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A Ñ O X X IX - N. 2
F ebrero de 1914
Edición de España
52.
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Turin — Via Cottoicngo N. 32.
SUM ARIO. — L a célula-m adre de la Pía Sociedad
S a l e s i a n a ................................................................................. 39
Tesoro e s p i r i t u a l ...................................................................... 33
El Em mo. C ard. R a m p o l l a .................................................34
Un monumento y u na feliz i d e a ..................................... 36
La Obra de D. Sosco en la A r g e n t i n a ............................ 37
D e n u e s t r a s m i s i o n e s . — T re s curiosas cartas
de Thiago M arques A ip o bu reu — L o s B ororos
¿7
^ g j 2 „ 6 _
^
^
rfe hace veinte aftos y la obra de los M isioneros 39
Bibliografía .................................................................................
E u CULTO DE M a r í a A u x i l i a d o r a : Bendición de
un cuadro. — G racias d e María A uxiliadora . . 4‘
P o r e l m u n d o s a l h s i a n o ; L a crónica de a m o r .—
Crónica de los Oratorios Festivos — Noticias de
aqui y de a l l i ......................................................................4I
N e c r o l o g í a ................................................................................. ?
44
5
LA CÉLULA-MADRE
de la Pía Sociedad Salesiana
- í- O X ^ - 3‘
isí como para hablar de
las vocaciones eclesiás
ticas, cedimos la palabra
al Rvmo. Don P. Albera,
citando una carta suya a los Salesianos,
así también hacérnoslo para hablar de
los Oratorios festivos. Su palabra es
tanto más eficaz cuanto más confiden
cial. Repitámoslo; Salesianos y Coo
peradores formamos una sola familia.
Ei Oratorio festivo se;úo D. Bosco.
El Oratorio festivo de D. Bosco es una
institución completamente suya, que se
diferencia de todas las demás, por la
finalidad a que tiende y por los medios
que emplea. El Oratorio de D. Bosco
no es para una categoría especial de
niños a preferencia de otra, sino para
lodos indistintamente, de los siete años
en adelante; no se exige ni presenta
ción ni fe de bautismo, ni .se averigua
el estado de familia ; la única condición
es la de venir a él con la buena vo
luntad de divertirse, instruirse y tomar
parte en los ejercicios comunes y prác
ticas de piedad. Y no pueden ser cau.sa
de expulsión ni la viveza del carácter,
ni la rudeza, ni cualquier otro efecto
de la falta de educación — que pre
cisamente para educar se fundan —
sino únicamente la insubordinación sis
temática y contagiosa, el espíritu de
II
—
3 0
blasfemia, el escáadalo, especialmente
en lo que se refiere a las buenas cos
tumbres, a la pureza, que es la fior
principal que cultivan estos jardines
de infencia. Fuera de estos casos, la
tolerancia debe ser ilimitada. Aun los
más abandonados deben ver y sentir
en el Oratorio la casa paterna, el arca
de salvación, el medio se^juro de me
jorarse bajo la acción transformadora del
afecto más que paternal del Director.
« listos niños, decía en 1843 nuestro
Vble. Padre, tienen necesidad de una
mano benéfica que se cuide de ellos,
que les guíe a la virtud, que los aleje
del vicio. La dificuldad consiste en
hallar manera de reunirlos, hablarles,
moralizarlos. Es ésta la misión de los
hijos de Dios ¡ esto solamente la Re
ligión puede hacerlo. Pero la Reli
gión, que es en sí misma eterna e in
mortal, que ha sido y será siempre la
Maestra de los hombres, contiene una
legislación tan perfecta, que sabe acomoilarse a las circunstancias niás va
riadas de tiempos y lugares y a la
índole de todos los hombres.
« Y entre los medios más a propó
sito para difundir el espíritu de reli
gión y cultivarlo en los corazones in
cultos, están los Oratorios festivos...
Cuando me dediqué a ellos, mi inten
ción fué consagrar mis fatigas a la
mayor gloria de Dios y a la salvación
de las almas, entregarme en alma y
cuerpo a la formación de excelentes ciu
dadanos en la tierra, para que fueran
un día dignos moradores del cielo. Dios
me conceda continuar así hasta el úl
timo respiro de mi vida ».
Y Dios le concedió no sólo el con
tinuar hasta el último respiro de su
villa esta apostólica misión, sino el per
petuarla en medio de los pueblos, ha
ciendo brotar de su corazón la Obra
Salesiana que, nacida en un Oratorio
festivo, no puede vivir y prosperar sino
por ¿L
—
El Oratorio festivo
es ei alma de la Pía Sociedad Saiesiaaa.
Por esto el Oratorio festivo de Don
Bosco, que se dilata siempre más, re
produciéndose aquí y allí, peco siempre
único en su esencia, es el alma de la
Pía Sociedad! .Si somos verdaderos
hijos de tan excelso Padre, debemos
mantener en toda su integridad y es
plendor esta vital herencia. Doquiera
que se encuentren los hijos de Don
Hosco, debe florecer el Oratorio festivo,
abierto, como la Iglesia Santa, a todos
los jóvenes, para instruirlos, educarlos,
hacerlos aquí ciudadanos ejemplares y
luego moradores del cielo.
Si bien a muchas obras atiende nues
tra Pía Sociedad, conviene que todas
ellas se apoyen en el Oratorio Festivo,
o tiendan a producirlo, fruto precioso y
natural de la Sociedad misma; de otro
modo no seríamos dignos de llamarnos
hijos de D. Bosco.
« Al lado de toda casa salesiana debe
nacer un Oratorio festivo, » decía fre
cuentemente nuestro oijlorioso Predecesor
el P. Rúa, quien lo estimaba tanto,
que lo anteponía a todas las demás
obras.
Y o mismo experimenté varias veces
cuánto gozaba el buen padre cuando
se le hablaba de los Oratorios festivos
y del gran bien que ellos hacían. Y
puedo añadir que yo mismo tuve la
fortuna de procurarle esta alegría, por
que en mis frecuentes visitas a nuestras
casas, y especialmente a las de Amé
rica, pude ver y comunicarle con cuánto
ardor se cumplían sus deseos respecto
a los Oratorios festivos.
Por esto me fué sobremanera grato
el hecho de que el primer Congreso
que presidí como Rector Mayor, fuera
precisamente el de los Oratorios fes
tivos y Escuelas de Religiófi. Parecióme
feliz auspicio con que D. Bosco y D.
Rúa se dignaban poner en mis manos
— J i
la Carta }[agna de nuestra Pía So
ciedad para que la hiciera practicar en
toda su plenitud. En aquellas asam
bleas, en donde se congregó lo más
selecto del Catolicismo italiano, com
prendí una vez más toda la importancia
de esta obra predilecta de D. Rosco,
V cuánto camino nos queda todavía por
recorrer para tocar la meta vislumbrada
que todos los Sr^s. Obispos lo acogie
ron no sólo con benignidad, sino con
verdadero entusiasmo.
Por todo esto, fácilmente compren
deréis cuán a pechos tome yo los Ora
torios festivos y cómo deseo que se
multipliquen y prosperen. Confieso in
genuamente que el mejor día para mí
es aquel en que se me da la noticia de
'«Sí
■ 'A.
N ICTH ERO Y — Los romeros ante el monumento (pág. 52).
por él en sus ensueños por la salvación
de la juventud de todo el mundo, me
diante el Oratorio festivo. Y para que
fuera más duradero y eficaz el fruto
del Congreso, no vacilé un momento
en someterme a los nos leves gastos
^ue presuponía un diligente estudio
■ acerca de los votos y resoluciones del
V Congreso y de los cuatro prece
dentes y su difusión amplia y casi
gratuita en todas las diócesis de Italia
y las Casas Salesianas. Excuso decir
que ha surgido un nuevo Oratorio fes
tivo.
Y no solamente un Oratorio festiva
debiera tener cada casa salesiana, sino
que cuando las circunstancias lo permi
tieran, debería hacerse el centro de
varios en todos los alrededores, em
pleando en esta obra, que es nuestro fin
principal, el personal que por acaso
quedara libre los días de fiesta.
—
32
El secreto de la prosperidad de ua Oratorio.
Un Oratorio festivo bien constituido
debe encontrar entre los jóvenes más
adultos y en el elemento seglar —
nunca faltan caballeros celosos y ab
negados — sus naturales catequistas
y los especiales encargados del orden
general. Y esto ha sido uno de los
más ardientes votos del último Con
greso, voto que hago mío con todo el
entusiasmo, porque era uno de los más
ardientes deseos del corazón de nues
tro Vble. Padre D. Bosco. Toca a la
prudencia, al celo del Director, formarIds y hacerlos apóstoles de sus com
pañeros, como lo hizo D. Bosco en su
tiempo. Y lo logrará fácilmente si se
mantiene constante en la costumbre de
reunirlos semanalmente y cambiar im
presiones con ellos. Pudiendo, dicha
conferencia téngase el sábado por la
ta.rde, porque así se establece mejor el
[)rograma del día siguiente, y se evitará
el inconveniente de que los ayudantes
no sepan fijamente cómo regularse.
Fuera de las líneas generales, el
Oratorio festivo debe tener la nota de
l i variedad, que atrae y obliga a los
jóvenes. En esto está el secreto de la
prosperidad del Oratorio lestivo. El
saber con santas industrias vestir de
fíala todos los domingos el Oratorio,
es decir darle alguna novedad, y ha
cerlo con precisión, con exactitud, previ
niendo las cosas, con calma y no dando
órdenes inconexas en el momento de
la ‘ ejecución, debiera ser propio de
todo hijo de D. Bosco.
Decía D. Rúa en una ocasión a un Salesiano que mandaba a abrir un Oratorio
festivo: « .-Mlá no hay nada, ni siquiera
local, ni terreno para reunir a los niños,
pero el Oratorio festivo está en ti; si
eres verdadero hijo de D. Bosco, ya
encontrarás cómo y dónde plantar y
hacer crecer este árbol rico y abundante
en frutos >. Y así fué, porque en po
—
cos meses surgió, bello y espacioso, el
Oratorio, poblado de centenares de
jovencitos, de los cuales los mayores
se convirtieron bien pronto en apóstoles
de sus compañeros.
Ciertamente el Oratorio necesita per
sonal y dinero, pero non son estos los
factores principales. Dadme un Director
lleno del espíritu de D. Bosco, sediento
de almas, rico de buena voluntad,
afectuoso y lleno de interés para con
los niños, y el Oratorio florecerá y no
le faltará nada.
El mismo D. Rúa, después de haber
enumerado los frutos sazonados que se
habían obtenido en varios Oratorios
festivos, agregaba: « Acaso os figuréis
que se puedan contar estas cosas sola
mente de los Oratorios que poseen
local conveniente, variados juegos^ sa
lón de actos, capilla hermosa, atracti
vos variados. Ciertamente son excelentes
estos medios; sin embargo debo deci
ros que en muchos sitios, el celo de
los hermanos suple a todo esto. Se
comenzaron los Oratorios como empezó
D. Bosco en el Refugio: una mala
sala, un aula mísera servía de capilla,
un palmo de tierra hacía de patio y
de todo; parecía imposible continuar;
y no obstante, los niños, prendados de
la amabilidad y buenas maneras del
Salcsiano, acuden numerosos; algunos
de ellos exclamaban : « En otras partes
hallaremos vastas salas, lindos jardi
nes, diversiones variadas; pero pre
ferimos venir aquí donde no hay nada,
pero sabemos que se nos ama positi
vamente *.
Por lo demás, la experiencia demuestra
que todos los medios vienen cuando se
trabaja con celo.
Por cuanto deseable sea que todo
Oratorio esté abundantemente provistode atracciones, sin embargo, lo prin
cipal son las santas industrias para
hacer a los niños instruidos, buenos,
bien cimentados en la Religión y en
— 33 —
la virtud. Las instrucciones y predica
ciones deben acomadarse a ellos, de
manera que provoquen su interés y
entren en el mundo de sus necesida
des y experiencias, para la santifica
ción individual de sus almas y la res
tauración de todas las cosas en Cristo.
Cuando un Director haya logrado que
cada domingo haya un buen número
de comuniones, ya puede estar seguro
de que tendrá no solamente niños, sino
jóvenes y mozos aficionadísimos, que
serán el nervio de las Compañías y de
los Círculos y de todas las obras de
perfeccionamiento que deben embellecer
el Oratorio, como las flores y frutos al
árbol.
« corto pero jugoso librito », este
< libro-herramienta », como alguien lo
ha llamado.
«
* *
El Barón Manno, queriendo sinteti
zar toda la maravillosa actividad de
D. Bosco, hizo una cita clásica, y dijo:
iV/7 actum reputans^ si quid superesset
ageudum. A sí nosotros, no creamos ha
ber hecho nada, mientras quede algo
que pueda asegurar el progreso y per
fección de los Oratorios festivos. El
trabajo que queda es aún mucho, y
por lo mismo, preparemos para el pri
mer Centenario del nacimiento de I).
Bosco, un resurgimiento de los O ra
torios
festivos y de su finalidad saniiUn buen manual.
ficadora, excitando en nosotros mismos
Con el ánimo de dar ideas exactas el anhelo de trabajar en ellos y ha
sobre los Oratorios festivos y de di cerlos florecer. Será este el más vivo,
fundirlos más y más en los pueblos de bello y grandioso monumento que le
lengua española, un carí.simo hermano vantarle podamos en esa fecha memo
ha escrito un libro, en el cual se re randa.
sumen todas las enseñanzas de D.
hosco y de D. Rúa sobre el particular,
T E S O R O E SPIR ITU A L.
y todas las actas de los 5 Congresos
de Oratorios festivos. La Escuela SaLos Cooperaílore.s .Salesianos ejue confesados
lesiana de Sarriá-Barcelona, que con
y comulgados, vi.sitc-n dcvotanicnte una iglesia
tanto celo trabaja en desarrollar las o ca[)illa pública, o si viveit ea coimmida<l, la
ideas de D. Bosco, lo ha impreso y propia capilla, y rueguen según la inicncióti
lo ofrece en condiciones verdadera del Sumo Pontífice, pueden ganarlas siguientes
mente a todos accesibles (1). Aun como indulgencias plenarias:
Eti el mes de febrero:
libro de lectura se recomienda este
(i) ,, Loa Oratorios festivos, por el P. R. F ie k r o
T o r r e s , S.S. Escuela Tipográfica Salesiana, Sarrid*
Barcelona. Apartado 175. (0.18x0.13) 224 páginas,
1 peseta.
He aquí el juicio de Sai Terrae, revista de los
Padres de la Coinpañia de Jesús, sobra esta obrila :
« Este precioso librito no solamente consigue el
«lar a conocer lo que son y cómo tuncíonam los ,,Ora
torios festivos
esa arma con la que tantas ino
cencias salvó y tantas caídas remedió el genio edu
cador y la santidad del Venerable Padre Don Bosco,
•'iiio que sirve a maravilla para despertar latentes
«nergías y abrir horizontes a los que tienen que
preocuparse por la suerte de la juventud, cada vez
mis amenazada en nuestros días. Los Señores pár
rocos que anhelen hacer de sus catecismos un foco
'le regeneración para pueblos de otro modo inac
cesibles, encontrarán aqui preciosas indicaciones
na--} aprender esa oculta senda que conduce al mis
terioso corazón de la niñez. Es sumamente práctico
El 2 Purificación de la .Sn»;i. Virgen.
» 22 La Cátedra de .S. Pedro en Antioquía.
Eo el mes de marzo:
El I* Primera Dom. de Cuaresma,
» 19
S. José.
» 25 Anunciación de Ntra Sra.
Cada mes:
1. Un día cualquiera de libre elección.
2. El día en que hagan el Ejercicio de la
buena muerte.
