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Boletín Salesiano
R E V IST A DE L A S O B R A S DE DON B O SC O
Año XXXVII - N. 2.
Febrero 1922.
^ □ D x r
S u m a r io . —
Una lápida a la memoria de D on Rúa —
Instituto de las H ijas de Moría Auxiliadora —
E l cincuentenario de la fundacián del
Apertura solemne del año centenario de San
Francisco de Sales — Asamblea de Cooperadores Salesianos — China: Una ‘visita a Chi-Heng.
Los tiempos cambian j> las dificultades crecen — Funerales de Trigésima en sufragio del vene»
randa Don Albera — P o r el mundo salesiano — Los que mueren.
El Ilm'’. Sr. Dr. Luís Versi^Us, Obispo T itular de Carísto, y Vicario Apostólico de 8hiu-Chow
juatam ente cun los neóñtos de la MUióo saludan a nuescros Cooperadores y les desean felis año nuevo.
R e d a c c ió n
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A d m in is t r a c ió n : V ia (S o tto le n g o N . 3 2 « T U R I N . 9 ( I t a lia )
CALENDARIO SALESIANO
DE MARIA AUXILIADORA
para 1922
El primero de Agosto para América y el primero de septiembre pan
España, comenzará a ser despachado nuestro C A L E N D A R IO D E PARED
P A R A 1922. Se ha aumentado notablemente este año la tirada de tacos, pero
De cartones te
como gracias a Dios,
nemos
variado sur
va teniendo cada
tido, y son todos
año mayor acepta
ellos verdaderas oción, estamos segu
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X.* Al hacerse los pedidos, deberá euTÍarse
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a.* La mercancía viaja siempre por cuenta
del comprador, cargándosele los gastos de
correo y del certificado, si lo solícita,
j.» Del taco no serviremos pedidos infe
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Cromo del Vble. Juan Sosco,
las Escuelas de Sarriá, 40 por
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N. 2. Cromo de María Auxiliadora
presidiendo las obras Salesianas.
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N. 3. Cromo de la niñez del Vble.
Juan Sosco, estilo barroco. 40 por
29 cm........................................
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N. 4. Cromo del Templo del Sa
grado Corazón de Jesús en el T¡bidabo. 39 por 28 cm. . .
>
N. 5. Cromo tricromía de María
Auxiliadora, miniatura medioeval.
33 por 23cm.........................
>
N. 6. Cromo Monumento a Don
, Sosco. 40 por 30 . . .
.
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p4ii¡dos d irig ía se mi S r. Atfm or. de im L ib r er U SMleaÍMam • S A R R I A (BerceloaM-Eapeó^)
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1
Año XXXVII — N. 2.
Febrero 1922.
Una lápida a la memoria de Don Miguel Rúa
A iniciativas de la Sociedad Miguel Rúa, esta
blecida en Turín, se descubrió el i i del pasado
diciembre en el colegio de Valsálice, junto a la
tumba de Don Rúa, y simétricamente a la colo
cada en 1911 en memoria del Ven. Don Bosco,
una lápida para perpetuar el recuerdo de su
primer Sucesor.
Comenzóse la ceremonia a las 10,30 con la misa,
celebrada en la capilla del Colegio. A ella asis
tieron los miembros de la susodicha sociedad,
junto con los alumnos del Seminario de Misiones
Extranjeras y del internado de la Escuela Ñor
mal Equiparada « Valsálice, » numerosos ex
alumnos. distinguidos Cooperadores y Coope
radoras. y representaciones de los Colegios y
Oratorios festivos de Turín.
Después de la Misa, salió la concurrencia al
patio, y mientras las banderas y el gentío se
-i?mpaban en tom o a la tumba del insigne su
cesor de Don Bosco formando corona, caían
lentamente los lienzos que cubrían la lápida.
Una salva de aplausos resonó en los pórticos
que circundan el patio, al mismo tiempo que las
notas de la banda del Oratorio S. Pablo acom
pañaban el himno a Don Bosco, cantado por más
de cien voces juveniles.
Sobre la lápida se I.alla escrito: A D on Mig uel
IbU, cuya vida ftU ejemplo continuo y heroico
le caridad cristiana y profunda piedad, la Aso
ciación que con su nombre se honra, fraternalmente
^r.ida a toda la juventud educada por los Hijos de
Don Bosco, en testimonio de afecto imperecedero e
iniiación devota, dedica esta lápida - Turín, 11 de
licicmbre de 1921.
El obrero Sr. Carboue, activo presidente de la
Sociedad habló a la concurrencia, para la cual
iovo frases de-agradecimiento por el realce que
labia dado a la fiesta con su presencia; después,
con voz conmovida evocó recuerdos no lejanos,
'^rdaderos testimonios de aprecio y veneración
que hacia Don Rúa sienten todos y cada uno de
los socios, a los cuales en más de una ocasión ha
dispensado su protección valiosa desde el cielo.
Para terminar, exhortó a todos a acreditar con
hechos el glorioso título de la Asociación, que
en aquel acto se sentía orguUosa de haber per
petuado en mármol su gratitud y afecto hacia
el insigne Titular de la misma.
E l diputado D. Pedro Novasio, exalumno del
Oratorio de Valdocco, impro\risó con gallarda
maestría un discurso, en el que puso de mani
fiesto, el desarrollo y la extensión prodigiosa de
la Congregación Salesiana por tantas regiones
del mundo, durante el gobierno de Don Rúa,
y delineó maravillosamente su figura moral
iluminándola con la manifestación de su espí
ritu: su celo activo y discreto, su espíritu de ab
negación y sacrificio, su justicia y santitad de
clarada por Don Bosco, cuya es la expresión de
que Don Rúa hubiera podido realizar milagros
desde su niñez con sólo haberlo deseado; sus dotes
de gobierno y la ayuda que prestó al Fundador de
las Obras Salesianas, tan firme y sostenida, tan
fiel y de valía tanta, que arrancó de labios
de Don Bosco expresiones de maravilla y ala
banza hacia Don Rúa, como la siguiente: * Sí
Dios nuestro Señor me hubiera dado a elegir el
espíritu que hubiera deseado encarnar en mi su
cesor, jamás hubiera alcanzado a imaginar un
Don Rita. »
El Caballero Don E . Zanzi, concejal del Excmo.
Ayimtamiento de Turín, sintetizando el cúmulo
de obras llevadas a término feliz por los Salesianos, atribuj’e buena parte de ellas al mérito per
sonal y virtudes singulares de Don Rúa: a su
caridad tierna y sublime con el prójimo, a su
austeridad r ^ d a y severa para, consigo mismo,
a la paciencia inalterable con que soportó los
pérfidos tiros de la calumnia, que pretendía en
volver en la baba asquerosa del deshonor el buen
28 —
nombre de sus hijos. Por último, se declara hon
rado en concurrir, aún como delegado del A l
calde y del Cuerpo administrativo de la ciudad,
a tributar homenaje de veneración al primer
Sucesor de Don Bosco.
Kn pocas palabras el abogado Don Próspero
Battú saludó a los congregados en nombre de
Círculo <1 Juan Bosco. »
Cerró la ceremonia, que resultó una fiesta, si
bien celebreda al pie de un sepulcro, el Rmo.
Sr. Don Felipe Riiialdi, el cual expresó su agra
decimiento a cuantas personas había allí jun
tado el afecto por los Salesianos, y en particular
a los oradores, y a la Sociedad « Miguel R ú a ,»
de cuyo seno partió la iniciativa de ostentar,
a la luz del sol, el nombre venerado de Don Rúa
hasta hoy humildemente oculto junto con sus
cenizas én la artística urna funeraria. Evoca
después con frase robusta la figura moral del
incomparable Don Rúa, y la propone a todos
como ejemplar, acreedor a la admiración uni
versal. y modelo acabado, digno, de imitación.
Da ceremonia fue llevada a cabo con tanta
sencillez, llaneza y ausencia de aparato, como
cordialidad y armonía. Distribuyóse entré los
presentes un recordatorio con breves datos biogróticos del ilustre Conmemorado y reproduc
ciones de la tumba. Pero el más augusto y esti
mado recuerdo será para cuantos tuvimos la for
tuna de hallarnos aquella mañana en Valsálice,
aquel himno que entonaron los corazones a la
indeleble y dulce memoria del primer Sucesor
de Don Bosco, aquella pública aseveración de.
respeto y amor hacia el hombre prodigio, incan
sable en el trabajo, sacrificado sin tregua, incon
movible en la fe.
Abrigamos entera seguridad de que la lápida
colocada a la entrada de la turaba de Don Rúa
será el señuelo, cuyos rayos cautivarán a muchos
y los enderezarán por las vías del bien. Así lo
aseguraron los oradores.
« Volveremos a este lugar, dijo el Presidente
de la Sociedad Miguel
y nuestro retorno
será para adquirir nuevos bríos que nos lleven
a un grado más elevado de dignidad, y nos acer
quen siempre más a nuestro llorado Titular. »
« Volveremos otra vez, dijo el diputado Novasio, y será nuestro retomo como una peregri
nación piadosa, cada vez que experimenteremos
la necesidad de que un santo nos proteja. »
« Volveremos de nuevo aquí, afirmó el Con
cejal Zanzi, a este recinto de estudio, de oración,
a estas fraguas donde se templan las armas del
apostolado, y al mismo tiempo que nuestro es
píritu se embriaga aspirando el perfume riquí
simo de nuevas plautecillas que se disponen a
ofrecer sabrosos frutos de empresas fecundas
eu el terreno de la Religión y de la Cultura, nos
otros, cristianos, ciudadanos, sentiremos una
fuerza que nos obligue a inclinar la frente de
lante de esta tumba, lo mismo que ante la del
exclarecido Padre de la Familia Salesiana. i>
<(De hoy más, el peregrino que se llegue a estos
hogares de ventura, ha dicho Don Rinaldi, no lo
verá sólo esculpido en la penumbra de una
cripta funeraria, sino que lo hallará radiante a
la luz del día; y al leer el nombre de Don Rúa
se juntarán ‘en un solo recuerdo su humilde
grandeza, su actividad y vigor gigantescos, su
austeridad dulce, su mansedumbre, copia aca
bada del divino Ejemplar, de Cristo, con quien
siempre, y por cuya gloria trabajó incansable.' >
Muy luego halló eco la ceremonia en todos
los centros de alumnos y exalumnos de Don
Bosco, y íué recibida con muestras de júbilo por
el pueblo turinés,por la Italia entera, y lo será
sin duda por todo el que simpatice con la Obra
Salesiana.
* *
Rogamos encarecidamente a nuestros lectores
que sepan hechos edificantes y curiosos de la
vida del inolvidable Don Rúa nos los envíen,
con la presteza que les sea posible. Sería éste
un favor acreedor a nuestro reconocimiento y
gratitud.
AÑO JÜBILAR DE LA FDNDAClfe DEL INSTITDTJ
DE LAS IIJAS DE MADÍA AÜXiLIABODi.
E l Instituto de las Hijas de María Auxiliadora,
fundado por el Ven. Don Bosco el año de 1872,
celebrará este año la fecha jubilar de su insti
tución, con arreglo al programa siguiente:
1.0 El año de la Conmemoración Jubilar queda
fijado entre el i.° de enero y el 31 de diciembre
de 1922.
2.0 Durante el año jubilar todas las Casas de
la Institución, en agradecimiento a los muchos
beneficios recibidos de María Sma. Auxiliadora,
solemnizarán el 24 de cada mes con una hora de
Corte de María y una reunión familiar o acto
literario, como se juzgue más oportuno.
3.* Revestirá particular carácter de afectuoso
y devoto reconocimiento a nuestra Señora é
mes de mayo, en memoria de haberse llevado a
cabo especiales plegarias en la Congregación
Salesiana por ordenación del \^enerable, durante
el mes de mayo de 1871, con objeto de alcaorar
del Cielo luces especiales, antes de emprender
la fundación del nuevo Instituto.
4.0 E l día aniversario de la fundación (5 de agos
to de 1922), se guardará fiesta en los Colegios de
las Hijas de María Auxiliadora, y en todos ellos,
además de las funciones que acostumbran cele-
brar en las solemnidades, se llevará a cabo la
Consagración del Instituto a su celestial Patrona
y Titular, y a continuación se cantará el Tedeum.
5.° Cada Colegio en particular celebrará solemnísimamente, en fecha arbitraria, la del año
cincuentenario. Precederá a la fiesta un Triduo
de preparación, y el día de ella habrá Comunión
general, Corte de María, Hora de adoración pre
dicada y Bendición con S. D. M. Serán invitadas
al acto personas piadosas, y se celebrarán Con
gresos locales, regionales o nacionales de Exalumnas.
SOLEMNE APERTURA
del Año Centenario de S. Francisco de Sales*
El 28 de diciembre del año que acaba de pasar
se celebró en el Oratorio de Turín el acto so
lemne de apertura del año centenario de nuestro
glorioso Patrón y Titular S. Francisco de Sales.
A las primeras horas de la mañana se halla
ban congregados en los patios del colegio todos
los alumnos de los otros residentes en Turín, a
saber; Alumnos del colegio de Misiones Extradijeras y de las Escuelas Normales equiparadas,
establecidas en Valsálice, del Colegio de S. Juan
Evangelista y del Martinetto,
A las 7 y media celebró la misa de Comunión
general el P. Rinaldi, para los colegios de V al
sálice, Martinetto y S. Juan Evangelista. A las
;) y media, con asistencia pontifical del limo.
