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Medios

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TlJRIN

Libreria Salesiana

TURIN

Album de los Papas con los retratos de todos los Soberanos Pontífices desde San
Pedro hasta León XIII, y un Resumen histórico de cada uno ele ellos~ escrito
en alemán por S. Em.ma el Cardenal José Hergenrotber, &mpliado y vertido
al español y al francés bajo la dirección del M. L Sr. D. José Vallet y Piquer.
con la colaboración de distinguidos literatos y con censura y aprobación de la
autoridad eclesiástica. Espléndida edición hispano-francesa de gran lujo, con
i30 magníficas láminas y los retratos originales de los 258 Papas; grande y
precioso tomo in folio. artística y ricamente encuadernado con fierros especiales en forma de Album de como 43 p. 28 centímetros; 1885. Peset. 75,00
Qui est~EIIe 1 ou le Cceur de Marie espérance du monde. par Maxim,ilien Bardeson o des Comtes de Rigras. Traductiori de l'italien par l'abbé F. l\Iarie Didier,
du clergé de Maurienne (Savoie ). Un vol. en-8° de 320 páges .
~,
3 00
Compendiosa Regula Cleri. - 1881, in-32, pag. vin-120 (Torino ).
» ·O 60
Compendium Biblicum seu Brevis expositio historiarum, praeceptorum, prophetiarmn, admonitionum quae in Divino Volumine continentur. - 1881, en-32
de pág. 164
» O 60
lmitatione (De) ChristL Lihri quatuor. Nova editio cui accesserunt varii índices.
- 1880, en-64 de pág. 458 ,
>>
O 60
LASELVE (Fra Zacharia). Annus Apostolicus continens CfH1Ciones: L rroto adYentu
~ IL Tempore Uuadragesimae.- III. Omnibus diebus et singulis totius anni
diebus Dominicis.- IV@ De Sanctis.- Predicabiles stylo perspicuo elaboratas,
claraque metho,Jo concinnatas. Editio revisa ed adnotata a P. A. Saraceno.
» 28 00
- 9 voL en -8° di pág, 2996
Conciones Praecipuis Festivitatibus B. M. V. P. ZACHARIAE LAsELVE. Excerptae ex
opere Annus Apostolicus eiusdem auctoris. Editio revisa et adnotata a P. A.
Saraceno Presb. Congr. Or. Taurini en-8°
» .2 00
NAMBRIDE DE NIGRI (abbé) fmprovisateur Sacré. 1ére partie: Les E1Yangiles et instructions sur le principales fe tes de l' année - 2me partí e: La Friere, Ora-ison
Dominicale, les Sacrements, les Commandements de Diet.{..2 vol. en-8° » 7 00
Totius Summae Theologicae S. Thomae .Aquinatis Compendium rythmicum F. Dominico Gravina Ord. Praedicatorum S. Theologiae Magist. Auctore. - Un vol.
» 2 00
en -32° de pág. 340 .
TIRAN (P. Jacobo S. F.). Missionarium, seu vir Aposiolicus in suis excursionibuf
spiritualibus, in urbibus et oppidis ad Dei gloriam et salutem animarum susceptis. Lector inveniet: L Ordinern servandum ü~ missionibus. II. Seriem concionum tempore rnissionis. IIL Orrlinem concionum pro d-iebus dominicis ez
feriis adventus, pro dominicis et feriis Quadragesimae et pro diebus domin·icis
totius anni. Editio revisa et emendata a P. Stemmegoldo Ponzini Miss. Apost.
e S. F. 6 vol. en-8° de pág. 1942 .
.. :<) 18 00

.N. B. Al precio de la obra es preciso añadir el 10 p. 0/ 0
po?'' los gastos de correo y expedición.
.

A~O V.-N. 6.

§ale una vez al mes.

JUNIO de 1890

BOLETI
Debemos ayudar á nuestros herma·
nos á fin de cooperar á la difusión de la verdad.

Oualquiera que reciba á un niño en
mi nombre, á mi me recibe.
(MAT. XVIII)

(Ill S..JUAN, 8)

')s recomiendo la niñez y la juventud; cultivad con grande empeño la
educación cristiana; proporcionad
libros que enseñen á huir el vicio
y á practicar la virtud.

Atiende á la buena lectura, á la exhortación y á la enseñanza.
(l

T!M. IV'

13)

Entre las cosas divinas la más di
vina es la de cooperar con
á la salvación de las almas.
(8.

(Pw IX)

DIONISIO)

· ~edoblad vuestras fuerzas para retraer á la niñez y juventud de las
insidias de la corrupción é increJ, dulidad y preparar de esta manera
una nueva generación.

Un tierno amor al prójimo es uno
de los mayores y más excelentes
dones que la divina bondad puede
conceder á los hombres.
(El Doct.. S. FRANC. de SALES)

(LEON XIII)

~ DIRECCIÓN en el Oratorio Salesiano. -

SUMARIO.
EL SAGRADO CORAZÓN Y LA SANTA EUCARISTÍA,
VIAJE DE DoN RuA.
VIA,m DE NUESTROS MISIONEROS A COLOMBIA
ECUADOR.
NOTICIAS DE NUESTRAS MISIONES : Patagowict.
VALJCNTÍN 6 LA VOCACIÓN CONTHAHIADA.
BIBLIOGRAFÍA.

Calle de Cottole.ugo No 32,

1

El Sagrado Corazón de Jesús
y la Eucaristía.
La Santa Eucaristía es la obra maestra
del Corazón de Jesús. Los hechos más
admirables, los más luminosos ejemplos
de bondad y ternura ele que la vida de
nuestro Divino Redentor está llena, r)arecen eclipsarse ante· esta maravilla de
las maravillas. lo Qué cosa más preciosa
y exquisita que el pan de los excogidos
y el vino que engendra vírgenes 1 A esta
obra de omnipotencia é infinita bon('1ctd
enderezábanse los más vivos y ardientes
deseos del Sagrado Corazón en su vida

(Italia) .~

mortal ; y para que comprendiésemos la
sobrenatural virtud de este don quiso
anticipadamente explicarlo , haciéndolo
preceder del gran milagro de la multiplicación de los panes. Llegado el momento
de la institución de este inefable sacramento, elige para ello la major solemnidad, la solemnidad de la Pascua, reune
á sus .Apóstoles en un gran cenáculo,
comienza por lavarles él mismo los pies,
para indicarles la pureza y humildad que
debe adornarles, y ¡con qué dulzura y
paternal afecto les recomienda la necesidad del alimento divino para la vida
del alma!
Necesario es recordar con frecuencia
tan importante recomendación, particularmente en nuestros días en que con
injustificables pretextos tantos cristianos
se retraen de la Comunión, de la divina
fuente de gracias, del amor de los amo,
res , como lo llamaba San Francisco de
Sales.
No hay catolicism)o, decía con elocuente
simplicidad nuestro amado Don Bosco ,
' donde no se honra á M(tría y á Jesús
Host·ia.
\ Y tí la verdad « imposible es que se

1

Y

Tui'Ín

1

1

1

-62-

. sal ve el que no es devoto ni protegido
de María » (1), como que Dios ha dispuesto que ella sea el canal de todas las
graci1.1s. María se halla tan estrechamente
ligada á la gloria divina, que todo acto
de homenaje que se le tributa es un
verdadero acto de amor de Dios. El amor
. de Maria no es más que una forma del
amor á Jesús y así aumen·tando el amor .
á la Madre crece el amor al Hijo, y
siendo el primero una parte esencial del
segundo por María se va á Jesús éomo
por Jesús á María. Impo,sible es, pues,
también que el devoto de María no lo
sea de Jesús Sacramentado, centro de
todas nuestras adoraciones.
Todo en la Iglesia de Dios toma su
tono de la Eucaristía., todo recibe su irradiación del Santísimo Sacra.mento ; el
espíritu de la Eucaristía. debe hallarse
pordoquiera. ¡ Ay de la nación, ay de la
sociedad, de la familia ó establecimiento
de educación donde no se frecuenta la
Comunión ! Sus días de paz , su prosperidad no pueden durar.
g, Queremos por nuestra parte reavivar
.la fe y el amor á. Jesús ·Hostia~
¿Queremos que esta fe y amor se exprese en las obras f &Queremos infundir
en nosotros mismos y en cuantos nos
rodean un principio de fuerza y de vida
incórruptible é inmortal f Promovamos y
practiquemos con ardor la devoción al
Sagrado Corazón de Jesús. Promovámosla
.y practiquémosla encendiéndonos en amor
al smo Sacramento: tal e:s el objeto prlncipa.l
de esta devoción. Pa.ra. convencerse de
ello basta recordar la. vida de los Santos :
« Saluda.d con frecuencia al Corazón divino, decía San Francisco de Sales, que
para mostrarnos su amor se oculta bajo
hts especies de pan, viviendo así familiarmente con nosotros. El amor os hará
conocer cuán grande es el que Dios nos
profesa, pues que para ser todo nuestro
se nos da á sí mismo en alimento para la
salud espiritual de nuestras almas. >> Basta
:ver como la Iglesia , madre afectuosa é
infalible maestra, al aprobar la· fiesta y
oficios en honor del Sagrado Oorazón
declaró que lo hacía á fin de que en la
(1) S .

