BS_1915_02.pdf

Medios

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A N O X X X - N. 2

M arzo-A bril de 1915
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Bokíín $ak$iano
I^cvisía de (as Obras de D on Bosco

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T u rín — V ia Cottoíenqo N. 1>2 .

. . 29
SUMARIO. Por la p a z ...............................
El Instituto de las Hijas de María Auxiliadora en 1914 31
Tesoro espiritual..................................................... 31
El monumento del Ven. D. B o s c o ...................... 32
El Sistema Educativo del Ven. Juan Bosco . . .
34
De n u e s t r a s m i s i o n e s : Flores y frutos: Las huerfanitas de Río Colorado - A los niños . . . .
36
Un santo moderno, profesor de univereidad . . .
39

^

Entre em igrados.........................................................43
E l C u l t o d k M a r í a A u x i l i a d o r a — Giacia.s d e
María Auxiliadora.................................................... 46
BibliograHa................................................................. 48
P o r i í l m u n d o s a l e s i a n o : Aires d e l Tibídalw —
Oratorios festivos — Noticias varias — Antiguos
alumnos — En el terremoto italian o..................... 49
N ecro logía................................................................. 56

POR LA PAZ.
• “p
A P a z ! E s la m ayor de las ne- tiano es algo monstruoso, antinatural.
I I
cesidacles a c tu a le s; es el sus- E ntre naciones cristianas debiera ser
I J _V piro de todas las alm as buenas; im posible la guerra. ¿ No vino Jesucristo
es el don que debem os im plorar hu­ a traernos la paz? E l saludo que daba
m ildem ente, con m ayor perseverancia a sus am igos, el augurio de su Corazón
y confianza, por intercesión de María ¿no era precisam ente su p a z f
Por desgracia las naciones todas se
Sm a. A u xiliad o ra en este año cen te­
nario. S e ha dicho que la guerra ,,ha habían alejado de la Iglesia y, muy con­
restaurado a la Religión en sus d ere­ fiadas en su civilización m eramente hu­
chos e inculcado nuevam ente con el mana, en una fraternidad no fundada en
hierro y el luego los preceptos de D ios a la filiación divina, esperaban que el P ro­
la humanidad**; que “ todos los pueblos greso humano hubiera hecho impo.sible
han com prendido que la R eligión es la la guerra. B astó un soplo, y el castillo
san g re y el nervio del organism o na­ cayó- Y llevam os tres cuartos de un año
cional, ,,q u e“ ha restablecido el imperio envueltos en la guerra más horrorosa
de ia abnegación en este siglo de eg o ­ y más bárbara que han visto los s ig lo s ;
ísm o” , etc. etc. Sí, es cierto ¿pero quién nuestra rumbosa civilización está dando
puede enum erar, ni siquiera imaginar, espectáculos que harán avergon zarse de
sus m ales y sus horrores, y el vivero de si mismo al género humano. L a d ip lo­
odios que está sem brado ? L a gu erra es macia, lo mismo que todos los dem ás
un. estado violento para el hombre, como medios humanos, ha fracasado, y com o
lo es la enferm edad aguda. Para el cris­ decía la Santidad del inolvidable Pío X ,

_

30 —

,,iio nos quedan más rem edios que los
del cielo. “
Por eso Su Santitad el gran Pontí­
fice gloriosam ente reinante, Benedicto
X V , sin descuidar ninguno de los me<lios humanos de que dispone — y son
innum erables y son más sólidos que los
de cualquiera potencia terrena, como lo
está dem onstrando la guerra misma —
nos lleva al pie de los altares para que
pidam os el dón inestim able al U nico que
puede otorgarlo. E l mismo ha com puesto
to la oración que debe rezar el pueblo
cristiano y ordenado las funciones que
deben acom pañarla. En E urop a se han
celebrado solem nem ente el 7 de febrero;
en el resto del mundo se celebrarán el
21 de marzo. Q uien tom e parte en
ella, confesado y com ulgado, ga n a In­
dulgencia Plenaria.
L a p legaria universal es siem pre, y
más en estos momentos, sublime, y es
una prueba más de la universalidad de
la Iglesia, de su misión, jam ás inter­
rumpida, de paz, de arm onía, de amor
purísimo. L o s actos de Benedicto X V
traen a la memoria, sobrepujándolos,
porque la catástrofe sobrepuja las pasa­
das, los de Paulo III y L eón X III.
[O jalá fuera escuchado por los regitlores de los pueblos com o aquellos
lo fueron ! Pero si los hom bres no escu­
chan, acudam os con fervor al cielo : el
S e ñ o re s el árbitro universal. L a guerra
es una gran expiación. Bastante sangre
se ha derram ado ya.
Pidamos, pidam os con fervor a D ios
que perdone a su pueblo y nos d e­
vuelva la tranquilidad en el orden; que
sepam os aprovechar las trem endas lec­
ciones de esta gran calam idad; que in­
dividuos y naciones reconozcan, — y re­
conozcan prácticam ente — que sólo en
el E van gelio está la salud, porque sólo
en él está la V erd ad, con su brillante
cortejo de luz, de libertad, de frater­
nidad y hasta de igualdad (iV A caso
^i) Clr. \)0v ej. Jvxi. VHI, 51-37 —

X XIII, S-15.

nunca como hoy se prestan a la m e­
ditación las adm irables sentencias del
Serm ón de la M ontaña y las efusiones
del Corazón D ivino cuando estaba para
dejar la tierra. Pidám oslo por interce­
sión de M aría Santísim a, ,,que siem pre
ha sido la A u xiliad o ra eficaz del pueblo
cristian o.“
H e aquí la oración. Q uede com o un
docuríiento im perecedero de caridad.
Espayitados por los horrores de una guerra que
transtorna pueblos y ilaciones, nos acogemos, ¡oh
Jesús! como a refugio supremo a Vuestro Amantisimo Corazón.; de Vos ¡oh Dios de las miseri­
cordias! imploramos con gemidos el fin del durí­
simo azote; de Vos, Rey pacífico, esperamos con
ansia la suspirada paz.
De vuestro Corazón divino iri'adiasteis sobre el
mundo la caridad, para que disipada toda discordia,
reinase entre los hombres solamente el amor; mie?itras andabais entre los mortales tuvisteis latidos de
íerttísima compasión para las humanas desventuras.
¡A h ! conmuévase pues vuestro Corazón también en
esta hora, llena para nosotros de tan fujiesios odios
y tan horribles estragos.
Tened piedad de tantas madres angustiadas por
la muerte de sus lujos y piedad de tantas fomilias
privadas de su jefe, piedad de la desgraciada E u­
ropa a la que sobrevietien tantas ruinas.
Inspirad a los gobernantes y a los pueblos sen­
timientos de compasión; componed las discordias
que desgarran las naciones : haced que los hombres
vuelvan d darse el ósculo de paz; Vos que los hi­
cisteis hermanos con el precio de -vuestro sangre.
Y asi como un día, al grito suplicante del Após­
tol Pedro: < Salvadnos Señor, que perecemos > ,
respondisteis piadoso calmando la tempestad del
mar, asi ahora responded propicio a nuestras con­
fiadas oraciones, devolviendo al mundo alborotado
la tranquilidad y la paz.
Vos también, ¡oh Virgen Santísima/ como en
otros tiempos de terrible prueba, ayudadnos, pro­
tegednos, salvadnos. A sí sea.

« [Que la V irgen Santísim a — como
se expresó Su Santidad en el C o n si­
storio del 22 de E nero — que la V ir­
gen Santísim a, A u xiliad o ra de los C ris­
tianos, escuche y secunde los votos de
toda la Iglesia y con su intercesión nos
alcance de su D ivino H ijo que, vueltas
las inteligencias al culto de la verdad
y los ánimos al de la justicia, brille
de nuevo la paz de C risto en el mundo
y de hoy en adelante sea la paz estable
en el mundo *.

-

31 —

€1 Instituto de las l^i|as de tíiaría Auxiliadora en tm
También la segunda Familia fundada por
D. Bosco para ejercer con las niñas el aposto­
lado Salesiano, recibió en 1914 nuevas y se­
ñaladas pruebas de la predilección de Dios. A
14 llegan las casas que fundaron el año pasado.
En Legnano, donde ampliaron su obra del
colegio Borghi con un asilo y un Oratorio Fes­
tivo, tomaron la dirección de otro internado
obrero, al lado del establecimiento Banfi.
E n Casinallo (Módena), abrieron un asilo con
una escuela de labores y un Oratorio festivo.
E n Spezia, gracias al celo de la eximia coopera­
dora la Sra. marquesa de Merani, un pensionado
para jóvenes estudiantas y un Oratorio festivo.
E n Roma, debido al celo de Mons. Faberi, in­
signe cooperador, aceptaron la dirección del
Orfanato de Jesús Nazareno, en la calle Dalmacia, 21, que tiene además im Oratorio Festivo
y una Obra post-escolar.
E n Maraño de Nápoles asumieron la dirección
del Colegio de Sta. María de las Gracias, con
Jardín de infancia, escuelas externas y Orato­
rio Festivo.
En Martina Franca (pr. de Eecce) un Oratorio
Festivo con escuelas elementales y escuelas de
labores, para las hijas del pueblo.
En Ccdatabiano, (pr. de Catania) adonde fue­
ron Eamadas para los Catecismos Dominicales
y los Oratorios Festivos, inauguraron un curso
de Escuelas elementales, una Escuela de labores
y un Oratorio Festivo y un AsÜo infantil.
Fundaciones del mismo género realizaron
en Pachino (Siracusa) y en Guspini (Cerdeña).
Fuera de Italia fundaron una casa en Austria,
tres en el Brasil y una en Norte América.
E n Sagrado (Gorizia) aceptaron la dirección
de un Pensionado Obrero, junto a un estable­
cimiento sedero.
E n Guaraiinguetá asumieron la dirección de
un asilo para viejos e inválidos; en Corumbá
la de un hospital, y abrieron una nueva resi­
dencia, que es la cuarta, en las Palmeiras, Mi­
siones de los Bororos, para exclusivo beneficio
de las indígenas civilizadas.
Finalmente enNidgara FaUs, Estados Unidos la
de una escuela parroquial y un Oratorio Festivo.
¿Y qué decir del desarrollo dado a muchas
obras y a iniciadas y de otras hermosas inicia­
tivas nuevas? No queremos pasar en silencio,
v. gr. la obra caritativa desplegada por algunas
Hijas de María Auxiliadora en las naciones be­
ligerantes, donde, después de haberse habilitado
en los correspondientes cursos como enfermeras,
ofrecieron, llenas de voluntad, sus buenos oficios

en ambulancias y hospitales. Meiicionnromos
también los refuerzos de personal enviados al
Oriente, a las casas de Danuisco y Adalia, subsi­
diadas por la Asociación Nacional para socorrer
a los Misioneros Católicos Italianos; también
aquí, además de las Escuelas y del Oratorio
Festivo, tienen un hospital-ambulancia.
Esta vitalidad, en un año tan crítico, es mani­
fiestamente una prueba de la asistencia particular
de María Sma. Auxiliadora por un Instituto que
nuestro V. Padre consagró especialmente a Ella,
en prenda de su devoción y gratitud.
Otra fuente de esprituales goces para todo
el Instituto fué el haberse llevado a cabo el
Primer P,oceso Informativo sobre la vida, vir­
tudes, fama de santidad y gracias atribuidas a
la intercesión de su primera Superiora Ge­
neral, la Sierva de Dios, Sor María Mazzarello,
felizmente iniciado y terminado en la vene­
randa Curia de Acqui. Las Actas, como ya dimos
cuenta, se están copiando diligentemente, para
pasarlas cuanto antes a Roma a la Sagrada
Congregación de Ritos. jPlegue al Señor que
esta Causa haga su curso pronta y felizmente!
Dará nuevo esplendor al Instituto y un cúmulo
de buenos ejemplos a las religiosas, a quienes
de todo corazón y con afecto fraterno renovamos
nuestras felicitaciones y los más ardientes vo­
tos para que prosigan inspirándose siempre en
la vida y espíritu del común Padre y Fundador,
a fin de multiplicar de día en día los frutos del
místico campo que nos ha confiado la Provi­
dencia D m na.

T E S O R O ESPIR ITU A L.
L os Cooperadores Salesíanos que confesados
y comulgados, visiten devotam ente una iglesia
o capilla pública, o si viven en com unidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sum o Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
Abril. I . — I£l i* Jueves Santo.
2. — El 4 Pascua de Resurrección.
Hiyo. 1. — El 3 Invención de la Sta. Cruz.
2. — El 8 Aparición de S. Miguel Arcángel.
3. — El 13 Ascensión.
4. — El 23 Pentecostés.
5. — El 24 Maria Auxiliadora.
Jooio. I . — El 5 Corpus Clirísti
2. — El 24 S. Juan Bautista.
3. — El 29 S. Pedro y S. Pablo.
Fuera de esto, pueden ganar tres más cada mes:
un día de libre elección, que bien puede ser el
Primer Viernes; 2® el día del lijercicio de la Buena
Muerte; 3® el de la conferencia mensual.

El monumento del Ven. D. 80300
Tvn el mes de septiembre dimos una idea del genial
grupo ideado ix)r Celliiii. Véase ahora el juicio
tjue da el célebre crítico Celso Constantini, en la
afamada Revista Arie Sacra, correspondiente al
15 de diciembre.
« A.sí se vió a D. Boseo en las calles de Tarín,
así nos lo figuramos: con su brillante guirnalda de

sión de belleza artística y im impulso de más
intensa veneración hacia la'persona d''T). Bosco.
E l grupo es maravillosamente equilibrado:
la majestuosa ^ u i a de D. Bosco, cuyo movimiento
apenas indicado se ve acrecentado por la alegría
donateliana (i) de los niños en actitudes diversas
pero armonizadas en ima perfecta unidad, forma

C. C E L L IN I — Monumento del Ven. D. Bosco. Boceto completo.
niños, sobre cuales difunde el hechizo de su son­
risa. Así lo vió en su conmovida fantasía Cayetano
Cellini y stipo traducirlo en formas plásticas ^*ivas
y puras, sin cansancio ni esfuerzo, sin los gestxtó
declamatorias de la estatuaria moderna.
D. Bosco. cuya grandeza está constituida de ca­
ridad y lumiildad, aquí está vivo, sublime en este
arte tan sencillo y tan- usado en él, que lo acerca
más que cualquiera otra figura histórica al Divino
Maestro que pronunció las grandes palabras:
¡Dejad q%te los niños vengan a M i!
Este grupo posee aquella vida íntima y aquella
virtud comunicativa que sólo poseen las verda­
deras obras de arte: conmueve y domina al especta­
dor. Dos sentimientos suscitó en mí apenas lo vi:
una palpitación de alegría por la admirable expre­

mia línea bella y variada de cualquier punto se lo
míre. Del conjimto emana la armonía de un
acorde producido, más que por la ciencia, por la
inspiración; una elegancia llena de mesura y de
buen gusto, clásica y fresquísima a un tiempo.
Cellini ha impostado las figuras sólidamente
y ha sabido reproducirlas sin acudir a esa técnica
petulante y desdeñosa hoy tan en boga. Después
de las aberraciones del verismo grosero y del im­
presionismo extravagante adoptado también por
la escultura, hallamos aquí la verdadera tradición
del arte nuestra, que a la pureza ática de un noble
clasicismo sabe dar acentos nuevos, vibraciones
nuevas y nuevos rayos de belleza.
(i) Donaielli fué el mayor escultor florentino del si­
glo XV. L. R.

— 33
Decir clásico, podría hoy parecer alabanza sos­ deza mural, presentan la figura en esa ulmósfera
pechosa; pero aqiu clá­
sico no quiere decir
vuelta atrás, ni calcar
sobre pauta, sino poner
los más puros elemen­
tos del arte en contacto
con el espíritu moderno;
quiere decir ese aticismo
de la forma, esa signi­
ficación aristocrática del
j>ensamiento, esa músi­
ca de los ritmos, ese
equilibrio de particu­
laridades. ese conjunto,
que elevan el trabajo
artístico a la calidad
de obra maestra, por
fuera y por encima de
tiempos y de escuelas.
La nobleza clásica de
Canova y de Zanella
nada tiene que ver con
la pesada compostura
de los canovianos; es
tan fresca y natural,
que mientras la de los
neo-clásicos es una imi­
tación, ella es mía crea­
ción.
En presencia de este
grupo la superioridad
del arte italiana sobre
tanta creación exótica
de figuras llenas de con­
torsiones que pueden
ser muy doctas, pero
(jue no conmueven, se
siente nuevamente afir­
mada.
Pero toda jxirfeccióu
de fonna es vana si no
se sabe dar expresión,
si no se se acierta a sen­
sibilizar la belleza in­
terna de un pensamiento
o de un sentimiento. Y
Cellini ha sabido feliz­
mente verter la grande
belleza de la idea; aqm’
no tenemos tan solo el
D. Bosco realístico, la
setmjanxa completa de
sus facciones: aquí te­
nemos al apóstol, l^a
cara no es sólo una
figura admirable, digna
de un florentino del si­
glo X V , sino que bajo
esa ^ u r a vibra el alma
L a estatua vista de frente.
grande de D. Bosco. La
bondad de su corazón y la fuerza de su pensa­ de elevación espiritual en qne vivió D. Bosco,
miento animan, mueven todos los músculos, go­ en que veneramos a D. Boaco; y la gracia de
biernan todos sus gestos, reflejan aquella gran­ ese niño que le besa la sotana, nos toca y

— 34 —
nos conmueve, y nosotros nos asociamos a él en
el acto obsequioso, anhelando ardientemente el
día en que podamos llamar a D. Bosco con el
nombre de santo.

Por los santos antiguos sentimos veneración:
por D. Bosco, así tan en contacto con nosotros,
sentimos también amor (i).

Páginas pedagógicas.

