BS_1979_01

Ficha

Título
BS_1979_01
Descripción
Boletín Salesiano. Enero 1979
extracted text
S i . Juanlto; a ti te ha llamado el Señor... ¡Qué alegría, eh!

vacaciones y vocaciones
Mis queridos amigos Juanlto
y Mari:
Diréis que empiezo el año nuevo
con trabalenguas y que eso no trae
buena suerte. Sin embargo, yo creo
que no se trata de ningún traba,
lenguas, sino que son dos cosas
distintas. Aunque sólo difieren en
una letra. Seguro que Juanlto esta,
ria todo el año hablando de las
vacaciones, que nunca acaban de
llegar y que, cuando llegan, en se­
guida se terminan. En cambio. Mari
me escribe preocupada por las vo­
caciones. Asi. como suena, con la
«o» al principio. Y que pide al Se­
ñor para que haya buenos sacer­
dotes. y buenas monjas y buenos
salesianos y...
Que Dios te oiga. Mari. Y vaya
que si, que te oye muy bien, pues
al Señor le gustan mucho las ora­
ciones de los niños. Y tiene muy
buen oido. Y sabe distinguir muy
bien eso de vacaciones y vocacio­
nes. pues para El no hay trabalenguas que valga...
A propósito de las vocaciones,
oid lo que le pasó un dia a Don
Sosco.
Una vez fue a visitar al santo
una condesa. Iba acompañada de
sus cuatro hijos, que eran más o
menos de vuestra edad. Hoy serian
más viejos, naturalmente. Después
de conversar con él. le pidió que
los bendijera. Y añadió: también
quiero que me diga el porvenir de
cada uno...
Don Sosco bromeó con su futu.
ro. Y como si leyera lo que iban
a ser. les decía: Este llegará a ser
un gran general. De este segundo
haremos un célebre estadista. En­
rique alcanzará una gran fama co­
mo médico...

El más pequeño estaba delante
de Don Sosco esperando la profe­
cía. La madre aguardaba ansiosa.
El santo había colocado su mano
derecha sobre la cabeza del mu­
chacho y lo miraba fijamente y con
gran afecto.
¿Cuál va a ser la suerte de
este último?, preguntó la condesa.
—De éste, haremos un óptimo
sacerdote.
—¿Mi hijo sacerdote?, exclamó
la señora. —Antes que abrace se­
mejante estado, pido a Dios que
le quite la vida.
Don Sosco herido por aquellas
palabras, se levantó para marchar­
se. La condesa quiso excusarse.
Le rogó que pidiera por ella.
—Lo haré —contestó el santo— .
Pero sus palabras han sido acepta­
das por Dios desde el mismo mo­
mento en que fueron pronunciadas.
Pasaron algunos meses, cuando
un pariente de la condesa se pre­
sentó a Don Bosco, invitándole a
que fuera a bendecir a aquel mu­
chacho que estaba gravisimamente
enfermo. Los médicos declararon
que desconocían la naturaleza de
su enfermedad.
Entró en la habitación del enfer­
mo. Este fe reconoció, le tomó la
mano y se la besó. Después dijo
mirando a su madre:
—Mamá, ¿te acuerdas cuando fui-

DON BOSCO
una página
para los niños

mos a visitar a Don Bosco...? Eres
tú... El^ Señor me lleva consigo...
Eres tú... El Señor me lleva con­
sigo...
La madre lanzó un grito de dolor
y rompió en sollozos. Don Bosco.
conmovido, no podia hablar. Pro­
feridas al fin unas palabras de
consuelo a la madre, bendijo al
pequeño y salió.
Don Sosco que lo contaba a sus
muchachos, terminaba la historia
diciendo: -E! decreto de Dios fue
irrevocable».
^

^

^

¡Caramba! Ya veis si Don Bosco
sabia ponerse serio. Y todos nos
ponemos con mucha seriedad cuan­
do hablamos con Dios desde el
fondo de nuestro corazón.
Y yo creo que siempre debemos
ser generosos cuando el Señor nos
pide algo, ¿no os parece? Porque
si yo le pido a Man que me deje
sus libros de cuentos, me los deja­
ra al momento. Y si le pido a Juanito que me preste su bicicleta
me dirá que yo soy muy grande
pero terminará por dejármela, aun­
que no la use. naturalmente. ¿Y no
vamos a ser generosos con Dios?
—Vale.
Bueno. Juanita creía que íbamos
a hablar de las vacaciones. Y re­
sulta que hemos hablado de las vo­
caciones. Y es que las vacaciones
ya se han terminado. Y hay que es­
tudiar. Y meterles mano a los tra­
balenguas de los libros. Hasta que
vengan de verdad las vacaciones
que. como dice Juanita, parece que
se trata de tas vacas flacas...
Recibid un abrazo muy fuerte en
este mes de Don Sosco de vuestro
mejor amigo.
PADRE RAFAEL

R «vl*u d * l i Obra da Don Bateo
Afio XCH • N.« 1 ■ Enaro 1«r«
Director: RAFAEL ALFARO
Consejo de Redacción: Emilio Her­
nández; Mari Carmen G arda; An­
tonio Garda Vera; Argentina Sán­
chez Romo; Javier Artuch; Jesús
María Mállda.
Administrador: Miguel Rodríguez R.
Dirección, Redacción y Admón.:
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MADRID - 26
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EN ESTE NUMERO
Los niños, esa vida nue­
va ............................
La bondad como sistema
Los Cooperadores de Es
p añ a .........................
El Príncipe Augusto Czar
toryski, declarado venerabie .........................
Las huellas de la Resu
8
rrección.......................
Don Bosco en la B. A. C 10
La familia que alcanzó a
12
Don Bosco..............
Jóvenes drogados, no po­
demos desentendemos
de e llo s ......................... 16
Los niños ciegos de Thai­
landia ven .................... 18
Cuatro sacerdotes en una
familia española ......... 20
Primer Plano: Don Juan
Castaño......................... 22
Misiones y Tercer Mun­
do .................................. 24
Noticias ............................ 28
Nuestra gratitud.............. 30
Fueron a la casa del Pa­
dre ................................. 31
NUESTRA PORTADA
Hay Jóvartet, casi n ifiot, que de­
ber) trabajar desde su adolescen­
cia para ganarse la vida, para ayu­
dar a loe suyos. Jóvenes explota­
dos, alienados, perdidos...
Este afio internacional del nlfio
también tes pertenece. La Familia
Saleslana mira por ellos. Don Bos­
co les ofrece una formación pro­
fesional. una educación con el sis­
tema de la boTKfad.
Foto.— José Luis Mena.

En enero el año es un niño niño.
Comienza el año internacional del niño. Y am w iíh -tM niños. Los
niños que nos han llovido como la mejor agua de la vida, como
el mejor regalo de Dios. Los tenemos en casa, en la calle, en el
colegio. Revoltosos como gorriones, alegres como ellos mismos,
impertinentes como la lata de cada día, pesados como la gachamiga. Niños protegidos con el calor del hogar, con el afán del
maestro, con la disciplina del colegio, con las guarderías de colo­
res. Los niños tienen derecho a la vida, a la educación, al amor,
a la esperanza, a la alegría, al juego, al futuro. No les podemos
hurtar todo esto y quedarnos en paz. Ahí están los niños. Y el
año niño 197^, que es el año internacional del niño, dicho en
palabra grande, para anunciarnos que hay niños solos, indefensos,
desamparados, abandonados, pobres. Hay niños tristes que no pue­
den jugar, que carecen de espacio y de caricias. Niños que son
adultos desde niños. Niños que tienen risa de mayores y malicia
de viejos. Hay niños tirados por la calle porque no caben en casa,
ni en la escuela ni en el mundo. Hay niños muertos antes de na­
cer, niños que sufren la dentera de sus padres que han comido
agraces y han bebido alcohol y han incubado la droga en su san­
gre. Hay niños obligados a pagar los platos que rompieron sus
padres. Niños enfermos, impedidos, niños con ojos apagados y
sin estrellas, niños rotos sin padre y sin zapatos; niños sin cantos
y sin cuentos; niños casi alegres con una tristeza de miradas enor­
mes. ..
Para todos los niños de España, una ley que proteja sus de­
rechos. Para todos los niños del mundo, un año niño, a su me­
dida, en el que haya gente que mire por ellos. Para todos los ni­
ños en la Iglesia, una casa ancha como el mundo, sentida como
suya, en la que respiren la fraternidad universal. Para los niños
de nuestros colegios, todo un sistema de la bondad.
Año nuevo, vida nueva. Una vida pujante que crece, que es­
pera, que nos mira con ojos ^
alegres y confiados como los CO
de un niño que crece, que L .
espera hacerse niño grande co- Q
mo debemos ser los que nos
creemos mayores, para pene- ^
necer al reino de Dios.
^

lililliiH
SALESIANO

A g u in a ld o
p a ra 1979
Queridísimos:
Os felicito cordial y gozosamente el nuevo año, de>
seando a todos que el Señor os colm e con sus dones,
y os conceda generosidad en la entrega a la misión
propia.
Siempre que comienza un año el R ector Mayor,
continuando el ejemplo de Don Bosco, acostumbra en*
vlar a toda la Familia Salesiana un «aguinaldo» que
inspíre y oriente la programación de iniciativas espe­
ciales.

Para el año 1979 nos proponemos:

«PONER EN PRACTICA,
CON LA AYUDA DE MARIA,
EL PROYECTO EDUCATIVO
Y PASTORAL DE LA BONDAD.

promoviendo
una nueva toma de conciencia
del "Sistema Preventivo"
de Don Bosco.
su estudio en profundidad
y su retanzamiento
en toda la Familia Salesiana».

El Rector Mayor ríe ampliamente con estos chicos mexícn I
Hemos escogido este “aguinaldo” porque urge, hoy, sa­
ber encontrar el modo mejor de llevar a la práctica tan­
tos grandes principios profundizados y reafirmados en estos
últimos años (Concilio ecuménico, Capitule» generales).
Hay hambre de “testimonio”, de “estilo de vida», de rec­
titud en la “praxis”.
Es una llamada a expresar decididamente el deseo de re­
novación, particularmente en el modo práctico de ser y de
obrar.
Pues bien, para nosotros, miembros de la Familia Sa­
lesiana, la práctica pastoral y pedagógica vivida con el
“Sistema Preventivo" ha constituido, de hecho, y deberá
constituir en adelante el modo adecuado de vivir y de lle­
var a la práctica nuestra vocación.
Nos debemos, pues, proponer: descubrir de nuevo y “re­
lanzar”, fielmente, el Proyecto de Don Bosco. Este implica
una opción evangélica (espiritualidad), un estilo de vida
(bondad convertida en sistema) y una criteriología clara
de opciones (estrategia pastoral-pedagógica); todo ello an­
tes de ser un método de acción, un programa o una táctica.
He aquí la urgencia y la importancia de este “aguinaldo".
Los cambios culturales a que estamos asistiendo exigen
una delicada reconsideración en profundidad del sistema
Preventivo de Don Bosco, teniendo en cuenta los progre­
sos actuales de la Pedagogía y las nuevas orientaciones
pastorales.
Con el fin de colaborar a este delicado trabajo, he ofre­
cido, en una cirailar, algunas reflexiones sobre el “sistema
Preventivo". Ojnstituyen una especie de comentario de
este “aguinaldo".
Pongamos todos manos a la tarea con buen ánimo e in­
teligentemente: Comprometámonos con generosidad a dar
una respuesta a los clamores de la juvenrud moderna con
el corazón y con el estilo de Don Bosco.

CO M O S IS T E M A
■Las líneas motoras de su Sistema Preventivo
se pueden considerar como una «lección profó­
tica». — Dios habla a través de sus santos— para
los tiempos nuevos, de modo que se puede se­
ñalar a Don Bosco como un «doctor» de la Igle­
sia — «Padre y Maestro»— en el arte cristiano
de la educación. La misma Bula de su canoniza­
ción lo define como «el prototipo del educador
de la juventud moderna; él ha abierto con mé­
todo verdaderamente original, el mejor y más
seguro camino en la praxis pedagógica».

n la visita que realizó a México el pasado octubre.
El “aguinaldo" interpela afectuosamente:




a todos los socios consagrados,
a los cooperadores, antiguos alumnos y colabo­
radores,
a las familias relacionadas con nosotros en la
educación de sus hijos.

La formación correcta e integral de la juventud está en
la base de las posibilidades de una Sociedad nueva, y abre
horizontes a la esperanza.
Con gusto subrayo la alusión a la familia natural, para
relanzar, en su seno, el “Sistema Preventivo" de Don Hos­
co. Pues las familias tienen hoy muchísima necesidad de
orientaciones sanas en su delicada misión: constituyen con
ella. El proyecto educativo salesiano ofrece una riqueza ex­
traordinaria de valores concretos para devolver la salud al
clima familiar y para renovar su función sociopolítica y re­
ligiosa indispensable y fundamental.
La celebración del “año del niño” sirva a todos de estí­
mulo para prc^ramar un trabajo intensivo y moderno.
La Virgen María, inspiradora del Proyecto de Don Hosco
y educadora ella misma en Nazaret y en la Historia, haga
de todos los miembros de nuestra numerosa Familia verda­
deros apóstoles e n tra d o s en cuerpo y alma al arte de edu­
car al hombre nuevo para construir un futuro más humane
y más cristiano.

La originalidad del Sistema Preventivo denota,
en Don Bosco, una fuerte capacidad creadora:
sin embargo, la suya «no es creación de elemen­
tos, pues crear de la nada es obra sólo de Dios;
es síntesis creativa, que es el signo caracterís­
tico de las obras del genio. La llamo "síntesis
creativa", porque la originalidad, la belleza, la
grandeza de la creación está, no tanto en la
novedad de los detalles, cuanto en el descubri­
miento de aquella idea que los asume y los fun­
de en la vida nueva y propia de un todo».
El elemento catalizador de tal síntesis creati­
va ha sido denominado por el Capítulo General
Especial «caridad pastoral», centro del espíritu
salesiano. Don Caviglia lo consideraba, más me­
todológicamente, bajo el aspecto de «bondad»:
es decir, un amor visible y. familiar que sabe
suscitar una respuesta de amor y crea un clima
y un ambiente de amable cordialidad, y tenien­
do a la vista el fin último de la vida.
Algunos de nosotros han oído a don Caviglia,
cuando predicaba los Ejercicios Espirituales, afir­
mar con simpática persuasión que dicho amor
debería constituir el objeto del cuarto voto de
los Salesianos: |el voto de bondad, o de práctica
del Sistema Preventivo!
«Pienso que es particularmente urgente, hoy
en la Congregación, recuperar la conciencia de
esta originalidad y genialidad de Don Bosco».
DON EGIDIO VIGANO.
Rector Mayor



Abundan los jóvenes y trabajan con entu­
siasmo y entrega en la catequesis y en
los centros juveníles> También desarrollan
una labor preciosa en las colonias y cam­
pamentos veraniegos. Pero lo más impor­
tante es que esta rama de la Familia Salesiana ha comprendido su vocación de
cristianos seglares para cumplir una mi­
sión según el espíritu de Don Bosco.



Entrevista a don Blas Calejero, Delegado
Nacional y Delegado de la Inspectoría de
Madrid para los Cooperadores Salesíanos.

Don Blas entrega diplomas de Cooperadores a varios
padres de Salesianos y de Salesianas.

COOPERADORES SALESIANOS
ESPAÑOLES
Un grupo de Cooperadores
Salesianos de Madrid acaba de
celebrar un encuentro en una ca­
sa de la Sierra de Guadarrama.
Buena oportunidad para hablar
en nuestra revista acerca de los
Salesianos seglares. Para ello, na­
da mejor que conversar con don
Blas Calejero, delegado de la
Inspectoría de Madrid y delega­
do nacional de los Cooperadores
Salesianos. Una charla rápida, pe­
ro densa, que nos lleva directa­
mente al grano de la información.
— ¿Q uiénes son los C oop era­
dores Salesianos?
— Dicho con brevedad, son
una rama de la Familia Salesiana, fundados por San Juan Bos­
co, que se adelanta a los tiem­
pos, y busca la manera de que
los seglares trabajen por los jó
venes con el mismo fin que los
Salesianos y con el mismo espíri­
tu.
— H oy es muy im portante la
vocación d el seglar cristiano,
¿verdad?

