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AÑO IX - N . 11.
Publicación mensual.
NOYIEMBBS de 1894
BOLETIN SALESIANO
ftuien recibiere á un niño en mi
nombre, á mi me recibe.
(Ma TH. XVIII.)
Os recomiendo la niñez y la ju
ventud ; cultivad con grande es
mero su educación cristian a; y
proporcionadle libros que le en
señen á huir del vicio y & prac
ticar la virtud.
(Pío IX.)
nedoblad vuestras fuerzas á fin
de apartar á. la niñez y juven
tud de la corrupción é incredu
lidad y preparar asi una nueva
generación.
(I.KON- XIII.)
Debemos ayudar á nuestros her
manos á fin de cooperar ¿ la
difusión de la verdad.
(III S. J uan*, 8.)
Atiende k la buena lectura, k la
exhortación y ñ la enseñanza.
( I T imoth . IV, 13.)
Entre las cosas divinas, la más su
blime, es la de cooperar con Dios
á la salvación de las almas.
(S. D io kisio .)
E l amor al prójimo, es uno de
los mayores y más excelentes
dones que la divina bondad
puede conceder á los hombres(E1 Doct. S. F kaxc . do Sales)
- + ^ ( D IR E C C IO N en el Oratorio Salesiano — C alle de Cottolengo N . 32, T U R I N (Italia) )$ ^ t -
STJM AR IO .
Ux a iglesia digna del óbolo po pular .
L a muerte de Monseñor D r . F ederico A neiros ,
Arzobispo de Buenos Airea.
Espa Sa : El Oratorio de Santander después de un ano.
L a Obra de Don Bosco ex A merica : — Méjico :
Una segunda Cas.a Salesiana — P erü : Fiesta de fa
milia en el Colegio Salesiano de Lima. — R epú
blica A rgentina : Homen^e de los Ex-Alniimos
de la Escuela de .lirtes y Oficios on Almagro (BneU08 Aires) á su Director; — fiesta de Itlaria Auxi
liadora en San Nicoliis de loa Arroyos.— U r u g u a y :
E l Presidente en el Colegio Salesiáno. — E cuador :
Aloenoiou en los Talleres Salesiauos de Quito.
Noticias de las Misiones Salesianas de D. Bosco
EN LA P a TAGONIA.
Gracia de Ma r ía A u xiliado ra .
ÜNA IGLESIA DIGNA DEL OBOLO
POPULAR.
S a rriá -lía r c e lo n a .
L o s tem i)los no indican sólo la fe y
piedad de una nación, sino que tam bién
form an parte in tegrante de su historia y
simbolizan sus glorias.
L o s grandes monumentos van unidos
al recuerdo de extraordinarios sucesos, y
son como el sello indeleble que señala
los días de m ayor prosperidad pública.
España cuya adhesión profunda á la
Ig le s ia ha llegad o á ser proverbial, cuyos
fastos son un tejid o de hazañas y proe
zas sinnúmero, y á la cual cupo la suerte
(le descubrir y conejuistar el nuevo mundo
al par que con m ovía á todo el an tigu o con
sus iusigues victorias, tiene tem plos dignos
de su p asad o, en S ovilla y en Burgos,
en T oled o y el E s c o ria l, en Zaragoza y
Santiago de Compostela, dechados del in
gen io , en que los estilos mó.s notables
com piten en gallardía, majestad y gracia.
Y es d ign o de observar cómo el cristian ism í», vencedor d el pagani.smo, ha
tran.sformado la antigua m ezquita de Cór
doba en uno de los más famosos tem plos
católicos, y conviene asimismo recordar
que el prim er oro de A m éric a fu e desti
nado á la decoración de las bóvedas im
ponentes de la suntuosa basílica de San
Juan de Letrán.
E n las iglesias de un país se advierte
su devoción predominante, y es fácil re
conocer que la devoción p or excelencia
de España es la d evoción á M a r ía ; de
aquí que no hay ciudad donde no le
h aya edificado un tem ido, ni un tem plo
donde no le h aya erigid o un altar. Y
— i:i6 —
con tocio, sus tradiciones reclam aban de
tiem po atríls un santuario más en honor
de M aría, «lue recordara un hecho en ex
trem o m em orable y que fuera como una
expresión elocuente y maniñesta de a|íradecim iento. »Sabido es de cuánta glo ria
se cubrieron los ejércitos peninsulares en
la insigne batalla de IjC p an to, y cuán
evid en te fuó la protección que ellos re
cibieron de M aría A u xiliadora. Kra, pues,
ju sto que se levantase un tem plo bajo
aciuolla advocación á tan augusta p ro
te c to ra ; más la d ivin a I*rüvidoncia, que
dispone las cosas con gran sabiduría, re
servó esa obra para nuestros tic*mpos;
y bien que el culto de M aría (U)ii el t í
tu lo de A u x ilia d ora se confirmase so
lem nem ente por l^ío V y se acrecentase
bajo el pontilicádo do P ío V i l , no ha
conseguido sino ahora singular desarrollo.
ISl apóstol llam ado por M aría á exten
derlo y i)ropagarlo luó el sacerdote Juan
Poseo, y muerto él, so ha dignado con
fiar tan alta misión á sus hijos, los salesian o s ; por lo cual éstos le han edificado
tem plos por d o q u ie ra , tem plos que son
vcrchuleras fuentes de gracias y m aravi
llas do todo género. P e ro queremos hoy
llam ar la atención en especial sobre el
(lue etUficau en Sarriá de Barcelona, que
será una jo y a bien preciada para todo
corazón español y un hom enaie dulcí
simo do am or y reconocim iento. Quiera
D ios (pie nobleza y pueblo , ricos y po
bres, hombres y mujeres, todos contri-,
búyan en la m edida de sus fuerzas á la
realización de esta obra (pie, á no dudarlo,
vista la bondad de M aría A u x ilia d o ra ,
llegará á ser uno do los tem plos más
d ev o to s, m ilagrosos y populares.
U n a ]>alabra más para concluir. E l cé
lebre orador sagrado Mous. j\Iermillod,
obispo do Ginebra y más tarde ilustro
cardenal del Sacro C o le g io , predicaba
una v e z sobre la construcción de una
iglesia. Era ^Monseñor muy am igo do B o u
Busco, y no sé si precisaim nto la iglesia
de ipio trataba era en honor de M aría
A u xiliad ora. T a n ta fué la unción y efi
cacia do la palabra del orador, que con
cluida su predicación se acercó á él una
pobre m ujer y presentándolo una ])C(pieña
suma de dinero lo d ijo : « Señor, y o v iv o
de mi humilde trabajo, pero á fuerza do
economía he podido reunir estos realitos
para (pie se m e aplicaran algunas misas
al salir de este m u n d o ; mas con haberos
oído encomiar la im portancia de una
obra de caridad para con el mismo Dios,
contribuyendo á edificarle una iglesia,
que es en la tierra su verdadera casa, he
mudado de i)ropósito, y os ru ego dispon
gáis de este dinero para el fin que ha
béis indicado, que las piedras del templo
rogarán p o r m i alma. »
A v iv e m o s á la v e z nuestra fe y sea
mos largos con M aría, quien á más de
que uim ca se deja ven cer en generosidad,
ha prom etido la v id a eterna á los que la
h on ren : Qui ehicidant m e , rita m aeternam hahebunt.
MOHSR. LEON FEDERICO ANEIROS
Arzobispo do Buenos Aíres
La Diócesis de Buenos Aires en la A r
gentina llora inconsolable la x>ordida de su
venerado l^astor. A l virtuoso, al invicto
Monsr. Iteón Federico Aneiros, en la noche
del 3 al 4 setiembre, casi de improviso lla
mábalo Dios á recibir el premio de sus apos
tólicos trabajos. La muerte vino á él como
un ladrón, conforine dice el santo Evange
lio ; mas encontrólo vigilante. En efecto, su
vida filé, hasta al último de sus días, llena
de obras santas, todas dirigidas á la mayor
gloria de Dios y á la salud de las almas.
Para limitarnos solamente á los veinte y
cuatro años, desde que empezó á regir la
vastísima Diócesis de Buenos Aires, diremos
que hizo repetidas veces la visita pas
toral, y en cualquier lugar abría una misión
en la que siempre predicaba el primero; incunsablo en el tribunai de penitencia, dulce
y fuerte en corregir, prudente 6 iluminado
en aconsejar, accesible para todos, amable,
apacible en particular para con los uiño.s, á
los .que sumamente quería, caritativo para
con los pobres y generoso más de lo que
pueda decirse: en una palabra , habíase
hecho todo para todos á fin de ganarlos
todos á Jesucristo. De él puede decirse ver
daderamente que murió en la batalla; pues
en los riltimos meses precedentes desplegaba
celo y actividad admirable en predicar, sin
tregua , aquí y allá , misiones , una de las
cuales se concluyó al acabar de agosto.
Mons. A n e iro s , hijo obsecuentísimo al
Suuio Pontífice, acogía siempre sus decisio
nes con sentimientos de la más sincera su
misión, las recomendaba con oportunas rertexiones, y después trabajaba enérgicamente
con la palabra y con el ejemplo para que
doquiera y \)or todos fuesen aceptadas con
veneración y observadas con exactitud.
— 130 —
En tiempos tristes tuvo que sostener tam
bién terribles luchas para, tutelar la hones
tidad 7 la justicia en aquella República, 7
no amargar el corazón del Papa.
Viendo las Ordenes 7 las Congregaciones
religiosas como otras tantas fort^ezas ó es
coltas para la Iglesia, el celoso Arzobispo
de Buenos Aires durante su largo gobierno
procuró que muchas de ellas se introdujesen
en sus Diócesis, 7 de todas él fué siempre
promotor 7 protector ardentísimo.