Uons. Pinardi, Obispo Auxiliar de la diócesis,
ít celebró la Misa Solemne, cantada por el P. Fasci-í, Prefecto General de Estudios de la Congre
gación Salesiana. Ea escolanía, dirigida por el
Caballero Dogliani, S. S, ejecutó magistralmente
misa a 3 voces, de Mitterer.
A las 11,30, en el teatro del colegio se reunie
ron en fraternal ágape todos los alumnos de los
citados colegios, junto con los Superiores del
Cou-sejo, según disposición del P, Albera, el cual
pocos días antes de morir, tratando con el P, Riaaldi el asunto de las fiestas centenarias, mani
festó su deseo de ver reunidos en una misma
mesa a todos sus hijos residentes en Turín. «Es
niJ deseo, dijo, que iodos los niños de los colegios
iurincses se sienten en tal día a nuesia mesa. ¡La
csiación es tan ingrata!.., y después no estará de
yfiás fraternizar siquiera un día bajo el mismo
^ho que abrigó a Don Bosco y a Don Rúa, y junto
Santuario de nuestra Señora Auxiliadora. »
1a cordialidad y a la r ía invadieron el salón y
se apoderaron de los comensales, que podrán
contar esta distinción como una de las más hon
rosas de su vida.
Después del banquete visitaron las dependen^ de la casita santificada por la presencia
29
de Don Bosco y Don Rúa, y que encierra para
los Salesianos preciosidades de incalculables
valor, por tratarse de objetos usados por per
sonas de tanta veneración, como lo son el Fun
dador de nuestra'Sociedad y su primer Sucesor.
A las 2 de la tarde, el Rdo. Dr. D. José Ghibaudo. Director del Colegio salesiano de Verona,
dió una brillante conferencia en tres partes so
bre la vida y espíritu de S. Francisco de Sales,
amenizándola con proyecciones artísticas de
episodios más relevantes de la vida de nuestro
Santo. A continuación se desarrolló un film pre
cioso titulado: Niñez de Don Bosco, que íué estre
nado el día en que se cumplieron los 80 años
de los comienzos de nuestra Pía Sociedad.
A las 5,30 dió la bendición con S. D. M. el
limo. Mons. Pinardi, y a las 6 desfilaban del
Oratorio los niños de los colegios referidos con
el corazón rebosando emociones, y la memoria
gratos recuerdos de esta Casa Solariega, morada
de grandes hombres, foco de donde emanan
rayos de bienandanza, que han señalado a la
humanidad derroteros de felicidad, que nunca
hubiera acertado a descubrir. ¡Tal es el distintivo
de las obras de Dios!
En la Basílica de María Auxiliadora de
Turín se llevaron a cabo grandiosos festejos
durante los días 27, 28 y 29 de enero, para ce
lebrar la solemnidad de nuestro patrón y T i
tular. Precedió un triduo de preparación y
asistieron a las fiestas Obispos y Cardenales. ‘
E n el próximo número relataremos por ex
tenso dichos festejos.
E l 30 se celebraron en el mismo Santuario
solemnes funerales, en sufragio de los señores
Cooperadores difuntos.
SALIDA DE MISIONEROS.
El 23 de diciembre, a bordo del Kaisar 2 flind,
l)arti6 para la India la expedición de Misioneros
destinados al Assam. Abren la nueva Misión
diez individuos, cuatro de los cuales son españoles.Todos ellos tuvieron la fortuna de recibir de
Don Albera el último abrazo, el día de la emocio
nante despedida, verificada días antes de morir.
Esperamos poder relatar a nuestros lectores las
proezas que lleven a.cabo esos pocos valientes,
y abrigamos la seguridad de que su proíífica la
bor ha de mover a muchos a sacrificar el amor del
hogar y de la Patria en aras de otro amor más
sublime y heróico: el amor a las almas, el amor
a Cristo que las rescató a tan subido precio. Les
deseamos fecundo apostolado y nuevos compa
ñeros de trabajos apostólicos, que a no dudarlo,
no tardarán en seguir su ejemplo.
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—
Asam blea de Cooperadores Salesianos
El 23 del pasado octubre se celebró en Baracaldo, centro fabril de la provincia de Vizcaya,
una Asamblea de Cooperadores Salesianos, cuya
presidencia ocuparon los M. Rdos. Srs. D. José
Binclli y D. Marcelino Olachea, Inspectores de
las Provincias Céltica y Tarraconense, res
pectivamente; el M. Kdo. Dr. D. Ignacio Beláustegui, Cura pórroco de la localidad, el Rdo.
I)on Antonio Recaséns, director del Colegio
Salesiano de Santander, y el Rdo. Don Pedro
Olivazzo, director del Colegio de Baracaldo.
Llenaba el salón distinguido y numeroso público,
admirador y sostenedor de las Obras salesianas.
Después de invocar la protección de María
Auxiliadora soíjre todos los congregados, el Rdo.
P. Biuelli saludólos en nombre del Rvmo. Supe
rior General, el llorado P. Albera y de los demás
Superiores de la Congregación, expuso los pla
nes que de tiempo atrás viene acariciando, de
organizar asambleas numerosas y entusiastas
como las recientemente celebradas en la A r
gentina, Chile, Brasil y en otras naciones ameri
canas, y acabó agradeciendo la atención del
auditorio y liaciendo votos para que las Asam
bleas de Cooperadores fructifiquen en el terreno
de la práctica íomentando el culto de María A u
xiliadora, beneficiando a la juventud y a la ni
ñez menesterosa, y prestando ayuda a las ins
tituciones benéficas que en todo el mundo
tieiien implantadas los Salesianos.
A continuación habló el Rdo. P. Director de
las Escuelas, D. Pedro Olivazzo, exponieudo
la nobilísima misión del Cooperador Salesiano
y la necesidad de unir sus esfuerzos a los de éstos
y formar un solo corazón y un solo espíritu con
ellos, para trabajar unidos bajo la enseña del
Yen. Don Bosco, en beneficio de la juventud
menesterosa, líxpuso el estado pujante de las
escuelas, irecuentadas por 460 niños, y los pro
gresos hechos en la enseñanza, que fueron objeto
elogios y felicitaciones por parte del Exceleutísimo Ayuntamiento, y terminó manifestando
su pesar al ver tantos niños que vagau por las
calles, sin que se les pueda acogerán las escuelas
por falta de locales y de material escolar.
En seguida el Rdo. Sr. Inspector de la Pro
vincia Tarraconense y exahmmo del Colegio, se
levantó para desarrollar el tema que le había sido
encomeudado, referente a los
Oratorios Festivos,
Comienza dirigiendo un saludo a sus colegas
ios profesores de Baracaldo, que, como él, con
sagran su vida y energías a la enseñanza.
Expone después los peligros a que se halla
expuesta la juventud siempre, y de un modo
especial en los días festivos, por hallarse más
alejada de la vigilancia de sus padres, y la ne
cesidad de establecer centros de reunión donde
aleccionar a los jóvenes en el catecismo y alter
nar las obras de piedadad con otras de honesto
esparcimiento.
Clasifica despqés los muchachos que deben
responder a los fines para los cuales fué abierto
el Oratorio; y si bien no excluye de él a nadie
que cuente la edad reglamentaria para acudir a
dichos centros, con todo, fija de un modo espe
cial su atención en los muchachos de catorce a
quince, a quienes cohsidera el P. Olaechea como
el elemento adecuado, por así decirlo, de los Ora
torios, porque en esta edad se descubre a la
vista de los muchachos la perspectiva halaga
dora del mundo con todos sus incentivos al mal.
Propone después, para estimular la asistencia
al Oratorio, ajustar convenios con los maestros
de la localidad, y hacer valer su autoridad entre
los alumnos para encender en éstos el fuego del
entusiasmo y emplear, de común acuerdo con !.i
dirección del Oratorio, todos los medios posibles
de asistencia y perseverancia.
E l Sr. D. Ignacio Beláustegui propone una
medida de acuerdo sumamente acertada. — «Pa
ra llegar al fin que perseguimos, dice, para con
seguir que los niños de las escuelas públicas asis
tan al Oratorio, ya que se exige como condición
para ser admitido en éstos la asistencia a la misa
y a la catcquesis, como quiera que a muchos por
la distancia o por tener que asistir a la cataquesis dominical de la parroquia, no le es dado
asistir a dichos actos, opino que podrían com
binarse las horas con los señores Párrocos, y dar
facultad a éstos, para que, mediante una con
traseña se facilite el ingreso en el Oratorio, al
terminar las funciones parroquiales, a los niños
que asisten tanto por la mañana a misa, como
por la tarde a la doctrina. »
Pareció muy acertada a la Asamblea esta ob
servación, a la cual contestó con frases de anuen
cia el P. Director, y se le dió lugar entre las con
clusiones.
Volvió al asunto el P. Olaechea declarando
los medios de sostenimiento que deben em
plearse en los Oratorios festivos, si se quiere
infundirles vida y duración. Ellos se reducen a
diversiones de patio y de salón: o sea, variedad
de juegos al aire libre, sesiones de cine moral y
educativo, rifas mensuales, ferias por Reyes y
excursiones anuales con merienda.
Y como quiera que lo apuntado supone algo
más que decisión y buen deseo, se procedió al
nombranúento de una Ju nta de señoras encar
gadas de allegar recursos; 3'a que ellas, como
damas caritativas, penetran las necesidades ma
teriales y morales de los niños y saben reme
diarlas con ternura.
Propuestas a la Asamblea las personas que
podrían formar parte de la Junta, fueron acla
madas por unanimidad las siguientes distin
guidas señoras Cooperadoras:
Da. María de Gríjalvo, Da. Angeles Pinedo,
Da. Anastasia Esturo. Srta. Slaría Pérez, Da.
Hemienegilda Arregui y Da. Salomé Zugasti.
lil Rdo. Sr. Párroco propone que en vista de
la necesidad de ropa que la mayoría de los
niños sufre, organice la Junta un ropero, a
cuyo sostenimiento podría proveerse efectuando
todos los años una tómbola, y dedicando a este
fin benéfico los recaudado.
Se aprueba la propuesta y sé apunta entre
las conclusiones. tJn nuevo tema se propone a
la consideración de lá Asamblea: el de los
Exalumnos.
En ausencia del Presidente de la Asociación
D. Arturo Díaz, lee un discurso de éste el Secre
tario de la misma, Sr. Muñoz, presentando, acto
seguido, a la aprobación de la Asamblea las con
clusiones siguientes:
1°. Proponer a la Asamblea de Cooperadores
Salesianos que se interese, a fin de inscribir en
la Asociación de Exalunmos a todos los hijos
propios, o de parientes, amigos y Cooperadores,
que hayan frecuentado algún Colegio salesiano.
2'. Proporcionar al Centro medios de atracción
y de honesto recreo, como serían: juegos de damus, de ajedrez, etc. y libros para la bilblioteca,
los que tanto escasea.
j '. Desarrollar la educación moral y religiosa
de los asociados mediante conferencias religio
so sociales, a cargo de personas de reconocida
toni];i.tencia, y procurar la renovación de vida
cris'iiina por medio de Ejercicios Espirituales.
4\ Nombrar una Comisión encargada de ges
tionar lo resuelto, siempre Se acuerdo con la
Junta directiva de la Asociación.
Al :^er discutida la segunda conclusión, el P.
Binelli propone que los mismos exalumnos se
eT’car¿;'.:en de abastecer su biblioteca. Las mismas
chser', aciones se exponen con respecto al Centro,
«n la actualidad despro\risto hasta de los mue
bles imprescindibles: mesas, sillas, etc.
Por lo que hace a la tercera conclusión, es
deseo del P. Superior que tales conferencias se
dicten. Por de pronto las iniciaría el P. Olaechea,
a partir del jueves inmediato a la fecha de cele
bración de la Asamblea. Se acordó además que
dichas conferencias rexristan carácter científico
e instructivo. Se aprueba asimismo la propuesta
de Ejercidos Espirituales, cuyo comienzo se
verificará en la próximá cuaresma de IQ22.
A l ser discutida la cuarta conclusión referente
al nombramiento de Junta, la directiva de exaalumnos lo aprueba con agrado, y se une a ella
para luchar contra las dificultades que pudie
ran sobrevenir. En seguida se nombraron los
miembros de aquélla y son los que a continua
ción se inscriben:
D. José Mieza, D. Eloy Sagastagoistia, D. A r
turo Díaz, D. Jorge Pérez, y D. Eugenio Olavarrieta. Acto seguido, el 1^. Director propuso la
formación de una liga del fíicfí hablar, y tocó de
paso la necesidad de sostener la Buena Prensa.
Luego se coñienzó a tratar uno de los princi
pales asuntos que iriotivaron la Asamblea: el
relativo al culto de
María Auxiliadora.
