BS_1910_05.pdf

Medios

extracted text
AÑO XXV

Mayo de igio

N.

5

52.
^

o

Q

o

Q

o

Q 0^

C^o 0

0

0

0

0

0

^

Boleíín $ale$iano
Cl

p

Cl

o

---- " X L ^

(?~ Q '^C ^

Turin — Via QoiiaUngo N. 52.

SUMARIO: D. Rúa ha muerto
Quién era D. Rúa?
. . .
Tesor© espiritual
A los amantes de la J u ve n tu d .....................
Carlas de /afnilia: Desde el Africa del Sur
D e n u e s t r a s m i s i o n e s : China: E n la isla de Samtcióu — (Rep. Argentina) Territorio del Chubut
B ib lio g r a fía ........................................
E l CULTO DE M a r í a A u x i l i a d o r a : A María Aux
Gracias de María Auxiliadora
Po r e l m u n d o s a l e s i a n o : Crónica d e los Orato

137

^

^ 0

O

^ ^

Ó

^

rios festivos; Sliema, Trieste — Crónica de los
Ex-aluranos: L ila, Buenos A ire s — Ecos de la
Fiesta T itular: Cindadela,E n Ita lia ............................. 139
N o t i c i a s V a r i a s : España:
— América:
L a entrada triunfal de Mons. Cagliero en la Re­
pública de « El Salvador » - El nuevo Obispo de
la Serena, Bahía, Rodeo del Medio, Mendoza,
Rawson, Córdoba — Italia: Florencia, Milán,
,Nápoles, S. Benigno Can avese.....................................141
D. José L a r z e r o ................................................................. 146
N e c r o lo g ía ...........................................................................148

DON RUA HA MUERTO.
mejor de los Padres ha volado al cielo en la mañana
del 6 de Abril á las 9 .37 . — La esperanza de conser­
varlo aún por algún tiempo entre nosotros solo se desvanecró en aquel instante: no sabiamos adaptarnos ál
pensamiento de perderlo y hemos rogado con fe que
nos parecía debía arrancar un milagro.
Dios dispuso de otra m anera; pero no ha dejado
de prestar oidos á nuestras plegarias. Su muerte, como diremos
ampliamente en los próximos números, fué la muerte de un santo,
serena, dulce, envidiable. El duelo que suscitó en el mundo entero fué
inmenso, sus funerales alcanzaron las proporciones de un glorioso
triunfo y en nuestro corazón surgió luego la resignación, y la calma ó
mas bien sentimos en él un interno gozo humanamente inexplicable.
Sus despojos mortales fueron inhumados, la tarde del 9 de
Abril, eij la tumba de D. Rosco en Valsálice. Era éste un deseo
vivísimo de nuestro corazón y Dios benignamente lo escuchó: junto
á D. Rosco duerme plácidamente el sueño de los justos el hijo
predilecto Quiera el Señor que goce ya de la gloria sempiterna
con el Venerable Padre en los Cielos.
L

¡REQ UIESCAT

IS

PACE!

Hacía ya víirios meses que el temple admirable del Sr. D. Rúa
venía quebrantándose por un desfallecimiento general; pero no se
dió por vencido sino en la tarde de 15 de Febrero.
En la mañana del día siguiente los médicos quedaron sor­
prendidos al encontrarle de tal manera postrado, y, dieron la .voz
de alarma! La noticia comunicada á todas las-casas Salesianas
difundiéndose por doquiera provocó un verdadero plebiscito de ora­
ciones, plegarias y votos por su conservación.
Pasado el primer peligro, del 25 de Febrero al 25 de Marzo
se sucedió todo un período ya de halagüeñas esperanzas ya de
angustiosos temores. Fuente de esperanzas era el temple moral
siempre sostenido del venerando enfermo con quien algunos dias
fué piadosamente forzoso acceder y permitirle que se entretuviese .
á ratos ora con uno ora con otro de los Superiores en cosas pro­
pias del respectivo oficio. Pero desgraciadamente á los dias plá­
cidos que prometían una nueva infusión de vitalidad alternábanse
otros de una postración desolante.
Él sin embargo siempre tranquilo y sonriente no dejó ni un
solo dia de oir la Sta. Misa que su condiscípulo D. Juan Bautista
Francesia celebraba en la contigua capilla, ni de recibir la Sta.
Comunión m de cumplir con edificante piedad los demás ejercicios
de devoción.
Con profundo reconocimiento recibió desde los principios de
la enfermedad al Emo. Card. Mercier, Arzobispo de Malines, acom­
pañado por su Auxiliar, después de haber visitado á Roma y la
cuna del orden Benedictino quiso venir y visitar la casa-madre de
las Obras Salesianas y dar á D. Rúa una bendición especial de
S. Santidad que se interesaba cada día del estado de salud de
nuestro amadísimo Padre; el Emo. Card. Mafñ, Arzobispo de Pisa
que tuvo para él las más dulces exprésiones de animación y consuelo;
el Ecxmo. Arzobispo de Vercelli; las EE. Rmas. de Mons. Marenco
Obispo de Massa y Carrara, de Mons. Cástrale Obispo titular de
Gaza, de Mons. Tasso, Obispo de Aosta, de Mons. Spandre Obispo
de Asti, de Mons. Ressia Obispo de Mondovi, de Mons. Gavotti
Obispo de Casale, de Mons. Filipello Obispo de Ivrea; y otras
numerosísimas personalidades del Clero y seculares Católicos,
siéndole particularmente gratas las visitas de varios de sus an­
tiguos condiscípulos.

m

En estos mismos dias informándole de las oraciones que se
hacian:
€ Decid á los Cooperadores, dijo, que les agradezco su caridad!
Sé que rezan fnucho por mi, yo tambiéfi rezo por todos: Coopera­
dores, Cooperadoras y familias respectivas, h n atanto á mi salud,
estoy en 7nanos de Dios; si Le place darme la salud, desde ahora
declaro que solo deseo cojisagrar la vida que E l me conceda á be­
neficio de la j2ive7itud, como procuré hacerlo sie7npre hasta el prese7ite,
y en favor de las obras caritativas que tie7ie7i en co77iu7t Salesia7ios
y Cooperadores. — Y si pluguiere á Dios Ua7narme d Si, pro­
meto que igualmente co7itÍ7iuaré 7’Oga7ido ^ a Dios por todos desde la
otra vida >.
El jueves santo deseó que le llevasen solemnemente el Santo
Viatico ; en aquella circunstancia . dirigió á los Salesianos, que se
hallaban presentes, una afectuosa alocución con tal entereza de
voz, con tal fluidez de pensamientos, que llenó á todos de extraña
maravilla.
Pero- nuevas alarmas vinieron á echar por tierra toda ilusión
y experanza en la tarde de Pascua Florida.
El siguiente día quiso también recibir la Extrema Unción
y al anochecer la Bendición Papal en articulo-mortis. Desde en­
tonces las condiciones del enfermo fueron siempre agravándose
rápidamente y en la tarde del 4 de Abril los médicos que lo asistían con indecible cuidado y cariño, presagiaron el fin ya inmi­
nente. En efecto, después de haber tenido el consuelo de la visita
de Monseñor Morganti Arzobispo de Ravenna, la mañana del 6 de
Abril plácidamente se adormeció en el Señor. En vano intentaría­
mos decir á los Cooperadores toda nuestra pena angustiosa y la
necesidad que sentimos de* sus piadosas plegarias.

nas un palmo de terreno en donde recoger á
sus pihuelos. Las personas que se le habían
asexuado para ayudarle le habían abandonado.
Pero no le había abandonado el Señor, el cual
le confortaba y con más frecuencia cuando le
representaba por medio de visiones sobrena­
turales los futuros destinos de la obra empren­
dida; y entonces fué cuando él hubo de reani­
L norte de Turín, poco lejos de aquellos
mar á su grey, más querida para él que la sa­
prados de \’ aldocco que la Divina lud y la misma vida.
Providenda reser\’aba para el ma— ¡No temáis, hijitos. decía ; tendremos casa,
ra\’üIoso desarrollo del primer Oratorio de Don
escuelas, patios grandes para los recreos, igle­
Bosco, levantábase solitaria en la primera mi­ sias, clérigos y sacerdotes!
tad del siglo pasado la Fucina delíc Canne de
¡Caso verdaderamente singular! los jóvenes
los Estados Sardos. Allí el 9 de junio del 1837,
le creían, mientras los hombres de sentido le
de Juan Rúa empleado en la Fucina y de Juana llamaron loco.
Perrero nadó aquel á quien Dios había de con­
Un día Miguel encontró al Director de la Fu~
fiar una inmensa herenda de santas obras.
ci-na, el cual le preguntó:
Este era Migudl Rúa.
— ¿Vas todavria al Oratorio de D. Bosco?
El padre, cristiano ejemplar, lo dejó huérfano
— Algimas veces.
de pocos años; pero le quedaron los solícitos
— ¡Pobre D. Bosco!... ¿No lo sabes?.... ¡Está
cuidados de su madre, la cual siguió á su hijo loco!
en la vía de la caridad muriendo en el Orato­
Y otras veces oyó decir á distintas personas:
rio de S. Francisco de Sales, después de haber
— D. Bosco está tan infatuado con los po­
empleado la mejor parte de su vida en bene­ bres niños que tiene trastornada la cabeza.
ficio de los huérfanos de D. Bosco.
Miguel, á causa de ru tierna edad no alcan­
El primer «rjcucntro con D. Bosco. zaba á comprender bien las cosas, pero expe­
rimentaba que era extraordinario el afecto que
Un día la mirada infantil de Miguel Rúa obel joven sacerdote sentía por sus pequeños
ser\'ó en el cuello de uno de sus amigos una amigos.
corbata nueva, flamante.
¿Qué querrá decir?
— ¡Oh! qué sucede, pues hoy no es día de
fiesta y llevas, sin embargo, una corbata tan
En aquel tiempo el niño Rúa frecuentaba
bonita!
las clases elementales de los Hermanos de las
— cNo lo sabes? la he ganado en la lotería del
Escuelas Cristianas en Porta Palatina, adonde
Oratorio.
D. Bosco se dirigía con frecuencia á confesar
— cQué Oratorio es ese?
y predieg^^y también á dar clase de Catecismo.
—• ¡El Oratorio de D. Bosco en el Refugio!
IvOS jóvenes, apenas le veían, le rodeaban, por­
-¡O h !
que todos querían confesarse con él y aún hu­
Miguel contaba entonces poco más de siete
bieran preferido que también les examinara.
años (en aquellos días había recibido la Con­
Allí también la mirada del Venerable ob ser^
firmación en la capilla privada del Arzobispo
con cuidado especial al pequeño Miguel, el
de Turín. Mons. Franzoni); pero el domingo si- cual experimentaba ima inexplicable alegría
gmente en s^^uida corrió al Refugio, y vió una cada vez que podía ser favorecido con una
laja de terreno en donde muchos jóvenes se sonrisa de D. Bosco.
divertían y había además dos modestas habita­
, Mientras tanto, y cuando y a contaba nueve
ciones en el piso tercero convertidas en capilla
años de edad, piadoso, serio y diligente, era
provisional. Quedóse impresionado a* \ t i que
admitido á la primera Comunión, y como era
todos aquellos niños rodeaban á un joven sa- bueno y ejemplar llamaba la atención de sus
<*rdote, el cual se acercó á él, le puso la mano
maestros, especialmente de uno que repetía
^bre la cabeza y le dijo una pdabra que le con gran contento:
al corazón. ¡Aquel sacerdote era D. Bosco!
— ¡Rúa será de los nuestros!
Pero los designios de Dios eran distintos.
Un recuerdo.
Cuando iba ó volvía de la escuela ocurría
El ^ 0 1845-46 fué para D. Bosco de lucias
frecuentemente que el jovencito Miguel se
y sacrificios inenarrables. Despedido del Refugio,
encontraba con D. Bosco. E l niño, apenas lo di­
después de S. Pedro in Vincnilis, de ¡os Molassi y
visaba, fuera de sí por el gozo corría, á su en­
dí^shnente de casa de Moretta, no tenía ape­ cuentro, y cuando y a estaba cerca de él descu-

¿QUIÉN ERA DON R U A ?

P

—• 126 —
briéndose la cabeza y besándole la mano decíale
con toda la ingenuidad del alma que se trans­
parentaba en su cara:
— |0 h, D. Bosco! ¿Me quiere dar una estampa?
Y el Venerable, como si no tuviese otra cosa
que hacer, se entretenía amorosamente con él,
volvía á ponerle la gorra en la cabeza, y son­
riendo con amabilidad á la reiterada petición
del niño, presentábale la palma de la mano
izquierda, mientras con la derecha hacía señal
de cortarla por la mitad diciendo festivamente:
— Toma, Miguel, toma.
Y Miguelito, besándole de nuevo y con mayor
afecto la mano se despedía pensando:
— ¿Qué me querrá decir?....

'

Comienza ct gimqasio.

Al fin del curso elemental se consideraba
como seguro que se consagraría al Señor entre
los hijos de L a Salle; pero cuando hubo rendido
sus últimos exámenes, D. Bosco lo llamó y
preguntóle si le agradaría hacerse sacerdote.
— )Oh muchol le respondió Miguel.
— Pues bien, prepárate á estudiar Latín....
y entonces en vacaciones lo confió al virtuoso
D. Pedro Merla, el cual lo instruyó en los prin­
cipios de la lengua latina.
Tenía intención D. Bosco, como y a había
hecho con otros, de continuar enseñándole él
mismo: pero viendo que no le era posible en­
vióle á la escuela privada del profesor José
Bonzanino, que daba lecciones de gramática
(de la I* á la 3*gimnasial) en una casa pertene­
ciente á la familia Pellico cerca de la iglesia de
S. Francisco de Asís, en aquellas mismas ha­
bitaciones donde el buen Silvio había escrito
Le mié prígioni.
Asiduo á las lecciones y con una diligencia,
más que rara, excepcional, el joven Rúa apro­
vechó tanto de este modo que al acabar el año
escolástico 1850-51, con maravilla de los exa­
minadores coronó con exámenes felicísimos y
grandes alabanzas los tres cursos inferiores del
gimnasio.
Hn aquel año como también en el siguiente
en que frecuentó la escuela de primer curso de
Retórica con el profesor D. Mateo Picco. conti­
nuó viviendo con la madre y los hermanos, pero
los domingos y demás fiestas corría siempre al
Oratorio en busca de D. Bosco (i).
Y desde entonces D. Bosco lo enviaba á
aj-udar al clérigo Sa\do Ascanio (el primer clé(i) L m escuelas privadas de
profesores Picco y
BoiixRiuno goxab.an de mucha fama y j>or eso conciirrÍRii A ellas muchos jóvenes de las mAs distinírtndus
familias.
caridad de Ü. Bosco encontró medio de
sentar al lado de los hijos de los nobles á los iiiAos del
Oratorio.

rigo, que durante varios años vivió en Valdocco)
al Oratorio de S. Luis en Porta Nuova.
Y por el camino dijo varias veces él citado
clérigo al joven Rúa: D. Bosco me ha dicho
que tiene proyectos sobre tí, que en lo futuro tú
le ayudarás mucho.
Otras veces le repitió con más daridad:
D. Bosco nos ha dicho que está seguro de
haber hallado en tí al que continuará la Obra
de los Oratorios.
Si estas palabras no fueron ima profecía
tampoco eran una simple esperanza ó un deseo,
sino por lo menos la reveladón de una con­
ducta admirable.