.ANSELliiO,

De exc. Vú·g., c. 11.

imagen del Sagrado Corazón se honrase
con mayor devoción , fervor y provecho
espiritual el amor que Jesús nos muestra
en su pasión y muerte y en la institución del Divino Sacramento. »
No sin motivo podemos considerar el
amor divino residiendo en el Corazón de
N u estro Redentor, cual si fuese un so berano sentado en su trono: por la abertura del costado ve los corazones de los
hijos de los hombres, no perdiéndolos
jamás de vista. Así como aquellos que
miran por entre celosías ven sin ser
vistos, así el amor de este Sagrado Corazón sin cesar está observando todo
cuanto pasa en el nuestro. Por lo que
hace á nosotros, no vemos. á Jesucristo
distintamente ; sólo le vislumbramos; porque si le viésemos acá en la tierra como
es en sí mismo moriríamos de amor.
« Siempre el corazón humano, dice San
Francisco de Sales, se encuentra agitado
cuando por cualquier accidente es reprimido su movimiento natural en cuya
virtud no cesa de latir para dilatarse y
contraerse; y nunca se halla más tranquilo que cuando semejante movimiento
no tropieza con obstáculo ni resistencia
alguna ; ó en otros términos , la holgura
y calma del corazón consiste en su movimiento, y hé aquí lo que acaece con
las criaturas que aman á Dios: su amor
encuentra el descanso en el doble y continuo movimiento de la complacencia y
benevolencia : por el primero atraen y
abra,zan al Omnipotente en su corazón;
por el segundo dilatan el corazón en su
Dio::-3. » Pues bien , estrechémonos con
Jesús, recibiéndole en el altar, si es posible, cada día, y con viva fe en su infinita bondad, misericordia y amor dilatemos en Él nuestro corazón.

VIAJE DE DON RUA.
No habiéndonos sido posible recibir todas las
not.icias de las Casas Salesianas que aun visita
nuestro ltector Mayor aplazamos la relación para
el próximo número.

G3-

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -------------------------------

YIAJE DE NUESTROS MISIONEROS

á las Repúblicas de Colombia y Ecuador.
Preciosa muerte de uno de ellos.

Para complacer á muchos de los parientes,
bienheehores y amigos de nuestros Misioneros, que no hace mucho partieron para el
Ecuador y Colombia,, publicamos la correspondeneia siguiente, en que se narra lo más
importante del viaje y en especial la muerte
del joven misionero José Eterno, el primer
Salesiano llamado por Dios á la eternidad
antes de llegar al campo de apostólicas fa.
tigas á donde ~:>e dirigía.

Ca1·ta de Parfs.
14 de enero de 1890.

AMADíSrl\m SR. DoN. RuA:

Luego que recibí su carta pensé ¿ Cómo
hacer para dar alojamiento á doce misioneros, teniendo llena la casa de niños ~ Mas
vínome pronto una feliz idea. Hay en el
jardín una estancia que destinada á almacén
la reduje á dormitorio para doce niños y con
esto el más hermoso dormitorio de la casa
quedaba disponible para los misioneros. Apenas hice tal indicación á los chicos todos
ofrec.iéronse gustosos á cederles el puesto y
los más contentos fueron los preferidos. Sin
pérdida de tiempo se hizo la transformación.
1\:Ias una idea, trae otm. Días después compráronse diez camas nuevas para dar cabida
á otros tantos pobres huérfanos : el almacén
quedó permanentemente convertido en dormitorio y el acrecimiento de nuestra familia
ha sido como una bendición al pasar por
aquí los misioneros, quienes llegando el 4 del
presente á las seis de la tarde sólo nos acompañaron cuatros días, timnpo suficiente para
que los niños les cobrasen gran cariño.
El día de Epifanía los misioneros fueron
á visitar la busílica del Sagrado Corazón y
allí atencliéronlos singularmente los Padres
Oblatos, siempre tan benévolos con los hijos
ele Don Bosco. Al día siguiente visitaron al
Cónsul del Ecuador y al Encargado de N egocios de Colombia, de quienes recibieron
excelentes indicaciones para el viaje á Bogotá. El mismo día con vivo reconocimiento
recibieron de la señora Bossery , presidenta
de la Obra Apostólic9J en favor de las misiones extranjeras un altar portátil y varios
paramentos sagrados.
El 8, día de la partida, nuestros músicos
tocáronles lo mejor de su repertorio: los niños
lloraban enternecidos y prometían á nuestros
hermanos no olvidarles en sus oraciones. A
las 11 salíamos en el tren directo y á la una

postmeridümo estabamos en Ohartres , en
cuya catedral se admira la célebre campana
regalada por Ana de Bretaña y cuyo sonido
se oye según es fama á euatro leguas de
distaneia.
A las 7 de la tarde ·negamos á Nantes
donde tuvimos la suerte de encontrar á, nuestro insigne cooperador el señor JY.fauzoüan
du Gasset que presentó á Don Unia una
ofrenda y una caja con un copón y dos hermosos candeleros.
A las nueve nos albergabamos en la fonda
Bely en San Nazario, y el ,10 á las 3 postmeridiano en un pequeño barco nos dirigimos al vapor La France en alta mar.
El mar estaba tan agitado que á cien
metros no se veía el vapor. Establecidos mis
queridos hermanos en sus camarotes y dado
el últin10 adiós, volví á tierra para regresar
á J\'l:enilmontant donde ciertamimte no falta
trabajo.
Rueg:ue por su
Afmo. en J. O.
D. G. RONOHA.IL.

En alta mar.
A bordo del vapor La
22 ele enero de 1890.

l~'rance,

REvmo SR. D. RuA:

Espero poder mañana enviarle ésta de
Saint-Pierre. Nuestro viaje hasta a.hora ha
sido feliz , y todos estamos bien menos el
caro clérigo José Eterno, quien cayó á la
cama el mismo día de embarcarse y ahora el
mal es de gravedad. Dos médicos pasajeros
y el de á bordo creen que se halle fuera de
peligro ; pero con todo preveo que será me:...
nester desembarque en Barranquilla á·· fin
de que, estando muy debilitado, repose unos
cinco ó seis días.
La enfermedad ha sido un amago de pulmonitis y aunque curada á tiempo me deja
aún en gran aprensión.
A bordo se nos trata con toda consideración. Todos los días celebro la santa Misa.
Los pasajeros, en número como de ciento ,
son corteses y cristianos ; entre ellos vienen
cinco sacerdotes franceses y el Superior de
los Lazaristas de Panam,á. ¡Qué afortunado
encuentro ! ¡ Cómo se ve que el Señor nos
quiere bien !
Hemos tenido también la suerte de que
venga con nosotros un ingeniero , empleado
del Gobierno de Colombia, dignísimo sujeto
y muy conocedor del camino que debemos
recorrer. Con la mayor gentileza espontáneamente se ha encargado de disponer cuanto
sea necesario y de acompañarnos hasta Bogo·tá. Conoce palmo á palmo esta ciudad y
toda Colombia y está relacionado con los
hombres más notables del país.

