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AÑO IX - N.6.

Pablicación meusaal.

JUNIO de 1894c

BOLETIN SALESIANO
D ebem os a y u d a r á n u e s tro s h e r ­
m an o s & ñ n de c o o p e ra r ¿ la
d ifu sió n de la v erd ad .

duien re c ib ie re á u n n in o én m i
nombre} á m i m e rec ib e.
(ÍI a TH. XVIII.)

Os reco m ien d o la n iñ e z y la ju>
v e n tu d ; c u ltiv a d con g ra n d e es­
m ero su ed u c ac ió n c r is tia n a ; y
p ro p o rc io n ad le lib ro s que le e n ­
señen á h u ir d e l vicio y á p ra c ­
tic a r la v irtu d .
(Pío IX.)

\

H edoblad v u e s tra s fu erza s ¿ ñ n
de a p a r ta r & la n iñ e z y ju v e n ­
tu d de la co rru p c ió n é in c re d u ­
lid ad y p r e p a ra r a s í u n a n u ev a
gen eración.
(L e o x X III.)

[111 S. .lUAX, 8.)
A tie n d e á la b u e n a le c tu ra , á la
e x h o rta c ió n y ñ la e n se ñ a n z a .
(1 ’i ’lMOTH. IV, 13.)

E n tr e la s cosas d iv in a s, la m ás su ­
b lim e, es l a d e c o o p e ra r co n D ios
¿ la sa lv a c ió n de la s alm as.
(S. D i o n i s i o .)
E l a m o r a l p ró jim o , es u n o de
lo s m a y o re s y m ás e x c e le n te s
d o n es q u e la d iv in a b o n d a d
p u ed e co n ced er á lo s. h o m b res(El Doct. S. F rakc . do Sales)

D IR EC C IO N en el O ratorio S alesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T U R IN (Italia)

SUMARIO.

Homenajes a l Sagrado Corazón.
Fiestas en honor de María.
El primer oenten.'irio del nacimiento de Pío IX.
Es pa S a . U na v isita Á la nueva casa de Valverde del
Camino.
América . Recepción hecha al Illmo Sr. Obispo Don
Juan Cagliero.
Carta de Mous. Cagliero al Revmo. Sr. Arzobispo de
Buenos Aires.
P erij. E l O ratorio festivo Salesiano de Lima.
Gracias de María Auxiliadora.
Bibliografía.
Historia del Oratorio de San Francisco de Sales.

HOMENAJES AL SAGRADO CORAZON
-C

A l mes i)recioso de María sucédese el
mes bendito del Sagrado Corazón de J e ­
sús. La devoción al Sagrado Corazón se
ha extendido de im modo maravilloso.
Nuestro Señor mismo ba expresado el
deseo de que sea ])ropagada i)or todo el
mundo, y ha hecho promesas valiosísi­
mas que merecen recordarse.
Como se apareciese en Paray-le-Monial á la religiosa Margarita María Alacoque le dijo: « L o s devotos de este Sa­

grado Corazón jamás perecerán. Daré la
paz á sus familias. Los consolaré en todas
sus llenas. Seré su seguro refugio du­
rante la vida y sobre todo en la muerte.
Llenaré de bendiciones sus empresas. Los
pecadores encontrarán en mi corazón el
manantial fecundo y el océano iuñuito
de misericordias. Las almas tibias se lia­
rán fervientes. Las fervorosas se elevarán
rápidamente á una gran jierfccción. Yo
mismo bendeciré las casas en <[iio se
tenga exjmesta y se honre la imagen de
mi Sagrado Corazón. Daré á los sacer­
dotes el talento de mover los más empe­
dernidos corazones. Inscribiré ]iara siemjire en mi corazón el nombre de las per­
sonas que difundan esta devo*,*ión. »
Estas singulares iiromesas manifiestan
no sólo cuáii disjmesto está el Señor á
derramar todo género de gracias y ben­
diciones sobre quienes cultivan la d evo­
ción de su Sagrado Corazón, sino el in­
terés que tiene en que por medio de ella
recordemos las enseñanzas que ese mismo
Corazón divino nos d a , á fin de que
puesta en elhis nuestra consideración se­
pamos estimarlas como se merecen y
seguirlas con buen ánimo, confiados en
su aynda. Es menester que conformemos

— GO —

nuestro espíritu con el espíritu de Jesús,
nuestra vida con la suya, y para que nos
alentemos en este propósito la Iglesia
nos invita á encomendarnos al Sagrado
Corazón y á tributarle particularmente en
esto mes los más preciosos homenajes.
Uonróinosle, pues, con visitarle en la igle­
sia, con rozarle ardientes jaculatorias, con
oír la santa Misa y especialmente con re­
cibirle en la sagrada comunión.

LA FIESTA DE lA R IA AUXILIADORA
Si hay ocasiones en que nos escasean
las palai>ras para expresar lo que desean ío s, una de ellas es la presente. Muy
pobres son nuestras frases para dar á
nuestros lectores una idea más ó menos
cabal del esjdendor con que en el san­
tuario do Valdocco en Turín se ha ce­
lebrado el mes consagrado á la Virgen
Santísima, y sobre todo la ñesta de !María
Auxiliadora.
Esta tuvo lugar el día 25 del mes pró­
ximo pasado, y a (pie el 24 fné la solem­
nidad del Corpus Chrísti; y excusado
parece decir que la iglesia, adornada con
todas sus galas, cautivaba la vista de la
concurrencia infinita de gente que, mo­
vida de particular devoción, llegaba allí
á gozar de la majestad incomparable de
los oficios religiosos. Y no lo es menos
hablar de la música de los maestros más
em inentes, interpretada con arte exqui­
sito ])or el renombrado coro de cantores
del Oratorio de San Francisco de Sales.
Dignáronse asistir á la fiesta y darle
mayor realce con su presencia el lim o.
Sr. Obis])o do ISlondoví y el Ivovino. Se­
ñor Arzobispo do Turín. Celebró el uno
la misa do pontifical á las 10 li2 do la
mañana y pronunció ol otro un elocuente
])unegírico antes do la bendición y vís­
peras solemnes de la tardo.
Grandiosas fueron la exequias hechas
el 2fi por nuestros Cooperadores tlifuutos;
interesante sobremanera nna conferencia
iluda el 27 por el lim o. Sr. Obispo üNIanacovda; pero es digna de mencionarse
sobre todo la hermosa y simpática cere­
monia etbetnada el 2Ü por la tarde. A
las
I fl i>. m. hallábase la iglesia llena
do bote en bote. Querían los fieles pre­
senciar la bendición y adiós de nn nue­
vo grupo do misioneros salesiauos que

muy en breve iban á partir para Amé­
rica : linos á Colom bia, otros á fundar
una gran'casa en Valparaíso, puerto prin­
cipal de Chile, etc.
Los misioneros están al pie del altar
do María en el presbiterio, rodeados del
clero y acólitos, y allí cerca sus parientes
y am igos, junto á la barandilla del co­
mulgatorio. Se iuvoca al Espíritu Santo,
se implora la protección de María y luego
sube al púlpito uno de dichos misioneros.
i7o es este de los sacerdotes noveles que
van á probar j)or primera vez las gran­
des impresiones de un viaje semejante;
es un misionero bien conocido de nues­
tros lectores, Don M iguel U n ía , que
vuelve, si no enteramente restablecido,
mucho menos aquejado do sus m ales, á
A gua d e.D ios, á cuidar de sus amados
leprosos. H ace preseute las fatigas inau­
ditas que debe estar di.spuesto á sufrir
un misionero; las dificultades que encon­
trará muchas veces de parte de los mis­
mos á quienes va á hacer el b ien , las
que le proporcionará el espíritu del m al;
el esfuerzo que debe constantemente ha­
cerse á sí mismo para no decaer de ánimo
y corresponder á los altos designios de
Dios.... Pero D on U nía más que con la
palabra nos habla con sn presencia.
Quienquiera que le ve eu el pulpito,
pálido, demacrado, con las señales en el
rostro de los padecimientos heroicamente
soportados en sus viajes y trabajos, quien­
quiera que conoce un poco la vida que
pasa entre centenares de infelices lexirosos
se siente movido á amarle y admirarle.
í Qué hormosos rasgos podríamos re­
ferir aquí concernientes á este lieriiiauo
n u estro! Pero nos falta el tiempo y es­
pacio ]iara ello.
Por fin dióse la bendición con el San­
tísimo Sacram ento; acercóse D on Unia
á dar un a])rctado abrazo á nuestro Pector Mayor Don M iguel Rúa y á nuestros
demás Superiores que forjuaii el Capítulo
General; acercáronse en seguida nuo á
uno los demás m isioneros, cuyos sem­
blantes no podían ocultar la emoción
que los dominaba. Luego salen de la
ig lesia ; todo el mundo quiere besarles
las mauos; todos aplauden en su corazón
la abnegación con que van á emprender
la obra santa por excelencia de ganar
almas para el Cielo. El coro cauta un
precioso himno.
E l espectávulo es el más tierno, paté­
tico y conmovedor.

w

— C7 -

PRIMER CENTENARIO
del

XACI^HEXTO

de

PIO IX

Becordarán nuestros lectores que en
S02 se trató de celebrar la data meinomda del uaeimento del Pontífice de la
Duiaculada; y que debido á bien fuñ­
idos motivos se aplazaron. las fiestas
ira el presente año. Pío I X nació en
1mes de mayo, un día sábado, es decir
Del mes y día consagrados á M aría; y
•aea las faldas de su madre comenzó á
aaifestar singular devoción á la Sanama Virgen.
/
Pío IX y B ou B o sco , tienen muclios
iDutos de semejanza y se profesaron
Ktuameute singular afecto. Puó Pío IX
Dien alentó particularmente á B . Bosco
fondar la Pía Sociedad Salesiana y
lien hasta cierto punto fué también funidor de ella. Es pues natural que los
tíesianos distingamos de im modo eseáal á Pío IX .
Damos aquí el programa de las fiestas
rganizadas con motivo del centenario:
Eu Sinigaglia.
Domingo 13 de mayo y miércoles
13 dejurdo:
Inauguración de la capilla del Baptis3io. — Eomería á la imagen milagrosa
i Xuestra Señora de la Esp>eranza, ante
cual solía rogar cuando niño Juan
aria Mastai Ferretti (Pío IX).
En Lo r e t o .
11 de mayo.
Visita á los lugares donde vivió.
10 de junio.
Eomería á la Santa Casa donde cele|ni Pío I X en 1857.
En Roma.
"ifrcoles 30 de mayo y sábado 2 de junio.
ilisa solemne de réquiem en San Loazo. — Oración fúnebre en honor de
jo IX, por el Emmo. Cardenal Parocchi,
^icario de Su Santidad. — Inauguración
e la capilla monumental donde se halla
>humilde tumba de Pío IX . — Solemne
rademia. — Audiencia de Su Santidad
los Arzobispos, Obispos y représentande las diputaciones diocesanas para
is fiestas del centenario.

