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V ia Gottolcnqo N.
SUMARIO.
nuestros L e c to r e s .............................................................. i
Carta de Don Pablo AU>era, Pbro. á los Coopera
dores y Cooperadoras de D. Sosco
.................... 2
La educación estética del o b r e r o .................................... 8
Por la buena p ren sa............................................................ i i
Tesoro espiritual
• • • • ..........................**
La Semana Social de ® r c e l o n a ...................................12
El Dr. D. José Bertello, Pbro............................................ 13
Dk n u e s t r a s m i s i o n e s : Ecuador: Excursión*á Indanza — República Argentina: La Colo7tia A g r í
X)
cola de Fortín M e r c e d e s ............................................. 15
B ib lio g r a ñ a ...........................................................................20
Gracias de MaríaA u x i l ia d o r a ......................................... 21
P o r e l m u n d o s a l e s i a n o : Felicitación — Crónica
de los Ex-Alumnos; Btienos A ires — Crónica de
los Oratorios festivos: Trieste, Ivrea, Slicma —
Noticias varias: Madrid, Barcelona, Patíamá, Bue
nos A ire s, Valparaíso, Santiago, Córdoba, A su n
ción, Caracas, Rodeo del Medio, Castelnuovo d'A sti,
F e r r a r a ...........................................................................24.
N e c r o l o g í a ........................................................................... 28
fl nuestros Héctores»
« indudable, escribía e( inmortal León X ill. que, quien
con su apoyo ó cooperación concurre al desarrollo de las obra^
y trabajo^ de la Familia Salesiana, se hace de un modo patente
benemérito de la Religión y de la Sociedad >. Estas palabras
del gran Pontífice, que se leen en la primera página del R e g la
m ento de los C o o p e ra d o re s , conservan toda ^u fuerza hoy que
la religión se ve villanamente combatida en sus hijos predilectos,
lo^ religioso^, hoy que la Sociedad tiembla al sentirse minada
por la propaganda aqárquica. Por eso o^ las recordamos,
amados Cooperadores, para que en la próxima fiesta de
nuestro Patrono S , Francisco de S a les, os animéis á cumplir
el /Artículo Vil n® 4 de vuestro Reglamento que prescribe la
C o n feren cia .
Que el
Doctor obteqga para vuestras alma^ aquella
sabrosísima paz que él sa^ia iqfundir en los espíritus, aquella
paz que fue la primera y la última palabra del Príncipe de la
Paz en la tierra: « Paz á los hombres de buena voluntad....
Os dejo la paz... >
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Carta de Don Pablo /tibera, Pbro.
á Í05 Cooperadores y Cooperadoras de D. 80500
Pencménto.T Cooperadores
y Cooperadoras:
A c o n te c im ie n to s d iversos de 1910.
Deteniéndome un poco á considerar
URANTE más de 20 años los sucesos del año pasado, no puedo
el Boletín Salesiano apa menos de admirar la unanimidad de
reció llevando en sus pri sentimientos que hubimos de ver entre
meras páginas el nombre 'os miembros de la Famiha Salesiana
carísimo y venerando de D. Miguel y sus Cooperadores. Comenzamos el
Rúa. Con un lenguaje en que se reñe- año 1910 con tristes auspicios. La
jaba todo el candor de su alma y su salud de nuestro venerando Superior
celo ardiente, daba cuenta de las nos tenía en ima angustiosa intraquiobras que con la ayuda de Dios se lidad; preparábamos g r a n d e s fiestas
habían llevado á cabo durante el ano, para su jubileo sacerdotal, y veíamos
exponía sus proyectos para dar mayor en tanto que su robusta coniplexión
desarrollo á la Asociación de los Coo se iba debilitando de día en día. ¡Qué
peradores é infund a en todos ardor y dolor hubimos de experimentar cuando
denuedo para trabajar á mayor gloria los sabios médicos que con tanta com
de Dios y bien de las almas. Sus pa petencia le cuidaban, declararon que
labras se recibían con amor y venera la ciencia era impotente para dar vigor
ción porque eran palabras del hijo á aquel cuerpo consumido por el con
predilecto del V. D. Bosco, del jefe de tinuo trabajo! ¡Qué congoja cuando
los Cooperadores, porque eran las pa Uegó el momento de la dolorosísiina
labras de'un santo. No temo equivo separación! Bero vosotros, benemé
carme al decir que eir este mismo mo ritos Cooperadores, no nos habéis de
mento en que el Boletín llega á vuestras jado solos con nuestro dolor; y nos
manos, ojeáis ávidamente sus prime otros hemos visto una vez más vues
ras páginas para encontrar el nombre tro cariño por la solicitud con que
de D. Rúa y su gratísima carta anual. pedíais que se os tuviera al corriente
¡Qué pena para vuestro bondadoso de la enfermedad de D. Miguel Rúa.
corazón que le profesaba tanto cariño, Guardaremos como un tesoro aque
pensar que la mano que trazaba aque llos übros donde se inscribieron tan
llas líneas está paralizada por el frío tos distinguid'.)s personajes^ que vi
de la muerte, que el Padre bondadosí nieron personalmente á \dsitarlo }
simo no existe ya! Otro por lo tanto otros que pidieron por escrito notidas
debe dirigiros la palabra, y yo me del queridísimo enfermo; y. sobre todo,
pongo á ejecutarlo, lamentando no no oU-idaremos jamás la^ afectuo^
poseer ni la ciencia ni el prestigio que premura con que todos habéis tomado
daban tanta autoridad y eficacia á la parte en nuestro duelo.; Cuánto ali\io
palabra de D. Rúa. Lo que me falta lo no infundieron en nuestras a m ^ 1^
suplirá vuestra reconocida indulgencia y honores tributados á la memoria de
bondad para con los Hijos de D. Bosco. D. Miguel Rúa en sus funerales so-
— 3 —
lemnísimos que resultaron una espon
tánea y verdadera apoteosis!
Sabemos que no hubo clase de per
sonas que no tomaran parte en el ple
biscito de veneración hacia nuestro
difunto Superior; pero también hemos
visto que nuestros Cooperadores espe
cialmente vinieron á dividir con noso
tros las lágrimas y las penas. Vuestras
visitas y vuestras cartas son la prueba
fehaciente. Por :o tanto, si nosotros
los Salesianos os quedamos agradeci
dos cuando con vuestro dinero soste
néis nuestras obras, no es menor nues
tro agradecimiento cuando procuráis
consolar nuestros dolores morales. Por
esta caridad verdaderamente cristiana,
en nombre de todos mis queridos her
manos os doy infinitas gracias.
Por otra parte, no menos digna de
mención es la forma en que se manifesta
ron el celo y la caridad de muchos Coo
peradores en la dolorosa coyuntura
de la muerte de nuestro llorado Su
perior. En todas las naciones, en casi
todas las ciudades y en muchos pue
blos, celebraron funerales solemnes por
su bendita alma y procuraron que en
tales drcimstancias se liiciera además
un magnífico elogio de sus virtudes.
Así sucedió que el nombre de Don
Miguel Rúa vino á resonar con grande
honor en los Concejos municipales de
ías grandes ciudades y de los pueblos,
^ munerosas academias de institutos
r^giosos y en los pulpitos de las igle
sias; de este modo pudo repetirse de
uuestro amado Superior que « dejuftcius adhuc loquitur», esto es, que
aun después de su muerte, continuó
^ apostolado por la boca de aquellos
Cooperadores que lo propusieron como
dechado de las virtudes más eximias.
Pero no tardó mucho en presentárotra ocasión de manifestar á la
^ e d a d Salesiana esta hermosa couiünidad de sentimientos. E l i6 de
■ Agosto fue nombrado el sucesor de
Miguel Rúa; y vosotros, sin hacer
caso de la pequenez del elegido, os apre
surasteis á tomar parte en la alegría de
los Salesianos, enviando calurosas feli
citaciones al nuevo Rector !Mayor.
Tales pruebas de benevolencia con
fortaron sobre manera mi corazón ago
biado bajo el peso de tanta responsa
bilidad, y me inspiraron valor y fuerzas
para continuar lo mejor que me sea
posible la obra de D. Bosco y de Don
Rúa. Aceptad una vez más, amados
Cooperadores, el testimonio de mi
gratitud más cordial por esta unión
de espíritu que mostráis para con los
Salesianos y por la cariñosa solicitud
para con mi humilde persona. ¡Y qué
grato me fué el ver que hasta el Padre
común de los fieles, el gran Pío X , notó
esta unión espiritual y por eso en
cargó al nuevo Rector Mayor de los
Salesianos que bendijera en su nombre
á todos sus hijos sin o vidar á sus ce
losos Cooperadores á los cuales hacía ex
tensiva su bendición apostólica! No debo
omitir otro consuelo que me vino por
parte de los Inspectores y muchos de
los Directores Salesianos que se reu
nieron jimto á la tumba de D. Bosco y
de D. Rúa en Valsálice. Nos consolá
bamos recíprocamente contando unos
á otros las obras de caridad que habían
llevado á cabo dondequiera que hay
una casa salesiana, mediante el va
lioso concurso de nuestros Coopera
dores. Allí hicimos con santa alegría el
recuento de las asociaciones de anti
guos alumnos que hemos ogrado esta
blecer en diferentes casas y pudimos
unirlas todas en una federación. Inútil
es decir que esto ha de contribuir á
sostener su existencia y conservar su
buen espíritu; y esperamos que, reu
nidos en una poderosa falange, ejerce
rán saludable influencia en la sociedad
y sobre todo en los jóvenes.
Después de indicar estos principales
sucesos del pasado año no puedo ir
adelante sin manifestar el más vivo
reconocimiento á los fervientes Coo-
peradores de Chile que en Santiago á lo que con tanta fatiga se había hecho
fines del 1909 feunieron un Con en la vecina misión de Mochelia. A
greso en nombre de D. Bosco para di principios de Mayo en Rawson (Chufundir mejor su espíritu de caridad. but) un incendio destruyó también la
K1 éxito de aquellas asambleas será iglesia y gran parte del colegio de la
siempre memorable en los anales de Misión; y en Cartago, Repúbica de
nuestra Sociedad por ser ademas una Costa Rica, ün terremoto redujo á un
de las últimas alegrías que proporcio montón de ruinas nuestro instituto,
naron á D. Miguel Rúa. Y como estoy- causando nuevas víctimas. En agosto,
seguro de que éste no hubiera dejado además, otro incendio redujo á cenizas
de manifestarles su gratitiid con las el floreciente colegio de Concepción,
más afectuosas exi)resiones, tampoco Chile, primera fundación salesiana en
aquella república. A l recordar estos
yo he podido dejar de hacerlo.
Kn la segunda midad del año, otra lúgubres aconticimientos, debemos con
causa de regocijo ha sido la I1Í Expo« solarnos adorando los irnperscmtables
sición General de las Escuelas Pro designios del Todopoderoso.
fesionales y Colonias Agrícolas SaleN u e vas fu n d acio n es y ampliaciones
siauas. Convocada para estímulo de
llevad as á cabo en 1 9 1 0 ,
los Colegios y ahmmos, debía ser ade
más un homenaje á nuestro amado D.
E l año pasado será también memo
M guel Rúa en su jubileo sacerdotal.
Y plugo al Señor que obtuviera el rable para nuestra Sociedad porque
nrismo éxito, puesto que nuestros arte- en él pudimos establecer y desarrollar
sanitos dieron pruebas altamente lau nuevos oratorios festivos, varias socie
dables de su aprovechamiento; y las dades esportivas y muchos círculos
alabanzas que oímos de los labios de que serán sin duda alguna la tabla de
los que la visitaron, no sólo fueron un salvación para muchísimos jóvenes que
estímulo para ellos, mas también una los frecuentan. Un aplauso de mi parte
manifestación imponente de admira para todos aquellos que no ahorran mo
ción y simpatías en favor de la obra lestias ni dinero para favorecer estas
providencial de D. Bosco y de su su obras de car dad tan conformes con
las necesidades de nuestros tiempos; y
cesor inmediato.
Sin embargo, entre las rosas no fal Dios quiera que su ejemplo no sea
taron espinas; y espinas pimzautes fue estéril. Uimitándome á daros a’gunas
ron las pérdidas dolorosísimas de otros indicaciones concretas á este respecto,
inolvidables hijos de D. Bosco, que recordaré que hemos aceptado la di
dejaron un vacío inmenso en nuestro lección de un segundo oratorio en
corazón y en nuestras filas, entre los Trieste. Fué este el último compronu^
cuales debo recordar á D. Carlos María de D. Rúa por las instancias que le
Baratía, Pbro., á D. José Lazzero, Pbro. liizo el pastor celosísimo Mons. Nag*
y sobre todo á D. José Bertello, Pbro. a lio ra Auxiliar de S. E. el Cardenal
tamb-én. Ecónomo de nuestra Pía So Arzobispo de Viena.
También en esta última capital, me
ciedad y Director durante 12 años de
trópoli
populosa del imperio austt(>
nuestras Escue'as Profesionales.
húngan,
hemos podido finalmente abnr
Con otras tribulaciones quiso asi
mismo visitamos el Señor. En el mes im oratorio que frecuentado ^
de marzo im terrible huracán derribó por más de 300 niños, ya resu'ta
un nuevo brazo de edificio en nuestro ficiente por la estrechez del local. uW
orfanotrofio de Mozambique y destruyó de estos refugios provechosos para
- s —
jóvenes se abrió en Ivrea por obra del
celosísimo obispo Mons. Mateo Filipello, paisano de nuestro Venerable
fundador; y otro comenzó á funcionar
en S. Jorge Canavese. Merecen además
especial mención tres oratorios en
Sicilia: uno en Caltagirone, anejo al
Instituto Domingo Savio, el segundo
sobre las ruinas del Colegio de S. Luís
de Mesina en amplios pabellones costea
dos por la generosidad del Padre
ción del pequeño seminario de Pontebosio; y por voluntad del Padre Santo
debimos aceptar también la dirección
del seminario interdiocesano de Sassari
en Cerdeña.
Pero para que podáis comprender
mejor, amados Cooperadores, lo que
los Hijos de D. Bosco han logrado hacer
en 1910 con vuestras Umosnas, debo
deciros también que el año pasado
hemos tenido la satisfacción de asistir
V IE N A (Austria) — Los niños del Oratorio Festivo.
Santo, Pío X , y el tercero en Taormina,
aceptado para satisfacer los deseos de
S- S. y sostenido por la generosa soli
citud de im alma ansiosa de la gloria
de Dios y de la cristiana educación de
bs niños.
No nos faltaron otras fundaciones.
^ Castel de Britíi cerca de Bolonia,
il I d ixelle (Bélgica) y en Jahuel (Chile)
^ abrieron tres pequeñas residencias
^n idéntico ñn "as tres: dar comodidad
^ estas poblaciones para cumpHr sus
deberes religiosos. Igualmente por ac^ e r á la fraternal insistencia del
^^0. Sr. D. Juan Marenco, Obispo
rol de Massa Carrara, tomamos la direc-
á la expedición de misioneros más nu
merosa que se hizo hasta la fecha.
Entre los que volvieron á sus Misiones
del Capítulo General y sus nuevos cola
boradores en el apostolado, llegaron á
más de i i o los misioneros que partieron
de Europa para misiones lejanas.
E sta es una prueba evidente de la vi
talidad de nuestra Sociedad y de que no
ha disminuido nuestra confianza en la
caridad de los Cooperadores, principal
sostén de nuestras obras. También he
de indicar que, con el favor del Cielo y
vuestro apoyo, hemos podido llevar á
feliz término varias obras comenzadas.
Entre estas debe figurar en primera
—
6
línea el templo parroquial de S. Carlos, tener las obras comenzadas ». Puesto
Buenos-Aires-Almagro, ya consagrado esto, no puede ser diferente la primera
solemnemente; luego el nuevo impulso recomendación de su sucesor. Siento,
y dirección profesional que hemos dado beneméritos Cooperadores, la gran obli
á algunas casas, como la de La Serena, gación que tengo de mantener flore
Chile, y Panamá en la república de su cientes las obras nacidas del celo in
nombre; y por ultimo importantes cons cansable de D. Bosco y de D. Rúa;
trucciones en otros institutos, como el pero ni yo ni mis carísimos hermanos
de S. Joaquín en Pernambiico, Brasil, podemos darles más que nuestro tra
el del Patrocinio de S. José en Santiago, bajo personal; por lo tanto, como decía
Chile, y el de Berna! en la República D. Bosco, « necesitan siempre de vos
otros y de todos aquellos que en la
Argentina.
