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A b ril de 1908
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Turin — Via CottoUngo N.
SUMARIO: El Salesiaiio comoEducador
. . . .
85
Ei Pontiñce de la E u ca ristía ............................................ 89
Libros recibidos en esta R e d a c c i ó n ............................. 90
Discurso de Su Emcia. el Cardenal Mafñ, \jroiiunciado en el Oratorio de S. Francisco de Sales
. 91
Tesoro e s p ir it u a l................................................................ 98
De nuestras Misiones: Matto Grosso (Brasil): Cuatro
meses entre los Bororos y Coi o idos (Carta del P.
Malán).................................................................. 99
^
Gracias de María A u x ilia d o r a ....................................... 104
Por el mundo salesiano — Maltebrugge-les-Gand,
Ramsey, Salamanca, Ronda, Barcelona : Fiesta del
Sto. Patrono
.................................................................107
Noticias variaf.: Catania (Italia), Concei)ción (Chile),
Ibagué (Colombia), Piura ( P e r ú ) ..............................109
Memorias biográficas de Monseííor Luis Lasagna . n o
Necrologia: Sra. Da. Cecilia Rivas • Da. Luisa de
G a lla r d o ...............................
na
El Salesiano como Educador.
XII.
iiGuiENDO nuestra visita, en
tremos, lector amable, en una
clase salesiana. No sé si pre
fieras ver las de los estudiantes ó las
que reúnen á los artesanos cuando por
la mañana antes de ir á su trabajo y
por la tarde, después de las faenas del
día, se retiran á dar á su espíritu el
necesario alimento. Es lo mismo, en
unas y otras verás las mismas cosas,
aunque naturalmente graduadas y pro
porcionadas.
Se procura que el salón sea alto, ven
tilado, con buena luz. Y a sabes que la
enseñanza es cíclica: las clases supe
riores completan las inferiores y edi
fican sobre las bases que éstas pusieron.
(i) V . N. Anterior.
Estamos, pues, y lo primero que
veo es la cátedra del profesor, do
minando la clase toda, y el Cruci
fijo. Hoy que tanta guerra se hace
al Cristo y que las sectas quisie
ran verlo desterrado de las escuelas y
aulas, buena es esa protesta de fe y
amor y apego á las sacrosantas creen
cias de nuestros padres. ¿ Por qué será
que los sectarios se afanan tanto, y
tanto trabajan y bregan por desterrar
esa efigie de nuestras escuelas muni
cipales? ¿Qué mal les hace la imagen
del Redentor? ¿ Pues no decís que res
petáis todas las creencias?
Pues, como señal de que estamos
en una clase de cristianos, ahí tienes,
cortés visitante, la dulce, la bella, la
consoladora imagen del que es la Sa
biduría Increada.
—
86
Veras también un cuadrito de la Vir
gen ó dé algún Santo y el retrato del
Soberano en los reinos , y del Presi
dente ó de un héroe, como Bolívar,
San Martín... en las Repúblicas. No
faltará un mapa de la Nación. Esto en
todas las clases , poco más ó menos.
Sí, D ios y P atria, y es menester tener
sus emblemas siempre á la vísta.
Además de esto verás cuadros y
objetos para la enseñanza objetiva, real
de la Aritmética , Geometría , Física ,
Botánica, Zoología, Mineralogía etc.,
etc. según el caso.
Ahora vamos á presenciar cómo se
dan las clases , qué método se sigue ,
cuál es el alma, por decirlo así, de
esas clases, su espíritu, lo que las in
forma. I.)ispénsame si te detengo algún
tanto en preliminares, pero son nece
sarios.
sjs
El V. Bosco no escribió ningún tra
tado de Metodología, aunque niucho lo
desealja, pero en su Reglamento y en
su ejemplo nos dejó el método y mo
delo más alto á que podamos aspirar.
¿Qué significa verbigracia, aun bajo el
punto de vista meramente pedagógico,
aquella frase: « El sistema de educa
ción salesiano está basado en el amor?»
Y a el educador de por sí, por razón
de justicia, por estricto deber de oficio,
debe dar.se enteramente á sus alumnos.
Pero 1). Bosco e.xpresamente quiere un
alma <|ue informe ese deber.
¡Caridail! ¡ Amor! palabra divina que
ha trasformado el mundo! afecto no
bilísimo que ha dado y dará alas á la
])ousía. sér á las artes, calor á la fa
milia. fuego á la amistad, generosidad,
entusiasmo y abnegación al maestro!
Sin amor no se vive, sin amor nada
se hace. ¿Y se podrá educar sin amor?
¿ Podrá jamás concebirse un verdadero
maestro sin amor á sus discípulos?
I Amor 1 en esta palabra , ó mejor ,
—
en lo que ella significa, está el secreto
de toda enseñanza , el camino que la
naturaleza le ha trazado al institutor.
La educación es una tarea ardua, que
impone no leves sacrificios, cuidados
prolijos, atenciones infinitas ¿y cómo
podrenios prodigárselos si no ardemos
en casto, amor por nuestros alumnos?
Un corazón frío jamás podrá educar,
porque la indiferencia dominará sus ac
ciones; cualquier dificultad le hará re
troceder; la vigilancia le pesará como
enorme masa de plomo, la paciencia
— iiulispensable en toda enseñanza —
le será imposible; y como esas cosas
son continuas, como inherentes á la
profesión , vivirá en tensión continua,
renegando de su suerte; es decir, no
vivirá, pues esa vida no es vida, sino
martirio permanente.
Pero amad á vuestros alumnos y en
tonces tendréis fuerzas suficientes para
llevar la carga; amadlos mucho, y los
sacrificios se os harán ligeros; amadlos
en Dios, y se os convertirán en pla
ceres. El sistema preventivo es amor.
El amor nos impele á cumplir nue
stro deber, á dar á los alumnos lo
que nos hemos comprometido, á dar
les instrucción y educación. Que esto
requiere mucho estudio, mucha ob
servación, el conocimiento de los mé
todos educativos, el estar al corriente
de los descubrimientos de la ciencia que
puedan interesarnos; pues bien venido
sea todo ello: los principios induda
blemente son difíciles; muchas veces
vendrá el desaliento y la tentación de
abandonarlo todo; pero no temamos:
avancemos impávidos: á medida que.se
va progresando, el hábito y la agilidad
adquirida, lo va facilitando todo: lo
que antes era sendero áspero por entre
espinas, es ahora ancha carretera por
entre árboles frutales.
Ved al V , Juan Bosco ¡de cuántas
industrias no echó mano para enseñar
con provecho!
*
* A
Por lo visto, fácilmente se colige que
D. Hosco no quiso — y quizá ni lo
hubiera podido — imponer ningún mé
todo especial. El usó los que mejor le
parecieron: el socrático y el intuitivo.
Hoy que la ciencia y la industria nos lo
muestran todo ¿por qué no habremos
de seguir el método intuitivo siempre
que se pueda? ¿Hay mejor manera de
conocer una máquina, que observar cómo
está formada, y cómo funciona, cómo
se maneja? Para estudiar una flor, claro
está que si puedo tenerla á la vista,
observarla , descomponerla , habré ga
nado más que si le tengo sólo en la
cabeza, ó en una muda figura. Vale
más la realidad que todas las teorías,
sobre todo tratándose de niños. Si un
hombre grande experimenta dificultad
en mantener fija la atención á un dis
curso ¿ no la experimentará el niño en
ir tras confusas abstracciones? El objeto,
ó á lo menos, su pintura, mantiene
viva la atención: siquiera así tienen
los ojos dónde posarse. D. Rosco con
su brema y su botella de á litro es
muy elocuente (i). Por experiencia se
sabía bien esas cosas.
*
Y ahora, ya que la ocasión se brinda,
permíteme decir una palabra sobre el
método que comúnmente sigue el salesiano en la enseñanza de las diver
sas materias, y de la estima que éstas
le merecen.
A gricultura, De su importancia no
Hay necesidad de hablar: hoy es la
preocupación de toda persona seria:
los go!)iernos la fomentan y protegen
(y tanto que á veces de puro acari
ciada. la matan); fundan cátedras am
bulantes que la desparramen, por de
cirlo así, á todos los vientos; la im
ponen en las escuelas y colegios, (en
(i) V . N. de Diciembre p.p.
87 -
los cuales, — de paso sea dicho y con
perdón de viejas costumbres, — se
estudian demasiado ciertas cosas que
de nada servirán en la vida y se des
cuida lo que más nos interesa); los
gobiernos, pues, la favorecen (y ese
es su deber), la fomentan porque les
conviene; los sociólogos la ensalzan,
porque ven en ella el remedio de mu
chas calamidades; los Prelados y Sa
cerdotes la protegen, la practican, la
enseñan, porque es elemento de orden
y moralidad, porque nada como ella
une á los individuos y naciones entrb
sí, combate la miseria, terrible con
sejera que á tantos empuja al abismo,
establece la armonía, predica la Pro
videncia de Dios.
Los antiguos la llamaron a¿ma paretis, y entre los Romanos, á pesar del
horror con que miraban los trabajos
manuales, era tan estimada, que Ci
cerón llegó á escribir que ningún arte
era tan dulce, tan rico, tan bueno, tan
digno de un espíritu culto y libre, como
la Agricultura. A^riailíw'a nil melius^
nil dii/dus, nil ube7'ius, nil homini li
bero dignius. Y la historia de todas las
naciones ¿no está diciendo que su
esplendor corre parejas con el desa
rrollo de la Agricultura, y que para le
vantarse de la postración en que las
dejan las guerras, vale más ella que
todas las demás medidas juntas? Y
sin embargo todavía hay individuos
que juzgan que la tierra envilece y
que el agHcultor es infame. La A gri
cultura debe enseñarse no sólo en las
escuelas rurales, sino también en las
urbanas, en los Colegios, en los .Se
minarios, como se practica ya en I3élgica, Italia, España, Francia...
En un número anterior hablamos cielos
paseos; ahora añadimos que se escojan
para ellos de preferencia los campos,
donde se ara. se siembra, se recoge,
se trilla; donde hay rebaños, molinos,
fábricas, bosques, jardines etc. y que
—
88
se den las necesarias explicaciones.
] Cuántas bellas enseñanzas podremos
dar allí ! A la vista de las labores
agrícolas,, se arraigarán las enseñanzas
de la escuela. Háganse comprender los
hechos ordinarios de la vida rural;
llámese la atención sobre las maravi
llas de la naturaleza, procórese infun
dir, en la juventud el amor á los cam
pos.
-Preparemos agricultores; no servi
dores de la gleba, sino señores de ella.
El Creador ha impuesto al hombre el
deber de dominar la tierra. Es conso
lador el saber que por cuanto se mul
tiplique la familia humana, jamás le
faltará el sustento; antes al contrario,
que se pueden aumentar las satisfac
ciones, lo que prueba de un modo irre
fragable que la Divina Providencia
cuida de sus criaturas. Estanislao So
lad, q. en p. d., y su escuela, han ba
sado sobre la Agricultura su sistema
social, quizá el más consolador que
exista. Y ciertamente que sus razones
se tienen para ello.
Digamos algo más concreto.
1. Debemos popularizar los métodos
racionales de agricultura. Desde la
escuela elemental se deben hacer co
nocer sus ventajas, dando la razón de
cada procedimiento y el porqué de las
operaciones, como la rotación, los abo
nos, los ingertos, la selección de se
millas; á ser posible, enséñese á co
nocer los terrenos y á mejorar sus cua
lidades mediante los abonos químicos.
No sería fuera de razón el tener un
campito e.xperimental anexo á la escuela
y hacer ver prácticamente, por ejemplo,
el beneficio de la potasa.
2. Combátase esa n\alhadada aver
sión que existe en muchos pueblos
contra las novedades convenientes, como
es el uso del arado Rud-Sakc en lu
gar del antiguo que apenas si rasga
—
la superficie del suelo; el empleo de
los abonos químicos, la fijación -del ni
trógeno por medio de las legumino
sas etc. etc..
Dícese que los Italianos no querían
dar carta de ciudadanía al maíz ni á
la patata, por el prejuicio de que no
arraigarían. Por fortuna no faltaron
hombres de constancia, y hoy la patata
y el maíz forman parte importante de
la producción agrícola de la bellísima
península. Sí, nuestro deber es com
batir tales preocupaciones y persuadir
á las gentes á seguir las indicaciones
y consejos de beneméritos sabios que,
como Estanislao Solari, gastaron su
vida en los estudios para bien nuestro.
El mayor prejuicio es él de creer
que el campo deshonra: ningún tra
bajo deshonra, y la Agricultura menos
que cualquier otro: con razón es hoy
el honor de las naciones.
3. Combata el absentismo, que se
parando de sus posesiones al dueño,
es causa de la esterilidad creciente de
las tierras y de la división cada día
más profunda entre patronos y colo
nos. ¡Cuánta sabiduría no encierra
el proverbio: « El ojo del amo en
gorda el caballo! »
4. Enseñe á conocer los insectos,
reptiles y demás animales nocivos ó
provechosos á la Agricultura, las prin
cipales enfermedades de las plantas y
ganados, dominantes en región, los
medios de preservación ó cura etc..
5. Fomente el amor á los árboles
y pájaros: explique porqué los bosques
purifican el aire,, modifican los climas
excesivos etc.; celebre la fiesta del árbol,
introdúzcala donde no existe todavía.
6. Dicte refranes y sentencias re
ferentes á la vida del campo.
7. En las poblaciones rurales pro
cure que á la instrucción se dé un
rumbo agrícola, por ej. escogiendo para
libro de lectura, uno en que predo
mine este ramo, con buenas ilustra*
A
-
89 -
dones que lo hagan más interesante. tona cantilena — que esperamos no
En los mismos problemas de Aritmé sea del todo inútil, — con una sen
tica, haga conocer el precio de los tencia de Rendu ; « Los agricultores
granos, el jornal ordinario etc. etc..
tienen innata la idea del deber, el res
8.
Finalmente, procure amar él mismopeto y la estima de la vida, él de la
esta ciencia; y de sus labios brotarán conservación de las cosas (porque sa
palabras entusiastas y sabias enseñan ben lo que cuestan); raramente se les
zas.
ve en tumultos; el mejor soldado es
OOd
el campesino; en ellos está el mayor
Cerraremos esta ya larga y monó elemento del orden social. »
El Pontífice de la Eucaristía
Conclusión
Triduo solem ne prescrito á las catedrales y reco
mendado á la s parroquias, para prom over la prác
tica de la Com unión frecuente.
Como para coronar dignamente el famoso de
creto, hizo saber el lo de Abril del p. p. año por
medio del Emmo. Prefecto de la Sda. Congregación
de Ritos, que «persuadido de que para promover
éntrelos fieles la Comunión diaria y para auxiliar
álos pueblos cristianos son convenientes asiduas
oraciones, que elevadas por muchos juntos hagan
dulce violencia al Corazón de Jesús; deseaba que
en los 3 días siguientes al Corpus, ó en otros opor
tunos, en todas las catedrales se hicieran discur
sos sobre la excelencia de la Eucaristía y el mejor
modo de recibirla con fruto, se pusiera de mani
fiesto el Smo. y se rezara la oración: « Oh dulcí
simo Jesús », para implorar la difusión de la Co
munión diaria; que se diera luego la Bendición,
y que el domingo siguiente, el Párroco explicara
al pueblo el Evangelio, con relación á la Sma.
Eucaristía, y por la tarde lo exhortase á la fre
cuencia del celestial Banquete, y se terminara
con el Ttf Deum y el Tantum Ergo, antes de la
Bendición ».
^ á fin de que todos conozcan cuán ardiente
ts el deseo del Padre Sanio de promover la mayor
frecuencia de la Santa Comunión, recomienda
que, con Ja licencia del Ordinario, se haga en
todas las parroqtiias, á lo menos la antedicha
función del domingo ».
Para estimular más á los fieles, concedió las
siguientes Indulgencias, aplicables á las almas
del Purgatorio:
I® 7 años y 7 cuarentenas cada día; 2® Indul
gencia plenaria en cualquier día del triduo, co
mulgando y rogando según la intención del Sumo
Pontífice; 3®Indulgencia plenaria á cuantos in
tervinieren á las funciones del domingo y comul
guen y oren como en el caso anterior.
*
* *
Todo esto tiende á favorecer la práctica de
la Comunión diaria, directamente. Mediante otras
gracias lo ha hecho indirectamente.
O tros favores ¿ in dulgencias.
