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E l amor al prójim o es uno de lo a * Í!^ 9 » rocoiu.oudo la n iü oi y 1. juTenayorea y m. s excolentea dones que l ^ud ; oultívad con pnmde- esmero su
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1- ------1... X ♦ educación cristiana; y p ro ^ rrio n a d le
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PUBLICACION MENSUAL
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FEBRERO de 1902
OREMUS PRO PONTIFICE NOSTRO LEONE
OREMOS POR NUESTRO PONTIFICE LEÓN XIII
Dominns conservet eiini, et viví6cet eam, et
beatnin faciat euin in térra, et non tradat eum
in aoimam iuiinicorum ejns.
El Señor le conserve, y le dé vida, y le hagJt
feliz en la tierra, y no lo entregue en las manos
de BQ8 enemigos.
S t n U A S Z O — Dignidad del M ia iu iiero .................. pág.
2S
Priiiinra Exponirtón S H l e a i a n s ..........................................31
Documenlos Salnsiaoos. — Discurso de D. Mannol RAnches
de i'Hstro, ProTesor de la Universidad de S evilla . . .
34
D r nukstkah MisioNRS. — GiislHqiiita (BcusUor) — M alto
G ro'so (B rasil) — Bogotá (Colom bia) — T ie r ra del
37
Fileno
Gdicihs de María A n x i l i s d n r a ......................................... 43
N ubstka COKKKSf>OMiRNCiA. — Ripaüa. S e villa , — Utrera.
— Valenula. — din-rtea. A lm agro (Bunuiis A ire s ). —
Ig lesia Matar Misericordias. — Iqu ique (C hile). — Quite
(Ecuador). — Poutibón (Colom bia) . - .............................4S
Cróiiioa S a l e s i a n a ..................................................................... 68
nib liogra fia
..............................................................................64
Meiuonas biográfloas de Mona. L u is L a s a g n a .......................55
NuKHrRos GRAiiAime —
Exposiotón de V aU A lioe: Loe tres
primeros grahadnt rnpmdiirsti algunos trabajos de las Kaoiielas de S. Beiiiuno Caiiavese — Prooosión de N tra , Bra.
del Boaario en Alm agro (Buenos A ire s).
¿Qnién es
ése qne se mantiene fir
me é inmutable como la roca, á to
das las embestidas, á todas las borrascas
y furias inferualesT Eso que, declarando
cual intrépidoé invencible general cruda
y abierta guerra á las ]»ote.stailes del
averno, desbarata sus tramas diabólicas,
desvanece sus planes y proyectos inicuos
y derriba por el suelo con mano fuerte
y al filo de ía espada, sus obras tenebro.sas
para establecer en sn lugar el hermoso
y espledente edificio de la luz evangélicaT
; Quien es ése cuyo heroico valor
aborda los peligros más eminentes, vence
las dificultades mayores y arrasta con ad
mirable resignación y paciencia los tra
bajos y sacrificios más penosos y repug
nantes á su naturaleza para extender la
gloriosa insignia de la Oruz y enarbolar
el sacrosanto estandarte de su Dios euamorailo? ¿Quiénes ése que cruzando iiacione.s enteras con la velocida*! del rayo
deboHta esiiesas selvas domle sólo habi
tan aniina)e.s feroces y fieras venenoaae
convirtién<lolas con sus constantes lal>ores eii amenos y deliciosos jardines que
]>r<Mlucen variedad de plantas y árlmles
fnitales de todas clasest ¿Ese que es es
perado por las gentes como el Angel del
Oran Consejo y lleva á doquier que em
prenda sn marcha triunfal la feliz nueva
de la aalud, do la alegría y paz verda
deras y de la felicidad temporal y etern a t i Quimil es ése j>or acabar de una
vez (pie es la admiración y estupor de
los pueidos, objeto de mil alabanzas que
le tritiiban por el resplandor de sus emi
nentes virtudes ó innumerables bienes
que presta á la sociedad en todos los ra
mos del saber hnmanoT ¿Quién es ésel
Y a lo sabéis Ese hombre que lleva á tan
feliz éxito tan colosales y maravillosas
obras, es un enviado del Cielo, es un
hombre todo do Dios, es « un pobre M i
sionero » ¡Grande por cierto ha de ser
su influencia sobro las naciones, más
grande su corazón y sin igual la digni
dad y misión que de lo alto ha recibido!
Efectivamente la dignidad del Misio
nero es la más excelente y sublime de
las dignidades dcl mundo.
¿Qué es un M isionero! U n Misionero
por razón de su vocación es la sal y con
dimento de la tierra; es ciudad de refu
gio situada sobre las eminencias de los
collados y cimas de los montes más
empinados para enderezar las sendas
de los miserables que vagan errantes en
el profnmlo valle de este m undo; es
una brillantíssima luz colocada sobre
el hermoso y dorado candelero de la
Iglesia Católica ])ara disipar con sus
rayos y fulgores las densas tiuieblas del
error y de la herejía, (¡ue se empeñan
en rasgar la túnica iuconsútil de Jesu
cristo.
¿ Quó es un prisionero! Es el clarín
del mismo Dios para anunciar á los pue
blos ignorantes íns maravillosos porten
tos y grandezas, las inflnitas misericor
dias del Criador para con su criatura;
es el bruzo derecho del Vicario de Jesu
cristo en la tierra; el sostén y apoyo <lel
esclarecido chu'o y el espejo sin nnicnla
eu donde aprenden Isis gentes á regular
su conducía. ¿Qné es uu Misionero! Es
un sabio agricultor de la extensa viña
del Señor ,el cual tiene todas sus deli
cias en cavnr y regar sus innumerables
plantas con la únicii mira y aguardando
el solo galardón y recompensa de pre
sentar al tín de su joruada sabrosos y
exquisitos frutos y viuo delicioso x)ara
la espléndida mesa del Señor. A I efecto,
todos los rigores é incomodidades que le
tributan el estío con sus calores y el in
vierno con sus heladas, son para él
perlas llovidas del Cielo, que las recibe
cou acciones de gracias; es decir: así
las lisonjeras y vanas alabanzas, como
las acerbas críticas y calummias de que
es objeto en el desempeño de su sagrado
ministerio, para él no son otra cosa que
nuevos collares y aderezos que subliman
y engalanan más y más su alta dignidad,
i Qué es uu Misionero ? Es uu delegado
(jue envía el soberano E ey del Cielo
j)ara hacer paces con la tie rra ; un apéstol infatigable que recorre el mundo en
alas del amor de que está inundado su
pecho, para dilatar sus reales pabellones.
¿Qué es im Misionero ! Es un vaso de
elección que difunde por do pasa el
suave licor de que está repleto y em
briagado ; un volcán de amor sagrado,
una viva y ardiente llama que se con
sume incesantemente en las aras del ai
rar ])or la espiación de los males y pe
cados de los hombres. Es un impávido
varón que escinlado con la segura asisteucia de lo alto y revestido con la do
ble y fuerte armadura de la fe y de la
caridad, combate al filo de la espada
cou ánimo varonil contra los tres ene
migos más crueles y eucarnizados de
nuestra fortaleza (el alma); es un experto
y sabio méilíco que cura las llagas ensangrentadjus del género humano, es un ama
ble y cariñoso pastor qne se desvela por
seunir á sus ovejas descarriadas y cuya
rolicitud y afanes se dirigen á conducirlas
á los pastos saludables y á las cristalinas
aguas del Paraíso. ¿Qué es uu Misiouero !
Es una solidísima columna de nuestra
sacrosanta Religión; uu sol que recorre
majestuoso su órbita eu el esbelto y azu
lado firmamento de la Iglesia, fecundando
á los que la componen coa el calor encendísiino de sus virtudes é iluminán
dolas con los rayos y fulgores inestinguibles de su eminente ciencia. ¿Qué más
se puede decir que es uu Misionero! Im
posible me es dar la última pincelada á
fin de que presente con caracteres de
tinta en el papel el cabal cuadro que me
he propuesto? mas para que quede me-
— S i
nos desfigurado una palabra más encer
rará. « Es uu hombre cortado según el
Sacratísimo Corazón de Jósus, modelo por
esencia y dechado perfectísisimo de to
dos los misioneros; es otro Cristo trans
formado. » Fallad, pues, ahora sobre la
posición que ha de ocupar este cuadro,
aunque tosca é imperfectamente delineado.
Sindudaquesu divinísimoministeriolemerece la más honrosa de la tierra; y asi es en
realidad de verdad: la dignidad del M i
sionero es tan excelente y sublime que
su solio se eleva sobre las nubes más altas
y penetra hasta el mismo Cielo empíreo.
A llí mora, allí reposa, allí tiene su man
sión recostado sobre el pecho del Cordero,
en presencia de su enamorado D ios; y si
alguna vez desciende á esta misera mo
rada de los hombres al ejercer su mi
nisterio, es solamente para anunciar á
las gentes his puras doctrinas que ha
bebido en aquella fuente perenne y río
deliciosísimo del costado de Jesús.
Tal es, tal debe ser el Misionero se
gún el espíritu de su vocación. Quien as
pire á honrarse con tan glorioso nomi)re,
menester es que sea tal qual lo hemos
dibujado, es decir, que reúna las dos so
lidísimas bases de Santidad ó Inteligen
cia : y quien no las tuviere, en vano se
gloriará del nombre más excelente y su
blime: Misionero.
jgjJposición de trabajos
de las Escuelas ialesianas de irles ij ificios”
A la Escnela Tipográfica del Oratorio signen
las de San Benigno Canavese y N iza Marí
tim a (Francia), cuyos trabajos, á ju icio del
Jurado, merecen los mas justos plácemes, de
biendo citarse entre los de la primera algu
nas ol)ras llevadas á cabo por el editor Clausen; el Catecismo de Doctrina Cristiana, ilus
trado con fototípograbados, cuya primera
edición, ya agoUula, lia sido muy encomiada
por todos los conocedores del arte, tanto por
lo que respeta á la buena composición y ni
tidez en la impresión, como á todas las de
más condiciones que reniie un buen trabajo
tipográfico; el libro de los Nueve Oficias al
Sagrado Corazón de Jesús, tirado todo él á
tres colores, inclusas las figuras que repre
sentan cada uno de los Oficios, viéndose tanto
en esta como en otras muchas, el fino y ex
quisito gusto en las combinaciones de viñe
tas y iH>rtadas.
N iza Marítima, aunque más modestamente
ba presentado trabajos interesantes y de bas
tante mérito, tales como UCEuvre de D. Bosco
cnyos contornos en sus Inen impresas páginas
están formados por hermosas y artísticas vi(1) Véase Nros. de Diciembre 7 Enero últimos.
ñetas, y desde luego su indiscutible valor
cubre algún i>equeÜo defec-tillo que pudiera
encontrarle el ojo experto del inteligente ar
tista. E l Souvenir un beau jc u r y sobre tpdo
Pensées filiales en puro estilo clásico son dignas
de particular encomio como modelos de es
tampación. Jj'Album des Travaux de Ville ó co
lección de modelos coinenúules, encierran mu
chas ventajas, tanto para el cliente como para
el tipógrafo, siendo verdaderamente un tra
bajo digno de elogio por sus útilísimos usos.
Los trabajos de la Gasa de M ilán indican
buen gusto en la elección de carac.teres tipo
gráficos y en la distribución de la tinta.
N ictheroy manifiesta claramente en sus
trabajos su importancia editorial, pues guar
dan todos ellos verdadera niiiformidad, aun
que todavía debe aspirar más y más á coloC5\rse al n ivel del moderno progreso tipográ
fico. D ignas de enumerarse son sus Lecturas
Católicas, pues aparte de algún pequeño de
fecto que mue.stran en las cubiertas, están
muy bien hechas: el espléndido RamaXhete
Patriottiao tiene sus páginas bastante unifor
mes y lleva un hermoso contorno en policromo;
sucomiiosición está inspirada en el buen gn-ro
y también tirada con gran maestría. E l Juu.
— 32 —
hace grandes elogios de lo bien sacados qne
están los fotograbados, no le encuentra nin
gún defecto y están reproducidos con verda
dera expresión gráfica.
Marsella ex])ono cosas de prim er orden. L a
JCmilie de Nialar tiene una impresión inme
jorable y una composición regular, según los
preceptos del arte, hallándose en las mismas
condiciones de armonía la anchura de niárgeties y la colocación de títulos. Correcta
inspiración y buena distribución de tintas
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nen el oficio qne han emprendido, proveyén
doles al efecto el material suficiente.
L ila y Puebla han presentado muy buenos
modelos de litografía. A lgunos trabajos en
negro y en cromo de los hechos en la segunda
de estas poblaciones, han merecido del Ju
rado mención especial. Son a d m ira b le y
dignos de encomio la industria y habilidad
con qne estas tres escuelas tipográficas han
hecho sus trabajos, apesar de los escasos me
dios de que disponen.
Hecho el debido examen de todas y cada
una de las Casas que han expuesto objetos
en la Sección tipográfica, el Jurado da por
terminada su relación, en la que ha consig
nado sus gratas impresiones, viendo con
gusto el interés que demuestran estas escuelíis eii el progreso artístico de sus obras, de
biendo congratularse los Salesianos por los
grandes adelantos que eu ellas se ven.
*
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' •-''V
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ExpoBÍción de Valsálice.
. Trait^jo de las Etouela» Saletianat de S. Senigno.
presentan algunos trabajos de estilo moderno
tanto de tipografía como litográfleos.
San P ie r d’A rena se distingue por su buen
gusto en los trabi\jos de última novedad que
ha presentado: en ellos se destac.tm diuide
luego la armonía de estilo en la ornamenta
ción que usa, siendo dignos de alabanza.
E l Jurado croe que las Escuelas tipográfi
cas de Parm a y Puebla tienen muy buen
peitional; pero desde luego se desprende la
falta de máquinas modernas y de todo lo ne
cesario que hoy exige el arte tipográfico. Oca
sión muy propicia se les presenta á los be
neméritos Cooperadores de dichas localidades
para hacer que los jóvenes obreros perfeccio
*
*
En la Segunda Sección figuraban los tra
bajos hechí>s en los talleres de Eiienadernor
ción de ocho Casas y á todas dedicó el Ju
rado frases de alabanza y encomio.
Merecen citarse las encuadernaciones de San
Benigno Caiiavese y del Oratorio de S. Fran
cisco de Sales de Turín. La primera se dis
tingue por su rica y variada colección de
encuadernaciones, tanto ordinarias, como de
lujo, lilúrgicas y do biblioUíca. L a Sagrada
Bibliay ilustrada por Doró tiene una labor de
gran precisión, mucha paciencia y sorprentlonte efecto, aunque la cubierta resulte pe
sada y voluminosa á causa del alto relieve.
N o se puede menos do admirar la delicadeza
y finura do las miniaturas hechas sobre el
canto dorato; la Fabiola, eiicuadernada en
pergamino blanco, con adornos y títulos en
oro y variados colores: el escudo de la So
ciedad está muy bien hecho, apesar de su
d ifícil ejecución: estas son las dos obras espec.isües entre otrjvs muy buenas que pre
senta.
L a Casa de Tarín expone una hermosa y
variada colección de libros encuadernadoSí
figurando entre ellos preciosos devocionarios
y libros litúrgicos, con varia<las molduras en
oro y á colores. Son dignos de notarse: los
libros-conteras por su solidez y las encuaderntuiiones en tela entre las qne sobresale la
Fabiola. También figura una variada serie de
libritos de memorias. D ignos de alabanza son
el cosido, la elegancia y la solidez de los
trabajos.
E l Amatmtr de N iza M arítim a es sencillo;
pero precioso, y sentimos no poder admirar
— 33 —
otros trabajos de un taller tan importante y
que desde luego serán de indiscutible mérito.
L a Casa de San P ie r d’A ren a p r^ en ta
buenos devocionarios y otros libros, siendo
en ellos característica la solidez en el cosido,
sobre todo en un registro. Buena encuader
nación en un M isal y hermoso dorado del
género G rolier presenta la Casa de Parma:
es una lástima qne el dorado interno no co
rresponda á la elegante obra exterior. Milán
expone un precioso Albu m de dibujos para
Exposición de Yitlsáltce.
mención los trabajos de Muri, Bolonia y M i
lán. También presentaron sus obras en este
ramo las Casas de K iza M arítim a, San P ie r
d’Arena, ValsáJioe y Touruay (Bélgica).
En la cuarta Sección, ó sea en la Zapnteriaf
figuran las Casas de S. Benigno Canavese,
N iza Marítima, Marsella, Oratorio Salosiano
de Turín, M uri, Bolonia, Novara, Mogliano,
Véneto, Milán y Quito. San Benigno sobre
salió por sus buenos trabajos, variedad de
modelos y cortes elegantes, aunque estos úl
timos presentm algunos defectilíos solo apre
ciables por el ojo ex[ierto é inteligente.
N iza Marítima y Marsella tienen Imoiios
trabajos: algunas muestras son muy elegantes.
Turín presenta buenos y variailos modelos,
y tendrían una labor aiaibada si fm*sen más
esmeradas las proporciones de las formas.
Muri responde muy bien á las necesiilados
del Norte. Elegante y moderna es la forma do
Bolonia, y en resumen todos los trabajos do
las restantes casas manifiestan elegancia y
solidez.
En la quinta Sección, Carpintet-ia, exi>oneii
obiotos las Casas de San Benigno, Turín, N iza
Marítima y Novara. Un mueble formado por
tres cuerpos con tallado muy bien beebo y
mny á projiósito; varios muebles de sala con
sus adornos correspondientes y unas puertas
para Iglesia, de estilo románici/, con dibujo
y labores en talla muy bien concluidas colo<mn á San Benigno en primera fila. Sigue
Turín que ha presentado una variada y bo
nita colección de elegante y sólida construoción, mereciendo citarse una mesa de estilo
de Luís X V , muy bien hecha, aunque un
poco pesada.
Trabajo de lat Jiecuelae Üaleeiana* de S. Benigno.
Sastres. Buenas encuadernaciones presentan
las Casas de M uri (Suiza) y Puebla, advirtíendo que se trata de jóvenes priucipiautes,
pero que dejan entrever grande ingenio, y
no dudamos en augurarle fe liz éxito en el
porvenir.
£1 Jurado de la tercera Sección, esto es
de la Sagtreria, hace algunas advertencias y
observaciones prácticas para poder examinar
mqjor otra vez los objetos expuestos, siendo
de este modo el ju icio más fá cil y seguro.
Coloca en primer lugar á la Casa de S. Be
nigno Canavese, y juzga dignos de particular
L a Sección de Cerrajería está representada
por las Casas de Sau Benigno, Turín y San
Pier d ’Arena. San Benigno ha presentado
dos hermosas veijas, muy bien hechas y con
mucho gusto en los dibujos, sobresaliendo la
más pequeña por su finura y delicadeza, aun
que no tiene un solo estilo sino varios com
binados. Los trabajos de las otras casas están
muy bien conclnidos, tanto i>or lo que hac«
á los distintos dibujos, como á la solidez y
demás buenas condiciones.
(S e continuará.)
— 34 — .
^ocum eníos Salesíanos
—iOO#i«
j^ucesof de Bon J|osco
» >
E
evm o.
