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extracted text
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-( A l v o \ I . - IM.
1.
*5^ S a lo una v e * a l m es
E X E U O 1801
J;
OLETm
SALESIálO
El pellgm, Sto. Padre, está en la continua dífusl6n
do libros infames; y para poner un dique i este mal
lüweus.). yo no veo otro remedio, que la fundación de
uua imprento cab'ilica, puesta bajo el patrocinio de la
bama bedo. De cata manera, no baciéndoso esperar núes*
iras respuestas, podremos con mayor ventaja descender
al ciimp') do ia lid y rospomior con feliz éxito i las
pruvucaujuues de los apuntóles del error.
tSaui)
No se engañaría miiclio quien Intentase atribuir prindpalmcnUi u la prensa malvada todus los males y U
dcpit»rabie condición de las cosas á la cual bemos lle
gado acUialinctiic.... los esirilores cab'dlcos deben coa
todas sus fuerzas ocupar la imprento en bien de ia so
ciedad.
(Lbók xm)
La prensa pcrlMica sometida á la autoridad Jerírqulca, revestida del espíritu de Jesucristo, ríeos é ser
un p«ler inmenso: ilumina, sostiene la rerdad, baca
desajurceer el error, salva y civiliza; es casi oos íom a
de apostolado tublime.
(AUJIO»A)
Tuiiii — iíuenoíi-Aircs — L IlíliIJ IilA S A L U S I A X A ~
(iíareeloiia)
VISITAS
AL SANTISIMO SACRAMENTO Á LA VIRGEN MARIA Y A SAN JOSÉ
por San ALFONSO MARIA de LIGORIO
Acaba de publicar la Tipografía Salesiana de Buenos Airea
Edición elegante y esmerada. — Un vol. en-32° Pesetas
0, 20
EL ANGEL DEL APOCALIPSIS
o
VIDA DE
S.
VmCENTE FERRER
P.bro O AR LO S LO M B A R D I
Traducida al españoLpor un Padre Salesiano
E S O E IT A E N IT A L IA N O POR E L
Un vol. en-32“ de pág. 112 (Ls. Cs. 63) P esetas................................0, 80
FE Y LIBRE EXAMEN
EL PAPA V EL CONCILIO V A T I C A N O
R E B A N Y L A V ID A DE JESDCRISTO
o p ú s c u lo s d e l P . F r a n c i s c o M a r t i n e n g o
traducidos del italiano
por el P. FELIX CAPRIOGLIO de la Pía Sociedad Salesiana
Un vol. en-32® de pág. 140 (Ls. Cs, 66) P e s e ta s ..........................
0, 80
RASGOS BIOGRAFICOS
del joven seminarista L U I S
E S C R IT O S
POR
Sü
COMOLLO
C O N D IS C IP U L O
DON J U A N BOSCO
tpadn ción d e l P . M A E -IO
IV IIG O N E
Un Y o l. en-32° de pág. 124 (Ls, Cs. 66) P e s e t a s ....................O, 80
DEÍOCIiAEIO BEGLA1IT0 PASA ¡IMS
por D / ANTONIA R, de URETA
Precios
—
—
En
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Kn
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. .................... ................................................ Pesetas 1, 5ty t e l a ................................................................. . . »
1, 25
idel, corte d o r a d o .................................................... »
2, 00
.................................................................>
3, UO
cliagriü
ANO V I.-N . 1.
Sale una vez al mes.
ENERO 1891
BOLETIN SALESIANO
Debemos ayudaj- á nuestros her
manos á ñn de cooperar á la
difusión de la verdad,
(I I I S. JüAX, 8).
Atiende & la buena lectura, á la
exhortación y á la enseñanza.
( I T im o t h . IV, 13).
Entre las cosas divinas la m&s di
vina es la de cooperar coa Dios
á la salvación de las almas.
(S. D io n is io ).
Tin amor tierno hácia el prójimo
es uno de los m&s grandes y
. excelentes dones, que la divina
bondad puede hacer á los hom
bres.
CEl Doet. S. F r a x c . de Sales).
Cualquiera que reciba k un niño en
mi nombre, recibe h mi mismo.
(M a t i i . x v t ii).
Os recomiendo la niñee y la ju
ventud ; cultivad con grande
empeño la educación cristiana;
proporcionadles libros que en
señen a huir el vicio y & pra
cticar la virtud.
(P ío IX ).
Redoblad todas vuestras fuerzas
para retraer á la niñez y Juven
tud de las insidias de la corru
pción y de la incredulidad y
preparar de esta manera una
nueva generación.
(L kon X II I ).
- m ( D IR E C C IO N en el Oratorio Salesiano — Calle Cottolengo N. 32, T U R IN (Italia) ) ? ^ í -
S iim a rio .
Carta del Sao. Don Miguel Eua á los Cooperadores y
Cooperadoras Salesinii.as.
Nuevos Misioneros Salcsiauos.
Brasil.
E l Hiño. Sr. Pedro lia ría de Lacorda.
Don liabagliati eu Tiuin.
Noticias do nuestras misiones.
Necrología.
Los Verdaderos amigos del pnolilo.
CARTA
del Sac. Don IG U E L RDA
á los Cooperadores y Cooperadoras Salesiaoas
Beneméritos Cooperadores
y Cooperadoras:
M e es grato y consolador, siguiendo
la costumbre de Don Bosco, manifcistaros
las obras realizadas por el Instituto Salesiauo en el año próximo pasado y las
<jue se emprenden en el presente, tanto
más cuanto que bien conozco la benevo
lencia con que os interesáis por las obras
de 'los bijos de Don Bosco y cuánto anhe
láis trabajar por la gloria de Dios y ali
vio de la pobre humanidad.
Justo es que aute todo os invite á dar
gracias á Dios por los beueflcios conce
didos en el año anterior y eu especial
por él de habernos conservado la vid a ,
cuando tantas calamidades afligen á casi
todos los países de la tierra y cuando
aun más de mil de nuestros Cooperado
res han pasado á la eternidad. T bien
que y a se hayan Iieclio especiales sufra
gios por sus almas, os recomieudo no les
olvidéis en vuestras oraciones.
Paso ahora á luanifcstaros las obras
j)i*i]icipales que con la ayuda de Dios y
mediante vuestra cooperación so han efeetnado ])or los Salcsiauos ó Hijas de
María Auxiliadora.
Obras llevadas á cabo en 1890.
Los que tienen noticia de los grandes
desastres rentísticos ocurridos el año pa
sado en diversas naciones y que por lo
tauto han debido hacerse sentir en los
bienes de fortuna de nuestros bienhecho
res no podrán menos de maravillarse y
bendecir á Dios por las obras que se han
efectuailo, según v o y á enumerarlas co
menzando por Europa.
Es de notarse primeramente la casa de
1
Macerata, en cuya piadosa é ilustre ciu
dad encontrándose muchos Oooperíidoves
y Cooperadoras, con gran sacriínáo coin-praron un vasto terreno y luego ediíicada una fábrica capaz de contener cien
niños, todo lo regalaron á los Salesiaiios,
quienes tomaron posesión de él el 4 de
noviembre y sin demora establecieron un
A s ilo y un Oratorio festivo, que ya fre
cuentan centenares de chicos y que ha
merecido el aplauso de toda suerte de
personas y sobre todo del eminente Obispo
y su clero.
D igna (le señalarse entre las primeras
es también la Casa do Q'riiio en la dió
cesis do V e rc e lli, hi cual juiitanionte
con una nueva y íiermosa iglesia conti
gua, dedicada al Sagrado Corazón, fuó
obseípiiada por el dignísimo y generoso
canónigo Don Antonio ISIontarado. A brióso el 10 do octubre y desde entonces
asisten allí á la enseñanza do la religión
no menos do GOO niños. Fácilmente se
adivina la satisfacción de que allí goza
el apreciable párroco que de este modo
v e (lifundirso la iiiedad e instrucción mo
ral en su numerosa grey.
Se ha terminado en Catania el A silo
que el año pasado recomendó especial
mente á la caridad de nuestros Coopera
dores y Cooperadoras de Sicilia. E l edb
licio ya • por su situación y solidez, ya
por su distribución y tamaño es una obra
de primer órden, capaz de contener dos
cientos niños, y en el cual y a se han al
bergado no pocos muchachos abandona
dos , que actualmente aprenden oficios.