El 30 de Diciembre de 1905, uniendo en una
sola invocación, como dos diamantes en el oro
más aquilatado, los dos más grandes tesoros de
nuestra Religión, concedió 300 días de indul
gencia por la jaculatoria: Nuestra Señora del
Smo. Sacramento, rogad por nosotros, y ésta se
gana recitándola ante el Sto. Tabernáculo (De
creto del 8 de Junio 1906).
Igual indulgencia fué concedida á los que recen
la siguiente oración:
Oh Virgen María, Nuestra Señora del Smo.
Sacramento, gloria del pueblo cristiano, alegría
de la Iglesia Universal, salud del mundo, rogad
por nosotros, y despertad en los fieles toda la devo
ción á la Sma. Eucaristía, á fin de qtie se hagan
dignos de recibirla diariamente.
Igual Indulgencia fué concedida el 30 de Julio
del mismo ano por el siguiente ejercicio que debe
p ra ctica je durante las procesiones con el Smo.
Sacramento:
Se reza un Paier, Ave y Gloria, después se dice
diez veces: Alabemos en todo momento al Smo.
SacramerJo, y se contesta: Ahora y siempre sea
alabado nuestro Dios Sacramentado; luego se
—
90
—
repite el Pater, Ave y Gloria, etc., continuando
Cooperadores, no dejemos de cmnplirlos. Todo
así hasta el fin de la procesión.
será en provecho nuestro.
A tres podemos reducir estos deberes: la asis
Y el 8 de Mayo no sólo aprobó con su auto
ridad, sino que recomendó la práctica de solemnes tencia á la Sta. Misa; la frecuencia á la Sagrada
Novenas en preparación á la simpática fiesta de
Mesa y las visitas al Smo. Sacramento. ¿Por qué
Corpus, y concedió á los que las practicaran en no podrán tener un lugar en nuestro programa
las iglesias parroquiales, las siguientes indulgen ó método de vida? Hallamos tiempo para todo,
cias. aplicables á las almas del Purgatorio; .hasta para.....perderlo miserablemente. ¿Y sólo
1° 7 años y 7 cuarentenas, todos los días de dichas nos faltará para visitar á Nuestro amable Re
novenas; 2®
cualquier día de la novena dentor? ¿No podemos, con un buen horario,
ó el día de Corpus, con tal que, comulgados, oren disponer de media hora por la mañana, para oír
la Misa, visitar á Jesús -y recibirlo en nuestro
según la intención de S. Santidad.
El 18 de Mayo 1907 concedió á todos los que corazón? Oh! sí que lo haremos, dulce Amor
con fe, piedad y amor miren á la Sagrada Hostia nuestro, imán de nuestras almas, centro de
en la elevación de la Misa y Exposición solemne nuestra vida!
rezando la jaculatoria: Señor mío y Dios mío:
Espléndido homenaje al Padre Santo en su
Dominus meus et Deus meus, 7 años y 7 cuaren Jubileo será el contribuir á actuar su programa;
tenas cada vez y Plenaria cada semana, si pra ¿No lo haremos?
ctican dicha devoción todos los días y reciben
Por esto, recomendamos vivamente á nuestros
con las debidas disposiciones la Sagrada Co Cooperadores que no ahorren medio por enamo
munión.
rar de Jesús al mundo entero. Hagámoslo pene
trar en la familia, en la sociedad. Inde salas.
De ahí vendrá la salvación.
Y no se crea que aquí ha terminado la acción
E n la cátedra y en el periódico tenemos dos
del celo apostólico del Padre Santo; nó, sus pre medios poderosos. Sepámoslos aprovechar.
murosas industrias crecen cada día. Y a lo hemos
dicho. Pío X será llamado con toda justicia el
Papa de la Sagrada Eucaristía, como Pío IX él de
la Concepción y lycón X III él del Rosario. El 8 de
Mayo del año p. p. mediante un decreto de la
Libros recibidos en esta Redacción.
S, Congregación de Ritos estableció que la con
B. H e r d e r , tipógrafo Pontificio — Fribiirgo de
cesión de todo Oratorio privado lleve consigo
Brisgovia (Alemania):
el permiso de comulgar en la misa, salvos, sin em
Obras
completas del Dr. 0 . J. M. Esplaoza; dos tomos
bargo, los derechos parroquiales. El 1° de Agosto
elegantísimos.
p.p. concedió por medio de la Sda. Congregación Nuevo Método para aprender el fraucéa, por Hermán
del S. Oficio, con un
y á perpetuidad
Schuiizíer.
que en todos los Monasterios, Claustros, Insti MI nuevo Coadjutor (Las buenas novelas), IV tomo.
Sucesos de la vida de im anciano párroco Irlandés,
tutos religiosos. Conventos, Seminarios que gocen
por Patricio A.- Sheehan. Edición española por
el privilegio de conservar el Smo. Sacramento,
M. R. Blanco-Belmonte. — En rústica Fr. 4,25;
se puedan celebrar las tres Misas ó una sola, si
enciiad. Fr. 5.
así se juzga conveniente, la noche de Navidad
La Maestra Cristiaoa, en su vida profesional y espi
y en ella distribuir la Sagrada Eucaristía. Este
ritual , por el P. Ramón Ruiz Amado S. J ., en
rústica Fr. 2; encuad. lujosamente en tela Fr. 2,60
privilegio era muy raro en otro tiempo y el Padre
Santo benignamente ha querido extenderlo de L ib r e r ía y T ip o g r a k Ia C a t ó l i c a , Calle Pino, 5,
Barcelona.
modo que se haga universal, para encendernos
Propaganda Católica, por D . F élix Sardd y Salvanj
más y más en el amor y gratitud hacia d Verbo
Pbro. Tomo I. Contiene los cien opúsculos de la
Encarnado, que por nuestro amor tomó nuestra
Biblioteca ligera — Tercera edición: en rú.stica
forma y por nuestro amor renueva diariamente
4 ptas., y 6 en tela y planchas doradas.
La Santa Misa explicada, sus oraciones y ceremonias
este misterio en la Santa Misa.
según notas entresacadas de las conferencias de
Esto por lo que se refiere á Jesús-Hostia; que
Don Próspero Gnéranger, abad de Solesmes. —
mucho más pudiéramos añadir si tocásemos
Tradución de la 6* edición francesa, por L. Acosta,
también lo que ha hecho para extender la devo
abogado.
ción al Sdo. Corazón de Jesús, de lo cual, Dios L u is G i l í , Calle Balines, 83, Barcelona.
mediante hablaremos más tarde.
Jesús de NazareL Historia de su vida contada á los
Claros y ardientes como se ve que son los de
seos del Padre de los fieles, no dejemos, amados
niños por la madre María luyela, publicada bajo
la dirección del P. Thursiou, y traducida por el
P. J . Mateos. (El editor con esta obra da co
mienzo A su Novísima Biblioteca económica de
Ciencias Eclesiásticas y Estudios Religiosos).
-
91
-
Discurso de Su Emcia. el Cardenal Maffi
prommciado en el Oratorio de S. Francisco de Sales [1]
Ui palma florebit.
'ermanos míos; meditaremos juntos, con
sencillez de entendimiento y docilidad
de corazón, las breves palabras ut palma
(lorebü, que me parece resumen tan bién la vida,
obras y glorificación de nuestro Padre. Creaturas,
no podremos comprender y escudriñar toda la
profundidad del pensamiento, de las enseñanzas
que el Creador ha escondido en ellas; pero lo
poco que descubriremos, nos elevará á bendecir
al Señor, siempre admirable en sus santos y será
para nosotros una luz y un aliciente á la virtud.
Más que alabarlo, deseo renovar en nosotros á
D. Bosco y multiplicarlo en sus obras. E l, que
tanto puede, nos lo alcance, y entonces, nos
habremos reunido dignamente en memoria
suya (2).
*
♦ *
Desde las primeras lecturas, en las páginas de
la Biblia y en las narraciones de los viajeros,*se
nos presenta, característica de los paisajes tro
picales, especialmente de las arenas desoladas,
la palma que cuenta más de mil especies, repre
sentada en nuestras playas por el humilde ca~
merops, comúnmente personificada (permítaseme
la expresión) en el dátil, saludado por el árabe, con
no menos verdad que poesía, el rey de los oasis.
No un pétalo de flor ni un hilo de yerba: aun
exento de los monstruos imaginados en la anti
güedad, aunque templado en las descripciones
mas recientes, el desierto oprime: calla la natura
leza, suspéndesela vida; reina soberana la muerte.
(i) El Emmo. Card. Pedro Maffi es una de las glorias
más puras de la Iglesia eii los tiem]>os presentes, or
gullo de su p.itria, lumbrera de las ciencias físicas, na
turales y exactas, y de las ciencias eclesiásticas. Es
Presidente de la Sociedad Italiana de Matemáticas y
Director del Observatorio del Vaticano. En sus escritos
«con ciso, rápido, enérgico, desdeña los adornos; su
frase es con frecuencia cortada, á veces áspera, pero es
aspereza magistral; deja entender mucho más de lo que
dice, y por lo mismo obliga á pensar. Todo esto difi
culta la traducción. Queriendo presentar el Discurso con
la mayor exactitud posible, nos hemos atenido á la letra,
par.i no ex]->onen)os á alterar su sencillez sublime, su
encantadora energía. N . d. R.
(ai En conformidad con los decretos de Urbano VIII,
declaso que, salvos los dogmas y enseñanzas de la Iglesa, no doy á los hechos á que aludo otra autoridad que
la humana y que <»n los títulos que doy al Fundador
de los Salesianos no pretendo anticip.'irme al juicio de
fa Iglesia, de la que es mi gloria set* hijo obedieote. '
Pero bajo aquellas arenxs inflamadas, que pa
recen maldecidas de esterilidad, pasa una onda;
el agua, como la caridad tnvificadora, oculta y
copiosa, se difunde y corre: la jialma ajmgará
su sed y florecerá. Con aquel intuito que el bo
tánico no explica, pero reconoce, llegan las raíces
á la húmeda zona ignoradas, mas robustas é
incansables; ábrense las arenas y, vigoro.so, recto
sin debilidades ni divergencia.'? de ramificación,
ved brotar el tallo elegante á diez, veinte, treinta
metros, coronado de hojas, anchas y largas, di
vididas y dotantes, bajo las cuales maduran sus
frutos muchas plantas, refre.sco y alivio del fa
tigado viajero. Los pies en el agua; á los lados
el desierto; la cabellera en los vientos, en el aire,
en la luz, en las llamas del sol tropical: así vive,
así florece la palma. — Y así ut palma florece
y florecerá nuestro Padre.
L a vida.
También en las ciudades hay desiertos, y mu
ellísimas veces hay soledad triste y desolación
de muerte, y más que en parte alguna, en los sa
lones dorados, en las calles populosas, entre las
mismas multitudes que se oprimen, se empujan,
se disputan la vida.
No hay sino silencio en donde no habla Dios.
Mas bajo estos estratos, ostentosos jiero deso
lados y estériles, corre una onda, y lleva la vida
á humildes barrios y pobres aldeas, ignorados
del mundo, pero amados por Dios, como eco y
continuación de Narareth y Belén, en donde una
mujer, que parece vulgar y es sublime, experi
menta una cosa del cielo, el ministerio asom
broso de la maternidad y lo cumple, alimentando
el germen divino, que ha brotado, con la vida de
Dios más que con su propia leche y sangre. En esta
onda de salud, en el secreto del caserío de Becciii
bebió abundantemente el Venerable, que en
Margarita Occhiena tuvo una madre de bendi
ción, que, con sus oraciones, palabras, ejemplos,
omnipotentes en una madre, infundió en una
alma que se abría, profundas raíces de aquella
fe que conoce las luchas y que sola posee la cien
cia de las victorias sobre las tempestades. Como
la palma, al asomar al mundo, Juan está en el
desierto; escasos los bienes de fortuna, lejos, en
Muríaldo, la iglesia; en su casa, como súbito
rayo, la muerte del padre: poco después, otra vibrará siempre á su oído: ¡Desgracia! Vendrá
desventura con la muerte del maestro. Mal radi un día, y rodeado de inmensas tropas, deberá
cado, el tierno brote hubiera muerto y arrancado
darles un programa y dictarles una ley: dando
por el viento, hubiera yacido sobre las arenas: pero sentido apostólico á una frase bíblica, en la frente
á Juan le dieron mayor vida las pruebas y le en el alma de todos sus hijos y todos sus coope
sirvieron las asperezas de la tierra para buscar radores escribirá: Da mihi animas, caetera tolle!
el cielo. El árbol que tiene raíces profundas y
Las almas ¡nada más!
abundante linfa, no sufre por las tempestades:
Remontémonos. Este programa, no es sino
el viento que quisiera arrebatarlo no hará sino la traducción, libre si queréis, pero no más que
agitar sus hojas susurrando; el viento gime y
la traducción de la palabra del programa de la
huye, y por una victoria dejan las hojas escapar madre: ¡desgracia! ¡Mamá Margarita!... ¿quién te
una armonía. Nutrido de fe, Juan consagrará su hubiese dicho en la humilde mansión de Becchi
vida á los pensamientos, á las
obras, á las esperanzas de la fe.
¿Dónde? ¿Acaso le murmurará á
sus oídos una voz triste que pre
fiera al sayal del religioso la so
tana del sacerdote porque se
aventajará la familia? « Nada
espero de ti; de ti no quiero na
da, le declara Margarita con for
taleza; nacida pobre, pobre quiero
morir; y tú recuérdalo bien: si
consagrado sacerdote llegares á
ser rico, jamás me verás en tu
casa! u
En 1884 una señora se presen
tará con un niño á D. Bosco,
quien preguntará á la madre si
hará dol hijo un sacerdote. «¿Sa
cerdote? íantes muerto!» El triste
dilema puesto á la Providencia
será resuelto: ocho días, y el
niño negado al Santuario, bajará
cadáver á la tumba. — Al con
trario, ponderad el sentimiento
cristiano, la fe y la generosidad
de la humilde mujer de Castelnuovo que, á la puerta dcl san
tuario, graba en el alma del hijo
con una elocuencia, cuanto bre
ve, más sublime y eficaz, la con
sagración á Dios solo, la razón y el
programa entero de la vida sacerSu Emcia. el Cardenal Pedro Maffi, arzobispo de Pisa.
dotal. ¡Desgracia para un sacer
dote el enriquecer! exclama Mar
que con la admonición fuerte al par que afectuosa
garita — ¡desgracia! y aquella palabra informa
que injertabas en el alma de tu hijo, dabas una
y dirige toda la vida de Juan. Novel sacerdote,
ley, á la cual responderían con eco fiel y obede
le ofrecen estipendios, y los rehúsa, careciendo
cerían á miríadas otros hijos en todos los án
de pan: jx)bre será siempre su sotana, pobre su
cuarto, aun cuando elevará á María un mara gulos de la tierra? ¡Cuántos decretos de Empe
villoso templo; y á cientos y á miles poblará de radores, cuántos códigos de parlamentos, cuántas
iglesias é institutos la tierra, que atónita le con doctrinas de sabios caen sin emular siquier de
templará, El se reconocerá, y de ello se contentará, lejos la fuerza, los milagros, la gloria de esta
como instrumento en las manos de Dios y para palabra de una madre cristiana: ¡Desgracia!
sí no pedirá, no querrá nada: el último puesto, la
*
* *
última sotana, más aún, esa será la oración y el
« Si enriqueces, no me verás! » había dicho
deseo del humilde hijo de Margarita, cuya palabra
■ ftik
—
Margarita; pero cuando ve al hijo pobre y rodea
do de pobrísimos hijos, entonces está con él.
Vende sus escasos bienes de fortuna para con
vertirlos en pan; y lo que estimaba la piadosa
mujer más que los bienes de fortuna: sus joyas
de esposa y la casa testigo de sus alegrías de
madre; todo lo cede á beneficio de los pobres;
generosa en los caminos de Dios, Dios no la aban
donará.
El año de 1854 el cólera invade á Turín, y
para a50idax en la común gravísima desgracia,
D. Bosco transforma en alegres y generosos en
fermeros á 44 de sus alumnos que acá y allá
manda á confortar y socorrer á los hermanos,
con nuevo mas siempre admirable ejemplo de la
versatilidad de la caridad cristiana. Pero vuelve
uno que cuenta á la mamá — era el nombre que
todos le daban — de un infeliz que yace en ex
trema miseria, sin una sábana con que cubrirse.
Inmediatamente lo registra todo, nada encuen
tra: da finalmente con la única prenda de len
cería que queda y la entrega mandando: « Toma
y corre! » Era un mantel! Una palabra había
encamado un programa: los hechos la con
firman.
