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Medios

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N. 9

Setiembre de igio

AÑO XXV

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Boleíín $ak$iano
I^cvisfa de las Obras de Don Bosco

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Turin — Via Gofíotenqo N. 5 2 ^

SUMARIO: Un soberanode la bondad......................213
Ala Memoria de D.R ú a ......................................315
De n u estr as m is io n e s : Un espantoso huracán en
Mozambique — El incendio de la Misión de Rawson en el Chubut — El terremoto de Cartago 226
Bibliografía .......................................................... 229
El CULTO DE M a r ía A u x i l i a d o r a : E cos de la
fiesta de M aría A u x ilia d o ra : E sp añ a : Gerona,
Málaga, Santander, Zaragoza — A m é rica : Bo­

gotá, Santiago...................................................... 230

Q

Q

Gracias de María Auxiliadora............................. 234
Tesoro espiritual
.............................................. 235
P o r E L MUNDO SALESiANO: España: La Obra Salesiana Nacional — Crónica de los Antiguos Alumnos: Barcelona, Buenos A ir e s — Crónica de
los Oratorios Festivos: Turin — Noticias varias:
España: Sarriá-Barcelona — América: Buenos
Aires; Rosario de Sania Fe, Barranquilla - . 236
Necrología y Cooperadores Salesianos difuntos . 240

UN SOBERANO
DE
LA
BONDAD
--- ----

ACIÓ hum ilde, y hum ilde v i­
vió. L a aureola de su realeza
comenzó á ilum inarlo como
brillante aurora del dia in­
mortal. en el lecho de m uerte, y lo envolvió
en todo su esplendor, cuando frió, pálido
cadáver, paseó en triunfo por Turin como
nn soberano vencedor, elevado sobre el niTel común de los hom bres, príncipes ó ple^yos, obreros ó científicos, que se inclina­
ron reverentes ante él y le tribu taro n el úlfiroo saludo.
Y soberano fué realm ente D. Miguel Rúa,
Rector Mayor de la P ía Sociedad %alesiana,
soberano de las alm as, reino este que no
fronteras ni lím ites, ni confines seña­
lados por la natu raleza ó la P atria , sino que,
oinxenso com o el m undo, todo lo a b a r c a ,
roino sobre el cu al estos excelsos soberanos
* ^ e s que de tarde en tard e aparecen, con*grados por D ios mismo, dom inan imperial®oite, con el poder único pero irresistible

de la bondad. R eyes sin cetro, sin corona,
sin espada, ellos son incontestablem ente m ás
grandes, m ás fuertes que todos los reyes de
la tierra, porque hablan á los corazones; y
todos los corazones buenos, libres y prontos,
responden, obedecen sin violencia ni ame­
nazas. D icen estos soberanos de la Bondad
una palabra dulce de am or, y piden sacrifi­
cios de bienes y vida; les piden hasta á débi­
les y delicadas doncellas heroísmos que se
dirían im posibles; estim ulan á jóvenes a l­
m as á osadías que parecen locuras, imponen
á pequeños grupos de m ujeres, nacidas a l­
gunas de ellas entre las com odidades y el
lujo, á pequeñísim as colum nas de jóvenes
imberbes, m archar sin m ás arm as que una
cruz en el pecho, afrontando riesgos y peli­
gros de tod o género, el m artirio, la m uerte,
á la conquista de naciones feroces, salvajes,
antropíófagas, que espantarían un ejército de
valientes. Y m archan los jóvenes héroes, atra­
viesan los m ares, los desiertos, las dilata-

— 214 —
das florestas y realizan empresas increíbles,
sin miras ni ambiciones de lucro ni de mando,
ni de gloria; sino sostenidos por el brillo de
la gloria de Dios y el deseo de salvar las
alm as, haciendo de paso participes á los
barbaros de los esplendores de la civiliza­
ción cristiana.
Su grito de guerra en medio de la m archa
terrible pero alegre y cara A su corazón y que
term ina siempre con la victoria, como su ora­
ción más intensa en el recogim iento íntim o y
en el m om ento de la lucha espiritual y del
peligro, es esta vo z que v a de su corazón á
D io s: «Da m ihi animas cadera tolle! P a ­
labras sublimes, que cual lema heráldico
que concentra en sí todo un program a de
oración y vida, brillan con caracteres de oro
en la blanca bandera inm aculada que tienen
desplegada al vien to sin abatirla jam ás por
interés ó cálculo, por furia ó por asaltos,
estos soberanos de la Bondad, llámense á
través de los siglos y las vicisitudes hu­
m anas, B enito de N urcia, Francisco de Asís,
Vicente de Paúl, Francisco de Sales, Cottolengo. F r a y L ud ovico de Casoria, Ju an B o sco, M iguel R úa, el postrero de todos en
orden a l tiempo.
E l mundo se conm ovió á su m uerte como
no se conm overía á la m uerte del m ás po­
deroso m onarca de la tierra, que, puede dejar
atónita la tierra, pero fría. A los pobres, á
los humildes, á los que viv e n de penas y de
trab ajo rudo incesante, á los que apenas
se asom an á los umbrales de la civilización
sacados de su n ativa barbarie y sostenidos
por una m ano fuerte pero benévola en nom ­
bre de Cristo, ó em pujados por la fuerza
desapiadada de las armas, ¿qué les im porta
si un hombre b a ja de los esplendores del
trono á las oscuridades del sepulcro ? E ste
poder de conm oción universal arriba y
abajo, lo ejercen solam ente aquellos cuyo
influjo en un m odo ú otro, directa ó indi­
rectam ente, h a sentido la hum anidad.
A los funerales de las re>*es acuden las
turbas, movida.s por la curiosidad de un es­
pectáculo im ponente de fasto y pom pa, que
se prepara y atrae; \*an porque la misma

tu rb a es espectáculo p ara sí misma; pero
á los funerales de estos Soberanos vanj)®
una necesidad del corazón, para dar una
satisfacción á ese sentim iento íntimo, innato,
desapercibido casi p ara todos, pero que á
veces se despierta irrefrenable, de rendir
hom enaje á la grandeza de la naturaleza
hum ana que se ha difundido toda en alguna
alm a excelsa, por medio de la manifestación
m ás poderosa y brillante, la de la Bondai,
es decir la que m ás la acerca á su divino
origen.
Y los pueblos sienten m ás esta necesidad
y más se abandonan á ella, cuando estas al­
m as salen de sus hum ildes esferas, en las
cuales suele haber tesoros escondidos de
bondad que darían tod as sus sanas y fuertes
energías p ara el bien com ún, si no las com­
prim iese ó dispersase la m aldad de muchos,
y si la fa ta l inercia de los m ás, no las inu­
tilizara negándoles el auxilio eficaz para
salir á la luz, fructificar b a jo el benéfico y
puro sol del amor á los m ás pobres, á los
m ás necesitados de pan y educación, á los
cuales después la sociedad, frecuentemente
injusta, les pide cuenta de aberraciones
y crimenes, no cuidando de examinarse
á sí misma p ara ver si no es m ás culpable
por el abandono m oral ó m aterial en que
los dejó.
D e las esferas más b ajas del pueblo han
salido en todo tiem po casi todos los más
insignes bienhechores de la hum anidad, como
salieron en el nuestro D. B osco y D. Rua;
y el pueblo ha sentido la sangre de ellos
correr por sus propias venas, ha sentido
los latidos de su corazón batiendo unísonos
con el propio c o ra zó n ; los ha oído hablar
en su propio lenguaje aun m ientras eleva­
ban sus corazones y sus alm as con ideas y
sentim ientos que los enaltecían en las visio­
nes de horizontes vastos, nuevos y puros,
desconocidos antes. H a sentido que un espí­
ritu de fraternidad ven ía de ellos á él como
tibio soplo de prim avera, que pasa por so­
bre troncos y m alezas áridas y los vivifica y
em bellece con yem as prom etedoras de fru­
tos; ha visto que ellos, los soberanos de l*

— 215 —
Bondad, se quitaban los vestidos que los
cubrían, el pan que los nutría; p ara dárse­
los á él y á sus hijitos que padecían frío y
hambre; y ese pueblo que se sintió favore­
cido y socorrido por ellos, corrió á ellos con
empuje y en sus brazos se arrojó m ientras
rívían, y cuando la M uerte, sierva de Dios
y hermana nuestra, vin o á llevar á los cielos

su alm a, besó con lágrim as sus despojos,
como si a l p artir ellos viniese á faltarle
algo de su propria vitalid ad , por haber ce­
sado esa correspondencia directa de cora­
zón á corazón, de m irada á m irada, de son­
risa á sonrisa; al borde del sepulcro, sintió
que h ab ía perdido un P a d r e !
E líseo B a i t a g l i a

A LA MEMORIA DE DON RUA
¿QUIÉN ERA DON R U A ?
ÍS-^ninensa es la dificultad de dar una idea
de las múltiples obras que realizó D.
__ Rúa en los 22 años de su gobierno.
Sin embargo no pódenos dispensamos de hacerlo
siquiera rápidamente.

E( Sucesor de D. Bosco.
Tres semanas después la muerte de D. Bosco
— á 24 de frebrero de 1888 — 1). Rúa fué reci­
bido en especial audiencia por Léon X III.
— ¡ D. Rúa! — díjole el Papa al verlo — / Vos
sois el Sucesor de D. Bosco! Siento al par de vos­
otros la inmensa pérdida, pero me al^ ro por
que Bosco era un sanio y desde el cielo no dejará
de asistiros.
El saludo de León X III sintetiza la obra de
D. Rúa, E l era * el Sucesor de D. Bosco! »
Encargado de hacer sus veces, escribía hu­
mildemente el 31 de enero 1888, haré cuanto
pueda para corresponder á la expectación de
todos. Aymdado de los consejos y la obra de mis
hermanos, estoy s^ u ro de que la Pía Sociedad
de S. Francisco de Sales, sostenida por el brazo
de Dios y asistida por la protección de María
Auxiliadora, confortada por la caridad de los
beneméritos Cooperadores y Cooperadoras, con­
tinuará las obras iniríada.s por su horado Fun­
dador, especialmente la educación de la ju­
ventud pobre y abandonada y de las misiones
extranjeras. »
Y así fué. Después de Dios, á D. Rúa se debe
voto de alabíuiza.
♦ He AT-sto un mílagm, — deda tm C o o ^
fador de Xice, en febrero de 1890 á propósito

de la visita de D. Rúa á la ciudad de la Costa
A zul — he visto un milagro: D. Bosco resucitado.
» D. Ruano es solamente el Sucesor de D. Bosco.
es otro D. Bosco: la misma dulzura, la misma
bondad, la misma grandeza de alma, la misma
alegría sencilla y serena irradiando de su per­
sona.
» Todo es milagro en la Anda y las obras de
D. Bosco; pero esta peqjetuidad de Él mismo
en D. Rúa. me parece el más grande de todos
esos milagros. ¿ Dónde están los grandes hom­
bres, y ni aun los grandes Santos que hayan po­
dido darse un Sucesor igual á sí mismos? »

Su heroico programa.
Y tal aparece á la vista de todos. D. Bosco le
había dicho: < Siempre haremos por mitad; »
pero él. D. Rúa, se le entrega todo, sin reserva:
mente, corazón, fuerzas, la vida toda. Tenía dos
grandes amores Dios y D. Bosco, que en rea­
lidad eran uno mismo, / Dios.' porque en D. Bosco
veía al siervo escogido de Dios. En consecuencia
formuló así su programa: Todo pof Dios y con
D. Bosco.
La Providencia le había dado temple de
acero, escogido talento y todo un conjunto de
admirables energías con las cuales hubiera po­
dido llevar á cabo grandes cosas de propia ini­
ciativa y con sello propio. Si se hubiera dedicado
■ á los estudios clásicos, habría sido un grande y
erudito poliglota; pues en la Universidad de Turín dió inequívocas muestras de una facilidad
extraordinaria para las lenguas, incluso el he­
breo; si se hubiera dedicado al ejercicio pastoral,
dadas sus raras prendas de corazón y carácter.
(l) Un Sovr^m» iU lla Bontá (D. Michele Rúa) — 1910.
DiUa G. B. Paravia e Comp. Tcuino.



2l6



prosos, mandó á los hijos de D. Bosco, quienes,
su exquisita cortesía, sus paternas delicadezas,
su celo apostólico y el espíritu suave de humil­ á par del templo y del hospital levantan el Ora­
torio festivo y las Escuelas , y así los hijos dd
dad que embalsamaba todas sus palabras y actos,
habría hecho, como vulgarniente se dice, una rá­ dolor aprendieron también á arrancar a l^ e s ar­
monías de los instrumentos musicales, armonías
pida y espléndida carrera.
benditas que, unidas á las armonías espirituales
E n vez de esto, prefirió sacrificarse de tal
que surgen al contacto de la caridad, la esperanza
modo á sí propio, que parecía no tener ni ideas,
ni aspiraciones, ni personalidad propia; des­ y la fe, devolvieron al marchito labio dd le­
pués de haberse modelado perfectamente en proso, la sonrisa que había emigrado desde largos
años.
D. Bosco, consumió su vida en el proseguimiento
de la obra con escrupulosa fidelidad y con esa
Compasión por los pobres.
genialidad misma que habría tenido el grande
Como su corazón está diariamente en con­
apóstol. Hasta cuando alentaba á las virtudes
á las juveniles turbas que festivas se agrupaban tacto con toda suerte de miserias, su caridad no
á su alrededor, ó cuando señalaba á sus her­ tiene límites. Un día, narraba él mismo.en pú­
manos el campo del trabajo y los medios de rea­ blica conferencia el i® Febrero 1890, hubo de
lizar los ideales salesianos, ó cuando excitaba asistir á cuatro escenas desgarradoras en el breve
espacio de una hora. Eran las 9, y acababa de
la caridad de sus Cooperadores y admiradores,
no decía nunca: « Y o querría, yo os digo, yo os edebrar la santa misa, cuando se le presenta en
aconsejo....* sino siempre y en todo,caso: « D. la sacristía de M. A. uña pobre mujer con cuatro
Bosco decía. D. Bosco enseñaba, D. Bosco quería. » chiquillos pálidos y andrajosos: el mayor no pa­
saba de diez años. L a infeliz se arroja á sus
T o d o p ara todo^. pies y le cuenta como la influenza la había dejado
Heroica generosidad, á la cual Dios otorgó viuda y en la más espantosa miseria y le su­
generosa recompensa: por medio de D. Rúa, D. plica le reciba alguno de esos niños en sus ca­
Bosco vivió 22 años aún después de muerto, sas.
De ahí á poco, cuando sube á su aposento,
y con verdadera vida, sin falsificaciones ni imi­
taciones contrahechas, sin restricciones, sin hé aquí un hombre de 53 años narrando la
misma historia y pidiendo d mismo favor. Ha­
incertidumbres.
La misma caridad, amplia y maravillosa, que bía muerto su hermano dejando en la miseria á
había hecho á D. Bosco todo á todos durante su su mujer con dos hijos, y aunque él era pobre
y cargado de familia, estaba pronto á recibir
^•ida. continuó animándolo después de muerto;
que no fué ni estrecho ni estacionario el espíritu ia muda con un niño; pero no podía absoluta­
con que D. Rúa se puso á imitarlo, sino que fué mente cuidarse d d sobrinito mayor.....
No había bajado la escalera nuestro hombre
es])íritu amplio, emprendedor y progresivo.
Bajo su mando, los Oratorios festivos se en­ cuando se presenta un tercero. Es un joven de
riquecieron de palestras y círculos sociales, de 22 años que quedara huérfano con un hermamodo que han llegado á ser la cuna de las fu­ nito de 14, y viene á recomendarlo á D. Rúa.
turas generaciones cristianas; las Escuelas Pro­ pues no sabe ni arte ni oficio.
Salido éste, llega d cuarto. Es un joven de
fesionales. mucho antes que de ellas se preo­
18 años, demacrado y enfermo por falta de ali­
cuparan los gobiernos y legislaran sobre ellas,
mento, y pedía pan y trabajo.
tuvieron programas didácticos teórico-prácticos
« Y D. Rúa (decía él), ¿qué hará? ¿Los des­
de indiscutible sabiduría y pmdencia; á los
estudios cláácos se añadieron los técnicos y co­ pachará sin consudo ? Su corazón no puede ser
merciales, ol lado do los colegios, quiso los pen­ indiferente á tantas desventuras. Sabe que la
Dimna Promdenda, aimque muchas veces nos
sionados ó casas para estudiantes universitarios.
Millares y millones de emigrados N-ieron, al hace suspirar, nunca falta cuando hay verdadera
necesidad. Y por esto, agranda las casas exis­
desembarcar en remotísimas playas, correr á
su encuentro á los hijos de D. Rosco con el len­ tentes. le\*anta nuevas, alarga la mano á los
guaje de la patria en los labios y la caridad de‘ cooperadores y cooperadoras y pide socorro,
pide socorro para los menesterosos, y
J esucristo en el corazón.
Ni dejó sin alivio á los hijos del dolor; á los » Mis buenos Cooperadores; algimos millares
nifu^s que jubiltísos cantan en la casa de \’ aldocco de niños os piden misericordia, por medio de riosotros. Ellos son huérfanos.están en la misena.
y demás fundaciones Salesianas del mundo,
[ a h ! socorredlos. La limosna os alcanzará d
uuió las multitudes más dolientes de los enfermo.s más rechazados del mundo, porque hasta en perdón de vuestros pecados, prosperará \'nestros
negocios temporales y os asegurará un puesto
Agua de Dios y Contratación, donde >-aclan poco
menos que abandonados algunos millares de le­ glorio.so en la eternidad. ♦

— 217
Obras reaíisada^,
¿Qué hizo, pues?
A la muerte de D. Bosco, la Pía Sociedad Sa\(^nT)n contaba 64 casas, esparcidas en Ita­
lia, el Trentino, Francia, España, y Ultramar:
Argentina, Uruguay, Chile y Brasil: las misio­
nes estaban Umitadas á la Patagonia y Tierra
del Fuego. D. Ruá elevó las fundaciones salesianas á 341, multiplicándolas en los lugares ya
existentes y extendiéndolas: en 1889 al Cantón
Ticino, en 1890 á Colombia, el 91 á Bélgica.
Argel y Palestina, el 92 á Méjico, el 94 á Portu­
gal, Venezuela y Perú, el 95 al Austria, Túnez
y Bolivia, el 96 al Egipto, Colonia del Cabo,
Paraguay y Norte América, el 97 al Salvador, el
98 á las Antillas, el 903 á Turquía, el 906 á la
India Inglesa y la China, el 907 y 908 á Mozam­
bique, Costa Rica, Panamá y Honduras.
A las misiones de la Patagonia, que bajo su
gobierno alcanzaron su desarrollo completo,
conquistando definitivamente á la Civilización
y la Religión á esas razas decaídas, añadió las
de los Jíbaros de Méndez y Gualaquiza, en el
Ecuador y la de los Bororos en el Brasil. Esta
última ostenta y a florecientes colonias y granjas
agrícolas que en la Exposición de Rio Janeiro en
1908 obtu\*ieron los mejores premios y distin­
ciones.
Gomo (o logró.
Este éxito expansiona! se debe, es verdad,
primeramente al carácter especial que á sus obras
imprimió D. Bosco, tan adecuadas á las neceádades y tendencias de estos tiempos y lib a ­
res; pero también, y no peco, á las esclarecidas
rirtudes de su Sucesor.
Nada decimos del heroísmo de su fe, por la
cual caminaba tranquilo, sereno y constante en
medio de las mayores dificultades y contradic­
ciones; lo dirá la historia; pero no podemos callar
su operosidad , más ú n ici que rara, aquel suave
empuje á la \rirtud y al bien que su presencia inbmdía, la luz maravÜiosa de sus ejemplos y la
ternura de su corazón paterno.