EL SISTEMA EDUCATIVO DEL VEN. JUAN BOSCO
En el pasado niimero dimos cuenta de un libro
nuevo publicado por las Elscuelas Salesiauas de
Sarriá-Barcelona, y altamente recomendado por
el Rvmo. P. Albera, Rector Mayor de la Institu­
ción Salcsiana (2).
Para dar de él xma idea, siquiera incompleta, a
nuestros lectores y .estimularlos a leerlo todo
entero, creemos conveniente entresacar de cuando
en cuando algvma página. V aya por hoy esta del
Cap. primero, Artícxilo id.
É l Ambiente. — No menos importante es el
elemento social, o sea el medio ambiente en que
se vive o se ha de vivir. La escuela es una prepa­
ración para la vida real, un ensayo de la vida real:
y asi, la educación es la ciencia y el arte de hacer del
niño un n hombre de su tiempo, bueno y feliz »,
como decía nuestro Venerable Padre Don Bosco.
La figura de Don Quijote es admirablemente her­
mosa : hombre recto, cumplido caballero, valiente,
abnegado, instruido, caritativo... sólo tiene un de­
fecto : el de no vivir en lo real.
A formar Quijotes y hombres fuera de su sitio
nos expoliemos los educadores si no tomamos en
consideración las circunstanciaé que nos rodean. I jx
humanidad avanza y, aunque lentamente, progresa
siempre: y, queramos o no, tenemos que asimilar­
nos sus productos; sólo que debemos cuidar de no
perder por eso el sello impreso de antemano por el ele­
mento histórico, del mismo modo que con lanutrición
nos asimilamos los alimentos sin perder por eso
nuestra fisonomía. Por mi parte creo que tanto
mal hacen a ¡a verdad y al bien los ultra-conser­
vadores como los ultra-variadores. Si éstos quieren
destruirlo todo y forjarlo todo en troqueles de
nuevo cuño; aquéllos se oponen a la marcha de las
cosas, haciéndose tan odiosos como despreciables.
Todo radicalismo es inadmisible, como inadmisible
es, por vicioso, todo e.xtrcmo.
E l no querer aceptar lo moderno por legitimo
que sea, es tan injusto e irracional como el no
querer conservar ¡as legitimas conquistas que tanto
han costado. Desgraciadamente la miopía de ««os
pocos se torna, en rturnos de ¡os adversarios, en
armas contra la Iglesia y sus instituciones, como si
ella no fuera la madre del progreso, ella, cuyo espí­
ritu se transparnita en su Liturgia, que ambiciona
el adelanto y lo implora y lo canta en sus oracioius
(i) Arle cristiano. Rev. mensual ilustrada. Milán, Via
Maniegna, 6. — Número correspondiente al 15 de dicjcml'rc. 1914.

llenas de frases como estas: « Concédenos, Señor
adelantar siempre y dirigirnos a los más saludable ;

Lado izquierdo.
y que llega a entonar con júbilo el Recedant vetera, nova sint om nia; y que en la oración más
bella al Espíritu Santo pide renovación incesante.
Ella ha sabido y sabrá siempre acomodarse a todas
las exigencias y a iodos los intereses legítimos: ella
jamás ha confundido el respeto a la autoridad, con
la servidumbre de la personaXidad humana, ni aun
se ha atado a determinada forma de gobierno, ni
mucho menos ha identificado lo meramente humano
con la Religión que es divirta; ella lo debe presi­
dir todo, para ordenarlo y dirigirlo.
(3 ) Por ios Campos Pcda^z'ó^icos: El SisteBi UauttTO del
Tea. D. Jota Bosta, por Rodidlo nerra Terra», Pbro. Sales.

1914. Dos tomos; cada uno ptas. 3,50.

Todas las relaciones humanas han variado hoy
en torno nuestro: las de Jos amos con los criados:
¡as de los patronos con los trabajadores y hasta las
de los padres y los hijos.
En esto hay algo de malo, por el abuso que se
ha hecho; pero hay muclio bueno, y es la misma Igle­
sia quien lo ha provocado. ¿Qué cosa más peligrosa
que la democracia? Y es Cristo y la Iglesia de Cristo
quienes la han suscitado, declarándose en favor de
los débiles y predicando la igualdad de los hom­
bres ante Dios.
E n una palabra: puesto que no podemos quedar
estacionados, es preciso caminar y progresar, y, apo­
yándonos en lo pasado, escalar nuevas altxtras. Para
esto sirve la cdxicación y si no. de nada vale.
E l prestigio de Don Bosco y la grandeza de su
obra está precisamente en esto: en haber adaptado
sus empresas a la Índole de los tiempos y ésta al
Evangelio, « divinizando esos progresos materiales *,
en frase del Cardenal Mafíi. E l deseo de nxiestro
Padre es que eduquemos los hijos de estos siglos
para la vida real, de manera que al salir de nues­
tras casas, no se encuentren en un medio ambiente

Sintetizando. — Comprendiendo en uno todos
estos elementos, podríamos decir que el fin de ¡a
educación es restablecer en lo posible el hombre a la
armonía y equilibrio que tenia antes de la caida

La estatua vista de espaldas.
>:i2inal, transmitiéndole la civilización conquistada
hista hoy y capacitándole para conservarla y atimenUrla; o. como dice mu Uro Padre Baratía: « hacer
del hombre una armónica unidad viviente, capaz de
conservar y desarrollar del modo más noble y su­
blime, el orden y la armonía de la creación • (i). V
la Pedagogía es la ciencia y el arte de hacerlo gra­
duada. xnclódica y seguramente.
Hacer pues, de cada individuo un hombre bueno.
perfectamente equilibrado, un carácter de su patria
y de su tiempo; iluminado con los más puros esplen­
dores de lo ideal, íntimamente penetrado de la rea­
lidad de la vida en que se mueve, y ganoso de per­
fección, este es el fin que nos proponemos en la
educación los hijos del Venerable Bosco.

Lado derecho.
desconocido, sino que pisen terreno ya propio y
conocido y puedan influir y dirigir a sus prójimos
y hermanos: en suxna * hijos de su patria y hombres
de su iiciHpo ».

ir) B a r a t t a , S. S., Principa di Sociología Cristiana;
Parte 1, C. II, 4* edición de Parma, 1905. En el capí­
tulo VII habla de la restauración que al hombre tr^jo
Nuestro Señor Jesucristo y dice que <puso al hombre en
(>otencia o en facuhad de restablecer el ordenen el mundo,
dando a la razón humana la luz y ala voluntad la fuerza
para volver, con el conocimiento y libre observancia de
la ley eterna, a las vías del orden y asi recobrar su puesto
en la creación, que es el de señor de la materia y del
mundo inferior..... y de sacerdote de todas las criaturas
cuyo fin supremo es la gloría de Dios ». La educación
no debe apartarse de ese programa.

T
DEJSlUESTRAS MI5IOJSÍE5

F L O R E 5 Y FRUTOS
(D« !■ ( Memorial it aueilroi Mialooleroi).

Las huerfanitas de Río Colorado.

¡Ei Río Colorado! ¿Cuál de nuestros lectores
no lo ha oído nombrar? Hasta hace pocos
años su nombre era un misterio y al escucliarlo
llenábase de extrañas leyendas el ánimo de
los que habitaban las camarcas limítrofes. A
su orillas se concentraban las tribus salvajes
que salían de bosques impenetrables para hacer
correrías y celebrar sus orgías o malanes'; era
el refugio de cuadrillas de malhechores que
escapaban de la Justicia y se amparaban en
sus barrancos y sinuosidades.
Pero este estado de cosas no debía durar para
siempre. La expedición militar primero (1879),
al mando del General Roca, y luego la acción
civilizadora de los Misioneros* al del apóstol
de la Patagonia, Mons. Cagliero, debían ganar
para la civilización esas inmensas regiones, ar­
rancándolas a la barbarie y agregándolas a la
Iglesia Católica.
Cuando Mons. Cagliero vadeaba el Colo­
rado en 1887 en el sitio denominado Fortín
Mercedes, el único indicio de que por allí ha­
bían pasado hombres civilizados, era el telé­
grafo que unía la Patagonia a la República
Argentina. Y el viaje era largo y lleno de aven­
turas. a través de i)antanos y ciénagas salobres,
con senderos impracticables, sin más lugares
])oblados que tres o cuatro chozas que ser\’ían
de alojamiento a quienes tuvieran la desgracia
lie viajar por allí.
Lo desierto de estos campos y los sufrimientos
inherentes a estos \úajes no atemorizan al Mi­
sionero. Centinela avanzado, él echa una mi­
rada sobre la inmensa región, ve muchas almas
sumergidas en tinieblas, y a ellas dirige todas
sus energías, y desde ese mismo año pone mano
a la evangelización del Rio Colorado.
Durante el verano enWa sus religiosos, que
recorren ambas orüias y penetran en lugares
inexplorados, arrostrando fatigas y privaciones

de toda clase, venciendo dificultades, some­
tiéndose alegremente a insultos y desprecios,
porque dulce es sufrir por Jesucristo y buscar
únicamente su gloria y la felicidad de nuestros
hermanos.
Desde el mar hasta las cordilleras, los Salesianos recorrieron todos los centros de la Pampa
y la entonces impenetrable región del Río
Negro al Río Colorado.
Hasta la tribu de Catriel, dispersada por el
ejército conquistador, recibe con docilidad al
Misionero, y la indómita y rebelde a las armas,
se rinde y se postra ante la Cruz que, redimién­
dola de la barbarie, la ennoblece con el carácter
del cristianismo y le asegura la eterna felicidad.
Los sacrificios de los Misioneros fueron re­
compensados con frutos de bendición, porque
la semilla del Evangelio no tardó en germinar.
Se formaron centros cristianos en Las Isletas,
Lomas Azules. Salitral Grande etc. etc. que los
Misioneros visitaban periódicamente confir­
mando en la fe a los bautizados y aumentando
su número a cada visita. En Buena Forrado
y Colorado se construyeron capillas y residen­
cias; en Fortín Mercedes se levantó también
un vasto edificio, para recoger a los huérfanos
(le la región, al paso que muchos niños y niñas
se mandaban a Viedma, re.sidencia central de la
misión, donde estudiaban, aprendían un arte
u oficio, se regeneraban, haciéndose ciudadanos
útiles a la familia a la sociedad.
Pero ¿quién j)uede enumerar los sacrificios
que so])ortaron los generosos Hijos de D. Boscro?
He aquí un simple episodio de aquellos tiempos
heroicos, que descubre, en su sencillez, la larga
serie de sus fatigas; nos lo narró el P. Pedro
Bonacina.
Era el año de 1891, cuando llegando a la
casa de D. Carlos Hernández, gran cristiano y
caballero, antiguo habitante del Río Negro,
vine a saber que tres hermanitas se encrontraban en el más triste abandono, porque el
padre no los quería reconocer por suyas y la
desgraciada madre, desesperada por verse im­
potente para mirar por ellas, se había quitado
la vida arrojándose en el río. La dolorosa noticia
me conmo\’ió tanto, que resolví ir inmediata-

— 37 —
lam ente a buscarlas. Da. Felipa, la consorte de
D. Carlos, iría con un carro; D. Carlos y yo la
precederíamos a caballo. Se organizó en - un
momento la expedición y la emprendimos a lo
largo de la ribera, pensando que las huerfanitas
se encontrarían en un lugar pro-vdsto de agua.
Penetrados de la caritativa misión que la
Providencia nos confiaba, avanzamos con cau­
tela, sin dejar de indagar a cada paso en toda
la extensión del grande valle. Cada barranco,
cada mancha de bosque fueron diligentemente
examinados. Caminamos así diez kilómetros;
la noche se echaba encima, y no queríanlo.'! que
nos sorprendiera antes de lograr nuestro in­
tento.
Dios, que guía los pasos de sus ministros, no
tardó en dirigirlos a donde estaban los ovejillas
abandonadas y solas.
Oyese ladrar el perro que nos acompañaba.
Corremos y bajo un sauce gigantesco hallamos
acurrucadas a las huerfanitas, llenas de miedo
])or los ladridos del perro y por nuestras voces.
Pero su terror se cambió pronto en alegría al
\'er apearse a D. Carlos y al Misionero, a quien
habían visto el año anterior.
jPobrecitas! tenían todas cuatro la medalla
que les había dado el día de su bautismo.
— ¡Buenas tardes, hijitas! ¿tenéis miedo de
nosotros?
— ¡Oh! no, al contrario, estamos muy con­
tentas de veros.
— Y o dijo la mayor, Ciriaca, de solos 12 años,
he lavado la ropa de mis hermanitas y la he
puesto a secar,
— Y o, añadió la segunda, he ayudado a Ci­
riaca a recoger leña para hacer la comida y
esperamos a Veneriio que ha ido a buscar
carne.
— Yo, exclamó la tercera, cuido a mi hernianita más pequeña, para que no se acerque
demasiado al río.
— ¡Bravo! interrumpí, sois ya unas mujercitas muy juiciosas, y el Señor os manda desde
esta misma tarde como premio una buena cena
y una cama para descansar; y después, de aquí
a unos días, os hará acompañar a Viedma. al
colegio de las hermanas. ¿Os gusta?
E l ladrido del perro anunció la llegada de
Doña Felipa. Sin demora se recogieron los tra­
pitos de las niñas y montándolas en el carro,
tomó éste el camino de vuelta, mientras D. Carlos
y yo aguardábamos a Veneriio.
Era éste un muchacho de 13 años, hermano
de leche de las huerfanitas; pastoreaba media
docena de cabras y recogía leña y agua, y, ya
mientras vivía la madre, cuidaba de las herma­
nitas. Después de la muerte de ella, había
quedado solo como único sostén de las cria­

turas, y a decir verdad, cumplía su cometido
con un empeño superior a su edad.
Apenas nos vió junto a la choza, coniiirendió
lo que pasaba; nos saludó cortósmento y se dis­
puso a seguimos, contentándose con dar una
mirada de ternura al sauce al cual se ai>oyabt
la choza, testigo de sus i>enns y de sus lá­
grimas.
Aquella noche fue memorable en casa del Sr.
Hernández. Las huerfanitas estaban contentí­
simas, habladoras, deseosísimas de manife.star
su gratitud a sus bienhechores. Olvidadas de
sus pasados sufrimientos, se alegraban de .su
porvenir, que se les abría lisonjero, y hacían
mil preguntas.
Pero como todo tiene un término en esta vida,
pronto el sueño troncó todos estos raciocinios y
\nno a igualar las penas pasadas y la alegría del
momento, las lágrimas habituales y los goces
de aquella tarde feliz.
Para ir a \ iedma había dos caminos, a cual
más desastroso. El primero, pasando por Fortin
Mercedes, se extendía a lo largo del Río, tocando
algunos puntos que en caso de necesidad, po­
dían ofrecer un refugio. Esto era una ventaja,
pero la distancia era enorme y la viabilidad
pésima. E l otro atravesaba la Pampa que di­
vide el Río Colorado del Rio Negro, con dirección
al Sur y llevaba a Pringles, que fué la primera
etapa de los Salesianos y de las Hijas de María
Auxiliadora. Un total de 200 á 250 kilómetros.
Este era más arriesgado, pero mucho más
corto y acabamos per preferirlo.
Los preparativos duraron más de una se­
mana; todo estaba pronto, menos el guía, sin el
cual era temerario aventurarse por esas tierras
desconocidas. Fresca estaba la desgracia acaecida
a dos prófugos españoles que se habían internado
solos en ellas: no lejos de allí se encontró muerto
el uno al borde de una laguna, y el otro en un
estado grave, con las facultades mentales alte­
radas a causa de sufrimientos indescriptibles
y de la liorrible sed. El Misionero confía en
la Providencia, pero no puede tentar a Dios.
Pudimos al fin partir. El adiós fué doloroso
y conmovedor; las recomendaciones de la
buenísima de Da. Felipa, muchas y excelentes;
los huerfanitos lloraban de gratitud y conmo­
ción. D. Carlos, en brioso corcel nos acom­
pañó por más de 20 kms., y allí nuevos adioses
y nuevas recomendaciones. E l Misionero pre­
cedía a caballo y Veneriio guiaba el carro.
Así llegamos a una choza de indios los cuales
nos dijeron que a unas 4 leguas vivía escondido
un desertor de las cárceles de Pringles, lla­
mado Peralta, que conocía muy bien todas
aquellas regioneis. Sería un guía excelente, si
quisiese.

-

38 -

Fui inmediatamente en su busca y condes­
cendió en ayudarme en la obra de caridad, a
condición de que se eclipsaría totalmente en las
cercanías de Pringles, y yo me interesaría por
él con el jefe de Policía, para que dejara de
perseguirlo. Se lo prometí.
Muy de mañana nos pusimos en movimiento,
y el viaje continuó todo el día, más bien triste.
Y o sentía todo el peso de la responsabilidad
que me echaba encima, y experimentaba cierta
desconfianza para con el indio Peralta, en cuyas
manos estaba con 5 huerfanitos. Confiaba, es
cierto, en la Divina Providencia, pero no podía
alejar el i>ensamiento de que aquel era un esca­
pado de las cárceles, que yo no conocía absolu­
tamente.
Sobreviniendo la noche, nos alojamos en
los toldos de algunos chilenos que apacentaban
un centenar de cabras. Una hermosa la­
guna casi circular, daba agua a aquel pequeño
oasis.
ICl cansancio y la perspectiva de lo que nos
aguardaba, nos aconsejó descansar pronto,
no sin que yo aprovechara la ocasión para re­
cordar a los pastores las verdades de nuestra
santa Religión y exhortarlos a perseverar en el
bien.
Por la mañana las cosas habían cambiado
como por encanto: el guía se mostraba orgiüloso
de la confianza que en él depositaba el misio­
nero. Despertó temprano a los viajeros, y
mientras éstos rezaban las oraciones de la
mañana y oían la Santa Misa, él fué a buscar los
caballos, qiíe, como es sabido, a veces se alejan
hasta dos leguas buscando su forraje.
Alegres nos pusimos en marcha. Pero faltando
siempre el camino trazado, el guía echaba por
donde le parecía mejor a través de pequeñas
lagunas y pantanos, residuos de pasadas lluvias.
Junto a algunas lagunas encontrábamos chozas
de indios, a veces abandonadas, a veces ha­
bitadas, cuyas familias nos agasajaban y ofre­
cían la más cordial hospitalidad.
Digno de especial recuerdo fué el cuarto día
de viaje, pasado en el más escabroso camino.
Kn varios puntos hubimos de buscar y rebuscar
paso para el carro, y siempre con peligro de
verlo volcarse y romperse. Afortunadamente
me encontré con un viejo araucano, de larga
barba blanca, mirada suave y actitud robusta,
que acercándoseme me saludó y me dijo:
— • Y o conocer á’os; yo llamarme luinco; yo veros en Estancias Grat en la Media
Luna.
Pcndije a la Prp\*idencia por aquel en­
cuentro que nos sacó de indecisión. El anciano
nos enseñó el camino mejor y nos alojó esa
noche.