— Naturalmente. Y la ha re­
saltado el Concilio Vaticano I I.
Los cristianos todos tenemos res­
ponsabilidad de anunciar el Evan­
gelio. Los obispos, los sacerdotes
y los seglares: cada cual a su ma­
nera. Claro que los seglares qui­
zás viven más de cerca las rea­
lidades humanas a las que han de
llevar el espíritu evangélico.
— Y con espíritu salesian o...
— Los Salesianos, sobre todo
después del Capítulo General
Especial, se han dado cuenta de
que su vocación ha de realizarse
desde tres ángulos distintos: Los
religiosos salesianos, las Hijas de
María Auxiliadora y los Coope-.
radores. Así nos hemos encon­
trado con la espléndida realidad
de la Familia Salesiana. Los Co­
operadores son también herede­
ros del espíritu de Don Bosco.
«Por eso el Cooperador, en el
pensamiento primigenio de Don
Bosco, es un verdadero Salesiano
en el mundo, es decir, un cris­
tiano, sacerdote o seglar, que aún

sin el vínculo de los votos religios.os, responde a su propia vo­
cación a la santidad, comprome­
tiéndose en una misión juvenil
y popular, según el espíritu de
Don Bosco, al servjcio de la Igle­
sia local y en comunión con la
Congregación Salesiana».
— ¿C óm o están estructurados
en España?
— Lo más importante es el
grupo de la comunidad local. Es
la célula fundamental, la que rea­
liza la misión.
Ahora 'bien, como Salesianos,
Hijas de María Auxiliadora y Co­
operadores trabajan en la misma
línea, se ha establecido una co­
ordinación:
— a nivel inspectorial, con
consejos inspectoriales;
— a nivel nacional, con repre­
sentaciones de todas las
inspectorías.
Conviene decir que hay cen­
tros de Cooperadores tanto de
Salesianos como de Hijas de Ma­
ría Auxiliadora.

fa m ilia 0 o le s ia n o

— ¿Qtté actividades realizan
actualm ente?
— Muchas y muy diversas. To­
do lo relacionado, principalmen­
te, con la catcquesis y la pasto­
ral juvenil en los centros juveni­
les. No es necesario nombrar
todos los centros de Cooperado­
res, pero yo citaría la lal^ r que
realiza el Centro de Huelva, don­
de chicos y chicas trabajan en una
estupenda labor catequética y so­
cial en una zona muy compleja
y difícil.
También es preciosa la labor
que lleva a cabo el Centro de
Cooperadores del madrileño ba­
rrio del Pilar. Junto con las Salesianas llevan un dinámico cen­
tro juvenil.
Bueno es referirme también
a la actividad de asistencia a las
colonias veraniegas, como la de
los centros de Vigo, Córdoba,
Madrid...
— ¿Algunas otras obras espectficas?
— Sí. Creo que conviene subra­
yar la obra que realizan los Co­
operadores Salesianos en favor
del Tercer Mundo. Este movi­
miento lleva su ayuda a algunas
misiones salesianas concretas,
principalmente las más necesita­
das. Es una obra que está cre­
ciendo mucho en volumen y ca­
pacidad de ayuda.
También funcionan los grupos
de «Hogares Don Bosco», una

Luego viene la formación, que
se lleva a cabo a lo largo de uno
o dos años. Una formación de
reflexión y de práctica a la vez,
para conocer y actuar una obra
de apostolado con el espíritu sa­
lesiano. Para ello hay reuniones
de oración, de comunicación de
la palabra, de programación y re­
visión de actividades. El mismo
apostolado es formación.
— Finalmente se hace público
el compromiso con Dios y con
los hombres de ser cristiano en
la' Familia Salesiana, vivido con
otros miembros de la misma Fa­
milia.

— A cabas d e celebrar una con­
vivencia en San R afael, ¿qué te­
m ática seguís en vuestras reunio­
nes o encuentros?
— Reflexionamos personalmen­
te y por equipos nuestra voca­
ción. Examinamos nuestros fallos
prácticos, y revisamos nuestras
esperanzas e ilusiones. Luego ce­
lebramos en común la palabra y
la Eucaristía. Esto se ha hecho
en Sevilla, en León, en Barcelo­
n a... En León, sobre todo, están
trabajando intensamente en gru­
pos de catecumenado.

— ¿H oy p or hoy, son m uchos
los C ooperad ores en España?

Don Blas pone punto final con
la convicción de que se deja mu-

Todos los del presente grupo per­
tenecen a la Familia Salesiana, y se
reunieron en Avila el pasado verano
para reflexionar sobre el espíritu y
el carisma salesianos.
—>•

especie de movimiento familiar
cristiano para la formación espi­
ritual de los matrimonios.
— ¿C óm o se hace un C oop era­
dor Salesiano?
— Ante todo, se trata de una
vocación. La persona se plantea
el modo de vivir su cristianismo
en comunidad para realizar una
misiOT.

— El movimiento está en auge.
En total serán unos 1.500.
Abundan los grupos de Coope­
radores jóvenes en las 7 inspec­
torías. Cada vez son una fuerza
más pujante para la colaboración
en las actividades apostólicas y
actualmente tienen gran inquie­
tud en el desarrollo de su traba­
jo.

chas cosas en el tintero. Pero no
se puede decir todo en un día.
Lo que sí conviene decir, como
resumen, es que ha llegado la ho­
ra en que los cristianos seglares
han tomado conciencia de su res­
ponsabilidad misionera. Los Co­
operadores Salesianos lo están de­
mostrando.
R. A.

I

El pasado 1 de diciembre,
el Papa Juan Pablo II declaró
venerable al salesiano prínci­
pe Augusto Czartoryski. La
Santa Sede acaba de recono­
cer así las virtudes heroicas
de este sacerdote polaco, que
prefirió hacerse hijo de San
Juan Sosco a los honores que
le prometía un espléndido fu­
turo como heredero del trono
de Polonia. Sólo fue salesiano
durante cinco años, pero en
tan breve tiempo escaló las
más altas cimas de la santi­
dad. Murió santamente en la
ciudad italiana de Aiassio en
1893.
Primogénito del príncipe Ladislao,
pretendiente al trono de Polonia.
Augusto Czartoryski era sobrino
de la reina de España, María Cris­
tina, la esposa de Alfonso Xli, y
primo del Rey Alfonso XIII. Su pa­
rentesco con la familia española lo
trajo a nuestro país algunas tem­
poradas, en las que conoció diver­
sos santuarios maríanos.
Apenas contaba quince años
cuando ya sintió una poderosa voz

EL P R IN C IP E
A UG USTO
O E A R TO R TSK !
D EC LAR A D O
VEN ER A R LE
interior que lo llamaba a aspirar
horizontes mayores que los que ¡e
prometía su condición de príncipe
heredero. Era su lema «Ad majora
natus sum» (He nacido para cosas
mayores).
Una vez llegado a la mayoría de
edad, sostuvo una tremenda lucha
íntima ante su porvenir. Su padre
había dispuesto para él una barrera
diplomática en la que sería un gran
colaborador suyo al mismo tiempo
que le sirviera de entreno.
Augusto renunció a óptimas pro­
puestas de matrimonio y al posible
trono de Polonia.

SU ENCUENTRO
CON DON BOSCO
En 1883 Don Sosco realizó su
viaje triunfal a Francia. Principal­
mente en París le hicieron un re­
cibimiento apoteósico. También fue
el Santo invitado por el príncipe
Ladislao a una entrevista en el Ho­
tel Lambert, donde reunió a toda
su familia. Augusto recibió un pro­
fundo impacto al oír las palabras
que le dirigió Don Sosco: «Hace
mucho tiempo que deseaba cono­
cerle, señor Príncipe». Y desde
aquel momento, el Príncipe Augusto
fue todo de Don Sosco.
Fue en 1886 cuando, convenció
a su padre a que lo acompañase
a Turín para visitar al Santo. Allí
pudo conversar con Don Sosco lar­
gamente, sobre todo acerca de su
vocación. Por entonces el Príncipe
ardía ya en deseos de hacerse sa­
lesiano.
Don Sosco nunca quiso aceptar
en su Congregación a personas de
la nobleza. Sus Salesianos eran pa­
ra los niños pobres. ¿Cómo Iba a
aceptar nada menos que a un prín­
cipe? El Príncipe insistía, pero al
Santo jamás se le pasaba por ia
cabeza ni siquiera una lejana po­
sibilidad. Hasta que un día, el Papa
León XIII recibió al Príncipe Czar­
toryski en una audiencia privada.
«Andate da Don B osco... e diventerete un santo», le dijo el Pontífice.
«Id con Don Bosco y os haréis un
santo». Y Don Bosco no tuvo más
remedio que aceptar: ¿cómo iba a
oponerse al Papa?
Aún se resistió la familia Czar­
toryski: pero Don Bosco, al oir el
CZESTOCHOWA (POLONIA).— El pa­
sado junio celebró la Familia Salesiana un encuentro junto al santua­
rio de la Virgen, en el que partici­
paron más de mil miembros. La ima­
gen .*ecoge un momento del víacrucis.

Venerable Agusto Czartoryskí.
que pueden dos almas gemelas In­
flamadas en el amor y en el sufri­
miento por Dios.
En 1892 recibió la ordenación
sacerdotal en Sanremo, y al año
siguiente moría en Alassio, a los
treinta y cuatro años de edad. Su
vida había sido una continua inmo­
lación y ascensión espiritual. Pero,
al mismo tiempo, su ejemplo fue
la atracción de innumerables jóve­
nes polacos, que dieron un impulso
decisivo a los Salesianos de aquel
país.

A LOS ALTARES

deseo del Santo Padre, le dijo:
«Desde este mismo momento, for­
ma usted parte de nuestra Socie­
dad, y deseo que continúe perte­
neciendo a ella hasta la muerte».
Era el 14 de junio de 1887. Para
celebrar el acontecimiento hubo
una gran fiesta en el Oratorio de
Turín y en toda la Familia Salesiana.

CAMINOS DE SANTIDAD
Y comenzó con el mayor fervor su
ascensión a la santidad. «Querer es
poder», aprendió en ia escuela de
don Andrés Beitrami, el siervo de
Dios que fue su compañero. Novicio
de excepción, resplandeció por su
humildad, obediencia y piedad. El
mismo Don Bosco le impuso la so­
tana en 1887, en la Basílica de Ma­
ría Auxiliadora; era la última vez
que el Santo impondría ia sotana
a sus clérigos, pues moriría en ene­
ro de 1888.
El Príncipe Augusto hizo su pro­
fesión religiosa como salesiano el
2 de octubre de 1888, día en que
Vemos en la fotografía al Papa Juan
Pablo II, en el mismo día de su elec­
ción, conversando con el Cardenal
Esteban Wyszynski, Primado de Po­
lonia.

renunció a todo lo que podía ofre­
cerle el mundo.
Pero en seguida comenzó a sen­
tirse mal de salud. Llevaba en sus
pulmones la enfermedad del siglo.
El nuevo Rector Mayor, don Rúa, lo
envió 8 diversos lugares en busca
de mejor clima. Todo en vano. El
Príncipe, con su amigo don Beitra­
mi, caminaron hacia la santidad
por medio del sufrimiento aceptado
con amor. Ambos repetían el lema
de Santa Teresa: «O padecer o mo­
rir», y ofrecían su vida como víc­
tima propicia al amor de Dios. Lo

«El Príncipe Augusto era un san­
to, un ángel en carne humana», de­
cía de él don Beitrami. Y añadía
«yo creo que ha conservado la ino­
cencia bautismal». Celebraba la
Eucaristía con fervor extraordinario
y durante el dia su mente no acer­
taba a separarse del pensamiento
de Dios.
Su fama de santidad creció des­
pués de su muerte, de tal manera
que en 1920, precisamente el año
en que nacía Karol Wojtyla, se ini­
ció el proceso de beatificación y
canonización en cuatro ciudades:
en Albenga, en Cracovia, en Przemysl, y Madrid.
Ahora, un Papa polaco ha comen­
zado por acelerar un proceso algo
detenido, declarando Venerable al
Príncipe Augusto Czartoryski. Es­
peramos que la causa del nuevo
Venerable vaya rápida, de manera
que en el Pontificado del Papa Woj­
tyla podamos contar, dentro de po­
cos años, con un nuevo santo ca
nonizado en la Familia Saleslana,
e! Príncipe polaco que en tan bre­
ve espacio de tiempo logró una ad­
mirable santidad en la escuela de
Don Bosco.

LA S H U E L L A S D E LA
R ESU R R EG G IO H

Don Natal Noguler, un salesiano francés, propuso hace
ochenta años fotografiar la Santa Sábana, cosa que hizo
él mismo. Fue el principio de la sindonología moderna.
De ahi se descubrió que el «Sagrado Lienzo» es un
negativo fotográfico.
• «Las huellas de la resurección» es el título del
interesantísimo libro escrito por Jo sé Luis Caireño,
el salesiano que ha dedicado tanto cariño a la Santa
Sábana. Creemos que don Jo sé Luis es uno de los
mayores especialistas en esta m ateria. Aconsejamos
su lectura como un verdadero m ensaje del m isterio
de Cristo Resucitado.
• Según la NASA, las huellas no son de origen
químico. La imagen que aparece en la sábana sólo
pudo form arse por una enigm ática radiación. ¿Por qué
en dos mil años no se ha repetido un fenómeno si­
milar?
• Recientem ente se ha celebrado un cot^ reso
acerca de la Santa Síndone en Turín, después de los

tres m eses de exposición en la Catedral turinesa. La
han visitado numerosísimos peregrinos. Don Jo sé Luis
Carreño asistió al Congreso y tuvo una conferencia
brillantísim a, según se nos com unica en el recuadro
de esta misma página.
Estos técnicos de la NASA -~no católicos— , al igual
que los otros 80 científicos que se han volcado con
su instrum ental sobre el sagrado lienzo, se sienten
profundamente desconcertados. Felizm ente desconcer­
tados, diría yo. Pero veamos algimas de las razones
que están provocando este asombro entre los cien­
tíficos.

Uno de los experimentos realizado por la NASA
y que pudo filtrarse a los medios periodísticos de
Turín señalaba — C A TEG O RICA M EN TE— que
las huellas que aparecen en el Síndone no son de
origen químico.
Tras haber sido examinada con diversos siste­
mas, la Sábana Santa fue explorada también con un
haz de rayos X , de modulaciones guiadas. Se trata­
ba, en la práctica, de un aparato muy similar al
que utilizan en medicina para la elaboración de ra­
diografías del cuerpo humano.
El experimento duró tres horas. E l sagrado lien­
zo fue sometido a los rayos X , cuya intensidad fue
aumentada gradualmente.
Las primeras imágenes recibidas mostraron to­
dos los granitos de polvo existentes en el tejido.
Como se sabe, el polvo está constituido general­
mente por microcristales opacos a los rayos X . Su­
cesivamente, los científicos lograron la opacidad de
todas las manchas de sangre que aparecen en la Sá­
bana. Como se sabe, la sangre contiene, por su na­
turaleza, una fuerte dosis de hierro, combinado con
hemoglobina. Por tanto, es lógico que los rayos ha­
yan puesto de manifiesto las manchas hemáticas.