Estas fiestas durarán hasta el mes de
diciembre, y eu Poma se les pondrá tér­
mino el día 8, celebr«áudose una misa eu
¡San Pedro á la hora en que Pío IX definió
el dogma de la Inmaculada. Se cantará
otra en Sinigaglia en la iglesia de Nuestra
Señora de la Esperanza. En Loreto ter]uinaráu el 10 de diciembre, sexto centenario de la traslación de la Santa Casa.
Se ha efectuado ya buena parte de este
programa, y los peregrinos han llegado
eu gran número de todas las naciones ó
presenciar llenos de satisfacción las muy
lucidas fiestas con que se honra la me­
moria mil veces bendita del inmortal
Pío IX .

e s p a

5 s^a

V alrerde dcl Camiuo. 24 de aUril do 189-i.
M u y K e v . S r . D . IIu a ,

Turín.
Grande es el honor que me cabe y la satisfación que experimento al dirigirme á
V. E. como Superior y Jefe del Instituto
Salesiano} satisfacción tanto mayor, cuanto
más grato es el asunto, de que voy á tratar;
á saber hacer á V. E. una somera exposi­
ción del acontecimiento que ha tenido lugar,
hace pocos días eu esta v illa: la oportuna
y fructuosa visita que el R. P. D. Felipe M.
Eiualdi acaba de hacer á las Hijas de María
Auxiliadora, recientemente establecidas eu
este apartado rincón de España.
Con toda felicidad, aunque no sin el con­
siguiente cansancio, que su ardoroso celo le
hacía disimular, llegó el li. Padre á esta
villa á las ü y media do la noche del G del
corriente, acompaüa«lo de B. Ernesto Oberti
superior del Colegio Salesiano de Utrera.
Para tener el gusto de darle la bienveniíla
y saludarlo cuanto antes, lo esperaban el
Sr. D. José M. Vizcaino, dignísimo arci­
preste de este pueblo y alma y vida de esta
fundación, con varios otros sacerdotes y coo­
peradores. Hechas por B . Oberti, como ya
conocedor del personal, las correspondientes
presentaciones, cediendo el E. Padre á las
insinuaciones del Sr. Arcipreste, <x>nlas que
interpretaba la voluntad de las Hermanas,
nos dirigimos á la morada donde estas se
hallan provisionalmente establecidas, conti­
gua á la hermita de S. Ana.
2s’o es para descrito el espectáculo agra­
dable y conmovedor que se ofreció ante nos­
otros al llegar á la puerta de dicha morada.
En ella esperaban al It. Padre las buena.s
Hermanas, rodeadas de un crecido número

— üü —
alamnas con otras varias personas que, manecieron. Este tiempo, lo consagró casi sin
embargo de lo intempestivo de la hora, descanso, el Sr. D. Rinaldi á los asuntos
lo desapacible de la noche y de cuantas propios de la misión que traía en orden á
ortaciones en contrario se les habían he- las Hermanas y al Colegio, así como á ins­
, no quisieron aplazar para el día si­ peccionar el local, donde habrán de estable­
lente la satisfacción de ver desde luego cerse, definitivamente para estudiar sobre el
saludar afectuosamente á quien, sincouo- terreno el plan á que deben atemperarse las
rle aúu, ya amaban como á verdadero y no poco dispendiosas obras que están por
mdadoso Padre. Este entrañable amor y, hacerse, dejando zanjadas de paso algunas
cierto modo, filial afecto, quedó pateuti- dificultades que habían venido á entorpecer
0 cuando, no bien le descubrieron al aire­ la realización del proyecto.
la primera puerta, cual si hubiesen
La tarde del domingo, S, la destinó á dar
movidas por un resorte, prorrumpieron en la capilla á los cooperadores la coni'ccalurosos vítores y entusiastas aclama- renda de regla. En e lla , lleno de unción
es, que vinieron á ser como el desahogo evangélica, describió en breves, bien que
ntáueo de aquél entusiasmo,
interesantísimos rasgos la Obra Salcsiaua,
nfieso, muy Revdo. Padre, que aquellos exponiendo su origen, su progreso, su actual
s tan de corazón, y todo aquél espec- extensión, su importancia, las veutüjas y
0 tan patético, me conmovieron sobre­ remedios que ofrece á la sociedad, que eu
era y me hicieron derramar lágrimas, la época presente marcha ciega por derro­
ieudo venir á mi mente aquellas inspi- teros de muerte, el apoyo eficaz que le vie­
s palabras de David Ex ore infantUim nen prestando los Romanos Pontífices y to­
hdUnthmi ^erfecisti laudem. Una vez aca- dos los Obispos de la cristiandad, ya con
as por el Revdo. Don Rinaldi aquellas sus encarecidas recomendaciones, ya con las
imaciones entramos en la capilla de innumerables gracias, indulgencias y privi­
la. Ana, jnnto al colegio y habitación de legios que han concedido á sus cooperado­
Hermanas. Era verdaderamente én- res ; el papel que éstos desempeñan en la
tador el aspecto que ofrecía la capilla, Obra etc. Terminó con una afectuosa y tierna
ada con sumo gusto. A llí las Hijas de exhortación á los presentes para que no de­
ía Auxiliadora, ayudadas y secundadas jen de prestar su desinteresado apoyo á toda
8US discípulas y familias de estas, pa- la Obra y en particular á la naciente co­
a como que habían querido hacer osten- munidad que en alas de su amor á Dios y
alarde de su afecto hacia el Padre, no al prójimo ha venido á consagrar sus tra­
os que de su especial tino y acierto para bajos, sus desvelos y cuidados á la sólida y
illecer y dar mágico atractivo á aquel cristiana educación de la niñez y juventud
do recinto.
del sexo débil, i)ara que algún día sean la
i¡Bl R. P. Rinaldi se quedó agradibilísima- felicidad de sus respectivas familias, de su
te sorprendido ante tan arrobador es- pueblo y de la sociedad entera.
‘ lulo; y razón tenía para estarlo; aqiieComo digno coronamiento de tan bien em­
era la voz no ya sólo de las Hijas de pleado rato, después de hecha por dos Coo­
iría Auxiliadora sino de casi todo un peradores la acostumbrada colecta, se dignó
!d)lo, que precedido de su celoso Pastor impartirnos la bendición con el Augusto Sa­
i^aba á la Obra de Don Bosco, para cramento, oportunamente exi)uesto á la ado­
¿en hay en esta villa amor grande, cariño ración de los fieles.
A' particularísimo, desde años há j todos
A la caída de la tarde, comenzamos á dis­
líellos preparativos eran obra de muchas ponernos para asistir á una función teatral
wilias que ya de un modo, ya de otro se de las alumiias del Colegio, á cuyo acto ha­
pron brazos en servicio de las Hermanas. bían sido, cortésmento invitadas las auto­
^cabeza de este edificante movimiento era ridades locales y las familias de lasalumiius
8r, Arcipreste.
y cooperadores; función que, preparada eu
Alentados de la mayor confianza en la que honor del R. Padre, iba exclusivamente di­
IAuxilio de los Cristianos, y no sin sentir rigida á darle la bienvenida y á rendirle
yos deseos de permanecer allí ante su au- gracias por la visita.
^to trono diciendo con s. Pedro: Bonum
Media hora antes de comenzar la función
hicessej dado el fascinador atractivo era ya tanto el número de concurrentes, que
^lugar, nos separamos por fin de é l ; y no hubiera sido posible dar cabida á uno
^ttés de haber pasado los Revdos. Pa- más con ser el salón tal vez el más estenso
íá al contiguo salón del colegio , gallar- que cuenta la villa. ¡Tanto era el empeño
g uneute decorado con palmas y festones de todos por presenciarla!
g ‘^>5 de flores y verde follaje, se encamiDelante del escenario fué obligado á colo­
^iron hacia la morada del Sr. Arcipreste, carse en primera fila y en sitio de preferen­
en como buen cooperador salesiano puso cia el R. Padre Rinaldi, acompañado del
’casa á disposición de los hijos de Don Sr. Alcalde, que quiso dar esa muestra de
siendo estos objeto de las más finas afecto y simpatía á la Institución que aquél
nciones dui-aute los tres días que allí per­ representaba, á la vez que á este colegio,