Su acrívidad.
A las 4,30 de la Tnañana en verano, á las 5 en
innemo, estaba y a infaliblemente en pie.
Asistía á la meditación de la comunidad y se
retiraba á trabajar fuerte hasta las 8. A las 8,15
^ecia Misa, daba gracias, se desayunaba muy
ligeramente y sin descansar subía á su aposento
á dar audiencia hasta medio día. E ran bienhedjores, admiradores, celosos seglares, humilde
y necesitada gente del pueblo, enfermos, de­
seosos todos de lina bendicióh, de un consuelo;
de un ali\-io.

A las 14 se encerraba á trabajar hasta las 19
en su aposento, ó bien en la ciudad en ésta ó aquella familia, donde su visita era siempre un
regalo y jamás una pérdida de tiempo, pues —
y a se sabía — pasados los necesarios cumplidos
se retiraba solo á un cuarto y allí sacaba su nu­
merosa correspondencia, leía, anotaba, escri­
bía hasta entrada la noche. A l despedirse, tenía
siempre una palabra de reconocida gratitud
y volvía apresuradamente al Oratorio á des­
pachar con los Superiores ó con algún hermano,
hasta la hora de cena. Y como si esto no bastara.
dui3.nte los pocos pasos que daba por el patio ó
corredores después de cenar, tenía siempre con­
sigo algún hermano con quien tratar asuntos im­
portantes; rarísimas veces y por tiempo muy
breve paseaba, aun entonces, por recreo.
Por la noche, ima vez terminadas las oraciones
de la comunidad, rezaba el Rosario, paseando
lentamente bajo los pórticos, subía al aposento
y trabajaba regularmente hasta las i i ; y no
hablemos de las noches pasadas de claro en
claro. ¡Cuántas veces permanecía sin ser tocado
el pobre diván que le servía de cama!

Los viaje^.
y tanta actividad no lo encerraba en la
estrecha celda, adonde tantas personas acu­
dían, de donde partían á todo el mundo eficaces
impulsos al bien; casi cada año emprendía lar-'
guísimos \’iajes ya para animar á sus hijos, ya
para arbitrar recursos, siempre buscando nue­
vos medio de difundir las ideas y el espíritu de
D. Bosco.
Estas largas excursiones apostólicas lo lle­
varon frecuentemente fuera de la ¡¡enínsula.
En 1890 recorrió Francia, España, Bélgica é
Inglaterra; el g i Francia y Suiza; el 94 Alemania,
Bélgica y Holanda; el 95 la Palestina; el 99
Francia, España. Portugal y Argel; el 900 Si­
cilia y Túnez; el 904 Polonia, Suiza y Bélgica;
el go Inglaterra, Francia, España, Portugal y
Malta, y en 1908 realizó un larguísimo viaje por
Austria, Turquía, Palestina, y Egipto, fuera de
1(K numerosos viajes por Italia, que termina­
ron con el de Roma en 1908, para la consagra­
ción del templo monumental de Santa María L i­
bertadora, por él erigido en el Testaedo y ofre­
cido á Pío X cual homenaje de los Salesianos en
el Jubileo Sacerdotal
Cada viaje era un triunfo, por el entusiasmo
que despertaba á su paso; pero también era una
serie no interrumpida de enormes fatigas: plá­
ticas, sermones, audiencias, discursos, visitas
capaces de cansar el más ardiente celo y aba­
tir la fibra más robusta.
“ E n cada casa — escribía su secretario de
\-iaje en 1899 — se le recibe con entusiasmo y

6

— 2 I8 —
veneración, no sólo por los hermanos y alumnos,
sino también por los extraños, especialmente los
Cooperadores. En Sarriá, S. Vicent, Béjar, los
Ayuntamientos en cuerpo salieron con el Clero
y el pueblo á recibirlo. I^os Obispos de Santan­
der y Salamanca, los Escolapios de Zara­
goza, los Carmelitas de Alba de Tornies, los
Jesuítas de Bilbao y Salamanca le hicieron
tales demostraciones de estima, que es imposi­
ble imaginarlas mayores. Y luego, doquiera se
le ve rodeado de personas que le piden un con­
sejo, periodistas que piden una palabra, una
frase, enfermos que piden una bendición. Largo
seria el decirlo todo... Me limito á decir que se
repite lo de D. Bosco, sin excluir lo de echar ti­
jera en los vestidos al pobre de D. Rúa! »

El hombre de Dios.
Ciertamente su figura quedará en muchos.
4 como una señal de lo invisible, como una ra­
zón sentida para creer, (escribe la noble dama y
Cooperadora doña Mariana Mazzei de Florencia):
á primera vista, el ojo quedaba casi descon­
tento, porque ninguna cualidad inesperada lo
había herido, á no ser la aparente caducidad de
aquel cuerpo extenuado. Muchos tal vez, en­
contrándolo por la calle sentían por él la com­
pasión del que, sintiéndose fuerte y creyéndose
dichoso, dice: ¡pobre hombre! y pasa de largo.
» Pero para los que, encontrándolo, le habla­
ron, no era así: á su lenguaje no estábamos acos­
tumbrados. Su sencillez (despertaba nuestro in­
terés; pero como él y los suyos, con encanta­
dora modestia ponían cuidado en evitar lo que
pudiera sugestionarnos, nos limitábamos en
un principio á oír con curiosidad intelectual
sus palabras siempre de caridad, frecuente­
mente de fe. Mas la ex^uesión de esta fe tan
natural y positiva, insinuaba poco á poco en
nuestros corazones un sentimiento nuevo de rea­
lidad, la tranquila quietud de la evidencia y.
antes de que pxuUéramos advertirlo, la atención
se había trcx:ado en veneración . Nos sorpren­
díamos de la indiferencia que habíamos expe­
rimentado al encontrarlo, nos arrepentíamos del
primer juicio formado. Aquel que el ojo carnal
no habla visto, habíalo descubierto y reconocido
de pronto el alma, el alma consolada y satisfecha
de la suerte que le había cabido y miraba fija­
mente para ver cuanto podía, y humillada y casi
turbada por el misterioso fulgor entre\-isto.
exclamaba: « /Es/e hombre es un x-arón de Dios! >

Coraíón de padre.
4 ¡E s todo de Dios! * repetían sus hijos más
que otro alguno, porque mejor que nadie lo co­
nocían. Ellos lo distinguían con un afecto y una

reverencia profunda, sentida, inefable. Pero él á
su vez, ¡cuánto no nos amaba!
« Nuestro amadísimo Padre D. Bosco — nos
escribía humildemente — había pedido la efi­
cacia de la palabra, y su fructuosísimo aposto­
lado probó que el Señor lo había escuchado. Yo,
su indigno Sucesor, sé que no he merecido una
gracia tan grande, pero os suplico, queridísimos
hermanos, que me la alcancéis del Señor, sea
con fervorosas oraciones, sea grabando en la
memoria y poniendo en práctica las recomen­
daciones que os doy de cuando en cuando de
palabra y por escrito. t>
Y sus recomendaciones eran las de D. Bosco.
siempre llenas de bondad paterna.
E n una Carta á los Salesianos de Buenos
Aires en 1888, les decía: « L a grande caridad
que informaba el corazón de nuestro amado D.
Bosco, de santa y \*iva memoria, avivó con el
ejemplo y con la palabra, la chispa de amor que
Dios misericordioso había puesto en el mío, y
yo fui electrizado en su amor, por el cual, á
sucediéndole no he podido heredar las grandes
virtudes dél Fundador, en cambio su amor ha­
cia los hijos espirituales, ¡ah! eso sí siento que d
Señor me lo ha otorgado! Todos los días, todos
los instantes del día los consagro á vosotros, y
es justo, desde que al Señor le plugo confiaros á
mis solicitudes paternales. Y por esto, yo ruego
por vosotros, pienso en \-osotros, obro con vos­
otros como una madre con su hijo único. Una
sola cosa os pido en cambio: haceos santos, gran­
des santos. *
I Y cómo puede alguien ser indiferente á un
lenguaje de este género?

La predicación del ejcm?!oA la atracti\'a eficacia de su palabra, el buen
padre unía el esplendor de los ejemplos. Basta
recordar, por ej., su espíritu de pobreza.
4 I./eyendo la historia de nuestra Pía Sodedai
solía decimos, no podemos menos de exclamar
DigUus Dei est hic! En toda \ucisitud próspera ¿
adversa, vemos á cada instante la mano de la
Providencia, que conducía á D. Bosco y ahora
conduce á sus hijos y que con maternal ter­
nura provee á nuestras necesidades. *
Pero agregaba:
« Si esto por una parte debe inspiramos suma
confianza de que la divina asistencia no nos
faltará nunca, debe también por otra hacemos
pensar bien en el uso que hacemos de los me­
dios que la Pro\*idencia pone en nuestra mano.
No olvidemos que D. Bosco nos prometió so
protección desdé d cido, hasta tanto que.*
'conser\'e entre nosotros d espíritu de pobresi.
ó mientras sea honrada la pobreza!*

— 219 —
m m m
Y no eran solas palabras: todos repetían de
3 lo que de D. Bosco se decía;

i Pobre será siempre su vestido, pobre su ha­
bitación > y aunque « poblará la tierra de cen­
tenares y millares de iglesias y admirables ins­
titutos, él se contentará y se gloriará de recono­
cerse mero instrumento de la Providencia; para
sí no pedirá, no aceptará nada: el último puesto,
la última sotana, el último pan le bastarán. »
Un día subía con su paso rápido habitual el
camino de Valsálice, leyendo, como de costum­
bre cuando iba solo, su numerosa corresponden­
cia; cuando mirando casualmente el suelo, vió
un pedazo de pan en medio del camino. Se in­
clina, lo recoge, le sacude el polvo y, creyéndose
solo, se lo come con verdadera devoción.
Un caballero que por acaso iba detrás, al
ver el hecho, afloja el paso, temiendo herir
la humildad del piadoso y mortificado sacerdote,
si se veía descubierto; pero Heno de curiosidad,
continuó sin perderlo de vista hasta ver que
entraba en el Colegio de las misiones, y enton­
ces llama también él y pregunta quién era el sa­
cerdote que había entrado poco antes, quedando
chantado al saber que era D. Rúa, el Sucesor
de D. Bosco. el padre de tantos millares de hueríanitos. y concibió tanta estima de él y de la
obra salesiana, que se hizo im generoso bienhedior salesiano.
Flores y e^pina^.
Con tales ejemplos y tal género de vida, D.
Rúa extendió por todo el mundo la venera­
ción hacia D. Bosco.
Los Papas y los más elevados Pastores de la
I^esia, iban á porfía para testimoniarle su
benevolencia. Dígalo el eco de los Congresos Saleaanos de Bolonia. Buenos Aires, Turín. Lima,
Müáu y Santiago de Chile; dígalo el Breve Soóftalis vesirae con que León X III (q. s. g. h.) le
dedara su complacencia por el desarrollo y los
butos de la Obra salesiana; dígalo la espléndida
carta 5 » consenidnea méritis, del 17 de Agosto
de 1904 en la cual el Reinante Pontífice lib a b a
^*hacer votos porque en todas partes se viva según
d espíritu del Fundador de los Salesianos, y se
lifuTtda ese espíritu. *
Dulces ■ consolaciones fueron también para
socorazón de alumno de D. Bosco, las fiestas de
conmemorativas del cincuentenario de la
Rtmdación de la Obra Salesiana y en 1898 el
primer decenio de la muerte de D. Bosco, como
lambién la Coronación de María Auxiliadora el
903 y la Introducción de la Causa de Beatili^ ón de D. Bosco en 1907. Dulce satisfacaón es el haber podido acoger en sus instiriitos el 905 más de 100 calabreses huérfanos por
Hsterremotos V abrir sus casas á muchos otros

sicilianos en las mismas circunstancias, des­
pués de los desastres del 28 diciembre iqo8.
Tampoco le faltaron pruebas elocuentes de
admiración y gratitud por parte del mundo ci­
vil. Omitiendo hechos propiamente individua­
les, (como el de Malta dedicándole una calle y
Castelnuovo nombrándole ciudadano honora­
rio), dulces fueron para su corazón las repeti­
das instancias de ciudades, ministros, enteras
naciones para obtener una fundación salesiana,
y los triunfales éxitos alcanzados por la Obra
de D. Bosco en cien concursos, como en la E x ­
posición internacional de Turín en 1898 en que
se adjudicó á la Pía Sociedad el premio pro­
puesto ^ á la Institución que mejor provee á las
necesidades de las clases obreras. » y en la de Mi­
lán de 1906 en que como Institución Social,
obtuvo el gran premio con medalla de Oro.
Pero aun en medio de tanto desprendimiento,
caridad y heroísmo no le faltaron las espinas;
espina punzantísima fué la tempestad de fango,
traidoramente levantada en 1907, pocos días
después de la Introducción de la Causa de Bea­
tificación de D. Bosco, decreto que el venerando
Anciano besó no sin lágrimas amargas.
« No pedéis imaginaros — escribía á los Coo­
peradores — el mal que tales calumnias han
hecho aun en el Extranjero, á los Institutos en
donde tantos se consideraban orgullosos de
vivir á la sombra del árbol Salesiano.... Cuando
recuerdo las festivas y cordiales recepciones
que en fábricas y haciendas se hacían al sale­
siano que las visitara para llevar la Religión y
el consuelo.... y pienso que también allá ha lle­
gado el eco de las voces calumniosas, pero no
el de la verdad y la reparación, ¡ ahí creed que
llora y sangra mi corazón. »
Esta amargura fué tan grande, que sin duda
le aceleró la muerte.

Un recuerdo.
Y no sería aventurado decir que semejante
espina influyó en su viaje á la Tierra Santa en
1908 en d cual con especial fervor y devoción
se detuvo en esos Itigares benditos, haciendo una
verdadera peregrinación.
Contra su imprescindible costumbre, esta vez
se detuvo, aim esforzándose en ello, y procuró
volver á diestra y siniestra, para visitar los san­
tuarios y lugares más célebres y orar larga­
mente en ellos. A pesar de su quebrantada sa­
lud después de edebrar los ofidos de la semana
Santa en d Orfelinato de Bdén, se trasladaba
diariamente á Jerusalén para asistir á las Santas
Fundones de la Capilla d d Santo Sepulcro y d
Viernes Santo se asodó á la Caravana que, di­
rigida por un Franciscano, hace anualmente d
Viacrucis por las calles de Jerusalén, siguiendo.

en lo posible, el mismo doloroso camino del Uivin Redentor.
Nosotros conocíamos su piedad, su fe, su de­
voción ardiente, pues bastaba verlo recogido
en oración en nuestro Santuario; pero cuando
leimos en las cartas de quien le acompañaba los
edificantes ejemplos de D. Rúa, que, aun á
costa de sacrificios y mil molestias, quería orar
en todo lugar que llevara impreso un recuerdo
divino, después de haber aprendido con sed
insaciable todo lo que recuentan los religiosos
dedicados á custodiar aquellos santos lugares:
cuando supimos que D . Rúa. surcando las olas
del lago de Genezareth bebía de aquellas aguas
con sentimientos de veneración, y con santo
recogimiento apuntaba su mirada á los lejos
casi para descubrir en las orillas al Divino Maes­
tro rodeado de las turbas, sentimos en el co­
razón un triste presentimiento:
« ¡Don Rúa se prepara á bien morir! »

en que su alma arrancó de la tierra hacia d
seno de Dios.
Todos lloraron su desaparación, como habían
llorado por la muerte de D. Bosco que le había
dicho: — / Don Bosco y Don Rtta harán siempre
por mitad! — y así lo hicieron también en el
reposo sepulcral de Valsálice.
¡ A h ! Así como el corazón de miles y miles
de hijos, admiradores y beneficiados unirán
siempre en una sola palpitación los nombre
de D. Bosco y de D. Rúa. así como los anale
de la caridad y la civilización indicarán á las
futuras generaciones esos dos nombres escritos
con carácteres de oro.... del mismo modo quiera
Dios N. S. apresusar para el Maestro los honore
del los bienaventurados, y un día no lejano
colocar junto á él la humilde pero gloriosa
figura de su predilecto discípulo y Sucesor!

a

=

0

=

a

La muerte.
Este presentimiento se hizo más fuerte á
fines del mismo año, cuando enfermo y a de va ­
rices. quiso sin embargo llegarse hasta Roma y
de allí pasó hasta Ñápeles, Casería y otras
ciudades, I.oreto, entre ellas, tan querida á su
corazón.
Por un lado esta exterior eflorecencia de pie­
dad, que aunque en él era profundísima sin em­
bargo jamás habíase manifestado con expansión
notablemente visible, y por otra parte la ter­
nura paternal, que crecía á cada instante, fueron
señales notadas por muchos y nos sin con­
moción.
Esperábamos em¡>ero que siquiera pudiese
llegar hasta s\i¡M isadtí Oro! E l año pasado,
el día 29 de Julio, el primer día del Año Ju­
bilar. mientras tomaba parte al almuerzo con
que sus hijos del Oratorio quisieron obsequiarlo,
nadie hubiera pensado que no habría llegado
á celebrar las proyectadas fiestas, tal vez porque
el mismo D. Rúa con heroicos esfuerzos estu­
diábase de esconder sus grandes sufrimientos.
— ¡La numo empUza á declararse en huelga I
dijo entre bromas á dos damas que le pedían
pusie.e su firm.i al pié de una estampa, pocos
dias antes que su última enfermedad le obli­
gase á tener cam a; ¡la mano empieza á decla­
rarse cti huelga!... pero apoyando la diestra
sobre l.i siniestra extendida á guisa de sostén,
escribió como pudo y sonriendo las despachó
contentas.
Llegó empero la hora en que des\*anecieron
todas las esperanza que abrigábamos de po­
derlo tener |)or más tiempo entre nosotros, y
esto sucedió el 6 de abril p. p., en el momento

HONRAS FÚNEBRES
ITALIA.
R O M A — E l 9 de junio en la iglesia del
S a g ra d o C o ra zó n en C a stro Pretorio.
* Los funerales celebrados en sufragio de D.
Rúa revistieron, dice el Corriere d’ltalia, la
solemnidad que merecía la aureola de gran­
deza y de piedad que circrmda el recuerdo ve­
nerando del heredero y continuador de la Obra
de D. Bosco. *
Entre los numerosos y distinguidos concu­
rrentes. había Odio Príncipes de la Iglesia, los
Enios. Cardenales Vanutelli, Agliardi, Respighi
Vives y Tuto, Rinaldini, Gennari y Gaspani;
el Emo. Rampolla estaba representado por su
secretario Mons. Rocchi; los Patriarcas Passerini de Antioquía, y Marinangeli, de Alejandría,
los Sres. Arzobispos y Obispos de Rubían.
Symou, Taccone-Gallucd, Sabatued, Seaeda,
Nardi, Miroff y los representantes del Sr. Ar­
zobispo de Perusa y Sr. Obispo de Macérala,
etc., etc.. También había muchos prelados y
personajes de Curia, Abades. Superiores reli­
giosos y representaciones de todas las Ordenes
y Congr^aciones religiosas y muchísimos pá­
rrocos y sacerdotes. Entre las personalidades
laicas de todos los partidos políticos, estaban
el Comendador Pericoli, Presidente General de
la Juventud Católica, el Príncipe Antid-Slattei. los principes de. Barberini, el principe
mo, los diputados Montresor y Longinotfl.