-64-

N o le escribo con más detención porque
me siento sofocado de calor.
1-i...cepte, amad:ísimo Don Rua, los más humildes y sinceros saludos de mis compañeros
y míos. Sírvase dar nuestros afectuosos recuerdos á todos nuestros Superiores, asegurándoles que ningún día dejamos de rogar
por ellos.
Sac. MlG UEL UNlA.

camino y que si llegara de Chile el P. Rahagliati se sirviera decirle que se uniera á
ellos en la navegación del río Magdalena.
Yo no podía prever la desgracia que estaba para sucedernos.
A las 9 1I4 bajé en una chalupa con el
querido enfermo. El buen amigo ingeniero
que tanto se había empeñado en buscarnos
un buen asilo quiso acompañarnos á tierra.
Al llegar al hospital de Maiquelíía, donde
es purísimo el aire, fuimos recibidos con la
más exquisita atención y cordialidad. Bien
comprendí que allí nada nos faltaría, y lleno
De Venezuela.
de agradecimiento por tanta bondad, -el clérigo Eterno se acostó para repasarse.
Caracas, 31 de etJ.ero de 1890.
Pero ¡ ay de mí ! dos horas de::;pués vínole
REV 1110 Y MUY .A.M.A.DO P .A.Dl~E :
un desvanecimiento que le duró hasta las
El 23 de enero el clérigo Eterno estaba seis de la tarde.
bastante mejor. La :fiebre había casi desaA las 7 le di la bendición de María Auxiparecido, pero sumamente débil apenas podía liadora y él respondía á mis oraciones. Tertenerse en pie. El 24. se confesó y le di la minada ésta perdió el conocimiento. A las
santa Comunión. Persuadido estaba él de ocho le di la bendición panal en artículo de
que no llegaría á Bogotá y varias veces me muerte. A las 11 Ir± vienclo que empeoraba
lo dijo en los primeros días de su enferme- le administré la Santa Extremaunción. En
dad. El 26 volvió á repetírmelo. Con sor- tales momentos volvió en sí y se puso á
prendente tranquilidad exclamaba: ¡Verá, rezar, luego sonriente me miraba y cantaba.
verá si es cierto lo que le he dicho! - Yo Poco después entró en agonía y yo recé
procuraba persuadirle de que no tardaría en junto á él las preces de los agonizantes.
sanar ; pero él - ¡Verá, verá! de nuevo me
Al fin de las letanías noté que movía los
decía. - Lo mismo dijo á uno de los com- labios : me conoció i pero ya no podía hablar.
pañeros, y antes de salir de Turín , al des- Le sugerí algunas invocaciones y le advertí
pedirse de un Superior, estas fueron sus pa- que de nuevo le daba la absolución. Me hizo
labras: - Ruegue por mí porque ya no nos una señal de aceptación. Le di á besar el
volveremos á ver en esta tiena.
crucifijo que luego con gran ternura estrechó
- ~Y por qué no habremos de vernos en en sus manos.
esta tierra~ ~N o has visto cuantos ele nuesComencé á recitar entonces el Proficiscere.
¡ Ay ! la palabra se me anudaba en la gartros hermanos han vuelto "?
ganta. ¡Cuánto sufrí al pronunciarla! - El
- Es verdad, pero yo no volveré.
El27 de enero á eso de las seis entró nuestra enfermo me miró con fijeza. - Hermane
nave en el puerto de La Guaira. Apenas querido, yo habría deseado que no partieses.
echadas las anclas, el capitá~n, el doctor de En tí perdía uu hermano, un auxiliar y comá bordo, el ingeniero roma.no y varios otros pañero de trabajo, un robust obrazo para las
señores apresuráronse á buscar en h~ ciudad misioues, á venas á mitad de camino. Pero
un puesto conveniente para nuestro pobre ¡vuelas al Cielo! ... ¡Dios sea bendito!
Seguí entre sollozos recitando las preces
enfermo. No tardaron en encontrarlo en el
pequeño hospital de San Jf os<'\ , fundado el de los agouizftntes. Al decir la última y proaño pasado por el párroco de Maiquetía (e11 nunciar el nombre del enfermo expiró. Daban
La Guaira), Don Santiago Machado, y man- la,s doce.
· ~ Quien habría podido imaginarlo ~ Diez y
tenido con las limosnas que cinco ó seis
Hermanas salen á recoger los miércoles y seis horas hacía solamente que habíamos basábados de cada semana. El Sr. Machado jado á tierra ... los demás misioneros conties Cooperador de nuestra Obra y ha estable- nuaban su navegaeióu y dormían inconsciencido una pequeña tipografía y una escuela tes de la pérdida que aeababan de sufrir. Yo
de cincuenta niños para darla á los Sale- al lado del hermano velaba la noche sin que
me fuera posible dormir. El cadáver hasianos á quienes espera con vivo interés.
N o podía resignarme á d~jar solo á Eterno; llábase colocado sobre un blll¡nco lecho , en
por lo que antes de desemb:'ncar recomendé una hermosa estancia, cerca de un altar con
mis compañeros al ingeniero romano, seguró un gran crucifijo y dos luces. Vestido con.
de que serán perfectamente atendidos, como sotanas, tiene el birrete puesto y en la mano
que en su generosidad ha llegado á ofre· un crucifijo y un rosario. Parece dormir. Yo
recitaba el o:fieio de difuntos al mismo tiempo
cerme dinero en caso de necesitarlo.
Encargué, pues, á los demás misioneros que rezaban tres Hermanas, una señora y
que, por Savanilla, siguiesen á Bogobá y que dos muchachos todos negros. Al fin de la
advirtiesen por telégrafo al Obispo de Car- oraeión exclamaron: ¡No parece muerto! ¡ E5
tagena que no iban por allí á causa del mal ~s~~~~

,-1

·- G5
A la mañana siguiente mandé buscar á la
parroquia una casulla negra y celebré en
aquella estancia la misa. Un subdiácono que
me la ayudaba y dos Hermanfl·S recibieron
la Santa Comunión. La sala estaba llena de
gente.
Esparcida la voz en la vecindad , numerosas personas vinieron á verle y rogar por
su alma.
Era un movimiento continuo de buenos
cristianos. A las ocho vino el buen Párroco
Don Santiago lVIachado con todo el clero.
Anunciada la noticia á Caracas , capital de
la República , no obstante la considerable
distancia, vienen á Maiquetía el Ar.chidiácono de la iglesia metropolitana, Don Juan
B. Castro, y nuestro incomparable bienhechor y Cooperador Salesiano Dr. Don Ricardo Arteaga.
Dejando por breves momentos al amado
difunto, hablo con Don Santiago Machado
para manifestarle mi deseo de que se celebren modestos funerales, sin pompa , propios de un religioso. Me responde que lo
d~ie enteramente á su cuidado.
En efecto , á eso de la 10 , traen un elegante ataud: retírase la gente y, en compañía de dos Hermana·s, con santa emoción
colocamos allí el cadáver. Luego volvió á
entrar la gente y continuaron las oraciones.
El día lo pase ya en la capilla, ya en el
jardín, alternando la oración con las lágrimas. j. Sí, yo que ni una lágrima derramé al
dejar á los parientes, amigos y patria, ahora
no era capaz de contener el llanto! ¡ Cuánto
me consolaba aquella buena gente, que sin
conocerme á mí ni al difunto tanta parte tomaba en semejante desventura!
Concluídas sus oraciones , antes de retirarse , acercába,nse á mí y afectuosamente
me decían : - ¡ Dips le consuele, mi Padre !
¡Dios le de resignación! Nosotros rogaremos
por el :finado.
A las 4 de la tarde la Superiora de las
Hermanas me presentó una corona de lirios
y otras frescas flores, diciéndome : « Este es
el homenaje del pueblo al hermano que Ud.
ha perdido. »
A las 5 llegó el carro fúnebre de primera
clase y el Clero con solemne aparato y un
i:i:unenso gentío. Entre ellos Don Tomás Monteverde, Cura de una parroquia de La Guaira
y Cooperador nuestro; dos subdiáconos, uno
de Caracas y otro de Maiquetía , un capuchino de Caracas , el Archidiácono de la
iglesia metropolitana , Don Ricardo Ar·
teaga, etc. Todos se empeñan en conducir el
ataud al carro y tienen á mucha honra
prestar este servicio. Al ponerse en marcha
el acompañamiento yo voy tras del carro, á
la derecha Don Ricardo Arteaga , á la izquierda Don Tomás 1\:fonteverde , recitando
el rosario. Al llegar á la plaza quiso el clero
cargar de nuevo el atand sobre sus espaldas
para llevarlo á la iglesia.