*
*
*
H ay otra palabra de Margarita que debe re
cordarse. Es una tarde de Mayo con un diluvio
de a g u a ; y á la puerta de D. Bosco golpea un
huérfano haraposo y hambriento. Es acogido,
calentado, alimentado: lecho no hay, pero la in
dustriosa caridad lo crea. Margarita lo lleva á él,
é inclinada sobre la frente de aquel infeliz que
talvez entonces por primera vez sentía la caricia
de una mano maternal, murmura una palabra
de suave consejo, inspiradora de vida honesta y
santa. Esta palabra al primer huérfano recogido
tuvo un eco, y se repite continuamente. Todas
las noches, en las cien y cien casas salesianas,
después de la oración, una voz roza ligeramente
la cabellera de los clérigos, de los artesanos, de
los niños, y en cada alma deposita un pensa
miento que haga tranquilo el reposo y preste á
los sueños cándidas imágenes y visiones de án
geles: es mamá Margarita que por el labio de sus
hijos renueva á los huérfanos una invitación al
cielo.
Madres cristianas que me estáis oyendo! para
vosotras las enseñanzas de estos hechos, que con
tanta evidencia expresan vuestra grandeza y
vuestro poder. Se repite que los destinos de las
naciones están en las rodillas de las madres: es
verdad. Pero ¿cuántas son las que comprenden
y miden las responsabilidades que esta expresión
descubre, y cuántas son las que responden? Y o
jamás he juzgado madre la de aquel infeliz que
93
—
intentó ofender á una casa salesiana, y al cual
eUa guiaba y empujaba á la obra nefanda (i).
Corazón y mano de madre jamás lo habrían
hecho. Pero, vamos, ¿ corazón y mano de madre
hacen siempre lo que deben por la educación y
grandeza de los hijos? E l latido de un ]>unto del
océano, lo resienten todos los océanos, y la marea
lo dice á todos los senos y á todos los ríos: á la
palpitación suscitada por la piadosa Margarita
cada día y en todos los ángulos de la tierra, res
ponden millones de corazones: « Madres, decid á
vuestros hijos la palabra santa que vosotras po
seéis y es tan grande parte de la riqueza, de la
grandeza, de la eficacia vuestra: decid, sí, decid
la santa palabra: tendrá un eco lejano, y no mo
rirá con vosotras ».
»
• «
Y vuelvo á la imagen de la palma que surge,
no cúscuta parásita y rastrera, no árbol enano,
que, esclavo é ignorante de las alturas, se vigoriza
áfíorde tierra con ramos bajos; sino recta, sin di
visiones (no hagamos caso de anomalías y excep
ciones), rápida y elegante se eleva al cielo! Cada
hoja que nace, pronto se retira para dar origen
y sostén á otra hoja más sublime: sola, en alto,
se desarrolla la yema por la cual el árbol crece:
y después allá, en la cima, las grandes hojas
ávidas de sol, que en el sol purifican lo que les
manda la tierra, y á la tierra dan en cambio fruto
dulce y copioso.
Antes que en las obras externas, yo quisiera
que este florecer de la palma, lo contempláramos
en el interior, en el alma del Venerable que de
recho, sin divisiones, sin ramos que toquen la
tierra, desenvolviendo yemas siempre más su
blimes, y procediendo, como de hoja en hoja, de
virtud en \úrtud, continuamente sube, y suspi
rando por Dios, Sol de justicia, en El purifica
siempre el amor y madura bendiciones de sal
vación.
Vosotros, que tuvisteis la dicha de conocerlo
en su vida íntima, vosotros podréis decir alguna
sílaba de la vida de esta palma; y cuantos de él
recibisteis un consejo 6 un estímulo al bien y á
crecer en santidad, 6, confiándole vuestros secre
tos, sentisteis curadas por mano experta y segura
vuestras llagas y miserias, vosotros podéis decir
cuánto se reflejaba en vosotros el estudio, el co
nocimiento, las admirables ascensiones dispuestas
en su alma. Aconsejará que o es preciso dar todos
los días un paso hacia el cielo »; á los ardientes
y fáciles en demasía también al desaliento, les
(i) Alude á ia falsa madre del desgraciado J. Bessón,
que se hizo célebre por sus atroces calumnias contra loe
Salesianos de Varazze, que le daban educación gratuita.
(N. d. R.).
—
94
sugerirá: « l'ío pretendáis haceros santos de un
golpe »: advertencias preciosas que revelan á la
palma que sabe subir continua y constante de
hoja en hoja, pero el subir lento que en el de
sierto evita las ilusiones de laF ataM o rgana(i) y
afirma la virtud. Las obras externas de los santos
son el desbordamiento del corazón, un rebosar
del amor con que pal¡)itan por el Padre que está
en los cielos y por los hermanos que andan pere
grinos por la tierra. Pero el crecer de la onda es
simótrico y revela el crecer de la vena en las en
trañas del monte, como el aumentar el calor de
pende del elevarse del sol.
Jamás habló de sí y de las gracias que lo ilu
minaban, él que, humilde de corazón, hubiera
querido pasar olvidado, y en el libro divino había
leído que era bueno esconder los secretos del Rey.
Pero aunque no sea sino alzando una punta
de su velo, en nuestro Venerable nos hace com
prender el Señor que es en lo interior donde está
y del interior de donde se irradia toda gloria y
esplendor. Y esto lo he querido notar para mí
y para todos nosotros, sacerdotes y fieles, her
manos míos, que admirados por el nacimiento
y crecimiento gigantesco, por el dilatarse de las
obras salesianas, demasiado nos detenemos en
el encanto externo y no penetramos, al menos
cuanto debiéramos, en su íntima vitalidad.
Demasiadas veces nos detenemos á contemplar
un rostro sonrosado, y no pensamos en el corazón
que palpita para colorarlo: admiramos el pétalo
que se abre, la naranja que se dora, y no pensa
mos en las raíces pálidas y ocultas, que con an
sias de madre, absorben del terreno la vida! La
razón, la fuerza del desarrollo de las Obras Sale
sianas, estaba en el crecer y en el pal])itar del
corazón de D. Bosco: la palma se dilataba en las
hojas, porque pura y copiosa era la linfa que la
inundaba adentro: el secreto de sus creaciones y
de sus conquistas está en su calidad, está en su
virtud.
No entro en los misterios de la gracia ni en la
economía de sus manifestaciones: pero esto qui
siera deducir, hermanos, para nuestra enseñanza:
las obras de la Religión y Caridad de D. Bosco
brotaron de su santidad, antes de todo y con ex
quisito esmero cultivada por él en el fondo de su
alma.
Seremos sus verdaderos cooperadores é hijos, si
cultivamos y educamos antes en nosotros mismos
la santidad que deseamos hacer florecer en los
demás. Antes crezca la palma: el oasis vendrá
después. No plantéis en la arena: arraigad el
árbol sobre el agua viva: sólo entonces vivirá.
(l) PeruSmeno de esp^ismo que se verifica en los costas
de Calabria y Sicilia.
—
L a s obras.
He dicho: de la palma, el oasis; é inmediata
mente la fantasía nos pinta y como que nos hace
sentir la frescura, y la sombra y el verdor porque
anhela la caravana rendida, y parécenos ver al
camello sediento alargar el cuello y saborear y
deleitarse en el refrigerio del agua, y al árabe sa
ludar el próximo reposo desde lo alto de su silla.
Imagen más bella y más propia de los oasis
yo no sabría encontrar que los Oratorios festivos,
los Institutos salesianos, verdadero florecimiento
de palmas que caravanas numerosas señalan
como signo de bendición y buscan para su alivio.
Ah! pero la semej anza tiene también sus dolo
rosos puntos de contacto y obliga á pensar que no
raramente sobre los oasis pasa, sembrando la de
solación, el torbellino violento y encendido; y á
recordar que de oasis á oasis van errantes las
caravanas, á veces no acogidas como amigas y
peregrinas, sino temidas y combatidas cual á de
predadores. También sobre los Oratorios pasó
el torbellino, y sobre el Venerable y sus hijos se
adensó la sospecha.
Los primeros niños que recogió el Venerable
son llamados piUos, gandules, bribones: las reu
niones, juegos, catecismos: ruido ensordecedor
é intolerable: en tren, D. Bosco se ve tachado
de intrigante y estafador, y quien entre los ve
cinos cree serle benévolo, lo hace un iluso y
presta su concurso para llevarle al manicomio.
Su caravana es temida cual si fuese de bedui
nos: héla ahí, rechazada de oasis en oasis; de la
primera salita del Refugio, á las dos salas de la
Marquesa Barolo, á la iglesia de S. Martín, y
después á cielo descubierto, á la tierra desnuda,
á los prados de Valdocco. Parecía guerra y lo era;
y en realidad era el Señor, era María que se ser
vían de manos hostiles para trasplantar las flores,
las coles decía el Venerable, al lugar que Ellos
habían escogido para su jardín!
Es Valdocco, el valle de los muertos por la
justicia (vallis occisorum) que aun cuando profa
nado í>or reuniones y diversiones ilícitas, y al cual
no ya los ángeles del cielo, sino otros sonreían des
de el profundo; la piedad turinesa estimaba, por
ser el lugar del martirio de los Santos Adventor,
Solutor y Octavio. Arriba la soledad del desierto,
¡■ lero bajo los primeros terrones, una onda de
vida, la sangre de los mártires: plantad la palma,
y florecerá. Derramada, no muere la sangre de los
mártires. Y lo que cada año admira Nápoles no
es sino una muestra externa, una débil manifes
tación de lo que siempre y en todas partes hace
la sangre de los mártires en la Iglesia, hirviendo
y suscitando héroes, despertando vidas genero
sas, llevando la salvación. Descended con obras
—
de fe, continuación de los deseos de los mártires,
descended hasta su sangre: las raíces, que labeberán, surgirán en árbol sempiterno. ¡Oh! no
es tal este majestuoso templo de María Auxilia
dora, nacido, crecido por encanto, en donde tie
nen los mártires culto y altar?
La sangre de los mártires no era sino un nuevo
raudal de gracias, onda agregada á otras ondas,
con las cuales ya el Señor había iluminado á su
siervo. No hablo de su ingenio robusto, abierto
95
—
y las obras de gigantesco apóstol en la grey de
corderos transformados en niños inocentes! que
contempla turbas de gandules rehabilitadas y
transformadas por la virtud! que sobre el terreno
ingrato y arenoso del desierto, se recrea con el
aroma y el encanto de yerbas y flores! que ve y
contempla las muchedumbres de niños, nues
tros, de la Patagonia, del mundo y los enumera
y marca con la señal de la conquista y la victoria!
Quien lo oyó por primero, y no le comprendió
So Encía el Cardenal Maffi aolea de despedirse.
y admirablemente dispuesto á aprenderlo todo,
no de su variada y copiosa erudición, admirable
en cualquier otro por la abundancia y profundi
dad; milagrosa en él, que hubiera debido ver
dispersado en múltiples ocupaciones externas el
poco tiempo disponible para el estudio : pero
¿cómo no pensar en un torrente continuo y sobre
abundante de luz extraordinaria y celestiales
favores, cuando las almas, las conciencias, los
tiempos, los lugares lejanos é inexplorados, los
acontecimientos, son por él penetrados, inter
pretados, leídos, y antes que acaecidos, calcu
lados, coordenados y unidos como piedras de un
edificio con plan vasto y maravilloso ? ¡ Ah profético sueño de escogido niño, que ve la vocación
(¡ cuántos son los que no ven tampoco el nacer
del sol!), lo compadeció como á un iluso mise
rable: vistas muy cortas no acertaron á distin
guir las infinitas vnas de D ios; mentes débiles y
y ohidadizas no comprendieron ni recordaron
que lo que es alta sabiduría delante del mundo,
es necedad á los ojos de Dios, que Dios escoge
las cosas débiles para confundir á las fuertes y
que por caminos que parecieron demencia plugo
á Dios salvar á la humanidad! Dios es siempre
grande. No lo es solamente en la extensión in
mensa de los cielos, en los ejércitos de estrellas
en la violencia de las tempestades. Dios es grande
aun cuando se envuelve en las sombras vanas de
un sueño, sueño de misericordia, de amor, que
_ 96 —
hace pasar nuevos soles á balancearse en lo infi pretenden vencer los cañones Krupp: el siervo
nito. En un sueño Dios da al antiguo José reinos de Dios combatirá á la par, y las reuniones, la
y tribus numerosas para que las salve y alimente; prensa, la oficina, la música, el teatro serán sus
con un sueño muestra al nuevo José los medios armas. Vosotros los que admiráis las tipografías
de destruir los perversos designios del rey He- y los talleres salesianos; que en ellos palpáis la
rodes. Recordemos esas sublimes páginas de la habilidad y la táctica del hombre providencial;
historia y comparemos: quien hubiera tenido fe, él ha sabido escoger y manej ar las armas; recordad
hubiera visto los designios misericordiosos de al niño que con los juegos dió batalla á un juglar:
Dios! No vió quien no tuvo fe; pero D. Cafasso por la uña, el león. — Vence nuestro joven en una
vió, y vió Mons, Franzoni — cuyo báculo, rega prueba, en dos, en tres, de modo que el juglar
lado á Pío IX , Pío IX , para que de mártir pasase arriesga el todo por el todo en la última partida
á mártir, lo regaló al grande Card. Corsi, y es hoy y lo desafía á quien suba más en un árbol: ven
tesoro de mi querida Pisa — vió y entendió Mons.
cerá quien ponga los piés más en alto. Y primera
Franzoni que animó á D. Bosco con palabras y
mente ágil, rápido trepa el adversario, que en un
con obras; pero vió y entendió mi inolvidable
momento está cimbrándose sobre la copa eleva
Card. Corsi, que de D. Bosco recibió consuelos da : más arriba, es imposible: el triunfo es, pues,
y delicadezas que le aliviaron las penas del des seguro y un aplauso lo saluda. Pero cual una ar
tierro; (i) otros vieron y ensalzaron al Señor, cuyos dilla, sube inmediatamente Juan; llega á donde
designios pasaban en sueños, en gracias, como llegó el rival, aprieta el ramo entre las manos y
ondas secretas bajo la arena: parecía aridez de sobre las manos volteando el cuerpo, levanta los
desierto, y surgía la palma que asombrará á los pies, por sobre la empinada copa del árbol, los
desconfiados y aterrará á los enemigos. Ut palma mueve hacia el cielo. Un torrente de aplausos sa
florebii. Y entonces ¿ á dónde irán á parar los de- luda el singular invento, la agilidad maravillosa,
cretós de una autoridad de Turín que tristemente la incontrastable victoria. Pensaba: todas las
traicionaba su obligación empeñándose en arrojar cosas que surgen de la tierra, bien pronto acaban:
á la calle los huérfanos á quienes la Providencia son como las pirámides, que comenzando en an
daba un padre ? ¿ Adónde los denigradores, adon cha base, se van adelgazando y á pocos metros,
de, digámoslo también, adónde los asesinos que terminadas en punta, desvanécense. No así las
con el sarcasmo, la calumnia y el hierro amenaza obras de Dios: rozan la tierra con una punta,
ban al santo? La triste página hoy nadie quisiera pero á medida que suben, se van dilatando sin
haberla escrito; ])ero ahí está para testimonio de confín y sin medida, porque suben y se dilatan
lo dinno, y ojalá que enseñase á los malos una en el cielo.
vez más, que se estrella quienquiera que choca
— Perdonadme, hermanos míos, la sencillez
con Dios.
del pensamiento y la expresión; pero cuando,
Y esta verdad, tal vez sin quererlo, la demos pocos meses há, rugía la tempestad, en este sen
tró el Venerable con una ocurrencia alegre y efi cillo episodio he encontrado consuelo y, entre las
caz, en un episodio de su vida juvenil, que yo
lágrimas, la fuerza de una sonrisa. Dios no per
recordaré, para proporcionarnos un momento de mita nuevas pruebas! Pero si, lo que desgracia
descanso, y como muestra del brío, del celo, de la damente no es imposible, llegan á venir, en esos
agilidad física y moral de nuestro Padre. En
momentos en que hasta los más fuertes se abaten
Chieri, si mal no recuerdo, un juglar apartaba
y todo es desolación y llanto, hará bien al alma
de la iglesia al pueblo, ofreciendo sus espectá la seguridad y la serenidad de una sonrisa, y para
culos durante las funciones: ¿qué hacer? Juan
procurarla, pensad en los enemigos recordando
sufre y desea que eso se acabe; despreciadas sus al juglar de Chieri. — ¿ Y la obra de D. Bosco?
súplicas, lo afrontará en la lucha; y para vencer,
En las persecuciones, ganará. Recordad que para
descenderá al campo con armas iguales, y la ba dilatarla le sirvió al Venerable hasta un rayo
talla será de juegos y destreza. No puedo conte que en el 45 puso en su poder la casa Vaglienti.
nerme ni dejar de hacer inmediatamente una
observación, que juzgo encierra un grande aviso.
