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OLETIN
SALESIANO
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Cottalengo, 32
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Oa recom iendo la n ifiez y la ja re n -1 * (
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ANO XXIII
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Turín (Italia)
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£ 1 am o r a l pr^Jioio es udo d e l o s ' |
cultivad con grande esmero en
7 m ay o res y niiia e x ce le n te s dones q u e ♦itudi
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i! ^ ^ o i o n criatiana:
criatianaT vuronorcJonadls
y pwportíonadle jl
~i l a 'd iv in a bondad p u e d e conceder i ♦iedncaoion
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R edoblad v n e atra a fu e rz a s á fin ♦
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si uu nn aa n u e v a generación
(L kós X l l l ” )
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P U B U C AC /O N M EN SU AL
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;
•
♦
I
JULIO de 1902
OREMUS PRO PONTIFICE NOSTRO LEONE
OREMOS POR NUESTRO PONTIFICE LEÓN XIII
D om inus co u serv et eum , e t vivíficet eum , e t
b eatu m fn ciat eum in té rra , e t non tr a d a t eum
in an im am inim icorum ejns.
E l S eñor le conserve, y le dé v id a , y le baga
feliz en la tie rra , y no lo en treg u e en las innnoB
d e sus enem igos.
S T T U A B IO — I m p o r t i u t i s l m o .................................p d g . 173
£1 S a n to S u d a r i o ............................................................................ 174
C a rta E n c lc lio a d e N . S. P . L eó n P a p a X I I I ......................17«
D r vurstras HiaioxRB. — I f a t t o G roaao (B raail) — Gaa>
la q u iz a (E ca a d o r) — T ie r r a d e l F u e g o — P a ta g o n ia
(R ío K e g r o ) ..................................................................................18 1
K usstua CoKBRsro.VDXNCiA.— E s p a f la : S a rrid — S a la m a n ca 1»2
C rd nioa S a l e a i a n a ............................................................................105
M em orias bio g ráficas d e H o n s. L u is L a sag n a
. . . .
1 A8
NURrBTBos G rabados. — C ap illa d e l Colegio « D o n B o sc o » en
C allao (P e r ú ) — In a n g n ra o ló n d e la n u e v a C asa d e Oswle>
d m — B asiU oa del S. C o ra td n do J e s ú s en L isb o a —■ An*
tig n o s alum nos d a l O ratorio S alesiano d e Eokm U bl ( A lg o ria ).
Importantísimo
---------- K—
^ ---------------
ecordamos á los Rdos. Sres. D irectores de nuestras Casas. Colegios y O ratorios Festlvos y á las D irectoras de Institutos, E ducandados y O ratorios fem iniles dirigidos p ar
las Hijas de María Auxiliadora, el Damamiento de nuestro amado Rector Mayor, en el que ma
nifestaba SM deseo de que todas nuestras Casas contribuyeran, por medio de una suscripción á la
que deben concurrir todos los niños y niñas de Casas ü Oratorios dirigidos por los Salesianos é
Hijas de María A uiibadora, al óbolo de San Pedro que. como hom enaje, será presentado al
Inm ortal Pontífice Reinante con motivo de su Jubileo Pontifical.
Muchos de nuestros Directores, como también a lg u n a de las Directoras de las Hijas de
Haría Auxiliadora, nos han favorecido ya con sus listas junto con el respectivo im porte: al
agradecer en nombre de nuestro Rector Mayor la prontitud y esmero de los tales, recom endam os
á los que aún no lo han efectuado que se den la m áxim a solicitud, para que á fines del
próximo venidero Octubre ni uno solo ^ Ite , aunque sea á costa de algún sacrificio.
— 174 —
le extrajo, sino que también le fueron
aplicados los procedimientos de la mo
derna fotografía: y acerca de la repro
ducción de esas pruebas fotográficas ver
san los trabajos realizados por M. Paul
Vignon.
Ante todo, resulta un hecho evidentí
simo: las imágenes del Santo Sudario
resultan, todas ellas, en negativa.
Reproduciendo luego la negativa, obtiénese una prueba positiva en la que
aparece un cuerpo admirablemente pro
porcionado ; una figura, en suma, de sor
prendente belleza.
Una sesión en la Academia de Ciencias de París.
Lo primero que se ocurre á quienquiera
La mayor parte de la sesión celebrada que contempla las imágenes fotográficas
por la Academia de Ciencias de París, del Santo Sudario, es que se trata de
el día 21 de Abril próximo pasado, estuvo una pintura; pero tal idea, á juicio de
consagrada á la demostración científica M. Delage, debe ser desechada por mu
de la autenticidad de la imagen de Cristo^ chas razones.
En primer lugar, ningún artista de)
impresa en el Santo Sudario de Turin.
siglo
X IV hubiera podido ejecutar una
El trabajo presentado á la Academia
por Ives Delage, el ilustre catedrático obra tan admirable, considerada desde
de la Sorbona, en nombre de M. Paul el punto de vista anatómico. T por otra
Vignoii, lleva por título, Impresiones pro parte, débese tener en cuenta el asom
ducidas sobre un sudario por emanaciones broso realismo que palpita hasta en los
menores detalles que nos ofrecen las
procedentes de un cadáver.
El Santo Sudario de Turíu consiste en pruebas fotográficas.
En tanto que los pintores, lo mismo
un tejido de lino de 4 metros 10 centí
los
antiguos que los modernos, al presen
metros de largo por un metro 40 centímetros de ancho, amarillento ya por el tar las gotas de sangre que se desprenden
transcurso de los años. En Europa es de la corona de espinas, las pintan como
si cayeran desde una altura cualquiera,
conocido desde el año 1358.
á
la manera de gotas de agua que se
Este sagrado lienzo ha sido en muy
desprenden
desde la bóveda de una gruta
contadas ocasiones extraído de la caja
que le contiene: en 1898, no tan sólo se sobre el césped ó la arena que tapizan
ignoran nuestros lectores que
la Ciudad de Turín, cuna de
nuestra Fia Sociedad Salesiana,
es depositaría de una joya de
infinito valor, esto es, de la Santa Sábana
en que fuó envuelto el adorable Cuerpo
de nuestro Eedentor antes de colocarlo
en el sepulcro. Pues bien, en la Acade
mia de Ciencias de París se acaba de
demostrar su autenticidad, cuyo relato
transcribimos con mucho gusto, en la
seguridad de que agradará á todos los
que lo lean Dice así.
M l^ ^l
w
— 175 —
su suelo; en el Santo Sudario, por el
en el Sudario del Salvador. Débese tal
contrario, obsérvase que las gotas de
color á la descomposición del áloe, por
sangre descienden paulatinamente, se
virtud de los vapores amoniacales pro
detienen al encontrar una arruga, la con
cedentes de la área que constituye la
tornean, ensánchanse luego y acaban base de todo sudor febril.
por desvanecerse. La marca de los clavos
Para que tal fenómeno se produzca,
encuéntrase en las muñecas y no en el
necesítanse
algunas condiciones. En pri
centro de las manos, como vienen ha
mer
lugar,
que
el moribundo haya expe
ciéndolo todos los pintores.
rimentado sudores, y en segundo, que los
Las señales de flagelación no se pare
cen tampoco á las que se observan en lienzos hayan sido aplicados ai cuerpo
los cuadros que todos conocemos. Todas inmediatamente después de la muerte,
antes que el sudor haya desaparecido,
ellas convergen en una misma dirección;
bien sea por virtud de la evaporación
precisamente en la dirección del brazo
natural, del lavado ó de otras qualesdel verdugo. Márcase la extremidad del
quiera causas; siendo, por otra j>arte,
sitio á que llegaron los azotes por una
imprescindible que el cuerpo muerto ha
equimosis, que corresponde á la de la
ya permanecido envuelto en ei Sudario
bola metálica fija en la extremidad de
las tiras de cuero que servían de instru menos tiempo del necesario para des
componerse.
mento para la horrible pena de los azotes.
Fundándose en las anteriores conside
La llaga del costado osténtase al lado
raciones, deduce el autor de la memoria
izquierdo del cuerpo. Sabido es que en
leída ante la Academia de Ciencias de
las impresiones fotográficas aparecen
París, que en el Santo Sudario de Turín
siempre al lado izquierdo los detalles
existe la huella de un hombre muerto
correspondientes al derecho de cualquier
en la flor de su edad, crucificado, azotado,
cuerpo sometido á la acción reveladora
coronado de espinas, herido en un cos
de la máquina.
tado, sepultado inmediatamente después
Añádase á las anteriores razones la que de haber muerto, después de envuelto
resulta de la absoluta desnudez del cuer en un lienzo emi>apado en aceite y áloe,
po, inconveniencia á la que no se hu tal y como se efectuaba en Judea hace
biera nunca atrevido pintor alguno, y diezinueve siglos, y que tal lienzo no ha
vendremos á deducir la consecuencia, al podido estar en contacto con el cuerpo
contemplar el Sagrado Lienzo, de que de tal hombre sino durante un número
no se trata de una pintura,
de horas relativamente corto.
M. Paul Vignod dirígese la siguiente
Las personas que han tenido la dicha
pregunta: ¡Cómo el cadáver de un hom
de contemplar las fotografías á que nos
bre, envuelto en un sudario, ha podido referimos, aseguran que, al considerar
trasladar su imagen al lienzo con detalles la majestad sublime que resplandece en
tan minuciosos y precisos?
el rostro de aquel hombre, no cabe sino
He aquí como resuelve la cuestión el confesar que aquélla es verdaderamente
sabio francés.
la imagen de Jesucristo.
Si á los i)ocos momentos de espirar
nna persona que ha muerto víctima de
crueles sufrimientos, es envuelto su ca
dáver con lienzos impregnados en aceite
y áloe, el lienzo á que nos referimos, al
cabo de algunos años, adquiere un tinte
rojizo, muy semejante al que se observa
— 176 —
BE fflESTBO S
L
I» O R .
li-A .
E
a ITÍ^IMO
O
r J I ’V I K T A .
PAPA
l s T
B . O "V 1 1 3 E i s r O I ^
XIII
A TOD OS LOS P A T R IA R C A S , P R IM A D O S , A R Z O B ISPO S Y O B ISPO S D E L O R B E C A T Ó LIC O
-
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L e ó n P a p a XIII
(CtfíH’fMsion) (1).
Enteramente seguro de esta divina oficaeia,
desde el principio do Nuestro Pontificado Nos
aplicamos cuidadosamonte d. poner oii claro
y hacer resaltar los benéficos designios de
la iglesia; \\ difundir, cuanto fuere posible,
el tesoro de su doctrina y ensanchar el campo
de su saludable aceidii. A este fin se enca
minan los principales hechos de Nuestro Pontiflcíulo. singularmente las Eucícliwis sobre la
Fihso/ía criittiiinu, la JJbertad hurntina, el .1/uíritíimiío
la J’^rancmasoner^ii, loa Po
deres púbUcos, la 6’o».síí7.«oidf» cri,sti<ma de loe
Estadoe^ el Sticialismo^ la Cw^.sfíóu obrera, k>s
¿ ^ r e e do los ciudadanos cristianos y otros
asuntos seimyautes.
el ardiente deseo de
Nuestra alma no se redada á iluminar las
inteligencias, sino que, adeunis, quisimos mo. ver y purificar los corazones, dirigiendo todos
\Nuestros esfuerzos d que de nuevo florezcan
en las naciones las virtudes cristianas. Por
lo cual, no cosamos de prodigar estímulos y
consejos, á fin de levantar los espíritus hasta
(1) Víase el u*. de Junio, pus-
los bienes inmarcesibles, y de este modo po
nerles en condiciones de que subordinen el
(Mierpo al alma, la peregrinación terrena á la
vida celestial, el hombre á Dios.
Bendita por el Señor, Nuestra palabra ha
podido contribuir d afirmar las convicciones
de gran número de houibres, á iluminarlos
con nueva luz en medio de las dificultades
de los presentes problemas, á estimular su
c.elo y á promover variedad de obras. Para
bien,* principalmente, de las clases deshere
dadas se han fundado esas obras y siguen
fundándose todavía en todas las naciones,
porque en todas se ha visto revivir esta ca
ridad cristiana que siempre ha hallado en el
pneblo su predilecto campo do acción. Si la
cosecha no ha sido más abundante, adore
mos á Dios, misteriosamente justo y pidámos
le, Venerables IIcrínanos, que so apiade de
tantas almas ciegas, á quien desgraciada
mente puede aplicarse la tremenda sentencia
del Apóstol: E l Dios de este siglo ha cegado
el entendimiento de los infieles para que no les
alumbre la luz del Evangelio de la gloria de
Cristo (1).
Cuanto más abarca el celo qne anima á la
Iglesia de procurar el bienestar moral y ma
terial de los pueblos, con más odio se levan
tan contra ella los hi.ios de las tinieblas y
recurren á toda suerte de medios para em
pañar su divina belleza y paralizar su acción
vivificante y redentora, j Qué de sofismas y
calumnias propagan 1 Una de las invenciones
más x>érfidas consiste en repetir continua
mente á la multitud ignorante y á los go
biernos envidiosos, que la Iglesia se opone
á los i>rogresos de la ciencia, que es enemiga
de la libertad, que usurpa los derechos del
Estíido y que en todo momento invade el
campo de la política; insensatas acusaciones.
(1) 11 C o rin t, IV, 4.
■p
— 177 —
mil veces repetidas, pero también mil veces restituyó al níuo y la mujer la dignidad y
refutadas por la sana razóu, por la historia las prerrogativas de sii noble naturaUxza, ha
y por cuantos hombres tienen corazón noble, ciéndoles partícipes á los mismos derechos
amigo de la verdad.
de respeto y justicia, y de esta manera la
j La Iglesia enemiga de la ciencia y la en Iglesia concurrió ampliamente á inti'odueir
señanza? ¡Ah! Ciertamente que la Iglesia es y conservar la libertad civil y política en id
la vigilante depositaría del dogma revelado, seno de las naciones.
pero esta misma vigilancia la inclina 5i pro
¿La Iglesia u.surpudora do los derechos del
teger la ciencia y á favorecer la sana cultura Estado ó invasora del campo políti<!ot La
de los entendimientos. Ho; al abrir la inte Iglesia sabe y ensena que su divino Funda
ligencia á las revelaciones del Verbo, verdad dor declaró que había do dai^so al Oésar lo
suprema de quien dimanan originalmente to que es del César y á Dios lo que es de Dios,
das las verdades, el hombre no comprometerá y que de esta manera sancionó el inmutable
nunca, ni do ningún modo, sus conocimien principio de la perpetua distinción entre las
tos racionales, por que, muy al contrario, la dos iM)testates y las dos soberanías en sus
luz que recibe de la esfera sobrenatural co- reapeedivas esferas; distinción fecuinla, que
mimica más vigor y claridad al espíritu hu contribuyó ampliamente al «Icsarrollo de la
mano, y en las cuestiones más importantes civilización cristiana. Ajena si tod») penssile preserva de múltiples errores y de angus mieuto hostil al Estsido, la Iglesisi no mira
tiosa ineertidumbre. Diez y nueve siglos de en su espíritu de caridad sino á osiininsir pa
gloria, conquistiida por el catolicismo en to ralelamente á los poderes públicos psirsi in
dos los ramos del saber, bastan sobradamente fluir en los mismos súbditos que estos po
para refutar semejante calumnia. A la Iglesia deres, que son los hombres, y en la misma
católica corresponde el mérito de haber pro- sociedad, mas por modos y con loa fines ele
¡lagado y defendido la sabiduría cristiana, sin vados que le asignan sn divina misión. ¡ Plu
la cual el mundo yacería aún en las sombras guiera á Dios que su accióu fuese acogida
de la superstición pagana y en la abyecta sin desconfianza ni sospechas, porque sisí se
barbarie; á la Iglesia se debe la conservación multiplicarían los innumerables beneficios de
y transmisión á las generaciones del pre que acabamos de hablar! Acusar á la Iglesia
cioso tesoro de las letras y la ciencia anti de tener miras ambiciosas, no es sino repetir
guas, y el establecimiento de escuelas popu una antiquísima calumnia de que sus pode
lares, y la fundación de Universidades, que rosos enemigos se han valido más do una
existen todavía y aún son famosas; y, linal- vez para disimulsir su propia tiranía; y la
mente, el haber sido inspiradora de la lite historia, cuando se la estudia desapasionadjvratura más pura, más gloriosa y más elevada, mente, muestra (ton chu-idad que. Jejos de sor
y el haber amparado, bajo sus alas tutelares, opresora, la Iglesia Im sido inultitüd do ve
á los mayores ingenios cultivadores del arte. ces víctima de la opresión y do la injusticia,
iLa Iglesia enemiga de la libertad! ¡Al»! lo cual estriba cu que su fuerza consiste, no
¡Cómo desfiguran la idea de libertsid, (jue en el poder de las armas, sino en el del
corresponde á uno de los dones im'is preciosos pensamiento y la verdad.
(jue hemos recibido de Dios, los que explotan
Ciertamente, tales acusaiáones no se huii
su nombre para justificjir el exceso y el abuso! lanzado contra la Iglesia sino por perversa
;Qué debe entenderse por libertíul? ¿La exen intención y constituyen una obra porniíúosa
ción de toda ley, la ausencia de to^o freno, y desleal, al frente do la cual va, ejecutándola
y como corolario, el derecho á seguir en to antes que nadie, una secta tenebrosa que la
das las acciones los dictados del capricho ? sociedad soporta hace muchos años, y que,
Pues, ciertamente, la Iglesia reprueba esta á modo de germen mortífero, contamina su
libertad, y con ella la reprueba todo hombre reposo, su fecundidad y su existencia. Per
honrado. Pero, ¿se entiende por libertad la sonificación pennanentü de la revolución,
facultod racional de hacer el bien amplia forma una esjaície de socíetad vuelta del revés,
mente, sin trabas, conforme á las reglas es que tiene [ku- ob.jeto ejercer una eflj)ecie de
tablecidas por la justicia eterna? Pues esta oculto dominio sobre la sociedíwi públicja, y
libertad, única digna del hombre y útil á la cuya razón de ser consiste únicamente en la
sociedad, no tiene quien más la íavorezca, ni guerra que mueve á Dios y su Iglesia. Jío
quien más la fomente, ni quien i a proteja es necesario nombrarla ¡wrque en estos rasgos
más que la Iglesia. Y, en efecto, por la v ir nadie habrá dejailo de descubrir á la franc
tud de su doctrina y la eficacia de su accióu, masonería, de que expresamente hablamos
la Iglesia libertó á la humanidad del yugo en Nuestra Eníáclica Éuiimium Oenus, de
de la esclavitud, predicando al mundo la de Abril de 1884, denunciando sus tenden
gran ley de la fraternidad y la igualidad hu cias malsanas, sus errónesis doctrinas, su obra
manas. En todos los siglos salió á la defensa funesta. Abarcando cou sus inmensas redes
de los oprimidos y los débiles contra la arro á casi la totalidail de las naciones y relacio
gante dominación de los poderosos; reivindicó nándose con otras sectas, á quien bai;e mo
la libertad de la conciencia cristiana, ver verse por secretos hilos; atrayendo al i)rintiendo á raudales la sangre de sus mártires; cipio y conservando luego sus afiliados con.
