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A N O X X IX

N. 3

M a rzo de 1914

Edición de España

52.
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Boletín §ak$iano
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Turin — Via Collolcngo N. 32.

SUMARIO. — E l mes de S. J o s é ..................................... 57
Habla D. B o s c o .................................................................58
Un Docurnento sobre los primeros tiempos del Ora­
torio ..................................................................................... ^
Un monumento y una felizidea . . . . . . .
62
.\lgunos prodigiosos hechos atribuidos a la interce­
sión del Ven. B o s c o .......................................................63
La Obra de D. Bosco en la R. Argentina . . . .
65
D e n u e s t r a s m i s i o n e s . — La vida de nuestros
Misioneros — Don Bosco en la India . . . .
68

n x e í s

^ ^

^

Tesoro e s p ir it u a l..................................................................
Gracias de María A u x ilia d o r a ................................... .....
P o r E l. m u n d o s a u k s i a n o ; El nuevo Cardenal Pro­
tector de la P. S. Salesiana y de las Hijas de
María Auxiliadora — Un calendario especial —
El Corazón Eucaristico de Jesús — Asociación de
Ex- Alumnos — Crónica de los Oratorios Festivos
— Noticias v a r ia s ............................................................^
N e c r o l o g í a .......................................................................... 82
B ib lio g r a fía ...........................................................................®3

c lt?

íS .

J o » é «

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í). .'Sosco recomendaía con miicfÍQ iiisislenciQ que se celefirora
el' me^
dcf ^onlo íafriorcQ. :6e oguí nígunas púloÉros de una recomendación a sus alun^^nos
ei^ 1S6d :
« HZoñai^a empieza cl n\es de
\ quisiera que cada uno de nosotros lo
ccle6pora con pa^liculor devoción. Ül ^onlo [Esposo de la "Virgen ]J12arío r\o^ olcantoró
inudías gracios ^si sobemos fiocépnosfe propicio. í2o es preciso que fiogdis cosos e^traordinorias
;^onrad a
^osé siendo en lodo v por todo diligentes en ef cuniplin^icnfo de
vucslros defieres, ei^ la clase, el estudio, cl con\^edor. ef pecreo, cl dormiIoi[io, fa iglesio; i
los que no ío fian sido cq^ lo posado, jirocuren serlo en lo venidero.
}osé es p^oIcctor de los que voq^ a e^aniitvarse; así, puM, cncorqendoos o él poro que os avuífe en
vuesiros exámenes.... :%cordod adcmgs, que of fin de lo vida fiay que dor uq cromen
cl íqás serio v rigoroso, ©onifiién para este cromen es protector especial
^osé, corqo

patrono qne es de la :6ucqa J}2ucrfc...
€ Quisiera además que duronte este mes redarais un poter, ave y gloria lodos los
días en fioqor de
]osé; es poco cosa; pero os aseguro que os ^cró ventajosa. í)(jspués de J]2aría ^aqtísimo, nadie tan poderoso y fiueqo como S- José, .honradlo muefio
Y amadlo siempre ».
:6oqrémos!o laiqfiiéq^ como protector de la fomilia, modelo de lodos cuai\fos tyafiajamos y fotrono de la Igle.sia.

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Deíanctus adbuc loquitup.

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«wKKDADBKus bienhechores de la
hum anidad son los s a n to s , y
no solam ente por las obras más
o menos sociales que em prendieron a
favor del prójimo, por sus trabajos es­
pirituales, intelectuales y m ateriales,
que perpetúan su carid ad ; sino taml)ién por el ejercicio individual de las
virtudes, esfuerzocontinuo que reprocha
la apatía de la generalidad de los hom­
bres, estím ulo potente a la lucha y la
conquista, perenne foco de luz que nos
enseña el camino y vuelve nuestro pen­
sam iento a Dios y a la vida futura.
Pero los santos son hom bres como
nosotros, y cada uno de ellos tiene un
carácter especial, una fisonomía propia,
que, exenta de todo vicio y adornada
de todas las virtu d es, pero en d e te r­
minado modo, da a cada uno de ellos
un sello particular y particulares atrac­
tivos, capaces de ejercer una influencia
poderosa sobre to d o s , y en especial,
sobre caracteres parecidos a los suyos.
Así, un carácter dulce se siente llevado
a im itar a Francisco de S a le s; otro,
ard ien te y generoso, adm irará la obras
de los más activos F undadores y se
sentirá inclinado a seguir sus huellas;
otro, m editabundo y austero, preferirá
m editar sobre las m aravillas obradas
por la gracia en los grandes penitentes
y solitarios. En todo caso el Señor es
siem pre más y más adm irable en sus
obras.
Tam bién 1). Hosco — y con esto no
querem os prevenir el juicio de la S anta
Sede — ha ejercido y continúa ejer­
ciendo una grande influencia sobre las
conciencias. Su vida, sus obras, sus es­
critos y más que todo, sus ideales, su
e sp íritu , su corazón, han llenado de
adm iración y de entusiasm o a muchas

alm as. M irad, si no, los num erosos es­
cuadrones de sus hijos, herederos de su
espíritu; el ejército alegre y prom etedor
de sus a lu m n o s, la inm ensa falange,
activísim a, y abnegada, d e s ú s adm ira­
dores y de sus C ooperadores.
Bendigam os de corazón al Señor y
roguém osle se digne m ultiplicar los
m iem bros de la humilde Fami'lia salesiana, recordando que el mismo S an ­
tísimo Padre Pío X , aun antes de que
fuera introducida la C ausa de Beatifi­
cación de nuestro Padre, hizo los más
ard ien tes votos p ara que en todas las
ciudades y aldeas, « o se viva del espí­
ritu del Fundador de los Salesianos,
o se fom ente su am or, y la Pía Unión
de sus C ooperadores se enriquezca
siem pre de nuevos seguidores > (i).
Pero aun más deseable que estos
nuevos reclutas, con serlo tanto , más
precioso que este aum ento de familia,
es todavía el provecho que sus hijos y
C ooperadores han de recabar del es­
tudio del alm a de D . Bosco.
A traídos hacia él, ganados p o r los
esplendores que irradian de su colosal
figura, sin duda nos sentirem os más
inclinados a ab razar sus ideales y a
seguir sus huellas, más generosos en
la obra, cuanto más estudiem os sus
ideales y com prendam os su espíritu.
Sus prim eros hijos y sus prim eros coo­
peradores, que tuvieron la suerte de
sen tarse a su lado y o ir continuam ente
su voz, se sintieron dulcem ente subyu­
gados por él e irresistiblem ente llevados
a vivir su vida, poniendo a disposición
de su o b r a , sus propios b ie n e s, sus
energías, su vida. ¿Q uién no recuerda
la sublim e g en ero sid ad de D . R úa y de
(i) Breve del 17 «gosto 1904 al Revmo. O. Rúa, q. e. g. e.

— 59
tantos otros que se sacrificaron por tivam ente de algunos de ellos no queda
D. Hosco? ¿Q uién no ensalza y b e n ­ ni una copia.
O tra dificultad puede ser la falta de
dice la generosidad no menos adm i­
rable de ta n ta s nobles familias que pu­ tiem po.
Pues b ie n , una y o tra dificultad
sieron sus bienes a disposición y ven­
pensam
os nosotros s u b s a n a r, publi­
taja de la O bra Salesiana?
cando
en
nuestras columnas algunas
Estudiem os, pues, a D . Hosco, y es­
páginas
de
D. liosco, con la frecuencia
tudiémoslo en sus obras, en sus pala-,
bras, en sus aspiraciones, y especial­ que la exigente actualidad nos perm ita.
mente en sus escritos , en los cuales D eseam os ofrecer a nuestros lectores,
y en especial a nuestros muy am ados
vertió deliberadam ente su alma.
D e él tenem os poco más o menos C ooperadores, algo como una A nto­
un centenar de libros y opúsculos, todos logía de las O bras de D. Bosco, esco­
altam ente educativos. V arias veces nos giendo de aquí y de allí, sin orden
hemos p reg u n tad o : ¿Se conocen por determ inado, p ara m ayor variedad, las
entero o siquiera suficientem ente estas páginas que mejor expresan su pensa­
sus obras? Y sin em bargo ¿quién no m iento y caracterizan su personalidad
ve la conveniencia y el deber de se­ y sus tendencias pedagrSgicas y sociales,
mejante lectura, el gran bien que puede en la seguridad de que no será inútil
nuestro trab ajo ; an tes bien, esperam os
derivar de sem ejante estudio?
Si nos fueran lícitas algunas citas de frutos consoladores. A lienta nuestra es­
familia, diríam os de algunos herm anos peranza no sólo el valor intrínseco de
nuestros que estudiando los escritos y la los escritos, sino tam bién aquella sú­
vida de D. Hosco, han dado con tesoros plica que el Siervo de Dios dirigió al
nunca po r ellos im aginados, y visto Señor, el día de su prim era M isa, pi­
desplegarse ante sus ojos cam pos vas­ diéndole, como quien dice, en prem io
tísimos, en cuya explotación han sen­ de su total en treg a en las divinas ma­
tido crecer sus energías y hallado modo nos, la eficacia de ¿a palabra.
jOh, sí! su palabra, que iluminó
de ejercitar una plum a que tal vez h u ­
ta
n
ta s inteligencias, tranquilizó tantos
biera perm anecido siem pre inactiva.
corazones
y ap artó de los senderos del
Uno de ellos escribe: « C ada día le
he visto ag ig an tarse a mis o jo s : he de.shonor a tan tas alm as , encam inán­
visto en él no sólo al varón hum ani­ dolas por los del cielo; esa am ada p a­
tario , he visto al genio... ¡A dm irable labra que llegaba siem pre dulce a nues­
v a ró n ! C uando me he dedicado a es­ tro oído y p en etrab a en nuestro cora­
tudios sociales, he hallado en él un có­ zón, obteniendo el resultado a que se
digo social; y dado a la Pedagogía, dirigía, es ju sto que continúe resonando
encuentro en él un código pedagógico.> en tre nosotros. L a escucharem os siem­
Esto leem os en una obra pedagógica p re con veneración y con fruto, sa­
sobre E l Sistema Educativo de Juan biendo que cuando habla D. Hosco
Basco, que se está im prim iendo en Sa- habla el Padre, habla el H erm ano, habla
rriá de Barcelona, cuyas pruebas hemos el M aestro, habla el Amigo, habla el
visto por una feliz casualidad en el des­ A póstol, habla el Santo.
*
pacho del Rvmo, Sr. D . A lbera.
%*
•**
Pero quizá se diga, y con razón, que
no se tienen a mano tales libros. Efec-

Y com enzando d esde ahora, entresaquem os algunas páginas de una obríta
publicada en el 1868 : Severino, o Las

— 6o —
iw e7iltiras de un jo v e n alpitio, n a r r a d a s
p o r é l m ism o.
'

Como verá el lector, cada párrafo
es una vfgorosa pincelada con que
D . I^osco, sin pretenderlo, va trazando
de cuerpo en tero su figura , cuando ,
joven aún y ya lleno de caridad para
con la juventud, de celo por la salva­
ción de las almas, de valor enfrente
de los enem igos de la Iglesia, de tierna
e ilim itada confianza en M aría Sma.
A uxiliadora, cualidades que vinieron a
se r las dotes características de su vida;
preludia al genial Educador, al Soció­
logo que va derecho a la raíz del á r­
bol, al fondo de las cosas.
Nos tom arem os la libertad de sub­
rayar los pasajes que a nuestro juicio
merecen especial atención. A dem ás, los
títulos los ponem os nosotros.

Dn D 'oraeiito loliie loi m ie n is nempos del Oiatorio.
Oigamos cómo narra Severino su entrada en
el Oratorio festivo.
Triste, a la verdad, dice, era la situación de mi
familia, y precisaba tomar alguna resolución
para procuramos siquiera las cosas más indis­
pensables. Algunos parientes se encargaron de
mis hermanitos más pequeños; mi madre, que
me pareció resentirse de tantos goljíes de fortu­
na, se puso a trabajar de modista, oficio que ha­
bía aprendido durante su educación. E n cuanto a
mí, siguiendo el consejo de mi padre, me eché a
cuestas un cubo y vine a Turin. Hasta entonces
me había dirigido la prudencia de mi padre;
l>ero desde ese momento me hallaba como un
|>otro, apto stdameute para correr y saltar sin
rumbo y con i>eUgro de |Xírdenne. Los peligros
en l:is grandes ciudades son sienipre gra\>.s
para todas, |>ero son mil veces mavores ] ara
el inexperto joven.
El ano untenor mi padre me había hecho co­
nocer a cierto Félix Turivano. hombre de mucha
caridad y ejemplar en religión. Y o fui inmedia­
tamente a verle para tener consejo y dirección,
y el buen caballero me buscó un patrono que me
daba trabajo y pan. ¿Pero cómo pasar los días
festivos? A veces él mismo me llevaba a la Santa
Misa, a los divinos oficios, a la plática y luego me
dejaba en libertad. Algunos amigos me incita­
ban a jugar, a hacer una \nsita a la taberna y al

café, donde es inevitable la ruina moral de uno
como yo, que rayaba apenas en los 15 años.
Un domingo me dijo el bueno de D. Félix:
— Severino ¿no has oido hablar de un Ora­
torio o jardín recreativo, al cual va cada do­
mingo una gran multitud de tdños a divertirse?
— • Algo de eso me ha dicho V. mismo, y hasta
me había prometido llevarme, pero se le ha
olvidado.
— Este Oratorio estaba antes en nuestra
iglesia de S. Francisco de Asís, pero ahora se ha
traslado a otro sitio de la ciudad.
— ¿ Y qué se hace en ese Oratorio?
— En ese Oratorio cada cual cumple sus de­
beres religiosos y luego se entretiene en agra­
dable diversión.
— ¿Qué clase de diversión?
— Salto, .carrera, bolos y bochas, pelota,
tejos, zancos, canto, música, reir, bromear, y mil
diversiones más.
— ¿Porqué no me ha llevado V .?, díjele con
ansiedad. ¿Por dónde se pasa para ir allá?
— Y o mismo te llevaré otro domingo, y te re­
comendaré al Director de aquellos juegos para
que te trate con especial miramiento.
Los días de aquella semana me parecieron
años; y trabajando, comiendo y hasta durmiendo
me parecía siempre oír la música, ver saltos y
juegos de toda clase.
Llegó por fin el suspirado domingo y a las 8
estábamos en el anhelado Oratorio. Creo que
vosotros, amigos mis, oiréis con gusto una coita
relación de las cosas que allí vi. Era un prado,
donde hoy hay cabalmente una fundición de
hierro; un seto de boj lo rodeaba. Había unos
trescientos niños divididos en tres categorías:
unos se divertían, los otros estaban arrodillados
al rededor del Director que, sentado en un
barranco en una extremidad del prado, los con­
fesaba; muchos, al terminar de confesarse, se
retiraban a un lado a rezar.
Al ver aquello quedé aturdido. No quería pre­
guntar a nadie, porque estaba lleno de admiración
como quien se encuentra en un mundo nuevo,
repleto de cosas curiosas, deseadas, pero todaWa no conocidas. Un compañero, apercibiéndose
de que era yo nuevo, se me acercó y me dijo
con aire muy cortés:
— Amigo, ¿quieres jugar conmigo al tejo?
Este era mi juego predilecto; por esto acepté
en el acto con mucha alegría.
Habíamos terminado una partida, cuando el
sonido de una trompeta nos impuso silencio a
todos. Todos dejaron el juego y se reunieron
alrededor del Director.
— Queridos jóvenes, dijo éste en alta voz, es
la hora de la Santa Misa; hoy iremos a oirla al
Monte de los Capuchinos; después de la

— 6i —

almorezaremos. I^os que no han podido confe­
sarse hoy, se confesarán el domingo: no olvidéis
que todos los domingos hay aquí comodidad de
confesarse.
■ En diciendo esto, sonó de nuevo la trompeta
y todos se pusieron ordenadamente en camino.
Uno de los mayores comenzó a rezar el Rosario
y los otros respondían. La caminata era de casi
tres kilómetros, y si bien no me atrevía a mezdarme con los demás, los seguía a distancia, to­
mando parte en las oraciones.