Se ñ
o r
:
Se ñ o r e s:
lamentaciones y los cánticos de
m I í? ^
fíWe/jya do la Semana Santa, qne
I] | v ^ ' ayer tonninó han infinido en mi
^ 1 '^ y mente, do modo tal, quo mis palahros no i)odrán monos do ser un
eco do las í^randes tristezas y alearías que
aconipafiau á la memoria de los misterios de
la Küdonción. Quiero, sin embargo, decir
sólo allduja; y así empiezo i soa enhorabuenal
Alegrémonos, sí. Aunque para dar firmeza á
un corazón sincero basta la fe, B ios ha que
rido confortar el vuestro y e l mío, llenaudo
de m ilagros el mundo. A l eterno m ilagro de
la conservación de su Iglesia, en lucha con
todas las líotestades seculares, y contra todas
las previsiones de la prudencia humana, agrega
de tiempo en tiempo, maravillas nuevas, quo
se ven con sólo abrir los ojos; y una de ta
les maravillas, la O b ra d e D . B oeco , es la
que nos reúne aquí al lado de un esclarecido
Sacerdote Salesiauo á quien saludo con todo
e l entusiasmo de mi alma creyente.
Sea enhorabuena. Sí, ante las calamidades
que afligen á nuestro siglo moribundo, se
sobrecoge de temor el ánimo y piensa en los
ángeles del Apocalipnist, que van derramando
sobro la tierra las copas de la ira divina;
preciso es alegrarse tmubióu roconooietulo que
otros ángeles se encargan de derramar los
cálices d é la infinita m isericordia; y que así
como en el desierto hizo brotar Moisés cris
talinas aguas de roca dura, asi ellos, en el
vasto erial del mundo, ha<íen brotj\r de los
corazt>ues yertos hw aguas de la caridad, que
saltan hasta la vida eterna y, en su catarata
ascemlionto, reflejan los colores del iris y fe
cundizan y alumbrau este va lle tenebroso de
lágrimas.
En el programa de esta fiesta de fam ilia,
pues faniilia son los cooperadores salesianos,
se me pide un discurso; y, aunque yo pu
diera ser capaz de hacerlo alguna vez, jamás
l l ) F.atP «IJsonrso fn^ proTmneiado por el Sr. D. Manuel
Mm'her ele Cantro. Prof**!*or de la Universidad de Se*
Tilla en la volada litera’-io-mnsiral celoletada el 3 de
Abril del 1S19 en dieha Canital en houox de nuestro
Rector Mayor, D. Miguel Riia.
«
<•
se me ha pedido un imposible tan grande.
Recuerdo, sin querer, unos versos que dicen:
« Hay en todas las ruinas una historia
Cnyo baldón y gloria
En sns estrofas eterniza el vate.
Del escombro amarillo nacen flores
Do van los ruiseñores
A cantar las leyendas del combate » (i).
Creo, pues, que á vosotros, poetas, se os
debe ceder el puesto. Cantad: cantad, sí, so
bre las flores nacidas en los amarillos escom
bros de las sociedades modernas, la leyenda,
6 mejor, la historia del perpetuo combate en
tre el bien y el mal, entre los hijos de la luz
y los hijos de las tinieblas: cantad el bal
dón de la ciudad terrena y la gloria de la
ciudad celeste: y que no resuene mi pobre
palabra h o y , cuando el mejor y aun el
único discurso consiste on contemplar la faz
venerable del Sacerdote prim ogénito . de la
gran dinastía de D.. Rosco, quo, junto á la
cruz pectoral de nuestro P re la d o , recibe
estos homenajes de admiración, de gratitud
y de cariño. G-ran dinastía he dicho, sí: más
grande que las de los Faraone.s y los Césa
res. TJii probre cura de Tarín, mientras los
revolucionarios desolaban el suelo de su ]»atrijt, fundó un imperio; y aquí tenéis á su
inmediato Sucesor, que anda recorriendo sns
dominios, más vastos qne los que visitó A dria
no, y es recibido on todas partos con mayor
esplendor y magnificencia que los Augustos
vencedores: qne ai ellos pasaban bajo loa ar
cos de triunfo levanfculos por sus súbditos,
este humilde Sacerdote pasa bajo los techos
de los asilos levantados por la caridad, que
son los arcos triunfales más hermoso.s de la
tierra; y si los Césares llevaban consigo, en
humillación y esclavitud, reyes y muchedum
bres aherrojadas, éste Sacerdote, en cambio,
encuentra.donde quiera qne va, muchedumbres
de ángeles que le llevan eu palmas; turbas
sí, de adolescentes no humillados sino engran
decidos por el santo amor al trabajo, y no
esclavizados sino libres por el santo temor
de Dios.
Tollos han reconocido este hecho innegable.
Don Rosco, á quien conocéis perfeiítsMnente,
ha sido e-alifiwulo de hombre « providencial, »
(I). Itnrribarría.
— 35 —
de « hombre del siglo. » Su uombre y sn
obra se han escrito ya en todas las lenguas
europeas (1). D e él han hablado, haciendo
coro á Pontífices y Prelad.os y á la Iglesia
universal, jurisconsultos y sociólogos, econo
mistas y estasdistas, políticos y periódicos
liberales... y todos han hablado bien, ¡oh pro
digio!, á pesar de que la natural condición
y actual propensión de la crítica, es, precisa
mente la do hablar mal de todo, fuere lo
que fuere.... en no siendo de casa.
Me creo, pues, dispensado de estudiar la
obra salesiana y las causas de su rápida pro
pagación, todo lo cual daría materia á mu
chos discursos: y, por eso, he de fijarme sólo
en lo que me parece fundamental en ella,
ea á saber: en el princii)io de donde procede
que es el mismo que informa todo cuanto de
provechoso para la vid a humana existe en el
mundo.
En el cual moran, como ya in d iqn ^ dos
ciudades, que la sabiduría eterna distingue,
desde las primeras páginas de los libros san
tos, hablando sin cesar de los hijos de Dios
y de los hijos de los hombres. A la con
quista de la vida se lanzaron ambas, llevando
cada una su bandera: el amor de D ios hasta
el desprecio de sí mismo, la ciudad celeste;
y el amor de sí mismo hasta el desprecio de
Dios, la ciudad terrena, según demuestra San
Agustín. Parodia la ciudad terrena de la ciu
dad cele.stial, no es venladera ciudad, sino
agrupación atomística de fuerzas incoherentes;
ni sn amor es más que una burlesca sombra del
amor verdadero. Y si, como está escrito en mil
páginas indefectibles, el amor es la vida, y
el (jne no ama está muerto, que terminante
mente dice San Juan (2), aquella ciudad donde
no hay verdadero amor no puede dar frutos
de vida, y todas sus obras, por brillantes que
parezcan, son obras de muerte.
L a vida es, sí, el amor: tal es el pensa
miento que me ha sugerido la consideración
de la Obra de D. Bosco, y del que me atre
vo á decir algunas palabras delante de vos
otros,—Ecxmo. Señor, y ministros de la
Santa Iglesia, y de vosotras, piadosísimas se
ñoras de Sevilla,— precisamente porque creo
que la hermosura de asunto tan conocido
hará que ajmrtando la atención de mis toscas
frases, podáis seguir el hilo de oro de vues
tras propias ideas.— La vid a es el amor. A n a li
zando la vid a racional, que es la más perfejita
y puede decirse que la única, la observación
descubre tres oi>eráciones, tres en una, i>ortentosorefleio de la Trinidad soberana. Esas tres
operaciones son un conocimiento, una compla
cencia ó un éxtaeis que aquel engendra, y un
amor ó tendencia expansiva que de las dos ope
raciones dichas procede. K o siendo absoluta
{1). V é* 8e el folleto Brete* noticúu tobre Dom Botoo
y la Obra Sale*iana,pág. 52.
(2). Qui %o» diligit, manet in morte. Epírt. I.* C. I I I ,
T. U.
la vid a en el ser humano, nesesita, para el
conocimiento, verdad; para la complacmwia, be
lleza; para el amor, bien. A sí es la vida di
vin a; mas, como es la V ida Absoluta, ó cu sí
misma y por si misma, no cabo concebir eu
ella <listiución reiü entre al acto purísimo y
el objeto. Dios es, por tinto, conocimiento y
verdad in fin ita; Dios es delicias, ó éxtasis
y belleza inamisible y eterna, y Dios es amor
sin límites y bien sumo. El Padre es el ser,
la intelección, la verdad ab soh iti; el H ijo es
el esi)leudor del Paiire, la Belleza increada,
el A r te del Omnipotente, como le llama San
Agustín (1), las delicias divinas, como en el
Joriláii y eu el Tubor le proclamó la voz de
lo alto (2 ); y el Es¡)íritu Saiite os el amor
inmenso, tin inmenso, que no sólo abarca la
infinita esencia, sino que, sacando á Dios fuera
de sí, inefable expansión, le mueve á crear la
luz y los astros y los seres tedos, poniendo
eu la nada el prodigio de la vid a; en el al
ma humana, los reflejos de la divinidad; en
el seno de una V irgen, el mismo Verbo eter
no; eu la haz de la tierra, el monumento in
m ortal de la Iglesia Católica, y en loa tibernáculos el Pan de los ángeles convertido en
alimento de los hombres. Eu el misterioso totragránmaton del alma
humana, las operaciones de la inteligencia y
de la sensibilidad á las de la volu u tid se or
denan: es decir: el conocimiento y la delecfcicióu que éste engendra, se terminan en el
amor; y no hay vida en sentido adecuado, si
no hay am or: porque la vida es m ovi
miento, es dinam ism o; y el conocer y el
sentir son, por sí solos, extáticos, siendo
únicamente dináini(M) y espansivo el amor.
P o r eso, en el orden sobrenatural, la primerá de las virtudes es el amor, la cari
dad, como ha dicho San Pablo (3 ); ))or eso
en el ineío orden natural, toda.s las cieneias,
quiéranlo ó no, u))Oitan sus deducciones 4
la ciencia del a:nor, que es la M o ra l; y ¡mr
eso, aun en nuestra vida inerameiite orgáuicii,
no ea el cerebro, medio para conocer, ni la
médula, centro (íe las sensaciones, los que
constituyen la v id a ; sino el oonizón, foco del
amor, llamado por la ciencia primum viváis
et ultimum moriens, el primero, sí, que v iv e
y el último que descansa, y el único que
v ig ila en el sueño, y el único que lucha con
las agonías de la muerte, y el único que, aban
donado ix)r los demás órganos, petrificadlo ya
el cerebro y paralizada la médula, todavía
sigue latiendo, como si él, pobre viscera de
carne, fuera el depositario único de la vida
qne se extingae.
¡ Dichosos los que aman! Esos viven y
son los únicos que viven. La generosa Pro
videncia de Dios ha dado, por ig u ^ , vida á
los hombres; porque, si ha distribnído en
O. De Trinitate, lib. VI, c. X.
(2) . 8. Mat. III. 17 — XVII, 5,
(3) la. A.á Corint. X lll, 13.
— 36 —
diversa proporción los dones intelectuales y
las delicias de la tierra, ba grabado del mis
mo modo en todos los entendimientos la
ley santa del amor, que es la ley natnral,
particii)acióii de la eterna ley. 8i queréis
averiguar donde está un boinbre vivo, no
le preguntéis, x>aes, si sabe, ni si es fe liz :
preguntadlo si auia. ¡ Soberana democracia t
{ Maravillosa ignuldad que nivela á los igno
rantes y afligidos con los sabios y los veutoroBOS, y aun puede encumbrarlos sobre
los tronos de la realeza y sobre los pedes
tales del g e n io !—T a l es el titulo de vues-
fiMnnutrtiki
í
^....
Exposición de VaUálice.
Trabajo
bt* jEaovéla* ¿!ate«iana« de S. Bmigne.
tra grandeza, mujeres que me oís; mujeres, í^,
que, oomo ha diobo Calderón,
Aqueste nombre
£ b omejor requiebro para un hombre.»»
Los modernos reformadores os quieren pros
titu ir invitándoos con la oíoiicia humana; os
quieren arrancar la vid a , que es el amor,
vuestro nobilísimo destino, para que enten
dáis do garabatos algebraicos y de reóforos
eléctricos. N o envidiéis á los sabios ni á los
imderosos. vosotnrs que fuisteis los únicas que
en las calles de Jorusalén vertisteis lágrimas
ante el amor divino que iba á morir, y las
únicas que acudieron de madrugada á su se
pulcro para ungirle oou aromas. Tened enten
dido que más grandes que N ew ton y K eplero
son Sta. Móuica y Sta. Teresa., y más qne
Fraiiklm y Humbolt, D.* Berenguela, madre
de San Fernando, y M argarita Ochiena, ma
dre de Don Hosco.
Si la vid a es el amor, la ciudad terrena,
donde no hay amor, no puede producir actos
vitales. Esa ciudad está fundada, sí, como
dice S. Agustín, en el amor del hombre á sí
mismo; pero este amor, aunque fuera verda
dero, no es amor viviente. ¿Qué es el amor
del hombre á sí mismo, sino una fuerza sin
expansión, encerrada dentro de su propio
fo<ro 1 Acumulad cuanto vapor queráis en una
máquina; pero si iio abrís las válvulas para
que salga fuera de sí, no podréis producir
el más leve inoviinieuto. E l amor del hombre
á sí m ism o; el amor de la humanidad á la
hnmauidad; la ñlantropía, en una palabra,
es un contrasentido: amor iiiinaneiite ó extá
tico, fuerza sin válvulas, y siu salida que,
necesariamente, desimés de hervorosa é inú til
agitación, ba de parar en la inercia. Sin el
amor infinito qne Dios tuvo á sus criaturas,
es decir, á seres que no eran El, la misma
omnipotencia divina quedaría dentro de Dios
eternamente; y jamás sonaría la primera hora
del tiempo, y jamás luciría el primer rayo de
nna mañana, y jamás vibrarían los primeros
cánticos de las aves, ni los primeros mur
mullos del mai‘, ni las primeras i)alabras del
hombre. Pues ¿qué es el hombre para que
pueda contrarrestar leyes universales y eter
nas T Y si Dios mismo no ha comunicado la
vid a sino por el amor con que nos am ó; y
por infinita caridiui creó el mundo ; y i>orque
amó á los suyos hasta el fin los redimió, sa
liendo de si mismo como si fuera poco para
E l la inmensidad de su esencia, ¿quién será
el insensato que crea v iv ir y dar la vida
encerrando su amor eii los estrechos límites
de este globo, infiuitumeiite más peqneño que
el propio corazón humano T
L a ciudad terrena no v iv e : se agita en
hervor continuo de pasiones, como la sui)erficie de los mares, que pretenden inundar
playas y asaltar rocas inaccesibles, y yacen
presos entre las montañas de hielo de ambos
polos. En cambio la ciudad celeste, la ciudad
del amor verdadero como esas grandiosas
corrientes interoceánicas que, siempre á ana
misma temperatura, llevan calor á todas las
aguas y gérmenes á todas las riberas, va ca
minando sin cesar, con violento impulso que
arranca del amor del Corazón de Cristo, para
esparcir la vid a por toda la redondez de la
tierra.
(S e continuardj.
.3 k
i^DE NUESTRAS MISIONES sf»-
G L -A L j^131U:2A (Ecuador).
(Relación de D. Francisco Mattana) (1).
(Continuación).
£21 8 d e d c i e m b i ^ . — £<a. s e x * p i e i i t : e
b l a j a c a . — P u n o x 'i i m a . — X^os
x*os d e I n d n x i z a . noss s a l e n a l e u c n e n t r o .— E n l i i C a b a n a d e l C a p l-t£ln T u c n p í . —
L o s J íb a r o s d e
n Ú C én d ez e n s ^ u e i* r a c o n l o s !P u t :o «
c u m a s *? — P o r u n c a m i n o .
Am aneció el 8 de Diciembre memorable para
todos los hijos de D. Bosco, y yo, como des
pertando á nueva vida ¡que emociones tan gra
tas sentí al verm e como perdido en aquellas
v ir g e n ^ selvas I Sentado en el tronco de un
árbol, confesé á los pocos cristianos que me
acompailaban y después celebré Misa solemne
en aquellas soledades, siendo el primer M i
sionero que ha tenido esta dicha. A l 0U>ria
in excelsis J)eo me pareció que los A ngeles del
Paraíso se habían unido á los A ngeles Custo
dios de los habitantes de estas regiones para
entonar tan hermoso himno al Supremo H a
cedor, rodeando al pobre Misionero Salesiano,
al Áliuistro del Altísim o. Llenos de jú bilo los
santos A ngeles habrán exclam ado: P o r fin ha
llegado el tiempo de salud y misericordia para
estas niunerosastribus, mamlandoelSeñor tres
veces Santo á su Ministro aunque indigno, para
que destruya el imixjrio de satanás y coligu e
en su lugar el hermoso reinado de Jesucristo.
Los alegres trinos y gorjeos de las inofensivas
avecillas y losrugidos de las fieras paret^ que
respondían misteriosamente al í^anto religioso
de la Iglesia, Inusitada satisfacción esj>erimenté ante el pensamiento de que mi débil
voz se unía á la de todos mis hermanos, exten
didos por diversas naciones del A ntigu o y
N uevo Continente para alabar á la Madre de
la pureza, á la V irgen sin mancilla, y arro
dillado ante este pobre y místico altar, le p e ^
de todas veras la bendición para este trabajo
a]>ostólico, la prosperidad de todas las M isio
nes. y sobre todo las de nuestra amada So
ciedad; que acelerase el triunfo de la Iglesia
Católica, y por último que concediese la ver
i l) Véase el número de Enero pág. 14.
dadora paz á todas las Naciones y do un modo
especial á esta querida Bepública dei Kcuador,
nuestra amada patria adoptiva. Concluido el
Santo Sacrificio y colocada una lierraosa Cruz
en el lugar donde lo había celebrado, conti
nuamos nuestro («vmino. A medio día llegainos
á la mitad del monte Giainqniza, y á la sa
lida de él encontramos una serpiente venenosa,
completamente blanca, de más de un metro de
larga y á la que aquí llaman Ooripiuipia, Los
Jíbaros creen que muerde con la cola. Desdo
este sitio se descubre un panorama hermosí
simo: á lo lejos se ve el monte Azuar-, al N. se
hallan las minas de Sigsegm donde los habi
t a n t e de este pueblo extraen bastante oro:
más allá e t á la Jibaria de Indanza con her
mosos valles y colmas entre los que hay un
camino hecho por ios Jíbaros, poniéndolos en
comunicación con el Pongo. A la otra p a r te .
está el Runa uzcu (cerro del lu dio) y al na
ciente de e t e se descubre Chingiiinda que es
un pueblecillo habitado por indios. Después
de haber disfrutado un buen rato de tan her
mosa vista, continuamos sin dificultad, encon
trando varios riachuelos Inista que llegamos al
río Yamguis, y contiiiusiiido por la margen
opncista nos encontramos con el monte Mag~
zongu, desdo cuya cima se ve el hermoso va lle
i'íínírMÍíWíua y también un hermoso ])anorama:
para pasar la noche nos acercamos á las már
genes del üendende.
A l día siguiente fsildeainos ol monte Turmansa, u n i é n d o s e l a s a l monte Jíoalmiítta, donde principia el camino do Moacka,
em p l^odose hasta el rio Zamora dos días de
camino. A q u í paramos á reciii>erar nuestras
fuerzas, gozando de la vista encantadora de
ludanza, y al saber los Jíbaros que llegába
mos salieron bastantes á esperarnos. IJenos de
entusiasmo me decían: — ¡A h Padre Fran
cisco! A vos mucho guerimdo todos Jibaros esta...
