BS_1974_04

Ficha

Título
BS_1974_04
Descripción
Boletín Salesiano. Abril 1974
extracted text
Mis queridos
y Mari:

amigos

Juanito

¿Oue habéis pasado mucho frío?
¿Que ya teníais gana de que lle ­
gase la primavera? Bueno, no me
vengáis con cuentos porque con
esos abrigos de •piel de ove¡a»
que llevabais erais capaces de reí­
ros hasta de los mismísimos Invlernfls de las tierras árticas. Pero,
cuidado con esa •piel de oveja»
por aquello de que hay lobos que
se visten de ella. Supongo que no
serla un disfraz para camuflar al
loblllo que vivía dentro. jOué mal
pensado, ¿eh? No. con esa piel
parecéis más bien lo que sois:
unos -Inocentes corderitos». ¿tam­
poco? Bueno, pues como queréis.
Mirad, el 23 de septiembre de
1866 Don Bosco Imponía la sotana
a un ¡oven del Oratorio llamado
Domingo Tomatis. Juanito quizás
no sepa lo que es una sotana. Mari
tendrá que decirle que es lo que
antes se ponían los curas. Pues
bien, escuchad la historia de este
muchacho.
Un día. Don Bosco profetizó la
muerte de dos chicos del Oratorio.
Domingo fue a preguntarle si era
él uno de ellos. Pero el santo le
respondió: -N I hablar; tú tendrás
que comer mucho con Don Bosco».
Con esto quería decirle que vivi­
rla muchos años y que se haría
saleslano.

Una noche, Domingo tuvo un
sueño. De repente se encontró uno
de los amigos que había muerto.
Tenia su rostro hermoso y res­
plandeciente. Lo tomó de la mano
y ambos subieron a la cúpula de
María Auxiliadora (aún no estaba
terminada) y allí, ante la Virgen,
le decía señalándosela: -¿La ves?
Ella es tu vida. Sigue al pie de la
letra los consejos de Don Bosco
para venir luego conmigo al Pa­
raíso».
Poco tiempo después. Domingo
fue a confesarse con Don Bosco
y el Padre le dijo las mismas pa­
labras que su amigo le habla dicho
en el sueño.

— ¿Cómo? El que me aguarda
es mi tio. Vamos camino de
Mónaco.
— No tienes buena memoria.
¿Tan pronto te has olvidado
de mis palabras? ¿No habías
quedado conmigo en que ibas
a ayudarme a salvar muchas
almas?
En resumidas cuentas, que el
tío de Domingo tuvo que irse
solo;
— Me quedo con Don Bosco —le
dijo Domingo— . Don Bosco
me ha cambiado la cabeza.
Yo no me voy de aquí.

Y sin embargo, una vez termina­
dos sus estudios, al buen Domingo
se le ocurrió hacerse jesuíta, como
un tío suyo. Fue a despedirse de
Don Bosco y a confesarse con él.
mientras el tío lo esperaba en ¡a
portería. Iban camino del Noviciado
de la Compañía de Jesús, donde ya
lo hablan admitido.

Y asi fue. Domingo se quedó
con Don Bosco, vivió muchos años
y fue muy feliz en tierras de Amé­
rica adonde se marchó de misio­
nero.
En sus momentos difíciles siem­
pre recordaba las palabras de su
amigo en el sueño: «Ella es tu vida>.
Claro, también vosotros rezáis a
la Virgen una oración en la que
la llamáis: «Vida, dulzura y espe­
ranza nuestra». Y 'más ahora, con
el mes de mayo a la puerta...

— ¿H as Ido ya a tomarte la me­
dida de la sotana? — le dijo
Don Bosco al terminar de
confesarlo— .
— Pero, ¿no le he dicho que voy
a hacerme jesuíta?
— Anda, ve al sastre, que te
está esperando para tomarte
las medidas.

Bueno, mis queridos «corderi­
nos-, recibid un abrazo de vuestro
mejor amigo,
PADRE RAFAEL

A ñ o L X X X V m - N.o 4 - Abril 1974
R evista de la O bra de D o n B o sc o
Director: R A F A E L A L F A R O

HOY COMO AYER

D irección, R ed ac ció n y Admón.:
Alcalá, 164
Teléfono 255 20 00
M A D R ID -2 8
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(C on ce nsu ra ecle siástica)
Imprime: E sc u e la G ráfica S a le sia n a
M ad iid -A tocha

EN ESTE NUMERO
Hoy como a y e r.............
1
El corazón de nuestra
pedagogía................
2
El nuevo ritual de la pe­
nitencia ...................
4
Bienvenida, Madre ........
6
El fin de semana .........
8
Monseñor Bellido Caro,
un obispo a su ma­
nera ......................
12
Don Bosco en Tenerife
y otras noticias ........ 15
Las Constituciones Salesianas cumplen cien
años ...................... 16
Por el mundo salesíano. 20
El último testigo ........ 22
Los dos desconocidos ... 24
En Vietnam, después del
Napalm ................... 26
Cooperación Salesiana y
Tercer M u n d o ........... 28
Nuestra gratitud a María
Auxiliadora................ 30
Fueron a la Casa del
Padre ..................... 32

NUESTRA PORTADA
“La primavera ha venido Nadie sabe cómo ha sido”.
El arte de estas piedras ro­
mánicas, la cruz, la prima­
vera llena de verdor y cla­
ridad. la vida que comienza
otro ciclo... nos hablan de la
Resurrección del Salvador, de
la Pascua florida.
Foto.— José Luis Mena.

Hace cien años, el Papa Pío IX , cotí su voto personal, con­
cedía a Don Bosco la definitiva aprobación de las Constituciones.
Era el 3 de abril de 1874. Bien sabemos los trabajos que padeció
el Fundador Don Bosco hasta lograr esta meta. El mismo llegó
a decir: ”Ahora que sé lo que me ha costado, si debiera comen­
zar de nuevo el trabajo que me ha llevado la fundación de la So­
ciedad y aguantar todas las dificultades que he soportado por
ella, no sé si tendría el suficiente valor...”
A los cincuenta años de aprobadas, don Rinaldi llamó a las
Constituciones "Piedra angular de la Congregación”, "nuestro li­
bro de la vida”, "en ellas encontramos a Don Bosco entero”.
Ahora, a los cien años, don Ricceri envía a la Familia Sale­
siana el siguiente mensaje:
"Sepamos, hijos y hermanos queridísimos, lo que Don Bosco
debió soportar y sufrir, primero en la elaboración, y luego aún
más en la aprobación de nuestras Constituciones. ¿Qué miras,
qué motivos lo sostuvieron en aquel largo y áspero calvario?
La respuesta, en mi opinión, es la siguiente: la profunda con­
vicción, adquirida en una vasta y sufrida experiencia, de que, sólo
dando a sus hijos una norma de vida que — aun en nuevas for­
mas jurídicas— los uniera concretamente en su espíritu y en su
estilo a sus ideales evangélicos, él podía aspirar a la continuación
en el tiempo de la Misión que le había encomendado la Provi­
dencia.
Esta clara convicción nos explica la constante insistencia con
que Don Bosco repitió en toda ocasión, y de mil maneras, estas
ideas: "La cosa más útil para la Sociedad Salesiana es la obser­
vancia de las Reglas”, "Cada uno estudie siempre el modo de
interpretar, practicar y recomendar la observancia de las Reglas”,
”La gloria de la Congregación durará mientras se mantenga la
observancia de las Reglas”. Y al final de la vida todavía: "¿Un
recuerdo?... Practicad vuestras Reglas”.
A la distancia de cien años, el sucesor de Don Bosco no pue­
de sino repetir a sus hijos la misma palabra: "Para ser, hoy como
ayer, como Don Bosco nos quiso, como la Iglesia nos necesita;
para estar seguros de que procedemos en la fidelidad a la voca­
ción salesiana, caminemos con nuestra mano en la mano de Don
Bosco, que también hoy nos habla y nos guía a través del pe­
queño, pero precioso libro de las Constituciones”.
DON LUIS RICCERI

1

En los primeros días de enero
se celebró en el Salesianum
de Roma el «Convenio Europeo
sobre el Sistema Preventivo
de Don Bosco».
Asistieron unos doscientos ochenta
educadores
y hubo intervenciones
extraordinarias.
Una de ellas fue la de don Rlcceri,
quién habló
del Sistema Preventivo
definiéndolo como
«el corazón de nuestra pedagogía».
Ofrecemos a nuestros lectores
una parte importante
de su alocución.