Viste el hábito clerical.
D. Bosco decía verdad.
Después de haber consultado al Venerable
D. Cafasso acerca de su vocadón, el 22 de sep­
tiembre, apenas de tres lustros, Miguel entró de­
finitivamente como alumno interno en el Ora­
torio de Valdocco 7 al día siguiente, junto
con veintiséis compañeros partió con mamá
Margarita y con D. Bosco á Castelnuovo de
Asti para pasar algunos días en la casa natal del
Siervo de Dios.
¡Oh dias de gozo y recreo, que la presencia,
la palabra y los ejemplos de D. Bosco llenaban
de tales estímulos al bien, que mejor fruto no
se hubiera conseguido de la más rígida tanda
de Ejercicios espirituales!
Allí fué, en la humilde capillita de los Becchi.
en donde el domingo del Rosario, 3 de octubre.
Miguel Rúa recibió el hábito clerical. La ce­
remonia estuvo á cargo del Dr. Antonio Cinzano, Preboste y Vicario de Castelnuovo, que
también había bendecido la sotana á D. Bosco.
I.e ayudó á vestir el traje talar el Dr. Juan Bta.
Bertagna, después Arzobispo titular de Qaudiópolis.
Durante la comida, volviéndose á D. Bosco.
el Vicario exclamaba:
— ¿Recuerdas que siendo toda\da clérigo me
decías; * Y o tendré clérigos, sacerdotes, jóvenes
estudiantes, jóvenes obreros, una banda y una
hermosa iglesia?
¿ Y yo te respondía que estabas loco ? ¡Ahora se
ve que sabías perfectamente lo que dedas!
Los sueños (ó mejor las dsiones) se realiza­
ban. y D. Bosco pudo dedr al fin:
— ¡Este clérigo es mío!

Jo haremos por milai
Vuelto al Oratorio, Rúa preguntó al Sierw
de Dios:
¿Sé acuerda, Señor D. Bosco, de aquellos
encuentros que tuve con V. cuando iba á la
escuela de los Hermanos, y en que pidiéndola

— 127 —
tina estampa, V. me indicaba darme la mitad
de la mano? ¿Qué quería decirme?
— ¡Oh mi buen hijito, le contestó D. Bosco,
con acento paternal, ahora lo comprenderás,
en seguida! — y continuó: — D. Bosco quería
decirte que im día trabajaríamos por mitad.
Separando de la mente de D. Bosco toda ins­
piración celestial, en este caso, es cierto que él
veía en el joven clérigo d. alma más ansiosa y
capaz de observarlo y estudiarlo para imitarle.
Y nosotros debemos decir que si uno de los gozos
más queridos para los Salesianos es el poder decir
en todas las circunstancias: „Debemos hacer
esto así porque así lo hizo D. Bosco,, estando
convencidos de que el estudio de la vida y espí­
ritu de D. Bosco infundirá en nosotros siempre
una oleada fresca de vida de maravillosos efectos
en todo tiempo y lugar; por éso ¡la mejor ala­
banza de D. Rúa está en que desde aquellos
días con su ejemplo y después con sus auto­
rizados consejos nos estimuló al estudio y á la
imitación de los admirables ejemplos de tan
gran Padre!

Un episodio eío:uenle*
Por aquellos años el Oratorio no era todavía
más que ima familia, en la cual, jóvenes y clé­
rigos rodeaban á porfía á D. Bosco. Todas las
mañanas iban en competencia á ver quién era
el afortunado que llegaba primero á la cocina
para llevar el café á tan buen padre.
Un día prestaron este ser\'icio Bartolomé
Fusero y el clérigo Rúa, los cuales, mientras el
Sier\-o de Dios tomaba aquella escasa bebida,
riendo sobre la mesa su reloj, con aquella con­
fianza que inspiraba D. Bosco lo tomaron en la
mano para obser\'arlo. ¡Era natural, quizás
seria el único reloj que había en el Oratorio!
Pero en menos que se dice, escap>óseles de las
manos y cayó á tierra. A l ruido del cristal roto
D. Bosco volvióse con su sonrisa inalterable y
en tono festivo dijo por broma:
— ¡Ahora en compensación tendremos que
estar un mes sin desayuno!
Pasaron algunos días, y D. Bosco -acompa­
ñado del clérigo Rúa, fué á casa de Montmoreney
á Borgo Comalese; y como sabía que agradaba
á aquella noble familia que celebrara allí la
Sta. ilisa, marchó allá con dicha intención.
Cuando salieron de la capilla, xmo de los hijos
del Conde, Eugenio, se acercó al riérigo y le dijó:
— Dejemos á D. Bosco con la Duquesa y papá;
nosotros, jó\*enes, vamos solos á otra habitación.
Y lo condujo hasta una mesa preparada, no
para un modesto desajumo, sino más bien para
nna abundante comida.
— Dispénseme V., díjole con humilde desen­
voltura el buen dérigo; no puedo tomar nada.

— E n el Oratorio, respondióle amigable­
mente el joven conde, V. podrá hacer como
guste, pero aquí debe hacemos compañía.
— ¡Oh perdóneme, pero no puedo tomar
nada, no puedo tomar na^a!
A nte semejante resistencia Eugenio se le­
vantó y fué á la otra habitación y expuso á
D. Bosco lo ocurrido, el cual, maravillado, pre­
gunta el motivo al joven clérigo, y éste con­
testa:
— ¿No lo sabe, Sr. D. Bosco?
— ¿Qué?
— ¡Aquella mañana, d reloj!....
— ¡Oh! qué buen hijo! exclama sonriendo Don
Bosco — y lo envía á desayunarse, no sin antes
referir d episodio á aquellos señores acabando
por dedr:
— ¡Con Rúa no hay que bromear! ¡es nece­
sario medir siempre las palabras porque es de
una obediencia y precisión extraordinaria!
Y nosotros podemos dedr que la exactitud
continua, más bien dicho, heroica, en d cum­
plimiento de sus deberes fué y es la nota carac­
terística de su vida. ■

Eq cuánta estima era tenido.
Tanta virtud no podía menos de captarle
desde entonces la estima de D. Bosco y de los
compañeros.
Como el Oratorio se había convertido en el
asilo, ó mejor dicho, en d Seminario de muchos
dérigos de Turín y del Piamonte, no hay que
dedr cuanto vigilaba D. Bosco constantemente
su formación. Con objeto de insinuar en ellos
d amor al estudio de la Sgda. Escritura dá­
bales una lección semanal sobre el Nuevo Tes­
tamento, y cuando vió que sus ocupaciones
multiplicándose no se lo permitían ya, designó
al clérigo Rúa para que le supliese.
E n 1858 D. Bosco fué por primera vez á Roma
con d objeto de pedir consejo al Sumo Pontífice
para la formadón de la Fía Sodedad Salesíana.
Quedó reser\’ada al dérigo Rúa la preferenda
de hacer aquel viaje para acompañar á Don
Bosco.
El 18 de didembre de 1858 se echaban las
bases de la Sodedad de un modo estable. Los
sodos fundadores después de haber elegido por
aclamadón Rector Mayor á D. Bosco y Pre­
fecto á D. Víctor AJasonatti (d único sacer­
dote, que además de D. Bosco formaba parte
de dicha asamblea) para d tercer cargo, ó sea
el de Director espiritual, estuvieron conformes
en designar al suMiácono Migud Rúa.

Llega at Sacerdocio.

t
Aunque estaba adornado de muchas virtudes
y era rico en méritos, sin embargo, llegó al Sa-

— 128 —
cerdodo con el alma llena de aquella humildad,
que es propia de las almas elegidas.
P'ué ordenado el 29 de julio de 1860 en Caselle
Turinés en la Capilla de Sta. Ana aneja á las
posesiones del Barón Jlianco di Barbania, por
Mons. Balma, Obispo de Tolemaida, y estando
en el destierro el Arzobispo Monseñor Fransoni.
E l día siguiente y sin ninguna solemnidad ce­
lebraba su primera Misa en la iglesia de S. Frandsco de Sales, en el Oratorio. Por la noche dijo
CASELLE TUKINÉS

)

Capilla de S ta . A n a . .

i

á D. Bosco. Al terminar la academia con que
fué obsequiado, llamó hermanos á todos los
alumnos, les dió nuevas gracias, imploró sus
oraciones, prometió á todos eficaz é inextingui­
ble afecto, suplicando que le avisasen si alguna
vez faltase á esta promesa, y acabó llamando
afectuosamente á D. Bosco padre suyo, y de
ellos. Una salva de aplausos acogió las pala­
bras del nuevo sacerdote...
Desde aquel día, Don Bosco y Don Rúa co­
menzaron á trabajar por niit.id con el agrade­
cimiento y aplausos de todo un mundo ju\'enil.
{CotUinmrá)

l*M' •1O*.

TESORO ESPIRITUAL
Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, la
propia capilla, y ruegen según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
Bn todo tiempo:
1. ®El día que dieren su nombre á la Uni m
de Cooperadores;
2. ®Una vez al nies, el día que cada cual quiera

en vez de D. Bosco el discursito de costumbre
después de las oraciones, mostrándose profun­
damente conmovido y suplicando á todos que
rogasen por él ni Señor, á fin de cumplir digna­
mente los graves deberes inherentes á la digni­
dad sacerdotal.
El domingo siguiente, no otetante, octava de
la ordenación y solemnidad de la Virgen de las
Nieves hubo una fiesta solemne en el Oratorio.
Todos los alumnos, estudiantes y artesanos, no
dejaron de acercarse á la santa Comunión por­
que sabían que este era el más vivo deseo del
nuevo levita, el cual cantó misa solemne asis­
tido por D. Bosco. E l entusiasmo fué tanto que
nadie puede imaginarlo á no haber estado pre­
sente,
Por todas partes se oía gritar : « ¡Viva Don
Rual » Este se esforzaba en dirigir las ovaciones

escoger;
3.0 Igualmente una vez al mes, el día que
asistan á la Conferencia;
4.® Asimismo una vez al mes, el día que hagan
el ejercicio de la buena muerte;
5.0 El día que por primera vez se consagren
al Sgdo. Corazón de Jesús;
6. ®Cada vez que por ocho días consecutivos
se retiren á hacer ejercicios espirituales.
7. ®En artíado de mxurte, si confesados y comnfgados, ó almenes contritos, pronunciaren
devotamente el Sino. Nombre de Jesús con la
boca á ser posible., ó al menos con el corazón.
Para el mes de junio:
El día 24, Fiesta de S . Juan Bautista.
»
30, Conmemoración de S. Pablo..

—^ 1 2 9 —

fl los amantes íe la Juventuii.
Los Oratorios festivos

%
XV.

Oratorios y Recreatorios.
's verdaderamente doloroso que la nece­
sidad y la importancia de los Oratorios
festivos sea más reconocida y utilizada
f>or los enemigos de la Iglesia que por los mismos
quetenemos la obligación de defenderla. Hay pobla­
ciones fabriles de importancia, hay barrios de po­
pulosas ¿ industriales ciudades en donde un Ora­
torio sería una bendición, por no decir una ne­
cesidad, y sin embargo, nadie piensa en fundarlo.
y sin embargo... existen dos ó tres recreatorios no
simplemente legos, sino laicos de verdad, los cuales
hacen en medio de la juventud una propaganda activ/stwa y efecacisima que «os desgarra el corazón y
«os prepara un porvenir muy poco lisonjero.
iSerá preciso tener que confesar siempre que los
hijos de las tinieblas son más activos y prudentes
queloshijos de la luz? Que esto sucediera en tiempo
de nuestro Señor Jesucristo, se explica; pero que
después de los dulces reproches del Maestro, de sus
amonestaciones, de sus enseñanzas, de sus ejemplos;
después de profesar nosotros s«s doctrims y hacev
gala de ellas, después de las terribles lecciones con
que ¡a h>ioria nos viene amaestrando, sucedan estas
cosas y nos dejemos dominar por la indiferencia
y ¡a apatía, es por cierto incomprensible.
A íViís no es ya la apatía, sino el desaliento,
d veces la falta de iniciativa. Cuenta un escritor
Salesúr.io italiano, que hablaba en una ocasión
con iiv fervoroso católico y un excelente párroco:
traíabfi precisamente de convencerlos á animar
el Oratorio festivo de la Parroquia {pues en Italia,
podas á Dios, los Oratorios festivos son institucio­
nes parroquiales) que había languidecido, cuando el
buen p;•y-oco le dice: — ¿Pero sabe V. una cosa?
Ahora que han entrado de moda los Recreatorios,
r'.al año para los Oratorios. Atraídos por tantos
¡uegos. ■ .'••■ "siasmados por tantas Sociedades espor­
tivas y ariosos de espectáculos, los niños y los
ícn^enes ^•sfieren el Recreaiorio al Oratorio, de modo
qnf r.- • veremos obligados á cerrarlos Ó á contentarv-- ' cor. media docena de rapazuelos.
Y r. ■
nuestro hermano no le respoTtdía. él
seguía ' ■ ■ iey.xndo:
— Er- una sania institución, la del Oratorio:
pero jJ--: -.....
— .; ~.j interrumpió el otro, seria jw tiempo

.de comprender, primero: que nunca debemos
dejarnos tomar la delantera y segundo: que jámás
hemos de dejarnos superar. Es triste que, vista la ne­
cesidad del Oratorio, no se piense en fundarlo ; pero
también es inútil el haberlo fundado st después
nos dejamos aventajar por quien, aprovechando
nuestra iniciativa, la explotará hábilmente con
inayor perjuicio de la Religión y déla Sociedad...t
E l episodio puede ser un rayo de luz para
mucha personas celosas. Sigamos adelante, lector
benévolo, que me has seguido con interés hasta
aquí, y permiíeme que te pregunte:
— ¿Cómo se explica que un recreaiorio laico
pueda aventajar á un Oratorio Católico?
En una ciudad episcopal, un celosísimo Pre­
lado que anuí á sus diocesa7ios co7i todas las veras
de s?< ahna y llanta á la jítve7itud la 7iiña de sus
ojos, sacrifica una parte de su palacio y funda un
Oratorio festivo. Ij i juventud acude; los niños
crecen eft el temor de Dios y en el a77ior á su Pastor.
Más hé aquí que el día metios pe7isado. cuatro
anticlericales rabiosos, resuelven hacer eficaz oposi­
ción y.... fundar frente á frente del Sr. Obispo, un
recreaiorio laico. El Prelado no se desalioiia; C7i
el acto abre en su Oratorio una clase de música,
m^dtiplica las diversio7ies. organiza e.vcursio7tes
y paseos; y ¡qué paseos! Todo esto pone en mevi77iie7ito y co7wioción á las juventudes honestas y
el Oratorio triunfa.
Ent07ices el Rccreato'rió apela á la pública
filantro])ía, y tatito Jiace que logra un subsidio del
.i yuiüamic7xlo.
Y todo para no quedarse muy inferior. E l Obispo
lo observa y cuando lo cree conveniente, invenía uft
nuevo recurso, que pone en aprietos al pobre re­
creaiorio, el cual apenas, apenas puede ir á la
cola, resignado y cabizbajo.
Lo cual dei7iuesira que cuando se quiere, el Orato­
rio mantiene su puesto ¡y debe xtxantenerlo sici7iprcf
***
Hoy por hoy damos mucha importancia al
esport y estamos comenzando á dársela á la Econo­
mía social.
— ¿Los esports y las instituciones económicas
en el Oratorio festivo?
— ¿ Y por qué no? ¿ Y acaso no los ha bendecido
el Padre Santo?
Aun resucitan an nuestras oídos las frases
que dirigió á las columnas gimfuísiieas que acu­
dieron á Roma para el primer Congreso espor­
tivo Católico: <•Admiro y bendigo de todo corazófi vuestros juegos y pasatiempos: la gimnasia,
el ciclismo, si alpinismo, la náutica, el podismo,
los largos paseos, las excursiones, los concursos,
los certámenes, las veladas, los conciertos á los cuales
es dedicáis, porque los ejercicios corporales influ­
yen notablemente en los ejercicios del espíritu. »

— 130 —
Después de tales declaraciones, ningún cató­
lico permanecerá indiferente ó frío.
Nosotros, á mayor abundamiento, dilucida­
remos estas dos importantísimas cuestiones en
en sucesivos artículos, desvaneciendo algunos
escrúpulos ó prepiicios, mostrando la real uti­
lidad de aquéllas, y descendiendo á la práctica
■ para señalar el justo medio, el alcance que á nuestro
juicio debe dárseles para evitar tanto las exagera­
ciones peligrosas, como la dejadez y abandono.
Y antes de entrar de lleno en el asunto, persua­
dámonos firmemente de que si el Oratorio festivo
á la vez que cultiva con diligencia el espíritu de

Ca

pe

Cartas de FamilU

DESDE EL ÁFRICA DEL SUR
El Instituto Salesiano de Capetown.
{Carta del Sr. D. Eneas Tozzi Phro. S.)
Capetown, 15 de Diciembre 1909.

