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Medios

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MARZO 1888

Sale una vez al mes.

BOLETIN SALESIANO
Instruyó al pueblo y divu lg ó todo lo que había hecho.
Buscó las doctrinas útiles y escribió documentos
rectísimos y llenos de verdades. L as palabras de los
sabios son como punzas ó clavos, que penetran pro­
fundamente, y nos fueron dadas m ediante nuestros
maestros por el único pastor.

N o se engañaría mucho quien intentase de a trib u ir
principalm ente á la prensa m alvada todos los males
y la deplorable condición de las cosas, á la cual
hemos llegado actualmente..., los escritores católicos
deben con todas Bug fuerzas vo lv e rla en bien de la
sociedad.

(E c l e s ia s t é s X II , 9, 10 T 11)

E l peligro. Sto. P a d re , está lodo en la continua
difusión de los libros infam es; y para poner un dique
á este mal inmenso, yo no veo o tro remedio, que la fun­
dación de una im prenta Católica, puesta bajo el patro­
cinio de la Santa Sede. De esta m a n e ra , no hacién­
dose esperar nuestras respuestas, podrémos con m ayor
ventaja descender al campo de la lid y responder con
feliz éxito á las provocaciones de los apóstoles del
e rror.
(S a l e s )

(L eon X II I)

L a prensa periódica sometida á la autoridad je ­
rá rqu ica , revestida del espíritu de Jesucristo, viene á
ser un poder inmenso: ilu m in a , sostiene la verdad,
hace desaparecer el e r r o r , salva y c iv iliz a ; es cási
una fo rm a de apostolado sublime.
( A ltm o n d a )

fikSKS

ROMA - LIBRERIA SALESIANA ■ TURIN.
Sarria

(Barcelona) -

llr e r a

(Sevilla) -

N ic lh c ro j (Brasil) - Buenos-Aires - Montevideo - Concepcion - Quito

D. BOSCO Y SU OBRA
p o r el

OBISPO DE MILO
con el retrato

JD JB U Li

IZ s T S IO -Is rE

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Un tomo en-lC°, 4 reales en rùstica, y C en pasta

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R o llì i* — L IB R E R IA S A L E S IA N A — T u r i n
Sarria (Earceíouai - Virerà (Sevilla) - Mclberoy (Brasil) - Fucnos-Aires - Montevideo - Cot>cr]>cimi

4**

(juila

EDI TIOKES L I TUEO 1CAE
M i s s n l o R o m a n u m ex decreto sacrosancti Concilii Tridentini restitutum, s. P ii Y. Pontificis maximi
jussu editura. Clementis T U L et Urbani Y I I I . auctoritate recognitura mm additamentis novissimis. —
Editio I stereotipa Battana-, tertio Taurini impressa, 1880: volumen in-4° impressione coloribus nigro
rubris - semata
. . . * ................................................................................................................... p es jo 50
Pelle c o n s u tu m ...................................................................................................................... » 18 50
Pelle, foliis inauratis et c u s t o d i a ..................................................................................... » 20 __
Pelle soffrì, foliis inauratis et c u s t o d i a ........................................................................... ,¿>5 __
Missae propriae dioecesis Taurinensis............................................................................................
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N e a p o lita n a e .................................................................................
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Ordinis Francisc.
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Carmelit........................................ , .................................................................. »
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G l i s s a l e R o m a n u m ex decroto ss. Concilii Tridtm tini restitutum, s. P ii V. Pontificis maximi jussu
••'litum. Clementis V i l i , et Urbani V I I I . auctoritate recognitum cum Missis Sanctorum novissime por Sum-'
mos Puntillees usque ad hanc diem concessis, cum textu ct cantu a Sacrorum ltituum Congregatione adprobat'. — Volumen in-41' gr. impressione coloribus nigro-rubris exornata
20 —
IM I e consutum
25 —
IM le sagri, impressione aurea, foliis inauratis et custodia
Missae propriae dioecesium Hispaniae
.................................
* Dioecesis Albae Pompeiae . .
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> Albigauni. . . . . . . . .
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Augustae T a u r in o r u m ......................
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Agrigenti . . . .
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E I p re d o indicado cs p a ra Ita lia . V ara r l exfmufferò a im n ifn proporcionadamente.

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Sale una rez al mes.

V>0 I I I . - K. 3.

MARZO 1888

LESIANO
pebemoB ayudar á nuestros herma­
nos á fin de cooperar á la difu­
sión de la verdad.

Cualquiera que reciba á un niño en
mi nombre, recibe á mi mismo.
(M at . x t i ii )

( I l l S. J uan , 8)

Oa recomiendo la niñez y la juven­
tud; cultivad con grande empeño la
educación cristiana; proporcionadles
libros que enseñen á huir el vicio
y á practicar la virtud.

Atiende á la buena lectura, á la ex­
hortación y á la enseñanza.
(I Tim. i t , 13)

¡

Entre las cosas divinas la más di ¡
vina
la do cooperar con Diosl
á la salvación de las almas.
I

(Pío IX)

(S. D ionisio )

Un amor tierno hacia el prójimo es
uno de los más grandes y excelentes dones , que la divina bondad
puede hacer a los hombres.

\

R edoblad todas vuestraa incitas paia
retraer á la niñez y juventud de
las insidias de la cormpcion y de
la incredulidad y preparar de esta
manera una nueva generación.
(Leos XIII)

(E l Doct. S. Franc , do Sales )
D IR E C G IO X

e n e l O r a t o r i o S a le s ia n o . — C a lle C o t to le u jr o

S um ario: ¡D. Hosco! — 'Ultimos momentos — Los despojos de
i). Hosco expuestos en su aposento — Anuncios do Ja muerto
,ic I). Bosco — Los antiguos alumnos — la capilla ardiente —
1$
bos niños alumnos. — El pueblo — El adiós de los lujos — Carta
Ip l
del Emo. Cardenal Alimonda — las honras — Pergamino colocado en el anuid do Don Bosco — El onUorro — Las exequias
— Loon XIII y D. Bosco — Salida do los Misioneros.

¡D . BOSCO!
¡ Cuántas y cuán portentosas obras, cuán­
tos y cuán vivos alectos, cuántas y cuáp
hermosas esperanzas se compendian en este
nombre! ¡Pero I). Bosco no existe ya sobre
la tierra, 1). Bosco ha desparecido de entre
nosotros, D. Bosco ha muerto! Ésta fué la
palabra que pronunciábase, entre lágrimas
y sollozos, á las 4 3(4 de la mañana del
dia 31 de enero alrededor de su lecho,
que inmediatamente repetíase en voz baja
y tono melancólico en los dormitorios de
los niños, y que por último transmitíase,
por medio del telégrafo, á todas las Casas
Salesianas y á las cinco partes del mundo
en los siguientes términos: — Esta mañana
á las 4,15, el id ma de I). Bosco volaba al

P
a
ra
ís
o
.—

il

El alba del dia 31 de enero había disi­
pado el último residuo de aquella ilusión
que nos vendaba todavía los ojos. S i, el

N ° 3 2 , T u r in ( Ita lia )

amor nos alucinó hasta el último instante,
porque lo amábamos como se aman la sonrisa
de la niñez, las esperanzas de la juventud,
los bienes de la edad lozana. Era para
nosotros todo lo que de más grande, noble,
afectuoso y generoso puede hallarse sobre la
tierra. NTo había un instante en toda nuestra
vida que no estuviese señalado con un re­
cuerdo del ])urísimo afecto que nos tenía.
un diario, contrario á nosotros en prin­
cipios, nos llamaba los así dichos hijos de
D . Bosco. Si, nuestro amor hácia él era
cien veces más vivo que el amor de un
hijo hácia su padre, porque á él, centenares
y millares de niños eran deudores de lo
que los padres no habían sabido ó podido
darles.
Presentimientos.
Todos esperábamos q u e , como sucedió otras
veces, así en ésta hubiese podido sanar y restable­
cerse, si no del todo, al menos en modo que pu­
diera v iv ir aún algunos años en esta tie rra ;
pero no habíamos entendido lo quo muy clara­
mente nos había dicho él mismo en varias oca­
siones. E l año pasado entabló conversación sobre
la necesidad do comprar cuanto antes un te r­
reno en el campo sauto que sirviese para su
sepultura, y mandaba que se tratase ya sobre
esto con el Ayuntam iento; poro como en tal
agencia se iba muy despacio :
d /i/ a, decía en
broma al Ecónomo de la Sociedad, si tío p ro cu -

E S C E N A S

M O R A L E S

B E

F A M IL IA

HISTORIA AMENA Y EDIFICANTE
DE LA VIDA
DE

MARGARITA ROSCO
p o r el

S r . ID - J - IB - L E Z M T O “Y " I s r E
P b ro . de la C. de S. Francisco de Sales
T r a d u c id a
3 ? O E

E L

del

.

I t a l ia n o

E E E O .

E _

G ->

do la misma Congregación

Dos entregas en 32.° de 226 pág. P'eset. 1 60.
¿ Quién es el que hoy ignora la actividad verdaderamente extraordinaria y
la inmensa caridad de aquel hombre apostólico, de aquel varón de Dios,
cual es el Presbitero D. Juan Bosco ? Bastaría citar solamente el grandioso
Establecimiento de Turin, conocido bajo el nombre de Oratorio de S. Francisco
de Sales, y despues las muchísimas casas que fundó en Italia, España, Francia,
y América para formarse una idea de lo que puede hacer un humilde sacer­
dote, animado únicamente por el espíritu de Jesucristo. Cómo y en dónde
haya tomado tuerzas el infatigable D. Bosco lo conocen ya todos, pero poquí­
simos saben qué celante cooperadora hubiese hallado para su caritativa em­
presa. en su óptima y querida madre. A llenar, pues, este vacío está destinado
el presente libro del Pbro. Dr. Sr. D. Lemoyne, en el cual de una manera
sencilla y amena pinta con vivos colores á la piadosa madre y á su bueno
y querido hijo D. Bosco. Las madres de fam ilia podrán ciertamente aprender
mucho con esta lectura, para educar bien á sus hijos y para sostener con
valor cristiano ciertas desgracias de familia. < No rica, dice el Autor, pero
con un corazón de oro ; no instruida en las ciencias profanas ; pero educada
en el Santo temor de Dios ; privada bien pronto del que debia ser su sostén,
pero segura con ia energia de su voluntad apoyada en el auxilio celeste, supo
llevar á cabo felizmente la misión que Dios Ntro. Señor le había confiado.
Es, pues, un libro hecho, no para quien se complace en las aventuras más ó
menos escandalosas de la mujer mundana, sino para cualquiera que anhela
saber en qué manera pueden hacerse gratos á Dios y útiles á la sociedad.
¡ Oh si todas las madres pudiesen hacer á ejemplo de M argarita,, de sus pro­
pios hijos otros tantos D. Bosco, podrían ciertamente considerarse afortuna­
das y dichosas !



