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Medios

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junio de 1909

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Turín — Via Gotfolcngo N. 32.

El S e ra d o Corazón de J e s ú s ....................................141
B iblio^ afía........................................................................... 144
Cuestiones p e d a g ó g ic a s .................................................. i 45
A los amantes de la Juven tud........................................ t54
C roniquilla........................................................................... 156
De aquí y a l l í .................................................................158
D b n u b s t k a s m i s i o n e s : Elcuador: Por la civili­
zación de los Jibaros — India: Una nuei>a Casa
Salesiana — Patagonia Septentrional: Progresos

.

^

del Sentimiento religioso en Viedmay Patagones 159
Gracias de María A u x ilia d o ra ........................................163
P o r e l m u n d o s a l e s i a n o : Ecos d e la Fiesta Pa­
tro n al: Santander, Arequipa, L im a .........................164
Noticias varias: España: Barcelona, Sarrxá —
América: Caracas, Cuzco, Montevideo . . . .
164
Tesoro espiritual..................................................................167
N e c r o lo g ía ........................................................................... 168

El Sagrado Corazón de Jesú^.
ondequicra está Dios, dondequiera
mora: en la luz y en las tinieblas, en el
cido esplendente y en la lobreguez del
abismo, en la estrella que cruza luminosa los
grandes espacios y en d gusano radiante, que
alumbra, cual astro, las insondables honduras
dd océano; en d ángd que canta sus alabanzas
y en d demonio que le maldice. Dondequiera
mora y dondequiera es grande.
Sin embargo, su morada, la morada de su gran­
deza y de su misericordia,de su bondad y de su
hermosura, la morada propia de Dios, d San­
tuario divino, d tabernáculo de Dios en medio de
los hombres, d Santuario de la di\dnidad, no es
sino uno solo. Sí, uno solo; no es ni puede ser sino
uno, como es uno Dios.
¿ Dónde está ? ¿ Qué nombre tiene este inefable
Santuario ?
Es d Corazón de Jesús. De él parece escrita;
á él es aplicable la visión d d Apocalipsis: « Y vi
un cido nuevo y una tierra nueva; pues d primer
d d o y la primera tierra desai>arecieron, y d mar
ya no es. Y \-i la ciudad santa de la nueva Jerusa-

lén descendiendo d d cido, desde Dios, engala­
nada como esposa ornada para su esposo. Y oí
una gran voz que que decía: «Hé aquí la tienda
de Dios en medio de los hombres y en medio de
ellos habitará ».
Contemplemos este nuevo cido, esta nueva
tierra, que surgen del abismo d d amor divino,
después de desaparecer d primer d d o y la pri­
mera tierra, cubiertos de la ira de Dios y después
de desaparecer d mar de los errores y de las ini­
quidades humanas. Y veamos descender del
cido, desde d seno de Dios, esta ciudad santa de
la nueva Jerusalén, este Corazón, ornado para
sus nupdas celestiales con la Deidad. Y oigamos
la gran voz. la voz del Padre, que señalándonos
el Corazón de su hijo, nos dice:«Hé aquí d taber­
náculo de Dios, en medio de los hombres. »
Entremos en este Santuario; démosle una mi­
rada con d alma, á la luz de la fe, y otra mirada
con d corazón, al ardor d d amor. Contemplé­
moslo en d cido y adorémoslo en la tierra; en el
templo de su gloria y en d templo que le edi­
fica la mano d d hombre.

— 142 —

I.
Conozcamos este Santuario, para adorarlo,
para amarlo. ¿Cuál es su origen? Cuál su fin?
Cuál su estructura? Quién su artífice?
Su artífice es Dios; divina su estructura, di­
vino su fin, su origen divino. Todo en él es divino,
porque es el corazón de Dios. Su grandeza, su
majestad, su hermosura, sus riquezas; todo des­
cansa en la unión de este Corazón con la D ivi­
nidad. Esta unión lo hace divino; olla lo convierte
en el Santuario de la Divinidad; ella lo hace ado­
rable, ellaleconcilia los homenajes de la creación
entera; en ella estriba toda su belleza.
¡Qué misterio tan alto, taii profundo, tan tierno
tan luminoso, de tan anchos horizontes, el de
esta unión hipostática, substancial, de las dos
naturalezas en una sola y divina persona!
E l ])ensaniiento humano se confunde en su con­
templación, elevándose y dilatando todas las
fuerzas dcl alma, y tras de hacerla sentir, atónita,
el frío de la admiración, lo resuelve por maravi­
llosa manera en una ardiente lágrima.
¡Qué inefable unión la del hombre con Dios,
la de Dios con el hombre: cuerpo humano, alma
humana, persona divinal Perfecto Dios, perfecto
hombre en una persona única! Unión eterna,
unión íntima, perfectísima, la mayor de todas
las uniones, según el Ángel de las Escuelas, po­
seedor de los mayores secretos de la fe. Con su
tranquila y profundísima mirada, interroga á
aquella otra lumbrera, la más esplendorosa de la
Iglesia, San Agustín, acerca de este misterio y del
grado de la unión; y éste le responde que « el hom­
bre está más en el Hijo de Dios que el Hijo en el
Padre *. Sí; reflexiona el Santo, respecto de la
personalidad, pues en Cristo no hay dos personas;
sólo hay dos naturalezas. No es persona distinta
el hombre Cristo, de Cristo Dios; y lo son, como
personas el Padre y el Hijo.
Contempla luego la hermosa fábrica de la
naturaleza humana y la misteriosa unión del
alma con el cuerpo, y se pregunta si es nia}’or la
unión de las dos naturalezas en Cristo, y responde
que lo es.
Y más poderosa todavía se eleva la mirada de
su inteligencia é indaga si la unidad de esa per­
sona divina, la unión hipostática, es mayor que
la unidad numeral .principio del número, la uni­
dad más simple y más perfecta que en lo creado
descubre el pensamiento humano; y de nuevo da
la luminosa respuesta de que loes; que la unidad
de la persona divina, como lo es la de Cristo, es
increada, subsistente por si misma, no recibida en
otro ser por partieiiíación; caracteres todos éstos
de perfección, de que carece la unidad numérica.
Otro portento aun de esta unión. A pesar de
toda la sublime perfección que en ella resplan­
dece, no hay fusión de naturalezas, ni mezcla ni

absorción: íntegras, completas, perfectas, sub­
sisten unidas en la persona divina.
Hé aquí la unión substancial, hipostática, dél
hombre Jesús con el Verbo, del Corazón de Jesús
con el Verbo. Hé aquí el dogma.hé aquí la gran
\’erdad que nos abre la inteligencia de los arcanos
y del abismo de maravillas y de belleza que en­
cierra el Corazón de Jesucristo.
Por esta unión es adorable la naturaleza hu­
mana de Jesús y lo es su Corazón; adorable como
es adorable Dios; no sólo digno del profundísimo
respeto, de todos y de los mayores homenajes de
todos los habitantes de la tierra, de todos los mo­
radores del cielo, de toda criatura; sino digno de
adoración; de aquel sentimiento nobilísimo que
hace reconocer á la criatura su absoluta depen­
dencia de la infinita grandeza de Dios; senti­
miento que es la flor de toda la religión.
¡Qué luz, qué raudales de luz despide esta
fundamental y altísima verdad!
Si Jesús, si toda su persona es adorable; si
adorables son sus manos y sus pies, y las cica­
trices de sus heridas, y todas las gotas de su San­
gre, y por razón del contacto, todo lo que tocó de
cerca ese cuerpo santísimo: el pesebre en que
nació; los instrumentos de su pasión, sus vesti­
d u ra ; si toda la humanidad de Jesús es adorable
por sí misma ¿ qué diremos de la más noble y pre­
ciosa porción de su cuerpo, que es su Corazón?
Si en el organismo humano es el corazón el centro
de la vida; si él es el único órgano interno cuya
actividad ad\4rtamos; si en él hallan resonancia
toda la vida sensitiva y todos los movimientos
del alma; si en la naturaleza conocida no hay na<la
más sensible, hasta á un rayo de sol, al perfume
de una flor; si el corazón es. sobre todo, el órgano
del amor y su símbolo natural ¿es extraño en­
tonces que en la humanidad sacratísima de Jesús
cautive la atención y el amor su Corazón? Da
luz excelsa de la fe y los más delicados y profun­
dos sentimientos del alma ¿no aconsejan de con­
suno tributarle especiales cultos?
Sí; desde que María y aquellas otras almas ge­
nerosas y amantes de Jesús \-ieron por vez pri­
mera, en su cadáv’er. á través de la llaga del cos­
tado, á ese Corazón herido, tributándole la pri­
mera adoración entre torrentes de lágrimas; desde
aquella primera hora de la devoción al Corazón de
Jesús no han cesado las adoraciones á él tributa­
das y no cesarán jamás. Porque nada más espon­
táneo, nada más tierno ni sublime que este amor.
¿Por qué? Porque el Corazón de Jesús es el
Santuario de la Divinidad, el tabernáculo de
Dios en medio de los hombres.
II.
¡Y qué tabernáculo! ¡qué materia la que en su
fábrica se empleó! ¡qué manos lo formaron' ¡que

^^da lo anima! ¡qué sentimientos abriga! ¡qué
cielo representa!
Mirad el lirio del campo, más ricamente ata­
viado que Salomón en toda su gloria. ¿ Qué obra
maestra del arte humano parangonarse puede
con la más humilde flor ? Aun la m ^ pequeña es
tan acabada, tan portentosamente bdla, como
si hubiera de ser eterna, como si agotara la sabi­
duría y el poder de Dios. Y es heno del campo,
destinado á recrear un triste destierro.
El fin de las cosas señala la medida de su be­
lleza y perfección. Si tan grande se manifiesta
Dios, tan rico de poder, en la flor que nace y
muere ¿qué poder desplegará, qué riquezas y
hermosura en los seres que ha creado para su
amor.^ Recorred la inmensa escala de las cria­
turas y admirad las obras de Dios. ¿Dónde está
la cúspide de la creación? ¿donde su corona? En
la humanidad de Jesús, en su Corazón.
Xo miremos por im instante esa alma que lo
anima, incomprensible mara\Tlla, á cuya imagen
fueron creados los ángdes, cuya belleza excede
incomparablemente á toda la belleza reunida de
los ejércitos celestiales. Hagamos abstracción de
la Di\dnidad á ella unida. Contemplemos sólo
ese Corazón humano, corazón de carne y de san­
gre. como el nuestro, que palpita, que \4ve, que
siente, que ama como nosotros. Contemplemos
sólo la parte visible y material del Corazón de
Jesús, y llenémonos de asombro.
Creólo Dios para unirse á él, para amar con él;
para abrírselo á los hombres, para mostrarlo al
cielo y á la tierra, á todos los siglos y á todas las
generaciones y á la eternidad; para que, vién­
dolo, admira-sen y adorasen su amor, y se infla­
masen en sus llamas y recordasen sus misericor­
dias y no olvidasen que á su amor todo lo debe­
mos; que á su dominación todo está sometido,
que por él todo ha sido creado; que todo se lo dió
el Padre, que á su gloria está ordenado todo y que
él es el autor de la gracia y de la gloria.
Creólo Dios y se lo abrió al mundo para que
los hombres tuviesen un asilo en las tribulaciones
de la vida y en las angustias de la muerte, donde
el bálsamo, como en Galaad, no se agotase jamás,
y para que la Iglesia de los últimos tiempos, atri­
bulada, tu\*iese en él su esperanza, y nuestro
.siglo del odio, su amor, y los del cielo y los de la
tierra un paraíso de delicias y un océano de amor,
cuyas olas de sangre inundasen la tierra y lava­
sen todos sus crímenes.
¡Qué destino! — Armonía con este destino
debió guardar la fábrica del templo. La mann de
los ángeles no fué ju g a d a digna de formarlo :
Dios mismo, el Espíritu Santo, el espíritu de la
sabiduría y del amor, lo formó. Hombre perfecto
fué creado el primer Adán, pero del lodo de la
tierra fué hecho su cuerpo: el del segundo Adán,

i

no. Desde el principio, antes de que fuesen los si­
glos, creó Dios una mujer y la adornó con cuan­
tas bellezas puede concebir el pensamiento y por
estupendo y jamás visto prodigio de amor, la
eximió de la maldición común del linaje de Adán
y como lumbrera inextinguible, candor de la luz
eterna, la hizo esplender en los cielos. Creado fué
este portento de la naturaleza y de la gracia para
que fabricase el templo, para que de ella fuese íur-

BARCELONA (Esp.) - En el Tibídabo, en ocasión de la
inauguración de la Obra Expiatoria (V. HoL de Mayo).

mado el corazón de Jesús, para que de sus venas
saliesen sus venas, de su carne su carne, de su
sangre su sangre.
De María — por el Espíritu Santo — ¡qué Co­
razón! Anime á ese Corazón una alma como la de
Jesús; irrádielo la Di\*inidad, como la luz un cris­
tal purísimo; hé aquí el tabernáculo de Dios eii
medio de los hombres.
III.
Pero este Corazón, este Santuario de la Deidad
¿dónde ha fijado espedalinente su morada?
¿ Dónde se manifiesta en toda su bondad y en su
belleza toda?

— 144 —
E sta mansiót; de la Divinidad tiene á su vez
dos moradas: en el cielo una, otra en la tierra; mo­
rada de gloria la una, la otra de humildad; una
para sus ángeles y santos; para los peregrinos de
la tierra, otra. En la del cielo se manifiesta en la
plenitud de su gloria á los suyos, y los recom­
pensa, y los sacia con su amor, y los deja sumer­
girse en el piélago inmenso de su dicha y de su
hermosura, y los corona y Ies es todo en todas
las cosas. Aquí, en el campo del combate, en la
tierra por Dios maldita, en abrojos y espinas
fecunda, tierra de lágrimas, árida, desierta, sin
senda; donde se sufre, se llora, se lucha; se ha me­
nester consuelo, esfuerzo, calor vital, reposar en
un corazón amigo, poderoso más que todos los
que nos persiguen y atribulan; bondadoso, más
que el corazón de una madre; aquí, donde nece­
sitamos de un corazón como el de nuestro Dios y
donde nuestra dicha es tener un corazón como
el suyo, en quien apoyarnos; aquí es donde reside
etf.^u trono de humildad, velado por las especies
sagradas, el Corazón de nuestro Dios. Aquí des­
conocido de los hombres, que aman la vanidad
del mundo y buscan sus mentiras, desconocido
y solitario habita en nuestros tabernáculos, y
vi\’e, y ora ])or nosotros á su Padre, de día y de
noche, hasta el postrer gemido del mundo y de
los hombres; vive intercediendo por nosotros y
amándonos y consolando mientras haya eu la
tierra un corazón que sufra.
Si el gran rey y profeta de Israel, el hombre
según el corazón de Dios, empleó su vida acumu­
lando tesoros y pidiendo su más rico tributo á
todas las preciosidades de la tierra, para que su
hijo, el rey más glorioso que viera el mundo, edi­
ficara una casa á su Dios; y si éste desplegó todas
las magnificencias de la naturaleza y del arte
para construir una morada al Señor del cielo, un
tabernáculo que fuese figura y sombra de nues­
tros templos y de nuestros tabernáculos ¿qué
moradas no han de erigir al Corazón mismo de
Dios, la fe y la piedad cristianas?
«
«•
Hemos querido regalar á nuestros lectores con
los pensamientos que desarrollara un gran
amante del Corazón de Jesús en una ocasión
solemnísima.
Quisiéramos decir á todos nuestros coopera­
dores y oooiK'radoras; Merlitadlos durante este
mes de Junio; procurad que todo este mes consa­
grado al Corazón Divino pase en la santa con­
templación de las hermosuras de ese amabilí­
simo Corazón.
Esa meditación, esa contemplación serena,
apacible, no estorbará las ocupaciones que os im­
pone \*uestro estado por activos que podáis ser,
antes bien, en medio del tráfago de vuestra vida

si dirigís una mirada, si dedicáis un pensa­
miento al Corazón de Jesús, sentiréis redoblarse
las fuerzas y la voluntad para cumplir dignamente todos vuestros deberes, aun los más pesados.
Pero á los Cooperadores y Cooperadoras de
España queremos sean dirigidas en modo partícular las últimas líneas, la última pregunta del
párrafo anterior: palabras y pregunta, que nos
recuerdan las recomendaciones que hiciera el
Revmo. Padre Miguel Rúa, nuestro venerando
Superior, en la última carta anual, al hablar de
las obras cuya ejecución encargaba en el año
1909:
A los Españoles presento con especial afecto el
Santuario nacional dedicado al Sgdo. Corazón de
Jesús sobre la cumbre del Tibidabo, cerca de Bar­
celona, monte que forma el argumento de una de
las más conmovedoras páginas de la vida de Don
Bosco.
Puedan estas palabras despertar el más vivo
entusiasmo entre los Cooperadores Españoles,
entusiasmo que es necesario para arrostrar los
sacrificios que acarrea el cumplimiento de gran­
des obras.