Quedan solamente por pagar algnuos
miles de pesetas; pero confio en que no
se haya agotado cerca del Etna la cari
dad de nuestros bienhechores.
E l 11 de diciembre próximo pasado
llenando los deseos de años atrás expre
sados por el lim o. Sr. Obispo de Possano
hemos tenido la satisfacción de tomar en
dicha ciudad la dirección de un colegio
y do un Oratorio festivo y grande es el
bien religioso y moral que esperamos ob
tener en esa diócesis que ostenta el céle
bre santuai'io de la Santísima V irgen de
la Providencia, y en la cual nacieron los
beatos Odiiio Barotti y Juvenal Aucina.
En el norte de Francia hemos fundado
una Casa en Dinán para niños en gran
pobreza y desamparo. Casi al mismo
tiempo se fundó una colonia agrícola no
lejos (le L ila en Rnitz junto á Bethuue,
la cual se debe á la caridad de un ca
ritativo Cooperador salesiano. Y debo
aquí advertkos que en la ciudad de Lila,
como fuera menester ensanchar la casa
existente se compró una fábrica contigua
eii más de setenta mil francos que pronto
serán pagados por nuestros buenos y muy
generosos Cooperadores de Francia.
En nuestra Casa de San León en Mar
sella se ha establecido mía tipografía y
un nuevo taller para favorecer la difu
sión de buenas lecturas.
Se ensanchó la Casa Salesiaua de Menilmoutant en París y la de Batersea en Lon
dres para la planteación de un asilo donde
hospedar á los niños más necesitados de
a(iuel pobre barrio.
Esta última obra de J?aridad nos ha
dado el consuelo de originar la conver
sión de buen mimoro do protestantes.
Los Coojieradores y Cooperadoras de
la católica España y en especial una ge
nerosa señora, con razón llamada la madro de los pobres, han abierto una casa
en Barcelona con el título de San José,
á la cual asisten multitud de niños.
Las obras llevadas á cabo en América,
el desarrollo de las Misiones y las nuevas
casas que se han abierto son una prueba
luminosa de la muy esijecial protección
de Dios, como que los gastos hechos, di
ficultades vencidas y frutos obtenidos son
cosas superiores á la actividad ordinaria
é industria del hombre. Desde luego, con
forme á la voluntad expresa del Sumo
Pontífice, el muy sabio y celoso León X I I I
so fundó una casa de artes y oficios en
B ogotá, capital de la República de Co
lombia. Como el edificio proporcionado
en un principio llegará á ser estrecho
para la gran (jantidad de niños, se arre
gló otro mucho más vasto donde al mismo
tiempo que se enseñan importantes in
dustrias, se proporciona cristiana ediwjación, con la esperanza de dar á aquel
país bxienos, honrados y laboriosos ciu
dadanos.
En la Repxiblica Argentina se fundó
una casa en la ciudad del Rosario de
Santa Fe, con escuela y Oratorio para los
niños que en gran parte i)erteneceii á fainilias do origen italiano. Otra se abrió
en un barrio de Buenos A ire s , llamado
Barracas, y por vivas instancias del limo,
y Revino. Sr. Arzobispo se aceptó la ad
ministración do la parroquia de Bahía
Blanca.
Establecióse una nueva Casa Salesiana
en Paisandú de la República del üru-^
i
^
— 3 —
griay para niños y adultos y de suma
imi)ortancia para el mejoramiento reli
gioso y moral de aquella población.
También en el Brasil en la ciudad do
Loreiia fundóse una casa de artes y ofi
cios de no menor importancia que aquella.
D ejo por abora de hablaros de otras
obras comenzadas el año pasado y que
lian sido objeto do nuestra solicitud y de
vuestra caridad, bien que por su magni
tud no hayan aiin podido concluirse;
como el A silo del Sagrado Corazón en
Boma, la decoración de la iglesia de !María Auxiliadora en Turín, el Asilo de San
Francisco de Sales en Lioja, el ensanche
del Oratorio Salesiano de ÍMarsella, él de
la Casa del N iño Jesús en Sarriá y varias
otras.
Pavsando ahora d tratar de las casas do
educación para niños pobrt‘s tengo el
gusto de deciros que las ITermanas do
María Auxiliadora, con la ayuda de los
Cooperadores y Cooi)cradoras han tenido
igualmente la satisfacción de-extender su
benéfica acción y fundar nuevas casas en
nuestro país y el extranjero.
En S. Justo Canavese tomaron la di
rección del nuevo Asilo y Oratorio fes
tivo para niñas, y en Magenta, cerca de
M ilá n , acex)taron la dirección del nuevo
hospital.
En A lí, cerca de Mesina, abrieron una
escuela gi’atuifa, un taller y un Oratorio
festivo en una casa dejada al efecto i)or
una insigne Cooperadora salesiana.
En T u rín , no léjos de la iglesia de
María Auxiliadora edificaron una hei’raosa capilla de snfitjiente tamaño para la
enseñanza religiosa de algunos centenares
de niñas x>obres y dignas <le eoinj*asión.
En la Casa central de Niza J^fonfeiTato
fundaron otra jíara albergar mayor nú
mero de doncellas que abandonando el
mundo van ú consagrarse enteramente á
Dios en el Instituto de las Hijas de !María, Auxiliadora fundado por Don Bosco.
En la casa de N iza Marítima y en la
d e Marsella establecieron Oratorios festi
vos en sus pobres y estrechas hal)itaciones mientras la D ivina Providencia les
concede los medios necesarios para le
vantar edificios á prox>ósito.
En Am érica fundaron Oratorios festi
vos y escuelas en Barracas y Bahía Blanca
■de la Bepública Argentina, y en Monte
video capital del Uniguay, á la vez que
uu asilo de caridad para indias en la isla
de Dawson en la Tierra del Fueíro.
Estas obras unidas á las de años an
teriores dilatan en gran manera el vasto
carax>o evangélico confiado por Dios ú los
Salesianos; y esta simple reseña bastaré,
mis amados Cooperadores y Coo]H*ra(h>ras, x>ara que os mováis á dar acciones
de gi’acias al Señor x>or el bien que os
ha concedido hacer para su mayor gloria
y bien de las almas en tantas partes del
mundo, al mismo tiempo (]iio i)ara con
venceros de la razón que tengo x)ura im
plorar repetidas veces vuestra (‘aridad y
confiar en vuestra benevolencia para lo
venidero. Dnleií mo os repetiros lo que
otras veces os he dicho; esto es que los
Salesianos ó Hijas de IMaria Auxiliadora,
despiics do Dios, á vuestra generosa bon
dad deben la xdanteaeióu, sostón ó iiioromeiito de sus obras do fe y caridad, y
qiie en vosotros confían i)ara salvar imiyor número de niños x)obros y dosamx>a^
rados.
Obras propuestas para el aüo 1891.
Bien comprenderéis desde luego qué
obras baya de recomendar este año á ^^lestra atención. En general, como en años
X)asados, el mantenimiento de los Asilos
de Caridad donde están recogidos mi
llares de niños, á los cuales es necesario
proveer de alimento y vestidos hasta
tanto que lleguen á ser cax>aees de tra
bajar (‘n el minido y ganarse el p an ;
luego las casas de artes y oficios donde
tantos otros se forman buenos obreros y
maestros de otros in'qnofiiielos en Europa
y Am érica; los Colegios y Casas de his
M isiones, donde no pocos estudian lite
ratura, filosofía y teología ])jira llegar á
ser lu’ofcsores, sacerdotes, prcdica<Iores,
confesores y misioneros; en (?S])eeial his
Misiones de la Patagíinia, Estrecho do
■Magallanes y TiíTra del Fuego (pie le
janas de centros de (úvilización y á cansa
de su grande atrazo y de la crisis de las
Bepúblicas vecinas no juieden proporcio
nárseles instrumentos de trabajo, vesti
dos y alimentos sino á x>recio8 exorbítaiite.s y casi fabulosos.