Nosotros, Indanza llegando, hay mucho descan
sando y mucho puercos, gallinas, plátano, yuca,
camote comiendo y mucho chicha tomando bueno
está....y diciendo esto todos me rodearon be
biendo, bailando, corriendo, gritando, etc. etc.
M e ofrecieron uvas, plátano, yuca y su in
dispensable y excelente chicha con la cual reco
bramos las fuerzas para continuar el %'iaje.
Encontramos los montes Goleumen, Sacared y
CaXcúmpide, Uegaudo después á Indanza. E l
Capitán de los Jíl)aros, Tucupí, nos recibió
muy bien, y a llí nos dijeron que unos 500 Jí-
— 38 —
baros do Méndez habían pasado por el misino
camino que nosotros con el fin de atacar á
loH de Patocnnias, para vengarse de las muer
tes que aquéllos habían causado á éstos. Me
detu ve algunos días en ludanza, y en este tiem
po los prediqué 6 instruí, administró algunos
bautizos y después tomé datos de toda esta
])rovinr!Ía por lo que hace á su clima, produc
tos, habitantes, y sus costumbres, etc. etc. así
como también la dirección que ha de dárselo á
un nuevo camino que conduzca á Gualeceo. Los
liabitaiites de este pueblo lo habían empezado
hace tres ó cuatro años, pero circunstancias
eapociales les liicieron abandonar su empresa,
liste medio de comunicación centuplicará desde
luego la riqueza, pues la tierra bien explotada
es una nueva tierra de promisión.
La provincia de ludanza confina: al N . con
el
de Aziicar y las Minas de S ig sig ; al E.
con el pajón de Ühondeleg y la Cordillera que
la sopara do Yuuganza; al B. con las colinas
y montanas que la separan de loa ríos Romboisa y Zamora, y al O. cou los montes Cal<uuncu, Magyongu y otros. E l río la atraviesa
completamente de K. á S. Su clima es dulce
y muy saludable, ]>ues el termómetro marca
en estos días (10 de Eiciem bre) de 27 á 29
grados centígrados de calor. Las llanuras de
Indanza son fértilísimas, produciendo muchos
y variados frutos. L a coiistriicción de una vía
férrea desde Gualaceo á Indanza costaría muy
poco y reportaría incalculables ventajas.
Puede decirse que ésta ha sido la primera
vez que los Jíbaros de Indanza han visto á
nu Misionero y por consiguiente la primera
vez que han asistido á las funciones religiosas
que hemos celebrado y á la administración de
Sacramentos. Es consolador el ver como visi
tan el altar improvisado en un ángulo de
la casa del Capitán Tucupí. El toque de la
campanilla en el Santo Sacrificio de la !Misa
es para ellos una cosa nueva y así como
del otro mumlo, no pudiendo ellos comprender
como se proiluceu tales sonidos, por lo cual
después de Misa todos querían tocarla. A d m i
nistró el Santo Bautismo á más de treinta ni
ños y á algunos adultos enfermos, siendo pa
drino nuestro liermano V ir g ilio A vo lo s y los
otros que me acompañaban. Algunas voces me
veo obligado á hacer do médico, y al dar las
medicinas á los enfermos creen que uso de
brujerías. iPobrecitosI iC iiánta es su igno
rancia! E l haber sanado muchos con los re
medios que les he aplicado, pues siempre llevo
el botiquín, me ha cotiquistado una fama in
descriptible.
Es m» espectáculo sorprendente el ver como
los pobres .libaros hacen la señal de la cruz
y rezan el Padre nuestro y A re .}[aria, iCuánto
consuelo encuentran al rezar estas cortas ora
ciones! E l buen Dios. Padre de misericordia
y do bondad les ha hecho comprender con sus
liUMvs tH'b‘stiales la grandeza y sublimidad del
Bauto Evangelio y la alegría y paz que dis
frutan los que i>crteneceu á la Iglesia Cató
lica, fuera de la cual no hay salvación. En el
poco tiempo que estuve entre ellos, les enseñó
á hacer la Señ'al de In Cruz y á rezar las ora
ciones más usuales, como son el Padre Miestro,
Ave Uaria^ Gloria Patri^ Salve, Credo, etc. etc,
haciéndoles comprender de la mejor manera
que me fué posible como D ios es Criador, Remunerador, y en general lo indispensable para
poder recibir el Santo Bautismo. En todos ellos
obraba prodigios la divina gracia porque gran
des y pequeños, hombres y mujeres me rodea
ban y todos repetían con ansia cuanto les
decía, teniendo las manos cruzadas y besaban
el Crucifijo cuando se lo presentaba. Para ex
citarlos á retener en la memoria cuanto les
había dicho, les regaló objetos piadosos. Puede
decirse que estos Jíbaros de Indanza corres
ponden perfectamente á los sacrificios que por
ellos se hacen: para mostrar su agradecijnieiito nos llevaban lo mejor que tenían de
sus víveres, los cuales consisten en carne de
cerdo, gaUiuas, uvas, plátano y otros frutos.
Terminada la Misión dispusimos todas las
cosas ])ara el viaje. Después que celebré la
Santa Misa, coloqué una hermosa Cruz en el
sitio donde había estado el altar, bendiciéndola á la vez que lo hice con la exuberante
y rica provincia de ludanza. T a todo prepa
rado, emprendimos la marcha acompañados de
algunos Jíbaros que el Capitón Tucupí mandó
con tal objeto, repartiéndoles antes varios obje
tos litiles, piezas de paño, camisas, cuchillos,
esi>ejua, hilo, ote. etc. Los pobres, con los ojos
arrasados en lágrimas me decían: «^ P o r qné^
Padre Fratwiseo, á nosotros abandonando que
riendo así pronto? Xosotros Jíbaros á vos Padre
mucho queriendo^ vos mucho bueno estando aquí
parejo siempre vÍvie7ido bueno estando. X vos y
¿por qué otra tierra yendo queriendo? » A la
vez las pobres uiiijeres, con sus hijos en brazos
y llorando, me suplicaban que no las abando
nase tón pronto. Estos momentos son tan crítico.s y estas escenas tan commovedoras que
el Misionero, aunque todo lo li.a abandonado
por la gloria de D ios y la salvación de las
almas, no puede menos de mezclar sus lá gri
mas cou las do aquellos pobres salvajes. Bien
hubiera querido ceder á sus ruegos y que
darme algunos días más entro ellos, aprove
chando su buena voluntód, para instruirlos
más y más en nuestra Santa R eligión: pero
teniendo ya conocimiento do mi llegada los Jí
baros del vasto territorio de Méndez, aunque
con mucho sentimiento tuve que abandonarlos.
Sin embargo, para animarlos, les prometí que,
D ios mediante, les haría pronto otra visitó para
estarme con ellos y hacer de padre, protector
y amigo, diciéndoles además que l u i r í a al
Señor por ellos todos ios días, y que ellos en
mi ausencia procurasen v iv ir bien y no hacer
la guerra á otros Jibaros. Después de hora
y media de tmmino, abandonando las faldas
y llanuras de Indanza, en las que se hallan di
seminadas las casas, encontramos un frondoso
árbol que nos causó gran admiración porque
1
— 39 —
estaban cubiertas 'de flores amarillas y encar
nadas solamente las ramas bajas del tronco.
Los Jíbaros lo llaman Ubarima y produce unos
frates parecidos á las manzanas, i>ero muy
amararos. Continnando el camino llegamos al
río Imlauza, que llevaba miicba agua á. causa
de las grandes lluvias. H ubiera sido una te
meridad el intentar vadearlo: por otra parte
no teníamos con que hacer un pasadero, por
lo cual allí tuvimos que pararnos hasta que
disminuyeran las aguas.
(Se eontinmrá.J
M A T T n C E 0 8 S 0 (BresH ).
(Relación de D. Juan Raizóla)
Cayabá 15 de Noviembre de 1900.
B
eym o
.
y
A
m a d ís im o
Se . D . M ig
uel
R
úa:
Beo gratias! Se han cumplido los deseos de
dar Misiones á las tribus Bacaiijs y Cajabís,
situadas al S". de Matto Grosso. Las grandes
dificultades y los muchos peligros que se nos
presentaron al principio, fueron felizm ente
superadas, gracias á la protección de María
Auxiliadora. A h ora regreso á Guyabá después
de cuatro meses, por lo que v o y á hacerle la
relación de cnanto ha ocurrido.
a n te c o < l< * iiio H . - C a r á c t e r
IiK Ü oft* C njal'>ííS.
L a salvaje tribu de los Cajabís, que llena de
espanto al que ve sus moradores por vez p ri
mera, puebla las florestas del Paranatinga y del
río Verde, hallándose entre los 57®. y 58”. de lon
gitud Occidental y entre los 13°. y 15®. de la
titud Sur. H a s U el ano 18«0 había limitado
BUS correrías y depredaciones á la pacíüca tribu
de los Bacairjs, obligándola en poco tienpo á
trasladarse: parte de ella ocupó las riberas
del río Kinzu, permaneciendo en estado salvaje,
y la otra parte eligió las del río Arinos, con
lo cual fué acercándose más y más á la c iv i
lización y pudo abrazar el cristianismo.
Entre estos últimos se refugió un oficial de
Marina, á quien perseguían unos masones por
que había reveladlo secretos de su secta. En
diez años les enseñó á leer, escribir y á cul
tivar los campos, y sus asiduas observaciones
descubrieron la goma elá.stica en Matto Grosso
V que hoy constituye una verdadera fuente de
iiqiieza. Siguiendo esta explotación, el ano
1893 llegaron hasta el río Paranatinga, donde
se hallaban los indios Cajabís; en tres años
no se dejaron ver de aquellos, i>erinaneciendo
siempre ocultos, sabiéndose que vivían allí
solamente por las señales que se veían. P o r
fin los más decididos intentaron explorar las
márgenes del río Verde, y un día vieron mul
titud de indios Cajabís que huyeron al mo
mento al verlos, quedándose solamente el Ca
cique para hablar con uno de los otros que
deniostró más arresto: hablaron algunas pa
labras. pero á cierta distancia, lia.sta que apro
vechando el Cacique un momento de descuido,
atravesó al otro con una flecha.
E n 1899 fueron nuevamente varios explora
dores llevando como jefe á un alemán, poro
se vieroy acometidos por multitud de Cajabís
y tuvieron que retroceder. Su carácter feroz,
como decimos antes, y vengativo no perdonó
medio ])ara destruir las cabañas, de los Ba
cairjs, tanto es así que e.n A b r il de 1900 so libró
una sangrienta batidla, causando i*stos en
aquéllos varios muertos y heridos. Atacaban
do nii modo muy traidor, por lo cual tuvo que
intervenir el gobierno, preanpnestando una
suma respetable (mas 20. 000 jresetas) para su
persecución. E l mismo 1>. i^Falán se otreció
para ir á catequizarlos y hubiera ido do hecho
si su salud se lo hubiera permitido, por lo cual
encargaron á un servidor.
P i - e o n v a t i v o s y i i i a i 'c H a . - I 3 o m l a « l
d e > X o n s - d ’ A . i i i o a r . - 10a y U l í i < le l
X t o í s a r l o . - X Ja i > e q a « i i o ia e < > iiv < —
u ie u t e .
Como es de suponer empezamos á preparar
lo necesario, pues la expedición debía durar
cerca de cuatro meses, no pudieudo salir el
10 de Mayo como se había acordado. E l
día 19 del mismo mes, reunidos todos en el
Colegio, celebré el Santo Sacrificio de la Misa
á las 4 de la mañana, á la cual asistió el Te
niente Coronel D. Manuel de Silya Randón,
el geómetra I ). Evaristo Josetti y otros va
rios que debían acompañamos baste V illa del
Rosíirio. Después que nos despedimos de Don
Malán y de todos los hermanos, in nómine T>6mini y bajo la protocxsión de María A u xilia
dora emprendimos el camino. A la salida de
Cuyabá me dieron una carta de nuesfro ce
losísimo Obispo, Mons. Carlos d A in ou r en la
que, además de darme todo género de dispen
sas para el deseiniHiuo de mi ministerio me
mandó su bendición ei)iscopal y mletiúis me
decía que en aquella misma hora celebraba
el Santo Sacrificio de la Misa i>or mi inten
ción. Con annas ten poderosas salimos llenos
de bríos, dispuestos á arrostrar todos los ikíI í gros que se presenteraii.
Después de tres días de viaje á caballo y
en los que anduvimos unos 130 Km., llegamos
á V illa Rosario el 21 de Mayo, i>ermanecieiido
allí hasta el 3 de Junio. En estos días conocí
á todos nuestros amigos de aquella localidad,
dispensándome toda suerte de atenciones. Tam
bién hablamos de los bienes que i)rodacirfa
un Colegio en Rosario, y es tanto el deseo
que tienen de que vayaii allá los Salesianos
que me dijeron eligiera el terreno que más
rae agrada.se, y aunque señalé un trozo, les
dije que nada en concreto j>odía hacerse hasta
que regresara de Ita lia D. Malán. Nos vendría
muy bien una Casa en esta í>oblacTÓn por
e s t ^ en el centro de las diversas tribus que
— 40 —
liemos de catequizar. E l día 3 de Junio sali
mos «lo esta Ciudad á las 3 de la mañana,
des|iii6s de celebrar la Santa Misa, acompañán
donos uii buen rato más de 25 señores de V illa
Kosario, mostrando con esto el amor que tie
nen al Misionero. Marchamos hacia el N orte
durante dos días, siempre faldeando la cor
dillera Tumbador. |Quó iiensaniientos cruzaron
por mi mente! En una di.stancia de ToOO Km.
ó más, no se encuentra ninguna fam ilia civ i
lizada, ni casas, ni capillas, y en fin, absolu
tamente nada: solo existen ¿jiandes florestas
vírífenes donde se ocnltsin multitud do indios
capaces de llevar á cabo cualquier acto do
barbarie.
A los 20 Km. encontramos el torrente Dos
Notres y aquí paramos dos horas. Los que so
cuidaban de las caballerías de carga tardaron
en llegar por lo cual nosotros continuamos el
viaje persuadiilos de que pronto nos alcazarían; pero llegó la tarde y pasó la noche sin
que llegaran. Puede V . JR. calcular lo que
sufriríamos en dos días que faltaron de nues
tro lado: por fin nos alegramos al saber que
nada les había ocurrido. Cuando se viaja en
estas condiciones hay que i)ararse á veces tres
ó cuatro días para <iue descansen las caballe
rías do carga, aprovechando casi siempre la
cercanía de un riachuelo donde puedan beber:
por la noche se dejan libres para que puedan
pacier mejor, ocurriendo algunas veces que se
extravían. Continuamos el viaje el día 5, lle
gando por la tarde á un m oiitecillo que ten
drá unos 100 metros de altura, desde donde
so descubre un pintoresco panorama: á la de
recha se ve el origen del río Cnyabá y des
pués la confluencia cou el S. Loren zo: al otro
lado el Tuira que lleva sus aguas al majes
tuoso Amazonas. A l día siguiente paramos
cerca del río Nuevo, siendo esta la mitad del
camino de nuestra excursión.
continuará).
R ñ G O T A (Colom bia)
liE V E R K N D ÍS lM O Y M U Y AMADO P A D E K
D
on
M IG U E L K i\a :
Íe s p u é s de dos años y medio puedo
salir do Bogotó y visitar una de las
Casas de esta Inspectoría Colombiana.
A principios de A gosto llegó ol D i
rector de la Casa de Villavicoucio,
D. Ernesto Briabv, trayendo varias caballe
rías ensilladas para que fuera en su compa
ñía á dar iiua misión á aquellas poblaciones.
Ninguno recuerda que haya habido a llí M isio
nes jamás, si se exceptúa una qne ni aun merece
tal nombre, dada Inme IS anos. Con la espe
ranza de que terminaría pronto la guerra civil,
me había comprometido á dar dicha Misión
en d año corriente; pero aquélla no ha ter
minado todavía. D. Briata se ha olvidado de
esta promesa y vien e sin objeto ninguno
especial; pero jcóm o dejarlo ir solo? M e de
cidí, por tanto, á acompañarlo, — « E s una
gran temeridad la que V . comete » — me de
cía el Sr. Arzobispo la víspera del viaje,
cuando fui á pedirle la bendición. « V ea V.
continuó, que estamos en pleno invierno y
que los caminos deben estar malísimos: ade
más, la gnerra coirtiiiúa y ayer mismo unos
cuantos guerrilleros revolucionarios sorpren
dieron á toda una guarnición del Gobierno
(jue se encontraba en Usme, m ny cerca del
camino de V illavicencio. Debe usar prudencia
y antes de salir informarse de los peligros
que pudiera haber ».
E l diá 7 de A gosto salimos de esta Ciudad.
Ibamos cinco: nosotros dos, un coadjutor Salesiano, el caro Castagnedi, que llevaba para
que nos asistiera en caso de enfermedad y
im Sacerdote de esta Archidiócesis que me
concedió el Sr. Arzobispo para qne nos ayu
dase en las confesiones; también iba nn nino
para cuidar de las caballerías.
Seguramente que por creerlo en conciencia
el Sr. A rzobispo me dijo la víspera de la mar
cha lo que se ha dicho antes añadiendo que
los días buenos durante el mes de A gosto
aun no habían llegado, que una vez en el
peligro nos sería d ifícil vo lver atrás, y en
fin, otras consideraciones que manifestaban sus
buenos deseos, pero con todo salimos en la
fecha antes dicha. L o que me animó sobre
todo filó, después de la gracia de Dios, el con
siderar que apesar del mal tiempo los solda
dos hacían sus jornadas, y yo me decía: si
ellos por salvar la Pa tria pueden caminar,
luo podré yo hacer lo propio por la salvación
de las almas t
En día y medio do viaje no tuvimos no
vedad algiiua; pero después.... E l pobre Sa
cerdote que iba con nosotros pensó retroceder,
y lo hubiera verifiitado si hubiese tenido com
pañía. Estaba completamente asustado al no
creerse seguro sobre la muía. E l camino ei*a
angostísimo, lleno de fango, y por un lado lo
limitaba la montaña, y por otro el río N egro
unas veces y otras un despeñadero de 150 ó
200 metros de profundidad. Creciendo cada
vez más el miedo, se bajó de la muía y an
duvo á pié, por lo qiud no pudimos llegar al
sitio donde nos habíamos propuesto para pa
sar la noche.
E l tercer día de camino fué todavía peor.
Después de no descansar la noche anterior^
pues no encontramos más que una pequeña y
mala casa, nos rodeaban muchos y serios peli
gros. U na muy abundante llu via había despreu^ d o grandes trozos de la montaña, lanzándolos
sobre el camino. N o tuvimos otro remedio para
ooiitínuar que subirnos el pantalón basta la ro
dilla. con los pies desnudos, y los hábitos ata
dos á la cintura caminar por un sendero lleno de
lodo y de pocos centímetros de ancho. Verdaderamente era un caso serio. A la izquierda
— 41 —
teníamos la montaña, amenazando sepultar
nos con algún trozo que se desprendiera, y
á la derecha el despeñadero, que parecía un
verdadero abismo. « Eezando el credo > como
dicen aquí, ó « el acto de contrición,» como
decimos nosotros continuábamos el camino ;
pero hay que confesar que habíamos come
tido verdaderamente uua imprudencia ma
yúscula, al proponernos caminar cerca de
semejantes precipicios.