No hablo de las nuevas obras que tierra aman la práctica de la caridad.
hemos comenzado, como la construc Os las recomiendo y confío, pues, á
ción de im edificio conveniente para el todos ».
No obstante, entre tantas obras que
Instituto Salesiano de Cape Town en
el Africa del Sur, y paso sin más á en tenemos entre manos, hay una sobre
teraros de las obras que deben ser ob ía cual he de llamar la' atención de los
jeto de vuestra generosidad el año que Cooperadores de todo el mundo. En
1903 se echaron en Florencia los ci
empezamos.
^
mientos de un templo que será dedi
cado á la Sagrada Familia. Ideado por
O bras recom endadas para 1 9 1 1 .
el mismo D. Bosco á beneficio de la
populosa
barriada de S. Salvi, porque
Habréis notado ciertamente, bene
méritos Cooperadores y Cooperadoras, lo habitan familias de obreros ame
que D. Rúa no dejaba de haceros alg- nazadas por la propaganda protestante
gima recomendación todos los años. que alli tiene uno de sus más activos
« Lo que más me interesa y me parece centros, y comenzado decididamente
que debo recomendaros. escribía en por D. Rúa con la aprobación de los
1905, es la manutención de tantos Arzobispos de Florencia y la bendición
huérfanos enteramente confiados á la de León X I I I y del actual Pontífice
solicitud de los liijos de D. Bosco.... », Pío X , todavía está bien lejos de ter
y después de hacer notar su número, minarse. No olvidéis, pues, mis buenos
exclamaba: « Decidme, ¿qué haría el Cooperadores, esta recomendación par
sucesor de D. Bosco si un día sólo le ticular que os hago de que concurráis
faltase \niestra solícita asistencia? ». en la medida de vuestras fuerzas á la
La misma recomendación hacía los construcción de este templo del cual
años siguientes. « No puedo menos de fluirán las bendiciones del cielo sobre
repetiros, insistía en 1908, que tam vuestras familias.
H ay otra obra que me parece opor
bién este año necesitamos extremada
mente de vuestra caridad... Nuestras tuno recomendaros y es la de las sus
necesidades no sólo son permanentes; cripciones de las misas cuotidianas que
es que, además, crecen cada año con se celebran en nuestra iglesia del S. Co
el crednHento de nuestras Obras y se razón de Jesús en Roma. Durante la
van haciendo tan graves cada día, que construcción de aquel templo, se pro
no sé cómo me habría de arreglar si no metió á los bienhechores una ml=a
aumentara con ellas \mestra caridad». todos los viernes y un rosario todos los
En Enero del año pasado decía con días con otros ejercicios de piedad. Para
frase gráfica:
Primero debemos sos ampliar estos favores espirituales y
hacer partícipes de ellos á muchas per
sonas. el venerando D. Rúa, con la
aprobación del Emo. Cardenal Parrocchi y la bendición del Papa León X I I I
estableció en dicha iglesia la Obra fia
id S. Corazmi de Jesús para la celebra
ción á perpetuidad de seis misas cuoti
dianas, pudiendo participar de muchos
otros actos piadosos, según la intención
de los que ofrecen una peseta for una
sola vez.
« Dando una sola vez la limosna de
una peseta, dice el Programa, el dosnante tiene derecho á la intención de
1^ seis misas y de los demás actos
piadosos, tanto para provecho suyo
como de los que él determine, vivos ó
difimtos, y á cambiar dicha intención
cuando quiera -según sus particulares
necesidades y deseos.
»Todos pueden por la misma hmosna
inscribir niños, ausentes , difuntos y á
cualquier persona cristiana aunque ésta
lo ignore.
» Deseando participar, ó hacer par
ticipante á otro, con más largueza del
fmto de la Obra Pía, cada uno puede
repitiendo la limosna de una peseta,
multiplicar cuanto guste las inscripcio
nes tanto para sí como para otros, vivos
ó difuntos ».
Aprovechaos, amados Cooperadores,
de este precioso tesoro y haced de modo
que también vuestros amigos y pa
rientes puedan sacar provecho (i).
C o n c lu s ió n .
Al terminar esta carta me creo obhgado á dar gracias al Señor y á María
Auxihadora por su especial protección
para con nuestras obras.
Apesar de los esfuerzos de los ene^gos del bien, nuestra querida Unión
de Cooperadores continúa prosperando
íi) U Obra pía del S. Corazón tiene dos centros: uno
Vi, D
del Hospido del S. Corazón de Jesús.
Sr
" 42, Rom.; y el otro, Remo.
V'^ r . , ® Albera. Rector Mayor de los Salesianos.
* Cctlolengo, 32. Tarín,
y en todas partes nuevos cooperadores
vienen á ocupar el hueco que dejairlos
que^ la muerte nos arrebata. Esto es
debido especialmente al celo de nuestros
beneméritos Directores y Decuriones,
que con las conferencias y con la di
fusión, del Boleiin no dejan disminuir
el numero de los asociados y conservan
vivo su espíritu. ¡Dios se lo pague!
Doy gracias, además, con todo mi
corazón á aquellos buenos Cooperado
res que después de la muerte del inol
vidable D. Rúa se apresuraron á ma
nifestar primero al Prefecto General
que durante varios meses gobernó con
tanta prudencia nuestra Pía Sociedad
y luego al nuevo Rector Mayor, que
continuarían amando y favoreciendo
según sus fuerzas las Obras salesianas^
Para mí estas espontáneas y gene
rosas manifestaciones son una prueba
más de que en la obra del Ven. Juan
Bosco está el dedo de Dios. ¡Cuánto
debe complacer al Señor esta caridad
perenne que no cambia con el cambio
de las personas! Se ve que no tiene otro
objeto que la gloria de Dios y la salva
ción de las almas.
Finalmente, como otras veces Don
Bosco y el queridísimo D. Rúa, el nuevo
Rector Mayor os promete que todos los
Salesianos en sus institutos y en sus
misiones implorarán las más copiosas
bendiciones del Cielo para todos sus
caritativos Cooperadores, para sus famihas y para sus negocios temporales
y espirituales.
Dios os haga felices en la tierra y nos
conceda que nos volvamos á reunir todos
en la dichosa eternidad. Este, queridos
Cooperadores, el deseo de
V-uestro humilde
Servidor
Turín, I* de enero de 1911.
8
La educación estética del obrero
—
de formar el objeto. Una mesa, por muy hermoso
que sea su aspecto, no es perfecta si el cajón no se
mueve debidamente en sus carriles internos. Un
gran artista que trabaja admirablemente la
madera, el mayor de los M ^giolini, deda: Por
Señores, jóvenes amigos:
muy lujosa quesea una obra de ebanistería, si no
Honrado y conmovido por la bondad con que
sirve para el fin con que se construyó, será siempre
me hal)éis invitado, vengo á celebrar con vosotros,
im trasto inútil. Un joven pintor de Roma, Wiantiguos y nuevos alumnos de D. Bosco, de D.
told Lovatelli, expuso en la capital de Italia la
Rúa y de D. Albera. las victorias del trabajo san pasada primavera una colección de muebles cons
tificado por la oración. Periodista cargado de ex
truidos bajo su dirección por operarios romanos:
periencia, visitador de cien exposiciones artísticas,
menajes de alcoba, mesas, baúles, poltronas, ser
quisiera hoy deciros con palabra digna la com vicios de fimiar, muebles para comedor; una coplacencia que vuestra exposición me prodiijo;
lecdón de cosas bonitas y geniales donde la be
quisiera comimicaros mis impresiones, mí admira lleza se da la mano con la utilidad. Witold Lova
ción ante el desarrollo maravilloso de las Escuehvs
telli ha sabido entonar los vidrios policromos con
y Talleres, protegidos por el espíritu fuerte y suave
ql^tinte único de la madera y creó muebles de ima
delV . D. Bosco. Pero tal vez me abandonase á im
annonía casi perfecta, decorativos y sendllos al
impresionismo verboso é inútil; en esta casa, de
mismo tiempo. Admirando aquella muestra, que
lante de tantos obreros y educadores, no debo ni
me paredó significativa y característica, experi
puedo eutreganne á merced de la ola sentimental
menté ima impresión estética más profunda que
y mucho menos hacer retórica.
recorriendo las crujías de muchas exposidones ar
Jóvenes, hoy celebráis ima victoria, dejad
tísticas. Aquellas docenas de muebles grandes y
que una mi voz A la vuestra; celebrémosla con so pequeños, de tiendas y colgaduras, naddos d
briedad de palabra y vivo deseo de perfeccionar calor de la inspiración de im artista que había vi
nos. Cuando D. Bosco, después de echar los ci sitado los más importantes talleres de Bélica,
mientos de su santa obra, en esta barriada en Viena y Holanda, elaborados por la mano inte
tonces solitaria, estableció las primeras escuelas
ligente de operarios adultos, representan mía e-xprofesionales en su internado, no sólo ponía por
celencia espedal del arte, aplicada á una antigua
obra el mote, que campea ya como lema de familia
y modesta industria, y tan modesta como nece
en el blasón saíesiano. Trabajo y oración: más aún,
saria. Pero también los ebanistas de Valdocco,
con la intuición del genio, preparaba á nuestra
también los carpinteros del Ospicio del S. Corazón
soc iedad. A la nerviosa civilización contanporánea,
de Rom a demuestran que el que les enseña á ce
compuesta de ímpetus heroicos y corrompida A pillar y A encolar, se lo enseña, además, con lui fin
veces por furores insanos, una gran defensa social.
estético; y asi el oficio de estos jóvenes se hace aris
iCsta defensa sois vosotros, artífices de todas las
tocrático y se transforma en arte. De este modo los
artes y operarios de todos las oficios, que, educa maestros de las escuelas profesionales logran el
dos en una disciplina basada en el sentimiento pro fin de sus fatigas; de este modo el trabajo, que apre
fundo del deber, entráis cu el torbellino del mundo
mia todos los días en las casas salesianas, no ter
preparados para la lucha, en posesión de \m oficio
mina en im esfuerzo muscular ni se pule con in
aprendido racional y pacificamente, sin que ten
tención de lucro, antes bien se sublima por un
gáis y a que luchar con la necesidad y la preocu
ideal de perfección y de belleza. E n estas escuelas
pación del pan cuotidiano; esta defensa sois vos todo se ordena á formar el artesano perfecto: cada
otros, que, ul entrar en el mundo conociendo
muchacho se convierte en dibujante; disciplina
vuestros dcreclias de obreros y vuestra responsa
moral por una parte y disciplina de la vista por
bilidad de ciudadanos, lleváis al taller y A la fá
otra. L a disciplina es todo, jóvenes; el obrero que
brica una ciuitidad no insignificante de actividad
se embriaga es despreciado, el obero que no sabe
inteligente y, con frecuencia, iniciativas personadibujar es ciego.
lisimas.
E l dibujo, dice Klint, gran decorador de \ lena,
rerm itid que \m admirador ^*uestro, oh eba
es el raciocinio gráfico del objeto. Lo que he
nistas, os dé la enliora buena A vosotros y A dicho de los ebanistas, es, A mi parecer, aplicable
vuestros maestros; pocas veces, aun en exposi
á todos; y desde ahora declaro que, al nombrar
ciones osiKH-ñides, en la i>enuanentc de Cantú,
una clase determinada, no entiendo demostíar
cu las muestras milanesas de Bugatti y de los ebapreferencias ni simpatías, por poco autorizadas
nisltvs piücmütanas. inspirados por un arquitecto
que sean. E n todas las muestras de los diferentes
do gran valor. Basilc, he visto un esfuerzo tan
talleres he \nsto trabajos hennosos. medianos t
bien dirigitlo y que liaya alcanzado tmita perfec
imperfectos: unos y otros prueban el valor excep
ción práctica en el coujimto y en cada imo de los
cional de la muestra, prueban que es ima muesW
detalles. A mi juicio, la escuela de los ebanistas de
sincera. E n las escuelas suele haber almnnos de dis
S. Benigno Canavese ha llegado A la perfección
tinta capacidad: si hubiese insto en las esp ad o^
en adiestrar la mano y el cerebro del discípulo A co
salas de esta exposidón obras sin defectos, habna
nocer la necesidad de las partess que unidas han
pensado con Emerson que las exposidones y ga
lerías artísticas son el paraíso de los imbéciles p<»
(i) Discurso de D. Emilio Zanii, redactor de E ¡ Mo
las mentiras que encierran. L a iniestra. al cofr
mento, en la Tercera Ex|>osicKSn General de las Escuelas
trario, me parece una prueba de sinceridad.
Profesionales. V . el Bol. de diciembre, pág. 30S.
— 9 —
verla son posibles las comparaciones y se comprende
<}ue de ellas pueden salir más ó menos airosos
maestro y disdpulo, el uno por su deseo de tra
bajar bien, y el otro por su criterio pedagógico
más preciso para enseñar á trabajar mejor.
Señores, vosotros jóvenes, vosotros antiguos
y nuevos ciudadanos de este Oratorio, que ha sido
la semilla de miles de oratorios desparramados
por todo el mundo, no toméis á mal que no me de
tenga en im examen minucioso de los trabajos
fistos en la esposición; pennitidme, no obstante,
que publique la admiración, mezcla de amor y re
gocijo, qxie se apoderaba de mi viendo las muestras
de Beitgemal, Cremisán y Belén.
No hace muchos dias, \m Rabino me escribía de
Palestina, contándome Ueno de admiración cómo
el esfuerzo magnífico de los Salesianos ha hedió
reflorecer en sus colonias agrícolas aquella tierra,
esterilizada por la infamia de un deiddio, cuyos
surcos paredan sembrados de sal y ahora, no ob
stante, producen sazonadas mieses. Más que los
trabajos de sastrería y encuademadón, he ad
mirado, queridos jóvenes, allá abajo en la última
sala ima vitrina pequeña donde se ven las primidas (imas cuantas botellas de vino, aceite y li
cores), primicias que anundan un gran propósito
y nos hacen tma promesa magnifica. Mientras los
ensayos de colonias fr ic ó la s de Sión fracasan irre
misiblemente, á pesar de sostenerlos en la Tierra
Santa los millones de la banca judía, las de los
Hijos de D. Bosco, naddas en la pobreza y sosteni
das con inmensos sacrifidos, obras católicas que
florecen en la tierra de Jesús, humillada por lu
chas sectarias, anuncian una aurora cristiana y
preparan el triunfo al cristianismo, aim allí donde
parece to d a d a envileddo y maltrecho. Y aquí me
place dedarar que he visto con smno gusto aquel
respeto á las tradidones y carácter locales; por
que los Salesianos no ohddan la advertenda que
otro ilustre piamontés, Gillermo Massaia, hada
á sus capuchinos: Tened en cuenta las costum
bres que vais á dvilizar con el evangelio.
Los maestros salesianos saben adaptar la obra
al gusto del artífice; los zapateritos de Sevilla
hacen calzado de color y dibujo bien distinto del
que elaboran los de Malta, los de Turin y los de
Pemambuco ó Cuyabá; y los herreros de Lieja tra
bajan el hierro con intendones m uy diferentes de
las que persiguen con tan buen gusto los herreros
de S. Benigno Canavese. Pero yo quisiera que todos
vieran, reproduddas á lo menos, las geniales crea
ciones de Mazzocotelli, el herrero artista de Milán, y
las memorables obras antiguas de hierro forjado que
se admiran en Chambery (rejas y volutas) y en Guardi^uled'Abruzzo, donde oberos ignotos al comen
zar el Renacimiento im fin a ro n y labraron instinti
vamente, á fuerza de múscidos y fuego, maravillosas
filigranas que decoran altares y baptisterios, ar
maduras de ilustres guerreros y lámparas de salas
plebeyas. Todos los pueblos tienen sois glorias del
trabajo, que siempre son también glorias del arte.