— Severino.
— ¿Has recibido tu porción?
— No señor.
— ¿Por qué?
— Porque no me he confesado ni comulgado.
— Para almorzar no es necesario confesarse
ni comulgar.
— ¿Qué se necesita entonces?
— Sólo apetito y ganas de tom arlo..
Y así diciendo me apretó la mano y me llevó
al cesto, dándome una porción de pan y cerezas.

VALSALICE (Turín) — D. Albera pronunciando el diacurao,
Cuando empezó la subida del monte, se ento­
naron las Letanías de la Virgen. Esto me alegró
muchísimo, porque las plantas, la carretera, el
bosquecillo que cubre las faldas del monte hacían eco a nuestro canto y nos volvían román­
tico ^ paseo.
Se celebró la rnísa y muchos niños se acerca­
ron a la Santa Comunión. Después de un breve
sermón y de conveniente acción de gracias, en­
tramos al patio del convento a almorzar. Com­
prendiendo que no tenía ningún derecho a la
refacción de los compañeros, me separé de ellos,
esperando acompañarlos a la vuelta, cuando
el Director se me acercó y me dijo:
— ¿Cómo te llamas?

77).

Después del medio día volví y tomé parte
muy gozoso en todos los juegos hasta la noche.
Luego, durante un mes entero no pude vol­
ver al Oratorio. Cuando volví lo encontré todo
muy cambiado. El Oratorio había sido traslada­
do a Valdocco, precisamente al sitio donde des­
pués se levantó la iglesia y la casa conocida con
el nombre de S. Francisco de Sales. Aquí, siendo
más a propósito los locales, se pudieron desarro­
llar más regularmente las prácticas de piedad,
los juegos, el recreo, las clases nocturnas y do­
minicales (i).
(i) Severino, págs. 38 y ^s.

— 62 —

P o r e l Sdo. Corazón.

Un monumento p uno feliz idea.
V.

Los oavegaiites — La Exíma. Sra. Marquesa de Coniillas —
— S. A. l la luíanla María Teresa, (q. e. p. d.)
Si, María: todos pueden y deben contribuir a
esta obra de reparación; y sin salirme de la mis­
mísima familia de Vds. creo que el que más pu­
diera hacer es ese buen Señor, sin caprichos y siti
dinero, que está tan firmemente convencido de no
poder hacer yiada. Modesto oficial de marina mor­
cante, que no gusta de futnar ni de beber, que viste
según uniforme, que mantiene con su cortísimo
sueldo a una pobre hermana viuda y ahorra tra­
bajosamente unos céntimos para la cajita del sal­
vamento de náufragos ¿qué sacrificará si ni
manda en la comida, ni elige en d vestir, ni gusta
de superfluidad ninguna? ¿Qué puede hacer a
favor de nuestro temple navegando constantetnente entre mar y cielo?
Puede más que todos Vds. juntos; pttede ser
un verdadero apóstol de nuestra idea; propagarla,
darla a conocer en todos los continentes que visita ;
repartir hojitas; recomendar folletos: hablar a los
fumadores que en la toldilla consumen breva tras
breva, del hermoso sacrificio de tabaco que por amor
a Jesús tantos sacerdotes y seglares le han ofre­
cido ; explicar al buen cura de a bordo el sacrificio
de misas y de oratoria sagrada que algunos pre­
dicadores nos ofrecen sacrificando el estipendio de
la misa y el tanto por ciento del pago de sus ser­
mones ; contar a los niñitos del pasage el sacrificio
infantil; y cmindo en el ftertnoso trasatlántico se
junla alguna de Uis muchas y devotas peregrina­
ciones que desde las Américas se dirigen a Rom.t,
a Lourdes o d los piadosos lugares de Tierra Santa,
hablarles de esta lutcx'a Jerusalén de España, de
esta singular Barcelona en la que- tan cruelmente
renmKiron los dolores de la Ptisión del Señor con
los horribles
de la
sacrilega y en
la que hoy se erige el más grandioso tnonumento
expiatorio que todas las peregrinaciones católicas
del orbe debieran visitar en justo desagravio de
aquel esptvitoso crimen. ¡ Y tanto y tanto como se
puede hacer y hablar y conquistar en aquellas lar­
gas horas de mvegación, >w predispuesto el ánimo

ante el sublime, espectáculo de aquellas sorpren­
dentes inmensidades!...
¿Que es costoso de emprender y muy expuesto
a desaires? ¿ Y qué mayor sacrificio? ¿No pode­
mos ofrecer al buen Jesús la preciosa mortifi­
cación que el desaire nos causare? Procuren,
amigos míos queridos, procuren infundirle esta
creencia; y s» alguien le preguntare quién preside
la junta de esta idea del sacrificio, puede muy
bien contestar que como es obra de Dios, Dios
solo ’a preside, la inspira y la gobierna, valién­
dose de elementos sueltots y generalmente hu­
mildes, de almas piadosas y de buena voluntad,
autorizadas por los P P . Salesianos como coope­
radoras de las obras de D. Bosco. Ya Vds. saben
la dificultad, o mejor dicho, la imposibilidad de
formar dicha junta cuando nació la idea que, en
sus principios, se juzgó irrealizable. Después,
en pleno éxito, se intentó nuevamente su formación
dirigiéndose a la muy distinguida Sra. Marquesa
de Comillas, que declinó el honor de presidirla;
pero simpatizando con la idea y ansiando favore­
cerla, logró interesar a favor de ella el magnánimo
corazón de aquella inolvidable Infanta, M. Teresa,
que aceptó conmovida la presidencia honoraria,
ofreciendo a la Sra. Marquesa la Secretaria efectiva,
que ella aceptó también Fué tan inmenso nuestro
júbilo cuando la Señora Marquesa nos trasmitió la
noticia y tan sentido el deseo de formar una Junta
verdaderamente- digna de tan excelsa Presidenta
qtie, sumando voluntades e inquiriendo datos para
la mejor selección, transcurrió el tiempo y llegó el
aciago día en que súbitamente la angelical Princesa
voló al cielo, dejando en nuestra España y en
nuestra obra un vacío imposible de Henar. Desde
entonces, y como antes, solo Dios preside, por­
que Twrios acontecimientos nos obligaron a di­
ferir la organización... Pero dondequiera se en­
cuentre una aitna salesiana, ha de haber un ele­
mento dispuesto a trabajar para esta obra de
reparación y amor a Dios; obra santa y hermosa
que ha de realizar una de las más bellas profecías
o ensueños de nuestro amado Padre el Vble. D.
Bosco.
M. V.

he:liosaliios alaídüüiüjIóodelM. Bosio.
C urado de b ro n q u itis y fiebres.
Acometido de bronquitis complicada con fie­
bres de malaria, me sentía desfallecer, sea por
el extremo debilitamiento, sea también porque
la bronquitis amenazaba convertirse en algo
peor. Me llega en momento oportuno el Boletín
Salesiano, leo las gracias que María Auxiliadora
otorga, arranco la cubierta, y aplicándome al pe­
cho la imagen del Vble. D. Bosco, la ruego a la
Sma. Virgen que por la intercesión del Siervo
de Dios y para acelerar su Beatificación se digne
concederme la salud. Luego empecé una novena;
prometí una limosna y publicar la gracia.
¡Gloria a Dios y alabanza a María Auxiliadora
y a su fiel Siervo D. Bosco! estoy perfectamente
curado. Cumplo la promesa y espero me conce­
derá otras gracias por la intercesión del Vble.
D. Bosco.
Marsala, io*XIl*i 9 i 3.

A ntonio A n g e l e r i .
P o rte n to sa cu ra ció n de un niño.
El 26 de marzo cayó gravemente enfermo mi
hijo de nueve años. A los tres días el mal se au­
mentó sobre toda ponderación y yo temía enlo(¡uecer al verle sufrir tanto.
Consulté al médico y me dijo que era inútil
recurrir a la medicina, porque el niño debía mo­
rir muy en breve.
Puede figurarse el dolor de una madre en se­
mejante trance. Pero un rayo de esperanza
brilló en mS mente; si no hay remedio en lo hu­
mano, acudiré a María Sma. poniendo por in­
tercesor a D. Bosco, y estoy segura de ser escu­
chada.
Inmediatamente empecé la novena, añadiendo
una oración al ^^^le. y prometiendo una li­
mosna para las Obras Salesianas y publicar la
gracia.
¡Portento dm no! E l cuarto día dejaba a mi
hijo
grave, al ir a la iglesia a oir la Santa
Misa y hacer la Santa Comunión; satisfecha mi
devoción, voEt a casa medio temiendo encontrar
muerto al niño, medio esperanzada en que la
\’irgen Sma. y D. Bosco me hubieran escuchado.
Y esto último era. Apenas llego a casa, me llama
alegremente el niño; estaba mucho mejor y en
breve se restableció del todo.
¿No es este un favor extraordinario, si se con­
sidera que el pobre niño se veía atormentado

por tres graves enfermedades a un tienqx»: la
bronquitis, la pulmonía y el sarampión?
Después de una gracia tan señalada, no puedo
menos de entonar con todo mi corazón el himno
de la gratitud y cunqúir mi promesa.
San Pier d ’Arena, mayo de 1913S a n t in a R

id e l l a

.

C u ra d o de la ep ilep sia.
De seis años acá, sufría ataques epilépticos,
que repitiéndose cada mes, me dejaban sin fuer­
zas y me impedían todo trabajo mental.
Me presenté a los mejores médicos de la ca­
pital, pero ninguno de sus remedio me alivió.
Acudí a María Auxiliadora, y tampoco entonces
cesó de repetirse el mal.
Vine a Cuenca y aquí también me repitió el
mal, cuando el P. Salesiano D. Francisco Spinelli, me aconsejó hacer una novena a María
Auxiliadora, interponiendo la mediación del
Vble. D. Bosco.
Hice la novena, recibiendo todos los días a
Jesús Sacramentado. E l mismo sacerdote me
aconsejó hacer otra en acción de gracias. Así
lo hice, y prometí a la Sma. Virgen comulgar
cada mes y publicar la gracia en el Boletín Sa­
lesiano.
¡Oh bondad de María Auxiliadora! Desde aquel
día quedé libre del mal, y actualmente estoy en
excelente estado de salud. ¡Viva María Auxi­
liadora! ¡Viva D. Bosco!
Cuenca (Ecuador), 4 de mayo de 1913.
U r c is in o A

v il a

.

A ni. alumno.
¡G r a c ia s . D . B o s c o !
H ad a trece años que sufría de cálculos al hí­
gado, que' me causaban atroces dolores y gra­
ves cólicos. En 1910 el mal se agravó muchísimo,
y después de una fuerte crisis, el mal parecía
conjurado, pero fué vana mi esperanza, porque
reapareció más grave aún. Obligada a guardar
c^ma por dos meses, después de 80 días de icte­
ricia y grandes penalidades que me volvían
como loca, me d e d d ía la operadón que, como
todos saben, es delicada y gravísima. Madre
de tres niños, mi pensamiento era su porvenir.
Me encomendé a María Auxiliadora, suplicán­
dome me asistiera, y me hice encomendar tam­
bién por un salesiano, tío mío.

Iva mañana antes, hice la Santa Comunión;
me sentí perfectamente tranquila; serena esperé
el día siguiente. Parecíame que el espíritu de Dios
estuviera cerca de mí, confortándome. Repito
que me sentía serena y tranquila.
Vino el día de la operación, 3 de mayo de 1913;
besé la medallita de María Auxiliadora, y me la
hice atar a los cabellos, antes de que me trasla­
daran a la sala de operaciones. Besé también
con transporte la reliquia de D. Bosco, que he
tenido siempre y tengo cerca de mi cama. « Y
ahora, dije resuelta, acostándome en la camilla,
llevadme adonde queráis ». Y me adormecí, re­
pitiendo: ¡Jesús, José, María! D. Bosco! ayu­
dadme... ¡Pobres hijos míos...»
Todo salió bien, y la salud es completa.
En unión con toda mi familia doy las más
vivas gracias a María Santísima y a D. Bosco,
y a éste la primera oferta. ¡Sea eternamente
bendecida María Auxiliadora y su fiel Siervo D.
Hosco, que nos ha enseñado a amarla y a con­
fiar en Ella!
Torillo, 8 de Septiembre 1913.

M. V. T.
C u ra d a de p a rá lisis.
I\110 de mayo fué mi madre atacada de pará­
lisis quedando afectada en la parte izquierda, a
la boca, al brazo y a la pierna. E l i i , llamada
telegráficamente, la encontré privada de cono­
cimiento, tanto que no tuve ni el consuelo de ser
reconocida por ella. Había recibido el Santo Viá­
tico y la Extrema-Unción, y se aguardaba de
un momento a otro la terrible catástrofe. En
aquel instante tuve la inspiración de acudir a
nuestro buen Padre D. Bosco, y comenzañios
una novena en familia, rogando a María A uxi­
liadora que ¡)or intercesión de su fiel Sier\-o, de­
volviera la salud a nuestra madre. ¡Oh prodigio!
empezó la mejoría, y en breve desapareció el
peligro. Ahora está bien y no le queda ni rastro
del mal.
Cumplimos gustosos la promesa de hacer pú­
blica la gracia, a fin de que todos se animen a
recurrir a nuestro Vble. Padre, seguros de ser
consolados.
FraiiCRvilla al Mar«, aa septembre 1913

La Eaniilia S in ib a l d i .
U na reliq u ia de D . B o sco .
Varios años hace me regalaron un cuadrito de
terciopelo negro, cerrado por dos cristales, y
contiene de una parte un retrato de D. Bosco
y de la otra una guedeja finísima de cabellos
suyos. Y o siempre he tenido ese cuadrito o me­
dallón como una reliquia, más bien que como un

recuerdo, y cada vez que se me presenten horas
difíciles o angustiosas, tomo la reliquia, la beso
e invoco al buen Padre, segura de encontrar con­
suelo. Especialmente cuando se presentan a mis
hijos males o peligros que amenacen su existen­
cia, les pongo inmediatamente, y antes de lla­
mar al médico, la reliquia al cuello; comienzo un
triduo o una novena a María Auxiliadora, y el
peligro desaparece.
Tantos casos podría contar, que llenaría un
libro, pero me limitaré a uno solo.
Pocos días hace se dió un gran golpe un niño
mío de 6 años, sumamente inquieto y vivo. La
sangre le salía en abundancia de la nariz con ver­
dadera hemorragia, y de repente palideció y
entró en delirio. Inmediatamente le puse, como
de costumbre, la medalla al cuello; y él a breve
tiempo se adormeció profundamente y durmió
con tranquilidad toda la noche. Llamé al médico
de familia, y nos dijo que el niño, además de la
anemia causada por la hemorragia, había to­
mado una insolación y luego una irritación cere­
bral. ¡Qué horror! E l pobrecito no podía tener
derecha la cabeza y decía que todo le daba
vueltas!
Como ed costumbre, comencé un triduo, y al
tenmnarlo, el niño estaba perfectamente cu­
rado.
¡Oh! Y o no merezco ser tan protegida de la
Virgen Santísima, pero lo merecéis, vos, ¡oh
Venerable Padre Bosco! porque, como amasteis
tanto en la tierra a los niños, a los afligidos, a
los pobrecitos, los amáis también desde el cielo. •
Ah! continuad protegiendo a todos mis hijos!
El buen J esús y María no mirarán a mis mise­
rias, y en vuestro nombre me los bendecirán
ahora y siempre defendiéndolos de todo mal...
y del pecado, que es el peor de todos los males.
MontemaRDo, 1 de Septiembre de 1913.

