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BO LETIN SA L E SIA N O
D"* Roso Sierra de Rodríguez
Los Salesianos de Santander lamentan la pérdida
de la insigne Cooperadora Salesiana, de la virtuosa
señora, de la caritativa e ilustre dama
Da. MaNa del Piélap y Mki de HlovelláD.
Por su cuna lieredó Maria del Piélago los timbres
de su estirpe: de su padre, el ilustre y sabio ge
neral de ingenieros don Celestino del Piélago, el
claro ingenio, la lealtad nobilísima, la rectitud en
el pensar y el obrar; de su madre Da. Angeles
Sánchez de Movellán, una de las damas nK^ntañesas
que mejor recordatian a las de nuestras viejas cró
nicas, la piedad profunda, la austeridad de cos
tumbres templada por una bondad honda y tierna,
que no se detenia en el puro amor, sino que aspi
raba al propio sacrificio para alcanzar el bien de
las demás.
Este fue el sello de todas las obras que en su
vida fecunda para toda obra buena realizó María
del Piélago: la abnegación. Con esta al parecer
humilde virtud, se labró a si misma la más bella
diadema, que ha ceñido frente de mujer.
Brilló en sociedad "por su ingenio, su cultura, su
amable conversación y llaneza señoril, pero brilló
más en el hogar doméstico, que mujeres de su
temple, convierten en un trono.
Lo injsmo se granjeó el cariño de princesas egre
gias, con quienes sostuvo siempre íntima corres
pondencia, que el afecto de las gentes de humilde
condición.
Poseía ese hechizo secreto que rinde a las almas;
viejos, adolescentes, niños, todos se sometían a su
encanto. La palabra de Maria del Piélago lo mismo
desarrugaba ceños adustos, como hacia florecer son
risas en labios juveniles.
Sentía verdadero cariño por la Obra Salesiana, y
los colegios de esta ciudad experimentaron en mu
chísimas ocasiones los efectos de su-car¡dad. .María
Auxiliadora, de la cual era fervorosa devota, habrále
ya recompetjsado con largueza, cuanto hizo pqr los
niños de los colegios Salesianos.
Los funerales celebrados en la vecina villa de
Comillas fueron prueba patente del cariño que ella
se había sabido captar en tocias la clases de la so
ciedad, pues todas estaban allí representadas yante
aquellamanifestación de afecto y admiración, iio
se podía menos que exclamar: <Qué misterioso
{Xíder, qué fuerza incontrastable pone Dios en lo
recóndito de algunas almas, para que de ese modo
sean como foco de atracción, como lazo invisible
que a los demás sirve de centro?'
Y examinando su vida hallábamos la respuesta
en aquellas yridabras del Apóstol:
dió iodo «t
iodos para gamirios iodos a Crisio.
Ese fué el secreto de María del Piélago, cuya
alma tendrá ya Dios en su gloría, y por si asi no
fueva rogamos a nuestros cooperadores unan sus
oraciones a las nuestras por el eterno descanso de
tan insigne cooperadora.
En Soutopenedo el 9jde Febrero y a la edad de
74 años,.murió santamente, después de recibir con
el mayor fervor los SS. Sacramentos y la bendición
apostólica.
Conservó las facultades mentales hasta que ex
piró, sirviéndose de ellas para expresar su amora
Dios y ayudarse durante la recomendación del alma,
lo que fué de ejemplo y edificación a sus larailias
y circunstantes. Sus últimas palabras fueron pata
encargar se le aplicase la primer Misa que se ce
lebrase en la parroquia.
Una muerte tan santa es gracia muy especial,’
que la Sagrada Familia se ha dignado conceder,
por intercesión de nuestro Vble. P. Don Bosco.
Aini la misma enfermedad, que condujo a Da.
Rosa a la verdadera felicidad, e.s señalada gracia;
pues desde una grave enfermedad que tuvo, temíase
fundadamente i|ue su última enfermedad trajera
una enajenación mental, que la privara de los sen
tidos y no le permitiera lacaso recibir los Santos
Sacrameniüs y demás auxilios espirituales. Pero la
Sda. Familia y el Vble. D. Bosco no han permitido
tal a su devota, madre verdaderamente católica,
cooperadora salesiana de verdad, que ha secundado
la vocación de sus hijos, guiando uno de ellos al
estado religioso.
Esta gracia espiritual (la de una santa muerte)
fué concedida también al marido de la finada, que
la precedió a la eternidad.'Era Maestro de primera
Enseñanza y jefe-decurión de Cooperadores. Para
no ser turbado con negocios de hacienda en la hora
de la muerte, hizo su testamento en plena salud,
años antes de morir. Coronó su cristiana vida re
cibiendo con gran fervor los Santos Sacramentos
y demás auxilios espirituales, en la última enfer
medad, por cierto muy dolorosa, que el Señor le
envió. Llegó su fervor y piedad al punto de orde
nar a uno de sus hijos le leyera varias veces la
recomendación de! alma, que él escuchaba con gran
devoción.
Oa* Paulina Caicedo de Caluo.
El 24 de agosto del año pasado expiraba en la paz
del Señor y después de haber recibido los Santos
Sacramentos la distinguida dama bogotana Da.
Paulina Caicedo de Calvo.
De ilustre abolengo, de mucho talento y esme
rada cultura, ocupó puesto distinguido entre las
familias santafereñas. Fué esposa m odelo; más
tarde viuda, siendo aún jóven, dedicóse por com
pleto al bien del prójimo. No hubo instituto de
beneficencia que no recibiera cada mes generosa
limosna de su inagotable caridad.
Oisi por tres lustros Presidenta de la Congrega
ción de María •■ Vuxiliadora, con alma y corazón
consagróse al dc.sarrollo de esta Cofradía, a la que
dedicó su talento y sus riquezas.
La Congregación Sale.siana en Colombia guar
dará en sus anales perpetiianjenle y recordará con
veneración su memoria.
Cooperadores difuntos de Barcelona.
Exma. Sra. Da. María Ana Ventosa y Rodón de
Turrull — D. Enrique Horta Cañadó — Da. María
Teresa Soro de Gilí
D. José Martorell Masdeu
— D. Esteban David Foncuberta — D. Antonio
Rosés Sala — Da. Francisca Masó de Afargenat, de
Sarriá — D. Juan Navarro de Zurgena (Almería)
— D. Antonio Herrero Domingo de Zurgena.
Oromo* p or olios
p apliqaém os/os iada/gonoias.
AÑO XXXIII . N. 3
Julio-Septiem bre de 1918
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T u rin — V ia Cottolengo N. 52.
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SUMARIO. — ¡G loria al S e ñ t> r !..................................... 65
Lms F ie sta s:.................................................................................67
El Autógrafo del Padre S a n t o ...........................................68
La conferencia del M arqués de Crispoltt . . . .
72
La solemnidad del 24 m ayo .................................................73
El Museo de M aría A u x i l i a d o r a ..................................... 76
Imponente hom enaje de los Soldados y de las Reinas
de I t a l i a ...........................
78
El adiós a los M isioneros de la C hina . . . . .
79
El 73 Cum pleaños d e P. A lbgra
. . . . . . .
81
E l T rid u o privilegiado concedido por la S . C on gre
gación de R i t o s ......................................................................8t
........................................... 8a
El hom enaje al P. A lbera
L as Bodas de Oro del P. A l b e r a ................................> 8 4
Tesoro e s p i r i t u a l ............................|
‘
• 93
D e n u e s t r a s m i s i o n e s ; Brasil; Una excursión por
el Alto R io N egro y e lT iq u ié ; las necesidades de
la M i s i ó n ................................................................................. 94
Necrología — Cooperadores d if u n t o s ..................................—
¡Y gloria a María Auxiliadora! El
9 de junio ha pasado, mas no pasarán
ni sus recuerdos, ni sus impresiones,
ni sus frutos. Deslizóse en una atmós
fera de alegría y de gloria; de alegría
para la triple Familia Salesiana; de
gloria para María Auxiliadora; y sí a
nosotros nos queda el deber de una
gratitud sin límites, a Ella le resta la sa
tisfacción de haber triunfado solemne
mente de los corazones.
Bien lo sabíamos y bien grabado lo
teníamos en el fondo del alma, (jue la
Obra de D. Bosco es obra de María
.A.u.\iliadora, que Ella la inspiró y Ella
la guía y asiste cada instante; que
cuanto más pronta y entera es nuestra
docilidad a sus inspiraciones, tanto más
copiosas son las prendas de su pro
tección y de su amor. Ahora lo sabe
todo el mundo; solemnemente lo ha
proclamado ante su altar la triple Fa
milia Salesiana. Era un sacrosanto deber,
y lo hemos cumplido con gozo intenso.
El secreto de los maravillosos éxitos
de D. Bosco ha sido revelado; el pro
pulsor de la expansión prodigiosa de su
Obra ha sido luminosamente manifes
tado y reconocido: vienen de María
Auxiliadora.
A esta declaración solemne, más in
tensa y más vasta llama de celo se ha
encendido en los corazones, y nos han
parecido pequeños, insignificantes los
esfuerzos de hermanos y hermanas que
siguen las huellas de D. Bosco, pe
queña la misma falange de cooperadores,
para el trabajo que urge en el campo
asignado a D. Bosco y a sus hijos por
la Auxiliadora. Aunque de un día para
otro pudiéramos duplicar y triplicar
nuestras filas, nuestras casas, nuestros
oratorios festivos, nuestros institutos,
nuestras misiones ¿quién no ve que aún
—
66
quedaría un número casi infinito de
niños que encaminar por la senda del
bien, única que puede llevar a la feli
cidad temporal y eterna?
Ahora el empeño está renovado.
Cuando nos determinamos a seguir a
D. Bosco, o por hablar mejor, cuando
María Auxiliadora nos invitó a seguir
las banderas de D. Bosco, y nosotros,
llenos de ardor y de buena voluntad,
nos pusimos en su seguimiento, bien
sabíamos que Dios nos llamaba para
cooperar en la obra más santa y grande,
cual es la de salvar las almas. Con la
consagración solemne a María Auxilia
dora hemos solemnemente renovado la
promesa; no podemos ni debemos que
dar inciertos acerca de nuestro pro
grama. El modelo es D. Bosco. Traba
jemos como él ha trabajado, con ardor,
sin tregua, haciendo inmediatamente,
hoy mismo, todo el bien que podamos,
sin dejarlo para mañana. — Este será el
fruto de las solemnidades; este es el
mejor modo de mostrar a María A u
xiliadora nuestro reconocimiento, nues
tra devoción filial.
♦
* ♦
El triunfo de María Auxiliadora ha sido
completo. Na daha- faltado. Lo han real
zado la magistratura, el ejército, el es
plendor de la púrpura, el de la majestad
real... Todo se ha unido para cantar
sus alabanzas y rendirle dulcísimo tri
buto de vasallaje. Cierto es que el furor
de la guerra que devasta el mundo im
pidió que la manifestación tomara todas
las proporciones que en tiempos nor
males hubiera alcanzado. Nuestros her
manos. con sus falanges de Cooperado
res y Exalumnos no pudieron venir de
allende el mar, casi ni siquiera’de allende
los Alpes; ni vinieron sus regalos ni
sus objetos para la Exposición del Culto
de María Auxiliadora; ni se inauguró
el monumento del Padre y Fundador
andadísimo; ni tuvieron lugar proyecta
dos Congresos... Pero así y todo el
—
triunfo fué completo... A los que acla
mábamos y orábamos a la sombra del
santuario, estaban unidos en espíritu
millones, sí, millones de devotos en
todo el mundo; las cartas, los telegra
mas de centenares, de millares de cen
tros y gran núrnero de diócesis nos lo
atestiguan; de los mismos campos de
batalla en que los hombres se destrozan,
nos llegaron miles de adhesiones, de
mostrando que si en lo humano están
lo individuos y los pueblos divididos
concordes están en los supremos inte
reses, en los verdaderos intereses de
hombre, que son los eternos, los ideales
los realísimos que aseguran esta feli
cidad que todos anhelamos.
El 24 de mayo y el 9 de junio debió
de pasar sobre la tierra un estremeci
miento de esperanza y de goce in
mortal. Desde su excelso trono debió
de sonreír al mundo la Reina de los
cielos y Madre de los hombres. Quizá
pasó también una ráfaga de benevo
lencia sobre los hombres que encarni
zadamente se combaten, y quién quita
que esta ráfaga no haga madurar pía
nes de reconstitución y propósitos de
justicia y de amor... y sobre todo in
funda buena voluntad en los potentes
del mundo, en los que pueden hacer
cesar el flagelo que oprime al mundo
la buena voluntad que es tal vez lo
único que Dios espera para devolvernos
la tranquilidad y la paz.... Esperemos..
oremos...
♦
♦
*
De muchas páginas quisiéramos dis
poner para alabar a María Auxiliadora
y para dar a nuestros lectores una idea
siquiera aproximada del triumfo de
nuestra Reina y Madre; pero nos con
tentaremos con ¡o que las circunstan
cias nos permiten; ello será suficiente
para que vean lo mucho que tenemos
para estar agradecidos y satisfechos.
Entre tantos motivos de'vivo gozo
dos nos apresuramos a comunicar
F
— 67 —
nuestros Cooperadores; el primero, el mas Reinas de Italia, el mismo Sumo
triunfo de Jesús Sacramentado: ochenta Pontífice.
mil comunio>ies se distribuyeron en el
Por nuestra parte renovamos ante
Santuario del 23 de abril al 9 de junio: Dios y ante los hombres nuestras pro
los que saben cuánto anhelaba D. Bosco mesas.
que los fieles recibieran la Sma. Eucaris
Con el auxilio de Dios procuraremos
tía comprenderán nuestra satisfacción ; seguir siempre y en todo y con toda
el segundo fue la cordialidad de vuestra fidelidad, las huellas de D. Bosco. Y
adhesión y participación, oh amados especialmente trabajaremos con infati
Cooperadores, a nuestras fiestas de fa gable ardor en favor de la juventud,
milia; el esplendor que le dieron, con para su instrucción religiosa, cívica, pro
admirable piedad y singular benevo fesional... para salvar sus almas... que
lencia los más eminentes personajes: para esto principalmente lo suscitó Dios
Obispos, Cardenales, Príncipes, las mis V fundó su óbra.
LAS F IE S T A S .
El Jutíleo lie la Basílica de llaria Auxiliadora.
Nuestro venerado Superior había
publicado en un folleto de propaganda,
copiosamente dilundido, el siguiente ar
tículo :
El 9 de jun io de 1868 fué consagfrada por
Monseñor Alejandro Ricardi de Netro, Arzobispo
de Turin, la majestuosa Basílica de María A u
xiliadora : y yo recuerdo, como si fuese hoy, el
momento solemne en que D. Bosco, radiante
de alegría y al mismo tiempo con los oios ve
lados con lágrimas de conmoción, subía, el pri
mero, a celebrar en el altar mayor, bajo las
amorosas miradas de su excelsa Auxiliadora, el
Santo Sacriñcío de la Misa. Los que de nosotros
hablamos avanzado algo ya en los años, no
dejábamos de ver que el rostro del Venerable
Padre aparecía como transfigurado y que no ce
saba de hablar de su V irg e n ; y guardamos so
lícita memoria de cuanto él, leyendo en el futuro,
oos dijo entonces de las maravillas que obraría
María Auxiliadora en favor de sus devotos.
(Cuánto nos consuela ver ahora realizadas sus
predicciones!
Pronto se cumplirán cincuenta años desde que
presenciamos el memorando acontecimiento, y
tozamos al poder decir que todo este período
de tiempo no ha sido sino una serie no inte
rrumpida de prodigios obrados por María A u xi
liadora, como lo había predicho D . Bosco.
Inmediatamente después de -la consagración
del Santuario se vieron multiplicarse prodigio
samente las vocaciones en la Pía Sociedad Salesiana, y surgir como por encanto, uno tras
otro, numerosos Colegios, Oratorios Festivos,
Escuelas Profesionales, verdaderas arcas de sal
vación para muchísimos niños, arrancados así
al peligro de la corrupción y de la impiedad.
Desaparecieron súbitamente las dificultades que
retardaban la aprobación de nuestra humilde
Sociedad, que salvó los montes y los mares, ex
tendiéndose por toda la tierra. Se verificó la
promesa de María Santísima, de que de su Tem
plo saldría su gloria : Indegloria mea. Con razón
podemos afirmar que la Consagración del San
tuario de María Auxiliadora marcó época en la
historia de las Obras de D. Bosco, y que nues
tra dulcísima Madre tuvo a bien recompensar a
su fiel Siervo, por los sacrificios que se habla
impuesto para proporcionarle una morada menos
indígena de Ella.
¿Qué haremos nosotros para demostrar a tan
tierna Madre nuestra gratitud ?
El anhelo que tenemos de dar a conocer, sí
fuera posible, al mundo entero, que toda las
Obras Salesianas deben su principio y su desa
rrollo únicamente a la protección de María y la
—
esperanza de que Ella siga protegiéndonos,
guiándonos y defendiéndonos, nos han inspirado
el atrevido proyecto de poner' en sus manos un
cetro de oro y pedrería, con la intención de
proclamarla, de este modo, con la mayor so
lemnidad, nuestra Augusta Reina.
Grato será para lodos el saber que esta sen
cilla pero significativa función, que tendrá lugar
en el Cincuentenario de la consagración de la
Basílica, la llevará a cabo aquel qne todos con
razón solemos llamar el hijo predilecto de D.
Bosco; aquel mismo P. Cagliero que con su mú
sica y su admirable actividad fué magna pars
en las fiestas de la consagración cincuenta años
hace. El no sólo vendrá a dar esplendor a nues
tras fiestas con la sagrada Púrpura de que está
revestido, sino que las presidirá como Repre.■ sentante del Vicario de Jesucristo, de nuestro
.amadísimo Papa Benedicto X V .
La ceremonia exterior, f^cil es adivinarlo,
será acompañada de la jo^^nine consagración de
la Pia Sociedad Sal'-siana, a la Reina Celestial.
El Rector Ms^’or pronunciará ante la taumaturga
Im agen \ma Oración, en que le presentará a
todc's y a cada uno de los Salesianos, de las
Hijas de María Auxiliadora, la Pia Unión de
los Cooperadores y todos nuestros institutos,
suplicándole se digne aceptar la oferta, consi
derar siempre como cosa suya todas las Obras
de D. Bosco, y conservarlas siempre dignas de
su protección y de su afecto. Si, como atestigua
la historia, en el siglo X V II 25 reinos se con
sagraron a Marfa, si casi todas las Ordenes y
Congregaciones la eligieron por Patrona; ¡ cuánto
más justo es que lo haga la humilde Sociedad
Salesiana, que a la Virgen Bendita debe su fun
dación y florecimiento, como. D. Bosco no .se
cansaba de repetir !
A llevar a cabo con lervor esta consagración,
nos estimule el pensar que con ella honramos
a nuestra Madre mejor que con cualquier otra
práctica de piedad. Con las demás devociones
nosotros Jto ofrecemos a Maria sino una parte
de nuestras buenas obras, de nuestro afecto, al
guna satisfacción, alguna mortificación. Con esta
oferta se lo damos todo de una vez: los méritos
y el trabajo, las plegarias y los sufrimientos,
no ya una flor o un fruto de nuestro huerto,
sino el huerto mismo.
¡Oh! yo estoy cien o de que, al par de los
hijos, lodos los admiradores de D. Bosco, apre
suran con el deseo e1 día solemne en que les será
dado tributar las más rendidas gracias a María
68
—
Auxiliadora, con un generoso y entero ofredmiento de si mismos a Ella, que es y será siem
pre para todos nosotros manantial perenne de
gracias y bendiciones.
Sólo cuando habremos-llegado a la gloria del
Paraíso y podamos postrarnos a los pies de la
excelsa Reina, sólo entonces nos será dado co
nocer el cúmulo de favores que le debemos, y
darle las gracias que se merece.
PABLO ALBERA, Pbro.
El Aulígraío del Padre Santo.
El Autógrafo del Sumo Pontífice y los pre
ciosos regalos con que se dignó acompañarlo,
le fueron comunicados a nuestro amado Superior,
con la siguiente carta del Emmo. Cardenal Gasparri. Secretario de Estado:
SECB£TAIUA DE ESTADO
DE SU SANTIDAD
NO 63473
Del Vaticano, a r7 de m ayo 1918.
Revmo. S r. Redor:
Tengo e l gusto de manifestarle que en ocasión
de las próximas fiestas del Cincuentenario de María
Auxiliádora y del Jubileo Sacerdotal de Vuestra
Reverencia, el Augusto Pontífice se ha dignada
confirmar, mediante una venerada Carta Autógrafa
dirigida a V. R., los sentimientos de paterna be
nevolencia con que distingue a V. R . y a toda la
Congregación Salesiana de D . Bosco.
Por otro rasgo de Pontificia bondad e l Padre
Santo se ha dignado acompañar e l Augusto docu
mento con doble regalo, conmemorativo de una y
otra solemnidad, a saber, una casulla destinada a
V. R. y un copón destinado al Santuario de Mo
ría Auxiliadora.