Al admirar dias ha. guiado por tmo de los más ex
pertos y beneméritos organizadores de laexposición,lasillas. bridas y lazos hechos por los huérfanos
de B < ^ tá y de Ybagué, y los trabajos de ebanis
tería de los Bororos del Matto Gros.so, y
regiones menos civilizadas aún, y hasta de algu
nas desconocidas hace pocos años, habitadas por
tribus salvajes y nómadas, me asaltaba el ])cnsamiento de que el trabajo manual, más que el al
fabeto, el trabajo manual tra.sfonuado cu un deber,
en rm acto de moralidad por la educación cristiana
y la oración, pxiede conducir á la civilización é ini
ciar en el progreso y en la con\nvcncia social á los
hombres más rehacios, caídos en la abyección de un
abandono secular y fanatizados por la idolatría.
E n Londres, los infelices niños abandonados que
acaban por desaparecer entre la niebla y el vicio
de la metrópoli, que con demasiada facilidad lla
mamos capital del mundo, necesitan una mano
amiga que los salve; y el milagro se verifica. E n la
capital del Rieno Unido, en ese Londres nebuloso
y terrible, se pierden cada año cientos de niñas;
los hay de Lucca y d i Volterra; son los vagos
nocturnos que venden modelitos de yeso y ba
ratijas de alabastro. Los Salesianos los recogen
y haciendo de ellos tallistas y escultores, vierten
sobre sus almas entristecidas el consuelo del arte
y de la patria. Aquí, Señores, el trabajo se trans
forma en patriotismo; patriotismo austero sin re
tórica. Y los salvajes v^ ab un dos de las mesetas
del Matto Grosso, el indio que á veces tiene po’*
choza la montura de su caballo y por patria el de
sierto, por fin se v a educando gradualmente en el
cariño de la tierra; y si sus nostalgias hípicas le
afligen, si sus órganos exigen un galope desen
frenado de tres dias, Mons. Fagnano, el Padre de
los caballeros errantes le dice: Vete hijo mío; lo
emna á otro campamento cristiano, haciendo de él
im portador de saludos y mensajero del trabajo...
Estamos en Txuin y es justo que, al elogiar las
escuelas tipográficas salesianas, tan numerosas,
tan v a r ia d ¿ y tan beneméritas, atestigüe yo el de
sarrollo gradual, si no completo todavía, de la indtistria del libro en los talleres protegidos por la
memoria y la santidad de Bosco, apóstol de la
buena prensa; es justo que recuerde la necesidad
de hacer una obra artística del libro, del opúsculo,
del periódico. E l libro se impone, si el vestito ex
terior es simpático; vivimos en im tiempo en que
los vendedores de veneno moral, de grabados ob
scenos y libros malsanos, saben aliñar su inmunda
mercancía con apariencias hal^ üeñas y sugesti
vas; y los tipógrafos de las escuelas salesianas no
deben ser solamente tip í^ afo s, sino también prop ia d o r e s directos de la buena prensa. Y a las
escuelas de Turin, de S. Benigno, de Rom a y de
Florencia (permitidme que encarezca especial
mente las nítidas ediciones florentinas) han lanzado
al mercado literario obras preciosas no sólo por su
(xmtenido moral, mas también por el buen gusto
de la presentación. No olvidéis que la Sociedad
Bíblica inglesa HifnnHf» sus lu jo s a biblias heréticas
y sus libros de propaganda antirromana sobre todo
pm-qoe están impresas con suma elegancia y cu
biertas con pastas exquisitamente simpáticas; y
ahora que de esto hablo, dejadme vaticinar una
edición elegante, popular y digna del Evangelio,
el libro divino que tan poco leemos y meditamos,
salida de una tipografía Salesiana.
¡Ah! vengan, vengan, obras dignas de las tradi
ciones tipográficas del Pianumte, obras de religión,
de cultura, de arte; continuad, jóvenes tipógrafos, la
gloria de Fabre y de Di Pietro que en 1474 intro
dujeron en Tm in cate arte maravilloso....
1 le dicho (jue los obreros deben amar la estética
y no por un deseo de goce individual; deben amar
la estética por el bien moral y social á que da origen
en sus manifestaciones prácticas. Vosotros, Se
ñores. habéis admirado este arte útil en sus ex
presiones elementales, á veces ingenuas, contem
plando las muestras de las escuelas profesionales
salesianas; no se diga que muclias molduras son
p>oco artísticas y que algunas sillas han salido bien
imperfectas... hay buena intención y basta. Niños
y escuela; la escuela es precisamente para los niños;
ahora van aprendiendo con método el amor de la
forma bella; desi>ués, cuando sean obreros adultos,
ya se les afinará el necesario sentido de la perfección.
Por otra parte, estas escuelas en las que aletea
el genio de D. Bosco, son también escuelas de honda
hmnanidad; enseiuui el ahorro, ensefiaíi el trabajo
que da independencia. Por eso. los aprendices
reciben cada semana xuia propina según su habiüdíid y aplicación; también se da según la dili
gencia y bxiena conducta prescindiendo de la abun
dancia ó escasez de trabajo y de la teoría ó práctica
de la enseñanza: jxíro para que deje li^ ar al esti
mulo se gradúa jx>r la producción que el almnno
debiera buenamente realizar. Y esta propina me pa
rece cosa bonísima y pedagógicamente perfecta; el
arte aplicado á la \-ida debe dar lo necesario para
vivir, y el niño que trabaja, que produce una obra
grtuidc ó peciucña. debe sentirse desde luego digno
del nombre de artesano; pero es preciso merecer
este galardón, y para merecerlo menester es que el
jovencito ponga en su trabajo actividad, inteligen
cia y cariño.
Cuando admiraba los ensayos de dibujo y escul
tura en madera de las escuelas de Milán, Valdocco,
S. Benigno, Sarriá. I/ondres, S. Pier d ’Arena y
Montevideo, me iba convenciendo de cuán uee'csario
es para la completa educación estética del obrero,
el atento examen de his obras de arte puro. Todo
obrero debe tener ojos para ver y admirar; los
obreros q\ie, de.spués do cinco años de escuela
nionU y religiosa. s;ilen de las casas de D. Boscx>
preparados ptua gamu el pan y para demostrar,
cu el certamen de la couciurencia, el propio valor
y la j)cricia de s\is maestros, deben tender á la
|x*rfeceióu de su educación estética que puede
darse la mono ctm la moral. Sencillos y de costmubrc.s severas, sobrios y ordenailos. exi vez de mal
gastar el tiempo después del trabajo los días fes
tivos en jxisatieiupos inútiles, debieran visitar los
niuset>s de arte iiulustri;d y de arte puro, buscar
en la arqmtectura de las iglesias, en los muebles de
los ^uUaeios y de las ciudades antiguas y modernas,
motivos para nuevas obras de tute, apuntes de ideas
cstéticics. emociones que se traducen despué's cu
line;is; como, por ejemplo, las del reliciirio de S. Be
nito de Nursia. obra de xm desconocido artífice
del siglo X V . que con-stituyen xm verdadero poema
de umxoixia; debieraxx adelant;xrsc á los artifioes
y alfareros de la Uuxbrxa y de los Abrxizos que eran
analfabetos y no tenían medios, y disponerse para
comprender también las formas superiores de la
belleza.
Cxiando se piensa en el Maestro Jorge, alfarero
de Gubbio. que luchando con la pobreza supo con
fervorosa fatiga arrancar á la creta el plato que
ostenta en el centro aquella sublime figxira del
Bautista; cxiando se piensa que los pobres tejeros
de Deruta solaron la capilla de la Cofradía de la
Buena muerte en la iglesia de S. Fraxicisco, con
ladrillejos rectangulares formando cruces y estre
llas, variedades riqxúsimas de figxxras mitológicas
y cristianas alegorías cuyo conjmito resxxlta xm
poema fantástico; cxxando se piensa que esos artí
fices incxiltos habían experimentado la influencia de
Miguel Angel, no se explica, si no es lamentándola
y lloríxndola, nuestra miseria espiritual y el pre
sente abaixdono. El año de 1524 salieron délas al
gecerías de Deruta tales muestras artísticas, queaxm hoy, viendo sxis minas, quedamos maravi
llados. ¿Por qué el obrero de 1910 ha de ir á la
zaga del de 1500? Baste, Señores, baste de re
cuerdos del pasado: el fxmdador de los Talleres de
donde salen todos los años á centenares artesanos
peritos y honrados, que ha recomendado mil veces
á sxxs colaboradores que,al educarlos jóvenes,ten
gan en cuenta la disciplina y la sinceridad, tam
bién ha querido, dando á sus escuelas un fxmdamento racional, que la sociedad actual recibiera
en estos jóvenes los mejores artífices, cristianos y
nobles como los antiguos.
L a educación estética creedlo. Señores, da al
artesano xmo un sentido más pxiro y más confiado
de la vida. El hombre que se afatxa por fabricar
fiiemprc mejor, xux objeto útil, arrastrado insensi
blemente por esa fiebre de perfección, trabaja
gxxstoso y hata llega á gozar con su trabajo. Cuando
se está estéticanxeixte ocxipado, el goce artístico
cuvxxelve el trabajo como los nxatizados pétalos de
la flor envuelven el fmto; el trabajo santificado
por la orax'ión y cmxoblccido por el deseo de la
belleza, ya no es trabajo, es poesía; y á veces puede
ser xxn acto comnovedor y heroico. E l leproso qxie
modelo, por gratitxid ú sxxs magnáninxos enfenneroA. el bxxsto de D. Bosco, es prueba x-iWente de
<jxxe xm cuerpo que se desmorona horriblemente,
roído por mía enfenuedad hedionda, puede tam
bién sacar fuerzas de la \-irtud animosa de la
plegaria y de la bieuaventxiranza interior que el
arte exlxala; arte que se prodiga á todos, que es
igual para todos, para los reyes y los vasallos,
para los humildes y los poderosos, para los genios
y los pobres de espíritu.
Asi pues, los jóvenes obreros deben participar
del festín de la belleza. Los salesianos son activos
propagandistas del trabajo ennoblecedor. projxircionan á sxxs alxmmos los medios de gustar la
belleza como les proporcionan aümento sano y cris
tiana educación; y estos medios los proporcionan
á todos con sabia generosidad, á los salvajes del
Matto Grosso, ú los vagos de Londres, á los egip
cios y a los indios, a los txircos y á los árabes. En
salcemos. Señores, tanta grandeza hoy que no
falta quien pretenda negarla con la persecución y
con la calumnia.
Los jóvenes artesanos de estas escuelas apren
derán, pues, el oficio que sus aptitudes determinen
sin perder de vista la forma ción estética; recordad,
jóvenes, el consejo de Ruskin, el gran predicador
de la belleza social que al hablar de los trabaja
dores que se proponen ejecutar obras de arte, dice:
I El fin y la meta de sxi \nda debe ser mantenerse
castos, caballerosos, fieles á la buena educación re
cibida. formarse un pensamiento recto y segiuo,
palabra amable, acciones benignas...» E l fin es en
realidad para satisfacer las más elvadas esperanzas,
aun en dias tristes como los presentes.
El trabajo es también valor; pero * apartemos,
continúa Ruskin, apartemos este valor del tra
bajo bélico y dirijámoslo a propósitos y afinnadones de paz ». Tcxio obrero debe ser un defensor
de la tranquilidad social; no olvidéis, jóvenes, vues
tra hermosa misión de paz.
¿Y la conclusión ? Señores, yo no digo: Amemos la
belleza, sino, como decía P endes en su Elogio de
Atenas; • Amemos la belleza en su sencillez *.
Amemos la belleza buena y útil; procuremos que
la disfruten axm los más pobres, como un consudo,
como un premio concedido por Dios á los hombres.
La belleza es orden, es higiene, es limpieza, es de
coro; en la casa ordenada donde sonríe lo bello, nadie
blasfema, ninguno gargajea en d suelo; en la casa
embdledda con flores, cuadros y algún muebledto
gradoso, la d d a es más amable y d padre no se
emborracha y el hijo no se rebela. L a casita
cadenada hospeda casi siempre im buen obrero:
es la bonne maison tan útil y tan querida de los so
ciólogos cristianos de Bélgica y de Holanda: la
casa útil para la famiha y la patria que los japo
neses engalanan con pinturas y rosas, ahorrándolo
á veces en comida y siempre en diversiones.
Termino: un saludo á los salesianos de Portugal,
Un telegrama licuado ahora mismo, del Exmo. Sr
Marqués de S. Julián. Ministro de Negocios E x
tranjeros, nos asegura que sobre las escudas pro
fesionales de Lisboa y Oporto ondea respetado
el pabellón italiano. ¡Que la bandera de la patria
proteja siempre á los trabajadores cristianos!
Por la buena prensa.
Es prenso, amados Cooperadores, Dios lo quiere,
que favorezcamos la buena prensa. Bien sabéis
cómo nuestro V. D . Bosco, después de trabajar
lodo e l día, buscaba tiempo durante la noche, ro
bándoselo a l ijtdispensable reposo de su cuerpo,
para contribuir á la difusión de las buenas lec
turas. Ahora se os presenta una ocasión propicia.
Toda ¡a prensa católica de España piensa llevar
á cabo una provechosísima empresa que con razón
se lia llajnado * La Grande Obra », esüf es, una
Agencia Católica de Información. La fe liz ini
dativa del Iris de Paz cunde de una manera que
nos promete las más risueñas esperanzas. Es
lastimoso que los periódicos católicos tengan que
recibir á veces las noticias telegráficas de agencias
judias puestas a l sendeio de ¡a impiedad, noticias
con frecuencia falsificadas por periodistas sin con
ciencia. Por ¡o tanto, todos los católicos debemos
contribuir para que la buena prensa tenga una
Agencia de Información propia, rápida, extensa;
sólo así podremos combatir con fru to á la prensa
impía. Acudid vosotros lam'tién con vuestro óbolo
á la suscripción tiacional; no seáis los últimos ni
los más tacaños.
N.B. Los donaUz'os pueden dirigirse al R. P. Dueso,
Buen Suceso, iS, ^!acl^^d ; ó á cualquier periódico ca
tólico que tenga suscripción abierta en la localidad.
TESORO ESPIRITUAL
L os Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, i'isiten devotam ente una iglesia
ó capilla pública, ó si viven en com unidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sum o Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
Para el mes de Febrero:
I® E l día 2 F iesta de la Purificación de María
Santísima.
2® E l día 22. Cátedra de San Pedro en Antioquía.
En todo tiempo:
1. ® E l día que dieren su nombre á la Uní m
de Cooperadores;
2. ® Una vez al mes, el día que cada cual quiera
escoger;
3. ®Igualm ente una vez al mes, el día que
asistan á la Conferencia;
4. ®Asim ism o una vez al mes, el día que hagan
el e ’ercicio de la buena muerte;
5. ® E l día que por prim era vez se consagren
al S g d o. Corazón de J esú s;
ó.®" Cada vez que por ocho días consecutivos
se retiren á hacer ejercicios espirituales.
■ j.'* En articulo de muerte, si confesados y comnifrados, ó al menos contritos, pronunciaren
devotam ente el .Smo. .N'ombre de Jesús con la
boca á ser posible, ó al menos con el corazón.
—
La Semana Social
DE BARCELO Nn.
L os católicos </<?
se mueven ; y prueba
de ello es el m agnífico espectáculo que han
dado los últimos días de noviembre y prim e
ros de diciem bre en Barcelona. L a solución
cristiana del problema m agno que hoy ator
menta la sociedad se imj)One, porque la mul
tiplicidad y los fracasos de todas las solu
ciones que prescinden de la Iglesia Católica,
no hacen otra cosa cpie poner en lastimosa
evidencia la ineficacia de sus procedimientos.