Habíase encomendado el desarrollo del temaal
P. Recaséns, actual Director del Colegio Salesiano
de Santander. Habló de esta devoción salesiaua,
como hijo enamorado de la celestial Reina,
expuso medios para difundir tan saludable de
voción, y, poi último, pidió la cooperación de
todos, para recabar del Excelentísimo Ayunta
miento de Baracaldo que la plazuela contigua a
la iglesia lleve el nombre de nuestra celestial
Auxiliadora. El P. Olivazzo manifestó que en
breve se colocaría una imagen de María Auxi
liadora en la fachada de la iglesia, y que se daría
al acto el esplendor que se merece.
Propuso el P. Recaséns que a partir del mes
de mayo próximo venidero se celebre la novena
de María Auxiliadora en tres turnos: uno para
los Cooperadores y miembros de la Archieoíradía; otro, para los exalumnos y padres de los
niños que asisten al colegio, y el tercero, para
los obreros de Baracaldo; advirtiendo que no
serán privadas de asistir a qualquiera de los otro
dos turnos personas incluidas en uno de ellos.
Como remate de las fiestas de mayo, se ,pro
pone la celebración de una procesión en honor
de María Auxiliadora, y la consagración del pue
blo baracaldés a nuestra Señora en la Plaza de
los Fueros, aprovechando el paso de la proce
sión por dicho lugar.
Final de ¡a Asamblea.
E l celoso Párroco Don Igiiacio Beláustesui
se levantó al fin, y expresó la alegría y el con
suelo que le embargaban en aquellos momentos,
al \^r la animación que remaba en aquella
porción de feligreses dispuestos a trabajar por
—
3^
la causa de Cristo, por el engrandecimiento de
su Iglesia, por la regeneración de la sociedad,
al lado de los hijos del Ven. Don Bosco; y
veitíó sus afectos en frases tan sinceras y sen
tidas, que arrancó atronadores aplausos de toda
la concurrencia.
' Por último el P. Binelli dirigió palabras de
agradecimiento a la Asamblea, y frases de ani
mación para llevar a cabo lo propuesto allí, y
terminó dando vivas a María Auxiliadora, al
Ven. D. Bosco y a Baracaldo — aclamaciones
a las que respondieran los asambleístas con salvas
de aplausos. Como recuerdo de acto tan señalado,
se repartieron a cada uno de los asistentes un
ejemplar de la « Vida del Ven. D. Bascos, y otro
de la obrita titulada « Don Bosco decía así...*.
A las 5 y media de la tarde dejaban los con
gresistas el salón.
Pueron redactados y dirigidos tres telegramas:
uno al Padre Santo, otro al Prelado de la Dió
cesis, y el tercero al Revmo. Superior General.
---------------
PRENSA SALESIANA
A ¡os Cooperadores Sa¡esÍaaos de América,
líl P. Bernardo Gentilini está desarrollando
en Chile una campaña social valiéndose para
ello de una serie de obras católicas que se
propone publicar en colaboración con Don
Gabriel de la Paz.
Estas dos ilustres personalidades se han pro
puesto llenar la necesidad que en todas partes se
deja sentir de ilustrar y conducir por los caminos
de la virtud al pueblo católico, y especialmente a
la masa obrera de los tiempos que atravesamos.
Para ello ha iniciado una serie de publica
ciones bimestrales, con el título de Lecturas So
ciales y con el particular correspondiente al te
ma que se vaya tratando cada vez, tema, que
llenará de 70 a más de 100 páginas.
Todas las publicaciones se llevarán a cabo
bajo la dirección del erudito P. Gentilini, per
sona más que conocida, sobre todo en Amé
rica, por su labor en pro de la buena prensa.
Huelga decir que no se persiguen íines lucra
tivos en estas publicaciones, sino únicamente
propagar la verdad y sana doctrina, y remediar,
o cuando no, atajar el mal que tiene a nuestras
sociedades ya viejas y decadentes en caminos
de perdición, alejadas por completo de toda luz,
de la Duz vcrdatlera cun os rayos iluminan a toda
inteligencia que aparece en el mundo. Alumbrar
d camino de Dios y encender en los corazoires
el luego de amor a Kli he aquí el fin de didia
institución. No pueden ser más elcN-ados ni
más nobles los móviles que impulsan a los
—
fundadores de esta Biblioteca popular, y por
lo. mismo, ellos serán los mejores títulos,
acreedores a la cooperación más resuelta y
sostenida de todo buen católico pudiente.
He aquí tma lista de temas que muy en breve
comenzarán a ser tratados.
E l concepto cristiano de la propiedad. — Sus
deberes. — Los deberes del proletario. — La fami
lia y el divorcio. — La religión es la más grande
fuerza social. — Un feminismo cristiano. — El
sectarismo en la enseñanza y en la política. —
Los propagandistas laicos. — La prensa y la pa
labra. — La acción civilizadora de la Iglesia. —
Los peligros del cine. — ? Las modas y el lujo. —
E l protestantismo.
y además otros temas de índole moral, social
y apologética, según lo requieran las necesidades
y las exigencia de los tiempos.
Abrigamos la coiivinción más segura de que
nuestros beneméritos Cooperadores, siguiendo
las enseñanzas que nuestro Ven. Padre nos dejó
de favorecer la prensa católica, y aprovechando
el año centenario del Santo protector de la buena
prensa, se moverán a prestar apoyo a esta obra
caritativa y social.
A los padres de familia, para sus hijos; a los
profesores y rectores de centros de enseñanza,
para sus alumnos y dirigidos; a los señbres Curas,
para sus Centros; a las Instituciones sociales y
de propaganda, esta asociación católica les
ofrece con notables rebajas, la colección com
pleta de libros que lleva publicados. Los mismos
ofrecimientos ventajosos hace a los particulares,
siempre que los pedidos sean hechos por mo
tivos de propaganda, y no por fines lucrativos.
Boletlü ds sasciípcioDSS a las *' Leitoras Sociales
Acción de i ejemplar, pesos 5 al año— de 10
ejemplares, pesos 45 — de 20 ejemplares, p.
— de 100 ejemplares, p. 300.
Por 100 o 1,000 ejemplares de un solo número,
P* 55 y P- 500, respectivamente.
A los que suscriban previamente, se les con
cede notable descuento.
Por nn año, p. 10; más p. 6, si se desean lolibros eucuadeniados en tela.
N. B. — Una acción del « Apostolado de L
Prensa * (p. 100 cada una) da derecho a toda la
colección completa de los libros actualmente ea
circulación (unos 50 libros), y a ser considerado
miembro de la susodicha Institución con parti
cipación de bienes espirituales.
Diez acciones dan además dercho a todas las
publicaciones existentes y futuras del mismo
autor , y a ser considerado bienhechor insigne
del « Apostolado de la Prensa. »
Dirección: Apostolado de la Prensa, CasU'..^
— Delicias 2303. — Santiago de Chile.
CHINA
Una visita a Chi-Heng. - Los tiempos cam
bian y las dificultades crecen.
[Traducción de un informe del P . Versiglia).
Sin que nadie me acompañara regresé a Chi
Heng, donde según mis cálculos encontraría al
P. Guarona, y así fué.
C/ii Heng, sin novedad: un hermoso campo de
exploración. E l nombre de Tin Thue Tong (igle
sia católica), no es de los que se oyen mucho; pero
en fin, cuenta con una linda residencia; y si el
bneno del P. Lucas que la construyó y el intré
pido P. Peric que la amplió hubieran podido con
tinuar sus trabajos por algún tiempo, no les hu
biera sido ingrata aquella tierra.
Un día entero nos llevó la visita a la ciudad,
a todo escape, siquiera para que los moradores
advirtieran la presencia de dos misioneros ca
tólicos. Caminaba yo absorto por las calles pen
sando entre mí: — ¡Cómo cambian los tiempos!
Veinte años atrás, y aun escasos, debía el minonero aparecer entre estas gentes disfrazado y
n\Hr oculto, a trueque de perder la vida, si daba
«Dser conocido como extranjero. Para conseguir
íDtrar en estos pueblos era menester llegarse a
filos acurrucado en el último rincón de una barca,
y una vez en puerto, arroparse y cubrirse hasta
ias cejas, como persona enferma de gravedad.
Después, pagando caro el servicio, trasladarse
€0 hombros de un faquín, a casa de un amigo o
conocido, avisado con anticipación, o, donde esto
fuera posible, a alguna posada o casa parti
cular, que con la consiguiente aflojadura dd bolso,
quisiera admitir al extranjero sin denunciarlo
^ la autoridad. Después, cuando a fuerza de in
auditas dificultades lograba hacerse llegar algún
Mófito, ¡qué de fatigas para prepararlo y aten
dió! Sólo de noche le era dado al misionero
^^unirlos, y si alguna vez los congregaba a la
*U2del día, le era* preciso vigilar más que un
•^os, para no dar lugar a sospechas. E n una
palabra, se renovaban las escenas de los pri®ifivos cristianos en las catacumbas. H oy día
« tiempos han dado vuelta, y se puede ir y
con entera seguridad, y hasta, cuando se
w de pasar por libares desconocidos, se cuenta
con la de poder hallar hospidalidad siquiera
por una noche en qualquier familia, guardando,
por supuesto, las costumbres que entre ellos se
usan.
¿Se debe a esto quizá el haberse allanad*
hoy la labor del misionero? Materialmente, si;
pero, si se quiere profundizar en la disposición
de los ánimos, creemos que si bien es verdad que
se va perdiendo la repugnancia y odio al ex
tranjero, con todo, se va introduciendo en la mis
ma proporción una corriente asoladora de indifrerentismo, y aun diré de materialismo grosero
que los arrastra vivamente.
En Chi Hcng visitamos el Coung-Kuan o pa
lacio del municipio. Todas las ciudades de pri
mero, segundo y tercer orden lo tienen, y está
destinado a albergar a cuantos huéspedes ilus
tres se llegan a ellas, y , fuera de estos casos, a
centro de recreación para las autoridades loca
les. De ordinario se hallan construidos en sitio
ameno, en el campo, a las afueras de la ciudad;
suelen ser construcciones de estilo, hermosamente
decoradas, y con sobra de comodidades.
Un p oem ita chino del siglo X I antes de
J. C ., titu la d o ; “ A m o r a la sab id u ría
y anhelo por ella
Existe un pneniita chino que describe uno de
los susodiclios lugares de recreo. Su autor .es
Zzc-Miikonan, primer ministro del imperio bajo
la dinastía de los Song, hacia el fin del siglo X I
antes de J. C. Creemos que será leído con gusto;
en este supuesto nos atrevemos a ofrecer su tra
ducción literal.
«Traten unos de levantar palacios donde apo
sentar sus penas y trabajos; vayan otros por
esas plazas haciendo alarde de su vanidad; yo,
por el contrario, me he escocido mi soledad
donde entretener mis horas de ocio y conversar
con mis amigos. »
«Veinte maos de terreno bastaron a mis ambi
ciones. (i) E l centro de esta área lo ocupa un
salón vastísimo, en el cual mi mano ha juntado
cinco mil volúmenes, i>ara interrogar a la sabi
duría y conversar con la antigüedad. »
«Del lado del mediodía se alza un gran salón
de recreo sobre las aguas vertidas por un torren(i) El mao equivale a 760 metros cuadrados
; Xota del T.).
— 34 —
tillo, que ?e precipita desde la colina situada al
poniente. H,m abierto a qr.cUas un hondo lecho,
y, después de tenderse a lo ancho del llano, se
ramifican en cinco venas, como los cinco agudos
dientes de un leopardo, y en ellas nadan, se
zambullen, se persiguen, disgregan y toman a
juntar de todas partes, multitud de blanquísi
mos cisnes. A orillas de) primer brazo que se
precipita formando cascadas, se alza un peñasco
abrupto, cuya cima, áspera y empinada, como
la trompa de un elefante, sostiene en su punto
más alto una glorieta abierta a todos los vientos,
donde se respira el aire embalsamado .y fresco,
y se contempla el rojo destello de encendidos
rubíes con que la aurora corona al sol antes de
asomar por el oriente. »
i I'd segundo brazo se subdivide después de
breve trecho en dos canales que van serpean
do en torno a una galería circundada por doble
mirador, al cual sirven de baranda macizos de
rosales y de granados. »
• ICl brazo que se desliza hacia el occidente se
replega en arco hacia el norte de un pórtico, so
litario en uñ isU.te a fl ir de las aguas remansa
das que descansan blandemente sobre un lecho
de arenas, cuyas orillas se hallan sembradas de
conchas y caracol menudo, de lindas pedrezuelas
que ostentan los más vistosos y variados colo
res. Una parte de él se ve poblado de árboles
que nunca se despojan de su x’erde follaje, y otra,
sembrada de cabañas de paja y de bambti, como
las que construyen los pescadores. ^
« Í.OS otros dos brazos, a trechos tienden a jun
tarse, y a trechos se alejan mutuamente a lo
largo de una pradera esmaltada de flores, pres
tándole de continuo frescura y verdor. Hn alcunos puntos el río crece y vierte su licor, forman
do espejos entre la hierba abundante tierna y
fresca. Abandonan luego el llano üe la pradera,
y se despeñan por cauces estrcdios y pendien
tes, yendo a estrellar sus aguas contra un lal;erinto de peñascos, que le impiden el paso, en
tre rugidos de protesta y penachos de blanca y
abumlante espuma, la cual se recoge en ondas
de plata, que huyen resbalando siempre por el
cauce tortuoso y estrecho que las aprisiona. Al
norte del gran Sillón hay esparcidas en desor
den muchas glorietas; unas a horcajadas subre
un montecillo; en el llano otras; arrebujadas
otras en la ladera de una colina; otras más
escondidas, asomando apenas su techumbre por
encima de los bordes de una hondonada: todas
ellas, a la sombra de bosquecillos poblados de
es|>eso bambú, donde el rayo del sol se ve en
aprietos para penetrar, y surcados por una red
de senderos regados de finísima arena. »
« Por la parte de oriente se hace una pequeña
Hauura partida en porciones cuadradas, y o\*a
ladas, a las cuales defiénde de los aquilones un
bosque de espesos y añosos cedros. Todo este
li gar se halla cubiertos de plantas odoríferas
y hierbas medicinales, de mil variedades de
flores y de preciosos arbustos. »
« La primavera tiene perpetuo asiento en este
jardín de delicias. A todo ello sir\'e de marco
una selva inmensa perdida en el horizonte, toda
ella de granados, naranjos y limoneros, cargados
continuamente de flor y de sazonados frutos.