Me complazco, por tanto, de remitirle, junio
con la citada carta de Su Santidad, los dos re
galos pontificios y aprovecho de buena gana esta
circunstancia para renovarle mis sentimientos de
particular estima, con los cuales me reitero
de V. Rev. devmo. en e l Señor
P edro C ard. G asparri.
Revmo Sr. D . Pablo Aibera
Rector General de la CoTigregación
Salesiana de D . Bosco.
Jí
D ILE C T O FILIO
PAULO ALBERA
CONGREGATIONIS SALESIANAE MODERATORI MAXIMO
BENEDICTUS PR XV
D IL E C T E FILI
SALU TEM
E T A P O S T O L IC A M
B E N E D IC T IO N E M .
alesianí instituti quotquot sunt participes, adiutores et aniici, iis
ómnibus dies nonus proximi mensis iunii dupliciter faustus accidet,
quod abhinc annis quinquaginta et taurinensis aedes Mariae Auxiliatricis
sollemni ritu dedicata est, et ipse, dilecte bli, rem divinam primitus
fecísti. Etenim cum congregationi vestrae divina Mater, venerabllem
Conditorem studiose fovendo, affuit nascenti, tum adolescentem opportuna semper ope prosecuta est, ex quo praesertim suae erga vos benignitatis in eo templo .tamquam principem sedem collocavit. Namque
ibi óptima quaeque inrta sunt consilia quae ad perpetuum vestrorum
operum incrementum pertinerent; ibi religioso custodiri atque ali consuevit ductus a Francisco Salesio multiplicis caritatis ardor in salutem
animarum; inde alii ex aliis lectissimi sodales proíecti sunt qui vel
iuventutem recte instituerent, vel christianum nomen barbaris inferrent:
S
eo denique ex fonte et capite perennis quaedam caelestium beneficiorum copia per universam salesianorum famlliam defluxit. Itaque
iure dixeris omnes sodalitatis vestrae fastos Mariae Auxiliatricis religione consecran. Feliciter vero contingit ut simul marianae huius aedls
et tui sacerdotii natalis celebretur. Siquidem non parum, hoc toto spatio,
et consílii et studií et operae in societatis istius bonum contulisti: quam
quidem vix inchoatam ingressus, auctam nunc mirifice et ubique propagatam sollerter moderaris. Cum igitur omnes tui, communem Patronam
venerantes, varias amoris significationes tibí undlque daturi sint, huic
quasi concentui gratulantium praeire admodum Nobls libet, qul praesentissimo Deiparae auxilio Nos cum tota Ecclesia máxime commendatos volumus, et salesianam sodalitatem mérito habemus caram. Eaque
ut multos annos te rectore salvo et incolumi utatur, vehementer optamus.
Auspicem autem caelestium donorum et paternae benevolentiae Nostrae
testem, tibi, dilecte lili, et ómnibus qui sodalitatem vestram participant
atque adiuvant, apostolicam benedictionem amantissime impertimus.
Datum Romae, apud Sanctum Petrum, dle XII mensis maii MCMXVIII,
Pontiíicatus Nostri anno quarto.
B E N E D IC T U S PP. X V.
A N U E STR O A M A D O HIJO
D O N PABLO ALBERA
RECTOR MAYOR DE LA PIA SOCIEDAD SALESIANA
BENEDICTO PP. XV
A M A D O HIJO
S A L U D Y BEND ICIÓN A P O S T Ó L IC A .
todos los miembros del Instituto Salesiano, para sus Coo
peradores y amigos, será doblemente fausto el día 9 del
próximo junio; porque hace cincuenta años, en esa fecha, se abría
al culto divino el templo de María Auxiliadora, y porque tú mismo,
amado hijo, celebrabas tu primera Misa. En verdad la Madre de
P
ARA
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Dios, así como asistió a vuestra Congregación en sus principios,
favoreciendo singularmente al Fundador, así ha* continuado auxi
liándola en su crecimiento, en especial desde el día que puso en
dicho templo su trono especial en vuestro favor. Allí,, en efecto,
se han tomado las mejores resoluciones para el estable incremento
de vuestras O b ras; allí se ha venido conservando y alimentando
religiosamente el ardor de su múltiple caridad en favor de las
almas, según el espíritu de S. Francisco de S ales; de allí han salido,
uno en pos de otros, ejemplarísimos miembros del Instituto, ya para
educar cristianamente la juventud, ya para llevar el nombre y la
civilización de Cristo a los bárbaros; de allí, finalmente, como de
de manantial, fluye una onda perenne de gracias celestiales para
toda la Familia Salesiana. Así, pues, con toda razón se puede ase
gurar que todos los acontecimientos de vuestra Sociedad están consagrádos por el culto y el amor de María Auxiliadora.
Y por una feliz coincidencia concurren la consagración del
templo y tu ordenación sacerdotal. Tú, a la verdad, durante todo
este tiempo, con no poca sabiduría, cuidado y trabajo, has coope
rado al bien de dicha Sociedad, a la cual, apenas nacida, diste tu
nombre, y aumentada y propagada admirablemente en dondequiera,
riges sabiamente. Y puesto que todos los tuyos, tributando home
naje a la común Patrona, te darán en todas partes, diversas mues
tras de cariño, mucho nos place a Nos preceder este coro de
felicitaciones, tanto porque queremos que de un modo especialísimo
se nos recomiende al validísimo auxilio de la Madre de Dios, como
porque con merecida razón amamos entrañablemente a la Congre
gación Salesiana. Y hacemos ardientes votos porque te conserve
por muchos años y en buena salud como Superior. En prenda,
pues, de celestiales dones y en testimonio de nuestra paternal be
nevolencia, a tí, amado Hijo, y a cuantos a vuestra Sociedad per
tenecen y a sus Cooperadores, os damos con todo nuestro corazón
la Bendición Apostólica.
Dado en Roma, en S. Pedro, a 12 de Mayo de 1918, año
cuarto de nuestro Pontificado.
B E N E D ICTO PP. X V .
É
—
7 2
U [onleieDcia Sel Mamués de [lispolti.
La iniciativa de las fiestas jubilares la tomó el
« Comité de Bienhechoras de la^Obra de D. Bosco
Los grandes actos de los dos jubileos se inau
guraron propiamente con la notable conferencia del
Ilhio. Sr. Mar()ués Felipe de Crispolti, el mayor de
los oradores católicos de Italia, el 25 de abril, en
el salón de actos de la Casa-madre, a la presencia
de S. A . R. la Princesa Isabel, Duquesa de Génova, esposa del Regente del Reino, por el tiempo
de la guerra, y de su augusta hija la princesa Ade
laida, de todas las autoridades administrativas,
eclesiásticas, civiles y militares de la ciudad, de
las representaciones consulares de Colombia, A r
gentina, Chile, Brasil, Uruguay, España, Francia,
Inglaterra, Bélgica, Estados Unidos.
« La jornada, escribía el Momento, bien se puede
llamar histórica: histórica por su significación, por
que con la palabra deslumbradora de Crispolti em
pezó la serie de manifestaciones conmemorativas
con que los ...hijos de D. Bosco, llenos de grati
tud y esperanzas, quieren echar una mirada retros
pectiva a 50 años de vida, para dar gracias a Dios
y cobrar nuevo esfuerzo para seguir trabajando;
histórica por el concurso extraordinario de todas
las autoridades y personajes de la ciudad, que da
ban en el grande estrado el espectáculo grandioso
de una multitud elegante, recogida en religiosa
atención ante el ilustre orador, mientras falanjes
de niños de los colegios salesianos y de nuestros
circuios juveniles y socios de nuestras seciones
obreras, y diversas representaciones, llenaban las
galerías. »
Crispolti empezó diciendo que el unir D. Albera
su lubileo al del Santuario le parecía industria de
su humildad para pasar desapercibido ; pero que
los Cooperadores no lo podían ni debían tolerar,
pues era una providencial coincidencia que se debía
considerar como un complemento del jubileo mariano; y entró en materia afirmando que D. Bosco
es el término en que se concentró todo el culto
anterior de la Auxiliadora, y el punto de partida y
el instrumento divino por quien el nuevo culto se
difundió en el mundo. Prueba su tesis con una
rápida y elocuentísima síntesis histórica a través
de los siglos, deteniéndose de modo especial sobre
la hora en que D. Bosco vino al mundo y las mara
villas que en él y por él se obraron. El Vble. Pa
dre sentía su misión de introducir, propa^ r y po
pularizar en el mundo la devoción a María Auxi
liadora. Pero antes ejecutó sus designios pedagógi
cos y realizó empresas que parecían imposibles; y
entonces anunció al mundo este culto y el propó
sito de erigir este templo,'‘como si hubiera querido
antes acumular las pruebas del auxilio de María,
para que su gratitud y la de la sociedad beneficiada
se hiciera imperiosa.
La misma erección del templo en solos tres? años
era una demostración de que era María Sma. misma
su autora: una prueba de que la Obra de D. Bosco
era cosa xlel cielo. Aquí se. cerraba la primera
época de la obra y empezaba la segunda, la glo
riosa de consolidación y difusión universal, cuque
todo el apostolado educativo se hace vehículo del
culto a Moría Auxilium Christianorum. De enton
ces data la fundación del Instituto de las Hijas de
María A u xiliad o r, de las Misiones Salesianas, de
los Cooperadores. Cada día da nuevas pruebas de
pujante vida esta obra, que precisamente en este
año jubilar, cuando la guerra ha enrarecido las filas
salesianas y sacudidolas como sacude un huracán
-
un árbol en plena florecencia, tiene aún suficientes
fuerzas para fundar una misión en China y otra en
un arrabal de Turín donde no ha un año el espíritu
revolucionario manifestó su pujanza destructora.
Pasa a hablar del Museo del Culto de Marta Auxiliadora y afirma que es el primero de su clase
en el mundo. Museos sagrados existen en el mundo:
el último en orden de tiempo y el más insigne en
tesoros es el que ha erigido ahora Benedicto XV,
con real munificencia, para recoger los documentos
de la basílica de S. Pedro, desde Constantino hasta
Nicolás V y desde entonces acá. Pero Museos que
reúnan los testimonios no de un templo sino de
todo un culto, con su historia a través de los siglos
y en el universo entero, no existen ; éste será el
primero, y confirma ese carácter distintivo de la
Obra Salesiana, de afirmarse y radicarse en las
tradiciones de la Iglesia, para lanzarse, llena de
ardor por mundos desconocidos. Hace algunas re
flexionas filosóficas sobre la utilidad y conveniencia
de estos museos; pues si es verdad que la devo
ción y el culto en sí mismos tienen, como todo
en la Iglesia, como todo en la humanidad, de la
Redención acá, una parte inmutable; hay otra im*
portantisiina que Cristo sujetó a la -historia y a la
ley del progreso,, que no se perfecciona en un dia
ni se presenta acabada en cualquier día sino que
va áe lo menos a lo más, de lo bueno a lo mejor;
que tiene sus fechas y las señala y graba con moimmentos palpables y elocuentes que estimulan a
quien los mira, a caminar, cual se debe, siempre
adelante. Y éste es el valor y éstas las esperanzas
colocadas en este Museo, ahora modesto, pero que
promete alcanzar una impcírtancia excepcional. Y
estará junto al templo, y asi éste, que será siempre
el centro de un culto extendido por toda la haz
de la tierra, no tendrá a su lado ni en su recinto
una colección muerta, sino un perpetuo estímulo
de vida.
Y esto acaece en una especie de plenitud de los
tiempos, en la hora en que a la humanidad le urge
más que nunca invocan el Auxilium Christianortm;
porque no sólo vivimos en la hora en que más han
sufrido los hombres por obra del hombre desde
que el mundo es mundo, sino también en la hora
en que todo anuncia una purificación de las almas,
a pesar del aparente olvido de las más elementales
normas de la moral... Benedicto X V ha elevado su
v o r ; no ha invocado solamente la paz, sino tam
bién el advenimiento de la justicia plena, absoluta.
¿Cuándo se ha elevado en el mundo una oración
más universal, más armónica? En la Auxiliadora,
como canta la Liturgia (himno de Laudes), reside
la misma fuerza de Dios...
El orador va conmoviéndose más y más, y ter
mina con estas palabras; « Recoja de nuestras
labios, de los labios de una multitud inmensa, 1»
segura invocación de Lepanto: Auxilium Chrisiianorum, ora pro nobis\-h — Ora pro nobis! repi
tieron en coro los presentes.
La propaganda.
Libros y folletos corrieron profusam ente. L a Libreri»
Internacional « B uena Prensa » se hizo benem érita pw
su celo V actividad. — E l C onsejo Suprem o de la Pfe
S ociedad Salesiana publicó un folleto, con una tirada oe
cienm il ejem plares, q u e se distribuyeron por toda Itali^
Nosotros hubiéram os hecho otro tanto, a no im pedlm ow
especiales agobios. T em íam os adem ás qu e las dificultades
de transporte e irregularidad de correo neutralizaran su
efecto.
.
Por lo dem ás, sabíamos qu e nuestros hermanos «
Esf^aña y Am érica suplirian abundantisim am eiite. Y asi
h a sido.
-
73 —
L a s o le m n id a d d e l 2 4 m a y o
La fiesta titular, que se repitió este año por
la quincuagésima vez, y el mes de preparación,
fueron la ‘ disposición mejor para las solemni
dades jubilares. Grandes fueron el concurso de
fieles, su piedad y su constancia en asistir a las
instrucciones y en acercarse la sagrada Mesa.
Imponentísima era, por ej. la inmensa multitud
apiñada en el templo para escuchar a los pre
dicadores y para recibir la Bendición con su
Divina Majestad. Las funciones de la tarde re
vistieron especialisima grandiosidad.
La fiesta del Papa.
Un eximio Cooperador Salesiano, antiguo
alumno de D. Bosco y Arzobispo de una histó
rica ciudad, había propuesto a los Cooperadores
celebrar anualmente la fiesta del Papa. Tan her
mosa propuesta no podían dejarla pasar los di-
El mes.
Tres funciones diarias con sermón, letanías
y Bendición hubo durante el mes : la primera
a las 6 de la mañana, para los alumnos arte
sanos, a quienes se unía numeroso pueblo. Pre
dicó el P. Alejandro O górkiew icz, Salesiano.
.A. las s de la tarde tocaba el turno a los E s
tudiantes y a los Cooperadores, que de todas
partes de la ciudad acudían numerosos. Con
unción y elocuencia de apóstol predicaba el P.
Salesiano D. Lorenzo Gaggino, Capellán Militar.
Los cantos, ejecutados por la Escolanía del ins
tituto, no podían ser mejor escogidos ni mejor
ejecutados.
.A las 8 de la tarde las multitudes, acudiendo
de todas partes de la ciudad, llenaban de tal ma
nera el vasto templo, que no había dónde poder
dar un paso. Los sitios reservados a los alumnos
internos los ocupaban los niños y jóvenes del
Or.itorio Festivo, edificando al pueblo con su
compostura y devoción, prestando además el ser
vicio de a lta r,. con su numeroso c Pequeño
Clero > y desempeñando hábilmente el programa
musical, en cuya ejecución alternaban con las
Escuelas de las Hijas de María Auxiliadora, que
ocupaban puesto preferente en medio de ios fieles.
Digno de tanto entusiasmo y'avivador de él íué
el predicador, M. R. Sr. D. Juan. B. Zerollo,
de Génova, antiguo alumno del instituto sale
siano de San Pier d ’Arena. Esta función revistió
desde el primer dia una grandiosidad impo
nente, deficil de describir. L a Bendición del
Santísimo caía sobre una muchedumbre varia y
compacta que, llenando el Santuario, se apiñaba
en el atrio y aun en la plaza, notándose mucho
elemento masculino, así de militares como de
paisanos.
¡ Con qué fervor y decisión pronunciaban
aquellas jaculatorias reparadoras de las blasfe
mias que infestan el mundo, aquella solemne
afirmación de fe y de vida cristiana, con que
suele cerrarse la Bendición del Santísimo: /Ben
dito sea Dios / /BeTtdito sea su Santo Nombre !...
'J-ZÁ
rectores del Santuario, y el domingo 5 de mayo,
día de S. Pío V , el Papa de Lepanto, celebróse
con entusiasmo filial. Numerosísimas fueron las
Comuniones, todas según las intenciones de su
Santidad. L a Misa solemne fué celebrada por
Mons. C u m in o ; la Bendición solemne de la úl
tima función la dió su Em ihencia el Cardenal
R ichelm y; los predicadores hablaron elocuente-
— 74 —
mente de la excelsa dignidad de! Ponti6cado;
el que pronunció el, P. Zerollo' fué calificado
de insuperable.
Nuestro Rvmo. Padre General mandó un te
legrama a Su Santidad, recibiendo inmediata
mente esta respuesta:
... Augusto Pontífice, complaciéndose vivamente
solemne manifestación de devota adhesión al Papa,
celebrada en Basílica María Auxiliadora, en la
fiesta de S. Pió V, implora copiosas gracias al
Clero, al pueblo e imparte a todos la implorada
liettdición. — Card. Gasparri.
Todas las fiestas de! me.s inariaiio y luego el
octavario solemne fueron honradas con la pre
sencia de ilustres personajes, del Clero Regular
y Secular, a semejanza de lo que se hizo cin
cuenta años hace, pues D. Bosco había querido
que cada día, en torno de los diversos Sres.
Obispos, hubiera escogidas representaciones de
todo el Clero de Tiirin.
La solemnidad titular.
La Noche de adoración.
Según el reglamento de la Archicofradla de
María Auxiliadora, las oraciones y comuniones
del 25 de mayo, fueron en sufragio de los so
cios y de los bienhechores del Santuario que
han pasado ya a la eternidad.
A las 7,30 celebró la misa S. E . el Obispo
castrense Mons. Bortolomasi, dirigiendo luego
palabras de fuego a los niños »y a los fieles.
A las 9 de la noche el Santuario estaba re
pleto. Por iniciativa'de la Adoración Nocturna
y dirigida por los Padres del Santísimo Sacra
mento, comenzó la noche de adoración con la
Hora Santa, predicada, a la cual siguieron las
Vísperas del Santísimo, y otra Hora Santa, pre
dicada por el' Dr. Barberis, Secretario de Su
Eminencia el Card. Richelmy, quien a la s 12,30
dijo la Misa de Comunión General. A las 2 de
la mañana celebró la Misa de acción de gracias
el P. Cesarini. Superior de los Religiosos del
Santísimo Sacramento, afectuoso exalumno del
instituto salesiano del Sagdo. Corazón en Roma.
Siguieron otras y otras Misas.
Asi pasó la Noche Santa, en la cual se enco
mendaron a Dios dé un modo particular las in
tenciones de los devotos de María Auxiliadora
y las Causas de Beatificación del Vble. Eymar,
Fundador de los Sacramentinos, de cuj-a sama
muerte se cumplió el 50® aniversario el 30 de
abril p. p. y de nuestro inolvidable Padre D.
Bosco, entrambos ternísimos amantes de Jesús
Sacramentado y apóstoles de la Comunión fre
cuente y cotidiana.
Con las primeras Víspera.s, pontificadas por
S. l'i. el Sr. Obispo de Gaza, y la Bendición
'^datla por S. E. el Sr. Obispo d eT rico a , se ini
ció la serie de funciones conmemorativas de la
Consagración. Toda la noche permaneció abierto
el Santuario y los fervorosos fieles lo llenaban,
adorando a Jesús Sacramentado, expuesto so
lemnemente para recibir sus homenajes y ado
raciones, oír los sermones, los cantos, tomar
parte en .todas las prácticas. A la i comenzaron
a celebrarse las Misas y a distribuirse la sagrada
Comunión, durando hasta la i de la tarde.
A las 6.15 subió al altar el venerando P. Albera : a las 7,15 el Exmo. Sr. Pinardi, Obispo
A uxiliar de Turín ; a las 10 pontificó el Emmo.
Cardenal Cagliero, Legado del Santo Padre, y
« El Venérable Bosco — escribe la revista il
dió la Bendición Papal.
Giovane
Piemonte- — soñó un día que el vastí
Todo el día estuvo repleto de fieles el San
simo templo de María Auxiliadora, no conten
tuario. Para satisfacer la devoción del pueblo,
dría la multitud de jóvenes que a él vendrían
se dió muchas veces la Bendición de María A u
a oraren peregrinación. Nosotros creemos que el
xiliadora, previa una exhortación o plática para
sueño se realizó el domingo 26 de mayo, cuando
disponer mejor los ánimos y estimularlos a im
de todo el Piamonte llegaron a Turín los socios
plorar las miradas del cielo sobre las familias,
de los Oratorios, de los Círculos, de las seccio
la Patria y la humanidad.
nes de Exploradores, para festejar el doble ju
Después de las segundas Vísperas póntificales,
pronunció el panegírico el elocuentísimo P. Ze bileo Salesiano. A las 8 de la mañana el pú
blico desocupó la iglesia y nuestros jóvenes lle
rollo, señalando a María como la Auxiliadora
naron presbiterio, coro, tribunas, naves. Las
de la Iglesia y del pueblo cristiano, e.specialmente
banderas se colocaron a los lados del altar. La
en estos últimos tiempos,'mediante la educación
impresión del espectáculo de fe quedará inde
cristiana de la juventud, que Ella ha qvierido y
leble en todos.
favorecido. — El Emmo. Cardenal Arzobispo
« El Rvmo. P. .Albera celebró la mi.sa de oro
de Turin dió la Bendición.
para los jóvenes, mientras se entrelazaban cantos
Hasta las to t de la noche estuvo de bote en
y oraciones en honor de la Virgen. El P. Albote la Basílica, rezando el pueblo el Rosiirio,
. bera tuvo a bien dar de su mano la comunión
cantando las Letanías y diversos himnos, 11oa los jóvenes que se encontraban en el presbi
rattdo, clamando, implorando las bendiciones
terio y el coro. Los demás — y pasaban de dos
de nuestra Reina y Señora para los vivos y para
los muertos, para los huérfanos y para las viu mil — recibieron el Pan Eucaristico de manos de
otros cinco sacerdotes, que en varios altares
das. p.ira los que combaten en las trincheras y
llenaron la dulce función durante tres cuartos
los que batallamos en las vicisitudes de la vida
de hora. Con ser tan grande la masa de jóvecotidiana.