* *
D. Bosco conocerá los males, las necesidades, las
aspiraciones de su siglo: industrias, comercio,
Pero más que su incremento externo, nos ase
letras, ciencias, invadirán las almas y en las almas gura que la obra de D. Bosco es divina su creci
harán destrozos las reuniones, la prensa, el taller, miento interno, en las almas, á las cuales lleva
la oficina. Fíjense en esto los que con el arcabuz la salvación. — Vuelvo á la imagen de la palma
que florece en el desierto: arenas inflamadas é
incoherentes, y por lo mismo estériles: locura
(i) El ilustre Curdennl. arrojado de su Sede por los
fuera el esperar un capullo. Pero ¿quién conoce
revoluciouarios, fu6 recibido cou amable hospitalidad del
Venerable.
las \ias ocultas de la Providencia? bajo aque-
—
97 —
lias arenas también bulle la vida: es caridad el
socorrerla para que se desarrolle y abra sus ramas
y sus flores al sol. ¡ Pobres niños, recogidos los
primeros por D. Bosco! ¿no erais vosotros las
arenas inflamadas por las pasiones, incoherentes,
porque ninguna familia os había recogido, hijos
del arro3'0, volteádos por el viento, como las
hojas y polvo de las calles, con almas estériles
y sin ramos que se extendieran al cielo, sin flores
de esperanzas, sin frutos de virtud? ¿Qué cosa os
preparaba la sociedad? ¿qué cuidado se le daba
de vosotros? ¡Ay! os miraba como su vergüenza,
os preparaba la cárcel y las galeras! Súpolo Don
Bosco, y al recogeros, se vió arrojado á la calle con
vosotros. — Triste es mi rostro, — mis ojos negros,
— á los niñiios— infundo miedo — cantará uno de
vosotros en una Romanza llena de verdad y con
movedora hasta las lágrimas: remontaos y exten
ded esas palabras: no sólo á los niños: á tantos, á
tantos otros infundíais miedo, y ciertamente que
ni los primeros que recogió, debían sentir por el
Venerable demasiada ternura, cuando huyeron
robándole hasta... las sábanas!...
Pero bajo estas arenas D. Bosco entrevió y
sintió la vida. Aun en los secretos de los corazones
que parecen abyectos, aun en las llagas de cier
tas almas que diríamos perdidas, cuántas veces
hay tesoros de virtud destinados para el cielo!
En las minas del Ca.bo el cavador recoge un
guijarro negro, áspero, informe; da un martillazo;
cae la corteza: es un diamante! Moralistas, ñlósofos, poetas han escrito páginas admirables
sobre las víctimas de culpables y forzados aban
donos, sobre el desprecio de nuestras flores deli
cadas, que bajo el fango de las calles y bajo los
cascos del bruto se ven despedazados antes de
abrirse: el golfillo de la calle; cuán grande con
centración de arte, de poesía, de pintura y escul
tura no ha recogido en tom o suyo!
Arte, mucho ¿pero también otro tanto de amor,
de socorro y de reparo?... No nos ocupemos en
quien dijo y no liizo nada; concentrémonos con
verdadero gozo en tomo de nuestro Venerable
que deseó, quiso y supo obrar.
«
«*
Bajo la arena, una vida que no se desarrollará
abundante si el sol no la calienta. Irradiad con
la luz de este sol á Ludovico, y tendréis el en
canto de Fray Cristóbal; escondédselo á Fran
cisco y Amandina, negándoles el Niño, la Virgen
y la Eucaristía y estaréis en la isla de los ladrones,
en la casa de los asesinos, entre los hijos del ajus
ticiado, destinados también ellos á la guillotina.
Procediendo de hechos diversos y por caminos
opuestos, se encuentran Alejandro Manzoni y
Eugenio Sue en la ihisma lección. Medítela bien
quien quiere niños sin catecismo y sin Dios.
Cuando en Maj’-o de 1869 se le condujo una
ciega para que la curara, D. Bosco, abriéndole
los ojos, la mandó á buscar en un rincón oscuro
del cuarto una medalla y le pregunta:
— ¿ Qué imagen es ?
— ¡De María! responde la joven curada.
Aun en los más oscuros rincones sociales se
encuentran medallas, y en todas las alm is hay
un sello divino. ¿Queréis salvarlas? abridles los
ojos, pero haced que sus ]irimeras miradas con
templen á Jesús y á María. Asi obró D. Rosco,
que en una palabra que cien veces ha parecido
inspirada é inspiradora, con un billetito ó cé
dula colocado bajo la almohada, con una línea,
y sobre todo con los a\’isos paternales y las amo
rosas invitaciones del confesonario, hizo crecer
las almas y las condujo, como las palmas, á em
briagarse en Dios.
o Es preciso descubrirse para hablar á los ni
ños n, dijo bromeando Mons. Franzoni en el pri
mer Oratorio Salesiano, donde el techo, dema
siado bajo, le obligaba á quitarse la mitra. La
frase equivale á muchos tratados de Pedagogía
y D. Bosco la encamó en todo su sistema de edu
cación. También en los harapos, vió y adoró los
liheamentos admirables, las gracias de Dios, y
por eso jamás creyó rebajarse, al contrario, se
juzgó grande, al hacerse niño con los niños. —
Después de haber recibido de él una palabra y
una bendición, yo lo vi en un ángulo de María
Auxiliadora, en pobre silla, rodeado de niños,
oyéndolos, aconsejándolos, enviándolos á recibir
á Jesús. Lo vi amar, lo vi amado: todo á todos
con tal de llevarlos todos á Dios, y dar Dios á
todos; y espontánea y natural cosa creí desde
entonces el que surgieran almas heroicas y a|íostólicas: y los obreros que en el trabajo dan gloria
al Señor; y los niños que, en el taller ó la clase,
custodian celosamente su candor; y los sacerdotes,
claustrales y seculares á la vez, condiscípulos y
maestros, escritores y tipógrafos, literatos con
los Clásicos latinos y romances, y populares con
las Lecturas Católicas, músicos y arquitectos, y mi
sioneros en remotas playas, siempre y en donde
quiera prontos á lo que la caridad demande de
ellos: esta forma, esta creación de hombres no
me admiran: cual es la planta, tales los ramos: la
palma florecía. Y así tuvimos el aroma de Savio,
de Magone y de otros alumnos del Oratorio,
cuj’as vidas nos han procurado á todos nosotros
lecturas que nos han hecho grande bien; así se
tuvo una corona de mártir para Mons. Lasagna
así la inmolación heroica del P. Unía... así.....
Pero no quiero hablar de otros, que si de otros
quisiera hacerlo, debería recordar ínfulas episco
pales que han venido á coronar méritos al mismo
tiempo que á señalar nuevos ministerios; y otras
glorías, y otras obras y otras personas debería
« 4b
— 98 —
recordar, que sólo de silencio tienen sed y que
por lo demás, sin alusiones, están recogiendo la
admiración y el amor de todos los corazones.
L a gloriñ cación .
Mas una cosa no podemos callar, que es gloria
suprema, ya que á toda glorificación humana
supera de infinito esplendor : la palabra del an
gélico Pío que infunde nueva vida en los despo
jos de D. Bosco y lo invita á subir á los altares.
Otra prueba del poder inmenso del Papa! prueba
suprema de la virtud y de las obras de D. Bosco!
Ayer no más, con ritos tristes y con voz de llanto
pedíamos alivio para su alma; pero cese el llanto,
lejos los crespones de luto, prorrumpan los sa
grados bronces no en lúgubres gemidos, sino rom
pan los aires con cantos de victoria. Mirad, oh
hijos, á vuestro Padre! está en la gloria! ¡Oh venga
pronto la plenitud del día, cuya aurora ha co
menzado á brillar! venga, venga; apresuradla.
Señor! Y entonces no solamente Turín, lugar
de cita que será apoteosis que nadie podrá des
cribir, y en que llorarán todos de alegría,no sola
mente las casas salesianas sino el mundo entero,
sino la tierra y el cielo, hombres y ángeles sal
tarán de gozo y ensalzarán al Santo!
Era desierto; pero creció la palma; sus ramas
su copa... miradlas en la luz, en la gloria, en los
esplendores de Dios!
Basta?... No... Poco antes de morir el Venera
ble encerró en un saludo un testamento y dijo :
¡Hasta la vista en el cielo! La cita, el programa
están dados... Palmas de D. Bosco, ¡floreced!...
en la fe, en la piedad, en las obras, un día en la
gloria y, como dijo el P. Rúa ante la tumba ve
nerada, ¡mostrémonos dignos de él!
N ota importante. — Por excesiva abundancia
de material nos vemos obligados d rimitir al ndmero siguiente otras preciosas relaciones.
Aprovechamos la ocasión para advertir d nueS'
tros lectores que, debiendo por razón de puntua
lidad, publicarse nuestro Boletín antes de lo que
indica su título {así el de Abril se publica d prin
cipios de Afarso) muchos datos que parecen atra
sados no son realmente tales. A esto se añade la
abundancia de materiales y lo corto del espacio.
Siria esto para justificación nuestra y tranquilidad
de todos.
TESORO ESPIRITUAL
Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, la
propia ca^jilla, y rueguen segú n , la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias:
Plenarias. En todo tiempo:
1. ®El día que dieren su nombre á la Unión
de Cooperadores;
2. ®Una vez al mes, el día que cada cual quiera
escoger;
3.0 Igualmente una vez al mes, el día que
asistan á la Conferencia:
4. ®Asimismo una vez al mes, el día que hagan
el ejercicio de la buena muerte;
5. ° El día que por primera vez se consagren
al Sgdo. Corazón de Jesús;
6. ®Cada vez que por ocho días consecutivos
se retiren á hacer ejercicios espirituales.
7. ®E n artículo de muet'te, si confesados y co
mulgados, ó almenos contritos, pronunciaren
devotamente el Smo. Nombre de Jesús con la
boca á ser posible, ó al menos con el corazón.
En el mes de Mayo.
1.0 El 3, día de la Invención de la Santa Cruz;
2. ®El 8, Aparición del Arcángel S. Miguel;
3. ®El 24, Fiesta de María Auxiliadora (i);
4.0 El 28, Ascención de N. S, Jesucristo.
Además, pueden lucrar muchísimas indul
gencias parciales, las cuales están todas enu
meradas en el Reglamento, en las páginas 26
y 27 y en el Boletín Salesiano del mes de
Enero de 1905, al cual remitimos á nuestros
Cooperadores. Notamos especialmente, el pri
vilegio de poder ganar, sin necesidad de con
fesarse, estando eso sí, en gracia de Dios, todas
las indulgencias de las estaciones de Roma, de
la Porciúncula, de Jerusalén y de Santiago de
Compostela, todas las veces que recen cinco
Padrenuestros, Avemaria y Gloriapatris, por
la paz de la Cristiandad y un Pater, A ve y
Gloria según la intención del Sumo Pontífice.
,(i) Con tal que visiten una Iglesia Salesiana ó, fal
tando esa, ¡a propia parroquia ó, si viven en comuni
dad, la capilla propia, rexando como de costumbre. (V.
Regí. pag. 35)-
tiiatto Gro$$o (Brasil)
Cuatro meses entre los Bororos y Coroados.
[Cartas del P . Malán).
I.
Exploración fatigosísim a — 260 km s. á tra vés
de la s florestas.
Orillas del Rio Pogubo, Agosto 10, 1907.
Revmo. P . Rúa:
le advertía en mi última del 8 de
Mayo, el 17 partí para las colonias de
indígenas, confiando, como siempre en
los maternales auxilios de la Divina Providencia.
Me acompañaban el P. Agustín CoUi, el hermano
Gabriel y su anciano padre, el catequista Carlos
Schinardi y nuestro buen amigo Carlos de Oliveira del Colegio de Cuyabá.
Y ahora le escribo desde un populoso centro
'de la inmensa tribu de los Bororos, entre las im
placables caricias de mil insectos que pueblan
estas florestas, sobre un escritorio improvisado
con bruacas ó petacas de cuero sin curtir, muy
usadas en el Brasil como medio de transporte,
que se colocan colgando sobre el lomo de los
animales.
Después del viaje-visita á las colonias de la
Inmaculada Concepción, del Sagrado Corazón
y de S. José, partí de esta última el i® del pre
sente con el P. Balzola, Schinardi, los guías Deodato y José Sabino y los capitanes b uoros Joa
quín y Mayor y el indio Ambrosio, ’l catábase de
recorrer 40 leguas (260 l^m.) para explorar las
intenciones de los indios espantados por la muerte
del Sr. Melchor Borges, que habitaba en la aldea
llamada Burity, á 20 leguas de la Capital, muerto
por un Bororo del Río S. Lorenzo, y también
para buscar un sitio conveniente para nuestro
4* centro de misión.
Pasos difíciles — Continuas aven turas. —
P aso del R ío S . A lfonso. •
E l primer día atravesamos lugares no muy di
fíciles. Pero á partir del día siguiente, en que se
conmemoraba el Patrón de la Insp^toría, S. Al
fonso M. de Liguori, proseguimos el viaje guiados
por los Bororos, los únicos que conocieran la di
rección de nuestro camino, pero completamente
ignorantes de los pasos y sitios peligrosos para
los animales, de cuyo auxilio ellos no se sirven
en sus largas y penosas excursiones á través de
estas selvas intricadas.
Con todo esto, entregándonos confiadamente
en los brazos de la Reina de los Angeles, nos in
ternamos en la medrosa floresta, que hallamos
por decirlo así, vestida de luto, por los destrozos
que había causado el fuego. Animo y adelante!
Empuñamos nuestros machetes de gauchos y,
con el valor necesario en estos trances, con vigo
rosos golpes á diestra y siniestra, nos desemba
razamos de ramas y troncos que obstaculizaban
el paso, nos abrimos camino y desembocamos en
un encantador palmar.
Nos precedían los capitanes Joaquín y Mayor
abriendo camino entre los bosques oscuros, mien
tras el indio Ambrosio llevaba un caballo por la
brida. De pronto, el animal se hunde en un pan
tano y el indio se queda atónito, pasmado. Con
gran fatiga, sirviéndonos de los cueros que cu
bren las petacas, y que extendimos á modo de
tapete, logramos extraerlo á fuerza de brazos.
Gracias á Dios, el pobre animal salió incólume,
librándonos de la pérdida de 700 francos.
Examinamos diligentemente la llanura para
ver si nos era dado hallar senda más segura, pero
no pudimos atravesarla sino con gran dificultad.
Continuamos por el sendero que nos abrían
nuestros valientes caciques.
Algo más allá, nos encontramos á orillas de un
profundo riachuelo. Nuevas aventuras: la carga de
un mulo cae en el agua, y nuestras petacas, donde
llevábamos cuanto hubiera podido pro])orcionamos una noche menos incómoda, quedan em
papadas como una sopa. Y aun en esto fuimos
afortunados: si hubieran caído las otras en que
iban las municiones de boca, ya tuviera segunda
edición cierta fábula de L a Fontaine.
A pesar de estos pequeños contratiempos,
hasta allí el viaje no podía ser mejor. Algo más
nos aguardaba.
Seis kms. más adelante, dimos con otro ria
chuelo, pero más grande, que formaba verdaderos
pozos y pantanos peligrosos. Otra ocasión para
mostramos valientes: mano á los machetes, ho
cinos, hachas y azadas para abrirnos camino.
—
Descargamos los animales y los pusimos en fila
uno en pos de otro; pero fueron tantos los esfuer
zos que tuvo que hacer el primero para bajar la
fatigosa cuesta, atravesar el río y ganar la opuesta
orilla, que los otros no querían dar un paso para
unirse á su compañero. Ultimo de todos, iba un
pobre macho llamado Pachola, excelente para
carga, porcpie extraordinariamente robusto, pero
que, dadas las eminentes cualidades de to
dos los individuos de su especie (que por cuanto
se les pegue no dan un paso m<ás allá de lo que
quieren, mientras que no cesan de tirar coces), nos
dió muchísimos que hacer desde el primer día,
pero especialmente ahora. Nada menos que media
hora estuvo haciéndonos bailar! El último expe
diente fué el de su pan cuotidiano; atraído por
el maíz que se le ofrecía, el honorabilísimo indi
viduo se resolvió á ganar la orilla.