— 70 —
por cuya instalación harto eficazmente se
había interesado. Seguían en la misma fila
{(, uno y otro lado el R. Sr. Arcipreste otros
sacerdotes y varias personas caracterizadas
de lu población.
Larga tarea sería entrar en detalles acerca
de la ejecución del programa. Baste consigliar , que lité mas que satisfactoriamente
ejecutado en todas sus partes, que algunas
de ellas hubo necesidad de repetirlas, para
acallar las exigencias del público.
No parecía sino que cada uno de los de­
talles de la función teatral era el destinadoá poner de manifiesto la aptitud de las Ilermanas para la enseñanza, cuando en tan
poco tiempo y con tal perfección habían en­
senado la declamación y el canto á ninas
de tan corta edad en su mayor parte^ faltas
en absoluto de costumbre y experiencia para
el caso; y á la circunstancia de ser la pri­
mera vez que se presentaban en escena,
unían la de no haber asistido jamás á se­
mejantes ó análogos expectáculos, siendo por
consiguiente para ellas lu empresa comple­
tamente desconocida y nueva.
Incalculables deben ser, por tanto, muy
It. Padre, los resultados prácticos del acto,
que tan superficialmente he descrito, porque
él, no hay duda, que habla muy alto en pro
de las Hijas de María Auxiliadora y habrá
contribuido sobremanera á que ganando las
simpatías generales, puedan extender su be­
néfica acción por más dilatados horizontes.
Abrigando tan halagüeña esperanza nos re­
tiramos de aquel sitio donde tan agradable­
mente habíamos pasado las dos horas que
duró la tiesta y que nos parecieron dos mi­
nutos.
Inútil parece añadir que fueron numerosos
y afectuosísimos los plácemes que al termi­
nar recibieron así las Hermanas y las alumnas como el l i .
Visitador, que difícil­
mente podía reprimir la impresión de grato
consuelo que tan sinceras demostraciones le
producían. Grandemente satisfecho debe de
haber quedado de su visita á Valverde.
Y concluyo, muy 11, Señor, por donde
quizás y sin quizás debía haber comenzado,
])or hacer constar nuestra gratitud, al ver
realizados nuestros más vivos deseos de tener
instaladas en esta villa á las Hijas de Idaría Auxiliadora, al frente de uu colegio donde
tan sólida, esmerada y cristiana instrucción
i'ecibe el sexo débil, base muy esencial de
la familia y de la sociedad entera. Gracias,
incesantes gráciles sean dados por ella ante
todo á Dios N. S. y á su bendita Madre y
Madre nuestra María Auxiliadora, cuya poderi>saiutercosióu reconocemos haber influido
tAnto en el feliz y por largos años apetecido
resultado, removiendo cuantos obstáculos
han venido interponiéndose. Gracias tam­
bién á V. R. que con haber permitido que
tan buenas !Úijas se instalen y abran casa
de educación entre nosotros nos ha propor­

cionado tal ventura. Gracias no menos sin
ceras, á la muy digna Superiora de la caa
de Sarriá en Barcelona, que con tanta ak
negación no vaciló en arrostrar las penalj
dades de un largo viaje, para acompañu
hasta dejarlas establecidas , á sus baeni
Hijas. Y gracias por fin al dignísimo Seño
Arcipreste, á quien tanta parte cabe en
instalación y sostenimiento de esta famili
religiosa, como en el lucimiento de esi
su primera fiesta j gracias á la Sra. Doit
Manuela Macias que con su despreudimieníi
supo de una manera tan práctica, como esl
fundación de un centro de cristiana educi
ción y enseñanza, favorecer á nuestro pne
blo j gracias por fin á cuantas personas h;
cooperado y tomado parte activa en obra te
provechosa para este pueblo.
¡ Quiera Dios N. S. continuar derramand
sobre ella su bendición, para que en noli
jano día podamos contemplarla llena de n
bustez y exuberante vida!
Pídalo así V. R. en sus fervientes o
cioues, encomendándola á la vez á las d
todos los hijos de D. Bosco: y no se olfid
de hacerlo también en favor de este su mu
atento y S. S.
Q. S. M. B.
Í7?i Cooperador Salesiaw.
. V, . „

^ ^

_______

'

LLEGADA DE MONS. CAGLEI

Honor al Ilustre Viajero.
(De el diario Río Xegro).

Muestro periódico, en honor al Ilustríffl
Obispo Doctor Don Juan CagUero, suspei
hoy con placer verdadero su material a«
tumbrado en el día de su segundo cumplí
ños para dar cabida á la crónica y dei
detalles de las fiestas que en su homeni
le rindió á su llegada el culto pueblo
Viedma.
De esta manera humilde pero patéti
pues, lUo Xegro ú la vez que se une á
sentimientos del vecindario, expresa los
yos propios en favor de tan grande pe®
nalidad.....
Somos justosj iujeuuos, francos y reefl
cidos con una institución noble, genero*
abnegada que ha dedicado todo su podjf
esfuerzos, no solamente á establecer
civilizadoras en toda la extensión lejaná
territorio, sino qué en la Capital es el
principal de nuestro progreso moral é
txiál.

— 71

ab
ali
ut
ia
It
so
'11

]Q
ca


R
n

Eu ellos no ijay hipocresía, no hay farsa,
no hay especulación innoble; todo está á la
vista: sus trabajos, sus obras y aun su
misma ordenada existencia.
En ellos el pobre, el desheredado de la
suerte encueutra asistencia médica, aloja­
miento y alimentos; el huérfano, vestidos y
consuelos: las familias la luz civilizadora
para sus hijos y el pueblo ejemplos vivos de
honesta y perseverante labor. En fin , son
los verdaderos obreros de más positivo pro­
ceso eu estas regiones embrionarias que
fuera por ellos aun permancerían en el
primitivo estado de continua decadencia, gi­
miendo en la barbarie.
; Y con que fe trabaja ésta institución !
Muchas veces cuando contemplamos la obra
colosal de su edificio, aquí donde para los
demás el porvenir no se vislumbra clara­
mente, pensamos eu la perseverancia de ellos
al emplear tanto capital, tantos sacrificios,
tantas existencias, donde no es posible cos­
tearse ni siquiera la subsistencia.
Es que ellos no desesperan del destino,
guiados por la fe y el amor de Dios.
Desearíamos extendernos más respecto á
tan interesante asunto pero el espacio de
que disponemos lo necesitamos para relatar
tan sólo la gran festividad del día que nos
ocupa.
Al tener conocimiento el vecindario de
nuestro telegrama avisándonos de la salida
de Monseñor Cagliero, varios vecinos se
apersonaron al padre Director del estableci­
miento Sálesiano D. Mario Luis Migone con
el objeto de recibir á dicho Obispo.
Convenidos en este sentido se acordó exten­
der la siguiente acta que fuó el x>fograma
principal de los festejos.
En Viedma capital del territorio del Eio
Kegro, á 25 días del mes de febrero del ano
1894, reunidas en la casa parroquial las per­
sonas suscritas, con asistencia del Director
del establecimiento Salesiano, del ü-oberiiador interino del territorio y del Presidente
Municipal, se procedió á acordar la manera
de recibir al Ilustrísimo Monseñor Juan Ca­
gliero en atención ^ no solamente á su alta
gerarquía eclesiástica, sino también á sus
levadas prendas de virtud y bondad.
En tal concepto, por acuerdo unánime de
los presentes, se resolvió observar el siguiente
programa eu todas sus partes.
1®Dar la iniciativa de esta festividad á la
Honorable Corporación Municipal, que como
genuina representante del pueblo es la que
debe encabezarlos. En consecuencia la Mu­
nicipalidad invitará al vecindario, á reunirse
en su local para de allí ir en corporación á
la cabeza del muelle á recibir al ilustre via­
jero, donde el Comandante Don Martin W.
Oras, le dará en nombre del pueblo y las
autoridades la bienvenida. La reunión en
la casa municipal se indicará con cohetes
y bombáis.
¡

Al pisar tierra, la artillería saludará, al
recién llegado, con una salva.
2* Formada la columna de recepción,
esta acompañará á Su Señoría hasta el tem­
plo parroquial, donde se cantará acto conti­
nuo un solemne Tedeum.
3® Terminado este acto piadoso, la Munipalidad, obsequiará al Sr. Obispo y á la
concurrencia con un refresco, el que tendrá
lugar eu los salones del colegio, projiorcionados al efecto por los Padres {Salesiauos.
4® La calle del Torraiüén y la Plaza (ieiieral AVintter, serán profusamente adorna­
das con arcos, banderas y llores.
5® A la noche, si el tiempo lo permite,
habrá iluminación, música, bombas y cohetes.
0® Las invitaciones oficiales para el acto,
serán hecas por la Municij)alidad:
Gerardo Gasquet; Luciano A. Greloni ;
Mario Luis 2íigone ; Martin W. Grasj Pedro
Inda; Joaquín Balda; Máximo Lucero; P e­
dro Orsi; Gregorio del Cerro; Juan Orsi;
Fermín Lavayen; Juan Ohla y Benigno An­
danas, actuando en este acto como Secreta­
rio, de que doy fe, Julio M. Philipps.
Con un bellísimo día y con un programa
tan completo y hermoso, las fiestas se rea­
lizaron espléndidamente sin que la más te­
nue sombra empañara un solo instante la
armonía y el contento. Sin equivocarnos po­
demos asegurar que jamás se vió otra fiesta
igual eu el territorio del Río Negro.
El terraplén en toda su larga extensión
estaba profusamente adornado con infinidad
de banderas y banderolas de variados colo­
res, levantándose en los extremos de él, dos
arcos triunfales : el primero, frente al muelle
decía sencillamente: Bienvenida á Monseñor
Ca^lierOj y en el segundo se leía también
con la elocuencia de los verdaderos senti­
mientos del pueblo, lo siguiente: B l pueblo
de Vtedyna — Cariño — Amor — Oratitud.
La plaza principal lo mismo que el terra­
plén estaba adornada con gusto y elegancia.
A las ü el inmenso espacio del muelle y
terraplén estaba comi)letainente repleto por la
concurrencia, pudiéndose asegurar que estaba
allí todo el pueblo, grandes y chicos.
A la 7 próximamente se divisó el Vapor
Litoral, grandes vítores y apláusos reper­
cutieron en el espacio, dados por cientos de
voces al viajero ilustre.
La Banda de música hacía oir sus acordes
contribuyendo á la alegría general.
Eu éste instante se desprendía del muelle
una chalana conduciendo al vapor la comi­
sión que debía recibir y acompañar á Mon­
señor Cagliero á tierra; la componían el
distinguido Director presbítero Mario Luis
Migone, el Gobernador interino de la Go­
bernación Gerardo Gasquet, el Presidente
de la Municipalidad Luciano Greloni, el
presbítero doctor E Garone y el Secretario
de la Comisión Julio M. Phiüpps.
Pocos minutos después volvía dicha Co-