A. STRADEr.LA.

InoHación.
E n los lugares visitados por D. Bosco hay mu­
chos que cwnian los efectos maravillosos de síí .spalabras, de sus oraciones y de sus bendiciones,
mientras por justos motivos los mantuvieron ocul­
tos cuando sucedieron. 'Nos proporciomrian una
verdadera satisfacción los que, podiendo dar tes­
timonios exactos sobre el particular, se apresuraran
a hacerlo.
He aquí por ejemplo, utui breve relación de
una Señora de París, que por otra parte nos ruega
mantenerle al anónitno.
Bien feliz sería yo si en la narración de una
gracia obtenida de D. Bosco pudiera contri­
buir a acrecentar la confianza de muchas almas
para con ese gran Siervo de Dios!



6 5

En 1887, nuestra hija mayor, de 5 años, fué
atacada de un mal de garganta tan grave, que los
médicos creyeron necesario hacerle la operación
de la traqueoiomía, pero sin disimulamos que
difícilmente llegarían a salvarla.
Gracias a una prima hermana, cuya madre
había tenido la fortuna de recibir a D. Bosco en
su casa, tuvimos las oraciones del santo sacer­
dote. Nos dieron un rosario por él bendecido,
que pusimos sobre la cama de la niña y a él
mismo le pedimos una novena de oraciones.
D. Bosco respondió; — Ix>s padres hagan
conmigo la novena a María Auxiliadora y la niña



curará. Y añadió: — E l primer ex-voto de mi
capilla de París, será el suyo.
Estas proféticas palabras se cumplieron a la
letra. Algimas semanas después la niña estaba
perfectamente restablecida. Y a nosotros no nos
resta sino bendecir a Dios, que por la intercesión
de su gran Siervo, quiso conservamos nuestra
hija amada.
Aquí, tiene, Rev. Padre, la relación de esta
gracia señalada que recibimos por medio de
aquel que tantos enfermos curó y conmovió
tantos corazones.
N .N .

La Obra de Don Bosco en la Argentina.
[ C o r r e s p o n d e n c ia d e ! P .

III.
U na reunión de C ooperadores — E l Colegio
Pío IX y el Tem plo de S . C arlos.
Buenos Aires, Agosto 17 de 1913.

Retinto. Sr. D. Pablo Albera.
Amadísimo Padre:
Ayer en el gran salón de actos de este nuestro
Colegio Pío IX. tuvo lugar, de la manera más so­
lemne, la reunión general de los Sres. Cooperado­
res saíesianos de la Argentina. Acudieron de varias
ciudades de la República, esf^ialmente de
Plata, y tuiidos y los de la capital, formaban ima
asanrblea imponente.
L o s Cooperadores Saíesianos son aquí numerosos,
emprendedores y de admirable espíritu. Toman
parte en todas las buenas obras locales y prestan
valioso amdlio a la acción salesiana.
Vivo está el recuerdo del Congreso general, y le
aseguro que no podía producir mejores frutos;
las conferencias y reuniones, que prescribe o acon­
seja Reglamento, se verifican siempre en nuestros
institutos, para conservar más vivo el contacto.
En la reunión de ayer tuvo el honor de saludarlos
en nombre de V. R. y recibieron con entusiasmo y
gratitud sus recuerdos y las alentadoras frases que
V. R. les dirigía. Después hablé de lo que debe ha­
cerse para el año de 1915, primer centenario del na­
cimiento del V. D. Bosco y de la fiesta litúrgica de
Alaría Auxiliadora, y les dije que no solamente los
y las Hijas de María Auxiliadora tienen
sus proyectos, sino que los Cooperadores de todo d

T r io n e )

1^ ’ ’

mundo deben presentarse tan bien organizados, que
constituyan el honor del Padre.
Este grande homenaje, de todo punto necesario,
deberá consistir, más que en las grandio.sas fiestas
que se celebrarán, en ampliar con perfección el gran
poema de las variadas obras que él inició, de ma­
nera que cuantos las contemplen, tengan que ex­
clamar;
¡He aquí una obra de Dios, obra grandiosa, en la
cual continúa D. Hosco desarrollando su programa
providencial!
Para lograrlo, los CooiHTíulores no se limitarán
a ayudar a los Saíesianos. sino <iuc, procuramlo re­
vestirse del espíritu esencia m mte activo <le 1).
Bosco, serán como otros tantos sale.sianos en me<lio
del miíndo. Así los entendió D. Bosco al imstituirlos,
y así los entendió Pío IX al aprobarlos, y l>cndecirlos. llamándoles * como Terciarios Sale.sianos».
Desarrolladas estas ideas, añadí:
¿Pero qué padrón hacer los Cooperadores ar­
gentinos, fuera de los milagros que ya han, hecho?
Verdaderamente nadie osaría ludirles más, y de­
beríamos limitamos a admirarlos y darles las gra­
cias. De la Religión Católica que inflama sus cora­
zones y de la noble sangre latino-americana que
circula por sus venas, sacan ellos su amor al bien,
su celo y abnegación, que les hace bu.scar lo grande
y bello y que les impulsó a alistarse en las filas de
la Pía Unión y trabajar en ellas con denuedo y fi­
delidad. También les hablé del monumento que
ha de levantarse a D. Bosco en Turín, y me creí en
deber de terminar con im himno a la acción sale­
siana en esta activa República.
Después de mí, tomó la palabra el M. R. Sr. Ins­
pector el P. José V esp ign^ , y sin más ni más.
les propuso nuevas fundaciones salesianas, que en



1915 deberán estar ya realizadas. Habló con esa
confiada y santa osadía con que hablaban D. Bosco
y D. Kua cuando urgía áconieter grandes empresas.
í,os señores cooperadores no se inquietaron: an­
tes bien, acogieron con caluroso y xmánime entu­
siasmo la propuesta. A decir verdad, el P. Vespignani habló con ima elocuencia irresistible y tuvo
pensamientos felicísimos; nuestro buen Padre D.
Bosco le inspiraba.
I,os alumnos del instituto ejecutaron con maes­
tría selectas piezas de imlsica.
Kste colegio, que es el más importante de la Re­
pública, ha continuado desde que lo visitó V. R.
13 años hace, desarrollándose constantemente, y
cuenta en la actualidad 600 internos, de los cuales
la mitad pertenecen a las Escuelas Profesionales, y
la otra mitad al colegio, ejue abraza las clases pri­
marias y las secundarias lucsta el ingre.so en la
Universidad, sin contar los del Oratorio festivo y
las clases para externos, que son frecuentadas por
otros üoo, con casa aparte. I^a iK'iisión del colegio
es nmy módica. Y fuera de esto, tienen cerca de
200 gratuitos.
Admirable es esta casa: los locales, enteramente
ajustadas a las exigencias pedagócicas.son amplios,
ventilados y estéticas, tiene espaciosos patios, mii>ica, gimnasia, dramática, copioso y escogido ma­
terial escoUustico, lui observatorio, que es de los
más acreditadas, ún templo-santuario, tan esplén­
dido, (pie puede compararse al de María Auxilia­
dora en IHirín.
Buenos iVires celebró como im acontecimiento
religiosi) y artístico la erección de este templo,
obra del ar([uitecto salesiano P. Ernesto Vespignani; y raras veces se ve lui santuario tan bien
servido como éste, teniendo como tiene a su dispo­
sición todo el personal del instituto, con más de 20
sacerdotes, numeroso Pequeño Clero, luia Escolanía con más de 200 cantores, etc. etc.
Para los fiuierales de la vasta parroquia y demás
sufragios a las almas benditas del ptirgatorio, se
usa la Cripta, que tiene nueve altares y puede con­
tener 2000 personas.
El graji templo tiene doce altares, dos mayores,
el mío en fondo el ábside, dedicado al Sagrado Co­
razón. el otro arriba, en la parte superior del mismo
ábside, dedicado a María Auxiliadora, adonde van
a tenninar las bellas tribunas de las naves laterales
y adoii(\e sulic el pueblo por das escaleras de már­
mol.
I.as funciones solemnes y pontificales se suelen
oficiar en este último, sobre el cual está la bellí­
sima estatua de María Auxiliadora que se mandó
a IHiríu en 1887 para que la bendijera D. Basco y
que luego estuvo expuesta a la veneración de los
fieles en la casa salesituia de París.
Describir el espectáculo solenuie y grandioso de
las fimcioues es empresa ardua para mi pluma. El
15 del presente mes, gocé uno de esos espectáculos
que no se olvidan jamás. Al ver los tribunas llenas
de jovencitos que con voces blancas resjxmdían a las
voces varoniles que rodeaban el órgano momunental, y a lo alto el altor de María Auxiliadora, ciremuiado de numeroso clero, en medio de torrentes

66



de Iriz y préciosos ornamentos, como símbolo de
la gloria de la Iglesia triimfante, mientras abajo
llenaba el templo una multitud inmensa en devota
oración, espléndida imagen de la Iglesia militante,
y otra muched\nnbre oraba en la cripta, como re­
presentando a la Iglesia prugante, experimenté
emociones que no se pueden describir.
Esta afluencia de fieles a las sagradas rímeiones
no es efecto solamente de la buena música y de los
buenos sermones, sino también de la grande como­
didad que se ofrece a qaúen desea frecuentar los
Santos Sacramentos. Calciílanse en 200.000 las
commiiones anuales, sin contar las de los niños del
colegio.
Igual movimiento religioso existe en todas las
iglesias salesianas de la República, especialmente
en la de S. Juan Evangelista en el gran barrio po­
pular de la Boca en Buenos Aires, y en la del Sa­
grado Corazón de J esús en La Plata.
Amadísimo Padre, dígnese aceptar los cordiales
obsequios de los Cooperadores y amigos argenti­
nos, jimto con los reverentes votos que por su sa­
lud y bienestar hacen los hermanos, y dígnese ben­
decimos.
De V. R. Aímo. hijo in C. J.
E s t e b a n T r i o n e , Pbro. Sal.
IV.
L os A ntiguos Alum nos — E l sistem a E du­
cativo de D. B osco.
Buenos Aires, 24 de Agosto de 1913.

Amadísimo Padre:
También aquí se va delineando y organizando
muy bien el movimiento de preparación a las fe­
chas memorandas de 1915, centenario del naci­
miento de U . B0.SC0 y de la institución de la fiesta de
María Atixiliadora. Y no scáo se reúnen los Directo­
res Salesiano.s y los Cooperadores, sino también
los Antiguos Almnnos, quienes trabajarán especial­
mente para la erección del monumento.
Encomio particular merecen, porque mandarán
una representación a Ttirín y imidos a los Coope­
radores, trabajarán en la fimdación de nuevas
casas salesianas y en la celebración de coi^;resos,
reuniones y actos varios en los principales centros
de la República.
Esta providencial Asociación de Antiguos Alum­
nos está muy floreciente y los de cada mía de las
44 Casas Salesianas, tienen su respectivo Círculo
o Centro. Muchos de éstos abren sus puertas todos
los días, y así han llegado a ser reuniones de ins­
trucción y recreo. Además, todos tienen sus reu­
niones ordinarias y extraordinarias, a norma de
sus propios reglamentos, para promover obras
buenas o funciones religiosas y civiles; mientras
cada socio procura realizar obra individual de
perseverancia y de mejora religiosa moral y tam­
bién material.
En muchos institutos la frecuencia de Antiguos
.\lumnos a las Salas del Centro es grande, porque

DE JSÍUESTRAS MISIOJ\(E5

C H IN A

raban muy pronto las provisiones que les manda
con regularidad el Gobierno, porque la rapiña
había tenido lugar precisamente pocas horas
después de haber sido abastecidos.
Compadecido, les di cuanto teníamos en casa,
salí fuera y compré lo que pude, avisé a los cris­
E sc e n a s de dolor, de p ied a d , de fe.
tianos de lo sucedido y dieron de lo que tenían,
V a r io s b au tism o s.
es decir, arroz y pescado salado, lo suficiente
para que pudieran comer, mientras avisábamos
[Carta del P . Versiglia al Rvmo. P . Altera).
a las autoridades, para que les anticiparan las
raciones.
Rvmo. y amadísimo Padre:
Nosotros los visitamos cada mes para darles
uisiera tenerle continuamente infor­ comodidad de acercarse a los Santos Sacra­
mado de nuestros trabajos apostólicos,
mentos. El sacerdote, de pie contra un árbol
mas no siempre se puede ni se tiene el
frondoso, escucha sus confesiones, que ellos a
tiempo. Ahora aprovecho un momento de calma,
toda costa quieren hacer arrodillados, y con la
para hablarle de una serie de excursiones rea­ más viva devoción, de modo que uno queda edi­
lizadas últimamente.
ficado; mientras bajo otros árboles las buenas
No le había dicho que entre las pequeñas Hermanas Canosianas Chinas — que nunca
cristiandades a los cuales prestamos nuestros nos dejan solos en estas obras de caridad — pre­
ministerios, hay una en la isla de Mong-Ciau,
paran a los demás penitentes, y una de ellas ar­
compuesta de 25 ó 30 infelices leprosos, que vi­ regla el altar para la Santa Misa.
ven en míseras casuchas de paja. Antes de nos­
Todo recuerda los primeros tiempos de la
otros, cuidaba de ellos un celoso sacerdote
Iglesia; y el fervor de los pobres enfermos cier­
secular, el R. D. Antonio Gómez, que visitán­ tamente no dista mucho del de los primeros
doles una vez al mes, le llevaba los consuelos cristianos.
de nuestra Santa Religión con algunos auxilios
Uno de los mismos leprosos, más instruido e
materiales. Ahora nos ocupamos nosotros en influyente, hace de catequista, e instruye a los
ella, si bien el abnegado sacerdote no ha dejado
nuevos que van llegando, por manera que cada
su obra santa, pues continúa proporcionándoles vez que vamos nosotros, tenemos el consuelo de
los acostumbrados subsidios y regalándoles con
administrar algún bautismo.
alguna de sus visitas.
Mi excursión comenzó con una visita a estos
La condición de estos desgraciados es digna de infelices. Fui con los Padres Bemardini y Pecompasión en todas partes, pero de un modo drazzini, y tuvimos la fortuna de bautizar seis,
especial aquí. \'iven en extrema miseria, y sin convenientemente preparados.
embargo ¿quién lo creyera? suelen ser víctimas
Cumplido nuestro deber entre los leprosos,
de la rapacidad de los piratas.
volví a la residencia de Nang-Hang con el P.
Encontrábame en la residencia á^Ngan-Hang,
Bem ar^ni, mientras el P. Pedrazzini regresaba
cuando una mañana muy temprano me oigo lla­ a su misión para las funciones del día siguiente,
mar a grandes voces: eran tres de esos leprosos,
que era domingo.
extenuados por el hambre y la fatiga. Venciendo
L a Comunidad de Nang-Hang, pequeña pero
mil diíicultades. y empujando los remos con fervorosa, aprovechó la ocasión para acercarse
sus muñones, habían lagrado pasar el mar y
a los Santos Sacramentos. Esa tarde se confe­
venir adonde estaba el misionero. Los pobre- saron todos y por la mañana recibieron al Se­
citos me contaron que durante la noche los pi­ ñor.
ratas los habían despojado de todo, de manera
Acababa apenas de celebrar la Misa, cuando
que no tenían nada que comer, y que no espe­ llega un hombre, todo afanado, diciéndorae i

La Vida de Dueslios tta ero s.