Educar a la manera de Don Bos­
co —¿y cómo podríamos educar de
otro modo?— significa estar con­
vencidos de que en la base de su
obra educativa lo que hay no es
una ideología o cualquier otra téc­
nica metodológica, sino una visión
de fe. Ella ilumina a Don Bosco pa­
ra la acción: a través de ella se
juzga toda su vida y todas sus
elecciones: en ella se explican y
resuelven las así llamadas anti­
nomias de la vida y de los dichos
de Don Bosco: pan-paraíso, peca­
do-optimismo, humanismo-evangelización... El Sistema Preventivo se­
gún esta «visión bosquiana» es una
riqueza evangélica que el Padre po­
ne en nuestras manos, es una parte
viva y configuradora del espíritu
salesiano.
(...) De esta visión de fe, sin la
que toda la obra educativa de Don
Bosco sería un cuerpo sin vida y
desde luego algo inexplicable, di­
mana el espíritu de profunda in­
terioridad e intensa oración que se
derrama en una caridad pastoral
verdaderamente sin límites, tradu­
cida en una entrega total: caridad
sobrenatural que anima, explica y
sostiene en todo momento su ac­
ción. Acción que. para él, es siem­

El Rector Mayor, aplaudido por los
chicos del colegio de Palermo, en
Sicilia.

pre una auténtica «misión pasto­
ral», y no simplemente la obra, aún
respetable, de un educador cual­
quiera. «Misión pastoral», he aquí
dos palabras cuyas implicaciones
son importantes e ineludibles. De
cara a la opinión, hoy más difun­
dida que ayer, de que lo que se da
a Dios se le quita al hombre, Don
Bosco ha reaccionado con la con­
vicción opuesta, siempre y cons­
tantemente, porque es la única
evangélicamente válida.
La fe cristiana es liberación y
divinización del hombre integral,
espíritu encarnado, pero con un
eterno destino. Y esta es la razón
por la que el «Da mihi animas,

coetera tolle» haya sido, más que
su lema, la constante oración de
Don Bosco.
Tengo la seguridad de que, al
volver a vuestras inspectorías y co­
munidades después de estas joma­
das, haréis lo posible para vivir el
Sistema Preventivo con mayor sen­
tido de responsabilidad y conoci­
miento. Mas para vivirlo de ver­
dad —la experiencia de estos días
os lo ha demostrado— es preciso
conocerlo más, estudiarlo. Sin em­
bargo no es posible captar, asimi­
lar y vivir el Sistema Preventivo
sin conocer a Don Bosco vivo. El
Sistema Preventivo está encarnado
en Don Bosco. Conocer y no su-

EL CORAZON
DE
NUESTRA PEDAGOGIA

perficialmente a Don Hosco ha si­
do el deseo mayormente manifesta­
do en vuestras asambleas: es una
necesidad el comprender a Don
Hosco para comprender su sistema
educativo. Aún más: conocer al
Don Hosco total es, diría, un ele­
mento y una garantía de mucho
mayor alcance de continuidad crea­
dora, de seguridad personal y de
identidad salesiana. De esta bús­
queda amorosa y sistemática, lle­
vada con el sentido filial de quien
busca el descubrimiento de los te­
soros paternos, nace esa fidelidad
que no es pasivamente estática, si­
no una fidelidad en la continuidad
histórica de Don Hosco y, a la vez,
en su misma línea, fidelidad a los
verdaderos intereses y necesidades
del mundo juvenil de hoy. Al hacer
estas afirmaciones, me pongo en
la línea de desarrollo del Capítulo
General Especial que, no podemos
olvidarlo, ha revisionado en pro­
fundidad la identidad salesiana «a
la luz de las realidades de hoy,
según las directrices de la Iglesia,
y en respuesta a las instancias pro­
venientes de la misma Congrega­
ción», sin perder nunca de vista
su punto focal: Don Hosco y la lí­
nea de desarrollo seguida por su
Congregación después de su muer­
te. tEl leit-motiv que ha acompa-

ROMA: En la Casa General de Roma ha tenido lugar un Congreso sobre
el Sistema Preventivo. Vemos aquí al célebre pedagogo salesíano don
Pedro Braido.

ftado a nuestro Capítulo a cada pa­
so ha sido; mirar a Don Hosco
hoy». Es el leit-motiv que ha de
inspirar también hoy la fidelidad
a su sistema educativo, en un con­
texto socio-cultural tan diverso.

UNA INVITACION
Y UNA INSTANCIA
Queridísimos todos, si nos sen­
timos miembros de la Familia Sa­
lesiana, mantengamos el enlace or­
gánico vital con el carisma fon­
tal de Don Hosco. Si conectamos
en profunda sintonía con su espí­
ritu, que, es bueno repetirlo una
vez más, es esencialmente de fe y
de caridad sobrenatural, y por es­
to mismo profundamente humano,
el Sistema Preventivo llegará a ser
la expresión lógica y necesaria de
nuestra vida; y no nos dejaremos
sugestionar con espejismos que no
traen consigo la impronta de Dios
y, por consiguiente, no pueden es­
tar en la línea de la misión sale­
siana.
Para concluir, permitid que os
haga una llamada angustiosa y sin­
cera que nos ha dirigido una per­
sona —un sacerdote— que ha vivi­
do al lado del Abbé Piéire durante
veinte años en el ministerio de la

reeducación de los jóvenes de hoy.
Se trata del padre Duvallet. He
aquí sus palabras a nosotros, salesianos:
«Vosotros tenéis obras, colegios,
oratorios para jóvenes, pero no te­
néis nada más que un tesoro; la
pedagogía de Don Hosco. En un
mundo en que los muchachos son
engañados, machacados, agotados,
instrumentalizados, el Señor os ha
confiado una pedagogía en la que
triunfa el respeto al muchacho, a
su grandeza y fragilidad, a su dig­
nidad de hijo de Dios. Conservad­
la, renovadla, rejuvenecedla, enri­
quecedla con todos los descubri­
mientos m odernos, adaptadla a
estas criaturas del siglo veinte que
no pudo conocer Don Hosco. Pero,
I>or caridad, ¡conservadla! Cam­
biad todo; perded, si hace falta,
vuestras casas; pero conservad es­
te tesoro, construyendo en milla­
res de corazones la manera de
amar y de salvar a los muchachos
que es la herencia de Don Boso».
Recojamos esta invitación que,
al mismo tiempo, es un aviso
Recojamos este mensaje cristiano
y bosquiano, cual mensaje de es­
tas jomadas para constituimos sus
vítales portadores a nuestras co­
munidades.

EL NUEVO RITUAL


Celebramos la alegría del encuentro con el Padre.



Una promesa de vitalidad y de conversión en la Iglesia.



Signos nuevos para renovar nuestros corazones.



El nuevo ritual del Sacramento de la Penitencia y la Re­
conciliación redescubre el amor de Dios dispuesto al
perdón.

1.

UN NUEVO RITUAL
DEL SACRAM ENTO
DE LA PENITENCIA
Y RECONCILIACION

El 7 de febrero (aunque el docu­
mento lleva la fecha del 2 de diciem­
bre de 1973) se presentaba en Roma
el Nuevo Ritual de la Penitencia; “Ri­
tual Romano para el Sacramento de la
Penitencia y de la Reconciliación”.
Con ello quedaba cumplido el deseo
del Concilio: revísese el rito y las
fórmulas de la penitencia, de manera
que expresen más claramente la natu­
raleza y efecto del sacramento”. Co­
rresponde ahora a la Conferencia Epis­
copal introducir las adaptaciones para
España y fijar la fecha de entrada en
vigor.
El sacramento de la penitencia ha
conocido diversas formulaciones a tra­
vés de la historia en la Iglesia.
La realidad del hombre que se sien­
te pecador delante de su Dios y la
palabra de Cristo: “Yo te perdono,
no vuelvas a pecar más”, ha pedido
siempre un signo sacramental donde
se realizara de manera expresiva. Ni
ha sido siempre fácil. Ni el signo ha
valido de una época para otra. De he­
cho, los cristianos abandonaban noto­
riamente la práctica del sacramento de
la penitencia cuando no encontraban
en éste bien significado el perdón
anunciado en el evangelio.
2.

