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Medios

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A Ñ O X X V I I I - N . II

Edición de España

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V ia G o lío lcn go N. 52 .

SUMARIO. — La caridad en la educación, XII . 285
Por el Sdo. Corazón de J e s ú s .....................................289
La Vida del Venerable Juan H o sco ........................... 290
Db n u e s t r a s m i s i o n e s . — Rep. Argentina: Cow
dos h'ibus indígenas. — Por la asistencia religiosa
de un centro que promete mucho. — Tierras Magatlánicas: Piedad y z'ida cristiana de los Fue­
guinos. — E sp ig a n d o .............................................. 291
Tesoro espiritual............................................................ 295
El C

ulto

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M a r ía A u

x il ia d o r a

...............................296

Gracias de María A u xiliad ora.....................................296

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Bibliografía..................................................................... 298
P o r e l m u n d o s a i . e s i a n o : La función de despe­
dida de los .Misioneros. — El sucesor de D. Hosco
en Espaila: Utrera. — El reciente viaje de Don
Albera.— Crónica de los Oratorios Festivos: Pernal,
Cindadela, llanta Ana. - Noticias de aquí y de
allí: Bogotá, Buenos .Aires, Almagro . . . .
299
Oremos por nuestrosd ifu n to s...................................... 307
N ecrología.................................................................... *308
Cooperadores Salesianosdifuntos.................................. 309
Memorias biográficas de Mons. Luis Lasagna . . 309

L a c a r id a d en la e d u ca ció n
XII.

Después del Colegio, (i)
Los padres, sobre todo, se fían mucho
de la educación recibida en el colegio
y presumen sin fundamento algimo,
al ver al jo\-encito tan bueno y mo­
desto cuando sale de allí a los 14
más o menos, que ya está todo hecho
y sólo es cuestión de tiempo. ¡Qué
error! ¡Como si la experiencia y el exa­
men mismo de la vida psíquica y fisiólógica del adolescente no dijera lo con­
trario! Algunos, los más avisados,
piensan mucho en el cambio de medio,
y está bien; mas muchos en él no consi­
deran bastante el cambio del individuo
mismo. E l niño se trasforma en hombre,
no en im día y de im salto, sino durante

(I Véase número de octubre.

se dan cuenta de que el hombre es
muy diferente del niño; que las pasio^ nes todas, no una sola, como vulgar­
mente se entiende al decir eso, se han
ido desarrollando en el alma del joven
sin que nadie lo nota.se; allí en el mis­
terio de la conciencia y también con
actos exteriores ocultos, insignificantes
o inobser\^ados, se fué formando ufiuel
conjunto de tendencias, apetitos, cri­
terios y sentimientos, cuy'a resultante
es el carácter hecho y definitivo. Al
decir definitivo no entendemos eli­
minar, ni la gracia de Dios ni la hu­
mana libertad, que en cualquier época
de la vida pueden modificar esa resul­
tante; sin embargo, si en ese tiempo la
forma no ha sido buena, ([uedarán
siempre líneas torcidas o cicatrices
dolorosas, « ¡tristes huellas de los pri­
meros años de libertad!
Ante el doloroso desengaño, pasan

— 286 —
los padres al extremo opuesto y echan
la culpa al colegio y llaman educación
incompleta, por lo menos, a lo que en
realidad no fué más que mitad la
educación, porque no pudo ser otra
cosa; atribuyendo ellos a la incapaci­
dad de los educadores unas veces y
otras a los principios de la educación
misma, lo que es efecto irremediable
de las cosas, efecto que ellos debieron
prever y en gran parte evitar.

dres, aún cuando los hay, si no son
muy linces, no advierten que en la
adolescencia se fijan generalmente las
máximas prácticas de la vida en todo
orden de ideas; que no es una pasión,
tan solo, como decíamos antes, la que
asalta el corazón del joven, son todas
a la vez: el amor y la ambición, la ava­
ricia y el orgullo, la gula y la pereza,
la vanidad y el egoísmo; que entonces
comienzan esos diálogos misteriosos

B E K N A L — E l cuerpo de Catequistas del Oratorio.

Por mucho que pueda liacer y haga
en realidad por los niüos la escuela, (y
al decir esto entendemos hablar esjrecialmente de los hijos (kl jnieblo ([ue
salen de ella para ganarse el pan). los 4 ó
6 años escolares son pocos para la forma­
ción entera del hombre; « después de
ellos, como decía el Sr. Rossi con mucha
razón, la pobre juventud vuelve de
nuevo a verse abandonada a sus propios
recursos i>, expuesta a más peligros toda­
vía y en situación liaito peor. I.os pa-

entre la razón y el apetito inferior,
cu}’a conclusión suele ser un secreto
sofisma, es decir, un acomodamiento
entre dos cosas incomiiatibles; y ese so­
fisma se repite y ¡ay! llega a ser cri­
terio moral. Cuando el joven comienza
a reflexionar sobre su destino, a razonar
sus actos y sus ideales a la luz de la
experiencia; cuando los malos ejemplos
no son ya historietas contadas sino
hechos \nvidos, cuyas conseaiencias le­
sionan a veces sus iiitcrcccs materiales

V sólo puede e^dtarlas oponiendo o un
heroísmo sobrenatural o dolo a dolo y
fuerza a fuerza; cuando el deber se mues­
tra a la inteligencia en toda su sublime
austeridad y al mismo tiempo los bajos
apetitos, y hasta aspiraciones que pare­
cen nobles, hacen hervir la sangre ju­
venil ¡qué de luchas en la soledad del
alma!
Y si a eso se añade un pensamiento

grandes fines de nuestra existencia.
E l joven no confía entonces a nadie
sus secretos; no quiere espectadores
de esas luchas íntimas, porque con­
templarían sus debilidades: ni desea
tampoco testigos de esas discusiones
que se entablan entre la obligación
de creer y la necesidad de examinar:
si la piedad arraigó en su alma, con­
fiará de cuando al confesor los resul-

B E R N A L — A n tigu o s alum nos, C atequistas del O ratorio festivo.

atrevido, aguijoneado por la curiosidad
morbosa en que se transforma a esa
^ad el noble deseo de saber, y penetra
® el laberinto de las opiniones e ideas
<lue el periódico le propone todos los
^ías a la discusión interior, ¡oh! en­
tonces hacía falta, no un educador, sino
ana madre que pose}’era la ciencia
^ cíe n te para calmar esas angustias.
*íisipar esas dudas y sobre todo en­
cauzar las energías nacientes a los

lados de sus luchas, o sea sus derrotas;
y ni aún esto es lo más frecuente, (i)
Pues bien, en estos años de ruda
prueba, los padres suelen cerrar los
ojos o no los abren bastante; y el edu­
cador está lejos. Pero no; está lejos
cuando los educadores son marchands
(i) Sobre todo esto puede consultarse provechosamente
ElSisífitui EducaHvoiut K Hosco por R0DOÍ.PO F i e r r o .
Salesiano, especialmente loe capítulos II, 111 y V. Saniá
Bareeloaa, Esc. Sai.

II
— -»«9 —

de soupe; D. Bosco ños dejó en esto
una tradición hermosísima que, a
nuestro parecer es una de las grandes
genialidades de su sistema.
Antes de él creemos que ninguno dió
tanta importancia a la educación post­
escolar, porque su amor a los niños
había intuido toda la trascendencia
de esta dolorosa gestación moral; pers­
picacísimo conocedor del corazón ju­
venil, su caridad le sugirió inmediata­
mente las delicadezas maternales que
este corazón necesita en su período
más trabajoso y expuesto, no sólo
para redimirlo, caso de que cayese,sino
para evitarle caídas siempre lastimosas
y con frecuencia irreparables. A l salir
los niños de sus manos, muchos de ellos
eran angelitos inocentes, y él compren­
día muy bien que el paso de la inocencia
a la virtud es una serie de episodios
dramáticos; los actos buenos que antes
se hacían en el colegio en un ambiente
perfumado de piedad, con excitaciones
al bien, hay que continuar haciéndolos
entre excitaciones continuas al mal,
con las pasiones más levantiscas, un
año y otro año; hasta que, después de
muchos combates más menos ventu­
rosos, el niño inocente se transforma
en hombre virtuoso. Mientras el regla­
mento vino de afuera, ayudaba a la
voluntad a mandar al cuerpo; cuando
el joven debe imponerse a sí mismo el
reglamento, y la norma de conducta
de forzada o aceptada pasa a ser volun­
taria, comprende la dificultad de la
empresa y exclama con el poeta: jOh
virtud! iOh dolorosa virtud! ¡Cuán pre­
ciosa debes ser pues tanto cuestas! E
insistimos para que esto no se aplique
solamente a la virtud de la castidad;
porque las otras pasiones presentan
también conflictos tanto o más graves.
Ved, por ejemplo, ese joven hijo de
tendero, al cual un colega suyo pre­
tende arniinar con un fraude del cual
sólo otro fraude puede defenderle;

ved ese otro empleado en ima oficina
en la cual le ofrecen una gratificación
para que calle ciertas cosas, de lo con­
trario le despiden..... Multiplique el
lector experimentado los ejemplos; y
después diga lo que pasará en el alma
asustadiza y pudorosa del muchacho.
¿Resistirá? ¿No es de temer que lo
recio y prolijo de la lucha, los perjui­
cios materiales o el lucrum cesans, el
esfuerzo heroico para vencer tantos
asaltos de cosas y personas, le hagan
dudar de sí mismo y de la doctrina que
le enseñaron? ¡Cuántos pobrecitos des­
pués de combates porfiados y derrotas
frecuentes, que engendran desaliento
y cansancio, salieron de ese período con
la funesta convicción de que la moral
católica es imposible! Otros más des­
graciados ha habido ¡a y ! que llega­
ron a blasfemar de su divino Autor,
diciendo: ¡La moral católica es perju­
dicial! Algunos más prácticos y tam­
bién más hipócritas, se agarraron a un
oportunismo cómodo, adoptando muy
frescos la teoría católica y la práctica
mundana; ni impíos, ni escrupulosos;
picaros con los picaros, piadosos con los
devotos; cristianos por de fuera, inmo­
rales por dentro; en fin, sepulcros blan­
queados. Estos pobrecitos se excusan
a sí mismos diciendo: ¡Qué se le va a
hacer! H ay que tomar las cosas como
son para poder vivir.
De ahí la intervención solícita con
que Don Bosco seguía dirigiendo el
comportamiento de sus niños durante
algunos años, después que habían aban­
donado la tutela paternal con que él
los había educado en el santo temor
de Dios.
De ahí la necesidad de esas asocia­
ciones providenciales de los antiguos
alumnos, « en las cuales, dice el autor
del Sistema Educativo del Vble. Bosco,
se manifiesta el genio de nuestro Vble.
Padre, no menos que en la creación de
sus admirables Escuelas Profesionales ».

P o r e l Sdo. Corazón de Jesús.
XJn

in a .o r x tJ tm e n - to
y una feliz idea.

a conocer obra tan bella, revela claramente su pro­
cedencia divina. Una pobre señora enjerma y reti­
rada de todo trato social, que desde hace largos
años vivía recluida en su casa al cuidado de seis
hijos y de una salud desgraciadísima, tuvo que

Y a nuestros lectores conocen los trabajos
salesianos para cum plir con una palabra em­
peñada solemnemente por
K. V. P. D. Bosco en su
nsita a Barcelona en 1886,
cual fue la de levantar un
trono de gloria y amor al
Sgdo. Corazón de Jesús
en la cumbre del Tibidabo,
montaña hermosa que do­
mina a Barcelona. E l em­
peño afecta igualm ente a
Salesianos y Cooperadores,
que al fin son casi Sale­
sianos Terciarios.
Y efectivam ente, del se­
no de los Cooperadores bro­
tó una apóstol infatigable:
María Victoria, que h a lle­
vado a esta grande obra
todas las energías de su
grande alm a y el fuego y
constancia de su corazón,
español de nacim iento y
educación y caldeado por
los rayos ardientes del sol
tropical que fecundiza la
América del Centro.
Plácenos publicar en el
Boletín algunos de sus
peritos; los que dirigió
a una fam ilia de Coopera­
dores salesianos que de­
seaban asociarse a la OMILÁN — D. Albera con un grupo de antiguo» alumno* aacerdotea.
bra.
Distinguidos y buenisimos amigos:
La paz de Jesús.
No es para mi molestia, sino dicha grandísima
ü explicar detalladamente a Vdes. en qué consiste
' la idea del sacrificio *; como y cuándo nació y de
q-.L !nanera tan prodigiosa Dios la bendice y por
doquier la extiende. E l poquito trabajo que eso
nc cuesta es cosa ínfima comparado con el opimo
fruto que de él espero, pues siendo Vdes. coopera­
dores salesianos, forzosamente han de cooperar
« uv.a obra tan salesiana y que no sólo tiende a
rr gloria de Dios, sino a mayor glorificación
de nuestro amado Padre el Ven. D . Bosco.
La ruindad del medio humano elegido para dar

A

presenciar los horrores de aquella semana sacri­
lega que sumió en llanto la ciudad de Barcelona
y estremeció de horror al mundo entero. Ansiosa
de reparar, concibió la idea de descubrirse ante la
magnitud de la catástrofe, renunciar al sombrero,
cubrir su cabeza con modesta mantilla y pedir a las
señoras cristianas se abstuvieran de un sombrero
de temporada y entregasen su importe para reedi­
ficar los templos y asilos destruidos, cubriéndolos
con un techo de cintas, plumas y flores sacrificadas
generosamente en aras del amor reparador.
Pero -:de qué medio valerse para lograrlo? E n
su absoluto desconocimiento del mundo y sin nin­
guna experiencia para tan vasta organización,
pidió consejo a la eminente publicista María de

'P
— 290 —
Echarri, quien vio de tnomenio que el -plan para
ser prádico era demasiado vasto; que los templos
volverían a reconstruirse y que era preferible apli­
car dicha idea a nn monumento perpetuo de
expiación, señalando, con inspiración sublime,
la terminación de la cripta y erección del templo
dedicado al Sgdo. Corazón de Jesús que, por indi­
cación del Ven. D. Hosco se levantaba en la cumbre
del Tibidabo y cuyas obras se suspendieron por
falta de limosnas y por lo costosísima que a tanta
altura resultaba su edificación.
Yo no sé cómo expresar a Vds. el júbilo de
aquella pobre Señora al ver la luz; pues luz fue
para ella esta indicación preciosa. Era humilde
cooperadora salesiana; devotísima de María A uxiliadora a cuya visible protección debía la vida de
Ui mayor de sus hijas; amante del Sacratísimo
Corazón de Jesús, en cuya Compañía acababa de
ingresar su primogénito ¡todos sus amores y de­
vociones fundiéndose en un mismo fin de repara­
ción y amor! E n aquel instante nació la idea.
¿Kn qué consiste? ICn no pedir dinero; en no
rieriiiar limosnas que todos, y muy especialmente
los Sulisianos, tanto necesitaji; en aplicar <t un
sacrificio *, la abstención de una superfluidad en
el x'esíir, en el comer, en eJ fumar, en el divertirse,
ele.; y del importe de cs'.as mortificaciones hacer
una verdadera pira de amor, un templo único que,
hecho a base de sacrificios, e>icierre la verdadera
esencia de la devoción al Sacratísimo Corazón de
Jesús, endulce sus amarguras y sea el verdadero
trono a su Reinado en España, cumplimentando
de manera grandiosa una de las más bellas pro­
fecías del Ven. D. Hosco.
Pero (¡cómo extender, cómo propagar dicha
idea? Para exfonerla y pedir consejo fue la buena
Señora a las Escuelas de Arles y Oficios de Sarriá.
donde no conocía alnsolutamente a nadi ‘ ; y quiso
Dios que allí se encontrase el Kcvmo. P. D. José
M . Manfrcdini, Superior de la Inspectoría 'farraCúnense, presidiendo una jurifa de superiores locales
y pensando en aquel mismo instante, que las múl­
tiples necesidades que dichos superiores le exponían,
dificuHabim más y tnás la reanudación de las obras
del templo del l ibidabo, que vmnnenie anhelaba.
|Y para hablarle de ellas le llamaban....!
Vi» Tíís. conocen al P. Manfreáini, su celo, su
acihudad, su energía y aquella unción v amor a
Dios que resplandece en su palabra. Admiró /o.v
de ¡a Proxádcucia; dejó a la iniciativa
de aquella Señora todo lo referente al « sacrificio *
y empezó a remover obstáculos, conquistar volun­
tades, sumar afectos y no sólo logró reanudar las
obras cual deseaba, sino que el iS de junio de iq i i
la cripta con mayiifico esplendor. La sola
exposición de la « idea del sacrificio » alentó su
ánimo y logró lo que, en aquellos dificilísimos
tiempos, resultó un piodi^io.