— 69 —
— Padre, tú tienes buen corazón, vén pronto,
que hay uno que se está muriendo en el bosque
vecino.
El P. Bemardino, que estaba libre, corre y
encuentra a un infeliz, tendido sobre unas hojas,
cubierto con una estera vieja, debajo de un árbol
que mal lo defiende de una lluvia insistente y
menuda. Viendo que tenía una alta fiebre y
que apenas con dificultad puede articular pa­
labra, lo trasporta a la misión con el auxilio .de
algunos cristianos, le repara las fuerzas con al­
gún alimento y sin pérdida de tiempo se pone a
instruirlo en la Religión. E l infeliz consiente en

nuestros muertos. Y v i que esto había hecho
buenísima impresión.
Poniéndome de nuevo en camino, visité S«»
Fau, donde me detuve diez díaz haciendo al­
gunas excursiones por las cercanías.
E n San Fau tenemos un regular número de
catecúmenos, los cuales no dejan nunca de venir
todas las tardes al Catecismo y a rezar en co­
mún las oraciones. Entre ellos había un antiguo
oficial de la China, con su mujer. Habíalos yo
conocido una tarde que. pasando por frente a
su casita, me habían invitado a entrar, con tanta
amabilidad, que no pude neganue.

CHINA — Una Escuela cristiana de aldea.
hacerse cristiano y el amado hermano tiene el
consuelo de bautizarlo.
Y o partí casi inmediatamente para el interior
de la isla, dejando al P. Bemardini en NangHang. Visité diversas cristiandades incipientes
>• sus respectivas escuelas, de una de las cuales
le remito una fotografía a S. R. En otra de
ellas bautizé a un anciano moribundo, preparado
por una joven cristiana, y también un niño en
las mismas condiciones.
A mi regreso supe que el protegido del P.
Bemardini había volado al cielo y que el buen
hermano, sin reparar en gastos ni en fatigas, le
había cdebrado un funeral solemne, para res­
ponder con hechos a los paganos que ordinaria­
mente nos acusan a los católicos de descmdar a

Había conmigo un catequista y ellos, después
de haber hablado de varios asuntos, me conta­
ron sus dolorosas vicisitudes y su ])resente si­
tuación, harto apurada, manifestíindo tanta
resignación, que no pude menos de admirar, sin
dejar de compadecerlos profundamente. No dejé
de encomendarles que recurrieran a Dios y que
estudiaran la religión cristiana, única que en
estos momentos puede ofrecer algún con.suelo.
Notando que mis palabras no caían en mal
terreno, les invité a venii a la residencia siquie.a
los domingos y siempre que dispusieran de tiem­
po, para aprender la doctrina cristiana, cosa que
aceptaron de buena gana.
Desde ese día no faltan ningún domingo a
misfl y a la instrucción religiosa, dada por el






Catequista cuando está ausente el misionero.
Y conociendo yo que la mujer era de talento
muy despierto, amante del estudio y de la pie­
dad, empecé a darle algunas limosnas a fin de
que, pudiendo dejar otras ocupaciones, se tras­
ladara todos los días a la clase de Religión para
aprender con alguna profundidad la doctrina y
hacer de ella posiblemente una buena maestra
cristiana. No es para dicho el reconocimiento
con que ella aceptó.
En las varias excursiones que hice esos días
en San Fau, casi diariamente topé con algún
cristiano apóstata o en peligro. Generalmente
son individuos que vuelven de América o de las
Filipinas, en donde se hicieron cristianos, pero
j)oco convencidos, y que al hacer algún dinero,
tornan a su Patria y también a sus ídolos.
No faltan empero, preciosas excepciones.
Un día. después de cuatro penosas horas de ca­
mino, llego cansado a una casa donde se vende
té a los pasajeros. Un viejo que pasaba de los
70, se cpicda mirándome fijamente y :
— Tú eres un sacerdote católico, me dice,
en mal castellano.
— ¿Cómo lo conoces? le pregunto sorpren­
dido.
El, sin pronunciar más palabra, me toma por
la mano, y me conduce a una alcoba, en cuyo
fondo había una imagen de la Santísima Virgen
sobre un altarcito y ardía una lámpara.
— Comprendo, le dije; tú naciste en Filipi­
nas.
— Sí, Padre.
— ¿Pero cómo es esto, mientras en rededor
y aun en tu misma casa no veo sino ídolos y su­
perstición?
— Ellos no son parientes míos, es gente de
la casa, y no quieren saber nada de cristianismo.
Pero yo me he reservado este cuarto para mí;
he honrado siempre a la Virgen y aquí, como
ves, no hay superstición alguna... desgraciada­
mente hace ya quince años, desde que regresé
de Filipinas, que no practico la religión; pero no
he dejado posar un día sin rer.ar una oración a
la Virgen l>endita.
— ¿Cuánto tiemi)o hace que no ves una igle­
sia ni un sacerdote católico?
• - Quince años, como te dije.
— - ¿Tienes hijos?
- Sí; y también ellos son cristianos, i>ero es­
tán en Filipinas y creo que ya no se acuerdan de
su viejo padre. - - V so enjugó una lágrima.
- Y bien ¿quieres poner en orden las cuen­
tas de tu conciencia?
— d e mil amores, pues soy viejo y puedo
morir de un momento a otro.
V el buen viejo se preiMiró y se confesó y
luego añadió llorando de conmoción:

7 0



— Padre, te doy las gracias, es el Señor quien
ha guiado tus pasos; ven almenos de cuando en
cuando a verme para que pueda cumplir mis de­
beres; esto me hará menos triste el abandono en
que me encuentro.
Se lo prometí y partí.
Regresando a casa por un camino más di­
recto, llegamos a la residencia después de tres
horas, y me hallé con una sorpresa poco agrada­
ble: los ladrones, aprovechando nuestra ausen­
cia, habían roto la cerradura y entrado en casa.
Afortunadamente no pudieron entrar en la
iglesia y se contentaron con llevarse algunos
objetos míos y del catequista. Paciencia y...
¡gracias a Dios, que no hicieron más!
Permanecí en San Fau algunos días más y
luego partí para otra reducción más lejana,
donde pensaba demorarme algunos días. No
había llegado aún, cuando me alcanza un hom­
bre corriendo a toda prisa y diciendo:
— Padre, vuelve sin demora, que la joven Sam
K u, la mujer del oficial, está muriéndose.
— ¿Cómo?
— Sí, ha tenido un ataque al corazón.
Había hecho más de 20 kilómetros; pero \’olví
atrás, no porque hubiera absoluta necesidad,
pues estaba ellá un buen catequista, sino por
consideración a los paganos. Estos, efectiva­
mente, al verme de vuelta en menos de ocho ho­
ras, y lleno de polvo, cubierto de sudor y exte­
nuado de cansancio, quedaron estupefactos.
— Mirad, qué atenciones prodiga a sus cor­
religionarios, se decían unos a otros.
- ¿Cuánto le pagas? le preguntaban al
marido de la enferma.
— Nadal absolutamente nada; antes, sa­
biendo que soy pobre, me da a veces limosna.
— ¿Posible?
En su egoísmo, acostumbrados a no mover
un dedo sin paga, no podían creer en la genero­
sidad de un extranjero.
Entrando al aposento de la enferma, la en­
contré en un estado convulsivo, causado jxjr
ataques al corazón, que se repetían a intervalos,
el último de los cuales la había privado de sen­
tido, de modo que parecía no darse cuenta de
nada. Pero, llamándola en alta voz, se sacudió
como despertando de un profundo letargo y
exclamó:
— Ah!
Fu... Kau-NgooJ (Padre! Sálv'ame!)
— Sí, tranquilízate. Estoy aquí precisamente
para ayudarte ¿Quieres bautizarte?
— Sí. Padre!
Sabiendo que estaba bien instruida, no va ­
cilé. La exhorté a la contrición y le administré
el Bautismo.
Me dió las gracias y permaneció algiin tiempo
en profundo recogimiento. Cayó luego en el de-

— 71 —
lirio, con nuevos ataques, y en la excitación
que le causaban, se santiguaba y de cuando en
cuando y munnuraba alguna oración. Hubo un
momento en que, volviéndose al marido, le dijo
con resolución y casi sin inquietud:
— A -Y in , toma la espada y arroja ese mons­
truo que está a los pies de la cama.
Y como si hablara con alguno, añadió:
— No v o y ; yo soy cristiana.
Y después, palmoteando:
— Oh! un joven luminoso y con alas, que bate
a los monstruos... Míralos... han huido.
Permaneció algún tiempo en calma, y luego,
sacudiéndose nuevamente, exclamó:
— Vuelven los monstruos. ¡Fuera de aquí!
¡fuera! yo soy cristiana. Y así diciendo se santi­
guaba repetidamente.
Después de un rato:
— Oh! mira! una señora extranjera que los
arroja... Han desaparecido... Dadme mi libro,
que quiero rezar.
¿Que haya algo de extraordinario en estos de­
lirios? No lo extrañaría, pues entre los paganos
tiene mucho poder el demonio, y también el
Señor sude mostrar visiblemente su mano. El
hecho es que la escena era tan viva, que queda­
ron muy impresionados los mismos paganos,
y uniéndose a los catequistas y a los catecúme­
nos, no hacían sino rezar y repetir:
— T'inciu poiau, Jesú poiau, Seng mou
poiau... ¡Dios te ayude! ¡Jesús te ayude! ¡La
Virgen te ayude!
Este trance pasó, la enferma volvió a la calma
y a un estado completamente normal. Al verme,
me dió expresivamente las gracias y me dijo:
— Padre, ayúdame a rezar.
— Sí, te ayudaré; pero no te canses; invoca
de'corazón a la Virgen y procura descansar.
Obedeció. Poco después se durmió y yo me
volví a la residencia.
Por la mañana volví a verla y la encontré
bastante bien.
— Padre, me dijo, doy gracias a Dios por ha­
berme mandado este mal, a no ser por él, tú
no me hubieras bautizado tan presto; atenién­
dote a la regla ordinaria, me habrías hecho espe­
rar todavía un año; pero el Señor me ha querido
para sí antes y ahora soy su hija. Nada temo
ahora, suceda lo que suceda.
La exhorté a corresponder a la gracia de Dios
y partí para otro punto, donde se estaba pre­
parando una fiesta y el tiempo urgía. Había
algunos catecúmenos y entre ellos una familia de
barqueros, que por lo menos hada dos años que
estaban preparándose para hacerse cristianos. Su
constanda la habían probado sufidentemente,
y así había deddido bautizarlos, fijando el día de
la ceremonia y dando las órdenes convenientes.

La cristiandad no está lejos de Macao, y
desde esta dudad se puede ir en menos de dos
horas de barca. Así, pues, para dar mayor re­
lieve a la fiesta, se había querido que tomariu»
parte los alumnos de nuestro Orfelinato.
Y o llegué el día anterior para confesar a los
que lo desearan y ultimar los preparativos.
Toda la Cristiandad estaba en movimiento,
quién aseaba la capilla y las escuelas adyacen­
tes; quién llevaba flores y musgos; quién arre­
glaba ornamentos etc. Acabamos de trabajar a
media noche y entonces, rezando como de or­
dinario las oraciones en comunidad, nos retira­
mos a descansar.
No alboreaba aún y ya se encontraban en la
l)laya cristianos y paganos, esperando la llegada
de los colegiales. Después de un rato se divisa
un punto negro en lontananza... son las barcas
y luego, traídas en las alas de los vientos, se oyen
las notas de la banda, primero confusamente,
luego con toda claridad.
— ¡Ya están, y a están! gritan todos.
Llegan a la orilla, y como viejos marinos, sal­
tan a tierra y se forman en orden de marcha;
dan viento a las trompetas y se encaminan a la
iglesia. Renuncio a describr el entusiasmo de la
gente. Oh aasai, gritaban. Oh! ¡qué bonito!
Algunos, no contentos con ver, quieren tocar,
y van a medir a palmos el gran bajo que ma­
neja el hermano Viola. Otros quieren ver qué es
lo que hay dentro de los instrumentos.
— Parece imporible, dicen, que soplando en
un agujero tan pequeño, salga un sonido tan
fuerte.
Y viendo a D. Lucas que bracea al frente de
su batallón, llevando^ la batuta, exclaman:
¡Oh! ese debe tener mucho talento iyau pun
zi...) para saber juntar en uno tantos ruidos.
Pero lo que les saca fuera de sí del asoml)ro
es el bombo y los platillos, el bombo especial­
mente: lo miran, lo miden, lo examinan y algu­
na vez los más indiscretos reciljen en el pecho el
mazazo que iba dirigido al instrumento.
La capilla resulta j>equena para tanta gente,
pero los cristianos han remediado ya, alzando
grandes tiendas ante la puerta principal, de ma­
nera que todos pueden cómodamente asistir a las
funciones, estando reparados del sol.
La función del bautismo fué conmovedora
como siempre, dejando en todos saludables
emociones.
Después d d Bautismo siguió la misa y la Co­
munión general, con una concnirrencia verdade­
ramente extraordinaria.
A la función religiosa siguieron los indispen­
sables disparos. ¿Quién los había preparado?
L a familia del barquero, que desde por la ma­
ñana había también embanderado y floreado su

— 72 —
embarcación, que para ellos es también casa, y
que después de haberlo preparado todo y dado
órdenes i>ara muchas otras cosas, se había re­
tirado a la iglesia con un recogimiento ejemplar.
Terminada la ceremonia, ellos fueron los pri­
meros en presentarse al Padre, coji un pequeño
légalo.
A ellos y a otras dos familias les regalé una
hermosa cromolitografía de María Auxiliadora,
(jue los barqueros llevaron en triunfo a su barca
y la colocaron en puesto de honor, mirando al
mar.
Tampoco faltó el ágape cristiano para tantos

no podemos pensar en estas cosas, habiendo
otras más urgentes y perentorias, que no siem­
pre se pueden tener. Y con todo esto, en estos
sitios un misionero es tanto mejor misionero
cuanto más puede facilitar sus comunicacio­
nes.
Ruegue por nosotros, amado Padre, que siendo
los más apartados de sus hijos, sentimos más
viva que nadie, la necesidad de las oraciones,
consejos y alientos de nuestros venerados Su­
periores y créame siempre
Su Obtno. hijo in C. J.
L u is V e r s i g l i a , Pbro. Sal.

CHINA — Grupo de recién bautizados.
hermanos, celebrándola los hombres en la es­
cuela de niños, y en la de ninas las mujeres.
Para volver, no nos embarcamos allí, sino que
atravesamos otros varios villorrios, en donde la
banda des|)ertó los mi.smos entusiasmos.
Perdone, amadísimo Padre, si he abusado
de su paciencia. Lo que le he contado tiene muy
jK)ca importancia, ]>ero pinta al vivo los trabajos
de nue^lva misión y nuestra vida ordinaria;
vida y trabajos que para hacerlos w m o es de­
bido. uiA.•sitaríamos muchas veces ]>iernas de
bronce y estómago de acero. ¡Cuántas veces,
cans;idiis después de largas horas de viaje, nos
viene este ix'nsamiento: ¡oh si tu\*icramos un
caballo!... o una motocicleta, o una canoa-au­
tomóvil...! este viaje de cinco horas se haría
; n 20 minutos, Pero estas son ilusiones. Nosotros

D o f | B 05C 0 e r | l a I q d i a .
{De um corrfspotùncia del P. Carfane).
Tanjore, 27 XI-191J.