Y es que los autores de esas soluciones des
conocen de una manera lamentable la natura
leza del h om b re; por haberse apartado de la
Maestra de la verdad cayeron en errores fu
nestísimos, errores que, en gran i>arle, son la
causa de los trastornos sociales. L as ideas fal
sas, al aplicarse á las realidades de la vida,
han de producir necesariamente efectos desas
trosos ; y si el error se refiere á lo fundamental
de las cosas, entonces tienen lugar las grandes
catástrofes. L os que elaboran soluciones eco
nómicas fuera de la Iglesia, ignoran, voluntaria
6 involuntariamente, uno, á lo menos, de los
datos fundamentales de la cuestión, no tienen
en cuenta la realidail primera de nuestro ser,
el alma. A fuerza de analizar la materia j^erdieron el sentido de! esj>íritu y sólo consideran
los datos que les sumistra la materia organi
zada; mutilan dolorosamente el compuesto hu
mano, le propinan pócimas qne no corresponden
á la realidad patológica y de ahí <|uc. con su
terapóutioa lertla, no hacen más que agravar
los sufrimientos dcl enfermo. « Hacen al hom
bre la suprema injuria de creerlo bestia
como
decía el gran sociólogo del Pt'Ofiríso p o r el
Cristhxnisnw: y creer al hombre bestia es degiailai'lo, i s ponerlo en contradicción dolorostt
con su naturaleza espiritual y hacerlo irremisibletnente desgraciado.
h\'licitómon(»s : cansados de ensayos estériles,
ó mejor dicho, desastrosos, tendrán que acudir,
constreñidos por la fuerza de las cosas, á la
casa paterna de donde en mal hora se alejaron.
I.a doctrina social de la Iglesia aparecerá triunfatite porque es la única que está en posesión
de la vertlad, es la única que ha penetrado
los misterios de nuestro destino, es la única
que está de acuerdo con las realidades que in
tegran nuestra naturaleza.
1.a quiíita .‘^ennuta Social de Barcc!,-.;-;.\ será
un paso más en el cami.^o de la restauración
12
—
cristiana; y vosotros y nosotros, amados Coo
peradores, que, como sabéis, contribuimos en
la medida de nuestras fuerzas á esta restaura
ción,com prenderem os algún día hasta que punto
hemos contribuido á i-estaurar todas las cosas
en Cristo.
E n la quinta Semana Social nuestros Coo
peradores de Barcelona han estado represen
tados por su ilustre Presidente el Sr. Marqués
de Pascual, Presidente también de la Comisión,
Ejecutiva de la Semana. En ella se leyeron
las adhesiones de nuestra Pía Sociedad en
viadas por nuestro Rvm o. R ector M ayor y los
lim os. Sres. O bispos Salesianos de Colonia y
de Massa Carrara.
Com o sabemos que ha de gustaros ver una
de las cartas con que el activísim o Presidente
de la Comisión ejecutiva com unicó á nuestro
amado Superior el recibim iento que los con
gresistas les hicieron, la copiam os á continua
ción, dejándoos á vosotros solos la satisfacción
de hacer los comentarios.
JUNTA DIOCESANA
DE
ACCIÓN CATÓLICA
P A L A C IO
29 d e l'/ o v iein b r e d e ¡9 10 .
E P IS C O P A L
Barcelona
Reverendísimo Sr. D . Pablo Altera,
Rector Mayor de la Pía Sociedad Salesiana,
Turín.
a m a d ís im o
y
R E SPETABLE PA D R E :
E n nombre de esta Junta y especialmente en
e l mío doy á V. R . las más cumplidas jiriuias
por la hermosa carta de Adhesión á la Semana
Social que en esta ciudad se está celebrando
con y;ran esplendor v concurrencia extiaoráinaria. Habiendo dado cuenta en la sesión inauy;urai de anteayer de dicha carta y de las de
los Sres. Obispos Costamagna y Marenco, todas
fueron recibidas con unánimes aplausos. E>cribiré d los Sres. Obispos dándoles /as más t'Vpresii-as gracias p o r la atención que han tenido,
aiicndiendo á nuestros deseos.
Esperando ocasiones de corresponder á sus
bondades y rogándole se sit~oa hacerles presentes
mis más cordiales saludos d ¡os /Superiores de!
Capitulo, se repite de W obligado S. S. que
pide sti bendición
E l M a r q u é s d e P a s c u a l.
D r. D. J o s é B e r te llo , P b ro .
20 lie no'.'ieinbre á las
10 y 20 de la mañana, descendió otra vez
el ángel de la muerte á iiue
stro Oratorio de \'aldocco y nos
arrebató á muestro
amado Dr.
Don José B ertello ,
Pbro., E có
nomo General de la P ía Sociedad
Salesiana. E sta desgracia inespe
rada llenó nuestras almas de pro
funda consternación que sólo al
canza á m itigar el brillo de sus
\-irtudes y la certidumbre del
premio
reser\*ado á
una
exis
tencia tejid a de buenas obras.
D. José Bertello nació en Castagnole, Piamonte, el 20 de abril
del 1848: desgraciadam ente quedó
huérfano en edad
temprana
y
el 9 de agosto de 1862 fué con
fiado á 1 ). Bosco que lo recibió
en el Oratorio de S. Francisco de
Sales de Turin.
Pronto se dis
tinguió entre sus compañeros por
su ingenio, bondad y firmeza de
carácter. E n tres años
terminó
su oijnmsio alcanzando siempre los primeros premios ne nvie discrepsntc; el 28
de octubre deiS65 en su mismo pueblo vistió la sotana que le impuso su párroco,
el Teólogo Borel, hermano del primero y más celoso de los Cooperadores de D. Bosco
en los penosos años de la fundación del Oratorio. Jovencito aún, ayudó á D. Bosco
como profesor, atendiendo al mismo tiempo con brillantísim o éxito á sus estudios
de Filosofía y Teología en el Seminario de Turin. Dos años de aquella época fueron
para él memorables: en 1868, año de la apertura del Santuario de M aría A u x ilia
dora, prometió solemnemente á Don Bosco trabajar á su lado toda la vida; y el
1871 recibió todas las órdenes sagradas incluso el presbiterado que le confirió Mon
señor Balm a, Arzobispo titu lar de Tolemaida, el 23 de octubre. M atriculóse por orden
de D. Bosco en la Universidad de Turin y en 1873 consiguió doctóram e en Teología
magna cum laude, doctorándose después el 79 en Filosofía y Letras.
E l grande Apóstol de la juventud tenía alta estim a de las dotes que adornaban
á su joven sacerdote, y lo nombró director de los estudios en el O ratorio donde.
además de las asignaturas del ginuiasio, se cursaba entonces Filosofía y Teología;
después lo mandó, por un curso, de profesor de Filosofía al liceo de Alasio; y el otoño
de i8 8 i lo puso al frente del Colegio de S. Carlos en Borgo S. Martino, colegio que
I). J. Bertello dirigió durante trece años con tan ta prudencia, tanto celo y tan to ca
riño, que las familias del Piamonte y Lom bardía lo preferían á los demás.
Sin embargo, tod avía era pequeño aquel campo para una inteligencia grande y
cultivada como la suya; D. Rúa, que no le apreciaba menos que D. Bosco, le nombró
en 1894 inspector de las casas salesianas de Sicilia donde prodigó tesoros de bon
dad y experiencia que rodearon su nombre de una aureola de gloria. E n efe cto ,
vino el 1898 y los votos de los Superiores y hermanos lo elevaron á formar parte del
Consejo Superior de la P ía Sociedad, donde continuó hasta la muerte. D urante doce
años tuvo la dirección general de las Escuelas Profesionales y Colonias Agrícolas, y
con el estudio y su gran sentido práctico logró darles aquellos admirables program as
teórico-prácticos, aquella orientación acertadísim a según las modernas exigencias,
que han asegurado á una de las más hermosas creaciones de D. Bosco copiosos y
consoladores frutos. Acom pañó á D. R ú a en muchos viajes por toda E uropa y mu
chas veces visitó él solo varias naciones, acrecentando siempre el tesoro de la propia
doctrina y experiencia y prestando inportantísimos ser\úcios á las Obras Salesianas.
E n agosto fue nombrado Ecónomo General, cargo que y a le había conferido
D. R úa provisionalm ente después de la muerte del inolvidable D. Roca, diciendo:
D. José Bertello tiene buenas espaladas y puede hacer muy bien las dos cosas. Y tenía
razón. Pero las espaldas de amado D. J. Bertello iban á doblegarse bajo el peso de
tanto trabajo. A fines de octubre, poco después de las fiestas de clausura de la E x p o
sición General de las Escuelas Profesionales dispuesta felizm ente por él, partió tran
quilo para Cerdeña y después de prodigar en las casas que encontró al paso sus pa
labras llenas de prudencia y bondad, venía al Oratorio á morir repentinam ente
de un síncope cardíaco, causado por una pleuresía con la cual debió luchar y a para
llegar á Turín.
L a tarde del 19. al volver, se acostó inmediatamente, pero aun se pudo levantar
al día siguiente por la mañana; creyó poder decir misa, más las fuerzas no se lo per
mitieron. Se sentó en su despacho y comenzó á ordenar sus c o sa s; pero á eso de las
9 y 40 se echó de bnices sobre la mesa sobrecogido por la muerte. Se le socorrió con
la rapidez posible. j>oro pronto comprendimos que no había rem edio; media hora
después se le dio la absolución y la extrem a unción, y rodeado de D. P. Albera, D.
F. Rinaldi, D. J. Barberis y otros Superiores que acongojados lo asistían, exhaló el
últim o suspiro. Sus funerales, celebrados la m añana de 22, fueron la más hermosa
pn;eba de la estim a de que gozaba entre todos. A los parientes y á un gran número
de Salesianos, que audieron de m uy lejos, se juntaron representaciones de Castaguole y Borgo S. Martino, numerosísimos industriales, maestros de arte, exalumnc»,
amigos y admiradores. E l imponente cortejo, en el cual descollaban varias banderas
enlutadas, se disoUió en el camposanto; pero del corazón de cuantos conocieron al
ilustre hijo de D. Bosco no desaparecerán jam ás su semblante paternal y el recuerdo
de sus exim ias %irtudes y de sus admirables ejemplos. ¡Que Dios misericordioso dé al
alma grande y extraordinariam ente recta de D. J osé Bertello el premio de los sa n to s!
R. I. P.
DE JNÍUESTRAS MISIOJSÍES
ECUADOR.
Excursión á Indanza.
[Relación del misionero D. Migtiel Allioni).
Gualaquiza 31 de julio 1910.
f\ domingo 19 de julio un jíb aro de
, Kalagras vino á la misión á vender
@
caucho y com prar medicinas. L a oca
sión me pareció oportuna para pasar de Gua¡aqtiiza á Indanza, \'isitar las casas jíbaras, ca
tequizar, bautizar y , por últim o, hacer una v i
sita á l(w nuevos colonos. Y a el año pasado D.
C. Santinelli había llegado á las cercanías de Indanza partiendo de la m eseta y avanzando hasta
donde se lo permitió el camino de herradura;
tenía intención de visitar con frecuencia á los
colonos, levantar una capilla en Indanza, en
terreno nuestro, establecer una residencia de
missioneros y at'anzar después hasta Indanza,
Chupianza y Méndez. Tam bién el Obispo de
Cuenca se había interesado mucho por Indanza
} prometía todo su apwyo; pero, por desgracia,
surgieron nuevas dificultades y no se pudo
hacer nada.
Po.mgera, que así se llam aba el indio mencio
nado, connsintió en acompañarm e hasta la
cierra. E l tiempo prom etía ser bueno, por lo
cual preparamos los sacos aquella misma tarde
y acompañado de dos valientes jóvenes nos en
caminamos, á pie por supuesto, hacia el bosque.
Los s e n d e r o s jib a r o s . — E n c a s a d e K a tipi. — L a tr a g e d ia d e U n g u c h a s a . —
A larm a.
Pasamos la primera noche en las cercanías
Ide Gualaquiza en casa de Zuingui, hermano de
j nuestro guía. E l camino que conduce á Ka•“ Sras y á Indanza, se había abierto cuatro ó
^i>co años antes por iniciativa de D. F. M attana
para que las cabalgaduras pudiesen cam inar con
tacilidad; había costado grandes fa tig a s , la
era grandiosa, pero los misioneros no po'uan mantener abierto por su cuenta sem ejante
'^ n o . E l sendero jíbaro* á duras penas puede
I tícorrerse á píe; únicam ente una v ista muy
ejercitada puede distinguirlo entre los espinos
y árboles caídos, en el fondo de las gargantas
y á lo largo de los r ío s ; para cam inar por ellos
se necesita ser equilibrista m odelo; todo tronco
tendido en el suelo forma parte de él y los sal
vajes lo recorren con la agilidad de un mono;
muchos riachuelos se atra\-iesan del mismo
modo y la \nsta debe fijarse siempre en el suelo
para ver á tiempo las raíces y espinas, porque
algunas de éstas son tan duras que taladran el
calzado.
Cuando salimos de la casa de Zuingui, la
mañana se presentaba lluviosa y la llo rn n á se
resoh-ió después en una llu\TÍa que duró todo
el día. Cada uno llevaba su hatillo á la espalda;
el jíbaro hacía de cicerone: así íbamos subiendo
la larga cuesta de Uniucar donde el año pasado
el capitán Kayapa fué mordido por un inakangi,
y el P. Francisco cayó del caballo, y más allá
se nos murió una muía, y m ás adelante toda
vía plantaron sus tiendas los jíbaros que ma
taron á Ramón Huá. A llí tam bién un árbol gi
gantesco, cuyas raíces son otros tantos cepos
para los pies, fué testigo del asesinato de un
jibaro de Macas á nanos de su hermano que de
seaba hacer una sJuinzha!... A la izquierda del
camino se van encontrando durante horas y
horas m anantiales de agua tibja saturada de
sales de sodio y magnesio. Ix)s jíbaros y a los
conocen y saben que allí acunden á beber los
pakki (jabalíes), el pamáh (tapir americano), el
aontze (gallina de la floresta) y tam bién el fa
moso yahnáh (especie de tigre inofensivo).
L a cam inata fué larga y penosa á causa de la
lluWa; al atardecer llegamos al río Kalagras de
corriente rápida y profunda; lo vadeam os con
el agua hasta la cintura y entramos en casa de
Katipi.
Kaiipi es un tipo curioso ; frisa y a en los
cincuenta; alto, grueso, con ima barbüla corta
y rala; sabe unas cuantas palabras en castellano,
habla poco, pero ríe siempre. Su casa es la única
de Kalagras y está á un día de cam ino de las
casas j Toaras m ás cercanas; su huerto es el
m ayor que he \-isto hasta la fecha y lo tiene
m u y bien cultivado. L e gusta mucho la com
pañía, es m uy bonachón y no tiene pretensio-
sioncs (le ningún género. Nos recibió gustoso y
nos regaló, en cuanto entramos, un racim o de
bananas que no pesaba menos de ocho á diez
kilos. Su fam ilia me era conocida de m uy an
tiguo y los chiquillos en seguida me rodearon
esperando algún regalillo y tam bién su corres
pondiente historieta. Y sin em bargo este Katipi
fué el protagonista de una tragedia ocurrida el
I® de enero en el río Unguchasa. Vale la per^a
contarla para que se vea una vez más el carácter
artero y traidor de este pueblo salvaje.
Murió en diciembre á orrillas del río Pattsa
un viejo de más de ochenta años; la culpa, na
turalm ente, debía recaer sobre alguno y éste
fue el medico Huá de Vngncluisu que había
venido á visitar al enfermo diez días antes de
morir. vSegún los jíbaros, Huá lo había hechizado
y metido en el corazón un insecto. Designada
ia víctim a, el hijo menor del difunto, Cingiiñi,
muchacho de i6 años, se puso en camino para
reclutar gente y hacer justicia. Fuese á Gu.jlaqtiizu tam bién y nadie le sig u ió ; pero reunió
los jíbaros de Indanza , la fam ilia de K atip i ,
otros de Jnginza y Chupiansa, y así acompa
ñado llegó al río Ungtuiuisa á cuya orilla viv ía
el viejo Huá, absolutamente ajeno á la traición
que contra él se tram aba. Katipi, que había
sido su amigo, lo llamó en voz alta. L a casa
del indio estaba al otro lado del río y allí tenía
también su canoa. H uá con un hijo saltó á la
canoa y se \ino bogando al encuentro de la
muerte. Mientras llegaba, siguieron hablando
de lejos; pero Katipi tenía escondida detrás de
un árbol su carabina y otros dos jíbaros espe
raban, lanza en ristre. Cuando llegó la canoa y
Huá se entrenía en atarla con un trozo de liana
á un árbol de la orilla, Katipi tiró, Huá cayó
herido y los otros dos saliendo de su escondrijo
dieron término á la venganza. ¡Hasta el hijo
IKTcció atravesado por las lanzas! Los asesinos
arrojaron los cadáveres al río. y se dieron á la
fugn volviendo á sus casas. No le cortaron la
cabeza á Huá. porque los médicos están exentos
de este castigo, y dejaron la casa y la familia
más i>or miedo que por generosidad.
