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AÑO V I. - N . 9.
Sale nna vez al mes.
SE TIE M B R E de 1891
BOLETIN SALESIANO
Debemos ayudar á nuestros her*
manos á ñn de cooperar á la
difusión de la verdad.
a i l S. JüAíí, 8).
Atiende á la buena lectura, á la
exhortación y á la enseñanza.
( I T i m o t h . IV , 13).
Entre las cosas divinas la mAs di*
vina es la de cooperar con Dios
A la salvación de las almas.
(S. D i o n i s i o ).
El amor al prójimo es uno de
los mayores y mAs excelentes
dones, que la divin a bondad
puede conceder A los hombres.
(El DoctS. F r a x c . d e Sales).
Cualquiera oue recibe A un niño en
m i nombre, A m i me recibe.
(M a TH. X V III).
Os recomiendo la ainez y la ju
ventud ; cultivad con grande
esmero la educación cristiana;
proporcionadles libros que en
senen A huir el vicio y A pra
cticar la virtud
(J'i.. IX '.
Bedoblad todas vuestras fuerzas
A ñn de apartar A la niñez y
juventud de la corrupción é
incredulidad y preparar asi una
nueva generación.
Il-KUN X I I I ) .
D IR E C C IO N en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T U R I N (Ita lia ) )■>§+-
S U M A R IO .
Excelencia del Santo Rosario.
Noticias de nuestras Misiones. Carta del Timo. Sr. Cagllero.
Barcelona. SarrU. Exposición Snlestana.
El sacerdote Don Juan Bonetti.
V i^ e de Misioneros Salesianos á Colombia.
Don Bosco, su Obra y su Patrono.
Historia del Oratorio de San Francisco de Sales.
EXCELENCIA DEL SANTO ROSARIO
E l Santo R osario es el más precioso
y eficaz de todos los ejercicios de que los
fieles se valen para honrar á la M adre
de Dios. L a historia nos refiere innume
rables hechos que manifiestan patente
mente las gracias que por m edio de esta
santa práctica se obtienen del Señor y
las ventajas que con ella la Igle s ia repor
ta contra sus enemigos.
M aría Santísima se ha dignado apare
cerse muchas veces á diversos santos (1)
para revelarles la singular virtu d del Ave(1) A Santo Dom ingo, á San Juan de Capistrano, al Beato Alain de la Boche etc.
m a n a , á fin de obtener todo gén ero de
gracias. L a regeneración del mundo co
menzó por esa salutación d iv in a , y por
ella (leve ven ir nuestra propia salvación.
P o r esto vem os innumerables institu
tos de religiosos y religiosas que osten
tando su devoción y confianza en M a r ía ,
llevan como preciada insignia un modesto
Rosario iiendiente de la cintura. P o r esto
vem os que la recitación del R osario entra
en la v id a práctica de toda C ongrega
ción, de todo sacerdote y de toda lííadosa
sociedad, y tanto más cuanto m ayor es
el celo con (jue se consagran á la gloria
de D ios y á la .salvación de las almas.
P o r esto el Rosario es, finabnente, como
un signo característico del católico fervo
roso.
N o son, pues, de extrañar las grandes
recomendaciones que de él hace la Ig le
sia á fin de que sea la oración por exce
lencia, con que tanto las almas sencillas
como las inteligencias ilustradas puedan
llega r á la más sublime contemplación.
Su origen.
E ra costumbre en los antiguos pueblos
de Oriente el ofrecer coronas de rosas á
los personajes ilustres, y los primeros cris-
— no —
tianos se complacían en honrar también
de este modo las imágenes de la Santí
sima V irg e n y las reliquias de los santos,
ü n eminente o b is p o , San G-regorio N azhmceno, animado de gran devoción á la
M adre de D ios tu vo la inspiración de
sustituir la corona m aterial de rosas por
tina (espiritual de oratdones, 5^^ compuso
con i'ste fin las más i>reciosas oraciones
íjue le sugirieron su ciencia y piedad.
En el siglo V, Santa Brígida, patrona
de Irlanda, perfeccionó esta práctica, ha
ciéndola más ])opular y saludable con las
oraciones del Paú/renuestro, Avem aria y
Credo. M ás aún: á fin do facilitar la re
citación de esta m ística corona, adojitó el
uso de los anacoretas de la Tebaida, que
so servían de una sarta de granos de
piedra ó madera i>ara lle va r la cuenta de
sus oraciones.
Aparición de María á Santo Domingo para re
comendarle la devoción de! Santo Rosario.
L as tini<?blas de la ignorancia y la co
rrupción de las costumbres habían rela
jado la v id a de muchos cristianos, y
para colm o de desgi’acia los herejes albigenses extendíanse como un torrente en
vai’ias xu’ovincias de Francia y sobre todo
en el Langü edoc y en el Deltinado. Estos
Lm])lacables enem igos de la religió n des
truían altares y templos, asesinaban á los
ministros del Señor y sembraban la de
solación por donde quiera que pasaban.
P ero D ios que v e la siempre por su I g le
sia, suscitó un hom bre apostólico para
contener los progresos d el error y lib er
tinaje.
Este hombre predestinado fu é Santo
D om ingo, quien con celo in fatigable re
corrió las provincias infectadas por la he
rejía, anunciando la |)alabra de D ios y
haciéndola resplandecer con la santidad
de su v id a y con sus sorprendentes m i
lagros.
T u b o el consuelo Santo D om in go do v er
á no pocos herejes v o lv e r al seno de la
Ig le s ia ; ]iero lejos estaba de corresponder
el éxito á sus deseos; y como un día del
ano 1202 se lamentara" hum ildem ente á
los pies de Jesús en la iglesia de Nues
tra Señora de P ronille, se le apareció la
M adre de M isericordia, y ju n to con orde
narle (lue predicara la devoción del Santo
R osa rio , le prom etió que obtendría los
más admirables efectos y la conversión
de los pecadores aún más obstinados. E l
Santo obedeció, y, en v e z de dedicar su
tiem po á la controversia, dióse á la pre
dicación constante de esta saludable de
voción, con la cual ganó en ])oco tiempo
más almas á D ios que en todo el pasado
con indecibles trabajos.
E l resultado fué sobremanera prodi
gioso : convirtiéronse más de cien m il he
rejes ; innumerables fueron los pecadores
que cambiaron de vida, y la devoción del
Rosario no tardó en difundirse en toda
Europa. E l Rosario lle g ó á ser la insig
nia predilecta de los señores y d el pue
blo, de los magistrados y guerreros. Blanca
de Castilla y Lu is X I V lo recitaban cada
d ía; Luis X I lo lleva b a ostensiblemente
al cu ello ; Eduardo I I I , re y de Inglaterra
dió su rosario de perlas al caballero de
Fran cia Eustaquio de R ib e a u m o n t, dos
veces victorioso contra é l ; Carlos de Borgoña tenía un rosario eñ que se repre
sentaban en oro maciso las cabezas de
los apóstoles; el famoso condestable de
M oiitm orency rezaba á caballo el rosario
al frente de su ejército. A u n h oy día es
costumbre en muchas partes que la es
posa al recibir la bendición matrimonial
se presente ante el altar con un Rosario
y un d evocion ario; y el vSumo Pontífice,
al adm itir algunas personas á ciertas ce
remonias piadosas, les da su bendición y
un Rosario.
Las quince promesas de María hechas á Santo
Domingo en favor de los devotos del Ro
sario.
1. E l que me sirviere constantemente recitauíio mi Rosario recibirá una gracia es
pecial.
2. A cuantos devotamente recen mi Ro
sario les prometo singular protección y gran
des favores.
3. E l Rosario será uii arma potentísima
contra el lufieruo, destruirá los vicios, disi
pará el pecado y abatirá la herejía.
4. E l Rosario hará florecer la virtud y
santidad, atraerá á las almas copiosas mise
ricordias de Dios, retraerá el corazón de los
hombres del vano amor del mundo para lle
varlo al amor de Dios y encenderlo en el
deseo de las cosas eternas. ¡ Oh cuántas al
mas se santificarán por esta devoción!
5. E l que á mí se recomienda por medio
del Rosario no perecerá.
0. Todo el que recitare devotamente el
Santo Rosario con la consideración de los
sagrados misterios no será oprimido de la
desgracia, no será castigado por la justicia
de Dios , no morirá de muerte improvisa,
sino que se convertirá si es pecador, se con
— ni _
servará en gracia si es justo y se liará digno
¡ Qué nnis podremos decir cu elogio del
de la vida eterna.
R osario? É l es como e l Brebiario de los
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario devotos hijos de M a r ía ; el único libro del
no morirán sin Sacramentos.
8. Quiero que los que recitan mi Rosario ciego y del p o b re ; el manual i)or decirlo
tengan en vida y á la hora de la muerte la asi del peregrino del enferm o; y de la
plenitud de las gracias y sean admitidos ú m adre que m ece en la cuna al hijo de
participar de los méritos de los bienaventu sus entrañas. A u n qiie día y noche no hi
ciéramos más que repetir el Rosario, ])arados del Paraíso.
9. A los devotos de mi Rosario yo los saríamos santamente ocupados; porque
libro del Purgatorio el mismo día de su recitar el R osario es hacer lo que Jesús
muerte.
hizo gran parte de su vida, dice el Padre
10. Los verdaderos hijos de mi Rosario L e Jeun. Cuando rezo el Rosario saludo
gozarán de grande gloria en el cielo.
11. Todo lo que pidieres por el jRosario «á M aría, y Jesús la saludaba mañana y
tarde con todo el afecto del m ejor de los
lo alcanzarás.
h ijo s ; cuando rezo e l Rosario llam o á
13.
Los que propagan mi Rosario serán
M aría llena de gracia, y era Jesús quien
socorridos por mí en toda necesidad.
13. T o he obtenido de mi Divino Hijo
la colniíiba de g ra c ia s ; le digo, el Señor
que todos loa miembros de la Oonfradía del es contigo, es decir, Jesús, que es el Se
Rosario puedan tener por hermanos á toda ñ or, estaba á su lado; le d ig o , bendita
la corte celestial en vida y después de la eres entre todas las mujeres i y quién sino
muerte.
