E ntre la m ultitud se adelantó un hombre con
carreteras ponían en comunicación directa las
diez y seis provincias del Imperio Celeste, de los pantalones aremangados hasta las choque
zuelas y una fementida chaquetilla hecha jirones
norte a sur.
sobre
las desnudas espaldas; tenía la nariz en
Actualmente, el tiempo, devorador de las
cosas, solamente conser\’a algún indicio que carnada como un tom ate y dos dientes enormes
que le salían fuera de la boca, como dos colmillos;
otro muy incierto.
los
brazos descubiertos, fuertes nervudos y cur
Sea como fuere, ello es que la carretera en
cuestión conserva el nombre deTaí~lü,y comu-^ tidos como el cuero. Apenas nos divisó a lo lejos
apretó a correr, dápdose puñetazos en la frente
nica directamente con la provincia de Fu-Nan.
y
gesticulando como un energúmeno. Im presio
En las cercanías de la ciudad o de los grandes
nado yo ante sem ejante visión: « ¿Qué es lo que
mercados, se dilata hasta adquirir considerable
anchura; añádase en algunos sitios el lujo del hace, buen hombre^ » le pregunté.
— H ace y a una semana, me dijo, que todos
empedrado; mas en saliendo de dichos centros,
va poco a poco estrechándose hasta convertirse los días v o y a la iglesia para enterarm e del día
en camino de quinta o sexta categoría, como de tu llegada. H oy que me he descuidado, te
uno de tantos que separan dos. arrozales con plantas de im proviso sin contar,conm igo.
Y nuevos porrazos a la frente.
tiguos, y cuya anchura no llega a dos pies.
—
N o te apures por ello, tranquilízate, y a
Durante la jornada tropezamos a cada paso
me
los
llevarás a la vuelta.
con innumerables cargadores, de los que se diriActualm ente es tan fervoroso catecúmeno,
jieii a Lin-Choxi' o regresan a Fíi-Ka. Van a
como antes fué celoso miembro de la secta del
•iquella población cargados de aceite, y vuelven
ayuno. Desde m uy joven, emprendió varios
íi ésta con carga de sal.
Triste cpsa .es ver a estos pobres desgraciados, negocios, pero sienii)re con adversa fortuna y
entre ellos mujeres, niños, y también ancianos, con pérdida del modesto cap ital (jue había
caminar uuo tras otro, con fatiga, encaramán heredado de sus padres. Vendió toda.s sus tierras,
dose con dificultad por el sendero tallado a pico hipotecó la casa, y de la noche a l a mañana, se
encontró en la calle, sin otros medios de vivir
en la roca, y avanzar lenta y silenciosamente,
que sus robustos brazos.
con los ojos de continuo clavados en el suelo.
Deprim ido el ánimo por tan crueles reveses,
Las bestias de carga con dificultad soporta
se alistó en la secta del ayuno, con la esperanza
rían las enormes fatigas que la miseria impone
a estos desventurados seres. Las Cha-Tin (casa de m ejorar de posición.
Con rumbo a Tong-Pi — Desolador espectáculo
de abyección humana - - Un catecúmeno *sui
generis».
s
del te), se hallan diseminadas en mayor número
a lo largo de esta carretera que en las demás;
a cada media hora nos encontramos con una.
Los cargadores hac«n alto en casi todas ellas,
descansan, se sientan, toman un te, y otra vez
a la carga. De esa manera a lte ra n im tanto la
fatiga del camino, en cuy’a bajada emplean tres
días, y cuya subida les cuesta cuatro.
Si se encuentran en él con un \úajero que
marcha en dirección contraria a la suya, le ceden
el paso, animándose a la montaña, como si
fueran relieves de las peñas, o metiéndose hasta
las rodillas en el fango de los arrozales, para
k
La secta del ayuno —
¿Por qué quieres ser
cristiano? » — Pobres pero honrados y tervorosos — Veinte doncellas paganas— -Veinte
bautismos y primeras Comuniones,
L a secta religiosa dcl ayuno obliga a sus se
cuaces a abstenerse {>erpetuamente de comer
carne y de cuanto lleva origen de vid a sensi
tiva; todo ello con el fin de obtener del destino
la p az y la fortuna en esta vid a, y el paraíso
de delicias del Occidente en la otra, o cuando
menos la suerte de renacer en la i>ersona de un
— i6o —
rico cargado de honores. Tal es la idea funda
mental, mqdificada según el gusto de cada uno
de los jefes con dogmas y preceptos particulares
y diferentes en cada rama. H oy día se halla
muy extendida en China, especialmente entre
las mujeres. Estas desgraciadas víctimas de una
civilización escéptica y sensual, inventariadas
en concepto de cosas, tratadas como cosa vil y
despreciable, o cuando más, de pasatiempo,
buscan un camino por donde salir de su mísera
condición. No pudiendo hallarlo en esta vida,
se consuelan con la esperanza de que, mediante
la práctica del ayuno, alcanzarán después de
muertas a verse libres de su condición femenina
y renacer a la vida en cuerpo de hombre.
Seguí después mi diálogo con nuestro cate
cúmeno.
— ¿Cuánto tiempo ayunaste en la secta de
la fortuna? le pregunté.
— Cinco años enteros, me respondió.
— ¿Y en cinco años no has podido mejorar
de condición?
— He perdido encima todo cuanto tenía, y,
por añadidura, me han embargado mis acree
dores hasta la casa.
— Díme la verdad, ¿has ayunado siempre?
— Ee diré. Mi maestro me decía que se pue
den comer las carnes de todos los animales, a
los cuales no se les haya visto morir, que no se
sabe si han sido matados, y de los cuales no hay
sospecha que se les haya muerto.
— ¡Oh! ¡Qué bella doctrina! ¡Así también
haría yo desde ahora vuestro voto de ayunar!
Y vuestros bonzos ¿son fieles en observarlo?
Sonrió maliciosamente el mozo, al mismo
tiempo que me decía que su catecismo cuenta
de un viejo bonzo, predicador de la abstinencia
rigurosa, hasta de los huevos, que una vez se
vió obsequiado con algunas docenas de ellos,
muy frescos, y que halló la manera de hacer
excepción a la regla, para ló cual compuso unos
versos llenos de sentiiniento humanitario.
« PoUuelo miserable, decía, que estás apri
sionado en este huevo como el cielo y la tierra
dentro del primitivo caos; antes de que llegues
a formar canie y huesos y a echar plumas, yo,
viejo bonzo, que tengo lástima de tu condición
te mandaré al paraíso del Occidente y así te
libraré del cuchillo cruel que el hombre te
echará a la cresta para matarte. »
Y mientras esto decía, se iba sorbiendo boni
tamente uno tras otro todos los huevos.
— Dime, ¿cómo has venido a la religión
cristiana?
— V i que el ayuno de nada me servía para
mejorar mi suerte, antes iba de mal en peor;
entonces decidí cambiar de camino. Oí decir
que los adoradores del Señor del Cielo ajuman
sólo una vez por semana. Entonces pensé entre
mí, esta religión me trae cuenta: es más cómoda
que la mía, y si en ella no logro ver mejorada mi
fortuna, al menos el gasto será menor. Busqué un
amigo que me la enseñara, y aquí me tienes dis
puesto a abrazarla.
— Entonces, ¿tú quieres ser cristiano para
mejorar fortuna a menor precio?
— ¡Hombre, eso no! A l principio era así,
pero después.....
— Y ahora ¿qué pretendes con hacerte cris
tiano?
— ¡Oh! Eo he estudiado, lo sé de memoria.
« ¿Nu Vui Ship Mo Chin Can? ¿Porque fin
te has hecho cristiano? (Es la pregunta del cate
cismo).
— Bien, díme también la respuesta.
— ¡Volando! « Para servir a Dios y salvar
mi alma ».
— ¡Bravo! Con sólo esto sabes más que Con
fundo con todos sus bonzos. Sigue, sigue.
— ¡Poco a poco! ¿Quieres que aprenda todo
el catecismo de una vez? ¿No sabes que he em
pleado tres meses en aprenderme esta pregunta?
— Bien aprovechados, si la has aprendido bien
y la practicas como se debe. ¡Animo y adelante!
Contento como unas pascuas, se mezdó con
la comitiva, y nos acompañó a Tong-Pi.
Llegamos a la capilla, donde nos aguardaban
casi todos los demás cristianos. Dije capilla,
¡pobre de mí! Es una casa, o por mejor decir,
parte de una casa alquilada: tres habitaciones
en la planta baja, sin pavimento, con las paredes
rezumando humedad, y el suelo, no se diga, es
im manatial.
La habitación más capaz, cuya extensión es
de cuatro metros escasos de ancho por seis de
largo, no tiene ventanas, sólo un tragaluz abiert.o
en el tejado ofrece paso a la luz, al aire, al viento
y al agua. Sirve de capilla para doscientos cris
tianos, los cuales no tienen más remedio que
contentarse con acomodarse donde hallan sitio;
y lo van a buscar en los cuartos adyacentes: hasta
en la cocina se meten. Pero están muy contentos:
ninguno se lamenta, y todos creen pa¡ticipar
mejor así de las funciones. Es un espectáculo
deprimente y consolador a la par: deprimente
al ver la miseria con que lucha esta cristlanda<l;
consolador, al contemplar su fer\’^or.
Hemos gustado aquí los más exsquisitos con
suelos, que nos han hecho olvidar el ambiente
mezquino en que se vive. Desde la primera tarde
fueron llegando numerosos bautizados a confe
sarse, y varios catecúmenos, con deseos de ser
bautizados. Mientras yo confesaba, el P. Frigo
y el P. Cuchiara preparaban a cuarenta personas
para confesrase por vez primera y recibir la
primera Comunión.
i
—
I6 I —
La misma noche, después de las oraciones,
dije algunas palabras sobre la necesidad y
ventajas de la oración. En una sala contigua,
separada del resto de la capilla por una valla de
madera, se hallaban escuchando mis palabras
veinte jovencitas, alumnas pensionistas del
amo de la casa, que, como tiene fama de letrado,
y de hombre honesto, dirige una escuela concu
rridísima, no sólo de muchachos, sino también
de ninas, de las mejores y más ricas familias de
la dudad y alrededores.
Al terminar la oradón, cuando todos se enqaminaban a sus casas, aquellas doncellitas, llenas
de valor, se presentaron en corporación, y, des
pués de las reverencias de rúbrica, me pidieron
el librito de las oradones.
— Pero vosotras no sois cristianas, les dije.
Desconcertólas im tanto mi salida, pero
después una de ellas se adelantó, y con actitud
de modesta petición me dijo: — ¿Y porque no
somos cristianas no podemos rezar al Señor del
Cielo?
— ¡Ohl ¡Ya lo creo! pero temo que no lo
hagáis con seriedad, y que vuestros padres no os
lo consientan.
— No pases cuidado, me reprmo la misma.
Tú has dicho esta noche que no sólo los cris
tianos pueden recabar provecho de la oradón,
porque Dios es padre de todos los hombres, y
así, nosotras hemos resuelto, si tú nos lo per
mites, rezarle todas las noches.
Oírnosles el librito de oradones, nos lo agra
decieron y se retiraron.
Reposaba tranquilamente en mi lecho, y
aun llegaban a mis oídos las voces de las buenas
jo\-endtas que en su dormitorio cantaban al
unísono nuestras oradones.
Al día siguiente asistieron todas al catecismo
y rogaron al maestro, que es catecúmeno, lo
introdujera en la clase como libro de texto.
\’iendo ellas que repartía medallas entre los
niños, no se atrevían a pedírmelas: pero nie die
ron a entender que hallarían gusto en tenerlas,
y se las di también a ellas. Hubieran deseado
además un rosario; pero se me habían acabado
Ins prodsiones.
