BS_1889_06.pdf

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ANO IV.- N. 6.

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Sale una vez al mes.

JUNIO de 1889

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BOLETI N SALESIANO
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lns~ruyó

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El peligro,

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di~l.llgó

al pueb.lo y
todo lo .q11e había hecho.
Bus?<? las doctrmas utlles y escr1bró documentos
rec~1srmos y llenos de ve~dades. Las palabras de los
sabiOs son como puas o clavos, que penetran profundamente, y dadas mediante nuestros maestros
por el único pastor.
,
EcLESIASTES XII, 9, 10 Y ll)

Sto. Padre , está en la contínua
libros infames; Y para po~ner un dique
a este mal mmenso, yo no veo otro remediO, que la fundación de una imprenta Católica. puesta bajo el patrocinio de la Santa Sede. De esta manera, no hacién·
dose esperar nu>~stras respuestas, podrémos cün mayor
ventaja descender al campo de la lid y res~onder con
feliz éxito á las provocaciones de los apostoles del
error.
.
(SALES)
~ifusión d:e

1

! principalmente
No se -e~gañaría mucho quien intentase atribuir
á la prensa malvada todos los males
1

~
~ y la deplorabie ·condición de las cosas . á la cual
¡¡¡
• '


~hemos llegado actualmente ... , los escritores. católicos
~ deb.en con todas sus fuerzas volverla en bren de la
~ soCiedad.
~ .
(LEON XIII)

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";;;
~

~ La prensa periódica sometida á la autoridad je;;; .
.· ·
.
, .
.
.
~ rarqmca, reve~tida del ~sp1r~tu de Je~ucrrsto, vrene á
;;¡ser un poder mmenso: rlumma, sostiene la verdad,
~hace desaparecer el error, salva. y civiliza; es casi
una forma de apostolado sublime.

ª
~

1

(ALIMONDA)

Tnrin - Buenos-Aires - LIBRE RIA SAL ESI ANA - Sarriá (Barcelona)

CATECISMO EN EJEMPLOS
•·'"';'•

1

POR EL PRESBITERO



CAlVI:ILO ORTUZAR
Vol. lo El Credo y la Oración.
Vol. 2° La Moral Cristiana y los Sacramentos.
Dos vol. en-16 de X-414-4:78 pág. A la rústica Pesetas 5, 00 franco
En tela . .
"
6, 50
"

El Catecismo constituye el fundamento indestructible de la cristiana educación. En
él se resuelven todas las grandes cuestiones y enseñan los más sagrados deberes ;
<< es el lazo misterioso que une al hombre con Dios, el cielo con la tierra, el tiempo
. con la eternidad. ll
Para facilitar su conocimiento nada más á prOIJÓSito que añadir los ejemplos á la
doctrina. << Las palabras mu~ven; los ejemplos arrastran. ll El camino de los preceptos es largo y penoso, el de los ejemplos corto y agradable. Nuestro Señor sembraba de parábolas sus enseñanzas.
El Catecismo en Ejemplos que anunciamos tiene, pues, el objeto no sólo de dar ·
á conocer la verdad sino también, con variados ejemplos~ alegorías é imágenes, de impulsar á practicar la virtud.
·
. Se encuentra de venta en todas. las Casas Salesianas.
·
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Tu~ -

Bnenos·Jires - LIBRERIA SALESIANA - Sarriá (Barcelona)

D. :SOSCO
-PO:R CA:RLOS D'ESFIN'"EY
CABALLERO DE LA. ORDEN DE SAN GREGORIO EL GRANDE.

OBHA .A.PRO.BAD-4.
POR EL

INSTITUTO SALESIANO

· HONRADA CON EL. APLAUSO DE· SU EXCELENCIA ·EL OBISPO DE NIZA
Y DE OTROS PRELADOS
E"

ILUSTRADA

CON

EL

RETRATO

DE

D. BOSCO.

Traducción española.
EDICIÓN ELEGANTE Y ESMERADA.

Estará pronto de venta en las Librerías Salesianas.

HORAE DIURNAE·
BREVIARII ROMANI
EX DECR. SS. CONCILII TRIDENTINI
RESTITUTI

S. PII V PONTIFICIS MAXIMI
JUSSU EDITI

· CLEMENTIS VIII, URBANI VIII ET LEONIS XIII.
AUCTORITATE RECOGNITI

CU:M OFFICIIS NOVISSIMIS .
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2,50
3,00
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Sale una vez al mes.

ANO IV.· N. 6.

JUNIO de 1889

BOLETIN SALESIANO
Debemos ayudar á nuestros hermanos á fin de cooperar á la difusión de la verdad.
(Ill S.

JUAN,

(MAT. XVIII)

8)

Atiende á la buena lectura, á la exhortación y á la enseñanza.
(I TIM. IV 1 13)

Entre las cosas divinas la más divina es la de cooperar con Dios
á la salvación de las almas.
(S.

Cualquiera que reciba á un niño en
mi nombre' á mi me recibe.

DIONISIO)

Un tiern.o amor al prójimo es uno
de los mayores y más excelentes
dones que la divina bondad puede
conceder á los hombres.
(El Doct. S. FRAKC. de SALES)

Os recomiendo la niñez y la juventud; cultivad con grande empeño la
educación cristiana ; proporcionad
libros que enseñen á huir el vicio
y á practicar la virtud.
(Pro IX)

Redoblad vuestras fuerzas para. retraer á la niñez y juventud de las
insidias de la corrupción é incredulidad y preparar de esta manera
una nueva generación.
(LEON XIII)

~ DIRECCION en el Oratorio Salesiano.- Calle de Cottolengo N° 32, Turin (Italia)

S U MAR 1O : Maria A.uxiliaelora 6 la Virgen ele DoN

Bosco -La Primera Comunión- Viaje ele Monseñor Cagliero á la Patagonia - DoN Bosco y
Victor Rugo - Gracia ele Maria A.uxiliaelora DoN Bosco. Obra escrita por Don Carlos el'Espiney
- Historia elel Oratorio de San Francisco ele Sales.

MARIA AUXILIADORA.
El pueblo solía y suele llamar La Virgen de Don Bosco á María Auxiliadora y
dar ese mismo nombre á la hermosa iglesia que le está consagrada en Turín.
j Cuán justa es semejante denominación!
Don Bosco en su humildad , ternura y
confianza en María, jamás. la invocó con
otro título que con el de María Auxiliadora, y en público se guardó siempre de
manifestar era él el instrumento de la Santísima Virgen para edificarle ese nuevo
santuario, fuente de gracias y bendiciones. Mas el pueblo, con el buen sentido
que no le engaña , desde un principio
ádivinó el misterio y el nombre de María Santísima resonó en sus labios unido íntimamente al de Don Bosco.
El pueblo tenía razón. La vida; de Don
Bosco no se explica sin la intervención
y a,sistencia continua de María Auxiliadora.

+

1o Quién era Don Bosco ~
Repetidas veces nos hemos encontrado
en su compañía á vuelta de sus largos
viajes, mejor ·podríamos decir de sus peregrinaciones triunfales.
El año de 1883 Don Bosco regresaba
de París; su paso por aquella grande y
generosa nación había oca~ionado · indecible entusiasmo. El día en que llegó á
casa, á s,olas con los suyos, después de
prolongado silencio, durante el cual parecía absorto en una idea: - « io Quién
es Don Bosco ~ exclamó con cierto gesto
y mirada indefinibles. Don Bosco no es
ni un santo, ni un sabio, ni un orador ;
en su exterior como en su espíritu nada
hay que merezca llamar la atención. Y
no obstante las muchedumbres se agolpan á su paso, las personas más ilustres,
la nobleza más distinguida, los personajes más eminentes en las ciencias, la política, las armas, todos en fin se estiman
dichosos de podérsele acercar, de hablar
un instante con él, con él que con frecuencia no sabe que responder. Si supiesen quien es Don Bosco quedarían
asombrados, confmididos quiza de haberle
honrado tanto. En 1827 el viajero que
hubiera llegado á Oastelnuovo de .Asti
en Buttigliera habría podido ver á derecha, sobre una pequeña colina, una
humilde vivienda, y junto á ella un prado