20

-

ras obrar con prostesa en este asunto , cuando pa ra m i el m ila g ro más g ra n d e es que viva
yo esté m uerto, entonces haré que tnc lleven á a ún, estando tan destruido. ¡A id cono un vestido
tu c u a rto ! No te descuides, pues. Y otra vez: consumido por e l uso, e l cu a l, p a ra conservarlo
aú n p o r a lg ú n tiempo es preciso e n ce rra rlo en
— No me metas en un terreno a lq u ila d o.
Búscame un sitio en a lg u n a de nuestras casas. u n g u ardaropa. —
En efecto; en el año 1885 empezaba á caminar
É l fué quien quiso absolutamente que se con­
sagrase en el roes de mayo del año pasado, la con dificultad y poniéndose los brazos detrás de
la espalda, que le servían como do un contra­
iglesia del Sagrado Corazón en Roma, y cuando
se le dijo que faltaban aún trabajos que reque­ peso: en 1886, íbase doblando cada vez más, basta
el punto de tener que hacer uso de un bastón.
rían por lo menos un año, y le presemaron
además otras m il dificultades, 61, firm e en su En 1887 vióso obligado á apoyarse á alguien
para poder caminar, y finalmente en los dos ú lti­
parecer, resp'ondia: — No im p o rta ; la iglesia
mos dias que estuvo en pié, no siéndole posible
debe consagrarse en el mes de mayo. — Y dió
la razón de semejante insistencia, que ciertamente levantarse, quiso lo llevasen al comedor en un
sillón de ruedas con el fiu de estar hasta el
entonces no se entendió, diciendo al reienuo
Ecónomo: — P ro cu ra co n clu ir cuanto antes la
últim o instante en medio de los principales Su­
iglesia, si quieres que yo la vea, pues de lo
periores de la Sociedad. E l soldado veter.ano caía
contrario, me quedaré sin verla. — Estando en sin soltar las armas, puesto que áun en cama y
Tínnr* fué un dia á v is ita r á cierta comunidad
en medio de los más graves dolores, continuaba
religiosa y , cuando le pidieron su bendición, pensando, ordenando, aconsejando y proveyendo
respondió : — Sí, os la doy con ta l que me todo lo que podia ser ú til ó ventajoso al prójimo.
prometáis rog a r p o r m i después de m i muerte.
— Fué en esta ocasión que pedia al Sumo Pon­
tifice la indulgencia plenaria in a rtic u lo m ortis
Ultimos momentos de I). Hosco.
para él y para otros m uchos, que Ja ganarían
Desearíamos presentará nuestros Cooperadores
conformándose en todo con la voluntad de Dios.
Soliase hablar con frecuencia de su ju b ile o sa­ y Cooperadoras el cuadro e n te ro , en extremo
cerdotal, quo o cu rritía en el año 1801, y él entre­ conmovedor y edificante, de los últim os instantes
de nuestro queridísimo y carísimo D. BOSCO.
teníase también gustosamente con los amigos y
Pero como suponemos el vivo deseo (pues muchos
conocidos sobre este argumento, pero muchas veces
lo han manifestado ya por carta) de enterarse
dijo privadamente á sus auxiliares más íntim os:
— / Vosotros os a h ic in a is ! — Habiendo ido á minuciosamente de las palabras, sufrim ientos y
virtudes do tan amado amigo y p a d re , hemos
visita r á una piadosísima é insigne bienhechora
preparado el diario de todo lo sucedido en los
de las Obras Salesianas, que se hallaba en punto
dos últim os meses de su vida con aquella d ili­
de mnerte, le d ijo : — ¡ A h , señora Condesa!
Usted me fa lta á la p a la b ra ; ha!ñame prom e­ gencia y veracidad, que liemos considerado ser
un deber nuestro y una necesidad para todos los
tido regalar á los niños del O rato rio dos bcCooperadores.
eerritos p a ra que los comiesen alegremente el
Actualmente tenemos que recoger aún algunas
día de m i jubilee) sacerdotal, y no la ha cum ­
memorias bastante im portantes, por cuyo motivo
plido. Pues b ie n ; entonces también yo fa lta ré
d m i p a la b ra . — P o r ú ltim o , un ines antes de publicarémos dicha relación en el próxim o Bole­
tín. En éste hablaremos tan solo de su muerte
la Inmaculada, habiendo ido á consolar á un
y de todo lo referente á sus funerales.
sacerdote salesiano que se hallaba en el O ratorio
gravemente enfermo y al cual se le habían admi­
nistrado ya los últimos Sacramen'os, le d ijo :
31 de enero de 188S.
— A nim ate. No te toca á tí esta vez ; h ay otro
que debe ocupar tu puesto. — Dicho sacerdote
A las dos menos cuarto Don Bosco entra en
sanó, y D. Bosco fué el prim ero que m urió en agonía. D. Rúa pénese la estola y comienza de
casa y en la misma cama donde entonces estaba
nuevo las interrum pidas oraciones de los agoni­
el referido sacerdote, pues se cambió con la de zantes. Só llama aprisa á los demás Superiores
D. Bosco por ser la más manual para el servicio
y el aposento se llena "nseguida de unos treinta,
de los que lo cuidaban.
entre sacerdotes y acólitos. Todos se arrodillan.
Pero áun sin sus palabras, el continuo desfalle­ Llega Monseñor Caglierò al cual cedida por Don
cimiento de sus fuerzas era ‘ un aviso del no
Rúa la estola pasa á la derecha de Don Bosco.
lejano fin de sus dias. Si bien se ocupaba incan­ Luego acercándose á la cabecera del amado
sablemente en proyectar y llevar á cabo nuevos
Padre : — D. Bosco, le dice con voz sofocada
planes; asistía á todas las deliberaciones, leía y
por el dolor, estamos a q u í nosotros, sus hijos.
postilaba muchísimas de las cartas que recibía todos
Le pedimos perdón de todos los disgustos que
¡os días y por últim o tenía además la dirección por causa nuestra ha tenido que s u f r i r , y en
inmediata do toda la Sociedad Sa e.siana ; sin em­ prueba de perdón y p a te rn a l benevolencia digbargo hallábase en tal estado quo el célebre pro­ nesc darnos u n a vez más su bendición. Yo le
fesor de medicina de la Universidad de M ontpellier, ayudaré y pro n u n cia ré fa fó rm u la . — ¡Escena
Sr. Combal, visitándolo un dia con singular d ili­ conmovedora y en extremo dolorosa! T o jo s los
gencia en M arsella, so vió obligado á d e cir:
circunstantes inclinábanse reverentemente, y Don
— Refiéranse cosas m aravillosas de J). Bosco
Rúa, haciéndose no poca v i- veia en medio^do

i profundo devior, lovanta la mano derecha, ya
paralizada, de D. Bosco. é invoca la protección
|i» M arin A u xiliadora sobre los Salcsianos prev ntes como lamhien sobre los ausentes, esparcí*
,:«<s por toda la buz do la tie rra .
A las tres de la mafia na llegaba de Roma el
siguiente telegram a: — Santo P a d re otorga con
!odo corazón bendición apostólica á D. 1fosco
gravem ente enfermo. — Card. R a m po lla .
Monseñor había leido ya el Proficiscere. A las
i i\ 2 la campana de la iglesia de María A u x ilia ­
dora tañía el A ve M a ría , y todos los que estaban
en el aposento, rezaron el Angelus, i). Bonetti
susurró al oido de D. Bosco la jacu la to ria que
unos dias antes bahía repetido: — ¡ Viva M a r ía !
— La respiración fatigosa cesó, sucediéndo por
breves instantes otra un poco más lib re y tra n ­
quila. — ¡ D. Bosco muere ! — exclamó D. Bolmonte. Los que, por estar cansados, habíanse
sentado para reposar un poco, se aproxim aron
al locho..... tres respiros en breves intervalos
notaron aún.„.. ¡D. Bosco moría realm ente! Mon­
señor Caglierò, con la estola al c u e llo , pronun­
ciaba las siguientes ja cu la to ria s: — Jesús, José
7/ M a ría , os doy e l corazón y el a lm a m ía.
Jesús, José y M a ría , asistidme en m i ú ltim a
agonía. Jesús, José y M a ria , expire en vuestros
brazos en p a z e l a lm a m ía.
D. Rúa y los demás Superiores, Directores y
sacerdotes, formando como una corona, agoniza­
ban también de dolor, juntam ente con el padre,
que nos dejaba en la tie rra para volvernos á ve r
en el cielo. jD . Bosco había m u e rto !..... y Mon­
señor Caglierò entonaba suspirando el Subvenite
sancti Dei, o ccurrite a n g e li D om ini... suscipien­
tes a n im a m cius..... Suscipiat te C hristus q u i
vocavit te..... Y bendiciendo el sagrado cadáver,
rogaba á Dios por el eterno reposo de su alma.
La estola que tenia Monseñor fuó puesta al cuello
del venerado finado y en sus manos colocaron el
crucifijo que tantas veces había besado. Eran
la 4 y 45. E l contaba 72 años y 5 meses y medio
de edad.
Todos so arodillaron para rezar el D e p ro fu n •
dis, alternado de suspiros, llantos y sollozos.