La última noche que nos reunimos en la igle
sia se mostraron más deddidas: entraron con
ios demás fieles, rezaron con ellos las oradones,
y. a la mañana, asistieron al Sacrifido de la
Misa.
¡Abra el Señor los ojos de sus almas a la luz
la fe, y quiera Su Divina Majestad introdú
celas pronto en el bendito redil de la Iglesia
fatólica!
El segundo día se destinó ^ examinar a los
cttecúmenos para admitirlos al %j?utismo. Fuero.i mucho? los que se presentare^ pna vein
tena de ellos redbieron las aguas regeneradoras
del Sacramento, y , momentos después, la Sa
grada Eucaristía. Hallábase entre ellos toda la
familia de un rico comerciante, que antes de ser
cristiano debió renunciar a ilídtos negodos que
le acarreaban pingües ganancias.
Fueron bautizados él, su consorte y los hijos
con sus respectivas consortes e hijos.
E n total, doce personas de vma misma casa.
Cuadraba perfectamente allí el texto del Evan
gelio: « Hodie saltis huic domui jacta est. » El
Señor ha bendecido la constancia de dicha fa
milia. E l negodo a que se dedica no ha menguado
por la renuncia que hicieron a un género de
comercio depravado; antes bien, ha mejorado
por otro lado, cosa que en los chinos produce
una impresión maravillosamente buena.
E l tercer día lo empleamos en instruir a otros
catecúmenos y legitimar varios matrimonios.
Los días transcurridos en Tong-Pi se nos fueron
volando; ¡tan grandes consuelos experimentamos
en aquel ambiente netamente cristiano!
Es una necesidad urgente e imprescindible
la adquisición de un terreno para levantar una
residencia, con capila anexa, bien acondicio
nada, y que pueda dar cabida al número censiderable de cristianas que ^dven en esta ciudad.
E l coste no será menor de 2500 dólares.
Tiemblo al solo pensarlo; sin embargo, la
necesidad urge y no quiero perdonar sacri
ficio hasta ver terminada la obra. Con todo, me
preocupa más la necesidad de jersanal com
petente. No obstante las durísimas pruebas por
las cuales hemos pasado, el movimiento cristiano
va en auge: tanto, que me he visto precisado a
nombrar un catequista más para hombres, y
dos para mujeres; y con todo, no dan abasto a la
labor.
Solamente en la región de Tong-Pi se cuentan
cuarenta y dos aldehuelas, diseminadas en una
extensión de doscientos kilómetros cuadrados
aproximadamente. En cada una habrá unos
cuarenta catecúmenos, y serían más si pudié
ramos atender a todos. La instrucción de los
catecúmenos no se puede llevar a cabo en una
visita de pocos días; requiere una permanencia
de meses y meses.
¡Qué dolor ver tantas almas en los umbrales
de la fe y no poderla.s introducir en el alcázar
de la Religión por falta de medios!
¡Despierte el Señor gran número de vocaciones,
y envíenos cuanto precisa para poder sostener
un gran número de catequistas!
^ L u is V e r s i g u a ,
Obispo TU. de Carhlo y Vic. Apost.
de Shiii-Chow.
—
IÓ2
El nuevo oilanato de Shiu-Clmw
(De una relación del Misionero P. C. M. Braga)
I.
Prim era etapa * D urante la guerra.
l'^toy escribiendo en medio de una colmena,
que no es otra cosa el salón de estudio en que
estos rapazuelos chinos devoran los libros con
insólito fervor. No necesito alzar los ojos del
papel para cerciorarme de que el modo de estu
diar que se estila en esta grillera dista mucho de
ser reposado y tranquilo; nada de bocas cerradas,
o a lo sumo ligeros movimientos de labios; no
se percibe el rasgueo de las plumas sobre los
cuadernos; ni se echa de ver el suave volver de
las páginas, ni el moverse de los alumnos con
todo género de precauciones para no molestar
a los demás, cosas todas que hemos observado
y practicado en los colegios de ultramar.
Arpií es un vocerío alegre, como de romería.
Uno canta « Dios creó el cielo y la tierra. » Más
allá, otro: « Jesucristo nació en un establo de
Belén », un tercero anda a casa de erres latinas
y pone lws cinco sentidos al querer pronunciar
« Deo gratiíts », sin alcanzar a decir sino « Deo
¿latias. p Todos estudian de carretilla, como
suele decirse, todos sin excepción, diligentes y
holgazanes, listos y torpes, tropezando a cada
momento contra los caracteres de los libros que
aun no conocen bien, para coger de memoria la
cantilena y dispararla fluida y sin tropiezo
desde el principio hasta el fin.
Con el acompañamiento de semejante mú
sica e invadido mi corazón por el consuelo de
verme rodeado de niños, escribo estos humüdes
apuntes, recordando y narrando, como narra
y recuerda el corazón, sin otros móviles que glo
rificar a Dios nuestro Señor y cumpÜr un deber
de justicia y gratitud con todas las buenas j)ersonas que siguen con vivo interés y cristiano
afecto el mo\*imiento de nuestra misión, y lo
intensifican mediante la oración y la limosna.
l-'eliz me considero en poder ofrecer, como
obsequio y en retorno de su caridad a nuestros
lectores, las primeras florecillas recogidas en el
campo de nuestras fatigas y colocadas ante el
altar del Señor, muy cerquita de su Divina
Majestad.
Son flores silvestres, abiertas algunas de ellas
a la gracia santificante, al sentir la frescura del
agua regeneradora del Bautismo y la presencia
de Jesiis Sacramentado en sus almas: flores
de embriagador perfume de inocencia . de can
didez inmaculada, que alegran el espíritu de
qiiien las contempla con la pura mirada de la
fe y espiritual amor; otras apenas comienzan a
entreabrirse al dulce beso del cirstianismo.
Abrigamos fundadas esperanzas de que todas
ellas darán ricos y maduros frutos de \-irtud y
cristiana piedad.
Todo el enjambre de chicuelos se concentra
en tom o a la única luz que arde en la casa; la
proximidad y contacto corporal bien a las
claras manifiesta la unión espontánea y estrecha
que enlaza los espíritus, al mismo tiempo que
pone de relieve nuestra pobreza, y la vida, de
familia que entre estas paredes reina.
Poco hemos debido esforzamos para enten
demos y nos hemos entendido pronta y cabal
mente; no de palabra, porque apenas sábeme»
chapurrear el chino, sino con el lenguaje uni
versal que todas las almas entienden, que pe
netra hasta los más recónditos pliegues del co
razón, que se adapta a todos los climas a los
pueblos sin excepción., a las ci\dlizaciones todas;
el lenguaje de la caridad de Cristo y la bondad
familiar de Don Bosco.
Un temporal. — « Dios te salve María. »
Afuera, en la campiña arrecia el temporal;
vibran los cristales de la casa al estampido frago
roso del tmeno, deslumbran con su luz vivísima
y siniestra los relámpagos. Levanto los ojos
del papel en q u e, escribo para obse^^'ar la im
presión que produce la tormenta en el semblante
de los niños: todos están alegres bajo la mirada
amorosa del Señor. Uno de ellos listo como una
ardilla se santigua y reza el avemaria.
Apruebo el acto con una señal de anuencia y
al momento todos los demás se unen a él y rezan
por largo tiempo.
No ignoran el peligro en que se hallan sus
padres, luchando en los ríos contra los elementos
para poner al seguro las embarcaciones, o me
tidos en los arrozales fuera del poblado. Saben
muy bien que sus misioneros se hallan de w*
mino, aislados de la vecindad y a merced del
huracán y de la lluvia, e invocan para ellos la
protección del Cielo. También yo rezo para que
ninguno pague tributo con la vida al rayo, ni
a las ondas del río furibundo y encrespado,}
menos a los profundos sumideros del mal.
E l furor de la tormenta me sugiere la idea de
los embates del demonio para echar por ti^ a
nuestra obra. Veo como en un cuadro todo
nuestro trabajo, el sacrificio de tiempo y dt
dinero y el derroche de energías empleadas en
llevar adelante nuestro Orfanato. Pondero en
un momento el sinnúmero de peligros que hemos
corrido, de temores y sobresaltos \*encidos^n
la gracia de Dios, coadyuvada por la tenacidad
y perseverancia de Mons. \ ersiglia, que ha p®
— i6? —
sado por toda suerte de trabajos y contratiem
pos para ver realizado su ideal de beneficiar al
pobre y al desvalido aún a costa de mil inco
modidades, porque tiene por habitación un
local donde se cuece de calor en verano, 3' se
queda hecho un bloque de hielo en in\-iemo.
Fmalmente hemos visto desvanecidas todas
las dificultades, y prosperar esta obra hermosa
y de absoluta necesidad. Fué dedicada a San
José en memoria de su primer cincuentenario
de la proclamación de Padre Putativo de Jesús
mal acondicionados ranchos, donde compartían
su habitación con gallinas, búfalos, patos y
puercos.
Difícil sería trazar las primitivas líneas del
edificio al que hoy lo ve reconstruido: tan gracioso
esbelto y único es en toda la región. Núdie creería
que es adaptación de una casa \neia que el
P. Fourchet, de las Misiones Extranjeras de
París, había comprado años antes, para capilla
de la comunidad cristiana de Ho-Si, tan nume
rosa entonces, que no era suficiente la ruinosa
SHIU=CHOW (CHINA) = Casa de la Misión que sirvió de cimiento para el nuevo Orfanato.
y Patrono de la Iglesia Universal, y en homei'aje a la palabra del Pontífice, que cuenta siem
pre en China con hijos agradecidos y sumisos.
Aspecto del nuevo Orfanato. —
reveses.
Los primeros
Yérguese el esbelto edificio en la cumbre de
im altozano, donde se asienta la aldehuela de
Ho-Si, a media hora de camino de ShiurC/iow.
Consta aquél de tres pisos, y se halla situado no
’eios del río, en cuyas aguas refleja su blancura,
y rodeado de vastísimas 3’ bien cultivadas
Qoertas, encuadradas en un marco de montañas
^ e s que se divisan a lo lejos. Da posición es
encantadora, con aire y luz por los cuatro coses un verdadero sanatorio donde se ro^^'istece física y moralmente un enjambre de
que han ido creciendo anémicos, débiles,
enfermizos bajo el techo lóbrego y húmedo de sus
3’ destartalada habitación que les sirvió de
capilla por largos años.
Después , el lugar es tan anienf), tan apacible,
tan poético, que he tenido ocasión de oir ala
banzas de labios de todos nuestros hermanos,
quienes al regresar de Ejercicios de nuestro
hospital de Macao (la Casa matriz salesiana en
China) prometieron ayúdanos en nuestras obras
3' de hecho lo hicieron, elevando al Cielo fervo
rosas oraciones 3* mandándonos materiales de
construcción. Sucedía esto en septiembre del
año 1920. Isos separamos con la esperanza de
poner presto manos a la labor, y verla rematada
al comenzar el próximo año chino, cuyos pri
meros días caían a fines de febrero de 1921.
Metióse de lleno Mons. Versiglia en el asunto;
trazó luego los planos, distribuyó la labor entre
varios empresarios 3 dispuso las cosas de manera,
que se pudieron comenzar las obras a fines de
septiembre. Pero el demoni >, que no duerme
— IÓ4 —
cuando ve arrancársele el señorío que ejerce
sobre millones de almas, se atravesó furibundo
en nuestro camino, oponiéndonos los más
fuertes obstáculos.
