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Título
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BS_1972_12
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Descripción
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Boletín Salesiano. Diciembre 1972
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extracted text
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DON BO SCO
UNA PAGINA PARA LOS NIÑOS
¡FUERA
EL DIABLO!
Mis queridos amigos Juanito y Mari:
jFelices Pascuas de Navidad...!
Otra vez nos encontramos ante el mundo simpá
tico y tierno de la Navidad. No sé por qué me pare
ce oír por todas partes un aire pastoril de zampoñas
y gaitas acompañadas de panderetas y zambombas.
Y el tambor con su temblor...
Y hasta me parece que mis dos píes se trans
forman en dos estrellas, lo mismo que mis manos.
Y que vamos por entre nubes, abetos y montañas
de nieve en busca del portal. jYa lo hemos descu
bierto! El asno agacha sus orejas de algodón como
dos hojas lentas y se siente la respiración del buey,
solemne y caliente.
Con María y José nos ponemos muy sonrientes
a adorar y a contemplar la más hermosa Maravilla
del cielo y de la tierra...
¿No os gusta soñar estas cosas? Volvamos, vol
vamos a una Navidad sin retornos para saborear las
más dulces horas de dicha. Y. sin duda, que los
diablos han de esconder el rabo entre piernas para
irse lejos, muy lejos, porque el diablo no puede
estar donde hay amor.
A propósito de esto, quiero repetiros unas «bue
nas tardes ■ que Don Bosco dio a sus muchachos
antes de comenzar las vacaciones. Les dijo:
«Ahora quiero deciros qué es lo que el diablo
pretende de vosotros y qué es lo que más teme. El
demonio quiere veros ociosos y tiene un miedo es
pantoso de veros ocupados. ¿Por qué? Pues porque
si vosotros estáis ociosos también lo está él. Pero
si estáis ocupados también él se verá obligado a
trabajar si es que desea conseguir algo.
Sí, en cambio, estáis ociosos, el diablo se dice
entonces: «Ya no tengo por qué trabajar: el ocio
hace mis veces, ya sea mediante las peleas, las ma
las conversaciones, las palabrotas, la glotonería, las
faltas de caridad, el egoísmo, las mentiras, las deso
bediencias.... etc., etc.»
Luego. Don Bosco llamó aparte a algunos jóvenes
y les aconsejó que tuvieran mucha devoción a la
Virgen.
Bueno, queridos amigos, ya veis io que Don Bos
co acons^aba a sus chicos para los días de vaca
ciones: -Estar ocupados, no estar ociosos...» De so
bra sé yo que estáis deseando lleguen las vacacio
nes de Navidad para dejar a un lado libros-y tareas.
Pero, cuidado, no vayáis a darle entrada al diablo...
Se irían a pique las cuatro estrellas de los pies
y las manos. Se ensuciaría la nieve de las montañas
y. en vez de música y luz, habría silencio y oscu
ridad...
No. amigos. jA hacer algo en Navidad! Podéis rea
lizar el Belén con sus montes de corcho y su río
de cristal... O, si no, plantar un árbol «flecha que
a las estrellas casi alcanza», que dice el poeta, y
llenarlo de luceros, de regalos y de música...
Conque, ¡fuera el diablo! Y a vivir se ha dicho
la Navidad más feliz.
Así os la desea, muy feliz, muy feliz, vuestro
amigo.
PADRE RAFAEL
í
Ravisla de la Obra de Don Bosco
Afto LXXXVI • N.“ 12 - DIc. 1972
Director:
RAFAEL ALFARO
Dirección, Redacción y Admón.:
Alcalá. 164
Teléfono 255 20 00
MADRID-28
1972:
AÑO SALESIANO
Depósito Legal: M. 3.044-1958
(Con censura eclesiástica)
Imprime: Escuela Gráfica Saleslana
Madrid-Atocha
EN ESTE NUMERO
Pág.
1972: año salesiano
...
Don Rúa, el continuador
fidelísimo de D. Bosco.
Jornadas de espíritu sa
lesiano ........................
Roma: la beatificación de
don Rúa en tres tiem
pos ................................
¡Se nos fue don Marce
lino! ..............................
Cooperación Salesiana y
Tercer mundo ............
Con la Madre Teresa
2
2
8
"*2
20
24
... 26
Gracias a María Auxilia
dora y a San Juan
Bosco ...........................
28
Fueron a la casa del
Padre ............................
80
Becas ...............................
81
NUESTRA PORTADA
El dia 29 de octubre es ya
una fecha gloriosa para la
Familia Salesiana, en que el
Papa Pablo VI beatificó a
don Miguel Rúa, el primer
sucesor de San Juan Bos
co. La plaza de San Pedro
y el Vaticano tuvieron color
salesiano. Todo estuvo pre
sidido por la dulce figura
del nuevo Beato.
Nos despedimos de un oño rico en acontecimientos salesianos. Es bueno contarlos, dándole a esta palabra de contar un
sentido de agradecimiento. Contamos porque agradecemos. En
los albores de 1972 se concluía en Roma el Capítulo General
Especial y se abría el Año Centenario de la fundación de las
Hijas de María Auxiliadora. Centenario que se ha celebrado con
solemnidad en la tierra de Madre Mazzarello, a la que se le ha
dedicado un magnífico templo conmemorativo en Mornés. Des
pués de estas celebraciones solemnes en todo el mundo, las Salesianas comienzan su segundo siglo de vida.
Gran repercusión ha tenido el Capítulo General en todos los
ambientes de la Familia Salesiana. La primavera fue dedicada
al estudio de los documentos capitulares para la preparación de
los respectivos Capítulos Inspectoriales, tarea que les ocupó casi
todo el verano a las siete inspectorías españolas. Formidable
compromiso éste de la renovación en que actualmente anda em
peñada la España Salesiana.
En verano nos vino otra noticia: Ceferino Namuncurá ha
sido declarado Venerable. La Iglesia ha reconocido las virtudes
heroicas de este joven de la Patagonia. Es como el reconocimien
to de la heroica labor misionera de los primeros salesianos envia
dos por Don Bosco a la tierra de sus sueños.
Y el 29 de octubre, la beatificación de don Miguel Rúa, el
primer sucesor de San Juan Bosco. De ella ofrecemos amplia
información en el presente número del BO LETIN SALESIANO.
Difícilmente podrán borrarse del corazón las impresiones recibi
das en jornadas como las de Roma. Recordamos, sobre todo, las
palabras del Papa Pablo: "Don Rúa es un mensaje de tradición.
Es el continuador del espíritu de Don Bosco, el que supo hacer
del manantial una corriente, un rio; de la regla un espíritu; de
la santidad un tip o ...”.
Pero al mismo tiempo, el Papa nos recordó que el nuevo
Beato es un atleta de actividad apostólica. La misión a la que
consagró su vida es la que forjo su grandeza. Este es el mensaje
de la beatificación de don Rúa. La magnitud de la misión sale
siana entre los jóvenes necesitados forjará también la grandeza
de la Congregación.
Un año salesiano. Bueno es contar y recordar los triunfos.
No para complacernos vanamente en ellos, sino para agrádecerlos al Señor y utilizarlos como puntos de apoyo para lanzarnos
al futuro. La tradición es dinámica. Su fin es progresista, no
estacionario. Es para avanzar, no para descansar en ella con vana
complacencia.
—
]
El Santo Padre subraya el valor de una tradición que continúa el
espíritu de Don Bosco y hace resaltar la misión juvenil salesiana a la
que consagró su vida el nuevo Beato.
Texto íntegro de la homilía de Pablo VI en la beatificación de Don Mi
guel Rúa.
Venerables Hermanos y amadí
simos Hijos:
¡Bendigamos al Señor!
He aquí: Don Rúa acaba de ser
declarado por Nos «¡Beato!»
Una vez más se ha realizado
un prodigio: sobre la masa de la
humanidad y alzado por los brazos
de la Iglesia, vemos a un hombre
arrebatado por una levitación que
ha hecho posible la gracia acogi
da y secundada por un corazón
heroicamente fiel. Un hombre que
emerge a un nivel superior y lu
minoso atrayento hacia sí la ad
miración y el culto que se otorgan
a aquellos Hermanos que, habien
do pasado a la otra vida, han al
canzado ya la bienaventuranza del
reino de los cielos.
Sobre el horizonte de la historia
se recorta un perfecta y delicada
figura de sacerdote, todo dulzura y
bondad, todo deber y sacrificio, y
ahí quedará de una vez para siem
pre: ¡Don Miguel Rúa, «beato»!
¿Estáis contentos? Huelga pre
guntar esto a toda la Familia Sa
lesiana que, aquí y en todo el mun
do, exulta con Nos., transfundien
do su alegría a toda la Iglesia.
Dondequiera que se encuentren
los hijos de Don Bosco, hoy es
fiesta. También es fiesta de una
manera especial para la Iglesia de
Turín, patria terrena del nuevo
Beato, la cual ve inserta en las
filas, modernas por así decirlo, de
sus hijos predilectos, una nueva
1 » ’
figura sacerdotal, que esclarece
las virtudes de su estirpe civil y
cristiana y que, sin duda, es pro
mesa de futura fecundidad.
QUIEN ES DON RUA
Don Rúa, «beato». No vamos a
trazar ahora su semblanza biográ
fica ni vamos a hacer su pane
gírico. Su historia es de sobra co
nocida por todos. Los valerosos
5*
Salesianos no suelen regatear la
celebridad a sus héroes. Y esto es
un debido homenaje a sus virtu
des; homenaje que, haciéndolos
populares extiende el radio de
su ejemplo, multiplicando su efi
cacia bienhechora, y crea su epo
peya para la edificación de nuestro
tiempo.
Pero en estas circunstancias en
que una gozosa emoción embarga
nuestras almas, preferimos más
bien meditar que escuchar.
j
V -
LVI
^ -1
'4 .Í#
Don Rúa, joven sacerdote.
El Beaio Miguel Rúa en la Gloría de Bemini. en el momento de la pro
clamación del Papa.
Pues bien, meditemos un ins
tante sobre el aspecto caracterís
tico de Don Rúa. el aspecto que
lo define y que, en una sola mi
rada, nos lo dice y nos lo hace
comprender todo. ¿Quién es Don
Rúa?
Es el primer sucesor de Don
Bosco, el Santo Fundador de los
Saiesianos. ¿Y por qué se beati
fica. es decir, se glorifica ahora
a Don Rúa? Pues es beatificado
y glorificado precisamente por
que es su sucesor, o sea. su con
tinuador; hijo, discípulo, imitador.
El cual, como se sabe, con otras
personas, pero primero entre los
A —
suyos, ha hecho del ejemplo del
Santo una escuela, de su obra per
sonal una institución extendida por
toda la tierra: de su vida una his
toria: de su regla un espíritu; de
su santidad un tipo, un modelo;
del manantial una corriente, un
río.
Recordad la parábola del Evan
gelio; cEl reino de los cielos es se
mejante a un grano de mostaza
que tomó un hombre y lo sembró
en su campo. Es ciertamente más
pequeña que cualquier semilla, pe
ro cuando crece es mayor que las
hortalizas, y se hace árbol, hasta
el punto de que las aves del cielo
vienen a anidar en sus ramas»
(Mt. 13, 31-32).
La prodigiosa fecundidad de la
Familia Salesiana, uno de los ma
yores y más significativos fenóme
nos de la perenne vitalidad de la
Iglesia en el pasado siglo y en el
nuestro, tuvo en Don Bosco el ori
gen, en Don Rúa la continuidad.
Fue éste su seguidor, el que, desde
los humildes comienzos de Valdocco, sirvió a la obra Salesiana en
su fuerza expansiva, comprendió la
felicidad de la fórmula y la des
arrolló con coherencia textual, pe
ro siempre con novedad genial. Fue
Don Rúa el fidelísimo, por consi
guiente el más humilde y a la vez
el más valeroso de los hijos de
Don Bosco.
Todo esto ya se sabe de sobra.
No es necesario traer las citas que
nos ofrece con exuberante abun
dancia la documentación de la vida
del nuevo Beato. Pero sí haremos
una sola reflexión que. hoy sobre
todo, nos parece muy importante.
Se trata de uno de los valores más
discutidos, en bien y en mal, por
la cultura moderna, nos referimos
Estamos ante un atleta de actividad apostólica
que confiere a Don Rúa
la proporción espiritual y humana
de la grandeza.
Don Rúa, al final de su vida.
Recogido en profunda oración.
Bendice a dos misioneros.
a la tradición. Don Rúa ha inau
gurado una tradición.
vas generaciones mediante una tra
dición sabia y selectiva. Sin tener
en la debida cuenta este proce
so de transmisión, podríamos per
der el acumulado tesoro de la
cultura y vernos obligados a reco
nocernos atrasados y sin progreso,
y a volver a empezar desde el prin
cipio una extenuante fatiga. Po
dríamos perder incluso el tesoro
de la fe. que tiene sus raíces hu
manas en determinados momentos
de la historia del pasado, y sor
prendernos náufragos en el miste
rioso piélago del tiempo, sin po
der contar con la noción ni con
el camino a seguir.
Inmenso discurso con el que to
pamos en la primera página de la
pedagogía humana, que viene a ad
vertimos. por lo menos, cuánto va
lor tiene aún el culto de la sabi
duría de nuestros viejos; y para
nosotros, hijos de la I^esia, cómo
debemos y cómo necesitamos sa
car de la tradición aquella luz ami
ga y perenne que, desde el lejano
o próximo pasado, proyecta sus
rayos sobre nuestro camino veni
dero.
Ante Don Rúa, el discurso se
nos hace sencillo y elemental, mas
no por eso menos digno de consi
deración. ¿Qué nos enseña Don
Rúa? ¿Cómo ha podido él remon
tarse a la gloria del Paraíso y a
la exaltación que hoy la Iglesia
hace de él?
Precisamente, c o m o decíamos,
Don Rúa nos enseña a ser conti
nuadores, es d e c i r , seguidores,
alumnos, maestros si queréis, por
tratarse de un Maestro superior.
Ampliemos la lección que de él nos
viene; él enseña a los Salesianos
a permanecer Salesianos, hijos
siempre fieles de su Fundador. Y
después nos enseña a todos la re
verencia al magisterio que está al
frente del pensamiento y de la eco
nomía de la vida cristiana.
El mismo Cristo, como Verbo
procedente del Padre y como Me
sías ejecutor e intérprete de la re
velación a El referida, dijo de Sí:
tMi doctrina no es mía, sino de
aquel que me ha enviado» (Juan
7, 16).
La dignidad del discípulo de
pende de la sabiduría del Maestro.
La imitación en el discípulo ya no
es pasividad ni servilismo; es fer-
LA TRADICION II « 5HNA EL
PORVENIR
La tradición, que tiene sus cul
tivadores y admiradores en el cam
po de la cultura humanística, la
historia por ejemplo o el acontecer
filosófico, no es, en cambio, apre
ciada en el campo operativo, donde
más bien la ruptura de la tradi
ción —la revolución, la renovación
precipitada, la originalidad que no
sufre escuelas ajenas, la indepen
dencia del pasado, la liberación de
todo vínculo— parece que ha lle
gado a ser la norma de la moder
nidad. la condición del progreso.
No protestamos por lo que tie
ne de saludable e inevitable en
esta actitud de la vida lanzada
hacia adelante, que avanza en el
tiempo, en la experiencia y en la
conquista de las realidades presen
tes; pero llamaremos la atención
acerca del peligro y el daño de
repudiar ciegamente la herencia
que el pasado transmite a las nue
— 5
Hizo del ejemplo del Santo, una escuela;
de su obra personal, una institución extendida por toda la tierra;
de su vida, una historia.
mentó, es perfección (cfr. I Cor. 4,
16). La capacidad que el alumno
tiene de desarrollar su propia per
sonalidad proviene de hecho de
la virtud extractiva, propia del edu
cador, y que precisamente se llama
educación, arte que guía el lógico,
pero libre y original desarrollo de
la.s cualidades virtuales del alumno.
Queremos decir que las virtudes
de las que Don Rúa nos es mode
lo y de las que se ha servido la
Iglesia para la beatificación, son
las mismas virtudes evangélicas de
los sencillos a quienes les han sido
revelados ios más sublimes miste
rios de la divinidad y de la huma
nidad (cfr. Mt. 11, 25).
SU PERSONALIDAD DE
HOMBRE DE ACCION
Si a Don Rúa se le define en
verdad como el primer continua
dor del ejemplo y de la obra de
Don Bosco, nos agradará recordar
lo siempre y venerarlo en este as
pecto ascético de humildad y de
pendencia.