UN NUEVO VOCABULARIO

Normalmente todos los cambios nos
piden familiarizamos con otro vocabu­

lario. No podemos encerrar nuevos
contenidos en las viejas palabras. Y,
si éstas permanecen, tienen una nue­
va perspectiva que hay que reapren­
der. Con el nuevo ritual nos pasa algo
de esto.
• Entre los s i e t e sacramentos
aprendidos estábamos acostumbrados a
decir: “sacramento de la penitencia”.
Sin embargo, lo que ordinariamente
hacíamos en la práctica era hablar de
“confesión”, “confesarse”, “hacer la
primera confesión”, “confesonario”. Y
detrás de estas palabras la idea prin­
cipal que queríamos expresar general­
mente era la “manifestación de los
pecados al confesor”. Habíamos redu­
cido el sacramento de la penitencia a
“confesión de pecados”.
Pero la mutilación va más aUá: Confesión, en el lenguaje cristiano, tenía
una riqueza grande: confesión a Dios
en primer lugar de mis pecados por
el ministerio del sacerdote; la reali­
zación de este hecho supone al mismo
tiempo una confesión de fe en Dios
que me perdona; una confesión de
alabanza y de gloria al Dios que es
más grande que nuestro pecado y nos
acoge en este signo realizado en la
Iglesia. La reducción del sacramento
de la penitencia al significado de con­
fesión, a “manifestación de pecados"
estaba haciendo cada vez más difícil
el sacramento y alejaba a muchos cris­
tianos de su práctica. Era un sacra­
mento sin significado.
• La denominación de “sacramen­
to de la penitencia” ciertamente exis­
tía. Pero no era —no es— de uso
normal. El nuevo ritual habla de “Sa­
cramento de la Penitencia v de la Re­

conciliación”. Penitencia indica más
claramente la idea de arrepentimiento
de algo y deseo de no volver a ha­
cerlo. En esta postura es posible, se
da, la reconciliación con el Padre. Pe­
nitencia i n d i c a “cambio”, “paso”,
“transformación”, “conversión”, “salir
de una situación de pecado hacia el
Padre”. Es más amplia y rica que la
idea mutilada de “confesión”. No la
excluye, pero es sólo un paso dentro
de un tiempo más amplio. El nuevo
ritual pone más en estado de conver­
sión. La conversión se alarga y llena
y recubre la vida. Indica también la
acción de Dios que acepta, que hace
el perdón, que otorga la acogida: re­
conciliación. Sacramento de la Peni­
tencia y la Reconciliación.
• Celebramos la penitencia y la
reconciliación. La dimensión de cele­
brar este sacramento del perdón vuel­
ve de nuevo. Parecía un sacramento
que no se celebraba, sino que simple­
mente se realizaba en lo o<^to, en el
silencio, en el anonimato, a solas.
Hoy se pone de manifiesto clara­
mente la “celebración”. Celebramos al-

go: un hecho de Dios en favor nues­
tro. Celebramos, en plural. Celebramos
nosotros, los hombres, los creyentes,
los que cara a Dios nos sentimos pe­
cadores y creemos en su perdón. Ce­
lebramos, en plural, juntos: porque
vivimos juntos; porque a todos se nos
anuncia el mismo perdón; porque
nuestro pecado es con los demás o
llega a los demás; celebramos juntos
porque somos el pueblo llamado a ser
santo.
Celebramos esto proclamando entre
nosotros la Palabra donde se nos re­
vela y anuncia esta Buena nueva. Es
Dios que nos llama, que llega a nos­
otros, que nos dice como a Zaqueo:
Anda, baja, quiero entrar en tu casa y
comer contigo. Así nuestros exámenes
de conciencia que se habían reducido

casi a puras listas, sin referencia al
evangelio, toman nuevo aspecto: es la
palabra viva de la Biblia la que se
convierte en espada de dos filos que
nos juzga y nos recrea, que nos hace
retornar al Padre y nacer de nuevo.
Es el tiempo oportuno. Es la celebra­
ción del Perdón de nuestro Dios.
• Las formas sacramentales de es­
ta celebración de la penitencia, es de­
cir, la reconciliación sacramental, son
diversas ya se trate de un penitente
en particular; de varios con confesión
( = manifestación de pecados) y abso­
lución individual; o de varios con con­
fesión y absolución en genera!.
Pero junto a estas formas sacramen­
tales de la reconciliación tenemos otras
celebraciones de la penitencia que no
incluyen el sacramento, pero que pue-

DE LA PENITENCIA

den preparar para él y, desde luego,
siempre serán válidas para reavivar
nuestra postura de conversión ante la
llamada de Dios, especialmente en los
tiempos de Cuaresma y Adviento.
(Todos estos nuevos ritos necesitan
la aplicación concreta a España que
tiene que hacer la Conferencia Epis­
copal.)

3.

NUEVOS CORAZONES

Si cambiar y reformar los libros es
tarea difícil, como lo prueba el que
ahora acaba de salir a los diez años
de haber sido promulgada la Consti­
tución de Liturgia por el Concilio, no
lo será menos el cambiar los corazo­
nes. La conversión de los hombres
siempre es tarea lenta: “éste es un
pueblo de duro corazón”, a la queja
de Dios.
El hombre, para el que se hacen
los cambios, es muchas veces el que
queda fuera del cambio. Necesita pa­
sar de la noticia al mensaje.
La renovación del Sacramento de la
Penitencia y Reconciliación es una
promesa de vitalidad en la Iglesia. Re­
novación que es hacer las cosas nue­
vas, no hacerlas o repetirlas de nue­
vo. Renovación es dar nueva visión
a algo que había perdido su novedad.
Es cargar algo de espíritu, de vida, de
\-erdad. Renovar es devolver la origi­
nalidad primera a lo que estaba mar­
chitándose.
Somos invitados a celebrar la libe­
ración y la salvación que nos vienen
de parte de nuestro Dios. Liberación
y salvación que nos hace hombres de
nuevo corazón.
Unos signos “más significativos” son
la mejor promesa de la renovación de
los corazones. En un nuevo ambiente,
con un nuevo espíritu, con una nueva
alegría podremos cantar juntos los ver­
sos del salmista:

7;

\

"Te gusta un corazón sincero.
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo
y quedaré limpio;
quedaré más blanco que la nieve.
Lávame:
¡Oh Dios!, crea en mí en corazón puro,
renuévame por dentro
con espíritu firme."
ALVARO GINEL
París, febrero, 1974

Ha sido breve, pero intensa la
visita de la Madre General de las
hijas de María Auxiliadora a Ma­
drid. El pasado 8 de febrero llega­
ba al aeropuerto de Barajas la Ma­
dre Ersilia Canta, después de su
largo pcriplo por tierras de Hispa­
noamérica. Había visitado varias
casas de Brasil, Bollvia, Ecuador,
Colombia, Venezuela, Centroamérica, México y Santo Domingo.
Era la primera vez que la Ma­
dre General de las Salesianas pi­
saba tierra española. Por este mo­
tivo llegaron a Madrid numerosas
hermanas de toda España a darle
la bienvenida. En el auropuerto fue
recibida por la Consejera General,
Madre Carmen Martín-Moreno, ac­
tualmente en España, las Madres
Provinciales y Consejeras de las
tres Inspectorías de España y el
Padre Inspector y el Vicario Inspectorial de Madrid.
Después de un efusivo intercam­
bio de saludos, la Madre General,
dijo: «Es para mí motivo de gran
placer el hacer esta escala en Ma­
drid. No estaba programada en mi
itinerario oficial, pero no he po­
dido eludir las reiteradas instancias
que me ha hecho Madre Carmina y
secundando los deseos de las Ma­
dres de España, tendré sumo gus­
to en saludarlas a todas y convivir
con ellas en ambiente familiar las
dos jornadas de que dispongo.»
En la Casa Inspectorial de ViIlaamil fue recibida por las direc­
toras de las casas de la Inspecto­
ría. Hermanas y alumnas del Co­
legio. Una alumna le presentó un
ramo de flores dñndole un saludo
de bienvenida.

IINAS JORNADAS
DE TRABAJO
Inmediatamente comenzaron las
jornadas de trabajo con una re­
unión a la que asistieron las Ins­
pectoras de España. En el almuer-

¡BIENVENIDA. M ADRE!
zo hubo una sobremesa familiar
con cantos y saludos por parte de
las Hermanas. En el recreo se hi­
cieron grupos fotográficos para re­
cuerdo de la visita.

palabras de agradecimiento al sa­
ludo de acogida. Después de la ce­
na, la Madre General dio las «bue­
nas noches» a la comunidad de
Villaamil.