Este fué el primer éxito; y bastó a consolar
todas las contradicciones que el Señor permitía
para sellar su obra. E n otra carta explicaré a hVs.
las primeras espinas, las primeras flores, que per­
fumaron la senda del Tibidabo; pero no esperen
a recibirla para empezar su propaganda y la siem­
bra de amor que a su caridad encomiendo. No olvi­
den que para sembrar es menester poner semilla;
y que antes de pedir deben Vds. ofrecer, V.,mi
buena amiga, algún adorno de temporada; su buen
Esposo algún tabaco; y sus encantadores niños
un juguete, una merienda, una entrada de cine, si...
aun les permiten Vds. asistir a ellos... Con tan
poquita cosa lograrán las bendiciones de Dios y
.María Auxiliadora y contribuirán a honrar la
memoria del Ven. D. Hosco.
De todo corazón ha de agradecérselo
S. s. in C. J.
M. V.

Laia MVi. Juafl Bojío.
P ro n to podrem os o fre c e r en ca ste lla n o a la
legitim a cu rio sid a d y a m o r de n u e s tro s coo­
p era d o res, siq u iera el prim ero de lo dos to­
m os de la v id a de n u estro V . F u n d ad or, es­
c rita por el v e n e ra n d o P. L em o y n e, secretario
s u y o y co m p u lsad o r escru p u lo sísim o de do­
cum entos.
E l te x to ita lia n o h a tenido ta l aceptación,
que a p e sa r de h a b e rse h ech o u n a tira d a de
v a r io s m illa res, co n tem p o rán eam en te al se­
gundo tom o hubo qu e t ir a r la segunda edición
dei p rim ero. E s .a segu n d a edición es la q u e
n o s h a se rv id o p a ra la tra d u cció n , la cual
h a sid o en com en dada a un p ro fe so r de lite­
r a tu ra esp añ o la .
De la v id a fecun da y ad m ira b le del Ven.
B o sco , no s e con oce h a s ta h o y sin o una parte
insign ifican te, una u inim a p a ite de su \iJaextc
rior y p opular: la su p erficie. S u vida Intima, los
g ra n d e tra b a jo s del V b le . P a d re en pro de
la Ig lesia y de la so cied a d en u n a ép o ca re­
v u e lta y ric a en v ic is itu d e s ; s u s relaciones
con lo s m ás a lto s p erso n a je s de la Iglesia y
del L a ic a d o ; la concep ción , g esta ció n y na­
cim iento de la P ia S o cied ad S a le s ia n a en sus
tre s ra m a s p rincip ales, so n d escon ocid os por
com pleto. L a recien te o b ra del L em o y n e, com­
pendio de la v id a m onum ental d el m ism o au­
to r, e s lu d a to d a s e s ta s c o s a s con un encanto
y u n a fluidez ad m irab les, u n id as a u n a rara
p en etració n h istó rica y critica . P u ed e asegu­
r a r s e que e s te e s c rito ilu s tr a un enredado
periodo de la h isto ria e c le s iá s tic a , el que
tra n s c u rrió de 1848 a 1888. L a traducción
no d esm erece del o rigin al.
C a d a tom o c o n s ta rá de 650 o 700 págs.

m

DEJMUESTRAS MISIOJMES
Aunque las palabras no son aiompre las mismas,
cslo siempre la materia.
Recordad, les dice, que todos nosotros
somos hijos de un mismo Padre que ama tier­
namente a sus hijos, y que todo cuanto tenemos
Con dos tribus indígenas.
nos viene de su mano, h a vida, la mujer, los
{Caria del P . Mihiuesió).
hi’ os, las cabras, los caballos, los frutos de la
tierra,
dones suyos son. E l es bueno y cual
Junín de los Andes, 21 de mayo de 1913.
Padre amoroso nos m anda la llu via para que
abunden los pastos y no mueran nuestros ani­
PciT.:o. Señor D. Albera:
males. ¿Qué sería de nosotros si E l no nos m an­
dara la llu via a su tiempo? Morirían ciertam ente
^CAEO de llegar de una visita a las tribus
nuestros animales y se perderían nuestras co­
indígenas de los caciques Painefilu y
sechas, y nosotros y nuestros hijos correríamos
Püquim án, y aprovecho el primer mo­
peligro de perecer de hambre.
mento libre para escribir a V . R.
A este punto, el pueblo pronuncia algunas
E l cacique Painefilu rae invitó con insistencia
palabras de aprobación. X u evo silencio, habla
a visitar su toldería para presenciar el Camariíjo.
otro y otro sobre el mismo argumento, pero
y acepté de buen grado, considerándolo como
siem]jre de cosas temporales. Nunca conmemo­
itna excelente ocasión para dar un paso más en
ran ni los beneficios de la gracia de Jesu Cristo,
imprimir a esa ceremonia un sello cristiano, ya
ni el alma inm ortal, ni los bienes eternos. Sin
que es imposible desarraigarla del todo; pero el
em bargo ¡cuántos progresos no se han hecho ya!..
tiempo no me permitió llegar allá sino el lillim o
E l ( liman.jo dura tres días, y la ceremonia
día del Camarujo. In\dtados por el cacique,
se renueva mañana y tarde. I 'arante este tiemijo
habían aa;d ido a él unas 150 personas, sin
o b seiran una sobriedad ejemplar, ]>ero term i­
contar los niños. Cada día por la m añana se
nada la ceremonia, algunos todavía, como en
desplegaban en dos filas, los hombres de una
otro tiempo todos, se abandonan a la em bria­
parte y las mujeres de la otra, y a un señal del
guez, dando origen a riñas y altercados, en los
cacique, que en este actúa de pontífice, emiúecuales no escasean las heridas.
7.an el baile al com pás de un instrum ento hecho
No así las mujeres; jmes aumjue algunas emde una larga caña que term ina en un cuerno de
jjuñan la bota más de lo justo, en general se abs­
buey. E l canto es la emisión silábica de una
tienen de todo exceso, lo cual hacen, tan to por
cantilena monótona, en tonode fa ; F a , f a , f o .
el natural decoro, cuanto para hallarse prontas
do: fa, (a, fa. do, etc.
I\n el Camarujo Araucano, los hombres y la.s a i:ni>edir riñas y desgracias entre los hombres.
E l indio, una vez l>orracho, se deja llevar de su
mujeres bailan separados, cada cual en su fila,
instinto, y es capaz de herir y de matar. Pero
teniendo el cuerpo derecho, las manos en jarra,
las mujeres se dan palabra y sin advertir a ios
medio danzando, medio caminando. E n cambio,
hombres, les quitan los cuchillos y las armas
los que bailan x>or diversión, bailan en parejas,
que de ordinario llevan consigo, y así logran
como los Europeos, de quienes lo han apren­
evitar m uchas desgracias.
dido.
Cuando yo llegaba, dos hombres venían a las
Bespués de algunas vueltas, el cacique ordena
manos, y ocho mujeres los separaban, de modo
pararse y se d a principio a los farlamenios. Todos
que no les fué posible verse hasta el día rítoman un aspecto severo y silencioso m ientras
guiente, cuando en sus cabezas se habían diriel cacique o un delegado suyo, com ienza a ha­
]-)ado los vapores del aguardiente.
blar. llam ando al principio la atención de todos,
Gracias a los esfuerzos de los Misioneros, los
y pasando después a recordar los Ijenefidos de
Cam arujos han m ejorado mucho, y en varios
Idos {Citic-chc) a cada uno de los presentes.

REP. ARGENTINA.

— 2Q2 -de ellos se recuerdan los nombres de Jesucristo
y su bendita Madre, y los Caciques, avisados
rej)etidamente, comienzan a poner coto a las
borracheras, de manera que ha em pieza a vér­
seles retirar a sus casas calmos y serenos como
cuando llegaron. Esperam os firmemente que,
aumentando los Misioneros, el Caniarujo llegue
a ser en breve una bella ceremonia religiosa sin
sombra de superstición y sin la m ínim a destem­
planza.
Y o llegué a la cabaña de Painefilu el 24 de
abril al anochecer, y él, que al par de mi, cuenta
70 años, salió a recibirme, dándome la mano y
diciéndome:
— ■ ¡Iluenas tardes! ¡sé bienvenido! ¿cómo ha
ido el viaje?
— Querido Painefilu, hube de responderle,
no muy bien, porque mi carruaje volcó en un
mal paso a una m illa de aquí y caí al suelo.
— ¿ y te hiciste daño?
— N o mucho, gracias a Dios, una dislo­
cación en ambos brazos y algunas escoria­
ciones.
— Pobrecito! lo siento mucho.
— N o es nada, no es nada. ¿ Y cómo ha ido
vuestro Canumijo?
— Ilien, m uy bien! Algo nos lo estropeó la
llu v ia ; pero dado que la tierra estaba dema­
siado seca, nos alegramos de la lluvia. Por lo
demás, todo se ha desarrollado con el m ayor
orden y respeto.
— Pero tú y tu fam ilia ¿ de veras que no ha­
lá is bebido ni una botella de aguardiente?
— Nada! nada! pntuciilan, re pntuculan inché!
— Bien! Bravo! mucho me alegra tu con­
ducta, continúa siendo sobrio y sé constante en
no em briagarte, especialmente en los Camarujos.
— ¡Gracias, mil gracias, amigo mío! recor­
daré siempre tu s consejos.
Después de tom ar una ligera cena, me en­
caminé a una desierta cabaña, separada de
las demás.
— Pero si llueve, te mojarás, decía Painefilu,
porque el techo es de paja y m uy m al parado,
las paredes ruinosas y el viento entra por todas
partes. ...
A l día siguiente comencé a instruir los pocos
indios que quedaban, y bauticé unos quince.
Luego visité los demás gm pos, predicando tres
y cuatro veces al día en lengua indígena, a>*udándome el ‘ valiente intérprete llam ado Pailalaunqttén (que significa : a las espaldas del
La^o).
E n todas partes me acogieron con veneración;
las familias indígenas me presentaban sus niños
para que los bendijera y bautizara, y mi j>equeño catequista, que tiene apenas 14 años, hizo

de padrino 64 veces sobre 78 bautismos, que
administré.
¡Lástim a que el m al tiempo y los ríos desbor­
dados me hayan obligado a apresurar la vuelta..!
H ubiera instruido mejor a los adultos, dándoles
un em puje en su vid a cristiana.
E sto era lo que deseaba decirle, amado Padre,
y por medio de S. R. a los lectores del Boletín.
Y ahora, bendiga V . R. y niegue por
Su afmo. hijo in Corde Jesu,
D om ingo M il a n e s io , Pbro.

Misionero .Salesiano.

Por la asistencia religiosa

de un centro que promete mucho.
{Caria del Inspector Salesiano D. L u ís Pedemonte).

Viedma, i mayo 1913.

Pevmo. Sr. D. Albera:
L a Patagonia, por V. R. visitada no hace
muchos años, prosigue su camino, rápido y se­
guro, por la v ía de la civilización y del comercio.
Urge, pues, aum entar el número de Misioneros
para la existencia de los numerosos centros que
se van formando.
L a región denominada hasta aliora Saco de
S. Antonio es una m agnífica ensenada que forma
el Océano A tlántico, casi a 4 1° de latitud Sur,
en la costa acariciada j)or las aguas del Golfo
de S. Matías, a cosa de 100 KIms. al sur del valle
del majestuoso Río Negro. A l rededor de la costa
se eleva, a modo de anfiteatro, una altiplanicie,
que v a ascendiendo desde 50 hasta 300 metros
y algo más; la boca de la ensenada cae a S. O.,
de manera que el avance S. E. de la misma, lla­
mada Punta ViUarino, la defiende de los \dentos
impetuosos del S. E . harto violentos en estas
regiones, y ofrece seguro asilo a ,la s embarca­
ciones, teniendo, como tiene, 15 brazas de pro­
fundidad en el punto más estrecho de la embo­
cadura, y m ás de 30 a los lados. L a hermosa
ensenada entra tierra adentro m ás de 15 kms.
formando un óvalo con una superficie de unos
50 kms. cuadratos.
E n la extrem idad oriental se fundó el primer
pneblo, llam ado 5 . A ttionio Este con una estación
telegráfica y un muelle, donde parece se esta­
blecerán las oficinas y la últim a estación de la

— 293 —
línea férrea proyectada por la gigantesca em­
presa del Ferrocarril del Sur, que se prepara a
construir un puerto de exportación para los
frutos que se recogerán a las orillas del Río
Xegro, desde Conesa a Neuquén. Pero los se­
ñores Peirano, los primeros emprendedores
comerciantes que supieron comprender la im ­
portancia d d Saco de S. Antonio, prefirieron
establecer sus casas en el extrem o O. de la en­
senada, a cierta distancia de la P un ta Delgado,
adonde se puede llegar en vapores de bastante
calado en las horas de la alta marea, gracias
a un canal natural que se interna m ás de 6 kms.
Es impresionante ver desfilar a las i i del día
varios vapores de más de i.oo o toneladas, aHí
donde pocas horas antes se paseaba uno sobre
la seca arena. A llí el m ar tiene un flujo de más
de 8 metros.
A l rededor de las casas de los gananciosos
Sres. Peirano, se levantaron otras y otras, y
por últim o, el Gobierno ha decidido construir
en los alrededores de Punta Delgado el puerto
de exportación para el im]')ortante ferrocarril
que desde el Golfo debe ir hasta el pie de los
Andes en los alrededores de las fértilísimas
vegas de San Carlos de Bariloche al lago Nahuel
Huapí.
De tres años a esta parte, el puerto de S. A n ­
tonio h a adquirido una im portancia extraordi­
naria. la cual se aum entará aijenas la línea férrea
que ahora tiene 400 kms. llegire a los 500.
Da población es por ahora i>oco numerosa;
unos 1.200 habitantes: las fam ilias llegan al
centenar.
En el ferrocarril hay varios ingenieros italia­
nos. que honran a su Patria. E l Gobierno los
aprecia grandemente, porque de ordinario hacen
inip)ortantes ahorros sobre los presupue.stos, cosa
no muy acostum brada en emi>resas de este gé­
nero.
Aunque falta el £^ia ]iotable, se están resolriendo im portantes problemas de canalización
que remedien esta necesidad. O tra señal de
l^róspera vid a es la fundación de un Club social
con cuotas mensuales de cinco pesos, que al­
canza y a la hermosa suma de 10.000 pesos de
de capital.
Pues bien, este centro no tiene asistencia reli­
giosa ninguna y aunque su vida es altamente
comercial, no obstante el P. \'eneroni y yo he­
mos podido adm irar la buena voluntad de los
habitantes, durante los siete días que ahí pa­
ramos, del y qX
marzo.
De \'iedm a a S. Antonio se v a en autom óvil.
L a fam ilia del Sr. Ingeniero Jefe nos acogió
con una bondad que y o no sabré ponderar;
viriam os perfectam ente en familia.
Apenas se conoció nuestra llegada, la Com­

pañía habilitó para capilla una de sus casas, y
nos pusimos inm ediatam ente al trabajo, después
de saludar a las Autoridades.
E l domingo \rimos las dos misas bastante
concurridas y no faltaron las comuniones: ex ­
plicamos el E vangelio, anunciamos el Catecisnu)
cotidiano para los 4 de la tarde y se leyó en alta
voz la explicación de la Misa del P. Mach.
L a asistencia del Catecismo fué consoladora:
cada día asistían unos 45 niños y niñas, que estu­
diaron las nociones principales y las oraciones
de nuestra sacrosanta Religión, aprendieron
varios himnos y loas, y el último día dieron un
certam en catequístico a la presencia de sus
familias. Cada día se apuntaba el nombre de los
presentes y se repart ieron dulces, libros y objetos
de devoción. Un ex-oratoriano de Buenos Aires,
D. José Ortega, hoy aventajado comerciante, nos
prestó servicios importantísimos en esta her­
mosa obra. L a Sra. Tei, m aestra de escuela y
ferviente devota de María Auxiliadora, como
buena turinesa, tam bién nos prestó admirable
cooperación. Ah! ¡cuán benéfica es la instruc­
ción religiosa! Varios pilluelos, en un principio
molestos, se hicieron piadosos y edificantes y nos
prestaron no desatendibles servicios. ¡Dios los
conser\^e siempre buenos!
E l deseo de oir a los Misioneros lo experimen­
taron no pocos caballeros no m uy amigos de la
Iglesia, y nos pidieron conferencias morales en
el Club. N o teniendo sino un día disponible, el
martes, fijam os la Conferencia para ese día a
las 8L2
la noche: y para dar más amenidad
a la disertación, escogimos por tema: Un viaje a
través de ¡a Palestina. lél local se llenó com pleta­
mente de gente de buena voluntad, y nosotros
pudimos disertar sobre las m aravillas ol)radas
I>or la bondad del Señor en esa tierra santificada
])or los profetas y sobre todo por Nuestro 1)ivino
Slvador, con su vida, con su predicación y con
su sangre. Todos quedaron satisfechos; el bien
que se esperaba de ellos era j)oco, ix;ro se obtuvo.
Otórguenos Dios poder hacer más!
E sta favorable acogida me animó a reunir los
])rincipales com erciantes y a las autoridades lo­
cales, para tra tar de la construcción de una igle­
sia, por ahora, y más tarde la de un colegio.
Convinieron en ía idea y determinóse pedir un
estudio al ingeniero Sr. Jacobacci, nom brán­
dolo jefe de la comisión. E l Misionero P. Veneroni se encargará de proseguir este asunto y de
invitar a Mons. Costam agi^ a la l>endición y
cxilocadón de la i>rimera piedra.
A quí tiene V . R ., amadísimo Padre, una
prueba m ás de la necesidad de venir en auxilio
de sus hijos de la Patagonia, con numeroso per­
sonal. ¡Que el Señor escuche nuestros votos,
que dé a muchos Salesianos la vocación dal

