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AÑO X X ]X - N. 6

Edición de España

52.

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Junio de 1914

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Bokiín Sak$iano
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jurin — Via Goltolcngo N. Z2,

SU M A RIO . — E l Sagrado Corazón en la Liturgia de
la fiesta
............................................................................... i 4*
I-a primera flor del jard ín S a le s ia n o ................................ 143
Un monumento y una feliz idea. A lta em presade am or 146
Tesoro e s p i r i t u a l ............................................................ • *46
D b N U E S T R A S M IS IO N E S . — Matto Grosso (Brasil):
Descubrim iento de u n a gran cascada en el Rio
das Mortes — E l C on go B e l g a ....................................*47
B ib lio g r a fía ............................................................................... *5^
Habla D. B o s c o .................................................................... *53

^^

^

A los niños de España y de Am érica
. . . .
L a O bra de Don Bosco en el Chile, Argentina y Brasi
E l C u l t o d e .Ma r í a A u x i l i a d o r a : Peregrinacio
nes al Santuario-Basílica primario — N uevas igle
sias, capillas e i m á g t - n e s ......................................
G racias d e M aría A uxiliadora .................................
P o r e l m u n d o s a l e s i a n o : L a apoteosis de un niño
- E l funeral de D . Rúa - Asociación de Ex-Alum nos
Crónica de los Oratorios F e s t i v o s ......................
N e c r o l o g í a .......................................................................

15.S

156
161
163
164
167

El Sagrado Corazón en la Liturgia de la fiesta.
un autor que en la Liturgia
Sagrada, particularmente en
__ __ el Misal y el Ritual, está la
fuente más rica y menos explotada, de
enseñanza, de predicación y de medi­
tación. También así lo pensaba nuestro
Vble. Padre, que del año litúrgico sa­
caba frecuentemente el tema de sus
explicaciones, sermones y catcquesis.
Siguiendo sus huellas, tratemos de
hablar del Sagrado Corazón, anali­
zando brevemente los documentos de
vida cristiana que más resaltan en los
oficios de la fiesta.
En primer lugar descuella la idea
del culto a Dios, con sus dos principales
manifestaciones: alabanza y expiación,
i Alabanza y expiación ! Son las ideas
que predominan en la Liturgia de la
fiesta del Sgdo. Corazón de Jesús. «Cantaré las misericordias del Señor eterna­
mente, » dice con David, en el Introito
de la Misa. « Alabad al Señor, añade
ICE

con Isaías, en la Epístola, y acordaos
de que su nombre es excelso. Cantad
al Señor porque ha obrado con magni­
ficencia, y haced conocer sus maravillas
en'toda la redondez de la tierra. Re­
gocíjate, morada de Sión (Iglesia Santa)
y canta alabanzas, porque grande se
muestra en medio de ti el Santo de
Israel.» «Bendice al Señor, alma mía,
agrega en el Ofertorio, y no te olvides
de sus beneficios. »
Y para animarnos a la expiación, nos
recuenta los padecimientos del Salva­
dor: en el Evangelio nos recuerda la
herida del Costado, y en varios lugares
nos repite los lamentos del alma sen­
sibilísima de Jesús por el olvido que
los hombres hacemos de sus beneficios.
< j Oh vosotros los que pasáis por el
camino (de la existencia) atended y ved
si hay dolor semejante a mi dolor », re­
pite en el gradual de la Misa. Y más
adelante, en el Comunio: « Mi corazón



142



se cubrió de oprobio y de miseria, y man la base de nuestra perfección in­
esperé que alguno se entristeciera con- dividual y de la convivencia social: la
migo, y lio lo hubo; que alguien me humildad y la dulzura. »' Y este es el
consolara, y no lo hallé. >
pensamiento de la Sagrada Liturgia,
Al leer esto, el alma necesariamente al recordarnos en el Gradual de la
se repliega sobre sí misma, considefa Misa las palabras dulcísimas del Re­
su vida, considera la vida de sus her­ dentor: «A prended de Mí, que soy
manos, de todos los hombres y ve..... manso y humilde de corazón, y hallaréis
que efectivamente aun hoy, en los es­ el reposo, — el sosiego, la paz — de
plendores de la civilización creada por vuestro corazón — ese sosiego que nos
Cristo, vivimos olvidados de sus bene­ predispone a escuchar y seguir las ins­
ficios y de su amor- y de los padeci­ piraciones del cielo, a obrar con reso­
mientos acerbos a que voluntariamente lución y con éxito, a perfeccionar nues­
se sometió para darnos la felicidail. Y tra alma, a tolerar a los demás y es­
de aquí, según el espíritu de la Iglesia, tudiar nuestra conducta para evitarles
debe brotar la penitencia, la expiación, molestias.
las reparación por los pecados propios
«
«*
y ajenos.
Y se repara y se expía con el sacri­ Estos mismos son los pensamientos
ficio, con el holocausto del corazón, de dominantes del Breviario: todo en él
la inteligencia, de la voluntad; con el son alabanzas, protestas de amor, exhor­
celo por conocer y amar a Jesús nos­ taciones al sacrificio y a la correspon­
otros y hacerle conocer délos demás. dencia; más otra idea en la que el
V^ble. D. Bosco hacía hincapié: la de
Otra idea principalísima es la con­ la Eucaristía, alimento y fuerza de nues­
fianza. < Yo sé que Dios es mi Sal­ tras almas: «Yo soy el pan de la vida;
vador y Defensor, y así procederé con vuestros padres comieron el maná en
confianza, y nada temeré, porque el el desierto y murieron. Empero Yo soy
Señor es mi fuerza y mi gloria y ha el Pan vivo bajado del cielo, y el que
venido para salvarme. > « Sacaréis cotí come de él no morirá eternamente. »
gozo aguas de la Fuente del Salvador.»
D. Bosco no acertaba a separar la
leemos en el Introito. ¿Y cuál es esta devoción al Sagrado Corazón de la de­
fuente, sino el Corazón Divino, de donde voción a Jesús Sacramentado. No era
brota agua y sangre, como nos narra que las confundiera, no; pero para él
el Evangelio de la misma misa? ¿Y la devoción al Sagrado Corazón era
cuáles esas aguas sino la salvación y eminentemente Eucarística, y adoraba al
la gracia de que para ello necesitamos? Corazón divino — abierto con la lanza,
« Señor, a Ti clam é, y me has sa­ coronado con la Cruz y envuelto en las
nado, añade en los versículos; sacaste llamas del Amor — como la Fuente de
mi alma de las sombras infernales. Con­ los Sacramentos, señaladamente de la
vertiste en gozo mis lamentos... y me Santísima Eucaristía.
rodeaste de alegría. »
Rogamos a nuestros lectores, y espe­
Decía nuestro Venerable Fundador cialmente a los educadores y sacerdotes,
hablando a sus alumnos: « La devo­ que tengan a bien explicar y desme­
ción del Sacratísimo Corazón nos pre­ nuzar estos pensamientos litúrgicos a
senta el modelo sublime cuya imagen los niños, al pueblo, y les garantizamos
debemos copiar en nuestra alma, prin­ que hallarán una mina inagotable de
cipiando por las dos virtudes que for­ enseñanzas v de consuelos inefables.

— 143 —

lia pi[iii|cra Jloi^ del jardi\ ^ole^iapo

,L II de febrero firmaba el Padre Santo
el Decreto de Introducción de la
___ Cansa de Beatificación y Canoniza­
ción del Siervo de Dios D o m ín Q O S a v i o
alumno del Oratorio de S. Francisco de Sales del
V. Bosco; y aunque por reciente disposición pon­
tificia (Dec. De servís Dei i 6
1913). no se le

puede llamar VeuerabU ni
celebrar en acción de gra­
cias ninguna función re­
ligiosa, ni cantar el TeDeum, ni tejer en la iglesia
f:u panegírico; se ]>nede y
se debe dar publicidad al
Decreto y aun estudiai
sus \Tjtudes y proijonerlas
a la imitación de los de.más, pues que al fin y al ,
cabo se trata de una gran
figura, digna de projK>nerse por modelo, desde
el momento que ha me­
recido el grandísimo ho­
nor de que la Iglesia Ca­
tólica en su representación
más alta, haya puesto en
él sus ojos y parado su
atención. E l paso de la
Santa Sede es de suma
importancia, y cede et
honor del jovencito sin­
gular y del Instituto qut
lo cultivó, y en modo es­
pecial del Director qut
supo guiarlo a la con­
quista de la gloria.
Todo esto puede ser oI>
jeto de artículos y dis­
cursos. Nosotros nos limi­
taremos en estas breveí
lineas a unas sendllai
conáderaciones sobre sus
principales virtudes, águiendo las huellas de
nuestro V. Padre, que
en la bellísima, ingenua,
dulce biografía de su querido alumno, lo pre­
senta cual modelo al pueblo cristiano, particu­
larmente a los niños, a quienes dice:
Sacad provecho de cuanto voy a exponeros
y dedd en nuestro corazón como decía S. Agus­
tín; 5i iUe cur non ego/ Si un compañero imb, de
mi migma edad, en el mismo lugar donde y o

— 144 —
estoy, expuesto a los mismos y acaso mayores
peligros, halló tiempo y modo de mantenerse fiel
a Jesucristo ¿por qué no podré hacerlo yo?
Recordadlo bien: la religión no consiste sólo en
palabras: es necesario venir a las obras... »
¿ Y cuáles obras?
H ay en esa biografía una página que, sin preten­
derlo, las muestra en síntesis. Después de haber
dicho que a los siete años— ¡en esos tiempos! —
el Sr. Cura párroco de Mondonio había juzgado a
Domingo digno de acercarse al augusto Sacra­
mento del Altar, el biógrafo reproduce los propó­
sitos que como recuerdo de tan gran día formuló
el virtuoso niño, propósitos que parecen no la
primera eflorescencia de un alma que se abre a las
infusiones de la gracia, sino una mies y a madura.
1. Me confesaré muy a menudo y comulgaré tO'
das las veces que me lo permita mi confesor.
2. Quiero santificar las fiestas.
3. M is amigos serán Jesús y María.
4. La muerte, mas no el pecado.
¿No demuestran estos propósitos, que pare­
cen sentencias de un escritor genial, una inteli­
gencia despierta e iluminada que comprende el
Víüor de las cosas, y sobre todo un corazón ar­
diente y decidido?
Pues bien, ese mismo era el programa que D.
Rosco venía predicando y desarrollando en sus
instituciones. La frecuente confesión y la más
frecuente comunión, la ternísima devoción al Co­
razón de Jesús y a María Santísima, son el eje de
su sistema educativo; para enseñar a santificar
las fiestas fundó sus Oratorios festivos; la guerra
al pecado formó vsu caballo de batalla durante
toda su vida.
¿Qué extraño, pues, si las dos almas se com­
prendieron no bien se conocieron? Desde la pri­
mera entrevista. Domingo vió en 1). Bosco al
Director espiritual que debía ayudarlo a man­
tener y llevar a la perfección esos propósitos, y
D. Bosco vió en él al alumno capaz de compren­
derlo y seguirlo generosamente.
¡Cuánta sencillez en aquel encuentro allá en
la hutnilde casita de i Becchi, bajo emparrados
magníficos, a la sombra de los árboles que pre­
senciaran los actos magnánimos del pastorcÜlo
soñador!
— ¿Qué me dice, pues? ¿Me llevará a Turín
para estudiar?
— Sí; me parece que hay buena tela.
— ¿Tara qué ¡mede ser\*ir esta tela?
— Para hacer un hermoso traje que regalar al
Señor.

— Bien, pues, yo soy la tela, S. R. el sastre;
en sus manos estoy y hará un hermoso traje
para regalar al Señor.
No menos sencillez y generosidad en la pri­
mera entrevista celebrada en el Oratorio.
« Apenas llegado, se trasladó inmediatamente
a mi despacho, para entregarse, decía el, entera­
mente en las manos de los Superiores. Su mirada
se fijó inmediatamente en un cartel en el cual se
leen en grandes caracteres estas palabras que
frecuentemente repetía S. I'rancisco de Sales: Da
mihianitnas, cadera tolle. Púsose a leerlas aten­
tamente; yo deseaba que comprendiera su sig­
nificado. Por eso le ayudé a traducirlas e inter­
pretarlas: Dadme almas y quedaos con lo demás. El
meditó un momento; luego dijo: Comprendo,
aquí no se trata de dinero sino de almas; espero
que la mía hará parte de este negocio » (i).
Y el pacto íué irrevocable y la fidelidad com­
pleta.
^ « Su vida fué por algún tiempo la vida ordi­
naria, agrega D. Bosco, y no se veía en él sino
una exacta observancia de las reglas de la casa.
Aplicóse con empeño al estudio. Atendía con
ardor a sus deberes, escuchaba con deleite las
pláticas. Tenía grabado en el corazón que la
palabra de Dios es la guía del hombre en el
camino del cielo; y en consecuencia, toda pala­
bra oida en un sermón era para él un recuerdo
invariable que no oKddaba jamás; todo discurso
moral, todo catecismo, toda plática por larga
que fuera, era siempre para él una delicia.
Oyendo una frase, una palabra que no compren­
diera bien, ¡)edía inmediatamente su explica­
ción. Así comenzó ese tenor de vida tan ejem­
plar, ese continuo progresar en la virtud, esa
exactitud en el cumplimiento de sus deberes,
más allá de la cual difícilmente se puede pasar. *

¿Pero cuál era la fuerza qü^ lo elevaba a esas
alturas?
Va puede imaginarse. V en los propósitos
está.
Era la tarde del 8 de diciembre de 1854, el
mismo día en que Pío IX , d.s. m. definió el dogma
de la Inmaculada Concepción, y Domingo, con
el parecer de D. Bosco, fuese ante el altar de la
\’irgen y allí renovó las promesas hechas en la
primera Comunión, y luego repitió varias ve­
ces estas precisas palabras:
(i) B osco ¡'id a d e D o m in g o S a v io , c. VIII.

« María, os doy mi corazón; haced que sea cuencia, yendo a la iglesia, especialmente los días
siempre vuestro. Jesús y María, sed siempre que había comulgado o cuando estaba expuesto
los amigos míos. Y , por misericordia, hacedme S. D. M. se quedaba como fuera de sí. y \x'rmorir antes que me sobrevenga la desgracia de manecía mucho tiempo, siendo necesario a ve­
ces llamarlo para que pudiera atender a sus or­
cometer un solo pecado.
« Tomando así a María por sostén de sus de­ dinarios deberes ».
Una ocasión permaneció inmóvil. íuera de sí,
vociones, agrega D. Bosco, su conducta moral
con
la vista fija en el tabernáculo, desde las
apareció tan edificante y unida a tales actos de
ocho
de la mañana hasta las dos de la tarde y
virtud, que comencé desde entonces a apuntar­
quién sabe cuánto hubiera ^permanecido aún si
los para no olvidarlos ».
Pero esta era sólo una ala; ¿cuál era la otra? no lo hubiera llamado D. Bosco. Otro día éste
lo sorprendió en un coloquio después de la co­
Sigamos leyendo.
« Está demostrado por la experiencia que los munión. o Sí, Dios mío, decía, os lo he dicho y os
más robustos sostenes de la juventud son los lo digo aún; yo os amo y quiero amaros hasta la
Sacramentos de la Confesión y Comunión. muerte. Si Vos veis que he de ofenderos, man­
Dadme un jovendto que los frecuente, y lo veréis dadme la muerte; sí. antes la muerte que pe­
crecer en la adolescencia, pasar a la madurez y car V ( i ) .
Como se ve, el propósito del niño de 7 años
llegar, si así place a Dios, a avanzada vejez, con
se
repetía
cesar, y se rejpetía a los pies de
una conducta que es el dechado de cuantos le
María
Sma.
y
de
Jesús Sacramentado. La Peda­
conocen. Comprendan esta máxina los niños,
gogía
de
D.
Bosco
producía sus frutos.
para practicarla, compréndanla cuantos se ocu­
Otra
reflexión,
para concluir. ¡Cuán opor­
pan en la educación, para insinuarla » (i).
tuno
y
bello
no
sería
un estudio meditado y di­
¡La piedad! la piedad sólida y profunda! D.
ligente
sobre
la
biografía
de Domingo Savio y
Bosco, que en la educación de la juventud echó
sobre
todas
las
demás
que
el Venerable dedicó
mano, con amplia libertad, de cuantos medios
a
sus
mejores
discípulos
que
le precedieron a la
proponían los mayores educadores, prefirió
eternidad!
Vendríamos
así
a
conocer algo de la
siempre la piedad como el medio soberano; mas
parte
activa
que
él
tuvo
en
sus formación, y
no una piedad vaporosa o sentimental, sino una
quedaría
también
demostrado
que
en él el edu­
I>iedad robusta y profunda, una piedad activa,
cador
procedía
del
sacerdote
y
su
ideal
pedagó­
en obras y en verdad, cuya base es y será siem­
gico se confundía con el supremo ideal del sa­
pre la frecuencia de los Santos Sacramentos.
La frecuente confesión, la frecuente comu­ cerdote celoso; que el espíritu vivo de I‘e. que
nión, la misa cotidiana, declara formalmente lo sostuvo en todas las circunstancias de su vida
D. Bosco en su tratadito sobre el sistema pre­ y le dió inspiración y constancia, era el mismo
ventivo, son las columnas que deben sostener que lo guiaba en sus genialidades como educa­
dor, y que el gran secreto de sus éxitos asom­
un edificio educativo. »
Domingo Sa\úo, antes de entrar al Oratorio se brosos está en que procuró con todas sus fuer­
acercaba a la Sagrada Mesa <• una vez al mes zas y con afecto sobrehumano, enamorar a su.s
según el uso de las personas piadosas de entonces: alumnos de los objetos que formaban el amor de
en el Oratorio comenzó a hacerlo con mayor fre­ su corazón; Jesús Sacramentado y María San­
cuencia... Su preparación era edificante... Era tísima: programa simple pero sublime que lleva
para él una delicia el poder pasar alguna hora indefectiblemente al triunfo.
Oh! quiera Dios que estos dos amores que a
ante Jesús Sacramentado. A l menos una vez al
Savio
dieron tan poderosas alas, sigan flore­
día iba invariablemente a visitarlo, invitando a
c ie n d o en todos los colegios Salesianos, en todos
otros a acompañarle... Con transportes de gozo
tomaba parte en todas las fundones que se re- los colegios y escuelas católicas, y confundi­
dos en un solo foco, en la verdadera y sólida
ladonaran con Jesús Sacramentado.
« De este modo llegó en breve a tan alto fer­ piedad, iluminen e inflamen a todo el mundo
vor para con Jesús Sacramentado, que con fre­ cristiano!
(I) Ibid. C . X X .
(i) Ibid. C . X I V .
(3) Ibid.