Jesús la llenaba de bendiciones entre to
14. Los que rezan mi Rosario son mis
hijos y hermanos de Jesucristo, mi Hijo uni das las criaturas? Él, pues, lincía lo que
nosotros decimos al recitar el Rosario.
génito.
Seamos devotos de M aría y seremos
15. La devoción á mi Rosario es uno
salvos, j Ob dulce M adre, repetía con fre
gran señal de predestinación.
cuencia San A lfo n s o de L ig o r io , y o no
La Reina de las devociones.
quiero qiie se d ig a que alguien os bonra
í Qué copiosa fuente de gracias y ben- y os ama en el mundo más que y o l
dicioues! L a sola promesa de que el R o
sario es señal de predestinación basta
para dem ostram os su importancia.
P o r otra parte puede considerarse el
Rosario como la reina de las devociones
enriquecidas por la Ig le s ia con su tesoro
de indulgencias. L a r g o sería enumerarlas;
pero conviene recordar que todo Coope C a r t a d .e l I l . “ “ S r . J u a n C a g l i e r o .
rador Salesiano gana indulgencia plenaR evmo . y m uy queeido
ria con recitarlo ante el Santísimo Sacra
mento y, cuando esto no es posible, de
Se . D on R ú a :
lante de un crucifijo.
Terminado el año de 1890 se rindieron los
En el Rosario, con la consideración de
exámenes
y distribuyeron los premios á los
los M isterios, se com bina admirablemente
alumnos de nuestras Misiones, y luego pa
la oración mental con la oración v o c a l; sadas las vacaciones, que se tienen durante
la reflexión de las verdades más conso el verano, se han hecho los ejercicios espi
ladoras de nuestra fe con las oraciones rituales y se vuelven á continuar los estu
más preciosas de nuestra r e lig ió n , á sa^ dios.
Justo es que le dé noticia de los trabajos
ber: él Padrenuestro dictado i>or Jesucristo
mismo y el m odelo más perfecto y aca de nuestro Instituto en la Pampa Central y
bado de todas las p eticio n es; el Ávem ariu Bahía Blanca, en las márgenes del R ío Co
de origen celestial y la suplica más ex lorado y del R ío N e g ro , en las alturas de
la Cordillera y en los confines de la Patacelente que podamos ofrecer á M aría para
gouia, Tierra del Fuego é Islas Malvinas.
recordarle sus grandezas y v irtu d e s , sus
M is io n e s .
perfecciones y i)o d e r; el G loriapatri con
que saludamos á la Santísima Trin idad
Nuestras Misiones se dilatan y prosperan
y reconocemos hum ildem ente tan alto más y más cada día. Como se encargara á
m isterio , oración en ñu que la Ig le s ia Don Savio ir á prestar los servicios de su
hace repetir á sus ministros más de cien sagrado ministerio en la Pampa Central, al
veces al día.
sudoeste de Buenos A ir e s , que años atrás
NOTICIAS DE MIESTRAS MISIONES
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había sido teatro de la invasión de los In
dios de Oaruliné , empleó tres largos meses
en recorrer las principales aldeas y caseríos,
superó con felicidad todas las dificultades de
tan penoso viaje y obtuvo no poco fruto de
su apostólica excursión. Piénsase ahora en
establecer de un modo regular aquella M i
sión edificando una iglesia, casa y escuela,
j)ara lo (nial esperamos la ayuda de nuestra
casa do Tarín.
Nuestra lilisión de Bahía Blanca, al norte
de la Patagonia y al sudeste de la Pamiia
central es de grande importancia, ya* por la
población de unos lo á 20 mil habitantes,
ya por ser el mejor puerto de la Itepúblicja,
ya por el movimiento de trenes que bien
pronto pondrAn á las provincias argentinas
en comunicación con las tierras adyacentes
al Río Negro y con Nauquén y Chile.
T)o paso por aquella nueva ciudad, tanto
A la ida como á la vuelta de mi viaje al
Brasil, me persuadí de la necesidad de abrir
cuanto antes escuelas, oratorios y talleres
para niños y niñas^ único medio de regenerar
la población todavía demasiado débil en la fe
y muy libre en las costumbres. A l efecto pedí
A Don Oostamagna, en Buenos Aires, cuatro
Hermanas de María Auxiliadora, las cuales
con otras tres mandadas de la Patagonia
abrieron un colegio que cuenta ya doscientas
aliimuas. Obtenidos los recursos indispensa
bles, fuó encargado Don Borghino de dar co
mienzo al edificio de una escuela y Oratorio
para niños en tanto que uno de nuestros ge
nerosos bienhechores tomó de cuenta propia
la construcción de una hermosa iglesia y de
los talleres para la enseñanza de artes y
oficios. E l personal se formó con Don Cav a lli, Don Isabella, Don Veneroni, el clé
rigo Éranchini, el maestro de carpintería Marini y el catequista Rossetti. Unos sirven la
parroquia, otros la escuela, el hospital y A
la numerosa colonia italiana, la cual ha con
seguido ya crear una sociedad católica do
socorros mutuos.
La Sociedad Masónica de Beneficencia
tiene allí siete logias inclusive una para
mujeres.
Don Veneroni atiende la colonia del Torquints, formada de polacos rusos, buenos ca
tólicos ; la V itíc o la , del V illa rin o , del Napostá, y otras esparcidas en el campo en un
circuito como de cuarenta leguas.
Don Milanesio, esperto y antiguo misio
nero, después de recorrer durante sois me
ses las riberas del Río Colorado donde pre
dicó , confesó y bautizó A mucha gen te, ha
ido A las Elisiones del Río Negro, y en estos
días he recibido carta suya en la cual me
dice que encuentra continuamente espigas
perdidas, ó sea indios esparcidos en las coloníUrS, puestos ó estancias, teniendo el con
suelo de formar buenos manojos « í congreget
in honra.
Los indios le consideran como á x^^isí^uo
—
suyo tanto por asemejarse A ellos en el color
tostado que le han dado los viajes por el
desierto, cuanto porque les habla en su len
gua como si hubiera nacido con ella.
Actualmente Don Stefenelli, con el cate
quista Jlanuel Mendez, un indio y tres H er
manas de María Auxiliadora hAllanse en viaje
para la Misión de R oca, á unas 120 leguas
de aquí, esto es, como A la distancia que hay
de Turín A R om a; y A causa de la interrup
ción de la navegación en el R ío Negro por
escasés de agua, este largo viaje por tierra
no x)odrAn hacerlo en menos de 20 días. Su
equipaje les demanda 15 caballos y dos ca
rros, uno para las Hermanas y otro para los
útiles y alimentos, como harina, arros, galle
tas e tc ; en el camino encontrarAn carne y
no les faltarA apetito.
Debiendo hacer un viaje no mAs cómodo,
si bien de unas 20 leguas, ó sea 100 kilóme
tros , partieron Don Luciani y tres Herma
nas x^ara las Misiones de Pringles.
Los dos xiobres ermitaños de Ohos-malal,
Don Paiiaro y Don (la v o tto , distantes 200
leguas, no pudieron venir A tomar parte en
nuestros ejercicios espirituales, y felices cu
ando se les presenta facilidad para enviar
nos sus cartas.
En Patagones y en Viedm a, -lugar de
nuestra residencia, prosperan la P ía Unión
de las Hijas de María, la Sociedad del Sa
grado Corazón de Jesús, la Congregación de
San Luis Gonzaga, y trabájase para esta
blecer la de San José para personas adultas.
Los Salesianos como las Hermanas de Ma
ría Auxiliadora han trabajado con gran em
peño, y pueden calcularse en 10 A 12 mil las
comuniones del año 1890 ; x>ero casi todas de
mujeres y niños; porque de los hombres, con
excepción de los indios convertidos, de unos
pocos italianos y de uno que otro español, A
los demás les falta la fe y dominados están
por el respeto humano ó los intereses pecu
niarios. Dios, alma, eternidad son pára ellos
ideas estériles y palabras sin sentido. Los
caballos, bueyes y ovejas son sus ídolos, y la
borrachera con sus consecuencias, su devo
ción. San Francisco Javier no pudo convertir
A los indios orientales sino después de con
vertir A los comerciantes europeos : fu é fyte
el mayor de sm milagros. Nosotros por el con
trario si no encontramos gran dificultad en
convertir A loa salvajes, no podemos aún ga
nar A los traficantes de mala ley que infes
tan esta tierra.
E s c u e la s , C o le g io s , O r a t o r io s .
Pasan de mil los alumnos de ambos sexos
que reciben educación en las casas de nues
tras Misiones; y fueron sobresalientes los
exámenes dados en Viedma según testimonio
de los delegados del Gobierno y de nume
rosas distinguidas personas que los x>resenciaron. Muchos inciios obtuvieron premios, y
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es digno de notarse que el premio de tejido y
bordado lo obtuvieron dos indígenas de la
tribu de Xancuche, recogidas en nuestro
Asilo.
En las clases superiores y de latín los es
colares dan bien halagüeñas esperanzas. *
Los talleres de artes y oficios con treinta
pequeños carpinteros, cerrajeros, sastres y
zapateros siguen progresando notablemente.
La pequeña banda musical compuesta de
nuestros coadjutores y de huérfanos é indios,
que en su mayor parte no llegan á la edad
de 15 años, alterna sus estudios y trabajos
con alegres sinfonías y marchas. La música
eclesiástica contribuye al decoro de las sa
gradas funciones y las hace más agradables.
G-racias al empeño de nuestros carpinteros
y herreros está ya concluido el Colegio de
Pringles con salas espaciosas y bien venti
ladas. Trabájase ahora con grg-u actividad en
el nuevo edificio de '\’’iedma que tiene cinco
grandes dormitorios y vastos talleres y salas
de estudio.
Las alumnas del Colegio de !Haría A u xi
liadora se distinguen por su aplicación al
estudio y labores, codio también por su afi
sión al canto.
Los Oratorios festivos para ñiños y ninas
son bastante concurridos : los premios, lote
rías, gimnástica etc. son aquí como en todas
partes poderosos alicientes que los atraen.
