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AÑ O X X V III - N. 9
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S etie m b re de 1913
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Roletín $al($iano
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Edición de España
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Turin — V ia CoUoIengo N. 32 .
SUMARIO.
La candad ea la educación. X I ...........................229
Las Fiestas Jubilares de la consolación delalgle*
sia dedicada al Sgdo. Corazón de Jesús en Roma 23a
Las Bodas de Plata de la Obra Salesiana en Chile 236
De n u e s t r a s m is io n e s . — India: Orfanotrofio de
Tanjore. — Congo Belga........................................240
Libros regalados a nuestra Redacción......................242
Tesoro espiritual . . . .
243
E l C u lto
de
& X^O
^ < 70 ^
Ma r ía
0
a u x il ia d o r a :
Ó
X.as ñestas
de nuestra excelsaF a lro n a .....................................244
Gracias de María.\uxiliadora.................................... 246
P o r e l m u nd o s a l e s i a n o : El suce.sor de D. Bosco
en España: Baracaldo, Huesca, Sarrtd, Gerona —
Asociación de Exalumnos:
Collesalvetti,
Buenos Aires — Xoticras varias: Matará, Sarrid,
V i g o .......................................................................248
Necrología.................................................................. 256
I^a carid ad en la educación
X I.
De la inocencia a la virtud, (i)
ESDE el 24 de junio de 1870,
viene repitiéndose todos los
años en el Oratorio de Turin
una de esas escenas características de
la pedagogía salesiana, que son fenó
menos de la ley intrínseca que regu
laba las relaciones espirituales entre
D. Bosco y sus alumnos; ley que es fun
damental en el sistema de D. Bosco:
la ley del amor. Y como esto nos da
pie para reanudar nuestro modestí
simo estudio sobre la caridad en la edu
cación, comenzaremos por relatarla.
Este año se verificó el 29 del mismo
mes, onomástico de nuestro amadísimo
Superior General, Don Pablo Albera;
y no por ser de todos conocida,
ya que se repite cada año, deja de
i>) V. ei número del pasado abríL
conservar todo su profundo signifi
cado educativo y su encantadora poesía.
En el salón del Oratorio se presentó
ese día una comisión de los antiguos
alumnos de Turin, y de otras pobla
ciones vecinas, para felicitar familiarmente al Sucesor de D. Bosco, y ofre
cerle el homenaje anual de afecto y
gratitud, que por vez primera ofrecie
ron a Don Bosco el 24 de jimio de 1870.
Allí, como en una familia que se
reúne el día onomástico del anciano
abuelo sin formalismos de ningún gé
nero, el corazón y la sensibilidad de
cada uno encuentra la forma personal
única, para exteriorizar el propio sen
timiento, sin las trabas de etiquetas
embarazosas; el abuelo soltando tam
bién la esclusa en que las llamadas
conveniencias sociales retienen al afecto
paternal, abre de par en par su cora
zón a los hijos, y a hombres, y nietecitos
que vió crecer a su lado.
— 230 — .
A nuestro humilde parecer esos son los
triunfos decisivos de la caridad pedagó
gica de D. Bosco; el educador que ha lo
grado eso, puede ser que haya desfigu
rado la personalidad del alumno al
hacerlo semejante a sí, pero no se puede
negar que ha sabido esculpir en el alma
de aquél el ideal que pretendía. Ese lazo
dulcísimo, que ha ido tejiendo durante
años y años de abnegada solicitud con
afectuosa perseverancia y ahora une
definitivamente los corazones, no puede
ser efecto de un sistema equivocado;
tiene que ser el resultado necesario
del método racional, único, que co
rresponde a la naturaleza racional del
niño, y cuya base es la cristiana caridad
aplicada a la escuela.
Pero pasando en silencio otras re
flexiones que el hecho sugiere, queremos
recoger algunas frases que el Sr. Rossi,
ex-alumno encargado de dirigir al
P. Albera el saludo familiar colectivo
en nombre de sus compañeros, sin que
ello obstase para que los otros dijeran
lo que les pareciere, mediante esa deli
cada libertad con que conversan padres
e hijos; porque esas frases aluden al
gran obstáculo de la cristiana educa
ción, mejor dicho, a la crisis inevitable
en que ha de acrisolarse, probando
si en realidad ha sido lo que debiera
ser.
« En efecto, decía el Sr. Rossi, la
Obra de D. Rosco tiene por objeto
librar a la juventud de los peligros que
la amenazan y encaminarla por la
senda del trabajo y de la virtud. Pero
desgraciadamente lo hace durante po
cos años ; y después de éstos, esta pobre
juventud vuelve de nuevo a verse
abandonada a sus propios recursos,
nuevamente expuesta a todos los pe
ligros del mundo ».
¡Y en qué época! añadiremos nos
otros! Cuando le es más necesario el
apoyo de los superiores, cuando necesi
ta más de su amorosa pre\nsión; de
los 14 a los 20, cuando el adolescente
ha perdido la alegre inconsciencia dd
niño y comienzan a formarse en él las
ideas madres acerca los hombres y de
las cosas; a esa edad en que desapa
recen los encantos de la niñez y no
aparecen aún las cualidades viriles,
período de transición crítica donde
naufragan tantas esperanzas, porque
la moral y el carácter pasan entonces
por la prueba del fuego. Además, una
gran parte de esos bisoños adolescentes
comienzan a trabajar, comienzan a
engolfarse en los quehaceres y negocios
de la vida, examinando hechos, no
principios; entonces han de resolver
a sus solas, entre todas las incertidumbres y exigencias de la vida práctica,,
por medio de una lenta y dolorosa
experiencia, el gran problema, del cual
dependen la felicidad relativa de esta
vida y la eterna de la otra; aquel pro
blema práctico que San Ignacio hace
seguir al problema fundamental de la
existencia humana, el del fin, como su
consecuencia inmediata, a saber: el
uso que debemos hacer de las criaturas.
Entonces, al recibir el joven el primer
dinero que ha ganado con su trabajo,
cuando se da cuenta de que aquello
que sirve para tantas cosas es suyo, lo
produce él por su propio esfuerzo, se
esbozan en su mente mil cuestiones
sociales y morales íntimas: ¿Qué hago de
esto? ¿será verdad que esto se compra
todo? ¿cómo podré ganar más? ¿qué ha
hecho fulano para aiunentarlo? ¿voy
a matarme trabajando, para que mi
trabajo sirva a otros de provecho?
y a que me engañan para eso, ¿podré
engañar yo a otro?.....Podríamos mul
tiplicar las preguntas y después irlas
transformando en estas otras más gene
rales: ¿Para qué deben servir las rique
zas? ¿lo principal es ser rico? con tal de
serlo, ¿qué importan los medios? jMira
cuantos hay que se la j>asan muy bien,
sin que nadie se meta a pregimtarle
231 —
por qué lo son! ¿Cuál es el fin del tra
bajo? ¿es prudente ser oveja en medio
de los lobos?.....
Puede ser que estas y otras dudas
no se presenten al adolescente con toda
claridad; pero de un modo u otro se es
bozan, como dijimos antes, y bien se ve
cuán difíciles son de resolver aim en
teoría; pues sólo el Hijo de Dios osó dar
una respuesta categórica que el mundo
no puede aún o no quiere comprender;
y por lo mismo, el verse el joven solo
en medio de ese mimdo, y debiendo
luchar él también por la existencia y
hacer frente a las necesidades morales
y materiales que lo amenazan, se en
cuentra en una situación tan compro
metida que no hay palabras para ex
presarlo. Suponiendo que recuerde lo
aprendido a los 12 años en la escuela,
aquella enseñanza no resolverá sus
actuales dudas; porque, aparte de que
toda aplicación concreta de un prin
cipio moral es difícil, las respuestas
a estas preguntas. deben darse según
la edad y condición del que las h ace;
la realidad ha suministrado al ado
lescente datos y dificultades que antes
no previa, y necesitan aclaración; tam
poco se trata en este caso de decorar
un precepto, sino de practicarlo con
gran sacrificio, para lo cual el joven
necesita aliento.
Y no hablamos de otros peligros más
inevitables aún en que la inocencia
pasa a ser virtud costosísima, si es que
resiste a la prueba; porque pasar en
ese período de los 14 a los 18, del am
biente de un colegio salesiano, por
ejemplo, al ambiente de una fábrica,
taller u oficina, donde los dos sexos
andan revueltos en peligrosísima inti
midad, cuando no en procaz desenvol
tura, es poner la castidad del adoles
cente en im compromiso del cual sólo
una virtud heroica y bien acendrada
podría escapar ilesa; y no se puede
exigir que un pobre muchacho de 17
o 18 años sea un Sto. Tomás o un S.
Jerónimo.
Por eso añadía, dicho ex-alumno,
con un tono de melancólica persua
sión: « Nosotros esperamos que la
mayor parte sabrán conservarse bue
nos; mas en tanto la experiencia de
muestra que los primeros años de li
bertad dejan huellas bien tristes en
nuestra alma; y por lo mismo necesitan
estos mozos asistencia continua y amo
rosa que los redima de cualquier calda ».
¡Ah, sí! ¡Que los levante, ya que la caída
es muy probable; y, si es posible, evi
tarles la caída!
L a educación postescolar, que entre
nosotros se continúa medio de las
Asociaciones de antiguos alumnos,
tiene una trascendencia tal que se la
puede comparar a los cuidados que
exigen las plantas después de sembradas
hasta que el fruto está recogido y se
guro en el granero. Los años de colegio
son años de siembra y nada más; el
período más expuesto viene después,
con los « primeros años de libertad »,
cuando la semilla sembrada debe en
raizar en el alma y la planta dar fruto.
Las consecuencias prácticas que para
padres y educadores se deducen de
esa triste experiencia, llenarían un
volumen bien pesado. No se reflexiona
bastante en la elaboración lenta y
penosa de las virtudes propiamente
dichas en que han de transformarse
los actos mecánicos del colegio; no sólo
por el cambio del medio, mas también
por la evolución interna del sujeto,
cuyas buenas costumbres más o menos
fáciles, impuestas e inconscientes, ad
quieren en esa época el sello de la
moralidad verdadera, llegando a ser há
bitos morales libres y sabidos, difíciles
de conservar y aún más difíciles de
adquirir.
Continuará,
— 232 —
Las Fiestas Jubilares
f¡
Durante los meses de mayo y junio tuvieron
lugar en nuestro instituto y parroquia del Sgdo.
Corazón en Roma las fiestas solemnes, con que se
conmemoraba el vigésimoquinto aniversario de
la consagración del hermoso templo, que fué,
por decirlo así, la última obra grande llevada a
cabo por nuestro venerable Fundador. L a mag
nífica iglesia, tan deseada por Pío IX , de santa
memoria, comenzóse bajo los auspicios de
León X III el cual mandó colocar la primera
piedra el 17 de agosto de 1879;
enor
mes dificultades que se encontraron, a causa de
las especiales condiciones del terreno, fueron
causa ¡)rincij)al de que los fondos recogidos se
acabasen pronto, cuando apenas las paredes
estaban al principio. E n tal estado de cosas,
León X III acudió á D. Bosco; nuestro ama
dísimo Padre, aunque ocupado por otras cien
obras, aceptó con gusto la ardua em presa; en
el breve espacio de 6 años la condujo a término,
y por más que le faltaran y a las fuerzas, quiso
asistir a la inauguración.
Ultim o ataje de D . B osco a Rom a.
Una página de D. J. B. Lemoyne.
Era el año de 1887. 1). Bosco <t la mañana
del 30 de abril — escribe D. J. D. Lemojme (l)
•— salió de nuevo para Roma. Varios hermanos,
el príncipe Czaitoryski y otros muchos señores
lo recibieron en la estación; en casa se leía un
letrero de este tenor; « Roma se alegra y rego
cija de tener entre sus muros al nuevo Felipe,
D. Juan Bosco ». Era el décimonono viaje que
hacía a Roma.
Las visitas que recibió fueron iunumerables.
Muchos príncipes de la Santa Iglesia, entre los
cuales estaban el Cardenal Simeoni, el Cardenal
<i) Vüiadel Ven. Sifrvo de Dios D . Juan Bosco,
por D . J . B. Lemoyne, S. S. Aprovechamos la
ocasión para anunciar a nuestros lectores que ha
salido ya en italiano el segumlo y úlimo volu
men de esta vida, única que reúne todas las con
diciones de autenticidad, ¿n ella no hiro otra cosa
el autor de las Memorias que compendiar los he
chos admirables de D. Juan Bosco, dándoles una
exten.sión acomodada a las exigencias de una vida
manual. Esperamos ver pronto su traducción es
pañola. que, según tenemos entendido, se ha co
menzado ya.
Bartolini, el Cardenal Laurenzi, el Card.
el Card. Aloisi Masella, d Card. Ricci-Parracciani, el Card. Verga, fueron al Sgdo. Corazón
para hablarle. También lo visitaron el Arzo
bispo de Catania, Mons. Cagiano de Azevedo, que
le dió 3.000 liras para el altar de María Auxi
liadora de la nueva iglesia; la Marquesa de
Vitelleschi, la Condesa de Caprara, la de Cattucci, la de Astorbristel, los príncipes de Doria
y otras muchas dé las familias más nobles de
Roma o allí residentes.
E l xo de mayo un seminarista dél Seminario
R-omano se le presentó para que le diera la ben
dición, con la esperanza de curar la sordera que
le molestaba hacía dos años. Lo acompañaban
muchos amigos, y el día después volvió con ellos
a darles las gracias por la curación obtenida. El
12 le visitó una señora que desde hacía muchos
años tenía un brazo paralizado. Habiéndole dado
la bendición, curó instantáneamente, y se fué
asombrada después de darle.500 liras.
L a tarde del 13 D. Bosco fué a ver al Padre
Santo. Una familia noble le había prometido el
coche; pero no habiéndolo sabido a tiempo, el
coche llegó tarde. D. M. R úa y D . C. V^lietti
lo ayudaron a subir a un coche de alquiler; des
pués de un trecho, el cochero observó que su
vehículo no podía entrar en el Vaticano porque
no tenía dos caballos. Tuvieron que bajar y
tomar otro coche; pero también éste, teniendo
el número de la ciudad, fué detenido a la puerta.