EL M A Y O R A P L A U S O
P A R A D O H J O S E L U ÍS CARREÑO
Q uiero decir para vuestra satisfacción qu e el m ayor aplauso del Congreso se le d io a un
español, e l padre salesiano J o s é Luis Carreño, qu e en m i con cepto es el qu e más sabe d e la Sá­
bana Santa en España. H a escrito tres libros sobre la Sábana Santa y en fin es una autoridad.
Y en el C ongreso era una estrella este hom bre. A m i m e encantó quizá por su personalidad, por
su gracejo, un h om bre muy com pleto. Y después, porqu e quizás dijo algo qu e llevábam os todos
en el corazón. Estábam os ya al fin al d el C ongreso, en sus palabras, tuvo allí una p on en cia... Por­
que antes q u e se olvide, es interesante, han tenido 28 ponencias, d e profesores d e Universidad,
d e especialistas, d e in vestigadores... 28. Y e l padre Carreño, com o una autoridad en la materia,
tuvo unas palabras. Y d ijo algo qu e arrancó un aplauso. D ijo qu e la Sábana d e Turín era la
blanca bandera d e la unidad, d e la paz y d e la unidad. Y es qu e en el C ongreso había un grupo
d e anglicanos, capitaneados p o r Jo h n R obinson, qu e es un anglicano muy conocido en España
p or su libro ”H onestos para con D ios” y es un h om b re fam oso. R obinson estaba en la catedral d e
Turín al fren te d el grupo d e anglicanos, participando d e la Misa, d e las celebraciones, d e todo. Y
por eso decía Carreño, la Sábana Santa nos une a los católicos y a los no católicos, incluso a los
no creyentes porqu e ya hay varios no creyen tes qu e han venido a la f e estudiando la Sábana Santa.
P. LO R IN G . S .J .

•>

1

r

Ningún pintor ha conseguido un rostro tan expresivo
y humano como el de la Santa Síndone de Turín.

En los monitores aparecieron después halos in­
distintos que los científicos — por medio de com­
putadoras— identificaron muy pronto como res­
tos de agua. Era, ni más ni menos, que el agua uti­
lizada para apagar el incendio que tuvo lugar en
Chambery en 1535. El agua contiene sales disuel­
tas. Sales que han p>ermanecido en el tejido de li­
no cuando el agua se evajxiró completamente.
De las marcas o señales que aparecen en la Sába­
na Santa — y que pertenecen a un hombre muerto—
no pudo extraerse una sola huella más. Pero, ¿por
qué? ¿Qué significa esto para los científicos?

No es de origen químico
Algo sencillamente asombroso, como decimos:
Para los estudiosos, la huella del «hombre» de
la Sábana Santa NO es de origen químico. La ima­
gen no se había formado sobre el tejido por una
trasposición de la materia. Por tanto, no se ha for­
mado por un acontecimiento externo, como hubie­
ra podido ser la pintura, ni como consecuencia de
una reacción química. (Como se recordará, se llegó
a plantear la hipótesis de que las huellas del sagra­
do lienzo pudieron formarse por «vapodigrafía».
Es decir, a causa de determinados vapores provo­
cados por la reacción entre el áloe, mirra y sudor).
Pero esta teoría ha quedado definitivamente des­
cartada. La huella que aparece en la Síndone no
pudo formarse por proceso químico alguno. En el
fondo, ya se sabía, puesto que meses antes de este
Congreso, ios técnicos de la NASA demostraron
que la imagen del «hombre» de la Sábana sólo po­
día haberse formado por una enigmática radiación,
que chamuscó el lienzo. Con ello, en fin, se pone
de relieve la abrumadora realidad de la Resurrec­
ción. Aquel Hombre-Dios emitió una radiación o
energía desconocida para la ciencia, desconocida pa­
ra la ciencia, justamente en el instante de su resu­
rrección.
Los científicos, como digo, han quedado absolu­
tamente confundidos. ¿Cómo es posible que un
hombre muerto emita una energía o luz o radiación
que chamusque un lienzo? ¿Por qué en dos mil
años no se ha repetido un fenómeno similar? ¿Por
qué los arqueólogos y antropólogos no han encon­
trado un lienzo con huellas semejantes a las que
aparecen en la Síndone?
¿Quién era aquel hombre — se preguntan los
científicos no católicos— capaz de emitir una ra­
diación después de muerto?
Para los creyentes, esa respuesta resulta sencilla­
mente fád l y esperanzadora: El H ijo de Dios.
J . J . BE N IT E Z

D. BOSOO
EM
LA B .A .C .
San Juan Bosco. Obras fundamentales: Por Juan Canals
Pu]ol y Antonio Martínez Azcona. Edición B. A. C. de la Edito­
rial Católica. Madrid 1978, págs. 831. Tamaño 12,50 X 20 cm.
Precio 1.000 pesetas. Pedidos: Central Catequística Saiesiana ‘ Alcalá, 164 • MADRID - 28.
Acaban de aparecer en la B. A. C. los
ción moderna, preparada por los saiesianos
una introducción pedagógica de don Pedro
el conocimiento del Fundador de ia Familia
La Biblioteca de Autores C ris­
tianos, que se denomina con cierta
modestia «pan de la cultura cris­
tiana», ofrece a sus numerosos lec­
tores una nueva pieza de ese «pan».
Esta vez procede de Italia, donde,
por cierto, ese producto elemental
se trab aja y se paladea como una
confitura.
San Ju an Bosco se asoma por
segunda vez a esa galería de tan
prestigiosos maestros.
B ajo un formato y una presen­
tación ya clásicos en esta colec­
ción, encontramos, entre otros tra­
bajos, un prólogo del profesor Brai­
do, un compendio cronológico de
la vida del santo, — mención su­
cinta y com pleta de hechos y fe ­
chas— y un elenco de sus escritos
fundamentales.
Es sabido que Don Bosco fue,
antes que otra cosa, un hom bre de
acción. La literatura tenía para él
una importancia grande, pero se­
cundaria, válida sólo en cuanto
servía a su apostolado.
Fray Luis de León llamó a sus
poesías «obrecillas que se le cay e­
ron de las manos», al margen de
otras ocupaciones de mayor empe­
ño. Sin embargo, de nuestro santo
no podría decirse que escribiera
«más por inclinación de su estrella
que por juicio y voluntad». De hal^ r sido así, no habría escrito tan ­

10

SAN jUAN IÍ0 5 C 0
Ohrrts ftíníííiííu’nfíiíw
Por
JUAN CANALS PUJOL

r
ANTONIO MARTINEZ AZCONA

i;iiii uirt:i. I III

u iiiiih>

principales escritos de Don Bosco, en una edi­
Juan Canals y Antonio Martínez Azcona. Llevan
Braido. Libro de gran interés para profundizar en
Salesíana.

to y sus obras no form arían el res­
petable conjunto de 33 volúmenes.
Lo que pasa es que Don Bosco,
apóstol nato e infatigable, no po­
día descuidar esta form a de apos­
tolado, tan poderosa.
De los constructores de Jerusalén, a la vuelta del destierro, dice
la Biblia, que en una mano tenían
la espada y con la otra levantaban
la muralla. Don Bosco tenía tam ­
bién en una mano el gobierno de
sus obras en construcción, comple­
jas, difíciles, en la otra la pluma
y las dos siempre atareadas.
Los escritos en cuestión se cla­
sifican así: unos que llamaríamos
histórico-didácticos; otros, de ca­
rácter apologético, responderían a
tiempos de libertades recién estre­
nadas, de prensa com bativa y hos­
tilidad religiosa; tres biografías de
alumnos excepcionales y por últi­
mo, escritos de estructuración de
la Obra Salesíana, en su vertiente
jurídica y en su vertiente i» sto ra l
y espiritual. Las «Memorias del
Oratorio» son sólo unas memorias,
sin pretensiones de trascendencia,
escritas para los de casa, pero su­
mamente interesantes. Son la protohistoria de la Congregación. R e­
latan los años jóvenes del Funda­
dor, sus tiempos heroicos, si no lo
fueran todos, y sus primeros mo­
vimientos en medio de grandes di­

ficultades, tantas, que el mismo
santo decía con cierta desconfian­
za al final: «Si tuviera que volver
a empezar, no sé si tendría valor
para ello». Sin embargo, son el se­
llo de lo providencial, dan a enten­
der que todo lo conseguido es obra
de Dios y proporcionan a los ve­
nideros un motivo de gozo y de
esperanza. «Si habiendo comenza­
do de la nada — razonaba el san­
to— se ha podido lograr esto,
¿qué no se podrá esperar en el fu­
turo? Se entiende, contando con la
fidelidad y siguiendo las huellas de
quien todo el camino lo hizo a fuer­
za de andar y de hacer.
Savio, Magone y Besucco... Pa­
recen tres nombres de equipo ju ­
venil, tres aventajados en aquella
almáciga de santos que Don Bos­
co logró crear en tom o suyo. Cada
uno con su índole y a su manera,
llegaron a la cumbre de una santi­
dad que parecería de juguete, si la
santidad no fuera siempre cosa de
esforzados. Domingo, la santidad
precoz, el colegial con gracia y
amigo de todos; Magone, rescatado
del hampa, vivaz y con temple de
cabecilla peligroso; Besucco, florecilla silvestre y candidez rural. Los
tres conquistaron una auténtica
santidad a la som bra de Don Bos­
co, a base de medios ordinarios,
normalísimos, sin excentricidades

ni rigorismos, pero usados con firmeza y constancia, según recomen­
daba el Santo. Todo ello, en medio
de un ambiente de confianza, de
alegría franca y cordial, que hacía
llevaderas las estre<dieces en que
se movían, sin halagos ni blandu­
ras de trato. Buen ejemplo para
educadores de hoy, con adolescen­
tes a su cuidado menos ingenuos
que aquellos, peor dispuestos, sin
duda, pero con indudable capaci­
dad de reacción ante motivos vá­
lidos, los mismos, si se quiere, pre­
sentados con habilidad y atractivo.
De la batalla de Sadowa se dijo
que quienes la habían ganado de
verdad, eran los m aestros de escue­
la, por el ^ p íritu que supieron in­
fundir en los jóvenes prusianos, los
artífices de la fam osa victoria con­
tra los austríacos. ¡Cuántas victo­
rias se podrán preparar en escue­
las bien administradas por maes­
tre» con vocación!
Una advertencia hemos de ade­
lantar para valorar estos escritos
que a algún crítico apresurado le
pudieran parecer triviales.
Todos ellos están inspirados, des­
de su primera página, sólo en el
intento de hacer apostolado, no
literatura.
Azorín aseguró de su obra in­
gente que no se encontraría una

sola página no inspirada en el amor
a España. ¡Gran testimonio! Don
Bosco podría haber dicho lo mis­
mo, pensando en otro amor.
Son fruto de una experiencia
larga, mejor, de una vivencia plena
y consciente. Lo que Don Bosco
vive, escribe y hasta sueña, es per­
fectam ente coherente y va dictodo
por una inquietud educadora que
le acucia desde sus años de niño.
Siempre procede como educador.
Cuando comp>one la Historia de la
Iglesia o de Italia, no hemos de
buscar en él al historiador cien­
tífico, archidocumentado. No es­
cribía para profesionales o virtuo­
sos de la Historia, sino para hu­
mildes muchachitos educandos.
Tratando de santos o temas sa­
grados, resalta siempre el aspecto
grato, el trazo com placiente a la
mente sencilla y popular; los ges­
tos del personaje que despiertan
admiración o emulación; no se pier.
de en doctrinas abstrusas y profun­
didades psicológicas; no cae tam ­
poco en el simplismo de hacer sim­
pático siempre al bueno y repulsi­
vo al malo; se cuida muy bien de
presentar el mal con tonos atrac­
tivos, como hacen algunos preten­
didos moralizadores. Tratarán de
reprobar el mal, pero lo pintan tan

bien, que el lector incauto no sabe
a qué atenerse.
cY o sé — dice en algún pasaje—
que a vosotros, los jóvenes, os gus­
tan las cosas breves, claras y sen­
cillas». Siempre se a tuvo a estos
supuestos.
No obstante, su estilo e s t á , tan
lejos del acicalam iento y de la' eru­
dición innecesaria — el saber que
no nos interesa— como del des­
cuido y de la incompetencia. Cui­
daba la propiedad del lenguaje, la
exactitud del dato y la cita, admi­
tía observaciones sobre correccio­
nes y cambios y era exigente en
la dignidal de cuanto viniera fir­
mado por él. En su testam ento es­
piritual ordena: «si se encuentran
errores de escritura, cronología,
lenguaje o concepto, corríjanse, pa­
ra bien de la ciencia y respeto a la
Religión».
Los preparadores de esta edición
han tenido bien en cuenta esta
clásula y la han intepretado con
cordura.
Don Bosco, pionero de la Ense­
ñanza Profesional, que dedicó una
particular atención a las Artes Grá­
ficas, por la gran incidencia pas­
toral que veía en ellas, comenzó su
labor editorial en 1861, por cierto,
con dos máquinas de imprimir, de
segunda mano. Era el primer es­
bozo de taller. Al morir, dejaba ya
en m archa 8 escuelas de Tipografía,
que ahora son ya 73, algunas, de
ámbito internacional. El, que no se
contentaba con menos «que con
estar en esto siempre a la vanguar­
dia del progreso», estará contento
de reaparecer en tan honroso es­
trado con una publicación tipográ.
ficam ente decorosa y bibliográfica­
mente digna.
A los autores, nuestro agradeci­
miento y nuestros plácemes y la
presunción de que, por esta vez,
«segundas partes» resultarán m ejo­
res.

EMILIO HERNANDEZ

El matrimonio SORBONE tuvo 9 hijos. Dos de ellos volaron pronto al cie­
lo. Carlos se hizo salesiano y César llegó a ser canónigo de la diócesis
de Génova; y las 5 hermanas, hijas de María Auxiliadora.
Tras la muerte de Luisa, la madre, no iba a quedarse sólo el padre, Cons­
tantino Sorbone. Carpintero de oficio, cerró su tallercito y también fue
a trabajar con Don Bosco hasta su muerte...
Angélica, la más pequeña de las hermanas, fue preparada a la primera
comunión por Madre Mazzarello. Luego fue misionera salesiana. Y poco
a poco, toda esta «nidada Sorbone» fue volando para unirse con Don
Bosco en el cielo...

UNA CONSULTA

1850. La familia Sorbone vi­
ve en Rosignano, un pueblecito italiano de la provincia de
Alejandría. En el hogar hay un
ambiente en el que reinan los
valores cristianos: amor al
trabajo, amor a la oración,
amor a los hijos. Constanti­
no, el padre, es carpintero de
profesión y Luisa, la madre,
una excelente modista. Nueve
hijos en total. Cuando vino la
más pequeña, Angélica, murió
la mamá. Y todo el peso de la
familia recayó sobre las hijas
mayores, sobre todo Enrique­
ta que, llena de fortaleza, no
ahorró sacrificios para llevar
adelante su casa. Y sin em­
bargo, oía en su interior una
llamada constante que le de­
12

cía: «Vente conmigo. Déjalo
todo. Tú me perteneces».
Los dos hermanos, Carlos
y César están en el Oratorio
de Don Bosco, donde hacen
sus estudios.
Ante sus dudas, Enriqueta
desea hablar con Don Bosco,
quien va a llegar a Borgo San
Martino el 12 de mayo de
1873. Enriqueta se levanta
temprano, a las tres de la ma­
drugada y, a pie, se dirige a
Borgo San Martino. Tarda en
llegar más de cuatro horas.
Don Bosco entró en la ciudad
a las once de la mañana en
olor de multitud.
«Yo me sentía conmovida,
agitada por un temblor extra­
ño». contaría luego sor Enri­
queta. Al vet^ a Don Bosco de
cerca, se lleva una desilusión:

«¿Así son los santos? Pues
me parece un cura como los
demás». Después de la comi­
da se atreve a hablar con él.
— ¿Te gustaría estudiar?, le
pregunta el santo.
— Señor Don Bosco, mi ma­
dre quería que yo fuera maes­
tra, pero como ella ha muer­
to, ahora debo atender a mis
hermanitas.
— ¿Cuántas son?
— Cuatro.
—¿Y no has pensado algu­
na vez en hacerte monja?
—En realidad, mi santa ma­
dre ofreció su vida porque sus
hijos se consagraran todos al
Señor.
— jBien, bien!, exclamó Don
Bosco.