-62-

donde un pobre aldeano mugriento ·é
ignorante apacentaba dos vacas. Éste,
éste es Don Bosco , un rústico grosero,
· nada más. »
Volvió en seguida al silencio; mas luego,
sin poder ocultar su emoción, saltáronle
las lágrimas á los ojos y añadió: « ¡Oh !
¡ qué buena es Maria! »
Y en verdad todo lo · grande y maravillo3o hecho por Don Bosco dur·ante su
larga vida lleva el sello de la bondad de
la Reina del Cielo. Observad el tiempo
en que esas obras se han realizado, la
condición del hombre que las ha llevado
á cabo y veréis si tenemos razón para
afirmar tal aserto. Desde el principio de
su empresa hasta casi terminar su vida
presentánsele dificultades, obstáculos, contratiempos de todo género, capaces de
abatir al más fuerte, y él, sin perder ni
por un instante su serenidad, repite á los
de poca fe: « N o temáis, todo pasará. >> Y
todo pasaba, y se desvanecía como el humo
y los adversarios le rendían las armas.
Con ser tímido en extremo, según testimonio· de su intimo amigo el abate Borel , viene á Turin enseña él Catecismo
al primer uiño abandonado que, el día de
la Inmaculada, recoge en la iglesia de
San Francisco de Asís y en breve tiempo
reúne otros muchos, funda un Oratorio,
alberga centenares de muchachos traviesos, haraganes, una patolea que preocupa
á la autoridad pública y llama la atención de la sociedad entera.
N o tiene casa propia, ni recurso alguno. lo Cómo aumenta cada día: su familia de huérfanos y desvalidos~ &Cómo
los viste y alimenta~ ... Ved que en Turín
pasan de mil y que funda nuevos institutos en Francia , España, Inglaterra,
Austria; que pasa el Océano y estableee
sus tiendas hasta en los confines de la
Patagonia y Tierra del Fuego. Es una
llama fosfórica decíase á los principios ;
bien pronto deberá extinguirse; Don
Bosco es un loco, emprende una obra
que no es posible sostener.
Y la Obra crece, y la empresa triunfa.
Las necesidades v estrechecez son indecibles , las deudas espantan y cuando
la indigencia parece llegar á su colmo
he aquí que se reciben inesperadas limosnas, en el momento preciso, y muchas
veces la cantidad exacta para lo indispensable en el día, dejando lo correspondiente á mañana en sólo la fe que confía
ciegamente en la Divina Providencia.

¡Cuántas veces oímos decir á D. Bosco:
« Cuarenta años y más hace que hemos

comenzado, y el pan para nuestros huérfanos no ha faltado ni un solo día ».
La prensa impía hacía estragos y tan
audaz era que, medrosos, los buenos se
abstenían de combatirla. D. Bosco, cuya
· pluma no era aún conocida , funda las
Lecturas Católiccts y durante diez años,
mes por mes , personalmente prepara el
material correspondiente. Más de una vez
sus enemigos, sin lograr que abandonase
esta obra, intentaron matarle, y sólo por
milagro salvó la vida. La estampa es
costosa, más costosa aun una imprenta.
Cuando á Don Bosco le reprochan emprender imposibles , responde: « Ya lo
veréis; tendremos una imprenta, después
una mayor y en seguida muchas otras. »
Y así sucedió; y los ejemplares de sus
obras se difunden por millones en todo
el mundo.
Está solo y necesita compañeros, precisamente en la época en que por todas
partes se suprimen las órdenes religiosas, en que á consecuencia de la perver..,
sión de las ideas el solo nombre de religioso es un descrédito. Instituir, pues,
una nueva parece una ridiculez. Los sacerdotes á quienes expone tal propósito
le consideran visionario; sus mismos amigos le abandonan. No importa. Con
tesón y bondad infatigables llama á los
niños , los exhorta, los instruye. Las fatigas, ingratitudes y desengaños sólo contribuyen á acrecentar sus esfuerzos. N ecesita crearse auxiliares, y los crea, y crecen,
·se sostienen y educan bajo su amparo;
en poco tiempo los cuenta á centenares, y así ayudado asegura la existencia
de sus fundaciones. - N o permanezcáis
con Don Bosco, mil veces se había dicho
.á esos niños; cuando D. Bosco muera, perecerán á la vez sus obras y quedaréis sin colocación alguna; pensad en vuestra suerte.
Mas Don Bosco había comunicado su
fe á sus niños, y en breve tiempo la Pía
Sociedad de San l:!.,rancisco de Sales, consagrada á la educación de la juventud
pobre y abandonada, con el aliento y
aprobación del angélico Pío IX, se ha
desarrollado de un modo admirable y recibido confirmación y perfeccionamiento
del sapientísimo León XIII.
Ninguna Sociedad religiosa ha tenido
más· singular origen que la de D. Bosco.
N o hemos aún manifestado cuánto en
ella hay de maravilloso.
·

-63 ·-

Don Bosco debía levantar en Turín
una iglesia en honor de María Auxiliadora. Lo deseaba con vehemencia desde
1844, y en 1864 echó los fundamentos de
esta obra monumental.
El día que se principió no tenía ni una
peseta en caja; el va.lor de la fábri~a
apreciá.base en 500,000 pesetas. &Dónde
encontrar el dinero necesario ? - Manos
á la obra, dice Don Bosco.- Y la iglesia no demoró en erigirse y tocar con
sus torres y cúpula el cielo. Multiplicábanse diariamente las gracias de la Santísima Virgen, en favor ele los que impulsaban la obra con sus ofrendas. Cada
ladrillo, cada piedra rememoraba un nuevo
portento; cuando se hubo concluído, todas las deuda.s estaban cubiertas. Igual
cosa ocurrió con la erección de la iglesia
de San Juan Evangelista en Turín y la
del Sagrado Corazón en Roma , ambas
edificadas también por Don Bosco.
Hay más: Don Bosco no quería que
sus obras quedasen ajisladas de la sociedad, sino por el contrario que vivieran á
ella estrechamente unidas.
En 1875 había dicho á los suyos: En el año venidero presenciaréis un grande
acontecimiento, cuyo eco resonará por
toda la tierra. - Y en tal año instituía
la obra de los Cooperadores Salesianos ,
que no tardaron en llegar á cien mil, y
que fueron sus cordiales bienhechores y
amigos , y siguen siéndolo de un modo
sorprendente.
En aquel mismo año para suplir la es- .
casez de clero, no obstante numerosas
contrariedades, fundó la obra de los Hijos
de Maria, destinada á recibir á los adultos con vocación al estado sacerdotal y
de los cuales ya centenares han sido ungidos con las sagradas órdenes.
En ese tiempo instituyó aún la Congregación de las Hijas de Maria Auxiliadora , para la educación de las :niñas
pobres, cuyas casas, á la muerte de su
fundador , no son menos numerosas que
las de los Salesianos.
Aun no lo hemos dicho todo. Preocupábale una idea :fija desde que, en las
Conferencias Morales, en la iglesia de San
Francisco de Asís, estudiaba teología: las
Misiones! For;maban éstas parte muy integral de su programa. Pero &dónde encontrar los ingentes recursos, el numeroso personal precisamente cuando tan
urgentes atenciones exigía la Europa y
tanta era la escasez~ Es una locura, de-

cían los que no conocían bastante á Don
Bosco. 1\ias él sin trepidar dice á Don
Cagliero: - ¡Parte !
Don Cagliero parte y otros le siguen
y las expediciones se suceden ...
Resumamos. - &Quién ha hecho todo
esto~ - ~El hombre 1 - N o es posible.
- &Quién entonces 1 - ¡ Oh! ¡ cuán buena
es Maria ! Sus bondades no se reseñan
en pocas lineas ; menester seria llenar
muchos volúmenes para referir. las misericordias de María A 1Ixiliadora. Y debemos advertirlo que, no habiendo llegado el tiempo ele decirlo todo, omitimos
enumerar muchas otras cosas más estupendas hechas por Don Bosco , muchas
otras que ciertamente deberan veri:fical'se:
las maravillas de lo pasado responden de
las de lo porvenir. TJna palabra todo lo
expresa: Cada vez que Don Bosco emprendía una obra hablaba como si viese
patentemente todo el desenvolvimiento
más ó menos feliz de cada una, y esperaba los sucesos como práctico capitán
de nave que teniendo á la vista la carta
que le muestra las corrientes, arrecifes,
islas , bajos y escollos navega por mar
conocido en dirección del seguro puerto.
¡Oh! ¡cuán bondadosa es María!
A ella, pues , con toda la efusión de
nuestra alma elevamos sin cesar un himno
de agradecimiento. ¡Bendita sea María
Auxiliadora! exclamaba constantemente
Don Bosco, advirtiendo las copiosas gracias que ella derrama sobre sus devotos.
El amor á tan piadosa Madre era el tema
ordinario de sus predicaciones, y aseguraba á cuantos la honraran su indefectible protección. En nombre de María y
gracias á su ayuda omnipotente obró las
maravillas que la fama ha proclamado en
todo el mundo. N o fué, pues, tan sólo su
ardiente celo lo que le hizo grande, fué
la mano de María que prevenialo todo,
la voz de Maria armonizada con la de su
devoto siervo.
La iglesia de María Auxiliadora fué el
principio y fin de las empresas inspiradas á Don Bosco, á la vez que el medio
que le permitió llevarlas á cabo. Y no
fué para Don Bosco solamente sino tam:bién para la cristianidad entera que la
Santísima Virgen abrió en la tierra una
nueva fuente de inagotables gracias. Así
lo evidencian las estupendas y continuas
bendiciones, auxilios y milagros extraordinarios que han obtenido y continúan obteniendo Jas personas que invocan á 1\!Iaria