Por la tarde del primer día tuvo
una reunión con todas las Direc­
toras, a las que dirigió una confe­
rencia. A las siete y media de la
tarde, en el Salón de Actos tuvo
lugar el saludo de todas las Her­
manas de las comunidades de Ma­
drid. Entre otras cosas, se le dijo:
«Hay algo que nos preocupa pro­
fundamente como ya antes a los
Salesianos: «Mirar a Don Bosco
HOY». La Madre respondió con

El segundo día de trabajo co­
menzó con una reunión con el
Consejo Inspectoría! de Barcelona.
Acto seguido, le tributaron un ho­
menaje las alumnas del Colegio de
Villaamil. El grupo de «Montañe­
ras de Santa María» le hacen el
regalo simbólico de una muñeca
vestida de montañera.
A las doce y media visita a las
Hermanas de la Residencia de San­
ta Teresa, donde están las herma-

ñas enfermas de la Inspectoría
con las que mantiene una entre­
vista cordial. El almuerzo se ce­
lebró en El Plantío, donde está el
Noviciado. La sobremesa se ame­
nizó con bailes y canciones popu­
lares. «Si tenéis la misma agilidad
que mostráis en el baile para la
vida espiritual, pronto llegaréis a
la santidad», dijo a las novicias.
A las cuatro y media hubo en
el salón de actos una reunión con
Hermanas de Salamanca, Burgos,
Falencia, La Roda, Valdepeñas y
Madrid. La Madre pronunció una
interesante conferencia sobre la
«Fidelidad». Después tuvo diversas
sesiones con los consejos de las
distintas comunidades. A continua­
ción dio una conferencia a las no­
vicias y se entretuvo unos momen­
tos con las postulantes. «Es la pri­
mera vez —dijo a las novicias y
postulantes— que el Capítulo Ge­
neral os invita a dar vuestro pa­
recer. Esperamos que esta aportatación sea de gran ayuda para
comprender las exigencias de los
tiempos en que vivimos».

CON OTROS MIEMBROS
DE LA FAMILIA
SALESIANA
De nuevo en Villaamil, la Madre
General recibe el saludo de parte
de la Asociación de los Padres de
Familia. En nombre de los Coope­
radores, la saluda el Presidente Re­
gional, don Antonio García Vera.
Le hace ver el trabajo que llevan
a cabo en favor del Tercer Mun­
do y la ayuda a la Misión de Mo­
zambique. La Madre conocía esta
colaboración, pero no sabía que era
este centro español el que ayuda­
ba a las Salesianas de Mozambi­
que.
La señorita Obdulia García sa­
ludó a la Madre en nombre de las
Antiguas Alumnas de Esp>aña. Se
le ofrecieron a la Madre unos ob­

sequios artísticos y típicos, que re­
cibió con agradecimiento ponde­
rando la delicadeza y el trabajo
de la artesanía española.
*

*

*

Antes de emprender el viaje ha­
cia Roma, el día 10 tuvo una re­
unión con el Consejo Inspectorial
de Sevilla. Después pronunció el
mensaje de despedida: «Nuestra

intención es siempre la de amaros
mucho, no sólo espiritualmente, si­
no también en la dimensión hu­
mana. Estad siempre alegres y
vivid gozosas vuestra consagra­
ción de Hijas de María Auxilia­
dora».
Fueron a despedirla al aeropuer­
to los Consejos de las tres Inspec­
torías y el Inspector de los Salesianos de Madrid.

Las jóvenes de Villaamil saludan a Madre Cania.
Madre Canta recibe el saludo de parte de los Padres de Familia del Co­
legio de Villaamil.

EL FIN DE SEMANA
No sé cómo hay gente que puede pensar que en
España no estamos promocionados, con la cantidad
de ingenieros que están saliendo en estos últimos
años. ¡Ingenieros eficaces con gran promoción de fu­
turo en la nación! Y si no. ¿qué me dicen de la cons­
trucción de esos «puentes» de «jueves a lunes y de
sábado a miércoles...»? Se está convirtiendo en una
red de comunicación tan perfecta que ya no mira­
mos las fiestas que puede tener un mes. sino los
posibles «puentes», con el consiguiente desencanto

al comprobar que su longitud de trayecto excede en
mucho la red para un trabajador a sueldo.
Claro que no siempre medimos a todos con la mis­
ma vara, mi rostro se torna grave y mi gesto adusto
cuando son mis hijos los que con alegría o tristeza
me comunican la presencia o la ausencia de un mag­
nífico «puente».
Así de contentos me anunciaron el pasado de San
José.

PAGINAS PABA TODA LA FAMILIA
“Apoyémonos resueltamente los unos a los otros. Demuéstrese pal­
pablemente que reina en las casas verdadera armonía entre los Superio­
res. ¡Ay de la casa en que puedan decir los súbditos: “Los Superiores no
se entienden, unos dicen que sí, otros no; aquéllos sostienen una cosa,
éstos la echan por tierra! Apoyémonos siempre unos a otros ante los in­
feriores. Usemos todos los medios para hacer ver que todos queremos
una misma cosa, aunque en nuestro interior sintamos alguna discordia."
DON BOSCO
—jMenudo fin de semana que te vas a pasar! ¿Eh,
papá? —dijo Paloma iniciando una conversación, que
supuse en su segunda parte, porque la primera ya
habría sido discutida por ellas.
—Supongo que como vosotros —contesté— por­
que creo que no tendré la dicha de que vuestros pro­
fesores hayan renunciado honrosamente a tales va­
caciones.
—Ellos lo único que quieren, papá, —dijo Maribel—
es que la familia permanezca unida de ahí que noso­
tras aceptamos con serenidad la enorme cruz de no
ir a clase en unos días.
—Me parece muy bien. Tanto que vamos a poner­
lo en práctica y este «puente», si Dios quiere «la fa­
milia permanecerá unida». Así que nada de hacer
planes.
La mirada de Paloma a Maribel fue fulminante. Es­
ta, echando a broma mi propuesta, dijo:
—No te lo tomes en serio, papá. No vamos a sa­
crificar tus planes con mamá por tenernos a noso­
tros.
— ¡En absoluto, hija! Es más, me considero honradí­
simo con que me hayas dado una pista educativa
para mi difícil labor de padre de familia.
Por el momento la cuestión quedó zanjada, pero
sabía que tenían que volver a la carga, porque ca­
da una había hecho sus planes, menos Natalia que
por el momento se resignaría a quedarse con no­
sotros.
«El diálogo» no se hizo esperar, pero no vinieron
ellas directamente, sino que mandaron a su madre co­
mo «introductor de embajadores».

Por más vueltas que daba a la conversación, me
di cuenta desde el primer momento a donde quería
llegar, y dejé que ella sólita lo hiciera por sus pro­
pios medios. Mareada ante mi negativa de ayudarle
fue al grano:
—¡Juan!, será una broma lo que les has dicho a
las niñas.
— (...)

—¡Juan!, te estoy hablando.
—Perdona, me había distraído;
—Digo que será una broma lo que has dicho a las
niñas.
—¿Una broma? Yo no he gastado ninguna broma
a nadie. No sé de que me hablas.
—Me refiero a lo del «puente». Están disgustadas,
porque les has dicho que «permaneceremos unidos»
y ellas ya habían hecho sus planes.
—¡Abogado defensor!, si no recuerdo mal el pro­
grama de la permanencia en la familia me lo sugirió
nuestra querida Maribel y no iba a desaprovechar
tal actividad educativa.
—Ella te lo dijo en broma, Juan, y están pensan­
do las pobres en los respectivos planes que habían
programado. Yo les dije...
—Pues mal dicho, porque yo pienso decir lo con­
trario.
—Pero si no sabes lo que dije...
—Ya te digo que no me importa. Además me lo
imagino, por tanto diré lo contrario.
—¡Juan!
—¡Isabel! No sé que planes serán esos, pero co­
mo los desconozco en absoluto, no puedo dar mi con­
sentimiento.

—Si es que no me has dejado decirte...
—Porque prefiero que sean ellas las que me lo
digan.
Indudablemente me había puesto nervioso. Esto me
ocurría con alguna frecuencia, siempre que mi auto­
ridad se viera menoscabada en algún punto. Es ver­
dad que Maribel me lo dijo en broma. También es
verdad que yo quise contestarle en el mismo tono,
pero el hecho de que ellas se lo hubieran tomado en
serio, me llevó a cambiar de rumbo aquella inocente
broma.
Y como siempre se encontraban luchando en mí
dos fuerzas antagónicas: por una parte mi palabra
dada, y más que ésta la resonancia de seriedad que
había tenido en mis hijas; por otra la banalidad del
asunto y el fastidiar a mis hijas una ilusión.
¿Quién triunfaría? Isabel no había dicho todo. Las
mujeres nunca dicen todo, pero esta vez mi desven­
taja intuitiva con respecto a ella había salido triun­
fante. Por eso la abordé.
—Antes, cuando hablamos no dijiste todo, ¿verdad?
—Dije todo lo que pude decir, porque acuérdate
que no me dejaste.
—No me refiero a eso, sino que había algo más,
no sé cómo explicarte.
— ¡Me admira tu intuición, Juan! Pues si, había
algo más, y creo que dará lugar a un «disgustillo»,
porque interpretando tu autoridad, he dado mi con­
sentimiento a todos esos planes de tus hijas descono­
cidos para ti. Pensé que tú ibas a decir lo mismo.
—¿Cómo puedes pensar que yo vaya a decir lo
mismo que tú sobre algo que desconozco?
Por lo menos explícame de qué se trata.
—Maribel te iba a decir...
—Pero no me ha dicho nada.
—Porque le cortaste con lo de la «permanencia
en la familia».
Está bien. Es la segunda vez que lo repites y soy
medianamente inteligente.
—Maribel quiere irse a Valencia con su curso.
Lo han organizado muy bien y las acompaña la pro­
fesora de Arte. ¿Qué te parece?
—Muy mal. ¿Y Paloma?
—Paloma quería ir a la sierra. Van doce de su
curso y se quedarían en el chalet de una de ellas.
Y esto, ¿también te parece mal?
—Esto me parece todavía peor. No puedo consen-

Después del trabajo de la semana,
la familia puede dedicarse
ai gozo de contemplar
las maravillas de la naturaleza.

