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PublicaciÓH mensual.

AÑO IX.-N. 3.

MARZO de 1394

BOLETIN SALESIANO
Quien recibiere á. xm niño en m i
nom bre, á m i m e recibe.
(M a t h . X V III.)

Os recom iendo la n iñ e z y la ju ­
ven tu d ; cu ltivad con grande es­
mero su educación c r istia n a ; y
proporcionadle lib ros que le en ­
señen á huir del vicio y á prac­
ticar la virtud.
(Pío IX.)
K edoblad vu estras fuerzas á fin
de apartar á la n iñ ez y juven ­
tu d de la corrupción é in cred u ­
lid a d y preparar a sí una nueva
generación.
(L eok

XIII.)

D ebem os ayudar a n uestros her­
m anos & fin de cooperar & la
difusión de la verdad.
( lll S. J uan , 8.)
A tien d e k la buena lectura, k la
eschortacióu y á. la enseñanza.
(1 T im o t ii . IV, 13.)

E n tre la s cosas d ivin as, lam&s su­
blim e, es la de cooperar con D ios
& la salvación de la s alm os.
(«. Diü.viaio.)
£ 1 amor al prójimo, es uno de
lo s m ayores y m ás ex c elen te s
dones que la d ivin a bondad
puede conceder á lo s hom bres.
(El Düct. tí. F uanc. do Sales)

D IR EC C IO N en e l Oratorio S alesiano — C alle de C ottolengo N. 32, T Ü R IN (Italia)
S U .^ IA U IO
E n la tam ba del Padre.
Uu preoioso documento.
Nuevo Misal Romano en honieua.ie á S. S. León S III.
Espafia. Una fiesta en ol O raloiio Salesiano de Se­
villa.
Utrera, Colegio del Carmen.
Santander.
Notii'ias de America. Mi^jico.
tíau Nicolás <lo los Ari-ojos: Gracia singular de María
Auxiliadora.

H abiendo caído enferm o do g ravedad el red a cto r
del B o M ín Salesiano español, nos lim itam os á d ar
algunas breves noticias.

EN LA TUMBA DEL PADRE
'A

----------

El 31 de Enero se curaplió el .sexto
aniversario de la muerte del fundador
del Instituto Sale.siano, el sacerdote Don
Juan Hosco. Tiernos y muy majestuosos
fueron los funerales ([iie en dicho día se
celebraron por su alma eu la iglesia de
María Auxiliadora. La memoria del (luerido Patlre que .se conserva siempre
fresca, viva y férvidamente devota eu
los corazones de cuantas personas tu­
vieron la dicha de conocerle, no puede

menos de cobrar mayor vigor y dar
origen á recuerdos inlinito.s de la vida
del siervo de Dios y á alentar x>oderosamente á seguir sus consejos y ejemplos
en las exequias que cada año se renuevan
en su honor. Jíazón muy lundada tene­
mos para creer que Don Hosco no nece­
sita de sufragios; pero nosotros necesi­
tamos dar expansión á nue.stros afectos,
á nuestro amor y gratitud hacia ó! ; líe­
eesitamos confortarnos con la memoria
de sus virtudes y pedir á I)io.s nos dó
su gracia jiara imitarle.
¡A h cinín dulces consuelos nos ¡iroporciona el recuerdo do Don Ho.seo! Nuestro
])eusainiento vuela con frecuencia ó la
luimlldo celda en que con sin igual ca­
ridad nos acogía, al oratorio en que c<?lebraba la santa misa con una devoción
que encendía los corazones, á la tumba
veiieraila donde se guardan sus restos
mortales.
Millares de niños que han encontrado
en él un segundo iiailrc, aman visitar
esa tum ba (pierida, y cuando la distancia
no Jo jiermite van allí con el corazón á
expresarle .sus afecto.s y exponerle sus
deseos y neí!esidades.
¡Qué simpática es la capilla de la Do-