It.

1 <l¡

BIBLIOGRAFÍA
D e la L I B R E R Í A Y T I P O G R A F Í A C A ­
T O L I C A de B a rc e lo n a , c a lle del Pino,
N. 5:
Los Caballeros teutónicos de E. S ie n k j e w ic z , novela
Iristórica, versión españoln. Lujosamente impresa,
con cubierta en color, dibujada exprofeso, forma
parte de la « Biblioteca del Hogar » (segunda se­
rie), y se vende A 3 ptas. en rústica, y 4 encuader­
nada :
N ociones de Geom etría P ráctica

y Agrim ensura,

por F. T . D.
La Moral del joven, Consecuencias de la impureza.
Necesidad de las buenas costumbres, por el Dr.
Surbled médico del hospital de Anne-Marie (Paris).
Traducido de la 3* edición francesa, por el Dr.
D. José Blanc y Benet. miembro numerario de la
Real Academia de Medicina de Barcelona. Prólogo
del Rdo. P. Cayetano Puig, S, J.. Un volumen de
300 págs., tamaño 20X13 cms. Precios: 3 ptas. en
rústica y 4 con artística encuadernación en tela.
La Euscñania española ante la Ley y el sentido común.
Cuestiones pedagógicas del Exmo Sr. D. Manuel
Polo y Peyrolón, Senador del reino. Contiene aunadisimas observaciones y consejos muy oportunos,
sobre la Instrucción y Educación, Primera Enseñan^
Segunda Enseñanza y Enseñanza Universitaria. Rús­
tica. en 8» y 235 pág. i pta. — Valencia, Ave­
llanas II.

*
í
|
.
^

;

^

Comentarios al Decreto de Venerabilidad
de nuestro Padre.

^

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CUESTIONES PEDAGOGICAS
61 Sistema Preventivo
EN LA

educación de la juventud
{Continuación).

III.
El sistema preventivo en práctica.
uantos visitaban el Oratorio de S. Fran*^1®
*^*^ Sales quedaban admirados del
orden, alegría y buena marcha que allí
notaban, que establecían una diferencia bien
notable con los demás institutos. ¿Qué método
u saV .? preguntaban á D. Bosco.
— El sistema preventivo, la caridad!
— Pero expliqúese V., porque deseamos saber
cótno hace para que triunfe la caridad.
— El santo temor de Dios, infundido en los
corazones!...
— Pero el santo temor de Dios no es sino el prin­
cipio de la sabiduría; sírvase V. explicarme el
secreto para poderme valer de él en la educación
de los seminaristas.
Así le escribía en 1886 el Rector del Seminario
de Moutpellier.
D. Bosco leyó esta carta á sus consejeros y les
declaró con mucha humildad:«Verdaderamente
yo mismo no podría reducir mi sistema á método:
hago en cada circunstancia lo que Dios me ins­
pira *.
Estas palabras, que revelan sencillez y hu­
mildad. declaran bien que una buena parte de ese
éxito era debido á una influencia particular de
Dios, que dirigía á su siervo, porque D. Bosco
vivía de fe y de amor. Y como estas cosas se sien­
ten y se hacen mejor que se dicen, de ahí la difi­
cultad que sentía en escribirlas. A pesar de esto,
contestó la carta y el Iltre. Sr. Rector quedó
muy complacido.
Más bien que copiarla, preferimos mostrar á
nuestros lectores las industrias de que el Vene­
rable se servía y de que quiere nos sirvamos todos
sus hij os, comprendidos los amados cooperadores.
§ I. — N O R M A S G E N E R A L E S .
* Dios mismo es quien nos confía los niños ».
Así escribió en sus Cartas Circulares y así estapersuadido que era, y lo estamos todos los

Salesianos. Nuestros alumnos son un depósito sdgrado que Dios nos confía. Los que tuvieron la
dicha de vivir á su lado, cuentan que cuando
recibía un nuevo alumno, al dar cuenta de ello
á los superiores subalternos, como catequistas
y prefectos de estudio, les decía: « Dios nos ha
mandado á Fulano s>, y cuando los exhortaba á
trabajar, les decía: « Dios nos mandará muchos
niños; iohl cuántos más nos mandará el Señor si
cuidamos bien de los que tenemos! No ahorremos
pues, sacrificios para educárselos bien! >>
Aquí tenéis, admiradores de D. Bosco, aquí
tenéis el fundamento y la raíz de ese su grande
amor á los niños.
D e aquí que la primera palabra que oía el
alumno al pisar el Oratorio era esta: la salvación
de tu alma.
Y continuaba el diálogo :
— Quiero que seamos los dos buenos amigos.
¿Sabes lo que significa ser amigo de D. Bosco?
Que me ayudes á salvar tu alma. Sé bueno y se­
remos grandes amigos. El Señor te ha mandado
para que seas virtuoso... la Virgen espera mucho
de ti, etc..
Pero D. Bosco no era engorroso ni molesto;
esto era el fondo de su discurso; pero no lo espe­
taba así desnudo como suena: lo sabía decir con
una gracia encantadora, mezclándolo con agu­
dezas y donaires tan puros é inocentes como una
sonrisa de primavera, que consolaba al niño si
estaba triste por la separación de su familia y le
hacía ver que en D. Bosco tenía padre y madre.
Un insigne canónigo, doctor en Teología, escri­
bió un librito en que consigna sus recuerdos del
tiempo que pasó con D. Bosco: lo intitula Vida
íntima y hay párrafos como el siguiente :
« Amante y expansivo, D. Bosco evitaba con
esmero en su trato con nosotros, todo forma­
lismo artificial y todo rigorismo que pone un
abismo entre quien manda y el que obedece; ejer­
citaba la autoridad, inspirando respeto y amor.
Y nuestras almas se le abrían con íntimo, alegre
y completo abandono. Todos queríamos confe­
samos con él, y á este trabajo dedicaba veinte
horas semanales, con tanto amor y tranquilidad
como si no gravaran sobre él tantas y tan grandes
incumbencias. Y esto durante mimhos años.
Sistema único más bien que raro; sistema de
.santos (y sólo de ellos), que da comodidad de co­
conocer el carácter y la índole, modelarla y des­
pertar y educar sus más ocultas energías *.



U 6

Y a el lector sabe la importancia que daba á las
prácticas de piedad.
t

Otros consejos.
No era todo, digámoslo así, dón gratuito, ni se
contentaba con que sus alumnos frecuentaran
los Sacramentos y practicaran bien los ejercicios
de piedad. Muchos otros medios usaba, deducidos
á fuerza de razón, de raciocinio, de estudio aten­
to, serio y constante de la índole y tempera­
mento de cada uno de sus alumnos. D. Hosco
tenía mucho talento, mucha experiencia y una
consagración admirables. Ha psicología humana
y especialmente la infantil le era muy cono­
cida.
Decía á sus colaboradores: « Sed los primeros
en entrar en el aula y los últimos en salir. Tomad
particular empeño por los atrasaditos >>.
E l alcance moral y científico de este aviso, so­
lamente lo puede comprender quien tenga expe­
riencia en el trato con los niños. Confiamos que
á su debido tiempo podremos comentarlo en una
obrita á propósito.
A los asistentes — ó sea vigilantes — «Vigilad
sin interrupción á los alumnos donde quiera que
se hallen, poniéndolos en la imposibilidad de
faltar, especialmente después de cena á fin de
impedir aún el más ligero desorden », que deje en
el niño malas impresiones, turbe la tranquilidad
y placidez de su sueño y enturbie la serenidad de
su conciencia.
A todos les recomendaba: « No les peguéis
nunca á los niños. No se tolere jamás pom ada
dcl mundo ni la deshonestidad, ni la blasfemia, ni
el robo; pero cuando se trata de faltas debidas
á la natural ligereza de la edad, considerad que
el niño tiene poca reflexión. Cuando estéis agi­
tados ó airados absteneos de la correción, para
(jue no crean que obráis por pasión: esperad más
bien uno, dos días hasta que haya pasado toda
la cólera y se haya apagado por completo todo
sentimiento violento. Asimismo, cuando se ha de
dar una reprensión, un aviso, llámese el niño
aparte y esto no mientras esté agitado; déjeselo
á él también que se calme, y termínese la amones­
tación con palabras más bien dulces.
« Cuando im alumno se muestra arrepentido,
perdonadlo, y perdonadlo de corazón. Olvidadlo
todo en este caso. Cuando uno ha faltado, no se
le diga nunca; « Me las pagarás », ¡>orque este
lenguaje no es cristiano. En efecto, indica deseo
de venganza.
«No se impongan castigos graves por faltas
ligeras, porque cuando mi alumno se cree injusta­
mente castigado, conservará rencor, y no pu­
diéndose vengar, imprecará la memoria del
maestro ó del asistente. H ay ejemplos terribles
sobre el asunto. Cuando hay verdadera necesidad



de castigar un. alunmo, procúrese tomarlo á parte
y hacerle comprender el porqué y al mismo
tiempo que vea la pena que sufrís por tener que
llegar á ese punto.
« No se impongan castigos colectivos ó gene­
rales: á tal clase, á ta l dormitorio, sino procú­
rese descubrir los autores del desorden, y si es
preciso, aléjeselos de la casa; pero siempre debe
separarse la causa de los buenos é inocentes de la
de los malos, que suelen ser en menor número,
á fin de que por unos pocos no sufra la mayoría.
Al mismo tiempo se les diga á los culpados, si
tienen buena voluntad, alguna palabrita de
aliento, dándoles, eso sí, ocasión de corregirse y
mostrar su buena voluntad, encaminándose por
el recto sendero. »
Dos reglas de gran prudencia Ies daba á sus
colaboradores para descubrir y alejar á ciertos
niños:

« Para conocer moralmente los niños peligrosos,
los divido desde el principio del año en dos clases;
los malos ó de costumbres corrompidas, y los que
se sustraen á la observancia del Reglamento. En
cuanto á los primeros diré una cosa que parece
imposible, y sin embargo es como y o la digo :
Suponed que entre 500 hay uno corrompido.
Entra otro, corrompido también él: los dos son
de pueblo, de provincia diversa, de condición
distinta: están en diferente clase, en diferente
estudio, en otro dormitorio; jamás se han nsto
antes, y sin embargo, á los dos días, quizá á las
pocas horas los veréis juntos en el recreo. Parece
que un maléfico instinto los lleve á adivinar
quién está infectado de la misma gangrena y
que un diabólico imán los atraiga en íntima
amistad. El dime con quién andas y te diré quién
eres, es una contraseña admirable para co­
nocer las ovejas roñosas mucho antes de que
se vuelvan lobos. Estos niños deben alejarse
pronto ».
Como ve el lector, hay aquí mucha psicología,
mucha observación, mucho conocimiento del
corazón humano, que D. Bosco tuvo que apren­
der á fuerza de trabajo.
« H ay otra clase de niños que no se deben tener
en nuestras casas: cuando tengáis un alumno que
parece bueno, pero es atolondrado, se ausenta
fácilmente del lugar en que debe estar, y lo en­
contráis con frecuencia en los rincones, en las
escaleras, en sitios aptos para evadir las miradas
del Superior, desconfiad siempre. No os dejéis
engañar por las apariencias de timidez, ligereza,
espíritu solitario ó ingenuidad. E ste tal, ó sabe
fingir magistralmente, ó pronto encontrará quien
lo corrompa.
«No lo ohidéis, estas dos clases de niños son
peligrosísimos. >

— 147 —
D. Bosco se infonnaba minuciosamente de la con­
ducta de los alitmnos.
No se contentaba con dar reglas á los demás:
el trabajo principal para la conservación del
orden, se lo reservaba para sí. Exigía que se le
entregaran semanalmente las notas de clase,
taller y conducta de cada uno de los alumnos.
Tantas eran las listas, cuantos los maestros, sin
excluir los de las clases nocturnas, jefes de dor­
mitorio, etc., etc.. La lista debía estar firmada

A estos niños los sometía á especial vigilancia,
los cuidaba particularísimamente, los observaba
mejor, observaba los compañeros que frecuen­
taban, los hacía interrogar, los interrogaba él
mismo... y raras veces quedaban sus pacientes
cuidados sin resultados satisfactorios.
II. — N O R M A S P A R T I C U L A R E S .
« Pero la caridad le sugería tantas y tan va­
riadas industrias para salvar las almas, que ha-

MALTA — La « Jovcntutis domus » (Casa de la Juventud) - Homenaje a S. S. Pió X. en su Jubileo Sacerdotal.

por quien la presentaba y traía al margen las
convenientes anotaciones ú observaciones.
Fuera del registro general de conducta, él tenía
una libreta especial con el nombre de todos los
alumnos y cuando oía algo contra alguno ó le
veía cometer alguna falta, aunque fuese ligera
pero de aquellas que hacen poner alerta un hom­
bre prudente, le ponía un signo convencional que
sólo él comprendía y que significaba la índole
de la falta que se le imputaba. A veces en un
mes, im solo nombre recibía diez y más signos,
y podían significar la misma cosa. Don Bosco
solía repasar de cuándo en cuándo esta libreta.
Sobre loo alumnos, noventa no tenían signo al­
guno, pero los diez ó doce restantes, aparecían
marcados varias veces.
l

I

blar de todas, sería poco menos que imposible.
«Eueron muchas y superiores á todo elogio ».
Así escribe Mons. Bertagna.
Digamos algunas, que acaso algún lector
tendrá gusto en saberlas, y hasta alguno nos las
agradecerá.
Quería que los niños se divertieran.
T^a primera de sus industrias era poner en acto
su conocida divisa: Seroüe Domino in laetxtia:
Servid al Señor con alegría. Temor de Dios, tra­
bajo y estudio constantes y por remate y corona,
la alegría: he aquí la vida del Oratorio. Este ad­
mirable conjunto hacía la vida de Valdocco para
la totalidad de los niños alegre, entusiasta, inefa­
blemente dulce y suave. E l que no los ha visto.

— 148 —
difícilmente puede formarse una ide? del bullicio,
la gritería, la despreocupación agradable, los
juegos, el gozo de aquellos recreos. E l patio era
medido palmo á palmo con carreras vertiginosas.
D. Bosco. que era el alma de este movimiento,
gozaba inmensamente, y los niños, que sabían
que cuantas veces podía, tomaba parte en sus
juegos y conversaciones, elevaban de cuándo en
cuándo la mirada hacia el cuarto del amado
padre; y cuando aparecía en la barandilla, se al­
zaba un grito de entusiasmo y alegría, y buen nú­
mero de ellos corría á esperarlo al pie de la es­
calera.
Sinceramente creemos que pocos hombres han
atraído de tal modo el corazón de los niños y se lo
han sabido ganar para el bien. D. Bosco en
medio de ellos era la amabilidad en persona.
Mons. Cagliero, los clérigos y los niños decían
de él: A-pparuü benignítas Salvatoris nostri.
Ora al uno, ora al otro, á todos les daba á com­
prender que tomaba muy á pechos todo lo que
pudiera interesarles. I,es preguntaba por su fa­
milia, por el Cura, el maestro de la escuela, y los
conterráneos que podía conocer, les encargaba
que escribiendo á su casa, los saludaran de su parte
especialmente á papá y mamá; les contaba algún
hecho memorable de su propio pueblo (de ellos),
porque sabía de memoria la historia de casi todos
los lugares del reino sardo-piamontés, les hablaba
de la iglesia parroquial, del campanario, en suma
de todo lo que podía amar un niño, de lo que
podía traerle gratos recuerdos, y el niño se ani­
maba. sus ojitos brillaban de contento y agra­
decía esas paternales atenciones.
Sin embargo, estos discursos eran muy cortos,
ya porque preveía que no se resignaban á estar
oyéndole todo el tiempo, y a porque prefería
verlos en bullicioso movimiento. ¡Oh! no le girstaba ver á los estudiantes ocupados en juegos
que exigieran tensión mental y prohibía poner
en los patios sillas y bancos para sentarse. No
aprobaba los juegos de naipes, damas, ajedrez,
porque d ecía:
« Ea mente necesita reposo, y esos juegos no lo
dan 0.
Como sabio educador los excitaba y los invi­
taba á los juegos que ejercitan y desarrollan las
fuerzas físicas. A veces los desafiaba á una partida
de carreras, porque era sumamente ágil y ligero.
A veces jugaba á partidos y procuraba Uevar
eu su contra algún niño que no se portaba bien
y esquivaba su presencia. Cuando el juego estaba
más animado y la confusión era mayor, el buen
padre ojeaba su presa, y sorteando todos los obs­
táculos y haciendo admirables gambetas, la cogía,
y mientras todos gritaban: ¡Preso, preso! él le
decía al oído \ma de esas palabritas mágicas á
las cuales cedían los más duros corazones.