Por la mañana el buen Lanconiay nos acom­
pañó por buen trecho en un sendero bastante
bueno y nos aseguró que pronto llegaríamos al
territorio de Pringles, donde encontraríamos
buenos cristianos y un camino abierto.
Venerito y yo avanzábamos con la vista fija
en el horizonte por ver si descubríamos poblado,
cuando una larga faja oscura se ofreció a nues­
tra vista: era un enorme cañaveral, que ame­
nazaba obstruirnos el paso, pareciéndonos más
espeso a medida que adelantábamos. Rodearlo
era empresa mu}' larga. No nos quedó más
S(^ución que abrirnos camino por él a fuerza
de machete y hacha.
Sólo dos días después llegamos a la casa Salesiana de Pringles.
Después del conveniente reposo, las cuatro
huerfanitas fueron enviadas a Viedma. Una de
ella ha muerto, santamente: las otras tres es­
tán todavía en el mismo colegio y ayudan
a las buenas Hijas de María Auxiliadora en
la noble empresa de educar tantas otras hnerfanitas.

AAAAAÁAAAAAAAAAAAAAAA

A los N iños.
¿ D eseáis coop erar a la salvación de
tantos niños infelices?
Inscribios en la O b ra de la

Santa

Infancia! <jue tiene precisam ente este
objeto. N o debiera haber instituto ni
escuela donde no hubiese una sección
de la Santa Infancia; no d ebiera haber
niño cristiano que en ella no estuviese
inscrito.
j E s tan fácil ’ esto ! Y

así tendréis

parte y mérito en los trabajos apos­
tólicos de los M isioneros en la India,
la

China,

el

Continente

N eg ro , las

selvas del M atto G rosso, etc. etc.
A la Santa Infancia están con­
fiados los orfanatos de las M isiones.
¡C u án to s niños podéis rescatar d é l a s
garras del dem onio y de la m iseria!
V V W V V V V V V V V V W V V W W

-

39 —

UN SANTO MODERNO, PROFESOR DE UNIVERSIDAD
o < > : v 'r ^ v i v i > o

-f^yw
■y

Variar revislas españolas han dado cuenta de la
introducción de la Causa de Beatificación y Canoni­
zación del Siervo de Dios Contardo Ferrini, Pro­
fesor de Derecho en las Universidad de Messina,
Módena y Pavía, pero en ninguna de ellas hemos
visto noticias de su vida. Nosotros las damos para
edificación de nuestros lectores y como homenaje
a un grande amigo de la Obra Salesiana, tradu­
ciendo un articulo del Dr. Peüegrini, Postulador de
la Causa.
Nació en Milán el 4 de abril de 1804. Su padre,
Rinaldo Ferrini. íué uno de los físicos más renom­
brados de Italia y sus dos principales obras sobre
la Electricidad y el Magnetismo, fueron traducidas
al francés v al alemán. Pero lo que vale más, era
im católico fer\-oroso y se acercaba diariamente a la
Santa Comunión con su liijo Contardo. Su madre,
Da. Luisa Buccellati, era hermana del abad Antonk), profesor de Derecho penal en la Universidad
de Pavía. Piedad y ciencia, pues, constituyeron el
ambiente del niño, que, por lo demás, tenía una

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vivacidad y un genio que no denunciaban cierta­
mente un modelo de muiusetlumbre.
; Pero qué no puede la gracia divina cuando el
alma corresponde con generositlad? A los
anos
hizo Coutardo su primera comunión, y desde ese
día se advirtió en él lui cambio extraordüiario.
■ ^uüice días estuvo preparándose en el retiro del
. convento de Ursulinas de S. Carlos, al lado de una
. tía suya religiosa.
Desde entonces, dice su padre, comenzó esc tanpuje potente hacia una robusta vida leligiosa;»des■ de entonces, agrega su confesor, el cinj>euo ]x>r
adquirir todas las virtudes sin detenerse nunca ni
descuidar ninguno de los medios para lograrlas ».
E n el I.,iceo fué la admiración de sus compañeros,
que lo llamaban el San laiis y en general se ab.stenian en su presencia de toda palabra obscena (tan
comunes por desgracia en estos ambientes) .si no
querían verlo enojado y triste. Además de las
asignaturas ordinarias del Liceo, se dedicó al
hebreo, al siriaco y al sánscrito, bajo la direción de
Mons. Ceriani, prefecto de la Bibloteca ambrosiaiia.
El 7Ó pasó a la Universidad de Pavía, dedicán­
dose a la jurisprudencia y obteniendo ser alumno
del Colegio Borromeo. Todas las mañanas tem­
pranísimo se le veía en la iglesia y hacía la santa
comvmión con tal fervor, que los fieles, ignorando .su
nombre y conociendo su divisa, lo llamaban el S.
S. Luis dcl colegio Borromeo. S\i devoción llamó
también la atención de Mons. Rilwldi, Obispo de
^ Pavía y de varios eclesiásticos, (jue le observaban
sin ser vistos ¡x>r él. Parecía tríUs¡x>rtado fuera del
mundo sensible.
Sus compañeros gencrulmcnte lo amaban, porque
era buenísimo con ellos y lleno de cortesía. Pero
no faltaban — ¡no podían íaltari — algunos a
quienes su piedad parecía exagerada. Sabiendo
¿>tos cuánto horror le inspiraba todo lo que fuese
imjjureza, para contrariarlo pronunciaban ante é(
palabras incouvemente.s, y entonces las vivas lla­
mas del rulx>r empuiqmraban las mejillas del jovencito, que sin contemplaciones se alejaba de >n
compañía. Más tarde P'erriui escribió algxmos li­
bros religiosos, y hablando de esos • castos bochor­
nos » los llama los * miramientos que al mimdo
le parecen debilidades y son las exigencias de Dios,
que le parecen al mimílo falta de ánimo y son la
más legítima afirmación de la dignidad humana.
¡Oh santos bochornos, vosotros .sois la púrpura del
reino de Cristo, los trofeos de su victoria sobre el
mimdo y sobre la naturaleza, la señal de que El
mora en el corazón de su elegidos!».
Un año, y fué el de 1879-80, se condenó a pasar

— 40 —
todo el invierno, que fué rigorosísimo, encerrado
en su aposento, para ño sufrir este suplicio.
Mas lio se contentaba con huir. Deseaba ser entre
sus compañeros im apóstol del bien y la virtud.
Ivcs inculcaba y practicaba con ellos las devociones
de los meses de mayo y junio, consagrados a Ma­
ría Santísima y al Sagrado Corazón de Jesús, para
quienes tenía un amor especialísimo, les hablaba
frecuentemente de Dios y de las fiestas litiirgicas,
los invitaba al palacio episcopal, donde Mons. Riboldi tenía con ellos conferencias familiares. Pero
desgraciadamente la ligereza del ambiente puso
límites estrechos a este apostolado y hubo de con­
tentarse con el apostolado, por cierto eficacísimo,
del buen ejemplo.
Kn este tienijx) contrajo relaciones con los her­
manos Condes de Mapelli, a quienes escribió
cartas y opilsculos que son la revelación más bella
de la elevación sublime de su alma enamorada de
Dios.
*
* *
En 1880 se doctoró en leyes con éxito asombroso,
y conro el Exmo. Sr. Riboldi le pregimtara quién le
había ayudado, respondió enseñándole un grande
cnicifijo que llevaba al cuello.
GíUió un premio del Ministerio para ir a estu­
diar un año al extranjero y otro de la Caja de
Ahorros de Milán con el mismo fin, y así pudo
estudiar dos años en la Universidad de Berlín, donde
se forman tan grandes hombres. Antes de partir,
pidió a su Obispo ima carta de recomendación
para Mons. Forster, Obispo de Breslau, bajo cuya
jurisdicción está Berlín. Además, temeroso de la
influencia de la ciudad protestante, donde, al
par de todas las. grandes capitales, la corrupción
de costmnbres es grande, se trazó mi programa de
vida, bellísimo y santo, que fué el ideal que se
propuso durante toda su vida. Su padre lo bendijo
y escribió en sus Memorias: ¡Oh ctiántos consuelos
en este hijot ¡cuánta bóndad y cuánta virtud!
Iva primera visita que liizo en Berlín fué la de
Sta. Edwngis, que es la principal iglesia católica
de la ciudad. Habíase arrodillado, cuando vió junto
a sí un joven que oraba fer\'orosameute. Cuando
éste hubo terminado, Fcrrini lo siguió: fué el pri­
mer auxilio que Dios le enviaba: le buscó albergue,
lü puso en relación con la Juventud Católica, fué
su primer amigo.
Kra el tiempo del KuHurkampf; Mons. Forster
estaba desterrado del imperio y habitaba en una
cuidad de la Silesia sujeta al Austria, pero pertelu-v'ieute a su diócesis. Cuando recibió la carta
de Mons. Riboldi. reannendó el joven italiano al
R eí do. Doctor Ilerzog, cura de Sta. Edwigis, que
a la muerte del Sr. Forster le sucedió en la silla
episcopal. Mons. Herzog vino a ser el confesor,
el «.'onfidonte, el amigo de Ferrini y le liizo entrar
ci'iiui huésped en el Círculo Universitario Católico
de Berlín y en la Sociedad de S. Vicente de Paúl,
donde conoció y estrechó amistad con el admi­
rable profesor W'cstemiaycr, que pa.só después a
la universidad de Friburgo a enseñar Botánica.

Hcnn'an las luchas del KiiUurcampf y Ferrini
tuvo ocasión de admirar la excelsa fe y la piedad
ardiente de los estudiantes católicos alemanes.
« Muchas veces, escribe, he llorado de consuelo
viendo estos bravos y valientes jóvenes, todavía
estudiantes y y a empleados y aun militares, acudir
numerosos a la Misa hasta entre semana y acer­
carse mmierosos a la Santa Eucaristía •>.
En Berlín asistió a las lecciones de Pemice y
Teodoro Mommsen, que lo amaron muclio, y
contrajo íntima amistad con Zacarías von Lingental, que fué el primero que estudió con seriedad
el derecho greco-romano, en cuyo estudio inició
a nuestro Contardo.
Ivcjos de menoscabarse, su virtud se reforzó en
Berlín mediante el trato con católicos eminentes
como Mons. Herzog, los jefes del Centro y la ju ­
ventud católica universitaria. En esta cuidad com­
puso una serie de meditaciones para alimentar su
alma y tradujo al italiano varios cantos religioso.-»
alemanes.
En 1882 volvió a su patria con la mente bien
enriquecida y el corazón inmaculado.
Pasó el 1883 visitando los archivios de Roma,.
Florencia, Turín, París, para preparar la edición
crítica de un libro griego de Derecho romano que
había comenzado en Berlín. Estando en Rom a
fué a recibir la santa comunión de manos de Déon
X III y compuso un opúsculo rel^ioso titulado
Un po' d’iniinito.
A fines de ese mismo año fué nombrado Pro­
fesor extraordinario de las Fuentes del Derecho
Romano y luego de Derecho Penal en la Univer­
sidad de Pavía, donde permaneció hasta el 87.
En este tiempo comenzó sus publicaciones cientí­
ficas y desde las primeras fué saludado como uno
de los mayores romanistas modernos. También
escribió algunos trabajos apologéticos, breves pero
hermosas, y probablemente también sus prepara­
ciones a la sagrada comunión y algunos otros
ascéticos.
E l 86 se inscribió entre los cofrades de S. Vicente
de Paúl y el 6 de agosto ceñía, como terciario, el
cordón de S. P'rancisco h.iciendo la profesión el ó
del siguiente febrero.

Entre tanto se abrió el concurso para las cá­
tedras de la Universidad de Messina, y Fer­
rini ganaba la de Derecho Romano. Allí con­
tinuó su vida siendo im modelo de piedad y tra ­
bajo. I’'ué su confesor el P. Bernardo. Francis­
cano.
Deseando acercarse a la familia, liizo oposición
a la cátedra de Bolonia, pero ésta fué asignada al
Profesor Brini, humillación que llevaron a mal los
admiradores de Ferrini, pero que él aceptó oírao
la cosa más natural del mundo, defendiendo ante
sus amigos «la justicia del tribimal». Entre tanto
la Universidad de Módeiia, llena de admiración por
el sabio, le ofreció la cátedra de Derecho romano
que había vacado esos días.
En esta ciudad se conserva viva la memoria de



41



Ferrini. y su confesor, el P. Londwñcko. S. J. ates­ brimiento y lo publicó. Sus obras científicas llegan
tigua entre otras cosa;
a 200 y forman ellas solas ima no despreciable bi­
« E ra sobre manera edificante verlo comulgar blioteca de Derecho greco-romtuio. Y jíon el
(y lo hacía diariamente), las manos jmitas. los fruto de solos 20, o pocos má.s, uñ(xs de trabajo.
ojos bajos, una actitud recogida y al mismo tiempo
Teodoro Mommsen, su piX)fesor cu Berlín,
con tai naturalidad y garbo, que hacía pensar si
dijo a un eminente personaje italiano que así
veía realmente a Jesús. No se contentaba con como el siglo X I X era para los juristas el siglo
hacer en todo lo que le parecía lo mejor, sino que de Savigny, así el X X se llamaría el de IVrrini,
tendía cuidadosamente a la perfección cristiana, y que debido a él la pahua del derecho romano
de la cual no le era desconocida ninguna parte ni pasaba de Alemania a Italia. * Por lo deniíls,
ningún matiz.
añadía Mommsen, no sentimos envidia i.
* No se notó en ^ ningún defecto, al contrario
Cuando hablaron de esto a Ferrini, cambió há­
una r^ularidad tan constante, que parecía hu­ bilmente discurso; y siempre hizo lo mismo.
biese recibido la Tni«;TT>A gracia que S. J uan BerchOtro msigne alemán, Von Dingental, el más
mans, a saber, conocer desde niño por mani­ ilustre erudito en Derecho greco-romano, y qtic
festación divina, lo que es verdadera virtud v de­ más que maestro fué un verdadero padre de Fer­
dicarse diligentemente a su consecución sin dete­ rini en orden a sils estudios, lo amó y apreció
nerse un solo instante ni descuidar nada de lo
tanto, que lo constituyó heredero de su patrimo­
que pudiese llevarlo allá.
nio intelectual, legándole hasta sus manuscritos
« H ay motivos suficientes para creer que se inéditos, sus apuntes, sus notas. A la muerte del
haya visto exento de todo incentivo sensual, y sin maestro, Ferrini fué saludado como la primera fi­
embargo, su vida era un tejido de mortificaciones. gura del Derecho rornano-bizanüiio.
E l mundo con todas sus pasiones no pudo entrar
en esa alma ni dejar impresión de ningiiufl clase ».
E n Módena estrechó amistad con el Profesor
Y sin embargo, la verdadera grandeza de Con­
Olivi, otra inteligencia elevada, alma que lo com­ tardo Ferrini, la que le asegurará un renombre
prendió y lo amó, porque estaba iluminada por
eterno en la historia es, más que su ciencia, su
los mismos rayos de la fe y del amor de Dios.
\’irtud, su santidad.
Pero Pavía y Milán, donde estabá la familia,
E n medio de tan colosal saber, era tan hurrrilde,
ejercían atracción sobre el joven profesor, y cuando
que nadie echaba de ver los tesoros de ciencia que
quedó vacante la Cátedra de Derecho Romano
poseía, pues los escondía cuidadosamente y se
en el Ateneo paviano, fué llamado por unánime
tem'a como el último de todos. Y no hay duda
deseo del Colegio Universitario, que siempre lo- que logró sus añílelos de oscuridad. Cuando Momm­
aprecié y amó. Tomó posesión en 1894 y al año sen vino a Milán y pregrmtó por él, viendo que
siguiente los Católicos milaneses lo eligieron con­ casi nadie lo conocía exclamó: « ¡Pobres italianos,
cejal del Ayuntamiento, donde permaneció hasta que no conocéis vuestras glorias! •
el 99. año en que se apoderó del Mxmicipio la coa­
E sta vez merecemos por lo menos excusa, pues
lición republicano-socialista.
esta ignorancia era mérito exclusivo de Ferrini,
Cuando hablaba en el Concejo, lo que era raro,
que siempre se escondía, que se esforzaba en apa­
pues no gustaba de gastar muchas palabras, se le
recer como mío de tantos. Solamente quien está
escuchaba con atención y deleite. Fúé miembro
acostimibrado a no detenerse en la corteza sino
de la comisión de estudios y del Consejo directivo
que sabe penetrar eir lo interior, podía conocerlo '
del Real Colegio de niñas, y cuando el debate im­ y estonces quedaba sorprendido y adnrirado.
portantísimo de la cuestión financiera y del en­ ¡Que elevación de pensairriento la suya, qué de­
sanche y alargamiento de fielatos, formó parte
licadeza de sentímienlos!
de la llamada Comisión de los Nueve, encargada
Todas las mañanas iba a S. Marcos a oir Misa y
de estudiar tan arduos problemas.
comulgar; frecuentemente en compañía de su
E l Rvmo. Preste de S. Marcos, su parroquia, lo padre; diaria era también su meditación, la v i­
nombró mayordomo de Fábrica; la sociedad de sita al Santísimo Sacramento, el santo Rosario,
S. Vicente, lo elevó a la Vicepresidencia; fué el om
que rezaba ha.sta en el tren. Era tal su piedad,
sejero legal de S. Em .cia el Card. Riboldi y de que un ilustre senador del reino, quien para dis­
varios institutos; perteneció a la Archicofradía del
traerse en las íntermirrables y aburridas sesiones
Smo. Sacramento de la parroquia de S. Fidel,
del Ayuntamiento, se entretenía en esbozar las
donde su padre era el prior, y cuando Crispí pre­ caricaturas de sus « infelices compañeros de su­
sentó la ley sobre las Obras Pías. Ferrini la im­ plicio >. trazaba la de Ferrini con la aureola o
pugnó con éxito.
nimbo. También los habitantes de Pavía, donde
Ferrirri veraneaba, lo llamaban el S. Luis de los
Ferrinls. ¡Y también ellos se detenían sólo en la
Pero la Obra de Ferrini debía desarrollarse pre­ corteza! ¡Oh, no era fácil penetrar en ese corazón,
ferentemente en el campo de sus estudios predi­ y fueron muy contados los que pudieron hacerlol
lectos. Habiendo 3Ȓons. Mercanti descubierto en
I.,eed sus escritos religiosos, publicados después de
la Biblioteca Ambrosiana un palimpsesto con al­ .su muerte; allí hallaréis el retrato moral de esta
gunos pasos inéditos de antiguas leyes grecoalma grande, siempre unida a Dio;, verdadera­
romanas, Ferrini estudió el imj>ortante descu­
mente santa.
* Él