— 34 —

lorosa, bajo la cual están seiuiltadas las
vcliijuias del amado l'adre! ¡Que bien
están junto á ella los sauces í]ue tristoimaite inclinan sus ramas basta el suelo!
¡(lloria á lí, Tadre (iiierido! Con sólo
rcí'ofdartí; nuestro espíritu cobra nuevas
fiUM’/as, se reanima con la etíoacia de tus
palaln'as, v,\ esplendor de tus becbos, el
ardor de tu esjnritu, la tecundidad de tu
apostolado y oniiisiasta continúa en el
trabajo d<i ías ol)ras <|U0 establecisteis,
sin otra divisa (pie Dadme aímas, y llevaos
fo demás.
Con la i)rolecci()n de María Auxilia­
dora dobla nuestras tilas, acree.ieiita el
número de vuestros lujos adojitivos, de
niños pobres y desamparados (pie vengan
á gozar do los benelieios de una edueuc-ión grandem ente laboriosa y cristiana,
y mantiene siempre vivo en vuestros re­
ligiosos el espíritu (jiio os animó en todas
vuestras empresas.
S í, Don Bosíjo, tu estás con nosotros
v.n las lloras alegres y en las tristes, en la
(‘.señóla y en la misión, en los taliei-es y en
(il ])úlj)iío, en bii>atria y en tierra extran­
jera.... nosotros sentimos tu presencia.
¡G loria á tí, Don Bosco! Dios (]ue nos
lia vogalado con dártenos por Padre, se
digne lUuuirnos de su gracia para ser
dignos liijos tu y o s !
’f

r^r r *■ r ^ r

,

r

UN PRECIOSO DOCUiMENTO
ííos os grato publicar la res]niosta (pie
el Eminentísimo Cardenal Kampolla,
iSccreiario d(^ Estado do Su Santidad,
])or encargo dol Sumo l'outítice, luaiuló
al Congreso Salosiauo, celebrado en el
mes do Sctiiniibro, y dol cual liemos
dado cuenta á nuestros lectores:
Mi'v Kk v ü o . S u . I). JiuA:
lie ])vesentado con toda diligencia al
Padre Santo el escrito y la ofrenda para
«d Obolo de San Podro (pie lo.s Directi^res
Diocesanos d(> la P ía Sociedad de San
Francisco do Sales, reunidos en Congreso
en Abilsálico, antes de separarse, «iiiisieroii
bacer llegar á manos de Su Santidad.
'falos sentimientos do devoción y afecto
tilial ban llenado de satisfacción al Ve­
nerando Gm'area, (pilen teniendo predi­
lección por la Obra fundada para gloria

de Dios y de la Santa Ig le s ia , por el
inolvidable sacerdote Don Ju a n Boseo,
me (lió el grato encargo de manifestar á
A'. B .sii muy vivo agradecim iento, y de
lodo corazón da una bendición especial,
tanto á Y. E., beiienmrito Superior Ge­
neral, como á cada uno de losñrm antes
del escrito.
Aiirovccbü esta nueva oportunidad para
conlirmar á A". B. los sentimientos de mi
más sincera estimación.
De V. E.
J/met. S.
Al. Card. ItATUPO-LLA.
Roma, 23 lU’ Setiem bre de 1S03.

NUEVO MISAL- ROMANO
en lioiucmijc ¡i Su Santidad Ledu XIII
en su Jubileo Episcopal
Tiempo hacía que nuestra TiiJografía
de Turíu jireparaba una hermosa edición
del Misal Romano ]iara presentarla á Sii
Santidad como expresión de singular
afecto y veneración en su Jubileo Episco])al.
El trabajo se llevó á cabo en tiempo
oiioríuuo. É’ucstros taliorc's pusieron oí
mayor empeño liara (pie fuese digno de
la circunstancia, y el volumen fim en­
cuadernado con/ todo el arte jiosible. Es
una imcuaderiiación característica dcl
siglo XV, conforme al estilo do las imá­
genes y ornamentos del mismo misal.
El color de la pasta es de color v a rio ,
m osaico, predominando el oscuro y con
filetes dorados.
VA grabado ipio publicamos nos aliorra
dar una descripción más detallada.
En la parte interior está estampada la
siguiente dedicatoria:
J/EOA;í X III l ’OXT. MAX.
< O U IN (ÍU A G E S IM U M
A li I X IT O

E l’IS C O P A T Ü

AXNUM
PERA GEXTI

S O D A L E S S A L E S IA X I
A

lO A N X E

B O SC O

P A T E E L K Í il F E R O S L 'A Y IS S IM O
IS S T IT L 'T I
L I B B X " n s S I M I S A K IM IS G R A T C L A T I

D . D . D.

- 35 -

CUBIERTA DEL MISAL OFRECIDO AL PADRE SANTO
en

Jubileo Episcopal.