1
— 178 —
el cebo de las ventajas que les procura^ y
nnas veces con promesas y otras con amena
zas sujetando los gobiernos á sos designios,
esta secta ha conseguido filtrarse en todas
las clases de la sociedad y viene á ser como
un Estado invisible é irresponsable dentro
del Estado legítimo. Llena del espíritu de
Satanás que, cuando le conviene, como dice
el Apóstol, sabe transformarse en ángel de
luz (1), aparenta tener un ñu humanitario,
aunque lo sacrifica todo á sus proyectos de
sectas; x)rotesttv de ser extraña á toda mira
política, mas ejerce realmente una acción
profunda eii la vida legislativa y adminis
trativa do los Estíidos; y mientras se declara,
de palabra, respetuosa de la autoridad y aún
de la religión, su fin supremo (como sus es
tatutos lo prueban) consiste en la extermi
nación del imperio y el sacerdocio, á quien
juzga enemigos de la libertad.
Ahora bien; cada día se hace más patente
que á la iuspinvción y la complicidad de esta
secta hay que atribuir en gran parte los ve
jámenes que padece la Iglesia y el recrude
cimiento de los ataques que recientemente
se la han dirigido. Porque iá simultaneidad
de la persecución que repentinamente ha es
tallado en estos últimos tiempos, como la
tormenta en un cielo despejado, es decir,
sin causa correspondiente al efecto; la iden
tidad de los medios puestos en juego para
preparar esta persecución, á saber: campañas
de prensa, reuniones públicas, producciones
teatrales; el empleo en todas las naciones de
iguales armas, calumnias y movimientos po
pulares, todo, todo declara verdaderamente
la identidad de propósitos y la existencia de
una sola consigna, salida de un mismo y
único centro de dirección. Pero esto no es
sino mero episodio de un plan, trjizado de
antemano y manifiesto en las acciones que
se ejecutan en un campo más extenso cada
vez, para multiplicar más fácilmente las
ruinas que acabamos do enumerar. Así os
como se trata de restringir desdo luego y
después suprimir enteramente, la enseñanza
religiosik, formando generaciones de incrédu
los ó imiiforcutes; de combatir la moral de
la Iglesia por nieilio do los i)oriódico8 diarios;
de ridiculizar, en fin, sus x^ráciicas y profa
nar sus siigrudas fiestas.
Nuda más natural, después de lo dicho,
sino que el sacerdocio católico, que precisa
mente tiene por misión la i)redicacióu reli
giosa y la lulminiatracióu <le Siuu’anientos,
se vea, combatido con saña espeoialísima. AÍ
escogerle {K>r blanco de sus ataques, la secta
trata de quitarle pix^stigio y autoridad á los
ojos del pueblo, y con audacia que crece i>or
momentos, en protmrcióu ú la impunidad de
que se creo segunu interpreta ]>erver8ameute
todos las aecioues de los eclesiásticos, les
(1) I I C o riu t., X II, 14.
hace víctimas de sus sospechas al menor
asomo de pretexto y les abruma con todo
género de infames acusaciones. De esta ma
nera se añaden nuevos males á los que desde
hace algún tiempo viene padeciendo el clero,
como el tener que pagar tributo personal á
la milicia, cosa que impide la necesaria pre
paración al sacerdocio, y el despojo del patri
monio eclesiástico, que la piedad y generosi
dad de los fieles habían constituido libremente.
En cuanto á los Ordenes y Congregaciones
religiosas, la práctica de los conseios evan
gélicos hacía de ellas una gloria de la so
ciedad tanto como de la Eeligióu, por lo cual
han parecido más culpables á los ojos^^de lo.s
enemigos de la Iglesia, que las ban señalado
implacablemente al desprecio y hostilidad de
todos. Muy doloroso Nos es tener que recor
dar aquí las odiosas disposiciones, totalmente
inmerecidas y unánimemente reprobadas por
todas las almas nobles, de que recientemente
han sido víctimas los reUgiosos. Nada ha
podido salvarlos; ni ia integridad de su vida,
inatacable aun para sus mismos enemigos;
ni el dere<íbo natural, que autoriza las aso
ciaciones establecidas para un fin lícito; ni
el derecho constitucional, que proclama muy
alto la libertad de asociación; ni el favor de
los pueblos, agradecidos á los preciosos ser
vicios de que son deudoras á las Ordenes las
artes, las ciencias y la agricultura, y á la
caridad, ejercida ampliamente con las clases
más numerosas y más i)obres de la sociedad.
Y así es cómo hombres y mujeres, salidos
del pueblo, que esiwntóiiesunento habían re
nunciado á los goces de la familia para con
sagrar al bien de todos en pacíficas asocia
ciones su juventud, su talento, su energía, y
hastiv su misma vida, se han visto tratiidos
cual malhechores, como si hubieran consti
tuido asociaciones criminales, y han sido ex
cluidos del derecho común y proscritos, pre
cisamente en una época ou que no su habla
sino de libertad.
No es maravilla que los hijos más amados
padezcan persecuciones, cuando el mismo
Padre, es decir, el Jefe de la catolicidad, el
Homano Pontífice, no se ve mejor trataído.
Conocidos son los hechos. Despqja<io de su
soberanía temporal, y privado así de la in
dependencia que le es necesaria para cumplii’
su misión universal y divina; obligado, en
esta Poma, que es suya, á permanecer en mi
encierro doméstico, porque un poder enemigo
le sitia por todas i>artes, se ve reducido á
jiesiir. de irrisorias seguridades de respeto y
de iirecarias promesas de libertad, á una con
dición anormal, injusta é indigna de su su
premo ministerio. Eu uuaiito á Nos, demasiado
sabemos las dificultades que se le suscitan á
cada instiHite, deságurando sus intenciones
y ultrajándole en su dignidad. Por lo-cual
ya está hecha la prueba, más palmaria cada
día, de que se ha querido destruir la misma
jxitestad espiritual del que es Cabeza de la
— 179 —
Iglesia cuando so ha atentado contra el po
der temporal del Komauo Pontífice, como los
que fueron verdaderos autores de este des
pojo uo vacilaron en reconocerlo. Despojo
que, juzgando por sos consecuencias, no fué
solamente nn hecho impolítico, sino además
antisocial, porque los golpes que se asestan
á la Eeligióu alcanzan también á la sociedad.
En efecto; Dios, que hizo del hombre un
ser eminentemente social, fundó también la
Iglesia y la colocó, según el leugu«je bíblico,
en el monte Sión, para que sirviese de lum
brera y con sus rayos fecundantes desarro
llara los principios de vida en todas las
clases de la sociedad, comunicándola sabias
y celestiales normas con que pudiese estable
cer el orden que la conviniera mejor. Por
consiguiente, cuanto la sociedad se separa de
la Iglesia, que es parte considerable de su
fuerza, otro tanto decae y se arruina, pues uo
se divide impunemente lo que Dios quiere
tener unido.
Por lo que á líos hace, jamás líos hemos
causado, cuando se Kos ha ofrecido ocasión,
de inculcar estas grandes verdades y hemos
querido recordarlas una vez más en la pre
sente extraordinaria coyuntura. ¡Plegue á
Dios que, alentados é instruidos con ellas,
los fieles hagan converger más eficazmente
hacia el bien común todos sus esfuerzos, y
que, mejor ilustrados, conozcan nuestros ene
migos la injusticia que cometen persiguiendo
á la más amorosa de las Madres y á la bien
hechora más fiel de la humanidad.
De ningún modo queremos que la memoria
de los dolores actuales amargue en el alma
de los fieles la plena y entera confianza que
deben tener en el favor divino, porque Dios
asegurará en su día, por sus misteriosos ca
minos, la definitiva victoria. Grande es la
tristeza qne embarga Kuestro corazón, mas
nada tememos por los inmortales destinos de
la Iglesia. Como decíamos al principio, su
herencia es la persecución porque, probando
y purificando con ella á sus hijos, Dios saca
bienes muy más altos y preciosos. Pero con
sintiendo que sea vejada y combatida, mani
fiesta el divino auxilio con que la favorece,
porque la prepara imprevistos y nuevos me
dios que aseguran la conservación y desa
rrollo de su obra, sin que las fuerzas con
juradas contra ella consigan destruirla. Diez
y nueve siglos de vida experimentando el
finjo y reflujo de las humanas vicisitudes,
nc« ensenan que las temi)cstades se disipan
sin haber llegado al fondo.
A permanecer inconmovibles en la espe
ranza nos invitan los síntomas que se obser
van actualmente, propios á impedir que la
turbación nos domine. Las dificultadee son
extraordinarias, formidables. Esto es patente,
lía s suceden cosas ante Nuestra vista que
prueban con cuanta bondad y admirable sa
biduría cumple el Señor sus promesas. Mien
tras tantas y t a n ^ fuerzas se aúnan contra
la Iglesia, y la Iglesia se ve privada de todo
auxilio, de todo apoyo humano, iai^aso i»o
prosigue su obra gigantesca y no lleva su
acción á las naciones más diversas y á todas
las latitudes? No; el antiguo príncipe do esto
mundo no podrá ya dominarlo como antes de
que le arrojara de él Jevsucristo, y los esfuer
zos de satanás serán ocasión de malea, mas
no alcanzarán el fin á que tienden. Una
tranquilidad sobrenatural, obra del Espíritu
Santo, que vive en el seno de la Iglesia y
la cobija bajo sus alas, reina ya, no sola
mente en el alma de los fieles, pero también
en la catolicidad entera; serenidad que va
extendiéndose tranquilamente merced á la
unión, cada vez más estrecha, del Episcopado
con esta Sede Apostólica, y que tanto con
trasta con las disensiones y la continua fer
mentación do las sectas que turban la paz
de la sociedad. Fecunda en innumerables
obras de celo y caridad, esta armoniosa unión
existe también entre los Obispos y su clero,
y se observa, finalmente, entre el clero y Jos
seglares católicos que, en mayor número y
libres, wmo nunca, de todo respeto humano,
se despiertan, y, con emulación generosa, so
organizan para defender la causa santa de
la Religión. Esta, esta es la unión que Nos
hemos recomendado tanto y que todavía re
comendamos nuevamente, y Nos la bendeci
mos para que cunda más y más y para que
so oponga, como muro inconmovible, á la fo
gosa violencia de los enemigos del nombro
divino.
Asi, pues, nada más natural, sino que, á
modo do vástago que nace al j)io del árbol,
renazc.im, se robustezcan y multipliquen las
innumerables asociaciones que vemos con
gozo florecer actualmente en el seno de la
Iglesia. Bien puede decirse qtie ninguna for
ma de piedad cristiana ha quedado en olvido,
ya se trate del mismo Jesucristo y sus ado
rables misterios, ya de su Madre Santísima,
ó de los Santos cuyas insignes virtudes han
brillado más. Y ocurre al mismo tiemj)o que
uinguna de las variedades de la caridad ha
sido omitida, con lo que el celo rivaliza por
doquier en instruir cristiauameute á la ju
ventud, en asistir á los enfermos, en morali
zar al pueblo y socorrer á las chases menos
favorecidas. ¡Con cuánta celeridad no se pro
pagaría este movimiento y cuán excelentes
frutos no produciría si no se le opusieran
las disposiciones injustas y hostiles con que
suele troi>ezar! Y el Señor, que conserva á
su Iglesia una vitalidad tan grande en los
pueblos donde se halla establecida desde hace
largos siglos, quiere consolarnos también con
otras dulces esperanzas, las cuales provienen
del celo de los misioneros. Sin desanimarse
jamás por los peligros que corren, las priva
ciones que padecen y los sacrificios do todo
género qne se imponen, se multiplican sin
cesar, y conquistan para el Evangelio v la
civilización naciones enteras. Y nada puede
— 180 —
abatir su constancia, aunque, á. ejemplo de Los hombres de letras y los sabios, peleando
su divino Maestro, no recojau muchas veces por ella en el libro y la prensa diaria, arma
por i)reraio de sus infatigables trabajos, sino I)oderosa de que tanto abusan nuestros ene
migos; los padres de familia y los maestros,
íicusaciones y calumnias.
De esta manera surgen dulces consuelos dando cristiana educación á la juventud; los
para templar los sinsabores de la hora pre- ^ magistrados y representantes del pueblo, mos
sente, y en medio de las luchas y de las di- trando la firmeza de sus principios y la in
flculüides que Nos rodean, no Nos faltan mo tegridad de su carácter juntamente con la
tivos para reconfortar el alma y poder esperar, profesión de la fe sin respetos humanos.
La condición de nuestro siglo reclama ele
hecho que debe sugerir útiles y sabias re
flexiones ú quienquiera que observe al mundo vación en los sentimientos, generosidad en
atentamente, sin dejarse cegar por la pasión. los propósitos, exactitud cu la observancia
Porque este hecbo prueba que, como Dios no do la disciplina, lo cual se asegurará mediante
ha creado al hombre independiente en lo que una sumisión perfecta y confiada á las di
toca ú su últinio fin , y como le ha hablado recciones de la Santa Sede, porque esta dis
antiguamente, así le habla todavía en su ciplina es el recurso más poderoso para ate
Iglesiíi, visiblemente sostenida por su divina nuar los daños que dimanan délas opiniones
asistencia, con lo que le muestra claramente de partido, cuantos estas opiniones engendran
dónde están la salud y la verdad. En cual división, y para hacer que converjan todos
quier caso esta eterna asistencia llenará nues los esfuerzos hacia un fin supremo: el triunfo
tros corazones de inconmovible esperanza, y de Jesucristo en su Iglesia.
Tal es el deber de los católicos. El éxito
nos convencerá do que á la hora señalada
por la Providencia y en uu porvenir que no final depende de Aquel que cuida con amor
estil muy lejano, disipando las brumas con y sabiduría de su Esposa iumaculada y de
que se la quiere velar, la verdad resplande quien está escrito; Jesucristo, el mismo que
cerá con más brillo, y el espíritu del Evan ayer es hoy y lo será por los siglos (1).
A El dirigimos ahora también Nuestras
gelio volverá la vida á nuestra corrompida
humildes
y ardientes súplicas; á El, que
sociedad y á sus miembros marchitos.
amando
con
infinito amor á la errante hu
En cuanto á Nos toca, Venerables Herma
nos, y á fín de apresurar el día de la divina manidad, quiso ser su. víctima expiatoria en
misericordia, nada dejaremos de hacer, como la sublimidad del martirio; á El, que sen
Nuestra obligación Nos lo ordena, para de tado, aunque invisible, en la mística nave de
fender y ensanchar el reino de Dios en la su Iglesia, es el único que puede calmar la
tierra. En cuanto á vosotros, harto conocida tempestad, mandando sosegarse á las olas y
Nos es vuestra pastoral solicitud para que os el viento alborotados. Sin duda que también
exhortemos á hacer lo propio. ¡Ojalá se co vosotros, Venerables Hermanos, acudiréis con
munique más y más á los .sa(^oi*dotes que os Nos al divino Maestro para conseguir que
están sometidos el fuego abrasador que arde disminuyan los males que pesan sobre la so
en vuestro corazón! Ellos estilu en contacto ciedad; que los esplendores de la divina luz
inmediato oon el pueblo, conocen pevfecta- iluiiiiueu á los que, más acaso por ignorancia
lueute sus aspinieionos, sus necesidades, sus que por m alicia, odian y persignen á la re
sufrimientos, como igualmente los lazos y so- ligión de Jesucristo; y finalmente, que todos
duceiones que le rodean. Si, llenos del espí los hombres de buena voluntad se unan es
ritu do .TesucrisU) y manteniéndose superio trecha y santamente para la acción. ¡Ojalá
res á las pasiones políticas, ajustan su {tccióii se abrevie así en el mundo el triunfo de la
á la vueíítva, mediante la bendición de Dios, verdiwl y la justicia y alumbren suavemente
consumarán cositó maravillosas: ilustrarán á á la gran familia humana días mejores de
la multitud con su palabra, ganarán los co tranquilidad y de paz.
Entretanto y como prenda de los favores
razones con la suavidad de maneras, y soco
divinos
más preciosos, descienda sobre vos
rriendo caritativamente á los que sufren, les
otros
y
sobre todos los fieles confiados á
ayudivráu á mejorar i>oüO á poco de condición
El clero hallará firmo sostén ó inteligente vuestra solicitud, la bendición que cordialcolaboración en todos los fieles do buena volun- mente os concedemos.
Dada en Boina, en San Pedro, el 19 de
tml, con lo que los hijttó que han saboreivdo las
maternales caricias de la Iglesia acudirán á Marzo del año 1902, vigésimoquinto de Nues
ella en defensa de sus glorias y su honor. tro Pontificado. '
LEÓN P A P A X IH .
Todos puetlen tomar parte en el cumplimiento
(1) H ebreos, X III, 8.
de este deber, tan grandemente meritorio.