Cuando no se sentía con fuerza para tanto,
colocaba los niños en fila de á dos en fondo y ¡á
marchar! Con frecuencia entonaba una canción
en dialecto, que los chicos repetían cien y más
veces, marchando cadenciosamente, acompa­
ñándola con palmadas y marcando el paso que
hacían temblar la tierra. Ora salían al descam­
pado, ora volvían á entrar bajo las arcos del
pórtico, y a plegaban al flanco derecho, ya á la
izquierda; á veces subían de lado la escalera,
atravesaban un corredor y bajaban por otra
escalera, cantando siempre, según el ejemplo que
les daba D. Bosco. E sta excursión simulaba
una patrulla de ronda. Cansados, pero alegres,
sentían que la campana los separase.
Cómo vivía entre los niños.

i

No siempre jugaba, pero siempre estaba en
medio de los niños, y hablaba mucho: no se puede
decir lo* agradable que era su conversación, rica
de frases, intencionada, chistosa y matizada de
amenas narraciones. Cuánta caridad se dejaba
ver en las palabras que dirigía al uno y al otro de
los que encontraba.
« ¡Estáme alegre!»le decía á uno que se presen­
taba con aire triste y sombrío. Y estas dos sen­
cillas palabras, pronuncia das con no sé qvémágico
acento, producían en el niño im efecto inmediato,
sintiéndose alegre y pronto al deber.
— ¿ Cómo va la salud ? preguntaba al otro, y
si era preciso se informaba si padecía por faltarle
alguna cosa. En el invierno se desvivía como
uno madre. A veces le parecía que un niño
sufría de frío; entonces con los dedos le tocaba d
brazo para asegurarse si tenía ó no camiseta, y
le dedo: « Pero tú no estás suficientemente abri­
gado. Y en la cama ¿tienes frazadas que te re­
paren del frío? » Y lo mandaba al ropero para
que lo proveyera de lo necesario. A veces habí?
padres descuidados, que debiendo proveer á sus
hijos, no lo hacían, pudieiido. Ea caridad de Don
Bosco lo suplía todo.
Cuando sabia que uno se hallaba apurado de­
cíale :
« Nada te afane, nada te turbe *.
Al otro que no sabía sufrir las burlas inocentes
ddcom pañero,le decía: Vince in bono‘malutn¡
llevad los unos las cargas de los otros.
A otro: acuérdate de las tres eses: salud, sabi­
duría, santidad.
A otro que había visto distraído en la iglesia
durante la plática, le preguntaba: — ¿Tú tienes
dolor de muelas, pobrecito?
— Y o no!
— M eló parecía!... Y le explicaba que no ha­
biendo gustado la palabra de Dios, no podi»
sacar provecho.

[
[
[
[
[
;
;

Una frase familiar suya e r a : ¿Cuándo te pones
á hacer milagros?
Semejantes frases las dirigía de impro^^so á
alguno que estaba pensativo ó distraído ó ha­
blando en voz baja á vm compañero, en un grupo.
A veces daba un aviso á im niño, y volvién­
dose rápidamente á otro, le preguntaba: ¿has
comprendido?
En ocasiones, se le acercaba alguno á besarle
la mano, y él aferraba la del niño, y teniéndolo
así, le decía: « Véte á hacer un buen recreo í>; y
continuaba hablando con los demás, hasta que
pasado un rato, volvíase á su prisionero y le
decía: « Vete, pues, ¿qué haces aquí ? »
— Pero si V. no me deja!
Lo retenía algún tanto más; el joven sonreía,
D. Bosco entonces lo dejaba ir.
Estas caricias las usaba especialmente con
aquellos que le parecía que le tenían miedo ó des­
confianza.
Pero todas estas cosas terminaban siempre
con lo que los niños dieron en llamar la-palabrita
al oído, cuyos mágicos efectos pasarán á la histo­
ria como imo de los prodigios de la vida del V e­
nerable.
¿Qué era esta palabra?

La palabra al oído.
Era como el eco de la palabra de Dios: « viva,
eficaz y más penetrante que cualquiera espada
de dos filos y que entra y penetra hasta los plie­
gues del alma y del espíritu, de las junturas y de
los tuétanos y discierne y califica los pensamientos
y las intenciones del corazón * (i). D. Bosco, en
efecto, rigiendo todo con gran celo y prudencia,
informándose de todo, conociendo á fondo á sus
alumnos, distinguiéndolos por nombre y por
carácter, sabía dar siempre á cada cual y con
irresistible fuerza un aviso adaptado á la nece­
sidad actual de cada individuo. Pero lo que más
fuerza daba á esta palabra, era que manifestaba
cosas que sólo el individuo podía conocer, y á
veces cosas furiiras que se verificaban al pie de
la letra. Los alumnos le daban á la palabra al
oído una importancia grande, y así se puede
rastrear, mas nunca comprender en toda su
extensión qué admirables frutos de virtud y san­
tidad tenia que producir en las almas.
Con frecuencia preguntaba á uno : ¿Quieres
que te diga una palabra? A veces los niños se la
pedían. Entonces ponía una mano sobre la ca­
beza del niño, se inclinaba hasta poner la boca
al oído del alumno, reparándose con la otra mano
para que nadie pudiera oír lo que le decía. Era
para ver la diveradad de cara que ponían : el
fi) Hebr. IV. la.

imo se vohda serio y m editabundo; el otro son­
reía; éste se encendía com pletam ente de carmín
y el otro se ponía á llorar; éste decía « sí r, quién
se retiraba cabizbajo y se ponía á pasearse solo;
quién gritaba « ¡gracias! » y corría á jugar; quién
volaba á los pies de Jesús Sacram entado; cuál,
después de haber escuchado la palabra, quedaba
como electrizado, fijo allí sin acertar á separarse
del lado de D. Bosco, como si una idea grandiosa
lo absorbiera; y cuál, poniéndose á su vez la
mano de canto contra la boca, respondía á Don
Bosco ó le hacía una pregunta.
L a palabra al oído era cosa de pocos segundos.
E ra como un dardo que penetraba el corazón y
no se podía arrancar. E ra un consejo, una exhor­
tación, ó tam bién un reproche. E n efecto, no
acostum braba reprender en público. J amás mani­
festaba estim ar en poco á im alumno, y los m is­
mos que sabían no ser merecedores de conside­
ración algtma, sabían por experiencia que jam ás
D. Bosco los baldonaría. Jam ás en vida suya
humilló públicam ente á nadie, á no ser en caso
excepcional en que se tratara de un escándalo
público. D e aquí nacía el abandono filial y la
confianza con que los niños se ponían en sus m a­
nos. A sí el aviso amigable producía seguro efecto,
y no pasajero sino durable. « L a reprensión dada
al sabio y al hombre dócil de oído, dice Salomón,
es una arracada de oro con una perla reluciente ».
Prov. X X V .
H e aquí algunas de dichas p a la b ra s:

¿Podrías darle una flor á la Virgen? Estudia
mejor las lecciones. — Jesús te aguarda en 1?
iglesia. — Deja la mala costumbre de manosear
al prójimo. — ¿Te confesaste bien ? — ¿ Porqué te
vas alejando de la Santa Comunión?— ¡Ah!
Esos compañeros!... — Animo, hijo mío, invoca
á la Virgen y te auxiliará. — ¡Si pudieras ver el
estado de tu alma! — Sigue así, la Virgen está
contenta de tí. — Recuérdalo bien : Dios te ve.
— La muerte, mas no el pecado. — Hazte bueno
y nos reuniremos en el cielo. — Procura hacer
una buena confesión y experimentarás un gran
consuelo. — Qui faciunt peccata, hosies suni
animae su(u. — Rézales cinco Padrenuestros á
las cinco llagas de Nuestro Señor para alcanzar
que ninguno de los que mueren hoy, se vaya al
inferno.— Ayúdame á salvar tu alma. — ¡Alegre!
el cielo nos aguarda. — Sé obediente y estarás
contento. — Pide á la Virgen que no te deje caer
más en el pecado. — ¿Puedes dormir esta noche
tranquilo ? —
Como se ve, frases que nada tienen de raro;
pero era que éstas y otras mil, venían siempre á
propósito y r e v ^ b a n ai niño que D. Bosco co­
nocía lo que pasaba en su interior, variando
según las circunstancias y las necesidades espe­
ciales. ü n ojo experto veía el efecto inmediato en

— ISO —
la iglesia, la clase, el estudio, el patio, el trato
con los condiscípulos, rezando mejor, abando­
nando un falso amigo, reconciliándose con el
compañero. H ubo muchos que, oída la palabrita,
se encendieron de ta l modo en el fervor, que Don
Bosco tu vo que moderar sus extraordinarias pe­
nitencias.

Oportunidad de la palabrita.
L os primeros que notaban su efecto eran los
que la recibían. « Atestiguo, dice un venerando
sacerdote, atestiguo un hecho que me sucedió
repetidas veces siendo niño. Viéndom e D. Bosco
preocupado en los recreos me decía palabras tan
oportunas que sentía desvanecerse toda idea
m olesta y puedo asegurar que tam bién las ten ta ­
ciones que hablan devenirm e. Así, sin advertirlo,
entraba la paz en mi corazón y me hallaba satis­
fecho. E sto lo hacía no sólo conmigo, süio con
todos, tam bién por la noche, pues ninguno iba á
dormir sin pasar á besarle la mano t>.
Sin embargo, no todos los alumnos se acerca­
ban con igual confianza y cariño. H abía excep­
ciones notables, pero tam bién en estas naturale­
zas bravias producía efectos asombrosos esta pa­
labra, llegando inesperada.
A veces vela en medio del patio á un disipadito
disputando acaloradamente. D. Bosco lo in­
terrum pía diciéndole; Quiero que hagas una cosa
m uy buena. — <¡Qné? — Que hagas una buena
colada, que limpies bien esa conciencia para ser
amigo de Dios y para que María te pueda pro­
teger. E sto se lo decía al oído, en secreto.
Mientras uno corría desenfrenado por el patio-,
sin pensar ni ver apenas nada, hételo aquí en las
manos de D. Bosco:
— ¿Cómo estás?
— ¡Muy bien!
— ¿ También en el alma ?
— E l joven miraba confuso á D. Bosco, bajaba
la cabeza y balbucía:
— Y a... pero...
— Si murieras esta noche ¿ estarías contento ?
— N o mucho.
— ¿Cuándo lo arreglas?
— Mañana por lajuauana; antes, ahora mismo.
Y en general, guardaban la palabra.
N o faltaba quien evitaba cuidadosam ente el
encuentro de D. Bosco, no teniendo fuerza para
resistir su mirada. Entonces le seguía con sum a d i­
ligencia todos los pasos, y cuando el niño se creía
más seguro.dos manos le cruzaban la cara vendán­
dole los ojos. E l muchacho, bien lejos de im aginar
quién fuese, decía tres ó cuatro nombres tratan­
do de adivinar, luego se picaba, después se enfa­
daba. soltaba algún despropósito y á veces una
patada. Entonces las manos se abrían; el chico se
vo lvía rápidamente y dejaba escapar mi: < ¡oh!

D. Bosco! s>.No se puede describir el afán y la con­
fusión del pobre muchacho: quedaba inmóvil,
humÜlado, cabizbajo. Y mientras el niño to­
maba la mano para besarla, D. Bosco le decía
dulcemente: ¿Porqué huyes de mí?
— ¡Yo no!
— Conque ¿seremos amigos? Oye; y mientras
le decía una palabrita, el chico hacía señas de
que sí.
Cuando volvía de algún viaj e, los chicos corrían
todos á besarle la mano y estrechábanse en tomo
de él; si alguno se quedaba lejos, era señal de que
alguna cosa pasaba por su corazón. Durante mu­
chos años, éstos no pasaban de tres, lo que prueba
que en el Oratorio las cosas iban muy bien. En
estas circunstancias, viendo á aquellos pobrecitos
que permanecían mirándole de lejos detrás de los
compañeros, salíá en estas ó parecidas palabras:
He traído un regalo para algimos de vosotros.
Los niños empezaban á decir nombres. De
repente D. Bosco decía: — Los voy á dar á aque­
llos.
Todos se volvían atrás, admirados de la elec­
ción porque bien sabían que su conducta no era
buena. Estos quedaban como petrificados; pero
D. Bosco los llamaba por sus nombres, los invi­
taba á acercarse y mientras los demás abrían
paso, ellos caían en la red: una palabra misteriosa
se deslizaba á su oído y á más tardar, al día si­
guiente iban á confesarse.
Dice Mons. Cagliero: « Con frecuencia la pala­
brita salía del corazón de D. Bosco en forma de
ferviente jaculatoria con ardorosos suspiros, y en
este caso, cuantos estábamos cerca nos sentía­
mos encendidos en amor de Dios y de él que
tanto nos amaba en Dios. — ¡Todo por Dios y por
su gloria! Era este el estribillo cuotidiano que
resonó á mi oído durante varios años, y que el
repetía en el púlpito, en el confesonario y en los
coloquios privados. Y este era el único anhelo de
toda su vida ».

El poder de

palabra.

Dios le había concedido en toda su plenitud el
dón de la palabra, de manera que todo en él era
expresivo lenguaje: la mirada, el gesto, los mo­
vimientos, el mismo tono de la voz. Especial­
mente con el ojo ejercitaba á un tiempo las ener­
gías del alma y del corazón. Con su mirada calma,
serena, majestuosa, se apoderaba del pensa­
miento ajeno con fuerza irresistible, y con la
misma fuerza cuando le convenía, hacíase com­
prender. Con frecuencia una sola palabra, una
sonrisa, acompañada de una mirada fija, equi­
valía á una pregunta, un aviso, una respuesta,
una exhortación, un discurso entero. Con fre­
cuencia seguía con la vista á un joven á cual-

— 151 —
quier parte y dirección que éste fuera, mientras
á (Don Bosco) paseaba tranquilamente con otro.
Mas de repente los ojos del chico se encontraban
con los de D. Bosco y le}*endo en su mirada lím­
pida el deseo de hablarle, iba á el y oía la pala­
brita al oído.
No raras veces sucedió que mientras tenía con­
sigo muchos niños, clavaba los ojos en uno ó dos
y poniéndose de canto la mano sobre la frente
como para formar \úsera, parecía escudriñarles
hasta el fondo del alma. Ellos quedaban confu­
sos, morían en su garganta las palabras y se per­
cataban de que conocía algún secreto suyo. Y en

repugnancias, una fuerza misteriosa corría por su
interior y sentía tma confianza verdaderamente
filial. Aun viven muchos testigos de lo que esta­
mos narrando.
Cuando durante el recreo notaba que alguno se
mostraba demasiado curioso en saber lo que
otro decía, ó ávido de oír alguna conversación
que no le convenía, D. Bosco le apretaba senci­
llamente el lóbulo del oído sobre el pabellón,
como para cerrárselo. Si veía alguno un poco
libre en el mirar le cerraba jugueteando los ojos;
á otro le cerraba los labios, para darle á entender
que no los abriera para murmurar. Pero lo hacia

MALTA — El Oratorio Festivo - Homenaje á S. S. Pió X.

realidad, leía en su rostro la obscuridad ó tur­
bación ó el remordimiento que producía en ellos
la culpa. Un ligero movimiento de cabeza bastaba
entonces; faltaba sólo á fijar el tiempo de la
confesión.
D. Bosco hacía la misma operación cuando al­
guno le prometía algo que no había de cumplir,
ó le mentía. Pero este acto era entonces una clara
expresión de duda, ó reproche, ó negación, y era
el exordio de algún aviso particular.
Acaecía á veces que mientras estaba confe­
sando, pasaba por delante xin niño con deseo de
todo, menos de confesarse, y sin embargo tenía
necesidad. Si D. Bosco lo miraba fijamente, que­
daba encantado (como dicen d d ruiseñor), sin po­
derse alejar. Vacilaba, daba un paso más hacia la
puerta, vol\*ía atrás y acababa por arrodillarse y
esperar su tumo. Se habían disipado todas las

con tal delicadeza, que los demás no lo advertían.
Era un aviso que quedaba grabado para siempre.
jOh! poder de la mirada de D. Bosco! Un
alumno no podía conciliar el sueño una noche;
inquieto se revolvía á un lado y otro. A cada mo­
mento suspiraba, bufaba, mordía las sábanas. El
compañero del lado, se despierta y dícele; «Hola,
amigo, ¿qué tienes?
— cQu-é tengo? Anoche me miró D. Bosco!
— ¡Oh! buena es esta! V aya una novedad!
— ¡Me ha mirado de un modo!...
¡Oh! yo las conozco, yo, las miradas de Don
Bosco.
— Te habrás equivocado. Tén paciencia y no
molestes el dormitorío.
A la TnañaTia siguiente pregimtó á D. Bosco si
había mirado al muchacho, y le contestó:
— Pregúntale lo que le dice la conciencia.