AVISO. — El valor del misal es de 50 pesetas, 60, 80 y 100, según la mayor 0
menor riqueza de la encuademación,

)0 -

ESPA Ñ A
Una fiesta en el Oratorio Salesiano ile Sevilla
Sencilla, hermosa y sobreinauera con­
movedora fué la fiesta con que en la
¡iglesia de la Trinidad los humildes Padres
Salesianos y los niños por ellos dirigidos
honraron á la Santísima Virgen en_ el
Misterio dulcísimo de su Concepción
Inmaculada el ocho de este mes, día de
la Purísim a y aniversario do la fundación
del Oratorio de San Francisco de Sales.
Por la m añana más do ochenta niños
confesaron y cincuenta y cuatro recibie­
ron el Pan do los Angeles.
A las once el Director P. M atías Buil
celebró la Santa Misa, que acompañados
del piano cantaron cuarenta niños de tal
modo que conmovieron profundamente
á cuantos tuvimos la dicha de oirlos.
Antes y dcspuós de la Misa los cua­
renta cantores y todos los niños asis­
tentes cantaron preciosas coplas alusivas
al Misterio.
Al contemplar á tantos niños, muchos
do ellos poqucñitos, abandonados casi
por completo hace poco y ahora asis­
tiendo á la Santa Misa con atención y
recogimiento, al oirlos cantar gozosos con
suaves y dulces voces las alabanzas á
N uestra Señora, los ojos se arrasaban de
lágrimas de gTatitud para nuestro Emmo.
Prelado y para los humildes hijos do
Don Bosco, á cuya ardentísima caridad
se debe esta gran obra en la cual bajo
la protección de la Santísima V irgen,
Auxilio de los cristianos, tanta-s almas
inocentes próximas á perderse encontra­
rán seguro puerto do salvación en la
deshecha borrasca (pie amenaza á la so­
ciedad presente.
Como los {Salesianos saben privarse
hasta do lo más preciso para atender á
los niños, hallaron modo, á pesar de su
])(d)reza, ]>ara regalarles dulces que fueron
n'cibidos con inequívocas m uestras de
vm'dadero regocijo.
IMuchos niños pasaron casi todo el
día en la 'frinidad, como suelen, ora en­
tre! en idos en inocentes juegos bajo la
vigilancia do los Padres Salesianos, ora
escuchando las explicjaciones del cate­
cismo, aprendiendo así á santificar las
fiestas y á practicar las virtudes cris­

tianas, que es el fin del Oratorio de los
días fe.stivos, obra adm irable cuyos ci­
mientos echó Don Bosco el día 8 de
Diciembre de 1841, la cual donde quiera
que se halla establecida está produciendo
copiosos y excelentes frutos.
(Revista Católica de 17 de Diciembre).

C O L E Q IO D E L C A R M E N .
M

R everendo
S r . D . M ig u e l R

uy

úa

:

Muy Señor mío y P adre en Jesu cristo :
Este año, como en todos los quo lleva
de existencia la Congregación Salc.siana
en esta ciudad de U trera, celebraron los
Salesianos y sus Cooperadores fiesta so­
lemne en honra de sn santo Patrono, el
Obispo de Ginebra, demostrando una vez
más, así aquéllos como ésto s, las dulces
simpatías que los liga al S a n to , modelo
de mansedumbre y de dulzura.
L a fiesta fué precedida por una novena
de sermones que predicaron alternando
el Señor Director del Colegio del Carmen
con otro de los PP., presentándonos al
Santo como modelo acabado en toda
clase de virtudes cristianas. Se ameni­
zaban estos cultos con el canto de coplas
ejecutado por los colegiales, quienes en­
señados y bien aiUestrados en la miisica
por el organista del C olegio, lo hacen
muy bien. E u todas las noches de la no­
vena el auditorio fué bastante numeroso,
como lo fué también el de las comu­
niones diarias. El día de la fiesta los PP .
recogieron el fruto de sus tra b a jo s: la
M isa de la comunión general celebrada
por el St. Secretario del Obispo de Cór­
d o b a, el Sr. Dr. D. Víctor de la V ega,
fué muy concurrida, y aunque desdo la
m añana temprano hubo gran luimero de
comuniones; sin embargo eu la general
se empleó casi una hora en repartir el
P an do los Angeles á la m ultitud de
fieles qúe, para patentizar su devoción
al santo Obispo, se acercaron á la sagrada
mesa. Aun no había term inado la comu­
nión general cuando llegó un buen niiinero de niños del In stitu to Salesiano de
Sevilla, los cuales, acompañados de sus
superiores,* venían con el objeto de cantar
la Misa de María Auxiliadora. Su entrada