En Carmen de Patagones las Hermanas
de María Auxiliadora abren todos los días
de fiesta un Oratorio especial para los hijos
de los negros, los cuales forman como una
casta aparte, que muy poco se comunica con
los blancos; motivo por el cual no podemos
conseguir vengan á la iglesia. A lg o seme
jante ocurre con los indios, y así es menes
ter adoctrinarlos separadamente.
Pcp&iceuciones*
Tanto bien no i)uede dejar de exasperar al
común enemigo de las alm as; y así no es
de estrañar que hayamo.s sufrido algunas con
tradicciones, que con la gracia de Dios han
sido vencidas.
E l mal tiene también en la Patagonia un
representante : la, libertad de estampa. ¿Es po
sible ? Es un hecho: estampa con tipografía,
diario, diarista, máquina y maquinista contra
los Misioneros. Verdad que todo ello es pe
queño y mesquiuo, pero bien deplorable,
como que es la saña encendida del mal con
tra el bien.
Ocho años hace que se deleita en zaherir
nos, pero acostumbrados estamos á no leerle,
ni responderle, ni hacerle caso, como era cos
tumbre de Don Bosco. Los pocos buenos la
mentan lo que sucede; mas la turba igno
rante é indiferente padece los resultados, in
timamente con pretexto de monumento histórico
nacional dos infelices, diciendo formar un Con
sejo deliberante, pretendieron quitamos una
pequeña torre hecha en tiempo de los espa
ñoles para campanario de la antigua capilla
del fuerte de Nuestra Señora del Carmen de
Patagones. Sin duda que el tañido de las
campanas benditas debió de serles in gra to;
por lo que, instigados del sobredicho diarista,
llevaron su atrevimiento á procxirav valerse
de la fuerza para despojar de su derecho á
la iglesia 5 mas nosotros seguros del que nos
asistía invitamos á nuestro despacho episco
pal {dos cuartuchos al nivel del terreno jauto
á la torre), al Comisario y al Juez de p a z ,
y como tan sólo consiguiéramos buenas pa
labras , con la debida calma y energía dis
pusimos á los nuestros á la defensiva. En
la mañana del 24 de diciembre p. pdo. nues
tros presbíteros Don Piróla y Don Dallera
me avisaron que un encargado del famoso
Consejo deliberante buscaba gente para dar uii
asalto á la torre. Este desgraciado, que vino
á darme excusas aun antes del atentado, di
ciendo verse en la necesidad de obedecer,
después de mucho‘andar, no encontró más
que un jóven napolitano y un renegado maltés dispuestos á tal infam ia: el primero se
ducido por la promesa de una buena grati
ficación y el segundo poseído de una fiebre
sectaria de cuarenta grados. A las 2 postme
ridiano preséntanse ai efecto con una escala,
cordeles y barras de fierro. E r a , pues, lle
gado el tiempo de defender los derechos de
nuestra iglesia, y como la autoridad corres
pondiente se mantenía indecisa, hice llam ará
dos personas de las más distinguidas del país
para que sirvieran como de testigos, mientras
nuestros Coadjutores y maestros subiendo
á la torre se dispusieron á rechazar la inva
sión. Atemorizados los atolondrados enemi
gos de las campanas, esperaron á la distancia
como una hora. Y mientras estaban perplejos
espedía yo un telegrama al Ministro del Go
bierno reclamando su intervención contra un
acto de despotismo y arbitrariedad de los
que se decían Consejo Deliberante. Gna hora
después el telégrafo había ya funsionado en
doscientas leguas de ida y otras tantas de
vuelta é intimaba á los campanófobos á de
sistir de su ridicula empresa.
Deo autem gratias qui dedit nobis victoriam
per Jesum Christum.
Esto en Patagones; mientras poco antes
en Viedma un Secretario, queriendo darse
más infulas que un Gobernador, acusó ante
el tribunal á Don Vacchina, párroco de esa
l>equefía capital, por haber rehusado admitir
como padrino de bautismo á un protestante
suizo casado sólo civilmente con una indí
gena. £1 párroco había cumplido perfecta
mente con su deber observando los cánones.
Pero ¡ qué cánones, de<;ía el otro , yo dis
pongo de cañones (quizá porque hay uno en
depósito en la Gobernación) ya veremos!
Mas se engañó, porque el Tribunal contestó,
como es natural, que al Inspector del Reffistro Civil no toca intervenir en la admi-
lU —
nistracióii de los Sacramentos. Recurrió en
tonces furioso al Ministro del Culto de Buenos
A ires, y nunca le llegó la respuesta; pero
lo que es peor poco después, acusado por su
mala administración, se vió obligado á reti
rarse de Viedma y perder su cargo.
Tampoco en Priiigles han faltado sinsabo
res á nuestros Misioneros. Los maestros del
Estado no lian visto con placer que nues
tras escuelas consigan universal aprecio, en
tanto que mengua el de la regidas por ellos.
En Ohos-malal, á las faldas de la Cordi
llera, á una de las autoridades locales le ocu
rrió el capricho de querer ocupar la Casa de
la Misión, sin más motivo que por ser más
cómoda y hermosa que la suya; pero debió
reflexionar que estaba obligado á enseñar á
los demás que rea clamat ad domiyuim, y com
prendiendo su error dejó por fin en paz á
los dueños de la casa.
Todos estos triunfos morales en tan sin
gulares asuntos sólo lian servido para au
mentar el prestigio de nuestras Misiones, las
cuales continúan haciendo el bien á los bue
nos y á los malos, á Hiiiigos y enemigos:
inaledicimur et henedichnus^ pcrsecutionempatimur et sti^tinemue.
F a r m a c ia . — U o s p i l a l e s . — A s i s
te n c ia á l o s e n fe rm o s .
Con el personal de que dispone la Misión
tenemos el placer de atender no sólo al bien
espiritual de las almas, sino también de ejer
citar las obras de caridad corporales.
rarticularmento en Viedma, centro de las
Misiones, el desamparado encuentra albergue,
el enfermo cama y medicinas, y el indigente
alimentos. Nuestra despeusaría está abierta
á todos y la caridad dol rico suple á la esca8ÓZ del pobre.
E l hospital, único de este vastísimo terri
torio, á nadie cierra sus puertas, y aunque
bien modesto, esmerado es el ejercicio de la
caridad. Nuestras Ueriminas voiaii eoiuo ver
daderas madres á la cabecera del enferuio
y alientan y consuelan hasta al indio más
desdichado.
Dios y María Auxiliadora conceden cura
ciones del todo borpreudentes. La habilidad
de nuestro Don CJarrone y sus remedios son
de grande eficacia por cierto; pero muchos
enfermos ya desahusiados han conseguido
ssmar con sólo la ayuda del Cielo. Asi ocu
rrió á un indio de 17 años posti'ado con una
meningitis cerebro-espinal, y el cual traído por
un comandante de tropas, de iU) leguas de dis
tancia, l\ié atendido en el hospital, instruido
en la religión y bautizado en peligro de
muerte.
Ahora, después de seis meses do cama, esa
silvestre flor del desierto se divierte en pie
con nuestros alumnos y con sus compatriotas.
Otro indio de 1(5 años estropeado horrible
mente por un carro, fuó recogido inmediata
mente por los nuestros que le llevaron en
brazos al hospital. Bautizado a llí, al cabo
de un mes estaba sano.
En estos días salió también sano, des
pués de muy seria enfermedad un robusto
gaucho, que en el desierto había muerto no
menos de 20 leones pumas.
* Una pequeña india de 5 años nieta del
cacique Namuncurá, enferma, fué atendida
por nuestras Hermanas, estuvo un año con
ellas y en compañía de las huerfanitas, y tan
feliz era su inteligeucia, que, recibido el Bau
tismo y Coufirmación, uo sóio apreudió las
oraciones y el Catecismo, sino que oon rarí
sima precosidad, estando á la muerte, pidió
con insistencia confesarse para recibir á Jesús
Sacramentado. No tenía aún seis años; pero
m€f pareció que ya tenía bastante uso de ra
zón, y movido por sus súplicas determinó
complacerla. Se confesó tros veces, y creció
su devoción á Jesús de un modo singular:
le amaba, se encomendaba á él y no deseaba
más que á él. Vestida de blanco, con cin
turón celeste y coronada de rosas asistió á
misa en brazos de una Hermana : púsose de
rodillas para recibir la santa Comunión que
fué al mismo tiempo V iá tico , y tomada de
nuevo en brazos fué llevada á su cama. Dió
fervorosas acciones de gracias; recibió en la
misma tarde la Extremaunción y, asistida y
con las bendiciones de mi secretario Don
Ricardi, á la medla noche entregó dulcemente
su alma á Dios. A la mañana siguiente nues
tras alumnas corrían ansiosas á la capilla á
contemplar aquella feliz criatura que parecía
un angelito de cera en medio de un cesto de
flores.. ¡Qué hermoso vuelo al Paraíso!
U n infeliz español de unos 50 años de
edad padecía de grave hidropesía, y si triste
era el estado de su cuerpo, sin querer oír
ni ver al sacerdote, era más triste la condi
ción de su alma. Abandonado de amigos y
enemigos hallábase en ]>uuto de muerte bajo
un pórtico abierto á todo viento. Recogido
allí por los nuestros y atendido amorosa
mente por las Hermanas de María A u xilia
dora, principió á reflexionar seriamente, se
arrepintió de sus extravíos, se confesó y re
cibió la Santa Comunión. Recobró la salud
y no tuyo ya sino elogios para los sacerdotes
y la R eligión ; todas las semanas nos traía
un cabrito como muestra de gratitud por la
salud conseguida del alma y del cuerpo.
En general todos los asistidos á domicilio
ó en el hospital mueren cristianamente: si
son indios se bautizan; si indígenas reciben
la primera Comunión en artículo de muerte ;
si extranjeros recobran la fe perdida; en
cuanto á los discidendes, esto e s , protes
tantes, cismáticos y anglicanos, confusos con
la solicitud incomparable de la religión ca
tólica. reconocen á ésta como muy superior
á la suya y leen con gusto los libros que se
les proporciona para instruirse en la fe.
A s í nos dijo un Pastor anglicano que vino
— 115 —
á Viedma antes que nosotros, y que llegó con
el tiempo á quedar sin fieles, ni misión, ni
sueldo de la Sociedad. Bíblica por haberse
dejado vencer en celo por los Misioneros ca
tólicos.