—Pero, ¿y mis hermanas?,
¿y mi padre?, ¿quién cuida de
ellos?
—La D i v i n a Providencia
pensará en tu padre y tus
hermanas...
Y así fue.
Un mes más tarde, Enrique*
ta se hallaba en Mornés, en
la primera casa de las Hijas
de María Auxiliadora, una
congregación que aún no con­
taba un año de vida.
Don Bosco quiso que lleva­
ra consigo a dos de sus her­
manas como alumnas. Pero
Madre Mazzarello se da cuen­
ta de que Enriqueta quiére lle­
var también a las dos más pe­
queñas y da su consentimien­
to de recibirlas a todas.
BAJO LAS ALAS
Angélica, la más pequeña,
tiene apenas cinco años. De
buenas a primeras se halla en
un ambiente de altísima espi­
ritualidad. Lo ordinario es la
virtud heroica. Por otra parte,
se ama tanto la austeridad
que hasta las privaciones se
acogen con alegría.
Sólo quedaba en casa papá.
Carlos y César estudiaban en
el Oratorio de Turín. Y el pa­
dre. Constantino, acabó por
ofrecerse también para traba­
jar con Don Bosco. Cerró su
tallercito de Rosignano y lle­
gó a ser e! factótum de las
casas salesianas de Turín y
alrededores.
En Mornés. la misma Madre
Mazzarello es la que se enReconstrucción de una escena real:
Llegada de las misioneras salesia­
nas a Moliendo (Argentina) en un
día de tempestad. La casita de la
derecha, en lo alto del arrecife, es
un edificio fundado por Sor Angé­
lica.

carga de la educación de An­
gélica. Con ella es dulce y
fuerte a la vez. enérgica y pru­
dente. En un clima de intenso
fervor, la prepara a la prime­
ra comunión y es madrina de
la confirmación. La mayor,
pronto llega a ser Sor Enri­
queta, una de las primeras hi­
jas de María Auxiliadora.
La muerte de Carlos en­
sombrece la alegría de esta
nueva familia toda de Don
Bosco. Carlos era un salesiano simpatiquísimo, que se ha­
bía ganado el aprecio de los
chicos de Borgo San Martino.
César, en cambio, será sacer­
dote de la diócesis de Génova e incluso llegará a ser ca­
nónigo. Papá Constantino tra­
baja silenciosa y generosa­
mente como un hijo de Don
Bosco en Lanzo, en Turín, en
Valsalice, doquiera necesitan
sus servicio de carpintero.
Don Bosco les ha ofrecido a
todos «pan, trabajo y paraí­
so», ¿qué más pueden de­
sear?
1881. Muere Madre Mazza­
rello, y Sor Enriqueta es ele­
gida Vicaria General y traba­
jará al lado de la nueva Superiora General, la Madre Cata­
lina Daghero.

«SOY UN TRASTO»
AnoiáHc^^ece, reza y estudi2f y ba^ta hace sus trasta­
das con las chicas de su
edad. Ha sido rodeada de ca­
riño por todas partes y se
siente en un clima de'libertad
y alegría. Estas han de ser las
características que han de
marcar sy
Pero sus chiquilladas le pa­
recían enormes. En 1884, en
charla con sus cuatro herma­
nas, ya monjas hechas y de­
rechas, les confiesa su triste­
za: «Yo no puedo ser monja».
«¿Por qué?» «Pues porque soy
un trasto. Yo no soy buena».
«Pues si no eres buena, le
responde riendo su hermana
Enriqueta, ya lo serás. Basta
querer. Ve a la Madre General
y le dices que quieres ser
monja».
La Madre Daghero tiene
que hacer un viaje y le pide
a Angélica que le acompañe.
Es la mejor ocasión para de­
cirle todo: «Madre, yo deseo
hacerme monja, como mis
hermanas».
— Bien, díselo a don Cagliero. Veamos su parecer.
Y Angélica acude a don Cagliero, el intrépido misionero
de la Patagonía, futuro obis-

Casa primitiva de Mornés, con el
pozo histórico, aquí se echaron los
cimientos de las Hijas de María
Auxiliadora en unos comienzos de
heroica pobreza.

Santiago recibe el nombra­
miento de Inspectora de Chi­
le.

INSPECTORA

po y cardenal, que había sido
nombrado por don Bosco di­
rector espiritual de las Salesíanas.
—Para ser monja, le dice
el director, hay que tener es­
píritu de mortificación, espíri­
tu de humíidad, espíritu de
sacrificio, espíritu de oración,
espíritu de obediencia, espíri­
tu de...
Una cantidad iiimitada de
espíritus, reafirmados cada
uno con un puñetazo en ia
mesa. Angélica se asusta y
abre unos ojos enormes ante
aquella granizada de espíri­
tus.
Don Caglíero la mira con
ternura y termina sonriendo:
—Bueno, dile a la Madre
que puede aceptarte.
Angélica profesa en 1885.
Pero su generosidad no ter­
mina ahí. Pide ir a las misio­
nes. Era, por otra parte, el cli­
ma de Mornés. La misma Ma­
dre Mazzarello, años atrás, en
carta a don Caglíero a Buenos
Aires le decía que si les de­
jara, todas las hermanas de
Mornés volarían a las misio­
nes...
En 1889. Sor Angélica par­
te para Argentina en la nove­
na expedición misionera de
las Hijas de María Auxiliado­
ra.
14

HA MUERTO PAPÁ

Llega a Buenos Aires y en
seguida se gana el cariño de
las chicas. Es maesra de mú­
sica. Dieciocho años más tar­
de regresa a Italia. Recorre
los lugares de su infancia. Es
una fiesta del corazón el en­
contrar de nuevo a su padre
y a sus hermanas. Pero vuel­
ve de nuevo a Argentina. Aho­
ra como directora de Bahía
Blanca. Allí recibe la visita de
su hermana Enriqueta. Un en­
cuentro ensombrecido por la
triste noticia que les llega:
Papá Constantino ha muerto.
Tenía ochenta y cuatro años
de edad, treinta y cuatro de
los cuales los había pasado
en la casa de Don Bosco.
Es nombrada directora de
Bernal y en 1921 vuelve a Ita­
lia como miembro del Capítu­
lo General de las Salesianas.
Vuelve de nuevo a América,
pero esta vez a Santiago de
Chile como maestra de novi­
cias. Nadie mejor que ella pa­
ra este cargo, pues vivió de
cerca la ternura de Madre
Mazzarello y conoció a Don
Bosco y los orígenes de la
Congregación. Estaba tan bien
de maestra de novicias que
llora amargamente cuando en

Como inspectora, se entre­
ga en cuerpo y alma a las her­
manas. En 1927 sufre con un
terrible terremoto. No hay
víctimas, pero muchas casas
quedan medio destruidas. En
1928 regresa a Italia, de nue­
vo al Capítulo General, con la
ilusión de ver a sus herma­
nas, sobre todo a Madre En­
riqueta.
En 1931 es nombrada ins­
pectora del Perú. Multiplica
sus actividades: organiza cur­
sos culturales y se preocupa
por que las hermanas adquie­
ran títulos oficiales; prepara
legiones de catequistas, reor­
ganiza a las exalumnas y es­
cribe en su revista «Vida de
familia»; y funda nuevas ca­
sas. abiertas principalmente a
obras sociales para las jóve­
nes pobres.
En 1936 está en la Patagonia como Inspectora. Clima
duro y enormes distancias.
Pero no ahorra sacrificios en
sus más que maduros sesen­
ta y ocho años. En 1942 reci­
be otra noticia que la llena
de tristeza: «Ha muerto Ma­
dre Enriqueta», la que le ha­
bía hecho de madre.
Hasta que le toca descan­
sar de su enorme actividad.
Y es destinada a la casa de
Almagro, donde se ve rodea­
da del afecto de las nuevas
generaciones de hermanas.
— «¿Es cierto, sor Angélica,
que usted conoció a Don Bos­
co y que vivió con Madre

Mazzarello?». le preguntan
con curiosidad.
Sor Angélica es una figura,
una reliquia histórica, una espede de mito que se hubie­
ra encarnado para transmitir
el fervor de los primeros
años de la Congregación.
SU MADRINA,
A LOS ALTARES

En 1951 vuelve otra vez a
Italia. Es por un motivo que
le hace saltar de alegría a sus
años. Madre Mazzarello va a
ser proclamada santa. Se tra­
taba nada menos que de aque­
lla mujer extraordinaria que

había conocido en su infancia,
la misma que la había prepa­
rado a la primera comunión,
la misma que había querido
ser su madrina de confirma­
ción. jAhora el Papa la iba a
elevar a los altares!
Pero cómo ha cambiado to­
do: las personas, las cosas. A
excepción de su hermana Marietta, las otras todas habían
muerto. Y, con el corazón ro­
to, regresó a América.
Su último día fue el 23 de
octubre de 1954. Muere en Al­
magro (Argentina) a la edad
de ochenta y seis años. Su
hermana Sor Marietta morirá
en Nápoles en 1962 a los no­
venta y seis años de edad y

setenta y seis de vida salesiana.
La «nidada» de los Sorbone. que Don Bosco acogió ba­
jo sus alas en el lejano 1870
remontó el vuelo para juntar­
se todos con el santo en el
cielo.
¿No es grande la deuda de
la Familia Salesíana para con
Constantino el carpintero, con
Luisa la modista, con Carlos
y César y con Enriqueta. Ca­
rolina, Angelina, Marietta y
Angélica, la que no se atrevía
a ser monja porque decía que
era un trasto?
MARIA ELIA FERRANTE

TURIN.— El pasado año, estuvo expuesta durante tres meses en la Catedral de Turín la Santa Sábana.
Desfilaron miles y miles de peregrinos y, natural mente, la Basílica de María Auxiliadora y la ca­
sita Pinardí eran visita obligada. Hubo un ininterrumpido sucederse de peregrinos que acudían a visitar las
habitaciones de Don Bosco y el Cuerpo de los Santos Fundadores de ios Salesianos e Hijas de María
Auxiliadora.

15

DROGA
DON SOSCO MO
HACERSE EL DESi
Durante el m Congreso Mundial de las Comunidades Terapéuticas celebrado en Roma (Domus Mariae,
17-24 septiembre) se han hospedado en la Dirección General de los Saleslanos algunos «activistas» salesianos y jóvenes, miembros del Congresa Hemos abordado a don Luis Zoppi, del Centro Italiano de Solidari­
dad —Iglesia de Salvlano en Llvomo— para que nos informara de la identidad y de] trabajo de los «lugares»
(Comunidades terapéuticas) en que los toxlcómanos y los alcohólicos viven durante períodos más o menos
largos al lado de personas, sanitarios, educadores, religiosos extoxicómanos, que se preocupan para propor­
cionarles cuanto la familia, las amistades, las instituciones y la sociedad no han acertado a darles: una
razón válida para vivir. Estas son sus manifestaciones.

El 1 de octubre de 1977 en Salviano de Livorno se comenzaba una ex­
periencia de "presencia nueva» de los
salesianos entre los jóvenes de esta
ciudad, en un barrio de la periferia.
Se trata de una "casa de acogida”,
abierta a cualquier joven que tenga
graves dificultades sociales o psicoló­
gicas: ruptura con la familia, vida de
golfos, cárcel, experiencias de droga
fuerte hasta caer en las garras de la
toxicomanía (pero con deseo de esca­
par de ellas).
En Livorno el fenómeno de la dro­
ga es uno de los problemas sociales
más graves. Se debe a algunas contra­
indicaciones de la misma ciudad: ciu­
dad de turismo balneario y puerto co­
mercial, zona industrial con grandes
retrasos en su desarrollo, con proyectos
ambiciosos pero realizaciones lentas.
Saturada hasta el punto de poder es­
tallar, y con miles de viviendas vacías
e inexpugnables, con millares de jóve­
nes sin trabajo, como en otras muchas
ciudades. Además la aplicación de los
remedios previstos por la ley para las
toxicomanías tiene ya un retraso de
más de dos años, a pesar de los inten­
tos de solución hetmos por los servi­
cios sanitarios locales sin resultados
positivos.
Esta "nueva presencia” de ios sale­
sianos, deseada y pedida por el Obis­
po, Monseñor Ablondi, na suscitado

16

— mientras se constituía y se desarro­
llaba— un interés notable en la co­
munidad eclesigl de la parroquia, que
lo ha percibido como im signo de ca­
ridad y de examen de conciencia para
todas sus familias, llamadas a abrirse,
también ellas, a una acogida evangé­
lica. Para ellas esta presencia se ha
hecho un lugar de comunión y de
“condivisión” (sobre todo con quienes
sólo pueden ofrecer una experiencia
de dolor, signo de pobreza en la sim­
plicidad y en las cosas esenciales.
Los primeros jóvenes nos llegaron,
a través de algunos amigos, de los dor­
mitorios públicos, o de la calle, o de
la cárcel. G>n ellos hemos recorrido
un camino de esperanza, tratando de
darles una respuesta a exigencias inm ^ a ta s y primarias: pan, casa, tra­
bajo, salud, amistad. Y para los mu­
chachos drogados, mucha compren­
sión —particularmente en los momen­
tos de la "gran hambre", de la “crisis
de abstinencia” psicológica cuando les
falta la droga— proctuando, con nues­
tro entusiasmo y nuestra fe, transmi­
tirles el deseo de vivir y las razones
que lo justifican.
Nos hemos prepuesto todos trabajar
para arreglárnoslas solos, y ser así
autónomos y libres de entidades asistencíales. Hemos aceptado el trabajo
como uno de los instrumentos más
válidos e inmediatos para la recupe­

ración de nosotros mismos, de nuestra
personalidad, de nuestras posibilida­
des, de nuestro tiempo, de nuestra li­
bertad. Hemos equipado un taller de
encuadernación, primero como escuela,
luego como trabajo protegido y final­
mente como sociedad artesana, que
considera corresponsables a todos. Sin
embargo, algunos jóvenes trabajan fue­
ra.
El taller lo organiza y coordina un
joven objetor de conciencia, quien
presta su servicio civil en vez del mi­
litar (20 meses) a favor de nuestro
Centro de solidaridad, obligándose a
vivir su evangelio de la no violencia
y de la pacificación entre quienes han
sido marginados y convertidos en vio­
lentos por mil caminos de violencia.
Nuestro método de “reinserción” en
la sociedad es empírico, y la terapia
es la familiar. Un ambiente humano,
un viejo caserón de campo adaptado
por nosotros mismos y equipado por
las gentes del lugar, capaz para 8 per­
sonas, de las que sólo 4 en el estado
de necesidad que hemos descrito an­
tes.
Todos colaboran' en la vida de co­
munidad, incluso las atenciones de co­
cina y de limpieza. Se comparte el pan
y los problemas p>crsonaIes, amigable­
mente, ayudados por familias y por jó­
venes que vienen a casa y se compro­
meten en los mismos objetivos.

EL ROSTRO DE LA DROGA.—¿Cuántos drogados hoy en el mundo? Hoy no nos Interesa el número. Sólo sabe­
mos que son víctimas, que sufren y que mueren. Y . son Jóvenes. Incluso muchachos. Necesitan sentirse ama­
dos Don Sosco recorría las tabernas de ios suburbios. Son cada vez más los salesianos que so afanan por recuperar, salvar, prevenir a los protagonistas de estos fotogramas del veneno. No son delincuentes, son pobres
jóvenes que requieren amor. «Es preciso sostener a las personas que se sacrifican por ellos», dijo Juan Pablo I.
Estos rostros deberían ser contemplados al revés, del último al primero...