Pero si vuestra gran caridad no i>erderá de vista las obras enumeradas en
general debo aún señalar algunas á vues
tra j)artícular consideración: En primer
lugar el A silo para niños pobres comen
zado en Londres. En esa ciudad de cua
tro millones de habitantes, capital del
protestantismo en In glaterra, sólo teño-
— 4
mos im a pequeña casa y ima parroquia de niños, en peligro de perderse por las
con más ‘ de 200,000 protestantes y úni insidias de las sectas enemigas, á más de
camente 2000 católicos, casi todos pobres los que se presentan en el abandono y
artesanos. E s , p u es, imposible que los pobreza.
Salesianos puedau conseguir limosnas de
las ])crsünas del lugar, en la proporción
Gran premio que en esta vida
necesaria.
Esperamos', s í, que llegarán tiempos
obtienen las personas caritativas.
mejor<*s, como que cada año muchos son
Eximesto lo anterior permitidme deja
los licrtqcs que se convierten á la reli
gión católica; ])cro por ahora debemos ros de recuerdo un pensamiento que os
mirar aquella (Jasa como una Misión en sirva de estímulo para promover las in
país extranjero, y emplear en su sosteni dicadas y otras obras de religión y ca
miento una ]>arte de la caridad de los ridad.
Si bien todos, segim nuestras fuerzas,
Coo])eradores y Coo])cradoras de países
católicos. .Recomióndola jior tanto á vues tenemos obligación de concurrir á la g lo
tra bondad y mncho celebrare (pie nues ria de Dios nuestro Creador, Redentor y
tras ofrendas me permitan amjiliar este Padre, si aun la naturaleza y la gracia
año aquel ])equcño A s ilo , á lin de dar nos enseñan el deber de ayudar á nues
albergue á sin uiimero de niños en ex tros semejantes y cooperar al bien moral
trema miseria y abandono, instruirlos en de la sociedad, Dios concede todavía en
la verdadera fe y educarlos en sanns cos esta tierra un gran premio á las perso
tumbres, con lo (pie coopm*ai‘(3Ís del modo nas que practican la caridad. En efecto
más eñcaz al bien do los desamiiarados niia larga vida es un x)recioso don y una
de las gracias temi>orales más ambicio
en la mayor ciudad del mundo.
E l 8 de diciembre do 1801 harán 50 nadas; todos por naturaleza la deseamos
años (pie Don Hosco dió comienzo á su y Dios la jiromete á los que hacen el
ob ra, atrayc'iido al primer niño cpie fuó bien y la niega á los malos. L a Santa
como la iiicdra fundamental de los Ora Escritura misma señala las personas ca
torios festivos. Asilos de Caridad é Ins ritativas entre aquellas á quienes el Se
tituto Salesiano . Propóngome celebrar ñor concede larga vida. Sirva de esemplo
tan fausto reiaierdo con inaugurar solem el pacieutísimo Job, consolador de los
nemente la iglesia de María Auxiliadora aflijidos, ayuda de los desgraciados y
en T u rín , embellecida y decorada como ¡ladre de los huérfanos, el cual por su
monumento á la memoria do Don Rosco. caridad, despmís do ¡u’obado cii el fuego
Eeliz andaró en mi intento si vuestra de de la tribulación ¡)or el Señor, recibió
voción á la Y lrgen Santísima y (*stima indecibles biem\s y consuelos, el doblo
á su liel siervo Don Rosco continúan a- de lo que habla ¡lerdido y muy larga
lentando vuestros corazones y moviendo vida (1). N o menos agracimlos fueron los
vuestra m ano, con lo (pie no falten los Tobías padre ó liijo, iiersonas do las más
caritativas do su tiempo; como (jue el pa
recursos para la obra comenzada.
U n año hace os recomendaba el Asilo dre socorría, largamente á los pobres, daba
del Sagrado Corazón en liorna y (*omo do comer á los indigentes, vestía á los
medio á propósito jiara colectar limosnas necesitados y en tiempo do persecución,
al efecto os proponía hx Piadosa Obra dd añil con iieligro de su vida, enterraba á
Sat/rado Corazón de Jesús, es d ecir, la los muertos. Instruyendo á su hijo, de
ofrenda do una lira italiana (una peseta cíalo: « H ijo mió, (la limosna al ¡lobro
en España) para fundar seis misas coti y no lo vuelvas las espaldas para que el
dianas perpetuas, según la intención do Señor no te las vuelva á tí. Usa de mi
los contribuyentes. Acogida graciosamente sericordia según tu ])osibili(lad; si tuvie
mi reciuuendación, se han podido pagar res luuelio, da abundaiitcuieiite, y si tu
los gastos de la fábrica, ya más alta que vieres i>oeo da con buena voluntad lo
los cimientos, y tengo motivos para es- que ¡Hiedas; do este modo conseguirás
Xierar (pie no han do faltar ios recursos gran recompensa el día del ju icio; porque
hasta dar término á ese A silo del Sa la limosna libra del pecado y de la muerte
grado Corazón de Jesús, en liorna, tan y no permitirá que el alma caiga en las
necesario en los tiempos presentes para
(1) J ob, cap. s x ix y x l ii .
la salud temporal y eteilui de centenares
— 5 —
tinieblas (2). A s í padre e hijo practica
ron en alto gi'ado tan santos preta?ptos,
por lo cual alcanzaron grande estima y
reputación basta en la misma corte. Dios
les concedió adenn'ís inmensa riqueza, de
tal manera que pudo xuestar 10 talentos
(como 60.000 pesetas) sin interés á Ga
belo: por otra parte un A n g e l del Cielo
le depara ayuda y consuelo en tiempo de
tribulación y proporciona á su hijo un ma
trimonio singular y bendito, la cm'ación
de la vista del Padre y por fin gran
]irosperidad por todcavia 42 años, que
fueron coronados de eiividiable muerte á
los 102 años de edad. N o menos feliz fué
su hijo quien vió los hijos de sus liijos
liasta la quinta generación y á los 00
años de edad descansó en el Señor. Y no
solamente fueron bendecidos ellos sino
también sus descendientes como que los
libros santos nos dicen (jue toda su p:v
réntela y descendencia perseveró en el
camino del bien y fué amada por Dios y
los hombres.
Podría citaros muchos otros ejemplos
semejantes y elocuentísimos que la Santa
Escritura y la Historia de la Iglesia nos
refieren; x)odría también citaros la larga
y dichosa vida de varios bienhechores y
bienhechoras de Don Bosco y sus Obras ;
pero en obsequio de la brevedad me li
mito á observaros que los sobredichos de
Job y Tobías parecen ser ])or el Espíritu
Santo expuestos expresamente á la con
sideración de los hombres con el fin de
per-suadirlos de que el mi.sericordioso ob
tiene misericordia, y (jiuí la misma me
dida que usaremos con los ])obrcs usará
Dios con nosotros. « Dichoso él que atiende al x)obre; en el día malo le librará
el Señor, » exclama el Salmista; y tal
ocurrirá á vosotros, mis buenos Coo])cradores y Coo})eradoras, que liabéis en cierto
modo ado])tado y no cesáis de lO’oteger
á los pobres niños abandonados que tanto
ama Nuestro Señor Jesucristo.
Un pensamiento de Don Bosco
en conclusión.
Algi'm tieiniío antes de su muerte, nues
tro muy amado Don Bosco manifestó
particular deseo de escribir una obrita
de gran utilidad; ])cro «jue
sn mala
salud y gi’andes trabajos no le fué ]»osible ni siquiera x)riucix)iarla. H as se com(2) T o b . cap. IV.
plajo en indicar el título que le habría
dado; JEl Cielo al)ierto d los ricos })or mo
mios de los pohrcs á quienes favorecen. Los
oráculos del Espíritu Santo, las senten
cias de los Santos Padres, los ('jt‘m))los
que leemos eu las Santas Kscrituras y
hasta en la historia de nuestros día.s, las
admirables conversiones y muertes edifi
cantes de eaiátativas personas (‘te. etc.
habrían formado la mat(‘ria, y habría sido
uo inferior á los demás (U‘l Sierve» d(^ Dios.
