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A Ñ O X X X - Isl. 3
52.
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M ayo-Junio de 1915
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Bolsín Süksiano
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Turin — Via Cotíolcngo N. 52.
SUMARIO. En el mes de María Auxiliadora
, . 57
El Sistema Educativo del Ven. Juan Hosco . . .
60
Una gloria de la hu m anidad............................................ 63
A mi Patrona, Santa Teresa de J e s ú s ........................ 64
Tesoro e s p ir it u a l................................................................ 64
Vida del Ven. Don Busco
............................................ 65
B ib lio g r a fía .......................................................................... 70
De n u e s t r a s m i s i o n e s : Flores y frutos: t ¡S . José
<g)
í9
■
^
^
me ha otorgado la gracia! • — Gualaqiiiza (Ecuador)
— Documento interesante — A los NiÚos
. . 7>
E l C u l t o d e M a r í a A u x i l i a d o r a — Funciones
para implorar la jiaz — Gracias de Marín Anxil. 76
P o r iCL m u n d o s a l e s i a n o : Amor a D. Bosco y es
timación por su obra en Venezuela. — La Crónica
de amor. — Oratorios festivos — Noticias varias
Necrología y Cooperadores Salesianos difuntos . . 84
En el mes de María Auxiliadora
El Centenario y la guerra.
ENOS ya en el mes de M aría del
año 1915, del año centenario
de la institución de fiesta de
M aría A u xiliad o ra, el año tan deseado
por toda la Fam ilia S a lesia n a ; en el
mes en que contábam os celebrar g ra n
diosas festividades, a la sombra de los
Santuarios, bajo el m anto de la p a z;
cuando contábaiíios fundadam ente con
ver desfilar, radiantes y devotos, m illa
res de peregrinos de todos los conti
nentes y de todas las naciones, bajo
las bóvedas del Santuario-B asílica que
levantó D. Bosco. D eb ía ser el año de
las explosiones de júbilo, y es el año
de la triste za ; el año de las visitas y
peregrinaciones, y es el año de la de
solación.
j Sea todo por D io s ! En medio
del dolor, de la orfandad, de la m ise
ria, no cantarem os hosannas, no des
plegarem os la m ajestuosa pompa de
las grand es a le g ría s; mas no por eso
dejarem os de festejar a nuestra M adre;
muy al contrario; sólo que en vez de
Tedeum cantarem os Afise?'ei'e, y en lugar
de las grand es m anifestaciones de ale
gría harem os grandes m anifestaciones
de contrición y pedirem os y suplicare
mos a M aría A u xiliad ora interceda por
esta hum anidad desventurada, a fin de
que, pasada la locura del furor, brille
cuanto antes el sol esplendoroso de una
paz duradera basada en la justicia, en la
libertad de la Iglesia, en el acatam iento
universal de los derechos de D io s, en
la fraternidad verdadera, la fraternidad
que predicó, que practicó, que instituyó
Jesucristo.
En nuestro Santuario de T urin , se
harán gran d es solem nidades, grandes
rogativas, instancias vivísim as; se exha
larán suspiros por la paz y concordia
entre los hom bres. L o demás, las ilu-
r
-
minaciones, las exposiciones inarianas,
los concursos, los conciertos, los con:
gresos se remitirán a tiempos- mejo
res, muy probablem ente al año pró
ximo.
Las 40 Horas.
Siguiendo la tradición
d e' Don
Bosco.' que unía la devoción de María
A uxiliad ora a la del Sino. Sacram ento,
habrá un grand e acto de reparación
y adoración al D ivino H uésped de la
Eucaristía. D esd e el 22 de mayo, vi
gilia de Pentecostés, hasta el 24, du
rante 40 H oras seguidas estará expuesto
el Sino. Sacram ento y vendrán insti
tutos, peregrinaciones de toda la Pro
vincia y probablem ente de toda Italia,
a ro gar por la paz y según las inten
ciones del Sum o Pontífice.
Contem poráneam ente habrá algunas
H oras Santas de Adoración, con opor
tunos fervorines. N aturalinenle no fal
tará la de los Niños, la cual tendrá
lu gar el 23 de mayo por la tarde.
L a H ora Santa de los Señores S a
cerdotes será honrada con la presencia
de Su Em .cia el C ardenal Richelm y.
quien pronunciará su discurso.
Por los muertos en guerra.
D espués de las fiestas, se celebrará
un solem ne funeral por las víctim as de
la gu erra de todas las nacionalidades.
E ntre tanto, es ya consolador ver el
concurso de fieles y la devoción con
que vienen incesantem ente a rogar pol
la paz, a rogar a M aría A uxiliadora
in terp on gasu poderosa intercesión ante
el trono de D ios, y nos alcance la ce
sación del trem endo ílagelo con que
los hom bres están castigando en sí
propios su apartam iento de D ios y sus
prevaricaciones. E s edificante ver los
soldados a grupos, los institutos, las
a-iociaciones, las m asas populares, los
círculos, arrodillados al pie de la
s8 —
V irg en Taum aturga, clam ando a coros
robustos: « ¡María, A u x ilio de los C ris
tianos, ruega por nosotros ! » «¡Perdona.
Señor, perdona a tu pueblo, y no te
m antengas perpetuam ente enojado con
n o so tro s! » « ¡Te lo suplicam os por tu
M adre Santísim a, por M aría A u xilia
dora 1 »
¿Cómo dejará D ios de escuchar estas
plegarias?
El carácter de las fiestas.
E sto nos indica el carácter que prin
cipalm ente debem os dar este año al
níes y fiesta de M aría A u xiliad o ra, y
la intención principal: deben ser como
solem nidades expiatorias y rogativas
para alcanzar la paz, la paz en el orden
y la justicia.
Para asegurar mejor los resultados,
procurem os hacernos propicia a la S a n
tísima V irgen con obsequios especiales
y particularm ente con una conducta
digna del cristiano, y del cristiano en
tiem po de prueba y de dolor. E vítese
lo que pueda herir de alguna manera
al Corazón Sacratísim o de su D ivino
H ijo : practítpiese lo que se sabe serle
agratlable. Por ejem plo, m odérese el
lujo, dism inuyanse las diversiones, en
particular las diversiones profanas, casi
siempre pecam inosas, no pocas veces
injuriosas al prójimo, insultantes a la
miseria, al dolor, a la o rfa n d ad ; inten
sifiqúese la propaganda del bien: de la
Buena Pren.sa. de los O ratorios F estivos,
del A p o sto lad o de la O ración, de las
obras de preservación, de los C a tecis
mos parrotjuiales, etc. etc.
Si cooperador salesiano, si devoto
de María .-Vuxiliadora es sinónim o de
buen cristiano, esforcém onos todos por
m ostrarnos dignos de nuestra M adre,
y pidám osle con insistencia que nos
auxilie también a nosotros, que nos
ayude a ser perfectos cristianos, a ven
cer el respeto humano, a dom inar nues
tras pasiones, a imitar sus virtudes, las
-
virtudes de E lla, de nuestra M adre, la
flor de la hum anidad. ¡Oh!- entonces
la interesarem os vivam ente en nuestro
favor.
Consejos del Ven. Bosco.
59 —
Oraciones por la Paz.
Su Santidad Benedicto X V ha dísp^^esto que diiranie todo e l mes de
Afarza, a las oz'aciones ordinarias del
ejercicio mariano, se añada la oración
por é l compuesta para im plorar del cielo
e l beneficio de la paz. Para fa cilita r el
Para facilitar mejor esta empresa,
y por si este número lle g a a tiempo
a manos de nuestros lectores, perm í
tasenos recordar aquí los tres medios
que aconsejaba D on Bosco cuando se
acercaban estas solem nidades:
C e leb ra r con fervor el mes, o si
quiera la N ovena, o cuando menos el
triduo, rezando algunas oraciones espe
ciales {para lo cual podría servir el
« Mes » o la « N ovena de M aría A u
xiliadora ») y ofreciéndole como flor
algún obsequio especial. Q uien no pu
diese hacerlo en una iglesia o capilla
dedicada a M aría A u xiliad o ra, hágalo
en su propia parroquia o en su casa',
en unión de toda la familia.
2° C on fesar y com ulgar siquiera el
día de la fiesta. ,,E1 mejor obsequio
que se puede ofrecer a la M adre de
D ios, decía S. A lfonso M. de L igorio,
es recibir a su D ivino Hijo en la Santa
Comunión.'*
3* Para los señores Coopera*dores,
la conferencia salesiana, que si no puede
tenerse el mismo día, se puede tras
ladar a otro. E sta conferencia es de
mucha im portancia, por cuanto sirve
para renovar el fervor, para conocer
E statu a de M aria A uxiliadora venerada en Radna.
y precisar m ejor nuestros fines y las
obras, los trabajos especiales a que debe
cumplimiento de esta augusta disposición,
encam inarse nuestra actividad durante
volvemos a repz'oducir dicha plegaria.
el año, a estrechar más los vínculos
Espantados por los horrores de una guerra que
de familia, y también porque se puede
iransíorna pueblos y naciones, tíos acogemos, ¡oh
ganar la Irfdulgencia Plenaria.
Jesú s! como a refugio supremo a Vuestro amanT odos necesitam os de la protección fisimo Corazón: de Vos |oh Dios de las miseri
de M aría A u x ilia d o ra ; necesitam os que cordias! imploramos con gemidos el fin del durí
azote; de Vos, Rey jjacífico, esperamos con
extienda su manto sobre nuestra per simo
ansia la suspirado paz.
sona, sobre nuestra familia, sobre nues
D e vuestro Coradón divino irradiasteis sobre el
tra Patria, sobre la hum anidad entera. mundo la caridad, para que disipada toda discordia,
M ostrém onos dignos hijos, que E lla reinase entre los hambres solamente e l amor; mien
tras andabais entre los mortales tuvisteis latidos de
sabrá m ostrarse digna M adre.
iernisima compasión para las humanas desventuras.
— 6o —
¡ A h ! conmuévase pites vuestro Corazón también en
esta hora, llena para nosotros de tan funestos odios
y tan horribles estragos.
Tened piedad de tantas madres angustiadas por
la muerte de sus hijos y piedad de tantas familias
privadas de su jefe, piedad de la desgraciada E u
ropa a la que sobreidenen tantas ruinas.
Inspirad a los gobernantes y a los pueblos sen
timientos de compasión; componed las discordias
que desgarran las naciones: haced que los hombres
vuelvan a darse e l ósculo de paz; Vos que los hi
cisteis hermanos con el precio de vuestro sangre,
y así como un día, a l grito suplicante del Após
tol Pedro: « Salvadnos Señor, que perecemos »,
respondisteis piadoso calmando la tempestad del
mar, asi ahora responded propicio a nuestras con
Páginas pedagógicas.
fiadas oraciones, devolviendo al mundo alborotado
la tranquilidad y la paz.
J'os también, ¡oh Virgen Santísima! como en
otros tiempos de terrible prueba, ayudadnos, protegedfios, salvadnos. A s í sea.
« ¡Que la Viraren Santísima — como se
expresó Su Santidad en e! Consistorio del 22
de Enero — que la Virgen Santísima, A uxilia
dora de los Cristianos, escuche y secunde los
votos de toda la Iglesia y con su intercesión
nos alcance de su Divino Hijo que, vueltas las
inteligencias al culto de la verdad y los ánimos
al de la justicia, brille de nuevo la paz de Cristo
en el mundo y de hoy en adelante sea la paz
estable en el mundo 0.
(I)
EL SISTEMA EDUCATIVO DEL VEN. JUAN BOSCÜ
N u e s tra o p in ión .
(Ha hablado antes de las doi opuestas cor
rientes : la de la escuela naturalista y la de la
iinnrquista).
Igualmente distanciados de los dos extremos,
tan lejos estamos del pesimismo desesperado, como
<le los sueños de color de rosa. La tierra será siem
pre un valle de lágrimas, y la vida del hombre será
.-siempre um campaña; pero se puede llegar a una
felicidad relativa: fraternidad y libertad en el orden
sin desconocer ni la autoridad ni ciertas diferencias
sociales. Las mismas desilusiones del socialismo
7ios confirman en nuestra creencia no menos que
las visiones del genio de Don Bosco, descritas en
algunos de sus famosos Stteños, narrados a sus niños.
Será un obstáculo menos que encontremos en
nuestra empresa de regeneración. Los ensayos, por
otra parle, hasta ahora son felicísimos. La gente de di
nero, al comprender la ruina que les amenaza, ha
comenzado ya a decidirse a trabajar por el pobre,
y esto es jo » principio de justa caridad. Y la caridad
une, y uniendo cura.
N i pesa mucho en nuestro sentir la * ley de la
decadencia ».......... y Boma se regeneraron
muchas veces; y si es verdad que al fin cayeron por
di cadcncia. no podemos argumentar de ahí que eso
,sf<i ley universal, y mucho menos que rece con las
cristianas. En aquéllas, todos los elemen
tos estaban úocomidos; en las nuestras no; que
dan y quedarán muchos elementos sanos, porcio
nes recogidas que sobrenadarán en esa inundación.
lisos elementos robustos vencerán. Hasta por
í, n Euiresacacías del reciente libro /\>r tos Campos
t'é-éia i-ó sico s: B S U teaa EdiettlTO del 7«a. J u b Bosco, )-or
BodoBo n«rro Torm, 1914 Sarrii-Barcelona, Apartado 175.
— Dos tomos 5 ptas. Lo recomendamos vivamente.
here^icia, por asimilación inconsciente, las naciones
cristianas llevan e7i la sangre la esperanza, y a ¡a
esperanza aferradas ganan la orilla.
Tenemos fe en la Providencia, y nos parece que
ella ha dado ya la hora de hacernos ver el poder de
su brazo. De todos modos, la humanidad avanza.
A pesar de los esfuerzos de las logias, no podemos
menos de descubrir una reacción saludable. Las año
ranzas de lo pasado y los desengaños del presente
están haciendo entrar a muchos dentro de si mismos.
Y como el hombre, por naturaleza, junto con instintos
tnalos tiene sentimientos buenos, y sobre iodo iietie
razón y corazón, espcmláncamente vuelve los ojos
y tiende los brazos hacia quien lo acogerá benig}iamente y saciará 5ms heridas: la Iglesia de Cristo; y
la Iglesia siempre avanza sin perder jamás su punto
de apoyo ni dejar de mirar el de llegada. Las bru
talidades cometidas contra Ella, le han ganado las
simjMtias de muchos indiferentes.
Parécenos, pues, que 710 todo está perdido; que,
al contratio, comienza ¡a reacción..... Dicen los
7Hédicos que para la reauiÓ7i y curación de un
enfernw, basta ¡a rettovaciÓ7t de unos cx<antos
glóbulos de sangre diariame7ite; dicen iaynbién
que el arte de tratar a un 'enfermo coTtsisie en
ayudarle a reaccionar contra los gérmenes pato
lógicos. La sociedad está enfeytna.% Los católicos
poseemos los 7nedios de inocularle y hacerle asifnilar
sangre generosa y lleixa de glóbtilos rojos; pode
77WS y queremos ayudarle a reaccionar contra los
mterofetos disolventes que la acometen; es más,
aunque-ella nos imponga alguna dificultad, nosotros.
Dios i7iediante, estafnos determinados a curarla, y
sabetnos de antemano que la victoria y el éxito serán
por nosotros.
Nosotros, tenemos el encargo y los medios de pre
venir y pre-ser\'ar del virus a la juventud fitenes-
— 6i —
ennoblecerse: hoy ya no se cometen oficialmente
las violencias de antaño; hoy se protesta contra uh
bárbaro que corte manos y orejas a sus prisioneros
de guerra, y antes esto se hacia con la mayor natura
lidad; hoy los reyes y los grandes respetan los de
rechos privados, y antes se consideraban señores
absolutos; hoy el pobre es persona al igual que el
B u e n a p o s ic ió n .
rico; la paz y la fraternidad van ganando terreno:
las guerras se han reducido y no hay duda que han
Esta es precisamente la misión de iodo educador de quedar limitadas a la tUíinut expresión. Todo
cristiano: restaurar la sociedad y salvar a los pueblos eso ¿qué es? Camino que ha hecho ¡a Iglesia, es el
de su ruina. Repitamos una vez más un tópico gas
Evangelio que ha penetrado y que t«co»ísci>ítíftado, pero no menos evidente: « Dios hace sanables mente predican hasta los que abominan de él por
a las naciones ».
que no ¡o conocen, pero que viven en él y de é l;
Esta sociedad carcomida puede curar; y con un es que el Evangelio, como palabra de Dios, es la
generoso esfuerzo de todos, curará. Renovemos su
expresión más completa de las tendencias de
sangre: llevemos a su sér corrientes vivificantes de tra naturaleza ; es que vamos al unuiu ovile et unus
luz, mediante una doctrina pura, vigorosa completa
Pastor que anuncia el Salvador, (i).
que resista a los sofismas y deje en descubierto a
Habrá seguramente todavía pruebas dolorosos,
la mentira; llevémosle corrientes reparadoras de quizá estamos abocados a una guerra titánica. Pero
savia moral, hagámosla capaz de afrontar las pasiones
esa tempestad purificará la atmósfera, el castigo hará
inferiores y de trabajar por nobles ideales.
escarmentar a la sociedad, la Iglesia hará un avance
Mucho es lo que podemos los educadores cató prodigioso y el Evangelio ensancluirá sus do
licos, seamos religiosos o seglares, sacerdotes o legos.
minios (2).