Vencradisimo Padre Altera:
' l viaje fué en todo sentido feliasimo.
La constante tranquilidad del mar nos
consintió celebrar diariamente la Santa
Misa, y este fué nuestro mayor consuelo. Asis­
tían siempre a ella cuatro hermanas Canosianas
y un caballero inglés, comulgando todos dia­
riamente. Los domingos se arreglaba hermosa­
mente el puente y allí se celebraba, asistiendo

varios pasajeros de primera y segunda dase
{la mayor parte de los viajeros era protestante)
y toda la ofidalidad en cuerpo.
Se nos ha tratado con una amabilidad exqui*
sita.
En cuanto a compañeros de viaje, no los po­
díamos desear mejores : pocos, tranquilos y res­
petuosísimos. E n todas partes hallamos simpa­
tías y admiradores de la obra de D. Bosco, es­
pecialmente en Fort Said y en Aden; en esta ciu­
dad nos colmaron de atendones las Hermanas
del Buen Pastor y en la primera, los Rvdos.
Padres Capuchinos. Otro tanto pudiera decirse
de Colombo, dudad que nos ofredó franca hos­
pitalidad. Almorzamos en el Seminario de los
Oblatos, y ahí conocimos a S. E. Mons. Mateo
Makil, Obispo de Kattayan, en el Malabar, y a
su Secretario el rev. D. José Chandy, quienes se
manifestaron conocedores y entusiastas de D.
Bosco y de sus obras. Nos dijeron que en su
diócesis es muy conodda y venerada María
Auxiliadora y que se alcanzan muchos favores
por su intercesión. No menos conoddo es D.
Bosco. pues hace diez años que su vida corre,
tradudda en malabar. Pero desean grandemente
que vayan los Salesianos a completar la obra, y
a este fin están preparándonos amplío local para
Escudas Profesionales, Parroquia y Misiones.
Creen que dentro de dos años estará todo listo y
esperan que para entonces haya operarios evan­
gélicos.
¡Oh! si tantos jóvenes vacilantes pudieran ver
por sus propios ojos cuánto se estima y se quiere
aquí al sacerdote, y vieran cuán grande y urgente
es el trabajo evangélico, dejarían con pron­
titud su Patria y vendrían a emplear de buexi
grado sus energías en beneficio de estas pobres
gentes!
Mons. Makil me dijo que la costa malabárica
es la más hermosa de toda la India y la más a
propósito para una casa de vocaciones, porque
éstas son numerosas, firmes y constantes, y en
poco tiempo podríamos tener un floreciente No­
viciado.
E l Malabar e selT iro lo .laN ava ra, la Irlanda
déla India. Monseñor insistió mucho para que con
las expresiones que a S. R. manda, le recordara
también este asunto importantísimo, que ya
tuvo él mismo d honor de tratar personalmente
hace dos años cuando pasó por Valdocco.
En Colombo me separé, con dolor, de mis tres
hermanos, que prosiguieron para China, y yo
continué con otro hermano que vino a encon­
trarme hasta Tanjore.
Hicimos d -vriaje en compañía de S. E . d Sr.
Obispo, quien nos presentó en Tuticerim, al R.
Sr. Cura y a los Padres Jesuítas, de cuya fra­
terna hospitalidad gozamos.

...Aquí en Tanjore se está divinamente, como
en todas nuestras casas; la misma vida, los mis­
mos consuelos, las mismas fatigas. Si supiera V.
R. la consoladón que experimento al distribuir
la Sagrada Comunión a estos indiecitos, nuestros
alumnos amados!
E l viaje me parece un sueño, y estoy delante
de una realidad hennosa!
E l instituto goza de grandes simpatías. Ea
banda de música de nuestros indiecitos es la
única de la provincia y recientemente ha pres­
tado grandes servicios durante la visita del Vicorey de todas las Indias, cosechando merecidos
aplausos.
Bendiga, amado Padre, a este Misión, y en
especial a su
Humilde hijo in C. / .
F r an cisco C a r p a n é , Pbro. ScJ.

TESORO ESPIRlTUaL.
Los Cooperadores Salesianos que co7i/e.uulos
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
o capilla pública, o si viven en comunidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
Ea el raes de marzo:

El 27 La Preciosísima Sangre.
» 25 Anunciación de Ntra. Sra.
Eo el mes de abril:

El 3 Los Siete Dolores de María Sma..
» 5 Domingo de Ramos.
» 1 2 Pascua de Resurrección.
Cada mes:
1. Un día cualquiera de libre elección.
2. El día en que hagan el Ejercicio de la
buena muerte.
3. El día en que tengan conferencia.

I M P O R T A N T E . — Su p licam os a n u es­
tro s S u scrip to res que nos com uniquen
siem p re lo s cam b io s de dom icilio, d e v o l­
vien d o la faja p o sta l con la nu eva d i­
rección .

— 74 —

Gracias de María Auxiliadora.




Gloria a M aría A uxiliadora.
Cumplir con un deber de gratitud, propagar más
y más la devoción a N. S. Axixiliadora de los Cris­
tianos. especialísima devoción de los hijos de D.
Bosco, es el objeto que me propongo al relatar el
siguiente hecho.
Hallábame ausente de la capital con motivo de
ima misión, cuando recibí un telegrama alarmante
en el cual se me comunicaba que mi c^uerida ma­
dre era víctima de una violenta pulmonía; páseme
en camino y al llegar a mi casa, todo’ me manifes­
taba ejue se trataba de un caso muy angustioso.
lU estado de la enfenua. que veía ahogada, el sem­
blante de todos los que la asistían, el proceder mUmo del médico, todo parecía indicar (juese aproxi­
maba para mí el más angustioso momento que
puede tener un hijo.
Lleno de confianza me dirigí el dia siguiente al
altar de Nuestra Señora Auxiliadora en la Iglesia
de los RR. IT . Salesionos. celebré el Santo Sacri­
ficio de la Misa con grandes esperanzas de la cura­
ción. Con todo, la enfennedad aumentaba por mo­
mentos; ofrecí entonces a N. S. mandar hacer una
Novena prometiéndolo al mismo tiempo hacer esta
publicación: el día de mayor angustia, cuando ya
las esi>eranza.s humanas se agotaban, volví incausablc a su altar, renové las ofertas, mi confianza
se renovó también, y cuando todos me annimciaban el fatal desenlace de mi madre, yo pensaba en
aquella otra Madre del Cielo, Auxiliadora de los
Cristianos, recordaba ([ue en .su altar, un año an­
tes, había celebrado mi Primera Misa en medio de los
traiLsportes de júbilo de todos los míos y que volvía
ahora triste por la enfermedad de aquel .sér que­
rido a celebra otra en la cual jx;día una curación
milagrosa. Por varios dias continué celebrando allí.
María Auxiliadora oyó mis súplicas: después de va­
rias pruebas, el día último de la Novena ejuedó
la enferma fuera de jieligro y poco a jxico continuó
mejorando.
Gracias muy sinceras .sean dadas a María Au­
xiliadora. gracias también .si'nn dadas al celo de
los RR. PP. Sale.siau(\s que como obreros infatiga­
bles. han propagado la devoción a María baje este
glorioso titulo.
Bogotá, Enero de 1914.
R ou er tc » G o n z .\L!-z O t e r o ,

Í'r<-.«/>íícro.
B arranquilla (Col.). — Delfiua Benuúdcz Arr\mátegui y Henuanos dan rendidamente las más
afectuosas gracitis a María Auxiliadora por un fa­
vor singular. Tuvo I'iclfina un derrame cerebral
que le paralizó ix>r ci'ímpleto el lado derecho, im­
pidiéndole también el recto uso do la lengua, pues
no se le entcuch'a lo que hablaba. Se le adminis­

traron los últimos Sacramentos, y los médicos ase­
guraron que si no moría, por lo menos quedaría
con resultados muy graves.
En esta angustia volvimos los ojos a la Madre
de los huérfanos y no se hizo esperar su auxilio.
Al ponerle im Padre Salesiano una medalla de Ma­
ría Auxiliadora, reaccionó, con sorpresa de todos,
y adquirió el uso de los miembros.
médicos
que esto han visto, reconocen, como nosotros, el
poder y la bondad de María Auxiliadora íBendita
sea!
La Familia B r r m u d e z .
Cádiz. — Encontrándose un amigo mío graví­
simo de pulmonía y ya desahuciado de los médicos,
hice un triduo a María Auxiliadora pidiendo su
curación y el último día estaba fuera de peligro
poniéndose completamente bien. Uno de mis hijos
que tuvo ima grave enfermedad, y él le suplicó
lo pusiese bien, fué oido y recobró la salud.
También le encomendé a Ella arreglase serios dis­
gustos que había en un matrimonio y le devolvió
la paz. Por todo doy gracias a María Auxiliadora
y cmuplo mi promesa de publicar estas gracias en
el Boletín Salesiano.
M a r ía de la O r d e n .
E sm eraldas (Ecuador). — Muy agradecida por
los grandes favores recibidos de la Reina del Cielo,
María Auxiliadora, y como im Immilde testimo­
nio de mi reconocimiento a tan excelsa Madre, me
permito publicar lo siguiente:
Hacía años que atacada de un fuerte dolor de
muelas, sufría inmensamente sin que ningún re­
medio bastara a alivianue: ensayé varios de los que
me fueron ordenados o recomendados por los mé­
dicos, sin que ninguno, ningmio en absoluto, pu­
diese aim alivianue.
Habiendo abrazado la coi^egación de las Hijas
de María Auxiliadora; y convencida de sus graiuL’.s
favores, me decidí a hacerle xma novena.ofrecerlc pu­
blicar su gracia en el Boletín Salesiano, exm tal de que
me quitase esta dolencia. ¡Oh bondad maternal de
María Auxiliadora! Aun no había terminado la no­
vena, y )’a el xiltimo día, me sentía perfectamente
bien; y tan bien, que hasta hoy, en el intervalo <le
má.s de im año, no me he sentido retentada de este
mismo dolor. Por esto hoy más que nunca me siento
reconocida de tan piadosa Madre; y pido que, para
que sea conocido de todos como para satisfacer mi
ofrecimiento, .sea publicado este milagro en el
Boletín Salesiano.
M a r ía del C. de M e r c a d o .
G uayaquil (Ec.). — Uena de agradecimiento
cumplo con la promesa que hice á áíaria Auxilia­
dora de publicar sus bondades por haberme .•m

nado de la terrible enfennedad de apendicitis --in
operación: después de haberla sufrido 3 años, hoy
me encuentro sana de toda dolencia. ¡Gracias
a la bendita Madre de Dios y auxilio de los desterra­
dos en este valle de lágrimas!
M a t il d e A l b in a Z e v a l l o s V e r a .

-

75 —

Guatemala. — Hace como cuatro años que comefacé a notar im abultamiento en el estómago,
el cual lentamente y durante más de tres años fué
axunentando de voliunen. Al principio sentía una
ligera pesadez y molestia, pero después fué j»niéndose dolorido, sentía dificultad para cualquier
ino\'imiento y últimamente sufría fuertes cólicos
que me obligaban a guardar cama por corto tiem­
po. Consulté a varios doctores.-los cuales diagnosti­
caron que mi enfermedad era una hidropesía en­
quistada, o tumor de agua, y que sólo podría cu­
rarme por medio de ima operación quinirgica.
En tan aflictivas circimstancias acudí a María
Auxiliadora regándola que con su poderosa hvlercesión me obtuviera la gracia de una mejoría cu
nú enfermedad e hiciese iimecesaria la operación,
a la cual temía mucho sometenue por lo avanzado
de mi edad; hice también el ofrechniento de man­
dar algunas limosnas para las Misiones Salesianas.
Poco después comencé a sentir menos molestias:
los ccUcos no han vuelto a presentarse y el volumen
del vientre ha disminuido notablemente. Hace
má<^ de seis meses que dura esta mejoría y hoy no
siento ninguna molestia. Agradecida a tan gran fa­
vor de nuestra misericordiosísima Madre, h ^ o
público el beneficio recibido y remito adjunta la
limosna ofrecida de Liras 50, más Liras 25 que ofre­
cí por xma nietecita mía gravemente enferma, que
ya está restablecida.
A n a C. de C a s t e l l a n a s .

.Aguayo, 2 fr. Da. Zoraida Velasco B. 2 frs. por
favores recibidos. — Da. Emilia Caicedo, una misa
para obtener una gracia.
Coruña (España). — D. E. U. por varios y coutinQos favores-, limbsna t n , 75'
Guatemala (Ecuador). — D. .Macario Valladai es,
por la curación de su hermano Miguel.
La Unión (Valle-Col.). — D.i. Margarita Gordillo y D. N. X. por favores recibidos.

P asto (Col.). — Nuestra gratitud á María Au­
xiliadora será eterna. Hacía un raes que nuestra
madre estaba con im flujo de sangre. Los médicos
dijeron que no viviría. Se le administró el Sto.Viático, y yo loco del dolor lo puse una medalla de
María Auxiliadora suplicándole no per^tiera qu:
se muriera. Acto continuo cobró ánimo y hoy
se encuentra ya bastante restablecida. iGracias,
Madre!
Jorge J. L ópez A.
y hermano.
Din tambiéo tracit» ■ M arít Aaxilladora y envían an
limosna:

Bogotá. — A . N. por haber salido de apuros pe­
cuniarios.
BarranquilU. — C. N. G., por haberla preservado
de un contagio casi seguro.
Buenos Aires (Argentina). — Luis A . Daguino
por favores obtenido y por obtener, 20 frs.
Buenos Aires (Col.). — Da. Angélica Manrique,
por la portentosa curacción de un hermanito, 1,50
francos.
Caldono (Col.). — P. Marcelino Garda, por fa­
vores y manda decir una misa, y da otra limosna.
Cali (Col.). — Da. Margarita Palacios de Ruiz,
agradecida manda decir una misa; Da. Natalia Zea
vda. de Sánchez, D. Mario L. Pinilla, Da. Julia
G. vda. de Castrillón, se hace cooperadora, envía
4 frs.. Da. Concepción Valencia, 5 frs. Da. Lisenia
Sánchez de Caicedo, una Misa, Da. Adelaida S. de

VALSALICE — Pórtico de acceso a la Tumba
del V. Bosco.
Orense (Esp.). — Da. Felisa Rivera, vda. de Vi­
toria, por favores singulares.
Pasto (Col.). — Da. Carmen David R. por fa­
vores dispensados, frs. 5
Roldanillo (Col.). — Da. Amalia C. de Padilla,
Da. Teatiste U. vda. de Chávez, Da. Clara R. Pa­
dilla, D. Gabriel Sánchez, D. Ramón Plaza, D. José
Ma. Valderrama, por favores y gracias.
Sarmiento (Arg.). — Da. Gabriela S. Tardivo, por
favores recibidos, 5 frs. para una misa en el San­
tuario.
Valencia (Esp.). — Da. Angela Gómez, por fa­
vores recibidos. Lim. 30 ptas.

&---- .
'.iv.i x^v.urtu«ji, jjci&u a vajaocco
saludar a su primer Sucesor, Don Rúa.
Al nuevo Cardenal Protector, con quien nos
unen ya vínculos numerosos de profunda gra­
titud, presentamos nuestros homenajes de gozo
y amor filiales, la promesa de continuas ora­
ciones según su intención y férvidos votos
porque su vida sea larga y feliz.
El Emmo. Card. Gasparri nació en Visso,
fliócesis de Nursia, el 5 de mayo de 1852.'
Muy joven todavía, fué nombrado profesor de
Derecho Canónico. El 2 de Enero de 1898
fué preconizado Arzobispo de Cesárea en la
Palestina y enviado como Delegado Apostólico
al Ecuador, de donde volvió para ocupar la
Secretaría de la S. Congregación de Negocios
Eclesiásticos Extraordinarios.
Kué también Consultor del S. Oficio y desde
el 4 de abril de 1894 Presidente de la Consulta.
Por su grande competencia jurídica, llamó la
atención de S. S. Pío X , que le confió la colosal
obra de la Coilificación del Derecho Canónico.
^ El Canl, Gasparri ha escrito varias obras
importantísimas de estas materias, como el
^ 1 rataiio Canónico <lel Matrimonio *, el
^ 1 ratado Canónico de la Eucaristía
el
< Tratado del Orden », etc.
Para premiar sus extraordinarios méritos,
Pío X lo creó y proclamó Cardenal en el
Consistorio del i6 diciembre 1907, con el
título de S. Beriiardi ad Termas.