Además débese á él en modo especial la
evaiigelización de la Patagonia por medio
de los Salesiauos. Cuando estuvo euTurín,
eu junio de 1877, nos relataba que su ante
cesor , antes que el nombre de Don Bosco
fuera conocido en A m érica, había visto en
sueños una falange de generosos, que atra
vesando el Océano, avanzaban hacia aquella
Diócesis para cuidar de los niños; 7 mani
festaba su gran consuelo por haber tocado
á él la realización de sueno tan bello. Y en
efecto ftió después de sus repetidas instan
cias que S. S. P ío I X ordenaba á los hijos
de Don Bosco ir á la A rgen tin a, donde
en jMons. Aneiros encontraron siempre un
bienhechor in signe, un querido am igo, un
padre mu7 tierno ; fué con su apo70 7 favor
que eu la Argentina los Salesiauos 7 las
hermanas de María Auxiliadora tanto se
extendieron hasta contar más de veinte ca
sas; 7 fué por su petición que Don Bosco
enviaba los Salesiauos á la Patagonia 7
S. S. León X I I I erigía en ella el Vicariato
Apostólico en 1883.
E l nombre de Mons. Aneiros está por lo
tanto inseparablemente unido á las Misiones
Saíesianas, como el de 'su iniciador 7 de
su más grande promotor. Pero su muerte
ha sumergido en el luto á toda la Pia So
ciedad Salesiana, 7 en modo especial á
aquella multitud de sus miembros que tra
bajan eu la América.
Hé aquí la carta que nos traía la dolorosa
noticia.
guo Director. Desde entonces, nada nubo
que hiciese temer tal desgracia. Aún más
hasta las 10
de a7 er noche parecía
que Monseñor estuviese b ien ; pero mien
tras se acostaba, fué sorprendido por nu
ataque al corazón tan violen to, que en
pocos minutos apagó aquella i)reciosa exi
stencia. E l mismo Mous. Espinosa que
encontró ahora poco en la Curia, luo narró
como apenas tuvo tiempo de acudir 7 pres
tarle los extremos consuelos de la religión,
asistiéndole también su piadosa hevmaná
mu7 envejecida, la cual dividió con 61
por toda la vida las obras do caridad 7 re
ligión, cómo una de las santas mujeres que
seguían á los Apóstoles, ó cómo una her
mana de Lázaro.
Monseñor Aneiros contaba 68 años de
edad, de los cuales, pasó 24 en los cuidados
pastorales de esta vastísima Diócesis. Lleno
de axiostólico celo , empleó toda su vida 011
hacer conocer 7 amar á Dios 7 en extender
su santo réiuo. E l viernes último del pasado
agosto, no había hecho más que volver do
la Misión de Bragado, población importante
de la provincia de Buenos A ir e s , 7 el 30,
día de Sta. Rosa, había predicado por una
hora con admiración de todos. Dna de las
glorias más grandes de Mons. Aneiros 7 por
todos reconocida, es la de haber sido bené
volo protector 7 promovedor de todas las
Congregaciones religiosas, que tuvo la her
mosa suerte de establecer 7 ver florecer du
rante su largo gobierno. Respecto á nosotros,
sabe y . amadísimo Padre, cuánto ha hecho
por tenernos en esta República, por confiar
nos la juventud de estos países, cuánto para
evangelizar la Patagonia. L e es 7 a conocido
cuánta veneración tuviese por Don Bosco,
al cual quiso visitar 7 obsequiar personal
mente en su peregrinación á Roma 7 á Turín, en el 1877; sabe también por miestras
correspondencias, cuánto amase á los hijos
de Don Bosco, que trataba siempre do íi7 Udar V consolar. En sus frecuentes visitas
á nosotros, no dejaba jamás do darnos
A íia d h o . t R e v .^® S k . D on R u a ;
su limosna; él solía tomar parte no solo en
las
fiestas religiosas de S. Francisco de Sa
Buenos Aiies, 4 de septiembre de 1894
les, de S. Carlos, de María Auxiliadora, sino
A l despuntar el alba de este día, una fu que presidía aún frecuentemente las conferen
nestísima é inesperada noticia venía á su cias de estos beneméritos Cooperadores, entre
mergimos eu el más profundo dolor. Xuestro los cuales se gloriaba de ser el primero, tomó
incomparable bienhechor, el venerado padre parte eu la distribución de premios, 7 final
de los Salesiauos de la Argentina, el Excmo. mente, siempre que sus ocuj)aciones pasto
é limo. Señor Arzobispo de Buenos Aires, rales se lo permitían, venía á salu dará
Mons. León Federico Aneiros, fué arreba nuestro amado Superior Don Costamagua
tado repentinamente la noche pasada por eu sn cumpleaños.
el A n gel de la muerte.
A él debemos la fundación de varias de
Esta catástrofe nos ha conmovido tanto nuestras Casas, promovidas no solo con el
más, cuanto era ménos esperada. Xnestro consejo, sinó también con sus generosas lar
venerando Pastor, tomó parte el mes pasado guezas. Entre las otras está principalmente
con SS. EE. R R . Mons. Espinosa 7 Mon el Colegio de María Auxiliadora de Morón,
señor Lasagna, en las hermosas ñestas qne qne fué una antigua casa de su pertenen
los antiguos alumnos de nuestro colegio de cia ; después de haberla hecho adaptar para
S, Carlos, celebraron en honor de su a n ti colegio, la regaló con su correspondiente
— 140 —
escritura íi los Salesianos. Tgualméiite hizo
con otra propiedad en Sant Isidro, á fin de
ayudar 6, la construcción del nuevo Colegio
también de María Auxiliadora. Protegió
en modo particular nuestras Misiones de
la P atagon ia, enviando él mismo con su
bendición los primeros M isioneros, después
de habórlos pedido expresamente á nuestro
venerado fundador Don Bosco con aquella
preciosa carta, en la cual le ofrecía la P a
tagonia en cuanto de 61 dependía ; carta que
se publicó después en el Boletín Salesiano
de noviembre de 1879, cual precioso docu
mento de la estima y amor, que nuestro llo
rado Arzobispo sentía por Don Bosco y su
Instituto. ¡ Oh I cuan grande es pues, la
pérdida que todos hemos sufrido! Los argen
tinos lloran al extinto Pastor; pero noso
tros sentimos haber perdido un amantísimo padre, un protector sumamente gene
roso ; y coji nosotros lloran nuestros ni
ños, especialmente los pobres artesanos, entre
los cuales hulm y hay todavía tantos, que
fueron recogidos de la calle ])or él y reco
mendados á nosotros con especiales socorros.
Mientras nosotros participamos (i V ., ama
dísimo y reverendísimo Padre esta triste no
ticia , recomendamos á todos nuestros her
manos, amigos y niuos asilados, el alma de
tan eximio bienhechor, para pagar así todos
juntos, el tiábuto de la gratitud y del amor,
á quien hizo tanto bien á nuestro Instituto,
y á la pobre juventud por nosotros asilada.
Ohmo hijo, en J . C.
J osé V e s p ig n a n i , Pbro.
ESPAÑA
El Oratorio do Don Bosco en Santander
después de un ano.
Pocos días faltarán para cumplirse el ano
desde que hicimos una visita al « Oratorio
de Don Bosco » con motivo de la distribu
ción de premios á los alumnos que so ha
bían distinguido eu el curso anterior. A l
reseñar tau hermosa fiesta, después de lo
que habíamos v is to , nos ocurrió pensar, y
decir en La Eegtón Cántabra, que induda
blemente la institución Salesiaua había ve
nido á llenar una neoesidad de la época,
y que acaso Santander, gracias á e lla , tu
viera la fortuna de verse libre de alguna
desdicha, consecuencia de las .complicaciones
sociales que se venían encima.
ICsto decíamos, sobro poco más ó menos,
hac« un año, y por lo que durante él hemos
observado y por el hermoso espectáculo que
ayer presenciamos en dicho Oratorio, nos
atrevemos á afirmar que la institución Salesiana es en la presente época, para el uni
verso mundo, una obra providencial y que
Santander es una de las ciudades afortuna
das que están tocando ya los benéficos re
sultados, y que de ella (de Santander) y de
su caridad depende que se obtengan pronto
mayores y en mucho mayor escala.
Pero no es hoy nuestro propósito demos
trar esta verdad, que resulta muy clara de
suyo, sinó informar á nuestros lectores so
bre la función dramática que ayer dieron en
su teatro-salón los alumnos salesianos.
Bieu quisiéramos describir el salón, que
es amplio, como no hay otro eu Santander,
pero tenemos que ser breves y nos hemos
de contentar con añadir á esta circunstancia
la de que está perfectamente decorado en lo
que á la parte de teatro se refiere. Este tra
bajo honraría al artista Sr. Amiama, si éste
no estuviera ya muy acreditado de excelente
pintor escenógrafo. A s í y todo, sospechamos
que el señor Amiama ó ha estado más
inspirado, ó quizá ha puesto más empeño
en esta obra, que en otras, por dejarla en
teramente acabada ¿ Será que el señor Amíama al trabajar para obreros y para faturos artistas ha querido demostrarles su
carino, y ser un ejemplo vivo que puedan
aquellos imitar? Motivos hay para creerlo,
porque tras de haber pintado con tanto amor
las decoraciones, el cuadro d.e Santa Cecilia,
que está á la izquierda del hermoso telón
de boca, y el del Arca Santa que está á la
derecha, hemos sabido que lo ha hecho todo
casi gratuitamente y en obsequio del Orarorio de Don Bosco.
Para las cinco de la tarde de ayer, estaba
anunciada la función, y á esta hora bien
puede decirse que no cabía en el salón una
persona más. Preguntamos al P . Tabarini
qué obra iban á representar, y nos dijo:
Los mártires ])atrones de Cddiz^ de Don José
María León y Domínguez. Demos de con
fesar que la contestación nos desanimó, porqive en seguida nos ocurrió la siguiente di
ficultad: ¿Cómo van á poder interpretar
estos pobres aprendices una obra que, como
todas, ó casi todas, las del Sr. Domiiigiiez,
están escritas para que las representen alum
nos de los seminarios y colegios literarios,
y por tanto de hábitos y conocimientos apro
piados? Pero sufrimos la más agradable de
cepción que podíamos pensar, pues tan bien
podrán representar’ el drama citado los alum
nos aludidos, pero mejor, de seguro que no.
N i tiempo ni espacio tenemos para dai
extensa cuenta del drama y de la interpreta
ción que obtuvo.
De tres actos, en verso, se compone Los
mártires patrones do Cádiz.
Catorce son los personajes que hablan, sin
contar soldados, verdugos, niños y pueWo,
que salen á la escena. L a acción pasa da*
w
— 141 —
raute el imperio de Diocleciano y Masimiauo
en España, y se desarrollau en Mórida los
dos primeros actos, y dos meses después el
tercero eu el antiguo conventus gaditanu^ pró
ximo á Gades.