Buena parte de la niñez y juventud está aún en
nuestras manos y estará mientras lo queramos; y
i T o d o s a la O b ra !
aumentará también. A pesar de todas las calum
Ante los destrozos causados, ante la perspectiva
nias y de todo el odio, los padres de familia tie
nen más confianza en nosotros que en los educado del triunfo, no podemos permanecer indiferentes
los católicos. S i vemos la ciudad de la paz ¿no nos
res laicos, porque la experiencia y el buen sentido
moverán a compasión y a actividad esas muchedum
se lo aconsejan asi...
bres que vagan errantes a sus puertas sin encontrar
...No obstante todos los dictados de obscurantistas,
la entrada? Cada utw haga de su parte lo que pueda,
retrógados, inmorales y toda la letanía cultísima
con que nos regalan, la mayoría de la sociedad está aunque sea colocar un granito de arena para la
persuadida no sólo de que somos inocentes, sino reedificación: aunque sea dirigir 7i)ui voz amiga a
quien trabaja. Si no vemos un resultado inmediato,
de que estudiamos más.
no importa; la calma serciui y segura es la mejor
Elementos, pues, los tenemos, campo anchísimo
donde sembrar, no nos falta; ¿cuál es nuestra mi cualidad del soldado, y soldados somos nosotros de
una causa que necesariamente ha de triunfar.
sión? Aprovecharlos. Las pasadas batallas manifiestas
¿Cuándo? De nuestro celo depende en gran parte.
y los ocultos ardides con-que se nos ha combatido, no
djjarán de sernos útiles; y por encima de todo. Dios Abramos más escuelas, enseñemos mejor, eduquemos
lo quiere, la sociedad lo necesita y cumplimos nuestra mejor. Inculquemos el respeto de nuc.slra propia
misión. Enderezar los árboles ya adultos es tarea dignidad humana, el respeto a nuestros semejantes,
excusada; fácil es hacerlo con los renuevos: el hom el respeto y acatamiento a la autoridíul; el respeto y
bre adulto no es árbol,. porque tiene inteligencia y adoración a Dio.s. Si lo que nos echa a perder es la
falta de respeto, de fe y amor, llctu’mos la mente v
voluntad, pero aun asi y todo, es casi tan difícil
enderezarlo como al árbol. Esto no obstante, redo el corazón de la juventud de fe, respeto y amor; pro
blaremos nuestro celo y multiplicaremos con el nues curemos hacer del Corazón de Jesils el centro de
toda obra, de toda energía, de lodo amor.
tro trabajo.
Mas nuestra labor principal se encamina a la
L o s S a le s ia n o s .
niñez. Esto es sistema preventivo. Una sana educa
ción impregnada en el Evangelio, nos preparará ge
Por lo que a nosotros hace, en el articulo primero
neraciones mejores, y la ley del progreso evangé
de nuestras Santas Reglas tenemos definida nuestra
lico nos hace ver y saludar en no muy remotas lon
tananzas a la sótiedad relativamente feliz, que misión: < sostener la religión católica en ciudades
y aldeas, por medio de la predicación, de la prensa
• tendrá por cimientos la justicia »...
Esto conirasta dolorosamente con el cuadro que y del ejemplo; educar la juventud, particularmente
contemplamos en la vida real; pero no es una uto la más pobre y abandonada, etc. » (3).
pia : el progreso a que providencialmente tiende la
(i) Joan. X , 16.
humanidad regenerada por Cristo, se ha de reali
(3) Esto se escnbía en 1913. Los acoutecimíentos han
zar; ya estuviéramos gozando de sus delicias a no
venido a darle razón al autor eu la primera parte. ¡Con
cédasela el Cielo también en la segunda!
L. R
haber la pseudo-reforma interrumpido la marcha de
(3) Xo extrañe el lector si en mi pluma se engarzan
la Iglesia.
algunas alatonzas a la Pia Sociedad Salesíaoa: expongo
Entre tanto el Evangelio va haciendo su obra:
sencillamente la realidad y saco las consecuencias: a to
dos nos interesa saber quiénes somos, de dónde venimos,
los sentimientos del corazón tienden a suavizarse y
terosa, precisamente la más expuesta, cabalmente
la que forma la corriente más poderosa asi del mal
como del bien. S i la misión de Don Bosco es pro
videncial, lo es sin duda por esto.
(Del Capítiüo I - Art. II).
—
Lm Pía Sociedad Salesiana tiene campos de acción
los más dilatados y simpáticos, himitándonos al
de la liducación, nada excluye. Donde sea necesario,
podednos tener colegios para nobles y ricos y efecti
vamente los hay. Pero nuestro objeto especial son
los niños de clase media y los pobres, los huérfanos,
los desheredados...
... Casi faltan en absoluto institutos internados
para los jóvenes pobres, para los hijos de obreros;
y aquí está el carácter distintivo de nuesrta Pía
Sociedad. Hay hospicios debidos a San Vicente de
Paúl: mas faltan escuelas y colegios para los ado
lescentes : éstos los trajo Don Bosco.
Hay a veces niños de un talento extraordinario,
que hasta podrían ser bienhechores de la Patria, si
hallaran manera de desplegar sus facultades.
Dios instituyó la Pía Sociedad Salesiana para
facilitar estas benditas germinaciones. Nuestros co
legios franquean las puertas a esos niños.
( Y qué diremos de las Escuelas Profesionales?
Ja importancia que tienen, sólo alcanza a compren
derla quien conozca la sociedad moderm y vislum
bre la futura en su bella complejidad. Aquí más
que en cualquiera otra obra es donde se ve el sello
divino de la Pia Sociedad: no es precisamente en
las misiones de salvajes, ni en los lazaretos para le
prosos ; sino en esas escuelas, que por lo demás
están ya siendo el núcleo de las reducciones de sal
vajes y de los lazaretos. Del obrero será el porvenir:
y a nosotros se nos ha confiado la educación del obrero.
De ¡a armonía de las clases dependerá, la felicidad
o la ruina de la sociedad: y a nosotros nos ha nom
brado el Padre de la Familia Humana, concertadores de esa armonía...
...Estos dos elementos se están uniendo diariamenle. Juegan juntos se divierten juntos.
( Y todo esto será indiferente?
Las clases se odian porque están distanciadas y
no se conocen. E l pobre se figura que el rico es
poco menos que un sér aparte : que no sufre, ni
pena, y que todo le sale a pedir de boca; el rico a su
vez se imagina que el pobre no tiene corazón, que es
de suyo envidioso, malévolo, brutal. Aquí se aproxi
man, se tratan, sondean sus almas, conocen sus mu
tuas cualidades y defectos: que cada uno de por si
no se basta y necesita del otro; que el patrono nada
es sin el obrero, y el obrero nada puede ser sin el
capitalista. E l mejor dia se encuentran jxmtos en la
enfermería, y el estudiante prestará sus peqxuños
servicios al obrero y viceversa, cosas a que solemos
acostumbrar a nuestros niños.
Juntos están también al pie del confesor, v mez
clados andan cuando tan a comulgar. V se reco
mienda que oren unos por otros. V vuelvo a pre
guntar: ( Y todo esto será inútil?
Es verdad que al salir del colegio volverán qui
zás a separarse. Pero ya llevan la simpatía y la ten
dencia a juntarse. En Barcetom mismo hay patrot>nra q«¿ existimos; qué nos manda Dios; qué exigen de
nosoiros nuestros se nejantes. De estas ideas Inotan, como
«iel tallo las flores, la idea de nuestra responsatu'Hdad y
el sentimiento profundo de la misió»» a cumiflir, con todo
lo que de aht se deriva. AdeniAs escribo preferentemente
para mis hermanos y jvara los amigos de nuestra obra.
Ó2
—
nos que hacen con sus obreros una vida casi tan in
tima como la que hacemos en los colegios salesianos.
Y cuenta que en la educación del obrero aspi
ramos a la fortnación de capataces y directores de
talleres: es decir, a la formación de nuevos puentes.
La obra pedagógica del Venerable Bosco es obra
social, y ésta es siempre pedagógica. Esto constituye
utia armonía especial que le da un carácter cotnpletamente suyo. Por esto es imposible tratar de
una misión sin tratar de la otra.
A u n h a y m á s.
Y lio pára aquí... jamás dejaremos de educar
niños pobres y huérfanos, y por lo mismo siem
pre tendremos necesidad de tender la mano a los
ricos; y esto que parece tan humillante, y lo es en
realidad, es causa de una nueva armonía. E l rico se
inclina con caridad al pobre, y éste con gratitud
a él. Entre los dos se establece una corriente admi
rable de amor y simpatía, siendo el Salesiana el
hilo conductor: del primero se desprende el fluido en
forma de regalo: atraviesa el corazón del Salesiana,
robusteciéndose y depurándose de todo lo que pu
diera parecer humillante, y llega al niño y a la
familia, no para morir, sino para establecer cir
cuito de reconocimiento y caridad.
Iji misión del Salesiana es grande, es una mi
sión de paz, de armonía, de luz y amor (i).
Se ejerce principalmente entre los niños, con los
niños y por medio de los niños. Cansados estamos
de oirlo: quien tiene de su parte a los niños es dueño
de lo porvenir.
*
* *
Hechas estas consideraciones de carácter gene
ral, y tal vez más propias de la Sociología que de
la Pedagogía, pero que consideré necesarias para
conocer bien el teatro de operaciones; entraremos
de lleno en el campo de la Pedagogía, y ante todo
estudiaremos %el Niño», objeto principal de nues
tras labores.
(Del Cap. I. - Art. III).
V ean nuestros am ados C ooperad o
res la gran misión a que cooperan.
los grandes m éritos de que parlicipan,
cuando alientan con su sim patía y fo
mentan con su apoyo las obras Salesianas. A realizar las arm onías de que
habla aquí el A u to r, los llam a B. Bosco.
Y a su tiempo estudiarem os esto en
las columnas de
Boletín Salesiano,
cuando tratem os exprofeso de los Coooperadores, tal y como los quería el
V en erab le Fundador.
(i) El dU de la bendiciiSii de la Cas.i Salesiana de S.alamanca (octubre 1909I el limo. Sr. Obispo de la ciudad
(q. e. g. c.), pronunció esta frase: * Pensaba tratar de la
Cuestión Social, pero, ¿a qué hablar si aquí la vemos re
suelta? »
wm m m m
— 63 —
Una gloria de la humanidad.
E( 2 8 de marzo se cumplió el cuarlo Genlcnario del nacimiento de
3ta. Teresa de Jesús- La madre España declaró fiesta nacional ese día.
Y con razón. La ínclita Doctora no es sólo u^a gloria de la Mística y
de las Letras patrias, sino el mejor representante de la raza y una de la^
mayores glorias de la humanidad.
Por eso España entera, sirj distiqciór) de partidos ni regiones, con uná
nime entusiasmo, que rara vez se ve, le ha tributado un homenaje esplén
dido, que e^ de suyo, toda una apología.
Nosotros repetimos lo^ votos que ya hicimos cuando el tercer Cente
nario de su Peatificación: que se ha^a una edición popular y barata de sus
sus obras, a lo menos de las principales y se difundan por ambos corjtinerjtes.
Semblanza de la Santa.
Toledo, 15 de Marzo de 1915*
Teresa una Santa que goza del raro prívivilegio de ser amable y atractiva para todos,
resultando por lo mismo su devoción fácil de
de insinuarse y crecer en toda clase de personas.
Espíritu complejo y sencillo a la vez el suyo,
mujer señorial y llana al mismo tiempo, obser
vante e ingeniosa, moradora de regiones excelsas
V sujeta a tentaciones y pruebas ordinarias, tiene
Santa Teresa muciio de kumano me7.clándose por
modo admirable en ella con lo divino, y así como
.se muestra modelo maravilloso para los que
recorren los sublimes caminos de la perfección,
es entendida por quienes viven en el mundo,
■ sujetos a sus miserias y rodeados de su ambiente.
Santa singular, cuya vida, llena de asombrosas
comunicaciones con lo suprasensible y sembrada
de hechos portentosos, no aturde sin embargo
a los mundanos, ni les arredra, ni les repele.
En pocos santos se podrá apreciar tan clara
mente cómo la gracia no sofoca la naturaleza,
ni la deforma, antes bien la enaltece, la perfeciona y la sublima. Las prendas naturales riquí
simas con que el Señor dotó a Santa Teresa
aparecen radiantes y embellecidas por la acción
•sobrenatural; su inteligencia viva y perspicaz se
aumenta por iluminaciones sobrehumanas, su
^•orazón delicado y noble se sostiene y acrisola
por amores del cielo, hasta su belleza física es
realzada por el esplendor de la inocencia y la
aureola de la modestia y sencillez más encanta
doras.
Santa Teresa de Jesús puede ofrecerse como
modelo a toda clase de personas, y los nobles
como los plebeyos, los contemplativos lo mismo
que lo embargados por quehaceres, el hombre
al igual que la mujer, encuentran en ella ejem
plos que imitar y enseñanzas sapientísimas que
aprender.
t E l C a r d e n a l G u is a s o l a .
Arzobispo de Toledo.
XTCK
E s Santa Teresa modelo tan acabado de todas
las virtuies cristianas que no es fáci lindicar, cuál
es el carácter peculiar de su fisonomía. ¿El sitial
glorioso que ocupa entre la milicia celeste no lo
debe precisamente a esc equilibrio que ella ha
fundado entre la gracia y la naturaleza, entre las
virtudes y pasiones, entre el entendimiento y la
imaginación, entre la voluntad y el sentimiento
y últimamente entre Dios y la criatura, dando
a cada cosa de estas el lugar que la corresponde
y realizando así el conjunto armónico que pro
duce la paz en el alma y es un espectáculo de
de unidad y belleza para quien lo observa de
fuera? En la heroína del Carmelo resalta la senci
llez. « S i tu mirada es sencilla, dice Nuestro
Señor, todo tu cuerpo estará envuelto en el
resplandor: mas. sí por el contrario, tuvieras el
— 64 —
ojo llagado, las tinieblas te rodearán por todas
partes». Santa Teresa fija en Dios su m irada:
nunca aparta de El su voluntad o deseo: Dios
mora en el interior de su alma: todas las fuerzas
de su ser van hacia Dios y en Dios quedam
suspendidas. Teresa no ansia más que vivir para
el Amado. « Dilectus meus mihi et orgo illi» :
€M í Amado para mi y yo para mi a m a d o » .—
Muerte o vida, poco importa. — Lo que vale
más es que Dios viva, que El reine, que en
muerte o en vida, al menos en muerte, de no
haberlo conseguido viviendo, cumpla yo su san
tísima voluntad.
La propia abnegación obra la purgación en lo
más íntimo del alm a: a la sencillez acompaña
la virtud de la pureza; y cuando el alma está
unida en amor puro a solo Dios, vive de la ca
ridad, que es el lazo que une todas las virtudes,
ese cortejo de gracias espirituales denominado
perfección: «Charitatem habete quod est vinculum perfectionis». Sea que la contemplativa se
interne solitaria en las morad-as de su Castillo
interior o nos irace.su itinerario; sea que, como
mujer de gobierno, visite las provincias de Es
paña, trate con principes y prelados, lleve las
cuentas de sus fundaciones, se la vea multipli
carse a lado de sus nueva comunidades, ani
mando a los tímidos y avisando a los temerario.s,
Santa Teresa es siempre la mujer fuerte y mesuraua, recta y prudente; porque ella nunca sirve
a la impotencia de su nada, sino que obedece
al Poder, Sabiduría y Bondad infinitos de Aquel
que es su vida. La biografía de aquella santa,
no es la historia de las vicisitudes de una vida
humana, es la manifestación siempre costante
de la huella soberana de Dios en una alma que
se hizo su más dócil instrumento. Y, como Dios
es simplicisimo, de ahí que su obra, siempre
que no choque contra el egoísmo del hombre,
es simplemente una, una en sus revelaciones y
arcanos; una en su continuidad, y a quienes se
consagran a sondear su misterio no Ies cabe
misión más subida que indagar su origen divino,
ni gozo más suave que verla crecer y florecer
maravillosamente. ¿N o me será permitido en
estos días jubilares, aludir a Santa Teresa de
Jesús, en aquellas palabras del epitalamio que
la tradición aplica a la Iglesia o a la Santísima
Virgen María? Contemplad a la Reina, de pie a
la derecha de su divino esposo con z<estido repujado
de oro, luciendo sus tnds ricas g-alas; y, mirad es
del interior de donde proviene el resplandor de su
gloria.
t E l. C a r d e x .^l M e r c i e r .
Arzobispo de Malinas.
n mí Paírona, Sania Teresa de Desús
!Eii íu dÍQ nocí, d la ro cenlellu
^o6re mi cuno dibujó el dcslino;
que ol pululo de nacer í)io 8 me previno
blando caniii^o v onjorosa esírcllo.
Üiuego en fo rufo obandoné íu fiuella,
sonfo í)o n c e lla ; el rcspfandor divir^o
de íu esírella perdí: perdí el camino
V ando sin Hijo v coij morlol guercila.
fl^as peregrino de la ijocHc obscura,
^icrilo el fino aguijón de Iu fernuro
por dondequiera que niÍB pasos nj^uevo.
;I:ú que m orías porque no m orías
clava lu da^do eij^ fas eiilrañas njías;
¡m uera de om or pora nacer de ij^ucvo!
Ric a r d o L e ó n
de la Real Academia Española.
T E S O R O E S P IR IT U a L .
