BS_1888_05.pdf

Medios

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AÑO I I I . - N. 5.

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Sale una Tez al mes.

( E c le s ia s té s X II, 9, 10 y 11)

E l peligro, Sto. Padre , está en la continua
difusión de libros infames ; y para poner un dique
á este m al inmenso, yo no veo otro remedio, que la fun­
dación de una imprenta Católica, puesta bajo el patrociñió de la Santa Sede. De esta m an e ra , no hacién­
dose esperar nuestras respuestas, podremos con mayor
ventaja descender al campo de la lid y responder con
feliz éxito á las provocaciones de los apóstoles del
error.
(S a le s )

No se engañarla mucho quien intentase atribuir
principalmente á la prensa malvada todos los males
y la deplorable condición de las cosas, á la cual
hemos llegado actualmente..., los escritores católicos
deben con todas sus fuerzas volverla en bien de la
sociedad,.
(L e o n X III)

L a prensa periódica sometida á la autoridad je ­
rárquica, revestida del espíritu de Jesucristo, viene á
ser un poder inmenso: ilum ina, sostiene la verdad,
hace desaparecer el e rro r, salva y civiliza; es casi
una forma de apostolado sublime.

y\

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t
Ii
Instruyó al pueblo y divulgó todo lo que había hecho.
Buscó las doctrinas útiles y escribió documentos
rectísimos y llenos de verdades. Las palabras de los
sabios son cómo púas o clavos, que penetran pro­
fundamente, y nos fueron dadas mediante nuestros
maestros por el único pastor.

1

-----MAYO 1888
. _ . _M

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E O S t l — L IB R E R IA S A L E S IA N A — T U R IIV
B u e n o s A i r e s - M o n t e v id e o - N i c t l i e r o y

PUBLICACION DE LAS LECTURAS CATOLICAS
A Ñ O I o.-1884.

Ia

1 Segur, La fe ante la ciencia moderna, m\n
2
» Los Francmasones . . . .
»
3 Clare!, Los viajeros del ierro-carril —
Butiñá. Vida de Sta. Germana Cousin. »
4 üartinengo. La Gran Bestia . . . . »
5
«
De la imitación de la biena venturada Virgen María »
6 Wiseman. La lámpara del Santuario —
Segur ¿Hay un Dios que se ocupe
de nosotros ?. . . . . , . . »
A Ñ O 2V1885.
7 Segur. El buen combate de la fe . . mpi
8 Sardi y Salvany. El liberalismo es pe­
cado, parte I a
»
9 —


2 9'
))
1.0 lartinengo. La cola de la Gran Bestia »
1 i Bosco. Vida de Miguel Magone. . . »
12 Bivadeneira. Vida de S. Luis Gonzaga. »
13 Segur. El Infierno.
.. . .
. »
14-15 Bosco. El católico en el siglo.1aparte
»
16 lartignon. Los muertos y los vivos
1 7 Pastor. Narraciones de María . .
18 Segur. Josefina, etc. . . ^ ,
. .

.

»

. »
. »

A M ) 3o.-1886,
19 Agustín ó el triunfo de la religion
. mp
20-21 ■lartinengo. El gran paso . . . »
22-25 Bosco. H istoria Eclesiástica I a 2a 3a
y 4a parte . . . . . . .
26 Segur. Respuestas claras y sencillas á
las objecciones : entrega I a. »
27 F. Hernando. El Cruzado Leyenda original »
28 Segur. Respuestas; entrega 2a. . . . »
29. Pastor. Veladas de un artesano
, »
30. Coloma. Lecturas recreativas
. . »
31. Hombre de Bien, Almanaque . . »

aos-Aires España «3Italia
12
Pesetas 0 80
»
12
0 80
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»

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Catalogo le tó d ico •— Classe 1, Teologia — Lecturas Católicas.

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8080
80
80
80

A
S
O
Illo-N
oB
o

Sale im a Tez a l mes*

Debemos ayudar á nuestros herma­
nos á fin de cooperar á la difu­
sión de la verdad.

M A IO 1888

Cualquiera que reciba á un niño en
mi nombre, recibe á mí mismo.
(M a t . XVIII)

( I ll S. -Ju an , 8)

Atiende á la buena lectura, á la ex­
hortación y á la enseñanza.
(I Tim,

iv

, 18)

Entre las cosas divinas la más di­
vina es la de cooperar con Dios
á la salvación de las almas.
(S. D io n is io )

Un amor tierno hacia el prójimo es
uno de los más grandes y excelen­
tes dones , que la divina bondad
puede hacer á los hombres.
(E l Doct. S. F r a n c , de Sales )

Os recomiendo la niñez y la juven­
tud; cultivad con grande empeño la
educación cristiana; proporcionadles
libros que enseñen á huir el vicio
y á practicar la virtud.
(Pio IX )

Bedoblad todas vuestras fuerzas para
retraer á la niñez y juventud de
las insidias de la corrupción y de
la incredulidad y preparar de esta
manera una nueva generación.
(Leon XIII)

HIM.ECC.IOM en el Oratorio Salesiano. —Calle Cottolengo M
° 3 2 , Turin (Italia)

S u m a r i o t La fiesta de María Auxiliadora — Novena — Gracia
obtenida por intercesión de Alaría Auxiliadora — D. Miguel
Rúa — Conmemoraciones fúnebres de D. Bosco — Carta" de
Barcelona — Carta de Sevilla — E i I l mo. Sr. Caglierò en el
Vaticano — Los sentimientos de D. Bosco acerca del Papa —
D. Bosco y el Obispo de Montevideo — D. Bosco y el Obispo
de Pamplona — D. Bosco y el Cardenal Massaia — D. Bosco
y el Arzobispo de Tébas ~ D. Bosco y ei P. Denza — Don
Bosco y César Gantú — Los Funerales — Gracia obtenida por
intercesión de D. Bosco — Historia del Oratorio de S. Francisco de
Sales.

Humiliumnimilimimiiminintuímimínimum iii[!iniiii;!iiii!iiHniiiiíi[H!i('niimniiiiiiiiiii(niiii¡iiiii¡iiii:i,'iiiiimiini'mnni[iiniiiiiiiimmi
iWíiiífnnTiYífrhff^^

nrriíviiiTmrriri?¡awiiíiífiWiítiTiitiifiTiVfnnjTfíiUitii'iii.ii.i'n11iTTfiiriT/TrnTiriTffíiñ"¡7im7ñniFi■.uiífíinT7r¡Tí7i?Ti?n?TTrw

L A

F IE S T A ,

d e M a r í a S a n t í s im a A u x i l i a d o r a .
E l dia 24 de Mayo celebrarémos la ñesta
de la Santísima V irg e n A uxiliadora en su
santuario de Turin. Con toda pompa y so­
lemnidad procurarémos dar á la Madre de
Dios el mayor honor y gloria que se pueda.
¡Pero qné de recuerdos no se agolpan á
nuestra mente este año ! Parécenos oir aún
á Don Eosco anunciar la erección de este
templo, cuando se hallaba totalmente de­
sierto el sitio que ocupa ; recordamos la
incomparable alegría con que nos descri­
bía su forma, el título de Auxiliadora, las
señaladas gracias que María obtendría á
los que de corazón la invocáran. Vérnoslo
trazando planes y contemplárnoslo cuando,
al tener que pagar á los obreros decíales :
No dudéis : María Santísima es la que fa­

bricará esta Casa y la que abrirá la fuente
inagotable de sus gracias.
Tenemos todavía presente el profundo,
inmenso y tranquilo regocijo que resplan­
decía en su exterior en la solemnes fiestas
de la consagración, cuando en medio de
tantos obispos y de inmensa concurrencia
de fieles repetía frecuentemente : Aedifica­
vit sibi domum María. Vérnoslo aún to­
dos los años, en esta fiesta, celebrar la
santa Misa rodeado de tantos devotos que
venían para unirse con él en espíritu ; vé­
rnoslo también por la sacristía y patios en
medio de innumerables personas que le
pedían su bendición.....
¿Y ahora? ¡Estamos en el 1888! E l adomo más hermoso de esta fiesta ¿acaso
ha desaparecido ? ¿No verémos ya la mano
de Don Bosco levantarse y bendecirnos ?
¿No oirémos quizá su. dulce voz inspirán­
donos vivísim a confianza en María?
¡A h ! no. Lejos de nosotros tal pensa­
miento, Don Bosco fué el instrumento de
que se sirvió la Sma. V irg e n para aumen­
tar sus glorias con gran ventaja nuestra.
María es causa de todos nuestros consue­
los. E l recuerdo de D. Bosco, sus empresas,
sus virtudes etc. deben animarnos á au­
mentar más y más nuestra confianza en
María, porque él es una prueba, un testi­
monio solemne de aquellas palabras que
la Santa Iglesia pone en los labios de la



54

Santísima Y írgen : Ego diligentes me di­
ligo. Yo amo á los que me aman. Todos
sabemos cuánto Don Bosco amaba á la
Sma. Yírgen, lo cual es para nosotros una
razón poderosa para esperar la realización
de aquellas otras palabras : Qui elucidant
me vitam aeternam habebunt, y por lo
tanto nuestro a m ig o , bienhechor y padre,
puede hoy, más que nuncaa, yudarnos con
sus bendiciones y oraciones.
Sea, pues, alegre y feliz para nosotros.,
también este año, la fiesta, del 24 de Mayo.
Recurramos incesantemente en todas las
necesidades á nuestra amorosísima Madre
María Sma. A u xilia d o ra ; sírvanos el ejem­
plo de Don Bosco de estímulo y consuelo,
de tal suerte que, á nosotros pueda decir­
nos y demostrarnos siempre la Sma. Y ír ­
gen: Ego diligentes me diligo. Santifiquémonos con los santos Sacramentos de la
Confesión y Com unión, hagamos alguna
obra de caridad en favor de la juventud
pobre y desamparada é invoquemos con
frecuencia á nuestra santa Madre con la
jaculatoria : Maria Auxilium Christiano­
rum, ora pro nobis ; de este modo se rea­
lizará aquella preciosa promesa : Qui elu­
cidant me vitam aeternam habebunt.

Las referidas prácticas religiosas ofrécense á
Dios Ntro. Señor según la piadosa intención de
los Bienhechores y Bienhechoras de la iglesia y
de las Obras Salesianas.
Día 23.
E l Miércoles , víspera de la fiesta, se hará la
conferencia para los Cooperadores Salesianos en
la iglesia de María A u xiliado ra, á las 3 í\2 de
de la tarde.
Lo que se recoja en la colecta de dicha
conferencia se dedicará á la reparación de los
daños ocasionados por el terremoto del año pa­
sado en la iglesia de María Auxiliadora.
A las 6 í\4. de la tarde , Vísperas , sermon y
bendición con el Smo. Sacramento.
Día 24.
Solemnidad de M a ria A u x ilio de los Cristianos.
MaSana.

A las 7, Misa y Comunión general.
A las 10, Misa cantada.
T arde .
A las 6, Vísperas solemnes, panegírico, expo­
sición y Bendición con S. D. M.

Día 25.
A las 7 de la mañana, Misa. Comunión y va­
rias otras prácticas de piedad, en sufragio de las
almas de los Cooperadores y Cooperadoras di­
funtas.

Gracias de María Auxiliadora.

lovena de María Auxiliadora.
Damos cuenta á nuestros Cooperadores del ho­
rario de las sagradas funciones que se celebra­
rán durante la referida novena y el dia de la
solemnidad , en el Santuario de T u r in , invitán­
dolos al propio tiempo á tomar parte, al menos
espiritualmente, para honrar á la Augusta Reina
del Cielo, En dichos nueve dias podrán rezar
alguna oración especial y repetir con frecuencia
la j aculatoria sobredicha : M a ria A u x iliu m Chri­
stianorum, ora pro nobis.

Horario de las sagradas funciones.
La novena empieza el 15 de Mayo. Todos los
dias por la mañana, hasta las 1 1 , se celebrará
Misa, de media en media hora, con comodidad de
acercarse á los santos Sacramentos de la Con­
fesión y Comunión.
Por la mañana, en los dias de trabajo, á las
5 lj2 y 7 í\2 se dirá Misa y Comunión con ejercicios particulares de piedad; y por la tarde,
á las 7, sermón y bendición con el Smo. Sacra­
mento.
E l día de Pentecostés se hará la siguiente
variación : Por la mañana , á las 7, Misa y Co­
munión general; á las 10 í\2 Misa solemne. Por
la tarde, á las 3 1}2, Vísperas /-sermón y Ben­
dición con S. D. M.