— 294 —
apostolado en estas tierras y a los Sres Coopera­
dores el deseo de venir en nuestro socorro para
poder cum plir en este año mismo, siquiera en
parte, una empresa ta n necesaria.....
De V. K.
Hummo. hijo in Corde Jesu,
L u is G . P e d e m o n t e , Pbro.

la Buena M uerte todos los primeros Viernes y
puede decirse que todos,, absolutamente todos,
tom an parte. Varios son los que comulgan dia­
riamente, y casi todos lo hacen los días festivos.
Asimismo, todas las tardes, al toque de Angelus,
se reza el S. Rosario y casi todos intervienen,
rezándolo m uy devotamente.
Quien hubiera visto estos amados indios haa
Misionero Salesiano.
15 años, errantes en los desiertos, y los viera
ahora, de seguro que no los reconocería; tan
cam biados están! Entonces, medio desnudos,
sin nociones claras de Dios ni del alma, vagaban
por el desierto, llenos de miseria y sufriendo mil
penalidades; ahora, bien vestidos y bien pre­
sentados, viven por familias en sendas casitas
limpias y decentes, comprenden la nobleza de
. su origen, oran y esperan que tras los desvelos
Piedad y vida cristiana de los Fueguinos. de esta tierra, el Grande E spíritu los llevará
a gozar en E l eternamente. E ste es el resultado
{Carta del P . Borgatello).
de la civilización traída por nuestra Religión
Santísim a, que trueca seres casi embrutecidos,
Rio Grande (Tierra del Fuego), i junio 191.1.
en ciudadanos honrados, útiles a la Patria y
dignos del premio eterno.
Revmo. Sr. D. A ltera:
¡Bendito sea nuestro Ven. P. D. Bosco, que
promovió tan excelsa obra de caridad! ¡Cuánto
’S Indios recogidos en nuestra Misión
gozará desde el cielo al ver realizados sus anhe­
de la Candelaria se civilizan cada día
los! ¡Bendición tam bién a V. R. que camina
más y se hacc-n más fervorosos y cris­
sobre las huellas paternas, y a los Cooperadores
tianos. Actualm ente tenemos 82 estables y un
Salesianos, que con su óbolo y con sus oraciones
gran luimcro de nómadas que nos visitan de
cooperan y cooperarán a la realización de tan
cuando en cuando y que tarde o temprano aca­ grandes cosas!
barán tam bién ellos por quedarse con nosotros.
Am ado y venerado Padre! L os Indios todos
Los adultos, casi todos están promovidos a la
de esta misión se unen a los Salesianos v a
Sagrada Comunión y es edificante y consolador
las H ijas de M aría Auxiliadora, para desearle
ver con cuánta devoción y frecuencia se acer­
felices días, m ientras suplican a Dios le colme
can al Augusto Sacramento.
de bendiciones y a su tiemjK) le otorgue un sitial
Para la fiesta de María Auxiliadora adminial lado de D. Bosco y de D. Rúa, circundado de
tramos dos bautismos, de marido y mujer, y
tan tas almas salvadas.
admitimos 17 a la Primera Comunión: 8 niños,
Un particular saludo, acompañado del re­
5 niñas, 3 mujeres de 40 años y 1 hombre.
trato, le mandan los niños.
Para la fiesta del Corpus, se hizo por primera
Bendíganos a todos. Padre amado, como por
vez la procesión dcl Smo. Sacramento. Siendo
lodos, con profunda veneración y afecto, me
una novedad para estos pobres indios que
suscribo
nunca habían visto cosa semejante, la ceremonia
D e V . R.
los llenó de estupor y de júbilo. Todos tomaron
Obtno. hijo in C. J . et M .
parte, desfilando de dos en dos, con un cirio
M
a
y
o r in o B o r g a t e l l o , Pbro.
en la mano y con edificante compostura. Im ­
provisóse una capillita con su altar y desde allí
Misionero Salesiano.
se dió la l>endición con S. D. M. La ceremonia
no potlía pro<lucir m ayor impresión y consola­
dores frutos.
Para que
K. se fonue. una idea de cómo se
E ^ !S i3 l e : a r x c l o frecuentan los Sacramentos en esta misión, lo
diré que la suma total de comuniones en estes
cinco meses, del 1'' de enero al V de junio, es
ROCA (Territorio, del Río Negro, Rep. Arg.)
de 3283 Comuniones, es decir, más de 600 al • - Las necesidades de la Patagonia. — L a Obra
mes.
Salesiana en Roca, escribe el P. Giacomuzzi.
Con gran devoción se practica el Kjercicio de posee un colegio dedicado a S. Miguel, con 73

TIERRAS MAGALLÁNICAS.

— 295 —
alumnos, distribuidos en 4 clases elementales.
r>e ellos 44 son internos. E l instituto, pues, ha
casi duplicado sus alumnos, porque el año pa­
sado no tenía sino unos 40.
Estos niños tienen su hermosa sección dra­
mática y , modelos de piedad sincera, diaria­
mente visitan a Jesús Sacram entado y hacen
florecer las Compañías de S. L u ís, el Apostolado
de la Oración, la Práctica de los Nueve Oficios, la
Guardia de Honor, la Comunión Reparadora, la
Asociación de María Auxiliadora, la comunión
cotidiana, etc., etc.

T E S O R O E S P I R lT U n L
L os Cooperadores Salesianos que ton/esados
j ' comulgados, visiten devotam ente una iglesia
o capilla pública, o si viven en com unidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sum o Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:

Fueguinos de la Misión de Rio Grande.

E l infrascrito es m aestro en Roca \' todas las
semanas v a dXNeuquén, donde ha podido hacer
algún bien a ios presos y a los habitantes de la
ciudad, que carece de asistencia religiosa. T am ­
bién Cuenca, Vidal y C ip o leiii, pueblos de nu­
merosos habitantes, carecen de asistencia reli­
giosa, y hasta de iglesias y capillas. Alten tiene
iglesia m as no sacerdote. Roca misma, el centro
de todas estas poblaciones, sólo tiene una des­
m antelada habitación por ig lesia , y ]K)r ahora
no se puede term inar la nueva, cuya primera
piedra se puso hace algún tiempo. F a lta per­
sonal V dinero.

Para el mes de noviembre:

E l día

5 —

L a Presentación de la B. Virgen
María.

»

22 — .Sta. C ecilia V . y M.
Cada mes:

r. Un día cualquiera de libre elección.
2. E l día en que hagan el Ejercicio de la
buena muerte.
3. El día en que tengan conferencia.

EL CULTO

de María Auxiliadora
Nós leñemos le persuasión de que. en las vicisitudes dolorosas de los (lempos
que airavesamos, no nos quedan más consuelas que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa prolección de la Virgen bendita, que fuó en todo (lempo el Auxilio
de lus Cristianos.
pio x .

MOSQUERA (Colombia). - - Fiesta de Alaría Au­
xiliadora. - - DesimCs de un mes de esmerada
preparación llegó el día en que los Salesianos
y habitantes de la sinipáüca población de Mos­
quera iban a rendir honicnage a su celeste madre
y jiatrona, María Auxiliadora.
lín el altar ricamente adornado, y sobre un
trono de flores y luces se levantaba la bella
estatua de la taum alurga \ irgen de I). Bosco.
Jin la misa de comunión general todas las
hermandaelcs, que gracias al celo de algunas
señoras de la población se encuentran floreceintcs, se acercaron a la sagrada mesa eucarística.
A las nueve a. m. tuvo lugar la misa solemne.
Id coro estuvo a cargo de los cantores y orquesta
del colegio lyeón X I I I de Bogotá, que gozan ya
de merecida fama. Ocupó la sagrada cátedra
el R. P M áxim o Piw ow arczyk quien con
palabra fácil, elocuente y llena de calor, pre­
sentó a María como la protectora del hogar
católico, el lum inar de nuestra éjKxra y en general
como la Auxiliadora de los cristianos de todos los
lugares y tiempos. A la salida de la iglesia la
banda de la casa de Bogotá, que había venido
a realzar nuestra fiesta, alegró a los vecinos
de la población con varias marchas. L a bendi­
ción con S. L . M. ¡mso ténnino a tan hermosa
fiesta que dejó gratos recuerdos en los corazones'
de todos.

GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA. *

dora con todo el fervor de mi corazón y al
niLsino tiem po principié la novena. Pocos días
después comenzó una m ejoría incomparable;
y ahora con admiración de todos los que me
vieron en aquel estado, estoy perfectamente
restablecida. P o y por ello rendidas y cordiales
gracias a la Reina del Cielo y envío un peso (en
oro) para la construcción del tem plo que en su
honor se está levantando en Mosquera. Quiera
Ifios que se propague cuanto se debe el culto
a tan bonadosa Madre.
Gdchalá (Colombia), Knero, 2 de 1912.
F r u ctu o sa RoMEfeo.

A g u a de D io s (Colombia). — Después de
haber sufrido largo tiempo de los ojos, me hice
exam inar de los facultativos y algunos opinaron
que antes de un año perdería por com pleto la
vista. Muy angustiada con esta noticia, pero
llena de fe en la Madre de los afligidos, acudí
a E lla, pidiendo su protección y no se hizo
es¡>erar, porque muy pronto llegó un nuevo mé­
dico, quien mediante una operación me resta­
bleció la \ ista. E n esto vi la mano de la Santísima
\’irgen, porque yo le había pedido a ella que me
concediera la visión si«juiera por un año más y
que publicaría la gracia, lo que cumplo hoy gus­
tosa, m anifestando así mi agradecim iento a
M aría A uxiliadora confiando en que esta buena
Madre seguirá disi>ensándome esta gracia basta
el fin de mi existencia.
Mayo 23 de 1913.

Curada de una úlcera.
H acía un año que padecía de una úlcera, la
que me llevó al extrem o de ser desahuciada por
los médicos. Acudí entonces a María Auxilia-

!

(•) Atcnié(i(jo(UKi ft las prcscri|>ciones de N. S. M. Ijrlesia, no emendemos dar a estas sracias más valor que el
que merecen atendibles lesiinu'uios Iiuman.is.

S. V . de G.
G a ld a r . — Teniendo un niño gravemente
enfermo de tos ferina y bronquitis acudimos
a la \'irgen A uxiliadora, rogándole si nos con­
venía, su curación, y ofreciendo una limosna, y
el publicar la gracia, el niño mejoró, y cumpli­
m o s lo ofrecido m andándole la presente y la

ir

-

limosna de pts. 5, en cum plim iento de lo ofre­
cido, regándole ’ o inserte en el Boletín.
Í5-7-9I3*

S antiago R o s a s , médico.

E s p a r z a (Navarra-España). — E l 18 de
Marzo p. p. cayó m i esposo enfermo de una
congestión cerebral, de cu ya resiilta perdió el
uso completo de los sentidos quedando sin conociraenito.
Serían las cinco de la m añana cuando sucedió,
y por la noche aun no había vuelto en sí a pesar
de haber empleado todos los remedios y medi­
camentos posibles.
Se le administró la extrem a unción temiendo
que de un momento a otro pasase a la eternidad.
Entretanto yo postrada de rodillas ante una
imagen de M aría Auxiliadora y otra de S. José no
cesaba de rogar me obtuviese su salud, si conve­
nía para el bien de su alm a, o por lo menos, que no
muriese sin recibir primero los santos sacramen­
tos. N o en van o invoqué su auxilio y favor.
E l 19 hacia las cinco de la m añana m i esposo
vohrió en sí, precisamente en el mismo mo­
mento en que yo m andaba una limosna para
celebrar una misa ante esa Virgen Benditísima.
Se confesó y recibió el santo \uático. E n aquel
momento mi corazón se llenó de consuelo y ale­
gría y no pude menos de exclamar: ¡Bendita
.sea Slaría Auxiliadora! ¡Bendito, amadísimo
^S. José que habéis oído mis súplicas!
Y abrigué le es¡>eranza de que si moría se iría
al cielo y si no, sanaría.
Tres veces se han repelido los ataques y las
tres se ha visto palpable la protección de lo alto.
E l día del Patrocinio de S. José fué el tercer
ataque, el más fuerte; mas por la m añana su­
pliqué en la comunión intercediese por nosotros
poniendo remedio a nuestras necesidades lo más
pronto ix)sible.
Serían las 2 de la tarde cuando le acometieron
los vóm itos, sudor frío bañaba todo su cuerpo;
fuerte agitación en el pecho, y ni distinguía la
la luz ni m eneaba los niñas de los ojos; parecía
que de un momento a otro expiraba; estaba pre­
parada la m ortaja y el sacerdote había recitado
y a las últim as oraciones de la Iglesia.
Mas no fué así sino que se nos concedió el
favor de su salud. Después de 40 días de estar
destituido de todo conocimiento, hoy está fuera
de peligro.
Agradecida, hago público tan insigne bene­
ficio. ¡Bendita seáis María Auxiliadora! ¡Bendito
Castísimo José! E n vío 23 pesetas para su culto,
20 de lim osna y 3 para celebrar una misa en
acción de gracias.
JL'ANA UN2U,

Cooperadora Salesiana.

S a la m a n c a (España). — E scolástica V icente
natural de la M orabita de G perer, Provincia de
Salam anca,tenía un hijo de 15 años de edad, estu­
diante, gravem ente etdermo de una bronqxiitis
pulmonar y habiendo sido desahuciado de dos
médicos d 23 de Noviem bre últim o por la
noche, mandando que le administrasen todos los
Sacramentos, acudió a M aría A uxiliadora prome­
tiéndole hacer decir una misa, dar diez reales de
limosna y publicar la gracia en el Boletín si se
curaba, y ¡oh prodigio y poder de la Virgen!
al siguiente día por la mañana el médico no pudo
menos de reconcer allí algo extraordinario,
pues encontró al enfermo fuera de todo peligro,
y com pletam ente mejorado y hoy está con i>erfecta salud: por d io dá las gracias de todo cora­
zón y cum ple lo prometido. A sí mismo dan otras
diez pesetas algunas personas del mismo pueblo
por favores recibidos.
Sept. de 1913.
JULI.AN BAU-ESTIÍU03.

G e r o n a (E sp .).— E staban en cam a padre e
hijo. E ste con 42° de fiebre. N o sabíamos ya
qué cosa hacer, cuando entró un amigo y nos
dijo: « S i h ay confianza en Dios, saldremos de
apuros ». Tengo confianza, repuso el padre mo­
ribundo. E hicieron la promesa de ir por sus
l ies a dar las gracias a M aría A uxiliadora en la
iglesia que tienen los P P. Salesianos en Puente
M ayor (Gerona). L a m ejoría se presentó franca,
la gracia se obtuvo y hemos cum plido la promesa.
Abril de 1913.