Pero ya (pie no llegó á escribirse^ el
mencionado libro, sirva el santo luoisamiento do Don Bosco ])ara. alentar á los
ricos á lu’omover las obras de caridad y
beneficencia. Podrán encontrarse ]>(‘rsonas (pie no deseen eu la tie'vra larga vida
y aun tales (jiie deseen salir cuanto an
tes de esto lugar de d(ístierro, valUí de
lágTimas y (^ampo de batalla, á las cua
les Dios oye y llama, á su sen o; ]U‘ro
¿quién no aspira al Cielo y á la felici
dad eterna t ¿(piién no des<‘a una. sen
tencia dichosa el día del jiii(io ? Ahora
hien, todo ello lo ohten(lreni(»s ])or medio
de la limosna y do las ohras do caridad.
Nos lo asegura Jesucristo mismo: Venid^
l)emlitos de mi F<tdre, dirá á los qiu*. el
último día estarán á su diestra, venid d
2>oseer mi reino eterno parque cuando era
necesitado en la qmrsona de mis pobres me
socorristeis (1).
Coucluyo asegurándoos que cada día
en el santuario de María Auxiliadora en
Turín, eu la iglesia del Sagrado Corazón
en Koma, y en todas las iglesias, capi
llas y casas de nnostra Pía Sociedad se
ora según la intención de los bienhe(‘hores y Inonhechoras do iiU(5stros x>‘>bres
Imérlanos y s(‘gnn la (h“, los ])romotores
y sostenedores do Jas Misiones Salesianas. Tengo gran confianza en (pie Dios
por int(‘rc(*sión de María Santísima oirá
inií'strns suplicas y en (pie desimés de
colniavnos con sus beneficios en esta vida
nos aéúji*á en su gloria á la hora do la
muerte.
Con la mayor estima y más iirofnnda
gratitud soy de vosotros, benemérito»
Cüüx>eradores y Cooperadoras,
OhlUjadísimo Servidor
MIGUE4- RUA
Presbítero.
Turín, 1° de Enero de 1S91.
(1) SI a TTH. XXV.
NDEVOS MISIONEROS SALESIANOS.
En este mes partirán de Turín nume
rosos religiosos y Hermanas de María
Auxiliadora para unir sus esfuerzos á los
de sus herinanos, que por la salvación de
las almas trabajan en Colombia, Ecuador,
Chile y Tierra del Fuego.
Se emprenderá la fundación de nue
vas casas y se reforzarán las ya estable
cidas. Sin tener otra cosa en vista (jne
la gloria do Hios, los nuevos misioneros,
llenos de abnegación, dejarán hi ])atria
y familia j)ara ir á las más ai)arfadas re
giones de Amórica. El Señor bendice y
colma de gracias á los (jue á tan santa
obra se consagran , no menos que á los
que les prestan'su inotección y favor,
porque la <d»ra divina j)o r excdmcia es la
salvación de las almas.
¿ Y íiué podrÍJimos nosotros hacer sin
la ayuda que (d Señor nos concede por
medio de nuestros Coo])eradores ? Mas
para su consuelo baste recordar aquellas
palabras (jue á manera de testamento les
dirigió Don Hosco:
Pues que con tanta bondad y perseveran
cia me habéis ayudado, os suplico prosigáis
después de «ti muerte ayudando á mi suce
sor. L a obra comenzada con vuestros auxi
lios no tiene ya necesidad' de m i; pero si de
vosotros y de todos los que como ^'o,soí;’o,s
aman á Dios p desean que reine en la
tierra. Os la confio y recomiendo.
Pa ra mayor aliento y consuelo vuestro
encargo á mi sucesor que tanto en las pú
blicas como j)TÍvadas oraciones que se hacen
y harán en las Casas Salesianas sean siem
pre comprendidos nuestros Plenhechores y
Pieyihechprasy incluida intención de que por
su caridad el Señor les conceda el céntuplo
aun en la vida presente, salud y concordia
en sus familias, prosperidad en sus campos,
posesiones y negocios, y preservación de todo
peligro y adversidad.
A símu '.-o íío os advierto que la obra más
eficaz para obtener el perdón de nuestros
pecudos y asegurar nuestra salvación es la
caridad á los niños: TJiii es minimis, á los
pequeñitos abandonados, como nos lo asegura
nuestro P ivin o Afacstro Jesús. Pequiriéndose, mayormente en estos tiempos, medios
materiales para educar en la f e y buenas
ensfumbres á hs niños pobres y desamparados,
la Santísima Virgen se hn constituido j>ersonalmcnte su protectora, y por consiguieñte re
gala á sus Bienhechores con gracias extraor
dinarias, tanto espirituales como temporales.
Y o y todos los Salesianos testigos somos
de que muchos Bienhechores nuestros, con
escasos bienes de fortuna, favorecidos luego
por el Señor los han visto gradualmente
acrecentarse desds el momento en que comensaron á ser generosos con nuestros huerfanitos. B or cuyo motivo y amaestrados por
la experiencia, no pocos me han repetido
éstas ú otras seminantes palabras: Cuando
hago la caridad á sus pobres no me de
Utl. las gi-acias; antes bien yo debo dár
selas á Üd. que me la pide. Desde que
he comenzado á socorrer á sus huérfa
nos, mis posesiones se han duplicado.
, B l Sr. Comendador P o n Antonio Cotia,
al traerme frecuentemente sus limosnas, me
decía: Ciiauto más dinero invierto en sus
obras, tanto más prosi)eran inis negocios.
Y o veo de un modo manifiesto que el Se
ñor me recomi)ensa, aun en la vida pre
sente, con el céntuplo de todo lo que doy
poraiuor á Él. Insigne bienhechor nuestro, á
la edad de80 años, Píos lo llamó al Cielo para
gozar eternamente del fru to de su beneficencia.
S i bien postrado y débil, no quisiera con
clu ir de hablaros y recomendaros la aten
ción de nm niños á quienes he de abandotm r muy pronto; pero oio debo ser más
prolijo y f uerza es que me despida.
Adiós, mis caritativos Bienhechores, Coo
peradores y Cooperadoras Salesianos. A mu
chos de vosofros no me ha sido dado conocer
personalmente en esta vida. ¡ Buen ánimo /
B n la otra nos conoceremos todos y nos ale
graremos eternamente del bien que, con la
gracia de Dios hayamos hecho, especialmente
en fa vor de Ja pobre juventud, en nuestros
breves días de peregrinación sobre la tierra.
S i después de mi muerte la P iv in a A lisericordia, por los méritos de nuestro Señor
Jesucristo y protección de Alarla A uxilia
dora, me juzga digno de ser recibido, en el
Paraíso, no dudéis de que rogaré incesan
temente por vosotros, por vuestras familias,
amigos y conocidos, á fin de que un día
iodos vayáis á alabar por .siempre jamás la
Aíajestad del Creador, á gozar de sus d irinus delicias y cantar sus infinitas miseri
cordias. Amen.
— 7 —
BRASIL.
V is it a d e l lim o . Si*. C a ñ ile ro .
Nictboroy (Colegio de Sta. Eosa)
IS de setiembre de 1890.
VENEEADÍSmO P a d e e :
P o r fin los Salesianos del Brasil han re
cibido también una visita del muy amado
é lim o Sr. Cagliero. Anos hacía que lo espe
rábamos, y tantos han sido nuesti'os ruegos
y cartas que conseguimos ser escuchados.
Su Señoría lim ase embarcó en Jlontevideo
con nuestro inspector l)o n Luis Lasagna á
íines de julio. E.speróbamoslo el 2S y ya días
antea reinaba gran entusiasmo con este motivo
en el colegio. Los preparativos para su re
cibimiento eran grandes como él se lo me
rece , y los diarios de la capital habían anunciado con gran encomio su visita.
F i e s t a d e r e c e p c ió n e n IV icllicroy .