El histórico riachuelo fué bautizado con el
nombre de Si Alfonso, porque fué descubierto
y salvado el día de dicho santo.
N uevos p an tan os! Imposible segu ir! —
Buscando m ejor cam ino desaparecen las
guias — Inertes por larg as h oras.
Eran apenas las 10V2 de la mañana, pero
la caravana estaba tan cansada como si hu
biera viajado todo el día. Y sinembargo, era
preciso continuar el viaje, y no perder el tiempo
descansando, por aquello que barco parado
nao gana frete.
Una legua más allá, encontramos el camino to
davía más pantanoso. Aleccionados por la expe
riencia, descargamos los mulos y llevamos noso
tros mismos las cargas, después de haber impro
visado un pasaje con coiros (cueros crudos) hojas
y troncos áeburüy, etc.. Llegados á la otra orilla,
descansamos y reparamos un tanto las fuerzas
con. alimento de que teníamos verdadera necesi
dad después de tantas peripecias. Por tanto,
diluyendo un poco de panela ó rapadura (i) en
agua fresca y cristalina, confeccionamos la tradi
cional jacuba que nos infundió nuevas fuerzas
para continuar las fatigas del viaje.
En efecto, no habíamos andado 200 metros,
cuando nos vimos en otra laguna que no nos de
bía dar menos molestias que las precedentes.
Kn vista de lo cual detenninamos pasar allí la
noche, la cual sobrevino bien pronto á envolver
la tlorcsta en densas sombras, sin que pudiéramos
pegar los ojos en toda ella, por la multitud de
garrapatos que venían á goljjear en nuestras ha
macas. Al rayar el alba, pasamos el pantano con
un puente improvisado el día anterior.
Creíamos ya estar fuera de todo peligro, cuan
^l) Llámase as! el asúcar de caña no refinado.
100
—
do á poco se nos presentó un espesísimo bosque.
Con los machetes en la mano nos abrimos
paso.
Una hora después, nos hallamos delante de
una extensión de precipicios horribles, profundos
valles, altísimos montones de piedra y no pocas
colinas. Preguntamos á los guías si para llegar
á nuestra meta debíamos pasar todas aquellas
colinas y tortuosidades, y nos responden que sí.
Les hacemos ver la imposibilidad de pasar'
animales á través de aquellas escabrosidades, y
nos refutan diciendo que del mismo modo que
en Cuyabá subíamos y bajábamos con nuestros
animales, lo podríamos hacer allí.... Ellos no se
hacían cargo de que para hacer accesibles aquellos
lugares se necesitaban trabajos colosales que
exigen millones y años.
¿ Qué hacer ? Los aldeamentos estaban hacia el
Sur, y nosotros, para evitar aquellos j)recipic¡os,
les dimos la espalda, tomamos una cresta que
vuelve á N-E y... adelante!
Nuestros bororos, en calidad de guías, nos pre
cedían abriendo trocha, que perfeccionábamos
nosotros. A cada hachazo, caían de los ramos una
lluvia abundante de garrapatos sobre nuestras
pobres personas. Estas legiones de pequeñísimos
insectos, que son una verdadera plaga de todos
estos desiertos en la época de la sequía, eran tan
abundantes, que no es metáfora el compararlos
con lluvia torrencial. Pero vaya si hay diferencia!
Esta lluvia de nuevo cuño nos irritaba la piel con
sus importunas caricias, cuyos efectos duran ho:
ras y días. E l bosque era densísimo e d’ogni luce
mulo á causa de los innumerables insectos; y por
añadidura la atmósfera estaba cubierta de gran
des nubes de humo de las hogueras que nuestros
guías encendían para mejor orientarnos, según
costumbre de cuantos viajan por aquí. De pronto
los capitanes descubren una atüa formidable.
L a anta es su caza favorita (i). Siguen su ins
tinto natural, y sin avisar á nadie, se ponen en
pos del animal, plantando allí la trocha.
¿ Y nosotros? Hubimos de detenemos largas ho
ras, ansiosos, inertes, porque ignorábamos la
dirección del camino y nos metían grande miedo
los troncos y ramos que hubiéramos debido cortar
]>ara abrir la trocha. A l fin vimos aparecer al
capitán Joaquín, triste y mudo por no haber po
dido alcanzar con sus flechas la deseada presa.
Le consolamos un poco, y habiéndonos puesto en
camino, después de una hora divisamos en lo
alto de una cresta al otro capitán. Este venía con
altivez y fiereza porque traía en las espaldas dos
cuartos de un enorme tamanduá, el cual, aunque
duro y viejo, nos procuró un exquisito alimento
para el día siguiente. ¡Cuánto deploramos la otra
(i) Tafiirus americanus, es un paquidermo.
— lOI —
Entretanto jcuánto tiempo perdido en estas
idas y venidas! Muchas veces, solamente después
de largas horas nos era dado tomar la dirección
deseada. Y en estos casos, nuestras guías no nos
Noche m edrosa — Obstinación de los guias
abandonaban, no; pero en lugar de precedemos,
— Am brosio es enviado como em bajador
se
nos ponían detrás. Nosotros las llamábamos:
— D esaparece el Capitán Joaquín — Ade*,
¡Capitán Joaquín! Capitán Mayor!, mata trabaiá
lante con el rosario en una mano y el
machete en la o t r a ! — Un panoram a en ippo! trabaiá auára! Venid á cortarnos los ramos,
venid á abrimos el camino!
cantador.
Y ellos respondían en voz baja: — Mareu
haiqiiimo! No es allá donde tenemos que ir.
Aquella noche pusimos las tiendas cerca á una
Este día en que todo parecía impedir nuestra
caheceira, (punta) que llamamos Invetición de
marcha, resolvimos separamos de Ambrosio y
S. Esteban, por la fiesta del día. Era el 3 del
enviarlo á anunciar nuestra llegada á los indios
corriente. En el corazón de la noche, nos des
de un pueblecito y a no muy distante, llamado
pertamos improvisamente al ruido espantoso
Pobbré. Los capitanes, impresionados jior la se
que producían los árboles consumidos por las
paración del compañero, querían á todo trance
llamas, las cuales avanzaban hacia nosotros, ora
de N. á S., ora de S. á N. según la dirección del acompañarlo y dejarnos solos, como decían, por
riento. Afortunadamente, mientras se acerca poco tiempo, prometiendo venir á nuestro en
ban, el viento cambió y con él el camino del cuentro con los indios que formaban el objeto de
fuego. Entonces hicimos inmediatamente un nuestro viaje. Con dificultad pudimos conven
aceiro, es decir nos aislamos haciendo un claro cerlos de que si nos abandonaban nos perdíamos
en nuestro campamento, sirviéndonos, según sin remedio en medio de aquella inmensa fioresta.
costumbre, del cortante acero, contra el elemento Parecieron convencidos; Ambrosio se adelantó
solo.
que nos amenazaba.
Poco después, presentábase á nuestra vista
Después de haber bregado para reunir los ani
males que se habían dispersado por el crepitar una extensa altiplanicie que corría de N. á S. pre
del fuego, nos aguardaba otra aventura. Una
cisamente en dirección de los aldeamentos de los
bestia, recién comprada, que montaba el guía indios. Naturalmente tomamos esa dirección.
Pero el P. Bálzola quería que ganásemos antes
Deodato para amansarla, de repente y sin saber
una altura, cabalmente en dirección contraria,
porqué, se empina y rompe con ímpetu el ronzal
y se entrega á precipitada fuga. Ignorábamos la pero que debía ahorrarnos algunos pasos peli
dirección que había tomado, mas (nótese la coin grosos.
A l Capitán Joaquín, y a disgustado por no ha
cidencia extraordinaria) idéntico caso nos había
sucedido seis años antes én el mismo mes, el ber podido ir adelante con Ambrosio, le pareció
mismo (ha y la misma hora con un mulo perte absurdo el volver la espalda ai lugav del viaje y
neciente á D. Pedro Fernández, en un punto lla trabó una discusión con el Misionero, el cual,
mado Pindalyval, á 5 leguas de Cuyabá, cuando para no incitarle demasiado, abandonó su propia
idea. Pero el Capitán, irritado por la desconfianza
explorábamos por vez primera el Araguaya, para
dar principio á la fundación de la colonia del que había manifestado el P. Bálzola sosteniendo
Sagrado Corazón. Ese animal se encontró 8 me la opinión contraria, sin decir nada á nadie se
ses después con la silla debajo del vientre. Y o me adelanta y en breve lo perdemos de vista. Adónde
se había marchado?... El hecho es que quedamos
contentaría con que sucediera ahora lo mismo,
porque si no, la pobre misión sufriría una pér solos con el viejo Mayor que nos servía bien ]>oco,
porque caminaba lentamente y no conocía la
dida de 400.(X)0 rcis ó sea 700 francos.
Después de una noche tan mala, nos aguar dirección del camino.
V., amado Padre, puede comprender nuestra
daba una alba tristísima, preludio de una j ornada
situación entonces! bajo el sol canicular de Agosto
peor.
Los Bororos, acostumbrados á marchar de que en este tiempo es de fuego en estas florestas;
recho á la meta, sin pararse en las dificultades de expuestos á mil contratiempos, con las bestias
terreno, se veían ahora constreñidos á dar conti rendidas de fatiga, inciertos del camino! ¡Y sin
nuas re\nieltas para facilitar el paso á las bestias. embargo era preciso continuar!
Era el 4 de éste, 4° aniversario de la elec(rión
Así que cada vez que esto sucedía, no lo hacían
sino por fuerza y rabiando, porque, según los de Pío X , en <niyo nombre íbamos á la conquista
principios de su lógica, encuentran muy errado de nuevas ovejas, fiesta de Sto. Domingo, el
apóstol del Rosario, que debía inspirarnos algún
eso de volver la espalda á la dirección del viaje,
tal vez porque, careciendo de brújula, temen estratagema para salir de una situación tan
triste. Dicho y hecho. Con el Rosario en la izquierperderla de vista.
mitad que á su pesar dejó el cacique en medio
de la selva, por su grandísimo peso!
—
102
da y el machete en la derecha, caminamos dos
horas seguidas abriéndonos paso y al fin nos en
contramos sobre una muralla natural de cerca de
300 metros de alto, tajada á pico en forma de an
fiteatro, cercando una superficie de 12 á 15 hec
táreas, cuya vista me recordó el Coliseo de Roma,
con toda su imponente majestad. Rodeábanla
árboles gigantescos que le añadían una belleza
encantadora,
¡Qué espléndido panorama se desplegaba á
nuestra vista! Además de aquel cuadro sin igual,
se extendía otro de arrebatadora y espléndida
gradación. Eran innumerables colinitas undula
das, caladas de puntas, murallas y crestas natu
rales que en variadísimas formas se elevaban al
cielo, en una atmósfera cargada del humo de los
incendios invasores! A tal vista, no se podía menos
de recordar una página del doctor Alfonso Celso,
que describe las maravillas de las florestas del
Brasil.
Allí nos detuvimos un cuarto de hora pará
contemplar las maravillas que ha hecho la mano
de Dios, aligerando un poco la tristeza que nos
oprimía el corazón.
Y así es efectivamente. Cuando abrumado
de afanes, el hombre alza los ojos á cuanto le
rodea, viendo por todas partes las pruebas de la
infinita bondad, siéntese inmediatamente supe
rior á todas las miserias de la vida.
—
hija de Dios, también aquella belleza procedía
de El.
El puente es una espléndida gruta bajo la cual
corre un delicioso arroyuelo, con cuyas aguas nos
refocilamos, mientras Schinardi, el fotógrafo
de la expedición, tomó algunas vistas, cuyo éxito
es incierto, debido á la grande oscuridad.
Hora y 'media después apareció Joaquín, v
como si nada hubiera pasado, nos dijo que sólo
se había retirado para explorar el lugar y buscar
un sitio donde pasar la noche sin peligro para las
caballerías. Empuña de nuevo el hacha y conti
núa abriéndonos camino. Pobre hombre! Nos
otros, llenos de horror, ya hacíamos de él los más
desfavorables juicios, cuando tal vez él había
corrido el peligro de romperse la cabeza por bus-
A delante — D ios sa c a el bien del mal —
R eaparece el Capitán Joaquín — O tra
noche espantosa.
Sin embargo, con un resto de aflicción en el
alma, proseguimos el camino, formándonos las
peores hipótesis. Pero, como dice un adagio bra
sileño: Dem escreve direüo por linhas ior¿as, acor
dándonos que estábamos en el mes del santo de
la Divina Providencia, bajo las piadosas miradas
de la Madre de todos los mortales ¿qué podíamos
temer? S i Deus pro nobis, qnis cotüra nos?
Y pronto tuvimos necesidad de su auxilio.
Hallabámonos delante de unas colinas colocadas
como en medio de dos continentes, que proyecta
ban su negra sombra sobre los valles oscuros y
profundos. Por dónde bajar? Después de meditai'lo y encomendarnos al Angel de la Guarda,
tomamos la derecha. Mientras bajábamos, al
gunos de la caravana se ponen á gritar:
— Por aquí es imposible bajar; probemos por
otro lado!
No sé qué cosa extraordinaria nos mantuvo
allí. El hecho es que apenas llegados al fondo,
encontramos con grande mararilla nuestra, un
bellísimo puente natural de piedra, cuya fábrica
atribuyó el Capitán Mayor á Papae Grande,
como queriendo decir que siendo la naturaleza
CATANIA — Uq grapo de la A rdo r.
carnos los mejores pasos, evitando así la discu
sión con el P. Bálzola y probándonos una vez
más que era hombre de palabra.
Llegamos felizmente á un hermoso y ríen te valle,
en cuyo centro se estancaba un poco de agua
sobre la cual remolineaban multitud de insectos.
Costeamos aquel estanque y nos detuvimos para
pasar la noche.
Al principio nuestra única pena fué el resig
narnos á sufrir los ataques de los incontables
garrapatos, que son unos mosquitos diminutos
que penetran en todas partes del cuerpo, cau
sando irritante comezón y á veces llagas, y de
los latnbc-olhos, horrachudos, insectos todos que
persiguen sin dar tregua.
Pero á las 10 sobrevino un viento fuerte que
levantó las llamas hasta 5 y 6 metros arroján
dolas sobre nosotros, de modo que pasamos
cuatro ó cinco horas en verdadera tortura. En
la seguridad de que Dios nos libraría de todo pe
ligro, meditamos seriamente sobre aquellas lla
mas, comparándolas con las del infierno y puf*
— 103 —
gatorio. En la profunda oscuridad, veíanse aque
llas llamaradas, mezcladas con nubarrones de
humo cárdeno, perderse rugiendo en el horizonte,
a\nvadas por el huracán que hacía más horroro
sos los estallidos del trueno. Pasamos la noche
entre aquellas llamas, no sin gran temor. Pero
gracias á D io s, no sucedió ninguna des
gracia.
Tomamos varias fotografías de aquel tremendo
panorama nocturno, que desarrollaremos en
Cuyabá y enviaremos cuanto antes á S. R..
Al rayar el alba, á las 5, celebramos la Misa,
como los días anteriores y nos desayunamos con
asado del día anterior y un resto de ^asoca, que
es el único alimento durante los largos viajes á
través de las florestas. Subimos sobre las fatiga
das bestias y seguimos bajo el patrocinio de
Ntra Señora de las Nieves.
Un día feliz — A la s orillas del R io Pogubo
— V aelta de A m brosio — L a noche —
Partida de los indios p ara lo s aldeam entos.
Esta vez, nuestros guías quedaron satisfechí
simos porque tomamos inmediatamente la di
rección que ellos querían. La Sma. Virgen tuvo
compasión de ellos y de nosotros, concediéndonos
una jom ada completamente feliz. Encontramos
cinco arroyos que pasamos sin la menor dificul
tad, gracias á otros tantos puentes naturales,
obras maestras de la creación, colocados allí
sobre las simas vortiginosas. También pasamos
varios pantanos sobre rocas providencialmente
colocadas allí.
Con cuánto gusto nos abrían camino los capi
tanes! Así, en condiciones relativamente buenas,
tocamos las orillas del Pogubo, también conocido
con el nombre de S. Lorenzo que corre vorti
ginosamente entre dos enormes rocas de 40 á
50 metros.
Eran apenas las zVa de la tarde. Pero estando
muy cansados los animales, y satisfechos nos
otros del camino andado, resolvimos hacer alto,
también para tratar del problema que se nos im
ponía; el paso del Pogubo, que en el idioma bororu significa río que lleva mucha agua.
Mientras discurríamos arbitrariamente, se nos
presenta de repente nuestro embajador Ambrosio,
que creíamos en los aldeamentos de los indios.