eu el Colegio del Carmen fuó muy poé­
tica; precedía la fila el estandarte de
S. Luis Gouzaga, y apenas estuvieron en
el patio cuando hicieron resonar sus
instrumentos musicales que tra ía n ; la
sorpresa tornó muy grata á todos. Estos
niños no saben música, ]>ero su maestro,
el joven D. M anuel Serrano, se empeñó
eu que debían aprender de memoria la
mencionada M isa, y sus esperanzas no
lian sido defraudadas, ni sus esfuerzos
sin corona, todo le salió á maravilla.
5Ias antes de la Misa cantada, hubo
ilisa rezada para los improvisados mú­
sicos, los cuales alimentaron sus almas
con el P an de los Angeles. ¡Quóespecídculo taíi hermoso! ¡Qué fuerza la de la
religión! Aquellos niños que el año pa­
sado por este tiempo vagaban por las
calles de la populosa Sevilla, dispuestos
á todo menos á confesarse, hoy se con­
fiesan, y ¡de qué modo! y ¡con qué
piedad! niños que el mayor de ellos
cuenta apenas 12 a ñ o s, ediflcaban á
cuantos los veían acercarse al santo tri­
bunal de la penitencia, y despiies en la
devoción con que recibían ú Jesús sacra­
mentado, bien se vislumbraba que sabían
lo que hacían, y que lo hacían con gusto.
Después de la Misa fueron obsequiados p(»r
el Sr. Director del Colegio con nn buen
almuerzo que al mismo tiempo que sua­
vizó sus gargantas les fortaleció el estó­
mago para poder así llenar su cometido,
esto es cantar la Misa. Cuando hubo lle­
gado la hora, tomaron posesión del coro
{¡ue, como V. sabe, es espacioso y bueno.
Todo el mundo estaba impaciente de
(jiie aquellas vocecitas entonasen el gran­
dioso Kirie eleison; pues se dejaron oír
y se hicieron escuchar con gusto y con
placer, diré más, hasta con lágriina.s do
ternura, porque se enternecía el alma al
oír la hermosura de líis voces, la pun­
tualidad y exactitud en la ejecución; y
eso que la gente ignoraba muchas par­
ticularidades que ocurren entre esos can­
tores, como la de no saber leer el latín,
ni conocer una nota m usical, ni lo <iue
es compás, ni lo que son batuta y es­
pera; á pesar de todo eso se oía pro­
nunciar bien las palabras latinas y la
ejecución se puede decir que gozaba de
nna precisión matemática. Además íle la
Misa, cantaron motetes y todo salió de
modo que no había más qne pedir. —
También tuvimos el gusto de oír cantar
les glorias del Santo al celosísimo cura

párroco de la de S. Andrés de Sevilla,
el iSr. D. José Camacho, que como afecto
á la Obra <le Don Bosco no hay quien
le iguale. Su saber, su celo y su piedad,
unidos con su elocuencia, le distinguen
en Sevilla no sólo entre los párrocos sino
entre los oradores de nombradla.... Kos
propuso á S. Francisco de Sales coim»
imagen de Dios, como que eu él resplan­
decen estas tres cosas: « el poder del P a­
dre, la sabiduría del H ijo y el amor del
líspiritu Santo.» Demostró que mediante
los esfuerzos que se hizo dominó sus p a­
siones y se sautiftcó; después que aprendió
la verdadera sabiduría, la sabiduría de la
santidad; le presentó como eminente sabio
eu ambas ciencias divina y humana, pero
que de la una y de la otra se sirvió para
su santiheacióu propia y de los dem ás;
por último desarrolló el tercer punto ha­
ciendo ver cómo por ser el amor por su
naturaleza <lifusivo y com unicativo, no
solo trabajó Francisco para que no tu ­
viese qiiien le adelantase en am ar á Dios,
sino que se empeñó en que tampoco
ftiese el segundo sino el primero en am ar
a.l prójimo, que trabajó para que este
amor prendiese en las alm as, habiendo
llegado á ser, guiado por el am or, uno
de los más eminentes maestros de espí­
ritu. Después hizo ver el acierto de
Don Bosco en designarle para protector
de su C ongregación, y demostró que
el Obispo de Ginebra vive aun en los
hijos de Don Bosco, y (¡ue no solo vive
en Europa sino que también en las más
heladas regiones del América del Sur
y eu todos los puntos del globo, alcan­
zando de eso mo<lo el amor ardiente do
Francisco de Sales extenderse, confor­
me él lo deseaba, á todo el mundo.
Después de la com ida, aquellos nifio.s
que en el coro se portaron como buenos
cristianos, se encargaron de darnos nii ratito de diversión, cantaron, recitaron y con
sus frases andaluzas dicha.s con maravillosa
oportunidad, se improvisarpn bravos gue­
rreros para ir á pelear contra los moros
en M elilla; en menos que decirlo, trasíormaron sus lanzas en cruces y se con­
virtieron en soldados de C risto, y por
último en misioneros salesianos dispuestos
á ir á evangelizar á los Patagones. Fin
<lo esta pequeña velada fueron entusiastas
vivas á Don Bosco y á sus hijos.
A las cuatro de la tarde, conforme lo
anunciaba la convocatoria, tuvo lugar la
Conferencia de costumbre á los Coopera-,