I s l a s M a lv in a s
d e l T u e g fO .
y T ie r r a
Semejante caridad es particularmente esti
mada y bendecida en las presentes críticas
circunstancias : á la terrible crisis monetaria
que amenaza la ruina de la República A r
gentina, se junt-a una seqnía espantosa, que
de dos años atras, viene en la Patagonia oca
sionando la muerte del ganado, que es su
única fuente de riqueza y su único eleiiieiito
de vida.
La Misión de las Islas Malvinas sigue pros
perando, y tanto la escuela como la iglesia,
S o lic itu d .
atendidas por dos misioneros y un catequista
X
o
concluiré
la
presente sin liacor una so*
salesianos, prestan excelentes servicios á los
fieles anglosajones. Me escriben Don Mario licitud á los señores farmacistas, droguistas
Migoni y Don Patricio O ’ Grady que el frío, y propietarios de laboratorios químicos á fin
aunque es la estación de verano, es ya de que tengau á bien concurrir al sostoiiimienlo del hospital
intenso ¡ cuánto ma
•
de Viedma y de los
yor será en el in
hospicios de Priuvierno ! X o les falta
gles. Roca, Puutatampoco batalla que
re iia s , Tierra del
sostener con los pas
Fuego é Islas Mal
tores protestantes.
vinas donde se d i
En la Tierra del
spensan gratuita
Fuego la Misión de
mente los remedios
San Rafael, en laisla
á los pobres indios.
de Dawson, crece el
Ellos podrían en
número de neófitos.
viar sus medicinas
Actualmente se
y especies al Ora
está edificando una
torio do Turín, que
iglesia grande toda
se encargaría de ex
de madera para los
pedírnoslos,en tanto
fieles dePuntarenas,
se recabaría del Go
donde cada día son
bierno la exceusióu
más consoladores los
de derechos de adu
trabajos. Don Faana.
gnano es de una ac
Grande es el bien
tividad extra<»dmaque en dos años se
ria, y no cesa de ejer
ha hecho mediante
citar su celo á uno
la generosa coope
y otro lado del Es
ración do los señores
trecho de Magalla
Belmonte de Turín
nes. Después de no
y del .señor Doctor
poéas dificultades y
P. Caries de Bur
disgustos ha suce
deos. Con atender á
dido para él un tiem
la curación de los
po más tranquilo, y
enfermos se ha (;oiiahora con el refuerzo
seguido 1anibién sal
de maestros. Her
N u eva Ig le s ia de M aría A u xiliadora
var muchas almas.
manas y coadjutores
[Patagonia, Estrcdio de Magallanes)
('reo, pues, opor
que ha recibido de
tuno
hacer la más
Turin hará todavía
encarecida solicitud, no sólo á los químicos
mucho mayor bien.
Estas son, muy querido Don Rúa, las noti droguistas y larmaceúticos de Italia, siuo tam
cias que deseaba darle de nuestras Misiones. bién á los de las demás naciones, quienes, sea
Ahora réstame sólo invitar á nuestros bue por sentimiento de piedad ó humanidad no
nos Cooperadores y Cooperadoras á alabar dudo se dignarán favorablemente atenderla.
con noso&os al Señor por el progreso de las De este m ^ o concurrirán á la propagación
Misiones de Patagonia. P or nuestra parte no de la fe y civilización en las Misiones Salecesaremos de rogar á fin de que siempre sianas de Patagonia.
Domínux pacis det vohis pacem nempiternam
crezca su fervor y caridad, que constituyen
loco: Dominus 8it cum omnibiuf vobU.
el sostén y vida de este apostolado, el so^ in
corro espiritual y temporal de nuestros neó
Afm o. en -V. S. J . C.
fitos y la salvación de muchos europeos que
J u a n Obispo deM agida
halagados con un mal comprendido interés
y
Vicario
Apostólico de Patagonia.
han venido á perderse en estos remotos vas
tísimos desiertos.
ViedoiA. 1& de marzo de 1691.
— llfi —
que firma Jerónimo Arratsbel, no ordinaria
capacidad y sória aplicación á su oficio. Asimismo un cuadro de imprenta dedicado « á
la memoria de nuestra distinguida bienhe
chora la Bxema. Señora doña Dorotea Chopitea de Serra, » nos pareció muy acabado
y digno de un parabién al jóven aprendiz
Ignacio Pía. L a litografía también se mani
(Del Correo Catalán) .
fiesta bastante desarrollada.
La encuadernación ostenta toda suerte de
Atentamente invitados por los Padres de encuadernaciones: desde la más sencilla en
los Talleros Salesianos, tuvimos el gusto de rústica hasta la más lujosa en relieves y cin
visitar el domingo último la magníflca E x celado. Admiramos sobre todo un ejemplar
posición abierta en los salones de la casa- de La Filosofía , la Storia e le Lettere nel
residencia del vecino pueblo de Sarrió, y en concetto di Leone X I I I , editada por la T i
la que se pueden aprecter los beneficios que pografía Salesiana de Turín, y rico trabajo de
reporta tan ilustre instituto ó. la juventud y esa imprenta, encuadernado por el jóven
á la sociedad.
maesti'o Pablo P la n s: representa el relieve
En dicho día reinaba en los Talleres gran la fachada gótica del nuevo templo, que los
animación á causa de celebrar los jóvenes la Salesianos están levantando á la Virgen A u
fiesta en obsequio ú su glorioso protector el
xiliadora, en Sarriá ; el trabajo es primoroso
angélico jóven San Luis Gonzaga.
y acusa grande habilidad en el artífice, gran
Nuestra satisfacción fué grande al ajireciar fantasía y más grande paciencia. Luego fi
los írutos de la aplicación de esos jóvenes
guran misales lujosamente encuadernados;
que se acogen á la sombra de talleres emidevocionarios sin fin j en todo se admira lim
nenteménte cristianos, donde el negocio del pieza y solidez de trabajo.
alma, y no el alma del negocio, os todo.
La sastrería ostenta trajes de caballero y
Los hyos de Don Bosco, hace veinte días, l)ara niños y talares ó eclesiásticos : merece
abrieron una exposición do todos los trabajos consignarse una levita con chaleco y panta
que so ejecutan en su establecimiento.
lón del talle 4G, cuya ejecución es tan es
Acompañados por los Padres su2)eriores, merada que honra á su perito maestro el se
que rivalizan en ello jiara obsequiar á las ñor don Bartolomé Grau y Viola.
personas que los visitan, entramos en el sa
La zai)atería es sólida y lujosa: hay mo
lón de exposición: allí están reiJresentados delos de zapatos de condesa,' corte nuevo,
los diferentes talleres por las secciones de
zapatos ingleses ¿lara caballeros, niños y se
iinpreíitaj encuadernación, sastrería, zapate
ñoras : los barmorales y polacas de señoras:
ría, carpintería, ebanistería, escultura y pin
botanas y polacas de caballeros; botinas y
tura.
iiapoleouas do niños y zapato inglés ordina
En cada sección pudimos admirar adelan
rio, y lo que más se distingue'es un par de
tos que patentizan el dedo de Dios en la obra
botas de montar de charol, por su elegancia
do Don Bosco 5 pues que no se sabe expli
de forma y solidez de construcción, y un par
car cómo un establecimiento tan jóven toda de zapatos coji fondo de corcho.
v ía , pues data del 84, pueda llegar á una
Ricos y elegantes son los muebles que os
perfección de ejecución en los trabajos que
tenta la ebanistería y tornería: camas de
nada tiene que envidiar á los mejores talle
A lena, cómoda de noche , reclinatorios pe
res de la capital, si se tiene en cuenta, como
dales , sillones y hermosas mesas redondas
decimos, su reciente instalación y su modo lie nogal.
de conservarse y perfecionarse totalmente.
En la esiMiltura nos llamó la atención un
Enti-e los muchos trabajos que más llaman
gracioso Niño-Dios, jirimer trabajo del jóven
la atención podemos citar los siguientes; En
la sección de imi>renta sobresalen las obras aprendiz José Rubianes, de diez meses deaprendizaje, jóven gallego que jiromete mu
por la elegancia de los tipos, la limpieza de
chísimo ,• asimismo es objeto de admiración
impresión y lo hermoso de las viñetas: Con
B o e v o y jn eiglo, por el Cardenal Alimonda. una estatua hermosísima representando á
Este folleto tiene 58 páginas y en todas ellas Nuestra Señora de las Alercedes, que el jó ven
y hábil maestro señor Mateo V alí supo dar tan
no se encuentra un guión j particularidad
divina expresión á la cara de la Virgen, que
digna de atención, pues acusa gran destreza
sus facciones nada tienen de humano * su
y habilidad en los cajistas. Asimismo nos
hermosura arrebata el corazón y le compone
llamó la atención un Prepayatio et gnitiarum
a^ santos afectos, llevándole á la contempla
ucíío ad Mhsmuy jior la feliz combinación de
ción de aquella Soberana Señora que al A n
las viñetas y adornos, y del acertado tiraje
gel saluda, llena de gracia. Asimismo pu
de los colores. Y si quisiéramos hablar de
dimos admirar sus dotes de valiente artista en
aprendices , notamos un fólio representando
un busto de yeso de S. E. I. el señor Obispo
un juego de tarjetas caináchosamente entre de esta diócesis , busto que, por ser sacado
lazadas y que sujíone en el jóven aprendiz,
de una fotograíía, merece grandes elogios.
BARCELONA-SARRIA
E x p o s ic ió n S alesian a.
'r
— 117 —
K’os complacimos también admirando la favor del establecimiento el que se les haga
altura á que tienen los Salesianos el dibujo cónocer de muchos, porque de lo conocida
y la inntura. E l joven aprendiz Ramón Oa- y popularizada que esté su institución de
sanellas se distinguió muchísimo en un re pende el que puedan hacer mayor bien á un
trato á lápiz de la Excma. señora doña Do mayor número de jóveiies.
L a Exj)osición estará aún abierta hasta el
rotea Chopitea de Serra ( q . e. p. d. )•
grandioso cuadro fantástico de adorno hecho 15 del próximo agosto.