D. M. Rúa dijo que el coche conducía a D.
Bosco; y al momento lo dejaron pasar y la guar
dia hizo a D. Bosco los honores del saludo. Se
apeó en el patio de S. Dámaso, subió en el ascen
sor al segundo piso y fué conducido a la estan
cia privada del Papa. León X III le salió al en
cuentro sonriendo, no permitió que le besara la
sandalia, y mandó a Mons. Delle Volpe que le
acercase una silla. Monseñor la colocó un poco
distante del Papa; pero éste la puso junto a sí e
hizo que D. Bosco se sentara. Luego tomán
dole de una mano y apretándosela cariñosa
mente le dijo:
« — jOh querido D. Bosco! ¿Cómo está Vd.,
como está Vd. ? Y no le dió tiempo a responder;
sino que se levantó en seguida, continuando:
T al vez tenga V. frío, ¿no es cierto? Inmedia
tamente se dirigió a su lecho, retiró las cortinas
— 233 —
j cogiendo una manta, continuó: — E sta piel
de armiño me la regalaron hoy con motivo de,
mi jubileo sacerdotal. Quiero que V. sea el pri
mero que la use.
Y se la acomodó sobre las rodillas; luego se
sentó de nuevo, le tomó otra vez la mano y le
pidió noticias. E l Venerable, callado hasta en
tonces, por la emoción que estas atenciones le
causaban, respondió:
— Soy viejo. Padre Santo; tengo 'jo años;
este es mi último viaje y la conclusión de todas
mis cosas. Antes de morir quería ver una vez
más a Vuestra Santidad y recibir vuestra ben
dición. He sido escuchado y ahora no me resta
mente de la iglesia del Sgdo. Corazón que debía
consagrarse al día siguiente; luego concluyó enco
mendándole el grupo de cantores del oratorio de
Valdocco, los cuales, desde Genova adonde
habían ido para celebrar el centenario de Sta.
Catalina de Fieschi, se dirigían a Poma, para
dar más solemnidad con sus melodías a la fiesta
de la consagración.
E l Pontífice se mostró muy satisfecho de las
noticias que le daba; añadió que tenía gran deseo
de ver a sus hijos de Turín, y en efecto los recibió
en especial y amorosísima audiencia el 17; final
mente insistió en que se conservase el espíritu
del fundador en toda la Congregación.
ROMA — Orypo de ex-alomno8 que asUtleroo a las flealaa Jubllarea.
otra cosa que decir; Nunc dimütis servum tuum,
Domine, secundum verbum tuum in face. Quia
vidcruiit octtli mei saluiare tuum... Lumen a i reve¡(itionem gentium, et gloriam flebis tuae Israel!
El Padre Santo repuso: Y o tengo 6 años más
que \'d.; y por tanto haga cuenta de vivir to
davía. Mientras no oiga decir que León X H I-ha
muerto, esté tranquilo.
— Padre Santo, replicó D. Bosco. vuestra
palabra en ciertos casos es infalible y bien qui
siera aceptar el vaticinio; pero crea que estoy al
fin de mis días.
Después el Vicario de Jesucristo con benevo
lencia suma le pidió nuevas de sus niños, de las
casas y de la misiones; y por fin, le p r^ u n tó si
necesitaba alguna cosa.
D. Bosco respondió a todo y habló espeoal-
— Recomendad, recomendad a los Salesianos sobre todo la obediencia; decidles que conserv’en vuestras máximas y las tradiciones que
Ies dejéis. Sé que habéis obtenido óptimos re
sultados con la comunión y confesión frecuen
tes; pues bien, continud y h2w:ed que los salesianos continúen a su vez y recomienden a los jó
venes confiados a sus cuidados esta práctica sa
ludable. Lo que me interesa mucho también
indicaros a vos y a vuestro vicario es que no
seáis tan solícitos del número de los Salesianos,
cuanto de la santidad de ios que y a tenéis. No es
el número lo que aumenta la gloria de Dios; es la
virtud y la santidad de los socios. Por lo tanto,
sed muy cauto en aceptar nuevos miembros
para vuestro instituto; cuidad ante todo que
sean de moralidad acendrada. Y tomándolo de
— 234
nuevo por la mano, le rogó en confianza le dijera
alguna palabra acerca los futuros aconteci
mientos de la Iglesia. D. Bosco se excusó, obser
vando que el Padre Santo conocía mejor que él
la marcha de la cosa pública.
KI Papa insistió:
— No os pregunto acerca del presente, eso
lo sé yo también, sino del porvenir.
— ¡Pero yo no soy profeta! repuso el Vene
rable sonriendo. Sin embargo debió ceder y de
cir lo que sabía.
K 1 Padre Santo hubiera querido entretenerse
por más tiexnpo; pero D. Bosco, no queriendo mo
lestarle más, le rogó que dejase entrar a su vica
rio y secretario. Entraron, y D. Bosco le presentó
a D. ?1. Rúa. El Padre ^ n to exclamó:
— ¡Ves sois 1). Miguel Rúa, el vicario de la
Congregación? ¡Bien, muy bien! He sabido que
desde niño íuisteis alumno de D. Bosco. ¡Contimiad, continuad la obra empezada, y conser
vad en vos el espíritu de vuestro fundador.
— ¡Oh sí. Padre Santo! respondió 1). M. Rúa.
l'.speramos, con vuestra bendición, emplear hasta
el último aliento de nuestra vida en esta obra
a la cual nos hemos consagrado desde niños.
l'ué presentado después el secretario: y luego
cayó la conversación sobre el trabajo délos salesianos. D .Bosco decía que no hacía falta recomen
dar a sus hijos el trabajo sino la mod:* ación.
— jOh sí, respondió el Padre Santo; en todo se
requiere moderación!
— Padre Santo, añadió D. M. Rúa, nosotros
estamos dispuestos a obedeceros; pero sepa V.
S. que quien nos da en esto muy mal ejemplo es
1). Bosco mismo.
Rieron un poquito; D. M. Rúa pidió un in
dulto para facilitar los trámites de la acepta
ción de los nuevos miembros de la Pía Sociedad;
y el Papa, después de haber dado nuevas prue
bas de su benevolencia piua con I). Bosco y sus
salesianos, dió la bendición apostólica al Vene
rable y a todos sus hijos y alumnos y coopera
dores, es])ecialmente a los que habían concurri
do a la erección de la nueva iglesia.
l'n a vez fuera, el Siervo de Dios fue objeto
de las más delicadas atenciones y de los más
cortejes homenajes jxxr parte de las i>ersonas de
la corte pontificia que encontró a su paso, l'n
grupo de guardias suiztxs, le hicieron el saludo ;
I). Bosco exclamó sonriendo:
— ¡Yo no soy un rey: soy un pobre sacerdote,
ya jiboso. que no sirve para nada! No os mo
lestéis.
EUos dejaron sus alabardas y se acercaron a be
sarle la mano. Bajó D. Bosco en el ascensor al
patio de S. D á m a s o a llí encontró el coche del
Conde de Antonelli que lo esperaba, y volvió
inmediatamente al Sgdo. Corazón.
Aquella misma tarde se hizo la exposición de
las reliquias que se habían de colocar al día si
guiente en el altar, y el 14 de mayo el Emmo.
Card. Vicario consagró solemnemente la nueva
iglesia, estando D. Bosco presente.
Asistían con él a la ceremonia muchos ilus
tres personajes y durante la misa celebrada por
el párroco D. D. Dalmazzo se tocó el nuevo ór
gano. A las 5 hubo vísperas en que pontificó
Mons. Eenti, Arzobispo de Eida. Grande fué la
maravilla del pueblo y de las distinguidas perso
nalidades del clero y seglares cuando por vez pri
mera llenaron el hermoso templo. Todos decían
que era digno de Roma y de las nobilísimas tra
diciones del arte cristiana. Fué muy admirada
la estatua de Pío IX , del Sr. Gonfalonieri de
Milán, indéntica a la que hay en la iglesia de S.
Juan Evangelista de Turíii. L a memoria de
Pío IX era venerada con un culto profundo en
el corazón de D. Bosco.
Del 15 al 18 de mayo hubo misas y vísperas
pontificales, misas rezadas por Emmos. Car
denales y conferencias sobre las obras salesiauas en francés, español, alemán, inglés e italiano,
puesto que habían cooperado a la erección del
templo los fieles de muchas naciones. E l 18 y 19,
fiesta de la Ascención, pontificó el Emmo. Car
denal Parochi. nomine PoiUificis, es decir, en
nombre del Padre Santo, el cual había concedido
especiales indulgencias para todo el octavario.
E l 16 D. Bosco bajó a celebrar en el altar de
María Auxiliadora en la nueva iglesia. Más de
quince veces se le vinieron las lágrimas a los
ojos y con dificultad pudo continuar su misa,
D. C. Viglietti que estaba presente, debió varias
veces distraerlo de tan intensa emoción. Des
pués de la misa, la muchedumbre, enternecida
también a la vista de su piedad y de su asjxecto
achacoso, se le acercó a besarle la mano y io s '
sagrados ornamentos; y en cuanto entró en la
sacristía, le suplicaron los bendijese.
— Sí, sí, respondió. Y subiendo las tres gradas
que separan la primera sala de la segunda, se
volvió para bendecir: alzó la mano, y apenas pudo
repetir con voz temblorosa: Bendigo... bendigo...
y se echó a llorar copiosamente, se cubrió la cara
con las manos y fué preciso sacarlo fuera.
Este llanto impresionó tanto a los presentes
que muchos comenzaron a llorar también v que
rían seguirlo; pero por prudencia se cerraron las
las puertas.
Habiendósele preguntado luego por qué llo
raba durante la misa, respondió:
— Tenía delante de mí tan viva la escena,
cuando a los q ó 10 años soñé la Pía Sociedad, y
veía y oía tan bien a mi madre y a mis hermanos
discutir mi sueño, que no podía proseguir el
santo sacrificio.
II i
— 235 —
Fué esta la única misa que él celebró en la
nueva iglesia. Indudablemente jamás el re
cuerdo de aquél primer sueño debió presentársele
a la mente con tanta viveza. — A su tiempo
comprendrás todo — le había dicho la Virgen —
V el humilde pastorcillo de Becchi, después de
62 años de obediencia pronta y heróica a la
orden recibida, había visto claramente que la
misión que se le habían encomendado en la mñez recibía, con la consagración del templo
del Sgdo. Corazón de Jesús, la sanción más so
lemne. Comprendió entonces que el personaje
y la Señora, vistos en el sueño, no sólo le habían
Mstenido al fundar la obra deseada, más también
rom a
de aclamaciones y \-ivas a los que se unían las
jubilosas notas de la banda.
E l día siguiente, fiesta del Divino Corazón, ce
lebró la misa, distribuyendo el Pan eucarístico
a un gran número de devotos. Terminada la misa,
comenzó una serie interminable de visitas: eran
obispos, senadores, diputados, nobles patricios
que se alternaban todos los días para ofrecer sus
respetos al amadísimo Padre. La solemnidad
de María Auxiliadora, trasladada al primero de
junio, juntó en un solo homenaje el que se de
dicaba al Divino Hijo y el que se ofrecía a la
Madre Santísima. El primer día se cantó una
misa solemne jx>r el alma de D. M. Rúa, y de los
— Don Albora y la Directiva de lee exalunmoe.
habían coronado esta obra con una aureola de
gloria, mediante la consagración de un templo al
Corazón de Jesús en el centro de la cristiandad.
De este modo su misión personal estaba cuny
plida V su partida para la eternidad era inmi
nente... *
L a s fiestas.
Presidió las solemnísimas fiestas el Rvmio.
Rector Mayor, aunque sin descansar a penas de
su largo viaje por España. Llego a Roma el 29 de
mavo, entrando en el colegio en el momento en
que una númerosa muchedumbre, saliendo de la
iglesia, llenaba, atraída por la noticia de su
gada. él amplio patio cuyas hneas arquitertónicas relucían con millares de lámparas eléctri
cas. A l verle estalló una confusión indescriptible
bienhechores difuntos, y por la tarde Mons.
Salotti tuvo la conferencia a los cooijeradores,
que fué una síntesis lucidísima y elocuente de
la obra de D. Bosco en Roma.
E l domingo 8 de junio fué dedicado especial
mente a la reunión de exalumnos, que resultó
imponente por el número y cualidad de los
que concurrieron; la prensa romana habló de
ella como de un acontecimiento. D. Pablo Albera, al entrar en aquella aula abarrotada de
tantos amigos que había conocido de niños, a
penas podía contener su profunda emoción. Al
medio día más de trescientos le hicieron corona
de honor en tom o de los otros superiores, y los
artistas les proporcionaron a la tarde una hora
de agradabilísimo entretenimiento en el teatro.
E l día 12 hubo velada de clausura en la cual
n i
— 236 —
LAS BODAS DE PLATA
de la Obra ^alesiana en Chile.
Cotno hemos ya indicado en otro número, los
cooperadores de la República chilena han cele'
hrado el vigésimo quinto aniversario de la obra
salesiana con inusitado esplendor y muestras muy
visibles de la saiisfaccián que sienten por el bien
llevado a cabo en los cinco lustros que los Hijos
de D. Bosco llevan trabajando en su patria.
Creemos que será del agrado de los cooperadores
de España y de las otras repúblicas hispano ame
ricanas la lectura de algunos párrafos de la con
ferencia que con motivo de dichas fiestas dirigió
a los cooperadores chilenos el Sr. Inspector de la
Argentina, D. J . Vespignani.
V.
La táctica de D. Bosco en la fundación de sus
casas no variaba generalmente, era idéntica en
todas partes: en Italia como en España y Fran
cia. en la Argentina como en el Uruguay, en el
Brasil: mandar poca gente, poca en número,
escasa de valer, la única que tenía en aquellos
primeros tiempos, preparada de prisa: gente ge
neralmente infirma et sUdta según el mundo:
para que sus hijos entendiesen que no debían
gloriarse por el buen éxito de sus empresas, ut
non glorietur omnis caro in conspectu ejus, y para
que atribuyesen toda la gloria únicamente a
Dios. Así pasó con la primera fundación chi
lena. en esta ciudad de Concepción. ¿Los pre
liminares de esta fundación? No conozco sino
uno solo. Un día, a principios del año de 1887, ^
que os habla, hallándose en el colegio de S. N i
colás de los Arroyos, en la Argentina, recibió
un telegrama de Patagones firmado por Mon
señor Cngliero. D. Bosco, decía el telegrama,
te nombró director del primer colegio de Chile,
en Concepción: procura estar allá a principios
de Marzo: yo también estaré allá en la misma
época, pasando por la Patagonta y atravesando las
Cordilleras ; y para la fiesta de S. José, Dios me
diante, se inaugurará el colegio. Eso fué todo. De
manera que. era voluntad expresa de D. Bosco
que sus hijos viniesen a Chile: y ellos dóciles a
la voz del padre, el día 27 de febrero de aquel
año, salían de B. Aires en dirección a la Cor
dillera. para llegar a Santiago el 5 de marzo.