m

— 38 —
(lores Salesiaiios, en la que el Sr. Director
ílel Instituto Salesiano de Sevilla, Sr. Don
Matías 'Buil, con frases tan elocuentes
como sazonadas en la caridad, pintó á
los Cooperadores el estado tan deplorable
de la sociedad a(*tual, y lo lastimoso que
es el que las pcr.sonas pudientes no ponftfiu remíídio, obligmido con tal compor­
tam iento íí que el desvalido se encargue
de pímcrlo <H mismo por medio del hurto
y de la dinamita. Concluyó la coníerencia
(jon la b(;ndi(*í<m de S. í). IMaJestad.
Puso t(ívmino ó la novena el ya men­
cionado Sr. Camhngo, el c u a l, d(^sde la
Cátedvít del Kspírilu Santo, con elocuente
y castizo .lenguaje dirigió una breve
exhortación así á los niños como al
pnehio, eslimulándolos á qqe perseve­
rasen en los propósitos que hiihiescn
formado en el curso de la novcíia. Con
(ísto dehía concluir esta desaliñada res(íña, pero ycómo lo hav(3 si el día (le
S, Francisco duró ha.sta nuidia iioche ?
(’íuno corona de día tan hcrni((so asi-<tiin((s á nini funciem de teatro, ejcicutada
admivahlemente por los alumnos del Col(*gio del Carmen. Fn (d teatro no aprenditiK'S nnmos <nie en la iglesia; se ve
([ue los hijos de D. Poscít llevan á Dios
sienijire, y se sirven de todos los medios
para elevar muy altos los afectos. El
drama (|ue se n^presentó se titula
lito (k BonncvUle.^ ])r(jducióii de la muy
fecunda pluma del sabio catedrático Sr.
Dr. Francisco Fenoglio, sacerdote sale­
siano.
H e jupií, mi muy F('ver(‘ndo Padre,
una bfcve reseña (le la nov('ua y tiesta
<h‘l Santo patrono de los Salosianos. Dios
(jnieva que se repita largos años entre
nosotros semejante solemnidad para la
mayor gloria de Dio, bien de las almas
y honra de la Congvegaohm Salosiaiia, á
hi (pu* apví'cio con toda mi alma, y de
la (lue fonm» parte como miembro suyo,
vsiendo como soy

gloriosísimo Santo y Patrón S. Franciscío
de Sales.