.A

de varias naciones, magistrados del Su­
premo. el Almirante el ingeniero Rolla y Rossi
de Gasperis, el Coronel Pfyffer, el conde Spada
é conde Foresta é hijos, el marqués delle Rocchette, el conde Antonelli, el conde ^Mengini y
familia, representantes de las autoridades es­
colásticas, administrativas ecc..
En representación de la P. S. S. estaban el Sr.
Prefecto y el Sr. Catequista generale», P. P.
Rinaldi y Albera, el procurador P. Munerati,
los Inspectores de Portugal, Matto-Grosso y
A-arios directores de colegios con representa­
ciones, entre ellos del de Méjico.
Los gimnastas y socios de los clubs y Socie­
dades esportivas y sociales de las juventudes
católicas formaban una corona multicolor que
rodeaban el catafalco. Allí se colocaron tam­
bién los representantes de las Cajas Mutuas ita­
lianas de la. Unión Profesional de tranvías, de
la Defensa de la Religión y la Patria etc., etc..
Pontificó S. E. RcAmia. Mon.s. Lazzareschi,
Arzobispo de Icoiiio, bajo la dirección del
Maestro de Ceremonias del V'aticano Mons.
Carlos Respighi. La música la ejecutó la Escolania de la Casa bajo la dirección del Maestro
Antolisei, ayudada por las principales capi­
llas de la ciudad.
Terminada la Misa hubo una expectación
inmensa; iba á hablar el Oird. Maffi, el sabio
arzobispo de Pisa.
L a Oración fúnebre.
« Cuando haeo dos año.s la.s instancias de mis
hcmiaiios me decidieron á hablar de D. Bosco,
tinné una imagen <le la Escritura, que ya el arte
ha aprovechatio para «domar la timiba del
.sier\'o de Dias y yo también repelí: Ut palma floitbit: como la palma florecerá. Debiendo hablar
ahtjra de D. Rúa, no tengo necesidad de hacer
«iisa sino continuar el salmo y cantar las
l'-ilabras que completan el verso: sicut cedrus
mullipUcabitur: se multiplicará como el
A-edro del Líbano. Con razón, iiniver.sal es la
Opinión, es certeza absoluta que D. Rúa es la
imagen natural y perfecta de D. Bosco. Al rezar
el Beviario, me ha parctúdo ver esas dos figuTis, como la palma y el cedro, eatrelazánsucediéndosc. desarrollando en nuevas
fonnas la gracia, los designios, la obra de Dios; y
Wos rae conceda exponer tan \ivamente como
l'A siento, esta idea, de manera que también en
nosotros nazca el propósito de no negamos jamás
a continuar, en la medida que la Providencia lo
señale, esa salmodia de obras y de \oces, por la
cnal la Iglesia canta perennemente la gloria de
Wns.
»No nos hallamos ya en desierto de estérile.s y
ardientes arenas donde á duras penas se abre pase
una palma, principio de ut«. oasis; s«’no en la cadena
' '-I Líbano, la tierra de las bendiciones, la tierra
wryida, variada en forma.s, rocas, alturas y \riíla.

con su valle al mediodía, inclinándose á los lagos;
aUi y en la cumbre, en El-Ers, sobre la región de
los huracanes y las tormentas, se levanta el cedro,
planta noble y generosa que vive siglos y siglos
(y así los hay allí que se cubrieron del luto de las
tumbas á la muerte del Salvador), elevándose
recto á las cielos, pero emitiendo ramos horizoutale.s
en todas la direcdones, siem]>re verdes, siempre
majestuosos, siempre ricas, que ofrecen protec­
ción y refugio: su madera es buscadisima, | X ) r que es poco menos que iuconruptible; sus frutos
son deseadas, codiciadas sus esencias, su aroma
delicioso y eficaz contra el dolor. »
Aquí historia la juventud de D. Rúa y lo
lleva hasta la ordenación sacerdotal, cuando
D. Bosco lo propone como modelo y lo re­
conoce como su brazo derecho, su cara mi­
tad, y continúa:
« Mas no olsridemos que este espectáculo que
<x>mplacido nos presenta D. Rúa, no nace sino de
grandes bases, muy arraigadas: si el árbol crece y
fmctifica y causa admiración es porque las raíces
.son grandes y profundas. Aquae nutrierunt illum :
las aguas lo alimentaron dice Ezequíel. Enfermo,
moribimdo, se impone un horario para mantenerse
fiel á su r^ la y á la meditación, que es el soberano
nutrimento del alma. La santa Misa, el Breviario,
el Rosario lo fueron dmante su Arida, aun en medio
de los n^ocios más urgentes y de los más arduos
Ariajes. Se negó el reposo, pero jamás la piedad. No
hablaré de su mortificación, de su humildad, de su
recogimiento. Viajando con él eu tren el 13 de
noviembre de 1908. lo aú y adnriré todo couceulrado
eu Dios como si estuviera cu su celda ó cu la iglc.sia.... Enfermo, yace en un aposento, donde todo
es modestia y pobreza; moribuiidu, cuando se le
pregunta si sufre, contesta no, ó bien poco, y olvi­
dado de sí mismo, i>iensa en sus henuanos, en sus
hijos, en los médicos que lo asisten, en las almas que
hay (jue salvar. Un alma enamorada de Días y ar­
diendo en caridad, ¿no era este el sentimiento que
inspiraba su figura dulce de asceta ? Pálido, flaco,
humilde, cortés, comedido, .siempre modesto en
sus palabras, ademanes, trato con todos y siempre
les in.spiraba pensamientos santos: eraique pulcherritnus in nuinsuetudinc sua eí in dilalaiione arbusiorum suorum. Sigamos al profeta y comprende­
remos la razón íntima y secreta de tanta belleza
y tanta bondad: eral enim radix illius juxta aquas
mullas (Ez. XXX I).
* Quien tuvo la fortuna de tratar con él sobre j^r sonas y obras, ciertamente recuerda la perspica­
cia y habilidad en las instrucciones, su ampli­
tud y superioridad de miras, su generosidad .sin
limites en toda clase de eu^jresas. su felicísima
lueraoria. por la cual todo le estaba presente y
s^xáa con solicito cuidado los trabajos, fatigas,
ansias, a^iraciones de sus hermanos, las míeses
recogidas, las mieses esperadas *.
Aquí el Card. habla de sus cartas, sus
viajes, sus visitas, el desarrollo dado á la
Sociedad .Saicsiana y sigue:



222

* Y ])ctLsando y proveyendo á los lejanos ¿po­
día dejar de socorrer á los que tema cerca? En el
amor patrio, el creyente á nadie cede, y lo demues­
tra con obríis, que valen mucho más c^ue las pala­
bras. Y qué suerte de obra es en Italia la Socie­
dad Salesiana, con sus institutos, sxxs clases, sus
colegios, donde crecen paralelos bondad y saber,
trabajo y amor, lo salle la nación entera que la
aplaude y bendice; pero aun prescindiendo de esto,
(lue es lo principal, diga Italia ¿cuándo sufrió al­
guna desveutiu’a y D. Rúa no se apresuró á so­
correrla y tomarla como suya ?
* En 1854 86 ceba el cólera en Turín, y D. Rúa,
joven estudiante, se distingue por su abnegación
y generosidad; primer rayo de esa caridad que se
intlainará en cada calamidad; de esa caridad que
dará asilo en 1905 á 100 huerfauitos \nctiinas de
im terremoto, y á ejemplo de la munificencia de un
l ’ontifice, imitada, mas no igualada, abre una casa
y con paterna mano reparte pan y caricias á los
niñas que en medio de las ruinas del desastre siculo-calabrés, briscan en vano el abrigo de la casa
paterna.
* Y para los Italiimos que la desgracia ó el ca­
pricho arrojan lejos de su Patria ¿qué corazón no
tuvo IX Rfia? No son pocos los que reciben de la
Obra vSale.siana asistencia y protección, y todos
reciben el aliento cristiano, el hálito de fe y de pa­
tria. Iglesias, misiones, libros, periódicos, secreta­
riados. círculos, institutos, rail y mil obras ha
creado para ellos D. Rúa; las estadísticas no las re­
fieren todas, porque cuando se da cuenta de ima,
ya se ha empezado otra, pues son los salesiauos
un ejército ejue va en marcha á paso vertiginoso.
Aun cuando no hiera sino aminorar el dolor y faci­
litar las empresas del que, como José en Egipto.
linguam qua/n non noverai audivit. la Sociedad Salesiaua merecería las bendiciones de Italia.
» Disputen otros sobre la religión de los italiano.s en el extranjero: el hecho es que por la So­
ciedad Salesiana, la religión les llega con lo que
más quiere el hombre: su lengua patria!.... Y fué
en colegios y misiones salcsianas, donde nuestros
marinas, después de correr ine.ses y meses por
mares sin confines, se vieron saludados en su len­
gua y .se conmovieron hasta derramar lágrimas al oir
las expresiones y las oraciones que amillaron su
corazón y ncnríciaron sus oídos sobre las rodillas de
sus nuulres.
* Mas no sólo el italimio emigra: las hijos de las
naciones .se mueven también sobre la tierra, y á
elUvs tampoco ixxlin faltarles el cariño y la obra
de 1). Rúa. Léanse por ejemplo .sus Cartas Circulari's de 1902 y 1908 á sus hermanos; ¡cuán conmovislora es en su .sencillez la súplica que hace á sus
hermanas de las di\*crsas lenguas, para que asis­
tan á sus propios compatriotas, como lo hacen ya
en I^ondrcs con los Polacos, en California para los
Portugue.ses. en Buenos .Aires para todos los Euro­
peas. á fin de que natHe se encuentre extranjero
y solo enmugimaparte de la tierra. ¿Cómo no sen­
tirse arrebatado, ante esta universalidad do la ca­
ridad y frateniidail. (pie embellece la tierra ?
► ¡Hijos de D. Ba'x'o, y cuantos tenéis im co­



razón humano, mirad: por toda la tierra y para to­
dos los que la pueblan, se ha multiplicado la ca­
ridad de D. Rúa: cantad, cantad, que bien tenéis
por qué: Sicuí cedrus muUiplicabitur!
> Y no le basta á D. Rúa, el haberse multipli­
cado á todas las naciones de la tierra, sino que
para « multiplicar.se » en caridad, él acepta, él
impulsa, iodos las formas nuevas, todos las rias y
maneras del bien, que los tiempos exigen ó acon­
sejan ó presentan: la vuelta á los campos, la cien­
cia del trabajo, el impulso á todas las artes.
» Y cuidando á sus hermanos, no descuida al Pa­
dre (D. Bosco), la madre (María Auxiliadora) el
Padre Común (El Papa).
9 ¡Y cuán obediente, cuán celoso no es del espí­
ritu, de la doctrina de la Iglesia, de la obediencia
á los Pastores, singulannente del Papa! No hablaré
de las publicaciones frecuentes, para mantener viva
en el clero y los fieles aquella disciplina y aquel
amor á la Iglesia, al Papa, que son nuestra gloria
y nuestra fuerza; de las fiestas* y homenajes tri­
butados á la Santa Sede, de la bendición papal
implorada siempre con gran confianza al comenzar
nuevas obras, y diré más bien una cosa sencilla,
que pasó inadvertida que casi todos juzgarán insign^cante, pero que yo, meditándola, creo ha de
servir para nuestra edificación. En 190S me lle­
gaban de Turin algmios de los volúmeiie.s de la
vida grande de D. Bosco que está compilando el
doctísimo y habilísimo P. Lemoyne; venian pero
envueltos en la partitura de mía misa compue.sta
por Moas. CagUero. Pregmitc á Turin el motivo
porque uua misa del gran músico salesiauo servía
para envolver objetos, y se me contestó que des­
pués del Motu proprio de S. S. Pió X, esa imXsica
toda se habla retirado, como insenrible. ¡Y eran
cosas de familia! ¡y se amaban tanto! ¡teniaii con­
sigo tantos recuerdos! — ¿Os parece im episodio
pequeño ? — A mi me parece grande y elocuenti.sinio.
Enamorado de los trailioidnes y glorias de la Igle.sia, para D. Rúa era fie.sta una ejecución grego­
riana; pero piénsese un momento en la inmolación
que con Mons. Cagliero y con tantos otros, él liizo
de cantos que le recordaban su juventud y los pri­
meros años del Oratorio, las grandes épocas de su
vida, y se comprenderá el ejemplo y el aviso que
con esto solo da á los que en la obediencia del Papa
y á la Iglesia ponen limites ó dilaciones ó preten­
den, como Raquel, resen'arse algún idolillo. ¡Obe­
deced! Es el último mandato de D. Rúa, el secreto
de los Santos v de las obras de los Santos.
* Y quisiera que meditaran esta palabra y mi­
raran el ejemplo de D. Rúa los que ofenden á la
Iglesia, porque uo les permite malsanas noveda­
des. Cuando se está muriendo, trae á la memoria el
a\*iso de S. Pablo y exclama: ¡Evitad las noveda­
des/
» Pero por otra parte ¿qué cosa ni quién más
nuevo que él? ¿quién como él procuró conccer y

satisfacer las necesidades, las tendencias, los de­
seos. las e.vigendas de los nuevos tiempos y de las
nuevas ixindiciones de la sociedad? Dos dias
antes de morir, todaria le repetía á D. Rinaldi:
Te recomiendo y ruego continuar y aumentar todas

nvestras obras sociales! — ¡Oh! lo comprendemos!
no es la novedad de las obras, no es la novedad de
las formas de la caridad, sino la novedad rebelde,
la desobediencia es lo que él rechaza. ¡Cuánta
novedad en las manifestaciones extrínsecas iniciadas
T llevadas á cabo por la caridad y el genio de D.
Rúa! Pero en tantas variedades y manifestaciones
una cosa permanece constante: ¡el espíritu que las
A-ivifica! Crece el cedro y cada año prepara y ma­
dura yemas laterales y tenninales que se desarro­
llarán en ramos que suben á mayores alüiras; y so­
bre ellas se desarrollarán otras nuevas: broten,
crezcan, dilátense, multipliqúense hojas y yemas,
ramas y flores y frutas pero á todas dé vida im
mismo humor, una linfa sola, pero todo: ramos y
frutos, y hojas y flores, tengan la misma esencia, el
mismo aroma, la misma fibra, y ningrmo se ex­
ceda, ningrmo se desvíe en hibridismos ó huertos
malsanos, que serian monstruosidad é infecundidad;
broten nuevos ramos que den abrigo á nuevos pá­
jaros: sea novedad de ramos, de %ñgor, de altura,
no de natinaleza: suba así el cedro y vivirá. Así
crece la Iglesia, echando, siglo tras siglo, nuevos
brotes de obra buenas, para que el pajarillo y la
mariposa encuentren siempre alimento; pero d.
espíritu, el alma, siempre permanecen invariables:
la gracia de Cristo que se difunde y se manifiesta
en los santos. Y vosotros, hijo de D. Bosco, que
veis multiplicarse en D. Rúa el espíritu de I).
Bosco, gozaos y cantad y proseguid con vuestras
obras el salmo: Sicut cedrus Libani multiplicabüur. >

sus hijos y resistió la borrasca; como sacerdote,
alzó la vista al cielo y pidió p^dón para los per­
seguidores; como superior, pidió justicia, y como
justo, ordenó á sus hijos y á sus amigos, bendecir en
todo caso el Señor.
6 Vohriendo de Palestina á Italia en iqoS, se
levantó rma tempe.stad en el mar: D. Rúa tomó
ima medalla de María Auxiliadora, la liendijo y
al mar la dió; en el acto calló la onda, .seremxse el
cielo y sonrió el sol. Con santa sencillez D. Rúa
exclamaba, narrando, el hecho: ¡Cuán buena y cúau
poderosa es María Auxiliadora! Así se consuelan,
asi desafian, así vencen las tempestades los Santos!
En los robustos ramos del Cedro es música hasta el
silbar del viento y las almas escogidas entonan el
himno de %rictoria en el fragor de la lucha, y de un
modo inesperado se multiplica la %*irtud del Señor
en sus hijos. Sicut cedrus multiplicabitur. »
Aquí habla de las manifestaciones de res­
peto de que fué objeto, y concluye:

* Pero bendiciendo al Señor en su fiel sier\^o.
por medio del cual ha x-isitado á su pueblo, incli­
nemos la frente, oremos y adoremos.
» El alma grande ¿ estará quizá teñida con alguna
manchita? Adoremos y oremos: el incienso y el
agua bendita al rededor del féretro, digan nuestras
plegarias y expresen nuestros votos y gemidos, y
María Auxiliadora, siempre piadosa, los acogerá y
presentará al Corazón de J esús.
>¿Vendrá el dia en que el cedro se dilate y eleve
á más excelsa altura. irguiéiido.se sobre el Líbano
Aquí el Purpurado habla de las persecu­ de la Iglesia para ejemplo y conüuua protección de
los pueblos? .A la Igle.sia el decidirlo: á nosotros nos
ciones y pruebas:
toca abandonamos en ella, adorar y orar.
«En la amibrc del Líbano, las cedros habitan la
» Entre tanto es este nuestro deber, y aquí ante
región de las tempestades; y tempestades cayeron so­ el sagrado altar y en la hora de la tristeza solemne,
bre D. Rúa. Proscripciones y supresiones allende del>emos reconocerlo y jurarlo: Hijos de D. Bosco,
los Alpes con ironía de libertad, y aqui y allí (la y cuantos nos gloriamos con el nombre de Ilijo.s de
la vergüenza cubre el rostro) calunmias, asaltos,
de la Iglesia: Florete, flores... et date odorem et ¡rón­
incendios, torpezas, deslealtades, que el sentimiento dete in gratiam... et benedicite Dominum-. floreced
de solidaridad huma.ia quisiera enterrar en el como los lirios, esparcid fragancia y graciosas ra­
mas... alabad al Señor (Eccli. X X X IX , 19). Enton­
olvido.
Pero hay cedros falsos, que si tienen la <x>r- ces, se multiplicará el cedro también de otro modo,
teza. no tienen la raíz: la tempestad se encarga de según el testamento de D. Bosco y el suspiro ex­
revelarlos. En Varazze y en otros lugares el im­ tremo de D. Rúa. porque en nuestras obras y en
pío se irguió y p>or un momento pareció un cedro y
nuestra santidad continuará el salmo: Sicut cedrus
cubrió la tierra con su negra sombra. Pero res­ Libani muJíiplicabitur. ¡Hágalo Dios ! >.
ponde el Salmo: Vi al impío sublimado y elevado
los cedros del Líbano, volví á pasar y ya no
(xistia: busquélo y ni siquiera hallé el lugar en
donde estaba... Otra vez Amasias el soberbio quiso
asemejarse á Joas, y Joas le dió la respuesta: E l
(ardo ’.lel Líbano dijo al cedro: * Dale tu hija por
espo>a á mi hijo.... pasaron las bestias que moran
en el monte y aplastaron con sus pies al cardo». Ellos

dijeron á Don Rúa y á la Sociedad Salesiana:
Dadnos • vuestras escuelas, ^-uestros institutos,
vuestras
¿Y en donde están los calumnia­
dores? irar.sicrunt besiiae salius et conculcaoerunt
cardwnr.: el cedro empero no perdió ni una hoja
sc^.
»Y rué sublime la figura de D. Rúa en estas tem­
pestades, con el corazón sangrando .sí. estrechó á