-64-

bajo el título de Auxiliadora y contribuyen
al esplendor de su culto con ofrendas destinadas al templo que le está erigido en
Turín.
no retardarla- Su influencia en la vida
N o es posible llevar un registro de to- Conviene
-Cuidado de la infancia- Estupendo milagro
- Importancia del ejemplo - La educación del
das las gracias temporales: su número é
corazón merece singular interés.
importancia causan asombro; mas las
espirituales, en especial las conversiones
En la primitiva Iglesia acostumbrábase dar
en el artículo de la muerte, son tan ma- á los niños que aun no habían llegado al
ravillosas , instantáneas y conmovedoras .uso de la razón las hostias consagradas resque arrancan lágrimas de ternura y a vi~ tantes á la comunión pascual.
« Esto , decía Don Bosco , manifiesta el
van el amor hacia la Reina del Cielo,
grande
interés que la Iglesia tiene en que
que tan afectuosa y solícita cuida de la
ninguno
demore en recibir á Nuestro Señor.
salvación de los hijos que la invocan. Tan pronto
como un niño distingue la dife¡ Qué de madres, q'né de esposas des ola- rencia entre pan y pan y tiene la instrucción
das inclinadas sobre el lecho de un hijo indispensable, sin atención á la edad, ¡reine
ó compañero moribundo - como quiera pronto en su alma el Celeste Soberano ! »
que el error, el vicio ó el respeto humano
Y luego añadía: «Estoy persuadido de que
la primera comunión bien hecha pone un
les hacían rehusar los sacramentos parecían agonizar con ellos! Para una sólido fundamento moral para toda la vida.
madre, para una esposa que tiene fe tales Difícil será encontrar persona alguna que
momentos son terribles. La angustia po- habiendo cumplido bien t:::m solemne deber
no haya observado buena y virtuosa vida.
drá devorarlas toda la vida. - ¡ Quizá Por
el contrario, cuéntanse á millares los
mi hijo, mi esposo está perdido para siem- jóvenes
díscolos que llenan de amargura y
pre! ·- Y bien, ¡ cuántas veces perdida desolación á sus padres, y que, bien mirado,
toda esperanza en los recursos humanos, la raíz del mal ha estado en la escasa ó
en la persuasión afectuosa, confiando nada mala preparación á la primera, comunión. »
¡ Cuán hermosa labor es la de preparar á
más que en JYlaría, pusieron una medalla
con su efigie, bajo la almohada del mo- los niños para la primera comunión ! Las
ribundo, comenzaron un triduo 6 novena, instrucciones que á este objeto se encaminan
prometieron contribuir al decoro de su dignas son del encendido celo del sacerdote,
de la tierna solicitud de las madres, del vivo
templo y de improviso el enfermo cam- interés
con que todo cristiano debe Iuirar
bió! Conmovido, afable, espontaneamente por la salvación de las almas, por la sobepide un confesor y reconciliado con Dios ranía ele Cristo en la tierra y hasta por el
deja entera confianza de haber volado al bien de la patria. Los <íngeles· mismos , si
paraíso.
algo pudieran envidiar, ~no sería acaso el
¡Oh! sí , ¡cuán bondadosa es }'daría ! disponer á las almas infantiles , inocentes y
Recurramos, pues, llenos de confianza á llenas de candor para que se alimenten de
ella en todas nuestras necesidades, cele- Dios y le sirvan como de sagrario~
El día más felíz de la vida, frecuentemente
bremos devotos sus fiestas acercándonos
hemos
repetirlo, es el de la primera co.á recibir la Sagrada Comunión y no du- munión;oído
y tanta es la influencia, de ésta que
demos entonces que Maria en toda cir- - conforme lo dicho por Don Bosco - recunstancia .escuchará nuestros justos de- gularmente decide de todo el porvenir. « ¡ Oh,
seos.
felicidad de la primera comunión , jamás te
Especialmente vosotros, carisimos Coo- olvidaré! exclamaba el R. P. Ravignan.
peradores y Cooperadoras , acordaos de ¡ Ah l en más de una ocasión he visto al
que tenéis derecho especial á su protec- ancjano inclinado ya sobre la tumba y que
ción porque sois los sostenedores de su . vislumbraba la hora de e:xhalar el postrer
obra. María Auxiliadora, estad seguros, suspiro, y le he oído entonces decir que el
que nunca se le había borrado del
no olvidará vuestro celo y vuestras lar- recuerdo
corazón era el ele la primera comunión y
guezas , os preparará el camino del pa- de las piadosas instrucciones de su madre. »
raíso y os introducirá ella misma en la
Empero, las plantas para su lozano de- ·
gloria , que será el premio de vuestros sarrollo exigen hábil mano que las cultive;
.sacrificios.
~qué cuidado, pues, no reclamará la dirección
del niñoL ... Por desgracia, en los tiempos
que alcanzamos, esa dirección es deplorable.
El estudio del Catecismo ha dejádo de ser
obligatorio en los colegios del Estado, y, en
la historia de los pueblos civilizados, apenas

-65si puede recordarse época como ésta en que
todo parece respirar sensualidad y descreimiento. Con las reforiD.aS irreligiosas trátase
de hacer despreciable la religión ; con las
publicaciones y espectáculos· inmorales relájanse los sentimientos y costumbres, y el veneno de la impiedad se difunde asombrosamente hasta en el seno mismo de las familias.
¡ Tiempos fatales y desdichado siglo para
la niñez! ...
Nuestro Señor Jesucristo dijo:« Dejad que
los niños se acerquen á mí, porque de ellos.
es el reino de los cielos. Y al que escandalizare á, uno solo de estos pequeñitos mejor
le fuera que le colgasen al cuello una piedra
de molino y le arrojasen con ella en lo profundo del mar. » ¡Qué terrible anatema
oontra el escándalo ! Los niños son .lo que
hay de más tierno en el amor de J esúr:;, son
el regalo de su corazón; los abraza, los ben~
dice, ruega por ellos, no quiere que ni uno
.solo perezca , y públicamente declara : « El
.que recibe en mi nombre á uno de estos niños
me recibe á mí mismo. » ·
lo Quién , pues , se atreverá á dañar el tesoro más preciado de Dios~ lo Quién no tiembla
temeroso de hacerse reo de homicidio si con
su conducta llega á escandalizar á una de
esas almas escogidas ~
En verdad, nada más amable que el niño.
Por esto el Hijo de Dios se hizo niño; quiso
de esta manera no sólo manifestarnos la
ternura de su amor sino también movernos
á amarle. Hay aún más: uno de los milagros con mayor frecuencia repetidos por
Nuestro Señor en la Santa Eucaristía es el
de aparecer visiblemente como niño. En la
estadística del Museo Eucarístico de Parayle-Monial se registran no menos de. treinta
casos. Y así como el divino Jesús, durante su
paso por la tierra, les muestra su preferencia,
así también sigue particularmente distinguiéndoles sacramentado en el altar. Una de
las ocasiones en que este aserto mejor¡ se
confirma es en la siguiente:
El domingo de Septuagésima, 3 de:febrero
de 1822 , á las cuatro y media de la tarde ,
el abate Delort exponía, en Nuestra Señora
de Loreto en Burdeos, el Santísimo Sacramento.
« Luego que hube llegado á Nuestra Señora de Loreto , dice él mismo , me preparé
á dar la bendición y con este fin descubrí
el Manifiesto. Terminada la primera incensación, en vez de la forma consagrada, vi á
Nuestro Señor Jesucristo en medio de la
-custodia. Su blanco rostro represent.a.ba á un
hombre como de treinta años de edad y de
<extraordinaria hermosura ; hallábase revestido de una banda de color rojo y se inclinaba ya á derecha, ya á izquierda, ya hacia
a9-elante, bendiciendo á. todos y con marcada
preferencia á los niños.
Asombrado en presencia de este prodigio
y cuando apenas podía creer lo que con mis