Muy amado Padre Rúa:
L día 12 del presente mes, una her­
niosa corriente de simpatías infundií
en nuestro áüimo nuevos alientos y

T O W N (Sud*AfrícaI L o s alum nos del Instituto S alesiano.

la juveniud y mira por los intereses de su alma,
atiende tamlñén á su educación física v rf desarrollar ¡uirmóniainu-itc el cuerpo, h-.tbrá prestado
sen'icios v'.jptccMbles á la Religión \>á la Patria.
fiQuiin podrá negar que um educación física
bien ordenada v mtVórfmj, produciendo salud y
bienestar »-.i; A.; »/. ayuda al hombre á alcanzar
la nuiyor perfección posi^’cyla más alta actividad
intelectual?
El Oratorio festivo tiene tambic‘: este yiebiiisimo
fin.
(Contintiará).

nuevos bríos para seguir trabajandb en el camp®
salesiano de esta ciudad.
Celebróse la fiesta de la repartición de prí*
inios á los alumnos de nuestras Escuelas Pro­
fesionales. Ni.s honraron con su presenda J
dieron realce á la festi^'idad el Vicario Aposto­
lice Mons. Rooney, el Alcalde de la Üudai
un numeroso grupo de Cooi>eradores y amigos,
prueba de la eficacia singular del sistema edu­
cativo de Don B seo. Su Ex. Mons. Rooney
un discurso magnífico y lleno de cariño felicstó
á los Salesianos y á sus Cooperadores por d 1*^que van haciendo entre los hijos del i>ueb.o...Trece años hace, cinco Salerianos arribat:-^
á este retazo de tierra africana y, bajo lo? nU’

— I3 I —
ternos auspicios de la Di\’ina Providencia, que
parece bendecirnos desde la brillante Cruz del
S«r, abrían un Instituto de Artes y Oficios.
Quien llega por primera vez á Capetown
y di\'isa á lo lejos las doce montañas cunei­
formes [la Procesión da los Apóstoles), que á
guisa de centinelas avanzadas parecen velar por
la seguridad y la paz de sus habitantes; quien
se adelanta por las hermosas calles de, la ele­
gante y moderna ciudad, rica de suntuosos y
soberbios palacios, experimenta una impresión
grata y un bienestar que compensa de las fa­
tigas de un largo viage.
Mas la casa que debía ser la morada de los

CAPE TOW N

Hijnc
Don Bosco no tenía nada de suntuoso
ni de envidiable. Paupérrima y desprovista de
todo, no había en ella ni una cama ni una mesa
ni una silla siquiera. El Sr. Obispo actual, en­
tonces Coadjutor del Vicario Apostólico, y
algunos buenos católicos acudieron á remediar
nuestras primeras necesidades trayendo á nues­
tra casa todo lo que parecíales podernos ser
newsariü y útil.
El recuerdo de las finezas de caridad con que
fueron agasajados los primeros Salesianos de
€sta Colonia nos llena aun hoy los ojos de lá­
grimas y el corazón de la más profunda gratitud.
Aquí también tenemos nuestra Mamá Mar­
garita. Ks la Sra. Grath, una santa anciana que
para con nosotros todas las delicadezas y
fwndades de una madre. De vez en cuando nos
trae le:;.;-ría, vestidos, harina y limosnas para

nuestros huerfanitos; y, cuando habla de la po­
breza extrema de los primeros Salesiauos, se
conmue\-e hasta derramar lágrimas.
Y no hay para menos. E n efecto, para citar
un caso de tantos, el primer Domingo que los
Hijos de Don Bosco pasaron en la ciudad dol
Cabo es digno de ser recordado.
E l maestro tipógrafo (que se había trocado en
cocinero) puesta al fuego la olla, estaba su­
mamente preocupado. porque veía que la
ración aquel día sería mezquinísima; cuando
á las doce en punto, oye golpear á la puerta:
« Pobre de mí, si será algún huésped indiscreto
que venga á multiplicar mis aprietos
Así di-

L legan do del puerto.

ciendo va á abrir. Era una tímida niña que
traía un gran plato en\*ue1to en una blanquí­
sima toalla. « Esto mandan las Hermanas de
X azaret». Desde aquel día, las buenas Hermanas
proveyeron todos los Domingos la comida á los
pobres Hijos de Don Bosco, hasta que las cosas
no estuvieron bien ordenadas.
Y a la casa estaba en disposición de recibir al­
gunos niños. Das mismas Hermanas habían
resuelto mandamos ocho de los raayorcítos entre
sus alumnos. Cuando la Superiora comunico
la noticia á los niños, el entusiasmo fué indes­
criptible. Aquella noche no pegaron ojo. A las
cinco de la madrugada y a estaban todos en el
patio con su repita debajo del brai:o prontos
é impacientes de ir á casa de los Salesianos.
La puerta estaba cerrada aún, mas no importa:
todo cede al empuje de la joven brigada y

— 132 —
apenas fuera, se dirigen con alegre algazara hacia
la calle Biiüenhant.
«¿Dónde viven los Salesianos? preguntan á
uno y á otro, y sin maravillarse de que nadie su­
piera responder, siguen su camino vivos como
unas ardillas y alegres como unas pascuas.
Llegan ante un hermoso edificio y sin más,
tiran de la campanilla una, dos, tres veces
hasta que la puerta se abre y aparece malhu­
morado y refunfuñando un viejo con un gran
garrote en la derecha mano.
Aquella aparición inesperada infunde un poco
de rcllexión en aquellas atolondradas cabezas,
y huyen despavoridos. Recobrados un poco de

Ca

pe

Después de la guerra se nos vino la peste
importada de las Indias. Multiplicábanse cada
día los casos..... Nos vimos casi rodeados, por
centros de infección. E n presencia del peligro
nos cruzó por la mente la idea de cerrar tempo­
ráneamente el Instituto; mas ¿á dónde manda­
ríamos á tantos niños sin techo y sin hogar?
Nos abandonamos en manos de la divina Providencia', practicamos los consejos qué diera
Don Bosco á los niños del Oratorio durante el
colera morhus de Turín y por la visible protección
de María Sma. Auxiliadora, ninguno de los inter­
nos fué acometido de la terrible enfermedad.
El Domingo pasado, viendo los cousoladorcj

T O W N — Palacio dcl Parlam ento.

ánimo vuelven ctm más cautela á sus pesquisas.
De la ventana de una humilde casa de piso bajo
brota una ráfaga de luz. se acercan, tieuden el
oído, y, escuchan un grave murmullo de oración.
¡Aquí estmi! exclaman todos á un tiempo.
Golpean á la puerta. Allí verdaderamente vivían
los Salesianos.
Ninguno de los presentes ¡xídrá olvidar
janula las impresiones ternísimas de aquel mo­
mento memorable. .Vquellos fueron nuestros
primeros asilados. Su número fué desde en­
tonces creciendo más y más. Luego..... una
larga y dcsastrosii guerra, la guerra del Transwal nos mantuvo en angustiosa ansiedad sobre
la suerte de nuestra casa, y si pudo soste­
nerse es debido, después de Dios, á la generosa
abnegación y caridad de un buen número de
CcKjperadores.

frutos de nuestras fatigas, no pudimos menos
de recordar con tierna conmoción este y mu­
chos otros beneficios con que Dios N. S. se Iw
dignado favorecernos animándonos asi á con­
fiar siempre más en su Divina Bondad. Ahora
abrigamos la esperanza de poder, el año en­
trante. celebrar la fiesta de repartición de pre­
mios en el nuevo edificio que pensamos cons­
truir en la calle Somerset.
Ruegue, muy amado Padre, para que Dios
dé cumplimiento á nuestras esperanzan.
cuanto de nosotros depende le aseguramos que
procuraremos caminar fielmente, siempre '
doquiera, sobre las santas huellas de miesíí-^
Venerable Fundador.
Su afect.iiio hijo in c. JE ne.\s T ozzi Piro. P.
S..

DE IMUESTRAS MISIOJSlES

En la isla de Sam-tcliióu.
{Carias del Misionero D. Juan Fergnani, Pbro. S.
II.
Sam-tcióu 7-9 Octubre 1909.

Muy amado Padre:
mayor parte de estos pueblos están
iv'^ 1 sumidos en tinieblas y sombras de
muerte. Aquí el Cristiano es una ex­
cepción. El paganismo lo ha invadido todo. No
hace falta d celo de un San Francisco Javier
para sentirse el corazón oprimido bajo el peso
de una profunda tristeza ante el espectáculo de
tantos millones de infelices que andan á ciegas,
hundiéndose más y m.'t> en su degradación sin
pensar siquiera en buscar la mano que los sa­
que de su triste y lamentable situación. Uenar
y regalar su vientre, he aquí el fin precipuo de su
rida, el ideal de su miserable existencia. Y, si
en alguien nace el buen deseo de acercarles el
hacha bienhechora que ha de iluminar los destiU’‘>5 de su vida, ellos cierran voluntariamente
lo? ojos para no ver.... ¡Infelices! ¡Mil veces
infelick -;!
Explorando el terren o — B u en o s m o d ales
— el caciq u e m o ral — Super senes intellexí.
I n ano ha transcurrido y yo encuéntrome
OI el mismo lugar y casi en idénticas circuns­
tancias. Sin embargo se ha dado un paso.
Ahora tengo un aposento á mi disposición y...
peor es nada.
Esta vez quise aventurarme por estos pueblos
con la sola compañía de un alumno nuestro
para exi-erimentar sí la instrucción que esta­
rlo? impartiendo es suficiente para formar bue­
nos catequistas. Al volver á contemplar estas
esclavizadas por el satánico poder, sonnome nuevamente la esperanza halagadora
de verl.i ' convertidas algún día en hermosa conqui'ta de nuestra Santa Religión.... mas la

triste experiencia me convenció una vez más
que esto no será obra del hombre sino obra
exclusiva de un gran milagro de la gracia de
Dios.
Entretanto vamos vagando de casa en casa,
de pueblo en pueblo, así como para explorar
el terreno. Donde quiera se me recibe lo más
cortésmente y en toda parte se me- ofrece la
jicara de té y la pipa. Y o me doy por satis­
fecho con la primera, y rehusó la segunda.
Los campesinos son más amables aún.
A kóng, ho’ m hó? ¿Cómo estás, abuelo?
« Muy bien, perfectamente; y, por aquí ¿ qué
tal, mis queridos nietos?
Nótese que algunos de los tales nietecitos ya
no cuentan muelas en su boca ni pelos en sus
calvas. Pero lo mismo da. La imponente abun­
dancia de mis barbas parece que me otorga el
dercclio á que se me respete como el abuelo de
todos.
La isla de Sam-tcióu está ba.stante poblada.
Fijé mis tiendas en el pueblo de T ’in-sam.
Visité primero que todos al cacique moral del
pueblo. Me recibió muy bien, .\penas nos hubi­
mos sentado ante la puerta de su casa, un tro])el
de amiguitos acudió en derredor mío.
.Amiguitos ahora.... pero el año pasado al
verme huían todos como si viesen una bestia
feroz y no conseguí sino con muclio trabajo y
con muchos pedazos de caña de azúcar invertir
el oYóen de las ideas en aquellas medrosas cabecitas.
Aprovechóla ocasión para enseñarles á algunos
el Nombre Santo de Dios y mientras tanto, como
quien no quiere la cosa, no perdía sílaba de una
animada conversación entablada entre el viejo
cacique y el joven alumno nuestro. Al oír á aquel
chico se me ocurrieron espontáneamente las
palabra del Libro Santo: Super.senes intellexi.
El \úejo con elocuencia admirable y vasta
erudición iba enumerando todas las divinida­
des que han concurrido á la creación del cielo
y de la tierra, y el piadoso joven de un modo ha­
bilísimo y con una lógica aplastante rebatía to­
dos los errores del viejo y con su vocecita ca­
denciosa y vibrante no concedía al sabio pa­
gano ni tregua ni escapatoria.