Pero tampoco podremos olvidar
el aspecto operativo de este pequeño-gran hombre. Aún más, no aje
nos a la mentalidad de este tiempo
acostumbrado a medir la estatura
de un hombre por su capacidad de
acción, nosotros nos damos cuen
ta de que estamos ante un atleta
de actividad apostólica que, siem
pre con el sello de Don Bosco,
pero con dimensiones propias en
constante aumento, confiere a Don
Rúa la proporción espiritual y hu
mana de la grandeza.
En realidad, su misión es gran
de. Los biógrafos y críticos de su
vida han encontrado en ella las
virtudes heroicas, requisito exigido
por la Iglesia para el buen éxito
de las causas de beatificación y
canonización, y que suponen y dan
testimonio de una extraordinaria
abundancia de la gracia divina, pri
mera y principal causa de la san
tidad.
La misión que hace grande a
Don Rúa toma hacia fuera dos di
recciones distintas, pero que en
el corazón de este formidable obre
ro del reino de Dios se entrelazan
y funden como en realidad sucede
en la forma del apostolado que le
confió la Providencia: la Congre
gación Salesiana y el Oratorio, es
decir, las obras en favor de la ju
ventud y todas las demás que les
hacen corona.
Nuestro elogio debería dirigirse
aquí a toda la Familia religiosa di
rectamente enraizada primero en
Don Bosco y después en Don Rúa:
la de los Salesianos, Hijas de Ma
ría Auxiliadora y Cooperadores Sa
lesianos, cada una de las cuales
tuvo un maravilloso desarrollo bajo
el impulso incansable y metódico
de nuestro Beato.
Baste recordar que en los veinte
años de su gobierno, las 64 casas
salesianas fundadas por Don Bos
co en vida, crecieron hasta 314.
Vienen a los labios, en sentido po
sitivo, las palabras de la Biblia:
«¡Aquí está el dedo de Dios!»
(Ex. 8, 19).
Hizo de su regla un espíritu;
de su santidad, un tipo, un modelo;
del manantial, una corriente, un río.
Al glorificar a Don Rúa damos
gloria al Señor, que ha querido,
en su persona, en el creciente ejér
cito de sus Hermanos y en el rá
pido aumento de la obra Salesiana,
manifestar su bondad y su poder,
capaces de suscitar, aun en nues
tro tiempo, la inexhausta y ma
ravillosa vitalidad de la Iglesia y
de ofrecer a su labor apostólica
los nuevos campos de trabajo pas
toral que ha abierto a la civiliza
ción cristiana el impetuoso y des
ordenado desarrollo social.
Alegres y llenos de gozo y es
peranza, saludamos a todos los hi
jos de esta joven y floreciente Fa
milia Salesiana, que hoy, bajo la
mirada dulce y paternal de su nue
vo Beato, afianza sus pasos sobre
el camino empinado y derecho de
la recién loada tradición de Don
Hosco.
Luego, las obras Salesianas bri
llan ante Nos iluminadas por el
Santo Fundador y con el resplan
dor nuevo del Beato continuador.
MIRADA A LA JUVENTUD
Es a vosotros a quienes dirigi
mos la mirada, ¡jóvenes de la gran
escuela Salesiana! En vuestros ros
tros y en vuestros ojos vemos re
flejado y resplandeciente el amor
de Don Bosco, de Don Rúa y de
sus Hermanos de ayer, de hoy y
también de mañana, de cuyo amor
sois magnífica pantalla.
¡Cuánto os apreciamos y quere
mos!; con qué gusto os contempla
mos alegres, vivaces y modernos.
Vosotros, los jóvenes crecidos o
que crecéis en esta multiforme y
providencial obra Salesiana. ¡Cómo
aprieta en el corazón la emoción
de las cosas extraordinarias que
el genio de la caridad de San Juan
Bosco, del Beato Miguel Rúa y de
sus miles y miles de seguidores ha
sabido crear para vosotros! Para
vosotros especialmente, hijos del
pueblo, para vosotros, los necesi
tados de asistencia y ayuda, de
instrucción y educación, de entre
namiento en la oración y el tra
bajo; para vosotros los hijos de
la desgracia o que desde lejanas
tierras los esperáis a que se acer
que con la sabia pedagogía pre
ventiva de la amistad, de la bon
dad y de la alegría, que sepa ju
gar y dialogar con vosotros para
que os haga buenos y fuertes ha
ciéndoos serenos y puros, valien
tes y fieles, para que os descubra
el sentido del deber y de la vida
y os enseñe a encontrar en Cristo
la armonía de todas las cosas!
También os saludamos hoy a to
dos vosotros y quisiéramos, alum
nos pequeños y mayores de la ale
gre, estudiosa y laboriosa palestra
salesiana, y con vosotros a tantos
de vuestra misma edad de las ciu
dades y del campo, de los colegios
y de los campos de deportes, del
trabajo y del dolor, de nuestras
catequesis y de nuestras iglesias,
sí, quisiéramos deciros a todos por
un instante «¡atentos!» e invitaros
a levantar vuestras miradas hacia
este nuevo Beato Don Miguel Rúa,
que tanto os ha amado y que, me
diante nuestra mano, que quiere
ser la misma de Cristo, uno a uno
y a todos juntos ahora os bendice.
Alrededor dei Pana, los Cardenales, obispos, autoridades y representacior>e8 de toda la Familia Salesiana.
JORNADAS
DE
ESPIRITU
SALESIANO
Participaron en ellas un
centenar de Cooperado
res.
El P. Juan Raineri, del
Consejo Superior, y los
delegados nacionales de
Italia y Portugal toman
parte en ellas.
Mensaje del Rector Ma
yor.
Don Juan Raineri, Consejero General para los Coooeradores, acompañado
de su intérprete, don José A. Rico, Inspector de Madrid.
«Frente a las múltiples fuerzas
del mal cuya eficacia, por uni
das, no se puede negar y fren
te a la abundante mies que se pre
sentaba ante los ojos, y más to
davía, al corazón de Don Bosco,
quiso preparar una verdadera fa
lange de apóstoles, estrechamente
unidos, que trabajaran con deci
sión por la salvación de la juven
tud en peligro».
Estos apóstoles se llamaron coo
peradores salesianos. La genuina
idea de cooperador sufrió, desde
Don Bosco a nuestros días, va
riaciones tan sustanciales que, en
realidad, ya no respondía a lo que
Don Bosco ideó.
El Santo quería una fuerza se
glar de choque y se habían con
vertido los cooperadores en un
plácido grupo que apoyaba con
su simpatía y sus limosnas las
obras salesianas.
Don Bosco quería una Asocia
ción de cooperadores, en comu
nión con la Congregación Salesiana. para promover la educación
cristiana de la juventud y las Mi
siones, al servicio de la Iglesia,
y se había convertido en una Aso
ciación sin personalidad ni nervio.
Al resurgir gracias al Concilio,
los valores del seglar cristiano,
dándole un lugar propio en el Pue
blo de Dios, con una misión pre
cisa y específica, resurgieron tam
bién los valores del Cooperador
Salesiano y los de su Asociación.
Pero se imponía la renovación de
Grupo de los Cooperadores de Valendi
ten adecuadas a los tiempos ac
tuales».
L o s Cooperadores Salesianos
sentían como ninguno la necesidad
de la exigida renovación y com
prendían que había que volver a
estudiar el pensamiento genuino de
Don Bosco acerca de ellos para
que alimentándose de nuevo con
la savia que los nutrió al principio,
pudieran alinearse al servicio de
la Iglesia con eficacia. Pidieron
entonces a los teólogos y peritos
salesianos que les dijeran dos co
sas de trascendencia suma: Cual
era la identidad del cooperador
renovado y cual su situación den
tro de la Familia de Don Bosco.
Afortunadamente los teólogos y
peritos debían también acometer
la renovación de la Congregación,
impuesta por la Santa Sede. Con
ello se presentaba la mejor oca
sión de estudiar y atender la pe
tición de los cooperadores, cuya
fundación y existencia está inti
mamente ligada a la de los Salesia
nos.
No recordemos las distintas vi
cisitudes del Capítulo General Es
pecial, pero sí los resultados a
que llegaron respecto a los Coo
peradores. Los básicos fueron es
tos: La Familia Salesiana es única
y los Cooperadores forman parte
integrante de ella al lado de los
Salesianos y de las Hijas de María
Auxiliadora, con los que compar
ten la misión y la vocación sale
siana.
Definieron, además, al Coopera
los mismos propugnada por el Con
dor, según el primer pensamiento
cilio para la misma Iglesia y para
todas sus fuerzas asociadas como de Don Bosco como «un verdade
congregaciones y grupos seglares ro salesiano en el mundo, esto es,
un seglar o sacerdote, que sin
de apostolado. Para lo cual dio una
norma a la que debía atenerse la vínculos de votos religiosos, res
renovación: «de acuerdo con el ponde a su vocación a la santidad,
espíritu del Fundador y la doctrina empeñándose en una misión juve
del Concilio, de forma que resul nil o popular, según el espíritu de
ía.
Don Bosco. al servicio de la Igle
sia local y en comunión con la
Congregación Salesiana.
Estas dos solas afirmaciones
bastan para situar al Cooperador
salesiano en la Iglesia de nuestros
días, para darle una personalidad,
que se había desdibujado, y para
marcarle unos caminos de perfec
ción y de apostolado oportunísi
mos.
La riqueza espiritual que para
el cooperador se vislumbra, a
través del ser Familia Salesiana y
tener el espíritu de Don Bosco,
además de ser inagotable, ofrece
una actualidad y una acomoda
ción a los tiempos actuales ex
traordinaria.
Es imprescindible estudiar y va
lorar esta riqueza. De aquí sur
gieron las Jornadas de espíritu
salesiano que comentamos y que
se celebraron en Madrid de! 12
al 15 de octubre. Más de cien
cooperadores se congregaron casi
todos directivos de sus respecti
vos Centros, entre los que figura
ban los cuatro presidentes regio
nales de Barcelona, Bilbao, Madrid
y Valencia y muchos presidentes
de Centros locales.
Llegaron como observadores el
delegado nacional italiano, Don
Armando Butarelli; el de Portugal,
Don Alvaro dos Santos, y el de
Rosario de Argentina, Don Anto
nio Ayarkiewitz. Presidió la últi
ma jornada el director general de
los coperadores, Don Juan Raineri,
del Consejo de la Congregación.
Los jornadistas pertenecían a toda
clase de edad y profesión y pro
venían de todas las provincias es
pañolas. Varias Hijas de María
Auxiliadora, delegadas inspectoriales y los delegados salesianos
regionales ofrecían una visión pe
Grupo de los Cooperadores de León.
Vista general de los Cooperadores de las jornadas.
queña, pero completa de la Fami
lia Salesiana.
Mención aparte merece la pre
sencia activa de tres provinciales
salesianos, Don José Antonio Ri
co (Madrid), Don Antonio Calero
(Córdoba) y Don Ismael Mendizábal, (Valencia) y la visita de
los de León y Bilbao y la Madre
inspectora de Madrid.
Las jornadas se desarrollaron
con ritmo propio; comenzaban con
Grupo de Barcelona. También los delegados nacionales ^
LOS CIEN NUMEROS DE
“TECNICA DE APOSTOLADO ’
L.a R evista •.Técnica de Apostolado», editada por
ol Centro Nacional Saleslano de P astoral Juvenil y
destinada a sacerdotes y eduondoros, acaba de llegar
a los cien núm eros. Dicha c iím campea ei; la edi
ción de noviembre Oltimo.
No ha sido empresa fácil, como no lo < ; i« r a ninRima publlcBclón. «durar» doce largos míos. Luis
Chiandotto su fundador— . Jos*' Antonio Rico. Anto
nio Sánchc^ Romo. Antonio Málida y Jesú.s Mairal
—su aetiml director - han entregado muchas, muchislm as hora-í de s»i vida y lo m ejor de su <i-lo j>astural a la mentalixneión y animación de nuestra;:
casas y centros, facilitando un servicio constante de
materiales práetlcc's. Su proyección en otros nmhientea se ha deiado ;;c-ntir. Pero toda fs ta prolon; ida Incidencia no hubiera sido posible sin la ;iyuda
de c-H» gran fandlla de • olaboradores desinteresados,
suscrlptores, lectores y .amigos, y . en especial, de
la Central Catequística Salesiana. que ha cuidado la
liarte económica y adn>inistrati\'a.
Auguram os a la R evista nuevos y fecundos años.
10
una meditación dada por Don José
Antonio Rico y se sucedían leccio
nes y coloquios, hasta siete en los
tres días. Por la tarde se ponían
en común los resultados de los
coloquios.
El impacto de las meditaciones
y lecciones no se hizo esperar,
suscitando un ambiente de entu
siasmo y satisfacción que resplan
decía en todos los rostros. Fueron
especialmente celebradas las lec
ciones sobre la Familia Salesiana
del inspector de Córdoba y la del
inspector de Valencia sobre la
identidad y vocación del Coope
rador.
La elegría de verse juntos vi
viendo un auténtico espíritu de fa
milia brotaba a chorros en las
veladas improvisadas al fin del
día y de las que guardan todos
recuerdo gratísimo.
La tarde del segundo día llegó
de Roma Don Juan Raineri, que
fue acogido cariñosamente. Al día
siguiente tomó parte en los colo
quios de diversos grupos, en los
que pudo apreciar el interés y la
calidad de los cooperadores. El
último día leyó el siguiente mensa
je del Rector Mayor:
Roma 12 de octubre de 1972
Queridos Delegados y Dirigentes
de España:
El pasado mayo tuve ocasión de
declarar que, entre los componen
tes de la Familia Saiesiana, los
Cooperadores tienen una especie de
primogenitura en cuanto que, de
hecho, nacieron antes que los mis
mos Salesianos e Hijas de María
Auxiliadora y que «están a nues
tro lado y tienen nuestra misma
misión».
Vuestra Jornada de estudio, con
los temas empeñativos que aco
metéis, dan testimonio de que los
cooperadores de España quieren
estar decididamente en primera li
nea en lo referente a la renova
ción, siguiendo las directrices de
nuestro 20® Capítulo General.
En las vicisitudes históricas, por
las que atravesaron, los Coopera
dores siempre permanecieron muy
unidos a la Congregación, forman
do, como decía Don Bosco, la Or
den Tercera de la Familia Salesia
na, condividiendo con ella la mi
sión en nuestras peculiares activi
dades apostólicas en favor de la
juventud y de las clases popula
res. Don Bosco que llamaba a los
cooperadores «Salesianos exter
nos» los consideró siempre como
pertenecientes a su familia religio
sa y quiso que los superiores sa
lesianos cuidasen de ellos como
si fuesen miembros de sus mismas
comunidades, con funciones de
animación espiritual y de unión.
Al reafirmar la unidad de voca
ción, de misión y de espíritu que
viven los cooperadores en su con
dición de laicos y seglares com
prometidos, al apelar a las comu
nidades salesianas para que cui
den preferencialmente de ellos y
al llamarles a la corresponsabili
dad en el trabajo pastoral para
servicio de la iglesia local, el Ca
Grupo de Cooperadores de Córdoba y Sevilla.
pitulo General tiende a jortalecer
los vínculos que unen los destinos
de los Cooperadores a los de la
Congregación Salesiana.
Me auguro que con la gracia
de Dios florecerán las ocasiones
de encuentros de oración y de pla
nes pastorales que susciten entre
los salesianos y los Cooperadores
una noble porfia en realizar me
jor, juntos, la misión de Don Bos
co y en vivir más intensamente su
espíritu tanto individual como co
lectivamente.
La inminente beatificación de
Don Rúa, que se interesó tanto
por los cooperadores, lanzándolos
a iniciativas animosas, es una fe
liz llamada a todos para que avan
cemos por el camino claramente
trazado por nuestro Capitulo Ge
neral que, en concreto, es el mis
mo camino que indicaba Don Bos
co y que, después de él, indicó su
primer Santo sucesor.
Por tanto, a vosotros, a todos
los cooperadores de España, con
un afectuoso saludo, el férvido
augurio de un buen trabajo en la
luz de la glorificación del fidelísi
mo Hijo de nuestro gran Padre.
LUIS RICCERI
Rector Mayor
A continuación Don Raineri ex
puso unas líneas de ación y orien
taciones, dando por concluidas las
Jomadas, que en impresión de to
dos han sido un paso firme en la
renovación de los cooperadores de
España.