10

tirio. No quiero que mis hijas duerman tantos días
fuera de casa sin saber que hacen.
—Tus hijas, como tú dices, son tanto tuyas como
mías, y no pensarás que yo no me preocupo por ellas.
Me he informado de la seriedad de ambas excursio­
nes y podemos estar tranquilos.
—¡Si al menos fueran las dos juntas!, pero no,
la libertad y la independencia reinan en esta casa a
sus anchas.
—Tienen distintas amigas, distintos gustos...
—Pero eso así, una madre común que sabe uni­
ficarlo todo... ¡y de qué forma!
—Bueno Juan, por esto no vamos a discutir, ni
a tener un disgusto. Si no quieres que vayan se Ies
dice y se acabó.
—Eso crees tú, que se acabó, pero estás equivo­
cada, en vez de acabarse, empieza.
Primero vendrá lo de las comparaciones: mamá es
más abierta, nos comprende mejor.
No sé lo que le pasa a papá, parece de otra gene­
ración. Después vendrá lo de no ponemos de acuerdo,
tú les dices una cosa y yo les digo otra.
—Lo siento. Si quieres yo lo arreglo de forma, que
apoyaré lo que tú digas. Diré... que no me he dado

cuenta de los inconvenientes que pueden surgir... No
sé, pero te aseguro que diré algo.
—Y ellas verán una cosa ficticia y que estamos
disintiendo uno del otro, y esto es fatal para la edu­
cación.
—De acuerdo, pero tú estás pensando en que no
nos hemos apoyado el uno al otro, en tu autoridad...
—Dice el psicólogo Allers que «una autoridad ine­
ficaz es peor que la falta absoluta de autoridad. La
autoridad logrará algo cuando la acepte el adolescen­
te». Y en este caso me temo que ninguna de las dos
la aceptará como un valor después de haber dado tu
sí.
—Ellas pueden pensar que no siempre vamos a
pensar lo mismo.
—No sólo lo piensan, sino que lo saben. Pero esto
lo comprenden en otros aspectos, no en éste, en que
el punto de divergencia recae sobre ellas.
—¿Entonces?
—Entonces vamos a i>onemos de acuerdo nosotros,
ya que «las diferencias de sexo, edad, carácter, no
deben destruir el principio de la unidad educativa en­
tendida como colaboración e integración, tan lejana
del empobrecimiento de la uniformidad.
Discutimos mucho tiempo. Cada uno puso sus pun­

tos de vista y las ventajas y desventajas que vimos
al respecto. No logramos ponernos totalmente de
acuerdo. Decidimos esperar para ver qué rumbo toma­
ban los acontecimientos. No se hicieron esperar.
—Papá, queremos hablar contigo —mis dos hijas
hicieron su entrada en el despacho.
—¿En sesión plenaria o individualmente?
—Como el problema es el mismo, podemos hablar
los tres —era Paloma.
—Bien. A vuestra disposición.
—Pues... «nuestra disposición» es que si me dejas
ir a Valencia en el puente de San José, y a mi her­
mana a la Sierra —dijo Maribel.
—Unas disposiciones muy turísticas ¿eh? y ¿por
qué no váis las dos juntas a Valencia o a la Sierra?
—¡Papá! ¿Es que no te fías? —saltó Paloma herida
en lo más profundo de su ser.
—Claro que me fío. Lo digo porque así os acompañábais mutuamente.
—¿Nos dejas, papá? —preguntó Maribel.
—No sé que dirá vuestra madre.
—A mamá no le parece mal, y estaba segura que a
ti tampoco, si no no se hubiera aventurado a darnos
esperanzas... —dijo Paloma.
¡Qué intuitiva era mi hija! Las dos se abalanzaron
sobre mí.
—¡Gracias, papá!
—¡Eres un sol!
—¡Dejadme! Todavía no he dicho nada.
—Pero a buen entendedor... —decía picarescamen­
te Maribel.
Y así fue cómo por demostrar que en mi casa rei­
naba una perfecta armonía de pensamiento entre mi
mujer y yo, mis hijas se fueron «el puente de San
José» a Valencia y a la Sierra.
El lunes, día 18, a la hora de comer abrí dos cartas.
El contenido era exactamente igual. Dos tarjetas con
una frase escrita en rotulador negro que decía:
La familia permanece unida no sólo por su pre­
sencia física, sino sobre todo por su unión mo­
ral. Y de ésta podéis estar seguros.
Desde Valencia besos a todos.
Maribel

La otra tarjeta era exactamente igual. Cambiaba
solamente el final.
Desde Navacerrada besos a todos.
Paloma
Isabel y yo nos miramos. Ella pretextando un moti­
vo se levantó para disimular la risa.
¡Qué profundidad la de mis hijas!

Pilar P. Salcedo
11

MONSEÑOR BELLIDO CARO
No puedo disimular mi contento cuando me pongo
en contacto con ia Familia Salesíana.

Las teclas de la máquina se re­
sisten un tanto a esas abreviatu­
ras de empaque antiguo: Excmo.
O Escogí mi lema “Servir a Dios con alegría”
y Rvdmo. Sr...
por admiración al modo pastoral de San Juan Sosco.
Monseñor Bellido pertenece a
Nuestra Familia.
1^ Me daba vergüenza salir a la calle
— Mi vinculación al espíritu
con los capisayos de colores.
salesiano viene de ser antiguo
alumno de las Escuelas SalesiaLo dijo serenamente, sencilla­ peado por tirios y troyanos, en­ ñas de Arcos de la Frontera. Y
mente, la mañana luminosísima cendido de resoles, con su cal hi­ aunque es verdad que estuve allí
de su Consagración Episcopal: riente, con su sorprendente arte con sólo cinco años, fue tan fuer­
Dejadme ser Obispo a mi ma­ viejo y sus tiestos floridos, no te el cariño, el amor entrañable
solamente es cuna de formidables a los Salesianos, que no puedo
nera...
eruditos y novelistas como José disimular mi contento cuando me
Arcos de la Frontera es un y Jesús de las Cuevas o de poe­ pongo en contacto con ellos de
pueblo como para brindarle un tas galardonados con supremas alguna manera.
toro, ha sentenciado con entusias­ distinciones nacionales como An­
El matutino A. B. C. sevillano
mo Manuel Barbadillo, el vinate­ tonio y Carlos Murciano, anti­ nos ha brindado el escudo del
ro y exquisito poeta de Sanlúcar guos alumnos salesianos, sino de nuevo obispo auxiliar hispalense,
de Barrameda. Por lo que está Obispos así de sencillos y valien­ con residencia en Jerez de la
a la vista, Arcos, empinado so­ tes c o m o don Rafael Bellido Frontera. En una afectuosa co­
bre el histórico Guadalete, piro­ Caro.
laboración literaria, Delgado y
Orellana, Correspondiente de la
Real Academia de la Historia y
experto en escudos cuartelados,
dragantes, colores de azur, sinopie, gules y otros elementos sim­
bólicos de la heráldica, nos expli­
ca el por qué y el para qué del
espiritual sello...
Bajo el escudo, en una cartela
que identificamos al segundo, se
encuentra la divisa: SERVIR A
DIOS CON ALEGRIA.
— Lo escogí sin intención de
que fuese lema para un escudo
por admiración al modo pastoral
de San Juan Bosco.
En el segundo cuartel, junto
al monograma de Cristo, junto a
los arcos, junto a las armas que
los heraldistas señalan al apelli­
do, contemplamos t r e s lirios
blancos en ánfora turgente que

Ei escudo del nuevo obispo auxi­
liar de Sevilla, Monseñor Bellido
Caro.