— 42 —
Las místicas elevaciones de ima Santa Catalina
de Sena pasan a través de este neto representante
de la cultura moderna y se hacen sentir en toda
arcana belleza en este siglo escéptico.
Nosotros los sacerdotes, decía Alberto Cadena,
el gran Arcipreste de S. Fidel, que fué por algún
tiempo confesor de Ferrini, citando hablamos de
Contardo Ferrini debiéramos ponernos la estola.
Y en cierta ocasión estando con varios amigos,
y viendo pasar a Ferrini, les dijo: Os presento un
virgen. Y tenía razón: si Ferrini no quiso contraer
matrimonio, fué exclusivamente por amor a la
bella virtud, para mantenerse más miido a Dios.
A estas elevaciones es nuestro siglo ajeno, mas no
por eso dejan de ser la flor más hermosa del E van­
gelio; son margaritas, que según el Evangelio, no
pueden arrojarse a los animales, pero (jue adornan
soberanamente el ahna de los verdaderos, de los
grandes amigos de Dios.

También Ferrini tenía sus diversiones, el alpi­
nismo. la diversión de las almas fuertes. « A mí,
estas giras me hacen gran bien, decía, no sólo
físico sino moral, templan mi carácter, me elevan
a ideas y sentimientos diversos de los ordinarios...
lis bello sentir desde una cima solitaria como el
acercarse de Dios y contemplar en la misma natu­
raleza salvaje su sonrisa eternamente juvenil ».
Y así fué: el alpinismo le sirvió para ejercitar
gnuides virtudes morales, y fué para él una nueva
re\-elación de Dios. E l ascendió muchas veces las
niveas cumbres de los Alpes y de los Apeninos. Y
le era natural remontarse hasta Dios en la contem­
plación de las creaturas, y su oración era continua.
Veía « el Nombre augusto de Jesús estam­
pado doquiera hay una elevación del arte, una
manifestación de' genio, una revelación del pen­
samiento divino por medio del pensamiento hu­
mano, porque en estas obras hay en cierto modo
palpitaciones de El. ¡Cuántas veces en los Museos
de Viena, Berlín. Mónaco, Dresde, Roma, Flo­
rencia, absorto ante mía obra maestra, no me
sentí llevado a nn inefable abrazo de El, y al
contemplar una obra de un grande artista, no
asomaban a mis ojos calladas lágrimas, que espero
mi Angel no habrá dejado caer en tie rra ! ».
Estas palabras revelan algo al hombre.
Ivn igo2 había emprendido, siempre con la coo­
peración de Mons. Mercati, la publicación de im
manuscrito de la Vaticana, llamado Tipucito, per­
teneciente también al cuerpo de leyes denomi­
nados liasilicos: en el mismo año tenía proyectado
un viaje a Tierra Santa, en compañía de su grande
amigo, el profesor Olivi; pero no pudo realizarlo:
Dios lo llamaba a la Jerusalén celestial.
Era el sábado 3 de octubre y se hallaba con la
familia en su quinta de Suna, cuando se sentió
atacado de convulsiones y fiebre. El día siguiente,
no obstante la fiebre, fué a la parroquia a oir la
S. Misa y comxilgar. De ^nlelta a casa tuvo que
guardar cama: tenia tifo y en el delirio de la fiebre
oyendo la campana del barco que se acercaba,
creía que tocaba a misa. En los breves intervalos

lúcidos, murmuraba plegarias. Asistíanlo su ma­
dre, la hermana y en los últimos días también las
religiosas del hospital de Palanza; a su cabecera
vinieron el Arcipreste de Palanza y el cura de
Suna, mas no se le pudo administrar el Santo Viá­
tico. Arm durante el delirio tenía los ojos diri­
gidos al cielo y movía los labios en oración. E l 17
de octubre entregaba su alma a Dios, asistido por
■ los dos sacerdotes y por toda la familia.
Pronto la voz del pueblo de Suna y la más au­
torizada de los sabios y de sus amigos y colegas,
arm los que no participaban de sus ideas, lo pro­
clamaban xmánimente santo. Como representante
de estas voces, surgió el prof. Olivi, grande sabio,
alma nobilísima, íntimo amigo de Ferrini, y en
un discurso memorable proclamó la santidad de
su amigo y terminaba con estas palabras: « I<a
inmortalidad del Santo se yerge segura y maje.stuosa sobre su sepxilcro ».
E l mismo profesor se presentó al Santo Padre
Pío X y le rogó se iniciara el proceso de Beatifi­
cación y Canonización de Ferrini, presentándole
no pocas ni dudosas pruebas de su santidad, que
él había recogido.
También el pueblo de Suna, que venera a su
S. Luis Ferrini, mandó el 1909 una carta al Papa
pidiéndole, la constitución del tribunal eclesiá­
stico. D e ello habló expresamente Pío X en una
audiencia solemne concedida a los peregrinos piamonteses el mismo año, declarándose feliz en ele­
var al honor de los altares un profesor de Univer­
sidad. Y en noviembre in^^tó a S. Emma. el Car­
denal Arzobispo de Milán a iniciar en la ciudad el
proceso informativo. H a habido que iniciar erarios
procesos rogatorios en varias ciudades, como
Pavía, Novara, Turín, Módena, Padua, Treviso,
Roma, Mesina, Palermo, Cágliari, para oir a los
testigos que no podían trasladarse cómodamente
a Müán. Recogidos también todos los escritos del
Siervo de Dios, todos los procesos de las diversas
diócesis se trasladaron a Roma.
Cuando rae presenté a la Santidad de Bene­
dicto X V , el nuevo Papa, que y a conocía la causa
de Ferrini, me expresó su alta y soberana satisfación por los progresos de la misma, e hizo votos
porque pronto sea coronada del mejor éxito, por­
que es hermoso, dijo, presentar a la edad moderna
un profesor de irniversidad que en medio del mundo
y en la jjosesión más completa de la ciencia moderna,
supo elevarse hasta el heroísmo de la santidad.
Muchos han acudido y a a la intercesión de Fer­
rini para alcanzar gracias, y su confianza no ha
sido vana. Muchos encuentran en su vida y en sus
Escritos religiosos un saludable llamamiento a los
más nobles ideales y a aquella fe que alegra y en­
noblece y conforta nuestra existencia. Su figura
se presenta a nuestro siglo como la del santo mo­
derno, que responde a las exigencias legítimas de
nuestra civilización y reconduce a los grandes
ideales de la fe. Aceleren los buenos con sus ora­
ciones y con su auxilio esta causa, que es gloria de
la Iglesia Católica.
C a r l o s P e l l e s r i n i . Pbro.
Postulador de la Causa.

í

7

I

f

— 45 —

( D e una re la ció n d e l P . T e d e s c h i, S a ie sia n o ).

New York, 24 de setiembre 1914

M ise ria s m o rales
c a u sa s.

y

m ate ria le s



Sus

...Volvía yo de Brooklin: avanzaba la uoche;
la niebla envolvía las calles del Hudson, y del
mar soplaba un viento helado. Y o me sentía
satisfecho: acababa de realizar una obra de ca­
ridad: una joven madre y dos niños estaban en
salvo.
Estos casos de abandono son una llaga que
se va ensanchando en las colonias europeas,
particularmente en la itahana, dejando en pos de
si manchas de sangre y ruinas morales 3* mate­
riales sin cuento, ¿a s primeras víctimas con los
niños, que, abandonados en el arro\'o, van, afor­
tunadamente, a llenar los hospicios que la caridad
ha levantado. Solamente el año pasado 3*0 co­
loqué 360 en ellos.
La causa principal de este desorden es el
« bordante ». Un hombre o una mujer vienen de
Italia y ponen casa para albergar a conocidos
y amigos que vengan sin familia. Estos se
llaman bordantes. Se aglomeran en no muy sana
promiscuidad, y aquí está el principio de innu­
merables males. Los emigrados lo saben, y sin
embargo, por la miseria de unos pocos dólares
con que el bordante contribuye al arriendo de la
casa, continúan en el « negocio ».
Pocos días hace, iba 3’o a una casa para im­
pedir que se consumara un hecho de desastrosas
consecuencias morales 3' materiales. Me reci­
bieron amablemente.
Había dos cuartos decentemente amuebla­
dos. Estaba para felicitar a los inquilinos,
cuando v i tres catres apoyados en la pared de
la alcoba.
— ¿Qué es esto? dije al marido; de modo que
tuvéis aquí tres bordantes.^ ¿No sabéis lo que
le pasó a la familia de en frente? Más bien
comed pan y cebolla; si es preciso, pedid limosna,
o volved a Europa, antes que o recibir un cén­
timo de los bordantes.
— ¡Es verdad! exclamó; haré como V. indica.
¿Lo hará? Lo dudo, porque hay una grande
crisis, 3' unos pesos más se consideran como una
fortuna.
Otra causa es el olvido del sentimiento mo­
ral. Muchos de estos emigrados y a no frecuentan
la iglesia; sus hijos crecen en la más completa

ignorancia religiosa, la delincuencia en U\s me­
nores crece, y la tercera generación es i)eor que
las precedentes.
Un día 'Se me presenta un sujeto alto,
delgado, huesudo, con la solapa levantada para
disimular la falta de camisa. T u vo que esperar
largo rato. Llegado su turno me dijo rjue, en­
gañado ix>r uno que le prometía tral)ajo en
N ueva Y ork, había venólo con dos uiños. Buscó
a su amigo, y no lo encontró. Ahora estaba sin
trabajo y con dos criaturas que mantener. Id
por él, podría acomodarse; ¿pero los niños.''
Si 3'o podía darle dinero para trasladarse a Bos­
ton, me lo agradecería eternamente. Allá es­
taba su mujer.
Y o sospeclié un timo.
— ¿Vuestros hijos hablan inglés, verdad?

— Sí.
— Traédmelos.
D iez m inutos después estaba de vuelta con un
muchacho de 12 años 3' una muchacha de 15:
dos criaturas llenas de vida; de ojos azules
y profundos, inteligentísimos 3-' hablando el
inglés con perfección.
— ¿Cómo te llamas?








Juan.
¿Y tú?
Silvúa. ,
¿Quién es este caballero?
Nuestro jjapá.
¿A qué habéis venido a Nueva York?

A qu í la muchacha se turb<), j>ero acalx) |K*r
contarm e la historia poco más o menos como
su padre.
— ¿Hal)éis hecho al primera Comunión?

— No.


¿Vais a la iglesia?

—• No.
— ¿Por qué?
— Porque nadie nos lleva.
— A l paseo v al cinematógrafo vais, v e r ­
dad?

— Sí.
— ¿Con quién?
— V ea V . Vivim os en un barrio hebreo,
nuestros amigos y amigas son todos hebreo:-.

Y o tenía bastante.
— ¿Pero cómo es que vuestra madre no se vino
con vosotros? ¿No te parece a ti, Silvia, que era
justo?

— 44 —

Aunque muy raros, no faltan actos heroicos
de virtud. Vaya un ejemplo; es de una mujer de
Catania, cuyo marido había sido condenado a
nueve años de cárcel en la prisiónde 6'ritg-5 í«g (i).
Vínose de Italia con la única hija, para ver a
su marido y consolarlo. Me pidió una reco­
mendación para el gobernador y además que
intercediera por su perdón, cosa imposible, por­
que no había descontado ni la mitad de la pena.

Entre tanto la crisis de trabajo se hacía
cadi’. día más aguda, y las dos mujeres vagaban
por la calle sin hallar ni un pedazo de pan. En
todas partes la miseria es muy mala consejera,
pero especialmente en Nueva York; comienza
entonces el camino doloroso de la mendicidad...
para muchas el de darse a la mala vida.
Cuando la pobre mujer y su hija se vieron
en este peligro, vinieron a pedirme las recomen­
dara al Cónsul para ser repatriadas. Pero tampoco
esto pudo efectuarse. Dos semanas después,
la muchacha, consumida por la miseria, no po­
día salir de casa. Me avisaron. Cuando la v i me
parecía soñar. Según costumbre, hice una minu­
ciosa averiguación. Las dos mujeres vivían en un
cuartito de dos metros y medio de largo por uno
de ancho, donde a medio día no entraba la luz: no
tenían ni una silla ni una cama; un catre les
prestaba todos los servicios: el aire era pesado y
hediondo; cuando entré sentí como que me
ahogaban; pensé: ¡Cuánta virtud para soportar
estos horrores! ¡Estas almas son heroicas!
Estos casos de miseria no son raros. He visto
madres medio enloquecidas por la pena, sacudir
y zangolotear a sus hijitos, en actitud de
estrellarlos contra una pared, y luego prorrum­
pir en lágrimas y decir:
— Perdóneme, Padre, estamos muertas de
hambre y la miseria nos enloquece.
Nosotros hacemos cuanto podemos. Y o hace
años que manejo este secretariado y son muchas
las personas que he recomendado a las familias
acomodadas o a las parroquias. Mas no siempre
se obtiene remedio.
En la colonia italiana del Eos/ S*de (i) había
un diminuto Paganini, llamado Belfiore. La
madre le dejaba crecer la cabellera, que, como
los ojos, era negra bellísima. E n los conciertos
se le asignaban los primeros números y después
de tocar, y entre número y número, se aburría
soberanamente y se entregaba al sueño.
Tenía seis años y tocaba violín; pero desde
los tres venía tocando mandolina en los cines,
despertando tempestades de aplausos. Su padre
murió lamentando sólo no poder asistir a los
triunfos de su Luisito.
Apenas murió el padre, la madre cayó en las
redes de los protestantes, los cuales, conociendo
el talento del muchacho, los rodearon a ambos
de atenciones y comodidades, con la única con­
dición de que no frecuentaran la iglesia ni
la escuela católicas. Me propuse reconquistar
esa presa y hallando a la mujer razonable, le
propuse dejara el niño a mi cuidado; y así lo

(() 1.a principal del EsUuto, cuyo servicio religioso para
Kv< que hablan espKinol e italiano está coiiñado a nuestros
hertnaiws. Ks aquí donde se ejecutan las sentencias ca­
pitales de la
i'Aatr o silla eléctrica.

(i) La ciudad de Nueva York está dividida en£as/ j
If'esl Side, parte orienuil y occidental, separadas por la
calle Broadu'úi.

— Well, sir, ü isí horrible io say. I cannoi
tell it (Sí, señor; esto es horrible; no lo puedo
decir).
— ¡Oh! me lo figuro; lo sé; vivíais como perros
y gatos, peleando todo el día, y para acabar de
una vez, vuestro padre se vino con vosotros a
Nueva York. Y vos, caballero, recogéis lo que
habéis sembrado. Una familia sin Dios no puede
ser feliz.
— Sí, señor; prometo enmendarme; pero
por amor de Dios, tenga compasión de estas
criaturas; envíenos a Boston.
I/OS acompañé a la Oficina Central de Emi­
grados, la cual les abonó el viaje, y esa misma
noche los embarqué para Boston.
Dos días después Silvia me escribía una carta
bellísima, dándome l a s c a d a s por el beneficio
y prometiéndome ser buena cristiana.
Otra causa son los matrimonios contraídos
sin conocerse los contrayentes. En muchos
casos se invita a venir una muchacha que se
conoció años atrás en Europa... o de la cual se
ha oído hablar; se le manda una fotografía del
pretendiente; se le hacen algunas promesas, y
ella, cebada por ese espejismo de felicidad, deja
su familia y se viene.
En el muelle encuentra al hermano, o al tío
de su futuro esposo, que la lleva a casa. En
nueve casos sobre diez se ve engañada: la ilusión
se disipa. Pero y a no hay remedio y casi siem­
pre acaba por aceptar.
Las calamidades empiezan pronto; y en
breve se concierta el divorcio o la fuga.
Otras veces ¡y no son pocas! estas jóvenes
encuentran en el puerto al agente de la trata de
blancas, quien las conduce a destinación, ame­
nazándolas con el puñal si intentan resistir.
He querido tocar esta tecla porque si mi
relación tiene la suerte de llegar a las manos de
los señores párrocos, pongan al pueblo sobre
aviso.
E jem p lo de virtu d — L a la b o r p rotestan te
— C a s o s lastim o so s.