E l 28 de julio, después de Jtisa, los niños
y personal del Colegio, en número como de
20ü, precedidos de nuestra banda musical
salimos á embarcarnos en un vapor en iíictheroy y fuimos á recibir á Monseñor que
precisamente llegaba casi al mismo tiempo
en el Ecuador. Indescribible es la alegría «le
nuestros niños. A poco andíir se euarboló la
bandera de nuestro Colegio, los músicos so
naron sus insti'umentos y todos agitando
sombreros y pañuelos prorrumpieron en \úvas
al limo. Sr. Cagliero. El contento y anima
ción crecía por momentos á medida que más
nos acercábamos al Ecuador, y en el mo
mento de distinguir á jMonseñor acompafiado
de Don Lasagna el entusiasmo no tuvo lí
mites. nallábanse en nuestra compañía el
Sr. Don Giordaiio, Dirccdor del Colegio de
San Pablo, Don Carlos Peretto, Director de
la Casa de Lorena y otros distinguidos i)ersonages, amigos y bienhecbores nuestros,
entre los cuales el Sr. Comendador Don
Guillermo M orrissy, el primero que en el
Brasil acogió á los Salesiaiio.s con bondad
la más exquisita, hombre infatigable en pro
mover toda obra buena y sobre manera apreciado y conocido en todo el p aís, el Sr.
Comendador Don Antonio Bena\ides, otro
bienhechor ilustre y antiguo amigo nuestro,
el Sr. Doctor Saladino de Aguiar que en
San Pablo trabajó con el más vivo empeño
para obtener hijos de Don Bosco y que se
sacrificó hasta el punto de colectar limosnas
para la fundación de nuestra casa en aquel
lu g a r, el muy Eevdo. Padre Juan Bautista
Gomes compañero del Doctor Saladino en
buscar los medios de establecer el Colegio
de San P a b lo , el muy E ev. Padre Juan
Pablo, coadjutor de la parroquia de Lorena
y excelente amigo do los Salesianos, el Se
ñor Don Marciano de Silva Pontos y otros
sujetos no menos estimables.
Apenas el Ecuador soltó las anclas Mon
señor apresuróse á venir á nosotros. La ma
nifestación que se le hizo no pudo ser más
entusiasta y cordial; los alumnos besaron
uno á uno la mano de ^rou.souor y de nues
tro querido Inspector, oii tanto que la mú
sica continuaba resonando en el espacio y
que nuestro pequeño vapor se dirigía de
nuevo á líicth ero y, á sólo una media hora
de camino.
líumorosísiino pueblo esperaba en la ribera
y seis tranvías estaban dispuesttjs para trans
portarnos á nuestro Colegio. Durante el ca
mino loa vivas, la música, los (iobetes atriv
ían la atención de un mundo de gente.
A las Kí llegamos al colegio : esperaba allí
á ^lonsoñor gran iiúmero de amigos y Coo
peradores : la facliaila estaba graciosamente
adornada con arcos do triunfo, guirnaldas de
llores, cenefas, gallardetes etc. y sobre la
portada leíase en preciosas letras:
JO A N N I C AG LIE R O
EPISCOPO ITAGIDANO CLAEISSIM O
L A E T I L IB E N T B B
PLA U D IJIU S.
Monseñor y Don Lasagna celebraron la
santa Misa, que fuó sumamente concurrida.
Acompañáronle á comer varios Coopersvdores Salesianos que quedaron prendados de
la amabilidad y franco trato de Monseñor.
Desi>ués de cuati’o días de visita en Santa
Bosa el limo. Sr. Cagliero fué á visitar las
casas de San Pablo y de Lorena. La recep
ción fuó espléndida, mas no obstante los de
seos de sus amigos no pudo Momíeñor que
dar más de mi (lía , pues de vuelta de San
Pablo debía celebrar aquí la fiesta de San
Joaquín.
Kn San Pablo eran días do solemne acontoc.iiuiento: eiicontrábaime reunidos catorce
Obispos brasileros para (ionferenciar sobre el
Concilio Raciona}, que deberá verificarse e.1
año pr(»x¡ino. De San Jbiblo Monseñor con
tinuó viaje á Itii, donde bm líeveremlos P a
dres de la Compañía de Jesús tienen un florecienlísimo colegio, frecuentado por
alumnos. Encontró allí á nu(*stro amadísimo
Obispo el limo. Sr. J^edro María Lacerda,
egregio bienliechor Kalesíano.
Después de 15 días Monseñor acompañado
de Don I^asagna y de Don Giordano, volvió
á Lorena, donde i)oi)tiíicó con ocasión de la
fiesta de San Joaquín pati’óii de nuestro co
legio. Gentilísimo recibimiento le hizo tanto
el conde Moreira Lima como el hermano
del conde, el Sr. Barón de Ca.stro Lima, in
signes bienhechores de nuestra Casa. De
Lorena i)asó á Minas Geraes para visitar en
ÍS. Joao del licy una casa <Jon vastísimo te
— 8 —
rreno, ofrecida á los Salesiauos. La población
entera esperábale allí con música, fuegos ar
tificiales etc.
L a fie s ta d e S . L u i s G on zaíra.
E l 31 celebramos la fiesta de san Luis Gonzaga. En la mañana Monseñor confirió la
órden dcl presbiterado á dos de nuestros
liorniauos y luego asistió pontificalmente á
la Misa solemne é liizo una conferencia llena
de ard(jr y celo á nuestros Cooperadores y
Cooperadoras.
Acompañáronle, poco después, á comer
muy distinguidos señores: el Sr. Conde Moreira L im a , el Barón Castro Lima etc. Prommciáronso numerosos brindis en obsequio
do la Congregación Salesiana, de Blonseñor
Cagliero, del Obispo «liocesano etc.
A las cuatro ]>osmeridiauo tuvo lugar una
hermosa ac.ademia literario-nuisical, y por
fin el Sr. Don Lasagna, que habla tan bien
el portugués como el español, proiuiució el
panegírico de san Luís.
Terminóse la fiesta con gran iluminación
y fuegos, música y calorosos vivas á Mon
señor.
A l día siguiente Don Lasagna comenzó los
ejercicios espirituales para los niños, y ob
tuvo copiosísimo fruto.
Tantos días do júbilo terminaron con la
partida^de Monseñor el 5 de setÍ«‘.uilu’o : nues
tros niños lloraban en torno de Moiiscñor que
beudiciéudoles y animándoles á perseverar
en el bien debió hacerse violencia para par
tir. Varios do nuestros hermanos y Coope
radores acompañáronle á bordo del Europa,
en cuyo vapor empren«lió viaje á Montevideo
l>ara seguir á Patagonia.
La visita dé Mous. Cagliero al Brasil ha
producido un bien extraordinario. Con ella
todos han cobrado nuevo aliento para traba
ja r por la juventud tau abaudona<la en este
país. Dios bendiga semejante caridad que
tan al vivo nos recuerda la de nuestro santo
Fundador.
Sírvase aceptar^ venerado Padre, los más
afectuosos sentimientos de sus hijos del B ra
sil, bendecir á esta casa do Síiuta Kosa y
más en especial á su
Devino, hijo
P e DKO COGLIOLO
Sacerd.
E l lim o * S r . l'e c lr o HKaria
de L u cerd a
E l 15 de noviembre un telegrama de Río
Janeiro anunoiábanos la muerte del limo.
Sr. Pedm Alaría de Lacerda, Obispo de San
Sebastián ó Río Janeiro, capital del Brasil.
Este eminente prelado había nacido en aquella
ciudad el 21 de enero de 1.S30 y había sido
preconizado Obispo en cousistoro secreto el
21 de setiembre de 186S por el Sumo Pontí
fice, de carísima memoria, P ío I X . Como v i
niese á Tiirín el año de 1877 dignóse aceptar
la hosiútalidad que le ofreció Don Bosco é
hizo vivas instancias para conseguir Salesianos para su vasta diócesis. Don Bosco
pudo complacerle más tarde, y el limo. Se
ñor Lacerda cobróles tal afecto que cumplió
fielmente la i>romesa hecha á nuestro Padre
á quien dijo : Sus hijos serán mis hijos.
E l colegio de Artes y Oficios de S. Rosa
en Xictheroy debióse á él que no solamente
lo íundó sino que constantemente ti'abajó por
su prosperidad. A llí iba varias veces al año
á buscar el descanso y alivio que le exigían
sus grandes trabajos.
Recomendamos su preciosa alma á las ora
ciones de nuestros Cooperadores y Cooperadopis, mientras nosotros reconocidos á él no
dejaremos de procurar pagarle cou los sufra
gios de la Iglesia su gran afecto y bondad.