misión al punto de su partida conduciendo
al ilustre Prelado.
Este es el momento indiscriptible para noso­
tros, ver esa inmensa concurrencia que aplau<lía, vitoreaba y se precipitaba disputándose el
(lamino, i)ara llegar á saludar al Obispo,
mientras que el bronco cañón desde la plaza
<icneral Avear tronaba magestuoso, salu­
dando al recién llegado ; la música, las cam­
panas á vuelo, los cohetes, los Jiiííos, todo con­
tribuía á dar á aquél acto una majestad, una
elocuencia que verdaderamente encantaba.
Por algún tiempo Monseñor Cagliero se
vió acosado con los saludos y felicitaciones
de la inmensa concurrencia.
Arrancado, así puede decirse, del cariño
del pueblo, púdose por fm organizar la co­
lumna , la que con la música á la cabeza
destiló por la calle Buenos-Aires hasta el
templo parroquial, donde se cantó un solemní­
simo Tedeum.
Mucha parte de la concurrencia se vió
obligada á no penetrar en el templo, pequeño
para tantos.
Terminado éste acto de gracias, la concu­
rrencia invitada de antemano por la Muni­
cipalidad pasó al Colegio Salesiano, donde
so había preparado por ella un abundante
refresco, en los espléndidos nuevos salones,
que causaron *con justicia el asombro y el
aplauso do todos.
El patio del establecimiento estaba ador­
nado con galerías de arcos, de follaje y pro­
fusión do faroles chinescos.
Los cohetes y bombas no cesaban de ale­
grar con sus residandores y estruendos.
Una vez eu el espacioso salóu, la espansióii franca y alegre se hizo general.
El Comandante Martín Gras comisionado
para expresar á Monseñor Cagliero los sen­
timientos del pueblo hacia su ilustre y que­
rida persona cumplió su cometido con pala­
bras que merecieron el aplauso y la acep­
tación general.
Contestó el Obispo con palabra persuasiva,
que agradecía de todo corazón las pruebas
inequívocas que en ese instante le manifes­
taba el pueblo de Viedma; Viedma, pueblo
de sus más grandes afecciones, dijo; que en
todo.s los instantes había recordado durante
su larga ausencia viajando por Europa.
IManifestó cómo arrodilhulo ante los pies
del Vicario de Jesúcristo Su Santidad el
Papa había implorado su bendición para el
territorio del líío ííegro.
Kocordó con (carino al general Beiiavidez
que tantas pruebas le había dado do bondad.
Estruendosos aplausos y felicitaciones aho­
garon los ecos de sus palabnis.
Yasí en cordial amistad y afectuosas de­
mostraciones siguió por una hora más el re­
gocijo de todos hasta que, en atención á las
molestias del viaje experimentadas por Mon­
señor, la concurrencia se retiró, volviendo nue­
vamente á rei)etirse la escena patética de antes.

Informe sobre las Misiones.
A l Tilmo, y Revmo. Sr. Dr. D. Federico
Aneiros
Arzóhis;po de Buenos Aires.
En conformidad con lo acostumbrado en
los años pasados, me cabe la honra de pre­
sentar á V. E. Revma. el informe de los
adelantos verificados en nuestras Misiones
durante el año ppdo. de 1893, inciieando
después brevemente los planes que nos pro­
ponemos realizar, mediante el concurso de
la Divina Providencia.
Esperamos que V. S. R. se dignará tomar
en consideración estos datos y nos conse­
guirá del Suj). Gob. los medios para sufra­
gar siquiera eii parte, los ingentes gastos
que la empresa requiere.
Actualinejite nuestra Misión cuenta con
ocho Residencias de Sacerdotes Salesianos
y cinco de Hermanas de la Caridad, Hijas de
María Auxiliadora. Eu Cármen de Patago­
nes se ofician ya con toda la regularidad de
los pueblos civilizados las funciones del culto,
con numerosa concurrencia de la población:
ni son menos concurridos los colegios y Ora­
torios festivos para niños y niñas que res­
pectivamente de los Padres y Hermanas re­
ciben instrucción y educación.
En Viedma, capital del territorio del Rio
íí'egro, la Escuela de Artes y Oficios, la
Escuela Agrícola, los Colegios de los Pa­
dres y Hermanas, dieron aún mayores resul­
tados. En ambos pueblos hubo aumento en
la frecuencia de los S. S. Sacramentos y en
la asistencia á las funciones religiosas, y ad­
mirable empeño en regularizar los vínculos
sociales y religiosos de la familia con el Ma­
trimonio Sacramento. Las Congregaciones de
las Hijas do María para niñas y de San Luis
Gonzaga para párvulos y niñas, y las con­
ferencias de S. Vicente de Señoras demues­
tran una vez más la proficua y principalí­
sima importancia de las obras de piedad y
caridad cristianas en el adelanto moral y
civil de los pueblos.
El hospital, la botica y la asidua asis­
tencia que los Padres y Hermanas dispensan
á los enfermos, lograron salvar ya á muchos
de ellos, indígenas, hijos del país y extrangeros: los cuales, con la salud del cueii)0,
cobraron también la del alma, como quiera
que muchos de olios hicieron su primera co­
munión eu edad avauzada y decrépita y
otros aliviados en sus padecimientos han
bendecido una vez más aquella Religión que
trajo del cielo á la tierra, aquella caridad
que tanto sacrificio y abnegación inspira y
Tantos beneficios prodiga á la humanidad
doliente.
Eu Guardia Pringles y en Roca continúan
asimismo trabajando las Misiones con resi­
dencia de Padres y Hermanas, ejerciéndose
las funciones del culto con toda regularidad

eii las respectivas capillas, colegios y ora­
torios festivos, cosechándose abundantes
frutos de piedad y religión. El espíritu re­
ligioso y moral de estas poblaciones se va
levantando y la educación especialmente de
niños y niñas hace rápidos y notables pro­
gresos , con no pocas ventajas de la moral
y del bienestar social.
Para atender a las poblaciones que ocu­
pan los puntos intermedios entre Guardia
Pringles y Gral. Boca, es decir: S. Javier,
Gubanea, Oonesa, Colonia Frias, ChoeleOhoel y en los establecimientos pastoriles
intermedios , varios sacerdotes misioneros
recorrieron repetidas veces estos parajes,
haciendo paradas más ó menos prolongadas
en las referidas poblaciones, donde se han
habilitado capillas provisionales mientras
no se puedan construir mejores ediücios para
formar otras tantas residencias estables.
En Chosmalal se ha podido hacer mucho
bien; pues mientras que un sacerdote atiende
á las necesidades de la población reunida en
aquella capital del territorio del Neuquón,
otro va recorriendo continuamente las nu­
merosas colonias que están diseminadas en
las gargantas y quebradas de la cordillera
sobre las orillas del Eío Agrio y sus afluen­
tes, no menos que las que están esparcidas
en la márgenes del líeuquén, Bío Barrancas
y nacientes del Colorado, en cuyos puntos
se hallan poblaciones de muchos miles de
almas. Las confesiones y comuniones del año
p.pdo. pasan de dos mil quinientas y muchos
son los matrimonios que se han legitimado.
En el Chubut la Misión que desde hace
poco menos de un año está á nuestro cargo,
también ha hecho notables progresos. En
liawson, capital del territorio, sobre cuuiplir
todas las funciones religiosas y ministerios
propios de una parroquia, se ha fundado un
oratorio festivo y escuela dominical para en­
tretener á los niños con honestas diversiones
y darles al mismo tiempo lecciones de reli­
gión, moral y urbanidad. Asistiéronse ade­
más en la casa de la misión algunos enfer­
mos pobres que lo solicitaron y se fundó un
asilo para huérfanas, dirigido por las Hijas
de María Auxiliadora ; cuya institución
promete en breve un éxito el más saludable
para aquellas apartadas regiones. A media­
dos del año pasado uno de nuestros misio­
neros , acompañado por un solo catequista
y con una pequeña tropilla de caballos, salió
de Viedma para recorrer las numerosas tol­
derías de familias indígenas que se hallan
esparcidas en aquellas inmensas é inexplo­
radas pampas, que se estienden entre Bío
Xegro y el Chubut.
Bemoutó el Bío Kegro por su margen-de­
recha en un trecho de más de trescientas
leguas, cortando después hacia el Sud hasta
el Bío 'Valcheta, que recorrió en todo su
curso. Siguiendo viaje con rumbo Sud-Oeste,
con toda clase de privaciones , sacrificios y