\w
.á k
DE NUESTRAS MISIONES
dales nos pidieron objetos, diciémlonos que
los pusiésemos en la orilla. Esta manera de
proceder uos hizo sospechar que nada bueno
podía ocurrir, pues de no ser así, habrían
M A TT fl <580886 (BraBil),
hecho la petición de otro modo. Con todo
(Relación de D. Juan Raizóla),
eso nos acercamos á la orilla opuesta, y to
mando algunos regalos, me pasé á una <"anoa
( Conchmón) (1).
pequeña para llevárselos. A medida que me
^ ercab a á ellos, se alejaban, y algunos se
E n eu eu ti’o desagrx’a«lal>le. — F erointernaban en el bosque. Conocí á tres de los
ei<la<l do lo s O ^ a b is. — F o r una
manzana. —Indios A la e sc u e la . — que estaban en las orillas, pues eran de los
I>iainautino. —Oonclusión.
que antes nos habían tirado flechazos, y uno
de ellos fué aquel que después se prestmtó
Después de tomar las debidas pi*ecaucioues á nosotros Cantando, y como si nada hubiera
para evitar mayores males, seguimos el viaje, ocurrido. Sin embargo, aunque con algún te
encoutráudonos de cuando en cuando con mor, me acerqué á la orilla con la sonrisa
indios, pero que se contentaban con pedirnos en los labios, procurando darles loa objetos
objetos. Entre ellos vinieron dos muy robustos que habían pedido. Al alargárselo, retrocey altos y con toda franqueza y confianza diepn, y vi que detrás de ellos otros indios
dijeron que olios deseaban también algiin tenían puestas las flechas en el arco y me
regalo. Al momento procuramos complacerles, apuntaban. Este fué un momento terrible.
y quedaron tan contentos que no sabían Con todo eso no perdí la serenidad, y riendo
como manifestarnos su agriidecimiento. Nos y cantando la ciinción que les había oído á
ofrecieron flechas y acepté algunas como re ellos, i)rocuré acercarme, y ya con palabras,
cuerdo de Cuyabá. Esto nos aniiiu) bastante ya con signos les decía tomasen los regalos
y parece que nos sirvió como de (joiisuelo y que les daba. Cantaba conmigo aquel hombre
remuneración á los trabajos y padcíumientos que en Abril último habíji matado á un indio,
que antes habíamos sufrido. Una abumhuite y temía que de un momento á otro y para
y menuda lluvia, que i>enetraba hsista los mayor seguridad, hiciese uso do las armas. Yo
huesos, uos sorprendió el día siguiente, vién tenía temor de que los indios sospecharan, pues
donos obligados á saltar á tierra, en una á la menor me habrían pasado al momento
hermosa playa, llamada María Auxilisidora. de ])arte á i>arte con las flechas. A fuerza
Todos creíamos que allí no habría indigro de llanijíilos, vinieron; les di algunas cosas
ninguno, por lo cual nos proponíamos des y ellos muy contentos me dijeron acejitara
cansar y recuperar las fuerzas perdidas, pues algunos de sus adornos; después de entrete
bien lo necesitábamos, cuando aparecieron nerme algún rato con ellos, volví á la canoa,
una docena de indios pidiéndonos jilgún re aunque con precaución, por temor á un fle
galo. Verdaderamente, estuvimos expuestos á chazo.
haber sido victimas de una descarga de fle
Apenas habíamos empezado á remar cuando,
chas, pero gracias á Dios nada ocurrió, y los indios escondidos, aparecieron en la ori
después de satisfacer sus deseos, continua lla, dispuestos á lanzarnos algunos flechazos,
mos el viaje, pues uos preocupaba la escasez como efectivamente lo hicieron. A nuestros
que había de víveres.
gritos dejaron de tirar, pero poco después
Durante todo el día se presentaron más emj)ezarou con más bríos. En vista de esto,
indios, y muy gustosos les dimos trajes para nos pusimos de pie en las canoas, y tomando
las mujeres y uiños. Todo iba bién, y pa las carabinas y fusiles estábamos dispuestos
recía que se habían calmado nuestras penas, á disparar tan pronto como uos hubiera to
pero por la tarde vimos que varios indios cado una flecha- Al ver nuestra actitud, ba
atravesaron el rio en una canoa. Nostros jaron los arcos y no volvieron á tirar. Des
navegamos con brío, pero poniéndose á corta pués de dos horas llegamos al lugar donde
distancia, con salvaje gritería y malos mo- debíamos pasar la noche; pero... ¡pobres de
nosotros!... parece que todo conjuraba en contra
(1) Yéaae el núm ero de Jo n io , pág. 159.
nuestra. Por donde quiera se oía como so-
— 182 —
nido de flautas y gian rumor, pareciéudonos
también iK3rcobir sonidos articulados: temíar
mos un asalto general. Hay que partir del
supuesto que la fantasía lo agrandaba to d o :
todo lo que nosotros creíamos producido por
los indios no era otra cosa que,el canto de.
las aves, la gritería de algunos monos y las
hojas de los íirboles movidos por el viento.
Procuré tranquilizar á mis compañeros al no
vislumbrar peligro inmediato; pero ellos con
todo oc. no soltaban las armas de la mano.
En pocw tiempo con palos y ramos hicimos
.» ••
quista D. Silvio. E l día 30 . nos .visitó una
turba de indios, ya conocidos, y los pobres,
solamente por ver al Misionero, habían tenido
que andar ló ó 12 días de camino. Aprove.obaudo sus buenas disposiciones, me senté
en medio de ellos y aprendí algunas palabras
del idioma que ellos hablan. Pregunté ^
que mejor pronunciaba las sílabas, y después
las apuntó en uw cuaderno, legrándose ellos
mucho al óirmé pronunciar su idioma: se
admiraron sobremanera al ver que escribía
con un lápiz negro en el papel blanco: para
.“ ii ■
Capillft dol Colegio D. Roseo en Callao (P en i) d ed icad a á la In m ac u lad a Concepción.
mm fortaleza casi ine.spugnablo y acordamos
que uno velase cu cuanto los otros dormían.
Apenas nos Imbiamos quedado dormidos
cuando el centinela empezó á gribu' pidiendo
socorro. Acudimos todos al momento, pero...
¿qué liabia ocurrido? N ada: una gruesa manzatta, al desprenderse del árbol, había caído
cerca de nuestro compañero y á él le pareció
que ya tenía encima un ejército de salvajes,
iwr lo cual dió la voz de alerta. Todos empezauuMS á ifir. aunque tuve que convencerles
de que no había iH'ligro.
Al día siguiente c.outiuuamos el viaje siu
que ni éste ni los días sucesivos ocurriera
nada esi>ecial: hay que advertir que casi
todos los do la comitiva fueron atacados de
ñeln'e, sirviendo de enfermero nuestro Cate-
ellos era verdaderamente un prodigio. Algu
nos qnisierou escribir, y tomándoles la mano
íes hacía escribir los Nombres de Jesús,
María. José, etc., etc. Por fin nos despedimos
de ellos, yendo muy contentos y satisfechos.
Bu los días siguientes nada ocurrió si se
exceptúa que por falta de víveres tuvimos
que comer el í u t o z cocido sin sal ni otro
condimento : encontramos unos cuatrocientos
huevos de tortuga y en estas condiciones nos
vinieron muy bien. Después de tantas fatigas
y trabajos, el día 7 de Agosto llegamos al
puerto de la Mulatera donde tres meses antes
nos habíamos embarcado.
No es posible describir, amado Padre, nues
tras alegría: en un momento cruzaron por
nuestra mente todas las peripecias que ha-
■ I
— 183 —
bíamos sufrido, y el primer deseo de nuestros
corazones fué dar gracias al Sagrado Corazón
de Jesús y á María Auxiliadora por su vi
sible protección.
El 9 de Agosto dejamos las canoas que nos
habían librado de tantos peligros y montamos
á caballo con el fin de llegar el 14 á Río
líuevo donde los jívaros Bacairjs nos espe
raban con ansia. El día 20, después de 40 días,
pude celebrar el santo Sacrificio de la Misa
en acción de gracias.
El encargado de dar la noticia do nuestra
llegada á Río Kuevo equivocó el sentido y
dijo que yo había muerto en un naufragio.
La noticia circuló con la velocidad del re
lámpago por toda la Ciudad. La angustia de
todos y especialmente de nuestros hermanos
era grandísima; pero una carta que escribí
disii>ó todas las dudas y devolvió la alegría
á los corazones.
De Río IN’uevo visité otras misiones y fui
al Diamantino, donde me esperaban hacía
mucho tiempo, lío le hablo de lo que aquí
ocurrió, porque son escenas como las ante
riores, con j)Oca diferencia; sin embargo es
digno de notar que á 200 kilómetros de la
Ciudad encontré cuatro familias polacas que
me trataron con toda delicadeza, y que cum
plieran con los deberes religiosos. Lo que
más me impresionó fué el encontrarme con
una anciana completamente negra. Le pre
gunté que cuantos anos tenía y jue dijo que
pasaban de 100, asegurándome que ella (co
noció edificar las i>rimeras casas de Diaman
tino. Interrogándole (jiie porque no se con
fesaba, me conievStó con evasivas, añadiendo
que de joven se había confesado, pero que
ahora no pensaba en tal cosa, que ya lo haría
después: hacía más de 80 años que no se
confesaba y al presentársele tan buena oca
sión la despreciaba: ¡pobrecilla!
En Diamantino me hospedé eii casa <le
nuestro amigo D. Joaquín Ferreíra Méndez
y visité la casa que nos ofrecen pura abrir
im colegio, siendo muy importante por la Mi
sión de los indios, pues se extende hasta el
rio Amazonas.
Por último, después que estuvimos dos días
eu Villa del Rosario, empleándolos en con*
fesary bendecir matrimonios, el 21 de Septiem
bre llegamos á nuestro Colegio, siendo reci
bidos iK)r nuestros hermanos con iuue.stras
de alegría y satisfacción, después de una
ausencia de cuatro meses, recorriendo unos
2500 kilómelsros, ora á caballo, ora en Iíls
canoas.
Algunos días después hicimos una relación
detallada de esta exi>edición á los re¡)reseutantes del Gobierno, dándonos his gracias
por el resultado obtenido. El camino está
abierto: Dios proveerá. Nosotros no podemos
decir otra cosa qne Mesáis quidem
ope
rara autem pauci. Numerosas tribus esperan
la luz del Evangelio, pero exca.sea el per
sonal : vea, amado Padre, de mandar buenos
y fervorosos Salesianos, y nos recomiomle
siempre á la caridad de nuestro buenos Coo
peradores y Cooperadoras : encomiéndenos eu
sus oraciones y lo mismo rogamos á los de
más hermanos.
Nos bendiga á todos y á todos los salviyes
do Matto Grosso.
Su almo, hyo en J. SI. J.
I
J u a n BXl z o l a ,
Slisioiiero Salesiano.
-----------------
GUALA^UIiSA (Bcuador).
(Relación de D. Francisco Matiana) (1).
(Continuación).
A la maSami siguiente, después de prepa
rarlo todo, atravesamos, aunque con gran
peligro, el río Jumas ó , como dicen los jí
varos, el Cumza. Había ido delante el Capitán
Sando con el fin de avisar á sus parientes
y conocidos, y también para prepararnos el
desayuno. Después que pasamos el río, lim
piamos los vestidos y todo lo que pudiera ha
berse ensuciado con tantas peripecias, y con
tinuamos la marcha á casa do dicho Capitán.
Cerca del camino encontramo.s algunos jí
varos de unos 18 años, (jiie eu un arroynelo
estaban limpiando la yuca (una raiz de la
que, extraen una especie de harina), los^tvc*
motes (especie de batata), y las pulmuH (e.spccio
de coco), con (jm* nos habían de i)re[>arar el
desayuno. Al verme con la barba tan larga
se asusbíron y trataban de huir, pc.ro )iabiémlole habhulo cou cariHo <u>utiiiuarou
tranquilamente su obra. Ln casa «híJ í ’apifán
Sando fuimos muy bien recibidos, prodigán
donos todo género de atenciones. Al inoiiUMito
preparé el altar y á eso de las 11 y celebró
el santo Sacrificio do la Misa y ante.s do
coDcluir llegó el Brujo, hijo del Capitán, cou
toda su familia, según me había prometido.
Nos detuvimos todo aquel día y el siguiente
para bautizar los niños y preparar lo nece
sario para continuar el viaje. Estos imbrcs
hijos de la florestsi demostraban tiu vivo
deseo de recibir los Santos Sacramentos y
aprender las oraciones y lo.s dcbere.s de todo
buen cristiano. Las madres al pre.seutanne
sus tiernos hijos me decían: Padre Francisco,
vos nuestros hijos bautizando, mucho bueno es
tando ; á nuestros hijos aqua, reyando y sal co
miendo dando mudut bueno estando, porque así
ai Cielo con taita Dios yendo. A vos, Padre
Francisco, nosotros mucho qneriemVf y vos parejo
con nosotro siempre viviendo bueno está; á ros
mucho nosotros queriendo, á vos aquí viviendo,
nosotros mucha yuca, plátano, chicha, camotes,
(1) Véaae el nániero d e Ju n io , pág. 161.
— 184 —
palmas, puerco, carne, gallinas, todo, todo d vos
regalando.
Mu(;1i !I8 familias vinieron á visitarme para
saludarm e, ofreciéudorae varios regalos é
instándome á que bautizase á sus hijos. Yo
aproveché tan propicia ocasión para instruir
los á todos en los misterios de nuestra sacro
santa Iteligion. Del Capitán Saudo y toda
su familia quedamos agradecidísimos, no per
donando medio alguno paia obsequiar al mi
sionero. Yo le di rosarios, medallas, espe
jos, etc., etc., de todo lo que llevaba. También
proporcioné remedios á algunos enfermos y
como gracias á Dios sanasen, esto auuientó
la coulianza que tienen en los misioneros.
El día 17 de Diciembre bauticé varios niños
y di objetos do los que llevaba á los jívaros,
colocando después una gran cruz para que
la venerasen; después nos despedimos y aun
que les prometí que volvería pronto, so re
pitieron las conmovedoras escenas de Gualaquiza.
Algunos nos acompañaron bastante rato y
á porfía deseaban llevar las maletas y deinás
objetos de viaje. Dos horas después llegamos
á la confluencia de los ríos Ynnganza y
Cuinza, donde la naturaleza nos ofreció un
panorama encantador. ¡Qué deliciosa sería
una ciudad fundada en este sitio! Sieuto no
haber tenido una máquina fotográfica para
haber tomado una vista de este paisaje que
bien pudiera llamarse fantástico por lo her
moso que es. Donde se unen los dos ríos se
eleva un grueso peñasco de forma ovalada
que contiene el ímpetu de la corriente.
E l Yuuganza viene del N. O. y el Cumza
del 2T. y uniéndose al E. corren hacia el S.
El terreno es fértilísimo y el clima cálido:
aquí es donde habitan más jívaros. A estos
los separa de los países civilizados la mon
tuna del Pan. Pasamos el río sin dificultad
ninguna, aunque el agua nos cubrió la espalda:
en el trayecto que anduvimos después, encon
tramos muchos jívaros que alegremente ve
nían á saludarnos. A eso do las 10 llegamos
á casa del Capitán Cuca, y estando allí tam
bién el Capitán Chamico, pues sabía que
íbamos, nos roiúbieron con indecible alegríi^
A l iu:orcarnos á la casa empezaron á ladrar
los perros y con este aviso todos salieron al
euüiieutro, dando muestras de albarozo y regoevio. A la puerta estaban las jívaras que
nos saludaron afectuosamente y al momento
nos prepararon una suculenta comida, sin
que faltara la tradicional y conocida chicha.
Toilos, como fuera de sí, veiiiaii gritiindo:
¡Oh Padre Francisco, muchas lunas y muchas
chontas (querían decir muchos meses, pues
ellos cuentan los meses por lunas y los años
por cuando madura la chonta), d ros espe
rando, porque pronto no reniendo visitando.
Porque vos mueno bueno está; todos los jícaros
á vos, Padre Francisco, mucho, mucho queriendo,
aquí vosparejo siempre viviendo bueno está... Tos
« Qualaqui::a jamas volviendo, nosob'ós á vos no
soltando, vos con nosotros siempre viviendo. Gualaquiza malos jívaros habiendo, aquí buenos
jívaros está. Para vos Padre Francisco, nosotros
jívaros Iglesia grande, convento grande y mu
chas casas como Gualaquiza haciendo, nosotros
mucha mingando y muchas lacertas sembrando
para vos haciendo. Aquí par^o muchos puer
cos, gallinas, jabalíes, y sainos, yuca, plá
tano mucho comiendo y mucha chicha tomando
vos mucho gordo siendo bueno está. Vos nuestros
hijos vistiendo enseñando bueno está, con vos pa
raíso yendo y con taita P íos siempre viviendo
bueno está.
Después que hubo un poco de silencio los
saludé á todos y Ies di las más expresivas
gracias por el afectuoso recibimiento que uos
habían dispensado, yendo á celebrar la santa
Misa en tanto que preparaban la comida.
Muchos fueron á disponer sus niños para
bautizarlos. iCou qué alegría recibieron esta
noticia! A i momento improvisé el altar eii
medio del patio. Acudieron más de loü, co
locándose alrededor del altar. Al dar aviso
con la campanilla hubo verdadera gritería,
pero no es otra cosa que una manifestación
de cariño y alegría. Al verme poner el alba
me decían: Pudre Francisco, emntsa blanca
poniendo bueno está, y todos deseaban tocarla.
Al ver la casulla encarnada empezaron todos
á reir, indicando con esto que lo agradaba
mucho, mostrando ello.s predilección por el
color rojo. Infra Missam, dirigí la divina
palabra, y aunque muchos no entendían lamayor parte de lo que decía, guardaron re
ligioso silencio. Despiié.s do Misa bauticé á
ujios 30 entre niños y niñas, siendo padrinos
Virginio Avalüs, Juan Coronel y Carmelo
Torres.
Concluidas la sagradas ceremonias y dadas
algunas advertencias, hice á cada bautizado
un pequeño regalo. Al hacer la distribución
gritaban algunos ancianos: Padre Francisco,
nosotros viejecitos también agua regando y sai
comiendo queriendo, porque asi haciendo al Cielo
con taita J>ios, y Padre Francisco yendo....
(Pobrecitos! Sus palabras me hicieron derra
mar lágrimas. De la mejor manera posible
les hice comprender que existe uu Dios que
da el Paraíso á los buenos y el infierno á los
malos: les enseñé á hacer la señal de la cruz
y palabra por palabra el Padrenuestro, Arematna y Credo, y los pobres la repetían sin
entender absolutamente nad a; tenían las
manos cruzadas y por sus mejillas corrían
abundantes lágrimas.
Aquí, como he dicho antes, cuidaba de nos
otros el Capitán Chamico que había venido
desde Pongo para verme y para que bautizase
los niños que venían con él y con toda la
gente que le acompañaba. Quería que faese
á su pueblo, pero no me fué posible ceder á
sus deseos, aunque le prometí que otra vez
iría: en vista de esto mandó á decir á la
tribu que los que quisieran verme, podían ir á
Méndez, donde llegaría á la semana siguiente.