E l argumento, como ya se desprende del
título, está tomado de la persecución de que
eran objeto los cristianos en sus primitivos
tiempos, y á quienes, primero con iialagos
j después con tormentos, se trataba de apar
arlos de la fe de Jesucristo, que habían
abrazado.
E l presidente Daciano y su ministro Cornelio hacen todos los esfuerzos imaginables
para cortar el progreso del cristianismo, y
Cornelio que había conocido á Celio gentil
(ahora cristiano), y sabía de él algún cri
men cometido anteriormente, quiere utilizar
el secreto para arrancarle una lista de los
cristianos á fin de aniquilarles; pero no la
consigue, porque Celio se vuelve loco. Esto
no obstante, m artiriza, entre otros, á M ar
celo y á sus h ijo s, los niños Servando y
Germán, que mueren confesando la fe; pero
muere también repentinamente y desespe
rado el feroz Cornelio, al fijar su vista en
las cabezas de los mártires , que ya habían
rodado por el suelo , como se lo había pre
dicho Servando.
Tiene la obra toda escenas conmovedoras y
difíciles de ejecutar; pero que, como hemos
indicado antes, fueron muy bien represen
tadas.
Todos los niños lo hicieron á cual mejor
y fueron muy aplaudidos.
{La Región Cántahra de 24 de setiembre).
LA OBRA DE DON BOSCO
EN A M E R I C A
M E J I C O
Una segunda Casa Salesiana en esta RepúMiea
P u eb la de los A n g e le s .
Esta ciudad colocada al nor-este de la ca
pital de Méjico, cuenta al presente con más
de 112,000 habitantes. Es llamada la Ciudad
de ¡os Angeles ó Angélica, porque según se
cree, mientras se construía la magnífica ca
tedral dedicada á María, los Angeles mila
grosamente cooperaron á levantar los muros.
A l amanecer de cada día, los materiales
amontonados en el recinto del edificio se
veían colocados por manos misteriosas en el
sitio, para el cu ^ se habían preparado ( 1 ).
(1) V. Fernando Cortez o la Scoperta del ifeteico, paina 22, <lel Sac. 6. B. Lemoyne. — Tmín, Tijíografía
alesiana.
f
Cuando todavía vivía nuestro amadísimo
Don Bosco, fueron llamados los Salesianos
para que fueran á tomar bajo su cuidado á
los niños pobres y abandonados de Puebla.
Y Don B osco, hallándose escaso de perso
nal y de recursos pecuniarios por las conti
nuas fundaciones de Europa y de la Am é
rica meridional, había respondido al Exemo.
Obispo de Chilapa, Monseñor Ibarra, que
no á él, si no á su sucesor tocaría la suerte
de mandar sus hijos á Méjico.
N o habían pasado cinco años después de
la muerte de nuestro venerado Fundador,
cuando su sucesor Don Miguel K ua, ce
diendo á las repetidas instancias de los
buenos Mejicanos, en octubre de 1802 se de
cidió á mandar la primera expediciÓJi de
Salesianos á la capital de Méjici>, donde con
el apoyo del limo, y Rmo. Arzobispo y con
la ayuda de celosos Cooperadores Salesianos
están levantando un asilo para más de qui
nientos ñiños.
Eu el pasado diciembre partía la segunda
expedición de Salesianos para ayudar á los
X)i'imeros; mas, llegados á Méjico, las súpli
cas para la Ciudad Augélica se redoblaron
y fué necesario dividirse ó ir á Puebla á
abrir el segundo Instituto salesiauo en favor
de la juventud mejicana.
El primer acto de esta fundación.
E l día 18 de febrero Don Rafael María
Piperni, primer Director de esta nueva Casa,
daba una Conferencia á los Coox>eradores y
Cooperadoras de Puebla en la sacristía de la
iglesia de la Compañía, y anunciaba que
finalmente la tan suspirada Casa salesiana
en Puebla era ya un hecho, liabiéndose es
cogido para el nuevo Colegio de artes y
oficios un local situado en la parte de la
ciudad llamada E l A lto de Han Francisco, al
que todavía es necesario eñadir otra cons
trucción i)ara que pueda contener doscientos
internos.
Pasados ocho días, el 20 de febrero, con la
intervención del Sr. Vicario General de la
Diócesis, Can. Don José Victoriano CovaiTubias, representante del Ilustrísimo Obispo
diocesano, de dos Canónigos de la Catedral,
del P . Rivere de la C. de 1., del Párrocí)
local, de los Presidentes de la Sociedad y
del Círculo Católico, Señores Ignacio Benít€z y José M. Obaudo, y de gran número
de socios jíertenecientes á estos dos cuerpos
y de otras respetables personas , se bende
cía la primera piedra de esta nueva cons
trucción. Hicieron de padrinos los nobles
señores José M. B otello, José de la Luz
Traslosheros y Eduardo Ovando, y de ma
drinas las señoras Dolores Búlnes, Ines Ca
rrillo de A lvarez y Concepción E. de Ovando.
Antes de que el Kevmo. Can. Cavarrubias bendijera la primera piedra, dirigieron
hermosas palabras al numeroso público, el
— 142 —
Sr. Lie.® Don Francisco Flores Alatorre y
nuestro Don Piperni; durante la función las
Hijas de María de la parroquia de S. Cruz
cantaron algunos devotos himnos 5 y después
el sonido festivo de las campanas de la ve
cina iglesia de San Juan Bautista-, los dis
paros de cohetes y los entusiastas aplausos
de la multitud pusieron término á la fiesta,
que tanto alegró los corazones de todos los
buenos Pueblanos y especialmente del señor
Ignacio Benítez, x^romotor principal de esta
fundación, de los miembros de la Sociedad
Católica y de todo el clero regular y secular de l ’ uebla.
* V I S T ^
de los Cooperadores Salesianos, exponiendo
el documento pontificio, por el que P ío IX
de V. m. erigía canónicamente esta Asocia
ción , y por fin, declaraba que protegía y
bendecía al Instituto salesiano como á aqnelíos que tienen por objeto el formar buenos
y honrados ciudadanos por medio de la edocación y de la instrucción católica de la juventud y lo recomandaba á la pública ca
ridad de sus diocesanos.
E l domingo 23 de a b ril, el mismo limo.
Sr. Obispo se trasladó al nuevo Instituto
salesiano de Puebla para la solemne inau
guración, á la que también intervino el Go-
ID E
Solemne inauguración.
Después do este primer acto fué cuidado
especial del Sr, Benítez el hacer proceder
con celeridad los trabajos do la nueva cons
trucción, montar en los laboratorios las ma
quinas y aderezos necesarios, y preparar
una decente capillita al buen Jesús, que
debía , imis tarde , descender sacramentalmente y tomar posesión de aquella casa.
Entre tanto el lim o Sr. Obispo D. Fran
cisco Mülitón Vargas, con fecha 8 de abril de
lSO-1 dirigía á su clero secular y regular y
A todos los fieles de su diócesis una carta
pastoral que debía leerse ¡nter miftsarum soh'imúa, en la cual anunciaba oficialmente el
establecimiento de los Salesianos en su D ió
cesis, aprobaba y recomandaba la Asociación
bernador del E stado, señor General Mucio
P. Martínez, en calidad de prior ó i)adrino.
Asistían del mismo modo los miembros de
la Sociedad Católica, varios sacerdotes y un
considerable número de otras respetables
personas.
Se i)roiiuiiciaron dos elocuentes discursos:
uno por nuestro Don A n gel Piccouo, Direc
tor de la Casa de M éjico, y el otro por el
ya nombrado P. Kivere, Superior del Cole
gio P ío de los Gesnitas: se declamaron va
rias poesías y los jóvenes de dicho Colegio
de los Jesuítas ejecutaron escogidas pieza
de música.
De este modo se inauguró solemnemente
aquella nueva Casa salesiana. A l día si
guíente, 23 de a b ril, se abrieron definitiva
mente y en pleno, ejercicio los talleres de
— 143 —
carpintería, zapatería y tipografía, y algu
nas semanas más tarde los de sastrería y
herrería. Los jóvenes acogidos como internos
ya desde los primeros días fueron unos
treinta, los que esperamos que al presente
lleguen á ciento, habiéndose terminado un
dormitorio capaz para otras tantas camas.
Además del Colegio para los internos los
Salesianos de Puebla tomaron también la di
rección de una escuela ya existente para los
externos, la que es frecuentada de unos
ochenta niños. A s í es que nosotros goza
mos al pensar que ya desde el primer año
nuestros hermanos de la Ciudad Angélica
pueden repartir el pan del arte y de la cris
tiana educación al hermoso número de cerca
de doscientos niños.
PERU
F i e s t a ele fa m ilia c u e l C o le g io
S a le s ia u o e n I^iiiia.
Revista Católica de Lima del 23 Junio 1894).
E l domingo pasado, en la tarde, los alum
nos internos de los talleres salesianos (cuyo
número es de 53) festejaron el cumpleaños
de su Director, el E. P . Antonio Eiccardi,
con un hermoso acto que ha sido revelador del
rápido progreso de los alumnos tanto en la
declamación como en el canto.
Sin embargo de que el acto revestía uii
carácter privado, y á pesar de que los P a
dres Salesianos no habían hecho, por lo
mismo, invitación alguna, no faltaron sacer
dotes y caballeros que quisieron unirse á
las familias de los alumnos del estableci
miento para gozar de aquella sencilla manífesí ación de afecto filial.
E l patio de entrada á los talleres se había
engalanado al efecto, y en el fondo se había
improvisado un pequeño escenario.
En uno de los costados se hallaban los
alumnos internos y en el otro los externos
pertecientes al Oratorio Festivo y que lle
garían al número de ochenta. E l centro se
encontraba totalmente ocupado por las no
pocas personas de ambos sexos que habíau
acudido, deseosas de presenciar el acto.
Se dió principio á él á las tres y media
de la tarde, según el programa que publi
camos á continuación :
1° Himno (Ogni bene). — 2® Poesía al se
ñor Director. — 3® Carta de los externos.
— 4'* Farsa (Mentira y pereza). — o** Poesía
al señor Director. — 6®Carta de los internos.