Díjonos que el resto del camino era imposible
hacerlo con las bestias, y que aun á pie lo era
poco menos, tanto más á nosotros, tan faltos de
provisiones.
Con todo, estábamos ya psura montar el ca
ballo de S. Francisco, cuando nos decimos uno
á otro:
— cQué haremos con estos mulos y con los
objetos que traemos para los indios ?
Después de algunos minutos de reflexión, re
solvimos enviar los bororos á los ansiados pue
blos para avisar los indios que los esperábamos
en aquel mismo punto.
Aceptaron con gozo el honorífico mensaje.
Pero antes de partir, quisieron ver los objete»
destinados á los indios, para poder describírselos
minuciosamente, y aun llevar algunas muestras*
como pañuelos, cuchillos, tijeras, agujas, hi\o,
espejos.....Por ración suya les dimos 3 kilos .de
harina y uno de rapadura ó jianela.
Durante esa noche, hicieron cocer un enorme
tatú que el capitán Joaquín mató al amanecer y
se lo comieron todo entero, no dejando sino la
concha dorsal, y ésta, monda y pelada. Ter
minado que hubieron el 0])íparo almuerzo se
adelantan con la sonrisa en sus bronceadas
caras y se despiden para llevar la embajada,
contando con llegar al primer aldeamento al
anochecer.
Me pareció interesante el modo de cocer el
animalejo, que es un mamífero de la familia de
los desdentados, que tiene en la parte superior
del cuerpo una concha semejante á la de la tor
tuga, pero menos espesa. Cavaron en la tierra un
hoyo ovalado de unos 60 centímetros de anchura,
otros tantos de profundidad y 90 de largo. En
cendieron fuego en este homo singular: abrieron
en óvalo las brasas y en el centro colocaron el
tatú todo entero, sacándole únicamente los in
testinos: lo cubrieron con brasas, sobrepusieron
un estrato de tierra y encima continuaron aña>diendo fuego (i).
E l 6 de A go sto — L os M orros de la T r a n s
figuración — Esperando una cara va n a
de s a lv a je s — E l encuentro p ara otra
relación.
Era el 6 del que corre, fiesta de la Transfigu
ración. Celebrando el Sto. Sacrificio, suplicamos
á aquel Señor que, lleno de carismas celestiales,
elevábamos en nuestras manos, quisiera transfi
gurarse no ya como sobre el Tabor, donde sólo
se le ofrecieron tres tiendas, sino en estas salvajes
é incultas regiones, dominadas por el genio del
mal, donde pululan en ranchos y palhocas los
hijos de la selva. Sí, brillen aquí, serenos y pe
renes los místicos resplandores de la transfigu
ración cristiana, resplandores que son una gloria
de nuestra Religión, en cuyo seno entrarán me
diante las regeneradoras aguas del Bautismo,
cuya saludable influencia les ayudará á perfec
cionarse en las vías de la fe y la civilización.
(i) El iaíú (dasipus peba) es muy común en las flo
restas del Brasil.
— 104 —
Así será como estas obscuras florestas, donde
viven tantos seres humanos supersticiosos, idó
latras, enemigos de la sociedad, podrán trans
formarse en centros benditos de fervorosos cris
tianos y útiles ciudadanos.
A este delicioso lugar, rodeado de tres magní
ficas colinas, lo hemos llamado los Morros da
Transfigurando.
Ahora estamos aquí esperando el resultado de
nuestros embajadores extraordinarios. Sólo que
en lugar de estar como los tres del Tabor, esta
mos soportando un bochorno asfixiante y las
nubes de los ya mencionados insectos.
En estas condiciones pasamos los días 6, 7 y
8 del presente. Nuestros animales descansan de
las fatigas de los días anteriores y pacen alegre
mente para recobrar las fuerzas necesarias para
la vuelta; nosotros entre tanto, nos vamos ago
tando bajo las continuas sangrías de tantas
sanguijuelas que nos perforan la piel. Y como
no obstante la frugalidad en nuestras comidas
veíamos que se iba aligerando el fondo de
nuestras petacas de vituallas, creimos prudente
proporcionarnos otro alimento, precisamente el
que vimos con que se refocilaban nuestros guías,
y antes de apurar la última cuta de mandioca (i)
y a teníamos palmitos {frutos de palmas), gua~
rirrohoSf cocos, etc. La mejor salsa es el apetito,
dice el proverbio. Y así lo hemos experimentado
en estos penosos viajes, donde, si no fuera por
las promesas de la fe que avalora y registra todo.«
los sacrificios del misionero, irían al través las
mejores esperanzas y á veces las más preciosas
vidas.
Muy pronto le daré las sorprendentes y agra
dables noticias de la llegada de una lucida cara
vana de salvajes, adornados como suelen.....á la
adamítica, y le describiré nuestro providencial
encuentro con ellos en lugares que inspiran poca
confianza.
Entre tanto, amado Padre, encomiéndenos á
nuestros amados cooperadores y buenas coope
radoras; bendiga esta misión, y especialmente á
estos sus hijos con
Su afmo. y obmo. in C. J.
A n t o n io M a l a n Pbro.
P ro d ig io s a curación.
H acía 7 meses que me encontraba en cama,
presa de grave y com plicada enfermedad y
apesar de los m edicam entos y cuidados de los
facultativos, no experimentaba el más ligero
alivio.
A l contrario, la fiebre casi continua que len
tamente me consumía, el insomnio persistente
que no me permitía cerrar los ojos y la dieta
forzosa á que fui obligada durante todo este
tiempo, me habían extenuado hasta el punto
de que agotados ya todos los recursos de la
ciencia, me sentía de día en día desfallecer de
debilidad é inanición.
En tan angustioso trance acudí con verda
dera confianza á la V irgen A uxiliadora supli
cándola me alcanzara la salud si así me con
venía. Añadí á mi súplica la promesa de
celebrar una fiesta y cantar una misa en su
honor, de dar una limosna extraordinaria al
C olegio Salesiano de esta ciudad y publicar
en el Boletín el favor que esperaba de su ma
ternal bondad.
Conm igo pedían la misma gracia los niños
de dicho colegio y las com unidades Salesianas
de Béjar, Madrid, Sarriá y Turín.
D esde entonces, y precisam ente cuando los
facultativos habían dejado de suministrarme
más medicinas por juzgarlas inútiles é inefi
caces, empezó á notarse en m í una sensible
m ejoría hasta llegar á com pleto restablecimiento.
A grad ecida en el alm a por tan señalado fa
vor, después de rendir fervientes acciones de
gracias á D ios y á la Bendita Auxiliadora de
los Cristianos, cum plo hoy mi promesa ro
gando á los que lean las presentes líneas, que
en todas sus tribulaciones invoquen con con
fianza á María A uxiliadora seguros de que sus
súplicas serán, com o la mía, favorablemente
acogidas.
Béjar, 16 de Enero de 1907.
(t) La cuia es una especie de plato sacado de una calabasa llamada también ctn'a.
F e l i s a E s t e b a n R . vda. de Cid.
Barcelona. — Hallándose mi hija enferma de
gravedad y en peligro de varias complicaciones,
invoqué al momento á la Virgen Sma. Auxi
liadora, prometiéndole una limosna en su ob
sequio y una visita en su propia iglesia.
AI día siguiente había cedido algo la fiebre
que la devoraba y cada dia fué mejorando con
siderablemente, de modo que hoy, gfracias á
María Auxiliadora, está ya completamente bien
— 105 —
y más robusta que antes. D oy con el mayor gusto
la limosna ofrecida publicando este favor para
gloria de María que nunca deja sin consuelo
á los que verdaderamente la invocan.
I. P. de Q.
B é ja r. — Hallándose mi hermana enferma,
no sospechando nosotros la gravedad, la noche
del 21 de Diciem bre los médicos declararon que
su estado era muy grave. En tal apuro invoqué
á María Auxiliadora y empezamos una noven a; al
tercer día mi hermana estaba fuera de peligro.
M a r ía R . O .
C o m alap a (Nicaragua). — D oy gracias á María
Auxiliadora por los innumerables favores que
me prodiga á cada instante, y especialmente por
haber salido ileso de tantos peligros en la cam
paña que en el año p. p. hubo entre esta Re
pública y la de Honduras. Mi hija Adelaida
estando en grave peligro por una parálisis ge
neral, sanó improvisamente con la invocación á
tan misericordiosa Madre y con empezar el rezo
de su novena y ponerse al cuello su medalla.
J. M e r c e d e s D
uarte.
G uam ote (Ec.). — Dos favores nos hizo la taumaturga Virgen Auxiliadora para que su devo
ción vaya extendiéndose en este pueblo de Gua
mote. Teníam os yo y mi esposo fuertes deudas
con algunos acreedores que estaban impacientes
y no nos daban descanso con sus amenazantes
quejas. Pobres de nosotros, no sabíamos adónde
volver los ojos para pedir dinero y trabajar con -él.
A buena hora nos acordamos de los prodigios
que María Auxiliadora hace á sus hijos desgra
ciados que gimen en este valle de dolor. Sin
perder tiempo la hicimos formal promesa de
que si nos sacaba de apuros, habríamos em
pleado un mes entero en trabajar por Ella ; es de
cir para la iglesia que los Salesianos hacen en
Cuenca. Parece increíble, pero es la pura verdad
que el día siguiente de dicha promesa encon
tramos dinero, buen trabajo y todo lo necesario
para hacernos una regular fortunita, pagar nues
tras deudas y cambiar nuestras penas en alegría
y contento. L e mando pues, la cantidad de ciento
y veinte sucres (300 francos) que es lo que
hemos ganado en el mes de Setiembre empleado
en honor de María Auxiliadora.
Mi última hijita de año y cuatro meses de
edad jugaba un día en el camino del ferrocarril
en el momento que venía precipitadamente la
m iquina. Corrieron los vecinos á decirme que
mi hijita estaba despedazada por el tren. Corro
allá para recoger los restos de m¡ críaturita y
¡cuál fue mi asombro en verla intacta y muy
contenta como si le hubiese pa.sado por en
cima no una gran máquina y carros de hierro
sino la mano de la Virgen! Ruego pues.no se
demore en hacer que pronto lean todos ios C o o
peradores Salesianos estas gracias y nos ayuden
á dárselas á Ella muy rendidas.
A
d e l in a
Z u r it a
de
B e l is a r io Z u r it a .
C h o sm a la l ( A rg .).— Padecía mi esposo agu
dos dolores de cara. Acudim os á María A u x. y
Ella se los quitó. Pero habiéndonos descuidadoen cumplir nuestras promesas, le sobrevinieron
nuevamente. Hice nueva promesa, con igual re
sultado. Tam bién le debo la curación de un her
mano ausente, grave de pulmonía.
Igualmente el haber librado á un vecino do
las consecuencias de un terrible golpe del ca
ballo.
M a r ía A . B. de C.
M on tevideo (Urug.). — Muchísimas son las^
gracias que debo á la Sma. Virgen Auxiliadora.
Ultimamente me vi en circunstancias bastante
criticas por un asunto de mucho valor; no en
contraba solución buena por ninguna parte, pues
la piejor que yo podía vislumbrar acarrearía
grandes trastornos. En tales emergencias me
volví lleno de fé á Aquella que es mi consueloy mi esperanza, y le supliqué se compadeciese
de mí y como en otras ocasiones, tampoco en
esta me negase su amparo.
A l mismo tiempo comencé una Novena, y
la gracia de María no se hizo esperar: antes de
acabar la novena, estaba obtenida la gracia.
N. X ., Salesiatu).
S e v illa (Esp.). — En Febrero pasado , emfermó gravemente con una pulmonía y ataque
de cabeza, una sirvienta mía, que se llama A u
rora Quero. Llegó su gravedad al extremo de
sufrir un fuerte colapso , y entonces prometí á
María Auxiliadora que L e haríamos una novena,
daría una limosna, y haría insertar la gracia en
el Boletín: en el mismo día se presentó una
circunstancia favorable que le despejó la cabeza, y
empezó la mejoría, curando radicalmente.
Hemos cumplido nuestras promesas.
J u l i a N a n d in
de
V
elarde.
V a le n c ia (Esp.). — Enferma de muerte y ya
con todos los auxilios religiosos y el alma en
comendada, vino un joven, me encomendó mu
cho á María A u x. y me puso su medalla, pro
metiendo una Misa , una limosna y la publica
ción de la gracia. A l siguiente día ya conocí á
mis h ijo s , y á los ocho , estaba en completa
salud. No ceso de dar gracias.
A
n t o n ia
B o l in c h e s .
Dan también, con toda la efusión de su alma, gracias
á María Auxiliadora y envían una limosna:
Aracena — Una Coop. sal., por haber sido soco
rrida en un apuro.
Béjar (Esp.). — Da. Juana Galitido, por haberle
devuelto la salud, alterada hacia dos meses, apenas
la invocó.
Cádiz (Esp.). — Da. Francisca E u rile, por ha
berle dado la salud á una hermana suya, en peligro
de muerte.
Cuenca (Esp.). — D . R. L . C., por el gran favor
de haberle quitado á un padre de familia el vicio
— io6 —
de la-embriaguez — D . Z. D . L ., por haber en■ coiUraclo una alliaja perdida.
Chivilcoy. — Da. F, IS. M., por haber sacado á
su Sra. Madre de uii grave apuro.
Chosmalal (Arg.). — D . Doroieo Garrido, por
la curación de su esposa, de grave enfermedad.
Fontíberaa (Esp.). — /. G. S., por un favor.
Jerez (Esp.). — Da. Jiíodtfsia Rodriquez, por id.
Madrid (Esp.), — Rafael G il Grávalos, por una
gracia.
Montevideo (Urug.). — N. N ., por haberle pro
porcionadla un L*tni)leo de que carecia.
Montalvo |lís[).). — Da. Evarista Guijarro, por
que libró á su esposo de gravisiiiia enfermedad.
Valencia-Játiva (Esp.). — Da. Filomena Martí
nez, por haber sanado de grave enfermedad — Da.
Ana Barbera A ., por haberla sanado muy pronto
de la fractura de una pierna — Da. Enriqaeia VHa
Cuenca, por haberle devuelto milagrosamente la
salud — Da. ¡Modesta Veñez Sancho, por igual gracia
— Da. Rosario Orts, por el feliz éxito en una pe
ligrosísima operación
D . Pepito Ferréis, por
haberle sanado en 48 horas de una grave enferme
dad á la -cabeza — Da. María J . de Cerbero, por
la milagrosa curación de un niño — Da. Francisca
Pérez, por liabor sanado inesperailamente á un so
brino suyo á quien las fiebres tenían al borde del
sepulcro, al contacto de una medalla — Da. Do-
PIUKA (Perú) — Superiores. Bienhechores y alumnos.
La Plata (Arg.), Da. Antonia Vilandebó, por la
salud de un sobrinito suyo.
Pozoblanco (Córd. Esp.).— N . N ., por una gra
d a _ Da. Vicenta Hrasasich de M., por un favor.
Punta Arenas (Chile). — La CMt¡>eriora de las
Hijas de ¡Varia .-íu v., por la milagro.sa curación
de dos hermanas de enfermedad difícil.
Quito (Ecuador). — La'Sra. Diia. Eini/ia Correa,
por haber curado mllagrosarneuie de tenacísintas
fiebres.
Portoviejo (Ec.). — Los vecinos, por la curación
de su p.irroco, enfermo de otitis.
Raucayna (Chile). — ó>«. Rosa V, r. de U., por
un señalado favor.
Rosario (Arg.). — Da. Clelia R. S. de Ribi, por
la salud recibida.
Sevilla (Esp.). — Da. Ramona V. Alano, por
haber sanado A su esposo de uua pulmoni.a doble
infecciosa.
Uribelarrea (.\rg.). — Da. Marta F . de Iglesias,
por dos gracias.
lores Piíarsh, por haberle procurado un empleo —
Da. Francisca Urgeles, por la salud recobrada.
Piden oraciones Bersabé Matas de Comalapa para
conseguir alivio en una dolencia crónica.
Ofertas á María Auxiliadora.
Cuenca (Ec.l. Da. V. de T. ofrece dar
sucres
para el templo que se está levantando á María Au
xiliadora en dicha ciudad, si obtiene un favor. —
Da. R. P. de V., 200 por igual intención y Da. C.
M de P. regaló 500 tejas para obligar á María Au
xiliadora.