Los que se interesen por el bienestar moral
á la pluma, sea por sus dimensiones, sea por
lo esmerado de la ejecución y el feliz enlace y material de nuestra pobre juventud y sean
del concepto fantástico, no deja de acreditar admiradores del arte, deben visitar dicho cer
á su autor el señor Vicente Schieralli, por tamen y quedarán satisfechos.
muy diestro y hábil dibujante. De igual ma
nera los cuadros de la Sagrada Familia, del
Ecce Agnus E ci,
y del Santo Angel
de la Guarda, ha
cen merecedor de
El sacerdote
especial encomio
á su autor el se
Don Juan BonettI.
ñor Don 'S’’iceute
Hemos anun
Gutiérrez.
ciado ya la gra
Finalmente, la
vísima p é rd id a
parteó sección de
s u frid a p o r e l
tallistas está muy
Oratorio de San
bien representa
Francisco de Sa
da por seis gran
les, con la muerte
des, ricos y ele
de Don Juan Bogantes candela
íie tti, sacerdote
bros de estilo gó
de singular vir
tico. Su grandeza
tud, celo infati
de 1,30 de alto:
gable,. gran cari
los finos y primo
dad y ciencia no
rosos trabajos, los
común. Xacido en
numerosos, esbel
Oaramagna el 11
tos y graciosos
de
mayo de 1838,
p in á c u lo s qu e
entró como estu
adornan la pieza,
diante al Oratorio
hace pensar que
en octobrede 1855
sonde metal. M e
y recibió la órden
recido elogio se
del presbiterado
debe dar á los
en 18(51. Aventa
jóvenes aprendi
jado
profesor de
ces Ramón Casalatín é italiano
uellas, Antonio
lúé uno de los
Xatard, José Rufu n d a d o re s del
bianes y José TJrSeminario de Migellés , que los
rabelloy más tar
ejecutaron b aj o
de su director.
la inteligente d i
Los jóvenes con
rección del señor
fiados á su cui
El Preabo Don JUAN BOHETTl
Don Vicente Gu
dado conservan
tiérrez , maestro
imperecedera me
de dibujo y del
moria de su afecto y bondad.
señor Mateo V alí, maestro de tallistas.
En 1877 Don Rosco le llamó á Turín para
A sí, á grandes ra. gos descrita, es la E x
posición de los Salesianos, cada día más v i confiarle el Bolettn SalesiaTU) , del cual fué
único redactor hasta el año 1884, en que á
sitada y elogiada.
E l objeto de la obra ; la moral, civil y cris causa de una larga y dolorosa enfermedad
tiana educación del jó ven obrero en nuestros debió dejar á otro la dirección. Escritor co
días, los satisfactorios resultados de la E x rrecto y elegante, incisivo y robusto escribió
posición pueden estimular á muchas perso=- varios opúsculos, en especial contra el P ro
Ttfts á que les dispensen una \*isita, que los testantismo, que produjeron gran sensación.
hijos de Don Rosco nos aseguran agradecer Su obra principal es la Historia, del Oratorio
como un singular favor, porque ellos ponen de 8a« Francisco de Sales, que no tardará en
en el número de las grandes limosnas en darse á luz, y en la cual trabajaba con tanto
NECROLOGIA
— lis- interés que con gusto corregía las pruebas
de impresión aun en la vigilia de su muerte.
Publicó además para las Hijas de María
Auxiliadora, de quienes fué Director General,
la Vida de ota. Catalina de Hacconigi y la de
Sta. Teresa de JesúSj la última de las cuales
es considerada como obra maestra en su gé
nero.
Infatigable fué en la predicación y en el
ejercicio de su ministerio.
Desde 188-1 liíwáta 18ÜI ocupó uno de los
cargos más importantes en la Pía Sociedad
Salesiana.
Animado toda su vida de ardentísima de
voción al Sagrado Corazón de Jesús, escribió
el Iiermoso libro titulado TJl Jardín de los
Escogidos, y cooperó eücazniente con sus es
critos á la erección de la iglesia del Sagrado
Corazón de Jesús en liorna. Si bien en este
último año habíase resentido notablemente
su robusta salud, quería con todo dictar
varios ejercicios espirituales : y visitando mu
chas casas de las Hijas de María A u xilia
dora fueron tales sus exhortaciones que to
caron en lo misterioso, de modo que cuantas
personas le oyeron decían: « Parece que ha
venido á darjios el último adiós. »
De vuelüi de iina de estas ai)ostólicas v i
sitas le vino una liebre <iu« le postro en
cama. Era el 12 de mayo. Los médicos re
conocieron que era una bronquitis, no de
iuquietai' por su v id a ; pero él no cesó de
d ecir; « Y o me voy, yo me voy. »
E l 4 de junio parecía fuera de peligro, y,
siendo la vigilia de la tiesta del Sagrado
Corazón de Jesús, quiso que se adornase lo
mejor posible la estariia colocada en el altar
erigido en la antecámara de su alcoba.
A la nuinana siguiente, oído que hubo la
santa Misa y recibido la Comunión, con gran
contento exclamaba : « Este es uno de los
días más felices de mi vida. » Y en efecto
lo ero, pues que era el de su vuelo al Pa
raíso, como firmemente esperamos. Horas des
pués se siente desfallecer: sus hermanos en
religión corren á i)roporcionarlo los últimos
consuelos de la religión, en tanto (pie él alza
los ojos serenos, extiende los brazos como
dirigiéndolos á un objett» tpierido y expira.
Murió á los 53 años, y por singular coin
cidencia el mismo día de la fiesta del Sa
grado Corazón.
Cuando entró en el Oratorio sus compa
ñeros le Uamaban con el sobrenombre de
Papá, y cuando m urió, todos exclamaban :
Tenia un ctmuón de madre.
A d ió s, querido hermano; rogaud^ por tu
alma, esperamos el día eii que nos sea dado
ir á verte junto á Don Bosco eu el oiglo.
VIAJE DE MISIONEROS SALESIANOS
A COLOMBIA
dei Presbo. Don Evasio Rabagliatí.
Mu y
altado t venerado
Padre:
Anoche llegamos á este lugar. ¡ Qué v ia je !
Diez y seis días consecutivos sin de tenernos,
ni ver tierra désde que salimos del Medi
terráneo. P or fortuna el viaje ha sido feliz,
como que, sin contar las molestias y tributos
(mnsiguieutes al mar, todo nos ha sido favo
rable : mar tranquilo, buen vien to, tiempo
sereno. ¡Bendito sea Dios que nos protege!
Casi todos los días los sacerdotes hemos po
dido celebrar misa, y los demás recibir la
santa Comunión. Y a se estudia ó se ora, ya
se toca y cauta, ya se conversa alegremente,
lodo <!on la misma regularidad que eu nues
tras casas. A sí los días pasan ráiíidameute.
Una sepultura en alta mar.
L a única novedad del viaje ha sido una
función bien nueva para mí y mis compa
ñeros : una sepultura á bordo. En la tarde
del 24 el Comaud.aute me pidió que tuviera
la bondad de bendecir y honrar con las pre
ces de la Iglesia el cadáver de un criado
que había muerto casi de improviso en la
mañana. Aceptó la iuvitacióu con mucho
gusto; y á eso de la media noche, que era
la hora indica<la, revestido de cota y estola,
acompañado de todos los misioneros me
dirigí á la estancia donde se encontraba el
cadáver. Hallábase envuelto en una tela es
trechamente atada al cuerpo. Luego que re
citamos las oraciones conforme al ritual ecle
siástico, se condujo el cadáver sobre el puente
donde lo esperaban otros pasajeros y todo
el equipaje, esto es, como unas sesenta per
sonas. Colocáronlo sobre una plancha de ma
dera , le amarraron gruezos trozos de fierro
á los pies, y, puesto sobre la baranda de la
nave, á una señal del primer Comandante,
el segundo dió la orden de la sepultura, gri
tando envojiez. Sintióse la caída- al inmenso
sepulcro: el cadáver andaba ya al fondo del
m ar, que eu aquel punto debía tener una
profundidad de 5000 metros. ¡ Que largo ca
mino para un pobre muerto! Mas yo creo
que antes de llegar á la mitad del viaje a l
gún gran cetáceo lo habrá detenido y dado
más pronta sepultura.
Esto en medio del océano^ á media noche,
eu profundo y misterioso silencio, sin más
luz que la de una melancólica luna que alumbraba aquel cuadro de muerte, era una
— no —
escena capaz de impresionar al liombre más
escéptico. P or lo que á mí respecta, le ase
guro,. Sr. Don Rúa, que tau fuerte impresión
me produjo que no pude conciliar el sueno
en toda la noche; y pedí muy de corazón al
Señor que me librase á mí y á todos los Salesianos de una desgracia semejante.
Mañana por la mañana, 1° de marzo, con
tinuaremos nuestro camino, que según mis
cálculos durará aún unos treinta días. Esta
sará la parte peor del viaje á causa del calor
tropical que derrite sin compasión ; luego ,
en el río M agdalena, los mosquitos y zan
cudos que pican noche y día, y en seguida las
muías que nos harán sufrir otras molestias
mientras nos prestarán el servicio de llevar
nos hasta nuestro encumbrado nido de Bo
gotá. Con tal que lleguemos sanos y salvos,
y en buen estado las 175 cajas de maqui
naria y herramientas, lo demás no importa;
que las peripecias del viaje presto se ol
vidan.
Océano Atlántico. Fort de Franoe,
28, de febrero de 1891.
*
* *
Antillas. Puerto Cabello, 6 de marzo
de 1891.
E etm o . Sb . D on E u a :
Nuestro viaje continúa con toda felicidad.
A la monotonía del océano ha sucedido una
variedad encantadora. Después de Fort de
Prance en la Martinica, hemos tocado en
Trinidad, Campano y la Guaira.
Una visita á Fort de France
y á la Trinidad.