La peregrinación de la Juventud
Católica Píamontesa.
—
nes,-la ceremonia se llevó a cabo con la mayor
regularidad, y a las 9,35 terminaba en medio
de la más franca y cordial alegría ».
Inmediatamente después se distribuyó la co
lación con que el Rvmo. P. Albera obsequiaba
a la juventud. Prestó el servicio y dirigió la no
fácil tarea la Dirección del Oratorio festivo, con
el Circulo AuxUium, del mismo Oratorio, que
fué el verdadero promotor de la reunión. Acto
seguido se inauguró un banco de beneficencia
y se abrió el salón de actos para celebrar el X III
Congreso de la Juventud Católica Piamontesa
Bajo la presidencia del Comendador Pericoli
Presidente de toda la Juventud Católica Italiana
los socios activos, con sus activísimos presiden
tes y consiliarios, discutieron animadamente so
bre temas de interés para la organización. Hubo
dos sesiones: de 10 a 12 y de 2 a 4,30. Esta
ban representados 54 federaciones piamontesas
y además las de Milán y Foligno. Muchas más
enviaron adhesiones.
Al abrir se el Congreso el Vicepresidente del
Consejo regional, D. Pedro M aggio, anunció
que Su Santidad Benedicto X V , en prenda de
aprobación y gratitud por el trabajo realizado
por la Juventud Piamontesa y en especial por
su Presidente, D. Carlos Torriani, abogado,
condecoraba a éste con la rhedalla de oro Be~
nemereníi. La noticia produjo indescriptible en
tusiasmo y tempestades de aplausos.
En la sesión de la tarde el Padre Salesiano
Dr. Garelii, Superior de la nueva Misión Salesiena de la China, presentó una moción para
que... «visto que las .Misiones Católicas son un
poderoso estimulo a la fe, a la vida cristiana y
al amor patrio...
1" en cada Circulo se instituya e l dia de ¡as
misiones, y en él se celebren especiales funcione.s
y se bpga una colecta en favor de una de las
'Mi.siones;
2" a todos los Círculos lleguen los Boletines
de las diversas misiones y el Boletín Salesiano.
30 que el' Boletín Salesiano presente un cordialísimo saludo de los Jóvenes Católicos del
Piamonte, reunidos al rededor del venerando P.
Albera en el Santuario de María Auxiliadora,
a los jóvenes de las Misiones Católicas de todo
el mundo, como expresión de la comunidad y
solidaridad de fe y de amor que los estrecha a
todos ».
•A. las 5 y en el vasto patio del Oratorio fes
tivo los Exploradores Católicos Turineses, re
novaron solemnemente sus promesas y ejecutaron
bellísimas evoluciones, en honor del P. Albera.
Al encuentro del Superior salió una banda to
cando una marcha muy briosa y el Presidente
de la Federacióa Piamontesa puso en sus manos
el Obolo de la Juventud, destinado a la educa
ción de huérfanos de guerra. Pericoli añadió
palabras de homenaje en nombre de la Juventud
Católica Italiana.
75 —
La bellísima jornada tenninó como había em
pezado: con una función solemne en el Santua
rio, dejando en todos imborrables recuerdos.
Fué eij realidad una de las más características
de ese caractéristico ciclo de fiestas.
L a Juventud Católica Italiana, una de las
cuatro grandes ramas en que, bajo la dirección
de Su Santidad, está dividida la Acción Cató
lica Social Italiana, está perfectamente organi
zada: tiene una Junta Central en Roma, cuya
presidencia, por elección pontificia, ocupa el
Comendador Adolfo Pericoli, abogado, ya en
trado en años pero de corazón siejupre joven ;
en cada una de las regiones en que está divi
dido el reiito hay una presidencia regional, con
domicilio en la Capital de la región: Turin,
Milán, Ñapóles, etc., la cual ejerce jurisdicción
sobre todos los elementos regionales federados;
finalmente, en cada ciudad o en cada pueblo hay
una junta local, que ejerce jurisdicción sobre los
Círculos y Sociedades federadas que haya ahí.
La jurisdicción que se ejerce tiene por objeto
conservar los fines y especialmente la fe y las
buenas costumbres, la subordinación a las au
toridades eclesiásticas, fomentar la vida cristiana
y cívica, etc. Por lo demás, cada Círculo goza
de amplísima libertad y de una especie de au
tonomía en lo que toca a fines secundarios,
aunque sean de primísima importancia para su
vida propia. Así tenemos Círculos deportivos,
dramáticos, artísticos, económicos, de instruc
ción, etc, etc.
La Federación y la organización hacen que
toda la Juventud Católica pueda moverse, en
determinados momentos, como un ejército dis
ciplinado, que en lo que atañe a los supremos
intereses tenga unidad de miras, unidad de di
rección, unidad de movimiento. Cada día crece,
y como siga com o.hasta aquí, no pa.sarán mu
chos años sin que realicen los sueños que .sobre
ella tuvieron León XIII y Pío X y tiene ahora
Benedicto X V .
Mientras los Jóvenes evolucionaban en el palio
y ponían en manos del Rvmo. P. Albera su
Obolo para educar huerfanilos, en la Basílica
daba la conferencia a los Cooperadores Salesianos, con acento.'^ como nunca inspirados, el P.
Zerollo. Su j>alabra sugestiva entusiasmó los
ánimos y conmovió los corazones, que recono
cían más y más en María Auxiliadora la inspi
radora de D. Bosco, la Protectora providencial
de su Obra en sus múltiples manifestaciones.
El espectáculo que e.se mismo día se estaba
presenciado en el Oratorio, era una prueba evi
dente.
—
76
—
El M u s e o d e M a ría A u x ilia d o ra .
— £n Faenza, encomendado a María Au
D e un modo sencillo, sin aparato ni pompa,
xiliadora, vuelve de muerte a vida e l único hijo
con la visita oficial del Emmo. Cardenal Cade una piadosa familia, y su padre se traslada a
gliero, del Rvmo. P. Albera con su Consejo y
Turin para cumplir un voto, el día de la corisaotros personajes eclesiásticos, se inauguró él
Museo del Culto de María Auxiliadora el 30 de gración del templo.
jg¿p — F n Roma, implorada por D . Bosco
mayo, solemnidad del Corpus Chrtsü.
No es nuestro ánimo dar de él una descrip para que allane las dificultades que se oponen a la
aprobación 'de la Pía Sociedad Salesiana, Maris
ción, que forzosamente sería muy larga.
Auxiliadora, sana alsobrifio del Cardenal Berarii.
Poco o nada pudo venir del exterior; en E s
fgóp — En Lanzo, seis niños enfermos de vi
paña y en América habían preparado muchos
objetos, que. Dios mediante, se utilizarán pa ruela, bendecidos por D . Bosco y alentados en
nombre de María Auxiliadora, se levantan inssada la tempestad de la guerra. Mas no por
esto falta la representación de ultra-alpes y ul tantánaamente curados.
i86q — María Stardero de Vinovo, ciega hacia
tramar; si no vinieron los objetos, vinieron
un año, bendecida por D . Bosco, recobra la vista
muchas fotografías y no pocos gráficos.
El Musco se instaló debajo de la Basílica, en y recoge la medalla de María Auxiliadora.
1880 — En Marsella, a las súplicas de Don
los ventilados y espaciosos sótanos, y es sen
cillamente admirable la disposición que los en Bosco, Marta Auxiliadora .inaugura, con la cu
ración de un paralitico, una serie de extraordi
cargados supieron dar al material recibido, casi
todo fotográfico. La enumeración de las seccio narias maravillas en toda Francia.
J883 — En París, mientras D . Bosco nana
nes ya da una idea <le su interés: E l Culto de
Marta Auxiliadora antes de 1868 — E l Apóstol la curación de una señora y de un 7iiño, se
de la Auxiliadora — E l primer Santuario dedi interrumpido por el Diputado Sr. Portalis, que
exclama: ¡Si, ese marido y ese' padre afortunado
cado a María Auxiliadora — Iconografía y Medaltero de María Auxiliadora — Las gracias que soy yo !
1883 — E l 25 de ju lio , Enrique de Chambord,
otorga María Auxiliadora.
moribundo en el Castillo de Frohsdorf, bendecido
Un hermoso relieve plástico representa al vivo
una fracción de las colinas de i Becchí, preci por D . Bosco en nombre de María Auxiliadora,
se levanta y va a saludar a sus huéspedes.
samente el caserío donde nació D. Bosco, y
¡ggy — (Jn religioso Franciscano, sorprendida
donde, para cumplir un voto, se levanta ahora,
por una tempestad, promete a María Auxiliadora
frente a la casa, un elegante templito, que se
traducir la vida de D . Bosco y difundirla en el
consagrará, si Dios quiere, el próximo agosto.
Perú, y al instante cesa la tormenta.
Otros relieves hay, interesantísimos, v. gr.
1894 — María Auxiliadora, apareciéndose en
I» El Oratorio Salesiano de Valdocco en 1846, es
Oé7viqcim e l día del Corpus, entre los escombros
decir, en sus principios; 2° el mismo en 1868,
de un antiguo .Santuario, anima al pueblo a res
apenas consagrada la Basílica; 3® el mismo en
1918, y en él se ven cuáles y cuántas amplia taurarlo y abre a los Salesianos las puertas de
Polonia.
•
ciones y mejoras le esperan aún para quedar
iq i3 — En la Tierra del Fuego la Virgen
definitivamente constituido.
.Auxiliadora, acostumbrada a confortar con su
En el fondo de una galería campea un bajorelieve del pintor Carpanctto, representando un presencia visible a los indios moribundos, aparésueño de D. Bosco: los Mártires de Turin \c cese a un anciano llamado Eliseo y lo cura pro
digiosamente.
conducen a la presencia de la Virgen rodeada
del Colegio Apostólico y de santos, y Ella le
En otras dos galerías hay interesantes docu
ordena construir el Santuario y le d ice: Hic
mentos de la Basílica, varios apuntes del Vble.
domus mea.' lude gloria mea!
D. Bosco, el anuncio de la consagración del
Otros doce cuadros plásticos del mismo pintor
Santuario, la súplica al Arzobispo de Turin
representan otras tantas gracias de María A u xi
para la erección canónica de la Asociación de
liadora. — No pudiendo presentara nuestros lec
los dervotos de María Auxiliadora, el manuscrito
tores los grabados, trasladamos las inscripciones:
del discurso pronunciado por el Sr. Obispo de
1863 — Una señora de Turin, curada prodi Casale el día de la inaugfuración del Santuario;
giosamente al prometer una limosna para la igle los opúsculos de D. Bosco sobre María Auxilia
dora; los manuscritos de la música para las fies
sia de Valdocco, ofrece a D . Bosco mil liras para
tas de la Dedicación, etc. etc.
el salatio de los obreros en la primera quincena.
E l museo es un simple esbozo, algo como un
ig ^ — Un noble caballero de Turin, que guar
índice de lo que será en lo porvenir. Así y todo
daba cama hacía tres meses, desahuciado de los
es muy interesante; y nosotros, al par que da
médicos, curado instantáneamente por la bendición
mos las gracias a cuantos han contribuido a su
de D . Bosco. da tres mil Jiras que precisamente
se necesitaban ese día, 16 de noviembre, para los inauguración, suplicamos a cuantos pueden com
pletarlo, se dignen prestarle su concurso.
trabajos del nuevo templo.
-
El Octavario solemne.
El domingo 2 de junio empezó el Octavario
solemne con preparación a la fecha jubilar, tam
bién con tres funciones, predicando un padre
Salesiano y dos Obispos, uno de los cuales
también Salesiano.
S. E. el Sr. Olivares, Salesiano, Obispo de
Nepi y Sutri, pronunció el discurso de intro
ducción y luego predicó regularmente a las 9,30
y a las 17. Su palabra persuasiva y apostólica
se ganó' desde el principio las simpatías del au
ditorio.
Por la noche se repitió et espectáculo impo
nente del mes- y la novena! A millares acudían
los fieles a escuchar la palabra ardiente y fasci
nadora del E xcm o. Sr. Pasi, de Ferrara, a rezar
el Rosario, a recibir la Bendición del Smo. Sa
cramento y a tomar grandes resoluciones de
crecer en la perfección de la vida cristiana.
Peregrinación de la juventud femenina.
El 2 de jun io les llegó su turno a las Hijas
de María, a alumnas de los Institutos, de los
Oratorios festivos, de las Casas-Familias de
jóvenes, y acudieron numerosísimas a los pies
de María Auxiliadora. Venían de todos los barrios
de Turín, de Chieri, de Mathi, de Avigliana, de
Trofarello, de Diano de Alba, etc. etc.
El P. Albera celebró para ellas a las 8, como
lo había hecho con los jóvenes. E l Santuario se
llenó de tal manera, que para comodidad de los
fieles hubo que celebrar varias misas en la ca
pilla sucursal que está situada a pocos metros
del Santuario, en la otra acera, como se había
hecho el 16 de mayo. Inútil es decir que la co
munión general, imponentísima, fué una afir
mación de fe, de amor, de adhesión a la hu
milde Sociedad Salesiana.
Al salir de la iglesia, las Hijas de María A u x i
liadora de la casa central de Turín les sirvieron
en sus patios un almuerzo y luego, en grupos,
las trajeron a visitar el Museo de María A u xi
liadora.
.\ las 3,30 de la tarde se congregaron nue
vamente en el Santuario ■ para pasar una hora
de adoración ante Jesús Sacramentado. Dirigió
les su autorizada palabra el Sr. Zerollo, po
niendo de relieve los ejemplos de adoración,
gratitud, arrepentimiento y amor de que dieron
prueba las mujeres de que hablan los Santos
Evangelios.
Del Santuario pasaron al Instituto de las Hijas
de María Auxiliadora, en donde, distribuidas en
grupos y columnas gimnásticas, fueron presen
tadas al venerando P. Albera y pusieron en sus
manos el óbolo generoso destinado a la edu
cación de niñas huérfanas y le obsequiaron con
una linda velada literaria, en la cual noÉ'altó
Oradora que le deseara la Misa de Diamante.
En su discurso de gracias el amado Superior
77 —
pronunció palabras de tan honda conmoción,
que arrancó más de una lágrima.
Tal dulces impresiones dejó la jornada en las
jóvenes, que los dos siguientes domingos, 9 y
16 de junio, vinieron al Santuario nuevas y nu
merosas ondadas de jóvenes dirigidas por las
infatigables Hijas de María Auxiliadora.
La Exposición de ornamentos.
Se inauguró el domingo 2 de junio, permane
ciendo abierta hasta el 10. También ella hubiera
sido extraordinaria si hubiésemos estado en paz.
¡Era ya tan imponente, no habiendo concurrido
sino Italia- sola!
Dispuesta en las dos alas de dos largos cor
redores de la Casa,Capitular, fué la admiración
de cuantos la visitaron, tanto por el número de
objetos como por el valor artístico de varios de
ellos.
En prueba d e gratitud quisiéramos enumerar
los objetos, desde los más valiosos a los más
humildes; mas no pudiendo ser, ^n nombre de
los -Superiores Mayores damos la más ex¡}resivas
gracias a los donantes, y nos contentaremos con
citar los regalos del Padre Santo, de las Reinas
y Princesas de Italia y de los E.m os Cardenales.
Su S.\NTipAD EL P.\p.^, una preciosa casulla de
hilo de plata recamada en oro y un rico copón,
una y otro con el escudo papal.
S. M. L.\ R eina de
un artístico Cru
cifijo de plata, reprodución del célebre Crucifijo
de Carlos V.
S. M.
eina adre un grandioso y artís
tico Ostensorio.
LA R
M
,
S. A. R. L eticia de S aboya y Bonaparte,
D uquesa de Aosta, un precioso atril .para el
Misal. — Este Misal, verdadero monumento de
arte decorativa, fué impreso y encuadernado en
las Escuelas Salesianas de Turín.
S. A. R. LA P rincesa Isabel, D uquesa de
G énova, un espléndido servicio de cartas-glorias
con un cáliz precioso.
S. A. R. LA P rincesa E lena, un incensario
y naveta de plata, primorosamente cincelados.
S. E m.ma. Revma. el C ardneal P edro G a.sparri. Secretario de Estado de S.
un alba
recamada, de gran valor.
S. E mma. R evma. el C ard. F rancisco de
-Paulo Cassetta, un riquísimo servicio de vina
jeras con campanilla, finísima joya de arte.
S. E mma. R evma. el C.vrd. Agustín Ri CHELMY, una riquísima casulla, finamente reca
mada en oro.
S. E mma. Revma. el C aro . A ndrés C arlos
F errari, Arzobispo de' Milán, un grande reli
cario con dos Reliquias de .S. Carlos Horromeo.
S. E mma. R evma. el C ard. J ulio Boschi,
.-Arzobispo de Ferrara, un gran vaso artístico de
cristal de Murano. .
S. E mma. R evma. el C ard . P edro Maffi,
.Arzobispo de Pisa, la decoración del trono de)
78 -
-
S. E mma. R evma. el Card . G ranito de BelMONTE, un elegante estolón.
P risco,
S. E mma. R evma. el C ard . J uan C agliero,
altar de María Auxiliadora par la exposición del
Santísimo Sacramento,
S. E mma. R evma.
el
C aro. J osé
Arzobispo de Nápoles, una artística estatuita de
S. Genaro.
S. mma evma el aro lejandro ualdi
Arzobispo de Palermo, un cáliz y una casulla.
S.
mma evma el ard orge usmini
Arzobispo de Bolonia, una casulla verde y un
Pontifical Romano.
S.
mma ev ma el ard edro a on
Patriarca de Venezia, una medalla-recuerdo de S. S. Benedicto X V .
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TAINE,
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de la Pía Sociedad Salesiana, el precioso cáliz
que a él le ofreció la Patagonia Cristiana tn
ocasión de sus bodas de oro sacerdotales; un
pastoral y un servicio completo de lavamanos para
los Pontificales; varios ornamentos de lujo, entre
les cuales campea uno preciosísimo, de finísima
y paciente labor, cuyo trabajo duró diez años —
donado por las Benedictinas de Einsiedeln a
Léon XH I, y por Pío X al hoy Emmo. Cardenal
Salesiand.
¡mpóneníe t)omenaje de los Soldados y de las IReinas de Italia.
El s de junio tuvo lugar en el Santuario una
de esas funciones más únicas que raras, mere
cedoras de estampur.se en caracteres de oro en
los anales de un sitio ilustre : el homenaje so
lemne del Ejército y de las Reinas a María
Auxiliadora.
Fué una ceremonia que no e-Staba contem
plada en el program a: nació espontánea, como
brota en la montaña un roble. Un día el Emmo.
Cardenal Arzobispo Richelmy, que en todas las
grandes circunstancias religiosas desea con pa
terna osadía que se incluya el recuerdo de los
soldados de la Patria, y la invocación en favor
de ellos, manifestó el deseo de que el üjército’
presentara im homenaje a María .‘Auxiliadora.
Y el homenaje resultó la manifestación de un
pueblo que conserva todas las tradiciones del
amor patrio, que sabe -sostenerse en el sacri
ficio y recorrer la senda de la gloría en el
nombre de Dios y de la Virgen.
Sobre la puerta de la Ba.sílica se leía esta
inscripción, dictada por el mismo Eminentísimo
Purpurado:
A Marta Auxiliadora — en este lu^ar augusto
— testigo de ¡a sabiduría, de la virtud, dei celo
— del Vble. Juan Hosco — los soldados de Italia
residentes en Turln — anhelando la victoria
y los triunfos de la Patria — recordando las
gracias y las bendiciones — concedidas en diez
lustros por el amor materno — coyi corazón de
hijos ofrecen un tenue obsequio — símbolo de viva
confiansa v de ferviente afecto.
Las tropas y las representaciones.
A las 3 de la tarde, la vasta Basílica empezó a
llenarse con las elegantes representaciones de la
tropa de la guarnición. Cada arma, cada cuerpo,
cada cuartel, cada hospital militar estaba represeniatio por un pelotón. A tíos mil quiniento.s
llegaron los soUlados alineados bajo las naves
del templo.
Los Alumnos de la .Academia Militar, en pri
mera fila, desplegados con sus armas ante la
balaustrada del altar mayor y vestidos de gala,
prestaban el servicio de honor.