ESPAÑA.
C á d iz. — Se celebraron en la capilla de S.
Ignado, oficiando dos padres Carmelitas y un
Salesiano. La Escolanía de las Escuelas SalegiaTiac cantó la Misa de Hailer y el responso.
Entre las personas que asistieron, estaba
doña Ana Viya, fundadora de las Escuelas Salesianas y numerosas representaciones de las
Comunidades religiosas. Clero y Cooperadores
salesianos.
C arm en a. — Tuvieron lugar el 14 de Abril

eu la Keal ])arroquia de Santiago con asistencia
de las Autoridades.
S e v illa . — Celebráronse el 12, astistiendo
el Kninio. Sr. Arzobispo y todas las Comuni­
dades, autoridades, y público numeroso y se­
lecto. lya iglesia rebosaba. I,a oración fúnebre,
])rounciada por el ilustre Roca y Ponza, Ma­
gistral de Sevilla, fué tierna y sublime.
U trera. — Verificáronse el 18 de abril en
la iglesia salesiana, con asistencia del Clero y
todas las autoridades y numeroso público.
Pronunció la oración fúnebre el dr. Rafael Gon­
zález Merchant.
V ig o . — Se hicieron el 12 de abril en la igle­
sia de S. María Auxiliadora y el 14 en la pa­
rroquia del Sagrado Corazón de Jesús.
M álaga. — Presidiendo el duelo el Exmo.
Sr. Obispo, celebráronse el 26 de abril en la
ca])illa de S. Bartolomé. Ea oración fúnebre
(Stuvo á cargo del M. I. Sr. Jiménez Camacho,
Provisor general de la diócesis.

AMÉRICA.
B u en o s A ire s. — Efectuóse en el Colegio
de los Huerfanitos el 19 de abril. Jamás la
cai)iUa se había adornado con tanto gusto artís­
tico. líntre las numerosas representaciones,
estaba la Presidencia de Círculo de Obreros y
las de todas las Asociaciones Católicas.
S . Isid ro (Arg.). — El 13 de abril en la
iglesia parroquial celebró y pronunció la oración
fúnebre el limo. Sr. Costamagna y cantó la
ICscolanía salesiana de Bemal. Ivl público fué
muy numeroso y selecto.
M endoza (Arg.). — Celebráronse el 12 con
gran concurrencia en la parroquia.
S a n tia g o (Chile). • - En el grandioso templo
de la Gratitud Nacional, pontificando el limo,
y Rvmo. Sr. Arzobispo Dr. 1). Juan Igna­
cio González, se celebraron el xq de abril.
El coro compuesto por tres escolanías salesianas y una parte de la de U^s P. P. Carmelitas
ejw utó la grandiosa misa de Bottazzo. Entre los
asistentes figuraban el limo. Claro. Obispo de
l.egióu. quien cantó el res])onso. Mons. Vagni.
en representación del Internuncio que por in­
disposición no pudo asistir, las representaciones
de las autoridades, de las Comunidades, v
uumerosí) ])úblico: pronunció una bellísima ora­
ción fúnebre el presbítero D. Amador del Cam­
po y presidió el duelo el P. X;ii.
C oncepción (Cliile). — En S. José celebró el
P. GeutiUni asistido por dos P. P. Capuchinos.
Asistieron las representaciones del Clero Re­

gular y secular y de los colegios y mucho pú­
blico y dijo la oración fúnebre el M. R. P. Ma­
nuel Flores, comendador de la Merced.
V a ld iv ia . — E n el templo de los RR. PP.
Capuchinos, con asistencia de todo el Col^o
Comercial de los Salesianos, y representación
de las demás Congregaciones, comunidades, co­
legios. clero; cooperadores salesianos y numero­
sos fieles.
M éjico. — En el templo de Santa Inés y el
13 de qbril se celebraron las honras fúnebres
á las cuales asistió de medio pontifical el Exnio.
Sr. Ridolfi, Delegado Apostólico. Cantó la Misa
el M. I. Canónigo D. Samuel Argiielles y pro­
nunció la oración fúnebre el R. P. Fulcheri,
Rector del Seminario. En seguida el Exmo. Sr.
Delegado Apostólico, cantó el responso al pie
del catafalco. Entre los personajes que asistie­
ron, estaba el Exmo. Sr. Conde Aníbal Raibaudv
Massiglia, Ministro Plenipotenciario del reino
de Italia.
L im a (Perú). — E l 15 de Abril en la capilla
de María Auxiliadora. Ofició el Exmo. Sr. Quattrocchi. Encargado de los Negocios de la Santa
Sede. Asistieron el limo, y Rvmo. Sr. Arzobispo
Naranjo, acompañado por el limo. Sr. Bailón,
los Exmos. Sres. Bolognesi, encargado de ne­
gocios del reino de Italia, Alonso, Ministro de
Bolivia, el Dr. Phiiippo, Presidente de la Unión
Católica, el dr. Lizar y las representaciones de
las Comunidades, Clero y Cooperadores sale­
sianos y numerosos fieles. E l P. Reyiieri pro­
nunció la oración fúnebre.
L a P a z (Bolivia). — Celebróse en el hermoso
templo de la Compañía de Jesús, y resultó i
la vez un gran acontecimiento para la capital
de Bolivia y una solemnísima apoteosis de
nuestra amada Sociedad Salesiana en la persona
del muy digno Sucesor de D. Bosco.
Muy imponente el aspecto de la iglesia seve­
ramente enlutada, dominándolo todo el gran­
dioso catafalco que se elevaba como presen­
tando al cielo las insignias sacerdotales, debajo
de la majestuosa cúpula inundada de luz, se­
lectísima la concurrencia, encabezada por el
primer mandatario de la República, Exmo. Sr.
Presidente Dr. D. Eliodoro Villazón, acompa*
fiado por el primer \bce-presidente. Ministros
de estado; Edecanes en uniforme da gala, y
altos empleados públicos. Al frente de las Auto­
ridades nacionales se hallaban el Cuerpo diplo­
mático, las representaciones de las Comunida­
des religiosas que acompañaban á los Saleianos y Cooperadores, los representantes de la Co­
lonia Italiana y buen número de caballeros de
lo más conspicuo de la Sociedad Paceña. Las

naves kterales eran ocupadas por las represen­
taciones de todos los Colegios é Institutos de
ambos sexos de la C apital llenando el espacio
retante las Señoras Cooperadoras y otras dis­
tinguidas damas. E l enorme concurso no per­
mitió admitir en la iglesia el batallón de escolta
de honor ofrecido por el Exmo. Sr. Presidente
de la República, con una benevolencia que lo
hace muy acreedor á nuestra más profunda gra­
titud.
Ofició la Misa solemne y cantó un responso
dllino. Sr. Vicario General, Dr. D. José Bavia,
que nos aprecia y ama como el finado Sr. Obispo;
siniendo de ministros des Padres Lazaristas;
que desearon darnos esa muestra de cariño.
El ser\icio de nuestro pequeño clero, lo mismo
que la parte musical, muy correctamente in­
terpretada por nuestra « Schoh Cantorum » fue
merecidamente elogiado, y no lo fué menos el
servicio que prestó antes y después de la fun­
dón nuestra banda de música, que con sus
marchas fúnebres parecía interpretar los senti­
mientos que embargaban los ánimos de todos
en aquel ambiente di simpatía y veneración
que rodeaba un túmulo, glorificación de la
muerte.
Y de esa glorificación habló altamente en la
conmovedora oración fúnebre el Revmo. Dr.
D. Próspero N. Malzien S. J., Superior del Co­
legio de la Compañía en aquella ciudad. En ella,
con el afecto de que todo el Colegio nos ha dado
siempre, y más en este ocasión, muy fehacientes
pruebas, puso de relieve en toda su amabili­
dad la fisonomía moral de nuestro inolvidable
Superior, copia fidelísma de la de nuestro \’enerable Fundador, formuló el voto de que
Dios N. S. dé al Sucesor de D. Rúa, « Sapicn!Üun el prudentiam muUam nimis.et latitudincm
(■ '>rdh qm si arena qtiae est in litlore im ris > y

concluyó con un conmovedor saludo á D. Rúa
glorioso, esperamos, en el cielo, saludo que
arrancó abimdantes lágrimas á muchos de los
presentes.
Santa T e c la (El Salvador). — E l funeral
tuvo lugar en la bellísima Capilla del Colegio
iianta Cec la . E l limo, y Revmo. Sr. Pérez y
Aguilar, Obispo diocesano, quiso llegarse desde
la capital para asistir á ese acto que reunió
en derredor de los Salesianos lo más selecto de
la Sociedad Tecleña á más del pueblo todo que
tanto estima á los hijos de D. Bosco. E n toda
•a república repercutió profundamente d dolor
<iue sintieron los Salesianos. y los funerales ce­
lebrados en todas partes reWstieron el carácter
®pecial de aliviar también la inmensa amar­
gara que experimentó Mons. Cagliero entonces
de pa^-r. por el Salvador.

A la -vista tenemos centenares de relaciones
de los funerales que se han celebrado con so­
lemnidad en otras partes: por falta de espacio
las omitimos hoy.
Los principales son: Roma: Testaccio y Ca­
pilla de María Auxiliadora; K\zza: iglesia de
María Auxiliadora; Acqui: santuario de la Ma­
rina; Alessandria: Capilla colegio de S. José;
Biclla: S. Casiano: CaMlmonferrato: Catedral.
Valentino. Sgdo. Corazón; Fossano: parroquia
de S. Jorge; Ivrea: S. Mauricio; Nowra: Ca­
tedral; Vigevano: instituto Negrone; Arignano:
parroquia; Borgoniasino: parroquia; Borgo S.
Martillo: parroquia; Borgo Sesia: parroquia
Butiigliera d'Asti: parroquia; Ca/«so;S. Andrés;
Castelnuovo d'Asti: parroquia; Cavaghá: pa­
rroquia; Caraglio d'Agogiia: parroquia; Cavour :
parroquia; Chieri: Sta. Teresa; Coasolo S. Pietro: parroquia; Crusinallo: María Auxiliadora;
Cosola di Cabello: parroquia; Diano d'Alba:
parroquia; Foglizzo: parroquia; Gattinara: pa­
rroquia; Gravellona-Toce: parroquia; Intra:
iglesia Collegiata; Lanzo Turinés: parroquia;
Lenta: parroquia; Lombriasco: parroquia; y
otras muchas cuyo simple elenco llenaría varias
página» de nuestro Boletín.

O

Una súplica.
Es común el deseo de que la veneranda figura
del primer Sucesor de Don Bosco fase á la poste­
ridad viva y real como lo está ticlualmente en nos­
otros. Por esto se suplica á los Salesianos. alumnos,
Cooperadores, parientes, amigos y admiradores del
Di¡unto que anoten cuanio estimen digno de me­
moria sobre su vida, palabras y obras, y lo remitan
al M. R. Don Felipe Riiuildi, Via Cottolengo, 32 Turín, en cualquier lengua, en hojas donde no haya
más correspondencia, pero firmado con nombre,
apellido y lugar.
Se recibirá con graiiiud cualquier apunte, aunque
sea una sola línea, que contenga unhecho, una frase,
digna de ser recordada.
%
Muchas son las personas que nos piden iota de­
tallada biografía del padre que tanto estiman, y si
tw se compila ahora, difícilmente se podrá hacer
más tarde.

DE JSÍUESTRAS MISIOJ\(ES
N O T IC IA S T R IS T E S
Un espantoso huracán en Mozambi­
que — El incendio de la Misión
de Rawson en el Chubut — El
terremoto de Cartago
I.

Terrible inundación y huracán.
[Carta del P. Recalcati)
Moscelin (Mozambique), 5 abril 1910.
Revino. P. Rúa:
'..vy/stanios en el año jubilar, cuando sus
hijos lejanos desearíamos estar cerca
de V. R. para manifestarle nuestra ve­
neración y afecto. Quisiéramos al menos darle
noticias agradables, mas por desgracia rae veo
obligado á darle noticias que amargarán su co­
razón paterno. Los días de Pascua, que son
siempre portadores de paz y alegría, lo han sido
para nosotros de desolación y pnieba.
Hallábame en la casa de Mozambique predi­
cando un triduo á los niños para prepararlos á
celebrar mejor laTiesta desupatronoS. José, pues
son todos artesanos; celebramos alegremente la
fie.sta y rae dirigí á la luisión en una barca fle­
tada, acariciado por una brisa rara en estos
mare.s tropicales. Estaba ya para saltar á tierra,
estaba en las robustas espaldas del negro bar­
quero (em la baja marea) cuando oigo una voz
coiUK'ida que grita:
jPadre! Padre! »o se puede! es preciso voh*er
atrás.
Miré y \*i á nuestro buen coadjutor Machado,
mi compañero de fatigas, con su fusil al hombro,
y detrils á los dos negros que habitaban junto
á nuestra casa. ¿Qué había pasado.^ El Motuipo,
el feroz torrente que pasa junto á la casa, es­
taba fuera de madre. Con el corazón oprimido
vol\*í atrás. Los niños se alegraron al \-emie.
mas >-o. pensando en los sembrados, en la choza,
en el altar...... Al día siguinte voh*i á la mi­
sión y después de seis horas de amarga travesía.

llegué á Moscelia, donde me acogió con el ca­
riño de siempre y la compasión del nuevo estado
de cosas, el comandante del fuerte.
E l Monapo había bajado algo, pero estaba
todavía peligroso y amenazador; lo pasé en una
barca tripulada por cinco soldados, empleando
media hora en ello, cuando en épocas normales
se hace en tres minutos. De ahí emprendí la
caminata, con la sotana y los zapatos al hombro,
pues el agua que había inundado los campos me
llegaba en algunas sitios al cuello. A las dos horas
llegué á la casita y la vi llena de sol y sonriente
entre las palmas, como oasis en tm desierto,
pero todos los sembrados estaban destruidos.
Era el domingo de Pascua por la noche. Des­
pués de cuatro días de un sol tropical, mandé el
negro á Moscelia á buscar víveres, y no pudo
volver.... se había desencadenado un huracán
tan furioso que me helé al pensamiento de que
un rayo incendiara nuestra pobre casita de
bambú y un ventarrón la aventase, como una
pluma. La tempestad duró toda la noche, hasta
que ^•ino el sol á alumbrar las minas y la deso­
lación que había dejado aquélla: en Moscelia
cabañas aterradas, dañado el fuerte, bueyes y
vacas muertas; en Mozambique casas destniidas.
barcas cargadas de trigo, hundidas y deshecha-»,
y caída toda el ala nueva de nuestra casa, le­
vantada para dar albergue á maj-or número
de niños. Estas son las noticias que debo darle.
Amadísimo Padre; mientras la renuevo mis fer­
vientes votos para su feliz Jubileo, le pido una
bendición especial para esta misión y en par­
ticular para su
Afmo. hijo in C. JJU rtin R ecalcati P. S. S..
II.

El incendio de la Misión de Rawson.
[Carta del P . Vacchiua).
Buenos Aires, Almagro: 12 mayo 1910R\nno. P. RinaJdi:
'obre el dolor inmenso que nos ha caído
encima por la muerte del Señor DRúa, uno nuevo nos ha sobrevenida
Mientras estaba de \-iaje para Buenos Aires

B oletín S a le sia n o — Suplem ento al N úm ero de S etiem b re igio.

El

de D o n I^ u a

rrumpe el primer escrutinio de la me­
morable sesión con un fragoroso aplauso;
Laudemus Do7ninum! La asamblea D. Albera tenía ya la mayoría absoluta,
general de la Pía Sociedad Salesiana, es decir, la mitad más uno de los vo­
constituida por todos los Señores Ins­ tos; todos los electores, puestos en pie,
pectores y los repre­
rinden el primer ho­
sentantes de todos
menaje de adhesión
losSalesianos distri­
y obediencia al « II®
buidos sobre la faz
Sucesor de D. Bo­
de la tierra, acaba
sco >. El elegido se
de realizar el acto
levanta de su silla
más importante de
para dar gracias á
todas las sesiones,
sus hermanos por la
cual es de dar Su­
muestra de confianza,
cesor al inolvidable
que acaban de darle
D. Rúa y Jefe á la
y talvez para decli­
Fía Sociedad Salenar la tremenda car­
siana.
ga y el grande honor;
Reunidos los 73
pero las lágrimas le
electores en el salón
ahogan la v o z; nue­
de actos del Semi­
vo aplauso resuena
nario de Valsálice,
en el salón y repercu­
bajóla sombra inspi­
te por toda la casa, y
radora de D. Bosco
se continúa hasta el
y de D. Rúa. —
fin el escrutinio, que
que allí reposan de sus fatigas, mien­ da al Padre Albera una gran mayoría.
tras su espíritu se agita vigoroso por
Se levanta él para hablar: estaba
«os claustros benditos — después de pálido, triste, tembloroso: « Os agra­
implorar las luces de lo alto, han ele­ dezco la muestra de confianza y estima
gido con grande mayoría, para III Re­ que me habéis dado, dice; siento que
ctor General de la Familia Salesiana tendréis para poco tiempo ».
El Padre Rinaldi entonces, que desde
al Reverendísimo P. D. Pablo Albera y
^llacqua, doctor en letras y ya Di­ la muerte de D. Rúa venía desempe­
rector espiritual de toda la Pía So­ ñando el cargo de Pro-General, narra
ledad. Calma, serena, dulce comenzó conmovido un episodio, que, puesto
la sesión; cada uno de los electores iba que la prensa lo ha hecho del dominio
mtiinamente penetrado de la grandeza público, menester es que lo refiramos
y responsabilidad del acto que reali- á los lectores del Boletín .Salesiano.
<Era el noviembre de 1877: D. Bosco
^ba; diez minutos después se inte­
La elección.