Buenos Aíres, 22 de Setiem bre de 1888.

M uy R do.

y amado

P adre :

Una buena familia cooperadora salesiana, de­
seosa de dar á nuestra amorosa Madre y Bienhe­
chora , prueba de su grande afecto y reconoci­
miento, suplícame haga publicar dos gracias ob­
tenidas por haber invocado el dulce nombre de
María Auxilio de los Cristianos.
La referida familia es italiana, venida á Amé­
rica para poder ganarse él sustento necesario.
Pues bien ; despues de dos años, pasados en
estos países, uno de sus doce hijos llamado Gui­
llermo Zarrini, hallándose cierto día en medio de
una calle de esta capital, sea por descuido del
niño ó bien por inadvertencia dei caballero, tuvo
la desgracia de ser atropellado y pisado en la frente
por un caballo. Sino se quedó muerto al instante
se debe indudablemente á haber invocado ^él mismo
la protección de María. Llamóse en seguida al
médico , quien declaró ser muy grave el estado
del niño, asegurando que aunque sanase por m i­
lagro, siempre se le conocerían las señales de la
cicatriz. Imagínese Vd., Reverendo y amado Don
Bosco, cuáles fueron los llantos y oraciones de
sus padres y parientes, los cuales no cesaban de
recomendar á la Sma. Virgen el pobrecito niño.
Ella los oyó dejándolo en pocos dias sano ó ileso,
de tal suerte que pudo , de allí á pocos días,
frecuentar nuestro Oratorio de Sta. Catalina.

Y no solo con este heclio demostró la Santí­
sima Virgen ser Madre Auxiliadora de dicha
fa m ilia , sino que aun por segunda vez dignóse
proteger á Guillermo en otro nuevo peligro.
Parecía que quisiese decirle : — Anímate, hijo
mio, recomiéndate á mí que soy tu Madre celeste,
siempre dispuesta á asistirte para librarte de
todo mal espiritual y temporal.
En efecto ; el dia 14 de Setiembre, Guillermo,
descendiendo de un tra n v ía , puso un pie en
falso y cajó en tierra, mientras pasaba á la sazón
con toda velocidad un cocbe. E l pobre niño gritó
en seguida: — ¡María Sma. ayudadme! — Con­
viene notar cómo el dia antes este alumno nues­
tro se había, con todos sus condiscípulos, consa­
grado á María Auxiliadora en la iglesia pública.
María corrió á remunerarle este acto de filia l
devoción.
Paróse el coche: los circunstantes y el cochero
creían encontrarlo muerto. Pero ¿ cuál no fue la
maravilla de todos al verlo vivo é ileso ? Ca­
vóse desmayado por el susto y lo llevaron á
una farmacia donde le dieron varias medicinas.
La rueda delantera del coche había pasado sobre
su débil estómago haciéndolo volver boca abajo
y en cuya posición pasóle despues sobre la es­
palda una de las ruedas traseras. Grande fue el
disgusto de toda la familia al ver entrar en casa
al pobrecito niño , llevado por varias personas
caritativas que contaban lo que había sucedido.
Todos lo daban por perdido y esperábase tan
sólo al médico con viva ansiedad. Este no tardó
y, despues de haberlo visitado, se maravilló
grandemente no encontrando lesion alguna y pa­
recíale casi imposible que las referidas ruedas
le hubiesen tocado, tanto más, decía, que un niño
de diez años y de delicada complexion como este,
debería, en semejante caso, quedar muerto. Sin
embargo el auriga y todos los que vieron el
desgraciado suceso y las señales que Guillermo
tenía en el pecho, demostraban patentemente la
causa del mal.
El padre del niño , despues de haber hablado
un ratito con el médico, le dijo : — Señor mío,
no diga que este hecho es imposible, porque todo
lo que á Vd. la parece tal, es por el contrario
muy posible á la Sma. Virgen Auxiliadora, cuyo
nombre invocó mi hijo en aquel terrible mo­
mento.
E l módico no replicó, y constatando no exis­
t i r ninguna rotura, despues de algunar visitas,
lo declaró perfectamente sano. De allí á tres días
Guillermo venía á confesarse y comulgar en
nuestra iglesia, dando gracias al Señor por el favor
obtenido mediante la protección de María, y me
ayudó la Misa de la comunidad el día 18 de
Setiembre, con grande admiración de los que le
habían asistido durante su breve enfermedad.
He aquí, Rdo. y amado Padre, lo que deseaba
notificarle, y no tan solo y o , sino también la
familia que probó los efectos de la poderosa pro­
tección de nuestra buena Madre María A uxilia­
dora, y que , llena de reconocimiento , desearía
se publicasen dichas gracias en el B oletín, á fin
de que se conozca, cada vez más, el amor de la

Sma. Virgen para con los que de corazón la in­
vocan.
Concluyo pidiéndole su santa bendición y ro­
gándole no se olvide en sus oraciones de este su
Humildísim o hijo en X Cristo,
V ictorio D urando, Pbro.

D. M IG U E L RUA.
Con suma satisfacción participamos á nuestros
Cooperadores y Cooperadoras que el Rdo. Pbro.
Sr. D. Miguel Rúa ha ocupado el puesto del
inolvidable Don Bosco , como Superior de todas
las Instituciones fundadas por el hombre de Dios
y como padre de tantos miles de pobres huerfanitos. No nos toca á nosotros hacer su elogio:
diremos tan solo que por las hermosas dotes de
mente y corazón que le adornan es ciertamente
digno de tal sucesión. Nació en ei año 1837 y,
habiendo perdido á su padre en el 1845, encon­
tró á I). Bosco, que empezaba entonces sus pe­
regrinaciones, y de él recibió los más paternales
y solícitos cuidados. Asistía con gran puntualidad
á las reuniones de los Oratorios festivos y es­
cuelas de noche desde el principio, y en 1852
entró como alumno interno en el Oratorio de
San Francisco de Sales, para no salir jamás.
Su madre, mujer en extremo caritativa, en
Í856, habiendo sabido que la madre de D. Bosco
estaba gravemente enferma, vino á asistirla con
suma asiduidad hasta sus últimos momentos de
vida, quedándose desde entonces en el Oratorio
para prestar á los niños los mismos servicios
que la buena difunta les había hecho, á la cual
imitaba en todas las virtudes. Su amor háeia
dichos niños era igual al que Don Bosco tenia
á su hijo, es decir, vivísimo y heroico.
En 1860 D. Miguel Rúa fue ordenado de sa­
cerdote ; en 1863 lo mandaron como Director al
Colegio de Mirabello , diócesis de Casale, donde
por dos años fue objeto del afecto de aquellos
buenos alumnos. Vuelto al Oratorio en 1865,
ejercitó el oficio de Prefecto de la Pia Sociedad
hasta 1885, en cuyo año el Suma Pontífice lo
nombró Vicario de Don Bosco, designándolo ade­
más como sucesor de nuestro amado Superior y
Padre. Muerto Don Bosco, el Papa , el 11 de
Febrero, lo confirmó en el cargo de Rector Ma­
yor de la Pia Sociedad de San Francisco de
Sales, con unánime regocijo de todos los her­
manos y con suma aprobación de cuantos lo co­
nocen. Gozaba la ilimitada confianza de Don
Bosco y seguirá fielmente sus pasos y consejos.
A no pequeñas empresas debe obligarse, y el
peso que sobre sí ha caído no es por cierto l i ­
gero.
Algunos diarios, ó por malignidad ó por igno­
rancia, osaron decir que Don Bosco dejó á Don
Miguel Rúa heredero de inmensa fortuna. Si
semejante aserción no merece el nombre de ca­
lumnia la llamarémos al menos ridicula. ¿Gomo
Don Bosco podía amontonar fortuna con tantos
huerfanitos, á los cuales tenía que proveer de

todo lo necesario para v i v i r , con las casas de
caridad que abría , con las misiones que esta­
blecía y con las iglesias que edificaba ? Don
Bosco manejando los millones de la caridad pú­
blica vivió pobre y murió pobre, y en el mismo
dia que espiraba no había en casa suficiente di­
nero para pagar el pan consumido en el anterior.
D. Miguel Rúa adquirió , sí, una hermosa he­
rencia, y son los innumerables huerfanítos que
nuestro Fundador le dejó. En esta dolorosa c ir­
cunstancia cada cual podrá preveer por cuántos
motivos, en el orden material, nos veremos obli­
gados en el porvenir á mayores estrecheces.
Pero D. Miguel Rúa y nosotros no renunciare­
mos á esta herencia. Existe la Divina Providen­
cia, existen nuestros Cooperadores y basta.

CONMEMORACIONES FUNEBRES
E N H O N O R B E D . BOSCO
EN LAS PRINCIPALES IGLESIAS EDIFICARAS POR ÉL.

Funerales en S. Juan Evangelista (Turin).
Apenas D. Bosco se hubo ocultado á nuestra
vista penetró en todos los Salesianos y Coope­
radores ardiente deseo de tributarle aquellas
honras y sufragios que todo hijo desea de cora­
zón tributar á su amado padre. Por cuyo motivo
el Rdo. Sr. Rúa publicaba la siguiente circular :
Beneméritos Sres. Cooperadores
y Cooperadoras :
Creo un deber anunciaros que el jueves próximo
9 del corriente, en la iglesia de 8 * Juan Evan­
gelista se celebrarán solemnes funerales en su­
fragio del alma del llorado Don Bosco. En esta
misma ocasión se efectuará la Conferencia fijada
para el jueves pasado , y que , debido al tris tí­
simo fallecimiento de nuestro inolvidable Funda­
dor y Padre, hemos tenido que suspender.
La Misa empezará á las 9, y será pontificada
por el Excmo. é limo. Sr. D. Basilio Leto, Obispo
titu la r de Samaria. Concluidas las exequias, el
limo. Sr. Caglierò dirigirá á los concurrentes
algunas palabras de circunstancia. Por último se
cantará el Deprofundis y así concluirá la primera
Conferencia, que tenemos despues de la dolorosa
desaparición de Aquel, cuya sola presencia bas­
taba para consolarnos é infundirnos generoso
valor.
En la confianza de que nuestros Cooperado­
res y Cooperadoras no dejarán de venir á rogar
con nosotros por el reposo eterno del alma de
nuestro amado amigo y superior, me encomiendo
en las fervorosas oraciones de todos y con el
más profundo respeto me profeso
Vuestro obligadísimo servidor
M iguel R ú a , Fbro.
E l dia 9 de Febrero, pues, se celebraron los
funerales en la iglesia de S. Juan Evangelista,
y los bienhechores del finado y de sus grandiosas

obras, intervinieron en número considerable para
implorar la paz eterna á aquella santa alma..
Entre millares de personas figuraban también lasfamilias más distinguidas de la ciudad.
Despues de las exequias, como Mons. Caglieròse hallaba algo indispuesto , subió al pùlpito el
Rdo. D. Juan B o n e tti, quien dijo pocas , pero
conmovedoras palabras en forma de conferencia.
Empezó comparando la dulce y tranquila muerte
de Don Bosco circundado de sus hijos en Jesu­
cristo, con la del Patriarca Jacob, rodeado tam­
bién de los suyos y dándoles su santa bendición.
Pasó despues á demostrar con hechos prácticos
que el espíritu de D. Bosco era el mismo queanimaba á S. Pablo y á S. Francisco de Sales
Hacerse todo á todos para salvar sus almas :
Omnibus omnia factus, u t omnes faceret salvos..
Recomendó á los Cooperadores y Cooperadoras
que hiciesen v iv ir y reinar entre ellos aquel
mismo espíritu, procurando salvar ante todo sus
propias almas y luego las de nuestros prójimos
y por último les suplicó se dignasen continuar
con sus limosnas ayudando y sosteniendo las
obras salesianas de Don Bosco, que no tienen
otro fin más que la salvación eterna del prójimo,
especialmente de los niños pobres y desampara­
dos, como también de los salvajes de la Pata­
gonia y de la Tierra del Fuego. Terminó di­
ciendo : — Más de doscientos m il niños nos dejó^
por herencia el gran Padre D. Bosco, á la mayor
parte de los cuales , además de la enseñanza, ó
de la ciencia ó de un arte, tenemos que mante­
ner y vestir. Antes de m orir nos aseguró que
no los dejaba huérfanos, porque los confiaba á
la caridad de sus bienhechores. Pues bien ; Coo­
peradores y Cooperadoras , sustituid al amor y
cuidado de D. Bosco ; haceos padres y madres ele
estos sus queridos niños, y su espíritu glorioso
os bendecirá desde lo alto, y, con la Sma. V ir ­
gen, os abrirá á su tiempo las puertas del Cielo*.