B. B.
P u n ta A r e n a s . — E n Junio del presente año
nii hijito W ilfredo de un año y medio de edad,
enfermó de una terrible bronquitis atacándole
a la garganta con ta l fuerza, que la respiración
le era difícil. Desde los primeros momentos fué
asistido por un buen D octor quien me hizo com ­
prender en el peligro que se encontraba la vida
de mi hijito. Se le dieron las medicinas recetadas,
pero ellas no irai)edían (pie la enfermedad si­
guiera, pasaron dos días, asistido siempre por
el D octor y la enfermedad continuando su curso.
A l tercer día agravó tan to que el mismo facul­
ta tiv o desesperó. \'iendo hasta ese momento
que todo remedio humano era inútil, pedí con
m ás insistencia a la Sma. Virgen, sanara a mi
liijito, con las lágrim as que sólo una madre
derrama al ver estinguirse la vid a del ser más
querido; ruego al mismo tiem po llamen un sacer­
dote para darle la bendición, y vin o el Revdo.
Padre Juan A liberti quien le le dá la bendición de
María Auxiliadora.
Momentos después de la salida del Revdo.
Padre ¡oh m ano bondadosa de María! abre los
* •

_

298 —

ojos W ilfredo y dice: ¡Agua, leche! se le da y
tom a, advirtiendo que en la mañana hasta esa
hora (las 5 de la tarde) no había tom ado nada,
l .'esde el mismo momento empezó la m ejoría y
hoy lo tengo sanito. gracias al favor recibiddo de
la Sma. Virgen.
Como favorecida, viviré eternam ente agrade­
cida y cunii>liré fielmente mis promesas.
5 agosio 1913,
L u isa L e sc o u r v ie r e s d e M.
Dao tamban gracias a María Auxiliadora y eaviaa su
limosna:

Barcelona (lisp.). — Da. Pastora López, D. Ignacio
Serra y Vilaró, por favores recibidos.--- Una C oo­
peradora sal. por la curación <le una am iga. L i­
mosna 5 pías.
Barranquilla (Col.). — D a. Ma. W . .\ngnlo O.
por señaladas gracias. 5 francos.
Bogotá (Col.). — D. Alberto de Francisco, con­
tabilista, por haberle curatlo de una enfermedad
a los ojos. — Da. C . Herrera, por haberle facilitado
milngro.samente, iíie«liante una amiga, la manera
tle dar educación a uno de sus hijos.
Cali (Col.). — Da. Isabel de Chaves, por haberla
curado milagrosamente. — Da. Ma. Luisa .Murcia de
l.ópez, por mi favor. — Da. Benilcla Hallesteros
de Murillo, por haber sanado a su hija Isabel. —
I). Juan C. Figuera, por haberle asistido en una
operación. — Da. J. Z. de Quintero, Da. Ma.
Luisa de Sánchez (envía 5 frs.), D . A . G . M.(2,5o)
por varios favores.
Carballino D. E. G . por un favor.
Cerrito (Col.). — Da. Josefina Ayala, D. Germán
Reyes y Dr. Ester Reyes, por favores recibidos.
Granada (Nic.). — Da. Josefa Kniz, Da. Remigia
de Rabletó, Da. Florencia Castillo, por varios fa­
vores.
La Biabal (Esp.). — C. J. por nn favor. — Da.
Carmen Snriñach, por la salud otorgada. — D.
C . 11. por haber lilrrado de la muerte a su hermano.
L a CoTuña (h'sp.). — D . L . N . jior favores re­
cibidos. y envía 18,50 ptas.
L a Unión (Col.). — Una Sra. Coop. por haber
curado de un mal de garganta.
Laguna de Perlas (Nicnr.). — Da. Josefa Herdocia, por la curación de su hijito.
Palafrugell (Esp.). — D. M. R.. por la curación
de un hijo.
Pueblo Viejo (Ec.). — D . José M. Paredes y
Ramírez, y Da. Marina L . de Paredes, por la m i­
lagrosa curncióti de su hijito Yunct,
Santa Ana (Ec.). — D a. Mercedes A . de Brado,
por la salud concedida. — Da. Inés A . de M ides,
por un favor.
Sta. Rosa de Cabal tCol.L — D .Ju an lie J. L ó­
pez. por Ua curación de su hijo, de una grave enfermetlad.
Sarriá (Uarcelonal. — Un devoto, por haherle
socorrido en una desgracia que les amenazaba a
él V a su familia.
Sevilla — Da. Rosario Albenca de Góm ez, por
uu favor rccibiilo.
Zapatoca iO>l.). — D a. Isabel Serrano de A ce­
bedo. por un gran favor — D a. Juanita Lóiiez, por
la salud recobrada — D. Alberto .^rd^la. por la
salud alcanzada — D a. Meiceiles O . tle Serrano,
por la salud y otro gran favor.

De la Librería Salesiana de Sarriá • Barce­
lona - Apartado 175 (España).
Enrique del Palmar, páginas de la vida de un joven,
por Rodolfo Fierro, S . S. con. numerosos y bellus
grabados, dos tomos, cubiertas a dos colores, complexivam ente 425 págs. 1,25 ptas. en rústica, 2,50
en tela.
« Enrique del Palmar, dice Sardá y Salvany, es un
bellísimo libro de lectura para jóvenes y para educado­
res >. « Bajo la forma amena de una novela, agrega
otro escritor, trata cuestiones importantes de educación
y sociología. El estilo es fácil y sonoro, el lenguaje
correcto, las descripciones, ric.i.s y llenas de poesía, abun­
dan los episodios de que se desprenden preciosas ense­
ñanzas. Pero no es cargado ni complicado; muy al contra­
rio, parece que el autor se ha propuesto ser diáfano y sen­
cillo, imitando en esto a su Venerable Padre D. Üosco,
íjue fué maestro consumado en el arte envidiable de la
(iificit Jacilitiad ». Este libro seria un buen regalo para
las familias y uu buen premio para los niños.
E! Venerable D. Busco y el Tibidabo, N.° 27.
Este número de la elegante y hermosa revista, no
desmerece de los anter ores: texto variado y just-so, ar­
tículos hermosos, inspiradas poesías, impresión clara y
esmerada, todo hace que se lea con placer. Como saben
nuestros lectores. E l Venerable Hosco y el Tibidaho, es
el órgano de las obras del Templo Expiatorio Nacional
del S.agrado Corazón. En el presente número se habla
de una institución admirable, sencilla,' fácil y práctica
para cooperar a la erección del templo; explícala María
V'ictoria en el artículo Pana! de amor.

De la Librería Católica, Pino 5 ■ Barcelona.
La mejor Madre: virtudes y glorias de Alaria, pi«r
el P. Alejandro Gallerini, S . J. Traducida por d
P. B. Sabaté, de la misma Compañía, 400 págs.
10 X 16 cms. 2 ptas. rúst. 2,50 tela. De la excelencia
de este libro basta decir que la traducióii es de la
novena edición italiana. Es un libro de devoción
mariana que se lee con provecho.
El Cristiano en el tribunal de la penitencia: guia
práctica para confesarse bien, por el P. Hockenmaicr.
O. F . M.. traducido de la décima edición alemana
por el P. Salvador Esteban, C. M. F. 650 págs.
1 6 x 1 0 cm. 3 ptas. en rúst. y 3,50 en tela.
Ks una hermosa y práctica moral popular, dividida
en una iiilroducción y dos partes: en la introducción habla
de las ventajiis de la confesión y de los reparos que
contra ella se hacen: en la primera parte estudia e! pi­
cado en general y en particular; en la segunda, la l econdliación con Í)ios. Es un libro muy a propósito para
ilustrar entendimientos y tranquilizar corazones.

Librería de Popelín Hnos. 3, Rué Seguier París.
Vademécum sacerdotis para 1914 — Edición nota­
blemente mejorada.
El vade meatm sacerdotis es un agenda de bolsillo en
texto latino y espjtñol, elegantemente encuadernado (pasta
tlexible) contiene un tarjetero, lapicero y lápiz. El sacer­
dote encuentra en él para cada día del año, los dalos
necesarios de liturgia, rúbricas, etc., etc. Además cada
página contiene uu espacio en blanco |>ara con.sigiiar en
él las notas relativas a los actos diarios de su ministerio
sacerdotal.
El precio del x-ade mecum sacerdoiis es de Feos. i,75Se i^emitirá franco de porte por correo certificado contra
la cantidad de Feos. 2,25.
.Acépt.ase el pago en sellos usados de la América Cen­
tral V de la América del Sur.

/*n

P O R EL N U IN D O S flL E S I^ N O

La función de despedida de los Misioneros.
— 0 0 0 = ^ = ^

♦:

Tuvo lu gar al sábado 4 d© octubre en el
Santuario de María Auxiliadora de Turín.
Como las funciones litárgícas. de cuya natu­
raleza participa, siempre parece nueva, aunque
se ha repetido ya tantas veces, siempre tiene
atractivo, ese atractivo solemne, triste y alegre
a un tiempo, de una desj>edida que se da
para em prender un viaje anhelado, una cam­
paña gloriosa de la que se promete uno es­
pléndidas victorias. P or eso el vasto templo
estaba lleno a rebosar, no obstante la lluvia
persistente.
Tras el preludio m ajestuoso del órgano y
el canto delicado y potente, de un himno a
la V irgen Santísim a, ejecutado por la Escolam'a del O ratorio, sube al púlpito el R . P.
Aime. Inspector de las Casas Salesianas de
Colombia, Venezuela y CuragAo; en el ancho
presbiterio estaban desplegados los 57 misio­
neros, a los cuales se agregaban en el cuerpo
(ie la iglesia 40 H ijas de María Auxiliadora.
El Consejo Suprem o de la Pía Sociedad .Salesiana presidía la imponente reunión.
El orador evoca la figura del V . D . Bosco
que 38 años hace, subía a ese mismo púlpito
para dar el adiós a sus primeros Misioneros.
Estos cumplieron su deber, y Dios los re­
compensó multiplicando en todo el mundo la
Obra Salesiana. E xplica lu ego la misión del
sacej'docio católico, y la obra del m isionero en
general y del Salesiano en particular. O bra de
civilización y progreso, adonde van, llevan la
luz y la ciencia y los recursos de la Economia social. M ediante la fe luminosa y conso­
ladora de Cristo Nuestro Señor, redimen a los
pueblos de la abyección y de la e.sclavitud,
dándoles la libertad de los hijos de D io s; con
las ciencias y las letras les abren los horizon­
tes en que se cierne la inteligencia, hija de
Dios; con la agricultura fijan en determinada
porción de tierra a los salvajes, enantes nóma­
das. haciéndoles sentir la dulzura del cultivo,
los lazos m isteriosos de la propiedad..... ; con
las escuelas de A rtes 5- O ficios enseñan a trans­

formar los productos, a subvenir a las nece­
sidades, a buscar las legítim as saiisíacciones
que la naturaleza humana reclama y la civili­
zación hace conocer y llenar.
Enumera luego rápidamente la.s principales
misiones, las verdaderas misiones, las de la
Pam pa y Tierra ilel F uego, las de M allo
G rosso y las de Gualaquiza, delineando la
obra de los M isioneros, sus grandes trabajos,
.sus penalidades sin cuento, su celo avivado
siem pre por el recuerdo de D. Bosco y los
anhelos del reinado de Jesucristo, Nuestro
.Señor.
Y puesto que él es Superior de las casas
de Colom bia v V'enezuela y Cura9áo. y entre
las 12 de su jurisdicción, hay dos lazaretos,,
alude, delicada y tiernamente a esa misión
especialísima abierta al celo salesiano por ese
varón grande e inmortal <iue se llamó PadreM iguel Unia.
E.stremecÍmientos de simpatía y cariño adver­
timos en el rú b lico en varias partes del d is­
curso, especialmente cuan.in al terminar pon­
dera la gloria de ser misionero, gloria que
se refleja eit los i^adres de familia que, g e ­
nerosos, dan a Dios .sus hijos; explica lo que,
a su modo de ver, ha hecho prosperar la obra
Salesiana: la tievocifat a María A uxiliadora y
a Jesús .Sacrameiiiado, y volviéndose u sus
com pañeros, les d ice:
Vamos, pues, llenos
de fervor v <le entusiasmo santo: vatnos con
la bendición de Dios y <le nuestros Superiores
a dilatar el reino del amor flivino. a desplegar
en nuevfís ])arajes, la bandera salesiana».
Micntra.s tanto había llegado S. Emma. el
Card. Richelm y. Arzobispo de Turín , y re­
vestido de pontifical subía al altar, invocaba
sobre los viajeros las bendiciones del cielo y
se la daba él con S. D. M A cto seguido ben­
d ijo los Crucifijos que debía dar a los M isio­
neros y pronunció una hermosa alocución llena
de afecto paternal. Dijo que Turín debía sen­
tirse org diosa dee.se espectáculo conm ovedor
V rogar por los apóstoles salesianos; y luego-

— 300 —
<Hrígiéndose a los Misioneros, Ies dice que
van al sacrificio y por el sacrificio al triunlo.
Por eso llevan el Santo Crucifijo: la cruz les
recuerda la inn)olación, el sacrificio; el D i­
vino Crucificado, la doctrina que van a pre­
dicar, los auxilios que merecidamente pueden
y deben esperar. E l Purpurado termina su
<liscurso invocando la protección de María
A uxiliadora sobre los M isioneros y recomen­
dando a ellos y a los fieles, el santo Rosario.

En seguida consignó a cada cual su Cru­
cifijo.
E llo s desfilaron lentamente ante los Supe­
riores, recibiendo el abrazo de ¡ a d ió s! y atr.ivesaron el amplio templo, entre las bendicio­
nes del pueblo y los votos fervientes que de
todos los labios prorrum pían. Sus jefes son
los R .R . P .P . Aim e, Inspector de Colombia y
V en ezu e la ; Malán de las Misiones del Brasil y
R eyneri, del Perú y Bolivia.

El Sucesor de D. Poseo erj España
UTRERA.

Con grayide atraso hemos recibido la hermosa
relacuin de la visita de tuiestro venerado General al
colegio ^Salesiano de Utrera, y esta es la causa por­
que no salió a tiempo. Hacérnoslo ahora, gotosos de
ofrecer a nuestros lectores una resfiia del gran triunfo
'<•« una hermosa página literaria escrita por un antiguo
ah.mno del mismo colegio, y lamentando no peder
ilustrarla con grabados, por no haber recibido las
fotografías, quizás por extravio del correo.
jam ás se habrá visto cronista en iná.s peligro d*
pnrertT hiperbólico, pues aun cifiéndome a reseñar
los hechos sencillamente, tuno que a iiiuchos parezeau exagerados. E l P. A lbíra liab.a recorrido
triunf Imeiite la mitad de España recog’endo prue­
bas ine(iuívoca> de cariño; iu nombre saludado un
día y otro día por la prensa de todos los matices,
se repetía eii las calles; su biografía i.ustrada con
el retrato pasaba de redacci. n en reílattíión cons­
tituyendo la nota de actúa idad, y claro que todo
esto venía a caldear luils y más el impacimte en­
tusiasmo de este jnieblo utrerano, dond * antes que
en ningún otro de Ivspaña la Institución Salesiana
echó sus raíces, donde las hijos de I). Rosco tienen
un graudiaso Colegio jtvstaiuentc acreditado, donde
cu fm persistía vivo el recuerdo de los festejos ce­
lebrados en 1890 en honor de D. Rúa.
Precedido pues, por esta aureola de simpatía,
llegó el egregio visiUuite el dia
de Marzo a las
cuatro de la tarde en el tren de Ecija, acompañán­
dole el l)r. D. Clemente Bretlo y el InsiHíctor de las
Ctuuvs salesiaiiíis de Amlalucía Rdo. P. CaJtdela.
Pué luio de los momentos que no se olvidan.
Entre vítores ensordecedores, la multiUid se apiña
invadiéndolo todo, y hay ueoe.sidRd de fonnar una
caílcna al redetlor del venerable anciano para que
jniedan pasar a cumplimentarle las autoridades y
un número consideral)le de cooperadores que se
van abriendo en dos largas filas de.sco.sas de besitrle la mano.
E l Director del Colegio hace las presentaciones
y vemos desfilar entre otros el Rdmo. Sr. Arci­
preste D. Juan Padilla con el clero de ambas parro­
quias, Sr. Alcalde D. Diego M. Martínez y cuatro

concejales del Exemo. Ayuntamiento, autorídade.s judiciales, capitán de la Guardia civil Sr. Ix)zano, coronel Sr. Da Prada, capitán de Carabi­
neros, oficialidad de la zona, notario Sr. Sendano,
Exmos. Sres. Marqueses de Ulloa y San Marcial,
diputado provincial Sr. Gutiérrez, Sres. Torres,
Cuéllar, Alvaro Santiago, Flores, Cervera (padre e
hijo) Calderón (padre e hijo) Augusto Alcázar.
Carro, Rivas (D. José y D. Nicolás). González
Vargas. Ruiz (D. Tomás y D. José), Canióii (D.
Antonio y D, Alvaro), Vigueras, Perez Díaz, Gar­
d a de Vinuesa, Véle/ Calero (D. Juan y D. Diego)
etc. etc.
Colocados junto á la fuerza pública que está for­
mada a la salida de la estación, vemos salir confun­
didas con la multitud innumerables señoras y se­
ñoritas, comisione.^ de antiguos alumnos, profeso­
res y alumnos del Colegio, la Compañía de San buis
C'.onzaga con sus insignias y nmnerosos educand< s
de las Escuelas gratuitas.
P aseo triu n fa l.