X 3ÍZX

P o r e ! Sdo. Corazón.

Un monumento y una feliz idea.
Alta empresa de amor.
De tal ha calificado al Templo Expiatorio Na­
cional del Tibidabo e¿ profundo cuanto ameno y
modesto escritor espafiol que se oculta bajo el seudó­
nimo de Le Brun.
A Le Brun, como a nosotros, lo que le ha lla­
mado la atención no es propiamente el templo, sino
la finalidad del templo y la manera de allegar re­
cursos, o sea la idea del sacrificio y la expiación,
ta}i armónica con esa finalidad y tan al alcance de
todo mundo.
E l fecundo corazón de donde brotó la idea, le ha
dado recientemente una nueva aplicación creando
el Panal de Amor, cuyo objeto es construir los ci­
mientos y acaso el pavimento del suspirado Tem­
plo, que pronto comenzará a levantarse sobre la
hermosa y elegantísima Cripta. ¿Qué es el Panal?
Respóndanlos la misma María Victoria.'
« Es sencillamente u m asociación piadosa que
no merma limosnas, ni obliga a oraciones, ni ocupa
tiempo. Para ser«ab eja »basta ofrecer una sola vez
un solo sacrificio y entregar su importe a una de
las personas que forman Enjambre, para que
anote
nombre en una hojita del «Panal de
Amor.»
*La persona que desee formar enjambre pedirá
nwrt hoja {la hoja especial de ¡os enjambres del
Panal de amor) a ¡os P. P . Salesianos de SarriáBarcelona {España) Apartado 175, leerá su con­
tenido y emprenderá u m especie de apostolado
entre sus familuires y amigos, explicándoles la
e.xcelaiCM de esta obra de amor y reparación y las
muchísimas indulgencias que se ganan, ofreciendo
un solo sacrificio para este templo e.xpiaiorio na­
cional que el mismo Dios pidió al Vble. D. Bosco.
Cuando interese algún amigo y éste ofrezca im sa­
crificio, recogerá su importe y anotará su nombre
en la hojita, que, «ti<í vez llena, volverá a remitir

a los mismos P .P . Salesianos con las cantidadei
recaudadas: éstas se invertirán en el pago de mate­
riales y jornales de los cimientos del templo; y ch
el centro de los mismos cimientos y en unas celdai
dispuestas en forma de panal, se archivarán las
hojas. »
La bellísima idea ha despertado simpatías
en toda España. Todo el Venerable Episcopado
la ha recomendado y enriquecido con indulgencias,
y ya no hay duda que estas abejas místicas traerán
en sus alas no sólo los cimientos, sino el entero
Templo.
Corazón de Jesús, abrasado en nuestro amor
Inflama nuestro corazón en el amor por Ti.

T E S O R O E S P IR IT U A L .
Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
o capilla piiblica, o si viven en comunidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganarlas siguientes
indulgencias plenarias:
Eo el mes de junio:

El 7 La Sma Trinidad.
El I I Corpus Christi.
El 28 S. Juan Bautisu.
El 30 Conmeni. de S. Pablo.
En el raes de jallo:

El 2 Visitación de María Sma.
El 5 La Preciosísima Sangre de X. S. J. C.
Cada mes:
1. Un día cualquiera de libre elección.
2. El día en que hagan el Ejercicio de la
buena muerte.
3. El día en que tengan conferencia.

J

D E J S lU E S T R A S M I S I O N E S

MATTO GROSSO (Brasil)
Descubrimiento de una gran cascada en
el Rio das Mortes.
{Relación del Rdo. A 7iionio Colbacchini).
C olonia del Sagd o. C orazón en Barreiro,
24 diciem bre 1913.

Reverendísimo y Amadísimo Sr. D. Albera:
NTES que termine el presente añb quiero,
amadísimo Padre, darle algunas no­
ticias de esta Misión por la cual tanto
se interesan, no sólo V. sino también los
Superiores y cooperadores.

P

V id a ed ifican tes de lo s neófitos.

efectos de la oración. Tanto es así que si algún
día retardamos algo el llamarles para rezar,
enseguida algunos vienen a decirme: Padre,
pamagodo modducare Arco Mi^era'^i augi cauua?
(¡Inno ocdde bá? ¿Pa mtdu paga moddrá inno? —
Padre, ¿Qué? no rezamos al Señor hoy? ¿Y ^x>r
qué así? ¿Podríamos quizá ir sin recelo a dor­
mir?
Y a ve V. Sr. D. Albera, cuánto puede la Grada
en corazones hasta ayer salvajes, si bien sen­
cillos y generosos. ¡Cuántas particularidades po­
dría añadir que harían avergonzar a tantos cris­
tianos de los países dvilizados! Reguemos al
Señor que conserve en estos neófitos el fervor
en medio de los peligros que también ellos han
de encontrar.
demás
P a rtid a p a ra una exp loración — P rim er
d ia de v ia je — C a c e r ía fe liz — L a o r a ­
ción de la noche.

Paso ahora a comunicarle una interesante noE l principio del año 1913 fué santificado con el
bautismo y sucesivo matrimonio de ocho fami­ tid a. Celebrándose el presente año el X V I ° Cen­
lias de nuestros indios que renunciando al de­ tenario de la Paz de la Iglesia y del triunfo de
monio y a sus antiguas supersticiones, se die­ la Santa Cruz, también nosotros lo hemos con­
memorado, pero de una manera original.
ron a la práctica de nuestra santa Religión.
Estos queridos Bororos nos hablaban conti­
Así nuestra Colonia se va convirtiendo feliz­
mente en un verdadero pueblecito cristiano, que nuamente de las encantadoras l>ellezas natura­
muy cristianos se muestran estos buenos sal­ les que se admiran en diferentes puntos del Rio
das Mortes y espedalmente de una gran cascada,
vajes. La mayor parte se acercan a los Stos.
a la cual se emj>eñaron fuéramos a hacer un viaje
Sacramentos todos ios domingos y días festivos
de
exploradón. A mitad de año, después de la
y algunos con mayor frecuencia.
iCuán agradables deben ser al Corazón Sacratí­ fiesta del Sgdo. Corazón, tanto insistieron que
simo de Jesús las fervientes súplicas que, aunque yo acepté, pero con la condidón de que tenía­
con bárbaro acento, le dirigen estos indios, en mos que llegar hasta la cascada.
Redbieron la notida con aclamadone? de
demanda de favores y gracias! Crea, amadísimo
Padre, que es un espectáculo conmovedor ver­ entusiasmo, y hechos los preparativos nos pu­
los todas las noches reunidos en la pequeña simos en marcha el 30 de junio todos y solos los
iglesia, a los pies de Jesús, dándole gracias por hombres; iban provistos de arcos y flechas y al­
los beneficios recibidos y pidiéndole otros nue­ gunos también de tremendos cucliillos para abrir
vos. Pocos años há no conocían a nuestro buen paso entre la sdva. Precedían ellos formando
Ifios y ahora fervorosos y devotos lo invocan de lina larga fila uno tras otro como acostumbran.
rodillas, le llaman Padre y con enérgico acento Seguíamos nosotros a caballo y las Ijestias de
salvaje le dicen; Pao racogsre baru tadd U, boe carga cerraban la comitiva. Las mujeres, que
ciameddu t iaiddo Akiegi... Padre nuestro que quedaban en sus casas, nos acompañaron con los
estás en los cielos, santificado sea el tu nombre. saludes y la mirada hasta que nos j)erdíeron de
Y rezan convencidos de la dulzura y saludables vista.

— 148 —
Algunos aceleraron el paso para sorprender
alguna pieza de caza en un gran bosque que teníapios que atravesar, mientras otros nos abrían
paso cortando a derecha e izquierda ramos,
bambúes y lianas. Hacia medio día en medio del
bosque oimos resonar una gritería espantosa que
señalaba la caida de dos gruesos jabalíes en ma­
nos de nuestros cazadores, que apenas nos vie­
ron, con alegría exclamaban: Padre, Cege bocua
moddiical Cege bocua modduca! d ugo r’euca 11
pemagaguragare a cognage modde gi canna? Uh>
— Padre, no nos faltará comida, nonos fal­
tará comida ; es un hermososo jabalí. ¿Comerás
también tú?
Continuamos nuestro camino entre los bos­
ques hasta el anochecer y nos encontramos
junto a un riachuelo donde nos pareció conve­
niente pasar la noche. En un momento estuvo
pronto el campamento. Nosotros hicimos alto
un poco separados de los indios y mientras éstos
cortaban y asaban su caza, también no.^ctros
pensamos en preparamos algo que se pareciera a
cena; cuando he aquí que se ñor presenta un mccetón con un muslo de jabalí, que nos hizo un
buen servicio.
Satisfecho el apetito, les llamé y les dije: Re­
cemos un poco antes de dormir.
— Vh! boe rugaddo: Sí, muy bien!
Y reunidos rezamos en alta voz en lengua borora las oraciones que rompieron el nocturno si­
lencio de aquel lugar salvaje, mientras el eco que
recorría las distancias causaba en nuestros áni­
mos la más grata impresión. Y o deseaba que los
Superiores mayores pudieran gozar de escena tan
digna de los primitivos tiempos cristianos. Así
concluyó el primer día de excursión.
Segundo día — C u rio so s an im ales — L o s
m ás ñ ero s enem igos.
Aquella ntK'he me costó domiir. Los numerosos
fuegos encendidos por nuestros bororos, produ­
cían tétricas sombras en medio de la oscuridad,
que daban al paisaje un no sé qué de solemne y
misterioso. De cuando en cuando alguno se le­
vantaba y atizando el fuego daba al cuadro nue­
vas luces y nuevas sombras.
Apenas despuntó la nueva aurora, celebré la
santa misa en un pequeño altar preparado en mi
tienda y enseguida hicimos juntos nuestras prác­
ticas de piedad. Ah! la Pé es el alma de la ■ suda,
la fuerza y el ánimo del misionero.
Eniprendimos de nuevo la marcha precedidos
igualmente de los indios que nos abrían el ca­
mino: atravesamos bosques, colinas y valles
hasta que cerca mediodía llegamos a las orillas
del río Das MorUs donde nos detu\4mos por­
que los indios querían aquella noche i>escar en un

próximo afluente, que bautizamos hace años
con el nombre de Rio S. Marcos. Acampamos,
pues, a- orillas del majestuoso río Das Mortes,
inexplorado en gran parte, y a por las dificulta­
des naturales, ya por la ferocidad de los salvajes
que habitaban sus oriñas, entre los cuales se
contaban un tiempo nuestros Bororos.
Mientras, sentado a orÜlas del río, estaba su­
mido en estos pensamientos, v i que algunos ani­
males, que me parecían perros y gatos, saca­
ban la cabeza del agua, daban un grito y se su­
mergían de nuevo para reaparecer más adelante.
Me pareció una especie de lá familia de las nu­
trias, que aquí llaman driragna. Su longitud es
de casi un metro, tienen la cabeza pequeña y
semejante a la del gato, la boca es grande y ar­
mada de agudos dientes, el cuello grueso y largo,
de color amarillo oscuro con Astas negras; no
tienen uñas como los perros y gatos, sino que
manos y patas semejan a las de los monos,
pero con los dedos unidos por una membrana
que les facilita el nado, y una larga cola a
manera de espátula, gruesa y peluda. Se nutren
de peces, viven casi siempre en el agua y rara­
mente se ven en tierra ; dícese que son muy
fieros y se defienden de cualquier animal. Lo»
bororos los temen, porque muerden ferozmente.
Contemplando estos bichos pasamos un rato
divertido, pero nuestro gusto pronto pasó,
pues nos vimos terriblemente perseguidos de nu­
merosísimos mosquitos e insectos, que son los
más terribles enemigos de estos parajes. Para
ahuyentarlos tuvimos que encender fuego y sólo
con el denso humo nos pudimos librar de aquel
enjambre de insectos que nos picaban sin miseri­
cordia y se nos entraban por las narices, por las
orejas, en lo** ojos, en la boca agotando nuestra
paciencia! Así llegamos a la noche del segundo
día. Los salvajes habían vuelto con abundante
caza y se dispusieron para la pesca de la noche,
después de haber satisfecho el apetito, rezado
las oraciones y descansado un poco.
T e r c e r día de v ia je — N och e fría — P e sca
abundante y g en ero sid ad in teresad a —
U n baño in vo lu n ta rio — D ificu ltad para
s a lir de la flo resta.
La noche trascurrió tranquila, si bien un poce
fresca, por no decir fría. En este clima tórrido,
durante el tiempo de sequía hay una enorme di­
ferencia entre la temperatura del día y de la
noche. Algunas veces, durante el día llegamos,
a la sombra, a 36° y por la noche desciende
hasta 6 bajo cero ¡Y cómo se siente entonces el
frío! Y el frío nos obligó esta noche a levantar­
nos y acercamos al fu ^ o , pues no bastaban las
mantas para calentamos. Antes de despuntar el

alba celebramos en nuestra tienda la santa Misa
y contemplamos después a la luz del nuevo día
las espléndidas bellezas que en estos parajes ha
diseminado el Señor.
Poco después volvían nuestros salvajes de

P r in c ip io de la c a s c a d a .

la pesca, enormemente cargados y enseguida v i­
nieron a nosotros ofreciéndonos, quién uno, quién
dos, quién más peces, tanto que tuve que de­
cirlos; ¡Basta! basta! Y riendo me contestaron;
— Sí, sí, no te daremos más, nos los comeremos
todos nosotros; pero tú danos un poco de tabaco
porque tener que comer sin fumar no va bien
y.... nos podría hacer daño.
Comprendí su razonamiento; les re­
partí tabaco y alegremente se dispu­
sieron a comer. Mientras ellos comían,
nosotros con los guías nos internamos
en el bosque. Era cerca de medio día
y con el Angelus invocamos la protec­
ción de María Sma.
Llegamos al río S. Marcos donde
habían pasado la noche pescando.
No encontrando vado alguno, tuvimos
que pasarlo a nado. Internados de nue­
vo en la floresta, seguimos la dirección
del Rio das Mortes y al cabo de poco
tiempo nos encontramos a délo des­
cubierto, con un sol abrasador, pero
gradas a Dios, la sombra no se hizo
esperar, si bien duró poco. Entramos
de nuevo a la inmensa llanura, he­
ridos aun por los rayos del sol que tocaba ya
el ocaso, con una notable sensadón de can­
sando, y nuestros guías nos dijeron que muy
cerca se encontraba otro riachuelo de vado di­
fícil. Y así fué; el riachuelo era bastante hondo
y era impoáble vadearlo. Mientras buscábamos
lina soludón, un indio nos llamó didendo: —
Venid aquí, que pasaremos bien! Y nos mostró

dos gruesos troncos por ellos colocados cuando
comenzaron a se acercarse a la Misión... Pero
los troncos se rompieron precisamente mientras
yo pasaba, propordonándome un baño involun­
tario.
L a noche la pasamos cerca, y al si­
guiente día, con un calor sofocante,
nos internamos en otra floresta... Pero
pasaban horas y horas y la floresta no
acababa nunca.
Se había y a puesto el sol. y nosotros
nos encontrábanlas todavía envueltos
en aquel lalierinto de árlx>les y ramos
con la noche que se nos venía encima.
Los indios manejaban con agilidad el
machete a derecha e izquierda diciendo;
Aún un poco y llegamos.
Pero sobrevino un nuevo estorlxi; un
riachuelo cuyo vado nos fué muy difícil.
Pero por la noche, gracias a la haliilidad de nuestros acompañantes, pudi­
mos contemplar el cielo tachonado de
estrdlas. Tuvimos que mantener fuego
encendido toda la noche, para que no
nos hideran visita importunas los tigres allí
numerosos. E l cansando presto nos vendó; sin
armar la tienda, ni algo que nos reparase del
abundante rocío quo ca.e en estos parajes, des­
pués de encomendamos al Señor, nos acostamos
envueltos en nuestras mantas.