Formaban el pequeño escuadrón seis salesianos,
todos soldados rasos, verdaderos reclutas; pues
uno había sido reclutado en Paysandu (Uru
guay), otro en Patagones, otro en S. Nicolás de
los Arroyos, el cuarto en Italia, el quinto en
B. Aires y el último no sé donde. De los seis,
uno había al que los otros llamaban capitán
o director: pero que de capitán no tem'a sino
el nombre; era tan raso como los demás. Nada
os diré de las peripecias del largo viaje, pues en
tonces no se hablaba todavía del ferrocarril Tras
andino ; de los porrazos que los malos jinetes,
por culpa de las malísimas muías, se dieron en la
Cordillera: del cólera morbo que hallaron en
Santiago: de las dificultades que, por esta
causa, hallaron para pasar del Norte al Sur: de
los baños a vapor y a pistón, sistema P. Tadeo,
a los que tuvieron que someterse, no sé en qué
punto, para poder seguir su viaje; ni del reci
bimiento cordial, entusiasta, que tuvieron al
llegar a esta ciudad déla Inmaculada Concepción.
Lo que os diré es que al llegar aquí, hallaron una
casa, nuestra casa, es decir la.casa hecha por el
Señor Don Hesperidión Herrera, digna de los
huéspedes que venían a ocuparla: pobre, pe
queña, como lo eran ellos. Tan pobre era la casa
que no tenía más que cuatro paredes: tan pe
queña que no hubo modo de alojar a los 6 sale
sianos; y fué necesario pedir hospitalidad, por
bastantes días, al señor capellán de la Provi
dencia que lo era el mismo D. Hesperidión He
rrera, mientras se hacía habitable el Taller de
S. José. Pero si la casa era pequeña, en cambio
era grande, muy grande, tan grande como el
corazón de la donante. Señora Doña María
Urrejola de U., el terreno de que podríamos dis
poner con el tiempo, y no era pequeña ventaja.
D. Bosco mismo, por muchos años, fué mucho
más pobre que sus primeros hijos de Chile; pues
no disponía ni de casa ni de terreno como ellos:
siendo las calles y plazas, y no todas, y los po
treros, y no todos tampoco, los sitios obligato
rios para sus oratorios festivos: y no sin razón,
pues de los pihuelos de D. Bosco se decía que
eran como el caballo de Atila, que donde ponía
el casco, y a no brotaba la yerba. Éramos pues
pobres y ricos a un mismo tiempo; en particu
lar muy ricos de buena voluntad, y deseábamos
dar principio a nuestras tareas: no faltaba sino
que la bendición de la Iglesia cayera sobre esta
casa; bendición que Monseñor Cagliero se había
reservado el derecho de dar; mas él tardaba en
llegar, sin conocerse la causa. L a cita era para
el 19 de marzo, festividad de S. José; la fiesta
había pasado ya, habían transcurrido muchos
otros días, y del primer obispo salesiano nada se
sabía. Lo que había pasado, muchos de vosotros
debéis recordarlo ciertamente: nada más queima
coz del caballo que lo botaba en la Cordillera, hun
diéndole unas cuantas costillas; tengo para mí
que fué una soberbia patada del diablo, el que
habiendo sido homicida ah initio, y lo fué siempre.
— 237 —
intentaba acabar con la existencia del hijo pre
dilecto de Don Bosco, quien no contento con
robarle centenas y miles de almas entre los sal\*ajes de la Patagonia, pretendía pasar a Chile,
para bendecir a sus hermanos menores, en nom
bre de D. Bosco, para enseñarles como veterano
que era, a luchar valientemente en el nuevo
campo de acción, a fin de conquistar muchas al
mas. principalmente entre los niños pobres y
abandonados, la porción preferida de la Congre
gación salesiana, y para fuera verdad el lema de
Don Bosco, escrito en su bandera de combate:
Da mihi animas, calera iolle.
VI.
,
El granito salesiano, el granito de mostaza
ha caído también en el suelo chileno: lo ha esco
gido D. Bosco personalmente; lo ha bendecido
en nombre de la Iglesia y de D. Bosco uno de sus
hijos más preclaros y más queridos; desde el
Üelo lo bendijo seguramente Aquella que fue,
que es y será siempre la Madre de la familia
¿lesiana, María Auxiliadora. Ese grano y a no
puede perecer. Nacerá pronto, se convertirá en
planta: de ella brotarán flores, y producirá fru
tos, y echará raíces tan profundas que cuando
llegue el huracán, y llegará, podrá sacudirlo,
destrozarlo una y otra vez, pero no desarrai
garlo. Dos huracanes, ambos violentísimos, han
amenazado la existencia de esta casa, en el
cjrso de estos 25 años. Según todos los cálculos
paramente humanos, ella no debería existir ya;
áti embargo, ella existe aunque todavía ennegre
cida por el humo y maltrecha por los destrozos
del incendio de 1910. Es que al mismo tiempo
que se desencadenaban sobre ella todas las fu
rias del infierno, caía sobre ella la plegaria de
D. Bosco y la bendición de María Auxiliadora.
Ninguna casa salesiana quizás tiene sobre sí
el sello de la protección divina, tan marcado
como lo tiene esta casa de Concepción.
V II.
¿Y qué es lo que se ha hecho aquí en estos 25
años? ¿Qué motivos tenemos los salesianos y sus
cooperadores para celebrar con tanto entusiasmo
y tanta pompa las Bodas de Plata de la obra de
D. Bosco en Chile? Después de una ausencia de
20 años, a mi regreso a Chile, ¡cómo encontré
la obra que yo había dejado en pañales! Con
fieso que al volver aquí en diciembre de 1910,
después de tan larga ausencia, al contemplar
las ruinas aun humeantes que el incendio de
pocos meses antes había amontonado, sentí
agolparse las lágrimas a mis ojos; pero al mismo
tiempo, sentí la necesidad de postrarme a los
pies de María Auxiliadora para agradecerle sus
grandes misericordias en haber preservado
esta casa de su total niína. E n cambio hallé en
Chile algo que inundó de gozo mi corazón sale
siano; hallé diez hermanas que María Auxiliadora
había dado a esta casa primogénita de Concep
ción. Había dejado dos casas, Concepción y
Talca, ambas en sus principios; hallé once, al
gunas de grande importancia: la « Gratitud * y
« E l Patrocinio de S. José » en Santiago; la de
«Talca », « Valparaíso », « Iquique », « Valdi
via » y « L a Serena». para no mentar sino las
principales. Once casas, he dicho: es más justo
decir doce, contanto el « Oratorio Festivo * de
Santiago que forma casa a parte; y que por su
pobreza e importancia a la vez, hace recordar el
primer Oratorio fundado por el mismo D. Bosco
en Turín. ¡Doce casas en 25 años! ¿Son pocas o
muchas? Antes de responder, observaré que
D. Bosco echó los cimientos de su primera casa
el 8 de diciembre del año 1841, y no pudo fun
dar su segunda casa en Mirabello sino en el año
1862. Es decir, que fueron necesarios 21 años
para que D. Bosco tuviera una segunda casa. Y
D. Bosco entonces estaba en plena juventud, lleno
de celo, de amor por la salvación de las almas:
su nombre y a se pronunciaba con veneración en
' todo el Piamonte, en gran parte de Italia, por las
cosas mara\rillosas que se decían de él y que y a
eran del dominio público. ¿Por qué aquella len
titud a pesar de los deseos veliementes que
D. Bosco tenía de ensanchar el campo de acción
que la D ivina Pro\ddencia le había marcado?
¡Quién sabe! Mas sí que lo sé. Es que desde el
año 1841 hasta el 1862, D. Bosco no tenía más
que dos brazos y un solo corazón, y los brazos y
los corazones de unos cincuenta jóvenes adictos
a él, quienes formaban su pequeña familia, y le
llamában padre. Es que faltaba algo a su obra
para que fuese completa: faltaban los brazos, los
corazones, las simpatías y también los bolsillos
de los que se llamarían Cooperadores Salesianos,
nuevos hijos que María Auxiliadora no le
habría dado hasta el año 1874. Efectivamente,
apenas estos se presentaron al mundo y se ofre
cieron a D. Bosco como auxiliares de su obra,
entonces comenzaron las grandes audacias, los
nobles arranques y los vuelos atrevidos de D.
Bosco por todo el mundo. Un año después,
en 1875, D. Bosco fundó la primera casa de Frau
da; otra en España, una tercera en la Argen
tina. E n 1876, nueva fundadón en la Argentina,
la primera en Montevideo, y más casas en Frand a y España. De ahí en addante, cada año que
pasa son nuevos vuelos que D. Bosco emprende,
nuevas casas que abre. D e manera que el año
de 1888, antes de descender a la tumba el pa
dre querido, tuvo el consuelo de saber que sus
hijos se hallaban en casi todas las naciones de
Europa v en muchas repúblicas sudamericanas.
— 2 ’8 —
con un total de más de cien casas. Sin coopera
dores salesianos, D. Bosco, durante 33 años,
desde el 1841 al 1874, caminaba a paso de tor
tuga a pesar de su juventud, de sus bríos, de
sus locas aspiraciones para hacer mucho y ha
cerlo pronto. Bocas aspiraciones he dicho: y la
palabra está muy en su lugar, porque fué pre
cisamente en aquella época cuando se lo creyó
loco, y se le buscó alojamiento en la casa de Ora
tes de Turín; luego, con los cooperadores a su
lado, siendo y a viejo, lleno de achaques, la tor
tuga se convierte en cóndor, en águila imperial,
que no teme los grandes vuelos, que desafía y
prefiere las mayores alturas. Ahora puedo re
novar mi pregunta: las doce casas chilenas, en
25 años, ¿son muchas o pocas? ¿Tenemos los
salesianos algún derecho para festejar estas bo
das de plata?
V III.
A estas doce casas yo creo que puedo, sin sa
lir del tema, añadir media docena más, que son
las seis casas que tienen en Chile, las Hijas de
María Auxiliadora, que brotaron del corazón de
1). Bosco en el año de 1872; que se llaman, y con
razón quieren ser verdaderas hijas de D. Bosco.
Y la suma no sería completa si yo no añadiese
las 9 casas y las 7 que los Salesianos y las Hijas
de María Auxiliadora respectivamente tienen en
Punta Arenas y en la Tierra del Fuego, todas en
tierra chilena. ¿ Y qué se ha hecho, en estos 34
colegios y casas de misiones en el curso de estos
25 anos? Algo lo habéis visto y lo véis con vues
tros propios ojos; algo más es un secreto reser
vado a las crónicas salesianas; mucho más, será
siempre un secreto reservado a Dios: porque
solamente Dios puede conocer el número de co
razones santificados, de almas salvadas en este
cuarto de siglo, sirviéndose para esta obra de
regeneración social, de los hijos de D. Bosco,
como de un instrumento cualquiera inútil, pues
no hay que olvidar lo que dije en un principio,
que ellos fueron, son y serán siempre el infirma.
el sUUia, de S. Pablo, si han de cumplir con la
misión que Dios les ha confiado. Mas para te
ner una idea del bien que actualmente se hace,
os diré que presentemente en las doce casas sa
lesianas de la Inspectoría chilena, hay en ca
lidad de alumnos internos, mil doscientos
treinta y ocho niños y jóvenes (1238) y en ca
lidad de externas, mil doscientos y diez apro
ximadamente {1.210). En las 6 casas de las re
ligiosas. entre internas y externas, hay mil ocho
cientas y veinte alumnas {1820), formando un
total de cuatro mil doscientos sesenta y ocho
(4.268). No puedo completar este cuadro por
que me faltan los datos precisos relativos a la
misiones salesianas de la Prefectura Apostólica
de Punta Arenas y Tierra del Fuego. Con todo,
limitando mis cálculos a la Inspectoría chi
lena, son 4.268 hijos de Dios, de la Religión de
Chile, que aprenden a amar a su padre, a su
madre. Dios y la Religión; que al mismo tiempo
aprenden a amar, a honrar y a servir a su Pa
tria, los unos con el estudio, los otros con él arte
y el oficio que están aprendiendo. Bo sé: pocos
o muchos de ellos desgraciadamente no seguirán
por la senda de la virtud y del deber que hoy
están recorriendo, sostenidos por la mano de
sus maestros: jel mundo es tan malo hoy! Con
todo, la experiencia enseña que los frutos de una
buena educación, no se esterilizan nunca por
completo; y hay que confiar que los que puedan
extraviarse, después de algunos tropezones
y caídas, habrán de levantarse tarde o tem
prano para volver al buen camino abando
nado, guiados por aquella fe divina, cuyos rayos
han iluminado y dir^ido los pasos inciertos de su
niñez y de su juventud. Bo que me atrevo a ase
gurar es que ninguno de los ex-alumnos sale
sianos, aun dejándose arrollar por el torbeUino
de las pasiones humanas, ninguno de ellos irá
a engrosar las filas de los socialistas y menos de
los anarquistas. No, no; él joven que ha apren
dido cuando niño, la ciencia del santo temor de
Dios, el joven que sabe ganarse el pan honrada
mente por medio de una ciencia o de un oficio,
no será nunca socialista y menos anarquista.