— T L a Caridad, dialogo. — 8® E l Zarateno, canto. — 9“ Poesía á los Cooperadores.
— 10® L a plegaria de los niños.
Verdaderamente inesperada fué para todos
la soltura y naturalidad con que los alumnos
supierion desempeñarse, distinguiéndose par
ticularmente los que tomaron parte en la
representación de la Farsa, que se expidie
ron con la más completa corrección.
Antes de terminarse el acto, el R. P . Riccardi, en una breve improvisación, hizo pú
blico su agradecimiento á los alumnos y
aprovechó la ocasión para expresar también
su profunda gratitud hacia cuantos de algi'm
modo habían sabido secundar sus esfuerzos
y los de sus compañeros.
En seguida, los alumnos externos fueron
cumplidamente agasajados por los PP. Sa
lesianos ; y pudimos observar el pesar que
experimentaban todos aquellos pobres niños,
no mirándase considerados en el número de
los internos.
Se comprendía que los miamos Padres
compartían ese pesar, pues hoy por hoy, por
falta de local y de recursos, se ven en la
imposibilidad de extender su esfera do acción
en beneficio de todos esos niños menestero
sos, que incesantemente solicitan ser admi
tidos como internos.
Se hallaban expuestos en el mismo patio
á la vista de todos, los valiosos obsequios
que personas piadosas y Cooperadores Sale
sianos han hecho al establecimiento, y entre
ellos merecen citarse un buen aparato te
legráfico, un gran torno y un magnífico
piano.
Ojalá esas personas que hoy prestan á los
Salesianos su apoyo, procuren que también
los auxilien cuantos pueden hacerlo; pues
la obra á que ellos se dedican es digna de
ser secundada con el mayor entusiasmo.
R ep ú b lica A rg'en tin a
Homenaje de los Ex Alumnos de la Escuela de Artes y Oficios
ea Almagro (Buenos Aires) i su Director.
L a fiesta que los Ex-Ahuuiios de esa es
cuela celebraron ayer en honor de su D i
rector, el R v. Padre Santiago Costanuigna,
tuvo un éxito brillantísimo. — Cantó la misa
el Kev. P . Costamagua, oficiando de medio
pontifical S. S. Um. Monseñor Luis Lasagiia,
compañero, hermano é íntimo amigo del fes
tejado. Después del Evangelio, el P . Costamagna, comentando el texto de S. P a b lo ;
Vos esfis gamlium et corona mea, dirigió á
los numerosísimos ex-alumnos una alocución
muy oportuna y afectuosa.
Hemos visto al auditerio muy conmovido,
y varios antiguos alumnos no podían refre
nar las lágrimas. Verdaderamente era difícil
resistir á la suave corriente de afectos que
despertaban las palabras sentidas y llenas
de unción del Rev. P . Superior de los Sa
lesianos. Producirán, sin d a d a , saludables
frutos de unión y virtudes. — Durante el
//
— 144 —
modesto banquete reinó la más dulce espausión y fraternal alegría. Honraban la fiesta
S. E. llev. el Sr. Arzobispo, los Señores
Obispos Espinosa y Lasagua , el Señor
Cónsul General del Paraguay, Dr. D . Alonso
Criado, el Sr. Baldez R osas, los Doctores
Gil, Orlandiui, etc., etc. Hablaron el Exmo.
Monseñor Arzobispo, el Obispo Lásagna,
el Sr. Cónsul, el Dr. Gil. D ifícil cosa es
elegir entre las bellísimas frases que dedi
caron al Director de la Escuela y sus ExAlimmos. Tomaron la palabra también mu
chos de éstos. Filó muy bello y aplaudido
el brindis del Señor Ti-ejo, Presidente de la
Sociedad de los Ex-Alumnos, como también
la improvisación poética del llev. Padre Pagliere. E l joven Cortéz pasó en reseña el
capítulo de su vida de colegio, despertando
la historia y enterneciendo á la voz con las
risueñas reminiscencias de su infancia. Si
os cierto que de la abundancia del corazón
habla la lengua, el P . Costamagna y sus
dignos compañeros pueden ^licitarse del
fruto de su enseñanza: por lo visto y oído,
podemos asegurar que el amor á D io s , á
religión y á la patria son las bellas aspira
ciones do los antiguos alumnos. Esta misma
rellexión se hizo á sí mismo y sus comen
sales, en su brillante discurso, el Dr. Criado.
En cuanto á nosotros, pudimos convencernos
una vez més de que únicamente la religión
puede inspirar los verdaderos sentimientos
de fraternidad é igualdad, que la sociedad
moderna'busca para ruina de sí misma, en
las doctrinas del socialismo.
A eso de las tres llegó, á dar mayor realce,
el Exmo. Señor Presidente de la llepública,
acompañado de Mons. E cb agiie, Vicario
Castrense, de sus edecanes y varios distin
guidos caballeros.
Los antiguos alumnos le recibieron con
entusiastas y cordiales aplausos, y también
le vivaron y agasajaron afectuosamente los
novecientos niños, que se educan en ambos
Colegios de loa Salesiauos.
E l distinguido anciano estaba muy conmo
vido y con razón: tambiénK. S. Jesu-Cristo
en sus triunfos se mostró especialmente com
placido en la.s' alabanzas de los niños.
E l Presidente tuvo un rato de alegre dis
tracción durante el drama E l hijo (jeneroso
y la brillante y Jocosa pieza musical La
avaricia rompe el eaco. Los pequeños actores
y cantores se portaron como artistas consu
mados, y las risas y aplausos fueron conti
nuos y nutridísimos. — Hemos visto á los
Salesiauos y sus discípulos contentos y sa
tisfechos. Pueden estarlo. La fiesta de los
Ex-Alumnos lia sido un verdadero aconteci
miento.
Estrechará, sin duda, entre todos, los vín
culos de la unión fraternal con frutos de
virtud y religión. Nosotros no hemos de ol
vidar tan pronto tan bello día, y nos augu
ramos poder presenciar por muchos más un
espectáculo tan agradable para nuestro co
razón y tan honorífico para los Salesiauos y
sus alumnos.
{La Voz de la Iglesia , lúues C de Agosto
de 1S94).
-e-
FIESTA DE MARIA AUXILIADORA
e n S a n N i c o l á s <le lo s A r r o y o s .
M
uy
R d o . P . Su p e e io
e
,
P . J. C o s t a m a g n a ,
\
Sau Nicoliís de los Arroyos,
25 de mayo de 1894.
¡V iv a María Auxiliadora! H é aquí, R. P.,
el grito unánime y ferviente que lanzaron
de su pecho en el día de ayer cuantos aman
la obra de Don Rosco en San Nicolás de
los Arroyos. ¡V iv a María A xiliadora! Hé
aquí la síutesis de los afectos de amor y
gratitud encendida que saliendo de nuestros
labios ha ido rex)roduciéndose en los de todos
nuestros niños y niñas, Oooiieradores y Coo
peradoras salesiauos, y penetrado hasta en
el centro de las familias de este pueblo.
Gloria, una y mil veces, á M aiáa, hemos
cantado en ese día m agnífico, inaugurando
con solemnísima fiesta el espléndido templo
que se levantó á la celestial Patrona. Sí,
Rmo. P . Superior, el día de ayer, 24 de
Mayo, ha sido verdaderamente grande para
nosotros, y formará época en nuestra his
toria. La fiesta de María Auxiliadora cele
brada x>or primera voz en su nuevo san
tuario, ha producido gran regocijo en todos
los que asistieron á ella.
Según el programa que por dos días se
guidos se publicó en los diarios de esta lo
calidad, hubo á las siete y media de la ma
ñana Misa con comunión general para nues
tros niños, niñas de las Hermanas, hijas de
María y demás iiorsonas del pueblo. Veinte
niños y otras tantas niñas recibieron por
primera vez la Santa Comunión y grande
fue el número de personas que se acercaron
á ella y especialmente hombres, no serían
menos de 3U0.
A las 101¡2 empezó la Misa solemne oficiada
por el R. ]*. Director Patricio Dyamond,
quien con tanta actividad y feliz éxito sui)o
llevar á término tan bella iglesia.
Después del Santo Evangelio subió al
púlpito el R. P . Isabella. Su sermón panegínco de María Auxiliadora íúé notabilísimo
y excitó mucha emoción entra sus oyentes.
La concurrencia á la Misa solemne fuó nu
merosísima.
Pero, mayor espectáculo toda^^a ofreció
la función ¿le la tarde, especialmente la pro
cesión del SS. Sacramento. Eran las 3 cuando
se empezó el canto solemne de las Vísperas,
F
m
— 145 —
y la nueva iglesia ya estaba llena de bote
en bote. A s í hemos podido conocer la nece
sidad qne muy pronto habrá de abrir la cade las niñas y las dos naves laterales.
Después de Vísperas se organizó la proce
sión por la Calle Aucha.
'
Era verdaderamente consolador el con
templar la devoción con que se acompañaba
al SS. Sacramenio. En primera fila cami
naban los niños externos y del Oratorio Fes
tivo, siguiendo los pupilos, llevando el es
tandarte de San L u is , rezando el rosario y
cantando alabanzas : luego las niñas de las
Hermanas é hijas de María rezando y can
tando. En tercer lugar seguían los hombres
y patriarcas barbudos llevando la vela en
ceudida y rezando fuerte el Santo Rosario
Eran en número como de 350. A estos se
guía el Clero con el palio del SS. Sacra
mento , y por último una muchedumbre
inmensa de señoras cantando y rezando. E l
número de asistentes á la procesión se cal
cula en 2500 á 3000 personas. Lo cierto es
que eu San Nicolás nunca se vió un proce
sión más numerosa, más form al, ni más
devota.
Se puso fin á esa grandiosa fiesta con la
bendición del SS. Sacramento.
H é aquí, i)ues,
P . Superior, en pocas
])alabras la relación de la primera fiesta de
María Auxiliadora en la iglesia nueva.
En cuanto al Colegio todo camina con
jiaso regular. Nuestros niños i)upilos llegan
al número de 105, lo mismo los externos.
De modo que tenemos actualmente 210 niños
en Colegio. E l Oratorio festivo progresa.