L os Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotam ente una iglesia
o capilla pública, o si viven en com unidad, la
propia capilla, y ruegiien según la intención
del Sum o Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
Mayo. I ,
2.
3.
4.
3.
Jaalo. 1.
2.
3Jallo. I.
2.
.*•
Acosio. I .
2.
3-
—
—
—
—
—
—
—
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—
—
—
—
—
—
El 3 Invención de la Sta. Cruz.
El 8 Aparición de S. Miguel Arcángel
El 13 Ascensión.
El 23 Pentecostés.
El 24Maria .‘Auxiliadora.
El 5 Corpus Christi.
L 1 24 S. Juan Bautista.
El 29 .S. Pedro y S. Pablo.
El 2 Visitación de Ntra Señora.
El 4 Preciosísima Sangre de N. S. J. C.
El r6 Ntra. Sra. del Carmen.
El 6 Transfiguración de Ntro. Señor.
El 15 Asunción de Ntra. Señora.
El 16 S. Roque.
Fuera de e.sto, pueden ganar tres más cada mes:
I® un día de libre elección, que bien puede ser el
Primer Viernes; 2® el dia del Ejercicio de la Buena
Muerte: 3® el de la conferencia mensual.
—
6 5
—
E^stru-dlemos a. P» Bosoo»
E l Rvm o. Sr. R ector M ayor de la Pía Socied ad Salesiana en su carta
anual de este año, proponía a los Sres. C ooperadores, entre otras cosas, que
se esforzaran, ,,cad a cual en su propia esfera, por asim ilarse el espíritu de
D. H osco,“ para dar cum plim iento a aquel voto de Pío X , de s. m. tan hon
roso para la Pía U nión... ,.que en todas las ciudades y aldeas y en todas
partes se viva del espíritu del Fundador de los Salesíanos.
Con el fin de facilitar esta asimilación hem os, resuelto dar siem pre que
podamos, algunas páginas de la V id a com pendiada en dos tomos, escrita por
el venerando Secretario de D . Hosco, el Rvm o. D . Juan H. Lem oyne, aunque
vemos que será cosa de nunca acabar, pues, no nos bastarán diez años
para reproducirla en las columnas del BoleHn así, en porciones homeopáticas.
E speram os que la E d itorial de la Buena Prensa cum pla cuanto antes la
prom esa de presentárnosla en castellano, y que nuestros lectores le hagan la
acogida que se merece.
VIDA DEL VEN. DON BOSCO
PRIMERA PARTE
Del nacimiento al Sacerdocio.
CAPITU LO
I.
Infancia.
quince kilómetros de Cliieri y veinti
nueve de Turín, en medio de alegres co
linas con feraces viñedos, se halla Castelnuovo d ’Asti, cuyo territorio fértilísimo abarca
las populosas fracciones de Bardella, Nevissano y
.Murialdo. A cinco kilómetros de Castelnuovo y dos
de Murialdo. sobre una colinita, y casi escondidas,
se levantan de quince a veinte casitas, llamadas
I B eu h i: mía de éstas, si no de pobreza absoluta,
realmente de las más pobres, perténeda a un la
brador ejemplar, Francisco Bosco, nacido el 4
febrero 1784.
Piadoso y trabajador, de gran sentido práctico.
(ii Al principio de esta narración protestamos solem
nemente que es nuestra intención acomodamos en todo
a las Disposiciones Pontificias; que no queremos dar a
ningún hecho más que una autoridad humana, ni pre
venir el juicio de la Iglesia, de la que nos gloriamos de
ser obedientisimos hijos, a ejemplo de Don Bosco.
debía trabajar no poco para mantener la familia.
Su fortuna se reducía a unos campitos que allí
poseía, tnag siéndole insttficientes, se había puesto
a cultivar a medianería otras tierras contigua.s,
pertenecientes a un tal Billione, Tenía a su lado
a su madre enfermiza, a quien cuidaba con piedad
filial, y además un hijito llamado Antonio, cuando
murió su esposa.
Esta pérdida fué gravísima para el buen Fran
cisco, que no podía, dada la urgencia de los tra
bajos. asistir a la madre y velar por su hijo, rayano
ya en los nueve años; Resolvió, pues, pasar a se
gundas nupcias. Oinoció las rara.s vírtude.s y cua
lidades caseras de una joven de un pueblecíllo
vecino y puso en ella su pensamiento. Esta era
Margarita Occhiena, nacida y bautizada en Capriglio el I® abril 1788.
Desde pequeuita había aprendido a dividir el
tiempo entre la oración y el trabajo. Cumplía
sus deberes religiosos y la iglesia era el lugar de
sus delicias, el centro de sus afectos; dotada al
mismo tiempo de gran fuerza de voluntad, guiada
por su buen sentido y por la gracia divina, regu
laba todas sus acciones según la santa I>ey del Se
ñor. Su deseo era permanecer siempre en casa para
asistir en su vejez a su padre y a su madre.
Francisco Bosco la pidió por esposa, pero en
vano : Margarita manifestó su rept^nancia a de
jar la casa paterna.
,
Pero satisfacía a su padre tal unión, y aun
que de edad algo avanzada, díjole que aún era ro-
- -
busto y no necesitaba asistencia (2). Por lo demás
le quedaban otros hijos y, entre ellos Mariana,
que prometía cuidarse del padre. Margarita cum
plió la voluntad paterna y. pronta siempre a obe
decer, el 6 junio 1812 se unió en matrimonio con
a Francisco Bosco.
Una vez en la humilde casita de Becchi, co
menzó a amar como hijo al pequeñín Antonio y a
tratar con tanta caridad a la suegra, que ésta,
verdadera matrona en traje de campesina, sea
M am á M argarita.
por la nobleza de sus sentimientos, sea por su
firmeza de vohmtad en amar y hacer el bien, la
acogió con grande fiesta, sin cesar de colmarla de
bendiciones.
El Señor bendijo la nueva unión, y el 8 de abril
de 1813 vino a alegrarlos un niño, al que se puso
por nombre José.
Dos años después, precisamente un mes antes
ejue el Suxno Pontífice Pío V II instituyera la fiesta
de María Auxiliadora en memoria de su liberación
del cautiverio de Savona. el 16 de agosto de 1815
(a) La vigorosa sanidad era el don envidiable de su
familia; él vivid hasta 99 años y 8 meses, y su hermano
Miguel murió cerca de los 90.
66
por la tarde, dtirante la octava consagrada a la
Asunción de la Virgen Santísima, nacía el segundo
hijo de Margarita. Fué solemnemente bautizado
en Castelnuovo, en la Iglesia parroquial de S.
Andrés Apóstol, el día siguiente, por el Rdo.
D. José Pesta, siendo padrinos Melchor Occhiena
y Magdalena Bosco. Se le ptisieron los nombres de
Juan y Melchor. E ra él nuestro Venerable.
En los momentos más turbulentos, cuando la
sociedad está en peligro y como minada en sus
fundamentos, la di\nna Providencia
suscita hombres como instrumentos
de su misericordia, sostenes y de
fensas de su Iglesia, organizadores de
la restauración social. Tales eran
aquellos tiempos y tal debía ser Juan
Bosco.
La paz suave, nunca turbada, rei
naba en nuestra familia de Becchi.
Margarita amaba el orden y el silen
cio, era atenta, prudente, sobria;
Francisco trabajaba el campo y casi
con solo su sudor proporcionaba el
alimento a su madre septuagenaria
y llena de achaques, a sus tres hijos
y a dos trabajadores. Los buenos es
posos empleaban todas sus fuerzas
en conservar para Dios los queridos
tesoros que de E l habían recibido;
por esto vigilaban para que nada pu
diera ofuscar sti inocencia, y adqui
rieron en los pueblos de los alrede
dores tanta fama de virtud y vida
cristiana, que aún hoy día dura.
Mas ¿cuál es el goce que dura
acá bajo ? E l Señor visitó aquella ca
sita con xma grave desgracia. Fran
cisco, en la flor de su edad, lleno de
fuerza y de ansia de educar cristiana
mente a sus hijos, al volver un día a
casa bañado de sudor, entró incauta
mente en la bodega. Fué suficiente;
al anochecer sintió un ataque de fie
bre violenta, precursora de pulmonía
no ligera, que resistió a toda cura y
en pocos días lo redujo al extremo.
Confortado con todos los auxilios de
la Religión, exhortaba a la desconso
lada esposa a poner en Dios su con
fianza. Llegados los líltimos momentos la llamó y;
— Mira, le dijo, qué gracia me hace el Señor.
¡Me llama a Sí hoy. viernes, que recuerda la muerte
de nuestro di\'ino Redentor; precisamente a esta
hora moría en la Cruz, y tengo su misma edad!
La rogó que no se afligiera mucho por su muerte,
sino que se resignase enteramente a la volimtad
de Dios, y prosiguió:
— Te encomiendo nuestros hijos, pero de un
modo especial a Juan.
Francisco dejaba de \rivir en la temprana edad
de 34 años no cumplidos, el n marzo 1817. De
este día de luto hablaba a menudo el Venerable
a los alumnos del Oratorio de S. Francisco de
Sales, inculcándoles el respeto y amor a sus padres.
T- - - I
-
67 —
« No tenía aún dos años, narraba él, cuando
murió mi padre, y no recuerdo su fisonomía. No
recuerdo lo qué fué de mí en aquel trance; sólo
recuerdo, y es el primer hecho de m i \fida de que
tengo memoria, que mi madre me dijo: — Y a
no ripees padre ! — Todos salían del aposento del
difunto, mas yo quería absolutamente quedarme
ahí. Mi madre había sacado un recipiente en que
había huevos entre salvado: — ¡Ven, Juan; vente
conmigo! — repetía.
— ¡Si no \'iene papá, dije yo, no quiero ir j’O
tampoco! — ¡Pobre hijo, repuso mi madre, vente
conmigo; tú y a no tienes padre! — Dicho lo cual
rompió en amargo llanto, me tomó de la mano y
me condujo fuera, mientras yo lloraba porque
lloraba ella, pues a mi edad no podía comprender
qué desgracia tan grande es perder el padre. No
obstante recordaré siempre aquellas palabras; —
« ¡Ya no tienes padre! » — Así mismo recuerdo
cuanto pasó con mi hermano José, que desva
riaba por el dolor. De aquel día hasta los cuatro o
cinco años no recuerdo nada más...».
Así el futuro apóstol de la juventud, el que
debía ser el padre de tantos huérfanos, quedaba
sin padre en tan tierna edad; mas velaba sobre
él con admirable cuidado y prudencia una madre,
llamada con razón por cuantos la conocieron ♦ el
modelo y la reina de las madres cristianas ».
sermón y explicaba el Catecismo, que Margarita
no dejaba de continuarlo todos los días.
Juanito gozaba repitiéndolo a mamá, ^a la
abuela, a los hermanos y aún a los compañeros.
Apenas llegó a la edad de la discreción, su pia
dosa madre lo preparó con gran diligencia a 1.a
primera Confesión.
Para Margarita, mujer de una fe grande, lo pri
mero en sus pensamientos y en sus palabras era
Dios, y con su clara inteligencia y facilidad de pa
labra sabía enseñorearse, con el Santo Nombre de
Dios, del corazón de sus hijos. Con estas palabras
« Dios te ve », repetidas amenudo v con afecto, les
recordaba que estaban bajo la mirada uu Padre
que debía juzgarles.
CAPITU LO II.
Escuela materna.
T^a muerte de Francisco sumió la familia en
la consternación. Margarita debía mantener a
seis personas, y a que no se sentía con animo para
despacliar a los dos mozos trabajadores, y desde
el año de i8 i6 la carestía había reducido el Piaraonte a tm deplorable estado. Pero la buena
mujer no perdió la esperanza, y con iricansable
trabajo, economía <x>nstante y el auxilio de la
Providencia llegó a superar aquella crisis dolorosa.
Mejoradas las condiciones económicas generales,
se le propuso un segundo matrimonio muy ven
tajoso, mas ella rehusó. Después de la muerte de
Francisco su único pensamiento eran los hijos,
sin otra aspiración que educarlos cristianamente.
La formación de Juan en gran p a i^ fué obra
inteligente de su madre, que, por medio de santas
industrias y esmero maravilloso, desarrollaba y
perfeccionaba las buenas inclinaciones y los dones
naturales de que estaba adornado su hijo se
gundo.
,
Margarita de Bosco conocía el valor de ima edu
cación cristiana: por esto enseñaba a los hijitos
desde la tierna edad las oraciones y el Catecismo.
Tal hizo con Juanito, que si bien era el menor, no
obstante desde que lo unieron a los demás para
rezar las oraciones de la manana y de la noche, fué
no sólo el más fervoroso, sino aún el primero en re
cordarlo cuando llegaba la hora. Todos los do
mingos y fiestas iba con sus hermanos a Murialdn
a oir la Santa Misa en S. Pedro. E l cura hacía el
i
C ap ellanía de M uríaldo.
Otro medio de educación, ademá,s de la piedad,
lo hallaba en el trabajo. No i>enuitía que sus hijos
estuvieran ociosos; por esto les enseñaba algmios
quehaceres. Apenas tenía Juan cuatro años, y ya
deshacía el cáñamo que su madre le señalaba; sólo
después de tal labor empleaba el tiempo en ho
nestos pasatiempos. No raras veces se lastimaba
la cara o las manos; entonces corría a encontrar a la
buena nianiá Margarita, quien al verle;
— ¿Cómo es esto? le decía; ¡todos los días lo
mismo! ¿Por qué vas con aquellos compañeros?
¿ N o ves que son malos?
_ ¡Precisamente por esto voy con ellos; cuando
estoy yo, se portan bien, son buenos y no dicen
ciertas palabras!
Sorprende este rasgo en un labio balbuciente
aún; pero lo cierto es que desde aquel tiemp:i Juan
Bosco presintió la misión que debía llenar entre
los niños.
,
,
« Reunirlos para enseñarles el Catecismo — dejo
g a rito _ es k) que pensé desde los cinco años.
—
era mi mayor deseo y me parecía que esto solo
debía ocupar mi vida ».
La. piadosa madre tema grande cuidado del or
den y la limpieza en sus hijos; especialmente los
domingos, en que Ies vestía el trajecito más her
moso. les arreglaba el cabello, etc.
— • ¿Sabéis, les decía, por qué os pongo estos
vestidos bonitos? Porque es domingo y es justo
que mostréis aún al exterior el gozo que debe sentir
todo cristiano en este día. Pero ¿de qué serviría
llevar hermosos vestidos, si el alma estuviera
afeada por el pecado? Procurad, pues, merecer
las alabanzas de Dios y no las de los hombres que
no sirven sino para enorgullecemos. Dios no puede
sufrir a los ambiciosos y soberbios, y los castiga...
Margarita no tuvo jamás con sus hijos esas de
bilidades funestas que tantas madres suelen comfundir con el cariño. Y sin embargo nunca le dió
a ningimo de ellos ni un solo papirote. Tenía re
cursos particulares, que, debidamente empleados,
producían eficaces efectos en esos corazones aco.stiuubrados a la obediencia.
En mi caluroso día de verano, cuando Juanito
tenía cuatro años, entró éste con su hermano
José, al aposento, muertos ambos de sed. Mar
garita tomó agxxa y se la dió primero a José. Jua
nito, amostazado por la preferencia, hizo señas que
no tenía sed. Da madre, sin decir una palabra,
retiró el cántaro. El chiquitín p>ermaneció xm
. rato en silencio, y luego la llamó:
— ¡Mamá!
— ¿Qué quieres?
— ¿ Y a mí no me da de beber?
— Creía que no tenías sed.
— ¡Perdón, mamá!
— ¡Ah! ¡Así debe ser! — y corrió por el agua.
Otra vez se había dejado llevar de cierta viva
cidad propia de la edad y de su temperamento ar
diente. Margarita lo llamó. El fué corriendo. _
¿Ves aquella vara? — y le enseñaba una apoyada
a la pared. — E l niño retrocedió algunos pasos. —
Tráemelal
— ¿Qué quiere hacer?
— i'raémela y lo verás.
— ¿Es para mi?
— ¿Y por qué no. .si me haces de estas traveMiras?
E l niño pidió perdón, mientras correspondía
con una sonrisa a la .sonrisa inalterable de su
madre.
¿Quién puede decir el bien que hace a un niño
la sonrisa de la madre? lufxuxde alegría y amor,
es xm estímulo al cumplimiento de los deberes, es
xmo de las más suaves recuerdos en la edad ma
dura.
Cxxidaba también Margarita de acostxmxbrar a
SXX.S hijos a la vida sobria, fatigosa y dura. Así
crecieron robxxstos.
Ix)s acostumbró a desa>*xmar con solo pan, de
manera que nunca sintieron el carecer de condxxmio.
Tanxbién quería que se acostxxmbraran a la
mortificación en la durada del sueño, porque de
cía: « quien mucho duerme, poco aprende ». Fre
cuentemente iban a dormir tarde, siempre por mo
68
-
tivos de caridad, generalmente por dar hospitali
dad a algún pobre que en vano la había bxxscado
en otra parte. Por la mañana los llamaba temprano
y exigía que se levantaran inmediatamente.
Axmque los vigilase con sxxma atención, su vi
gilancia no era molesta, sospechosa, regañona,
sino como lo manda Dios: continua, prudente,
amorosa.