'34
L a prim era M isa en la is la — P o r los
m ontes — C u rio sid a d é in d iscreció n —
Ir por lana...
En la madrugada del día siguiente tuve el
consuelo de celebrar la S. Misa, la primera tal
ve/, que en aquel suelo se ofrecía..... Imagínese
los pensamientos que cruzaron por mi cabeza,
las emociones que sacudieron mi corazón.
Entraron algunos curiosos, y sorprendidos por
la gravedad del rito sagrado no chistaron si­
quiera. Causóles no poca maravilla el color de
los ornamentos sagrados y la solemne severi­
dad de las ceremonias. Apenas acabada la Misa
apresuráronse á preguntar al joven ¿qué era
aíjuello que yo acababa de hacer? y el joven se
lo exidicó de un modo que quedaron satisfe­
chos. Aproveché de un hermoso día para dar
también este año Una vuelta por los montes.
Desde sus empinadas cumbres contemplé con
codicia santa las numerosas aldeas esparcidas
como un gran rebaño por toda la superficie de
la Isla.
¡Qué panorama tan encantador!
¡Cuánta paz en aquellas feraces campiñas,
en acjuellas casas echadas entre verdes espesu­
ras y entre enramadas en flor!
La hermosura de este cielo, la belleza de esta
vegetación exuberante, el magnífico espectá­
culo de esta naturaleza soberanamente encan­
tadora... la repugnante fealdad de una raza
degradada... ¡Qué contraste tan desconsolador!
Este pensamiento me llenó de amargura y
bajé de aquellos montes pidiendo á Dios apresu­
rara la hora en que también e.stos infelices
pudiesen entonar el himno de la Redención.
Después de la cena, cuando los vecinos se
reúnen en corridos para hablar del viento y de
la lluvia, es el tiempo más propicio para decirles
alguna buena palabra. Hoy la novedad del día
es: la llegada del Europeo. Héme aquí pues
rodeado de una muchedumbre que me mira de
hito en hito como á un 6íc/ío raro.
— ¿Cuántos años tienes? — me pregunta el
más atrevido.
— ¿Posible? tan joven y con unas barbas tan
largas?
¿Porqué eres tan narigudo? me pregunta
otro, observador muy fino.
— ¡Vaya la gracia! ¿Y tú por qué tienes una
nariz tan roma y chata?
A veces la indiscreción llega á su colmo y
le confieso sinceramente que en una ocasión
se me fué el santo al cielo á jK?sar de- todos mis
buenos projiósitos.
En otra ocasión, mientras estaba entrete­
niéndome con unos que me habían venido á ver.
un bribón de siete suelas, para echárselas de vivo

y ridiculizar lo que yo estaba diciendo, me di­
rigía preguntas equívocas y palabras de doble
sentido; (en este arte los Chinos son maestros
consumados).
Yo. como quien oye llover, sin mirarlo si­
quiera pregunté á uno de los presentes: «¿Ese
Señor que acaba de hablar es Chino ? >>
— ¿Soy yo acaso un fan kuái? (que quiere d^
cir un odiado demonio europeo) gritó el aludido.
— No te enfades, mi amigo. Si eres Chino re­
píteme la última palabra que has dicho.
Todos callaron ansiosos de ver en que iría
á pasar la cosa.
Él repitió la palabra.
— Pues escucha, yo creo que tú no eres Chino
porque la pronuncias muy mal. En Cantón
(que es la Atenas de Houangtong) en Cantón
no se dice así sino de este otro modo o.
Aplausos fragorosos y solemnes carcajadas
coronaron mis palabras y el necio burlador se
marchó muy corrido y mohíno. Creyó venir por
lana y fué trasquilado.
E n ciertos casos es necesario mortificar la
impertinente presunción de estos individuos,
so pena de perder en poco tiempo el fruto de
muchos días de trabajo y hasta el buen nom­
bre. Cuánto más grata me ha sido la compañía de
un alegre tropel de sencillos niños que colgaban
de mis labios, bebiendo con santa avidez las ver­
dades más importantes para el hombre: la
existencia de un solo Dios, la inmortalidad
del alma, la esperanza de la vida futura....!
En fin, amado Padre, nosotros ahora esta­
mos sembrando con lágrimas, ojalá que ma­
ñana otros puedan cosechar con alegría.
¿H a b éis com ido? — T u D io s es europeo
— T ra ic ió n á la F e — C onsuelo impre­
v is to — D ificu lta d es insuperables.
Una lluvia y un viento furioso no nos deja­
ron embarcar. ¡Paciencia! E s forzoso resignarse
á pasar el día en un camaranchón abierto para
todos los curiosos.
En efecto van entrando uno tras otro como
Pedro por su casa.
— ¡Sentaos! ¿ Habéis comido ?
Esta última pregunta corresponde á nuestro
¿cómo estáis? porque el Chino razona del si­
guiente modo:
El que come tiene con qué comer y no le falta
el apetito; luego si come está bien. E l que no
come ó está enfenno ó es un desgraciado que no
tiene donde caerse muerto, luego está mal.
Mas mientras y o formulo los silogismos de
un cerebro chino, ellos sin tantas elucubraciones
se me han metido en todos los ángulos. Unos í«
han echado patas arriba sobre mi cama con ui»

— 135 —
gracia verdaderamente paquidérmica; otros tira­
dos en el suelo fuman y charlan que es un primor.
Pido al Señor que no se me agote tan pronto
la paciencia y empiezo á catequizarlos un poco.
Entre tantos hay siempre alguno que escucha
con interés, pero los más con aquellos ojitos de
lechuza encandilada y con los gestos de sus
caras annagradas parece que me digan: Tu Dios
es europeo y ¿qué tiene que ver un europeo con
nosotros?
Cuando se les habla de la necesidad de honrar
y adorar á ese Dios Europeo, lo más que ellos ‘
llegan á conceder es que se agregue al número
de sus dioses; mas eso de acabar con las divi­
nidades de sus puiiát (abuelos) para acogerse
á un Dios extranjero, eso nadie se lo mete en
la cabeza.
Si no fuese por la confianza inquebrantable
que nos anima á esperar que la infinita miseri­
cordia de Dios tendxá compasión de estas po­
bres almas, estaríamos tentados de decir que es
imposible que la vieja, la corrompida é in­
sensible China pueda llegar un día á apreciar
las beDezas de nuestra santa Religión!
Otra aguda y dolorosa espina se cla\'ó en
mi alma. Uno de los motivos que me trajeron á
5 am-tcióu fué el deseo de saludar unas familias
que habían vuelto del destierro á que habían
sido forzadas por ser cristianas.
Al llegar á sus casas noté que mi presencia en
vez de alegrarlas las ponía en serio embarazo.
Eché una mirada sobre las paredes de la casa...
Aquellos ídolos, aquellas paganas inscripciones
me descubrieron el enigma. Por \-olver á su
patria habían hecho traición á su Fe!
Mas Dios dispone las cosas de modo que las
espinas se alternen admirablemente con las
rosas y las decepciones y los dolores con las sa­
tisfacciones y los consuelos.
El no haberme podido embarcar resultó un
hecho providencial, porque al anochecer, el
concurso de los curiosos fué aumentando con­
siderablemente, y cosa rara en ellos, todos pa­
recieron interesarse mucho del problema re­
ligioso. E l campo di\*idióse en dos partes. Por un
lado un grupo escuchaba á mi pequeño y va ­
liente catequista que en ciertos momentos ha­
blaba como si Dios le inspirase. Por el otro lado
•>tro grupo estrechábase en mi derredor y me
molía las costillas á empujones y la cabeza
i preguntas necias y pueriles.
Les había hablado de la im itad de Dios
y de que Dios tiene reservado el Paraíso para
los buenos y el Infierno para los malos.
— Si todos vamos al Cielo, ¿cómo podremos
caber?
— ¿Si después de muerto nadie me guia, cómo
CQContraré el camino para llegar al Paraíso?

— ¿ Y si yo no quiero ir al Infierno quién me
podrá echar en él?
E n suma tuve que desgañitarme para reba­
tir im sin fin de necedades que á los ojos de
estos infelices aparecen como dificultade.s in­
superables.
Llegó la hora de partir y con mucho pesar mío
tuve que suspender las conversaciones en el
mismo instante en que parecíame vislumbrar
en aquellos cerebros un pálido destello que lu­
chaba para rasgar las densas y mortalcA tinieblas
en que están en\-ueltos desde tantos siglos.
Siento mucho, amado Padre, no poderle
en\nar más con-soladoras noticias.
Ruegue á Dios por nosotros á fin de que no
desmayemos nunca ante los grandes obstácu­
los que se oponen á nuestra buena voluntad y
á nuestros ardientes deseos de conquistar almas
para Jesucristo.
L e besa la mano con cariño filial
Su afeetmo. hijo in C. J.
J uan F ergnani, Pbro. Sal..

CerpUorio 5el Chubu! (Rcp. ñrg.)
El primer Domingo de Octubre el Pc'*''' Vacchina, Superior de la Misión, bendijo i.. .ampanas para la nueva Iglesia de Trelew.
Apadrinaron el Sr. Gobernador del Terri­
torio y la Sra. Carmen P. de Carrasco.
El primero se hizo representar por el Dr.
Rafael Mesa de la Vega quien pronunció un
elevado discurso de circunstancia.
La banda instrumental del Colegio de la Misión
de Rawson amenizó el acto.
— En Rawson la segunda semana del mismo
raes fué consagrada por el Padre Vacchina á
dar una serie de conferencias á los encarcelados.
Previamente preparados con instrucciones ca­
tequísticas semanales por el Padre Francisco
Vidal, escucharon con edificante devoción la pa­
labra del Padre Superior. El día 14 como coro­
namiento de todo celebróse en la cárcel una con­
movedora fiestecita.
Seis Indios que el día anterior habían sido
bautizados y confirmados se acercaron por vez
primera á la Santa Comunión. Todos los pre­
sos comulgaron y algunos llamaron mucho la
atención por la piedad y devoción con que reci­
bieron en su corazón al Médico celestial de las
almas. Uno de los presos que en aquel día re­
cobraba su libertad despidiéndose del Sr. Al­
caide dijo: Salgo de este lugar bien diverso del
que he entrado •.

Vaya nuestro sincero pláceme á las personas
que, encargadas del cuidado de esos infelices
comprendiendo la fuerza redentora de nuestra
Santa Religión, facilitan los medios para que la
voz del Sacerdote llegue á esas almas y haga
lo único que puede asegurar el bienestar de los
individuos y de las naciones. V ayan nuestros
parabienes á aquellos que, convencidos de esta
verdad, trabajan para hacer de la cárcel no un
lugar de abominable degradación y de represión
odiosa, sino un instituto de corrección saludable
y de rehabilitación eficaz.
— K) día 15 de Noviembre el Padre Franc.
Vidal, Mis. Sal., emprendió un largo viaje con el
fin de evangelizar todo el Noroeste del Territorio
del Chubut. Le acompaña el Hermano José M.
Puiz, investido también de Poderes Civiles.
MATTO GROSSO (Brasil). — Más de ochenta
Bororos capitaneados por los terribles Perico y
Andrés, autores de las matanzas de Burity en
1908. han venido á instalar.se en esta Colonia
del Sagrado Corazón de Jesús. Es esta ima
prueba más qne Dios bendice nuestra Misión....
pero señala también un aumento considerable
de gastos y sacrificios. Nos encomendamos á
nuestros buenos Coo])eradores.

B IB L IO G R A F ÍA .
De B. Herder, Editor Pontificio, Friburgo de
B risgovia (Alemania).
El milagroso Niño Jesús de Praga. Manual de piechui
tlcdicado á la niñez, por «1 B. B e n i t o V' é l e z , Re­
ligioso de los Sagrados Corazones. Tercera edición.
Con im grabado. En 24“.: 13112X71120111.
Son dignos de mención los cánticos finales al
Niño Jesús y á Maria; van acompañados con su
música respectiva.
N. 34. Tela, cortes encarnados Fr. 2; N. 35. Tela
cortes dorados Kr. 2.25; N. 93. Cabra, cortes do­
rados Fr. 3.25; N. 94. Cuero de Rusia, cortes do­
rados Fr. 3.73; N. 136. Piel acolclmiln, corte.s doraiios Fr. 3.73; N. 14a. Becerro pulido, cortes dorailos Fr. 4.73: N. 503. idi'tu Fr. 5.
Eupinaí y Ro m * Novelas del P. J v a n B a v t i s t a
l)iKi. de la Compañía de Jesús. ICn 12“ (V lll y 356
págs.). Con 13 hermosas ilustraciones de F. Bergen.
ICu rústica Fr. 3. Encuad. en metlia tela Fr. 3.75.
PNta obra forma el tomo VI déla colección: Her­
der, * Las Buenas Novelas ».
Clericus Devotas. Orationes, Metlitatione.s, Lectiones .‘¿acrae, ad usum Sacerdoium et Seminaristanim. Cum adprobatione Rev. Arefiiep. Friburg.
In 32“: n x 7 cm. (N ll et 4SS pp.).
Crassitndo (incluso relignmine) 14 mm. Pondas
(incluso religamine' raogrammatum. Papyrus nítida.
Pretinm: finteo religalum, fronte rubra Fr. 3.60;
■ corio refigatnm, fronte aurata rubra Fr. 4.75.
l.ibellns mirum qnam commodns el practicus.
Opus in genere suo unicum et qnod superari ne-

quit, per combinationen
copiosissimae et pulcherrimae materiae, 2® dimensionum minimarum,
3® Htterarum maxiinaruni.
Libellus utilissimns pro Sacerdotibus iter facientibus necnon pro Seminaristis durantibus feriis.
El Angel de la Guarda. Librito de instrucción y de
piedad cristiana. Arreglado por E. P a l a c i o s V.v
RAS, Presbítero. Con un grabado; En 24“ 13112x8
cm. (VIII y 208 págs.). Aprobado por los limos,
y Rmos. Señore.s Arzobispos de Friburgo y San­
tiago de Chile. N. 31: En tela Fr. r.6o; N. 429:
En badana inglesa, flexible, cortes dorados Fr.2.75.
' Historia Universal representada en cuadros de sus
más memorables sucesos por D . F'r a n c i s c o DIaz
C a r m o n a , catedrático de geografía é iiistoria en
el instituto de Granada. Tercera edición revisada
y aumentada, adornada con numerosos grabados.
En S® (X y 358 págs.) En rústica P'r. 4; en media
tela, Fr. 4.35
La Joven Católica en familia y en sociedad por
•María ü e L os D olores d e l Pozo . Con la apro­
bación y recomendación del Km. Sr. Card. ArzobLspo de Friburgo. Con una autotipia. En 12® (XIV
y 184 págs.). En rústica Fr. 1.85; encuad. lujosa­
mente en tela Fr. 2.50
El Católico armado contra los ataques de los pro­
testantes por Pío DE M a n d a t o . Obra traducida,
aumentada y adaptada para las naciones de lengua
castellana por el doctor D. R a p h a e l P ijoan , di­
gnidad de Maestrescuela de la catedral de Zamora,
predicador y capellán de honor de su majestad el
Rey Don Alfonso XIII y predicador apostólico.
Obra elogiada por Nuestro Smo. Padre Pió X, y
publicada con la aprobación y recomendación de
los Exilios. Srs. Arzobispo de Friburgo y Obispo
de Zamora. En S“ (XXII y 356 págs.;. Én rústica
Fr. 4; encuad. en tela Fr. 4.75. Esta obra forma
parte de la colección: «Dogma y Razón » Maiuiales de actualidad.
El hombre tal qu«! es. Primeras lecciones de la
ciencia de los Santos por el P. R o d o l f o J. Mever
d. C. d. G. Traducción del inglés por el P. Ma­
n u e l P e y p o c m de la misma compañía. Con la li­
cencia de los superiores de la orden y con la apro­
bación del Exilio. Sr. Arzobispo de Friburgo. En
12® (VIII y 294 págs.). Precio: En rústica Fr. 2.40;
t'iicuad. elegantemente en tela fuerte Fr. 3.