5

— 45 —
hizo. Pude colocarlo en un grandioso instituto,
donde continuó estudiando música y admi­
rando al mundo con sus prodigios. Ella rompió
espontáneamente con los protestantes y poco
después se vohúó a casar y llevó consigo al
niño.
Esto lo cuento como una prueba del trabajo
intenso y perjudicial de los protestantes con los
europeos: los rodean de atenciones, les procuran
trabajo, dinero, medicinas, obligan a los niños
a bautizarse otra vez. a frecuentar sus templos
y sus escuelas.
Los casos se cuentan por docenas. Kilos tienen
más dinero que los católicos, y para vergüenza
nuestra, muchas veces trabajan con mayor
actividad.
U na reh ab ilita ció n — L a M ano N eg ra —
U n a am en aza — U n inocente lib rad o de
la cá rc e l.
Un gran consuelo me lo dió un muchacho
a quien se le perdonaron por intercesión mía
dos años y medio de cárcel.
Había sido acusado de « mano negra » y con­
denado a cinco años de cárcel. Hacía poco se
había casado y su joven esposa me rogó inter­
cediera por él.
Kuí a las 7"(Wí6s (i) a verlo y noté en su sem­
blante algo que me decía que era inocente.
Le prometí que haría lo ix)sible por hacerle
rebajar lo mitad de la pena, y, gracias a Dios,
lo logré.
Cuando vino a darme las gracias, le dije
que, pues favor pide favor, él podía hacerme
uno.
— Mande V., me contestó.
— Mira, le dije, eres joven y robusto, tie­
nes un porvenir por delante. Solamente te pido
que vivas de hoy más como buen cristiano.
— Ah! sí, sí, me respondió. ¿Xo sabe V. que
la cárcel fué mi conversión? Y o era inocente del
delito que me imputaban, pero no era un buen
cristiano: ¡muy al contrario! y había cometido
\ arios pecados que el código no castiga, pero
que reprueba Dios.
Apenas me vi en Sing-Sing pensé en mi mujer
y en mi hijta y en la infamia que por causa mía
pesaba sobre su cabeza, y me de^speré y
quise quitarme la vida. Fueron días terribles,
de odio, de blasfemia, de ira contra Dios y los
hombres. Una noche, solo, silencioso en mi
celda, me acordé de mi madre y lloré como
nunca había llorado en mi vida. Entonces sentí
una voz que salía lentamente de mi corazón
(i i La gran cárcel preventiva para los que están bajo
proceso: está unida a los tribunales, mediante el Bridge
o f Sig/ts o puente de los suspiros.

y me decía: ¿Por qué no acudes a Jesucristo'' •
— Y la voz creció y se apoderó de mí, y me
arrodillé y exclamé llorando: * ¡Jesús, Señor
Dios mío, ten misericordia de mí! *
Poco después me donní, y soñé ctm mi tion .i.
y vi sus montes lejanos, y mi casita, y In casa
cural y la iglesia. Al despertarme, me lijé mejor
en mi celda y v i un grande erneifijo en la pared
Me parecía que me hnb’aba y me decía que me
I>erdonaba.
Desde luego me encontré tranquilo, resiguad<t.
deseoso de comenzar una vida nueva. "
Y la había comenzado de veras. Mientras
me hablaba, brillaba en sus ojos la esperanza.
Le busqué trabajo, y ha honrado mi recomen­
dación.
¡La Mano Negra! ¡Cuánta deshonra no ha
arrojado sobre el nombre italiano! Es la mal­
dición de nuestras colonias. Dícese que no
existe como asociación, sino que es sólo un
conjunto de hechos aislados, debidos a indi\dduos degenerados... que embaucati a los
tontos.
Pero la verdad es que esta asociación ¡lara el
delito existe, y tiene mil ramificaciones; que
no todos los hechos tenebrosos se logran descu­
brir, que los italianos tiemblan a su nombre y
que no se atreven a chistar sobre lo quf* íes
sucede que con ella se relacione. Individuos y
familias desembolsan el dinero que la Mano Negra les ordena desembolsar; se arruinan y callan.
Solamente cuando un niño desaparece, y la
madre, loca de dolor, grita y llora por la calle,
todas las bocas y todos los diarios pronuncian
el nombre de la Mano Negra.
V^arias veces he tenido que interesarme en
estas cosas. Había y a trazado mis planes para
conocer la verdad, cn.indo improvisamente me
faltaron las personas que debían ayudarm e:
comprendí que habían llegado a pactos con
Mano Negra.
(Concluirá).

L o s florecien tes S ecreta ria d o s de Inm i­
g ración que dirigen lo s S a lesia n o s en los
E s ta d o s U nid os, A rgen tin a, C h ile, B ra s il.
U ru g u ay , E g ip to , A s ia M enor, etc. no se
lim itan a lo s E m ig ra d o s Ita lia n o s, sino
que extienden su obra a tod os los E u ro ­
peos y p articu larm en te a K s Españoles. E n
A rgen tin a y o tra s rep ú b licas am erican as
h a y E s c u e la s y O rato rio s F e s tiv o s d ed i­
cad o s esp ecialm en te a lo s niños españ oles.

®“OooO“ S "oooooo''’ ® °OoooO®'’°*T°®ooO®'^

EL CULTO

de María Auxiliadora
Nós leñemos la persuasión de que, en las vicisitudes doloroaas de los tiempos
que atravesamos, no nos quedan más consuelos que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Vlrsen bendita, que fuó en todo tiempo el AnxlUe
de loa Cristianos.
n o x.

E l 24 de abril com ienza el mes de María Auxiliadora. Si todos los años
lo celebram os con todo el entusiasm o que da el am or de H ijos am antes a la
más tierna de las M adres, ¿qué deberá ser este año centenario, este año de
tan grand es necesidades? Nunca como este año tenem os ocasión de invocarla
con m ayor fervor; jam ás cual hoy han tenido tanta í?tr/?¿í7/7(Tází/las ]‘>alabras de
S. b ern a rd o : « E n los peligros, en las angustias, en las dudas... pensad en
M aría, invocad a M aría... »
Para el ejercicio piadoso del mes podrían servirse nuestros C ooperad ores
del „M e s de M aría A u ^ íia d o r a “ publicado por las E scuelas S alesian as de
Sarriá, o de « E l D ev o to de M aría A u xiliad o ra » editado por las E scuelas
Salesian as de S evilla. Sería de desear que todas las iglesias y capillas d edi­
cadas a M aría A u xiliad o ra , o donde haya altares a E lla dedicados, y más,
donde está erigid a la A rchicofradía, celebraran el mes con predicación diaria
y Bendición del Sm o. Sacram ento. D onde esto no sea posible, celébrese la
N ovena o siquiera el T riduo.
R egu em o s mucho y con fervor. ¿Quién sabe que M a n a A u xiliad o ra no
«os ten ga preparada la paz para su fiesta cen ten aria? D e lo d o s m odos, nos
«torgará grand es gracias.
O rem os con fervo r; honrem.os a M aría A u xiliad o ra, a imitación de su
gran D evoto el V en . Juan Hosco.

GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
T a la v e ra de la Reina
U na grande gracia.

(Tolcdo-Espufia). —

I'k' una carta del M. R . 1*. D. José María Manfredini, lns]>cctor de las casas salesianas de Cas­
tilla y Cataluña. tüinanu>s los siguientes datos:
lili Talavera, como en casi todas partes, Ma­
ría Auxiliadora nos precedió. Su devoción era ya
viva en la ciudad y se veneraba su lyendita ima­
gen cu la Colegiata misma.
l''ua vez instalados los Salesianos en la ciudad,
sc jx'U.só en trasladar la estatua a la Capilla del

Colegio. Y así se hizo procesionalraente
x8 de
octubre del año pasado. Había entusiasmo en los
habitantes, y la Sma. Virgen quiso manifestar su
poder de ima manera palpable, otorgando una im­
portante gracia a un grande amigo nuestro, el R.
Sr. D. Pedro Escobar de Piera, insigne cooperador
Salesiano, que fue uno de los que más trabajaren
para que nos instaláramos en la ciudad.
Este dignísimo sacerdote había caído repentina
V gravemente enfermo el 26 del mismo mes por la
mañana mientras se encontraba en la ^lesia. Lo
Uevoroii a su casa privado de conocimiento, y asi
duró algunos días. Apenas volvió en sí, su primera

É

palabra fué ¡Marta Auxiliadora! Ofreció su vida
a Dios, pero pensó con gran tristeza en su madre,
anciana de 83 años, que llevaba y a 19 meses en
cama y tiene en D. Pedro su sostén y su consuelo.
Acudió entonces con premura a María Sma. A u­
xiliadora, pidiéndole la salud si había de ser para
gloria de Dios.
Por mi parte, había ido a visitarlo el 28: seguía
sin conocimiento y el médico había dicho que mo­
riría o quedaría inutilizado. D ije a su señora her­
mana que hiciera tma Novena a María Auxilia­
dora. que yo haría rogar por él en el Noviciado
de Carabanchel, en Madrid y en Alicante.
María Auxiliadora concedió la gracia. D. Pe­
dro curó y curó bien. A l recobrar la palabra, su
primer acto fué invocar el Nombre de M.» Aux.
Y hoy.no cesa de bendecirla.
Este portentoso hecho con que María Auxilia­
dora se ha estrenado en Talavera de la Reina,
conocido y divulgado, ha acrecentado la con­
fianza y devoción en Ella. Tenemos fraudadas es­
peranzas de que su culto se desarrolle como en
Ciudadela, como en Valencia, como en Alicante...
B a rr a n q u illa (Colombia).
Hace ya algún
tiempo, he contraído una deuda de gratitud ha­
cia nuestra buena Madre María Auxiliadora: Se
hallaba uno de mis hijitos en el último período
de una grave enfermedad. Pero yo puse toda
mi confianza en la Sma. Virgen Auxiliadora, y,
llena de fé, le ofrecí und misa, una pequeña
limosna y publicar después ia gracia, para con­
seguir la salud de mi querido hijo. Obtuve lo
que podía, pues en corto tiempo desapareció
la enfermedad que tanto me alarmaba.
Con el corazón lleno de reconocimiento ha­
cia ella, por este y muchos otros favores reci­
bidos cumplo lo prometido y exhorto a todo buen
cristiano acuda sin vacilar a la V^irgen, bajo el
titulo de Auxilio de los Cristianos.
Enero 8 de 1915.
T e r e s a R ie d

de

Bo n ell.

C e rrito (Col.). -— Entre las innumerables gra­
cias deseo se publique la siguiente como un tes­
timonio de gratitud y a fin de que se propague día
por día el culto la confianza en María Auxiliadora.
Hacía algún tiempo encontrábase mi hijo sin
lograr una colocación que le sirviera a lo menos de
distracción así como para evitar los muchos peli­
gros a que el ocio expone a la juventud.
Hice presente a María Auxiliadora mi necesidad
con sentimientos de fé viva, y le ofrecí una misa,
una novena, una limosna y la publicación del favor
si lo obtenía, ha Santísima Virgen escuchó mis
súplicas. Focos días hacía que se lo había pedido
cuando bondadosa me lo concedió. E n efecto,
recibió mi hijo una buena a)locación en población
de inmejorable clima y en muy bnenas condiciones.
H oy vive entregado a su trabajo y yo agradeci­
dísima a la Sma. Virgen Auxiliadora, cuyo culto v
devoción quisiera ver floreciente en todo el mundo.
l>icienibre 1914.
TRAK.srxo O b t iz de D.

47 —
C e rrito . — Doy rendidas gracias a María Au
xiliadora por la curación de mi hija, que so ciwcnenó con una fuerte dosis de mercurio que por
equivocación le dió un farmacéutico.
JUAíiA N. D au .vvhna de F.
C errito . — Declaróse un terrible incendio, y
viendo que las llamas avanzaban y amenazahau
mi casita, no tuve más recurso que acutlir a María
Auxiliadora, ofreciendo la pcíjueñu limosna de
3 francos, y he aquí que el fuego fué miucdialamente perdiendo fuerza y se exüngíiió. Agradecido,
cumplo mi promesa.
Diciembre de 1914.
C elina R o ’ a s .
C a li (Colombia). — Tenía una Iiermana gra­
vemente eufenna a quien habían desahuciado
los médicos: tan grave estuvo, (¡uc se le ayudó
a bien morir y ya estaba listo el ataúd para en­
terrarla. Entonces le ofrecí á María Auxiliadora
una novena y mía comunión por la vacia de mi her­
mana, y si mejoraba, publicar la gracia y he aciuí
que mi hermana se mejora y hoy está casi res­
tablecida.
Agradecida por este favor doy a la Santisima
Virgen las mas rendidas gracias, cumplo mi pro­
mesa y confío en que E lla me la curará radical­
mente y envío 5 francos.
Septiembre 12 de 1914.
R afaela de P inilí .a .
Dan también gracias a María Auxiliadora y envían una
Mmosoa:
Asunción (Paraguay^ — C. de S. por una gracia
en favor de sus cinco hjitas — D. P. por la salud
de un enfermo,
Barcelona (España). — D. Dalmacio Iglesias, por
haberle curacio de una dolorosa afección, que pa­
decía, 5 ptas. — D. Teresa Pascual y P. por haber
aliviado a su hermana en sus eúrcniiudades, 3 ptas.
para celebrar una Misa. — Una hija de Mari.a por
dos favores.
Girón (Colombia). — María Josefa Rodríguez R.,
pías. 2.50 — Concepción Ramírez d eR ., 1,25— Cliiquinquirá Rey R., 0,25 — Isabel Valdívie.so O., 2,50
— l.uisa Reyes de V ., 1,25 — Abel Reyes, 1,25 —
Josefa Drdóñez de V., 1,25 - - Telésforo Ruiz, 2,50
— Rosana Reyes de F., 2 — Rita Figueíra, 5 —
Ramón Serrano S. y esposa. 8 — Anselma .Serrano
M., 0.25 — Ana Dolore.s Ordóñez O., 0,50 — Isa­
bel Camargo de Serrano, 1,25 — Juan de Jesú^
Prada, 2 — Varios devotos, 1,50 — José de Jesús
González S., 1,25 — Maria de Jesús Navas H ., 1,25
— María Reyes Rey, 2,50 — Jeróiúma .Martínez de
M., 1,25 — Trán.sito Ordóñez de Garda, 0,50 —
Ana Mercedes Ordóñez O., 0,50 — Isabel Valdivieso
O., 1,25 — Isabel Valdivieso O., (Por el alma de
Josefa Ordóñez de V.), 1,25 — Juana Rodríguez A.
2,50 — Celedonia Rodríguez de R., 15 — Telésforo
Ruiz, 25 — .María Pérez Patino, 1,25 — Antonio
Serrano Gómez. 5 — Pedro Cf>rtés D., 1,25 —
Emilio Cruz, 1,25 — Ceferino Prada, 1,25 ~ Lucía
Mantilla de .S., 1,50 — 2^ila Serrano M., 0,25 —
Ramón Serrano .S., 1,25 — Anselma Serrano M.,
0,25 — Jo.sé Domingo .Serrano, 1,75 — Rita Prada
R., 1,25 — Augustina Prada de S., 2,50 — It»ocencía Prada R.. 2,50 — Mariana González de R.,

-

4

»