No se disgxistaba por sxas rxiidosos juegos, al
contrario, tomaba parte en ellos y Ies enseñaba
otros; respondía con paciencia a sxxs continuas
pregxmtas; y no sólo los escuchaba de buena gana,
sino que los hacía hablar mucho, a fin de conocer
y dirigir mejor los pensamientos que brotaban
en sus cabecitas y los sentimientos que empeza
ban a germinar en sus tiernos corazones. Y ellos,
encantados de tanta bondad, no tenían secretos
para quien sabía encontrar tantos recursos para
llenar fielmente sxxs deberes de madre.
Tenía Juan ocho años, cuando tuvo la idea de
tomar xma cosa colocada en alto, aprovechando
la axxsencia de su madre. Como no llegaba, arrimó
mía silla y subió, pero empujó xm vaso de aceite,
el cual cayó y se rompió. E l chiquillo procuró
ocultar la desgracia barriendo bien; pero pensando
que no podría lograrlo,- qxiiso por lo menos dismi
nuirle a la mamá la pena. Tomó xma vara de xm
seto, la limpió bien, la adornó, y cuando calculó
que llegaba Margarita, le salió al encuentro,
diciéndole:
— ¿Cómo está, mamá? ¿Le ha ido bien?
— Sí, Juanito. ¿y tú estás bien?
— Oh! ¡mamá! mire. Y le presentaba la vara.
— ¡Ahí picarillo, algxma me has hecho.
— Sí, esta vez merezco un castigo.
— ¿Qué has hecho?
— Por desgracia he roto el vaso de aceite.
Y se lo contó todo, añadiendo: — Como sé que
merezco castigo, le he traído la vara para que
la use en mis costillas sin tener que ir a buscarla.
Y le presentaba la vara toda adornada mirán
dola con xm ademán fino, tímido, gracioso.
Margarita miró fijamente el niño y la vara, y
riéndose de aquella infantil astucia, le dijo:
— Siento mucho la desgracia que has tenido, mas
te perdono. Pero acuérdate siempre de este consejr:
* Antes de hacer una cosa, piensa en sxxs consecuen
cias *. ¿No sabes que el que desde niño se acostum
bra a la lis t e z a y atolondramiento, hecho hom
bre sigue siendo aturdido y se procura muchos
disgustos y tal vez, tal vez llega hasta ofender a
Dios? ¡Sé juicioso, pues!
Estos avisos solía darlos siempre que era con
veniente, y con tal eficacia, que h ada a sxxs hijos
siempre mas cautos para el porvenir
Pero si con tanta fadlidad lograba hacerles
obedecer exactamente, no era fruto únicamente
de sxxs palabras: daba el ejemplo.
Su inarido Francisco le había recomendado,
al morir, a la propia madre, andana y achacosa,
que, a pesar de verse obligada a pasar en cama o en
xma silla varias horas del día, acostxxmbrada como
estaba desde niña a xma actividad incesante, se
prestaba a las faenas de casa y a cuanto sus
— 69 —
escasas fuerzas le permitían. L a casita estaba
siempre limpia y aseada como ima plata. Mar
garita consideraba a su .suegra como la reina de la
casa; la amaba como a su propia madre, le obedecía,
la consvdtaba en to d o ; y este respeto lo exigía
también de los hijos, sin límites y en toda circuns
tancia.
Un día la abuela echó de menos unas frutas que
tenía guardadas. Sus sospechas cayeron sobre
el más pequeño de sus nietos; Juan, y lo llamó.
Alegre, festivo corrió hacia ella, que grave, seria,
le mandó que le llevara la vara que estaba en un
rincón.
Juan obedeció, diciéndole:
— Obedezco, abuelita, pero mire que no he sido
vo el de la fruta.
abuela, diciendo sacudidamente: « No lo volveré
a h acer! *
_
.
.
L a abuela, a pesar del tono, se dió por satisfecha,
y tomándolo por un brazo, le dijo :
_H ijo mío, sábete que si es cierto la gula
m ata más que la espada, también lo es que. por
sus consecuencias manda al infierno uuis gente
que cualquier otro pecado.
La casita de Margarita era también una es
cuela de celo y de caridad. Su finuezn de carácter
no la puede comprender ni dignamente describir
sino quien la conoció de cerca. Lila había decla
rado guerra sin cuartel al pecado, y no sólo abor
recía todo lo que era malo, sino que se esforzaba
por impedir la ofensa de Dios cu donde quiera.
Y así estaba siempre alerta contra el escándalo.
■ n.
P a n o ia m a de C asteln uovo d 'A sti.
— ¿Quién ha sido, pues?
— Se lo diré, p>ero si perdona al culpado.
— Tráemelo acá; y si él me trae la vara y me
pide perdón, reconociéndose merecedor del cas
tigo, lo perdonaré.
El pequeño corrió a su medio-hermano Antoaio, que entonces tenía 15 anos, y para quien
no conservaba antipatía no obstante ser muy mal
tratado por él, y le contó lo que pasaba.
Antonio, que ya trabajaba en el campo, halló ridi
cula la pretensión de su abuela. Ser castigado como
un chiquillo, le parecía tma humillación extraña.
.\lzó, pues, los hombros, diciendo: « ¡Tonterías! »
Juan insistió;
_ Ven, querido, no contrariemos la voluntad
de la abuela. Ella es celosa de su autoridad y se
enfadaría mucho. También mamá sufriría mucho.
Es cierto que eres grande; pero que no se diga que
la abuela es poco respetada por ti.
Antonio cedió: Tomó la vara y se la alargó a la
Velaba de un modo especial sobre las ninas y mucliaclias, de manera que parecía que había hecho
voto de ello. Cuando encontraba por el camino al
gunas con las ropas rotas o iiLsuficíentes, se les
acercaba y les decía;
_ ¿lío os da vergüenza de vuestro ángel, que
está a vuestro lado?
— Somos pobres y ninguno se cuida de nosotras.
_Venid conm^o. — Y las llevaba a casa y
les remendaba y les alargaba el traje y las des
pedía recomendándoles la modestia.
Testigo de todo este celo, nuestro Venerable
contaba estas cosas aun en su más avanzada edad,
declarando que en la escuela de su madre había
él aprendido a tener en grandísima estima y v iv í
simo amor la virtud de la pureza, a guardarla es
crupulosamente y a procurar con todas sus fuerzas
que la practicasen los deiñás.'
Igual al celo era la c a rid ^ de Margarita. Era su
tná-rima favorita: Hacer bien a todo el que se
* ♦
—
7
pueda y mal a ninguno, aunque fuera con mía pa
labra picante o poco caritativa. Por eso su ánimo
estaba siempre tranquilo y jamás guardó resenti
miento para con nadie. No tuvo nunca ocasión
de perdonar, porque no se consideró nimca ofen
dida. Y .sin embargo era sensibilísima, pero su
.sensibilidad estaba de tal manera trasformada en
caridad, que con todo derecho podía llamarse la
madre de todos los necesitados. No podía rehusar
nada, jamás negaba nada de cuanto se le ped ía,'
como .si poseyera riquezas sin medida.
Su ca.sita estaba entre los bosques y más de una
vez después de cena, llamaban a la puerta po
bres o viajeros extraviados, o jóvenes renitentes al
reclutamiento, que vivían errantes en los campos,
o los mismos carabineros reale.s, y ella tenía siem
pre para ellos una cena y a lo mejor les preparaba
una cama.
Pero donde brillaba su caridad, era a la cabecera
de las enfermos. I.a piadosa raiqer era el ángel
con.solador tic todos los moribundos de la aldea
y a su lado estaba siempre Juan, pronto a cual(juier .servicio, particularmente a correr por me
dicinas o a llamar al médico o a los parientes. V i
sitando los enfennos, socorriéndolos, asistiéndolos
pasaba a .su cabecera las noches enteras, los prel^arabu a recibir los Sacramentos y no los aban
donaba hasta que hubieran espirado. Estando lejos
la parro(|uia y no siendo por esto raro el caso de
<iue el .sacerdote llegara tarde para rezar las ora
ciones de los agoniziuites, ella misma les encomen
daba el alma y les sugería jaculatorias y senti
mientos tan cristianos y oportunos, que todos lo.s
circmistantes cjuedaban impresionados.
En esta escuela y con estos ejemplos educados,
los hijos crecieron caritativos, celosos, afables,
reflexivos, amantes del orden, y sobre todo, labo
riosos y píos, principalmente J uan, qiie meditaba
en su corazón todas las palabras de la madre y
grababa en su mente el recuerdo de todas sxis ac
ciones, hacía suyo, casi sin advertirlo, este sistema
de buen ejemplo, de amabilidad, de sacrificio, de
continua vigilancia en el educar. En efecto, vere
mos en él heroicamente practicado este mismo
espíritit, este celo, este anior a la fatiga, y so
bre todo e.sa caridad, esa w níinua vigilancia, esa
necesidad de estar cuanto jx)día en medio de los
niños, esa paciencia en pre.star oido a toílas sus
palabras, ese diligente y prudente pregimtar con
que los invitaba a reflexionar sobre su propia
conciencia y conducta, de que era maestra inctmiparoble su querida madre.
{CoHtintMrd).
B Í B U O G R ñ F lñ .
D e la Librería de María Auxiliadora
SarriáBarcelona.
María Auxiliadora en la historia de su devoción.
por R. DB lÍEOBiDE, Salesiano. Forma el N. 249
de las Lecturas Católicas, de dicha casa, nunca
suficieiuememe recontendadas. Este tomito, de
100 páginas, lo dedica el Autor a La que el
0
—
pueblo ha dado en llamar La Virgen de D.
Bosco, y teje, con amor de hijo si, pero con la
mayor sencillez y escrupulosidad, la historia del
desarrollo de esta devoción, hoy popularísima,
desde la infancia de Juan Bosco — ,,la aurora
de un apostolado'*— hasta el día de hoy, hasta
que la devoción a María Auxiliadora llega ser
,,la devoción universal."
De la Casa de E. Subirana Editor Pontificio —
Barcelona;
Sermones e instrucciones Catequísticas para !Misiones y ejer('icios espiriUtales, p)or el Dr. A.
l'\ BiAMüNTi, traducida del italiano por el P.
jAiNtK PoNS, S. J . cuatro tomos. 7 ptas. en rñst.
y T3 encuadeniado.— Siendo este libro de Biamonti uno de los más apreciados y usado.s en
Italia por sus cualidades oratorias y apostólicas,
nos alegramos vivamente de la traducción, ma
gistral por cierto, del R. P. Pons, y lo recomen
damos a los sres, sacerdotes y a los catequistas.
Oficio de la Sma. Virgen y de difuntos... se
guido de los Salmos Penitenciales y Letanías de
los Santos. Edición latino-castellana, E s una her
mosa edición novísima, ajtistada a las refor
mas y a las nuevas rúbricas. L a traducción
de los Salmos está sacada de Torres Am at. E n
tre las novedades que presente esta edición, me
rece especial mención la de encabezar los Salmos,
como hace el mi.srao Torres Ainat en su tradución
con tma breve indicación del tema y objeto de
los mismos y las notas litúrgicas que explican la
historia y significado de sus diversas partes. T'n
tomo en 16°, 374 págs. 2,25 ptas.
Sor María del Sagrado Corazón. — P'undador.a
de la « guardia de Honor ».
Obra traducida
dal francés, y aumentada con mía reseña his
tórica acerca de la « Guardia de Honor ^ en E s
paña, por el R. P. V ic e n t e MF;^•^-NDEZ A r b e s í .
Agustino Director de la Archicofradía, en Mallorca.
A más del interés y virtud edificante que la
vida ejemplar y las gracias extraordinarias de
vSor María del Sagrado Corazón. Salesa, pueden
tener para todos los fieles devotos, este libro será
estimado con predilección por los miembros de
la * Guardia de Honor ».
E l traductor, a fin de hacer su obra más iutercsante a los lectores de lengua castellana, la ha
completado con varios apéndices relativo.s al es
tablecimiento y actual extensión de la * Guardia
de Honor * en E.spaña, a las prácticas de esta
asociación, a la manera de instituirla en alguna
localidad, etc.
Un tomo en 8®. esmeradamente ñnpreso, a i ’25
ptas. en nistica y 2 en tela.
Mes de la Santísima Virgen, especialmente de
dicado a las Hijas *de María, por D . a C r is t in a \i .i
DE B a l a r i : Meditaciones sobre las excelencias de
la santísima Virgen, — Contiene, además, un brtve
Mes de San José Patriarca y otras devociones.
Es uno de los mejores meses de María que en
castellano se lian publicado.
Un tomo en i6.®, de XVI-320 págs. a ptas.
1*50 en tela.
DEJ^iUESTRAS MlSIOJSlES
F L O R E 5 Y FRUTO S
(De Ua Meaerlaa de oueitros M alooleros).
« ¡S . J o s é m e h a
o to rg a d o la g r a c ia ! »
E ra el año de 1895, y yo iba a misionar entre
los ríos Negro y Colorado. E n F ortín Mercedes
se m e esperaba ansiosamente, y el viaje, por
el contrario, procedía con grandísim a lentitud.
Sentía no hallarm e allá para el día fijado, pero
me consolaba la esperanza de que los frutos se
rían ma^’ores, teniendo las fam ilias cristianas
tiempo de esparcir la noticia de la próxim a
llegada del Misionero.
Recuerdo que antes de ¡lartir de ChoeleChoel había puesto aquella excursión bajo la
protección del Sacratísim o Corazón de Jesús,
y sobre todo le había rogado se dignara tocar
el corazón de tantos cristianos que no querían
vivir como Dios manda. Y no rogué en vano.
T u ve un auditorio numerosísimo, confesé hasta
los m ás rehacios al bien, les di la Santa Co
munión, bendije buen número de m atrim o
nios, y de tal modo se sacudió aquella |)oblación, que la dejé con pesar, para proseguir
el itinerario que me trazara Mons. Cagliero.
E n Fortín Uno, m ayores fueron los consue
los, porque m ás potentem ente se m anifestó
la gracia. A dm ití a la Sagrada Comuinón dos
jovencitos, tan bien dispuestos, que experi
m enté v iv o dolor de no poderlos llevar a nues
tro colegio de Viedma. N unca podré olvidar las
dos fam ilias españolas que me hospedaron, y
que con grande devoción y con edificación de
todos cum plieron la P a s cu a ; una de ellas
tenía un niño en edad com petente, y tam bién
él se acercó a la D ivina Mesa por primera vez;
V fué en ese m aje cuando y o comprendí la ne
cesidad de fundar un centro de Misión en este
valle del R ío Colorado. ¡Cuantas vocaciones,
decía para mí, no podremos hallar entre estas
buenas familias! ¡Cuán fácil nos será m antener
la fe en tan tas alm as buenas y propagar el
reino de Dios! ¡A estos desiertos no ha llegado
todavía la civilización moderna!! Aijuí la vida
se reduce casi exclusivam ente a la ¡)astoricia,
y hay fam ilias patriarcales, y corazones vír
genes y almas inocentes.
E l 16 de marzo dejaba Fortín Uno y me in
ternaba en la Pam pa Central ¡jara visitar el
núcleo de familias del V alle de l.«uanco, en
donde pensaba detenerme una semana. H a
bíales avisado y la misión podía ser la única
de aquel año. Monté a caballo, m ientras Pacífico,
mi catequista, neófito por mí bautizado con
este nombre por su carácter, tom aba la di
rección del bagaje.
A l caer la tarde, pasé el Río Salado y visité
las m inas de estaño, hoy abandonadas: llegué
a Luanco y tom é posesión de un aposento que
debía servni; de habitación y ... capilla. Había
allí imas fam ilias de pastores que cuidaban
además los istnim entos de ex¡-)lotación de
la m ina, en un sitio encantador, cubierto de
enormes calderas, cuyas bocas se tocaban
formando una m ancha oscura en medio de
aquellos cam pos dilatados. Tam¡X)CO carecía
de agua; fresca y pura m anaba de una fuente
a un metro de profundidad, fenómeno raro en
la Pam pa, escasa sicmi>re de agua, cpie .sido
se encuentra a 70 ó 100 ms. de profundidail,
y ésa la s más de las vece.s amarga, salada.
A llí empleé el 17 y 18 en instrucciones de
preparación a la fiesta de S. José, a (juien se
profesa grande devoción en todos estos lugares.
Pero las cosas debían suceder m uy diversa
mente de nuestros deseos y legítim as es¡)eranzas.
Por la noche, después de haber hablado de la
hermosa fiesta del siguiente día y estimulado
a la gente a prepararse bien a ella y al cum pli
m iento de la Pascua, me retiré a dormir, cuando
hé aquí que un mocillo, su poquín chispado,
la emprendió con un organillo, y aquí rae tie
nes a toda aquella gente en ]>leno fandango.
L os buenos propósitos se habían evaporado.
¡Infeliz de mí! E l día siguiente m uy de ma
ñana celebré la Santa Misa y me marché, did éndole al dueño de la casa que no me sentía
con ánimo de hacerles interrum pir su baile.
72 —
Pacífico, mi sacristán, desaprobaba mi re
solución y y o mismo no sabía darme razón de
ella, pero rae sentía fuertem ente impulsado a se
guirla. E l héclio es que nos alejam os rápida
mente en dirección a La Cacharrita, en donde
me esperaban, pero para dentro de una se
mana. Recuerdo que partim os así, a Dios y a
ventura, en ayunas y sin conocer el camino.
U na cosa sola me im portaba, alejarm e pronto
de aquel lugar.
Hacíam os cuenta de llegar a medio día a la
orilla del río, pero eran las 3 y ni indicios ha
bía de llegar a ella. ¡Nos habíam os extraviado!