Las muías iban
linas tras otras y para colmo do nuestra
desdicha se paró la primera ante un peli
groso paso. Trató de saltar, volver para atrás,
pero perdiendo el equilibrio empezó á rodar
por el precipicio. E l asombro y susto fué ge
neral. E l derrumbadero es de tierra y piedra,
evitando que no cayera más de unos diez me
tros, al cabo de los cuales se sostuvo E l
instinto de conservación hizo que pudiera
subir, aunque con mucho trabajo, para lo cual
D. Briata colocó piedras y le ayudó lo mejor
que pudo. Los viajeros que atraviesan este
camino, llevan las caballerías cogidas por la
cabezada y nada les ocurre; pero nosotros,
profanos en esto, creimos irían bien sueltas
una tras otra: hubo momentos de verda
dera angustia. Habíamos salido de un peli
gro, y nos encontramos de frente con otro
quizá más serio, pues se trataba de un to
rrente muy crecido á causa de las linvias, y
sin pnpute para poderlo pasar. ¿Que hacer
en este caso ? A l otro e.vtremo había otras
personas que deseaban pasar á este lado y
con su ayuda pudieron colocarse sobre los
bordes dos pequeños troncos de árboles: des
pués dos hombres cogieron una cuerda y la
tenían muy tirante y otros dos sugetaban
gruesos palos; nosotros agarrándonos á una
cuerda superior pasamos lo mejor que pudi
mos después de hacer la señal de la Cruz:
de este modo pasamos nosotros jiara allá y
ellos para acá; pero con gran riesgo de nues
tras vidas: las caballerías pasaron á nado,
y esta operación tuvimos que hacerla varias
veces antes de llegar á Villaviceucio. Esta
faena se deserilie muy pronto; mas para hacerla
I cuanto tiempo y paciencia se n eo^ ita ! Estoy
cierto que solamente en los preparativos para
pasar el arroyo no se emplearon menos de dos
horas. Apenas habíamos andado algunos mi
nutos á caballo, cuaudo se presentaron á nues
tra vista otra montaña y otro precipicio in
minente, por lo cual no hubo más remedio
que tener paciencia y hacer lo que antes. Pa
sados los mayores peligros, volvim os á montar
y con el fin” de recobrar el tiempo i>erdido,
obligamos á las caballerías á andar á mayor
paso: poco después el que hacía de guía co
menzó á gritar diciendo que no se podía pasar
l>orque el camino era estrecho, y veuían hacia
donde nosotros estábamos otros hombres con
ganado vacuno: eran bueyes y vacas de V illa vicencio, conducidos á Bogotó. y o hubo otro
remedio que apearnos y arrimamos á la falda
de la montaña lo más que pudimos liara de
jarles libre el paso. Llegó el momeiiUí de pa
sar los bueyes, pero no hubo medio, pues al
vernos retrocedían como asustados, el mayor
de ellos empezó á caminar; pero Imliiéiuloae
espantado fué á parar aí fondo del dospeiladero, UÜOS200 metros próximamente, ocurrióndolc lo mismo al que le aegiiia; por lo cual
nos rogaron que volviésemos para atrás, pues
de lo contrario á todos les pasaría lo mismo.
Dejando de referir otras peripecias no menos
peregrinas que nos ocurrieron en tan arries
gado viaje, llegamos al pueblo por la tardo,
saliendo á recibirnos machas y distingui
das |>ersonas, y entrando en él en medio de
un toque genoml de campanas, el disparo de
fusiles por los soldados que volvían á su pue
blo después de cinco años. E l domingo 11
de A gosto se dió principio á la Misión, la
cual resaltó muchísimo mejor de lo que no
sotros podíamos suponer. La Iglesia, hecha por
nuestros hermanos los Salesianos que allí se
encuentran, es nueva, grande y capaz de con
tener más de m il quiuient:is personas: pues
bien, tanto por la mañana como por la noche
se hallaba completamente llena. Las confesio
nes y comuniones ascendieron á loOO. siendo
las primeras penosísimas por tratarse de pe
nitentes que hacía 8, 10, 20 y aun 30 años
que no se confesaban. Con raras excepciones,
pues creo no llegan á uua docena, toda la
población de Villavicencio, inclusos los sol
dados, ganaron el Jubileo, haciendo las v i
sitas en los días de misión. Como recuerdo
se bendijo y colocó en una colina que domina
á todo el pueblo, una hermosa Cruz de nueve
metros de altura, ácu ya ceremonia asistió el
pueblo en masa. Después de la bendición de
rúbrica, del canto de unos motetes y de al
gunas palabras dirigidas por uno de los sa
cerdotes asistentes, tuvo lugar una verdadera
sorpresa. TTno de los presentes, (xm el iiermiso
de D. Briata, pidió á todos que le perdonasen
los escándalos que había dado con su mala vida
pasada, pues prometía públicamente cambiar
de vida. H izo mucha impresión, por tratarse
de uno de los principales de Villavicencio.
D e buena gana le hablaría de aquella Casa
Salesiana, de los hermanos que hay allí, del
bien que hacen con las clases y el oratorio
festivo, de la nueva Iglesia y de otras machas
cosas; pero todas ellas son de mucha im]H)rtancía y merecen dedicarle una carta esjiecial.
E l día 20 salimos para la Capital, repitién
dose también á la venida casi las mismas
escenas que á la ida, y si no hubiera sido
por nuestros A ngeles custodios y los auxilios
especiales del Señor, hubiéramos perecido cíen
veces en el cam ino: el 23 llegamos á Bogotá.
Bendiga, amado'Padre, á todos estos sus bjos
de Colombia y en esi>ecial á S. S. en J. C.
q. b. 8. m.
E V A S IO B
a b a g l ia t i.
Pbro. Salesiauo
Bogotá 21 de Agosto del 1901
★★
— 42 —
^CTTiopías del Re^. ®. J|eaxi^oif>
MI^I0IÍS10 Í& B lS ttÍ 0
- ^ CO ^ O - 3 - ^
TIEIIRA DEL FUEGO
E l v a p o r Uahwaia — S u e n t r a d a e n
R í o g 'r a n d e .
Después entró el vapor argentino U^hwaia^
sin tanta tripulación, y el que lo mandaba, Be
nito Báez, no era capitán, sinó aficionado como
el que dirigió la primera vez la goleta M aría
Auxiliadora. D. Benito venía acercándose poco
á poco con intención de que lo dirigiese después
uno que conociese bien el río. Mas como estaba
creciendo la marea, llegó sin darse cuenta al
puerto, donde fondeó con suma felicidad. Yo que
lo lialiía visto venir, creí fuese el Turin pues
en diez meses no lo habíamos vuelto á ver, y
además no suponía que otro vapor entrara con
tanta facilidad y aplomo.
Entró felizmente y echó sus anclas en el puerto
Torino el UAmaia sin occurrirle lo que al des
graciado Ázopardo, aunque era este más gran
de y de mayor calado. Fui luego á bordo para
felicitar á D. Benito por la singular suerte que
le había tocado. Era la primera vez que le veía,
no conociéndolo personalmente. Traía de carga
mento madera, planchas, enseres y útiles junta
mente con 6 hombres que el Señor D. J. Menéndez enviaba para dar comienzo d la nueva
estancia que quería fundar en los campos que
había comprado d D. J. Fernández, cerca de
nosotros. También traía orden de Monseñor
Fagnano para que le prestara el galpón d fin
de guardar allí sus enseres hasta que fabrica
sen su casa. El üshivaia desembarcó allí
toda su carga, permaneciendo cuatro días: nos
devolvieron la visita y después verificó la salida
con la misma facilidad y buena suerte que ha
bla entrado.
E n t r a e l Toríno p o r 6 a . v e z e n
R {o t fp n n d e «
Estos vapores no habían satisfecho nuestras
necesida-ies. Pronto iba á hacer once meses que
no se veía, y ya nos quedaban solamente cuatro
quintales de harina, unos povotos, unos granos
de arroz, un poco de cafó sin azúcar, y nada
más; la carne de vaca también andaba excasa
al no poder cazar guanacos por habernos robado
los perros.
IJn día fui á la Casa de las Hijas de María
Auxiliadora y una de ellas me preguntó: —
Padre, viene el vapor? Sí. le contesté, allí está,
acaba de doblar el Cabo Sunday.
— Pero ¿es verdad?
— Sí, le respondí. Nada había visto, pero aun
no acababa de pronunciar las últimas palabras
cuando oímos decir: — E l vapor, el vapor....
allá está.
En esto el hermano Bergese, subió al techo
de la ca p illa ; Ferrando preparó la bandera para
enarbíJaiia en el palo; Konchi fué en busca del
rifle para hacer algunos tiros; el campañista
corrió á recoger los caballos para ir á la playa;
los niños.... uno grita, otro canta, aquel baila
y todos vociferan.... en fio hubo un alboroto
indescriptible... — E l Padre es profeta, decía una
Hija de María Auxiliadora. — Verdaderamente,
le dije sonriéndome, allí está. Eran las once de
la mañana del día 13 de Julio cuando llegó.
T sin esperar á más tomó mi alazán y fui al
puerto para recibir á Monseñor. El Torino fon
deó por 6*. vez y echaba el ancla en Ríogrande
Venia Monseñor, acompañándole el P . Fortunato
G-riffa, y dos Hijas de María Auxiliadora.
Traía, gran cantidad de víveres y ropas, una
remesa regular de maderas y planchas de hierro
para continuar los edificios, herramientas y en
seres para el trabajo, etc. etc., en fin un car
gamento completo.
En el mes de Junio la Misión Salesiana de
Nuestra Señora de la Candelaria, establecida en
Ríogrande, Tierra del Fuego, cumplía su pri
mer trienio, puesto que empezó el 13 de dicho
mes en 1893, marchando bien apesar del sin
número de peripecias sufridas. Las obras no es
taban todavía terminadas, pero íbamos haciendo
lo que podíamos: los dos patios principales es
taban cerrados para evitar las fugas y entradas
furtivas: había largos y anchos corredores para
los recreos en los días de lluvia; dormitorios,
comedores, clases, talleres, etc., dos capillas la
terales, para los dos colegios de varones y de
niñas; además dos terceras partes de la nave
mayor de la Capilla, capaz de contener cerca de
mil personas, esteba en condiciones de recibir á
los nuevos feligreses.
E l pueblo Ona estaba puede decirse en em
brión. Lo formaban, además de los edificios ma
yores, las dos casas, colegio, talleres y galpones
1.
— 43 al lado, y detrás de la Iglesia, la Colorada: al
paso del rio, la Panadería y el galpón de la
playa, y además doce casitas alrededor, formando
calles, en las que vivían los indios.
Aunque Monseñor Fagnano mostróse al verlas
bastante satisfecho, hubiera querido no una do
cena, sinó unas cincuenta de esas casitas, pero
faltaban el p e rs o n a le l tiempo y el material.
En estas condiciones, los indios han llegado á
comprender que los apreciamos y ya corresponden,
por lo que, superadas todas las dificultades pri
mitivas, ya no es tan difícil su dirección, pudiendo ya cualquier Sacerdote encargarse de su
dirección espiritual.
Tengo la satifacción de haber sido instrumento
de las Divinas misericordias, para conducir á
estas tribus salvajes al conocimiento, amor, y
servicio de su Dios y Criador, quien solo puede
formar su dicha en el tiempo y en la eternidad.
Este era el fin que me alentaba á resistir y
vencer las dificultades, á arrostrar los peligros, y
á llevar á cabo estas obras en favor de esos in
felices, quienes por medio de nosotros han lle
gado á conocer al verdadero Dios que los ha
criado para conseguir su salvación eterna. {Cómo
se trabaja y se suda con gusto y se sobrepo
nen todas las dificultades pensando en esto! Mas...
¿qué digo? El trabajo, sudor y los sufrimientos
forman un placer inefable para aquel que está
movido por estos pensamientos.
Este trienio, pues, que acaba de espirar, pasó
para mi como un de aquellos sueños en que aún
sufriendo, se goza, y cqmo una suave aparición
que se desvanece, dejando un recuerdo que ja
más se olvida. Asi se delizaron para mí estos
tres años, no recordando las penas sufridas ni
los peligros pasados, sinó para gozar con ellos.
Empero al dejar ahora esta Misión no me
produce ningún remordimiento, aunque sí me
apena, pues gran parte de mi pobre corazón, es
tará aquí todavía, al lado de estos queridos in
dios. ¡Quién sabe por cuanto tiempo!... Con
todo, no rehusó salir, teniendo conciencia de ha
ber cumplido del mejor modo que me ha sido
posible.
Mucho se ha hecho en esta Misión, por lo que
ruego á los lectores que bendigan, alaben y den
gracias á Dios, de quien procede todo lo bueno:
SoU Deo honor et gloria. Por nuestra parte
diremos: Sacramentum Regís, revelare bonum
est, uf videant opera vestra hona et glorificent Patrem Vestrum qui in coelis est, es de
cir que el revelar las misericordias del Señor es
muy bueno, no para nuestra ostentación, sino
para qne se exciten todos á glorificar al Señor,
cuyo reino también á esta última parte acaba
de U ^ar, y muy pronto será conocido por todos
estos, basta ab(«a, desgraciados Fueguinos, y
conociendo lo bueno que es Dios, concluirán por
amarlo y conseguir el fin para que fueron cria
dos.
Damos las más cordiales gracias á todos aquellos que con su óbolo y sus oraciones nos
han ayudado á fundar esta iniportnntisiuia
Misión, que tan buenos, copiosos y consoladores
fíntos ha dado ya y está dando. Consuélcnso
nuestros buenos Cooperadores y bondadosas Coo
peradoras, que su dinero no podía ser mejor
empleado. Centenares de esos infelices lian sido
recibidos en la Misión, completamente desnudos,
hambrientos y enfermos.
A medida que aumentan, crecen también los
gastos, pero no importa, confiamos en Dios, y
esperamos que nuestros Bieiihecliores continua
rán proporcionándonos su óbolo, cooperando de
esta manera á la salvación de las almas. No
debéis .olvidar que cuantas más almas salvemos
mediante vuestra eficaz cooperación, tanto más
asegurada tendréis la salvación de la vuestra.
MARIA A U X I L I A D O RA
JMCaría e s u u e s t v o A u x i l i o .
Hallándome gravemeute enfonna de mía
pulmonía, me recomendé muy fervoro.sanieiite
á la V irgen Auxiliadora, de la cual otras ve
ces había alcanzado favores especiales, pro
metiendo llar una limosna para la Obra Salesiaua de Gerona, hacer celebrar una misa
en su honor eu la nueva iglesia de la misma,
y hacer publicar la gracia, si la alcanzaba,
en el b o l e t í n s a l e s i a n o . N o fueron vanas
mi súplicas, pues á los pocos días comencé
á mejorar basta verme enteramente curada.
En estos últimos días alcanzé de esta nuestra
buena Madre atro favor. P o r todo lo cual le
doy las más rendidas gracias y cumplo con
m i promesa.
OONOEPOIÓN PONT DE V iD A L
¡ S t e l l a . M a ir L s , o ir á p r o n o l > i « !
Para cumplir con una deuda de gratitud
hacia María Inmaculada, y para público tea-
— 44
üinoniu du 8ii misericordia cuaudo la iuvo*
ciiinos de todo corazón, publico el siguieute
hecho, acaecido en íilta mar entre Chañaral y
Coquimbo, ó linos de Setiembre de 1899.
ICl vapor
impelido por una tempes
tad muy furiosa, era juguete de las olas, amenazamlo sumergirlo en lo mós profundo del
Océano. La, tempestad había empezado el diá
anterior. Iba ó principiar la segunda noche de
horribles angustias, verdadera agonía que jainds olvida el que ha pasado ])or ellas: el mar
(jiifurecido, los lastimeros crujidos de la nave,
las tinieblas do la noehe^ los gritos desga
rradores de los pasajeros, los rugidos y au
llidos delhuraeáii, todo esto reunido... hé ahí
una noche de temporal en alta marl
A l comenzar esta segunda noche, el huracán
tomó proporciones gigantescas: era una tor
menta que amenazaba concluir irremediable
mente con el vapor. A l ver el peligro inm i
nente que amenazaba tantas vidiis y sobre
todo tantas aluias, de las cuales quizás una
gran jiarte no estaría preparada para com})arecer ante el Supremo Juez, mi corazón de
sacerdote esporimeutó angustias horribles, y
resolví, aunque pobre pecador, elevar mis p le
garias á la que todo lo puede, y recordándole
que E lla so llamaba Ilefu gio de los Pecado
res y A u x ilio do los Cristianos, lo pedí viniera
en nuestra ayuda. Después tomé una efigie
que la rapresanta bajo esa última advocación,
leí con todo fervor la yaculatoria escrita á
sus p ié s: María A'oxUio de los Cnstiaiws, rueffa
]}or nosotros, la besé y la arrojé al mar para
que ésto, al contacto de su Peina, la respetara.
recordando que es la Estrella del M ar....
Seguí rozando y ....poco á poco disminuyó
la bravura del mar; el buque, eu vez de cua
tro Kilómetros por hora, como había andado
durante la tempestad, aumentó su marcha y
la calma sobrevino: j-Estábamos salvadosl
Gracias, pués, i oh Aladro bondadosa! Y a
que escuchasteis mi súirlic;) eu aquel tremendo
trauco, concededme también que todo aquel
(luo se encuentro atribulado, dirija sus miratías hacia Vos, bajo la udvoeaeióu de María
AitxUiadoru y obtenga la gracia que implore,
para mayor gloria de D ios y de V os que sois
su divina Madre.
S. Ü. Preshít'ero.
Valparaíso (Chile), 1° O.e Dociemhre de 1899.
; V i v t t A la i* iu !
A uonseuueiioia de uua ctuda, con quebran
tamiento del hueso froutel, que sufrió una
persoua de mi familia, se pi'esentarou sínto
mas alarmantes que me hicieron temor uu
i-esultado funesto. Acudí á María Auxiliadora,
ofrecieudo una limosna de diez pesetas para
el Onrtorio Salesiauo de esta Capital, si mis
temores no se realizaban.
Habiendo visto satisfecha mi suplicó con
el restablecimiento pronto y total de la per
sona lesionada, cumplo mi promesa, entregando
dicha liumsna y rogando se publique en el
B o l e t í n S a l b s i a n o el favor que por inter
cesión de la Santísima V irg en he recibido.
S e r a p io G a r c ía .
Valencia 30 de Noviembre de 1901.
3 X a i * i « e s s e g - u r o a u x i l i o < ie l o s e r is tU iiio s q u e c o u f e r v o r la iu v o c a n .
Hallándose un tío de la que escribe tan
gravüinoute enfermo que ya sólo se esperaba
un fatal resultado, por que á la suma postra
ción á que lo había reducido la dolencia se
aiíadía su edad muy avanzada y la circuns
tancia de resistirse á tomar las medicinas
que lo prescribían los médicos, eu e.ste situa
ción tan angustiosa invoqué con fe á María
Auxiliadora, como único recurso, para que
concediera la salud al enfermo, ó para que
éste se resolviera á recibir los Santos Sacra
mentos. Anim ada de la gran confianza que
tengo hace mucho tiempo en esta divina Se
ñora, por cuya intercesión he recibido ya en
varias ocasiones señaJados favore.s, empezó á
hacerle una novena, prometiéndole que pu
blicaría la gracia que se dignara concederme,
y en efecto, al séptimo día comuniqué mi pro
pósito á los demás miembros de familia y aun
al mismo enferm o, quien hallábase en ese
día en el peor estado, viendo con gran rego
cijo y admiración que al siguiente de termi
nar la novena, empezó la mejoría del enfermo,
y ha continuado hasta hoy que . se halla ya
levantado y fuera de peligro, por lo cual (uim])lo gustosa la promesa liecha á la Santísima
Virgen, dándole infinitas gracias por el favor
recibido.