propios ojos veía me imaginé al principio
que me alucinaba.
El milagro continuó ...
Sin poder yo permanecer en semejante incertidumbre, llamé al acólito y le pregunté
si veía algo extraordinario. Como me con.
testase que había visto y aun veía el prodigio le pedí lo .advirtiera á la Superiora.
.A.visó á la sacristana, la que estupefacta
ante tal espectáculo y absorta en los sentimientos que Nuestro Señor le inspiraba, no
pudo desempeñar la comisión que se le había
dado.
Yo entretanto, confuso y prosternado , no
me ~atrevía á levantar los ojos sino para
humillarme en la presencia de Jesús,.derramando lágrimas de gozo , reconocimiento y
contrición.
Continuó el milagro mientras se cantó el
himno del Santísimo , el Domine salvum me
fac , las oraciones y un cántico. Terminado
éste , y animado de fuerza divina , pues no
fué valor natural, subí al altar, tomé la custodia y di la bendición, sin dejar de contemplar al Divino Salvador á quien tenía
visiblemente en mis manos. Luego que di
esta milagrosa bendición, coloqué la custodia
sobre el ara y, abierto el tabernáculo, ya no
vi sino las santas especies en que Nuestro
Señor había vuelto á ocultarse.
Sa.Ií de la capilla sumamente conmovido
y sin poder contener las lágrimas ...
Extrañaba en tanto la calma con que los
fieles habían presenciado tan largo prodigio
y sólo he podido explicármela por el estado
de emoción y profundo respeto en que todos
debían hallarse al contemplar espectáculo
tan extraordinario. Mas no bien hube salido
de la capilla cuando vi venir á mí todas las
personas de la casa para preguntarme si
había visto el prodigio y proponerme mil
cuestiones á ese respecto ...
Me retiré después á casa y durante toda
la .noche sólo . pude pensar en aquel milagro (1). »
Siendo la infancia· tan digna de especial
atención, obsérvese que si bien no hay enseñanza más elocuente que la del ejemplo i
no hay tampoco ejemplo más eficaz que e
de una madre. « La virtud, decía á menudo
el santo Cura de .A.rs, pasa del corazón de
las madres al corazón de los hijos quienes
fácilmente hacen lo que ven hacer. » Recuerden las palabras de Leibnitz : « Reformad la educación de los niños y reformaréis
al mun.do. »No olviden sobre todo que á ellas
es á quienes Dios encomienda el más noble
y augusto cargo , el de formar , según la ,
expresión del Conde de Maistre , lo más
grande que hay en el mundo, el corazón del
hombre; porque, á la verdad_, la intelígencia ·
no es el poder supremo en el gobierno de la
· (1) Esta declaración fué confirmada. por multitud
de circunstantes.

-66-

vida: ilumina al hombre , pero está al servicio del corazón.
~ Quién lo ignora ~ Se sufre y se goza por
el corazón. Nadie es bueno ó malo más que
por el corazón. Decirle á uno que no tiene
corazón es hacerle la más sensible de las
injurias. « El corazón es el hombre. »Mientras
está adormecido, apenas se hacen cosas vulgares; se enardece, y el hombre se transforma.
La fe nace del corazón. Por el corazón ,
afirma la Santa Escritura, vienen las inteligencias saludables y las curaciones del alma.
El corazón, lo declara Nuestro Señor Jesucristo, es un tesoro. Dios mira el corazón,
·i1ituetur cor; es lo que pide, prwbe cor tuum,
1nihi. Su primer mandamiento es mnarás , y
la plenitud de la ley es el amor.
« Un estudio muy profundo, dice Dupanloup, me ha dado la evidencia de que el
Evangelio ha sido hecho exclusivamente para
el corazón del hombre. N o hay en él una
frase, ni una parábola, ni una sentencia, ni
un milagro que no tengan por objeto mejorar,
enternecer y ganar el corazón del hombre.
El corazón de Jesucristo es un océano de
bondad. Toda su ley, toda su religión, es
ley y religión de amor ; hasta los milagros
que hacía eran más de bondad que de poder,
como observa Bossuet; y si la luz á veces
nos asusta, la grandeza nos impone, la majestad nos aleja, la bondad, sólo la bondad
nos atrae y nos gana. A la bondad nada se
resiste. »
Así , pues, conviene tener presente que
como se trabaje en la dirección del niño ,
necesario es hablade más que á la. inteligencia al corazón, hacerle amable la verdad
á la vez que alentarle afectuosamente á
practicar la virtud , y finalmente que tan
delicada é importante obra merece muy especial atención al prepararle al día más feliz
de la vida, el día de la primera comunión (1).

VIAJE DE MONSEÑOR CAGLIERO
y de su cuadrilla de Misioneros
á la Patagonia.
Buenos Ayres, 27 de febrero de 1889.
MUY REVERENDO SR. DIRECTOR :

Me complazco en darle , por encargo de
Monseñor, algunas noticias sobre nuestro
viaje, el cual ha sido felicíslmo , tanto q'!ie
todos los pasajeros y tripulación de la nave
decían no haber jamás hecho otro eon mar
más tranquilo y cielo más sereno. A Dios
gracias, la salud general ha sido excelente
(1) Poco hace que el presbítero salesiano Don Camilo Ortúzar ha publicado con este fin un opúsculo
titulado La Primera Comuni6n, cuyo es este prefacio.
Hálláse de venta en todas las Casas Salesianas de
España y de América.

y el contento no interrumpido. Casi todos
los sacerdotes hemos podido celebrar diariamente. Gran consuelo ha sido éste y la
merced mayor que Dios ha podido dispensarnos, regalándonos con la Hostia de misericordia y amor. Tres grandes funciones
hemos solemnizado á bordo : la festividad de
nuestro patrono San Francisco de Sales, las
exequias de cabo de año por nuestro venerado padre Don Bosco, y la administración
de la Confirmación á crecido número de navegantes.
Fiesta de San Francisco de Sales
y Funerales de Don Bosco.
El 26 de enero conmovidos dábamos el
adiós á la Europa al abandonar las costas
de Barcelona. El 27 y 28 veníanos constantemente á la memoria el recuerdo del amado
Oratorio de Turín, y con cierta envidia pensábamos en la hermosa fiesta con que se
honra á nuestro Patrono. Si bien á nosotros
sólo con el corazón nos era dado asociarnos
á ella, por iniciativa de Monseñor, la celebramos también á bordo con más solemnidad
de lo que podíamos imaginar. Adornada con
cenefas y flores y dispuesto un altar, la cámara del vapor transformóse en gracioso·
santuario. Monseñor, celebrada la misa, hízonos una afectuosa y ferviente exhortación,.
moviéndonos á dar gracias á Dios, á María
Auxiliadora y á San Francisco de Sales por
la felicidad del viaje , á continuar celosos
en la obra emprendida , á no olvidar el
sublime fin del misionero y el gran premio
que le está reservado, á imitar las virtudes
de nuestro inolvidable Padre Don Bosco.
Por su parte él Señor Comandante , tan
amable como generoso, nos regalo con una
comida de fiesta.
Más tierno y conmovedor aun fué el aniversario de Don Bosco. N o sé explicármelo:
en vez de luto, tristeza y lágrimas, sentíamos consuelo, dulzura y alegría. El pesar
resignado cedía á la firme y viva confianza.
Cantó la misa Monseñor. ¡Cuánta impresión
nos produjo! Momentos hubo en que no nos
cabía el corazón en el pecho , como cuando.
con voz trémula y vibrante entonaba ut
anim,a famuli t'ui Ioann,is ... in coelestis sede
gloriosa smnper exultet y cuando las Hermanas
con suavísima melodía cantaban el Req~~imn,
y el D-ies irro.
Catequismo - Primera Comunión
Confirmaciones.
El 5 de febrero pasábamos la línea ecuatorial; dos días después celebramos una fiesta
que cuantos la presenciaron difícilmente podrán jamás olvidar : me refiero á las Confirmaciones y primera Comunión.
El día mismo de San Francisco habíamos.
comenzado á hacer instrucciones de Cate-