Funerales en la iglesia de liaría Auxiliadora.
Damos breve noticia de los funerales que des­
pues de treinta dias de la muerte del preclaro
Fundador, tuvieron lugar en el referido san­
tuario.
Hallábase éste preciosa é imponentemente a—
domado con cortinajes negros y blancos. La tumba,
rodeada de c irio s , erguíase en medio de cuatro,
grandes candelabros, sobre un elevado plano ro­
deado de una balaustrada con columnas y á la
cual se subía por cuatro elegantes escaleras. AI
lado de éstas elevábanse, en grandes y lindos
jarrones, plantas de lirios y azucenas, símbolos
de la pureza inmaculada del llorado y venerado
D. Bosco. A los cuatro lados de la tumba se
leían las siguientes inscripciones, tomadas de lasagrada Escritura y que representaban perfec­
tamente á Don Bosco en sus dichos y obras :
Frente al altar : Ego m orior et e rit Deus
vobiscum (Gen. lv iii, 21).
Hácia la puerta principal : Sinite parvulos ve­
nire ad me (Marco, x, 14).

AI laclo derecho : Sacerdos q ui in diebus suis
■¡corroboravit templum (Eecl. l , 1).
A l izquierdo : Omnibus omnia factus sum ut
■omnes facerem salvos (I Cor. ix, 22).
La concurrencia era verdaderamente numero­
sísima. Algunas personas liabian venido á las
cinco para asegurarse un puesto. No acaeció
ningún desorden, antes al contrario por doquier
reinaba silencio y el exterior de todos era como
de quien piensa en alguna desgracia. Y en efecto,
el pensamiento unánime era que • D. Bosco no
estaba entre nosotros!... Pero bien pronto se
consolaban recordando cómo, desde el Cielo, ben­
decirá y fomentará la providencial empresa de
sus sudores terrenos.
Había más de cuarenta representaciones de
Asociaciones católicas y entre ellas muchas de
obreros.... de aquellos obreros que Don Bosco
intentó siempre d iv in iz a r, como con elegante y
elocuentísima frase dijo el Emmo. Cardenal Se­
ñor Alimonda, es decir, d irig ir á Dios. Nombra­
mos á título de particular elogio , además de la
Union de Turin, la de Mombaruzzo.
Muchas de las referidas asociaciones, como la
de la Juventud Católica, de los Obreros' Católi­
cos de Turin, del Coraggio Cattolico etc., osten­
taban sus correspondientes estandartes enlutados.
Qué espectáculo tan conmovedor no ofrecían
dichos estandartes alrededor de aquel catafalco
tan elegante, artístico y grandioso, para honrar
á D. Bosco que tanto se regocijaba en vida de
salvar á la juventud y á los obreros guiándolos
por el camino del Cielo.
En puestos distinguidos se hallaban también
varias representaciones de Asociaciones católicas
de Francia, Inglaterra, Escocia, Chile etc. Asis­
tían además, en numero considerable, muchos se­
ñores y señoras de la aristocracia turinesa que,
con muchísimos otros Cooperadores y Coopera­
doras salesianos, demostraban su más sentido
pésame por tan triste é irreparable pérdida.
E l Clero estaba dignamente representado por
varios miembros del Capítulo metropolitano, de
la Colegiata de la Sma. Trinidad , de Párrocos
y sacerdotes, no solo de la Arquicliócesis de Tu­
rin sino también de varias otras Diócesis del
Piamonte y Lombardia.
Celebró la Misa de pontifical el Excmo. é
limo. Sr. Sardi, Obispo de Pinerolo, y. asistían
revestidos con ornamentos pontificales el Emmo.
Sr. Cardenal Arzobispo y los Excmos. é fimos.
Sres. Pam pirio, Obispo de Alba; Leto, Obispo
titu la r de Samaria: Caglierò de la Congregación
Salesiana, Obispo titu la r de Magida y Vicario
Apostólico de la Patagonia ; Semprini, Obispo de
Tiberiopoli y Vicario Apostólico de Hunan, China,
-el cual, habiendo tenido noticia de estos fune­
rales, vino expresamente de Milán para honrar
á D. Bosco, tan benemérito también de las mi­
siones. Más tarde vino el limo. Sr. Bertagna,
Obispo titu la r de Cafarnaúm y auxiliar de nues­
tro Cardenal Arzobispo.
Cantóse la Misa de requiem de Cherubini á
cuatro voces , con acompafíamento de orquesta.
Es música preciosa y fué ejecutada admirable­

mente. Aquellas suavísimas y poderosas voces de
los niños del Oratorio, unidas á los robustas y
acordes de los tenores y bajos, producían una
armonía encantadora y celestial. Casi todos los
cantores eran antiguos alumnos de D. Bosco.
Vinieron también renombrados maestros de piano
y canto de la capital, así como varios directores
de orquesta, queriendo asi demostrar su recono­
cimiento á D. Bosco , benemérito también en la
música por las muchas escuelas que introdujo.
Concluida la Misa el Excmo. Sr. Cardenal
Arzobispo leyó el elogio fúnebre del venerando
difunto, cuyo principio fué el siguiente :
« ¡Ya se que no puedo contemplar al amigo,
no puedo ver á vuestro bienhechor, oh pobres,
á vuestro padre , oh sacerdotes : su dulce sem­
blante se ocultó á mis ojos, el sudario de la
muerte lo envolvió para siempre! Dios Ntro. Se­
ñor tratará amorosamente su cuerpo, la tierra
le será benigna, sirviéndole como de almohada
á su cansada cabeza. S i, esperadlo, hijos: aquellos benditos despojos serán como una flor
incorruptible.
» Pero el sepulcro se ha llevado al amigo, al
bienhechor, al padre. Ya no veo delante de mí,
como con frecuencia lo hacía en este santo lugar,
al sacerdote D. Juan Bosco.
» Sin embargo Dios no nos dio el corazón tan
solo para llorar, si que nos dio también corazón,
mente y fantasía para subrogar el llanto con el
suave consuelo, nos dio una potencia maravillosa
de reparación, esto es, la de formar en nuestras
ideas, en nuestra imaginación y en nuestro afecto
el simulacro de las personas que ya no existen,
de revestirlas y darles animación como si estu­
viesen todavía vivas, poniéndolas de relieve ante
nuestra vista.
Quiero, pues, ver al amigo, al bienhechor, al
padre, ver y saludar á Juan Bosco. Sin esta vi­
sion me creería demasiado triste y desolado en
el mundo.
Os confieso que tendré que verlo con mayor
reverencia. La muerte, al arrebatárnoslo, lo ciñó
ciertamente de preciosa aureola. Lo veré, pues,
con mayor respeto que antes, pero siempre con
el mismo corazón enamorado.
» Y oid, queridos de mi alma. Yo quiero ver
á D. Bosco entre nosotros, pero no totalmente
cerrado en este sitio. Desde aquí véome obligado
á extender mi vista más lejos; m irar, en fin,
allá donde os ha encontrado á vosotros ; ir allá
en persona, obrar y hablar donde en persona
obraba y os hablaba, donde con amor os exten­
dió la mano y en fin donde ha recogido un nú­
mero tan considerable de hijos.
» ¿Comprendéis ya mi pensámiento ? Quizá no
todavía; pues os lo diré más claro.
» José De Maistre ha escrito que el Evange­
lio divinizó las leyes de la naturaleza ; es de­
cir, las leyes de la naturaleza divinizadas, hé
aquí el Cristianismo.
Pues bien ; en la recomposición ideal que yo
me forma de Juan Bosco al llamarlo moralmente
en vida áquí, entre vosotros, lo veo sobreponerse
á la debilidad del presente siglo y todo lo que

éste tiene en mayor estima y de peligroso para
las almas, divinizarlo ; divinizar las tendencias,
necesidades y empresas.
De suerte que á la manera que se considera
á Cristo ante el mundo, así considero á D. Bosco
en presencia del siglo xix.
» Pero ¿en qué modo y con qué fuerza Cristo
divinizó el mundo ? Lo hizo así, porque él es el
Dios de la caridad.
» Del mismo modo Juan Bosco por su parte
es un divinizador del presente siglo, esto es, di­
rige el siglo á Dios porque su alma se acomoda
á todo ; lo cree todo, lo espera todo, lo soporta
todo la divina caridad : Charitas... omnia suffert,
omnia credit, omnia sperat, omnia substinet.
;» Si m i palabra conseguirá su intento de en­
carnar el santo concepto, vosotras, oh lágrimas,
que comenzáisteis á enturbiar mis pupilas no
oprimáis mi corazón , dejadme al menos poder
contemplar el cielo, contemplar, como bajado del
cielo, á Don Bosco. Y vosotros, pobres huérfanos,
no lloréis tampoco tan tristemente, de modo que
no veáis otra vez al Padre, que no os sintáis
vivamente movidos á im itarlo ahora y durante
toda vuestra vida. »
Y hecha de un modo maravilloso esta demos­
tración de la Obra divinizadora de Don Bosco
en el siglo x i x , el Eminentísimo orador con­
cluía :
« Aquel ilustre diario de Londres , el Times,
ai refe rir la muerte de Juan Bosco, escribió que
él era considerado como el Vicente de Paul de
nuestros tiempos. ¿Por qué no llamarlo la imágen de Francisco de Sales , al cual procuraba
im itar siempre y puso su nombre á la Congre­
gación que fundó? Sí, tanto á uno como á otro
santo debemos ver en D. Bosco, porque los dos
se reflejan en él por la caridad. De consiguiente
tenemos tres héroes semejantes en la lucha es­
p iritua l del divino amor, el Paul, Sales y Don
Bosco, pues ellos, como los tres niños de la B i­
blia arrojados al fuego , casi con una sola boca
alabaron á Dios, lo glorificaron y bendijeron en
el horno : H i tres quasi eoo uno ore laudabant
ei glorificaba nt et benedicebant Deum in fo r ­
nace (Daniel, cap. ni, 51).
» Sacerdote santo, Sacerdote venerable ! tú te
fuiste. Los suspiros y sollozos de tus hijos, las
súplicas de los devotos, las comunes oraciones
elevadas ante el altar no bastaron á entretene­
ros ; tú te fuiste. E l horno del divino amor, el
cual en el Paraíso peremnemente arde, te arre­
bató de este te rre n a l, donde el alma peregrina
se quema, amándolo en la Iglesia. Estabas ya
maduro para aquel que es sempiterno y biena­
venturado : ya resplandecías ,de aquella lumbre,
te abrasabas en aquellas llamas. Tú te fuiste.
Debía traerte del Vaticano el paterno ósculo de
Leon X I I I ; pero tú lo recibiste anticipadamente
en la gloria que Dios Ntro. Señor te deparó
entre los espíritus celestiales. ¡A h! haced que
vuestra separación no sea lejana : si la misma
caridad abraza la tierra de los elegidos y los
inmortales del Cielo , obtiénenos del Señor la
gracia de poder ver radiante en nuestra alma

por amor, y radiante también en tus obras. Que
no se contriste la Iglesia por tu falta ; que de
cada uno de nosotros pueda decir el mundo : su
padre murió, pero es como si no hubiese muerto
Mortuus est pater eius, et quasi non est m or­
tuus. Ha quedado quien le asemeja. Similem
enim re liq u it sibi post se > (Ecles. cap. xxx, v. 4).
La voz del Eminentísimo y venerando Purpu­
rado era débil y baja por la conmoción interna
que lo dominaba, y ninguno, al o irle , podía
abstenerse de recordar lo que el pueblo decía
del Salvador en el sepulcro de Lázaro : — Ved
cuánto lo amaba.
Concluida la oración se cantaron la exequias,
composición del limo. Sr. Caglierò. Todos los
Obispos con su séquito subieron á la plataforma
que sostenía el catafalco. Fué una aparición, un
espectáculo de grandiosa é indescribible impo­
nencia. Cuatro Obispos dieron la absolución al
túmulo y por último la dio también el Cardenal.
Fué, pues, una función de triunfo para la fe y
para la verdadera caridad cristianá.