El Corazón Eucarístreo de Jesús
a los niños de E spaña (y Am érica).
¡Venid a M i! ¡Venid a Jesús-Niño que tanto os
ama! ¡Quiero saivaros! ¡Quiero reinar en vuestra
patria! ¡Dadme xtn trono de amor!...
Para este trono que Jesús os pide, trabajan innu­
merables enjambres de « abejas místicas » que li­
ban amorosas las perfumadas flores del sacrificio
en busca de rica miel. Con ella formarán un ver­
dadero /wna/ de amor: y sobre tan dulce sostén se
se erigirá el Templo Nacional-Expiatorio del Co­
razón Eucarístico de Jesús, que será el verdadero
trono de su Reinado en España. ¿Dónde? En la
cumbre del monte Tibidabo escogida por Dios
digna de un solio de tanta Majestad; en aquella
montaña que domina la tierra y el niar y tiene por
dosel la lióveda celeste.
¿Queréis contribuir a obra tan bella? ¿Queréis
ser « abejitas del Sdo. Corazón » dando una gota de
niiel para endiüzar las amarguras que sufre cuando
intentan robarle %-uestras almas? Pues para serlo
d e b ^ ofrecerle un pequeño sacrificio, un dulce,
\m juguete, ima entrada de cine, una parte del re­
galo que se os ofrezca. Como el amigo más querido,
como el hermano predilecto jcompartid vuestros
goces y regalos con el Corazón amantísimo de
Jesús! ».
Luego tiene una breve consideración cada mes.
Oigamos la de Marzo.
* El tomillo florece; y la florida vara de San José
derrama sus aromas. El mejor obsequio al Santo

— 77 —
Patriarca es im sacrificio para preparar el reinado
de su Niño-Dios.
A los niñitos y a los enfermos no alcanzan los ri­
gores de la Cuaresma: pero... abstenerse del postre
¡siquiera en -viernes!... Para saber vivir hay que sa­
ber svifrir; y estas pequeñas abstenciones forma­
rán vuestro carácter y os darán varonil resistencia
para afrontar la vida con ánimo sereno. ¡Flores de
tomillo! ¡Diño de San José! ¡Cuán dulce miel pue­
den libar en ellas las místicas abejas del Corazón
Eucarístico de J esúsl»

bieri. de Carrara, y lleva en oro una inscripción
que literalmente traducida, dice:
Del templo— de tu celeste Auxiliadora — peregritiando a este sitio — Oh Venerable — Dotx Juan Bosco
— - involvidahle, suavísimo Padre — con retemplado
ardor — renovamos la sagrada promesa — de ser
siempre — tu gozo y corona.
Los Atitiguos Alumnos — reunidos — enciprimer
Congreso Internacional — Turin
septiem­
bre M CM X L

¿Quién puede resistirse a tan amables invita­
ciones? Seguros estamos de que cada mío de los
niños que nos leen, se agregarán al panal de miel
riquísima de amor, y emprenderán su vuelo místico
a las floridas y perfumadas cmnbres del Tibidabo.
El camino se lo enseñará el R. P. Encargado del
Templo Expiatorio Nacional. — Apartado 175.
Barcelona-España. o bien María Victoria, SarriáBarceÍ0mt, Plaza Mayor, i (España).

ASOCIACIÓN DE EX-ALUMNOS. ^
ROMA — El Padre Santo y el Monumento a
Don Bosco — Los Antiguos Alumnos de Roma die­
ron una bella representación teatral a beneficio del
monumento a D. Bosco. Dando cuenta de ella,
dice L'Osservatore Romano:
« La velada de la Unión de Antiguos Almmios
de D. Bosco en el instituto del Sagrado Corazón,
ha tenido mi éxito verdaderamente espléndido y
lisonjero. El elemento más precioso y más particu­
larmente notable de tal éxito ha sido constituido
por mi acto de singular benevolencia del Padre
Santo, que manifestó expresamente el deseo de c^ue
asistieran los huerfanitos del terremoto de Messina,
que su munífica bondad hace educar en el instituto
Salesiano, recomendando también expresamente a
su encargado especial ante los huerfanitos mismos,
el Sr. Dr. D. José P'omari, que les explicara pre\namente el significado altamente educativo de la
fiesta, cual manifestación del afecto y del reconoci­
miento de los Ex-alumnos para con el más ilustre
y grande de los educadores del siglo X IX . *
Hasta aqm' L'Osservatore.
Una lápida en Valsálice. — El 7 de diciembre se
trasladaron a la colina de Valsálice, donde duer­
men sus sueño postrero el V. D. Bosco y D. Rúa,
los socios del Círculo Juan Bosco, para celebrar una
fiesta religiosa en la capilla de San Francisco de
Sales, y poner la lápida conmemorativa, según de­
liberó el Primer Congreso Internacional de Antiguos
Alumnos.
Es de fino mármol blanco dicha lápida, fué re­
galada a la Asociación por el Fbio. D. Hugo Bar-

V A L S A L I C E — L a lápida conm em orativa.

Después de bendecida la lápida, y para inaugu­
rarla solemnemente, pronunciaron breves pero elo­
cuentes discursos el Sr. Abogado D. Próspero
Battú, el Prof. D. Pedro Gribaudi, Presidente del
Circulo, el P. S^ ala, Director del Seminario de las
a cuya custodia se confiaba la lápida, y
finalmente el Rvmo. P. General, D. Pablo Albera.
Esta dulce ceremonia demuestra una vez más
ei grande amor de los Antiguos Alumnos por su
Vble. Padre.
BARACALDO (Bilbao-Esp.). — Ix» entusiastas exalumnos del colegio o Escuelas de S. Paulino, de*

seosos de contribuir con su óbolo al monumento de
D. Bosco, e imitando a sus compañeros de Turín,
han dado y probablemente darán todavía, estable­
ciendo una serie, algunas representaciones teatrales
con ese objeto. Zorrilla ha sido su autor favorito,
no ciert.amenteelD. Juan, sino Alcalde Ronquillo,
El puñal del Godo.
Este recurso es muy bueno y a él han acudido
numerosos centros de Antiguos Alumnos, estable­
ciendo temporadas enteras, con muy buen resul­
tado.

FRASCATTI. — En esta población romana se fimdó hace im año un Oratorio Festivo, por iniciativa
del mismo Padre Santo, y bajo la protección de S.
Enicia. el Card. Cassetta. Con esto claramente in­
dicaba S. S. cuánto le interesan estas instituciones
juveniles.
Dicho Oratorio ha producido y está produciendo
copiosos frutos de bendición, como lo demostró la
fiesta de premios al fin del año. Por la mañana
fué edificante el espectáculo que ofrecieron cin­
cuenta mozos, acercándose a la Sagrada Comu­
nión, en medio de las niños pequeños, que llegaban
a 150. I^ié una fiesta de gratitud y amor. Las
almas infantiles elevaban al cielo sus manecillas
puras, implorando bendiciones para sus bienhe­
chores y para tairtos compañeros que bien lo nece­
sitan por no tener la suerte que tienen ellos.
A las 10 llegó Su Emraa. el Card. Cassetta para
presidir en persona la remiión. Formábanle corona
S. E. Mons. Breimau y una buena representación de
la Curia y del Oero, como también varios caballe­
ros y damas.
El programa fué breve y brillante. Cerca de cien
jovencitos recibieron premios, consistentes en lii)retas de la Caja de Ahorros, con los primeros de­
pósitos, libros, vestidos. Y lo consolador era que
todos los premiados pudieron presentar su libreta
de íisistencia con el debido lleno y los buenos
pimtos requeridos.
PISA. — También aquí se celebró una distribu­
ción de premios a los Oratorianos más asiduos, estu­
diases y ejemplares del Oratorio de S. Marcos.
Presidió S. Emma. el Card. Maffi, Arzobispo de
Pisa, rodeado de los notabilidades pisarías y re­
presentaciones de todc« los circuios Católicos.
El ilustre y sabio Purpurado, que entre otras cua­
lidades, tiene la de ima bondad sin límites, quiso
distribuir él mismo por sus propias manos los pre­
mios a todos los que lo merecieron, acompañándolos
de una frase de cariño, de una palabra de aliento a
cada uno: y cerró el acto con \m espléndido dis­
curso, de elogio y Animo a los niños y jóvenes, para
que, evitando seducciones y peligros, continñen
frecuentando el Oratorio, y de exhortación a los
padres y patronos para que hicieran inter\-enir al
Oratorio a sus hijós y dependientes, cooperando de

78 -

ese modo a la educación cívica y religiosa de la pro­
pia prole y a la elevación m or¿ de los ciudadanos
En BOROO S. MARTINO y CALUSO tuvieron lu­
gar análogas fiestas.
MESSINA. — Renacido de sus cenizas, emprende
nueva vida el y a floreciente instituto de S. I.uis,
en locales antisísmicos. Los alumnos acuden en
gran número.
Al mismo tiempo el Oratorio festivo reanuda
sus trabajos con vigorosa intensidad.
Gracias al interés que por él se toman celosos Coo­
peradores, el Oratorio ha adquirido instnuuentos,
juegos, diversiones, atractivos variadísimos que,
unidos a la aplicación del Sistema preventivo que
gana los corazones, llevan a sus aulas y patios tan
crecido número de niños, aim de los barios más dis­
tantes, que ya la Capilla es insuficiente.
Hennosa afirmación de fe y devoción dieron en
los últimos días del año, cuando realizaron lai prác­
ticas piadosas impuestas para lucrar el jubileo.
En número de 300 y pico, y en correcta forma­
ción, atravesaron la ciudad, cantando Himnos y
letrillas sagradas, y visitando las iglesias señaladas
por S. E. el Sr. Arzobispo. El espectáculo conmo­
vedor y edificante tuvo su epílogo en la parroquia
de S. J ulián, oficiada por las Salesianos, con la solenme bendición de S. D. M. y el canto vigoroso,
decidido, arrebatador, del célebre liimno Noi vogliam Dio « A Dios queremos...*, que ha llegado ya
a ser una divisa internacional de los Católicos.
ROVIONO (Istria). — La inauguración del Ora»
torio Festivo en esta población austriaca fué, se­
gún La Union de Trieste, una fiesta ciudadana,
en el sentido verdadero y propio de la palabra.
Fué una explosión de gozo, de entusiasmo, en que
como por encanto se hallaron íntimamente unidos
todos los ánimos. La ciudad entera tuvo para los
Hijos de D. Bosco luia sola palpitación concorde,
grande, potente. ¿Era el alma del grande educa­
dor, que se cernía invisible en nuestro cielo azul,
difundiendo un suave aliente paradisiaco? ¿Era la
satisfacción de un aiilielo de todos los corazones
bien nacidos, de una necesidad imperiosa de la ciu­
dad, que veía a sus hijos peligrar en cinemas, ca­
lles y plazas? Era quizá todo esto junto, y por eso a
la inauguración se asoció unánime toda la ciudad ».
Hasta aquí el diario triestino.
Salesianos destinados al nuevo Oratorio
hicieron ^una entrada verdaderamente triunfal:
hallaron las calles adornadas y se rieron honrados
con la visita de todas las Autoridades Eclesiásti­
cas, Militares y Civiles. El Vicario bendijo los lo­
cales; uno de los más afamados Centros católicos
de la ciudad, dió en las locales del Oratorio una íimción de gala, en que tomó parte la flor y nata de la
sociedad y el entusiasmo popular se desbordó en
aclamaciones.
Inauguráronse los Catecismos con 150 Oratorianos, y sabemos que aumentan cada domingo.
Oh! no hay duda! El Oratorio feslipo es una grande
y necesaria Institucionde la época, y en él y por él

— 79 —
tribuir a la gran obra que realizan los lalx)riosos sac^dotes de esta casa.
* La educación del pueblo no es hoy cosa seivcilla; pues escasean las escuelas y la difusión de la
pngpñgnya es bien difícil en las actuales circunstan­
cias.
«Vuestro futuro contingente se necesita más que
nunca, para oponer una valla a tantas secta.s in­
fecciosas que están amagando nuestro país. De­
ber vuestro es corresponderles en sus e.sfucrzo.s,
teniendo presente que ellos trabajan por haceros
SANTIAGO (Chile). — U fiesta del trabajo. — En­ aptos y fuertes para las futuras luchas por la vida.
tresacamos del grande rotativo Las Ultimas No­
« Recordad, también, que vuestro mayor in­
ticias, los siguientes párrafos, referentes a la Expo­ terés debe ser adciuirir todos los conocimientos ne­
sición anual de las Escuelas profesionales de I^a cesarios para que cuando salgáis de esta casa, jx)Gratitud Nacional;
dáis decir a la sociedad y a la patria; « Aquí hay un
La visita del señor alcade al establecimiento. —
hombre honrado; aquí hay un ciudadano más *.
...Recibido el señor Valdés Vergara por el di­
En resumen, la visita del señor alcalde a la Es­
rector del colegio señor Turriccia, \ósitó en unión cuela Profesional de la Gratitud revistió especial
de otros caballeros todos los departamentos de la interés y solemnidad.
escuela: deteniéndose especialmente en los recin­
Al retirarse del establecimiento, el señor alcalde
tos donde funcionan los talleres de mecánica, car­ fué obsequiado por el padre director, con im ejem­
pintería, tipografía y encuademación, zapatería plar de la « Vida de Don Bosco », escrita por el so­
sastrería, etc., etc. Algunos de estos talleres fun­ ciólogo italiano, marqués Felipe Crispolti.
cionan actualmente en locales provisorios, debido
La fiesta del Sorteo. — Más tarde tuvo lugar el
a que varias de las secciones del edificio se hallan acto teatral, y el sorteo de valiosos objetos, con
en reconstrucción.
que la Dirección del establecimiento, celebraba la
La dirección de la escuda se preocupa por dar inauguración de la Exposición Escolar.
algún impulso a la reedificación del colegio; pues
La fiesta tuvo lugar en la pintoresca salita del
era una necesidad bien sentida y un anlielo desde teatro Alameda, que está situado contiguo al co­
muclio tiempo sustentado.
legio.
Se alza, pues, hoy un nuevo cuerpo de edificio
concurrencia era numerosa, y los palcos y
moderno hacia la parte de la calle de San Miguel y
plateas se hallaban ocupados por caballeros y fa­
en estos nuevos compartimientos comienzan ya a milias distinguidas del vecindario. Un sacerdote de
instalarse las salas de donnitorios y algimos talle­ la casa pronunció el discurso de apertura, para dar
res que ha sido posible trasladar allí. El celo de los a conocer el significado de aquel acto, y para agra­
directores y la constancia de su labor, hará que decer, en nombre de la congregación y de los niños
con el tiempo y el auxilio de personas caritativas asilados, el entusiasta y eficaz concurso que pres­
aquél llegue a ser im hermoso y moderno plantel. tan al colegio los caballeros y señoras, cooperado­
Sus demás departamentos, salas de estudio, pa­ res de la obra salesiana.
tios de recreo y corredores son amplios, higiénicos y
Se desarrolló en seguida un variado y ameno
domina en todos ellos mi aseo y orden completos. programa literario-musical, que alternado con el
La exposición anual. — Efectuada su visita por sorteo, hizo que la tarde pasara breve y alegre­
el interior del establecimiento, el señor alcalde mente ».
pasó a los salones de la Exposición que debía inau­
Los salones de la Exposición escolar permanecen
gurarse.
abiertos al público durante toda una quincena. *
Cuando el señor Valdés Vergara llegaba a los sa­
El Diario publica además varias fotografías,
lones de la Exposición, la banda de músicos del como el Salón de Electricidad y Artes Gráficas, la
establecimiento dió comienzo a una lucida retreta. iglesia etc. y tributa afectuosos elogios a la Obra
Uno de los nmos artesanos se presentó al señor al­ del V. Bosco.
calde y le ofreció sus respetos en nombre de sus
VALVIDIA. — Otra exposición escolar. — Tam­
compañeros, diciéndole que era para todos motivo
del mayor estímulo, su presencia en la modesta casa bién en el Instituto Comercial de Valvidia tuvo lugar
una exposición de otro género, pero no menos in­
obrera de Don Bosco.
Después de recorrer los amplios salones exami­ teresante.
Según dice La Aurora, cuantos personas asistie­
nando los trabajos expuestos por los alumnos de
las diferentes secciones, el señor Valdés Vergara ron a los exámenes y a la exposición, admiraron la
cumplimentó cordialmente al director, señor Tur­ forma práctica y substanciosa en que se da la en­
riccia, elogiando en especial las obras de carpintería, señanza en el instituto, despertando y cultivando
las iniciativas del niño, preparándole macizamente
artes gráficas y electricidad.
Se dirigió enseguida a los alumnos para decirles para la lucha, cada día más difícil, por la existencia,
mediante sólidos prínápios morales, r^ularidad
que veía con agrado sus progresos en el trabajo, y
agregó: * He depositado en manos del señor di­ y nr,Tifian7si en las propias energías. Las letras no se
rector algwnas medallas de premio, que son el gra­ descuidan, pero dadas las necesidades de la región,
se ha dado particular importancia a lo que puedr
nito de arena con que tengo la satisfacción de con­
deben trabajar cuantos se interesan por la niñez,
cuantos desean el bien de la nación que Dios les
ha dado por Patria.