Hn el centro hay un quiosco hecho de enreda
deras, al que se llega por una rampa suave y
casi insensible que lo rodea muchas veces en
forma de caracol. Los bordes de la rampa están
tapizados de verde césped, que en diversas por
ciones del camino se alzan formando asientos,
que invitan al que sube a descansar y admirar
en torno suyo aquel cuadro de magnificencias.
Hacia occidente, un precioso paseo de sauces
llorones lleva a orillas de un claro arroyuelo
que se despeña de una alta roca, cubierta de
hiedra y poblada de hierbas selváticas de ca
prichosos matices. »
<í Los bordes del lago están delineados por una
valla de rocas puntiagudas y bizarramente agru
padas, que surgen del suelo a modo de anfiteatro
hosco y salvaje; al-pie de é.ste se abre una gruta
muy honda que se va ensanchando poco a poco
hasta adquirir proporciones de un salón irre
gular, aboveado en forma de cúpula; y el en cual
penetra la luz por una larga brecha abierta en
aqué.la. Este escondite es un refugio contra
los calores de la canícula. »
«Piedras colocadas al desgaire por acá y por
allá y algunos toscos relieves de la paredes sir
ven de asientos. Una luentecilla vierte de un
lado SJ chorro de cristal en la concavidad de una
piedra, y, después de haberla llenado, se derrama
en chorrillos sobre el suelo, y toda ella va a jun
tarse en un patín que sirve de baño. Recógese
el agua bajo una galería que se interna en la roca,
y forma enseguida un recodo que oculta a las
miradas de los curiosos al que se baña. De aqm
se desagua el patín en una balsa, a los pies de
la gruta. *
« K1 único camino para bajar a aqv élla es un
sendero estrecho entre rocas informes y capricho
samente amontonadas, que forman el lecho de
las aguas del festanque. En el fondo una mul
titud de conejos ditunde entre los inunierables
l>eces el mismo pánico que” causaron en ellos
las pisadas del que se acerca. jOh, q té deh
ciosa soledad! En esta superficie vastísima de
agua sembrada de islotes cubiertos de bambú,
tienen su habitación millares de pájaros de toda
especie y tamaño. Fácilmente se pasa de uno
a otro islote con solo poner el pie sobre enor
mes piedras que asoman a flor de agua, o me
diante puentecitos de piedra o de madera, en
arco unos; en zigzag otros, éstos derechos, de
diferentes formas aqve.los, segiin el espacio que
deben salvar. Cuando el nenúfar que puebla el
estanque se halla en flor, parece todo él reve
stido de púrpura, como el mar del mediodía a
la llegada del sol. »
I Precisa desandar lo andado para salir de esta
soledad y subir la cadena de rocas que coronan
eilago. Se sube sobre esta serie de mojones me
diante una escalera estrecha y rápida labrada
a buril en la roca viva, que aun muestra las hue
llas del acerado diente. El kiosco con que tropezáisal ñu de la ascensión no ofrece nada de parparticular; sin embargo, lo hace ameno la vista de
una inmensa llanura donde serpea el gran río
que se desliza entre caseríos y arrozales, reci
biendo al mismo tiempo en el blando regazo de
sus aguas un sinnúmero de barquillas. La vista
de numerosos viajeros que pasan por. el camino,
llena de vida el paisaje encantador. Las mon
tañas de azul, marco sólido y vistoso en el que
encuadra el paisaje, ofrecen descanso a la vista,
V la recrean. »
I Cuando me rinde la fatiga tras horas y horas
de escribir, abandono mis miembros en el seno
de una barquilla, en gobernar la cual hallo plac r, y, surcando las aguas, voy a recrearme a mi
jirdín. Otras, veces, aiiijo la ] ica a la isla de la
pesca, y, protegiendo mi cabeza de los rayos del
sol con un sombrero de paja de anchas alas,
divierto mis ocios en dar de comer a los peces
que se agrupan en las iinipLimas aguas, y estudio
nuestras pasiones en sus engañosas apariencias. »
«Otras veces, con la aljaba al hombro y el arco
en la mano, trepo por las rocas y me paro en ace
cho de mis tímidos conejos, a muchos de los ena
ltó atravieso con mis agudas fledias a la entn d.i
desús madrigueras. Más a\isados que yo, me co
nocen luego, y, en advirtieiido mi paso, se escon
den y no vuelven a salir hasta que yo me ausento.
«En mis paseos j or entre los cuadros del jar
dín arranco plantas medicinales y me las guardo.
Si me gusta una flor, la corto y recreo mi olfato
cou su perfume. Si otra sutie los ardores del sol,
' riego, y las que están a su lado sacan también
¡artiu-'. ¡Cuántas veces una fruta me devuelve
d apetito que me habían quitado un sin fin de
•nanjares de mil maneras guisados! Mis gra
badas y mis melocotones no son precisamente
•cs íTsey >res por haberlos cogidos mi mano; como
'l'aiera que ello sea, los hallo sabrosos al palay mis amigos se consideran muy bon
icos c.:da vez que yo los obsequio con ellos.
Tengo ante mi \nsta un bambú joven, al qual
quiero dejar crecer; lo podo, lo enderezo y lo en®elazo con las ramas de los otros para que no
estorbe el paso. Las orillas del agua, la espesura
■ del bosque, la punta de una roca, todo me ofrece
asiento, cuando quiero sentarme. Entro en un
kiosco a contemplar la cigüeña, entretenida en
la pesca de peces; y una vez allí, me olvido del
motivo de mi entrada; echo mano al kin (instru
mento a manera de violín), y provoco con mi mú
sica a los pajarillos que revolotean por aquellos
alrededores.
« Los últimos rayos del sol se van apagnando,
dejándome envuelto en la vaga luz del crepús
culo y sumido en contemplar las tiernas in
quietudes de ima golondrina que se desvive por
sus pequeñuelos, y el acecho de un halcón gi
rando en torno a su presa. La luna alza su pla
teado disco sobre el horizonte, y yo allí, todavía
sentado. Esto constit.-.ye para mi e.spíritu un
nuevo placer. El dulce murmullo de las aguas,
el suave ruido de las hojas agitadas por el
viento, la belleza del firmamento; todo me sumer
ge en arrobadora visión. La naturaleza entera
habla a mi espíritu, y yo la escucho fuera de mí.
La noche llega ya a la mitad de su carrera, y aun
no he pisado el umbral de mi casa. »
« Mis amigos vienen con frecuencia a interrum
pir mi soledad, a leerme sus escritos, a escuchar
los míos y a participar de mi entretenimientos
y diversicres. El vino alegra nuestras frugales
refecciones; la filosofía las sazona, y mientas la
gente corteí^ana va en pos de la voluptuosidad,
acaricia en su corazón la calumnia y forja las
armas de la traición y de la insidia, nosotros in
vocamos a la sabiduría y le ofrecemos nuestros
corazone.^.»
«Mis ojos se van de continuo tra.s ella: pero,
¡desgraciado de mí! sus rayos no me alcanzan sino
a través de mil capas de espesa niebla. ¡Oh, si
lograra verlas dispersas siquiera un dfal ¡Aunque
fuera a costa de sulrir las íiiclenjenoias de una
tempestad violenta! »
«Mi jardín será siempre para mí el templo de la
paz. ¿Pero, qi é estoy diciendo? Soy padre, soy es
poso, ciudadano y literato, y por dichos concep
tos me ligan mil deberes. Mi vida no es para mí.
¡Adiós, jardín adorado, adiós! La voz de la sam*re
y de la patria me llaman a la ciudad. Guarda tú
hasta mi retorno todos tus encantos y delicias,
para disipar otia vez de nuevo muy presto, mis
penas y robustecer mi virtud continuamente in
sidiada! »
Aquí termina el clásico poeta chino,
íQ ié grandeza de alma! ¡Qué delicadeza de
sentimientos! ¡Qué pasión tan acendrada por la
naturaleza! De él se podría decir: Non longe esl
a regno coeloruni.
Si un rayo de luz del Verbo hubiese podido
llegar a aquel corazón tan sediento de la sa
biduría, ¡ qué temple tan fino de cristiano el su
yo! y tai vez, Iqué corazón de Apóstol!
f
— 36 —
E l p a la cio m un icipal de C h i H eng — P a i
sa je p in to resco .
l'U Coung-Kuan de Chi Heng dista mucho de
írccer las comodidades descritas por la clásica
pluma de Zzc Ma-Kounng, y menos hoy, por ha
llarle convertido en cuartel y sitio de descanso
para soldados. Cornserva, sin embargo, restos
soberbios de su antigua belleza, tanto en la cons
trucción, como en la decoración.
Se conservan en el piso resefvado a la nobleza
algunas salas en buen estado( destinadas enton
ces a habitaciones privadas), dispuestas con no
escaso gusto arquitectónico, y sumamente frescas
en las calurosas tardes de verano.
IJcvan al gran salón que debía de ser entonces
biblioteca, dos escaleras de mármol rojo con^
truídas paralelamente la una a la otia y sepa
radas ambas por un bajorelieve, también de
mármol rojo, que representa los tres dragones
entrelazados, blasón de los emperadores. Kilo
indicaba que el edificio se consideraba como
imperial. Y en efecto, el emperador lo habitaba
cuando pasaba por aquellos lugares, y lo ponía
a disposición de cuantos huéspedes ilustres tran
sitaban por allí.
Dicho blasón está colocado de manera que
forma un plano ligeramente inclinado en todo
el recorrido de las dos escaleras. Al verlo viene
natural el deseo de pasar por encima con objeto
de subir más cómodamente. E n otros tiempos hu
biera sido esto un delito de lesa majestad, penado
sin duda con la muerte del que tal hiciera. Hoy
día pasan por encima no sólo los muchaclios que
llevan la grey al pasto, sino hasta las vacas y los
búlalos, sin que nadie pare la atención en ello.
i ’artimos al día siguiente de Chi ¡Ung, y nos
encaminamos a Fong 7 vng, residencia actual
del P. Dalmasso. La primera mitad de la jor
nada, monótona en extremo, la hidmos en litera,
siempre por entre arrozales y sin salir de ellos. La
segunda, por el contrario, encantadora: siempre
a la vera de un torrente que se abre paso en me
dio de las rocas y seijK'a por entre montanas
casi unidas por sus bases. A veces se i)ierde entre
las íauces de un oscuro barranco cubierto de
espeso matorral y de arbolado que lo ocultan a
la \ ista, i)cro acusa su presencia el rumor sordo
y continuo de las aguas que se deslizan bajo el
verde taj ete. K1 fragor se hace menos bronco,
en aquellos sitios en que, cansíxdo de la oscuri
dad. sale a ver la luz dcl sol, echándose desde
lo alto de xm peñasco y formando cascadas en
cada ménsula de piedra tosca que recibe sus
blancas espumas; hasta que, una vez desdeñado
se tiende a la larga formando espejos de agua
tra.^parenle y cristalina.
Lixs montañas, ora de una banda, ora de la
opuesta, ofrecen a la vista macizos rocosos cor
tados a pico.o inmensos bosques de altísimos
pinos, tan espesos que cierran por completo el
paso a la luz y al aire; no raras veces se descu
bren bosques de bambúes corrientes, altísimosy extraordinariamente gruesos (los he visto de
unos 20 centímetros de diámetro, por 15 y másde altura), o tambiém filiformes, muy estimadoscorno plantas de jardín.
H ay sitios en que las montañas se truecan
en colinas de mórbida alfombra, tejida de fresca,
tierna y aromática hierba. Pero todo esto no
pasa de ser un conjunto de bellezas inanimadas,
pues no se ven allí manadas de vacas, ni reba
ños de ovejas ni de cabras, como los que que pue
blan los montes cercanos a los Alpes. Pequeñas
llanuras escalonadas rompen de cuando en cuan
do la cadena de montañas, y muestran la fecun
didad de su seno en hermosos mechones de
arroz y tiernos tallos de otros cereales que
asoman a la superficie. E l matiz de colores de
aquella lujuriante vegetación pasa insensible
mente por una gradación variada en extremo:
desde el verde aterciopelado lindante con el azul
más subido y puro, hasta el más claro y cercano
al amarillo; y desde el crema de la flor de acacia,
hasta el rojo vivo de la glicina arborescente.