U n a Co o pe rad o ra
Sa l e s ia n a .
Bogotá (Colombia) 11 de Marzo de 1901.
A . ) — A s u i i o i ó i i (Paraguay). — Habiendo per
dido mi Bofiora diez y siete pesos, acudí á M. A. ol'reuiéudule xnia Misa, y como los haya haJIad» cumplo
lo prometido. Jlfiedo Rodríguez. — I t l . 1<1. Estando
afligida por hallarse enfermo un pariente mío, invoqué
Á M. A. y esto recobró la salud. C. H. de Z.
! 0 ) — B u r o e l o n n . Hago póblico qne gracias
á la proteoción de M. A. be salido bien de un asunto
en el que se comprometía gravemente mí p«irveuir.
Joté Gomález Com<jn(ifi«í« Sel Ejército. — B o g o t Á (Columbia). Una hija mía tué atacada de meniu¿iti 8 cuando tenía 9 meses. Le puse el escapulario
del Uarmen y prometí por un afio hacer la novena de
M. A. y al momento se puso buena y contra el pare
cer del médico ya hoy anda y habla, ^ e s él deoía
qne estaría siempre baldada y muda. Deseo se pu
blique la gracia pues ya ha pasado cinco afios sin no
vedad. Liberia.
O ) — O r a n a e t a . Habiendo enfermado mi bfia
Mercedes llegó al extremo de no poder tomar medica
mento alguno. Ya desahnoiada acudí áM . A. y obtuvo
la más completa salud. Alejo Martínez. — G í - n a y a q u i l ('Ecuador). Mi esposo padecía mucho del estó
m ago: invoqué á M. A. y obtuvo la salud. .SinoRa
Cktt«6«r » do Robles. — ó . 1. R o c a {Argentina).
Padecía una grave enfermedad y el médico me dijo
qne debía someterme á una operación. Me visitó una
liija de María Auxiliadora y tanta esperanza recobró
r
45
al oirla hablar qn® prometí mandar decir ima Misa
® nhonord«tau buena Madre y hacer la Santa Comu
nión. L a operación fiié facilísima y ahora estoy com
pletamente bien. Adela B de Gadaiio.
J ) — J e r e z (Zacatecas—Mójico). Estando graTemente enferma me puse una medalla de M. A . y
empezó la m qoría hasta recobrar completamente la
salud. Dolores Biiiz, V. de Gtirrola.
I-*’ — L a P a s e (B olivia). Habiendo quedado
cesante acudí á M. A., haciéndole una novena: he
conseguido colocación y ya puedo dar pan á mis
hijos, por lo que estoy sumamente agradecido á tan
buena Madre. Un padre de familia.
M ) — M é j i c o . Fnó mi padre atacado de un
vómito de sangue que lo puso á. las puertas del se
pulcro. Acudí A il. A. y hoy ouniplo la promesa, pues
reoobió la salud. Ernesto I , Corona. —
Un sobrino mío' fué atacado de grave enfermedad: lo
encomendé á M. A. y hoy mando 20 pesetas de li
mosna, pues ya estó completamente bueno. F . L . —
(Málaga,), Mando una pequeña limosna
para una Misa (si es posible cantada} en obsequio á
M. A. que se dignó dar salud completa á mi querida
esposa. Alberto de San Román. — i M e n c l o z « i (V e
nezuela). D* Adela Méndez da un peso de limosna para
que se celebre uua Misa en el altar de M. A. en acción
de gracias por un favor recibido.
S ) .—
(Valencia). Enfermó gravemente de
difteria mi hijo Juan Soriano Marti. Una piadosa se
ñora me dió una medalla de M. A . y dos días después
del que se la colgué al cuello estaba curado. La madre
del nino.
^ ) — " V a l e n c i a . D .D . G. del C. estaba impo
sibilitado á causa de un reumatismo que padecía.
Hizo todo lo que le prescribieron distinguidos facul
tativos, pero nada consiguió. Después de 20 días de
horribles sufrimientos puso toda su confianza en M. A.:
le hizo uua novena, mandó una limosna al Oratorio
Salesiano de esta Ciudad é insensiblemente se vió
restablecido. D . T. — I d l . D * C. P. G. Da gracias á
M. A. por favores recibidos y manda una limosna, —
I d . i l Presbítero D. A. V. dió una limosna porque
M. A. le alcanzó al invocarla la salnd de su mfulre.
— V a l o l d e I £ e l > a i * d i l (Geroua). D * N . N.
ha mandado decir una Misa en honor de M. A. por
grandes favores que ha recibido. — V a l c l x e t a
(Patagonia). Doy gracias á M. A. por favores recibi
dos. Ignacia Alfaro de Romero. — V ^ i l l a v i o e a c i o
(Colombia). Un hermano mío fué atacado de disen
teria y aunque le prodigamos todos los remedios que
la oienoia enseña, no daba esperanzas de vida. Hice
una novena á M. A . y tan buena Madre le dió la
salud. E . Prieto R.
X ) — D* Josefa Méndez entregó 8 pesos á D. Jaime
Sera para que celebrase nua Misa en honor de M. A.
por la promesa que le hicieran tres niñas.
Y ) — ■ y a r ' i t a j y u a (Venezuela). Doy gracias i
M. A . por haberle concedido la salnd á mí hija María.
Filomena de CarbalUt, — I d - I d . Hacía algunos
que la Sra D* Jldefonsa de Mesa se hallaba grave
mente enfenna de disentería. Acudí á M. A., pues los
recursos de la ciencia parece que se habían agotado,
y esta buena Madre oyó mi súplica. por lo cnal la
enferma manda una limosna y yo d‘»seo se publique
la gracia. Salomé de Jesús Gainza. I d . I d . Deseando
realizar nn asunto quem e interesaba, dadas las cir
cunstancias, y no encontrando medio posible, acudí en
unión de mi esposa y dos hijas á M. A.: á los dos
días de su novena nos concedió nuestra petición con
forme deseábamos. Mandamos á los Salesianos de
Turín cuatro pesetas y deseamos se publique la gracia,
advlrtieudo que todos oimos la Santa lílisa y recibi
mos los Santos Sacramentos de Confesión y Corouuióu
el día de su festividad. Jonás A . Aguilera g familia.
Hh U E S T R A
OOHKBSPONDEIÍOIA
m iih x
R vm o . S r , D. M igu el R úa .
Y a tiene, amado Padre, conocimionto de la fiesta
que en honor «le nuestra buena .Madre Muría A u
xiliadora se celebró en Pozoblanco. No deja do sor
curioso el viaje, por lo cual si lo creen oportuno
pueden publicar en el B o le tín la siguiente rela
ción, que á no dudar será del agrado de sus lec
tores.
L o s ni&os Im cIcD e l -viajo — E n tu sia sm o Inclesci-Iptible* — Pt*epat*atÍvos.
Nuestros niños, con la perspicacia y penetración
propias de la edad, ya desde algún tiempo, habían
olido, como ellos dicen, que se trataba de ir á
Pozoblanco, Y así, como quien no quiere la cosa,
iban consultando mapas, y pregautando sobre los
particulares de Sierra Morena, etc, etc, esperando
ansiosos el anuncio oficial del suspirado viaie. Y
cuando nuestro Director, D. Pedro Ricaldone, les
habló de la expedición, el entusiasmo creció so
bremanera. ¡ Con qué asiduidad so dedicaron á
limpiar sus iustrumentos de música! Porque debe
V . saber, que nuestros pequefios artistas aman,
acariciuu, y verdudeminejite idolatran sus instru
mentos; tanto que algunos so olvidarán hasta de
sí mismo; pero no de su pito.
Eutrotando los encargados de la parte material
iban reuniendo provisiones suficientes para 60 bo
cas durante casi 24 horas. Otros se ocupaban de
la Academia que se proyectaba. En todos era grande
el afán de preparar algo como si fuéramos al Polo
Norte.
Figúrese V. los sueños de algunos que subían
al tren por primera vez. Su imaginación les hacía cábalas y mitologías sobre los ríos que se debían
atravesar, sobre los túneles...... Alguno hubo que
de antemano me recomendó no dejara de enseñarle
las montañas de Sierra Morena; porque, me decía,
no he visto nunca una Sierra.
E l d ía
d e AfcoMto — E x t r a v í o d e I om b a u le a
- .Vtnabilldud d e I oh JefcM d e EMtuclúa. —
L«k Mocledud d e F e r r o r a r r llc M an dulucew .
Finalmente el dia 21 llegó. Por la mafiftna tem.
prano se celebró la Sta. Misa: nuestros músicos se
encomendaron á la Estrella del Mar aunque se
trataba de viajar por tierra; la mayor pártese
acercaron á la sagrada Mesa, y después de una
ligera refección, salieron rebosando alegría al son
de un b ri^ n tísim o paso doble. El joven clérigo
D. Antonio Guix iba con ellos.
Los seguimos, nopassihue aequis, pero igualmente
alegres, D. Pedro Ricaldone, nuestro amigo el Dr.
D. Segnndo Alvarez Arteta,Sacerdote Ecnatoriano,
y un Servidor de V .
Un contratiempo tuvimos antes de salir. Hablen-
— 40 —
(lo llegado á la Eslacidn llamada (le Cádiz, creimos
(jiie lo!« baulcrt en ijiio ilm nuestro ecjnipaje. habían
sido enviados ¡i la otra Estación i Será el demonio
(jtie (juiero impedir nuestra obra de glorificación' á
María Anxiliadnraf La exquisita amabilidad del
Jefe do Estación dijo que los baúles irían en el
tren siguiente. Desbo añadir que lo mismo hicieron
los (lemas Jefes de las otras estaciones en que tu
vimos ocasión do parar, aumeiitúndose con esto
nuestra gratidud á la Compañía de Ferrocarriles
Andaluces qu(j con noble generosidad concede
(d 50
do descuento á los miembros de nuestra
P ia Sociedad.
A<II(»h a» « o v i l l a — U t r e r a — : ttiié c a ilo r ! — U a
« a r t 4‘it ale Aiialaaliicíia* — Lik» OuMCOMatM*
A l partir el tren la banda entusiasmada tocó
« L íi (jin ü d a », y dimos el adiós á la Ciudad de
las Stas. Justa y Rufimi, cuyas cárceles tantas
veces hornos visitado en la Trinidad.
Saludamos al pasar la amena población de Dos
Hermanas y continuamos para Utrera. ¡ Cuántos
recmn doa se nos ofrecían á la vista de esta Ciudad!
Utrera fu(i la cuna de la Sociedad Salesiaua en
España: en ella so abrió la primeva casa por el
celo incansable del S. I). Diego, Marqués de Casa
Ulloii. Moas. Caglioro, á la sazón simple sacerdote,
filé el primor Director. Desde entonces el nombre
de D. Hosco se extendió con rapidez asombrosa
y ahora ocupa toda la jienínsula.
Poro mientras mi fantasía vaga por esas regio
nes, otros más positivistas creen que sería mejor
apaciguar ciertos barruntos de hambre que em
piezan á hacerse sentir: un momento depués todo
el ejército entró en operaciones: nosotros también
nos unimos á los niños, y la lefeccióu se hizo en
toda regla, mientras el tren iba volando por el
camino de Ecija.
Concluida la comida, todo el mundo, sudando
la gota gorda, se entregó al descanso j pero ora
imposible dormir « ¡ Qué calor! » ¡ « Si esto es un
horno! » i Pasamos cerca de algún volcan t — pre
guntaban todos. — Nada de eso, les d ije; — es
que entramos en la snrtén de Andahicía: así llaumu
aquí á Écija.
A l llegar á la estación vimos á nuestro queridí
simo henuano 1). Juan líigatti, que nos esperaba
con fresquísimas botellas de giuseosa; en aquel momouto compi'endí cuan agradable es aquella extraña
mezcla de oxigmio é hidrógeno llamada vulgar
mente agua, sobre todo cuando se uno n ella el co
nocido ácido carbónico. ¡Qué buena nos supo!
Los músicos tomaron sus instrumentos, para
sacar do ellos ñoras hermosas en prueba de agra
decimiento. ¡Dios pague á nuestro querido uermauo su delicada finura!
« io r i't k M o r e n » — L .n » E n u lt n M .
Mira, le dije á uno, aquella es Sierra Morena.
— Aquella? Si parece muy baja. — Es que esta
mos muy lejos
j Y allí es doude estaban aque
llos célebres b.andidos. .. t — Precisameute: ahí
©jerciron sus procMS tantos facinerosos: ahí se
hiciewn célebres los 7 »ifios de Ecija que llenaron
de tem ir á toda Andalucía. — ¡Cómo cambian los
tiemiws! — Claro estii: entonces no había ferroca
rriles, ni siquiera carreteáis: me dijo umi persona
de Utrera que ¡vira ir de aquella Ciudad á Sevilla,
había que oonfes:ivse antes y hacer testamento.
— También yo ahora cuando tengo que ir de
viaje, me confieso antes. — Y haces muy b ié n :
yo teugo la misma costumbre, porque no sabe uno
lo que puede suceder: un choque, un descarrila
miento . . .
Esta conversación tenía yo con un niño mien
tras el tren se iba acercando á Córdoba. E l calló
teniendo siempre fija la vista en la Sierra. Des
pués de algunos instantes preguntó. — Y aquellas
casitas blancas qué són? — Son las Ermitas. —
¿ V ive gente en ellas — S í: viven los ermita
ños de Córdoba — ¡ Qué bien estarán a llí! — Efec
tivamente: gozan de una paz envidiable, de una
vista encantadora. — Qué buenos deben ser! —
Claro: allí á la sombra de la Cruz, . . Bien lo dijo
un poeta;
« Muy alta está la cumbre;
» La cruz muy alta:
> Para llegar al Cielo
« Qué poco falta! »
En esto habíamos llegado ú la estación de Cercadilla, aunque no merece tal nombre.
E l t r e n fie I » S I c r r » ~ L o » Túnclc**. — EIsplel.
Después de esperar una hora por fin se movió
el tren. Dejando áladerecha la ciudad, ee empieza
á subir: subida áspera y difícil, por cansa de la
pendiente y de las curvas de la Ifíiea. Y a estamos
en plena Sierra: siguiendo el curso sinuoso del
Guadiato, vamos ganando continuamente la al
tura. — ¿ Qué es aquel boquete negro? — Un
tú n el: y cuidado con sacar la cabeza por la ven
tanilla. — Después que entramos en él los niños
empezaron á chillar, gritar y cantar: algunos qui
sieron encender ío.-^foros; pero en un momento vol
vió la luz, y todo el mundo se abalanzó á la ven
tana; repitiendo la escena en los deiniis: el tune, et
tune! gritaban abandonándose á m il locuras, mien
tras que nosotros gozámos de su alegiía enfantil.
Aproveché un momento de calma para rezar el
breviario: después asom.ándome á la ventana vi
aquellos murallones de rocas, aquellos peñascos
desprendidos de la montaña, y siguiendo el curso
de mis ideas me transportó á los tiempos geol<5gicos, cuando el mar ocupaba todavía toda la
cuencua del Guadalquivir y del Guadiana, y em
pezaba á formarse la cordillera Marlánica.
Eran cerca do las 6 do la tarde, ó como ahora
se dice, de las 18; aun los más entusiastas em
piezan á sentir el peso de un ■viaje de 9 horas de
tren. L a estación de Espiel se presentó á la visto.
El entusiasmo so reanima, y los ecos escoudidos
de la montaña responden á las notas de la banda
que toca un alegre paso doble.
llc fo c c ló n — L.OM enrroM — .4 . c n im llo — V lw tn»
l>cllí?«lmn^ y nocitc li o r r lb le — Xiiei^tro
iici’n l — M Ú m imiei'toM q u e v Iv o h — KmitiMt».
En la estación de Espiel no hay más que una
pobi-e taberna; pero como nosotros llevábamos
gracias á Dios lo necesario, nada necesitamos.
Sentados al lado de la carretera, empezaron todos
á comer pan, salchichón, polvo levantado por los
carros, todo á la par: ya nos pusimos en condi
ciones d e . . . viajar toda la noche. Lo menos 50
Km. que hay que ir en carro: para el Sr. Director
y los dos amigos que V. ya conoce, estaban pre
parados tres . . . rocinantes. Cada niño tomó asiento
y procur<5 dividirlo entre él y su instrumento.
Aunque el viaje era incómodo, los niños que de
todo sacan motivos de alegría, empezaron á can
tar unos, y otros á tocar, soplar (» d a uno su ins
trumento, armándose la de S. Quintín, como se dice
ordinariamente.
— 47 —
Nosotros tres montamos cada uno en su acétnila
y adelante.
A l principio todo iba bien: empezamos á subir
las colinas de Espiel, y contemplando el magni
fico panorama que se ofrece á nuestra vista. Poco
á poco se bizo de noche, y la luna cubrió como
con un manto blanco aquellos hermosos para.ies.
¡ Qué noche tan apacible! ¡Qué tranquilidad! ¡Qué
fresca! Pero, sic transit gloria mundi: la carre
tera al poco rato empeoró, formando de trecho en
trecho verdaderas hondonadas y disimuladas llenas
de polvo, de la misma manera que en los Alpes que
dan los precipicios igualados con las ciimis por
la nieve que los cubre. Los carros experimentaron
fuertes sacudidas, muchos niños, no acostumbra
dos, se marearon; en poco tiempo cundió el de
saliento. Nuestro Directór emjMízó á auimiudosj
pero viendo que el número crecía, nos paramos en
Alcaiacejo para celebrar la Sta. Misa y darles un
poco de descanso.
Paramos en una fonda donde nos lavamos y
después fuimos á la Parroquia á dar gracias á
Dios por haber llegado sanos y salvos sin más des
perfecto que un clarinete perdido durante esa «oche toledana', tomamos abundante almuerzo y de
este modo los niños tuvieron aliento para sacar
los instrumentos, divertir algo á aquella buena
gente que de todas partes acudía á ver nuestra
caravana.
L a ida á Pozoblanco fué más tranquila por ser
carretera muy buena. A eso de las 11 divisamos
las casas de Pozoblanco. Por poco se escapa de
nuestros labios el grido de « T ierra , Tierra »,
como los marineros de Colón. Y a fuera de la
oblación nos vimos rodeados de chiquillos, homres y mujeres, que habían salido á recibirnos.
N o he de concluir esta relación de ida sin dedicar
un recuerdo A D. Juan Bautista Torno, celoso
Cooperador Salesiano é iufiitigable prop.^gaudista
de la Obra de D. Bosco y de María Auxiliadora.
Este señor nos esperaba en su casa á la 1 de la ma
drugada; viendo que no veníamos por la mañana,
fué á recibirnos á Alcaracejo. ¡P o b re señor! Dios
le pague el cariño que nos profesa.
Precedidos, pues, por el Sr. Bautista, y rodea
dos y seguidos de numeroso pueblo, eutramos en
Pozoblanco.