-67-

quismo á los niños que en buen número se
hallaban entre los pasajeros de la tercera
clase. Preparábanos allí el Señor grandes
motivos de satisfacción.
Doce fuímos los destinados , entre Salesianos é llij as de María Auxiliadora , á la
enseñanza del Catecismo. Admirable era el
respeto y buena voluntad manifestados por
· los más de mil pasajeros. Muy pronto entramos en relación con todos ellos, y era eonmovedor presenciar las distribuciones á las
que no sólo asistían los niños sino también
muchos jóvenes, y hombres ya maduros y
hasta ancianos que con sombrero en mano
escuchaban con gran atención el Catequismo.
Había allí gente de todos los países de Italia,
y bien que tan variados eran sus dialectos
lograban entender y expresarse. Encontrábanse algunos que ni siquiera sabían el Ave
Ma1·ia ni aun santiguarse ; no obstante el 7
cien hallábanse con la suficiente preparación
para recibir la Confirmación y veinte para
acercarse por vez primera á comulgar. La
:fiesta en verdad fué solemne é imponente.
En la víspera Monseñor y otros tres sacerdotes confesamos desde las dos de la tarde
hasta las ocho. El 7 de madrugada el Comandante , el Capitán y el Comisario esmerábanse en el aseo, arreglo y ornamentación
de la cubierta. Tapizada ésta con una lujosa
alfombra, formóse tienda con variadas y elegantes banderas y cortinajes y erigióse el
altar en medio de un verdadero jardín de
naranjos, limoneros y otras plantas. Llegada
la hora de la función , distinguidos señores
y señoras del departamento de primera clase,
arrodillados junto á nuestros pobres aldeanos,
servíanles bondadosamente de padrinos ; el
Sr. Comandante, toda, la oficialidad y marinería asistían en traje de gran parada, y
Monseñor acompañado de sus sacerdotes y
acólitos , reinando un orden y compostura
admirables, dió principio á la ceremonia , é
hizo dos preciosas exhortaciones : una á los
que se acercaban á. hacer la primera comunión y otra á los que recibían la Confirmación. Enarboló el vapor todas sus banderas
en señal de regocijo , distribuyéronse medallas é imágenes de María Auxiliadora, y por
:fin Monseñor d.ió la bendición á todos los
circunstantes.
A la :fiesta religiosa sucedió la cívica : el
Sr. Comandante había hecho disponer á su
costa una regalada francachela para todas
las personas que eran objeto de la función.
Cumplidas gracias.
Apenas si hoy tengo tiempo para más que
decirle cuán feliz ha sido nuestro viaje y
cuán afectuoso el recibimiento con que á
nuestra llegada se nos ha favorecido.
Hemos ya cantado el Tedéum de acción de
gracias. Con toda la efusión del alma bendecimos á Dios, que tantos favores nos ha

dispensado y que se ha dignado traernos á
esta América, por la cual tanto suspirábamos. Dígnese Ud. pedir á nuestros hermanos
y á nuestros buenos Cooperadores unan á
nuestras oraciones y acciones de gracias las
snyaE: para que el Señor tenga á bien bendecir los trabajos de estos humildes instrumentos que ha escogido. Imposible nos será
nunca olvidar las gracias que de Dios hemos
recibido al venir, la benevolencia de los señores pasajeros y compañeros de viaje, la
exquisita bondad del Sr. Comandante Tullio,
del Sr. Capitán Ghigiol:fi, del Sr. Comisario
Ciolfi Percivale y demás oficiales del vapor
Duq_u,~sa de Génova. Poco sería decirle que
no han podido hace1" más por nosotros de
lo que han hecho. Qué el Señor los premie con gran largueza y conceda á nuestros
hermanos viajes al igual de éste.
s~IAJO afrno. en N. S.
FR.A.NCISCO

AGOSTA..

DON BOSCO Y VICTOR HUGO.
(Conclusión).
El Santo dejó reflexionar al poeta. En seguida, retirando la sonda, le introdujo una
flecha que de grado ó por fuerza debería
llevar con él. Sin esperar respuesta de su
interlocutor, anticipóse á, romper el silencio
y tomando ese tono de autoridad tan sencillo como irresistible que la fe comunica y
al celo no ageno le dice :
- « Os es necesario pensar en lo porvenir.
Aun os restan algunos días de vida; si los
aprovecháis para reconciliaros con la Iglesia é implorar la misericordia de Dios seréis
salvo y salvo para siempre .. En caso. contrario moriréis como incrédulo, como réprobo y
todo concluirá para vos: sólo os quedará la
nada, ó un eterno suplicio. ·»
Ahora ya el poeta respondió.
- El orgullo que desdeñaba á todo el género humano ft, habría de avenirse con semejante lección~
- « En vuestro lenguaje, replicóle, yo no
veo religión , ni :filosofía , sino una palabra
afectuosa que no rehuso escuchar. Ninguno
de mis amigos bien versados en :filosofía ha
resuelto aún el problema: eternidad desgraciada ó nada. »
- Meditaré en lo que me habéis dicho y,
si me lo permitís, volveré á veros.
Bien que de mala gana el poeta se sometía á medias. Sentíase dominado por un ascendiente que venía de arriba. Por mucho
que había hecho para alejar á Dios, al contacto de un santo habíase en él despertado
el sentiiniento cristiano, como quiera que
Dios si bien como el sol tras los montes parece ocultarse jamás completamente se esconde:

-68Mais Dim¿ jamais ne se reU1·e !
Non, jamais, par les nw-nta caché,
Ce soleil, vers qui tout aspire,
Ne s'est completeme-nt eouché!
Tou:jours, pour les nwnres vallées,
Pom· les á1nes d'ombre aveugMes,
Pour les CaJurs que l' orgueil eorrompt,
Il laisse, a·u dessus de l'abíme,
Qtwlques 1~a}fo-ns sur u-ne cí1ne,
Quelqt¿es verités sur un jro-nt! (1).

El ilustre personaje que· había venido de
incógnito quería ahora dar!'!e á conocer. Sentíase atraído por aquel hombre que sencillo
como un niño, hablaba como un profeta.
Algo más que la virtud, y de lo cual no se
daba cuenta el poeta, le hacía desear su amistad. Estrechó , pues , la mano del santo
sacerdote, dióle una tarjeta y se retiró.
Don Bosco leyó entonces el nombre de la
visita: VíCTOR RUGO.
III.
..A. la misma hora, días después volvió Víctor Rugo. Cierto misterioso atractivo casi á
pesar sttyo hacíale acercarse de nuevo al
humilde sacerdote.
N o venía ya á ver al lwrnbre leyenda sino
al ministro de la religión que había en otro
tiempo practicado y hacia á la cual daba
ahora un paso. ~ Por qué tan sólo un paso?
Hélas! tout homme en soi
Porte un obseur repU qu,i refuse la joi (2).

Presentábase el instrumento que en ~los
designios de Dios debía alumbrar con la fe
los antros de este obscurecido corazón. El
sacerdote de pura y dulce mirada esperaba
únicamente que aquella orgullosa alma se
abriera. El poeta casi podía hacerle su confesión con Les Oonternplations· en la mano y
decirle:
· - ¡ ..A.y 1 lo he investigado todo... ~y qué
he aprendido ? Lo he comprendido todo sin
obtener nada. Mucho he visto de noche y
produci?-o .abundante ceniza. ~Qué soy yo~
~ Qué significa la palabra siernp1·e '1 Sueños ,
esperanzas, amores, todo lo he sepultado en
la fosa abierta en mi pecho. ~Dónde está la
ciencia, dónde la doctrina~ ¡Oh 1 ya no soy
el soñador que antes perdido en las hierbas,
prad.os y bosq~es, al crepú~culo de la tarde,
sonriente caiilliiaba conduCiendo de la cándida y pequeña mano á su hija , ·y que escuchándola alegre bajo esplendoroso cielo
henchía el alma con tal encanto y tal inocenciá 1
Hélas! j'ai jou,illé tout...
Qu' ffi-je appr~s ? J' ai, pensij, tout saisi sa-ns 1•ien pre-ndre;
J' a~ vu beaucoup de -nuit et fait beaucoup de cendre.
Que. somnbeli-nous? Que veut dire oe nwt: Toujours '1
J.' a~ tout enseveli, songes, espoirs, amours,
Da'l}B la jos se q·u~ j' ai cre,_usée en ma poitrine.
Qu~ done a la smence ? Ou done est la doctrine ?
Oh! que ne suis-je e-ncor le réveur d' a·utrejois,
·(1) Les Rayons ot les Ombres, VICTOR RUGO.

(2) Les voix intériel¿res, XXVIII.