E l sa lto m a y o r.

R u ido de la c a s c a d a — C am b io de p a isa je
— L le g a d a a la m eta — E sp ectá cu lo
p in toresco.
E l frío nos despertó; nos acercamos al fuego
Los salvajes estaban levantados y hablan entre
sí. Uno de dios me dijo;
— ¿No oyes. Padre?

— 150 —
— ¿Qué? Y o no oigo nada.
— Enchucha bien y oirás el ruido de la cas­
cada.
Escuché atentamente y oí un rumor lejano
como de un viento impetuoso; un ruido sordo,
oscuro, que se oía más o menos segün el viento.
— ¿Estamos y a cerca, pues?
— ¿Cerca? ^ p e r a un pocol Bien entrada
será la noche cuando lleguemos.
— ¿Posible? No lo creo, añadí, y llamé a mis
acompañantes para que oyeran.
También ellos fueron de mi parecer; pareció­
les que no podía estar más lejos de dos o tres
quilómetros. \Y no era así!
Atravesamos extensas llanuras con escasísi­
mos árboles, que en tiempo de aluvión se hallan
inundadas, pero que nosotros cruzamos sin
dificultad.
Hacia medio día se nos presentó improvisa­
mente un nuevo cuadro: la confluencia de un río
con el Rio das Mortes que en aquel punto ancho
y majestuoso comienza ya la bajada. Nos de­
tuvimos a contemplar la belleza del paisaje para
descansar un poco: dimos al afluente el nombre
de Rio S. Luis. Y vadéandolo sin dificifltad,
continuamos el camino.
E l rumor, o mejor dicho, el fragor de la gran
cascada, se hacía cada.vez más fuerte, y parecía
hallarse a pocos pasos. E l aspecto del lugar apa recía totalmente caníí)iado: no más florestas,
llanuras ni lugares bajos; terrenos altos, pedre­
gosos, y rocas cortadas a pico sobre la orilla del
río. El estruendo de la corriente es indescripti­
ble. Todavía un poco... y vemos alzarse en el
aire, coloreada con los tonos del iris, una me­
nuda polvareda formada por el agua que se pre­
cipitaba de abismo en abismo. E l río se divide
en dos brazos separados ixir un macizo graní­
tico, que parece erguirse para detener las aguas,
que victoriosas, se precipitan haciendo temblar
la tierra. E l río que más arriba llegará a unos
200 m. de anchura, tiene que comprimirse en un
espacio de 6 ü 8 m. saltando entre rocas desni­
veladas y en continua i)ciidiente, en un trayecto
de más de 500 nis. hasta que se reúnen de
nuevo los dos brazos para continuar el río tran­
quilo y majestuoso como descansando después
de la desesperada lucha, para prepararse a otras
nuevas.
En efecto, se estrecha de nuevo entre negros
gigantescos muros de piedra y ruge y se con­
tuerce levantando nubes de espuma, para cal­
marse de nuevo, ensancharse y deslizarse serenament , reflejando en su límpida corriente
palmas y árboles que lo circundan y dan al
j>araje un aspecto encantador.
Era la calma precursora de la lucha suprema!
De improviso, la enorme masa líquida se pre­

cipita vertiginosamente y de entre aquellos
torbellinos que se agitan entre las rocas, sale el
fragor del trueno y de la blanca espuma se le­
vanta una nube de cándidos vapores que cu­
bren con un velo el abismo que se abre bajo los
pies. A l principio la sensación es confusa y ter­
rible, pero después se siente la de la grandeza y
de lo bello. ¡Hermoso es todo lo que sale de las
manos de Dios! Es un cuadro verdaderamente
sublime.
Viene luego un inmenso anfiteatro, cuyas
desnudas paredes rodean aquel inmenso pozo,
donde la inmensa masa de agua del Rio das
Mortes se precipita sin freno mugiendo horrible­
mente con un salto perpendicular de unos 8 me­
tros; la vista se oscurece al borde de aquel preci­
picio, el pie vacüa, parece que todo da vueltas
en derredor y desaparece convertido en vapor y
viento. Finalmente el círculo de piedras se en­
sancha y deja libre desahogo a las ^ u a s, que
como cansadas de la titánica lucha sostenida, se
calman y buscan la paz.
Llenos pero no saciados de aquel espectáculo,
como diría Stoppani, preparamos nuestra tienda
a pocos pasos bajo un árbol.
L a c a s c a d a es lla m a d a P ió X . — D a to s
— Inau gu ración de una cru z recuerdo.
Convencido de que aquella debía ser la grande
cascada ya antiguamente vista por algunos aven­
tureros que no supieron dar de ella datos segu­
ros, me pareció necesario darle un nombre
correspondiente a aquella maravilla y plantar
en uno de sus peñascos, ya que nos hallábamos
en el año centenario de Constantino, el signo au­
gusto de nuestra redención.
Reuní a los nuestros y les dije:
— ¿Sabéis qué nombre he pensado dar a esta
cascada? Seguro que no oslo imagináis; la lla­
maremos cascada «Pío A’ » ¿Os parece bien? To­
dos se levantaron y un grito unánime de ¡Viva
Pío X! ¡viva el Papa! fué la respuesta. Rezamos
allí nuestras oraciones y fuimos a descansar.
E n el silencio de la noche el ruido de la cascada
parecía más terrible y solemne. Nos despertamos
muchas veces y antes del alba estábamos y a to­
dos en pie deseosos de contemplar aquella mag­
nífica escena iluminada por los rayos del sol
naciente.
Celebré la Sta. Misa y fuimos a contemplar.
El espectáculo era verdaderamente sorpren­
dente. Los rayos del sol coloreaban en rojo la
blanca espuma, y una nube de vapores se al­
zaba cual humo desprendido de hirviente cal­
dera.
Fuimos luego a buscar en el próximo bosque
dos gruesos troncos, para hacer una cruz y co-

— ISI —
locarla en el mismo borde de aquel anfiteatro,
dominando todo el magnífico cuadro.
Al mismo tiempo grabamos sobre un gran ma­
cizo de piedra el nombre augusto de Pío X y to ­
mamos algunos datos. Calculé aproximadamente
la anchura del río antes deiniciarsela cascada en
unos 150 ó 200 m. y dos m. de profundidad. Del
punto más alto, donde empieza la bajada, hasta
el punto más bajo donde termina con la casca­
da, tendrá como media, 50 m. y esto por un
espacio de dos km. poco más o menos. L a pre­
sión barométrica en la parte más alta nos se­
ñaló en media 734 mm. y en el punto más bajo
738 mm.
Entre una cosa y otra, en un abrir y
cerrar de ojos se nos pasó el día. Hacia el ano­
checer volví a visitar la cascada. Cosa rara; en
medio de aquella oscuridad se veían listas ilu­
minadas; el fenómeno se interrumpía y repetía
rápidamente. Ix> atribuí a un efecto de fosfores­
cencia.
A l siguiente día, domingo, consagrado a la
Preciosísima Sangre de N. S. Jesucristo, después
de la misa, a la cual asistieron todos los Bororos,
se enarboló la Cruz-recuerdo; una corona de flo-

miento? besamos la Cruz. Dando un adiós a
aquel lugar, que tanto nos había impresionado,
volvimos conmovidos al campamento, disjiuestos a regresar,' y y a a caballo dimos un último
saludo a la cascada, al grito de ¡Fiiw Pió X ! »

A p ocos m etros de la cascada.

D e V u e ’ ta — H um o que esp an ta — L le g a d a
a la C olonia — E l voto del m isionero.

D etalles del salto m ayor.

re? silvestres circundó sus brazos, que se ex­
tendieron sobre todos nosotros, que arrodilla­
dos, rezábamos conmovidos. Después, con todo
d afecto de nuestros pechos gritamos: ¡Viva
Jesucristo, Rey de los siglos! — ¡Viva Pío X I
— j^^va d Ven. D. Bosco! Y con estos senti-

En breve llegamos al río S. Luis y hallándose
próxima la noche levantamos nuestras tiendas
bajo aquellas soberbias palmeras, llenos toda­
vía de emoción, para proseguir el día siguiente,
7 de julio. La vuelta fué más fácil por estar ya el
camino abierto. Alegres íbamos bordeando el
río, cuando de repente veo venir corriendo a mi
encuentro todos los salvajes afanosos y espan­
tados: — ¿No ves, padre? — ¿Qué? — ¡Hay mu­
cho humo a la otra parte del río! — Y me lo
señalaban.
Y en efecto se levantaba una densa columna
de humo, no muy lejos de nosotros a la otra orilla
del río. ¿Quién será? ¿Serán los terribles Cayamós, nuestros enemigos?
Por medida de prudencia también nosotros
incendiamos el bosque y apretamos el paso du­
rante todo el día. Llegada la noche mantuvimos
alguna precaución y los indios se acostaron
junto a nosotros. Y apenas se'hizo un poco claro
nos introdujimos en el bosque esperando llegar
muy cerca de la Colonia. Llegamos al río S.
Marcos, que a pesar del frío, tuvimos que vadear.
Menos mal que apenas salidos de la floresta el
sol hizo su oficio, regalándonos sus abrasadores
rayos. Pasado y a el mediodía nos disponíamos
a descansar, cuando vemos salir del bosque una
manada de antílopes; cazamos uno que nos vino

— 152 —
muy bien j)ara acallar el apetito, y a las 5 de
la tarde nos encontrál>amos ya a 20 km. de la
Colonia. Con deseos de llegar a casa aquella no­
che, llamé a un compañero, saludé a los que que­
daban y a buen paso emprendimos la subida de
la colonia.
Y a oscuro, atravesé el Barreiro y las 8 serían
cuando de sorpresa llegué a la Colonia. jLos in­
dios tranquilos, con los fuegos encendidos ante
sus viviendas, no se apercibieron de mi llegada.
Los nuestros acababan entonces las oraciones
de la noche y saliendo de la capilla los niños y
hermanos corrieron a mi encuentro con alegría.
Al día siguiente a medio día llegó el resto de la
comitiva.
Esta es, Rvmo. Padre, la relación de este viaje
en el cual me interné a más de 150 km. al N. E.
de este puesto avanzado de la civilización donde
no? encontramos, y allí planté el glorioso signo
de nuestra Redención. Como homenaje a Jesu­
cristo y en obsequio al Sumo Pontífice que noso­
tros como hijos de D. Bosco amamos y genera­
mos. la Cruz se yergue en aquellas vírgenes flo­
restas sobre las orillas de aquel soberbio río.....
Sea ella una prenda de la total salvación de aque­
llas tierras.
Con estos votos Rvmo. D. Albera, ruego nos
bendiga a todos y acepte los homenajes de sin­
cero afecto de estos sus hijos.
D. S. R. devotísimo hijo en C. J.
A n t o n io C o l b a c h i n i , Pbro.
Misionero Salesiano.

CONGO BELGA
Las primicias de nuestra Misión.
De una carta del Misionero D. G. Sak, Director
de la Misión Salesiana de Elisabethwille, en­
viada al Sr. D. Albera con fecha 26 de Diciem­
bre. sacamos:
Me complazco en comunicarle. Reverendo y
venerado Padre, algunas noticias de nuestra
Misión, que seguramente le serán gratas. An­
teayer, víspera de Na\údad, bauticé a 14 de
nuestros alumnos negros que hemos preparado
en los diez y ocho meses que en su mayor parte
han pasado entre nosotros.
E l Sr. Desiiu, Magistrado de la Justicia en Elisabethw’ille, se dignó apadrinar a los neófitos,
los cuales estaban orgullosos de tener por pa­
drino a un blanco de tan devadii posición. La fun­
ción. bastante larga, se llevó a cabo con tanta
piedad y devoción, que yo mismo, al dirigir al­

gunas palabras de ocasión, no podía contener
mis sentimientos.
Esperamos poder repetir esta función dentro
de un par de meses en favor de aquellos que por
varios motivos no han podido aprovecharse
ahora.
Pero., debía terminar con luto un día tan fe­
lizmente comenzado! Hacia las once, poco des­
pués de la ceremonia, se me avisó que uno de
nuestros queridos alumnos blancos, el jovencito Héctor Malvy, indispuesto hacía algunos
días, se hallaba en agonía. Corro, y efectiva­
mente lo hallo en grave peligro. El P. Schillinger, avisado por mí llega apenas a tiempo para
oir la Confesión y administrarle la Extrema
Unción. Era un joven que mucho amábamos;
el año pasado había hecho su primera Comunión
y venía a nuestra Misión todos los días a las
siete para ayudar la Santa Misa.
E l Rdo. Señor Cura de Elisabethwille per­
mitió que se hicieran las exequias en nuestra
capilla. Acudieron un buen número de condiscí­
pulos del pequeño Héctor, y seguramente hu­
bieran sido más numerosos, si no lo hubiese im­
pedido la costumbre de estos países de apre­
surar la sepultura. ¡Figúrese V. que murió a las
dos y media y la sepultura se hizo a las cinco.
EI P. Schillinger, el Sr. Berkorn y yo lo acom­
pañamos a la última morada, donde bendije la
fosa... El, que tanto había deseado ayudar la
Misa de media noche, ciertamente canta ya en
el Cielo con los ángeles el \Gloria in excelsis Deo!
La Misa de media noche resultó espléndida en
nuestra minúscula capilla. Varios señores de la
ciudad cantaron la Misa de Gounod a dos voces,
seguida de cantos y agrados motetes durante
las otras dos Misas. Se distribuyeron ochenta
y dos comuniones, y todos quedaron en la ca­
pilla hasta el término de la función.
♦ ♦ ♦ ♦

♦ ♦ ♦

B lt íllo g c r - a if ía .
D e H e rd e r • P r ib u r g o .

Et Libro de Oro, de la devoción al Sgdo. Corazón
de Jesús, por el P. H ilgers; traduc. cast. del
P. A znarks. Lindo tomito en-24; 14 x 19 y 216
págs. Tela frs. 2,50: cabra, cortes dorados 3.75 —
¡Bien venido el librito! Contiene la misa de la
fiesta, en latín y castellano, el tesoro de indul­
gencias y pri\'ilegios concedidos a esta devoción.
D e la L ib r e r ía S a le s ia n a d e S a r r lá .
Lecturas Caiólicas, mes de abril y mavo. El Veo*

cedor de los Partos. Novela del célebre C.S chmid .
Episodio de los primeros tiempos del Cristianismo.
A la belleza de la forma y del fondo, se une la
presentación tipográfica, siempre esmerada en
esas Escuelas.

— 153 —
D efu n ctu s ad huc lo q u iiu p .

.
III.
Ma^ifica prueba de la vigilancia, celo y santidad
de Don Bosco.
Continuemos oyendo a Severino:
A los 12 años yo había terminado las clases
elementares, pero un ansia de saber y una ver­
dadera manía de leer, me habían llevado a la
lectura de muchos libros. Todos los compendios
de historia Sagrada que pude haber a mano, los
devoré repetidas veces. Royamont, Soave, Secco,
Farini, Calmet, Josefo Flavio, y la missma Bi­
blia traducida por Mons. Martini, los leía y casi
los estudiaba. No había momentos para mí
más deliciosos que los que podía pasar leyendo
liistoria. A veces pasé la noche entera sobre tales
libros. Pero después de haber leído los sagrados,
me vino la gana de leer los profanos y luego,
los diarios que, si bien eran católicos, no eran
convenientes para mi edad.
E l Director del Oratorio velaba atentamente
sobre mi carácter fogoso y procural)a corregirlo,
dándome libros útiles y amenos. Pero cuando
advirtió el peligro a que la manía de leer me ex­
ponía, me dedicó al dibujo, a la aritmética, a la
geometría. Pero viendo que yo no hallaba nin­
gún gusto en estos estudios, me dedicó a otros
serios también y más conformes a mis inclina­
ciones, como el latín y el italiano. Estas, me de­
cía, son las lenguas de los doctos, si tú logras
conocerlas, alcanzarás grandes ventajas. — Es­
tos nuevos estudios no pudieron aquietar mi
insaciable fantasía; sentíame transportado a la
ciencia, pero de un modo instable y ligero; por
esto atMjrrecía la fatiga y todas los conocimien­
tos que exigieran larga o seria aplicación.
E n este tiempo \ay\ demasiado fatal! algunos
falsos amigos saciaron mis ansias dándome li­
bros y periódicos de toda clase. Luego comencé
a sentir hastío por las buenas lecturas; después
fui dejando la frecuencia de los Sacramentos y
mis prácticas de piedad. No pasó esto desaper­
cibido al Director del O ratorio: me hizo varias
propuestas ventajosas, me trazó algunos pro­
yectos igualmente ventajosos, me excitó a la
frecuencia de los Sacramentos. Pero mi corazón
se estaba dañando y no sabía resolverme a prac­
ticar el bien, que amaba, y alejarme del mal, que
aborrecía soberanamente. Verificábase en mí lo
que se dice de M edea:

I5 0 5 5 Ü 0 0 .