Tero una victim a llam a otra víctim a y /Ihihasii, hermano del muerto, comunicó á Katipi
(¡ue en cuanto pudiese había de vengar en él
la muerte de Huá: Katipi le respondió que no le
temía; y , sin embargo, el pobre lleva una \nda
bien intranquila.
La segunda tarde que y o pasé en su casa
tuvim os un susto atroz. Dos hijas de Katipi bai
laban una danza jíbara que él acompañaba can
tando; en esto le pareció oir rodar un tronco
fuera.
riJwmV \el enemigo viene) gritó,
>• al instante se alborotó toda la casa. Una mujer
aseguraba que había susto una sombra desli
zándose por detrás del vallado. Cargaron des
carabinas, precio tal vez de dos cabezas jíbaras
con\'ertidas en sanzhas, dispararon un tiro y
ojearon toda la casa.
K a tip i me explicó todas estas precauciones
diciendo: Cuando vienen los enemigos, mandan
primero uno á reconocer la posición de la casa y
los senderos que á ella conducen, para cercarla,
ocupar todas la salidas y m atar al primero
que salga por la mañana.
« D a m e el a g u a d e D io s ». — Cinco
b a u tis m o s . — L a s r u in a s de « Sevilla
d e l O ro ». — ¡O jo á la s esp in a s!
¡La eterna historia de las pasiones, sangre y
venganza! K atipi no es cristiano, pero me pedía
el bautismo. — Si no me das d agua de Dios, me
decía, cuando muera no puedo ir al Cielo; dá
mela que he de ser bueno, y aprenderé lo que
me enseñes. ¿P o r qué se la das á mis hijos
y á m í no? Igual que P. Francisco; bautizó á
m i anciana m adre Patouma y á mi no me quiso
bautizar. ¡Pobre hombre! L e dije que viniese á
Gualaquiza por quince días al m enos, que yo
le enseñaría el catecismo preparándolo para
el bau tism o , y me respondió: A qu í tengo mi
casa y en Gualaquiza viven mis enemigos; no
puedo.
E sta conversación se repitió varias veces al día.
Por la noche los reunía á todos, les hacía rezar
las oraciones en su lengua y en su lengua los en
tretenía hablándoles de la creación del mundo,
de los ángeles, de la Redención y de las verdades
más im portantes de la fe. E ra un diálogo cu
rioso ; Poangera hacía de intérprete en los
puntos oscuros. Tres veces celebré la santa Mím
en casa de K atipi, porque fuera no lo permitía
el tiempo, y bauticé cinco niños. ¿Serán á lo
menos buenos cristianos ?
E l tercer día apareció el sol y nos pusimos de
nuevo en camino. Poangera no podía acom
pañarnos porque se había herido un pie y te
mía además que acometieran á su hermano; en
su lugar me siguieron dos muchachos,
v Atzvote, su hermana, de diez y d(5ce años res
pectivam ente. Pero el sol se vohnó á esconder y
la llu ria no dejó de remojarnos en todo el viaje.
Nos encaminamos á Pan de Azúcar, especie de
promontorio triangular, altísimo, que parece
penetrar las nubes á una altura de m ás de 2.01“^
m. sobre el nivel de la planicie. E s un peñasco
aislado, \-isible á gran distancia, asentado sobK
una llanura que baña por im lado el río
y por el otro el Kalagras. Aquí, según latradióón
indígena, se hallaba la famosa Sevilla de: ÍM’ .
riquísima y populosa- ciudad del primer rigl^
de la dominación española; y aim indican «
A
— '7 —
camino que á ella conducía. Salim os de Chorátkg por la mañana, comimos en H ti limotambo
en medio de un páram o y al anocüecer llega
mos á un punto de la fam osa ciudad donde
se encontraban riquísim as minas de oro, las
mismas que producían el precioso m etal para
todo el A zm y y más tarde el tributo para el
Inca conquistador. E l gobernador español ha
bía tratado cruelmente á los indios, exigién
doles un impuesto exorbitante que no podían
pagar; por lo cual se sublevaron más de cuarenta
mil y en una sola noche pasaron toda la guar
nición á cuchillo y redujeron la cuidad á un
montón de escombros. A l gobernador y á los
magistrados que tan ta sed de oro habían m a
nifestado, se lo hicieron beber derretido. A l
gunos viejos cascarilleros m e dijeron que ellos
habían visto en aquel sitio ruinas de la gran
dudad, hoy enterradas. L a cosa no es im pro
bable, pero parece m u y difícil que las minas
de Ayón y 5 . Bárbara h ayan podido dar la in
mensa cantidad de oro hallada en las tumbas
de Chorddeg y Sigsig. E stas regiones se pueden
llamar ahora inexploradas; la vegetación tro
pical lo ha invadido todo y ha sepultado en el
olvido hasta las huellas de la pasada civiliza
ción. Debo advertir que los que destruyeron la
dudad no fueron los jíbaros, sino los quichú.is
ie la meseta que poblaban estas comarcas.
Una de las dificultades más graves de estos
senderos son las espinas que se encuentran á
cada paso, desde las imnsibles de la ortiga y del
Lorattlhus {éstas producen una hinchazón doIwosa que dura tres ó cuatro días) hasta la
espma de la palmera « Bachis », ó chonta, durisima, áspera y ponzoñosa, de diez á quince
Cffl. de largo. Todavía cx>nservo en la mano
izquierda la cicatriz de la herida que me hice
•2 el primer \'iaje al ponerla inadvertidam ente
'ibre un tronco de chonta. A duras penas pude
•xtraer la pimta; necesité una hora de paciencia
y contorsiones par verm e libre de e lla ; á pesar
ÍÉtodo, se me hinchaó la mano y me costó una
jemana de molestias. L a primera subida que
sc encuentra saliendo de Kalagras se llam a, preQsamente á causa de las muchas que abundan
por el camino, Janguinairidz, cuesta de la es
pinas; se necesitan dos horas para vencerla y con
'C’Sojos m uy abiertos. L a colina separa la cuenca
ád Kalagras de la del Indanza , incomparable
mente más caudaloso. Primero se encuentra el
después h ay que trasponer un otero,
limado Tandatuxitiz, cubierto de m esetitas re
podas y concéntricas, en cu ya cum bre se v e im
bosque de árboles g^antescos de corteza lisa
r cemdenta que pertencen probablem ente á la
Emilia de las laurímse de donde le Wene el
tombre de Cbangray á la cima. E n ella encon
i
k
tram os tres ranchos abandonados donde to
mamos un piscolabis, extendim os un montón
de p a ja sobre el duro suelo y envueltos en nues
tros ponchos nos echamos á dormir confiados
en la di\dna Provridencia.
L a n o ch e en la flo re s ta . — V e s t id o lig e r o .
— jE l e n e m ig o v ie n e , m a ta d lo ! - O tr o s
c in c o b a u tis m o s.
Pero la floresta de los trópicos ni aun en lo
más hondo de la noche está silenciosa; el chi
rrido de los grillos ensordece y el canto monótono
de las aves nocturnas tiene un no sé qué de fú
nebre y tétrico. Por o tra parte la lluvia había
cesado, brillaban las estrellas y la luna en su
plenitud llenaba de poesía aquella soledad;
poesía que echaba á perder un vientecillo he
lado que soplaba del Pan de Azúcar y nos hizo
despertar más de veinte veces. Tuxámos que
atizar el fuego encendido á ambos lados del
rancho y pasar el resto de la noche en amena
conversación.
A las cuatro de la m añana rezamos nuestras
oraciones; rayaba el alba del 24 de junio y me
dolía no poder celebrar la misa. Pero aquel día
el Cielo nos protegió visiblemente. Debíam os
pasar el allí profundo y peligroso rio Indanza ;
si aquel día no deja de llover, no nos hubiera
sido posible el esguazo. Ix)s colonos cristianos
que nos esperaban se hubieran quedado sin
visita; mas el tiempo se m antuvo espléndido
todo el día. Nos echamos á cam inar cuesta
abajo, y parecía que el deseo de atravesar
pronto el rio nos ponía alas en los to b illo s;
no había y a crestas que vencer, así que gana
mos mucho camino y á las i i ^ desemboca
mos en el valle de Ind.m za; un cuarto de
hora más tarde penetrábamos en el cercado de
la primera casa jíbara. L a experiencia nos
había hecho adoptar un equipo de viaje que, al
paso que nos perm itía cam inar con holgura,
nos aseguraba alguna prenda seca para la noche
sigviiente. L a ropa que llevaba encima se reducía
á una cam iseta, pantalón, polainas y za p a to s;
la sotana, chaleco, camisa, etc. envueltos en el
poncho y un lío con libros y chucherías consti
tuían la m ochila que llevaba á la espalda.
Tres individuos vestidos en esta guisa, em ba
durnados de fango y armados, no debían ins
pirar m ucha confianza al que los viese por vez
primera; y en efecto, un jíbarillo que estaba en la
huerta, en cuanto nos vdó saltar el vallado, lanzó
el grito de guerra: ¡Sharcha viñaui, ijuzta! (que
viene el enem igo, m átalo). L a casa estaba
llena de hombres; d dueño había recogido una
miarga y empinaban el codo que era im gusto.
A l grito del muchacho respondieron aullidos
salvajes, y cuando pisé el um bral salieron á reci-
—
birme en son de guerra hasta una docena de
tipos patiljularios, armados de lanzas y fusiles,
y en medio el Tandu que se echaba y a el suyo
á la cara.
¡Cluii vimjef — me apresuré á gritar; Padri
^Miguel itijae; ¿urá esbramani? S o y y o , soy el P.
Miguel, ¿qué tem éis? Comenzaron á dirigir
miradas recelosas á los guías, á mí. á los com
pañeros; luego, serenándose, dijeron un poco
risueños: E stos días tememos que venga Angmsh; se ha unido con Zarenibu y Saoviar para
combatirnos; pero de ti nada tememos, ¿qué
nos traes?
Sentéme sobre la peaka del jeemba (amo), me
puse los trapos de misionero, la cruz al pecho, y
pedí de comer. Casi siete horas de carrera con el
tenteempié de la madrugada, nos habían abierto
un apetito formidable. L a espesa, blanca y espu
mosa niluimanci, elaborada por las sefioras de
casa, fué el primero y más poderoso esfuerzo
con que refocilamos nuestro abatido estómago;
después de haberla catado tantas veces, le
puedo asegurar á V. que la chicha jíbara es un
bocado exquisito; si se prescinde del sistema
de elaboración, es una bebiba de las jugosas y
confortables. M ientras en las ollas jíbaras hervía
la yu ca y sobre las brasas crepitaban media
docena de bananas, la conversación se animaba
al amor de la lumbre y yo repartía regalillos
procurando ganarme la sim patía del Taiuiu
para que me pasase al otro lado del Indanza.
E sta misma fam ilia había sido visitada años
atrás por nuestro I^ancheri y allí conoció á Tugupi y Chamiku; entonces era m uy numerosa,
pero luego una m atanza truculenta la diezmó.
Cuando tenga vagar, si logro recoger los datos
para la historia de tantos asesinatos, y a verá
como aquí cada homicidio es causa y efecto de
una serie de crímenes. E ste pueblo acabará por
exterminarse á sí mismo, si el Gobierno no to n u
cartas en el asunto imponiendo el derecho na
tural con la fuerza de las armas.
E n esta misma casa bauticé otros cinco niños,
tres de los cuales son d é la jibaria de Parumtuis.
una de las más lejanas y aisladas del territorio:
p;ira venir de ;ülá emplearon ¡trece dias!
A eso de his d o s, acomp;uiados del Tafuiu
continuanu>s nuestra ca m in a ta . ó mejor dicho,
nuestra carrera; dos horas y metlio después, nos
hallábanuís en cjyja de su anciano padre Do
mingo ; meilia horíf de reposo, y al cabo de otra
carrerita llegamos á Uxs orrillas del Indanza. En
aquel piiraje confluyen dos ríos, el Pakki v el
Imianza: dier minutos aún de recelos y remojo
esguazando el impetuoso río. y finalmente pisábanuvs tierra cristiana. /Dt-» ghUias! Xo tardanms nuis de media hora en llegar á casa de D.
Juan Cobos que cultiva la caña de azúcar en
;8
—
aquellas tierras; nos recibieron con mucha cor
tesía, pero pasada la noche, me trasladé á la
nueva hacienda de D. Luis Ríos de Gualacco.
D o s d ific u lta d e s p a r a la c o lo n iz a c ió n del
O rie n te . — F e r tilid a d d e a q u e llo s campos.
L a colonización de Indanza está en los co
mienzos; por m uy buena voluntad que ten
gan los nuevos colonos, no podrán ellos soles
hacer gran cosa, y esto por dos motivos.
E n primer lugar, el Ecuador tiene solamente
millón y medio de habitantes, y de éstos me
dio millón apenas son españoles ó mestizos,
los únicos capaces de colonizar. Siendo esto
así, es m uy claro que d ’fícilmente bastan para
cultivar las tierras de la meseta, donde d
clim a es benigno y las comunicaciones fáciles;
y les será de todo punto imposible colonizar el
Oriente donde, además de ser dificilísimas la
comunicaciones, el clim a es enervador. Otra difi
cultad insuperable es la deficiencia de capitales
y crédito interior; los que hasta ahora se han
dedicado al c u ltiv o , lo hicieron con capitales
irrisorios. E l Sr. Ríos, una excepción, en siete
años con un capital de 8900 pesos, 22250 pesetas
poco m ás ó menos, se h a formado el mejor entable de todo el Oriente, que ah ora.le produce
unas 15.000 pesetas anuales por término medio.
¡Qué fortuna harían los capitalistas europeos si
U nieran á cu ltivar estas tierras vírgenes cuya
hectárea cuesta solamente de 2*50 á 5 ptas!
Esperemos. E l gobierno ecuatoriano está pre
parando una ley sobre la inmigración coloni
zadora.
Salí el día siguiente de Indanza para Chordelcg, empleando tres horas en el camino que
el año pasado describió en una de sus carta:;
D. C. Santinelli cuando v o h ió de su expedi
ción. A quí quiero recordar las últim as palabras
que me dijo al volver. Sólo nuestro territorio de
misión, tan grande como el Piam onte y la Ligu
ria. podría hospedar más de dos millones de ha
bitantes; sus riquezas son fabulosas
Durante
mi permanencia en Gualaquiza y o mismo he
visto oro. pirita, cal, mármol, azufre y sal
común; me han asegurado que abunda el car
bón. pero y o no puedo afirmarlo
visu;
riquezas \-egetales son incalculables, falta sólf
la mano del hombre pues el últim o vestigio de
crinlización term ina en Gualaquiza; de aquí
hasta el Marañan reina la barbarie en toda la
extensión de la palabra.
¡Y sin em bargo tam bién estos jíbaros sal
vajes son nuestros hermanos! ¿ Cuándo sonará la
hora de su evangelización?
M iguel A l u o n i , Pbra
Misionero SalesiviO’
—
República Aigentina.
La Colonia Agrícola de Fortín Mercedes.
[Ajnrntes del Pbro. D. P . Bonacina).
üién lo hubiera dicho? Qmnce ó veinte
años ha la Patagonia Septentrional, in
cluso Bahía Blanca y Río Negro, en
imu extensión 350 km. de ancho y cuatro veces
1
9
—
había \nsto aquellas vastas é incultas llanuras
cubiertas de \’^ o rosa vegetación y pobladas de
colonias y ciudades; había \'isto á sus hijos es
parcidos en ellas sembrando la palabra evan
gélica y los principios de la ci\'ilÍ7.ación cris
tiana, dirigiendo á los indios en las faenas agrí
colas, enseñando artes y oficios y haciéndose
todo para todos.
N o es preciso preguntar quién se lo había di
cho, porque y a sabemos quién era D. Bosco.