3. El día en que tengan conferencia.
cu an to se d ice en estas p áginas e scrita s so b re una
b a se de e xp erien cia m u y acriso lad a . C o n tien e, entre
o tras co sas, in struciones y reglam en tos a p ro vech a
b les, d e ju e g o s p ara en treten er y fo gu ear a lo s niños
duran te la s horas d e esp arcim ientos. » (Julio 1913)-
£1 € m m o . G a r d . R a m p o i i a
-O
liando en la mañaña del 17 de
diciembre p. p. el
telégrafo nos tras
mitía la dolorosa no
ticia de la muerte
del Emilio. Señor
Cardenal Rampolla,
Protector de nues
tra Pía Sociedad,
experinientamosuna
impresión penosísi
ma de consterna
ción, y nuestros alumnos, uniéndose a
.sus educadores, sin
tieron también hon
da pena, uniéndonos
todos en el acto para
elevar especiales oraciones por el alma
del finado Cardenal,
cuyo nombre glo
rioso tendrá tam
bién una página de
oro en la historia de
la Pía Sociedad Salesiana.
El Emilio. Car
denal Mariano Ram
polla dei Conti del
T ín d a r o , del tí
tulo de Sta. Cecilia,
Secretario de la Con
gregación del Santo
Oficio, Arcipreste de
la Patriarcal Basílica \’ aticaua. Prefecto de la Rcv. l'ábnca de San Pedro, Gran Prior
Conieml.itaiio en Roma de la Sagrada y Soberana Orden Militar Jerosolimitana de
Malta, nació en 184,^ en Polizíi. diócesis de Cefalú, en Sicilia. Hizo sus primeros es
tudios en el Real Colegio Capizzi, de Bronte, y los tenninó en el Almo Colegio Capránica y en la Academia de los Nobles Eclesiásticos en Roma. E n 1875 marchó a
E'spaña como Consejero de la Nunciatura. En 1877 volvió a Roma y fué sucesiva
mente Secretario de Propaganda para los Negocios del Rito Oriental y Secretario
de los Negocios eclesiásticos extraordinarios, iín 1882, consagrado Arzobispo de Heraclea, fué enviado como Nuncio Apostólico a Madrid. Y en 1887, Léon X III, de
í. m. lo creó y proclamó Cardenal en el Consistorio del 14 de marzo.
Va desde entonces era vivísimo el afecto y la admiración que el ilustre Purpurado
B i1
sentía por D. Bosco y por la Obra salesiana. Y a con fecha i i de abril de 1887, escri
bía desde Madrid a D. Bosco:
¿ A su tiempo recibí, 3- con la más viva gratitud, la.amable y cortés felicitación
que V . R. tuvo a bien dirigirme con ocasión de mi elevación a la Sagrada Púrpura,
y le doy las más expresivas gracias, aunque el alto honor que V. R. considera como
una recompensa de méritos que no puedo reconocer en mí, sea debido línicaiuente
a la soberana dignación y bondad del Padre Santo para conmigo.
« Me es sumamente grato en esta ocasión, confimiar a
R. mi esi>ecial afecto
a la Congregación Salesiana, congratulándome con V. R. por el gran bien que hacen
sus Hijos en las diócesis de España en donde se han establecido: no hace mucho oí
hacer de ellos grandísimos elogios a varios Prelados ilustres. jPluguiera al Señor que
se multiplicaran también en esta Nación, ho>’ tan necesitada de quien la preserve
de los engaños de los perversos! »
Llamado poco después por el inolvidable Léon X III a ocupar el puesto de Se
cretario de Estado: el piadoso, inteligente, docto y avisado consejero de Léon X III,
comenzó a manifestar públicamente y de un modo singular su autorizada e inaltera
ble benevolencia, a toda la Pía Sociedad Salesiana. de manera que cuando el i de
febrero de 1903, se le nombraba Protector de los Hijos de D. Bosco en substitución
del Emmo. Cardal Parocchi, que había dejado de vivir, pudo asegurar que acejitaba
con gozo y que de muy buena gana continuaría favoreciéndonos, pero que no sabría
qué cosa de más podría hacer por nosotros: que antes, a su modo de ver, tal oficio
debía encomendarse a algún otro Cardenal que no nos conociera, porque viniendo a
conocemos, ganaríamos en efecto un nuevo Protector. ¡Tanto era el afecto qiie por
nuestra humilde Sociedad nutría el llorado Cardenal!
Si en realidad quisiéramos enumerar las infinitas pruebas de continua protec
ción y de exquisita bondad paterna de él recibidas, deberíamos narrar enteramente,
o a lo menos en sus puntos principales, toda la historia de nuestra Pía Sociedad, de
1888 acá. Si la Obra Salesiana salvó nuevos confines 3^se extendió a nuevas naciones,
lo debió casi siempre al consejo, a la inter\'ención y protección del Emmo. Card.
Rampolla, ciu’a palabra no dejó nunca de darnos, con las palabras más dulces y los
más suaves acentos, las bendiciones del \’icario de Jesucristo y sus personales votos
en todas las ocasiones más solemnes para nosotros, sea para felicitarnos por nuestros
modestos trabajos, sea para consolarnos en épocas de tribulación o de ¡jrueba.
Ah! no Te alvidarenios jamás. Alma grande, generosa, incomparable! ILilden
otros de tus innumerables méritos ante la Iglesia Universal: también nosotros los
conocemos, los admiramos 3’ no sabemos cómo exaltarlos dignamente. Pero lo que
sí queremos y sabremos repetir, es lo mucho que has querido la Obra Salesiana y el
bien que le has hecho! Esto es para nosotros un del>er 3’ un consuelo; y con este tí
tulo invocamos para T i los más fervientes y copiosos sufragios.
En ¡a Basílica <U María Auxiliadora se celebraron los solemnes funerales de séptima
y de trigésima.
—
3 6
—
7
Pon e ! Sdo. Conazón.
Un monumento y uno feliz idea.
IV.
fU go de H istoria.
Gracias a Dios y a la huenisima voluntad, de
Vd. podré extender esta siembra de amor que a
nuestro buen Jesús tanto complace; no sólo puede
contriluirse a ella oireciendo un sacrificio, sino
que al referir los ya recibidos, se propaga la idea
y se ejerce un verdadero apostolado que bendice
el Sdo. Corazón.
Ofrecí enviar a Joselín y María algunos ejem
plos de sacrificios de niños y jovenciias. que, re
feridos por ellos en sus colegios y entre sus amis
tades, pueden ser verdadera semilla de reparación
y amor. Fué el primero de los sacrificios infantiles
el de una iiiñila que se educaba en el colegio de
Sta. Teresa {Calle de Bilbao-Barcelona). Esta
niña entregó 25 céntimos que afanosamente guar
daba para la compra de finos gusanos de seda; otra
de sus compañeras sacrificó una peseta destinada a
comprar un muebleciio que faltaba a su casa de
muñecas; y una tercera escribió a los Reyes Magos
suplicando le dejaran el importe de una linterna
mágica que vivamente deseaba pedirles y que gus
tosamente sacrificaba al templo del Sdo. Corazón.
y hubo una niña, muy revoltosa ella, pero buenísima en el fondo, que ofreció... estarse quieta sin
proferir una queja ni hacer el menor movimiento,
mientras cortaban y alisalhin su cabello, y pedir
efi premio ¡una peseta para el Tibidabo! Sacrificios
de caramelos y entradas de cinc: sacrificios de pos
tre y nuTíVíií/ns c.xtraordinarias hemos recibido
muchos, pudiendo contar entre los más conmo
vedores el de una pobre niña campesina cuyo solo
regalo durante el año era un pastel que comían en
el día de la Pascua, ahorrando de céntimo en cén
timo los dos reales que para comprarlo necesitalnin
y que, por impulso propio pidió permiso a su
Madre fiara entregar los ahorros ya recogidos y
renunciar al fiastel. Estas son las firÍ7neras y más
hermoikis flores infantiles qi4e fierfumaron la
senda del 7 'ibidabo.
(■ •y las jovenciias.^ ¡Ay Marta! En esa hermosa
ediid, en esa primavera de la vida en que todo se
duce y encanta ¡cuán sublime atractivo ha de tener
fiitraVds. la deivción dulcísima al Corazón Divino
de Jestis y el goce de co»i/ri6m> a su mayor glorút
con una oferta de amor! Hubo una joven recién
salida del colegio, ansiosa de vida, de movi
miento y libertad; su mayor deseo era el de visitar
el Pilar de Zaragoza y asistir a las espléndidas
fiestas que en aquella ciudad se celebraban; mezcla
de devoción tiernísima a la Virgen, deseo de pedir
la salud de su Madre siempre enferma, y esponsión
de juventud que ansiaba ver y admirar y poder refe
rir a sus amigas los varios goces que del viage es
peraba. Sus Padres, que adoraban m ella, le ofre
cieron en el día de stí Santo ki cantidad necesaria
para realizar el viage tan deseado ; y esta cantidad
la entregó heroicamente fiara el temfilo del Sdo.
Corazón, de Jestis, renunciando las soñadas di
chas y goces que del tan suspirado viage se pro
metía. ¡Feliz ella! Dios, que da el ciento por imo,
premió aquella oferta escogiéndola para Esposa;
y hoy, felicisima en su convento, goza de antici
pada gloria y alegra con su dicha el sacrificio, que
gustosamente hicieron sus Padres al entregarla a
Dios. ¡Bendito sea!
Otra jovencita que con su hermana coleccionaban
nioneditas de plata, afanándose día tras día en
enriquecer su preciada colección, al conocer la
idea del sacrificio entregaron fiara el templo del
Tibidabo, todas aquellas monedas tan trabajosa
mente adquiridas y tan amorosamente conservadas.
Otras renunciaron adornos de trages y sombreros,
frascos de esencia, cintas, flores, sellos coleccio
nados, postales no adquiridas, excitrsiones tmyectadas... Hay tantísimas superfluidades de las
que puede abstenerse el que de veras ama; y están
exuberante en atnores la juventud, que Vds., hijas
de María, deben principalmente dar ejemplo d.-=.
sacrificio fior amor al buen Jesús, con la certeza
de que la semilla que ofrezcan a este temfilo de re
paración, florecerá y fructificará en el sitio de
dicha que Dios en este mundo les tenga deparado;
)'<í sftí en la didee fnxz del claustro, y asea en el ho
gar cristiano donde formen una felicisima familia
que vífia y firosfiere, siemfire enriquecida con la
beftdición de Dios. Usted, hija mía, que tan devo
tísima es de María Auxiliadora, debe preferente
mente auxiliarnos en esta obra de reparación, con
la seguridad dulcísima de que la Virgen de D. Bosco
ha de sonreír y bendecir a sus hijas queridas.
Citando contribuyan a la erección de este trono de
amor que fiara salvación de España y por media
ción del Vble. D. Bosco pidió el Señor en la cum
bre del monte Tibidabo. ( 2 ^o es verdad que gusto
samente propagará la idea?
M, V.
J!
— 37 ~
La Obra de Don Bosco en la ñrgentina.
(Correspondencia del P. Trione)
II.
L o s S a le s ia n o s y lo s E m ig ra d o s.
Buenos A ires, i6 de ngosto de 1915.
Rvmo. Señor D. Pablo Albera,
Muy amado Padre:
Llegué a Buenos Aires el sábado, y el domingo
estaba en un jirón de Italia. Prediqué en la
iglesia de los Italianos, llamada Maier Misericordiae, servida por los Salesianos, desde el
año de 1875, es decir, desde la primera expe
dición, organizada y enviada por nuestro V.
Padre. Asistí a las Vísperas, dirigida por unos
60 caballeros, subí al púlpito y me hallé con una
inmensa multitud, que comprendía mi lengua
perfectamente y experimentaba gran satisfación, siendo ella la lengua de su Patria. Los can
tos que siguieron a la plática, eran los mismos
de Italia; y así, la ilusión de estar en un jirón
de la Patria que acababa de dejar, era com
pleta.
Junto a esta iglesia hay una Cofradía italiana,
una Sociedad Católica de 400 italianos, uno de
los principales Secretariados que tienen los Sale,sianos, quienes los han fundado en toda la Amé
rica y agregado a la Federación internacional
Itali'.a Gens, un hermoso colegio salesianode dicado a D. Bosco, con Oratorio festivo, teatro,
cinematógrafo, círculo esportivo y el indis
pensable « Círculo de Antiguos Alumnos *. Como
ve V. R., se trabaja bastante.
Experimenté un gran placer al ver ta.i flo
reciente nuestra primera estación Americana.
Y Dios la seguirá bendiciendo.
¡Los emigrados italianos! Los Salesianos re
cibieron de D. Bosco el encargo de cuidar de los
emigrados europeos; pero entre ellos, los más
necesitados eran ciertamente los italianos;
además se unía a esto una razón patriótica. Xo
pudiendo pues, consagrarse a los emigrados de
todas las nationes, se consagraron a los italia
nos. naturalmente sin desatender a los demás
que acudieran a ellos, en la esperanza de po
der dedicarse también a ellos más adelante.
De italianos hay en la Argentina un millón;
y si se cuentan los oriundos italianos ¿quién los
puede contar? Por todos partes sen ven nombres
italianos. Los hay que subieron a los más altos
cargos en la bolsa, el comercio, la industria, la
administración y hasta en la política, mante
niendo bien alto el nombre de su patria, pres
tando ser\icios inolvidables a esta generosa y
hospitalaria nación. Todos los italianos aquí inmi
grados, han aportado a las ciudades y campos
de este privilegiado país, un cúmulo precioso
de energías intelectuales y materiales, que han
contribuido no poco a su portentoso desarrollo.
La Argentina tiene un territorio -diez veces
más vasto que el de Italia y es todo cultivable.
Actualmente cuenta 3 habitantes por kilómetro
cuadrado, mientras Italia tiene 117. Así, siendo
nación tan rica, puede aventajarse mucho con la
inmigración. E lla bien lo sabe, y por eso la favo
rece tanto, principalmente cuando vienen de
aquellos países que, como Italia, le traen }>reciosos elementos, porque no hay duda que el ita
liano es sobrio, trabajador, hábil y resistente. Con
estos elementos, la iwblación argentina va cre
ciendo mucho: en 1797 contaba ai)enas 3.100.000
habitantes: en 1895 es decir i8 anos hace,
4.000.000, y actualmente rebasa los 7.000.000.
¿Cómo proveer convenientemente a las ne
cesidades de tan grande y siempre creciente
número de inmigrados? ¿Cómo i)roveer, mate
rial, moral, socialmente?
El Gobierno argentino ha tomado medidas
muy sabias. Por ejemplo, tiene cerca del jíuerto
la grandiosa y comodísima Casa de los Inmi
grados, en donde los hospeda por miles y miles
gratuitamente durante cinco días, les paga el
viaje a cualquier punto de la república y les
proporciona trabajo.
Ante problema tan vasto no faltaron las ini
ciativas privadas, entre las cuales la de D. Bosco
íué una de las primeras. Y aun ahora los nues
tros cumplen una de las más importantes obras,
con ramificaciones en los principales centros de
la República.
Sobre estos argumentos cayó naturalmente
-
38
la conversación en mis visitas a los Excmos.
Sres. Internuncio y Arzobispo, visitas que se
dignaron devolverme, dando ocasión a otros
discursos y deliberaciones, y sobre ello hablé
también con el K.. Cónsul de Italia y el R. Mi
nistro Plenipotenciario y los principales caballe
ros de la Colonia.
Para intensificar el trabajo en este vastísimo
campo, tuvimos varias conferencias con los Sres.
directores de los varios colegios salesianosde la
capital y alrededores, y se convocó una reunión,
a la cual acudieron, entre otros, la dirección de
la « Itálica Gens », el director de los misioneros
de la Emigración, fundados por Mons. Coccolo, el
Rev. Sr. D. Olimpio Torta, director del diario
católico «Ita lia », los directores y secretarios de
los importante secretariados de Emigración de
Mater Misericordiae, La Boca y Almagro.