J. R.
LA BEATIFI
EN TRES TI
Una de las más bellas fotografías de Don Bosco y
don Rúa, hecha en la visita que los dos bienaventu*
rados hicieron a España en 1886.
lEHNIH
En San Pedro, en el Ponti
ficio Ateneo Salesiano y en
e \ Templo de San Juan
Bosco, el nuevo Beato reci
be el homenaje de la Igle
sia y de la Familia Salesiana.
Así estaba la plaza de San Pedro el día de la beati
ficación.
SOLEMNIDAD EN SAN PEDRO
El día 29 de octubre de 1972 es ya fecha gloriosa
para la historia de la Congregación Salesiana por ser
el día de la glorificación del primer sucesor de San
Juan Bosco, el Beato don Miguel Rúa.
Con el alma llena de gozo había ido a Roma para
poder dar testimonio de esta solemnidad a los lecto
res del BOLETIN SALESIANO. Por dicha, fueron mu
chos ios procedentes de todas las inspectorías de Es
paña y del mundo los que nos sumamos al homenaje
de la Iglesia y de la Familia Salesiana al nuevo Beato.
Eramos los agraciados. Pero en la lejanía, de todas las
partes del mundo salesiano, convergían las miradas
del corazón a Roma para contemplar la figura de don
Rúa en la gloria de Bernini, glorificado oor el Santo
Padre y aclamado por millares de voces en todas las
lenguas.
Y con mi tarjeta de invitado me uní a la muche
dumbre que ingresaba al enorme templo de la cris
tiandad. De nuevo resultaba pequeño. ¿Cuántos éra
mos? ¿cuarenta mil, cincuenta mil? No me entretuve
en contarlos. En la plaza de San Pedro quedaron mu
chos que no pudieron entrar, entre el revuelo de las
campanas y un espléndido sol que jugaba al arco iris
con las fuentes, la columnata y el obelisco central.
Eran las nueve y media de la mañana.
LA BEATIFICACION
Hacía algo más de un año que se había estrenado
el nuevo rito para la beatificación de los siervos de
Dios, con la glorificación del Padre Kolbe. Según el
nuevo rito, dentro de la liturgia de la misa, el Papa
Pablo presidió la Eucaristía que concelebró con los
eminentísimos cardenales: Pellegrino, Arzobispo de
Turin, y Bertoli, Prefecto de la Sagrada Congregación
para las Causas de Canonización; con dos obispos
salesianos, Monseñor Barania, Arzobispo de Poznam
(Polonia) y Monseñor Trochta, Obispo de Litomerice
(Checoslovaquia); con el Rector Mayor de los Sale
sianos. Don Ricceri y tres sacerdotes salesianos re
presentantes de varios continentes.
— 13
Como asistentes det Santo Padre estaban los car
denales Felici, Paupini y Vagnozzi. El servicio del altar
estaba a cargo de varios estudiantes salesianos.
A su ingreso en la Basílica Vaticana, el Papa fue
recibido por el Cardenal Arcipreste, Paolo Marella, y
una delegación de canónigos de San Pedro. Se re
vistió de ornamentos blancos y se dirigió procesional
mente a laltar de la Confesión. La escolanla Pontificia,
alternando con los fieles, entonó la antífona de en
trada seguida del salmo 20.
Después de incensar el altar de la Cátedra, el San
to Padre invitó a reconocer los propios pecados y a
invocar la misericordia del Señor. La Capilla Musical
Pontificia, bajo la batuta de Bartolucci, entonó la Misa
de Angells, a cuatro voces mixtas, alternada con la
misma misa gregoriana coreada por la inmensa multi
tud de los fieles. El órgano inflamaba las bóvedas de
San Pedro y ungía de sonoridad y misticismo el so
lemne clima de la liturgia.
Terminados los Kyries, el Secretario de la Sagrada
Congregación para las Causas de los Santos. Arzobis
po Monseñor Fernando Antonelli, dirigió al Santo Pa
dre la instancia para proceder a la beatificación de
don Miguel Rúa, pidiendo que fuera inscrito en el ál
bum de los Beatos.
Flotaba en el ambiente la santidad y la vida heroica
del Sucesor de Don Bosco.
Y el Santo Padre respondió en seguida, pronun
ciando en latin la fórmula de la beatificación:
FORMULA DE LA BEATIFICACION
■'Nos, acogiendo los votos de muchos hermanos
nuestros en el episcopado, de toda la Sociedad Salesiana y de gran número de fieles, habiendo consulta
do el parecer de la Sagrada Congregación para las
Causas de los Santos, después de larga y madura
reflexión y después de haber implorado la luz divina
mediante la oración, con nuestra Autoridad Apostó
lica inscribimos en el álbum de los Beatos al Vene
rable Siervo de Dios Miguel Rúa, sacerdote de la So
ciedad Salesiana de San Juan Bosco, otorgando la
facultad de que su fiesta pueda celebrarse todos los
años, el 6 de abril, día de su muerte, en los lugares
y conforme a lo establecido por la ley. En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” .
EN LA GLORIA DE BERNINI
Un fragoroso aplauso resonó en toda la Basílica de
San Pedro. Se descorrió la cortina de la Gloría de Bernlni y, en un halo de esplendor, apareció la figura del
Padre. Y desde todos los lugares del mundo, millo
nes de personas relacionadas con la Familia Salesia
na dirigían sus ojos al perfil luminoso del primer su
cesor de San Juan Bosco glorificado por la Iglesia.
A mi ledo habia varios ancianos, sacerdotes sale
sianos. En el rostro se les notaba la emoción y la ale
gría, y a sus ojos asomaban las lágrimas.
— ¿Han conocido ustedes a don Rúa? Les pregunto.
—Sí, lo hemos conocido. Era un santo.
Esta ovación y esta alegría eran la expresión jubi
losa de los hijos espirituales de Don Bosco y de don
Rúa: era el sello del oueblo de Dios aprobando una
santidad conquistada heroicamente en el esfuerzo y
en el amor de cada día. Se cumplían las palabras proféticas de San Juan Bosco: "Miguelín, tú y yo siem
pre iremos a medias". Sí. a medias en el trabajo, en
Monseñor Antonelli lee la instancia pidiendo la beati
ficación de don Rúa al Santo Padre.
14 —
la santidad, en la glorificación. Don Bosco y don Rúa,
juntos, las dos columnas de la Familia Salesiana.
Naturalmente, también Don Bosco participaba de la
gloria de su hijo. Muchos ojos también se dirigieron
a la estatua del Santo encima de la imagen de San
Pedro en la Basílica Vaticana. Allí estaba el Padre ro
deado de luces y de flores, festejando el triunfo del
que había sido su primer salesiano y sucesor.
El Papa entonó el Gloria, himno de triunfo que can
tó la Capilla Pontificia alternándose con la asamblea.
Terminado el Gloria, el Pontífice recitó por vez pri
mera la oración del nuevo Beato: “ Por los méritos del
Bienaventurado Migue! Rúa, que la juventud conozca
el verdadero rostro de Cristo el Señor...” .
LITURGIA EN VARIAS LENGUAS
La primera lectura se hizo en francés, lomada del
Libro Segundo de los Reyes. El profeta Eliseo pide
al Profeta Elias su espíritu duplicado. El símil es diá
fano. Don Rúa, el sucesor de San Juan Bosco, es tam
bién el heredero de su espíritu.
La segunda lectura se hizo en alemán. Era el himno
a la caridad que San Pablo entona en su epístola a ios
Corintios. La amabilidad, contraseña de la pedagogía
salesiana, siempre animó la vida del nuevo Beato.
El canto del alleluia creó, un clima pascual. Miguel
Rúa triunfaba ahora sobre la muerte y nos comunicaba
el mensaje de su triunfo.
El Cardenal Vagnozzi leyó en italiano el Evangelio. Era
la perícope de San Marcos 10, 17-30, en la que el Se
ñor da la norma para alcanzar la vida eterna: la obser
vancia de los mandamientos, la práctica de la pobreza,
de la caridad, de la confianza en la Providencia. Don
Rúa había hecho vida suya la palabra evangélica.
La homilía del Santo Padre — reproducida en páginas
anteriores— trazó la figura del Bienaventurado, subra
yando su papel de sucesor, de continuador de la obra
y del espíritu de Don Bosco en favor de la juventud.
Desarrolló el valor de la tradición viva y de la misión
juvenil de la Familia Salesiana.
Sus palabras fueron acogidas con gran simpatía en
medio del más denso silencio. Y es que ei Santo Padre
quiso comunicar su alegría y sus sentimientos de gozo
por el acontecimiento.
Sabemos de buenas fuentes que él mismo escribió
y corrigió la homilía que, en el sentir de todos, fue
magistral. Hubo un momento en que no pudo disimular
su simpatía y quiso dialogar con la juventud al estilo
salesiano preguntando sonriente: “ Siete conlenti?”
“ ¿Estáis contentos?” Un sí espontáneo brotó en el
Templo, dándole a la solemnidad una expresión de
confianza familiar y de sencillez, quitándole ese aire
de empaque de otras ocasiones.
Después del canto del Credo en latín, la oración de
los fieles se hizo en seis lenguas: francés, alemán,
inglés, español, polaco y latín. En las ofrendas se le
presentaron al Papa el pan, el vino y una cesta con
flores y cirios.
En la elevación, el Pontífice mostró la Hostia Santa
a los cuatro puntos cardinales de la Basílica. El mismo
Santo Padre distribuyó la comunión a numerosos repre
sentantes de la Familia Salesiana de todo el mundo,
mientras que un buen grupo de sacerdotes repartían
la Eucaristía en diversos ángulos de la Basílica.
ENCUENTRO CON LA FAMILIA SALESIANA
Terminada la misa, el Papa impartió la Bendición
Apostólica y, en la silla gestatoria recorrió la nave
central de !a Basílica entre el aplauso de los fletes.
Antes de abandonar el templo, Pablo VI, se detuvo en
la capilla de San Sebastián. Allí fue objeto de un ho
menaje por parte del Consejo Superior de los Salestanos.
Entre los dones que se le obsequiaron, destacan
las más importantes publicaciones de las Editoriales
Salesianas, la reciente edición de la Biblia en japo
nés, ornamentos sagrados y un artístico relicario con
reliquias del nuevo Beato.
También estaban allí presentes los dos agraciados
con los milagros de don Rúa, con los que el Papa
entabló un cariñoso diálogo: la señora Benedetta Vaccarino y el sacerdote salesiano don Andrés Pagllari.
EN LA PLAZA DE SAN PEDRO
El Templo Vaticano se habla convertido en un ma
nantial humano que se hacía río para desembocar en
el abrazo de la columnata de la plaza de San Pedro,
ptesidida por el tapiz de don Rúa que pendía en el
balcón central de la fachada de la Basílica. La fun
ción había durado dos horas. Eran las once y media
y el Papa tenía una cita con los peregrinos de la
Urbe y del Orbe que llegan todos los domingos a
hacerle compañía en el rezo del ángelus. El reloj ca
minaba rápido hacia las doce. Y a la hora exacta, la
figura blanca del Santo Padre apareció en el balcón
de su despacho.
MONSEÑOR ANTONELLI LEE LA INSTANCIA DE LA
BEATIFICACION DE DON RUA
Beatísimo Padre:
Después de la muerte de San Juan Bosco. se pronunciaron en la
Familia Salesiana las palabras de la Sagrada Escritura. “Que el padre
había muerto, pero era como si no hubiera muerto porque dejaba detrás
de si a alguien que se le parecía” (Eccte., 30, 4). Este era Don Miguel
Rúa. Tenía entonces 50 años y desde la adolescencia había estado muy
cerca del Santo Fundador.
La Providencia lo llamaba a dilatar sus obras, conservando su espí
ritu. Durante los 22 años de su gobierno, los hijos de Don Bosco, de
800, pasaron a 4.000. Mediante sus directrices y su ejemplo, el amor
a los jóvenes, el espíritu de je, de oración y de sacrificio; el dinamis
mo y la adhesión de Don Bosco a la Iglesia y al Papa se consolidaron
y profundizaron en la Familia Salesiana. que con razón reconoce en
Don Rúa la segunda columna del Instituto.
No nos maravilla pues, que al poco tiempo de la muerte, al Cardenal
Richelmy, Arzobispo de Turin, diese comienzo al Proceso Canónico
para su beatificación. Numerosos testimonios pusieron a la claridad de
la luz la riqueza de las virtudes que Don Rúa siempre trató de mante
ner ocultas. Tras profundos estudios, dichas virtudes fueron proclama
das heróicas por Vuestro Predecesor Pío XII, el 26 de junio de 1953.
En su confirmación no tardaron las señales de lo Alto. Y el i9 de no
viembre de 1970, Vuestra Santidad, como conclusión de las investiga
ciones de regja, promulgaba un decreto sobre los dos milagros obtenidos
por intercesión del Venerable Siervo de Dios.
Ahora, Beatísimo Padre, sólo queda que Vuestra Santidad se digne
inscribir al Venerable Miguel Rúa en el catálogo de los Beatos que la
Iglesia Católica honra y venera.
Lo que también pide fervorosamente la Sagrada Congregación para
las Causas de los Santos.
— 15
Antes de la salutación angélica, la palabra del Papa
resonó clara y precisa en todos los ángulos de la
plaza:
“Tenemos en la mente el inmenso gozo de la beati
ficación, recientemente celebrado, de don Miguel Rúa,
primer sucesor de San Juan Bosco en la dirección de
la Sociedad Salesiana. Y no podemos figurarnos la
gloria de estos ciudadanos del Cielo sin contemplarlos
de nuevo entre nuestra Juventud, también llena de
alegría por haber hallado en estos hombres sabios y
buenos a sus mejores amigos y maestros de vida.
Alegrémonos todos dando gracias al Señor y redo
blando el amor hacia nuestros muchachos y nuestros
jóvenes, hijos nuestros de la enseñanza y del trabajo."
Después se refirió a la paz del VIetnam e imploró
el auxilio de la Virgen, Reina de la Paz, en el rezo
del ángelus.
PERSONALIDADES ASISTENTES
En la solemnidad de la beatificación, dirigida por
el Maestro de Ceremonias Pontificio, monseñor Virgilio
Noe, estaban presentes los Cardenales: Clcognani, Ferretto, Confalonier!, Gilroy, Bueno y Monreal, Larraona,
Da Costa Muñes, Antoniutti, Forni, Landazuri Richets,
Slipy, Villot, Rossi, Beltrami, De Furstenberg, Samoré,
Párente, Staffa, Roy, Tabera, Wright, Willebrands, Pellegrino, Bertoll, Felici y Paupini.
Además de otros cincuenta prelados, ocho de ellos
salesianos, estaban los Arzobispos Secretarios de las
Sagradas Congregaciones, el Provicario de Roma, mon
señor Poletti con una nutrida representación del Co
legio de Párrocos; el Secretario del Sínodo de Obis
pos. monseñor Rubín; el Decano de la Sagrada Rota,
monseñor Filipiak, Superiores Mayores y Procuradores
Generales de las Ordenes Religiosas.
Asistió todo el Cuerpo Diplomático acreditado entre
la Santa Sede, con el Sustituto eje la Secretaría de
Estado. Arzobispo monseñor Benelli; el Secretario
de Asuntos Públicos de la Iglesia, monseñor Agustín
Casaroli; y varios parientes del nuevo Beato.
El Consejo Superior de la Congregación Salesiana
estaba presente con el Rector Mayor, don Luis Ricceri;
el ex-rector mayor, don Renato Ziggiotti; los Conse
jeros; la mayoría de los Inspectores de Europa y de
otros países. De España llegaron seis inspectores y
dos exconsejeros generales. También estaban presen
tes el Procurador General, don Orlando Cario con los
Consejeros adjuntos a la Postulación, don Flore y don
Raineri; el Presidente Mundial de los Antiguos Alum
nos, Doct. José María Taboada Lago; el representante
de los Cooperadores Salesianos, Ab. Carlos Quaglia.
La gran cantidad de Hijas de María Auxiliadora iba
presidida por la Superiora General. M. Ersilia Canta;
y las Voluntarias de Don Bosco, por la Presidente. Pro
fesora Jannicari.
También habla una nutrida representación de las
autoridades civiles, sobre todo del Piamonte. patria
del nuevo Beato.
SE ROMANO
"Sé romano", le había dicho Don Bosco a don Rúa
en una ocasión. Ahora, desde la Gloria de Betnini, des
de el balcón central de la fachada de San Pedro, la
figura ascética y humilde del Beato Miguel Rúa pre
sidia la liturgia y la vida eclesial de una jornada roma
na. Era el triunfo del hombre bueno y fiel, gloría de
San Juan Bosco, gloria de la Familia Salesiana. gloria
de la Iglesia.
imborrable el recuerdo de esta jornada romana y
del triunfo de este cuarto santo de la Familia Sale
siana.