« Veo lo mejor, y a lo peor me aferró •.
No pudiendo entonces soportar los avisos del
Director, tomé la resolución de abandonar el
Oratorio.
(Esto fué para el pobre Severino el principio
de una serie de desgracias: se dejó enredar por
los protestantes y se hizo valdés; y después de
pasar varios años en el Valle de Lucerna, con­
vino en trasladarse a Ginebra para seguir un
curso superior de estudios. Pero allá cayó tam­
bién en el vicio, y enfermo de cuerjio y alma, fué
enviado a Genova, en donde, impresionado por la
muerte repentina de un amigo, volvió sobre
sus pasos y retomó a Turín, a la casa de su ma­
dre. Luego prosigue así):
Corría la cuarta semana desde que vivía con
mi madre, y mi enfermedad, aunque no amena­
zaba de muerte, me obligaba a guardar cama.
Siempre se me prometía la venida de un sacer­
dote, que no llegaba nunca. Finalmente uno pudo
llegar hasta mí, de un modo verdaderamente
arriesgado. He aquí cómo.
Un sacerdote, conocido mío, después de haber
muchas veces intentado en vano llegar hasta mí,
de acuerdo con el párroco fué al Oratorio y se lo
contó todo al Director. Este, que me amaba en­
trañablemente, decidió verme a toda costa. Un
día a las dos de la tarde, se traslada, con una
actitud la más indiferente, a mi halñtación,
precisamente cuando el ministro valdés estaba
conmigo; toca la campana y el ministro en per­
sona sale a abrir.
— ¿Qué desea V., Señor Cura?
— Deseo hablar con el enfermo Severino.
— No se puede; no puede absolutamente ser:
lo ha prohibido terminantí mente el médico.
— Me contentaré con decir cuatro palabras a
su madre. — ¡Buenos días, señora 1 dijo el listo
sacerdote a mi madre. He venido para saber
algunas noticias de Severino. Y en diciendo esto,
abrió la puerta de mi alcoba, y mientras el Mi­
nistro gritaba: ¡No se puede! ¡no se puede! él
estaba y a junto a mí.
— ¡Queridísimo Severino! me dijo.
— Oh! ¿a quién veo aquí!
— ¿Cómo estás Severino? ¿Te acuerdas de
mí? ¿me conoces todavía?
— ¿Si le conozco? V. es el antiguo amigo
del alma mía; V. me ha dado tantos consejos,
que yo ohúdé. Desgraciado de mí! tengo ver­
güenza de mirarle al rostro.

— 154 —
— Si me conoces, si soy tu amigo ¿por qué
temes?
— No!, no temo de V. que es tan bueno; pero
tengo vergüenza de mí mismo, que he sido un
ingrato y he cometido tantas barbaridades.
— Señor Cura, dijo el Ministro, le suplico se
retire, porque la conmoción que cause al en­
fermo, podría serle fatal. Esta es una sorpresa
que le da ; él no quería recibir a nadie, y ahora
nada necesita de V.
— Severino, dijo el sacerdote, descansa un
poco; me quedaré un rato para hacerte compa­
ñía.
— Le digo que se retire, dijo el ministro ir­
ritado; V. nada tiene que decir ni que ver con
este joven.
— Tengo mucho que ver, tengo mucho que hacer
con este hijo mío.
— ¿Quién es V. para mostrar tanto atrevi­
miento?
— ¿Quién es V. que manda con tanta pro­
sopopeya?
— Y o soy el Ministro valdés.
^ Y o soy el Director del Oratorio...
— ¿Qué desea de este enfermo?
— {)uiero ayudarle a salvar sw alma.
— El nada tiene que ver con V.
— ¿Cómo es eso?
— Porque él se ha inscrito en la Iglesia Valdesa y nada tiene que ver con los católicos.
- Yo lo he inscrito antes que V. en el catá­
logo de mis hijos; he sido y soy s« verdadero fadre, y por ese motivo ya nada tiene que ver m
que hacer con los Valdeses.
— Pero V. señor Cura, hablando de este modo,
turba la conciencia del enfermo y se expone a
consecuencias de que tendrá que arrepentirse.
— Cuando se trata de salvar un alma, nada
temo.
— ¡Alto, señorl V. debe inmediatamente
alejarse de aquí!
— ¡Alto, caballero! V. debe alejarse antes.
— ¿Pero no sabe V. con quién habla?
— Lo sé muy bien, y creo que también
silbe con quién habla.
— ¿No lo sabe?... tengo la autoridad y el de­
recho...
— En asuntos religiosos, respeto a todo el mundo
mas no temo a nadie. Y tanto menos le temo a V.
en estos momentos, porque sé que el enfermo
está arrepentido de lo que ha hecho y desea
morir católico.
— Esto es una seducción, una mentira.
¿No es cierto, Severino que queréis ser perseve­
rante en nuestra Iglesia?
— Y quiero ser perseverante en la Religión...
— Despacio 1Mirad bien lo que decís.

— Señor Ministro, intermmpió el sacerdote,
hable con calma. Permítame hacer una pre­
gunta al enfermo. L a respuesta que dé nos ser­
virá de norma a los dos.
Calló entonces el Ministro y abriendo tamaños
ojos sobre el sacerdote, se sentó. E l sacerdote se
dirigió a mí y me habló de este modo con mucho
cariño;
— Escucha, Severino; este caballero ha es­
crito un libro en que dice repetidamente que un
buen católico puede salvarse en su religión,
luego ningiín católico debe abrazar otra creencia
para salvarse. Todos los católicos dicen igual­
mente que observando su religión se salvan con
toda seguridad; pero añaden que. quien se obstina
en el protestantismo se condena seguramente...
Ahora díme si quieres abandonar la certeza de
salvarte y exponerte a la duda y , según los Ca­
tólicos, a la certeza, de condenarte eternamente?
— No y no, respondí, y siempre no! Y o be
nacido católico y católico quiero vivir’ y morir.
Este fué el último recuerdo de mi padre... Me
arrepiento de todo lo que he hecho.
Entonces el ministro se levantó, tomó el som­
brero y dirigiéndose al sacerdote dijo: — En
este momento no se puede razonar; vendré
en tiempo más oportuno. Pero vos, Severino, os
arrojáis-en un abismo. Acordaos que os quieren
hacer confesar y que la confesión, en vez de cu­
raros, os acelerará la muerte. Y diciendo esto, se
marchó lleno de cólera.
Después de estos coloquios, que duraron dos
horas, yo me encontré muy cansado; y me sentí
tan sin fuerzas que creí morir esa noche misma;
por lo cual pedí la confesión inmediatamente.
Haciéndola con un confesor que me conocía
desde mi niñez, me resultó muy fácil manifes­
tarle el resto de mi vida. Y como no había ni
escrito ni predicado contra la Iglesia, no era ne­
cesario hacer ninguna retractación pública. Con
la absolución del sacerdote me pareció que rae
quitaban una montaña de encima. Volví a ex­
perimentar la calma que hacía años no gustaba.
Apretaba, besaba y volvía a besar la mano del
sagrado Ministro. Y o era feliz, cuan feliz puede
ser uno en este mundo.
Después de la confesión pedí el Santo Viático,
y añadí; Hágame la caridad, señor Director,
de ir al Señor Cura y pedirle perdón porque no lo
he querido recibir. Dígale el motivo, y si después
de esto quiere imponerme alguna penitencia o
retractación pública, lo haré de mil amores. Si
me juzga digno, le suplicaría que esta tarde me
trajera el Santo Viático. Temo que esta noche
sea la liltima de mi vrida.
El cura riño a verme lleno de alegría, asegu­
rándome que me asistiría hasta el último ins-

-

155 —

tante de mi vida en todas mis necesidades espi­
rituales y materiales. Luego me dió la Hostia
Santa, que -puso el colmo a mi gozo. Después de
esto, y a no deseaba nada sobre la tierra.
Pero surgió una dificultad por el temor de que
losValdeses no me dejaran tranquilo. E n seme­
jantes casos ellos suelen visitar, volver, it, venir,
enviar recados, valerse de las mismas autoridades
para salvaguardar, dicen ellos, la libertad de con­
ciencia. Para evitar estas molestias y las malas
consecuencias que pudieran derivarse, se juzgó
conveniente trasladarme a otro sitio, y en efecto
me llevaron a una casa en donde todo rincón,
o por mejor decir, cada piedra lleva impresa la
bendición del cielo (i). Se temía alguna desgracia
durante mi traslado, pero como Dios estaba con
nosotros, todo salió bien. Mi confesor pasó con­
migo toda la noche,y al despuntar el día, al toque
del Angelus rezamos juntos la oración; luego me
habló así:
Amado Severino; tú esXks preparado a morir;
es esta una grande gracia del Señor. Pero yo siento
brotar una esperanza en mi corazón: tú siempre
has sido devoto de María Santísima...
— Sí, jamás he abandonado esta devoción, y
creo firmemente que es María Santísima quien
me ha vuelto al buen sendero.
—^ ¿ Quién sabe si esta buena Madre no querrá
recompensarte en esta misma vida?
— ¿De qué modo?
— Obteniéndote de su Divino Hijo la cura­
ción: y esto para que puedas socorrer a tu ma­
dre y sostenerla en la Religión, porque bien sa­
bes que no anda muy segura de cabeza, y sin ti
me temo mucho de ella.
— Estoy en las manos del Señor, dígame V.
lo que debo hacer, y lo haré.
— Una novena a María Auxiliadora.
— ¿Con qué intención?
— Para pedir a Dios tu curación, siempre
que no sea contraria al bien de tu alma.
— Y o me siento morir ya; pero si me aconseja
V. pedir esa gracia, la pediré ¿qué debo hacer si
vivo?
— Durante nueve días rezarás tres Padre­
nuestros, tres Avemarias y tres Gloriaspairi al
Santísimo Sacramento y una Salve a María
Auxiliadora.
— ¿ Y si mejoro?
— Si te curas, asistirás a tu madre mientras
\*iva, y no cesarás de publicar la devoción a Ma­
ría Santísima en todos aquellos lugares y entre
todas las personas donde parezca ser útil, con­
veniente y oportuno.
— Haré cuanto me indica. Y en todo sea

(i )

trasladado al Oratorio de S. Francisco de Sales.

siempre bendito el Santo Nombre del Señor!
Entonces el sacerdote me dió la bendición y yo
comencé la novena a María Auxiliadora. Desde
ese momento mi mal pareció detenerse. Cada día
oraba, cada día venía el Director a proguntannc
cómo me encontraba, y como no se descubría
ninguna mejoría, decíame: Oremos con fe; Dios
debe de tener algún designio sobre ti. ¡Fe y
oración !
Llegó el octavo día. E l Director ansioso me
preguntó:
— Bien, Severino ¿cómo estás?
— Siempre lo mismo, ni peor ni mejor, pero
sin fuerzas y consumido por la fiebre.
— Fe y oración! María es Virgo potens... Ma­
ñana... quién sabe... Y salió.
Esa noche no dormí ni un momento y al acer­
carse el día creí firmemente que me marchaba
a la eternidad. Quería llamar a alguno, pero no
podía articular una sílaba. Me muero, dije para
mí, y recé con el corazón la jaculatoria: ¡Jesús,
J osé y María, expire en vuestros brazos en paz el
a lm a mía!
Pasé luego dos horas sin saber si estaba vivo
o muerto. Finalmente, como despertando de un
profundo sueño, me recordé bañado de sudor.
Reflexiono y veo que y a no tengo ningún m al.,
Pido una bebida, luego una sopita, luego otra
sopa. Y o estaba curado.
Vino el confesor, y apenas lo vi:
— Estoy curado, le dije, y a he bebido, ya he
comido. La gracia está hecha; estoy curado.
E l contestó con alegría:
¡Sea siempre alabada la suma bondad del Señor
y glorificada por todo el mundo la Excelsa. Madre
del Salvador! ¡Cuán hermosas y verdaderas son
las palabras de S. Bernardo: Jamás en el mundo
se ha oido decir que alguno haya acudido a Ma­
ría sin haber sido escuchado! {págs. 44 y 141).

A los niños de España y América.
¡Junio! — Santísim a Trinidad. Corpus C hrisii.
i E l Sagrado Corazón de fesú s! M es de g lo ria y
amor. M es <U alegría. T rigo en e l campo; sostén
d el cuerpo en form a de rico pan; sostén d el alma
en form a de Jesús-H ostia.
¡ Cuántos dones de D ios/ / Cuánta riqueza / Hasta
e l monte se cubre de retama para dulce regalo de
nuestros ojos.
¡ Volad, abei'as m ísticas d el Sagrado Corazón!
Subid a la cumbre bendita del Tibidabo, que D ios
alfombra con dorada flo r para recibir las peregri­
naciones de los niños, las peregrinaciones de toda
España. ¡N iñ o s m íos quem dosl A llí está D ios que
amorosísimamente os llama y con los brazos abiertos
os espera. Cantad lodos e l himno d el Tibidabo:
€ D ulce J esú s... »

— i;6 —

La Oba le Doo B n ei el Lie. Aipioa v BiiL
(Correspondencia deí P. Trione)
VI.

dísimos, espléndidos y encantadores panora­
mas. A más de 4.000 metros se yergue majes­
tuoso el monumento al Divino Redentor, sobre
Rvmo. Señor D. P. Albera:
la cima de los Andes, entre Chile y Argentina,
Le escribo desde la capital chilena, adonde cual símbolo de fe y de paz.
Santiago es una elegante capital, con todos los
llegué hace casi dos semanas, precisamente
cuando celebraban las fiestas anuales de la refinamientos de las mejores ciudades del mundo.
Extiéndese en el centro de la República, a 560
Inde¡)endencia.
El primer día presencié una gran parada gim­ metros; tiene un clima benigno y cuenta sobre
nástica del Colegio Salesiano de S. José, con asis­ 350.000 habitantes.
Los Salesianos tienen su casa principal y su
tencia del otro colegio, el de la Gratitud Nacio­
nal. E l patio es un vasto y perfecto cuadrado, iglesia en la Alameda de las Delicias, que es la
con elegantes pórticos arriba y abajo en todo el mayor avenida de la ciudad.
L a iglesia, de estilo gótico, es de tres naves
contorno, los cuales estaban embanderados y ar­
tísticamente festonados y con una apiñadísima con tribunas, y está dedicada al Sagrado Co­
razón de Jesús y a María Auxiliadorá. E l cua­
concurrencia. Parecía un verdadero Stadium.
Apenas llegó el M. R. P. Nai, con las perso­ dro de María Auxiliadora que se venera en el
nalidades más importantes, resonaron las mar­ fondo del ábside, tiene las mismas dimensiones
ciales notas del Himno Nacional y dió principio del del Santuario turinés, del cual es una copia
el espectáculo. Los diversos escuadrones se su­ exacta. E s una iglesia concurridísima y oficiada
cedieron unos a otros con grandísima variedad espléndidamente, como Santuario, y tiene un
de ejercicios colectivos, individuales, por com­ periódico semanal de gran formato y tirada, lla­
pañías, terminando con el imponente desfile y la mado E l Mensajero de María Auxiliadora, y
bellísima, patriótica, educadora jura de la ban­ desarrolla un vasto programa religioso y social.
El instituto salesiano anexo es uno de los
dera.
Siguieron los premios y yo, pobre peregrino, mejores edificios de la ciudad y está destinado
a Escuelas comerciales y profesionales. Dotado
tuve que clausurar con entusiastas palabras.
E l juves 18, el día más solemne, asistí al so­ de amplios e higiénicos locales y copioso ma­
lemne Te Dcwn en la Catedral, al cual tomaban terial , cuenta actualmente 200 internos, y con las
parte el Exemo. Sr. Presidente de la República nuevas ampliaciones, en 1915 podrá llegar a 400.
La segunda casa salesiana de esta ciudad está
con sus Ministros y las Altas Autoridades i>olíticas, militares y administrativas, los Em baja­ consagrada al Patrocinio de S. José, y tiene 250
dores, Cónsules y Representantes de las Nacio­ internos y buen número de externos. E s un flo­
nes extranjeras y un gentío innumerable. Ofi­ reciente centro de estudios con primera y se­
ció el venerando Sr. Arzobispo, octogenario ya. Al gunda enseñanza, agregadas a las del Estado, do­
Himno Ambrosiano, cuyos versículos se alter­ tadas de completo y moderno material didáctico,
naban en Canto gregoriano y música selecta, en plena conformidad con las más exigentes re­
siguió una Salve Regina a coro y a solos, que pro­ glas y deseos de la moderna Pedagogía y de la
ducía un efecto grandioso. E n la gran ]>laza de Higiene.
Tanto en una como en otra casa hay nume­
la Catedral y calles adyacentes se desplegaban
roso y escogido personal, y no puede ser de otro
las fuerzas del ejército vestidas de grande gala.
Por la tarde hubo un imponente desfile de v a ­ modo, porque en Chile la instrucción tiene alta
rias representaciones, y entre ellas la de las Co­ la bandera y los nuestros saben perfectamente
cuánto deseaba y cómo quería D. Bosco que sus
lonias extranjeras, con carros alegóricos.
A Santiago llegué directamente de Mendoza, hijos a nadie cedieran la palma en instruidos y
en la Argentina, en menos de iS horas de tren. educados.
A esta necesidad responde el Estudiantado
Las más bellas fueron las que pasé en el ferro­
carril transandino que atra\’iesa en vertiginosa o Seminario Salesiano, que se levanta como un
subida la Cordillera hasta la altura de 3.250 oasis en una campiña risueña no muy lejos de la
metros sobre el ni\*el del mar, en medio de varia­ capital.
San tiago, 39 de S eptiem bre de 1913.