Abre la marcha el automóvil del Senador del
Reino Sr. Marqués de San Marcial conduciendo al
Rdmo. P. Albera y Sres. Arcipreste, Alcalde y Di­
rector del Colegio, detrás se van ordenando otros
cinco automóviles y hasta 27 coches particulares
ocupados todos por las más salientes peisonalidades del pueblo y por distintos comisiones. Sigue a
los \-ehiculos un verdadero torrente Inuuano.
Al iniciarse el desfile, los campanarios de ambas
parroquia.s rompen en im repique largo, sonoro,
alborozado; mío de esos repiques que solo se oyen
en la tierra de la giralda; semejantes a una charla
de titanes que soltaran sus lenguas de plata con
atolondramiento de cascada, produciendo ese
desgrane de sonoridades soberbias que hacen piafar
a los caballos y ponen escalofríos de entusiasmo
en las muchedumbres.
A l pasar la comitiva frente a la nueva fábrica de
tejidos de le» Sres. Cuadra, por entre las verjas del
jardín adornadas de follajes y flores artificiales aso­
man las trabajadoras vitoreando, más adelante el
espectáculo de imponente grandiosidad que ofrece
la \na Marciala anclia, recta y festoneada de pal-



?0I —

meras es indescriptible; me consta que invitado el
p. Albera a volver la cabeza para contemplarlo,
no pudo contener las lágrimas. Y a en la calle Miguel
Muruve y axm antes vemos que todos los balcones,
absolutamente todos, lucen colgaduras y están
atestados de gente; en las casas Capitulares ondea
la bandera española y brüian los galoneados ta ­
pices de las grandes solemnidades.
Los casinos y demás edificios públicos y privados
de la plaza aparecen igualmente colgados, seme­
jando todo ello im aparatoso pugilato de corte­
sanía.
Más adelante en la calle Da. Juana González, el

curiosidad infantil y de una expresiva gratitud
<}ue enternece... ¡qué espectáculo tan hermoso ver
ooo niños reunidos en estrecho abrazo de frater­
nidad apesar de su distinto nacimiento, para ce­
lebrar la llegada del que es Padre de todo.s!
A l aparecer entre ellos, plácido y stjurionte.
estalla ima tempestad de voces que alíogau ix>r
completo las graves nota.s de la marcha real, v al
llegar a la iglesia que ya el pueblo había tomado
ix>r a.salto, resuena un himno valiente que tixlos
cantamo,s, cuyas estrofas escucha 1). .Uberu de
rodillas ante el sagrario.
Terminado el himno, Utrera (juc estaba impa-

MACERATA — D. Albera coa los siurooos del lostltato Siiesiaoo.

entxisiasmo crece y se deslxjrda y llueven flores so­
bre el automóvil de D. Albera; después brilla a
los ojos de todos el flamante rótulo de la calle
Ifen Bosco indicándonos la proximidad del Co­
legio y hablándonos del hermoso gusto que ha te­
nido este pueblo culto y simpático al ofrecer a
D. Albera con sin igual delicadeza lo que más
lialaga y commueve el corazón del hijo, la ajx»teosis del Padre.
En el e o le a io .

Allí esperaban los colegiales formados en cohnnna de honor para tributar al P. Albera la má<;
Ét^iidable ovación de su vida, allí estaban tamWtn los pobredtos de las Escuelas gratuitas, con
bajes baratos y multicolores pero que tienen la
uniformidad de la limpieza, y con caritas llenas de

cíente por dirigir un saludo a su huésped ilustre,
lo hace por boca de su dignísimo Sr. Arcipreste que
para ello había ocupado el pulpito.
El recibió a los jirimeros salesianos y los viene
siguiendo con amor en su largo camino de dolores
y de triimfos, dice que la obra que han realizado
en el pueblo tiene toda la exuberancia milagrosa
del grano de mostaza, pide al P. Albera ejue jamás
aparte de ella su espíritu y le invita a satisfacer la
piedad de las muchedtrmbres deseosa.s de recibir
de su mano la bendición de María Auxiliadora.
D. Albera se levanta para hablar y dudamos
por un momento que lo consiga al verle tan inten­
samente conmovido; la expectación es enorme y
el silencio tan absoluto que nos figuramos estar en
ima gran sala deshabitada.
Con aquella misma actitud santamente suave

— t02 —
con que se presentaba Don Bosco y con palabra
clara y vibrante q\ie sin esfuerzo algimos se amolda
a la prosodia y a los giros complicados de nuestra
lengua, da las gracias a todos y especialmente a
las aiitoridades por la afectuosa acogida que se le
ha dispensado, tiene frases de admiración y alal anza para la fé española que ha visto florecer en
todas partes, asegura que guardará recuerdo in­
deleble de esta visita y da a todos la bendición de
María Auxiliadora.
Asi terminó la primera jom ada dejando en el
ambiente algo indefinible que se adivinaba en los
semblantes y en las conversaciones.

la palabra el abogado D. Tomas Rmz para te.ítimoniar al F. Albera, en nombre de muchos miles
de compañeros, sir identificación con el ideal salesiano, que conocieron y amaron desde niños y
su decisión irrevocable de luchar al lado de sus an­
tiguos maestros en defensa de la cultura religiosa
y moral del pueblo.
También el joven estudiante D. Antonio Abantero tuvo caldeadas frases de entusiasmo provo­
cando como los anteriores prolongados vítores y
aplausos.
E l acto terminó con efusivas palabras de agra­
decimiento por parte del ihistre festejado.

Bl d ia i .

L a Vetada.

Amaneció risueño entre im'isicas y salvas estmendosas, con ese amanecer de los festivales saIcsianos cuyas huellas de luz que dan impresas de un
modo indeleble en la imaginaiáón de los escolares.
A las ocho hubo misa de comunión general, que
debieron contemplar los ángeles extasiados. El P.
Allx;ra repartió incansable el Pan de los fuertes a
^oo niños y a una multitud enonne de fieles de
amixjs sexos que llenaban literalmente el templo.
Dos horas más tarde y con la misma concurren­
cia se celebró la misa solemne oficiada por el Rdo.
P. Inr.pector.
Después de oir el imjKmente coro de todos los
alumnos que la cantaron desde los bancos interpre­
tando una de las más bellas partiUiras gregorianas,
nos convencimos una vez más de la insuperable
eficacia de esta salmodia espiritiral y virgen que la
Iglesia ha exhumado de los viejos antifonarios gó­
ticos para que los templos de este siglo frívolo y
sensual sientan pasar por sus bóvedas una corriente
confortadora de misticismo.

A las tres de la tarde pasamos todos los imñtados a uno de los líennosos patios convertido en sun­
tuoso salón y lleno de escogido público deseoso de
asistir a la solemne Velada.
Sería tarea iiitenninable expresar el acierto y el
gusto con que se cumpliiuentaion todos los nú­
meros del selectísimo Programa.
E l ilustrado Sacerdote Sr. Ruiz de Vargas, hi7n
im hermoso discurso reseñando con la elocuencia a
que nos tiene acostumbrados los beneficios incal­
culables de la acción salesiana en la sociedad y ha­
ciendo resaltar sobre todo la labor abnegada y dvilizadcra del misionero que como Colón conquista
nmndos llenos de almas para depositarlas a los
pies de Cristo.
E l Exmo. Sr. Marqués de Casa Ulloa, en len­
guaje fatniliar y sencillo de envohúó el concepto
(le cooperación y con e.special donaire pintó los
apuros y dificultades de lo.s primeros salesianos ha­
ciendo así más palpable por medio del contraste,
la actual lozanía dcl Colegio, en la cual el oradm
con una humildad que le honra pero que está en
desacuerdo con los hechos. 110 quiere ver la coopeperación de los b\icnos utreranos, sino el favor ex­
clusivo do la divina Providencia. Fueron amlxjs
orador{^s calurosamente aplaudidos.
■ E l joven y simpático ingeniero de minas Sr.
García de Vinuesa hizo en correctísimo francés un
hennoso saludo eu nombre de los niunerosos estu­
diantes que tiene el Colegio en las Academias de
I.ieja y los notables poetas Sres. Cortines y Agui*
lar leyeron inspiradas estrofas originales.
Para que no faltara la nota típica, se ejecutó con
profusión música de la tierra y representaron los
ptHjucñas escolares un paso de vaudeville en que j»
vuelta de uiv animado diálogo simulaban algunas
suertes clásicas de la fiesta nacional.
El P. Albera, finalmente, siempre pródigo de
palabra, cerró cxui el broche luminoso y dulce
de su (íspiritual elocuencia, este grandioso festival
de cultura que dejó en todos los asistentes gratí­
simos y perdurables recuerdos.

Bl banquete.

Terminada la fimción religiosa posamas todos,
salesianos, cooperadores y antiguos aUmmos en
la más consoladora intimidad, al amplio salón de
actos donde estaban las mesas prejiaradas.
1./OS comensales pasaban de 130. Ihi tomo de la
]>residencia ocupada por el P. Albera figuraban
el Sr. Alcalde, Sr. Arcipreste, Sr. Jticz de Instnicción, los Padres Pretto, Candela y Rases, el Coopt“rador más antig\io Sr. Marques de Ctusa Ulloa, Pro
fesores de la Universidad Sres. Sánchez de Castro \
Dais Abaurrea, Director del Instituto general ;
técnico Sr. Reyuoso y Prefesores del mismo Sres
Portillo, Sáiicliez Castañer, Macías Lóix>z y Al
varez. Seguían luego en amable fraternidad Rdos
sacerdotes, prestigitisos militares, hombres de to
das los carreras y una buena representación de jó
N’cnes universitarias que volvían a su Colegio sjem]ire alegres y simpáticos.
A Íntcr\'alos la notable Societlad de conciertos
A. B. C. con laúdes, gxiitarras y bandurrias inter­
pretó los más brillantes trozos del re|Xírtorio an­
daluz.
Al descorcharse el champagne se levantó el P.
l'rancisco Atzeui que ostenta la gloria de ser imo
de los primeros fimdadores del Colegio, y brindó
ofreciendo al P. General una extensa obra de cul­
tura. fm to de su infatigable trabajo, tomó luego

El ornato d el C olegio

Merece párrafo aparte; por esto al reseñar la
llegada de D. Albera no hice mención d<il soberbie
golpe de vista que ofrecían las galerías del Col^io
inmensas y diáfanas con entrecruzadas guirnaldas
de hoja pereime y las coltmmas festoneadas y las
paredes llenas de escudos y banderas nacionales,

30? —
obedeciendo todo a un plan artístico; por esto tam ­
poco dije nada de la ilxmiinación eléctrica que daba
al conjimto mi aspecto fantástico, ni del inmenso
dosel de flores contrahechas extendido sobre el
patio en que se celebró la velada y que la imagiaación confimdía con imo de esos tedios aéreos, de
los palacios habitados por las hadas, ni me detuve
siquiera in ponderar la riqueza del palco presiden­
cial tapizado de valiosos terciopelos y damascos.
Todo esto que de su3hj hubiese bastado para el
exterior aparato de una gran solemnidad, les pareda aun poco a los estudiantes. E n los sitios de
más visualidad levantaron dos arcos de trimifo,
uno muy ingenioso de papel rizado que encuadraba
una bella perspectiva, y otro colosal de doce me­
tros de altura con su arco romano, basamento, co­
lumnas y cornisamentos todo revestido de follajes
de varios tonos y luciendo como remate un retrato al
óleo del Rdo. P. Albera orlado de palmas y de flores;
en el ancho friso se leía mía elegante inscripción.
66m o em p le a el tiem p o e l P . Ttlbera.

He aquí uno de los grandes enigmas que encierra
la vida de esos hombres que descuellan por su ele­
vado espíritu; nadie se lo explicaba en Don Bosco,
que fué mi verdadero monstruo de actividad, y lle­
nos de estupor lo hemos admirado aliora en Don
Albera; yo no sé si es la caridad que les devora como
una fiebre, la que ^xuie alas en su corazón o si es
una virtud milagrosa la que les permite disponer
del tiempo como de mi elástico: el hecho es que el
reloj de su vida tiene la misma esfera que el nues­
tro, pero marca más horas.
Don Albera estuvo en Utrera cuatro días y" me­
dio y apesar de habérsele entretenido largamente
en los actos que acalx> de referir, tuvo tiemix> para
visitar todas las dependencias del Colegio, opera­
ción en la que se invierten algunas horas, y recibir
en audiencia privada a cada uno de los salesianos
y profesores y a un buen número de alu’imoí de
6° ano que aniielaban un consejo de sus labios;
habló tres veces a todos los colegiales, dió confe­
rencias a los Salesianos, a los Congregantes de San
I-uis Gonzaga, a las Conferencias de Señoras y Ca­
balleros, a la Archicofrad'a de María Auxiliadora,
Hermandad del Carmen, Apostolado, Buena
prcrusa. Señoritas del Ropero y Consultorio de
niños de i>echo; recibió continuas ^^sitas particu­
lares y comisiones, visitó el pueblo, el Santuario
de Xtra. Sra. de Consolación: fué a casa de los prin­
cipales cooperadores para cumplimentarles, y a
las Casas Capitulares donde el Exmo. Ayunta­
miento presidido por el Sr. Alcalde le recibió soIcnmemente en el salón de sesiones obligándole a
ocupar la silla presidencial y todavía en medio de
esta balumba de \Tsitas y conferencias, se ptestaba
el buen Padre sin la menor resistencia, a que le re­
trataran una y cien veces, esperando con su eterna
sonrisa, que el fotógrafo buscara la pose apetecida,
y como si aun le sobra tiempo, resolvió el difícil
problema de hacer una
E xe arsid n & n ic a lá de G u ad aíra.

Era deseo vehementísimo porfiadamente expre­
sado de la noble y caritatii'a dama Da. Virginia

Belloc, que el P. Albera visitara las escuelas por
ella levantadas en ese hermoso pueblo para la
educación cristiana de los niños pobres.
Ocupando, pues, el auto que galanamente ofre­
ciera el Sr. Marqués de San Marcial, nos pusimos
en marcha la tarde del cinco, luspera de la partida,
salvando en poco tiempo los 20 kilómetros de ca­
mino. A las ¿ e s en pmito entrabamos en el puente
que da acceso a la población morisca, historiada
por el pincel de los artistas, nido de recuerdos, de
frondas y de ruiseñores, cofrecito de perlas que
guarda Sevilla en un pliegue oculto de su m uto
para ofrendarlo a la Virgen del Aguila.
No obstante la rajiidez de la visita, que expre­
samente no había .sido anun dada, esperaban en
cusa de la fundadora para cuniplimentar al P. AU
bera unas treinta personas entre señoras y caballe­
ros y representación ile todas las autoridade.s. ••
Después de una ovación cariñosísima y la.s pre.sentaciones de rúbrica, la Sra. Belloc, doliéndose
de la premura del tiempo y excediéndose a sí misma,
secundada jior el joven y sim pítico alxigado Sr.
Pérez Díaz, alma de toda fiesta sale.siana, hizo cpie
D. Albera pudiera verlo todo cómodamente: las
nuevas Escuelas, aun no terminadas, (jue calificóde espléndidas, el Santuario de la Patrona que está
en lo más alto como en una atalaya y es de los niá.s
simtuosos de Andaiuc'a y los bellos paisajes del
r o, que son verdaderos prodigios de luz y de color.
Cmiiplido el objetivo del viaje, sirvió la Sra. un
exquisito lunch y con inmiensa pena vió alejarse
rodea<ia de los amigos al automóvil que llevaba a
atjuel sacerdote de facciones dulces, que revestido
de un aspecto humilde, reina con cetro de amor
sobre millares y millones de voluntades como no
reina ningún soberano de la tierra.
L a d eapedid a.

T/legó con desazón y amargura.
E l día r» a la hora .señalada, ó .sea a la una y me­
dia de la tarde, se repitió en Utrera el mismo c.spectáculo de grandiosa .simpatía. Como .si ol)cdecieran
a una consipia. fueron a la estación todos h» <|ue
habían estaílo a recibirle, hulx) los mismos repújues
las mismas colgaduras el mismo entusiasmo.
Antes de arrancar el tren que deb'a llevar a
Sevilla al P. Albora, subieron varios señores al
estribo para be.sarle la mano entre lo.s cuales vimos
a un prestigio.so militar de alta graduación que al
retirarse se enjugaba una lágrima, el Sr. Arcipreste
le pidió sus oraciones, el Sr. Alcalde hizo lo propio
expresándole una vez más la gratitud-del pueblo
utrerano que se sentía orgulloso de haberle te­
nido ’ como huésped.
E l cronista que tuvo el honor de acompañar al
ilustre viajero contemplaba desde la ventanilla
todos los movimientos de aquel público inmenso
que interceptaba los andenes, teniendo como
aprisionado a un largo convoy militar lleno de re­
clutas cuyo asombro ante la escena que presencia­
ban, no tem'a límites.
Al partir el tren observo reptetidos vítores que
se páerden, movimiento que marean, pañuelos que
se agitan en el aire y furtivamente van a los ojos,
lu ^ o nada, pinos y olivares, a lo lejos las torres de

— 3 ’4 —
las iglesias cjue pajrecen segxürnos y el alegre m i­
rador del Colegio bañado de luz meridional sobre el
<jue flotaba aún la bandera de la patria en cuvos
pliepfucs se entretiene el viento, pareciéndome que
le oigo musitar aquella estrofa del himno de oca­
sión;
♦ Desde el stielo bendito que encierra
De D. Bosco el sepulcro inmortal
No olvidéis ¡oh buen Padre! esta tierra
Que en nobleza no tiene rival *.