185
A mediodía nos sirvieron nna abundante
.■omida, y todas las jívaras me ofrecían
chicha, complaciéndolas al tomarla, con lo que
se creían muy lloaradas. Después de comer
estuvieron un rato entretenidos cogiendo ios
obj^etos que les ponía en el extremo de una
cana, á modo de anzuelo, observando que
muclíos de ellos, espe iialmeute las nifias, no
dejaban de mirarme. Deseando averiguar la
cansa, me dijeron que les llamaba mucho la
atención mi barba, por ser tan larga. Algu
nos decían: l*acre Francisco, mucho cahalloro
está, mucho Captuin y muchos cristianos man
dando porgue mucha barba larga habiendo.
Mucha barba larga bonito está y por eso jívaros
á Padre Francisco mucho queriendo está.
Por la tarde, después de haberlos instruido
algún tanto, decidí que algunos fuésemos á
Chnpianza, que estó unos 14 kilómetros,
porque en casa del Capitán no podíamos
estar todos. Mucho se entristecieron los jí
varos al saber que marchaba aquella misma
tarde, y me decían : ¿Por qué ros, Padre Fran
cisco, a nosotros votando quenendo ? ¿ Acaso á
L'o« nosotros mucho no queriendo ? Por qué á,
nosotros votando, nos yendo d nosotros mucha
pena dando, vos siempre parejo viviendo mucho
bueno está. ¿Por qué vos yendo y á nosotros
poco queriendo t Con todo eso era preciso
marchar. Distribuí entre todos los objetos
que llevaba y después de esas escenas
afectuosas de despedida, partimos en com
pañía de nuestro hermano Avalós, el Señor
Coronel y varios jívaros que nos acompaña
ban , prometiéndoles antes de partir que
pronto volvería si Dios me daba salud. Ku
casa del Capitán Cuca est-aba mi intérprete
Camilo Torres y varios indios encargados
de acompafnirnos á donde estaban los jívaros
Chupí. Nuestro viaje tuvo la partieuiaridad
de sufrir los efectos do un sol abrazador que
nos tostaba, de pasar varias veces el río
Chiiipanza y de ser recibidos por los jívaros
Chupí con las mayores muestras de coiitento.
Su casa se halla situada en una isleta del
río antes dicho. Allí so repitieron las mismas
escenas (jue antes he dicho. Procuré instruirles
y hacerles todo el bien que pude. {Con qué
atención escuchan lo que se les dicel Parece
que todos estaban iluminados con las luces
del alto. Muchos aprendieron á hacer la señal
de la cruz y á rezar el Padrenuestro y ol Ave
maria.
A l día siguiente me visitaron otras familias
y todos me invitaban á ir á sus casas: ce
lebré la Santa Misa y después bauticé 40
entre ñiños y ninas y además cinco ancianos
de casi cien anos. Después del desayuno, les
regalé objetos y á continuación dispusimos
todo para el viaje. Los Jívaros Chupí y toda
su familia ofrecieron acompañarnos con los
de Gualaquiza, aceptando la oferta porque
conocen muy bien los caminos: habiéndonos
despedido de los restantes, emprendimos el
viaje.
{Continuará).
^ e tn o p ia s del R e^ . © . j|eau ^ o i>
TIERHA DEL FUEGO
S entim ientos religiosos.
Sobre este asunto, tan misterioso como difícil,
poco hemos podido descifrar, y esto sólo por indución, pues directamente no nos fue posible
averiguar nada. Por sentimiento religioso en
tendemos la creencia en un Ser superior al hombre
á quien éste debe prestar culto, constituyendo
la religión. En los tres años que he estado en
la Misión de Bío Grande, y después en la isla
de Dawson y en la Capellanía de üshuwaia no
he podido ni una sola vez, aunque he procurado
observar atentamente sus aciones y en diferentes
ocaciones, ver el menor indicio de algún acto
qne pudiera, aunque impropiamente, llamarse
religioso. Dios les conserve la existencia lo me
nos hasta que podamos conocer bien su idioma
para hacer que aman á Dios y ver si podemos
indagar si en las selvas donde no hemos ido
nunca tributan alguna especie de culto al Ser
Supremo. Hasta que no podamos hacer esta ave
riguación no podemos más que decir algunas
conjeturas más ó menos verosímiles. Entre ellos
se notan acciones qne sin darse cuenta de ello
parece que tienen algo de misterioso así cuando
se cortan los cabellos (KoUen) si tienen fuego
los queman, y si no, los sepultan.
Esto notamos nosotros, pues siempre qne re
cibíamos en casa un indio, grande ó pequeño,
antes de limpiarlo bien para vestirlo, le cortá
bamos el pelo, y si podían, ni lo dejalan caer
al suelo, recogiéndolo después con afán, para
quemarlo ó enterrarlo. ¿Qué explicación se le
podrá dar á este hecho tan generalizado? Tienen
★★
—
otros muchos, como el cortarse el pelo, dejando
en medio una gran tonsura, y esto lo mismo los
liombres que las mujeres, y algunos que su ín
dole no permite ser narrados. ¿Qué sentido mís
tico podrá tener el uso constante de quemar
todo lo que ha pertenecido á la persona que
acaba de morir, y después, con mucho cuidado
envuelven el cadáver y lo sepultan acompañándolo
con fúnebres cánticos? Todos temen mucho al
Capitán Slcoot, pues dicen que es un fantasma
muy malo que hace á los hombres todo el mal
que puede y que muchos dicen haberlo visto
salir do los bosques y de las aguas, apareciendo
iniprovi,'Uniente y tomando formas extravagantes
y espantosas á la vez: ¿qué será sino el espí
ritu malo qu> circuit in orbem terrarum quem
devorot quaerens? Cuando uno enferma sus mé
dicos (Joon) lo curan con una especie de
exorcismos para arrojar del paciente el mal es
píritu, operación que se repite hasta que el en
fermo sana ó muere.
Algunos han notado que los indios, al hacer
sus chozas, las ponen siempre con la abertura
hacia el Oriente, y dicen que es para tributar
sus homenajes de adoración al Astro del día.
Pero tudo esto no pasa de simple suposición.
Al preguntarles por qué hacían esto, dijeron que
era para recibir del sol los primeros rayos de
luz y de caler y también porque soplando más
constantemente el viento del O., S. O ó N. O.
entrando en sus chozas, sino se las derrivaba, al
menoá les incomoda muclio.
En estas costuiiilires ó mejor dicho supersti
ciones nada so .vislumbra de religión, antes al
contrario la falta de todo sentimiento’ religioso
y el mayor grado de abyeción á que ha podido
llegar la raza humana.
A.u(.i*oi>oiUtffix.
Algunos escritores al escribir las impresiones
de sus viajes lian diclio que los fueguinos son
avtrop>if i(/os, si ndo el más tristemente célebr*'
Darwin. Éste sahin, pañi probar que ol hombre
proviene del orangután, por una serie ndetermi*
nada de evoluciones, alega haber visto i-n Fueguia (Tierra del Fuego) liombres peludos qu»*
aún los quedaba parte de la cola 1). Dice ade
más que los desventurados náufragos que han
tenido la desdicha de caer en sus playas. des
pues do (iivertii*se bárbaraiuente, haciéndole sufrir
los más indecibles tormentos, los descuartizan,
les asan y so los comen. Esto es completamente
falso: el autor se funda para afirmar que son
(1) Tam bién yo les h e v isto la cela al rejíwwar «leí
Río G ran'le á S S«*bastián. y soritrojnlhlo tr a té de
av erig u ar la causa, y babioudo exam iuado á varios,
vi que todos la llevaban postiea y e ra de guanaco:
he aquí la oola d el JllotqfaMO Darvrüi.
—
antropófagos en lo que le contó una joven fiieguina, esto es, que las ancianas, en caso de ne
cesidad, son muertas y comidas, pero es com
pletamente inexacto: sin embargo algunos incautos
lo creen mejor que si fueran dogmas de fe. Yo
mismo he sufrido en 1887 las fatales conse
cuencias del naufragio, y gracias á Dios nadie
procuró comerme, n i matarme, yendo á parar,
no á las costas de la Fueguía, sino á las de la Patagonia, el vapor Mercurio, y después de esperar
35 días, vino un barco, de paso para la Isla de
los Estados, llevando los viajeros de dos fi-agatas,
que como nosotros, habían naufragado, una en
Punta S. Aiitony y la otra en el Cabo S. Diego,
extremo S. E de la Tierra del Fuego. Pues bien,
los nueve que de los 25 de esta últim a se ha
bían salvado del naufragio, pudieron con un bote
arribar á la costa fueguina; después que pasaron
las primeras impresiones, renació en ellos la
calma, y acordándose de las historietas leídas
acerca de los habitantes de la F ueguía, la
sangre se le heló en las venas, apoderándose
de todos un miedo espantoso, ante el temor de
ser devorados. Veían el peligro de ser tragados
por las ombrabecidas olas, y apesar de esto, sa
biendo que los salvajes estaban en el extremo
Este del Cabo S. Juan, aunque fatigados por los
trabajos sufridos, confiando en poder llegar á otro
punto donde estar más seguros, se lanzaron al
mar, esperando se calmasen las olas; con mucho
trabajo llegaron al canal de Samaire y la Punta
S. Aiitony de la isla de los Estados. Al acercarce vieron una hoguera á poca distancia con
lo que se animaron; pero su asombro fué indescriptilile al saltar á tierra y ver que se tra
taba de hombres que. como ellos, habían sido
víctimas de un naufragio. Después de referida
la desgracia por unos y otros se consolaron mu
tuamente, y allí pudieron estos últimos descan
sar algún tanto de sus fatigas, pues falta tenian.
Los que estaban allí eran ingleses la mayor
parte, habiendo muerto siete de los 30 que for
maban la tripulació-, incluyéndose en aquel nú
mero el capitán: iban en una fragita con car
gamento de hierro y carbón para San Francisco
de California, y una deshecha tempestad la había
lanzado contra unos escollos. Episodios conmove
dores pasaron. Cuando el Mercurio llegó, hacía
ya .50 días que estaban alli. Habían fabri-ado
viviendas con los residuos de su barco, tablas y
maderas recoji<las en las costas, habiendo sal
vado algunos víveres: además pescaban y cazaban,
p ra alimentarse lo mejor que pctdían. Con el
fin de salvar la situación, se embarcaron en un
bi»te cinco ingleses y cuatro noruegos, tomando
rumbo Este, pero nada se supo de ellos, supo
niendo con mucho fundamento que perecieron.
Los demás se salvaron en nuesti^ embarcac'ón
- 187 -
Inangoración de la nueva Casa de Oswiecim.
188 —
el 15 de Agosto 1887 divisándolos por la lumbre
ipie sienipi-e tenían en varios puntos: en el
Mercurio pudieron ir á Buenos Aires. Al estar
juntos aburdo me contaron todo lo que les liabía
ocurrido, y á muchos de esos valientes marinos,
que parecen insensibles á los reveses de su tra
bajoso oficio, les lie visto llorar al oir semejantes
relatos. Entie otras cosas nos contaron que al
estrellarse el barco, se vieron sumidos en la más
profunda angustia, y que para colmo de su cala
midad era de noche, y una noclie muy oscura,
abriéndose enteramente al golpe con indecible
estruendo, y sin poder librar nada, se hundió
bajo el peso de unas 400 toneladas de hierro y
carbón. Allí mismo murieron algunos de los 80
que la tripulaban y otros, impulsados por el
espíritu de conservación, se echaron á nado,
y ayudados por tablas ó barriles llegaron como
Dios quiso ó la playa después de grandes sufri
mientos. Tres de ellos, no viendo otro medio de
evadirse del peligro fatal, subieron al palo mayor
hasta la cima. Dió la suerte que al hundirse el
barco, quedara entre dos peñascos y el palo fuera
do la superficie, estando allí fuertemente abra
zados más de cuarenta horas, hasta que calmada
la borrasca, más muertos que rendidos, se bajaron
y nadando pudieron reunirse á sus compañeros
Esta es una de las funestas consecuenciiis de
la cruel fábula y horrible acusación de antropo
fagia lanzada contra los Fueguinos. Estando yo
en Usuhaia rae dijeron que los Fueguinos (Ya
guanés) creen en unos seres, (no saben si hom •
bres ó espíritus) salvajes misteriosos, enemigos
suyos (Onaiapaton), que vienen de kis islas "del
del O. en ciertas estaciones del año, se escon
den detrás de sus chozas y cuando ellos están
durmiendo entran, los matnii y se los comen.
Empero cuando llega ese tiempo, viéndolos lle
gar en canoas, ellos entonces no duermen, y están
con las armas en la mano dispuestos á defen
derse de su ataque nocturno. Si por desgracia,
rendidos del cansancio y del sueño, se duermen,
entran en la choza, matan á todos los hombres,
grandes y pequeños, excepto á las mujeres. los
asan al hiego y se los comen.
Otros creen que en lugar de ser los indios del
Oeste (los alacalufes' sean los muertos que vuel
ven á la tierra á comerse los vivos: esta es la
leyenda que corre de boca en boca entre todos
los Yaguanés desde el Canal Beagle hasta el
cabo de Hornos. Mas esta leyenda ni aún la
creen los mismos fueguinos, teniéndola por in
ventada. Además es completamente falso que
liayan comido la carne de los ancianos, ni de los
que pudieran ser sus enemigos, y cuando nosoti*os se lo dijimos, primero se reían creyéndolo
broma, pera después se horrorizaron, y dicen que
jamás se ha conocido tal cosa: los autores de
tan perveraa fábula ni aun entendían el idioma,
de modo que no es más que por odio á estos
infelices. jOh civilización moderna hasta donde
llevas tus errores! De esto se colige que así es
todo lo que han escrito Darwin y compañía,
ciencia hueca y llena de fábulas y embustes.
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PATAGONIA (fiio Negro).
A mado P a d r e D. R úa ;
legué aeú, después de dos meses de viaje,
I y de haber recorrido más de ciento
treinta leguas.
Empozando por Valclieta, haré, una ligera
rei^fui de otra misión que hicimos en coml)ania del Sr. Britto, entonces Jaez de Paz
de ese Departamento.
En Valcheta hice varios casamientos. Lo
propio, y además veintitrés bautizos en la pro
piedad del Sr. Arturo Casaz. Un día tuvimos
que atravesar iiua altura de piedra para vi
sitar á un vecino, á fin de bautizarle los hijos.
l)ues no le era posible venir hasta doiule
estábamos nosotros. Aún ahora después de
dos años, nos acordamos do aquella peligrosa
é imponente subida que por rara coincidencia,
la tuvimos que hacer el Viernes Santo.
El 81 del p. pdo. Setiembre, salimos par.a
IS^ahnol Nelleo distante diez leguas de Valclieta. Pasamos por la casa del respetable
comerciante español Sr. D. Juan Benedó y lle
gamos á la Estancia del Sr. Ouagoity, donde
hicimos noídie, con el objeto de presenciar la
reunión que debía nombrar la comisión di
rectiva para la e<lifícación de las Escuelas y
Capilla en dicha Colonia. Esta dió un buen
resulbido así como la suscripción verificada
entre los presentes bajo la Presidencia del
Sr. J >. Juan S. Onagoity, no dudando que Dios
mediante, en el próximo ano, tengamos una
nueva casa, donde se educarán numerosos
indígenas. El 23 salimos para Nahuol-Xelleo,
habiendo llovido durante todo el trayecto de
siete leguas.
Antes de seguir mi narración hablaré tam
bién de la otra misión, hecha á nuestro paso
en el establecimiento del Sr. D. Carlos Eacandrolio.
Después de la de Paja Alta, el Sr. Britto
había hecho avisar al Sr. Escandrolio, que
es el Alcalde de este punto, reuniera al vecin
dario de pastores que se encuentran en sus
cercanías, cuidando numerosos rebaños, en su
casa, á donde llegaríamos con el objeto de
Ciitequizarles y administrar los Sacramentos.
En los ochos dnis que allí estuvimos cele
bramos diez y seis casamientos y treinta y
ocho bautismos. Era cosa curiosa y conmo
vedora los llantos y la aflicción de la mujer
dejada por el indígena para casarse legíti-
— 189 —
mameute con nua de las dos ó tres que se
gún sus costumbres tenían. A los que tenían
capital en ovejas les aconsejábamos siempre,
Lauto el Sr. Juez como yo, que dieran una
parte á la otra ú otras mujeres, que debían
abandonar áfiu de que estas no se muriesen
de miseria. En fin hacemos todo lo posible
para que esta deplorable é inveterada cos
tumbre de tener los indios dos y tres muje
res vaya desapareciendo; mucho hemos con
seguido en ese sentido y Dios mediante liegiu'emos á un resultado satisfactorio.
Seguimos nuestro viaje á Coirul-Chico im
portante establecimiento ganadero y fuerte
casa comercial de los Sres. “Serra Herma
nos.”
Hemos tenido que atravesar mesetas in
mensas, cubiertas de pedregales, donde toda
clase de abrigo es inútil para contrarrestar
el aire frío que corre en invierno en esas
alturas planas y limitadas por el horizonte.
Hago constar que en ellas hemos caminado
varias cuadras encontrando mármoles de di
ferentes colores, sobre cuyas caras planas
resbalaban á cada momento nuestros ca
ballos.
En uno de los toldos que visitamos, pro
piedad de un indio Piló, encontramos unas
treinta y ocho personas. Celebramos cuatro
matrimonios y bautizamos á todos, á los abue
los, á los hijos y á los nietos i)ues ninguno
era cristiano Fiié un trabajo inmenso, pues los
indieeitosse dispersaban por el campo huyendo,
y de allí tenía que traerlos el soldado de po
licía que nos escoltaba y servía de intérprete,
hablándoles en su idioma.
íSeguimos el viaje en dirección á Fracnguiiieo, distiiute de aquí 33 leguas y en cuyo
largo ü’aj’ccto no se encuentra ninguna po
blación y sí muchos guanacos y avestruce.s.
El largo camino estji cubierto de abundan
te ])nsto y buenas aguadas siendo la causa
de qno no esté habitado cu tanta extensión,
el iM?rteiiecer estos campos al establecimiento
Magníulheguao, del cuál mandé ya una descrij)cióu.
Grandes cañadones, flanqueados por lar
gos é interminables cordones de altos cerros
de caprichosas foriuívs; grandes lagunas ai pié
de colosales é imimueutes picachos * Peque
ños arroyos». Gran cantidad de agujeros en
extensas planicies por donde brota agua abun
dante y potable, una aKombra de pasto que
hoy sólo alimenta á millares de guanacos y
avestruces y otros animales salvajes: he aquí,
en pocas palabras, el hermoso y variado pai
saje que se ofrecía á cada momento á nuestras
atónitas miradas.
La primera noche dormimos en la aguada
de ¡cierra* Coloradas por el color de estas, es
decir, arroyo de Sierras Coloradas.