Todo los domingos asisten al Catecismo unos
2IK). Serían más ’ numerosos si tuviéramos
algunas juegos absolutamente necesarios. Eu
cuanto á la iglesia está concluida, meuos
los altares. Uno de ellos ya está trabajándose
en Buenos A y r e s , el del Santo Patriarca
San José. Se empezó con San José como
primera grada de la escalera que jios ha de
llevar á María y á Jesús.
Sin más por ahora quedo do V . R.
8u afino, hijo
P edeo J osé M il a n o .
U R U G U A Y
El Presidente en el Colegio Salesiano
de Villa Colón.
L a mañana estaba fr ía ; soplaba un vienlecillo que picaba el rostro y obligaba á ro
dos á abrigarse bien en su sobretodo. Sin
embargo, el sol que ya se reüejaba en los
cristales de las ventanas haciéndolos apare
cer dorados, y q u e , calentando poco á
poco las hojas de los árboles, hacía caer las
gotas de rocío que parecían diamantes des
prendiéndose de terciox^elo verde , prometía
un día hermoso.
Antes de las nueve de la mañana encon
trábanse ya en el andén de la estación cen
tral S. E . el Presidente de la República,
los señores Ministro de Hacienda, 1). Fede
rico Vidiella, y de la Guerra, general Juan
J. Díaz, el hijo mayor de S. E., el sonador
D. Tubo F re ire , el Director de Correos,
D. Cipriano Herrera, el Director de lmi)uestos Directos, D. Francisco Fernández, el
Oficial Mayor del Ministerio del Fomento,
doctor Alfonso Pacheco, el edecán del señor
Presidente, capitán Barrióla , el ayudante
del Ministro de la guerra, comandante P a
checo , el Director de £1 Bien, Don Fran
cisco García y Santos, y el que estas líneas
escribe.
Estas, personas tomaron asiento en un v a
gón bitótante confortable y, momentos des
pués, el monstruo de acero, como llama el
autor de la Béte Rumainc, á bis locomotoras,
nos llevaba hácia el piutoresco punto lla
mado V illa Colón.
Durante el trayecto , la conversación se
hizo casi general, trascurriendo así sin que
se sentiera la media hora que dura el viaje
desde aquí hasta el ya mencionado punto.
A l llegar allí, vió la comitiva q u e , en la
estación, además de muchísimos caballeros
conocidos, numerosas familias esperaban la
llegada del tren.
A l bajar del vagón el señor Presidente de
la República, la banda de música de Colón
ejecutó el himno nacional, que fué escuchado
X>or todo.s con el respeto debido.
E l director del Colegio Pío, padre Turriccia, fué el j)rimero que se acercó al Primer
Magistrado x)ara darle la bienvenida, y luego
el Comisario comandante Prim itivo Larrobla,
el doctor Laiidívar, y numerosos vecinos.
Poco después subía á un brcaclc el señor
Presidente, los Ministros, el senador Freire
y el Director del Correos, y las demás per
sonas de la comitiva se acomodaban también
lo mejor posible eu otros coches similares.
Formaban escolta al en que iba S. E. el Co
misario Larrobla, el Comisario do M elilla y
diez guardias civiles de extramuros j bien
montados y equipados.
La larga avenida de eucaliptus es, como
se sabe, preciosa; pero no sucede lo mismo
con el empedrado, macadam, ó como quiera
llamársele por donde ruedan los vehículos.
j Qué saltos, qué tumbos y qué barquinazos;
Llegamos. j>or fin, al Colegio Pío.
A l bajar del coche el Sr. Presidente, los
niños todos que formaban eu dos filas, en
tonaron las bellas y valientes estrofas del
himno pátrio. Entre trofeos de banderas,
flores, gallardetes y escudos con inscripcio
nes, penetramos primero en el teatro, ador
nado con sencillez pero gusto exquisito.
— UG —
En seguida j)asó la comitiva á admirar la
fuente, o momimeuto, que se construyó en
el patio en celebración del 18“ aniversario
de la fundación del Colegio y luego visitó
el Museo donde b a y , entre otras cosas su
mamente raras, restos de un mastodonte en
contrados en Paysandú, que liarían la feli
cidad de un naturalista.
Nos dirigimos después al Observatorio,
cuya última plataforma se halla situada á
cuarenta y dos metros del nivel del mar, y
allí 80 hizo explicar el señor Presidente, por
el l ’ adro l^lorandi, cuales eran los instru
mentos con quó contaban, los pluviómetros,
aparatos liichard etc., y los que hacían falta
á lin de colocar al Observatorio en condi
ciones dignas del progreso cientítico del
país.
Terminada la visita al Observatorio, no
sin Ürmar los visitantes en el álbum (¡ue al
efecto 86 conserva a llí, bajamos al x>atiü
Xjrincipal donde multitud de niños de mejillaa rosadas , mirada viva y respirando sa
lud por todos los poros, Jugaban á la i)elota,
corrían, saltaban ó proÍ)aban su resistencia
y agilidad en las paralelas.
Apenas habíamos tenido tiempo de rego
cijarnos con este espectáculo, cuando se nos
anunció que esperaba el almuerzo.
Nadie quizo dejar que esperara; y esto se
comprenderá faciimoute al pensar .que todos
habían abandonado el lecho más temprano
que do costumbre y que el aire del campo
es el mejor aperitivo de cuantos se conocen.
Penetramos, pues , en el gran comedor.
N o podía ser más agradable el golpe de vista.
Hacia el fondo, una mesa en forma de he
rradura, admirablemente preparada , y ocu
pado el resto de la sala por otras tres lar
gas mesas destinadas á los alumnos. Siem
pre hacia el fondo , esto es en el sitio de
h on or, veíase un retrato del Presidente de
la República, rodeado de banderas uaciouannles y de guirnaldas de llores 5 en cada cu
bierto había igualmente preciosos ramitos
hechos por los mismos alumnos. En tiu,
hasta las columnas, el techo y las rincone
ras ostentaban llores.
Los niños, en número de doscientos, ocu
paron su sitio en las mesas que les estaban
destinadas, y la comitiva se sentó en la del
fondo, en el orden siguiente: S. E. el P re
sidente de la República en el centro, te
niendo á su izquierda el Ministro de la
guerra, al Senador Tulio Freire y el Direc
tor do Impuestos directos ; á su derecha
al Padre Turricia, al doctor Alfonso Pacheco
y al Director de Correos y T elégrafos;
ftonto al señor Idiarte Rorda el Ministro de
Hacienda, quien tenía á su derecha y á su
izquierda á D. Francisco García Santos, al
miembro de la redacción de L a Xación Don
Edgardo Hilaire, al padre Moraudi y á Don
Enrique Legraud.
Los demás sitios principales se hallaban
ocupados por el hijo del señor Presidente,
comandante Pacheco, capitán Barrióla, doc
tor Landívar, Juez de Paz Ruiz, Comisarios
Larrobia y Sacchia señor Rigamouti, y muohos otros que no recordamos.
E l almuerzo fuó opíparo, mereciendo el
cocinero del Colegio P ío felicitaciones que
por ser dichas in petto^ no eran menos sin
ceras, al contrario. Se i»robaron varias cla
ses de los excelentes vinos de las cosechas
dadas por los viñedos del Colegio, y tam
bién fueron de las más sinceras las felicita
ciones.
A l llegar á los postres, el P . Tnrriceia
agradeció al señor Presidente su visita á
aquel establecimiento de instrucción, por el
honor que le dispensaba, y por la benevo
lencia demostrada en favor de él.
En su corta jjeroracion encontró el Padre
Turriccia frases hermosas que fueron aplau
didas con justicia, y terminó diciendo á S. E.
que no extrañara que los niños entonaran
himnos y cantos de loor al hombre que re
gía los destinos de la patria y que tenía
por lema de gobierno, conjuntamente con
sus colaboradores : administración y trabajo.
Apeuas pronunciadas las xiltimas palabras,
los niños entonaron, en efecto, un himno al
primer Magistrado y un cántico, siendo acoml)aÜados al piano por un sacerdote que de
mostró ser un consumado pianista.
Otro niño recitó una beúa poesía, dando
la bienvenida al Presidente de la República;
y otra el más chico de la clase, el que fuó
besado cariñosamente por éste.
Uno de los más aventajados alumnos leyó
con eutonacióu que xxodríainos llamar viril,
un brillaute discurso á fin de ofrecer á S. E.
un cuadro que contiene en el centro su re
trato rodeado de llores pintadas á la acua
rela, dores tan admirablemente bien hechas
que tieue uno la ilusión de que son verda
deras y que, al acercarse, se podrá respirar
su aroma.
El P . Moraudi pronunció luego un dis
curso, bello en la forma y en el fondo, tra
tando do la ciencia y de lo mucho que ella
vale para el i)rogreso de los pueblos, y ter
minó ofreciendo al señor Presidente un her
moso álbum, hecho en los talleres de Don
Bosco y que contiene todas las observacio
nes meteorológicas hechas en el Observa
torio.
S. E. agradeció en breves pero sentidas
frases la acogida que le habían hecho y las
demostraciones que en ese momento se le
hacían. Dijo que su Gobierno estaría siem
pre dispuesto, en la medida de sus atribu
ciones, á favorecer todo aquello que redun
dase en provecho del p a ís ; que se prote
gería al Observatorio de V illa Colón coipo
hasta hoy, y que, en caso necesario, se re
cabarían del Cuerpo Legislativo los medios
para sostenerlo por los importantes servi
cios que puede prestar.
r
m m
— U7 —
E l senador Freire hizo también uso de la
palabra para recordar á Monseñor Lasagna,
y vivar al Presidente de la Kepública, al
fundador del Colegio P ío y á- éste mismo
Colegio.
Eecordó después el Ministro de guerra y
marina, general Juan J. Díaz, algunas fra
ses dirigidas por é l , siendo jefe político de
Soriano, á Monseñor Lasagna y felicitándose
del orden, del aseo que había notado en el
Colegio P ío á la vez que de la educación
que se dá á los niños.
A gregó, sin embargo, que desearía que á
todo el bien que allí se hacía se uniera otro
ya establecido en Europa. No pudiendo to
dos llegar á grandes destinos, ser hombres
públicos, literatos ó poetas, ¿por qué no ins
truir á tantos niños pobres en la agricultura
y la industria?
E l señor Ministro fuó aplaudidísimo por
su oportuno discurso.