12

recuerda, según detallan los en­
tendidos, el vientre fecundo, vir­
ginal, de María. Monseñor Belli­
do fue bautizado en la iglesia pa­
rroquial de Santa María de la
Asunción de Arcos. En ella, aba­
rrotada, jubilosa, insuficiente, fue
consagrado Obispo. La devoción
mariana del nuevo prelado, muy
en concreto bajo la advocación
de María Auxiliadora, viene ex­
presada en estos términos:
— Entra en nuestra alma de ni­
ño junto con el cariño a las casas
o colegios y a los Salesianos, pe­
ro con la particularidad de que
a pesar de dejar el Colegio o se­
pararse de los Salesianos, no nos

tro afán, que a veces hasta las
puertas estaban cerradas y había­
mos de entrar por las tapias de
los campos de recreo. Recuerdo
a muchos de aquellos Salesianos:
don Andrés V. Diego, don Juan
Bigatti, don José Aparicio, todos
ellos Directores. Don Manuel Re­
verendo, don Francisco Ortega,
don Francisco Casado... Y ac­
tualmente, por razón de mi pa­
rentesco con la familia salesiana
y mis ministerios, me relaciono
con muchos más...
— ¿Algo curioso de sus prime­
ros días episcopales?
— Me daba vergüenza salir a

sianos los que han de hacer lle­
gar a la hora presente a sus *'influenciados” la gravísima respon­
sabilidad que tiene toda la Fa­
milia Salesiana como palanca im­
prescindible en el laicado apostó­
lico. Ahora que está tan en cri­
sis el espíritu de sacrificio ”organizado” es interesante hacer va­
ler la fuerza de siempre de la Fa­
milia Salesiana para brindar a la
Iglesia la entrega seria de unos
grupos dispuestos al quehacer
evangélico, lejos del lenguaje ‘'di­
plomático” y sin compromiso.
— ¿Hay algo que Monseñor
desearía que no se omitiera en
estas impresiones?

OBISPO A SU MANERA
separamos de Ella. Realmente el
acierto está en ser devoción que
agarra cuando pequeño con el al­
ma dispuesta para todo lo gran­
de, todo lo bello, todo lo noble.
Las palabras de Monseñor Be­
llido no han sido cazadas al vue­
lo o atrapadas por alguna graba­
dora apresurada. Las he recibido
en pulcra mecanografía. Algo muy
de agradecer por cuanto el nue­
vo horario del Obispo se ve atra­
pado y constreñido por descono­
cidas obligaciones no muy en co­
mandita con los folios mecano­
grafiados que exigen de alguna
manera tranquilidad y ánimo
templado...
Sepan que cuando era muy ni­
ño vivía a tres kilómetros de dis­
tancia del colegio salesiano. Jun­
to con su» hermano Francisco,
mayor que él, salían de casa to­
davía de noche...
— Con estrellas, decía mi ma­
dre. Con tal de llegar los prime­
ros al Colegio. Tal vez era nues-

la calle con los capisayos de co­
lores.
— ¿Algo conmovedor?
— 1m presencia de mi madre
en la Consagración y mi encuen­
tro con el Papa Pablo V I en Ro­
ma, en audiencia a los Obispos
españoles.
— ¿Algo gracioso?
— Mi empeño en "ser obispo
a mi manera” y lo difícil que re­
sulta a las personas encontrar la
traducción fiel y directa de esta
frase de mi homilía de la Con­
sagración.
Ya es de dominio público en
Sevilla y su archidiócesis la en­
trega de Monseñor Bellido Caro
al movimiento seglar católico en
muchas de sus facetas y nuevos
horizontes marcados por la doc­
trina conciliar del Vaticano II.
— Debido al gran número de
casas salesianas, ha sido también
impresionante la legión de niños
y jóvenes agrupados en distintas
asociaciones salesianas. Razón de
más para pensar en tan diversos
ambientes, son los mismos Sale-

— Mi gratitud especial a la Fa­
milia Salesiana. Tanto cuando fui
nombrado Vicario Episcopal de
Laicos como ahora en mi desig­
nación para Obispo, he recibido
a través del señor Inspector Pro­
vincial de la hética, el ofreci­
miento en él de todas las casas
y de la Familia Salesiana.
Así, con el apresurado ritmo
que entre clase y clase nos per­
mite la formidable riada juvenil
que hoy inunda nuestros cole­
gios, he podido hilvanar un sen­
cillo dibujo espiritual de Monse­
ñor Rafael Bellido Caro. Un obis­
po todo alegría y llaneza. Un
obispo tan poco hecho a la me­
dida de lo riguroso, estirado y
convencional, que los capisayos
polícromos de los que tenía ver­
güenza al salir a la calle, han lle­
gado a mis manos con un gra­
cioso, muy perdonable, gazapo
OTtográñco...

Juan Manuel ESPINOSA,

sd b.

13

JU VEN TU D
Y PASCUA
Barcelona.— Bajo este lema: “JUVENTUD Y PASCU A”
se ha organizado por el Centro de Pastoral Juvenil de
la Inspectoría de Barcelona el primer concurso de POST ER S para ambientar la Cuaresma y la Pascua de 1974.
Han sido varios los colegios de Salesianos e Hijas
de María Auxiliadora que han participado en el mismo.
Los posters premiados recorrerán los distintos colegios
participantes a fin de crear un ambiente para el tiempo
de Cuaresma y Pascua de este año.

NUEVOS
O B IS P O S
S A L E S IA N O S
Aunque el B. S. ha dado ya la noticia, publicamos
ahora la fotografía de los dos nuevos obispos salesia­
nos: Monseñor Héctor Jaramillo Duque, en Colombia;
y Monseñor Mateo Baroi, en la india. Ambos prelados
salesianos han de ejercer su misión episcopal en am­
bientes del Tercer Mundo. La Congregación se siente
feliz al poder ofrecer a la Iglesia sus hombres para
la Jerarquía. AI mismo tiempo los acompaña y Ies
proporciona su ayuda, sobre todo, en los territorios de
misión donde son más necesarios los brazos evangé­
licos.

O TR A C IU D A D
D E LO S
MUCHACHOS
Macau.— En la Isla de Coloane crece constante­
mente la obra del padre Cayetano Nicosia. Todos
conocemos su dedicación a los leprosos en aquel
mismo lugar. Ahora ha fundado la “Ciudad de los
muchachos" en Ka-Ho. Se trata de un ^hospicio de
niños huérfanos dirigido por las Voluntarias de Don
Bosco. Esta rama de la Familia Salesiana, hoy Institu­
to Secular, está adquiriendo un difusión por todas las
partes del mundo, dedicadas también a la juventud,
con el mismo espíritu de Don Bosco.

14

DON BOSCO EN TENERIFE
Santa Cruz de Tenerife.— Este
año la fiesta de Don Bosco ha
revestido características especiales
en Santa Cruz de Tenerife, pues
han participado en ella todos los
que tienen a Don Bosco como
Padre o Patrón: Salesianos, Hi­
jas de María Auxiliadora, Escue­
las de Formación Profesional,
Personas del mundo del Cine y
Personas del mundo del Circo.
Antes de la fiesta hubo jorna­
das de encuentro y convivencias,
festivales deportivos y exhibicio­
nes de diversas películas.
El día 31 hubo una Eucaristía
concelebrada en la misma pista
del circo Price de Madrid, presi­
dida por el Director del Colegio
Salesiano, don Antonio Rodríguez
Tallón. Participaron en ella más
de cuatro mil jóvenes y todo el
personal del Circo vestido con
sus trajes característicos.
A continuación de la Eucaris­
tía, el mismo Circo Price de Ma­
drid ofreció a todos los jóvenes
presentes el Festival Mundial del
Circo 1974.
De esta manera, el santo de
los jóvenes, del cine y del circo
ha recibido el homenaje simpáti­
co en un ambiente tan propio pa­
ra la alegría como es un circo.
"Servid al Señor con alegría” era
el lema que él dejó como heren­
cia. Este año, en su fiesta, y en
su nombre, todos sus hijos espi­
rituales han celebrado su unidad
y su acercamiento al Señor.



El 3 de abril de 1874 fueron aprobadas por Pío IX
las Reglas que escribió Don Bosco.—^Un anticle­
rical, Urbano Ratazzl, le inspira la idea de fundar
una congregación que continúe su obra.—cFraíle
o no, yo me quedo con Don Bosco».—Los Saiesianos externos no eran admitidos en Roma.—Falta­
ba un voto nada más y lo dio el Papa...