-

Chiquinquirá (Col.). Da. Felisa Mateus, por un
1.25 — Rosa Rueda R., 1,25 — Mercedes Reyes
S., 2,50 — Soledad Reyes, R., 1,50— María Her­ favor.
Funia. — Dolores Cifuentes, dejó al morir, de
nández de S. 0,50 — Sara Rey U., 0,25 — Fran­
limosna para el Santuario, frs. 3 y para una misa
cisca Rodríguez de R., 5 — Balbina Ordóñez de O.,
1.25 — Marcos Valdivieso V ., 2 — Ramona Ro­ rezada a la Virgen, 3.
Yamundi. — I^eón Guerrero Z., limosna, 5.
dríguez N., 1,25 — J. G. S., 5 — María Josefa Ro­
E/1 Carmen, — Felisa Galarza de Ganiboa, 2 —
dríguez R., 1,25 — Delfino Rodríguez de P., 1,25
Salao. — Angeliiio Ortega, 4 — María Manuela
Celedonia Rodríguez de R., 1,2 5 — Amelia Rey de
Ü., 2,50 — Roque García, 1,25 —- Ramón Prada Collazos de Ortega, 2,50.
Hondón de los Frailes. — Da. Flora ¡over P.
G ., 5 — Eieuteria Prada de H., 1,25 — Julia Gon­
por la salud recobrada— Da. Pilar García Botella,
zález de Reyes y otros devotos, 3,15 — Lorenza
por el mismo favor a su marido.
Cáceres de C., 0,75 — Ana Dolores Ordóñez. O.,
Sarriá-Barcelona. — Da. Ramona Cataiá, por un
1.25 — Domingo Franco, 1,25 — Ramón Prada
insigne favor, da una limosna y manda decir una
G ,, 2,50 — Bárbara Serrano de S., 0,50 — Amelia
M¡^a en el Santuario de Sarria.
Rey de O., 0,50 — Varios devotos, 1,75 — María
San Bartolomé del Grau (Barcelona). -—' D. José
Josefa Valdivieso R., 1,25 — Celia Reyes R., i —
Rovira y Da. Rosario Sansalvador, por varios faNatividad de Liscano, 5 — Florinda Pinto de Vásquez, 2,50 — Diógenes Flores, 2,50 — Delfina Ro­ vore.s 5 ptas.
La Mesa (Col.). — Da, Sinforosa Peña, por la
dríguez, 0,50 — Luis Felipe Serrano, 5 — Antonio
Serrano G., 1.25 — Jesús Navas R., 1,25 — For­ milagrosamente recobrada salud.
Nemocón (Col.). —• D. Rogerío Acosta, por una
tunato Prada R., 2,50 — Una devota, 2 — Ignacio
Prada R., 1,25 — Ana Lucia Rodríguez G ., 0,50 •gracia,
S.
Antonio (Texas). — C. García, poriin favor,
— Pastora O. de Valdivieso, 2,50 — Antonio María
Uribe, 0,25 — Juan Battista Hernández, 0,25 —
fr. 1,25.
Victoria Uribe A ., 0,50 — Benito Uribe A ., 1,25
P ío Uribe A ., 0,50 — Lucia Mantitta de S., 0,25
B iB L Í O G R ñ F Iñ .
-- Jesús Gutiérrez, 0,25 — Anselma Serrano M., 0,10
María Auxiliadora eu las historia de su devoción, por
— Zoila Serrano M., 0,25 — Pedro José Regueros,
0. 25 — Francisco Uribe P., 0,25 — Felipa Gonzá­ Ricardo Beobide, Sa/esiano, 1 tomo, 200 págs. —
Escuelas Salesiana de Sarriá-Barcelona. Forma parte
lez de G ., 1,25 — Julia González de R., 1,25 —
1, uis Eduardo Reyes G., 1,25 — María Antonia de la magnifica colección de las Lecturas Cató­
González de R., i — María González de R., 1,25 licas. En forma amenísima y con grande unción
— Natalio González G., 1,25 — N. Delgado, 0,50 teje el P. Beobide la historia portentosa de la prer­
— Mercedes y Lorenza Pico, 2,50 — Josefa R. de rogativa de Auxiliadora « con que el desarrollo de
Castillo, 0,50 — Ramón Prada G ., 5 — Amelia Rey
mil sucesos, por su mediación prósperos,... ha ve­
de O. 0,50 — Mariana González de R., 1,25 — Ana
nido a embellecerla aureola de la inmortal Señora
Lucia Rodríguez G ., 0,15 — Ernestina Rodríguez y a aumentar los motivos de nuestra confianza de
0,50 — Rosa Serrano de S., 5 — Rosana Reyes
hijos
de Pinílla, 2,50 — Ana María Pinilla V ., 1,25 —
Es un lindo homenaje a la Reina y Madre nues­
Da. María Espina de Uribe, i — D. Marcos V al­ tra en el centenario de su fiesta. Es un libro pre­
divieso por la curación de su hermana Gabriela
cioso para lectura en familia.
Pastora O. de Valdivieso, 2 — Varios devotos, 0,50
De Ltixs Gili. Barcelona, Apartado 415.
— Pastora O. de Valdivieso, 5 — Josefa R. de Cas­
El Rdmo. P. Francisco Javier Wernz, XXV Prepósito
tillo, 0,50 — Isabel Valdivieso O., 1,25 — BerQeueral de la Comp!>ñ(a de Jesús, por Enrique Pía y
nar<iina Ruiz de G.. 1,25 — Amelia Rey de O., 0,50
Denlel, Canónigo de la S. I. Catedral de Barce­
— María Espina de U., r — Mariana Gonzáles de
lona. — Un folleto de 16— 23 cm., de 38 páginas
R.. 1,25 — Francisca Uribe de L ., i — Isabel
En rústica, Ptas. 0,50. (Por correo certificado, Ptas.
Hernández de A ., 0,50 — Jtiana Rodríguez A ., 2,50
0,30 más.)
— Nieves Rey U., 1,25 — María Espina de Reyes> i
Compendio de Historia de la Filosofía, por el Dr.
— Marcos Valdieso.
D. Anselmo Herranz, Presbítero, Catedrático de Fi­
Cartagena (Col.). — Da. Rosa Caviedes, por
losofía en el Seminario de Gerona. Segunda edi­
grandes favores, $ i oro.
ción corregida y aumentada. — Un volumen de
Cerrito (Colombia). — Dionisio Gil, por los favores
12 ‘/s X 19 Hi cm., de 376 págs. sólida y elegante­
que recibe <le su bondadosa mano todas las días.
mente encuadernado en media tela Ptas. 4. (Por
- Srta. Mercedes Dnráii por favores recibidos. —
correo, certificado, Ptas. 0,40 más).
Da. ICUsa Tenorio de P. por una gracia recibida
A nuestro humilde juicio, es uno de los mejores
ha entrado en Cofradía de M. Auxiliadora — Da.
(jricolda Marusca por liaber mejorado de un dolor y más completos textos de su género que existen.
Balmes periodista (Enseñanzas y ejemplos), por
de cabeza, i pta. — Da. Tránsito (»rtiz de Duran,
M. Afboleya Martínez, Pbro. — Un volumen de
por favores recibidos, manda una limosna. — Da.
15 V2 X 23 cm., de 102 págs. En rústica, Ptas. 1.
Manuela Murillo de F. por favores recibidos da
(Por correo, certificado, Ptas. 0,30 más).
una limosna.
Es un interesante folleto, en que el autor estudia
Cali. — Rafaela Peña de Pinilla, 5 — D. Sixto
con gran copia de dato.s curiosos, un aspecto bien
Vega — Carmen Plaza (misa rezada), 3 — María
poco conocido de la compleja personalidad del
de los Angeles Valencia (misa). 3 — María Antogran filósofo catalán.
ni.a Muriel (misa), 3 — Martina Penágos (dos misas
para las .\nimas), 6 — Claudio Filigrana, 5 — MarLas enfermedades mentales y el ministerio sacerdotal
ci.xna Manrique, i — Adelinda Ordóñez, 0,50 —
(Pastoral psiquiátrica), por M. Martin (P. de la U.
Remedios Castillo, 0,50 — Nicolasa Echeverri, 1,30
A.) — Un volumen de 12 */s x 20 centímetros, de
- Romclia Vega. 2,50 — Gertrudis Reyes, i.
VIII-222 páginas. En rústica, Ptas. 2,50; elegan­
Caldono. — César Suárez, 2,10 — Soledad
temente encuadernado en tela inglesa. Pías. 3,50.
Triijillo, 2,50.
(Por correo, certificado. Ptas. 0,35 más).

POR EL MUNDO SfILESIAINO
AIRES DEL TIBIDABO. — Copiamos de una
correspondencia;
« Las Abejas Aíisíicas se van desparramando y
recorren toda España; y muy dulce y sabrosa es
la miel que con sus numerosos sacrificios aportan
á este Panal de amor. A pesar de las dificultades,
al parecer insuperables, que a cada jiaso se susci­
tan, seguimos constantes en nuestros propósitos.
Esperamos que el lieinix) nos presente buena cara
para reanudar las obras de cimentación y levantar
ya dos de las ocho grandes columnas de la cú­
pula, que han llamado la atención por su elevación
y esbeltez. Pondremos encima „Plus ultra".
«El Sagrado X^orazón se valdrá de los mismas
dificultades para edificar este su Santuario, en
que tan clara se ve su Mano *.
Por nuestra parte sabemos que un patriota
colombiano que tomó parte en el Congreso Ma­
riano de Zaragoza llamando la atención por su
amor a España « la augusta Madre de nuestras
naciones# y por su « férvido anhelo de una aproxi­
mación comercial, intelecUial y espiritual más ín­
tima de todo el continente latino-americano entre
sí y con la Madre España, » ha concebido la
idea de que « se reserve a las naciones america­
nas que de España recibieron I^engua y Re­
ligión, la honra de levantar el templete central,
para sellar así el pacto iniciado en Zaragoza con
la colocación de las Banderas en el Templo del
Pilar. > L a idea es bellí.sinia. Pedimos a Dios que
la l)cndiga e invitamos a nuestros cooperad»>res
de allende el mar, a convertirla en una realidad
más hermosa aún.

ORATORIOS FESIIVOS
ZARAGOZA. ■— Tomamos de E l Noticiero (Nros.
del 7 y 8 de enero):
Ayer celebró el Oratorio Festivo Salesiano (i)
ima fiesta altamente simpática y que dejará re­
cuerdo agradabilísimo en cuantos la presenciaron.
^ trataba de presentar en publico, por decirlo
así, esta obra altamente educadora, que funciona
en Zaragoza hace cinco años y que ha hecho el mi­
lagro de reunir una matricula de más de 300 niños,
los cuales reciben todos los días festivos instruc­
ción social y religiosa.en forma amena y agradable
y sin cansar las tiernas inteligencias de la infancia.
U) En Zaragoza no hay Salestanos, pero existe, orga­
nizada, la Asociación de Cooperadores y Cooperadoras,
'. 'ii espíritu y procedimientos netamente Saksianos.

E l Oratorio Festivo Salcsinivo está puo.slo bajo
la advocación de María Auxiliadora y es cu cieno
modo uiia hijuela de la brillmite Asociación del
mismo nombre.
Alma de dicha mstitución es su digno presi­
dente, el M. I. Sr. D. Robustíano Carra, Secretario
de Cámara de este Arzobispado, quien ha puc.sto a
contribución de la Obra todo su celo, ajwyo y
cnlu.siiismo, que son muy grandes y muy eficaces.
De este modo ha podido el Oratorio alcanzar id
grado de preponderancia que hoy tiene y los frutos
verdaderamente consoladotes que está dando.
Bien merece el apoyo espiritual y material que
tlelien prestarle los que pueden atender con su
óbolo a tan beneficiosa obra.
Felice.s cooperadores de ésta, son los celosos se­
ñores don Juan Carceller, vicesecretario de Cá­
mara; D. José López, director del Oratorio; don
Gregorio Martín, profesor de la Escuela Católica
del Portillo, y don Leonardo Campos, capellán
de las R R . Fecetas.
Celebróse ima solenme velada organizada por el
Oratorio, con un programa sumamente atrayente.
Todas las obras fueron admirablemente hiterpretadas por el cuadro escénico del Oratorio S a ­
lesiano, en el cual hay muchachos que saben lo
(jue se llevan entre manos en declamación y cauto.
Tomaron parte en la repre.sentación los alumos
Alba y Rivas, que en la primera de las obras co­
secharon grandes aplaitsos.
Para todos liulxj felicitaciones sin cuento.
A prc.scnciar la velada concurrió sclcctí.simo pú­
blico en el que predominaban distinguidas damas
y señoritas.
A l principio de la fie.sta el alunmo Zaldivar leyó
im bien escrito trabajo de prc.sentación y a conti­
nuación se cantó el Ilimuo Salesiano.
L a impresión que recibimos no pudo ser más
agradable. Iñié una visión de juventud y de ale­
gría, cosas por demás sim|#áticas.
En dos largas liileras pudimos ver irnos ciento
cincuenta jovencitos y con cara de satisfacción
y sana alegría. Pronto pudimos damos cuenta del
motivo de la alegría extraordmaria de aquellos ni­
ños. En abigarrado montón hallábanse confundi­
dos infinidad de prendas de vestir, luia rebosante
caja de turrones, una canasta de naranjas y otra
repleta de diversas golosinas.
E ra la fiesta de Reyes y por tanto era natural
que los niños esperasen el agasajo de los <generosos
monarcas >.
Se hizo el silencio y el presidente de la Institu­
ción. don Robustíano Cama, canónigo, secretario
de Cámara del Arzobispado, fué llamando a los

— 50 —
niños por orden de méritos y distribuyéndoles los
regalos, consistentes en preciosas bufandas, cha­
lecos de Bayona, boinas, pañuelos, turrones, etc.
Iva alegría se desbordó y los niños contentos y sati.sfechos, fueron marchando a sus casas para ha­
cer partícipes a süs familias de su infantil alegría
y a sus hermaiiitos de las golosinas con que fué
I)remiada su asidua asistencia al Oratorio.
Nuestra periodística curiosidad- nos impulsó
a preguntar por los generosos donantes de tan
espléndido agasajo.
Se deben, nos dijeron, a la activa gestión de un
modesto sacerdote y al caritativo desprendimiento
■ de unos cuantos comerciantes. Y 'u o s dirigimos al
sacerdote aludido, presente en el acto, nuestro
buen amigo D. Francisco García, coadjutor de la
parroquia del Pilar, sin que él pudiera sospechar
(jue su nombre iba a ser publicado, merecidamente
publicado, y por él supimos que gran parte de los
obsequios habían sido debidos, mediante su ges­
tión, a los caritativos y acreditados comerciantes
señores Gómez y Arroyo, señora viuda de Ferrer
Bcrgua, Puig y Morón Mmloz y Pardo, Ribera
(don Mariano), Felipe Sanz y otros cuyos nombres
no pudo precisarnos.
¡Dios les premiará su generoso desprendimiento!
Pero dirán los lectores; ¿qué hace el Oratorio
Festivo Salesiano?
Vamos a satisfacer su curiosidad, siquiera sea a
la ligera, ya que no disponemos de mucho espacio.
yuieu desee tener más amplias noticias, lea lo.v
Ca])ituk)S VI: Cómo junciot.an. l s 0 >atorios Festi­
vos y V il: Tres Clases de 0 >atorios Festivos, del
áureo librito Los Oratorios Festivos o el arte de
altaer y ca equizar los vinos, publ cado por las
líscuelas Salesianas de Sarriá, obra premiada (i).
E l Oratorio Salesiano es mta obra de preser­
vación de la juventud. I^e aparta de los peligros
c(ue le asedian, sobre todo en las grandes ciudades,
y le fortalece en la piedad a la vez que ilustra su
inteligencia y desarrolla sus energías físicas.
(Pare.e que el do Zaragoza no fmiciona regular­
mente sino por la tarde de los días festivos, y pro­
cede así):
Los días festivos reúne a cuantos niños puede,
cu su mayoría aprendices do diversos oficios, ya
emancipados en las escuelas, y pasada lista (esto
es muy importante) viui todos a la capilla donde
,j,-cantan el hinmo a María Auxiliadora, celestial
Patrona de la Institución, jmitamente con San
I'ruucisco de Sales, y rezan la estación al Santí­
simo. Ltiego, clasificados en tres grupos por eda­
des. se distribuyen por los amplios patios y salo­
nes, y mientras irnos juegan al foot-ball. otros se
(i) Es un tomito en S<>, cun 33S págas. de sabrosísima
leciura, por otra parte tan densa de práctica doctrina so­
cial, que Severino Aznar lo llamó t \J\hTO-herramtenia
Entre otras cosas, trata de los Catecismos, de las CompaAias y Asociaciones Juveniles, de las Bibliotecas circu­
lantes. de los juegos etc Y es tan módico su precio que
sólo costa una peseta. Al Exmo. Sr. Maura q. e. p. d
Obispo de Orihuela, después de leerlo le dió ti conizanada de adquirir 300 ejemplares para regalar a sus s.icerdotes.

entretienen en diversos inocentes juegos o ensayan
bonitos coros, constituyendo un verdadero orfeón.
Pasado im buen rato en estos ejercicios se reúnen
todos en el salón de actos o en la capilla y se les da,
por uno de los sacerdotes que cooperan a ta n grande
obra, una conferencia moral, corta e instructiva.
Después pasan al salón teatro y allí se les re­
presenta una piececilla, sin peligros morales y lo
más instructiva posible. Los chicos se ríen, se de­
leitan y aprenden algo que les es m uy necesario y
conveniente: la práctica de las virtudes y la con­
veniente educación y trato social.
Los artistas, n i que decir tiene, son los mismos
alumnos y sus instructores y probado tienen que
saben hacerlo a maravilla.
Esta es, a grandes rasgos, la labor que realiza el
Oratorio, labor que merece nuestros aplausos por el
gran bien que proporciona a cientos de jovencitos. de
otra suerte abandonados a sus propios impulsos.
Esto, como es natural, origina gastos, que son
sufragados por varias personas entusiastas de la
obra, pero bueno sería que el publico se penetrase
de la importante misión social que desempeña
el Oratorio y le prodigase sus donativos para poder
ampliar su esfera de acción.
Aportan su concurso personal y desinteresado j
al Oratorio, buen número de sacerdotes y semi-;
iiaristas, cuyos nombres no podemos dejar de pu-:
blicar, aun a trueque de herir su modestia.
Es el presidente don Robustiano Carra, cañó-;
uigo y secretario de Cámara del Arzobispado, y t i-i
cepresideute, don Juan Carceller, beneficiado de L
San Pablo y vicesecretario de Cámara. E l directcrl
es otro sacerdote, don José López, maestro de la.s <
escuelas del Portillo y entre los bienhechores y
entusiastas cooperadores figuran los sacerdotes
don Francisco Gracia, don Gregorio Martín, don
Leonardo Campos, el canónigo don José Blanco y
unos cuantos seminaristas.
Dignos son de elogio, pero no esperan su recom­
pensa en este mundo, porque trabajan por finc.s
más altos. ¡Dios les premiará su buena obra!
SAN CLEMENTE. — Un Oratorio festivo. — Con
grande satisfacción vemos que con la devoción a
María Auxiliadora v a también extendiéndose por
Menorca el espíritu del Ven. Bosco. E l celoso Rector
de S. Clemente, Sr. D. Miguel Janer, desde el
primero de Enero del corriente año tiene abierto
un Oratorio festivo, donde los niños, entre juegos
y diversiones, aprenden también a temer a Dios,
a ser buenos cristianos y útiles ciudadanos. El|
14 de Febrero se hizo la solemne inauguración. >
¡Dios lo prospere! ¡y que el ejemplo cunda!

NOTICIAS VARIAS
TÜRÍN. — La fiesta patronal. — Celebróse con
toda la pompa posible. Mons. Pasi, Obispo titular
de Filadelfia y auxiliar de Ferrara, predicó el Tridno,
pontificó en la fiesta y pronunció, elocuentemente
el panegírico del amable Obispo de Ginebra.