De H erederos de Juan Gilí — Barcelona.
Elois y Moriocks, por el P. Z a c a r í a s B i.ondgl ,
novela de lo porvenir, publicada en castellano por
el Dr. L á z a r o C l e n d Ab i e n . Dos elegantes tomos
con hermosas ilustraciones de Opisso y GUi Hoig.
En rústica 3 pías, y en tela 4 cada uno.
La Revoldción de Julio: hechos, causas y remedios,
por Mo d e s t o N. V i l l a k s c u s a . Elegante tomito
en VIII y 174 págs. r ptas., encuad. 2 ptas.

De la L ibrería Salesian a editorial de Sevilla.
Un simpático libro, muy á propósito para fomen­
tar la devoción á Maria Auxiliadora, cuyo título
es: Devociooafio de María Auxiliadora, arreglado por
el P. E l a d i o E g a S a . S, S. Consta de dos parte^
En la primera se hallan los rasgos históricos drf
culto, admirablemente expuestos, y en la segunda
hay mi arsenal de prácticas devotas, muy á pr^
pósito para avivar la pietlad. Su iirecio varia de
t,50 á 6,00 ptas. según la encuadernación.

Genios dfl mundo, guc voquis crronícs
I:a luH buscúiido que ilun|ii)e el alii|q;
Goro-ones intuidos que, onhcloi tcs
Corriendo vois (ros bienfiecíioro calmo;
Grandes def mundo, que scníís vacío,
^ ansio 1 loiiuro en medio dvueslrosgoces;
J-'oores, que lodo lo miráis .sombrío
^ os dejáis cn^onor por folsos voces;
füdre que ludios, madre que suspiros;
l 2iño, que ionios enemigos íicqcs;
^oven que ofroníos de ¿^oldn íos iros,
^ovei\^ que sueñas ipn^orfofes bici\cs;
^iHod lo vlslo; pora íodo.s brillo
Gop^diviqo fulqor lo ©ron Señora;
Avenid conmigo... hinquemos lo rodilla...
Scndíccnos ¡oh JlZodrc íluxiliodo^o!

r Gracias
k

de María auxiliadora*

A los pies de M aría A uxiliadora.
Hase cumplido un año desde que murió mi hijito,
un áu^el de inocencia y de belIeza.’En el paroxismo
dd dcl-.r, había vo rehusado todo consuelo, y la
neurastenia se apoderó de mí. Oh! las ai^ustías
que
la melancolía, las noches de insomnio!
Ni las caricias de mis tres hijos, ni los amorosos
cuidados que, oi>idado de su propio dolor, me pró­
diga! ,v mi maiidD. eran capaces á sacudir mi voInatad aniquilada, que sólo acariciaba el fantasma
de la muerte como único remedio. Tampoco valió

nada la vida quieta de la quinta, ni la bulUci 'sa
del mar; sólo anlielaba morir.
El día de la vuelta del mar al campo, cayó ■ n
mis manos el Boletín Salesia7to, leí algunas grac as
concedidas por María Auxiliadora, y fué esto como
un raj’o de luz que iluminó mi mente. Corrí á la
sacristía, hice una oferta, encargué una noven
y partí para la casa de campo.
noches ya
iban siendo menos insomnes: antes de acostarme, le
rezaba ima oración á María Auxiliadora y sent a
en el fondo del alma ima indecible confianza, líl
día noveno sentí ima calma, una esj>ecie
mene.star; jMreáanie que se rompí,, un velo denso que
nublaba mi inteligencia, comprendí la nece.sidad
de abrir el corazón a la esperanza y el deseo <le
merecer ofreciendo á Dios mis tormentos y dolores,
de hacer el bien, de hacerlo siempre...
Publico esta gracia para consuelo de muchos.
Turin, 2 febrero 1910.
M a r ía A ntonjazzi.

Criptena (Esp.í. — Dos grandes favores ha
concedido María Auxiliadora á ima hermana mía:
estando próxima al alumbramiento, le pc<linK».s
á María Auxiliadora que le concediera criai por
.si misma al fruto de sus entrañas, cosa que le ha­
bía sido imposible ya pOT dos veces. María Auxi­
liadora nos oj’ó, dando robustez á la madre.
La misma tenia un pleito de importancia y estaba
ya perdido: cuando las esperanzas humanas habían
desaparecido casi por completo. María se encargó
de hacer brillar la justicia: los contrarios acudie­
ron al Supremo y también allí se ganó. Reconoce­
mos en todo esto la mano bondadosa de María
Auxiliadora.
L. P eñaranda.

M ontevideo (Uruguay). — Una vez más bnlla
cal mí tu poder, ¡oh Mrgen de D. Bosco! Por más
de un año fin presa de cruel enfermedad y ya los
médicos no ténían más esperanza que una opera­
ción quirúrgica. Entonces acudí á María Auxilia­
dora. prometile ccmiulgar cada 24, dar una li­
mosna para-su culto y publicar la gracia. Hace ya
mucho tiempo que roe veo libre del mal, y ciunplo

mi promesa partí gloria de Dice y honra de Jlaría
Santísima.
Hilero 36-1910.
M a ría

B

brriol de

A m elio.

Santander (ICsp.).— Cuando la ciencia Immana
se declaraba impotente dando por desahuciado á
mi hijo que yacia en cama con una calentura per­
tinaz hacia 7 dias, recurrí afligida pero confiada á
María Auxiliadora, cuya imagen el día anterior
Imbia recorrido triuufalmcnte las calles de la po­
blación y después del último baño en que quedó
como muerto, recobró al iiLstante y por completo la
salud devolviendo á sus padres la alegría perdida;
])or lo que, reconocidos á tan bondadosa Madre,
deseamos se publique tan señalado favor y man­
damos celebrar una misa en acci ju de graíias dando
la limasua de cinco pesetas.
F

ederico

T r u jill o y M aría G óm ez.

Barcelona (lísp.). - Estrechado por la necesidad
contraje mm deuda, cuya solución cada día se me
dificultó más, hasta llegar á perder por completo
Iti esperanza tle satisfacerla. Entonces acudí á María
Auxiliadora ofreciéndole la pequeña limosna de i ,25
]x.‘setíis partí su culto, y á los pocos dias recibí una
carta de una señora cu íjue me decía haber satis­
fecho por mi, y (jue se lo agradeciera á María Auxi­
liadora. Otro diíi, ignorando las fatales consecuen­
cias cjue la pintura me podía traer, me acosté tran<)uilo en luia habitación recién pintada. Pasado
ulgúu tiempo, me desperté en las ansias de la asfixia.
Quise gritíir, pero me fué imposible. Intenté levan­
tarme para abrir Itis ventanas; pero tampoco pude.
Ku tan apiñado trance me encomendé con fé á
María Auxiliadora y ¡oh portento! en el acto sentí
fuerza en mis miembros, me levanté y abrí las ven­
tanas, saliendo de tan apiñada situación. Después
de tres dias de convalecencia, hoy me encueutro
ya bien.
No paró aqui la Ixmdad de María Auxiliadora.
Molestándome cada vez una tos que se me arraigó
hace más de cuatro ufuxs. jx>co después desapa­
reció la enfermedad.
8 Huero 1910.
M \ ría C r i ’ z A i s p u s u ,

S . Pedro de V ian a (Ivsp ). • Me salió un alisceso
en el labio inferior (jue me impedía no sólo halilar
sino hasta respirar. Varias personas amigas que se
dieron cuenta de la gravedad del mal. me estimuhmni á eucomotularme á María Auxiliadora, como
lo hice comenzando una Novena y prometiendo una
limosna. Al acabar la Novena, y regresando de oir
la Santa Misa, al entrar á casa, me desaparece la
enfermeilad sin dolor, sin supinación, sin danne
cuenta sino de que me encontré curado sin saber
ci'mio.
Agradecido, publico la gracia.
Febrero 1910.
D o l o r e s V. a r e d a ,

Cc.'»/'rrui>r« SaUsiana.
San tiago (Ivsp.). — Cumplo con un deber de
conciencia y gratitud haciendo público el fa\x>r
que la Siintisinm Viqjeu me ha concedido. Apenas

138 escapada de ima mortal pulmonía, cuando rec^
de nuevo tan gravemente que recibí los últimos
sacramentos. En medio de la consternación de la
familia, brillaba un rayo de fe; era imposible que
María Aux., invocada por los niños de los Salesianos de Vigo, dejase de oírnos. Mi hermana tele^afió urgentemente al Sr. Director del colegio supücándole hiciera rogar á los niños, y María Aux.
concedió la gracia. Hoy perfectamente curada,
envío una limosna á beneficio de los mismos niños.
¡Viva María Auxiliadora!
A. P. h.
S . Vicente de Agrade'(Esp.). — Manuela Taboador, desahuciada por los médicos, una noche
estuvo en agonía, sin hablar y como muerta, y asi
estaba cuando entró en el aposento el cooperador
salesiano que esto escribe. Se avisó al Sr. Cura,
quien no logró hacerla dar señales de vida. La fa­
milia, y los presentes, que no eran pocos, me rogaron
comenzar una novena, y. cosa s in g a r , al terminar
la oración, volvió en sí la enferma, perfectamente
curada.
¡Gracias sean dadas á María Auxiliadora!
Febrero 1910.
M a n u e l L edo .
Dan también, con toda la efusión de su alma, ira d a s á
.Maria Auxiliadora y envían una limosna:

Barcelona (Esp.). — Va. Francisca Carreras de
Praló, por la salud de un enfermo y la calma del
espíritu devuelta á ella misma. — D. Juan Subírana, por una gracia. Lim. 5 ptns, — D . A*. Fer­
nández, por haber sacado A su hijo libre en el sorteo.
Barranquiüa {Col.). — D . MigneiArango,^or una
señalada gracia.
Cambados (Esp.). — D . Maunel Rey Alvarez, por
un favor.
Córdoba (Esp.). — Va. Hortensia Sanderson, p-T
gracias recibidas.
Cripíana (Esp.). — Va. Concepción
por l.i
portentosa curación de su hermana y de otra pa­
riente.
Esparraguera (Esp.). — Los niiios de ios
de la población para el culto de M. A ., agradecido-;
mandan 25 ptas.
Gerona (Esp.). — Una devota, por una gracia. —
Va. Mana de Camas, por una gracia obtenida y da
5 ptas de limosna.
Sevilla (Esp.). — D. Antonio
por la salud
recobrada Lim. 5 ptas.
Madrid (Esp.). — V . Pedro Rodríguez, por la cu­
ración de un primo suyo. Lim. 5 ptas.
Santiago (Chile). — .9or Luisa Rosales, por ha­
berle allanado los obstáculas que se oponían á su
vocación.
Sarria (Esp.). — Va. ^faria Pan de Sala, por una
gracia y da 10 ptas de limosna. — Un noz'uio .Sa­
lesiano (>or un gran favor espiritual.
Trujillo — Va. .Varia de Ceballos, por un favor
recibido.
Uldecona (Esp,). — Las Cannelitas descalzas.
por gracias recibidas y dan 15 ptas. de limo.suA.
Valencia (Esp.). — P. A . M., |>or gracias obte­
nidas. I.im. 17 ptas. — A. S. C., agradecido por un
favor y da 250 ptas de limosna. — /h Sah-^do’’
Romeo, por la milagrosa curación de su hijo mayor.
Vigo (Esp.). — Va, Carmen
por varios favores
recibidos.

POR EL NINDO
Con visible aleg ría hem os venido contem ­
plando la noble cruzada de la E sp añ a cató­
lica contra la s E scu elas laicas. A su inicia­
tiva nos adherimos de corazón y pedimos á
María A uxiliadora aleje del católico pueblo
español esa plaga de la escuela atea, más
devastadora que
lan gosta y el pediisco.

í
T
í( Crónica de los Oratorios Festivos |
SLIEMA (Malta).— Con el válido apoyo de, los
bienhechores, el Oratorio desarrolla ampliamente
su benéfica misión.
Parapremiar á los mejores oratorianos, la Dirección
de la N. S. Fcrry~Boat C. concedió gratuitamente
algunas lanchas de vapor que los transportaran
íi la hennosa ciudad de Sandglea, donde fueron re­
cibidos con entusiasmo por el Oratorio que dirigen
Icí beneméritos padres Filipenses. Todos juntos
oyeron la santa Misa, dando el más edificante
c|emplo de piedad á los fieles. Se reimieron después
en afectuoso convite en donde se pronunciaron
calurosos brindis, entralazándose los nombres de
S. Felipe Neri y el V. J uan Bosco.
Rtn'orrieron luego la ciudad, con sus banderas
dc>p!..2adas y lu^o, por especial concesión del
•Almirantazgo, \-isitaron el Dokyard ó Arsenal, agapor los Oficiales y admirados por los seis
tnil y más obreros que trabajan en aquel laberinto
de máquinas y galerías.
El lindo paseo que comenzó por elevar la mente
■i Dios con la oración y terminó por elevarla con­
templando las raa^a^•illas del genio humano, fué
un ■’Jgno premió á la virtud de los oratorianos.
Pero aún más que el paseo, demuestra la vida
dd Oratorio la espléndida fiesta popular organirada
la Dirección del Oratorio, á la cual envia­
ron Inenhechores gratuitamente miles de objetos.
Los niños, mezdados con sus parientes, discurrían
el T)atio empavesado, entre aquella magnifica
i6n: Belén. Arbol de Navidad, pesca, tiro
*1 blanco, buñet. rueda de la fortuna, tómbola y
otrcK ' ariados atracti> os. á los cuales se agregaban
los conciertos de la banda de S. Patricio.
Las compras se efectuaban no con dinero co­
rriente, sin con lOíV-’ ó notas de asistencia, estudio
dri C tedsmo, y buena conducta á los cuales se

5 flLESiaiN0

daba determinado valor. La fiesta se terminó con
el himno del Oratorio y el himno de la Patria in­
glesa God save the King!
TRIESTE (Austria).— El último dia de Carnaval fué
dedicado á honrar al limo. Sr. Obispo Nagl, bienhe­
chor entusiasta del Oratorio festivo; quien acababa
de ser p^omo^^do al elevado cargo de Coadjutor
del Cardenal Arzobispo de Viena.
Acallados los aplausos y calmados un tanto los
^ávas, mientras el maquinista monta sus apa­
ratos cinematográficos, d Director P. Rubino sube
á la tribxma y expone el Objeto de la reunión.
Comparecen luego los niños oradores y ofrecen,
con sus discursos y poesías, sus pequeños dones,
en prenda de gratitud, al amado Prelado y á su
digna hermana, entusiasta promotora, como él,
del Oratorio Festivo.
En seguida se representa el melodrama de Soffredini, titulado Tarcisio, cuyo protagonista es el
joven héroe que concentra en sí mismo toda la
fuerza del Cristianismo naciente.
Habló en nombre del Comité de señoras Doña
Emiliana Enenkel. haciendo xm brillante retrato
del hombre apostólico y fijándose especialmente
en la amable figura de D. Bosco. También habló
el celoso Párroco. Dr. Vattaroz.
l*‘l elocuente Prelado
levanté» connií)VÍdo á
dar las gracias, arrancando vÍ\nsimos aplausos.