R. A.
16
—
(1) El Santo Padre recibe los obsequios de la Con
gregación. Entre ellos, la colección de diapositivas catequéticas. El P w a dijo que las veria todas, pues es
gran aficionado a estos medios didácticos.
(2)
Con el Santo Padre, don Ricceri, don Ziggiotti y
la Madre General de las Salesianas.
Velada en el
Pontificio
Ateneo Salesiano
(3) Don Antonio Mélida, el Supe
rior regional de Portugal y España,
saluda al Santo Padre.
Pontificio Ateneo Salesiano resulta una palabra demasiado larga.
Es mejor pronunciarla con las siglas “PAS”. Así, monosilábica y
familiar, suena mejor. Es como si dijéramos paz. En las afueras
de Roma surge el enorme edificio, moderno y acogedor. Inmensa
biblioteca, aulas, corredores, patios. Es la Universidad Salesiana
con las facultades de Filosofía. Teología, Pedagogía... En ella estu
dian jóvenes salesianos de todo el mundo, de otras congregaciones
y seglares. Es como el cerebro de la Gjngregación en el que se for
man y cualifican los jóvenes salesianos para cumplir con mayor in
tensidad la misión salesiana en su labor sacerdotal, didáctica, catequetica...
Allí nos reunimos en la tarde del domingo 29 de octubre para
rendir un homenaje académico al nuevo Beato.
Al entrar en la formidable aula magna, podíamos leer un gran
rótulo blanco sobre fondo verde oscuro: “DON RUA NELLA
LUCE DI DO N BOSCO” (Don Rúa en la lu2 de Don Bosco).
Allí estaba reunida la Familia Salesiana: Salesianos y Salesianas de
todo el mundo; Cx>operadores, exalumnos. Voluntarias de Don Bos
co, amigos y bienhechores.
Amigos y bienhechores, empezando por los Cardenales y Obis
pos. El Rector Mayor no se atrevió a nombrarlos por miedo a omi
siones involuntarias. También había autoridades civiles, entre las
17
que destacaba el Ministro del Trabajo de Italia y
las de Turín, porque don Rúa, en frase del Rector
Mayor, es “gloria, honor y riqueza del Piamonte”.
Don Luis Ricceri hizo el ofrecimiento del acto,
agradeciendo su asistencia a las autoridades. Su
presencia era signo de cortesía, amistad y benevo
lencia; pero sobre todo era un acto de fe, una pa
labra de ánimo, una espuela que nos incitará a ca
minar por la senda de don Rúa y tras sus ejem
plos.
Asimismo, presentó al Doctor Alessi, quien di
sertaría sobre la figura dcl nuevo Beato.
Los cantores del Colle Don Bosco, acompaña
dos de piano y jazz, interpretaron una rapsodia en
honor de don Rúa, con trozos melódicos y can
ciones representativas de la música juvenil actual
de varios países. Don Rúa — se quería decir— es
una figura internacional y un maestro de la ju
ventud.
El doctor Alessi, un seglar, pero salesiano por
sensibilidad y simpatía, habló durante una hora lar
ga sobre don Rúa. Un verdadero estudio sobre el
primer sucesor de Bon Bosco, al que todos presta
ron suma atención por el interés y la amenidad
dol diseñador.
¿Qué hubiera dicho Don Bosco si hoy hubiera
estado presente en Roma?, se preguntaba el ora
dor. Probablemente, respondía, hubiera llorado y
no hubiera tenido más remedio que dejar a don Rúa
a que hablara por él.
¿Y qué diría don Rúa hoy? Sin duda: “¿Habéis
visto cómo, qué grande es Don Bosco?”.
Naturalmente que la beatificación de don Rúa
sería la mayor fiesta para Don Bosco, como lo es
para toda la Familia Salesiana. Con don Rúa sube
a los altares la estructura de la Congregación Sa
lesiana, un representante de sus miembros. De la
misma manera que Domingo Savio significa la ben
dición de Dios sobre los jóvenes, sobre la misión
salesiana. La santidad de don Rúa es un reclamo a
la santidad.
Asimismo — dijo— don Rúa es el complemen
to de Dim Bosco. El Fundador es el santo que sue
ña. que inventa; el sucesor, el que realiza, el que
organiza, el que prefiere la itstUclad al sueño. Am
bos. a medias, pero solidariamente.
18
—
Ahora — terminó— don Rúa desde los altares
nos repetirá las mismas palabras que dijo al co
menzar como rector mayor: “Puedo aseguraros que
ya os amaba, pero de ahora en adelante os amaré
siempre más”.
Un gran aplauso subrayó el magnífico discurso.
Luego hubo música, canciones, cuadros represen
tativos. Todo terminó con un himno: “Don Bosco
ritorna (Don Bosco vuelve). De nuevo la alegría
de Don Bosco para festejar el triunfo del primero
de sus hijos.
El Santo Padre conversa con una de las personas
agraciadas por un milagro dei Beato Miguel Rúa.
HOMENAJE DE LA FAMILIA SALESIAHA
EN EL TEMPLO DON SOSCO DE ROMA
Lunes, 30 de octubre, y en el
Templo a Don Bosco en el barrio
de Cinecitta. Sin exagerar, sete
cientos sacerdotes. Setecientos
más largos que cortos. La más
bella cúpula de Roma, después de
la de San Pedro, agitaba ai aire
el alborozo de sus campanas, mien
tras el impresionante desfile de
los 700 sacerdotes procedía de
cuatro en fondo hacia la entrada
del templo. La rotonda interior,
como un ascua de luz, iluminaba
el triunfo de Don Bosco en el
mosaico del retablo.
Las trompetas, el órgano y las
voces de la escolanía cantaban;
«Alégrate, Jerusalén». Todos res
pondían al júbilo a que eran in
vitados, con la misma estrofa:
«Alégrate, Jerusalén».
Presidió la concelebración el
Rector Mayor, acompañado de los
miembros del Consejo Superior,
Inspectores y Salesianos llegados
a la beatificación de Don Rúa.
Presente estaba toda la Fami
lia Salesiana: Salesianos, Hijas de
María Auxiliadora con todos los
miembros del Consejo Superior
de las mismas, Cooperadores, Vo
luntarias de Don Bosco, Antiguos
Alumnos y alumnos. La oración
de los fieles se hizo en siete idio
mas. Todo el mundo quería estar
presente en el homenaje de la fa
milia el primer sucesor de Don
Bosco.
El Rector Mayor pronunció una
sentida homilía: «Don Rúa —di
jo— es el segundo Padre de la Fa
milia Salesiana. Austero por tem
peramento, su paternidad estuvo
impregnada de amor. Su cometi
do fue el de testimoniar, anunciar
y promover el espíritu de Don
Bosco.
Y trazó las características de
su vida: «caridad pastoral» por la
que se entregó al trabajo salesiano como a la herencia más pre
ciada del Padre, con «bondad an
cha». Caridad operante hacia la
juventud, hacia los Cooperadores
y ex-alumno$.
Al festejar al Beato Don Rúa
—terminó— en este templo de
Don Bosco en Roma, se nos re
cuerda el amor del Beato a la
Iglesia y al Papa. «Sé romano»,
le había escrito Don Bosco en una
carta el día de su ordenación
sacerdotal. Profunda fue, pues, su
devoción a la Cátedra de Pedro
hasta su muerte, cuando lo dejó
como testamento a sus hijos:
«Obediencia y afecto al Sumo Pon
tífice, imitando a Don Bosco».
Concluyó el Rector Mayor dan
do gracias a Dios y pidiendo al
nuevo Beato por la unidad sale
siana y por el desarollo de la
Iglesia.
Solemne fue el homenaje de la
Familia Salesiana en el Templo
a Don Bosco en Roma. Al salir,
la cúpula y la fachada estaban ilu
minadas con geométricas hileras
de bombillas. Un tapiz del Beato
en la entrada central presenciaba
el incesante hormigueo de miles
de personas que hablaban en di
versos idiomas.
Alguien dijo en las celebracio
nes de Roma que el tiempo agi
gantaría la figura de Don Rúa.
Sí, desde la lejanía del tiempo y
del espacio crecerá la figura del
primer sucesor de San Juan Bos
co por haber sido —en palabras
del Papa— el que inauguró la tra
dición del espíritu salesiano. Su
grandeza es la de ser «hijo, dis
cípulo, imitador. El que ha sabi
do hacer del ejemplo del santo,
una escuela; de su obra, una ins
titución; de su regla, un espíritu;
de su santidad, un tipo, un mode
lo: del manantial, una corriente,
un río».
R, A.
— 19*
SE NIS FIE DON li
Don Marcelino, amigo de ios que sufren
20
—
POR
JOSE
LUIS
c a r r e A o
Acabamos de dejar los despo
jos mortales de don Marcelino a
esperar la resurrección a la vera
de su predecesor, Santo Tomás de
Vilianueva,
otro que había tomado en serio
el Evangelio,
otro que “ creía en el amor",
como dijo San Juan,
otro que había muerto en una
cama prestada.
Aquella maravillosa catedral de
Valencia, —que, actualmente, por
obra y gracia de don Marcelino, se
está sacudiendo su emplaste barro
co para aparecer vestida de ma
jestad en la desnudez de sus pie
dras góticas— , estaba abarrotada
de cristianos en aquella tarde plá
cida del 21 de octubre: todos can
tando, todos participando en el ri
to litúrgico de despedida, todos con
teniendo una lágrima, no ya amar
ga de tristeza, sino suave como un
rocío de esperanza.
Antes ya, cuando los restos mor
tales revestidos de pontifical que
daron expuestos en Palacio a la
piedad filial de los valencianos,
aquel subir y bajar de muchedum
bre por las alfombradas escaleras,
aquel arracimarse, y besar la urna,
y rezar y llorar y quedarse contem
plando la imagen muerta pero tan
querida, tenía aire de jubileo. Pero
ahora la concentración de fieles en
la catedral era plebiscitaria, era una
marea imponente gravitando hacia
el Pastor amado que se les había
ido.
En verdad como nos dijo entre
sollozos en su discurso tan cálido
de ternura su sucesor en la sede
Valentina,
Monseñor Lahiguera,
Don Marcelino había dispuesto se
informase al público de su muerte
tan sólo después de su sepultura:
pero eso era pedir el sacrificio
imposible: era casi injusto: esta mu
chedumbre de hijos y fieles lo ha
bría desenterrado tumultuariamen
te para honrarle de cuerpo presen
te. Que si hoy se aceptara el pro
ceso por aclamación, este entie
rro lo habría sido, y el discurso
de Monseñor Lahiguera habría sido
una Bula de Canonización, enborronado de cuando en cuando por las
lágrimas del Prelado. Allí se ha
bló del amor de Don Marcelino a
la Virgen, de su cruzada por el Cá
liz de la Cena, de su ternura por
los desheredados, de scs realiza
ciones por los pobres, de lt:s casas
que contruyó para ellos, de las lá
grimas que enjugó, de las obras
benéficas que fundó, de la gran
cruzada de reconciliación con Dios
y con ios hombres que fue la Gran
Misión, de las Cooperativas que
inició, de su Escolanía para loa
perpetua de Nuestra Señora, de su
magnífico Seminario para entrenar
apóstoles, de la Tómbola, de la
Riada, de la Concentración Maria
na, de las colonias veraniegas, de
los mil artículos, de la perpetua son
risa, del desprendimiento evangéli
co, de las chimeneas de Altos Hor
nos en su escudo de armas, de su
paternal comprensión para con to
dos, de su predilección y ternura
para con los humildes... y al fin
Monseñor Lahiguera encontró la raíz
de todo ello: ¡el corazón de Don
Marcelino!
Pero esque el corazón de Don
Marcelino lo conocíamos sobre todo
los que lo habíamos oído palpitar de
cerca. ¡Y desde hacía tantos añosi
Mi último encuentro con Don Mar
celino ha sido ahora, en esta dulce
tarde levantina del otoño de 1972.
Pero mi primero... casi se pierde,
no exactamente en la bruma de
tos tiempos, pero sí en las lejanas
brumas cantábricas de un noviem
bre de 1913. Un mes antes se me
habla muerto mí madre. Y con el
luto en el alma todavía, después de
haberme pasado semanas llorando,
me llevaban ahora al encierro de
un internadol (Ahí pero era un in
ternado salesiano, es decir una fa
milia, donde el hombre más 'feroce',
es decir el Consejero era entonces
nada menos que un curita de 24
años llamado Don Marcelino Olaechea, que desde entonces empezó
a ser mi padre. Y lo fue hasta la
muerte. (La última carta que me
envió Don Marcelino es de este
octubre de 1972, y ella me ha abier
to la puerta, casi por efecto póstumo, para una bonita obra misio
nera que estamos tramando).
Solían entonces venir periódica
mente a Santander desde Bilbao
dos añosas vasquitas, con su paño
lón aldeano coquetamente añudado
a la cabeza, charloteando alegre
mente en ’euzkera': la una era la
madre de Don Marcelino que venía
a verle a la perlita de su hijo, y
—
21
la otra era mi abuela Pascuala, que
venia a visitar, —o a llevarse a va
caciones— , al trasto de su nieto.
¡Qué carreras se organizaban en
aquel patio del Paseo del Alta!
iqué olímpicos habrían podido salir
de allí! Pero lo bonito era ver en
cabezar una partida de bandera
genovesa al fornido clérigo Don
José Lasaga, y capitanear el bando
opuesto a nuestro velocísimo Con
sejero Don Marcelino. Me acuerdo
que muchos años más tarde, al
preguntarme a veces mis alumnos
cuándo me habla nacido la voca
ción salesiana, yo les decía;
— Pues el día que sorprendimos
a dos Superiores jugando a tirarse
almohadas el uno al otro como pro
yectiles, hasta que... se dieron cuen
ta de que los chicos habíamos ile
gado ya en fila a la puerta del dor
mitorio y contemplábamos en ató
nita admiración aquella batalla de
los dioses.
La verdad es que la vocación te
nace a uno espontáneamente, sólo
con ver qué simpático tipo de hom
bre y de apóstol eran aquellos pri
meros hijos de Don Bosco, con o
sin almohadas, y la hermosa familia
que era aquella comunidad salesia
na.
Le tuve luego como de Director
en Carabanchel y como Inspector
en Barcelona. Y así como a su som
bra me habla nacido en Santander
la vocación salesiana, así bajo su
dirección me brotó espontánea la
misionera.
Me ha llamado la atención que
Monseñor Lahiguera en su discur
so pronunciara bien acentuada la
palabra "misionero" por lo menos
media docena de veces. Nos dijo
que siendo joven quiso Don Marce
lino ir a las Misiones, pero que su
salud era tan frágil que los Superio
res le dieron un rotundo ’no’. Efec
tivamente, cuando yo era chico, le
veíamos a nuestro querido Conse
jero envuelto constantemente en el
manteo y cubriéndose la boca con
un pañuelo para proteger sus po
bres pulmones de la humedad can
tábrica. Luego, cuando se robus
teció algo, ya habían los Superiores
descubierto su extraordinario valer
lo bastante para retenerlo. Bien
pronto le hicieron Director de Casas
nuevas y de una inspectoría recién
re-estrenada. A renglón seguido la
Iglesia lo reclamó para su servicio,
primero como Visitador apostólico
de los Seminarios españoles, luego
como Obispo de Pamplona, y final
mente como Arzobispo de Valencia.
Pero i vaya si siguió misionero
siempre! como que fundó una Con
gregación de misioneras: y tuvo
siempre para todo lo misionero,
—tratárase de personas o de inicia
tivas— , tales atenciones y delicade
zas que nos conmovía hasta las
lágrimas.
Cuando volví a España por pri
mera vez en 1946 a implorar de
los Superiores ayuda de personal,
me había dicho Don Berruti:
— No te podemos dar personal:
pero por ahí andan tantos refugia
dos Yugoeslavos... Si les conven
ces a que vayan a las Misiones, te
los llevas.
Obispos, párrocos y salesíanos rodean el féretro de don Marcelino.