La tercera casa de Santiago es un pobladísimo Oratorio Festivo.
Las otras numerosas casas están esparcidas
acá y allá en la Repúblicá, desde la de Iquique
en el extremo Norte hasta la de Valdivia, a las
cuales se agregan las de otra inspectoría, que
tiene por centro a Puntarenas en el último
girón austral.
La de Concepción, casi completamente des­
truida por un incendio hace algunos años, surge
de nuevo en mayores proporciones que antes,
y dentro de poco será una de nuestras más her­
mosas fundaciones. Junto a ella se está y a ter­
minando el Santuario de María Auxiliadora,
de tres naves, con cúpula y torre en cuyo re­
mate se levantará, en bronce dorado, la estatua
de la Virgen de D. Bosco como la llaman aquí.
La casa de Talca fue la primera que se abrió
en Chile y tiene una bellísima iglesia de María
Auxiliadora, casi terminada ya.
Omito por brevedad cuanto se va haciendo en
La Serena, bajo la protección del elocuentísimo
y bondadosísimo Sr. Jara, Presidente y Director
de los Cooperadores Salesianos de Chile; en L i­
nares, Iquique, etc. etc.
Todas estas obras me dieron vasta materia
para mis conferencias a los Cooperadores Sale­
sianos, a quienes agradecí en su nombre, amado
Padre, los milagros de caridad que realizan en
beneficio de la Obra Salesiana y de la juventud
chilena, y estimulé a dar dm a a las obras que
se preparan para 1915.
No hay necesidad de añadir cómo en esta
culta república, en donde la Fe Católica tiene
profundas rafees y espléndidas tradiciones,
también la cooperación salesiana está admira­
blemente difundida y conserva muy buen espí­
ritu. Beneméritos caballeros y nobilísimas da­
mas aman la Obra y la protegen con edificante
interés y generosidad. Y o no sabría cómo darle
las gracias, en su nombre, en las breves visitas
que me fué dado hacer a tan beneméritas per­
sonas. ¡Háganlo por nosotros desde el cielo María
Auxiliadora y D. Bosco!
También aquí cada colegio tiene su floreciente
Círculo de Antiguos Alumnos con su programa
de acción muy práctico.
Los más fervorosos desarrollan una acción
muy complicada y varia: tienen sus secciones de
estudios sociales, de música y dramática; es­
cuelas nocturnas y dibujo profesional, contabi­
lidad y lenguas extranjeras, para obreros; y ade­
más, ofrecen a la acción católica los mejores
elementos. E s todo un trabajo diario, incesante,
paciente, que se lleva a cabo con un desinterés
y im celo altamente recomendables. E n Valpa­
raíso nna insigne bienhechora, llena de admira­
ción por esta obra, hizo levantar a sus expensas

elegantes salas junto al Colegio Salesiano, las
amuebló degantemente y las ofreció a los admi­
rables Antiguos Alumnos.
Y éstos, muchos de los cuales ocupan en­
vidiables puestos en la sociedad, y cuya in­
fluencia, irradiándose ampliamente da al círculo
mayor prestigio y más eficaz acción, sabrán
aprovecharlos debidamente.
Otro tanto debería decir de los demás Círculos
de Antiguos Alumnos de toda la Inspectoría,
la cual, fuera de sus bellísimas y adelantadas
Escuelas Profesionales, tiene dos institutos de
primera y segunda Enseñanza y varias Escue­
las de Comercio.
E l trabajo en favor de los Inmigrados es me­
nor, porque hay pocos y en general están bien.
Sin embargo, los Secretariados instalados en la
casas, no están ociosos; para los italianos, se
procede de acuerdo con Itálica Gens, y para los
Españoles y alemanes se siguen análogos proce­
dimientos.
Admirando tanto y tan bien ordenado tra­
bajo, me ha parecido leve la fatiga de estos días,
en los cuales, entre conferencias a Hermanos,
Alumnos, antiguos Alumnos,Cooperadores, Hijas
de María Auxiliadora, que también tienen muy
florecientes establecimientos, no he tenido mo­
mento de descanso.
Mi riltimo paso fué a Valparaíso, encantadora
ciudad marítima, llamada universalmente la
Perla del Pacífico. El colegio Salesiano, que se
levanta en uno de los sitios más hermosos de la
ciudad, es regalo de una. insigne bienhechora,
y tiene, además de la Escuela de Comercio, Es­
cuelas Profesional^ y un numerosísimo Oratorio
festivo.
Aquí oyendo a los alumnos cantando el Himno
a D. Bosco y declamando sus entusiastas salu­
dos, no pude menos de evocar la visión que tuvo
nuestro V. Padre en 1886 cuando estando en
Barcelona, se le aparecieron al buen Padre los
niños de Santiago y Valparaíso aclamándolo. Es
inútil decirle que me conmoví profundamente.
Perdóneme, amado Padre, esta reminiscencia
de familia, y todo el tiempo que le hecho perder
con esta mía; bendígame y téngame por su siempre
Humilde hijo in C. J.
E s t e b a n T r i o n e , Pbro. Sal.
VII.
A tra v é s de la A rgentina.
>4 de Octubre 1914.

Rvmo. Padre:

Le escribo en alta mar, de viaje para Sanios.
Pena sentí al dejar la tierra argentina, tan rica,
tan bermosa, tan fecunda, tan generosa, tan llena
de cualidades que roban el corazón.

-

iS8

Pocos días antes de partir, tomé parte en las
solemnidades de Ntra. Señora del Rosario, pre­
sencié una grande procesión que me dejó en el
alma recuerdos imborrables. Presidía S. E. el Inter­
nuncio. Eleno de entusiasmo tuve que hablar y des­
ahogué plenamente mi corazón.
Imcgo me trasladé a La Plata. Ciudad fundada
apenas en 1882, cuenta ya más de 90.000 habitante.s. Nuestros hermanos, válidamente auxiliados
por los Cooperadores, tienen allí un gran Colegio,
Escuelas diunias, nocturnas, dominicales. Oratorio
Festivo, Círculos para jóvenes y adultos y una so­
berbia iglesia dedicada al Sgdo. Corazón, cuyo
campanario, que se está ultimando, será un ver­
dadero monmnento de arte sagrada. Entre tanto,
sobre la fantástica cúspide se ha levantado como
recuerdo del Jubileo Constantiniano una gran
Cruz, adornada de muchas lamparillas eléctricas,
que por la noche se enciendeu gracias a la generosi­
dad de una insigne bienhechora, y forman im be­
llísimo faro que domina la ciudad.
También allí florece el Círculo de Antiguos
Alunmos y el Secretariado de Imuigración eu­
ropea.
Cerca de allí está la parroquia Salesiana y Co­
legio de la Ensenada, donde los nuestro despliegan
su ardiente celo.
Entre los ciudades argentinas que visité antes y
después del viaje a Chile, debo dedicar xm recuerdo
a Rosario, Córdoba, Mendoza y Bahía Blanca.
Rosario se levanta a orillas del Paraná. tiene
200.000 habitantes y es la segimda ciudad de la
República, por su industria, comercio y riqueza.
Abundan las estancias y colonias de extranjeros.
Ix)s nuestros poseen allí xma Granja donde se en­
seña la Agricxütxira y además tienen a su cargo el
ministerio espiritual de la vasta Colonia, fuera de
Antiguos Alimmos, Oratorio festivo. Secretariado
de Inmigración y el periódico ihustrado Cristoforo
Colombo, que tiene grande aceptación en la Colonia
italiana. Pronto. Dios mediante, habrá también
cursos profesionales nocturnos, con dibujo, conta­
bilidad y lenguas.
Otro tanto debe decirse de las Hijas de María
Auxiliadora, (jue cc>n.servan en todo su esplendor el
espíritu dulce, suave, emprendedor, activo de S.
l'^raucisco do Sales y de D. Bosco, y por esto Dios
las bendice visiblemente.
Córdoba es una de las nuts turiiguas ciudades argenthuxs. Tiene 90.000 habitantes y es llamada
por antonomasia la ciudad docta. En la proximi­
dad de tres cordilleras, bellos panoramas le sonríen,
diferenciándose en esto de las otras ciudades,
rodeadas sólo de llanuras intenuiuables. Los SaIcsianos tienen allí las mismas obras que en la an­
terior. nuis \ma Post-escolar para los alunmos de
las F,scuela Normal del Estado, ixna Sociedad Ca­
tólica de Mutuo Socorro, con más de 500 socios y un
Circulo Universitario; todas estas instituciones
florecen admirablemente.
Los actuales locales, aunque muy vastos, no son
suficientes y se están construyendo otros, como
también se edificará bien pronto una iglesia a Ma­
ría Auxiliadora, siendo insuficiente la actual. En

uno de los barrios de la ciudad ha habido ya que
levantar una hermosa iglesia con Oratorio festivo,
que es muy frecuentado.
También aquí fimdona regularmente el Secre­
tariado de Inmigración, y, como nos decía d Sr.
Obispo, los europeos son en general buenos cris­
tianos y honran a su Patria.
Casi en todas las ciudades argentinas hay un
hospital italiano, muy bien dirigido y adminis­
trado. Y o lo visité casi todos.
De Córdoba hubiera querido ir a Salta para ver d
desarrollo que va tomando la obra Salesiana, pero
careciendo de tiempo, regresé, y me detuve en San
Nicolás de los Arroyos, que es el más antiguo de los
colegios Salesianos de la República.
Visitando patriarcales familias, encontré en la
casa Montaldo, una bellísima carta autógrafa de
nuestro V. Padre a los bienhechores de S. Nicolás;
la tienen como mía reliquia, cuidadosamente con­
servada en un magnífico cuadro con vidriera a
ambos lados.
Prosiguiendo mi viaje, llegué a Mendoza, bella y
rica cuidad andina, a 750 ms. sobre el rivel del mar.
Es ima ciudad completamente moderna, reedifi­
cada sobre sus propias ruinas, destruida como fué
en cuatro segimdos por el terremoto de 1861. Era
una tarde dulce y apacible; el pueblo salía de la
iglesia, donde im padre jesuita había predicado so­
bre el deber y la necesidad de la penitencia, siendo
ya la Semana Santa. ¡Nadie pensaba que la muerte
estaba tan cerca!
Nuestro Colegio, con su Santuario a María Auxi­
liadora y su Oratorio festivo surge en uno de los
barrios más hermosos de la ciudad y no tiene, por
temor de los terremotos, sino im solo piso, como
los demás edificios.
El Círculo de Antiguos Alumnos ha deliberado
enviar una representación en 1915 a la inaugura­
ción del monumento en Tarín.
La provincia de Mendoza ha llegado a ser un
encanto de viñedos, que producen excelentes y
ricos vinos, y la etiología se perfecciona de ano
en año. Y los Salesianos no son ajenos a este ade­
lanto. Años hace, apenas se sembraba aquí una
cepa. Una señora caritativa nos regaló mi vasto
terreno en Rodeo del Medio, a media hora de tren
de Mendoza: se erigió un Colegio y ima Escuela de
lúticultura y \'inicultura; vino luego el santuario
de María Auxiliadora, en cuyo frontispicio se gra­
baron las palabras escritúrales; Postierunt me c h s todem in vineis. Ella bendijo la obra y la influencia
del colegio no ha sido estéril.
El Colegio tiene un periódico: La Virgen de D.
Bosco, que lleva la palabra de vida y la bendición
de la Virgen Santísima por toda la inmensa lla­
nura, por los montes, donde quiera que vivan los
cultivadores de viñas.
Otro órgano de progreso y de arte se difunde
de Rodeo del Medio, debido al celo del P. Pedrolini: es la re^'ista musical Sania Cecilia, que man­
tiene %
4 vo en la América, el entusiasmo por la
música litúrgica y secunda las miras de la Santi­
dad de Pío X. Es la actuación de uno de los pun­
tos geniales del programa de D. Bosco. Los Sale-

-

159 —

sianos de América no son menos celosos que los 100.000 habitantes. Hoy es grato ^'ivir en La Boca,
de Italia. Y si el reciente congreso de música sa­ pero al principio era peor que país de infieles, se­
grada reunido en Turín a la sombra del Santuario gún expresión de los bonaerenses. Aun se recuer­
de María Auxiliadora demostró cuán viva se con­ dan las aventuras cómico-trágicas de nuestro buen
serva entre nosotros la tradición paterna y cuán hermano el P. Esteban Bourlot, q. e. p. d. alma
a pechos se toman las normas de la Santa Sede, el de apóstol y temple de batallador.
periódico argentino y las funciones graves y so­
El Colegio I^eón X III es un regalo de las Ctwpelemnes que se ejecutan en todas las casas salesia- radoras de Buenos Ayres a la Obra Salesiana, como
nas del continente americano, manifiestan que, gra­ como recuerdo del Congre.so General de C o o jk cias a Dios, el espíritu salesiano se mantiene sin radores. Ellas continúan socorriéndolo y ,su es­
alteraciones en estas remotas tierras de libertad pecialidad son las Escuelas profesionales, q\ie
y progreso. Hasta en las procesiones y conciertos rayan a grande altura. Los otros colegios e iglesias
se distinguen las bandas Salesianas por su gravedad. rivalizan con los anteriores por el mimero y flo­
De Mendoza volé a Bahía Blanca, de los Andes recimiento de las obras.
al Atlántico, en 28 horas de tren. También aquí
No he dejado por visitar ninguna de las ciuda­
funciona admirablemente el Secretariado de Inmi­ des que me había prefijado. El buen corazón de mis
gración, adherido a Itálica Gens. El Cónsul italiano hermanos hubiera querido que me detuviera al­
es un antiguo discípulo del Oratorio de Valdocqo, gunas semanas aún, mas no era posible. Puedo ase­
que de niño fué tantas veces acariciado por el gurar que la obra salesiana se ha desarrollado de
Vble. Bosco. ¡Cómo lo recuerda él!
tm modo admirable en la Argentina. En ella cuenta,
Bahía Blanca tiene 70.000 habitantes y tiene un entre internos, semi-intemos, externos y oratopuerto que rivaliza con el de Buenos Aires.
rianos, 18.000 alumnos, de los cuales 6.000 en la
Nuestros hermanos tienen dos colegios: « D. sola ciudad de Buenos Aires. Casi otras tantas alumBosco * y « Nuestra Señora de la Piedad ». E l pri­ nas tienen las Hijas de María Auxiliadora. Los Se­
mero es un gran casa, con 300 internos y muchos cretariados de Inmigración hacen un gran bien.
externos y tiene un hermoso templo dedicado al Las numerosas y bellas iglesias salesianas están
Sagrado Corazón. El segundo tiene sólo las Ele­ siempre llenas de fieles, europeos y nacionales:
mentales y dentro de poco abrirá las Escuelas pro­ pueden llamarse centros de misiones permanentes.
fesionales. Posee también xma bella iglesia muy . ¡Ningún punto del programa salesiano se descuida
frecuentada. Uno y otro tienen Oratorio festivo. aq u í!
Círculo de Antiguos Alumnos y Secretariado de
Ahora, llevo tres días de mar y el escribir me
Inmigración.
distrae. Las circmistancias me hacen recordar mía
Me encontraba a las puertas de la Patagonia: el cosa que tenía casi olvidada y es que un tiempo fui
corazón y las urgentes instancias de los misione­ profesor de música. Por esto con frecuencia me
ros me invitaban, me forzaban a entrar... Pero siento al piano para distraer a la comitiva, con
tuve que hacerme violencia y regresar a Buenos música no siempre clásica, pero siempre alegre,
Aires. Me acompañó el P. Bonacina, director del como la comitiva misma, la cual a veces me acom­
Colegio de Fortín Mercedes, donde se albergan paña cantando.
más de 100 jovencitos, las flores más bellas de la
Saboreando ya el gusto de verla pronto, ama­
Patagonia. entre quienes brotan numerosas voca­ dísimo Padre, le beso la mano y me declaro .su
ciones eclesiásticas y religiosas.
siempre
En Buenos Aires los Salesianos tienen un cú­
Devmo. hijo in C. J.
mulo de obras verdaderamente asombroso. Fuera
E s t e b a n T r i o n e , Pbro. S. S.
del Colegio Pío IX, residencia del Rvmo. Sr. Ins­
pector, el benemérito P. José Vespignani, deben
VIII.
mencionarse el Colegio D. Bosco, de la Calle fielgrano, el de San Juan Evangelista, el de León XIII,
£ n el B rasil.
el de D. Bosco de la calle Solís, el de Santa Catalina
y la iglesia de los Italianos. Cada centro de estos
Revmo. Padre:
tiene una imponente reunión de obras y todas ellas
Después de cinco meses, ya me voy acercando de
llenas de vida.
El c o l^ o Pío IX tiene anexa ima parroquia de nuevo a la Patria y gozoso la saludo.
Después de pasar el invierno sur-americano en
más de 100.000 habitantes, con cinco iglesias fi­
liales distribuidas en la jurisdicción, dentro de la Argentina, Chile y Uruguay, creía sudar a cántaros
cual se encuentra también el hospital italiano, que en d Brasil, pero si exceptuamos el inevitable ca­
es uno de los mejores de la República. La iglesia lor, calor de verdad, de Santos, hemos tenido días
parroquial es obra del arquitecto salesiano P. Er­ frescos y noches hasta frías , comenzando en
nesto Vespignani, está deseada al Sgdo. Corazón S. Paulo, que se levanta en una magnífica alti­
y a María Auxiliadora, costó, 2.000.000 de frano» planicie a 800 metros sobre el nivel del mar.
En dos horas de tren se hace este recorrido, por
V es la más hermosa de la metrópoli.
El Col^io de S. Jnan tiene anexa la parroquia del entre panoramas siempre nuevos y en medio de
mkmn nombre, llamada también de La Boca. Cae una vegetación lozana. El C o l^ o del S^do. Co­
hacia el puerto, en un barrio pobladísimo y en ge­ razón estaba vestido de gala. Así lo había querido
neral de extranjeros. También ella tiene más de el Sr. In.spector, D. Pedro Rota.