Qui s'égamit dans l'herbe, et les p1·es, et les bois,
Qui marchait souriant, le soir, quand le oieZ brille,
Tenant la main petite et blanche de sa fllle,
Et qui, joyeux, laissant luir le firmament,
Laissant Z' e-njant parler, se se-ntait le-ntement
Emplir de oet azur et de cette innocence!

- Sí, poeta, eso es lo que os falta pm·a
ser cristiano. Recobrad la inocencia y contemplad el :firmamento resplandeciente de las ·
divinas verdades. Proseguid no ya como
poeta sino como fiel hijo de la Iglesia, desnuda la frente y de rodillas, vuestro hermoso diálogo de otro tiempo :
- D'ou vimul1·a la lue,u1·, o Pe1·e?
Dieu dit : « De votM e-n vérité. »
.Allumez,· pour qu'iZ vous éclaire,
Votre camr par quelque cóté! (1).

Tocáis ya al termino de vuestros días.
la vida en
dilatar se pasa. De proyecto en proyecto ,
de espacio en espacio ·el indiscreto espíritu
del hombre en cualquier tiempo vuela. ..A.l
fin un día fatigados de engañoso sueño decimos: Ya es'· tiempo. ¡Manos á la obra !
volvemos los ojos y ¡ay! nos hallamos con
la muerte!
& Qué esperáis~ Bien lo sabéis :

La vie a dijférer se passe,
De projets e-n p1·oiets, et d'espace en espaoe
Le jol esprit de l~homme e-n tout temps s'envola.
En jo,ur enfln, lassés du songe qui n.o-us lm¿rre,
Nous disons: « Il est temps ..Exécutons 1 C'est l'he·u1·e.
Alm·s nottB retou7"1Wns les yeux, - la mort est la! (2).

»

Víctor Rugo, á no dudarlo, había pensado
en todo eso; pero falto de coraje que habría
sido por demás heroico resolvióse á esperar ...
Cuando algunos días después de· aquella entrevista volvió á Don Bosco, apretándole la
mano le dijo :
- « Yo no soy el mismo del otro día ; me
he chanceado al presentarme como incrédulo.
Soy Víctor Rugo, y os ruego seáis buen amigo mío. Creo en la inmortalidad del alma,
creo en Dios y espero morir en brazos de un
sacerdote católico que recomiende mi alma
al Creador (3). »
Esto es cuanto Don Bosco creyó prudente
manifestar de esta segunda visita, y es lo·
bastante para mostrarnos un lado desconocido de la vida del gran poeta y alumbrar con melancólica luz su despedida de la
tierra.

IV.
Todo el mundo sabe que á los dos años de
aquella entrevista, y en el mismo mes de
mayo, Víctor Rugo fué · víctima de la enfermedad que le llevó á la tumba. En la tarde
dt~l 22 de dicho mes compareció ante Dios
sin haber expirado en brazos de un sacerdote
católico , como había expresado su voluntad.
(1) Les Rayons et les Ombres. Caeruleum mare.
Les jeuilles d'automne, XXVII.
(3) Las palabras de Don Hosco y de. Víctor Hugo
están fielmente tomadas del renombrado libro del señor d'Espiney : Don Bosco.
, (2)

-69·á Don Bosco. El sacerdote no había podido
llegar hasta él. Nadie habrá ohidado que

¡ .A.h! si al menos á falta de sacerdote una
mano piadosa y amiga le hubiera en aquellos
-el venerable Cardenal Guibert escribió á la momentos supremos presentado á, los ojos y
señora Lockroy que, si el ilustre enfermo de- acercado á los labios la imagen del Redentor
seaba ver un ministro de nuestra santa Re- en la cruz ! Quizá habríase acordado de los
ligión, él mismo gustoso le llevaría los so- versos escritos en sus Oontemplac,iones, para
.
corros y consuelos tan necesarios en tales · ser colocados bajo un Crucifijo.
momentos. La carta contestóla el Sr. Lockroy.
Vm(,JJ qui pleu1·ez, venez a ce Die1t, ca1· il plmtre
&Tuvo conocimiento de eUa el enfermo ~ La
Vous qui soujJ1·ez, venez a l'wi, car il gué1·it.
respuesta autoriza· de sobra á ponerlo en
Vous q¡¿i t1·emblez, 'lJCnez a l·ui, car il souri.t.
duda, y es esto lo menos que pueda decirse.
Vo1{,13 qui passez, venez a luí, car il demeure (1).
Drrundido el rumor de esta intervenc-ión
Cuando ya sus Qjos iban á cerrarse para
clerical el diario La Jtttstice encargóse de tran-quilizar á los partidarios del libre pensa- siempre á la luz de acá abajo una mirada
miento. I1a alarma comenza,ba á sembrarse al divino Consolador habría,le quizá movido
entre ellos. La Justice, probablemente bien á implorar arrepentido el perdón y decir con
informada, apresuróse á decirles : « Podéis es- más verdad que en Les (Juatre Vents de l'estar seguros de que Víctor Rugo, en su lecho prit:
de dolor, bien protegido se halla contra esa
esprit.....
·
monstruosa profanación católica que en los ]}Ion
Voit le jour pm· les trot~s des mains do Jés?fs-Glwist (2).
enfermos vencidos por la naLuraleza procura
deshonrarles su obra y mutilarles más que
Mas si bien se considera su vida nada .se
el cuerpo, el pensamiento y la gloria. »
encuentra que haga esperar tan señalado
.A. Víctor Rugo la edad avanzada y terri- favor. Dios, que nada le debía, habíale colbles padecimientos anuneiáronle la cercanía mado de b(meficios ; pero él de todo había
de la muerte. Expedito conservó el uso y abusado : de una educación cristiana, del
·ejercicio de la rn,zón hasta el último instante. éxito, de la gloria y del genio. Es de temer
Bien conocía de reputación al Cardenal Gui- que una presunción sin límites haciéndole
bert ; no podía ignorar cuan grande era su abusar del tiempo y de una de esas gracias
prudencia· y mansedumbre, la elevación de que pueden llamarse decisivas le perdiera
su espíritu y nobleza de su carácter. Si le por toda la eternidad. Dios habíale esperado
hubiera sido leída la delicada y apostólica hasta la edad de ochenta y un años. Rugo
carta dictada por ose gran corazón ¡,le ha- quería que le esperase hasta el fin' estibría acaso negado los oídos~ a, le habría a- mando tal vez ser digno de semejante conpartado de su lecho de muerte si bien dos sideración.
años antes con una sinceridad indubitable
Consideraciones son esas que á nadie debe
había expresado á un santo la esperanza de Dios y á Víctor Rugo menos que á nadie ...
morir en brazos de un sacerdQte católico ~
Sin duda Dios á ningún alma por muy
Imposible.
criminal que sea rehusa jamás los socorros
Lo más probable es que si ya moribundo necesarios para obtener el perdón, y como
hubiera visto junto á, sí aquella cabeza elocuentemente lo ha dicho Lacordaire, « tan
veneranda, coronada de. blancos cabellos, a- sólo ya vencido y despreciado hasta la úlquella fisonomía dulce y austera , enjuta y tima hora es cuando por fín retira su amor
casi transparente á causa del sufrimiento, y se va para siempre » (3).
aquel talante que parecía de otra edad y
Pero hay llamamientos apremiantes que
hacía recordar á los antiguos Padres de la Dios no renueva , gracias escogidas que da
Iglesia , si hubiera oído su voz tr~nquila y sólo una vez y que es menester aprovechargrave, queda y mesurada, cual s~ fuera de las sin demora, como se toma la mano ofreun oráculo, si en sus palabras inspiradas por cida en un naufragio. No es raro hallar en
la fe y caridad hubiera sentido la acción del la vida del lwmbre una hora de la cual dealma sacerdotal habríase acordado de Don pende su eternidad. Y es probable que para
Bosco , se habría acordado de Dios , de la Víctor Rugo, esa hora de misericordia y a-·
edad de la inocencia y después de vivir como mor de que dependía toda su suerte fuera
incrédulo, á las puertas de la eternidad, ha- la ofrecida por órgano del Santo.
bría encontrado fuerzas para morir como
P. RAGEY.
cristiano.
Si en la hora postrera le vinieron á la
memoria las terribles advertencias del santo
(1) Es sensible que Víctor Rugo no pensara en estos
sacerdote de Turín ellas debieron espantarle. últimos años enviar ese cuarteto al Consejo Mlmicipal
París 6 á algún ministro de instrucción pública, puPlegue á Dios que midiendo la profundidad de
diendo aún añadir:
del abismo que para llegar al Cielo debía
Et vous que l'insuZtez, tremblez, oar il punit .
(2) Ne .Plaignez pas l' élu qu' on nomme le prosorit.
.salvar, viéndose solo, en el fondo de su coMon esprit que le deuil et que l' aurore attire
razón, como el Manfredo de Byron, no haya
. Voit le jour par les trous des mains de Jés~ts-GM··ist.
exclamado : ¡ Es demasiado tarde! ¡ Es de. (Les Quatre Vents de l'esprit, xxxrn).
masiado tarde !
(3) Gonf. de N. D. de Paris, 72.e Conf.
:

70-

lia entera , bien se comprende el consuelo
ahora por todos experimentado.
GRACIA OBTENIDA
Luego vino el sacerdote y mi hermano
confesóse con tal compunción que el mismo
de Maria Auxiliadora.
confesor no pudo contener las lágrimas.
Recibió en seguida con admirable disposición y edificación general el Santo Viático.
Conversión de un pecador - Poder de la oracion,
Vivió todavía ocho días en los cuales unido
y de lbs objetos religiosos.
su espíritu á Dios nos sentíamos conmovidos
con su fervor y piedad. N o soltaba ni un
MUY REY. SR. D. RuA:
instante de las manos el rosario indicado, y
Oréome en el deber de referirle una seña- frecuentemente besaba la medalla puesta al
lada gracia obtenida de María Auxiliadora, cuello. §Ictría, repetía a menudo, á vos debo
por intercesión de Don Bosco, y le ruego en- .la paz indecible q~te me llena el coraz6n. Decarecidamente tenga á bien publicarla en el seo ir pronto á encontra1·os en el Cielo.
El jueves santo decía : Ma1íana , Virgen
Boletín Salesiano.
Santísima , es el díct de la 1nuerte de mtestro
El hecho es el siguiente :
Mi hermano graduado ya de doctor, y ape- div·ino Hijo. ¡Sea tantbién el día de mi nt~terte!
nas concluído el año de práctica, cayó gra- Llamó junto á sí á los parientes y amigos.
vemente enfermo y al cabo de diez meses de Quería referir á todos la gracia alcanzada
de María. A mi· padre y á los hermanos deprogresiv~ consunción hallóse á las puertas
de la muerte. En vano se le suministraron cía : N o puedo describir el gozo q~te s·iento en
cuantos remedios indica la ciencia, en vano hallarnw en am,istad ele Dios. ¡.Ah! estad sie1nprodigáronsele toda clase de cuidados. Ya p1·e ~tnidos á .Él. Fremtentacl los Sacramentos.
inmedicable, lo que tanto la familia como yo Qttté el mundo no os al~tcine con sus enga1íos
más lamentábamos era que con perder la vida y perversas máximcts. Sed fieles h~jos de la
perdiese el alma, como quiera que malos Iglesict y g'ttardctd S'tt doctrina-. Es tan d~tlce viv·ir
compañeros , durante el curso de. sus estuco?'t D·ios, tctn JJC?wso abcmclonarse al mttmdo.
dios habíanle alejado de la religión, hasta
Pidióle muchas veces perdón á mi madre
el punto de no practicarla. Durante su enfer- y expresóle cuanto deseaba fuese .muy relimedad misma ni siquiera podía hablársele de giosa la familia; díjole que no se gastase
sacramentos, y cuantas veces lo intentó nues- aparato en sus funerales sino que más bien
tr& propia madre manifestóse lleno de enfado. se diese limosna á los pobres; que teniendo
En tal aflicción me dirigí al Asilo Salesiano fundada esperanza de ir al Cielo, desde allí, ·
y rogué al Sr. Director, recomendara se hi- pidiendo bendiciones á Dios, le pagaría todas
cieran fervorosas súplicas á María Auxilia- las fatigas que le había ocasionado, y lo
dora á fin de que tocase en el corazón á mi mismo ú toda la familia.
Confesóse una vez mús, y se durmió en el
pobre hermano y se convirtiese. El Sr. Director, movido á compasión del estado físico Señor, dejando con su santa muerte proy moral del enfermo á quien conocía, me ase- fundamente conmovidos á todos los circunsguró que tanto él como sus alulllllos pedi- tantes y á la ciudad entera.
rían en sus oraciones la deseada conversión.
Unct Cooperaclora Salesiana.
Además medió una medalla de María Auxiliadora y un rosario que habían tocado las
manos ele Don Bosco difunto, y aconsejóme
DON BOSCO
que con viva fe los pusiese bajo la almohada
del doliente, sin que lo advirtiese , pues lo
por el Dr. D. CARLOS D'ESPINEY
habría impedido. Exhortóme al mismo tiempo
CABALLERO GRAN CRUZ DE LA ORDEN
á rogar á María é interponer la intercesión
DE SAN GREGORIO MAGNO.
de Don Bosco.
Tiempo hacía que España y América EsRecibido este consejo volé con los piadosos objetos al lecho de mi hermano, y, ad- pañola anhelaban la estampa , en su propia
virtiendo primero á mi madre, hice lo que lengua, de la vida de Don Bosco. También
ellas han visto establecerse en su suelo las
acababa de indicárseme.
Muy en breve el enfermo cambió por com- obras admirables de este varón de Dios, han.
conocido los saludables frutos que producen
pleto.
De displicente y adusto pasó á, ser manso y apreciado las ventajas que á la sociedad
como un cordero. Piensa en reconciliarse con reportan.
Honróse aún España con una visita de
Dios y dice á mi madre: Llámeme un sacerdote, deseo confesarme.
Don Bosco , gozosa recibió las bendiciones
El milagro era patente. María Auxiliadora, allí con larg·ueza derramadas, y si bien todo
por intercesión de Don Bosco, había escu- viaje del Santo no era ni más ni menos que
chado las oraciones. El alma de mi hermano un. paseo triunfal , y su aparición en una
era salva. Después de nuestras angustias, y ciudad celebrábase con públicas y ruidosas
de la desolación de mi madre y de la fami- aclamaciones, en ninguna parte el entusiasmo·

1
1

-71fué ma.yor más unánime y general que en
Barcelona.
N o tuvo América la. misma dicha ; pero sí
otra excepcional : la ele ser agraciada con la
obra ele predilección de Don Bosco, las misiones civilizadoras ele los salvajes ele las
pampas y selvas , ele los patagones é indígenas ele la Tierra del Fuego.
La prensa, tanto española como americana,
mucho ha hab~ado d~ los asil?~ , talleres ,
escuelas , colomas agrwolas , misiOnes y demás obras realizadas por este insigne bienhechor de la humanidad ; pero sin haberse
hasta hoy publicado en castellano una historia que las presente conforme han ido apareciendo y desarrollándose, hemos creído que
la traducción de la décima edición del libro
cuyo título encabeza estas línea.s pueda llenar un manifiesto deseo de muchos Cooperadores Salesianos, de muchos amigos, devotos
y admiradores de Don Bosco.
Grandes han sido los aplausos que esta
historia ha recibido. La Sociedad Salesiana
la ha estudiado , encontrado perfectamente
verídica y concedido su aprobación. Su autor , el distinguido escritor Sr. cl'Espiney
narra los sucesos con entera franqueza , determina las fechas y lugares en que· han
ocurrido, nombra á las personas, ya testigos,
ya objeto ele los singulares prodigios que refiere. Muchas ele éstas viven todavía y, en
vez ele hacer ni un reclamo, ni una protesta,
rinden todas homenaje á la sincericlad y
exactitud ele tales aseveraciones.
Esto basta de sobra para recomendarla.
( P1·ólogo del t1·ad11·ctor).

HISTORIA DEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SALES.
XVI.
( Contimtación).

CAPÍTULO

- Sí queréis ser amigos míos debéis hacerme el servicio ele no blasfemar, como algunos lo han hecho.
- Tiene razón , contestó uno de los aludidos , tiene razón, señor Don Bosco. in Qué
quiere Ud.~ á veces las palabras se escapan sin advertirlo ; pero en lo venidero
he de morderme la lengua. Igual cosa prometieron los demás.
- Bien, os lo agradezco y m~ retiro contento. Para el domingo os espero en el Oratorio. Ahora salgamos de aquí y como buenos muchachos idos tranquilamente á vuestras casas.
- Yo no tengo casa , elijo mio ; yo tampoco, dijo otro, y así varios.
- in Y á dónde vái~!' á dormir todas las noches~
- A veces ya en una ya en otra caballeriza, á veces en el dormitorio común donde
se pagan cinco centavos.