Todos trabajan mucho, pero el campo es
vasto, las dificultades muchas, y proporcional
mente escasos los misioneros: empero hacen
mucho. Sobre este particular quisiera decirle
cuánto hacen nuestro; hermanos, no solamente
en Buenos Aires, sino en toda la República, en
donde y a tienen 44 secretariados, con iglesias y
escuelas anexas; pero espero enviarle pronto un
detallado informe del Rvmo. P. Inspector de la
Argentina'Septentrional, el P. José Vespignani.
Sobre la Inspectoría del Sur hablaré más
tarde, cuando haya podido visitar Bahía Blanca
y otras casas.
Mucho me placería también hablar de la ac
ción meritísima que llevan a cabo las Hijas de
María Auxiliadora, con sus numerosos Oratorios
festivos. Escuelas, Colegios, Associaciones de
exalumnas; enseñanza de la lengua patria, etc.
pero de esto más tarde, si Dios quiere.
Volviendo a lo que decía, confieso que cada
día me convenzo mejor de que un buen italiano,
máxime un católico, no puede desentenderse
de este gran hecho que presenta la Italia emi
grante. Lo mismo dirá un español para su pa
tria. La emigración es entre todos los fenóme
nos sociales uno de los más confoniies con la
naturaleza y de los más pemmnentes en todas las
é|>ocas de la historia; pero en Italia no ha te
nido jamás las proporciones que tiene hoy.
Y esto acarreará sus ventajas, dará buen tra
bajo a miles de obreros, abrirá nuevos campos
a la índole genial y activa de nuestros compa
triotas y al mismo tiempo nuevas rutas al co
mercio y a las industrias italianas: jiero no debe
olvidarse que estas ondas emigratorias corren
-
serios peligros en todas partes. ¡Cuántos infor.
tunados se someten a sacrificios enormes, sin
obtener las ventajas que merecerían! ¡cuántos
quedan desocupados y se ven obligados a some
terse a humillaciones sin cuento!
¿Y qué decir de las vicisitudes religiosas?
Muchos son sinceros apóstoles del bien y con
su ejemplar conducta sostienen nuestra fe en
países remotos; pero, cuántos también... pro
ducen frutos bien diversos! Por esto, el amor a
la Iglesia y el amor a la Patria nos obligan a in
tensificar el trabajo en favor de nuestros ama
dos compatriotas y hennanos.
¡Oh! ¡cuán sabia y oportunamente ha querido
la Santa Sede que surgieran en toda Italia Co
mités Diocesanos y Parroquiales de Emigración,
y la Sacra Congregación Constistorial, por medio
de su propia Sección de Emigración, hecho un
llamamiento sobre esto mismo a las Ordenes y
Comunidades religiosas!
También el Gobierno Italiano ha desplegado
admirables energías en Italia y fuera de ella,
especialmente con la próvida institución de la
R. Comisaría de Emigración, que desarrolla una
actividad sorprendente.
Pero el corazón y las energías de todo italiano
debe unirse a estas iniciativas oficiales, debe
apoyar las iniciativas privadas, debe cooperar
con celo y de cuantos modos pueda, al éxito de
una causa tan santa!
Perdóneme, amado Padre, si esta mi pobre
carta, ha tomado un tono de conferencia. Des
pués de haberme ocupado por muchos años en
obras de asistencia para la Emigración, después
de haber difundido largamente mis ideas en pú
blicas conferencias en las principales ciudades de
Italia, desde Turín, Beluno y Como, hasta Palermo, Trápani, y Girgente, después de haberme
interesado por esta obra en tantos Congresos
y Comités, he concebido por ella un amor vivo
y siempre creciente y casi casi la actitud de pro
pagandista.
Dígnese aceptar mis cordiales expresiones y
bendejar a este
De V. R. humilde hijo in C. J.
E s t e b .\n T rio n e , Pbro, .Sal.
¡MPORTñNTE. Suplicamos a nuestros
suscriptores, que a! cambiar de domicilio,
nos lo comuniquen, deooloiendo la laja
postal, con la nueoa dirección.
DE Mu e s t r a s
Nuestras Misiones Ne Matto Grosso
Tres curiosas cartas
de Thiago Marques Aipobureu
Acompañando a su bienhechor el P. Malán.
que de nuevo se trasladó al campo de sus fati
gas, partió con él de regreso al Matto Grosso él
joven Santiago Marques Aiporubeu, una de las
afortunadas conquistas de nuestros misioneros.
Tiene i6 años; de índole abierta e inteligente,
después de haber estudiado las elementales y
primer año de bachillerato en nuestro colegio
de Cuyabá, el P. Malán creyó conveniente traerlo
a Europa a fin de que, pasando algunos meses con
nosotros, y viendo de cerca los esplendores de la
civilización, comprendiera mejor el beneficio
debido a nuestra Religión sacrosanta y llegara a
ser entre un compañeros un convencido auxiliar
de los religiosos. Santiago nutre para con sus
paisanos un afecto sincero, y según nos decía,
quiere hacerse abogado o medico, o tnisiotiero, o
todo eso junto, porque arde en deseos de skuxiliar a su raza, cuya causa anhela sostener ante la
nación, y serles útil moral y materialmente.
Tres cartas suyas publicamos hoy, traducién
dolas literalmente del portugués. Ea primera
está dirigida al misionero que lo acogió en la Co
lonia del Sagrado Corazón, que íué para él el
arca de salvación; la segunda es un reverente
saludo que dirigió al Rvmo. D. Albera el día
de la partida de los misioneros, y la última ts
otro saludo al mismo Padre, a quien esperaba
ver y saludar regresando de París, adonde por
segunda vez había ido, acompañando al P. Ma
lán.
Por los sentimientos que en ellas expresa, po
drán nuestros lectores formarse una idea de lo
que obra en poco tiempo la Religión de Nuestro
Señor Jesucristo aim en el corazón de los mis
mos bárbaros.
m is io n e s
1.
¡V. J.M . J.!
Rvmo. Seiior D. Juan Bálzvla, dignisimo D i
rector de la Colonia de S. José, Sangrodouro.
M i venerado y recordado Padre:
He quedado muy contento y alegre al recibir su
carlita, tan hermosa y tan buena para mi. Por mi
parte, cierto que haré todos los esfuerzos posibles
para practicar lo que me dice, y que me consuela
tanto aquí en Italia, vuestra patria amada, que
vos abandonasteis para ir a buscarme a tnl en los
sitios más difíciles dd Matto Grosso!
Y estoy siempre bien de salud.
Y los niños de allá ^qtd hacen? ¿Están bien?
Y Jorge y su querida madre también están bue
nos ¿no es verdad? Dígales que yo estoy muy bien,
y que no teman nada, que yo volveré, sí Dios quiere,
y les contaré todo lo que he visto, y di,ales que he
visto todo cuanto vió d primero que vino acá con
el P . Malán.
Dígale a Jorge que todavía no he hablado con el
P. Oliveira para su fusil, porque todavía no he
pasado por Campinhas.
Ruegue por mí v también por todos nosotros.
Adiós.
T h i a g o M a k ^ u iís A h ’ü u u r e u .
II.
Venerando D. Pablo Albora.'
Tengo d placer de escribirle por la primera vez
mis cordiales impresiones, que tuve en América
y aquí, y lo hago con estas pocas palabras, pobres
como ve.
Me acuerdo perfectamente de cómo conocí por
primera vez a los .Misioneros Salesianos dd Matto
Grosso, en la Colonia dd Sagrado Corazón. Ellos
no tenía)! ni siquiera una choza de paja para vivir,
y a duras paras se defendían dd sol, cotí dos tien
das; y los ingratos Bororos habían resuelto malar
a los pocos e inermes Misioneros! Retardaroii al
gunos dias la ejecución de sus malos designios, y
después de tres días de trato con los Misioneros
resdvieron quedarse con dios y no matarlos, sino
—
hacerse con ellos ami;;os intimos hasta el fin de la
vida.
Entonces ¡ué citando los Misoneros pudieron
emprender definitivamente sus apostólicas fatigas;
comenzaron a corregir las costumbres bárbaras
de ¡os indios, f.ortjue muchos eran sus prejuicios
sobre el culto del liojje [el demonio); trabajaron
E l bo ro ro T h ia g o M a rq u e s A .
tanto, ijue los indios después de diez aiios son
como los civilizados, y pu'-Je decirse que están muy
adelantados; están muy siitis/echos y son capaces
de trabajar los campos; muchos están w bautiza
dos : algunos reciben >« ¡a Santa Comunión y otros
se preparan u ella, y poco a poco se
nudtipHcando las familias cristianas.
Los nihos y niñas se acercan atsi todos a recibir
al .\ mÍo Jestis en su pecho, y muchos aprenden
t««y bien lo que les enseñan sus educadores, por
4
0
—
que son muy jóvenes y aprenden mejor que los
viejos.
Muchas familias están esperando el regreso, del
Revmo. P . Malán, no ya para recibir los regalos
que de Europa llevará; sino precisamente para
que él mismo les bautice, a fin de ser como los
demás, que ya son cristianos y civilizados.
Muchas familias desean que sus hijos vayan a
estudiar aunque sea lejos y vuelvan cuando estén
instruidos, para enseñar a los otros, como lo hi
cieron muchos que estuvieron en la capital de
Matto Grosso, donde estudiaron en la Escuela de
Mecánica, en ¡a de sastrería, zapatería, carpin
tería etc. etc. y ahora enseñan a sus hermanos en
las mismas colonias de donde habían salido.
Uno, por ejemplo, mi compañero Miguel, que
vino a Europa algunos años hace, y que ya fué
llamado al tribunal de Dios, al volver a las Colonias
contó cuanto había visto en Europa, y fué cabal
mente entonces cuando se abrieron los ojos a los
infelices Bororos, que ahora sí dejan ir sus hijos
a cualquier parte del mundo si hay quien los acom
pañe. Yo también un tiempo huía por miedo a los
Misioneros y mi padre y mi madre me escondían
para que no me viera el Misionero y me ■ invitara
a ir con él a la ciudad ; y ahora estoy aquí en Enroja
sin miedo alguno y miro todas estas cosas tan bellas
y grandiosas que jamás habíamos soñado!
Y para terminar esta carta, en nombre de mis
compañeros, la Nación de los Bororos, le damos
a V. R. las gracias mil y mil veces por los grandes
beneficios que de los Salesianos hemos recibido; y
como no podemos pagarlos con medios materiales,
a lo menos haremos esto: mientras vivamos, ro
garemos según la intención de vuestra Amabilidad
Reverendísima y según la intención délos Coopera
dores y Cooperadoras, Bienhechores y Bienhechoras
Salesitínos, porque aquí he visto muchas familias
que hacen muchas cosas por nosotros, pudiéndolas
luxcer por otras causas que tal vez serian mejor qui
la nuestra. E l número de estas familias que he
visto es bastante grande, aquí en Italia y princifalmente en Francia, y entre ellas hay también fa
milias brasilianas que están en París: y todas
hacen cosas muy buenas por nosotros.
Vo, pues, en mi nombre y en el de los de mi
Nación, damos mil y mil veces las gracias. Que
damos muy obligados. Adiós.
Su afmo.
T
h ia g o
M
arques
A
ip o b u r k u
.
III.
\'enerando P. Pablo Albera,
Superior General de los Salesianos:
Yo esloy muy afligido por tener que partir sin
besar la mano a Vuestra Amabilidad Reverendi-
— 4' —
ferrocarril y luego, después de tres meses a ca
ballo, se llega a Cuyabá. De Montevideo, al con
trario, se remonta el Plata en barco, durante
diez o doce horas, luego se toma el Paraná, siem
pre en vapor, durante ocho días, y en seguida,
durante otros ocho, d Paraguay, otros ocho
para remontar el S. Lorenzo y el Cuyabá y fi
nalmente se llega a la ciudad.
— ¿ Y cuál de estos dos tomará V.?
_Toda\na no lo sé. Probablemente dividiré
en dos grupos a los misioneros que me acom
pañan. Y o tomaré el camino más corto, porque
debo ir inmediatamente a visitar las Colonias v
llevarles algo de lo que le podido recoger, lo más
necesario, y esperaremos el gnicso del carga
mento, que acompañará una parte de los Misio
neros.
— ¿Y en qué consiste este cargamento?
— H ay de todo un poco; es lo que suelo re
coger en Europa cada tres o cuatro año ])ara so
correr a las Colonias. Este año, p. es. llegaré a
Cuyabá con cerca de 800 toneladas, entre ves
tidos, alimentos, calzados, telas, maquinaria
para los talleres, máquinas agrícolas, herramien
tas para toda dase de Ofidos, material didáctico,
instrumentos para exploraciones etc. etc. Estas
cosas, casi en su totalidad, me las han propordonado los admiradores Franceses de la Obra
de D. Bosco, y la Colonia Brasiliana que reside en
Saóoe-et-Loire, 9 noviem bre 1913.
París y en d resto de Frauda.
T h ia g o M a r q u e s A ip o b ü r e u .
— ¿Es mucha la extensión de la Inspectoría
salesiana
que depende de V.?
P. D. M il recuerdos y expresiones.
— Eh! bastante! Tenemos cinco Colonias,
en la dirección del Araguaya, sobre una exten
sión de 600 kilómetros de longitud, que se re
corren a caballo. Las mercancías de mediano
tamaño, se transportan sin mayores dificultades,
en carros tirados por 24 bueyes, empleando, i>or
término medio, dos meses para llegar al centro
la última Colonia. Tres de éstas son exclu
y la obra de los Misioneros de
sivamente indígenas, dos son establecinientos
mixtos en las cuales admitimos, como premio, a
las personas jóvenes que demuestran mejor
Tomamos las siguientes notas de una entre voluntad e inteligencia.
— ¿Cuánto liace que existen esas Colonias?
vista que con el P. Malán tuvo un Redactor del
_ Hace 20 años y yo me encuentro ahí desde
l>iario turinés 1 1 Momento.
su fundadón, es decir, desde 1894.
Un olaje largo.
sima, y por esto U escribo estas pocas y pobres
palabras ¡tan débiles!
So puede imaginarse con cuánta pena partí de
Turin a Francia; siempre me acordaba de V. .-1.
Rvma. durante el viaje. Este es desgraciadamente
M» dolor para mi, partir sin antes besar la mano a
V. A. Rvma. Pero... fué una cosa improvisa.
Ahora le suplico que me perdone, porque lo
considero como un alivio a mi pena; y como no
puedo verle ya, envío por carta mi agradecimiento
por los beneficios recibidos de los Misioneros, y
doy gracias en nombre de todos mis amados BoToros, a los Cooperadores y Cooperadoras Salesianos, que también trabajan por nosotros, según
voluntad de Dios, por nuestra civilización y cris
tianización, para que un día podamos ir con ellos
a gozar de Dios en el cielo.
.4 sí. pues, rogaré, rogaremos por Vuestro Ama
bilidad Rcvma., por nuestros Cooperadores, y
Cooperadoras, para que el buen Dios dé a V. A.
Revtna. una vida larga;muy larga; y por los Coo
peradores y Cooperadoras, para que el Divino
Niño Jesús les dé fuerza para continuar siendo
buenos para con todos, para merecer el Paraíso
después de una larguísima jornada de vida.
Doy gracias por tantas cosíis tan buenas y her
mosas y hago votos por sw felicidad. Adiós « mon
pérd •
Los Bororos de hace veinte años
_Al partir de Turín ¿qué rumbo tomará V.?
_Hacia Cuyabá y luego a las Colonias. Cuyabá es la capital del Matto Grosso, que es una
de las 20 E ra d o s o Repúblicas, en que se divide
el Brasil y tiene una extensión cuatro veces ma
yor que Italia.
— ¿Y cómo llegará V. a ella?
_Oos caminos tengo. De Europa puedo de^
embarcaren Rio Janeiro o en Montevideo. Par
tiendo de Rio Janeiro, viajaremos tres días en
Los Bororos de otro tiempo.
— ¿Cómo encontró entonces aquellas pobla
ciones?