En determinados puntos el sendero tallado en
tre dos rocas se estrecha de manera que sólo
permite el paso a una persona; y al salir de aque
llas angosturas se ofrece de golpe a la vista, co
mo en un cuadro, cuanto grande e imponente
la ha recreado por espacio de ocho horas de
camino. Lejos, muy lejos, la llanurade Chi Heng:
en el centro, la inmensa y fértilísima meseta de
Lo Pu\ tocando a nosotros, la cadena de montes
escalonados que van reduciendo gradualmente
su elevación, a medida que se acercan al río, ft
aquella riquísima arteria, en cuyo seno vierten
su linfa otros muchos de inferior categoría, pars
aumentar todos juntos el caudal de licor vivifi
cante que arrastra otra más caudalosa arteria
el Nam Tting.
Si bien la subida duró cinco horas largas, con
todo y ser ésta una de tantas veces que recorro
el mismo trayecto, revistió, sin embargo, loí
núsmos encantos y tuvo para mí idénticos atrac
tivos a los que revistió la vez primera; y así, sin
darme cuenta, y sin pizca de cansancio nos hal
lamos a punto de atravesar la llamada puerta
del lugar: un estrecho pasadizo por entre d»
rocas formadas una por la montaña cortada a
pico, y la otra, por un peñasco enorme despren
dido y al borde de un precipicio que se abre a sos
pies, y tan arrimado a la montaña, que sólo deja
Ubre el fementido camino y a mencionado.
Un paso más, y hemos pasado la puerta. jQoé
hermoso valle se ofrece de repente a nuestra
contemplación Estamos en el valle de Fong Ton.
A cinco minutos de regular andar se llega al
puente que salva el torrente, fiel compañero que
ha seguido a nuestro lado todo el camino, du
rante la subida. El puente, es de madera y con
tejado; y a fe que sería un magnífico sitio para
tomar el fresco si el continuo pasar de búfalos
y de otras bestias no lo redujeran a un estado
de completo desaseo. Una hora antes se supo
nuestra llegada en el pueblo, por lo que muchos
cristianos, con el P. Dalmasso a la cabeza, sa
lieron a recibimos a las afueras; y asi, en medio
de las más expresivas señales de regocijo, ame
nizando el camino con disparos de cohetes,
nos acompañaron hasta la iglesia. ¡Qué dolo
roso contraste formaba la alegría de aquellos
cristianos con el desgarrador espectáculo de lu
gar, que aun mostraba recientes las huellas del
cruel infortunio sufrido pocos meses antes!
Las pocas casas recién levantadas de nuevo,
se veían techadas con cortezas de árboles; las
demás, a medio derribar, asomando por lo des
cubierto las vigas medio carbonizadas, y mos
trando en su derredor la desolación más e.spantosa. ¿Qué habría sucedido? Una cuadrilla de
desalmados piratas, un puñado de perdidos, no
contentos con despojar inicuamente a estos
infelices, de todo cuanto tenían, pegaron por
remate fuego a las viviendas, dejándolas por
completo arrasadas.
Y aquí cedo la pluma a nuestro hermano
misionero, a la sazón residente en eí5te lugar, a
mi querido P. Guarona, que me escribía a raíz de
los referidos sucesos, como sigue: « Esta desventurada misión, que hasta hace
un año era la más tranquila y sosegada del
Kuor.g Tuung, ha venido a convertirse en cen
tro de las más crueles guerras y violentas pira
terías, a juzgar por la parte de desventuras que
nos ha tocado a nosotros. »
«El año pasado la ciudad de NamFung, arra
sada casi enteramente por las llamas a que la
había reducido la saña feroz y vengativa de las
tropas del uorte, envolvía en la ruina y en la mi
seria a nuestra próspera cristiandad de L i Hiu
Kioa. >
«Los cristianos sufridores de dichas vilencias
se hallan aún sin techo que los cobije, e imploran
de continuo el socorro del misionero, a quien ha
alcanzado también la desgracia de manera, que
Qo le queda ladrillo en pie ni de su casa ni de la
capilla, ni puede contar con nada de cuanto
en ellas había. »
«Este año, por desgracia, entra mi distrito
en la rueda de las desdichas. Y a hacía algunos
meses que nna cuadrilla de salteadores se lan
zaban sobre varias localidades, sembrando por
doquier el saqueo, la ruina y la muerte. E l 23
de junio de iq ío descargó el nublado sobre
nuestros cristianos de Fohg Tong. Le escribo con
I0.S ojos arrasados en lágrimas, y desgarrado el
corazón por los continuos lamentos e incesantes
súplicas de nuestras queridos cristianos que
linicamente de nosotros esperan algún remedio
para sus miserias. No ignora V^. que es ésta la
principal cristiandad de mi distrito. Más de
quinientos cristianos vivían dispersos por esos
montes de Dios, sin otro patrimonio que la
pobreza y el trabajo. Su fe sencilla y arraigada
lio permitía que los paganas se establecieran
con residencia fija en medio de ellos, por temor
a influjos perniciosos. Unidos al misionero con
los lazos más sinceros de confianza y de afecto
formaban juntos un pequeño reino de felicidad
y de ventura. Hoy todo ello es un montón de
escombros y cenizas. Los corsarios realizaron
el ataque en pleno mediodía; la voz de alarma
sembró el espanto en la tranquila población
hacia las diez de la mañana. Fué algo así como
un rayo que se desgarra del seno del firmamento
en día sin nubes; a este grito de alarma hicieron,
coro otros de confusión y de terror. Las muje
res, los niños y los ancianos abandonaron sus ho
gares, y fueron a esconderse entre la espesura del
bosque, mientras los hombres más valerosos y
arriesgados ensayaban la organización de una
defensa para disputar al enemigo aun a costa de
sangre hasta el último mendrugo de pan que
pudiera quedar en sus viviendas. A poco, aque
lla horda salvaje se echó sobre el poblado; los
cristianos se defendían con arrojo; aquellos
bandidos ganaban terreno y so.stuvieron por
más de una hora encarnizada lucha, al mismo
tiempo que sus manos se daban prisa a coger
cuanto hallaban al paso. Los cristianos, adviiliendo la superioridad del número y de las
armas enemigas y la inutilidad de sus esfuerzos
para sostenerse, abandonaron el campo y se
dieron a correr por los montes, hasta hallar un
escondrijo donde guarecerse de las iras enemi
gas. La defensa c-ostó la sangre de dos valientes,
que cayeron víctimas de profundas heridas. »
« Los vencedores, cuyo furor había subido de
punto al chocar con la muralla de aquellos va
lientes cristianos, lanzáronse ciegos de furor, una
vez rota aquella, sobre el lugar, sin perdonar
nada de cuanto pudiera ser objeto de sus iras;
y así, echaron a tierra tedas las puertas que
quedaban en pie e hicieron saltar cuantas cerra
duras les estorbaban la entrada: en una palabra,
no quedó cosa en el pueblo que pudiera con
ceptuarse de algún valor. Pusieron a buen re
caudo el botín, y, una vez reunida la cuadrilla,
pegaron fuego a todas las casas, y mientras las
llamas, <x>mo complemento de labor tan nefanda,
envolvían al pueblo con siis rojas lenguas, los
—
criminales se retiraban en filas compactas
hacia las montañas.
Coniunicósenje la triste nueva mientras me
bailaba visitando otra comunidad de cristianos,
a pocas horas de camino, e inmediatamente me
puse en él; a poco de andar, llegué al pueblo;
pero sóIq para poder apreciar de cerca la ruina y
destrucción que lloraba mi desventurada cris
tiandad.
«l(Jué cuadro tan desgarrador! Todos aquellos
desventurados se apiñaban en torno a mi per
sona, de manera que todo aquel grupo era so
llozos, suspiros, llantos, lamentos, voces de do
lor y de súplica que se dirigían a mí, como si yo
solo bastara a renicdiailas. ¡Ub, qué pequeño y
qi.é dcljil me sentí en medio de aqutl mar de
aug\istias y urgentes necesidades en un momen
to cicadas! Allí no se oía otra cosa que este la
mento: ♦ Padre, moriremos de hambre y de mi
seria; nada nos queda, ni siqiicra un puñado
de arroz, ni una manta con que abrigarnos, ni
una pobre estera en que reposar nuestros miem
bros, ni una prenda de ve.stir para cambiarnos,
ni un lecho bajo el cual cobijarnos de las incle
mencias de la intemperie. ¡Nos lo han robado
lodo! ¡Todo nos lo han abrasadol »
« Inmediatamente me puse a recorrer el
pueblo con algunos de ellos, y pude echar de ver
que, en efecto, el fuego a mús que a destruir los
tejados había extendido su virtud, porque había
asimismo de tal modo hecho presa en las paredes,
que no se hallaría medio de hacerlas servir.»
«De algunos montones de ruinas se alzaban
todavía llamas de fuego y columnas de humo
espeso y nauseabundo, que daban inüicios de
animales seimllados que aun se hallaban bajo
el donñnio del fuego; y así era en electo, pues
en él se habían consumido los búlalos, puercos
y pollos, animales que constituían la principal
riqueza de estas pobres geutés. »
«¡De cuantas desventuias fui testigol Uno^
estaban inmóviles, como de piedra, contemplan
do las ruinas de su casita; otros excavaban en
un montón de ladrillos para encontrar objetos
que hubiera podido peí donar el fuego; pero lo
que colmó la medida de la indignación hacia
los autores de tan nefando crimen luó un nueve
cuadio desgarrador que se ofreció a mis ojos.
Niño y nina revolvían, traspasados de dolor,
las ruinas de su casa, y tan embebidos se halla
ban en la tarca, que no ecliaron de ver la tinba
de gente que se apiñaba en tom o de ellos.»
« — ¿Qué buscáis, pobrccitos? les pregunté.
Como si despertaran de un profundo letargo
ii^üeron la cabecita en cuyo rostro se pintaba
el espanto, y respondieron con acento acongo
jado y volviendo otra vez a la tarea: ¡Ibiscamos
a nuestra abuelital ¡Oh, pobre abuelital
—
— Pero ¿no huyó con vosotros?
— No, no, está aquí... Y al decir esto rom
pieron a llorar. Comprendí entonces la realidad
del caso. T^a pobre anciana se hallaba postrada
en cama desde hacía días, y, no habiendo podido
huir a la llegada de los piratas, allí pereció vícti
ma de las llamas. Todos nos apresuramos a ayu
dar a aquellas desventuradas criaturas, pero
nuestra labor no llegó a más qne a dar con unos
pocos huesos medio calcinados. »
«Vinieron conmigo los dos pobres niños a la
residencia; entregué la muchacha a la catequista,
y quedóse conmigo el chico. Solos en el mundo,
lio tienen más padres- que el misionero y el
alma caritativa que quiera encargarse de ellos.
Pregúnteles por qi é habían huido abandonando
a su abuelita; a lo que me respondieron ejue se
la querían llevar consigo, pero que se había
negado en absoluto diciendo. — « Y o soy
vieja, y los piratas me dejarán en paz. Por otra
parte si vosotros retardáis la huida, corréis pe
ligro de ser alcanzados. Andad con Dios, hijos
míos, y que E l os bendiga y os proteja. Y la
abandonaron de mal grado, hechos un mar de
lágrimas, sin contar con la acción inexorable del
fuego. >)
« En la actualidad mi residencia, intacta ea su
mayor parte, se ha convertido en albergue de
estos pobrecitos. I.a casa de la catequista y la
capilla se hallan ocupadas totalmente por mu
jeres y niños. También a mí me llevaion hasta
el último ochavo de lo poco que tenía y cuantas
cosas de valor había en la residencia. No alcan
zando a otra cosa, pedí prestado un poco de di
nero a unos amigos míos residentes en el mercado
más próximo: así se logró afrontar las primeras
neccsidadc.í, y aquí me tiene V. diiigicndo los pri
meros trabajos de alojamiento. Pero ¿qué podré
hacer yo? Se trata de socorrer a un centenar de
familias sin otro techo que la bóveda celeste.
Pedí también auxilio a la autoridad, pero si se
deciden a socorrernos, ¿cuándo será ello? Vea
si puede V. darnos una mano; mándenos pronto
cuanto al presente haya V. disponible, en tanto
que nos obtenga generosos socorros de nuestros
bienhechores. Si sus auxilios no llegan a tiempo,
me temo majores desvei.turas; porque en la im
posibilidad de conservar agrupados a estos po
bres en un reducto tan estrecho y por largo
tiempo, se verán ellos mismos precisados a dis
persarse y a mezclarse entre los paganos con
gran riesgo de la fe; y así, quizá tengamos que
llorar la destrucción de una cristiandad que
cuenta mas de dos siglos de existencia *- Aquí
tenniiia la relación del P. Dalmasso.
Indigna el decirlo: las autoridades se lo echa
ron todo a la espalda, y, lo que es peor, ami
conociendo con toda precisión el uuuiero y los
1
— ag
nombres de los culpables, se contentaron con
obligarles a satisfacer una mez^juina indemni
zación por los perjuicios inferidos al misionero.