Al signiente día celebré la Santa Misa,
siguiendo después el viaje para ir á dormir á
la aguada conocida por los Menuoos y que yo
Hamo de la contradiccián^ pués encont^ndose
en el centro de una gran planicie, y habiendo
diferentes caminos para llegar hasta ellos,
debido á que las lluvias hmmn imutauoso el
terreno, tuvimos una ligera discusuiu y el
Sr. Britto, tomó un camino, yo con el cocho
otro, y. el soldado el terceii). Poco después
nos reunimos todos en el mismo punto, [mes
los tros caminos convergían á los Mmmvs á
ojos de agua.
Gomo de costumbre rezamos antes de acos
tarnos el rosario, y al siguiente día la Santa
Misa, yendo á dormir á Fraengniñco donde el
Sr. Bautista Sacco, tiene una ciisa de negocio.
j¡Dos misas cu el desierto ll. P.ll jEl Santo
Sacrificio repitiéndose en las soledades de la
Patagouia! ¡Con qué recogimiento, y cuántas
ideas se agolpaban á nuestra imaginación !
E l pasado so nos representaba bajo el as
pecto de una numerosa tribu Uíiampada en
aquel mismo sitio celebrando sus mmanicos
para granjearse la piedad de su Dios, I*tvd(hombre viejo) por interme»lio <le.'l»í«
(el Sol) ó celebrando la unión de alguno do
sus Capitanejos ó Caciques con alguna hija del
desierto. Otras arrojando el gualicho (espíritu
del mal) del cuerpo de alguna desgraciaila
que se encontraba enferma.
iíos parecía verlos casi desnudos, al aire
sus largas cabelleras, jinetes en potros tan
salvajes como ellos, las riendas del biioso
animal en la mano izquierda, y la terrible
lanza en la derecha, corriendo por aquellas
planicies y trepando los escarpados cerros en
medio de una espantosa gritería, haciendo
sus simulm'.ros de combato.....
£1 presento... el Santo Sacrillcio do la Misa.
La Cruz, el signo tic nuestra Redención, la
señal dcl cristiatíisino y símbolo de la civilizíición en el mismo punto donde se celebra
ban los grotescos cumuruscos!
El porvenir.... Cuando este inmenso y rico
país, se encuentro [mblado, ¿no se celebrará
el Santo Ssicrificio en este mismo [mnt<», y
en lugar de tener por dosel el hermoso Ciéh»,
DO será el d e una elegante cúpula, que.su
levantiirá magestuosa en medio de centenares
de casas habitadas por miles de agri(;ultore.s
y comerciantes?....
En este punto celebramos ambas ve<x*8,'
muchos matrimonios y bautismos. Jíesde aquí
nos dirigimos á un lugar denominmio Lagttnitas, dirigiéndonos al toldo de Kamón Curallan, donde nos esperaban varias familias:
celebramos tres matrimonios y veinte y cinco
bautismos.
De Fraenguiñeo (paraje de los manantiales,
por la gran cantidad que hay de estos, casi
empotrados en la gran meseta pe<lregosa que
rodéala casa) uosdirigimos á Maguiii-Oht^uas,
que ya conoce V. B.
De este punto salimos después de almorzar
en diréccióD á la casa del súlxlito alemán
Sr. EuUer, distante de este punto 8 leguas:
hicimos UD mal viaje, pues nos perdimos cerca
de la casa, y ya de noche paramos y desata-
— 1^0
OJOS loa'caballos del coche, preparándonos á
pasar la noche sin cenar, pues no teníamos
carne ni hierba, y ni siquiera lena para ca
lentarnos y mitigar el intenso frío qne se
sentía. Agiiijonca<lo por el buen apetito el
Sr. Britto, le dijo al peón que subiera á ca
ballo y marchase en una dirección determi
nada, en la cual creíamos estuviera la casa.
Efectivamente Dios nos j)restü como siempre
su ayuda en los momentos difíciles. Al cabo
de una hora regresó el peón, que había en
contrado la casa á una distancia dq media
legua de donde estábamos, trayendo carne y
hierbiírmate. Al siguiente día madrugamos,
y llegamos á la .casa antes de levantarse los '
dueflos, los diales al vernos se alegraron .
mucho, obsequiándonos con un abundante
fuego, que ora lo que más nos hacía falta,
por el momento. Toco rato después celebramos
la Santa Misa, almorzando enseguida. Bauti
zamos una criatura hija de los dueños de
casa, y salimos para visitar al súbdito ita
liano N. Suque, distante de allí dos leguas.
Apenas habíamos caminado unos dos kiló
metros, nos sucedió un percance serio, que
podía haber traído graves consecuencias. Al
pasar un pequeño arroyo medio seco, al pa
recer, 80 nos hundieron los tres caballos del
coche y este, en un gran pantano, no siendo
posible sacar los caballos que estaban com
pletamente atollados. Apesar del peligro, el
Sr. Britto y el peón se lanzaron al pantano,
enterrándose en él unos setenta centímetros.
¡ Que momentos tan terribles I Yo medio
enloquecido encima del cocho, imploraba la
ayuda de Dios, de la Virgen Santísima y de
todos los Santos, jCreía todo perdido!
En fin después do hacer graiulos esfuerzos
se desataron los cíiballos y tirándolos fuer
temente imdieron salir, pero quedaba el coche,
y no podíamos sacarlo. Mandamos á buscar
al Sr. Bulle el cual vino euseguida cou un
poderoso caballo. Esto buen Señor sin vaciItu' un momento, se entró eu.ol paiibmo y em
pujó una do las ruedas, al mismo tiempo que
tiraban del coohe cuatro caballos con largas
sogas. Al fin salió. Figúrese V. K. como que
daríamos do barro nosotros, el coche y los
cabívUos, que apesiu' del serio contratiempo,
tuvimos que reirnos.
Enganchamos prontamente, á fin de llegar á
nuestro destino y limpiarnos un poco. A l fin
llegamos á la casa del Sr. Suque, donde nos
repusimos un poco. Por la noche rezamos el
rosario y al siguiente día la Santa Misa, po
niéndonos enseguida á limpiarlo y repaxjirlo
todo.
Salimos después de almorzar en dirección
á la cas;» del Sr. Juez de Paz del Departa
mento, Don Diógenes Córdoba, distante de
allí cinco leguas.
P ara ir ;ül;\ y próximo á la casa hay un
petiueuo arroyo (El Quesqueles) que se había
desbordado, inundando todo el valle; así fué
que no pudimos atravezarlo, teniendo que
seguir viaje, hasta la casa de negocio del
respetable comerciante Don Fermín Coutín,
que se encuentra una legua más arriba.
Esta distinguida familia de Ooutín es emi
nentemente cristiana y su ejemplo como él
del Sr. Juez de Paz, han ejercido saludable
influencia entre los indígenas.
Desde esta casa nos dirigimos á la del- res
petable hacendado Sr. de la Canal, á cinco
leguas de distancia en el paraje denominado
Uuculés.
Hicimos dos recurridas, por los alrededores
de la casa del Sr. Contín, con el objeto de
conocer el vecindario y facilitarles la admi
nistración de los Sacramentos. Celebramos
cuatro matrimonios y varios bautismo.s.
Después de ooho días de agradable estancia
entre estas católicas familias, volvimos atrás
cuarenta lueguas cou el objeto de tomar el
camino del Cui, pues no podíamos llevar á
cabo nuestro viaje al hermoso lago XahtwlSuapí (Isla del Tigre) por el mal estado de
los caminos.
No son para descritas las penalidades que
pasamos en nuestro viaje, pues pusimos á
riesgo nuestra vida varias veces, hasta que
llegamos al cerro Failanú, hoy San Francisco
Javier, á cuya falda se encuentra la casa de
Don José Torres, que tantos días hacía bus
cábamos.
Por no incurrir en repeticiones enojosas,
no describo lo abrupto y pintoresco de los
lugares recorridos, pues todos son poco más
ó menos lo mismo. Extensas altiplanicies cu
biertas de abuiid;mtes })astos, los cuales se
interrumpen bruscamente á cada momento
l)ara dar paso á un hermoso valle ó cañada,
regados por más ó menos importantes arroyos.
Altas sierras y picachos por cuyo pié ó "f;Udas nacen y bajan abundantes aguas.
Toda esta inmensa cantidad de campo ali
menta á millares de rebaños, caballos, vacas,
guanacos y avestruces.
La población en su mayoría indígena se
compone de pastores que cuidan estos ani
males propiedad, de grandes hacendados ó de
ellos mismos.
Llegada la estación recorren reunidos en
grupos los valles y altiplanicies, para la cue
reada ó sea la matanza de guanacos con cuyos
cueros hacen los Quiüangos, sacando de otros
la lana con la cual hacen los famosos tejidos,
transformándolos en ponches y otras lerendas
de vestir.
También salen á matar los avestruces 6oleadas, para sacarles la pluma que tanto valor
tiene en el comercio.
Este hermoso cerro Pailanú, hoy de San
Francisco Javier, es importante i)or más de
un concepto.
Contemplado desde la casa del Sr. Torres,
parece la proa de un monstruoso, acorazado,
cuyo espesor se va ensanchando progresiva
mente en una extención de much;»s Uegnas.
Por sus faldas perpendiculares ax>arecen
— 19i —
peqneüos hilos de agua qne van á perderse
en el fondo de los cañadoues <5 yallea quej
corren por sus laigos flancos. Su gran.altnra!
permite ver una distancia inmensa. A am-i
bos lados de la gran altiplanicie, y casi al j
frente,se levantan magestuososlos dos gran-;
des picachos que vigilan los pintorescos va- i
lies del
(espina) y á derecha é izquierda ¡
se ven los zic-zacs de los interminables ca
minos que se dirigen al Gran Sud. !
clavan en el centro una la-ga lanza y cerca
de ella atan dos toros; estop liuizii debía ser
el centro de dos circunfereucijis concéntricos.
-La interior formada iM>r la rueda de las muj^ e s y la exterior por la de los liombres, los
cuales giran (drcdedor d,e lii lanzo con ban
derola encarnada por espacio de casi dos diiM,
acoiUpaÜando este coutinao moviiuieiito lleuo
de peqneüos saltos con monótonos cantos
AnUi (El Sol) para que lo trasmita A l*icá-
Basílica del S. Corazón de Je sú s en L isboa (Portugal).
(Este es el primer monumento que se levantó en el orbe Católico en honor a l S. Corazón de Jeshs).
A l pie de la magestuosa proa, centro de
todos los camiuos, se han repetido en muchí
simos años anteriores los dos grandes camor
rucos anuales, y otros de menor importancia
en los matrimonios de los Caciques ó hijos
de estos, de las numerosas tribus Pampas y
Tehuelchas que han poblado sucesivamente
estos extensos y fecundos campos.
Los dos principales camarucos \o^ hacían (y
aún los hacen, donde no alcanza la acción de
las autoridades, pués están prohibidos), al
aproximarse la época de salir á las cuercadas
(matanza de gnanacos) y á las boleadas (ma
tanza de avestruces).
Benuidos en nna pequeña planicie que se
encuentra á la midad de la sabida del cerro,
Huentrú iUloi) (hombre viejo) que está en el
HuenúrMapú {cAim])oáé\. cielo), al mismo tiempo
que hacen sonar unas latas ú otros objetos
que producen un mido infernal.
Estas evoluciones son presididas por el
Cacique y dirigidas por dos Capitanejos que
indican los hombres y mujeres que deben
relevar A los que están girando, y que se
encuentran cansados.
Una vez reunidos y bien comidos, esperan
la puesta del Sol, mensajero de su Dios, para
empezar el Camaruco. siguiendo el incesante
baile alrededor de la lanza toda esa noche,
el día siguiente y la noche. En todo ese
tiempo no comen ningún alimento, conservan
el ayuno j y solo toman la infusión de la
— 192
hierba-mate. Al ponerse el A« í í í (So1) envían
con Í*1 á. Vicd-IIuentrn sus oraciones y pedidos
y al salir este, íi las nueve del día siguiente,
copen á saludarlo, para adivinar en su color
brillante si el Dios ha recibido de buena vo
luntad BUS oraciones, pues creen que el Sol
lo manda Dios á recoger el pedido de sus
hijos y á visitarlos, llevándose cuando se
pone todas las noticias de los habitantes de
la Tierra.
En estas correrías desenfrenadas creen co
rrer á Uecuhe, el Diablo, á fin dé que este se
retire á Quítral-Mapú (campo del fuego).
Al terminar el segundo día, empiezan á
herirse en las manos, para que la sangre
sirva de sacrificio y jirueba del amor que
sienten imi* FiciUHumU'úy punzando ó hi
riendo á los dos toros próximos á la lanza
cii las orejas, cuya sangre tiene el mismo
objeto que la anterior, y por último agarran
dos corderos^ tomándolos de las patas, y en
esta posición los abren con bien afilada cu
chilla y sa<u»n el corazón palpitante, el cual
untan con hierbas y otros objetos de comida,
arrojándolos al sol como ofrenda de despe
dida á su D ios, en medio de cautos más ó
menos melodiosos, arrojando los corderos á
jmzos ó lagunas donde no puedan ser comi
dos por los aninuUes.
Después celebran una abundante comida,
bebiendo bastante y retirándose luego á sus
toldos muy contentos por creer haberse gran
jeado la i)roteccióu de Pieá-Huentrú. Este es
á vuelo de pluma el famoso Camarnco^ cuya
tradición es tan antigua como la raza indí
gena.
En este mismo punto celeró la santa Misa
el ano próximo pasado, el día de todos los
Santos, asistiendo á ella más de trescientas
personas, á petición de las cuales cambiamos
el nombro del Cerro do railalú por el do San
Francisco Javier.
Así como Ja Iglesia consagró el célebre
Panteón de liorna, primero á la A'irgeu San
tísima, y más taixle á Todos los Sjuitos, así
también en este lugar donde se adoraron los
falsos dioses, construiremos bieu pronto ó
mqjor dicho construirá el vecindario una ihíqueüa capilla cousivgruda á Sun Francisco
Javier.
Fura esto se lia abierto una suscripción,
bubiéndoso remitido los fondos uec^esarios
pera comimir la estatua del Santo Fatrouo.
Tanto el padrino do la fiesta Sr. Córdoba
como el Sr. Torres, ayudaron |>ersoualmeute
A construir una pequeña capilla provisoria,
donde se dijeron varias Misas y rezai-ou varios
rosarios, especialmente el día do * Todos los
difuntos.»
Durante los quince días que duró mi p)ermaneneia eu eso punto celebráronse 72 mati'imonios y 252 bautismos.
El Señor Torres es digno de consideración
| 0:^‘ muchos resp>ectos. El fué quien prestó
iiiqjüriuntes servicios al ejército que redujo
estas Tribus, sirviéndoles de intérp)rete. con
gran peligro de su vida.
Todos los que han formado parte de aquella
expedición, son propietarios de una exten
sión, de campo más órnenos grande: el Señor
Torres no tiene nada: hoy trata de solicitar
una i>equeña porción: creemos que el Superior
Gobierno haría un acto de estricta justicia,
concediéndosela gratuitamente.
Hoy salimos eu dirección á la costa del
río Negro y visitamos algunos otros vecinos,
de cuyo' resultado ya le daré cuenta.
Sírvase, amado Padre, bendecir á su hijo
en J. O.
q. b. s. m.
J
osé
B o id o
Mis. Salesiano.
Suuta Rosa Ciii, 14 de Noviembre de I90i.
; ^ § U E S T R A
^
C O K R E S P O líD E N O lÁ
»<5{>
<-,5>
«>^
SAFífílíi (fiaroeíona).
K evekkndísimo S r . D. M ig uel R úa
Muy am ado P a d r e : U n gi*ato d eb er nos im
p u lsa á d irig irn o s á V. R. pjira expresarlo nues
tros sentim ientos d e in m en sa g n ititm l. Hemos sido
favorecidas por el Señor con un beneficio inm enso.
Sí, Rdm o. P a d re , h acía m ucho tiem iio que a n siá
bam os la v isita do n u e stra Rdm a. y am ada M adre
Supoi'iora G en e ra l, y cad a d ía elovábam oa al
tro n o del Señor éstos t<in íntim os deseos j cad a
din nos dejábam os lle v ar do u n a sa n ta em ulación
liacia o tras q u erid as H erm an as uue.stras, m ás fe
lices q u e n o so tias. Hoy, pues, que so h an visto
realizados éstos ta n ard ie n tes deseos, quisiéram os
piosoer el len g u aje de los b ien av en tu rad o s p a ra
m an ifestarle lo que n u estro s corazones sien ten ,
mas no lo somos, y am or y g ra titu d es la ex
presión de nuestros sen tim ien to s, y im g racias
férv id o su in terp retació n m ás filial.
L a llegada.
C a ita s y noticias exactísim as nos anunciaron el
feliz d ía d el arrib o d e n u estra q u erid a M adre y
lle n as d e in m en sa a leg ría pareoiniuos esas alegres
avecillas q^uo con su s aleg res gorjeos an u n cian la
llegada del astro del día. L a ac tiv id ad m ás com
p le ta re in a b a en n u e s tra c a sa ; to d as tra b a já b a
mos, to d a s estábam os alegres con u n a a leg ría ce
le stia l , to d as sonreíam os a l en co n trarn o s con
sin g u lar expresión, y nos decíam os u n a sola cosa
q u e sin tetizab a todos n u estro s afectos. Viene la
M adre... y como el vaso q u e contiene precioso
perfum e se c ierra m uy p ro n to por tem o r á qua se
evapore, no añadíam os n a d a m ás... ¿Y p a ra q u e
si lo habíam os dicho todoT
— 1Ü3 —
Mas í a y ! á la m an era q n e el recio hnracan
tro n ch a la« esbeltas flores que lozanas se m ecen
a l arru llo del céfiro m a tiu a l, asi el h u rac án de
las pasiones tro n c a r q u ería aquel reg o cijo , y los
ánim os exacerbados en B arcelona tra je ro n la m a
y o r consternación e n tre nosotras. ¿V endrá n u estra
q u erid a M adre e n este estado d e cosas? L a d u d a
m ás cruel, la m ayor an sied ad in u n d a b a nuestras
alm as : oraciones, rosarios y com uniones, eran la
expresión de n u e s tra filial te rn u ra con que im
p e tra r queríam os d el b u en D ios la tttn deseada
gracia. P o r fin, u n a n o ticia decisiva, u n telegram a,
calm ó nuestros án im o s; y de nuevo la estre lla
d e la a leg ría lució p a ra nosotras. ¡Qué puro y
herm oso b rilla el Sol tr a s deshecha te m p e s ta d !