152
Y la conciencia le respondió de modo que fué
á confesarse y quedó tranquilo.
Vigilancia, prudencia, caridad.
A las miradas unía frases agudas y maneras
graciosas para que quedaran más impresos sus
avisos.
Pero todo esto no lo distraía de la vigilancia
sobre todos, expertísimo como era en el conoci­
miento de su grey.
Por esto , cuando en recreo veía grupos de los
cuales dudaba que hablaran mal ó murmurasen,
llamaba á uno y decíale: — «Hazme el favor, toma
la llave de mi cuarto, ve al estante y tráeme tal
libro ». El muchacho corría, buscaba, á veces no
encontraba el libro, y volvía cuando la capana
había tocado. D. Bosco le daba las gracias y lo
mandaba á clase.
Otras veces mandaba uno á la portería á pre­
guntar si había llegado un forastero; otro á bus­
car un compañero, otro á ver si el prefecto estaba
en su despacho, otro á buscar un bonete, llevar
una carta, ó á pedir al profesor los papeles de
la clase. Era habilísimo en semejantes recursos, y
los niños se ponían todos en movimiento, felices
de poderle hacer un favor y sin advertir ni por
pienses las intenciones del amado maestro.
Su prudencia era admirable. Un superior sos­
pechoso, es una fuente perenne de murmuracio­
nes, irrita á los poco buenos, hace desconfiados
á los buenos y pierde el cariño de todos. Ciertas
tardes, en lugar de dejarlos agrupar en torno
suyo, los formaba en fila y poniéndose al frente de
ellos, les ordenaba ejecutar los movimientos que
él hacía. Y estos eran variadísimos y agilísimos,
de modo que no era raro que los niños, al que­
rerlos ejecutar, perdieran el equilibrio y cayeran
suavemente con lo que los demás que andaban
sueltos corrían á ver lo sucedido y se desternilla­
ban de risa y aplaudían. Luego se ponían en mar­
cha con D. Bosco. quien daba mil vueltas extra­
ñas al rededor de los pilares, en los sitios oscuros,
en los rincones adonde no llegaba la luz de los
faroles, y así. cantando y jugando se aseguraba
de que no había ningún desorden.
Con estas múltiples industrias y por los incon­
venientes que encontraba, regulaba su con­
ducta y daba los avisos oportunos. Procuraba
ganarse esjMíciahncute el corazón de todos aque­
llos stíbre los cuales deseaba ejercer incontras­
table influencia para llevarlos por el camino de la
virtud y aun de la perfección cristiana.
Así. cada domingo in\*itaba por tum o á su
mesa, á los que mejor conducta habían obser­
vado: clase por clase y taller por taller. De este
modo, todas las clases y talleres habían tenido
sus representantes en el comedor de los Supe­

riores. A l fin de la comida, se quedaban con él
de sobremesa y les obsequiaba con algún postre
especial. Del mismo modo, como premio y en
señal de confianza, convidaba á alguno á que le
acompañara por la ciudad y en sus visitas, y
aprovechaba la ocasión para hablarle de la voca­
ción y elección de vida. E l jueves santo escogía
13 de los mejores y les lavaba los pies; después
los hacía cenar consigo, cosa que agradecían
ellos muchísimo. De igual modo hacía comer con
los clérigos á los dos que habían ayudado la misa
de comunidad durante la semana, y esto sin dis­
tinción de diligentes ó no, y para mostrar su de­
ferencia á los que sirven al altar.
Cómo los oía en privado.
A pesar de sus muchas ocupaciones, acogía
siempre con gran benevolencia á los que le pedían
una audiencia especial en su cuarto, y no se que­
jaba de sus importimidades deseando que le ha­
blaran con familiaridad y cariño filiales. Y como
en él no se veían nunca ni actos de sorpresa, ni
precipitación en juzgar, ni movimientos violen­
tos; sino tma calma inalterable y un porte siem­
pre uniforme, todos se presentaban de buena
gana, con el corazón en la mano por lo que no es
extraño que ejercitara tan grande influencia hasta
sobre los corazones más rehacios. Dejábales á
todos plena libertad de preguntar, exponer sus
quejas, sus razones, etc.. Un día á uno que le pre­
guntó el motivo de tanta paciencia, y él ocultan­
do su virtud respondió medio en burla: — ¿Sabes
tú lo que significa ser cuerdo ? Saber hacer el buen
hombre, el simple. Asi hago yo: dejo hablar, que
lo digan todo, atiendo bien á las palabras; escucho
á éste y al otro; y cuando se trata de decidir,
lo tengo en cuenta todo. Y así vengo á darme
cuenta de todo ».
Pero al presentarse á él, los niños se guardaban
muy bien de prescindir de alguna de las reglas
de la buena educación y del miramiento debido
á los Superiores. D. Bosco era intachable é intran­
sigente en este punto, y siendo extremadamente
limpio en su persona y sus ropas, exigía lo mismo
de los niños que iban á su cuarto. Los niños sabían
que cuando se presentaban á él.examinaba su cha­
queta y cuello y daba una mirada á los zapatos,
y cuando no estaba todo decente, los mandaba á
asearse. Por lo demás los trataba como á señores.
Los hacía sentar en el sofá, permaneciendo él
sentado al escritorio y los escuchaba con suma
atención, como si siempre se tratara de las cosas
más importantes del mtmdo. A veces se ponía
de pie y paseaba con ellos por el cuarto. Termi­
nado el coloquio, los acompañaba hasta la puerta,
que él mismo abría, diciéndoles al despedirlos;
Seremos siempre amigos, ¿eh?

— 153 —
« Los tres paseos ».
Muchas cosas se arreglaban en estas conferen­
cias. Pero cuando su caridad no triunfaba, acu­
día al supremo remedio de los paseos. Cuando
acaecía que dos compañeros estaban enemistados
y conser\*aban rencor, D. Bosco convidaba á uno
á que lo acompañara á paseo y lo hacía desahogar;
después in\*itaba al segundo y hacía lo mismo,
dejándolo echar toda la culpa al compañero;
luego les con\*idaba á los dos y aunque al princi­
pio se miraban de reojo, él los hacía reír, los hacía
darse mutuas explicaciones y volvían á casa tan
amigos como si nada hubiera pasado.
III. —

M E D IO S E S P E C I A L E S .

Los hilUtes.
No contento con las máximas que confiden­
cialmente sugería á sus alumnos, muchas veces
las escribía en billetes haciéndoselos llegar á s\is
manos de uno ú otro modo. He aquí el c o n ta d o
de algunos: « Procura que todo cuanto hagas,
digas ó pienses redunde en provecho de tu alma ».
— « Sufre con buena voluntad las contradiccio­
nes por amor de Aquel que tanto sufrió por t i ».
— « Deseo que nos ayudemos mutuamente en la
salvación de tu alma *. — « Cuando llegue la hora
de tu muerte te arrepentirás de haber perdido
tanto tiempo sin provecho alguno para tu alma ».
— 4Todo lo pierdes si pierdes el alma ». — « E stá
siempre preparado. El que hoy no se halla dis­
puesto á morir bien, corre peligro de morir mal *.
— Y más de una vez llegó á escribir un billete
particular á cada uno de los niños de la casa,
siendo ellos cerca de mil.
Correspondencia epistolar.
Además de dichos billetes escribía á veces á
sus niños cartas oportunas; las que dirigía á los
clérigos generalmente estaban redactadas en
latín, llenas de textos sacados de la S. Escritura,
de los Santos Padres y de la Imitación de Cristo.
.Anualmente solía dictar los ejercicios espiri­
tuales en el Santuario de S. Ignacio en Lanzo y
á pesar de hallarse ocupadísimo, encontraba
siempre tiempo para escribir innumerables car­
tas á los del Oratorio.« Y o conservo algunas,
nos decía un piadoso y docto sacerdote, an­
tiguo alumno, y puedo atestiguar que los pen­
samientos que en ellas se contienen, expresados
por D. Bosco desde un lugar lejano, eran para mí
muy oportimos, y como si verdaderamente él
estuviera presente ». Esto mismo hacía siempre
que pasaba algunas semanas fuera de casa.
Los billetes de hítenos propósitos.
Las cartas con que los niños contestaban á

D. Bosco, le sugirieron una nueva industria á fin
de asegurarles más y más la perseverancia en
sus propósitos, tales fueron los billetes que él en
ciertas ocasiones les pedia en los cuales el niño
escribía el propósito que había hecho de practi­
car alguna \úrtud determinada ó de huir de al­
gún defecto en que solía caer más á menudo. No
exigía presentaran tales billetes, lo hacían sólo
los que querían, prometiéndoles siempre Don
Bosco la guarda del secreto. Así es que muchoá
con toda sinceridad, le escribían sus propósitos
y consignaban en las mismas manos de D. Bosco
aquellos billetitos cerrados, el cual después de
leídos los recordaba privadamente á cada uno de
los interesados, siempre que el caso lo requería.
¿ Quién no se conmoverá al imaginar á aquellos
pequeñuelos con la pluma en mano y el papel
delante trazando aquellas pocas líneas con las
cuales preparaban su suerte en la dichosa eter­
nidad ? Me parece ver en aquellos rostros candoro­
sos dibujarse por algunos instantes la seriedad,
con los ojos levantados en alto buscando las
palabras y las frases. ¡Bendígaos el Señor, que­
ridos jóvenes, y ojalá un día os presente á título
de gloria estos mismos bñletes!
No debemos tampoco pasar por alto, que mu­
chas veces D. Bosco guardaba los billetes más
importantes á fin de que sirvueran de reclamo
en el por\-enir. ¡Cuántas veces, algún joven no
acordándose y a de las promesas que en otro
tiempo hiciera al Señor, y resbalando por la pen­
diente que le conducía á la perdición, le era ])resentado sin saber cómo aquel billete que le re­
prendía con dulzura su infidelidad!... ¡Cuántas
veces sucedía que á muchos otros que hacía ya
mucho tiempo que habían salido del Oratorio,
cuando menos lo esperaban, y cuando menos pen­
saban en él. distraídos por los quehaceres, y
quizá por la disipación que trae consigo una vida
libertina, les llegaba por correo un sobre cerrado
donde se contenía aquel billete que años atrás
ellos mismos habían escrito, recuerdo de los años
de gracia y estímulo para volver al buen
camino!
¿Quién después de \-isto esto, no se sentirá
lleno de admiración por el celo y caridad de Don
Bosco?
Compañías.
D. Bosco, como perfecto educador, procuraba
infundir á los jóvenes, no un entusiasmo pasa­
jero. sino la persuasión profunda del deber que
tienen de ser buenos, valiéndose para ello de la
palabra y del ejemplo. Las compañías de la In­
maculada, de S. Luis, de S. José, del pequeño
Clero, etc., eran otros tantos estímulos de virtud
y buen ejemplo. Más adelante hablaremos con
alguna extensión sobre el particular.
« «

— 154 —

Del discursivo de cada noche.
Consistía en pocas palabras, en una sola idea
pero siempre á propósito y bien expuesta. Don
Bosco nunca cedía á otro este trabajo que él lla­
maba su deber, á no ser que se hallase absoluta­
mente impedido. He aquí cómo se expresa el
teólogo Ballesio, narrando los primeros tiempos
del Oratorio. « Terminada la clase vespertina de
música y canto para unos y de gramática y arit­
mética para otros, todos, obedientes á la voz de
la campana, se reunían para rezar en común las
oraciones. ¡Momento hermoso y subliniel Se da
principio con la entonación de una copla, y tres­
cientos jóvenes en masa forman un coro impo­
nente que los ciudadanos oyen desde lejos. Se
empieza la plegaria, todos juntos y en alta voz
y D. Bosco en medio de nosotros, arrodillados
todos sobre el pavimento de piedra, en el locu­
torio ó en el pórtico. Terminadas las oraciones,
subía él, ayudado suavemente por nosotros,
á la pequeña tribuna y al verlo comparecer
con aquella mirada paternal, amorosa y risueña
oíase entre aquella pequeña familia una especie
de murmullo, un largo suspiro de satisfacción
y de alegría. Seguía después un religioso silencio,
quedando todas las miradas fijas en él.... ».
En este momento algunos alumnos le entre­
gaban los obj etos hallados, y él los entregaba á sus
propios dueños. Después empezaba á hablar. Y
con su aspecto decía bien claro: Todo esto que
yo hago por vosotros no son más que medios de
que me valgo para obtener la salvación de vues­
tras almas. Oh hijos míos, escuchad los preceptos
de vuestro padre, ponedlos en práctica y seréis
salvos (Ecl. III).
Su palabra nunca causaba fastidio ó disgusto.
Había recogido un tesoro inagotable de hechos
y sentencias extraídas de la Sagrada Biblia, de la
Historia Eclesiástica y de muchas historias pro­
fanas de pueblos antiguos y modernos, de las
vidas de los santos, filósofos y célebres artistas,
y los exponía con ima sencillez admirable; narra­
ba sucesos contemporáneos y a públicos, y a pri­
vados acompañados de alguna reflexión moral
adaptada á la necesidad del caso, ó bien daba
avisos para el día siguiente, recomendaba alguna
obra piadosa, ó bien recordaba á algún bienhe­
chor difunto. ¡Oh, cuán grande era la gratitud de
D. Bosco!...
Su plática terminaba siempre con este saludo:
%
noches *, al que los jóvenes contestaban
con el general y cordial saludo de « graoas, igual­
mente *, ó bien « Buenas noches! ». A l descender
de la tribuna todos le rodeaban para besarle la
mano, deseosos de oír todavía una palabra con­
fidencial. Y él con gran bondad y calma no de­
jaba de contentarlos. Llegados los niños á sus

respectivos dormitorios, uno de ellos leía por
espacio de diez minutos algún libro espiritual
mientras se acostaban los demás; esta lectura
finalizaba con las palabras: « T u autem. Domine,
miserere nobis » á las que no todos respondían:
« Deo gratias », porque los pobrecitos ya dormían.
D. Bosco pues, regía el Oratorio, con el santo
temor de Dios, con el amor y con el buen ejemplo.
Alguno quizá llame teocrático este modo de go­
bernar. Nosotros — dice el teólogo Ballesio —
lo llamamos gobierno de la persuasión y del
amor y el más digno del hombre. Y cuáles fueron
los admirables efectos que dicho método producía
no es necesario narrarlos. Sólo diré que los
centenares de jóvenes que llenaban el Oratorio
cumplían con una admirable exactitud todos sus
deberes; que muchos de ellos no solamente eran
buenos sino que eran verdaderos modelos de pie­
dad, estudio, dulzura y mortificación. Niños que
no habrían cometido por nada del mundo ningún
pecado venial voluntario. ¡Qué hermoso era ver­
los en la iglesia con aquella compostura de án­
geles! ¡Cuántas veces el noble y rico patricio de la
corte conducía á sus hijos al Oratorio para que
aprendieran la virtud en los hijos del pueblo que
en aquellos momentos eran tan grandes debido
á su piedad! Florecieron en aquel entonces en el
Oratorio las más bellas virtudes, la inocencia, la
sencillez y la felicidad cristiana. Quizá el hombre
profano llame leyendas á tales hechos, pero sepa
que son verdaderas historias.
( T \ T /0

A LOS AMANTES DE LA JUVENTUD
^

S * ♦

* *

t



Necesidad de los Oratorius festivos.
IX .
« E l Catecismo Católico y los Oratorios festivos
son la única tabla de salvación que le queda á
nuestra pobre juventud ». A si escribía nuestro Ve­
nerable Padre hace tres cuartos de siglo. Hoy
palabras no han perdido su aterradora actualidad:
parece que se acaban de escribir bajo la impresión
de un paseo dominguero por la calle de Alcalá de
Madrid ó las ramblas de Barcelona. Lector amigo,
que has tenido la paciencia de seguirme hasta aquí;
celoso cooperador que has sentido palpitar con
fuerza y dolor tu corazón y bullirse con el entu­
siasmo del bien tu sangre al contacto de la realidad,
experimentándola de acuerdo y muy superior i
m»s pobres artículos; seguidme para que veanu»