61 reciente viaje íe 0. fllbera
De Roma, adonde había ido para rendir liomcnaje al P. Santo y saludar a S. Hiña, el Card. Pro­
tector y otros insignes Purjiurados y jiara asistir
a las fiestas jubilares, con ocasión del X X V ° Ani­
versario de la erección de la iglesia del Sgdo. Co­
razón de Jesús, nuestro venerando Superior past)
a visitar varias casas salesianas, viendo en ellas,
con gran satisfacción, el bien que se hace y el amor
de qtie dondeciuicra goza la Obra Salesiana.
Acompañado del R\Tno. P. Barlxíris, Director
Ií.spiritual de la Pia S<x:iedad Salesituia. llegó a
Frascati el 14 de Junio celebrando la Misa de co­
munidad y siendo festejado por numerosos alum­
nos y Ccxiperadores.
Por la tarde le tocó el tumo a Gemann, y por la
noche, volv.'a el buen Padre a Roma.
Dos días después estaba en Macérala, en donde
durante sn corta pcnnanencia recibió e hizo nuraerasas visitas, y tuvo el placer de recibir un hermoso
gnijx) de Hx-aluiimos.
H1 P. General consagró el dia 18 a Gxialdo Tadino, ]jara salir por la tarde para Trevi, en donde
celebró Misa de comunidad y recibió las afectuosas
dcinostraciones de gran núniero de Cooperadores.
Mientras D. Barberis se dirigía a visitar el co­
legio de Alvito, el P. Albera, en unión del P. Cotielli.
insi>ector de la Provincia romana, se encaminó a
Casería, en donde le recibió con música una multi­
tud de niños y de personas mayores de Iwlu clase,
A l día siguiente celebró la fiesta de vS. Duis ('.ouzaga.
con el mayor esplendor; ;isistió a la velada, (¡ue fue
una cita de los Sres. cooix-radorcs, y \x>x la tarde
salió piun Ñapóles, en donde la Pía Salesiana tiene
<los institutos: el del Sgdo. Corazón, para niños, y
el de la Pía Cítóa, para sordomndtjs. Allí se le prodigmon agasajos y honores de parte de superiores.
lUumnas y ct>ojxMadores. durante su breve estancia.
Con dificultad pudo encontrar alguna lilxirtad para
visitar a vS. luna, el Cardenal l^isco, Arzobispo de
Xúptúes. el Barón J , Carelli, los duíjucs de Patrizzi,
y algunas otros bienhechores. Hs digno de mención
<{uc por la laulc hulx) para él recepción en el Ayun­
tamiento. presidiéndola el Hxmo. Sr. Alcalde. Se­
nador Del Carctlo.
Pt>r la tarde partió para Castellamarc di Üíabuj.
en cuya estación, no ol>stante la hora avanzada de
la noche, le esperaban los más altiis personalidades
hIc la ciudad. Al saludo que se le dirigió al llegar al
c'olegio. contestó agradeciendo y haciendo votos

por la prosperidad y extensión de la obra Sale­
siana. E l día siguiente, después de la Misa de co­
munidad, recibió numerosas visitas de Cooperado­
res y admiradores de la obra, entre los cuales, la
representación de los institutos religiasos. Entre las
visitas, le fué singulamiente grata la de ima de­
legación de los antiguos alumnos, presidida por
el Sr. Abogado D e Felice. Por la tarde, grande v
afectuosa velada en el vasto patio del colegio.
E l 25 volvía a Roma, para seguir inmediatamente
a Milán.
Idegó el 26: una enorme multitud de cooperado­
res le esperaba, auiujue su llegada había sido anun­
ciada apenas a los ahunnos, y le tributaron uno
de esos recibúnientos que son triunfos. Ah! pero
l>or la tarde se le tributó una manifestación entu­
siasta y grandiosa sobre toda ponderación. Una
página entera necesitaríamos para reseñar los nom­
bres de las personalidades eclesiásticas, eriales,
militares cpie acudieron a demostrarle el cariño
de admiración que sienten por él y por la obra SaIcsiaua.
E l 27, numerosos bienliechores y amigos de la
Obra, entre los cuales, leos Ahunnos del Gran Se­
minario, se remiían en la iglesia de S. Agustín, para
o r la Misa de D. Albera y recibir de sus manos la
Sagrada Comunión. A las i r hubo uiia gran .Asam­
blea de vSacerdotes, .Antiguos alumnos, para cam­
biar ideas acerca de la propagación de las obras .sa­
lesianas y especialmente la terminación de la
iglesia. Presidían D. .Albera y el Exmo. .Sr. Morganti, su alumno, ho}' Arzobispo de Rávena. Don
Albera insistió para que se prosigan con todo em­
peño los trabajos, fiando en Dios y en la caridad
de las Cooperadores.

Crónica de los Oratorios F estivo ^
BERNAL (Rcp. Arg.). — I/xs caballeros que desde
hace algunos años, en unión de las ex-alunmas del
colegio salesiauo, venían dedicándose a la CateqxTe.sis, se han constituido en sociedad y fundado
vin Oratorio festivo, ¡)ara uiejor llenar s \ls fines.
I5n la primera rcimióu nombraron junta directiva
y señalaron cargos y oficios. I<os catequistas son
27 y cada vmo se encarga de 24 niños.
i'elicitamos altamente a estas dignos católicos
by les deseamos éxitos brillantes y <jue tengan
muchos auxiliadores y mucliísiino.s imitadores en
todo el mundo.
CU3DADELA (Hsp.). :— Certamen Caleqiiistico. —
Un público escogido y numeroso acudió Domingo,
20 del p. p. julio, al patio del Colegio Salesiano
donde tuvo lugar im imix»rtante Certamen Cate<luístico entre los niños del Colegio. Presidía el MI. Sr. D. Sebastián Vives. Canónigo .Arcediano
de la S. I. C. como delegado especial de nuestro
amadíshno Prelado. Después de xm breve discurso
del Sr. Director del Colegio, en el cual se encarecía



>05 —

la importancia del Catecismo y ponía de manifiesto
los daños incalculables, que derivarían a la sociedad
de su supresión, se dió comienzo al certamen. Rom ­
pieron el fuego los niños de la primera, siguieron
a ellos los de las segunda, después los de la tercera
V por fin los alumnos de la cuarta elemental puáeron término al interesantísimo entretenimiento,
siendo el vencedor de cada clase saludado con gran­
des aplausos del numeroso público. Todos dieron
muestras de haber estudiado muy bien el Cate­
cismo. E l Certamen fué aiuenizado con varios can­
tos y hermosas poesías.
Estos simpáticos a umiios llevan ya reunid. s

bondadosas jxírsonas! ¡Quien sabe cuántos sacri­
ficios se inqxjnen para el bien de la juventud!
Que el Señor las recompense al centuplicado. El,
que ha dicho que ni im vaso de agua dado jx)r su
amor a xm pobre quedaría sin recompensa.
Bastante regular fué el número de las j>crsoui\s
que acudieron a nuestra fiestccita. A las 3 y '« Pxmos 233 oratorianos, en filas bien ordenadas, re­
corrían los anchos corredores y se agrui>abnu, a
fonua de batallón, en 68 hileras distintas ante Ims7 bien aderezadas inesíxs (jue contenían los diversos
objetos proiX)rciüuados para la rifa.
l'nlonce.s, el D iavtor del Oratorio Ee.stivo di-

CASERTA — Los aiamoos « h mesa con 0 . Albora.
139,20 ptas para el monumento del V. D. Bosco
en Tur.n.
Sa n ta a n a (Rep. de S. salvador).— En el Ora­
torio de S. José. — E l día 6 de julio en este flore­
ciente colegio « San José », tuvo lugar la rifa-pre­
mio dei Oratorio Festivo, anexo al Colegio.
200 son los niños, que, con r^;ulajidad, con­
curren al Oratorio, cada domingo y día festivo. Una
'■ ez al mes, se hace el ejercicio de la buena muerte,
Vnunca bajan de 70 los que se acercan a alimentar
r robustecer sus almas juveniles con el Pan de los
tuertes. Una comisión de señoras se encarga de pro­
porcionar el desayimo a los niños que. en dicho día
óacen este piadróo ejercicio. Así. que por tumo,
cada cual les obsequia con el chocolate, pan.
éalce, tamales, etc. ¡Grandiosa a\nida la de estas

ÉL

rigió la palabra a todos lo.s conriirrcnk'.s, haciendover a los niños la conveniencia y nece.sidad de asistir
puntualmente al Oratorio festivo. Tuvo asimismo
palabras de encomio y agradecimiento para las per­
sonas bienhechoras que de algún modo ayudan
para su sostenimiento y prosperidad.
Al terminar esta alocución se declaró abierta la
rifa, pues aquella multitud de niños y jóvenes espe­
raban con tanta ansiedad el momento de hacer va­
ler sus sellos. Y era de ver como al puntb cada cual
se avalanzaba hacia donde se hallaba la prenda.
que quería conseguir. Y , en verdad, había que esco­
ger; allí no faltaban camisas, pantalones, cortes,
escarpines, libros piadosos, objetos de escritorio,
estampas, juguetes, etc. etc.
Tampoco faltaron los refrescos, dulces y frutas.
Bien pensado, porque aquellos niños se desganí-

• - \c.6 —

taban para hacer llegar voz liasta las vendedoras
y ser de ellas comprendidos. Con los refrescos se
desalteraban y volvían a recuperar la voz perdida.
Aquella tarde, cada oratoriano retiróse a su
tasa lleno de prendas y juguetes, con el corazón
repleto de alegría y con la intención de frecuentar
siempre nuLs el Oratorio Festivo, donde se aprende
a amar a Dios y a ser verdadero y ferviente cató­
lico.
(De E l Diario de Occidente).

gios salesiauos es y debe ser completa. Por eso, dd
mismo modo cjue se fomenta el amor a Dios y a la
Patria perdurable, se fomenta el amor al prójimo
y a la Patria terrena. jCúan grata impresión no
han dejado en el ánimo de todos los argentinos los
colegios salesianos de la capital, asociándose a las
fiestas del Centenario del Himno Patrio! ¡Tres
rail niños, conducidos por sus respectivos profe­
sores, desfilando por calles y plazas al compás de
la imlsica marcial de sus bandas; tres mil pechos in­
fantiles entonando el hinmo Patrio, es una cosa her­
mosa, grande. Por eso. aunque y a hemos aludido
al acto, justo es dar ima relación algo más amplia.
Hé aquí como refiere el acto La Argentina, de cu­
yas columnas extractamos algunos párrafos:
Revistió los caracteres de' verdadero aconteci­
BOGOTÁ (Colombia). — líl ¿<.) do J imio, con oca­
sión del vigésimo quinto anivensario de la muerte miento la manifestación (|ue, conmemorando el cen­
del inolvidable I). Basco, tuvo lugar una lucida tenario dcl himno nacional, llevarona cabo 3000 ni­
Academia. líl salón estaba ])rofusamcnte ilumi­ ños de la obra de Don Boico, cooperando grande­
nado; el Crradro de nuestro buen Padre, rodeado de mente a fiarle más brillo la agradable temperatura
del día.
centenares de luces, descansaba sobre las banderas
Primero en llegar a la plaza Rodríguez Peña fué
<le Colombia c Italia, y parecía sonreinros a todos.
el colegio Pío IX , precedido por su banda de mú­
K1 limo. Sr. Arzobispo, presidía la función;
sica. que daba a los aires las notas de vibrantes
formábanle corona varios ilustres canónigos y
marchas patrióticas. I/ds demás colegios, a medida
otros sacerdotes; atrá.s selecta concu'renda de
(jue iban llegando, se dirigían al lugar que les corres­
damas y cabnllertxs.
pondía, de manera que a las 3 de la tarde todo ú
A his 7 p. m. .se loiupió con el hinmo nacional; era
frente del Consejo Nacional de Educación y parte
el saludo de la Patria a quien supo tnvianios
de la plaza Rodríguez Peña, estaban ocupado por
hijos tan preciado.s; el programa se fué desarro­
las escuadras infantiles, rodeadas por todas parle.'!
llando; en discursos, diálogos y valientes p>oes:as.
de millares de personas, que formaban marco a
!a obra de Don Bosco aparecía de relieve en su.s
aquel cuadro de un conjunto animado y de un or­
(Uversas fases, A nombre de los cooperadores saleden perfecto.
sianos habló el señor Roberto Alfonso; su lenguaje
Asistían desde los balcones del consejo nacional
era correcto, y allí demostró una vez más .su amor
de educación el doctor Pedro Arata, el doctor Mo­
p)OT la Congregación Salesiana y su entereza de
reno. el doctor Meyer, el reverendo padre José
combatiente católico.
líl Oral. Alfredo Tomás Ortega, autor ya de her­ Vespignani. el reverendo padre Pedemonte, el
mosas poesías, leyó su Oda. titulada Don Hosco doctor Cullen, la comisión de señoras cooperadoV los n iñ o s : tuvo preciosas imágenes, y en el viejo las salesianas y varios iiLspcctores de escuelas de
]5oeta se ven todavía arranques de verdadera jxx'.sía. gobierno y particulares.
lyos niños de las colegios salesianos llevaban
K1 señor Sixto Tarquino cx-ahunno de este a>todos traje de gimnasta, detalle que daba al coIcgio habló a nombre de .sus antiguos com])añeros;
juuto mejor asjxícto.
.sus vensos corrían con la suavidad de un arrovo: es
Tomaron parte en el acto los colegios Iho IX.
joven, i>ero al recordar los años de colegio, no
lejanos aun, parec'ía anuo can.sado de la vida, te­ de Arte y Oficios, León X III. Huerfanitos de Don
Bosco. San b'rancisco de Sales, San Juan Evan­
mía el ignoto iKUvenii y svtojíiraba jx>r ser otra
gelista,
Santa Catalina V. y M., Don Bosco, San
\ ez niño.
Antonio, Nuestra Señora de la (Guarda de Ber-.
Patris
uinbra. ixx'sia dcl .señor Hnri(pie Men­
nal, etc.
doza í\ié muy apUuulitla.
Se inició el acto con el carito a la bandera, luego
Ksi ogidos cantos contribuían a amenizar el act(^
el señor Saint Amant, estúidiante de 5° año del co­
y dejaron aauplacidos a todas.
legio Pío IX , iirommció un discurso alusivo a la
Reinaba la nuis pura alegría; la conmemo­
fiesta. Entre otras cosas d ijo :« Nuestros cantos son
ración de la muerte del Padre, era su apoteosis, y
el eco de las diez y ocho mil almas infantiles, que
nosotras al ver (juc era tan grande, cantábanlas
en las escuelas que Don Basco abrió en esta hos­
«le entiusiasmo y como decia el Señor Tartjuino:
pitalaria nación. recil)cn la vivificante savia de
♦ .Vf! de otro modo el ave alborOMda
una educación esencialmente cristiana, según
.1/ ríjya»- ¡a alborada
la genial insi>iración de iiunortal Belgrano. y
Qiu ¡as t:nu-’-!as de ¡a noche esf\tnla,
los repúblicas que nos dieron patria v legislación '
P. de la .Anr.'ra ¡as brillantes ftala.'^
Luego los 3000 manifestantes entonaron *-*
V lAiíiendo las ala>\
hinmo nacional, llenando los aires con la majestad
Sv-oe su mdo .<e ineorpora y canta ■.
de .sus nota.s. La escuadra de gimnastas del colegio
BtENÜS Aír e s .
Tres niíi alumnos en maní* Pío IX , bajo la competente dirección del señor
festaciún patriótica. — I.a educación en los cole­ Eduardo Castagneto, hizo varios ejercicio.? de nw-

r

— 3or —

nubrio y clavas, cosechando por su destreza los
aplausos de las autoridades escolares y de la mu­
chedumbre que llenaba la plaza.
El doctor Axata felicitó vivamente al reverendo
padre Vespignani, inspector de los colegios salesianos de la República Ai^entina, por el éxito de
la fiesta, y mucho más por el éxito de la educa­
ción que en dichos colegios se imparte. Otro tanto
hicieron los demás consejeros.
Al retirarse de la plaza Rodríguez Peña, los
alumnos desfilaron ante el Congreso, presenciando
el desfile la honorable Cámara de Senadores, cuyo
presidente, el doctor D. Victorino de la Plaza, admi­
rado del número de los manifestantes y del orden
perfecto con que marchaban, tuvo palabras de
elogio para la obra de Don Sosco, muclio más
cuando los senadores Echagüe y Guenies le dije­
ron que muclios de esos niños eran pequeños obre­
ros y que se preparaban en el taller para ser un día
honestos ciudadanos. E l doctor de la Plaza felicitó
también al reverendo padre José Vespignani por
la feliz idea de asociar la obra de Don Bosco a un
hecho tan patriótico como el que celebraban.
— En la misma ciudad, los exalumnos y los
alumnos mayores, toman viva parte en los actos de
la Liga Social Argentina, que se projxine ilustrar al
pueblo y abrirle los ojos para que no se deje seducir
por el Socialismo y demás sistemas disolventes.
ALMAGRO (Buenos Aires).— En el Colegio Pío IX
tuvo lugar una grandiosa asemblea de Coopera­
dores Salesianos, presididos por los RR. PP. Ves­
pignani y Trione, enviado este último del Sr. D.
Albera.
objeto era estudiar la organización
mejor para que la cooperación salesiana logre

todos los frutos que D. Bosco se propuso al fun­
darla. Así lo dijo el P. Vespignani al hacer la pre­
sentación del gran conferenciaute P. 'rrioue.
Este leyó im autógrafo del Padre Santo y llevó
los saludos de los Superiores y de las alumnos y
cooj>eradores Europeos a los Argentinos. Entró
luego en materia y su discurso fué im hiumo a la
actividad de los cooperadores argeulinos, (jue han
sabido abrir y mantener colegias, edificar iglesias
como la de S. Carlos, promover congre.sos y edu­
car nidios cu Oratorios festivos y Ksc..elas, U*do lo
cual manifiesta no sólo la íntima uu'.ón de Sale­
sianos y Cooperadores, sino la organización com­
pleta, y en vista de cst * desiste de su empre-sa de
organización y les tributa hi alabanza merecida.
Una cosa sí recomieud.r, y es da.' suma impontancia al Ü ig m i de la P.a Un ón, oi>al es el Boleiin Saksiano, (ji;e recomien la se lea y se haga
leer, se fomente y .'^e d funda.
Erogo tomó la pa'abra el P. Vosp gnani y pro­
nunció un bell.s.m i di .curso estadístico. En la
Rcpúbli:a hay 44 estable imientos SaIe.sianos, en
tre ios cuales 12 escuelas pr< fesiona es. con 48 escuelas-talieies y 750 alunmas qtxe reciben educa­
ción gratuita, amén de otros nurchns que llagan mó­
dica i^eirsión; en les coleg'os y Orato ios fe.stivos
hay 6.000. y 5.600 niñas en los in.-titiitos de las
Hijas de M. Auxiliadora. Hablé también de la
Agricultura, madre de la grandeza nicioiial y termin> alentándolos a proseguir denodados en su
em pre'a de edifi.cación sodal y anunciándoles que
en adelante cada 24 de mes, o el domingo siguiente,
habría en lo.? colegios Salesi.i.ios, una conferencia
de Coope adores.