Funerales en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús
en Roma,
Los solemnes funerales que en sufragio del
alma de D. Bosco se celebraron en Roma, salie­
ron solemnísimos.
En el altar mayor, cubierto todo de negro ,
erguíase una grande y preciosa c ru z , bordada
de oro. A un lado estaba colocado el trono, color
violado, para el Emmo. Sr. P arrocchi, Vicario
de S. S. y Protector de los Salesianos, que
asistió á la Misa y dio la absolución de rito. E l
túmulo hallábase rodeado espléndidamente de
numerosos cirios y sobre la caja fúnebre , cu­
bierta de rico y hermoso paño, veíanse la estola
y bonete, insignias sacerdotales. En la parte in ­
ferior se leían bellísimas inscripciones.
Despues del rezo del oficio de difuntos , se
cantó la Misa de requiem del limo. Sr. Caglierò,
pontificada por el Rdmo. é limo. Sr. D. V. L.
Sallua, Arzobispo de Calcedonia,
E l limo. Sr. Manacorda , Obispo de Fossano ,
recitó el elogio fúnebre del difunto D. Bosco,
enalteciendo sus altas virtudes y sobre todo su
gran caridad é incesante celo por la propa­
gación de la Fe Católica; de lo cual son testi­
monio peremne los Salesianos, fieles secuaces de
su espíritu , verdaderamente cristiano , en favor
de la j uventud y de las Misiones. Concluía su
oración con las siguientes palabras:
« D. Bosco, el faro de caridad operosa, el
hombre de probada virtud, el padre de los huér­
fanos , el Apóstol y bienhechor de dos mundos ,
nos ha dejado. Era de Dios y Dios se lo llevó por
ser suyo. D. Bosco, con potencia invisible, obró
grandes cosas sobre la tierra, y ahora, sin duda
alguna, se hallará en el Cielo coronado de gloria
invisible. ¿Acaso deberemos entregarnos al llanto
á guisa de los que viven sin esperanza ? Tenemos
tantas esperanzas y tan fundadas que, hasta cuando
rendíamos tributo á la naturaleza, nuestras lá-

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59



grimas caían endulzadas en nuestro corazón» Si, signios de la divina Providencia. Fué sabio en
regocijémonos, el espíritu de D. Bosco ha triu n ­ su sencillez, fuerte en la calma , infatigable en
fado, nosotros podemos suspirarlo, ó mejor dicho, el obrar, manso y suave en la audacia de sus
aspirar á im itar sus virtudes para unirnos' con empresas, reflexivo y perspicaz en todos sus
él en la gloria. A. nosotros nos quedan los actos, dio forma con la caridad y ésta la tomó
ejemplos, nos hablan las obras , parece que su en él por medio del fin, puesto siempre en Dios.
espíritu reine aún entre sus hijos y en medio V ivió en la virtud, insigne, vive de memoria impe­
de ellos están sus venerados despojos mortales !... ritura, vivirá de gloria eterna, ceñido de la dia­
Es un hecho providencial. Aquel sacro depósito dema con que la Sta. Madre Iglesia lo ciñó el dia
fué recogido en el laboratorio de la caridad y
de su santa y feliz consagración. »
ciencia de sus hijos que le hacen corona. Sí
Grandísima fue la conmoción que produjeron
allá en Valsalice donde, tres meses antes, abría las sublimes palabras del elocuente Prelado,
con ciento cincuenta jóvenes estudiantes el semi- conmoción que se aumentó mayormente en el mo­
narío de las misiones , reposan los venerandos mento de la Absolución del túmulo , hecha por
despojos y las sombras protejen la suya rodeán- el Eramo. Sr. Parrocehi, y acompañada de música
dolo ios sauces del vecino torrente : Protegunt fúnebre.
umbrae umbram eius; circumdabunt eum saE l vasto templo estaba lleno de bote en bote.
lices torrentis (1). Los ángeles del cielo y las En los bancos que rodeaban el catafalco hallá­
almas rectas de la tierra rinden glorioso el se- banse varios Prelados , entre los cuales ocho
pulcro de nuestro D. Bosco. Su cuerpo cúbrese Obispos, Generales de Ordenes Religiosas, Re­
de tierra, pero la fama de sus virtudes corre de ! verendos Párrocos, distinguidos personajes, mu­
boca en boca, y el espíritu refulge entre los chísimos Cooperadores Salesianos y algunos
astros. Corpus humo tegitur - Fama per ora alumnos de nuestro Colegio.
volat - Spiritus astra tenet (2).
» ¡ Cuántos corazones reconocidos, enamorados,
admiradores no saben separarse de aquel sagrado
Funerales que los antiguos alumnos de I. Bosco
sepulcro ante cuya fría lápida se postran para
celebraron en la iglesia de María Auxiliadora.
reavivar la fe ó inflamarse en el fuego de la cari­
« Bella, im m ortal, benefica,
dad! ¡Oh si Dios, que tantos dones de gracia
» Fede ai trio n fi avvezza,
» S crivi ancor questo. »
prodigaba á su querido siervo, rompiese los sellos
del gran libro y nos descubriese el premio, dado
« Oh fé benèfica, inmortal y hermosa-,
» En tu gloriosa y feliz historia
al que fielmente correspondió á los designios de
» Que de triunfos por doquier rebosa,
la Providencia ! ¡ Oh alma elegida , si rompieras
» Escribe aún esta cordial memoria. »
los cielos y descendieras, á tu presencia los
Así terminaba, el dia 8 de Marzo el Rdo. Ca­
montes se derretirían (3)!
» Pero el libro está cerrado y ante los ojos nónigo Sr. I). Jacinto Ballesio su oración fúnebre
de nuestra mente cúbrelo un velo, por lo que , para conmemorar á D. Bosco en las solemnes
si bien suspirando se aproxime el día de la ma- demostraciones que, en su honor, hicieron los
nifestacion por medio del infalible oráculo Vati­ alumnos del Oratorio. La triste ceremonia de
cano, es decir, cuando el Leon de Judá, lleno estos hijos primogénitos de D. Bosco fué tan
grandiosa como la del jueves pasado.
del espíritu de Dios, juzgue poder abrir el libro
Asistía solemnemente con capa pluvial negra
de los impenetrables secretos divinos y romper
los sellos que lo rodeen, aperire librum et solvere y m itra blanca el Excmo é limo. Sr. D. Basilio
signacula eius (4), y decirnos ven y ve, á nosotros Leto, Obispo titu la r de Samaría, que fué íntimo
incumbe, sin embargo, el deber de elevar al amigo de D. Bosco. Celebraba la Misa el Reve­
cielo los suspiros de, nuestra alma, á ñn de que rendo Sr. D. F élix Reviglio, Párroco de S. Agustín
en esta capital, antiguo alumno del Oratorio,
la misericordia del Señor abra camino á la gloria
y se le alabe y honre en la humildad de su ayudaban los Rdos Sres. D. Juan Piano, Párroco
de la Gran Madre de Dios., y D. Domingo Musiervo.
» ¿He dicho quizá algo que exceda á los lí- riana. Párroco de Sta. Teresa, también antiguos
alumnos del Oratorio, así como los dos canónigos
mites señalados por la justicia y prudencia?....
Expuse sencillamente mis convicciones , sabedor que asistían en el trono al limo. Sr. Leto y el
de mi insuficiencia hasta para bosquejar como se maestro de ceremonias de la colegiata de Giaveno.
A l rededor del catafalco hallábanse las repre­
debe la v irtu d de un gigante cual D. Bosco....
No sabría deciros quien más completamente que sentaciones de las Asociaciones católicas con sus
él haya triunfado sobre sí mismo, ni quien haya estandartes, muchos párrocos de ésta y otras Dió­
desarrollado la potencia de la caridad con mayor cesis revestidos con roquete, el Rdmo. Sr. Don
eficacia. Durante su vida y en todos sus actos Miguel Rúa, todo el Capítulo superior de la Pía
el se presenta con caracteres incontestables de Congregación Salesiana y un número considerable
una misión extraordinaria, trazada sobre los de- de antiguos alumnos del Oratorio, entre los cuales
varios centenares de sacerdotes del clero secular
de Turin.
(1) Job, c. x l , y. 17.
(2) Inscripción del vestíbulo de la V irgen de los Ángeles
Era escena verdaderamente conmovedora ver
en Roma.
aquellas
grandes filas de hombres de todas edades
(3) Is a ía s , c. 64, v. 1.
y condiciones, fraternalmente unidos, postrados
(4) Apocalipsis, c. v.

á los pies del altar de Dios vivo y verdadero y
rogar unánimemente con el mismo fin por su
venerado y querido padre.
E l Rdo. Sr. Ballesio, en su ternísima oración
nos narró la vida íntima de D. Bosco; escribió
la última página y por cierto no la menos pre­
ciosa de esta magnífica biografía.
Habló de D. Bosco, considerándolo en medio
de sus niños ; lo contempló en su Oratorio , en
el confesonario, en la iglesia, escuela, comedor,
talleres, recreo, paseo, en fin, en todas partes,
siempre alegre y jovial.
Y tan sólo un hijo de D. Bosco , un antiguo
alumno del Oratorio podía llevar, como por la
mano, á su auditorio para que contemplase la
vida intima de este padre amorosísimo de la ju ­
ventud. E l Sr. Canónigo Ballesio no tuvo nece­
sidad de recurrir á autoridad ajena, ni referir lo
que había oido á otros. E l hablaba de sí mismo,
de sus antiguos amigos, compañeros y discípulos
á los cuales dirigía la palabra, mientras lo escu­
chaban con indescribible gusto y atención.
¡ Cuánta belleza y variedad en sus narraciones !
¡ Cuántas industrias, cuáles artes, qué empeño no
empleaba D. Bosco para que sus alumnos estu­
viesen siempre alegres, no se alejasen nunca del
sendero de la virtud y se perfeccionasen cada
vez más en la vida ristiana !
Quería que los artesanos fuesen un dia maestros
en su arte; los estudiantes, sabios é instruidos.
Pero ¿qué valen las artes, las letras, las ciencias,
sin la religion, sin la virtud ? Por esto in itiu m
sapientiae tim or Domini, y la base de todo el
edificio de B. Bosco era precisamente el temor
de Dios.
Su voz, interrumpida con frecuencia, sus pa­
labras no del todo pronunciadas, manifestaban
claramente cuán profundo y filia l afecto profe­
saba á nuestro D. Bosco.
Sí, estén satisfechos lo antiguos Alumnos del
Oratorio, porque con mayor tributo de alabanza,
con más noble demostración de agradecido afecto
no podían externar su ánimo reconocido á la me­
moria del maestro , del educador y del verda­
dero padre. Tampoco ninguno mejor que el
Sr. Ballesio podía escribir la última página de
la vida prodigiosa del grande aposto! de la ca­
ridad y del amor ; ninguno mejor que él podía
revelar la vida íntima de este prodigioso bienhe­
chor de la juventud.
Pasarán los años, se.sucederán las generacio­
nes ; pero las almas generosas tendrán un culto
siempre vivo hácia D. Bosco, cuya memoria reflo­
recerá cada vez más en sus obras é instituciones,
y sobre las cuales con caracteres de oro resplan­
dece luminosamente su nombre inmortal (De la
Difesa de Yenecia).

CARTA D E BARCELONA
Muy Belo. Sr. D. Miguel Bua, pòro. Rector de la Sociedad de
S. Francisco de Sales.
T u rin .

Barcelona, 16 de Abril de 1888.