— 242 —
T

estaba á la mesa en el colegio salesiano
ele Horgo San Martino, con Monseñor
Ferré, Obispo de Casal-Monferrato y
varios otros señores, entre los cuales
el joven Felipe Rinalcli. En el discurso
de la conversación, ésta cayó sobre
I). Albera y sobre las enormes difi­
cultades que había superado para que­
darse con D. Hosco. El Obispo pregunta
si las había resistido: D. Hosco re­
sponde: No sólo las ha resistido, sino
que afrontará y vencerá otras y otras,
porque será mi segundo... terminó la
frase, (ó Rinaldi no lo oyó), y se pasó
la mano por la frente añadiendo: ,,Debe
sernos muy útil en lo porvenir*'. Años
más tarde, Rinaldi se hizo salesiano
y meditando sobre la frase de D. Hosco,
pensó que ese 2° no podía significar sino
2° sucesor: tres meses antes que muriera
1). Rúa, D. Rinaldi escribió ese pensa­
miento y lo puso en un sóbre cerrado,
por si acaso moría él mismo: lo tenía
como un anuncio de D. Hosco, y es­
taba seguro de su cumplimiento, »
Al oir esta narración I). Albera se
tranquilizó y aceptó el cargo, fiado en que
Don Hosco le ayudaría desde el cielo.
D. Rinaldi, como Prefecto General,
proclama el nuevo Superior y lo coloca
en la presidencia del Capítulo. — Es
el 16 de agosto; 95 años hace, nacía
en Hecchi el Fundador de los Salesianos, el que eji sueños varias veces
repetidos, vió mil y mil pastores ri­
giendo su rebaño. El primero acaba
de pasar á la eternidad después de ha­
ber aumentado la historia con páginas
de gloria; para el 2® se abre una pá­
gina nueva.

Oratorio en 1858 é hizo el gimnasio ó
bachillerato; el 8 diciembre de 1860
entró al noviciado; hizo los votos trie­
nales en 1862; los renovó en enero
del 66 y se consagró definitivamente á
la Congregacióh Salesiana con los votos
perpetuos el 19 de octubre de 1868.
En 1865 se doctoró en letras.
En todo este tiempo ayudó eficadsimamente á D. Hosco en la enseñanza
y educación de la juventud. Entre sus
discípulos se cuenta el ilustre Obispo
y mártir Salesiano Mons. Luis Lasagna,
cuya biogratía escribió con estilo y len­
guaje que no morirán.
El 27 marzo de 1868 recibió el orden
del Subdiaconado de manos del Exmo.
6r. Ricardi, Arzobispo de Turín, el 2
de septiembre del mismo año fue or­
denado de Sacerdote por Mons. Ferré,
Obispo de Casal-Monferrato.
Desde este momento D. Albera co­
mienza la vida del Superior inteligente
y activo que, inspirándose siempre en
D. Hosco, su padre y su modelo, se
multiplica á sí mismo, se olvida de su
propia persona para consagrarse por
completo al adelanto intelectual, al a*
provechamiento moral de sus subalter­
nos y alumnos. Funda y dirige la casa
de Marassi, Sampierdarena, con tal acierto, que en breve los Salesianos se
hacen popularísimos y amadísimos en
Génova y sus alrededores.
En 1881 D. Hosco lo mandó á di­
rigir el colegio de Marsella y poco
después lo nombró Inspector de las
Casas del Mediodía de Francia. Tal
filé su manejo en el desempeño de su
delicado cargo, que los franceses lo
llamaron " le petit D . Bosco" y el ve­
El ele g id o .
nerando P. Rúa lo nombró Director
espiritual
de toda la Pía Sociedad d
D, Pablo Albera y Dellacqua nació
en None, diócesis de Turín, el 6 de año de 1892, cargo en que permane­
junio de 1845 ; entró en el colegio del ció hasta hoy, pues siempre lo reeligie*

— 243 —
ron sus h e rm a n o s e n la s a s a m b le a s g e ­
nerales.

D . A lb e r a

posee^ u n a

v a s ta

Agradezco Capítulo
mientos expresados.

D e la b o n d a d d e su c o r a z ó n , d e su
tino y e x q u is ita p r u d e n c ia so n p r u e b a s
manifiestas y v iv a s s u s v ia je s p o r A fr ic a

*
*

en gran p a rte la c o n fia n z a

de

q u e le

acaban de d a r p ru e b a

h e rm a n o s .

Su m em oria s e r á b e n d e c id a p o r s ie m ­
la s

r e d u c c io n e s d e s a lv a je s y

en los la z a r e to s d e le p r o s o s ,

co m o en

todas la s C a s a s p o r d o n d e p a só .

Las felicitaciones.
In n u m erab les s o n lo s t e le g r a m a s d e

*

Rmo. Prof. D. Pablo Albera, Rector Mayor
de los Salesianos, Turin.

y A m érica, á lo s c u a le s d e b e sin d u d a

pre en

Roma, 17 - V III - 1910.

Volviendo en este momento del Congreso
Piacenza me informo vivísinui complacencia
su elección. Apresuróme, seguro intérprete
Sociedad Juventud Católica Italiana, expre­
sarle vivísimas congratulaciones merecido nom­
bramiento, que redundará ciertamente grande
provecho Obra Salesiana y válido contributo
difusión Sociedad nuestra tan amada por el
llorado Padre Rúa.
P e r ic o li
Presidente General.

felicitación q u e s e r e c ib e n ; p u b lic a m o s
ahora el d e la S a n tid a d d e P ío X , e l d e l

Juicios de la prensa.

Cardenal R a m p o lla , y e l d e P e r ic o li.

< Santo Padre ha recibido con viva
complacencia noticia elección V. Revefencía por rector Mayor Pía Sociedad
Salesiana; al paso que le envía por
medio mió sus augustas felicitaciones por
tan alto y delicado cargo, le invoca de
Dios toda suerte de gracias y auxilios
para V. Paternidad pueda dignamente
corresponder ardua amplísima misión,
siguiendo huellas gloriosas predecesores
D. Bosco y D . Rúa, que con admirable
celo y santidad diero?i d la benemérita
CongregaciÓ7i Salesiana vida é merementó, para gloria de Dios y provecho
social, religioso y moral de la juventud.
Añado mis persofiales congratulaciones
y votos sincei'os.
Roma, ¡6 ~ VII/- /pro.

C a r d . M e r r y d e i. V a l .
* *
D.

senti­

M . C a rd . R am polla.

ciencia te o ló g ic a y a s c é tic a .

sus

General filiales

Pablo .Albera, Rector M ayor Sale-

5Wnos - Turtn.
Roma, ly - V III - ipio.

Aplaudo su nombramiento Rector Mayor
Pía Sociedad Salesiana, buen auspicio su
dirección traiga grandes vciitams Instituto.

D e lo s n u m e r o s o s a r tíc u lo s q u e en
e s to s d ía s p u b lic a n

lo s

d ia r io s , to m a ­

m o s p o r a h o r a lo s d o s

d e lo s d ia rio s

m á s s e r io s d e T u r ín , u n o c a tó lic o y el
o tr o lib e r a l, e l d e l Corriere della Sera y
la Unione d e M ilá n , y e l Osservaiore Romano d e R o m a .
II

Momento.

V a r ó n d e a lm a d u lc e

p e ro d e p u ls o firm e, tie n e en la m ira d a
y la v o z la m ism a s u a v id a d d e su p r e ­
d ecesor. C o m o D . R ú a,
tie n e e l c o r a z ó n

h a s ta c u a n d o

r e b o s a n te

de

am ar­

g u r a , n o s a b e h a lla r p a la b r a s a m a r g a s .
R íe r a r a m e n te p e r o s o n ríe s ie m p re . Y
en la s o n r is a y e n la m ir a d a y
m o v im ie n to

le n to , s e

en el

tr a n s p a r e n ta la

b o n d a d g r a n d e d e su c o ra zó n .
Com o

te s tim o n io s d e

su

in s a c ia b le , d e su g r a n d e

a c tiv id a d

a m o r p o r el

e s tu d io , d e su c e lo p o r to d a s la s o b r a s
b u e n a s s e c u e n ta n d e él m u c h a s c o s a s ...>
La Siampa.

< L a e le c c ió n

p e r io r G e n e r a l d e
to m a d o en

T u r ín y

lo s

del

Supe-

S a le s ia n o s

fu e ra

de

u n a im p o r ta n c ia e x tr a o r d in a r ia ...

ha

T u r ín ,

— 244 —

» El cargo de director espiritual
había circundado á D. Albera de una
especie de fisonomía mística; pero su
obra desarrollada en Francia y Amé­
rica están ahí demostrando claramente
(pie con igual competencia, serenidad
y amplitud de miras, sabrá guiar á la
gran familia Salesiana sobre las huellas
de D. Bosco y de D. Rúa.»
II Corriere della sera. « D. Pablo
Albera es uno de los más antiguos
alumnos de D. Bosco y uno de los
más apreciados por él..... Es hombre
de amplias y modernas miras, muy
instruido; algo delgado de complexión,
de estatura media y rostro de asceta.»
L Unione. « La grande bondad unida
á una visión de cuanto concierne á
los espíritus y á un tacto delicadísimo
en la formación de las almas, es una
de las características del venerando sa­
cerdote, el cual, por otra parte, ha de­
mostrado grande competencia y habi­
lidad en el desempeño de los negocios
y en las difíciles prácticas concernien­
tes al desarrollo de la Sociedad. »
I I Osservatore Romano. «En Don
Alberá, Don I^osco transfundió una
parte de su espíritu. Bastaría decir
que en Francia lo llamaban justamente
« le petit Don Bosco », Bajo su di­
rección la Sociedad Salesiana conti­
nuará en su carrera de triunfos para
la Iglesia y la Patria. »
El Consejo.
Nombrado el Jefe, se procedió á
nombrar el Consejo consultivo y di­
rectivo. Por unanimidad completa, fué
confirmado en su cargo de Prefecto
General el Rmo. P. D. Felipe Rinaldi,

el Superior de visión clara y .mano firme
que fundó y dirigió con tino admi­
rable las Casas Salesianas de España;
por Ecónomo General fué nombrado
el Revmo. P. D. José Bertello, que ejer­
cía hace I 2 años el cargo de Consejero
Profesional, en el cual elevó á grande
altura las Escuelas Profesionales y que
desde la muerte del Revmo. P. Rocca,
venía desempeñando también el cargo
de Ecónomo: antes de este tiempo D.
Bertello fué director de varios colegios
é Inspector de Sicilia; los PP. Cerruíi
y Píscetta fueron confirmados en sus
puestos de Director de estudios el pri­
mero y Consejero el segundo; ambos
han sido directores de importantísimos
colegios y autores de obras literarias y
científicas muy renombradas; por cate­
quista ó director espiritual fué nombrado
el Revmo. P. Julio Barberis, ya Maestro
General de los Novicios, y miembro
de la Sociedad geográfica italiana.
Un nombramiento completamente
nuevo es del Revmo. P. José Vespi*
gnani para Consejero Profesional. F-1
P. Vespignani se ha distinguido mu­
chísimo como Director y luego como
Inspector de las casas de la Argentina:
tiene un perfecto conocimiento de todas
las obras y cosas de la Pía Sociedad
especialmente en las de la América
latina, j)ara la cual partió en 1877.
Tal es el Consejo que dirige hoy
el movimiento de la Pía Sociedad Sa­
lesiana. Auguramos de él muy bien y
rogamos é invitamos á nuestros lecto­
res á rogar por ellos á Dios y á Mana
Auxiliadora á fin de que no sólo con­
serven á la Pía Sociedad en el camino
trazado por I). Rosco y D. Rúa, sino
que la desarrollen y la lleven á muy
alto grado de elevación y esplendor.

— 227 —
álos dos días de mi partida, un incendio destruyó
completamente la hermosa iglesia de la misión
V la mejor parte de nuestro colegio, siendo inú­
tiles todos los esfuerzos de los vecinos para do­
minar el fuego. E l daño alcanza á unos loo.ooo
francos.
Así, el territorio d d Chubut, que tiene varias
capillas protestantes ha perdido su mejor templo
católico, y nuestros alumnos huerfanitos han de
ririr amontonados en chozas y sufriendo quién
sabe cuántas privaciones! Dios nos lo había dado
todo. Dios nos lo ha quitado; ¡bendito sea su
santo Nombre! Será necesario comenzar de

E l incendio fué fortuito y se pudo salvar el
archivo de la Misión. S. R. no deje de encomen­
damos á Dios para que no nos falte nunca la
resignación y la paciencia y le ruego comuni­
que nuestra desgracia á los Cooperadores y ami­
gos.
Con la esperanza de poderlo ver pronto,
me profeso de V. R.
Afino, in Carde Jesu,
B;:rn.\rdj V acchix.v P. S.

RAWSON (Chubut-Argentina) — La iglesia de la Misión antes del incendio.
nuevo, y será la tercera vez, y a que en 1899,
apenas terminado el edificio, vino una inun­
dación y lo destruyó todo.
Actualmente me encuentro en Buenos Aires,
donde mis hermanos me prodigan atenciones.
Estoy empeñado en legitimar con el Gobierno
nuestras propiedades del Chubut y en buscar soco­
rros. Pero es empresa difícil pues Gobierno y priva­
dos están por completo consagrados á los prepa­
rativos de las imponentes fiestas del Centenario
de la Independencia de esta gran República.
Dígnese Dios, en medio del gozo universal,
enjugar también nuestras lágrimas, constmyéndonos tina nueva casa en ese lejano territorio y
^viendo á dar un asilo á nuestros niños: aun<ine huérfanos y abandonados, son hijos turn­
i a dios de esta gloriosa Patria.

DE COSTA RICA
Desde las ruinas de Cartago.
{C aria <Ul Inspector D . J o sé M isieri).

Panamá, 24 junio de 1910.
Revm o. Sr. D . R inaldi:

'u muy apreciada me alcanzó en Pa­
namá, en donde me encuentro hace
apenas dos días. Partí de Sta. Tecla
el 3 de mayo y pasé á visitar la casa de Hon­
duras, ya comenzada en la capital; la casa de
Granada en la República de Nicaragua, ofre­
cida y ya aceptada de nuestro llorado P. Rúa;.

— 228 —
y la casa, que fué, ele Cartago en la República
<le Costa Rica.
¡ No sé expresar la anjíustia que experi­
menté al llegar ú acjuella Carlago tan tlorecientc, tan hermosa, tan poblada y hospitalaria,
cpie era uno de los centros más comerciales de
Ja república, á donde concurrían á (lasar sus
tem[)oradas de recreo los capitalistas y prin­
cipales íainilias de l’anamá! Al verla ahora
reducida ú un montón de ruinas sin nombre y
sin precedentes, gruesas lágrimas sin c¡ue yo lo
advirtiera rodaron por mis mejillas. Iba acomjiañado de nuestro P. Guerra y del director.
Pasando por encima de toda clase de escom­
bros, atravesamos las (pie poco antes eran calles
hermosísimas, paseos encantadores, sitios de
vida y de alegría, hasta llegar al lugar donde
se levantaba el colegio. Alguiui tle las jiaredes,
que contra toda ley de ecpiilibrio se mantenía
toilavía en pié, nos lo hizo reconocer.
La hermosa fachada de la iglesia se ve di­
vidida en líos partes de arriba hasta abajo;
y la torre (jue se elevaba esbelta hacia el
cielo en el centro de la misma, hállase pre­
cipitada en fragmentos sobre la avenida. Las
paredes laterales de toda la iglesia, cual dos
inmensas hojas de un libro giganteseg, yacen
<lerribadas en el suelo, la una hacia el inte­
rior y la otra hacía el exterior del edificio,
arrancadas de cuajo hasta los cimientos. El
arco que se|)araba el Sancla Sanctornm del
cuerpo de la iglesia, se ve clavado en el suelo,
roto en dos partes, habiendo arrastrado en su
caída y el techo, y el altar, y las paredes la­
terales del mismo presbiterio con parte de la
sacri.^tía.
La estatuade la Virgen, sólo la Virgen, perma­
neció intacta y de pié en su Itermoso camarín
como para bendicir por última vez á aquellos
hijos suyos que entre inmensas congojas exha­
laban el último suspiro. Parecía una aparición
celestial.
A la hora del desastre, las siete y tres
cuartos tle la tarde, toda la comunidad (cerca
lie 150 indiv iduos) se hallaba reunida en la igle­
sia para el hermoso mes de mayo. Va centellea­
ban las cien lámpara.s eléctricas; ya se halla­
ban eitcetulidos los cirios del altar, prontos á
rodear de luces á Jesús Sacramentado apenas
apareciera sobre su trono, ya los ministros sa­
grados eslakui para revestirse vie los orna­
mentos. cuantío un fragor <le cien truenos,
una detonación de mil cañones acompañados
lie gigaittescas sacudidas, convertían aquel pe­
queño paraíso de luces y de armor.ía en un
caos horrendo de confusión, de obscuridad y
de nuu'rte!
j Fué una providencia el que* se hayan pe­

dido salvar tantos ! Muchos fueron los que entre
aquellos escombros quedaron sepultados, pero
tan solo debemos lamentar la muerte de dos
hermanos, Francisco Stanga y Joaquín Vega,
del criado Ricardo Solano, y de cuatro jovencitos. Los restantes, más ó menos heridos,
pudieron ser extraídos á tiempo y curados de
sus contusiones.
La casa está completamente arruinada; nin­
guna pared quedó en su puesto, la que no está
rajaila, hállase por los suelos, de modo que no
se podrá utilizar nada de la antigua construc­
ción. Las máquinas de las escuelas-talleres, los
muebles de las clases, del refectorio y de los
dormitorios, los utensilios de cocina y cuanto
en el colegio se encontraba, todo fué sepultado
y arruinado.
El pánico que se apoderó de los hermanos
y niños sobrevivientes no se puede imaginar.
Los dolores que debieron sufrir, son indes­
criptibles. Pasaron la noche á cielo descubierto
aquejados por las contusiones recibidas, pero
todavía más afligidos por los gritos piadosos
de aquellos que se hallaban sepultados bajo
los escombros, á los que no podían prestar
auxilio alguno á causa de las muchas sacudilias que se sucedían sin interrupción, del agua
torrencial, que caía, y de la profunda oscuriilail en que se hallaban envueltos.
Es más que providencial, si alguno de los
hermanos, y especialmente el director, no se
haya vuelto loco de dolor.
V ahora, ¿qué hacer? Por de pronto se ha­
llan refugiados en la ciudad de Hcredia en
una casa ofrecida por el Iluslrísimo Sr. 0 bispo. Era mi deseo que se fundara en otra
parte el hospicio; pero el actual Presidente de
la República está decidido á reconstruir la
ciudad de Cartago^ y no permite que los Salesianos se alejen de aquel lugar.
Parecióme prudente el no contradecirle y
ya se está procediendo á la reconstrucción de
modo que dentro de poco se volvei-á á viur
allí la vida de antes,
Y de Panamá ¿que diré? Aquí D. Hosco
ha obrado verdaderos prodigios moviendo los
corazones hasta de los más indiferentes de
suerte que en menos de seis meses se nú
levantar un espléndido edificio capaz de con­
tener vinos cien niños. Costó 50.000 pesos y
se terminó sin un céntimo de deuda. Los coope­
radores y especialmente el papá de los Salesiaiios, el Sr. Don Nicanor de Obarrio, y I-"»
junta directiva de las cooperadoras consideran
nuestra obra como suya propia, y proveen
todo lo que es necesario para su desarrolloi Cuánto bien podremos hacer si los Rmos. Su­
periores nos darán el personal necesario! Aqri

en estos países, se puede muy bien decir:
Parvuli peüerunt panem et non etat qui frangeret eis.
Presentemente Mons. Cagliero se encuentra
en Guatemala; cuando lo dejé en S. Salvador,
dos meses ha, sufría todavía un poco de Jiebres
palúdicas; ahora, según las últimas noticias,
disfruta de buena salud, y se prepara para
hacer su visita á Guatemala.
Reciba. Riño. Padre, los más tiernos senti­
mientos de estima y veneración de su
Afectmo. in C. J.
J osé M is ie r ', Pbra^.