Por lo contrario, tengo la gratísima ilusión,
■ que podría ser también una bella realidad, y es,
que los ex-alumnos de los salesianos, manco
munando los muchos mÜes que han pasado por
sus casas en estos 25 años, los miles presentes y
los miles futuros, habrán de formar una barrera
poderosa que contega en su loca carrera el mons
truo del anarquismo, que como el dragón apo
calíptico de siete cabezas, hace temblar las na
ciones del nuevo mundo, y ha hecho sentir ya
sus primeros rugidos en estas repúblicas suda
mericanas. He dicho que es una ilusión que po
dría ser una realidad. Para que comprendáis
que no es del todo aventurada mi opinión, oid
como hablaba un ex-alumno en nombre de
otros muchos en el Congreso de los cooperadores,
tenido en Santiago en noviembre de 1909:
« Tengo que hablar en esta dignísima Asam
blea en nombre mío y de muchos de mis compa
ñeros, por dos motivos fundamentales. Es el pri
mero el gran cariño que todos profesamos a la
simpática institución salesiana que nos guió
en nuestros primeros pasos por la senda de la
vida, inculcándonos aquellas enseñanzas que
más tarde habrán de trocarse en armas certeras
y poderosas para salir triunfantes en la lucha
diaria. No es posible, sin hacemos reos de ingra
titud, olvidar los sabios consejos, la benevolen-
— 239 —
da, el interés paternal con que todo salesiano
ejerce su ss^ ado ministerio en la enseñanza
de la juventud. K os parece que fué ayer, y han
pasado y a 15 años. Pero hoy como ayer conser
vamos el más grato recuerdo de aquellos que
nos inculcaron las primeras nociones del deber,
los que nos aconsejaron el amor a la virtud,
al estudio y al trabajo; los que, en una palabra,
nos armaron de las fuerzas poderosas con que
habríamos de pasar por el vendaval de la vida.
Ese recuerdo nos acompañará mientras nos quede
no será ni un socialista, in un anarquista, ni un
no será ni im socialitsa, ni un anarquista, ni un
mal cristiano, ni tampoco un mal patriota. Y
cuando los Clemente Díaz León, que así se lla
maba el jóven del discurso en el Congreso de
1909 en Santiago, hayan crecido en número
para formar una numerosa legión, y cuando de
tales legiones haya una en las ])riucipales ciuda
des de Chile, entonces el socialismo tendrá un
temible adversario, salido del mismo pueblo, que
enfrenará sus audacias, y mucho más lo tendrá
O
V
COLLESALVETTI (ItaHa) — Rcunlóo de Ex-aliimoos.
un latido en nuestros corazones *. Por el estilo
s ^ í a el ex-alumno hablando en su nombre y
en el de otros muchos, manifestando con frase
franca y vibrante un corazón noble y agradecido,
una voluntad enéi^ca de querer luchar y ven
cer a toda costa. Cuando es un jóven de 22 a 25
años que habla de esta manera, después de 15
años de haber dejado las aulas o el taller, ha
biendo y a tenido necesariamente que pasar por
lor azares de la \uda, y sostenido inevitablemente
niuchos y muy recios combates con el mimdo y
sos concupiscencias, bien puede asegurarse que
I I
ese aborto del infierno que se llama el anarquis
mo. Con legiones de jóvenes formados al estilo
de Clemente Díaz León y sus compañeros, Dios,
la Reli^iín, la Patria y el Hogar domestico ten
drán siempre sus paladines esforzados que sa
brán dar oportunamente la cara, toda la cara,
y no solamente la cara, sino su brazo, su corazón
y todo lo que son y lo que pueden, cuando se
trate de la defensa de uno cualquiera de estos
cuatro santos amores.
{Continuará).
D E J S l U E S T R A S M I S I 0J S ÍE 5
INDIA
O rfan otro fio de T an jore,
{Carla de D. Eugenio Mederlet, Piro.)
Tanjore, 24 de abril de 1913.
Rvmo. Sr. D. P . Albera:
’ace y a bastante tiempo que la misión
de Tanjore no da señales de vida;
ahora qiie V. R. ha tendió la bondad de
mandarnos dos nuevos misioneros, es necesario
que digamos algo de lo que hacemos y pensamos
hacer, pues la misión se va extendiendo y conso
lidando. También nosotros celebramos en estas
lejanas tierras las fiestas tradicionales que tantas
\‘eces han llenado nuestros corazones de alegría.
El 16 de febrero la de S. Francisco, que fué hon
rada con la presencia de nuestro obispo ^lons.
De Castro, el cual dió una conferencia admi
rable sobre D. Bosco y su obra, estiniulandó a
sus oyentes a ayudarnos en la empresa que
traemos entre manos.
Y en verdad que bien lo necesitamos. Tenemos
cerca de 70 niños entre estudiantes y artesanos;
j;ero los locales son muy meztiuinos. Das escuelas
consisten en una es])ecie de larga sala, dividida
por esteras de bambú en diversas secciones, en las
cuales admitimos también mús de 130 niños de la
parroquia. Terminada la clase, se quitan bancos
y esteras, y la misma sala sirve de refectorio; un
refectorio primitivo donde no hacen falta ni
mesas, ni toallas, ni cubiertos; basta que cada
uno tenga un plato, que debe lavar el mismo que
l(í usa.....y las manos,
Por la tanle el comedor-clase sé transforma
en dormitorio. Tampoco aquí hacen falta camas
ni colchones...; cada individuo extiende en él
suelo una \>equeña estera, se echa sobre ella... v
buenas noches.
Los talleres son aun mñs sencillos. Dos co
bertizos de bambú, con el techo de hojas de pal
mera. son todo el local. Poca defensa de la llu
via y ninguna defensa del viento: i>ero aquí no
hay resfriados. Lo \>eor del caso es que a veces el
viento derriba toda la fábrica y hay que reha
cerla de nuevo.
Y no faltan visitas nocturnas y diurnas:
los visitadores suelen ser serpientes, ratones,
aves de rapiña, insectos de toda especie y sobre
todo ladrones. Temos que mantener dos masti
nes que hagan de centinela durante la noche
y a veces disparar armas de fuego para asustar
a los cacos nocturnos.
Y a pesar de todo esto, nuestra escuela in
dustrial está aprobada por el Gobierno Inglés y
es, mejor dicho, habrá de ser una de las mejores
de la India del Sur.
Y a habrá recibido nuestra carta, en la cual le
exponíamos nuestro plan para la construcción
de los nuevos talleres y el arreglo de la escuela
industrial... Por el momento, encontramos al
gunas dificultades por parte del municipio indio,
que piensa alargar la ciudad precisamente por
la parte en que debemos construir; esperamos,
no obstante, llevar a cabo nuestro intento.
Una señora pagana ha ofrecido una cuantiosa
suma para la construcción y el Gobierno nos
ayudará. Y a va demostrando su buena volun
tad dándonos máquinas y utensilios para nues
tros talleres. Estos días nos regaló un motor de
casi 10 caballos, que instalaremos bajo nuestros
cobertizos, en espera 'de mejor local. D a tam
bién un buen estipendio mensual a cada uno de
los nuevos misioneros que llegaron, y promete
aun más para cuando las escuelas profesionales
estén en plena regla.
Como \’. R. ve, no íx>demos sustraemos a la
necesidad de construir las escuelas. Debemos,
empero, comprar por nuestra cuenta el te
rreno necesario, y para ello invocamos el au
xilio de los buenos cooperadores de Europa.
Ellos que tanto hacen por las misiones, no ol
vide esta pobre misión de Tanjore.
Se encomienda a sus oraciones, amado Padre,
.b'fí ajmo. hijo en C. ]■
EroEN io M f.dxrlet .
CONGO BELGA
[Relación de D. José Sak. Pbro.)
'
E l i s a b e i h v i l l e , 13 m a j'O d e 19 1 3 .
Reverendísimo Sr. Superior:
^ a c e y a algún tiempo que V. R. no recibe
noticias de Elisabetiiville, y me alegro de
que esta vez tenga yo qife enviárselas bue
nas.
liace falta una instrucción seria a estos po
bres negros, y para ello se necesita un año lo
m enos; este es, por otra parte, el tiempo
fijado para poder darles la instrucción conve
niente.
Si al principio de la misión pude yo bautizar
una veintena, fué porque conocían ya el cate
cismo; ahora sólo tenemos salvajitos que nos
otros mismos hemos recogido por las aldeas en
tendiéndonos con los caciques. Este es el fin de
nuestras excursiones, como he relatado otras
veces. Aquí podríamos encontrar fácilmente
CONGO BELGA (Africa) — Casa de la mlsióa.
Hemos pasado una fiesta del Espíritu Santo
superior, que nos ha recordado las grandes so
lemnidades que celebramos en Europa.
El I I de mayo dimos a cuatro niños blancos
la primera comunión en la cual no faltó el co
rrespondiente fer\*orín y motete; luego misa so
lemne cantada, que no es poco lujo para estas
tierras, a la cual asistieron más de 50 personas;
y por la tarde, función solemne también con
sermón y consagración de los niños.
La fiesta fué hermosísima, y lo será más cuando
podamos tener los niños negros. Esto vendrá
niás tarde, como esperamos.
Hay quien se extraña en Bélgica de que no
b lutizamos todos los d ía s ; pero olvidan que
alumnos indígenas; pero, hay que confesarlo,
son peores que los de las aldeas; Elisabethville
los corrompe.
Por ahora tenemos 28 que siguen su apren
dizaje en las escuelas profesionales. Son inter
nos; pero los pobrecitos no encuentran para
hospedarse más que una miserable choza que
tiene por piso la dura tierra. A veces tienen
que \’ivir cuatro o cinco en la mi.sma choza,
teniendo por todo lecho unas tablas que les
hemos arreglado, sobre las cuales extienden una
estera o una manta. Es una verdadera miseria;
sin embargo, están contentísimos. Escuchan las
explicaciones del catecismo con real interés;
muchos son muy intelijentes y algunos muestran
« *
-42 —
especiales aptitudes para el oficio que han esco
gido.
lin la exposición de Elisabethville hemos exiniesto trabajos ejecutados por los carpinteros
y tallistas, especialmente ejercicios de toda
clase. Habían hecho todo lo posible y esto fué
muy bien comprendido pues nos dieron el «Gm«¿
Prix ».
Por ahora nos encontramos todos buenos afor
tunadamente; un día u otro alguno paga su tri
buto a la fiebre, pero ya lo hemos tomado por
costumbre. Procuramos precavernos bien, y el
Señor hace lo demás.
Cfbros regalados a nurstra Redaccl6n.
OHgeaes de las Ideas pedagógicas ea Espada. Confe
rencia leída por su autor D. Rufino Blanco en d
Ateneo de Madrid. Se regala al que adquiera un
ejemplar de la Bibliografía pedagógica hispanoamericana que en cinco tomos ha publicado el Sr.
Blanco, Profesor de Pedagogía en la Escuela dé
Estudios Superiores del Magisterio.
De la L ibrería y T ip ografía C atólica, Pino, 5.
Barcelona.
Gramática Inglesa, Antología graduada. Temas. Corres^
pondencia y Clave de Temas por el P, Estanislao Duménech de hi Compañía de Jesús, Profesor de Ingks
CONGO BELGA (A(rlca) — Un taller de negros.
Ah(íra nos preparnmos ii celebrar dignamente
la fiesta do María Auxiliadora. Para esa fecha,
nuestros negritos ya sabrán cantar el.-lrt; Maris
stclla. Conviene advertir que todos los domingos
tenemos misa esiJecial para los negros, y en este
tiempo les ctiseiuimos las oraciones que deben
rezar en común; que no es i>equeño trabajo para
elU)s y para nosotros...
Todos nuestros hermanos saludan a V. R.;
bendigamos, pues, y en especial bendiga a su
a su
a/mo. hijo in C. J.
J o s é S a k Pbro.
Misionero Salcstano.
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D’.A.lmeida y A . Blázquez. Volumea I. La Tierra por
P. C. D’Almeida. Tradución de la 4* edición fran
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Arih3hr4
T E S O R O E S P IR IT U R L .
L o s Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten dcYolam ente una ijjiosia
o capilla pública, o si viven en comunitlad, la
propia capilla, v rueguen según la intención
■ ^1
<.-'8
CONGO BELGA (Africa) — üns clase.
I. Iji Tierra, Geografía general, por P. Camena
d ’ Almeida.
II. Europa, por P. Camena d ’Almeida y A. Blázquez.
lil. España, por A . Blázquez Delgado-.Aguilera.
IV. Asia, Insulandia y Africa, por P. Vidal de la
Blache y P. Camena d ’Almeida.
America del Ñor le y Ame'rica C e n t r a l , . A.
Blázquez.
VI. América del Sur y Oceauía, por A . Blázquez.
La obra se publica por tomos en 8.® de unas
600 páginas cada uno, al precio de 6 f>esetas en
•ústica y 7 encuadernados en tela, con tapas alegó
ricas, sencillas y elegantes, dibujadas exprofeso
para la publicación.
Vidi del Sierro de Dios Padre Fray Esteban de .Adoals,
Capuchino, .Misionero .Apostólico en .América y en
del .Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenaria.s:
Para el mes de setiembre:
Día
i'
»
•>
»
8.
12.
14.
22.
29.
La Natividad de Nuestra .Señora.
El Santo Nombre de María.
La Exaltación de .Santa Cruz.
Los .Siete Dolores de la Virgen .Sm.i,
La Dedicación de S. Miguel Arcángel.
Cada mes:
1. Un día cualquiera de libre elección.
2. El día en que hagan el Ejercicio de la
buena muerte.
3. El día en que tengan conferencia.
r
f o
®
8
é
®OpoO®
EL CULTO
de María Auxiliadora
Nós tenemos U persuasión de que, en las vicisitudes dolorosas de los tiempos
que atravesamos, no nos quedan más consuelos que loa del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Vlrfcu bendita, que fué eu lodo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
p ¡q x.
Las íiestas de nuestra enelsa Patraña.
Como ven nuestros amables lectores, este año nos es
•absolutamente imposible reseñar las hermosas fiestas
con que han honrado a nuestra excelsa Madre, a no
ser que lo hiciéramos el año venidero. Que nos dis
pensen, pues, Lila y ellos, sobre todo los que nos en
viaron con edificante solicitud las brillantes crónicas
que con harto pesar nuestro no pueden salir a luz.
Apretando lo más que nos sea posible, haremos men
ción honorífica de las más importantes, para que se
vea que la devoción a María Auxiliadora sigue
siendo entre nuestros cooperadores y niños lo que
nuestro Vble. Fttndador quería que fuese.
BARACALDO (Bilbao). — T^a población obrera
acudió como los otros anos a los {x>élicos actas reli
giosos. KI Orfeón Baracaldés contribuyó no poco
al c.splcndor dcl bellísimo programa musical; v
nuestro inolvidable cxalvunm», I‘. Calixto de la
i ’urificadón, Trinitario, cantó las glorias a « la
\’irgcn de su infancia * bajo cuyo manto había
jtasíido felices sus años eu el mismo colegio.
CIUDADELA.
La fiesta de María Auxiliadora,
levanta en Cindadela y eutcxla la isla llamaradas de
ardorosa <lcvoción. Ivs un acontecimiento siempre.