A él contestó el P . Gamba que ya habia
en los talleres de Don Bosco, aquí en Mon
tevideo, cuarenta y cinco muchachos pobres
que aprendían para encuadernador, tipó
grafo, sasti*e, zapatero ó carpintero.
Todos felicitaron al P . Gamba al conocer
esto.
* *
Después de un breve paseo en el huerto
y la bellísima chacra que están á los fondos
del Colegio, penetramos á la sala del teatro
donde debía verificarse el certámen dramá
tico-musical
Tan luego como hubo entrado S. E., acom
pañado de las personas que habían ido con él,
se llenó el teatro de distinguidas jóvenes y
señoras.
Todos los alumnos que tomaron parte en
la fiesta fueron muy aplaudidos y febcitados por la corrección con que desempeñaron
su papel en el drama La^ Pí.str/art», por lo
bien que cantaron en coro ó dúo y por la
declamación de algunas poesías.
A las seis menos algunos minutos estaban
de vuelta aquí el señor Presidente y su co
mitiva, gratamente impresionados por la fiesta
á que habían asistido.
Nuestras felicitaciones, pues, al director.
profesores y alumnos del Colegio P ío de
V illa Colón.
ECUADOR
Q u it o .
Alocución en los Talleres Salesianos
por el limo, y Rmo. Dr. Pedro Rafael Ronzales
el día 5 de agobio de 1891.
E R . F P . Directoycs dvJ J'Jatubkcimknto.
Señores :
No es tan sólo la gratitud pava con los
dignos Directores y alumnos de este lloreciente plantel fundamento de las más lison
jeras esperanzas para la Koligicxi y la Patria,
la que me obliga á desplegar mis labios para
agradecer la benevolencia con que so me ha
dedicsulo un acto por muchos títulos tan satl
á mi corazÓJi; sino también la
complacencia que experirnento al ver coro
nada la virtud, recompensado el trabajo,
estimuladas las nobles aspiraciones del joven
obrero que llegará á s e r, no lo dudo , la
honra y prez de la sociedad; ya que se lian
abierto aquí nuevos y dilatados horizontes
donde podrá desplegarse libremente el vuelo
del genio con que Dios tan liberal y pródi
gamente ha enriquecido á los hijos de nuestro
pueblo para el ejercicio de las'artes.
Lleno de admiración y de complacencia
miro ya las manifestaciones de esas tan fe
lices disposiciones, jamás desmentidas. Las
que si bien aun antes de ahora han con
quistado envidiable renombre dqiando bien
puesta la fama del artista ecuatoriano aún
en los pueblos más cultos; con todo, no
puede negarse que tilles triunfos son relativainento raros, y que en estos Talleres co
mienzan á popularizarse los conocimientos
artísticos para difundirse luego i)or todos
los ámbitos de la Kepnblic.a. Apenas cuenta
el establecimiento unos siete años de exis
tencia después de su reorganización, y ya
comenzamos á recoger gozosos los frutos do
la semilla que el inmortal García Moreno ,
cuyo recuerdo palpita aún en la memoria y
en el corazón de los hijos del pueblo, derramó
en el seno de la cla&e obrera, de esa {lorción
desheredada de la fiirtuna, y á quien por lo
mismo hizo él sentir con preferencia el calor
vivificante de los sentimientos cristianos en
que rebosaba su alma.
Ma.s si á él le cupo la gloria de idear y de
iniciar este grandioso monumento levantado
en honor de las artes y las industrias ecua
torianas, no es menor la que les cabe á sus
sucesores que con celo digno de reconoci
miento y de todo encomio han secundado
ese primer impuLso dado en favor de nues
tros obreros. Feliz inspiración fué, por cierto,
la de poner á éstos bajo el amparo de los
hijos de Don Bosco, de &se hombre extraor
dinario apellidado coa raztjn el San Vicente
y
— 148 —
de Paul del siglo x i x , que tan á fondo
coiiipreiidió las dolencias de la presente ge
neración y supo aplicarles el remedio más
conveniente y eficaz. Aliora que el socia
lismo y el anarquismo tieuen aterradas y
escandalizadas á las naciones explotando las
indóuiitas pasiones de los hijos del pueblo,
en cuyos corazones lian extirpado las creen
cias leligiosas, la Iglesia cuya exuberante
l'acultad es inagotable, difunde por toda la
tierra esta nueva falange de apóstoles que
hermanando maravillosamente el trabajo y
la f e , la religión y la industria, contienen
los destructores avances de la anarquía,
inspirando á los pueblos el respeto y amor
á la religión , y la sumisión á las legítimas
autoridades. Ellos son los encargados de
realizar los ideales y de llenar los deseos
paternales del Pontífice reinante, quien no
vacila en asegurar que la clase objera v iv i
ficada por las eiiseñanzas del Evangelio s^rá,
á no dudarlo, poderoso elemento do regene
ración x)ara las socieiludes que al presente
se hallan amenazadas de disolución y de
muerto.
Inspirándome, pues, en tales sentimientos,
no puedo menos de interesarme vivamente
por los obreros todos, ya que ellos son de
un modo especial objeto de la solicitud y
ternura del Padre común de los fieles. Por
tanto, si como Pastor entreveo, lleno de jú
bilo, aseguradas la religión y la fe en una
de las más queridas porciones de la Grey
confiada á mi cuidado, como ecuatoriano no
puedo menos de felicitar con efusión á mi
Patria en la persona de sus dignos repre
sentantes por los copiosos beneficios que co
menzamos á reportar de la abnegada caridad
de los hijos de Don Bosco. Quiera el Cielo
hacer que se multipliquen las erogaciones
de la caridad, á fin de que aumentados los
recursos do tan beneficioso i)lan tel, parti
cipe do tan magistral dirección el mayor
n W e ro posible de la clase menesterosa de
la sociedad.
Y por lo que á vosotros toca, mis amados
hijos, espero que no seréis ni ingratos para
con la religión que os ha dado directores
que son como los úngeles tutelares de la fe
que, santificando vuestras almas, euuobiecerá vuestros trabajos y sudores; ni desco
nocidos para con la Patria que á costa do
tantos sacrificios os facilita la consecución
de honvosus profesiones , á fin do que la
apoyéis con vuestras virtudes y la ilustréis
con vuestra gloria.
(E l IndKstyfal de 11 de Agosto).
NOTICIAS DE LAS MISIONES SALESIANAS
DE
DON
BOSCO
PATAGONIA.
L a siguiente narración de Don Domingo
Milanesio fué escrita á principios de no
viembre del pasado año. Es un complemento
á la relación que dimos en uno de los B o
letines anteriores, especialmente del largo
artículo que insertamos de la Voz de la
Iglesia de Buenos Aires. En la presente se
hallan otras muchas cosas y particularidades
y que estamos seguros gustará saberlas á
nuestros lectores. Es copia literal del N. 393
de los Anales do la l*r >agación de la fe.
02
U n v i a j o <1o U O O inillaH- — EücaM Cz «lo m e d io s ,
— :SOO inclíj^eu as m á s ou e l g r e m io d e la
I g le s ia -
3?ara satisfacer los deseos del amadísimo
Monseñor Cagliero, superior de esta Misión,
el ocho de junio, acompañado del catequista
Gregorio Meiidez, partía de Viedma, capital
de la Patagonia, donde tenemos la CasaMadre de' la M isión, para ir á evangelizar
las tribus indígenas que viven una vida
aventurera eu los valles puestos á los pies
de las Cordilleras y en las riberas de un
riachuelo al sur del territorio del Chubut.
jS'uestro viaje debía ser largo y fatigoso,
debiendo recorrer 300 legu as, esto es 900
millas geográficas. Como bien se sabe, aquí
no existen todavía los caminos de hierro, ni
se puede usar coche, y no se halla otro
medio de trasporte que los caballos y algún
asnillo; mas como nuestra bolsa no nos per
mite hacer grandes gastos, además de ha
bernos de contentar con pocos y secos ca
ballos, hemos debido privarnos de traer
aquellas cosas, de las cuales suelen proveerse
hasta los más humildes viajeros.
A mitad del camino me vi obligado á
comprar otros animales, pues los nuestros
no podían andar. Fortuna que halló uu buen
hombre italiano que me abrió crédito; de
otro modo nos habríamos visto obligados á
interrumpir el viaje. Mas con la nueva adqui
sición pudimos continuar nuestra Misión ,
que duró tres meses y ocho días, yendo de
acá para allá busciindo salvajes que evan
gelizar y convertir á la fe. Y , gracias á Dios
y á María Au xiliad ora, enseñé los princi
pales misterios de la fe á más de mil per
sonas, casi todas indígenas, y administré el
santo Bautismo á 200 entre jóvenes y adultos.
C n n v e n ie a c ia d e la M íhíód d e l R í o IV e g r o . —
U n m a l p a s o . — C o n n i e v e h a s t a Ja c in tu ra .
E l primer mes lo hemos i)asado bastante
bien sobre la costa del E ío IS’egro, eu cuyo
tiempo he visto con gran complacencia el
ir
— 149 —
bien que se hace en nuestras dos Casas de
Pringles y de Oonesa. En varios puntos no
faltaron buenas familias civilizadas y cris
tianas qüe nos dieron albergue. Pero no pu
dimos evitar el pasar algunas noches á cielo
raso, el hacer algún ayuno no obligatorio y
el sufrir las molestias de una suave lluvia
que por dos noches vino á bañar nuestro
pobre lecho, extendido en el suelo.
E l viajero no puede caminar por estos pa
rajes sin un guía práctico de los pasos y
senderos trazados por los indígenas, y que
conozca los sitios á propósito para descanso.
Si no se toma esta precaución, se pone en
peligro de perderse, ó de perecer de sed, ó
de helarse en medio de la nieve.
Los valles son generahuente muy fértiles
con buen clima, como lo prueban los del
Eío Kegro, Neuquén y Chubut, que pro
ducen toda clase de vejetación.
E l 14 de agosto, vigilia de la Asunción,
nuestro guía, para abreviar el camino, nos
hizo traspasar una montaña por donde no
había nunca pasado é ignoraba que estubiera cubierta de nieve. Indecibles fueron
ios esfuerzos de nuestros caballos para ir
adelante 5 por poco el gu ía , que abría ca
mino rompiendo la nieve, no se rompió una
pierna, y yo mismo, para evitar caídas y
desgracias, me v i obligado á bajar del ca
ballo más de una vez y marchar á pie con
nieve hasta la cintura. Mis pobres piernas
reumáticas debieron someterse á esta prueba.