peligros, llegó después de tres meses de
marcha al Chubut, recorrieudo eu todo más
do 300 leguas. En Bawson, capital de ese
vastísimo territorio, se confortó con la visita
y compañía de sus Hermanos de misión y
descansó de las fatigas de su atrevida ex­
ploración. Eu su tránsito, como poseyera
bien el idioma indígena, logró care<iuizar á
más de mil indígenas, de los cuales tres­
cientos entre párvulos y adultos recibiorou
el santo bautismo y muchos los SS. Sacra­
mentos de la confesión y comunión, legiti­
mando además sus uniones matrimoniales.
El mismo Misionero debe proseguir ahora
su viaje de excursióu, remontando el Bío
Chubut hasta sus nacientes, para visitarlas
distintas tribus de Tehuelches, Araucanos y
Pampas Manzaneros que están á las faldas
de las Cordilleras y ^larquiiiehenes, al lado
Sur del Lago Xahuel-Uuapi: aquellos infe­
lices esperan todavía con la religión el
grande beueücio de la civilización.
Allá en el circuito de unas diez leguas se
encuentran como cuatro mil habitantes en
tierras fértiles y de gran porvenir. Nues­
tro Misionero, en sus informes y relaciones
nota la necesidad de formar reducciones do
estos pobres indígenas para poderlos instruir
y educar eu la vida honrada del trabajo.
Beduciéndolos , pues , en colonias agrícolas
y pastoriles, dejarían la vida nómada, se
aficionarían al trabajo, cobrarían amor al ho­
gar y al suelo que les produce lo necesario
para la vid a; esto se vería verificado si se
eousiguiera del Gobierno la propiedad del
terreno á que tienen derecho y tuviesen to­
dos los fueros y garantías que protejen los
bienes de cualquier otro argentino. ÍEs así,
y tan sólo así como se puede mejorar la
existencia de estos pobres indígenas, en t>ro
del país y de la civilización cristiana.
Las necesidades de la !!MisÍón reclaman
poderosamente el aumento de personal en
las residencias actuales y en la fundación
de otra.s. Al efecto, acabamos do traer do Eu­
ropa un refuerzo de diez sacerdotes, de al­
gunos catequistas y maestros do artes y
Hermanas de María Auxiliadora.
Trajimos además con nosotros no pocas
ofrendas de nuestros cooperadores salesiaiios,
muchos ornamentos sagrados do iglesia, esta­
tuas, campanas, útiles de clase, instrumentos
de labranza agrícola, medicinas para nues­
tros hospitales y ropas con qué vestir á los
pobres indígenas. Con esta providencia espero
dar algunos auxilios á las antiguas Besidencias y fundar otras en Junin de los Andes,
en Valcheta en el Colorado, eu las Cordi­
lleras, en donde abundan las familias do
colonos y de indígenas y en donde se hace
indispensable levantar capillas, colegios y
asilos para los huérfanos y hospitales para
los enfermos.
En la gobernación de Santa Cruz y Ga­
llegos, dos Misioneros están actualmente re*

m

74 —
corriendo las márgenes de esos ríos y atien­
den á las necesidades espirituales de los
argentinos allí establecidos, al paso que ins­
truyen en la religión á las mucbas familias
de indígenas esparcidas por aquellos parajes.
En las costas orientales y argentinas de
la Tierra del l’’uego se estableció una líesidencia de Misioneros, los cuales ya se pu­
sieron al habla con los Indios Olnas y muy
pronto irán también á establecerse allí las
Hermanas Hijas do María Auxiliadora, para
hacerse cargo de la infancia desvalida , de
las niñas, mujeres y enfermos de aquellos
infelices fueguinos quienes ignoran, que son
hechos á imagen de Dios, y que por tanto
tienen ellos también derecho á formar parte
de la familia humana, y á gozar como cual­
quiera otro cristiano de los beueflcios de la
vida civilizada. Asimismo dos de nuestros
Padres y un catequista asisten la Misión
luglesia de Stanley, en las Islas Malvinas,
y á pesar del contacto con los ])rotestaiites,
siempre se consigue algo de los católicos
de buena voluntad.
Todo este movimiento de Salesianos, mi­
siones, hermanas de caridad, catequistas,
maestros de arte y agricultura, edificios, ca­
pillas y asilos de indígenas, de huérfanos y
enfermos, como fácilmente se persuadirá V.
Señoría lim a ., exige gastos colosales; la
congregación á la cual tengo la honra de
pertenecer, concurre todos los años con una
fuerte suma, sin la cual sería imposible sos­
tener aíiuellas misiones : son además un po­
deroso auxilio los óbolos de piadosas per­
sonas extranjeras y del país que se inte­
resan por el bien espiritual y material de
aquellos pobres moradores del desierto.
El Superior Gobierno, ante el cual V. Se­
ñoría lima, se dignará recomendar este
informe como en los años anteriores, lo
tomará en cuenta, y reconociendo que en
ello protege los intereses de sus territorios
nacionales, nos prestará su decidido apoyo
moral y material para llevar á feliz cabo la
obra de la líeligion y civilización de la vas­
tísima Patagonia destinada por la Divina
Providencia á ser de gran porvenir x>ara
bien de la humanidad y en pro de la Re­
pública Argentina.
Pirmado:
JU A X O a g l t e r o

Obispo Titular de Magida.
Bneuos Airea, febrero de 1S94.

P E R U
£1 Oratorio Saicsíano en Lima.
(De El ComercioJ.
Febrero 22 de iS&í.,
En medio de la vorágine que nos arrastra,
no sabemos adonde, y cuando toda nuestra
atención está absorbida por grandes ó pe­
queños acontecimientos del momento, com­
place encontrarse, aunqtie sea de tarde en
tarde, con iniciativas, que responden á la
necesidad de pensar en el maüaua; como la
que en la última sesión municipal tomó el
Alcalde, en favor del « Oratorio Festivo »
establecido en 1892 por los Padres Sale­
sianos.
Una subvención de cincuenta soles, para
contribuir al sosteiiimieuto de una escuela
taller eu que se educan gratuitamente cincnenta niños pobres, es bien poco, cierta­
mente, para un municipio rico, como el de
Lima; pero por creerlo asi justamente es
que hemos calificado el proyecto del señor
Barreda de simple iniciativa, con la espe*.
ranza de que en breve se pueda hacer por
ese establecimiento todo lo que él merece.
Hace pocos días tuvimos ocasión de dar
cuenta de los satisfactorios resultados que
comenzó á producir ya la escuela taller para
mujeres inaugurada en 1889. De ella han
salido este año, por primera v e z , alumnas
que han completado su educación industrial,
perfectamente preparadas para dirigir un
taller por sí solas y soportar la competencia,
no sólo de los que de su género existen en
Lima, sino de los que, á través de los ma­
res, mandan sus artefactos desde lejanos
pueblos, en solicitud de los buenos precios
á que uuestro mercado los paga. Pues cosa
semejante es lo que están haciendo los Pa­
dres Salesianos en su escuela para hombres;
de la que en breve comenzarán á salir, car­
pinteros, zapateros, sastres etc., eu propor­
ción á las limosnas que el establecimiento
reciba, para atender á la educación industi’ial y á la alimentación de los niños pobres
que abriga en su seno, arrancados por esos
caritativos maestros á la mendicidad, cuando
no al vicio. Pero en una sociedad empobre­
cida, que es el caso do la nuestra en la ac­
tualidad, las limosnas no puedan set cnantiesas: y , por lo mismo, si queremos que
aumente el número de los ciudadanos útües
que están preparando los Padres Salesianos,
es indispensable que se deje sentir la in­
fluencia de la institución múnicipal, que por
fortuna continúa contando con todos sus re­
cursos de los buenos tiempos.
Está bien que se principie por una sub­
vención modesta; pero cuando los resultados
puedan palparse ya y estén demostrando la
eflcacia del sistema, la Municipalidad no

debe vacilar en ir basta donde sus fuerzas
se lo permitan, buscando el ensanche de las
escuelas de este jrénero; en las que en ma­
teria de instrucción primaria ganan tanto los
niños como en las que ahora sostiene por
su cuenta, y sobre las cuales tieiieu aquellas
la ventaja iuestimable de que cada uno de
los alumnos que completau su educación,
sale amaestrado en un oficio que le per­
mite vivir con honrosa independencia...
Cuando se estableció la escuela-taller para
mujeres se jiroyectó, también, el estableci­
miento de otro semejante para hombres;
pero ciertas pequeñas dificultades que han
entorpecido la realización de este proyecto,
han privado hasta ahora á Lima de los be­
neficios que se esperaban de él. Tales difi­
cultades no son por fortuna inseparables, y
la iniciativa tomada por el señor Barreda
debe servir para poner nuevamente ó, la or­
den del día esta interesante cuestión. Deje­
mos al Gobierno cumplir con la misión que
la ley le impone de contribuir á formar sa­
bios en las Universidades, mientras el Mu­
nicipio de Lima forma artesanos en las es­
cuelas-talleres; que no por ser más modesta
la última de éstas empresas, propenderá
menos á nuestro progreso social.

GRACIAS DE MARIA AUSILIADORA

guntiisen si se sentía mejor. — Si, contestó
sonriendo, e^toy mejor; ya no siento dolor, Y
bien se advertía que decía la verdad, pues
que después de no haber podido probar bo­
cado de días atrás, ahora comía con buen
apetito.
La gracia fué completa. Después de ocho
días de convalecencia, Felipe tomó á la isla
de Dawson á consolar á sus companoroa que
ya le creían muerto, y que admiraron inde­
ciblemente su curación.
Ahora parece que no haya estado nunca
enfermo. ¡ Bendita sea Muría Auxiliadora I
M aogioiuno B o rgatello
Miasiou. Salüs.
Poutareuaa, 34 de mayo de 1893.
S r . D irector

d el

B oletín S alesiano :

Estando mi esposo gravemente enfermo de
tifo le ofrecí á !^Ia^ía Auxiliadora iiue si me
hacía la gracia de sanarlo, la publicaría, y
se diguó concedérmela, por lo que le suplico
á Vd, tenga la bondad de insertai'la en el
Boletín Salesiano.
S. S.
P l ie g o
México, marzo 2-94.

de

I I a g iie n ije o ii.

Sr. Director del Boletín Salesiano.
Muy Se . mío :
Habiendo leído en el Boletín Salesiano las
gracias obtenidas por medio de María Au­
xiliadora y teniendo una niña gravemente
enferma, ofrecí á la Sma. Virgen, si me
concedía la salud de mi hija , publicar esta
gracia en dicho Boletín, lo que ahora agra­
decido cumplo.
En el mes de abril del año p.jido. se en­
fermó repentinamente mi hija, (de mes y
medio de edad) de tal gravedad, que estuvo
10 días entre la vida y la muerte, y sin sa­
ber con certeza la enfermedad que tenía. En
tal tiempo quedó paralizada enteramente
de las piernas y con dolores agudísimos, en
cuyo estado duró mes y medio.
Se pretendía hacerle una operación doble­
mente peligrosa por la edad de la niña,
pero, gracias á la Sma. Virgen cambió la
situación de tal suerte que mi hija, sin opeoperación alguna, recobró enteramente la sa­
lud y está ahora perfectamente buena y sana.
M ig u e l C ortia ' a .
é IGAZA.