Tbomae Hemerken a Kempis Canonicl regularis Ordinis S. Augustini Opera Omnia voluminibus septeni
edidit additoque volumine de vita et scripiis eius
disputavit Michael Josephus Fohl Philo.sophiae
Doctor, Regii Gymuasii Tomaei Keinpensis qiiondam Director. Cum aprobatione Rev. /Vrchiep. Friburgensis. — Octo volumina in 12 (i8x 10). qune
etiam .singula venalia prostant. — Modo (/910)
prodiit; — Volumen primmn: (V lll et 592 p. cum
10 tabuüs photogr.) M .^— -- Fr. 7.50; a tergo corio
ligatum M 7.60 = Fr. 9,50; a tergo membrana vestilum J/8 .—
Fr. 10.—
Historia general de la literatura, por G u iu .krmo
JuNKXU.NN. Con 55 retrato.s y una lámina frontis­
picio. Recomendada por el Ministro de Instruc­
ción pública de Kspaña y adoptada como texto eii

R A W 3 0 N (C h u b u t-A rge n tin a) — P a n o ra m a g e n e ra l de la c iu d a d .

B IB L IO G R A F ÍA .
^ B. Herder, Librero-Editor Pontificio —
Friburgo de B risgo via, Alem ania.
Aitologia naiversai de los mayores genios literarios,
G u il l e r m o J u n e m a n .v . Ún volumen en
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^')bra que no tiene igual ni en la literatura espa•'“•Ii, ni en cualquier otra literatura. Las personas
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wacogerán con entusiasmo.
. y Amir. Guía espiritual para todos los estacm'
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preparar á los niños á este sacramento, con 37
pláticas y planes de sermones. Obra del insigne y
sabio Canónigo Dr. D. Jacobo .Schmitt, traduci<la
de la séptima edición alemana por el Doctor Don
Juan .Manuel Orti y L aka , Catedrático de xMetaíísica de la Universidad de Madrid y Miembro
de la .Academia Romana de Santo Tomás de Aquíno.
Tercera edidón revisada. En 8« (XII y 342 i>ágs.).
En rústica fr, 3.50; encuad. en tela fuerte fr, 4.7.5.
Obra
precedida de una cana introductoria
del Rmo. Sr. Obispo de CZosta Rica y aprobada y
recomendada prjr los Rmos. Sres. Arzobispo de
Santiago de Chile, y Obispos de Comayagua, Madrid-Alcalá. Nueva Pamplona. Portovíejo, San Sal­
vador, Veracruz v de Costa Rica.

II-----------

OooO° S “oooooo®^ ®OooooO«=- 8 “«ooo"

EL CULTO
L_.

._J

de María Auxiliadora
Nós leneiuos l i pcrtnaslóa de que, en las vicisitudes dolorosas de loa lleoipos
que airavesafflOB, oo nos quedan más consuelos que los del Cielo, y entre estos,
Ib poderosa protección de la Vlrfen bendita, que lué en lodo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
fto

Ktíotí (lo la PioBta doM. Auxiliadora
ESPAÑ A.
G erona. — lín la granja de S. Isidro celebra­
ron los Salesianos la fiesta de su excelsa Patrona el 5 de Junio. Fué un día grande para los
Salesianos y para toda la región donde está si­
tuado su establecimiento. Se bendecía el nuevo
altar >- la estatua que en él había de venerarse, ce­
remonia que ejecutó el M. I. Sr. D. Antonio Llor,
Vicario General, en representación delSr. Obispo.
Apadrinaban el altar el dr. Riera, medico de
Sarria (Gerona) y su digna esposa. Da. Teresa
Trotcha, y la estatua sus donantes el fabri­
cante D. Jaime Regás y su distinguida esi^osa
Da. Carmen Pons.
Celebró la misa de comunión y ]ironunció un
elocuentísimo fervorín dicho Sr. Canónigo Llor
y cantaron escogidos motetes los niños de la
Granja.
A las 10 ofició el P. Manfrediui. Inspector de
los s;\lesianos de Cataluña, pronunció un elocuen'e panegírico el Sr. Meario General y la
Kscolauia de la Granja, ejecutó una Misa de Pa-

1

Por la tanle se cantó un solemne nsagio y se
dió la boixdición. F i P. Inspector pronunció
un scutidisimo y oportuno sermón.
Tanto el altar como la estatua, llaman justa­
mente la atención: ambos son obra de las Es­
cuelas Profesionales salesianas de Sarria, que
una vez más acreditan la competencia de sus
,maestrt>s y el aprovechamiento de los alumnos.
El altar, de cedro dorado, esdeesbelto y hermo­
sísimo estilo gótico; mide 14 m. de alto por
5.75 lie ancho. U\ estatua es de tamaño mayor
que el natural; es también de cedro y está muy
ricamente decorada.

^

Durante todo el día, el pueblo desfiló ante el
altar y subió á besar á la Virgen en su camarín.
La rica estatua en su hermoso altar nos hace
desde lejos la idea de im brillante colocado en
anillo de oro, y .al acercarnos y contemplar esa
expresión tierna y amante, necesariamente sen­
timos despertarse la confianza y cayendo de ro­
dillas, exclamamos con la seguridad más com­
pleta: en nuestraspenasytribulaciones.- 4 K.ri/*«m
Christianornm, ora pro nohis.
M álaga. — Como preparación celebróse un
triduo solemne. En el altar mayor hacían com­
binaciones artísticas las luces y las flores. Pre­
dicaba el M. I. Sr. Coll, á quien Dios ha dotadode
admirables cualidades, que puestas al serricio
del púlpitó, han producido opimos frutos.
Cantó la Misa el Dr. D. Manuel Gómez y
lebró las glorias de María Auxiliadora el P.
Dionisio I'erro, quien lleno de entusiasmo can­
taba la grandeza y la bondad de María Auxi­
liadora. aduciendo para confirmación desús aser­
tos los favores que habla concedido á la misma
ciudad de Málaga en época reciente.
La puKesión recorrió el itinerario de costum­
bre, apenas había balcón donde no hubiera col­
gaduras. E l gentío era inmenso: tomaban parte
el Clero, los colegios, las asociaciones con sus
estandartes y el pueblo. T.,a imagen estaba ador­
nada con exquisito gusto luciendo en el trono
elegantes candelabros con tulipas, que armoni­
zaban con las andas. Hacían los honores a a
Virgen la banda del Regimiento de Extrema­
dura, la Salesiana y la Compañía de Infantería
de María formada por los niños de la c ^
Misericordia. Al pasar la imagen frente de
conventos de la Concepción y la 'Es^r&nu
cantaron las religiosas sentidas p icarías q '
fueron escuchadas con religioso silencio.
Lucieron l>engalas en todo el trayecto y cape-

— 2?f —
ron lluvias de flores sobre la estatua de la Vir­
gen.
Santander. — Circunstancias especiales fa­
vorecieron este año las fiestas y se han cele­
brado con extraordinario entusiasmo en la
^lesia parroquial de Santa Lucía, durante cuatro
dias.
Los Cooperadores Salesianos, que se prepa­
raban para festejar dignamente el Jubileo Sa­
cerdote de nuestro venerando Rector Maj’^or
(d. f. m.) hicieron construir para María Auxi­
liadora unas andas v'erdaderamente regias, que

vez muchos niños del Colegio Salesiano, y á las
9 se cantó la solemne Misa V I de Pagella.
La procesión. — Mucho antes de las 5 1., e!
vasto templo estaba lleno y llenas las calles
adyacentes. El repiqueteo, los cohetes y los
cantos avivaban el entusiasmo. Se rezó el rosario
y en seguida salió la ]>rcxíesión. En largas illas
iban los dos colegios salesianos y demás educandados de la ciudad, las señoras y ios caballeros,
Cooperadores salesianos, y las asociaciones con^
numerosos estandartes. Cien niños que forma­
ban el pequeño clero con sotanas de diversos
colores y niñas vestidas de blanco iban regando

SANTANDER — La carroza de María Auxiliadora durante la procesión.
un monumento más de la caridad nunca des­
mentida de esta ciudad. ¡Cuantas plegarias,
cuántas exclamaciones de dolor y júbilo no se
ímn hecho al pie de la Virgen en estos días!
<Podía menos uno de sentirse atraído y esperimentar impresiones dulcísimas al contemplar
®a imagen y ese trono en que rivalizaban la na­
turaleza y el arte? Sobre ese artístico pedestal
oro y flores, rodeada de ángeles que, soste*t®**ío ricos candelabros en las manos, pareaclamar á su Reina, se alzaba majestuosa
^ ^^rgen de D. Bosco.
poco contribuyeron al éxito los brillantes
*miones del M. I. Sr. Camporredondo, en los
cuales expuso y cantó la obra salesiana, inspi^fda por María Auxiliadora, eminentemente
°riIÍ2adora y santa.
El X5 por la mañana comulgaron por primera

flores delante de la triunfal carroza en que iba
María Auxiliadora, con su largo manto como
para cobijarlos á todos, con su valiosísimo
collar, regalo de ilustre dama. Cerrando las nu­
merosas filas del clero, venía aquel amadísimo
Prelado, que tanto distingue á los .Salesianos.
Los balcones engalanados, la multitud agol­
pándose al paso de la Virgen, la devoción que
en todos se veía, todo, todo era causa de hacer
latir de entusiasmo hasta los corazones de
hielo. Después de recorrer las principales caUes
de la ciudad, volvió á entrar la procesión al
templo salesiano; el Sr. Obispo estaba suma­
mente emocionado. Su celoso coadjutor D. Daniel
Palomera, puso el colmo al entusiasmo popular,
cantando. con su acostumbrada elocuencia,
las grandezas de María Auxiliadora, y expli­
cando la significación de los bajo - relieves que

— 232 —
adornan las andas: santuario de M. en Turín.
batalla de J.q)anto, liberación de Viena, insti­
tución de la fiesta por Pío V II. Terminó exci­
tando á rogar á M. A. por la Iglesia y el clero,
hoy tan ])erseguidos.
I’uso fin á la fiesta la bendición de S. D. M.~
dada por el limo, y Rvino. Prelado.
¡Aquí en Santander tienes tu trono, oh Vir­
gen bendita de D. Bosco! esta era la persuasión
con que todos quedaron después de tan her­
mosa fiesta.
Z a ra g o za . — E l acreditado diario. El Noti­
ciero. hal)lando de la fiesta de M. A. celebrada
el 24 en la ciudad mariana, dice, entre otras
cosas:
« Sin temor de equivocarnos podemos afirmar
que tales cultos, en el presente año, han cons­
tituido una de las principales y más hermosas
festividades religiosas que se celebran en nues­
tra ciudad.
» A las siete y media celebró misa rezada y ad­
ministró la vSagrada Comunión el M. I. Sr. D.
Robustiano Carra, canónigo Arcediano y di­
rector de la Asociación.
» Más de trescientos fieles se acercaron á la
Sagrada Mesa, mientras la capilla ide música de
1.a Seo inteq>retaba inspirados motetes.
»A las diez y media se celebró la fiesta solemne,
asistiendo un extraordinario concurso de fieles.
>' El altar de María Auxiliadora estaba ra­
diante de luz y cubierto de flores, todo dis­
puesto con el más exquisito gusto artístico.
HEl muy ilustre señor D. Santiago Guallar.
con grande entusiasmo y elocuencia, hizo una
magnífica exposición del auxilio de María,
en las calamidades y peligros públicos y luego,
en emocionantes párrafos, junta el Sr. Guallar
la protección de Maria á las almas, en parti­
cular en sus tribulaciones y miserias, dedu­
ciendo de todo lo expuesto la importancia del
culto á María bajo el título de Auxilio de los
Cristianos.
* 1.a caj)illa de T.a Seo. dirigida por elSr. Cuar­
teto, inteq>retó una misii del maestro Cariñena,
gradual de Paulino y ofertorio de Rossiiii, todo
cantado ci>n el mayor gusto y afinación.
»Por la tarde, á las cinco y media, expuesto el
Santísimo Si\cramento. se celebró solemne fun­
ción, I.a distinguida y numerosa concurrencia de
fieles llenaba el templo, nuis aún si cabe que en
los culttvs de la mañana, hasta el punto de que
hubo momentos en que se tuvieron que abrir
las puertas del templo.
» Rezado el Santo Rosario, la capilla interjiretó
unas hermosas letrillas de maestro Barrera.
«Luego el Sr. Guallar. orador que ha sido
de todos Uw cultos del solemne triduo, ocu¡>ó

la Sagrada cátedra, y en elocuentes párrafos
hizo una hermosa descripción de la importan­
cia que tiene la influencia de la mujer en la
vida de los pueblos y de las naciones, y de­
mostrando que esta influencia debe ser apro\-echada por las damas cristianas en favor de
la caridad cristiana y de las obras sociales, unien­
do á la oración la vida práctica de una aedón
social constante.
* La capilla interpretó luego una salve de
Cosme de Benito y reserva de Eslava.
i>E l Exmo. Sr. Arzobispo llegó al templo du­
rante el sermón y ofició, asistido por el M. I. Sr.
D. Robustiano Carra y por los beneficiados don
Joaquín García y D. Manuel Pérez, en la re­
serva, dando la bendición con el Santísimo.
» Después de la reserva se cantó el Himno á
María Auxiliadora.
» Los desvelos de la Junta directiva y el in­
terés que se toman cuantos con el hermoso tí­
tulo de cooperadores salesianos pertencen á
esta Asociación, se han visto una vez más co­
ronados por gran éxito que entraña la celebra­
ción de tan magníficos cultos, y que es induda­
blemente una fundada esperanza del'feliz re­
sultado que han de tener algunas empresas so­
ciales que no dudamos acometerá en plazo no
lejano, esa importante Asociación, que en bre­
ves años ha sabido propagar en nuestra ciudad
tan grande amor á María, por medio del espí­
ritu salesiano.

AMÉRICA.

B o g o tá (Colombia). — Circunstancias excep­
cionales hacen que demos especial importan­
cia á las fiestas con que la hermosa capital an­
dina ha honrado á María Auxiliadora. No es allí
la .solemnidad una fiesta de familia, ni de un
número determinado, por grande que se le su­
ponga, de de\’Otos, es y a una fiesta nacional.
Ante la grandiosidad extraordinaria del día
de la fiesta casi desaparece la novena, con su
música selecta. s;is insignes oradores y sus in­
numerables comuniones.
Cuánto no se gozaría la celestial Reina el 23
jx)T la noche, contemplando iluminadas todas las
calles adyacentes á la iglesia salesiana, y riendo
llegarse al día siguiente tan grande multuuu
lie fieles á recibir la santa comunión, que fue
ésta continua desde las 5 hasta las 9. Sobre todc
qué espectáculo digno de los tiempos más glo*
riosos del Cristianismo, cuando en la misa de 7.
celebrada por el Sr. \'icario general de la Arqv.i*
diócesis, se rió al Exmo. Sr. Presidente de la
Re¡>ública y al Sr. Ministro de Instrucción Tú*
blica, encabezar la larguísima fila de caba Rros que se acercaban á estrecharse con Jesús
Sacramentado!

— 233 —
rr

Una vez tenninada la Misa d P. Aime, Su­
perior de los Salesianos, se acerca á sus Exce­
lencias, Presidente y Ministro, y les coloca al
pecho la medalla de cofrades de María Auxilia­
dora. Aquellos instantes fueron solemnes, gran­
diosos; sobre d pecho d d General González
Valencia ya brillan las medallas d d mérito mi­
litar, ganadas en gloriosísimas acdones; ahora
ll^a, nimcio de venturosa paz, la de M. A.
Y ¿cómo pintar al \-ivo la imponencia de la
misa solemne celebrada en la Catedral Basílica
Primada? Ni d ser día de trabajo, ni lo inmenso
del templo fueron dificultad para que al empezar
la función estu%riera y a atestada realmente la
iglesia. Por medio de esa muchedumbre pe­
netró el Excmo. Sr. Ddegado Apostólico para
pontificar la misa, y todavía vibraban en el
órgano los acordes de la marcha papal, cuando
á las puertas de la Básilica se oía d toque de
trompetas que saludaban al Exmo. Sr. Pre­
sidente. quien entró ostentando en su pecho la
medalla de cofrade de María Auxiliadora y
acompañado por el Sr. Secretario general y por
el Sr. Ministro de Instrucción Pública. Aquí se
comprende bien la libertad, que no está reñida
ni con d respecto á la Iglesia ni con la profesión
deíe.
Nos parece contemplar, destacada sobre un
mar de cabezas, la imagen de la Virgen en me­
dio de gasas vaporosas, azucenas blancas y lu­
ces argentadas tan artísticamente dispuestas,
que d conjunto, más que un altar, se antojaba
una inspiradón de Murillo ó una visión fan­
tástica; escuchando estamos la voz d d Rdo.
P. Mateo Colón, gloria de la Orden Agustiniana,
quien presentó á María como luz de las in­
teligencias y guía de las voluntades para sal­
var la sodedad moderna; aun resuenan en mu­
chos oídos las dulcísimas notas d d Laudaie,
pucri d d Capocci y siéntese ese extremecimiento involuntario que produce la tan gran­
diosa cuanto litúrgica misa Auxilium ChristianoTum de Pagella á cuatro voces, preparada
con exquisito esmero y ejecutada por la Escolania Salesiana con la cooperadón de distin­
guidos artistas de la CapitaL
Después de tan solemnes ofidce se creería teruünada la fiesta, pero lo hecho no era aún bas­
tante para la piedad de los fides hijos de Ma­
ría. Sin hablar de la bendidón de la tarde, por d
flmo. Sr. Higuera, Obispo titular de Maximópolis, todo d resto del día se \’ieron muchísimas
personas de todo sexo y condidón acudir á la
Iglesia salesiana y en eq>edal á la Catedral Ba­
sílica á postrarse á los pies de María, por manera
que muchos pudieron hacerse la ilusión de contenplar de lejos los festejos d e Turín.
Obligados por la concisión que una revista

I

exige, hemos tocado apenas los pimtos sobresa­
lientes, pero con toda sinceridad podemos decir
que la descrípdón es sólo pálida pintura de este
nuevo triunfo de María Auxiliadora.
S a n tia g o (Chile). — Con d entusiasmo que
sabe inspirar la Virgen de D. Bosco, se edebró
su raes bendito, y á medida que so acercaba el
anhdando día d entusiasmo y la piedad crecían
entre los alumnos y los devotos qxie acuden á
aquel templo. E l principal adorno de cada día
de la novena fué la plática d d Rmo. P. Joaquín
Durán, agustino, entusiasta admirador de D.
Bosco, que con palabra fácil al mismo tiempoque docuente, trató argumentos muy apropia­
dos á nuestros días.
E l gran día 24 de mayo, d periódico E l Men­
sajero de María Auxiliadora y la prensa de San­
tiago congr^aron á los pies de la taumaturga
Virgen Coronada á un gran número de devotos
que, como primer homenaje á la Virgen in­
comparable, se acercaron á redbir á Jesús Sa­
cramentado durante la Misa de Comunión.
A las 9 V2 numeroso dero recibía á la puerta
d d templo al representante de S. S. Pío X,
Mons. Sibilia que en su bondad quiso ofidar de
Pontifical. La imponente entrada del Exmo,
Sr. Internuncio vestido de la gran capa de púr­
pura. el altar hecho un ascua ludendo sus mejo­
res galas, las notas d d órgano y orquesta que
llenaban el templo, todo llamaba la atención de
los felices devotos. El coro ejecutó escogida mú­
sica de los mejores maestros, y al Evangelio d
predicador de la novena cantó las glorias de la
Auxiliadora con admirable elocuencia, detenién­
dose en contemplar los auxilios concedidos por
María al Papado y estudiando á grandes ras­
gos la historia de D. Bosco y de la Sociedad Sa­
lesiana. que es la historia de María Auxiliadora.
Por la tarde muchos Cooperadores y Coo­
peradoras y amigos de la Obra de D. Bosco se
habían dado cita en el templo para asistir á
la Conferencia que dio el Sr. Pbro. D. Alberto
Ugarte. admirador como pocos de nuestras
obras. E l argumento fué tomado del lema de
D. Bosco: Da mihi animas, cociera toUe; dadme
almas, llevaos lo demás, y fué desarrollado magistraimente por el orador que fué eminente­
mente práctico hasta el punto de convencer á
muchas personas, que al finalizar el acto re­
ligioso se presentaron al superior pidiendo ser
anotadas entre los bienhechores que toman á su
cargo la educación de un niño desvalido du­
rante todo su aprendizaje.
L a bendición con S. D. M. posó término á la
fiesta solé'.nnisima; y d mes fué clausurado d día
26 con fftra grandiosa fiesta que sirvió de tierna
despedida á la coronada Virgen.