Salidos de a llí, habiendo descendido al
valle, se debía traspasar otra montaña j)ara
llegar al albergue, que se hallaba al lado
opuesto. iN’inguno de nosotros sabía la dis
tancia que deníaraos recorrer y las dificul
tades que superar.
Mas Dios que vela por los suyos dispuso
que perdiéramos el camino, y que con el
afán de hallarlo lu ego , fuéramos siempre
más al fondo del va lle; desj)ués de largo
espacio vimos un sitio donde hallamos leña,
agua y pasto, y creimos ser lo más prudente
pasar la noche allí.
C n za (I c l g n n u a c o .
— E l loÓQ noH x>fOTee la c a r n e .
En estas partes es difícil hallar una fa
milia ó persona civilizada : por lo tanto, fal
tando frecuentemente la carne de vaca y de
oveja, deb¡mo.s hacer como los indígenas ; ir
á cazar. Los dos jóvenes que me acompa
ñaban iban armados de lazo (boUadorm), y
seguidos de un jierro valiente y fiel. Estando
eu marcha, vimos un rebaño de guanacos y
avestruces, y eu menos que lo digo los dos
jóvenes volai on detrás y no dejaron de correr
hasta que tuvieron la presa eu las manos.
Hasta el león puma nos proveyó de carne
por dos veces. Un día Gregorio Mendez no
tando en el suelo las huellas de dicha fiera,
las siguió. A distancia de un tiro de fusil
yacían en tierra dos guanacos recientemente
muertos por el león. Otra vez, la fiera car
nívora apenas concluía de estrangular otro
guanaco, cuando ai ver nuestra comitiva se
dió prisa, cual si fuera un ser racional, eu
cubrir su víctima con ramos y después se
dió á la fuga velozmente. En esto trecho do
viaje nos acompañaban cuatro individuos :
dos de los cuales sobre diestros corceles si
guieron al león puma con los perros y en
cinco minutos lo alcanzaron y destrozaron.
Comí de esta carne, y es la mejor de cuantas
acá he comido.
IntluM ti’ia <1o loH in d íg e n a s . - UnoH y con tu m b r c » . — C ó m o c a m b ia n nui« p r o d u c to s
Hasta el Oluibut, desde donde escribo
estas lin eas; eu el curso de 900 millas he
predicado la fe á tres clases de indígenas,
esto es á los Manzaneros, oriundos do la
Araucanía , á los Pampas, indios legítimos
de la Patagonia central, y á algunos de los
Tehnelches, gente del sur. Todos viven una
vida aventurera, teniendo con poca dife
rencia los mismos usos y costumbres, siendo
eu general sucios 6 inclinados á la ociosidad.
Los hombres con la caza mantienen la fa
milia, en tanto que la mujer trabaja las
pieles y hace tegidos con lana de guanaco y
de oveja. Las plumas del avestruz son tam
bién una de las fuentes principales de su
miserable industria. iN’o saben trabajar la
tierra, mas todos poseen cierto número de
ovejas, vacas y caballos.
Si estos pobres salvajes conocieran las
ventajas de la economía doméstica, podrían
todos estar bien. Mas como no llegan á com
prenderla, viven siempre pobres. Los negóciant.es que vienen aquí traen ycrbii-mate,
azúcar, harina y géneros i)ara vestidos y
cambian esto con sus productos, liaciéndoselos pagar muy caros. Pero lo que más
empobrece á la raza indígena y mayormente
llena los bolsillos de los negociantes son ios
licores, que merecen mejor el nombre do ve
nenos ; mas algunos, amaestrados ya del pa
sado, se abstienen de introducir bebidas entre
los salvajes por temor de ser muertos en
medio á los desórdenes de la borrachera.
T o l d e r í a y Hua g o v c r n a iit c s .
Los indígenas viven en grupos más ó menos
grandes, y cada grupo es governado de un
cacique y de un capitanejo; aquél goviem a
la tribu entera y éste una parte. Antes que
el Gobierno argentino los conquistase, el
cacique ejercía autoritad absoluta sobre sus
súbditos, no sólo en materia política, sino
también religiosa. Ahora que son súbditos
argentinos, si bien es verdad que reconocen
y observan la ley, no por esto dejan de
obedecer á su cacique, en cosas secundarias,
esto es^ cuando se trata de cambiar sitio, de
determinar el tiempo de hacer la caza en
— 150 —
coinúu ó celebrar algún rito ó ceremonia re
ligiosa.
V i d a a v e u t u r e r a d o lo s in d íg e n a s .
C óiiu » d u o i‘m ou. — G i'a n n ú m e r o ele p e r r o s .
Sus toldos, que ellos llaman rucas j noso
tros cabanas, están hechos de pieles de gua
naco en forma casi cónica. Las pieles se
sostienen con algunos bastoncillos hechos
á propósito y fijos en el suelo. Pertenece
á las mujeres el hacer y deshacer el toldo
cuando cambian de residencia. Esto se hace
frecuentemente y con presteza admirable.
En los quince días que he pasado en la tol
dería del capitanejo Juan C u a l, he debido
hacer también la vida errante , cambiando
por tres veces de domicilio. E l toldo se di
vide en dos parte?. L a una sirve para dor
mitorio ; sus camas consisten en pieles y
algunas mantas extendidas sobre el duro
suelo} la otra sirve de cocina. Sus trastes
de cocina son una olla y una pecca, especie
do recipiente que sirve para calentar el
agua. Los más acomodados principian á hacer
uso de platos y cucharas. Cuando en un
mismo toldo habitan dos familias , la cama
por lo general está separada por una piel ó
manta de lana. Duermen sin orden y hacen
cama común con los perros, que son siempre
en número doble ó triple de las personas.
En un toldo hemos contado hasta 35 perros.
Los emplean en la caza} y no se puede
negar que lea prestan un gran servicio. Pero
podrían tener menos y cuidarlos mejor. Más
tarde, cuando la religión y la civilización
hayan obtenido su completo desarrollo, com
prenderán que tres perros bien mantenidos
pueden prestarles los mismos servicios que
ahora 20 ó 30 por lo general macilentos que
parecen esqueletos ambulantes.
R e lig ió n .
En cuanto á religión su culto es muy sen
cillo : admiten la existencia de dos princi
pios, uno bueno, mulo el otro y causa de
todos los malos. Los Araucanos llaman Dios
Guc-que; los Pampas lo invocan bajo el
nombro do Atugut;:iiaJ, y llaman Xualico ó
Oualivehio al genio del m al, al demonio.
Tienen una idea vaga é incierta do la inmor
talidad del alma, del premio y del castigo
eterno. Es sentencia común que prillúy el
alma, sobrevive al vnlúl, al cuerpo; y asi
depositan sobre la tumba de sus muertos
carne como provisión pura el viaje á la eter
nidad. A l principio bueno lo hacen sacriticios expiatorios y propiciatorios ó invocan
su ayuda en tiempo de guerra, de epidemia
y de* sequedad. A Xualico ó el genio del
ínul atribuyen todos los males, sin excluir
la misma muerte. Sou muy superticiosos y
creen fácilmente en sus enfermedades ser
victimas de algún maleficio por obra de bru
jería. Esta idea se ha apodenwio de tal modo
de sus ánimos que han establecido que cual
quiera que de esto fuese acusado, sea inmedia
tamente condenado á la hoguera. Mas sucede
muchas veces que los parientes dél desgra
ciado vengan su muerte matando á los ca
lumniadores } y esto, como es natural, da
origen á otras venganzas que concluyen con
una guerra de sangre y de exterminio. ¡Oh!
cuánto necesitaba esta pobre gente el ser
amaestrada en los principios de la verda
dera religión de Jesucristo, la que, mien
tras les hace hallar la vida eterna, pone
remedio á tantos males temporales!
R e n o s » v i a j e : cu iu oclid u d d e l d e s ie r t o .
Terminadas nuestras visitas á los dife
rentes grupos de indígenas que habitan en
los alrededores de llalqueta, Oumeco, Tapileuque y otros puntos en una extensión de
cerca de 500 millas, nos trasladamos á la
toldería del capitanejo Cual. Esta distaba
mas de 100 millas y nos costó cinco días de
penoso viaje i)or una travesía muy alta, fría
y en su mayor parte cubierta de nieve. Yo,
para evitar la humedad, todas las noches
amontonaba cierta cantidad de ramas y en
cima extendía pieles y mantas.
U n a in d íg e n a m o rib u n d a .
Llegados á Choroy-Euca, que significa
sitio donde se retiran los papagayos, y en
cuyo sitio se hallaba el grupo de los indí
genas ya mencionados, fui llamado de prisa
á visitar á una pobre viejecita infiel que se
hallaba en la última agonía. Aquella pobrecita yacía sobro algunas pieles extendidas
en el suelo y circundada de varías personas,
entre las cuales algunas mujeres parieutas
suyas. Y o la ayudé y no piidieudo hacerme
entender muy bien, pues ella era de la tribu
de los Tehuelches, me serví de uu intérprete.
L e enseñó los principales uiisterios de nuestra
santa fe, le hice besar el crucifijo y la bau
ticé bajo condición. Atiuella buena gente que
la circundaba esperaba tal vez de mi algún
remedio extraordinario. Y o que no tenía otra
cosa que un poco de tamarindo, para con
tentarlos le di una pequeña dosis disuelto
en agua, ordenándole el tiempo y modo de
tomarlo. Bien sabía que esto de nada ser
viría, no obstante hube de dárselo para li
brarme de la insistencia de los parientes y
para no ser tenido por duro de corazón.
A lu e r to ele la Im t ia y oi-tlcii á la tr ib u d e c a m b ia r
«le «lo m ie ilio .
L a infeliz mujer murió aquella misma noche
y los parientes pronto por la mañana que
maron cuanto á ella i)erteneeía} y su ca
dáver envuelto en una jiiel de animal, lo
sepultaron á poca distancia sin avisarme ni
darme tiempo para hacerle los funerales. Inmediatameuie se deshizo el rancho (cabana)
en que aquella pobre había expirado y lo
F
mm
' .i'\ _
t'.