Los despojos de Doti Bosco
expuestos en su aposento.
Este hállase, desde las iO de la mañana, com­
pletamente lleno de Salesianos, que ruegan d e rri­
tiéndose en lágrim as. Los niños, durante la Misa
de comunión, rezan el santo rosario,* á las 10
cántase solemnemente la Misa fúnebre y todas
las Misas privadas celóbranse en sufragio dol
alma do D. Busco. P o r la tarde se canta el oficio
de difuntos on la iglesia do María Auxiliadora.
A las diez de la mañana el S r. D. Antonio
Sala y el enfermero, asistidos, d irigidos y a yu­
dados por los médicos Sros. A lb c rto tti y Bonelli,
que quisieron hasta ol últim o instante testim oniar
»'l vivísim o amor que tenían al finado amigo, lav*iv " n su cuerpo, lo vistieron y después lo colo­

M

u m

n

caron sobro un sillón. E l fotógrafo Sr. Deasti y
el pintor Sr. R o llin i sacaron en esta posición la
fotografia. Habíanlo ya retratado cuando yacía aun
en su lecho de muerte, en la posición que tenia
cuando espiró. Se perm itió retra ta rlo porque
1"S Superiores no consintieron le sacasen el bajo
relieve, pues les era absolutamente imposible
obligarse á ve r enyesada la cara de su amadí­
simo Padre. P o r igual respeto no quisieron em­
balsamarlo. Uno de los mismos médicos había
dicho: — Hace y a muchos años que conozco á
D . Bosco; tengo tanto respeto á su cuerpo que
no me atrevería á p ro fa n a rlo con la embalsamacien. — A las dos de la tarde habíase difun­
dido por toda T u rin la dolorosa noticia de este
fallecim iento que produjo general y profunda
im presión. Muchas tiendas se cerraron poniendo
sobre la puerta el siguiente le tre ro : — Cerrado
p o r la m uerte de D . Bosco. — Infinidad de
personas, llenas de dolor y tristeza, acuden á la
portería y piden permiso para e n tra r y v e r los
despojos de D. Bosco. Debido al poco espacio
del lugar donde se halla expuesto, no se concede
sinó á las más conocidas.
E l cadáver, revestido con los ornamentos sa­
cerdotales , es decir, alba , estola y casulla mo­
rad a s, el crucifijo en las manos y la cabeza
cubierta con el bonete, estaba sentado en nn
silló n , colocado en un corredor detrás de la
capilla privada, donde en estos últim os tiempos
celebraba D. Bosco la santa Misa. N ingún linca­
miento de su rostro habíase aún alterado. Si no
fuese por el pálido color do la m uerte, que con­
trastaba con el morado de la ca su lla , diríase
que Don Bosco duerme plácidamente en medio
de una celestial vision. En aquel aposento entran
continuamente los amantes hijos de Don Bosco,
que, arrodillándose y rogando por el eterno re ­
poso de su alma, besan su mano reverentemente,
y se re tira n con los ojos inundados de lágrimas.
Numerosos sacerdotes y muchas distinguidas fa­
m ilia s de T u rin vienen también á verlo. A todos
parece que en realidad el difunto d uerm a, ca­
minan despacio, de p u n tilla s, y , arrodillándose,
besan la manos del cadáver, que parecían ser del
más puro alabastro. En tan sencillo aposento,
ninguno tiene te m o r, sino que todos quedan
poseídos de un sentimiento de reverencia y de­
voción. A las seis de la tarde vienen algunas
H ija s do M aría A uxiliadora para besar la mano
de su santo Fundador y Padre en nombre de
todas sus Hermanas. Hasta el anochecer no se
in te rru m p ió tan triste y numerosa peregrinación.
E ntre tanto cómpranse á m illares por las calles
de T u rin los diarios que anuncian la m uerte y
hablan de las obras maravillosas de Don Bosco,
llevadas á cabo en su larga y santa vida. Lo
mismo pasa con sus retratos y biograiías.
E l acreditado Conúei'c N azionale tuvo que hacer
tres ediciones, las cuales fueron agotadas en el
mismo d ia ; las primeras noticias de su muerte,
leíanse en alta voz por las principales calles y
plazas do la ciudad. En f iu , el nombre de Don
Bosco volaba de boca en boca, y muchos no po­
dían contener las lágrimas.



28

A las IO de la noche reunióse el Capítulo Su­
perior de la Sociedad Salesiana y prom etió , si
la Sraa. Virgen les obtenía la gracia do que la
Autoridad c iv il concediese enterrar á 1). Bosco
debajo de la iglesia de Maria A u x ilia d o ra , ó á
lo menos en nuestra Casa de Vaisalico, dar p rin ­
cipio eu este ano, ó lo más pronto posible, á los
trabajos de decoración del referido S a n tu a rio ,
c u ja obra deseaba vivamente el llorado D. Bosco
se llevase -á cabo, pues no hacía aún mucho
tiempo había dado órden para que se fuesen ha­
ciendo los estudios oportunos.

Anuncios de la muerte de Don Bosco.
E l M. R. Sr. D. M iguel Rúa, vicario de Don
Bosco, á pesar de su inmenso d o lo r, haciéndose
dueño, ante la idea del deber, de todo sentimiento
del alma, había inandado por telégrafo el tr is tí­
simo anuncio, prim ero al Padre Santo, luego al
Emmo. Cardenal Alimonda y despues á las Casas
de A m é ric a , In g la te rra , España, Francia y
Austria, asi como á algunos de los principales
¡J bienhechores. Además escribía y bacía im p rim ir
I la siguiente circu la r :
3
< A los Sa lesianos. H ija s de M a ria A u x i­
lia d o ra , Cooperadores y Cooperadoras :
n
> Cun el corazón angustiado, con los ojos inunI dados de lágrimas, con trém ula mano y sumer­
gido, en íiu, en un mar de tristeza j desconsuelo,
os comunico la noticia más dolorosa que j o baya
participado y pneda participar aún durante toda
m i vida : os bago saber que nuestro amadísimo
Padre en Jesucristo, nuestro Fundador, el amigo,
el consejero, el guia de nuestra vida, ha muerto.
¡ A j 1 palahra, que hiere el alma, traspasa el co­
razón de parte á parte, y es manantial do un
mar inmenso de lágrimas.
IB
* Das oraciones, privadas y públicas, elevadas
a al Cielo para obtener su conservación, lian dila■ tado por algún tiempo á nuestro corazón este
I fl golpe fatal, esta honda herida, esta llaga prol'unI disima ; pero no tuvieron fuerza suficiente para
O evitarlo cual hubiéramos deseado.
i ||
> Nada nos conforta en estos instantes si no
lili
pensar que así lo quiso D ios, el cual, siendo
infinitamente bueno, nada hace que no sea justo,
sabio y santo. P o r consiguiente, resignados, in c li­
nemos humilde y reverentemente -nuestra fronte
y adoremos sus altos é inescrutables designios.
> No creo por ahora necesario deciros cómo
D o n Bosco ha muerto cual muereií lo» jüMOS,
con una serenidad y calma inoxplibables, auxiliado
de todos los consuelos de la re lig ió n , bendecido
varias veces por el Vicario do Jesucristo, v is i­
tado con insigne piedad por prelados é inclitos
personajes eclesiásticos y seglares tanto de Italia
como del extrangero, asistido con amor filia l por
sus alumnos y tratado con singular afecto y pe­
ricia por los más célebres médicos. N i tampoco
os hablaré hoy de sus virtudes y obras, porquo
el tiempo apremia, y con el corazón lacerado so
resiste á escribir m i pluma.
* Os notifico solamente que, pocos dias hace,
D on Bosco dijo, que su obra no se menosca­



baría con su m uerte, porque ©fiaba t r aliado ln
bondad de Dios, protegida p>r la poderosa in ­
tercesión do M aria A uxiliadora, y so'lonidn o
la generosa caridad do los <ImperaJor^s y ( v a ­
poradoras, que continuaran siempre f r u n ­
ciéndola.
> P o r nuestra parto podrim os añadir que a b ri­
gamos las más grandes esperanzas de que bu de
ser asi, porque D o n BOSCO desdo lo alto de los
cielos, en donde esperamos fundadamente que lia
sido recibido entre arreboles de gloria, será ahora,
más que nunca, nuestro amorosísimo P a d re , j
cabe los augustos tronos de Jesucristo y de su
Madre Inm aculada, ejercerá con mayor eficacia
su caridad para con nosotros y derramará acá
en la tie rra con m ayor abundancia los celestiales
favores.
* Encargado de hacer sus veces, procuraré
por m i parte obrar lo m ejor que pueda,para sa­
tisfacer las esperanzas do todos. Ayudado con la
cooperación y consejos de mis hermanos, cierta­
mente la Sociedad de S. Francisco de Sales,
sostenida por el brazo de D io s , asistida por la
protección de María Auxiliadora, confortada con
la caridad de los beneméritos Cooperadores Salesianos, continuará las obras iniciadas por su
exim io y llorado F un d a d o r, especialmente las
pertenecientes á la enseñanza y educación de la
ju ve n tud pobre y abandonada y á las misiones
extranjeras.
» Un pensamiento aún. A ejemplo do nuestro
glorioso Patrono San Francisco de Sales, varias
veces B . Bosco, oyendo ó leyendo ciertas 'expre­
siones que algunas personas benévolas ju d ir i­
gían, manifestó el temor de que, después de su
muerte, creyendo no necesitaba sufragios, se le
dejase padecer en el Purgatorio. P or cuyo mo­
tivo , según su deseo, y por deber de f ilia l afecto,
recomiendo á todos se dignen hacer cuanto antes
fervorosas oraciones en sufragio de su alma, no
dudando quo el Señor, en su infinita providencia,
sabrá á quien aplicar su eficacia.
» Salesianos, H ijas de María Auxiliadora, Coo­
peradores y Cooperadoras, niños y niñas, con­
fiados á nuestro cuidado, no tcnomos ya á nuestro
querido Padre en la tie rra , pero lo veremos un
día en el cielo, si sabemos apreciar, en cuanto
valen, sus consejos, y seguimos fielmente sus
virtuosas huellas.
v No dudéis de que, á pesar de bailarme su­
mergido en el más profundo dolor y rodeado de
acerbísimas penas, soy
Vueslo a/)no. 'H erm ano y Am igo
M ig uel Rúa, Pbro.
N. El venerando D. Bosco pasó á m ejor vida
el dia 31 de enero á las 4 3¡4 do la mañana.
Los funerales tendrán lugar el jueves 2 do febrero
á las 9 i]2 do la mañana, en la iglesia de María
Auxiliadora, y el entierro á las 3 de la tardo del
mismo dia.
De estos anuncios mortuorios, mandados á todos
los Institutos de 1). Bosco, amigos y bienhecho­
res, so im prim ieron 53,00(1 copias, es. d e cir.
w m m

20
32,000 en iU lia n o , i 3.000 en francés y 8,000 en
castellano.
__

Los antiguos alumnos.
Despues de los S uperiores y de los que per­
tenecen á la fa m ilia salesiana, ninguno podia
se n tir más vivam ente tan tris te perdida como
aquellos quo I). Bosco había llamado á los p rin c i­
pios con el nombro de hijos. Los años no habían
borrado los antiguos afectos, como lo demuestra
la siguiente carta :

Comisión de los antiguos Alumnos del Ora­
to rio , en las demostraciones al Reverendo
Sr. D. Rosco.
LUCTUOSO ANUNCIO.
Turin. 31 de enero de 1888.
Q uerido A migo :
Do inmensa y tris tís im a desgracia acaban de
s r víctim as el O rato rio de San Francisco de
Sales y las numerosas Gasas de educación que
de él dependen. Su preclaro y virtuoso fundador,
e l fiel y verdadero amigo de h ju ve n tu d , ol grande
ó incansable apóstol do la re lig io n y de la ca ri­
dad, nuestro amadísimo padre I). Juan Bosco
j ha dejado de e x is tir ! Esta mañana á las 4,45
voló su hermosa alma al Señor, asistido y f o r ­
tificado con todos los a u xilio s de la R e ligion, y
bendecido varias veces p or el Santo Padre
Leon X m .
Si bien, desde hacía ya algún tiempo, preveía­
mos las irreparables consecuencias de su débil y
delicada s a lu d , sin e m b a rg o , ahora más que
nunca, sentimos la gravedad de tan tris te é ir r e ­
mediable pérdida. Y así lo atestiguan las lágrim as
de sus hijos, el dolor de sus amigos, el lla n to de
f a c iU u a u ......