A ella nos preparamos con nna fer­
viente novena, en la que todos nuestros
niños rivalizaron en piedad, llegándose
con frecuencia á recibir el Sagrado Pan
de los fuertes.
Amaneció el tan suspirado día, acom]»afuido de los transportes de jiibilo de
cientos de juveniles corazones que lo sa­
ludaban.
L a comunión general (jue en la misa
de la.s 7 1[2 tuvo lugar, tué en extremo
concurrida y tan devota que el celebrante,
Bílo. Sr. D. Crisanto Kodríguez Casijnueva, se Jiiarchó sumamente edificado y
conmovido, al ver la piedad y devoció'u
con (jue a((uellos rapazuelos se liahíaii
acercado al celestial banquete.
A las 10 1[2 el Sr. D. Rogelio Triirctagoyena celebró la misa solemne qne
fue cantada por un buen coro de nues­
tros niños, acompañado por la orqiTcsta
(pie el conocido lu’ofcsor D. Jaim e A'all
(lirige. El muy ilustre Sr. D. PJoardo
García Pintor, Canónigo de la S. X. 0., ú
cuyo cargo estaba el panegírico de nues­
tro Santo, por espacio de iiua hora uas
tuvo á todos pendientes de sus lal)i(w,
ya por las sublimes y acertadas rctlexi'H
nos que nos hizo, como ])or la elevación
(le ])ousamicutos y fiuldez y elegancia
(le palabras. Todo fue admlrablcnuMifc
ejecutado, qiuMlaudo iilenainente satis­
fecha la numerosa y distinguida conciirrencia que á particijiar de la fiesta, había
acudido á nuestra iglesia.
Iht la fundón de la tarde tuvimos la
gran dicha do tener entre nosotros :í
nuestro amadísimo J’relado «pie tanto se
desvela i>or nuestra prosiieridad y ailclaiito.
■Nuestra banda, eominiesta do jóve­
nes de las clases mícluruas y de niños
de nuestras escuelas diurnas, cuyos pnc
gresos son de todos conocidos, rompió
C x C OO P KU AD O U S A L K S I A X t V
á su llegada con los majestuosos y so­
lemnes acordes de la lUavcha Real. De­
voto y numeroso clero , formado p««
í=;a x '1’ a n i ) e u
nuestros niños, se situó á la puerta «le
la iglesia, causando gran admiración ó
Su Tima, ver la gravedad con que leiiSm itam lcr. 2 do F oororo do ISOt.
taineiite prociMlían y la precisión y exacti­
Sr. D inctor <kl Boletín Salesiano.
tud con que ejecutaban las muchas y va­
riadas ceremonias. Los cantores cuiuplií*'
^ I v Y S r m Í('» :
ron á maravilla su difícil cometido on
Con sumo gu.sto hemos celebrado en los variados y preciosos motetes que ejeesta apartada ciudad la tiesta de nuestro cutaroiij satisfaciendo por completo á la

9

T*

— 39 ami más numerosa couciuTciicia que acu­
dió á esta función.
Momentos antes de la solemne bendilión con S, D. M., Su lim a, se dignó
Imceruos una exliortación con aquella
sencillez que le es característica, nos di­
rigió encendidas palabras de aliento para
cumplir nuestras tareas, para am ar sin­
gularmente á nuestra buena M adre María
Auxiliadora que tan claras .v patentes
muestras nos da y nos está dando del
amor y especial xjredilección con que nos
mira. « Sed buenos, queridos niños, decía,
pues ya veis cuan bueno es Dios y cuanto
os ama iMaría. El año pasado, disponía­
mos de un local tan estrecho y redu­
cido, que apenas podíamos movernos en
él; ahora, merced á su ]>aternal bondad,
este local se ha ensanchado, i)ero no es
auu suficiente. Mucho más necesitáis
vosotros, mucho más desean mis ansias
y las de vuestros buenos superiores; y
ved aquí el porqué yo os pido que seáis
muy buenos, i)ara que atrayendo sobre
vosotros, con vuestra buena conducta,
la miradas celestial de María, Ella mueva
los piadosos corazones de vuestros exce­
lentes bienhechores, para que, prestánilouos su poderosa ayuda, veamos pronto
surgir la nueva y espaciosa casa que ha
lie albei’íraros v haceros hombres cris­
tianos y honrados. »
Puso fin á su exhortación recomeiidániloiios á todos rezáramos diariamente
antes de dormir y al levantarnos un
Avemaria, para ver cuanto antes reali­
zados sus piadosos y útiles proyectos.
Terminó tan encantadora fiesta con la
bendición dada por Su lim a, con S. D. M.,
que todos recibimos con gran devoción y
respeto.
La Sras. D “ Consuelo Gutiérrez Y . de
Celis y D“ Carmen de Sierra fueron ia.s
pre.sidentas de esta espléndida fiesta.
Ahora nos estamos prei>arando para la
solemne bendición de la pimera jdedra
del grandioso edificio que proyectam os;
y esperando i)oderle comunicar alguna
detallada noticia de e lla, se despide de
V. su afmo.
S. S.
l£n Cristo Jesús
T. J osé ^ I akía P alom eqüe .