Cuando llega la ocasión, en la mesa,
por la tarde, durante las fiestas, en si­
tuaciones más favorables, se cambian
impresiones y se someten a análisis
los motivos y los ideales que nos lle­
van a actuar de un modo con prefe­
rencia a otros. La disponibilidad a escudiar siempre, a cualquier hora, sin
horarios de despacho y sin la autori­
dad de quien juzga sino que busca
junto, nos prt^xjrciona un modo de
establecer contactos para llegar a un
afecto más profundo, hasta llegar a la
amistad y a la comunidad.
Debido a esto nuestra casa se ha
convertido, por su propia naturaleza,
en centro promotor de mudias inicia­
tivas en este sector específico para sen­

sibilizar a la gente, para cubrir la fal­
ta de preparación de asistenta socia­
les, de sanitarios, de las familias, de
los grupos eclesiales, a través de ima
información correaa. En estrecha co­
laboración con el núcleo de base de
k circunscripción, buscamos y progra­
mamos nuestras intervenciones en el
barrio.
Como un cuerpo que vive y se des­
arrolla, experimentamos una necesidad
muy fuerte de una multiplicación ce­
lular de nuestras ¿omtinidades en k
r<-gión, para que se puedan atender
las necesidades y para configurarse de
modos diversos y complementarios.
Los amigos que se dedican a tiempo
pleno, y los chjetcwes de condencia,

contribuyen en esto considerablemen­
te; pero se necesitarían también pre­
sencias adecuadas de animadores sale­
sianos.
Creo que hoy los últimos de k so­
ciedad, sin voz, sin estima, sin dereÁos, sin voluntad, sin esperanza (se
U^a a insertar de nuevo en la socie­
dad un porcentaje muy bajo) forman
parte de aquellos jóvenes por los que
Don Bosco, hoy, no podría hacerse el
desentendido.
“ Es preciso sostener, comprender,
estar al lado de las personas que se
sacrifican por estos jóvenes”: Juan Pa­
blo I , 20.9.1978.
LUIS ZOPPI

17

y »,*:

‘.^ 1

ñ
A.

. V=^-S^ -

TH A ILA N D IA
COLEOIO PARA CHICOS CIEGOS
El padre Gustavo Roosens nos escribe desde Thailandia
acerca de una obra nueva, puesta en marcha por los Salesianos
en Nonthaburi: un colegio profesional para muchachos ciegos.
Y nos cuenta cosas muy interesantes de esta experiencia con
jóvenes de aquel país-

Una obra distinta
El pasado 31 de mayo, con la
buena suerte de la lluvia (la lluvia
es un buen «agüero» por estas tie­
rras, donde se aprecia mucho) — y
en las nuestras también, padre
Gustavo, pues llueve menos que
por ahí...— , dos salesianos hemos
acampado en el colegio profesional
para ciegos de Nonthaburi.
Por lo pronto, hemos podido ad­
quirir prestados dos locales en la
misma planta de las habitaciones
de los muchachos y otra sala en la
residencia de los maestros. Hoy
por hoy, esto es toda la casa salesiana. Y que es alquilada, desde

18

las camas hasta los platos en que
comemos. Todo es prestado.
La tercera sala nos sirve de ca­
pilla, de salón de estar, de locu­
torio y de dormitorio para posibles
huéspedes, por si deseáis visitar­
nos algún día...
Ahora todo nos resulta nuevo,
acostumbrados como estamos a tra ­
b ajar sólo con chicos que ven. Por
eso somos nosotros «sus ojos» y
tenemos que ver y hasta «prever»
por ellos y, sobre todo, adaptarnos
a su sensibilidad. Aqu( nunca se ve
la sonrisa, es el tono y la voz lo
que debe expresarlo todo.
Apenas llegados, nos encontra­
mos con 26 alumnos (sólo hay un

externo). Posteriorm ente acepta­
mos otros tres y estamos exami­
nando otros 20 casos. El problema
está en el espacio: ¿dónde los me­
temos?
Tenemos además 12 exalumnos
ciegos de la escuela, los cuales tra­
bajan en el taller de carpintería,
y 6 m aestros — tam bién ciegos— ,
más otros empleados en diversas
ocupaciones.

El deshielo
Los chicos nos recibieron un
tanto fríos, pero pronto se produ­
jo el deshielo. Ahora todos se

muestran abiertos y entusiastas
porque se sienten en familia. Des­
de la primera tarde que llegamos,
mi compañero el padre Carlos Velardo y yo, nos integramos a los
grupos de los chavales para poder
participar en sus conversaciones.
Cada muchacho tiene su historia,
casi siempre llena de amargura y
de tristeza. Historia que, poco a
poco nos van contando todos, con
los detalles más vivos y precisos
y que, a veces intuimos sin nece­
sidad de oírsela a ellos.
Así nos enteramos que Suksa p-s
un chico de Trang, un pueblo del
sur de Thailandia, procedente de
una familia rica, pero incapaz de
aceptar un hijo ciego. Suksa ha
perdonado ya a sus padres, y uno
de estos días me confesó: «Ahora
estoy ya contento porque tengo un
padre», y me apretaba el brazo con
fuerza. ,
Nos enteramos también de que
la madre de V irat era musulmana,
y el padre budista. Al morir el pa­
dre, la madre fue expulsada de la
propia familia, por haberse casado
con un budista, y tampoco fue
aceptada por la fam ilia de su es­
poso. Total, que se vio obligada
a desentenderse del hijo: «Me aban­
donó, ciego, en una pagoda. Allí,
un monje con un corazón de oro
me ofreció su ayuda. Años des­
pués, me llevó un señor a Bangkok,
en donde me hicieron algunas cu­
raciones, hasta que vine a dar con
mi "buena som bra” en este colegio
para invidentes». Continuó días
después: «Cuando dejé la pagoda,
el monje amigo mío lloraba des­
consolado. Me quería mucho. Pero
ahora me encuentro m ejor que en
mi familia porque — y se me acer­
có todo lo que pudo— de verdad
he encontrado un nuevo padre».

La oración pluralista
En aquella primera tarde llegó
un momento en que oí el tañido
de una campana, tras del cual to­
dos los d iico s se recogieron en su
habitación. Sentados, como suelen
hacerlo los bonzos, todos se entre­
garon a la oración en lengua Thai.
Uno de los chicos, el único musul­
mán del grupo, de nombre Charán,
extendió una alfombrilla decorada
con una mezquita, se arrodilló, y
por quinta vez al día hizo su ora­
ción al Dios de todos. Hizo luego

BANGKOK.—U s Hijas de María
Auxiliadora dirigen la escuela de ni­
ñas invidentes en la capital de Thai­
landia. Aquí están tocando un ins­
trumento típico del país.

AGUINALDO 79
PONER
EN PRACTICA
CON LA AYUDA
DE MARIA
EL PROYECTO
EDUCATIVO
Y PASTORAL
DE LA BONDAD.
D. EGIDIO VIGANO

sus postraciones de cara a occiden­
te (seguramente tenía equivocada
la orientación...) y rezó en árabe.
Terminada la oración, les di las
primeras «buenas noches», a aque­
llos nuevos chicos de Don Bosco.
En dos palabras, les conté la his­
toria de un muchacho huérfano de
padre (sin duda, Juanito Bosco), de
sus sacrificios y luchas para estu­
diar y lograr hacerse sacerdote, y
de los infinitos niños pobres de
que luego se ocupó. Tam bién les
conté que, más tarde, se rodeó de
amigos y discípulos, a los que lla­
mó Salesianos, concluyendo: «Y
ahora, aquí tenéis con vosotros a
dos de estos padres Salesianos, que
se encargarán de cuidaros y, de
hoy en adelante, también serán
vuestros padres».
Desde aquella tarde, nunca fal­
taron en Nonthaburi las «buenas

n o ^ e s » salesianas. Y Don Bosco
debe estar muy contento de ello,
pues siempre hablamos de él des­
pués de la oración pluralista de
los cieguecitos.

Los ojos de la fe
Mientras tanto, los albañiles han
empezado a construir la residencia
de la comunidad salesiana que, se­
gún el contrato, la entregarán en
cinco meses. El Padre Inspector,
don Praphon, suele mandarnos a
unos dos salesianos estudiantes de
Teología durante los fines de se­
mana, para que nos ayuden en la
asistencia y nos den un poco de su
alegría juvenil.
La primera noche de su llegada,
uno de los muchachos ciegos, al
enterarse de que eran jóvenes, me
dijo: «¿Podemos llamarlos ”Phl”?»
Phi quiere decir hermanos.
En uno de estos últimos días he­
mos recibido a un ciego más. Se
trata de un regalo de la Secretaría
de la Reina Sirikit. El chico se lla­
ma Sin. Tiene veinticuatro años,
pero apenas pesa 35 kilos. Es un
caso de lástima. Tenemos que en­
señarle las cosas más elementales
de la convivencia social, hasta el
uso de la cuchara y el tenedor.
Hft

iti

*

Hasta aquí, la relación del padre
Roosens. E sta incipiente obra sa­
lesiana está al lado de la otra casa
para niños y niñas invidentes que
dirigen las Salesianas en Bangkok.
Los hijos de Don Bosco se in­
teresan por abrirles a estos chi­
cos y chicas también los ojos de
la fe.

No es el hacer uti pareado 16 que
justifica esta reseña, sino el querer
resaltar un “hecho de vida” difícilmen­
te repetible en cualquier tiempo, y
menos en éstos que corremos,.,
Ha tenido lugar este verano pasado
del 78, en Villangómez, clásico pueblecito de la Vieja Castilla, a 20 kilóme­
tros al sur de la capital de Burgos.
En su iglesia parroquial, situada en
un altozano que corona el pueblo, ce­
lebró su PRIM ERA MISA, el 25 de
julio, festividad del Patrono de Espa­
ña, el nuevo Sacerdote Salesiano, pa­
dre G R EG O RIO REVILLA, herma­
no, a su vez de otros tres Sacerdotes
Salesianos, de otros tres Religiosos
también Salesianos y de otros seis her­
manos más, que hacen un total de tre­
ce, y que Dios conserve muchos años...

En Villangómez, en años no muy le­
janos, había un párroco, ya fallecido— ,
don Pedro Cámara, gran admirador de
la obra de Don Bosco, a través del
benemérito Salesiano, don Santos
Cuesta, — también fallecido— , de quien
admiraba su bondad y sencillez.
A don Pedro Cámara le gustaba que
hubiese en su parroquia familias nu­
merosas.
A don Pedro Cámara le gustaba que
alguno de sus monaguillos se hiciese
salesiano.
A don Pedro Cámara le hacía feliz
el que le ayudasen a Misa — y, a aque­
llas Misas en latín— los niños, cuanto
más pequeños mejor — ya desde los
cinco años— ...
Y en Villangómez había por enton­

BECAS PARA LAS VOCACIONES SALESIANAS
INSPECTORIA DE BARCELONA
Beca “ San Marcos", Primera entrega; 100.000 pesetas
'
Beoa Bibiana". Nueva entrega: 5.000. Total: 35.000 pesetas

INSPECTORIA DE BILBAO
Cañada.' N. e.: 250. Total: 52.750 pesetas
I S Í ! -n
Mauricio y AA. AA. N. e.: 11,000. Total: 26.000 pesetas
Beca D, Tomás Alonso . Un AA. AA. N, e.: 8.000, Total: 38.000 pesetas

INSPECTORIA DE CORDOBA
Beca I^Marla Auxiliadora". Alcaudete. Ultima entrega: 10,000 pesetas
Beca José de Juan . Primera entrega: 450.000 pesetas
Beca “ Francisco Portero". Montllla. N. e.: 15.000. Total: 65.000 pesetas

INSPECTORIA DE LEON
Beca “ D. Fila". N. e.: 1.000, Total: 7.000 pesetas
Beca “ A rcliicolradla María Auxiliadora". VIgo. N. e.: 2.000 Total' 4 000 oeseies
Beca _"MarIa Auxiliadora". Orense. Nueva entrega: SO.OOOpesetas
Beca San Juan Bosco". Orense. Nueva entrega: 50.000 pesetas.

INSPECTORIA DE MADRID
Extremadura. N. e.: 1.000. Total; 75,000 pesetas
M. A, L. . Nueva entrega: 1.000. Total 115.000 pesetas
* " ‘ ^«0*- 3 000. Total: 150.000 pesetas.
Beca Salesiano coadjutor da perteccionamiento". N. e.: 100 000 T • 260 000 ote®
Beca "Familia Francia", N.
1.000, Total; 86.000 pesetas
^
Boca

INSPECTORIA DE SEVILLA
Beca “ María Auxiliadora". Arch. Cádit. N. e.: 1,000 Total- 117 000 oaseiaa
Beca -Apdslol Santiago", N. e.: 50.000, Total: 295.000 S !» ta s
Beca Arcángel San Miguel", N. e.; 50.000. Total; 100,000 pesetas
Antonio". N. a.; 10,000. Total: 56.000 pesetas
Beca Márt^lres Salesianos , Primer» entrega: 10,000 pesetas.
Beca D. Ralael Romero". San Joe« del Vallo. N. e.: 12.000 pesetas.

INSPECTORIA DE VALENCIA
Beca

lBeca
ili
20

Juan Manuel" Dona Carmen Gómez. Alcoy. N. o,; 50 000 T ' 100 000 of*
-F í n r L ° " r V P f *
N1 0 . ^ “ ” TotaV:
Francisco Qil Esleve . Valencia. N. e.: 3.000. Total; 34.000 pesetas.

ces una familia numerosa, la familia
del señor Gregorio con sus trece hijos.
Y a Villangómez llegaron los Sale­
sianos invitando a los monaguillos a
irse con ellos.
Y en la iglesia, que corona el alto­
zano del pueblo, iban ayudando los
nueve hijos varones del señor Gregorio,
cuando silbaba el viento en la torre
en los duros meses de invierno, y
cuando arrullaban las palomas en el
tejado de la iglesia en los calurosos
días del verano, y contestaban en
aquel clásico latín de monaguillo, y
daban no pocas veces un buen susto
al Sacerdote Celebrante, al dejarse caer
al suelo el misal, al no poderlo con­
trolar por sus cortos años...
A Villangómez llegaron por los años
1947 los salesianos, a los que apenas
nadie conocía si no era don Pedro
Cámara,
— ¿Quién de vosotros quiere hacer­
se salesiano?, — preguntó a los mona­
guillos un Salesiano que venía de Sa­
lamanca.
— Yo, yo, — respondió sin aguardar
a más razones un avispado hijo del
señor Gregorio, Eduardo.
Y, al Aspirantado de Astudillo (Fa­
lencia) se marchó feliz con sus doce
añitos recién estrenados, A los tres
años, Eduardo invita a su hermano Lá­
zaro a irse con él, y allá se nos fue.
Después, les siguieron sucesivamente
otros tres: Isidro, Gregorio y Teófilo.
A su vez, los hermanos invitaron a
sus hermanas a hacerse Religiosas Salesianas, y dos de ellas: Teresa y Jo­
sefa forman parte de la Congregación
de Hijas de María Auxiliadora... Siete
Salesianos en total de los trece her­
manos Revilla de Villangómez.
*





Los cinco aspirantes al Sacerdocio
fueron pasando sucesivamente por los
Aspirantados de EstudiUo y Arévalo,
por el Noviciado de Mohernando, por
el Teologado de Salamanca, hasta que
un 2 de julio ondeó por primera vez
en la torre de Villangómez la bandera
blanca de Primera Comuni<^, pues,
Eduardo llegaba a su pueblo a cantar
su Primera Misa Solemne. A los tres

años, en el 65, celebraba también su
Priinera Eucaristía en la misma iglesia
el segundo hermano Sacerdote, Láza­
ro. Ambos hoy en las Misiones de
Filipinas. En 1969, de nuevo la ban­
dera blanca en la torre, con la Primera
Misa del tercero, Isidro, hasta que,
este verano, el 25 de ji^ o , viene a
celebrar su Primera Misa Solemne,
Gregorio Revilla, el cuarto de los her­
manos Salesianos.
En estas cuatro Primeras Misas, las
Liturgias han cambiado. Pero, algo no
ha cambiado; la entrega gozosa de es­
tos cuatro jóvenes hermanos a la vo­
cación sacerdotal.