En las últim as horas de su preciosísima e xis­
tencia, nosotros habíamos ido á besar al amado
Padre, por últim a vez, su hendida mano, y casi
á darlo en nombre de los antiguos alumnos el
ú ltim o adiós en esta v id a ; pero él ya no podia
hablar, su lengua se habia enmudecido, sus ojos
no reconocían á nadie. Hallábase al principio* de
la agonia. ¡Qué pena, qué angustia, cuando sali­
mos de aquel aposento, donde é l . tantas veces
nos había recibido con singulares m uestras' de
afecto y benevolencia!.... ¡Oh Don B o sco , Don
Bosco !.....
Querido amigo, ya Labes cuán grande era
nuestro deseo en fe s te ja r, dentro de no mucho
tiempo, las Bodas de Oro del Rdmo. Sr. D. Bosco,
cuyo deseo so lo habíamos manifestado on varias
ocasiones. P ero el Señor dispuso diversamente ;
hágase, pues, su santa voluntad. Sin embargo
¿no podríamos también ahora dar una prueba de
nuestro afecto y reconocimiento?
La Comisión de los antiguos alumnos del Ora­
to rio , en las demostraciones que hará á D. Bosco,
prèvio acuerdo con los Superiores do la Casa,
deliberó in v ita r á todos los compañeros, sacer­
dotes y seglares, residentes en T u rin y sus inm e­
diaciones, á tomar parto en la sepultura quo



tendrá lu g a r el jueves 2 de febrero á las 3 1[2
de la ta rd o , exhortándoles además se dignen
ofrecer una pequeña ofrenda para c u b rir los
gastos que so origina rá n en dicha sepultura, asi
como en los solemnísimos funerales que se harán
m uy pronto en la iglesia de M aría A u xiliad o ra .
Nuestra reunion tendrá lu g a r en el locutorio
grande del O rato rio . Se darán varias normas á
lin de proceder con m a yo r orden en el cortejo
fúnebre ; pero nosotros observaremos el orden
do antigüedad.
Creemos innecesarias las súplicas para moverte
á dar este últim o trib u to de am or y reconoci­
m iento á nuestro difunto Padre. Los amigos
lejanos podrán servirse de sellos de correos para
e n via r su ofrenda ; apenas se determ ine el dia
del funeral, tendremos el gusto de p a rticipártelo.
E n tre tanto dígnate elevar tus preces por el
eterno reposo del alma de nuestro nunca bastante
llorado D. Bosco, y recibe nuestros cordiales re
cuerdos.
P o r la Com isión:
C a r lo s G a s t ik l
M a te o A la s ia , secretario.

LA CAPILLA ARDIENTE.

Los niños alumnos.
Habíase preparado con colgaduras fúnebres la
p rim e ra iglesia in te rn a , dedicada á S. Francisco
de Sales, aquella hermosa y peqneñita iglesia
edificada por D. Bosco el año 1 S 5 0 , en la cual
habia continuado su apostolado de caridad . de
beneficencia y de amor para la ju v e n tu d pobre y
abandonada, comenzado en el año 1841. A llí
íuéron trasportados sus despojos, á las seis de la
mañana del dia I o de fe b re ro , con acompaña­
m iento de sacerdotes y acólitos que, con cirios
encendidos, entonaban el Miserere. E l S r. P. Juan
B o n e tti rezaba las oraciones del R itu a l y D. Sala
d irig ía tan im portante acto.
A la misma hora todas las personas del Ora­
to rio asistían on la iglesia de M aria A u xiliadora
á una Misa solemne de Requiem, celebrada por
e l D ire c to r del O ratorio f Sr. D. Domingo Beimonte, precedida del rezo del santo Rosario y
concluida con la Comunión general.
Después fueron á v is ita r los mortales despojos
de su grande y amado bienhechor. Las tinieblas
m atutinas extendíanse todavía por el oscuro am- j
biente, cubierto todo de cortinajes blancos y
negros que pendían sobro el a lta r m ayor. Detrás
erguíase una cruz blanca , que fué del finado la
única esperanza en vida, y al pié de la cual co­
locáronlo sobro un tablado cubierto de tela negra. |
A su alrededor ardían muchos cirios. Hacia ya
más de tre in ta boras que habia espirado, y en
su rostro no so veia aún ninguna de aquellas
señales que suele im p rim ir la muerte.
T urbas do niños entraban continuamente p re ­
surosos y tristes en aquel luctuoso lugar, y con
sin par ternura fijaban sus lagrimosos ojos allá
en lo alto, doude á manera de uno que tranquila

30



v dulcemente duerme, con la cabeza indinada
hacia la parto izquierda, con semblante sereno,
calmo y casi sonriéndose, con los ojos seraneen ados y fijos en el santo Crucifijo, que estrechaba
entre sus manos, reposaba Don Bosco.
¡E ra
.nuestro Padre! - repelían concordemente aquellos
miles do corazones con inmensa tristeza. ¡ Cuantos
recuerdos, cuán suaves palpitaciones, cuantos y
cuán tiernos pensamientos agitaban la mente y
corazón de los- hijos de Don Bosco en aquel
instante !
Acostumbrados con singular g ratitud los antiguos
alumnos, á conocer las peripecias de la vida ma­
ravillosa de Don Bosco, los presentes, ante aquel
acto de piedad filia l, recordaban cuánto , entre
aquellos muros desadornados, Labia trabajado su
amado Padre durante muchos años con caridad
I y perseverancia incesantes. Imaginábanse verlo
aún adaptándose, tanto á los humildes como á los
más difíciles oficios, par:.
religiosa, intelectual y material de sus hijos, y
venciendo no pequeños obstáculos con aquella
calma y serenidad con que ahora reposaba desI pues de medio siglo de trabajos y fatigas. E n tre
I aquellos muros habia concebido el plan, efectuán­
dolo, de muchas obras maravillosas y m últiples
instituciones, que actualmente bállanse esparcidas
poi toiio ei mundo. Bestie el pùlpito de aquella
pequeñita iglesia, donde predicó constantemente
desde el año 1850 hasta el 1868, parecía oírse
aún su poderosa palabra que conmovía al cora­
zón más duro, animaba al bien, y obligaba á hacer
generosos y firmes propósitos á las turbas infan­
tiles que le escuchaban. Parecía que ocupaba aún
su confesonario detrás del a ltar m a y o r, y ve r
todos los dias arrodillados á su alrededor á cen­
tenares de niños, que á él, y solo á é l, querían
confiar todos sus secretos. ¿Quién podrá enu­
merar los miles y miles que resucitó á la gracia
de Dios con su prudente, afectuosa y celestial
I caridad? Sí, aquella mañana, su fa lta , era para
todos en extremo dolorosa, y una fuerza in te rio r
nos impelía á acercarnos á él y decirle al oido
la última palabra, como si pudiese escucharnos.
Estaba sentado sobre aquel a ltar donde celebró
por tantos años el santo sacrificio de la Misa .
con aquella devoción tan sencilla al par que pro­
funda, tan tierna sin que al exterior apareciese
nadd de extraordinario, tan llena de confianza
que todo obtenía.
Pero los más antiguos de la casa recordaban
también, como testigos que fueron de e llo , lo
que el número 6 del B o lle ttin o Salesiano del
ano 1881 narraba. Una vez Don Bosco, por el
ano 1818, hallándose con muchos niños sobre un
monton de tierra, díjoles con acento profètico :
“ Un d ia en este mismo s itio , se elevará el
a lta r de una ig U tia , m uy cerca de la cu a l
vosotros recibiréis la sagrada Comunión y can*
ta ra s las alabanzas del Señor. Estas palabras
pocos anos despues, se habían realizado, y ahora*
en aquel mismo sitio comparecía I). Bosco muerto
pero también rodeado de sus niños.
Dijo bien el Corriere Nazionale de T u rin •
Mentíamos toda la grandeza de aquel hombro

poderoso como un soberano, '" ’n»’!.
>i
V icente de Paul, dulce como mi 1 i.n» (
d0
Sales, pío como un Al tonno »:■ Ja w . . ’ Se •' nLia
en aquel luto profumici poi* larumm p ^ rd iiK una
sola necesidad, un único alivie*, y era la or. non.
P o r cuyo m otivo, divididos por clases y talleros,
los niños .alternaban durante todo el dia yendo
á postrarse á los pies del a ltar de M a lia A u x i­
liadora, y a llí rezaban, con singular devoción, el
santo Rosario.
A las 5 de la tarde reunióse toda la comu­
nidad en el referido Santuario y cantó solemne­
mente el oficio de difuntos. Cierto que si
testim onio de las virtudes del finado movia a
ro g a r con indecible fe rvo r por su eterno descanso,
movía asimismo á encomendarse á él, suplicán­
dole se dignase derram ar desde la g lo ria abun­
dantes bendiciones sobre el In s titu to y sobre los
individuos que tanto había amado',‘m ientras vivió
cr. crie mundo.