¡Oh si pwliéramas copiar la líeH smia reseña de
VKuestro .*1uxilio *! I/xs antiguas iUimmos luui acu
dido mimcnvstis y sin ningún resi>eto htinuuio;
su bando y s\i número ;ur;istraban a los m;ls reha
cías. Totla Ciiuladcla se i'onmovió ese día.
CUENCA.
Aunque cu esta uohflisima ciudad no
hay salesimios. las cooix'radorcs han tenido su tritluo solemne eti la catedral. H1Cabildo se esmeró de
\ cras para dar esplendor a la fiesta. i>rouunciando
el Sr. Magistral k>s elocuentísimos sennones ante el
el altar de María Auxiliadora hecho una ascua de
oro. eu el cual ciunjxíalm la imagen de esta sobe
rana Reina, premiada en la ultima exposición de
Turín,
4
MÁLAGA. — I..OS Señores Canónigos quisieron hon
rar a María Auxiliadora encargándose por tumo
de los sermones. El día de la fiesta la procesión fuí
brillantísima. Si los días del triduo no cabía la
gente en la vasta iglesia, no hay que decir la con
currencia del día de la fiesta.
MATARÓ.— No obstante los apuros escolásticos,
puesto que los exámenes se venían encima, el mes de
Mayo y su coronación, la fiesta, nada dejaron que
desear. La piedad de los bacliilles en flor fué en extre
mo edificante, hermanando el amor de Dios con el
amor de la ciencia. Uno de los ofrecimientos que
hicieron a María Auxiliadora fué una magnífica
fiesta deportiva al fin de la cual el Sr. Director.
P. Cala.san7-, al ver el ardor con que los goals eran
alcanzados y aplaudidos, les dirigió ima oportu
nísima exhortación, recomendándoles que pro
curasen con el mismo ahinco alcalizar « el verdatlero goal importante, el de nuestra alma en el
ciclo >>.
MADRID. — Este año 1^ salesianos de la Ronda
de Atocha han realíza lo una cosa que hace pocos
afios se creía absolutamente inrposible: ¡una lu
cidísima procesión de María Auxiliadora! Ix>s que
conozcan acjuellos barrios comprenderán lo que
esto significa. Creemos que no se puede decir más.
para hacer \-er que la fiestas, no sólo han sido supe
riores a las de otros años, sino que han constituido
un triunfo inaudito en la capital de España para la
Virgen de D. Bosco.
VALENCIA. — La ciudad de las flores las prodi
gado, si en ello cupiera prodigalidad, para honrar
a María Auxiliadora. La primera comunión de gz
niños acompañados de sus familias y de los exalum
nos; un gentío iuineiLso que no hubiera cabido en lo
iglesias, una procesión por calles alfonbradas de
ñores entre dos murallas de luces, que tal parec'an
las de los fieles y las de ventanas y balcones, la ilu
minación fantástica del templo por dentro y por
fuera... en fin. mi entusiasmo y ima fe dignas de
Valencia y de la taumaturga imagen que los sano*
y enfermos saludaban con gritos de júbilo a su
paso jxtr las calles de la devota ciudad.
VALEN’CIA (Venezuela).
— La fiesta Patronal de
María Auxiliadora en el
Col^o Don Bosco de
esta ciudad revistió este
añoiin carácter especial
de -mayor solemnidad,
pues se trataba de con
memorar además en di
cho día, el 25° árdversario del feliz tránsito
a la Patria Celestial del
Ven. Don Bosco, el infa
tigable Apóstol de María
Sma. Auxiliadora, y las
Bodas de Plata Sacer
dotales del Director del
Colegio,' el Rdo. Pbro.
Enrique Riva. Para esta
solemnidad se liabían
hecho remotos prepara
tivos en la parte decora
tiva del Santuario de
María Auxiliadora, ane
jo al Colegio, y en este
(lía apareció completa
mente embellecido tanto
en su parte interior comoen su parte exterior.
MADRID — Salida de la iinasea.
las primeras horas d d día de la fiesta, acudie
ron a ofrecer a la Sma.
Virgen una bella corona
de numerosas comunio
nes, distribuidas en va
rias misas celebradas
antes de la solemne, de
la que así escribe el ca
tólico escritor que vela
su nombre bajo el pseu
dónimo de Véritas,
« Son las nueve de la
mañana. Un brillante sol
de junio ilumina la tie
rra y quiebra sus rayos
de oro en facetas de mil
colores sobre las copu
dos árboles d d Colegio
Don Bosco.
Grupos de numerosos
niños alegran con sus
voces las amplias gale
rías, reflejando en sus
rostros el entusiasta al
borozo de esa edad en
que nada se finge, porque
MADRID — La procesión eo la Ronda de Atocha.
el corazón no puede dis
frazar sus impresiones y
todos
sus
actos
son
naturalmente
impulsivos
Los fides, previamente preparados con la ce
lebración d d mes de María Auxiliadora, desde porque obedecen al afecto o al deseo. Y ellos
— 246 —
que aman a su Director como a padre cariñoso,
sienten la ventura que con sus tiernas expan
siones irá a rebosar del corazón del noble sa
cerdote que las inspira: el memorable maestro
que celebra sus Bodas, de Plata, y al que dios
van a presentar felicitaciones de acendrado ca
riño; porque D. E. Riva con la genial dulzura
de su carácter, por la pulcritud y corrección de .
su vida, es el más grande afecto d esú s discí-'
pulos en tanto que, por su humildad y modestia,
es la violeta de ese santuario.
¡Veinte y cinco años de labor apostólica, de
evangélicas enseñanzas; qué hermoso caudal de
merecimientos para alcanzar la palma prome
tida por la Reina de los Apóstoles y Confesores
a sus escogidos!
Por eso Valencia, representada por su alto
Clero y los miembros más distinguidos de la
sociedad, ha dado sinceras demostraciones de
su deferencia por él.
Resplandeciente de luces y de flores, el altar
que preside la Virgen está de gala. El templo es
insuficiente para contener la numerosa concur
rencia, todas las clases lo invaden y bajo la di
rección del P. Jacinto Piaña, Salesiano, de reco
nocida habilidad en la enseñanza musical, la
Sciiola Cantormn del Colegio, coad5uivada por
varios profesores de la ciudad, dan principio a
la misa solemne en que oficia de pontifical el
Sr. Vicario del Partido, Monseñor Víctor J.
Arocha, Protonotario Apostólico ad instar y
ocupa la Sagrada Cátedra el M. Rdo. P. Fray
Eugenio Galilea, Superior de los RR. PP. Agus
tinos de Venezuela, quien, con distinguidas do
tes oratorias, pone de manifiesto la influencia de
la Sma. Virgen en las Obras del ^^n. Don Bosco,
a quien favoreció con la previsión sobrenatural
del porvenir, con la eficacia de su invocación
bajo el título glorioso de v Auxilium Christianonim * y con la dulce satisfacción de ver coro
nadas. con prodigioso éxito, las difíciles empresas
de su incansable celo. » (E1 Radical, N. 1064).
Terminadas las funciones sagradas de la ma
ñana, los Rdos. Sacerdotes que tomaron parte
en ellas, fueron convidados a una modesta ágape
en unión de varios distinguidos Cooperadores
Salesianos y de la Comisión Organizadora de
la Asociación de Antiguos Alumnos, que, bajo
los auspicios de María Auxiliadora, iniciaba sus
trabajos de culta y cristiana fraternidad.
Varios comensales tomaron la palabra para
brindar por la felicidad de D. E . Riva y a la
memoria del \'ble. Don Bosco, cuya obra pro
clamaron de indiscutible mérito, evocando el
recuerdo del fundador del colegio, el benemérito
P. Félix A. Bergeretti, a quien el Gobierno de
X'enezuela condecoró con el Busto del Liber
tador de 3* clase, por su noble abnegación en
constituirse Capellán voluntario del lazareto de
variolosos, cuando en el año de 1898 una asola
dora epidemia diezmaba la afligida población
de Valencia. Los ex-alumnos bachilleres Al
fonso Gutiérrez B. y José G. Ponce Bello fueron
cordialmente aplaudidos por sus delicados
conceptos acerca de los años transcurridos en
el Colegio Salesiano.
Vt.lencia - iglesia de Maria A. recientemente decorada.
Gracias de Moría Auxiliadora.
1
J
C ádiz. — Encontrábame ocupada en los que
haceres de mi casa, cuando ya' por la demasiada
lumbre o por el mucho aceite que contenía la sar
tén, se inflattió ésta produciendo un gran incendio.
Acudí imnediataniente y, al querer apagar las Ualuas, me acerqué demasiado sin precaver lo que
me podia suceder, pues estando luchando por
apagar el fuego, le di a la sartén y se me \ ino
todo el aceite a la cara quedando achicharrad i
y comple tameute ciega
Calmado todo, y habiendo sufrido algimas curas.
\-i Ateniéndonos a las prescripciones de N. S. M. Igle
sia. no entendemos dar a estas gracias más valor que el
que merecen Atendibles testimonios humam«.
— 247 —
los médicos me dijeron que era iinjx>sible mi cu
ración y en particular la de los ojos, puesto que los
tenía quemados.
En tan apurado trance y necesitando la vista
para trabajar, me dirigí a la Santísima Virgen y le
supliqué me devolviera la \-ista que tanto necesi
taba, ofreciendo dos misas. ¡Cosa sorprendente! En
aquel momento empecé a encontrarme ali\dada,
T fué siguendo la mejoría de tal modo, que a los
veinte días no me quedaban más que las señales y
hoy me encuentro completamente bien.
Cumpliendo lo que prometí, deseo que todo el
mundo lo sepa, para que el que se encuentre en
algún peligro acuda con fe a tan bondadosa Madre.
Junio de 1913.
Ma r ía R ivas vda.
de
P eRa .
A g u a de D ios (Colombia). — Hace pocos días
fui atacado de parálisis, la que en cuarenta y ocho
horas avanzó de tal modo, que me privó por com
pleto del uso de todos los miembros. Puedo ase
gurar que estaba como vm muerto vivo. N i siquiera
un dedo podía mover por mí mismo y necesitaba
de la ayuda de otros aun para los más sencillos
menesteres de la vida.
Al tener conocimiento de mi situación, muchas
almas nobles y buenas, las que por forttma abun
dan en este Lazareto, comenzaron a ofrecer ora
ciones y piadosos ejercicios jx>r mi reposición. Por
iniciativa de lasRR. Hermanas de la Presentación,
se comenzó en los hospitales una serie no interrum
pida de rosarios y las Hijas de María, asociación
de la cual soy Director, ofrecieron novenas y pia
dosas prácticas para implorar mi mejoría, y a que
en lo humano no había esperanza.
En medio de mi desolación era para mí motivo
de consuelo el saber que así se pedía por mi salud;
pues si siempre he tenido una gran confianza en la
oración colectiva y asidua, la creo eficaz y pode
rosa cuando brota de almas puras hermoseadas
por la aureola del sacrificio y santificadas por el
dolor.
Por mi parte a última hora, uní mi súplica a las
que por mi salud se hacían, y prometí, en caso de
que mejorara, hacer público mi agradecimiento a
María Auxiliadora. Pocas horas después, estaba
perfectamente bien, tanto que al día siguiente
pude dejar el lecho con no pequeño asombro de
los que me cuidaban el día anterior. ,Gradas, pues,
a María Auxiliadora!
Abril de 1913.
L uis E milio B aeka
Daa ttKbtéa gracias a María AaxUladara y eoWaa ta
liaotaa:
Asunción (Paraguay). — Sofía Recalde, por haber
devuelto milagrosamente la salud a su madre, y
envía su limosna. — Id.: Mariana de Jesús Corbatán y Mariana C. Reyes, por varios favores. —
id.: Aimundadón Cañete, por un gran favor y
manda $ :o de limosna. — Id.: Juan P. Recalde,
por otro favor y manda $ 5.
Barcelona (Esp.). — Un devoto, por haberle sa
cado bien de uno.s exámenes difíciles. — Id.: M. S.,
por haber sacado bien a su hijo de unos exámenes,
y manda su limosna. — Id.: M. L., por un favor
concedido a un hermano suyo y manda su limosna.
— Id.: María Marsá, por haber devuelto la saliul
a su hija y envía su limosna.
Barranquilla (Colombia). — Sofía Glen, por haber
curado instantáneamente sin uiia temida operación
en la cara y por otro favor. — Id.: Andrés R.
Rebollo, por haber curado a su hermano Pedro de
una horrorosa úlcera que tenia en una pierna.
Bogotá (Colombia). — Migviel A. Hernal, por
haberle deparado una buena colocación. — Id.:
Domingo Dávila, por haberle devuelto la saltid y
otros favores. — Id.: Elvira González, por un fa
vor obtenido con milagrosa proiuiiud y manda sn
limosna. — Id,: Una familia, por haberle procurado
un buen negocio.
Baracaldo (Esp.). — María Pérez, por haber ob
tenido la curación de su papá y de uii liermano.
Cortegada de Limia (Esp.). — J. Enriqiiez, por
haber curado a sus padres y por otro favor con
cedido a un hermano.
Córdoba (Esp.). — Clementiiia Marches!, por ha
berla librado de una grave enfermedad y euvia su
limosna.
Córdoba (Argentina). — Manuela Bretón, por ha
berla librado de una enfermedad y envía ufla li
mosna. — l i . : Rita Córdoba, por un favor recibido.
Cabella (Esp.). — J. Ordis y D. Sabater, por
haber librado a su primer hijo de un peligro grave
y mandan su limosna.
Cuenca (Esp.). — Julia Martínez, por haberla
curado de un fuerte dolor y envia 15 pesetas.
Cripiaña (Esp.). — C. Q., por haber librado de
un gravísimo peligro a una de sus hijas.
Guayaquil (Ecuador). — Mercedes Torres, por
haberle obtenido un destino que hace tiempo soli
citaba.
L.a Coruña (Esp.). — E. U., por varios favores
y envia 2z’25 pías, de limosna.
Málaga (Esp.). — £. P., por haberlo arreglado
un negocio de mucha importancia y envía 300
ptas. para el Asilo de S. Bartolomé.
Madrid. — D. Moreno, por haber obtenido una
solución feliz de unos asuntos y manda 5 ptas. de
limosna.
S. José (Costa Rica). — Ester de Vargas, por
haberla librado de unas escrófulas de las cpie venia
(iadeciendo hacía 5 años, y envia 5 dó!are.s.