Mientras tanto en el presbiterio y las tribunas
ocupaban su sitio la autoridades y las represen
taciones civiles y militares, entre las cuates
pronto se notaron las del Ayuntamiento, con
cinco concejales, de la Gobernación, de la Pro
vincia, de la Magistratura, el General Sartir
rana, Capitán general y Comandante del Cu-'
erpo de Ejército de Turin, Alejandría y Piacenza ; el General Rizzo, Comandante de la Di
v isió n ; el General Corfini, comandante de la
Guarnición; los Generales GrifFa, Turletti, Cravosio-Anfossi, Carmagnola y Saminiatelli y Zabarelia; cinco coroneles, varios capitanes; el
subjefe de la Policía, el Ecónomo General Sr.
Ballerini, el Intendente de hacienda Sr. Siccardi,
el Sr. Barbosa, Director de Correos, el ase.sor
Molinari, los representantes de la Cruz de Malla
y de la Cruz Roja, las damas de Corte de la
Reina Elena, condesas de Trinidad y Rignon;
marquesa Seati-Grimeldi y de Boyl y baronesa
Casana-Borrom eo; la misión militar francesa, el
Consulado Francés, la misión militar inglesa y
la americana.
Cardenales y Principes.
La banda entona la marcha real. Era que
entraba en la Basílica el Emmo. Card. Cagliero,
acompaTiado de los Sres Obispos' de Ferrara y
de Nepi y Sutri. El venerando Purpurado, con
los Obispos y el P. Albera ocuparon sitios en
los escaños de la izquierda del altar mayor,
mientras la marcha real, otra vez repetida,
anunciaba la llegada de la Serenísima Infanta
Isabel, Duquesa de Génova, esposa del Lugar
teniente del Rey, que entraba acompañada de
sus augustos hijos las Princesas Bona y Adelaida
y el principe Eugenio, Duque de Ancona, y
ocupaban sus sitiales a la derecha del alear.
Resuena por tercera vez la marcha real y entra
procesionalmenie el Emmo. Cardenal Arzobispo
de Turin, precedido por el clero de la Basílica
y el de la Catedral y un buen servicio de semi
naristas. Contemporáneamente penetra una onda
de pueblo y se coloca, llenando hasta el atrio,
detrás de los 2500 soldados, al paso que las dos
—
79 —
grandes tribunas levantadas de propósito para
las grandes solemnidades en las naves del cru
cero, se llenan de escogida nobleza y aristo
cracia.
Los regalos.
El Eminentísimo Cardenal Richelmy, asistido
por su Corte, ora unos momentos y se sienta en
el faldistorio, comenzando inmediatamente la
histórica ceremonia de la presentación de los
dones dedicados a la Virgen Auxiliadora.
En medio de un estremecimiento general de
entusiasmo y devoción, el piquete presenta las
armas y el Duque de Génova, como represen
tante de la Casa de Saboya, avanza y con ade
mán noble, majestoso y exquisitamente cortés,
presenta al Eminentisimo Príncipe de la Iglesia
el exvoto de los soldados, consistente en un
precioso corazón de oro sobre terciopelo rojo,
con la siguiente inscripción, recamada en oro:
« \ María Santísima Auxiliadora los soldados de
la Guarnición dé Turin, 5 de junto 1918».
i’ or medio del piquete avanza un soldado, José
Destéfanis, y con marcial y garbosa devoción
pone en mano del mismo Purpurado el precioso
regalo de S . M. la Reina Elena, consistente en
un grande y precioso Crucifijo de plata maciza.
Fué un momento de conmoción solemne. El
Cardenal, bañado en lágrimas, toma el Cruci
fijo, lo besa y se lo pasa al principe Eugenio,
que hace lo mismo con igual transporte y se lo
presenta a su augusta madre y a sus hermanas,
quienes lo besan también. En ese instante, el
P. Albera, con mano temblorosa por la emoción,
pone en las del Príncipe Eugenio una medalla
•de oro de María Auxiliadora. Los soldados pre
sencian la ceremonia presentando las armas. No
pocos, en la rigidez de la po.stura, dejaban al
descubierto los dulces afectos del corazón.
El discurso y la Bendicióa.
Creció la .emoción al calor de la palabra elo•cuente del Salesiano D. Esteban Trtone, quien
con admirables frases explicó la significación del
corazón oferecido a la Virgen, como símbolo
del amor a Dios, a la Patria y a la familia,
ideales por los cuales lucha el soldado; y la del
Crucifijo de la Reina, emblema del sacrificio
necesario para toda obra g ra n d e; luego en una
densa síntesis histórica hizo resaltar la protec
ción no interrumpida que la Virgen Auxiliadora
ha dispensado a la Patria y la gratitud que ésta
le d e b e ; y concluyó con una invocación que
arrancó lágrimas e ímpetus de entusiasmó.
Terminado el discurso, el Emmo. Cardenal
Arzobispo pasó a la sacristía a revestirse: mien
tras tanto en el coro resonaban las maje.stuo.sas
notas del órgano y las armoniosas voces de 200
cantores, la mayoría niños. Sobre la multitvul
recogida y entusiasmada descendió la Bendición
de S. D. M. dada por el Cardenal Richelmy con
el ostensorio regalado por la Reina Madre.
Visita a la Exposlclóa.
Concluida la función religiosa, los Cardenales,
los Principes, los Obispos, los Generales y las
Misiones extranjeras, saliendo por la puerta la
teral que da al patio, se trasladaron a un .salón
del Boletín para saludar y obsequiar al P. Albera.
De ahí pasaron a los corredores, en donde
estaban expuestos los ornamentos y demás ob
jetos sagrados que de todas partes de Italia se
habían mandado como obsequio a María A uxi
liadora y al General de la Pía Sociedad Salesiana. Las princesas se detuvieron ante los
principales, expresando al P. Albera su admi
ración por lo ordenado y hermoso de la E xp o
sición y su satisfacción por el acto religioso que
tan brillante éxito había tenido. Saludados por
la banda y aplaudidos por la muchedumbres.
Príncipes, Cardenales y Generales salieron del
Oratorio llevando y dejando gratísimas impre
siones.
A la salida del templo un escogido grupo de
damas repartían a los soldados tarjetas postalesrecuerdos del Santuario. — A los oficiales y a
las diversas representaciones se le^ distribuyó
la V ida de D. Bosco del marqués de Crispolti.
El adiós a los Misioneros de la China.
A la ordinaria función de la tarde se unió, el
ó de junio, la conmovedora ceremonia del adiós
al generoso grupo dé misioneros salesíanos
que debían partir para la China. Desfilaron en
el presbiterio al canto del Magníficat, y Mon
señor Olivares habló elocuentemente de las Mi
siones Católicas; luego subió majestuosamente
al altar el Emmo. Card. Cagliero para dar la
Bendición solemne.
*
Concluida ésta, S. Emma. entonó las ora
ciones de los peregrinantes, bendijo los Cruci
fijos, entregando a cada misionero el suyo. Pro
nunció luego una alocución, que es sin duda
una de las más hermosas que acaso haya pro
nunciado én su vida. Muchas veces habíamos
•oido la elocuente y persuasiva palabra de S.
Emma.; siempre habíamos admirado su unción
evangélica; pero, a la verdad, esta vez superó
nuestra espectativa y nos hizo sentir esos estre
mecimientos raros que agitan el alma en circuns
tancias excepcionales. Quizá no eran propia
mente las palabras, ni los periodos, ora rotundos,
ora cortados, lo que im presionaba: era el tono
de la voz, eran los ademanes, era la mirada,
era la profunda convicción con que hablaba,
era su pasado, que, viniendo de lleno a la me
moria, rico de sacrificios, de abnegaciones, de
amor a Dios y al hombre, daba a su elocuencia
la autoridad de los hechos; eran las circunstan
cias, era todo un cejijunto de cosas que es impo
sible reproducir ni siquiera esbozar. A llí mismo
tomamos casi toda entera la alocución; sin duda
— 8o —
al pasar por nuestra pluma, y más al sufrir una
traducción, perderá toda su fuerza. Elsto no obs
tante la 'ofrecemos a nuestros lectores, porque
es un documento,
Sicu/ misií me Pater, e¿ ego millo vos... Enutes
docete omnes genUs, bapiizanles eos in nomine Po
táis el F ilii el ¿ípiritus Sancli.Qomci mi Padre me
envió, asi yo os envió a vosotros... Id y enseñad
a todas las naciones, bautizándolos en el Nom
bre tiel Padre y del Hijo y del lispirítu Santo.
Con e.stas palabras Jesús mandó a sus Após
toles a difundir el Evangelio.
Esta misión divina, sublime, fecunda de civi
lización cristiana, como mandada por Cristo,
predicada por los ministros de Cristo y en nom
bre de Cristo, no ha cesado con el rodar de los
siglos... Hace ya 50 años que oi yo también
estas palabras de la boca de nuestro V .ble Padre
D. Bosco.
Puesto por él al frente de la primera expedi
ción de Misioneros Salesianos a la América Me
ridional. con el intento particular de penetrar
hasta el corazón de la Patagonia; en la hora de
la despe<lida, derramé, contra mi costumbre,
una lágrima, que me apresuré a enjugar. No
seniia ilejur la Patria; sentía separarme de D.
Busco. El nos dijo: « H ijos míos, partid con
fiados; yo os seguiré, estaré a vuestro lado
con mis oraciones.y con las Reglas de nuestra
Pia Sociedad. Propagad la devoción al Santí
simo Sacramento y la devoción de María Sma,
Auxiliadora y veréis lo.q u e son m ilagros».
Recuperé la energía del Misionero y partí con
los demás. Eramos diez. Los diez se convirtieron
en ciento, los ciento en mil. | Al lado de los
misioneros hicieron prodigios sus hermanas, las
Hijas de María .Auxiliadora. Procuramos poner
eti práctica los consejos de D. Bosco, y vimos
los milagros en cada casa, en cada uno de los
140 establecimientos de misiones que como por
encanto surgieron en todas las naciones. Pri
mero .se pobló de casas salesianas toda la Am é
rica del Sud ; luego penetramos en Centro .Amé
rica ; pasamos el istmo y entramos en Méjico y
en los Est.ados Unidos ¡ Cuántos milagros podría
contares, obrailos por María Auxiliadora!
Pero D. Bosco hal)ia visto en sueños otro campo
ilimitado, y oído una voz, la voz de María Au
xiliadora, que le tleoia:
— He ahi otro campo que debes beneficiar.
¿Cóm»)? Si lodos mis misioneros están ya en
América. ¿Dónde está, pues, este nuevo campo?
Escuchad, Hermanos.
.A fines de 1887 yo regre.saba de la Patagonia
a Turin ; regresaba para recibir el último sa
ludo y recogerlas últimas palabras de D. Bosco.
El buen Padre, al verme, lloró de ternura......
La última ver que me liabló, me dijo:
— Acércale, ven junto a mi.
— Padre mió, aquí estoy.
— T e recomiendo las NÍisione.'».
— . Si, nuestras amadas Misiones de América.
— ¡T e recomiendo el A^a 1
•— Pero. Padre, dedicado estoy al Occidente
¿cómo podré ir al Oriente?
— ¡T e recomiendo el A sia!
Estas palabras me parecieron extrañas y no
las comprendí. Pero después dé 30 años resultan
una realidad. — Vosotros sois los primeros Mi
sioneros Salesianos que parten para la China.
Los Salesianos estaban ya a las puertas de la
China, pero en Colonias Portuguesas. Viene !a
revolución. ¡ Providencia de Dios, que sabe
sacar el bien del mal! La república portuguesa
arroja de sus Colonias a los misioneros y ellos se
retiran al vecino país y preguntan si deben que
darse allí o regresar a Turin. Una voz responde :
— ¡ Permaneced allí y trabajad!
(Al decir esto S. Emma. mira fijamente al
Revmo. P. Albera, y prosigue):
Asi, pues, vosotros partís para las Misiones
de la China. Os espera un gran campo que
cultivar, un vasto territorio con tres millones
de almas. Id in nomine Domini, os acompaña la
bendición de Dios.
Y o os bendigo en nombre de D, Bosco, cuya
cuya recomendación de treinta años ha, resuena
clara y potente en mi almá, como un mandato
recibido ayer. Y a he trabajado por vosotros, por
vuestra misión. He ventilado vuestros asuntos
en la Sagrada Congregación'de Propaganda Pide,
de la cual soy miembro. He hablado de ella con
el Padre Santo. Por ella haré cuanto pueda
mientras el Señor me conserve la vida.
Id en el nombre del Señor. Encontraréis pe
lig r o s; peligros en el viajes, peligros en el
clima, peligros por el abandono en que muchas
veces os hallaréis. S. Pablo enumera los peligros
que encuentran los misioneros: son muchos.
Toda misión está llena de peligros. Pero no
tem áis; Dios estará con vosotros, y María Auxi
liadora será siempre y en dondequiera vuestro
amparo.
¿Volveréis a postraros al pie de este altar?
Sin duda volveréis al Cielo,' de donde habéis
salido. í»si, pues, si a vuestros ojos asoma una
lágrima, dejadla corl-er, dad ese desahogo a la
santa y natural ternura fraternal y filial; despué.s,
enjugad los ojos; vuestras lágrimas serán un
riego fecundo para el pampo que os espera,
¡ Y qué cam p o ! Tendréis trabajo, más aun
del que hemos tenido en Occidente, donde las
misiones florecen ahora en todo su esplendor. Os
aguarda mucho trabajo, os esperan muchas almas
que salvar; pero también os esperan los milagros
de la Gracia divina.
Nosotros os acompañamos con nuestras ora
ciones; y ... ¿queréis que os lo diga lodo? Es
necesario que os lo d iga: ¡Me sentiría todavía
capaz de partir con vosotros! (Estas palabras
las pronuncia con una dulzura inefable y una
energía y una robustez superior a la edad).
Y si nq voy con vosotros, os acompaño con
el corazón, y os acompaño con las bendiciones
más amplias. Con mi bendición lleváis ya la
bendición del P. Albera y la bendición del Papa.
Si, del Papa... No ha mucho me dijo el Papa:
< La Sociedad Salesiana se ha hecho benemérita
en el O cciden te; ahora se liará en Oriente. Yo
la bendigo de corazón».
Si —
Con la bendición del Vicario de Jesucristo, id
confiados y trabajad. Pero trabajad sin preten
der ver el fruto de vuestros trabajos: contentaos
con trabajar. No es quien siembra ni quien riega
quien hace germinar el trigo...... Trabajad sin
pretender ver los frutos, pero con la esperanza,
más aún, con la seguridad de que por la bondad
de María Aúxiliadbra, que os ha escogido por
sus apóstoles, ese canjpo regado por vuestros
sudores, tarde o temprano, producirá copiosas,
granadas espigas.
¿Y a quién sois enviados? A almas pobres de
espíritu. ¡Bienaventurados los pobres de espíritu!
Ellos recibirán la abundancia de la gracia. A
ellos os manda el Señor. Spiriius Domini super
me, propier quod u n xii me evangelizare pauperibus... Sí, el Espíritu del Señor os envía a
evangelizar a los pobres. Los soberbios, los que
se tienen por sabios y por grandes, mientras
sigan los derroteros de una ciencia nueva que
lo discute y lo niega todo, hasta la propia exis
tencia, no recibirán jam ás los dones y las ale
grías de la Gracia de Dios.
Id, pues, fiados en la asistencia y en la om
nipotencia de D io s: In viam pacis et prosperiiatis dirigat vos omnipotens et misericors Dominus.
¿Que recuerdos os daré én particular?
'
Los que b . Bosco nos daba a mis com pa
ñeros y a mí, al partir en 1875: « Buscad almas;
no dineros, ni honores, ni dignidades: D a mihi
animas, celera talle! — Tened especial cuidado de
los niños, de los pobres, de los ancianos, de los
enfermos, y os ganaréis la bendición de Dios y
la benevolencia de los hombres. — Recomendad
y propagad sin descanso la devoción a Jesús Sa
cramentado y a María Auxiliadora, y veréis lo
que son los milagros ».
Al terminar su alocución, el maestro de cere
monias lo invitó a la sacristía; mas él dijo: < No,
no; quiero también yo saludarlos uno a uno ».
Y los abrazó con efusión. Fué un momento so
lemne.
Uno a uno se acercaron los misioneros a cada
uno de los Superiores Mayores para recibir el
postrer abrazo, comenzando por el P. Albera,
que les dió al oido un recuerdo supremo, mien
tras un suave canto del coro y un devoto mur
mullo de invocaciones y p leg arias'd e todo el
pueblo, que no les quitaba los ojos, saludaban
píamente a los valerosos Misioneros.
Ellos viajarán todo el mes de julio y todo el
de agosto \ se encomiendan muy de veras a las
Oraciones de nuestros buenos Cooperadores y
lectores.
La nueva Misión es el vasto distrito de Kuan~
fftag, en el Vicariato Apostólico de Cantón.
El 73’ Cnnipleaños del P. Albera.
Precisamente el 6 de jun io cumplía 73 años
twesiro General, A las 7,30 celebró la Misa de
Comunidad. Y por la tarde, después del adiós
a ios Misioneros, le rodearon en el vasto patio
\
de los estudiantes, todos ios alumnos del Insti
tuto y todo el personal de la Casa en compañía de
los Superiores mayores, de los Excmos. Obispos
Pasi y Olivares, el Coronel Cavalli, Director del
Tiro Nacional y el Secretario Sr. Coluzzi, para
ofrecerle un acto singular. Se lo ofreció el Di
rector de la Casa Madre. Un centenar de alumnos
artesanos y estudiantes, entre los 16 y 17 años,
que, por sí o por no, habían seguido el curso
oficial de instrucción premilitar, hicieron* varia
das evoluciones e interesantes ejercicios, tales
como esconderse en las trincheras, salir al asalto,
arrojar bombas’, socorrer y transportar heridos
(¡en este tiempo la guerra lo domina lodo!) arran
cando vivas ovaciones. En seguida se distribu
yeron las medallas ganadas en el certamen de
tiro nacional y ejercicios bélicos, verificado en
el polígono de Turín el 26 de Mayo, del cual
el Oratorio de S. Francisco de Sales salió con
un diploma de honor y 2i*m edallas de plata y
de bronce. El coronel manife.stó con frases alagüeñas c la viva satisfacción y sincera alabanza
por la competencia notable y el entusiasmo mag
nifico desplegados por los Salesianos en la pre
paración de los jóvenes a la vida militar » Al
salir del instituto telegrafió en ese sentido al
Ministerio de la Guerra.
El tridQO priYilegiado concedido por la
S. Congregación de Ritos.
Los dias 6, 8 y 9 de junio se celebró el 7Wdtto privilegiado concedido por la Sagrada Con
gregación de Ritos.
E l día 7 dijo la primera misa de comunidad
Mons. .Olivares, la segunda el Emmo. Card. Cagliero; a la 10 pontificó Mons. Pasi y se expuso
el Smo. .Sacramento, quedando de manifiesto
todo el día.
El día 8 fué particularmente dedicado a María
Auxiliadora; celebró a las 7 S. E. Mons. Cástrale;
aumentó considerablemente el número de foras
teros venidos a visitar el Santuario, siguiendo
los restantes días hasta el 1 1 en un aumento muy
consolador. Todas las mi.sas que el día 8 se ce
lebraron en el Santuario, fueron <lc la fiesta ti
tular. Por una de esas delicadezas del amor
fraterno, el P. Albera dí.spuso que cantara la
Misa solemne el venerando P. Francesia, su
maestro uno de los pocos sacerdotes sobrevi
vientes a Ja dedicación de la Basílica:
Habíase levantado una elegante, sencilla y có
moda escalera para subir hasta la imagen vene
rada del Santuario que había de recibir al día
siguiente el cetro de oro que de España le en
viara una augusta princesa. Por allí subieron
durante el día muchísimos sacerdotes y fíeles a
contemplar el inefable rostro de la Virgen y a
besar su mano; pero mayor fué el número de
los que no pudieron hacerlo. Algunos esperaron
el tum o por dos y tres horas. Referimos este
particular, únicamente para que se vea el entu
siasmo religioso que reinaba en esos días.
—
82 —
El h o m e n a je al P. A lb e ra .
El 8 |>or la tarde se reunió en el salón de
actos una imponente asamblea, para presentar
los parabienes al F. Albera por su Jubileo Sa
cerdotal, providencialmente enlazado con el del
Santuario. A pesar de la grandiosidad del acto,
de la calidad de los que intervinieron y de las
representaciones habidas, fué una verdadera fiesta
de familia, una unión de corazones filiales alre
dedor de un padre muy amado.
« D. Pablo Albera — escribió il Momento —
el seráfico alumno y compañero de D. Bosco,
que en la larga misión cumplida al lado de su
maestro y en la continuación de su obra después
(le él, tantas generaciones ha visto pasar por l.a
Casa Madre de V a ld icco , y tantos y tan valientes
liermanos partir para ir a multiplicar en las re
giones de Europa los institutos salesianos, tanto.s
escuadrones de héroes saludar el bello cielo de
Italia y surcar los mares para llevar a tierras le
janas, con la palabra de Dios, el nombre de
D. Bosco y de María^Auxiliadora... D. Albera
tornó a ver ayer,' como en el ensueño de un
éxtasis, toda la epopeya de 50 años de vida y de
actividad salesianas. La vió con la mente, mien
tras sus ojos se posaban sobre las filas de sus
hermanos y alumnos que habían venido de
aquellos lugares donde los horrores de la guerra
no les han impedido viajar. V olvió a ver esa
epopeya de sacrificios, de fatigas, de santas au
dacias, y su alma se complació; porque la mul
titud congregada era, ep la imponencia de su
número, en la calidad de sus personas, clara
prueba de que tantas fatigas, tantos sacrificios,
tantas audaces empresas no habían sido vanas,
sino que habían fructificado para bien de la hu
manidad.