Los Salesianos se establecieron en el Río Colo
rado el 1895 en pleno desierto. Los habitantes
FORTÍN M ERCED ES (Argentina). — En las oriUas del Rio Colorado.
de largo, estaba com pletam ente desierta;
í reducía á una inmensa llanura yerm a, sem^da acá y allá de arbustos y hierbas raquítiLos que la %*isitaban no podían menos de
^clamar: E sto es un verdaderoerial, tierra árida
^ ^ a d a de sales nocivas á la v e c t a c i ó n ; sabe
L'sos cuándo la fecundará el arado, y pasarán
*ntos de años antes que la pueblen colonias
‘ ciudades; sólo entonces estas tristes estepas
Wián cubriree de frondosos bosques y doradas
Seses. E n tan poco se las tenia, que el (gobierno
•^^tino las puso en venta á un precio ínfimo
'fle oscilaba entre 500 y 2000 pesos (1250 y 5000
respectivamente) la l^ u a cuadrada, ó
25 km.* N o obstante D. Bosco nos dijo que
estaban diseminados, á grandes distancias unos
de otros.
E l 29 de junio de 1895 tom amos posesión de
más de 50 H a. de terreno á la orilla izquierda
del río, ocupando parte de un fuerte destruido
con intención de construir un edificio sobre una
lom a desde la cual se dom ina gran parte del
valle.
N o se veía en derredor huella alguna de civi
lización; slóo el hilo del tel^^rafo nos im ía con
el resto del mundo y la galera ó correo nacional
que cada diez días se aventuraba á un viaje pe
ligroso por la pam pa patagónica. L a obra salesíana debía tener aquí un doble fin: evangelizar y colonizar; y por eso desde al principio
—
pensamos fundar una escuela agrícola. He
dicho escuela a g ríco la , pero m u y im propia
mente, porque las condiciónes climatológicas
de la región, expuesta á cambios bruscos, y el
lin que nos habíam os propuesto — hacer ex
perimentos de cultivo, introducir así la civi
lización para despertar en nuestros alumnos
ideas útiles — no permitían una escuela pro
piamente dicha con horario y método. Sin em
bargo, á pesar de los pesares, este valle inculto
se ha cubierto de risueños prados y los pelados
alcores, de árboles frondosos y fructíferos. A ctu al
mente baja del patio principal del colegio más
de 40Ü m. con suave declive una avenida espa
ciosa, flanqueada por dos hileras de gigantescos
álamos, que termina á la vera del río en una es
pecie de plazoleta sombreada tam bién por co
pudos álamos, á la cual hemos dado el nombre
de Valdocco. lis ta avenida es una de las prin
cipales y de ella parten á derecha é izquierda
otras menos im portantes con arbolado distinto
y forman el lim ite de las hazas de cultivo.
O tra avenida grande, de 8 m. de ancho por 800
de largo, parte asimismo del colegio y v a á
terminar á Murialdo, un amenísimo prado donde
pacen á sus anchas vacas, ovejas y caballos.
Terraplenam os la orrilla del río Colorado en
una extensión de más de 1500 m. y , siguiendo
los remansos de la corriente, construimos una
carretera con sus dos hileras de álamos, llo
rones y árboles frutales. Todo esto se fué ha
ciendo un poco cada a ñ o ; ahora cuenta la Co
lonia con millares de árboles ílorestales, como
chopos, sauces, tamarindos, álamos de Canadá,
de las Carolinas, fresnos, eucaliptus e tc .: y acá y
acullá se ven además artísticam ente dispuestos
pequeños grupos de cip reses. pinos m aríti
mos, pinos de las cordilleras etc., etc. Recuerdo
que hace años traje de Bahía Blanca una cesta
de uvas y otras fn\tas para regalar á los niños
del Colegio con intención de que conociéndolas
y probándolas, cobrasen más afición al trabajo
que les había de producir nuls tarde tales frutas,
i'ucs bien, diez años después, nuestra escuela
agrícola podría exportarlas á Bahía Blanca
si hubiese conuiniciones: hoy contamos con
2500 cepas en pleno desarrollo, abaricoqueros,
perales, manzanos, cerezos, ciruelos, granados
y algodoneros cuya producción es mara\nllosa.
Hemos ensayado el cultivo del naranjo, limo
nero. gmy’abo y otros árboles congéneres: pero
e l frío y las heladas intem pestivas nos han obli
gado á desistir. N o obstante, á la golosina de la
frutii hemos añadido útiles legumbres, y tu\-imos la satisfacción de ver prosperar en nuestra
luicrta toda clase de hortalizas y algunas en pro
porciones verdaderamente colosales. H asta los
espárragos crecen y se propagan en abundancia.
20
—
Alguno preguntará: ¿ Y cómo se ha logrado
eso en un suelo árido siendo la llu via tan escasa?
Para obtener riego abundante y barato recurri
mos á im sistema primitivo: una especie de noria
cuyo grabado se v e en la página 1 9 ; la rueda
tiene algunos m etros de diám etro, dura ^•arios años y nos da por térm ino medio, 400 m.
cúbicos de agua en 24 horas. A l presente tres
de estas ruedas surten de agua nuestro oasis
de Fortín Mercedes, de donde partió la inicia
tiva de formar grandes estancias que se van
multiplicado en estas pampas.
Tas predicciones de nuestro V . P. D. Bosco
se cumplieron. H an pasado 15 años tan sólo
y los 150 km. que nos separan de Bahía Blanca,
y a no son eriales incultos, sino lozanas campiñas
cubiertas de Colonias florecientes. E l terreno,
que entonces tenía un precio insignificante,
cuesta ahora á i y 2 pesos el m.* y si todaría
no se ven ciudades, se encuentran en cambio
pueblecitos de 2000 y 3000 habitantes que sólo
este año han exportado 5 millones de quintales
de grano.
A ctualm ente se está construyendo el fenocarril que atravesará todo el territorio.
P edro B on.^cina , Pbro.
B IB L IO G R A F ÍA .
B . H erd er, F rib u rg o de B r is g o v ia (Alemania).
Acaba de salir á luz el « Nuevo Testamento de N. S.
Jesucristo» para uso de las personas piadosas; tr.iducido por el limo. Sr. Dr. D. F é u .k T o r r e s A m.'T
y brevemente anotado por el Dr. D. E milio Ro
m án T o r io , Canónigo lectoral y Teólogo consultor
de la Comisión Pontificia de Re bíblica. En rústÍL.'
Fr. 3.25: encuadernado en tela Fr. 4; en cuero,
cortes dorados Fr. 6.25.
L ib re ría de L u ís Gilí • B a rc e lo n a • Claris 8a.
Lectoras educativas por el P. F e r n a n d o G arrig <>=.
E s c o l a p i o . Preciosa obrita para las escuelas, disv’buida en tres tomos: I Páginas del Corazón: Ü
Páginas de la Naturaleza; III Páginas de la Hisl-'ria. Edición económica con grabados.
Compendio de Filosofía II tomo; comprende Teo
dicea, Lógica, Filosofía Moral é Historia de
filosoiia. Son sus autores el Cardenal Mercie?!'
.Ar e n d , D e W u l d y L im o n s . Es el V I volumen i «
la magnifica biblioteca Religión y Cultura.
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Gracias de María Auxiliadora.
M ilagro de M a ría A u x ilia d o ra .
Un sobrinito mío llevaba y a mes y medio en>
felino. Una fiebre pertinaz lo tenía postrado, y
los médicos declararon que para que curase se
le Qeuiu iiacv.r una operación, pues la fiebre pro
cedía de una lesion orgamca. A todo esto se
añadió una terrible pulmonía que lo puso gra
vísimo. líOs médicos comenzaron á desconfiar de
la curación porque el delicado organismo del
niño no podía resistir y la operación ya no ofrecía
probabilidad de éxito. N o se atrevieron á decirlo
á la madre del niño por no angustiarla más de
lo que estaba.; pero rae lo dijeron á mi muy
seguros de lo que decían. Mi pena fué grande
porque le quería como si fuera hijo mío. Viendo
que la ciencia se declaraba impotente, hice mía
promesa á María Auxiliadora suplicándola con
viva fe nos ahorrase tan grande desventura. Sin
embargo, la operación salió muy bien, desapareció
la fiebre y el niño comenzó á mejorar mucho más
á prisa de lo que esperaban los médicos.
El día 2 de febrero le quitaron el vendaje que
dando el niño perfectamente curado. ¡Gracias mil
á María Auxiliadora!
Madrid, i i de Abril 1910.
M e r c e d e s G a r c ía C r ia d o ,
S a lu d del cu e rp o y del alm a.
Temo que María Auxiliadora me castigue por
diferir tanto la pública acción de gracias que
le debo por los beneficios especiales que me lia
concedido en el presente año de tq io . l’ or eso
rompo de una vez con la pereza y hago públicas
las bondades de la Madre de Dios para edifi
cación y consuelo de sus devotos.
Yo no sé que tiene la devoción á esta bcnignisima Señora que con razón se la ha llamado
señal de predestinación. Ejercitando mi minis
terio tuve que asistir durante este año á más de
veinte moribundos que rechazaban empedernidos
los auxilios de la religión obstinándose en morir
en sus pecados. Después de agolar los recursos
de mi buena voluntad, les di, por fin, una me
dalla y la bendición de María Auxiliadora. La
Madre de la gracia se la alcanzó de su Hijo y
lodos dando muestras de sincero arrepentimiento,
recibieron los Sacramentos y murieron en la paz
del Señor.
El dia 12 de octubre llevé la primera Com u
nión á una enfermita del hospital que venía
preparando desde algunos dias atrás. Cuando
llegué eran las 6 y media, y desde las cinco
la pobrecita había sido atacada de una los
tan fuerte que la hacia derramar abundantes
lágrimas causándole ansias de vómitos adem 's.
Esperé, pero en ver de disminuir iba aumen
tando ; de modo que no era posible darle la
Comunión. Con la santa ingenuidad de la fe,
rae dirigí á la Virgen Sma. suplicándola le qui
tase la tos para que pudiera recibir en su corazón
al divino Jesús. A l instante cesó la tos de una
manera tan sorprendente que llenó de admiración
y alegría á la niña y á los circunstantes. Comulgó
con una devoción verdaderamente a n g elical; y
al preguntarle yo después cómo iba latos, miró
la imagen de María Auxiliadora y sonrió de una
manera tan dulce y expresiva que indicaba bien
á las claras la realidad de la gracia obtenida.
Eulogia Cepeda de Párquer, madre de familia
con muchos hijos pequeños, fué acometida de
una peligrosa enfermedad. L os pobrecitos niños
rodeaban el lecho de la enferma aumentando su
dolor moral y su enfermedad física. Los reme
dios humanos no podían poner término á aquella
lastimosa escena, y la aconsejé que acudiera á
la Madre de Dios que tiene en sus manos los
divinos. A l dia sigfuíente sin saber cómo se ha
llaba tan mejorada que pudo abandonar el lecho ;
y era de ver la algazara y gritos de alegría con
que los pequeñuelos publicaban á su modo las
bondades de María Auxiliadora.
'
Entre los enfermos que debí ayudar á bien
morir se contaron hasta seis peccatrices in civitaie.
Las infelices veían venir la muerte con espanto
y desesperación; por lo cual sus disposiciones
no me permitían administrarles los Sacramentos
y hacían presentir una horrible muerte como
término natural de una mala vida. Pero la que
es Refugio de los pecadores á la cual las enco
mendé no podía desoír mi.s .súplicas. Su nombre
bendito les fué inspirando confianza y á poca
pedían los Sacramentos con los ojos bañados en
lágrimas y las seis tuvieron una buena muerte
El año pa.sado a.si.sií también á un ajoven ciia
de 16 años, turca de nación y empedernida en
la religión de Mahoma. La exhorté á que reci
biera el bautismo; y al presentarle el crucifijo
lo rechazó diciendo: Y o soy turca, yo soy turca.
Tres días llevé porfiando y por fin acudí al re
medio infalible: la devoción á María A uxilia
dora. Elsto la convenció y á petición suya fué
bautizada y confirmada pocos días de8pué.s.
Quiso inscribirse entre las Hijas de María y
tuvo la muerte más cristiana que pueda im agi
narse.
Punta Arenas (Chile), Octubre 1910.
S a n t i a g o B e r n a b é Pbro.
C h o el-C h o el (América). — Acababa de morirseme un hijo de difteria y á los cuatro dias cayó
enfermo otro de la misma dolencia. Tan grave se
me puso que creí se me iba á morir aquella misma
noche. Viéndome en tan triste situación me puse
de rodillas delante de una imagen de María A u
xiliadora y recé el santo rosario prometiendo
á la Virgen SS. que si mi hijo sanaba haría una
confesión y comunión publicando la gracia. Al
dia siguiente mi esposo y y o nos pusimos en ca
mino para el pueblo llevando con nosotros al niño
paralitico. Nos presentamos al doctor y ¡cuál no
—
sería nuestro asombro al oírle decir que el niño
no tenía nada. Siete dias después nos volvimos á
casa y el niño continúa sano y bueno como si nada
hubiera pasado. Para gloria de María Auxilia
dora publico esta gracia y mando una limosna.
Mayo, 1910.
M ic a e l a A m o r e n a .
S a n to D om ingo (América). — E n un matri
monio amigo mío reinaba gran desconsuelo por
que después de nueve años de casados, cuatro hijos
hablan tenido y los cuatro nacieron muertos. En
vano consultaron á varios médicas ensayando
varios tratamientos siempre sin residtado. Una
amiga miestra nos aconsejó que encomedáramos
el asunto á María Auxiliadora prometiéndole
que la primera niña que naciera llevaría su nombre.
María Auxiliadora nos escuchó; una hermasa niña
llena de sahid lleva su bendita nombre y la alegría
ha vuelto á aquel hogar.
Febrero, 1910.
C. P . d e P a t ín .
C ip érez (España). — Habiendo enfermado mi
hija y desconfiando de su salvación, acudí á
la que es Auxilio de los cristianos, ofreciéndole
una pequeña limosna, confesión, y comunión y
publicar la gracia en el Boletín Salesiano, si la niña
recobraba la salud. H oy cumplo gustoso lo ofre
cido y doy públicamente las gracias á tan Augusta
Señora, pues la nina está completamente bien.
Un Cooperador.
L la g o s te r a (España). — Hallándose gravemente
enfermo mi sobrino de ima vecina niia, cuando es
taba per dida ya toda esperanza de salvarle pues
estaba desahuciado del médico, había recibido
los Santos Sacramentos y pue<le decirse que se
hallaba ya en la agonia, considerando la atlicción
en que iba á verse aquella familia, pedí llena de
confianza á M;uía Auxiliadora obrara un milagro.
Colgué al cuello del eufenno una medalla de
María Auxiliadora y le prometí, si le devolvía la
salud, hacer una novena en acción de gracias y
publicar el favor. E l enfermo curó j>or completo, á
pesar de los predicciones del médico que aseguraba
que. axuique cmasc, le q u ^ o ría algún achaque.
Cximplo. pues, gustosa mi promesa para gloria de
María Axixiliadora y para qtie sus de\*otos au
menten la confianza en esta bondadosísima Madre.
Julio 1910.
A n a M a r t in e l l .
G u a y a q u il (Ecuador).— Víctim a de una infame
calumnia \m hermano mió, acudí á mi adorada
Maxlre María Auxiliadora, prometiéndole publicar
mi acción de gracias en el Boletín Salesiano. La
bondadosa Madre escuchó mis ruegos siendo la
Abogada en tal tribulación; en pocos dias le de
22
—
volvió su honra y la paz y tranquilidad á nuestros
corazones. Cumplo pues mi promesa enviando un
pequeño óbolo para lá Obra Salesiana.
P. M. P.
M adrid. — Hallándome en momentos de ver
dadero apuro y ammeiando el médico que seria
preciso operar á xma persona de mi-familia, acudí
á María Auxiliadora, y en el acto empezó la mejoría
haciéndose innecesaria la operación proyectada.
Agredecido por tan gran favor mando 25 ptas.
para cinco misas.
Febrero, 1910.
P.
G ero n a (España).— A l entregar gustoso la li
mosna prometida, doy gracias á María Auxiliadora
por haber librado de una muerte casi cierta á mi
querida esposa. Q ue'E lla me la conserve, lo mismo
que á mi tierno hijo, muchos años p ^ a agrade
cerle tan señalado beneficio.
Junio, 1910.
J , M. R
e ig t .
A su n ció n (América). — Anunciadón Fernández
agradece m uy mucho á María Auxiliadora el ha
berla curado de im tumor que cuatro médicos ase
guraron no poder curarse sin operación. Pero la
V irgai lo sanó en muy poco tiempo.