Sarriá (Esp.). — Monserrat Gironclla, por haber
librado a su hijo Ricardo de un fuerte sarampión.
— Id.: Emilia Balan, por un grandísimo favor, y
manda decir una misa. — Id.: Cristina Rivas, por
haber devuelto el oído derecho a su hija Cristina.
Trujíllo (Venezuela). — Fabricio Vázquez, por
haber curado a su hijo Antonio de una grave en
fermedad en la que había perdido ya la esperanza.
Vigo (Esp.). — Emilia Feijóo, por haber librado
de gravísima enfermedad a su hija GumersínUa.
— Id.: Una cooperadora, por haberla librado de
una melancolía que la afligía desde hacía 4 años,
y manda su limosna.
Vera (España-Almería). — Vicenta Ramírez Mi
rantes, Teresa González, María Josefa Herrero
y .Ana Joaquina Caparrós, y envían una limosna.
Villa S. Pedro (Paraguay). — Dolores de Caroso,
por un favor, y manda $ 5.
Yariiagua (Venezuela). — lldefonsa de .Meza,
.Abigail Rosales, Ramón Ramos, María V . Landínez,
Encarnación Rojas y Eva Gutiérrez, por varios £a-
POR EL NUINDO SflLESI/lNO
E l Sucesor de D . |3osco eq E s p a ñ a .
BARACALDO (Bilbao). — Corría rápidamente el
tren de Santander a Bilbao; pero su rapidez pa
recía lentitud a los cooperadores y niños que le es
peraban como a l«enviado de D, Bosco». 1/xs periódi
cos de Santander habían llevado la noticia a la industrio.sa capital de Vizcaya; sus números extraordinnrio.s, destinados a glorificar la obra salesiana y
a su iliistrc jefe, pasaban do mano en mano entre
el asombro y admiración de los cooi)eradores viz
caínos. ¿Qué liarían ellos? Acudir también a la
estación y colmarlo de delicadas atenciones; reci
birlo como se recibe a un santo, ofrecerle sus
automóviles y trasportarlo en triunfo a Baracaldo,
donde la obra salesiana tiene cxalmimos en casi to
das las famüias cristianas de la anteiglesia. Omítinias nombrCvS para abreviar y cortamos de la Ga
ceta del Norte dcl 30 de abril.
A l llegar ayer tarde a Baracaldo, « ya desde la
entrada se veía que algo anormal ocurría en la lo
calidad, pero algo m uy agradable: compacta mu
chedumbre cubría las calles del tránsito de los
ilustres \-iajeras, lucían colgaduras los edificias y
alegre repique de campanas resonaba en el aire.
A l llegar a la explanada en donde están situadas
la Casa e iglesia de San Paulino, se hac;a difícil el
paso por entre el numeroso gentío (jue la ocupaba,
compuesto en gran parte de niños de aanbos
sexos, impacientes do ver al Padre. Conocido es el
cariño con que ellos miran a kw Salesianos, de los
cuales, en su inmensa mayoría, son actualmente
cdiicandas o lo han sido anteriormente, carino al
(jue se han lux'ho imiy acreedores y al cual ellos
corresponden con tifcctuosa ternura. Así es (|uc.
tauuido los mayores entraron, hubo de dejarse en
trar tambiéií a los iKXíucños, que pugnaban por
í.-ou.sepurlo, además «te (jue, j quivii resistía a aquel
alud, más bien <iuc de cuerjK'citos, de corazones?
Dentro va. esperaban al ihistre huésped el señor
Arcipreste, el Ucro, el señor Alcalde, el Aj-untamiento. el Juez municipal, el Notario y los señores
Sagusiagoilia, tUuidi y otros muchos cuyos nom
bres senliuh'S no recoixlar cu este momento. En
la entrada del ampUsimo p;Uio de recreo se había
levnjitado un sencillo arco con la dedicatoria: « Al
Padre Albcra.
Bien N-cuido el que viene en nom
bre del Señor. — ¡Hosanna! •; y al entrar la comiliva, \ui cnjmubíc de niños entonó, con acompa
ñamiento de harmonium. un lúnmo; 'dando la bien
venida al Padre. ¡Qué hennaso csi>ectáculoI *
«Después, el señor Arcipreste le dirigió im saludo
« no sólo en nombre propio, sino en el del clero de
la parroquia y de todo el arciprestazgo », xm en
tusiasta discurso en que se veía el afecto y la admi
ración que siente por D. Bosco, sus Hijos y su
Obra, disciuso lleno de erudición, de sentimiento y
de bellas figuras, que es lástima no lo podamos
reproducir íntegro, a caxrsa de la falta de espacio.
E l P. Albera, conocidamente emocionado, dió las
gracias al señor Arcipreste, al Alcalde y demás per
sonalidades allí presentes, por las muestras de ca
riñoso respeto que se le dedicaban, muestras que
bien conocía no eran hacia su humilde (¡y qué hu
milde!) persona, sino a la representación de aquel
iiunortal Don Bosco que ostentaba; dió también las
gracias a los niños, a los queridos niños y a todos
deseó gran copia de bienandanzas y felicidades.
Y todo esto, en correcto castellano (lo cual admiró
iwderosamente a quienes le escuchaban) con un
ligero acento extranjero solamente. Resonaron
aplausos y vivas, y se encaminarou Salesianos y
pueblo al templo ».
Cuatro iglesias como la de S. Paulino no hubie.«en bastado para contener la multitud de gente y
n' •. que hubieran deseado asistir al soleimie
¡Je ücuni. Después que nuestro Rector Mayor los
hulK) bendecido y les hubo dado gracias por los
honores que' le tribxitaban. la multitud se retiró
sin poder hablar de otra cosa.
El mismo día 30 de abril, tuvo lugar la fiesta de
los niños, pues hubo que dirídir la velada en dos: una
para el elemento de casa, es decir, para que los 500
niños que allí se remien, pudieran desahogarse a
sus Michas con el buen Padre. Entre los números
tlei programa, llamó mucho la atención de nuestro
Rector Mayor un diálogo catequístico en que los
niños hablando de su cabeza, como décían ellos, se
objetaban y respondían como diminutos casuistas.
El redactor de la Gaceta escribe asombrado que
€al levantarse el telón y sin más que el .sonido de «tía
una j)e(]ueña campanilla, toda aquella multitud se
quetlaba quieta y callando; pero apenas bajaba
a<juél. ¡vaya una algarabía la que se armaba! Este
gritaba, aquel corría, unos cantaban, otros salta
ban, y hasta había quien j t ^ b a al * foot-ball» con
la gorra. Pero, ¡cosa extraña! entre tanto chko v
en un tan atronador bullicio, no se observó él más
mínimo asomo de riña, lo ciial es tan corriente aún
entro muchísimos menos de ios qiie allí habla.
— 249 —
•Que cómo se cons^ue ese mil^;ro? Nosotros no
lo sabemos, no pasamos más allá de admirarlo; los
Padres Salesianos poseen el secreto.
Después de la hmción salieron todos al patio, en
donde tres fotógrafos intentaron impresionar pla
cas con aquellos deliciosos grupos; pero, a pesar de
su paciencia y habilidad, no lo consiguieron sino
en parte. ¡Era mucha impaciencia aquella! Allí se
movían más los niños *.
Hemos visto los fotograbados en la Gaceta del
a las cuatro, se abrieron las puertas para la velada
que había de celebrarse a las cinco y media. Pero...
¡sí, paciencia tenía la gente para esperar! Mucho
antes de esa hora estaba el salón lleno, pero lleno
de verdad, en asientos y pasillos. E l programa se
ejecutó pimtualmente. distinguiéndose en particu
lar... pero si vamos a hablar de los que se distin
guieron. nos veremos precisados a hablar de to
dos, porque es difícil escoger en labor tan meritísiina;
el señor Zabala, elocuentísimo y muy oportuno
HUESCA — Los {imaastss.
Harte; pero desgraciadamente no nos ha sido po
sible hacemos con los clisés.
Al día siguiente 3 de mayo, en la misa de comu
nión distribuyó durante 45 minutos el Pan eucalístico; y a las diez toda aquella multitud de chicnelos cantó la misa de A ngelis que el P. Albera oyó
y coumovido a la vez.
A la comida no dejaron de honrar la mesa de los
«alesianos las autoridades civiles y eclesiásticas
con varias representaciones. E l y a citado periódico
católico dando a sus lectores la noticia del home
naje de los cooperadores y exalumnos, resume así
sos impresiones.
« Celebrada la función de las Flores de Mayo
1 1
en su brillante discurso: el Padre Agustín Pallarés,
revelándose como eximio poeta en la poesía a Ma
ría Auxiliadora que leyó él mismo, y en la que leyó
el niño Benito Areso; don Arturo Díaz, autor y
actor de < Ideas Redentoras » luciendo xma vez
sus envidiables facultades para el teatro: el
joven Carlos de Echeguren, de la Escuela de Inge
nieros Industriales, antiguo altunno de la Casa,
a cooocer como orador de nervio y fácil
palabra en su improvisación; el barítono señor
Jaureguizar, en « Mi Crucifijo »; el violinista señor
Cre^>o, el Orfeón, que cantó « Boga, boga * del
maestro Inchaasti, y « Guemílcako Arbola »... j
todos los demás, en fin, sencillamente superiores.
— 250 —
Y sobre todo, superior, el Padre General en sus
cuatro palabras, al último, conmovido y conmo
viendo, dando consejos a los jóvenes , haciendo
votos por la prosperidad, en todos sentidos, de
esta zona fabril y mercantil, y confesando que
muica se olvidaría de Baracaldo y de la cariñosa
acogida que le ha dispensado. ¿Y podrá, acaso,
olvidarse nimca el pueblo de Baracaldo del buen
Padre All>era y de sus amados Hijos los Salesiasianos? *
Nosotros añadiremos que el brillante discurso
del Sr. Zabala iba nuís allá de un simple saludo de
bienvenida, como verán los lectores jx)r estos párra
fos ñnales:
Pevdonadad padre Albera, si para nuestro provecho
sacamos a luz lo que hiere vuestra modestia.
Tiecihid el homenaje que os rinden vuestros coope
radores y todos los admiradores de esta obra Salesiana que por mi conducto os dan la bienvenida y
os desean estancia agradable y provechosa.
En correspondencia a estos pobres obsequios sólo
os pedimos que hagáis a esta tierra agradecida objeto
de vuestra caridad por medio de vuestras oraciones
y del trabajo de vuestros hijos. Rogad a D. Bosco que
por mediación de María Auxiliadora consiga j^ra
Bilbao una gracia espccialishna, germen de otras mu
chas. la gracia de contar pronto con una Escuela de
Artes y Oficios dirigida por Salesianos en Bilbao.
Grande es la necesidad de escuelas y talleres Sa
lesianos en centros fabriles como este Baracaldo y
grandísimo el provecho que todos nosotros esperimentariamos con ellos: pero ¿nocreéis queauntnayor
es la necesidad y seria el provecho de crear una escuela
Salesiana de Artes y Oficios en una grande población
como Bilbao, donde tantos jovenes derrochan su ju
ventud en las calles y mal dirigidos en el aprendizaje
no llegan a dominar un oficio para proporcioruirse
honrada subsistencia?
¡Cuán dignos de alabanza serían los católicos bil
baínos si, dándose cuenta de esta necesidad y atraídos
por el provecho que para los jóvenes, y aún para la
sociedad en general había de traer esta fínidación, se
animaran a llevarla a efecto con aqitel entusiasmo y
con aquella generosidad de que tantas pruebas tie
nen dado!
Dios entonces se mostraría generoso con ellos, con
cediéndoles entre sus primicias la misma prosperidad
de sus industrias, cuyo personal seria mas idóneo, y
sobre todo, haciéndoles ricos en el cielo.
¿Consentirán los bilbaínos que falte en su querida
villa lo que tienen >ti las principales poblaciones de
España, y que no falta en otras tnas pequeñas como
Mataró, Sarria, Utrera, Ronda, S. José del Valle,
Béjary Baracaldo?
¡Quiéit sabe si dentro de dos años, quiás de uno,
los católicos &tV¿>aínc>s habrán dado contestación sa
tisfactoria y cu%npiiiia a.esta preguniez!
sea.
Bien quisiéramos trascribir también para solaz
de nuestros lectores algunos escenas-soberbias del
boceto dramático del in<ú\-idable D. Arturo Díaz,
alumno nuestro querídisimo hace y a más de I2
años en el colegio de Baracaldo. Dramatizando en
él los elementos de la obra salesiana. su necesidad,
sus efectos y su grandeza, ha trazado un cuadro
magistral que iba arrancando, a medida que su
mismo autor lo representaba como protagonista,
aplausos y lágrimas al mismo tiempo. Por estos
versos finales se adivinará el argiunento y la ma
nera tan sentida con que su autor supo desarro
llarlo y representarlo.
D. R a m ó n — Pues si queréis conocerle
propicio es este momento.
D. Albera a quien buscáis,
os escucha, os está viendo.
Juan — Pero ¿(juién es? ¿Dónde está?
¡O h, sois vos! Decid ¿no es eso?
1). R a m ó n — No. No soy yo.
J uan —
¡ Pues entonces?
D. R a m ón — Voy a calmar vuestro anhelo.
Mirad entre esos señores.
Es un semblante risueño :
Los años que sobre él pa.san
han nevado sus cabellos
dando a su faz colorido
de santidad y respeto.
Sonriente le veréis
atender cuitas ajenas,
y así sonriendo siempre,
siempre tranquilo y sereno,
el pensamiento en su Dios
y en sus Salesianos puesto,
afable recibirá
vuestra cuita o vuesto ruego.
En su corazón de santo,
hizo la bondad su asiento ¡
y allí está perennemente
dispuesta a prestar consuelo
lo mismo al pobre que al rico,
al patrono que al obrero;
que no distingue de clases
un corazón tan perfecto.
Por Dios acepta la dicha,
y por Dios acepta el duelo,
sin que su ánima conturben
ni dichas ni sufrimientos.
Y fija siempre en su mente,
como el más sacro precepto,
la frase del Salvador
« Dejad que los pequetinehs
se acerquen a mi » con ella
cuni[)le, y todos sus tlesvelos
se encaminan para dar
a tal frase cumplimiento.
Ese es el Padre D. Albera.
Ahi le tenéis en su asiento.