Aquí esperábame una gran sorpresa. Las
exequias eran superiores á cuanto podía imaginarme. La misa fué solemne con acompañamiento de canto y orquesta. Parecíame
hallarme en la, iglesia de María Auxiliadora,
y fué el bálsamo más dulce cuando tan destrozado sentía el corazón.
Concluída la misa y preces en la iglesia ,
colocóse el ataud en el carro, y en cuatro
carruajes le acompañan detrás el clero y otros
caballeros. Bendíjose la fosa y, depositados
los restos queridos, el clero mismo lo cubrió
de tierra.
¡ Ah, hermano ! Desde el cielo, donde sin
duda te encuentras, haz que los Salesianos
no tarden en llegar á Venezuela! Un signo
dejo donde. quedan tus cenizas , y los Sale.
sianos .apenas lleguen al puerto vendrán á
honrarlas, no para llorar , sino para orar ,
para aprender de tí los ejemplos sublimes
que nos dejas de abnegación y de singular
resignación en los días de tu enfermedad.
¡ Cuánto sufristes entonces, en el estrecho y
duro lecho del camarote! Sólo el que ha
hecho largo viaje por mar puede comprenderlo; sólo quien de continuo te vió puede
decirlo. Siempre te conservaste alegre, tranquilo. ¡ Oh bendita sea tu memoria. !
Antes de dejar la pluma no puedo menos
de significarle que muy reconocido quedo al
Sr. Dr. D. Santiago Machado, Párroco de
Maiquetía, quien nada quiso aceptar por los
solemnísimos funerales , y que tantos servi-·
cios me prestó y que también pagó un telegrama enviado á los demás hermanos á
Puerto Cabello. Obligadísimo me deja asimi-smo todo el clero de que le he hablado y el
Sr. Arteaga quien pago 145 pesetas por el
telegrama que á U d. anunciaba la dolorosa
noticia.

***
El día de nuestro patrono, San F.rancisco
de Sales, el Sr. Arteaga me condujo á Caracas. Las cuatro horas de ferrocarril entre
escarpas y despeñaderos armonizábanse perfectamente con mis pensamientos. Las atenciones prestadas por este santo Cooperador
han sido tales que no me las habría podido
hacer mayores si yo fuera su hermano. Me
alojó en su casa , me cedió su estancia y
propia cama y no quiso separarse de mí ni
un momento. Para distraerme, ha querido
que vea los monumentos y las vistas más
pintorescas de la vecindad ..1Cuánto consuela
un amigo semejante en los días de mayor
dolor!
Muchas fueron las visitas de pésame que
recibí, en especial del clero : canónigos, párrocos, el Sr. Vicario General de la diócesis,
el Sr. Vicario Capitular de Guayana , Don
Francisco A vis y muchos Cooperadores Salesianos. ¡Dios les colme de favores!
Visité á S. E. Revma el Sr. Arzobispo

-66-

Don Críspulo Uzcátegui. ¡Qué h~1eno es! ¡y
cuánto desea á los Salesianos !
Aquí en Caracas los Salesianos serán recibidos en palmas de manos y encontrarán
· mucho campo para el trabajo. Es una residencia excelente en todos respectos. Muchos
eclesiásticos me decían: - Sentimos muy de
veras el fallecimiento de su hermano ; pero
nos consuela la esperanza de que ha de ser
· semilla de Salesianos en Venezuela. Cuidaremos de su tumba y pida á Don Rua que
no demore en mandar á los Salesianos.
Apenas llegué á Caracas todo éstaba preparado en la iglesia del Sr. Arteaga para
una gran fun~ión en honor de nuestro Santo
Patrono. Celebróse misa con toda solemnidad2 se predicó en la mañana y en la tarde
y d1óse la bendición con el Sa11tísimo Sacramento. ¡ Qué celo tan vivo anima á este buen
párroco por la Obra Salesiana ! Habló al
numeroso auditorio especialmente sobre nuestras misiones y de la desgracia que acababamos de sufrir con la muerte de un hermano. Todos estaban conmovidos. He sabido
que en esta iglesia todos los años se celebra
una :fiesta semejante el día de San Fran
cisco.
Esta mañana tuvo lugar allí mismo una
solemne misa de Requiem con excogida música por el aniversario de nuestro querido
Padre D. Bosco, aniversario que también el
Sr. Arteaga solemniza todos los años. La
concurrencia fué numerosa, particularmente
de Cooperadores , que , ·sin contar otras decurias, sólo en el registro del Sr. Arteaga
son como 800. Muchos recibieron la Santa
Comunión.
Hoy he comido con el Sr. Arzobispo. Después de comer me acompañó personalmente
á visitar el Seminario, edificado por ~l en
seis meses con la ayuda del pueblo, por haberle quitado el Gobierno el que tenía junto
á la casa episcopal. Los alumnos son pocos,
pero buenos. Entre ellos encontré un clérigo
que estudió los ramos de primera enseñanza
en nuestro colegio de V arazze (en Italia); se
llama Delfín Manuel Felice. Actualmente
cursa teoiogía y pronto se ordenará sacerdote. Muy gratos recuerdos conserva de sus
Superiores y me encarga saludarles.
J.
A las 2 1¡2, Sr. Don Rua, he recibido su
telegrama en casa del Sr. Arzobispo. Cumpliré :fielmente su indicación ; pero si mis
herm.anos no han recibido en Puerto Cabello
el telegrama en que les anunciaba la desgracia y les pedía· cambiasen itinerario y me
esperasen en Cartagena, deberé caminar diez
y siete días enteramente solo.
El domingo 2 de febrero volveré á La Guaira
para embarcarme.
Cierro esta con saludarle atentamente á
nombre del Sr. Arzobispo, del Sr. Arteaga
, y de muchos eclesiásticos. Todos, y en espe1 cial el Sr. Arzobispo, esperan con ansiedad
~-- á los Salesianos.

Sírvase saludar á todos los Superiores y
Ud., amadísimo Padre, ruegue por su
Afmo hijo

Sac. MIGUEL UNIA..
El periódico semanal de lYiaiquetía El Eco
·de Lurdes el 1° de febrero publicaba el si.guiente artículo :
In memoriam.

El martes pasado murió en el Hospital de
San José de esta parroquia de JYiaiquetía un
joven, misionero Salesiano de la célebre Congregación de Don Bosco. Llegó al puerto de
La Guaira en el vapor La France con otros
once hermanos en viaje á Colombia ; pero
habiéndole sobrevenido en el camino una
seria enfermedad , se encontró tan postrado
de no poder seguir adelante.
Las Hermanas hospitalarias de l\faiq uetía
recibiéronle con gran caridad abriéndole los
brazos siempre dispuestos , como los de J esu.cristo en la cruz, para socorrer todo dolor,
toda miseria y desgracia. El joven moría en
el mismo día de su arribo : llamábase José;
tenía veinte años y la tierna edad contrastaba con la resignada y generosa inmolación
del sacrificio.
Quizá allá en tierras lejanas había abandonado patria, padres , hermanos y hermanas, puros y nobles afectos que le habrían
endulzado sus dolóres ...
Quizá muchos halagos presentábansele en
la ·tierra natal. .. Pero él cerró los ojos á lo
terreno desdeñó el mundo y escuchando la
voz poderosa que le hablaba al corazón, abandonó la Europa, atravesó el mar , vino á
sufrir las fatigas del misionero del Sefí.or que
en regiones desconocidas , se abraza á la
cruz, que constituye su principal tesoro y en
la cual debe morir.
· ~ Cuál fué el ideal de este joven ~ ~cuáles
las afecciones que llenaron su corazón~
¡ Ah! prodigio es este de la religión de· J esucristo. Este joven, renunciándose á sí mismo,
para no pensar más que ~n el bien de sus·
prójimos, encendióse en el deseo de propagar
la soberaníá de Dios en la tierra y en el de
ganar muchas almas para el Cielo. Oyó que
aún existen naciones que, pasados amargos
y tristes desengaños , anhelan ser regene- ·
radas con la reUgión del Divino Salvador y
las bendiciones de su santa esposa la Iglesia.
N o fué menester más para que volase á ocu- .
par un puesto entre sus compañeros de trabajo : no reparó en el sacrificio y aceptó generoso todas las consecuencias.
El Señor llamóle á su gloria antes de que
llegase á la tierra de sus aspiraciones, donde
iba á desplegar su celo , y murió santamente resignado , con la paz del justo y la
firme esperanza de la inmortalidad.