E l pueblo.
La referida iglesia de S. Francisco do Sales
abrióse al público á las ocho de la mañana. Parecía
que todo T u rin había venido al O ratorio á visitar
los despojos de I). Bosco. P o r la plaza 9Llano y
toda la larguísim a carrera R egina Jl ' Iterila
era un continuo i r y ve n ir de gente
todas
clases y condiciones. La plaza do Mar. i A u xilia ­
dora estuvo todo ol día llena de carruajes. —
¡Vam os á Don Bosco! — decíanse unos á otros.
E l pueblo, siempre eficaz y conciso en sus juicios,
como ya en un tiempo bautizaba con ei noyibre
de Cottolengo (por ser su fundador) á aquel
conjunto de instituciones caritativas que se elevan
al lado de los Institutos Salesianos, puso también,
al b a rrio que éstos ocupan, el nombre do Don
Bosco. Y dice bien, porque esta iglesia — ora­
to rio — escuela —: oficina — hospicio — asilo
— todas estas instituciones reunidas en una sola,
no pueden tener otro nombre que el del hombre
que concebía y desarrollaba el plan. ¡D . Bosco
y el Cottolengo! Dos hombres que form an una
h isto ria de beneficencias incomparables al propio
tiempo que de heróicos sacrificios.
E l gentío iba aumentando poco á poco. En la
plaza había algunos hombres que vendían miles
y miles de ejemplares de los diarios U n ità Cab
to lica y Corriere N a zionale, ios cuales hablaban
de D. Bosco y estaban adornados con su retrato.
Aquella muchedumbre de personas, aquel m ovi­
m iento continuo, aquel afan y deseo de v e r, la
expontaneidad del dolor, la abundancia de lá g ri­
mas, todo el conjunto, en fin, formaban un ver­
dadero prodigio. Los diarios dijeron que las per­
sonas que vinieron á v is ita r los despojos fueron
más de cuarenta m il.
Habiendo el Excmo. Sr. V o li, alcalde de está
capital, previsto tanta afluencia, dignóse escribir
una atentísima carta á los Superiores del Ora­
torio, poniendo á su disposición los guardias mu­
nicipales, á fin do conservar ol orden dentro y f
fuera do la iglesia. Y en estos tres días el sor
rieio que dichos municipales prestaron file

r

r



D. JUAN BOSCO, PBRO-,
NACIÓ EN CASTEL NUOVO D’ASTI

EL 15 DE AGOSTO DE 18 1.5.

Falleció on Turili (llnlia) ol :ìl ilo Knoro ilo ISSS.
n m n e CCO.MT.IBI cm CI

Pili cr,m SAIFSIANO

Of LAS MISIONES EXTRANJERAS EN VALSAUCE. AfUfHAS

DE TUHN

.

— M —
A l anochecer fueron cerradas las puertas de
;;t»lo nuperior á cualquier elogio, sí quo lam*
la iglesia, deques do conseguir con gran trabajo
B ju-opi'1 lio hombro» do corazón quo cumplían
que se retirára la gente. A las nueve tuvieron
'"m isión do caridad.
que abrirse do nuovo para p e rm itir la entrada
y d e n tiu del O ratorio ¿qué e» lo que
á las muellísimas personas que acababan de lle ­
I-Iii los bancos que rodean el presbiterio
gar do varios puntos del Piamente y de la Lom ­
' la iglesia do S. Francisco do Sales, bállanse
bardia, con el exclusivo fin de ver, por última
Minos sacerdotes quo salmodian en tono bajo
vez, los despojos mortales del preclaro Fundador.
’ dsterioso e! oficio de difuntos. A los sacerdotes
No pueden contarse los que desearon visita r
¿j oratorio únenso los de la ciudad y á éstos
Empaña también en la tris te plegaria el Cloro
el aposento de Don Bosco, pero no todos lo con­
i I ¿ottolengo, mandado por el dignísimo Supesiguieron por falta de tiempo.
jor ,io la P iccola Cam, Sr. Bosso. En los altares
También la iglesia de M aría Auxiliadora estuvo
atórales celébranse sin interrupción las Misas
durante todo el día llena de personas, que ve­
nían á rogar por Don Bosco, y especialmente en
-xpiatorias basta medio día. En Jos pocos bancos
la hora de la bendición q u e , con con el Santí­
Clocados en el centro de la iglesia, están los vesimo Sacramento se daba á las 7 i[2 d e la tarde.
eranos del O ra to rio , que no pueden separarse
Un parte te legráfico, procedente de Genova,
e aquel lugar.
mandado por el Emmo. S r Cardenal Alimonda,
En tanto obsérvase un continuo andar j venir
¡,".tnrr fL á los conmovedores sucesos de este dia
o gente, que entrando por la puerta que da á
tan trió te y doloroso. Dicho Emmo. Cardenal ma­
a calla Cabelle, sale por la principal del O ra­
nifestaba su vivísim o deseo de ve n ir á T a rín al
torio. Por los vastos patios, donde recréansc todia siguiente. Pero no era posible que, las con­
os los dias los niños, con dificultad se puede
diciones de su ánimo angustiado por la pérdida
asar. En algunos momentos del día pudiéronse
del amado amigo, le permetiesen tom ar parte en
otar las diversas clases de los visitadores. P or
a mañana, basta las diez, era el pequeño co­ la sepultura.
ercio que venia á saludarlos despojos del ilus­
tro iinado. A ias unto éujpc¿coúü « llega i iub
E l adiós de los bijosoches de varias católicas y distinguidas famiE n íre todas las funciones que durante 3icbos
ias. Desde las dos en adelante el gran comer­
io, un número considerable do empleados y mu­ dias tuvieron lu g a r en el O ratorio, do h a y duda
chas otras personas trabajadores en diversos
que la más tie rn a , cordial y conmovedora fué la
ramos.
del ú ltim o adiós que los hijos daban con el co­
La concurrencia, pues, era verdaderamente in ­
razón sumido en el más profundo d o lo r, á su
mensa y la iglesia estaba llena de bote en bolo.
amado é inolvidable Padre D. Bosco.
Ricos y pobres, potentados y plebeyos, y muy
Eran las 9 de la noche cuando todos los niños
ppiticularmeuto la ju ve n tu d ,.lo s obreros y niños
del O ratorio so reunieron en la iglesia donde,
acudieron á ren d ir trib u to de admiración y re ­
en actitud plácida y tranquila, se hallaba espuesto
conocimiento ante el cadáver del que en vida
el cadáver, y , a rro d illa d o s, rezaron las preces
supo sor verdadero apóstol do la juventud pobre
que el venerando difunto habíales enseñado.
v abandonada. Todos acercábanse con reverente
Los ojos y corazones de todos estaban lijo s y
piedad y querían besar la mano á Don Bosco,
como extáticos contemplando aquella dulce cuanto
poro Ja balaustrada lo impedía. Muchos llamaban
sencilla figura. ¡Qué de recuerdos! ¡cuánta te r­
a algunos de los sacerdotes que allí se bailaban
n u ra ! ¡cuanto d o lo r! Concluidas las oraciones, y
y ics daban medallas, im agines, estampas, codespues de un breve é imponente silencio, se
pañuelos, libros de devoción y otros
levantó el Udo. Don Juan Francesia. para d irig ir
°W °s piadosos para que so dignasen tocarlos
á los circunstantes palabras que arrancaban lá­
P'"1 breves instantes á qaellas sagradas manos.
grim as de ternura y de amor,
t? r .todas partes se llo ra y todos salen de la
— ¡Ved a llí, decía, á nuestro amado padre con
Kiesia Henos do conmoción. Hemos visto á boniaquella calma, aquella tranquilidad, aquella son­
"es dé elevada inteligencia y de no comunes
risa que se transparent» en sus labios! Parece
j endas, pasar por delante dol cadáver inclinánque quiere hablaros y vosotros casi esperáis que
kl
cabeza y pronunciando la s . siguentes pa- se Jo vanto y os d ir ija la palabra. ¿No es ver­
t raS; — ¡Es un santo! — Hubo corazones gedad? Pero él por desgracia no puede ya daros
que en esto instante tuvieron la heraquellos santos consejos quo tantas veces nos dié.
*‘USa idea de socorrer á los huorfanitos de Don
P o r esto los Superiores me han mandado á mi
hj,‘Sc.n- y entre los varios actos de señalada ca¡i hacer sus veces. Poro ¿y qué os diré yo desde
-,J‘ es digno de p a rticu la r mención un hilioto
este lu g a r donde Don Bosco hizo tanto por vo­
.a tin o cerrado, con adjunta limosna, eu un sosotros? N o haré más que repetiros las últimas
* y colocado entre los pliegues do los ornnpalabras que él mismo os d irig ió . Habiéndole,
p u e s, preguntado qué recuerdo quería dejar á
j j 1(>s del cadáver con oslas palabras: — ¡Que^ Bon Bosco, niegue por m i!
sus niños, respondió: P ile s que los espero d to ­
Ibi aa c®toP de la tarde, como la concurrencia
dos en el Paraíso.
En la iglesia reinaba un recogimiento tan
¡^aum entando cada voz más, se tuvo que a b rir
FTUert* p rincipa l del O ratorio, ¿i fin do o v ita r
granuo, tan intim o, tan profundo, que m aterial­
■Vv>1' confusion.
mente se oía la respiración afanosa de aquellos

pobres niños, á quienes Don Bosco, en medio do
ia serenidad de la muerte, parecía bendecir para
siempre.
Dado aviso á cada sección para que se retirase
á su respectivo d o rm ito rio , con dificultad pudo
conseguirse, pues todos se hallaban como inmo­
bles y con los ojos inundados de lágrimas, con­
templando por última vez á tan grande y amado
bienhechor.

Carta del Eninto. Cardenal Alim onia.

gente. En la callo Cotlolengo, agentes do policía
esfuérzanse en poner un dique .i tan numerosa » g
y extraordinaria concurrencia. Adornas procuran fej
a b rir paso á los amigos de Don Bosco, ú los
Cooperadores y Cooperadoras do su Obra. Los
coches vensc obligados A pararse á cierta dis­
tancia del Oratorio.
Sobre la puerta del santuario, adornada con
cortinajes de lu t o , so leen en hermoso cuadro
estas sencillas palabras con caracteres cubitales :
A DON

BOSCO

PREGANO I.A DACE B E I GIUSTI

A m itigar nuestro dolor llegaba ia pi eciosisima
caria de nuestro queridísimo Arzobispo, que ainaba en extremo á Don Bosco, quien no dejaba
de corresponderle con igual amor y veneración.