E l 4 de febrero dió la conferencia de regla a
los CooperatoresSalesianos el infatigable P. Trioiie.
BOGOTÁ (Colombia). — Conmemoración de Do­
mingo Savio. — Tomamos de E l Nuevo Tiempo.
Ayer (14 de noviembre) se reunieron en las E s­
cuelas Salesianas de León X I I I el Excelentísimo
señor Delegado Apostólico, el señor Arzobispo
Primado, los presbíteros doctor Rafael M. Carras­
quilla, Rector del Colegio de N. S. del Rosario,
V el doctor Eusebio Díaz, Rector del Seminario y
muchos otros sacerdotes y religiosos de varias
comunidades, y entre ellos el R . P. Antonio Aime,
Superior de las Casas Salesianas de Colombia y
Venezuela, los Excelentísimos señores Ministros
de Instrucción Pública y de Hacienda, el señor
Ministro del Ecuador, el H. Senador doctor José
María González Valencia, el H. Representante
doctor Luis C. Guizado, el señor Gobernador del
Departamento, el señor Director de «E l Im parcial»
V muchos otras personas distinguidas de la so­
ciedad, quienes habían ido allí, invitadas por el
R. P. Ernesto Briata, Director del Colegio, para
presenciar im acto literario que tuvo lugar ese día,
en honor de Domingo Savio, joven aliunno del
Ven. Don Juan Bosco, quien ha merecido por sus
virtudes excelsas y por su amor a Dios, ser tenido
como modelo de almas grandes, y cuya Causa de
Beatificación ha sido y a introducida.
No podemos en esta ocasión detallar minuciosa­
mente el acto solemne. Han acomodado un r^ lameiito umj' oportuno. Nos concretamos sólo a dar
unas pocas pinceladas suficientes para conocer la
voluntad y el interés de los 1^ . PP. Salesianos, en
hacer que la función fuera digna de mía concurren­
cia tan selecta como la que allí se hallaba. Y ver­
daderamente, sus esfuerzos no fueron vanos.
E l acto comenzó con un hermoso himno titu ­
lado « L a Bandera de don Bosco », cantado por
varios ahuimos y acompañado por la orquesta
» Unión Musical ». En las estrofas de este hinmo.
se ensalzan, como es justo, la grandeza de miras
y la nobleza de sentimientos del gran Fundador
de la Familia Salesiana. En seguida llevó la palabra
el presbítero doctor Juan C. García, quien hizo
propias las palabras del Excelentísimo señor
Cardenal Vives, cuando dijo que el santico de pan­
talón y chaqueta, como él llamaba al joven Savio,
sería un modelo más apropiado que cualqmer otro,
para los jóvenes, y arrancó merecidos aplausos
a la concurrencia, así como los señores Bernardo
J . Caicedo y doctor Luis E. Forero, al declamar
sendas poesías tituladas « Mentís deliquiimi »,
y « don Bosco y Domingo Savio *, respecivamente.
También mereció aplauso el señor Sixto Tur­
quino, quien llevó la palabra a nombre de los an­
tiguos alumnos. Hubo otras recitaciones por va­
rios alumnos y cantos entre los cuales « L a Caritá », y ♦ L a Speranza ♦ de Rosuu, llamaron la aten­
ción de los concurrentes de una manera particular.
Un grupo de estos jóvenes representó un bello
cuadro dramátÍTO que simbolizaba el llamamiento
hecho por N. Señor a Don Bosco y la misión en­
comendada a él. bajo el amparo de María A uxilium
Christianorum.

Demás está decir que de cuando en cuando la
orquesta dejaba oír sus dulces notas, que en con­
cordancia con el acto que allí se celebnula. nos
hacía trasportar a las misteriosas regione.s do lo
eterno, en donde todo e.s sublime, todo es divino!
E l acto terminó con mi precioso juego de proyec­
ciones luminosas de la vida de Domingo Savio,
o sea, desde que éste abrió sus ojos a la luz, h;ista
que la muerte, implacable segadora, cortó su
existencia preciosa, y a s í« cayó como sándalo débil
al soplo de aquilón insano, esparciendo su per­
fume \ y entregó su alma inmaculada cu manos
de su Dios y su Señor. Allí pudimos conocer a
grandes rasgos, la vida sin mancha de este joven,
cuyas virtudes son dignas de imitarse y a quien en
breve podremos venerar en los altares.
Todos los concurrentes se despidieron muy sa­
tisfechos, admirando la sencillez y la grandeza de •
aquel acto.
— U fiesta del trabajo. — Del mismo diario
(5 diciembre);
Los Exemos. señores Presidente de la Repúpública y Delegado Apostólico, y el limo, señor
Arzobispo, presenciaron los solenuies actos con
que los Salesianos celebraron la clausura del Co­
legio y de las escuelas profesionales.
A llí tuvimos ocasión de oír la elocuente palabra
del doctor Dávila Flórez, Presidente del Senado,
grande admirador de la Obra salesiana, <iuien inició
la sesión con mi discurso encomiando a los hijos
del V. Bosco por la benéfica acción que están ejer­
ciendo en nuestra Patria, y dando a los almunos
importantes cpnsejos para seguir en su educación
cristiana practicando las enseñanzas de s il s maes­
tros.
Amenizaron el acto hermosos cantos, zarzuelas
y sainetes, que fueron ejecutados por los niños
con admirable ingenuidad y gracia. Dignos de en­
comio son esos maestros en el arte de Moliere y de
Foniet por la habilidad con que saben inculcar a
los niños el sentimiento del verdadero artista.
Recibieron el Diploma de Habili<lad los almmios
Luis Del Real. Abraham Zapata, Aurelio Carijoua.
V Cristóbal Velásíjuez cu los re.spcctivos talleres
de tipografía, carpintería, sastrería y zapatería.
Esos jóvenes, que mañana serán los maestros de
nuestros talleres, presentaron como prueba de su
aprendizaje trabajos elaborados con perfección
y buen gusto. Muchos otros niños recibieron tam
bién los diplomas correspondientes a su a p li ^ ic
y aprovechamiento, siendo de notar que, junta­
mente con el honroso certificado, recibían tam­
bién un corte para flux u otras prendas de vestido.
Los Exemos. señores Presidente y Delegado Apos­
tólico y el limo, señor Arzobispo, obsequiaron al­
gunas medallas y libros de grande estimación, ^
cuales fueron consignados a los niños que se dis­
tinguieron por su ejemplar conducta y aplicación.
E l señor Francisco Castilla, alumno de 4.* año
de literatura, pronunció im sentimental discurso
de despedida a nombre de sus compañeros de co­
legio, siendo interrumpido en la declamación por
calurosos y entusiastas aplau-sos.
Damos, pues, nuestras felicitaciones a la bono-

rabie comunidad, y hacemos votos por que su
labor sea cada vez más fecunda en los frutos de
bienestar y de progreso que, desde hace más de
20 años, ha venido regando en nuestro suelo.
ROSARIO DE SANTA FÉ. (Rep, Argentina).— Bo­
das de Pialas. — B 1 día 6 de diciembre de 1914, los
PP. Salesia:ios de Rosario de Santa Fe (Rep. A r­
gentina), celebraron las Bodas de P lata del Co­
legio. habiendo cumplido los 25 años de su insta­
lación en dicha ciudad. — En tal circmistancia se
editó un Número Unico de unas 200 páginas, de
formato grande, con muchas fototipias del Co­
legio en sus diversas épocas, de los niños en sus
varios oficios y de los personajes que más con­
currieron a su formación.
lín ese libro escribieron sits pensamientos m u­
chas de las personas más influyentes de la ciudad.
Ivl Domingo 6 de diciembre se reimieron en el
Colegio muchos de los principales Cooperadores y
Ex-alumnos del Colegio en un ágape fraternal,
donde se pronrmeiaron aplaudidos ¿scursos ala­
bando la Obra de los Salesianos, elevando al cielo
el nombre de Don Bosco y deseando amor y pro­
tección a su valientes Hijos.
Para esa ocasión los 500 niños del Colegio habían
preparado una grandiosa exposición de trabajos
escolares y trabajos de los distintos oficios. N u­
merosísimas personas visitaron la Exposición y no
acababan de admirar y de alabar los progresos del
Colegio y los milagros que obra la educación según
el método de Don Bosco; no podían comprender
cómo niños de tan corta edad pudieran ejecutar
tales trabajos con tanta perfección. Muchos pro­
testaban de no haber conocido hasta entonces la
Obra de los Salesianos. que jamás se habían figitrado la importancia de esta Obra, que es una
verdadera regeneración social.
Los diarios de la ciudad y algrmos de Buenos
Aires celebraron con largos artículos la acti\*idad
y la abnegación de los PP. Salesianos y los altos
beneficios, no bastante conocidos, que hacen a
los hijos del pueblo.
Grandiosa Procesión. — E l día 8 de diciembre,
fiesta de María SS. Inmaculada, se efectuó desde
nuestra Capilla por la ciudad de Rosario mía solenmísima procesión. Tomaron parte unos 250
hombres bien alineados, unos 800 imTos del Cole­
gio y del Oratorio Festivo, varios centenares de
niñas de Primera Comimión, dos Colegios de Reli­
giosas con sus numerosísimas niñas e Hijas de María,
el Apostolado de la Oración que comprende cen­
tenares de Señoras y Señoritas de la ciudad, mu­
chas cofradías y espléndidos estandartes. Todos
iban acompañando en trimifo la efigie de María
Inmaculada, cantando alabanzas y elevando al
cielo fervorosas oraciones.
Un valiente orador religioso del Corazón de María
tejió los elogios de la Reina de los Cielos; y se dió
la Bendición con el SS. Sacramento. — ¡Quiera la
Virgen Santísima bendecimos y protegemos!
PIURA (Perú). — E l año pasado el 31 de m ayo’

día en que se celebró la fiesta de María Auxilia­
dora, y como recuerdo de ella, se fundó el Q ub

52 —

' de tiro y foot-ball, que es línico en todo el De­
partamento. Su padrino el Sr. D. Antonio Possa,
regaló los uniformes completos para equipar 48 so­
cios y además todo lo necesario para el foot-ball.
tiro y demás juegos esportivos.
¡Dios le recompense Su generosidad y otorgue ro­
bustez de alma y cuerpo a los afortunados socios!

CiUDADELA.— E l Centro de Ant^uos Alumnos de
Menorca es ciertamente uno de los mejor organiza­
dos y de los más salesianos que conozcamos. Es mi
Centro que trabaja, y trabaja activamente, y hace
labor social católica. Recordarán nuestros lectores
los famosos mitings contra el Laicismo en la E s­
cuela, las. conferencias sociales, el establecimiento
de instituciones económicas y hasta los de­
portes sanos y varoniles, etc. Por esto tenemos
sumo gusto en hablar de él a nuestros lectores y
desearíamos darlo a conocer hasta en sus detalles,
hasta en sus esparcimientos. Y una idea nos la da
el N ° 49 de la Revista Nuestro Auxili0. Dice así;
fl Admirablemente funciona el centro de A n ti­
guos Alumnos, en el que se han introducido al­
gunas mejoras y algunas más se irán intro­
duciendo. H oy nos es grato publicar el regla­
mento del mismo para que llegue a conocimien'©
de todos y se inscriban en él, si todavía no lo han
hecho, al ver lo hermoso y sencillo de sus bases.
Objeto del centro.
1.
® E l objeto de este centro es proporcionar
medios de iirstrucción y culto esparcimiento.
2.
®Este centro estará bajo la inmediata vigi­
lancia de la junta directiva de la Unión.
3.
®Se tendrá abierto los días festivos de las diez
de la mañana a igual hora de la noche y los labo­
rables de 7 a 9 de la noche, sin perjuicio de modi­
ficar este horario cuando la jmita directiva así lo
crea oportuno.
•j,®. Para poder ser miembro da este centro pre­
cisa ser miembro de la Unión y haber cmnplido
los 15 años de edad.
5.
®Todo socio deberá satisfacer mensualmentc
la cuota mínima de 0,15 pesetas.
6.
® Tendrán derecho los socios, durante el
tiempo que permanezca abierto el local, a sen-irse
de todos los libros y periódicos de la sala de lectura
y de los diversos juegos que en él se instalen, ex­
ceptuándose el billar, para disfrutar del cual de­
berán satisfacer 0,20 ptas. por hora.
7.
®Queda terminantemente prohibido en todos
los juegos cruzarse interés alguno.
8.
®Se ruega encarecidamente a todos los socios
conserven el orden debido y absténganse de todas
las palabras y acciones que desdigan de un An­
tiguo Alumno Salesiano.

Algo de crónica.
E l día de Pascua de Navidad. — Los miembros
de la junta directiva de la Unión de Antiguos
Alumnos Salesianos, acompañados por el Sr. Con-

5Üiario fueron a felicitar las fiestas a nuestro Aina­
dísimo Prelado, quien se entretuvo con ellos como
;m padre entre sus hijos. Aprovechó la ocasión de
la presencia de algunos niños del colegio, que
también fueron a felicitarle en nombre de sus
compañeros, para recomendar a los Antiguos
Alumnos que fueran en todo de buen ejemplo a
los pequeños.
Les obsequió después con dulces, quedando
todos m uy agradablemente impresionados de
su bondad y cariño.
— -De excursión fué el d ía lo del corriente enero
para la sección cómica y la banda A. A. que se di­
rigieron al pintoresco predio«Lloc de V a lí», propie­
dad de la distinguida Señorita Da. Asimción de
Martorell.
A los acordes de alegre paso-doble entraron los
A. en dicho predio, donde oyeron la Misa que
dijo el Rdo. Señor Director, durante la cual la
banda interpretó escogidas piezas religiosas.
Después de la Misa los excursionistas fueron inrilados a ima caza de conejos por los bosques de
la propiedad, que fué muy divertida y sirvió de
aperitivo para la comida, que fué abundante y ex­
quisita, debido a la esplendidez de Da. Asunción.
A l atardecer empezó la representación del pre­
cioso drama t Un voto *. L a sala señorial de « Lloch
de Valí» convertida en teatro estaba llena de pú­
blico. Vimos entre los presentes a las distinguidas
familias de Torre-Saura y de Salort, varias per­
sonas de Cindadela, Mahón, San Cristóbal y Per­
rerías. L a ftmción terminó con un chistosísimo
sainete. Antes de empezar la fimción, uno de los
cómicos recitó mra poesía, dedicando la ñmción y
obsequiando con hermoso ramillete a Da. Asimción.
El acto fué amenizado por la banda, que tocó varias
sinfonías y otras piezas con mucha afinadura.
En medio del mayor entusiasmo acabó tan
alegre día, dando todos las más expresivas gracias
a quien nos proporcionó tan bella excursión.
En Ferrerias. — E l día 20 del pasado Diciembre
la compañía dramática A . A. dió una represen­
tación en el centro * Hermandad f r i c ó la e indus­
trial I, de dicho pueblo; representó un hermoso
drama y rm chispeante sainete, siendo muy aplau­
didos ios cómicos jKDr el numeroso público que
llenaba el teatro. »
Durante la Cuaresma como otros años, promue­
ven conferencias de varias índoles, llevando la
preferencia las religiosas. Y según tenemos enten­
dido, irán a la Comunión pascual en cuerpo o
bien en grupos a sus respectivas parroquias.
¡Oh! creemos que nuestro buen Padre los mirará
complacido.
BARCELONA. — « L a Asociación de Antiguos
Alumnos de las Casas del Ven. Bosco, celebró
el pasado domingo, solemne fiesta a la que asis­
tió buen número de socios y familias. Celebró la
misa de Comunión, el R . P. José M. Manfredini,
Inspector de los Salesianos. Por la tarde, celebróse
ima velada-Músico-Literaria, poniéndose en escena
«Catalunya* y «Embolichs* ambos interpretados
por los socios bajo la dirección del Sr. Castells.
Uno de los números que más Uamó la atención fué

una pieza de violín que ejecutó el Sr. Ruiz. acom­
pañado al piano p>or el Mtro. Villani S. S. y ijue
mereció del público, además de la repetición,
nutridos aplausos.
También los Sitos. C. Duran y N. Pey. lograron
merecidos aplausos por sus piezas do vii>liii. piano
y mandolino. Coincidió con la velada, la t'slauoia
en Barcelona del Rdo. P. l ’cdro Rícaldouo, Di­
rector General de las Escuelas Pro{osioualc.s y
Agrícolas de la Pía Sociedad Sale.'íiaua, quien
se dignó presidir la fiesta, y al despedirse, .suludi>
con afectuosas frases a las Antiguos Alumnos
allí reuuido.s, animándoles a seguir siempre las
enseñanzas recibida.s de los Superiore.s. Asistieron
también a la velada, el Exmo. Sr. Manjués de
Alós, Presidente honorario de la Asociación, el
Cónsul General de Nicaragua, Dr. Manuel Terán,
y los PP. Manfredini, Calasauz, Miglietti y Massana. Este último. Consiliario de la Asociación,
dió en elocuentes frases, las gracias a todos los
allí presentes ». {El Cor. Cal., 7 enero).
E l día de la Purificación de Ntra. Sra, también
hicieron fiesta. He aquí cómo la describe el mismo
diario:
« Instituto Salesiano de S. José. — E l cuadro
dramático de la Asociación de Antiguos Alumnos
de las Casas del Ven. Bosco, puso en escena, el
pasado martes, el emocionante drama de J. Manuberos y Vidal, « Dos filis » que interpretaron
los Srs. Castells, Soler, Ciuró, Sanahuja, Picazo,
González y Casas, siendo muy aplaudidos por .su
admirable ejecución, sobre todo, los Srs. Castells,
y Soler que desempeñaron los papeles de Joan j
Giberí, respectivamente. Por último, los mismos
aficionados, representaron el chistosísimo sainete
« Els grills de las sebos », cuya ejecución, les valió
repetidas ovaciones, por parte del público que
llenaba por completo la sala.
Caiisc) gran efecto, entre los actores, la presencia
en el salón, de sus antiguos profesores de música
y declamación Mtro. Villani y Sr. Ramos respecti­
vamente.
Este cuadro, prepara nuevas produciones...»
También anmician que i>ara la Cuaresma han pre­
parado conferencias, de lo cual los felicitamos, anhe­
lando sean fecundas en frutos religiosos y sedales,
como deseó D. Bosco al establecer las Asocia iones
de Antiguos Aliunnos y como se propuso Pío X ,
d. s. m., al reglamentar las A.sociaciones Católicas.