San Nicolás de los Arroyos
Gracia singular de María Auxiliadora.
lo (le Eiiero de ISO*.
Muy E ev d o . P a d re Su p e r io r :

Voy á darle una breve noticia do lo quo
nos aconteció el día 12 del presento.
Mucho tiempo hacía quo la l^lndro d i­
rectora , conforme á nuestros deseos, nos
había prometido quo liaríamos una visita al
Cementerio.
So fijó ol día 12; se hicieron los prepara­
tivos y todas nos encaminamos gustosas al
lugar indicado.
El tiempq, era hermoso; si bien mientras
más se alzaba el sol sobre el horizonte de
la tierra sus rayos eran más ardientes. El
calor era abrasador, y pedimos por el camino
algunas sombrillas que nos fueron i)roporcionadas con exquisita bondad.
A eso de las cinco de la tarde llegamos
al Cementerio : anduvimos recorriéndolo, re­
citamos algunas preces, hicimos una medi­
tación sobre la muerte y nos retiramos.
Estábamos causadas y necesitábamos tomar
alimento. Llebávamos con nosotras en una
canasta una modesta merienda: pan, galletas
y vino bautizado. Nos dirigimos hacia la
barranca, la bajamos despacio y nos senta­
mos en un buen sitio en la playa.
Acabada la merienda, nos pusimos eu ca­
mino de regreso y comenzamos á subir hi
barranca. Eran las seis y cuarto. De repente
nos llamó la atención la aparición en el cielo
de una nube sumamente roja. Casi al mismo
tiempo una seíiora posa cerca de nosotras,
y al vernos tan tranquilas nos grita: « Suban
pronto, «pie viene la tormenta; ya no tienen
tiempo, » y fue á esconderse en uii hueco.
Apresuramos el paso, y apenas habíamos
dado algunos .se desata un viento impetuoso
que casi nos echa al suelo. Queríamos correr,
])ero era inútil; no se podía, un ciclón de
tierra nos ahogaba y producía tal oscuridad
que no nos permitía ni siquiera vernos unas
á otras. ¡Qué susto! "So cesábamos de e.tclainar: ¡Maria Auxilium Christianoruin,
Dou Bosco, San José!
Siü poder caminar, como he dicho, nos
echamos al suelo. Una decía: « Vamos á
morir: hagamos un acto de contrición.
¿ Habrá esperanza de salvar de esta tonnenta?
preguntaba otra. ¡ No puedo más; me muero,
exclamaba uua tercera. ¡María; ¡San José!
¡Dou Bosco! ¡Hagamos una i)roniesa!
De este modo pasamos dos horas mortales.
Nos revolcábamos en el suelo y comíamos
tierra llenas de angustia indecible, cuando
comenzó á llover. Peor que peor. Las som­
brillas no podían servirnos en caso semoi jante: el viento las daba vuelta.

— 40 Todas enfangadas, procuramos movernos
y liacer de necesidad virtaid. jQuó miedo!
Nada se veía ; no sabíamos dónde nos hallá­
bamos y temíamos caer en algún arroyo ó
l)recij)icio. No nos movamos, esperemos, va­
mos á matarnos, exclamaba yo; pero las
Madres, Sor ^lartense y Sor Gauilolfo, más
animosas, cogidas á la Aladre Superiora se
pusieron á caminar. Sor Damonte y yo nos
fuimos más atrás con gran despacio y cau­
tela. lili cuanto á Sor Alejandra y Sor
Anita no oíamos su voz ni sabíamos dónde
estaban.
Sor Bamonte y yo no cesábamos de g ritar:
Basta, no caminemos más, tirémonos al suelo,
no sea que caigamos en un abismo. Pero
tropezando acá y allá Íbamos acercándonos
á un precipicio. De repente se oye ;ay!
;ayl jMaríal... plum... y luego reina un
silencio sepulcral.
Describir lo que sentí entonces me es im­
posible; la sangre se me heló en las venas,
y tenía miedo do enloquecer. No tenía fuerzas
para gritar, y por otra parte nadie nos podía
oir y nada se veía.
Sor Damonte á quien tenía de la mano
tiritaba y se extremecía. Creía yo que las
Hermanas hubieran caído en un arroyo, é
invocando á María, á Don Bosco, á San José,
me agachó para ver si podía prestar auxilio
á alguna. Nada. Empezamos entonces á gol­
pear las manos, invocando siempre á voces
á María, á San José y á Don Bosco.
|Oosa admirable! Aparece una luz que
toma dirección á otro lado. ¡Pronto, pronto!
Ia c á , acá I gritamos nosotras. Viene un
hombre, pero antes de llegar se apaga la luz.
4 Qué hayt ¿qué occurref pregunta. —
Tres Hermanas se se ahogan, le contesto.
Venga pronto, por piedad, que han caído
en el arroyo. Se acerca y dice: Aquí no
hay arroyo; lo que hay es un pozo; vea­
mos. Entretanto se diviza otro hombre; á
quien á poco se le apaga también la luz.
Me acerco un poco hacia el lugar donde
había oído el estruendo y grito: ¿Dónde
están 1 ¿ Viven f Y do lo profundo me con­
testan : Sí, sí, vivimos. Consigan pronto una
soga, que de otro modo perecemos. Ya un
hombro á buscar una soga; procuro yo encen­
der la lu z ; poro gastó todos los fósforos de
una caja que llevaba síji poder conseguirlo.
De abajo gritaban: | Pronto, pronto, que
nos morimos! ¡Qiió aflixiónl
Al fln llega la soga; pero no había luz.
No obstante arrojamos la soga al pozo, de
diez y sieta metros y metlio de profundidad,
con poco más de un metro de agua. Se ata
primero Sor Gandolfo, y ayudados los hom­
bres por nosotras, pues no bastaban sus solas
fuerzas, conseguimos sacarla afuera. Luego
con igual felicidad tuvimos junto á nosotras
á Sor Martense.
La Rda. M. Directora estaba muy postrada,
y más estropeada que las demás: mucho le