No habían llegado nuestros hermanos a sus
respectivas residencias, cua^ndo estalló de im
proviso, por centésima vez, la guerra fratricida
entre los habitantes del norte y los del sur,
paralizando el comercio fluvial y sembrando
el pánico por doquier.
1,3. gente del campo se encerró en sus ca
bañas, temerososa de que la obligaran a cargar
con los bagajes de la tropa. Los trabajadores
de los hornos abandonaron sus tareas; en fin:
que del mucho material encargado, que esperá
bamos recibir de un momento a otro, sólo nos
llegó una balsa de vigas que el P. Lareno pro
videncialmente nos envió. La misma tarde que
abordó la balsa al pequeño puerto de Ho-Si,
me encaminé en seguida a él para hacer trans
portar sin pérdida de tiempo los postes a la casa
de la misión y ponerlos al seguro de toda in
discreción y asalto por parte de los bandidos y
ladrones nocturnos. Pero no habla pisado los
umbrales de la casa al regresar del desembar
cadero, cuando vi con sorpresa que faltaba el
candado de la puerta, y que ésta hallaba
atrancada por dentro. Llamé repetidas veces;
ninguno venía a abrirme. No se veía alma v i
viente en todos los alrededores; ni siquiera el
modesto hortelano que cultiva nuestras huertas,
ni un niño que me saliera al encuentro con el
saludo obligado de « Dios le guarde. » Cansa"^o
de esperar, y desesperado de poder hallar gente
que quisiera transportarme las vigas del desem
barcadero a la Obra, ya me decidía a emprender
mi regreso a la ciudad, cuando v i deslizarse por
entre el césped a un niño cristiano, cargad^) con
un canastillo, y que se adelantaba hacia m ' i u
circunspección y cautela desacostumbradas.
tPadre, ayúdanos, sálvanos I — Llegada de los
fugitivos.
Entre tanto, observaba •yo sin ser visto la
curiosa actitud del niño, y no acertaba a darme
razón de semejante cautela. Así que salió
a campo raso apretó a coritr como un gamo,
hasta llegar a una de las ventanas de nuestra
casa: después, llamó fuertemente, y , ton el
mismo cuidado que primero, se lué a colocar
junto a la puerta de entrada. Abrióse ésta
y lo primero que se ofeció a mi vista, fué un
grupo de cristianos que arrodillados a mis
pies: « ¡Padrel exclamaban, socórrenos, pro
tégenos, sálvanos! )Los soldados! t\denen los
soldadosl » Y me empujaban hacia adentro,
dándome a entender que no demorase la en
trada, que cerrase la puerta y la atrancase bien
por dentro. — « ¡Padre, si supieras que atro
pellos ha cometido contra nosotros la solda
desca! » Y todo lo contaban, más con los ojos
desencajados de espanto y con las contraccio
nes nerviosas de su rostro, que con palabras.
— « Han cogido a un pobre anciano, y, como
si fuera un faquín, han echado sobre sus espal
das un bulto enorme, después, han asaltado
nuestros gallineros y nuestras cuadras y nos
los han limpiado de gallinas, patos, búfalos y
puercos. ¡Qué va a ser de nosotros si el Señor
no lo remedia!
Calmé como mejor pude a aquella gente , hice
cuanto estaba en mí para corregir las exagera
ciones de su fantasía encendida; me fingí incré
dulo a casi todo cuanto me contaban; y ordené
que cerraran la puerta y le echaran la tranca.
— Estáis en la casa de la misión, y tened por
seguro que no habrá nadie que se atreva a
tocaros al pelo de la ropa. Vosotros, por vuestra
parte, no los provoquéis; no os metáis tampoco
en la ocasión de que os arresten; pero, sobre
todo, gran confianza en Dios y en María Auxi
liadora. Evitad el pecado: no maldigáis a los
soldados, y mucha tranquilidad. » Después de
acabar mi exhortación nos encaminamos todos
a la capilla y rezamos por la paz y tranquilidad
de estas regiones.
E l muchacho del cesto que poco antes había
sido recibido con muestras de regocijo, se metió
en la cocina, y, con la formalidad de un hombre,
encendió la lumbre y arrimó al fuego un puchero
de agua para hacer el te: después sacó del
cesto y fué colocando en orden sobre la hierba
cuantas provisiones llevaba en él: arroz, pi
mientos, fréjoles fermentados, y pescado en
conserva, para despacharlo todo apenas salié
ramos de la iglesia. Insistió repetidas veces
en que yo les acompañara; pero a vista de
tantas bocas y tan escasas provisiones, me con
tenté con tomar dos sorbos de te.
En pocos momentos desaparecieron las pro
visiones del muchacho y renació poco a poco la
calma en los ánimos. Aproveché el momento
de franca y bulliciosa alegría para despedirme
de ellos.
Mis palabras cayeron como una bomba: ah
zóse la voz de protesta en todo el corro; no
había medio de resignarlos a pasar la noche
solos, torturados por la idea de que los soldados
los descubrirían, los prenderían y se los lleva
rían consigo.
Aun no habían cesado en sus clamores, cuando
llegó una caravana de fugitivos, cargados con
lo poco y más indispensable que podían llevar
a cuestas: unos pocos útiles de cocina, algunos
sacos de arroz y mucho miedo en el cuerpo.
— ró í —
r
I
I
1
=
_
Se acomodaron como mejor pudieron en una
reducida pieza, donde improvisaron camas,
mesitas, bancos; en fin, una habitación en toda
legla.... chinesca: no se pararon mucho en ele
gancias, pero sí en lo tocante a comodidad.
Comenzó después un capítulo de narraciones
que no tenía término: horrores cometidos por la
soldadesca; vejaciones horribles, robos inau
ditos, crueldades tremendas; noticias todas, que
exaltaron de nuevo los ánimos. Entra en la
constitución psicológica de los chinos la co
mezón de añadir miedo sobre miedo, pintar
las cosas con entonaciones calientes y tétricas:
dar por muerto, por ejemplo, a im pobre infeliz
que sienta un pasajero dolor de tripas, decir
que un edificio ha sida reducida a pavesas,
apenas ven salir por el tejado un poco de humo.
Con mucho trabajo logré persuadirlos de que
por aquellá noche al menos los dejaba, prome
tiéndoles formalmente volver al otro día, para
decirles la misa, traer la bandera de nuestra
nación, e izarla en lo más alto de la casa.
;¡V/ uaa barcal — *.La Ta-Tai. » — « ¡Yo iambiéa
adoro alguna que otra vez a vuestro Dios! »
Tan pronto como me v i libre de mis hués
pedes, emprendí la vuleta a la residencia: era
muy tarde. A un lado del sendero que une
nuestra casa con la carretera, topé de manos
a boca con un grupo de soldados, cargados de
botín y armados de punta en blanco. Saludélos
cortésmente, y a mi saludo respondió un cabo
con un gruñido, que tanto podía ser un saludo
como un insulto. Llegué al río y no pude dar
con las barcas que prestan servicio de pasaje
a la otra orilla: estaban ancladas, como de cos
tumbre, en el sitio donde la corriente es menos
impetuosa y el agua más profunda, con objeto
de guarecerse de todo asalto nocturno y ponerse
al seguro contra el vandalismo de la soldadesca.
Di voces una y otfa vez a una vieja barquera,
más pobre que Job en la adversidad, y a la
cual llaman los pescadores con el soberbio tí
tulo de Ta-Tai » (Noble señora), nombre por
cierto que la halaga mucho. Después de muchas
llamadas oigo una voz chillona que me responde
* Sin-fu » (¡Voy en seguida!): y en efecto, a los
pocos minutos la barca abordaba a la orilla.
En tanto que seguía con atención el ligero
cabeceo del bote, se me plantó delante un indi
viduo, que, arrimándome a las narices una lin
terna, tras una sarta de exclamaciones mono
silábicas, y después de doblar muchas veces
4Qte mí el espinazo, me dijo:
— Padre, ahora que estamos en guerra se te
cfiece una bonísima ocasión de hacer fortuna
Vamos a hacer un trato: yo te doy mis ahorros
y tú me alquilas la casa. Tengo muchas cosas
que almacenar en local seguro.
— ¿Quién eres tú? — le dije.
— Soy un mortal que a veces adora también
a tu Dios. Paso con frecuencia por junto a tu
casa. Y para que veas que estoy enterado, sé
que vuestro Obispo quiere construir un colegio.
— Amigo mío, estamos como al principio.
Escucha, tendría sumo gusto en saber tu hon
rado nombre, tu edad, el lugar de tu nacimiento
y las proezas que realizas por estas tierras.
— Tiempos atrás estudié tu catecismo; he
conocido a varios Padres: mira si con estos pre
cedentes puedes alquilarme o no tu casa. He
visto que la has cedido ya a los cristianos, de
quienes seguramente no puedes esperar ni un
cuarto. ¡Pobretones, se caen de miseria!
— Pobres o ricos, poco me importa: ellos
son cristianos y eso me basta.
— Y o también quisiera hacerme cristiano,
pero no tengo tiempo para, estudiar el cate
cismo. Por ahora sólo me urge encontrar un
local, aunque sea pequeño, pero seguro. En reso-'
lución, concluyamos como buenos amigos,
¿quieres ajustar tratos? Mañana mismo tras
ladaré todas mis cosas a tu iglesia y diré a los
cristianos que se busquen refugio en otra parte.
No había aun terminado de hablar, cuando
se adelantaron hacia nosotros, con presteza,
algunos soldados. Apenas los vió mi interlo
cutor, echó a correr, ligero como un rayo, por
un sendero abajo, y desapareció entre la oscu
ridad, sin que al presente haya sabido yo su
paradero.
La barca en tanto se arrimaba al embarca
dero, gobernada por la viejecita Ta-Tai, la cual
me recibió llena de espanto y muy maravillada
de que me hubiera atrevido a pasar por aquellos
caminos sembrados de peligros, y a hora tan
avanzada de la noche.
— El* Dios a quien adoro, le dije, es bueno;
me ama y me proteje. ¿A quién temeré?
A lo que ella repuso lo mismo que me viene
diciendo todos los días durante dos años; — <>Yo
también quiero adorar a tu Dios;» — pero entre
tanto no sabe decidirse a quebrar los idoHllos,
dejar de quemarles incienso y de encenderles
las candilejas.
La ciudad alarmada.
Una vez en la otra orilla, apresuré el paso,
y atravesé por medio de una vasta plaza de
armas y por entre pagodas, convertidas en cuar
teles atestados de soldados, que en aquellos
momentos armaban una baraúnda infernal,
y en poco tiempo me planté en la calle prin
cipal de la ciudad, que en pocas horas había
cambiado completamente de aspecto. No se oía
en ella el vocerío infernal de cien dialectos que
se confunden y se mezclan por todo el trayecto
de la calle; no veía ondear largas y graciosas
banderas, ni herían mis oídos las cantilenas ruti
narias y enojosas de cien vendedores ambulantes,
ni el destemplado sonido de cornetas de solda
dos y estvuliantes, ni el loh! ¡oh! gemebundo y
cadencioso de los faquines agobiados bajo la
carga, con las cuales voces la aligeran en apa
riencia, merced a inveteradas y viejísimas teorías
(¡ue corren entre ellos. Hallé vacíos los puestos
(le mil vendedores de tónicos, desinfectantes,
y otras medicinas; los de especias, cacahuetes,
vino caliente, caña de azúcar, zuecos, pantuflas,
joyas, pastas, verduras, pescado, gallinas, pa
lomas, culebras, perros vivos y asados, gatos,
lechones, escokas, esteras, tinajas, cestos, ostras,
tortugas, cazuelas, pucheros,sartenesy escudillas.