— 351 —
colocaron en otro sitio. Creí que estas me
didas serían suücieutes, mas me engané. E l
gobernador de la tribu dió oi'deii inmediatamente á las varias familias de prepararse,
que al día siguiente debían abandonar aquel
sitio invadido del genio m aléfico, indicán
doles al mismo tiempo el sitio del nuevo
acampamento. Esta traslación distraía algún
tanto mi Misión, y por esto tenté de disua
dirlos, pero en vano. Respondieron que en
una cosa de tanta importancia no debían ni
podían faltar á la fe de sus padres y á sus
tradiciones. R o obstante todo esto, en vista
de mi petición, se mitigó aquella orden, per
mitiendo que la mitad de la tribu se detubiera para así darme tiemi)o á enseñarles la
doctrina, bautizar y confirmar, si no á otros,
cuando menos á los niños.
G u e r r i l l a tlc c ln r a c la e o n lr a e l |?enio d e l nial.
Permanecieron un día más en aquel sitio,
que creían infestado del demonio ; para con
jurar toda nueva desgracia los más ancianos
se reunieron en consejo y determinaron una
especie de guerrilla contra el espíritu malé
fico. A l anochecer, armados de fusiles y de
otras armas de fuego (adquiridas de los A r
gentinos), montaron á caballo los más dies
tros y valientes, se ponen en orden, y, como
quien persigue á muerte á un enemigo decla
rado, se ponen en movimiento haciendo des
cargas sin interrupción. Mis compañeros .y
yo estábamos á los pies de un alto césped,
sentados junto al fuego y en acto do cenar,
al oír aquellos disparos y no sabiendo el
motivo, creimos hubiese estallado entre ellos
alguna rebelión, y en aquel crítico momento
me pasó por la mente que aquellos igno
rantes, llevados de lu superstición, se hu
bieran indignado contra m í, atribuyendo á
mi medicina la muerte de la vieja indígena.
Afortunadamente, supe al día siguiente que
para mí no tenían más que sentimientos de
respeto. La batalla estalló contra el genio
del mal para espantarlo y auyeiitaiio de
aquellos sitios. La lucha duró pocos minutos,
después de los cuales creyendo haberlo ven
cido ó al menos auyentado^ desmontaron de
sus caballos y se fueron á dormir tranqui
lamente.
Llegué á E aw son , capital del territorio
llamado Chubut, el día 1(5 de setiembre, v i
gilia de la tiesta principal de esta Misión
dedicada á la Dolorosa.
L.n ^lÍM Íón (Ic l Cliii1>ut.
Esta Misión va mejorando poco á poco.
Cosas notables no se ven porque los ele
mentos son muy escasos y difíciles, más ben
digamos al Señor que consuela hasta en lo
poco.
La escuela de ñiños va adelatando y en
geuer.il estamos satisfechos; todos hacen su
comunión mensualmente y los mayorcitos en
todas las principales festividades.
A l presente la pobreza en esta Misión es
grande, más grande que en todas las M i
siones que yo he v is to ; pero vamos adelante
medianamente privándonos de muchas cosas
de uso común.
Me detendré un mes en esta IMisión yendo
á visitar por el camx)o varias tiibus todavía
lio visitadas, y después, por otros cominos,
evangelizando otras tribus, volveré á Viodma,
donde espero hallar á Monseñor Caglioro de
vuelta de Europa.
afmo.
Sac. D omingo Mil a k e s io .
TERRITORIO HACIONAL DEL RIO NEGRO
U n a to s titio a c ió n o fio ia l.
De la memoria correspondiente al año
administrativo de 1893 ])reseiitada al Su
premo Gobierno por el Gobernador general
de brigada Don F élix Benavidez tomamos
lo siguiente:
Debido al contingente poderoso de la insti
tución salesiana en todo el territorio, la
instrucción no está abandonada; pues estos
dignos sacerdotes, constantes y abnegados
siempre, todo lo recorren inculcando en los
niños, y aún en los adultos, además de la
fe divina, principios de una instrucción moral
y civilizadora.
No cerraré este capítulo tan interesante,
sin pedir á V . E. una palabra de aliento
para estos sacerdotes, que son y ban sido
siempre los verdaderos apóstoles de la civi
lización en esta vasta y aún desierta oxteiisióii del territorio argentino.
Complemento, Kxcino. Señor, estos infor
mes con los siguientes apuntos que deben
conocerse públicamente y que revelan en
todas sus faces lu obra inapreciable empren
dida i)or el muy digno Obispo, doctor .luán
Cagliero, secundado por el actual honorable
director, presbítero Don Mario Luis Migone.
La Congregación Sahisiana, fundada }>or
Don Bosco en Italia el 8 de Diciembre de
1841, si mal no recuerdo, se hizo cargo de
estas Sfisiones el año 3879. Estableció su
primera ca.sa en Patagones. Poco ó poco fué
estudiando su campo de acción , y con el
auxilio de las Autoridades locales, que sieml)re miraron con simpatía su obra civiliza
dora, logró inaugurar iglesias, cai>illas y
establecimientos de educación, no sólo en
esta capital, sino también en P riu gles, Conesa, Cboele-Choel, Roca y en el apartado
Chosmalal (Xeuquén). En dichos centros de
población, además de los sacerdotes encar
gados de las atenciones del culto, hay otros
\ir3r:
— 152 —
que se dedican á la enseñanza, y otros que
tienen por encargo especial el dar misiones
ambulantes.
Actualmente existen ocho capillas abiertas
al culto d ivin o ; funcionan durante el curso
del año nueve colegios, cinco de los cuales
son de varones, y cuatro de ninas, confiados
estos al cuidado de las Hermanas Hijas de
María Auxiliadora.
La instrucción que en ellos se da es con
forme con los programas del Estado. E ji los
primeros liay una asistencia inedia de tres
cientos niños y un número igual, si no mayor,
en los segundos.
En esta capital hace cinco años que fun
cionan con toda regularidad una escuela de
artes y oficios para varones y un asilo-taller
para niñas. En ésto se ensofia á las educaudas ó coser, tejer, bordar y todos aque
llos otros ramos que pueden serles de uti
lidad y provecho para ganarse honradamente
el pan de la vida, y en aquélla se adiestran
los niños en el aprendizaje de los siguientes
oficios : herrería, carpintería, hojalatería, za
patería y sastrería, para lo cual cuentan
con maestros competentes y con todos los
enseres y útiles necesarios. También se han
iniciado los trabajos para la fundación de
una granja-escuela, de la cual se esperan pro
vechosos resultados.
E l gran número de alumnos ha hecho
escasos los primitivos locales, y hoy levantan
un espléndido edificio de dos cuerpos, de
cuarenta y cinco metros por quince, cada
uno con tres pisos. Una vez terminados,
dispondrán de cuatro salones para clases,
dormitorios y teatro, el mayor de los cuales
tendrá metros cuarenta y tres de largo y
una extensión superficial do 045 metros. La
construcción es sólida, higiénica ^ bella.
La mayor parte de niñas y ñiños asilados
en ambos establecimientos son huérfanos ó
indígenas, que se instruyen, alimentan y
visten con los medios que la onridad pro
porciona; los padres ó tutores que pueden
hacerlo, abonan una pensión insignificante
de doce pesos mensuales.
Tocos días hace que, con motivo de los
exámenes y distribución de premios de los
referidos colegios, la población tuvo ocasión
de atestiguar el grado do instrucción que
adquieren los niños que en ellos se educan,
rindiendo éstos satisfactorias pruebas en los
cinco primeros grados dol programa de hvs
escuelas del Estado, y recibiendo el premio
merecido en un acto dramático literario, or
ganizado al efecto ante una concurrencia
numerosa y distinguida. En los trabajos que
expusieron, va sea de sus respectivas artes
los niños; y *h sea de las obras de mano,
costura, bordado, dibujo y pintura las ninas;
en los ejercicios do gimnasia, canto, música
y piano, v sobre todo en los armoniosos que
saben arrancar á los instrumentos de bronce
los veinte niños que componen la banda de
música del establecimiento, merecieron justo
aplauso y admiración.
Una obra de suma importancia, sobre la
cual llamo la atención del Superior Gobierno,
es el Hospital Salesiauo de esta localidad.
Poseído el lim o señor Cagliero de la ne
cesidad de su instalación, debido al gran
número de menesterosos y enfermos en la
vasta extensión del territorio, concibió la
idea de crearlo.
Adoptó, al efecto, dos pequeñas salas, que
están ciertamente muy lejos de prestar el
servicio que para obra tan importante se
necesita, pero que provisionalmente suplen
la falta de otros mejores.
En efecto, desde el día de su inauguracióu, que lo fué eu Junio del 89, acogiendo
en él á un desgraciado, hasta el presente,
siempre se han asistido por término me
dio, de ocho á diez enfermos, á los cuales
se proporciona gratis la asistencia, medica
mentos, vestidos y sustento. Prestan el ser
vicio interior de él las Hermanas anterior
mente expresadas, y atiende la asistencia
de los enfermos un sacerdote salesiano, muy
estimado en la población, expermentado y
muy práctico en medicina y cirujía.
Y todo esto , señor Ministro, ^ se _ sufraga
con los esfuerzos propios de la institución y
uno que otro auxilio del vecindario.
Creo muy justo que deba ayudarse obra
tan humanitaria subvencionándola el Go
bierno ; pues, como ya lo he expresado, este
establecimiento es el refugio de todos los
pobres del territorio.
Levantar (ó construir) un nuevo hospital,
se impone, y en este sentido, in v o c a d o los
sentimientos del señor Ministro, pido una
determinación favorable al respecto.
GRACIA DE MARIA AUXILIADORA
Caí de una escala de mano sobro una
piedra y me rompí el cráneo. Oesvauecido,
fui llevado á la cama. E l médico dió el caso
por muy grave y dijo al señor Director que
me administrara la Extremaunción. Pero
toda la Comunidad hizo desde luego fervo
rosas oraciones á María Auxiliadora, y en
tres días estaba yo fuera de peligro. ¡ V iva
María Auxiliadora !
Colegio Salesiauo de Míjco,
22 de Julio de 189i.
PALE3I6N G o n z íl e s .
Con approbició» de U litoridad Sdasiirtiea - Genile J03É GUBIife
Torin — Xilografía Salesianai.