Estaban, en efecto.mezcladas en un solo ideal
de amor y de gratitud, representadas todas las
clases sociales, desde el humilde obrero que en
la escuela de D. Bosco ha aprendido a consi
derarse rico aun cuando no haya logrado llegar
a acumular grandes fortunas, porque goza del
inapreciable dón de la buena conciencia; hasta
el intelectual que ha logrado un « puesto
en
las artes o en las letras y que, rico o no rico,
reconoce que su fortuna moral está en las ense
ñanzas con que D. Bosco y sus hijos le han
formado su patrimonio psíquico, el cual en !.i
vida, vale más que cualquier tesoro...*
Autoridades y representaciones.
El proscenio se había transformado en artístico
«stn\do. Encima campeaba el gran cuadro del pin
tor Morgari: « el triunfo ile M.iria Auxiliadora
Al rededor de D. Albera se agrupaban en sitiales,
las autoridades y las representaciones varias;
Mons. Pasi. Obispo auxiliar del Cardenal de
Ferrara, Mons. Pella. Obispo de Casale, Mons.
O livares, ObiS{)0 de N’ epi y Sutri; el represen-
tante del Cardenal Arzobispo de Turin, el Pre
sidente del Colegio de Párrocos de Turin, Mons.
Cumino, Mons. Muriana, con otros tres vene
randos teólogos, algunos .canónigos, el Sr. Gazzeüi de Rossana, Diputado al Parlamento por
Castélnuovo de Astí; siete Concejales del Ayun
tamiento de Turin, cuatro de ellos exalumnos
nuestros, los consejos superiores de los Sale
sianos y de las Hijas de María Auxiliadora, en
pleno; los Cónsules de las Repúblicas de Co
lombia, Argentina, Chile, Brasil, Uruguay: los
representantes de la Magistratura, de la Jefatura
de Policía; el teniente general Sanminiaielli,
conte de Zabarella, .el general conde CravosioAnfossi, el márqués de La Chiesa, el de Ro\’asenda, el conde de Ciglié, el de Colegno, el
barón Cavalchiní, los comendadores Bianchetti,
Giovannini, profesores de la Universidad, etc.;
la condesa Rebaudengo, presidenta de la Unión
de las Damas Católicas, D. Enrique Balbo de
Vinadio y D, Pablo de Rege, por la Unión In
ternacional de Antiguos Alumnos, representa
ciones de las Juntas de Cooperadoras de varias
ciudades de Italia, Francia, Argelia, Suiza, Bél
gica, Inglaterra y Estados Unidos.
La representación española estaba compuesta
de los Revdos. Sres. D. Guillermo Viña.s. D.
Sebastián Pastor y D. José Pujol, Directores,
respectivamente, de los Instituto.s Salesianos de
Valencia, Sevilla, y Santander, quienes, ven
ciendo dificultades sin cuento y sometiéndose a
sacrificios que sólo emprende quien .sabe lo que
es viajar en tiempos de guerra y de operaciones,
quisieron venir a presenciar y contribuir al
triunfo de María Auxiliadora y a presentar al
Padre de la gran Familia Salesiana el saludo re
verente y el homenaje cariñoso, filial, de sus
hermanos, de las Hijas de Maria Auxiliadora,
de los Alumnos, Exalumnos, Cooperadores y
admiradores de D. Bosco.
Los discursos.
En estos términos da i l Momento « la fiel re
seña > del solemne homenaje: c La dulce fiesta,
que debía ser reunión familiar y fué asamblea
popul.ar, por el amor que todo el pueblo tiene
a los hijos de D. Bosco, comenzó con el himno
- S i Ciiuti'-, compuesto con arte sugestivo por
el Miro. Dogliani sobre letra del Dr. Bianchetti.
El coro de* centenares de voces, compuesto de
los alumnos del Oratorio y elementos de la Me
tropolitana, bajo la dirección del mismo Maestro,
electrizó al auditorio... El homenaje arl venerando
Superior prosiguió entre aplausos y ovaciones,
entre evocaciones de las paternales figuras de
D. Bosco y de D. Rúa, entre lágrimas de ale
gría, añoranzas y sonrisas de complacencia,
suscitadas por la palabra áticamente pura del
Dr. P. Conclli, del Consejo Superior Salesiano,
D. PABLO ALBERA
Rector Mayor de la Pía Sociedad Saleslana.
quien presentó al venerando Superior el reve
rente saludo' de todos los Salesianos del mundo;
por la del Revmo. Mons. Cumino, que con pen
samiento elevado, propio del Clero a quien re
presentaba, saludó al festejado, viva imagen de
O. Cafasso, del Beato Coiiolengo, del Vble. Bosco
y <le l). Rúa; por la del antiguo e ¡lustre alumno
del Oratorio Salesiano, el Concejal y profesor
Rinaudo, quien con la lógica de un severo histo
riador y el afecto de condiscípulo, arrebataba
en el éxtasis de los recuerdos el alma del feste
jado, con una fiel reseña de las vicisitudes a
través de las cuales han pasado la Obra de
1>. Basco y la persona del P. Albera, hasta llegar
al apogeo de hoy.
A nombre de las Damas Patronas habló la
Co'iulesa Camcrana, secretaria del Comité orga
nizador.
Siguió el Sr. Macciotta, presidente de la Junta
Diocesana, poniendo de manifiesto la hospitalidad
y el favor que el P. Albera ha dispensado siem
pre a las obras y organizaciones católicas y el
incremento precioso que a las mismas lian dado
siempre los alumnos de los Salesianos.
Después de un € intermezzo » musical com
puesto por el hoy Emmo. Card. Cagliero, y
ejecutado por primera vez en obsequio de D.
Bosco el año de 1862, se dejó oír la elocuente
voz de quien representaba a las Hijas de María
Auxiliadora y sus alumnas: el P. Trione, quien
además presentó las numerosaa adhesiones tele
gráficas que, como ondas de afecto y admira
ción, llegaban de todas partes de Italia y del
mundo, de parte de las autoridades eclesiásticas,
civiles, militares, escolásticas, de personajes in
signes y de clases populares. Notables entre otras,
las del Episcopado Español. Resonó un nuevo
aplauso, cuando el orador presentó el retrato del
eximio Cardenal Arzobispo de Turin con una
dedicatoria autógrafa, mediante el cual, a última
hora y para dar una agradable sorpresa, el Pur
purado quería hallarse presente en el acto; y la
preciosa reliquia de S. Carlos Borromeo, con
la cual el Emmo. Card. Arzobispo de Milán ex
presaba su admiración para la Familia Salesiana;
84 y la Bendición especialísima de Su Santidad el
Papa.
El P. Luchelli, con frases conmovedoras, le
saluda en nombre de los dos mil salesianos que
están sobre las armas, y que desde la cima de
ios ensangrentados montes, desde las trincheras,
sobre las olas del mar, le mandan decir que
guardan en su pecho, cual tesoro, su dulce re
cuerdo y los paternales consejos que mensual
mente les envía.
Conmovedora fué la especie de diálogo que
vino luego: un pequeñuelo, alumno del Oratorio,
saluda al Padre en nombre de los alumnos de
las Casas Salesianas e invita a hablar al P. Francesia, el venerando anciano, maestro de Domingo
Savio y del mismo P. Albera, poeta de vena
siempre fresca y fecunda, alma perennemente
joven, irradiando una sana alegría que vibra
entre los recuertlos de un pasado grandioso de
fatigas y de sacrificios, soportados con gozo por
la gloria de Dios y las e.speranzas supremas, y
asegurada por el logro de un ideal, tanto más
precioso cuanto más luchas ha exigido.
Lágrimas de conmoción y sonrisas de compla
cencia, entre reiterados aplausos, suscitan los
huérfanos recogidos en los institutos de Pínerolo
y Grugliasco, que en bellísimos y tiernos diá
logos, expresan al Padre la gratitud que agita
sus corazoncitos por los grandes beneficios que
están recibiendo de la Pía Sociedad Salesiana.
La palabra de D. Albera.
< Conmovido y palpitante de gratitud, y al
mismo tiempo sereno como un patriarca, que en
las grandes manifestaciones del mundo no ve
sino la ocasión de nuevos estímulos para ulte
riores empresas, y el reflejo pasajero de la ver
dadera gloria que espera en el ciclo a quien lia
obrado el bien, el P. Albera, con admirable lu
cidez de idea, con límpida y afortunada expresión,
y sin olvidar a ninguno de los que le habían
presentado el homenaje de sus hijos y amigos,
dió las gracias, atribuyendo humildemente todo
el mérito a D. Bosco y a María Auxiliadora...»
Las bodas de oro del Santuario v del P. Albera.
Ni D. Bosco ni D. Rúa llegaron a celebrar su ' fianza que reina entre l.is almas santas, después
Jíisa de Oro,
de hablar del cielo, le dijo: V ., señora Condesa,
Kl Vble. Fundador sabia que no‘ la alcanzaria ; falta a su palabra: me había prometido dos bece
sus fuerzas mermaban y el corazón se lo decía; rros para dar un buen plato a mis niños el día de
pero vieudo muy tristes a sus hijos, liabló y dejó
mi Jubileo Sacerdotal... falta a su palabra y faltaré
iiablar de sus Bodas de Oro sacerdotales, para no también yo. — Y faltó dos años antes.
acelerarles la amargura del adiós. El i r de agosto
Don Rúa se acercó más, y aun pregustó sus de
de rSS7 recibió en Lanzo la representación de An licias, cuando al despuntar el año jubilar en 1907
tiguos Alumnos, cual solía todos los años, y como se vió rodeado de sus hijos a los pies de María
uno de ellos le dijera que para su Misa de Oro Auxiliadora y luego en la mesa. Pero él también
querían tener un coro de mil cantores, él contestó
debió de presentir que no la celebraría. Cuando el
sonriendo: « Dos mil, pero un coro sea todo de
22 de noviembre de ese año cumplió los de Don
Patagones *. Ya en la primavera había ido a vi Bosco, se alegró de esa semejanza, pero dejó en
sitar a una insigne bienhechora, la Condesa Ga tender que por eso mismo se acercaba a su fin.
briela Corsi, gravemente enferma, y con esa conLa gratitud y el cariño engañaron a sus hijos, qoc
— 8? —
siguieron esperando cuando lo vieron obligado a
guardar cama y a cambiar por un lecho el sofá de
su despacho, en el cual habia dormido, casi siem
pre vestido, durante 22 años, y seguieron preparán
dose al grande acontecimiento; llegaron hasta esbo
zar la medalla conmemorativa, que por un lado
tendría su retrato y por el otro esta inscripción:
Quod Patri negaium. F ilio divinitus coucessum : (lo
que al Padre negó el cielo, se lo concede al hijo).
Pero él había seguido siempre y en todo la vía de
maestro, y como D. Bosco no habia tenido el
consuelo de celebrar sup Bodas de Oro, presentía
que también en esto debía imitarlo.
Lo que no fué concedido ni a D. Bosco ni a Don
Rúa, lo ha sido a D. Albera. ¡Bendito sea Dios!
Y su Jubileo sacerdotal coincide, si no exactamente
en dia, sí en año con el de la Dedicación del San
tuario de María Auxiliadora. ¡Loado sea Dios!
¿Quién mejor que Don Pablo Albera podrá elevar
a la Celestial Señora el rendimiento de gracias que
prorrumpe del alma de la Pia Sociedad Salesiana
al cumplirse los cincuenta años de su apertura al
culto, cincuenta años de favores continuos, de mer
cedes, de milagros? ¿quién mejor que él, testimo
nio auténtico de todas las maravillas obradas por
Ella, en favor de D. Bosco y de sus hijos?
Alboreó el día Jubilar, con tan fervientes-votos
esperado. ¡Cincuenta años cabales desde la con
sagración del Santuario! ¡Cincuenta años de sa
cerdocio de nuestro amadísimo Superior! ¡cin
cuenta años de gracias y bendiciones sin cuento!
En el frontispicio de la Basílica se leía esta
inscripción:
En el A ltar de la Auxiliadora — en el cual
cincuenta años hace — apetias consagrado este San
tuario — D . Bosco celebraba con lágrimas de
alegría — ofreced, oh fieles, himnos y plegarias —
para que toda la viva conmoción del Padre Vene
rable — regocije la Misa de O ro— de D . Pablo
Albera — Rector Mayor de los Salesianos.
En el doble Jubileo — alegren nuestras almas
— las más preciosas gracias divi/ias — sonría la
justa paz de los fuertes.
Desde las primeras horas estaba Henecito el
Santuario; las misas se suceden sin interrupción
en todos los altares: sin interrupción se distri
buye la sagrada Comunión. En el altar mayor
celebran para los artesanos y los estudiantes Sus
Excelencias los Sres. Pella y Gamba, Obispos
de Casal' y de Novara. Otros Prelados celebran
en la capillita de D. Bosco y en la iglesia de
S. Francisco de Sales.
A las 10,30, cuando el templo, convertido en
un mar de luz, estaba remecido de gente y las
representaciones ocupaban sus puestos, entra en
el Presbiterio el Rev.m o P. Albera, teniendo por
diácono y subdiácono a los Revmos. P.P. Rinaldi
y Barberis, Prefecto General y Director Espiri
tual General, respectivamente, de la Pia Sociedad
Salesiana, y asistido por todo su Consejo y el
Procurador General de la Sociedad, R. P. Dr.
D. Dante Munerati.
A\ mismo tiempo, las notas de la Marcha Real
Anuncian las llegada de las Serenísimas Señoras
Princesa Isabel, con su hija la Princesa Bona,
y la Princesa Leticia de Saboya y Bonaparte,
que atravesando los patíos del instituto, entraron
por la puerta reservada a los alumnos.
S. A . R. la Duquesa de Génpva, que venia
en automóvil del Real Castillo de Agüé Canavese, traía otro espléndido regalo, que quiso
poner ella misma en manos del 'P . Albera; era
un artístico cáliz de oro.
Las Princesas, con su séquito, y la Presidencia
de las Cooperadoras, ocupan su puesto en re
clinatorios y sillones dorados colocados en un
estrado Jumo a la balaustra del presbiterio.
Entretanto, por la puerta central, precedido
por una guardia de honor de gendarmes, de
Exploradores católicos, del « Pequeño Clero *
de la Basílica, de Sacerdotes, Párrocos, C anó
nigos, entra procesionalmente, dirigiéndose al
altar mayor, el imponente cortejo de doce O bis
pos, un Arzobispo y un Príncipe de la Santa Igle
sia, a saber: Slons. Cástrale, Vicario General
de Turín, Mons. Pinardi, Auxiliar del Cardenal
Arzobispo de Turín, Mons. Serafino, Obispo T i
tular de Trícala, Mons. Olivares, Salesiano,
Obispo de Sutri y Nepi, Mons. Pasi, Auxiliar
del Cardenal de Ferrara, Mons. Pella, Arzobi.sjio
de Casalmonferrato, Mons. Oberti, de Saluzzo,
Mons. Tasso, de Aosta, Mons. Spandre, exalumno
del P. Albera, Obispo de Asti, Mons. Gamba,
de Novara, Mons. Filipello, de Ivrea, Mons.
Gamberoni, Arzobispo de Veredas; cerrando el
cortejo, en la majestad de la Púrpura Romana,
el Emmo. Card. CagUero, Salesiano.
Mientras el hijo predilecto de D. Bosco, sube
al baldaquín, y asistido por los Sres. Canónigos
Busca y Berrone, se reviste de los sagrados or
namentos, los demás Prelados van al Coro a
hacer lo mismo y se colocan en cimicírctilo, con
sus séquitos, al rededor del altar; tras el!o 5, los
veinte Párrocos Representantes del Colegio de
Párrocos, los Canónigos de las colegiatas del
Corpus y la Trinidad; Mons. Antonini de Envié,
Mons. Orsenigo de V eredas, el abad Otiini, un
párroco de los Canónigos Lateranenses, los Re
ligiosos de S. Camilo, los Oblatos de Vigevano,
los Padres de la Compañía de Jesús, los Dom i
nicos, los Rostninianos, los Siervos de María,
los Menores de S. Francisco, todos los Inspec
tores de las Casas Salesianas de Italia, lo s 'R e
presentantes de los Salesianos de España y un
grupo de Cooperadores de varias naciones. En
las tribunas estaban los Cónsules de la Repú
blica Argentina, Sres. Raúl Pineyro y señora, y
el Vicecónsul Sr. Ambruzzi, del Brasil, Sr. Borgna
con su secretario Sr. Falletti, el de Colombia,
Comendador D. Bonifacio Fatllace y señora, re
presentaciones del Consulado de España, de los
Pistados Unidos, de Chile etc., el estudiante
salesiano de Tanjore, Pablo Mariaselvan, repre
sentante de las Misiones Salesianas de la India,
el Sr. Macciotta, Presidente de la Junta D ioce
sana, representantes de todas las secciones de
la Acción Católica Italiana, a cuyo frente estaba
el Sr. Ramello, Presidente Ceneral de la Unión
Católica Obrera. Los Huerfanitos de Monte Olí-
1
86
veto, estando ya todos los sitios ocupados, asisten
ejemplarmente de pie a la ceremonia en medio
de las representaciones.
La Misa de Oro.
Sobre el trono del altar caippeaba el precioso
Crucifijo que regalara la Reina E lena; la base
de la mesa eucaristica estaba^ adornada con el
corazón de oro, exvoto del Ejército; sobre
altar brillaban las espléndida^ cartas-glorias de
la princesa Isabel.
El P. Albera, revestido con los preciosísimos
ornamentos que le enviara Benedicto X V , con
la asistencia pontifical de S. Emcia. el Cardenal
Cagliero, principia su Ahsu de Oro, mientras el
imponente coro de más de 300 voces, dirigido
por Doglíani y acompañado al órgano sonoroso
por Pagella, entona las primeras notas.
« I areció — dice el Alómenlo — que una co
rriente eléctrica penetraba los músculos de la api
ñadísima concurrencia; en el silencio profundo
en que tantos espíritus se recogían parecía oirse
las palpitaciones de miles de corazones unidos
al de D. Albera. D. Albera había asumido la
actitud de un alma arrebatada en éxtasis.
Era esa, para él, la misa de los recuerdos. Cin
cuenta años hace, en ese mismo altar, a la
misma hora D. Bosco celebraba la misa inau
gural de la B asílica!... Toda la persona de Don
Albera parecía agitada por un sacudimiento
místico; semejaba una sombra a punto de caer
bajo el peso de la conmoción o de elevarse en
un rapto celestial. La luz con reflejos de oro
que llovía del altar a su alrededor, parecía un
reflejo de la gloria de María Auxiliadora, una
sonrisa de Don Bosco y de Don Rúa, bajando
como una bendición sobre su Sucesor. La tenue
voz del P. Albera resonaba tx)mo el suspiro de
un alma que pregusta las suavidades del cielo:
sus ademanes, su mirada tenían una expresión
especial cuando se volvía a pronunciar el saludo
cristiano Dominus vobiscum! Ese ademán y esa
mirada abrazaban toda la multitud congregada
en el Satuuario... como una promesa de sal
vnción en nombre de Dios, de María Auxilia
dora y de D. Bosco.
« \ el alma de la multitud que comprendía
la profundidad y la ternura de esa mirada : el
alma de la multitud que al santuario había lle
vado un cúmulo de dolores invocando consuelo
l>ara tantas viudas, para tatitos huérfanos, para
umios hijos y hermanos que sufren y mueren
—
en los campos donde se pasea la guerra... el
alma de la muchedumbre palpitaba con él, con
fundiéndose en su éxtasis, en el mismo sentímiento suave, elevando al cielo la misma ple
garia... Y todos decían: « ¡b h María Auxilia
dora, escucha nuestras preces ; consérvanos por
muchos años a D. A lbera... Escucha su plega
ría... concede... la paz al mundo! »
Con el P. Albera, con la multitud palpitaba
de júbilo el Cardenal Cagliero. Su emoción de
jóse ver al fin de la ceremonia, cuando con
amplio movimiento y con temblorosa mano dió
la Bendición Papal por especial encargo de Be
nedicto X V .
La imposición del áureo cetro.
Y a estamos en la Bendición del Cetro, o mejor
dicho, de los cetros, el de la Virgen y el del
Niño. Son dos joyas de oro purísimo incrustadas
de brillantes. De España vinieron. Los ofrece,
en testimonio de amor filial y de gratitud, la
Princesa Isabel de Camposagrado y Czartoriski,
tía del Infante D. Augusto, heredero del reino
de Polonia, muerto algunos años hace en olor
de santidad, vistiendo la humilde solana del
sacerdote salesiano.
El pueblo está electrizado. Se organiza el
cortejo. Brillan en fuentes de plata los cetros.