Extenuados caballeros y caballos, no tanto
])or la m archa, cuanto por el hambre y la sed,
no sabíamos qué partido tomar, cuando resol
vim os torcer hacia el Sur. Una hora después
vislum bram os la ribera. E l engaño había sido
garrafal. N o había m ás remedio que vadear el
río y tom ar un sendero practicable que se
veía a la derecha. Ni esto nos fué posible. Eos
caballos, al ver la aguas profundas y amena
zantes, retrocedieron espantados. P or otra
parte, la orilla donde estábam os era escar
pada, llena de espinas, y sin posibilidad siquiera
de volver el caballo para buscar más cómodo
camino. Nos viraos, pues, obligados a continuar
a lo largo del Río, internándonos en los caña
verales, donde se avanzaba a paso de tortuga,
desgarrándonos las manos, los pies, los brazos,
las piernas, a veces la cara, con los vestidos
hechos jirones y preocupados por la noche que
avanzaba a todo andar.
Una débil esperanza nos quedaba: la de lle
g a r a un vado llam ado Torro colgado. Pero ¡des
graciados de nosotros! en aquella situación
hasta el buen Pacífico tenía que perder la calma.
Declinaba el día, y se extendían las tinie
blas, cuando ¡oh providencial oimos el ladrido
de un perro. U n sacudimiento de alegría,
una explosión de esperanza, agitó todos nues
tros miembros. « ¡Bendito sea Dios! ¡Hav
gente! ¡A lo menos nos mostrarán el camino
para salir de este laberin to!»Y fué tal la alegría,
que ni siquiera notam os que el sendero que uno
tras el otro habíamos tom ado, term inaba en una
plazoleta y que allí nos cerraban el ]>aso dos
mastines.
Un anciano de veneranda barba, se adelantó
y me dijo: — ¡Buenas tardes, padre! [Entre,
éntre, desmóntese, que lo demás corre de mi
cuenta! Está entre buenos amigos, que a mucha
honra tendrán el darle hospitalidad.
D ejo im aginar al lector el efecto que produje
ron en nos<>tros. ese semblante, esas palabras,
esa acogida familiar.
Miré alrededor, y al fondo de la plaza, ro
deada de un alto cañaveral en forma de guir
nalda, v i una casita de paja. Saludé al buen
anciano que me traía a la m ente la imagen de
S. José, y entré en silencio a la casa.
A poyada en la pared estaba una cam illa y
en ella, sentada, una m ujer como de 50 años,
m acilenta, pero que me parecía suficientemente
fuerte.
Me saludó, y añadió:
— ¡Ah! Padre! Padre! sea el bienvenido!
H ace días que lo esperaba. ¡He rogado tan to a
S. José que me m andara un sacerdote antes de
morir! H ace seis meses que esto y enclavada en
este lecho, en esta posición, sin poderme mo
ver. Pero yo sabía que S. José no m e dejaría
morir sin haber arreglado las cuentas de mi
conciencia. E l corazón m e decía que debía v e
nir el Misionero. ¡Y V. e.stá aquí! ¡y precisamente
hoy, día de S. José! ¡Bendito sea el Señor!
Imagínese el lector m i creciente sorpresa al
oir estas palabras, pronunciadas con grande
fe y con grande garbo.
E stupefacto le pregunté si tenía algún in
dicio de mi llegada.
— No! no! respondió, pero el corazón me de
cía que S. José no ib a a dejarme m orir sin
confesión. Padre, lo estaba esperando desde
esta mañana. Y por esto m e siento mejor; es la
m ejoría del fin. A hora ¡venga la muerte, y a no
la temo! ¡S. José m e ha hecho la gracia!
Y fué una gracia singular.
A quella pobre m ujer se había casado con
aquel hombre hacía 12 años y no habían po
dido nunca hacer bendecir su unión como de
seaban. Y aquella noche se confesaron ambos,
rezamos juntos las oraciones y el Rosario y
los preparé a la Santa Comunión que debían
recibir al día siguiente.
L a noche se pasó casi toda en conversación
piadosa, quedando yo altam ente adm irado
de la tranquilidad y resignación y cristianos
sentimientos de que la enferma estaba pene
trada. E l buen viejo me preparó una cam a entre
dos gruesos troncos y ahí rae acosté por breves
horas, velado por uno de los mastines, con quien
había contraído amistad.
A la mañana siguiente, preparamos el altar
portátil y celebramos la Santa Misa en aquella
humilde casita. Bendije el m atrimonio y los
esposos oyeron la misa con grandísim a devoción,
y comulgaron con sentim ientos que se les leían
en el rostro. Tam bién yo estaba profundamente
conm ondo.
Me detuve con ellos todo el día 20, y el 21,
dedicado a S. Benito, dejé la solitaria choza
entre las bendiciones y lágrim as de aquellos
cristianos que no cesaban de darme las gradas.
A l m ontar a caballo, miré los girones de mi
sotana, los rasguños de las manos, recordé to-
— 73 —
numerosos jíbaros que acuden a la Misión, par
ticularmente los domingos. Urgía finalmente pro
curar una residencia a las Hijas de María Atixlliadora, tan necesarias en toda misión para mo
ralizar instruir a las pobres salvajes, las cuales aipú
en Gualaquiza son mucho más infelices qtie los
hombres. Los esfuerzos del Vicario Aix>stólico
lian acumulado stificientes medios pora que du
rante el flñn puedan entrar en Gualaquiza las l>eneméritas religiosas.
E n cuanto al viaje, el 1° de diciembre partió
para Sigsig, dando misiones por el camino,
La primera tuvo lugar en Cuchipamba, cu la
hacienda de los Sres. Vega, donde reunió a todos
los habitantes de los alrededores, a quienes predicó
y prometió mandar periódicamente un misionero.
E l 3 de diciembre celebró en Rosario una mag
nífica fiesta en honor de la Virgen Santísima, con
gran concurso de gente. Fuegos artificiales y
cantos de júbilo embellecieron la vigilia, y al día
siguiente hubo una comunión imponente. I<a
Una nueva inundación ha devastado misa mayor fué celebrada por el P. Sáenz. secre
níievamente e l valle del R ío Coloj'ado. tario del lim o Sr. Vicario Apostólico, y acompa
Los perjtiicios son muy graves. E s una ñada al armonio por el propio Monseñor. Allí admi
la Confirmación a no pocas personas. Todos
nueva calam idad para esa M isión Sale- nistró
cuantos concurrieron a estos actos, volvieron
si ana. ¡Sea iodo p or D io s ! ¡O rem os!
llenos de alegría a sus casas, por la prome.sa íjue
les hizo, de mandarles mensualniente un misionero.
L a noche del 3 al 4 la pasó en Chiguinda, lu
gar donde residen 12 personas, las cuales se acer
caron todas a los Santos Sacramentos.
Granadillas fué la líltima etapa. También a<iut
I.,a revista semanal Alianza Obrera, que ve
todos los habitantes aprovecharon la pasada de
la luz en Cuenca, de una reseña de los trabajos
los misioneros para recibir la Santa Comunión.
Apostólicos de Mons. Costamagna en Gualaquiza
Ivlegado a Sigsig, Monseñor se dió de lleno a
y durante el viaje a Sigsig. He aquí el resumen
preparar la población para la fiesta de la Inma
de lo más importante.
culada Concepción. Entre los trabajos que lle
Temíase con fundamento que las dificultades
naron su corazón de consuelo, debe contarse el
de los caminos y el peso de los años impidieran
haber bendecido las nuevas escuelas parroquiales,
al Vicario Apostólico trasladarse al Centro de su
cuya dirección está confiada a las Hijas de María
Vicariato; pero él se puso resultamente en viaje
Auxiliadora.
y en Gualaquiza se detuvo con mes entero exa
¡Dios conceda al celoso Prelado el consuelo <le
minando las dificultades de la Misión y estudiando
ver definitivamente encaminada su Misión a un
la manera de resolverlas.
desarrollo estable v definitivo!
E l estudio de la lengua jíbara y la definitiva
redación del catecismo en ese idioma, ocuparon
buena parte de su tiemp>o.
Otra seria preocupación se la dió la recons
trucción de la iglesia (a lo que parece en ruinas)
y gracias a su celo se podrá celebrar dentro del
Con gusto publicamos la siguiente carta del
año 1915 y muy probablemente el mismo 24 de
lim o. Sr. Obispo de Cuenca, al limo. Sr. C o s
mayo, el Centenario de la institución de la fiesta,
tamagna. que honra igualmente a esas dos almas
con la inauguración de la nueva iglesia, cubierta
celosas de la gloria de Dios y de la felicidad
no de paja, sino de cinc y suficientemente grande
y hermosa, de modo que podría figurar en cualquier
de las almas.
centro civilizado.
Cuenca, i<> de Enero 1915.
Otra cosa interesaba al celoso Obispo y era la
Urna, y Rmo. Monseñor Santiago Costamagna,
enironitación del Sagrado Corazón en todas las
Obispo Titular de Colonia.
casas, para poner bajo su protección la difici
Vicario Apostólico de Méndez y Gualaquiza.
lísima misión jíbara, dedicada a María Auxilia
GuALAceo.
dora. L a bella obra la llevó solemnemente a cabo
lim o, y carísimo M onseñor:
en varios día»; con edificación de todos y con gran
fruto.
Tengo la satisfacción de dirigir a V. S. lima,
Coadyuvado por el P. Spinelli, dedicóse con
la primera carta que escribo en este año, el cual
asiduidad el Obispo a enseñar el Catecismo a los
das las peripecias del viaje, y sentí un nudo
en la garganta... A duras penas podía contener
el llanto.
Los bendije una vez más, los saludé con la
mano y espoleé el caballo, quedando largo rato
absorto en el pensamiento de la Providencia
Divina y de la bondad con la cual S. José
había escuchado la oración de aquella su de
vota; ¡dulce pensamiento que m e impresionó
aún m ás, cuando a los pocos días supe que ha
bía muerto! ¡dulce pensam ienta que no se m e ha
borrado ni se m e borrará jam ás de la memoria!
L a buena m ujer se llam aba Josefa Fernán
dez, y era natural, de Puntarenas.
P e d r o B o n a c i n a , Pbro.
Misionero Salesiano.
GllALAQUIZA (Ecuador).
Documento interesante.
— 74 —
deseo muy lleno de buenas obras y méritos para
V. S., y pov' lo tanto muy feliz. Va a come7izarlo
con la magna empresa de la fundación fon n a l y
definitiva de la misión de Jndanza: ¡bendito sea
Dios para cuya gloria trabajaii V. S. y sus ce
losos misioneros, particularmente el iricomparable
P. Albino, a quien de veras admiro y amo! tenga
V . S. una media docena como él, y diga que el
arduo problema está resuelto. Dentro de pocos
días, V. S. lima, dándonos ejemplo a todos nos
otros, va a internarse en la montaña, en busca de
ese oro desconocido de las almas, redimidas por
N . S. fesucristo, y envueltas aún en la negra
ganga del paganismo. Descole que se haga, rico,
muy rico de ellas. Además V. S. lima, va a des
viar por ese cauce U7ia parte del torrente de 7iuestra einigración cuetica7ia y católica, con la cual
se fertilizará 7i en lo espiritual esas comarcas. Todo
esto es de valor inapreciable, y sólo después compre/iderán los ecuatorianos lo que vale: ésta es la
verdadera coyiquisia y colonización cristiana.
¡Quiera Dios N . S. facilitarle y e7idulzarle su
penoso viaje, C7t e l que le acompaiiaremos sus ami
gos siquiera con 7iuestras oraciones. ¡Q u é esplén
dido modo ha tenido en reserva V. S. lima, para
celebrar la Epifa/ila del Señoi'l ¡Q u é hermosame7ite
va a hacer brillar, ctttre las deTisas tinieblas de
una región sumida en la bai'barie, un rayo de esa
Luz divi7ia oriens ex alto: illumínare his, qui in
tenebris, et in umbra mortis sedent!
Quam speciosi pedes evangelizantium paceni,
etc.
Vamos a pedir jim ios a nuestra Madre Sma.
María Auxiliadora, que sea la Estrella de su
camino entre la selva, y por el flanco de los g i
gantescos A ndes: y que Ella misma con sus ben
ditas manos teja la corona de flores y de gloria
para su f ie l y triunfante siervo e hijo.
Pensé escribirle cuatro lineas, limo. Señor, x
la pluma ha corrido a impulso del corazón... Le
agradezco sus finas caitas: deseo para V. S. r
todos los Salesianos un año fe liz , y que nos traiga
a todos la paz del cielo, ya que la tierra mise
rable la ha perdido, .‘igradezco también a V. S.
e l trabajo de las confirmaciones, etc. en mis pai^oquias. ¡Dios le pigu e l Afí prima y tni sobritta,
honradas y reconocidas por el fino recuerdo de
V. S. le corresponden muy respetuosa y cariñosa
mente, y yo me repito de V. S. Tima, infimo hermafio, amigo y siervo in Jesu Cristo.
M a n u e l M a r ía ,
Obispo de Cuenca.
Sllillillilliliillillillillillillillinillillél
H
H
H
A LOS NIÑOS
H
H
H
HfflIIIlBfflElIllIijIIIEIIIIIIIBffiliíH
¿Habéis pensado alguna vez, amigos queridí
simos, en el beneficio inmenso que os ha otorgado
el Señor hacíéndos os nacer en im país cristiano y
de padres católicos? E l Cristiasnismo es la civi
lización. E l Catolicismo es la única religión ver
dadera: la Iglesia de Cristo es como el arca de
Noé; fuera de ella no hay salvación.
En el Extremo Oriente, hay 388 millones de In
dios y 500 millones de Mongoles... y todos son pa
ganos; en el Africa hay más de 150 millones de
Negros... también paganos; en la misma América
hay todavía muchas tribus salvajes... en stuna,
hay cerca de mil millones de hombres que no
conocen todavía a Jesucristo. Los generosos cris
tianos que, sintiendo en sus nobles pechos arder
en el celo de la gloria de Dios, abandonan patria,
parientes, comodidades, para ir a ir a regar con
su bendito sudor esas tierras y ganar esas almas
para la civilización y la religión verdaderas, son
muy escasos todavía y tienen que luchar con
dificultades humanamente invencibles.
¿No es verdad que vosotros sentís admiración
por los Misioneros y que deseáis ayudarles?
Os lo he dicho en algunos números anteriores:
vosotros podéis y debéis ayudarles siquiera con
nuestras oraciones. ¿Por qué no querríais tomar
la parte que os toca en esta obra grandiosa? Mu
cho es lo que podéis con vuestras oraciones.
He aquí lo que dice uno de nuestros misioneros
qué trabajan en la China, en una carta que es
cribía en 1908 al Director del Oratorio de S, Fran
cisco de Sales.
Revmo. Sr. Director :
Hace más de dos años que se hallan en China
los liijos de D. Bosco, y en este tiempo hemos po
dido convencemos de las graves dificultades de
la misión, parte por experiencia propia, parte por
el trato con otros misioneros de (Eferentes ins
titutos. L a lengua es terrible y el aborrecimiento
de los Chinos por cuanto viene de Exiropa. es más
terrible aún. A veces llega uno a convencerlos,
y cuando cree haberlos ganado, terminan así:
« Vuestros los Europeos razonáis así, porque
sois Europeos: pero nosotros no tenemos nece
sidad de vuestras enseñanzas, y por esto seguimos
pensando y obrando como nuestros mayores.
De manera que para convertir estas gentes, se
necesitan grandes gracias del Señor, y sólo con
muchas oraciones suele E l otorgarlas.
Por esto se nos ha ocurrido xma idea:
L ^ liijos de D. Bosco tienen tantos colegios e
institutos, tantos Oratorios festivos, y mües y
miles de niños están bajo su dirección. Entre
éstos hay muchos niños inocentes, cuyas manecitas, elevándose puras al cuelo, podrían alcanzar
— 75
gracias abundantísimas sobre esta mísera nación
sumei^da en el paganismo.
Créame V. hay tantos misioneros que luchan
con grandísimas dificultades, y yo estoy cierto de
que si gozaran de las oraciones de nuestros niños,
obtendrían mucho más.
Si leyeran en el Boletín: « ¡Misioneros que os
halláis en graves dificultades, ¡ánimo! nosotros
ofreceremos por vosotros tantas fervorosas co
muniones, tantas devotas visitas al Smo. Sacra
mento, tantas Misas oidas con devoción, tantas
y tantas obras buenas y mortificaciones, con esta
Perdone, amado sr. Director, si le hs^o esta
propuesta, añadiendo que estoy cierto de que
tendré del Oratorio de San Francisco de Sales,
im abimdantísima copia de auxilios espirit\mle,s
para esta pobre China.
Gracias anticipadas a V. y a los demás superiores
que se dignen hacer algo por nosotros. El Sc'ñor
recompense su caridad, circundándolos de uño
en año, de un munero mayor de alumnos qvie
correspondan con generosidad a sus desvelos.
De V. afmo. in C. J .
L u is V e r s i ü l i .'v, Pbro. Sales.
M A C A O (China) — O rfanato Salea-ano.
sola condición: que también vosotros le digáis
todos los días una palabrita al Señor por noso
tros ! » Y o estoy seguro de que nacería un fervor
reríproco que nos daría excelentes resultados.