DON RABAGLIATI EN TURIN.
E l 27 de octubre llegaba al Oratorio nues
tro muy amado inisiouero Don Evasio Rabag lia ti, actual director de la Casa salesiana
de Bogotá eii Colombia. Gracias á Dios y á
María Auxiliadora su viaje fué felicísimo.
Si grande es nuestra alegría al recibir y
abrazar á nuestros hermanos misioneros que
según la expresión de Don Bosco, á tan buen
juecio compran el Paraíso, mayor puede de
cirse que es el entusiasmo y avidez con que
nuestros niños les esperan y oyen sus noticias
tau llenas de interés y variedad.
Desdo los primeros días de su llegada Don
Rubagliati era circundado de los niños: tenía
tuntas cosas que contarles j mas la nota predumiiianíe, la que más enardecía la palabra
do este misionero era un nombre que vale
como un poema, el nombre de Don Bosco.
Don Bosco, decía él nos ha precedido en
todas partes. Bastaba decir: Somos hijos ái
Don Bosco, para que todos nos acogieran con
el mayor afecto y veneración. Chile, Bolivia,
Colombia antes que llegara ningún salesiana
estaban ya llenas del nombre de Don Bosco,
y al llegar á uíiuellos países parecíanos hallar
nos entre hermanos y amigos.
¿Pero cómo pudo Don Bosco preparar tan.
pronto el camino á sus hijos! Os lo diró.
En Lima, la capital del Perú, no era cono
cido su nombre. Un día uu Padre Francis
cano que en un buque de vapor se dirigía allá
sulre una violenta tempestad que le ame
naza cou terrible naufragio. Había leído
l)oco ha en el mismo vapor la vida de Don
Bosco escrita en francés ijor el Doctor D ’Es-
i
piney. Cuando toda esperanza estaba per
dida y era iumiiieiite el uaufrapo acordóse
de Don Bosco; prometió que si salvaba de
somejaute peligro traduciría aquella ^’ida y
la baria imprimir y difundir en Lima. H e
cho el t o t o , desapareció el peligro y como
l>or encanto todos los pasajeros cual si resu
citaran respiraron la vida.
Eu breve la vida de Don Bosco fué una
lectura popular.
¿ Y en Bogotá?
Años hace, bailándose Don Bosco en P a
rís, una señora de Bogotá que oyó hablar
de él, quiso verle y oiiíe.
Llegó á Don Bosco á tiempo que una de
solada madre le pedía una bendición para
su hijo moribundo.
— Sí, resi)ondióle Don B osco, lo bende
ciré á condición de que mañana venga á
ajTidarme á la misa.
Aquella escena parecía un misterio.
L a señora de Bogotá fué á la casa del en
fermo; euíjonti’óle agonizante , y este enfermo
agonizante al día siguiente perfectamente sano
ayudaba la misa á Don Bosco.
No fué necesario más. A l regresar esa se
ñora á su patria liízose lenguas para dar á
conocer á Don Bosco. Hablaron los diarios y
difundióse su vida. La señora ha visto es
tablecerse la Obra Salesiaua y es celosísima
Ooperadora. E l Señor la recompense.
Don Bosco es tan conocido ahora en A mérica como en Europa y como eu la misma
Italia. A su mueite celebráronse honi'as en
su honor en casi todas las grandes ciudad.es
de aquellas repúblicas. Los diarios encomia
ron sus trabajos y ensalzaron sus obras. Sus
hijos son deseados y aclamados en todas pai'tes.
Bien grato nos sería llenar nuestras co
lumnas con las elocuentes palabras del ce
loso misionero. Sus noticias nos consuelan
sobremanera y conmuéveimos sobre todo su
tierno y singular afecto á Don Bosco.
rosas y 40 son las pupilas: frecuentan cada
domingo los santos sacramentos y en todas
las tiestas cantan el Oñcio de lUnría Santí
sima. Durante el mes de junio las comunio
nes llegaron á mil.
Sabrá V. E. que gracias al celo del lllmo.
Sr. Cagliero hace seis meses (pie, contiguo á
la Casa Salesiaua, se abrió un pequeño hos
pital, donde ya unos doce oiifermoa son aten
didos coi'iToral y espiritualinente con suma di
ligencia.
En Bahía Blanca poco á poco crece la de
voción (lo los líeles. ^las do mil han cumjdido con el precepto pascual.
He venido á Almagro para iirovoer do lo
necesario á una capilla construida última
mente en Toriiquist. Trabájase con gran
empeño en Sun Carlos, la Boca, Barracas,
San Nicolás y San Isidro.
Durante la revolución ocurrida acá cuatro
Salesianos de la casa de Almagro nos diri
gimos al campo de Marte, esto os al centro
de la ciudad, para atender á los heridos,
y gracias á Dios retionciliamos á mnclios
con el Señor. Lo mismo hicieron otro.s sa
cerdotes. Don Savio y yo Jios hallábamos
juntos y casi sin saberlo en medio del fuego.
Las casas se cerraron en el acto y no.s fué
necesario retirarnos. A jioco andar dos seño
res me llamaron á refugiarme en su casa.
Acepté su invitación; pero luego dijo: ; Y
Don Savio? quizá que se encontrará en ])eligro. Permítanme, señores, dijo á los buenos
caballeros, ir en busca de mi compañero. Y
sin pérdida de tiempo corrí al lugar doiido
suponía se hallase; pero no lo encontré. Esto
me liizo suponer que se hubiera retirado á
alguna casa.
Entre tanto muchas personas me instaban
desde sus viviendas á refugiarme con ellas.
Dos horas después me encontró con Don Sa
vio y continuó con él prestando ayuda á los
heridos y administrándoles los sacramentos.
Gracias á Dios (pie ya se ha hecho la paz.
Dígnese V . K. bendecir á su
Afino, hijo en J chús y María
SOTICIAS DE NUESTRAS MISIONES
D
!
ü íiin g o
M
il a x k s io
X’rcsbítero.
Los Salesianos en la República Argentina
durante la revolución.
K E C R O L O a iA
Buenos Aires, 2 do agosto de 1890
Desde el 18 de julio me encuentro en San
Carlos de Alm agro en compañía de mis que
ridos hermanos.
Don Stefauelli comenzó á edificar la igle
sia en Boca.
En Guardia Pringles por estrechez del lo
cal no pueden aceitarse tantos niños como
quieren entrar. Las alumna.s externas de las
Hermanas de María Auxiliadora son nume-
I
I
:
í
Un telegrama de París nos da la tri‘5to
noticia (Icl fallecimiento del Sr. Don Maximiano Evrázuriz, buen amigo y generoso
Cooperador nue.síro. Mientras nos lleguen los
datos necesarios y precisos, para formar un
artículo necrológico sobre el querido diftmto,
nos apresuramos á encomendarle 4 las oraclones de todos nuestros Salesianos y Coopeladores de América. P or ahora basta una
—
10
palabra que lo dice tod o: era el Padre de
los Salesianos en Chile.
Y puesto que tratamos de Cooperadores
difuntos, seria una injusticia si callásemos el
nombre de otra grande bienhechora nuestra,
la señora Gregoria Jarpa v. de Itiquelm e,
fallecida en Concepción de C h ile , á media
dos de este año.
N i siquiera el que escribe estas líneas, que
la trató íntimamente durante tres años, si se
pono (i recordar sus bondades, puede saber
cuanto ha recibido de su mano, siempre abierta á los indigentes, siempre generosa con
todos. Era nna verdadera madre para todos
los pobres de Concoi)(áón ; pero lo era en
partiíuiliir ]>ara los i)obres íiuórfanos del T a
ller de S. .losé. La primera ])ágina de aque
lia fujidíunón, lleva grabado el nombro y el
recuerdo de tan excelente señora. A l tomar
posesión de la casa destinada á los Salesia
nos la primera noche no tenían ellos con que
alimentarse; pero la divina Providencia que
no los dcsamijara so sirvió de la señora
Gregoria Jarpa ]>ara socorrerlos. Una hora
antes de la cena mandó ella á sus sirvientes
con provisiones y en tanta abundancia, que
tuvieron comida ])ara muchos días. Apenas
66 inauguró el taller y se llenó de niños huér
fanos , con gran frecuencia aquella buena
madre, los visitaba en medio de sus traba
jos, apesar de los muclíos y graves achaques
que la atormentaban de continuo en su an
cianidad; y nunca se x>resentaba á ellos con
las manos vacias.