I'altaban allí los traperos y ropavejeros, los
tadores ambulantes, los adivinos, los amanuenses
])iiblicos; los quirománticos de continente grave
.y enormes anteojos en la punta de la nariz, y
bien provistos de aparatos científicos, para dar
puntos a nuestros criminalistas y de carteles
con dibujos del rostro humano, dividido y sub
dividido en varias zonas, con las líneas de la
longevidad, de la sabiduría, de la fortaleza, de
la prudencia, de la sagacidad, de la salud y de
la enfermedad, de la fortima y de la desgracia.
Hállabanse desiertas las fondas, los garitos y los
salones de te; a oscuras los soberbios y lucientes
escaparates, nuidas las orquestas de teatros:
sólo se percibía un caminar silencioso, apresurado
y tímido de la poquísima gente que circulaba
por las calles, la mayor parte de ella, obreros
y labradores, un cerrarse de tiendas, un atrancar
puertas y ventanas y un golpear de soldados
a las puestas de los comercios, para proveerse de
los artículos más necesarios, que recibían por
taquillas practicadas en las iniertas,. y tan
estrechas, (¡ue apenas si pasaban por ellas las
manos; por todas partes, gente huyendo de los
soldados, y, al mismo tiempo, una sensación de
desierto, de tristeza y oscuridad, que deprimía
el ánimo.
Junto a las grandes puertas que separan
uno de las barrios de la ciudad tropecé a dos
individuos tan raramente vestidos, que los
tomé por escapados de galeras: llevaban una
casaca de mil colores y un gabán cuajado de
letras y numeras de todos los tamaños, y apli
cados en todos los sentidos. Supe después que for
maban i>arte de un cuerpo de soldados, escogidos
y pagados ix>r los comerciantes del barrio, para
mantener su defensa en caso de irmpción o de
desorden.
Kra muy avanzada la noche cuando llegué a
la puerta de nuestra residencia, donde hallé la
misma cordialidad y buen humor de siempre en
los criados y en el viejo portero, que concJuyó
aquella noche todas sus charlas y sus reflexiones
sobre la guerra, los bandidos y la suerte de sus
paisanos con la muletilla de siempre: « ¡Pidamos
al Señor que los comderta, e invoquemos para
nosotros la protección de la Virgen! »
¡Hermosa conclusión, llena de sensatez y
profundamente cristiana!
{Crntinuará).
C a r l o s M .“ B raga ,
Misionero Salesiano.
S i obramos bien; ¿que importa que el jnundo
regañe, que culpe, que murmure? dejad que digan;
escucharlo, sufrirlo todo, no espantarse por nada
y continuar con felicidad y buen ánimo.
S. Francisco de Sales.
Bodas de diamante.
E l 14 de junio se celebró el aniversario de
una fecha memorable y simpática. En la pequeña
iglesia de S. Francisco de Sales, en Valdocco.
subían por vez primera las gradas del altar dos
alumnos venerandos de Don Bosco, sesenta años
ha. Uno de ellos celebró hace diez años las
Bodas de Oro de su primera misa en Centro
América, donde ejercía funciones #de Delegado
Apostólico y Visitador extraordinario de la
Sta. Sede ; el otro las celebró en el Oratorio
de Turín, juntamente con el inolvidable Pon
Juan Bautista Eenioyne, que ingresó en la fa
milia salesiana dos años después de ser ordenado
de sacerdote en su país natal.
V a que se trata de una fecha excepcional,
la recordamos con afecto a todos nuestros lec
tores, V al Emilio. Sr. Don Jt'AX C.\g liero , que
con el esplendor -de la púrpura abrillanta las
glorias de nuestra humilde Congregación, y al
venerando Profesor Don J u a n B.w t i s t a F ra s CESiA, que con su bondad y su autorizada pa
labra nos recuerda la amable figura de Don
Bosco, los más sinceros augurios de ventura,
nacidos de lo íntimo de nuestro corazón.
De dichas fiestas haremos" relación extensa
en el próximo número.
Á
mm
r
r
'
C U L T O
i
de María Auxiliadora
^
N ós te n e m o s la p e r s u a s ió n d e q u e, e n la s v ic is itu d e s d o lo r o sa s d e lo s tl^m^
^ p o s q u e a tr a v e sa m o s, n o n o s q u ed a n m á s c o n su e lo s q u e lo s d e l C ielo , y e a i i c
V é s to s , la p o d erosa p r o tec ció n de la V irg en b e n d ita , q u e fu e e n todo tiem p o e l
^ A u x il io d e lo s C r is tia n o s .
PIO X.
^
é
^
■ ©
TllRÍN. — Las nuevas campanas de la Basf*
Hca. — Las torres que se yerguen a ambos lados de
la facliada del Santuario de María Auxiliadora
ostentan nuevas campanas: cinco bronces lucientes
que difunden por los aires dulces armonías. Dan
respectivamente cinco notas de la escala diató
nica, en la tonalidad de re menor, j forman un con
cierto delicadísimo y sonoro.
Era esta una idea que acariciaba el P. Albera. de
santa memoria, y que deseaba ver realizada antes
de morir. Pero el Señor tenía dispuesto recrearle
con más suaves y arrobadoras melodías en la gloria.
Recibieron la consagración de manos del
Emmo. Card. Riclielmy, Arzobispo de Turín,
asistido por el Rdmo. P. ."^inaldi, y demás miem
bros del Consejo Superior de nuestra Pía Sociedad.
La consagración se llevó a cabo en el salón de
actos. Fueron padrinos de la ceremonia, distingui
das damas y caballeros de la nobleza turinesa.
A la ceremonia poncurrió numeroso público, y
contribuyó al esplendor del acto la escolairia del
Oratorio, la atal. al fin de la función, ejecutó con
acompañamiento de banda y de las nuevas cam
panas, un precioso motete, compuesto para esta
drcunslancia por el Cab. Dogliani, de la Pía S. S.
S. Etna, el Card. Ricliebny dirigió al fin la
palabra a la concurrencia; expuse con vibrante
voz y hermosas ideas el significado de la ceremonia
y el fin que se propone la Iglesia al realizarla.
Tuvo también paabras de encomio para la Obra de
nuestro \’en. Fundador.
Los cincos bronces sagrados llevan respec.tivamente ima dedicatoria al Sagrado Corazón de J esús
y a María Auxiliadora; a S. Francisco de Sales, a
S. Je-i, a S. Pedro y a los SS. i'-Iártires de Turín.
Juntamente con la fecha de la inauguración,
lada una de ellas, lleva en relieve una iuscripdcQ en latfii, am anera de dedicatoria, en la parte
superior, y en el borde inferior, una plegaria,, com
puesta asimismo en latín. Entre ambas franjas, en
íiemjosos relieves, las efigies de los Santos a
cuales van dedicadas las campanas.
Dice asi la letra de ia.s dedicatorias:
Sacro J esu Cordi E'r B h.a tae í Ia b ia e Vir ciM Chrishancrum A d j u t r iq .
A/ Corazón Sagrado de Jesús y a la Bienaven
turada ViiQcn María .4 tixUio de los Crisiianos.
ik
S ancto F r a x o s c o , S.auísianorum P atrono .
A San Francisco, Patrón de los Salesianos.
S ancto J oseph , U n iv k r sa u s E cclesiaií D e fensori .
A San José, Protector de la Iglesia Caiólica.
S ancto P etro , A postoeorum Prin cipi .
A San Pedro, Principe de los Apóstoles.
S O T U T O R I, ADV^ENTORI, O C T A V IO ,
H U N C SA N G U IN E CO N SECRARU N T.
QUI
TO Cr.M
A los Santos Soluiore, Adveniore y Octavio, que
consagraron este lugar con
sangre.
Las oraciones, inspiradas en los fines que persigue
la Obra Salesiana, foriuan una salmodia que repiten
las nuevas campanas cada vez que suenan:
Per Te, Virgo Auxiliatrix, in dies et apud omites
gentes, inuUiplicentur puerorum ac puellaruin iurmae,
quae divinum Jesu Chrisfi cor adament.
Por Tí, Virgen Auxiliadora, .se sucedan de día
en día y en todos los pueblos falanges mimerosa.s
de niños y niñas que amen con ternura al Corazón
Divino de Jesús.
Ipsae per Te, eximium chariiaiis Excmplar,
Joannis Bosco, Legiferi Patris sttavissimi álacres
gloriosum vexillum in-aevum extollaní.
Por tí, inodeU» eximio de caridad de.splicguen
al viento esas mismas falanges, hasta el fm de los
siglos, ej pendón glorioso de Juan Bosco, dulcí
simo Fundador v Padre de numerosa familia.
Per Te, Qiií Sacrae Familiae praefuisti, ubique
ierrarum paccm domesticam excolant, ioveant, confirment.
Por tí, que fuiste cal)eza de la S u ra d a Familia
implanten, fomenten y robu.ste2xan la paz domés
tica en toda la redondez de la tierra.
Per Te, Pastorum Princeps, praeclaris ipsius
P-itris Legiferi vesiigiis insistentes, Romanae Catlícdroe faveant adhaereant, adlaborent.
Por tí, Príncipe de los Pastores de la Iglesia,
.siguiendo las huellas de su divino Fundador, sean
fieles adictos a la Cátedra de Roma, la defiendan
y trabajen por su prosperidad.
Vos quoque, írigemini mariyres, udeste volevles
propiiii, ui omnes strenuissime pro Chrislo dimiceinus, beatas coelitum sedes adeptiui.
— i68 —
Y vosotros, Mártires gloriosos, atendednos pro
picios, para que todos combatamos valerosamente
por Cristo, hasta lograr entrar e n la s moradas de la
celestial felicidad.
Hágalo así el Señor por intercesión de su dul
císima Madre María Auxilio de los Cristianos.
mesa, y doy gracias a la Virgen Santísima por haber
atendido m i petición.
Córdoba, marzo 1922.
Caridad Cadenas .
Estando gravemente enferma y desahuciada
de los médicos una persona de m i familia, la enco
mendé a la Santísima Virgen María Auxiliadora,
ofreciéndole, si le devolvía la salud, publicar la
gracia en el Boletín Salesiano.
Doy gracias a la Virgen Santísima por tan gran
favor y cimiplo lo ofrecido.
Córdoba, enero 1922.
Tuve a mi esposo durante nueve meses pos
trado en cama, y rogué a la Sma. Virgen Auxilia
dora no me privara de la compañía de él y me lo
curara, para bien mío y de mis hijos. No tardó la
Sma. Virgen en escuchar mis ruegos, pues mi esposo
recobró luego la salud. H oy hace pública su gra
titud a tan buena Madre y envía ima limosna para
una misa en acción de gracias.
Barcelomi, 39 de diciembre de 1921.
T e r e sa G ómez .
En octubre mi hijito José Ignacio cayó enfermo
gravemente de una parálisis infantil.
Alarmada, pero llena de fé, acudí a mi querida
Madre, María Auxiliadora, rogándole me le curara
pronto, y ofrecí de todo corazón una limosna para
su templo. La Santísima Virgen escuchó mi suplica,
pues al cabo de tres meses mi hijo estaba completa
mente curado.
Agradecida por tan señalado favor, cumplo mi
oferta.
Bogotá, 37 de octubre de 1931.
&LVR CAR ITA D E A C O S T A .
El 16 de septiembre de 1921 cayó enferma Pilar,
nuestra hija única de seis año.s, con unas fiebres
tan fuertes, que nos hadan temer degeneraran en
meningitis aguda. L a pobre criatura se nos pa.saba
las días llorando, y nosotros, alanuados ante la
situadón de nuestra hija, no sabituuos qué pensar.