Buscabais una ocasión
propicia de poder veros
a su lado, para darle
pruebas de agradecimiento
por lo que los Salesianos
con vuestros hijos han hecho,
y Dios os da la ocasión :
Ved si es propicio el momento.
J u a n — Señor: No sé qué deciros.
Torpe se siente mi labio,
y es que no encuentra palabras
dignas de vos y de este acto.
El corazón dice mucho,
pero lo dice callando.
No sabéis cuán fiero nige,
cual late descompasado,
por soltar como un torrente
— 2s;i —
ios afectos que en él guardo.
El de mi agradecimiento
quiere, Padre, que sepáis;
que guarda cariño tanto
hacia esa Obra colosal
de los Padres Salesianos,
que se hermana ese cariño
con sus cariños mas santos.
Quiere que sepáis que mientras
haya en él de vida un átomo,
nunca podrá de él borrarse
recuerdo tan venerando.
Que dispuesto al sacrificio
se halla, cuando llegue el caso
para arrostrar mil peligros
sin temores ni desmayos.
Quiere. Padre, que sepáis
que hay en el proletariado
corazones que no olvitlan
lo que hacen los salesianos,
esos nuevos redentores,
por los queridos pedazos
de su corazón ; y quiere,
hoy que estáis en Baracaldo,
este centro de las luchas
del capital y el trabajo,
que veáis que vuestra Obra
ha tomado tal arraigo.
que se h á h ech o aqui im prescindible
como se hizo en todos lados;
pues allí donde haya niños
tiene que haber Salesianos.
Quiere, Padre, que al marchar,
cuando hayáis de abandonarnos,
llevéis en vuestra memoria
a Italia recuerdos gratos
de esta noche y de este obrero,
y también de Baracaldo,
donde tanto vuestra Obra
va la raza enderezando.
.^un más quería deciros,
mas torpe se siente el labio:
y es que no encuentra palabras
dignas de vos, y de e.ste acto.
El corazón dice mucho,
pero ¡a y ! lo dice callando.
Pedro — |H ¡jo m ió, ven a mi,
aqui, fuerte, en tre m is brazos.
Pero lloras» ¿Lloras, Juan?
JfAx — S i; dejadme que este llanto
es llanto de contrición.
•\o lo produce el quebianto,
no ;es toda, toda la hiel
de sufrimientos amargos
que va dejando tranquilo
este corazón de barro,
que al salir por mis pupilas
va mi ser regenerando.
Dejad, dejadme que llore
a raudales; sufrí tanto
que todo aqui dentro es hiel
que me ahoga, padre amado.
Venid aqui, aquí, hijo.s míos,
dos juntos a mi lado.
Quiero reparar con creces
los extravíos pasados.
Quiero ser lo que no fui.
¡También a mí me ha salvado
esa Obra sacrosanta
de los Padres Salesianos!
También vos, venid aqní.
Dadme a besar vuestra mano.
esa mano que prodiga
a diario favores tantos,
j Gran Obra la Salesiana !
¡Gran Obra, digná de aplauso!
Dar a Dios lo que es de Dios,
según su sabio mandato,
y al mundo lo que es del nr.iiulo :
Hombres leales y honrados.
Colosal Obra, en venUul,
que contra el error luchando,
va viril regenerando
la perdida Sociedad.
.Su influjo dotjuier mirad,
mirad cuál torna en cristiana
a la misma escoria humana;
y veréis en conclusión,
I qu e es Obra de redención
la gran Obra .Salesiana !
E l 2 de mayo los exalumiios c.s|M?raban con ansia
que D. 1’. Albera les diera la anunciada conferen
cia. A pesar de ser día lalx>rable y siendo en su
niat’oría obreros de los Altos Honios, se retiñieron
unos 8o. E l Presidente D. Arturo Díaz hizo la pre
sentación en mi sentido dLseursito, y el P. Albera los
dejó profundamente emocionados por las hermosas
reflexiones que les liizo, aplaudiéndole ellos con
cariñoso entusiasmo.
Uno de los acuerdos que tomaron fué crear un
Cuadro artístico y Orfeón a fin de recaudar fondos
para el montmiento; pasando luego a besar todo.s la
mano al P. Albera v dispidiéndose de él con mues
tras de profimdo cariño.
Al otro día temprano salió en el rápido para Za
ragoza.
HUESCA. — E n Zar^oza, la tierra clásica de la
devoción a la Vii^en Santísima, hay un buen nú
mero de cooperadores y cooperadoras que hacen sus
fiesta.s a María Auxiliadora lo mismo que si allí
hubiera una casa salesiana. Aunejue nuestro Rvmo.
Su|>erior debía de regtiir para Huc.sca . en Zara
goza acudieron a cumplimentarle aquellos ge
nerosos cooperadores. Allí recibió también la no
ticia de el Sr. Gobernador de IIue.sca no había
pemütido que la banda fuese a recibirlo a la esta
ción por temor de que hubiese desórdenes, pues po
cos días antes habían andado a tiros carlistas
y republicanos. Con todo, le esperaban cu la
estación de Huesca, el sábado 3 de mayo por la
noche, el Sr. Obispo, concejales, canónigos, sacer
dotes, cooperadores, distinguidas personas y ima
muchedumbre de gente, que vitorearon a nuestro
Superior General. Llegados al colegio, la banda se
desquitó tocando con todo el entu-siasmo com
primido, se repitieron los vivas y aplausos y la
multitud invadió la casa. A duras penas pudieron
D. P. Albera y su séíjuito- trasladarse a la capilla
donde se cantó la Salve. Aquella misma tarde le
visitó el Sr. Gobernador, explicándole los motivos
de su determinación y ofreciéndole amablemente
sus respetos.
Las ftmeiones religiosas del domingo ftieron con
curridísimas y por la tarde hubo el correspondiente
homenaje oficial. Presidían dos venerables ancia
nos: d grande amigo de los Salesianos, Dr. Supervía, Obispo de Huesca, y el P. Albera. L a gente no
-
252 —
cabfa en el teatro ni en la casa: ni escenario ni
claustros ni nada pudo verse Ubre de la muchedum
bre que deseaba tributar al P. Albera el homenaje
sincero de su simpat a.
E l P. Nervi, l'Jirector del Colegio, pronrmció un
originalísimo discurso con mía corrección y ga
lanura de estilo admirables. Ixis demás oradores y
p(x;tas interpretaron admirablemente también
los sentimientos de la capital osceiLse para con la
Obra salesiana, bastando citar a D. Juan Satre, D.
Manuel Banzo, y D. Raimundo Vilas.
* E l P. Albera, comenta la Voz de la Provincia,
ya está habituado a los aplausos y. hombre de
gramlc espíritu y de virtud bien cimentada, no se
enorgullece ni engríe con el grato rmnor de las
Gaspar, nos demostró que vale para declamar y
cantar.
Ultimamente se representó la preciosa zarzuela
« E l príncipe heredero », muy bien interpretada
CumpUdo el programa, el Padre Albera subió al
escenario para hablar al púbUco oscense. En cuanto
apareció el venerable anciano, de cabellos blancos,
frente serena y semblante risueño, sonaron entu
siastas vivas y aplausos calurosos al Padre Albera.
E l Superior General de los Salesianos habla con
bastante fluidez nuestra lengua, y en pocas pala
bras mostró im profmido agradecimiento a los no
bles liijos de esta hidalga tierra. Habla sencillo, sin
un arramjuc, ni un rasgo oratorio, sin artificio nin
guno, antes bien, con la ingenuidad de un niño y
r?*.
-V.
'.'•'r-i
HUESCA — La banda que hilo los honores al Rector Mayor.
palmas: pero ayer le vimos satisfecho y sonriente
cuando el público uiuneroso prorrumpió varias
veces en estniendosos vivas >.
I.ucgo continúa el mismo periódico:
í Lo (juc hizo las delicias de la numerosa y se
lecta coíiourrencia fue el graciosísimo diálogo...
o Y también los batnrricos ». rayando a gran altvua el grupo de preciosos niños \-estidos con el tí
pico coirón corto, tocados con el pañuelo v cal
zando la alpargata trenzada ó mifionera, moviendo
gentilmente a risa con las innxunerables gracias de
sabor regional y local de que está cuajada la obrita
del jo^•en y muy culto henuano profesor del co
legio D. Recaredo de los Ríos, quien demostró
haberse asimilado en poco tiempo cosas hondas de
nuestro ser aragonés.
E l cuadro de declamación del Círculo Católico
de Obreros, dirigido por el culto catedrático Sr.
con el aire que emplean los padres cuando hablan
a s\is hijos, con el lenguaje del corazón.
Al terminar fué de nuevo ovacionado ♦ .
Imponente, aimque la prudencia aconsejaba
no dar exterioridades al acto, fue la despedida.
I/5S coches que conducían al Superior y a sus acom
pañantes fueron rodeados por los niños que ritorearon y aplaudieron durante todo el trayecto. En
la estación estaban todas las autoridades: £1 S.
Obispo, teniente Alcalde, concejales etc. y tam
bién el Sr. Gobernador que obsequió de nuevo al
P. Albera. Había además mi gran número de coo
peradores y algunos le acompañaron hasta Tardienta. Apenas se puso el tren en movimiento, co
menzaron los vivas; los almnnos corrían con el tien
y durante un largo trecho se veían grupos de ellos
que repetían los vivas saludando al P. Albera.
Llegado a Zaragoza a las 8
la familia de Poda
— 253 —
vía, pero a parte del susto consiguiente y algunas
Anreade Navarro, P i^ d e a t a de los Cooperadoras,
roturas de poca importancia, no hubo otras des
tuvo a gran fortuna hospedar en su casa a nuestro
gracias
que lamentar. E l mismo día 12 por la tarde,
Rector Jlayor.
los cooperadores le dedicaron una velada íntima de
Dijo misa la mañana sigueinte, 7 de mayo, en el
despedida que resultó conmovedora en extremo.
altar de la Virgen del Pilar, y por la tarde hubo luia
D. Antonio Aime, tan conocido y querido de loa
función m uy bonita en la Parroquia de S. Gil,
donde las cooperadoras tienen ima bellísima esta cooperadores de Barcelona, habló de la influencia
que el ejemplo de los cooperadores de España ejerce
tua de María Ausiliadbra.
sobre los cooperadores de la América española,
Habiendo salido de Z a r^ o za la mañana del 8,
gustando muchísmió. E l 13, los alumnos de nucsUfaron a Monistral cerca de las 7 de la tarde; allí
los esperaba D. An
tonioAime, Inspec
tor de Colombia,
que venía de Amé
rica a reponer su
quebrantada salud,
cou D. Sebastian
Haití Codolar, el
cual los llevó en el
automó\Tl al mo
nasterio de Monserrat.
El Abad salió al
encuentro de D. P.
Albera y con mu
cha deferencia lo
condujo al templo
donde la escolanía
cantó la Salve. E l
día después viernes
9, celebró misa en
él altar mayor; lue
go él Abad le mos
tró todas las mara
villas que la natu
raleza y la fe han
acumuladoen aque
lla montaña ben
dita. A l mediodía
entraba en la casa
de Sarriá donde los
niños en dos largas
filas le recibían vi
toreándolo, aplau
diendo y besáudole
la mano. A llí pudo
reposar mi poco de
HUESCA — El P. Albera en medio de !"■ simpático* « Batnrricox *.
su larga excursión,
en la cual la V i^ en
tro colegio y las alumnas de las Hijas de María A u
de D. Bosco había repetido las maravillas .cou
xiliadora, muchos cooperadores y cooperadoras
que honró a su hijo predilecto, el Fimdador de
la Coi^regadón Salesiana, para ensalzar a su Su jimtamente con los salesianos, le lucieron una afec
tuosísima despedida y partió para Gerona.
cesor.
SARRIA. — L a estancia entre los amados hijos de
Sarriá duró hasta el 13 de mayo. Desde la tarde del
9. la casa de Sarriá fué frecuentadísima por muchos
cooperadores; el 11 presidió el P. Albera uim
asamblea de exalumnas de las H ijas de Mana
Auxiliadora y al día siguiente asistió a la hermosa
Romería del R am en el Tibidabo; pero al volver en
el automóvil de los Sres. de Codolar sucedió un
pequeño incidente que, gracias a Dios, no tuvo
consecuencias graves. E l auto chocó con un tran-
OERONA.— A l medio día llegaron a la histórica
dudad. No faltaron en la estación obsequios y liomenajes tantas veces repetidos, por parte del Cabüdo. profesores del Instituto, cooperadores y
distinguidas peisonas que aman la obra de D. Bosco.
Detalle dignn de mención fué que D. P. Albera
se dirigió a la Granja salesiana en el mismo coche
que había conduddo a D. Bosco y a D. M. Rúa.
Los niños de la Granja le redbieron a son de banda
con todo d regodjo de que eran capaces, y el P.
r
— 254 —
A l l^ a atravesó los pórticos engalanados para re
cibirle. El tie m ^ comenzó aponerse malo; así que
pudo verse mejor la grande simpatía que había
logrado inspirar nuestro Rector Mayor; ni la lluvia
de la distancia pudieron impedir que la tarde del
día siguiente 14 se reunieran en el salón de actos de
la casa un gran niimcro de cooperadores, para tes
timoniar
P. Albera la veneración hacia su per.sona y su adhesión a la obra salesiana. E l Dr. Herranz, profesor del Seminario, saludó con un dis
curso elocuentísimo al Superior de los Salesianos
en nombre de los cooperadores. Su palabra mágica
e\'ocó las escenas de entusiasmo y admiración que
el paso de D. P. Albera había producido en España,
haciendo revivir una vez más los timifos pasados.
I.OS alumnas se lucieron también honrando al Pa
dre, sobre todo los ginmastas que cosecharon inter
minables aplausos. E l P. Albera dió fin al acto con
su acostumbrada humildad, que aparecía más su
blime después de tantos honores. L a última impre
sión es la que queda, decía; y ésta es para mí agradibílisima y nií¿ no jxidía de.sear mi corazón de Pay Superior. Después de los aplausos que coro
naron sus palabras, todos los presentes pasaron a
Ixjsarle la mano, que él dejaba besar con honda
emoción. laiego se trasladaron a la iglesia y los des
pidió a to<los con la bendición de S. D. M.