Diciembre 1909
V ied m a ( A m érica). — Doña Pascuala Ortiz,
viuda de Lucero, da gradas á María SS. Auxilia
dora por la salud que recobró su luja Juana Vic
toria Lucero, sanándola de una penosa enferme
dad que ponía en peligro su vida. Agradedda
manda publicar esta grada.
Octubre 1910,
B o g o tá (Colombia). — H acia mucho tiempo
que mi esposa se hallaba atacada de una enfer
medad de la que ningún médico había po
dido curarla; acudimos á nuestra buena Madre
Auxiliadora ofreciéndole publicar la gracia en el
Boletín Salesiano con tal de obtener la salud que
el mundo no podía darle; ful escuchado, el mal
ha desaparecido.
Lo mismo hizo Marta Auxiliadora conmigo de
una enfermedad en una pierna, la invoqué y ful
escuchado, de lo cual hago pública manifesta
ción, para que sea más invocada nuestra buena
Madre.
Bo^totá, Junio 14 de 1910.
A
p a r i c io
G u zm á -n .
A lg o d o n a le s (España). — E l 12 de Mayo último
encontrándose en peligro de muerte D. Antonio
Pimentel (cura-párroco de Algodonales-Cádiz) le
fueron administrados los santos sacramentos y
colocada una medalla de Mara Auxiliadora. Cuandoya no quedaba esperanza en los recursos liumanos,
pues los médicos afirmaban que el enfermo se encon
traba en la agonía y por lo tanto la ciencia era im
potente. entonces recurrimos á nuestra amantísima Madre, haciendo promesa de publicar el mi
lagro en el Boletín Salesiano y dar cinco pesetas
para los huérfanos de D. Bosco si le devolvía la
salud perdida. Y la que es Auxilio de cristianos ha
probado una vez más la eficacia de su poder; pues
el día 24 de Mayo, fiesta de María Auxiliadora, pudo
el enfenuo dejar la cama después de muchos meses
de enfermedad y desde ese día se encuentra per
fectamente bien. Por lo que cumplo la promesa
publicando la gracia y dando la limosna.
Utui Cooperadora salesiana.
S e v illa (España). — Encontrándonos en una
finca de campo, m i padre tuvo la desgracia de lastimaise gravemente. En el apuro de vemos en un
sitio aislado, y sin poder contener la sangre que le
salia déla herida, me encomendé fervorosamente á
María Aoixiliadora y en el mismo instante se pre
sentó un carruaje con im médico que lo atendió
y se hizo cargo de su curación de la que no hubo
complicación ninguna.
En otra ocasión la Sma. Virgen también me al
canzó la salud para otra persona de mi familia.
Por estos favores ofrecí dos misas, dichas en su
altar y publicarlos en el Boletín Saesiano, deseando
que esto sirva para alimentar la devoción de la que
es Auxilio del cristiano.
.M.\ r ía M ih u r a y J u á r e z .
üaa tambiéo, con toda la efusión de su alma, gracias á
María Auxiliadora y envían una limosna:
Asunción (América). — Da. Luisa Bayoj por
haberla sacado de un trance dilicil de una manera
milagrosa.
Pigueras (España). — N. N. cumpliendo una pro
mesa hecha á María Auxiliadora, envía dos pese
tas en acción de gracias.
Gerona (España). — J. C. y su esposa, por haber
librado de! sarampión á un hijito suyo á pesar de
la intensidad del mal y verse expuesto al contagio.
Gerona, id. — Da. dolores Adroher, por hacerle
la gracia de que no se complicase la enfermedad de
su papá, y por haber sanado de anginas y fiebre á
dos de sus hermanos.
Gudalajara (.■ América). — F . E. por haber obte
nido gracias espiritualis para su papá y por haber
obtenido del mismo permiso para ingresar en la
institución de las Hijas de María Aux. La misma
por haber obtenido la salud para su mamá que había
tenido cinco ataques de apoplegía y estuvo varias
veces-desahuciada.
Gerona(España). — D. Narciso Gotarra de Liagestera, da 10 pts. de limosna para el culto de
la Sma. Virgen María Auxiliadora de la casa de
Gerona, por haber obtenido dos gracias de esta
buena Madre.
Granada. (América). — Adelaida C. Vda. de Quiroz, por haber curado á un hijo suyo sin necesidad
de una operación que los médicos conceptuaban
precisa, y por haberla librado á ella y á sus hijos
de inminente peligro de morir ahogados en un rio.
Ivrea (Italia), — A . G . Salesiano, por un favor
obtenido.
Las Palmas. — D. Manuel Jesús Quintas, por
haberle conservado la cosecha en peligro, y envía
6 pesos.
Los Navalmorales (España). — Da. Tomasa Martin
de Eugenio manda 5 ptas para una misa en acción
de gracias á María Aux. — Petra Recuera envía
■2 ptas por una gracia.
Madrid. — Da. .Mercedes Cámara, por la cura
ción de una cuñada enferma de pulmonía envía
cinco pesetas de limosna.
Orense (España). — Rdo. Sr. D. Domingo Díaz
Suárez, de S. Vinceme de Concieiro, da gracias á
María Aux. por un favor recibido y envía una li
mosna.
Puebla de D. Fadrique (España). — D. Policarpo
Zaballos, por la curación de su hija Severiana ata
cada de hidropesía, y manda ro ptas de limosna.
Puente Mayor (Es''aña). — Da. Josefa Martínez
por el buen éxito de una operación dificilísima para
librar de un tumor á su papá, y manda celebrar
una misa.
Rialp (España). — E. C. por haberle devuelto
repetidas veces la salud á una liija suya y manda
una limosna.
S. Lorenzo de la Frontera (América). — N. N.
por haberla librado de una parálisis y por liaher
devuelto la salud á una hijita suya reducida al úl
timo extremo por una disentería.
S. Vicente (España). — D. José Pigol por ha
berle curado un pie del cual no podía moverse hacia
tiempo y envía limosna para una misa.
Trujillo (Venezuela). — Da. Josefa de Peña por
la milagrosa curación de ella y de su hijo Manuel
Salvador, manda 5 ptas de limosna.
Vigo (España).
C. G . da 2 ptas de limosna
pK>r una gracia concedida da la Celestial por Se
ñora.
Vigo id. — D. José Daviña por favores recibi
dos 6 ptas.
Villa Oliva (América). — Silveria G. por haberla
curado de una enferm^ad persistente, y envia una
limosna.
W
^ '
POR EL m m o SdLESI/lNO
F C S V B C IT n C IÓ O .
J^¿ prim er Opispo salesiaiio lim o. Sr. D on
Juan Cagliero, que anda recorriendo en itiu nfo
las repúblicas de la Am érica Central como
Delegado Apostólico, ha enviado una cariño
sísima carta a l imevo Rector Mayor, D . Pablo
Albera, felicitándole por su elección. E n medio
de sus apostólicas fa tig a s no se olvida de la
Obra Salesiana á cual desea nuevo emp^ije y
desarrollo bajo la experta dirección d el nuevo
Eupcrior.
Crónica de los Ex-Alumnos,
BUENOS AIRES — Un paso más. — L a falange
inmensa de jóvenes ex-alumuos de la obra de Don
Hosco está realizando activos trabajos para for
mar un Consejo General en el Colegio Pió IX de
les diez centros esparcidos por las provincias subdi
vididos en grupos de socorro mutuo, de estudios so
ciales, de estudios literiuios y de sport.
ICl lunes 5 constituyóse el gru]x> de ex-alunmos
jóvenes, es decir, de las saliilos de las aulsis ó de
los talleres en el último trienio, para aportar tam
bién ellos, con alicientes y un programa ad hoc, su
contingente á la obra de moralización. Después
(le la misa solemne tuvo lugar un {mimadisimo al
muerzo, donde no faltaron los brindis, unas horas
de sport, y d eso de las 4 y i \z p. m. un brillante acto
n»úsico-literario que se prolongó hasta las 7.
Presidia el acto el excelentísimo señor intermuicio; dirigió la pjUubra á los crooperadores y exahmuuvi el R. P. Luis Pedemonte. alma y vida de
Icxlo esto movimiento, poniendo de relieve la
acción de dichos señores en el desouvolviuvieuto de
la acción social cristiana.
Kutre ovaciones de cariño y de entusiixsmo bajó
el orador del csíxnario ocupando i>ocos momentos
después la tribuna el ilustre y emdito orador y
socii'üogo doctor J. ijerralunga, que tan bien cimen
tada \ a dejatido la fama de pensador y justo re
conocedor de la sitxiación por la cual atravesamos.
Cmubiáronse frases de estima con el reverendo
P. Pedemonte y en nvedio de luia \*erdadera
ova<úón dejó la tribuna.
Acto seguido se organizó la comisión del nuevo
grupo con la mayor animación.
(Ee E l Pueblo).
(^fónica de los Oratorios Festivos
TRIESTE.— También nuestro oratorio de Trieste
á tenido su regia visita. S. Á . I. la Archiduquesa
María Josefina, viuda del principe Otón (hermano
del Arclüduque heredero) y hermana del Rey de
Sajonia, quiso verlo el día 23 de septiembre ma
nifestando el deseo de oir la clase de música instnmrental.
No podía haberlo dicho en mejor ocasión puesto
que la banda debía estrenar aquellos dias su nuevo
imiforme y nuevos instnrmentos. Asi pues, el do
mingo 25 los músicos se trasladaron en im vaporcito al histórico castillo de Miramar.
S. A. I. y su hijo el archiduque Francisco José
oyeron complacithsimos el selecto repertorio que
nuestras diminutos artistas llevaban preparado,
y á tanto llegó su c'omplac'encia que se dejaron re
tratar en medio de los músicos que conser\*arán
recuerdo imperecedero de la afabilidad de S. A. I.
IVREA (Italia). — Nuevo oratorio festivo. —
Como recuerdo del centenario del B. \’eremundo
se ha inaugurado en I\'rea un nuevo oratorio festivo
cuya apertura honraron con su prestigio el limo.
Cardenal Richelmy y los obispos que asistieron
á las fiestas del centenario. Nuestro Director espi
ritual D. Julio Barljeris pronunció un hermoso
discurso ponderando las ventajas de los oratorios
festivos y la banda de S. Benigno Canavese con
solidó ima vez más su reputación artística. El
Exilio. Mons. Filipello, Obispo de I\T ea, alma y
vida de la fundación, que en una carta pastoral
ammeió y recomendó dicho oratorio, h a quedado
satisfccliisimo porque por fin ha \Tsto realizado
uno de sus más ardientes deseos.
SLlEiMA (Malta) — Inauguración de la « Salesian Boy's Brigade ». ^
— E l último domii^o de
septiembre el oratorio salesiano de Slienia pre
sentaba mi aspecto magnifico. Los asientos des
tinados á las auíoridades, á los invitados, al pú
blico y á los niñe», todo estaba materialmente in
vadido. Entre los presentes se distii^uian varios
oficiales del Ejército y de la Armada, represen
tantes del Clero y de las autoridades civnles y ios
principales bienhechores del Oratorio.
— 25 —
En la amplia palestra descollaban los jóvenes de
la Salesian Boy’s_ Brigade de uniforme airosísimo
formados al pie de su bandera; detrás de ellos los
pequeños redutas y la Sección de Alumnos de la
Brigade del Oratorio de Birchircara. A las 4 y 30
llegó el General Penton, y la banda Duke of Connaught lo redbió al son de una marcha militar
entre los fragorosos aplausos de los concurrentes.
La S. B. B. le tributó los honores militares y el
General con manifiesta complacenda pasó revLsta
al aguerrido regimiento. Subió después al puesto
de honor y el Director del Oratorio lo saludó con
un magnífico disciuso alusivo al acto. Apenas
cesaron los aplausos que coronaron las palabras
cantó el himno « God save íhe King * acompañado
por la banda.
, N O T IC IA S V A R IA S
MADRID. — Paseo y Merienda regias. . T »mamos
de uu diario madrileño:
« Un día de e.spansión y de júbilo fué el do ayer
T R I E S T E (Austria) — L a banda del Oratorio Festivo en el Castillo de Miramar.
inflamadas y jugosas del Director, se levantó el
Coronel Sanunut y con estilo brillantisiino arengó
á los futuros héroes para que comprendieran bien
el valor de la disdplina y de los ejerdeos físico- mi
litares, informados por la religión y la moral. E l
General Penton se levantó después á encomiar
la genial iniciativa, dedarando formalmente constitaida la « Salesian Boy's Brigade *. Los mismos
jóvenes trasmitieron un mensaje del General
Penton por medio del semáforo y comenzó la eje
cución'del originalisimo programa.
Siguieron luego los ejercicios físico - militares
que electrizaban la notas marciales de la banda.
Al anochecer hubo Tatioo con farolillos á la
veneciana y delante de los ojos de la muche
dumbre fueron pasando figuras, colores y felicisimas combinaciones de luz. Para poner a>lmo al
entusiasmo de la muchedumbre un coro inmenso
para los niños de las escuelas salesianas, merced
á la bondad de S, M. la Reina doña Victoria
Eugenia, pues cumpliendo los deseos de la au
gusta señora, tuvieron un día de campo con es
pléndida merienda, costeada por S. M., como
recuerdo de su regia visita al referido centro
docente. No es para descrita en estas cortísimas
líneas la alegría que reinó entre estos pequeñuelos. A las nueve y media de la mañana, or
ganizados por gjupos, al frente de los cuales
iban sus respectivos maestros, se dirigieron al
sitio denominado Puente de los Franceses en la
parte baja de la Moncloa. A las doce póximamente, después de rezar el A ngelus y bendecir
la mesa, se distribuyeron en cuatro grupos, sir
viéndoseles un exquisito y abundante menú, com
puesto de filetes empanados , merluza , jamón,
huevos, frutas, galletas y vino. ¡Q ué hermoso
—
cuadro se ofrecía al espectador, y cómo conmo
vía oir aquellas tiernas criaturas deshacerse en
elogios de la augusta señora, en cuya soberana
y caritativa mano habían hallado la protección
y el afecto que muchas veces les niegan los que
de ellos debieran cuidarse!
Terminada la comida, y después de dar gra
cias á Dios, los niños, en número de 250, ju
garon y saltaron, dando continuamente viva.s á
la Reina doña Victoria y al ven erable]. Bosco,
fundador de esta pía olira, nunca bastante pon
derada, y, por desgracia, tan poco conocida en
esta corte.
El que escribe esta breve reseña tuvo el con
suelo de presenciar la fiesta, y si el orden y
compostura que reinó en' ella causaron alegría
en su ánimo al contemplar esa legión de niños
que se educan en el santo temor de Dios y en
la doctrina de Jesucristo, no menos le impre
sionó ver aquellos celosos saéérriotes jugar con
los niños, haciéndose niños y siguiendo el ejem
plo de su venerable fundador, que á la seve
ridad para consigo mismo supo unir la dulzura.
(‘I.amor, que tantos millares de corazones in
fantiles conquistó y condujo por el camino de
la virtud y del bien.
Premie Dios la generosidad de la augusta Sol)orana, que viene dando alto ejemplo de caridad
para con los desvalidos, y en especial para con
los niños pobres, campo extenso y fecundo para
practicar todas las obras de m isericordia».
BARCELONA (Esp.). — ^ El Templo Nacional del
• Tibidabo *. — De un hermoso articulo publicado
por el ilustre escritor D. Modesto Heniáiidez
N’illaescusa cortamos lo siguiente:
" Católicos españoles, católicos americanos, estas
lincas son portadoras de una nueva gratisima: la
cripta del grandioso templo que la piedad cristiana
levanta en la cumbre del Tibidabo al Sacratísimo
Corazón de Jesús, está ya casi terminada; dentro
de poco, podrá celebrarse el Sacrosanto Sacrificio
en atiuel augusto recinto, embellecido con todos
los primores dol arte tjne el genio del artista ha
sabido derranuir A manos llenas en rendido y amo
roso homenaje al Creador y Señor de la belleza.
» Cada nuevo templo consiigrado al Corazón
amatUisimo de Jesús es una victoria esplendorosa
ganada ul cs^ñritu de h\s tinieblas.