Invoqué entonces el nombre de María Auxiliadora,
y aicomendé a Ivlla la salud do nuestra hijita.
Dediqué también a esto liu una hora de adoración
a Jesxís Sacramentado, de 11 a 12 de la noche, como
adorador nocturno que soy, y lo digo con orgullo,
y colotjué al cuello de la enfermita una metlalla dé
María Auxiliadora, que días antes recibimos de
una piadosa señora.
La misma noche cesaron los dolores, la niña
sonrió, besó la nuxhüla y rezó. Pocos días después,
se hallaba completamente curada.
Ihiblico la gracia, y envío cinco pesetas de li
mosna para el culto de nuestra bondadosa Reina
y Sc'ñora.
Castellón, 37 de septiembre de 1921.
R u p e r t o N a \-.\r r o
y
\ 'i l l a .
Habiendo pedido dos gracias a la Santísima
\’irgeu María Auxiliadora, prometiendo, si me las
concexlia, publicarlas en el Rc/f/i», cumplo mi pro
María Cadenas .
Hago público mi profmido agradecimiento a
María Auxiliadora por dos favores que acabo de
recibir de tan bondadosa Madre, y mando celebrar
dos misas en su altar de Córdoba.
Córdoba, abril 1922.
JOSE E. Oriiz .
Hallábame postrada en cama con una grave
inflamación a la garganta que me impedía res
pirar. Acudí a María Auxiliadora, prometiéndole
publicar la gracia si conseguía mejorar, pues me
afligía el pensamiento de verme privada de la
Comimión imo de aquellos días, que era primer
viernes de mes. L a noche del jueves me puse al
cuello ima medalla de María Atoxiliadora: hada
la media noche la inflamación cedió, revertándose
en turmorcilío que se me había fonnado en la
boca. A l día siguiente pude levantanne, y redbii
la Comunión, de lo cual, lo mismo que por la
pronta y completa curación, doy gracias mfinitas
a María Auxiliadora, publico el favor, y envío
gustosa ima limosna de 50 pesos oro para el culto
de tan bondadosa Madre.
Girón (Colombia), diciembre de 1921.
María R ueda
de
P ina.
Hacía tiempo que venía padeciendo trastornos
gástricos, acompañados de neuralgia aguda a los
ríñones, que hubieran acabado con mi vida, a 110
haberme sacado de aquellas torturas la protecdón
de María Auxiliadora.
Me complazco en publicar la gracia, como lo
prometí, y envío ima limosna de 50 pesos oro, en
agradecimiento a la \Mrgen de Don Bosco.
Girón (Colombia), 3 de diciembre de 1921.
L uis
de
Pina .
Hace más de tres años me vi atacado de una com
plicación de enfenuedades que me venían aque
jando de tiempo atrás, poniéndome en tal estado
de gravedad, que lue vi obligado a abandonar uus
ocupaciones de donde derivaba la subsistenda, y a
hacenne trasladar en mi guando a otra pobladón,
en busca de alivio para mis males. Allí seguí em
peorando, a pesar de las medicinas que el médico
me suministraba, y quedé tan agotado, que me vi
a las puertas del sepulcro. Pero yo confié a la Sma.
\’irgen que es auxilio de los Cristianos, el restable
cimiento de mi salud, si me convenía. ¡Oh pro
digio! Cuando menos esperanzas tem'a de vida y me
disponía a morir, vino la reposidón, mediante
— 169
algunas aplicaciones del mismo médico, que ya
deconfiaba de mi curación, y s ^ u í mejorando
hasta quedar otra vez en estado de entregarme
a mis ocupaciones habituales para ganarme la \dda.
Después, en varias ocasiones que he acudido
a tan bondadosa Madre en mis üibulaciones, he
sido igualmente favorecido; por lo cual le doy
afeclua=as gracias de todo corazón.
Socorro (Colombia), enero de 1921.
P a b i ,o AG-AWAS.
En mayo último me v i sorprendido por una
grave enfermedad a la vista, que me producía
dolores espantosos y que me dejó completamente
d^o durante nueve días.
En tan lamentable estado, y como si previera
la desgracia tremenda de no volver a ver la luz
del día, invoqué con todo el fervor de mi alma a
María Auxiliadora y me puse en manos de dos afa
mados facultativos, los .cuales, después de some
terme a régimen, declararon que la ceguera en mi
era inevitable.
De nuevo redoblé mis fer\-ores y mis súplicas a
María Auxiliadora, pidiéndole dirigiera sobre mí
sa mirada maternal y me devolviera la salud.
Después de una novena a Sta. Euda, comenzamos
otra a María Auxiliadora, y al fin de ésta quedé
libre de mi enfermedad y tan sano como antes
de sobrecogerme los dolores. Testigos son de esta
gracia mi.s hermanos y los amigos que me visi
taron.
Por este favor y por otros muchos que frecuen
temente me dispensa, doy gradas infinitas a M aría.
Aniiliadora, la reconozco como a Madre verda
dera y compasiva, mando para el culto de su
Basílica en Turín diez pesos oro, y me inscribo
con muchísimo gusto en la Pía Unión de Coopera-^
dores Salesianos.
Soledad (Colombia), abril de 1921.
L uis María G onzAi,ez Mo n toya .
Cuán verdadero auxilio y consuelo de sus hijos
es nuestra Madre Sautísiraa, lo he experimentado,
íiua vez más, este año, en que, confiada, acudí a
Ella implorando xma gracia extraordinaria que
sólo por su intercesión podía obtener. Atendidos
fueron mis ruegos: por esto, agradedda a mi celes
tial Bienhechora, hago público mi reconocimiento
y endo a su Santuario 250 liras que ofred.
Babia de Caráquez (Ecuador), junio de 1921.
J osefa P eaza G utiérrez .
Doy a María Auxiliadora infinitas gradas, por
baberme alcanzado la curadón de una enfermedad
grave al cerebro, que me impedía hacer toda
de trabajos y me imposibilitaba el ejercido de
nii profesión. Hallándome en tal estado, invoqué
a María Auxiliadora, prometiéndole publicar la
grada y endarle ima pequeña limosna. H oy me
wcnentro bien completamente, y, agradedda a tan
buena Madre, cumplo mi promesa.
Palmar, octubre 15 de 1921.
E u s a A n g e l R-
Atacada de d olen ta enfermedad veíamos apa
garse la d d a de nuestra hija primogénita. E l mé
dico la dió por irremediablem^te perdida, tanto,
que luego se corrió la voz de su muerte, cosa tanto
más triste para nosotros, cuanto que dejaba huér
fanos a siete niños de corta edad.
L a situadón de la enferma era desesperada,
Acordámonos entonces de nuestra Madre Auxi
liadora, y acudimos a E lla con fe d v a y confianza
ilimitada. Encargamos una misa con Nuestro
Señor de manifiesto, y en ella pedimos insistente
mente a María Auxiliadora la salud de la enfcnua.
A l volver a casa después de la fmidón, hallamos
a la enferma sana y salva.
Mi gratitud hacia María Auxiliadora me impulsa
a publicar esta gracia para gloria de Dios y de
nuestra Señora, al mismo tiempo que envío una
limosna para su culto.
Zapatoca, noviembre de 1921.
G ra tixia xa P lata
de
P l .\t a .
Dan también gracias a María Auxiliadora por
favores recibidos.
D e E spañ a . — Cieza (Murda). — Da. Rufina
Guillamón, por haber salido, con el auxilio de
María, de una enfermedad diagnosticada de incu
rable, y envía 25 ptas. de limosna.
Pamplona (Colombia). •— D. Arcadio y Da. Her
minia ¿'emández, por m i favor señalado, y envían
una ofrenda.
De C olombia . Betulia. — D. Guillermo Góüiez
O., Da. Herminia de Serrano, Srta. Raimtmda
Serrano y D. Ignado Vicente Díaz, Pbro. hacen
pública manifestadón de amor y gratitud a la
Santísima Virgen por haberlos largamente benefidado con señaladas gracias, y envían una ofrenda
para el sostenimiento de la Obra Salesiana.
Bogotá. — Da. Modesta Jlolaneo, por haberla
sacado de una situadón angustiosa y difícil.
Girón. — Dan gracias a María Auxiliadora, y,
por conducto del benemérito Decurión Sr. D. An
tonio Valdivieso Reyes, en\ ían una ofrenda para
la Obra Salesiana, los siguientes señores: D .Estéban
Mantilla M., D. Simón Vargas , D. José Jesús
Pinilla R ., Da. María Valdivieso O., Da. Matilde
Valdivesio O., y Da. María Herrera de Piña.
D. Tomás Prada, por haberse visto íavoreddo
con el auxiho de la Virgen en muchas y graves
necesidades.
Sinacota. — Da. M. J. de Gómez S., da infinitas
gradas a María Auxiliadora por un señalado benefido, y se inscribe como Cooperadora Salesiana.
Zapaioca. — Da. Peregrina Gómez de Gómez,
manifiesta toda su gratitud a la Virgen de D. Sosco
por haberla favoreddo bondadosamente en ima
necesidad.
Santa‘ Tecla. — Da. María N. Ruiz, por haber
hbrado a su papá de la muerte, en un caída que
luvo de tm caballo, y haber sanado pronto de las
heridas ocasionadas en dicho acddente.
Siachoque. Da. Elisa Foiiseca da gradas a María
Auxiliadora por haberla librado de la muerte a
causa de una grave enfennedad. Euvía veinte cen
tavos de limosna para su Santuario.
— 170 —
Bis leM leleiUI lela! lia! leiiia Hale
E N B A R C E L O N A (España)
Nos encarecen las RR. HH. de María A uxilia
dora de Barceloaa la publicación del siguiente
suelto y de la memoria que lo acompaña.
* Día de regocijo general, de indefinible júbilo y
de extraordinario entusiasmo íué para nuestro
Colegio el 26 de marzo p. p.
«lista fecha bella entre las más bellas que cuenta
la Asociación de H ijas de María Inmaculada de
este Colegio, brillará con refulgente esplendor, sin
que el tianpo pueda jamás empañar su brillo
extraordinario.
* El fausto acontecimiento del vigésituo quinto
aniversario de la primera imposición de medallas
en nuestra querida casa de Barcelona, y las Bodas
de Plata del Instituto, eran la nota alegre que re¡xírcutía en las calles y plazas de la hermosa Ciudad
Condal, pues las Hijas de María, esparcidas por
doquier, promovían un movimiento inu.sitado que
atraía la admiración de todos.
* Animación práctica que se tradujo en obras,
pues a muchas de nuestras asociadas llevó la no
ticia el entusiasmo popular, antes que la invitación
formal de la Junta.
« Desde las primeras horas de la mañana,
era un continuo llegar íle Hijas de María, sucediéndose los gritos de alegría y de sorpresa a cada rma
de las recién llegadas. Se cambiaron sentimientos
y afectos hasta las 8 y media, en que comenzó el
Oficio Solemne el Rdo. P. Inspector D. Marcelino
Olaechea, Con exquisito gusto interpretaron las
Asociadas de hoy la «Misa de Pío X , » pareciendo
que la satisfacción de (jue rebosaban tantos .cora
zones prestaba nuc^’os y más dulces accivtas a tan
hennosa música.
* Después del Sto. Evangelio, ocupó la Cátedra
del Espíritu Santo, el celoso Director de la Asocia
ción D. Julio Gamier, y con la facilidad de palabra
que pose, expuso a las Hijas de María la necesidad
de imirse para animarse en la práctica de las vir
tudes, especialmente de la angelical pureza, cual
los viajantes de Oriente se reúnen con objeto de
conser\-ar los pt^rlas que se encuentriui en aquelles
parajes riquísimos.