-67-

Sus restos fueron sepultados con la gran
solemnidad propia de tan preciosa mlh:í:'te ,
solemnidad que era á la vez la sincera expresión de los sentimientos con que, aun en
América , la hospitalidad cristiana cumple
sus deberes para con un hermano en Cristo.
Allí, junto al féretro, sin poder contener
la,s lágrimas y sumido en profundo dolor,
estaba un venerable sacerdote de la Congregación Salesiana que acompaSíó al joyen
hasta su último aliento. Lloraba la pérdida del hermano , pero fortificábase con
el pensamiento de tan humHde y fecunda
inmolación.
Quiera el Cielo que
las cenizas del joyen
misionero, que ahora
se guardan en el cementerio de Maiquetía, sean como le semilla que, bendecida
por Dios, haga germinar y desarrolla,rse
en nuestra patria la,
Congregación Salesiana á fin de que
den copiosos frutos
de salud los :indiYiduos, las familias y
los pueblos que no
reusan el testamento
eterno de Dios.

cuentra en ésa ó si ha continuado viaje.
Dejaron un hermano enfermo en La Guaira
y otro para que lo asistiera. Celebraremos
que V. E. lo recomiende al P. Muchado.
Pirmado P1·esbítm·o Valiente.
Como Ye, Sr. D. Rua, ignoraban completamente la muerte de Eterno ocurrida cuatro
días antes de tal~telegrama.
Aq\lÍ en Ca,rtagena ninguna noticia he
tenido de ellos nitdel Director Don Rabagliati.
N o podré seguir á Bogotá hasta el 22 de
los corrientes, por falta de embarcación que
salga antes. He anunciado por telégrafo
mi partida á los demás hermanos.
N mwe días hace
que estoy en Cartagena en casa del Sr.
Obispo, en la misma
que.. está destinada
para ser entregada
á los Salesianos él
año 1891. N o sería
posible encontrar en
Oartagena una en
mejor situación que
ésta. Tiene una esplendida vista al
mar y domina toda
' la ciudad. Se siente
cálor, pero el aire e.s
Maiquetía, 30 de enero
de 1890.
sano.
N o he podido obJUAN B. CASTRO.
sequiar
al Sr. Obispo
.Arcedicmo.
por encontrarse en
visita de la diócesis,
Carta de Cartagena.
que no terminará antes de dos meses. He
17 ele febrero ele 1890.
sabido que espera
REvmo Y JYIU Y AJYIAD O
con gran interés á
DoN RuA:
los Salesianos: dió
Ha sucedido lo que
orden para que se
yo temía: Mis comles tratase con la
pañeros no recibieron
mayor atención , lo
Acólito D. !OSÉ ETERNO
telegrama alguno en
que conmigo hace el
MISIONERO SALESIANO
Puerto Cabello y en
único sacerdote que
Nacido en Tonoo (Italia) y falleoido~en Guaira (Venezuela).
consecuencia siguiehay en la casa epiron viaje á Ba,rranquilla en compañía del scopal : es italiano y pertenece á la misma
ingeniero romano.
Congregación que el Sr. Obispo.
.
El 5 de febrero me embarqué en La Guaira
Le saluda afte. y á todos los Superiores
y tomé billete de pasaje directamente para
Su A. hijo en G. y. M.
Cartagena. Encontré en el vapor buena comSac. MIGUEL UNIA.
pañía , amables pasajeros y oficiales. El CaMientras Don Miguel U nia se preparaba
pitán hizo lo posible para distraer mis doloá
partir para Bogotá D. EYasio Rabagliati
rosos recuerdos.
Llegué á Cartagena el 8 del presente y había ya salido de Chile y escribía de Paaquí espero un barco en que seguir camino namá la carta siguiente :
á Honda. Los demás misioneros, en llegando
De Panamá.
á Barranquilla , segím he sa,bido , pusieron

15 ele febrero ele 1890.
un telegrama al nmo Sr. Biffi del tenor si.AJYI.A.DÍSIJYIO
SR.
DON
Ru A :
guiente: Seis Salesianos llegados ayer (30 de
Mi
viaje
de
Chile
á
la
Argentina
y de la
enero) en un vapor frances, desean s~tber si
su Superior que debe venir de Chile se en- Argentina á Chile, siempre por la Cordillera,

-

GS-

fué felicísimo. N o lo ha, sido menos, si bien pellán del hospjtal de Panamá , fuí á ver
largo, el que acabo de hacer á Panamá. aquel gran estableeimiento erigido por la SoAquí llegué el 11 de lm; corrientes, veinte cieclad del Canal de Panamá. Creo que sea
días después de mi embarque. Don Savio el mayor del mundo, con excepción del ele
me acompañó hasta lAma donde traüt con la nuestro venerable Cottolengo. Jamás he visto
Autoridad civil y eclesiástica para la funda- cosa igual, y no es fácil que, antes de verlo,
ción de una casa . .Apenas si en el Callao pueda uno formarse una idea. He contado
tuve tiempo de bajar á tierra.
más de treinta suntuosos cuerpos de edificio,
En Panamá mi primera diligencia ha sido separados unos de otros por magníficos bostrata.r de saber si se han recibido noticias quecillos, jardines y viales. Tiene cuatro cade los Salesianos en viaje á Bogotá, los pillas : una para las hermanas y tres para
cuales, según mis cálculos, deben ya de ha- los enfermos. Establecido está sobre una pinber legado á Cartagena; pero nadie ha sa- toresca colina exuberante de árboles los mas
bido darme razón.
variados, muchos de ellos frutales. SuspenSolamente el nmo. Sr. Peralta, Obispo de didos los trabajos del canal , el número de
Panamá, que me recibió con la mayor gen- enfermos ha disminuído, por lo que ahora
tileza, díjome. que habia llegado un Padre nmch;ts salas del hospital están cerradas.
Lazarista con cuatro Salesianos que habían Los enfermos no son actualmente más de
seguido camino á Quito. Corrí á ver al Padre cjento; antes pasaban de 600. El servicio lo
Lazarista quien me advirtió lo siguiente : prestaban unas 40 Hermanas; ahora que<< Por la gran neblina retardamos 36 horas
dan 20. Una de ellas ha conocido personalla salida de San Nazario . Uno de los jóvenes mente á Don Bosco.
Salesianos, habiendo caído enfermo, durante
Esta gran fábrica honra en gran manera
el viaje no pudo salir de su camarote. Los á la dirección de la Sociedad del Canal, la
médicos querían dejarlo en la Martinica, pero cual previendo las consecuencias del pesado
él no quiso separarse ele sus compañeros. No trabajo é inmensa aglomeración de gente en
obstante eomo se agravara extraordinaria- sitios malsanos y sumamente ardientes erigió
mente la enfermedad , debió quedar en La este hermosísimo y estupendo hospital que
Guaira acompañado de un sacerdote. ¡ Pro- debía libr:ar tantas víctimas de la muerte.
videncia de Dios! .Allí es floreciente la fa&Podrá imaginarse quien es el Capellán
milia de Cooperadores Salesianos y un pár- de este hospital~ Un joven sacerdote que
roco, que es su presidente, lo acogió con los hizo sus estudios en la casa del CottolAngo
lwazos abiertos en su casa. Entretanto los en Turín y conoció muchísimo á Don Bosco,
demás Salesianos continuaron su camino , el Oratorio y Superiores que allí se encuenbañados en l<'tgrimas los ojos por tan dolo: tran. nie habló con entusiasmo y gran caTosa separaeión. N o sé porque en vez de se- riño de nuestra~ Congregación y de la enseguir hasta~ Cartagena, desembarcaron en Sa- ñanza , en especial de la música en la cual
banilla, menos cuatro de ellos destinados á es eximio. Se llama Juan Bautista Martín.
{~nito que llegaron á Panamá ello de febrero
N o haee un año que fué ordenado acá..
y en el mismo día continuaron viaje á G-ua- Su Señoría Ilma. lo estima mucho por su
yaquil <i donde deben haber llegado el 4 ó ciencia y virtud, lo llama ele eontinuo á pa5 de este mismo mes. »
lacio y es profesor del Seminario. Con él he
Estas noticias me han trastornado. Yo había pasado agradables horas ; pero á menudo
tocado en Guayaquil el 8, pero habiendo llo- me asalta el triste pensamiento ...
vido todo el día, apenas tuve tiempo de
Scw. EVASIO RABAGLIATL
bajar á tierra á poner un telegramP. para los
hermanos de Q.uito. i~ Pero quien es el enfermo que quedó en La G-mtira ~ El P. lazaCarta de Cartagena,
rista no supo decírmelo. Envié telegrama á
La Guaira preguntando el nombre y estado
28 de febrero ele 1890.
del enfermo ; mas han pasa~d.o ya cinco días
Después de 12 días de espera en Panamá
y no he tenido respuesta.
Anteayer el Superior de los Jesuítas, que vine t't Uartagena donde hace ya ocho días
con gran benevolencia me hospeda, recibió que estoy en casa del Ilmo Sr. Bi:ffi quien
una carta de Cartagena del P. Brioschi , . está ausente en misiones. Aquí he tenido
seeretario del .Ilmo. Sr. Biffi, la quaJ eon~ notieia de la muerte del elérigo José Eterno.
cluía así : « En este momento llega un sa- ¡Hermano querido! i Venía á asociarme á.
cerdote Salesiano. N o tengo más tiempo. tus trabajos y no he tenido siquiera el consuelo ele verte ! Pero cuán edificante fué su
Adiós. »
Y o pensaba : « ~Quién será este sacerdote~ muerte. ¡ Dichoso él que como un santo voló
al paraíso! lVIas desdichados nosotros que
~~por qué uno solo~ ¡ Qulsá gue su comp~,­
ñero ha muerto; de otro modo no lo ..habna vemos debilitarse el personal de nuestra miabandonado! Y tal pensamiento me '"afligía sión antes de comenzar el trabajo.
Dentro de dos horas estaré en viaje á bordo
en extremo.
Ayer, para distraerme, invitado por el Ca- de un vaporcito que llega en este momenso.