Del Estrecho de Mag^allanes. —
El Sr. Prefecto Apostólico D. José Fagnano
me encarga referirle la gracia siguiente: —
En el mes de enero del presente año á un
indio de la isla de Dawsoii, llamado Felipe
Canales, joven de unos 10 años y de buena
conducta, le sobrevino uii cólico con una
pnlmouia aguda que le puso en pocos <lías
á las puertas del sepulcro. Conducido á Puutarenas ftié visitado por dos médicos, quie­
nes no vacilaron en declarar que la enfer­
medad era incurable. El enfermo se agravaba
de día en día y no habiendo esperanza de
salud, recibió devotamente el santo Viá­
tico y la extremaunción, la bendición papal
y hasta se le recitaron las i)reces de ios ago­
nizantes. Parecía que de un momento á otro
debiera expirar. Movidas á compasión dos
hermanas de María Auxiliadora que lo asis­
tían aconsejaron al agonizante que confiase
en María Auxiliadora y le pusieron al cuello
México, marzo de 1894
una medalla de la misma advocación.
• •
María quiso obrar un gran milagro: era
W. J. M. J.
ya la caída del sol, y las Hermanas se re­
tiraron dejando al enfermo con el enfermero
ieelón de gracias á María Sma. AQXíliadora
á su cabecera. Cuando volvieron á la mañana
j al Patriarca S. Jesé por una gracia obtenida.
siguiente le encontraron sentado en cama,
Hacía
tiempo me veía obligado á g u a r ir
de buen color y comiendo galleta. Grande
fué la maravilla de ambas, y como le pre- silencio en un asunto de familia por evitar

— 76 —
disgustos serios; pero habiéndome llegado
una inesperada noticia que me ponía eii la
jiecesidad de tener que revelarlo todo á pe­
sar del mal resultado que podía dar, y pen­
sando por otra parte que sin el auxilio di­
vino era imposible salir bien de caso tan
extremo, determiné hacer una novena á Ala­
ría Sma. Auxiliadora y al Patriarca S. José;
y habiendo sido favorecido por tan celestia­
les protectores, con mucho más de lo que
yo les pedía, tengo el gusto de publicar esta
gracia, para honra y gloria de la Santísima
Virgen IMaría Auxiliadora y de su purísimo
Ksposo el Patriarca S. JosA
Ilusiva y abril 30 de 1894.

A. C,

Bibliografía
Entro las obras escolásticas que se han
publicado par la Tipografía Salesiaua me­
rece darse á conocer la que acaba de salir á
luz con el título siguiente:
Saiicti Itai^ilii Ula^iii ct Saneti
cFoaiini Chrysoeitoiiii) orationes selectae ad óptimas editiones cxegit et animadversionihus a ío íií JoA N N E S B a p t i s t a G a e i n o
sodalitatis Salcsianae saeerdos.

Es esta una publicación grandemente apre­
ciable, ya porque se conforma del todo á la
intención del sabio Pontífice León X III, ya
porque son muy raras las obras de este gé­
nero. El Sr. Garino conocido por otras imXiortautes publicaciones, entro las cuales so­
bresale la Imitación de Cristo en griego de
Moyr, ha llevado á cabo con gran diligen­
cia y estudio la de que ahora tratamos, y la
ha ilustrado con una notable iutrodución en
que se refiere la vida de los dos santos doc­
tores arriba dichos y con eruditas y copiosas
notas. La frase latina es correcta y elegante
y las oraciones están escogidas con grande acierto; porque publica, de san Basilio, aquella
famosa ad juvones, sobre el modo de leer con
provecho los autores profanos y la titulada
Attende tibi ipsi , en la cual el santo doctor
explica con gran sabiduría el dicho de los
antiguos sabios Nosse te ipsunij y luego in­
serta de san Crisóstomo livs intituladas De
reditu Flaviani y Pro Dustospio.
La edición si bien está hecha con hermo­
sos caracteres, en buen papel y con suma
diligencia es muy económica. Precio del li­
bro Pts. 1,20.

HISTORIA DEL ORATORIO
de

San
C

F r a n c is c o d e
a p í t u l o

S a le s

X IV .

(ContinuaciónJ.

Digno es de notarse que en aquel tiempo
{1S57-185S) el ilustre canónigo Mons. Luis
Anglesio, Director del hospital fundado por
el Venerable Cottolengo, siguió, para mayor
gloria de Dios el ejemplo de Don Bosco,
acogiendo en su casa mayor número de jó­
venes llamados al estado sacerdotal. El fin
de ambos sacerdotes era el de concurrir de
este modo á dar clérigos y sacerdotes á la
diócesis de Turín, donde eran muy necesa­
rios y tener al mismo tiempo eclesiásticos
que les fuesen útiles en sus respectivos asi­
los. De acuerdo con dicho Canónigo, Don
Bosco hacía cada año una excursión á los
lugares de campo, sobre todo de las regio­
nes de Saluzzo y Mondoví; interrogaba á
los párrocos si conocían jóvenes de buena
índole, con aptitudes para el estudio, y lla­
mando á sí á los de mejores disposiciones
hablaba con sus padres y los aceptaba, ya
mediante una modesta pensión ^ ya gratui­
tamente , según las circunstancias, y luego
colocaba á unos en la casa del Cottolengo
y á otros en el Oratorio. Con esta diligen­
cia el número de estudiantes fué creciendo
de año en año y en 1858 no eran ya menos
de ciento.
Establecióse entre tanto en el Oratorio
el internado jiara la enseñanza de las pri­
meras letras, con maestros de la misma casa;
y el Canónigo Anglesio, que no tenía aun
profesores suficientes para sus alumnos, ob­
tuvo de Don Bosco se sirviera aceptar en
sus clases á los alumnos de aquella casa,
que de otro modo se veían obligados á asis­
tir á las escuelas públicas. En consecuen­
cia del 1856 al 3859 todos los días á horas
fijas venían mañana y tarde numerosos jó­
venes á nuestras clases, y unidos á nosotros
oían las mismas explicaciones y se empeña­
ban en no quedar en zaga en cuanto á su
aprovechamiento y conducta. Al fin del año
escolar se celebraba la distribución de pre­
mios , con hermosas piezas de cauto y mú­
sica, recitación de escogidas composiciones,
etc., que era honrada regularmente por dis­
tinguidos personajes, por los Directores de
ambos institutos y no pocos bienhechores.
Varios de nuestros condiscípulos de la Casa
del V. Cottolengo obtuviei'on grandes aplau­
sos : algunos llegaron á ser sacerdotes ejem­
plares, y otros en diversas carreras logra­
ron empleos importantes y se distinguieron
en el ejército.
He recordado con placer este hecho que
manifiesta (as excelentes relaciones que ha

cultivado siempre el Oratorio de San Fran­
cisco de Sales con la Pequeña Casa de la
Divina Providencia. Estas dos obras conti­
guas y casi del mismo tiempo son amicísimas y es de esperar que según sus fuerzas
se seguirán ayudando siempre para servir
íielmente á Dios que las ha suscitado en
nuestra época pai'a alivio de las miserias hu­
manas, y consuelo de la religión y de la so­
ciedad.
Entretanto, en abril de 1859 se declaró la
guerra entre el Austria y el Piamonte aliado
con IS’apoleón III. Sin hablar de este suceso
me limitaré á referir lo que toca á nuestra
casa: La autoridad civil mandó dos peritos
para hacer una visita al Oratorio á fin de
saber si podía transformarse en cuartel ó en
hospital de la sangre. Don Bosco recibió
cortésmente á dichos señores y después de
mostrarles toda la casa, les dijo: Ahora
ruego á ustedes se sirvan manifestar á la
autoridad mis sentimientos y deseos. Todo
ciudadano debe ayudar en la medida de sus
fuerzas á la patria en peligro ó necesitada.
Don Bosco no faltará a este deber: lo cum­
plió años hace en tiempo de epidemia y sa­
brá ahora cumplirlo igualmente en tiempo
■de guerra. Pero es menester observar que
esta casa da hoy día asilo á unos 400 niños
•de los más pobres y abandonados, y ruego
por esto al Gobierno no me cause el dolor
de obligarme á echarlos á la calle. iN'o faltan
ciertamente en Tarín edificios públicos que
puedan, mucho mejor que esta humilde casa,
servir de cuarteles y hospitales.
y o sabemos qué expusieron los peritos al
Gobierno; pero no se habló ya del Oratorio
y permanecimos tranquilamente en él sin
ser molestados en manera alguna.
Por lo demás nuestra casa prestó en aquel
tiempo un servicio importantísimo. La im­
provisa llamada de varias clases á las ar­
mas en la primavera y verano privó á mu­
chas familias de los brazos que las sostenían
y de aquí que muchas madres con numero­
sos hijos se vieran reducidas á la mayor
miseria. Estableciéronse entonces comisiones
en las principales ciudades á fin de recoger
limosnas para atender á las familias más
indigentes. Don Bosco, aunque á causa de
la guerra y de la carestía de los víveres
hubiera de sufrir á veces grandes penurias,
aceptó varios hijos de pobres soldados para
alivio de sus familias, debiendo así multi­
plicar su solicitud.
y o fué esto sólo; sino que ei Oratorio
bien que no se transformase en cuartel ni
hospital llegó á ser el centro de los soldados
ftaneeses, sobre todo de los inválidos, que
hacían alto en Tarín. Comenzó uno de nues­
tros alumnos, que hablaba regularmente su
lengua, por contraer relaciones con algunos
de ellos. Como les hablara de Don Bosco
y se lo presentara, Don Bosco los recibió
con grande afecto, se entretuvo en hablar