Pronto advirtió ·Don Bosco el peligro de
inmoralidad en que estos niños , en gran
parte forasteros , se encontraban. - Entonces hagamos esto, les dijo: los que tienen casa
se van y los demás vienen conmigo. Luego se
despidió de los primeros y acompañado de
diez ó doce, que nada tenían, continuó su camino por la calle de Valdocco.
Al llegar al Oratorio, donde con ansiedad
1
lo esperaba su madre , Don Bosco recitó el
Paclrenuestro y Avemaría con sus huéspedes,
que apenas si los sabían; en seguida los condujo al pajar, les proporcionó sábanas y
mantas y, después de recomendarles el silcncio y darles las buenas noches, retiróse contento de haber dado principio al deseado Asilo.
Mas no era de esa gente de la que la Divina Providencia quería servirse para funclamento de tan magnífico edificio. Bien pronto
Don Bosco pudo de ello persuadirse. A la
madrugada del día siguiente apenas sale de
su alcoba va á visitar á sus huéspedes para
enviarlos al trabajo. No siente en el patio
el menor rumor. Se imagina que duerman
todavía y cuando va á despertarlos á ninguno encuentra. Dos horas antes todos habían escapado llevándose sábanas y frazadas
para venderlas.
Quedaba , pues , fa.Ilida la primera tentativa para el establecimiento de un Asilo;
pero permanecía inalterable la voluntad de
quien estaba por Dios suscitado para ello.
Era una tarde de mayo. Negros nubarrones, que desde hacía algunas horas venían
encapotando el cielo , se habían resuelto en
lluvia torrencial. Don Bosco y su madre
acababan ele cenar cuando se les presenta á
la puerta de casa un niño como de quince
años empapado desde la cabeza hasta los
pies, que peclía pan y hospedaje.
La Providencia iba á echar las bases del
Asilo de San Francisco de Sales.
La buena Margarita acogió cariñosamente
al niño , lo acercó al fuego en la cocina, y
pasado el frío y seca la ropa le dió una buena
y abundante sopa. Don Bosco preguntóle en
seguida de donde venía , si tenía padres y
en que se ocupaba.
·
- Soy un pobre huérfano, respondió; hace
poco que he llegado de Valsesia y soy aprendiz de albañil. Traía tres francos; pero antes de ganar ni un céntimo los he gastado ;
ya nada tengo y no sé adonde volver los ojos.
- ¡,Has hecho la primera Comunión~
-No, señor.
- ¡,Estás confirmado~
-Tampoco.
- &Y te has confesado~
- Sí algunas veces, cuando vivía mi madre.
- Y ahora a, adónde quieres ir~
- N o sé; ruego á U d. me haga la caridad de tenerme esta noche en algún rin·
eón de su casa.
·Y diciendo esto echó á llorar.
A Margarita , tan bondadosa y sensible,

-72-

saltáronsele á la vez las lágrimas. D. Bosco
estaba sumamente conmovido.
- Si supiese que no eres un ladroncillo
te alojaría acá; pero otros muchachos me han
llevado varias cubiertas y temo que tu te
desaparezcas con las que· me quedan.
- N o, señor, no tema U d. ; yo soy pobre,
pero nunca he tomado lo ajeno.
- Si quieres, dijo Margarita á D. Bosco
yo le atenderé esta noche , y mañana Dio~
proveerá.
- ¡,Dónde dormiría~
- Aquí en la cocina.
- Os llevaría las ollas.
- Procuraré que eso no suceda.
- Bien, perfectamente.
Entonces madre é hijo, ayudados del pobre
huérfano, con cuatro palos y tres tablas formaron un catre, lo cubrieron con un jergón
dos sábanas y una frazada. Ésta fué la primera cama, éste el primer dormitorio del Asilo
Salesiano que hoy en día, en cuarenta dormitorios, contiene unas mil personas. ¡,Quién
puede dejar de ver aquí la mano de Dios ~
Dispuesta la cama, Margarita hizo al niño
algunas piadosas recomendaciones sobre la
necesidad del trabajo, la :fidelidad y los deberes religiosos, y de este modo, sin advertirlo, dió origen á una práctica que todaVía
se conserva en el Oratorio y que se ha introducido en todas las casas que de él dependen , y la cual consiste en una breve y
afectuosa exhortación que todas las noches
se hace á los alumnos antes que vayan á
acostarse. Esta práctica ha sido fecunda en
excelentes resultados.
Por :fin invitóle á rezar las oraciones de
la noche.
- N las sé, le respondió el niño.
- Las rezaremos juntos , le dijo ella , y
puestos de rodillas así lo hicieron.
Don Bosco y su madre después de dar al
niño las buenas noches retiráronse á descansar , si bien antes Margarita echó llave á
la puerta para seguridad de sus ollas. Mas
este huésped no era _de la estofa de los anteriores; al contrario, por su conducta, digno
era de servir de piedra fundamental al Instituto · debido á la Divina Providencia. Al
día siguiente Don Bosco le consiguió colocación. El afortu.nado niño continuó comiendo
y durmiendo en el Oratorio hasta la venida
del invierno, en cuyo tiempo, faltándole trabajo, volvió á su patria. Desde entonces nada
se ha sabido de él y créese que muriera
poco después. Sentimos sobremanera no recordar su nombre. Quizá así lo ha dispuesto
el Señor para que más resplandezca su intervención en esta grandiosa Obra de tan
humilde y oscuro principio.
A este primer asilado unióse después un
segundo, y he aquí en que circunstancias.
A principios de junio del mismo año, un
día al ponerse el sol, Don Bosco se encaminaba de la iglesia de S. Francisco de Asís

o

al Oratorio. Llegado al vial de San Má~
ximo , actualmente Corso Regi1ta Margherita, divisó á un pobre muchacho de doce
años, poco más ó menos, que apoyada la ca~
beza al tronco de un árbol lloraba á lágrima
viva. Acércasele Don Bosco y le pregunta :
- ¡,Qué tienes, hijo mío ~ ¡,por qué lloras~
- Lloro porque estoy abandonado de todos. Mi padre murió antes que yo llegara á
conocerle; mi madre , mí buena madre, que
tanto me quería, ha muerto ayer y acaban
de llevarla á la sepultura.
Y diciendo esto lloraba y sollozaba 09n sen~
timiento tan profundo que partía el corazón.
- Dónde lo has pasado anoche~
- En la casa de alquiler ; pero hoy el
dueño, á causa de debérsele el arrendamiento,
se apropió los pocos trastos que había en
ella, y no bien sacaron el ataud de mi madre, cerró la puerta, quedando yo á más de.
huérfano despojado de todo.
- Y ahora ¡,qué quieres ha,cer ~ ¡,á dónde
quieres id
·
-N o lo sé. Necesito alimento para no morir
de hambre y un techo donde abrigarme.
- ¡,Quieres venir conmigo ~ Y o haré todo
lo posible para ayudarte.
- ¡Oh! sí, con mucho gusto. Pero ¡,quién
es Ud.~
- Lo conocerás á su tiempo; por lo pronto
te baste saber que quiero ser tu :fiel amigo.
Sin más ni más invitó al niño á seguirle,
y quince minutos después presentábale á su
madre Margarita diciéndole: - He aquí un
segundo hijo que Dios nos envía; lo recomiendo á Ud.; prepárele cama.
Perteneciendo el jovencito á una familia
decente , fué colocado como dependiente en
una casa de negocio en Turín. Merced á su
inteligencia y fidelidad á toda prueba, á los
veinte ·años, había ya alcanzado una honrada y cómoda posición social. Vive aún y
es buen padre de fam.Hia , buen ciudadano ,
buen católico , aficionado siempre al Oratorio, á las personas que le proporcionaron
bienestar y lo educaron. No ha mucho que,
acompañado de sus hijos, visitó á D. Bosco,
le abrió su corazón como de niño y se despidió de él penetrado cada vez más de gratitud y amor. Motivos de respeto y delicadeza nos obligan por ahora á callar el
nombre de esta segunda piedra del Instituto
.de San Francisco de Sales.
A estos dos se fueron paulatinamente. a·
.ñadiendo otros. Pero aquel año, debido. á la
.estrechez del local, Don Bosco pudo sólo al_bergar á siete, que con irreprochable con.ducta fuéronle causa de alegría y satisfacción indecibles y alentáronle á proseguir
.con más ardor su atrevida empresa.
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