(Se continxiará)
E
U T R E R A (SevH íü).
Sr. Director del b o letín SALEsraKO.
Muy Sr. m ío : Nada mas tierno y conmovedor
que las ceremonias del culto católico; y nada tan
simpático y sublime como el culto de la patria.
Pero cuando estos dos cultos unidos entre sí son
la manifestación espontanea de los sentimentos de
que estíín impregnados corazones generosos, llenos
de ardores juveniles, esperanza de la patria y or
gullo de la Iglesia, entonces su sublimidad crece
de punto, y su ternura aumenta A proporción del
entusiasmo y afecto con que se celebran. L a fiesta
de la Inmaculada Concepción, ademas de ser uni
versal, es eminentemente española, diré mas, es
la tiesta española por excelencia. Porque una na
ción que en medio de los embates de la herejía,
ba sabido conservar siempre inmaculada su ban
dera. ¿ qué mucho que escogiera como patrona á
Aquella que fué inmaculada desde el primer ins
tante de su Concepción? Hijos nosotros de tan hi
dalga nación, no hemos podido menos de mani
festar do una manera tierna y soleiine el amor
que sentimos hacia esta celestial Palroua. Ademas
la fiesta de la Inmaculada, ora por el carActer na
cional, ora por lo que simboliza, es la fiesta tra
dicional de nuestro Colegio. Ella, en efecto, re
cordando al estudiante sus antiguas glorias, lo
abre un nuevo horizouto ¡>ara proseguir con más
bríos sus emprendidos estudios, y ¡muiéndolo ¡mr
modelo á la que es Madre do toda pureza, advierto
A los que forumráu la sociedad de mañana, (¡ne
uo puede haber honradez si no está oimeutada en
las buenas costumbres. Fue precedida do una so
lemne Novena, la cual uo dudo en afirmar que
fué del agrado do la Santísima Virgen, no tanio
por lo solenuie, cuanto ¡>or el fruto práctico do
aplicación y buena conducta que se cosechó du
rante ella. E l triduo, que fué predicado por nues
tro Director Espiritual, D. Lorenzo Civeiu, resultó
solemnísimo. Prolijo fuera describir el hermoso
golpe de vísta que ofrecía todas las noches la ideal
imagen de la Virgen que, inundada en tonoutes
de luz, se destacaba en el centro del altar; ni
quiero detenirine en otras pormenores cuales se
rían la ejemplar compostura y devoción de nues
tros alumnos durante los tres días ; pero si haré es
pecial mención de la notable afinación y gusto
con que nuestros cantores interpretaron en las tres
noches, como lo habían venido haciendo durante
la Novena, un variado repertorio de Coplas á In
Virgen, de corte característico español, y que sólo
el seutimiento de nuestros artistas es capaz de pro
ducir. L a fiesta, por consiguiente, no pudo nienos
de resultiir á medida de nuestros deseos. El ale
gre toque de una preciosa Diana por la banda de
nuestro Oratorio festivo, sustituyó en aquella ma
ñana para despertarnos, al monótono sonido de
la campana. Y si es ciei'to que lu música es el
gran re«orte para alegrar los corazónes, uo lo es
menos que su iiifluciu-ia será muebo mayor sobre
aquellos que encuentro ya predispuestos por la
paz de una buena conciencia. Porque ¡mrilicadas
nuestras almas el día anterior cu el tribunal d<t
la ¡lenitenciu, estaban preparadas pura recibir á
Jesús Sacramentado en la Comunión General qne
se celebró ummentos drispués, y en la que reci
bieron por vez primera el Pan do los Angeles va
rios de nuestros alumnos. A las diez fué 1a Misa
Boleuiue^ oficiada por el coro do cantores que in
terpretó con acompañamiento de armón ium una be
llísima ptrrtitura á dos voces del M. Qiiirici. Ocupó
la sagrada cátedra el joven presbítero D. Salva
dor Kosés, Profesor do FihuMífítt ó Historia en este
Colegio, en cuyo brillante panegírico no sabíamos
qué admirar mAs, si una tierna devoción á la San
tísima Virgen ó el acendrado amor ¡latrio de que
todo él estaba impregnado. Identiticaudo el nom
bre de nuestra patria con el nombre de María,
demostró con profusión de datíis liistórief» y ver
dadero derroche de elocuencia, que España ha sido
siempre la nación más devota de María, que al
nombre de España y sus grandezas ha ido siem
pre unido el nombre de María y íjue en esta pri
vilegiada nación fué donde primero ;»rraigó la cre
encia en el dogma d é la Inmaculada Concepción.
Testigo de o primero el bendití-imo Pilar de Za
ragoza, síntesis de nuestnos imls brillantes tradi
ciones, y la constante devoción del pueblo espa
ñol á su celestial Patrona, ríjcoiniíenHada con in
numerables apariciones; de lo segiintlo su palfiable
intervención en nuestros mAs grandes acoutecimient<*8 históricos, nmtnfestada - ra en Santó Domioiro de Giizman Inchondo contra los albigenses,
or.i en Covadouga con Pelayo ó con Alfonso V I l l
— 48 —
en las Navas de Tolosa, ora suscitando Fernandos
y Filipos cuya devoción á la Virgen fuó prenda
de nuestra unión y baluarte infranqueable contra
la herejía protestante; y de lo tercero el antiquí
simo ohcio(D e Conceptione) registrado en el misal
del rito mozárabe, la orden del rey E rvigio d eq u e
se rozara su uñcio, con Orinada después por el
duodécimo Concilio de Toledo, su declaración como
Patrona de las Españas por Carlos 111, la sublime
revelación de los artistas de la escuela sevillana,
los constantes trabajos de nuestros prelados, la
unánime aclamación del pueblo español cuando
su iloclaración dogmática y íinnlmente el honroso
testimonio de Pío IX en favor do España, orde
nando que la primera imagen que se levantara
en Koma en honor de María Inmaculada, se eri
giera en la Plaza de España, la cual él mismo
bendijo desdo el palacio de nuestro embajador,
alirmando que sólo nuestra nación era la que me
recía semejante honor. Y terminó recordando que
no se podía ser buen español sin sor entusiasta
de la Virgen Santísima. Por la noche nuestra com
pañía cómico-dramática nos obsequió con la represontación del drama en cuatro actos « El V alle
del Torrente» y el olnstosísirao sainete «L a Estatua
de Pablo Inohioda» cuyos entreactos fueron ame
nizados por la banda do nuestro Oratorio y un
concierto do guitaiTas dado por alguno de nues
tros alumnos.
Y aquí termino, Sr. Director, suplicando á V.
se sirva dar cabida á mi relación en las columnas
del Bolutín Salksian o , si cree que ha de servir de
edificación á sus lectores el ver que los Colegios
religiosos, lejos de ser centros obscurantistas y
antipatrióticos, como algunos han querido supo
ner, por el mero hecho de ser religiosos, son focos
donde arde en perpetua llama el amor á la patria
y á la religión, amores que lejos de repelerse mu
tuamente, se identifican de tal modo, que consti
tuyen por sí solos el más sólido fundamento en la
educación de la juventud.
Anticipándole las gracias, me reitero de
V.
8. 8. q. b. 8. m.
de San José de Monseñor Costamagna, Obispo Salesiano, que supieron interpretar muy bien los
alumnos internos que forman la Schola Cantontm
dirigidos por el distinguido maestro pianista D.
Modesto Bowell.
En la función de la tarde contóse solemne Trisagio con S. D. M. de manifiesto, y acto seguido
subió á ocupar la sagrada cátedra el sacerdote
salesiauo Rdo. Sr. D. Lorenzo Vilasaló, que en
un discurso que gustó mucho, ensalzó las glorias
de la augusta Virgen María en su misterio inma
culado. La asistencia fué bastante numerosa, es
pecialmente de niños externos, que con las fre
cuentes representaciones teatrales acuden al Ora
torio festivo con más constancia. Finalizó cou el
canto del TaitUim E rgo de Mons. Cagliero y so
lemne reserva.
Por la noche se puso en escena el drama en cua
tro actos titulado Ayer y Mañana, del Dr. Fenoglio, Pbr. Salesiauo, trabajando todos los uinos
que tomaron pai’te como verdaderos actores. Cau
tivaron nuestra atención dos cánticos del mismo,
compuestos al efecto por el Señor Bowell y que
á manera do plegaria elevaron los actores ante
una hermosa alegoría. Como corona de tan her
mosa fiesta efectuóse la repartición de preiuios á
los alumnos internos, dejando en nuestro ánimo,
como todas las tiestas saíosianas, una satisfacción
la más pura.
Perdone, amado Padre, si le he molestado; pero
no vea en estas líneas otra cosa que buenos de
seos y amor á la Pía Sociedad Salesiana.
Encomiende en sus oraciones á S. S. en J. C.
q. b. 8. m.
S. V . L .
Valencia 18 de Diciembre del 1901.
S. A
------- ■©■-------
Utrera 12 de Diciembre do 1901
A liM A G íiO
Y A L K N O IA .
R everkndísimo Su . D. M ig u el rúa
Muy amado Padre en J .C .: Voy á hacerle una
breve y sucinta reseña de la fiesta que en honor
do la Concepción Inmaculada de Muría celebra
ron loa Saleainnos y alumnos do este Oratorio el
8 de Diciembre \Utimo.
Una devota Novena en la que asistían sólo los
alumnos internos, sirvió como de preparación á
la gran fiesta; digo grande porque así lo es i>ara
la Pía Sociedad Saleaiana que conmemora el día
en que D. Rosco sembraba el granito de mostaza
que cou gloria vemos hoy hecho árbol frondoso,
bajo cuya sombra se amparan millares de niños.
Por la mañana el Sr. Director dijo la Misa de
Comunión General en la que, después de una sen
tida plática prepiu'atoria, varios niños internos y
externos tenían la feliz dicha de recibir por vez
primera cu sus hermosas almas el Cordero inma
culado.
El Sr. Director les obsequió teniéndolos á la
mesa en su compañía.
A la hora señalada celebróse solemne oficio, can
tándose con acüiux>aüamiento de armonium la Misa
E
evm o
(Bufiüos Aires),
Sr . D. M iguel R úa
Muy Amado Padre en J. C .: Me es de suma gra
titud el mandarle la descripción que del futuro
Templo de S. Carlos ha hecho el mismo Arquitecto
á quien V . conoce personalmente, y si la cree de
utilidad, pueden publicarla en el B o letín Sa le siANO. No dudo que todos los buenos Cooperadores
Salesiauos han de tomar parte activa, pues se trata
de uua obra que, además de servir para honrar á
Dios nuesti-o Señor á su Santísima Madre, como
todos los otros templos católicos, reume la circunstaucia especialísima de ser una obra única en
su género, como podrá verse en la siguiente discripción.
E l nuevo templo es de estilo románico; no es
éste sino el desarrollo de las antiguas formas r<h
maiuhcristianas y floreció desde el ano m il al mil
doscientos cincuenta, poco más ó menos, especial
mente en la Lombardía, por cuya razón tomó tam
bién el apelativo de lombardo. Nos pareció con
veniente dicho estilo porque está más en armonía
con la antigua advocación del Tem plo que sera
confirmada en el nuevo, y dedicado como ^ u e l a
San Carlos, Arzobispo de Milán j pero más aun
— 49 —
por ciertos rasgos caraterísticos de este estilo qne
responde admirablemente á las particulares e x i
gencias de un templo como éste en el que deben
congregarse los fieles de la parroquia y los alumnos
áel colegio anexo, sin molestia recíproca, sino con
mutua edificación. A este fin contribuyen mucho
las galerías ó matrónicos usados ya antiguamente
para la conveniente separación de los dos sexos
y para la elevación del ábside que daba lugar á
la tradicional cripta subtenáuea.
piradero. Esa abertura hecha igualmente en el
centro de cada crucero de la bóveda, como también
la galería que gira alrededor de la cúpula, cerca
de su arranque, permiten la comunicación ú un
ambiente espacioso y ventilado cual será el sote
cho, al paso que en la susodicha galería de la
cúpula se podrán introducir coros musicales en
las solemnidades extraordinarias. Ijis ventanas do
alrededor serán altas y angostas, como también
lastres, mucho más atielias, sobre los brazos déla
Solemne procesión de Ntra. Sra. del Kí»sajio en Almagro (Buenos Aires).
De una doble hilera de pilastras ó haces se de
senvuelven poderosos cordones que disefian el ar
queado de las naves menores, las-cualcs sirven de
apoyo á la galería que gira alrededor, y que luego
forma un solo piso con la orquesta y con el ábside
del altar mayor que está en frente. Sobre las pi
lastras adornadas con chapiteles de vigoroso y abun
dante follaje se desarrolla la bóveda á crucero con
BUS costillones diagonales que forman su esqueleto
en perfecta armonía con la planta de forma latina
en el encuentro de la nave longitudinal con la
trasversal. Sobre el cruzamiento de éstas se levanta
majestuosa la cúpula con sns cuatro penachos ca
racterísticos de forma brillante é ingeniosa, de
suya cavidad se destacan de gran relieve las figu
ras de cuatro animales que simbolizan los evan
gelistas. Z »s intradós de esta cúpula sobre planta
octagonal se componen de otros tantos resaltes
cóncavos puestos sobre costiloues de curva semtelfptica qne arracan de una cornisa sostenida por
■na coinmnita en los ocho ángulos qne se en*>entanen la parte superior en un ojo acordonado
Rededor y abierto en el centro á manera de res
nave mayor, subdivididas por columnitas con re
partos y arqueos s^rán de mucho efecto y dejarán
penetTJir en el interior, por los vidrios decomdos
á color, á aquella mística luz que tanto concilla y
fomenta el recogimiento y la devoción en el co
razón del creyente.
Serán también de mucho efecto decorativo las
baraudillas artísticamente labradas que sirven ds
parapeto á las galerías y se doblan con gracia,
acompañando Irs dosgradas que comunican con el
piso de la iglesia. Pero la nota más saliente que
llamará sin duda la atención del visidador será
el altar mayor que se erigirá en el piso de la ga
lería rodeado por un presbiterio muy espacioso y
convenientemente elevado como para dominar el
piso inferior de la iglesia. Una sobreelevación ar
quitectónica en armonía con el estilo del temple
ostentará ana gran efigie en relieve de María Au
xiliadora rodeada por el coro de ios apóstoles con
oportuno efecto de luz natural que le dará el aspecto
de una visión celestial. A este altar ó, como suele
llamarse, Cbmarfn de la Virgen, podrá uno acercarse
pasando por las dos escaleras que van subiendo
— 50 á lo8 (lüB lados del altar inferior. Este altar será
tíinibidii Á su vez decorado con un grandioso tríp
tico en medio del cual se colocará la estatua del
Sagrado Corazón do Jesús y á los dos lados las de
San Carlos y de San Francisco de Sales. Se pi*estará admirablemente para el desempeño de las
funciones ordinarias do la parroquia, al paso que
otros ocho altaros podrán dedicaree á diversos
santos proctütores venerados .va en la iglesia ac
tual y á otros que fueran objeto de una devoción
especial entre los fieles de la parroquia.
La ca|)acidnd del templo, inclusas los galerías,
será do cinco mil personas.
La fucilada ostenta los rasgos esenciales del es
tilo románico con la inclinación en el frente en
armonía con la del techo, las pilastras que se diviílen en tres partes para indicar la repartición
interna de las naves, remátandoso con graciosos
pináculos á manera de templete.
Aumenta la majestad do la fachada el cotnpnnario que se levanta en medio hasta alcanzar, con
la extremidad superior de la citspide, la altura de
cinquenta metros desdo el suelo sin que se interrumimn ó confundan en lo más mínimo sus líneas
generales.
En efecto, corren por todo el fronte las caracte
rísticas galerías que siguen la iucliuación de las
vertientes, estando estos y otros ornamentos en
arnuniía con todas las demás partes del edificio.
Paiu facilitar el ingreso so abren tres puertas:
una más ancha en el medio, y sobreomamentada
do frontispicio que forma cuerpo de decoi'ación
con la gran ventana del centro, y de dos puertas
laterales más pequeñas., cada una sobre el eje de
la nave respectiva.
El nuevo tetnido de San Carlos se levantará sobi*o un área do 28 ms. c. 62 con frente á la calle
Victoria y costado por la callo Artes y Oficios,
por cuyo lado se abrirá tanbión una entrada so
bre el eje del brazo derecho del crucero para en
trar en la Iglesia y al despacho parroquial. Una
artística verja ó roja rodeará el edificio á una dis
tancia conveniente para proteger ol costado y el
frente.
Creo, amado Padre, que obra de esta índole
merece sor conocida, no sólo por los habitantes d©
esta Ciudad, sino por todos los entusiastas do la
Obra Salesiana, y aunque como dice nuestro dili
gente Inspector, no cuenta en la actualidad con
una Huma detenninada, se funda, después de Dios,
en los generosos deseos que auiman siempre á todo
Coopi'vadov Salesiano.
Pitia V. .V ummlü pedir mucho á los niñt>s para
que, si es del ngmdo del Soñor, la veamos pronto
termiiuuhv
Bemliga á totlos los de ©sta Casa y en especial
á su hijo en J. C.
q. b. s. m.
PKDUO VKSnUNANI.
Pbro. Sales.
▲lm»CTO (Bue&u A.irM) 3 de Norembro de 1901.
B U K N 0 8 A IR E S .
(Iglesia Matee Mieerioordiae).
Sr. Director del B oletín Sa le s ia n o .
Mü t D istinqüido Sb ü o r :
Por encargo de mi querido Director, le envío
algunos datos referentes á la hermosísima y bri
llante procesión que como loa años anteriores, sneleii celebrar los Italianos, el primer Domingo de
Octubre, en bouor d é la titular, la Virgen d é la
Misericortlia.
He aquí algunos trozos de lo que acerca de 1»
misma dice uu diario de esta localidad.
« La noticia de que se habían adoptado todas
las medidas para impedir cualquier desorden, ga
rantizando el derecho de reunión que á todos con
cede la ley, unido á lo favorable del día, contri
buyeron á que la procesión de ayer se viera muy
concurrida.
Los alrededores de la Capilla Mater Híisericordiae estaban desde temprano ocupados por crecida
ctincurrencia, predominando las familias obreras
que se batiiau adelantado p.ara colocarse en los
mejores sitios á fin do presenciar con comodidad
el desfile de la pi'ocesión.
Antes de la hora aminciuda., se hallaban presen
tes un piquete de gendarmes del escuadrón de
seguridad y gran número de agentes de policía y
de investigaciones.
Antes de que saliera la procesión se cantaron
en la Capilla nlgunos motetes advirtiendo que las
funciones de la mañana fueron presenciadas
por numerosa concurrencia, y á las que prestó su
concurso la « Schola Cantorum > del colegio PioIX , compuesta de niños que intrepretó con sumo
gusto la Misa del P. David.
Aunque la procesión estaba anunciada para las2 y 30, no pudo salir sino uu poco más tarde, si
guiendo este orden: corporaciones religiosas, el
colegio, escuelas, estandartes, imágenes y el clero;
las companas dejaban oir desde lo alto de la torre
sus notas sonoras.
Organizada la procesión se puso en marcha, en
cerrada dentro do un doble marco que la habían
formado los agentes de á pié y de á caballo, marcbando ailemás junto á ella los empleados supe
riores y algunas brigadas de iuvestigaciones.