)

i

- 155 —
si es ó no providencial la obra, si es ó no necesaria,
si en conciencia podemos dejar de sostenerla donde
existe y crearla donde no la hay.
*
* *
Estamos en la Rambla, ó si te gusta más, en la
plaza principal de tu pueblo, si es que tu pueblo
tiene varias plazas. Mira cuánta gente..... y es
hora de estar en Misa. Dejemos la gente gorda
pues.... en nombre del reposo festivo van d jugar •
una partida y después d abrir sus talleres. F ijé­
monos en la gente menuda. ¿Lo ves? Contesta sere- .
ñámente ¿es mayor el número de los niños que .
cumplen con el primer mandamiento de la Iglesia
que el de los que no lo cumplen? E n tu pueblo quizá ■
sea igual, quizá sea mayor el primero; pero aquí ,
en Barcelona, en Madrid, en... todas nuestras
ciudades y grandes pueblos ¿qué te parece por lo
que estás viendo?
Otra pregunta. ¿Le importa ó no le importa á la
moralidad pública y al bienestar de la sociedad que
se cumpla con la santificación de las fiestas?
— Pero estamos en un siglo en-que esas cosas
no se pueden obligar, y en fin. á cada cual lo suyo.
— Pero contesta á mi pregunta.
— Claro que es más moral que los chicos y.....
los que ya creen no serlo vayan á la iglesia, oigan
la misa y se instruyan en sus deberes, que estar por
ahí armando bulla y tendiendo lazos y escandali­
zando ¿quién lo duda?
— y sin embargo, la mayor parte no cumplen;
y después nos quejamos de que haya inmoralidad!
Pero abre más los ojos ¿qué ves?
— Cosas que no se pueden ver.
— Bien, ó mejor dicho, mal! Y ¿crees que las
cosas queden ahí? ¿Has visto tú al torrente en pri­
mavera, cuando alimentado por el deshielo y en­
grosado por las lluvias, desciende impetuoso? So­
cava sus riberas, se sale de madre, inunda las cam­
piñas. abate las murallas y arrastra en sus tufnbos
cefiagosos las viviendas, las cosechas, los ga­
nados. Ahí' tienes una imagen, pálida imagen
de la inmoralidad. Avanza, avanza y pronto no
habrá dique capaz de contenerla. ¡A y ! son raros hoy
día los niños inocentes á los siete años! A los diez
son ya incrédulos, á los 20 ¿qué serán? Y esos niños
y esos jóvenes mañana serán padres de familia y
stts hijos los aventajarán! ¿teparece que el porvenir
^presenta lisonjero? Una miradita á la nación ve­
cina £ s adm irable ío que sucede al otro lado de los
Pirnicos: Jauja lo puede envidiar.
Y eso ¿de que denva? De la irreligión, amigo,
de la irreligión.

Conque, pues, reunamos ó. los niños siquiera los
días festivos, hagámosles oír la Santa Misa y ten­
gámoslos alegres y divertidos: he aquí lo que se
llama Oratorio festivo.
A esto añade lo que dijimos anteriormente sobre
su harmonía con la índole de los tiempos: hoy todo‘
es asociación, colectividad: los nxalos las tienen
fuertes, muy fuertes. Pues opongamos lanza d
lanza y cañón á cañón. Es el medio de restaurar
todas las cosas en Cristo.

FLORENCIA • Primer grupo de la « Fordtudo ».

¡Sonó la hora! reunamos nuestras fuerzas, disci­
plinemos esos reclutas del futuro ejército social;
hagámosles conocer su fuerza ingente; si queréis,
mostrémosles al adversario y estimulémosles á
prepararse para medirse con él y desalojarlo de sus
posiciones. La Iglesia es un ejército bajo el mando
de un Jefe que no puede ser vencido; abramos, di­
latemos el corazón de esos niños enseñándoles las
perspectivas del triunfo.
Que si me objetas que en tu pueblo ya van los
niños á la iglesia, te sostengo que eso no basta, que
es preciso que tengan sus instrucciones adecuadas.
Hay una cosa que se pasa por alio hasta d muchos
educadores y muchos hombres de acción católica
social, y es la necesidad que tenemos de que los

— 156 —
niños frecuenten la iglesia y los Sacramentos y
practiquen la religión por convicción y con amor.
y esto te aseguro que se descuida mucho hasta
en los colegios católicos; mira que no hablo de
oídas; alguna experiencia del mundo la tengo yo
también. Y si esto pasa en los colegios, es decir en
los institutos ad hoc (¡qué quieres que pase en el
mundo? iba á decir en las parroquias, donde el
pobre Señor Cura apenas si tiene tiempo de atender
á las necesidades más urgentes, precisamente por­
que no hay buenas organizaciones.
Sucederá que esos niños asistirán maquinalmentc á las funciones, y frecuentarán por rutina
los Santos Sacramentos, y lo mandarán lodo al
diablo apenas lleguen á ser mayores y aun mucho
antes. •
Desengañémonos, para formar cristianos prácti­
cos que no se avergüencen de su fe Jii ella se tenga
que avergonzar de ellos, es preciso llevar la con­
vicción profunda á las inteligencias y clamor in­
tenso á los corazones; es preciso dar ideas claras,
netas, definidas, ricas del deber; es preciso formar
la conciencia recta, firme, inflexible; es preciso
que aprendamos á ser hombres y no borregos, es
decir á sujetar nuestra voluntad tínicamente á Dios
y no á los demagogos y revoltosos: en unap ilábra
á ser cristianos de hecho y de verdad.
Ahora bien, sostengo que para ello el Oratorio
se impone y que la instrucción parroquial que se
da d los fieles, no basta.
E l predicador que habla á la generalidad de los
hombres y se acomoda á las necesidades y fircimstótíft'rts de los hombres grandes ¿cómo quiere que los
niños se interesen por lo que no entienden? Talwz
esa es una de las causas que nos han traído al
punto eñ que nos hallamos, es decir al borde de un
abismo.
Concluiremos estas lincas con las palabras au­
torizadas de im ilustre Prelado é hijo queridísimo
del Ven. Juan Sosco.
«Los Oratorios festivos, exclama con su acento de
Apóstol Mons. Costamagna, he aquí la condición
sine qun tiou para que nuestras ciudades y aldeas
donde se va apagando la fe de nuestros mayores se
regeneren y resurjan d nueva vida! ¡Oh! ¡cuántas
veces los Salesianos de América hemos bendecido
la memoria de D. Sosco que nos mandó fundarlos!
veces,
la nulidad triunfante, nos
faltaban las fuerzas, decaía nuestro valor y nos
sentíamos aplastados bajo M>t peso insoportable,
cuando salió por ahí un Oratorio festivo y ¡oh por­
tento! era un oasis que asomaba en medio de la so­
ledad árida del desisto! A l poco tiempo la meta­

morfosis era completa. » La benéfica revolución,
comenzando de abajo, subía con rapidez y los hijos
salvaban á los padres y así la sociedad se salva.

CRONIQUILLH.
SARRIÁ (España). — Un simpático amiguito
del Colegio del Santo Angel nos informa de la fiesta
celebrada en el Oratorio el 25 de Marzo. ,,Las funciones de iglesia, solemnes y concurridas como
siempre; la segimda misa no estuvo desierta. El
resto del día, muy animado, pero sin nada de extra­
ordinario hasta las 5 de la tarde en que los Oratorianos dieron luia grata sorpresa á los Superiores y
á todo el personal de la casa. Se había constituido
una compañía de escena y dieron á toda la comu­
nidad remuda: superiores, artesanos y estudiantes,
una magnifica velada teatral.
Ivos actores y oradores declamaron bastante
bien y gesticularon con mucha naturalidad y hasta
mostraron un gusto educado y artístico, por lo
cual recogieron abundantes aplausos.”
Por nuestra parte felicitamos á los oratorianos
de Sarria y á su digno director. Esperamos con
ansia el momento de poder anunciar á los lectores
del Boletín que se ha inaugurado ima Compañía
gimnástica ó una banda y que se ha celebrado públicamente un gran Concurso de Catecismo, como
los que tienen lugar en otras partes con gran edi­
ficación y provecho de todos.
MALTA. — Este Oratorio festivo es una pro­
videncia para la isla. Míis de 500 niñosy jóvenes lo
frecuentan, viviendo una vida intensa y llena. ¡Qué
bello espectáculo ofrecieron á la ciudad el 29 Enero!
Después de una conmovedora función religiosa,
organizaron un cortejo con la bandera nacional y
la del Oratorio al frente, para acompañar cantando
himnos de ocasión á 30 de sus compañeros que liabiau hecho la primera comunión. E l cortejo se des­
arrolló con un orden admirable, de maneia que
todos cuantos lo presenciaron quedaron no sola­
mente admirados, sino edificados y conmovidos.
Más tarde recibieron la visita de los miembros
más salientes del Comité protector, en el cual fi­
guran Monseñores, Jefes de Oficinas Públicas,
jxieees y las Señoras y Señoritas de más represoi*
tación social.
No menos floreciente que el Oratorio es el Cir­
culo que tiene sois reuniones en la « Jia'entutis
Domus » — Casa de la Juventud, donde se forman
en la \*ida práctica religiosa los jóvenes estudiantes
de Liceo, y Comercio.
Alma de estas hermosas instituciones es el &'•
D. Alfonso M. Galea y su dignísima consorte DñaElisa de Galea.
E l Sumo Pontífice concedió una audiencia á
dicho caballero, qmen le ofreció como homenaj*

t.
^
í

f

j

'

filial las dos citadas instituciones, recibiendo del Re­
presentante de Cristo felicitaciones y plácemes.
FLORENXIÁ— Fiesta titular de la Sgda. Familia.
— Se celebró dicha fiesta el 24 de enero y con
un conctirso numeroso de fieles. E l éxito so­
brepujó á nuestras esperanzas, tanto es así que
S. E. Mons. Donato Velluti Zati, manifestó más
de nna vez SU gran satisfacción por haber encon­
trado el Oratorio con tanta vida y movimiento.
Más de un centenar fueron los niños que recibieron
en aquel día la Santa Comunión de manos de S. E.
y á fin de no alargar demasiado la función fué ne­
cesario que en otro altar lateral un sacerdote con­

nal S. Juan Berchinans, ha recogido y a sus laureles.
E n Visé, tuvo sus primeros triimfos. E n Julio p. p.
salvó la frontera y tomó parte al Concurso inter­
nacional de SainUAmand les Eaux (Francia) y
obtuvo siete premios. E l Dr. Devos, organizador
del concurso (á que tomaron parte 72 sociedades
y 3600 gimnastas)declaró que la compañía salcsiana
era "el modelo en disciplina, porte, habilidad y
resistencia.” E n el concurso de Viviers ganó el
Prix d’ honneur sobre 62 sociedades belgas, france­
sas, holandesas y alemanas.
Los felicitamos cordialmente por sus triunfos,
anhelando que sean precursores de otros más impor­
tantes en el campo del honor y en el de la Religión.

LIEJA (Bélgica) — Sociedad esportiva « Jenaesse Salésieooe ».
tinuara dando la comunión á los numerosos fieles
que se habían unido á los jovendtos.
La « Schola cantorum r merece im sincero aplauso
per su gran trabajo y por el gusto con que inter­
pretó la música sagrada.
Terminadas las funciones sagradas nna multi­
tud de pueblo pasó al teatrito donde se dió una
hermosa representación.
Tampoco faltaron á los niños naranjas, dulces
y otras golosinas, gracias á la caridad de algunas
perronas. Pasaron pues un dia muy a l ^ e .
Nuestros plácemes á los circuios de la InmaV---- ^ ^
gimnásticos de la Fortitudo por su
buen éxito en la función.
LIEJA (Bélgica). — L a briosa compañía gimná­
stica ..Jeuaesse Salésíeaae” . del Instituto profesio-

ROMA —- Oratorio del Testaccio. — Un gran nú­
mero de esf>ectadores asistió á las funciones de
teatro que en este Oratorio se dieron con motivo
de las fiestas del próximo pasado carnaval. Fueron
los actores los mismos miembros del Circulo Sla.
Marta Libertadora y Escuelas Pontificias. A ^ adó
muchísimo la representación de una nueva op>ereta
original del Mtro. Liviabella. Fueron amenizados los
entreactos con un concierto de mandolinas lo que
agradó mucho. Estamos deseando poder establecer
una verdadera escuela de música instrumental;
pero ¿de qué modo nos proveeremos de instru­
mentos, considerando la falta de recursos en que
nos hallamos? mientras que por otra parte tene­
mos que pensar toda\'ia en necesidades más ur­
gentes. Confiamos no obstante que no faltará
con la ayuda de Dios algún buen cooperador

— i-;8 —
que nos ayude para hacer frente á estas nece­
sidades.
Los preparativos para la declamación no nos
hicieron pasar por alto la enseñanza del catecismo
que en acjuellos domingos parece que todavía
salió mejor, habiéndonos visto en la necesidad de
aumentar el número de clases más de una vez.
Pareciéndonos que por la tarde los niños fijaban
menos la atención, lo trasladamos á la mañana des­
pués de la misa.
A l empezar la cuaresma reunimos im buen nú­
mero de niños que todavía no habían hecho la
primera comunión á los que preparamos todos
los días después del medio día. Dios Nuestro Señor
ilumine sus mentes é imprima en su corazón finnes
propósitos de vida cristiana.
ARACAYÚ (Brasil) — Hermoso homenaje al Santo
Padre. — Con el apoyo de algmios Cooperado­
res los Salcsianos de Aracayú-Sergi/>e, han podido
comprar una pequeña extensión de terreno donde
han empezado á edificar una casita y ca­
pilla provisoria, para abrir mi nuevo Oratorio fes­
tivo en memoria del Jubileo Sacerdotal del S.
Padre, líl nuevo Oratorio fué solemnemente inau­
gurado el 15 de Noviembre p.p.. Se dió principio
á la fiesta con la misa de Comunión celebrada en
la Iglesia parroquial. L a Comunión general fué
aplicada por el Sumo Pontífice. A las 9,30 se cantó
una misa solemne en la capilla del Oratorio y en
la que ofició Mons. Kmauuel Raimondo, Vicario
Foráneo en Scrgipe, y representante del muy Iltre.
Señor Arzobispo de Babia. líl sermón estuvo á
cargo del muy Rdo. Sr. Inspector de las Casas Salesianas del Brasil del Norte; en su discurso hizo
ver la utilidad ]>ráctica de los Oratorios y mostrando
claramente los preciosos frutos que de ellos se re­
cogían especialmente en el Oratorio de Turin y de
S. Pablo, terminó prometiendo bellas esperanzas
en favor del nuevo Oratorio de Araenyú mediante
el concurso de las Autoridades y de los buenos Coo­
peradores.
Los alumnos de la líscucla Agrícola * La Te­
baida » realzaron en gran manera el acto, con su
banda de música, con el acertado canto de la misa
y con su representación cómico-musical que tuvo
lugar por la tarde terminando la fiesta á los acor­
des del himno pontificio.
Tanto por la mañiuia, como por la tarde asistió
un gran concluso de pueblo. I^as autoridades to­
das se mostraron favorables á la obra. Y á pesar de
que el 15 deN oviem breeradiadcfiestauacional.no
obstante el Sr. Gobernador de la ciudad, que por esta
causa se hallaba ocupadisimo en reuniones oficiales,
se dignó de hacer ima visita a nuestra Casa.

De aquí y allí.
H a queilado abierto en Quito (Ecuador) en un
lugar á propósito un Oratorio festivo para niños bajo
la protección de algunas señoras cooj>eradoras. La
enseñanza catequística está á cargo de varios se­
ñores Sacerdotes. La dirección de la Casa pertenece
á los PP. Salcsianos que siguen el reglamento
de D. Bosco. Lo frecuentan unos 300 alumnos.