Llévanlos dos pajecitos, Andrés Garelii. arte
sano, y Sergio Morgante, estudiante, alumnos
del Oratorio.
E l Emmo. Sr. Cardenal, Legado del Papa,
sube, seguido del P. Albera, al alto y artístico
andamio construido delante de la sagrada imagen,
y procede a poner, en nombre del Papa, los
cetros de o ro en manos de la Virgen y del Niño,
pronunciando en voz altisima la antífona que el
Vble. Bosco le mandara a Marsella en 1885, por
medio de su Sucesor en la dirección espiritual
de la Pía Sociedad Salesiana y las Hijas de
Maria Auxiliadora, Don Juan Bonetii, estando
para zarpar con rumbo a la Patagonia después
de su consagración episcopal, con la formal
promesa de que a su tiempo resonaría bajo las
bóvedas del Santuario de María Auxiliadora.
Bajando ai altar, el Eminentísimo Principe,
con esa su elocuencia nerviosa que revela al
hombre enérgico, de resoluciones rápidas, deci
didas y fuertes, de ánimo impávido, de fe prolunda, de candad sin límites, habió a la mul
titud, con robustísimo acento, evocando "randes
-
87 -
remembranzas de familia. — Recordó la profe
cía sobre el Santuario, oida de labios de Don
^Bosco, las fiestas de la Consagración, la grande
Antífona Sancia Marta, sucurre miseris, por él
musicada para esa ocasión por mandato de Don
Bosco, las glorias del culto de María Auxilia
dora en el antiguo y en el nuevo Continente,
y terminó qon un vibrante comentario de las
palabras de la misma Antífona.
La consagración a Alaría Auxiliadora.
La solemne función tuvo dignísimo epilogo
con la Consagración de la Obra Salesiana a Marid Auxiliadora. El venerando P.- Albera, con
todo el Consejo Supremo, arrodillados en las
gradas al pie de la Imagen pronunciaron la si
guiente fórmula, compuesta expresamente para
la ocasión;/ Oh María, Auxiliadora poderosa del pueblo
crisiiatio, dignaos benigvamenle escuchar las f e r
vorosas súplicas que a Vos se elevan en esta hora
solemne!
Maternamente solicita de las necesidades morales
y religiosas de las getieraciones que crecen en los
míreos tiempos^ Vos inspirasteis al Vble. Doti
Rosco la determinación de consagrarse a su ins
trucción y educación; y ese vuestro fidelísimo
Siervo, apenas etnpezada la obra que le habíais
confiado, quiso erigiros a Vos este templo, para
que en la plenitud de la fu tura expansión de su
apostolado, todo e l mundo mirara en él vuestro
auxilio y vuestra materna protección. S i hoy vi
viera, siettdo como era, tan solicito en proclamarse
deudor vuestro ¡qué himno no entonaría en vuestro
honor!
Vos empero, veis, a par de su Sucesor, confia
damente postrada ante vuestro altar la triple Fa
milia que nació por inspiración y voluntad vuestra ;
porque hov, todos en un soto corazón, los Salesianos, las Hijas de María Auxiliadora, los Coo
peradores, rebosando de alegría a l contemplar
vuestra Diestra centelleando con e l áureo cetro
que os han donado, anhelan aclamaros por su A u
gusta Reina.
¡ Oh María Auxiliadora! la Obra de D . Bosco
es vuestra, enteramente vuestra: os pertenece por
derecho; p>ero nosotros, en e l vivísimo deseo de
mostraros nuestro filia l reconocimiento, queremos
que sea vuestra, también por unánime, absoluta,
irrevocable consagración. Queremos que a f o s esté
consecrada la mente, consagrado e l corazón, con
sagradas las fuerzas y las facultades todas de
nuestra alma, consagrado todo instante de nuestra
vida, porque somos hijos de D . Bosco e hijos
vuestros y gracia vuestra. A Vos, pues, ¡oh
Madre tiemisima, colectiva'e individualmente no^
consagramos hoy. con e l firme propósito de ser
siempre, con vuestro auxilio, más activos apóstoles
de caridad en todas partes de la tierra.
Con las más lisonjeras esperanzas os consagra
mos a Vos también nuestras obras, y en modo
especialisvno, las legiones juveniles que están aco
gidas y en lo futuro se acogerán al pie de vues
tros altares, bajo la bandera de Don Bosco. A cre
centadlas Vos y conservadlas siempre vuestras,
aun en medio de los peligros y asechanzas del
mundo, de manera que el Vicario de Jesucristo
tenga que regocijarse viendo extenderse en don
dequiera,^ también por medio de ellos, el remo de
Dios.
/ Oh Madre de Jesús y Madre nuestra amabi
lísima, aceptad con la acostumbrada bondad esta
nuestra ofrenda, devota y afectuosa. Vuestro cetro
real se eleve siempre, para protección y defensa,
sobre las Casas y Misiones de ¡a Pía Sociedad
Salcsia7ia y de vuest7-as h ija s, trace las vías del
Paraíso a las almas en ellas recogidas, prolejay
defienda las obras y las familias de los Coopeiadores: vea y sepa el mundo que los hijos, ¡os
amigos y los admiradores del Vble. Don Bosco,
son y quieren ser vuestros, hoy, siempre, eterna
mente. Amén.
La conmoción y el entusiasmo del pueblo eran
ya irresistibles. Asi fué que al terminar los Su
periores la consagración, estalló en el templo
íin j V iva Maria A uxiliadoral seguido de un
aplauso unánime, com pacto... y el Clero y lo.s
Obispos entonaron el iMudate Dominum omnes
gentes, que todo el pueblo prosiguió, como di
ciendo y coreando a todos los hijos y amigos
de D. Bosco: < Haced fiesta y regocijaos, her
manos, y alabad al Señor... el gran acto se ha
cum plido... y nos atraerá, estamos seguros, las
misericordias del Señor, como en los 50 años
ya transcurridos, ahora, siempre, eternamente».
Era la una de la tarde. Salieron las Prince
sas; salió el Clero, salieron los niños. Todo el
mundo comentaba el acto, todos aplaudían con
entusiasmo, todos sentíamos nuestro ser inun
dado de emociones dulcísimas, casi nunca expe
rimentadas. En el Santuario, al pie de la Virgen,
el pueblo continuaba agrupado, mirando a la
Virgen, aclam ándola, presentándole súplicas,,
ofreciéndole votos.
PT
— 8S —
Los ejercicios de los huérfanos.
En las primeras horas de la tarde volvieron
a poblarse los vastos patios adyacentes a la ba
sílica. Una multitud ingente presenció y aplau
dió los primorosos ejercicios gimnásticos con
que ~ al decir de il Aíomenío — los huérfanos
de guerra de Pinerolo demostraron la genialidad
con la cual sus excelentes educadores, los Salesianos conducen la juventud en todos los ra
mos de la instrucción, y el empeño con que los
pobres niños corresponden al beneficio inesti
mable de la educación que con tanto amor les
dan los Hijos de D. Bosco ». Y a la verdad,
esos niños, con su divisa de alpinos, con la más
exquisita corrección de modales y exactitud de
movimientos, venciendo dificultades a primera
vista insuperables, dieron una muestra de sus
habilidades gimnásticas y calisiénicas, tan ele
gante y fina, que arrancaron aplausos, lágrimas,
sonrisas a los Sres. Obispos y al imponente pú
blico.
La función de la tarde.'
Entre tanto, el Santuario estaba siempre lleno
de gente. Les hablaron de las maravillas de la
Virgen de D. Bosco el venerando P. Francesia
y el infatigable P. Trione.
A las 17 comenzaron las Vísperas Pontificales.
La delicadeza unánime de los Prelados cedió el
honor al Salesiano Monseñor Olivares.
En seguida el Emmo. Cardenal Richelmy subió
al pulpito e inspirado, rebosando bondad, sim
pada, gracia, pronunció uno de esos discursos
incomparables que brotan del corazón de un
Padre cuando el espectáculo de una multitud
en oración lo conm ueve y lo agita. El vene
rando Prelado fijó, con admirable claridad, su
pensamiento en tres pu n tos: la potencia mise
ricordiosa de María Auxiliadora, lo prodigioso
de la obra de I). Bosco. la fidelidad de disci-'
pulo y de continuador con que D. Pablo Albera
conserva el culto de María Auxiliadora y la
Obra de D. Bosco.
Bien quisiéramos haber taquigrafiado el admira
ble discurso, para dárselo entero a nuestros lecto
res, como un monumento; mas hemos de conten
tarnos con un resumen harto pálido y mezquino.
ExceUndas,
P. Albera,
Hijos amadisimos:
Es célebre en la Agiografia cristiana la visión
que tuvo S. Vicente de Paúl a la muerte de Sta.
Juana Francisca de Chautal. En la delicadeza de
CarisitH o
su conciencia temía Vicente que la santa se huhiera adherido con algún exceso al alma de sn
Director espiritual S. Francisco de Sales y estab»
en duda si ofrecer sus sufragios por su alma. B
Señor con una visión le sacó de ansiedades: le
mostró un globo de fuego purísimo, tan sereno r
radiante, que era un encanto mirarlo. Después de
algunos instantes le hizo ver otro, más luminoso
y bello que el anterior; ^ te vino a unirse con el
segundo, se fundieron y desapareció. Y más alto,
comparece otro globo, mucho más hermoso y lu
minoso que los anteriores; el segundo sale a su
encuentro y fué absorbido por completo. Y el Se
ñor le hizo entender a Vicente que el primer globo
representaba el alma de Francisca Fremiot de
Chantal, el segundo la de S. Francisco de Sales t
el tercero la Bondad o Amor infinito de Dios.
Venerables herman9.s e hijo.s carísimos: me ha
parecido conveniente reeprdar esta visión de San
Vicente, porque con una sencilla y fácil aplicación
me introduce en In triple fiesta que celebranio
hoy. También a nuestra mente nos hace ver el
Señor tres globos resplandecientes, con los cuales
pláceme vér representados el Jubileo Sacerdotal del
Rector General de los Salesianos, D. Pablo Albera,
el Jubileo de la Sociedad Salesiana y el Jubileo de
la Dedicación del Santuario de María Auxiliadora.
¿Qué significa la palabra Jubileo? Vocablo griego,
quiere decir remisión y descanso ; entre Ips Hebreos
cada cincuenta años se dejaba descansar la tierra,
los e.sclavos recuperaban la libertad y los que ha
bían enajenado sus bienes recuperaban su posesión.
En la Iglesia se llama Jubileo propiamente una in
dulgencia- plenaria que tiene privilegios especiales;
pero comúnmente .se llama también Jubileo cual
quier memoranda fecha cincuentenaria. Y aquí viene
natural el pensar que como a la celebración de un
Jubileo muy pocos sobreviven, así muy pocos de
entre nosotros 'estarán vivos dentro de 50 años,
cuando se celebrará el próximo Jubileo. La mayo
ría habremos pasado a la eternidad. Vivirán tansolo — ly no todos!
los jovencitos y los niños
que ahora nos rodean.
Y niño, infantito de 5 ó 6 años era Pablo Albera,
cuyo Jubileo Sacerdotal festejamos, cuando sus mi
radas se cruzaron con las mias, cuando niño tam
bién yo, pasé un año en el piadoso y sonriente pueblo
tle None. El pequeño Pablo no pensó por cierto
que nos habíamos de encontrar otras y otras veces,
como hoy que después de 67 años nos encontra
mos para asistir a esta gratísima fiesta.
Pocos años después, él entraba en el Oratorio
Salesiano. Domingo Savio había volado ya al cielo,
adonde lo seguía otro jovencito angelical, Miguel
Magone ¡ y Pablo se puso a renovar sus virtuosos
eiemplos, de modo que parecía otro Domingo Sa
vio. Las buenas esperanzas fueron creciendo siem
pre. Estudiante de humanidades y acólito aqui en
el Oratorio Salesiano, luego enseñante en el colegio
de Mirabello, fué amadísimo de Don Bosco y de
D. Rúa. De su talento y de su actividad fué esplén
dida prueba el diploma de doctor en bellas letras
que, contando apenas 20 años y teniendo muchas
otras ocupaciones que desempeñar, ganó en la
Universidad de Turín, como era indicio de su pie*
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esto, por los Sumos Pontífices. Es Pío IX quien
dad profunda el fervor con que a los 23 años se
preparó al sacerdocio. No bien hubo celebrado su enriquece con espirituales favores la Asociación de.
los Devotos de María Auxiliadoia; León XIII or
primera misa, lo llamó de nuevo Don Bosco al
Oratorio, para que bajo su mirada se preparara a dena que en su nombre se corone la venerada Ima
gen de María Auxiliadora con corona de oro.....
la elevada y larga carrera que la Providencia le
destinaba. Y helo en el año de 1871, de sólo 26 de A mi me tocó la suerte inmerecida de eiecutar la
edad, fundando y dirigiendo un nuevo instituto augusta voluntad del grande Papa; es PÍo X quien
cerca de Génova, y diez años más tarde inspector elevó este templo a la dignidad debasilica ; y como
de las Casas Salesianas de Francia, donde cada año todos sabéis, nuestro reinante Benedicto X\ ha
querido participar al presente Jubileo, con nuevoi ,
tuvo la fortuna de recibir la visita de Don Bosco,
que no dejó tampoco nunca de invitarlo frecuen favores y ricos dones.
Si de tantos favores celestiales somos deudores
temente a venir a su lado cuando los achaques le
a María Auxiliadora en el breve espacio de cin
impidieron salir de Turin. Y a Turín volvía bien
cuenta años; agradezcámoselo de lo intimo del
pronto, y establemente, poco después de la muerte
corazón, como es deber de hijos devotos; y junto
de Don Bosco, llamado por la confianza de todos
sus hermanos, al cargo de Director Espiritual Ge con la santa promesa de propagar con más férvido
celo su culto, a Ella en este día solemne, suplineral, hasta que, muerto D. Rúa, a él se le confió,
según lo había predicho D. Bosco, el gobierno su quémosla humildemente se digne acordar una ben
premo de la Sociedad Salesiana, que tan sabia dición especial al Soberano Pontífice y a toda la
Iglesia, a la Patria querida, a nuestra amada arquimente mantiene.
Este es el Sacerdote que hoy ha celebrado sus diócesis, y particularmente al P. Albera y a la triple
Familia Salesiana.
bodas de oro. El bien que ha hecho y las muchas
y grandes virtudes de que está adornado, le han
Apenas terniinó de hablar el Emmo. Cardenal
granjeado los más cordiales parabienes y felicita
Richelmy.- se adelantó al altar el Emmo Car
ciones de toda clase de personas, de modo que su
Jubileo, cual globo luminoso, despide en todas di denal Cagliero y después del Te Deutn y del
recciones vivísimos rayos de luz.
Tantnm Ergo, dió la trina Bendición Eucarísiica.
Pero, puesto que la cumbre a que ha llegado
D. Albera tiene su raíz y su desarrollo en el hecho
de haberse agregado a la Pía Sociedad Salesiana,
como Samuel debía su dignidad al de liaberse hecho
Nazareno, paréceme a mí que el Jubileo del P. Al
bera viene a fundirse con otro globo más esplen
Siguió inmediatamente la grandiosa función
doroso: el Jubileo de la Pia Sociedad Salesiana.
El que, siquiera someramente se ponga a consi al aire libre. Las numerosas .Asociaciones em
derar el desarrollo de la Congregación fundada por
pezaron a salir por la puerta central, con sus
el Vble. D. Bosco, la multiplicidad de las obras
respectivas banderas: la Unión del Valor Cató
con que ella da esplendor y hace el bien a la Igle
lico, Círculo Fe y Trabajo, Unión de San Se
sia y a la sociedad, queda asombrado y crece su
gundo, Unión Miguel Rúa, otros veintidós entre
estupor cuando considera que no hace apenas sino
50 años que la Congregación ha sido aprobada por
Circuios y Asociaciones, los tres Institutos Sa
¡a Santa Sede. ¿Cómo no ver aquí la mano de
lesianos de Turin, otros de diversos sitios, la
Dios? No faltai;on a D. Bosco y a su Obra las con
tradicciones y pruebas mayores, no tanto por ma Compañía de -la Inmaculada, los Ex-alumnos,
numerosos institutos femeninos, el Clero de la
lignidad de los hombres, cuanto por esa economía
especial que suele emplear la Providencia Divina
Parroquia, los trece-Obispos ya mencionados, a
cuando quiere hacer resplandecer en sus obras el
los cuales se había unido Mons. Signori. Obispo
sello divino. Pero ni siquiera en medio de las con
trariedades que le vinieron de quien hubiera de de Fosano, y el Sr. Arzobispo de V ered as;
cerrando la marcha venia, como un ángel, el
bido sostenerla más, le faltó jamás a la Pia Sociedad
Salesiana el favor y la simpatía de los Sumos Pon Emmo. Cardenal Ri?helmy.
tífices. Pió IX la aprobó definitivamente, León XIII
El imponente desfile penetró en el patio de
la enriqueció de privilegios; Pío X tuvo la más
D. Bosco y allí, abriéndose paso entre la enorme
profunda estima y veneración por el llorado D. Rúa;
y apiñada multitud de fieles devotísimos, llega
nuestro Santo Padre Benedicto X V ha exaltado
a los pies de la artística estatua que se solía
repetidas veces, con grandes elogios, al Instituto
Salesiano.
llevar en las procesiones solemnes en tiempo de
Es un hecho que con la dedicación del San paz. y que está en un trono, bajo dosel de ta
tuario comenzó la grande expansión salesiana. A
los Salesianos María Auxiliadora les prepara- el ca petes y flores, campeando sobre el fondo de una
mino asi en las naciones civilizadas como en las que grandísima gradinaia levantada dias antes para
vacen aún en las sombras de la muerte. Muy bien
tomar una fotogratía de toda la casa, que que
iwcen. pues, los Hijos de D. Bosco y los Coope dara como recuerdo histórico, en la cual se
radores en difundir la más tierna devoción a Mana
halla la banda del Maestro Dogliani y centenaAuxiliadora, estimulados y bendecidos, también en
La imposición del cetro de oro
a la estatua de Alaría Auxiliadora.
90 —
res de niños y jóvenes de diversos Oratorios
festivos, cada representación con su bandera.
K1 momento es sugestivo y solem ne; se oye
el susurro de oraciones que se escapan de todos
los presentes.
Mientras varias máquinas cinematográficas fo
tografían el movimiento de la multitud, para
poder dar a los Salesianos y Cooperadores que
no se hallan en Turín, y al mundo entero, una
idea de lo que sucedió esos días en la CasaMadre, avanza majestuoso el Emmo. Card. Richelmy, entre cantos y plegadas, y procede a
bendecir otro cetro de oro purísimo, que él
mismo, entre aplausos, ovaciones e himnos,
coloca en manos de la Virgen.
La importante ceremonia, de que participan
algunos miles de personas, termina con la Ben
dición del Santísimo, que desiie allí mismo da
el propio Eminentísimo Purpurado.
Por la noche, ante la estatua en cuya diestra
el Cardenal Arzobispo había puesto el cetro, se
recogieron todoá los alumnos del Oratorio, con
sus respectivos superiores y todo el personal y
no pocos fieles que no habían acertado a reti
rarse, para rezar las oraciones de la noche y
recibir el saludo vivo, afectuoso, conmovido
del P. Albera. ¡A lt! la belleza, la eficacia, las
intimas armonías de esa costumbre introducida
por D. Bosco, de dirigir una palabrita a los
educandos y a los hermanos antes de retirarse
a reparar con el sueño las fuerzas gastadas!
jOh! las maravillas de eso que los Salesianos
llaman « dar las Buenas Noches»!
La medalla conmemorativa.
A l renombrado establecimiento Johson, de
Milán, se le ha confiado el encargo de acuñar
una medalla conmemorativa del Jubileo de la
Basílica.
En el anverso llevará la imagen de María A u
xiliadora con esta inscripción : Universo mundo
auxiliatricem manum iuam porrige: Extiende a
todo el mundo tu diestra auxiliadora — 1918.
— _Las palabras son de S. Fernán y se leen en
la homilía litúrgica del 8 de diciembre.
En el reverso un alto y espléndido relieve lle
vará la perspectiva de la basílica y esta inscrip
ción ; A templo dedicato anuo L : En el Cincuen
tenario de la Dedicación del templo.
A los Exentos. Sres. O bispos y a otros emi
nentes pe^son^)es que honraron la fiesta con su
presencia, manda el P. Albera esta medalla,
como recuerdo.
Funeral pontifical
por los Bienhechores difuntos.
La gratitud es una de las virtudes caracterís
ticas que D . Bosco quiere ver en sus hijos, y
así como la amistad no se detiene en la tumba,
la gratitud traspasa los limites de la tierra y
sube al reino de las almas.
El 10 de junio el Obispo Salesiano Mons.
Olivares celebró un solemne pontifical en suíragio de los bienhechores del Santuario difun
tos, asistiendo el Consejo Supremo de la Pía
Sociedad Salesiana, todo el instituto de S. Fran
cisco de Sales y representaciones de otras casas.
La Escolania ejecutó selectas melodías grego
rianas. A un lado del catafalco se situó el P. Al
bera, con su Capitulo, los Inspectores Salesianos
de Italia y los representantes de España y Fran
cia ; al otro la Madre General de las Hijas de
María Auxiliadora, con su Concejo y las Ins
pectoras de Italia. E l resto de la Basílica lo
llenaban los Cooperadores y buena muchedum
bre de fieles.