•- j6o —
El instituto ocupa una de las mejores posiciones
de la elegante ciudad. Tiene Escuelas Elementales,
Comerciales, Normales y Profesionales, con 500.
internos y más de 1.000 externos, sin contar el nu­
merosísimo Oratorio Festivo. Tiene también es­
cuelas nocturnas, con secciones especiales para los
extranjeros, a quienes se les da clase de su len­
gua , un gran Círculo de Antiguos Alumnos,
seciones de música, dramática, estudios sociales
y religiosos, elocuencia, y giimiasia, oficinas de co­
locación y secciones de Catequistas y Auxiliares
tlel Oratorio Festivo. El Círculo tiene elegantes sa­
lones y un Boletín mensual.
Por iniciativa del P. Rota nació y tiene vida
próspera la Sociedad de Mutuo Socorro y una Inga
patriótica, que en esos días celebraba el Centenario
de Verdi, fmición a que tomé parte. La nota más
simpática la dió el P. Rota, que, como doctísimo
orador y renombrado músico, electrizó al audito­
rio con su palabra fácil y feliz. Se ejecutaron esco­
gidas obras del Maestro y tuve que cerrar yo la
velada como representante de S. R. y como ita­
liano.
I/>3 italianos en el Brasil pasan de millón y me­
dio. de los cuales el Estado de S. Paulo tiene 900,000
y la ciudad más de 200.000. Los Salesianos tie­
nen pura ellos Secretariados adheridos a la Itálica
Gens, escuelas, colegios y granjas.
En el centro del instituto se levanta majestuoso^
el Síuituario del Sagrado Corazón de Jesús, que
con su grande estatua dorada sobre el campanario
esbelto que difunde el sonido armonioso de sus ocho
campanas, domina por completo la ciudad. Frente
al instituto, las autoridades edilicias han construido
una soberbia plaza con un jardín de aspecto aris­
tocrático. El vasto santuario tiene la fonua de las
basílicas romanas, sus columnatas son elegantes,
anchas sus naves, rica la ornamentación. Mientras
no se construya la nueva Metropolitana, este es el
templo mejor y mayor de la ciudad, y en ocasiones
solemnísimas sirve de catedral. Tsuito la iglesia
como el instituto .son obra del valiente ingeniero
salc.siano Domingo Delpiano. que ha construido
tt)ilas las casas salesianas del Brasil y con el brío
de un joNcn so disptmc a sietxipre nuevas empresas.
Este santuario .se ve espléndidamente servido,
las sacerdotes son numerasos, la comodidad para
acercarse a los Sacramentos, muy grande, las fun­
ciones inqxjuentes, la música escogida y admirable­
mente ejecutada. Por esto se \-e muy concurrido,
V en nada cede a los demás Santuarios que los Saiesianas han erigido al Sagrado Corazón en Roma,
Barcelona, I/3udres.
Plata etc. La luz eléctrica
va hasta la elevada cima del campanario e ilumiuimdo la dorada estatua, la hace el faro de la ciu­
dad. Ixxs niños del colegio forman la Escolanía. y
el (fir cantar a los niños es uno de los encantos del
Santuario, precisamente como el celebérrimo san­
tuario de Monserrat en España, con la diferencia
que en éste cantan de 40 a 60 voces, mientras en
S, Paulo llegan a 500. ¡El canto de los niños! ¡qué
imponente y bello! ¡qué recurso admirable de la
Pedagí^ia! ¡qué edificación para el pueblo! Razón
tenía d ". B osco para aconsejar que nuestros almu-

nos frecuentaran los grandes templos de los fieles
en vez de encerrarse en estrechas capillas de un in­
ternado.
De la Tipografía sale la importante y apredadi'sitrift revista literaria y científica ilustrada Santa
Cruz, dirigida por el profesor P. Martins.
Las Hijas de María Auxiliadora tienen dos casas
muy fiorecientes y los Cooperadores están bien or­
ganizados.
San Paulo tiene 360.000 habitantes.
Campiñas es im gran centro ferroviario y ma­
nufacturero. Tiene dos casas salesianas. construidas
por el Hno. Delpiano: un colegio de vastas propor­
ciones, patios amplísimos y posición encantadora,
con 300 internos y una Escuela popular con iglesia
pública.
Existe im Círculo de gran vida y mayor porve­
nir, llamado Domingo Savio.
Vista la ciudad, me interné en la campiñas, para
ver de cerca las fazendas y estudiar la \’ida de tanto
trabajador agrícola.
Siempre acompañado por el amabilísimo P.
Rota, me trasladé a la elegante Lorena, a la mitad
del camino entre S. Paulo y Rio Janeiro.
En Lorena se aprecia tanto la Obra Salesiana,
que las autoridades mimcipales y gobernativas sa­
lieron a recibimos con rma banda militar a la es­
tación y nos acompañaron al colegio.
El colegio es de otro estilo, pero igualmente ele­
gante y cómodo, muy acomodado a la higiene y a
las exigencias del orden y disciplina, cosa por lo
demás común a todas nuestras fundaciones ame­
ricanas.
Seis son los Bacliilleratos que tienen los nuestros
en Brasil, a cuyas asignaturas ordinarias han agre­
gado la enseñanza de varias lenguas modernas. To­
das estas obras cuestan no pequeños sacrificios.
Pero se superan, recordando que D. Bosco provi­
dencialmente ha querido que, al mismo tiempo que
conducimos al obrero por las vías cristianas de sus
profesiones, guiáramos también cristianamente a
la juventud estudiosa por su camino ascensional
de progreso.
El Colegio de Lorena tiene 300 internos, una re­
vista ilustrada. Círculo de A. A. Secretariado de
Inmigración, J mita de Cooperadores. Las Celadoras
son 350 en todo el Brasil y prestan grandes ser­
vicios a la Obra en general y a las instituciones lo­
cales.
Cerca de la ciudad, en una altiplanicie amena,
existe la casa de formación, con una hermosa
Granja Agrícola.
Las Hijas de María Auxiliadora tienen dos casas
en Lorena, im a de las cuales está dedicada a la
formación del personal de su vastísim a Inspectoría
{Coniinuará).

I M P O R T A N T E . — Su p licam os a nues­
tro s S u scrip to res que nos com uniquen siem­
pre lo s cam b io s de d o m icilio , devolviendo
la faja p o sta l con la n u eva dirección.

T
EL CULTO
de María Auxiliadora
N6t tenemos la persuasión de qne, en las vlclsllndes dolorosas de loa tiempos
que atravesamos, no nos quedan mis consuelos que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Virten bendita, que fui en todo llempo el Auxilio
de loa Cristianos.
pjo x.

PBreorinaciooes al SaQloario-Basiliia printario.
Hemos tenido la satisfacdón de saludar a va ­
rios romeros de Argentina, Colombia, Méjico.
Ecuador y Polonia, que venían a dar gracias a
María por sus favores y a rogarle continúe dis­
pensándoles su protección.
La PeregrínaciÓQ Nacional Española ha incluido
en su itinerario nuestra Basílica, la tumba del
V. D. Bosco y la Casa Madre de la Institución
Salesiana. ¡Bienvenida sea!

nueDQs iglesias, capillas e imágenes.
Un celoso Decurión de los Coo¡)eradores de
Cali nos escribe:
Todos los que estamos en la Colonia de « Pichinde » (y la mayor parte somos Cooperadores
Salesianos), hemos elevado un Memorial al
limo. Sr. Obispo Perlaza, para que nos dé el per­
miso de edificar una Capilla a María Auxilia­
dora en dicha Colonia. El permiso íué concedido;
la Junta se organizó con la dirección del Rvdo.
Padre Fray Nicolás Giner, se elegió y bendijo el
sitio; se dió principio al edificio, hoy está te ­
chándose; este trabajo se comenzó hace ocho
meses, y no cesa de trabajarse. Creo que dentro
de pocos meses estará terminado.
Tenemos una linda Imagen, que ha cedido el
Sr. Vicario Gral. Dr. Uladislao González, pi­
diendo él otra á Sarriá-Barcelona, que ya está
colocada en su altar.
Suplico á S. R. nos a>*ude con sus fervorosas
oraciones para que Nuestro Señor nos conceda
acalcar puento la obra y rendir a María A uxi­
liadora el culto debido.
Otra celosa Cooperadora de Tarnaco, también
en Colombia, nos comunica que en esa dudad

se construye un nuevo templo, y el R. Sr. Cura
Párroco reserva una capilla para nuestra am;mtísima Madre María Auxiliadora.
Cubo de D. Sancho (Salamanca). — Nos es­
cribe el R. Sr. D. Julián Ballesteros, celoso de­
curión de los Cooperadores:
Con gran consuelo de mi corazón le doy la­
gunas noticias de las fiestas celebradas en esta
Parroquia, con motivo de la bendición de una
imagen de nuestra Madre María Auxiliadora,
liara que sirva de estímulo y aliento a los digní­
simos Cooperadores. Hace ya varios años que
se conocen aquí la Institución Salesiana y las
gracias y prodigios obrados por María Auxilia­
dora y aunque cuenta este pueblo con no mucho
vedndario, pues para jxico de 800 habitantes,
no obstante puede gloriarse de tener 150 Coí)peradores, los cuales a pesar de su ixíbreza con­
tribuyen en la medida de sus fuerzas con sus li­
mosnas y donativos al sostenimiento de la Oiira
del Venerable D. Bosco y a propagar y extender
la devoción a María Auxiliadora.
Era una necesidad urgente, teniendo en cuenta
su tierna devoción, adquirir una imagen aote la
cual pudieran postrarse, honrarla y deman­
darle auxilio y socorro. ¿Pero cómo adquirirla
en su pobreza? La intercesión de esta Madre,
supo vencer todas las dificultades. Adquirióse
un cuadro, que se colocó en lugar preeminente
de la iglesia; mas no satisfechos aún, terminaron
por encargar una estatua. Y a adquirida ésta, y
acordada la fecha de la inauguración, la Virgen
Sma. movió el corazcm de una señora coo}>eradora y espontáneamente se presentó y entregó el
importe de la misma.
Fijóse la fecha del 13 de Abril para la bendi­
ción e inauguración, y nada se omitió, para que
pudiera hacerse con el mayor esplendor.
(



IÓ 2 —

K 1 dignísimo Director de las Escuelas Salesianas de S. José de Salamanca, Rdo. P. Juan
Tagliabue, se ofreció a venir a su inauguración
para cantar las glorias de esta poderosa Madre.
Las comuniones fueron numerosas.
Un repique general anunció la Jlisa solemne.
Congregóse todo el pueblo, y se trasladó a la casa
parroquial a buscar la nueva imagen. Después
de bendecida por el Rdo. P. Juan Tagliabue, fué
llevada procesionalmente al templo; celebróse
la misa con ministros asistentes, cantándose
con. bastante perfección la misa de Angelis, por
la Schola Caniorum del pueblo. E l altar mayor
estaba adornado con gusto con multitud de luces
y flores. Subió al ptilpito el Rdo. P. JuanTagliainie, cantando y ensalzando el ppder y valimiento
de María Auxiliadora, y exhortando a acudir a
Ella seguros de alcanzar lo que pidamos, si
nuestra devoción es sincera.
Como especial obsequio a María exhortó al
pueblo a amar al Corazón Divino, a mostrarse
siempre cristianos prácticos, acercándose a co­
mulgar en su obsequio a ser posible *todos los
días, para desagraviarle de tantos ultrajes como
recibe de continuo.
Por la tarde, rezado el Santo Rosario, fué lle­
vada procesionalmente la estatua, cantándose
en el trayecto un diez del mismo y la Letanía
Lauretana. Al regreso dió el Padre una con­
ferencia a los Cooperadores, exponiéndoles su
misión e importancia de la misma.
Terminada la función, y después de haber
dado a conocer la Archicofradía de María Auxi­
liadora y sus privilegios y obligaciones, insinuan­
do a inscribirse en ella a todos los Cooperadores,
regaló una medalla de la misma a todos los habi­
tantes del pueblo, repartiendo cerca de 700 entre
medallas y estampas.
Para que no faltara nada, por la noche se puso
en escena el hermoso drama en cuatro actos
original de un Presbítero Salesianoi Un veneno.
No he determinar esta reseña sin advertir que el
Padre Salcsiano fué visitado por las dignísimas
autoridades y personas de distinción del pue­
blo. acompañándole en todos los actos y contri­
buyendo con su presencia al mayor esplendor
de la fiesta.
¡Honor y gloria a María Auxiliadora!

Un regim iento infantil.
E l Sr. Abogado D. Joaquín G. Naranjo, de Se\'illa, admirador de la Institución Salesiana y
compañero de trabajos salesianos en la Casa de
S. Benito de Calatrava, escribe a nuestro vene­
rado Rector Mayor;
« Con los niños Salesianos del barrio de la
Gracia y contando con la anuencia y el i>ermÍso

del Director de la casa, he formado un Regi­
miento Infantil que lleva por título el hermoso
nombre de nuestra buena Madre, María Auxi­
liadora y cuyo bautizo ha efectuado el Emmo.
Sr. Cardenal de la diócesis.
« Ofrezco a V. R. su alta dirección, unida a la
mayor graduación del mismo ».
Inútil es decir que el Rvmo. Don Albera agra­
dece y acepta la distinción.

I

Gracias de María Auxiliadora.

............. -

--

D e v u e lv e la v is ta .
E l año pasado en Julio sentí fastidio en el
ojo derecho. E l mal se fué agravando hasta el
punto que nada veía con él. Me presenté al mé­
dico y me ordenó volver al tercer día. Entre
tanto posé por delante de la iglesia y sentí deseo
de entrar a pedir favor a María Sma. y prometí
hacer la Novena con todo el fervor posible. El
16 aun no veía nada; pero el 18 me sentía muy
mejorado y desde ese día fué tan rápida la cura­
ción, que el so veía muy bien. Esto sin haber
acudido a ningún oculista ni a la ciencia.
Ha pasado medio año y veo que la Virgen Sma.
no ha hecho las cosas a medias. Por lo cual le
doy las más rendidas gracias.
A gu a de Dios (Colom bia) Febrero 1914.
S a n d .\l i o

a

.

D e v u e lv e el h a b la .
Tengo una hija que hube de colocar en el hos­
pital de la misericordia, porque no hablaba.
Grande era mi dolor; día y noche la encomendaba
a la Santísima Virgen, sobre todo en el mes de
mayo.
Una noche le dije; Madre Auxiliadora, dadle
la virtud de hablar, siempre que no sea contrario
a la voluntad de vuestro Santísimo Hijo. No lo
hagáis por mí ni por mi hija, hacedlo por \niestra
gloria. E l 17 de junio le hice nueva entrega de
^ a , pues cumplía 7 años.
L a niña habla ahora y doy a María gracias
efusivas y mando celebrar una Misa en acción
de gracias.
A gu a de Dios, Febrero 1914

Una devota de M. A.
B ucaram anga (Col.). — Hallándome reducida a
cama con motivo de una angina muy violenta, y
siendo infructuosos todos los esfuerzos del médi­
co, recurrí a María Auxiliadora, ofreciendo dar
publicidad al milagro si por su poderosa media­
ción me devolría N. Señor la salud. Pocos instantes

después de haT>er hecho esta súplica me donní tran­
quilamente por algunas horas, y cuando desperté,
el mal había desaparecido por completo, hallán­
dome en disposición de continuar en mis ocupa­
ciones ordinarias. Agradecida a tan insigne favor
de la Reina del Cielo, doy cumplimiento a mi
promesa, y confío en que esta buena Madre seguirá
dispensándome su protección benignísima. Envío
lo francos de lismosna.
Febrero 8 de 1914.