Crónica de los Ex-alü¡nnos,
LILA (Francia). — Los A. A. del llorado Insti­
tuto de Lila se reúnen todos los años en su domi­
cilio sodal para la Asamblea general. Léese ante
todo una detallada Memoria de cxianto ha hecho
la Sociedad; luego se ocupan en los intereses de
cada sodo. porque la sodedad reviste el carácter
de mutualidad; tratan asimismo de la prosperi­
dad de la Asodadón general, y todo con la cordia­
lidad más exqxiisita y la intimidad más absoluta:
alh hay de verdad: libertad, igualdad y frater­
nidad. Después de esta reunión, qne termina siem­
pre coa la elección para rexuTvadón pardal de
la Jxmta. oyen todos la Misa en la iglesia de los
Santos Pedro y Pablo, s^ ún la intendón de los
miembros.
Uno de ellos. Mr. Henri Gruson. director de la
Scbola Cantorum de la parroquia de S. José, lea

— T4 0 —
habia prq)arac3o una grata sorpresa. Deseando real­
zar el es})lcndor de las funciones religiosas, invitó
á su Kscolania, compuesta de 40 cantores á pres­
tar su concur.so, y el piibliro '(|uedó agradable­
mente sorpren<Kdo al oir el Kirie de Papin,'el CrucifixuH de Paiire, el Sanctiís de Beltoten, el Agnus
de Pois, el Pater de Faure.
A la una estuvieron en un hennoso hotel, donde
un antiguo bienhechor de la obra Salcsiana, les
obsef[uia todo los anos con un suntuoso banquete.
BUENOS AIRES.— Da visita efectuada por los A.
A. Salesianos Argentinos á los del Uruguay, ha
tenido gran resonancia en las dos naciones: hasta
al diario liberal La Patria degli Italiani, le arranca
gritos de entusiasmo. Véase una muestra:
« Se trata de 200 jóvenes que llevan consigo el
brío de la edad y la homogeneidad de sus princi])iüs cristianos, y del entrañable amor á .su Patria...
b'ra aíiuella mía fusión de es])íritus, una porfia de
amor y cortesía, una manifestación de fraterni­
dad que rebasando hxs confines de las naciones,
unía á dos i)ueblo.s en la cima del monte de la justic a y la verdadera lil ertad.
ísü se trataba de luia gira esportiva, sino de
mía verdadera misión diplomática, oculta bajo el
manto de la más encantadora modestia. Se quería
conferenciar con los colegas de allende el Plata
para una afirmación de principios, para demos­
trar con les hechos la miiversalidad del espíritu
Salesiuuo y comprometer implícitamente á los com­
pañeras Orientales á visitar nucstra.s ciudades en
lius fiestas del centenario patrio. Jóvenes de tales
iniciativas, bien merecen la gratitud de la Patria,
l.ílli’s forman la epopeya gloriosa del país que se
sacude siempre á impulsos de la libertad, para re­
cuperarla si se ha perilido, para mantenerla mía
vez lograda. Dos exaUmmas de D. B0.SCO, unidos
cu federación internacioiiíü. encuentran la inter­
nacionalidad de las inteligencias y la fraternidad
de los corazones.
Dichos exalmunos, contando apemis tres años
de existencia, se cuentan :i millares: 2500 tiene
Argentina, 1000 la República Oriental, y los tiene
Chile y las deimis naciones anivricanas y en todas
partes la Asociación se extiemle y árbol gigantea,
mostrándose c'opkiso en fnitos opimos de prácticas
empris;is.
Con grati talento práctico el P. Pedemonte, al­
ma del movimiento, y el Presidente Sr. Femiccio,
insisten sobre el tema prácticxi de las obras socia­
les que hoy día pueilen prosperar tanto en el seno
do la democracia y dcl progreso. Ellos aprove­
chan esta situación. Al lado tle la sociedad espor­
tiva que gana tres medallas de oro, y de la sección
de jóvem s y la sección literaria y de la de E-'^tudios
sociales, encuentra puesto eminente la Protección
y el Mutuo, y la Bolsa del trabajo, tan prácticos en
sus proyectos, tan amplios en sus inciativa.
Ivos exalutmios no son meros sportmen, ni meros
aeadémii.'os: son hombres prácticos, hombres que
comprenden el problema de la vida, aceptan sus
trabajas y no rdiuycu sits u’sponsabilidades.
Si. como se dice, las fiestas son las piedras miU;uvs de muí s^x'iedad. la \-isita de los A. A.al L'ru-

guay, ha señalado un? verdadera orientación hacia
la internacionalidad de las' aspiraciones.
Dos telegramas enviados á los Presidentes de
las dos naciones y a los -colegas del Brasil v
Chile, contienen este concepto directivo déla Ra
Sociedad Salésiana.

Ecos de la Fiesta Patronal.
ESPAÑ A.
CIÜDADELA (Baleares). — « Memorable fué la
Fiesta de nuestro Santo Patrono, por una bella y
fructuosa obra que én ella se inició», dice una co­
rrespondencia, de la cual tomamos los siguientes
párafos;
« Das fmiciones religiosas como siempre, muy
concurridas y muy frecuentados los Santos Sa­
cramentos.'....
Pero mía novedad nos aguardaba. Los R. R.
Padres querían que este año la conferencia regla­
mentaria á.los Cooperadores, fuera el principio de
una serie interesante que debía darse en los do­
mingos de Cuaresma, prefiriendo los argumentos so­
ciales. Tuyo, pues, lugar el 30 febrero en el salón
de actos del Colegio, lo que también fué una no­
vedad. Su tema era: « Da Sociedad Salésiana y la
acción católica social, t>y se encargó su desarrollo
al P. Salesiano D. Rodolfo Fierro Torres. Presidian
el Exmo. Sr. Obispo y el limo. Sr. Alcalde de la
ciudad. También había una lucida representación
del Cabildo y de todo el Clero. El vastísimo salón
estaba lleno completamente, como también sus
adyacencias. Entre el escogido público, se desta­
caba, cual flóron vistoso, lui grupo de Antiguos
Alumnos del Colegio Salesiano de Cindadela,
compuesto de 120 jó\*enes, cuya presencia infundió
entusiasmo al orador.
Presentado éste á las dos autoridades y cantado
un bclUsimo Coro de Clavé, empezó su discur.so alu­
diendo al horrible naufragio habido esos dias en
las costas de la isla: consagró un recuerdo á las
victimas y dijo que era apenas sombra del nau­
fragio de ideas que amenazaba á la isla, si los cató­
licos no trabajaban con ello.
Con la sencillez que le es propia, delineó con
dos ó tres pensamientos la obra-salesiana en su
conjunto para hacer notar el espíritu de D. Bosco.
A pesar de la repi^;nancia que siento, dijo, á hablar
de este asunto |xjr el riesgo de parecer alabar las pro­
pias agujas, entre amigos, entre hermanos, pues los
Salesianos y los cooperadores somos hermanos, hede
decir lo que siento. Paréceme que D. Bosco fué di­
rectamente enviado por Dios, para dar uneS orien­
tación especial al movimiento social dentro de la
Iglesia Católica». y lo probó citando algunas pa­
labras, y especialmente obras de D. Bosav y la
confirmación que han tenido en las disp>o>iciones
y mandatos de León X III y Pío X; y comb el tema
era demasiado vasto, el orador se concreto á dos
puntos, los más prácticos y de gran eficaci.» en la
isla: la cooperación salésiana y los Oratoria - festi­
vos.
Dió de la prim era una idea elevada v verdadef*diciendo que tenían el mismo fin que los Salesianos,

— 141 —
cava misión principal son las harmonías sociales,
st¿ cooperadores ó coadjutores de Dios en la rea­
lización del prc^ama salesiano, y por esto el prin­
cipal modo de cooperar con los Salesianos es com­
penetrarse del espíritu d d Venerable Juan Bosco,
Tdilatarlo por el mundo. Por esto también la coo­
peración salesiana es universal. La demagoga
TTtala lo ha invadido hoy todo: la d^nocracia cristiaaa debe informarlo todo; y por consiguiente
D. Bosco. preventívatnente, quiso penetrarlo todo
ea el epíritu divino: letras, ciencias, artes, oficios,
agricultura; los Cooperadores son. con los Salesianos, sus ejecutores. Así se explica que desde el
Papa hasta el último lego y desde los Reyes hasta
d último de los súbditos de una nación puedan
sa cooperadores salesianos.
Respecto á los Oratorios festivos, los consideró
como la materia prima de toda institución social
ulterior. ¿Tendremos mañana círculos de obreros,
de agrictütores, etc. etc. católicos, si descuidamos
hov al niño? ¿Y dónde mejor se pueden formar los
^¿stoles sociales de mañana, especialmente el
apostolado seglar, que en el campo experimental del
Chatorio festivo, donde se comienza á ver la vida
real? Aá, recomendó á los A nti^ os Alrmmos tra­
bajar para fundar Oratorios festivos en las diversas
poblaciones de la isla.
El conferenciante fué muy felicitado.
Terminó el acto con otro coro de Clavé y
después nos retiramos á la iglesia á darle gracias
a Dios y á María Auxiliadora por él éxito de la
primera conferencia, que inauguró dignamente la
serie de conferencias cuaresmales en el Instituto
Salesiano >.
Oíros relaciones serán publicadas en el número

rifUiíHtó.
IT A L IA .
En Valdocco, cual siempre con im interés y ima
devoción que raya en lo sublime. Las grandes vir­
tudes del Santo fueron magistralmente cantadas
por el Dr. Lino Cassani. Dijo la 2 Misa de Comu­
nidad y asistió Pontificalmente á la Misa solemne
V á las Vísperas Mons. Teodoro de los Condes de
Valfré, Arzobispo de Vercelas.
En el salón de actos del Oratorio dió una brillante
conferencia sobre las obras Salesiana el P. Salesiano
Carmañola, ilustrándola con 250 proyecciones.
El 2 de febrero dió la Conferencia de regla el Dr.
Luis Olivares (de la Pía Sociedad Salesiana),
dando á los coopCTadores las gracias por su caridad
en nombre de todos los Salesianos, sus alumnos y
^emás protegidos, recordando algunos hechos de
insignes bienhechores y haciendo á todos presente
cine nuestra gratitud no es estéril, sino que la fe­
cundan incesantes oraciones.
También en Novara se dfó con proyecciones la
conferencia. La dulce figura del V. Bosco aparecía
i'calinente viva.
En FacKcia S. E. Rma. Mons. Morganti, Antiguo
Ahiinno de D. Bosco. llevó á la reunión el brillo de
su presenda y el fuego de su palabra.
En Trc • ¡glio el Sr. Alcalde Dr. TiragaDo prommdó
tJ discurso ó conferencia, resultando brillan risimo.

En Verona celebró el Abad de S. Zeno, Mons.
Scapini y habló Mons. Grancelli, explicando los
símbolos del escudo salesiano: el bosque — S. Fran­
cisco de Sales — el corazón — la estrella — el áncora
— el lema: « da mihi animas caetera iolle •.
En San Pier d’Arena celebró la Misa de Comu­

nión S. E. Mons. Mappelli, Obispo de Borgo San
Donnino; poiitificó'Mons. Olcese.
En Perosa dió la coiifcreucia el Dr. Bertello.
Ecónomo General de la P. S. S. y como cono<^(ír
profvmdo del asxuito, trazó un cuadro maravilloso
de la Obra Salesiana: sus hmuüdes principios y
su portentoso desarrollo: las simias enonnes que
cada año se gastan en educar, vestir y alimentar
miles de niños, en llevar muchos al santuario, en.
fomentar las artes y las dencias, y la caridad
inagotable de los Cooperadores que á todo acu­
den. Desvanedó la especie que alguien echó á
volar, de la riqueza de los Salesianos: « aunque es
verdad que tienen munerosas casas, dijo, estas
casas son vorágines que devoran día tras día.
mucho dinero: al fin del mes se registran déficits y
ay de ellas si la Pro\ridenda no viniera en su au­
xilio 1 »

N O T IC IA S V A R IA S
ESPAÑA.
SANTANDER. — Otra conferencia del Padre Carbailo (i). El instituto Carbajal tenia un lleno enor­
me: la notida de que iba á hablar el P. Carballo*
llevó al gran salón mucha gente de lo más sdectO'
en todos los ramos. El humilde salesiano. invi ta á su
auditorio á viajar con él unos minutos por las mis­
teriosas entrañas de la tierra, cuyas cavidades
siempre impresionaron y siempre han hecho estu­
diar. Define la Espeleología ó denda de las caver­
nas; reivindica para « La ^lontaüa * el honor de
haber comenzado en España este estudio y de­
clara con modesta satisfacdón que él fué el pri­
mero que con timidez y hasta miedo lanzó á la
circuí anón la palabra Espeleología, toda vez que
ni Prehistoria ni Geología expresan netamente la
idea, y que fueron los diarios monttóeses losque la di'^garon. Agrega que las cavernas han
sido siempre favoritos sitios para la fantasía de
poetas y músicos y que á ellas están vinculados
grandes hechos réligiosos. Cita las cavernas másfamosas del mundo, y dice lo que en ellas debe
estudiarse: los fenómenos geol<^cos, é hidroló­
gicos. El Padre habla iu^ o de la importanda que
las cavernas tienen no sólo para la química, sinotambién para la historia y la Antropología.
Termina su coníerenda dedicando algunas cláu(i) Senüroos qoe el tum o riguroso nos haya hecho di­
ferir hasta boy esta importante Darradón.

142 —

sillas al sabio y algo ignorado montañés Santola,
el primero que estudió las pinturas pariétales de
las cavemíis; exhibiendo algunos objetos prehistó­
ricos por él recogidos en la caverna de Camargo
y presentando con proyecciones el resto.

AM ÉRICA.
La entrada triunfal de Mons. Cagliero en la Re*
pública de ,, El Salvador
Kn la imposibilidad de resumir en pocas palabras las noticias que nos llegaron- acerca del
triunfo con que fu e acogido Mons. Cagliero al
pisar las tierras Salvadore/ias, cedemos gustosos
la palabra al Canónigo D . Antonio Dueñas, D i­
rector Diocesano de los Cooperadores Salesianos
de E l Salvador, quien en el N . 132 de La Buena
Prensa de El Salvador, que muy acertamente di­
rige, asi describe el recibimiento que el pueblo
salvadoreño hizo al Delegado Apostólico de Centro
Atnérica.
Verdadera entrada triunfal fué la del Exemo.
Señor Delegado Apostólico, Monseñor Cagliero,
á esta Capital en la tarde del lunes 14 del co­
rriente (febrero),
La ciudad se revistió de gala con vistosos y
extraordinarios atavíos, como nunca quizás había
ostentado ni aun en sus mayores festivales.
Desde la estación del ferrocarril hasta la Ca­
tedral todas las calles adornadas profusamente
con palmeras, flecos, gallardetes, banderolas y
festones.
La amplia y extensa Avenida Independencia
presentaba un golpe de vista bellísimo con sus
adornos multicolores, sobresaliendo ios flamean­
tes pabellones de Costa-Rica, Nicaragua, Hon­
duras, El Salvador y Guatemala, hasta en nú­
mero de ciento, fijos en elevadas bastas vestidas
con los colores del destrozado pabellón Centroa­
mericano ; formando á uno y otro lado de toda
la extensión de la Avenida una imponente, ma­
jestuosa y significativa valla de honor.
Cinco elegantes y artísticos Arcos triunfales
se erigieron entre San José y Catedral.
El I® en la esquina de dicho Parque S. José
llevando en su parte superior el escudo de nues­
tro Smo. Padre Pío X. con la siguiente inscrip­
ción : Hosantui al Enriado del egregio Pontijice
de la Encaristla,.
La Buena Prensa— Apostolado del Rosario —
Apostolado San José — Guardia de honor — María
Auxiliadora— Catequistas ,,Pio X .“
K\ 2* en la esquina del Angrel, con el escudo
del Patriarca San Krancisco, entrelazado coa el
de la Inmaculada. La inscripción decía: Por el
P\pa V su Vicario Masía el ntariirio.
\ . T . Orden Franciscana — Hijas de María —
Guardia de Honor.
El 3° en la esquina del Palacio Episcopal,
con el escudo del Apostolado de la Oración.
En la inscripción se le ía : Bendito el que z’iene
en nombre del Señor. — Apostolado de Mombres.
Terceros Franci^etmos.