con ellos y los invitó á venir al Oratorio y
á conducir otros compañeros.
— Podéis venir cuando queráis, les dijopara
escribir á vuestros parientes: aquí hallaréis
papel, pluma, tinta, sellos. Podéis venir á
leer libros franceses que abundan en nuestra
biblioteca, y si algunos quisieran aprender el
italiano y la aritmética yo les proporcionaré
un maestro. Además, como estamos cu tiempo
pascual, añadió Don Bosco, y no todos ha­
bréis tenido comodidad de cumplir ya con
el precepto de la Iglesia, en esta capilla en­
contraréis confesores que conocen vuestra len­
gua y que tendrán gran placer en serviros.
Esta amable acogida y estas caritativas
palabras, llenaron de entusiasmos á aquellos
soldados} por lo que, de vuelta en el cuartel,
refirieron todo á sus camaradas despertando
en muchos de ellos el deseo de conocer el
Oratorio. El hecho es que al cabo do pocos
días, en las horas libres que tenían, iban
como en procesión á Valdocco para entre­
tenerse con Don Bosco y con nosotros, cual
si fuéramos hermanos. Algunos centenares
de ellos recibieron los santos Sacramentos
con tanta piedad que demostraba pertene­
cían ámuy religiosas familias. Contento Don
Bosco en extremo invitaba algunos á comer
en su compañía, y era hermoso espectáculo
el que ofrecían entonces los uniformes mili­
tares con las sotanas negras y la alegre reu­
nión de militares con clérigos y sacerdo­
tes, chapurreando unos el italiano y otros el
francés.
Pasado algún tiempo eran tantos las sol­
dados franceses que conocían á Don Bosco,
que era raro el día que salía en que no
se le acercaran algunos á saludarle y ha­
blarle. Un día que debía ir á visitar un en­
fermo á Colegüo, á cuatro millas de Tarín,
encontróse en la calle do líívoli con una
docena de turcos (tai era el nombre con que
loa llamaba el pueblo), parte convalecientes,
parte heridos en un brazo ó en una mano.
Como estuvieran de paseo pidieron á Don
Bosco Ies permitiese acompafiarle un rato.
Don Bosco condescendió con el mayor gustO}
y conversando amigablemenle, bajo los año­
sos olmos plantados á las orillas del camino,
casi sin advertirlo llegaron todos con Don
Bosco hasta Colegno. Quisieron entonces
volver atrás} pero Don Bosco les dijo: Ya
que como inválidos tenéis permiso de vues­
tros superiores para estar fuera de casa,
esperadme un i)oco, que yo me desocuparé
pronto, y volveremos juntos á Turíu. Con­
sintieron en ello con gran placer} mas Don
Bosco no pudo desocuparse tan pronto como
esperaba, y cuando salió de la casa del en­
fermo era mediodía. Al unirse á sus compa­
ñeros les dijo: Siento haberos hecho esperar
tanto tiempo} ya es mediodía, ciertamente
sentiréis apetito y como convalecientes ten­
dréis necesidad de restauraros. Venid, pues,
conmigo que quiero obsequiaros con una

— 73 —
modesta comida. Dicho esto los condujo á
una fonda, comió con ellos j les hizo pasar
uno de los más agradables días. Impo­
sible es expresar el contento de aquellos
turcos, quienes de regreso en la ciudad re­
firieron lo ocurrido á su superior. Quedó
éste tan admirado de la bondad de Don
Bosco que al día siguieute vino al Oratorio
á darle las más encarecidas gracias.
Por estas y otras razones los soldados fran­
ceses residentes en Tiirín tomaron tanto
afecto al Oratorio, que cuando recibieron or­
den de partir vinieron á dar el más cordial
adiós á Don Bosco y á expresarle su pro­
fundo reconocimiento.
Varios le escribieron después, como tam­
bién á algunos de nosotros y especialmente
á Don Miguel Kua que les había dado cla­
ses de aritmética.
La sangrienta batalla de Solferino (el 24
de junio) puso término á la guerra, quedando
dueño de la Lombardía el Piamonte. Muchos
niños quedaron huérláiios; como pudo no­
tarlo bien pronto el Oratorio. Casi cada día
veíamos llegar nuevos compañeros, debiendo
nosotros estrecharnos pava darles puesto.
L’ero tantos nuevos liués¡)edes aumentaron
notablemente los gastos y Don Bosco llegó
á encontrarse en grande escasez. Si bien
confiaba él en la Providencia no dejaba de
usar de todos los medios que sugiere la pru­
dencia; por lo cual valiéndose de la influen­
cia del conde Luis Cibrario hizo al Eey
Víctor IManuel una humilde petición de sub­
sidios para el Oratorio; y el 3L de agosto reci­
bía de dicho Conde une carta en que le decía:
« TTe tenido el honor de hablar á Su Ma­
jestad sobre la difícil situacióu en que se
halla actualmente la piadosa Obra fundada
por usted para albergar jóvenes abandona­
dos, ya á causa del gran ntlraero de prote­
gidos, con ocasión de la guerra, ya á causa
de la disminución de las limosnas motivada
por la pobreza que trajo la misma. Su Ma­
jestad, queriendo ayudarle una vez más, se ha
dignado acordarle una subvención extraor­
dinaria de 250 pesetas, que le entregará el
tesoro Mauriciauo.
Algunos meses después el Ministro de lo
Interior le daba 200 pesetas, lie aquí las pa­
labras del secretario Capriolo: « Ooii el fin
de contribuir al juantonimiento del Asilo do
pobres niños a,bandona<los existentes en esta
ciudad, este Ministerio ha acordado conceder
al funda«lor y Director Don Juan Bosco una
subvención de 200 pesetas, y ha ordenado
el cumplimiento de este mandato. »
Oiertatnente que estas sumas estaban lejos
de corresponder á las necesidades; pero
atendidas las consecuencias de la guerra no
eran de despreciarse, tanto menos cuanto
que con ellas se demostraba que el Rey y
su Gobierno reconocían la utilidad de la
obra de Don Bosco y alentaban á los ciu­
dadanos á prestarle su cooperación.

Ca pítu lo XV.
Breve de Pío IX. — Espinas y amarguras. — Protesta.
— Allanamiento del Oratorio. — Beneficencia y ma­
levolencia, — Efervescencia de los jóvenes. — Pa­
labras de Don Bosco. — Angustias de Don Alasonatti.
— Burla reparada. — El cesto y el abogado. —
Registro del cuarto. — Revisión de cartas. — Episo­
dios. — El breve pontificio. — Los Boiandlstas. —
La confesión. — Brindis. — Palabras de aliento.

El año de 1860 fuó de grandes consuelos
y tribulaciones para Don Bosco y los .suyos.
Expondremos lo ocurrido. El 9 de noviem­
bre de 1859 Don Bosco escribía en nombre
propio y de su.s hijos adoptivos una respe­
tuosa carta á Pío IX en la cual le expresaba
gran sentimiento por ciertos hechos sucedi­
dos en perjuicio de la religión y de la Santa
Sede, y se manifestaba al mismo tiempo
cuánto trabajaban los buenos en Turín para
impedir mayores males. El glorioso Pontífice
agradeció profundamente esta manifestación
(le filial obsequio ó inalterable fidelidad, y
por un acto insigue de bondad, con fecha 7
de enero de 186ü, respondió á Don Bosco
con un Breve que es un monumento impe­
recedero de la benevolencia de Pío IX para
con nosotros. Recibido que hubo Don B os^
el precioso documento lo tradujo del latín
al italiano y nos lo leyó á nosotros para ha­
cernos partícipes de su consuelo.
Decía a s í:
A l amado Hijo
el Sacerdote Juan Bosco
P ío P . P . IX .
A xado n iJO : Salud y apostólica bendi­
ción :
«. En la carta que escribiste á Xos el 9
del último noviembre, vemos una nueva
prueba de tu singular fe , piedad y reve­
rencia á Xos y á nuestra suprema dignidad.
» Bien comprendemos, amado Hijo, cuánto
sea tn dolor y el de los demás eclesiásticos
en este grande desconcierto de Italia y de
la cosa pública y en la rebelión de algunas
provincias de nuestro dominio temporal.
» Esta rebelión, como es de todos cono­
cido, ha sido provocada por instigaciones y
maquinaciones externas y fomentada y sos­
tenida con toda suerte de medios.
> Ahora se ha publicado un escrito lleno
de hipocresía que difundido en el pueblo
tiende á engañar á los sencillos y atenta
contra el común consentimiento del orbe
cristiano que defiende el Principado civil de
la Sede Apostólica.
» ]ja fe misma de la península italiana
está en peligro: se han divulgado con pro­
fusión los malos libros y diarios no sólo en
las ciudades sino aún en las aldeas, y no
sólo en el Piamonte sino en la Toscana y
en las provincias que confinan con ella, á
la vez que los protestantes vomitan el ve-