A los cien aflos de aprobadas las Reglas Salesianas, su historia nos parece ahora una leyenda que
recordamos con gusto. Pero el trabajo del Fundador
fue largo y difícil. Un trabajo y unas preocupaciones
que duraron unos veinte años.
Un día de 1857 fue recibido Don Bosco por el mi­
nistro Ratazzi. «Me parece —le aconsejaba el minis­
tro al sant(^— que usted debería escoger a algunos
entre seglares y eclesiásticos de su confianza, for­
mar una sociedad con ciertas normas, empaparlos de
su espíritu, formarlos en su sistema para que no sólo
fueran sus ayudantes, sino los continuadores de su
obra después de su muerte».
Este consejo hizo sonreír a Don Bosco. El anti­
clerical Ratazzi que dos años antes, el 29 de julio
de 1855, había dado una ley de supresión de las con­
gregaciones religiosas que no se dedicaran a la pre­
dicación. a la enseñanza y a la asistencia de los en­
fermos; el mismo político que estaba preparando los
más duros golpes contra las comunidades religiosas
de entonces, le estaba aconsejando que ahora fun­
dase una nueva. A Don Bosco se le abrían unos ojazos enormes de sorpresa. Pues sí, un estado anticle­
rical no tendría nada en contra de «una asociación de
ciudadanos libres, que se reúnen en comunidad y vi­
ven juntos para dedicarse a obras benéficas». Pero,
¿aceptaría Roma este nuevo tipo de congregación que
revolucionaba todos los esquemas clásicos de la vida
religiosa?
Ratazzi no hacía sino confirmar las inquietudes y
preocupaciones que Don Bosco llevaba dentro.
LOS PASTORCILLOS DEBEN SALIR DEL REBAÑO
1850. Don Bosco tiene treinta y cinco años y ya
lleva tres oratorios: el de Valdocco, el de Porta Nuova y el de Vanchiglia. En Valdocco hospeda a chi­
cos sin hogar. Le ayudan algunos sacerdotes y se­
glares y lleva estas obras en nombre de monseñor
Fransoni, por entonces desterrado en Lyon.
Le fallaban muchos colaboradores que no aguan­
taban su ritmo de trabajo. El Señor lo confortaba en
los «sueños» que alimentaban su esperanza: «Los fu­
turos pastorcillos deben salir del rebaño». Pensó se­
riamente en ellos pues también por entonces comen-

CONSTITOTIONES

S. FHW.lSCl S.VLKSll

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aacwraik

zaron los primeros estudiantes. Y en 1852 Don Bos­
co se dirigió a los chicos que le inspiraban mayor
confianza: «¿Quieres de verdad a Don Bosco? ¿No te
gustaría ayudarle en su trabajo con los jóvenes?»
Eran unos tiempos en que los «frailes» no eran bien
vistos. Pero el amor al Padre fue logrando el milagro.
La confianza ilimitada y la veneración que sentían por
él fueron la única razón por la que los primeros jóve­
nes se comprometieron a vivir a su lado.
ENTRE CUATRO PAREDES NACE ALGO GRANDE
Don Bosco empezó a reunirlos periódicamente en
«conferencias» para prepararlos sin ruido a la socie­
dad religiosa que ya tenía en mente. «El 26 de enero
de 1854 —escribe el clérigo Miguel Rúa— nos reu=_,
nimos por la noche en la habitación de Don Bosco,_Estábamos Cagliero, Rocchetti, Artiglia y yo. Nos
propuso empezar con la ayuda del Señor una tempo-

Pío IX y Urbano Ratazzí..., cada uno a su manera, con­
tribuyeron a la fundación de la obra de Don Bosco.

HABIA QUE TRAZAR UNA NORMA
Estaba naciendo la congregación. Había que trazar
una norma, una «regla» que estableciera los puntos
esenciales del espíritu y de los métodos. Don Bosco
empezó este trabajo en 1855. Tenía entonces cuarenta
años. Quería recoger su experiencia e hizo los pri­
meros esbozos tomados de los reglamentos que había
hecho para el Oratorio en 1847 y en 1852. Pidió con­
sejo. Se documentó en las reglas de las antigua.s y re­
cientes órdenes religiosas. Llegó a la convicción de
que, sin tocar la esencia inmutable de la vida religio­
sa, era necesario adaptarla a las nuevas condiciones
de la Iglesia de su tiempo. Era preciso tener en cuen­
ta los cambios que habían tenido lugar en el Piamonte y amoldar la nueva congregación en el contexto del
tiempo, dominado por el liberalismo anticlerical. En
este sentido, Don Bosco proyectará el estado civil de
sus religiosos e insistirá en el carácter benéfico de su
sociedad, a fin de evitar la ley de la supresión. Su
coloquio con Ratazzi en 1857 no hizo sino confirmar
sus ideas pensadas y repensadas.
Tras dos años de intensa maduración, Don Bosco
tenía listo el texto de las «Constituciones». Entonces
empezaría el extenuante trabajo para lograr la apro­
bación de la jerarquía.

É

rada de ejercicios prácticos de caridad con el próji­
mo. Después de aquella temporada, podríamos ligar­
nos con una promesa que podría transformarse más
adelante en un voto. A partir de aquella noche se lla­
mó salesiano a todo el que adoptaba aquel género de
apostolado».
Al año siguiente, en marzo de 1855, en el despacho
de Don Bosco, Miguel Rúa emite sus primeros votos,
por un año. Ningún otro testigo, ninguna ceremonia.
€Y sin embargo —escribe A. Auffray con una imagen
poética llena de expresión— en aquellos momentos y
entre cuatro paredes, estaba naciendo algo grande y
maravilloso, una orden religiosa comenzaba a agitar
las alas».
Poco a poco, en torno a Miguel Rúa se agruparon
otros. La atmósfera de intimidad que crecía en las fre­
cuentes «conferencias» en que los reunía Don Bosco
fomentaba la cohesión del grupo. Y el santo les trans­
mitía e inculcaba su espíritu y sus métodos.

DE TU A TU CON EL PAPA
En 1858 Don Bosco parte para Roma. Lo acompa­
ña Miguel Rúa y lleva consigo un ejemplar manus­
crito de las Constituciones. Desde la primera audien­
cia Pío IX le da pruebas de una benevolencia que
no se desmentirá ya más. No oculta su propia satis­
facción ante la actividad exuberante de este sacer­
dote turinés. Sobre todo, aprueba las intenciones del
fundador, lo anima a continuar su obra y le da algunas
recomendaciones y modificaciones del texto que lle­
va. Helas aquí tal como las reconstruyó la primera
tradición salesiana:
«Es necesario que establezcáis una sociedad que
no pueda ser entorpecida por el gobierno; pero al
mismo tiempo no debéis contentaros con ligar a sus
miembros con simples promesas, porque de otra ma­
nera no existirían los oportunos vínculos entre tos
socios, entre los superiores e inferiores; no estaríais
nunca seguros de vuestros súbditos, ni podíais contar
para mucho tiempo con su voluntad. Procurad adaptar
vuestras Reglas a estos principios, y, una vez acabado
^rabaj<^^erá examinado. La empresa, con
^

HHIIIIIIOS

LAS CONSTITUCIONES SALESIANAS. . .
no es nada fácil. Se trata de vivir en el mundo, sin
ser conocidos por el mundo. Pero, si esta empresa
es voluntad de Dios, El nos iluminará. Marchad, re­
zad y volved dentro de unos días; y os daré mi opi­
nión».
Feliz por la acogida del Papa, Don Bosco vuelve
a tomar el texto y lo corrige para adaptarlo a los con­
sejos recibidos.
CON INSISTENCIA, RESISTENCIA
Y CONSISTENCIA...
El 21 de marzo, segunda audiencia de Pío IX. El
Papa puntualiza y desarrolla su idea: «He pensado
en vuestro proyecto, y me he convencido de que hará
mucho bien a la juventud. Hay que llevarlo a efecto.
Las Reglas sean suaves y de fácil observancia. La
forma de vestir, las prácticas de piedad no la hagan
distinguirse en medio del mundo. Con este fin, quizá
fuera mejor llamarla sociedad más bien que congre­
gación. En resumidas cuentas, haced de manera que
cada miembro de ella ante la Iglesia sea un religioso,
y un ciudadano en la sociedad civil».
Don Bosco le presenta entonces el texto retocado:
«He aquí. Beatísimo Padre, el reglamento que con­
tiene la disciplina y el espíritu que, desde hace vein­
te años, guía a aquéllos que emplean sus energías
en los Oratorios». Estas reglas no presentaban nada
abiertamente monástico, ni nada aparentemente com­
plicado, como lo había recomendado Pío IX.
No había nada que pudiera chocar contra cual­
quier gobierno, incluso hostil a las congregaciones
tradicionales: los salesianos eran ciudadanos como los
demás. En efecto, «cada uno, al entrar en la congre­
gación, no perderá sus derechos civiles incluso des­
pués de emitir sus votos, por lo cual conserva la pro­
piedad de sus bienes...» Pero naturalmente, «los fru­
tos de tales bienes durante todo el tiempo que per­
maneciere en la sociedad, deben ser cedidos a favor
de la misma sociedad». Extrañas concesiones verbales
hechas por religiosos al liberalismo burgués de la
época...
«En una tercera audiencia del 6 de abril —cuenta
don Ceria en los Anales de la Sociedad Salesiana—
Pío IX le devolvió el manuscrito con la indicación
de pasárselo al cardenal Gaude. Este cardenal piamontés era muy amigo del santo. Lo leyó y le hizo
también retoques. Luego aconsejó a Don Bosco que
se experimentaran en el Oratorio como habían que­
dado las Reglas para presentarlas después al Papa.
«Las Reglas —anota don Ceria— fueron retocán­
dose en años sucesivos. Varias veces hizo Don Bosco
que el texto se pasara al limpio».
«FRAILE O NO, YO ME QUEDO CON DON BOSCO»
El 9 de diciembre de 1 8 ^ pensó Don Bosco que
había llegado el momento de hablar abiertamente de
su congregación religiosa. En estos términos más o
menos habló a los salesianos reunidos en su habita­
ción: «Desde hace mucho tiempo, yo vengo pensando
en instituir una de estas congregaciones y éste ha si­
do durante varios años el objeto principal de mis afa­
nes. He aquí llegado hoy el momento de ponerse a
la obra. El Santo Padre Pío IX alentó y alabó mi
plan. En realidad esta congregación no nace ahora.