<E l cohuo de la satisfacción fué la Comunión
Genenil, munerarisima y tan general, como que
todas las personas q\ie asistieron se acercaron a la
Mesa del Señor. Allí, bajo la mirada cariñosa de la
Virgen de D. Bosco, que guió los primeros pasos del
Ven., y en aquella atmósfera tan salesiana. vimos
brillar más de una lagrima en las pupilas de las que
hoy son madres de familia, y prometen ser siempre
y dondequiera honor de la sociedad y gloria de
aquel Colegio y de aquel Oratorio, que tan bien
supo formarlas en los troqueles de la virtud y de la
piedad, couvo deseaba D. Bosco.
«Terminada la Misa, se encaminaron a la magní
fica sala preparada para el desayuno. A pesar de
lo reducido de nuestras habitaciones, se despe
jaron tres vastos salones de clases, y se ocuparon
con mesas adornadas espléndidamente. Allí unidas
las H ijas de María Inmaculada a las Hijas de
María Auxiliadora, que formaron parte de aquella
Asociación, se dió comienzo a mi exquisito des
ayuno. E l Rdo. P. Inspector dirigió un saludo a
las asociadas, y bendijo la mesa. Se dió lectura a
dos afectuosos telegramas: uno dirigido al amadí
simo P. Rinaldi, que fué celebrado con una ovación
filial, y otro, acogido también con cariño, a la Rda.
M. Sor Josefa Ramos, actual Directora de Écija y
que asumió por muchísimos años la dirección de
esta Casa, gozando de las simpatías de todas las
Asociadas.
P'ueron aclamadas y vitoreadas nuestra Rma,
Madre General, las Madres del Consejo Superior
y nuestra Madre Provincial, pues en estos mo
mentos de alegría, sentimos la necesidad de agru
pamos en tom o de las amadas Superioras. Hasta
las 11 y media se repitieron los saludos, se comuni
caron impresiones y se estrecharon más y más el
cariño y la amistad sincera. Despedímonos con la
esperanza de volver a reunimos a las cuatro de
la tarde para la Bendición solemne y la \’elada.
É sta se vió concurridísima. Nuestro salón de
actos estaba repleto, y bajo la presidencia del Rdo.
P. Director, se dió comienzo con la lectura de la
siguiente Memoria de la Asociación, en sus años
de existencia, por la Srta. Jloutserrat Garabetti.
« Así como el ^•iandante, después de largo
viaje, hace un alto para apreciar el trayecto reco
rrido, así nosotras en este nromentáneo descanso
debemos considerar las etapas de nuestra Asoaación.
« Con muchas de las H ijas de María Imnaculada
que hoy aquí se hallan, no nos habíamos reunidos
desde largo tiempo; y a porque parte de ellas fueron
llamadas a regir destinos que de los nuestros se
desiü\’elan, y a porque a semejanza de lo que
sucede en ciertas familias, parte de sus miembros,
anhelando rumbos distintos unas veces, otras sm
saber a que responder, se alejan del seno que les
dió nombre, conservando, no obstante, algo de
ello, que en ciertas ocasiones se manifiesta en el
pensamiento y otras en el sentimiento. Algo que
no muere sin nosotros, porque es esencia de
nuestro ser y subsistirá por lo mismo, mientras
im soplo de vida aliente nuestro « yo ».
♦ Otras H ijas de María que se encuentran aquí,
que pertenecen a tiempos que fueron imuemorables por el espacio que de ellas nos separa, memO'
— 171 —
I
rabies por lo que significan, y a en la familia reli
giosa ya en la civil, estas H ijas de María nos son
para alg^mas desconocidas en lo físico, si bien no
pocas veces oímos hablar y hablamos de ellas por
ciertos rasgos que son precisamente los que dan
lustre a nuestra Asociación y los que puede consi
derarse como la base de día.
« Bueno será que hoy abramos los anales de
nuestra Historia, para leer en sus hojas los hechos
que, en veinticinco años se desarrollaron en nuestra
vida, para que a su voz, que es fuerte, nos prome
tamos trabajar con denuedo, con esforzado valor
eu pro de altos ideales: regeneración de la juventud
y su santificación, catecismo en la fam ilia y en la
sociedad, el reino de Dios entre nosotros; y así
conservaremos el escudo nobilísimo de nuestra
Madre, la Madre de Dios, y perpétuarenios su
nombre, que es el nuestro.
c En el año de 1896 se abrió en la calle Sepúlveda,
an Oratorio festivo bajo la dirección de las Hijas
de María Auxiliadora. E ra tanta la necesidad que
tenían los hijos de la barriada de Hostafranch.s
y Pueblo Seco, de contar con ima de estas Asocia
ciones, que tanto bien hacen a la juventud, que
se acogió con júbilo dicha fimdación. Eran muchas
las jóvenes y niñas qué, atraídas por la dulzura
de las buenas Religiosas, se reunían todas las
fiestas en la santa Casa, en donde se las entretenía
con juegos honestos y se las alimentaba con sanas
doctrinas.
« Esta obra, como todo lo que principia, ofreció
penosos obstáculos, siendo de admirar el celo que
para vencerlos desplegaron las H ijas de María
Auxiliadora. Gracias a ellas, la Religión iba ex
tendiéndose por estos barrios y aumentaba cada
día el número de las niñas que seguían las ense
ñanzas del Ven. Juan Bosco. Pero esto no bas
taba para desarrollar los sentimientos religiosos
que genninaban en el corazón de tantas jóvenes,
acunas de las cuales se hallaban rodeadas de mil
pelaos, era necesario e.stablecer esta Asociación
de Hijas de María. Para dar principio a ella, se
esw^eron las más piadosas, las que hasta cierto
punto podían ser\ ir de ejemplar. Este solenme
acto tuvo lugar en 19 de marzo de 1897, es decir;
un año después de la fundación de la casa.
« Las congregantes se pusieron bajo la protec
ción de Sta. Inés, siendo los directores Don Antonio
Aime, presbítero salesiano y Sor Clementina
Rabagliati, H ija de María Auxiliadora, que fué
sustituida por Sor Alejandrina Hugues y por Sor
Dolores Ruiz. Más tarde lo fueron Sor Josefa R a
mee y Don Lorenzo O vera. L a Junta Administra
tiva se componía de una Presidenta, Vice-Presidenta. Secretaria, Tesorera, Sacristana y dos Con
secras. La primera Presidenta (hoy Religiosa salesiana) fué la Sita. Ignacia Castellet.
Vicepresidenta, Sita. María A’eilvé.
Secretaria, Sita. Josefa Eh'as.
Tesorera, Sita. Dolores Sandio.
Consejeras: S ita Carmen Canto y Sita. Fran
cisca Anglés.
Sacristana, Sita. Josefa Doménech.
• Puede considerarse que en aquellos primitivos
tiempos, el número de H ijas de María era de unas
tiempoi
45, y 17 las aspirantes. E n el año de 1903 al 1904,
las primeras llegaron a 72, según acta extendida por
la secretaria Srta. M. Doménech, actualmente Hija
de María Auxiliadora. L a Srta. Carmen Cant,
también religosa salesiana, a la cual todas cono
cemos, fué la segunda presidenta, al misino tiempo
que fué Director el Rdo. P. Manuel B. Henuida.
« E l año 1904 se ehgió por Presidenta a la Srta.
•Juana Capdevila, cargo que ha venido desempe
ñando con cd o incansable hasta diciembre de 1921,
en que, por haberse reelegido la J unta, se la relevó
del cargo, según deseos manifestados por ella misma
y por serle demasiado gravoso. Todas le somos deu
doras de agradecimientos, por lo mucho que tra
bajó en bien de la Asociación, y algunas en especial
le deben señalados favores y el haber llegado a la
meta de sus aspiraciones.
« Con el tiempo, la Asociación prosperó, llegando
a tener épocas verdaderamente esplendorosas,
sobre todo en los años 1907 y 1909, de los que po
dríamos decir que formaron nuestra ♦ Edad de oro ».
« ^'ino después la semana trágica, y con ella
se dispersó la familia Mariana. Pué en aquellas
tristes circimstancias, cuando las Hermanas pu
dieron apreciar más que mmea, el amor y la vene
ración que les tienen las H ijas de María, ya que
buen número de estas, expusieron la vida, ofre
ciéronles im refugio en sus casas y un hospedaje
del todo digno. Acciones son éstas que nos compla
cemos en hacer ostensibles por ser eco de los nobles
sentimientos de nuestra Superiora y de toda la
Comuiiiad.
i Restablecida la cahna y normalizada la vida,
nos congregamos de nuevo en la casa que en la
calle de Cortes 587 alquilaron las Hermanas, siendo
Superiora Sor Isabel Scapardini, a quien la muerte
nos arrebató. Hizo cuanto pudo por copiar aquel
corazón grande y tan afectuosamente maternal
de Sor Josefa Ramos, cuya satisfacción mayor
era su casa de Barcelona, sus uiña.s que educó de
pequeñas y que ya veía mayores, capaces de hacer
frente a los mil peligros que rodean a la juventud.
« Sucedió a Sor Isabel Scapardini en su cargo
de Directora, Sor Carolina Bertone. Durante este
período, el Rdo. P. Maniio era el encargado de
dirigimos la palabra en las remiioncs mensuales.
Tiempo después, trasladadas a esta Casa, fuimos
regidas sucesivamente por D. Julián Massana y
el P. Olivazzo y Sor Ramona Miralles, hasta que
vinieron a ocupar sus respectivos sitios los no menos
virtuosos D. Julio Gamier y Sor Amelia Chapellín
a los cuales tenemos aún la sueríe de contar entre
nosotras.
4 E n la actualidad somos presididas por la Srta.
Angeles ¿lagiiña, digna sucesora de las que la
precedieron.
Vicepresidenta: Srta. Carmen Bartolomé.
Asistente, J. Capdevila.
Secretarias: Montserrat LTlostresy M. Utezá.
Tesorera: Carmen Pons.
Bibliotecaiias: Montserrat Garabetti y Mont
serrat F aifas.
Enfermeras: Concha Herrero, Alejandrina \'emi.
Consejeras: Cinta Vericat, J. Valldepérez.
< ¿Frutos que ha dado esta Asociación?
172 —
« Un sinnúmero de excelentes Religiosas, entre
las que se cuentan, a más de las mencionadas Sor
Dolores Sancho, a Sor María Olivé, Sor Anastasia
Ocejo, Sor Amparo Maleras. Sor Mercedes Borrás,
Sor Francisca y Sor Consuelo Fernández, Sor
Asunción Hotats, Sor Concepción Lafuerza. Sor
Amparo Martínez, Sor Teresa García, Sor E n
gracia Culell: todas estas, Hijas de María A u xi
liadora.
« Otras como Sofía Sampere, Magdalena Fonfría, Magdalena Genovar entraron a formar parte
de la Congregación de las Darderas. Anita Victo
riano y Manuela Esquerra ingresaron en las Misio
neras Eucarísticas jim to con Úrsula Extrems.
«Contamos también con luia Herraanita de los
Pobres, una H ija de Jesús, una H ija de la Caridad,
una Franciscana, una Mercedaria, y una Trini
taria. En la sociedad tenemos a madres verdadera
mente -católicas, cuyas hijas están bajo las ense
ñanzas de nuestras queridas Hermanas.