1 SUOI F IG L I
DO LENTI.

A Don Bosco desean la paz de los ju sto s sus
a flig id o s hijos.
M r r R do. t querido D. R ú a :
En el p rim e r patio del O ratorio se ve un
Creo in ú til decirle cuán amarga me haya sido considerable número do señores con sn cartera
do viaje, y un poco más adelanto á muchos sa­
la noticia que Yd. se ha dignalo comunicarme
telegráficamente. M i venerado y querido D. Juan cerdotes mezclados con los Salesianos. Los p ri­
meros son Il’i'ancoses, do 1
no lia querido esperarme, para que, siquiera una
voz más, pudiese besar sn sagrada mano y re ­ llegado en el tre n do Modali y Susa, otros son b r i
comendarme á su protección ante el trono de peregrinos reción llegados á Genova, con muchos g ^
de Suiza <5 Irlanda, de regreso do liorna, los cua.j
Dios. ¡Conformémonos con su santa voluntad!
I)oy, pues, á Y d ., y por su medio, á leda la los interrum pen su itin e ra rio para ve n ir á tomar p l
Congregación Salesiana, mi más sentido pesáme, parte en la sepultura do Don Rosco. Los segúny al p ro p io tiempo prometo u n ir uiis oraciones dos .pertenecen al clero turines que vienen »
mezclar sus lágrimas con las do los Salesianos, PS
á la« q u e , en todas partes de Ita lia y de todo
en cuyo
"
1
•• .!,,
ro í
el mundo, se ofrecerán por el cierno reposo del
L a parte do la iglesia reservada ni público
1 alma preciosa de sn Fundador, si bien tenemos
está toda ocupada desde las primeras horas de
poderosas razones para creer qne habrá recibido
la mañana. En m edio, y precisamente bajo la
. ya la palma de sns virtudes é inmensas fatigas
gran cú p u la , elévase el catafalco, sobre el cual
' per la gloria de Dios.
pende un magnífico pabellón blanco y negro. En
Le abrazo en el Sefior, m i querido Don Rúa,
y beudigo i Yd. y á sus norm anos, repitióu- el retablo del altar mayor, todo cubierto de ne­
gro, destaca una gran cruz de plata. A l lado del
I dome
Evangelio está la cátedra episcopal, cubierta tam­
Sayo nfmo. en J C..
bién de negro, poro sin baldaquino. Tan fúnebre
-> Cayetano , Card. Arzob. aparato causa en los ánimos triste y luctuosa
Genova, a. Francisco d 'A lbu lo
impresión.
31 de Enero de 1888.
E l silencio es profundísimo. Oycso afuera un
vago ru m o r; os el gentío inmenso que en vano
intenta e ntrar en la iglesia ; sin embargo, no se
Las honras fúnebres.
dan gritos ni acontece el más mínimo dosórden. La
Durante toda la noche habían velado tan que­ puerta principal de la iglesa está abierta de par
ridos despojos mortales, algunos sacerdotes, acó­ on pa r; desdo dentro véso la plaza llena de per­
litos y coadjutores salesianos. A l amanecer del
sonas qne, gon devoción y recogimiento indes­
dia 2 de Febrero, depónosc el cadáver en la t r i­ crib ib le s, asisten al santo sacrificio do la Misa
ple caja m ortuoria, revestido con sus ornamen­ que so celebra en varios altares do la iglesia, jp
tos sagrados. La primera caja es do madera de Los bancos que rodean el catafalco van Hernán- ' J
encina, con adornos de bronce dorado. Sobro la
doso de muchos in vita d o s, gran número do se­
tapa posa una hermosa cruz. La segunda es de ñoras ó Hijas do María Auxiliadora.
plomo y la tercera está forrada con seda ama
Ya el lúgubre sonido de- h campana anuncia
n lla y adornada con borlitas azules.
el imponente acto quo va á toner lugar. De re ­
Se habría debido cerrar y sellar definitiva­
pente óyese el melancólico al par quo dulco y
mente el ataúd , pero se hizo tan solo do un suave canto de los salmos del real Profeta. Se
modo provisional a fin de proporcionar el con­ abro una puerta lateral y pálido rosplctidor nsuelo de ve r por últim a vez á tan amado Padre,
trao hacia aquella parte las miradas do todos los
á muchos do nnestros hermanos, entro los cuales circunstantes. Consideratilo número do niños, re ­
á algnnts Directores do las casas do Francia que vestidos con sotana y roquete, aparecen con sus
debían llegar m uy pronto.
cirios encendidos. Detrás ¿quién viene? ¡ AL ! el
A las S i¡2 la carrera Urgiría M argherita,
padro do tantos pobrecitos huérfanos, ¡D. Bosco !
que desde la plaza M ila n o va á dar á la de que ropos» en un ataúd, colocado sobro los liomMaría Auxiliadora, está completamente liona de bros do ocho saeordotos salesianos, quienes, lio- J ,



33

..indo al c.Unf.iloo, lo deponon con indecible ve¡ n,•radon y re.spulo.
Son las nuove y media. Seis cirios arden en
(
a lia r ma.vor y algunos cenlonaroa de velas
'A rodean el catafalco, adornado con el escudo de
ó la Congregación Salesiana , y muchas coronas
'■') colocadas por la piedad de los fieles.
,
So adelanta el Clero ordenadamente; por úl1 timo viene el lim o . Sr. Don Juan C a g lie rò, revestido con los hábiles sacerdotales y la m itra
!4 blanca en la cabeza. La congoja de este venerando Apóstol de la Patagonia , se Iransparenta
oí. Su iuclinoolieo i eoli o y parece que va repi■s tiendo entre sus oraciones / También yo he per¡ja dido a l p a d re !
í Apénas la orquesta bubo entonado el Requiem ,
fi] los ojos de todos se inundaron de lágrimas.
¡O lí Monseñor Caglierò! Cuando en la flo r de
' tus años escribías la notas do esta Misa fúnebre
' tan solemne, conmovedora, artística, no pensabas
Ì ciertamente que algún día sería cantada, estando
M iW
»I
- —V—..yv w
;.,J turno del alma do tu anuido Don Bosco. Los mis'.'•d mos cantores sentían la fuerza do tus afectos,
; y las notas salían claramente de sus pedios, uiezdadas con sollozos y abundantes lágrim as.
A las 11 1¡2 terminaba el L ib é ra m e , Lam ine.
ü na idea singular embargó nuestra monte du­
la rante ol tiempo del sagrado rito . Don Bosco,
* tolda ya algunos añnc
a] pedir i O t|Uü puui»x
1 ser ventajoso á la Sociedad por <51 fundada, solía
j repulir, como causa de su consecución, ol deseo
' ! de cantar e' N u n c d im ittis servum tu u m . Itoj mine, secundum verbum tu u m in pace; por lia , j bor dejado cumplida la fib ra que en Nombre del
■á Señor había emprendido. Pues b ie n ; su funeral
j tenía lu g a r precisamente el d ía , en que tantos
siglos hace, el N u n c d im ittis liahia sido cantado
por primera vez por el santo anciano Simeón.

Pergamino colocado cu el ataúd
de Don Juan Hosco.
.
A las dos de la tarde, antes que los humanos
■'] despojos del Sr. Don Juan Bosco so co rra ’ son definitivamente en la caja m urtuoria, auto
la presencia de los Sres. doctores D. Juan A lbertotti y D. Tomás Bcstentc, se dió lectura, y
despues se m olió dentro do una redomita de v i­
drio, á 1? siguiente declaración verbal, firmada
por los dos mencionados módicos y varios Su­
periores do Salesianos, testigos oculares del
hecho. La rodomita con el pergamino fueron co­
locados m uy corca de los pies do los roforidos
despojos.
« Los infrascritos dan ib quo on esto ataúd
están depositados los despojos humanos del sa­
cerdote Don Juan Bosco, fundador de la Congre‘íj Bacimi de S. Francisco do Sales, de las H ijas do
j Marla Auxiliadora y de los Cooperadores y Coo­
peradoras Salesiano’s. Nació oa Caslolnuovo'd'Asti
<■'1 día 15 de Agosto del año 1815 do Francisco
.V de M argarita Occhione, y m urió á consecuen­
cia do una consunción lenta do la móduLa espinal,
aeran resulta do! certificado que so eutregó en el



Ayuntamiento, firmado por el módico Sr. Alberto tti, que lo asistió durante su enfermedad, en
T u rin , en el O ratorio de S. Francisco de Sales,
el 31 de Enero de 1888, á las 4 3|4 de la ma­
ñana, pocos minutos despues del toque del Ave
M a ría , que pareció ser la voz de la V irgen A u ­
xiliadora que lo llamaba al c ie lo , al fin del I X
año del glorioso pontificado del sapientísimo Papa
Loon X I I I , gobernando el Arzobispado de T u rin
el Emmo. Cardenal Sr. D. Cayetano Alimonda y
reinando Um berto I de Saboya, nuestro Soberano.
— De las obras, caridad y celo adm irables,
de las varias instituciones, de las gTaudes y heróicas virtudes, de la vida de este ilu stre Finado
y del llanto general qne su m uerte excitó entre
el pueblo, hablará á su tiempo la historia.
> E l cadáver viste sotana y está revestido de
los sagrados ornamentos morados, como en acto
de celebrar la santa Misa. En el fé re tro , ju n ta ­
mente con este pergamino, dentro de un estudie
de v id r io , hay también tres'm edallas de María
A -lll.-A ,;;., y otra de plata conmemorativa del
Jubileo sacerdotal de Leon X I I I .
» Huesos dolorosamente llorados y regados con
tantas lágrimas, reposad en paz hasta el día en
que el sonido de la angélica trompeta os llamará
también á la g loria eterna, y el espirita, que ya
os a n im ó , nos sea propicio desde lo alto de los
cielos, donde fundadamente esperamos se baile
&_
— . - -- —
ifiu a y de M aría , que
tanto amó, y en la cual tn vo siempre la ma­
y o r confianza.
Turin, 2 de Febrero de 1S88. >
(Siguen tas firm as).
P o r la ú ltim a vez, los pocos que tomaron parto
en esta triste cerem onia, contemplaron aquellos
venerandos restos y besaron la mano que estaba
aún enteramente flexible. Despues lo cubrieron
reverentemente.
Adiós, santos despojos de Don Basco, vosotros
desaparecéis para siempre. Con vos desaparece
el astro de la beneficencia, el apóstol de la ju ­
ventud, el áncora de la niñez dsvalida. el padre
del pueblo. Con vos se sepultan aquella mirada
dulcísima qno convertía , aquella voz armoniosa
que, hablando, evangelizaba, aquella mano que,
alzándose, bendecía, aquellos pies que, caminando,
evangelizaban la paz.
Adiós, despojos venerandos. Vosotros bajais al
sopulcro, pero á nosotros nos queda la grande
alma de Don Bosco presente en sus institutos,
viva y patente en sus admirables ejemplos.