— 8o
eiLsauchat las fuentes de la producción y la ri­
queza.
IvU sección de dibujos es de lo más interesante,
como así mismo la de las obras de tallado en ma­
dera. Llamaron la atención los planos le edifi­
cios ejecutados por los educandos, sin más modelo
que su propio gristo y criterio.
I,a sección de contabilidad, comercio, etc., está
prolijamente docmnentada y en ella se pueden apre­
ciar las provechos alcanzados por los niños y lo
lUil que es en esta región el Instituto Comercial».
Para el acto de distribuir los premios hubo un
bonito acto imisico-líterario, cuyo programa, que
tcílemos a la vista, demuestra lo que el colega
Lm. Aurora afirma, de que no se descuidan ni la li­
teratura ni las bellas artes.
LA PLATA. (Argentina). — Bendición de las Cam­
panas del templo del Sgdo. Corazón. — B 1 del pasa­
do noviembre tuvo lugar la Bendición de las cam­
panas, con un esplendor extraordinario. Presidía
Mons. Alberti y el concurso era selecto y nume­
roso. Las campanas ílevaii los siguientes nom­
bres;
1 ° Campana Sagrado Corazón. — Padrino:
Exorno, sefior golxímador de la provincia, señor
Luis Carda; madrina, sefiora María Eugenia Lawson de García. A intención de la señora presidenta
del Apostolado, sección sefioras, doña María A. de
Weigel; presidente del Apostolado, sección caba­
lleros, señor Pedro Macchioli.
2° Campana María Auxiliadora. — Padrino:
Exorno, Sr. Ministro de obras públicas, señor Juan
Orliz de Rozas; madrina, señora Malvina Ezcurra
de Ürtiz de Rozas. A intención de la presidenta de
la cofradía de María Auxiliadora, señora Clara G.
de Ner\-i.
3° Campana San José. — Padrmo: Señor vice­
presidente del senado, doctor Dalmiro Sáenz;
madrina, señora Josefa N. de Sáenz. A intención de
la presidenta de la Asociación, devotos de San J osé,
sefiora Octavia de Oliveira.
4® Campana Virgen del Carmen. — Padrino:
Señor comisionado municipal, don Luis M. Doyhenard; madrina, sefiora Mercedes Deagustiui Alsina de Doyhenard. A intención de la presidenta
de la confradía del Carmen, señora Catalina D.
de Costa.
5® Campana San Antonio. — Padrino: Senador
doctor Agustín B. Gnmbier; madrina, señora Ercilia de Díaz y señorita Justina Gambier. A in­
tención de la presidenta de la Asociación devotos
de San Antonio, señora Rafaela Gómez de Poreel.
Además hacían guardia de honor una numerosas
comisiones de damas y caballeros, antiguos Alum­
nos. Cooperadores etc. etc.
Luego el Prelado dirigió una magnífica alocu­
ción. y en seguida se desarrollaron desfiles gimnás­
ticos y veladas nulsico-literarias.
Fué una jomada inolvidable.
BUENOS AIRES — Pere^nacíóo a Luján. — La
tradicional peregrinación de los Colegios Salesianos
al Santuario de la « Perla del Plata*, se llevó tam­

bién este año a cabo con los frutos espirituales que
eran de esperarse. En todos los colegios hubo un tri­
duo de preparación. 2150 niños formaban la ro­
mería, llenand.., dos largos trenes especiales. I/»
romeros fueron la edificación de todos los sitios
por donde pasaron: en el tren rezaban el Rosario,
los actos preparatorios a la Sta. Comunión, ento­
naban las I^etanías e himnos sagrados etc. etc. Al
llegar a la estación Basílica, se formó la procesión,
a los acordes de las bandas y las notas del himno
í ¡A Dios queremos! » La ciudad presenció entu­
siasmada y conmovida el imponente desfile.
A la puerta del Santuario fueron recibidos por
el Capellán. De 2000 pasaron los que se acercaron al
Divino Banquete. Entre los motetes, gustó sobre­
manera el de Mons. Costamagiia « El festín de Ma­
ría *. Después del desayuno los romeros visitaron
detenidamente la Basílica, admirando su grandio­
sidad, riqueza y arte exquisito.
Antes de partir se reunieron de nuevo en la Ba­
sílica, entonaron la salve y el Magníficat y escucha­
ron la ferviente palabra del P. Bonetti.
En la misma fonna que la ida se realizó la vuelta
a Buenos Aires.
PANAMA. — Bella y por demás significativa fu?
la fiesta de Navidad en el Hospicio de Huerfanitos
de esta ciudad. Una junta de damas y caballeros
había recolectado fondos para obsequiar con ^uinaldos de Navidad a los niños pobres y deshere­
dados que crecen y se educan bajo la dirección
de los Salesianos.
De allí que fuera este motivo más que suficiente
para que la fiesta resultara hermosa y concurrida.
El Sr. Henry Hil, Presidente del Club Patria
pronunció im discurso elocuente.
Luego el limo. Sr. Obispo Rojas, bendij-.» la her­
mosa bandera y el Sr. Hil la entregó a los Alumnos,
pronunciando otra alocución brillante. Los
tas efectuaron aplaudidos desfiles, y en m-^ Lin dmayor regocijo se distribuyeron los regalos. «..Tiacias
a los buenos amigos, a quienes Dios recompense,
los Huerfanitos han tenido im día inolvidable.
SUCRE (Bolivia). — Exámenes profesionales. —
Tomamos de La Verdad, diario de la mañana:
Entusiastas como somos de la sana educación
obrera, accedimos muy gustosos a la invitación
del amable Director del Colegio Don Bosco para
asistir a los exámenes profesionales de los nume­
rosos alumnos que se educan bajo su dirección.
Ihesidió este acto, el señor Carlos Calvo, Ministro
de Instrucción Pública y Agricultura, quien asistió
juntamente con su señoría ilustrísima el Obispo de
esta diócesis, monseñor J osé Manuel Peña; el rector
de la Universidad, doctor Teodomiro Camacho;
el sub-secretario sel Ministerio de Instrucción,
señor Benjamín Guzmán C.; el director de la Ofi­
cina de Estadística y propaganda internacional, se­
ñor Manuel Vicente Ballix-ián; el cónsul de Italia
sr. J uan Torti, algimos representantes nacionales y
honorables concejales, y muchos otros que no re­
cordamos.
Después de los brillantes acordes de nuestro

1

— 8r —
Himno Nacional y muy adecuadas palabras del se­
ñor Rector de la Universidad, se dió por principiado
el solemne acto.
Desde luego nos ofreció muy grata impresión
de conjunto la acertada disposición de las mesas
examinadoras en un amplio salón artísticamente
adornado, agrupándose al rededor de ellas los alum­
nos de cada sección.
Allí se presentaba cada examinando con algunos
de sus trabajos para oír la crítica de los examinado­
res y luego desarrollar, en los límites del programa
correspondiente, la teoría de su arte, aplicada di­
rectamente sobre los mismos trabajos que presen­
taba.
Y a conocíamos nosotros lo serio y práctico del
método que usan los Salesianos para la formación
de los jóvenes obreros, pero confiamos que de ello
hayan quedado persuadidos también los numerosos
concurrentes que quizás por primera vez asistían
á exámenes semejantes.
En efecto sorprendimos, al contorno de las va­
rias mesas examinadoras que visitamos, las expre­
siones de verdadera admiración que repetían los
asistentes.
Y no era la cosa para menos.
Se trata aqm' de un pequeño alumno carpintero
(^e presenta oon su escala al pie, un buen dibujo
de mueble, dando cuenta de su proporción y de los
detalles que lo acompañan para determinar mejor
las ensambladuras, las medidas de algunas piezas
principales, el corte de las comizas, etc.; allá es un
aprendiz de sastre, quien, dibujo en mano, aplica
sobre su trabajo de examen, im pantalón ó un saco,
las reglas de arte que lo han dir^do para la confec­
ción de aquella prenda. Más allá es im zapaterito con
con sus flamantes zapatos a la Boston; un encua­
dernador que da cuenta de como ha ejecutado la
lujosa pasta del libro que presenta; y luego cajistas
e impresores que detienen a los examinadores so­
bre las dificuldades de la composición, combúiación de colores, disposición en la rama, impresión,
etc.
En el centro, el lugar de honor, como para dar
una idea de la importancia capital que tiene en
nuestro país, lo ocupa la sección mecánica con muy
buenos trabajos de herramientas finas, mesitas y
lampadarios de exquisito gusto, además de los di­
bujos que en toda sección dan idea cabal de la
técnica dei arte, aplicada a cada trabajo.
Y finalmente, en im extremo de la gran sala, nos
atrae el pequeño grupo de los escultores, que nos
presentan primorosos dibujos, plásticas y entalla­
das que arrancan palabras de admiración al mismo
examiandor, profesor Peñaranda.
Es lo cierto que si no hubiésemos sorprendido
nosotros mismos, en nuestras repetidas \isitas al
Colegio Don Bosco, la aplicación de los alumnos a
los TnittTnff!; trabajos que presentaron el domingo a
los exámenes, habríamos quizás dudado de qiie
fueran realmente obras de sus manos, pero ante la
evidencia con el testimonio de nuestros ojos, deben
rendirse todas las dudas que la admiración pueda
insinuar.
Entre loe examinadores notamos a eminentes

profesionales, de muy merecido renombre en nues­
tra ciudad.
De todos, sin excepción, oímos palabras muy elo­
giosas a favor de los profesores del Colegio Don
Bosco, haciendo resaltar cada cual, en el ramo de su
incinnbencia, lo acertado del método teórico-práccico que usan para los almnnos, pudiéndose real­
mente presentar aquellas escuelas profesionales
como el ideal de un Colegio de Artes y Oficio.s.
Nos retiramos muy complacidos, axigurando que
la Exposición profesional, que quedará abierta
desde el 29 del presente hasta el 3 de Noviembre,
tenga muchos visitadores, quienes, con el criterio
necesario para juzgar los trabajos graduales de una
Escuela profesional, sepan prodigar a los abnegados
Salesianos el tributo de gratitud (¡ue les debe la
Nación por los esfuerzos que gastan en favor de la
clase obrera.
Y La Tarde, por su parte, agrega:
* Indublamente ese plantel es de importancia
irreprochable para los progresos bien entendidos
del país.
El público debería concurrir en todas sus esferas
para apreciar las obras exhibidas que corresponden
al período de xm año. Precisamente requiere esa
exposición anual un examen bien detenido.
El día de ayer la concurrencia, por su aglome­
ración y la estrechez del tiempo, no ha podido dar­
se exacta cuenta de las maravillas artísticas que
se encuentran metódicamente expuestas en los re­
lativamente amplios compartimientos.
Teniendo el establecimiento Salesiano de artes
y oficios, jamás se debió pensar en nuevas creacio­
nes sin cometer un error. Bastaba fomentar el que
nos ocupa, ensanchando y ampliando, para que en
Bolivia se dediquen las generaciones venideras a
las profesiones honrosas y lucrativas.
Dirigimos nuestras efusivas felicitaciones al R.
P. director del colegio y sus demás colegas educacio­
nistas y profesores tan distinguidos y meritorios. *
BAHIA (Bra.sil). — Gozosos enviamos desde estas
columnas un aplauso cordial al Comité de las Damas
de María Auxiliadora, de Bahía, que sin duda ocupa
uno de los primeros puestos entre las Asociacio­
nes Católicas locales, por el reciente triunfo que
sus desvelos han obtenido. Nacido al impulso de
la caridad y previsión para auxiliar a la Obra Salesiana, ha logrado dar al Instituto un magnífico
edificio, en todo acomodado a las exigencias de la
higiene y de la pedagogía; y no contentas con esto,
trabajan activamente para construir otro brazo
igual al anterior, en medio de los cuales, levan­
tarán tm templo a María Auxiliadora.
Y no hay duda que lo consiguen ¿qué no puede
el almor?
Entre las mil y una industrias de que las bene­
méritas «lamas se valen, merecen especial mención
los entretenimientos músico-literarios, las represen­
taciones teatrales, los conciertos solemnes, aris­
tocráticos y populares, en los cuales toman parte
meritísimos institutos locales, como la Escola
Modelo, los artistas y literatos de alto vuelo, entre

— 82
quienes los diarios encomian particidannente a la
notable escritora Doña Amelia Rodríguez.
He atjuí im ejemplo de actividad, que se podría
muy bien imitar... poco más o menos... en todas
partes.
LORENA (Brasil). — En el patio del Colegio Salesiano han inaugurado un busto del Vble. Padre
Bosco. Da ceremonia no fué una cosa ordinaria.
Desde Campiñas se trasladaron para presidirla el
Señor Obispo y el Gobernador Eclesiástico, e in­
tervinieron oficialmente todas las autoridades de la
ciudad y no pocas de las ciudades circimvecinas;
el público era nmneroso. Enviaron adhesiones va­
rios Sres. Obispos, el Nuncio de Su Santidad, altos
personajes del Estado, encomiando todos la san­
tidad de D. Bosco y la oportunidad de su Obra.
Todo esto sirve para mantener en los alunmos
alta idea de la virtud, estimulándolos a mos­
trarse siempre dignos de su Padre.
S, PAULO (Brasil). — Las Lecturas Católicas, la
genial publicación fundada por D. Bosco en 1853 e
imitada en varios países, han celebrado en el Brasil
su X X V aniversario o Bodas de Plata, con la Ben­
dición de Su Santidad el Papa. He aquí la carta del
Emmo. Cardenal Secretario:
Del Vaticano, 9 Noviembre 1913.