POR EL MUNDO SALESIANO
rni
Maltebrugge=les-Gand (Bélgica). — I-os alumnos del
Instituto Salesiano celebraron afectuosísimamente
la fiesta de acción de gracias y conmemoración del
Venerable Juan Bosco el lo de Noviembre p. p.. En
la primera misa todos recibieron la Santa Comu
nión y en la segunda cantaron con valentía la Misa
Te Deum laiidamus de Mons. Perosi. Acudieron nu
merosos ex-alumnos, considerándose dichosos en
volverse á ver siquiera por breves horas, bajo aquel
techo que los amparó de niños.
Después, el dominico Fr. Albino G. Menéndez,
leyó una poesía: Laucha..... y tranquilidad, cu que
después de trazar un cuadro negro de los odios que
ha sembradO'la secta y del abandono de los hijos
del arroyo, describió en versos luminosos y frescos
la vida salesiana.
L a poesía Expansiones, leída por su autor Don
Manuel M. Graña, presbítero salesiano, fué muy
gustada por el público por lo tierna, lo sinccim, lo
íntima. Fué la revelación del alma de un hijo de
Don Bosco que se mira en su padre.
Ramsey (EE. UU.). — Quinta D. Bosco. — Los
Salesianos se han visto obligados á abrir esta nueva
residencia, con varios objetos, especialmente para •
los inmigrantes europeos.
Salamanca (España). — E l 29 de Enero se ce
lebró en el lindo tcatrito del colegio la solemne ve
lada en acción de gracias al Señor y en honor de
nuestro Venerable Padre. El local se vió lleno de
distinguida concurrencia de seglares y sacerdotes.
Presidieron los señores Gobernador, Rector de la
Universidad, Maestrescuela de la Catedral y el Sr.
Jiménez, catedrático de la Universidad. Empezó
el acto con un himno á Don Bosco. que cantaron los
alumnos acompañados de una orquesta.
í
Subió luego á la tribuna D. Enrique Gil y Robles
jr leyó un discurso de fogosa entonación cristiana, en
que definió la obra de Don Bosco la verdadera de
mocracia, no la democracia de la revolución, sino
la sania democracia de las misericordias efectivas, el
pan del catecismo, el alimento material, el albergue,
la enseñama del oficio y de la profesión.....
Tuvo frases valientes y aceradas para recordar á
los ricos sus deberes y orientar su atención y sus
desprendimientos hacia la obra salesiana. «Porque
en la casa salesiana, seminario de creyentes, de jusstos y de patriotas, es donde se cambia y transforma
en cordero el cachorro de la fiera socialista y liber
taria......»
Después, el presbítero D. Clodoaldo Velasco, leyó
la poesía de D. Baldomcro Gabriel y Galán: L.a Cam
pana de San Benito, hermoso contraste entre lo que
sonaba antes y lo que suena ahora con la tersura,
limpidez é intensidad que el autor pone siempre en
sus versos :
« H oy llama dulce y serena
y no á un bando, á una bandada.
Que hinche la ^•ieja plazuela
D e paj arillos humanos ».
La Memoria de la Obra Salesiana en Salamanca,
de D. Francisco de la Concha, leída por D. Avelino Sanz, íué muy sentida y rica en detalles, como
hecha por quien asistió al nacimiento de-la obra y
quien la sigue llevando de frente con consejo, cola
boración y con dinero.
I-'] Is
RAMSEY (EE. UU. de N. Am.) Quinta D. Bosco.
L a pieza dramática de D. Andrés Aldnso Polo:
Don Bosco glorificado por su obra, representa á un
misionero, que, antes de partir á la misión, va á
visitar el sepulcro de D. Bosco, y monologando en
tre sí y preparando su alma para las rudas tareas
del apostolado, oye coros lejanos que glorifican á
Don Bosco. ve ángeles que vienen á depositar co
ronas en su tumba y se encuentra con personas sím
bolos que vienen á visitar el sepulcro del grande
hombre; un artista, un agricultor, un sportman, un
alumno, un emigrado, un obrero, un niño huérfano,
un salvaje de América, un leproso, un astrónomo, un
periodista, y todos juntos hacen la apología de Don
Bosco, cuya obra es una verdadera enciclopedia
educadora. El Sr. Alonso Polo, que tiene en el alma
á Don Bosco. ha sabido derramar en esa pieza rau
dales de poesía y de honda visión cristiana.
La velada terminó con la repetición del himno á
Don Bosco por el coro de alumnos, que amenizaron
los intermedios con otros cantos. Nos estamos que
jando á diario de la frialdad infecunda de estos tiem
pos socialistas, de que y a no hay santos, de que
parece habérsele acabado á la Iglesia aquella mano
blanda y fuerte que antes tenía con los hombres.
Ahí tenemos á Don Bosco, un hombre de ayer, que
pronto estará en los altares.
Ahí están los PP. Salesianos. los amigos, los com
pañeros de esos obreros á quienes tanto tememos
acercamos. Ayudémoslos á hacerse su casa, y con
— io8 —
ella daremos casa, pan y educación á tantos que
no la tienen.
{De la semana social).
Ronda (Kspaña). — De una carta de un Coope
rador al Rmo. Sr. D. Rúa tomamos los siguientes
datos. En la Misa de Comunión se distribuyó el
Pan de los ángeles á muchos niños del Centro Edu
cativo y personas de fuera.
A las lo ^ se leyó por el Sr. Director el Decreto
de Vencrabilidad, lo que conmovió á todos los cir
cunstantes, que dimos gracias á Dios que tanto nos
ha favorecido.
Celebróse á las ti Misa solemne cantando á las
mil maravillas la Schola Canlorum del Colegio. El
acto terminó con la bendición con S. D. M. y ado
ración del Niño-Dios.
A las 7 ^ de la tarde estaba en el Salón Teatro
todo lo principal de Ronda. Se puso en escena el
precioso drama en 4 actos Los dos Huerfanitos, tra
bajando con verdadera maestría los niños del Cole
gio, que bien parecían actores ya formados.
Uno de los Superiores leyó un discursito en que
se pusieron de relieve las virtudes heroicas del Ve
nerable Juan Sosco, Además se representaron r
Dialoguitos de Agricultura; preciosa Jura de Ban
deras por los Luises; Cuadro Pastoril y se leyeron
bonitas poesías en las que los niños expresaban el
afecto que sienten hacia D. Sosco.
La carta termina así: — Cuente desde luego, res. potable Padre, con estos Cooperadores salesianos
de Ronda, quienes se glorían de pertenecer á la
3* familia Salesiana.
FIESTA DEL STO. PATRONO.
Barcelona — En las Escuelas Salesianas de Sa
rria se celebró el 29 de Enero con gran solemnidad
la fiesta de S. Francisco de Sales.
En la Misa de Comunión general, celebrada á las
7 de la mañana por el muy Rdo. Sr. Inspector de
los Salesianos fué muy crecido el número de fieles
que se acercó á la Sagrada Mesa.
En el Oficio solemne de las 10 de la mañana pre
dicó el Salesiano Rdo. D. Lorenzo Civera que pre
sentó al gran S. Francisco de Sales como un varón
perfecto en quien se vieron reunidas por modo ad
mirable todas las virtudes. Celebró el R. P. Superior
de los Religiosos de S. Podro in Vinculis. La Ben
dición con S. D. M. la dió por la tarde el M. I. Sr.
Deán de la Metropolitana de Tarragona. Una esco
gida orquesta y una excelente música coral formada
por los niños de la casa efectuaron magistralmente
la parte musical de la función.
Por la noche, el teatro de la casa abrió sus puertas
y se representaron un hennoso drama y una diver
tida /arruclita.
Kl 2 de Febrero celebróse la fiesta en el colegio
de S. José de Barcelona, con asistencia de todos los
niños que frecuentan las clases externas, de los del
Oratorio festivo que son nmy numerosos v de mu
chos fieles.
La fiesta de familia resultó lucida y dejó buenas
enseñanzas y satisfacciones.
La Conferencia. — Tuvo lugar el mismo día en la
Iglesia de Sta. Ana, una de las más centrales de
Barcelona,
Empezó el acto con la lectura de un capítulo de
la admirable vida del Venerable Bosco. En ella apa
rece éste retratato siempre como un niño, lleno de
encantos para la juventud y rebosando esa santa
simpatía, que le ha ganado la popularidad de que
hoy disfruta.
Con esta gratísima impresión preparóse el audi
torio á escuchar al distinguido conferenciante doctor
Estebanell, quien dió entrada á su discurso estable
ciendo un felicísimo parangón entre las últimas
desastrosas inundaciones y la inundación moral de
nuestros días, que es harto más terrible que aquellas
otras; y para contenerla sentó como remedio de efi
cacia ya probada, la admirable institución de los Ora
torios Festivos, en donde se congregan por centenares
•los niños alejados del vicio y otros males mayores.
Recuerda el orador que conoció á Don Bosco y la
profundísima impresión que le hizo la mirada dul
císima del Venerable y el acento de su palabra de
apóstol; y afirma que en él se ven reunidas las vir
tudes que inmortalizaron á San Benito, á Santo
Domingo de Guzman, á San Ignacio de Loyola, á
San José de Calasanz y á San Juan Bautista de la
Salle.
Con colores vivos describe el orador el estado la
mentable en que yacen tantos y tantos jóvenes en las
ciudades, por el abandono en que los dejan muchas
veces los más obligados á protegerlos; esto arranca
del corazón del orador frases inspiradas en favor de
aquellos desheredados y de sus protectores los Sale
sianos.
Así, abandonados como están, son del primero
que se cuide de ellos; hé aquí la misión de los Sale
sianos, y hé aquí también la nobilísima tarea de sus
cooperadores; unos y otros forman esa maravillosa
comandita en que el Salesiano prodiga la industria
de su caridad y el cooperador apronta los recursos
materiales, el capital.
E l doctor Estebanell hizo además una rápida re
seña de los beneficios que ha reportado la Obra Sa
lesiana en Barcelona, y concluyó diciendo:
Y o veo en acción una caridad especial, es la ca
ridad de D. Bosco, construyendo templos y al lado
levantando escuelas, talleres, jardines, todo lo que
el niño necesita para conocer á Dios, amarle y
varse. Esto lo aplicó especialmente á la Obra del
Tibidabo.
L a conferencia del doctor Estebanell puede cali
ficarse de brillante bajo todos conceptos, y asi lo
interpretaron las numerosas personas que íeheitaron al elocuente conferenciante.
Acto seguido los niños de las Escuelas Salesianas
de Sarria cantaron con ajuste y afinación el precioso
<• Qttasi arcus », dedicado á San Francisco de Sales
por su autor el reputado maestro salesiano don Juvenal Villani.
Y para remate del hermoso acto que reseñamos
el Rdmo. señor Inspector de las Casas Salesianas
de Cataluña don Manuel B. Hermida, dió la bendi
ción con S. D. M. á los numerosos fieles allí congre
gados.
10$ —
N O T IC IA S V A R IA S .
TT%
Catania. — No hace mucho tiempo celebróse
en Mesina un Concurso Gimnástico Nacional, á la
presencia de S. M. el R ey Víctor Manuel III y en
él se estrenó con espléndido triunfo la Escuadra
Ardor, del Oratorio festivo salesiano de Catania
(Sicilia). De todas las sociedadas que intervinieron
era la única que tenía charanga propia. Apenas com
pareció, se captó la universal simpatía; un concurso
numeroso la siguió del campo de Certamen al Co
legio S. Luis, donde la habían acogido los Salesianos
y del Instituto al Campo. L a Ardor obtuvo cuatro
medallas de plata y la grande y expléndida Copa
del Comendador Trinchieri, Prefecto ó Gobernador
de Mesina. Venció en ejercicios con instrumentos,
en luchas de fuerza, en carrera, en ejercicios varios.
Ardor tendrá porvenir é imitadores.
Concepción (Chile). — Imponente, bello, conso
lador. — Estractamos del acreditado diario La
Union: — « L a obra de los Catecismos, organizada
en todas las iglesias de la ciudad, ha coronado el
8 de Diciembre sus labores anuales con ana serie de
solemnidades tan hermosas como simpáticas, en las
que los héroes han sido los tres mil niños que sema
nalmente han venido recibiendo instrucción reli
giosa y moral en nuestro templos.
A las 8 el Ilustrísimo Sr. Obispo daba comienzo
en la Catedral á la Misa en que debía distribuir por
primera vez la Santa Eucaristía á varios centenares
de niños de ambos sexos, preparados durante el año
en los catecismos para este acto solemne.
En la Misa debían acercarse también á la Sagrada
Mesa los niños de los catecismos que habían hecho
ya su primera Comunión.
En la iglesia desbordante de fieles, la nave central
estaba ocupada casi entera por una doble fila de
los niños de primera comunión, que llegaban á más
de cuatrocientos cincuenta.
Era aquél un cuadro encantador — una blanca
primavera de inocencias florecidas bajo las severas
arcadas romanas del \iejo templó imponente.
Todos los niños vestían uniformemente: losvaroncitos blusa negra y pantalón blanco — las niñas,
traje y velo blancos y una guirnalda de flores del
mismo color.
Todos llevaban además una vara de azucenas.
Manos distinguidas y piadosas habían confeccio
nado prolijamente esos uniformes.
Antes de darles la Comunión, el limo. Señor
Izquierdo dirigió la palabra á los niños. L a voz del
Prelado vibraba de ternura y de emoción. Les dijo
á los niños, que entre las almas que él en su ministe
rio apostólico buscaba para Dios, ellos eran la pordón predilecta. Les explicó el gran dón que Nuestro
Señor les iba hacer en aquel momento solemne de
su vida y les excitó á prometer á Jesucristo en el
instante de recibirlo por primera vez en su corazón
que confesarían siempre su fe, que amarían cada día
mág á la Iglesia y que conservarían hasta morir la
pureza de sus costumbres.
Cuando los niños se iban acercando en largas filas
á recibir á Jesús sacramentado, de manos de su
Obispo, las lágrimas se asomaban temblando á todas
las pupilas.
Veinte minutos antes de las lo, los niños salían
de la Catedral en dirección á su respectivas iglesias.
A la s 3 ^,p.m . en la capilla de María Auxiliadora,
el lim o. Sr. Obispo hizo á los niños de primera Co
munión, la renovación de los votos del bautismo,
ceremonia solemne y conmovedora, durante la cual
el Prelado, en una alocución ardiente y sentida,
exhortó á los niños á prepararse con los juramentos
de su fidelidad á Jesucristo, para los combates de la
vida.
Media hora más tarde, comenzaba, en uno de los
patios del Colegio Salesiano, el acto literario musical
organizado en honor de los niños de los catecismos.
Presidían el limo. Sr. Obispo, Dr, D. Luis Enrique
Izquierdo, y el Vicario General. Pbro. D. Reginaldo
Muñoz. ííumerosos miembros de ambos cleros.
MALTEBRUaOB-LES-OAND (Bélgica), Colegio Salesiano.
distinguidas familias de nuestra sociedad y los pa
dres de los niños, formaban la concurrencia que in
vadía todo el patio. En el centro estaban los niños
de primera comunión.
E l programa dcl Acto íué variadísimo y apropriado especialmente para los pequeños héroes de
la jornada.
Hubo títeres para concluir; y con ellos el entu
siasmo y la felicid?^ de los niños llegaron de veras
al colmo.
L a Banda del Colegio salesiano hizo un derroche
de armonías, que electrizó los ánimos de los peque
ños concurrentes.
Esta fiesta ha dejado en todos las más gratas
impresiones.
E n el Oratorio festivo D. Bosco — Los Supe
riores del Colegio Salesiano proporcionaron á los
oratorianos un paseo campestre después de la ins
trucción catequística.
E l número de niños subía de trescientos. Desfila
ron en perfecto orden por el colegio y siguieron
marcha hasta el Andalien.
Tomaron posesión de un morro con vivas atrona
dores á Chile y á D. Bosco.
—
Se les sirvieron unas onces opíparas mientras la
charanc[a llenaba el aire con sus notas.
Plácenos dejar constancia del buen pie en que
se encuentra el Oratorio y felicitar á los promotores'
do este pasco campestre, por las diversiones y fiestas
teatrales que con tan feliz éxito proporcionan á los
niños.
(De La Union).
(bagué (Colombia). — Hallamos en la Voz Cató
lica. — Glorioso certamen, — « Digna de todo elogio
estuvo la exposición de trabajos ejecutados durante
los últimos meses de este año por los alumnos de
la Cscuela de Artes y Oficios que en esta población
dirijen con tanto acierto los RR. PP, Salcsianos.