E l entierroLos concurrentes comenzaron i ocupar las ca­
llos y plazas que rodoan la iglesia de Maria Au­
xiliadora , á las dos y media de la tarde. Los
tranvías se tomaban por asalto; los carruajes
particulares y de alquiler conducían m ultitu d de
personas al lugar de la sepultura. Desde el me­
dio dia, como ya hornos dicho, muchas tiendas
cerraron sus puertas en señal del lu t o , y á la



tres se suspendieron los trabajos en muchas fá­
bricas y talleres.
¿Quién sabe cuántas personas asistieron á este
funeral, al cual no hay ninguno quo compararse
pueda? Dirémos cien m il, pero quizá eran más.
Por todo lo largo de las calles Cuttolengo, P r in ­
cipe Oddone, Regina M a rg h e rita y A ríos lo, dos
largas y anchas filas de personas esperaban el
cortejo que se movía lentamente. Todos los bal­
cones estaban también llenos de gente ; sobre los
árboles, carros y faroles veíanso á aquellos v i­
vaces hyos del pueblo que de todo saben hacer
algazara, y que sin embargo, en el solemne re ­
cogimiento de aquel a cto , observaban una con­
ducta en extrem o reverente y respetuosa.
Don Bosco, en una memoria suya manuscrita,
recomendaba la modestia de los funerales, si bien
manifestaba el deseo de que sus hijos acompa­
ñasen sus despojos hasta la ú ltim a morada. Pero
¿acaso era necesario im poner ta l deseo á cora­
zones que rebosaban de afecto?
A las tres y media empezó á desfilar el cor­
tejo, compuesto de más de cinco m il personas.
Caminaban delante las H ija s de M aria de las
parroquias de San Donato y San Joaquín, segui­
das de algunas Hermanas, educandas del In stitu to
de Sta. T eresa, en C h ie r i, y varias niñas do
los O ratorios festivos. Iban luego en gran número
Cooperadores y Cooperadoras de la Congregación
S alesiana. entre las cuales habla mujeres del
,.n* bb>. as-v iadas i on las más altas clases 011 tan
;'i*i brìo y general trib u to de veneración. Seguían
> alumnos dei O ra to rio Salesiano y de la casa
•ie S ji Juan E va n g e lista , divididos, por clases
¡■'•2 t*?M liantes, y por talleres los artesanos ; luego
los coadjutores de otras Casas Salesianas y los
antiguo-» alumnos de Don Bosco. E n tre estos ú l­
timos veíanse cated ra l icos , periodistas, músicos,
n» estro*, escritores, artistas, mayordomos de fá­
b rica , en una palabra todas las clases sociales.
Era un verdadero y ju s to homeuuje de venera­
ción y gra títn d al hombro que á todos había
dado el pan de la inteligencia y del cuerpo , y
llevado por la senda del trabajo honrado y pro­
vechoso.
La banda del O rato rio Salesiano ejecutaba de
vez en cnandr» alfana marcha i ú"«bre, y osten­
taba su bandera enlutada.
Precedido del subdiácono con Cruz alzada y
cubierta con negro velo, venia el clero: los H r rnanos menores del Hospicio de S. Antonio, los
clérigos salesiaoos, numerosísimos sacerdotes co­
locados en órden, según su ancianidad, cuarenta
Párrocos de T u rin y pueblos inmediatos, varios
Canónigos y los Excmos. é limos. Sres. Caglierò
Obispo de M a g id o , Bertagna, Obispo de Cafarnaún, y Lelo, Obispo de Samaria, los cuales ves­
tían capa p luvial negra y m itra blanca, acom­
pañados de sus diáconos, subdiáconos y sacerdo­
tes asistentes.
Llevaban el fé re tro , en andas, ocho sacerdotes
salesianos. Varios Franceses é Italianos habían
solicitado este honor, pero los Sales i anos les
suplicaron no se ofendiesen si pretendían con­
servárselo integro. L a caja m ortuoria iba cu­

34



bierta con paño negro; encima llevaba las ins­
ignias sacerdotales y las iticdallns de oro do la
Asociación de Católicos de B a rcelona y do la
Sociedad Geográfica de Lgon, corporaciones que
so honraban , y m uy en pa rticu la r la prim era,
teniéndolo inscrito como socio do honor y m érito
por su grande Apostolado en favor de la j u ­
ventud.
A l pasar el féretro, todos descubríanse reve­
rentemente la cabeza, muchos so arrodillaban y
no pocos pronunciaban las palabras, m il veces
oidas en estos dias: — ¡E ra un santo!
A l lado del féretro algunos sacerdotes llevaban
las coronas de llo re s, ofrecidas por el Capitulo
Salesiano. Éste iba detrás de los despojos. P re ­
sidian los Rdos. D. M iguel Bua, Don Celestino
Durando y Don Antonio Sala, quienes en el sem­
blante demostraban su inmenso dolor. P o r ú l-‘
tim o seguían muchísimos sacerdotes,*• entre los
cuales una representación de la Curia Arzobispal
y o irá del renombrado Santuario de N tra. Señora
de la Consolata , los sacerdotes do la Compañía
de Sto. Tomás, crecido número de seminaristas,
los representantes de todas las órdenes religiosas
de T u rin , los del Co;^D.v» ou ios A r tig ia n e lli y
de la prensa, es decir, de varios diarios de T u­
rin , M ilán,• Genova, Boma, lvrea. etc.; el Exorno.
Sr. Conde de Vianeino , presidente de la Obra
de los Congresos Católicos; los representantes
de la Union Conservadora ; otros ilustres y dis­
tinguidos señores ; el Consejo Central de la
Union Católica obrera do T u rin con bandera, la
Union de los Aspirantes Obreros Católicos con
pendón, la Juventud Católica con su estandarte,
la Union del Coraggio C a tto lic o , los represen­
tantes de muchas sociedades católicas forasteras,
entre las cuales recordamos las de Saluggia,
C h ie ri, Orbassano, Asti, Santcna y Nizza Mon­
ferrato. Diez banderas enlutadas ondeaban sobro
aquella espesa retaguardia, que marchaba ocu­
pando todo lo ancho de la calle y extendiéndose
desde un puente del fe rro -c a rril, hasta inmedia­
ciones del O ratorio. A honrar al grande educa­
dor de la ju ve n tu d vinieron también ilustres
profesores y beneméritos directores de varios
institutos. Hallábanse entre ellos el lid o . Doctor
Sr. Don José Parato, rector dol f> W ¡ n
nal, y el Excmo. Comendador Sr. D. Juan Scavia.
E n tre los representantes extrangeros nos vie­
nen señalados: el S r Don Luis Barros y Mendez,
del M ovim iento Católico de C h ile ; el Sr. Don
Julio A u ll’r ay, de Ja Defense de Paris ; el Padre
.1. Bomauet, delegado por los profesores del P e tit
Sem inaire de Pont de Boauvoisin en Saboya.
N i tampoco aquí concluía el acompañamiento.
Todas la referidas rapresentaciones iban en me­
dio do dos largas illa s , compuestas de personas
de servicio, que vestían la libren de las p rin ci­
pales familias de T u rin , entro los cuales fig u ra ­
ban asimismo algunos alguaciles dol M unicipio?
por últim o seguían algunos cenlonares da perso­
nas devotas que, piadosamente, rezaban el sanio
Rosario.
Para poder formarse una idea do tan nume­
rosa concurrencia baste decir quo, después de



35



Imber recorrido los prim eros quo componían el
o r lq jo la distancia de tres kilóm etros, las ú lti­
Las exequias
mas personas no se habían movido aún de la
iglesia do María Auxiliadora.
E l pueblo es bueno y tiene corazón agrade­
Jamás presenció T u rin un concurso tan nume­ cido. Así lo demostró con la dignidad de su com­
portamiento.
roso como espontáneo. I). liosco h ijo del pueblo y
consagrado al pueblo, recibió de òste la más
Es verdad que el Excmo. Sr. F e rra ri y el
grande demostración que pueda imaginarse.
Comandante de los guardias municipales no des­
cuidaron medio alguno para mantener el órden ;
E l esplendor de este fúnebre acto no puede
ser comprendido sino se le considera en su misma
verdad es también q u e , digno de no pequeño
elogio, fué el servicio que dichos agentes pres­
sencillez. Todos los que á ól asistieron eran
hijos, alumnos ó admiradores de Don Bosco, im ­ taron sabiendo, con modales sumamente fino%
pelidos á prestarle tan penoso tr ib u to , no por contener y regular aquel numeroso público; pero
es asimismo verdad lo que ellos mismos decían
vimple obligación de reverencia ni para salvar
las apariencias sociales, sino por un inmenso de vez en cuando: ¿Es una cosa maravillosa! ni
siquiera hay lugar al mas miuimo inconveniente;
sentimiento de amor y gratitud.
E ra admirable y conmovedor el comporta­ basta una sola palabra para ser obedecidos. ¡Ah !
miento de ?quoUnc miles de nidos y jóvenes, que se ve que el afecto unido al deseo de que todo
iban por las calles con la cabeza descubierta, con procediese bien para honra del difunto, ba reu­
nido aquí al pueblo. Semejante asamblea, reu­
rostro melancólico y rezando cada cual sus ora­
nida con otros fines, no s ria tan fácil de domi­
ciones particulares. Su único pensamiento era
nar. — En efecto : apénas el féretro salió de la
Don Bosco, que llevaban trionfalm ente al eterno
uiM u iiiiiiiu u ue persouas e iiiru airopejiareposo.
daxneute en ella , con el fin de ocupar los p ri­
Y la verdad : no fuó sepultura, fué un triunfo.
meros puestos durante el tiempo de las exequias.
Llevaban á en to rra r los deppjos do aquel grande
Era uu jus{o deseo, y sin emhargo todos los
pero ó l — el amado I). Bosco — estaba más vivo
que nunca en la veneración de da m ultitu d , en referidos fieles obedecieron con prontitud admi­
el obsequio á su memoria, en la grandeza de sus rable á la invitación que los guarJias hicieron
de que saliesen.
instituciones. Aquel muerto sobrevive en miles
El espectáculo que ofrecia la vuelta del féretro
y miles de sac. rdotes, religiosas, nines, obreros,
á- la iglesia fué imponente é indescribible. Van
que continuarán las tradiciones do sus virtudes
á dar las seis. La plaza está llena de ge te basta
evangélicas.
la carrera Regina M a rg h e rita . P or la larguí­
Los cantos fúnebres no tenían tampoco aquel
acento tris te y melancólico que conturba el co­ sima calle CoUolengo tampoco se puede pasar.
E l a trio de la iglesia hállase enteriinente libre
razón, y mueve a l lla n to ; aquellas notas subían
y en él colócanse los niños del O ra to rio , for­
por los aires limpidas y suaves, entre los rayos
mando semicírculo. En medio hay dos tilas de
del sol refulgente , y volvían dulcemente al co­
hombres con cirios encendidos. Entran en la ig le ­
razón de todos, bajo la certeza de q u e , aquella
sia las Hijas de María, vestidas de blanco, colo­
alma, gozaba ya en el cielo el triu n fo que sobre
cándose en la capilla de la derecha; el clero va
la tie rra le rendía la piedad de los vivientes.
E n efecto; un señor de aspecto noble y gene­ adelante hasta el altar mayor, formando dos lar­
guísimas fila s , que se duplican por cada lado,
roso, aproximóse á un sacerdote salesiano y lo
alrededor d e l catafalco.
preguntó :
Apénas dan vuelta al féretro para entrar en
— »Me hace Vd. el favor de decir que es
la iglesia, la música del Oratorio, puesta al frente,
esto?
ejecuta
una marcha lúnebre; las campanas tañen
— ¡ Es el funeral de un sacerdote!
con sonido triste y melancólico: á pesar de todo,
— ¿Cómo? ¿un funeral? No señor, diga Vd.
tan lúgubre armonia y lastimoso acento apénas
más bien una apoteosis.
se sienten , porque el corazón está en extremo
— No be creído necesario decírselo á V d., si
impresionado con el espectáculo extraordinario
bieu se me ha ocurrido.
Una hermosísima escena acaecía en la calle de que contempla. La iglesia hállase preciosamente
iluminada ; parece que ha desaparecido por com­
A riosto, delante de la estatua del venerable Got
pleto el color negro de las colgaduras ante el
tolengo, la cual hállase en actitud do m ostrar el
cielo, á un pobre viejo y á un jovencito que reflejo de los ra yo s, que se confunden con el
están a un lado. A los píos de la estatua se resplandor de las franjas doradas.
— ¡Es la entrada en el Paraiso! — oímos
abron dos ventanas que dan á un aposento. V
hó aquí que, mientras en esto punto so cambia­ decir á algunos. Los limos. SerVr Leto y Ca­
glierò, el uno al lado de la Epistola y «1 otro
ban lo s que llevaban ol féretro, asúmanse algunos
poqueñitos enferm os, los cuales, con sus m ovi­ del Evangelio, en el altar m ayor, estaban en
m i entos, parecía daban vida á la estatua indi­ pie, rodeados de sus sacerdotes asistentes y
cando en aquel momento el cielo al que había con m itra blanca en la cabeza. Mens. BorUigna
esperaba al féretro sobre las gradas del presbi­
seguido sus gloriosos ojemplós: C hantas Christi,
terio, muy cerca del cual fuó depuesto. Las re­
u ry c t nos.
presentaciones quedaron en la puerta de la r-'lesia, con sus respectivas banderas.