Oremos por nuestros difuntos.
^lliwcorred a los que ya no existen, no con lágrimas ni con suspiros, sino con vuestras oraciones,
con vuestras limosnas, con vuestros sacrlficio.s. — Que este hermoso pensamiento de S. Au*
^ gustín. sea, amados Cooperadores, nuestro programa siempre, pero especialmente durante el
mes que la piedad consagra al recuerdo particularísimo de las almas benditas dcl PiirKalorio.
{Oh! si nos fuera dado ver sus padeciiiiíentos, oir sus lamentos, sondear el ímpetu de su amor!
Y allá están casi seguramente muchos de nuestros parientes, bienhechores, compañeros, que...... tal
vez sufren por causa nuestra. A los deberes de la caridad, se unen los deberes de la iuslicía.
Aliviémoslas con nuestras oraciones, particularmente con el Santo Rosario; con nuestras limosnas,
en especial las dadas a título de expiación; con nuestros sacriftcio.<:. que pueden ser tantos; aliviémoslas
sobre todo mediante el Santo Sacrificio de la Misa, en el cual la Sangre misma de Dios es el rocío que
templa, la lluvia que extingue las ardientes llamas.
En breve, mediante estas expiaciones, ellas saldrán de su cárcel y volarán a cantar las misericordias
de su Dios y a ioterceder por nosotros.
Oremos por todos los difuntos; pero recordemos que tenemos especiales obligaciones para con los
que son nuestros hermanos en la cooperación salesiana; no ohidemos que formamos una famü.a, que
somos una especie de orden tercera. Con este fin recogemos sos nombres en el Boletín Saíes.ono, y pe*
dimos para ellos las oraciooes de todos ios lectores.

m

Reqaient aeiernam dona eis. Dom ine. R eqaiescan í in poce. ñm en.

r

— 308 —

o

NECROLOGIA

a

Después de penosa enfermedad, sufrida con
Ji\ entereza de un santo, dejó este valle de
lágrim as el
E mmo . S r . C a r d e n a l

Fr. Jóse de Calasanz Vives y Tutó.
de

N acido en S. Andrés de Llevaneras, (prov.
Barcelona) en 1854, entró en la Orden

tector y m odelo, y tenía sempre su retrato
en el escritorio. E l celo con que trabajó por
la causa le merece la eterna gratitud de la
Fam ilia Salesiana. Una prenda de ella fué el
álbum artístico que, encabezado por el Emmo.
Sr. Card. C asab as, Obispo de Barcelona, y
los Sres. M arqueses de Pascual y de Comi­
llas, le regalaron los Católicos españoles, con
más de 10.000 firmas.
Tam bién era el Ponente de la Causa del
Siervo de Dios D om ingo Savio, a quien lla­
maba « el modelo de la juventud presente,
el santito de pantalón y americana ».
Descanse en paz el exim io Purpurado y
desde el cielo ruegue por nosotros.

En Vigo murió

D. Manuel Pita y López
ilustre cooperador Salesiano. E ra
católico en
toda la extensión de la palabra: modelo de es­
posos, de padres, de ciudadanos, su vida fué vida
de acción y de lucha, pero lucha noble, generosa,
sin pequeñeces ni personalismos. Poseedor de buena
forttma, la empleó en fomentar la industria que
más necesitaba su región, en sostener el culto 5' en
fomentar la educación popular. Por esto, cuando
conoció la obra salesiana, la favoreció y fué un
excelente cooperador.

L a Obra Salesiana en Cliile ha perdido a una de
sus más insignes cooperadores en la persona de

Da. Juana Ross, v. de Edwars

Capuchina y profesó en 1872, ejerciendo en
lo sucesivo importantes cargos en su Orden,
tanto en Europa como en .América. Fué guar­
dián del Cojivento de Perpiñan, y a 19 de
junio de 1899 fué elevado por León X III a
la púrpura C a n len alicia , notable contrariedad
para su humildad profunda y bien probada
modestia, pero justo y merecido premio a su
ciencia y eminentes virtudes. Sabio teólogo y
escritor fecundo, com puso muchas y hermosas
obras en latín y castellano, repletas de sana
doctrina y perfumadas con el e.xquisito aroma
de un misticismo que recuerda a Sta. Teresa
de Jesús y a S. Buenaventura. R eligio so observantísimo. fué uno de los consejeros más
estimados de Pío X . Para los Salesianos fué
un verdadero Protector. E l fué el Ponente de
la Causa de Beatificación y Canonización de
nuestro Ven. Padre Don Bosco, hacia el cual
sentía tal veneración, que le llamaba su Pro-

Hablando de ella, dice La Unión: «Da. Juana
Ross... nombre al cual no puede agregarse ninguno
de los calificativas con que la galantería del pe­
riodismo suele acompañar el de las personas que
ocupan im sitio más o menos importante en la so­
ciedad, y que. aplicados a este nombre, serían como
adornos de papel sobre una estatua esculpida por
un gran artista: basta el nombre solo, pues él está
escrito en millares de corazones con toda la pro­
fundidad de la admiración y de la gratitud más
sinceras. '
Su nombre va unido a la Historia contempo­
ránea chilena: sembraba beneficios do quiera y
liacín sentir su benéfica influencia en la banca, la
administración, las letras, las artes, el periodistuo.
Sus riquezas eran, en verdad muy grandes. Pero
mayor era su corazón y su pobreza de espíritu. De
ellas se sir\*ió úiücamente para volar n la conquista
del cielo. Su recomendación constante era: ¡que
nadie sepa quién ha hecho esto, o dado esto!
Para los Salesianos fué una verdadera madre;
ella fué quien donó el magnifico colegio del Val­
paraíso donde se educan centenares de alunmos.

— 300 —
En Salvatierra (Guanajuato, Méjico), voló al
cielo la Señorita

Sra. Da. Benicia Sánchez,
Vurnóo (Colombia)
*
> Alejandñna Espinoza >
>

Margarita Niño.

ESPAÑ A.

Era la extinta modelo de virtud y por la bondad
de su corazón y por ios delicados sentimentos de
su apacible espíritu era m uy estimada entre su fa­
milia y amigas. Pué siempre entusiasta Coopera­
dora Salesiana desde el momento en que conoció
la Obra de Don Bosco.

Sr. D. Antonio M» Manrique, Arrecife (Canaria).
Sra. Da. Matilde Dulce, Cuenca.
> Manuela Ruiz

R. Sr. D. P. Antonio Viar, E l Pozuelo (Cuenca).
• » Pedro Bertrana, Harta (Canarias).
• » M, Martínez, Honeiterio (B.a<)ajoz).
Sra. Da. Leonor Martín, Osuna (Sevilla).
María P. Fernández López,
Sez Uta.
Dolores Cul>ero
María Alonzo v. de la Calzada
Luisa Coll V. de Suano
Mercedes Maritia,
ConcejKión Carreno v. de Prieto.
Sr. D. Luis Ramos y Serra
Ramón de la Seta y Lastra
Andrés Gil
José Pérez tle Guzmán
R. Sr. D. Manuel Romero
Sra. Da. Josefa Andriot v. de Ríos, Sanlácar de Barrameda.
R. I. P.

En Cartaya (Huelva), falleció la fervorosa coo­
peradora

Da. Luisa López de Pastor.
Fué celosísima e industriosa propagandista de
El Boletín Salesiano y de la devoción de María
Sma. Auxiliadora.

En Sucre (Boli\-ia) expiró

D. Celestino Lorenzetti
excelente cristiano y gran admirador de la Obra
Salesiana y por lo tanto, devotísimo de María
Auxiliadora. Lloran su muerte no sólo su familia,
sino también los huerfanitos por él beneficados y
cuantos le trataron y conocieron.

Cooperadores Salesianos difuntos*
A M E R IC A .

Sr. D. Elias Maralos, Belén (Nicaragua).
Sra. Ua. Presentación VallecillaCali (Colombia).

> Etelvina Marmolejo
»
>
*
> Dolores Perlaza de Jaramtllo ■
>
Sr. D. Florentino Ramírez
»
»
Sra. Da. Carmen v. de Olmos, Córdoba (Argentina).
» > Pilar Peña
Granada (Nicaragua).
» » Gertrudis Guillen
»
»
Sr. D. Mariano Argüelio
>
»
* » Francisco Agredo
Jimia (Colombia).
Srta. María Cruz Acosta
*
»
Sra. Da. Isidra Vado, Nandaime (Nicaragua).
> > Luciana Mancilla, P. Tejada (Colombia).
»
> Mariana Pinargote, Rocafuerte (Ecuador).
>
> Ramona Morante, 5. Vicente (Colombial.
Sr. D. Bernabé Serrano
»
»
* > Tannino Estrada
5. Marcos (Nicaragua).
* > José L. VillaTicendo
• » Ciríaco (Campos)
Sra. Da. Macedonia Velázquez
*
» Teresa C. de Garda

• Ester A. de Campor

> Catalina Uñarte
>
> Macedonia Mejía

» María C. de Márquez
Sita. Carmela Moneada
> Gregoria Villavicendo
Sra. Da. María Jesús Becerra, Yumbo (Colombia).
>
1 Isabel Sánchez
>
»

MEMORIAS BIOfiRÍlFICAS
D E M O N S . L U IS L A S A G N A
CAPITU LO LI.
Después de ios con uelos, la prueba — Llegada de
la triste noticia a Turin — Féy dolor del Sucesor
de D. Bosco — Unánimes pésames - Cuatro Re*
públicas Americanas de luto — Conmovedor epi*
sodio en Queluz — ¡ Cuánto le amaban! — El mejor
consuelo — Oraciones y sufragios en América y
en Italia — Noble porfía — El más hermoso mo­
numento.
Será memorable en los anales de nuestra Pía
Sociedad el año 1895, sobremanera fecundo en
faustos acontecimientos. Entre ellos nos compla­
cemos en notar el primer Congreso de Cooperado­
res celebrado en Bolonia, que por el concurso de
distinguidísimos personajes y por las muestras de
viva simpatía dadas a nuestra Congregación fué
por alguien llamado un triunfo de las Obras de D.
Bosco; en segundo li^ ar el encumbramiento a la
dignidad episcopal de otro Salesiano destinado a
una importantísima misión en el Vicariato de Mén­
dez y Gualaquiza cen el Ecuador; por último
el I® de noviembre se había realizado felizmente
la
numerosa de las expediciones de misione­
ros hechas hasta entonces, acaudillada por el ter­
cer Obispo Salesiano. Monseñor S a n ti^ o Costamagna. Llena de gratitud é inmenso júbilo la fa­
milia Salesiana. daba sentidas gracias a Dios por
tan señalados favores, cuando al anochecer del 7
de noviembre llegó por tel^ rafo a Turin el anun-

— 310 —
cío dcl desastre de Juiz de Fora que la sumió en
la más profunda consternación.
A l j)rinci¡)io no se le quería prestar fé. Aquel
intrépido misionero que a pasos agigantados re­
corría el Nuevo Mujido dejando plantados en su
camino como otros tantos jalones los institutos y
las obras de religión y de progreso; aquel misio­
nero que lumca decía basta, cuya mente fraguaba
todavía tantos proyectos asombrosos para ganar
almas a Dios, para salvar a la juventud ¡x)bre y
desvalida; nqticl Obispo en cuyo apostolado tenía
cifradas tan halagüeñas e.«peran/as el mismo Su­
cesor de Cristo; aquel apóstol, que estaba aún en
la plenitud de .su actividad y de sus fuerzas, no de­
bía, no podía morir. Ma.s al cabo fué lance forzoso
reconocer la realidad de tan inmeasa de.sgraeia.
Ivl venerado i ’. Rúa estaba en l'oglizzo CauavéJ
en medio de los jóvenes seminaristas que con el
estudio y la oración se están formando para la vida
snle.siana. Creyóse oportuno que un Siqjerior de los
lu^s anciano.s, el P. José I/azzero, se trasladase u
aquel punto y tratase de preparar su paternal co­
razón ])ara el golpe tremendo que iba a recibir. K1
virtiuKiO sacerdote, nuestro Superior, siempre ín­
timamente unido con Dios, y acostumbrado de.sd.*
antiguo a acatar a ojos oeiTados las disposiciones
de la admirable Providencia, apenas hubo leído
el telcgriuna levantó los ojos al cielo, y prorrunmj)ió en la.s palabras de Job: Domivus deáit. Domuu'.<
abstulit; sU uotneu Domini tmcdicUon (i): < 1:1

Señor nos lo dió, el Señor nos lo (¡uitó: bendito sea
el nombre del Señor *. Sin embargo, ctiánto le
costó el sacrificio, lo vemos por la carta que en
aqxiel iiestantc mismo escribió a todoa sus queri­
dos hijos:
« Da congoja c|ue a vosotros mismos, oh hijos
queridísimos, os cairsará este aciago anuncio, os
dará una idea de la inmensa angustia cjue .sintieron
vuestro Rector Mayor y los <lcmás miembros del
Capítulo. Y lo que más aerccicnta nuestra pena es
el ignorar lo.s ponnenores del desastre, porque, las
cartas que nos los darán a conocer no nos llegarán
hasta fines de noviembre. |Qué largos nos hmi de
parecer estos días! »
Duego bosquejaba brevemente los preciosas do­
tes del extinto, y continuaba: « Este es en verdad
el caso de aixilar a todos los sentimientos de nues­
tra fé y de nuestra piedad para no dejamos abatir
para pronunciar generosamente el fiat de la resig­
nación y adorar los incxcnitablcs decretos de la
Providencia de Dios. Aun en el momento (¡uc
aflige a nuestra Congregación, É l no deja de amarla,
por tairto pat vohmícis tua: Dominus dedit, DomiHus abstuHt, sit nomen Domini bcneáictum. Fiel
trasimto de D. Bosco, Mons. La.sagtia cayó en la
brecha, fvié víctima de su ardentísimo celo por la
salvación de las almas. Dios infinitamente miseri­
cordioso, justo apreciador de la labor apostólica de
su Misionero quiso, así lo es^KTamos, apresurarle
la recomi)cnsa de su gloria ♦ . Termina la carta pi­
diendo oraciones y sufragios por las victimas del
desastre.
(l) Jos. 1, 21.