El Padre Santo agradece cordialmente el obsequio
devoto de los tonxitos de las Lecturas Católicas en
lengua portuguesa, que V. R. Le ha hecho en ocasión
del X X V° aniversario de su publicación.
Obra verdaderamente laudable la de difundir en
medio de toda clase de personas copiosos opúsculos
que, uniendo lo útil a lo agradable, sepan educar el
ánimo de los lectores en los más nobles sentimientos
religiosos y cívicos; y el Augusto Pontífice, haciendo
votos para, que esta obra, conservándose siempre
adherida e inspirada en la sana doctrina de la Iglesia
y obsecuente a la disciplina eclesiástica y a la auto­
ridad superior, prosiga fielmente su fecundo aposto­
lado, imparte de corazón la Bendición Apostólica.
Añadiendo personalmente las más expresivas gra­
cias por el ejemplar de diciMS Lecturas, que cortésmente me ha destiruzdo, aprovecho gustoso la ocasión
para ofrecerme
De V. R. Afmo. en el Señor,
R. Card. M ERRY DEI. VAL.

En los Institutos de las Hijas de Haría iazUiadora.
MILAN. — El pasado diciembre S. Euuua. el Car*
deual Arzobispo Ferrari bendecía solemnemente
la capilla dcl nuevo Instituto de las Hijas de María
Auxiliadora en la vía Bonvesin (Porta Vittoria).
Hallábanse presente el M. R. Sr. Inspector do los
Snlcsianos, las RN-nias.Madres General y Ecónoma
General, la Inspectora de las casas de la Inspecto­
ría Ix>mbardo-Véneta, muchos caballeros y da­
mas y mía buena representación de las alunmas
internas y Oratorianas.
Después de celebrar la misa en la nueva capilla,
S. Emma. con ese tono paterno suyo que tanto im­
presiona y ese conocimiento de las cuestiones so­

ciales y de la Obra Salesiana, que le distingue, habló
emocionado a la comunidad, fdicitándolas por la
nueva obra en pro de la juventud femenina. Las
religiosas no podían contener-las lágrimas cuando
el Eminentísimo Purpurado les daba las gracias
más expresivas por los trabajos que realizan en su
diócesis y especialmente en la capital y las exhor­
taba a proseguir en ese camino de acción intensa,
viva, acomodada a las circunstancias y necesida­
des, que supo trazar a sus fundaciones el Vble.
D. Bosco.
El barrio en que está instalado el nuevo instituto
es muy populoso, circunstancia que supo aprove­
char el Prelado para hacer resaltar mejor sus ideas.
A la salida de la iglesia S. Emma. escuchó muy
complacido el discurso que le dirigió una Religiosa
en-nombre de la Comunidad, y tomó a congratu­
larse con ellas del bien que realizan en la Arquidiócesis, y también de los frutos que él se promete
del nuevo instituto, especialmente por medio del
Oratorio festivo y los Catecismos parroquiales,
y bendijo con efusión a los presentes.
En TURÍN tuvo lugar una numerosa reunión de
Antiguas' Alumnas, presididas por la Madre Ins­
pectora.

NECROLOGIA

G

El Exmo. Sr Marqués de Pidal.

Otro grande amigo hemos perdido con la muerte
del Exemo. Señor D. I,uis Pidal y Mon, Marqués
de Pidal. que siempre había estimado grandemente
la Obra Salesiana.
Era el finado mío de los hombres más activos y
abnegados con que contaba el Catolicismo español.
Fué consejero de Instrucción Pública, Senador vi­
talicio, Presidente del Senado y del Consejo de
Estado, Académico de la Española y de ciencias
morales y políticas etc. etc.
Amaba entrañablemente a los Institutos reli­
giosos. cuya historia conocía y cuyos méritos apre­
ciaba. conservando diligentísimamente cuantos do­
cumentos a ellos se referían.
Si no tenía la brillante elocuencia de su hermano
D. Alejandro, suplíala con una consagración ejemplarisima al estudio y una perseverancia heroica en
todas sus obras, no menos que con la igualidad y
sencillez de su' carácter, que ganaba los corazones
y le hacía querer aun de sus adversarios políticos.
Nosotros no podremos olvidar el interés que de­
mostró por nuestra humilde Pía Sociedad en aque­
llos días ainargos de la persecución legal de las Or­
denes religiosas. ¡Cuánto interés, cuántos útilísi­
mos consejos!
Su muerte fué el eco de su vida. Desde algún
tiempo \*enía comulgando diariamente y su alma
así miida con su Dios, cerníase con serenidad muy
por encima todas las miserias de la vida, mirán­
dolo todo a través del pensamiento de la Pro\*idencia y anhelando la caridad y la unión entre
todos los católicos. « Respetad a los hombres de

-

83 -

pureza de intención; no juzguéis mal de nadie;
manteneos estrechamente unidos al Episcopado,»
eran sus másimas favoritas. Vió acercarse la
muerte con gran tranquilidad, y fortalecido con
los Sacramentos, voló a recibir el premio de sus
rirtudes. Tenía 82 años.
La Pía Unión de Cooperadores y la Obra salesiana en general han sufrido dolorosas bajas en Bo­
gotá. Hace tm año dos excelentes caballeros, a quieues mirábamos como hermanos: D. Manuel Res­
trepo Sáenz y D. Javier Tobar. Ahora dos nuevos,
no menos caros al corazón: el Dr. Gabriel Rosas y

D. Enrique Alvarez Bonilla,
muerto en la paz del Señor después de una mentísima vida. En anuncios mortuorios daban el pé­
same e invitaban a los funerales el Gobierno Cen­
tral yel Departamental, la Academia Colombiana,
la Academia de la Historia, la Prensa diaria y
otras entidades. Era que el anciano patricio tenía
contraídos extraordinarios méritos ante todas ellas,
y ante la Patria toda.
De su patriotismo y virtudes cívicas y cristianas
— base de aquellas — hablará sin duda la Histo­
ria de Colombia, si no quiere, como no querrá, lle­
nar sus páginas gloriosas sólo con nombres de g\ierreros; de su obras literarias, que lanzan luz apa­
cible y a veces fulgurante, la Crítica y el Arte. Nos­
otros mucho podríamos decir de todo ello, pues su
amistad nos honró y casi bajo su dirección literaria
se ha formado nuestra juventud de 20 años acá, y
en nuestras aulas leíamos sus escritos pedagógicos,
su hermoso Compendio de Retórica, su admirable
traducción de Milton, su valiente poema épico El
Macabeo, vmo de los más felices ensayas épicos de
la literatura Hispanoamericana, y ca.si todos sus
escritos en prosa y en verso, que con amabilidad
nos regalaba. Pero todo lo pasarnos por alto, y nos
limitamos solamente a dejar aquí consignado su
nonrbre como cooperador Salesiano, y dar el pésame
a su f.'-mi ia y a la Pía Unión, de la que fué modelo
por su su entusiasmo hacia las Obras Salesianas,
por su amor a los ideales de D. Bosco, entusiasmo
y amor que arrancaron hermosos acentos a su
lira, siempre joven y siempre fecunda. También
su vida era mi poema; imión con Cristo, alimen­
tada en lacommiión frecuente desde hacía muchos
años, trabajo continuo, generosidad y abnegación.
Una de sus hijas pertenece al Instituto de las de
María Auxiliadora.

Dr. D. Gabriel Rosas.
A breve distancia fué a reunirse con su amigo y
cofrade en D. Bosco. Bastante más joven que él.
Dios lo llamó a la eternidad cuando la Iglesia y la
Patria esperaban aún mucho de su talento y su
actividad. Agil y dúctil como la mayor parte de
los escritores colombianos, el Sr. Rosas era notable
jurisoinsulto, buen filósofo, elocuente orador, es­

critor correcto y no mal poeta. Contribuyó bas­
tante al resurgimiento de la Filosofía neo-escolás­
tica en Cefiombia.
De los Salesianos, más que amigo, era hermano:
había que ver cómo se interesaba por nuestras
obras y por nuestros hombres; cómo aprovechaba
las ocasiones para hacer resaltar unas y otros y ga­
narles amigos y adeptos.
Por muchos años fué Revisor, ca.si Director, de
las Lecturas Católicas, algunos de cuyas uxlmeros
salieron de su brillante pluma. En veladas y reu­
niones llevó varias veces la voz de los Coopera­
dores, y se dirigió a los niños como un padre, con
esa autoridad que da la superioridad intelectual
y la bondad del corazón.
Dios tenga ya en su gloria a estos amados ami­
gos y envíe otros a llenar el puesto que dejan va ­
cante. Si ami necesitaren de nuestras sufragios,
no dejemos de dárselos abundantes.

Recomandamos también a las oraciones de los
Cooperadores y Cooperadoras Salesianas el alma de

D. Manuel Espinosa Remon,
insigne bienhechor de nuestra obra en Panamá.
En medio de sus numerosos, continuos y prolon­
gados sufrimientos, supo conformarse con la volontad de Dios y en lugar de aliviar sus penas, trató
en todo el curso de su penosa existencia de aliviar
los dolores ajenos. Simpatía particular tenia para
los pobres liuerfanitos de nuestro Hospicio, y
fué él que insinuó a su ilustre padre D. Maxiuel
Espinosa, la idea de dar el terreno a los Salesianos
para que construyeran el Hospicio.
Con el alma apenada losS;Uesianos y los huérfa­
nos depositan una corona de fé^^'idas oraciones so­
bre su tumba...

Bibliografía.
Lecturas Católicas de Sarria Barcelona.— N*. 23 5
Almas PiobUs, por Q. O rtii: Estudio social con­
temporáneo. La valiente escritora andaluza, com­
prendiendo bien el carácter de la publicación
ideada por D. Bosco, da en este número a
sus lectores magníficas lecciones, revestida.s con
un ropaje bello y digno. Lo dedica a sus hijos.
Estudiar la verdad en los hechos, para que vean
claro y sepan alejarse de lo pernicioso y abra­
zarse al bien, es el objeto que se propone en
esa serie de cuadros sociales históricos.
,,Sí i>or la buena causa hay que luchar, dice
en el prólogo, luchemos, y si va en ello la vida,
a luchar como valientes."

-

Y el desarrollo es muy a propósito para afir­
mar estos propósitos.
Recomendamos a nuestros Cooperadores la
difusión de las Lecturas Católicas.
Nueva Revisla; Hermosamente presentado acaba
de hacer una visita a nuestra Redacción el N.° i
de la Revista«El Siglo de las Misiones ». dirigida por
los RR. PP. Jesuitas del Colegio de Ofia (BriviescaBurgos) y editada en Bilbao en la misma editorial
de El Mensajero. Su fin principal es • cooperar en
cuanto pueda para que el Catolicismo triunfe o
predomine en esta evolución (cristiana) entre los
pueblos infieles» (cuyas religiones paganas van ce­
diendo su puesto al Catolicismo, al Protestantismo
y al Racionalismo).
Ea Revista es de anchos moldes: no se ciñe ni a
un país ni a im institución religiosa: se propone dar
cuenta de todas las misiones entre infieles dirigi­
das por todos los Católicos en el Asia, el Africa,
América, Oceanía y recoger limosnas para todas
ellas; por lo cual el donante que de ella se valga,
debe especificar el uso que a sus liberalidades quie­
re dar. Cuatro secciones fijas tendrá la Revista y
dos o más facultativas: a) i ° imo o dos artículos de
fondo; 2®Noticias de las Misiones, 3®En favor de
las misiones (los esfuerzos de los Católicos para
ayudarlas), 4° Variedades; 6) 5®Necrología, 6® Li­
mosnas, etc.
Damos la más cordial bienvenida al nuevo co­
lega; aceptamos gustosísimos el cange y le desea­
mos las bendiciones celestiales y la cooperación
de los amantes de Cristo Nuestro Señor.
De la L ibrería
A partado 415.

de L uis Glli» B arcelon a

£1 Problema Social y !a Democracia cnstiana,
por el Exento. Sr. D. Manuel Burgos y Mazo. Hemos
recibido el primer tomo de esta obra, que promete
ser poderosa y agotar el asunto. Tiene 703 págs. de
15 Vz — 23 V2
y es apenas el primer Tomo de
la 1“ Parte. El precio, dado su tamaño y la calidad
de la obra, no es elevado: 7 pts. en rúst. y 7 en tela
inglesa. I^a obra viene presentada y recomendada
nada menos que por S. E. D. Eduardo Dato en im
prólogo muy enulito y sereno, del cual tomamos
las siguientes palabras que nos parece dan la
idea no sólo de este tomo, sino de toda la obra:
* La Obra del Sr. Burgos es de crítica de la doc­
trina Socialista. Busca en la liistoria sus preceden­
tes para comprobar la remota ascendencia de esa
teoría y deduce dej hecho de su permanencia en tal
estado, la afirmación de su fracaso completo. Tal
es, a lo que colijo, la esencia de la nueva obra, que
por la copia de la docmnentación. la profundidad
de la crítica y la alta concepción de las ideas, me­
rece un sincero elogio como tributo de cuantos se
interesan por esta clase de estudios ».

8 4

-

La Obra constará de tres partes y cada parte de
varios tomos. Los argiunentos son interesantes: el
problema social contemporáneo, simple faz del pro­
blema social tmiversal en la vida de la humanidad;
la Democracia cristiana; los medios.
La Religión demostrada o Los fundamentos de la
Fe Católica ante la razón y ia ciencia por el P. A.
H illa iré, ex-profesor del Seminario Mayor de
Mende, Superior de los Misioneros del S. C. — Ver­
sión castellana de la i6.° edición francesa, por Mon­
señor Agustín Piaggio, Capellán de la Armada y
Diputado a la I^egislatura de Buenos Aires, i2-%
ig Yz cms. 718 pág. En rúst. 3,50; entela 4.50 ptas.
También es obra es muy hermosa. Tiene esa clari­
dad, esa gracia de que los escritores franceses sa­
ben revestir hasta las materias más áridas,' y como
en Apología hay muchísimas cosas que son ya
de suyo agradables y hermosas, el autor es ele­
gante, elocuente, noble y sobre todo claro y orde­
nado. La siguiente frase del prólogo da idea de la
obra y del estilo: « El objeto de esta obra es dejar
establecido que el templo donde se afirma es tam­
bién el templo donde se demuestra », hermoso pensa­
miento contrapuesto a aquella frase arrogante
de la escuela laica: «levantar en frente del templo
que afirma la escuela que demuestra». No, el Católicismo afirma, pero también demuestra.
De D. Eugenio S u biran a P u ertaferrisa, 14,
B arcelon a.
Juventud y pureza Conferencias morales por el
abate Enrique Morice. — Traducidas al castellano
y aumentadas con un apéndice sobre los Efectos
del vicio en la salud del cuerpo y en las facultades del
alma, por el P. Adulfo Villanueva, de las Escuelas
Ff is. — Un tomo en 8.®, 2 ptas. en rtca. y 3 en
elegante y moderna encuademación.
El abate Morice presta im contingente no
despreciable a la educación moral de la juventud,
con este libro. En general prefiere, a imitación del
Vble. Juan Bosco, hablar de las excelencias de la
virtud que de los horrores del vicio, y busca resortes
para interesar el apetito de lucha y de victoria que
tiene todo niño, para conquistar tesoro tan preciodo como es la pureza. El libro va dirigido directa­
mente a la juventud y se lee con agrado por su her­
moso estilo. No dudamos recomendarlo, pues hará
muclio fruto.

£)a mihi animas, cefera folie.
Con aprobación de la .Autoridad Eclesi isiica:
Gerente: JOSE GAMBIXO.
Establee. Tip. de la .S. A. Int. de la Buena Prensa
Corso Regina .Margherita, N. 176- TURIN.