Muy respetado y distinguido Señor : Inmensa
y muy profunda impresión ha producido aquí la

muerte de Don Bosco. Desde que este santo agració con memorable visita nuestra tierra y la
regaló con el establecimiento de su benéfico ins­
tituto, no ya le miramos solamente como insigne
bienhechor, sino también como esclarecido com­
patriota nuestro. Por otra parte, tenia D. Bosco
una fuerza de atracción tan admirable que no
era posible verlo sin aficionársele , ni hablarle ,
una vez siquiera , sin sentirse excitado á darle
incondicionalmente el corazón. Yo no he conocido
imán más poderoso. Sus ojos vivos, penetrantes,
llenos de ternura y caridad denunciaban el cielo
purísimo de su alma ; alma tan grande que to­
dos encontraban perfecta cabida en ella. Si al­
gunos la hallaban con preferencia eran los que
golpeaban á su puerta en busca de consuelo , y
éstos eran casi innumerables ; pues, ¿ quién no
lo necesita ?
No acierto yo el nombre que á Don Bosco pu­
diera mejor caracterizarlo. Fué autor de impor­
tantes y numerosos libros de primera y segunda
enseñanza; organizó seminarios modelos , en los
cuales, propagado su espíritu , se «forman exce­
lentes sacerdotes y misioneros ; fué, como San
Vicente de Paul y San Francisco de Sales, el
Padre de los pobres y la Providencia de los
niños, para quienes fundó inmortales institutos
y á los cuales consagró los desvelos de toda su
vida. En provecho de todas las clases sociales
instituyó la Obra de los Cooperadores Salesianos,
que cuenta ya con no menos de cien m il socios.
Aun los ricos y los nobles ¿acaso no acudían á
él de todas partes de la tierra atraidos por la
fama á solicitar bendiciones y consejo y recibir
la paz y celestiales gracias que Dios extraordi­
naria y abundantemente derramaba por medio
del más humilde y magnánimo de los hombres,
el Santo del Siglo ?
Don Bosco no se circunscribía á hacer el bien
en su patria ; era más grande su misión, más
vasta su mirada, su celo sin límites. Con la ins­
piración y ayuda m il veces prodigiosa y mani­
fiesta del Cielo dilató su obra en ambos conti­
nentes, y como Cárlos Y, pudo decir que no se
ponía el sol en sus dominios.
Tuve yo la suerte de conocerlo, de besar m u­
chas veces su mano, siempre solícita para bene­
ficiar, de arrodillarme humildemente á sus pies
y recibir de él grandes favores... Muchos, mu­
chísimos son los que aquí pueden decir otro
tanto.
Bastaba verlo un instante para adquirir la
certeza de su santidad. Necesario] era, sin duda,
que fuese como un ángel para cautivar, á veces
con pocas palabras, á pueblos enteros. En cuanto
al nuestro el amor que le profesa raya en una
especie de culto. Y, á la verdad, no sabría ex­
presar el sentimiento causado con la noticia de
su fallecimiento ; imposible me sería describirle
la religiosa magestad de las exequias que se le
han hecho. E l viento no escribe lo que murmura
en las florestas, ni el mar lo gemidos de sus olas.
Unidas la plegaria y el gemido en el santuario,
decíanos la fe que D. Bosco nos escuchaba y que
debiéramos templar nuestra pena con la con-

fianza de tenerlo por siempre jamás amigo y
protector en el Paraíso.
La capilla de los Talleres Salesianos de Bar­
r i i fue la primera en hacerle funerales. Cele­
bráronse después solemnemente, en Nuestra Se­
ñora de Belén, los dispuestos por los Cooperadores

Salesianos. La iglesia estaba rigurosamente en­
lutada. E l catafalco, los adornos, las inscripciones
todo era severo, imponente, digno de tal ceremonia.
Entre las referidas inscripciones hallábase una
lápida que en estas cortas y elocuentes palabras
sintetizaba la vida del finado :

D. 0.

M.

INCLITO • AG * REVERENDISSIMO * PATRI * DOMINO * JOANNI * BOSCO
SACERDOS • D IV IN A • PRAECELSUS * PROVIDENTIA
EMINENTISSIMA • PRAEDITUS * VIRTUTE
M A R IAN I • CULTUS • FER VEN TISSIM A • PROPAGATOR
SUMMIS

’ PONTIFICIBUS

* PIO * I X * ET * L E O N I • X I I I ‘ P R A E D I L E C T U S

APOSTOLICO ‘ FLAGRANS * ZELO
PRAECLARISSIMI • SALESIANORUM • ORDINIS * PARENS * AC * INSTITUTOR
PRODIGIORUM . GLORIA ' EGREGIUS
OEPHANORUM ' PATER * INDORUMQUE ‘ E V A N G E LIC A * PRAEDICATOR
QUI ‘ DIVINO * INTENTUS * SERVITIO • LABORIBUS * FRACTUS
PLACIDISSIME



IN

*

DOMINO

*

QUIEVIT

*

DTE

'

XXXI

*

I ANU A R II

AN. MDCCCLXXXVIII

I. P.

Honrába el acto con su presencia el Ilustrísimo
Señor Obispo. E l concurso era extraordinario. Pre­
sidíalo el R. Sr. Don Juan Branda, Director de
los Talleres Salesianos de Sarriá. Además asis­
tían los miembros de la Junta A u x ilia r, Coope­
radores Salesianos, delegaciones de la Asociación
de Católicos, Juventud Católica, Fomento Cató­
lico, Pía Unión de San Miguel Arcángel, Patro­
nato del Obrero, Padres de la Compañía de Jesús
y otros Institutos religiosos, representantes de
la prensa, admiradores y protectores de la Obra
Salesiana, nobleza, ciencia, banca, comercio, etc.
etc. E l duelo de las señoras lo presidian las H er­
manas de María Auxiliadora. Se cantó la gran
misa de requiem de Portas — majestosa y clá­
sica — un precioso Pater noster del mismo autor
y un responso de Obleta. La ejecución fué ver­
daderamente maestra.
E l dia cinco del corriente mes celebróse tam­
bién una suntuosa academia necrológica en el
mismo local que pisó el venerando Don Bosco
cuando dignóse presidir aquella solemne Confe­
rencia, que los Barceloneses jamás olvidarémos.
Sería demasiado prolijo si me entretuviera en
referirle todo lo que en tan grandioso acto se
hizo y por consiguiente me concretaré tan solo
á indicarle algunas de las . hermosísimas como
elocuentes palabras que nuestro limo, y amadí­
simo Obispo se dignó dirigirnos.
« Estoy conmovido y casi no puedo hablar :
» Dejando á un lado los suntuosos funerales que
» hicimos, como se hacen en todas partes, noso» tros acabamos de celebrar un acto muy so» lemne y quizá sea Barcelona la primera y la
» única hasta hoy que lo haya cumplido en ho» nor de D. Bosco.
y> ¿Quién es Don Bosco ? O mejor dicho ¿quién
» ha sido ? D. Bosco ha sido un ser gloria de
» los seres humanos ; puesto que gastó su vida
> para el bien de la humanidad.
» D. Bosco, es gloria de los sacerdotes , por» que en sus palabras, en sus escritos y en sus

R.
»
»
»
»
»
»

obras se ha mostrado imbuido del espíritu de
Jesucristo. D. Bosco es gloria de la Iglesia
y de todas las Religiones, porque poseía su
espíritu y sus virtudes y se ha visto en É l lo
que puede la Religion en un hombre que obra
por virtud del Espíritu Santo.
» Hijos mios, hoy hemos honrado la memoria
» de un grande hombre, el dia de mañana levan» tarémos una Iglesia á un gran Santo. »
¡Dígnese D. Bosco bendecir á los que rendi­
damente le ofrecemos modesto tributo y m irar
piadoso á los que apasionadamente le amamos!
Y Vd., m i muy apreciado Señor, que, cual el
manto del taumaturgo de Israel recaído en E li­
seo, recibe, del mismo Don Bosco, grande y pre­
ciosa herencia, sírvase aceptar los sinceros votos
que hacemos por la prosperidad de Yd. y la
Congregación Salesiana, m irar á ésta como patria
suya y disponer absolutamente de su afectísimo
S. S. y A. q. b. s. m.,
C. O.
Cooperador Salesiano.

0ARTA DE SEVILLA.
M uy Rdo, Sr. Director del
B oletín Salesiano :
« No sé si entone un himno de triunfo y de victoria,
» 0 Lien si en tristes líneas lamente la orfandad.....
» Mis cantos, al beato que goza de la gloria,
» Al Padre, que lie perdido, mi triste suspirar. »

S í, queridísimo y respetable Padre, de estos
dos sentimientos hubo de apoderarse mi corazón
al recibir en esta capital la triste noticia de la,
si así podemos lla m a rla , muerte de Don Bosco.
Por una parte parecíame un triunfo, é inexpli­
cable consuelo causábame la misteriosa voz que
interiormente me decía : « en la moradas eternas
hay un bienaventurado , tenemos un intercesor
más ; » por o tra , al recordar su irrepara­
ble ausencia, no podía menos de sentir y llorar

abundantemente nuestra triste soledad, y so­
bre todo la desaparición, en estos escabrosos
tiempos, de un hombre tan esclarecidamente v ir ­
tuoso, de un hombre que tantos bienes acarreaba
á la humanidad, de un hombre, en fin, que vivía
de continuo inflamado en el ardiente fuego de la
caridad. Fue éste, según elocuente expresión del
limo. Sr. Obispo de Málaga, el secreto de todas
las maravillas de Don Bosco. Y así no pudieron
menos de reconocerlo nuestros mismos hermanos
descarriados cuando, al hablar de tan gran va­
rón, viéronse obligados á envidiarlo y confesar
que él había pertenecido á la pléyade que el culto
de la caridad consagra en sus fastos inmortales
sin distinción de partidos ; había pertenecido á
aquella legion de soldados que la caridad reúne
en un mismo campo de batalla y allá se ocupa
en educar al huérfano, al desamparado y al des­
graciado soportando cualquiera dificultad.
Pero hágome cargo que he usado la palabra
desaparición, lo cual me parece impropio. No
señor ; D. Bosco no ha desaparecido totalmente,
vive su obra, las huellas de su caridad existen ;
quedan sus hijos que por siglos y siglos perpe­
tuarán su memoria ; verémos ios infelices que
hallarán, por medio de ellos, su dicha y bienes­
tar, los desamparados sus padres, los ignorantes
sus maestros, los extraviados el camino y tocios
estos millares de almas, poblando las regiones
celestiales, serán también un dia prueba patente
de su inmortalidad. Ahora más que nunca se
presentará majestuosa su figura ; ahora se apre­
ciarán mejor que en ninguna otra ocasión los
quilates de su caridad ; ahora, no temiendo ya
ofender su profundísima humildad, se harán ma­
nifiestas á la faz de las presentes y futuras ge­
neraciones la grandeza y santidad de su vida, lo
sobrenatural de sus actos , la excelencia de sus
instituciones, el triunfo glorioso que hará de su
muerte, un viaje real á las mansiones de la gloria.
Debernos , pues , consolarnos , el S. Francisco
de Sales y el S. Vincente de Paul del siglo xrx,
no ha desaparecido del todo ; vive entre nosotros,
y nosotros procurarémos ser fieles á sus santos
consejos, im itar sus admirables ejemplos y reco­
nocer sus inmensos favores.
Fué esta tierra , como Vd. sabe, la primera
que en España tuvo la dicha de recibir los gran­
des y benéficos favores del esclarecido y provi­
dencial varón. Fuéron los pobreciíos niños huér­
fanos de las orillas del cristalino Bétis que, con
razón , lo llamaron Padre y hoy , reconocidos,
como en sumo grado lo son los corazones anda­
luces , llorarlo como á tal é imploran en este
mundo su valiosa protección.
Una, aunque pequeña prueba, tendrá Vd. de
ello si so digna leer la relación que, por no serle
prolijo, le haré brevemente de las solemnes hon­
ras celebradas en la iglesia de Ntra. Señora del
Cármen, de Utrera, en memoria del varón insig­
ne, del Apóstol de la caridad.
Con algunos dias de anticipación fueron avi­
sados todos los Cooperadores Salesianos por. el
M. Rdo. Sr. Director del Colegio Salesiano de
Utrera, D. Ernesto Oberti, para que se dignasen