_ E n estado completamente salvaje. Ardían
en aquél entonces luchas ferocísimas entre 1^
tribus salvajes y las poblaciones civiles. Domi
naba, pues, el espíritu de venganza que mataba,
incendiaba, destruía, odiando todo cuanto te
nía sabor de d\Tlizadón. Así, por muchos me-
*
—
ses después de nuestra llegada, no nos fué posilde ver ni oír uno solo de los indígenas.
líl Gobierno del Matto Grosso nos había lla
mado para ejercer una obra de pacificación,
y por esto nosotros esperamos pacientemente
(jue sonara la hora de la Divina Providencia.
Y acjuí debo manifestar nuestra gratitud para
con aquel Gobierno y el Gobierno central del
brasil, de quienes fuimos generosamente asisti
dos, auxiliados, protegidos durante aquel pe
ligrosísimo período. Sí. Hemos esperado con pa
ciencia y tenacidad. Dos indios temían de nos
otros, creyéndonos emisarios de la gente civi
lizada para tenderles asechanzas; por esto nos
expiaban de lejos, y cuando alguno de nosotros,
advirtiendo su presencia, trataba de acercárseles,
huían precipitadamente con evidentes muestras
de terror. Finalmente llegó el día feliz en que se
arriesgaron a concedernos una entrevista.
Aquel día, al vernos dirigirnos hacia ellos, no
huyeron, pero arrojaron sus armas en tierra,
manifestando así sus intenciones pacíficas. Ani
mados nosotros, nos apresuramos a su encuentro
y les regalamos varios objetos. Parecieron en
tonces conmovidos por nuestros regalos, que,
aunque de poquísimo valor, les parecieron pre
ciosos a ellos y cosas maravillosas, y se atrevieron
a visitamos en nuestro campamento. Venían
por gmpos, bajo el mando de sus jefes; pero
mantenían siempre un aspecto reservado y des
confiado, una actitud a la defensiva; parecía que
tenían la intención de estudiamos a fondo y sa
ber quiénes éramos y cuáles nuestras intenciones.
42
—
mado de las cortesías recibidas, y sus enfáticas
relaciones comunicaron a las tribus, siempre
mayor afecto hacia nosotros y la gente civili
zada.
Satisfecho de este primer experimento, tres
años después, en 1908, llevé a la Exposición de
Rio Janeiro 21 de aquellos indígenas, que ha
bíamos logrado educar e instruir en la música,
tanto, que constituían una banda perfectamente
acordada. Mis músicos fueron la admiración de
Rio Janeiro; se vieron colmados de caricias y re
galos, y cuando volvieron a su patria después de
varios meses de ausencia (habíamos partido en
marzo y volvíamos a fines de diciembre) difun
dieron entre todas aquellas tribus tales noticias,
y con ellas la confianza y simpatía para con las
naciones civilizadas, y la gratitud para con nos
otros.
Así, nuestra obra hacíase cada día más fácil
y dulce: viejos y jóvenes acudían a nosotros pi
diendo consejo, instrucción, auxilio; y trocada
en afecto la antigua desconfianza, nos miran
como sus amigos más sinceros, sus consejeros
natos, su providencia en todas las circunstan
cias y situaciones personales y familiares.
E l año pasado celebramos en una de las Co
lonias o reducciones una gran fiesta, a la que
tomó parte un inspector del Gobierno, que se
trasladó expresamente para la inauguración de
nuestro Observatorio metereológico. Admirado
quedó del trabajo realizado y de la ilimitada con
fianza que aquellas tribus pom'an en nosotros.
Entre otros, le presentamos un indio, recogido
por nosotros completamente salvaje y que había
progresado
lo suficiente para poder actuar como
La obra de los Misioneros»
secretario del Observatorio. El funcionario go
bernativo lo examinó, y con grata sorpresa lo
— Y los Misioneros?
— Nosotros no nos preocupábamos sino de halló perfectamente capaz, por lo cual lo confirió
atraerlos con amabilidad en obras y palabras. oficialmente el cargo que ejercía.
No nos preociq'ábamos poco ni mucho de los
— ¿Que ideas religiosas tienen aquellas po
peligros. Y sin embargo el peligro existía, y gra blaciones?
vísimo, pero ni siquiera lo imaginábamos, tanto,
Muy confusas y supersticiosas. A nuestra
que sólo en estos últimos tiempos hemos llegado llegada, veinte años hace, eran politeístas.
a saber lo que nos habría sucedido, si la Santí- Creían en una deidad buena y en una mala. De
sitna Virgen Auxiliadora no nos hubiera pro la primera no tienen miedo alguno; por esto no
tegido.
se curan de él ni poco ni mucho. Temen a la
— ¿Y cuánto duró semejante estado de cosas? segunda, y por esto se esfuerzan en hacérsela
— \'arios años. Trabajábamos aparentemente pro])icia y calmarla por medio de sacrificios que
en vano, sin fmto, en medio de aquella pobla ofrecen sus sacerdotes.
— ¿Y la Religión Cristiana?
ción, que parecía inaccesible a nuestro esfuerzos
todos para desbatarla. Pero nos alentaba no
“ Gracias a Dios, ha llegado a ser la de las tri
poco la creciente confianza que nos manifesta bus. J amás los hemos ilusionado ni en promesa-'^
ban.
ni en afirmaciones; hemos expuesto sencilla
t)cho o nueve años hace, ^•iniendo a Europa mente la verdad, y en las cosas pequeñas como
para el acostumbrado viaje de propaganda, en las de mayor importancia hemos procedido
tu\*e la idea de traer conmigo un indio. Y fué con la mayor sinceridad, de manera que los
una inspiración. Después de haber \ñsÍtado acontecimientos demostraran siempre que nues
conmigo las ciudades b'uropeas, quedó entusias tras palabras eran sinceras, sinceros nuestros con-
—
sejos. Por esto, han tenido completa confianza
también en nuestras enseñanzas religiosas. Son
inteligentes. Han comprendido el Catolicismo, y
lo practican con un fervor edificante.
Ninguna imposición les hacemos. Pero cuando
suena la campana para las funciones, corren es
pontáneamente a la iglesia, ansiosos de asistir
a las ceremonias y escuchar nuestra predica
ción. Muchas familias cristianas se reúnen es
pontáneamente todas las noches, para rezar en
común la oraciones, bajo la dirección de su jefe.
— ¿Luego y a hay iglesias?
— Ciertamente: cada colonia tiene la suya:
una choza mayor que las demás.
— ¿Y cómo son las chozas?
— Antes eran primitivas, construidas con
ramas. Pero ahora tenemos ya material de cons
trucción y son varias las familias que tienen su
casa de ladrillo con elegante techo de teja.
— ¿ Y cómo se desarrolla la vida en las co
lonias?
— Durante la semana les instruimos en las
clases; los domingos se observa religiosamente él
descanso festivo y se da instrucción religiosa,
por la mañana en la lengua nacional, el portu
gués, y por la tarde en bororo.
— Y en la vida económica ¿qué ventajas han
obtenido los salvajes?
— A nuestra llegada al Matto Grosso, eran
nómadas, vivían de la caza y la pesca y fuera de
ellas no conocían más medies de vida. Nosotros
hemos introducido la Agricultura, las Artes y
Oficios, y esas poblaciones han correspondido a
nuestros esfuerzos, alcanzado un progreso que
está!)amos lejos de esperar, especialmente en el
cultivo del arroz, del maíz, las judías, la man
dioca y varias frutas. Ahora son felices y guar
dan gratitud infinita para con nosotros.
E l p e lig r o corrido.
— V. aludía a graves peligros corridos a los
jmneipios de la misión.
• - Ah! sí, por la gracia de Dios... los hemos
conocido sólo el año pasado. Durante las fies
tas del año pasado, de las cuales le he hablado,
los jefes o caciques de las tribus, dominados por
la conmoción y la intensa gratitud para con los
misioneros, experimentaron un irresistible im
pulso a desahogar sus corazones, rebosantes
de afecto, y a revelar el complot que ellos mismos
habían urdido contra nosotros en los primeros
años, cuando nos tenían por emisarios de los
blancos para hacerles daño.
No se atrevieron a hacerme esta declaración di
rectamente a mí: sino que llamaron aparte a un
miáonero que conoce perfectamente su lengua,
y con grandes muestras de dolor le contaron
43
—
que después de las primeras entrevistas que con
nosotros tuvieron, habían venido en gruesos
grupos, con orden de llevar nuestras cabezas al
jefe o Cacique supremo. Era el año de iqo2.
Recuerdo perfectamente que en aquella ocasión
cada uno de nosotros tenía a su lado al menos
dos salvajes. Ninguna sosj)cdia abrigábamos,
y departíamos con ello.s trainiuilumentc, dándoles
cuantas explicaciones deseaban. ICllos no espe
raban sino la señal dcl jefe de grtii)o, para ma
tarnos a todos. Pero dicho jefe, que hoy'es uno
de nuestros más válidos protectores, no dió se
ñal alguna, sino que después de habernos in
terrogado largamente, guiñó del ojo a los suyos,
y se retiraron a deliberar.
E l episodio se repitió los dos días siguientes.
Al cuarto día se resolvieron a ir a contar sus im
presiones al Cacique supremo y lo convencieron
de que era mejor diferir la carnicería, porque los
sacerdotes cristianos no eran malos, antes, pa
recían buenos y bien intencionados con resjjccto
a la tribu. Y así fuimos salvos.
— ¿Y qué efecto les ha producido a Vs. esta
revelación?
— Puede imaginarse. Por un momento sen
timos escalofrío. Luego, nuestro pensamiento
se dirigió a María Auxiliadora, con himnos de
gratitud, por habernos protegido.
L a s n ecesid a d es d e ¡a P otagonio. - - Un
misionero de los que residen en Viedma, nos es
cribía con fecha 4 de Octubre, precisamente la
de la partida de la Misioneros:
Somos aquí cinco los Sacerdotes, y hay tra
bajo para diez. Tenemos colegio de Artes y Ofi
cios; Colegio de estudiantes internos y externos;
una Escuela de Agricultura; una imprenta con
un periódico bisemanal {Flores dcl Campo); una
Farmacia, un hospital para ambos sexos; la
asistencia espiritual de las cárceles con 200 pre
sos; la Capellanía y dirección espiritual de las
Hermanas, con un colegio de 200 alumnas; un
Círculo Obrero Católico; una Parroquia de má.s
de 3000 almas con numerosas Asociaciones y
Compañías de ambos sexos, y es necesario pre
parar en la iglesia y fuera de ella, los niños a la
primera Comunión, dar instrucción especial a los
indios neófitos etc. etc., en una palabra, un tra
bajo capaz de fatigar a un personal dos veces
mayor del que tenemos.....».
A tales necesidades y a tales peticiones, los
Superiores han contestado ¡y gracias! mandando
—
44
un nuevo sacerdote salesiano!... A/essts quidem
multa, operari autem paucil...
—
suyas y que le han abierto las puertas de la Real
Academia Española. Le damos las más expresivas
gracias por su deferencia, y deseamos que tan útil
libro sea muy consultado y estudiado. Publícalo la
Imprentadelos HijosdeGómez Fuentenebro, Madrid,
y se puede hallar en todas las librerías católicas.
Tres meses y medio de misión. — Algunas
noticias envía el P. Luis Marchiori, al Rvmo.
Sr. 1). Albera;
El fecundo cuanto correcto escritor Dr. D. Mo
» Mandado por el Sr. Inspector, R. P- Pedemonte a dar una misión a las orillas del Río desto H. Villaescusa nos obsequia con tres impor
Grande, en compañía del Hermano Sikora, sa tantes tratados filosóficos, publicados en la Casa
Herederos de Juan GUi — Barcelona. El Origen del
limos de Viedma el i8 de marzo, y volvimos el
Hombre, El monismo materialista. Origen y desenvolví27 de junio.
miento de la Filosofía.
U1 camino recorrido a lomo de muía, fueron
Con claridad meridiana c o m o de quien está acos
}oo leguas, o 1500 kilómetros. El resultado, gra tumbrado a la catédra trata todos los problemas
cias a Dios, fue satisfactorio, como puede V. R. más importantes acerca de las interesantes mate
rias. con un criterio netamente católico, profundi
ver por el siguiente cuadrito;
Bautismos de indios 36, de los cuales 12 de dad de concepto y trasparencia de forma y abun
dancia de doctrina. — A estos se añade una bella
adultos de los 20 años a los 90.
Síntesis-programa de Historia de la Filosofía, es
Bautismos de blancos, 49.
pecie de cuadro sinóptico para estudiar y retener
Comuniones, 366.
ios principales problemas de la Filosofía.
Primeras Comuniones. 135.
Una visita muy agrable nos hacen tre.s opúsculos
Confirmaciones, 91.
del culto y elocuente senador por Valencia, Exemo.
Matrimonios bendecidos, 9.
Pronto partiré de nuevo pora las Cordilleras Sr. D. Manuel Polo y Peyrolón, correspondiente de
en compañía del Hermano Catequista Garanta. la R. Academia de la Historia : Menéndez Peiayo como
hombre, como sabio y como católico: es el her
Y esta misión durará cerca de... un año.
moso discurso por él pronunciado en la velada ne
Del Chubut. — Nos escriben: La solemnidad
de la Virgen de los Dolores, Patrona del colegio
y Misión Salesianos, fue precedida de un devoto
septenario, al que asistió buen número de fieles.
Numerosas fueron las Comuniones.
Nuestra Escolanía ejecutó selecta música, y la
ya famosa banda de música dio un concierto de
escogidas piezas.
Grande fué el entusiasmo de los que tomaron
parte en las fiestas, que resultaron espléndidas,
a pesar de los vientos fortísimos que en esos días
se desencadenaron...».
lÜ
l> llo í4 : r íif
Del ayer Kxemo. Sr. « Obis/>o de /aea. * lioy <1ÍK*
Arzobispo de Tarragona, hemos recibido
volt ;«fecluo'a dedicatoria el vohimen titulado Por
la Uksla Española, que contiene los Disairsos /nir/<tfrten/ori.>s pronunciados j>or él durante el gobierno
del Sr. Cana/e/as. Contiene argiunentos importan*
tisimos, V. gr. Kl bstado y la Iglesia; el bst. y la
IWnericencia: el Ksl. y la Prensa: el Est. y la Mili
cia ; la Enseñanza religiosa: la libertad de ense
ñanza ; la coethícación de los sexos; la cremación
de cadáveres: los Sindicatos Agrícolas: el servicio
militar: examen de varios impuestos: el Estado
enpobreciendo al clero: la dependencia económica
de la Iglesia, etc. lodos tratados con esa compe
tencia y esa claridad de su esclarecido talento y con
esa elocuencia y tlnivlez de lengua, tan peculiares
crológica con que la Juventud Católica de Valencia
honró la memoria del gran polígrafo; contiene ade
más el retrato y un autógrafo de una carta del di
funto maestro al Sr. Polo y Peyrolón; La Escuela
primaria y el Catecismo: es el famoso di.scurso
pronunciado en el Senado en las Sesiones del 27
y 28 de mayo de 1913; E l Centenario en Valencia
de Fedenco Ozanam: a más del magnifico rf/ífwrjí)
del Sr. Polo, contiene una memoria del Secretario
de las Conferencias de S. V. de P., una poesía de!
M. ). .Sr. D. Pedro Gil García y otra de D. Leo
poldo Trenor. El 1? y el 3° están editados por la
Tip. Moderna, y el 2®por la Escuela Tip. Salesiana
de la ciudad de Valencia.
De Herederos de Juan GUI — Barcelona.
Directorio práctico del Coafesur por el Dr. Alejandro
CioUi canónigo de Florencia; traducción de la 7.»
edición italiana, notablemente aumentada por D.
Cayetano Soler, Pbro. Segunda edición castellana,
adaptada á las recientes disposiciones pontificias y
acrecentada con varios apéndices, por el R. P.
Jaime Pon.s, de la Compañía de Jesús.