Asegura el Director do aquella casa, que
nunca recurrió á ella sin-ser atendido. En
poquísimas ocasiones en que aquella exce
lente anciana no ijudo dar auxilios materia
les, lloró de sentimiento, demostrando de este
modo el inmenso y vivísiuio carino que nu
tría á los huérfanos del Taller de S. José.
Los Salesianos y sus huerfauitos la querían
entrañablemente, y la llamaban : nuestra
huerta mamá.
Después de nna enfermedad larguísima y
muy x>enosa sox>ortada heroicamente, durante
la cual su ie y esx>ei‘anza estaban x>uest{ís en
Waría Auxiliadora y en Don Bosco, á quie
nes invocaba consiaiitcmente, voló al cielo.
l>ara recibir el galardón que Dios i)i*omete a
las almas caritativas que imsau su vida haciemlo el bien. De doña Gregoria Jarpa v.
de Kiquelme, la ciudad entera de Concep
ción, que fue testigo ocular de sus bondades
8in lím ites, x>node sin ninguna exageración,
repetir aquellas elocuentes x>í^híhras del Evangelio: Vrrtramhnt henefadendo; iiasó su
vida haciendo el bien. Lo hizo en efecto;
X>ues desíle su juventud no tuvo más que un
pensamiento, nna noble aspiración; practicar
todas las obras de misericordia, visitar los
hospitales, los asilos, consolar á los afligi
dos, vestir al desnudo, socorrer á los huér
fanos y á todos los desvalidos. En varios días
do la semana, su casa se veía llena de i)o
—
bres; y ella misma en persona si sus enfer
medades no se lo impedían, ó por medio de
sus hijos ó de x>ersonas de mucha conflanza,
les hacía la caridad, acompañada siempre de
uña palabra de consuelo y de cariño...
Quizas no puede citarse un solo ejem plo,
de que una x>©rsona baya recurrido á eUa y
no haya sido atendida. Los Salesianos de
Concepción que obligados le están con eterna
gratitud, súx)lican á todos sus hermanos los
Salesianos, y á todos los Cooperadores, se
unan á los sufragios que hacen por su alma.
N o será estéril esta x>legaria; si no para
aliviar su alma, servirá ciertamente para au
mentar su gloria en el Cielo y consolar á doi
hijas religiosas que la amaban entrañable
mente.
Q. E. P . D.
LOS VERDADEROS AMIGOS DEL PUEBLO.<
Escrito p a r o los Salesianos p o r él Tilmo. Señor
Obispo de Málaga.
L a palabra amigo es una palabra que puede
llamarse santa y hasta sagrada. Los hombres
más grandes de la antigüedad cantaron las
glorias de la amistad: los libros divinos de
los cristianos, escritos bajo la inspiración^del
Espíritu Santo, hicieron su x)anegírico en ma
gníficas frases, y Jesucristo mismo, el Sal
vador del liuage humano y maestro de toda
verdad, gózase en tomar el título de amigo
de los mortales.
llubo en todos tiempos amigos verdaderos
que merecieron en rcíüidad este nombre, y
amigos falsos, que tiiigían la amistad; pero
acaece con estos últimos lo que con la mo
neda no legítima; tal vez su color, sii brillo,
su i>erfecta acuñación engaña x>or algún,
tiem po, sobre todo á los
entendidos;
mas al liu y á la x)ostre el baño exterior que
semejaba oro ó x>hita, se cae, apareciendo el
metal de «luo la moneda fué hecha, ó bien
aun antes de que esto se verifique, el ojo
X>erspicaz del bojubre inteligente descubre
diferencias apenas ])erceptibles al profane
entre ella y la moneda de ley.
No hay duda: i)or más habilidad que el
hombre tenga, lo es de todo luinto imposible
falsificar la amistad en términos que no se
j)ueda distiníTuir la contrahecha é imitada
de la verdadera y legítima; siempre tiene
ésta caracteres y signos peculiares, que no
X)ermiteu confundirla ni equivocarla con la
otra, ó x>or lo menos el error, si llega á existir, nunca dura mucho.
L a amistad es una de las formas del amor:
sustancialmente amor es, y el amor se da á
conocer x>or una como nota característica, el
desinterés. — Cuando alguno os obsequia y
'.''••■íl
—
11
agasaja, buscando su negocio, no creáis que
08 ania: el egoísmo, no la amistad, anidan
en aquél corazón.
Tanto como de sí propio se olvida el fiel
am igo, otro tanto se acuerda del que es
objeto de sus amores y se interesa por él. —
Observad el contraste que bay entre la con
ducta de Aquitofel y la de Jouatás para con
Da^id. Aquitofel, uno de los consejeros del
monarca liebreo, se agrega á los conjurados,
que acaudilla Absalón, cuando intenta sen*nrse en el trono de su padre, y no contento
’on esto, á la traición añade la crueldad,
dando pórfidos consejos á Absalón para que
cuanto antes caiga en sus manos el gran rey.
En vez de prodigar favores á su bienlieclior
y am igo, le abreva de amargura, obligán
dole á exhalar uno de los más lastimosos
ayes, que jamás salieron de humano x)eoho.
Jonatás por la inversa aún á riesgo de in
currir en el desagrado de su padre Saúl, del
desdichado príncipe que ciego por la envidia
aborrece á David y le persigue de miiert-e,
busca al hijo de Isaí, le advierte de los pe
ligros que corre, y le da trazas x)ara que los
conjure y se ponga en seguridad. Aquitofel
es un falso amigo porque no el bien de D a
vid, sino su iJroxjLo medro le preócupaj Jo
natás por el contrario es un amigo fiel, por
que á trueque de salvar á su amigo se coml>romete, y por cierto no levemente. Si, pues,
razón tiene D avid x^ura lamentarse con el
acento del más vivo dolor del proceder inicuo,
de la traición de Aquitofel, que inmortíilizó
en sus salmos, razón tiene asimismo para
llorar la muerte de Jouatás, derramando
tiernas lágrimas sobre el generoso m;\ncebo
que tanto le amó, y á quien él por su parte
pagaba como bueno.
Á l desinterés y á la beneficiencia junta
todo amor, digno de este nombre, y por lo
mismo la amistad también, cuando es de
buena ley, la firmeza. Jamás se compadecie
ron con el verdadero amor las veleidades.
S. Jerónimo, tipo por extremo original, va
rón extraordinario en cuya alma por mara
villoso modo se unieron lo indomable y rudo
Bon lo tierno y exquisitamente delicado, San
Jerónimo que comx>reiidió la amistad mejor
que nadie, escribió desde la escondida sole
dad, en que moraba, á Rufino, que viajaba
á la sazón por Egipto, bellísima carta rogán
dole abandonase aquel p a ís , y fuese á reu
nírsele en su desierto de S iria ; carta que
reboza ternura, y en la que expone hermosí.simos conceptos acerca d é la amistad. P lá
cenos extraer de ella, y repetir aquí sus pos
treras palabras : Amicítfa guae desincrejwtest
vera nunquam fu it. En verdad san Jeró
nimo tenía razón: el amigo verdadero no se
muda jam ás: si aquel, á quien’ amamos nos
torna la espalda, correspondiendo con ingra
titud á nuestro afecto, lo sentiremo.s, experi. mentaremos horrible tortura en el corazón;
pero no le aborreceremos, sino antes el in
—
terés, que el amigo nos inspiró siempre, cre
cerá en nosotros á medida que toquemos sus
desvíos.
Hubo en el presente siglo e n . Francia un
hombre, cuya historia digna de estudio por
más de un título, hace extremoeer : Lamonnais. Benemérito de la Iglesia üatóliiíu por
varias obras que escribió, y en las que re
veló raros talentos, contristó luego á aquella
buena Madre con las tendoueias, nada contennes á las tradiciones e.ristiaiias que ma
nifestó en el periódico L^Avenir, que redac
taba con el P . Lacaírdaire y otros celebres
X)ublicistas, tendencias que fueron objeto de
una x>articular memúóu eu la famosa Eueíclica, M irari vos, x>ublicatla. por Gregorio X V I
cuando subió á la Cátedra Pontilicia. Lameuuais que pareció al x)rÍncipio di.spuesto
á someterse, no tardó en volver á insistir en
sus doctrinas, y cayendo de precipicio en
precii)icio, dió á luz las Palabran i¡e « a Cre
yente^ escrito en el que se presenta el apo
logista de otros días convertido eu furibondo
demagogo.