asistir al fúnebre acto y al de la Conferencia de
Reglamento que, debido al triste acaecimiento,
no había podido efectuarse el día prefijado.
Nada le digo de la concurrencia, pues ya Vd.
podrá formarse una idea.
La iglesia, severamente entulada, presentaba
un aspecto en extremo conmovedor. En el altar
mayor, bajo el escudo de la Congregación Sale­
siana, destacaba el signo del Redentor; á ambos
lados veíanse escudos de Italia, España, Francia,
In g la terra, y en la nave los de Austria, Repú­
blicas Argentina, Oriental, de Chile, del Ecuador,
Brasil etc. ; naciones todas que disfrutan ya de
los beneficios de la caridad de Don Bosco y sus
hij os ; múltiples inscripciones, apropiadas á la
santa vida del ilustre Fundador, pendían de todas
las paredes del Sagrado templo. En medio de
éste levantábase sencillo y elegante túmulo que
ostentaba las insignias sacerdotales, y bailábase
rodeado de preciosa corona, formada por 74 ni­
ños internos y 50 externos.
E l limo. Sr Obispo de M álaga, amigo íntimo
y cordial de los hijos de D. Bosco, con su acos­
tumbrada bondad y ese espíritu evangélico , de
que tantas pruebas tiene dadas entre nosotros,
asistía pontificalmente á la sagrada ceremonia. Can­
tóse la gran misa fúnebre del ílmo. Sr. D. Juan Ca­
glierò, de cuya m ajistral ejecución merecen espe­
cial alabanza el renombrado organista Sr. Insausti,
insigne cooperador nuestro, los excelentes tenores
y bajos de la Sta. iglesia Catedral de esta capital,
Sres. Nicolás, Palatili, Silva, Pardo y varios otros
ilustres maestros. Es digno de singular mención
el Recordare que conmovió vivamente á todos
los circunstantes. A la derecha del limo. Señor
Obispo estaba el Excmo. Sr. Chantre de esta
Metropolitana, Don Cayetano Fernandez, el p ri­
mero tal vez que en España habló de D. Bosco
y lo dio á conocer. Asistían asimismo muchos
otros Rdos. Canónigos, Beneficiados y Párrocos
de Sevilla de ésta y otras partes, varias re­
presentaciones de Utrera, la del Instituto de esta
capital, presidida por su dignísimo Director ; el
Excmo. Sr. Cónsul de Italia, el Rdo. P. Rector
del Colegio dei Puerto de Sta. María, dirigido
por los P. P. de la ínclita Compañía de Jesús y
muchos otros ilustres personajes de ésta y ciu­
dades inmediatas.
La oración fúnebre pronunciada por el Excmo.
ó limo. Sr. D. Marcelo Spinola fué * sublime y
cordialísima.
Sólo él, que estudió y conoce muy á fondo al
llorado D. Bosco y su Obra9 según lo demostró
en la obrita así intitulada y que publicó en el
año 1884, podía hablar tan acertadamente del
insigne varón y de sus múltiples y grandes insti­
tuciones. Con aquella bondad y dulce expresión
que le caracterizan, hízonos ver patentemente
cómo, á manera de aquellos hombres providen­
ciales, que solo el Cristianismo crea y nosotros
denominamos Santos, en D. Bosco se reuniéron
los tres atributos que les son propios, es decir :
vivió en las manos de Dios, vivió de Dios y
vivió para Dios. Luego puso de relieve los di­
versos males que tristemente aquejan á nuestro

pobre siglo, y demostró como D. Bosco los com­
prendió de un modo admirable y procuró en
seguida, con esforzado valor é invicta constancia,
servirse de todos los medios más adaptados para
extirparlos, haciendo de cada uno de ellos magní­
fico elogio. Por último expuso con fervorosas
expresiones, la inagotable fuente que á D. Bosco
se le ofreció para obrar tantas y tantas maravillas,
á saber, la caridad de Cristo. Esperamos que
S. S. lima, se dignará publicar su oración, por
todos conceptos hermosa, elocuente y conmove­
dora, á fin de que pueda ser leida por todos y
muy particularmente por nuestros hermanos coo­
peradores de España y América.
À las cuatro de la tarde del mismo día el
referido limo. S. Obispo de Málaga hizo la Confe­
rencia de los Cooperadores, en la cual nos explicó
minuciosamente las preciosas palabras que, como
último recuerdo, nos dejó D. Bosco, á saber :
Recomiendo á vuestra caridad todas las obras
que Dios se ha dignado confiarme durante el
curso de casi cincuenta años: os recomiendo la
cristiana educación de la juventud, las voca­
ciones a l estado eclesiástico y las misiones exi r anger as. De un modo p a rtic u la r, recomiéndoos
el cuidado de los :niños pobres y desamparados
eque fueron siempre la pardon más cara á m i
corazón en la tierra, y que, por los méritos de
Nuestro Señor Jesucristo, espero serán m i co­
rona en el Cielo.
Estas palabras , que revelan perfectamente el
espíritu de D. Bosco y de su cristiana Congre­
gación , fueron esculpidas en mármol y cuidado­
samente colocadas en los lados del crucero de
la iglesia del Cármen.
Los Salesianos de U trera y á su cabeza el
M. R. Sr. D. Ernesto Oberti, estuvieron amabi­
lísimos con todos. Bien demostraban sus sem­
blantes que la pena de que se hallaban poseídos,
la mitigaba en parte el espectáculo que ofrecían
tantas almas congregadas al calor de la inextin­
guible caridad de su insigne Fundador , hacién­
doles entrever que su fundación será imperece­
dera, y segura la gloria de uno de los más
grandes bienhechores cosmopolitas de la caridad
cristiana.
Concluyo, pues, suplicando al Señor se digne
atender nuestros votos, ayudándonos á poner en
práctica exactamente las últimas palabras de Don
Bosco, y á Vdes. dándoles suficiente fuerza y
valor para dilatar más y más el vasto reino de
Ntro. Señor Jesucristo , con los medios que la
caridad cristiana les proporcionará. La Obra es
de Dios y su poderoso auxilio no le faltará.
Encomiándome mucho en sus fervorosas ora­
ciones y en las de todos los Salesianos, y ofrézcome de Yd. afmo.
A. y S. S. q. b. s. m.,
S. del C.
Cooperador Salesiano.
Sevilla, 19 de A bril de 1888.

I l limo. $r. D. Juan (¡agüero en el Vaticano.
*

Roma, 23 de Marzo de 1888.

E l Excmo. é limo. Sr. D. Juan Caglierò, Obispo
titu la r de Magida y Vicario Apostólico de la Pa­
tagonia, tuvo ayer el honor de ser recibido, ju n ­
tamente con su Secretario, Sr. D. Antonio Ric­
cardi, en audiencia particular por el Padre Santo,
con el fin de presentarle el óbolo y dones de su
Vicariato y de la Congregación Salesiana. En la
antecámara de Su Santidad habíanse reunido
varios Arzobispos y Obispos, el Príncipe Laneellotti, el Excmo. Sr. General de la Guardias
Nobles, varios Caballeros de Malta y Rdos. Su­
periores generales de Congregaciones Religiosas.
Con vivo interés rodeaban al limo. Sr. Caglierò,
deseando todos saber noticias de las Misiones de
la Patagonia, y admiraban la belleza y prim or
de la gran alfombra, hecha con pieles de guanaco
del desierto de la Patagonia, así como la finura
de los demás dones.
E l Santo Padre lo recibió con indecible afabi­
lidad; entretúvose hablando sobre las fatigas y
obstáculos que se encuentran en la evangelizacion de la Patagonia y de la Tierra del Fuego,
y preguntó con interés qué número de indios se
habían
convertido. « Santo Padre, dijo el
limo. Sr. Caglierò, son ya muchos los converti­
dos , é incluyendo la colonias formamos una
cristiandad de 25 mil. » —u»Bien, respondió el
Papa; ojalá puedan muy pronto duplicarse. —>
Le presentó despues la magnifica alfombra, tra ­
bajo precioso de los Indios Theuhuelches del
Rio Sta. Cruz, cosida con tendones de animal y
una espina de pez, en forma de lesna, á falta de
otros medios.
« Santo Padre, nuestro Neófitos desearían que
Su Santidad se dignase usar esta pobre alfombra,
para abrigarse los pies.
— Oh, sí, inmediatamente lo haré, extendedla
vos mismo, y así les haréis saber que el Papa
los contentó y bendice de corazón. »
E l limo. Sr. Caglierò, ayudado de su secre­
tario, extendió bajo sus pies y delante el trono
la referida alfombra. Luego ofrecieron una feli­
citación en nombre de las señoras inscritas en la
Pía Sociedad del Sagrado Corazón de Jesxis, otra
de las Hijas de María y otra de los jovencitos
de la Congregación de S. Luis Gonzaga, estable­
cidas en las poblaciones de Cármen de Patagones
y Mercedes de Viedma, situadas en las orillas
del Rio Negro.. E l Santo Padre lo examinó todo
atentamente y agradeció la prueba de filia l afecto
que sus hijos de la Patagonia le daban.
Se conmovió al oir que, aunque pobres y ne­
cesitados, los Neófitos de dichas Misiones man­
daban también su óbolo al común Padre, en cinco
Bonos Pontificios de 100 pesetas cada uno.
Por último el limo. Sr. Caglierò le presentó
los dones de la Congregación Salesiana , entre
los cuales algunas Obras de varios sacerdotes
salesianos. Figuraban dos cartas dirigidas al
R.do. Sr. D. Miguel Rúa, acerca de las ideas de
D. Bosco sobre la educación y enseñanza, tradii*-

cidas recientemente en francés y publicadas, con
suma elegancia, en nuestra tipografía de Nizza
M arittim a ; la traducción francesa de la Vida de
D.a Margarita, madre de D. Bosco, publicada en
nuestro Colegio de Lilla, y otros libros en idioma
castellano, trabajo de nuestros niños tipógrafos
del Colegio de Buenos Aíres»
Pero lo que más le llamó la atención y alabó
nuestro Santo Padre^ fue el magnífico volumen
que contiene la Encíclica ¿Eterni Patris-7 las
Cartas De studiis historicis y De studiis litte ­
ra ru m con el texto latino, traducción italiana y
prólogo del Rdo. Dr. D. Francisco C e rru ti
E l prim or, elegancia y riqueza de dicho tra ­
bajo, que im ita con variados tipos los diversos
colores, dibujos y dorados de las miniaturas más
célebres, merecería larga y entretenida descrip­
ción : baste decir que forma actualmente la admi­
ración de todos los que visitan la Exposición
Vaticana.
La lindísima y finísima encuadernación es tra­
bajo de los niños del Oratorio Salesiano de San
Benigno Canavese. E l Padre Santo quiso por sí
mismo volver las hojas, y oyendo cómo en ellas
se habían pasado seis meses trabajando conti­
nuamente, dijo: — Decid, decid á los buenos
niños del Oratorio que los abrazo y bendigo á
todos con afecto. Pero decidles, prosiguió conmo­
vido, que estas son palabras del Papa ; que los
abrazo á todos con paternal afecto.
Pasó despues á hablar de D. Bosco, recordando
sus obras, la Congregación Salesiana y la union
admirable que despues de la muerte del Fun­
dador continúa reinando entre lo socios y final­
mente bendijo de todo corazón al limo. Obispo ,
•á su Secretario, al nuevo Rector Mayor, Reve­
rendo Sr. D. R ú a , á todos los Salesianos, sus
alumnos y Cooperadores. Así terminó tan gratí­
sima audiencia. (Correspondencia de la Unità
Cattolica).

LOS SENTIMIENTOS DE DON BO
SCO
acerca del Papa,.
Con motivo de las Bodas de Oro de Su San­
tidad Leon X I I I , se publicó en Bassano (Italia)
una hoja suelta intitulada Exultemus, donde se
admira una preciosa colección de autógrafos en
honor del Padre Santo, Entre ellos léese también
el siguiente de D. Bosco : « ..... lo que sí puedo
cumplir aún, es el confesar, como altamente con­
fieso, que hago míos todos los sentimientos de
fe, estima , respeto, veneración y amor inal­
terables de S. Francisco de Sales hácia el Sumo
Pontífice; admito, lleno de júbilo, todos los glo­
riosos títulos que él recogió de los Santos Padres
y Concilios, y con los cuales, formado como una
corona de preciosísimas joyas, adornó la cabeza
del Papa, siendo entre otros varios: de Abel
'para el prim ado, Abraham para el patriarcado,
Melquisedec p ara el òrden, A aron para la; d i­
gnidad, Moisés para la autoridad, Samuel para
la ju d ic a tu ra , Pedro para la potestad, Cristo

p ara la unción, Pastor de todos los Pastores y
muchos otros no menos espléndidos y apropiados.
» Es mi intención que los alumnos de la hu­
milde Congregación de 8 . Francisco de Sales no
se separen jamás de los referidos sentimientos
de este gran Santo, nuestro Patrono, hácia la
Sede Apostólica; que acojan pronta y respetuo­
samente con sencillez de corazón, no sólo las
decisiones del Papa sobre el dogma y disciplina,
sino también en las mismas cosas contenciosas
quiero abracen siempre su sentencia, aún como
Doctor privado, ántes que la opinion de cualquier
teólogo ó doctor del mundo.
» Insisto además que esto se haga no tan sólo
por los Salesianos y sus Cooperadores , sí que
por todos los fieles, especialmente el Clero ; pues
además del deber que tienen los hijos de respetar
al Padre, además del deber que tienen todos los
cristianos de venerar al Vicario de Jesucristo,
el Papa merece también todas nuestras deferen­
cias, porque fué elegido entre los hombres más
iluminados por doctrina, más sobresalientes en
prudencia, más conspicuos por virtud, y porque
en el Gobierno de la Iglesia está asistido de un
modo particular por el Espíritu Santo.
» J u a n Bosco, Pbro. »
Turin, 18 de Enero de 1588.