L a columna ocupaba gran extensión é iba pre
cedida del estandarte de S. Luís Gonzaga, y segui
da de una doble hilera do niños de corla edad
(del Oratorio). Iban después los estandartes del
Angel de la Guardia, de la Inmaculada Concepción,
del Sagrado Corazón de Jesús entre niñas, señoras,
hombres y sacerdotes con cirios, esoapnlarios y
otros atributos perteiuícientes ácada congregación.
Seguía después la banda de la Escueta di* Artes
y Oficios y luego la imagen de Jesús Crucificado,
yendo á los lados cuatro bomberos con ba.voneta
calada, puós había eu la procesión una compañía
de soblados de ese cuerpo.
Seguía luego una doble fila de monaguillos
y casi al final, entre apiñada muchedumbre y cuetodiada por un piquete de bomberos, el trono que
conducía á la Virgen entre tules y flores, cerrando
la columna la concurencia que se apiñaba por
estar cerca de la Imagen.
Eu el trayecto la banda de la escuela de Artes
y Ofteio.s tocaba marchas api opriadas y la del cuerpo
de bomberos que también tocaba alegres dianas.
Pa<ó por las c ií H o k de Moreno, Euti e - R í o s , Belgraim y Lorea, regresamlo par la primera sin que
durante el trayecto se produjera ningún incidente.
Después de recorrer el itinerario fijado, penetró
la procesión en la Capilla, impartiendo la bendi
ción cou el SS. Sacramento llons Cagliero y termiiiíuido cou el « Laúdate Dominum » de. Perosi.
Asi concluyó la nuestra bvillanfisima tiesta, deiaudo en todos estos buenos italúiuos, recuerdo'
gratísimos é imperecederos. •
— 51 ^
No anado otra cosa, porque ya es bastante
extensa.
No olvide en sus oraciones á S. S. y hermano
J u a n Cürotto P bro .
Baenos A ire s 15 de Octubre de 1901.
\m m
(Chí!e.)
M u t R everendo Sr . D. Miq o el R ú a .
Amadísimo Padre: Consuela grandemente y
hace concebir las más halagüeñas esperanzas él
incremento que va tomando eu esta Ciudad la devocií'ui á María Auxiliadora.
jOh 1 ¡Cuántos acuden con filial confianza á tan
bondadosa Madre para hallar alivio y salud en
las enfermedades, resignación y con.snelo en las
afliccionesde la v id a ! ¡Cuántos imploran su valioso
patrocinio en los peligros y desgrjicias, y en to
das las necesidades ya espirituales ya temporales!
Casi no pasa en el día que alguna persona no se
encomiende á nuestras oraciones, no mande decir
misas ó rezar novenas á fin de obtener favores
de la que es el Auxilio de los Cristianos.
Muy numerosa es la Cofradía de María Auxiliadííra, y es muv edificante el observar, el pri
mer sábado de cada mes, á tantas socias reuni
das á los pies de la Virgen Santísima y comulgar
con visible emoción.
Pero lo que mejor da á conocer lo propagada que
está aquí la devoción á María Auxiliadora es
el universal entusiasmo con que este pueblo tomó
parte en la fiesta do mie.stra dulcísima Madre.
Un concurso extraordinario de pind<»so8 cristia
nos asistió á la doblo novena que hicimos én pre
paración á dicha fiesta, ansiosos todos de honrar
á la Reina del Cielo, y oÍr celebrar sus glorias,
sn bondad y misericordia. Muy frt-quentados fue
ron los SS. Sacramentos de Confesión y Comu
nión.
El dos de Junio, día de la fiesta, hubo tal con
currencia de fieles, que el templo era dema
siado reducido para contenerlos á todos. S. S lima.
D. Guíllertiio J. Cárt<*r. Vicario Apostólico de Tarapnca. Pastor vigilantísimo de su grey, se com
plació dar brillo y pompa á la solemnidad, cele
brando la Sta. Misa, durante la cual nneetraorquesta ejecutó muy bien una bonita misa.
El panegírico fué pronunciado por el R. Sr. D.
Ladislao Fernández, Cooperador Salesiano, quien,
con palabra fácil y elocue.ite, demostró con cuáuta
razón salndamos á la Virgen: Auxilio de loe cristianos.
A las dos, nuestro muy amado Señor Direc
tor dió una interesante conferencia á un crecido
número de beneméritos Cooperadores Saleaianos.
Con a<{nel afecto y unción apostólica que le carac*
terizan, dijo que los Cooperadores Salesianos están
llamados á ser dóciles instrumentos en las ma
nos de María Auxiliadora qne quiere valerse de
ellos para beneficiar moral y materialmente á los
hombrea y en particular á la niñez, promoviendo
y sosteniendo las Obras de D. Busco con la ora
ción, con la palabra y con la obra
En spgnida tnvo lugar nna grandiosa procesión
en la qne fué llevada trínuíalmente la sagrada
e fi^ e de María Auxiliadora. La banda del Co
legio, con dulces armonías, alegró á la ionu*
meiable mnchednmbre qne, con profunda vene
ración y edificante recogimiento, suplicaba y ensal
zaba á la gran Madre de Dios.
¡Ah, cuántos en aquellos felices instantes han
derramado lágrimas de ternura I ¡ Eu cuántos
corazones se avivaron estonces llamas do amor
hacia la más cariñosa de las miulros !
Nue.stros alumnos espocialmonto y las alumnos
de lasHijas de María Auxiliadora ¡cómo rebosa
ban d e jú b ilo y s o sentían wintnmouto enorgulle
cidos de perteiKKier á Colegios amparados por
tan excelsa y bondadítsa Madre!
^En ese hermosísimo <lía llamó también la aten
ción del público un rico bazar á beneficio del Colegio, que fué tomado como do asalto y no poco
regocijó á los buenos Iquiqueños.
Tan simpática fiesta dejó por cierto muchas sa
ludables impresiones que, á manera do plant**oillas
fecundadas por el rocío de la divina grada, pro
ducirán abundantes y excelentes frutos para la
vida eterna.
i Y quién podría decir los raudales de bendi
ciones que la Virgen Santísima derramó sobre sus
devotos, sobre las familias y sobro la entera so
ciedad en premio de tantas manifostacioues de
amor, confianza y gratitud ?
¡Ah que se ?>ropague más y más la devocióná nues
tra Madre, Marín Auxiliadora 1y entonces so mul
tiplicará el número de aquellos aft>rtumnios que
aun en este valle de lágrimas disfrutan do paz ine
fable y verdadera felicidad.
Rogsmdo á Dios para que se realice este ardiouto
voto, me es grato saludarle de lo íntimo del co
razón y ofrecerme
D e V . R. af.“ ® hijo en J. y M.
J u a n Bau tista M. Ca s te l l a u i , Pbro.
Iq a lq u e Janio 15 de 1901.
(ÍU íT O (Houador).
M u t R everendo P a d r e D. Mig u el R úa .
E l día 20 de Octubre fué memorable para nuestra
Casa de la Tola, porque en dicho día tuvo la
honra de hospedar, siquora por cinco horas solaineute, á uno de los ¡lersonajus más ilutros de la
Capital Ecuatoriana.
Habiendo venitlo baco pocos meses á esta Re
pública el Delegado Apostólico do S. S., Exento,
y Rvmo. Sr. D. Alejandro Bnvona, nuestro buen
Director pensó invitarlo á que viniese antes do
marchar á Ruma, teniendo en sn honor una acadetiiia músico - literario • dramática.
Aceptó la invitación gustosísimo, y el día antee
dicho llegó á nuestra Casa acompañado del Exemo.
é lim o. Señor Don Calixto González, Arzobispo
de Quito y Monseñor Andrade, Obispo de
bamba.
L a entrada del Colegio estaba adornada con
varios arcos triunfales, y e n sn pobreza manifes
taban las necesidades de nuestra incipiente Casa.
En un cuarto de hora se llenó el teatro de distin
guidos Caltalleros y Señoras de esta Cuidad, pre
viamente invitados los días antes. Aqní son aficionadisiiuósáestosespectáculos, pnrlocual hubo ma
cha gente qne vino sin invitación, y nosotros Ies
dejamos entrar mny gustosos hasta qne se llenó
coropletamente el local.
Todo estaba preparado, y solamente es|>erábamoa
— 52 —
iara
comienzo al Exorno. Sr. Presidente de la
ÍVicepresidende.
lc|iiil>lica, quien no pudiendo asistii-, mandó al
rlftT
Después que S. E. I. bendijo un dormitorio, de
dicado á S. José, dió principio la función.
P«>r no abirgnr esta demasiado, liablando de
cada composición en [larticutar, ya sea literaria,
ya musical, diré que en ^'cneral resultó muy bien
y <lei uíp'udo de todos los asistentes. Las [talabras
que dirigió el Sr. Diivctor fuerou de tal índole
que liicuM-on derramar lágrimas á todos, incluso
S. E. 1. En los niños ecimtorniiios son como inna
tas las bu(‘iias disposiciones ])ara la música,
lo cual todo lo que cantaron, (lue fuó de memoria,
resultó muy bien. Los dos sainetes « Los tres j i bosos de Eyipto » y « Los tres valientes» hicieron
reir muellísimo, bmmndoen ellos parte actores de
gran falla. Cinco horas «luró toda la función, y
al íinal do ella lodos abandonaban con pena el
loeal, pareciéudoles un espacio de tiempo muy
pe<iueño.
Al tener conocimiento de las necesidades del
Colegio, tres Señores se pusieron á la puerta para
recoger las limoaiias de aquellos que tuviesen á
bien remediarlas por medio de la caridad, estendiémlose la generosidad de estos buenos habitantes
niuelio más de lo que cualquiera puetla figurarse:
ya les manifestamos nuestro recmiocimento y á
todos les deseamos abundantes bendiciones del
Cielo y desde luego aseguramos que atenderán
nuestros ruegos y cooperarán como buenos á llenar
ttidavía las niiiohas obligncionesy muy apremiantes
que tenemos <]ue cumplir.
Dígnese, amado Padre, pedir por nosotros y
bemlicírnos á todos y de un modo especial á su
Lijo en J. C.
q. b. 8. m.
J u an P opowski
Clér. Sales.
Qultu 25 (1q Octubre de 1901.
------------
P O N T IB O N (Oolom bia).
Sr. Director del B oletín Sa lss ia n o :
Muy apreciado Señor en J. C.:
Circuló por este pueblo el rumor de la aproxi
mación del Jubileo. Los veuciuos comenzaron á
disponerse pata ganarle, máxime, cuando supieron
que precedería una misión, proporcionando á todos
la salud espiritual.
El orador era excelente: no dejaba nada que de
sear. pues se trataba de D. Evasio Rabagliati, infaticable luisiouem apostóliot». Su celo raya e i de
lirio cuando se trata de urrebartar almas al diablo.
Nada le im^iorta la salud, con tal de salvar al
mas. El mismo confiesa que padece bastante y yo
oreo que la garganta la tiene enferma de tanto
predicar la palabra de Dios. Pero él coa sus aguas
y píldoras sigue udelaute: Dios le dé completa
salud.
Llegó por fin el tienqm de ganar el jubileo. En los
primeros días del mes de Se- tiembre se dió comienzo
á la misión. Era Domingo (mi más señas. La tarde
estaba histórica, como diría Rubén Darío. El Cielo
lím pi-'oy azul, la natuialeza silenciosa, el sol, i>nia
hundirse allá eu el horizonte, enviaba sus tibios
rayos que doraban las lejanas cordilleras. Era un
espectáculo sublime. Los labradores dejaron sus
faenas, los negociantes sas negocios temporales
] ara trabajar y negociar en los espirituales. Los
padres amonestaban á sus hijos y las madres á sus
hijas puraque cumpliesen con los deberes de baeuos cristianos. Ocho dias duró la misión, coucurrieudo mucha gente, pareciendo increíble en tiem
pos tan calamitosos y desgraciados, con esta desas
trosa guerra que nos derrota por todos lados. Las
familias se interesaron mucho para que saliese bien
la inisióu.
Todas ellas, cual más, cual menos, concurrieron
con BU óbolo para subvenir á las necesidades que
tales funcioues demandan, debiendo alabar al Se
ñor jiáiroco D. Jerónimo Cera, que sabe robarse
lo.s üorazoues de sus feligreses de una manera ex
quisita.
A todos conmovieron los magníficos sermones de
D. Rabagliati, exponiendo miíy bien las verdades
evangélicas, asomando más de una vez las lágrimas
á los ojos de los numerosos asistentes. Esperamos
que maduren los frutos, porque todos han concu
rrido de buena voluntad.
L a mayor paite del iiueblo fué á bañarse en al
piscina de la penitencia para quitar todo ese polv#
que estaba en algunos muy pegajoso.
Hubo más de novecienfais comuniones. Esto es
muebo para el pueblo de Fontibón. Como todo
pasa en el mundo, pasaron también los ocho días
de la misión. El último fuó el más imponente. Se
celebrarono tres fiestas á la vez. La del Corpus,
la del Tránsito y e l término de la misión.
Vino como era natural la banda salesiana de Bo
gotá para dar más realce á la fiesta. Sus melodías
se dejaban oir desde la estación. El corazón de
todos lalía desmesuradamente por la alegría de
aquellas canciones que estaban llenos de amor de
Dios. A las nueve en punto se comenzó la Misa.
Los músicos y cantores interpptarou cou verda
dera maestría la misa de S. Miguel. A las 11 y Vz
se termiuó.
Por la tird e se hizo la procesión del Corpus j
aunque por un incidente no se piulo hacer cou toda
la solemnidad deseable: este fuó una menuda llo
vizna y según los preparativos resultaría esplén
dida. Honor y alabanzas á todos los Fontiboneños
que tan bien se portaron. La banda con sus ale
gres marchas nos hizo pasar ratos felices.
Llegó por fin la hora de la partida y nos enca
minamos á la estación para despedir á tan bnenos
compañeros y amigos j ellos marcharon para la Ca
pital y yo me quedó con una amarga tristeza. Di
una mirada por todos lados y no veía ni una al
ma. Todo se encontraba en la más completa <alnaa
y soleilad. Consideró lo costoso que es conseguir
uu poco de fialioidad: en pos de ella viene daapués
la tristeza.
Mucha razón tuvo Rioja cnanclo dijo:
« Esta nuestra porción alta divina
« A mejores acciones es llamada
« Y en más nobles objetos se termina. •
Considerando todas las cosas así, me encaminó
para la casa con inmensa tristeza en el coraaóm y
llanto en loe ojos.
Sn Afmo.
J osé M a r ía de J bsúb
Coop. Salesian*
Fontibón 25 Agosto del 1901.
------ *V\/V\A/0*» c>OyiA.'>*V\j-----“
—
^
i«S>^<8»<8><g> <g><g>^<g> <8>~^~
Q¡1 0 1 I €1
ANTIGUO CONTINENTE
S a r r ia (Barcélona-Bepaña), — Con mucho gusto
transcribimos lo que el excelente Cooperador salesiano, D. Modesto H, Villaescusa escribe en el
D iario Catalán de Barcelona con el título de
Una risita á las Escoeias Salesianas <le Sarriá.
« L a obra de Don Bnsco, dice, abarca ya el
mundo entero. A llí donde las imperiosas necesi
dades de la pobre humanida<l se alzjin con imi>etu
iiTesistible, aparecen al punto para combatirlas
con invencible aliento, sólo comparable á la ex
quisita dulxura y mansedumlire de su corazón,
esas falanges de obreros evangélicos que produce
sin cesar la Sociedad Salesiana. Ni el clima, ui
las privaciones, ni la escasez de recursos, ni las
persecuciones y calumnias, nada en tin de lo que
puede inventar el espíritu del mal para combatir
la propaganda del bien es capaz de contener el
juvenil eiitUí-iasmo de sus almas. Y lo mismo en
las abras{idu8 regiones del Ecuador (jue en los he
lados extremos de la Tierra, lo mismo en las na
ciones católicas que en las cismáticas y protes
tantes, lo mÍMiio en los países paganos que en los
que odian á'Jestis, surgeu como por encanto esos
centros de pieilad, de instrucción y de- trabajo,
verdaderas colonias de cultura cristiana, {Hiderosos
focos de civilización robusta y vigorosa, al mágico
impulso de ios lieroes Salcsianus.
¿Qué Impulso los mueve ? ¿Qué espíritu los guíat
¿Qué tiñes se pro]Htu<-ut Si piesciudieiidu de todas
bis pruebas que atestiguan con avasalladora evi
dencia al amor y solicitud con qae Dios vela {S)r
los destinos del hombre, nos Hjúramos tan sólo
en la oportunidad con <]ue su adorable Providencia
ha SQKcitato en toda crisis liumaua el remedio
adecuado y suticiente, esto solo nos demostraría
la misión salvadora y divina de la iglesia. Fonpie
basta tijurse, sic)iiiera superticialiiiente, en los ad
mirables lecciones de la Uisioria para ver, sin
salimos dei terreno propio y exclusivo de las
Ordenes religiosas, que contra la rudísima opresión
del feudalismo medioeval y sns enervantes concnpisi'eucias, se encarnó el amor divino en el Serahu de A sís; contra la rabia satánica de los albigenses, Santo Domingo de Guzmán reliabilitó
la pureza cristiana con el Rosario de María ; contra
la osadía de Latero y sus secuaces, San Ignacio
de Loyola creó la invicta y aguerrida Milicia de
Jesús ; y así para cada necesidad social, paracatla
desaliento, para cada caída humana, ha suscitado
Dios en el momento oportuno una áncora de sal
vación.
No parece sino qne en nuestros días se ban
dado cita todos los enemigos de la humanidad
para darle el último y detiuitivo asalto. Hoy se
disenten y se niegan todos los principios y se so
caban con ardor todos los fnndamentos del órden
social y religioso. La piqueta demoledora destruye
sin cesar, sin ánimos, sin alientos para edifiear
< 8 » ^ « 8 > < y « y < y < g > ‘y < y < » ‘^ s y t-»[f^.
IL lS Iá lá
de nuevo. T es que, sustituido Dios por la ma
teria, la ruina, la im'roia, las tiniebliis y la muerto
es lo único que puede resulUir de campaña tan
disiistrosa Ó iraetimla.
Mas precisamente en nueslros días deinuostra
la Iglesia couu* nunca su [>i)derosa y feciuula vi
talidad para ahogar con la ubiiiidaucia del bi<‘U
la soberbia del mal (juo corroe las entrañas del
cuerpo social con sus trememlas embestidas. Y
por eso, por abarcar el cam[>o <le batalla toda la
actividad humana, lo mismo los prim-ipios (|ue
las consecuencias, asi las inquietudes del (‘spíi itu
como las exigencias de la carne, reunevaii sus
gloriosas campañas las antiguas Ordenes religiosas,
y surgen otras nuevas al calor maternal y solícito
de la Iglesia.
He aquí justificada la aparición de los Salesianos en el palenque actual. Y por cierto que lian
sabido responder cuiui>lidameute á los propósitos
de su santo Fundador y á les esperauztvs <|ue la
Iglesia y los buenos concibieran desde el primer
momento.