costó atarse. En esto llegan cuatro hombres
más que la sacan fuera. Las tres están salvas;
pero nuestra inquietud uo ha cesado, pues
faltan aiiu Sor Anita y Sor Alejandra. Por
fortuna uno de los hombres llegados última
mente tenía un farol con luz encendida; y á
poco que buscábamos á nuestras Hermanas
topamos con ellas.
¡Qué figura teníamos todas! A pesar de
la gran emoción que sentía, por momentos
me venían estallidos de risa.
Nos condujeron los hombres á su pobre
vivienda. No podía ser más pobre; gente
de buen corazón nos ayudaba en cuanto
podía, pero uo tenía nada, absolutamente
nada que darnos para que cobráramos vigor.
Había allí .cerca una familia inglesa, reli­
giosa y de nobilísimos sentimientos. No.<?in­
vitaron y fuimos allá. ¡ Pero con cuánta di­
ficultad! Casi ninguna podíamos movernos,
y eu cuanto á Sor Gaudolfo y Sor Catalina
fueron conducidas en brazos. Eran las once;
llovía; las calles estaban intransitables; nos
hallábamos, á gran distancia de casa y pa­
recía imposible obtener un coche.
Pero estábamos alojadas y atendidas con
suma caridad. Nuestros bienhechores nos
dieron cuanto necesitábamos: te, pan, coñac
con agua, etc., etc.
Parecíamos fantasmas: la ropa se nos se­
caba en el cuerpo, y la familia no tenía
ropa blanca que proporcionarnos, porque pre­
cisamente ese día habían dada á lavar cnanto
había en la casa. Las Hermanas más fati­
gadas recibieron algunos abrigos, batas, etc.,
y ya en calma nos disponíamos á pasar allí
la noche cuando uno de los hombrea qne
más nos había servido se presenta con nn
carruaje para conducirnos á casa. Lo acepta­
mos con gran gusto, y dadas las gracias
más encarecidas á nuestros excelentes favore­
cedores, nos metimos despacito en el carniaje,
y á las doce eu punto llegábamos á casa.
Dimos entonces gracias á Dios de lo ín­
timo del corazón. Excusado es decir como
se pasó la noche. Las Hermanas que cayeron
en el pozo están muy lastimadas y Sor Martense no puede mover una pierna.
Conviene notar ima circunistancia: al caer
la Hermanas en el pozo todas exclamaron:
Auxilium C/ímímnorwín, y todas caye­
ron de pies.
No pocos han sido los daños qne la tor­
menta ha producido en la ciudad. Hubo
parte donde el viento socavó los fundamentos
de la ferrovía y echó á uii lado los rieles.
Nuestra casa nada ha sufrido. Hemos visto
la muerte fronte á frente de nosotras, y
hemos palpado la protección de María Auxi­
liadora.
¡Viva Jesús! ¡Viva María!
Todas saludamos respetuosamente á V. S.
y nos encomendamos en sus oraciones.
H. B e d e v a >’AZ.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica - Gerente JOSÍ QAMBINO.-Turin, 1Í94 - Tipografía Salesiana.