4: 4:
Era este último 25 de julio. Festi­
vidad de Santiago, de esas que relu­
cen más que el sol... Ya de maña­
nita, al despuntar el día, el pueblo
olía a campos de trigo y cosecha abun­
dante de mieses ya cercanas. No se
veían, como hace dieciséis años, cuan­
do la misa de Eduardo, carros y tri­
llos preparados para un duro y largo
verano en las eras, sino, tractores y
cosechadoras, prestos para tma rápida
recolección, en un pueblo que se mo­
derniza y progresa...
Ya de mañanita, al despuntar el
día, por las calles, recién cementadas,
la juventud de la familia Revilla can­
taba “las mañanitas”, coplas tradi­
cionales con las que se invita al ve­
cindario a sumarse a los grandes acon­
tecimientos de la localidad.
A media mañana, enloquecían de
alegría las campanas convocando al
pueblo a la Primera Misa del padre
Goyo. A las doce, con la iglesia re­
pleta de paisanos e invitados, acom­
pañado por el señor Párroco del pue­
blo don Jesús Pérez y por varios
sacerdotes íntimamente unidos al Misacantano, sube al altar a celebrar su
Primera Solemne Eucaristía. Isidro y
Teófilo dirigen el coro de las jóvenes
del pueblo, que con sus cantos alegran
la Eucaristía, entje luces, incienso, fo­
gonazos de los fotógrafos y la emotiva
homilía del Misacantano, pronunciada
por primera vez en su pueblo y a sus
paisanos.
Las Primeras Comuniones de sus
sobrinitos, vestidos de blanco, Tomasín y Sofía y otros tres compañeritos,

ARRIBA.—Todos son familiares que
asistieron a la primera misa de Gre­
gorio. ABAJO.—Los padres del nue­
vo sacerdote y 11 hermanos. Pero
faltan todavía los 2 que están en
Filipinas para completar el hermoso
nún^ero de trece... De los cuales
son 7 salesianos.

llenan de entorno festivo este aconte­
cimiento religioso y familiar.
Al final, el besamanos cariñoso y
entrañable de sus paisanos, amigos y
compañeros de infancia y asistido por
sus Padrinos Domingo y Encama, re­
presentantes de sus hermanos y famliares. Allí estaba presidiendo la seño­
ra Josefa, su ma<¿e, sonriente, feliz,
bondadosa, perfumando de colonia las
manos de su hijo mientras recibía los
parabienes de toda la concurrencia, y
repartía a todos la estampa recorda­
torio de esta celebración.
Un Gran Ausente, con todo, había
en este besamanos, el señor Gregorio,
el Padre de familia, que desde el cie­
lo, junto a la Auxiliadora, se unía al
gozo sacerdotal de sus hijos. También
faltaban Eduardo y Lázaro, los dos
primeros misacantanos, que no pudie­
ron venir de Filipinas.
Pero, allí estaban sus cuatro her­
manos Salesianos; Isidro, Teresa, Jo­
sefa y Teófilo. Y allí estaban también
sus otros seis hermanos: Sofía, Avelino, Desiderio, Domingo, Donato, Jua­
na, todos casados, con sus esposas y
con sus retoños, que creaban un clima
incomparable y festivo de inocencia y
alegría infantil.
Después, el almuerzo familiar con

truchas del Arlanza y cordero borga­
lés. Poco se hizo esi^rar la alegre so­
bremesa en una familia de músicos y
poetas... cantos, bailes, declamaciones
de pequeños y grandes, evocaciones de
otras Primeras Misas, fotografías de
recuerdo, todo bendecido por la son­
risa del padre Goyo, dichoso de verse
entre los suyos en este día tan me­
morable y esperado.

*

*

*

Poco a poco, hermanos, hijos, nietos
fueron partiendo de Villangómez y re­
gresando de nuevo a sus hogares. En
Villangómez sólo residen permanente­
mente dos hermanos. En la casa pater­
na, únicamente reside la madre, siempre
desencantada al ver partir a sus hijos, y
siempre esperanzada y con ilusión en­
sanchando cada día más la casa para
que quepa toda esta familia Rcvilla,
que aumenta sin cesar año tras año, so­
ñando con celebrar en ella tantas fies­
tas familiares que aun quedan por lle­
gar. ¡Y que sean muchas!
Enhorabuena, señora Josefa, por es­
ta cuarta PRIM ERA MISA de sus
hijos, la del padre Goyo.
Agosto de 1978
E M ILIO ALONSO

DON JUAN
CASTAÑO
Fue director del Boletín Salesiano. - Director del Estudiantado Teológico
Salesiano de Carabanchel Alto, dedicó varios años de su vida a la forma­
ción de los nuevos sacerdotes. - Como director del Tibidabo, contribuyó
grandemente a la construcción del Templo profetizado por Don Bosco - Fue
el primer asistente de las Voluntarias de Don Bosco en España
SACERDOTE
DE CUERPO ENTERO
La estampa de don Juan Cas­
taño era inconfundible. Todos
los meses llegaba a la Librería
de nuestra Central Catequística
Salesiana con su sotana, sombre­
ro y esclavina. Un cura incólume,
intacto e incontaminado, como si
hubiera tenido miedo de consti­
parse con las corrientes seculares
de nuestro tiempo. El sacerdote
de cuerpo entero, por fuera y por
dentro, que había formado pro­
mociones sacerdotales a centena­
res, no iba a dejarse arrebatar la
sotana a las primeras de cambio.
Y despacio, llegaba a la librería
a retirar personalmente el Bole­
tín Salesiano, que leía también
despacio y que enviaba ligero y
puntual a todos sus amigos y co­
operadores.
Los años y una enfermedad
cruel también nos lo han arreba­
tado. Pocos días después del
E u rohosco 78, el 2 6 de septiem­
bre, el Señor se lo llevaba al Cie­
lo. Contaba ochenta y un años
de edad. Pero, ordenada y pun­
tualmente, había manifestado su
última voluntad, expresada en

22

estos tres puntos concretos: 1.",
que no se tributasen elogios ni
se hiciese panegírico de sus vir­
tudes, pues no tenía ninguna;
2.°, que realmente se encontraba
con las manos vacías; y 3.°, que
pedía perdón a quienes involun­
tariamente hubiese ofendido de
palabra o con sus modales.
Y así, este hombre que hizo
de la regla y del deber su norma
y su marco, cumplió su vida ofre­
ciéndola en sus últimos días por
la Iglesia, por la Congregación,
por los sacerdotes, las misiones,
las vocaciones. Y puntual, como
siempre, apagó su última luz po­
co después de haber comulgado,
mientras daba gracias con mues­
tras sensibles de una honda emo­
ción.

TRAYECTORIA SALESIANA
Había nacido don Juan Casta­
ño en Aldearrodrigo (Salamanca)
el 31 de diciembre de 1896 en
el seno de una familia de agri­
cultores en la que Juan era el úl­
timo de ocho hermanos. Entró
como alumno en el Colegio de
San Benito de Salamanca pasan­
do después a pertenecer a la pri­

mera promoción de alumnos del
Colegio de María Auxiliadora.
Hizo su aspirantado en Caraban­
chel y en Campello profesando
como salesiano en 1915.
Estudió luego la Teología en
Tunn, donde obtuvo el doctora­
do, recibiendo la ordenación
sacerdotal en 1924. Y en segui­
da fue destinado a Campello, as­
pirantado en el que desarrolló su
servicio como catequista, admi­
nistrador y director. Inteligente
y previsor, supo preparar a todos
para los momentos difíciles de
aquellos años de la República.
El preparó trajes y dinero para
facilitar a teólogos y aspirantes
para dispersión que salvara sus
vidas y, en lo posible, su voca­
ción.
Durante la guerra civil sufrió
don Juan momentos terribles.
Era por aquellos años prefecto
de Carabanchel, donde estaban
los teólogos y aspirantes. Tenía
su domicilio en una casa de la
Cruz, cerca de la madrileña Puer­
ta del Sol. «Estaba siempre dis­
puesto a recibir las confesiones
de cuantos a él acudían. Distri­
buyó los días de la semana para
desarrollar su ministerio sacerdo-

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Ite q jie ííue asáiraitte ÜasBa IH É ® .
m® (diuitern® numa\ stii dfe(itirteimi aiinfi^^tkt >y aui cEimpjBroaiñn, ai Ik w&z qjite au dbmriiiui
nai irite ftennramiís' ceti di tis^pítiu!
siikaiámsi
Hafcíuii JI l- divir oni
n m ^ ddl immUlci.
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E n IIW-W «ttlldit® tsíin rtfdl»' iicaí\ítíH3- suK Ihídli» db oiM> >kubuvdbiulte. ¿^tonuDuin db ijudiijim» lan
w i amKii ijiMlur a i» íHílhuiní» ffb(Am) y iíimiíiisai. Ennse He» abistsntffi* dstais® Ik pK«fflnáiu d t dlem
TIsssé Sfiama Q E® ffltíte. amngiamf*iDs> db CTunÜii» db dbm .ÍUain.
iqfjTgTin
^ su r ai su 11b&> can
tnsm memimafelb tbibm,. y ^^liian
jjmwTinBmHtgí iimiB;
mfTiTn mm dbaji® «munnimadb dtíl

saaeediQCc w ctíe ssbs ¿láñescldecaidc¿géüeen Saidanaanoa.EBeitcidalfippttfña Ilégaamni
yy .laaiBbpQ^
ipuna iiffconipgriabc een fécrixi ttan
iséñábiíiDSon .ITiaan csiai d i Ibisnkfacc.-1 I d l.
SdlaalkÍH3ebdifti>vtidIa:ilLuililsn.i;
ai Iki Uümi \\ d i c.o?prriui.lllri Ibuinv
Hm.' 41UVssAliái wiUmt'Atrc.cuulkixvidhi anaiiui-> lUttvbbi tmi Iki ^oibeiki >y
can di ^.smuDáWl, Uhi IbmWm- ttni d i
miu- íígui'ttlki
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^)ut- iKi liiwnuaimi. ^Uiiabs sxu c,«stwtumi li«w
imallrihi Uteslb- smís
(]1TÍUÓÍ|ÍÍI» W 0£ím\ÍÍKüíUUO.S. Yl' c^ll
leKtt’ aamitÜn, dlini Jjuuii CCi».'tiuüi'
liui siHíi d i iHnnUm' ffdl ai di inikimn, siianipH' \y om tiidte nwicss.
csimmi díuiuii \y muirau. ^lútun a»tudiani ai jíui lldi»' siliíái «u [{«Jivwi
miiaiiü>\y su aumüm. ttiru uní Ihnmbm; üMjnsmidiíi db osummui» y db
IHbwíi: iinltem uiililb um «u tfc jy
en SU& ciMm.uÚKÍUmi». líiin dlullu. jhu
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IcsáaoiEa y a Ibs pmfeiflcacápcaQ czee^
quéóc», Dmadoie esce vrmnáo
dífígpó tiaanfeádm d BoSesúa Stücshoo. Cmma» tsovas j cuátuto es*
tiño veníó esa la coófecdóa de
las pápma- de intcscra rerísta.
Giáñto cdo pata cons^uír ape
los saleóaiK» dedicaran so óem'
po am p ie» a los Medios de Connmicadóa Soda!.
Desde 1960 a 1978, dedicó
don Juan todo so t k o ^ al mi­
nisterio sacerdotal, prinapalmes'
te am o coofesor. Era un verda­
dero guia. La oradéo, la osedícadóo, la Eucaristía, la devodón a
Marú AuriEadora, d sacrificio,
la caridad, d mbajo y la pacien­
cia coosútxáan d oúdeo de sus
coosdos. Este era d secreto por

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Esta escena se repain 111

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_■VnOBBBi.

23

H A C ER SE
IN D IO
CON LO S
IN D IO S

I

J

Alfonso Casasnovas nos escribe desde la selva amazónica, donde ejerce
su heroica misión entre los indios tucanos, tuyucas y macús, en la
Prelatura del Río Negra>Amazonas. Alguna vez ha aparecido rápi­
damente por Madrid para comunicarnos su espíritu misionero
y su entusiasmo. Los Cooperadores españoles le han en­
viado alguna ayudíta. Hoy nos envía esta carta, que
es un verdadero testimonio de su entrega y de
su servicio a los más necesitados.
ACTUALMENTE estoy trabajando en plena
selva amazónica en la parroquia de Parí Cachoelra. que es la más distante de Manaus,
capital de Amazonas.
Estamos a unos 1.000 kilómetros, vía aérea,
de esta ciudad, que es la más cercana de
nuestra misión. Mi parroquia tiene 2.700 in­
dios de diversas tribus: los tucanos, desanos
y tuyucas, que viven en la orilla del río Tiquié
(subafluente del río Negro), y los indios ma­
cús que viven escondidos bien en el interior
de la selva a donde podemos llegar solamente
a pie por pequeños senderos, que a veces ni
aparecen.
Tenemos un total de 70 aldeas y con difi­
cultad una vez por año podemos tener un en­
cuentro con estos indios; solamente si tuvié­
semos un helicóptero podríamos atenderlos
mejor.
Se dedican a la caza y a la pesca y también
tienen pequeños cultivos, especialmente la
harina de mandioca. La tierra es tan pobre que
todos los años deben hacer una finca nueva
24

para que la mandioca pueda crecer. Allí no
hay provisiones. Cada día el indio debe bus­
car su comida. La lucha de cada día es la
subsistencia.
TENEMOS UN INTERNADO en donde los in­
dios reciben una educación religiosa y cultu­
ral para prepararlos para la vida, para que
sepan defenderse contra la invasión de los
blancos, que no tardarán en llegar por estas
tierras. No somos nosotros, los misioneros,
los que debemos defender a los indios, sino
que ellos mismos deben defender su tierra,
su cultura, sus tribus.
ALGUNAS DE LAS DIFICULTADES QUE EN­
CONTRAMOS LOS MISIONEROS. Con frecuencia me preguntan cuáles son las dificul­
tades que encontramos en nuestro trabajo
misionero. Les diré las que se me ocurren:
• El clima y comidas no creo que sean
gran dificultad; el clima es tropical pero se
soporta bastante bien. ¿Y las comidas? Nadie
hasta ahora se murió de hambre. Uno se acos-

misionero que desea identificarse con ellos,
hablando su lengua, comiendo su comida, in­
teresándose por sus problemas.
Otra grande alegría que siento es al descu­
brir los valores humanos, que yo llamaría cris­
tumbra a todo, hasta a comer hormigas, las
tianos, de esta gente primitiva, que llaman
célebres «sauvas», que son muy ricas.
salvajes, pero que no son tan salvajes como
• Falta de medios de comunicación: por
los llamados «civilizados». Son las simientes
el río viajamos con una canoa y un pequeño
del Verbo. Dios ya trabajó entre estas gentes
motor de gasolina y por la selva, a pie, 3 ó 4
antes de nosotros llegar. Les decimos que
kilómetros por hora.
esto es ya cristianismo, que Dios ya estaba
• Los animales peligrosos. Los más peli­
con sus antepasados, y así vamos perfeccio­
grosos son las serpientes venenosas, que las
nando su cultura.
encontramos en todas partes. Son muchos los
Podría apuntar algunos de estos valores:
indios que mueren o pierden algún miembro
espíritu comunitario, hospitalidad, fidelidad
debido a la picadura de estas culebras. Pero
conyugal, respeto a los ancianos...
hasta ahora ningún misionero fue mordido. La
Sus utensilios, sus personas, están al ser­
Providencia es grande.
vicio de la comunidad. Esto contrasta con
• Las lenguas. Cada grupo indígena tiene
nuestro individualismo, nuestro egoísmo.
su propia lengua. En nuestra parroquia tene­
Por eso los misioneros no sólo estamos allí
mos ya muchos antiguos alumnos que hablan
para dar, sino también para recibir: nos enri­
bien el portugués, pero siempre nos encontra­
quecemos mutuamente y juntos vamos ere
mos con grupos que no estudiaron y tienen
ciendo.
derecho a escuchar el mensaje de Cristo en
Resumiendo, podríamos decir que ENCAR­
su lengua materna.
NACION es saber escuchar, descubrir, con­
• La soledad. No solamente por encontrar­
vertirse. comprometerse, anunciar, celebrar y
nos lejos de toda civilización, sino también
caminar-con.
porque es difícil penetrar en estas culturas
Termino mandando un saludo muy afectuo­
indígenas. El indio es muy reservado; es muy
so para todos los Salesianos de esa Inspec­
difícil saber lo que quieren, lo que piensan,
toría y que continuemos siempre unidos en la
el porqué de sus actitudes. ¡Es un mundo tan
oración y en el trabajo por la liberación nues­
diferente del nuestrol
tra y de nuestro ambiente.
Pero si es verdad que encontramos dificul­
ALFONSO CASASNOVAS
tades, también tenemos muchas alegrías. La
primera que yo siento es el pensar que estoy
cumpliendo el mandato de Cristo: «Id y pre­
dicad el Evangelio a todas las gentes». La fe
me fue dada para vivirla, hacerla crecer, com­
partir con los demás. La Iglesia es esencial­
mente misionera. Todos somos responsables
para que la Buena Nueva sea llevada a todos
los rincones del mundo.