» Pues bien, he allí im nuevo templo, un templo
incomparable, que empieza á surgir como ideal
apiurieióu en la ciftia de una poética montaña, para
ihuninur con sus destellas refulgentes el suelo sa
grado de la Patria, de esta Patria amadísima que
se <Ulata, en alivs del amor y de la fe. más allá del
Atlántico, por las vírgenes tierras de América y
las opulentas islas del Pacifico.
* X o hace aún muchos años, poderosas murallas
levautiuios jior la mano del hombre cercaban la ciu
dad de Biu-ecloua, y sobre su puerta principal ve
laba sus destinos el Angel de la Guarda. Mas
llegó el momento en que la G udad Condal compreiulió clariuuente el glorioso por\*enir que le
tenia reser\*ado la Divina Pro\-ideucia ; rodaron
26 —
entonces por tierra sus murallas, desapareció la
Puerta del Angel, y ansiosa de poderío y de gran
deza, ^latóse con empuje incontrastable por el
llano, escaló las m ontañas; y el mar, el Besos,
el Llobregat y una esbelta cordillera, ondulante y
graciosa, constituyen hoy los limites naturales de
la Reina del Mediterráneo.
* E l Angel de la Guarda no cobija ya bajo sus
alas protectoras á la imperial Matrona de Le
vante. i Por ventura ha renegado de su fe, de esa
fe cristiana, que palpita en sus códigos inmortales
y en sus venerandas tradiciones? ¡Ah, no! Allá
arriba á 532 metros de elevación sobre el nivel del
mar, coronando la airosa cordillera que la ciñe por
la parte de Poniente, surge el grandioso Tibidabo.
* No y a el Angel de la Guarda, sino Dios mismo
corona las murallas naturales de la Ciudad Condal.
Desde la encantadora cumbre del Tibidabo pre
sidirá en adelante sus destinos; y no sólo los de
Barcelona, sino los de España en tera. y también
los de nuestros hermanos de la América latina y
Filipinas. Las cimas de nuestras montañas hállanse
casi todas consagradas á la Reina de los Angeles.
MontseiTí.t y Nuria, Veruela y Aránzazu, Begoña
y Covadonga. cima todas ellas de nuestra admi
rable- Reconquista, danse la mano con los veneran
dos Santuarios que coronan y santifican las otras
ingentes cumbres de nuestras poderosas cordille
ras hasta la Punta de Tarifa. E l Corazón Deífico
de Jesús será desde aliora el lazo común de todos
ellos. Desde su Templo Nacional del Tibidabo
henchirá de soberanos esplendores el suelo bendito
de la Patria, y pasando el Estrecho, á través del
Océano que surcaron eii otro tiempo las carabelas
de Colón protegidas por la cruz, miirá en mi solo
nimbo de gloria las Repúblicas hispano-americanas y las islas Filipinas con la Madre Patria, in
vitándolas á rendirle el preciado tributo de su
amor.
» He ahí la ofrenda que anlielanios todos ofrecer
al Rey de cielos y tierra. ¡Católicos españoles, ca
tólicos americanos, unámonos todos para llevar á
feliz término esta obra de piedad, esta obra del
amor, esta obra de confraternidad cristiana! ¡Hay
que terminar e l Templo Nacional del Tibidabo!
Aportemos nuestro óbolo, por himiilde que sea,
á esta gloriosa empresa nacional, y el Corazón di
vino de Jesús, que ofreció el ciento por uno á lo
que hiciéramos en su nombre, escribirá el nuestro
en la página del haber del libro de la vida para en
riquecerlo con sus dones celestiales.
M o d e s t o H. V i l l a e s c u s .a .
N . B. — Los donativos pueden remitirse á la
Secretaria da Cámara del Obispado de Barcelona
ó al Encargado de las obras del Templo Nacionai.
PANAM.Á (A. C .). — El 24 de octubre se ben
dijo un nuevo brazo de edificio en nuestro co
legio de Panamá donde se podrán educar de
hoy en adelante más de 170 huérfanos. Nuestro
gran bienhechor, el Exnio. Sr. D. Javier Junguito ha visto realizado uno de sus m-is ar
dientes deseos bendiciendo la nue\’a construc
ción. También el Exm o. Sr. Presidente de la
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república, D. Pablo Arosemena, y su noble hija
han querido dar realce al acto siendo padrinos
de la ceremonia, que presenció una muchedum
bre incalculable de personas. Acompañaban al
E.xmo. Sr. Presidente distinguidas personalida
des entre las cuales debemos citar al Sr. D. Fede
rico Boyd y la Sra. Da. María Pontes. Un mag
nifico discurso del Director del Colegio, Don
Antonio Russo, puso digno remate al acto que
terminó con el mayor entusiasmo. Sirvióse des
pués un lunch á los invitados que se despidieron
con el alma llena de agradabilísimos recuerdos ;
mientras los Salesianos daban gracias á Dios en
su interior por haberles deparado dos coopera
dores como el Sr. Obispo y D. Nicanor de
Obarrio primer bienhechor y fundador, por de
cirlo asi, de la obra de D. Bosco en Panamá.
BUENOS AIRES. — Más de dos mil alumnos del
colegio de Buenos Aires efectuaron el 12 de octu
bre la jira de costumbre al célebre santuario de
Nuestra Señora de Luján dando magnifico ejemplo
de su piedad al recibir en gran número la sagrada
comunión. Después de un regocijado almuerzo,
varios partidos de foot-ball pusieron fin á'fla fiesta
yendo á despedirse de la Virgen SS. para tomar el
tren y volver al colegio. E l buen humor, los c in
tos y el barruUo de los vagones atestados de ro
meros. fué la característica de la vuelta.
VALPARAISO (Chile). — Los alunmos del Colegio
Salesiano fueron vositados por los marineros del
crucero Etruria de la armada italiana. Poco después
les devolvieron la visita á bordo llevando consigo la
banda. Los vivas á Italia y á Chile se mezclaban
e.T ^ a d a b le confusión, quedando los niños y los
marinos satisfechos de la mutua benevolencia.
SANTIAGO (Chile). — E l Embajador de Itelia
Exilio. Sr. D. Luis Borsarelli visitó las Escuelas
Profesionales de la « Gratitud Nacional * el 9 de
octubre. Recibido con todo el cariño y respeto que
ha sabido inspirar por sus eminentes prendas per
sonales, creció de punto su regocijo al verse salu
dado en su lengua patria á los acordes del himno
nacional italiano. «Cuando vuelva á Eiuropa, decía,
haré de manera que Italia ame á Chile como Chile
ama á Italia *. Recorrió después la casa y quedó
muy bien impresionado de aquel monumento na
cional fimdado por Mons. Jara para recoger los
huérfanos de las gloriosas guerras chilenas. De
allí pasó á visitar nuestro Colegio de S. J osé donde
Ic esperaban el mí«^mr> obsequioso recibimiento y
ao menos gratas impresiones.
CÓRDOBA (Aig.). — La visita del Vicegober»
oador y de los legisladores al Colegio Salesiaoo de
Artes y Oficios. — Leemos en « Los Principios *
del 15 de octubre 1910: « Como lo anunciamos, ayer
realizó una \*isita al cdlegio de artes y oficios de
los PP. Salesianos. el Vic^obem ador de la pro'*inda. doctor Vidal Peña, acompañado de un grupo
numeroso de senadores y diputados, intendente
munid|)3l Dr. Barros y su secretario. Rector del
edegio nacional, doctor G arda Montaño, doctores
Cafíerata y ra«gtf>nanf« ingeniero municipal señea’
Alonso y varios otros caballeros distinguidos.
» Querían ver de cerca y apreciar personal
mente los beneficios de la institución, puesto que
está en su mano ayudarla eficazmente y nos place
hacer constar que la impresión ha sido gratisiiua.
Se ha comprobado que es cousiderablc el nú
mero de niños que reciben una educación en
extremo provechosa, que adeiUils de diversas
asignaturas, se enseñan oficios varios, preparando
individuos útiles á la sociedad y habilitados para
ganarse honestamente la vida.
* Los trescientos y más niños con sus Su|>eriore3
al frente lucieron un cariñoso recibimiento ó los
ilustres personajes al son de la banda.
» Los niños fueron luego á ocupar sus clases y
talleres, para que la comitiva pudiera apreciar la
enseñanza que se da. Hicieron una visita general al
amplio dormitorio con sus sesenta y dos camas,
á las clases, donde escucharon algunas leccio
nes y á los talleres donde los niños trabajaron en
presencia de los concurrentes. Llamaron especial
mente su atención las clases de dibujo geom^riieo
y ornamentación en que los aluumos hicieron
dibujos de corte de sastrería y zapatería y muebles.
» Después xTsitaron el polígono de tiro que hay
en el establecimiento, dotado de mauser y balas
de celuloide.
» Entre tanto los niños formaron batallón,
hicieron algunas evoluciones y como final can
taron el Himno Nacional recibiendo calurosas fe
licitaciones.
* Antes de retirarse el doctor Vidal Peña expuso
en un breve y conceptuoso disemso la favo
rable impresión que le había causado la visita al
benéfico estabelcimiento y le contestó el doctor
Cafíerata en nombre de los cooperadores salesianos
con la elocuencia con que sabe hacerlo. Fíimlizó
el P. Gherra, director del colegio dando las gra
cias por la visita y exponiendo en breves y expre
sivas palabras la obra de limnanidad y de pro
greso que se empeñan en realizar los Salesianos.
ASUNCIÓN. — Los alumnos del colegio Mons.
Lasagna celebraron una fiesta ginmástica que llamó
la atención por la resistencia que los pequeños
gimnastas van adquiriendo con el metódico ejer
cicio. Y como si fuese poco, se presentaron des
pués con su uniforme de sport airosos y aguerridos á
jurar la bandera nacional con motivo de las fiestas
del centenario. E l numeroso público se sentía su
gestionado por el entusiasmo patriótico que pa
recía tomar formas concretas y gallardísimas en
las evoluciones de los pequeños gimnastas, aplau
diendo frenéticamente á los futuros adalides de
la patria.
CARACAS. — Para que la piedad vuelva á los
hogares descristianizados por el ambiente social,
los
de Curaríít fundaron una Asociación
del SS. Sacramento formada exclusivamente por
caballeros. Más de cincuenta acudieron el pri
mer dia lo cual es una, magnifica promesa del por
venir de difíia Asociación. E n el santuario de
María Auxiliadora de la misma dudad celebraron
lina simpática fiesta las Hijas de María, congre
gación recientemente fundada, que, junto con las
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otras qiie en el santuario florecen, nos hacen ver
los ])rovechosos frutos de santificación que la ver
dadera piedad produce en la familia y en la so
ciedad.
d a salir de las casas á la gente, hubo en el Co
legio ima magnifica velada en la cual la religión
la patria vdbraban al unísono en las almas y hasta
en el ambiente.
RODEO DEL MEDIO (Arg.). — Honrosa visita —
Ivl <lía 13 de Abril de ig io será una fecha me
morable en las crónicas de la Escuela Don Bosco
.de Rodeo del Medio, puesto que en esa ocasión vi
sitaron el establecimiento varios personajes de la
más alta aristocracia argentina.
lífcctivamcntc, á las dos y media de la tarde
llegaban allí el Sr. D. Rufino Ortega. General del
Campo de Mayo, acompañado de su hijo, el Exmo.
Sr. Rufino Ortega, actual Gobernador de la Pro
vincia. del Sr. D. Emilio Civit, su antecesor en el
gobierno y actual Senador Nacional, y de otros dis
tinguidos cívballcros.
Acompañados por los Superiores de la casa visi
taron el suntuoso templo, admirando las beUezas
del artístico edificio y ponderando las excelencias
del grandioso órgano, donativo de la Sra. Leonor
S. de Ortega.
A l recorrer la escuela pasaron de sorpresa en
sorj>rcsa; inspeccionaron las aulas admirando uná
nimes sus cualidades pedagógicas y el selecto materitU de enseñanza. Se detuvieron largo rato en los
patios de la Escuela, quedando gratamente sor])endidos al ver á tantos niños en alegre algazara,
disfrutando de los numerosos juegos instalados en
los varios locales. Los espaciossos corredores y
jxjrticos de la casa, los salones, refectorios, enfermcria, dormitorios, clase de banda, de canto, bi
blioteca ct». fueron visitados con prolijidad por
los ilustres huéspedes, quienes admiraron el or
den y las condicione higiénicas con que están cons
truidos. manifestando algunos de ellos la satis
facción que experimentaban ni conocer de cerca
un instituto para ellas hasta entonces ignorado.
Pero lo que más los impresionó fué la visita á la
Bodega, adonde llegaron en momentos en que más
de 20 niñas se hallaban ocujxulos en las prensas,
caUlcra, alambi<|ue y laboratorio enológico. I xís
causó no poca sorpresa ver el orden, la disciplina
y la .seriedad con que trabajaban.
Al ver el desarrollo asombroso que en pocos
años Im adtiuirido la obra de Don Bosco en Rodeo
del MchUo , se alegríuron cordialmentc, se felicita
ron de tener en Mendoza mía Escuela que con tanto
acierto resuelve prácticamente el gran problema
soi'ial de esta Provincia, le tributaron su aplauso,
le ofrecieron su adhesión incondicional y prome
tieron interesarse eficazmente por ella y prestarle
totlo el apoyo de su alta autoriilad é influencia.
La Banda musical dió la despedida á los ilustres
caballeros, quienes, estrechando con efusión la
mano de los Superiores del establecimiento, se
retiraron llevando las más hermosas impresiones.
I'hi este mismo Colegio se celebraron henuosas
ficsta.s con moti\*o del centenario de la indepenilencia de his Repúblicas Americanas. Dicho se
está que contando con tan buenos elementos hubo
de desempeñar mi papel brillantísimo, sobre todo la
banda. Aparte de la fiesta civnca en que el batallón
infantil de Mendoza acompañado de la banda ha
CASTELNUOVO D’ ASTI (ItaHa). — Restas en hoñor de Domingo Savio. — E l primer domingo de
octubre se celebró la conmemoración de la pri
mera comimión del angélico jovencito y se colocó
una lápida en la casa donde pasó los primeros
años de su niñez. A l día siguiente, como número del
programa, dió la banda del Oratorio un agradabi
lísimo conderto ante la estatua de D. Bosco. Asis
tía Mons. Costamagna y las autoridades civiles.
FERRARA (Italia).— E l i i de noviembre se inaugu
ró un nuevo drculo que ha tomado la divisa: «Ars
et labor». Su presidentes el conde D. Luis Buosi, el
cual le consagra toda su actividad. E n efecto la
asociación, nacida sin pretendones, cuenta ya
con numerosos sodos porque los libros, ^e^^stas
ilustradas, diarios, entretenimientos y juegos, todo
admirablemente distribuido en locales ad hoc, lo
hacen sumamente atractivo.
N E C R O L O G IA .
D a . J u stin a S á n c h e z d e Castro.
H oy lloran la muerte de esta celosísima
cooperadora dos cooperadores no menos ilus
tres sus hermanos, el Exm o, é lim o. Sr, Obispo
de Santander y el Dr. D. Manuel Sánchez de
Castro, Catedrático de Literatura en la Uni
versidad de Sevilla. E lla aderezó la casa que
habían de habitar los salesianos en Santander,
y los pobres y los niños han experimentado
repetidas veces la bondad inagotable de su
generoso corazón. Descanse en paz su virtuosa
alma, y al mismo tiempo que la encomenda
mos á las oraciones de nuestros cooperadores,
enviamos nuestro sentido pésame á sus afli
gid os hermanos sobrinos y demás parientes.
D . C a rlo s C ab rera.
Tam bién ha fallecido en Caracas el Sr. Don
Carlos Cabrera modelo de caballeros cristianos.
Tanto él com o su señora é hijos han sido
cooperadores decididos de toda obra buena y
sobre todo de la O bra Salesiana. Sus funerales se
verificaron en la capilla salesiana de María
A uxiliadora, capilla que ha recibido de él y de
su familia pruebas inequívocas de su acendrada
piedad. Reciban nuestro sincero pésame su
viuda é hijos, y sírvanles de consuelo las vir
tudes de que dió el difunto tan alto ejemplo,
virtudes que le habrán valido el premio de
los justos.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JO SE GAM BIN O.
Establee. Tip. de la S. A. Int. para la Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176 - TÜRIN.