Hemos encontrado á Fort de France casi
enteramente destruido á consecuencia del te
rrible incendio de abril del ano pasado. Las
dos terceras partes de esta ciudad, que tiene
Ti-níi. población como de 12üüü habitantes se
hallan en ruinas. Secoinieuza á reediñcar, pero
lentamente, como que se teme siempre uua
nueva catástrofe. Los edificios de madera
ofrecen gran peligro en todas partes, pero
aun mayor en un lugar tau espuesto al viento
como éste. Interrogado un niño moro cómo
había ocurrido tan espantoso incendio, ino
centemente respondió : — ¡ A h , l ’adi’e , fué
la ira de Dios que se manifestó visiblemente
eu este puerto: aquí se cometían grandes
pecados, y el Señor mandó grandes castigos:
algunas manchas necesitan fuego para de
saparecer. — Esta respuesta dada por un
moro de unos trece años, huérfano de padre
y madre, nos produjo uua impresión inde
cible.
La isla Martinica, á la cual pertenece Fort
de F ran ce, es francesa en lenguaje y cos
tumbres ; pero la mayor parte de la pobla
ción es de negros traídos de A rgel para el
servicio marítimo. Fort de France tiene una
hermosa catedral, reconstruida en parte des
pués del incendio.
Después de tres días de escala el vapor
pasó á la isla Trinidad, mucho mayor que
la anterior en extensión y población. Perte
nece á la In glaterra: lengua y costumbres
son inglesas; pero también aquí abunda la
raza negra, como que es la más á propósitt)
para vivir eu estas tierras de fuego. Tieue
uua magnífica catedral servida por Padres
Dominicanos, á cuya religión pertenece el
Arzobispo, H ay bellas y espaciosas calles,
preciosos jardines públicos, tranvías, un tren
que comunica la costa con un lago de asfalto
en el centro de la isla y que se oree sea iuagotable. La población, en parte protestante
y en parte católica, es en toda la isla como
de liüÜjUOO habitantes. E l gran comercio de
las Antillas es principalmente de azúcar,
café y cacao.
Tocamos breve tiempo en Carupauo, per
teneciente á Venezuela, y el 4 de Marzo á
las 7 de la mañana nos hallábamos eu el
puerto de la Guaira. E l mayor deseo que
teníamos en nuestro viaje era el de llegar á
este puerto y bajar á tierra. Nos esi)eraban
dos grandes amigos de Iqs Salesianos: el
alma de la familia de Cooperadores eu esta
república, el doctor Arteaga, quien vino exjjresamente de Caracas, y el doctor Monteverde.
Un Deprofundis sobre la tumba de un hermano.
— Los Cooper ores Salesianos de Caracas.
— Futura Casa salesiana en Maiquetia.
Celebrada por los sacerdotes la santa misa
y leíábiila por los demás salesianos la santa
Comunión eu sufragio del alma de nuestro
hermano José Eterno, que no hu(5e mucho
murió aquí, de viaje á Colombia, bajamos á
visitar la ciudad; pero deseábamos coiTer
aute todo al cementerio á arrodillarnos ante
la tumba de nuestro amigo; y así lo hicimos
después de vi.sitar el hospital eu (pie fué
atendido con indecible caridad por el docf or
Machado, y de manifestar nuestro profumlo
ugradeciuiieuto á las Hermauas de la Caridad
que tanto hau obligado á los Salesianos con
sus bondadosos servicios.
E l sepulcro sin ser lujoso es ciertamente el
más hermoso y gentil ¿e todo el cementerio.
Luego que recitamos un }>e profundis volvi
mos á la Guaiia, á tomar el tren, que en poco
más de dos horas nos debía llevar á Ja ca
pital , con el iirincipal objeto de saludar al
llevmo. Sr. Arzobispo.
E l ferroíjaiTil de la Guaira á Caracas es
una obra maestra en su género, y el célebre
—
120
Fernando Lesseps lo considera como el más
atrevido del mundo.
En la contemplación de las maravillas que
á cada paso se presentan en el camino, las
cortas horas pasaron sin sentirse. No es fá
cil expresar cuánto nos obsequió el doctor
Arteagii en Caracas.
La primera v isita , como era de nuesta-o
deber, fué al Eevmo. Sr. Arzobispo, quien
nos recibió cual un padre á sus hijos. E l
único argumento tratado con él ñió sobre la
fundación de una Casa salesiana en Caracas.
A nuestras evasivas contestaba siempre con
insistente aíirmativa, y terminó con decir que
no tardaría en tratar pronto el asunto con
nuestro Itectru' Jlayor. Eecibida la bendición
del ilustre Prelado volvimos á nuestro cari
ñoso hospedaje en casa del doctor Arteaga,
donde pasamos largas horas en amena con
versación con él, hablando de Don Bosco y
do los Cooperadores de Venezuela. Es admi
rable encontrar en esta tierra americana más
de 20(IÜ Cooperadores y Cooperadoras, gra
cias al celo del doctor Arteaga, sostenido y
auxiliado del doctor lUonteverde, quienes han
establecido centros de Cooperadores, con los
cuales mantienen activa correspondencia, aun
en los lugares más remotos de esta Eepública.
En todos esos centros tienen lugar las reu
niüues y conferencias prescritas por el regla
mento, y el Boletín es leído con entusiasmo
por unas 2000 familias que generosamente
envían sus ofrendas á Turín.
Entre tan buenos amigos murió nuestro
querido hermano José Eterno.
E l mismo día que pasamos á la Guaira se
extendió la escritura pública de la compra
de un terreno en Maiquetia (población veíána á la Guaira y en cuyo ceínenterio fué
sepultado el clérigo E tern o), con el objeto
de levantar un edificio é iglesia para los'Salesianos; tanta es la confianza que alientan
estos Cooperadores de tenernos tarde ó teml^rano con ellos. Además el Sr. Arteaga te
nía pronta una buena limosna para enviar
a nuestra casa de T u rín , con el objeto de
favorecer las Misiones de Patagonia y Tierra
del Fuego.
Antes do embarcarnos el doctor Monteverde tuvo la amabilidad de invitarnos á co
mer en su casa, y fue tan encarecida su iu
vitación que no pudimos menos de acceder
con el mayor gusto. Por esto celebrada la
misa temprano y visitada la catedral, Semi
nario y principales monumentos de la capi
tal partimos á la Guaira, acompañados siem
pre del doctor Arteaga, que durante los dos
días de nuestro paso por su patria no se se
paró de uosotn»s ni por tm momento.
Para manifestar de algiiu modo nuestra
gratitud á tan excelentes amigos, les di un
modesto recuerdo de Don Bosco y tinas cien
medallas de María Au xiliadora; y como si
hubiera adivÍJiado, fué el más precioso re
galo que hubiera podido hacerles. \E l Señor
-
recompense largamente á tan beneméritos y
celosos Cooperadores!
En Cartagena. — Arrivo del vapor B im a r h
Tristes pensamientos.
Continuando viaje nos detuvimos cortas
horas en Puerto^ Cabello, y el 8 de marzo, á
las 10 de la mañana llegamos á Cartagena.
¡ Qué fortuna la de los Salesianos l P or to
das partes encontramos amigos y hermanos
afectuosísimos. En Cartagena nos esperaba,
á nombre del limo. Sr. B iffi, su secretario
Don Pedro Brioschi,, quien nos abrazó á to
dos como si fuéramos antiguos correligiona
rios y se encargó de nuestro equipaje y del
transporte, librándonos de no i>equeua mo
lestia.
Eecordar todas las bondades del limo. Sr.
Bifli sería de no acabar.,• baste decirle que
durante los siete días de nuestro paso por
Cartagena no permitió que ninguno de no
sotros tomara alojamiento, ni comiera fuera
de su casa. Nuestras escusas fueron inútiles:
todo estaba ya preparado; y aunque hubié
ramos permanecido allí siete semanas nada
nos habría faltado. ¡ Cuánto afecto el de este
gran corazón para los Salesianos!
Pero ¡santas pascuas! En Cartagena co
menzaron nuestros fastidios. No era posible
continuar el viaje ni enviar adelante nuestro
equipaje; porque el pequeño canal que co
munica á Cartagena con el Eío Magdalena,
á causa de la falta de lluvia durante seis
meses, se hallaba enteramente seco. Era ne
cesario esperar las aguas de abril ó m ayo:
ya mucho me temía esto antes de llegar á
Cartagena. Por otra parte recibí allí varias
cartas de Bogotá en que se me llamaba con
urgencia. ¿ Qué hacerf Esperar indefinida
mente las lluvias, erá cosa larga y seria. Nin
guno de nosotros podía resignarse á pasar
un mes fuera de casa y sin ocupación. De
acuerdo, pues, con el Ümo. Sr. B iffi, apro
vechamos un vapor que partía para Saba
nilla, puerto principal del E ío Magdalena, y
en doce horas de malísimo tiempo Uegamos
allí con el equipaje necesario, quedando el
resto en Cartagena hasta que Dios mande
la deseada lluvia.
En Barranquüla esperamos aún dos días
un vapor que nos condujese hasta las faldas
de la montaña.
Se anunció por fin que saldría un vapor<-ito que lleva el nombre de un célebre di
plomático el Bismark. Lo que más sentíamos
era no poder estar en Bogotá el día de Pas
cua. ¡ Paciencia! dijimos : si nos toca encon
trarnos sobre la alta montaña nos figurare
mos hallarnos sobre el Gólgota y asistiremos
en espíritu á la gloriosa resurrección de Nues
tro Señor.
m .
—
121
En Barranqutlla.
Kío ilagdaleua. Viernes Santo de 1891.
Pasar la Semana Santa, toda la Semana
Santa sin baber llegado siquiera al pie de
la montaña no me lo había imaginado ni en
sneño. i Paciencia I Llegaremos manana en
la tarde , y i)nsaremos en Honda el día de
Pascua.
En Barranquilla fuerza fue esperar dos
días enteros. Esta ciudad , con unos 30,000
habitantes, está llena de extranjeros, en su
mayor parte protestantes. Eu ella, por mu
chos años, no hubo más que un sacerdote
para el servicio religioso. ¿Cómo podía por
grande que fuera su celo contener el torrente
de los vicios que llegaban á invadirla, prin
cipalmente de Estados Unidos y Alemania?