-69-

En un diario de Bogotá, que he recibido esta
mañana leo el nombre de los Salesianos que
han venido. Falta D. Unia que continúa su
c;amino.
Muy grande es la escasez de eclesiásticos
en esta tierra ; mayor aún que en la República Argentina y Chile. Encuéntranse
más de setenta parroquias sin asistencia espirituaL ~Quizá que más tarde la corriente de
religiosos Salesianos venga á ser mayorhacia
acá~ ¡,Quién sabe lo que Don Bosco pida
á sus hijos'~ &Evangelizar indios~ salvajes~
El Presidente de ésta República me aseguraba,, pocos días hace, que sólo en Colombia hay más de medio millón. ¡ Y luego
en el Ecuador ! Dios inspirará :á nuestros
Superiores lo que los Salesianos deban hacer.
Tan luego como me sea posible le escribiré
una relación circunstanciada de mi yiaje
para comunicarla á nuestros buenos Cooperadores que siempre gustan conocer el movimiento de estas misiones.
· Besa las manos de V. R., y se recomienda
ú su,·s oraciones su
Afmo. en el Señor
&w. Ev ASIO RABAGLIATI.

nientes de él, podemos asegurar que la protección eficaz y permanente es la que mejora las aptitudes y el carácter del trabajador. El obrero hábil aleja la competencia, y
el obrero moral ve en el ahorro el capital
que debe darle independencia y bienestar.
Iiln los primeros días del mes ele febrero
negaron seis de los miembros de la Orden
Sa1 esiana de Turín que, por contrato con el
Gobierno, deben fundar en esta ciudad un
Instituto para ensejlar agricultura, herrería
carpintería, sastrería y zapatería. Luego que
llegue el Superior principiarán las enseñanzas. Ya se compró el local adecuado para el

De Bogotá.

NOTICIAS DE lmESTRAS rHSIONES

o~jeto.

En el curso del año llegarán á Oartagena
Herma.nos Salesianos á fundar también un
Instituto; y sabemos que el señor Gobernador de Boyacá piensa establecer una escuela
de artes y oficios en el Departamento, para
lo cual cuenta con los fondos suficientes.
JYiuy laudable nos parece esta medida , y
creemos que en ninguna parte dará mejores
resultados que en Boyacá.
(El Poncni1· de Oartagena).

de la Patagonia.

Bogotá, marzo 1° de 1890.

Comenzamos hoy nuestra Revista dando
cuenta de un hecho importantísimo, que lla
ma1'á la atención general, porque es el primer ])aso que se da para el adelanto industrial del país. JYiucho se ha hecho en
favor de la instrucción pública, elemento
indispensable en la obra del perfeccionamiento individual ; pero muy poco se había
trabajado para dar al pueblo enseñanza científica en la artes y profesiones á que ha de
declicarse al emprender la lucha por la vida.
La mayor pa.rte de nuestros artesanos limitados en sus trabajos á la práctica adquirida en la rutina, aunque dotados de gran
capacidad, no tienen la fuerza intelectual
que dan los conocimientos científicos para
adelantar y perfeccionarse en su profesión.
Descuidada la educación cristiana y moral,
muchos obreros no conocen la importancia
del ahorro, ó lo disipan para satisfacer apetitos del momento , lo que impide la formación del capital. Con la fundación de Institutos Salesi((,nos para varones , y este es el
hecho á que hemos aludido, la educación ele
la parte más importante de la sociedad va
á ser atendida con el cuidado que merece.
Obreros religiosos y aptos para muchos trabajos saldrán pronto de esos Institutos. Mejomda la condición moral del artesano, se
obtendrán beneficio!S de grande importancia.
lYiucho se ha hablado del sistema proteccionista como medio de hacer adelantar
la industria nacional : y siiJ entrar ~á, hacer
apreciaciones sobre las ventajas é inconve-

1\fi

MUY QUERIDO PADRE:

Con mucho placer le mando algunas noticia,s de la linda función, primera en su género, que hemos celebrado ayer , día de la
Natividad de nuestra querida Madre María.
Por cierto le consolará mucho el saber que
se recibieron veinte comuniones , diez y
ocho de las cuales de niñas, número basta.nte
crecido en consideradón al pequeño número de habitantes del pueblo. ¡Ah! q nerido Padre, si viera qué afán, qué deseos
tienen estas niñas de . comulgar ; es cosa
admirable. El domingo, antes que amaneciera, ya había algunas golpeando á la puerta,
y éstas eran de las que viven más lejos.
Cuando les abrimos, y les dijimos : « ¡ Pero
criaturas! ~Por qué vienen Uds. tan temprano con este frío~ » (pues era muy recio);
ellas contestaron : ¡ Ah Hermana ! ha sido
por el temor de no poder recibir á Nuestro
Señor.
Durante la misa , antes de la comunión ,
cantaron el Oh Sahttaris, y después el Ya lo
poseo.
A la función de la mañana siguió la de
la tarde. Bn un palco improvisado, las niñas
recitaron unos diálogos y poesías , leyeron
algunas cartas y cantaron excogidas romanzas. Gracias á Dios, salieron bastante bien.
Presenciaron la fiesta, además del Rdo. Padre
Pestarino, unas cuantas señoras madres de
las niñas. Entre todas había más de cincuenta personas. La alegría fué general; había