El padre Casasnovas con un matri­
monio tuixano de la región amazó­
nica, desde donde nos escribe sus
reflexiones misioneras.

DESPUES, NOSOTROS PERCIBIMOS que ios
indios quieren nuestra presencia, no solamen­
te por la ayuda que les damos en su salud,
instrucción, evangelización, etc., sino que
también se sienten valorizados cuando ven al
El padre Casasnovas y Pilar Restrepo, una misionera
colombiana, con el cacique tuixana. Parece que son muy
buenos amigos.

25

"BABÁ CESAREO

ww

o o m o u n c u o n to d o in d io s
Parece un cuento, pero es una
realidad. Era una vez un chico muy
bueno y muy cándido. Se llamaba
Cesáreo y era zapatero de oficio.
Le gustaba mucho la música y era
amigo de la diversión y del jo l­
gorio. También se divertía mucho
haciendo zapatos o reparándolos
cuando se los llevaban rotos. Vivía
en Montesardo, un pueblecito ita­
liano de la provincia de Lecce, y
tenía un sueldo mínimo con el que
aún podía ayudar a su familia y
hasta hacer algún ahorrillo. Lira
que te lira, logró hacer una fortunilla con la idea de construirse una
casita pequeña, pero suya. Y algún
día llegaría también a form ar una

familia y ser feliz dentro de su
pobreza. Luego...
Luego...
Un día se preparaba en Montesardo la fiesta de la Virgen. Cesá­
reo estaba ayudando en la iglesia
al hombre que arreglaba el paso
para la procesión. Durante el tra­
bajo, el viejo decorador, hablando
más a la Virgen que a Cesáreo,
decía en voz alta: «¡Cuánto me hu­
biera gustado que mi h ijo hubiera
sido misionero. En cambio, el S e ­
ñor se le llevó al cielo demasiado
pronto. Lo que daría yo por man­
dar a otro en su lugar a las misio­
nes...!»
Cesáreo pensó que a lo mejor
era el Señor el que le hablaba por

boca de aquel hombre. Aquellas
palabras podían ser para él. Dio
al trabajo de largas, y cuando se
fue el decorador, quedó a solas.
Luego llegó el párroco al que le
dijo que era ya muy tarde para
volver a casa. S i no le parecía mal,
podía pasar allí la noche.
Durmió en el templo, como se
cuenta del profeta Samuel cuando
niño. A la mañana siguiente, al
despertarse se encontró con su de­
cisión también muy despierta, co­
m o .si hubiera entrado por las vi­
drieras como el sol: «seré misione­
ro».
Y escribió a Ivrea, donde los Salesianos tenían un instituto para la
formación de los futuros misione-

^'E X P E D iC IO N M IS IO N E R A 1 0 8 *'
, Turín, 1 octubre.— De nuevo una función de «adiós
a los misioneros» en la basílica de María Auxilia­
dora. Ciento tres años después de la primera ex­
pedición enviada por Don Bosco, esta vez la entrega
de los crucifijos ha sido «simbólica», porque la ma­
yor parte de los expedicionarios o se encontraban
ya en su destino o se han visto impedidos para po­
der asistir; no tanto por motivos personales, cuan­
to porque ahora ya no sólo ios salesianos de Italia,
sino otros de diversa nacionalidad se dirigen desde
su lugar de origen a sus destinos de evangelizadores directamente. En esta ocasión se da algo que
anima y que nunca se había dado: el hecho de que
un considerable número de naciones no europeas,
incluso del Tercer Mundo, han enviado personal a
las misiones más necesitadas de ayuda.
Como se va haciendo ya tradicional, también la
fiesta del «adiós» ha sido la clausura de un «cursillo
de preparación» hecho durante el mes de septiem­
bre en la Casa Generallcia de Roma.
La fiesta del «adiós» en Valdocco ha tenido este
año algunas novedades Imprevistas. El Rector Ma­
yor se encontraba fuera de Italia, recorriendo luga­
res hispanoamericanos. Quehaceres de su compe­
tencia requerían la presencia de la casi totalidad
del Consejo Superior en otros lugares. Se había
Invitado a presidir la función al obispo saiesiano
monseñor Sebhatlaab Workú, eparca de Adigrat de
los Etiopes (Tigray), llegado a Italia desde su leja­
na sede. Pero pocos dias antes de la fecha hubo
de ser hospitalizado. Se ofreció generosamente pa­
ra sustituirlo monseñor Rosalfo J. Castillo, secre
tario de la Comis. Pont, para la revisión del Der.

26

Canón. Pero también él debió renunciar por la re­
pentina muerte de Juan Pablo I. Al fin presidió la
función don Bernardo Tohill, consejero general en­
cargado de las misiones.
«SIGNOS» DE LA ESPERANZA
Pocas veces ha asistido a esta función una mul­
titud tan grande de fíeles. Muchos habían venido de
lejos, simultaneando la peregrinación para ver la
«Sábana Santa» con su visita a María Auxiliadora y
a Don Bosco. Los mismos misioneros, dos días an­
tes, habían tenido la ocasión de concelebrar ante
la catedral de Turín. Así que los motivos de refle­
xión, puestos de relieve por don Tohill, no eran
pocos este año: La «Sábana Santa», como «quinto
evangelio» y como estímulo para quienes se dis­
ponían a partir para anunciar la muerte y resurrec­
ción de Cristo al mundo; las muchedumbres de pe­
regrinos y fieles, como índice de una esperanza
confiada en momentos de una secularización preo­
cupante... Los 44 SALESIANOS de la expedición
han aprendido estos mensajes.
Su número no es «astronómico» sí se tiene en
cuenta otras muchas expediciones del pasado; sin
embargo es relevante en las circunstancias presen­
tes.
Anunciar el Reino de Dios sigue siendo una labor
que vale la pena para quien cree y ama. Ellos par­
ten, como una demostración palpable de esta Fe y
de este Amor.
ANTONIO SMIT

ros. Y le respondieron que sí, que
fuera y que llevara el título de
Primera Enseñanza. ¿Quién lo hu­
biera pensado? Ni siquiera tenía
ese título. Pues a apretar los co ­
dos hasta sacar el diploma.
Y un día vendió todas sus he­
rramientas de zapatero y con su
cartón bajo el brazo partió hacia
Ivrea. Se presentó al director del
Instituto Misionero y le entregó
todo lo que tenía, unas 400 liras,
que no era tan poco para aquellos
tiempos. Desde entonces se echó
para toda la vida en los brazos de
la Providencia.
Corría el año 1926. Cesáreo con­
taba entonces con veintiséis pri­
maverales años cuando empezó
sus estudios de Latín. En 1929 par­
tía para la India donde más tarde
recibió la ordenación sacerdotal. Y
luego cumplió su sueño misionero
al ser destinado a unas aldeas de
Bengala.
Y , manos a la obra, en seguida
se metió a construir casitas y una
capilla y la escuela. S e dedicaba,
entre otras cosas, a enseñar a leer
y escribir. Quería que todo el pue­
blo aprendiera. Todos lo querían
mucho y lo llamaban «Babá», es
decir, Padre. AI final de su vida
quiso construir en una de las po­
blaciones en que misionaba una
iglesia un poco mayor, que fuera
muy hermosa. Y lo logró. Y es que
Cesáreo había conquistado un gran
número de amigos, en la India y en

Europa, que le ayudaban a él y a
su gente de Raghabpur. Sus amigos
eran su Providencia. Les escribía
cartas y cartas, que luego le con­
testaban y en las que venían no­
ticias en metálico...
Pero un día su mano se cansó
de escribir. Todavía tuvo fuerzas
para enviar unas letras al Procura,
dor de la Casa General de Roma,
el que recoge y manda las limosnas
para las misiones: «Mi trabajo — le
decía— ha llegado a su fin. Me
faltan la salud y las fuerzas para
continuar escribiendo cartas a mis
bienhechores. Si aún puede ayudar­
me se lo agradeceré de verdad. Don
Bosco me ha prometido pan, tra­
bajo y paraíso. Pues bien, en lo

que se refiere al pan, nunca me ha
faltado, aunque aquí lo he tenido
muy escaso; trabajo lo he tenido
hasta la coronilla... Ahora espero
que se cumpla la tercera de las
promesas, el paraíso».
El padre Cesáreo murió este año
pasado. Su iglesia, amplia y hermo­
sa como la había soñado, resultó
pequeña para tanta gente com o fue
a verlo. Dos obispos fueron a darle
el último adiós.
Y el cuento... se acabó. Pero es
ahora cuando surge la pregunta,
como una nueva voz que cayera en
el corazón juvenil: ¿Quién irá a
ocupar el puesto de «Babá Cesá­
reo» en la misión salesiana de
Raghabpur?

Ana Possamai, la mamá Marga­
rita de los salesianos de Ascurra
(Brasil) ha vivido cincuenta y cin­
co años con los hijos de Don Bosco, dedicando todo su tiempo y
trabajo a las vocaciones. Silencio­
samente ha contribuido a la for­
mación de dos obispos, cinco ins­
pectores, centenas de directores,
sacerdotes y coadjutores esparci­
dos por todo Brasil. La coopera­
dora Mará Ana ha entrado en la
luz de Dios y ha recibido el pre­
mio bien ganado.
El Colegio Santa Cecilia de San­
ta T ecla ha sido el alma de toda
la ciudad salvadoreña durante la
«IV Sem ana de la Juventud» orga­
nizada por los salesianos. Días de
alegría, entusiasmo y c^timismo, y
al mismo tiempo de formación es­
piritual, cultural, artística y depor­
tiva.
La formación de los catequistas
jóvenes ha sido el tema propuesto
a debate de nutridos grupos de
SD B y de HMA por algunos exper­

------ETIOPIA.—Primera capillita dedicada en Etiopía a María Auxiliadora. Se
trata de la pequqña iglesia del cementerio de Makalié, terminada e
inaugurada en 1978. El Obispo de Etiopía, monseñor Workú se hizo salesiano para llevar a su país a ios hijos de Don Bosco.

tos de la Inspectoría argentina de
Córdoba, entre ellos el P. E. Giorda. V. y J . Bocalon, etc. Recordan­
do que «la Congregación fue en
sus comienzos un simple catecis­
mo» (Don Bosco), centraron su
atención sobre el catequista joven.

el itinerario de su formación, la
espiritualidad salesiana que debe
caracterizarlo, la programación de
su actividad dentro de las com u­
nidades salesianas.
Tam bién ha tenido lugar este de­
bate en Paraguay (Asunción), don­
de ha sido el tema de la sexta con­
sulta de Pastoral Juvenil.
En Portugal loe cooperadores sa ­
lesianos han tenido una iniciativa
original. En Lisboa (SD B) y en Estoríl (HMA) el grupo juvenil pre­
para, cada mes, una fiesta para la
tercera edad y para los enfermos
de los hospitales. Durante algunas
horas los pacientes se ven amados
por las generaciones jóvenes, en
nombre y con el corazón de Don
Bosco.

Las cuatro primeras casitas cons­
truidas en Cochin de Kerala por ios
alumnos de la casa de la caridad y
sus familias. El primer ministro en­
tregó la llaves de las nuevas vivien­
das, en presencia del director salesiano.

28

Ganados por Cristo y enviados
a los demás: es el tema de estudio
que ha centrado la atención de los
cooperadores jóvenes de Italia no­
reste (Véneto-Friuli) en Colesin
Cencenighe, en una semana abier­
ta también a cuantos jóvenes lle­
van en su corazón el ansia de vi­
vir una «vida de locos», de gastar­
la, de escalar las cumbres del com­
promiso apostólico.
Radio Internacional, de Guate­
mala, ha difundido por toda Amé­
rica Central la vida de San Juan
Sosco en doce capítulos. L a inicia­
tiva partió de los Cooperadores saiesianos guatem altecos, que se han
propuesto dar cauce a iniciativas
concretas, cada año, en la fiesta
del S a n ta
Los pobres de Linares, los po­
bres de todo Chile, han estado muy
presentes en la mente del P. Livio
Vellere durante la prolongada en­
fermedad que lo ha llevado, toda­
vía joven, a la tumba. Testigos de
ello son sus hermanos chilenos y
los de la Casa Madre de Valdocco.
Ha sufrido y ofrecido sonriendo,
con la alegría propia de quien co­
noce el valor del sufrimiento. «He

Uno de los más ilustres peregrinos que visitaron la Santa Sábana de
Turín y, posteriormente, la Basílica de María Auxiliadora, fue el Patriar­
ca Nikodin de Moscú. En la foto io vemos orando ante la tumba de Don
Bosco, Días más tarde bajó a Roma, donde le recibió el Papa Juan Pa­
blo I, y expiró en sus brazos.

hablado con su madre después de
los funerales — ^ha dicho el D irec­
tor de la Casa Madre— y ella me
ha dicho que todo cuanto estaba
destinado a su único hijo, irá des­
tinado, por voluntad de él, a Chile
y a los pobres de Linares».

Clausurada con éxito en Córdo­
ba (España) la actividad anual del
Cineclub Intercolegial «Don Bos­
co», se está programando la nueva
edición con un interés mayor aún.
A la edición anterior se adhirieron
10 colegios de la ciudad, enfrentártdose entre sí en «competicio­
nes» acaloradas de estudio y de in­
vestigación, premiadas con diplo­
ma. Excursión-premio a Málaga
para los ganadores.
En Montilia, ha tenido lugar el
V Festival anual de la Canción, re­
servado a muchachos y preadoles­
centes. Competían 20 canciones y
90 cantantes. La asociación de An­
tiguos Alumnos, organizadora del
Festival, ha publicado los progra­
mas de la próxima edición.

Don Viganó visitó México y Guadalajara el pasado octubre. Aquí lo
vemos con los aspirantes, quienes
le piden autógrafos.

29

nuestro grolUud

Sierro de la Reina: Muy agrade­
cida por los favores recibidos de
María Auxiliadora y con el deseo
de que su mano protectora llegue
a muchos más, mando un donativo
para las obras saieslanas. Sabi.
Astudillo: Por un favor recibido
de María Auxiliadora doy gracias a
la Virgen Auxiliadora y le envía una
limosna. M. S.
Vigor Gracias, María Auxiliadora,
por atender mis súplicas y conce­
derme la gracia, que con tanta con­
fianza te pedía, ya que el asunto
era muy difícil de solución. Agra­
decida a tan buena y bondadosa
Madre por su constante valimiento
y auxilio, mando una limosna para
las Obras Saieslanas. Una archicofrade.

Torre-Cardeia (Granada): Dan gra­
cias 8 María Auxiliadora por favo­
res recibidos y envían una limosna:
María Peña, Rosario García. Concep­
ción Erba del Valle, Carmela Sal­
cedo. Carmen, Antonio Erba e Isa­
bel Justicia.
Doy gracias a María Auxiliadora.
San Juan Bosco y Santo Domingo
Savio y envío una limosna para las
Obras Saieslanas. Dolores Fernán­
dez.
Almería: Doy gracias a María
Auxiliadora por haber escuchado
mis oraciones, alcanzándome la gra­
cia que le había pedido. Cumplo la
promesa de publicarlo en el Boletín
Saleslano y entrego una limosna pa­
ra las Obras Saieslanas. A. M.
Málaga: Agradeciendo con todo
mi corazón a María Auxiliadora a
Sen Juan Bosco y a Santo Domingo
Savio un gran favor recibido por
su mediación y con la Ilusión y es­
peranza de seguir mereciendo su
protección. Envío un donativo. Un
Antiguo Alumno.
Vigo: Doy gracias a María Auxi­
liadora por un señalado favor que
me ha concedido y envío una li­
mosna para su culto. Pilar González.