E l pensamiento de im apostolado tan noble y
íecimdo, que yo llamaría Apostolado de la Ino
cencia. en el cual podrían ejercitarse nuestros
alumnos, me parece que sería para ellos un grande
estímulo a la piedad, y para los superiores un ad
mirable medio de ejercitarlos con mayor facilidad
en el cumplimiento de sus prácticas religiosas. Su
corazón sensible y su ardiente imaginación son muy
a propósito para excitarse al más noble entusiasmo,
V es fácil hacer de ellos, desde su tierna edad,
otros tantos misionaritos capaces de convertir co t
>us oraciones muchos infelices paganos, con la
' erteza de que el Señor se dignará suscitar entre
ilos también algunas vocaciones eclesiásticas.
No contento.s con esta carta nuestros Misio
neros de la China, e.sbozaroii un pequeño pro
grama, y el Apostolado de la Inocencia prendió
\Tgorosamente en el Oratorio de Turín y en varios
institutos Salesianos y de las Hijas de María
Auxiliadora.
Nosotros, deseosos de sostener y propagar efi
cazmente esta idea Santa, herao.s resuelto comu
nicárosla directamente a vosotros, amadísimos
niños, s^ uros de que si logramos entusiasmosos
de ella y establecer largamente entre vosotros
este bendito apostolado, habremos hecho otra
obra digna de recordar a los venideros 1 1 primer
centenario del nacimiento de D. Bosco y de la
institución de la fiesta de María .Auxiliad. <ra.
Podrían englobarse en la ' Obra de María A u
xiliadora », ideada por el mismo Venerable D.
Bosco.
^
W%
EL CULTO
._J
de Naría Auxiliadora
Nic teaemoi la periuaslóa de que, en las vlclsltndea dolorosis de loa tienpoa
que alravetatnoi, ao nos quedan mái consuelos que los del Cielo, 7 entre estos,
la poderosa prolección de la Vlrieo beadlla, que iué en todo tiempo el Auxilie
de loa Cristianos.
pio x .
^
§
Funciones para implorar la paz.
Con creciente fervor continúan en nuestro
Santuario-Basílica de T u rín las oraciones para
im plorar de D ios, por medio de María Au.xiliadora, el inestimable beneficio de la paz.
Particularmente solemnes han sido las dei 24
del mes, que, como nuestros lectores saben,
han sido ofrecidas a Su Santidad y se ruega
según sus intenciones.
K 1 24 de febrero celebró la Misa de Com u
nión general y d irigió su palabra elocuente el
Exm o. Mons. Spandre, O bispo de A sti, an
tiguo alumno del Ven. Bosco. ¡Con cuánta
ternura evocó los años pasados aquí, cuando
orando en estos mismos reclinatorios, escu
chando la palabra divina en estos mismos
bancos aprendía a hacerse hombre 1 A quí apren
dió a amar a María Auxiliadora y a poner en
E lla toda la confianza. A amarla y confiar en
E lla exhortó férvidamente a los niños y a los
munérosos devotos.
Más solemne aún fué el 24 de marzo. Su
Eminencia en persona, el Cardenal Arzobispo
vino a celebrar y a d irigir su verbo apostó
lico a los alumnos y a sus amados diocesanos,
que llenaban el tem|)lo, a rebosar. Su sermón
fue, como todos los suyos, muy fervoroso y
muy práctico. Pedir el auxilio de María para
que tenga alejada tle Italia la guerra; pedirlo
para que nos ayude a com batir y vencer los
enem igos de nuestra alma y en especial el
respeto humano, que tantas víctim as h a c e ;
procurar honrar a nuestra Matlre y mostrar
con las obras q u e . la amamos de veras.
El 24 de abril com ienza solemnemente el
mes de ^^aría Auxiliadora en el Santuario
L as fiestas serán presididas por Su Emma. el
Card. R ichelm y y S .E . el A rzobispo de Vercelas.
Gracias de María /Auxiliadora.
...................
—
V ig o (España). — En el mes de septiembre del
año pasado mi madre enfermó gravemente del
corazón. E l cuatro de diciembre a las siete de
la mañana le dió un ataque tan fuerte que
perdió el habla y conocimiento, y ya parecía un
cadáver. Vino el médico y dijo que tenía vida para
poco tiempo. En tan triste circunstancia acudí
a María Auxiliadora, hice ima novena y prometí
publicar la gracia en el Boletín Salesiano si le
devolvía la salud a mi querida madre. Y fui aten
dida, pues hoy está ya sana del todo.
Doy gracias infinitas a tan buena Madre y hago
pública la gracia.
¡Viva María Auxiliadora!
3 de Enero de 1910.
M a r i .a P é r e z G a n j a .
Ita n g u á (Parag.).— Hallábame gravemente en
ferma, ya a punto de morir, me faltaba el aliento,
sin esperanza de vida. Invoco en esos momentos
el auxilio di nuestra Señora María Auxiliadora, y
¡cuál sería mi alegría! me sentí sana inmediatamente.
Cuatro años después hallábase también en peligro
de muerte mi hijo de catorce años; llamé en socorjo
a mi poderosa Madre y al momento sanó.
Igualmente una hija mía de diez y nueve años
atacada de mía fortísima fiebre, de cuarenta y un
grado y medio, fué librada por María Santísima
cuando creía y a que no habría más remedio.
Aliora está sana. Por todos estos favores y otros
que no menciono y por los que espero me alcan
zará mi compasiva y dulce Madre, doy con todo
mi corazón las más rendidas gracias a mi bienhe
chora.
35 agosto 1914.
C a r o l in a F r a n c o d e Co b . C e b ie c c o .
— 77
S . B a rto lo m é del G rau (Barcelona). — H a
llábase, mi tierno hijo José María, enfermo de gra
vedad, y sin esperanzas de salvar su vida. En tan
angustiosos momentos, pusimos juntos con mi
esposo, toda nuestra confianza en María A uxi
liadora, y ofrecimos comprar ima im ^ en suya,
y hacerle una novena, si se dignaba curar a nues
tro liijo, como también dar una limosna de cinco
pesetas por la celebración de ima Misa, y hacer
publicar la gracia en el Boletín Salesiano. Hecha
esta promesa, le hicimos la señal de la cruz y le
dimos la medicina ordenada por el médico, y al
poco tiempo empezó a notarse su mejoría, hasta
que al poco tiempo se encontró completamente
curado; por lo cual damos las gracias de todo co
razón a María Auxiliadora; y cumplimos gustoso.s
nuestra promesa: suplicándole nos perdone nues
tra demora en cumplirlo.
San Bartolomé del Grau, 4 febrero de 1915.
J osé R o v ir a .
C a li (Col,). — Me encontraba gravemente en
fermo a consecuencia de tma fuerte inflamación
al hígado y el bazo, y a pesar de haberme recetado
varios médicos no obtuve ninguna mejoría. En
tonces recurrí con mis fervientes súplicas implo
rando el remedio por la intercesión de María
Auxiliadora, y dos días después, ¡oh maravilla! sin
tiendo dolorosas pimzadas interiores, se disolvió
espontáneamente tm timior, que era el causante
del mal.
H oy me siento muy restablecido, gracias a Ma
ría Auxiliadora, y por tanto, doy este testimonio
público en señal de gratitud y reconocimiento por
el favor que se ha servido dispensarme.
Octubre de 1914.
ROMULO O r t e u o B.
Decurión de los Coop. Salcsianos.
B u en o s A ir e s . — Una gracia especialísima me
ha concedido María Auxiliadora. Enfermó grave
mente de meningitis mi hijito menor de dos años.
Y a no había esperanza de salvarlo, así lo habían
pronosticado los facultativos. En tan dolorosa
situación, invoqué el auxilio de María Auxiliadora,
prometiendo dar una limosna para publicar para
honra suya, la gracia en su Boletín. La Virgen de
D. Bosco no se hizo esperar y a los pocos días de
hecha mi promesa, con sorpresa de los Doctores y
de los que le habían visitado, mi querido hijito
mejoró de su enfermedad y hoy goza de perfecta
salud.
¡Nadie te invocó en vano, oh María Auxilia
dora!
Febrero de 1914.
M a r ía C . de F e r r e c c i o .
E c ija (Sevilla). — Una persona de mi familia se
encontraba gravemente enferma, y i^ ú n la opi
nión del doctor, se desconfiaba pudiera recobrar
la salud, esperándose de un momento a otro el
fatal desenlace.
En tan apurado trance acudí llena de confianza
a María Auxiliadora, empezándole una novena y
prometiéndole, si obtenía la curación, publicar la
gracia en el Boletín Sales'ctno, dar una limo.suu
para su culto y confesar y comulgar en su honor.
La Auxiliadora de los Cristianos oyó mis sú
plicas y en los primeros días de la novena emi>ezó
la mejoría, continuando, hasta el punto de eiuxintrarse casi curada al fin de ella.
Agradecida cumplí sin demora las di>s primeras
de tnis promesas, jiero la tercera la olvidé. Al ix)CO
tiempo volvió otra vez la gravedad, y llena tle
confianza volví otra vez a tan buena Madre, pi
diéndole perdón ]X)r mi falta y prometiéndole ejue
si se ponía bien, sin i>érdida de tiempo publicaría la
gracia; y hoy está buena gracias a Dios.
¡Gracias Madre mía!
C.MiMES L ópez.
S a n t a A n a (Rep. de K1 Salvador). -Estando
una hija mía gravemente enferma, acudí a la Vir
gen Santísima y la supliqué le devolviera la salud,
ofreciéndole dar tres pesos de limosna y publicar
la gracia en el Boletín Salesiatto. Dc-sde a<¡uel in.staiite mi hija mejoró tan notablemente que al
siguiente día estaba fuera de todo peligro. Cum
pliendo con lo que prometí, deseo <jue todo el
mundo lo sepa, para que el que .se encuentre en
algún peligro, acuda con fe a tan bondadosa Ma
dre.
(Rep. «El Salvador* A. C.) Setiembre 12 de 1914.
C l a r -\ D a v id de C a d e r .
S . F ra n cisco C a liforn ia . — En días aciagos,
en (¡ue mi espíritu sufría terriblemente, acudí
a Tí, X’irgen bendita, que eres mi auxilio y espe
ranza, y no quedé defraudado.
Reconocido por favor tan grande, hago público
testimonio de mi agradecimiento hacia Tí. igual
mente por la asistencia que me has prodigado en
los días amargos del destierro.
A n g e l M. M a l d o t t i , Pbro. S. S.
B o g o tá . — Hallábame de.socupado y en no muy
buenas condiciones económicas, y por añadidura
estaba casi seguro de perder ima cantidad que me
debía una persona. Acudí entonces a María A u xi
liadora, y el mismo día cobré la .suma y poco des
pués obtuve im empleo. Por éste y muchos otros
favores le doy rendidas gracia.s.
Un Cooperador.
L a C o ru ñ a. — D. E. U. da infinitas gracias a
María Auxiliadora por continuos favores y envía
ptas. 43,75 de limosna.
G a ld a r (Esp.).— Da. Josefa Falcón, agradecida
por gracias y favores, envía 5 ptas.
Junín de L o s A n d es. — Con el ánimo rebosando
de gratitud h ^ o pública la gracia que por inter
cesión de María Auxiliadora he obtenido hace ya
unos ocho meses.
Desde el año 1902 venía yo padeciendo una ter
rible enfermedad que repetidas veces me puso en
jieligro de muerte. Reconocidos médicos me visi
taron y todos dieron muy pocas esperanzas. Mi
■ ituación era tal, que lo más del año me lo pasaba
cu cama-sufriendo horribles dolores, sin encontrar
para ellos remedio alguno. Inspirada por viva fe y
gran confianza en la protección de María A uxi
liadora, la vSeñora Doña Petrona, viuda de Herrera,
de esta localidad, en mi nombre hizo promesa a la
ixiderosa Madre de Dios de mandar decir ima Misa
ante su altar, recibir los SS. Sacramentos los días
24 de cada mes y publicar la gracia si obtenía
la tan de.seada .salud.
María escuchó benignamente las oraciones de sti
devota; desde el mes de Mayo de este año me siento
tan mejorada, que contra toda esperanza pasé el
invierno casi sin necesidad de guardar cama, aten
diendo desde entonces a mis ordinarias ocupa
ciones sin experimentar incomodidad.
Reconozco haber obtenido tal curación por in
tercesión de la gran Auxiliadora, a quien nadie
acude inútilmente y ciunplo por la presente a la
promesa, haciendo piiblica mi gratitud, y rogando
a María Auxiliadora quiera continuar su protec
ción e.special a la q\ie desea ser siempre su hija
.ígradecida.
Didenihrc 19 de 1914.
E
m i l i .\
R
iv a s .
B o lu llo s del C ondado (Huelva). — El 26 de
marzo de 1912 ful atacado de mi agudísimo dolor
intestinal que persistió días y días sin que los au
xilios de la ciencia fueran nada para cahnarlo.
Kn trance tan apurado y viendo que el mal revc.stía caracteres de gravedad, me encomeirdé a la
infinitamente Buena Madre de los Cristianos, y no
se dejó esperar su socorro, enviándome a mi que
ridísimo tío D. Leandro Pérez, Doctor en medicina,
(juien como iluminado por la Sma. Virgen vino ya
con los preparativos para hacerme una delicadí
sima operación, pues presumía que mi mal fuera
apcndicitis. Así fué en efecto, llevándose a cabo
ac[uélla con' felicísimo éxito quedando admirado
al ver qxic había tenido la vida en mi hilo durante
13 días.
Dcspué.S volví a padecer nuevos ataques que
hicieron temer un funesto desenlace, estando en
continua zozobra, retardando con ello la fecha de
ingreso de mi querida hermana Regina en el Ins
tituto de las Hijas de María Auxiliadora por no
poder abandonarme en tan angustioso trance.
Volvimos entonces con más fé a pedirle a la
Sma. \'irgon me pusiera bien del todo para que
ella pudiera ver cumplidos sus anhelos de ser Hija
de María Auxiliadora, prometiendo si se conseguía
tan señalada gracia, una Misa solenme en su altar
en el Colegio de Valverde del Camino y publicar
el favor en el Boletín Salesiano. Desde aquel
mismo momento empezó a notarse tal mejoría,
(pie hoy me encuentro bien del todo sin necesidad
de hacer otra operación que las médicos creían
inevitable.
Celebróse, pues, la Misa: mi buena hermana es
hoy Novicia H ija de María Auxiliadora y yo
dando mil gracias a tan buena Madre, publico la
gracia para que los atribulado.s no olviden un mo
mento que María es Auxilio y salud de los enfer
mos.
25 Julio 1914.
G r e g o r i o V iz c a ín o .
Dao también gracias a Maria Auxiliadora y envían una
limosna:
Alicante. — D. Camila Romero, por un favor
recibido. — D. Arturo Salvetti, por haber devuelto
la salud a su nieta Antonia, 10 ptas. y manda decir
una Misa.
Barcelona. — D. Juan Magriná por su visible
protección y manda decir algunas Misas.
Bogotá. — D. Maria Josefa Elizalde L., por su
admirable asistencia. — Da. Josefina Echeverría,
por repetidos favores, alcanzados mediante la in
tercesión del Ven. D. Bosco. — N. M. y hermanos,
por la prodigiosa curación de sii madre.
Cangas. — Una devota de Maria Auxiliadora por
la salud recobrada.
Cruz del Eje (Rep. Arg.). — D. J. Rosa Lastra,
|)or el alivio de su hermano Luis.
Curiti. — D. Ignacio Vicente Diaz, Pbro. por
varios favores.
Girón. — D. Ana Francisca Uribe de L., dollars
0,25 — D- Ana María Serrano de V ., dollars 0,25
— D. Pedro Cortés D., 0,25— D. Luisa Reyes de
V ., 0,25 — D. Belén Serrano de M., 0,30 — Da.
M. Rueda de O., 0,30 — D. Jesús Valdivieso O.,
3,25 — D. Isabel Uribe de S., 0,25 — Da. Ester
Reyes de Otálora, 1,00 — D. Ramón Serrano S.,
0,23 — D. Lucia María Mantilla de S., 0,25 —
D. Salvador Serrano M., 0,25 — D. Anselma Se
rrano de M., 0,25 — D. Zoila Serrano M., 0,25 —
D. Benito Uribe A ., 0,25 — D. Victoria Uribe A.,
0,25 — D. Maria del Carmen Serrano de M., 0,25
— D. Pío Uribe A ., 0,25 — D. Pedro). Regueros,
0,25 — D. Carlos Rueda P., 0,25 — D. .Amonio
Domínguez S. 0,25 — D. Vicenta Orejuela de O., o,25.
Guayaquil. — D. Juana Bonoso de Wiison, por
varios favores, 3 sucres.
Palma de Mallorca. — D. José Más, por un gran
favor.
Santiago (Esp.). — D. Victoriana Pita, por gran
des favores.
Sarmiento.— D. F ranciscaT.de Bossolasco, por
la salud otorgada a su esposo y a ella, 5,55 pesos
argentinos.
Santa Ana (El Salvador).— Un Cooperador por
haber curado a una jovencita de unos atacpies
pertinaces.
Sevilla. — Sor L. C. por un gran favor a un
hermano suyo.
Vigo. — D. C. P. por un favor recibido y otro
(pie desea alcanzar. — D. Carmen Nieto, por un
favor. 2 ptas. — Da. C. O. por lo inLsmo. — Da.
Felisa Molinar vda. de Pérez, por la salud de. su
hijo, 5 ptas. — D. Amadeo Gallego, por un favor.
Viedma. — Da. R. L. de J. por gracias recibi
das, 5 pesos argentinos.