Esta obra una de las mejores de género. Sale á
luz la segunda edición bajo el cuidado del R. PPons. lo que le da un grandísimo valor de actua
lidad. Por medio de lo.s apéndices, el ilustradísimo
religioso ha adaptado la obra á las necesidades de
España y América, y para el mejor usode la misma,
se ha puesto al final un extenso Indice alfabético,
que hace sumamente manejable el tomo.
Un volumen de 1040 páginas de clara y copiosa
lectura. En rústica. Pías. 7. Eucuadernado, Ptas. 8.
Oe la Librería Católica Internacional de
Puebla. Novena al Sto. Mño Jesús de Praga. El gemplar, ps. o,t2 — la docena. 1,15 — el ciento, 8,oo-
Bendición de un cuadro.
SANTA ANA (Rep. de E l Salvador). — Grande
día fué para toda la familia salesiana (Religiosos,
Alumnos y Cooperadores) el 7 de Septiembre de
1913. Ante mía multitud inmensa se bendecía so
lemnemente un hermoso cuadro de María A u xi
liadora. verdadera o lí a de arte, debida al pincel
del Profesor José Genuaro, de Turín. Mide 4 me
tros de alto por 2 de ancho.
i,a iglesia se vió desde la mañana hivadida por
mucliedmnbres numerosas. Como buenos hijos
del V. Bosco, las cooperadoras y cooperadores
parecía que se habían dado cita al pie del taberná
culo; tan grande fué el número de las Coimmiones.
La nueva obra de arte es digna del acendrado
sentimiento religioso y delicado gusto de los Santaneoos, y encuadra maravillosamente en la capilla,
toda ella tma joya de arquitectura y decorado. Al
entrar uno allí se siente recogido, y al ver a la Vir
gen Santísima, afable y ^sonriente, circundada de
luz y efluvios de oro, se experimenta devoción e
instintivamente se ora.
Las señoras cooperadoras, que han sido y son
el alma de todo este hermoso movimiento mariano,
se han manifestado incansables, y aliora tra
bajan con ardor para recoger ofertas, a fin de cubrir
los gastos ingentes que el cuadro y su instalación
han causado.
En tal ocasión el R. P. Félix Guerra, Salesiano,
pronunció una muy notable conferencia, que las
Sras. Cooperadoras, amantes apasionadas de la
Obra Salesiana. han querido que se imprimiera,
para que no se perdieran sus ecos ni se limitaran a
ima sola ciudad, sino que fueran a toda la RépuUica, acreciendo la devoción, aumentando las
simpatías y despertando obras nuevas.
GRACIAS DE MARIA AU lUADORA.
U na g ra c ia ex tra o rd in a ria
Es sin duda la que he reciL ido de mies' ra
buena Madre María Auxiliadora. Desde igo-|
estaba enferma, a cansa de grandes padecimien
tos físicos y morales.
Al cabo de doce días de haber expirado mi her
mano José (q. e. g. e.) se me presentó una de
bilidad general, y en particular atacó la médula
espinal, seguida de grandes dolores a tal región, y
tan grande malestar, que no comía, ni dormía,
alimentándome con leche y extracto de cainc,
viéndome privada de levantarme, y cuando lo
probaba tenía que estar en un sillón como si
estuvierá en cama, y de ninguna manera estaba
bien, por los grandes dolores que sufría en la
médula y obstnicciones en el hígado y riñón; ts
decir que todas las funciones de mi cueqio es
taban paralizadas, pues sólo tenía bien la calieza,
que Dios y mi Madre, la Virgen Santísima, en
su Ixindad, me dejaban buena. Yo, empecé
las novenas y otros obsequios a María Santísima,
y no paraba de rezar, pues me sentía en extrema
de debilidad y veía que se me iba extinguiendo
ia vida, y siempre me preparaba para bien morir;
pero como los dolores eran irresistibles, algunas
veces faltaba a mi bondadoso buen Dios,
diciéndole: ¡Padre mío, no tengo más fuerzas,
enviadme la muerte del justo, no puedo resistir
estos terribles doloreslYa comprendo que faltaba,
porque nadie se ha de desear la muerte hasta que
Dios quiere: pero cuando uno está sufriendo co
mo llevo dicho, mi uno mismo se da cuenta de
lo que hace ni lo que dice (i). Suerte de la Mi
sericordia Di\ ina.
II Puexie e s ta r tranquila la a g ra c ia d a . Eíte es uno de
k>>casos en que uno puede desear Ikitanicnle la muerte,
i
—
lín todo lo que acabo de narrar se pasaron
siete años, y no había curación para mí; cuando,
un (lía, habiéndome encomendado con singular
fervor a María Auxiliadora, una buena doncella
se fué a Lourdes, y estando en oración en la ve
nerada Gruta, se acordó de la que esta escribe:
y pensó: ¡jiobre señorita, tantos años que sufre y
no la ])ueden curar! [quién sabe si viniera a vi
sitar a la Virgen, y tomar agua de la Milagrosa,
se curaría, como otros se han cnirado! Me trajo
un poco de esa bendita agua, y una quincena de
la Virgen de Lourdes; y la empecé el día i i de
h'ebrcro, el día dedicado a la Virgen de Lourdes;
recibí la Sagrada Comunión, y oí la Santa misa,
desde mi cama porque no podía levantarme.
Pero sentía grande fe y adquiría confianza en mi
curación; y decía a la que me cuidaba: si to
mando un sorbo, y algunas aplicaciones de esa
bendita agua siento notorio alivio, me parece
que al entrar en la Piscina, vendría la curación.
Y así mismo sucedió.
Y en aceñón de gracias a mi querida Madre,
.-\uNÍliadora del cristiano, se celebró un oficio,
solemne, en el Templo de María Auxiliadora
de los Padres Salesianos de Sarriá, ocupando la
cátedra del Espíritu Santo el Rdo. Padre Juan
Hta. Recolons. Mientras viva , no dejaré de
darle gracias, amarla y hacerla amar a los demás
y llevar todo los años un enfermo a Lourdes:
e.stc es mi deber, de la hija agradecida a su Ma
dre bondadosa.
Mandad, mandad, pedid,Madre mía, que estoy
pronta a vuestras órdenes cumplir. Yo, os amo,
por los que no os aman, os venero por los que
no os veneran, yo, siempre estaré sumisa a vues
tra voluntad: no más espero si puedo alcanzar
la eterna bienaventuranza.
La hija, de Jesiís y de María, agradecida,
E
m il ia
U a i .a r i
y
Y
o van y
.
narcdona-Kspnita, Dbre. 191.1.
B a d o lo n a (Kspañn). — • K1 i8 de octubre del pa
sado mío. a mi hija Muría de 8 años do edad, se
le pre.sentó min euíormcdad a la boca, tan rápida
y grave, (jue cuatro médicos declararon (jue la
muerte sería inmiiioirto, pues se trataba de gan
grena en la lengua. Al verla yo con la boca corroml)idn, sentí el corazón traspa.«iado de dolor, y acudía
a la X'irgcu Santísima, dando comienzo a una no
vena a María Auxiliadora, pidiéndole que salvara a
mi hijita. Al tercer día. los sufrimienUxs de la cria
tura crmi tmi grandes, que ikhíí a la Virgen se la
llevara oumito antes, pues mis fuerzas no llegaban
a resistir el ver esa agonía tmx lenta y horrible. Y
lo iK'dí, porque ya me parecía un absurdo pedir su
curación. ¡Pobre de mí! Cómo ciega el dolor! Pretauto m.ls
Inu'lii.
a Uiws <le la nianera qu e ella lo
4 6
—
cisamente cuando más desesperado.s son los casos,
más se ostenta el poder sobrenatural.
Iva Virgen, perdonando mi poca fe, quiso escu
charme. ¡Cúal no fué nuestra alegría cuando al irla
a curar al día siguiente, notamos xma mejoría sen
sibilísima, y cuando el mismo facultativo nos dijo
que se había efectuado un cambio tan favorable
como inesperado.
Y efectivamente al cabo de una semana la niña
estaba como antes de la enfermedad.
E l medio de los transportes de aquella muestra
palpable de la bondad de María Auxiliadora, pro
metí publicar el hetlio, para que a vista de tales
prodigios se aumente nuestra fe y crezca el número
de los que dan gracias y honran a la Virgen San
tísima Auxiliadora.
Con el alma llena de la más viva gratitud, así
lo deseo, así lo pido.
Dbre. de 1913.
L a u r a T o r r e z a n o .'
A lg u e ñ a . 7 — L a Sra. Da. Ana M*. Falcó Mañer,
se hallaba enferma, hacía algún tiempo, y declara
ban los médicos que sólo cxxraría yendo a tomar
unos baños. Como a la buena señora se le presen
taran varias y graves dificultades para ir a ellos,
acudió a la Virgen Santísima, suplicándole la sa
lud y ofreciendo una limosna. L a Madre de mise
ricordia le alcanzó cuanto pedía, y al presente se
encuentra sana y agradecida a María Sma. Auxilia
dora. — En la misma población otra persona se
hallaba en el trance de tener qxie sufrir' xina
operación. Acudió a María Auxiliadora y obtuvo
lo que deseaba.
Todo esto aunxeuta nuestro amor y confianza
en la Celeste Madre.
J o s é S á íj c h e z ,
Decurión de los Coop. Sal.
B a rc e lo n a (Esp.). — Hallándome muy enferma
hacia tienxpo, salí a reposar algunos días, con ánimo
di volver Ixxego a mis ocxipacioues. Pero en vez «le
uxejorar me fué peor; lo que mas axmxentó uii pena,
era hallarme fuera de Casa.
Tan apurada me vi eu'aqxiella ocasión, sin otro
recurso más que el del Cielo, que lue acordé de todo
corazón de María Axxxiliadora y le pronxetí pixbliéar
la gracia en el Boletín Salesiano y xxna limosna para
alumbrar en el Santuario de Sarriá. Desde aquel
monxcnto comencé a nxejorar y en pocos días me
puse bien y pxxde llegar buena a mi casa.
Cmnplo lo prouxetido y con todo el afecto de mi
alma doy gracias a tan buena madre que me a sa
cado de aquel triste estado.
Dbre. de 1913.
A n t o n ia G r a m u n t de V i d a l .
R o ld a n illo (Colombia). — Como xuia prueba más
de las infinitas bondades (xxn que a diario nos fa
vorece la Santísima Virgen en su divina advoca
ción de María Auxiliadora, refiero la siguiente gra
cia que al ser nxvocada hizo en xmo de mí< Ixijos.
En el mes de Jxmio del año de 19x2 cayó mi liijo
AgxLstín con xm fuerte remnatismo en la (ñudad de
Bogotá, que lo pxxso casi a las puertas de la muerte
— 47 —
viéndose obligado a trasladarse a la población, de
Tocaima en busca de más cálido clima y en im
estado de completa postración. En medio de la
espantosa angustia ocasionada por la noticia del
estado en que se hallaba mi hijo, sin tener ni si
quiera el consuelo de prodigarle mis cioidados — por
la distancia a que se hallaba y la imposibilidad de
trasladarme a su lado. — no tuve más recurso que
invocar el auxüio de la Virgen pidiéndole que en su
infinita Misericordia tendiera su divina mirada so
bre mi hijo y le devolviera la salud. Felizmente
fui escuchada por la sublime Madre de los que
lloran, y en poco tiempo quedó mi hijo completa
mente restablecido, pudiendo en menos de tres
meses regresar a Bogotá en donde a pesar de lo
frío del clima, enemigo mortal del reuiuatisuio, no
ha vuelto a sentir novedad ningima.
Por este señalado beneficio, que de tantos su
frimientos me libró, doy infinitas gracias a la Reina
de los Cielos en su sublime advocación de Auxi
liadora, y mando para su culto una pequeña li
mosna de 50 pesos.
Dan tambléa gracias a María Auxiliadora y eovíaa su
limosoa:
Anaime (Col.). — D. Manuel Góm ez, por haberle
librado de una seria enfermedad, y envía 5 pesos
oro para el Santuario Salesiano en construcción en
Ibagué.
Ariá de la Obispalía (España). — Da. Atuelia
García, por un favor recibido, 2 ptas.
Barcelona (Esp.). — D. Francisco M o^ s de Ma
riné, por muchos favores recibidos y envía 10 ptas.
al .santuario de Sarria, para la celebración de una
misa en acción de gracias.
Buenos Aires. -- 1). L. A . C. Coop. Sal. por mu
chos favores. — D. Luis A. Dagiiino, por tuia gra
cia, fs. 20.
Cali (Col.). — D. Rosendo de Aragón, [)or ha
berle sanado de un terrible dolor en un brazo. —
E. Nicoinedes Gotizáles, l). Manuel Salvador Lo
zanos, D. Manuel J. Mosquera Ordóñez, D. Jesús
Salinas, Da. Ernestina Churria y Da. Evarista Ayala
de Alvarez, por los favores que les ha otorgado.
— Da. Joaquina Zorrilla, por un favor. — Da. Merce<les Bunilia, por haber sanado del tifo a una hijita. — Da. Dolores Sartli, manda celebrar dos
misas en acción de gracias. — Una Cooperadora
Sbre. d e 1913.
por un favor, 10 frs. — Da. Rafaela Rengifo, una
A m a l i .\ P a t iñ o d e P a d i l l a .
misa cantada, 15 ptas. — D. Manuel Jiménez, }vtr
T m jillo (Perú). — Una ahijadita mía se quemó un favor, Fr. 1,05.
Cartago (Col.). — Da. M. Josefa Acuña de I.ascasi totalmente; tres médicos declararon el caso
incurable y ima muerte inmediata, y en caso de so prilla, por un favor.
Córdoba (Esp.). — Da. Piedad Arias, por la
brevivir algunos días, se pondría tísica. Con la fé
salud de su hijí^.
que tengo en mi queridísima Madre María A uxi obtenida
Cuenca (Esp.). — Da. Antolina López, por un
liadora, le entregué la enfermita. ofreciéndole que favor, ptas. 10. — D. Alejandro Palomo, por la
la cliica ima vez salva, haría su primera comunión curación de su esposa, ptas 3 . — Da. Manuel
en acción de gracias, hacerle decir una Misa en la
Elvira, por la curación de su madre, 10 ptas. de
Capilla en que se la venera a<¡uí y publicar la gra limosna.
Coruña (Esp.). — D. E. U. agradecido por sus
cia. L a chica está completamente curada, sin nin
guna consecuencia. Y o y a cumplí con la promesa de continuos favores, envía ptas. 70 para el culto de
María Auxiliadora. — D. E. S ., por favores reci
hacer decir la Misa en su Capilla y la niña hizo su
bidos, ptas 5 para una misa y 5 para la Obra.
primera comunión, y otras veces más en día 24.
Horcajada de la Torre (Esp.). — Da. Avelina
Todas las personas que conocen el caso, ven en Sauz, por varios favores, ptas. 4,
esto ima resurrección obrada la Santísima Virgen
Morales (Col.) — D. Custodio M. Villegas y D.
Auxiliadora.
Casimiro Velasco por una gracia y envían una li
mosna.
38 O ctubre de 1913.
Puerto Cobros (Esp.). — Da. Serafina Naranjo
B etsabé Go n zález Carrer a.
de Pérez, por la salud de su hijo Jesús.
Rodanillo (Col.). — D. Luiz A. Pérez, por la sa
V a d o de lo s B u e y e s (Esp.). — No hace mucho
días me encontraba muy afiigido y lo mismo mi es lud de una enferma, fr. 2,50. — D. José M. Valderrama. por un favor, frs. 2,50. — Da. Leopoldina
posa, por lo grave que estaba el mayor de nuestros Soto, por la salud recobrada, frs. 2. — Da. Ger
hijos varones. E n tal aflicción y con el amor de trudis de Castillo, por un favor recibido, frs. 5,-So.
padre, supliqué con fé a la Virgen Santísima María
Salmo (Col.). — Da. Vicenta Carvajal de Espi
Auxiliadora, le concediese la salud, si así era la vo nosa, por su milagrosa curación.