« No dejaremos de mencionar el celo apostólico
que demuestran algunas de las actuales liijas de
María, cuyos nombres se omiten por no ofender
su exquisita modestia. A ellas deben no pocas ni
ñas el haber conocido a Dios, al par que las pri
meras letras.
i Esta relación se haría interminable si se hubiesen
de exponer todos los hechos llevados a cabo por
nuestra Asociación. Sirvan de estímulo los que
dejamos señalados de manera, que cada una de
nosotras, dentro de su esfera sin distinción de
clases ni de estados contribuya a la prosperidad,
espiritualmente hablando, de esta fam ilia de
María, de manera, que, cuando celebre sus Bodas
de Oro, y al abrir como hoy los anales de su his
toria. encuentre acciones tan grandes y de vuelo
tan alto, que sean capaces por si solas de hacer de
de nuestra Barcelona, una ciudad toda de Dios,
toda de María.
« E l gracioso sainete « Llueven Tías # mereció
también nutridos aplausos por la naturalidad y
soltura con que desempeñaron todas, sus partes
respectivas.
« Hacia las nueve terminó la velada: no acerta
ban a retirarse las Hijas de María: hubieran de
seado que el sol no se hubiera puesto en este día
tan grato. Con gozo indefinible regresaron a sus
respectivos domicilios, haciéndose todas recí
procas votos de poderse reunir, para celebrar las
Bodas de Oro en otra Casa más grande, que segurameiite concederá María Auxiliadora, viendo la
abnegación y el desvelo con que ejercen su misión
las Hennanas, cohibidas por la estrechez de estos
muros y lo reducido del local, comprimiendo a
pesar suyo ese anhelo salesiano, que solo suspira
po<lerse ver rodeado de ahnas, excluyendo todo lo
demás. Oiga nuestra Celeste Madre estas preces
férvidas, y nos conceda pronto un amplio y espacioso
local, en donde podamos dar cabida a millares de
niñas, que aquí se encuentren lejos del peligro y
cobijadas bajo el manto de María Auxiliadora, »
Nuevo Arzobispo.
S. S. Pío X I se ha dignado nombrar Arzo
bispo Titular de Drama y Delegado Apostó
lico de Filipinas al Rdmo. P. Guillermo Piani,
Inspector de las Casas Salesianas de Méjico y
Exmo. Sr. Don Qolilermo Plan!.
preconizado Obispo Titular de Paleópolis. y
Auxiliar del Exemo. Sr. Arzobispo de Puebla
de los Ángeles, pocos días antes de morir el
Padre Santo Benedicto
de gloriosa me
moria.
A l dignísimo Prelado, cuya consagración se
llevó a cabo el 14 de mayo en la ciudad Eterna
por el Emmo. Card. Cagliero, y en presencia
del Cuerpo Diplomático de la Sta. Sede, nues
tras felicitaciones más cordiales.
Ad multos annos!
Por ef Mundo Salesiano
■ i.SALAMANCA (España). — Los niños de Don
Bosco ante Santa Teresa. — « L a Gaceta Regioo al», diario de Salamanca, encabeza con el título
apuntado arriba, xm lindo artículo, en el que relata
la peregrinación imponente que eu núriiero de
1800 personas han organizado los PP. Salesianos
de la A talas Española a A lba de Tormes, cuna de
la mística Doctora Sta. Teresa. Componían diclia
peregrinación los Alunmos de los Colegios « Mana
Auxiliadora » y « San Benito », los niños del Ora
torio Festivo y Exalumnos de ambos Colegios,
numerosos Cooperadores Salesianos y muchas
familias de los alunmos.
Dice así el citado periódico:
«La partida. — Y a de madrugada, a los pri
meros rayos de la aurora, bullía por plazas y calle
jas un r^ocijado enjambre infantil, con la sim
bólica escarapela pendiente del vestido festivo.
t Era la cinta nacional: la medalla teresiana.
;Religión y Patria! H asta en detalles tan minús
culos fonnan en los más altos ideales los buenos
padres a su bullicioso rebañito.
« ¿Quién los ordenará? Centenares... miles que
afluyen por todas partes al atrio de la BasílicaCatedral.
« ¡Ondean las banderas ordenadoras! Como in
fantes aguerridos, al momento ocupan sus puestos.
« Surgen dos filas infinitas, suenan los primeros
acordes nacionales, se alzan entusiásticos los pri
meros vítores, y ante la amable presencia del Pre
lado, que, sonriente y gozoso, los saluda y bendice,
avanza con gentileza aquella tropa encantadora,
que atrae sobre sí las miradas y simpatías de toda
la ciudad.
« El tren. — E s \m convoy interminable, con
doble tracción y todo género de departamentos.
Los niños ocupan sus puestos, al ver flotar eu cada
uno su banderín de enganche. L a gente formal
conquista su vagón, su lugar, con titámcos esfuerzos.
La ftnnnarión cTCce, la multitud que llena los an
denes es irmifTiRa..
I Las máquinas están engalanadas y la primera
lleva en su frente férrea, como más segura defensa,
la imagen bella de María Auxiliadora.
« Resuena el toque de partida, surge el monstruo
prolongado; la banda entona unhinmo, m il voces
y mil aplausos, canciones, gritos. ¡\Tva Santa
Teresa! ¡Viva Salamanca!...
« Hemos llegado. — ¿Quién dijo que Alba es
pueblo frío o indiferente? Ahí está ima multitud
tan grande como la que nos despidió en Salamanca,
y más entusiasta aún.
* Los niñee que de la villa ducal y de los pueblos
orcunvednos se han adherido al homenaje saleídano son incontables, y al punto fraternizan todos
y se funden sus voces y sus corazones en los más
'• •'O' anhdos
« Allí están las autoridades, el clero y el pueblo.
* ¡Miradla cómo \riene a recibimos la Santa!
E s el puente im hormiguero y en sus cercanías
la multitud es imponente. Un momento de silencio
al aparecer la imagen venerada, y al punto estalla
la ovación, en la que en tma soberana e ingente
polifonía se funden voces, trompetas, dulzainas,
cánticos, vivas, y el murmullo emocionante de las
grandes multitudes entusiasmadas.
< Se organiza la procesión. Con el Prelado y
muy niunerosos clero, van las autoridades de Alba
y los notables que de Salamanca acompañan a
los niños.
« Como en todas las grandes fiestas de antaño,
dos lucidas comparsas de danzantes hacen resonar
el rítmico castañeteo de sus palitroques, que a
veces se interrumpe para dar tiempo a las bellas
cauciones que los mismos danzadores entonan.
« En el templo. — Esto es una peregrinación, y
por eso, en primer lugar, vamos a postramos ante
las sagradas reliquias de la imnortal Doctora Mís
tica.
« H asta la fuerza pública tiene que defender
la entrada del templo, para que en él tengan espacio
los simpáticos peregrinos. L a nave amplia, el cmcero, el coro, el presbiterio, todo está invadido
por un gentío apiñadísimo y aun se escucha en las
afueras el murmullo de los muchos que no pudieron
entrar.
«E l Padre Eladio, todo corazón, ideales y labo
riosidad organizadora, sube al púlpi..o y dirige una
vil^rante salutación a la Santa y al pueblo de
Alba.
« Luego, con solemnidad inusitada, comienza
la Misa de Medio Pontifical, cantada por el M. I.
Sr. Don José Artero, canónigo de la Catedral de
Salamanca, y el coro salesiano interpreta hermosas
partituras.
«El sermón, i^uy oportimo de concepto, muy
galano de forma y de la más ardiente elocuencia,
estuvo a cai^o del Padre Felipe Alcántara, direc
tor de los Salesianos. Con la mira puesta siempre
en sxis niños y su vocación de educador, habló a
la infancia de Santa Teresa, del episodio de su
huida hacia el martirio y del temple de alma que
se fomió en la Sanl;i que encama las más excelsa.s
virtudes de la raza; ab<^ando al final por la edu
cación religiosa y la formación de caracteres.
< A l Ofertorio y al final, todos los niños ento
naron im vibrante himno, que para esta per^rinación expresamente ha compuesto el mismo
Padre Alcántara, ^que a otras muchas aptitudes,
xme la de ser u n ‘ compositor muy distinguido y
fecundo.
« La dispersión. — Unas horas de libertad.
Muchos hacen sus visitas a los lugares que Santa
Teresa honró con su presencia y acuden a venerar
sus rdiquias. Desde la misa hasta la bendición
pontifical de la tarde y hasta la misma hora de la
partida, el desfile ante al Corazón Transvert^ado,
ante la celda en que expiró, ante las reliquias del
sepulcro, fue incesante.
« Para comer, unos llenaron los hoteles, otros
en las verdes praderas, con sus meriendas fiambres
y suculentas, a la onlla del Tormes, en las alame
das, todo salpicado de pintorescos grupos y fami
liares reuniones.
« A l pie del Castillo repartían los padres Salesimios a los del Oratorio festivo centenares de
clásicos hornazos, repleta su entraña de los más
nutritivos manjares charros; y en un hotel, el
excelentísüno Prelado y autoridades eran obse
quiados con un espléndido banquete.
« No hubo hrindi.s; pero, al fin, irrumpió en
el salón el Padre ICIadio, y sabiendo interpretar
las aspiraciones de todo.s y realzándolas con las
propias iniciativas, propu.so entre aplausos de
aprobación:
« I®. Pide la anuencia del Sr. Obispo para edi
ficar en la Basílica de Santa Teresa, una capilla
de María Auxihadora, por suscripición de todos los
niños del mundo que educan los Salesianos.
fl 2®. Poner un telegrama de saludo al Sumo
Pontífice, y pedir el capelo para nuestro excelen
tísimo Sr. Obispo.
« 3®. Un saludo a los Padres Salesianos que en
Turín celebrarán su Capítulo general para la elec
ción de Rector Mayor de la Pía Congregación Salesiana.
< También el Sr. Arcipreste de Alba manifestó
sus n.spiraciones para que en la ilu.stre villa se
funden e.scuelas salesianas.
« £n el teatro, y... ¡a casal — Después de la
solemne bendición pontifical y de la despedida
solemne a Santa Teresa, se celebró en el teatro
una hennosa velada, en la que tomaron parte los
antiguos alumnos y los del Instituto de María
Auxiliadora.
* h'ué mi éxito grande de taquilla y otro más
grande de arte.
* I^os niños de coro, acompañados al piano por
el l ’adre Alcántara, entonaron una hennosa salu
tación ol Prelado.
« Ivuego los pequeñitos de preparatorio hicieron
la.s delicias del público, interpretando con sorpren
dente soltura y delicada gracia la zarzuelita « Hora.s de recreo *. Los antiguos alumnos pusieron en
e.scena « Puhnonía doble », que entusia.smó al
público que llenaba el teatro, por su gracia y rego
cijantes situaciones cómicas.
« Y llegó la hora de marchar.
* Muy afectuosamente despedidas por el pueblo
y autoridades, con la satisfacción de un deber
religioso cumplido, la alegría do un día delicioso y
el entusiasmo de un éxito sorprendente y absoluto.
« Tal ha sido la primera de las peregrinaciones
teresianas de este Centenario.
* Quizá las haya más numerasas (y será difícil):
más solenuics, más entusiastas,'mejor oi^anizados
y, sobre todo, más simpáticas, es impasible.
* Knhornbucna a los Padres Salesianos. ¡Viva
Santa Teresa!. >
LOS QUE MUEREN
: n a \
Exemo. Sr. Doctor
Don Baltasar Estupifíán.
Falleció en San Salvador {Rep. del Salvador) el 24
de marzo de 1922 este eminente estadista y hombre
público, a la par que católico práctico. Ministro de
Gobernación, Fomento y Agricultura de la nación
Salvadoreña.
Nació en 1854, en la ciudad de Zacarecoluca.
Desde muy joven comenzó sus estudios, en los
cuales se distinguió siempre, por su claro talento
y aplicación, coronando su can’era en 1878.