— Desde el Oratorio Salesiano de Ferrara se
nos comunica: « E l domingo 24 de enero tuvo lugar
en este Oratorio la repartición de premios á los
jóvenes que lo frecuentan. Tales premios con­
sistían en zapatos, piezas de tela y otras cosas úti­
les. Esperamos que todo esto servirá para hacerlos
más constantes en el trabajo. Bendiga Dios Nuestro
Señor á todos nuestros bienhechores que tanto nos

a3Tudan.
EL CALLAO (Perú). — En el Oratorio Festivo. —
Tomamos de « La Prensa p del 3 de Febrero.
Hermosísima fué la fiesta.
De los 400 niños que estaban inscritos en el re­
gistro del oratorio fueron admitidos aquel día tan
sólo los que eran acreedores á premio por su buen
comportmniento y asidua asistencia que eran cerca
de 250.
E l espacioso local esmeradamente adornado con
banderas peruanas é italianas enlazadas entre si,
presentaba un aspecto muy alegre volviéndose an­
gosto para contener á las más distinguidas fa­
milias de este puerto.
E l comité de señoras y señoritas encargado de
colectar fondos para los premios, esta vez más que
nunca ha desplegado una actividad sorprendente.
Los premios consistentes en 125 temos de todo
tamaño y calidad, en 35 pares de zapatos america­
nos , en 2 docenas de bonitos sombreros de paja, en
2 docenas de jockeis, en 2 docenas de elegantes
boinas blancas y en un surtido de camisas y cami­
setas, chompas y calzoncillos, medias y pañuelos,
paños de cara y jabones, y una multitud variadisima de juguetes y útiles de escritorio cuyo costeño
era quizás inferior á 500 soles, y que bien dispuestos,
con gusto y gracia delante del proscenio y á los
lados presentaban un aspecto sorprendente para
los espectadores, recreaban y encedían los deseos
de los premiandos.
I<a fiesta fué amenizada por las alegres notas de
la banda del colegio que á pesar de haberse estre­
nado hace tan sólo un mes desempeñó bien su parte
en el programa.
Gran interés despertó el drama en tres actos titu­
lado: ,.K1 hijo carcelero del padre,” ya por su argu­
mento como por la correcta ejecución de los actores.
En los entreactos tuvo lugar la distribución de
premios á los oratorianos repartidos en dos secciones.
Distribuyeron los premios la señora Raúl de
Saint Scine, presidenta del comité, la señorita Te­
resa Springbom, vice-presidenta, las señoritas Elisa
Donada, Amalia Valdivieso y Julia Porras que
fueron objeto de admiración por la solicitud y pa­
ciencia con que atendían á satisfacer las exigencias
y gustos de los pobres niños.
A l concluirse la fiesta el R. P. José Reyneri, su­
perior de los colegios salcsianos del Perú y Boliria.
que por primera vez asistía á fiesta de este género,
profundamente impresionado, dirigió la palabra
á los presentes teniendo expresiones de encomio y
alabanza para con las señoras y señoritas del
comité, y para con todos los que habían contri­
buido de algún modo, haciendo votos al mismo
tiempo de que se repitiesen estos milagros de la ca­
ridad cristiana.

Por la civilización de los Jíbaros.
[Carta del P . Ciríaco Santinelli).
Cuenca, 31 enero 1909.

Amadísimo y Revino. P . Rúa:
fn estos días ha llegado felizmente el
nuevo personal destinado á nuestra
misión; le damos pues, amadísimo Pa­
dre, las más expresivas gracias por cuanto hace
por nosotros.
Aprovechándome de esta ocasión, me creo
en el deber de enviarle algunas noticias referen­
tes al estado actual de la Misión y á los proyectos
que entre manos tenemos á fin de que cada día
prospere más y más nuestra obra en este Vica­
riato.
Progresos de nuestra C asa de Cuenca. —
A pertura de una nueva residencia en el
Sigsig.
La Casa de Cuenca, centro principal de nuestra
Misión prospera á ojos vistas. En menos de un
año el local ha sido restaurado, las clases regu­
larizadas. se han abierto tres escuelas profesio­
nales para jóvenes internos, ha sido decorada la
capilla, y presentemente se está edificando un
salón para otros talleres. Según deseo de nuestro
amado bienhechor y Obispo Mons. Manuel M.
Polit, se inaugurará solemnemente el nuevo edi­
ficio el 24 del próximo mayo. También el número
de alumnos aumenta de día en día, y si este año
por falta de local no podremos admitir más de 50
niños, tenemos fundadas esperanzas de que el
año venidero podrán llegar á 120.
En cuanto á lo más importante, es decir á la
formación del personal para la iüsión, gracias
á Dios, vamos de bien en mejor, puesto que se
atiende con empeño y seriedad á todos los estu­
dios y a sagrados, y a profanos y se ha establecido
también una clase regular de lengua jíbara, tan
necesaria para nosotros.
Como le había y a anunciado, el 20 del corriente,
fiesta del glorioso mártir S. Sebastián patrono
del pueblo de Sigsig íué abierta en éste una
nueva casa-misión. La población del Sig.^ig. como

nuestros lectores y a saben, es del todo salesiana
y devotísima de María Auxiliadora; asi, que la
inauguración fué celebrada con grande entusias­
mo y todo nos da esperanza de óptimos resul­
tados. por lo que esperamos ver pronto termi­
nada la Iglesia que se halla presentemente en
construcción.

Nuevas disensiones entre los jíbaros.
No son con todo muy consoladoras las noticias
que tenemos respecto á nuestros salvajes, pues
mientras que el misionero se esfuerza en esparcir
la buena semilla en aquellos corazones feroces,
ellos se destruyen recíprocamente con guerras
intestinas.
Como se ha dicho y a varias veces en nuestro
Boletín, la venganza es sagrada para ellos y es
hereditaria de padres á hijos. Y si bien es verdad
que con los esfuerzos de los Misioneros, que en
todo tiempo procuran imbuirles la ley de la ca­
ridad y del perdón, se alcanza que sea menor el
número de víctimas, con todo no se han podido
todavía extirpar completamente tales ideas.
Ultimamente parecía no obstante, que las tales
matanzas habían cesado, cuando en el diciembre
p. p. volvieron de nuevoálas andadas. Losjíbaros
de Méndez se unieron á los de Pachicoz y capi­
taneados por Cayíí^a, Naniipa, T ib iy Puénchara
acometieron á una familia enemiga que habitaba
en Jiinganza; asesinaron á tres personas, á las
que según su bárbara costumbre, decapitaron
llevándose consigo las cabezas en señal de triunfo.
En otros tiempos no respetaban siquiera á los
colonos cristianos que se hallaban establecidos en
las cercanías; más de una vez incendiaron sus
casas destruyeron sus sembrados, y mataron
familias enteras; hoy día, gracias al influjo de la
religión cristiana inculcada por el misionero,
respetan por lo menos á las personas y habitacio­
nes de los colonos, aimque se hallen en guerra,
como ha sucedido ahora y en otras circunstancias
semejantes. No puedo sin embargo dejar de decir,
que los jíbaros aprecian y a en gran manera la
medalla de María Auxiliadora. Tienen una gran
veneración á todos los objetos religiosos que se les
regalan, y tanto es así que los conservan en sus
cabañas con mucho cuidado, pero esta veneración
no es comparable con la que sienten por la me­
dalla de la Sma. Virgen; lo cual es para nosotros

— i6o —
señal de una próxima y entera conquista. En
una de estas últimas guerras uno de ellos decía:
* Yo m í pecho medalla teniendo, la bala del fusil
nada á mi haciendo; yo más fuerte soy y más pe­
leo! t>... Ciertamente que hay mucho que tra­
bajar todavía, pero no debemos olvidar que Ma­
ría Auxiliadora es la patrona del Vicariato.
U na nueva residencia en Gualaceo
para el igio.
Como y a le dije en mi última relación, ama­
dísimo Padre, es probable la fundación de una
Colonia Agrícola en Gualaceo, la que serviría
sobre todo para la formación del personal de la
Misión y al mismo tiempo para la educación de
los jóvenes y proyecto de colonización.
El óptimo clima de Gualaceo se presta admi­
rablemente para la agricultura y al mismo tiem­
po es el mejor punto que se pudiera escoger para
la colonización.
Gualaquiza se encuentra ya al sud de la Misión
y á su entrada la casa dcl Sigsig. Ahora bien,
por la parte del Norte de la Misión es necesario
abrir un camino que pasando por Indanza, llegue
hasta Chupianza, Junganza y Méndez y á la
entrada de Indanza después de un día de ca­
mino se encuentra el sobredicho Gualaceo. Y el
Señor en estos días ha determinado de un modo
providencial la fundación de esta nueva resi­
dencia.
Deseoso de conocer siempre mejor el campo de
nuestras fatigas, me había dirigido en compañía
del P. Spinelli á Gualaceo y hacer también des­
pués una visita á Indanza. El Revdo. Sr. Cura
Párroco D. Luis Salazar, excelente cooperador
salesiano, nos recibió con afecto de verdadero
amigo; el día 24 del corriente fiesta de la Sgda.
Familia y solemnidad principal de aquella po­
blación, después de muchas y diligentes indaga­
ciones, encontramos un lugar adaptado á nuestro
intento, y Dios quizo que en el mismo día hicié­
semos el contrato y asegurásemos de este mod >
un local para la nueva residencia que. Dios me­
diante abriremos el año próximo.
Sean dadas las más sinceras gracias a María
Auxiliadora que ha querido entregar á nuestra
obra un nuevo campo de labor.
Entre los habitantes de aquellos contornos se
ha despertado un verdadero entusiasmo en favor
de la misión, al saber que cuanto antes levanta­
remos en Indanza una capilla y más adelante una
residencia para los misioneros. En la Indanza
propiamente dicha no existe más que una familia
de jibaros pero á unas diez leguas de distancia
viven más de 400 familias. Amenísimo es el lugar
y se halla situado á las orillas del Río Santiago,
en el que se puede navegar y desemboca en el

gran Marañón. Por la parte del Norte y no lejos
de Chupianza á la distancia de dos días de ca­
mino se encuentran otros 400 indígenas y poco
más allá se encuentra Junganza con otros 200
Jíbaros, al final se encuentra Méndez con más
de 1000 hijos de la floresta. Nosotros, amado
Padre, esperamos cercar la Misión desde el Sud
al Norte con buenas fortificaciones, es decir, con
las fundaciones del Sigsig y Gualaceo y con el
subsidio de nuestros cooperadores, la eficacia de
sus plegarias, y el .envío de nuevo personal con­
tinuar con otras fundaciones, apresurando así
la civilización de estos salvajes. Y si es posible
establecer en estas hermosas zonas la coloniza­
ción y la inmigración, nuestra obra resultará
sin duda, mucho más eficaz y duradera. Quiera
Dios que nuestros deseos no retarden en ser
efectuados por falta de medios materiales y de
personal.
Termino dándole de nuevo las gracias por el
refuerzo que nos ha enviado y le pido de corazón
que nos bendiga. Entre tanto me profeso
Su afmo. hijo en J. y M.

Ciríaco S \ ntinelu , Pbro.
Misionero Salesiano.

Una nueva Casa Saleslana.
[Carta delSac. Jorge Tomatis).
Meliapor 4 Febrero 1909.

Revmo. P. Rúa:
’uve ya el gusto de anunciarle nuestra
feliz llegada á Meliapor, y ahora huélgome en participarle que según su de­
seo, hemos tomado la dirección del Horfelinato
de Sto. Tomás en esta ciudad.
El Horfelinato cuenta 25 años de existencia y
desde hacía iq se encontraba bajo la dirección
del Revdo, P. Da Costa que por su edad ya
avanzada tenia derecho, á un merecido descanso.
Su Excia. Revma. Mons. Teotonio de Castro,
Obispo de Meliapor. que nos lo ha confiado á
nuestra dirección, por su bondad dice que el
Instituto no podía celebrar mejor sus bodas de
plata que de este modo. Los niños que lo com­
ponen son 37 y tengo el gusto de enviarle la foto­
grafía juntamente con sus obsequios á V.. ama­
dísimo Padre y á los demás Sui>eriores y Bienhe­
chores.
Todos estos niños son euresianos, es decir, de
origen europea. El Horfelinato de Sto. Tomás
es exclusivamente para ellos.

— l6i —

Mientras que por el contrario el Horfelinato
de Tanjore á 220 millas de aquí, si bien pertenece
á la misma diócesis de Meliapor, es tan sólo para
los indios. Dicha escuela profesional como V.
sabe, ha sido reconocida por el Gobierno y hace
cada día nuevos progresos. Tuve el placer de
poderla \nsitar en ocasión de la fiesta de S. Fran­
cisco de Sales. Podrá figurarse, amadísimo Padre,
la alegría que yo experimenté después de siete
meses de ausencia. L a fiesta resultó verdadera­
mente solemne. Tomaron parte á ella muchos

pues establecer para ellos un curso de instrucción
técnica á fin de prepararles mejor á sus aspira­
ciones.
Espero, amado Padre, que agradecerá estas
cortas noticias, juntamente con los obsequios
de los alumnos y los afectuosos saludos de los
pocos Salesianos de Meliapor y especialmente
los de
Su afino, hijo in C. J.

J orge T omatis, Pbro.

MELIAPOR (Madráe-lodla) — Alnmoos del Horfelloafo Sto. Tomás.

cooperadores; la conferencia estuvo á cargo del
mismo Sr. Cura Párroco de la ciudad Rdo. P.
Coelho, mientras que los pequeños huerfanitos
dieron en su honor ima hermosa representación
teatral. Se puso en escena nada menos que el
drama intitulado S. Eustaquio de Mons. Felipe
Allegro traducido en tamul. E l P. Mederlet y el
sf'ólito Palestra trabajan continuamente, hacen
niás de lo que pueden, pero absolutamente nec¿s.Un de quien les ayude.
También aquí en Meliapor abunda el trabajo;
nuestros jóvenes son todos estudiantes, y la
mayor parte de ellos aspiran á un empleo en el
ferro-carril ó bien en el telégrafo: procuraremos

É

Patagonia §epknfrlonal.
Progresos del sentimiento religioso
en Viedma y Patagones.
lores del Campo es d título de un periódico semanal fundado en Viedma,
---- por d Hmo. Mons. Juan Cagliero. Du­
rante los cinco años que cuenta de existenda, el
bien que ha hedió es relevante. L as más agrada­
bles notidas de la amada Patagonia, de su her­
moso porvenir, de su prosperidad económica, de

---

i

su progreso y cultura, y de los apostólicos es­
fuerzos de los Misioneros dirigidos todos á los
intereses religiosos y morales de estas poblaciones:
he aquí la materia que seniaiuilmente nos sumi­
nistra el mencionado periódico. Por medio de él,
más bien que por las relaciones de los nuestros,
hemos podido conocer todo el progreso del sen­
timiento religioso ed Viedma y Patagones, de­
bido no sólo á los Coleg'os y Oratorios de niños
y niñas, sino también á los varios Círculos Cató­
licos. á las florecientes compañías de S. Luís, de
las Hijas de María, del Apostolado de la Ora­
ción, de S. José y de vS. Antonio, y á las conferen­
cias de S. Vicente de Paúl, que bajo la dirección
de los Misioneros y de las Hijas de María Au­
xiliadora, ejercen en medio de estas poblaciones
vigoroso apostolado.
líiitre las susodichas asociaciones merecen el
primer lugar, los dos Círculos Obreros Católicos
reconocidos por el Gobierno de la República
como entes jurídicos, y que tienen por fin el mu­
tuo socorro material y moral. Funcionan desde
varios años y estimamos un deber para nosotros
mandar un aplauso, á las respectivas presiden­
cias. que saben desarrollar de un modo altamente
l>cnéfico y social el programa del Reglamento;
á los socios se les educa para que sean buenos
ciudadanos y católicos. Los fondos son adminis­
trados con correción y criterio: á los enfermos
les curan con escrupulosa diligencia uno ó más
médicos, y se les provee no sólamente de medi­
cinas sino de todo cuanto contribuye á su bie­
nestar, encargándose además los Círculos de
las operaciones aun más costosas y frecuente­
mente de los viajes para trasladarlos en casos de
verdadera conveniencia á las mejores clínicas
de Buenos Aires. Cuántas víctimas han salvado
estos asiduos cuidados! cuántas lágrimas enju­
gado! y cuántos brazos conservado para la pros­
peridad del territorio! Todo elogio tributado á
estos Círculos de acción providencial serán sempre inferiores al mérito.
Juntamente con la ayuda material los socios
reciben al mismo tiempo una ayuda religiosa y
un estímulo eficacísimo al cumplimiento de los
deberes religiosos. Aún en estas ciudades recien­
tes (FiVdwíi resucita de la mvierte en que le había
sumido la terrible inundación del 1900) no de­
jaban de propagarse mucho la indiferencia y la
irreligión. Al surgir los círculos resucitó el valor
para la profesión de los sentimientos religiosos, y
hoy es cosa editicante y consoladora el ver, no
sólo en las Iglesias sino también en las devotas
procesiones que á menudo recorren las vías de la
ciudad, en haz apretada al rededor de la imagen
sagrada, cantando himnos ó rezando el Rosario
á numerosos obreros inscritos en estos Círculos.
Digna de ser de un modo especial recordada es