E l k n .\ S. G ó m e z .

C astell d’A ro (Esp.). — Caí enfenuo de un ca­
tarro gástrico que me retuvo dos meses en cama
y llegó a inspirar serios cuidados a mi familia.
Alentados por el favor que nunca nos ha negado la
Virgen, a Ella nos dirigimos en nuestra tribula­
ción prometiendo que si me curaba, publicaríamos
la gracia en el Boletín y daríamos una limosna
para la obra Salesiana. Gracias a María Auxilia­
dora que quiso escuchar benigna nuestras plega­
rias, me restablecí completamente y he cumplido
el voto dando la limosna a la Congregación Sale­
siana de S. Isidro en Gerona, y publicando hoy
la gracia en el Boletín.
¡Quieran la Virgen María Auxñio de los humanos
y el Venerable D. Bosco protegemos ahora y siem­
pre y ayudamos en nuestros trabajos! A ellos en­
comendamos un hermano gravemente enfermo.
2-4.1914.
P . V iñ a s R

ie m b a u .

L a C eja (Col.). — Dos de mis hijos pequeños
cayeron gravemente eñfennos. Un mes hacía que
eran ineficaces todos los medicamentos prescritos
por varios médicos y un fatal desenlace no tardaría
en llegar, pues los chicos se iban agotando \4siblemente. Acudí entonces al poder de María Auxi­
liadora. prometiéndole hacer decir en su honor una
misa y dar una limosna para las misiones de los
abnegados hijos de Don Bosco. El favor no se hizo
aguardíir. El mayorcito quedó sano el mismo día
que se celebró la misa y el otro a los pocos días
estaba ya completamente bueno. Para dar una pú­
blica muestra de agradecimiento a la Madre de las
misericordias y para que todo el que tenga una ne­
cesidad acuda a Ella con fe, hago la presente re­
lación.
Enero 9 de 1914.
C a r l o s V ie ir a I s a z a .

O livenza (Esp.).— Hace un año tem'a pendiente
im asunto de importante y difícil solución. Acudí a
María Auxiliadora prometiéndole ima pequeña
limosna y publicar la gracia. Las dificultades se
allanaron y el asunto se arregló a satisfacción.
Cumplo agradecida mi promesa.
U na devota de M a ría A u x .

S a n t V icen s deis O rts (Barcelona). — Nuestra
gratitud a María Auxiliadora será eterna. Se ha­
llaba nuestra querida madre gravemente enferma
pues el Sr. médico temía su próxima muerte; se le
administró el santo Viático. Nuestros jóvenes co­
razones llenos de dolor, le pusimos una medalla

de María Auxiliadora empezando una novena, .su­
plicándole no permitiera que su ninric.sc. Pn>iuo
nos hizo ver nuestra \'irgen en mnternal proU'cción pues se notó \m cambio en olla; do manera (jue
hoy se encuentra ya casi restablecida.
Confianza, pues, en María Auxiliadora, (jue do
Ella recibiremos muchas graciius. Desde estas líneas
manife.sla:uos miestro agradecimiento a la Virgen
María y repetimos cien y cien veces de todo comzón: ¡Gracias. Madre!
I abril de 1914.
M . J . JUNCADEí.LA CAREERENS.
Dan tambiéa fraclaa a María Auxiliadora y envían su
limosna:

Ambalema (Col.). — Una Cooperadora agrade­
cida, por haber curado de la vista a un amigo.
Baracaldo (E.sp.). — D. Mario Pérez, i» por ha­
ber librado a un hermano de un gran disgusto in­
minente; 2® por la salud de sus dos hermanos;
3“ por haber otorgado a otro hermano suyo un
número alto en el sorteo.
Bogotá (Col.). — Da. Ma. Luisa Tirado, pornn
favor señalado. — Una devota, por el feliz é.xilo
en una operación.
Buenos Aires. — Da. Concepción Redondo, por
haber podido arreglar a satisfacción un asunto fi­
nanciero muy serio y por otra gracia 2 ps. limosna.
Cali. (Col.). — D. Sergio Castillo, 1® por haber
podido verificar a satisfacción la venta de una finca,
y 2® por varios otros favores recibidos. Lim 2ofrs.
para una misa cantada. — Da. Juana Bta. Figueroa
de Castillo, por la mejoría de una hija. L. 5 fis.
Da. Isabel ^Ia^molejo, por haberla salvado de una
grave enfermedad. Lim. i libra esterlina — D. Sergio
Cantillo, por haberle concedido la curación de una
muía de servicio. — Da. Ludovina Rojas, vda. de
Hernández, i. Da. Gregoria Jiménez, por favores
recibidos.
Cartagena (CoL). — Da. Rosa de Cavieties, por
todas las gracias y favores otorgado.s durante el
ano, y envia s frs.
Olivenza (Esp.). — Una <levola de Maria Aux.,
por la curación de .su marido e hijos.
Pariaguán. — D. Rafael Gumón, por su porten­
tosa curación de la pulmonía.
Pereira (Col.). — Da. Etelvíra Arias deEcheverrí,
por dos grandes gracias, ptas. 3*50. Da. Rafaela
laramillo, 5. Da. Ana Torres Plata, 1, por grandes
favores.
Pradera (Col.). — Da. Maria Valdés de Quin­
tero, por señalados favores, ptas. 58.
El Salao (Col.). — D. Aiigelino Ortega, por fa­
vores varios, frs. 5. Da. María CoIIazo.sde Ortega,
4 y pidiendo oraciones envía otros 1*50.
S. Juan de Dios Desamparados. — Da. Edelmíra
Morales, y manda decir 9 misas en el Altar mayor
(iel Santuario de Turin.
S. Nicolás (R. Arg.). — Da. Ro.salia Guaseo, por
.señalados favores, especialmente la mejoría de una
hermana suya neurasténica que sufría horriblemente.
Tumaco (Col.). — Da. Vicenta de Manzí, por
la curación de unhíjito suyo. — Da. Teresa S. de
Lemos, por un favor recibido, 6 ptas. Da. Apollnaría L. 'de Silva, 6 ps. y pide oraciones.
Tonacatepeque (El Salvador C. A.). — Da. Ma­
ria S. de Martínez de I^emus, por haberle salvado
la vida a sí y a su híjta Teresa, a quien inscribe
desde ahora como Cooperadora salesiana, y envía
I peso.

ti

a*s

POR EL MUNDO SÍILESI9N0
hfl APO TEO SIS DE UD DlñO
No dudamos de calificar de tal, la grandiosa
asamblea reunida en el vastísimo salón de actos
del Oratorio Salesiauo de Turín el i6 de Abril para
conmemorar la radiosa figura de Domingo Savio.
La concurrencia. - Príncipes de ia sangre y de la
Iglesia. — Lu reunión estaba anunciada para las
15,30. Y a las 14,30 ellücal con sus tres órdenes de
palcos y galerías estaba completamente lleno. Co­
legios, Asociaciones, seminarios, ayuntamientos,
provincia, cámaras de Comercio y Trabajo, tenían
allí lucidas representaciones. Ivl Episcopado estaba
representado por cuatro Prelados. El Consejo Su­
perior de la Pía Sociedad Salesiana estaba en
pleno. El Prefecto General de Estudios. Dr. Fran­
cisco Cerniti, es compañero de colegio del Feste­
jado,
Tampoco faltaba ni el manto de los Príncipes
reales ni la púrpura cardenalicia.
Minutos antes de las 15,30 entró el automóvil de
S. límina. el Card. Richelmy, Arzobispo de Turín.
Al descender, los niños lo saludaron con una salva de
de aplausos.
A las 15.30 en punto llegan Sus Altezas Reales
los Duques de Génova, con sus dos hijo.s: la Prin­
cesa Bona y el príncipe Adalberto. La multitud
prorrumpe en aplausos y la banda entona la marcha
Real.
Preside el retrato del jovencito, ,,del sanüto
de pantalón y chaqueta", que decía el Card. Vives
y Tuto (q. e. g. e.) sobre un sobrio estrado ador­
nado de .siemprevivius. P'rente por frente, en la
primera fila de asientos de la platea, se halla Rosa
Savio, hermana de Domingo, utia prima suya y
otnxs parientes (luc, a semejanza de la dichosa
madre de S. LuLs Gonzaga. presencian si no como
ella la suprema glorificación del héroe, sí sus pri­
meras fulgores. El retrato del Ven. Bosco, con su
.>icmpiterna sonrisa, parece mirar al predilecto
alumno y pro|Xjnerlo solemnemente a la imitación
de las jujuierosos niños allí congregadas.
Domingo Savio debía contemplar con cierta
estupefacción esa asamblea imponente para fes­
tejarle a él. a él hijo oscuro de un oscuro pue­
blo. humilde alumno de un instituto de benefi­
cencia. Pero asi es, la grandeza mayor es la
grandeza moral; los triunfos cuyos lauros permauec'cu siempre verdes, son los de la razón so­
bro el instinto, los de la virtud sobre el vicio,
las de la Gracia sobre la naturaleza caída.
Habla D. Albcra. — Sube a la tribuna el R ntuo.
Padre General, para saludar a Sus Altezas, a S.

Emma. y a los laxemos. Sres. Obi )os de Bérgamo,
Asti V Mondoví y presentar al orador, que ío era
Mons. Radini Tedeschi, Obispo de Bérgamo.
Agrega (jue en la reciente audiencia, a su regreso
de Sicilia, le había recomendado vivamente el Pa­
dre Santo proponer a la juventud las virtudes le
Domingo Savio. para que los imitara.
El Pastor Bergamasco. — Al presentarse en la
tribuna el ilustre Pastor de la diócesis más distin­
guida de Italia por sus obras sociales, estalla una
delirante ovación y se manifiesta en el público un
movimiento de intensa curiosidad.
Y no defraudó la expectativa el elocuente orador.
Interrumpido frecuentemente por los aplausos,
tuvo pendiente de sus labios a la concurrencia du­
rante ima hora y cuarto. La interesante figura del
grande pequeñuelo, que en solos 15 años de vida
logró realizar el fin supremo de la existencia, hasta
el punto de llamar la atención del Jefe de la Je­
rarquía más alta de la tierra, apareció majestuosa
y simpática a través de los períodos del orador,
frecuentemente vestidos de preciosos imágenes y
esmaltados de frases felices, a pesar de su cons­
tante y admirable sencillez.
Como deseamos que saboreen siquiera los párra­
fos más salientes nuestros lectores, y no teniendo
en este número el suficiente espacio, remitimos al
siguiente un extenso extracto.
La música y la poesía. — Acallados los aplausos
V cuando el Sr. Radini Tedeschi hubo recibido las
felicitaciones del Cardenal y de los Príncipes, la
Escolanía Oratoriana. bajo la diestra batuta del
Maestro Dogliani, ejecutó una polifonía palestriniana, que difundió en la caldeada atmósfera espi­
ritual, ese profundo y dulcísimo sentimiento, mez­
cla de gozo y de serena melancolía impregnada
de esperanzas ultraterrenas, que despierta siempre
el arte cuando es elevado y verdadero.
A continxiación, un jovencito de la IV de bachi­
llerato. declamando con exquisito gusto y senti­
miento, evocó la figura del niño angelical, repitien­
do su conmovedor adiós al Oratorio, y manifes­
tando que su espíritu vagaba seguramente tam­
bién esa tarde en la asamblea; saludó en nombre de
los alumnos a los Príncipes, a los Prelados, al pú­
blico. y expresó en nombre de todos los educandos,
la decisión de imitar los ejemplos de Domingo Sa­
vio.
No podía faltar la voz del profesor de Sa\-io: el
venerando P. Francesia, que a los 76 años de edad
conser\-a la fresca imaginación del joven, declamó
una elegante y graciosa poesía haciendo re\*ivir la
dulce figura de su alunmo, y aludiendo de paso al

— i6s —
sentido práctico de los Duques, que han traído sus
augustos hijos a está fiesta educativa y popular.
La alocucióo del Cardenal. — La grandiosa ma­
nifestación se cierra dignamente con la palabra
’ Augusta de S. Emma.
«. Ante la imponencia de esta conmemoración,
dice, a la cual han dado tanto realce los Augustos
Príncipes de la sangre, los Sres. Obispos y los re­
presentantes de todos los órdenes de la Jerarquía
eclesiástica y civil, y después del brillante discurso
de Mons. Radini Tedeschi, siento la necesidad de
manifestar la profimda conmoción que experi­
mento al contemplar el espléndido triunfo del hu­
milde y piadoso niño, y de dar las más expresivas
gp-acias a cuantos han asistido. »
Elogia luego a Sus Altezas y dédica im gratísimo
recuerdo a la memoria de D. Bosco. cuyo admira­
ble sistema de educación produce tan hermosas
flores de Paraíso. Por esto siente también la nece­
sidad de externar la gratitud que nutre su corazón
para con la Sociedad Salesiana, por el válido auxi­
lio que le dan en la empresa de salvar las almas, y
hace votos porque el espíritu del Fundador continúe
asistiendo al Instituto y siga éste produciendo tales
frutos. Una palabra dedica al infatigable Don E.
Trione, a cuyo celo se deben en gran parte estos
éxitos. Y conclu3’-e con un caluroso apóstrofe a la
juventud, exliortándola a imitar las virtudes de
Savio y augurándoles que vean junto con el triunfo
esplendoroso del Padre, el de su alumno más
caro, Domingo Savio.

El funeral de D. Rúa. — El 22 del mismo mes
celebróse en la Basílica de María Auxiliadora un
solemne funeral por el eterno descanso del inolvi­
dable D. Rúa, oficiando el Rector Mayor, D. Albera y cantándose la Misa de Mitterer.
El concurso, imponente y selecto jx)rel mimero
y la categoría de los asistentes y de las representa­
ciones, nos hizo palpar una vez más cuán viva per­
manece la memoria del primer sucesor del V. D.
Bosco.

Asociación de Ex-Alumnos.
CARABANCHEL a . - Madrid. — En el noviciado
que los Salesianos tienen en Carabanchel Alto reu­
niéronse el domingo. 29 Marzo, los antiguos alumnos
de su gran C o l^ o d e Utrera.
Al salir de él bachilleres, se desparraman por las
distintas Universidades de España y sobre las Es­
cuelas especiales y sobre las diversas Facultades
de la Universidad madrileña han posado su \*uelo
cincuenta o sesenta de aquellos escolares.
La Congr^ación Salesiana por tradición, por un
instinto s^uro, por un principio de su Pedagogía
singular, no abandona ya nunca a los que una vez
pasaron por sus aulas. Ix)s Salesianos dejaron en las
altna»; de SUS altmmos huellas de las suvas, huellas

sobre todo de Cristo, y les da pena inmensa que otra.s
influencias nefastas las borren, esterilizando su la­
bor y perdiendo a sus queridos almnnos.
Para evitar esto, han organizado una Asociación
internacional de antiguos alumnos. En esa organi­
zación encuentran éstos una fxierte Hermandad,
que los apoya en sus luchas por la vida y los Sale­
sianos continúan en ella su obra de cultura y de
formación moral.
Quieren esa organización también para líspaua,
y aliora están reuniendo los primeros núcleos.
La fiesta del Domingo tenía por objeto recoger y
apiñar, a la sombra de D. Bosco y de les recuerdos
de la infancia, el micleo de escolares, que se educó
en el Colegio de ITtrera y que reside en Madrid.
A él se irán congregando los que proceden de otros
Colegios Salesianos.
Fué una fiesta de juventud y por lo tanto rego­
cijada, bulliciosa. Primero la comunicación de im­
presiones, luego la exhmnación de los recuerdos es­
colares, después los cantos del viejo oratorio fes­
tivo, que tantas veces resonaron bajo el sol ar­
diente de su región querida.
Cuando, al terminar el banquete fraternal, se ini­
ciaron los brindis, de aquellos pechos juveniles
irrumpieron surtidores de admiración y de cariño
para la Congregación Salesiana. No habían olvidado
a sus maestros y la figura amable y fraternal de D.
Bosco continuaba iluminando sus vidas.
Un antiguo alumno de Utrera, desde su escon­
dido Registro de la Propiedad, reit’indicaba su de­
recho a estar allí con ellos con la siguiente carta,
llena de fraternal cariño:
Sr. Inspector de los Salesianos - Madrid.
Muy respetable señor mío: De « I£l Correo Es­
pañol • de ayer, corto y pego la invitación de arriba
(era la que el Sr. Inspector había dirigido a los an­
tiguos alunnurs) y si me produce el dolor de no po­
der acudir, deseo .sustituir mi presencia con el
más cordial saludo y adhc.sión al simpático acto y
a cuantos se reiman.
Nacido y criado en la misma fila de casas del
Colegio, en él entré el 2 Enero 1888, donde en Junio
siguiente me examiné de ingreso, .siendo bacliiller
el 26 de Junio de 1892 y lincenciado en Derechocd
i7jm iioi8 9 5 y en Filosofía y letras el 15 Febrero
siguiente, para doctorarme en Derecho el 8 J ulío
del mismo y .ser nombrado Registrador de la Pro­
piedad el 27 Junio 1898.
Lo digo, porque si el último en mérito, acaso sí a
el primero que haj-a pasado por alguno o algunos
de esos detalles de los que íntegramente se deben
al Colegio.
(Termina con afectuosos saludos a superiores
y compañeros y añade); ¡Aquellos tiempos no vol­
verán! D. Ernesto Oberti (g. g. h.) D. Carlos Pane,
D. Francisco Fenoglio,»... etc. etc.
El Inspector de la Bética y el Director de Utrera
pom'an su telegrama de saludo en la siguiente
forma; Envío \*. \- Exalumnos reunidos cariñoso
saludo. Dígales que mi corazón con ellas ensanchado
alegría y grandes optimismos. Prométales nombre
mío será pronto un hecho almelada asociación,
cuyos estatuto.» estudiamos y í]ue pedimos María