Caridad del m isio n ero y firm eza de una
neófita “ C órtam e el cuello, antes que
darme por e sp o sa a un p agano
El misionero, por el contrario, realizó prodigios
de caridad para socorrer a los cristianos. Por dos
meses largos se vió la casa del misionero conver
tida en albergue de los más desventurados. J untó
provisiones de arroz, vestidos y mantas para
abastecer a cuantos lo habían menester, y no
perdonó viajes ni incomodidades para allegar
recursos, cediendo en beneficio de aquellos
hasta el puñado de inoneda§ cx^n que le habían
indemnizado las autoridades cliinas. Y mientras
atendía a las reparaciones materiales, no dejaba
de remediar con mayor solicitud los estragos
morales, aprovechando todas las ocassiones
para hacer entrar en buen sendero a algunos
descaminados que daban qué decir con su con
ducta, y para promover la frecuencia de Sacra
mentos y de la oración; y como no hay mal
que por bien no venga, sucedió que todo el
perjuicio material se trocó en Uu\-ia de gracias
espirituales para toda aquella cristiandad.
Con todo, el golpe fué tremendo y tardará
en reponerse esta pobre gente.
Amadísimo Padre, permítame que insista en
la demanda de socorros.
*
* *
La residencia de Tong Fottg sería una hermosa
estación de temporada, si no escasearan tanto
las comunicaciones'. Se halla en el centro de un
anfiteatro de colinas y montañas que ostentan
sus faldas cuLLrtas de florestas y bosques po
blados de animales, sitios a propósito para los
apasionados por la caza; un torrente forma en
varios lugares senos dilatados de profundas
aguas, criaderos de peces todos ellos, donde
pudiera dar pábulo a sus aficiones el que las
tunera por la pesca; a cada paso se ven brotar
del suelo surtidores de aguas frías, las haj" tam
bién minerales; el aire es balsámico y fresco aún
en verano.
La cristiandad remonta su origin a tiempos
Irjanos. Toda ella desciende de tm solo tronco,
de apellido Ho; gente montañesa, de fe ruda,
pero sólida, difícil de conx'encer, pero que una
vez persuadida de algo que debe hacer u omitir,
primero se dejaría hacer pedazos que faltar a sus
‘••cencías.
Me contaba el P. Guarona que por a<iucllos
n.ismos días andaba metido en la ta:ea de
poner un matrimonio, que por mucho'tiempo
traía peqdejas a dos familias. Una nuchacha de
quince años, contra toda ley cristiana, había
sido prometida en esponsales a un pagano de
oiro pueblo. La niña, ignorante de las leyes
eclesiói^ticas había prestado consentimiento;
pero al tiempo de prepararse a la Confirmación,
en una de las reuniones catequísticas alcanzó
a descubrir el peligro que corría su íe, y vaciló
en llevar a Cübo el cóiitiato malrimoni il. Re
cibido el Sacrainei.to, y robustecida su íe con
la virtud de la gracia concedida en él, se presenta
con í.ire resuelto a su padre y le di..e que se
desentiem’e del compromiso contraído.
— Pero, has prestado ya el consentimiento,
responde el Padre. ¿Ahora salimos con esas?
¿Así se cumple la palabra empeñada? H mos
\ a recibido los pieseiites que hacen iiidisi hible
el contrato.
— i A h ! sí, yo consentí, es cierto; pero sin
cenciencia de mis deberes. Ahora que los co
nozco, oye bien lo que voy a decir, (y al mismo
tiempo, con firmeza y resolución impropias de
sil edad): ¡Córtame el cuello, le dijo, «mátame;
pero yo no seré jamás esposa de un paganol
La cuestión se agitó por mucho tiempo; las
dos familias pusieron en juego cuántas tenta
tivas se les ofrecían ya para inducir al preten
diente a cesar en su5 pretensiones, 3'a para torcer
la Noluntad de la niña; pero las dos partes se
aferraron a lo suyo, y nadie cedía un dedo de
terreno, hasta que el novio, cuya estimación a
la niña había subido de punto y arraigado más
iuerlemente, se echó por el lado mejor, deci
diendo hacerse cristiano. Hace ya. cinco .meses
que estudia la doctrina, y, aunque tiene que hacer
cuatro horas de camino para venir a la misión,
asúste con frecuencia los domingos a las fun
ciones, y se esi)era bautizarlo en breve y luego
casarlos como Dios manda.
j Lástima que todos estos valientes mon
tañeses no enderecen su tesón por los rectos
cauces de la verdad en lugar de preci¡)ilarlo por
los torcidos y pendientes de la venganza!
Después de dos dias de deliciosa ijermanencia
en aquellas ¡/intorescas alturas de Fong Tong,
descendí de ellas con el P. (5uarona, dejando al
P. Dalniasso sumergido en aijuel mar de be
llezas naturales, tan en consonancia con su
temple de artista, y ocupado en desbastar con su
celo las almas rudas de aquellos hombres moutaraccs.
Coniinuará'.
^ L v is V ersiclia , Obispo TU. de Carisío
Vicario Ap. d¿ Shiu Chow,
F
— 41 —
Funerales de Trigésima
Los funerales celebrados el i.®de diciembre, en abra de par en par las puertas del goce eterno, ba
sufragio del alma de nuestro venerado Superior ñemos con dulces lágrimas su mano siempre abierta
General Don Pablo Albera q. e. d., fueron una para beneficiar y bendecir. Sea, pues, este acto ho
nueva demostración de simpatía y aprecio a la menaje de admiración a su virtud y de reconocida
Obra Salesiana y a sus Superiores. •
gratitud a las mercedes que de él hemos recibido.*
La Basílica severamente colgada con paños fú
Un gesto de admiración dominó en el auditorio
nebres, se veía materialmente llena de amigos y
mientras fue siguiendo pasa a paso el relato de la,
bienhechores de nuestra Obra. En el centro del \rida virtuosísima del P. Albera, desde su niñez
templo, entre multitud de hachones y velas, se hasta su elección. Como un sentimiento de gratitud
alzaba mi modesto túmulo, sobre el cual se veían fué la síntesis concentrada y rápida que hizo de
las insignias sacerdotales. A mi lado del catafalco las obras de caridad y beneficencia llevadas a tér
se colocó el duelo, compuesto por el -Consejo Su mino jx>r el segundo Sucesor de Don Bosco.
perior de la Pía Soci<^ad y varios Inspectores y
Con la absolución al túmulo, dada por el ICmmo.
Directores salesianos. En frente a éstos se hallaban Cardenal Arzobispo tenniuaba aquella manifesta
las Superioras del Instituto de las Hijas de Slaría ción imponente en honor al ángel de la caridad, al
Auxiliadora y muchísimas representaciones de los fiel continuador de la magna Obra de Don Bosco.
Colegios que sostienen en Turín y en otras pro
vincias del Piamonte; no faltaban representaciones
SARRiA'Barceioaa. — • Relación del Diario ca
de todas las Autoridades de Turín: del Prefecto, del tólico de Barcelona « La Gaceta de Cataluña ».
Alcalde, del Consejo mmúcipal, de la magistratura,
« En el Santuario de María Auxiliadora, de los
del clero, de cooperadoras, cooperadores y exalmn- Padres Salesianos de Sarria, celebráronse el i.® de
nos de los colegios salesianos, del grupo escolar diciembre solenmes fimerales por el alma del reve
De Amicis y de nimierosas asociaciones de juven rendísimo P. Pablo Albera, Superior General de la
tud católica, algunas de ellas con bandera. Una de Congregación Salesiana. »
las dos espaciosas, tribunas levantadas expresa
I A ellos asistió numerosísima concurrencia, en l a .
mente para la función a ambos lados del crucero que figuraban hermanadas todas las clases sodel t^ p lo.se veía llena de nobles damas tuiiuesas, . cíales, evidenciando la gran estimación que a iiuesparocinadoras de las Obras Salesianas; y en un tra ciudad merece la gran obra educativa que reaestrado aparte, a un lado y junto al presbiterio,
hzan los Salesianos. >
dos sitiales que ocuparon SS. AA. ICR. la Prin
>Ofició el nuevo Provincial de la provincia sale
cesa Laetitia de Saboya-Bonaparte y el Príncipe siana Tarraconense, reverendo Padre Marcelino
Filiberto de Saboya-Génova, Duque de Pistoya,
Olaechea. Presidieron el duelo de caballeros el re
acompañados ambos de noble séquito.
verendo Padre José Binelli, provincial de Castilla,
Cantó la misa el il. Rdo. P. Einaldi, á.}’udado el excelentísimo señor don Manuel Imciigo, secre
por dos presbíteros exalunmos de nuestro Oratorio.
tario de este Gobierno civil, cu representación del
A.sistió de pontifical el Eimno. Cardeal Richehuy,
señor gobernador, y los Superiores <1<- las Casas Sa
Anobispo de Turín, rodeado de ima representa lesianas de Hoálafranchs, Malaró, Gerona y del
ción del Rvnuo. Cabildo Metropolitano, del Cole Tibidabo. »
gio de Párrocos, con muceta, y de los Excmos. Srs.
»El de señoras fué presidido jpor las superioras de
Moas. Piuardi,Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis las Casas de Hijas de María Auxiliadora de Sarria,
y Mons. Olivares, Obispo de Nepi y Sutri, el cual,
Barcelona y ¿Udla. >
como miembro esclarecido de la Congr^ación Sa* En el pre.sbitcrio ocupó su sitial el excelentísimo
Icsiana, leyó desde el púlpito el elogio fúnebre en e ilustrísimo Obispo doctor Guillaniet. »
honor del padre.
»Entrelaspersonalidadesasistenles, í}ueesimpo
No fue el discurso un panegírico, ni im tejido sible enumerar sin incurrir en numerosas y sensi
gal.x-, retóricas, e No ha de ser este im acto ofi bles omisiones, recordamos a los señores alcalde
cial '.dijo él-mismo al romper a hablar, a Con de Sarriá, teniente de alcalde don Desiderio Canals
c^ie acto sólo pretendemos estampar un beso en y tma comisión de concejales, cónsules de Italia,
la iría mano de Don Albera. ¡Oh! fría la hallé al Colombia y Nicaragua, señor marqués de Pascual,
posar sobre ella mbt labios, cuatro dias antes de a- presidente de los Cooperadores Salesianos, señores
bandonar este destierro. Me estremecí, al mismo de Marti Codolar, señora de Imbert y marquesa de
heiupo que cruzaba por mi mente el pensamiento San Román, con nna nutrida representación de
de que aquella sería tal vez la última vez que nos la Arcicofradía de María Auxiliadora de Sarriá,
Tüamos. ,\sí estaba escrito en los destinbs de Dios. marquesa de \'iUota, don Ignacio de Fonteu{Yace fría! pero es la mano del padre. [Nosotros le berta, don Enrique Sagnier, don Luis de. Dalprestarmaos calorl Unámonos estrechamente a él mases, don Higinio N ^ e y marqués de Alós
®iMtos nos hallamos congregados bajo estas bóve-' en representación del Centro de Defensa Social,
d^. y, despu*^ de tributarle el obsequio más precio- don José ila ., don Sebastián, y don. Rafael
* de nuestro afecto, la p ica ría del sufragio que le Pascual y Serta, doctor Vivé, doctor don Ramóa
— 42 —
Batlle, don Ramón Sagarra, Obra Social de Sarria,
don Joaíjuín de Borja, doctor García Die, señor
conde, don Ramón Gauset, presidente de la Socie
dad de Antiguos Almmios, señor conde de Santa
María de Pomés, don Nadal Lupó, presidente de
la I''e;ieración Española de Antiguos Alumnos, Don
José Durán, representaciones de los Colegios Salesiauos de toda Cataluña, de los HH. de la Doctrina
Cristiana, Jesuítas, Dominicos, Escolapios, Capu
chinos, Franciscanos, HII. de San Juan de Dios,
Filipenscs, Maristas, Hermanas de caridad. Compa
ñía de Santa Teresa de Jesús, Hermanas de la Clí
nica Corachán, etc., etc. *
• Ea e.scolanía salesiana, bajo la dirección del
maestro Villani cantó magistralmcnte la misa de
réquiem de Perosi. >
»Ea oración fúnebre la pronunció el reverendísimo
P. Julián Massana, director de las Escuelas Salesianos de Madrid. »
«Con sentida elocuencia supo describir los rasgos
característicos de la excelsa figura del P. Albera.
oTerminó la ceremonia con las absoluciones de
rubrica al túmulo. *
A todos nuestros cooperadores y amigos nuestra
sentida gratitud por estas manifestaciones since
ras de duelo.
SALAiVlANCA — En sufragio del P. Albera.— Co
piamos de « Ea Gaceta regional * de aquella loca
lidad;
« Con todo exesplendor y pompa que revisten las
grandes solenuiidades pontificales, se han celebrailo en la Santa Basílica Catedral las exequias por
el alma del reverendísimo padre Pablo Albera,
Rector Mayor de la Pía Sociedad Salesiana. » .
» El grandioso templo estaba severamente ador
nado, y bajo la esbelta cúpula del crucero se alzaba
un majestuoso catafalco, con las insignias sacerdo
tales y las armas del Cabildo, rodeado de doce gran
des blandones.»