-- 70
señoras que lloraban de consuelo. Las niñas
se subían en las ventanas y en los caballos
para ver , y desde la calle se oía gritar :
¡ Vivan las Hermanas! Después tuvo lugar
la rifa. Los regalitos recibidos fueron bastantes. Desde el sábado Jlovían éstos en
nuestra pobre casa. Quien venía con huevos, quien eon manteca, ó torta, quien con
carne; nos trajeron también mm damajuana
de vino que guardamos para cuando venga
el Ilmo. Sr. Cagliero. Era verdaderamente
cosa que alegraba mucho ver el afán y la
sencillez con que cada uno traía lo que tenía.
En agradecimiento se dió un paseo al día
siguiente á las niñas. ¡Puede imaginarse V. R.
cual sería la alegría! Por la mañana temprano se presentaron todas con su atadito,
donde traían lo necesario para el alumerzo,
y fuimos á comer á La Cuchilla , no muy
lejos de casa. Volvimos cerca de las cinco
de la tarde; todas muy alegres y contentas.
Hace quince días que tenemos una pupila;
tiene nueve años de edad ; se porta bien y
se halla muy contenta de estar con nosotras.
Hoy echamos abaJo la· capilla vieja para
hacer en su lugar un dormitorio, pues luego
han de llegar unas cinco ó seis pupilas más,
entre las actuales hay tres negritas y la hija
del cacique Pontemán. Por lo pronto formamos un alütrcito en un cuarto cerca de la
escuela que ha,sta ahora ha servido de locutorio, y que en adelante servirá además para
capilla, comedor y tal vez escuela, Las niñas
que asisten al colegio son treinta y tres , y
esperamos otras. - La Providencia sigue
ayudándonos. Los indios nos queren mucho.
Cuando vamos á sus ranchitos nos tratan
1o mejor que pueden ; nos dan asiento y se
quejan si dejamos pasar algún tiempo sin ir
á vicitarlos.
Nosotras estamos buenas y muy contentas.
El trabajo es mucho y sigue aumentando ;
pero de eso mismo estamos contentas. Gracias á Dios, siempre tenemos la buena voluntad de santificarnos. La paz :reina entre
nosotras y nos queremos mucho en el Señor.
Olvidábaseme decirle que ya tenemos fama
de médicas. Tanto es así que ó nos traen
los enfermos ó nos vienen á buscar para que
los vayamos á ver de dos y t:res leguas de
distancia. Gracias al buen Jesús los remedios
que nos mandó el P, Garrone hasta ahora
han sido muy provechosos,
Nos encomendamos á V. R. á fin de que
no se olvide de nosotras y nos recuerde en
el santo Sacrificio. Le rogamos también nos
bendiga para que podamos santificar nuestras
almas y las de nuestros prójimos.

De Y. R.
HurnUde hija

Sor

MARIA JYIAGDALJJJNA.

VALENTIN
ó la Voeaeión Contrariada.
( Gontin1~c~ción).

- Todas estas cosas pasan por mí. Mi
madre deseaba ardientemente que me hiciese
sacerdote , y yo lo deseaba aún más que ella.
Sólo dos años me sentí con repugnancia y
aversión hácia este estado; aquellos dos años
que ya sabéis : pero hoy á ninguna otra cosa
más que á ésta sjento inclinación. Encontrfl\il'é resistencias por parte de mi padre,
que quisiera mtJ dedicase á una carrera
civil, pero espero que Dios me ayudará á
vencer cualquier obstáculo.
El. director le hizo entonces notar, que el
hacerse sacerdote representaba la total renuncia de todos los placeres terrenos: renunciar á las riquezas, á los honores del mundo,
no ambicionar cargos distinguidos, estar
pronto á sufrir cualquier desprecio , y dispuesto á hacer y sufrir cuanto sea necesario
para promover la gloria de Dios, ganar almas.
para el cielo, y ante todo salvar la propia.
« Cabalmente esas razones, replicó Valentín,
me mueven á abmzar el estado eclesiástico.
Puesto que en los demás ha,y un mar de
peligros que son en extremo inferiores en el
estado de que hablamos. » lVIas debía tro.
pezar con la oposición del padre.
CAPÍTULO

VI.

las dificultades.

En el IDt)S de mayo de aquel año escribió
Valentín á su padre una carta en la cual le
manifestaba su resolución y le pedía consejo.
« Padre mío, le deeía , he estudiado y examinado atentamente mi vocaeión, he pedido
consejo á mis superiores y especialmente á
mi confesor, y estoy resuelto á abrazar el
estado eclesiástico. Sé que Ud. me ama y
desea mi verdadero bien, por esto espero que
unirá su satisfacción á la mía. Uuando niño
mi madre me llevó ante un altar de la Virgen
Santísima en nuestra parroquia , y después
de repetidas oraciones, le oí decir muchas
veces : «María, haced que este hijo mío sea
siempre vuestro, y si ha de ser para bien
de su alma , hacedlo un celoso sacerdote.
Espero que -el deseo de mi madre será también el de U d. »
Mucho afiijió á Hosnero la lectura de esta
carta. Tenía gran caudal; Valentín era su
único heredero, y además de esto el raro
ingenio del joven , su amor al trabajo , su
carácter vivo y su índole bondadosa y docil~ .
le ofrecían un brillante porvenir en las carreras civiles. Por esto el amante padre deseaba que se aplicase á cualquier carrera y
fuese, por decirlo así, el báculo de su vejez,
y el continuador de su nombre y de su familia. Viendo frustradas sus esperanzas ,
escribió una carta en la que mostrándose

-71irritado y arrepentido de haberlo puesto en
aquel colegio y criticando el que los superiores le hubieran da,clo una educación en
extremo religiosa , le mandaba venir inmediatamente á easa eon prohibieión absoluta
de hablar más de vomwión. Pero reflexionando después en las conseeuencias que
aquella carta hubiera podido producir, no la
mandó y escribió otra en términos más suaves, del tenor siguiente:
,
« Amado hijo. Veo l)Or tu carta que te
propones abrazar el estado eclesiástico. Esta
resolución es prematura. Tu corta edad no
te permite conocer la importancia de tu resolución. Tu dependes de mí y no de otros.
Soy tu padre y yo sólo puédo y quiero hacerte feliz. En casa hay bienes de fortuna
para que nada te pueda faltar; una lucida
carrera se te vaJ preparando, un risueño porvenir te espero". Pero es menester que no
des oídos á otros más que á tu padre. Oontéstame pronto y dime francamente lo que
piensas y lo que quieres hacer. »
Valentín leyó la carta y con toda tranquilidad respondió á su padre :
« La carta de U d. me confi.rma el gran
cariño que me ha tenido siempre. Ud., padre
mío, desea mi felicidad, y esta felicidad la
descubro yo en el estado eclesiástico. Ni los
honores, ni las brilla,ntes carreras, ni las riquezas podrán hacerme feliz fnera del estado
eclesiástico. Querido Padre, el Dios del cielo
y de la tierra es su señor y mío. Si Él quisiera que yo fuera su ministro &tendría U d.
valor para oponerse ~ ¡, I.~a dignidad del sa-·
cerdote no es superior á todas las dignidades
de la tierra~ Si nos asegura la salvación
del alma &no habremos ganado el mayor
tesoro que el hombre puede ganar en este
mundo~ Por lo demás le aseguro que cualquiera que sea mi resolución jamás abandonaré á U d. Mientras viva haré cuanto esté
de mi parte para confortar su vejez , amándole, respetándole y haciendo cuanto esté en
mi mano para su felicidad.
Hosnero comprendió que su resuelta oposición iba á influir poco en el ánimo de su
hijo, y por eso juzgó mejor disimular por
entonces todo su plan y esperar las vacaciones. Escribió , pues , al hijo , que había
recibido con mueho gusto su carta y que
esperaba que concluídos los exámenes, viniera á pasar una temporada en casa. Por
lo demás, personalmente hablarían y se entenderían al terminar el año escolástico.
Valentín rindió exámenes con éxito felicísimo ; pero no se atrevía á resolverse á marchar á casa por temor de que el padre insistiera oponiéndose á su vocación. Hosnero,
viendo que el hijo no parecía, fué él mismo al
eolegio para traerlo á easa á vacaciones.
Aquí tuvo lagar una escena en extremo
conmovedora. Yalentín deseaba que el padre
antes de salir del colegio le otorgase el sus}lirado eonsentimiento; de modo, que el padre

no quería prometer y el hijo no se atrevía
á salir. En este estado, Hosnero tomó un
temperamento medio , diciendo : « Si la vocación te viene del cielo, yo no quiero oponerme y te doy el mas amplio y absoluto
consentimiento. Pero como temo que tú no
comprendas bien lo que VitS á hacer, deseo
que vengas á casa ; después de algunos días
de vacaeiones nos abriremos mutua y francamente el corazón , y si perseveras en el
mismo propósito, te d~jaré completa,mente
libre y aun nada escasearé para favorecerte
y secundar tu noble deseo. »
A aquellas palabras y promesas \lalentín
se conformó. Al partir del colegio, el director
le dijo: « 1\fi buen Valentín, una gran hatalla te espera. Guárdate de las malas compañías y las malas lecturas. Teu siempre
por madre á la Yirgen Santísima y recurre
con frecuencia, á ella. Dame pronto noticias
tuyas.))> Valentín muy conmo-vido prometió al
director no olvidar su consejo, y partió con
su padre á su pueblo.
Ü.A.PÍTULO

VII.