22
—
Corrí a Don Marcelino, como
siempre en tales casos. Inmediata
mente el Señor Arzobispo me re
mitió a María Artajo con una de
aquellas irresistibles cartas suyas,
donde le exponía a aquel "gran hijo
de la Iglesia” la situación de aque
llos refugiados. Inmediatamente el
Ministro llamó en mi presencia a
su secretario y le dictó un tajante
telegrama para el Cónsul de España
en Turín donde se le ordenaba
concediese, sobre cualquier peda
zo de papel (no tenían aquellos
pobres más documento que un cer
tificado de la Cruz Roja) el Visado
de entrada en España a cualquier
Yugoeslavo presentado por los Salesianos. Se vinieron docenas y do
cenas para desparramarse luego por
el mundo (me he encontrado algu
nos de ellos hasta en Manilla); y
eso en un tiempo en que hasta la
frontera francesa nos estaba sella
da. Sólo conseguimos llevarnos
unos pocos hasta la India, pero
¡qué gran ayuda fue aquella!
Por aquellos días queríamos mon
tar la primera escuela profesional
salesiana de Sud India, y tratába
mos de llevarnos tornos de España.
Para cuando Don Marcelino se en
teró, ya el primer torno me lo había
regalado un amigo. Claro que el
regaló el segundo. Pero héte aquí
que al día siguiente tenía él que
ir a Bilbao a bendecir las bodas del
hijo de un magnate de la industria,
amigo suyo y me invitó a acompa
ñarle.
Apenas llegados a Bilbao, cuanToda Valencia acudió al sepelio de
su obispo.
do el potente vino a verie, Don
Marcelino me presentó diciendo:
— ¿Ve usted ahí a ese de las
barbas? núes es misionero amigo
mío que ha venido a recoger tor
nos: el primero se lo regala un an
tiguo compañero suyo; el segundo
se lo regalo yo; y el tercero...
El pobre magnate no tuvo más
remedio que levantarse con hu
milde abnegación y decir agachan
do la cabeza:
— Bueno: el tercero se lo rega
lo yo.
Aparte mis fugaces visitas a Es
paña, no estuve en contacto fami
liar con Don Marcelino más que en
los albores de su maravillosa ca
rrera y en el suave ocaso de su
vida. Pero acaso en esas dos horas,
cuando la luz es más dulce, es
cuando se ve al hombre. Y aquel
hombre era el mejor reflejo de
Jesucristo que, junto con Don Rinaldi, he encontrado yo en mi vida.
De Jesucristo dijo San Pablo:
“Apareció la bondad y la humani
dad” . Y de Don Marcelino lo deci
mos cuantos le conocimos muy de
cerca. ¿Quién ha dicho que 'no
hay hombre grande para su ayuda
de cámara’? Con Don Marcelino
era ai revés: quien más cerca le
estaba, más apreciaba la inmensi
dad de su alma.
Cuando ante el féretro del amado
Arzobispo le di las gracias al Di
rector Sandalio (aquel insigne mé
dico valenciano que todas las ma
ñanas venía a visitarle con el mejor
ojo clínico de la comarca y a en
tretenerse con él, a pesar de su
granada y numerosa clientela, con
el corazón del más cariñoso de los
hijos) y se las di en nombre de to
dos por habérnoslo conservado en
vida por muchos años, el Doctor me
contestó:
— Soy yo el que tiene que dar
gracias por haberme dado Dios el
privilegio de estar cerca de un
hombre tan extraordinario.
¡Y cuánta razón tenía!
Monseñor Lahiguera se vio obli
gado a citar constantemente pala
bras referentes a Jesucristo para
ofrecernos unas pinceladas de sem
blanza de Don Marcelino: “Se en
tregó a sí mismo", “ Pasó haciendo
el bien” , “ Dilexit ¡amó!” Pero
¡cuántas más pinceladas cristoideas
deberían darse! Y entre ellas, claro,
la profética de Isaías “ No apagó
la mecha humeante: no quebró la
caña cascada” : es decir, amparó
toda inciativa de bien, sin menos
preciar ninguna, desde una Mutua
de sirvientas o la construcción de
una Barriada obrera hasta la apro
bación canónica de Ordenes religio
sas o Beatificación de Siervos de
Dios... Todo para los otros: nada
para sí.
Porque en verdad, para ser re
flejo de Cristo hasta el final, él,
que había subastado a la Radio su
Pastoral en pro de los siniestrados
de la riada, murió pobre, pobre,
pobre....
Cuando a mi vuelta de USA me
ofreció la hospitalidad de su piso
(que a mí me resultaba muy incó
modo por el constante estruendo
de la circulación al abrir la venta
na sobre la Ciudad de las flores),
yo expresé mi sorpresa, al llegar el
verano, de que no tuvieran aire
acondicionado por lo menos en el
cuarto del Arzobispo:
— Pero ¿cómo es eso? si yo
mismo tenía mi cuartito climatizado
en Páterson: y ¿aquí no son capa
ces ustedes de instalar un aparatito acondicionador de aire?
— ¡Huy! i lo que cuesta!— dijo
el Arzobispo.
Don Marcelino había manejado
muchos centenares de millones de
pesetas. Para los otros, claro: ja
más pensó en sí. Los Salesíanos tu
vieron el delicado pensamiento de
comprarle un pisito para sus últi
mos días: el delicado pensamiento
de comprarle un pisito para sus úl
timos días: y la Caja de Ahorros tuvo
la delicadeza de poner otro más a
su disposición para que se instala
se allí una Comunidad que le aten
diera. Pero nada era suyo.
Ni cociTe tenía. El antiguo Metro
politano, Asistente al Solio Pontifi
cio, Procurador en Cortes y Conse
jeros del Reirw tenía a menudo que
renunciar — ¡tantas veces lo pre
sencié!— a un paseito a los alre
dedores, o hasta a un viaje proyec
tado a Madrid, porque, a última
hora, no había ni chófer ni coche...
ni dinero para alquilar uno, natural
mente!
Razón tenía Monseñor Lahiguera
a! exclamar, después de constatar
que en su testamento no había nada
que legar a nadie; "Beali páuperes!
Bienaventurados los pobres!".
Salí del Norte para Valencia para
asistir al sepelio con el alma abru
mada de tristeza. Pero me la he
traído inundada de luz y de alegría.
Me parece haber vuelto de una ca
nonización y de una fiesta. Y no
fue tanto que me impresionara la
maiea inmensa de gente inundando
la Seo. No: fue el último beso que
puse en su mano y en su frente.
Me pareció que Don Marcelino me
susurraba: “ ¡Vamos, viejo ex-misionero! ¿a qué viene este abatimien
to? ¿no eres hombre de fe? ¿ya no
te acuerdas de aquello de San Pa
blo “ mlhi viviré Christus est, et
morí lucrum?” ” para mí la vida es
Cristo: y la muerte por tanto pura
ganancia” . Bastó eso para encen
der de nuevo la alegría en mi alma.
Recuerdo que siendo yo joven clé
rigo, al enterarme de la muerte de
la madre de Don Marcelino, me atre
ví a escribirle una carta consola
toria, osando decirle entre otras
cosas que la marcha de un ser que
rido para el cielo debiera engen
drar en nosotros sólo una “ nostal
gia de la Patria” . No recuerdo lo
que me contestó: pero me parecía
oírlo ahora: nuestra suprema dicha
final es “esse cum Christo” , “ estar
con Cristo".
Pero es que a los que amába
mos, estar con Don Marcelino nos
parecía precisamente oso: "esse
cum Christo” , cuyo fiel reflejo era.
Y ahora que también él se nos
ha ido a la Patria nos ha quedado
más honda en el alma la nostalgia
del Cielo.
J. L. C.
LA VIDA DE DON MARCE
LINO ESTA CUAJADA DE
MILLARES DE ANECDOTAS
QUE NOS HACEN VER SU
GRAN CORAZON, SUS DO
TES EXTRAORDINARIAS, SU
HUMANIDAD... POR FAVOR,
QUIEN QUIERA A DON MAR
CELINO NO DEJE DE EN
VIARNOS CUANTO ANTES
ALGUNA DE ESAS ANECDO
TAS. Escribir a: “ Comité Don
Marcelino” . Alcalá, 164. Madrid-28.
— 23
C O O P E R A C IO N S A L E S IA N A Y
TER CER MUNDO
E S DIFICIL
D E C IR D D E
VYASARPADI: Una escena familiar en la leprosería salesiana: el padre Schiootz visitando a los enfermos en
sus puestos de trabajo. Los leprosos aguardan con ilusión que llegue el misionero; se sienten amados e ím>
portantes cuando alaba su trabajo. El dia que el Padre no pasa sienten un gran vacío porque para ellos es
el amigo, el gran amigo.
NADIE q u ie r e m a r c h a r s e .
Los que no quieren marcharse son
los ciento y pico de leprosos que
sobran en Vyasarpadi. Oigamos al
Padre Francisco Schiootz. que nos
dice en una carta reciente:
cNuestro trabajo conlimia y
aumenta día a día. Sólo los lepro
24 —
sos son ya más de 350 y. ¡eso que
nos habían indicado que no pasa
ran de 2501 ¡Pero es tan difícil de
cir que no a un pobrecito que
llega a ti sin dedos, sin pies, sin
nariz...! Entonces pienso, ¿y si es
tuviese yo en su lugar? ¿Cómo me
gustaría que me atendiesen?»
«Lo grave es que todos quie
ren venir con nosotros, mientras
que los lazaretos del gobierno no
consiguen atraerlos, pese a que
la comida es mucho mejor. En es
tos mismos días (mediados de sep
tiembre) el gobierno de Madrás
nos ha pedido que transfiramos
200 de nuestros leprosos a un lazareto suyo. He preguntado a todos
quien quería trasladarse Jy ninu va H u.cii H
generosos con Vyasarpadi, preci- i ENVIARON SU DONATIVO
sámente porque la ayuda america- | Ejq e L MES DE OCTUBRE
na
se ha reducido mucho, pero \> G ertrudis
. A lfaro, Josefina
t
.
___
Dominpo,
guno há aC6ptHdo.^
Lo cual indica que «nuestros leprosos» —digo nuestros porque,
aunque poco, algo contribuimos
^
°
los Cooperadores españoles a su
sustento— aprecian las atenciones,
-j j jde 1los misio••
el, amor y ,la candad
ñeros salesianos que trabaian con
como diC6 el Padre ScnlOOtz «yo
no puedo reducir las 3.000 comidas dianas». Ya sabéis que en vyasarpadi, además de la leprosería,
ooiccíoTirvc mua
atienden los tres salesianos, que
son de comunidad, una parroquia
c nnn cristianos, catalóganos
/'atalrtoaHrx:
con 6.000
casi todos en el apartado de «po-
ellos y por ellos. Una muestra de
lo que decimos nos la cuenta el
mismo Padre Schiootz cuando escribe que este año han padecido
- *
j
un3 s6quí&
tr8m6nd8
qu6 hs arruinado la cosecha de los campos
de la misión: «decidimos hacer
dos pozos muy grandes. ¡Si viera como han trabajado voluntaria m p n tp los leorosos*
íY
por
nada! Basta una buena palabra, el
incentivo de una taza de té o un
cigarrillo y se quedan satisfecjjos».
ores».
| guer, M aria Serrano, Am paro Guayo,
Estos días pasados han llegado ; D olores M artínez, Manuel Cerezo, Sala Cooperación Salesiana y Tercer i Domíngieí^’R S r'i? d ? ^ f e o í '’“saiMundo dos donativos muy impor- vador Merino. Juan D íaz, Angel Aionor.f « i«c m ía no
so. Encarnación González, Carmen Motant6s, llamamos así
a los quG pareno. A ntonia Pacheco, M aría Aria.s.
san de 10.000 pesetas; a fines de i Joaquín Pérez Urtasun, M ari Carmen
octubre, dichos donativos y algu- ! uorTeí'cieSinÍ^d®e'Veía^^^^
nos más pequeños estaban ya en ' de Peñafiorída, Antonio F iorit, María
poder del Padre Schiootz, que nos tínez.^EmiUa^ViiUcan^.*%.^v^^
acababa de mandar un S. O . S. ur- ; pa. M ilagros Andreu, Antonia Hervás,
gente.
r Esperanza Ocón, Josefina Ocón, Ana
Hemos comenzado el segundo ; Curado, P ila r Vaidés, David y Josefa
año de la campaña «Cooperación dez. M a n u e l Sanz, Consuelo Viiiarreai.
Salesiana y Tercer Mundo» y sien- ' M aría Josefa García Herrero, Fren-
Esto se explica porque se sientpn amados v aoreciados V porque están a ^su M o los sale'^a-
to la necesidad, aunque ya lo he
hecho en particular a todos los
que habéis contribuido durante el
n o s r o m o si n o tu v ie r a n lla g a s ,
c o L s H u s d e d o / n o s e d e sp ee n :
p r im e r a ñ o ( y c u y a s d ir e c c io n e s
los h a n lle g a d o ) d e a g r a d e c e r o s
' lack,
dieran a pedazos o como si a su
sonrisa no le faltara la nariz o
uno de los labios. Y también porque saben que hay muchas personas que en Holanda en Italia,
vuestra ayuda y deciros que teñemos que aum entar la cosecha
este segundo año. Para lo cual os
pido que no os contentéis soio
con dar vuestro Obolo sino que,
;Gonzái^, Manuela Vareia, José AnJuliá, Tá^ila Valencia, Alvear, J, José
^
Gutiérrez e Hijos, Carmen Fernández,
™a.
,,
,,
TT
* „
María Martínez, Javier Alonso. Sovo-
j riana Guijas, Socorro Madero. A.
|
Valentín Pascual. Mamioi
, Martínez, Miguel Herrero. Franotacn
Alcmany, Familia Badía. Kosarlo Ha
n^onet. Isabel González, Asunción Gon| 2Alez. Saicsianos de Rocafort, Susana
I , Elizalde,
Zaorano, Dolores
FranciscoCarmona,
Amaro. Nati
Salomó
¡ Casado. Suiosinnos de Córdoba, a .
'
Bellver,,
J.
F ilin es,
Amparo Beron-
B a^aP Anton^"*lánc^ez^^
zález, Raúl Bonnin, José Ruiz virtu,
José
Duro,
Fernando
Amado.
en España piensan en ellos y, por- además, atraigáis a otra persona. Lorenzano. Encarnación Maderó, María
que les quieren, les envían vive- De esta forma dais de 'o v u e lto
res, medicinas, dinero.
y añadís un poco de vuestra per- .
Bolumar. Longino Soria, Aurelia
^
<;ona
i Perea. Hermanas Espino. José SalaLos Cooperadores españoles
franca. Concepción Lázaro, Mercedes
no<5 hemoi? de convencer que en
Recibid la más cordial felicita- , Sánchez. Manuel Sanz. R u fin a Egido.
...
1
_ -Airt
Vyasarpadi los leprosos no sólo
ción navideña de vuestro afectí"
r» «
Clprlana González. Teresa Cruixent.
Vlcioriano Volasco. Juan San Martin,
nnc
ap
m eeuicm
d ic in ab
a s yV lo
n
os a
g rartp
r a o e cren
e n la
la ss rn
luas
sim o e n u o n
BOSCO.
Juan Morén,Mariano
M aría Paz
ajard o,
Sra.
Jim F
énez.
Miguel
tav^tcd
Martínez. Severlano Dicsie, Javier
Martín Artajo. Juan Salazar, José Gar-
víveres que adquieren con núestros donativos, sino también el ca-
riño con que lo hacéis.
Este año tenemos que ser más
oím T n
JAVlbK KUBIU.
Delegado Nacional de |
Cooperadores |
C. Dans.^ Fernando Guzmán, Coo-
' Anglés. Rosario Ruiz. Concha Martín.
José Fernández. Antonio Camps. A l
fonso López, Sra. de Isla, Elena F e r
nández. M aría L u isa Quintana. Sres.
L ópez Quintana. Sra. de Berthclem y.
D.
........................................................................ ................................................
José Rascado, Josefa Valenzuela, An
tonio Gades, C. de Am unátegui, Maria
A. Eresso, José A. López Carral.
C nU o
........................... Eduardo Salcedo. M anuela Cabana,
......................................................................................
C ufina M oradillos, F illberto Gutiérrez,
' Antonio Rodríguez. E velio Herbosa.
______ P ila r H errero, M aría Andresa Eresso.
Pueblo y provincia
H erm inia Conde, José Massana, Ju s
ta Fernández, Inm aculada Palacios.
-------------------------------------- -----------------------------------------------------------------
s e su scrib e por . ..
. . pesetas anuales, m ensuales,
que enviará a su com odidad a Cooperación Salesiana y Tercer .
M undo por giro postal a Alcalá, 164 - Madn'd-28, o por transferen cia al B . H. A-, Sucursal Plaza de Rom a, 2 - M adrid, a la
A n s i e s ^Bizcarrondo. Ma
Pereira.