Cn el terremoto italiano.
Tam bién la Obra Salesiana tuvo sus víctimas
en el terremoto que afligió a Italia al principiar
el año. Pero también se ha podido hacer algún
bien con el auxilio de Dios.
En Gioia d e’ Marsi había una parroquia sa­
lesiana y un instituto de Hijas de María A u xi­
liadora.
El P. Conelli, Inspector de las casas salesianas del Lacio, Campania y Ancona, se trasladó
inmediatamente al lugar del desastre. Y escribe
al P. A lb e ra :

— 54 —
Roma, 17 enero.

« ...D e este pueblo, que contaba cerca de 4000
habitantes, y que distaba de la línea ferroviaria
20 kilómetros, nada se supo ni el 13, ni el 14.
El 15 un diario romano traía un telegrama de
Sulmona, anunciando su. destrucción. Pasé todo
el día indagando noticias en los Ministerios, en
las redacciones de los d ia rio s: todo en vano.
También hube de renunciar al proyecto de ir
en automóvil, porque este servicio estaba im­
posibilitado por la nieve que en algunos puntos
montuosos tenía bloqueados algunos autos mi­
litares. Decidí tomar el tren hasta Pesina, lle­
vando conmigo algunos Hermanos de la región
y algunas Hijas de María Auxiliadora.
« El tren llegó con diez horas de atraso. No
le digo a qué estado vimos reducidos pueblos
y villas, como Paternó, Avezzano, etc. ¡Doquiera
destrucción y m u erte!
« De Pesina no queda ni la tercera parte. Sal­
vando montañas de escombros,- pudimos dar con
la vía de Gioia y nos dirigimos a ella a toda
prisa siempre por sobre ruinas. A medida que
se adelanta, el cuadro es más terrorífico: la
carretera está cortada en todos sentidos por
hendiduras y grietas anchas y profundas, por
hoyos desmesurados, por desniveles de más de
un metro; en algunos puntos semeja el gigantesco
espinazo de un pez monstruoso, en otros está
obstruida por peñas desgajadas de la montaña.
« Finalmente estamos donde fué Gioia. No hay
sino un cúmulo de escombros (tome la expre­
sión en el sentido m ás literal); el lienzo más
alto de pared que ha quedado en pie, no llega
a un metro.
«Nuestros dos sacerdotes D. Rafael Starace y
D. Roque Provenzano, párroco y vicepárroco
respectivamente, han quedado prodigiosamente
ilesos. Este último permaneció varias horas bajo
los escombros. D. Rafael estaba celebrando la
santa Misa; había llegado al Ofertorio. De re­
pente se hundió el techo, cayeron las paredes,
se abrió el pavimento y D. Rafael se encontró
en el subterráneo de la iglesia, protegido por uno
de sus arcos, el único que no cedió. Salió como
putlo al aire libre y pudo salvar a su compañero,
que estaba aprisionado por viguetas y ladrillos, y
corrió por sobre los escombros repartiendo abso­
luciones aquí y allí y prodigando socorros.
« Las Hermanas, por el contrario, están toda­
vía bajo las ruinas y desgraciadamente no hay
esperanza pero ni posibilidad de salvación.
« G ioia constaba de dos partes, una sobre la
colina, la otra a sus pies; la primera rodó sobre
la segunda; las religiosas se hallaban en esta...
< Poquísimos son los sobrevivientes; no llegan
a ciento (¡sobre 4000!). Para auxiliarlos he de­
jado dos sacerdotes y tres hermanas.
« Nosotros hemos sido los primeros en llegar
a este pueblo. Por la tarde llegaron algunos
soldados trayendo socorros. >
¡O h ! los soldados, a par de los religiosos,
haciendo siempre proezas de abnegación y heroism o!

II.

L a s v íc tim a s .
Tres religiosas se hallaban a la sazón en
Gioia y trabajaban de un modo verdaderamente
admirable, intensísimo, casi inexplicable : tenían
las escuelas elementales, el asilo infantil y un
laboratorio y un Oratorio festivo asaz floreciente.
Verdaderas H ijas de Don Bosco, activas, fer­
vientes, olvidadas de sí mismas, sacrificadas
exclusivamente a la gloria de Dios, se inmola­
ban generosamente, escondidas en esas sinuosi­
dades alpestres, recogiendo en cambio, eso si.
la más dulce correspondencia.
Cuando llegaron los nuestros < hallaron las
pocas sobrevivientes del Oratorio festivo sen­
tadas sobre las ruinas de la casa llorando y
llamando con los más tiernos nombres a S7/s
hermanas. » Eran ellas. Sor Maria Salmoiraghi,
religiosa desde 1896, y había sido Maestra de
Labores en Alejandría y Sanluri, y Directora
en Santulussurgiu y G ioia; Sor A na Bruna, de
Nizza, que en 1907 fué destinada a la Inspectoría
Romana, y en las casas donde estuvo dejó gra­
tísimos recuerdos; habilidad especial tenia para
ganar corazones para Dios, mediante una dul­
zura que recordaba la del F undador; la tercera
era una joven de Liorna, Sor Margarita Cicezi,
modelo de laboriosidad y santa alegría.
En varios lugares se celebraron por ellas im­
ponentes funerales, sobresaliendo los de Turin
y Nizza, debidos a la iniciativa, laudabilísima
por los sentimientos que entraña, de las Exalumnas de las Hijas de María Auxiliadora.
III.

C o lo ca ció n de h u erfan itos.
El 22 escribía el P. C o n e lli:
« Entre hoy y mañana llegarán a Roma unos
mil huerfanitos. De acuerdo con el patronato
Regina Elena, nos encargaremos de unos 300,
distribuyéndolos entre el Sagrado Corazón, Testaccio, Genzano y Frascati. Otro tanto harán
las Hijas de María Auxiliadora con las niñas. »
Cuatro días después llegaba la sigu iente:
€ Amadísimo Padre:
«Prosigue el trabajo intenso para colocar a los
menores damnificados por el terremoto, huér­
fanos y no huérfanos. Com o le escribí el otro
día, nosotros, de acuerdo con el Patronato, del
que recibiremos una subvención, daremos re­
fugio a dos o trescientos. En esta casa había
ya 34 niños de los pueblos destruidos y ahora
se hacen activas averiguaciones para tener no­
ticias de los padres y parientes, casi todas
vanas! Hemos tenido que transformar en dor­
mitorio la capilla interna. Resulta espléndido y
caben cómodamente cien camas.
« La casa-parroquia del Testaccio procura emu­
lar a esta del Sgdo. Corazón; ha transformado
en dormitorio dos de sus aulas, valiéndose tam­
bién de la amabilidad de un párroco amigo que
Ies presta 40 camas, como hacia ya en ocasión

— 55 —
le ejercicios espirituales para obreros o para
)reparar niños a la primera Comunión.
«V. R. debe saber que la casa del Testaccio
labia ya hecho una gran o b ra : el terremoto había
dañado gravísimamente un gran edificio vecino
i ta iglesia, cuyos inquilinos afortunadamente
quedaron ilesos. E l Párroco, nuestro buen herinano D. P. Olivares colocó veinte familias en
ocales que el tomó en arriendo por dos meses.
« Mañana daré una vuelta por todos los lugares
de Roma donde hay albergados niños prove­
cientes de los lugares destruidos y tomaré otros,
prefiriendo los huérfanos de padre y madre.
«Ruegue por nosotros. L e besa la m a n o ...» .
iV ,

E n el S a gra d o C orazón.
97 son los huerfanitos recibidos en esta casa,
-os pobrecitos, bien lavaditos, bien trajeaditos,
on objeto de grandes atenciones no sólo de
jarte de los Superiores y alumnos, sino también
le parte de caritativas personas que los colman
le ternuras maternales. Todos encuentran en
atas criaturitas un reconocimiento, una gratitud,
in amor, que los hace más dignos de todo esto
que conforta el corazón.
El P. Conelli da estos detalles;
< Las primeras horas de sueño de estos pojrecitos son frecuentemente interrumpidas por
«Mozos; hay siempre quien despierta y piensa...
n la madre que quedó allá... bajo las ruinas.
Son recuerdos imborrables !
<Luis .Mignani, de 12 años, estaba rezando el
osario con su madre cuando sobrevino el terreiií^to. Pistaban en el cuarto m isterio... La madre
e le echó encima para defenderlo... las ruinas
a aplastaron... y murió. Pero su acto geneuso no fué, baldío: el niño fué salvo. Luisito
«mó el rosario de las yertas manos de su madre,
ahora con él reza, también de noche, mientras
os otros duermen, recuerda y llora.
€ Virgilio Spera, también de Avezzano, no
luede oír el nombre de su madre o de los suos, sin prorrumpir en llanto.
< \ Cuánto afecto filial en estos tiernos corazoics!. Un inocente, de diez años apenas, José
^oni. de la provincia de Arezzo, alcanzado por
í desastre en Canistro, desafió durante varios
las el peligro de ser aplastado por las ruinosas
•iredes de su casa, para socorrer a su madre
•tferma e imposibilitada de moverse! Otros que
¡ortunadamente tienen a sus padres vivos aunle heridos, esperan impacientes cada día notias de ellos.
* Muchos, que han quedado huérfanos del
>do, están inconsolables.
« Una tarde, antes de cena, un muchachito se
iJrmió en una silla en la sala donde los demás
ablaban alto, durante el recreo. De golpe se
sspierta y llora angustiado. Había soñado con
terremoto y con sus padres...
« El 12 de febrero por la tarde, a uno de los
ayorcitos se le ocurrió, sin que nadie se h-

sugiriera ni remotamente, la idea de confesarse
y com ulgar el dia siguiente, que era el trigésimode la cat.strofe, en sufragio de sus padres y de
todos sus parientes muertos. Todos lo imitaron
y era edificante ver el fervor con que comulga­
ron y permaneciendo orando largo tiempo, llo­
rando y sollozando.
« Casi todas las lardes les viene vivo y fuerte
el recuerdo, y entonces, recogiéndose en grupos,
oran, lloran, rezan el Rosario. La oración es
para todos un dulce alivio.
• « Un simpático muchacho de 15 años, carpin­
tero de profesión, Juan B. Concilli di Rosciolo,
está tan contento de hallarse con nosotros, que
ha escrito a sus parientes: ,,Será por la oración
de mi madre sepultada entre las minas, por lo
que Dios me ha mandado aquí, donde todo co­
mienza con la oración y termina con la oración."
< Una expresión que se halla en casi todas las
cartas es esta: ,,Todos me quieren, sabiendo a
quién he perdido entre las ruinas."
« Hasta los más pequeñitos se han aficionado
al ambiente. Fulvio Parias, de 8 años, natural de
Pescina, espía a los superiores y luego se pdne
a llo rar: teme que decidan mandarlo a otro
instituto y separarlo asi de su hermano Expedito.
« ¡Pobres angelitos, no temáis ! D. Bosco es el
padre de los huérfanos... y respetará y secun­
dará vuestros justos deseos ! »
Regia visita. — E l 9 de febrero a las 15,15.
llegaba improvisamente al instituto S. M. la
Reina Madre. Se entretuvo con los huerfanitos,
recibió sus conm ovidos agradecimientos, los
animó y oró con ellos.
Visitó también el instituto de las Hijas de
María Auxiliadora, donde hay treinta niñas v ic ­
timas del terremoto, oró en la capilla y se de
tuvo algunos minutos con una niña que estaba
en cama.
S. M. admiró el orden y aseo de los impro­
visados dormitorios y dejó en todos gratísimos
recuerdos.
Los recomendados del Santo Padre. — .Su San­
tidad, que tan dulces consuelos ha prodigado a
los enfermos del Hospicio de Santa Marta, ha
mandado varios sacerdotes de su confianza a
saludar y consolar a los niños repartidos en va­
rios institutos. Y asi. el i i de febrero fueron
al Hospicio del Sgdo. Corazón el Rnio. D. A n ­
gel Gaeta-Caselli, canónigo de la Basílica de
Sta. María en el Transtíber, y el noble sr. Marqués
Fioravanti, con especial encargo del Padre Santo.
V'isitaron a los pobres refugiados, en la.s clase.s
y dormitorio y a cada uno le regalaron un libro
de oraciones, una camándula y naranjas.
V.

E n el T e s ta c c io .
En esta pequeña casa los nuestros han aco­
gido 34 niños; las Hermanas de María A u xi­
liadora del mismo barrio otros 30 entre niños
(bebésl y niñas. L os jóvenes del Circulo, los
niños dcl Oratorio festivo v muchas buenas per-

— 56 —

sonas acudieron a recibirlos y regalarlos. Todos
han perdido a sus padres.
Los mayorcitos se dan cuenta de la desgracia
y lloran cuando la recuerdan. Los pequeñitos
(¡dulce inconsciencia!) no comprenden su des­
ventura, y juegan y corren y gritan, y cuando
se les pregunta por sus padres, contestan con
la ingenua sonrisa de la inocencia.
Llegaron tan sucios y destrozados, que era pre­
ciso cambiarlos del todo. Pero en casa no había
nada. ¿Qué hacer? Se les decoró con los uni­
formes gimnásticos del recreatorio M. Borghese.
Tran.sformación tan radical puso de buen hu­
mor a los más pequeñitos, que se alinearon y
eligieron capitán, recayendo la elección en uno
a quien casualmente había tocado una chaqueta
con galones,
Los jóvenes del Círculo « Sta. María Libertadora *>
se han ¡>ortado tan noblemente y con tal acti­
vidad, que han llamado la atención en todo el
barrio y merecido grandes elogios. Después de
haber cedido sus salones para alojar a los huerfaqitos, reduciéndose ellos poco menos que a
los sótanos, decían, como leemos en Vita Ncn<a,
su revista-órgano — que bien puede llamarse la
credencial del reconocimiento espiritual del Testaccio— : < Lo que en este momento interesa
mayormente a nuestro Círculo es tener la cer­
teza de que estos pobres niños que improvisa­
mente se quedaron sin hogar, puedan finalmente,
después de una semana de inauditos sufrimien­
tos, descansar, y descansar bien. >
El ejemplo de! Párroco. Pero el buen ejemplo
vino de lo alto. El terremoto se dejó sentir
también en Roma, y el 13 de enero quedaba
gravemente dañado el palazzo Spadoni, situado
en el Lungo Tevere Testaccio y veinte familias
que lo habitaban Iiubieron de abandonarlo'por
•orden de la autoridad.
¿Adónde ir?
El párroco, nuestro buen hermano el P. Oli­
vares, acudió a lo más urgente, alojando a los
más necesidos en los sálones de la Escuadra
gimnástica Excelsior. Luego se ingenió y ar­
rendó por su cuanta un grande edificio de la
Via Marmorata, y así esas veinte familias, con un
conjunto de más de cien personas, gracias a la
caridad de su párroco, hallaran techo que las
abrigara de los rigores de la estación. Inútil es
decir que este rasgo lia afianzado la autoridad
y el amor de que gozaba en todo el barrio.
VI.
E n G en zan o de R om a.
También aquí los prófugos acogidos en el Ins­
tituto Salcsiano han sido objeto de viva sim­
patía de parte de los Cooperadores. La mayor
parle llegaron rotos, sucios, descalzos; ¡era na­
tural ! Bien pronto tuvieron ropas y hasta primor.
Después de haberlos acostumbado un poco al
orden, se les llevó a la escuela. Se portan bien
■ y aprenden.
He aquí una carta curiosa: es de un niño de

12 años, Torcuato Marchioni, al cual, segu-t.
mente admirando la ;:aridad con que se les fre'
se le ocurren ideas peregrinas. Escribe a su •
y dice: (Traducimos literalmente).
Genzano, 12-2-1915.

Querido iío,

Dias atrás te mandé dos cartas y te decía < me encontraba bien, muy bien y ahora voy a ?
escueta.
Caro iio ¿porgué no hacer una escapada hc:,Genzano? Yo te espero ansiosametiie, que tú
gas, porque te debo manifestar mis ideas.
Oye hito, no quiero saber noticias de ningv.del pueblo; sólo te ruego me hagas saber notu
de mi madre, porque la quiero tanto. Ha suf '\:
tajito por mi y se quitaba el pan de los dietíf.
para dármelo a mi. ¡Pobre mamaciiaf ¡pé>i
mamactia! lloro de pesar que tantos disgustos!/
he dado y tantas veces he hecho mi capricho: po '
ahora me arrepiento de haber hecho mal.
Querido tio; dite a mi mamá que estoy r r t
bien y me ejicuentro muy bien, y me encuentro i:
una casa de curas, y si el Señor quiere llama/me a su vocación de cura, yo me haré cura.
Ahora voy a la escuela para tirar adelante 1.;j
estudios; pero si el Señor me llama, yo est.
pronto a su Servicio. A h! si tuviera esta fortuí'seria dichoso, y dichoso para siempre.
M il besos a mamá y expresiones y creedm
que soy
Tu afmo. Sobrino
T orcuato.

Cuando me contestéis, yo estoy en Genzano Cf
Roma, Instituto Salesiano.

D

N E C R O L O G IA

Ü

Da. Margarita Roe y Calvo de Navarro.
Falleció el 4 de febrero en Zaragoza a los;.
años de edad. Perteneciente a una familia '•
eximios Cooperadores Saiesianos, era Da. Ma:
garita una de las socios más activas de la actii
Archicofradía de María Auxiliadora, que tan a
ha sabido poner su nombre en Zaragoza.
Amante, como todos los suyos, de la Obi
de D. Bosco, promovía la difusión de nuestro?
escritos, en particular de £ ¿ Boletín Salesian».
fomentaba el Oratorio Festivo y en geners
cuanto llevaba el sello salesiano.
Su muerte fué apacible y dulce como lo fo;
su vida, y como suele, concederla María SS. i
sus devotos.
R . I. P .

Con aprobación de la .Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JO SE GAM BIN O.
Establee. Tip. de la S. A. Int. d éla Buena Prens
Corso Regina Margherita, N . 176- aTURIN.