D. Bosco y el Obispo de Montevideo.
Montevideo, 9 de Marzo de 1888.
R everendísimo P adre :

Profunda pena ha causado en m i alma, la in ­
fausta noticia del fallecimiento del virtuoso y
venerable sacerdote D. Juan Bosco, Fundador y
Rector Mayor de la benemérita Congregación
Salesiana y que V. R. se ha servido comuni­
carme oficialmente.
Obligado por tantos títulos al insigne bienhe­
chor de la cristiana sociedad, D. Bosco, desde el
prim er momento que el hilo telegráfico nos tras­
m itió su tránsito á mejor vida, en m i carácter
de Prelado y en nombre de m i pueblo , elevé
humildes preces al Supremo Hacedor en bien del
alma del ilustre extinto y su eterno descanso ;
y á la vez rogué y pedí por la conservación ,
propagación y prosperidad de las obras de celo
y caridad que él nos legara.
D. Juan Rosco no ha muerto, su memoria vive
y viv irá perpètuamente porque han de v iv ir sus
obras, que él en nombre de Dios y para su mayor
gloria ha fundado con la aprobación y bendición
del Supremo Gerarca, Vicario de Jesucristo en
la tierra.
D. Juan Bosco vive y vivirá en la memoria
y en el corazón de millares de niños pobres que
de sus labios y dulce palabra recibieron las santas
enseñanzas de la fé.
D. Juan Bosco vive y vivirá para las futuras
generaciones que, en otros tantos y más millares
de niños menesterosos de alma y cuerpo han de
ser evangelizadas por sus dignos hijos.

D. Juan Bosco vive y v iv irá siempre para la
Diócesis de Montevideo , por "haber sido de las
primeras en recibir sus solícitos cuidados, dignán­
dose enviar sus hijos que se han distinguido y
se distinguen en las escuelas y parroquias que
á su celo están confiadas.
D. Juan Bosco vive y viv irá especialmente
para mí que he tenido el honor de conocerle y
apreciar sus relevantes virtudes. Y en testimonio
de mi especial aprecio y veneración , he deter­
minado, de acuerdo con el Sr. Gura Párroco de
la Iglesia Catedral de Montevideo, hacer solemnes
exequias en su sufragio , en las que celebraré
de Pontifical.
Dígnese la Congregación Salesiana recibir los
expresivos sentimientos de gratitud hácia la me­
moria de D. Juan Bosco y el más sentido pésame
por su muerte, á la vez que pido al Señor de
t i misericordia derrame sobre esa Institución
toda clase de bendiciones.
Dios gue. á Y. R. ms. as.
j

I nocencio M a r ía

Obispo de Montevideo.

I. Bosco y el Obispo de Pamplona.
I l m o . Sr. D. J u a n C a g l ie r ò ,
Obispo be Magida,

cuánto no habría aprendido de él sobre el modo
de aumentar el rebaño de Jesucristo y guiar por
el camino de salvación la almas cristianas ! Pero
el Señor, que lo destinó á trabajar en otro campo,
me lo dio al menos como ejemplo , porque áun
allá llegaban las noticias de su celo y apostólica
actividad.
Ahora lo lloramos muerto; pero consolémonos,
porque su vida ha empezado en la gloria de Dios.
También sobre la tierra prosigue viviendo en
las grandes obras que lia hecho; en las ense­
ñanzas que ha dado ; en el religioso instituto
que deja, y en aquellas filas innumerables de
hijos, que supo educar para la religion y para
la sociedad.
Soy ya muy anciano , y no tardaré en ir á
verlo en la vida que jamás termina. Espero que
como yo ruego por él, así también se dignará
obtenerme del Señor una muerte semejante á la
suya.
Reciba, Rdmo. Señor, juntamente con mi más
sentido pésame, las expresiones de estima y par­
ticular afecto.
Suyo afmo S. S.,
f F r. G. Card. M a s s a ia , capuchino. .
Roma (Prop. Fiele), 4 ele Febrero ele 1888.
Sr. D. M ig u e l R ú a , Pòro.
Vic., gen. de la Congr. Salesiana, Turin.

Pamplona, 8 de Febrero de 1888.
M uy Sr. mio y venerado Hermano: He sabido
con grandísima pena el fallecimiento de nuestro
queridísimo D. Bosco.
;
De su felicidad completa en el cielo no nos
es lícito dudar, pero tampoco podemos desconocer
la falta que nos hace en la tierra,
i
De todos modos debe ser honda la pena de
! sus hijos los Salesianos, á quienes por su digno
conducto quiero hacer presente el testimonio de
m i dolor y de la parte que me cabe en el senmiento, que hoy aflige á la Congregación. Á las
de ésta uno mis oraciones.
Reitero á Yd. lo sentimientos de mi aprecio
y consideración con que soy su
I
Afm o. Hermano S. S. y Cap.
q. b. s. m.,
!
7 E l Obispo de Pamplona.

;

; D. BOSCO Y EL EMMO. CARDENAL MASSAIA.
!
I

A l Vicario General de la Congregación
Salesiana:

\

Si la infausta noticia de la muerte de nuestro
caro D. Bosco me haya contristado grandemente,
déjolo á la consideración de Y. R. ; porque yo
en él no amaba solo al compaisano y hermano
I sacerdote, sino estimaba y admiraba también al
Apóstol de la caridad, al Padre de la juventud,
al propagador del trabajo, unido íntimamente
á la cristiana instrucción. ¡ Oh si yo hubiese
tenido por compañero á un hombre semejante.

EL RDMO. É ILMO. SR. D„ PEDRO ROTA
sobro la tomba de D. Juan Bosco.



E l octogenario Mons. Pedro Rota , el intré­
pido Obispo de Guastalla y Máníua, y hoy A r­
zobispo titu la r de Tébas, escribe la siguiente
carta sobre la muerte de D. Bosco, que lo hos­
pedó un día en T u rin :
u Roma, 8 de Febrero de 1888.
» C arísim o D. M ig u e l R i j a :

» La pérdida del siempre amado y estimado
D. Bosco creo que habrá proporcionado mucho
dolor á todos los que le conocían personalmente
ó por fama, como me ha sucedido á mí. Las
muchas atenciones y favores que de él re c ib í,
cuando pasé p o r’T u rin , me lo hacían siempre
amar, y lo consideraba como si fuese hermano
mío. Tengo en mi aposento un re tra to , que me
recordará siempre los favores y auxilios que en
tiempos críticos recibí de él. Espero que estará
en el Paraíso y deseo no poco ir á hacerle com­
pañía, dentro de no mucho tiempo, pues ya soy
viejo. Ojalá que sea pronto, puesto quq processi
in diebus m ultis.
t .
» En tanto llamaré á las puertas del Paraíso,
hasta que oiga aquellas dulcísimas palabras :
In tr a in gaudium Dom ini tu i.
» También m i estimado Franzini recuerda los
favores que recibió de él y de sus compañeros;
escribirá él mismo, doliente de la pèrdita, pero
esperando también tener un abogado en la gloria.

00
» C oe particular estima, y en la persuasion de
que Vd. continuará haciendo el bien que hacía
el llorado D. Bosco, repíteme de Y. R.

» Afrno. S «
» Jf

P e d ro , Arzobispo de Tébas y canónigo

de 3. Pedro en Roma» »

D. BOSCO Y EL PADRE DENZA.
tó Roma, 4 de Febrero de 1888.

» C arísimo Sr. D. M ig u e l R ú a :

» He recibido en esta capital, donde me en­
cuentro, desde hace ya algún tiempo, con motivo
de la Exposición Vaticana, la tristísima nueva
de la pérdida del amadísimo D. Bosco, á quien
veneraba y amaba como á mi padre y conside­
raba como á uno de mis más queridos y fieles
amigos. Ya se figurará Vd. cuán grande haya
sido el dolor que en mi corazón ha producido la
triste pérdida de tan grande hombre ; pero por
otra parte no puedo menos de consolarme al
pensar que aquel sacerdote benéfico y promo­
vedor de tantas y tan grandes obras buenas ,
goza ya el premio de tantas fatigas, de tantas
penas sufridas acá abajo, y ruega al Bondadoso
Dios, á quien tanto amó, por todos nosotros, y
de un modo especial por su predilecta hija la
Congregación Salesiana. Sin embargo yo no de­
ja ré de rogar al Señor por El, y, más aún, por
la Congregación, á fin de que se mantenga con
aquel espíritu y actividad que recibió de su escla­
recido fundador. Ruégole, m i querido D. Miguel,
se digne comunicar á todos sus hermanos y
amigos míos carísimos estos sentimientos, que
apénas he sabido exponer, y encomiéndeme en
sus oraciones y en las de todos, pues lo necesito
mucho.
» Créame siempre suyo afmo. a. y s. s.,
D e n sa , Pbro.

D. BC3C0 Y CÉSAR CAHTU’ .
E l ilustre Dr. D. ■César Cantù dirigió la si­
guiente carta al M. R. Sr. D. Miguel Rúa y á
los hijos de D. Bosco :
« Despues de haber, por espacio de 40 años,
admirado en D. Juan Bosco la inagotable caridad,
el recto sentido evangélico , la inalterable pa­
ciencia, no me queda más que encomendarme á
él para que desde el cielo me impetre la gracia
de m orir con la misma fe y esperanza que él.
« C ésar Ca n t u \ »
El dia de la Purificación de 1888.

LOS FUNERALES.
Este público testimonio que quiso ciarse á Don
Bosco en todas partes de Italia,^España, Francia,
Bélgica, Austria, América, etc. llenó nuestra alma
de reconocimiento hácia todos estos piadosos Coo­

_

peradores. Creemos no errar si decimos que en
todos los pueblos donde ’ se hallaba un coope­
rador ó un antiguo alumno nuestro celebráron­
se sufragios por su alm a, y rezáronse fervo­
rosas oraciones por su reposo eterno. Damos,
pues, á todos las más expresiva gracias y les
aseguramos que no cesarémos nunca de rogar
por ellos continuamente en nuestras oraciones.
Publicarémos también el elenco de los funerales
que se hicieron en todas partes y de los cuales
hemos tenido noticia. Si por ignorancia omitimos
alguno, suplicamos se dignen avisárnoslo. Se hará
asimismo colección de los muchos telegramas
recibidos durante la enfermedad y despues de
su muerte ; como también tendrémos presentes
los nombres de aquellos beneméritos Coopera­
dores y amigos de T urin y otras partes, quienes,
mientras los diarios anunciaban las graves noti­
cias, ellos acudían al Oratorio para asegurarnos
que rogaban por nosotros y nos ayudaban en tan
dolorosos momentos. Un dia , estos volúmenes ,
vistos par la posteridad, serán digno monumento
de la benevolencia que hácia D. Bosco se sentía
y de la piedad de sus contemporáneos. — Ved
cómo lo amaban, dirán todos.
Y hermosa figura harán también los nombres
de los más conspicuos ciudadanos, venidos por
amor y mezclados con el vulgo ; la noble señora
unida con la humilde artista, el Obispo y el Car­
denal con el sencillo seglar,
A c ire a le : E l Excmo. é limo. Sr. Gerlando escri­
bía al Rdo. Sr. Rúa por telegrama: Sumamente
afligido por la perdida del venerando D. Bosco,
me uno á su luto y al de la gran familia de
sacerdotes, Hermanas y alumnos, ordenando
solemnes funerales en el Seminario.
Á rc itr e s a ( S icilia) : Grandes funerales con ora­
ciones especiales por los difuntos y exposición
del Smo. Sacramento, Pronunció un hermoso
elogio el Rdo, Pbro. Sr. De-M aría, dando á
conocer á D. Bosco.
A la s s io ( Genova) : En la iglesia de nuestro
Colegio se hicieron solemnes honras con misa
cantada. Intervinieron las autoridades c iv i­
les y todo el clero. E l limo. Sr. Albenga, á
pesar de su delicada salud y muchas ocupa­
ciones, dignóse asistir pontificalmente. Por la
tarde presidía la conferencia de los Cooperado­
res, que estuvo á cargo del Rdo. Sr. D . Francisco
C e rru ti, un dia Director de aquel Colegio.
A lc o y {provincia de A lica n te ) : Solemnes fune­
rales con comunión general, celebrados por una
pia congregación de jóvenes que tiene por
objeto socorrer á la pobre juventud de aquella
ciudad. Habían visto una vez sola á D. Bosco
y lo amaron y lloraron cual á un padre.
B a rz a n ig a ; Con asistencia de los Cooperadores
y muchos otros devotos celebráronse solemnes
honras.
B a ir o Canavese % Grandes funerales. E l Rdo.
Párroco exortó á los padres de familia para que
interviniesen á invocar, así se expresó, á Don
Bosco como su protector en la educación de
sus hijos.