Gracias de María Auxiliadora.
L a m edalla a l cuello de una moribunda.
H1 8 de Septiembre me mandaron á visitar una
joven de i8 años que estando á las últimas, no que­
ría recibir los Santos Sacramentos. La madre y la
hermana decían que era inocente y no tenía nece­
sidad de confesarse. Sin desalentarme, le puse al
cuello una medalla de María Auxiliadora y le dije
al oído: < Pídale á M. A. la gracia de recibir los Sa­
cramentos. ^ Criando esperaba recibir un sí |oh
dolor!, me responde, fría como el hielo: ¿Yo? ¡no
no! jamás!
La madre montó en cólera y sin reparar que
escandalizaba á sus liijitos, empezó á vomitar
improperios contra la confesión. Quise reducirla
d mejores sentimientos, y ella, para alejarme
cuanto ñutes, me dijo que si la niña pedia los Sacra­
mentos. ella no se opondría. Partí con el corazón
despednzdo de dolor. Al llegar dcasa, me fui á la
capilla d suplicar d Jlaría Auxiliadora que tomara
por su cuenta esa niña desgraciada y no la dejara
morir sin sacramentos, que yo publicaría al mimdo
sus bondades.
¡Oh proiiigio! dos dias después la joven como
despintando de profimdo sueño, pide á la madre que
llamé im sacerdote, porque quiere comulgar; la
nindre le dice que espere unos días, pero ella, toda
convulsa, se pone d llorar. Entonces por temor de
qíie se agravara, se llamó al Sacerdote y la pobrecita se confesó y recibió con gramíe júbilo la
santa Comunión. Vivió toda\na tres días, hablando
de las bondades de María Sma. y murió triuupiilamente en el ósculo del Señor.
Y no paró en esto la gracia, sino que luia her­
mana suya que con su madre se oponían d que re­
cibiera los Sacramentos, escuclió también la voz
de la gracia, y con admiración y edificación de
todos, se acercó d la Sagrada Mesa el 8 de diciembre
por primera ver. El fer\’or con que persevera es
una prenda de la bondad de María Auxiliadora
nuestra Madre d quien agradecemos ésta y otras
dos gracias singulares.
(PntnKonin) 3 febrero 1910.
Una Hija de M. A.
Arequipa (Perú). — Hace mas de dos años que
mi (picriila esjxxsa contrajo vm tumor al estómago
muy maligno y deforme que comprometió seria­
mente su existencia.- Tres de los principales méiüci>s de esta ciudad, después de la primera opera­
ción que resultó infructuosa, se vieron precisa­
dos d declarar por unanimidad que el mal no tenia
remwlio, porque la gangrena había comenzado interionnente y -estaba muy adelantada; que era ne­
cesario que ía enferma, en el tiempo que aún le
quedaba de vida, pensara en disponer sus cosas, y
que en fin yo mismo debía prepararme d un de­
senlace fatal. Al oir esto me sentí con el corazón

oprimido por mortal angustia, mas no me podía
resignar con la idea de perder á la compañera de
TTiis dias. Viendo que en lo humano no hallaba re­
medio, levanté mis ojos al cielo, y en un arranque
supremo de fe y confianza en las bondades de
María Auxiliadora, cuyos favores había visto
más de ima vez relatados en el Boletín Salesiano:
«¡No será así, dije lleno de resolución, no morirá'»
y fué entonces cuando me dirigí al Sr. Director de
los P. P. Salesianos suplicándole me hiciera la ca­
ridad de celebrar una misa al altar de María Au­
xiliadora prometiéndole, si alcanzaba la gracia, una
limosna para su templo que se le construye en esta
Ciudad.
A la mañana del día siguiente, cuando los mé­
dicos trataban de poner á la enferma en ima posi­
ción más cómoda para practicar una segmida ope­
ración, notaron que de la parte lesionada se le
desprendió de por sí y cayó en masa toda la pos­
tema habiéndose abierto la llaga sin saberse cómo,
dejando ver la carne viva en estado de cicatrizarse
cuanto antes. La enferma estaba fuera de peligro.
Poseídos de profimda admiración no hadan más
que mirarse mutualmente, pero después de al­
gunos instantes de silencio, como reponiéndose
de su asombro con un acento de incredulidad en la
intervención sobrehumana, dijo uno de ellos: «Pro­
digios de la naturaleza, la enferma se ha salvado ».
«No Sr. Doctor, le contesté, no son prodigios de
la natuleza, son favores y gracias de María Auxi­
liadora
¿Será extraño que nos hagamos lenguas para
alabar á María Auxiliadora y propagar sus glorias?
Marzo de 1910,
S I .^ N U E L P E G a R A Y y E SPO SA.
Bendito u na y mil veces
sea el nombre de M aría Auxiliadora.
Hace ocho años ima conjimtivitis atacó mis
ojas. ¿ Para qué enumerar aqui los dolores de tantos
años ? Dios los sabe. Dias muy amargos aniquilaban
esta \ada mía que más de una vez hubiera preferido
perderla. Pero Dios que no abandona á las que á
implorarle acuden coa fe en el ahna. movió la de
ima persona que rogaba por mi. « Hazle una no­
vena á la Virgen Auxiliadora » me dijo; «yo Le be
jícdido que te cure los ojos; pídeselo tú y hazte
honuano de su Asociación... * Por la tarde fui á ver
á la Virgen. Aquella bendita imagen parece que
espera siempre que vayamos á pedirle. Y o estaba
alegre; no sé qué fuerza estraña me alentaba. Aá
y con una fe infinita le pedi qne se apiadara de nu.
de mis ojos.
Empezó mi novena. Dos, tres, cuatro días mu
ojos seguían tan gra\-es como siempre; pareoa
como si Dios quisiera probamos en nuestra fe; U
mía entonces era más grande que mis sufrimientos;
yo seguía. A mayores dolores mayores sacrifica^
Acabó la novena; y á medida que pasaban los dias
así cediendo iba mi enfenne<^d, á tal extremo,
que unas lentes negras que velaban mis ojee, y sm
cujx) auxilio no podía mirar; colgadas están 'en ®
altar de esa Bendita Imagen de Misericordia.
ojos están bueno; yo tan al^re como es

— 235 —
fidl suponer y sin palabras que expresar puedan
mi agradecimiento.
Zaragoza (España), 24 m ayo 1910.
José F ok A lburquérque .

Buena manera de honrar á M aría A uxiliadora.
En varias familias se ha introducido la hermosa
co$iw»hre de leerá la mesa denlas reuniones de familia y hasta en las tertulias, las gracias de Marta
Auxiliadora publicadas por el Boletín Salesiano.
Etliciiamos á dichas familias, porque es esa una
aulente manera de honrar á Marta y de avivar el
fervor y la confianza en Ella, y deseamos tengan
muchos imitadores.

Dso también, con toda la efusión de su alma, gracias á
.Haría Auxiliadora y envían una limosna:
Por la salud recobrada:
Ambato (Ecuador) — Da. Amelia Martínez, y su
madre, desahuciada ya de los médicos.
Arequipa (Esp.). - - Da. L . D . R ., y su esposo.
Barcelona (Esp.). Da. María de los Reyes, — Da.
Alaria Sauchón, 1. 2,50 pta.
Bogotá (Col.). — Da. A . A .
Cantalapiedra (Salam.-Esp.). — D . M. J .
Cipuérez — Un cooperador y su hija.
Carmona (Esp.). — Da. Consuelo Rodríguez Ló­
pez y una prima suya — D . José de la Osa — Da.
Aurora de Valverde — Da. Matilde Franco — Da.
Rosario González — Da. Blanca Vélez-Bracho y
una hijita suya.
Caracas (Ven.). — D . M. V. Yanes.
Encinas de Abajo (Esp.) — Da. Rila Martin y
una sobrina.
Fontiveras (Avila) — D . Elias López y una hija
suya. L. 5 ptas.
Gerona (Esp.). — Da. María Dolores Adroher,
en su nombre y los de su padre, de su hermano y
hermana. — Una devota 5 ptaS.'
Guayaquil (Ec.). — Da. Magdalena de Higgino
^ un hijo suyo — Una cooperadora sale.siana.
Guatemala — Un cooperador salesiáno.
Montevideo — Da. María Ester S. de Ferres.
Pasto (Col.). — D . Hermógenes Zarama y ríos
hermanos suyos. Lim. 30 francos.
Rocafuerte (Ec.). — Da. Rosario de Zambrano,
curada de una enfermedad crónica desde 9 años.
Salamanca (Esp.). — D . F. Af. A .
Santa Ana (El Salvador C. A). — D , Gabriel Papor haberle curado milagrosamente á una so­
brina suya atacada por una rebelde inflamación ge­
neral que le causaba agudos dolores y calenturas
continuas.
Santa Marta (Col.). — Da. R . P. de P.
Villa Atuel de Mendoza (Arg.). — Da. María
Goñi y su hijo.

Villa Cafferata — D . José Cobach.
Por gracias y favores.

Barcelona (Esp.). — D . Arturo Jiménez. — D.
M. .V., da 20 ptas.
Boconó (V'en.). — D . Luis Briceño Guerrero y

Ramos, Da. Josefa Izagnirre, Da. Mercedes López,
Da, Gracia Méndez é hijos.
Encinas de Abajo (Esp.). — Da. Pilar Alariin
y D . Juan Redery,.

Guatemala — Un cooperador Salesiano.
Haedo (Arg.). — D . Emilio Scrosati, P . S. S.
La Coruña — D . E . N .
Las Piedras (Uruguay) — Da. A . M. de I''./-. 5 p.
Fontiveras (Esp.). — . Da. B . G. E ., D . Adolfo

Mavato, Da. Alaria Rodríguez, Da. Bárbara Díaz,
Da. Leoncio Gallego.
Llagostera (Esp.). — Da. Narcisa Golarra, lim.

10 ptas.
Morelia (México) — D . J . G. S.
Montevideo — Da. Alaria Ester S. de Ferrés.
Pasto (Col.). — D . Leónidas Gutiérrez Villota:
L. 40 fr.
Palafrugell (Esp.). — Una devota . 2,50.
Pradera (Col.). — D . C. Pabio Cuadros.
Salamanca (Esp.). — Da. Alaria- L. de J.
Santa Ana (El Salvador C. A,). — Da. Nicomedes Vásguez, por una señaladísima gracia.
Tarazona de Valdevilloria (Esp.). — Da. Fran­
cisca Aredas, L. 5 pts.
Piden oraciones.

D. Lauro Gómez, de Junin (Col.). Varias Sras.
de Fontiveras — Dos Cooperadoras de Rocafuerte
(Ec.).

TESORO ESPIRITUAL
Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una iglésiá
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, la
propia capilla, y ruegen según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
En todo tiempo:
1. * El día que dieren su nombre á la Unión
de Cooperadores;
2. ®Una vez al mes, el día que cada cual quiera
escoger;
3.0 Igualmente una vez al mes, el día que
asistan á la Conferencia;

4. ®Asimismo una vez al mes, el día que hagan
el ejercicio de la buena muerte;
5. ®El día que por primera vez se consagren
al Sgdo. Corazpn de Jesús;
6. ®Cada vez que por ocho días consecutivos
se retiren á hacer ejercidos espirituales.
7. ®E n articulo de muerte, si confesados y co­
mulgados, 6 almenes contritos, pronunciaren
devotamente el Smo. Nombre de Jesús con lá
boca á ser posible, ó al menos con el corazón.

Rosalía Guerrero de Briceño.

Cantalapiedra (Salam.-Esp.). — D . M. J.
Cali (Col.). —
Sras. y Sres. Elvira Hoffman
Obregón. Inés Renjifo de González, Salvador
Sánchez. Angelina Ortega y Rafael Rincón López.
Carmona (Esp.>. — t>. Fermín Molpecere, Pbro.
Dolores 'Sanjuán. Da. Manneta I^pez, Srta.
Goneha Barrera, Da. Dolores Barrón, Da. Ampai o

Para e! mes de octubre:

I® El día 2, Fiesta del SSmo. Rosario.


>



>

9, Fiesta de la 55aternidad de Ma­
ría SSma.
Fiesta de la Santa Purera de
María.

POR Eii MUNDO SfHiESISNO
ESPAÑA.

La Obra Nacional.
¡Cuán bella, cuán práctica y cuán fecunda es la
feliz idea de Doña María Victoria, de contribuir á
levantar el templo del Tibiclabo por medio de dona­
tivos que representen un sacrificio, del sombrero, que
dijo ella. Ya la idea va produciendo sus frutos en Bar­
celona y es de esperar que los produzca en toda Es­
paña. De consuelo hemos llorado al recibir ciertas
limomas: una pobre sirvienta, sacrificando un ramo
de títo^etas; una encopetada dama, sacrificando sus
cuatriy sombreros de temporada, * considerándolos un
verdadero derroche *, y entregando para el templo las
i.oóo pesetas que los sombreros y sus adornos le
habían de costar: una señbrita "iacrificando una ex­
cursión campestre en que iba á gastar 275 pesetas:
otrtit^acriftcando una función de teatro; una niña
de pocos años enviándonos el sombrero de su mu­
ñeca adornado con media esterlina y tres pesetas
españolas, etc..
e Nada más propio que el sacrificio, tratándose del
Sagrado Corazón, dice María Victoria á cuantos hablan
con ella, y un sacrificio'lo podemos hacer todos.
* Dícese, que en Barcelona no conviene edificar
templos después de lo sucedido hace toj año, prosigue;
pero precisamente por eso mismo, Barcelona es el
siíict],tt>ás indicado. ¿En dónde ha de efectuarse la
expiación sino en donde tuvo'lUgar la profanación?
» Barcelona. España, necesita el templo, y el templo
se lauuntard. A un sanio ie prometió el Coraión de
Jesús reinar en España y á otro le indicó el lugar.
El templo se levantará porque El lo quiere. Dichosos
aquellos á quienes escoge por instrumentos de su vo­
luntad »,
Dichosos, si, y todos podemos ser instrumentos en
sus manos. Seamos getterosos, avivemos en tomo
nuestro el fuego sagrado del entusiasmo.

CRÓNICA

de ios Ex-í\Iunrios

SARKIÁ-BARCELONA. — Fiesta consoladora. — Lo
fué eii si y m;is todavía por las esperanzas que hace
concebir la que el día de San Juan celebraron los
Antiguos Alunuios de las Casas de D. Bosco, actnalmeute domiciliados en el Instituto Salesiano de S.
José sito en las calles de Floridablanca y Rocafort.