Cuando ese libro, tristemente notable, apa
reció eu el estadio de la literatura y la cien
cia, un hombre empuñó brioso las armas de
la dialéctica para combatir al fuerte atleta;
el abate Gobert, antiguo amigo del apóstata;
pero ved eu que términos se expresa al to
mar la plum a: < E l que declara guerra abierta á la Iglesia ha tenido eu mí un amigo
que le amaba con una amistad nacida al i)ie
de los altares, y que seguramente sentía por
su x>©rsona más afecto que ninguno de los
nuevos amigos que le rodean hoy, cortesa
nos do su rebeldía. A este recuerdo caigo
de rodillas, añade, y ofrezco oraciones á
Dios i)or él. »
Este es el amico: llorará lági'imas sobre
los extravíos del que uinó: peleará con él en
buena lid, defendiendo la causa sagrada de
la verdad y la ju sticia; y no depondrá las
armas hasta tenerlo rendido á sus plantáis;
pero jamás lo odiará; sin saña esgrimirá la
espada, y su gozo y su gloria serán al sal
var la biuidera de Dios, salvar envuelto en
ella al amigo.
Pero la amistad ¿es la adulaciónt jtiene
por lo menos algún parentozco con e lla f Cri
men Alera pensarlo. La amistad está llena
de condescendencias y miramientos con el
objeto amado y nos mueve á evitar á toda
costa al amigo el más leve disgusto, la de
sazón más lig e ra ; pero se eiigafiaría gran
demente el que creyera que nos pone venda
en los ojos y nos impide ver los aefectos del
ser querido, en quien se cifran nuestros amores..... Las pasiones producen de ordina
rio este resultado: trastornan, enloquecen y
hacen ver visiones al hombre de más claro
ju icio : por eso se las ha comiiarado cí>n san
Ambrosio á la fiebre, la cual si es alta nos
lleva al d elirio, estado de exaltación en el
que se ofrecen á la mente cuadi'os faritásti-
- -
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coa, que sólo tienen existencia en la imagi
nación del calenturiento. Pero la amistad no
es una pasión que ofusca, sino un afecto se
reno, tranquilo, que nos acerca á. una per
sona, ligándonos á ella tan intimamente como
lo estaba el alma de D avid á la de Jonatás,
conglutinata, dice la Escritura, para expresar
esta unión, más dejándonos libre la inteli
gencia para conocer al amigo y distin
guir perfectamente lo bueno y lo malo, lo
recto y lo torcido, y basta lo que es más
santo ó menos santo.
N i sella nuestros labios la amistad para
que no corrijamos lo que de corrección es
digno en nuestro amigo pues precisamente á
causa de que por él nos interesamos viva
mente, sentímonos como empujados por irre
sistible fuerza á baldarle el lenguage de la
verdad sin disimulos ni fingimientos , único
modo de que se enmienden los yerros.
Véase, pues, cuan lejos andan una de otra
la adulación y la amistad; diréinoslo aun
m ejor, cuan contrarias son como qué la li
sonja es veneno que m ata, 6 á lo menos
causa daño gravísimo.
Unas veces el adulador se llega á nuestro
oido para ensalzar nobles prendas, que real
mente poseemos, bien que las agrande dán
doles valor ó importancia mucho mayores de
lo que tienen; y otras nos atribuye bellas
cualidades de que carecemos, ó quizá ensal
zará nuestras pasiones y vicios, cual si
fuesen virtudes merecedoras de aplauso.
Cualquiera que sea la forma de la adula
ción , siempre nos perjudica. Aunque otro
efecto inmediato no tuviese, que hacernos
creer que somos mejores de lo que somos,
ya tendríamos razón más que suficiente xJara
aborrecerla como temible enemigo, pues si el
conocer bien es la suprema sabiduría, tener
de sí una falsa idea será lo sumo de la ig
norancia, ó hablando mejor, el error más no
civo de los errores. Satisfechos de nuestro
modo de portarnos, no aspiraremos á m ás,
y nunca adelantaremos un paso en nuestros
caminos; por eso dijo Balines que la humil
dad {y la humildad si no es el propio cono
cimiento lo supone) es jiotísimo elemento de
progreso.
Pero de ordinario va más lejos la adula
ción, y engendra en nosotros el orgullo con
todas sus detestables consecuencias; da causa
ó motivo al horrible moustruo de la ipociisía, y por fin fomenta y estimula las pasio
nes que halaga.
Figuraos uii hombre violento, á quien ro
dean falsos amigos, que deseosos de lisongea rlo , le persuaden que sus arrebatos, en
vez do limares que afean otras prendas, son
urraiiques do vü'il entereza y de noble dig
nidad que lo enaltecen. Ese miserable no re
frenará nunca sus ímpetus, sino al contrario,
se dejerá llevar de ellos, y será do esta
suerte el tormento de los propios, el escán
dalo del mundo y el verdugo de sí mismo.
—
Acaso la ira le hará morir como el empera
dor Valentiniano I, que estalló en un acceso
de cólera provocado por palabras xioco res
petuosas de un embajador bárbaro.
L a lisonja es manantial de impuras aguas
cuyos sedimentos sirven de maravilloso abono
á las pasiones, haciéndolas desarrollarse pro
digiosamente: donde ella imi>era no se dan
flores ni frutos como en cultivado jardín, sino
espinas y cardos, que forman espesó erial.
Todo lo dicho acerca de los individuos
tiene exacta aplicación á esa colectividad que
se llama pueblo.
Los amigos verdaderos de éste se intere
san mucho por su prosperidad y engradecimieuto ; pero jamás lo adulan , aunque este
modo de proceder les valga la ruina de su
prestigio entre las muchedumbres. Los que
adulan al pueblo no le aman, sino antes lo
precipitan, y dan motivos frecuentemente á
que cometa enormes atentados.
¿Quién ignora los desastres producidos en
Alemania, apenas se dió el grito de reforma
por los paisanos? Turbas fanáticas, que Touiás Muuzer acaudillaba, recorrían la Franconia, la Turiugia y la Sajonia saqueando
las poblaciones, incendiando y cometiendo
todo género de crueldades. Y ¿ quién fué el
promotor de esta guerra de esterminio? L a
tero con sus adulaciones al pueblo, con la
apología de los derechos de éste, contenida
en sus hojas, folletos y libros alemanes. Si
alguno piensa que exageramos, oiga á Erasmo, testigo mayor de toda excepión, el
cual decía: « Ese pueblo evangélico se halla
siempre dispuesto á venir á las manos, y
tiene pasión por las batallas lo mismo que
por la disputa; » pensamiento que aclara
m ás, cuando dirigiéndose al mismo Latero
exclamaba: Tu desapruebíis las revoluciones
y motines: pero ellos te reconocen por pa
dre.
N i á qué otra causa se debieron los mons
truosos excesos de la revolución francesa,
que al sistema de adulación usa«lo con el
pueblo por sus pérfidos exxilotadores? De día
y de noclie, en los clubs y en las plazas, en
el tono de la indignación y del fu ro r, y en
el de la queja y el sentimiento oía ese des
dichado pueblo á violentos tribunos decla
mar contra los tiranos, nombre que se daba
desdo el Ile y al último de los sacerdotes, y
concitar los ánimos ó imjielei'los á tomar ven
ganza. ¿Qué debía suceda-? Lo que acaeció:
hubo un momento en que el pueblo creyó
llegada la hora de revendicar sus derechos
malamente usurpados, y eu aquel instante
nada le contuvo: todo lo arrasó, no dejando
piedra sobre piedra del antiguo edificio so
cial.
(Se confinuardj.
Cti tprtWÜD !• la itt. Eeluiástica - («resU JOSé 6JIIBIII.
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