— i66 —
Auxiliadora les favorezca buen éxito curso. Colegio
tributa reunidos aplauso entusiasta d.
vSus puestos estaban allí, entre sus jóvenes, entre
sus i escolares >>cpie al reunirse a la sombra de una
Casa Salcsiana, les daban una alegría grande, la que
se siente al recibir a los seres queridos, que se fue­
ron, ([ue se e.speran, que no llegan nunca; el no estar
entre ellos era un sacrificio que ofrecían al Cielo.
I<os novicios los saludaron en una poesía de ex­
quisito gusto literario; los llamaban hermanos, mo­
delados como ellas en el troquel forjado por el
gran 1‘undador de la Obra Salesiana.
I'l Oratorio l'estivo de Carabanchel los regaló
con los himnos y con los cantos, que les eran fami-

vida. Era, a su juicio, <<la Congregación religiosa
más social y por tanto más actual, más del mo­
mento presente.
« Recogía a los niños más abandonados para dar­
les luz de fé, luz de cultura y el sentido austero
del deber, amable cuando se cumple bajo las mi­
radas de Dios.
«Había dado a los católicos en sus Oratorios fes­
tivos el modelo más acabado de los Patronatos de
Jóvenes, institución sin la cual será estéril la ins­
trucción religiosa de la infancia. Tenía sobre todo
como obra peculiar de la Congregación « la escuela
profesional salesiana », la más perfecta y benefi­
ciosa escuela del obrero, la que le da la instrucción

M isones salesian as del C on go.

liares, Ix>s jóvenes se sentían envueltos en el an­
tiguo luubiente del Colegio, ambiente de alegría,
de expansión, do afecto cordial que los Salesianos
salx'U hentianar con el mxituo respeto y con una
discreta, perfecta y no sentida cUsoiplina.
I.(»s discursos de los jóvenes, del Rector de la
cjusa, del ilustre Sr. Inspector P. Manfrcdini fueron
lo (luo antes dije: mía explosión de veneración senlidisiina a D. Bosco; de cariño a los Salesianos;
de admiración y do comprcuetración con su Obra.
Para ella tu\*o también frases de elogio uno de
los invitados a la fiesta, gran admirador de la Con­
gregación Salesiana, D.Severino Aznar. El insigne
fundador de La Paz Social. Director de la Biblio­
teca Ciencia y Acción, el sociólogo más popular
de líspaña saludaba en la Obra de D. Bosco una
institución popular, enamorada del pueblo, preo­
cupada de sus destinos, misericordiosa para su

técnica en su oficio, le asegura los altos salarios y
lo eleva en su escala social.
Sólo por esta obra, la Congregación Salesiana
merecería la bendición del pueblo y las protecciones
decididas del Estado. Si aliora no las tiene, es por­
que ni el pueblo ni el Estado las conocen. Que los
antiguos alunmos se la hicieran conocer..,.i.
Ix>s Salesianos tienen el pensamiento y el pro3'ecto ya detallado de levantar aquí en Madrid una
espléndida y completísima Escuela Profesional de
esas a que aludía el Sr. Aznar. Ninguna institución
de enseñanza haría tanto bien al proletariado ni
daría impulso más progresivo a los oficios.
Tienen ya el solar: ¿no tendrán ni la Iglesia ni el
pueblo amigos generosos en Madrid que secimden
la feliz iniciativa de los Salesianos? ¿No veremos
pronto levantarse los muros de esa libre y gratuita
Universidad de los obreros? — L'a Redactor de P. A.

— lOj —
Ea ARGELIA - La « Joyeuse Union » de Oran —
Este simpática Asociación de Antiguos Alumnos,
sin duda una de las que mejor han comprendido el
. fin de la Institución, hace calladamente v como a
ia sombra, sencillamente con su fervor religioso y su
intenso y sano trabajo social, un bien a la verdad
muy grande. Y a pesar de su modestia ha llamado
ia atención en la ciudad y fuera de ella. Son ante
todo, como quería nuestro V. Padre, buenos catóiicos, católicos prácticos. Y a este fin han procurado
y procxiran afianzar y robustecer su vida de fa>¡¡iliá, la estrecha tmión de todos sus socios, ese
admirable ai home de que habla su revistilla « L ’ Vnión »en el número de abril. Su vida, su desarrollo,
5u constitución, sus aspiraciones tienden a eso. Y
lo logran con edificación general 3’ con el respeto so•:ial a que su fuerza les da derecho.
Después de la gracia de Dios, lo que les da esa
tuerza es, si no nos equivocamos al leer asidua­
mente su Boletín, « Vattachement sincére^ filial... la
adliesión sincera, filial, absoluta al Religioso que
está al frente de la Asociación». Esto les da unidad
y por consiguiente fuerza. Su fervor religioso ha
llamado la atención a los mismos continentales,
como puede verse en « La Croix » del 3 y del 18
ie Abril.
Celebran ♦ la santa sucesión litiirgica»con ver­
dadero conocimiento y ardor, cual lo demostraron
en la Semana Santa. No contentos de cumplir
ellos corporativamente el Precepto Pascual, prepa­
raron mi buen número de niños.
Entre sus obras sociales, tienen la del Teatro
cristiano, acerca del cual entresacamos algtmas
lineas del largo artículo que le dedica La Croix del
18 de abril:
♦ ¿Sabéis que la ciudad de Orán tiene también su
teatro cristiano?... Espectáculos como los que pre­
senciamos los Domingos de Pasión y de Ramos, .son
acontecimientos de alta importancia , que merecen
meucionar.se. Eu el vasto recinto del Teatro cris­
tiano se habían reunido más de 1000 expectadores
para asistir a la representación de la Pasión de N.
3 . Jesucristo. Presidia la reunión el Sr. Obispo,
Mons. Capmartin, rodeado de sacerdotes....
♦ i Cosa curiosa! mientras las piezas profanas no
despiertan sino un interés secimdario, a pesar del
arte que despliegan los artistas de largo tiempo
avezados a la escena; el anuncio de las piezas cris­
tianas, como La Pasión, La Pastoral, Los Már­
tires, ejercen sobre el pueblo un atractivo irresis­
tible: se procura los billetes con algunos días de
se anticipación, se apresura a buscar puesto y llena
el teatro horas antes de la representación.
« ¿Cuál es la causa? ¿Es la piedad comimicativa
con que los actores desempeñan sus papeles, dejan­
do adivinar que los que por la noche representan
han comulgado por la mañana?.... Pero la principal
causa es el eco poderoso que hallan en las almA-i
esos sublimes misterios.... entonces se despiertan
tesoros de fe ignorados, energías latentes, esperan­
zas ocultas, y hacen palpitar los corazones.
« Es im verdadero apostolado el que ejercen en
~>ráti por medio del teatro cristiano los caballeros
y los jóvenes de la Joyeuse Union. Al hat^r obra de
religión, pueden ellos enotguilecerse de hacer obra

de patriotismo.... La despedida de sus camurudns
para el cuartel, les da cada año ocasión para una
bella demostración patriótica. No será jamás cutre
ellos donde el antimilitarismo halle cabida. Muchas
veces, en el Teatro Cristiano, ñas han conmovido
hasta las lág^rimas, con sus dramas emincnlcmontc
religiosos, eminentemente sociales y cmincut<.‘mcnte
franceses. Ellos conlribu\-cu cual ninguno u luici r
de nuestra Orania una tierra cada vez más cris­
tiana, cada vez más francesa ».
La cita es larga, pero cuanto má.s imparciai
tanto más nos sirve para demostrar lo cjue decíamo,'al principiar este extracto de crónica; ejue la sim­
pática Unión ha comprendido el objeto de lius .•!.«:(>daciones Católicas y especialmente de las Asocia­
ciones de los Antiguos Alumnos de los Salcsianos.

jReligión }• Patria! he aquí la mira. Práctica.s de ])ie •
dad no e.speciales, pero sí las del buen cristiano;
unión entre sí; sumisión a la autoridad, he acjuí
los medios.

_

Crónica de los Oratorios Festivos D
ISOLA D’ISTRI A. — «En los anales de Isola dTstria
será memorando el 15 de febrero de 1914, escribe
mi diario, porque en ese día se encargaron los Hijos
de D. Bosco del Oratorio festivo. El sueño ardiente
del Párroco 3' de tantos corazones patrióticos es
una realidad ».
La Obra se debe a la celosa Asociación « Patro­
nato para la Educación de la juventud ».
Ix)s principios son modestos (éstos son los mejo­
res principios) pero el granito de mo.staza se des­
arrollará bajo el influjo de la gracia y la generosi­
dad de los buenos.
« Si Urbano Rattazzi, MiuLstro de Italia, añade
el diario, repetía: <
■ Yo quLsiera que cadaciuda<l del
reino tuviera una docena de hombres como D.
Bosco. con toda seguridad se cerrarían varías do­
cenas de.... cárceles; deben llamarse felices aíjuellas
localidades que poseen un Oratorio íe.stivo Salesiano, siendo éste el medio providencial de D. Bosco
para regenerar enteras ciudades, pwrque cual es
el niño de hoy será el ciudadano de mañana.
« Sea su venida sonriente aurora de espléndido
por\'enir para Isola
A tales votos unimos los nuestros.

N E C R O L O G IA

Ef R. P. EmiHo Baena.

C

En la residencia de Agua de Dios pasó a mejor
\'ida este virtuoso hijo de D. Bosco.
Fué tmn de los primeros alumnos del colegio salesiano de Bogotá. Apenas pudo conocer el espí­
ritu que informaba a sus educadores, pidió for­
mar parte del instituto, siendo uno de los cuatre
afortunados que dieron origen al Noviciado Co-

— i68 —
lombiano. Tuvo que vencer muchas y serias resis­
tencias, pero su energía lo pudo todo.
En los estudios, particularmente en las lenguas
clásicas, se distinguió siempre, y fué válido auxi­
lio del Colegio y del Noviciado en esos años de fervor
3Í, pero de desmedido trabajo, debido a la escaiez del personal y al exceso de ocupaciones.
Había terminado los estudios de Teología y se
abrían horizontes dilatados a su poderosa inteli­
gencia y no comunes energías, cuando el P. Baena
resultó atacado de la enfermedad tremenda e incu­
rable, que había de consumir lenta pero implaca­
blemente su robustísimo organismo. Conmovidos
recordamos aiin su actitud cuando el médico diag­
nosticó su mal y prommció la terrible sentencia.
Algo triste — ¡era tan natural! — p>ero sereno, y
más (jue resignado, satisfecho, como (juien cumple
con un gran deber; el P. Baena exclamó: t ¡Hágase
tu voluntad. Dios mío! » Y algunas horas después
hacía esta confidencia a un compañero suyo, que
deseaba consolarle:
— Dios me ha escuchado. ¡Bendito sea! Sabes
qv;e... (un miembro de familia) estaba moribiindo
y no quería reconciliarse con la Iglesia. Era el pritner viernes. En la eomunión le dije al Sagrado Co­
razón. <jue palpitaba sobre el mío: < ¡Mandadme
la más horrible enfermedad, pero haced que...
muera como efristiano y se salve! El mismo día por
la noche se confesó, viaticó, recibió la Extrema
Unción... Esta enfennedad es la prenda que me da
el Sagrado Corazón de que se ha salvado. ¡Ayúdame
a darle gracias!... »
Para no privarle del consuelo de la Santa Misa,
se obtuvo la dispensa para ordenarlo. Y desde el
año de igoi estaba en el I,azareto, trabajando in­
cansablemente en la prensa, en la predieación, en
el confesionario, en la educación de los niños, no
-obstante sus acerbos padecimientos.
¡Descanse en paz este digno salesiano, y permí­
tasenos llamarle héroe de la caridad!

D. Ramón Franquelo.
En Málaga murió santamente, como había vi­
vido, este notable escritor, tjue tenía temple de ar­
tista cristiano, y que tanto apreciaba a los Hijos del
V. Bosix).
I.as letras y las artes le lloran, como le lloran to­
dos acpiellos que conocieron h\s lx>ndades de su co­
razón, la inmensidad de su fe cristiana, las sacrifi­
cios cpie ])or las suyas ha re.ilizado, su caridad para
con el prógimo y su erudición no vulgar.
Nació en MiUoga en 1847, siendo su padre
■ otro c.scritor. D. Narciso I'ranquelo Martínez. I>e
cano cjuc fué tlcl Colegio rio Procuradores. Ramón
fué periodista desde muy niño, al lado de su tío.
.uluel afmaso poeta y autor dramático D. Ramón
I'ranquelo Martínez, que escribió libros como <Risa
y llanto » y obras escénicas aplaudidísimas.
Hizo sus primeras armas en el * Correo de An­
dalucía *, dimdc escribió en verso y prosa, articu­
las pmfundos y revistas muy interesantes.
Un destino en los íemx'arriles andaluces le
hizo dejar por algún tiempo la pluma, pero cuando
sus hermanos comenzaron a editar el notable dia­

rio « E l Mediodía », volvió a emprnlarla, dando
nuevas muestras de su gallarda inteligiencia.
Era poeta no vulgar y tiene poemas como « El
Descubrimiento de la América» y «Odas místicas»
que vivirán por largo tiempo. Tampoco le fué es­
quiva la musa de Esquilo, y tiene tragedias como
» Alarco » y dramas cual « Como Dios manda ».
Sus dos últimas obras « Coplas y Refranes » y
* Frases impropias, Barbarismos etc ». quiso edi­
tarlas en las Escuelas profesionales Salesianas, y
merecen, especialmente la última, « hallarse en la
mesa de todos los que escribimos *, como dice muy
bien D. Andrés Mellado.
Al cristiano valiente, al cooperador insigne ren­
dimos este pequeño y póstumo recuerdo y pedimos
sufragios para su alma.

Dona Magdalena Castro deCandia.
La Pía Unión ha perdido en Asunción-Para­
guay uno de sus más ilustres miembros en la per­
sona de Da. Magdalena Castro de Candia.
Cuando los Salesianos llegaron a esa capital,
ella estaba enclavada en el lecho del dolor hacía
varios años; pero fué tal la alegría y la fuerza que
en ese momento experimentó, que, como repenti­
namente curada, saltó del lecho y salió hasta la
puerta de su casa a saludarlos. A María Auxilia­
dora y a D. Bosco atribuyó su curación. Desde
entonces, más que la bienhechora, fué la madre de
los Salesianos. Ella les guisaba la comida durante
esos primeros meses de apostolado; ella los cuidaba;
ella los proveía. Y cuando un puñado de engañados
cerraron las Escuelas y el Colegio, poniendo en la
calle a los religiosos, la noble sociedad asimcionlsta los amparó, jiero quien primero les abrió la.s
puertas de su casa, fué Da. Magdalena. * Mientras
en casa del Dr. Candia haya un pan, decía, no per­
mitiré que salgan de Asunción los hijos de D.
Bosco». — ¡Cuántos niños le deben su educación!
Y su caridad se extendía a toda clase de insti­
tutos y personas.
Era devotísima del Sgdo. Corazón y de María
Auxiliadora. Mucho sufrió moral y físicamente, y
al llegar la tribulación corría a la iglesia ante la hermasa estatua de * la Virgen de D. Bosco ♦ y en
manos de la Reina ponía sus aflicciones para que
Ella las presentara a Jesús. Se levantaba reani­
mada. visiblemente reanimada.
Había dicho: * cuando menos penséis, me mo­
riré ». Y asi fué. Repentinamente enfermó; pidió los
Sacramentos, los recibió con verdaderos transptortes y entregó plácidamente su hermosa alma al
Creador.
Su entierro fué ima manifestación popular. Pre­
sidía el duelo el R. P. I/íirolo. Encabado de la Vi­
ceparroquia de María Auxiliadora.
A la familia, a los Salesianos y a los Coopera­
dores damos el p>ésame y a la finada deseamos las
paz eterna.
Con aprobación de la .Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSE GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int.déla Buena Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176- TURIN.