El 4®en la esquina del Parque Dueñas, frente
á la D a lia , con el escudo del Excelentísimo
Monseñor Cagliero, ofrecido por-el Comité Ge­
neral de Recepción, con la inscripción siguiente:
A l Dignisinu) Representante del Papa-Rey. — El
Pueblo Salvadoreño.
El 5® en la esquina del ,,F énix". Erguidoy
gigantesco (como significativo de la fe sincera
y del ardor religioso de las entusiastas señoras
de los tres Mercados de esta capital que lo
ofrecían) este último arco triunfal, superior á
todos, ostentaba en sus ángulos principales el
Escudo de la República del Salvador, coronando
su remate un bellísimo grupo de estatuas re­
presentando la F é , Esperanza y Caridad. La
inscripción muy sencilla pero expresiva, como
el lenguaje del pueblo, d ecía:
Sed bienvenido, Señor, y bendecidnos.
El
Mercado de San Salvador.
El exterior y la portada de la Catedral fueron
bellamente adornadas con banderolas y festones
por el Comité de Señoras ; colocando en la parte
superior del frontispicio un hermoso escudo pa­
pal, iluminado por la noche con focos eléctricos.
En el remate del gran arco de la Portada, había
en vistosas letras doradas este saludo de amor:
Bienvenido seáis.
En su interior, la Catedral, era todo un primor.
Su regio cortinaje de gualda y blanco, los
colores Pontificios , graciosamente entrelazados,
en combinación con cestas de frescas y abun­
dantes flores , ofrecía un aspecto sencillo, gra­
cioso, imponente, severo y correcto.
Sobre el basamento de las grandes colum­
natas que sostienen la cúpula, sostenidos por
bellos ángeles, colocáronse los escudos de ar­
mas del Padre Santo Pío X, del Exemo. Mon­
señor Cagliero y del Ilustrisimo Señor Pérez y
Aguilar. En el Presbiterio pavimentado con ricas
alfombras, los dos tronos episcopales, y el altar
sencillamente adornado con magnifleo juego de
Santo Cristo y candelabros que Catedral tiene
para sus dias de gala.
A la r p. m. en el tren ordinario de Santa
Ana partió la Comisión de honor nombrada por
el limo. Sr. Obispo para ir hasta ,,Sitio dcl
Niño" á recibir al Exemo. Sr. Delegado, He*
vándole el carro profusamenle adornado al efecto.
El interior del dicho carro fue convertido en
elegante salón primorosamente decorado con H
más fino y delicado gusto artístico, teniendo en
su lugar preferente un riquísimo sitial de oro
y carmesi, con escudo de armas del Excelen­
tísimo Huésped. En el exterior del carro se
locaroa en derredor magníficos pabellones de
seda, y una guarda de terciopelo encarnado,
llevando al frente de la locomotora un
escudo formado por los pabellones de la Ig|es '
y del Salvador, y en el centro esta inscripción
Bien venido.

^,

De justicia es consignar que el arreglo
referido carro lúe un expontáneo y genero^
obsequio de la distinguida matrona Señora
Mercedes Peralta de García G.

— 143 —
A la 5 114 P*
silbido de la locomotora
anunció á la capital el feliz arribo del dignísimo Representante del Padre común de los
fieles. La gran esplanada de la estación ferro­
viaria estaba completamente llena, de personas
de todas clases sociales , de toda edad, sexo y
condición; multitud ingente que formaba una
masa compacta en las diez y seis cuadras que
median entre lá Estación y Catedral, todos con
mirada ansiosa, ávidos de ver, de contemplar,
de recibir la bendición del Enviado del Padre
Sanio.
Verdadera empresa romana fue el descenso
del Señor Delegado del carro ferroviario en la
Estación. Esperaban allí el limo. Prelado, el
Clero regular y secular de la ciudad, el Semi­
nario , el Comité de caballeros, y lo más dis­
tinguido y selecto de la ciudad sansalvadoreña.
Con grandísima dificultad su Excelencia pudo
llegar á ocupar el coche que le estaba prepa­
rado.
Catorce carruajes descubiertos de los mejores
Presidenciales y de estimables familias particu­
lares generosamente ofrecidos formaban el cor­
tejo de recepción ; ocupando el primer coche
el Excmo. Sr. Delegado, el limo. Señor Pérez,
el Señor Vice-Presidente de la República, doctor
don Manuel E. Araujo y el M. I. Señor Pro­
visor : el segundo coche fue ocupado por el
dignísimo Señor Secretario de la Delegación
Pontificia, R. P. Doctor don Valentín Nalio, y
por los señores Canónigos; en los restantes
fueron los sacerdotes y caballeros miembros del
Comité.
Desde el arribo á la Eistación y por todas las
calles del trayecto, El Excmo. Señor Delegado
fue ovacionado por las multitudes con entu­
siastas vítores al Enviado del Señor, con calu­
rosos ¡Vivas! á Monseñor Cagliero, al digno
Representante del Papa-Rey, del egregio Pon­
tífice de la Eucaristía, del Vicario de Jesucristo,
posternándose á su paso las apiñadas multitudes
é inclinando respetuosas sus cabezas para re­
cibir la bendición del Enviado del Señor.
Por no venir á la mano las vestiduras de ce­
remonia del Excmo. Sr. Delegado, no pudo
efectuarse la procesión deseada de San José á
Catedral, continuando en carruaje la comitiva
hasta allá.
Entre vivas y aclamaciones de júbilo entró
4 la S. I. Catedral el Excmo. Sr. Delegado,
ocupando en el Presbiterio el Trono del Evan­
gelio y el limo. Sr. Pérez el Trono de la Epís­
tola. Desde allí, el Rvmo. Prelado Diocesano,
dirigió al dignísimo Representante de Pedro,
un elocuente, sentimental y por todos conceptos
brillante saludo. Monseñor Cagliero se dirigió
al pulpito pronunciando desde allí bellísima alo­
cución de gfratitud, llena de fuego, de senti­
miento, de sólida verdad y de amor, que bien
revelaba el corazón ardiente del apóstol de Je­
sucristo. Terminó impartiendo la Bendición
Apostólica. Después el limo. Sr. ObispK) reves­
tido de Pontifical cántó el Te Deum de acción

de gracias, respondiendo las voces del coro
y del órgano, las campanas de todas las iglesias
de la ciudad echadas al vuelo, y las detonacio­
nes pirotécnicas con que los Salvadoreños ma­
nifestaban su recogijo, su entusia'smo, vehementes
afectos del corazón. Por último Mons. Cagliero
fué conducido al Palacio de la Delegación Apos­
tólica.
Jamás se había visto y difícilmente se verá
entre nosotros una ovación como la del pueblo
salvadoreño al Primer enviado del Prisionero
Augusto del Vaticano. No bajaban de treinta mil
(30,000) las personas que concurrieron en la ca­
pital al recibimiento de Mons. Cagliero. ¿Quién
movió todas esas voluntades para que se pres­
taran tan expontáneamente y con tanto gusto á
preparar esos festejos? Caballeros, Señoras y
Señoritas de la mejor sociedad se veían ador­
nando las calles bajo los rayos ardorosos del
sol. ¿A qué Ministro Plenipotenciario se ha hecho
ni podrá jamás hacerse un recibimiento seme­
jante, ni aun con todo el poderoso aliciente de
las bayonetas en ninguna de las Repúblicas
Centroamericanas? Sólo las convicciones reli­
giosas pueden presentar espectáculos tan gran­
diosos como el del recibimiento de Monseñor
Cagliero en nuestra Capital. Y tienen que abrir
los ojos los gratuitos enemigos de la Iglesia
con esa lección objetiva tan llena de verdad abru­
madora........
Hasta aquí el Canónigo D. Antonio Dueñas.
Pero en el grandioso diario católico ,,E 1 Heraldo
del Salvador** leimos conmovidos las manifesta­
ciones de f e y de amor con que agasajaron á
Monseñor Cagliero todas las poblaciones espar­
cidas á lo largo de ¡a via férrea que del puerto
de Acajutta llrva á ¡a capital de E l Salvador.
No exageramos diciendo qtu el espacio de un
Boletín entero fio podría satisfactoriamente relatar
todo el entusiasmo que despertó el representante
de Pío X en esa hidalga República.
Dios N. S. conceda á Mons. Cagliero el feliz
cumplimiento de todos los deseos que se suscitaron
en su corazón al presenciar la f e que reina en el
pueblo que lo recibió con arranque insuperable!
Este es el premio que auguramos al pueblo Sal­
vadoreño, amén del que Dios les reserve en la
patria celestial.
El ouevo Obispo de la Serena.
El día de S. Francisco de Sales tomó pose­
sión de su nueva diócesis el limo. Sr. Dr- Jara.
Antes de partir quiso dar una prueba más de
su amor á nuestras obras, celebrando la Misa de
Comunidad en el Colegio y Escuelas Profesio­
nales de la « Gratitud Nacional >. La mayor parte
de los niños recibieron de sus manos la Sagrada
Comunión y según la intención del ilustre Pre­
lado. Su despedida del Colegio fué tierna. En
la Serena se le dispensó un recibimiento gran­
dioso.
Felicitamos ai Sr. Jara por su promoción,
pero mucho más á la ciudad y á toda la diócesis

— 144 —
de la Serena por haber recibido por Esposo á
un prelado de tantos méritos y de tanto em­
puje como el Señor Jara. Que Dios le conceda
luengos años de mucha dicha y S. P'rancisco de
Sales, de quien es tan devoto el Prelado, le al­
cance del cielo un apostolado fecundo y prós­
pero !
BAHIA (Brasil). — Cuarenta ex-alumnos de nues­
tro colegio « Lyceu do Salvador t»volvieron á ver con
júbilo el santo lugar en que se educaron. Indecibles
consuelos experimentaron también los superiores
pudiendo cerciorarse de que sus esfuerzos para

jinetes consumados, y llamaron la atención por
su noble apostura y elegante porte.
— Los altinuios de MENDOZA realizaron una
peregrinación al Santuario de Luján. El viaje entre
religiosos cantos, el desfile por la ciudad en correcta
fonnación, el ondear de la bandera, el encuentro
con la procesión que del Santuario salía á recibirlos,
el saludo y el desfile, cosas fueron que avivaron el
amor y realzaron el entusiasmo.
Luego las ceremonias religiosas, graves, de­
votas, litúrgicas, solenmes elevaron á Dios y al
trono de María las almas de los concurrentes.

B A H IA — E x-alum nos del C olegio ,,L ic e u do S a lv a d o r".

enseñar la práctica de la virtud no hablan sido sin
fruto. Al terminar el almuerzo que retmió amigable­
mente esas personas que tánto sentían de amarse,
hubo brindis calurosos y muy cordiales de parte
de los superiores y de los ex-alumnos.
Estos, habiéndose más tarde reunido para cam­
biar ideas, aprobaron unánimemente constituirse
en c Sociedad ♦ imitando los ex-alunmos de otras
ciudades: y el primer acto que verificó ese nuew
núcleo de sana actividad juvenil fué el adherirse
entusiásticamente á todas ios formas de mutuo so­
corro que los v<mo5 gemios de antiguos alumnos
A<ih hasta ahora excogitado en bien de sus agrupaciones.

RODEO DEL MEDIO (Arg,).— Un hermoso paseo
á caballo dieron tutos 50 alumnos del colegio Salesiauo de esta localidad. Los chicueTos parecían

Al salir de la iglesia ya los esperaban los grandes
bienhechores D. Angel Furlotti y D. Pablo Piccolini. que deseaban obsequiarlos y demostrar aá
su afecto á la obra salcsiana. En las casas de estos
eximios Cooperadores fueron agasajados con cariño
verdaderamente paternal por las señoras Adalgisa
Melide Furlotti y Rosa Ferri de Piccolini.
I/)s niños regresaron en el tren de las 17 bendi­
ciendo la bondad de Dios y la caridad de los Coo­
peradores.
— En RAWSON tuvo lugar con éxito notable un
Certamen CaUquisiieo de Religión (Dogma y Moral)

entre los alunmos de los Salesianos. El local esta!»
preparado como en los dias solemnes de la Iglesia
y de la*Patxia. El acto estaba dedicado á la que
es Trono de la Sabiduría, ccéa muy á propósito
para cautivar la imaginación y el corazón infantü.

— 145 —
Con el canto á Dios se mezcló el del Himno de la
Patria, El lema de nuestros héroes fué Dios, Patria
V Libertad y eso predican todas nuestras escuelas.
Los niños demostraron haber estudiado senamente y comprender lo que estudian. En estos
certámóies juegan la memoria y la com/>re«sión,- es
decir la inteligencia puesta en actual ejercicio para
acertar en las preguntas, atinar en las res^uestasy no dejarse envolver. Hubo niños de la primera
dase que contendieron rudamente durante im
coarto de hora hasta que los aplausos de ios coricurrentes los hicieron cesar. Los premios se distri­
buyeron entre los marciales acordes de ima marcha.
No podemos dejar de recomendar estos actos
como medios m u y aptos para despertar y man­
tener el interés: ese factor tan importante, im­
prescindible de la Pedagogía.
CÓRDOBA.— Hace poco funcionan en esta ciu­
dad las Escuelas profesionales, y ya son la adrmradón de ella. Las salas ventiladas, el hermoso tea­
tro, las aulas llenas de luz y según las exigencias de
la más escrupulosa liigiene pedagógica llaman desde
luego la atención.
En todos los departamentos se observan el orden
V el aseo, señal inequívoca de tma disciplina per­
fecta.
Las escuelas-talleres son, hasta ahora cuatro:
Carpintería, Herrería, Sastrería y Zapatería. Con
motivo de la claustira del año se hizo una her­
mosa exposición técnico profesional de cuyo examen
se ve, dice el diario « Los Principios » que la ense­
ñanza es completa y en armonía con las necesi­
dades del obrero actual, pues se educa á tm tiempo
el músculo y la inteligencia.
A la eti-senanza" religiosa y moral está subordi­
nado todo, como debe ser.