Un dfa funesto.

La mayor desgracia que puede ocurrir á
un jovencito es un mal día. De ella fué demasiado 1)ronto víctima también nuestro Yalentín. La pluma se me cae de las manos al
escribir esto, y me costaría creer lo que
he visto, si la desgraciada verdad y realidad
del suceso no excluyese toda duda. Quiera
Dios que esta desgracia sirva al menos de
advertencia y ejemplo.
Ya en la casa paterna á Valentín, se le
dejó por algunos días entregado á sí mismo
y sin hablarle ni una palabra de vocación.
Entre tanto el padre , aguijoneado por el
deseo de que sn hijo llegara á ser un día el
continuador de su nombre y de su estirpe ,
quería á toda costa inducirlo á cambiar de
proposito en cuanto á la vocación ; y para
conseguirlo formó el diabólico proyecto de
confiarlo á un hombre de malas costumbres
é infame vida, para que enseñase á su pobre
hijo el camino del mal. Padre infeliz, por la
esperanza de un miserable bien temporal ,
arruina la casa , el honor , el cuerpo y aun
lo que es más doloroso todavía, el alma de
su hijo~
Hosnero, pues , realiza su proyecto entregando á Y alentín a un cierto Mari, para que
lo introdujese en el mundo haciéndoselo conocer bien, y que después resolviera sobre su
vocación. Este lYiari era un hombre ya algo
maduro que había pasado su vida entre devaneos y vicios que solamente la edad le
obligaba á abandonar. Hosnero le dijo:« Mi
querido Mari, habéis sido siempre un amigo
sincero de mi familia; ahora tengo que encomendaros un asunto del mayor interés.
Mi Valentín quiere híwerse sacerdote; yo no
quiero ..... ya me comprendéis, os lo entrego

para que lo llevéis con vos; hacedlo viajar, ocaswn tenéis un derecho más á nuestra.
ver y gozar cuanto hay en el mundo. Todo gratitud.
lo que se gaste será de mi cuenta: os en- Padre, dijo Valentín echándose en sus
cargo solamente que cuidéis de su salud. » brazos i padre, estoy por completo á vuestras
« Dejadme obrar, respondió .sonTiendo Mari; ·órdenes. ·
lo comprendo todo, no podíais haber eligido
A, N o te harás ya sacerdote~
una persona más á propósito para esta em- N o , ciertamente i seré cualquier otra,
presa; procuraré dej:c1r contento á vuestro cosa, pero sacerdote, nunca.
hijo, y haceros este servicio á vuestra más
- Bendito sea el cielo, soy un padre aforcompleta satisfacción. »
tunado; voy á convidar mañana á todos los
Partieron, y al partir l\fari procuró que amigos para celebrar tu regreso.
Valentín no llevara consigo libro alguno de
Hosnero estaba entonces como el que ca"
devoción : para hacerle menos pesado el ca- mina tranquilo sobre un terreno cubierto de
mino, le iba contando mil cuentecillos y ftores, sin saber que bajo ellas ::;e cubre un
anécdotas de frailes, sacerdotes y moDjas; abismo profundo. No podía imaginar que la
al principio indiferentes , después poco á vuelta de Valentín fuese pre::;~tgio de inpoco y cada vez más picantes y obscenos. mensas desgracias.
En seguida puso en sus manos libros que á
primera vista Valentín rehusó con horror;
pero que después comenzó á leer por pasa81 BLIOGRAFIA.
tiempo y luego por curiosidad ; y no había
pasado un mes cuando el pobre Valentín Mai"gaJ."ita Bosco. - Belcwión a1nena y
estaba ya acostumbrado á todo género de
ecUficantc por el Sac. Ju.AN B. LEJHOYNE
lecturas y ele conversaciones. En aquel mode le~ Oongr. de Sttn Frc~ncisco de Sales.
mento, todavía, una sola palabra acaso de
un buen amigo le habría apartado ele la
« Es una narración tan sencilla y ele tan
ruina ; pero aquel amigo no lo tuvo. El pér- creciente y singular interés, que comenzada
fido Mari, después de haber hecho· rodar al la lectura, siéntese vivo deseo de cont.iinfeliz Valentín por las fondas , casas de nuarla sin interrupción.
juego, cafés, teatros, bailes , y ·después de
» Esta historia no es sino un tributo de rehaberle hecho viajar de acá para allá , de
conocimiento
de los hijos Salesianos á la
una ciudacl á otra, se propuso para colmo
de desventuras seducirlo y engolfarlo en aquel mujer admirable que, según la expresión del
asqueroso vicio que San Pablo qui no i'uera celebre escritor D'Espiney , bajo el vestido
ni aun nom-brado siquiera entre los cristia- humilde de aldeana atesoraba un corazón
nos. Valentín veía el abismo á que caminaba digno de reina, la madre del gran apóstol
y al principio sentía agudísimos remordi- de nuestros tiempos, el sacerdote Don Juan
mientos. Muchas veces trató de ir a confe~ Bosco.
sarse; pero su criminal guía se lo estorbó
» En las breves páginas de ese bellhümo
siempre. Una tarde deseaba ir vivamente á
libro
manifiéstase la cooperación que lVIarun convento de capuchinos , y Mari le hizo
garita
Occhiena do Bosco prestó á su inequivocar el camino y lo condujo á una casa
de prostitución. Valentín se sorprendió do- comparable hijo en la fundación del famoso
lorosamente y fué tal su disgusto, que casi Oratorio de Turín, la vida humilde, labodesesperado se hubiera arrojado por una rios~, perseverante en el bien, vigilante, preventana del tercer piso de aquella easa , si visora y resignada que obserY~tba en su gran
Mari no hubiera. corrido á detenerlo.« En aquel ü1milia adoptiva, los huérfanos y rapazuelos
momento, dijo más tarde Valentín, creía yo más desamparados recogidos por Don Bosco.
que la muerte era un mal menor que los
» Cada uno de los capítulos de su biogmfía
romordimientos de conciencia que atormenson
otras tantas perlas á cual más preciosa
taban mi alma. ;, Pero estos remordimientos
y
en
esp13cial el último, en que se trata de
no duraron mucho ; inseu&iblemente se fué
habituando á las malas conversaciones y la muerte ele est<1 heroína, capaz de enterlecturas, y se entregó á toda clase de vicios, necer nl corazón mús duro y al alma menos
tanto que, á los seis meses de esta desorde- cristüma. »
nada vida, no solamente no hacía oposición
Esto dicen las Leot~m~s Dmnlnicc~les de
á las indicaciones de Mari, sino que con el Palermo.
mayor gusto secundaba sus malvados deseos.
Por nuestra parte sólo agregaremos que
En este estado las cosas , Mari eomprendió
la
edición publicada hace poco en Barcelona
qlw su diabólico encargo estaba cumplido, y
se
ha hecho con todo el esmero que la imcondujo á Valentín á casa de su padre.
portancia
del asunto merece.
- Oreo haberte servido , dijo Mari saludanclo á Hosnero.
Con a~rohacióu de la ht. Eclesiástica - llerente lli!TTEO !i.RIG.I,JOIE
-· Os doy gTr~nias, Mari, vos habéis sido
Turin, 1890 - Tipogratia ::lalesiana.
sieu11>re un amigo de mi familia, y en e::;ta,

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