L a fam ilia* de D. L u ís M artí C odolar, insignes
b ienhechores d e la O bra S alesiaiia, quiso tr a e r de
la estación en su propio carruaje á la R dm a. M adre
y sin fijarse en lo airiesgado que era tra n sita r
p o r B arcelona en aquellas circ u n sta n cia s, arro s
tra n d o cualquier peligro, acom jiañaron á las H er
m anas á la estación y nos ti-ajeron á la querida
M adre.
H ay ciertas em ociones, Rdm o. P a d re , que la
plum a se re siste á describ ir, ciertos afectos ta n
santos q ue sólo el pincel d e u n án g el p o d ría d i
señar, y como yo no soy ángel, m e es im posible
ex p resar con palab ras n i d a r id e a de aquel mo
m en tó sublim e en que ta n to s corazones b atían á
un solo im pulso, ta n ta s alm as elevaban a l A ltí
sim o las m ás férv id as g r a c ia s , los votos m:is
tiern o s, ta n to s labios exhalaban un solo afecto sin
tetizado eu u n a p a la b r a ; ¿ M adre!!... Y después
m il fragorosos v iv a s en que niñas y H erm anas
nos m ezclábam os u n id as fué como el desb o rd a
m iento d e n u estro filial a m o r; vivas que te rm i
naron á los pies de Jesús Sacraineum do á donde
se d irigió enseguida n u e stra R dm a. M adre y á donde
la acom pañam os nosotras, can tan d o a l e n tra r en
la capilla el SU nomen D om ini d e Mons. Cagliero.
F ie sta s en Sarriá y B arcelona.
Y a teníam os á nu estro lado ú n u estra q u erid a
M ad re; y a podíam os contem plar su m aternal mi
rad a , y d epositar en su corazón todos nuestros
afectos: pero nu estro inm enso cariño no estaba
d el todo sa tisfec h o ; esperábam os otro d ía celebrar
la fiesta de b ie n v e n id a ; y claro, no estábam os
del todo contenras h a sta q ue pm liésem os d ar
com pleta expansión á los sentim ientos de n u estras
alm as. L a celebram os en fam ilia reserv an d o las
in v itaciones para la casa de H ostafranchs á donde
sin m olestarse ta n to pueden a sistir las Sras. Aquí fue u n a fiesta to d a del corazón.
A dornam os n u e s tra capilla todo lo m ejor que
n u e stra pobreza consentía, y estab a tan herm osa
q u e nos parecía un pedacito d e cielo. L os lirios
se elevaban m ezclados con las rosas, com o si nuM
y o tras quisieran lle v ar a l celeste trono de M aría
nu estros puros afectos d el m ás encendido cariño
filialH ubo m isa d e com unión g en e ral y en ella se
can tó u n a Salve Begina á cuatro voces d e Gov e m a , u n Salutaris H ostia á tre s de S e n ra n o ;
y un dúo en el acto de la S a n ta Com unión d e
P ale strin a.
, ,
P e r la ta rd e se celebró la A cadem ia músicolite ra ria y querer d escrib ir la m a estría de las pe
queñas actrices, la arm o n ía d e sus can to s, la herm osnra de. .todo e l co n ju n to , fn era p u n to m enos
qne im posible. A brió e l acto la herm osísim a Serenata de D. P ed ro lin i co n b in ad a con m ovim ien
to s gim násticos. A ella siguieron discursos, poesías
ote. en las que m ás q u e com biuaoioues liUu'arÍHS
y m étricas sobresalía el lenguaje diü co razó n ;
era n , p o r así decirlo, un desbordam iouto d e lUialos
afectos trad u cid o s con palabras.
E l diálogo de ocasión, herm osísim o recuerdo y
alegoría te rn ísim a de los prim eros albores de
n u e stra am ad a t'ougrognción y do su iucrom onto
bajo los auspicios do M aría A uxiliadora y la acor
ta d a dirección de n u e stra d ignísim a Suporiora
G en eral; TI sahito siiUe onde y L a buena cultiva
dora produjeron en todas nosotras m om entos do
indecible em oción. T erm in ad o el acto, como si
Je sú s m ism o quisicM'a poner á él su div in o sello
se dió la bendición con el Smo. Sacram ento y al
d o b lar n u estras fren tes p a ra recib irla eran tan
a rg e n tin a s la s voces, d e n u estras niñas (lue más
que seres hum anos p arecía que los áugelos h u
biesen abaudom idu el reg io alcázar d el Rey de
los Cielos p ara h acer coro con ellas y ce le b ra r
las g lo rias del d ivino Prisionero.
T ran scu rrid o s unos días, en los que la b uena
M adre, h ab lan d o á to d as xiarticularm eute llenó
d e dulces consuelos n u estras alm as, quiso tam b ién
^•isitar á sus b ija s d e Barcelona. Al efecto acom
p añ ad a d e la Erna. Ecúnum a G eoeral, que con
ella h a b ía ven id o de Ita lia y de n u e stra Rda.
Madi-e v isitad o ra, se traslad ó á la casa que eu el
b a rrio d e H ostafrancb, tie n en nuesti’as q u erid as
H erm anas.
Allí á p e sa r del m al tiem po se reunieron lasprincipales Señoras que en B arcelona tien en o r
g anizada u n a conferencia p a ra cooperar a l sos
ten im ien to de aquella casa, con el objeto de sa
lu d a r ú la R dm a. Madi*e, y con este motivo, el
Sr. Insp ecto r d e C ataluña, D. A ntonio Aime, ce
leb ró u n a conferencia p ara las coopcradoi*as allí
reu n id as
Su p alab ra de apóstol llenó de profunda em o
ción á todas las usisteutes, y con ese celo que
hace de él un perfecto im itad o r de nuestro am ado
P u d re D. Busco, trazó en b rev es rasgos un p er
fecto cuadro del inm enso bien (|ue en aquella
Casa se h a hecho eu tan corto espacio do ticiiqio;
en a()uolla cusa , cuya o bra salv ad o ra filé ay er
g ran o d e immtuza, y hoy se h a convertido en
frondoso á r b o l, en cuyas ram as se cobijan mui
titu d (le alm as, para las cuales es uijuel asilo
p ren d a segura de salvación. F elicitó á todas las
concurrentes por verse favorecidas eu aquíd acto
p o r la p resen cia d e lu Rdm a. M adre G eneral, y
term in ó auiiiiaudo á to d as á p ro seg u ir con em
peño la noble y red en to ra m isión (juo les bahía
sido (xm fíada; pues auiujue mucho se h ab ía hecho,
mucho q u ed a b a p o r h acer p ara com pletar tan
g ran d io sa obra.
L as m uchas niñas ta n to ex tern as como del
O ratorio F estiv o d e aq u ella Casa querían tam bién
festejar á la Rdm a. M adre: queriuu en su infantil
le n g a a je m an ifestarle to d a su g ra titu d y a m o r ;
y p o r eso, acto seguido de la conferencia einpez<>
u n a sencilla fiestecita de felicitación en obsequio
suyo. D espués d el him no de ocasión in te rp re ta
ron ad m irab lem en te el herm oso d ram a Stas. J u s ta
y B nfina d el Rdm o. Sr. D. R inaldi, P refecto G e
n e ra l d e la P ía Sociedad .Salesiana y el bo n ito
diálogo titu la d o la F ie sta d e la M adre, en el que
las p eq n eñ itas supieron m an ifestar que tam b ién
ellas tien en un corazón que sabe am ar y a g ra d e
cer. D espués d e la bendición con S. D. M. las
Señoras s e re tira ro n alta m e n te com placidas d e
la s n iñ as y no m enos qu ed ó la R dm a. M adre por
ta l m otivo, ta n to m ás cu an to que a l h a b la r prí-
— 194 —
v ad am ente d algunas d e ellas pudo a d m ira r los
tesoros d e v irtu d que D ios h a depositado e n sus
alimiH.
D espués do dos días pasados en p ro d ig ar el b ien
á uiaiiuB llen as, n u e s tra am ada M adre volvió á
S arrid x>ara seg u ir después la v isita á la s dem ás
easas de iCspaña.
D ígnese, am adísim o P a d r e , b e n d e cir d e nn
modo especial á la s que profesándose sus affm as.
b ija s b esan con e l m ay o r resp eto S. ft. M.
L as H u a s d e
á d x il ia d o b a
de la Oasa S ta. Dorotea.
S a rriá (B arcelosa) 15 ú e M ay o d e 1902.
Despedida.
Todo se pasa, dice en su m ística le trilla la in
sig n e K eforniadora d el Carm elo. Y pasó tam bién
el tiem])o que d eb ía i^ormaneuer aquí la Hdnia.
Madre. £1 día do la despedida, el del doloroso
ad ió s so acercaba, y el cariQo filial que todo lo
em bellece con iiiieleriosa poesía, em belleció tam
b ién ese adiós ta n tris te p ara am an tes corazones.
D espués do fervorosos ejercicios, v aria s jóv en es
postu lantes se acercaron al A lta r S anto y a rro
ja n d o lejos do sí las gulas m u n d an as y la corona
de rosas quo el inundo les ofrecía, vistieron n ues
tr a sa n ta libren. O tras se p o straro n tivmbién auto
el santo a lta r no y a p a ra dos^n-enderse d e galas
4iue no poseían, sino x>ara d a r un etoruo adiós á
la p a tria que las vió nacer, á los m ás queridos
afectos de sus alm as •, x>ara consagrarse á la ed u
cación (le n iñas ig n o ra n te s ; p ara ab razarse con
la cruz y se g u ir las huellas d el D ivino Crucifi
cado. ligándose á esta v id a de abnegación y saoriúcio con trijá e atadui'a, con los votos religiosos.
Y al coronarse con la corona d e las castas esposas
del Cordero y p ro n u n ciar la irrevocable prom esa
d e sor todas de Je sú s h a sta la m uerte, precisa
m en te en el d ía d e la despedida d e n u e stra R dm a.
M adre, supieron d ec ir con m udo, pero elocuente
len g u aje qu e n u estro filial am or no es u n a Oor te
rre n a, y que aún cuando tie n e sus raíces en n u es
tros pobres corazones, se elevaba al Cielo pava
recib ir en su cáliz de oro, como celestial rocío
u n a sonrisa del buen D ios: sonrisa co n v e rtid a en
aquel m om ento en m isteriosa alianza que los
ángeles celebran a llá en las altu ras diciendo:
Ven ¡o h esposa de Crísto! recibe la corona que
el Señoi' te tiene preparada dende toda la eternidad.
Y, como si estas ¡mlabi'as Imllaseii eco en la
tie rra , el sacerdote ctu'ouó las sienos d e lás n uevas
profesas cou la cán d id a corona <le rosas blancas,
sím bolo do la que entretogfan los serafines con
las inm arcesibles tlores de los ja rd in e s d e Dios,
y el coro entonó el rc» i Sponsa C lm sti d e Mons.
C aglioro: después de la m isa de M orcadnute si
guieron varios cánticos de los m ás renom brados
autores.
S entim ientos ternísim os se cxpivsjvron tam b ién
en la academ ia d e despedida que aq u ella noche
celebram os, y que po r no h acerm e «lemnsiado
d ifu sa no describo. Y estos sentim ien to s m anifes
tad o s cou el sencillo languaje d el corazón, p are
cían d w ir cou la m ística D o c to ra : 2>>do se pasa,
es v e rd a d : sí, todo se p a sa ; pasa con inm ensa
aceleración el tiem p o ; pasan los díirs con la
m ism a rai>ider con q ue corre aquella g o tita de
agua po r v e rtig in o sa c o rrie n te ; pero no pasa
j.-unás el am or filial, germ en b en d ito d e saubw
acciones que el E terno h a dei>ositado en el alm a.
El es inm utable, pim pie Dios, q ue le dió vid a y
sostiene, no se m uda, como tam bién expresó el
Sei'afin del Carm elo.
DisjH'nse, Rdm o. P ad re, que me h a ya extendido
ta n to ; pm*o profundam ente em ocionada en éstas
oircuiistancias, mi corazón h a hecho co rrer quizá
dem asiado velozm ente la plum a (>ara consignar
su s peu's.nmientos.
SALAMANCA.
R e v e r e n d ísim o Sr . D on
m ig u b l
R úa :
Muy am ado P a d r e : E l 19 del pasado Marzo,
fiesta d el hum ilde artesan o P atro n o d e la Ig lesia
C atólica y P ro te cto r de este C entro, el glorioso
P a tria rc a S. José, fué un d ía felicísim o pai-a los
q u e nos preciam os de se r católicos españoles, y a
p o r la falange de niños que por p rim era vez hos
p ed aro n en el corazón á su C apitán Je sú s y R ey
ium oi'tal de los siglos, y a p o r la afinación c o n q u e
ca n ta ro n la Misa de C alahorra, ora p o r e l buen
g usto d el decorado d el a lta r m ayor, ora p o r la
in auguración d el te a trito y h ab e rn o s h onrado
in esp erad am en te con su v is ita S. E . I . el Sr.
Obispo d e esta Diócesis.
No le quiero h a b la r d el trid u o d e ejercicios
d o ctrin ales predicados por D. D om ingo A studillo
con el objeto de disponer ó los jó v e n es al cu m p li
m iento pascual y á la festiv id ad del S anto O brero
de N azaret, p o r ser costum bre d e n u estra s Casas,
establecido por D. Hosco.
D espués de co nveniente y m inuciosa preparacióu, 40 niños de la s escuelas n o ctu rn as y del
O ratorio festivo se acercaron a l C onvite E ucarístico, cou u n lozo b lanco y m o d estam en te a ta v ia
dos, conform e á su calid ad . M om entos an tes de
la Com unión los d irigió u n a se n tid a p lá tic a el
Sr. D irector tom ando p o r tex to la a n tífo n a del
S acram ento : O Sacrum Convivium tu quo Christus
sumitiir, cx citau to á la frecuencia d e S acram entos
á im itación d e S. Jo sé cuya v id a fu é u u a ín tim a
u uióu cou Je sú s y an im ando á los niños á recib ir
I)or vez p rim era a l D ador de todo bien.
L legaron á m:is de tre sc ie n ta s com uniones p o r
q u e adem ás d e los jó v e n es com ulgaron g ra n n ú
m ero s de Señores de la C onferencia d e S. V icente
d e P a ú l y C aja d e A horros. E n loa in te rv alo s se
escucharon m elodiosos m o tetes alusivos a l S an
tísim o.
L a Misa Sulem ue á la s lO y Vs fué oficiada por
un P . C arm elita con D iácono y Subdiácono, a r
m onizando la función la Schola Gantorum acom
p añ ad a con la B an d a d e este P ro te cto ra d o de
In d u stria le s Jóvenes.
A todos los niñ o s se les ra p a rtió el desayuno
y á los d e
Com unión se les sirvió adem ás al
m ediodía u u a a b u n d a n te com ida.
P o r la ta rd e á las 8 y
después de im p artirse
la Bendición con S. D. M ., fu é el ex tren o del
te a tr ito , rep resen tán d o se el d ram a o rig in al d e D.
J u a n B. Lem oyne, P b ro . Salesiano, « Seiano » in
te rp re ta n d o con m aestría los d iferen tes personajes
q u e rep resen ten .
A las 5 sin esperarse nos dió la g ra ta sorpresa
el Exemo. é lim o. S r. Obispo qne se d ignó favorecerno.s cou s\i ag ra d ab le v isita, qu ed an d o m uy
satisfecho d e v e r allí reu n id o ta n crecido núm ero
de niños. Se finalizó el acto con la b o n ita zar
zuela de D . P e d r o lin i: ¡B rrr... q u e/rio !, que can-
105
tad a p o r los oifios m ás pequeños ag rad ó sum a
m ente á los dem ás y á los alum nos del sem inario
conciliar.
Se m e olvidaba d ecirle que todos los niños
fueron obsequiados con u n a m erien d a deb id a á
ia carid ad iuagotable de u n a Señora Cooperadora
y confiamos q ue b a b rá otros buenos señores que
en lo sucesivo nos ay u d a rán á educar á estx)s
pobres n iñ o s d e S alam anca apartándolos de la
cj> <g> «3>
<g> ^
v ag an cia y corrupción que se sie n te y resp ira en
la calle y en la s plazas.
E sta es, am ado P a d re , la fiesta que liemos ce
leb rad o en honor d el glorioso Piitriurea.
D ígnese b endecirnos ó todos los de esta Casa
y e n especial á su h u m ild e hijo en J . C.
q. b. H. m.
Ju u A N Massama.
7 d e A.t>ril d e 1002.
<8> ^
Q i @N]I€1 g l L E S I M á
<0
ANTIGUO CONTINENTE
S a r r i a {Barcéloi%a). — Si es v e rd a d que el
deífico Corazón de Jesús h a d e re in a r en Esj)aña,
no lo es m enos que M aría rein a y a en el corazón
de los h ijo s d e E spaña. E n ella en c u en tra n p la
ce n te ra acogida todos los títu lo s de M aría y sou
in n u m erables los nom bres con que im ploran su
auxilio los hijos d e la q ue cou razón se lla m a la
tie rra d e la V irgen. Los Salesianus, que llevan
en su corazón y en su b an d e ra el títu lo do María
A uxiliadora, h an predicado con ard o r y celo este
tim b re d e la Sm a. V irgen, y como testim onio 3sello d e e s ta devoción le lian levantado, ó m ejor
dicho, se le v an tó E lla m ism a en S n rriá un templo.
E l año pasado se in aug uró y bendijo, y este año
se h a consagrado con to d a la pom pa d e la Iglesia.
El celosísim o P re lad o do L é rid a , el Exciiio. é
Hmo. D r. D. Jo sé M euaguer y B o rra s , pronto á
la in v itació n de los Salesianos, se dignó v en ir á
consagrarla a ú n á costa de g ran d es sacrificios. El
d ía 19 p o r la ta rd e p en e trab a los um brales de
n u e s tra casa so u rieu te y bendiciendo como un
p a d re : los niños todos aleg res y ansiosos le es
p erab an . A l ap arecer aquella figura inajestiiusn,
p ero dulce, cayerou d e i'odillas, los músico» hi
cieron reso n a r los acordes de n u e stra m archa real,
arran caron en tu siastas v iv a s de todos los labios
y se díó lu g ar á u n a d e esas escenas en q ue r e
bosa el am or y la aleg ría y q ue sólo entien d en
los corazones cristianos. A la s 5 d e la m añana
d el sig u ien te d ía em pezaba la im ponente ce re
m onia. L a Ig lesia es sab ia en todas sus ceremo
nias, pero en la consagración de los tem plos des
plieg a to d a su m agnificencia y o ste n ta to d a su
sab id u ría. ¡Y aú n hay q uien d ig a q ue n u estras
cerem onias sou rarezas y n iñ e ría s ! T ales serán
p ara e sp íritu s d istra íd o s y despreocupados que
DO saben d iv isar a l tra v é s d e los sím bolos el
m undo d e consideraciones, los m ú ltip le s signifi
cados q ne en sus rito s nos propone la Iglesia.