Actualmente tres sacerdotes enviados por el
limo. Sr. Biñi trabajan en aquel aridísimo
campo, del cual llegó á adueñarse el protes
tantismo, creando escuelas, asilos y templo
y sembrando dinero. E l párroco actual es el
Sr. Valiente, y á la verdad que lo es de
hecho y de nombre, pues que lleno de celo
en el ejercicio de su ministerio hace esfuer
zos sobrehumanos para vencer al enemigo;
mas son menester tiempo y superiores au
xilios. Las Hermanas de Caridad cuidan ad
mirablemente de un Hospital y una escuela
para niñas; pero la necesidad de instrucción
icligiüsa es grande en extremo, y lugar ha
bría para el trabajo de muchas almas apos
tólicas.
No pasai’é en silencio un hecho ocurrido
en Barrauquüla, que por lo que tiene de
extraño, bien merece ser referido. Una ma
ñana que después de dicha la misa conver
saba yo eu el Hospital con la Madre Supe*
riera, se presenta uu sujeto que apenas cam
biado un saludo le dice á la Superiora : —
iSabe, M adre, lo que sucede? Tenemos en
la ciudad seis corsarios que disfrasados de
sacerdotes procuran huir de la justicia que
los persigue. Dos días hace que no se habla
acá de otra cosa. Conviene que Ud. lo sepa
porque aun se dice que uno de esos corsa
rios ha venido al Hospital á celebrar Misa.
¡Cuál no sería mi sorpresa al oir seme
jante cosa?
— Pero ¿Cómo se sabe esto, preguntó la
Madre!
— Porque hace dos días que fueron vistos
desembarcar en Sabanilla y dirigirse en se
guida á Barranquilla. Pues bien esos son los
que, no hace muchos d ías, habiéndose em
barcado en Cuba, á bordo del Korte Americarw, fueron perseguidos, y hecha la intima
ción en alta mar para que se entregasen á
la justicia contestaron cou remingtou y re
volver, y tan desesperada fué la lucha que
cinco de ellos quedaron muertos eu la nave.
Refería todo esto con tal calor que pare
-
cía haberse hallado presente eu la contienda,
sin advertÚN por otra parte, el despropósito
que decía. Esta historia que no era al prin
cipio para broma terminó en comedia.
— Pues, si casi todos murieron en el com
bate ¿cómo es que llegan aquí le replicó la
Madre. T sin poder nosotros contener la risa,
aquel pobre quedó avergonzado y como mudo.
!No quise averiguar después si tal cuento fuese
público como aseguró dicho sujeto j pero bien
lo merecía por su originalidad.
E l sétimo día de navegación en el Bizmarle,
que es quizá el mejor de los veinte vapores
de la Compañía fluvial, uu sacudimiento puso
en alarma desde el capitán hasta el último
marinero. ¿ Qué sucede ? A lgo muy serio por
cierto. E l vapor se detiene de repente. E l
capitán, fijando sus ojos eu uu punto de la
n a v e , palidece y no puede disimular el pe
ligro. E l Bijonark había tocado en un banco
de arena y se le habían habierto dos boque
rones por donde le entraba el agua en la
liarte de proa. E l asunto era g ra v e ; mas si
uo de gran peligro para la vida de los pa
sajeros que nos hallábamos á diez metros de
tierra, lo era pai*a la nave, equipaje y mer
cancías. A Dios gracias puüieron taparse las
roturas y se consiguió extraer con las bom
bas el agua que cubría la sentina hasta la
altura de un metro.
Pero todo esto exigió tiempo y trabajo j y
así sólo después de 36 horas pudimos seguir
viaje eu el vapor 22{ca«ríe, más pequeño, pero
más seguro que el Bisinark.
Otro peligro corrió en este río uno de nues
tros catequistas. Una hermosa tard e, mien
tras en un puerto se cargaba leña (que hace
las veces de carbón), le ocurrió tomar un
poco de aire fresco á la orilla del río. ¡P_obrecito! Casi, casi toma en su lugar un baño
fresco. Resbalósele un pie al pasar el puente
levadizo, perdió el equilibrio y cayó. A fo r
tunadamente varios marineros ocupados en
la carga de la leña alcanzaron á sujetarle,
que de otro modo no solamente habría to
mado un baño, sino que habría sido víctima de
los enormes cocodrilos que aquí rondan las
naves. En estos sitios es donde tales anima
les se hallan en mayor número y son más te
mibles. Hace poco que uua pobre mujer vino
á la ribera, y mientras llenaba un cántaro
de agua, fué cogida de un brazo por un fu
rioso cocodrilo y devorada miserablemente.
Tales son la pequeñas aventuras de mar
y r ío ; ahora nos esperan las de la montaña.
Gracias sean dadas á Dios y á María A u xi
liadora, que de mil modos nos han favore
cido en este largo v ia je , y nos han condu
cido hasta ahora sanos y salvos.
D e Vuestra Reveía.
Afino, hijo
E vasio R a b a g l ia t i .
—
122
DON BOSCO
su O b ra y su P ro te c to r.
Los santos pasan por la tierra como viageros: la condición de esos héroes en este
piijito no se diferencia de la de los otros
mortales : sus hechos les habrán conquistado
acaso celebridad: las gentes habrán pagado
con amor sus beneficios : sus nombres se ha
brán grabado sobre el marmol y el bronce,
y lo que es más estimable aún, vivirán en
la memoria de las generaciones j pero ellos
mueren, y desaparecen de la escena, como
desaparece todo.
Sin embargo los santos continúan siendo
aun después de m orir, los bienhechores de
sus hermanos. La muerte todo lo destruye
es cierto^ y cuando descarga su fiero golpe
sobre el .pisto, apaga aquella luz que bri
llaba; sella aquellos labios, de donde salían
ríos de divina elocuencia: ata aquellas ma
nos obradoras de maravillas; y, ¡ ay ! con
vierte en polvo aquel cuerpo tabernáculo de
D io s ; en realidad, no obstante, la muerte es
sólo un cambio do situación, merced al cual
la vida, en la tierra comenzada, toma otra
forma y en otra parte se continúa, pero sin
extinguirse, y aun diremos, sin mudarse sustancialmonto. E l odio de los malos á Dios
se inmórtaliza en el infierno, y á la vez la
caridad de los buenos se eterniza en el cielo;
afíadiremos todavía: se ensancha, se agranda,
se hace más pura y por lo mismo más viva
y delicada, de donde se infiere que los san
tos en la manción de la eterna dicha, lejos
de olvidarse de sus hermanos de este mundo,
siguen interesándose por ellos y haciendo en
su favor algo ó mucho de lo que hacían
mientras peregrinaban con nosotros por las
tristes comarcas del destierro. Snu Francisco
de Sales es prueba de lo que decimos.
L a Europa y la América han visto en este
siglo egoísta unos hombres, en los cuales no
se fijó al principio, pero que luego llamaron
su atención. Modestos , humildes, enemigos
del brillo y el fausto, iban sin embargo por
donde quiera haciendo bien, y de tal forma
que en e llo , en hacer b ien , constituían .su
profesión, su estado y modo de vida. Para
mejor consagrarse á tan noble empresa, re
nunciaban á poseer, ora fuesen pobres, ora
ricos por nacimiento; volvían la espalda á
las humanas grandezas, y se despojaban de
su liliertad, ligándose con votos, que los com
prometían á no retroceder en el comenzado
trabajo.
Pero i que se proponían estos hombres y
que se proponen t por qué prosiguen incan
sables su obra t
La suerte de las clases populares intere
—
sóles vivísimamente, exx>erimentando honda
pena á vista de sus dolores y de sus desdichas, y sintieron ardiente deseo de poner
ténuino á tanto m al, principiando por bus
car su causa y su remedio. Convencidos de
que no la mala organización de la sociedad
por más que sea susceptible de mejoras, ni
el desconcierto económico, aunque á él deba
también aplicarse medicina, sino el olvido
de las máximas y principios católicos eran
los generadores de tamañas desgracias, com
prendieron que la enfermedad no se curaría
con tópicos y paliativos, sino sólo y esclusivameute con la vuelta á la fe y la restau
ración total de la influencia de la iglesia.
En efecto, el catolicismo es el orden, 7
donde él impera, el orden reina con todas
sus consecuencias. Si se enseñorea del co
razón, en el corazón habrá paz perfecta: si
ílomina en la familia, el hogar será asilo de
la concordia; si rige las relaciones econó
micas, las alteraciones que suelen conmover
los pueblos desaparecerán : y si en fin se in
troduce por todos los poros, permitásenos así
decirlo, del cuerpo social, no habrá más re
voluciones y travstornos, y el malestar, que
hoy todos sienten, será sostituido por nna
bienandanza general.
Esto han comprendido ios hombres á quie
nes nos referimos, y dejándolo todo, hanse
dedicado á propagar la fe católica, á hacerla
reinar en todas partes y principalmente á
inculcarla al pueblo, enseñándole, porque
la fe nos dice que hemos nacido para tra
bajar, el decreto del trabajo cristiano, ün
varón eminente fué el caudillo de la exclarecida legión de héroes de que hablamos, á
saber Don Juan Bosco.
Jío nos proponemos trazar aquí, ni aun á
grandes rasgos, la historia de Don Bosco.
lüsa historia estil escrita ( 1) : lo que quere
mos únicamente consignar es que el humilde
sacerdote puso el dedo en la lla g a , siendo
por lo mismo el Instituto Salesiauo digno de
las bendiciones, que con mano pródiga ha
derramado sobre él la Ig le s ia , y merecedor
de loa fervientes encomios con que lo hau
í logiado los escritores imparciales, y de la
pública estima.
A los trabajos de Don Bosco y sus hijos
digámoslo ya, no es e.xtraño S. Francisco'de
Sales. Cuando aquel hombre de Dios, viendo
<pie sus empresas prosperaban, hubo de po
llerías al amparo de un santo, excogió no al
acaso, sino después de madura reflexión, v
-sin duda por inspiración del cielo, al insigne
Obispo de Ginebra S. Francisco de Sales y
S. Francisco — no es posible suponer otra
oosa — aceptó el protectorado, y cumplió
como los santos cumplen con su compromiso.
(J) Dos Bosco. Amenos j preoioeos docnmentoi sobre su
M nU Tid» y sdininbles obrss, por an Cooperador Sslesínno..
Dox Bosco por el Dr. D'Espine/.
— 123 —
No queremos despojar á los Salesiauos. y
principalmente á Don B osco, de su mérito.