Tondos (Esp.). — D. Cirilo Sevilla, Da. Josefa
luntad de Su Divino Hijos, ofreciéndole tres pe
Palamiso. y otra devota, por favores recibidos.
setas para las necesidades de los pobrecitos que
Valdecomenas de Abajo (Esp.). — D. Amiírosio
viven bajo el amparo de los P. P. Salesianos. Como
no tardó, a Dios gracias y a María Santísima A u Sáiz, por la salud de su hija .Socorro. — Da. Cons
tanza López, por un favor recibido, ptas. i.
xiliadora, la mejoría, siendo un verdadero milagro
Ventosa (La) (Esp.). — Da. Baltasara García,
su restablecimiento, de cuyo peligro se encuentra
por la curación de su hija, ptas. i.
bien; por esta razón cumplo gustosfeimo mi ofrenda
Villar de Domingo García (Esp.). — Da. Amalia
> hago publico el favor de la Virgen Santísima,
Martínez, por un favor, 2 ptas.
Villar del Horno (Esp.). — Los padres del niño
pues así lo prometí, para que resplandezca una vez
.Antonio Garrate, por la salud de éste, 0,50 |>tas.
más las bondad que tan Celestial Princesa dispensa
a los mortales.
Además, debo agradecerle el haberme sacado
Nunca se oyó ¡o h Madre dulcísima, que des
de una nueva trib u l^ ó n , y en\*ío 2 ptas. más.
oyeras a quien con f é te invoca!
23 Jallo de 1913.
V ic e n t e G a r c ía .
S
Hk s n a b d o .
POR EL MUNDO SfILESiaNO
BARCBLONA'TIBIDABO. — La crónica de amor.
— Tomamos del N°. 28 de la interésate R evista« E l
Vhle. Hosco y el Tibidabo »:
• ¡Qué heniiasos son los sacrificios que el entu
siasmo por la Obra del Templo ríxpiatorio-Nacioual sabe inspirar! Y ¡cómo el Corazón dulcísimo de
Jesús se recreará al contemplar esas ahmis tan fie
les. tan hermosas y gratas a sus divinos ojos! Y
¡con qué gozo no anotarán sus Angeles do la Guarda
esos sacrificins en el libro de la vida con caracteres
imborrables!...
<' Ivn c.ste bimestre transcurrido, han sido las
1:1 lías ¡escayola que, por su amor al Corazón de
Jesús, han sacrificado objetos o gustülas, que hu
bieran jXMlido procurarse con veinticinco pesetas,
fnilo de sus ahorros, entregándolas para el Templo.
¡()ué hermoso ejemplo!...
r Y (pié decir de aipiellos Niños pobres de las EscuelíLS v^alesianas de Sevilla que sacrificando, quizás
un dulce, un juguete, \m refresco, nos han enviado
3,20 ptns?
* ¿üué decir también de las piadosísimas Reli~
giosas Concepcionistas de Arcos de la Frontera, que
no contentas con haberse entregado enteramente a
su I)i\’ino lísposo con absoluto rendimiento, se
han abstenido de tomar los postres por im día, en
tregándonos su importe de diez pesetas?...
« jOli dichosas Commiidades en las que así se
ama a Jesús!...
« La piadosa señora Da. alaría Soler, por un
sacrificio de café, sacrificio (pie en la Vida Eterna
le sará devuelto, nos remite veinticinco céntimos.
— ¡Es poco! diréis, y yo as contesto:
¿Cómo
lK)CO? ¿No sabéis ipic estos sacrificios humildes,
obscuros, son lixs más heroiixvs, los más gratos a
Jesús?...
» ¡Oh! SI la (juiuta parte de los católicos espa
ñoles ñas remitiera el imiKirte de un sacrificio de
café, qué pronto veríanuxs al Corazón de Jesús
dominando a Uarix-lona y líspaña desde la torre del
futuro Templo!...
« Y .seguramente (juc en esa Aix'a de salvacúSn
tendrán también lugar muy e.sixigido la muy cristijuui señora doiia Josefa ktilaica (pie nos manda
ciiK\> pe.setas. imponte de ptxpieñixs sacrificias; el
ferviente católiw (pie. e.scondiéndose tras el p.seud(Siunio de un devoto ha hecho un (.'adosisimo sat M/jft(> rfc
enviándoiuxs io|H\setas. ¡Noquiere
(pie se .sepa .su nombre' Pero ¿qué inqxirla? Lo
sala' el Corazim de Jesús y e.so le basta.
» CoiiK» también lo tendrán, y jxir cierto bien
envidiable, las
modistas (jue han ido a
visitar al Corazón de Je.sús en el l'ibidabo, haciendo
el largo y pesado recorrido a pie y entregando
dinero que hubieran empleado en el tranvía, al
Padre capellán del Tibidabo.
« Oh modestas modistas, ¿qué profesora os en
señó a tejer mía tal corona al buen Jesús?... Pero
no; ya veo que me contestáis (¡ue esas son modas
del cielo, y no modas de París. jOh! ¡Jesús os ben
diga!...
íjY bendiga también a la Rda. Madre Divino
Amor que desde vSta. Paula manda 2 pesetas;
unos devotos que nos remiten 82‘25ptas., importe
de un sacrificio tropical; al virtuoso Sacerdote D.
Fernando Roig que por sacrificio de misas da para
nuestra Obra del Tibidabo 37'5ó'pesetas; al elo
cuente predicador que nos remite 10 pesetas como
sacrificio de oratoria sagrada ; y finalmente, a la de
vota y cristiana señora que haciendo e' sacrificio
de una pequeña renta nos envía 6’75 pesetas!...
♦ ¡Oh! Ide qué santas’ industrias se vale el amor!...
« Mi! gracias y estén seguros de que el Sagrado
Corazón de Jesús derramará sus bendiciones sobre
ellos.
* E l que diere siquiera un va.so de agua fresca
en mi nombre, recibirá el céntuplo aún en esta vida
y un premio eterno en la futura ». ¡Son palabras
de Jesús v no pueden faltar!...»
— Mu el mismo número se habla del panal de
Amor. Pero de ello tratará algún día exprofeso
El Boletín Salesiano.
« Crónica de los Oratorios Festivos
3^
CORELLA tPamplüua). — Inauguración de un Ora»
torio Festivo. - En esta población navarra se ha
inaugurado, jxir iniciativa del Pbro. Sr. D. Bernardo
Catalán, y la generosidad de Da. Ramona Goñi.
ambos eximios C<x)p)eradores, mi Oratorio Festivo.
Tiene carácter interparroquial, y está instalado
en una finca liermosa de la citada Señora.
Su inauguración revistió, y c»n razón, los ca
racteres de mi acontecimiento. lis el s(?gundo Ora
torio que. <x)u sistema y programa de D. Bosco, se
abre en la culta cuanto social provincia de Navarra.
¡Dia> (juicra que el ejemplo cunda en toda la P e
nínsula!
Más de 400 niñas comenzaron a frecuentarlo. El
catecismo, la instrucción religiosa, como es natural,
es el fin precipuo, pxíro ti .Men « variados juegos que
— 49 —
atraen a los niños como señuelos a los pajarillos *.
Además,
reuniones especiales, entreteni
mientos, conferencias, etc. etc. los jueves y domin
gos, en las cuales se mezcla también el Catecismo.
Con profusión circula el periodiqxiín: E l Oratorio
festivo, * que forma la delicia de los chicos ».
La simpática e importantísima obra fué inspi
rada por el y a célebre libro de las Escuelas Salesianas de Sarriá: Los Oratorios festivos, o el arte
de atraer y catequizar a los niños. De él se extractó
el Reglamento, que aprobó íntegro y bendijo el ce-
que, puesto se oculta humilmdemente, respetare
mos su deseo, pero trasladamos íntegro el artículopara que lo saboreen nuestros
estrc lectores, especial
mente los de las Provincias Vascongadas, y vean
de realizar las ideas que el Sr. Director apimta:
Una simiente.
H ay cerca de Bilbao xma preciosa simiente de
una planta que ojalá viésemos algún día desarrollar
se: en Baracaldo está la « Obra Salcsiaua» para chi
cos.
P A N A M Á — Colegio-hosp icio S a lesía n o : E jercicio s gim n ásticos.
lesísimo Pastor de la Diócesis Xavarra. Un pa
dre Ralpsiann también ha puesto ahí su mente y cocarazón.
Felicitamos cordialmente a la población de Corella, especialmente al Sr. Catalán, a la Sra. Goñi,
y a la familia de los Excmos. Sres. Arteta y Marqués
de Bajamar, que son sus principales bienhechores y
padres, y a Dic« pedimos les haga saborear abun
dantes y sabrosos frutos.
BILBAO. — Con éí ep%rafe: Lo que debetnoshacer
los Ricos, « La Gaceta delNorte », publica un artículo,
en cada uno de cuyas líneas se ve chispear la má
gica pluma de... el Director de una gran re\-ista.
Sostiene cinco escuelas diarias, con 280 alumnosde asistencia, desde los 7 hasta los 14 ó 15 años.
Tiene patios perfectamente situados al aire libre,
dos frontones , dos pasos volantes y otros juegos.
Tiene además im cobertizo de 50 metros por 6, por
si llueve.
A más de esto sostiene un Oratorio festivo, en
que se jrmtan los domingos entre los niños de sus
escuelas y los de otras escuelas hasta 500, precioso
hormiguero para quien tenga afición a chicos.
a las siete, en que comulgan no pocos. A
continuación recreo en los patios hasta las diez. A
las diez Misa mayor, en que se explica el Evangelio,
se canta y se reza. Vuelta al patio, en el cual en-
— . 50 —
tonccs llueven hojas: E l Oratorio Festivo (hoja pe
riódica para niños), Mariposas, Rayos, de Sol E l
Legionario, La Bitencfi Prensa, de Zaragoza, La
Lectura Dominical, De Broma y de Veras, etc.
I.os días de fiesta h^y Comunión general, y
después de ella a todos, hayan coinidgado o no, un
desayuno de chocolate crudo y bollo, que los chi
cos pagan ¡con mordiscos!... se entiende al bollo y
a la onza.
Vuelve la tarde, y a la una comienza a llenar.se el
patio, comienzan a bullir los juegos hasta las tres.
A las tres CatecLsmo, los alumnos en sus clases, los
domingueros en lui local para ellos. Después del
Catecismo, vuelta a jugar de tres y media a cuatro,
en cuya hora rennense de nuevo en la iglesia a oir
un ])unto de Catecismo de labios del director, y a
recibir la bendición de vSu Divina Majestad. Terininada la plática vtielve el juego, hasta la noche, en
la cual no pocos días los juguetones muchachos
repre.sentnn unas comedias que ¡me río yo de los
Quinteros y de los Mendozas y Guerreros!
E l árbol.
Mas esto, con ser tanto, es muy poco, y como he
indicado, no es más que la simiente que aguarda la
salida del verano para tomarse en árbol.
l'.u efecto, la obra de 1). Hosco el amigo de los
niños de Tiirín, es mucho más honda y provechosa.
En Baraealdo no hay más tjue un externado. Y la
obra perfecta de Dbm Bosco abraza los iternados
para niños pobres, y en ellos escuelas profesionales
y talleres, en que se vayan fonnando obreros,
obreros útiles para .sí, útiles para sus familias y cris
tianos al mismo tiempo.
¡Ojalá que este árbol saliese pronto!
Los Chicos.
l ’orcjue advertid lo que pasa en Bilbao, y si os
habéis dado un poco a obras de celo lo habréis
visto en seguida.
Para chicas hay no pocas obras. Adenuls del Asilo
y de la Misericordia hay otras muchas instituciones
que las pueden recoger, enseñar, educar, como las
Angeles Custodios, las Adoratrices del Refugio
etc.
Para clgcos ajumas hay nada, fuera del Asilo v
de la Mi.sericordía, a donde por muchas razones no
pueden hallar sitio muchísimas, o tampoco quieren
liallarlo por causas fáciles de considerar.
Ivas que quieren favorecer a un huérfano, a un
travicsti. a vm golfo o medio golfo, por bueno que
sea su deseo, hálhuise con los brazos cnizados, sin
saber a dónde dirigirse.
Ni gratuitamente, ni pagando pensión rerlucida.
(jue es lo nuts que en estos casos suele poderse, v
ni aun pagando buena pensión tenemos en Bilbao,
ni en sus cercanías, y acaso ni en la provincia, que
yo sejia ni menos, instituto ningimo en que se
pueda recoger a los jóvenes o traviesos, o abando
nados, o necesitados, o medio necesitados que son
tantos.
Con lo cual y con ser pocas las escuelas, hasta
ahora al menos, padecemos la calamidad de no
saber qué hacer de muchos chicos.
Favor, pues, a los chicos.
Y o no sé bien cómo ni de qué manera se podrá
hacer brotar la simiente de Baraealdo, para que se
con\-ierta, como la mostaza, en árbol que recoja a
tantos gorriones como vemos, necesitados de rama
en que cobijarse, de alpiste con que alimentarse, y
sobre todo de educadores y de maestros con que
formarse para la vida.
Lo que sería de desear es que este árbol saliese en
Bilbao. Que en Bilbao se formase imá fimdación
Salesiana, y si fuese posible unos tMleres Salesianos, o sea: escuelas profesionales. ¡Cuánto ganaría
nuestra villa! ¡y sobre todo las familias obreras!
¡Qué plantel más hermoso y qué abrigadero más
fecundo para esa juventud obrera digna de especialísima atención y a pesar de todo tan descui
dada!
En la cárcel.
Un día estuve en ella. Preso no ¡eh! Soy im amigo
go del director, que me enseñaba todo con mucho
cuidado. En ima cárcel, a mí al menos, todo da
lástima. Me da lástima el que está por infehz, v
de me da más lástima aún el que está por malo.
Me da lástima el viejo, me da lástima el joven,
me da lástima el varón que tiene familia. Pero so
bre todo me da lástima el niño. Y , en efecto, en
xma celda vi varios jovencillos, que más que jó
venes eran niños.
Suponiendo lo que me iban a resjx>nder, les pregimté a algunos.Tú ¿ciuíntas veces has estado aquí ?
— Y o tres — Y ¿ tú ? — Y o es la .scgiuida. —• Y tú
¿también la segunda ? ¿ no eres tú Eulauo ? — -Sí,
señor. — Y ¿estaréis dispuestos a volver la tercera
y la cuarta? ¿No?...
Y ... se me encogieron de hombros.,. Como di
ciendo; ¡Regxilanuente!
Y no eran malos chicos, no. A algiuios conocía
yo algo. Y estaban allí, por su culpa, sí, no lo quiero
negar. Algimos por culpa de sus j)adres, algunos
j)or no tener padres y algxmo teniendo padres bien
buenos.
Y bajé de ¡a cárcel meditando...
Y la meditación era esta:
— ¡Cuánto mejor sería tener ima Escuela Sale
siana que ima celda de muchachos en la cárcel!
Porque una escuela de éstas seguramente preserva
de la ruina, previene la inmoralidad.
Si yo hubiera tenido capital, aquel día, creo que
mi propósito hubiera sido:
Propongo, Dios mío, fundar en Bilbao mía ICscuela Profesional Salesiana.
Amique... si hubiera sido capitalista ¡vaya usted
a saber el propósito que hubiera sacado!... Acaso
hubiera dicho como el rico epulón: voy a ponerlo
todo en el Banco y a decir a m i alrna- ¡Alma mía,
y a tienes mucho capital reservado para muchos
años: ¡descansa! ¡come! ¡bebe! goza! (Luc. cap. i.:,
vers. 19).
¡Egoísta!
------ 000
Pensam iento. — Entre las obras divinas ¡a
nuis dix-ina es enseñar a l ignorante.