La ceremonia no podía resultar más solemne.
De lo íntimo del corazón renovamos la ple
garia implorando la paz y la luz eténia a todos
nuestros Bienhechores difuntos.
Una Misa en Valsálice.
El 13 de jun io fué el P. Albera a celebrar
la Santa Misa sobre la tumba de Don Bosco,
donde le esperaba un escogido número de Ex
alumnos del antiguo Colegio de nobles en Val
sálice, quienes, después de haber tomado parte
en todos los actos jubilares, querían sufragar el
alma de sus condiscípulos difuntos y renovar
promesas allí un tiempo formuladas. Había Pre
lados. sacerdotes, abogados, médicos, militares,
profesores... Muchos que se hallan distribuidos
por todo el reino y fuera, ocupando puestos
importantes, sintiendo no poder venir, enviaron
adhesiones.
Terminada la Misa y la acción de gracias de
la Comunión, pasaron al refectorio que de niños
habían ocupado, siendo agasajados por los Su
periores, entre los cuales había algunos que
fueron sus maestros y superiores, tales como los
venerandos P. Juan B. Francesia y Miguel Vota.
Al fin de la colación, el exim io abogado Sr. Brazioti en sencillas y elocuentísimas frases mani
festó al P. Albera la profunda satisfación que
experimentaban al verse otra vez reunidos, des-
_
91 —
pués de tanto tiempo, en el antiguo colegio
donde tan gratos años pasaron, que les despier
ta tan dulcísimos recuerdos; al ver siempre
fresco y robusto a su antiguo Director el P, Francesia, y si no muy bien en salud, siempre afable
a su Prefecto el P. V o ta; dió expresiyas gracias
al P. Albera por haber aceptado la celebración
de esa sencilla función religiosa, añadiendo que
en las oraciones que- habían hecho y hacían, se
habían propuesto alcanzar de María Auxiliadora
su constante auxilio para seguir manteniéndose
siempre fieles al programa de D. Bosco ; y hecho
la promesa de reunirse allí nuevamente apenas
sonriera la victoria y la paz al mundo, para
cantar el Tedeum del reconocimiento.
Respondió el Padre que para él era-un honor
y un deber el sufragar el alma de los Ex-alumnos
del noble Colegio de Valsálice, y que durante
el Santo Sacrificio había recordado también a
los alumnos vivos y a sus fam ilias; manifestó
su satisfacción por saber que todos llevaban una
vida verdaderamente cristiana, según el espíritu
común a todos los alumnos de D . B osco; les
aseguró que rogaría siempre con fervor a María
Auxiliadora, para que realizasen los deseos del
Sr. abogado Brazioli.
La reunión se disolvió manifestándose.mutua
mente los presentes la alegría íntima experimen
tada en esas breves horas, que les hicieron re
vivir los santos, los alegres años de juventud.
Escenas de familia.
Hechos a proceder con la sencilla comunicativa
de D. Bosco que, mirando, cual es razón, a sus
Cooperadores como miembros de familia, solía dar
les cuenta de todo, para que participaran de sus
alegrías (y algunas veces también de sus penas),
bien quisiéramos referirles uno a uno los rasgos de
gentil delicadeza que en esos inolvidables dias turíeron lugar. Mas esto no es posible ni acaso con
veniente en estos tiempos en que la humanidad
entera llora lágrimas de sangre, circunstancia éstaqne si avalora la fineza de tales rasgos, no nos
autoriza a sacarlos a pública plaza. Los guarda
remos, eso si, en nuestro corazón y aun en nuestro
diario, con singular gratitud, prometiendo a quienes
rodearon de tanto afecto a nuestro superior, nues
tras oraciones y agradecimiento. Contentémonos,
pues, con unas pxxras notas.
El 30 de mayo reuniéronse en torno del P. Al
bera sus parientes, deseosos también ellos de pre
sentarle sus felicitaciones y su óbolo. Eran 30. El
Vk recibió en la capilla del Vble. Don Bosco, Ies
dijo la Misa y les dió la Santa Comunión. La sua-
visiiua escena de familia se renovó a mediodia, con
tales atenciones y tan cordial fineza, que todos los
que la presendarou quedaron conmovidos. Como
recuerdo, le regalaron un cuadro de S. Pablo al
óleo, con rico marco dorado, elegantemente in
crustado.
El 6 de junio, día de sü 73'’ cumpleaños, vinie
ron a verle no pocos de sus antiguos condiscipuio.s,
seglares y eclesiásticos. Con ellos venían el Párroco
y el Alcalde de None, su pueblo nativo. A l pri
mero le comunicó el P. Albera que el Padre Santo,
por indicación del Emmo. Cardenal Cagliero, lo
había nombrado su Camarero secreto; y al segundo
que S. M. el Rey le había nombrado Caballero de
la Corona de Italia, en vista de los servicios pres
tados a su pueblo natal.
El mismo día vino a visitarle y presentarle el
homenaje de su alta admiración el ex-presidente
del Consejo D. Pablo Boselii. El ilustre estadista,
recibido y acompañado por' el P. Arturo Conelli,
Director General de los Estudios y de la Prensa
sale.sianos, y en compañía del P. Albera, fué in
troducido a la presencia del Emmo. Cardenal Ca«
güero, con quien se entretuvo largo rato.
El 7 de junio, adhiriendo al unánime deseo de
los alumnos, todos los moradores del Oratorio, que
pasan de 700. se reunieron al rededor del Padre y
de Su Eminencia para sacar una fotografía que
sirva de recuerdo de tan inolvidables días. A l efecto
se levantó un vastísimo tablado en el extremo
del patio que da al corredor de las habitaciones
del Vble. Bosco. El grupo salió perfectísimo.
El 29 de junio reunieron a su mesa el P. Albera
y el Emmo. Cardenal cerca de aoo Salesianos del
Oratorio y casas vecinas. Pronunciáronse dos brin
dis y luego el P. Viñas les dió una sorpresa agradabilisima: había preparado utia jota con palabras
expresamente compuestas para la ocasión, por el
P. Pujol, Director de los Salesianos de Santander,
que fué cantada por 15 niños arlesanitos del Ora
torio. El éxito fué completo: Su Eminencia y el
P. Albera y el P. Rinaldi y el P. Ricaldone y cuan
tos habían estado en España recordaron dulces
tiempos que fueron... Los demás admiraron el brío
de nuestro canto popular; pidióse el bis y el ter.
Total, que fué un triunfo...
La
m ú s ic a .
Tomamos los siguientes párrafos de un articulo
publicado por el crítico Mtro. G. Lizia, titulado La
música en las fiestas fubilares de Valdocco. Para
algunos de nuestros hermanos y cooperadores quizá
sean reminiscencias de familia...
€ ... Su Em da. el Cardenal Cagliero, el más an
ciano de los Prelados asistentes y tal vez de todos
los fíeles que llenaban el templo, era, como todos
saben, el brazo derecho del Vble. D. Hosco.
Artista nato, a la música debía consagrar todo
el tiempo que le dejaran Ubre sua estudios ecle.
—
9? —
siásticos, y a educar en el canto a los niños que destia que le es propia. — Oi en Roma, dijo, una
acudían al Oratorio ; debía cuidarse de la música,
Antífona semejante, y copié. — En realidad no
sin comprarla, y por lo mismo, no sólo dirigir,
puede llamarse copia. Él ha reproducido la impre
sino componer. Esa era la voluntad de D. Bosco.
sión sugestiva del motivo melódico que más lo im
Nos lo dijo el mismo Einmo. Cardenal, evocando
presionó, y desarrollándolo con individual genialidad
los tiempos en que donde hoy es Basílica, era un escribió-un boceto que es un grito del alma im
prado.
plorando el socorro de Maria Auxiliadora.
« D. Bosco me decía: — Escribe, y la Virgen
Es un trabajo de arranque, de sentimiento, que
dictnrá ».
vivirá, como vivirá su reciente Saepe dum Chnsli,
Y no había necesidad de que nos dijera lo que compuesto con arreglo a la más exigente Lituigia.
forma un recuerdo - inolvidable de juventud para
Cuando lo compuso, no se imaginaba ciertamente
tjuien, como para el inirascríto, así.stía a las fun que su inspirada composición llegaría a ser, medio
ciones de María Auxiliadora en el prinier decenio siglo más tarde, en los graves momentos que atra
de su dedicación, en las cuales, con las ya nume-, vesamos, una invocación tan fuertemente coreada
rosas voces de que disponía el Oratorio, reforzadas por todo un pueblo, por toda la Patria, por toda
con las de los mejores artistas de la ciudad, se la Cristiandad.
ejecutaba música dirigida y compuesta por el P. CaLa función lia revestido una importancia reli
güero, tan popular entonces por su vena fácil y giosa y artística imposible de describir por lo im
espontánea.
ponente y sugestivo del ambiente, por la dignidad
¿Quién no recuerda cómo él había formado un de los Prelados, por la multitud de los fieles, por
repertorio para la iglesia, las veladas, el teatro? el canto paradisiaco, insuperablemente dirigido y
Escribía para hacer cantar a sus niños, a sus te ejecutado, sostenido por el grandioso clásico órgano
nores, a sus bajos, escribía con la natural e irre pulsado por otro dignísimo y renombrado artista
sistible vena de su alma, sin pretensiones de hacer salesiano, el Mtro. P. Pagella, autor del notabilí
lo que suelen llamar obra de arte. Y es preciso simo Sacerdos et Ponii/ex, ejecutado al ingreso de
reconocer que su estilo, precisamente por lo espon los Prelados ».
táneo, fácil, casi sin recursos técnicos, ha servido
admirablemente al objeto de ese tiempo, más aún,
ha .sido uno de los más importantes y providencia
les coeficientes de la popularidad y simpatía que ,
se acutmdaba al rededor de la Familia Salesiana y
que debía llegar a ser una verdadera atracción y
admiración universal.
La expansión de la Obra Salesiana, especialmente
También quisiéramos, a titulo de gratitud y como
en América, reclama la obra de Cagliero. Nadie
recuerdos de familia, consignar aquí los discursos
hubiera podido representar mejor a Don Bosco.
pronunciados en la velada solemne del 8 de junio,
Temperamento equilibrado, ingenio vivo, excepcio los centenares de cartas y telegramas recibidos por
nal robustez física, vocación apostólica fecundaron
nuestro Superior en esos dias, tanto de Italia y de
su maravillosa actividad, teniéndole alejado por España como de todas partes dal mundo, para que
largos años de la casa-madre, a la cual ha vuelto
nuestros alumnos de todas nuestras casas, nuestros
ahora realzado con el merecido prestigio de una
amados cooperadores de todas las naciones, se unie
brillante .carrera eclesiástica culminante en la sa ran a nosotros a dar gracias a la Divina Provi
grada púrpura.
dencia por tanta bondad, a... confundirse y humi
No por decir ésto me he desviado del tema, que
llarse con nosotros, por tan excesivas muestras de
es tratar de la música que el hábil cuanto modesto
estimación y tantas esperanzas cifradas en nuestra
Director de la Capilla salesiana, alumno de Ca modesta labor y... rogaran por la humilde Sociedad
gliero, ha preparatlo y ejecutado.'
Salesiana... ya que tras tanta exaltación pueden
Demasiadd conocida es la valentia con que Dovenir grandtí.s pruebas... ]^a procedencia es de lo
gliani, a través de la radical transformación sufrida
más variado: Cardenales, Obispos, Superiores de
por el arte musical tanto profano como.religioso,
Congregacione.s, seglares de todas las profesionesy
ha manejado la batuta que Cagliero le ilojó.
todas las categorías y gradaciones sociales... hasta
La Capilla sale.siatia tué la primera en unifor los hijos de las selvas que se están incorporando
marse a las prescripciones de la-reforma, y lo ha
apenas ahora a la sociedad civilizada. Mas no es
hecho con intuición y conciencia de arte, por obra
posible; nos falta hasta el espacio. Represéntelas
del mi.smo Cagliero. De aquí el pensamiento obje a todas el saludo de un Cardenal y el de un alumno
tivo de la historia inherente a la función y el sen del P. Albera, hoy Obispo.
timiento de Intima'cotnplacencia y de un merecidísimo tributo homenaje al ilustre Purpurado Fun
Reí’tno. y. veneradisimo D . Albera:
dador de la Capilla Sale.siana: dos conceptos que
han inspirado la refundición de la Ji/isa de Sta.
...j Cincuenta años de misa... en un altar impreg
Cecilia de Cagliero, con rigurosa forma mwierna.
nado de cincuenta años de gracias y de glorias, en
... La Antífona SancUi .l/rtrí<*, incurre viiseris,
un triunfo de un nuevo y más refulgente cetro de
es una antigua amistad de los no jóvene.s freouenMaria Auxiliadora!... ¡qué conmociÓQl ¡cuántos
tadorés de la Basílica de Maria Auxiliadora. Su
recuerdos! ¡cuántas esperanzas! Con el espíritu,
Eminencia nos ha contado su origen, con la mo
con los votos, con la oración, también yo estaré
Los discQrsos y adhesioDos.
ip
—
93 —
presente y confio que el Emmo. Hermano y V . R.
y los amadísimos Salesianos, en su caridad me sen
tirán cerca de sí, y rezarán una Avemaria por mí.
Con votos reverentes y afectuosos
Devotísimo
Card. apfi
Arzobispo de Pisa.
Pedro
M
,
Junio 4, 1918.
R ecordando...
Permítaseme también a mí una palabra, la fácil
palabra de los recuerdos.
Veo en lontananza, sobre la playa del Medita,
rráneo, salir de entre los yunques y martillos re
sonantes de la Casa Ansaldo, un pobre obrero con
un niño de la mano y presentarse a las puertas del
naciente instituto salesiano de Sampierdarena, su
plicando al Director — angélica figura sacerdotal
suplicándole se digne aceptarlo.
Pasan muchos años y aquel obrero sonríe desde
el cielo a su hijo y a aquel ángel director; y esta
mos no ya a orillas del mar sino al pie de los Alpes,
un domingo de Cuaresma de 1915. Biela recibe la
visita del segundo sucesor del Vble. Bosco y toca
al Obispo la gloria de darle la bienvenida.
Ese Obispo (el pobrecito que habla) es el anti
guo pequeño aspirante de Sampierdarena y D. Albera el antiguo primer director de aquel instituto
Recuerdo, recuerdo el salón del Oratorio de Biela,
centellando con las miradas de tantos niños pen
dientes de los labios venerandos del General de los
Salesianos; recuerdo mis palabras, que expresaban,
como ahora, el agradecimiento de mi corazón para
mi bienhechor. Nuestra amistad se estrechaba...
D. Rosco bendecía, por mano de Don Albera, mi
nueva misión como había bendecido mi vocación
al Santuario. Me sentí animado y conmovido, la
gratitud creció en mi y me esforcé porque su visita
produjera los más abundantes frutos.
El año siguiente nos encontramos en Oropa. La
púrpura romana acababa de posarse sobre el apos
tólico pecho de otro grande Salesiano. Oropa, el
mayor santuario de! Piamonte debía tener el honor
de una visita suya. Y Su Eminencia vino, vino
acompañado del P. Albera. Don Bosco tornaba a
bendecirme. Pasamos dias solemnes en la intimi
dad. Los buenos bieleses, unidos a su Obispo, tri
butaban digno homenaje a la Sociedad Salesiana,
en la persona del Emmo. Cardenal Cagliero y del
P. Albera... Inmenso es el bien que hace la Pia
Sociedad; sus casas son templos de oración y de
progreso.
Dios me concedió la gracia de inaugurar sobre
una colina amenísima de mi diócesis la casa de
salud y descanso de las Hijas de María Auxilia
dora rendidas al peso del trabajo, en Rópolo, y un
Asilo-Escuela grandioso, en las montañas de Trivero.
Pero sobre todo agradezco a la Divina Provi
dencia el haberme dado constituir en la ciudad de
Biela la nueva parroquia salesiana d e .S . Casiano.
Don Bosco, Padre de los obreros, no puede dejar
de amar la Manchester italiana.
Ahora, el eco de estos recuerdos se pierde en el
coro grandioso de este dia, dedicado a la glorifi
cación de la Reina de las Obras Salesiaiias, Muría
Auxiliadora, y a las faustísimas Bodas de oro sa
cerdotales de su Rector Mayor, el P. Albera.
Padre Albera amadisimo... mi segundo ángel dd
cielo en la aurora y mi segundo ángel en d ocaso...
¿qué obsequio te podré ofrecer? Mi obsetivúo e.s
sencillo: mi propio corazón sacerdotal... tú escu
chaste su i primeros latidos; recoge los últimos. Me
atrevo a decir que he amado lo que amas tú, que
me he esforzado en no dejar secarse la buena se
milla que en mi alma depositaste. Los niño.s, en
medio de los cuales pasé a tu lado mis mejores
años, han sido siempre mi cariño, las almas mi
pensamiento dominante.
. María .Auxiliadora te pague el bien que me has
hecho. A d mullos anuos, ad mullos labores, ad mul
tas coronas!
N a t a l S kr akini.
Obispo' dimisionario de Biela.
La
p ren sa.
A los individuos se ha unido la Prensa, desde
U Osservatore Romano hasta L ’ Idea Nazionale. En
cuanto a la Prensa Católica’ltaliaiia — y casi po
demos decir mundial — no ha quedado ni un diario
ni una revista sin decir siquiera dos palabras sobre
estos Jubileos; lo cual demuestra que la devoción
a Marca Aiixiliadosa se arraiga de veras en el mundo
y que, por la bondad divina, la humilde Sociedad
Salesiana goza de simpatías, que también son prenda
de la misericordia divina.
T E S O R O E S P IR IT U aL .
Los Cooperadores Salesianos que confesados ,v
comulgados, visiten devotamente una iglesia o
capilla pública, o si viven en comunidad, la propic»
•capilla, y rueguen según la intención del .Sumo
Pontífice, pueden ganar la.s siguientes indulgen
cias plenarias:
Septiembre. 8: Natividad de María; iz; El Dulce
Nombre de María : 15:
Virgen de los Dolores;
29: S. .Miguel .Arcángel.
Octubre. 7: La Virgen del Rosario; 13: Maternidad
de la Sma. Virgen; 20: Pureza de María Sma.
Noviembre. 1: 'l'odos los Santos {lolies qttolies por
los diuntos; 21: La Presentación; 22: Sta. Ce
cilia.
Diciembre. 8: La Inmaculada Concepción ; ro: Ntra.
Sra. de Loreto; 25: Navidad.
.Además, cada mes: i* un día de libre elección,
V. g . el primer viernes; 2® e l día del Ejercicio de
la Buena Muerte; 3® el día en que se reúnan en
conferencia.
DE JMUESTRAS MI5IOJSÍE5
B R A SIL (O
Una excursión por el Alto Rio Negro y
el Tíquié: las necesidades de la Misión.
(CorrispondejielQ del limo. P. SIordoDo, Vicario ñposlóllco).
En el reino de los Tucanos — De maloca
en maloca — Ultima meta del viaje.
El Gobierno considera a los salvajes como
propietarios de los inmensos territorios que se
extienden en los confines del Brasil con la Re
pública de Colombia, cuya extensión no se co
noce, ni su fecundidad, ni el número de sus
habitantes, porque el civilizado no entra sino
por vía fluvial y sólo de paso.
Estamos, pues, a ja s puertas del reino del
Tucano, o de los Tucanos, que viven, aislados,
a muchas jornadas de las bocas del T iq u ií.
Viajamos toda la noche.
Muy temprano celebro a bordo, sin périlida
de tiempo para el vaporcito que sigtie su mar
cha a la velocidad de nueve millas geográficas.
El viaje es interesante. Ante la vista pasan
florestas y florestas, sin que se vea indicio de
mano humana que modifique la naturaleza. En
torno reina soberano el silencio, interrumpido
sólo de cuando en cuando por los chillidos de
bandadas de papagayos, o el sonoro canto de
uno que otro pájaro, o algún disparo del Sr.
Manduca sobre una anta, o un canard, o un pá
jaro mergulhao.
Se me vienen a la imaginación algunas his
torias de sangre, cadáveres mutilados y arroja
dos al rio, de que me han hablado, la .suerte
de un coronel y su ayudante, sorprendidos y
destrozados no lejos de a llí...; escenas salva
je s... ¡E s un lugar misterioso!
Sólo por la tarde llegamos a Manha-iniera. De
una choza salen tres indios con traje semiadamitico y los saludamos en Nhegatú. que entien
den y hablan regularmente. El Sr. Manduca
(t) V. nám. aiuerior p ig . 54.
toma uno de ellos como práctico del río, y con
él a bordo, proseguimos viaje. El día 6, fiesta
de la Epifanía, a las 8 de la mañana llegamos
a Tncano-cachoeira, cuyo Tuchana (jefe) es el
capitán Miguel.
Saltamos a tierra, y yo veo por vez primera
una maloca o casa de los indios, que me im
presiona por su grandeza (2). Sólo un indio la
guarda : Joaquín ; los demás están cazando, pes
cando, trabajando. Digo misa en la maloca, y
al Evangelio dirijo la palabra a mis compañe
ros de viaje, recordándoles la festividad y el
deber de imitar a los Santos Reyes en hacer
conocer y amar al Divino Salvador.