La fiesta á que nos referimos tuvo carácter reli­
gioso, íntimo, literario, artístico y sportivo, ha­
biendo sido presididos todos los actos por el Revmo.
P. Lispector de la provincia Tarraconense Sr. Manfredini quien asoció á la presidencia al Revmo.
P. Domii^ó Comín, Inspector de las Casas de la
República del Ecuador de paso entre nosotros.
F^é un día delicioso el que allí pasaron los An­
tiguos Alumnos en una función continua que em­
pezó con la Misa de Comunión.
En el oficio predicó un oportuno sermón el Rev.
Sr. Conciliario P. Matías Buil en el que además de
recomendar el objeto de la Asociación, hizo ver la
acdón que ésta debía desarrollar, sobre todo en las
presentes dreunstandas de lucha.
La comida á la que asistieron cincuenta Anti­
guos Aliimnos sirvió también.como otro acto de
propaganda por los brindis que inidó el Revdo.
P. Buñ y siguieron el Presidente de la Asodadón
D. José Durán, el Vice-presidente Sr. Malla, Pbro.,
el P. Fierro, el Sr. Pareja invitado á la fiesta, y los
Síes. Inspectores Manfredüii y Comin, inspirados
todos en el deseo más vivo del bien de la Asddación.
En el gran patio del Colegio, celebróse por la
tarde el acto final de la fiesta ante una concurrencia
muy numerosa. I/)s ahuimos de la Sección Sportiva,
müfonuados y divididos en dos compañías con sus
respectivas banderas, realizaron diferentes ejer­
cicios al paso y A la carrera y otros giinnástico.s que
obtrivieron muchos aplausos. Algimos Antiguos
Alunmos leyeron oportimas composidones y Don
Emilio Picó pronmidó un elqguente di.scurso en el
que aludiendo A los sucesos de Julio último y al
desgradado Ferrer que fué el alma del movimiento,
puso en parangón el espíritu y obras de éste con los
del inolvidable D. Rúa, sacando de esta comparadón preciosas enseñanzas y r^las de conducta.
Habló también el Sr. Pareja, quien después de
saludar efusivamente al Sr. Inspector del Ecuador
hizo algunas consideradones sobre la necesidad.
tw/>or/anfia y porvenir de las asociaciones de an­
tiguos alumnos de las Casas de D. Bosco, que apredó como elemento indispensable para realizar la
cristianizadón de los obreros que éste se propii»mediante la conseivadón y desarrollo del espirito
salesiano. al anrpiaro de la colectividad contra las
asechanzas del respeto humano y las seduedones
que harían desaparecer aquel espíritu en los exalmnnos aislados y dispersos á su salida de los co­
legios y talleres. Pero estas asodadones ofrec®
también ^’>Mltajas materiales para su$ individuos
por la protección (Joe pueden dispensarle ‘én
de necesidad, asi en la Patria como fuera de di*-

— 237 —
por hallarse extendidas en casi todas las naciones
de Europa y América, por lo que hoy constituyen
va una esperanza para los que se interesan por el
movimiento social y político de los pueblos, como
lo demuestra, el congreso de dichos alumnos de
varias naciones americanas recientemente cele­
brado en Buenos Aires. La falta de espacio nos
priva de seguir al Sr. Pareja en otros conceptos de
su discurso, y extractar la magnífica improvisación
(MUque puso fin al acto el Revmo. P. Manfredini,
que teniiinó ofreciendo el más decidido apoyo á los
.■ Vntiguos Alumnas y expresando el deseo por todos
aceptado de subir en corporación al Tibidabo, para

La función de la tarde se vió concurridisiina.
E l Sr. D. Juan Sorrendo prommció im discurso que
mereció repetidos aplausos. También los obtuvie­
ron los Sres. Mai|^nez y Ferrari, que ejecutaron
algunas de sus obras.
Asamblea Internacional de los Ex-alumnos de
Don Bosco. — Buenos Aires puede llamarse este
año la ciudad de los Congresos. — Los ha habido,
los hay y los habrá de mucha importancia desde
el de Americanistas hasta el Panamericano, líntre
todos los celebrados ya. no podemos pasar por alto
mío que si bien ha sido el más humilde de todos
ellos, tan humilde que ni siquiera ha preteuditlo

BUENOS AIRES — Un grupo de los Ex-alumnos que tomaron parte en el Congreso.
alh al Corazón de Jesús los deseos y aspi­
raciones de todos en favor de la importante obra
H* representa la expresada Asociación....
BüENOS-AIRES. — El 3 de abril se reunieron nu®®josos Antiguos Alumnos en el C o l^ o de S ta. Ca|*lúia. Ofició en la l^Cisa de comunión el Obispo de
■ vOiMua Moas. Santiago Costamagna, quien consatambién dos diác»nos salesianos. Su Sria.
á los Antiguos Alumnos en elocuentes
P*labras la satisfacción que sentía por el acto de fe
■ -e realizaban, y Ies dió su bendición.
^ el almuerzo reinó la mÁa franca cordialidad,
f j ^ r o n los Sres. Dr. Pedro R. Tiesi. D. Juan
^ ‘oido, R. P. Luís Pedemonte, Dr. Luis Ziliani_*^^uró el acto el Revmo. P. Superior Vespisaaai.

llamarse Congreso, sino Asamblea, se ha distin­
guido entre otros por las resoluciones prácticas á
que ha libado, sobre todo por la revelación de la
potencialidad á que ha llegado la Asodadón que lo
ha congregado. Nos referimos á la Asamblea internadonal de los Ex-Alumnos de D. Bosco, constitui­
da por jóvenes de casi todas las nadones sud­
americanas que al arribar á nuestras playas, si cada
cual fué la representadón genuina del espíritu de su
respectiva patria, unidos en asamblea ñ ^ o n la en­
camación más pura de un mismo e^iritu común
que los animaba, el espirita de D. BostX) y sí los
oímos hablar diferentes lenguas, uno solo era el
sentimiento qoe los dominaba, el de la unión de las
fuerzas católicas para combatir el error.
Ea otro número esperamos poder publicar Ia.s
impartantísimas resoluciones que brotaron del seno

-

238 -

de esta asamblea, resoluciones á las que se llegó
después de vma discusión sería y no desprovista
del entusiasmo que supieron imprimirle jóvenes
que venían henchidos de alentadoras (^eranzas
de allende los Andes, de la veéina orilla y del
Brasil.
Aliora sólo queremos dejar constancia de un
hecho que honra y enaltece á los valientes defen­
sores de la Causa Católica, reimidos cu Almagro.
Nos referimos á su porfía en ródear de venera­
ción á los Superiores de la Pía Sociedad, mamfestando asi que siguiendo sus indicaciones, im­
primirían á sus discusiones un cierto carácter de
infalibilidad.

liario Pbro. D. S. Vosti y la sabia superintendencia
del P. Pavía.
Padrinos de la bandera eran los gentilísimos
barones Jocteau. El celebrante P. Rinaldi la ben­
dijo y les dirigió una afectuosa alocución exhor­
tándolos á la fortaleza de espíritu y bondad de co­
razón, de que habían dado una muestra acercán­
dose á la Sagrada Comunión.
Asistían las representaciones de todas las seccio­
nes del mismo oratorio con sus banderas y de ocho
sociedades católicas de jóvenes.
En el salón de actos se efectuó con una interesan­
tísima discusión, acudiendo más de trescientos jó­
venes de varios círculos de la ciudad. Ocupaban

BARCELONA — Grupo de Ex-Alumnos.

Crónica de losOratoriosFestiYos

ITALIA.
TURIN. — La fiesta social del « Aaxiliuin ».

Un concierto musical, una afectucea demostración
á D. Rinaldi, la bendición de la bandera, la inaugu­
ración del nuevo y amplio salón de conferencias,
la reunión para la discusión económico-social y las
acostumbradas prácticas religiosas, fueron otros
tantos números de im programa que, bien ideado,
hábihnente preparado y espléndidamente ejecu­
tado. pusieron á las claras la sería y acertada di­
rección del Circulo, merced á la' actindad dé su
Presidente D. Luis Pisoni. del infatigable Consi-

la presidencia los RR. PP. Rinaldi y Bertello J
distinguidos profesores de los liceos del Reino.
lü abogado Rosa habló á los jóvenes del ahorro
y la prrrisión: recordó como D. Rúa, dos dias antes
de morir recomendó al Prefecto General D. Rinaldi
la continuación y aumento de las obras soaales. J
explicó el concepto y naturaleza del ahorro y pre*
visión, que son verdaderas virtudes morales, de
las cuales ha de nacer la prosperidad y elevación de
las clases trabajadoras.
La disoisión sobre el modo más práctico,
remunerativo y s^uro de proveer á las necestdav^
prestnUs y á las eventuales de la vida propia ¿o ^
/a»ij7í'<í. interesó xivaraente á los jóvenes, quiei^
sacaron gran partido de las aclaraciones que dis­
tinguidos abogados y oradores iban badendo h
metiida que se ofredan las ocasiones.
Finalmente se comunicaron á la Asamblea w
primeros resultados de la Oficina para los iitítfrt»--*



239 —

fiñ'enües económico-sociales, instituida hace poco
Gi el Oratorio bajo los auspicios del Auxtlium.
Desde Enero acá, hay en caja una existencia de
Ijras 898,65, de depósitos, constituidos por canti­
dades pequeñísimas que con una administración
sencilla, vienen á emplearse en los premios de los
diversos as^uros, particularmente el de la caja
de la Previsión Nacional, ó en libretas de la caja de
ahorro, etc.. La oficina de colocación de jóvenes, ó
bolsa del trabajo para aprendices, tuvo 35 peticiones
de patronos y satisfizo 26.
Creemos que el experimento practicado en el
Oratorio puede ser imitado donde quiera, ó por lo
menos, estudiado y tenido en cuenta por todos los
amantes de la juventud.
Puso término á la velada una breve alocución del
P. Rinaldi, animando á los jóvenes á perseverar en
el estudio de las grandes cuestiones modernas, á
frecuentar esas reuniones fraternales en las cuales
se retempla el espíritu y se estrecha la fraterni­
dad, y sobre todo á la profesión franca y sincera de
la Fé.

A M E R IC A .

BUENOS'AIRES. — Consa^radón é inau^uradán
solemne del Templo^Homenaje de S. Carlos. —
Si la Semana de Mayo ha sido celebrada con sun­
tuosidad y entusiasmo popular en toda In repú­
blica, puede asegurarse que en Almagro el Cente­
nario ha revestido caracteres e.speciale.s, que deja­
rán grabado en el corazón de todos los feligreses
de San Carlos. AJimuios, Ex-Aiunmos y Coopera­
dores de Don Bosco los más gratos recuerdos.
Se ha dedicado á Dios y á la Patria lui gran monmuento, el más espléndido y ai^usto que eu estos
dias se haya levantado é inaugurado en esta capital,
el Hotmnaje popular Argentino, que fué por áies
años continuos objeto de las ansias y anhelos de
mñes de suscritores y contribuyentes de esta magna
Obra. Se tuvo el consuelo de tener al Sumo Pontífice
Pío X por Padrino especial.
E l Exmo. Internuncio Pontificio, representante
de Su Santidad, Pío X, ofició la Primera Misa en
el Altar Mayor del Homenaje y de este modo quedó
el Templo bajo el amparo del Jefe de toda la Cris­
tiandad.
La solemne Consagración. — El sábado'; 2i de
Mayo, el Ihno. y Revmo. Mons, Santiago Costamagna. por delegación del limo. Prelado Metropo­
litano, á las 6 a. m. dalja principio á la hermosa
ceremonia de la consagración, que se liizo con toda
solemnidad, acompañando al Obispo im bieiu»en­
tonado Coro de cantores, que juntaban á los ritos
ESPAÑ A
augustos de la Iglesia las más suaves notas litúrgicas.
Un oportimo opúsculo que se repartió entre los
SARRIÁ-BARCELONA. — El jueves 7 de Julio ve­
fieles, indicaba los distintos puntos de la sagrada
rificóse en las Escuelas Profesionales y Colegio del
Santo Angel el solemne reparto de premios á los ñmdón y evocaba no sólo los recuerdos bíblicos,
sino también que la Iglesia Cristiana es la rc]jrc.seuinternos. Presidian el Sr. Director de la casa, y las
tación de Jesucristo y de las almas mudas con El
autoridades eclesiásticas, administrativas y judi­
por el vínculo de la gracia; que el Altar de Dios,
ciales de la villa y había representaciones de todas
purificado,y santo, son nuestros corazones; y que
las Comunidades religiosas residentes en ella. El
vasto patio interior presentaba im aspecto magni­ el Templo es una representación y figura clara y
sensible del Cielo ó del Paraíso. — Dc-spués de la
fico; la concurrencia era grande.
consagración del Templo y del Altar, se dió prin­
Ilespués de mía marcha por la banda, dirigió á
Iw niños su autorizada voz el abogado Sr. D. Ma­ cipio á la Misa Solemne que ofició el mismo Prelado;
y en ella ordenó á un Subdiácono y tres afortimados
riano Bordas, ex-diputado á cortes. Recordó con^vido la bendición que, niño, había recibido de Sacerdotes nuevos, que de este modo enlazan su
B. Sosco, que fué gran parte, dijo, á mantenerse vida apostólica con la solemne dedicación del
fiel á sos creencias, y exhortólos á sacar todo el par- Templo-Homenaje. Los tres Sacerdotes Salesianos
son: el Revdo. P. Luis Conrea, alumno del Colegio
ri^ posible de las bendiciones diarias que reciben
« Don Bosco » de Mendoza; el Revdo. P. Salvador
«
Bosco mediante la educación que sus hijos,
Olivera del C o l^ o del Sdo. Corazón de La Plata:
«s Salesianos, les dan.
Los premios fueron muy aplaudidos por los con­ y el Revdo. P. Matías Saxler de Polonia. De este
modo la Virgen M. Auxiliadora quiso ver represen­
niventes, por lo prácticos, pues consistían, para»
tados en derredor de su altar, además de los doce
artesanos en herramientas del oficio y en libros
Sacerdotes <»ns^ado3 anteriormente, estos tres,
los estudiantes, y para unos y otros en prendas
q^le vienen á completar la quincena d d Rosario,
devestir, útiles de escritorio y dibujo, diplomas, etc.
símbolo del poder y de las gradas de la Virgen
En este año han terminado su aprendizaje pro- de Don Bosco.
*®*onai los jóvenes Mariano Monje, encuadernador,
— De la fiesta de María Auxiladora hablaremos
í;Wen2o ^lassot y Florencio Yepes zapateros, José en otro número.
’^®2alez. cajista y Faustino Pascual, sastre, los
Oíales han sido muy bien colocados y recibieron,
ROSARIO DE SANTA FE. — Terminaron ya los
el reglamento d d Establecimiento, la can- festejos con que esta nuestra ségimda patria celebró
de dinero suficiente para hacer frente á l*,s el centenario de su independencia. La Providencia
!®®eros gastos de casa y oficio, á más de los pie- d ifu s o que en la dudad no se hallase eu esos dias
merecidos.
otra banda de música di^xmíble que la de nuestro

NOTICIAS VARIA5

— 240 —
Colegio, y el Intendente y el J efe de Policía vinieron
personalmente á solicitar su concurso, Fué aquella
una ocasión en que pudieron darse cuenta de la im­
portancia del establecimiento y del número extra­
ordinario de niños (jxxe allí recibían educación. Más
de 700 desfilaron ante la Intendencia y la Jefatura
<le Policía el <lia en que fueron á saludar á las men­
cionadas autoridades. Todos se hacían lengixas de lo
acompasados que marchaban, de lo bien que canta­
ban y ó los gritos de «Viva la Patria seguían otros
de «Vivan los Salesianos» «Viva el Colegio dé San
José ».
ICl Oratorio Festivo está adquiriendo cada dia
mayor incremento. El dia de S. Juan, fiesta del Di­
rector, se inauguró ima calecita, la que fué costeada
en parte por nuestro buen amigo y vecino D. Luis
Canova.
Iva Sociedad « Ex-Alunmos * llena de bríos y en­
tusiasmos por llevar á cabo todo el programa de
acción social que se ha propuesto en otros colegios,
acaba de inaugurar xui salóu que servirá da reunión
y será á la vez bibloteca de la sociedad. El cuadro
dramático cuenta con uu excelente elemento y ha
alcanzado en distintas ocasiones verdaderos triun­
fos. ¡Todo sea para gloria de Dios y bien de la ju­
ventud!

BARRANQUILLA (Colombia).— Los Cofrades de
la Parroquial Congregación de S. José, después de
cclel)rar solemnes fimciones de iglesia, salieron el
5 de J unió con su digno director al frente, que lo es
el P. bernardo Romero, S. S. á una excursión cam­
pestre, á mm hacienda al otro lado del Magdalena.
I,hXgira fué naval y terrestre, los congregantes fue­
ron muy buen tratados por los empleados de la
hacienda y pasaron im dia delicioso, vagando bajo
el bosque ameno y dando conciertos de piano y
música de cuerda. El P. Romero reimió á las fami­
lias de la hacienda. lesdirigósu palabra entasiasta.
les agradeció los agasajos hechos y les dejó como
recuerdo algunas estampas religiasas.
Aquella jomada Ixellisima, de dulce contacto
con la naturaleza, les dió descanso y les infmidió
nuevos bríos para seguir batallando los combates de
la vida en luia ciudad cosmopolita como es Barran<[uilla.
LA SERENA (Chile). — Uno de los primeros actas
<lel limo. Sr. Jara al ser preconizado Obispo de Iva
Serena fué cottseguír que volvieran los Hijixs de
Dotx Busco A su nueva ditScc.sis. y sxis esfuerzas no
fuenxn inútiles pues el Domingo 8 de Mayo llegaba
á Ivii Serena el ^xirsonal para fundar la EscuelaTaller de San Ramón.
Con ivn edicto el limo. Sr. Obispo ammeió á su
<lit)cesis tal acontecimiento que llenó de \*i\*o entu­
siasmo á los Cooperadores y amigos de las Obras de
1). Basco. Una comisión de caballeros tenia A sxi
c a r^ la recepción, y con ima tarjeta especial
invitaron ai clero secular y regular y A la sociedad
serenense á tomar parte en la solenmidad que tenxlria lugar en la Catedral.
A las 5 ^'3 llegaba A La Serena el Superior de los
Siilesianas, P. Luís Nai, acompañado del personal
de la nueva casa. Xiuneroso público lo esperaba

en la estación y los condujo á la Iglesia Catedral en
la que una inmensa multitud los recibió con loco
entusiasmo. La Comisión desde la puerta mavor
los llevó al presbiterio donde el limo. Sr. Obi^,
el Venerable Cabildo Eclesiástico y gran parte dd
Cero los esperaban.
Colocados en los sitios que se les tenían prepa­
rados, el clero entonó una salve y en seguida el Dio­
cesano con su admirable elocuencia de siempre, dió
la bienvenida á los Salesianos haciéndoles ver d
ancho y extenso campo de trabajo qxie tenían por
delante, la estimación que el pueblo de La Serena
les conservaba desde la primera vez que habían
estado y la decidida volimtad que él tenía de ayu­
darles siendo, como en realidad es, Director Ge­
neral de los Cooperadores Salesianos de Chile.
Concluida la alocución del Sr. Obispo se entonó un
solemne Te Deum, y los Salesianos acompañados por
la Comisión, pasaron al local de la Escuela-Taller.
Las demostraciones de cariño de que fueron ob­
jeto los Hijos de D. Bosco en su llegada á La Serena,
muestran la gran simpatía que la sociedad seré­
nense siente por la Obra Salesiana y es una garantía
por la nueva Escuela-Taller.
El 10 de Mayo deseando el limo. Sr. J ara dar una
prueba más de cariño á los Salesianos, ofició un so­
lemne funeral en la Iglesia Catedral por el alma del
Revmo. D. Miguel Rúa. Numerosísima concurrencia
asistió á ello y el Sr. Nai y los Salesianos presidieron
el duelo.

NECROLOGIA
0

José Naí.
Anciano venerable, se durmió plácidamente
en el sueño de los justos el pasado abril en Vigevano. Conoció y amó á D. Bosco, y como
permitió con gusto que uno de sus hijos (actual
Inspector de las Casas de Chile, y á quien da­
mos nuestro pésame sincero) se consagrase ,i
Dios en nuestra Pia Sociedad, también nutrió
constante afecto por nuestras obras.
Una oración por su bendita alma.

Cooperadores Salesianos difuntos.
Sra. Da. Petra Ronquillo de Bajaita /Yrjc« (Ecuador).
> Cristina Ronquillo
>
>
» Matea Navas
Y a r ita g u a (V e n e ra d a ).
» Gabriela Martínez
» Rosa
>
» Carmen Soto de Barrete
» Mate.i Vázquez
» Petra de Velázquez
> Gregoria Lima
Sr. D. Lino Segundo Goitia
» » Vicente Emilio Yaínza
» • Juan José Favan
» » Juan Pimentel
R. 1. P.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSE GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. para la B. Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176 - TüRlN*