En cuanlo el lim o. Sr. Bertagna hubo dado la
bendioion al cadáver, acaeció otro nuevo y edi­
ficante espectáculo. E l pueblo so precipitó sobre
el féretro, para besarlo conio so besan las cosas
santas. Las coronas do ilores fueron bochas pe­
dazos, y así hubiera sucedido on lo demás, si
desde luego no se hubiesen tomado providencias
pera im perdirlo.
La caja fue trasportada enseguida á la iglesia
de S. Francisco, con el fin de esperar á la tum ni ación.
Pero ¿cuáles fueron las impresiones que dejó
este memorando dia ? Cuando la comunidad se
vio toda reunida en casa , una paz, un regocijo
,Teneral invadió los cora "ones de todo?. Algunos
que habían llorado.aun aquella misma mañana, se
sintieron tra n q u ilo s , como si Don Bosco no h u ­
biese m uerto : como si aun se bailase en medio
de sus hijos.
— ] Qué fiesta tan hermosa 1 — exelnmnbau
varios : y quien al principio se había m aravillado
d * semejante exclamación , después concluía por
decir también : — ¡Fue una espléndida fiesta !
Muchos se repetían mutuamente las palabras jo ­
cosas y afectuosas que habían oido pronun in r á
Don Bosco : otros narraban algunos pasos do su
vida, con tanta ah -T ía , con ta l demostración de
contento cual d ificiim e jjle so puede explicar con
palabra?. En fin :
l luto había cesado. Todos
que I* n Roseo vivía y no estaba
lejos.

»
»
»
»
»

siomprc ha tenido sus muchas Obras, facundas
do santos y saludables frutos. De suerte que
no puede monos de elevar su corazón á la mi*
sericordia divina y suplicar so digne conecderlc generoso prem io en la gloria celestial.
» Además otorga cordili Im eni o la bendición a"
» postólica á la Sociedad Salesiana, en la segu» ridad de que le será un auxilio en su aíliccion,
» y estímulo para proseguir en la santa empresa
» que ha heredado del finado , y que formó el
» objeto de sus incansables cuidados, d u ra rte los
» largos años de su m ortal carrera.
> Uniéndome, pues, á los sentimientos del Pa» dre Santo, .deseo á Vd. toda clase de felicidad
» des y me ofrezco con p a rticular afecto suyo
» Af'm o. Servidor,
* Card. M. Ra mioja.a. *
Roma, i iic Febrero de 1888.

SALIDA
XD IH

3 L .O S

M IS IO IS T E R O S

Leon X I I I y Don Bosco.
A l «úir.iifcnte dia, por la mañana, una carta di­
lig i L per So Eminencia Rdma. el Cardenal Bamj.olln. al > r. D *n M iguel B u a , Vicario general
ile la <‘.. j.-legación Salesiana, coronaba nuestra
ínistci ¡ : i tranquilidad, cen palabras que habían
sido dí tía das pwr el laísmo V ica rio de JesucrisLo.
.

* La pérdida del sacerdote Don Juan Bosco,
que gozaba de la estim a, afecto y adm iré"1'-"
universal por las obras do cristiana caridad
que había fundado, p o r el celo que siempre
desplegó en promover el bien de las almas y
por todo lo que Labia Lecho, á fin de que el
nombre santísimo de Dios se oyese y venerase
en todas parti s , la pérdida , en fin , de esto
Apóstol , deja un vacío, deL cual duélese la
Ig le s ia , y con ella deben merecidamente dolerse lambion 6us hijos, que lo tuvieron como
Padre afectuosísimo y dechado de todas las
virtudes.
» Y puedo también decir qne en el ánimo do
* Su Santidad, el tristísim o acaecimiento lia pro» ducido una impresión tanta más dolorosa, cuanto
» mayor era la benevolencia que hácin el boim» mérito ‘ acerdole sentía y la estimación en que

*
»
»
*
*
»
»
»
a
»
»
»

B
jjp

R om.». SKfion :

Reco incidamos ¿i la caridad de miesiros luirnos Coopera (lo res seis misio­
neros nuestros, que saldrán para las
Misiones de América en el corriente
mes de Marzo, lista expedición fué la
úllima que estableció Don Bosco, y por
lo tanto su última disposición, de la
cual doro ci encargo á Mone. Caglierò.
El auxilio de Maria Santísima, el espí­
ritu ardiente de Don Bosco, la coope­
ración generosa de nuestros bienhe­
chores, no faltarán ciertamente á estos
nuestros valerosos hermanos, y el reino
do Dios, esparcido sobro la tierra, será
el monumento nías hermoso que pueda
elevarse á la memoria bendita del
amado D o n fio x h o .
iproUtiea 0«*

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CLARET (D. Antonio Maria). A v i s o s s a l i a m o l i I e s ú l a s c a s a d a s , ó sea,
carta espiritual que escribió á una casada, hermana suya, con aprobación del
Ordinario. — Opúsculo en-32°, de 66 pág............................................... Peset. 0 60
D e v o t o s e j e r c i c i o s e n h o n o r d e l P a t r i a r c a § . « f o s é , enri­
quecidos "con numerosas indulgencias. — Opúsculo j?n-32°, de 32 pág. » 0 50
E j e r c i c i o s d e v o t í s i m o s p a r a v i s i t a r á « íe s a a s S a c r a m e n ­
t a d o , reimpresos con licencia de S. E. lim a .. que ha concedido 40 dias de
indulgencié por cada punto de meditación. Opúsculo en-32°, de 32 p. (951) » 0 60
ILANDAIN (D. Pedro Maria). A v i s o s d i r i g i d o s n i p o e t i l o c a t ó l i c o ,
para prevenirlo contra la propaganda protestante, — Opúsculo en-32° de 6S pág.
(951) i ' . . . . . : .................................................................................. » 1 —
E e trIIí? fe s e n h o n o r d e M a r í a
par;» el mes mariano. — Opúsculo
enrSS0 de 50 pág................................................................................................■» 0 60
I l o m l b r c (El) d e E d e n , almanaque para 1885. Aguinaldo á los suscritores de
las Lecturas Católicas. — Opúsculo eu-32” de flR pág (051 ) . . . .
i —
para ISSO'(95i) . . »
l —
Mina espiiñioíd de riquísimos tesoros que sacará con poco, pero cotidiano trabajo,
el amante de la perfección, que sepa poner en práctica lo que le prescribe el pre­
sente librito. Está sacado de una de las obritas espirituales del P. Juan Eusebio
Nieremberg, do la Compañía de Jesús. — Opúsculo en-32° de 20 p. (951) » 0 60
1^0 7
ena de la giorio?iss
y Máith* g»tn. Bárbara,
abogada contra los truenos y rayos, y gran protectora de sus devotos en la hora
de la muerte, para no m orir sin los santos Sacramentos. — Opúsculo en-32* de
20 pág.* (951) ...................................................................................................... »
o 60
Novena para lionrnjr á Maria tantísima en su título de Madre
de Misericordia, con que se venera en la Iglesia de Santo Domingo de esta Ciu­
dad; está formada con el auxilio de varios escritos piadosos sobre el Santuario
de aquella Señora, en Savona; por un Sacerdote de Buenos Aires. — Opúsculo
en-32° de 50 pág'. (9 5 1 ).................................................................................. *
0 60
R o s a r i o (El) m e d i t n d o y p r a c t i c a d o por las almas que aspiran á la
perfección cristiana. — Opúsculo en-32" de 16 pág. (951)
. . . .
» 0(0
RODRIGUEZ (P. José María), G ó r l e d e
«V ose y S a g r a d a F a m i l i a ,
oraciones para hacer la visita. — Opúsculo in-32° de 16 pág. (951) .
» 0 (10
•SEGUR (Monseñoi') ÌL a i M i f i n . Traducción de D. J. G. Y. M. — Opúsculo in-32° de
158 pág. . . .
y ..................................... »
1—
©oIBIoíp:uioft del Corazón ante Jesús Sacramentado. — Opúsculo en-32° de
150 pág.............................
»
1—
ST0GER (J \ Juan N.) El celo de las nlinns. Traducido del alemán por el
P. Valentin Ruiz. — Opúsculo en-32°, de 24 pág. ( 9 5 1 ) ....................... >
0 60
R u m o r i o d e I n a i n d u l g e n c í e l a y demás gracias concedidas á los religiosos
terceros y cofrades de ambos sexos de* Nuestra Sra. del Cármen: como también
á to d o los fieles que yisitaren las iglesias de su Orden y de las Cofradías dol
Santo Escapulario, por un religioso carmelita descalzo. — Opúsculo in-32°, de
40 pág. (95 1).................................................................., .............................. » 0 60
Pesi amonto del alma. — Opúsculo en-32° de 16 pág. (051)
.
» 0 70
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Catalogo Metodico — Classe I, Téologia — Opúsculos.