S. Ba s iu o .
1
—
AGUA DE DIOS (Colombia). — Los festejos Eu»
carísticos en Agua de Dios. — Con el objeto de res
ponder al llamamiento de la opulenta capital para
celebrar las funciones relacionadas con el Congreso
Eucarístico, y rendir en esta tierra de amarguras
y de lágrimas, tm homenaje de veneración, de amor
y de gratitud al diilce Nazareno en la Hastia Sa-
5 í
—
Los frutos que se esperaban principiaron a ma
nifestarse de \m modo ostensible en todas las clase
de nuestra sociedad: la predicación no fué inútil.
Por la aglomeración de gentes de todos sexos y
condiciones que no cabían en las naves del lienuoso
templo, resolvieron aquellos apóstoles ocupar la
tribuna de la casa cural, para que todo el pueblo
congregado en la plaza pública, 0}‘cse cómoda
mente la palabra divina, se empapn,'<e cu la íntsc
inspirada de los misiouenis.
E n los días 23 y 24 en los pabellones < Iloyaeá ^y
* San Vicente se expuso la Majestad con una ixunpa y magniticencia dignas de admiración.
C O R E L L A (E sp .) — Solenne inauguración del Oratorio festii¿o.
crosanta. celebráronse en esta villa-lazareto, tam
bién grandes festejos.
Organizáronse al efecto Comités de señoras y ca
balleros, se distribuyó el trabajo con la cooperación
de las incansables Hermanas la Caridad y de los
SS. CC.; se acordó im Programa y se hizo buena
propaganda, para que cada cual, en la medida de
sus fuerzas, pusiese su concurso en la obra común.
E l P. Melotte, trasladóse a la capital de la Repú
blica, en los momentos en que la colosal fiesta esta
ba allá en todo su apogeo, y Ic^ ó comprometer a
tres distinguidos sacerdotes a que vinieran al La
zareto a predicar y prestar el valioso contingente
de su ministerio en los días señalados para la her
mosa festi\*idad. Eran los R R . PP. Arato, salesiano,
y Pueyo y Pérez del I. C. de M., y el 17 Septiem
bre se iniciaron los festejos, principiando la misión
con un discurso del P. Arato, lleno de unción y
vigor evangélico.
E l 25 celebráronse los festejos eu el majes
tuoso edificio del Hospital vSan Rafael y A.silo
de las Mercedes, en donde se refugia mi número
crecido de nuestros hermanos, bajo la celosa di
rección de la R. M. Ana del Pilar y de esos otros
ángeles de caridad que suavizan y calman tántos
dolores.
Hubo exposición, muy admirable oración por el
R. P. Pueyo. quien con ternura incomparable nos
habló de las grandezas de S. Rafael y subyugó
a los oyentes; y como sello de tan selecta íimción a la que acudió im escogido concurso, vino
la procesión por los claustros y calles adyacen
tes en donde habían levantado dos altares pri
morosos.
Terminada la procesión siguió la primera ve
lada músico-literaria de las dos acordadas, cuya
organización correspondió al R. P. Luís Emilio
Baena con la cooperación de caballeros, señoras
—
y señoritas; se ostentaron ricas joyas literarias y
inmícaes.
E ra el 26 el día señalado para la comunión de ni
ñas y niños. A las 7 de la mañana invadieron las na
ves del templo las infantiles comimidades presididas
por sus respectivos directores, entonando himnos de
alabanza, adaptados a la augusta ceremonia. Emo
cionante y tierno cuadro presentaban las dos agru
paciones de seres inocentes vestidos con blancos
uniformes, emblema de la pureza de sus almas,
(jue aun no han recibido el contagio letal de las
pasiones.
A las 4 p. m. se efectuó la lucida procesión de
niñas y niños. Al llegar a las puertas de la Iglesia,
se efectuó allí la bendición de la preciosa imagen
dcl Niño Jesús de Praga: y terminada esa ceremo
nia, .subió a la tribuna sagrada el P. Pérez y prommció lui discurso arrebatador, apropiado a los
niñas, exhortándolos a renovar por sí mismos las
promesas que por ellos se hicieron, cuando cayó
sobre .sus cabcdtas el agua santa en la pila bautis
mal. luciéronlo ellos y con invocaciones sublimes
y patéticas tcnuinó aciuella escena que hizo a mui has derramar lágrimas de amor y de cornsuelo.
Ese mi.-'mo dia por In mañana habían principiado
las 40 horas.
El din z~ habló el P. I’ueyo sobre el leproso, con
con tnles acentos, con tanta dulzura, con tan so
berana elocuencia, que los corazones latían de un
modo inusitado, .sintiendo consuelos inefables y
grandes e.s[>eranzas en la aciaga noche de nuestras
des\’enturas. ¡Que tenga él y sus dignos colabora
dores en esa obra redentora, la convicción íntima
de que no .sembraron en terreno estéril, que sus en.señanzas nos servirán de alivio y de sostén en la
hora negra de las tribulaciones, y que guardaremos
.su recuerdo con singular cariño y religiosa gra
titud!
E l domingo 28, desdo las 4 ] '¿ de la mañana el
suntuoso templo estaba colmado: im número fabu
loso de caballeros, señoras, .señoritas, personas de
toda.s clases, y condiciones se dLsjKmian a recibir
el pan del cielo en eEmusteriaso .sacramento de la
líucaristía. Digno y consolador fue aquel espectá
culo. Más de 3.000 j^>crsouas .se acercaron al ban(jucte angéUco y tuvieron la dicha de recibir el di
vino manjar.
I.a pnx'csión recorrió ordenada y devotamente
la mayor parte de la ¡wblación. Ix)s altares eran
dignas de admiración, por la elegancia y buen gusto
con (pie e.staban adornadas.
Con el fervor y entusiasmo de un pueblo e.sencialmente cristiano llegó la multitud a la plaza, endonde
.se hallaba improvi.sado mi sencillo y elegante altar,
en el cual .se colo<^ó el Dios Hombre envuelto en el
misterio de la Eucaristía. — De rodillas estábanuvs tcxlos clcviuido nuestras preces, cuando de la
tribuna iic la casa ciiral del se dejó oir el verbo en
cendido dcl R. P. Pérez, que habló sobre el Con
greso, los frutos recogidos e imploró para todas la
bendición del Cielo. Bellísimo, lisonjero y encanta
dor fué el cuadro con que tcnuinó esa festividad
(pie dejó recuerdos c impresiones muy profundas
en las almas de los hijos de Agua de Dios.
52
—
E l día 29 desde las primeras horas se fué aglo
merando de nuevo e pueblo en la espa(úosa plaza
para asistir a la misa campal, última ceremonia re
ligiosa del Congreso. Un atrayente y precdoso altar
se había erigido en los corredores del tramo nuevo;
lo rodeaban las congiegaciones con sus primorosos
estandartes.
A las 8 p. m. empezó la velada músico-literaria,
en armonía con el programa especial elaborado al
efecto. Piezas de arte de verdadero mérito, tu
vimos la delicia de escuchar, trabajadas por caba
lleros y señoritas que con entusiasmo prestaron su
valioso concurso. Cerró el acto un breve y sentido
discurso del R. P. Superior J. Melotte. el celoso y
digno sacerdote que en asedio de nuestro benemé
rito P. Grippa y los inteligentes Baena y Variara,
cuyos esfuerzos .son impagables, nos manifestaron
mía vez más todo el amor de padres que nos pro
fesan, con estos hermosos e inolvidables festejos.
{De la Beneficencia).
PANAMA. — Con motivo de unas fiestas de ca
rácter patriótico, hizo su público .debut, el cuerpo
gimnástico Patria.
E l primer número del programa oficial de dichas
fiestas, lo formaban los < ejercicios gimnásticos de
l(js Alunmos del Hospicio de Huérfanos, dirigido
por los Padres Salesianos. »
Ejecutáronse en la plaza de la Catedral, a la pre
sencia de casi toda las autoridades y numeroso pú
blico. Los gimnastas trabajaron con soltura y
buen gusto, y a cada ejercicio arrancaban frenético.-;
aplausos.
lis la primera vez que en Panamá se presenta
im cuerpo ginmástico bien organizado y luciendo
elegantes unifonnes.
Acabado el acto, los Miembros del Consejo ama
blemente obsequiaron a los niños con refrescos v
dulces.
Estas fiestas ponen más y más en contacto al
pueblo panameño con el Hospicio, providen<fialmente fiuidado por almas grandes y verdadera
mente patriotias, como el llorado D. Nicanor de
Obarrio.
NICTHEROY (Brasil). — Con mía serie de festejas
ha solemnizado el Colegio de Sta. Rosa el 30“ aaíversario de su fmidación.
I^a primera fué im magnífico desfile de los 450
alunmos, formando mi solo batallón escolai, divi
dido en tre.s compañías. Atravesó la ciudad entre
los aplausos de la muchedumbre y se dirigió a la
colina del Arsenal Nacional.
Lu(?go vino mía imponente peregriiia<fión al
monmnciito de María Auxiliadora, erigido en sitio
dominante. Mons. Quartin, Vicario General de la
Diócesis, y promotor de las fiestas, celebró Misa
campal a los pies del monumento, a la cual siguió
una bellísima Conferencia sobre D. Bosco y la
Obra salesiana. No hay para qué de<úr que la concurrencáa era numerosísima.
Finalmente se dió una gran función gimnás
tica en el patio del Colegio .
De todo han quedado satisfechisimo •los alunmos
y los ciudadanos.
— 55 —
TURIN — El premio al trabajo. — Simpática y
hermosa como siempre, la velada de distribu
ción de premios a los Alumnos de las Escuelas
profesionales de Valdocco, fué una nueva g lo
rificación del trabajo y una cita para los admi
radores de la Obra Salesiana. Fué presidida por
el Rvmo. Padre General con el Capítulo Supe
rior en pleno, el Gobernador de la Provincia,
Representaciones del Ayuntamiento, de la Cá
mara de Comercio, de la R. Universidad, de
los institutos privados, etc. Hallábase también
D. Inocencio Jiménez, Profesor de Derecho Pe
nal en la Universidad de Zaragoza, y cinco
obreros, que pensionados por el Gobierno,
venían a estudiar obras sociales.
El Sr. Dalmazzo, director de la Elscuela
Tipográfica de Turin, pronunció un elo
cuente discurso, ensalzando la gloriosa fi
gura de J. B. Bodoni, a quien presentó
como verdadero modelo del obrero, pues
por sus virtudes, su trabajo constante, .«su
anhelo por salir de la medianía y llegar
a la perfección, su acendrada fe, su cari
dad con sus compañeros, llegó a las cum
bres de la celebridad.
En seguida, el R. P. De Martin, pre
fecto de las Escuelas, leyó una interesante
memoria sobre la marcha de las mismas.
Hizo resaltar de modo especial, como hecho
característico, la elevación inieleciual y el
interés siempre creciente de los alumnos
por la cultura general. « El aprendiz de
hoy, decía, no es el de un tiempo, que
consideraba la clase como una ocupación
inútil y pesada, o como un expediente
inventado para hacerle pasar el tiempo;
hoy casi lodos piden más y más la clase
literaria, técnica, profesional, cuya necesi
dad sienten, cuya importancia reconocen.
Hasta en los recreos estudian, y es pre
ciso moderarlos. Sobre 300 alumnos, que
en el curso de 1912-1913, se presentaron a
los exámenes profesionales-literarios, 280
tuvieron éxito bueno y hasta brillante.
Hubo que establecer dos .secciones pa
ralelas en el 4* curso, para los niños pro
venientes del cam po; dos para la 5* ele
mental ; 3 para el 6* año o curso com
plementario. En julio 89 alumnos se presenta
ron a los exámenes de licencia elemental en el
instituto nacional y 84 obtuvieron el diploma.
En el instituto se han establecido cursos es
peciales de matemáticas técnicas, correspon
dientes al arte que aprenden.
Digno de mención es también el desarrollo
del Dibujo.
En suma, la enseñanza profesional ha to
mado particular importancia : la cultura general
facilita el aprendizaje del arte, al mismo tiempo
que eleva al alumno y le hace más satisfactorio
el trabajo, más bella la vida y en todo produce
efectos inesperados.
Elsta memoria fué muy aplaudida.
Los premios consistían en diplomas, libros.
medallas, libretas de la Caja de Ahorros o de la
previsión nacional.
Cerrró el Rvmo. D. A lbera con paternales
palabras
El E iio . e limo. St. Dt. D. Joan lagaatda
OBISPO ne BARceconA.
Irreparable pérdida experimentó la Iglesia Es
pañola, con la muerte del joven, emprendedor y
sacrificadisimo Prelado de Barcelona, acaecida el
3 de diciembre, p. p. Contaba apenas 47 años.
Iva muerte le halló en el pleno desempeño de su
ministerio. Estaba practicando la pastoral visita en
el Arciprestazgo de Martorell, y precisamente ad
ministrando la Confirmación, cuando de pronto se
sintió acometido por tal recrudecimiento de sas
habituales achaques, que tuvo que suspenderla y
trasladarse inmediatamente a la capital. Recono
cido en el acto, se le halló tan grave, que el facul
tativo indicó la conveniencia de administrarle ej
— 54 —
Santo Viático y poco después la Extrema-Unción,
<|ue el Prelado recibió con la mayor serenidad y
fervor. Asistían todas las autoridades barcelonesas,
repre.sentaeióu de las Parroquias y asociaciones y
gran número de particulares.
Estos rasgos demuestran lo que eia la vida del
Sr. Eaguarda. Años hacía que sufría males verdade
ramente jx.*nosos, pero esto no le impedía, no so
lamente (lesemiJeñar los ejercicios de su ministerio
propiamente, sino desplegar una actividad m a
ravillosa.
Al venir de la tranquila diócesis de Jaén, en
contró la barcelonesa en un estado bien deplora
ble: la revolución había pasado sobre ella sem
brando odios, ahondando divisiones, destruyendo
templos, pulverizando conventos. Lín la sola ciu
dad de Barcelona pasaban de 50 los edificios incen
diados. ]Y el nuevo Obispo se proponía la reedi
ficación de todos y... la con.stniceión de otros..!
¡También se proponía la reedificación moral, cuyas
ruinas eran mayores aún!
Barcelona entonces vió atónita desplegar mía
actividad (jue jxicas veces £?e ve, y contagiada por
el ejemplo, la de.splegó también.
Al ObisiK) no le bastaba ya el coche tradicional.
Personas caritativas pusieron a su disposición el au
tomóvil, y el Obispo corría de acá para allá como
el ángel del consuelo, de la paz y del trabajo: aquí
presidía una reunión para la reedificación de im
convento o de una panoípiia; allí un Círculo obrero.
Encaminados los trabajos en la ciudad, emprendió
la visita de su diócesis, haciendo en todas partes lo
mismo, Y los católicos correspondieron. I^o destniido volvió a surgir, aca.so más esplendoroso que
antes. Y lo que es más, de.sapareció en gran paite
el pesimismo, esa parálisis que mata todas las ini
ciativas.
Ea caridad, la abnegación del Obispo, ¿quién
i:odrá decirla? No acostimibrado a negarse, día
liubo que prc.sidió cinco o seis actos, pronunciando
otros tantos dlM^ursos, y aun tenía tiempo para v i
sitar de incógnito a lo.> pobres vergonzantes que
habitaban en (jiúntos pisos, y socorrerlos abundan
temente.
Por esto su entierro ha sido una manifestación
imponente raras veces presenciada.