m ü iP R

r
— 70 neno de su maldad instituyendo escuelas
clandestinas y piiblicas á las cuales so empeñau en atraer con premios á la incauta
juventud.
» Mas en esta liorrible tempestad susci­
tada por Satanás, 2íos damos bumüdemeiite
gracias á Dios que sostiene y conforta á los
Obispos de Italia para custodiar cada uno
intrépidamente el depósito de la fe en su
propia grey.
» !ííos consuela la suma concordia de áni­
mos con que el Olero trabaja por la sal­
vación de las almas en este tristísimo tiempo,
y la firmeza y constancia con que soporta y
sufre toda adversidad por la causa de Dios
y de la Iglesia.
» Ho podemos expresar con palabras, amado Hijo, el consuelo que nos dió aquella
parte de tu carta que nos manifiesta que
las calamidades presentes fian acrecentado
tu solicitud y la de los demás eclesiásticos.
» Esforzaos con todo vuestro poder en
oponeros á las maquinaciones de los enemi­
gos de la Iglesia, ora con la predicación de
la palabra de Dios, ora con la difusión de
buenos libros y buenos escritos.
» liada mejor que este trabajo, y nada
más útil x>ara promover é inflamar la piedad
del pueblo.
» í7o lia dejado de dar fruto tu eximia
solicitud, gracias á la cual asistiendo mu­
chos jóvenes á los Oratorios en los días fes­
tivos, y cotidianamente y á horas oportunas
á la escuela, se ha informado su espíritu en
las enseñanzas cristianas y robustecido con
la frecuencia de los Sacramentos.
* El cuidado que tienes de los niños po­
bres á quienes has dado asilo obtiene de día
en día éxito más favorable, y crece el nú­
mero de aquellos que podrán ser un día
útiles ministros de la Iglesia.
» Continúa, amado Hijo, la obra que has
emprendido para gloria de Dios y bien de
la Iglesia. Soporta la ti'ibulación, si eres vi­
sitado por ella , y sostén con ánimo esfor­
zado las adversidades de estos tiempos.
» Tenemos puesta nuestra esperanza en
Dios, quien por la x>rotección de la Beina
del Cielo y Señora del mundo, la Madre de
Dios, Inmaculada Virgen María, nos librará
de estos grandes males y consolará á su
Iglesia afligida haciéndola triunfar de sus
enemigos.
> 27o dudamos de modo alguno que á
este fin y para implorar que el Señor ayude
y socorra prontamente nuestra debilidad,
continuarás rogando siempre con mayor fer­
vor en unión de los alumnos y discípulos
de tu Asilo.
• Xos rogamos ardientemente á Dios que
á tí y á aquéllos custodie con su paz, os
cubra con su diestra y os defienda con su
santo brazo.
» Deseamos que sea prenda de esta ayuda
celestial la Apostólica Bendición que con

efusión y paternal afecto y amor impartimos
á tí, amado Hijo, y también á tus alumnos
y discípulos y á cuantos contigo se ocupan
en esta i'jiadosa obra ó la frecuentan.
Diulo en Roma en S. Pedro el 7 de enero de 1860.
ACo décimo cuarto de nuestro pontificado.

PÍO P. P. IX.
Espinas fueron para Don Bosco y para
todos nosotros las sospechas engendradas en
el ánimo de algunas personas del Gobierno
de que nuestra casa fuese uii foco de cons­
piración contra el Estado; espinas fueron
ciertos enemigos ocultos, ciertos viles dela­
tores que para congraciarse lam los Minis­
tros y obtener altos enqiloos les dijeron que
Don Bosco tenía relaciones socretiis y comXiromitentes con los jesuítas, con el Arzo­
bispo el Revino. Sr. Érausoiü, con el Oardeual Aiitoiielli, con el Papa Pío IX y aun
con el Austria, á fin de sembrar el descon­
tento en el pueblo y preparar iiua reacción
contra el estado presente de la cosa iiública.
Se llegó basta dar á entender que había en
el Oratorio un cuarto lleno de fusiles i>ara
armar, en tiempo oportuno , á los jóvenes
contra el Gobierno. Espinas fueron los alla­
namientos de la casa, las torturas morales
á que fueron sometidos los alumnos, las ame­
nazas dé encarcelar á quien nos proporcio­
naba el pan y nos deparaba un honroso por­
venir, las de cerrar el Oratorio y echarnos
á todos nosotros á la calle ó enviarnos á
nuestras pobres familias. Espinas fueron,
por fin, los peligros prolongados de ver des­
truido como por un vendaval la obra del
Oratorio que durante 19 años había costado
tantos cuidados, fatigas y sudores á Don
Busco y á sus auxiliares. Es verdad que el
Oratorio babía tenido no poco que padecer
en otras circunstancias, como lo hemos visto
en la primera parte de esta historia; pero
esos padecimientos habían sido originados por
personas i>rivadas, y las autoridades y aun el
Bey Carlos Alberto nos prestaban su ayuda;
pero en 1800 el a.smito cambiaba do aspecto
l)orque se jireseiitíiba contra nosoti’os quien
representaba al Gobierno y tenía la fuerza
en sus maiio.s.
27o eran vanos nuestros temores, pues que
en atiuellos mismos días la autoridad mandó
cerrar varias casas de educación y ordenó
la prisión de distinguidos eclesiásticos secu­
lares y regulares, y el domidlío obligatorio
eii Turín , al cual en mayo del mismo año
(18G0) había sido condenado aún el Cardenal
Corsí, Arzobispo de Pisa.
Haré mención de algunas de estas espi­
nas ; pero ante todo protesto que no quiero
hacer aquí apreciaciones sobre la conducta
de la autoridad pública.
Don Bosco y los suyos saben distinguir
ésta de los hombres qne la ejercen; los hom­
bres pueden abusar; pero de este abuso no
se sigue que se haya de despreciar la au-

mfSnn-^

w

— SO —

toridad y sea lícita A los súbditos la deso­
bediencia y la rebelión contra el poder ge­
neralmente reconocido. San Pedro, primer
Pontífice, ordena, para el buen orden, obe­
decer á los superiores aun cuando fueran
malos (1). lEiichas veces no son los superio­
res sino los subalternos, por ignorancia ó
falso celo, quienes se muestran tiranos con
los súbditos. Hay ocasiones en que algunos
empleados , ora por adquirir fama de intré­
pidos, ora por aparecer como libres-pensa­
dores en materia do religión y obtener al­
gún ascenso en su carrera, suelen proceder
del modo más ilegal con ciudadanos pací­
ficos é inocentes. Semejantes miserias son de
todos los tiempos y gobiernos; por lo cual
en la Sagrada Escritura vemos que Asuero
Roy de Persia lamentaba ya tal desgracia,
cuando escribía á los Gobernadores de sus
127 provincias: « Muchos han abusado de
la bondad de los Príncipes, y han llevado
su refinada maldad hasta el punto de tentar
con engaüos y mentiras la ruina de aquellos
que cumplen fielmente sus oficios y que son
dignos de pública alabanza » (2).
su­
poner haya sucedido algo semejante en la
circunstancia á que me refiero. Si así no fué
otros sabrán decirlo más tarde. Sin más co­
mienzo á exponer lo ocurrido.
El 20 de mayo, vigilia de Pentecostés, á
eso de las dos de la tarde subía Don Sosco
la escalera para ir á su pieza cuando viene
á él una pobre señora acompañada de un
hijo y le entrega una carta del Ministro de
lo Interior, que le recomendaba á éste para
que le aceptara en el Oratorio. No concluía
aún de leerla cuando se le presentan tres
señores, uno de los cuales iuterrumpiéudole
le dice:
— Necesitamos hablar con Don Bosco.
— Estoy á vuestras órdenes; permitidme
tan sólo ver si es posible complacer á esta
madre de familia y á este niño.
— No podemos os]>erar.
— Si estáis tan de prisa ¿eu qué puedo
eervirosi
— Debemos hablarle á solas.
— Bien; vamos al cuarto dol Prefecto.
— No al del Prefecto; nos es indispensable
ir al de usted.
•—* Servios decirme quienes sois y que que­
réis do mí.
— Yo soy el abogado Grasso, delegado de
seguridad pública, y estos señores el abo­
gado Tuu y el abogado Grasselli represen­
tantes del' Gobierno; y venimos á hacerle
una visita domiciliaria,
— t Traéis orden escrita ?
— Ninguna.
— ¿Quién os autoriza entonces á hacerme
esta visita domiciliaria i

— Las autoridades no necesitan ser au­
torizadas.
— Excusadme; yo creo seáis cumplidos
caballeros, pero podría engañarme; mientras
no me presentéis vuestra autorización, con los
límites de ella, no estoy obligado á recibiros.
— ¿Quiere usted ponernos en el caso de
hacer uso de la fuerza?
— Os guardaréis de usarla en esta casa.
La Constitución garantiza la inviolabilidad
del domicilio, y yo pondría querella si este
se violase.
Esparciéronse entonces diez y oclio solda­
dos en el patio y escaleras, en tanto que otros
diez y ocho apostados á las puertas del Ora­
torio á nadie dejaban salir sin registrarle
los bolsillos.
El delegado Grasso llamó varios guardias
y uua vez á su lado, en voz alta y severa,
como para intimidar á Don Bosco le pre­
guntó:
— ¿Nos conduce á su cuarto?
— No puedo conduciros, y no os condu­
ciré hasta que me manifestéis quién os manda
con qué autoridad y por que razón. Si lle­
garais á obligarme por la fuerza, á toque
de campanas llamaría á mi socorro á todos
los míos y á mis vecinos, y os obligaría, con
perjuicio vuestro, á retiraros como agresores
y violadores del domicilio ajeno.
A estas palabras hizo un guardia cierto
ademán de amenaza; pero el delegado, me­
tido ya en razón, d ijo: — Hagamos las
cosas tranquilamente; y dirigiéndose á uno
de los suyos, añadió: — Vaya á buscar el
decreto que dejamos olvidado en la sala del
Prefecto.
Continuó Don Bosco el asunto interrum­
pido con la mencionada madre é hijo, que
contemplaban estupefactos todo esto.
No sabía Don Bosco por su parte deqaó
manera armonizar la recomendación de este
niño pór un ministro, con la orden de alla­
namiento de parte del Gobierno. Era esta
una celada, una falsía, ó el decreto venía
de alguna autoridad subalterna sin conoci­
miento del Ministro de lo Interior. Sea lo
que fuere Dou Bosco no vaciló uu instante
en acceptar al pobre niño; es m ás: se ale­
gró de que la Providencia le ofreciera oca­
sión de pagar bien por mal á aquellos que,
eu vez de estarle reconocidos por cuanto tra­
bajaba para aliviar la suerte de los niños
pobres é infelices y para, dar buenos ó ins­
truidos ciudadanos á la sociedad, le corres­
pondían con actos de hostilidad, tratándole
como á conspirador y perturbador del orden
público.
(Se continuará).

Coi tproliacióii de Is Antoridad Eclesiástica • Gerente JOSÉ GAXSÍH0.

(l) $. Pedro, n, 1'^
(2} Katct \v i.

T arín — Tipografía Salesiana.