M ilagros
A lejandrina Vevot, M aría D olores D e
<*éz.^Rogelio Marifio. Antonio Cubei-
c ta ./c te . de Cooperadores Salesianos. Indicadnos vuestras se- ■^ i u a ^ e n t á ^ 'e z . ju ü o A lario. Peppy
,
..
de Paúl. José Valencia. Alvaro Aívañas para poder acusar recibo.
rez
— 25
CON
LA MADRE
TERESA
El Padre Rafael Maíques
nos envía
este precioso
articulo desde Calcuta.
Acompaña nada menos
que a la Madre Teresa,
probablemente — dice—
futuro Premio Nobel de la Paz.
De todos es conocida
la obra de esta mujer
entregada
a los más necesitados
de la India.
Pero es mejor
leer el artículo...
Ei tema de la Pasión hace veinte siglos fue «Amor
y Muerte». Este tema se repite en las grandes noti
cias religiosas de la historia. Aquí, en Calcuta, se
llama «Madre Teresa», que da un poco de amor a
los que están a las puertas de la muerte.
Una de las monjas más extraordinarias de nues
tro tiempo, no hace más que seguir la regla de
Cristo que resumió los diez mandamientos a sólo
dos. Nacida en Albania y educada en Yugoslavia,
Teresa Bojaxhiu ha vivido en la India más de cua
renta años. Me decía el otro día: «En la Comunión
tenemos a Cristo bajo las especies del pan. en nues
tro trabajo lo encontramos bajo las especies de carne
y hueso de los pobres».
El año 1971 fue bastante catastrófico en el ya san
griento siglo XX. La «Muerte» era noticia en mu
chos países; Irlanda. Medio Oriente. India. Pakistán.
Vietnam... El tema «Amor» era casi totalmente des
conocido en los periódicos. Los editores católicos de
América y Canadá escogieron en el 1971 a la Madre
Teresa, de Calcuta, como la persona «noticia», la fi
gura del día que rema contra corriente.
26
—
A sus sesenta y dos años ha estado remando con
tra viento y marea desde 1946, cuando decidió salir
de su convento de Calcuta para seguir una nueva
vocación dentro de la primera vocación. Y se fue a
vivir en una barraca de los barrios más míseros
del mundo. Por veinte años había sido una monja
de la Congregación Loreto. Pero sentía que Dios le
pedía algo más.
La nueva llamada empezó a desarrollarse gradual
mente. Recogía niños del arroyo, se ocupaba de los
enfermos tumbados por las aceras, hasta que en
1952 abrió su primer «Hogar para los moribundos».
Encontró un día en el ángulo de un desván a una
mujer medio comida, consumida por las ratas y las
hormigas. La cogió y se la llevó a un hospital. Como
no querían admitirla, la Madre Teresa se sentó en
el suelo hasta que la enferma no fuera atendida.
Se presentó ante el ayuntamiento pidiéndoles cual
quier casucha donde ella pudiera atender a estos
moribundos a morir en paz. Le dieron unas depen
dencias del famoso templo dedicado a Kali, diosa
de la destrucción y de la fertilidad, patrona de Cal-
1
cuta. Los Brahmines del templo hindú la amenaza
ron a muerte si no se iba de allí, pero sucedió que
poco después vinieron a llamarla para que atendiera
a uno de ellos que se puso en trance de muerte.
Desde entonces ha recogido a 24.000 moribundos a
quienes nadie quería. Cierto que han pasado veinte
años, pero ya es una cifra récord. Casi la mitad de
ellos pudieron recuperarse y volvieron a vivir... para
sufrir. Los otros tuvieron al menos una muerte dig
na, y sintieron el aliento de un amor humano y di
vino. Todos habían buscado en vano un sitio en el
hospital.
Esta es la pequeña «grande historia» de una mon
ja, fundadora de las «Misiones de la Caridad». Hoy,
cuando todas las Ordenes religiosas padecen la ane
mia de los tiempos, estas monjitas del clásico sari
indio aumentan cada día y pueblan la tierra. En
1950 eran doce, y sólo en Calcuta. Después de veinte
años son ya 700 esparcidas por la India, Africa, Ceilandia, Brasil, Venezuela, Tanzania, Londres, Roma,
Belfast... y en los barrios pobres de Nueva York. La
última fundación fue en Harlem en los Estados Uni
dos... dedicándose en todas partes a los desarrapa
dos, moribundos abandonados, y los leprosos.
En 1964 el Papa actual Pablo VI le regaló el blan
co automóvil «limousine» que usó en un viaje a
Bombay. Le faltó tiempo a la Madre Teresa para
rifarlo, sin haberlo tocado una vez, y gastar los
60.000 dólares que recogió, en la fundación de «La
Colonia de la Paz» para 400 familias de leprosos.
De nuevo el Papa le confirió el «Premio de la Paz,
Juan XXIII», que acababa de instituir. La Madre
Teresa es todo un símbolo vivo de esperanza cris
tiana, un ejemplo de total entrega a los parias de la
humanidad.
El gobierno de la India aprecia el trabajo de esta
monja. El año 1969 le otorgó el «Premio Nehru».
Honor extraordinario concedido por un gobierno pa
gano a una monjita misionera. El premio llevaba un
millón del pesetas que enseguida utilizó paia reha
bilitar a los varios miles de chicas deshonoradas por
la soldadesca pakistaní durante la ocupación del
Bangla-Desh.
Al enterarse que le habían dado el premio excla
mó: «Es maravilloso este regalo del cielo. Que Dios
bendiga a esta gente».
Indira Gandhi le dió uno de los títulos más codi
ciados en la India, el «PADMASHRI», o «Loto Her
moso». También el gobierno de las Filipinas la honró
con el premio Magsaysay. El dinero se invirtió en
seguida en el Orfelinato de la ciudad de Agrá.
Le dice la Madre Teresa a una Hermana que la
veo atareada cambiando las vendas a un leproso:
«¡Qué dicha Hermana la tuya, eres como los sacer
dotes. Tocan el Cuerpo de Cristo en la persona de
los enfermos!».
RAFAEL MAIQUES VERDU
El padre Rafael,
le dice
a la Madre Teresa:
“Bienaventurados
los misericordiosos,
porque ellos...”
A ambos
se le nota
la felicidad
que promete
el Evangelio.
— 27
Gracias
a
María
Auxiliadora
DOBLE AGRADECIMIENTO
I
I
;
I
Sabadell.— Encontrándose mi ma
dre con graves molestias en la ca
beza y no hallando remedio ade
cuado, prometí publicarlo en el Bo
letín Saleslano si mi madre curaba
de su mal. Lo creo una gracia de
María Auxiliadora y cumplo mi pro
mesa.
Habiéndome caldo de considerable altura, quedé con graves dolores
de espalda. Doy gracias a la Virgen
por no haber tenido ninguna lesión,
lo que también considero como un
favor. Juan Sales.
SE LO PEDI CON MUCHA FE
Y CONFIANZA
Nueles (Castellón).— Envío un do
nativo de agradecimiento a María
Auxiliadora por varios favores reci
bidos. Primero, por haber salido
bien de una operación muy difícil
mi padre político, dificultad agravada por lo avanzado de su edad.
Mi sobrino Juan Vicente, de cinco
años, se puso en estado gravísimo.
Los médicos dijeron que sólo un
milagro podía salvarlo. Entonces yo
pedí con mucha fe y confianza a
María Auxiliadora por su salvación.
Hoy se encuentra en perfecto estado de salud, por lo que hago público mi agradecimiento en el Boletin Saleslano. Soledad Beuilels.
SANOS DE UN GRAVE ACCIDENTE
Tarrasa.— El 25 de junio de1971,
lloviendo y por un imprudente joven
que avanzó en una curva marcada
con línea continua y luego le pa
tinó el coche, chocando de frente
con el mío, tuvimos un muy grave
accidente. A nuestro hijo Ignacio, de
9 años, para averiguar motivos y
atajar hemorragia interna, le efec
tuaron una operación de urgencia.
Estuvo luchando dfa tras dfa entre
la vida y la muerte. Se le administró
el Sacramento de la Santa Unción.
También presentó fractura en un
pié y en un brazo. Yo sufrí luxación
de férmur, rotura de rótula, el vo
lante contra el tórax, etc.. Las heri
das y puntos de sutura a los cuatro
28
—
y a
su Apóstol
San Juan
Bosco
que viajábamos en el coche, fueron
en gran cantidad.
Mayormente ante el crítico estado
de Ignacio, tanto mi esposo como
yo, recurrimos con fervor a San
Juan Bosco, a Santo Domingo Savlo y a San Antonio, pidiéndoles su
protección. Gracias a Dios, el niño
sanó pronto, aunque en febrero úl
timo tuvimos que operarle nueva
mente para corregir unas complica
ciones que presentaba la cicatriz
del vientre. A mí, al año me han
dado de alta, estando muy mejorada
y casi totalmente bien.
Damos gracias a Dios que nos
permitió salir con vida y bien ios
cuatro, de aquel desventurado tran
ce.
Envío una limosna para las Obras
Salesianas, y desearía tuvieran a
bien publicar lo descrito, para glo
rificación de nuestros santos protec
i tores. Carmen Torredemer de Batá.
i
\
'
OTROS CORAZONES
AGRADECIDOS
Virgen, por lo que enviamos una
limosna publicándolo en el Boletín
i Saleslano. A. M., Cooperadora Sa. lesiana.
j
Barcelona.— Entrego una limosna
en acción de gracias a María Auxi' liadora a quien invoqué al perder
I a mi hija de dos años en la playa,
pudiéndola encontrar luego sana y
salva. J. M. de T.
Valencia.— Doy gracias por la so
lución del problema que pesaba
sobre los estudios y el porvenir
de mi hija y por la curación de un
familiar de cuya salvación descon
fiaban ios médicos por la gravedad
de su estado. Envío una limosna
de agradecimiento. M. B.
Santiago.—Acudo a la Virgen pa
ra recibir su ayuda en la solución
de un asunto familiar. Envío una
limosna. Leopoldo Sanmartín.
Peñafiel.— Envío un donativo de
agradecimiento a María Auxiliadora
por un favor obtenido. Benedicto
Gonzalo.
Valladolíd.— Doy gracias a María
Jerez.— Hago público mi agrade
cimiento a María Auxiliadora por
el feliz éxito de una difícil opera
ción quirúrgica. Una Hija de Ma
ría Auxiliadora.
|
{ dia siguiente, alcancé la deseada
gracia. Ceferino Cuadrado, AA.AA.
Matalavilla (León).—Agradecido a
María Auxiliadora, envío un dona
tivo para su obra más querida. Flo
rentino Pérez.
I
I Auxiliadora por haber podido solu
| cionar mi delicada situación econó
Acudí en el día de su fiesta
I mica.
a mi antiguo Colegio de Salamanca,
I exponiéndole
mis problemas. Al
Badalona.— Somos un matrimonio
de Hogares Don Bosco. Agradece
mos a María Auxiliadora que mi es
posa haya podido expulsar un
cálculo del uréter sin intervención
quirúrgica. Hacemos público nues
tro agradecimiento. D. Escudero y
M. Taltarull.
Alberíque.— Agradezco a María
Auxiliadora los favores recibidos y
exhorto acudan a ella los que ne
cesitan alcanzar alguna gracia. Una
devota de Alberíque.
Gerona.— Doy gracias a María
Auxiliadora y a San Juan Bosco
por el feliz resultado de un difícil
examen de mi nieto y envío esti
pendio para celebrar dos misas.
También, tanto mi hija como yo,
agradecemos varios favores a la
Salamanca.— Doy gracias a Ma
ría Auxiliadora por haber salido sa
tisfactoriamente de una delicada
operación quirúrgica. María Paz
Martín.
Salamanca.—Agradezco a María
Auxiliadora la gracia de haber obte
nido la paz deseada en una fami
lia. P. M.
Salamanca.— Entrego una limos
na a San Juan Bosco y a doña Do
rotea de Chopitea en agradecimien
to por varios favores obtenidos por
su valiosa intercesión. P. M.
Huesca.—Agradecemos a María
María Auxiliadora y San Juan Bos
co el haber aprobado el cuarto cur
so por estar muy dificil y no per
1
der la Beca que tenía nuestro hijo,
agradecidos entregamos la limos
na. M. C. J. C.
Salamanca.— Habiendo enfermado
p I de gravedad un cuñado mío, casa; do hace pocos meses, y no dando
los médicos ninguna esperanza, re
currimos todos a María Auxiliadora
iniciando una novena. Sin termi
narla, vimos con sorpresa que los
mismos médicos se extrañaron de
I la mejoría, y poco después salió
totalmente del peligro. Queremos
hacer pública nuestra gratitud a tan
buena Madre. E. M. M.
*
Bilbao. — Agradezco a nuestra
buena Madre María Auxiliadora el
i haberme concedido una gracia pa: ra mí de mucha necesidad que le
habla pedido con mucha fe y con
fianza. Entrego una iimosna prome
tida para su culto. A. R. G.
Bilbao.— Muy agradecida a Ma
ría Auxiliadora por un favor reci
bido entrego gustosa una limosna
para su culto y vocaciones salesianas. R. Mijangos.
Sevilla.— Habiendo obtenido una : de Badalona, por haber soluciona
gracia por intercesión de María Au- ¡ do una difícil situación; Beatriz Benítez, de Madrid; Familia Valencia,
xiliadora, hago público mi agrade
de La Coruña, por favores obteni
cimiento y envío una limosna para
dos; Julio Alario, de Madrid; Ri
las misiones y otra para María Au
cardo Pont, de Madrid; T. S., de
xiliadora. D. Eduardo Montaña, mé
Madrid, da gracias a María Auxi
dico.
liadora, Santo Domingo Savio y don
- i
Rinaidi, entregando un donativo pa
DAN GRACIAS
ra el Tercer Mundo; Victoria Andrés
Y ENVIAN UNA LIMOSNA
Vila, de Guillarey, por varios favo
res; Arsenio Gutiérrez, de León, por
María Angeles, de Zamora, por
favores alcanzados; R. I., de Sa
haber curado su hijo enfermo des
lamanca, por varios favores recibi
pués de acudir con fe a María Auxi
dos durante su vida; Venancio Ra
liadora; D. R., de Salamanca, por
món Pérez, de Palma del Rio (Cór
muchos favores recibidos y otros
doba); Víctor Rueda Latorre, de Al
que espera alcanzar; M. R. P., de
mería; Antonia Padilla, de Almería;
Barcelona, quien envía un donativo
Luisito Galindo, de Almería; Emilia
para las vocaciones salesianas; C.
Aliaga, de Almería, por muy Impor
Sánchez, de Madrid, por favores
tantes favores obtenidos; Manuel
recibidos y otros que espera; L. U.
Ibáñez, de Valladolld, por favores
y Alfonsa Martínez, de Salamanca;
recibidos; María Cruz Martí de Hi
Teresa Pascual, de Aicoy, por un
gueras, de Las Dueñas, por gracias
favor recibido; Agustina Estévez,
de María Auxiliadora, Don Bosco
de Vigo, por varios favores; Un de
voto de Celanova, envía un dona y Domingo Savio; Delfina Andrés^
de León, por su protección en mo
tivo para el Tercer Mundo, por va
mentos difíciles; Marcos A. Her
rios favores recibidos; Milagros Ca
nández, de Barcelona.
lixto, de Albacete; A. Domínguez,
Gracias
de nuestros
siervos
de Dios
GRACIAS
A SANTO DOMINGO SAVIO
Albacete.— A los pocos días de
nacer mi hijo, estuvo veinticuatro
horas en extrema gravedad. Recu
rrí a Santo Domingo Savio Implo
rando su intercesión y el niño se
puso bien. Agradecida, cumplo mi
promesa de publicarlo y envío una
limosna. Milagros González Bermúdez.
Viana del Bollo (Orense).— Damos
gracias por el nacimiento de una
preciosa niña y le pedimos al San
to nos la conserve, enviando una li
mosna de agradecimiento. Familia
Prieto.
Dan gracias y envían una limos
na: María Gracia Ramírez, por un
favor recibido; B. Pérez, de Allaríz,
por un favor recibido.
Vipo.—Habiendo nacido mi hijo
muy mal, mi madre lo encomendó
a Santo Dominpo Savio y le trajo
un escapulario del santo colocán
doselo en la incubadora donde es
taba el niño. Desde entonces em
pezó a recuperarse rápidamente.
Cumplo la promesa de publicar la
gracia. C. F. R.