» Las amplias naves de la Basílica se hallaban
invadidas por un inmenso gentío y los colegios en
pleno que con tanto acierto dirigen los padres Saíesianos y las Hijas de María Auxiliadora. *
» En los bancos de terciopelo del presbiterio es
taba la presidencia dcl duelo, en el que acompa
ñaban al reverendo padre Felipe Alcántara, supe
rior de los Salesionos de Salamanca, el excelentí
simo señor Gobernador civil, arcipreste presidente
del ilustrísimo Cabildo Catedral, alcalde consti
tucional, director del Instituto y don P'eniaudo
García Sánchez, cu representacióiv de los coopera
dores salesiaiios. •
* En lugares de distinción, había representacio
nes constituidas por todos los señorea párrocos de
la ciudad y nmneroso clero, con una crecida repre
sentación del Seminario Pontificio con sus reveren
dos señores Rector y Viccrector; del Seminario de
Nobles Irlandeses, con su Vicerrector, comisión
de la Vega, reverendos padres Carmelitas, Capu
chinos, Domiuocos, Agustinos, Jesuítas, Josefinos
y uumeiosas representaciones de los cooperadores
salesianos, antiguos almnnos, Archicofradia de Ma
ría Auxiliadora, reverendas madres Josefinas de
la Casa de Santa Teresa, etc. >
» Comenzó el solemne fimeral por el canto del
Nocturno de Maitines, a canto gregoriano, por el
coro de sochantres y sahnistas de la Catedral y
las lecciones a tres voces del señor Villalba. »
» Ofició el excelentísimo señor Obispo de Ponti
fical, asistido de los muy ilusters señores Liñán,
Redondo y Artero,' como presbítero asistente, diá
cono y subdiácono, y el muy ilustre señor Aniceto,
maestro de ceremonias. »
» Una nutrida capilla formada por elementos de
la Catedral, el Seminario y antigíaos alumnos, cantó
dirigida por el señor maestro de capilla, admira
blemente la misa a tres voces iguales de Perosi.)
CIUDADELA (Menorca-España). — El lo de no
viembre se celebró en sufragio del alma del P. Al
bera un fimeral solemne en la iglesia parroquial de
Ntra. Señora' del Rosario. El altar estaba vestido
con la severidad que reclamaba el acto. Levantá
base en medio de la iglesia un majestuoso catafalco
rodeado de xm gran número de velas, y los minis
tros del altar vestían los ornamentos de las exe
quias más pomposas. A las diez y media llegaba el
Excnio. e Ihno. Sr. Obispo de la Diócesis, que pre
sidió el acto desde el presbiterio, ocupado éste por
el M. I. Cabildo Catedral y el Rdo. Clero de la du
dad. Fué celebrante el Rdo. Sr. D. Pedro M. Igle
sias, Director de este Colegio Salesiano, acompa
ñándole en las Sagradas ceremonias un grupo de
seminaristas y la escolania del Santuario de María
Auxiliadora; cantóse en esta ocasión la parti
tura del Mtro. Haller, que acompañó con admirable
ajuste la Orquesta Infantil del Colegio. El público
lo formaban distinguidos señores y señoras, anti
guos alunmos y todos los niños de las Escuelas Salesianas. Al tenninar el Oficio se repartieron unas
hojitas con el retrato del P. Albera y breves
apuntes biográficos.
CARMÓNA (Sevilla).— Con gran pompa y sun
tuosidad se celebraron en la prioral de Santa María
soleimiísimas honras fúnebres organizadas por los
RR. PP. Salesianos de esta residencia, y en sufra
gio del que fué director general de la Congregación
Salesiana Rdo. Sr. D. Pablo Albera.
Acompañado de un cuarteto cantó en el coro
mi nocturno del Oficio de difuntos el clero parro
quial, y, acto seguido, se celebró la misa de réquiem
oficiada por el Sr. Director del colegio, asistido de
diácono y subdiácono por dos Padres del mismo
Instituto.
Por escogida y numerosa capilla fué interpre
tada con acierto y sentimiento la miáa del Maestro
Calahorra.
Constituían la persideucia del duelo el P ár^
de San Pedro, don José María Molina; comiáúD
del Exemo. Ayuntamiento, compuesta por el al*
calde, don Manuel Caballos, primer teniente de
alcalde, don Eduardo Fernández; concejal don Jo?e
Gavira y secretario don Manuel Nieto; juez niuniapal don Manuel Díaz; director de esta Casa salesia
na, don José María Martí, y los presbíteros don Juan
Carrera, don Manuel Barran y don Rafael Marque*A continuación y ante el túmulo, entonáronse
solemnes responsos.
— 43 —
BUENOS AIRES (Argentina). — Homenaje en el
Colegio “ Pío IX ,,. — No bien se divulgó la grata
nueva de los triunfos ganados por ios Diputados
nacionales Dres. Arturo M. Bas y Juan F. Cafferata,
en la Cámara de qug forman parte, defendiendo a
la Iglesia de los ataques injustos que le dirigieran
lossectarios de siempre, inmediatamente surgió en
la Asociación el anhelo de presentar a esos va
lientes paladines de la fe el testimonio de admira
ción y gratitud.
La junta Inspectorial, interpretando los deseos
de los superiores y el sentir unánime de los compa
ñeros, tomó la iniciativa de ima demostración en
la que participarían todos los Centros de Exaliminos de la Capital y pueblos circunvecinos.
Ofreció el acto al festejado presente y al ausente,
en nombre de la Jimta Inspectorial, Don Juan
B. Podestá. Dijo que ambos Diputados habían sa
bido siempre defender la causa de Dios y la
del pueblo, mostrándose en todo momento anima
dos de ese espíritu abiertamente militante que tan
to inculcara el ATíle. Don Bosco, y que hace pos
poner todo interés terreno al interés supremo de
la gloria de Dios y el triunfo de su Iglesia.
Cerró los discursos el diputado Bas en medio de
la atención extraordinaria del publico. Dijo que
de.-HÍe sus primeros actos parlamentarios ha expe
riraentado siempre la más intensa emoción cuando
ha tenido ocasión de aitrar en las casas del inmor
tal Dou Bosco.
Recordó que las primeras demostraciones es
jx*nt;ineas y entusiastas para aplaudir su actuac:óu, las había recibido en los ambientes salesianos.
Afinuó que según su criterio el venerable Don
B.'.icó tá d hombre que mejor ha entendido la épo
ca priiente, el alma del niño, su psicología y su
cualidades, y que por eso ha alcanzado éxitos estupondf»>>, como los que él ha palpado entre los exaIü:;mos. que en otras nadones han llegado a constuuit una fuerza tan extraordinaria, que han deadiilo triunfos de carácter nadonal.
-4 ;í.!fbo después que los hombres más respetables
los (juc franca y claramente saben sostener sus
bu^no> prindpiü.s, e inculcó en todos la necesidad
de
hombres íntegros y de una sola pieza.
,
ni-^ta terminó entre los aplausos de im munGu joven, que auguraba a los legisladores del
pUi,lt!o. nuevos y más brillantes éxitos, dejando
íl olma de los presentes los más gratos re'r
y llenando de satisfaedón a todos los
p-.r;;. iparon del homenaje.
Una nueva empresa.
El Rdo. P. Ernesto Vespignani, distinguido arsalesiano, autor de la majestuosa Basílica
del .Sanjí.Mmo Sacramento y del Templo de San
'Wos e:; Buenos Aires, ha salido vencedor en el se-
gmido concurso de proyectos para levantar el Tem
plo Votivo Nadonal dedicado al Sagrado Corazón
de Jesús que debe construirse en Montevideo sobre
la cimibre del Cerrito de la Victoria.
En el primer concurso había resultado con pri
mer premio al igual que otro distinguido arqui
tecto de Montevideo. En el nuevo concurso, entre
ambos fué elegido el proyecto del R. P. Vespignani.
Falta aún levantar las dos terceras partes del
plano aprobado y la Capüla. ‘
Da parte ya edificada prestará bticnos servicios,
para auxiliar a los sacerdotes enfennos y pobres
en los dias de su ancianidad o de sus dolencias.
Peregrinaclónes al Santuario de Luján.
También este año los alumnos de los colegios
salesianos de la capital y alrededores, en el clásico
día de la raza, fueron a postrarse a los pies de la
histórica Virgen del Plata. Nuestra Señora de Dxiján, para ofrendarle sus corazones y pedirle la luz
qua ha de alumbrarles el derrotero de su felicidad.
Nmuerosos fueron los almnnos del colegio pa
rroquial y oratorianos que lomaron parte.
Más de dos mil quinientos fueron trasladados en
dos trenes al Santuario. Durante el trayecto, a fuer
de buenos peregrinos, rezaron el Santo Rosario y
cantaron piadosos cánticos. Llegados oyeron coii
devoción la Santa Misa, en la que la casi la totalidad
de los niños liicieron la Santa Comtmión, habiendo
sido preparados en cada colegio con un triduo.
Después de visitar detenidamente el Santuario
y orar en el camarín de la Virgen, almorzaron en
el descanso de Peregrinos, entregándose luego a
los deportes del balompié. A las 14 y 30 fueron
nuevamente congegados, escucharon una fervoro.sa
alocución del P. Esteban Pagliere, y, acto seguido,
recibieron la bendición con S. D. M. Con el canto
del clásico Adiós a la Virgen, del inolvidable Mon
señor Costamagna, se dió fin a la piadosa peregri
nación.
I/5S alumnos regresaron contentos a .sus hogares,
relatando las horas felices del hermoso día.
Asimísnio realizó ocho días despué.s la Unión de
Exalumnas establecidas en la capital su primera
peregrinación.
La Rda. Madre Inspectora Sor Magdalena Promis, las Rdas. Directoras y Hermanas que acom
pañaron a las 800 exalumnas que participaron del
piadoso acto, se sintieron satisfechas del éxito.
Asistieron también numerosas alumiias de los
Colegios de la provincia.
— Beadicioa de ana primera piedra. — E l Pueblo,
diario de mucho empuje en la Argentina publica
la s i l e n t e relación del acto de bendecir y colocar
la primera piedra del nuevo edificio en construcción,
dedicado a C o l^ o parroquial, bajo la advocación
deS. Juan E\'angelista. Dice así:
« Como estaba anunciado, se realizó el domingo
la bendición de la piedra fundamental del nuevo
— 44 —
edificio del Colegio salesiano a levantarse sobre la
calle lyamadrid. La ceremonia llevóse a cabo en la
mayor intimidad y secUlez, debido alluto de la Con
gregación Salcsiana, que guarda por el fallecimiento
reciente del limo. Mons Costainagna.
« ICn el palio, engalanado por la Dirección de pa
seos de la Municipalidad, se dió comienzo al acto
a la-s 15, con el lümno nacional, ejecutado por la
banda municipal y coreado por los almrmos del
colegio, correctamente unifonnados.
I Acto seguido, el R. P. Valentín Bonetti, en nonibre y repre.sentación del Rd°. D. José Vespignam,
procedió a la bendición de la piedra, actuando de
padrinos la señora Dolores Anchorena de Elortondo y el vicepresidente del Consejo Nacional
de Educación, doctor Marcelino Herrera Vegas.
« Asistió al acto, realzándolo con .su presencia, el
intendente municipal señojr J osé Luis Cantilo,
acompañado de sus liijos y de su secretario señor
Pedraza.
«El doctor Juaix B. Podestá tuvo a su.cargo el
discurso de circunstancias, que le valió merecidas
y prolongadas ovaciones.
< Con oratoria fácil y oportuna realzó la obra ma
gna de la educación cristiana que realizan los salesiauos en pro de la educación de los liijos del pue
blo.
«Siguieron luego con precisión y ordén los demás
m\mcros del programa, cpie fueron muy aplaudidos.
< Cerró el acto el Rd®. P. Bonetti, quien en opor
tuna alocución, después de evocar recuerdos viejos
de su niñez, pasada entre esos mismos muros, pidió
y agradeció la cooperación material y moral de
todos para la obra próxima a realizarse.
<Después de agradecer la asistencia del señor in
tendente municipal y de los distingmdos padrinos,
expresó su íntima satisfacción por hallarse en vís
peras de ver realizado el tercero de los proyectos
cuya urgencia encareció hace dos años en un fo
lleto publicado con ocasión de las bodas de plata
de la erección del templo parroquial.
«El primero era reaUzar la decoración del templo,
terminada en parte.
< El segmulo era levantar una capilla y anexo
oratorio festivo para comodidad de las vecinos
de la Vuelta de Rocha y Barracas; lo que se rea
lizó tlebido a la donación generosa de Doña Do
minga Paiicari de Prumento.
<1iCl tercero era la erección do un amplio edificio
para colegio parroquial, i.pie confiaba ver termina
do para el año próximo con la cooperación decidida
y generosa de las almas buenas, y cuya pietlru an
gular se acaba de bendecir.
< El s'’ batallón de exploradores de Don Basco
hizo gutinlia de honor.
«La fiesta tenuinóal atardecer en el mayor orden
y buenos comailarios del selecto y numeroso pú
blico.
LOS QUE MUEREN
□ c:
Muy IP . Sr. D. Muiiano Amaya y Castellaiii
Canónigo Pontificio de Córdoba {España).
Q. E.
P . D.