62 ----

la fiesta de S. José celebrada con solemnísima
pompa el 10 de Mayo p. p., por todos los Círculos
reunidos cuj’^o ordenado desfile atrajo la admi­
ración y las simpatías de todos, de tal manera
que el mismo limo. Sr. Gobernador del Terri­
torio, el Ing. Carlos R. Gallardo tuvo á honra el
tomar parte al banquete social que se celebró ea
el Colegio Salesiano de Viedma, en donde al le­
vantar los manteles, ensalzó en frases verdade­
ramente deslumbradoras, el trabajo honrado, el
verdadero amor patrio y la fuerza educadora de
la Religión.
Y este no es el único medio, con que procuran
hacer el bien aquellos hijos de D. Bosco. Cono­
ciendo ellos cuán maravillosa fuerza ejerce la
caridad sobre los espíritus, se esmeran además
en hacer el bien á todos por medio de su cono­
cida farmacia con su adjunto hospital, en dende
á numerosos enfermos se les atiende, y á muchos
se les proporciona comida y habitación. Viendo
además el desarrollo grande que la industria y el
comercio han alcanzado en Viedma, á costa de
grandes y penosos sacrificios han ampliado sus
Escuelas Profesionales, que presentemente abra­
zan las secciones; cerrajeros, zapateros, carpin­
teros, sastres, hojalateros é impresores. Estas
iniciativas han sido reconocidas de tanta utili­
dad que el mismo Presidente de la República
Exmo. Sr. Dr. Figueroa Alcorta, considerando
que las susodichas Escuelas Profesionales y la
Farmacia mencionada « no tienen ningún fin
lucrativo, sino que sólamente atienden al pro­
veer de un oficio á niños pobres y abandonados
y á socorrer á los enfermos necesitados de auxilio
especial» con público decreto del 9 abril p. p.
exoneró de las contribuciones á la Misión de
Viedma.
Y á fin de que la educación de los obreros fuese
más amplia y posiblemente completa, los misinos
misioneros no contentos de haber abierto en Pa­
tagones en el Colegio de la Misión un curso de
estudios comerciales con programas conformes
á las Escuelas similares de Buenos Aires, desde
el mes de Junio p. p. emprendieron también,
tanto en Patagones como en Viedma, un curso de
escuelas nocturnas para la enseñanza de las no­
ciones más indispensables de contabilidad y de
las lenguas italiana, francesa é inglesa.
Con estas y otras santas industrias, aquellos
buenos hermanos, han alcanzado realzar en me­
dio del pueblo el prestigio y amor á la virtud, y la
obserx’ancia de los divinos preceptos.

blicar la gracia si lo sanaba. Y como asi fué, ciunplo
mi promesa.
R a im u n d o D o m ín g u e z E g e .\.

p
B u en a V is ta
en.) — Años hacía que venia
-padeciendo asmas tan fuertes que sus ataques me
■ ponían al borde de la tiunba. E l sin número de
facultativos que me \'isitaron y el sin número de
remedios fueron inútiles. E n Diciembre p.p. tenía
un ataque g^a^^simo que duraba ya cuatro días
cuando entró á verme un médico amigo mío, quien
de.spués de visitanne, me encomendó liiciera xma
promesa á María Auxiliadora. Seguí el consejo y
no bien había hecho la promesa de publicar la
gracia, pasó la fatiga y renació la calma del espí­
ritu. Gracias Madre mia!
Enero, 8*909.
R o s a l i .a. V.a l o r ,

Caxtago (CostaRica).— Encomendamos á María
Auxiliadora la buena venta de una casa y Ella
lo arregló muy bien. También nos arregló un
asunto muy difícil.
T r i s i d .^d , M.\r ia y E u l a l i a E c h e v a r r í a

P u n ta A re n a s (Chile). — Después de 15 dias de
enfennedad, llegué á las puertas del sepulcro, con
4 1 grados de fiebre. Se me administró el Santo Viá­
tico y la Bendición Papal. Después el Sacerdote
que me asistía y me gritaba jaculatorias, me dijo
que en ese mismo instante se empezaba por mi
una Novena á M. A. y me puso la medalla y el esca­
pulario. Al otro día bajó la fiebre 3 grados. Pero des­
pués iba mejorando un dia y recayendo al siguiente
por espacio de un mes. Mandé entonces decir
nueve misas á M. A. y una por las Almas benditas,
abandonándome totalmente en manos de la Pro%*idencia. 1/5S médicos me sentenciaron á ima opera­
ción. Me encomendé á M. A., recibí de nuevo el
Vi.itico y me sometí á ella. A pesar de mi extrema
debilidad y con asombro del cirujano, la resistí
felizmente y estoy curada.
Febrero, la 1909.
M.^r ía T

r á n s it o

M.

de

B a r r ía .

T a lc a (Perú). — Nuestra alumno la Señorita
Florisa jVndrades fué atacada de erisipela y los
remedios del arte fueron inútiles, llegándose á per­
der toda humana esperanza. L a joven acudió
entonces llena de confianza á M. A. y la Virgen la
escuchó. Hoy está bien.
Setiembre 19 ,;.

Sor M a r í a P r a z z in i
Hija de M . A ,
Z u rgen a (.Mmería). — Herido bastante grave­
mente un amigo por una bala, ofrecí á M. A. pu­

Otra gracia. Fué herido gravemente un amigo
mío y prometí ima novena y publicar la gracia si
sanaba. He conseguido lo que pedía.
Jo s e f a E . S á n c h e z .

Asunción (Paraguay). — Dña. Jifa. Dolores Ca^
macho, por un favor — Düa. Modesta N . por ha­
berla curado de fiebres malignas y pertinaces.
Barcelona (Esp.). — D . M. V, j>or liaberlo sa­
nado de una enfermedad, 15 pts. limosna.
Barranquilla (Col.). — Dña. Josefa M. de la F.
de Palacio, por una gracia — Dña. Ana Teresa
Palacio, por tres favores.
Banco (R. A.). — Dua. Josefa M. de Gonzalo,
por haber sanado á su hija.
Castellón (Esp.). — Dña. Antonia A . Corchón,
por haber sanado á dos hermanos suyos, 6 pts. li­
mosna.
Cartago (Costa Rica). — D . R. E . Q., por haber
sanado de una enfermedad en una mano.
Ibagué (Col.). — Dña. Mercedes Monfealegre, por
una gracia estraordinaria. Mandó decir una misa
y regaló una cortina para el templo.
Santander (Esp.). — Sor M. M., por una gracia
obtenida.
Valencia (Ven.). — D . L . R . por un gran favor.
— Da. Felicitas Acúnez, j>or la salud de su her­
mano Ju iano. — A . F . C. por haberle concedido á
su anciana madre poder caminar, después ele 6 me­
ses que no podía. — Da. Mercedes GrUnaldo, por
haberla curado de fiebres infecciosas. — Da. Radegundis García, — D. Nicolás Escorihuca. — D. S.
V. (2 bol.) — Da. Ramona C. de Rodríguez, |)or
favores recibidos.
Vera (Esp.). — Ims sras. Isabel Cervan/es Set ■
mezo, Juana Cervantes, Rosa Cano Caparros, A n­
tonia Gallardo lApez y Antonia Ruiz Cruzado, por
favores recibidos.
Vigo (Esp.). — D. A . C. B ., por la salud de su
padre y la suya propia. — Da. Irene Graña, por
un favor recibido.
Yaritagua (Ven.). — Dña. Candelaria Rojas, por
haberla airado de una pierna que se inutilizó en una
caída. — Da. Eugenia Alejos, por favores recibidos.
X** (Esp.). — Da. Magdalena I^nau, por haberle
concedido la gracia de que en el sorteo le tocara á
un joven un número bien alto, librándole asi de
quintas.
PIDEN ORACIONES.
D . G. A . de Cali, para el remedio de algunas ne­
cesidades. — Da. Ana Inés de Manzanares, para ob­
tener un gran favor.

POR EL MUNDO SALESIANO
Bco8 do la Fiosta Patronal.

LIMA (Perú). — Muy solemne resultó la fiesta
con que los R R . P P . Salesianos honraron ayer á
su Patrono San Francisco de Sales.
SANTANDER (España). — Brillante resultó la
A las 7 de la mañana el Exemo. Mons. Angel
fiesta que el 31 de Enero celebraron en honor de
S. Francisco de Sales los Salesianos y su.s coope­ M. Dolci, celebró la misa de comimión general,
durante la que se cantaron varios motetes. El Se­
radores en el externado de la calle de Viñas de
cretario de la Delegación Apostólica Revmo. Sr.
Santander (España). E l panegírico del Santo
estuvo A cargo del ilustrado profesor del Semi­ Plácido Gobbini, celebró á las 9 y ^ la misa so­
lemne oficiada por la Schola cantorum de la Escuela.
nario conciliar, D. Gonzalo Abascal quien supo con
A las 4 ^ el Rdmo. Mons. Carlos G arda Irigoyen
galana fra.se presentar como modelo de perfección
al Obis])o de Ginebra, teniendo por largo rato pen­ con elevadas y conceptuosas frases hizo la conferenda á los Cooperadores Salesianos, presidién­
diente de sus labios á su devoto auditorio. Pero
dola el limo, y Rdmo. Sr. Arzobispo.
lo que más contribuyó á dar realce á esta fiesta fué
E l distinguido orador bosquejó á grandes pin­
la presencia de nuestro amado Pastor que tanto
celadas la obra salesiana contemplándola desde
se desvive por los hijos del V. Bosco; su corazón de
el triple pimto de vista evangelizador, moralizapadre amante rclx)saba de contento contemplando
dor y educador, hadendo ver que esa obra emi­
los 200 y más niños que reciben educación en dicho
nentemente bienhechora camina á la vanguardia
centro; y si probó gran satisfacción viéndolos tan
de la dvilización y progreso evangélicos.
juguetones y divertidos en el patio, también le
Terminada la conferenda el limo. Sr. Arzo­
llenó de inmenso regocijo el ver su respeto y com­
bispo dió la bendidón con S. D. M. A los coopera­
postura durante las funciones sagradas.
I<a función de teatro se trasladó al día de la Pu­ dores con lo que se terminó tan grata fiesta.
(De E l Bien Social.)
rificación. á la que asistió mmieroso público que
tributó grandes aplausos A los actores, habiéndose
puesto en escena las preciosas zarzuelas « E l Na­
ranjero, líl Arte musical y Morirse á tiempo; <•
pero no pudiendo su Excelencia asistir en ese día
A causa de sus ocupaciones, el Sr. Director, dis­
puso q\ic el mismo día de la fiesta se ejecutaran
i * \~ ■
dos números del programa proporcionando un rato
do alegría al corazón de nuestros anranüsimo Pre­
ESPAÑ A.
lado, quien dió una pueba más de su cariño por
las niños prometiéndoles una buena merienda.
BARCELONA (Esp.) — E l externado de San José
Ha sido, en una palabra, una fiesta que ha dejado
festejó dignamente A su Santo Patrón el 19 de
en nuestro corazón imperecederos recuerdos.
Marzo. En la misa de Commiión general pudie­
ron ofrecerle al Santo el mejor de los obsequios,
AREQUIPA (Perú).— La mi.sa fué cantada por
consistente en 60 niños de primera commiión. A
Mons. Eenelón Clavijo, distingxiido miembro del
quienes enfervorizó el P. Matías Buil, director
clero secular boliviano, antiguo Rector del Se­
dcl Instituto. E n la Misa Solemne cantó las glo­
minario de La Paz y Mtro. de Ceremonias ad horias del Santo el R. P. Fierro, Salesiano, presen­
norem de la Metropolitana de dicha ciudad. — Las
tándolo como Protector y Modelo de toda clase
ceremonias y el cauto se ejecutaron con estricta
de personas espedalmente de los trabajadores,
sujeción A las prescripciones litúrgicas.
para quienes tuvo el Padre frases muy consola­
Después de la misa, el Sr. Director, R. P. Cappa,
doras y de práctica eficada. E n la tierna fundón
leyó una interesante conferencia dirigida A los
de la tarde se renovaron las promesas del Bau­
Cooperadores salesianos. — En su alocución, sen­
tismo y se cantó el Trisagio.
cilla pero conceptuosa, hizo \-er la necesidad que
Hubo más tarde una hermosa velada literariohabía de cooperar material ó moralmente A la edu­
musical, en que habló con su acostumbrada elo­
cación y fonnación de los niños especialmente ar­
cuencia el Sr. D. Cayetano Pareja, Presidente del
tesanos, como también al sostenimiento de las
Centro Instructivo de G rada y Secretario del Co­
Misiones. - Tenninó dando un público testimo­
mité de la Defensa Sodal. Habló del grande bien
nio de agradecimiento A las señoras del « Comité
que se realiza con los 400 niños que frecuentan
para la Obra dcl Monumento * que tanto se dis­
las Escuelas, y del que puede realizarse en el barrio
tinguen por su constante y eficaz cooperación.
de Hostafranchs, eminentemente obrero.
Entre los asistentes pudimos notar A varias se­
ñoras y caballeros de nuestra distinguida sociedad.
SARRIÁ (Esp.) — Con extraordinarias fiestas
{De „ E l Deber” *
se solemnizó en nuestras Escuelas profesionales U

NOTICiaS V3RIB5

— i6s —
festividad de San José, patrono especial de la Casa.
A l romper el dia alegres dianas de la banda de la
misma despertaron á los niños. A las siete hubo
Misa de Comunión general con una sentidísima plá­
tica del Re\*mo. P Costamagna director del Estable­
cimiento, á los 15 niños artesanos que por primera vez
recibieron el Pan Eucaristico. A las diez se cantó
oficio solemne, y se ejecutó con gran acierto la
preciosa misa V I del maestro G. Pagella, Salesiano,
por la ..Schola Cantorum” y orquesta de la casa.
E l Rdo. Padre Fr. Evangelista de Montagut, hizo
el panegírico- del Santo Patriarca, notable por su
acertada adaptación á las tiernas inteligencias de
sus oyentes. Puntualizó la dignidad grande que
encierra el trabajo cuando tanto lo honró la Sa­
grada Familia y de un modo especial San José
cuya gloria estriba precisamente en el haber sido
un obrero muy religioso, muy lleno de fe, y, por
eso, digno de la paternidad tutelar de Jesucristo.
Por la tarde se cantó un solemne Trisagio, y por
la noche hubo función de teatro, representándose
el drama „ E 1 A ve María”
L a casa salesiana de Sarriá estuvo muy bién
adornada, sobresaliendo un artístico templete de
flores levantado en honor de San José en el patio
•de los alimmos artesanos, por donde circuló mía
procesión.
Digno de memoria es también la inauguración
de la Compañía Esportiva .,V en. B o s c o ” que,
dando muestras de sus habilidades, ejecutó cuadros
muy notables y brillantes, no tanto por el número,
cuanto por la limpieza y gallardía. (De £/ Correo Ca­
talán).
Q>n éxito lisongero se han realizado los exá­
menes en las Escuelas profesionales. Presidían
reputados artistas de la ciudad de Barcelona, algu­
nos de los cuales era la primera vez que pisaban
esta casa salesiana. Los alumnos están clasifica­
dos por cumos. y cada curso está divido en dos se­
mestres, con su programa perfectamente deter­
minado; de manera que la Comisión examinadora
llamaba niño por niño y le examinaba tanto en
teoría como en práctica.
El alumno presentaba tm trabajo y daba las
explicaciones convenientes sobre el mismo. La
Comisión tenia en cuenta el tiempo que el alumno
llevaba de aprendizaje, la fineza ó elegancia del
trabajo y todo lo que una persona inteligente y
práctica puede ver en esos casos.
Trabajando los Salesianos para dar buenos obre­
ros A la Sociedad, nada más natural que in\ntar á
patronos ó jefes de taller, renombrados y fuertes,
á examinar á los alumnos que han de ser sus obre­
ros en no muy lejano dia. A á comienzan desde ahora
■ esas amistosas relaciones que son el desiderátum
de la actual Sodologia.
A

m é r ic a

.