GRACIAS
A NUESTROS SIERVOS DE DIOS
Valladoiid.— Encontrándose mi hi
ja, niña de tres meses, en un es
tado verdaderamente critico, oca
sionado por fuertes convulsiones
de tipo cerebral, y diagnosticado
por el médico como ataques epi-
lécticos, acudimos a Laurita Vicu
ña, aplicándole también a la niña
una reliquia de la misma. Al poco
tiempo empezó a sentir mejoría.
Hoy, después de seis años, en que
hemos esperado para comprobar su
total restablecimiento, vemos que
efectivamente está logrado, con sor
presa de los mismos médicos y a
pesar de haber quitado todo tra
tamiento. Agradecido a nuestra sierva de Dios, doy una limosna y ha
go pública mi gratitud hacía elfa.
Ceferíno Cuadrado, A. A. Salesiano.
Valencia.— Como fiel devoto de
la Sierva de Dios doña Dorotea de
Chopítea y por haber recibido por
su intercesión un favor que solicité
a la misma. Ruego publicarle en
el BOLETIN como agradecimiento,
remitiéndole una limosna para ayu
da de su Beatificación. T. V.
— 29
FUERON A
LA C A S A
DEL PA D R E
Don Mariano Aniceto Galán f en Madrid, el 20 de
septiembre de 1972, a los sesenta años de edad. Era
don Mariano Aniceto un caballero profundamente cris
tiano. Educado en nuestro Colegio de María Auxilia
dora de Salamanca, se licenció y doctoró después en
Derecho, Participó en la Guerra Civil española y estu
vo en el cerco de Oviedo. Después de la guerra, ejer
ció primero en Valladolid como Juez de Responsabi
lidades Políticas. Más tarde fue Delegado Provincial
de Sindicatos en Salamanca, Valladolid y Bilbao. Es
tando en esta última ciudad fue Procurador en Cortes.
Durante su estancia en Salamanca fue Presidente de
:ia Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos del Co
legio. De Bilbao pasó a Madrid como Vicesecretario
Macional de Ordenación Sindical. Luego, estuvo en
J^oma como agregado laboral de la Embajada Espa-ñola. Y, posteriormente, en Madrid como Secretario
del Sindicato Nacional de Prensa, Radio, Televisión y
Publicidad.
Grande era su adhesión a la Congregación Salesía-
y profunda su amistad con los salesianos que había
conocido. Su muerte fue santa, asistido por un sacer
dote salesiano pariente suyo, y rodeado de su esposa
*e hijos. Descanse en paz.
Don José Fuentes Marín t
Ubeda (Jaén), el 26
de abril de 1972, a los setenta y dos años de edad.
Padecía desde hacia varios años de próstata y siem
pre fue ejemplar su resignación en llevar las molestias
propias de tan delicada enfermedad.
Fue un entusiasta de todo lo salesiano y devoto de
María Auxiliadora y de San Juan Bosco cuyas estam
pas siempre llevaba en la cartera. Su cristianismo fue
sencillamente natural, pero sincero. Todo el mundo
alababa su delicadeza de trato y su caballerosidad.
Era casi proverbial el cariño por su pueblo. Santisteban del Puerto, y por las cosas de allí. Dio a la Con-gregación Salesiana a uno de sus hijos, e! sacerdote
don Francisco Fuentes.
La muerte lo arrebató de repente de nuestro lado.
Todos hemos aceptado la voluntad del Señor. Descan
se en la paz de Dios.
Don Victoriano Vila Fariñas f el pasado 4 de mayo
■en su casa de Valverde, a tres kilómetros de Allariz.
Era Cooperador Salesiano y, por lo imprevisible de
:su fatal desenlace, tan sólo se encontraban presentes
30
cuatro de sus diez hijos. Entre ellos estaba su hijo
salesiano y sacerdote, don Victoriano Vila Rodicio,
quien pudo recoger su último aliento y darle la última
bendición en la tierra. El día anterior había recibido
los Santos Sacramentos por él ardientemente desea
dos para “ hacer cómodamente su viaje a Requejo” ,
decía aiudiendo al cementerio. Y... partió como quien
tiene todo en regla para tomar el tren: serenamente,
sin una contorsión, sin una lágrima.
En la placidez de su rostro parecía reflejarse el des
canso apetecido tras sus setenta y siete años de vida
llena de trabajos.
Don Constantino Torre, de Isar (Burgos), padre del
salesiano Antonio y del novicio Martín, de la Inspec
toría de Bilbao, t el día 25 de agosto, en un accidente
en sus faenas agrícolas a los sesenta y dos años. Los
dos hijos salesianos y la familia, queremos agradecer
a todos el apoyo moral que nos han dado y las ora
ciones, tanto en la Inspectoría de Bilbao como en la
de Recife (Brasil).
La mayor ilusión de la familia tradicional agrícola
castellana era tener un hijo que continuara con el tra
bajo del campo.
Yo era el mayor de los varones. Su deseo era que
yo continuara el trabajo. Crecí contento y feliz a su
lado. Mi padre me repetía: “Tú siempre conmigo” . Y
a mí me gustaba. Llegué a la escuela agrícola sale
siana de Saldañuela, a los quince años. Allí me llamó
el Señor.
Cuando se lo dije a mi padre, le vi llorar por pri
mera vez en mi vida, pero guardó silencio y respetó
mí voluntad y la de Dios.
Hoy, después de su muerte, he descubierto una
cosa importante: Sabía que les costaba dejarme — a
muchos padres les cuesta— , pero nunca pude pen
sar que era tan grande el sacrificio que Dios les pe
día cuando me inspiró ser salesiano. ¡Dificultades de
la vida que. a veces, se juntan sin saber por qué! Ellos
dos han llevado todo el peso porque el hijo mayor,
que podía ayudarles. Dios se lo había pedido. Con
todo, él estaba siempre alegre y bromeando.
Ahora estoy en el Brasil y mi deseo es trabajar en
tre los que carecen de todo: entre los analfabetos,
subalimentados y sin casa del Nordeste Brasileño.
Sin el sacrificio de mis padres esto no hubiera sido
posible. Agradecemos a todos una oración por él. An
tonio Torre.
BECAS PARA
LAS VOCACIONES
SALESIANAS (1)
“El mejor premio que Dios concede a
una familia es un hijo sacerdote.”
(Don Bosco)
INSPECTORIA BARCELONA - “BESABAR”
P, Provínciat; Paseo San Juan Bosco, 74 - Barcelona-17
B E C A S E N FORM ACIO N
Beca «Bibiana Socías». N. e.; 5.000 pts. T otal: 10.000 pts.
Beca «Fam ilia Baraut-Obiols». N . e. 3.000. T otal: 56.600.
B eca «Don F elip e A le n ta r a » . N . e .: 100. T o ta l: 7.600 pías.
B eca «Don José Calasanz». N . e .; 200. T otal 2.700 ptas.
B eca «Padre Viñas». N . e .; 500. T otal: 3.000 ptas.
Beca P erpetu a «Palm ira Esteve y Fam ilia». T .: 300.000 pts
B eca «Hermanos S. R.» T o ta l: 6.000 pts.
Beca «Daniel Conde». T otal: 85.000 pts.
Beca «Juan Alberto». A . A . de Rocafort. T otal. 13.000 pts.
Beca «San Pedro». T o ta l: 60.000 pts.
Beca «Pilar». T o ta l: 45.000 pts.
Beca «San Cosme y Santa M agdalena». T otal: 92.500 pts.
Beca «San José (Hnas. Catasús)». T o ta l: 20.000 pts.
B eca «J. M. y M. C.» T otal: 25.000 pts.
Beca «Sagrado Corazón de Jesús». T o ta l: 2.500 pts.
Beca «María Auxiliadora». T o ta l: 2.500 pts.
Beca «Nuestra Señora de M ontserrat*. T otal: 99.600 pts.
B eca «Nuesta Señora de la Merced». T otal: 2.500 pts.
B eca «San José». T o ta l: 23.500 pts.
B eca «San Juan Bosco». T otal: 2.500 pts.
B eca «San Francisco de Sales». T otal: 2.600 pts.
B eca «Santo Dom ingo Savlo». T o ta l: 2.500 pts.
B eca «Santa M arta Mazzarello». T o ta l: 2.600 pts.
Beca «San José Cafasso». T o ta l: 2.500 pts.
Beca «Don Antonio Aime». T otal: 2.500 pts.
B eca «Don Juan Antal». T o ta l: 96.500 pts.
Beca «Antiguos Alum nos Salesianos». T otal: 2.500 pts,
B eca «Don Manuel Bars». T o ta l: 2.500 pts.
B eca «Don Andrés Beltram i». T otal: 2.0OO pts.
B eca «Don José Binelli». T o ta l: 2.500 pts.
Beca «Don Juan Cagliero». T o ta l: 2.5CI0 pts.
Beca «Don José L u is Carreño». T o ta l: 2.600 pts.
Beca «Don L u is Cid». T otal: 2.500 pts.
Beca «Don Sergio Cid». T otal: 2.600 pts.
Beca «Cooperadores Salesianos». T otal; 2.600 pts.
Beca «Don L u is Cutillas». T o ta l: 10.000 pts.
Beca «Don Conrado Cardés». T otal: 2.500 pts.
Beca «Doña Dorotea». T o ta l; 2.500 pts.
Beca «Sr. Francisco Fernández». T o ta l: 2.600 pts.
Beca «Don Rodolfo Fiero». T o ta l: 2.600 pts.
Beca «Sr. M artin Goicoechea». T o ta l: 2.500 pts.
Beca «Don Eduardo Gutiérrez». T o ta l: 2.600 pts.
Beca «Don Manuel Hermida». T o ta l: 2.600 pts.
Beca «Don M iguel Magone». T otal: 2.600 pts.
INSPECTORIA DE BILBAO
P.
Provincial: Escuelas
Salesianas -
Deusto-Bilbao
B E C A S E N FORM ACIO N
Beca «Juan y M aria Gozalo». B aracaldo; N . e .: 13.500 pts.
B eca «Un vigu és de S. Matías». N. e .; 90.000 pts.
B eca «Mamii M argarita». L . Cañada. Pam plona. N . e.: 250.
T otal: 31.250 pts.
B eca «Sr. Bagln». prom ovida por R ichar. D eusto. T . ; 1.500.
Beca «Don José M aría Taibó». IH . T o ta l: 33.000 pts.
sa». T otal: 27.000 pts.
B eca «Don José D íaz de Cerio V a lle y P e tra Gastán VentoB eca «María Auxiliadora». H . Arch. B aracaldo. T . : 67.000.
Beca «Doña Carmen A guiire». T otal: 21.600 pts.
B eca «María Auxiliadora». Arch. D eusto. T o ta l: 26.000 pts.
Beca «Félix Vldaurrázaga». Bilbao. T otal: 5.000 pts.
Beca «Fam ilia Imbert». T otal: 50.000 pts.
Beca «D. Ramón Zabalo». Baracaldo. M. Fdez. T .: 50.000
Beca «Don E ladio Pérez». T otal; 36.000 pts.
Beca «Don José Puertas». A. A. Deusto. T o ta l: 16.000 pts.
Beca «Señor Justi». D eusto (Colegio). T otal: 22,500 pts.
Beca «Camilo Fdez. Fandiño». prom. por J. Gesloso. 30.000.
Beca «Don José D íaz de Cerio V alle y P e tra Gastán VentoB ecas «P. B e o b id e -F a m . Salesiana. Guipúzcoa». T . : 251.776.
Beca «María Auxiliadora». D. R . G. R. T otal: 30.000 pts
Beca «Don José Santos». D eusto (Colegio). T o ta l: 23.000 pts.
Beca «Señorita M aría de Felipe». T otal: 60.000 pts.
Beca «María An geles P o stigo Labrador». T otal: 30.000 pts.
Beca «Conchita D iez Noza». T otal: 30.000 pts.
Beca «Virgen del Castillo». E l Royo. T otal: 9.800 pts.
Beca «Don Bosco». Ciudad L aboral. Pasajes. T . : 5.720 pts.
Beca «Sagrada Fam ilia». San Sebastián. T otal: 10.000 pts.
Beca «Francisco Tierra». Burceña. T otal: 8.500 pts.
Beca «San Juan Bosco». T otal: 5.000 pts.
Beca «Santo Dom ingo Savio». Santander. T otal: 19.500 pts
B eca «San José Obrero». Industriales. Santander. T . : 10.000.
Beca «María Avixiliadora». A rch. Santander. T otal: 6.000.
B eca «Señores de Udaetxe». Bilbao. T otal: 34.000 pts.
B eca «San Andrés». B urgos. T otal; 1.327.35 pts.
INSPECTORIA DE CORDOBA
P. Provincial: Calle María Auxiliadora, 14 - Córdoba
B E C A S C O M PLET A S
B eca «Sgo. Corazón». T. R . L a s Palm as. T otal: 100.000 ptas.
Beca «Fam ilia Marrero-Mufloz». D. Manuel M arrero y seño-ra. L a s Palm as. T otal; 150.000 pts.
BECAS E N FORM ACIO N
B eca «María Aux.». Pozoblanco. N. c.; 2.000; T .: 62.000 pts.
B eca «Fam ilia R u iz González». Granada. N. c.: 4.000 pts.;
T o ta l: 6.000 pts.
B eca «J. H. 8.». L a s Palm as. N. e. 12.000; T .: 60.000 pts.
Beca «Don Antonio Do Mulfto». Fam ilia Pino-Alcaide, Montilla. N. e .: 10.000. T o ta l: 45.000 ptas.
Beca «María Auxiliadora», dejada por don Eduardo Ortli.
Mata. Alcaudete (Jaén). N . e.; 10.000. T otal: 20.000 ptas.
Beca «D. Sebastián M aría Pastor». Córdoba. N . e. 60.000.
T otal: 68.015 ptas.
Beca «Sto. Dom ingo Savio». Cías. Juventud Salesiana. LarPalm as. T otal: 60.800 pts.
Beca «Maria Aiixlliadora». Fam . P oyato-P adillo. Nueva Car
te y a (Córdoba). T otal: 2.600 pts.
Beca «Sagrado Corazón». L a s Palm as. T otal: 87.456 pls.
Beca «Fam ilia Lara». L a s Palm as. T o ta l: 8.400 pts.
Beca «F. Hernández Chacón». L a s Palm as. T otal: 19.400 pts_
Beca «Virgen del Pino». L a s Palm as. T otal: 7.700 p ^
Beca «Arch. M aría Auxil.». Sta. C. Tenerife. T .: 45.(W0 pts
Beca M isionera «Don D ionisio Ric». T otal: 30.000 pts.
Beca «Ntra. Sra. Consolación». Torredonjlm eno. T . : 45.000.
Beca «Fam ilia Teresa». Granada. T otal: 19.160 pts.
B eca «S. José y N tra. Sra. Montserrat». Ganada. T . ; 19.70r
Beca «Miguel Magone». L a s Palm as. T otal; 6.500 pts.
Beca «Fam ilia Linares». L a s Palm as. T o ta l: 3.700 pts.
Beca «Fam ilia Naranjo». L a s Palm as. T o ta l: 6.800 pts.
B eca «Maria Auxiliadora». Ronda. J . T ro y a Z. T . : ^.000.
B eca «Baldom cro Pagán». Pozoblanco. T o ta l; 25.000 pts.
B eca «Fam ilia Torre». L a s Palm as. T otal: 4.700 pts.
B eca «Cías. Juventud Salesiana». L a Orotava. T otal: 43.000
(1). Desde el mes de enero de 1973, sólo se publicarán las becas que cambien mensualmente.
— 31
Beca
Beca
Beca
Beca
Beca
Beca
Beca
B eca
Beca
Beca
Beca
B eca
Beca
Beca
Beca
Beca
Beca
Beca
Beca
Beca
«Francisco León Navarro». L a s Palm as. T . : 3.600 pts
«Pura Bermúdez». M álaga. T o ta l: 28.500 pts.
«Santa Isabel». Granada. T otal: 40.200 pts.
«Fam ilia Muñoz». T otal: 21.000 pts.
«San Juan Bautista». T otal: 21.000 pts.
«E scudas Externas». M ontllla. T otal; 12.000 pts.
«Ntra. Bra. dcl Carmen». Pozoblanco. T . : 40.000 pts
«Fam ilia Navarro». T o ta l: 7.100 pts.
«Santa Catalina». II. L a s Palm as. T otal: 3.000 pts.
«Santa Ana». A lcalá la Real. T otal: 20.000 pts.
«Don Vicente Reyes». T otal: 2.700 pts.
«María Auxiliadora». Antonio Royán. T otal: 28.800.
«María Auxiliadora». Coop. Antequera. T . : 11.600 pts.