B e lT i (Cerdeña) : E l Rdo Sr. Trudu,'antiguo alumno de Turin, cantó misa solemne, ayudado
de todo el clero circunvecino. Intervinieron los
alumnos de las escuelas municipales con sus
maestros y maestras, para honrar á D. Bosco,
que fue llamado : el más grande Educador
moderno.
Borgo Hasino (Ivrea): Piadosos funerales á los
cuales tomaron parte las autoridades civiles y
escolásticas. Se dio vacación en las escuelas
y asilos. E l dignkimo Arcipreste quiso, á ñu
de preparar los ánimos, dar á conocer á Don
Bosco y el gran bien que había hecho. La
concurrencia, pues, fue cual se esperaba, in ­
mensa, y el orador no concluía de alabar á
Don Bosco con inexplicapie entusiasmo. Nues­
tras Hermanas recibieron de todos los más
respetuosos y sentidos pésames.
Borgo S. Martinos Fúnebres honras en el Co­
legio con intervención de muchos Cooperado­
res. Pronunció el elogio fúnebre el Rdo. Señor
Director.
Casale : Solemnes funerales en la parroquia.
( Se continuará).

G R A C IA O B T E N ID A
mediante la intercesión ele DON BOSCO.
Tenemos ¿ la vista varias cartas en las cuales
se nos refieren muchas gracias extraordinarias,
que se dicen recibidas de Dios por intercesión
de Don Bosco, despues de su muerte. Desde
ahora las tenemos en la consideración que las
sabias leyes de la Iglesia prescriben. Entre tanto,
debiendo acceder á los ruegos del interesado,
publicamos una que nos refiere minuciosamente
un Prefecto apostólico del Alto Egipto. Adver­
timos que no entendemos darle otra fe más que
la que se merece un hecho atestiguado por per­
sona, digna de grande estima y consideración.
Dominus del Tibi pacem!

M. R. Sr. D irector :
Suplico á Yd. se digne p ub licar, para gloria
de Dios, de María Auxiliadora y del llorado Fun­
dador de los Salesianos, la siguiente relación.
En los últimos días del p. pdo. mes de Enero
una buena católica de Luxor, por nombre Guta
Abd M ariam , de 25 años de edad, madre de
tres hijos y madrastra de otros tres, cayó en­
ferma de aguda fiebre perniciosa; acompañada de
fuerte ataque en los bronquios. Habiendo lla­
mado su marido al Padre Atanasio Riccardo de
Florencia y á mí, para la necesaria asistencia
espiritual y corporal (faltando aquí el médico),
tanto el sobredicho Padre como yo nos empeña­
mos cuanto pudimos para poder ayudar á aquella
pobre madre de familia con los auxilios de la
Iglesia y las mejores medicinas que teníamos
en nuestro Hospicio. Pero el mal, á pesar de

nuestras asiduas curas, fue siempre agraván­
dose ; la enferma perdió el oído, el habla y le
administramos el sacramento de la Extrema­
unción. Finalmente el dia 21 de Febrero la pobrecita se hallaba á los ultim os; todos lo pa­
rientes lloraban y el estertor de la agonía invitó
al Padre Atanasio á rezar, en la misma noche,
las oraciones de los moribundos.
En tal circunstancia el Padre Atanasio tuvo la
feliz inspiración de recomendar á aquella pobre
madre de familia á la Sma. Virgen Auxiliadora,
suplicándola se dignase obtener á la enferma, si
tal era la voluntad de Dios , la salud corporal,
por los méritos de su devotísimo siervo D. Juan
Bosco, y obligándose á publicar là gracia , en
caso que se la concediese.
Habiéndome, el P. Atanasio , cuando regresó
del Hospicio, comunicado la referida inspiración,
yo me uní á él rogando , si bien indignamente
por parte mía, á la gloriosa Virgen Auxiliadora,
que por intercesión de su llorado, siervo Don
Juan Bosco, nos obtuviese la consabida gracia.
Entre tanto , la noche del 22 de Febrero de­
biendo salir para Kene , tome las disposiciones
necesarias para el entierro del cadáver de la re­
ferida Guta, en caso que falleciese durante mis
dos dias de ausencia.
En la mañana del 22 fué el referido Padre á
visitar á la enferma y la encontró en el mismo
estado peligroso, y entonces púsole sobre la ca­
beza de modo permanente , una efigie del vene­
rando Fundador de los Salesianos.
Pues bien ; desde aquel momento la pebre
mujer empezó á mejorar y de allí á pocos días
se repuso de tal modo, que cuántos la habían
visto en el estado en que se hallaba el 21 de
Febrero , quedaron atónitos de tan rápida cu­
ración.
Sumamente convencidos el P. Atanasio y
yo, que todo esto se debe á la intercesión de
María y de D. Bosco, cumplimos con esta carta
la promesa hecha^de publicar — siempre con la
debida sujeccion al juicio de la Sta. Madre Igle­
sia — la noticia de la gracia recibida, en testimo­
nio de nuestro vivísimo reconocimiento y del de
la católica enferma y su familia.
Le quedaré, pues, agradecido, Rdo. Sr. Director,
si se digna mandarme una copia del Boletín
que contenga esta noticia, así como otra al
Rdmo. Padre General del Orden de los Menores,
Roma, Colegio de S. Antonio.
Entre tanto ofrezco á V. R. el humilde ho­
menaje de m i obsequio y suplicóle nos enco­
miende á nosotros y á esta misión en sus fer­
vorosas oraciones.
Suyo afrno. servidor,
F r. F rancisco Z a b i de Florencia
Prefecto Apostólico.
Luxor (Tebe) Alto Egipto, 12 de Marzo de 1888.

---- oo^'o-e---—

HISTORIA BEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SALES
C a p ít u l o X ¿
Ocupación del nuevo Oratorio y gran basílica. — Un
buen efecto. — Avío consolador. — fléiodo seguido
en el Oratorio. — El hábil pescador. — Un pájaro en
la jaula. — La retirada á la tarde.

E l señor Pinardi se había comprometido á de­
ja r listo el local del Oratorio para el domingo
siguiente, y realmente cumplió su promesa.
Viendo él, que el trabajo era considerable y al
mismo tiempo urgente , ocupó juntamente obre­
ros para cavar y trasportar la tie r ra , albañiles
para levantar paredes, carpinteros para constuir
tablados ; y no siendo todavía esto suficiente,
concurrió á prestar sus servicios personales con
el buen Pancracio ; de suerte que sin temor de
exagerar se puede decir que en una semana se
llevó á cabo el trabajo de un mes. E l domingo
de Pascua, 12 de A b ril de 1846, todo estaba en
orden : un extenso sotechabo para Capilla y un
patio para recreo.
A cierta hora, hallándose ya reunidos no po­
cos jóvenes, Don Bosco hizo trasportar del Re­
fugio los ornamentos sagrados y demás útiles de
Ig lesia, y juntamente con el toxnámos posesión
del nuevo Oratorio. E l dia antes Don Bosco ha­
bía preparado lo necesario para la ceremonia de
la bendición de la Capilla, y conseguido debida
autorización del Arzobispo ; por lo cual aquella
misma mañana pudo bendecirse y dedicarse al
culto divino el modesto edificio, y celebrarse el
santo sacrificio de la misa, al que asistimos to­
dos los jóvenes del O ratorio, muchos vecinos y
algunas personas de la ciudad. E l Arzobispo en
prueba de su satisfacción renovó á Don Bosco
las licencias que le había concedido cuando es­
tábamos en el Refugio, esto es, de celebrar, dar
la bendición con el Santísimo , administrar los
sacramentos, predicar , hacer novenas, ejercicios
espirituales y también de cumplir el precepto
pascual como si estuviésemos en nuestra propia
parroquia.
Juzgamos oportuno nacer una breve descrip­
ción de la Capilla. Era ésta un vasto salón de
quince ó diez y seis metros de largo por cinco ó
seis de ancho. E l piso era de madera y sus hen­
deduras permitían el paso no solo á los ratones,
sino también á los gatos que ios perseguían. E l
techo era una especie de cielo raso de yeso. En
cuanto á la altura , era en verdad algo menos
que la de la basílica de San Pedro. Para dar
una idea baste decir que cuando el Sr. Arzobispo
venía á administrar la Confirmación ó á *asistir
á alguna función , estando en el pequeño dosel,
debía tener cuidado para no tocar el techo con
la punta de la mitra. Tal era la gran basílica
que nos sirvió para nuestros ejercicios de piedad
por el espacio de casi seis años.
Aunque el nuevo local no tenia la capacidad
que habría sido necesaria para tantos jóvenes,
sin embargo, estando contratado formalmente,

Don Bosco no tenia ya el temor de verse obli­
gado á trasladarse de un puntò á otro no sin
graves perjuicios. Sin embargo aquí también
tuvo al principio sus tropiezos, no por parte del
dueño, pero sí de una casa inmoral muy inme­
diata al Oratorio , en donde se reunían , sobre
todo los domingos, los pillos de la ciudad. Pero
con la esmerada vigilancia de D, Bosco y nues­
tra entera sumisión á sus órdenes no tuvimos
que lamentar ningún perjuicio ; antes bien nuestra
recreación vocinglera , nuestros gritos y cantos
produjeron un excelente resultado, pues lograron
hacer comprender que era un lugar importuno
para el mal, y aquella casa fué trasladada á otra
parte. Sucedió, pues , que nuestro Oratorio en
Valdocco desde un principio tuvo la eficacia del
agua bendita, atemorizando al demonio y ahu­
yentando á sus secuaces.
Entre tanto el local permanente, las señales de
aprobación de la autoridad eclesiástica, las so­
lemnes funciones que se celebraban, algunos re­
galos de bienhechores , los cantos que cada vez
se ejecutaban con más perfección, la variedad de
diversiones y otras m il novedades que sabía
idear la imaginación de Don Bosco , atraían de
todas partes al Oratorio gran número de jóvenes.
Prueba evidente de ello es que al poco tiempo éra­
mos más de setecientos, de modo que durante las
funciones ocupábamos todos los ángulos de la
Capilla, del coro y de la sacristía. Muchos de los
eclesiásticos volvieron también á ayudar á Don
Bosco, entre ellos el activo teólogo B o re lli, los
Sres. Don José Trivero, Don Roberto Murialdo,
Don Pedro Merla et teólogo Chaves y muchos
otros. Por estas y semejantes razones el Orato­
rio de Valdocco empezó á tomar una marcha
muy satisfactoria.
E l método que se seguía para su dirección, es
casi el mismo que se observa actualmente en el
Oratorio de San Francisco de Sales en T urin y
en las demás casas que despues se lian fundado. Es
conveniente dar aquí una sucinta idea. Los días
de fiesta se abría la Iglesia muy temprano, y se
empezaban las confesiones que se prolongaban
hasta la hora de la misa que debía celebrarse á
las ocho ; pero, para satisfacer á los que desea­
ban recibir los santos Sacramentos, muchas ve­
ces se celebraba á las nueve y á veces también
más tarde , por que D. Bosco era el que tenía
que repicar y andar en la procesión, como se
suele decir. Durante la misa algunos cuidaban á
los niños y otros rezaban las oraciones y la pre­
paración para la comunión. Concluida la misa
D. Bosco subía sobre una pequeña cátedra^ y nos
predicaba un breve sermon. Primeramente nos
explicaba el Evangelio ; pero despues tomó por
temas de sus pláticas los hechos de la sagrada
Escritura ; lo que practicó por espacio de 20
años.
( Se continuará) .
Cor aprobación de la lu i. Eclesiástica - Gerente MATEO GIIIGLSOKE
Turin, Í88S —* Tipografia Salesiana.

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