CARACAS (Venezuela). — Los Salesianos de
esta ciudad tuvieron el 6 de Enero la visita de
Exmo. Sr. Arzobispo Castro, que quería pagar la
visita que le hiciera el nuevo P. Inspector D.
Miguel Borghino. Acompañaban al Prelado el m !

I, Sr. Provisor y el Sr. Administrador del perió­
dico ,,La Religión,, el Sr. Maestro de Ceremonias
de la S. I. C., el Dr. Ornés Mota, el Dr. C. González
y el Dr. D. Pedro S. Romero.
Los alumnos recibieron al Prelado con un himno
de bienvenida. Luego pasaron á la capilla, que de­
bía ser abierta al público el 7 de Marzo, realizán­
dose el deseo del P. Riva, de dotar á Caracas de
im Santuario en honor de María Auxiliadora. E l
órgano es poderoso y el maestro organista Couti,
salesiano, recibió enliorabuenas por su habilidad.
E l Sr. Arzobispo felicitó á los Salesianos por el
avance de su obra é invitó al Maestro á ima Con­
ferencia especial en su palacio para tratar de la edu­
cación musical de los Seminaristas.
CUZCO (Perú). — Inauguración del Observatorio.
— Dignamente cerró el año de 1908 la Escuela de
Artes y Oficios y de Agricultiura racional que di­
rigen los PP. Salesianos.
Se dió principio con la bendición del observa­
torio. por el Ilustrisinio Monseñor Deán Juan C.
Cosío en representación del Ilustrísimo Diocesano,
habiendo sido padrino don Augusto B. Leguía y
madrina la respetable matrona señora Doña lílargarita Chamorro de Araujo. E l presidente de
la repúbhca fué representado, en esta ceremonia
por el señor Prefecto ó Gobernador del departa­
mento. doctor D. Celso G. Pastor; la señora Cha­
morro de Araujo, no asistió per motivo de- sa­
lud.
Terminada la ceremonia de bendición, la banda
infantil del establecimiento, tocó el himno patrio.
Inaugurado ya el observatorio pasó de ahí el
señor Prefecto en compañía del director del plantel,
del señor Deán y de muchos otros caballeros y
religiosos al salón de actos donde esperaban an­
siosas más de 400 personas el comienzo del acto li­
terario musical comnemorando la solemne inau­
guración del ob.servatorio.
— Se inició el acto con la Marcha Real italiana,
ejecutada con destreza por los pequeñuelos de la
banda infantil.
— El R. P. Baldi, dió lectura á un conceptuoso
discurso en el que se ocupó de la importancia de la
meteorología en esta importante región agrícola
y de la manera como los Salesianos, venciendo no
pocas dificultades y mediante la decidida a3mda
de sus cooperadores, vienen coronando en esta ciu­
dad con éxito satisfactorio sus esfuerzos.
— E l diálogo entre dos estudiantes de Meteoro­
logía, agradó sobremanera al público, pues los
nenes que en este punto tomaron parte, trabaja­
ron con lucidez, habiendo merecido justos aplausos.
— Aquí un coro de nmos con perfección y gusto
exquisito supo modular la voz y dar la expresión
debida á ,,La serenata de colegisües” hermosa com­
posición musical del maestro Pedrolini.
L a banda puso en seguida en ejecución la difícil
pieza miasical „I1 canto della rondine’ ’ — concierto
de clarinete y banda — en la que el R. P. Quintín
TrujíUo, profesor de música y director de la banda
hizo con dulzura trinar el clarinete, dominando con
facilidad y corrección los caprichos del autor,
dándole la perfecta interpretación musical.

— i66 —
— Iva parte más interesante del programa, fué
sin duda la de ,,Don Quijote y los Molineritos” ,
opereta bufa de Tribaut, en la cjue el coro de nenes
trabajó con entusiasmo. Don Quijote y Sancho
Panza mantuvieron al público en continua cspectativa 6 hilaridad, habiendo merecido de c*ste, por
repetidas veces frenéticos aplau.sos.
— Til R, 1*. Terrazas, dió en .seguida lectura á
la relación de lo.s alumnos premiados en los di­
ferentes años y cursos.
— Aquí el señor Prefecto del departamento, en
representación de don Augusto B. I/Cguia, Presi­
dente de la República felicitó al R. 1*. Baldi, por

Este acto fué también amenizado por la banda
musical del 5®de línea, la que dejó oir en varios in­
termedios. escogidas piezas de su repertorio.
Estrenóse así mismo el nuevo proscenio, cuyo
frontis, telón de boca y demás decoraciones, obras
de verdadero mérito, han sido hechos por el hábil
profesor de pintura y dibujo del establecimento
R. P. Quintín Trujillo.
(Tomado de ,.Z.o Unión.")
MONTEVIDEO (Urug.).— Publicamos intégrala
siguiente carta, dirigida á nuestro Revdo. Su­
perior General, por ser de mucha importancia.

MONTEVIDEO — Centro « Mons. Lasagna » • Miembros de (1 Directiva.
su discurso, á los Salcsiancw en general por su pa­
triótica y desinteresada lal>or en bien de la edu­
cación nacional, al cuoiqK> tocio de profesores, por
ser la escuela sale.siana. la única cu su clase en la
cual, al mismo tiemjxi se enseñan el amor al c.studio
y al trabajo, lo (lue el gobierno recontH'c y agra­
dece.
Ofreció asimismo ayudar á las salesianas en
cuanto le fuere pasible, para cjue sigan adelante en
la pcuasa labor cpie se han impuesto de la educa­
ción é instrucción de la juventud y tenniuó de­
clarando claitsuradi' el año escolar. K1 doctor Celso
G. Pastor, fxié interrumpido por repetidas veces
con cahmvsos aplausos diu'ante el tiempo que
habló.
- - Cer"ó e.sta bella actuación que terminó á las
5 p. m., uuaprecifisa marcha.

Estimado Padre:
Nunca he mandado á S. R. iioticia.s de los tra­
bajos realizados por sus hijos dcl Colegio del Sa­
grado Corazón de Jesús. H oy que el deber me aleja
lie este qxterido Colegio después de cuatro años
de permanencia en él. quiero decirle algo de las
principales obras que con la cooperación de todos
se han podido llevar á cabo. A l llegar á esta casa
el año 1904 dediqué toda mi atención al Colegio y
al Oratorio P'estivo persuadido de que éste es lUi
semillero fecundo de alumnos para aquél. A pesar
de toda la actividad desplegada por nuestros salesianos los restiltados no han sido cual pudiera
esperarse, pxies ol mayor número de oratorianos po;cas veces ha sido mayor de 150. Es verdad que i
los niños que estudian catecismmo en el Colv^

j

durante la semana no les exigimos rigorosamente
que concurran siempre al Oratorio.
Los resultados de la escuela no han estado tam­
poco á la altm a de nuestros esfuerzos y deseos.
Por fuerza debemos p>ersuadimos de que hoy ya
no se puede marchar á la buena de Dios y que son
muv pocos los padres de familia que mandan s^:s
hijos á las escuelas. católicas con el fin principal
de que aprendan religión.
Otra de mis preocupaciones ha sido siempre la de
reunir en asociaciones de carácter católico á nuesstros ex-ahunnos. Destroza el corazón, señor D. Rúa.ver como una gran parte de nuestros queridas dis­
cípulos. que tantos trabajos nos han costado para
educarlos, poco tiempo después de salir dcl Co­
legio. son arrebatados por esa corriente maldita
de libertinaje porque no tienen ima mano amiga
que los sostenga y un ángel bueno que les recuerde
la bondad de los principios religiosos, aprendidos
en la escuela. Las sociedades de antiguos alumnos
no llenaban aquí esa misión. Lc« jóvenes tienen ne­
cesidad de reunirse con cierta frecuencia para ani­
marse reciprocamente al bien.
Pues bien, carísimo Padre, en estos cuatro años,
he cons^[uido formar ima asociación de jóvenes
que lleva por titulo ..Centro Mons. Lasagna" la
que se ha puesto bajo la protección de San Francisco
de Sales. Su número es de unos ciento cincuenta.
En este centro figuran varios jóvenes estu­
diantes que concxirren á la Universidad, algimos
de los cuales son también profesores en la misma.
Y a ve. R. P.. que esta agrupación aimque pequeña
tiene bastante importancia.
No es pues, de estrañar que desde su fimdación
haya emprendido y realizado actos tan importan­
tes como una gran velada literario-mu.sical dada
en el principal Centro Católico de Montevideo,
tm certamen literario en el que tomó parte la ju­
ventud católica de todo el país; ima peregrinación
a l santuario de María Auxiliadora á la que co jlsí guieron llevar no menos de seiscientos jóvenes;
una espléndida manifestación de fé con motivo
de haber, el elemento liberal desalojado de su lu­
gar una liistórica imagen del Redentor que desde
tiempo inmemorial estaba colocada en una de
nuestras principales calles: un soberbio banquete
con el loable fin de prestigiar al Comité Ejecutivo
de la Unión Católica, principal autoridad seglar en
el país.
Con muy buen resultado han iniciado en los me­
ses de invierno conferencias para los socios y cla.ses
nocturnas para jóvenes artesanos
Otra hermosa idea, que bendijo nuestro querido
arzobispo Mons. Soler (Q. E. P. D.) nació también
«ir este centro; la federación de todas las agrupa­
ciones de jóvenes católicos del país. Desgraciada­
mente tan hermosa idea enconixó obstáculos que
han impjedido realizarla, hasta el presente, con
grave p>erjuicio del elemento católico joven. Tengo
grandes esperanzas de que la Unión Católica se
ocup>e seriamente de obra tan imp>ortante.
A p)edido del señor Director de la Cárcel Peniten­
ciaria D. Luis Batle y Ordoñes. nuestro sup>crior
ii'vp'to la captellania de dicha cárcel designándome

á mí para desempeñarla. Secundado pxir los buenos
hermanos de este colegio se ha podido hacer un
gran bien á aquellos pKjbres. N o solamente hemos
conseguido, ocupando los jueves por la tarde, que
los convertidos hicieran su comunión anual, .sino
también que un grupo notable, los que ob.servaban mejor conducta, recibieran el Pan de vida
mensuahnente.
Para los directores y empleados de las cárceles no
tengo más que palabras de alabanzas pues siempre
se mostraron espíritus siqicriores secimdándome
en todas las obras que tendían á mejorar á los pe­
nados.
Remito á S. R. una fotografía en la que figuran
los jóvenes de las varias Comisiones del Centro que
más ,se han destinguido |x>r su actividad.
Rogando quiera bendecir á este su humilde ser­
vidor y al querido Círculo Lasagna, I.^ saluda ca­
riñosamente
su aftno. hijo
D A M A S O M o r e i r .\.

Pbro. Salesiano.

TESORO ESPIRITUAL
Los Cooperadores Salesíanos que confesados
y cotmilgados, visiten devotamente una iglesia
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias:
Plenartas. En todo tiempo:

1. ®El día que <lierc*n su nombre á la Unión
de Cooperadores;
2. ®Una vez al mes, el día que cada cual quiera
escoger;
3. ®Igualmente una vez al mes, el día que
asistan á la Conferencia:
4. ®Asimismo una vez al mes, el día que hagan
el ejercicio de la buena muerte;
5. ® E l día que por prim era vez se consagren

al Sgiio. Copazón de Jesús;
6. ®Cada vez que por ocho días consecutivos
se retiren á hacer ejercicios espirituales.
7. ®fin articulo de muerte, si confesados y co­
mulgados, ó almenes contritos, pronunciaren
devotamente el Smo. Nombre de Jesús con la
boca á ser posible, ó al menos con el corazón.
En el mes de Julio.

1. ® El 2, fiesta de la Visitación de María Sma.
á su .Santa prima Isabel.
2. ® El 4. fiesta de la Preciosísima Sangre de
N. S. Jesucristo.
3. * El 16, fiesta de Xtra. Señora del Carmelo

i68 —

N E C R O L O G IA .
La corporación de Cooperadoras Salesianas
de Santa Tecla (Rep. « El .Salvador # C. A. ) ha
perdido su honorable Presidenta en la persona
<le la que en vida fue la

Srta. Carm en Csteves.
La noticia de su defunción nos ha causado pro­
funda aflicción porque bien alcanzamos á com­
prender que la Obra Salesiana en el Salvador
ha perdido con esta Cooperadora el mejor apoyo.
Cariño maternal, generosidad inagotable, pru­
dencia singular, he aquí las dotes que distinguie­
ron esta matrona que bajó á la tumba impro­
visamente como si muriendo tras larga enfer­
medad temiera afligir á tantos corazones que la
amaban.
La caridad cristiana tenía su regia en la
familia Esteves desde que la muerte hizo
que vistiera la toca de la viudez la Señora
Da. Beatriz de Esteves (q. e. p. d.), madre de la
bienhechora que hoy lloramos.
A decir verdad eran tres las almas que regían
los destinos de los pobres y desvalidos en Santa
Tecla, pues á las dos que liemos mentado debe­
mos añadir la hermana de Da. Beatriz, la Srta.
Soledad Mejía, otro ser privilegiado nacido para
que en su corazón encontraran eco los dolores
de su prójimo.
Hoy que con la desaparición de la Sta. Carmen
EvSteves vemos desaparecer ese hogar, ó por lo
menos quiere borrársenos la impresión de la
poética atmósfera que se respiraba al amparo
de esos ángeles de la caridad, surge en nuestra
alma imperiosa una pregunta; ¿Quién recogerá
la herencia de tanto amor al prójimo, de tanto
apoyo para la obra Salesiana?
Y se nos aprieta el corazón al recordar cuánto
deben los Snlesianos á la caridad de esas tres
personas incomparables!.......
Al desajiarecer de las dos primeras, que baja­
ron el sepulcro con la di^laucia di quarenta dias,
nos quedaba un consuelo al fijar nuestra mirada
en la Srta. Canuen que era bien digna de repre­
sentar y de reunir en sí el amor de aquellos dos
grande corazones.
Pero ahora sentimos profundo el vacio con
<iue Dios nos prueba y vuelve á nuestra mente la
pregunta: ¿Quién sustituirá esa alma grande que
lia \‘olado al cielo ?
Haga Dios N. S. que protito surjan almas ge­
nerosas que repitan la palabra del profeta: Ecce
ego. mifte me; heme aquí. Señor, recojo la misión
de ser madre de ^ ntos desvalidos, de ser el apoyo
•de la obra de D. Bosco.

Mientras tanto nos incumbe el deber de su­
plicar á nuestros lectores que unan sus ora­
ciones á las que hemos dirigido y dirigiremos á
Dios para el eterno descanso del alma de ^ a bon­
dadosa Cooperadora.
Presentamos al mismo tiempo nuestro pésame
muy sincero á todos los miembros de la familia
Esteves, tan benemérita de las Obras Salesianas.
En Utrera falleció Doña

Dolores Eom ero V. de Hsenclo
el 17 Marzo que con justicia era apellidada la
madre de los Salesianos de Utrera. De cuatro
hijas que tuvo, dióuna á la Salesas, y habiendo
conocido á D. Bosco, dió las otras 3 á las Hijas de
María Auxiliadora, contenta de que Dios las lla­
maba á su servicio. Cuando se vió viuda y con
sus hijas en religión, vendió lo que tenía para em­
plearlo en obras de caridad, especialmente para
sacar de apuros á los Salesianos, y ella misma
remendaba y arreglaba la ropa de la Comunidad
Salesiana y de los niños más pobres.
Su memoria será imperecedera en la Inspecto­
ría Salesiana Bética y jamás dejaremos de rogar
por su alma y benedicir su nombre.
E n Durango (México) pasó á mejor vida el

lim o , y Kevm o.
Sr. Dr. D. Santiago Zubirla y IHanzancra
dignísimo Arzobispo de la ciudad. Ha sido muy
sentido por toda clase de personas, pues su ca­
ridad y bondad se extendían á todos. Admirador
de los Salesianos, no les escaseó su protección y
simpatías.
En Béjar (Salamanca-España) murió

D. R uperto IPastor Sáncl)ez
íntimo amigo de los PP. Salesianos á quienes de
varios modos y prácticamente manifestó su cariño.
Fué buen esposo, buen padre y muy caritativo.
Deja gratos recuerdos y envidiable memoria.
En Valencia (España) falleció el Sr.

Pbro. D. fran cisco Carreras Cortosa
entusiasta cooperador salesiano. El fué quien
dió á conocer la obra de D. Bosco en Játiva y
muchas otras poblaciones.
Por todos estos amigos y demás cooperadores
difuntos pedimos sufragios á los Cooperadores.

Con aprobación de la .Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSlt GAMBIXO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. para la B. Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176 - TURí N.