« La distribución de diplomas fué amenizada con
varias piezas de la banda del Colegio y honrada con
la presencia del limo. Sr. Obispo, del Sr. Goberna
dor. del Rcvdmo. Sr. Vicario, del R. P. Villanea,
el Sr. Director de Instrucción Pública, el Jefe de la
Sección de Hacienda, el Contador de la Oficina De
partamental y de varios caballeros y damas. Al fin
del acto el limo. Sr. Pcrdoino tomó la palabra y con
el tino y solidez que lo caracterizan puso de mani
fiesto las ventajas que los niños reportan en esta
clase de planteles donde, al paso que se les enseñan
los medio de ganar honradamente la subsistencia, se
les educa el corazón y se les informa en la práctica
de la vida verdaderamente cristi.ana y religiosa,
según la regla tan sabia y tan profunda de nuestros
mayores; á Dios rogando y con el mazo dando.
• En los mismos sentimientos abundó el señor
Gobernador quien, en frases elocuentes y con dicción
galana y fácil, auguró días de ventura para la Patria
si la juventud sigue buscando educación en estas
Escuelas, donde, á falta de pomposos y á veces v a
nos títulos de doctorado, se adiestra á. los niños en
las lides redentoras del trabajo y se les alimenta
con el sustancioso pan de la doctrina y de las vir
tudes cristianas, con lo cual podrán ser más tarde
ciudadanos honrados y útiles, loque constituye en
suma la única positiva y verdadera nobleza ya que,
aun en el mundo corrompido, más estimación v
aprecio se discierne al humilde, honrado y laborioso
artesano que al opulento corrompido y al magnate
perezoso. — Foresto, le oímos decir al señor Gober
nador. cuento por una de las más puras glorias de
mi administración política el apovo que he procu
rado prestar al Establecimiento de los Padres Salesianos.....Con qué gusto bendecirá D. Hosco, desde
el cielo donde habita, la simiente de sus esfuerzos
y desvelos regada y hecha fructuosa no solo en los
centros populosos sino hasta en los más olvidados
rincones de nuestra Patria......
• i.oor y eterna gloria á los valientes obreros salcsianos que asi se empeñan en descubrir á nuestra
Colombia los horizontes esplendorosos del engran
decimiento y prosperidad que á la vista se le ofre
cen si silbo eilucar á sus hijos en la moralidad y el
trabajo!
« I .oor y eterna gloria á los sabios gobernantes,
que con amor de padres, se empeñan en procurar á
la Nación institutos de esta naturaleza con los cuaii'S se da golj>e de muerte á la hidra o m im ^ de la
vagancia, de la inmoralidad y el hambre k
lio —
Píura (Perú). — El 22 de Diciembre se realizó la
solemne fiesta de la repartición de premios en este
plantel, cuyo programa circuló en la víspera invi
tando á toda la Sociedad Piurana.
« A las 4 de la tarde comenzó con el himno nacio
nal cantado por los alumnos y acompañado por la
banda, y siguieron en el orden del programa todos
los demás números.
« La memoria del año escolar que leyó el R. P.
Director abundó en hermosos conceptos sobre la
educación, sobre la grandeza moral del educador
y sobre la grandeza del niño, en cuya alma existen
en germen aquellos atributos que, el educador de
sarrolla para hacerlo digno de ser la imagen de Dios
y el rey de lo creado.
« La concurrencia fué selecta: vimos allí las me
jores familias de Piura, autoridades v varias per
sonas de distinguida posición social; y además había
familias y deudos de los niños que habían acudido
también á gozar del triunfo de sus hijos en la bri
llante fiesta.
« Nosotros, interpretando el sentimiento general,
felicitamos sinceramente á los RR. PP. Salesianos
por su espléndida obra con los hijos de nuestro
pueblo.
« Los sinceros aplausos que aquella tarde arran
caban del público los Salesianos y sus alumnos, los
reiteramos ahora con la mayor efusión, haciendo
votos porque prospere cada día más y más la casa
salesiana de Piura que tanto bien hace y hará á
nuestro pueblo
(De E l Sol).
Memorias biográficas
de Monseñor Luis Lasa^na
Empero, antes de dejar á Europa cnpole de nuevo
al P. Lasagna la dicha de ir á Roma junto con al
gunos de sus compañeros de misión. En la audien
cia que les concedió e! sapientísimo León Xl l l ,
nuestro misionero, jefe de la expedición, informó
por menudo al Pontífice acerca de las obras empren
didas en el Brasil en pro de la juventud v de los in
migrantes; expuso sus grandiosos planes con res
pecto á la evangelización de los salvajes errantes
por la.s selvas de aquel vasto imperio, y conclm ó
añadiendo que para subvenir á tantas necesidades,
Don Hosco, con el solo secreto de la caridad de Jesu
cristo. había preparado una falange de hasta treinta
y dos misioneros. El Padre Santo, al descubrir
tanto celo, prorrumpió en estas solemnes palabras:
« Anunciadlo para honor de Turín y gloria de la
Congregación Salesiana: este hecho me llena el co
razón de contento y espieranza. Mucho me prometo
dcl Instituto Salesiano en bien de la Iglesia y de la
Sociedad ».
— III —
La función del adiós de los misioneros fué un
himno de gloria y un cántico de amor á D. Bosco.
Estaba el humilde sacerdote in cornu epistolae,
frente al trono del Cardenal Alimonda, Arzobispo
de Turín, entre Monseñor Emiliano Manacorda.
Obispo de Fossano y Mons. Basilio Leto, Obispo de
Samaría. Después de la acostumbrada lectura subió
al pulpito el P. Lasagna y pronunció un brioso y
elocuente discurso con que avasalló y conmovió
profundamente al auditorio. Con palabra fácil, in
flamada, retrató las maravillas del apostolado ca
tólico y describió el vasto campo que América ofrece
á la predicación del Evangelio. Recordó los atrevi
dos comienzos de las misiones salesianas que pare
cían condenadas al fracaso. Recordó aquellos tiem
pos en que el gran Fundador de los salesianos se
holgaba en dirigir él mismo la palabra á los Coo
peradores y abrasarlos en su caridad activísima ;
demostró la importancia de la presente misión, se
ñal inequívoca de la inagotable fecundidad de la
Iglesia. Y luego exponiendo el estado de los países
á que iban dirigidos aquellos Salesianos, narró he
chos sobremanera interesantes de que había sido
testigo y parte durante los diez años de su vida de
misionero. Habló del bien que hacen los Salesianos
en la Patagonia guiados por el incansable Misio
nero Mons. Juan Cagliero.
Concluyó invocando las'oraciones y auxilios de
los Cooperadores; « Rogad, les decía, rogad por nos
otros que nos aventuramos á las obras de evangelización, sin méritos, sin ciencia, débiles é inexpertos.
Nosotros partimos de buen grado; una sola cosa nos
aflige; en las costas del Océano predicamos la fé á
los infieles y á tantos de ellos los atraemos á la ver
dad; mas otros infieles quedan aquí en la patria,
enemigos de nuestras creencias. ¡Oh! nosotros ro
garemos aun desde aquellas tierras lejanas para
que Dios no quite á Italia el dón preciosísimo de
la fé ».
Luego, entre el resplandor de innumerables cirios,
entre las nubes de oloroso incienso, entre los místi
cos cantares de la Iglesia, descendió la bendición
de Jesús Sacramentado á dar incremento á la pa
labra del misionero.
Mas no podía faltar en tan dulce fiesta un saludo
y una frase de aliento del cardenal .■ Mimonda. « La
voz divina, dijo, que envió á los Apóstoles á evan
gelizar el mundo, continúa siempre resonando en la
Iglesia Católica, El Papa. Vicario de Jesucristo,
abraza con su corazón inmenso á todos los pueblos
y naciones; y D. Bosco también tiene corazón ge
neroso. Lanzó á sus hijos primero á la Patagonia y
ahora á la Tierra del Fuego. Id. oh intrépidos levitas
de la Iglesia Católica. La Tierra del Fuego espera de
vosotros el fuego del Paráclito que santamente la
inflame. Id. y decid á los salvajes que en Italia, que
en Roma liav un Padre común que piensa en ellos
y los ama. Decid que en Turín hay un D. Bosco y
millares de corazones cristianos que ruegan por sus
hermanos de .América. Id; que María Sma. Auxilia
dora de ios Cristianos, os guíe en el viaje. Ella que
venció á la serpiente, os dará fuerzas á vosotros
para que venzáis los obstáculos que el espíritu del
niai puede haberos atravesado en el camino. Ella
os cobijará con su maternal manto: Ella que dió al
Dios Salvador á todas las gentes, tiene un mantoque se extiende también á todas las naciones, quecobija á los inchálizados, cobija á los bárbaros,
atrayéndolos á todos á la vida eterna ».
Luego los misioneros desfilaron uno á uno por
delante de D. Bosco: con los ojos henchidos de lá
grimas recibieron su bendición y el abrazo paterno
y se dirigieron á la estación para ir á embarcarse á
Marsella donde los aguardaba el Tibei.
E l viaje fué horriblemente penoso como lo escri
bió el mismo P. Lasagna con fecha del 23 de Diciem
bre: « ¡Pobres mis compañeros de misión! exclama.
Nunca jamás se olvidarán de lo que sufrieron en los
dos terribles días del 19 y 20 de Diciembre de este
año. Cuando zarpamos de Marsella, en la noche dcl
14, los golfos de León y de Valencia se mostraban
algo ceñudos con nosotros; mas no era cosa de in
fundir miedo. Aunque los más de los nuestros pa
decían bascas y vahídos, sin embargo había muchos
que se mostraban fuertes y que hasta echaban el
lance á burlas y con sus donaires reanimaban á los.
más apocados. Y luego alentábamos esperanzas
de que nos trataría mejor el Océano Atlántico. El
buen Capitán. Caballero Andras, no cesaba de ase
gurárnoslo para infundimos aliento: « Por cierto,
decía: en esta sazón el Atlántico suele estar muchomenos alterado que el Mediterráneo. Esta poca de
agitación era de esperarse en estos lugares, mas una
vez que pasemos el estrecho de Gibraltar no tiene
duda que lograremos completa bonanza *. Y todos
le creíamos á pie juntillas porque, á decir ver
dad. harta necesidad teníamos de descansar un tan
to el estómago revuelto y la cabeza acometida de
continuos mareos. A confirmarnos en esta esperanza
vino muv enliorabucna la noche del día i6 en la que
á medida que nos íbamos acercando á Gibraltar,
fueron también sosegándose los vientos hasta reinar
una verdadera calma que nos permitió á todos reu
nimos alegremente á la hora de la cena y refoci
larnos juntos, cosa que no había sucedido desde que
habíamos dejado las costas de Marsella. ¿ Pero (jue?
Aquella no fué sino una breve dorada ilusión. A
eso de medianoche comenzó á rebullir el Océano,
sombrío v amenazador: el viento, redoblando su
furia, sacudía de recio al bajel que comenzó á bailar
esa danza tan fatal para los navegantes. Empero á
eso dcl medio día pareció que las olas volvían á
calmarse, y nosotros, pálidos y ahilados, bajamos
de nuestras camillas y corrimos á cubierta á res
pirar un poco de aire puro. « Sin duda, decía el Ca
pitán, paternalmente solícito para con nosotros,
eran los últimos resoplidos de una tormenta que
ahora se ha calmado por completo. ¡Valor, pues!
Ahora navegaremos xx>n felicidad: ya se ha pasado
el temponi! *, ¡Pobres de nosotros! Lejo-s de eso,
aj^cniis'estábamos al principio de una de las más
espantosas borrascas. El cielo encapa t ido y lóbrego
presentaba un cariz pavoroso, uniíorme, adonde
quiera que volviésemos la espantada vista. El mar
que durante aquella momentánea calma no había
dejado de bramar con sordo ruido debajo de nos
otros. poco á poco empezó á encresparse de nuevo
al creciente soplo de vientos fríos que bajaban fu-
— 112 —
Tiosamente del Norte á flagelar nuestra pobre nave.
Excusado es decir que todos corrimos otra vez á
recluirnos en nuestros chiribitiles, resignándonos á
sostener esta nueva arremetida. ¡Y en verdad que
fué brusca, encarnizada, feroz! Soplaba el viento
con indecible furia embistiendo al bajel por el lado
de popa, le alzaba en vilo como una cáscara de nuez
y luego sumergía con saña toda la proa en el seno
de las olas, y así transcurrían los minutos con mor
tales ansias y congojas de los 1200 pasajeros del
pobre Tibet que se creían perdidos sin remedio.
« Sólo el que tenga práctica de los mares podrá
formarse una idea cabal de aquellas agonías. La hé
lice girando vertiginosamente en el aire por tanto
tiempo y tan á menudo, daba á todo el navio tan
recias sacudidas que creíamos que todo le deshacía
y desbarataba. Además todas las veces que el buque
volvía á caer en el agua era de flanco, de manera que
las bordas más altas rasaban las olas que saltando
por sobre ellas se paseaban por cima de nuestras ca
bezas de la una á la otra banda con un estruendo
indescriptible. ¡Los terrores, las angustias que su
fríamos en nuestros camarotes acurrucados en los
lechos! Teníamos que atarnos con correas á los mis
mos lechos para no saltar al pavimento entre las
valijas y baúles que rebotaban de la una á la otra
liarte arramblando consigo en diabólica danza los
cacharros y añicos de aljofainas, botellas, libros,
vasos y cuantos objetos teníamos en el cuarto.
«Mientras gemíamos en tales trances nos acometió
•de repente una oleada tan recia que desencajó de
golpe la puerta que da al vestíbulo del salón y á la
sala que lleva á los camarotes. A buen seguro que
no hubo allí nadie que en aquel momento no sin
tiera helársele la sangre. El agua nos invadía por
todas partes, corría por debajo de nosotros y arro
llaba vestidos, valijas y todo cuanto encontraba
al paso, ¡.\lguien hubo que ni aun tuvo aliento para
pedir socorro!
« Fué entonces cuando todos los oflcialcs y ma
quinistas, amedrentados por el arreciar de la tor
menta. suplicaron al Capitán que virase la nave y
abrigase en algún puerto. Pero 61 creyó por demás
esta medida, pues estábamos ya muy lejos de todo
puerto de refugio, y resolvió parar la máquina,
ofrecer la proa á las oleadas y contentarse así con
esquivarlas: en tal situación flotamos toda la noche
del sábado, todo el día del domingo, la noche si
guiente y parte del lunes sin dar un paso adelante.
Decir las bascas, los vértigos, las agonías que su
frimos, no es empresa para mi pluma......
« En el memorando é interminable día del 23 de
Diciembre, mientras yacía yo empapado en el ca
mastro, bien asido á las correas para no rodar por
el camarote, en uno de aquellos violentísimos vai
venes de la nave se desprendió de la pared una larga
y pesada losa de mármol que cubría y comunicaba
los dos lavatorios del camarín. Siguiendo el movi
miento ondulatorio del buque empinábase ya por
la una ya por la otra de sus extremidades, y vino
así una vez á derribarse con furia sobre mi pobre al
mohada: y sin duda me hubiera deshecho á no haber
yo alzado la cabeza y evitado el terrible golpe. A un
grito que di acudió un marinero y á duras penas se
consiguió detener á aquel monstruo de nuevo cuño
y atarle á los travesaños de la cama.
{Continúif^
N EC R O LO G IA
=
=
111=
t
Después de larga y penosa enfermedad, roló
al Señor la
S r a . D a. Cecilia Divas de N .
celosa cooperadora salesiana en la ciudad de
Caracas (Venezuela).
A la vez que damos el más sincero pésame á su
digno esposo y familia, suplicamos á nuestros
cooperadores una oración por su alma.
Los Salesianos de E l Salvador, y especialmente
los que dedican sus tareas apostólicas á la juven
tud de Santa Ana, han sentido profundamente la
desaparición casi repentina de la que en vida fué
D a . Lu is a de G a lla rd o .
Verdadero sostén de los huérfanos y desvalidos
y bienhechora generosa cuanto amante de que
j amás se hablara de sus beneficios, supo prodigar
los más cariñosos cuidados á las Obras Salesianas,
no sólo- cuando más necesitaban apoyo por en
contrarse en sus comienzos, sino en todo tiempo
y ocasión.
Las Cooperadoras de Santa Ana han perdido
en ella uno de los miembros más activos de su
valeroso gremio, nuestros huerfanitos han llorado
como se llora sobre la tumba de una persona
queridísima, y los Salesianos sienten la necesi
dad de pedir á todos los Cooperadores y lectores
del Boletín Salssiano una oración para el eterno
descanso de la que siempre se demostró para con
ellos cual madre ternísima.
R . I. P.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JO SÉ GAMBINO.Turin, Tip. Salesiana. fB . S.) — Via Cottolengo, 33