La santidad de este varón de m ilagros, de
quien tantas maravillas cuenta la fama, su
incansable perseverancia en medio de las
mayores contrariedades y su amor á los niños
y al pueblo, secundados maravillosamente por
los fieles discípulos que logró form ar, con
tribuyeron á los inesperados progresos beclios por la Obra Saiesiana en el espacio de
cuarenta años; pero en estos asuntos el hom
bre nada puede sin el socorro divino; así es
que ál contemplar las escuelas, los talleres,
las granjas, las casas de misión erigidos por
Don Bosco y los suyos no podemos dejar de
reconocer que la mano de Dios anda con
eños, y fundadamente presumimos que ha
abogado en su favor no sólo María Auxilia
dora, recurso supremo de los Salesianos en
todos sus apuros, sino S. Francisco de Sales
en su calidad de Patrono y protector del
Instituto, el que alienta, sostiene y fortalece,
es innegable, á aquellos insignes atletas de la
caridad.
No se puede, pues, dudarlo — Francisco
ha contíntiado después de su muerte lo que
durante.su vida h izo: es todavía el amigo
del pueblo, ayudando y patrocinando á los
que por él trabajan de día y de noche, y le
dedican su tiempo, su salud y sus fuerzas.
Después de lo dicho, creemos que nadie
se engañará sobre el problema de los ver
daderos amigos del pueblo. A un lado hállanse los que le adulan, repitiéndole: Eres
libre, soberano, dueño de tí, y te pertenece
decidir como árbitro de los destinos de la
sociedad, puestos en tus manos; hasta aquí
todos te explotaron, los ricos, usurpándote
lo que era tan tu y o , como de ellos, porque
la propiedad no es un derecho sino un robo:
los príncipes, y en general los gobernantes,
arrogándose una autoridad de que carecen
para oprimirte; los sacerdotes en fin haciendo
sacrilego comercio con lo que hay en el hom
bre m ^ sagrado, la conciencia; hora es ya
de que despiertes, y de que haciéndote jus
ticia por tí mismo, rompas tus cadenas, y
reivindiques tu dignidad, vilmente escarne
cida : sacude el yugo de tu servidumbre y
pon animoso la planta sobre los que hasta
el presente te tuvieron sugeto.
Al lado opuesto están los que á ese mismo
pueblo le dicen: Eres de D io s ; Dios es tu
padre, que te otorgó la vida, te la conserva
y te tranqué a generoso cuanto tienes; ese
padre te ha puesto aquí en la tierra, no para
que vivas á tus anchas y permanezcas ocioso,
sino para que trabajes; celoso de tu decoro,
te ha hecho lib re, mas no independiente;
solícito de tu bien te ha creado para la so
ciedad, la cual ha querido sea para tí lo que
es el agua para el p ez, lo.que para el ave
el aire, tu elemento: consultando tu digni
dad te ha impuesto el deber fie contribuir
en la medida de tus fuerzas al bienestar de
la nación á que perteneces como miembro,
y en eso debes emplearte, bien que sumiso
á las potestades legítimas: no te ha vedado
enriquecerte, pero te manda respetar la pro
piedad agena; no te impide clamar, suspi
rar y gem ir, pero si alzarte conti'a los que
legítimamente te gobiernan : desea tu pros
peridad, mas procurada por medios legítimos.
Los primeros excitan en el pueblo las pa
siones y encienden la llam a, no del patrio
tismo, sino de los odios y los rencores, q^ue
engendran los movimientos revolucionarios
con todos sus desórdenes y sus excesos.
Los segundos aquietan y sosiegan los áni
mos : infunden en ellos paz y paciencia, y
les hacen aguardar írnuquilos la hora de
Dios.
Aquéllos buscan en la apareucia el bien
del pueblo: pero no es eso, sino el afán del
medro, el que les impulsa.
Estos nada quieren, nada pretenden: ol
vidados de todo interés terreno, sólo de
sean á trueque de los mayores sacrificios me
jorar la condición de los desgraciados.
Hombres imparciales, después de haber
mirado á unos y á otros decidid.
¡ O h ! estamos segaros de que si tenéis el
juicio sereno, si la pasión de secta ó de par
tido no os ciega, diréis sin vacilar:
Los santos y los que siguen el camino de
los santos son los verdaderos amigos del
pueblo. (1)
ímmtíttmmííimíímítít
H IS T O R IA
d el O ratorio de S a n Fran cisco de S ales
fConíinuaciónJ
« Concluida la función religiosa todos los
promotores y miembros de la Comisión direc
tora , se retiraron á una sala contigua, liaciendo versar la conversación sobre la impresiónque les había causado tan bella fiesta;
y pronto íheron interrumpidos por el canto
de una oda, ejecutado por un coro de niños
con mucha perfección. L a Guardia Nacional
concurría á dar mayor esplendor á la fiesta.
Honor pues á esta nueva institución, que
merece tantos plácemes del Estado y que sabe
(1) L cb T xedadxbos AxiGOS DKL FuxBLO, ueriio para h i
Saíaianot p or el Jmo Br. Obitpo de Tíálaga.
— 124 —
aprovecharse de la oportunidad para con
fundirse con el pueblo en las ocasiones de
común alegría. E l Oratorio está por lo tanto
terminado, y la mira de Don Bosco reali
zada.
Nosotros no queremos decirlo, porque te
memos que la caridad pública se debilite en
su empresa. Nadie puede figurarse los gran
des socorros de que tiene necesidad esta na
ciente Institución, de la cual nuestra ciudad
espera sacar grandes ft-utos; dando además
un grande ejemplo digno de ser imitado por
las otras partes del líeino. Si bien es ver
dad, que no liemos podido ocultar la alegría
que hemos tenido, al anunciar la erección
del Oratorio, no queremos que nuestras pro
pias palabras sirvan ahora j)ara entiviar el
celo de nuestros ciudadanos, creyendo que
su obra se lia ya realizado.
Don Bosco ha emprendido una noble tarea
y la ha dirigido con inteligencia y perseve
rancia. Apreciando la población de Turín,
una Institución cuyo fin es el apartar del
vicio á tantos juveniles corazones, que no
tienen todavía la experiencia y la educación
necesarias para saberse alejar de él, juzga
mos que no querrá dejar su obra incompleta,
sino que querrá mantener el título de cari
tativa deque tan justamente se gloría (1).
Algunos días después de dicha solemni
dad, Don Bosco daba una pequeña idea de
ella á Mons. Luis Fransoni, nuestro caro
Arzobispo, quien á la sazón se encontraba
en León, de France, y el cual demostró su
satisfacción y agradecimiento, contestando
con una carta en que se ve la alta estima
(pie el ilustre Prelado profesaba á nuestro
Oratorio. No queremos que nuestros lectores
se vean privados de su lectura; dice a s í:
vecinos, en los cuales se puede decir que
está visiblemente la mano de Dios.
Ignoro todavía si mis cien billetes han sido
agraciados con algún objeto que valga la
pena. En la lista ó sea el catálogo he visto
el de algunas personas que muy contentas
podrán estar con lo que les to ca; á mí se
puede decir que suele caerme,en suerte algún
abanico de chimenea ó algún porta-serville
tas. Quisiera por lo tanto que fuese esta vez
de algún valor para obsequiarlo á su iglesia.
En el deseo que todos sus Oratorios vayau
prosperando, y confiando en la misericordia
del Señor, se ofrece á V . con la debida su
misión
Devotísimo y afino, servidor'
Luís,
Arzobispo de Turín.
A qu í queremos poner remedio á un olvido,
con notar qu e, en fecha 31 de marzo del
propio año 1852, el egregio Arzobispo quiso
honrar á nuestro Don Bosco con una cir
cular en la cual le nombraba Jefe Director
de todos los Oratorios, y decía a s í: Congra
tulándonos con Vos, digno sacerdote de Dio.s,
que habéis sabido con gran caridad llevar
á cabo la fundación de la nunca bien ala
bada Congregación para los pobres jóvenes
en el Oratorio de S. Francisco de Sales, en
Valdocco, creemos muy justamente manifes
taros nuestro gran agradecimiento, nombrán
doos Superior y Director espiritual del Orato
rio de S. Francisco de Sales ; al cual queremos
se unan y queden dependientes los (ie S. Luís
Gonzaga y del Santo A n gel Custodio, a fíu
de que la obra comenzada con tan buenos
auspicios, progrese y se ensanche en el vín
León, 20 de julio de 1852.
culo de la caridad, para gloria de Dios y
grande edificación del prójimo, confiriéndoos
Mi queridísimo D. B osco :
todas las facultades que son necesarias y
oportunas á tan santo fin.
Quiero suponer que la Iglesia se ha cons
Desde 1841 á 42 los cuidados de D. Bosco,
truido con toda sencillez; mas al pensar que habían sido siempre dirigidos á buscar un
esto en once meses se ha realizado, es lo que punto fijo y á propósito en donde poder co
en verdad me parece prodigioso. Sea el Se locar á sus joveucitos, y una Iglesia capaz
ñor bendito y alabado ya que le dió á ÍTd. la para poder celebrar sus religiosos deberes.
inspiración de iniciarla y la gracia de poderla Y gracias al Señor, después de diez’ años de
llevar á cabo, para bien de tantos jóvenes suspiros y lamentaciones, de fatigas y traba
que á ella presurosos acuden.
jos, este sitio y esta iglesia ya no faltan. Y
Siento que V . no haya podido despachar ahora nosotros, dando término á nuestra his
los cien mil billetes, porque los 74 mil ven toria con este hecho, ponemos punto final y
didos, una vez descontados los gastos de la concluimos el primer decenio.
lotería, no le dejarán sacar en limpio para
su iglesia 32,000 p tas.; ya que la mitad viene
cedida muy generosamente por V. para la
C*i Mr*bacÍiB di la I bI. Bcluiistlea - flin iti J0S6 GIIBIIO.
Pequeña Casa (2). Son dos establecimientos
Xarin, 1891 — Tipograllft Saleaiana.
(I) Y é w e L a Patria , diario politice y literario, 21 Junio
185Í.
(3) }^8 U
de U Divina Providencia, ó sea la Obra del
Venerable Cottulco£0.