ITALIA.
FLORE^XIA.— Con inusitada devotísima pompa
celebróse la pesia áe ta Sagrada Familia, contribi^endo á realzarla, la presencia del Exmo. Sr.
Arzobispo, quien dijo la Misa de comunidad y del
iUMd >Ütrado de los Camandulenses.
MILAN.— El Comité de los Cooperadores salesiaaos invitó á S. S. lima. Mons. Cazzani. Obispo
de Cesena, á dar una Conferencia sobre la Obra
salesia¡ i, que resultó una magnifica conmemo­
ración de nuestro V. Fundador; presentándolo
como héroe infatigable de la d\’ilización y enviado
povidendal para’resolver multitud de problemas
en medio de la lucha con las sectas, la transforma­
ción política y sodal de las nadones. D. Bosco es
santo moderno; muchos de los oyentes lo han co­
nocido y \-ivido con él: luego la santidad no es
cosa arcaica luego la santidad es posible; luego
In Iglesia es eternamente joven, tanto más que en
pos de D. Bosco viene nna generación de jóvenes en
^*W<uales resplandece verdaderamente la santidad.
Muchos afirrtmti que la Iglesia está destituida
^ poder sodaL precisamente por ser incompatible
coo las institudones modernas. Mas he^aqui que D.

Bosco se apodera de los elementos más avanzados
de esas institudónes y hace pasar á través de ellos
la corriente del espíritu cristiano, en benefido de
las dases populares; ahí tenéis divinizados en sus
manos la Escuela, la Prensa, el Trabajo.
D .'Bosco fue mi refonnador y mi transfor­
mador: las contrariedades inevitables á quien
flTiVipla mejorar profundamente la Sodedad, no
hideron sino afinar y depurar su espíritu.
De^ués de im hermoso paralelo entre Francisco
de Asiá, Carlos Borromeo y D. Bosco, terminó su
bello discurso con unas frases de D. Bosco: « á fin
de que queden grabadas en el ánimo de todos los
oyentes:.* Amad á nuestros enemigos, ami cuando
notéis y señaléis sus errores — buscad el rduo de
Dios aun en medio de la polémica — dad el ejem­
plo de una vida verdaderamente cristiana en la
vida de familia y en las reladones sodales. *
Acto seguido dióse la beudidón y los asistentes
depositaron un óbolo que es una prueba más de
la caridad milanesa y de su amoí 'á la obra salesiana.
ÑAPOLES. — Según el Reglamento de las Casas
Salesíanas, también los sordomudos del Instituto
de Tarsía, dirigido por los Hijos dé D. Bosc», inau­
guraron el año con un devoto triduo de retiro, co­
ronado por la Comunión general. Por la tarde die­
ron un hermoso paseo, partiendo en tranvía desde
la plaza Dante, á lo largo Corso Re Umberto
Hasta la Torreta, y de allí á pie por el sitio encan­
tador llamado PosÜippo, deteniéndose en el
escollo de Frisio, donde poseen un magnifico institu1;o.los « Padres Grises, » liijos del V. Ludovico
de Casoria. quienes obsequiaron con un fratcuial
banquete á los protegidos hijos del V. Bo.sco. ^
A ellos y á todos los Bienhechores de los Sordo­
mudos, nuestro leconocimiento más sincero.
S. BENIGNO CANAVESE. — El Maestro Sastre de
las Escuelas Profesionales Salesianas de S. Beni­
gno Canavese, condecorado ya con la placa de
honor, el gran premio, diploma al mérito y me­
dalla de oro en la Exposición de Linguaglossa; me­
dallas de oro. de plata, copas de honor y v ^ a s
grandes prix en varias exposiciones regionales é in­
ternacionales, Miembro honorario de la Academia
de Maestros-Sastres de París ; ha recibido una bellí­
sima Carta del Exmo. Sr. F. Cucco Ministro de
Agricultura. Industria y Comercio del reino de
Italia, felicitándolo pta: su importante libro sobre
el nuevo Sistema de corte para uso de los sastres.
En ella le dice el Ministro que admira el celo con
que los meritísimo hijos de D. Bosco instruyen y
educan á los jóvenes obreros, k) que hace su obra
por extremo simpática y digna del apoyo de toda
persona.

Don José Lazzero
na amable figura de sa­
cerdote salesiano, que
atraído por las virtudes
de D. Bosco, se fué formando á
las escuela del Venerable y que­
dando á su lado, difundió te­
soros de caridad en la educación
de los niños del Oratorio de Valdocco, asistido por el venerando
D. Juan B. Lemoyne que por
varios meses no lo abandonó
un instante, se extinguió des­
pués de una larga enfermedad, la
tarde del 6 de Marzo p. p. en
Mathi cerca de Turin. Los fu­
nerales celebrados la tarde del 9
con grande concurso del Clero
de las cercanías, de Salesianos
y admiradores, resultaron im­
ponentes.
José Lazzero, nacido en Pino
Turinés el 10 de Marzo de 1837,
era el último de cinco hermanos y cuatro hermanas, los cuales siendo ya como
él decía, demasiados para llevar adelante sus pocas tierras, á la edad de catorce
años obtuvo licencia de sus padres para bajar á Turín y allí aprender un oficio. Tra­
bajando de carpintero ganaba ya suficientemente para vivir cuando en la flor de sus
veinte años — precisamente en Mayo 1857 — habiendo sabido con maravilla que
un compatriota y amigo suyo que tenia dos años de edad más que él, se había ido
con D. Bosco á estudiar para sacerdote, sintió un vivo deseo de hablarle. El. como
nos refería después, no sentía repugnancia de los sacerdotes, pero tampoco deseaba
su presencia; eran tiempos en que, especialmente entre los obreros se esparcía ya
á manos llenas el ridículo contra la Religión. Pero el pensamiento del amigo, que se
encaminaba al Sacerdocio, no lo abandonó un momento; y sintió la necesidad de di­
rigirse á Valdocco. I.,a gracia de Dios señalaba una hermosa victoria. La impresión
que el joven l^ z e r o recibió fué indeleble. Habló á la familia, pidió consejo á su
párroco D. Aubert y pronto fué concluido el nogocio; el 2 de Agosto de aquel mismo
año. D. Bosco lo acogía en el O ratorio.
En los primeros meses atendió con amor al estudio de la gramática italiana; y
en Octubre, él jo\*en de 20 años no se avergonzó de sentarse en la escuela al
lado de los niños de 1. gimnasial. E l profesor, que era el dérigo Juan B. Francesia,
dirigió de tal manera el maravilloso ingenio del mayor de sus alumnos que en dos
años le hizo superar cuatro cursos d d gimnasio, y pudo así dar felizmente el exa­
men requerido para tomar el hábito derical. E n efecto, d i® de Noviembre de 1859
juntamente con Francisco Provera redbió de manos de D. Bosco d hábito edesiástico, y el 18 de Diciembre de aqud mismo año, aparece él también en la primera
y memorable reunión de la Pia Sociedad Salesiaua.
Ordenado sacerdote en Junio de 1S65 cantó la primera misa en su parroquia y
fué el único entre los Salesianos que tuvo á D. Bosco por orador en esta ocasión.

Desde aquel día se inflamó más en el amor singular que ya había demostrado por
la juventud. E n 1868, faltando, por la muerte del \drtuoso D. José Bongiovanni,
quien diese clase de Catecismo en los cursos gimnasiales y tu\nese la alta x-igilancia
sobre la conducta de los artesanos, D. Bosco confió estos cargos á D. José Lazzero.
En la primavera del 1874 murió también D. Francisco Provera y D. Bosco quiso
que D. José le sucediese, y a como miembro dél Consejo Superior de la Pia Sociedad
ya como Prefecto del Oratorio; cargo en que permaneció hasta el ííu del año 1874
1875, en que fué nombrado Director.
Como catequista, prefecto y director dejó impreso en todos los cargos su pro­
pio carácter.
Como catequista procuró siempre mejorar el carácter de los niños, especial­
mente de os más traviesos; y su caridad, sus buenas palabras y sus santas industrias
obtuvieron casi siempre el efecto deseado; los mismos niños se admiraban.
Como prefecto, que según el sistema de D. Bosco, debe mantener la disci­
plina general en los institutos salesianos, parecia que, teniendo en cuenta la exqui­
sita bondad de su corazón no podría desempeñar este cargo en toda su extensión;
por el contrarío, rico de aquella amabilidad que puede mostrarse aun más inflexi­
ble cuando procede de un ánimo bondadoso que prohíbe ó manda sólo por senti­
miento de imprescindible deber, fué igualmente de todos venerado. Cuando no po­
día conceder una cosa, antes de negarla, ordinariamente indabagá si aquel que á él
había recurrido necesitaba otra, y expontáneamente se la concedía con profundo
reconocimiento del que se veia objeto de tanta delicadeza.
Como director, creemos no exagerar diciendo que tanto los superiores como
los niños y a internos y a externos le adoraban, por decirlo así. Tan p¡oderoso fué
influjo de los ejemplos y enseñanzas de D. Bosco en su alma delicada y bondadosa.
Ni debemos omitir el recuerdo de sus eximias yirtudes sacerdotales, de su
ternísima devoción á S. José, de su amor al confesionario que, co’m o el de D. Bosco,
se veia rodeado de numerosos penitentes, de su predicación fá a l y deseada, de su
ardiente celo por el esplendor de las sagradas funciones. Dotado de una hermosí­
sima voz, hubiera podido, quedándose en el siglo, recoger abundantes laureles; pero
se juzgó mucho más feliz en hacer resonar con sus dulcísimas notas el santuario de
M. Auxiliadora, elevando tantas almas á pensamientos celestiales.
E n el 1884 dejó en parte la dirección del Oratorio, pero conservó aún por dos
años la dirección de sus artesanos á quienes profesó un afecto especial. Encargado
en el 1887 de la correspondencia directa, con las casas salesianas del Ecuador. Co­
lombia, Méjico, Venezuela y más tarde de los Estados Unidos, conservó siempre la
dirección general de las E^uelas Profesionales Salesianas hasta el 1898,
Extenuado por las fatigas, y a desde el año anterior había sido acometido por
una terrible enfermedad visceral que lo obligó á dejar el trabajo y á buscar reposo
en Mathi Turinés donde por 13 años fué ejemplo admirable de paciencia y no dejó
de hacer á todos el bien que pudo. Muchos eran los que le escribían ó le visitaban
ya en señal de agradecimiento y a para pedirle consejos.
Á1 tener noticia del agravarse de la enfermedad de D. Rúa, también él empezó
con D. Lemojme una fervorosa novena y al fin de ella tuvo la satisfacción de saber
que propendía á mejorar. ¡Qué nuestro amadísimo D. José Lazzero de cuya boca,
no salía una negativa y á todos despedía contentos, nos obtenga de M. Auxiliadora
y de D. Bosco la gracia que todos imploramos!
Nosotros hemos rogado y continuaremos rogando por el alma de este antiguo
hijo de D. Bosco.
Cuantos le han conocido al leer la tristenotida.ciertam entenodejarán de unirse
fervorosamente á nosotros para impetrarle el premio de tantas buenas obras. U nanse
también afectuosamente á nosotros en este reverente tributo los que no le conocieron
y se harán acreedores al ^radecim iento de todos sus amigos y admiradores.

— 148 —

N EC R O LO G IA

l f c =
K1 día del Patriarca S. José por la mañana
abandonó este mundo el

limo. Sr. Dr. Ricardo Cortés.
Obispo auxiliar de Barcelona. Hacía varios
meses que venía padeciendo ataques cerebrales,
agravados últimamente por lesiones eii el co­
razón y los pulmones sufriéndolo todo como
Obispo santo y hombre fuerte. Solía recibir
frecuentemente los Santos Sacramentos desde
que la enfermedad le impidió celebrar el Santo
Sacrificio. K 1 iq por la mañana, al ver con ad­
mirable lucidez que se acercaba la última hora
pidió que celebrasen en su presencia el Santo Sa­
crificio y le dieran á Jesús su amor; ya el ester­
tor ahogaba su respiración. Después de la Misa
se incorporó penosamente en el lecho, dió con
mano temblorosa su bendición á los presentes
y entregó su alma á Dios.
Era el Dr. Cortés un verdadero hombre de
Ciencia, especialmente un filósofo profundo,
como lo demuestran sus brillantes artículos
publicados en « La Ciencia Católica t>.
Para los Salesianos fué un verdadero padre
que los favorecía con el consejo y la limosna.
Tenía 68 años y llevaba 7 de episcopado.

D. José íUejo Infante Pbro.
Falleció el 4 febrero en Valparaíso (Chile).
La prensa local )o llama una de las más precia•das columnas del clero chileno y uno de los ad' miradores más convencidos de la obra de
nuestro V. Padre D. Bosco. Sus prendas eran
rele\ aiites y sin embargo era más relexMute su
humildad: por eso era simpático á todos y su
labor era fecunda.

ordenó ese santo Prelado. Desde ese día le fue­
ron familiares el púlpito y el confesionaria
Después estuvo 18 años enteros en las selvas \urgenes laborando en calidad de misionero, con el
tesón y caridad del Apóstol. E n esas regiones fué
Delegado del Gobierno y supo cumplir su mi­
sión con tino que le honra á él y enorgullece á
Bolivia.
De vuelta, dedicóse á reformar el templo de la
Recoleta y le transformó en una de las mejoren
iglesias de la ciudad. E u su orden desempeñó los
cargos de Discreto, Vicario. Guardián, Colectador
de Misioneros en Europa y Comisario General.
Vacante la sede paceña por muerte del Sr.
Valdivia, fué propuesto por el Congreso en
igoo para sucederle. Léon X I I I le preconizó el
24 febrero 1902.
E l celo desplegado en ese elevado cargo rivirá eternamente en la memoria de todos. Puso
mano á la fundación del Seminario, gastando
20.000 ps. recogidos por su laborioso celo. No
pudo ver coronada su obra. Su pastorales son
otro monumento.
Su muerte fué la muerte de los justos.

Doña Carmen Ayala viuda de Amores
murió confortada con los Sacramentos que h
administró el Exmo. Prelado. Su caridad era
muy viva y muy activa.
Era presidenta de la « Asociación de Señoras
Protectoras de las Obras Salesianas bajo b
protección de María Auxiliadora ». E l entusiasmo,
la palabra, la limosna, todo lo puso á dispodción de la Obra. ¡En yaz descanse la Dama ca­
ritativa!

Doña Ana Agostini, Vda. de Boer,
Dama de María Aiuxiliadora é insigne coop^
radora. Y a antes de establecerse los Salesbnc^
en Coraqao era admiradora de D. Bosco y pro­
pagadora de su espíritu. Cuando ellos se esta­
blecieron en la isla, fué una verdadera ma<ir¿
de sus protegidos, y ella aceptó para sí el ti­
tulo de madre de los huerfanitos de D. Bosco.

El limo, y Rtno. Sr. Dr.

Fr. Nicolás Armentia
Obispo de La Paz (BoUvia). Su vida fué de
las más fecundas y laboriosas de los Prelados
bolivianos. La humildad del religioso y el
celo del Misionero fueron su característica. Muy
joven fué nombrado por el limo. Sr. Clavijo su
secretario particular. Fué el primero á quien

Con aprobación de la .Autoridad Eclesiástica;
'•Gerente: JOSE GAMBINO. .
Establee. Tip. de la S. A. Int. para la B. Prens*
Corso Regina Margherita, N. 176 - TURIN.