K evestido e l Pontífice cou preciosos ornam entos
qne le d an m ajestad , le p rese n tan , casi d iría,
oomo u n a d iv in id a d n u ev a , q ue infu n d e rev e
ren cia, comenzó con oraciones im pregnadas todas
d a sa b id u ría y poesía. Hézause á coutinnación
los salm os pen iten ciales p a ra a p lac ar el Señor é
implorstr el perdón d e la s culpas. D espués del
canto de p en iten c ia se entonan la» L etan ías do
los S antos p a ra a tra e r sobre el tem p lo su jiarticular asisten cia. ¡ Qne herm osa sucesión de ora
ciones, cánticos y figuras ! lloeía entonces el P o n
tífice con ag u a b e n d ita los cim ientos p a rte m edia
y a lta del tem plo p ara significar la to ta l posesión
qu e Dios tom a de él y com o puiitieación y p re
paración á las unciones. E n el in te rio r del tem plo
solo quo<la un diácono custodio. A la voz del
P re la d o q u e p o r tres veces c a n ta : A ttoU iteportas,
principes, vertirás etc: L ev an tad ¡oh prín cip es!
esas p u ertas y atrio s, ¡ olí vosotras p u ertas eteruales! y e n tra rá el líe y de la g lo ria ; responde
iQ u ien es este Rey de la g lo ria ? y al canto d e :
E l S eñor jio teu te ,y fu erte, e.l Señor poderoso en
la s b atallas, ese es el Rey de la g lo ria, se abren
las p u erta s y jum etrau solos los m inistros. E x
tién d ese so b re el p avim ento u n a cruz diagonal de
ceniza y sobre e lla escribo el Pontífice, cou el
báculo, el alfab eto grieco y latin o ])ura dem ostrar
la nnión d e las do» Iglesia», Síguese la consagra
ción del a lta r : desjaiés de la usperción con ag u a
b e n d ita se unge con oleo de catecúmeno» y á
<-ontinuación con el santo crism a p ara KÍgiiificar
que la g racia opera en el alm a ]>ur grados y al
fin se d erram an sobre la nie»a del a lta r los do»
oleog á un tiem po por «jue Dio» concede su» done»
con largueza. C uatro sacerdotes rcve»ti«lo» con
casullas encarnada» trasp o rta n en a n d a r desde
la p u e rta al a lta r las saiitus reliquia».
AI v e r la devoción d e los acom]iafiunte», que
en dos larg as filas siguen con can d elas en cen d i
das, en to n an d o cánticos sublim es, «ios p arecería
a s is tir á las sa n tas procesiones que en atjiiellos
tiem pos de fe hacían nu estro s herm anos en las
catacum bas cnaiido conducían los ensangrentado»
despojos d e alg ú n m á rtir d e C risto. L a maje^tsid
d e los cantos, la preciosidad de lo» ornam entos,
el num eroso séguito d e m inistrus, la» significati
v as cerem onias, el arom ático hum o del incienso,
todo, todo tien e u n a poesía ta l, en cierra ta n sub
lim e filosofía, re sp ira ta l perfum e de belleza que
es im posible p e d ir m á s; y el alm a se ailm ira y
en tu siasm a y la fe se afirm a y robustece. Deupués
q n e unge el P ontífice las doce cruces d e las pa
red e s que sim bolizan los doce aj^óstoles, em pieza
la Misa Pontifical en la que la Iglesia ag o ta to d a
su m agnificencia y m ajestad . El celoso Obisim,
an n q u e y a fatigado p o r 4 h oras de cerem onias
continuas, d irig ió la p alab ra á los fieles q n e lie-
iia]>an el tem plo y en frases elocuentes y sen
cillas explicó el significado d e Jas cerem onias
encareciendo sobrem anera e l uso de! ag u a benditíi, jmos el dem onio huye y no v u elv e á te n ta r
en imicho tiem po.
D espués do un d ía pasado e n tre aleg rías, fun
ciones sagradas y sorpresas po r la noche expre
saron los niños su reconocim iento y satisfacción
al E xcelentísim o P relado en u na co rta pero cor
d ial academ ia, y al final él tam bién Ies m anifestó
su satisfacción y contento. En los jiocos días que
tuvim os la d ich a d e hospedar a l ilu stre P astor
d e L é rid a se m ostró muy afable y Ijondadoso,
pudiéram os decir, m uy solidario, re p a rtien d o como
roouerdo u na ostm npita ó ca<la niño ti su p artid a.
A provecham os la otiasión para tr ib u ta r la s más
ren d id a s gracias, el imía sincero agradecim iento
al E xcelentísim o é lim o. Sr. Obispo d e L érid a
(]ue sin considerar lo largo del v ia je, lo penoso
de la cerem onia y lo avamcudo d e su ed a d acudió
ó n u e stro llam am iento. ¡ Infin itas g rac ias y eterno
ag rad ecim iento!
E l d ía después do la C onsagración comenzó el
trid u o que predicó el Rdo. Sr. D. A ntonio Aime,
prcsenttuidouos en tre s herm osos cuadros la d e
voción p rá c tic a de Mai'ía, las m a ra v illa s d el Santo
R osario y la contem plación é im itación d e la v id a
del D ivino Crucificado.
Llegó por üu el d ía 24, fiesta, d e M aría A uxi
liad o ra. P o r la m añana 40 angelitos rec ib iero n
p o r voz p rim e ra al divino C ordero en sus cora
zones, anim ados y enfervorizados por la conm o
v ed o ra p a la b ra del Rdo. Sr. D. A im e que celebró
la Misa.
So nos h a b ía anunciado que á las 8 lle g aría ó
B arcelona e l Rvm o. Sr. D. F elip e M*. R inaldi,
an tig u o Inspector de E sitaña y ahora P refecto
G eneral de la P ía Sociedad Salesiana. Nosotros
que fuim os testigos d e sus v irtu d e s y objeto de
sus benetíaios, lo esperábam os con v ivas ansias.
A las 9 d e la m añan a todos los d e la Casa («porubau reunidos ol anhelado pudro. E ra de ver la
aleg ría, la espectación <pio rein a b a en todos. Oyóse
u n a fu erte y preconocicia detonación do m o rte
rete s, rom pió la b an d a en u n a luarclm y apareció
a n te nosotros sonriente y m ajestuosa la tíg u n id e l
que e8penU»im«>s. ¡Siem pre es el m ism o ! L os años
y los trab a jo s podrán cam b iar sus facciones pero
no p o drán arraucavlo eso no sé q ué do rev e re n
cial atra c tiv o que causa en todos su preseucia.
T odos lo aclam arou con vivas y saludaron, y él
rcspom lía á todos cou u na p alab ra, con u na son
ris a que recogían y g uardaban como un tesoro.
C antóse la herm osísim a Misir d e nuestro bueno y
genonw o am igo l). F rancisco B rum 't y Recitsens,
une el nusmo4i>'>gió, oficiada }>or el Rdo. D. R inalu i. El conoeitlo o rado r sjigrado Rdo. P . F ray Am
brosio de la V irgen d e G racia C arm elita descalzo
probó la opo rtu n id ad dcl titu lo d e A uxilio de los
C ristianos que dam os á M aría en estos tiem pos.
L a }>jrrte m usical d e este d ía y d e las deimis
fli'stas resultó expiéudida debido á la laboriosidad
d e nu estro buen lierm ano D. V illani. L a m ajestad
do las wigradas fu n eio u e s, el regocijo gen eral y
sobretodo la paz in te rio r de las alm as, unas ino
centes. fortifiwubw» todjis por la v isita del buen
Jesiis todo concurrió á juvsar un d ía alegre, un
d ía salesiano. E l T risag io M ariano, la Bendición
cou Je sú s S acram entado coronó ta u solem ne día.
Al sig u ien te después d e solem ne Misa ^>or la
m añana, hubo po r la ta rtle con cu rrid a atinencia
d e Coopentdores á la C onferencia que predicó
cou notable elocuencia e l Rdo. P . S antiago Mas,
m isionero del Inm aculado-C orazón d e M aría. El
Exmo. A y untam iento d e S arriá , católico d e v eras
y generoso con los hijos de D. Bosco, nos con
cedió la in ex p licab le satisfacción de d ed icar á
n u estro q u erid o P a d re D . Bosco el paseo q u e se
ex tien d e d e la n te d e n u e s tra casa. D espués d e la
conferencia y tr a s b rev es p alab ras d e alabanza
á D. Bosco descubrió la lá p id a q u e co n ten ía la
inscripción de “Poseo de D . P o seo .” Los acordes
do la m archa rea l, los frenéticos aplausos de los
num erosos co n cu rren tes deniostrarou la satisfac
ción q u e todos te n ía n de v e r h onrado al A póstol
de la niñez.
Si aleg re fuó el rec ib im ien to que se le h ijo á
D. R inaldi no fuó m enos clolnrosa la d esp ed id a.
U n adiós es sienífire u n a fórm ula triste , p ero
diclia á un p ad re á q u ien ta n to am am os y que
nos am a ta n to es tristísim a. Al m edio d ía dcl 28
nos dejaba. Se cantó un him no, que b ien p uede
llam arse u n a elegía , se dieron vivas , resonaron
los acordes d e la b an d a p ero no aleg re como á
la v en illa sino llenos de triste za y p esad u m b re y
no fa lta q u ien d erram a ab u n d a n te s lágrim as.
D espués de un p a te rn a l adiós que so n rien te d i
rigió á todos, d esap areció : y ¿cuando v o lv e rá ? ...
¡Q uiera Dios conservar su preciosa v id a m uchos
años y que los hijos de E sp añ a podam os co n tem
p la r m uchas veces la sim p ática figura d el que
fuó n u estro Inspector y p ad re!
Y a está consagrada la Ig lesia de M aría A uxi
lia d o ra : el Señor h a elegido su m o rad a en tre
nosotros. ¡Ojala que si hoy se in au g u ra un tem plo
Buijau m il tem plos m ás dedicados á la M adre de
D io s; que si M aria A uxiliadora empezó su r e i
n ad o en E spaña, E spaña sea su v e rd a d ero reino!
¡Venza y rein e por siem pre en n u e s tra am ada
pati’ia el am or á la V irgen d e D. Bosco! Y a está
la Iglesia consagrada, p ero recordam os á nu estro s
lectores que la íácliad a aiiu no está te rm in a d a y
diríam os al v erla ta n d esm an tilad a y pobre que
parece uu m endigo que clam a pidiendo lim osna,
quo quiere conm over ol generoso corazón d e los
q u e cou razón se llam an Cooi>eradores Salesianos.
C a i ’o n { £ o n ti‘ {E spaña-VaU ncia}. — E l d ía 22
do Mayo últim o ce leb raro n los buenos C oopera
dores y Coopei-adoras d e e s ta población u n a fiesta
en h o n o r de Marín A uxiliadora, co n trib u y en d o á
d arle m ás esplendor y m agnificencia el acadrado
celo del incansable clero de aq u ella lo calid ad . Cou
el fin de ex citar m ás y m ás la p ied ad de los fíe
les, colocaron en e l A lta r m ayor u n cu ad ro de
M aría A uxiliadora, siendo b a s ta n te v isitad a p o r
los devotos, y no se causan d e d a r g racias á tan
b e n d ita M adre p o r los in n u m erab les benefícios
que h a dispensado en e s ta lo calid ad .
H a r r o l o n n (E sp a ñ a ). — Conm ovedor en ver
dad , resu ltó el Mes d e M aria q u e se celebró en
esta C a sa : á la s 8 de la n o che d a b a com ienzo
con e l rezo y can to del S anto R osario ; ejercicios
d el mes y los cautos á la V irgen, te rm in án d o se
con la bendición d e S. D . M.; Salve solem ne en
el a lta r d e la V irgen, y p lá tic a d a d a p o r el Sr.
In sp ecto r. T o d as las noches se re p a rtía á los
asisten tes u n a h o jita que co n tien e la fíor espiri
tu al y alcunas g racias de M uría A uxiliadora. Los
niños que com ponen la Schola caniorwn, rev e sti
d la con sus so tan as d e color d e rosa, y el n u
m eroso clero de este O ratorio d an lucidez ^ Mee
de M aría.
S a n V ic e n s i d e i s H o r t s (B ^trtélona). — E l
d ía 27, celeb raro n la función solem ne d e in an g a-
— 197 -*
racióu d el O ratorio F estiv o , que liaee dos meses
está a b ie rto a l pueblo. P o r la ta rd e , después de
la b en d ición con S. D. M ., y bonorando con su
asiste n c ia e l S r. A lcalde d e la población, se ce
leb ró u n a A cadem ia, en la que can tó por p rim era
vez e l coro d e niños, ejecutando con grande acierto
y afinación Xos MaHncritos, d e Chueca y V alverde;
VOrfanéf, E l M arinero, d el Illm o. Sr. C agliero;
y L a Escuela de A.ldea, del Illm o. Sr. Costjuuagii».
E l m ism o d ía se dió prin cip io á la Congregación
de San L u is, d e la cual se espera sacar. Di<is
m e d ia n te . opim os y ab u n d a n te s fru to s e n tre los
niños d el O ratorio.
{España). — E l día 8 de Mayo últim o
fueron prem iados los alum nos internos de las E s
cu elas S alesiauas d e S evilla
con u n herm oso paseo á las
a n tig u a s ru in as de Itálica.
P a r a lle g ar á esta famosa
ciu d ad , tu v ie ro n que cm zar
con lan ch as el caudaloso
B etis, ca n ta n d o d u ra n te la
tra v e sía aleg res coplas á D.
Bosco y á M aría A uxiliadora.
L leg ad os a l pueblo, hicieron
su e n tra d a triu n fa l á los
sonoros acordes d e la m ú
sica. Se can tó u n a M isa so
lem n e, á la q ue asistió todo
e l pu eb lo ; y, después de u n
esp lén d id o alm uerzo, fueron
á v isitar, e n tre o tras cosas,
e l A n fiteatro Komauo, las
T erm as, la F u e n te del Cé
sa r, y el T em jdo de D iana
h a lla d o en estos días. T am
b ié n v isitaro n la s cenizas
d e l valeroso G uzm áu el
Bueno y d e otro s célebres
personajes. P o r la ta rd e se
d ió la bendición solem ne; y
se d espidieron de sus morudo res daudo un adiós ú la
h istó ric a c iu d a d , cuna del
an d e E scip ió o , del triim dov T ra ja u o , d e Teodosio
divino, d e Silio peregrino y
d e E lio A driano.
estudio de la relig ió n , sino á p ra c tic a r las v irtu
des que ella nos enseña. El lenguaje persuasivo
y elocuente de D. C e ru tti. acojnpañado de las
frases p atern ales que d irigió á los alum nos, causó
en estos v iv a im presión. O tros Srs. hablaron des
pués, encom iando todos el ctstudio do la asig n a
tu r a d e R eligión.
A s r o i i a (S»«'co). — El d ía 5 del pasado A bril
A’isitó esta l ’asa nuestro am adísim o Rector Mayor.
Y a supondrán nu estro s lectores el entusiusm o que
rein a ría en todos. D espués de las llestas religiosas
hubo ucixdemins etc. etc. D. R úa fué v isitad o por
to d as las autorulades. ta n to civiles como eclesiítstie a s , y todos desíie luego deseaban escuchar do
sus labios u n a p alab ra de consuelo. No faltaron
g
G u a l d o T a d f n o (lia A ntiguos alum nos del O ratorio Salesinno de Eckm ühl (Algería).
Ha). — Diez y nueve A lu
m nos d e este co’legio tom a
los an tig u o s alum nos, m ostrándose reco n o cid ísi
ro n p a rte en la peregrinación piam o u lesa celemos á ios favores que h abían recibido d e los h i
bra<la el dos del últim o A bril. A l saber el Rom ano
jo s d e D . Bosco.
P o u tífe q ue estos niños d e las escuelas tíelesian a s d eseaban verle, dijo con todo el cariño de
L u g a n o (Suica). — Y a se in au g u ró en esta
n n p a d re , apesav d e a d v e rtirle q ue se m olestaría
lo calid ad el O ratorio festiv o q u e ta n to tiem po
m u ch o : — No, no, que vengan los Lijos de Don
h acia esperaban con ansia, form ando d a ta fecha,
Bosco. — F u ero n colocados ¿ r e d e d o r del tro n o y
el 6 del ú ltim o A bril, un recuerdo m uy g rato ,
e l P a d re S anto se sonreía a l verios tan hnm iedes.
com o d ice la p re n sa local, porque en la ju v e n tu d
E sta es u n a n u ev a p ru eb a de deferencia y cariño
se fo n d a el p o rv en ir de la huiiiauidad a l ser é s ta
q u e lia m ostrado S.S. León X III, po r n u e s tra P ía
la q n e h a d e ponerse al fre n te de los asu n to s
Sociedad.
sociales. L a víspera por la ta rd e el 8r. A rcipreste,
en n o m bre del Sr. Obispo, bendijo la C apilla pro
P a r m a {Italia). — P re sid id a por el Rvm o. Sr.
visoria, y a l d ía sig u ien te no faltó función so
D . F rancisco C e rn iti, m iem bro uel C spítnlo Su
leuine. L a co ncurrencia fué u am crosa, no como
p erio r d e n u e s tra P ía Sociedad, se celebró il día
d e b ie ra á causa de la llu v ia. A la colocación de
8 del pasado Mayo la distribución de prem io* á
la p rim e ra p ie d ra d e la n ueva C apilla aeislieroti
lo s alum nos d e este Colegio. H ubo d isc u rso s.
el 8r. Obispo, n u estro R ector M ayor, la s A utori
poesía, m úsica, etc. e tc ., siendo d ig n o d e n o ta r
la s p elab ras q u e a l final d irig ió ta n dig n o S upe dades y rep resen tacio n es de to d as las C om uni
dades ÍBeligiosas, no fiiltaudo los alum nos del Sorio r, exhortando á los alum nos, no solam ente a l
— 108 —
mÍDario Conciliar. D espués de la cerem onia el Sr.