Vilanodona. — D. Maria Massana, por la prodi
giosa curación de su esposo, e hizo celebrar una
Misa.
Zapatoca (Col.). — D. Herminia Diaz A . por la
curación de una enfermed.nd rebelde. — D. María
del Carmen .Serrano, |)or la curación de un hijo
s„vo. — D. Rufina Plata, por la salud recobrada.
I fr. — D. Clotilde de Rueda, por varios favores.
I peso.
<ccpy
W
POR EL MUNDO 5Í1LESIAN0
20 kilómetros, y los recorrimos cu una hora, ¡xu
la nueva carretera de t)o que el actual progrc.rista
Presidente de la República ha llevado a cabo, ven
ciendo dificultades de todo género, sui)eraudci
[Traducción de una carta del P . Soleri al Pevmo.
jnontañas y salvando más de ochenta entro rit)s
P. Altera).
y torrentes. ¡Es])ectácnlo maje.stuoso el de esta,
montañas, ricas de minerales, cubiertas de vejeTáriba (Venezuela), Octubre 6 de 1914.
tación exuberante, en parte cultivadas, en parte
Amadísimo Padre:
con la imponencia de la selva virgen!
Generosa hospitalidad nos brindó en Colón ol
escribo desde esta pintoresca ciudad,
adonde quiso que lo acompañara, a su regreso a R. Sr. Cura. A l día siguiente temprano, monta
Colombia' nuestro amado Sr. Inspector, quien, mos a caballo, y dejando a un lado la carretera,
después de visitar las casas Salesianas de Valencia. que serjjenteando sube hasta Palo Grande, a
1800 metros, tomamos los senderos de la parte
Caracas y Curagáo, vino a ilaracaibo y no obstante
el calor, permaneció con nosotros mía semana opuesta, y ora por el lecho de un torrente, ora pxir
informándose de todo lo relativo a nuestro colegio. faldas empinadas, frecuentemente al borde de pro
Como hacía varios años que la ciudad de T á fundos abismos, nos encaminamos a Táriba. Esta
riba. situada en la región de los Andes, venía pi parte, aimque breve, fué penosa.
E l Sr. Inspector se \*ió en grave peligro. Una
diendo ima casa salesiana, el R. P. Aúne ha que
rido pasar por aquí de %-uelta a Colombia, y exa ráfaga de ^'iento le cubrió el rostro con la esclavina,
minar la situación, las propuestas, los medios que y en el rápido movimiento que hizo para retirarla,
casi pierde el equilibro, y fué una gracia, dice él.
ofrecen para la vida de la anhelada fundación.
El 19 de septiembre nos embarcamos ;ín el Pro si no cayó al abismo. •
A medio día llegamos a Lobaiera. donde el Sr.
greso. A bordo vinieron a d^pedirse los alumnos,
D. Euis Fossi, D. Luis Paris, el R . P. Delfín Paz Cura nos acogió con exquisita caridad fraterna.
A las 2 continuamos por la empinada cuesta
y otros buenos amigos. Después de mi felicísimo
viaje por el lago y por el río Caiatuinbo, cuya des del Mochilero, cuya alta cima domina la fértilí
embocadura es célebre por su relampagueo con sima vega de S. Cristóbal y divide las cuencas hi
drográficas del Lago de Maracaibo y del Orinoco.
tinuo que hizo cantar a un poeta:
Ahí encontramos la primera comitiva de Táriba,
Del nauta fija el rumbo
que venía a nuestro encuentro. ICra un gnipo de
Cual límpido farol,
niños que, caballeros en ágiles alazanes, nos da
llegamos el 21 por la mañana al puerto de En ban la primera bienvenida.
A ésta siguieron otras y otras, a medida que ade
contrados. y de allí, en nueve horas de tren, lle
gamos al pie de la cadena de los Andes. E l vdaje, lantábamos y bajábamos la vertiente opuesta,
amenísimo; se atraviesan imnensas llanuras cu de modo que en breve las filas tomaban el aspecto
biertas de ricos platanares, cañadulzales, cafetales, de un regimiento de caballería.
Estaban allí el R. Sr. Vicario de S. Cristóbal Dr.
cacaotales, praderas donde pacen millares de
reses casi sepultadas entre los pastos. Estas tierras D. Felipe Rincón, el R . P. Miguel J. Briceño, pá
pertenecen en su mayoría a señores de Maracaibo, rroco de Táriba, con su Vicepárroco Dr. D. Hilarión
quienes las han confiado a factores que tienen a su Parra, el R. Dr. Contrera, cura de Palmira, el Sr.
dispKJsición numerosos indios, casi todoS provenien Delegado de la ciudad, D. Héctor Entrena, el Sr.
tes de la Goagira, región iiunensa y bellísima que se Alcalde, los miembros del Ayuntamiento y lo.4
extiende del Mar Caribe a la Sierra Nevada, en principales señores del lugar.
A i ingreso de la ciudad nos rodeó un gran gen
•londe todavna existen muchos ind^enas en es
tado salvaje, tales como los ariscos Motilones, de tío, y el Sr. Abogado D. Pedro A. Cárdenas, nos
,jiel rosada, cabellos rubios y ojos azules, que no dió ekxn^ntemente la bienveiúda, manifestando
tienen trato con civilizados ni con otras tribus. el regocijo que experimentaban al ver entre ellos
Otros hay que tienen algún comercio con los civi a los hijos del V. Bosco y el común deseo ardiente
lizados, quienes los emplean vantajosamente en de que nuestra visita produjera por fruto inme
diato, la apertura de una casa Salesiana en Táriba.
haciendas y labores domésticas.
E l R. Sr. Inspector les dió las más expresivas
E n la estación ténnino nos aguardaba un automó\Tl para llevamos a Colón. L a distancia es de gracias a él y a todos los presentes, asegurándoles
Amor a D. Bosco
y estimación por su obra en Venezuela.
— 8o —
(]ue los Salesianos nxmca rehúsan trabajo, espe terreno; dificultosa la senda para subir a regarla;
cialmente cuando se trata de educar la juventud,
pero ¡ e l jardinero era Dios !... ¿Quién vió flores
que fué la pupila de nuestro Amado Fundador.
más bellas que los claveles rojos que floreceyi en
Al entrar en la ciudad, la banda municipal dió
la cumbre de nuestro Tibidabof Flores de sacri
viento a los instrumentos y entre vivas y gritos ficio... ¡del sacrificio que tanto asusta a nuestra
de alegría, precedidos de ima turba de niños, se nos pobre naturaleza Immafia y qite e?i aquella cumbre
condujo a lo largo de la calle principal, que estaba
se revela con todo su hermosísimo esplendor! El
toda embanderada y llena de arcos triunfales con
huracán que amenaza troncharlas las multiplica ;
Lscripciones alusivas a la Pía Sociedady a D. Bosco.
los vientos que las combaten las hermosean.....
Al llegar a la casa Cural, nos detuvo el R. Sr.
Guerras...... ruinas...... escaseces para todas las
Briceño y nos declaió sus huéspedes mientras ob7-as buenas que lentamente se agostan... llaman
que permaneciéramos en Táriba.
el corazón más a Dios, hacen más necesaria la
¡Dios recompense a ,los buenos Taribenses por
idea del sacrificio y llegayt, empapadas en lágri
-su exquisita cortesía y por su amor a los Hijos
mas, a la sublime altura del Tibidabo. A llí plantó
de D. Bosco!
una clavellina el Sagrado Corazón y . . , a a más
Hace quince días que estamos aqxií, y vivimos
viento, más clavetes... ».
ocupadísimos en organizar la Pía Unión de los
M a r ía V i c i ü r i a .
Cooperadores Salesianos. Varias reuniones he
ñios tenido ya, y también ima simtuosa conferen
Lo de las columnas.
cia en la parroquia.
A toda costa quieren tener en su graciosa ciudad
El N. 35 de E l Ven. Bosco y el Tibidabo, de
una casa Salesiana. Desde 1906. D. Trino Col donde tomamos las anteriores líneas, trae una
menares, que nos había conocido en Maracaibo,
buena lista de sacrificios, todos hermosos, todos
nos ofreció mía pequeña hacienda de su propiedad,
perfumados como « claveles » brotados de cora
para una Granja. Muerto él, su digna esposa, se zones amantes y ofrecidos al Divinísimo de Jesús.
ñora Isabel de Colmenares, renovó las instflnpia<8
En la página 7 tiene un grabado: el proyecto
y en su viaje a Europa, renovó personalmente su
de las airosas columnas que han de sostener la
cúpula.
ofrecimiento al Rev.mo Sr. D. Rúa, recibiendo
promesa de aceptación para fecha no muy re
¿No querrán de veras las Colonias Españolas
mota. Ahora, fuera de la hacienda, regala también
residentes en Am érica y los mismos Hispano
im terreno en la ciudad, para fundar y abrir unas
americanos, darse el gustazo y tener la gloria de
Escuelas, cuya necesidad es la más urgente.
levantar ellos esas 8 columnas, símbolo de unión
Mañana proseguirá para Colombia el Sr. Ins d élo s pueblos de una misma raza, de úna misma
pector, y yo lo acompañaré hasta la frontera, re lengua, de un mismo espíritu? ¿Q ué son para
gresando luego a Maracaibo, mientras él deberá an la riquisiina República Argentina, para el gene
dar durante un mes, visitando Cúcuta, Pamplona,
roso Chile, para la fervorosísima Colombia, para
Medcllín, Contratación y Agua de Dios, antes de
las demás Hijas de España, 8 ó 10.000 pesetas,
entrar en Bogotá. ¡Dios le conceda copiosos frutos!
que costará cada columna? Y en último caso
Aquí confían todos que esta primera visita de
¿no podrían los más pobres o ios más peque
los Salesianos a los Andes Venezolanos sea seguida
ños asociarse por grupos?
de la de otros que fijarán estable morada. Y o soy
Haciéndonos eco del bellísimo pensamiento
de' opinión que la nueva casa producirá grandes
del patriota colombiano y secundando los anhe
frutos en la ciudad y contornos.
los de Marta Victoria, cubana de corazón ya
Pero ya he abusado mucho de su paciencia,
que no de nacimiento, lanzamos aquí la idea,
amado Padre. Dígnese bendecir a su ‘
dejando a los interesados el cuidado y el honor
Afmo. hijo en J . y M.
de realizarla, si la creen viable.
Por nuestra parte la acariciamos como se
J u a n B. S o l e r i .
acaricia un ideal bellísimo y fácilmente reali
zable, y rogamos a Dios, y lo haremos espe
ba Crónica del Amor.
cialmente en este bimestre Mayo-Junio, decida
a los vacilantes, avive más a los celosos, nos
La clavellina del Sagrado Corazón.
inflame a todos en su amor.
Res£ uardadifas en un ángulo del jardín tenía
mis claz'elhnas; las cuidaba; las mimaba; y sin
embargo daban poquita flor. Nunca pude obtener
aquellos claveles rojos, hermosísimos que admi
raba en el ventanal de una bohardilla fronteriza
a mi casa ¿Por qué será t pregunte al jarditiero.
- Porque allí les sobra e l aire que aquí les falta;
la clavellina necesita orearse: a más viento, más
claveles. ..»
Alta, muy alta, en la cima de un monte com
combatido por todos los vientos plantó una clave
llina el Sagrado Corazón de festis; árido era el
ESTELLA. — Oratorio festivo, (i). — Toma
mos de La Acción Social de Navarra:
Carísimo lector: A l terminar este año de 1914,
no puedo menos de exponerte las impresiones red
il) Tampoco en Etella existen Salesianos, pero existen
Cooperadores llenos del espíritu del V . Bosco.
á
— 8i —
bidas por el Oratorio festivo de María Auxilia
dora. Porque ¡cuidado que ha pasado vicisitudes!
Tan pronto se ha visto desfallecer como coronarse
de gloria.
Es que todas las obras de esta índole tienen que
pasar por el trance del crisol para darles más vida
Y calor y precisamente cuandf) más parece que
tienden a desaparecer y quedar desamparadas, en
tonces es cuandos se están purificando y acriso
lando para resurgir con más empuje y vigor.
Después de tres años de existencia, casi igno
rado por el público y con ima asistencia más que
regular de niños, quedó el Oratorio festivo desam
parado. Pero ¿qué digo desamparado?... Más
protegido; que si tienes paciencia, amigo lector,
verás que no hay mal que por bien no venga.
Comenzamos el año con la asistencia al Orato
rio festivo instalado en mi hermoso prado, local
cedido galantemente por sus propietarios en 1911,
denominado « L a Lonja », nombre <iue será difícil
borrar de la mente de los niños, porque donde
quiera que tengamos el Oratorio lo llaman * La
I.onja ». A l mismo tiempo que seguía su curso el
Cratorio los días festivos en ima casa de uno de sus
fundadores, continuaba en los días laborables,
dándose clase nocturna a los ma}'orcitos, que por
término medio eran 22 y no asistieron más por
ser insuficiente el local. Allí aprendieron a leer,
cuentas, y Catecismo y no se pudo enseñar a escri
bir por la abundaricia de mesas y local.
Así fuimos viviendo hasta que ya el día. or
gulloso de su poder, fué robando las horas de la
noche, por el cual motivo la asistencia de los ni
ñas era casi nula a mediados de Marzo, teniendo
que cerrarse la clase hasta Octubre.
¡Abril!... ¡Qué contraste! Cuando los pájaros con
«US trinos y gorjeos comienzan a saludar todas
las mañanas; cuando las fuentes, ríos, l^ o s, ár
boles y plantas hablan ese lenguaje de alegría
por haber cesado el invierno 5' convida toda
la naturaleza a salir de ese estado lúgubre, co
municando calor y vida... el Oratorio festivo co
mienza el invicnio.
En este mes fuimos despedidos del local o prado
en el que nos reuníamos, por haber sido alquilado
por sus propietarios (a los rjue estamos agradeci
dísimos) y desde esta fecha hemos andado errantes
como bohemios, sin casa ni hogar donde pasar las
tardes festivas, esperando que el Buen Pastor y
María Auxiliadora nos deparasen algún redil donde
reunir el rebaño: unos días íbamos a pasear, otros
acudíamos a algunas eras, sufriendo las inclemen
cias del tiempo y demás. Había que pensar en algo,
había que lograr algún local; p>ero encontramos
grandes escollos que salvar; donde quiera que
fijáramos nuestra vista, oposiciones, negaciones;
todo nos salía al encuentro, y continuar como
estábamos era imposible. E l Oratorio festivo, en
su deseo de honrar a su Patrona y dar a conocer
iu obra y situación, se preparó para celebrar su
gran fiesta el día 25 de Mayo, fiesta de Mana
del Puy, patrona de Estella (i), el Oratorio tuvo
(i) El 24 de Mayo es ia fiesta de Mana Auxiliadora
9ue este Oratorio la traslada al día 25.
su misa de comunión en la Basílica del Puy y asis
tieron muchos niños, y por motivos ajenos al Ora
torio la velada que se pensaba dar en este día,
fué trasladada al 7 de Junio. E l programa no fué
grande pero sí ameno. Se puso en escena « Y va de
Pega » y la zarzuela t El niño travieso *. I<ns dos
obras fueron m uy bien interpretadas por la mayo
ría. pues eran papeles al natural. Dos poesías,
« A mi Madre la Virgen del Puy » por el niño Julio
Poyal y « A D. Bosco » por Antonio T<eza; un dis
curso pronunciado por mío de sus directores, fué
lo que el público tuvo la amabilidad de presenciar,
al que damos las gracias, así como a la Junta Di
rectiva del Círculo Católico de Obreros por su
galante cesión. Pero nos encontramos sin el factor
principal; el dinero. De ahí que solicitamos al
Ayimtaiuicnto nos dejara el palio y una clase
de las escuelas municipales, y con focha 13 de Julio
S. E. acordó por vía de experiencia y .sin perjuicio
de ulterior resolución que se adopte, jxmer a dispo
sición del Oratorio durante el plazo de dos meses
los locales que interesa; no haciendo uso de ellos
hasta el segimdo domingo de Agosto en que nos
posesionamos y comenzaron a hencliirse de alegría
los muchos niños que tanto tiempo hacía que care
cían de albergue.
E l Otoño ammeia su venida y el Oratorio tenía
que pensar en recoger a sus rapazuelos en esas
horas en que no se hace nada y se puede aprovechar
mucho en la escuela nocturna.
En el local del curso anterior no había que
soñar, por insuficiencia y otros motivos. ¿Dóiide
dirigimos? ¿dónde encontrar el nido de nuestras
ilusiones, para dar calor y vida a esos pobrecillos
huérfanos del cariño y de la protección que nece
sitan al cruzar el umbral de la vida? ¡Ah! lo en
contramos, y aimque tuvimos en un principio
nuestros inconvenientes por estar a punto de
venderse: el Exemo. Sr. Obispo nos concedió
autorización para usar los salones del antiguo Co
legio de Sta. Ana. Y el 20 de Octubre comenzó
la cla.se alistándose entre todo.s cuarenta, .siendo
la asistencia de ordinario de 25 a 30. Aquí largo
y tendido se podría hablar de la incuria y negli
gencia de los padres: ven que sus hijos el día de
mañana se encontrarán sin poder senúrse por sí
solos, y, sin embargo, consienten en abandonarlos
y no sacrificarse un poco por sns hijos.