«Fam ilia del Pino Muñoz». Jaén. T otal: 10.000 pts.
«Santa Cruz de Tenerife». Tenerife. T otal: 32.000 pts.
«Santo Domingo Savlo». Cías. Tenerife. T . : 21.000 pts.
«Fam ilia A tlllo Ley». L a s Palm as. T otal: 1.600 pts.
«Juan X X III». M ontilla. T otal: 14.360 pts.
«Fam ilia E spejo Gómez». M ontilla. T otal: 12.000 pts.
perpetua «Traya Gozálvez». Ronda. T otal: 24.000 pts.
INSPECTORIA DE MADRID -
“BESAMA"
P. Provincial: Paseo del General Primo de Rivera, 27
Madrid (5) - Teléfono 227 56 91
B E C A S EN FORM ACIO N
Beca «M.a Auxiliadora». Arch. Extrem adura. T . : 52.500 pts.
Beca <M.B Auxiliadora». Arch. Carabanchcl. T . ; 46.000 pts.
Beca «M.9 Auxiliadora». Arch. Salamanca. T . : 11.000 pts.
Boca «Familia J. Roldán». T otal: 40.000 pts.
Beca «Fam ilia A . Miranda». T otal; 20.000 pts.
Beca «Vda. de Pujadas». T otal: 22.000 pts.
Beca «F. Canales». T otal: 24.000 pts.
Beca «San Francisco de Sales» II. Coop. Estrecho. N. e . :
7.000 j)ts. T otal: 28.690 pts.
Beca «San José». Arch. P izarrales. N. e.: 2.000 pts. T o
tal: 66.000 pts.
Beca Porp. «Desama» T otal: 104.600 pts.
Beca «M. A. L.» T otal: 67.000 pts.
Beca «Familia Francia G.» Salamanca. T otal; 19.000 pts.
Beca Perp. «Saleslanos Don Bosco» III. T otal: 221.244 pts.
Beca M ayor «Reina de los Angeles». T otal: 71.000 pts.
Beca «Mercedes Cruzado». T otal: 75.000 pts.
Beca «San Ricardo. T otal: 15.000 ptas.
B eca «San Antonio». A. Angulo. T otal: 50.000.
Beca «María Auxiliadora». Arch. Atocha. T otal: 31.725 pts.
Beca «Felicidad». T otal: 1.000 pts.
Beca «Sagrado Corazón». T otal: 27.000 pts.
Beca «Don Juan». II. T otal: 35.000 pts.
Beca «Fam ilia Mesonero Rodríguez». T otal; 60.000 pts.
Beca «Ntra. Sra. del Carmen y San Lucas». T .; 30.000 pts.
Beca «Santa T eresa y San Vicente». T otal; 50.000 pts.
INSPECTORIA DE SEVILLA - ‘BESASE *
P. Provincial: Calle de María Auxiliadora, 18 - Sevilla
Teléfonos 35 04 86 y 30 01 00
B E C A C O M PL E T A
Beca «Don Francisco Javier Montero». Nonativo de sus An
tiguos Alumnos. T otal: 100.000 pts.
B E C A S E N FORM ACIO N
Alcalá. Beca «Ntra. Sra. del Aguila». T o ta l; 26.300 pts.
Alcalá. Beca «San Pedro». Cooperadores. T o ta l: 8.000 pts.
Alcalá. Beca «Arch. M aría Auxiliadora». T otal: 6.000 pts.
Algeclras. Boca «Don Andrés Yón». T otal: 5.000 pts.
Almendrnlcjo. B eca «Ntra. Sra. de la Piedad». Iniciada por
Fam . R afael M artínez Cordón o Isabel M artínez Asuar en
memoria de doña Crcsccncia Asuar. T otal: 36.600 pts.
C ádiz. B eca «María Auxiliadora». N. e.: 1.000: T .: 64.000 pts.
CAdlz. Beca «D. Clemente Quede». T otal: 14.676 pts.
Cádiz. Beca «Maestro Pagés». T otal: 18.296 pts.
Cádiz. Beca «Rvdo. D . José Montserrat». T otal: 13.000 pts.
Cádiz. Beca «Santiago Apóstol». T otal; 70.000 pts.
Cádiz. Beca «San José». T otal: 8.000 pts.
Campano. Beca «Bertomati». T o ta l; 6.000 pts.
Carinona. Beca «Don Ferm ín Molpeceres*. T otal: 13.000 pts.
Cáceres. Beca «San Juan Bosco». T o ta l: 16.760 pts.
Jerez. Beca «Don Juan Torres». T o ta l: 2.500 pts.
Jerez. Beca «Escuela de Maestría». T otal: 30.000 pts.
La Línea. Beca «Inmaculada Concepción». T o ta l: 600 pts.
La Palm a. Beca «San Andrés». T otal: 10.000 pts.
Mérlda. Beca «Don J a v ier Montero». T o ta l: 12.500 pts.
Morón. Beca «Ntra. Sra. del Sagrado Corazón». T .: 36.000.
Morón. Beca «M ártires Saleslanos de Morón». T .; S.600 pts.
Puerto Real. Beca «Marta Auxiliadora». T otal: 18.000 pts.
R ota. B eca «Ntra. Sra. del Rosario». T o ta l: 14.000 pts.
Sevilla. Beca «María Auxiliadora». A. R. T o ta l: 30.000 pts.
Sevilla. Beca «Corpus Christi». Srta. J. Quitana. N . e.:
100 pts. T otal: 16.700 pts.
Sevilla. Beca «D. Antonio Marcolungo» de Doña Carmen H i
dalgo, Vda. de Cortés de Bienvenida. Badajoz. N. e. 35.000
T otal: 90.000 pts.
Sevilla. Beca «P. Tom ás Gutiérrez». P rim era e.: 7.000 pta.
Sevilla-Trinidad. Beca «María Auxil.» Arch. T . : 30.000 pta.
Sevilla-Trinidad. Beca «Stma. Trinidad». T o ta l: 16.000 pts.
Sevilla-Trinidad. Beca «D. Tom ás González». T .; 30.000 pta.
Sevilla-Trinidad. Beca «D. Francisco de la Hoz». Sra. Vda.
de Caso. T otal: 31.000 pts.
Sevilla-Residencia. Beca «S. Juan Bosco» I II . T . : 15.000 pta.
I
INSPECTORIA DE VALENCIA
P. Provincial: Calle de Sagunto, 190 - Valencia
B E C A C O M PL E T A
Beca perp. «Doña M aría A gu ilar Vda. de Morales». Prim era
entrega: 50.000 pts.
B E C A S E N FORM ACIO N
Beca «José Carbonell». perpetua. N. e.; 30.000: T .: 112.000.
Beca «Muy Revo. Don José Calasanz». N .e .: 1.500 T . : 22.415.
Beca «Rvdo. D. L u is Berenguer». Alicante. N .e.: 3.00.;
T otal 23.000 pts.
B eca «Sagrada Fam ilia». N. e . : 50.000. T otal: 150.000 pts.
B eca «Jesús Mendivil». N. e . : 1.500. T otal: 26.500 ptas.
B eca «San Bernardlno». Villena. T otal: 62.000 pts.
B eca «Santa Teresa». Crevillente. T otal: 38.000 pts.
B eca «San Cayetano». Crevillente. T otal: 100.000 pts.
B eca «Cooperadores de Valencia». T o ta l: 13.000 pts.
B eca perp. «María Am paro Trenor». Valencia. T . : 100.000.
Beca perp. «José Feliu». D .6 A. Busó. Valencia. T . : 100.000.
B eca «San Vicente Ferrer». Valencia. T o ta l: 6.000 pts.
B eca «Santa Rosa». Coop. de Alcoy. T otal: 50.000 pts.
B eca «Colegio Santo Dom ingo Savio». Valencia. T . : 30.000.
B eca «Arch. M aría Auxiliadora». Valencia. T o ta l: 28.000 pts.
B eca «Corsortes Payá». A lcoy, dos becas perp. T .: 200.000.
B eca «D.a M .a Gómez Genovés». Valencia, 2 becas: 100.000.
B eca «Francisco G il Esteve». T o ta l: 24.000 pts.
B eca «Fam ilia Gómez Baldoví», perpetua. T . : 150.000 pts.
B eca «Romero Amorós», perpetua. U ltim a entrega: 26.000.
B eca «D.a D olores Berenguer», perp. Alicante. T .: 100.000.
B eca «Rvdo. Francisco Serrats». Valencia. T otal: 8.000 pts.
B eca «San Agustín». Alcoy. T o ta l; 18.000 pts.
B eca «Don Recaredo de los Ríos». A licante. T otal: 8-000 pta.
B eca «Ramón Guerrero». A lbacete. T otal: 22.550 pts.
B eca «Círculo Dom ingo Savlo». T otal: 2.000 pts.
B eca «Don Andrés T ari Navarro». Elche. T o ta l: 100.000 pts.
Beca perpetua «A. B. A.» Valencia. T o ta l: 150.000 pts.
B eca «D. Vicente Galván». Alicante. T otal: 100.000 pts.
B eca «D. Manuel Pérez». Valencia. T otal: 250.000 pts.
B eca «Niño Jesús». T o ta l: 20.000 pts.
INSPECTORIA DE LEON
P. Provincial: Apartado 425 - León
B E C A S C O M PL E T A S
B eca <D. R afael C astells y D.6 V alentina Cuadra». 100.000.
Beca «Fam. R . D. Victoriano Rguez.» Valsabroso. 100.000.
B E C A S E N FO RM ACIO N
Boca «Vocacional». Saleslanos. Orense. P . E . 50.000 pts.
Beca «Beato M iguel Rúa». Cooperadores. Vigo. T . : 25.000 p.
Beca «San José». Vigo. San M atías. N . e . : 1.000: T .: 73.000.
B eca «Don Felipe García». Coop. Coruña. N. e.: 2.800. T o
tal 28.736 pts.
B eca «Domingo Savio». Col. L laran es-A vilés. T .: S.OOO pts.
Beca «D. José Saburido». A lls iiz . T o ta l: 46.000 pts.
Beca «María Auxiliadora». A llariz. 34.000 pts.
B eca «Marta Auxiliadora». Coop. y A rch. Llaranes-Avilés.
T otal: 1.800 pts.
B eca «Angel Valverde». Vigo. T otal; 100.000 pts.
B eca «P. Manuel Lino». L a Coruña. T otal: 17.700 pts.
Beca «Universidad Laboral». Zamora. T o ta l: M.OOO pts.
B eca «Fam ilia Dam ián Ferández y Sra.» V igo. T . : 16.000.
Besa «María Auxiliadora». Vigo. T otal: 50.000 pts.
B eca «P. M iguel Salgado». Vigo. S . M atías. T . : 86.750 pts.
Beca «José Sabaté». V igo. T otal: 41.500 pts.
Beca «Don Pedro Masaveu». Oviedo. T o ta l: 20.000 pts.
B eca «Doña P ila r Gago». Vigo. T otal: 30.000 pts.
Beca «Doña M aría del Carmen Oliveros». T o ta l: 30.000 pts.
Beca «Don Pedro OUvano». AstudUlo. T o ta l: 18.7ÍD0 pts.
Beca «Virgen de Villanueva». A llariz. T otal: 22.725 pts.
Beca «Don Em ilio Montero». Orense. T o ta l: 33.000 pts.
32 —
i
T
La Colección
i
PIA OBRA DEL SA6RAD0 CORAZON
San Juan Bo$co, antes de su muerte, fundó con la aprobación del
Papa León XMI, la Pi'a Obra del Sagrado Corazón para que se cele
braran SEIS MISAS D IA R IA S Y PERPETUAS en la Basílica del
mismo nombre, en Roma, a intención de cuantos se inscribieran en
élla. Todos los inscritos participan a su vez del fruto aplicable de las
oraciones de tos niños de los Colegios Salesianos y de las oraciones
y buenas obras de los Salesianos e Hijas de Mana Auxiliadora.
INSCRIPCION
1. Puede inscribirse uno a si mismo y a otras personas, vivas o
difuntas, por las que quiere pedir o sufragar.
2. La inscripción, que es nominal, se efectúa tras la aportación
por una sola vez, de una limosna superior a 25 pesetas, o de esa
cantidad (que se puede enviar por giro postal o en sellos de correos
de cualquier valor). La inscripción se acredita con una Cédula.
3. Para inscribirse: Envíe con letra bien clara el nombre o nom
bres y apellidos de la persona que se inscribe, indicando si es viva o
difunta (no olvide este detalle) a:
OBRA VO C AC IO NA L DE LOS COOPERADORES SALESIANOS
Alcalá, 164 - M A D R ID (2)
¿QUE PUEDE HACER CON
E S T E T E S D R O ESPIR ITU A L?
■ALA y VIENTO»
le ofrece
selectas lecturas formativas
para sus hijos y educandos;
t.
Hombres en construcción.
2.
Cumbres azules.
3. Bajo el sol de Dios.
4.
Mensajes cifrados.
5.
Porque sois fuertes.
6.
Etapas.
7.
Viaje al Cine. (1).
&
Viaje al Cine. (II).
9.
Don Bosco, un amigo.
10 .
Prisma Blanco.
11.
Prisma Rosa.
12 .
Prisma Rojo.
13.
Ei retrato de Cristo. (90 pts.)
14.
La tierra en tus manos.
15.
Por qué me hice Misionero.
16.
¡Vaya tela!
APROVECHELO PARA USTED MISMO
17 .
Corsarios blancos
Tiene sin duda asuntos que le preocupan; quizás dificultades en
su familia; tal vez desea perfeccionarse en su vida cristiana o asegu
rarse sufragios para su alma... inscribiéndose en la Pía Obra, seis
sacerdotes intercederán todos los días por usted.
18.
Para guardar la «línea».
19.
Vive deportivamente. (I)
HAGA PARTICIPES DE EL A LOS SUYOS
Usted desea para los suyos lo mejor: unos están estudiando,
otros abriéndose camino en la vida, tal vez haya algún enfermo...
Una ayuda positiva es encomendarlos al Señor; si usted no puede
pedir bastante, ios miles de niños y salesianos lo harán por usted.
20.
Vive deportivamente.
21 . Sefer Tehillim.
22 .
Recortes de Prensa.
23.
Un alegre mensaje.
24.
Doble imagen.
25.
Dedicado a...
(II)
APLIQ UELO A LOS DIFUNTOS
Nada alivia a los difuntos: ni las flores, ni las esquelas, ni su mis
mo recuerdo, ^ l o las oraciones y los sufragios llevan a las almas un
alivio. Inscribiéndolas en la Pía Obra, recibirán de su parte cada día,
el mejor recuerdo: el tesoro infinito de seis misas, y de las oracio
nes de millares de niños.
NOTA; La cédula artística en la que se acredita la inscripción en
Obra Pía contiene dos nombres: el de la persona inscrita y el de la
persona que hace el obsequio. Este detalle la hace muy apta p a ra
hacer un delicado presente en una fecha familiar: santo, cúmple
l o s . fin de carrera... Asi también las cédulas de los difuntos pue
den ser muy (fortunas para dar el pésame o recordar un aniversario.
i
La Colección «Ala y Viento»
es una creación
del Centro Nacional Salesiano
de Pastora) Juvenil.
Intensamente marcada
por su línea formativa,
cuenta ya 25 títulos.
Solicite información más
detallada a:
Alcalá. 164 — Madrid - 28.
Precio del ejemplar: 45 ptas.
¡FELIZ
N A V ID A D
a t o d a la F a m i l i a S a l e s i a n a !
«Vimos la Estrella»
«Vimos su estrella al oriente...»
Mt. 2. 2.
Vimos la estrella un día. Recordemos:
Primero ardió en los ojos. La veíamos
temblar en la aventura de los árboles,
muy cerca de los pájaros;
casi llegábamos a ella
con la ayuda de nuestros tiradores...
Por de noche venía a nuestro sueño
parpadeando a través de la ventana...
Luego brilló en el corazón:
fluía en nuestra sangre como un pez
azul, de plata, verde...
Los caminos corrían a su luz.
claros caminos con canciones.
...Ahora, nuestras manos son
Imagen de la estrella, pero ¿dónde,
dónde está...?
Yo alzo las manos cada día:
y el cielo está desnudo, el hombre solo.
Levanto como un grito las palabras
y los árboles tiemblan sin respuesta.
Regresan nuestros pasos a los ojos,
al corazón antiguo,
al consuelo de un rastro, de unas huellas..
Pero las manos,
éstas mías, las tuyas.
¿alcanzarán la estrella un día como
una fruta, una flor...?
Rafael Alfaro
-
Fecha
-
1972.12