Sociólogo de acción, simpatizó mucho con la
Obra Salesiana. Recordamos que cuando visitó las
ruinas de nuestro incendiado instituto, y cuando
inauguró las mu viu? Clases (jue él en gran parte
costeara, pronunció acaso el más tierno de sus
discursos. En él abogó, en forma que arrancaba
lágrimas y aplaus«.vs. por la ñistnvcción y educación
del hijo del obrero, y cantando a la Institución
Salesiana, exclamó: « ¡Bendita Obra de D. Bosco,
cuánto te admiro! Manos ingratas te han destruido
aquí: pero si cien veces te queman, cien te reedifi
caremos, y si para ello es necesario vender mi pec
toral y mi juüUo, no vacilaré mi instante! *
¡Y para con la Obra del Templo Expiatorio
Nacional del Tibidabo!... Cuando se inauguróla
Cripta, en i g n , el Obispo esta enfermo, muy eníenuo. Y sin embargo quiso pronunciar el primer
sermón de aquella senuuia gloriosa, en que mañana
y tarde desfilaron tan magnos oradores. * No pen
saba predicar, empezó diciendo, porque me en
cuentro más que fatigado, enfermo; pero siendo
este templo a base de sacrificios, quiero aportar
mi piedrecilla, haciendo imo, que algo me cuesta,
pero que Jesús me endulza.» Y cantó los ensueños
de los Santos y en particular los de D. Boscó. Y
cuando más tarde María Victoria buscaba un nom
bre paraim a obra que ideaba al objeto de recoger
sacrificios con destino al templo, se la sugirió el
Obispo, poetizando la idea: « Llámela V. panal...
Abejas misiieas que libando dulce miel en la flor
del sacrificio, la depositarán en la cumbre del Ti
bidabo y formarán en ella un panal de amor ».
Con toda razón,pues, y como muestra de gratitud,
lo.s niños de las Escuelas Salesianas le dedicaron a él
im libro que publicaron con el título de <>L a Insti
tución Sale.siana, lo que es y lo que hace », pequeño
obsefjuio que todavía agradeció el insigne Obispo
con palabras llenas de unción y de humildad.
Su.s despojos mortales reposan en la parroquia
del Carmen, por la que tanto trabajó y que el Se
ñor le concedió ver restaurada y ampliada.
S. Eínmo. el Card. Luis Oreglia.
Decano del Sacro Colegio y Camarlengo de
la Sta. Iglesia Romana, durmióse plácidamente
en la paz del Señor el 7 de diciembre.
Nacido en Benevagenna, diócesis de MondoviAlta Italia en 1828, estudió en Turin y en Roma
y se dedicó de modo especial a las ciencias eclesíásiicas y a las lenguas. En 1858 fué elevado
a la dignidad episcopat y enviado a Holanda,
en calidad de Internuncio ; de ahí, con el título
de Arzobi.spo de Diamata, pasó a la Nunciatura
de Lisboa. T u vo que luchar muchísimo y Pío IXrecompensó sus servicios, creándolo Cardenal
en 1879, con el título de Sta. Anastasia y nom
brándolo Prefecto de la Sgda. Congregación de
Indulgencias y Reliquias. Se distinguió siempre
por su tino, su energía y profunda piedad.
D . Bosco le consagró una hermosa página en
su opúsculo sobra la elección de León XIII.
É l, por.su parte, amó siempre y favoreció las
Obras Salesianas.
limo. Sr. D. Enrique Muñoz y Qámiz.
No es posible trazar en breves líneas siquiera sea
en esbozo, los rasgos más salientes de la figura noble
y suave de este varón integérrimo, decliado de ca
balleros cristianos, adalid incansable de la causa
católica, cooperador entusiasta de la Obra Salesiaua, que ha dejado en pos de sí con la estela lu
minosa de una vida de celo y trabajo intenso-en fa
vor de las almas, el perfume de acrisoladas y no
comimes virtudes escondidas tras un semblante
siempre apacible, y una afectuosidad que cauti
vaba los corazones y los arrastraba a la acción
noble y fecunda.
De él escribía el acreditado diario * E l Correo
— 55 —
de Andalucía: « Hombre iiitegérrinio, por su posi
ción y su cultura pudo aspirar a puestos elevados,
mas renunció a todo en aras de sus ideas, incom
patibles con los sectarismos actuales y actuales
miserias, prefiriendo p>or la causa de la religión y
de la justicia llegar hasta el sacrificio.
Fué catedrático de la Universidad de Granada,
caballero de la orden militar de Santiago, presi
dente de la Liga Católica y presentado para dipu
tado a Cortes obtuvo en las elecciones brillante vo
tación.
Fers'iente católico, j>erfecto caballero y varón de
caridad eximia, su muerte es llorada por sus pa
rientes y amigos, por los católicos en general y es
pecialmente por los pobres de las Conferencias,
cuyo presidente era, y por los acogidos del Hospital
de la Santa Caridad, de cuya Hermandad fué her
mano mayor durante diez y siete años.
Deja un gran vacío.
Bien lo demostraron el dolor y la consterna
ción que la noticia de su muerte produjo en los
hermanos y en los pobres, en los pobres que nunca
olvidarán al más que jefe amigo cariñoso que con
tacto, mesura y delicadeza dirigía, enseñaba, acon
sejaba y consolaba; al segxmdo Mañara que junto
al tuberculoso y al canceroso no sentía repulsión,
aprensión ni escrúpulo; al contrario, en las mismas
1 agas y miserias del pobre cuerpo humano, encon
traba motivos para acrecentar su afectuosa ter
nura para con el prójimo; que sabía sufrir con pa
ciencia las flaquezas de éste, que soportaba con
amable sonrisa las impertinencias y achaques pro
pios de los ancianos y de los enfermos y que con
ellos trataba, con ellos pasaba muchas horas,
siendo para todos consuelo, ayuda y au.vilio, hasta
el extremo de que en sus ausencias no cesaban de
pregimtar los acogidos:
— ¿Cuándo viene nuestro Hermano mayor? »
Ix>s Salesianos por su parte, mientras lloran su
irreparable pérdida y elevan al Cielo oraciones fer
vientes en sufragio de su alma, se complacen en
tributar al limo. Sr. Muñoz y Gámiz merecidos
elogios que la industriosa humildad del finado
siempre supo e\*itar con inimitable habilidad du
rante su vida, pues desde que tuvimos la dicha de
conocerle, siempre hallamos en él al amigo fide
lísimo franco y cordialmente sincero, al consejero
iluminado y prudente, al Cooperador generoso, al
verdadero Padre, en suma, que consideraba la
Obra del Ven. Juan Bosco como imo de sus ideales
e intereses más sagrados.
Emparentado con la ilustre familia del Excmo.
Sr. Marqués de Casa-Ulloa a cuya generosa caridad
5e debe el establecimiento de los Salesianos en Es
paña, el Sr. Muñoz miró siempre a los pobres Hijos
del Ven. Juan Bosco como algo de su propia familia
llegando su intimidad y afecto, hasta el extremo
de sujetarse a dar las primeras lecciones de castellauo a los Salesianos que en i88i llegaron de Italia
a Utrera para iniciar la fundación de aquella im
portante casa.
Cuando en 1886 nuestro Ven. Padre fué a Bar
celona, el lim o. Sr. D . Enrique Muñoz se apresuró
a ir a la Ciudad Condal, pues deseaba con vivísimoi
anhelos conocer al insigne Apóstol de la niñez y
recordaba luego con suavísima fruición los di
chosos instantes pasados en compañía de aqiicl
varón extraordinario.
¡Cuántas veces los Salesianos de Sevilla cxix'rimentaron toda la inefable bondad de .su corazón y
la afectuosidad de su alma noble y generosa! Muy
a menudo nos regalaba sus codiciada.s visitas, se
complacía en ver los progresos de la obra, 011 soccífrerla con limosnas y consejos, y .s\ts palabras tle
aliento y cariño, que eran siempre escuchadas con
gratitud, nos descubrían todo el inagotable en
tusiasmo v afecto que se encerraba en su corazí’m
hacia la Obra Salesiana. Y no se daba por sa
tisfecho de su cooperación personal, sino (pve po
nía en jxiego toda su valiosa reputación y activi
dad para aumentar el ni'unero de los Cooj>eradores llevando él mismo no pocas veces a personajes
insignes por censo o linaje a visitar nuestras ca
sas y se complacía en ponderarles toda la tras
cendencia social y religiosa de nuestra obra.
Nunca podrán los Saledanos de España, y en
particular los de Andalucía, olvidar el bienhechor
insigne y cariñoso 3’^sus oraciones unidas a las de lo.>
niños de sus casas, se elevarán incesantes hasta el
trono del Altísimo en sufragio de su alma.
A su ilustre famñia llegue la expresión de nuestro
pésame entre efluvios de gratitud y el aroma de
fervientes plegarias.
El R. P. Ciríaco SantinelH.
Lleno de merecimientos y virtudes voló al
seno de Dios este fervoroso y santo salesiano.
Joven sacerdote, emprendedor y activo, se
alistó en las fila-s salesianas, y D. Bosco lo en
roló en la primera expedición salesiana que par
tió para el Ecuaclor en 1887. Ivn Quito dejó
recuerdos imperecederos. Sus delicias eran visitar
los cárceles y consolar e in.struir a los desgra
ciados. FZxpulsados los religiosos en 1896 en
nombre de la libertad, emigró al Ferú, donde
fundó y dirigió varia casa.s. D. Rúa, q. e. g . e.
le nombró Inspector de las Casa.s Salesianas del
Perú y Bolivia y más tarde Provicario Apostó
lico de las misiones de Gualaquiza. En el cum
plimiento de su deber desplegó la mayor inte
ligencia y actividad y contrajo la terrible en
fermedad de la lepra, que le trajo « la gracia
de ir al lazareto de A gua de Dios, » en donde
continuó el trabajo incesante y activo, em
pleando de la mañana a la noche todo su tiempo
confesar, predicar, escribir, consolar a los demás
enfermos, especialmente a lo s‘ niños. DÍó vida
a las publicaciones semanales La Beneñciencia
y La Hojiia.
Miraba como un favor del cíelo su enferme
dad. Cuando la contrajo, escribía a un amigo :
« Varias veces había pedido a los Superiores
que me permitieran consagrarme al servicio de
los leprosos, y no me lo otorgaron. A hora el
Señor misericordioso me concede lo que ellos
siempre me negaron, »
—
Mucho sufría últimamente, y en medio de
tanto dolor no dejaba de trabajar, y miraba la
muerte con frente serena y valor indomable. El
3 de ociobre p. j). escribió a los Superiores:
« Mi salud decae. Con frecuencia me acometen
las fiebres palúdicas contraidas en Lima y en
mis viajes. Una debilidad general me impide
trabajar como yo quisiera. K1 médico me dice
que soy una máquina gastada. Sufro, en efecto,
algo de dispepsia y ele mal de hígado y los pulmone.s ya no (juicren funcionar. Mejor a.sí. No
puedo ser más feliz y vivo contemisimo. Mi
oración favorita es esta: « ¡Morir trabajando! enenfermedad breve y buena muerte I » Ya no es
cuestión de años sino de meses. Deo gr alias
A la noticia de m¡ muerte, por favor, no me
retarden los sufragios, ¡)orque el Purgatorio, ah !
eso si, será largo para mi... »
Tenia sólo 56 años. Había nacido en S. Gre
gorio de Ostra, diócesis de Sinigalia, en 1857.
Deja varias obras en castellano, que se reco
miendan por su claridad, buen gusto y abun<lante doctrina.
Confortada con los Santos Sacramentos y la
Ikndición Papal entregó a Dios su bella alma en
N'^alcncia
Da. leresa Ibáñez y Moret V. de Aguílella.
De olla puede decirse, lo cjue dijo el Di\-ino Sal\ador de aíiuolla pobre viuda, cuando echó en el
arca de las ofrendas .su pequeño óbolo: «lín verdad
os digo, (jue esta pobre vixtda ha echado más en
el Arca, que todos los otros. Por cuanto los demás
han echado algo de lo que les sobraba; pero esta ha
«lado de su misma pobreza lodo lo que tenía, todo
su su.stento (S. Marcos X Il-43, .¡4).
Y en efecto, todo lo dió por Jesús; que tal era
también la frase favorita de Da. Teresa.. «todo por
J esús 9. Todo lo consagró a la mayor g’oria de Dios;
sns fuerzas, sus ix>bres ahorras, su siutgre y su
vida.
líducada modesta pero muy cristianamente por
sns honrados padres, pasó stis prinicras años ins
truyéndose en las labores y obligaciones de su sexo
y más atm. atesorando virtudes en su alma y así
llegó a ser tle.spnés nunlclo de esjxxsas y de madres.
Dn hijo, que murió a las jxxxxs meses, y das hijas,
le concedió el cielo en su matrimonio con el mo
desto industrial Don Jasé Aguilclla, hijas que, al
<|uednrse viuda, crau su i'núco caudal, pues del tra
bajo de sus manas contaban solamente para la
vida: y no olatantc eso. cuando Dios se las pidió
para (|ue se consagraran a su Santo Servicio, en
premio de las virtudes que ambas poseían, las ce
dió sin titubear y sin mirar a que al ingresar aquellos
seres queridas en el Imstituto de las Religiosas Hijas
de María Auxiliadora, desapan.'cía con ellas el
único apoyo de sxi vejez; pero Da. Teresa era de
ttcjuellas almas gcncrcxsas y de fé grandísima, que
confiaba más en la providencia y bondad de Dias.
<|ue en las máxinv;is del mundo; y en efecto nunca
se vió dcíraxidada en su esperanza.
í6
—
Comenzó la amorosa Providencia por propor
cionarle im lugar donde pasar sus días tranquila y
contenta, desempeñando la portería de xm Con
vento de Religiosas, muy visitado por cierto, por la
clase rica y piadosa de la Capital, y de esta circxmstancia se aprovechó también D a. Teresa para
la mayor gloria de Dios.
Su anhelo era, ver establecida en Valencia la
Obra del Venerable Juan Bosco, y una fuerza mis
teriosa sentía dentro de su corazón, que la obligaba
a trabajar sin descanso en ese asunto.
Tal maña se dió, que con el favor del Cielo y sxxs
piadosas insinuaciones, pudo, andando el tiempo,
interesar a varios señores en esa grandiosa idea
que, agrandada después con la propaganda del
Boletín Salesiano y xm incesante trabajo, dió por
resxütado la fundación deseada, abriendo los PP.
Salesianos una Casa con sus Escuelas y Talleres en
el populoso barrio obrero de la Calle de Sagxmto,
y otra también, para la Enseñanza femenina, las
Religiosas de María Axixiliadora.
Aquel i>equerxo grano de mostaza se ha convertito ya hoy en árbol frondoso por los muchos centeixares de niños y niñas qxxe en los respectivos Cen
tros reciben educación, que han cambiado el as
pecto moral de la barriada y por otras obras so
ciales y rdigiosas que dentro de esos mismos Cen
tros han surgido, amén de la nximerosa pléyade de
beneméritos Cooperadores y Cooperadoras Salesianas que hay en la Ciudad.
A l establecerse los Salesianos y Salesianas, dejó
su empico o portería la Sra. Da. Teresa, para ser
vir personalmente y más libre en cuaixto podía a
estas amadas obras de su corazón; y en efecto,
siempre actuó de madre celosa para ambas comu
nidades, pues cuando sabía qxie faltaba algo nece
sario, nó ])araba hasta projxjrcionarlo y al princi
pio sobre t >do mucho tuvo que trabajar.
Así permaneció hasta los últimos dias de su vida,
pues aun postrada en caitia. una semana antes de
morir, se preocupaba de nuestras cosas.
Dios Nlro. Señor y María Axixiliadora le habrán
premiado ya seguramente con un Paraíso de deli
cias, tanto amor, tanto celo, tanto sacrificio. Por
nuestra parte jamas la olvidaremos y suplicamos a
nuestros bienliecliores que la tengan presente en
sus oraciones.
Reciba su hija superviviente. Sor Josefa Aguilella,
Religiosa de María Auxiliadora, nuestro más sen
tido pésame del que también participamos muy
hondamente.
Pater, Ave, Requiera.
Pensam iento — A l fin de la vida se recoge
el fruto de las buenas obras.
V ble . J uan Bo co .
Con aprobación de la .\utoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSE GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. de la Buena Pren.sa
Corso Regina Margherita, N. 176-TU R IN .