30

VIgo: Habiendo implorado una
gracia a María Auxiliadora, y ha­
biendo sido escuchada, le envío una
limosna que le había prometido, con
el deseo de que se publique en el
Boletín Saleslano. Carmen Costas.
Masaveu (Oviedo): Muy agrade­
cida a María Auxiliadora y dándole
gracias por haber salido bien de
una operación, envío una limosna
para las obras saieslanas. Angeles
Martínez.
Barcelona: Invoqué a María Auxi­
liadora en una intervención y gra­
cias a su ayuda me encuentro bien.
Envío un donativo en acción de gra­
cias. Santiago Ferrán.
Huesca: Encontrándome desde
hace algunos meses sin trabajo y
con angustia y depresión, me puse
en manos de María Auxiliadora,
confiando en su poderosa interce­
sión; y con gran sorpresa mía me
llaman de una empresa para traba­
jar: es verdad que no es suficiente,
pero por ahora me basta. Hago pú­
blico mi agradecimiento y doy mi
óbolo en la Iglesia Salesiana de mi
ciudad, desde donde tanto bien ha­
cen los Salesianos. Julio P. Frías.
Ailariz: Doy gracias a María Auxi­
liadora por un favor recibido y en­
trego una limosna para las Misio-nes Saieslanas. Deseo que se pu­
blique en el Boletín. S. F.
Ailariz: Doy gracias a María Auxi­
liadora por un favor recibido por
su intercesión y le pido que nos
siga protegiendo. A. C.
Valencia: Incluimos una limosna
familiar, que le agradeceríamos
aceptase como acción de gracias a
nuestra Santísima Madre María
Auxiliadora. Familia Pérez-Carbonell.
Málaga: Habiéndome encontrado
en peligro de que me cortasen una
pierna por haberme clavado un pin­
cho de graves consecuencias, acu­
dí a Nuestra Madre Auxiliadora y
pronto atendió mi petición. Hoy me
encuentro restablecido. Le doy gra­
cias y lo publico para estímulo de
cuantos se hallen en cualquier apu­
ro, al mismo tiempo que envío una
limosna para sus obras. Federico
Navarro.

Salamanca: Doy gracias a María
Auxiliadora por una gracia obtenida
por su intervención; deseo se pu­
blique la gracia en el Boletín Salesiano y envío un donativo. P. Tamames.
Salamanca: Por un favor obtenido
durante ia novena de María Auxi­
liadora por intervención de esta
buena Madre, entrego un donativo
para la Obra Salesiana y deseo se
publique la gracia en el Boletín, pa­
ra agradecer la bondad de nuestra
Madre Auxiliadora. Una celadora.
Salamanca: Mi hija estaba mal de
la vista, los médicos no asegura­
ban su curación; y en este doloro­
so trance acudí a nuestra Virgen
Auxiliadora. Y nuestra Madre escu­
chó mis ruegos, pues a medida que
avanzaba la novena que comencé
en su honor, mi hija iba mejorando
de manera que al terminar la nove­
na la pequeña estaba totalmente
curada. Estoy convencida de que
fue la Virgen Auxiliadora la que
aceleró la curación de mi pequeña
y por ello le doy muchísimas gra­
cias, deseo que este hecho se pu­
blique en el Boletín y envío un do­
nativo para la obra Misionera. J. P.
Barcelona: Doy gracias a María
Auxiliadora por encontrarse mejor
de su enfermedad mi hermana po­
lítica María Victoria. Envío limosna.
J. R.
Orense: Gracias, María Auxilia­
dora, por haber aprobado mi hija.
Entrego el donativo prometido y que
sigas ayudándola en todos los as­
pectos de su vida. J. Feo. Chomón.

Vigo: Encontrándome en un gran
aprieto económico, sin vacilar, acu­
dí a María Auxiliadora suplicándole
su ayuda. No me hizo esperar, pues
de inmediato sentí su apoyo, solu­
cionándose todo sin ningún proble­
ma. Muy agradecida envío una li­
mosna por ésta y otras muchas gra­
cias recibidas, rogando se publique
en el Boletín Saleslano. Una devota
de Vigo.
Salamanca: Por gracias especia­
les obtenidas de Santo Domingo
Savio. envío una limosna con deseo
de publicarlo en el Boletín Salesiano. María Teresa Pinto.

FUERON

A LA

CASA

DEL

PADRE

Dona Josefa Duboy, Viuda de don
Adolfo Varela.
Tras larga enfermedad fue llama­
da a la casa del Padre, para vivir
eternamente con Cristo resucitado,
doña Josefa Duboy, madre del salesíano sacerdote don Francisco Va­
rela, Ecónomo-Administrador d e l
Instituto Politécnico Salesiano de
Sarriá (Barcelona).
Fue doña Josefa una señora de
profunda vivencia cristiana. Practi­
có una serie de virtudes evangéli­
cas capaces de dar pleno sentido
a todas sus actividades; Piedad pro­
funda, trabajo incansable, afecto sin­
cero, constancia admirable, maravi­
llosa fe y gran amor a la Familia
Salesiana.
Señor don José Ribo Ñus t en
Barceíona-Sarriá, el 17 de junio de
1978, a los setenta y siete años de
edad y cincuenta y seis de salesiano coadjutor. Había nacido en Moncortés (Lérida), y era agricultor de
profesión cuando se sintió llamado
por Dios a la vida salesiana. Duran­
te tres años trabajó en la Escuela
Agrícola de Uribelarrea, en Argen­
tina. A partir de 1926, su labor se
reparte entre Gerona y Sarriá, pa­
sando en esta última casa más de
cuarenta años, primero como encar­
gado de la granja y más tarde, al
servicio de la portería.
No obstante la sencillez de sus
ocupaciones, fue un hombre de pro­
funda vida interior, curtido religio­
samente en largos años de oración
y trabajo. He aquí algunos rasgos
de su personalidad: era un home
de seny. Por su criterio, se le po­
día pedir consejo. De pocas pala­
bras, pero siempre precisas y pon­
deradas. Era respetuoso y fiel, buen
amigo, optimista y confiado. Aman­
te del trabajo y la pobreza, no se
reservó nada para sí; todo lo dio
a los demás. Amante de su comu­
nidad. tenía atenciones para todos,
siempre sereno y de buen humor,
se interesaba por todos, por las
vocaciones, por los aspirantes, no­
vicios. por las cosas de la Congre­
gación, por los jóvenes. Destaca en
él su confianza en Dios y en Ma­
ría. Su vida de oración era fiel re­
flejo de su visión sobrenatural de
la vida, un signo y testimonio del
amor de Dios a los jóvenes.

Doña Josefa tuvo siempre una
filial devoción a María Auxiliadora.
Guardaba como un tesoro (su teso­
ro) una imagencita de la Auxiliado­
ra que le tocó en una rifa realizada
en las Escuelas Salesianas de Sa­
rria, cuando su hijo Francisco es­
tudiaba allí entre los internos de
la Casa, antes de hacerse salesia­
no. La llevaba consigo en todos sus
viajes.
Estos últimos meses de su vida
fueron una larga espera de la visi­
ta definitiva del Señor. Hasta que
le llegó el día final de su peregri­
nación terrestre, a los ochenta y
seis años de edad, el 2 de febrero
de 1978, en Santa Perpetua de Moguda (Barcelona).
Señor don Fausto Tartujo Orgaz t
en Madrid el 7 de julio de 1978 a
los setenta y nueve años de edad.
Muy allegado a la Congregación Salesiana, pues él y sus hermanos
eran Antiguos Alumnos de Sarriá y
de Atocha, y su madre siempre fue
presidente de la Archicofradía de
María Auxiliadora. Como coopera­
dor salesiano, asistía con devoción
a la Eucaristía el 24 de cada mes.
Recordaba con gusto su participa­
ción en el Congreso Mundial de
Antiguos Alumnos de 1970 en Turín. Hombre ejemplar, dedicó su vi­
da a su familia y a su trabajo. Jefe
del Cuerpo de Correos, en su ju­
bilación le concedieron la medalla
de oro de la Caja Postal. Era hom­
bre de comunión diaria y leía con
simpatía el Boletín Salesiano si­
guiendo con atención las activida­
des de la Familia Salesiana en to­
do el mundo.

Doña Cándida Susín de Plana t
en Huesca el 14 de mayo de 1978.
Cooperadora salesiana, trabajó In­
cansablemente por la ayuda a las
Misiones y al Tercer Mundo, pri­
vándose hasta de lo necesario. Asi­
mismo tuvo gran preocupación por
el sostenimiento de las vocaciones
salesianas para lo cual contribuyó
a la creación y dotación de becas.
Sentía la devoción a María Auxilia­
dora. Murió el día antes de la no­
vena de la Virgen de Don Bosco.
El Señor la habrá premiado larga­
mente por su amor a los pobres y
su celo por las obras apostólicas y
sociales.
Doña Dolores Saborído, viuda de
Pintado t en Vigo el 5 de junio de
1978 a los ochenta y nueve años
de edad. Rodeada del afecto de los
suyos, hizo de su lecho de enfer­
ma una cátedra elocuente de ora­
ción. paciencia, amor y resignación.
Supo ser en su vida la mujer fuer­
te. sobre todo desde el momento
en que quedó viuda no ahorró tra­
bajos para llevar adelante su casa
con sus 7 hijos hasta situarlos a
todos en la sociedad. Fuerte tam
bién en su fe y caridad, traducidas
en atenciones y delicadezas a toda
ciase de personas necesitadas. Do­
ña Lola, como cariñosamente la lla­
maban en Allariz, su pueblo natal,
era un alma privilegiada, un decha­
do de virtudes humanas y cristia­
nas.
Era hermana de don José Saborido. uno de los salesianos más be­
neméritos de la Congregación en
España; de don Sergio y don Anto­
nio. Todos sus hijos se educaron al
calor de la devoción a María Auxi­
liadora y Don Bosco. En esta vida
recibió el cariño de todos cuantos
la trataron y conocieron.

31

hizo en nuestra Región, se conce­
dían premios a ios oyentes que par­
ticipaban en el programa. En una
ocasión el premio era una estatua
de María Auxiliadora. Un clamor
unánime pidió se le concediese a
él. Fueron numerosísimas las lla­
madas que solicitaban ese honor
para quien tan hondamente sentía
a la Virgen en su vida. Llorando
de emoción tuvo que dar las gra­
cias por el regalo.

Don Antonio Ponferrada Rublo t
el día 18 de noviembre, a los se­
senta y un años de edad. Era De­
legado de la Organización Nacional
de Ciegos en Palma del Río. (Cór­
doba).
Fue don Antonio un hombre de
una gran talla espiritual y humana,
siempre abierto a prestar su co­
laboración en cuentas actividades
cristianas se emprendieran.
De un entusiasmo contagioso, a
pesar de su defecto físico, ya que
era ciego, todos los que se acer­
caban a él encontraban compren­
sión y estímulo.
Cuando se decidió crear un estu­
diantado teológico para las Inspec­
torías del Sur, el lugar escogido
por los Superiores fue Posadas,
pueblo natal de don Antonio, y se
encargó de la obra a ese gran salesiano que fue don Modesto Jimé­
nez. Desde el primer momento fue
don Antonio el colaborador incon­
dicional. que se dedicó a la empre­
sa con un entusiasmo y cariño que
tanto hacían recordar a Don Sosco
en los primeros años del Oratorio.
En las procesiones de María Auxi­
liadora. en aquellos primeros años
del Teologado. siempre era don An­
tonio, ya casi ciego por la progre­
siva diabetes, el fiel lazarillo que
guiaba a la Virgen por las calles
de Posadas.
En Palma del Río aún resuena su
potente voz. subido en un coche
con megafonía. convocando a los
amigos de la Familia Salesiana al­
rededor de la Madre. En las Asam­
bleas anuales de la Asociación de
María Auxiliadora, no podía faltar
don Antonio cantando y entusias­
mando a los participantes.
De su devoción a la Virgen de
Don Bosco es fiel reflejo la siguien­
te anécdota: En aquel maravilloso
programe de Radio Sevilla •Anda­
lucía. nuevo día>, que tanto bien

32

Su entrada en ese programa,
siempre era con la exclamación li­
túrgica jArriba los corazones! Su
corazón, a base de apuntar tan al­
to, se nos han ido para contemplar,
con ojos nuevos, la luz de Dios.

Señor don José Luis Mena V. t en
Madrid el 18 de noviembre de 1978
a los ochenta años de edad. Había
nacido en La Línea de la Concep­
ción (Cádiz) en 1898. De edad tem­
prana marchó a Casablanca (Ma­
rruecos), donde vivió muchos años,
durante los cuales mantuvo rela­
ciones muy cordiales con la Obra
Salesiana de la ciudad. Ya en 1930,
él y su esposa, Mercedes, eran
Cooperadores Salesianos y poseían
el diploma directamente firmado
por el Rector Mayor. De su hogar,
profundamente cristiano, salieron
dos hijos religiosos, una hija domi­
nica y el Salesiano don José Luis
Mena. Desde 1961 residió en Ma­
drid. Y desde 1969 padeció grandes
sufrimientos que ofrecía a Dios
generosamente. Asistieron a su fu­
neral en la Clínica de la Paz nu­
merosos salesianos que testimo­
niaron su afecto a la familia Mena.

Doña María Rosa Ruscalleda Sabater t el 12 de abril de 1978, poco
después de cumplirse un mes de
su esposo, el doctor don Joaquín
Falgueras. Rodeada de todos sus
hijos, les recomendó la unión y el
amor. En sus momentos de lucidez,
repetía las palabras del Salmo 22:
«El Señor es mi Pastor, nada me
falta». Madre del salesiano don
Francisco Falgueras. se sintió siem­
pre unida afectivamente a la obra
de Don Bosco. Su muerte fue como
su vida, un auténtico testimonio de
fe y de confianza en el Señor.

Señor don Octavio Choimet Bartra t en Barcelona el 29 de junio
de 1978 a los noventa y cinco años
de edad. Cooperador Salesiano, con­
sintió generosamente que su hijo
José entrara en la Congregación
Salesiana. Siempre trabajó y sufrió
con entereza en la Congregación
Salesiana. Siempre trabajó y sufrió
con entereza hasta los últimos años
de su vida. A sus ochenta y cinco
años se animó a peregrinar por los
lugares salesianos de Italia como
demostración de su amor a María
Auxiliadora y a San Juan Bosco.

Don Euniciano Muñoz Gutiérrez,
padre del Salesiano José Muñoz, t
en Madrid el 26 de septiembre de
1978, a la edad de setenta y cuatro
años.
Había nacido en Grijalba, provin­
cia de Burgos.
Su madre, fue una cristiana de
fe profunda al tiempo que sencilla.
El, asimiló su práctica cristiana y
fue para el pueblo de Melgar de
Fernamental, donde vivió sus últi­
mos treinta años, ejemplo de buen
cristiano.
Con sacrificio no pequeño y con
no menor generosidad, mandaba
sus limosnas al Boletín Salesiano,
para las misiones o el Tercer Mun­
do. Leía con agrado todo lo rela­
cionado con el salesiano.
El trabajo y la piedad marcados
con la señal de la sencillez, fueron
sus normas de vida. Oía la Santa
misa y rezaba el Rosario a diario
en la parroquia del pueblo.
Los últimos años de su vida, ma­
nifestó que quería morir sin dar
trabajo a nadie y así se cumplió su
deseo, muriendo de una hemiplejía,
de forma rápida, con una muerte
tan sencilla como lo había sido su
vida.

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Fecha
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