Partiendo a las 10, a las 12,30 estábamos en
Tapiro’ cachoeira, a las 14 en Uraity, a las 17 en
Mira-pofo, en la maloca del lucltána Francisco.
Se me recibió con temor reverencial. Inme
diatamente distrü)ul medallas, que fueron acep
tadas con gran respeto. Algunos me tocaban la
sotana y se besaban las manos. No pocas ma
dres me presentaron sus niños, y yo los ben
decía poniéndoles la mano en la cabeza, que
ellas luego besaban. En un principio, los niños
se me acercaban tímidamente, luego con mayor
confianza: habían advertido que los miraba con
predilección. — Estas escenas impresionantes se
repetían dondequiera.
El dia siguiente, celebré en la misma maloca,
en medio de los indios.
Prosiguiendo viaje, topamos con el capitán
Juanico, Tnchána de Estelo (S. José), que en una
canoa iba río abajo con muchos indios. Ofrecí
una medalla a los más cercanos y todos se aba
lanzaron para recibir una.
Pasado Estelo, dimos con el capitán José Pacuemo, Tuchána dé ■ Pary-Cachoeira, que con
varios indios bajaba el rio en canoas llenas de
harina de mandioca.
A las II estábamos en Floresta o S. Juan,
cuyo Tachána, el capitán Manuel Gaeiano, es
(3) A lgunas tienen hasta oo metros de largo y 35 de
ancho.
—
95 —
quizás el indio que mejor ha comprendido la
importancia de nuestra misión.
En todas las malocas que visitábamos, a todos
los indios que encontrábamos, daba el Sr. Man
duca orden de suspender el viaje y esperar en
sus malocas la visita del Pahy (Misionero). T o
dos obedecían.
Finalmente, dejando atrás Maracajá-ponía, la
maloca de los Ressana, adonde es Tachána A n
tonio Cayetano, llegamos a Pary~Cachoeira, tér
mino obligado de nuestro viaje', porque desde
allí arriba el rio no es navegable. EÍ Tiquié,
tan grande en su desembocadura, con mas de
un quilómetro de anchura, se va estrechando,
hasta los 50 metros, que son los que tiene en
el punto donde nos encontrábamos.
El Capitán José, sabedor de los deberes que
su cargo de Tachána le imponía, salió a reci
birme apenas desembarcado. Saludándome en
Nheegatú, se llamó feliz por verme entre los
suyos, me presentó su mujer y su hijo Joaquín
de 18 años, heredero del nombre de Tachána,
Con él estaba también el pagé.
Trajes y lengua de los Tucanos — El tipo
— La maloca — Una noche en la maloca
— Trabajando.
¿Cómo podré yo ahora, Revmo. P. Albera,
manifestarle las impresiones recibidas al entrar
en el reino de los Tucanos? Me siento incapaz.
Los hombres no tienen vestido ; las mujeres
de ordinario no lo tienen m ejor: a mí se me
presentaron cubiertas de la cintura a las rodillas.
De buenas a primeras experimenté, sin quererlo,
una sensación de repugnancia, pareciéndome ver
en esos infelices la degradación de mi propia
humanidad; pero pronto reaccionó mi carácter
sacerdotal, sintiendo una profunda compasión.
Hubiera querido quedarme con la sola solana y
repartirles las otras prendas. Al mismo tiempo
me invadió un deseo prepotente de recorrer los
países más civilizados para pedirles a todos, ri
cos y pobres, garandes y pequeños, los medios
necesarios para remediar tan extrema indigencia
y cubrir la desnudez física y moral de estos
desgraciados.
Los días anteriores, celebrando en sus malo
cas, mientras los indios expiaban curiosamente
todos mis movimientos y actitudes, yo luchaba
para dominar la conmoción siempre mayor que
tne embargaba ; pero cuando, al día sig^uiente
de la llegada a Pary-Cachoeira, celebré en la
playa ante esos dos grupos de hombres y mu
jeres... al llegar a la elevación, se me llenaronde lágrimas los ojos y supliqué con fervor a
Jesucristo Redentor concediera a aquellas pobres
almas la gracia de poderlo cuanto antes cónocer
y amar. También en las preces después de misa,
llegando a las palabras: exules Jilii Evae, se me
renovó la misma conmoción. ¡ Ah ! yo no co
nozco hijos de E va .más lejanos de la Patria!...
Les dije algunas-palabras... y anhelo que hayan
siquiera entendido que el Pahy, que velan y
oían, es un enviado de Dios para hacerles bien 1
Esperaba hallarme entre indios que hablaran
la lengua general, el Nheengaíú, oírlos, hablar
con ellos, ejercitar la teoría y los estudios que
llevo hechos, ansiando como ansio ponerme en
íntima comunicación con ellos para instruirlos.
Pero 11801311 el Girio, uno de los dialectos del
Tucano, que es a la lengua general, como el piamontés al italiano, con sonidos muy nasales. Sólo
los Tuchána y alguno que otro saben el Nheeny chapurrean algunas palabras en portugués.
El tipo Tucano se presenta bien. De estatura
regular, color bronceado claro, cabeza y ojos
redondos, cabellos generalmente negros y cortos,
tiene- un conjunto de tan hermosas proporciones,
que, cuando está perfectamente inmóvil, diriase
una estatua de bronce. Tím ido en la mirada,
pero expedito en el gesto, se aficiona fácilmente
a quien le muestra cariño, pero se h ice suspi
caz no bien se le mira de soslayo. Guarda rencor
y es terriblemente vengativo contra quienquiera
que le maltrate. A l misionero del Tucano, y en
general de los salvajes, le son indispensables dos
virtudes: la caridad en el corazón y la pruden
cia en el trato.
El Tucano puede decir con más verdad que
el filósofo: Omnia mecum porto: todo lo llevo
conm igo. Por vestido lleva la poíra al cuello,
que es un cordón con granos de diversos co
lores y un pedazo de mármol blanco, y ordi
nariamente... nada más. No se martiriza ni las
orejas, ni los labios, ni las narices con pen
dientes; pero en ocasiones solemnes, en las
fiestas, se pintarrajea la cara y el cuerpo con bijas
de diferentes colores. Las palabras literatura,
arte, oficio para él carecen de sentido. Su co
mercio consiste en cambio de objetos, como de
harina por cuchassa, careciendo en absoluto de
monedas. Pesca con red y con ñechas, maneja
muy bien la flecha y eKfusil. Habiendo uno de
ellos recibido del Sr, Manduca ocho balas con
orden de traerle un anta, regresó trayéndole dos.
■p
— 96 —
El Tucano vive en la maloca, que le sirve de
dormitorio, de cocina, de comedor. La maloca
es sucesivamente taller para los trabajos domés
ticos, lugar de reunión en el tiempo lluvioso,
sala de baile en las grandes fiestas. Es el lugar
donde el Tucano vive, muere y se le sepulta.
Para el Tucano la maloca es el mundo.
En realidad es muy espaciosa; tiene una su
perficie de 40 a 50 metros d.e largo por 14 a
20 de ancho, 12 de altura en el centro y 2 en
las dos entradas; parece una estación ferrovia
ria con dos grandes ingresos, casi siempre abier
tos, y diversas puertecitas a los lados, que se
abren sólo en caso de necesidad. La armadura
es de madera escogida, lo demás de palma' y
paja, que se renuevan después de pocos años.
Quise estudiar atentamente al Tucano siguién
dolo en sus movimientos diarios. Para comenzar
temprano mis observaciones, me di -trazas de
pasar una noche en la maloca, junto a la salida,
sin que nadie lo supiera sino sólo el Tuchária.
A las 10 todos estaban en sus sitios, divididos
como en grandes celdas, cada cual en su propia
hamaca (y yo en la m(a). Reinaba un silencio
profundo, la oscuridad se interrumpía con la luz
de un fuego que mantiene encendido una d e las
mujeres más ancianas, según me dijeron después.
A eso de las 4 de la mañana sentí que todos
se levantaron (y yo con ellos) y bajaron al río,
divididos en grupos, para el baño. Al volver,
todos se pusieron a trabajar preparando el des
ayuno. Cada hogar tenia su faena y al final,
todos los alimentos vinieron a parar al centro,
donde las mujeres lo distribuyeron, primero a
los hombres, luego entre si.
Después del desayuno salieron casi todos:
los hombres a la . pesca, a la caza o a preparar
nuevos terrenos, derribajtdo árboles: las muje
res a las labores campestres de plantación o
recolección, a recoger leña... Tero vuelven pun
tualmente para las faenas de cocina. Las madres
tienen por añadidura el cuidado de sus niños,
que tratan con afecto verdaderamente maternal,
los llevan siempre consigo mientras son peque
ños, ora en brazos, ora al cuailril, ora en las
espaldas.
Comidas y bebidas — Un poco de Catecismo
— Ligera indisposición — Escenas conmo
vedoras.
V
Los alimentos son sencillos por el número, la
cualidad y el modo de tomarlos. Por plato tie
nen las manos. Comen la carne y el pescado
con kimka pira, o pimenta (1) cocida con un
trocito de pescado. Gustan del ipadri, que hacen
con las hojas de la planta del mismo nombre
mezcladas con hojas de banano secadas al horno
y pulverizadas; lo toman con la punta de los
dedos o lo absorben de un saquito hecho de la
corteza del tururuy, árbol sumamente poroso.
Por pan tienen el curada, -hecho de flor de ha
rina de mandioca con dos tercios de harina ver
dadera, a guisa de torta.
Las bebidas son variadas y nutritivas. Ocupa
el puesto de honor el cachiry, como entre ios
Patagones la chic/ta. Se prepara con una masa
compuesta de tres medidas de harina de man
dioca pelada y ocho medidas de mandioca sin
pelar. Bien e.'cprimida, da el líquido llamado
manUuera, que por sí sola es una excelente be
bida. Dejan secar bien la masa, y le añaden un
poco de flor de harina cocida y en parte mas
cada ; meten la mezcla en un recipiente ^ólido,
con agua, la dejan fermentar doce horas y el
cachiry está hecho... por las mujeres para beberlo los hombres.
El capy es un cocimiento de la corteza de una
trepadora llamada capy, con la de otra trepa
dora cuyo nombre ignoro, y una pequeña dosis
de tabaco quemado. Es curioso d e fe c to de esu
bebida. No emborracha, pero excita terribleniente el sistema nervioso y enciende la imagi
nación hasta hacer ver las cosas inás extrañas:
reptiles, pájaros, espejos, estrellas... La visión
fantá.stica dura a veces una hora.
La popunha es una bebida inocente y se pre
para éon el fruto de la palma del mismo nom
bre. Los granitos, lavados primero, luego re
blandecidos en un vaso de a ^ a tibia,- se pelan
y exprimen haciendo pasar el ju g o con agua
por un cedazo. Se deja depositar y se le añade
un poco de azúcar.
Probó lodos los alim entos: la kiinhapira me
hizo liacer gestos, hallándola más picante que
el famoso Carurú de Bahía ; bebí con gusto la
popunha, saboreé el cachiry, pero no quise pro
bar eJ capy.
No dejé de reunir los muchachos más creciditos liara enseñarles siquiera la señal de la
Santa Cruz en Nheengatu, permitiendo, más aún,
deseando que estuviesen presentes también los
mayores. Para terminar, les di como premio una
imagen y un cigarro, y teniendo ocasión de
reírme viendo sus apuros porque no sabían dónde
(1) E s una variedad de la yuca.
poner la imagen y su desenvoltura en fumarse
e! tabaco.
El dia siguiente celebré la Santa Misa en la
eminencia de la isla en medio del rio, teniendo
al rededor un panorama bellísimo y asistiendo
numerosos indios de los cantem os y de bastante
lejos. Luego fui a visitar los trabajos campestres,
fruto exclusivo de las pobres mujeres, que viven
como esclavas. Y cuanto más tierra adentro,
más esclavitud en ellas.
Mientras estaba observando las plantaciones
de mandioca, amacacheira, pimenta y padú, he
chas con instrumentos primitivos, llegaron cinco
mozos para cargar haces de hojas de padú, para
preparar dos días de fiesta. Quise observar de
cerca la preparación de los manjares en la ma
loca, convertida en grande cocina, con 14 ho
gares correspondientes a 14 familias, y uno
central algo ma}'or.
Por la tarde me sentí algo indispuesto. La
vida sedentaria de las barcas y vaporcitos, los
esfuerzos para entender y hacerme entender y
más que todo, el curadá, no bien cocido e in
digesto, tenían la culpa. Todo pasó descansando
algo más por la mañana. Mis neófitos, no vién
dome, bajaron al río y se pusieron a gritar para
llamarme la atención. Abri desde mi hamaca el
ventanillo, y los vi haciendo cabriolas en el
agua. Para secarse, salían a revolcarse en la
arena y volvían al agua a limpiarse. Recordé
el mudito de Silvio Péllico en Afis Prisiones...
y me sentí conmovido.
Otra escena me conm ovió y fué la llegada de
varios grupos de Tucanos que venían de lejos y
tuvieron que esperar bastante para verme, pre
sentarme a sus hijos para que los bendijera y
recibir una medalla, que ya sabían les daría a
lodos. Pedí al Señor que me hiciera sufrir, pero
no privara a mis indiecitos del con.suelo de ver
a su Pahy, que puede ser para ellos principio
de salvación.
Ideas religiosas de los Tucanos — Fiesta
por la visita del « Pahy > — Los bautismos
— £1 adiós.
Natural era que de.seara conocer sus ideas
religiosas, pero por más que lo procuré, poco
o nada pude sacar en limpio, ya fue.se que no
supe preguntar o comprender, o que ellos no
querían descubrirse. Lo que sí me parece poder
afirmar es que no son idólatras. Creen en un
Bucia-nasil (grande serpiente) que los ha traído
del mar al Cayaty, dejando una señal en el
Spanoré-Cadweira. Lo adoran como al Espíritu
bueno.
Creen también en el Espíritu malo, '^vrnpary,
como los Bororos en el Bope, y celebran una
fiesta en su honor, transmitiendo con anticipa
ción el anuncio a todo.s los indios cercanos y
lejanos, ni más ni menos que lo hucemo.s nos
otros con los diario.s. E l comienzo de las cere
monias lo anuncian con trompetas, como nos
otros con las campanas. Son trompetas enormes,
hechas de cortezas de árboles y baml>ú que tie
nen escondida.s en lugares inaccesibles, en las
profundidades de las aguas, y dan un tañidó
lúgubre imitando el aullido de animales feroces.
A veces los que las manejan se visten extraña
mente y no deben ser vistos por las mujeres,
so pena de muerte; por eso, para evitar una
peligrosa curiosidad y para alejar toda sospeclia,
no bien oyen en lontananza el misterioso so
nido corren ellas a esconderse, permaneciendo
ocultas hasta que los tañedores se hayan alejado.
La fiesta se llama Dalencury, y siempre es
precedida de la oferta de frutas y otros regalos
y de la flagelación recíproca. Siguen danzas de
diversas clases y bebidas hasta la embriaguez.
Pero se observa rigorosamente la separación de
los sexos en la reunión y hay obligación de
salir en grupos diferentes. Danzando, hombre
con hombre y mujer con mujer, apenas se dan
el brazo.
Y o me pregunto ¿si será el Yurupary fiesta
un culto misterioso rendido al Yurupary demo
nio? ¿o .será, con esa prohibición para las mu
jeres bajo pena de muerte, una cautelosa inven
ción para mejor ejercitar el predominio sobre
ellas? Son dos preguntas a las cuales no encuentro
respuesta satisfactoria.
Lo que sí es cierto es que urge instruir a los
Tucunos en las verdades de la Fe y educarlos
en la observancia de la ley y de la civilización
cristiana. Sólo así se acabará con estas supersti
ciones. La gracia de Dios y el celo prudente
del Misionero obrarán la difícil transformación.
A las 3 de la tarde todavía me sentía muy
débil, pero con un esfuerzo hubiera podido eje
cutar mi programa, administrando los 25 Bau
tismos, anotados de antemano. Mis compañeros
de viaje, demasiado caritativos para conm igo y
poco para con los indios, resolvieron que se
dejara para el día siguiente después de misa.
Más tarde, para distraerme, hicimos una pe-
w
BO LETIN SA L E SIA N O
quena excursión. No lejos de la maloca vimos
un grupo de indios vistiéndose uniforme militj-.r.
Era que el Tuchána y su Consejo habían re
suelto festejar en grande la visita del Pahy ; pero
su proyecto fué desaprol)ado y se contentaron
con una fiesta moderada. Y o pude observarlos
bien, y me parecía asistir a los preparativos de
una representáción teatral, de un drama de ca
rácter medioeval, como hadam os nosotros, muíalismulandis, en los hermosos tiempos de Lanzo,
bajo la dirección de mi inolvidable profesor el
1*. Lasagna, nuestro amado Obispo Misionero,
y del venerando P. Lemoyne, el incomparalde
Director y dramaturgo.
Habíanse pintarrajeado de pies a cabeza en
todas direccion es; y unos se estaban atando
u la corva una cuerdecilla con espinas de pes
cado, que debían servir de cascabel, otros una
especie de brazalete, o collares, y en la cabeza
una especie de yelmo de las más vistosas plu
mas, con un alto penacho sobre la frente y ca
belleras colgando .sobre las espaldas, que les
querían dar el aspecto ile graneles oficiales en
uniforme de gala.
Comienza la fiesta. La maloca se convierte en
salón, pero sin adornos. Divididos rigfurosamente hombres y mujeres, acá y allá se ven los
grupos en pie o sentados en bancas largas y
bajas. Los guerreros ocupan el centro, con nu
dosos garrotes en la dereha y la izquierda sobre
el hombro del vecino, marcando el paso, per.^caminando de través, un poco a derecha, otro
poco a izquierda, golgeando de vez en cuando
el pie derecho para hacer sonar los cascabeles.
Estos movimientos son acompañados casi con
tinuamente de un canto de >pocas notas, cotí
voces baritonales, de manera que parece más
bien una salmodia lúgubre que un canto gue
rrero o festivo. Las palabras del canto son he
chos fabulosos de pájaros, cacería.^, osos, y
argumentos parecidos, tomados del reino zoo
lógico y que sólo ellos comprenden.
Sigue el descanso, del cual se valen para re
cibir, de dos en dos y con especiales ceremo
nias, los ardientes refrescos de cachity, capy,
etc., etc. que al pr¡nci(>io van restando sus fuer
zas a la cabeza, luego a las piernas, después a
todo el organismo. También aprovechan de él
para salir en grupos, cada uno de los cuales
saluda a los compañeros que no bailan, a la
salida y la entrada. En todo el tiempo es un
murmullo asordador, sacado de esos instrumen
tos primitivos, hechos de bambú y huesos de
animales. A l tormento del oído se añade el de
la vista, cuando a la ya incierta luz del ocaso se
une la de las fogatas. Y o, que permanecí fuera
de la maloca, pidiendo informes, para formarme
una idea de la danza, me cansé muy -pronto y
me retiré.
Al día siguiente celebré a bordo. La asisten
cia fué numerosa y variada. La playa está llena
de Tucanos en todas las posturas: arrodillados,
en pie, sentados, tendidos sobre la arena, tre
pados en los árboles. Es la escenn de la pri
mera misa en la Tierra de Sta. C ru z... Y allí,
en la playa, administro los Bautismos estable
cidos, menos algunos que esperaban el padrino,
y el padrino estaba ausente y nosotros no po
díamos diferir la partida.
<
Terminada la'*'función, nos despedimos y par
timos. Viene la última sorpresa: los niños se
arrojan al agua y a nado ganan un escollo en
medio deí río. ¡ E r é ! ¡e r é ! ¡ad ió s! ¡ad iós! Y
sigo saludándolos con la mano, bendiciéndolos;
después agitando el pañuelo. Ellos permanecen
inmóviles, con los ojos fijos en nosotros. ¡ Un
cuadro vivo admirable !
El vaporcito ha recorrido ya medio kilómetro,
pero ninguno de ellos se mueve. ¡ E r é ! ¡eré!
repito yo más y más conmovido, y las palabras
se me apagan en la garganta. Los voy perdiendo
de vista. Ondeo aún el pañuelo, gritando ¡eré!
¡e r é ! mientras el vaporcito voltea en una curva
y los pierdo de vista... Pero yo conservo im
preso ese grupo en la. retina, lo tengo grabado
en el corazón de un modo indeleble. A muchos
adioses he asistido durante este v ia je ; he visto
muchos grupos de civilizados y de salvajes que
me impresionaron vivamente, pero el del escollo
está sobre todos.
¡ Ah ! D. Bosco, bendecidlos desde el cielo!
¡son vuestros hijos! ¡M aría Auxiliadora, aco
gedlos bajo vuestro manto m aternal! ¡ que sean
cuanto antes regenerados con las aguas bautis
males! ¡qu e sus hijos y sus nietos aprendan a
amaros en mil oratorios festivos!
Con aprObaciiSn de la .Autoridad Eclesiástica: Gerente: JOSE GAM BIN O.
Establee. T ip .d e la S. A. l nt. de la Buena Prensa. Corso Regina MargheriU, N. 176-TÜRIN