Seis años antes de esta fecha, se inició en el perio
dismo, logrando salir airoso en tan escabroso
campo'. Dirigió varios periódicos, con hgeras in
terrupciones hasta 1893. Fué director del Diario
Oficial de dicha República 3' de la misma publica
ción en Guatemala, donde residió varios años.
A l estallar en mayo la revolución de 1885, cuyo
caudillo fué el general Meiiéndez, se apresuró a
alistarse en sus filas, y se colocó bajo la bandera
que, con brazo de hierro, sostenía el gran patricio.
Triunfante la revolución en 1886, fué nombrado
Ministro Residente de E l Salvador en Guatemala.
Más tarde fué llamado a E l Salvador para re
cibir las carteras de Gobernación, Fomento e
Instrucción Piiblica.
En febrero de 1807 declaróscle electo Meepresidente de la Repúbhca, de cu>'0 alto cargo dimitió.
Por más de cuatro años fué Enviado Extraordi
nario y Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno
de Guatemala.
Ejerció, también, el profesorado, desempe
ñando diversas cátedras.
Los vSalesianos, agradecidos alasnuiltiples pnicbas de cariño que del ilu.stre finado recibieron, de
positan sobre su tumba la flor de la gratitud y de
la plegaria, al mismo tiempo que a su Señora viuda
y demás deudos eiiviau la expresión de su más
sentido pésame.
Otros Sres. Cooperadores difuntos.
En Girón (Colombia); Da. R ita Prada — D. Melquiades Rodríguez — Da. María de Jesús Romero.
— Sra. Da. María Josefa Rodríguez R. — Us.
Lastenia Rueda de French. — Da. María de Jesús
Navas de González — Da. María Dolores Man
tilla de Mantilla — Da. Benita Ordóñez de Menéndez. — D. Trino Diétez.
Betulia (Colombia). Da. Ehúra García de Gómez.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINIANO FERRARI.
Establee. Tip. de la Sociedad Editora Internacional. •— Corso Regina Margherita, N. 174 - TURIN
\w
s o o x E O A O
E t x i 'i 'O R A -
i : v 'r i 5 i « N r A o i o : s ^ v V X ^
Avenida Regina Margarita, ‘«74 - TURIN (Italia)
FRANCISCUS VARVELLO
Sacerdos Philosophiae Professor in Seminario Salesiano apud Tauríneases
INSTITUTIONES PHILOSOPHIAE
Pars I. L ó g ic a .
.
.
.
.
.
Libellae io,oo. Apud exteros: libellae 14,00
Pars II. M e ta p h y sica .
Vol. I. Complectens Metaphysicam generalem seu Ontologiam.
Libellae 6,00. Apud extesos: libellae 8,50
Vol. II. Complectens Metaphysicam specialem seu Cosmologiam, Pneumatologiam et
T h e o d i c e a m ........................................ Libellae 12,00. Apud exteros: libellae 16,50
Pars III. E th ic a e t J u s n a tu ra e .
Vol. I. Complectens Ethicam
,
,
Libellae 5,00. Apud exteros: libellae 7,00
Vol. II. Complectens jus naturae .
.
»
10,00.
»
»
»
14,00
In stitu tlo n es P h ilo so p h ia e , quas clarissimus prof. Varvello in scholis per amplias triginta
annos experientia efformatus pro Seminariorum alumnis conscripsit hoc precipuo habent pretium
quod ponderatae et scriptae sunt pro discentibus nuper e gymnasiis egressis, rainime vero pro
universitatis alumnis. Hiñe earum bene elabórala elementa ad non facilem disciplinam discendam
studiosos alliciunt. H ac dote exornata opera philosophica ceteris hujus generis latine scriptls facillime praeeminere videmur.
UCCELLO R. P. SE B A S T IA N U S . — P h ilb so p h ia s c h o la s tic a ad mentem S. Thom ae. Ed. 1921.
Tomus i*“ . Lógica •• Ontohgia - Cosmología.
Libellae 19,00. Apud exteros: libellae 26,60
Tomus 2"*. Psychologia - Thcodicea - Ethica (Philosophiae epitome histórica cum léxico scholast. verborum Josephi Zamae M ellinii).
.
Libellae 15,00. Apud exteros: libellae 21,00
ARTURUS Sac. C O N E L L I. — Coinpendium p h ilo so p h ia e g e n e r a lis seu fu n d a m en ta lis.
Libellae 2,50. Apud exteros: libellae 3,50
GUIDI Sac. P. A L . — P rin c ip ia P h ilo so p h ica Aristotelis Divique Thom ae fere verbis expressa
atque ad scolarum usum disposita. 3 vo lu m i:
Vol. I. Logicam et Aíetaphisicam generalem complectens.
Vol. II. Cosmologiam^ Psychologiam el Iheodiceam compleciens.
Vol. III. Ethicam.
Libellae 15,00. Apud exteros: libellae 21,00
S. Thomae A qu in a tis Opera:
Summa T h e o lo g ica diligenter emendata, D e Rubeis, Billuart et aliorum notis selectis ornata, cui
accedunt septem locupletissimi indices, quorum unus est auctoritaium Sacrae Scripturae, alter
quaestionum, tertius rerum^ omnium praecipuarum, quartus dogmatum ad hodiernas hacreses
confutandas, quintus locorum seu doctrinarum ad explicandas Epístolas et Evangelia Dominicarum et festorum totius anni, sextus auctorum quibus usus est D. Thom as, septimus locorum
ad usum catechistarum. Accedit lexicón Scholasticorum verborum Josephi Zamae Mellinii, quo
explicaniur verba máxime inusitata et locutiones praecipuae D. Thom ae et aliorum Scolasticorum. 6 vol. Ín-8 max. Editio Taurinensis 1917. Libellae 80,00. Apud exieros; libellae 112,00
5n omnes S . P a u li A p o sto li E p ís to la s commentaria, cum índice rerum memorabilium. 2 vol.
in-8*’ max. Editio Taurinensis emendatissima.
Libellae 33,00. Apud exteros: libellae 46,50
Catena a u re a
in q u a tu o r
E v a n g e lia . 2 vol. in-8® max. Editio Taurinensis emendatissima.
Libellae 32,00. Apud exteros: libellae 45,00
In evangelia S . .Vlatthaei e t S . J o a n n is co m m e n taria. 2 vol. in-S*" max. Editio Taurinensis
emendatissima
.
.
.
.
.
.
Libellae 32,00. Apud exteros: libellae 45,00
Summa co n tra G en tiles, seu de veritate Catholicae Fidei. Editio Taurinensis emendatissima.
Libellae 12,00. Apud exteros: libellae 16,50
Quaestiones d is p u ta ta e et quaestíones duodecim quodlibetales ad fídem optimarum editionum di*
ligenterrecusae. EditioTaurinensisem endatissim a. Libellae 45,00. Apud exteros: libellae 63,00
Summa Theologica. Editio romana ad emendatiores editiones impressa et noviter accuraüssime
recognita et a Leone X II P. M. áureo numismate donata. 6 vol.
Libellae 70,00. Apud exteros: libellae 98,00.
Avenida Regina Margarida, 174 - TURIN (ItaMa)___________
EVANOBUA
BOVIO Sac. FRANCISCUS. -
=
SACRA SCRIPTURA.
CONCORDANTIÁ EVANGELIORUM.
Libellae 0,25. Apud exteros: libewee 0,40
NOVUM JESU CHRISTI TESTAMENTUM juxta vulgatae editionis exemplar Vaticanum cum appendice, lidilio in 32, carta indica, subtili ac solida.
..........
. . .
Contectnm linteo, sectione rubra.
.
.
•
Libellae 8,00. Apud exteros: hbellae 11,50
CORNELIUS A LAPIDE, S. ]. — COMMENTARIA IN QUATUOR EVANOELIA recognovit subjectisQue iiotis itlustravit et ad praesentem sacrae scientiae statum adduxit D. D. Antonius Padovani,
Philos. ac S. Theol. S. Scripturae et Theol. dogmaticae in Seminario Cremonensi Prof. w
E disc ' tit. ciuidem Canopitan., Auxiliaris vero Epísc. Cremonensis. — Editio 1921, additis m
aoDendice. Commissionis Pontificíae de Re Bíblica Responsis, Propositionibusque per Decretum
Lamentabili reprobatis et proscriptis quae ad Evangelia referentur, cum índice analyticoac índice
rerum praecipiiarum. 4 vol. in-S® max, pag. 2060 .
Libellae 80,00. Apud exteros: libellae 110,00
— IN OMNES S PAULI EPISTOLAS recognovit subiectisque notis illustravit, emendavit et ad prae
sentem sacrae scientiae statum adduxit D. D. Antonius Padovani, cum índice analytico ac índice
rerum praecipatinim. 3 vol. in-8“. pag. 1800 .
.
Libellae 55,00. Apud exteros: libellae 75.00.
V O í;t E Fr lA C M O. P. Lect. S. Theologiae et S. Script. Lie. Professor exegeseos Novi Testanienti
¡ n C o n & An¿eHco de Urbe. - COMM
EPISTOLAS AD THESSALONICENSES
(Accedit appendix ¡n decretum commiesionis Biblicae, ^ 8
libellae 42,00
niBLIA SACRA juxta vulgatae exemplaria et correctoria romana denuo edidit divisionibus logicis analysique continua sensum illustrantibus ornavit A . C. Fillion. Vol. in-S®, pag. 1400.
' ^
Libellae 30,00. Apud exteros: hbellae 42,00
B IB L U SACRA vulgatae editionis Sixti V , P. M. jussu recognita et Clementis VIH auctoritate editp_
Ex tribus editionibus Clementinis critice descnpsit, dispositiombus logias et notis
illustravit. appendice lectioiium hebraicarum et graecarum auxit D. Michael
r;
Vol. in-8-> max. pag. 1 1 3 .................................... Libellae 40.00. Apud exteros: hbellae 56.00
M. FABRL S. J. - CONCIONES IN EVANOELIA ET FESTA TOTIUS ANNI cui accedunt e^isdem
auctoris conciones fúnebres et nuptiales. Editio emendatis.sima. 10 yolum. in-8 . circiw
.
.
.
•
L ib e lla e 150,00. Apud exteros: hbellae 210.00
“ EOORAPH.AE
Am-d
CODICES JURIS CANONICl.
CODEX lURIS CANONICl PH X . P. M. iussu digestus, Benedictí Papae X V auctorítate promulgatus,
praefatione Emi. Petri card Gasparri et Indice analytico-alphabetico auctus.
Ediíio minuta in-i8 (cm. 9 ^ X 15) characteribus nitidis lecuique íacilhmis. charla subtili no
............................................................................................Libellae 7,00. Apud exteros: hbellae 11,50
Editio in-i8 uí supra cum fontium annofaiione .
»
10,00.
*
»
»
Editio Planualis ih-i2 (cm. la x
characteribus paulo majoribus ac Pe‘'sP’ c»‘s, charu
subtili
Libellae 12,00. Apud exteros: hbellae 17,«
Editio in-i2 uí sitpra cum fontium annotatione .
»
15,00.
»
»
»
^^oo
Editio in-8 (cm. 16H x 26) cum fontium annotatione, charta crassiore, characteribus gra^
di uscul i s. .
.
. . .
.
.
.
Li bel l ae 20,00. A pud e.xteros: hbellae 28,00
’
INDEX LIBRORUM PROHIBITORUM Leonis XIII, P. M. auctorítate recognitus SS.
dicti XV iussu editus, fcraemittuntur constitutiones apostolicae de examine
'
“ Vum
........................................................................Libellae 6,00. Apud exteros: hbellae 9.«
Redacción y Administración: Via Cottolengo, 32 - TURIN.