A rcipreste de la C a te d ra l tu v o su elocuente ser
món, tom ando como te m a las p a la b ra s de Je su
cristo : D ejad á los niños gue se acerquen á m í, etc.,
excitando ó todos los o je iite s á cooperar á la
O bra S alesiana. N o monos afectuosos fueron las
frases dichos por el Excm o. é lim o . S r. Obispo,
}>ues d ijo q ue debían aleg rarse po r el inm enso
favor do concederles el Señor á los H ijos d e Don
Hosco. D esde luego prom ete ser floreciente este
O ratorio Salesiano, á ju z g a r po r las relacio n es y
d etalles q ue pone la p ren sa local.
B n i c r i i n (Suiga). — T am b ién h a ido D. E iía
á esta Casa S alesiana. M uchas personas lo h a n
lionrado con su v isita, e n tre o tras el Excm o. é
lim o Sr. Obispo d e Como y todos desde luego
auguran m ucha v id a á este nuevo p la n te l Sale
siauo.
A l o j n n d r m (E g ip to ). — N um eroso y selecto
ptiblico asistió K la función que celebraron en
esta Casa, l ’o r la ta rd e rep rese n taro n e l d ram a
(m 4 actos « J/unoh'to O onzdlez» y ca n ta ro n un
a ria d e m ucho efecto. E sto In stitu to h a hecho en
])ocoB aiios progresos extrao rd in ario s, p ru eb a in e
quívoca del b rilla n te p orvenir que le espéra.
B o l ó n (P a lestin a ). — L a ca rid ad de D. Belloni, D irecto r do la O bra <le la S ag rad a F am ilia,
no tie n e lím ites, cnauilo se tr a ta de prom over el
bien y e v ita r el m al. U ltim am en te h a dado p ru e
bas de BU infatigable celo po r la salvación de las
alm as y tam b ién por el progreso m a teria l d e la
P alestina. A su regreso de E urope, su prim er
p ensam iento fu é v e r el estado de los niños, pnes
hay m ucho peligro de que p ierd an la f e , po r el
roce continuo con los herejes. P a ra e v ita r que
después q ue salen d e Casa abandonen la Religión
C atólica, fundó u n a Sociedad d e jó v e n e s c a tó li
cos, 6 m ejor u n círculo católico, y poniéndolo
bajo la protección d e S. José, se co nserva á no
d u d ar el espíritu do oración y am or al trab a io .
H oy cu e n ta con 100 jóv en es que pertenecen d ía s
m ejores fam ilias d e la C iudad, y desde lu e g o se
ve el in te ré s que m uestran por las obras d e r e
ligión y de carid ad cristium i.
G alan tem en te in v itad o por el S r. D irecto r, D.
P ed ro B onacina, tu v e ocasión d e a s is tir á u n a
sección de los exám enes, y hacien d o to d a ju stic ia
h e d e decii'le que enco n tré los exam inandos bien
p rep arad o s en to d as las m ú ltip les m ateria s y
dignos d el m ejor elogio. A lgunos jó v en es
dem ostrado u n a in telig en cia no com ún, n n a apli
cación co n cen trad a, lo que d en o ta e l em peño de
sus profesóres, y la esm erad a educación física y
m oral que se Ies im p arte.
En la a c a d e m ia , q n e tu v o lu g a r el 25, hubo
profusión du discursos y cantos. L as declam acio
nes p atrió tica s eran p a ra e n tu sia sm ar a l m ás ex
céntrico, al paso que los h u erfan ito s con sn sen
tim en tal canto arran c aro n lá g rim as á alg u n as
m adres m ie n tras los chistes y el aplauso d e un
niños h acían re v e n ta r d e risa á los jóvenes.
No le tran sc rib iré el v ariad o pro g ram a qne am
bos colegios h an d esarro llad o ad m irab lem en te
por se r muy largo, pero m e co n cretaré á decirle
qne todos quedam os m uy satisfechos de lo s ad e
lan to s á que h an alcanzado los S alesianos, y que
m erecen n u estras sinceras felicitacio n es, com o á
verd ad ero s corifeos am an tes d e la civilización y
beueinéritos de n u e stra p a tria .
H an estad o p resen tes á estas ñ estas m ás de
d o scientas personas, cifra enorm e, d ad o el aislan iie n to d e e.ste p n n to , que y a co nceptúan como
e l oasis m oral de Río Colorado.
D eseam os se re p ita n la s ñ estas p a ra ro m p er la
m onotonía de estas soledades y to c ar con m ano
los progresos qne hacen los P a d re s Salesianos en
la P ataíronia.»
MEMORIAS BIOCRAFIOAS
DE
M O N S . L U IS
--------------------------C a p it u l o V il
NUEVO CONTINENTE
l^'ortín
— T am bién
el m ism o Corres)K)iisal escribe en dicho diario.
« Me es sum am ente g rato en v iarle u n a sucinta
velación de las tiestas que h an tenido lu g a r en
esto punto, con m otivo de los exám enes y a c a
d em ia efectuados en el Colegio d e San P edro,
que tien eu establecido en esto p u n to los P ad res
Salesiauos.
Estoy núu im presionado d e las em ociones q ue
suseitarou en m í las escenas conm ovedoras de
esos h uerfanitos que h an encoutnvdo un asilo s e
guro en el Colegio, y aú n no vuelvo d e mi estupor
y sorpresti a l ad m irar en regiones, a y e r desiertas
é in cu ltas, ese avan ce d e la oivilísaoión q ue h a
red im ido d e la b a rb a rie ó to d o el R ío C olorado,
y colot'uu á esta I ^ a n a región e n tre las m ás ad e
la n tad a s d e la provincia po r su c u ltu ra y progreso.
Los días que precedieron á las tiestas de N avidad
se han dedicado a l exam en d e niños y n iñ a s :
éstas últim as dirig id as p o r cuatro H ijas de M aría
A uxiliadora.
( C o n tin u a ció n J.
El carácter vivo, impetuoso y lleno de fuego
de Luis Lasagiia expuso á nietas pruebas tan
generosa resolución estando á punto de su
cumbir. Al examinarse en Turíu, obtuvo un
resultado brillautísimo, pero esto sirvió para
que el demonio, asaltando sn imaginación, le
presentase con los colores más vivos las ideas
que tanto tiempo habían formado sus futuros
ensueños, alagándole con la feliz y pronta
realización. ¡Que acicate tan poderoso fné
para él el ejemplo de sos compañeros y ami
gos de examen! Estuvo muy expuesto á ser
víctima de semejantes pensamientos el mismo
día que se examinó, siendo la cansa el haber
obtenido tan buen éxito. Su propensión nar
turál á la condescendencia no supo evadir la
invitación que le prepusieron unos amigos y
compañeros de examen, y, aun cuando no eran
malos, sin embargo, con el pretexto de dar
expansión al espMtn oprimido por ol estadio,
— 199 —
se nnáó á ellos para ir al café, depnés á nn otoño en sn compañía, y atmque duraron
espectáculo público en medio de una plaza y breves días, bastaron para que todos que
dasen edificados al ver sus buenos modalt\s en
por último á bañarse. Luis Lasagna sofrió ¿
momento los efectos de su condescendencia, todo, pero especialmento admiraron su sólida
pues tan pronto como entró en el agua se piedad, y en vista de esto nadie extrañó que
desmayó, siendo sin duda la causa el deseara consagrarse á Dios medianto la ca
haber comido hacía poco tiempo. Acudieron rrera eclesiástica, á cuyo fin muy ])routo le
al momento sus amigos y aunque con difi impondrían la sotana. Informados el tutor y
cultad pudieron sacarlo fuera del agua. Este los parientes de Luis de sus sentimientos re
aviso fué más que suficiente para recordarle ligiosos, se convencieron de que tenía ver
los propósitos que había hecho un mes antes. dadera vocación, y hubiera sido un gran
Después que recobró el sentido y estuvo cargo de conciencia oponerse á la voluntad
en condiciones fué á arrodillarse á los pies do Dios. Luis regresó al pequeño seminario
de D. Bosco, refiriéndole más con las lagri do Mirabello en compañía de su hermano
mas que con las palabras, primero el éxito José. Muy pronto debía poner la sotana, dando
feliz de los exámenes y después el triste fin comieuzo á su tirocinio religioso el 28 de
de tan memorable día. Don Bosco no quiso Octubre de 1886.
El afecto que lo profe.saba D. Bosco se
agrandar la llaga, sino que con su caridad
le puso saludable bálsamo. De este hechó tomó aumentaba de día en día, pués había contri
argumento eficacísimo para hablarle de la de buido eficazmente á formar su vocación, y
bilidad de su corazón y de su bien conocida sus deseos hubieran sido llevarlo á Turín
vivacidad. E sta aventura habría sido sepul para ayudarle á resistir los formidables ata
tada en el más profundo secreto si el mismo ques del enemigo, pero circunstancias espe
Luis no se la hubiese contado á su Profesor, ciales le obligaron á hacer con él una ex
cepción dejándolo aquel curso en Mirabello,
para quien no tenía reserva alguna.
Este hecho no aminoró en lo más mínimo teniendo evidencia de que también allí estaría
el afecto que’ le profesaban Don Bosco y su muy bien. D. Bonetti, Director del Colegio,
Profesor, por lo que viendo el joven Lasagna fué el encargado de bendecir la sotana, pre
la benignidad con que sus Sui>eriores lo ha parándose Luis Lasagna con la oración y re
bían acogido, se aumentó en él más y más su cogimiento á este ])rimer paso que iba á dar
amor hacia ellos, así como también el reco en la carrera eclesiástica.
Ver uii joven que en un momento aban
nocimiento y la confianza.
A nadie extrañará que demos una aclara dona todas las encantadoras ilusiones que
ción y es, que á pesar de todo, Luis Lasagna, poco antes su imaginación le presentaba tan
jamás pensó abandonar á sus Superiores, y halagüeñas y de color de rosa, con nn por
que si no fué este el exclusivo y único mo venir lleno de gloria, do alegría y de pla
tivo porque se decidió á ser sacerdote sale- ceres; ver como da al mundo un adiós para
siano, bien puede asegurarse que influyó mu siempre, i>ara consagrarse ontoraniento al
ellísimo. Su ingreso en la Pía Sociedad de Señor, por medio de la vida religiosa, pi
San Francisco de Sales, verificado en Septiem diendo ante el altar con ansia y humildad
bre de aquel mismo año, fué irrevocable, co la santa divisa, es ut) espectáculo tan sublimo
municándosela oficialmente á Monseñor Lnis que alegra á los Ciclos y arrebata en dulce
Kazari de Galabiaua, quién había dado ya éxtasis á la tierra. J^or esto se c-omprenderá
las órdenes oportunas para que á nuestro el gozo que ex|)orimentiirori todos, superiores
biografiado se le pudiese imponer la sotana, y jóvenes, el día que impusieron 4 Luis la
habiéndolo recibido de buen grado en su Se sotana, tanto por la ceremonia, de suyo con
minario, reconociéndolo como un joven de ex movedora, como por ser la primera vez que
celentes cualidades, augurando desde luego se hacía en aquel colegio.
Aprovechando el Director ocasión tan fa
qae habría hecho una carrera espléndida.
vorable para excitar en sus queridos alumnos
tan nobles seutimientos y santos projKjsítos,
C a p ít u l o V III.
procuró dar á la función todo el esplendor
'V'acacioncsi p a sa d a s en com p añ ía
y solemnidad posibles, lleunida toda la co
d e la iVimilia. — 'Vuel've á 3Xiramunidad en el día prefijado, se cantó el Venif
b ello acom pañado d e su herm ano
Oreator, y después el Director les dirigió una
•Üosé. —TJna cxcep cid n . —S e pz*e>
breve, pero elocuente y conmovedora plática.
paira á la im posición d e la sotena.
Sus palabras, impregnadas de pensamientos
—Solem nidad d e e s t e ceiremoniasublimes y de útilísimas enseñanzas, y á la
—A.locuci<5n -del üireetoir. — Z>esvez dichas con la unción que le caracteri
a lien to m om entáneo. — T irocinio
rellg^ioso. — S u s estu d io s filosófi zaba, se esculpieron de tal modo en el co
cos. —D isp u te a c e r c a d e l orlaren
razón de Luis y de todos los asistentes, que
d e la s id eas. — BXemoria ibliciprodujeran copiosísimos frutos, transcribiendo
sima.
á continuación ios principales conceptos.
Por complacer á sus parientes^ fné Luis á
« No te importe, hijo mío ama^simo, dejar
su pueblo natal á pasar las vacaciones de el mundo con todos sns alagos y promesas.
—
200
Arroja de ti con lieróico valor y decidida
resoJ lición todo aquello que poseas con espí
ritu inniidano. La Iglesia, i)or medio de su
indigno ministro, te invita y dentro de breves
ínstaiiteH te dirá el sacerdote: JExuat te Dominm veterem hominem cum suis actibne. »
Hablándole después con el ardor propio del
ministro de .Jesucristo del hábito que iba á
recibir, le puso éste en parangón con la huimuiiilad que tomó nuestro Divino Salvador
para librarnos del pecado, expresándose en
estos términos:* Verdaderamente, la natura
leza era un vestido vil, despreciable é igno
minioso que abrumaba, digámoslo así, á Je
sucristo: sus consecuencias le horrorizaban
cada instante, rei)resentándole en su mente
con los más vivos colores los innumerables
tormentos de sn Pasión y muerte; pero este
trajo que llevó Jesucristo sobre la tierra fuó
una fuente inagotable de méritos infinitos,
de gloria inefable y do eterno triunfo. Precisa
mente i>or sus hiimillaeionos el Padre Eterno
le dió uii Nombre que es superior á todo
nombro y anttí el cual doblan la rodilla los
Cielos, la tierra y hasta el mismo infierno.
Del igual modo, á tí, que v í i s á ser su mi
nistro, yo, en nombre de Dios y de la Iglesia,
te impongo este hábito, y su color negro,
(mal túnebre cubierta de un féretro, te re<-.ovdará siempre que has muerto al mundo y
sólo debes vivir para Jesucristo: el hábito
que después has de vestir es humilde, y aún
más, ignominioso á los ojos del mundo, siendo,
(juizá, el principio de innumerables despre
cios ó inmensos sacrificios; pero si tn lo
amas y lo llevas dignamente (como espero,
con la ayuda do Dios), no solamente te ser
virá de escudo iuespiignable en las luchas
contra el mundo y el demonio, sino te trans
mitirá una virtud secreta, como si fuera la
túnica del mismo Jesucristo, que te librará
de todas las enfermedades del alma, sirviendo
j)ara ti y para los demás como instrumento
])ara alcanzar gran mérito, gloria y triunfo.
Dios quiera que esta bendita sotana te cubra
«u la porcigrinación de este mundo y después
te eircnndo de inmortides resplandores en la
resnrreiúóu ;>?. Estos y otios concei>tos exponía
el virtuoso sai^erdote, niieutriis todas las mirmlas (\stabaii tijas en Luis Lasagua que como
arrobado innuminecia de rodillas ante el altar.
Concluida la (ceremonia, snleron todos de la
oapilla, deseosos de contemplar do cerca al
nuevo levita y darlo la miís cordial y sincera
enhombuena.
En medio do tanta alegría ])areco que el
corazón del joven clérigo estaba atwítado por
alguna tristeza,
dijo á un amigo suyo que
lius palabras del Director le habían tocado
en todas la fibras del (íorazón y que veía cla
ramente su indignidad y misi'ria para llevar
el hábito eclesiástico, siendo imimsible, dado
su carácter, el iwder adquirir la virtudes neoesiirius para el estado que había elegido.
Este desaliento fué como una nube de estío:
—
las caritativas exhortaciones y los avisos lle
nos de amor le hicieron cambiar de parecer
y caminar sin dificnltad por el ca-mino em
prendido.
Bu este año de prueba nada escatimaron
los Superiores de todo aquello que pudiera
contribuir á formar un buen religioso. Él
por sn parte y con la energía que le era
propia, declaró guerra implacable á sns pa
siones : tomando por modelo á Jesucristo,
l^rocuró copiar de Él las virtudes ])ara con
trarrestar sus malos hábitos: por esto, al
terminar su tirocinio, estaba fortificado y dis
puesto á librar todas la batallas de la vida
religiosa, y á pesar de todos los asaltos del
demonio para separarlo del camino empren
dido, y de la ruda resistencia que le hacían
sus malas inclinaciones para evitar los pro
gresos en la virtud, permaneció firme cual
fuerte roca en medio del mar. Si con todo
eso, se encuentran en su vida ordinaria al
gunos defectillos, no dejará de causar admi
ración la prontitud y energía con que pro
curaba corregirse, de modo que jamás empa
ñaron sus bellas cualidades.
En este año, ni las i>rácticas de piedad, ni
sus ocupaciones ordinarias le distrajeron de
sus estudios, antes el contrario, continuó con
un empeño especial. Estudió filosofía bajo los
auspicios del sabio y virtuoso profesor D.
Francisco Cerniti, hoy Director general de
estudios de nuestra Pía Sociedad, y gracias
á tan inteligente preceptor, no cayó en cierto.s
errores filosóficos q^ue eiiton<ies surgieron y
de los que no estaban libres algunos Semina
rios y aún algunos autores. Poco tiemix» desj)uós el joven Lasagua dió una prueba evi
dente de sus progresos en la ciencia filosófica,
sosteniendo, con respeto á la vez que con
energía, la doctrina de Santo Tomás acerca
del origen do las ideas contra un ilustre pre
lado que en este punto seguía otro sistema.
No listando acostumbrado á hacer estudios snl>erfi(úalos, se aplicó á la filosofía con tal pro
vecho que. al enseñarla por orden de los Su
periores, desempeñó muy bien tan delieadí)
como difícil cargo. Más a ú n : al ir de Dim ;tor al Colegio Pío IX de Montevideo, fin*
invitado á examinar en la Universidad, y pre
guntaba á los examinandos y atendía á sns
respuestas con tanta facilidad como si se
hubiese preparado, advirtiendo que hacía ya
ranchos años que sus ocupaciones no le ha
bían i>ermetido abrir un libro de filosofía;
es de notar que su inteligencia era predis
puesta á estas cosas elevadas y sublimes, re
teniéndolas por miKihísimo tempo por su gran
ingenio, tenacidad en la memoria y energía
en sn querer.
(S e oonHnuaráJ,
C« afnkcMk k Utñdai Idowtia. - M ; ¡fJSt ÜSm