E n tan triste coyuntura fué mi bálsamo suave
para el corazón del Superior y los de todos sus hijos
la porfía de tantos distinguidos personajes que asociáiido.se al duelo de la Pía Sociedad Salesiana, se
desvivieron por mitigar su quebranto. Entre los
primeros en cumplir esta piadoso oficios ha de ser
contado Mons. David de los Condes de Ricardi.
Arzobispo de Turín, el cual, así como no había
puesto limites a la bondad de su corazón en acoger
y agasajar a Mons. Lasagna recién consagrado;
asi también experimentó un dolor sin medida al
saber la muerte de la ilustre víctima, y fueron
iiimmierables sus desvelos en consolar los desolado.s hermanos de atiuélla. Tenemos a la ^ñsta
muchas cartas de Obispos y Cardenales que re-’
fiejan toda .su caridad al par que sus elevadísiinos
.sentimientos re.specto del desastre de Jiuzdc I'ora.
Todas ella-s, al paso que infunden el m á s dulce
consuelo a los afligidos liijos de D. Bosco. cifran
en aquella catástrofe los más halagüeños pronóstico.s en faA'or de las misiones regadas con la sangre
de las víctimas. Ami desde Roma nos llegaron pre­
ciosas condolencias y se nos aseguró que el
r.<eón X III quedó conmovido y pesaroso al saber la
muerte prematura y repentina del Obispo de Trí­
poli y rogó por su eterno descanso.
lamentado que fué en América el súbito des­
aparecimiento de este generoso apóstol y las con­
dolencias que recibieron los superiores locales, no
es fácil expresarlo. Cuatro Repúblicas a un tiempo
le lloraron amargamente: los presidentes de la
República Argentina, del Uruguay, del Paraguay
y del Brasil se apresuraron a exjjresar la ^•iva parte
que ellos y sus Estados tomaban en aquel gran
duelo, añadiendo que en la muerte de Moas. Dasíu'iia deplorab.in la pérdida (.son sxus mismas pa­
labras), de un espíritu conciliador, de un apóstol del
progreso, de un regenerador del país. I^a publicación
de estos documentos fonuaría el más cumplido
elogio dcl Obispo Misionero Salesiano.
No hemos de pesar en silencio la escena que su-,
cedió en Queluz, ciudad a xm kilómetro de Lafayette. Nos la cxxeuta el Rev. Padre D. A. FaitSon, Vicario h'oraueo local.
Mons. Easagua halna anunciado su llegada y el
Vicario qxiiso tener la honra de darle hospitalidad
a él y a toda la iimnerosa comitiva. Por tanto, el
6 de noviembre hacia las 4 p. m.. el Vicario, los
jueces dcl tribunal, todas las autoridades locales y
uu gentío üuueiiso con dos bandas de nxiísica se
dirigieron a esperarle a la estación. Se habían puestoatalayas que dieran la .señal para (jue a la entrada
del Obispo en la ciudad se echasen las campanasa vuelo, se disparasen los morteretes, se encendiesen
los fuegos de artificio y se difundiesen por aquellos
campos las festivas notas de los instrxuueutos
nmsicales.
A l llegar a la estación se les anxmció, si bien con- •
fxisamente, que el tren venía con algxín retardo, pri­
mero de una hora, luego de dos y finalmente de
cinco, sin que se les indicara la caxisa. Todos que­
daron asombrados y pesarosos. El Vicario teniendo
en cuenta el tra --tomo ejue acarreaba al inmenso tro­
pel de gente el aguardar por tan largo tiempo de

1
-

311 -

noche y a campo raso y más aún con la incertidimibre de si llegaría ó no el tren, envió dos tele­
gramas a Mariano Procopio preguntando si hal-ia
pasado el Obispo Salesiano. No obtuvo respuesta.
Este ob.stÍnado silencio de los empleados era bien
triste señal: sin embargo aquella buena gente no
se descorazonó: continuó esperando hasta sentarse
fatigada en el suelo y entregarse al sueño allí
mismo al raso; de manera que todo el terreno cir­
cunstante estaba sembrado de cuerpos humanos.
Finalmente, á las dos de la manana, se oye el
silbido de una máquina; todos se ponen en pié
como movidos por un resorte, y los músicos
forman filas y dan aliento a los instrumentos. Pero
jopié amargo desengaíio! Detiénese el tren, y ti
jefe conductor Oscar Gonzaga se presenta y anun­
cia bruscamente que el Obisp>o ha muerto. Callan
las bandas, y toda acjuella multitud, con las lá­
grimas en los ojos, en profmido silencio, vuelve a
la ciudad. Llegan a tiempo para avisar que cese la
música; pero las casas están ya iluminadas e ino­
centes niñas prontas con canaríillcs en la m am
para esparcir flores al paso del ObLspo. }Qué tenible contraste entre aqxiella fiesta exterior y el
dolor de todos los corazones! Al amanecer, la
iglesia está llena de pueblo que ha acudido triste­
mente a rogar por el eterno descanso de las vícti­
mas del enorme dcí-astre. I-os ciudadanos de Qi:eluz no habían tenido la suerte de conocer a Mon<5.
Lasagna, ¡y sin embaígo ya le amaban tanto!
Como escribe el celosfrimo Vicario, a la mente de
todo.s sxu? feligreses parecía que se prcscutalDa la
amable aparición de los mártires de Juiz de Pora
ceñidos de fúlgida aureola para exhortarlos a la
resignación en el mismo instante en que ellos qxierían demandar justicia. Parecíales que les decían.
La sangre de los mártires es semilla de cristianos,
y la que nosotros liemfKj derrama.lo en esta tierra
hará surgir una éra de gracia y de bendición para
todo el Brasil.
Pero mucho m¿s que las condolencias consola­
ron a los Salesianos las plegarias y los sufragio.--,
hechos por los queridos difuntos. Se comenzó en
lodos los pueblos, en todas las ciudades donde exis
lían institutos salesianos. I.os hennanos y aluimio.>
>e \ieron rodeados de mía numerosa falange de
Cooperadores Salesianos que acudieron también
a rendir a las víctimas de J uiz de Fora el supremo
tributo de religioso afecto. Y este piadoso sentiDiiento fué tomando creces: muchísimas ciudades
de Italia, del Brasil, del Uruguay, del Paraguay
y de la República Argentina quisieron protestar
al mártir Salesiano su veneración y su cariño con
solemnísimos fmierales, lo que si redundó en honra
de los promotores, es al mismo tiempo la prueba
más evidente de la gravedad de la j>érilida sufrida.
Merece ser mencionado ante todo el funeral de
cabo de «¡prnann oficiada el 12 de noviembre en Jui/.
de Fora. Harto afligida estaba aquella jx>blación
para contentarse con la sola ceremonia religiosa
celebrada en ocasión de la sepultura y en presenda
de los cadáveres. Volvióse, pues, a recoger en el
templo devota y süendosa para obtener que, si
aquellas alma»; habían ccmtraído alguna maucUia

por las debilidades inevitables en la peregrina­
ción terrenal y se hallaban por tanto en el lugar
de pena, fuesen pronto libertadas y hechas digna.s
del acatamiento de Dios.
Sobremanera espléndidos fueron los fimerale.s
celebrados en Mariana. Río Janeiro, I/>rcna, vSan
Pablo y NicÜieroy. E n esta última ciudail Mon­
señor Raimundo da Silva Brito elogió la vida del
Obispo Salesiano con una oración fúnebre tan her­
mosa que aiuneutó en los oyentes el desconsuelo
de verse tan pRanalurmnente privados de .su tunada
persona y de .su fnicluosísimo aix)stolado.
La capital del Vniguay no jxídía dejarse vencer
ix)r ninguna otra ciudad en lionrar al apóstol salesiaiio, como qniera que ella era la que nuls había
gozado de los beneficios de su inagotable caridad.
Al salir la concurrencia de la iglesia catedral, des­
pués de las solemnísimas exequias, se le di.stribuyó
una hojita inemorándmn, con el retrato del ve­
nerando exünto y en el reverso una inscripción
en (¡ue estaba bellamente bosquejada su laboriosí­
sima \nda.
Entre las funciones fúnebres celebradas en Ita ­
lia en sufragio de las víctimas de J uiz de Fora, la >
que se realizaron en Turm en el Santuario de Valdocco sobrepujaron notablemente a los demás en
la grave y solemne majestad de las ceremonias, en
la riqueza del aparato, cu lo escogido de la nnísica.
Convem'a que tal fuese porque el Oratorio de S.
Francisco de Sales es la casa solariega de la Con­
gregación Salesiana, la jialestra donde el malo­
grado Obitpo .se ha’n'a adie.strado en la virtud y
armado para las luc’ias del misionero y donde se
había encendido ea u ¡la l luego divino que despué.s
llevó adonde (jniora (;uc !c- guió la mano de la Pro­
videncia. rontificó s(;lemncmcnte el .\rzobisix) dv
Turín, Mon.s. Ricardi, a.sistido jK>r canónigos de
la Metropolitana y cir andado ^xir Mons. Basilio
Leto, obispo de Samaría y Mon.t. Juan Bautista
Bcrtagna, obispo de Cafania-ám. Fué oída con re­
ligioso silencio la oración fúnebre, ])iado.so tributo
dcl cual se quiso encargar al autor de estas i>ágilias el cual, teniendo [»rescntes a las víctimas salesianas se j)reguntaba angustiado: « ¡Quomodo
rcadtrtvif forUs! (i) ¡Cómo cayeron lo.s camj>eones! •>Y concluía: <Qné será de las Misiones del
Brasil? • Oíd. Habiendo perecido con miserando
fin aquel!o.s invictos campeones, los hijos de
Matatías, pensáis que ha de quedar sin defensa y
sin baluarte el pueblo de Dios. Pues bien: el altí­
simo mausoleo de piedras talladas que encierra s il s
cenizas, que podrá ver.se desde el puerto de Jope
y desde todas las cimas de la Judea, aquel mau­
soleo será un ardiente hogar en el que todos los
pechos se encenderán en denuedo y valentía; cada
soldado de Judá se convertirá en un héroe y la
patria será salva.
* E l nuevo campeón del pueblo de Dios, Mon­
señor Lasagna, ha caído; pero a su tumba venerada
y bañada en llanto los misioneros del Brasil irán
a encender su celo, a buscar denuedo, a cobrar nue­
vas fuerzas, a aprcndci la verdadera fortaleza. De
( j) H , R e ¿ . I, IQ,

-

S I* -

Mons. Lasagna como se aprendió a vivir, así se
aprenderá a morir. I<a muerte no es para él ni para
sus bravos conmilitones ni desolación ni extermi­
nio, porque ellos gozan de la eterna paz: Aestiniata
est affliclio exitus illorum ei quod a nobis est iter,
exterminium: illi autem sunt in pace (i).
» Por tanto, para volver al punto de partida,
¡oh! no será nunca que yo diga con David; Motiies
Gelboe nec ros nec pluvia venianl super vos (2):
Montes dcl Brasil, ni rodo ni lluvia caigan sobre
vosotros, porque allí murió el amigo de mi corazón!
Más bien, aquí jiostrado á vuestros pies, clamaré:
O ran Dios, como llovió sobre aquella tierra la san­
gre de vuestro fuerte, intrépido Misionero, así
lluevan sobre aquellas florestas vuestras miseri­
cordias. Senos acepto el suave olor de aquel holo­
causto que allí fué consumado: cúmplanse presto
los votos de Mons. hasagna; que aquella tierra que
fué el altar de este sacrilicio, se trueque en tierra
de bendición, en tierra de santos. Fiat, pat! <*
Con las cinco rituales absoluciones al féretro
terminó la triste ceremonia. Sobre la puerta de la
iglesia se leía la siguiente inscripción dictada por
el Salcsiano Dr. Don Francisco Cerruti; Im eteryia
Im de los ciclos —p resplandezca para el ahna bendita
— de — Alons. Luis Lasagna — Obispo titular
■ de Trípoli — y — Superior de las Casas Salesianas
del Uruguay y del Brasil — A quien henchido del
‘Celo de la gloria de Dios y de todo corazón para el
bien de sus semejantes — un fatal desastre — allá
en el mismo campo del heroísmo, de la fé y de la ca­
ridad — arrebató cuando apenas contaba cuarenta
y cinco años cem denodados compañeros — el G de
noviembre pasado — a nuestras esperanzas y a
nuestro awjor. — Oh generosos adalides de Cristo —
Velad desde lo alto por nosotros — hasta el dia en que
■ la divina Bondad nos reúna a todos en el Paraíso.
También es de esencia de la historia el hacer
•mención de los sufragios celebrados en la catedral
de Casal Monferrato, a cuya diócesis pertenecía el
•Obisi» de Trípoli, líl Obispo Diocesano Mons.
Pablo María Barone, después de haber asistido
pontificalmente a la misa de liequiem, tejió el
elogio del glorioso extinto. Su discurso conmovió
a todos los oyentes (juienes, al oír su viva pintura,
■ creían contenqilar aun el sembhuite risueño del
malogrado nu.siouero y hallarse a .su lado en sus
apastólicas i)eregrinucioues. Esta oración fúnebre
{X)r buena .suerte fué dada a la imprenta y entre
las compuestas en lengua italiana es. a no dudarlo,
la má.s feliz y la nuis digna de ser comx'ida.
Pasando en silencio los stilenmes fxmerales íjue .se
realizaron xai Palenno, Marsala, Mantua. Novara,
donde con la intervención de los resj>ectivos obissjK>s se celebraron sufragios por Mons. Easagna.
uo de otra manera que si se tratase de un Prelado
diocesano, terminaremos indicando el que se ce­
lebró en Montemagno su patria.
Ofreció el sauto sacrificio el Vicario l'oráneo D.
Tonuls Camera que con el alcalde caballero Dr.
K inetti y con el municipio había organizado la dc>
(i> Snp. IH. .í,

íaj II, Reg. l, 21.

vota función. Promuició ima elocuente y terní­
sima oración fúnebre el Teólogo Gatti, Párroco de
Solonghello. La solemne ceremonia dejó una profimda conmoción en todos los buenos compatriota
del llorado obispo y fué la más espléndida prueba
de piedad, de veneración y de afecto que pudieron
tributarle. E l año sigrdente, en el segimdo aniver­
sario del choque de J uiz de Pora, su pueblo natal
quiso otra vez rendirle solemne homenaje de
duelo, inaugurando después de la misa fúnebre su
busto de mármol que reprodee acabadamente su
fisonomía. I/éese debajo de él esta inscripción
Piadoso recuerdo de Mons. Ltiis Lasagna — De la
Pia Sociedad Salcsiana — Obispo titular de Trípoli
— Nació en Montemagno el de marzo de.iS$o —
Murió en el Brasil victima de su celo — el dia 6 de
noviembre de 1895 — En vida fué la admiración
de cuantos le conocieron — Mereció en su muerte
llanto universal — E l clero y el pueblo de Montemagno — concordes le dedican este monwnento —
— 6 de noviembre de 1896.
Fué también generoso pensamiento de sus con­
terráneos el hacer trasportar del Brasil sus mor­
tales despojos y custodiarlos celosamente en la
iglesia parroquial. Pero este loable proyecto no
pudo llevarse a cabo por la oposición que se le sus­
citó en el Estado de Minas y en el Brasil entero.
« A nosotros nos pertenece, escribía el diario 0
Apastólo. L a Providencia dispuso que aqm‘ \-iniese
a morir el gran Apóstol del Brasil. A nosotros nos
han sido encomendados los cuerpos de Mons. La.sagna y sus compañeros, mártires de la caridad, y
nosotros sabemos a(¡uilatar en su justo precio
estos sagrados tesoros. Jamás pennitiremos que
sea turbado su descanso para llevarlos a Monte­
video, ni aun a sri pueblo nativo. También San
Antonio nació en ILsboa, pero sus restos morta­
les. sus relicjuias, su preciosísima lengua, ¿dónde
e.rtán? Allá donde pronunció la última palabra,
en Padua. ¡No, januísl Mons. Lasagna nos perte­
nece ; es nuestro por derecho divino y humano.
Nosotros también sabemos amar a los santos y ve­
nerar a los héroes de nuestra santa religión ».
¡Noble porfía en verdad y bien digna del Obispo
que era objeto de ella!
Fallido este su vi\nsimo de.seo, los de Montema­
gno (luisieron perpetuar la memoria de su escla­
recido conterráneo con mía obra acertadísima y de
gran utilidad para todo el pueblo. Por iniciativa
del celosísimo Vicario Foráneo Rev. .P. Rossetti,
recolectaron ofertas, recurrieron a los amigos
>• admiradores del ilustre extinto y lograron com­
prar mi terreno en el cual esperamos que se ele­
vará cuanto antes un oratorio festivo con sus es­
cuelas diurnas y nocturnas. E s bien justo que la
memoria de Monseñor Lasagna viva peremie en un
oratorio, pues numerosos y florecientes fueron los
que p»or su inciativa se levantaron en las remotas
comarcas de América.
{Continuará).
Con aprobación de la Autoridad Eclesi istica:
Gerente: JO SE GAM BIN O.
Establee. Tip. de la S. A. Int. de la Buena Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176- TURIN.