Este año de 1915 estamos de enhorabuena, he
mos ampliado la escuela nocturna; por lo tanto,
en el presupuesto de gastos y no tanto en el de
ingreso de protectores, y como todo es ganancia,
también hemos prosperado en... sinsalxires. etc..
E l Exmo. Ayuntamiento, ha acordado subven
cionar este año que viene al Oratorio. ¡Mil gracias
a todos sus protectores !...
E l Oratorio festivo ha distribuido durante
todo el año multitud de hojas instructivas y reli
giosas como * E l Oratorio festivo » « Rayos de Sol »
« La Hormiga de Oro • etc., etc. y para 1915 espCTa
reportar y trabajar más con la ayuda de Dios.
Veremos sí se aumenta el número de protectores
y protegidos. ¡Dios lo quiera!
Estella, Diciembre 1914.
— 82 —
H asta aquí La Acción Social. Por nuestra
liarte felicitam os efusivam ente a los activos
directores, colaboradores, cooperadores y bien
hechores del O ratorio festivo, por sus trabajos,
sus triunfos y... por las dificultades que han
encontrado. Son ellas el sello de las obras de
Dios. Recuerden cuánto luchó y sufrió el Ven.
Don Rosco para dar vida a su genial creación.
E chado de aquí y de allí perseguido, vejado,
calum niado, en el crisol del dolor ensayó y
purificó su obra y la arraigó en medio de la.s
tenipe-stades. Pero el triunfo fué completo.
Alégrese el Oratorio estellense de esta seme
janza con el primer O ratorio del Ven Don
Bosco.
NOTICIAS VARÍAS
CARABANCHEL ALTO (Madrid). — Ayer por la
larde se verificó en la Ca.sa del Sagrado Corazón
de Jesius, e.stablecida en Carabauchel A lio para no
viciado de la Pía Sociedad Salesiana, fundada por
el Venerable Don Rosco, la primera conferencia
a los Cooperadores Salesianos; y con tal motivo
tuvimos ocasión de apreciar lo.s grandes progresos
del liyutoriu festivo.
límiK'ZÓ la veladita a las cuatro de la tarde, inlerj>retando una bastante bien ejecutada sinfonía
la charanga de la Casa é inmediatamente los no
vicios inteqnetaron admirablemente mi precioso
drama en un acto titulado La flor del espino.
Acto seguido el señor director del Noviciado.
D. Anastasio Crescenzi, ocupó la tribuna y dirigió
la palabra al distinguido auditorio, exponiendo
lo que es y lo que vale la verdadera caridad cris
tiana, y poniéndonos como modelo de ella a San
I'rancisco de Sales y al venerable Don Bosco ;
expiLso el conferenciante los muclios beneficios
que la Pía Sociedad Salesiana viene recibiendo
frecuentemente del Cielo, llegando a decir que la
que hace veinte anos únicamente contaba con
tres casas en el mundo, en la actualidad tiene
más de quinientas entre las cinco partes del mundo
lo cual se debe, indubablemente, al favor que re
ciben de Dios Nuestro Señor; expuso después el
gran amor que le tuvieron los últimos tres Santos
Pontífices que han regido nuestra amada Iglesia
católica. Pío IX , I,eóu X III y Pío X , los cuales
no solamente fueron cooperadores de la obra Salesiaua. sino que además siempre manifestaron a
jx>rfía sus afanes jxjr ser los primeros cooperadores
de esta .sjmta obra.
Después manifestó q\ie no es ninguna cosa difícil
el ser ccx.>jx.*rador; a ctunbio de lo cual hav con
cedidas más de cincuenta indulgencias plenarias
que anualmente pueden lucrar los cooperadores,
además de los innumerables indidgencias esta
cionales, parciales, privilegios é indultos conce
didos jxjr Sus Santidades l'ío IX , I^eón X III
y P i ) X, terminando por decir que la relación de
todas estas indidgencias y privilegios ocupan un
precioso folleto en octavo que consta de 70 páginas;
y terminó despidiéndose de los Cooperadores que
asistieron al acto y ammeiando la segimda confe
rencia a los mismos para fines de Mayo o pri
meros de Jimio, alreedor de la fiesta de María
Santísima, Auxilio *de los cristianos. Cuando ter
minó su conferencia el padre D. Anastasio Crescenzi, fué saludado con una salva de aplausos.
Inmediatamente el niño Antonio Tartajo, in
terpretó magistralmente la canción de Bebé, re
sultando de un efecto admirable, tanto por lo de
licado de la música y del verso, como por el gusto
con que elpequeñito interpretó tan difícil caución.
Después, la sección de latinistas, que la compo
nen unos treinta alumnos, interpretó a maramlla
un saladísimo .sainete titulado La casa de'locos, y
nos hicieron reir a mandíbula batiente.
Durante los intermedios y al final interpretó
varia dísimas piezas de su repertorio la charanga
de la casa. .
En cuanto a la concurrencia, fué numerosa v
distinguidísima a pesar de lo desapacible del día.
A l Cielo pedimos que la obra de Don Bosco se
propague, como convenga a su divina voluntad
para bien de la Congregación y de la Iglesia; y
que tanto los que tenemos el gusto de asistir a estas
honestas veladas, como los que se enteren de ellas
por medio de la Prensa buena, formemos la inten
ción y nos hagamos Cooperadores Salesianos, con
lo cual nada perderemos; pues con un pequeño
esfuerzo lucraremos gracias espirituales sin cuento.
De E l Siglo Futuro 26 de Febrero de 1915!
BARRANQUILLA (Colombia). — Tomamos de
E l Comercio,
de Febrero:
Un colaborador de este diario que asistió ayer
a la anual fiesta que los R R . PP. Salesianos cele
bran en honor de S. Francisco de Sales, su pa
trono principal y patrono a la par de la Buena
Prensa, nos da con entusiasmo las siguientes
n oticias:
Desde las primeras horas de la mañana buen
número de Sres. y Sras. Cooperadoras llenaron el
pequeño templo de S. Roque en busca de los
favores espirituales que se lucran en dicho día
con recibir a Jesús Sacramentado.
No menos numerosa fué la concurrencia a la
Misa solenme que tuvo lugar a las 8 a. m. cele
brada por el R . P. J. Bassignana asistido por los
RR. V. Bonino y S. Corredor.
Entre los concurrentes notamos al Sr. Vicario
General de la Arquidiócesis R. P. C. Valiente,
quien no obstante su malograda salud y sus múl
tiples ocupaciones siempre honra con su pre
sencia las fiestas salesianos; al Sr. Caballero D.
Antonio Pacini, Cónsul de Italia y su piadosa
Sra. Doña Herminia de Pacini; al Sr. D. Francisco
de P. Sánchez; doctor Francisco Valiente, D.
Julián Gómez, D. Rafael Zúñiga y otros.
El panegírico del Santo estuvo a cargo del R. P.
h'rancisco Amaya, que con frase castiza y palabra
llena de imción evangélica nos liizo ver como el
Santo supo reinar sobre los hombres por medio de
la verdad y por la mansedumbre, haciendo votos
-
83
(jue ese reinado se extienda siempre más y más
por el mundo entero.
El Coro de « María Auxiliadora » que con tanto
celo, tino y abnegación dirige la señorita Nicolasa
del Real, interpretó la Misa del Salesiano P. Pagella.
Felicitamos a los R R . P P . Salesianos por el feliz
éxito de la fiesta y hacemos votos por que su
obra filantrópica se extienda y prospere.
BUENOS AIRES
Importante privilegio a una
iglesia salesiana. :— Por mediación del Rdo. Don
Esteban Trione, Secretario General de l a Pía
Unión de los Cooperadores Salesianos, se ha obte
nido la agregación del templo parroquial de S.
Juan Evangelista, a la Archibasílica del Smo.
Salvador de Juan de Letrán en Roma, de tal ma
nera que todos los fieles de ambos sexos que vi ci
taren dicha Iglesia con recta disposición de alma,
puedan lucrar todas las indulgencias, privilegios
y gracias espirituales como si personalmente v i
sitasen la propia Basüica de San Juan de IvCtrán.
En el acto de publicación del Rescripto ponti
ficio pronunció un elocuente discurso, lleno de
unción evangélica, el limo. Sr. Irigoyen, Obispo
de Trujillo.
— E l 9 de novuembre, día en que se celebra la
Dedicación de la Basüica de S. Juan de Letrán,
estuvo a decir la misa en el colegio y dirigió a los
400 alunmos tm magistral discurso el lim o Sr.
Jara, Obispo de la Serena — a qmen « D. Bosco
mismo nombró Director de los Cooperadores de
Sur-América, encomendándole amar mucho a
los Salesianos » (son palabras del mi-uno insigne
Prelado), cantando las glorias del Apóstol amado,
Titular del Templo y Patrono del Colegio, reco
mendando a los niños la devoción sincera hacia
este Santo, que debe ser esencialmente práctica,
imitando sus virtudes; la fidelidad a Jesucristo,
despreciando el respeto humano, y correspon
diendo a las inspiraciones de la gracia de Dios,
la devoción a la Sma. Virgen a imitación de San
J uan, que la acompañó en su soledad; y e.special mente la pureza de alma y de cuerpo,
que ha hecho de Juan el Apóstol amado de Je
sucristo, con espacial predilección por haber sido
virgen.
GUATEMALA. — Buenas*noticias recibimos f i
los Sres. Cooperadores de la república de Gua
temala.
El celosísimo Decurión, Dr. D. Federico Arévalo. piXK’ura por todos los medios diiundir el
culto de María Auxiliadora y el conocimi.nio
de las obras de D. Bosco y aim venciendo grave dificultades logra aumentar el número de coope
radores y acrecentar en ellos el amor a la Insti
tución. Ellos en cambio le corresp.juden y tie:ic;i
en él ibmitada confianza.
Esta unión y este celo serán bendecidos \ mjt
Dios.
-
n
N E C R O L O G IA
a
El Emmo. Cardenal Agliardí
Otro grave duelo .sufre el Sacro Colegio y la
Iglesia Santa. El 19 de marzo pasó a inojor vida
el Emmo. Sr. D. Antonio .Agliardi, Obispo de
Albano, Subdecano del Sacro Colegio Apostó
lico, Conciller della Santa Igle.sia, Comendatior
de S. Lorenzo en Dámaso, a la veneranda edad
de 85 años.
Nació el 4 de septiembre de 183J en Cologno
(Bérgamo).
Su integridad ile vida, la energía con que de
fendió siempre los derechos de la Iglesia, su
doctrina profunda le habian ganado e.stima uni
versal.
Nosotros perdemos en él, más que un liiciihechor, un padre.
Aoena.s vimos la noticia de su muerte, regis
tramos los archivos de nuestra Redacción, para
buscar los autógrafos que po.seemos de su Emma.
y lo primero que encontramos, fué el siguiente
sobre Domingo Savio. Es una prueba más de
su amor por todo los Salesiano.
,,E n la vida del jovencito Savio, cual la es
cribió el Ven. D. Bosco, encuentro la explica
ción de la propagación del instituto Salesiano
y del inmenso bien que él hace a la Juventud.
Cuando se tiene un fumlador y alumnos de
este temple, es porque se posee la bendición de
Dios.
Y de estos alumnos es Savio una figura sim
pática. cuyo candor y bondad enamora y ha<'c
pen saren la.s palabras del Salmista; Minuisñ
eum palillo minus ab angelis!
Nosotros los ancianos — y yo voy ya para
los 80, nos sentimos liumillados ante una virtud
tan gigante en un jovencito de 15 años. Pero
los que están aún en la ñor de la adolescencia,
se sentirá estimulado por el [lerfume de tanta
inocencia a dar ios primeros pa.sos de la vi«lu
sobre los sen<leros de la jiicdad cristiana.
Feliz fué Savio en hallar por biógrafo a I).
Bosco. Asi la vida de un Santo fué escrita por
otro santo y, lo que es má.s singular, por el
Santo que fué su maestro y guia en el camino
de la perfección. Por esto hago votos, ardientes
votos, [)orque también la Santa Madre Iglesia
pueda elevarlos ambos a! honor de los altares,
mientras al uno y al otro les hemos ya prepa
rado un altarcito en nuestro corazón.
Roma, 25 de Octubre ¡go8.
Card. A. Aglíardl.
-
D, Sosco y Domingo Savío habrán salido a
su encuentro, en compañía de S. José.
Su muerte fué serena. Una cosa medio le afli
gía, y así se lo dijo a quien le llevaba la Ben
dición de Su Santidad : el no poder asistir a los
triunfos que Dios tiene reservados al vSumo Pon
tificado de Benedicto X V .
En las Uces, provincia de Salamanca, el 28
de Diciembre de 1914, entregaba ,su alma al
Creador el que en vida fué
D. Bernardo López Vicente.
después de recibir los Santos Sacramentos y la
Bendición Papal.
Su vida fué la de im verdadero cooperador
Salesiano. Tenía siempre varios ejemplares de
la vida del V. Don Bosco y de las « I^ecturas Ca
tólicas » de Sarriá las cuales hacía correr de casa
en ca.sa, género de apostolado útilísimo, que des
pertó asi buen m'imero de vocaciones eclesiás
ticas y religiosas. Su único hijo, el Pbro. Sale
siano D. Eladio I/ópez, lo dió generosamente a
Nuestra Pía Sociedad, mereciendo en pago ser
asistido por él en su última enfermedad. Tuvo
la muerte del justo y fué llorado en toda la co
comarca donde tanto bien hacía: recordábase
(Itie en el inviento y tiempos de carestía abría
sus graneros y socorría a todos los necesitados,
aún estando para morir mandó a su hijo que lla
mase a algunas familias vergonzantes y les diese
ílc noche im costal de grano para que no pasasen
hambre.
Sus últimas palabras fueron un Pater, Ave y
Gloria por el descanso eterno de su difunta esjx)sn y perseverancia de la vocación de su liijo.
Entre las muchas linioanas y donativos a la
Casa de Dios, dejó un hennoso altar con todo el
.servicio a María .-Vtixiliadora y otro igual a la
Virgen del Carmen.
Hablaba a todo el mundo de D. Bosco y amó
extraordinariamente a los niños pobres, de quie
nes no se olvidó en su última enfermedad, lo cual
segtirnmente Dios quiso recompensar haciendo
muriese el día de lo.s Niños Inocentes.
Para tan caritativo señor y celoso cooperador
pedimos tina oracióit a nuestros lectores.
Srta. Da. .Mercedes Beltrán y Díaz.
Dejó este valle de dolor el pasado mes de
enero en Bogotá, después de haber sufrido con
8 4
-
toda la entereza del cristiano, una enfermedad
bastante dolorosa.
Su vida fué modesta y sencilla, pero llena de
buenas obras y embalsamada por una piedad
franca y sincera.
Fomentó el culto divino, las vocaciones ecle
siásticas y religiosas; favoreció a varias comu
nidades, sin excluir la Pía Sociedad Salesiana,
reduciéndose ella a lo puro indispensable. ¡ Fe
lices almas que, como María Magdalena, han
llegado a comprender que una cosa es nece
saria: asegurarse la eterna felicidad!
Mientras tiramos este número, nos llega la
noticia de la muerte del
M. I. Sr. Ballester
Canónigo de Barcelona.
Nuestro sincero pésame.
Cooperadores Salesianos difuntos*
A M É R IC A
Guatemala Cily. — Sr. D. José Fortún y Navarro;
Cali (Colombia) — Sr. D. Luis Perca Z.; Sr. D. Camilo
Rebolledo; Da. Encarnación Figueroa; Da. Petronila
Martínez.
Girón (Colombia). — Sr. D. Hermógenes Ordóñez 0 ;
Sr. D. Víctor Manuel González O.; Sr. D. CHmaco Ortiz:
Sra. Da. Leticia Gutiérrez de García; Sra. Da. Rosana
Uribe de Rodríguez; Sra. Bárbara .\rango S.; Sra. Elisa
Cáceres.
Cariquez (Ecuador). — Da. Natalia G. de Dueñas.
Buga (Colombia). — Sra. Da. Carolina Rivera V . de
Soto.
Cerrito (Colombia). — Sra. Da. Virginia Durán de L.;
Sra. Rosana Piedrahita; Sra. Rosenda Navarrete; Sra.
Isidora Palacios; Sra. Lorenza Cañizales; Sr. D. Fran
cisco Molina; Sr. U. Noé Gil M.¡ Sr. D. Francisco Cor
rea; Sr. D. Guillermo Bonero.
E l Carmen (Colombia). — S. D. Vicente Delgado;
Sra. Juana Burbano; Sra. Lucrecia Gómez; Sra. María
Viveros.
Yarilagua (Ven.). — Da. Erminia Martines
ESPAÑ A
^fadrid. — Sr. D. Balblno Fernández; Sr. D. Carlos
G arda Perate; Sr. D. Felipe Garda Ontiveros; Sr. D.
José Valdés Rubio; Sr. D. Leopoldo Castro; Sr. D. Eduar
do Romaguera: Excina. Sra. Marquesa de Aguilar de
Campóo; Da. María de Jesús Gayte; Da. Ramona A1varez; Da. Dominga González; Da. Dolores Santisteban.
Da Rosario Serrano de G onú lez Rojas; Da. Felisa Rayo.
Puente Sampayo. — Da. Manuela Martínez.
Corulla. — Rdo. Sr. D. Domingo Pérez.
Benisa. — Sr. D. Alberto L. de Chous y Ortiz.
Con aprobación de la .Autoridad Eclesi.istlca:
Gerente: JO SE G.AMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. de la Buena Prens
Corso Regina Margherita, N. 176- aTURIN.