Traídos á Barcelona por un espíritu superior
que, en alas de su ardiente caridad, peneiruba
con admirable intuición el porvenir, pronto con
sus obras evangélicas llamaron la atención do
todo el mundo y su]><*rarnn las fundmlas ilusiones
de su generosa protectora la inolvidable sefu»ra
Doña Dorotea Chopitea de Sena. Miles de niños,
que hoy son honrados cimladauosy viven y pros
peran en las artes y oficitis do la vida, han sa
lido ya do BUS Eseiielas y Talleres. BaiTÍa<las en
teras que en otro tiouqm estaban convei'<idus en
antros lie imrversióu son hoy verdaderas cinda
delas del onlen social. Y las Escuelas de 8arná,
que hemos vis tado y admirado varias veces, son
en realidad poderosos focos de cultura que [irodneen sin cesar multitud de jóvenes ilustradoe
lH>seedores de nu art<í ú oficio con el c{ue, no sólo
se ganarán la villa dignamente, sino que forma
rán familias honradas y cristiamui, en vez de en
grosar quizás el contingente del piesidio ó de
coutríbuir á aumentar las iui|uietu(les y zozobras
que devoran á la sociedad conteni]Kiráneas.
Mas de nuestra última visita hemos sacado una
impresión tristísima. &los de 400 asilados existen
hoy en día en las Eseui^s de Sarriá; de ellos
la inmensa mayoría reciben completamente gratis
alojamiento, vestido, mauuteiicióu é instrucción :
sólo unos p <k:os pagan de dos á cinco duros men
suales. ¿Como puede realizarse este m ilagrot.....
Por toda respuesta hemos obtenido una amarga
sonrisa de su infatigable y celo-«o director. Pero
el milagro consiste en que el establecimiento debe
más de 20,000 pesetas á los abastecedores de la
Casa, 12.000 de ellas sólo en concepto de pan.
Las Escuelas de Sarriá atraviesan, pues, ana
crisis terrible. Los sacnficioa de los Salesianos y
las limosnas odinarías de sus protectores no bas
tan para subvenir á sos más imprescindibles ne
cesidades.
£1 remedio sería muy fa cU : lanzar á la calle
64 —
á 200 ó 300 niños; ])ero eso jamás lo hará un Salesiano, |>on|iie el hijo de Don Bosco es todo ab'
iK-giudón y sacrificio, l^reciso será, pues, recurrir
ála caridad de B.irceloua, de esa Barcoloiia iucoiiinaiable que ha poldado su recinto y sus afue
ras <le centros religiosos, literarios y benéficos que
Hoii oi'gullo de sí misma y envitiia de los extrafum. Preciso será, pues, (¡uo conteste una vez más
á la demanda (]ue liahvá necesidad de dirigirle,
si no quiere que la obra en alto grado culta y
nioralizadura délos Hijos do Don Bosco sufra un
lameiitablo retroceso ó se cieiTe para siempre,
lanzando á la calle á tantos niños y jóvenes per
seguidos ]mr )a fortuna que en olla encuentran
abrigo y i)rotocción. »
C iie iio n (Eupaña). — Esta insigne Ciudad está
dando á cada ihiso ju-uebas de lo mucho que ama
á los Salesianos, y de los deseos que tíeue de que
éstos puedan extender liasta allí la esfera de su
acción: una prueba terminante es la tiesta <iue
han hedió á nuestra bendita Madre, María Auxi
liadora, cuya narraoión transcribimos con nmeho
gusto (le lo que dice un periódico de la localidad.
« Grandioso, sublime y conmovedor en extremo
ha sido el osi>eotácuio que ha ofrecido el espacioso
templo parroquial del Salvador loa días 15, 16 y
17 del actual, en que la Asociación de Coopera
dores Salosianos ha consagrado un solemnísimo
Triduo á María Auxiliadora, del que vamos á
hacer una breve reseña.
Dispuesto todo previamente y con ^ a n acierto
por el celoso y activo director de dieba Asocia
ción, Dr. D. Francisco González Herrero, Canó
nigo Penitenciario ¿e esta Santa Iglesia Catedral,
llegó la tarde del viernes, 15, primer día del
Tridu o, y nuestro corazón se sintió tiernamente
emocionado cuando presenciamos el bello golpe
de vista que ofrecía el altar mayor, ricamente
adornado y profusamente iluminado, destacándose
en el foiuío la primorosa imagen de María Auxiliad<»ra, cuyo consolador título atrajo hacia sí una
multitud inmensa do lióles que, durante los tres
días, y muy especialmouto el último, llenaron por
completo la espaciosa nave y capillas de dicha
iglesia.
Los dos primos días, ú las cuatro do la tarde,
fuó expue.sto el Santísimo Sacramento lazándose
á continuación el santo Rosario y evStivcióu, siguió
una breve meditación, des[més un ejemplo reci
tado por un niño, inmediatamente el sermón y se
terminó eou un Motete, Reserva y diálogo entre
dos niños.
El último día del Triduo hubo, á las ocho de
la mañana. Misa (le Comunión ; á las diez se ce
lebró la «olemiu» con eiposieWn de S. D. M. y
lor la tardo, á hns cuatro, d(*spués de exjioner á
wcsús SiuTamentailo, so cantó un solemne Trisagio á .María Sautí-^ima. siguió la meditación,
ejemplo y sermón, comeen las tardes anteriores,
y so concluyó con un precio.so Motete, Salve, Re
serva y bendición ct>n S. D. M. Terminados loa
cnlt(»s religiosos, nuestro Ihustrísimo y Rvmo.
Prelado dió al numeroso concurso de fieles su
istoial bendición ó inmediatamente se procedió
beudt'Cir e imiwner medallas y escapularios á
los nuevos Coo|Hjradores Salesianos.
Meros crouisUis, pero adiuiradores también de
todo lo grande y bello, no hemos de d(yar la
pluma sin tributar un merecido aplanso al elo
cuente hijo de Sto. Domingo de Guzmán, al in
fatigable P. Antonio Hernáudex que, con facilidad
de palabra, con unción verdaderamente evangélica
S
r
y con una humildad asombrosa, ha demostrado
una vez m;>s las altas dotes oratorias que posee,
su ferviente devoción á la Inmaculada Reina de
los Cielos y su apostólico celo por la salvación de
las almas en los tres sermones que hemos tenido
la satisfacción de oirle y que no nos atrevemos
á explanar, temerosos de rebajar su mérito. Baste
decir que todos sus oyentes no escatiman los
justos elogios á que se ha hecho acreedor el sabio
Religioso dominico, que en el expresado Triduo
ha ocupado tan dignamente la cátedra del Espí
ritu Santo.
Tívmhión moreeo nnestros plácemes la bien erganiziula orquesta qne, bajo una acertada dirección,
ha sabido interpretar los piadosos sentimientos de
los verdaderos católicos, arrancando con sus arro
badoras melodías lágrimas de amor y ternura á
á los ojos de los que creen, aman y esperan, y
elevando con sus inspiradas notas los corazones
de los fieles hasta el trono de María Auxiüailura,
Madre de Dios y Madre amuntísima nuestra, que
indudablemente habrá recibido los puros afectos
y escuchado las fervientes plegarias que entre
nubes de incienso la bemos (lirigido en estos tres
días de impi'recedera memoria.
Sea, nuestra última palabra de alabanza y elogio
para los nueve niños de esta Capititl que, vesti
dos de sotana y roquete, adornado su pecho con
el escapulario y medalla de la Virgen, y llenos
de gozo y eutnsinsmo, han conti'ibiiído al mayor
esplendor de estos caitos, recitando ejemplos y
diálogos con gmn acierto y serenitlad (ca<la nno
desde su respectivo pulpito) y causando la admi
ración del auditorio por la destreza con que han
desempeñado su difícil cargo, atendida su corta
edad. »
\ Ia n iia l P r á c t ic o d e K Io c n e n c ia S a
g r a d a para uso de los Sacerdotes y Clérigos,
por D. Ciríaco Santinelli, Phro. Saleaiano. Es
cuela Tipográfiíiay Librería Salesianaa de Sarriá
(Barcelona) — 1901 — Precio : En rústica 1,50
pesetas ejemplar y 2 pesetas en tela.
N o pretende nuestro hermano, ni mucho menos,
dar un libro que por su extensión y demás con
diciones pndi(‘ ra servir de texto en los Semina
rios Conciliares. Su propósito, más bien, ha sido
hacer una obra eminentemente práctica, por lo
qne hace á reglas, sin aiender á ciertos porme
nores qne sin ser inútiles hacen voluminosas las
obras, y como quiera que los Sres. Curas Párro
cos tienen el tiempo medido, digámoslo así, ne
cesitan conseguir su objeto, empleando para ello
el menor tiempo posible, y estas (jondiciones
las llena á no dudar el libro del Sr. Santinelli
en sus 164 páginas de texto.
€ Nos hemos propuesto, dice en la introducción,
resoniir todo aquello que es indispensable á un
r
sacerdote que se dedica al ministerio de la predicacióu- »
No dudamos que los Sres. Sacerdotes reoibiráu
con gusto este anuncio, pues creemos encoutraráu
en la obrita todo aquello que deseen conocer por
lo que hace á elocuencia sagrada.
R a z ó n y F*e. Revista mensual redactada por
P P . de la Compañía de Jesús. Madrid. Redac
ción ; Isabel la Católica, 12. — Precio de sus
cripción. En España,: Cuatro meses 5 pesetas.
Ün año 15 pesetjvs. Fuera de España: Cuatro
meses 5 francos, ün año 15 francos (pago auticipailo),
Con mucho gusto tomamos lo que acerca dotan
interesante Revista dice E l Noticiero de Zaragoza
« Con este número, correspondiente al mes de
Diciembre, completa esta revista su primer tomo,
principio glorioso, nuncio de un porvenir brillante.
Cerca de 600 págin.as suman los cuatro números
publlcíidos y en el índice general que en el últi
mo se publica queda agrupada, formando un con
junto admirable, la labor útil y meritísima de
esta publicación de alto valor científico, forma
atractiva y sano ó imparcial criterioCada número es exacta comprobación de lo
afirmado.
En el último se continúan los trabajos de J. M.
Aiceudo sobre Sumanintas y realistas; el de L
Murillo acerca de L a Ciencia libre en el siylo X I X
y los orígenes del Cristianismo, y el de L. Uriarte,
investigando Quién fu é Huyo Herrera de laspedós.
Por hoy no insistimos en su elogio, que huelga
además, tratándose de obras cuyas primicias ya
han saboreado los lectores de Razón y Fe.
Contiene además este número un artículo de
J. G arda Ocaña, titulado Un couJlUo y las órde
nes religiosas., primero de u ia serie en que se
propone estudiar el Real decreto de 19 de Sep
tiembre, su aplicación y consecuencias. Un tra
bajo deC . G. Rodeles sobre E l Colegio Pío-Latino
Americano, primero también de mía interesante
serie. Un estudio acerca do la Exposición de car
bones minerales en Barcelona, que también con
tinuará en números sucesivos, por B. P. Valladores. Examen de libros. Noticias bil'liotjráfieas.
Boletín canónico, Cróntoa literaria y Noticias ge
nerales.
El interesante texto anunciado es bastante á
dar idea de la importancia del número de Razón
y Fe, correspondiente á este mes.»
MEMORIAS BIOfiRAFICAS
BE
MOMS. LUIS L7VS;\GNI7\
Capítulo V. fContinuación.J
E li el estudio puede <leeirse, y me perdonen
la expresión, que el trabajo s o lo marchaba
de las manos. Las composiciones, que otros
concluían después de muchas horas de trabajo,
él las hacía en pocos minutos. Su memoria
era feliz, por lo que le basLiba leer algunas
veces la lección señalada para decirla de me
moria al momento, lo mismo seguida que sal
teada. P o r esto se explica que, no toiiióudole todavía afición á la lectura de buenos
libros, se aburría de no hacer nada, impor
tunando á los que estaban contiguos á él. N o
es de extrañar que al fin de la semana se encontrjise con alguna nota desagradable. Esto
no obstjiiite, indica su gran mérito cuando
conseguía un dwz.
Los mismos ejercicios de piedad que desde
la infancia habían echado profundas raíces
en su corazón, como de ello dió pruebas evidente.s, y que habían adquirido gran desarrollodcsde queentróen el Iimtituto Salesiano,
siendo su más valioso sostén en las continuas
luchas que sostenía, no eran por él [irati(‘.ados sin jieiia. íSi no podía recogerse dentro
de 8Í mismo para refexionar, muchísimo más
d ifícil sería su rec/Ogiinieiito al o r a r : ])or
esto paivííe que, (M)mo en los primeros días,
su comiM)stiira en Ja Casa de I.)io8 dejaba
mucho que desear. Cujilqiiicra que no hu
biese conocido á nuestro joven, habría jicnsado de la mi.sma juanera al fijarse solamento
en lo exterior.
Pero los Superiores, conociendo muy bien
su lucha inferior, y adm iiaiido sus continuos
esfuerzos, no le dal>an importancia algunsi, an
tes al contrario, se congratulaban mucho más
de los progresos que hacía para vencer sus
malas inclinaciones que de los notjibles ade
lantos que se le notaban en los estinlíos, eu
los que era el prinjero entre sus condiscípu
los. Quien más gozaba era D. Bosco que CJiltivaba esta planta cual exjjerto jardinero.
¡Cuánto le consolaban estos primeros frutos!
Cada vez estaba más convencido de que Dios
reservaba á Luís Lasagna un iiorveuir espe
cial.
E l hombre de Dios, sin desanimarse j)or laa
ligerezas que el joven Lasagna cometía, pro
curó sobre to<Io animarlo para que no se a[>oderase de él el desaliento. Consideraba la Santa
— 50 —
(Jomiinión como nn medio eficacísimo paraconHeguir este fi n, por lo que, aun cuando con pru
dencia, lo animaba á- frecuentar este Santísimo
Sacramento. Y no se contentó tan buen Padre,
para solidificar la virtud de tan caro hijo,
el nutrirlo con el Pau de los fuertes, sino
que adomsus j)oco á poco le hizo que tuviera
ííevoción especial ó la Santísima V irgen Ma
ría. De este modo, bajo la discreta y Lábil
-direc<‘ión de 1). Poseo se puede decir, que
sin aj)arato ex terio r, se impregnaba el alma
<le Luís <le una manera iuseiisible do las co
sas espirituales, é informando éstas á todas sus
acciones, prestaban gran consistencia y vigor
á sus virt;iules. jDii^Loso él que, teniendo tal
guía, supo dignamente apreciarla y fielmente
aeguirlal
carrera literaria. Estonces empezó á b rilla r
en su entendimiento la belleza: entonces co
menzó á gustarla y no puede explicarse la
potente atracción que ejerció sobre su ánimo
tan bien despuesto. A l acabar el tercer curso
tras unos exámenes brillantísimos, se le juz
gó apto para pasar á la cuarta gimnasial
Y a porque estuviese más próximo á su pa
tria, ya porque gozara de uu clima más com
patible cou su salud, debilitada por el estudio,
y sobre todo porque su desarrollo físico
atravesaba por un período bastante i>eligroso, el buen tutor, siempre solícito por su
bien, determinó enviax’le al pequeño Semina
rio ó Colegio Salesiano de Mirabello, cerca
(lo Casale. Esta era la primera Casa que Don
Hosco en 18'3 había fundado fuera de Turíu, al frente de la cual puso al S;vcerdote
D. M igu el Ríia, el mismo que al cabo de
25 años, elegido Sucesor de Don Bosc^o,
rigió y rige aún el timón de la Pía Socie
C a p ít u l o V I.
dad de S. Francisco de Sales, con tal cari
S iic i e n t iu lio H e u o l O r a t o r i o —^ a ' t c *
dad y prudeucia, que mereció llamarse otro
f t i i |>r«‘>(lUo<Ytu —
« l e iu D . Hosco.
— IC tt > X i r < i t > o l l o |>MMU l a I'V 'J '
Eu aquel año 1865 fiié D . Rúa llamado
I —U u II t l i a r l o «l<^M<‘ i i í ; a ü o
— 1 n « l iiK«t riiiM p i i r i i e l «'i^ t u ilio — á Tarín, y para sucederle, fuó elegido el Sa
cerdote Don Juan Honetti, salesiano de acri
JNu«.‘ voi^ trU4i»l*o!»i y < l o r r o t a « — I m solada virtu d y ])iedad singulaiísima, pre
p r « ‘ N l< »i»«‘ M y r «* 'm iiiiís < .? e u < tia !S — T < > maturamente arrebatado por la mnei’te á sus
«.Io n l e «iu i«*r< -i»
Í5$u u p o N t o lu < lo — A . l a i* il> e r a « i e l I*<í.
Ijermauos y alumnos que le amabau y admi
raban.
A en tiempos de I juís Lasagna los es
Hacia mediados de Octubre de 1805 los
tudios en el Oratorio Salesiano estaban
iilumnos de aquel colegio se m aravillaron
floreedentes, p o e s ía enseñanza estaba
grandemento al ver llegar á un joveiicilo des
á cargo de prolesorea que al vigor juvenil
pejado, de viileroso aspecto, de rubios cabellos,
juntaban el saber y la experiencia de los
(le paso franco y libre, de inodalc-s urbanosy
más ancianos; además de que los aliunno.s
amable para todos. Era nuestro Luís Lasagna
todos, de piedad sólida, tenían la costumbre
(pie al caer de la tarde ha((íasu entrada. No tarlaudable de cumplir con sus deberes, no por
¡lóen captarse las .simpatía-s desús compañeros,
consideraciones humanas sino pem conciencia
los cuales esptMdalmeiite ciiandu supieron que
y trabajaban ardorosamente bqjo la tutela de
estudiaba la V*. gimnasial, tuvieron para con él
la m.ás dulce do las madres, la
de Ui /Sa
cierto respeto y lo trutaroii, casi diríamos,
biduría, M aría Sma. líiitre las materias pre^jcon miramiento. Para él nada había nuevo en
critas en el programa en aquellas escuelas
aquella casa, estJiblecida lo mismo que el Ora
80 prefería el latín, ul que muchos alumnos
torio de S. Francisco de S ales; no obstante las
80 dedicalmu con seria aplicación y con tan
primeras veces que ae acercaba á los santos Sa
v iv o entusiasmo que lograban hablarlocom osi
cramentos, experimentó cierta pena de iio
fuese una segunda lengua materna, y escri
l>oder ya abrir la conciencia á Don Hosco,
birlo con elegancia y (íorreccióu. bll motivo
á quién por tres años había revelado con todo
principal do esto verdadero frenesí ere el
candor los secretos de su alma; pero pronto
pensamiento de que era la lengua de la Iglesia
se tranquilizó cuando le dijeron que como
á cuyo servicio querían dediwirse. Añádese
1). Hosco visitoha de continuo á sus hijoa de
á todo esto las santas é infinitas industrias
Mirabello, continuaría así siendo su director
eíícogit-adas por el celo de 1). Hosco para exci
espiritual.
tar y mankiuer la emulación entre sus ama
dos h i.jos y t>8 será fácil tener una idea del am
{Se continuardj.
biente que respiraba eu aquel entonces nuestro
Luís.
(1) Corresponde ánneetro tercer alio de Bachillerato.
E l sistema en que era ednoado estaba muy
lejos de comprimir su natural viv a c id a d ; con
siderándolo como una muestra de talento, pro
C« ifnkciM i» k iá«(íU IdfaBttfia - 6rab: JOSÉ 8HBQ0.
curaba solo contenerle en sus justos límites.
Gnicins á este método de educación, emanado
f
del corasrón de I). Bosco. todo caridad por la
juventud. Luís puso sólido fundamento ó su