El 14 de abril de este año entregaba plácidamente
su alma a Dios, a los 78 años de edad, en nuestras
Escuelas Salesianas de Sevilla (España), el vir
tuoso y celosísimo Cooperador salesiano, M. I. Sr.
D. M ¿iano Amaya y Castellano. Canónigo Pon
tificio de la Catedral de Córdoba.
Durante su dilatada vida sacerdotal desplegó
una actividad admirable, e impulsado de celo dis
creto y fecundo realizó un bien inmenso cu .servi
cio de la Iglesia. Párroco de la Carlota primero y
después de San Lorenzo de Córdoba, por c.^pacio
de más de 30 años, y Canónigo mas tarde, siempK
fué incansable en el púlpito, en el conícsioiurio
en la visita a los enfermos, en la administración
de Sacramentos, y muy querido y respetado de
todos. Durante muchos años, shuultaiu.ú gratui
tamente el cargo parroquial con la dirección y ad
ministración del Asilo de Mendicidad de la iui.saia
capital, procediendo con tanto acierto y éxito, qu'
el ICxcmo. Ayuntamiento le nombró hijo adoptivo
de Córdoba, rotulando una calle con su
Pero lo que de xm modo especial le hace acreedor
a la gratitud salesiana es el haber compartido
el benemérito sacerdote D. Francisco Romero Baloqui. la gloria de la fimdacióu del colegio >alesi3iio
de Córdoba el año 1901 en el término de su fe li^
sía. Desde entonces no dejó de interesarse y ayudar
generosamente a esta obra cuyos buenos resultados
constituían una de sus mayores satisfacciones. ^
m'a gran interés para todo lo salesiano mantemec<*°
— 45 —
afectuosa correspondeucia con nuestros Superiores
niayores.
Durante sus últimos años su preocupación cons
tante era teminiar sus días en una casa salesiaiia.
En estado delicado vino a ésta a últimos de febre
ro. Mes y medio estuvo entre nosotros edificándoa todos con su espíritu de fe y de sacrificio. Su
muerte fué la del justo. Confortados con los Santos
Sacramentos, la Bendición Apostólica de S. S. y
la de María Auxiliadora, murió santamente.
Descanse en paz el bienhechor insigne, el amigo
cariñoso, el celpso Pastor. Enviamos nuestro mas
sentido pésame a sus virtuosos hermanos D. Fran
cisco, Da. Josefa y Da. Valle, que han tenido y
tienen para nuestra Obra la misma simpatía y en
tusiasmo que su venerado hermano q. e. p. d.
Rd®. P. Leopoldo Chazal
Fallecido en agosto último.
Entró en la Sociedad Salesiana muy joven, y
en seguida dió lugar a que sé conociese su alnia ptua
su gran inteligencia y su preparación para enseñar
a los niños. Sacerdote integérrimo, digno hijo de
D. Bosco, abnegado y obediente, llegó a ocupar el
puesto de Director de nuestro colegio de Valdivia
donde dejó imperecederos recuerdos de su ciencia,
piedad y prudencia. Su salud siempre delicada no
le permitió seguir en el cargo, y los superiores lo ocu
paron ya como profesor, ya como confesor, ya como
prefecto de estudios, ya como predicador; y en todo
y siempre llenó las esperanzas que los :superíores
habían puesto en él. Sin embargo, la enfermedad lo
iba minando poco a poco, hasta que, rendido pero
no vencido, cayó en la brecha del trabajo. Una dolorosa operación acabó por quitarle el hilo de vida
que aun tenía, y resignado y confortado con los
auxilios de nuestra santa Religión dejaba los salesianos de Chile para tuiirse con los del Cielo, con el
Ven. D. Bosco y con María Auxiliadora, a quien
profesó siempre filial devoción.
Sea paz para su ahna. Una plegaria para este
digno e inolvidanle salesiano.
Rd°. P. Edvigio Paolini.
Falleció cu Bemal el 17 de agosto de 1921 este
piadoso y activo sacerdote salesiano, después de
sufrir con admirable paciencia y resignación su úl
tima enfermedad.
Era uno de los antiguos discípulos del Ven. D.
Bosco, de cuyas manos recibió el santo hábito
clerical.
Supo copiar en su ahna la dulzura y . sencillez
del gran Padre de los huérfanos, su piedad ardiente
y alegría inalterable.
Muy joven aún sintiendo en su corazón el
deseo de pertenecer a la Pía Sociedad Salesiana, fué
admitido en día por el Ven. Don Bosco, 5*, sin haber
comenzado los estudios teológica, fué destinado
a Buenos Aires, donde trabajó con celo incansable
ccosagrado a la labor del magisterio, en los c o la o s
de San Nicolás de los Arroyos, Pió IX, La Plata y
Bemal.
El Padre Paolini sabía despertar como pocos en
sus alumnos el ardor más vivo por el estudio pouiendo en ju ^ o para ello los poderosos medios del
sistema preventivo de Don Bosco: asistencia activa,
celo incansable y suave, sacrificio constante y amor
desinteresado y espiritual hacia los niños. Como 'de
San Francisco de Sales puede decirse de él que era
todo para todos « ómnibus omnia facius ».
En todas partes donde ejerció su apostolado fué
venerado y querido, especiahnente de los exaluimos,
en los cuales ha producido su muerte im sculimivulo
de dolor tan profundo, que de varias i^roviucias,
singularmente de La Plata, han concun-ido con
limito cu los ojos a tributar a sus nistos el último
homenaje de veneración y cariño, acompañándolos
hasta la última morada.
Quiera el Señor llenar pronto el gran vacío que
con su muerte ha dejado este insigne hijo de Don
Bosco, enviando a la filas salesianas numerosos
obreros de su temple y de su espíritu.
Elevemos al cielo fervorasas preces por su alma.
Da. Virginia de Chirichigno.
Eu la madrigada del \'iemes 19 de agosto entre
gaba su bella ahna al Señor esta venerable miciana,
madre del R. P. Chirichigno, S. S., cuyo acerbo
dolor fue mitigado por el consuelo de verla expirar
en sus.brazos, con la resignación de una santa y
rodeada de todos sus hijos y nmnerosos nietos y
biznietos, que tmito han llorado su sentida separa
ción. Como es deber nuestro, los Salesianos y sus
aluumos elevamos nuestras plegarias al Todopode
roso por el eterno descanso de la finada, acompa
ñamos a sus deudos en su profundo pesar, y pedimos
al Señor de todo consuelo les acompañe en su
aflicción.
Srta. María Teresa Ortiz Arrieta.
En Giosica el 14 de agosto, comuemoraciúu de
María Auxiliadora, el ángel del Señor se llevaba
consigo a la gloria, el ahna de la señorita Muj'ía
Teresa Ortiz Arrieta, heniiana del Revino. Padre
Octavio Ortiz Arrieta. de la Congregación Salesiana.
Educada desde sus más liemos años en la plá
tica de la virtud y de la oración, fué óptima hija
de María, y siempre y doquiera, su ahna ingenua y
sencilla se reflejaba en el candor de su vida y en
las expansiones de la piedad más ardiente. Tuvo
el consuelo, como ella lo deseaba, de verse asistida
por su hermano en los últimos momentos, y Dios en
su misericordia, le Iiabrá ya dado el galardón eterno
que supo ganarse con su ^'ida angelical y virtuosa.
D. José Vallarino
muerto el II de Octubre ¡921,
Una vez más hemos \Tsto comprobada la palabra
divina que dice < ser preciosa en la presencia de
Dios la muerte de los justos •.
'
Hombre de fe ardiente y sincera, católico prático,
buen esposo y buen padre de familia, en su última
eiiferniüdad svqx) llevar con paciencia admirable la
tribulación con que Dios quiso purificar su afina.
La pre.scncia del Sacerdote en su enfermedad
parecía aliviarle sus penas, y contestaba a las
oracionc.s tlel ritual, repitiendo sin cesar la plegaria
que con.suela y alienta el espíritu abatido: o Hágase
la voluntad de Dios. » Confortado con los Santos
Sacramentos, entregó a Dios su espíritu.
Encomendamos su alma a las oraciones de los
fieles, y a su cristiana esposa e hijos y demás deudo.s, tributamos nue.slro sentimiento.
D- Luis MoriñoIii.'jigtic bienliechor de los Salesianos, empleó
gran parte de su crecido caudal, adquirido a fuerza
de economías, en sostener obras de beneficencia.
Los niilos de nuestros Colegios de Giipitea y San
Miguel testigos son de su beneficencia, como aque
llos que de cerca la sintieron. Trataba de levantar
un Colegio a las Hijas de María Auxiliadiora, con
objeto de pro¡)orcionar enseñanza y educación a
las niñas pobres del barrio; pero tropezó con difi
cultades insuperables que echaron por tierra sus
proyectos.
El Señor haya premiado sus obras de caridad y
sus buenos deseos de beneficiar al pobre.
Da- Angela Caprioglio, Vda. de Zanello.
El I.® de septiembre del 1921 entregaba su her
mosa alma a Dios.
Fué modelo acabado de esposas y madres. To
do sacrificio le parecía poco a trueque de hacer
felices a cuantos la rodeaban. Educó a sus hijos
en el temor de Dios y los condujo siempre por los
senderos de las más sólida virtudes. Para asegurar
más su labor educativa liizo ingresar a sus hijos
a i nuestro colegios de Borgo San Martín y Trino
Vercellcse. Realizó al sacrificio generoso de consa
grar a Dio.s su única hija, a quien llamaba al Señor
para formar parte del Instituto de las Hija de María
Auxiliadora.
Sostuvo con cuantos, medios pudo las institu
ciones benéficas impUmtadas en los pueblos ale
daños al suyo, y puede decirse que no hubo nece
sitado que llamara a sus puertas y se fuera sin so
corro material y espiritual.
Sus funerales resultaron una manifestación im
ponente de afecto, un trimüb, con que los pobres
y necesitados quisieron proclamar la caridad de
la difunta.
Al mismo tiempo que expresamos a la afligida
familia de tan llorada señora la manifestación de
nuestros sentimiento más sincero, rogamos a los
señores Cooperadores la recuerden en sus oraciones.
«
« *
En Sobradillo (Salamanca), el 19 de Septiembre,
entrego su alma a Dios tras penosa enfermedad,
46 ^
sufrida con ejemplar resignación, la virtuosa joven
Sria. Isidora Corral, henuana del Salesiano. Don
Esteban Corral. Al dar a nuestro Hemiano y familia el más sincero pésame por tan sensible per
dida, pedimos a nuestros lectore.s una fenieiue
oración por el alma de la finada q. e. p. d.
En Loriano Uruguay han fallecido en breve
tiempo
Da. Carolina Silva,
Da. Eustaquia López,
Da. Matilde Gonzíües.
Esta última, anciana de noventa años, fue du
rante mucho tiemi» encargada dcl arreglo del
templo Parroquial de la Villa. Con el producto de
su trabajo proveyó muchas veces a los sacerdotes
de objetos necesarios para el culto. Fué también
catequista en muclias ocasiones.
El Señor les haya dado el galardón merecido por
sus muclias y virtuosas obras.
Otros Sres, Cooperadores di i unios:
D e E spaña . — En Casaseca de las Chañas [2a mora). El M. Rdo. Cura párroco de Villamor de los
Escuderos, D. Ricardo Rodríguez Casaseca.
En Zeija (Sevilla), D. Enrique EUas y D. Teodomiro Romero.
En Tenerife (Canarias), D. Santiago Lorenzo.
D e ea Argentina . — En Buenos Aires, el exalmmio D. Eduardo Vergara
D e Coeombia. — En Bucaramanga, Da. Mana
Valderrama de Garda. — Da. Dolores Motta de
Caniacho.
En Cali D. Pedro A. Castillo. — Da. Cannen
Ramírez. — Da. Hortensia Rojas.
En Caldono. Da. Bonifada Fernández.
En Pescador. D. Nemesio Paz.
En Salado D. Alejandro Collazos.
De nicaragua. — En ComalaPa. D.
Andrés
Sáncliez, — D. Ignado Duarte, — Da. Mélida E. ne
Alvarez, — D. Macario Barrera, — Da. Slorgarils
Suórez. — D. Victoriano Flores, y Da. \'icenta de
Sequeira.
D e G uatemai,a . — En City. D. Eduardo Rubo.
E n P uerto Rico
Anguera.
R.
(Antieeas) D.
I.
P.
Jerómino
A.
El Señor conceda el eterno reposo a las almas
de iodos nuestros queridos Cooperadores, bic: ■ iechores y amigos de nuestras obras. Suplicamos w,a
oración por todos ellos a nuestros lectores.
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Passionis stemmate in fronte ac titulo áureo in dorso:
Lib. itah 20.
Apüd n os .
» 22.
Jn Italia • . . . »
»
» 24.
Apud alias notiones
Id- — ftexili pelle nigra contectum, ecc.:
Lib. ita l 28.
Apiid nos . . . .
t) 30.
In Italia . . . . »
» 32.
Apud alias nationes »
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Haec est OJfcii Majoris Hehdomadae editio facile princeps- Continet enlm integrum textum
lituigicum Divini Oficii persolvendi et Missae celebrandae, eumque gregorianis numeris exornaium
tam pro singulis Missis quam pro singulis Horis diurnis cujusque diei, et per triduum festum
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