E l jueves 15 amaneció muy lluvioso; después de
la misa, a ¡lenas pudo hacer algunas visitas a varios
cooperadores. Por la tarde la lluvia continuaba,
pero ello no impidió que los salesianos y los niños
con los cooperadores le dieran el afectuosísimo
adiós. A las 10 y media de la noche el tren que los
llevaba pasó la frontera y el P. Albera dejaba a
Ií.spafia. Piemos dicho mal: no la dejaba, la llevaba
en su corazón y la llevará en los años que nuestro
Señor se digne conservárnoslo, y ojalá sean mu
chos, pues las pruebas de cariño que en ella re
cibió no son para olvidadas.
E l Señor y María Auxiliadora bendigan a los ge
nerosos cooperadores de la hidalga tierra espa
ñola, y a todos los que de mía manera u otra han to
mado parte en los homenajes de esta verdadera
marcha triunfal. A nombre de nuestro amadí
simo Rector Mayor, de los salesianos y de nuestros
ñiños, repetimos una vez más el testimonio de nues
tra imperecedera gratitud; y terminaremos nues
tra reseña dando gracias al Dador de todo bien,
repitiendo también nosotros de lo más íntimo de
nuestra olma: Te Deum lauilamus, te Dotninum
confUrmur!
ASOCIACIÓN DE EX-ALUMNOS.
CIUDADELA (Menorca). — Extractamos deiVu^i.•ro
la reseña de las bellísimas fiestas pa
trióticas que los exalumnos celebran cada año
en honor de los héroes ciudadelanos, fiestas que
coincidieron este ano con las de fin de curso.
« Labor altamente pratriótica han llevado a cabo
tos socios de la Union, los cuales, con un entu
siasmo y a tradicional en ellos, han organizado
una serie de festejos en conmemoración del célebre
1558.
Desde el sábado 12 de julio, por la noche, anun
ciaron al vecindario que iba a empezar su programa
con un brillante concierto que nuestra banda di6
en la plaza del Borne ante enorme concurren
cia.
E l domingo 13, por la tarde, en el mismo sitio
tuvo lugar un grandioso festival.
Desfile y juegos. — Se principió el acto con un
desfile en que tomaron parte todos los ciclistas de la
Unión, además de otros, en número superior al de
otros añas; luego marcliaban con juvenil soltura los
gimnastas detrás de la bandera nacional y a conti
nuación la banda, ima comisión del Orenlo Cató
lico, del círculo artístico del Borne y el estandarte
de los Antiguos Alunmos, con un grupo escogido
de ellos, cerrando el imponente cortejo mi inmenso
gentío que de todas partes afluía al Borne para
asistir a las anunciadas diversiones. Y allí hubo
carreras de cintas, en que todos alcanzaron el
premio apetecido; después dos cuadros gimnás
ticos por los niños colegiales, quienes al verse
blanco de las miradas de sus parientes y de toda
Cindadela, mostraron que también ellos, aimque
pequeñitos, desean hacerse capaces de imitar a
sus gloriosos antepasados. Como tercer número,
vimos un desafío en carreras de lentitud en las
cuales los ciclistas hicieron derroche de habili
dad y maña a fin de llegar a la m eta lo más tarde
I ^ b le , puesto que vencedor debía ser el que
sin caer se raantu^’iese más tiempo sobre la bici
cleta y recorriendo ima línea recta.
I^a final repartición de premios que comenzó
a las 9 y media de la noche resultó realmente
xm colosal homenaje a los héroes.
En el patio del Colegio Salesiano, atestado de
una mudiedumbre de admiradores nuestros, con
templábase xm arco elegantísimo que formaba
dosel a la presidencia y xma profxxsión de luces y
escudos y colores que nos parecía estar en pleno
medio día y en xm salón de espléndido alcázar.
Allí estaba el Sr. Arcediano ostentando la re
presentación del Prelado, el abogado Sr. D.
Juan Simó de Olives. Teninete i®. de alcalde, el
Sr. Carrillo, Teniente Coronel, con otras distingxiidas personalidades.
E l abogado Sr. Simó leyó xm preciosísimo dis
curso. las poesías patrióticas ananiecieron los áni
mos que estallaban en aplaxxsos fragorosos, sobre
todo la del Sr. Torrent y la de la poetisa Sra. Catalé. Alternando con los cantos y discxirsos. se iba
haciendo la repartición de premios que los niños
habían ganado en buena lid. pues los exámenes
fueron en extremo satisfactorios. E l Sr. Arce
diano terminó la velada patriótico-escolar con
xma corta alocución, y eran ya las once cuando d
inmenso público satisfecliísimo abandonaba el co
legio. Faltaba toda\ria otra fiesta, para terminar,
y se verificó el 20 del mismo mes: xm briUantisimo
certamen catequístico. Y éste no desmereció de los
actos anteriores, dando con d io por concixiida al
labor escolar del presente curso.
255
COLLE SALVETTI (Italia).— La segunda junta ge
neral de los ex-alumnos, anunciada con una cir
cular y deseada por todos, tuvo lugar el 20 de abril.
Una comisión se encargó de preparar con un entu
siasmo digno de la simpática empresa todo lo ne
cesario dentro y fuera del colegio. Las alegres no
tas de la banda saludaron a los numeroso huéspe
des que llegaron en varios trenes. Después de las
edificantes frmciones religiosas, tuvieron su ban
quete de familia al cual siguió una fimcioncita en
d teatro.
BUENOS AIRES (Arg.). — Los antiguos alumnos
de Buenos Aires han tenido en el mayo pasado su
reunión anual, para renovar la actividad de la
Asociación y dar cuenta de lo que se ha hecho en
el año anterior. Muchos de los actos ya los hemos
relatado en nuestro Boletín; y hoy vamos a aña
dir otro altamente simpático, el Homenaje de
los ex-alumos al P. Belingheri, con m otivo de sus
bodas de plata sacerdotales.
I De todas las fiestas celebradas durante el
año, dice la Memoria que tenemos a la vista, nin
guna como ésta ha quedado grabada en nuestros
corazones. Fué un hermoso pretexto para que nues
tro entusiasmo se desbordara en forma del más
sincero cariño y de la gratitud más grande hácia el
querido y respetado maestro; im humilde obrero
de la viña del Señor, que por espacio de 27 años
no interrumpidos (casi todos ellos de enseñanza
en nuestro querido colegio) ha visto desfilar por
sus ardas im gran número de niños cuyo espíritu
modelara, y que hombres ya, con el fausto mo
tivo de sus bodas de plata sacerdotales, se con
gregaron el 27 de octubre p. p. para tributarle a
porfía el homenaje de sus respetos, gratitudy ca
riño.
No insistiéremos en los detalles de esta fiesta
cuyo recuerdo está fresco aún en \*uestras memo
rias: sólo diremos que con el objeto de exteriorizar
y dejar constancia de nuestro filial afecto al bon.dadoso maestro, el Centro le obsequió con una her
mosa casulla, im artístico pergamino (obra del ar
tista Sr. Antonelli a quien enviamos nuestro agra
decimiento por su valiosa cooperación) y un Album
firmado por todos los que asistieron a esta hermosa
fiesta. »
MATARÓ. — De nuestro estimado co l^ a « Juvent’.ui Salesiana » copiamos los resxdtados de los
exámenes finales de nuestro colegio.
« Satisfactorio ha sido el deseiüace tan esperado
del presente año escolar. Los exámenes de fin de
curso han tenido un resultado de honra y a la r ía
para los examinados, y de satisfacción y consuelo
para padres y Profesores. L a enseñanza que se da
ai nuestro Colegio ha q u e d a d acreditada con la
mejor de las prop^andas; y ha merecido las ala
banzas de los mismos catedráticos dtí Instituto y
Escuela del Comercio, que reconocieron la cuida
dosa preparación que, en general, demostraban te
ner los examinados.
Véase como comprobante de cuanto decimas el
resultado de los exámenes, puesto en cifras que es
el testimonio más irrecrisable.
BA CH ILLE R A TO .
Sobresalientes
.......................................... 76
N o t a b l e s ................................................................. 51
Aprobados
............................................................44
Suspensos
.......................................................... 5
Total . . . .
176
COMMERCIO.
SobresalÍente.s
.....................................................11
N o t a b l e s .................................................................26
Aprobados
............................................................32
Suspensos
...................................................... 3
Total . . . .
72
A esto hay queañadir 22 matrículas de honor.
Por lo cual se verá cuán justa es la satisfacción de
unos y otros, a los cuales felicitamos cordial
mente.
SARRIA (Barcelona). — Tomamos de i E l Correo
Catalán ». del 28 de julio.
« Con gran solemnidad se verificó la distribu
ción de premios a los al\umios del Instituto Salesiano de Sarriá, compuesto de las Escuelas Pro
fesionales y Colegio del Santo Angel.
Ocupaban la presidencia el Rdo. Padre Ernesto
Miglietti, Director del establecimiento, el señor
Margenat. digno alcalde de la simpática villa, el
Rdo. Padre Hermida y varias otras distinguidas
personalidades. •
E l pimto culminante fué la entrega de los diplo
mas de terminado aprendizaje y habilidad profe
sional a los sígmentes alumnos, que habían perma
necido el tiempo reglamentario y acreditado su
ccnnpetencia ante una Comisión técnica:
Emilio Sa. escultor decorativo; José M. Sanahuja, del mismo arte; Francisco Ciuró dorador;
Pedro Bastardas, carpintero-ebanista; Agripino
Méndez, escultor; José Gota, inii>resor, y Francisco
Arroyo, dorador.
A todos ellos agradó el establecimiento con una
prima en dinero, que variaba entre 205 y 150 pe
setas para hacer frente a sus primeros gastos.
Hubo también premios espedales consistentes en
relojes para los cuatro alumnos artesanos y estu
diantes que se distinguieron en el « Certamen Catequfetico ». Los cuatro campeones fueron objeto
de una grande ovación por parte de sus compa
ñeros.
Cada taller-escuela y cada clase repartió 3 pre
mios y algunas mendones. Dichos premios con«sigrian en diplomas, herramientas de ofido, libros,
prendas de vestir y objetos útiles.
Se intercalaron lindan poesías, breves discnrsitos, hermosos cantos y armoniosas piezas de mú
sica, ejecutadas por la Banda del Colegio.
Cuantos asistieron al acto salieron en extremo
satisfechos ».
— 256 —
VIQO. — La claiisura del curso con la fiesta de
S. Luis, la distribución de premios y certamen cateciuistico, puso digno remate a las labores esco
lares.
121 festival se celebró en el patio posterior del
Colegio, que se hallaba profusamente adornado
con banderas y en el que se habían levantado un
trono y xm templete, y se habían colocado bancos
y sillas para los alumnos e invitados.
Después de los cantos y elocuente discxirso del
P. Lampe, invitadas por el P. Honorato, subieron
al trono la señora del vice-director del cable ale
nuin, doña María Requejo y la señorita Amparo
Arines, las que coronaron a los triunfadores, les
impusieron las bandas y dieron los premios en
medio de los enüisiastas aplaxisos de los alumnos.
El premio del emperador consistió en im reloj y
el de las príncipes en libros donados, lo mismo que
las bandas, por cooperadoras salesianas.
I.uego se trasladaron todos los invitados al patio
graiule dcl Colegio y se celebró la parte deportiva
del festival, qtie consistió en variados ejercicios
ginmástico-militares los cuales fueron aplaudidísiinos por la distinguida concurrencia que los presen
ciaba. El profesor gimnasta don I. Victori fué felicitadísimo.
Al otro día continuó la fiesta, pues era domingo y
se celebraba la de S. Luis. Comulgaron los alumnos,
el culto orador sagrado D. Emilio Alvarer prontmció
un afiligranado sermón y por la tarde hubo velada
de despedida. El Abogado D. José Martínez Piñeiro, explicó a los niños el significado de los pre
mios y castigos, y los alumnos hicieron maravillas,
cantando y recitando. La distribución de los pre
mios coronó el año y las fatigas de los escolares
con la alegría del deber ctimplido y la perspectiva
de unas felices vacaciones.
N E C R O L O G IA
I’remie el Señor su generosidad en la paz de los
justos; y al mismo tiempo que la recomeudamos a
las sufragios de imestros cooperadores, les propo
nemos también el ejemplo de sus grandes virtudes.
Rvdo. Dr. D. Juan B. Casas.
Ihofuudamaite apenados los Salesianos de
Orense por la irreparable pérdida, que han tenido
con la repentina muerte del M. Iltre. Señor Dr.
D. Juan Uta. Casas. Maestrescuela de la S. I. C de
dicha ciudad e insigne bicnheclior de nuestra obra,
hacen público en el BoUtín Salesiano su eterno
igradecimieato, por el sumo interés que siempre
manifestó por la Congregación Salesíana, viendo
en ella, como él decía, el remedio más eficaz para
■ cmar la humanidad en sus raíces, que son la juven
tud tan necesitada de educación. Este pensamiento
concebido por el desde los primeros años de su sa
cerdocio, arraigó en él mucho más desde que en la
Habana recibió una atenta carta del V. D. Sosco.
' es que, aprovechando la ocasión que se le pre
sento después de su regreso a la península, pidió
con instancias que los Salesianos viniesen a Orense
para hacer una nueva fmidación; la cual, mediante
la eficaz intervención y cooperación del Ermn e
Hmo. Sr. Obispo, Dr. D. Eustaquio Hundain, que
actualmente rige esta diócesis, logró ver estable
cida, después de haber trabajado durante años
para que los salesianos tu\neran la casa que hoy
poseen.
Era el Dr. Casas modelo de sacerdote, de vir
tudes públicas y vasta cultura. Nacido en la mkma
provincia el 1859, liizo brillantísima carrera en los
seminarios de Orense. Plasencia y Valladolid. Es-
(Fotografía hecha a los 25 aHos)
cribió obras de mucho mérito, fué profesor de Cien
cias en el Seminario, Doctor en Teología y licen
ciado en Derecho Canónico, correspondiente de la
Academia de la Historia y de la Real Academia
Gallega, ocupxb cargos ecdesiásticos elevadísimos
siendo Gobernador eclesiástico de la Habana; y
sobre todo, edificó con sus \4rtudes a sus hermanos
en el sacerdocio. Murió en plena posesión de sus
fuerzas, pues aún no contaba 54 años.
Endamos desde estas columnas nuestro más
sincero pésame a sus hermanos D. José, Da. Con
cepción y demás parientes del finado.
Suplicando a nuestros hermanos y cooperadores
tengan presente en sus oraciones d alma de tan
caritativo Señor.
R. I. P.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSE GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. de la Buena Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176- TURIN.