18

sino que existía ya por ese conjunto de Reglas que
vosotros habéis estado observando por tradición... Se
trata pues ahora de seguir adelante, es decir, de cons­
tituir formalmente la Congregación, inscribirse en ella
y aceptar sus reglas. Pero sabed que serán inscritos
solamente aquéllos que, después de madura reflexión,
quieran emitir a su tiempo los votos de pobreza, cas­
tidad y obediencia... Os dejo una semana de tiempo
para pensarlo».
A la salida de la reunión, hubo un silencio desusa­
do. Bien pronto, cuando se soltaron las lenguas, se
pudo comprobar cuánta razón había tenido Don Bos­
co al proceder con tanta lentitud y prudencia. Algu­
nos murmuraban diciendo que Don Bosco quería ha­
cerlos frailes. Cagliero recorría el patio a grandes pa­
sos, presa de sentimientos contradictorios.
Pero el deseo de «quedarse con Don Bosco» pre­
valeció en la mayoría. A la conferencia de adhesión
que se tuvo la noche del 18 de diciembre, sólo falta­
ron dos de los que habían participado en la conferen­
cia anterior. Cagliero salió con la frase que se haría
histórica: «Fraile o no, yo me quedo con Don Bosco».
En esta ocasión se redactó un acta que es el pri­
mer documento oficial de la Sociedad Salesiana. Nos
da los nombres de los dieciocho primeros miembros
efectivos de la congregación, incluido Don Bosco. El
fin que todos entendían perseguir en un solo espíritu
se expresaba así: «promover y conservar el espíritu
de verdadera caridad que se requiere para la obra
de los oratorios en favor de la juventud abandonada
y en peligro».
UN ARTICULO DEMASIADO ATREVIDO
QUE NO PASA
En 1863 la congregación parecía estar muy conso­
lidada y las reglas suficientemente experimentadas.
Nuevas expediciones a Roma. Para que el asunto co­
rriese hacían falta dos cosas: las comendaticias de al­
gunos obispos y la aprobación de la autoridad dio­
cesana. Monseñor Fransoni había muerto en 1862 y
entonces la curia de Turín se mostró perpleja ante
un asunto que parecía fomentar un proyecto de eman­
cipación.
En 1864, los salesianos reunidos en tomo a Don
Bosco constituían simplemente, son palabras de don
Ceria, una «asociación meramente privada y de facto».
En Roma, en el seno de la Congregación de Obis­
pos y Regulares, los documentos fueron objeto de un
examen benévolo, pero riguroso. El 23 de junio de
1864, esta Congregación emana un decreto de alaban­
za que reconoce la existencia y aprueba el espíritu de
la nueva sociedad, pero difiere para más tarde la
aprobación verdadera y definitiva de sus Reglas.
Una rápida lectura del texto renovado de 1864 po­
ne de manifiesto nuevos e importantes avances con
relación al de 1858-59. Un nuevo capítulo «De cada
casa en particular», viene a testificar que la congre­
gación ha empezado a proliferar fuera de Turín. Den­
tro del penúltimo títiüo se lee un artículo audaz:
«Cualquier persona aun viviendo en el siglo, en la
propia casa, en el seno de la propia familia, puede
pertenecer a nuestra Sociedad». Junto al decreto de
alabanza llegaron de Roma trece observaciones a las
Reglas. Don Bosco no vaciló en aceptar las sugeren-

CUMPLEN CIEN A Ñ O S ....
los salesianos, la falta de un verdadero noviciado y
de estudios regulares.
Esta vez, el examen de las reglas fue confiado al
padre Bianchi, procurador general de los Dominicos.
Hizo sus 38 observaciones. Don Bosco le respondió
con respeto, con firmeza. No obstante, otra vez tuvo
que revisar el texto e introducir la mayor parte de
las observaciones que se le habían hecho.

cias presentadas, pero insistió en el derecho del su­
perior general de la Congregación para presentar al
obispo los candidatos a las sagradas órdenes. Insis­
tió, sobre todo, en lo referente a los salesianos exter­
nos y sobre el estado civil de los mismos.
La primera insistencia causó a Don Bosco una se­
rie de dificultades insuperables. Parecía que el santo
buscaba sustraer a los Salesianos de la autoridad de
los obispos. El nuevo arzobispo de Turín, Monseñor
Riccardi, cayó de las nubes cuando supo las inten­
ciones de su viejo amigo, y reaccionó bruscamente.

EL ULTIMO VOTO LO DA EL PAPA
30 de diciembre de 1873: Don Bosco parte de nue­
vo para Roma. El Papa nombra una comisión de cua­
tro cardenales para la cuestión de la aprobación de
las Reglas. Resultado; tres cardenales votan a favor,
el cuarto se pronuncia a favor de una aprobación
provisional. Tres días después, Pío IX, enterado de
que faltaba un voto para resolver definitivamente el
debate, exclama: «Pues bien, ¡éste lo pongo yo!» Es
el 3 de abril de 1874. Diez días más tarde salía pu­
blicado el decreto de la aprobación definitiva, que
ponía punto final a toda esta larga serie de gestiones.
Habían transcurrido dieciséis largos años de tra­
bajo. Al reflexionar sobre ellos Don Bosco confesó
que, de haberlo sabido antes, quizás le hubieran fal­
tado ánimos para llevar a cabo una empresa seme­
jante.
m He *
Después de este largo camino, la vida de los Sa­
lesianos no había sufrido grandes cambios. El golpe
más duro había sido lo de la supresión de los «SalesiatKts externos». Como todos los religiosos, el salesiano estaría obligado a la vida común. Pero Don
Bosco tenía su idea y querrá llevarla a cabo. Los Co(^rad o res, creados en 1876, ocuparán el puesto de
estos salesianios externos que él había querido fun­
dar.
Pero ahora, un siglo después, tras la llegada del
«viento» pentecostal del Concilio Vaticano II. los Sa­
lesianos de todo el mundo se han dado cuenta que
Don Bosco vio con mucha clarividencia más allá de
los límites de su tiempo. Como todo profeta, fue un
hombre incomprendido, atormentado; incómodo en los
moldes de su época.

NO UN REBELDE. SINO UN HOMBRE DE DIOS
Don Bosco volvió a Roma en 1869. Tenía ya cin­
cuenta y cuatro años. Muchos le habían desaconse­
jado el viaje. Trabajo inútil, le decían. Pero Don Bos­
co (escribiría don Rúa en su crónica) «confiado en
María Auxiliadora, respetando sus consejos, no dejó
de hacer lo que le parecía sugerido por el Señor».
Llegado a Roma, encontró en graves apuros a sus
más encarnizados adversarios: el cardenal Antonelli
estaba enfermo, lo mismo que monseñor Svegliati, su
censor; en cuanto al cardenal Berardi, estaba grave­
mente preocupado por el estado de salud de un so­
brino. Don Bosco reza y estos personajes obtienen su
curación. Así descubren que Don Bosco no es ya un
rebelde, sino un taumaturgo, un hombre de Dios.
El primero de marzo de 1869, un decreto de la
Congregación de Obispos y Regulares aprueba ofi­
cialmente la Sociedad Salesiana. Era ya mucho. Cuan­
do Don Bosco reapareció en el Oratorio tuvo una aco­
gida triunfal.
La aprobación de la Congregación no incluía auto­
máticamente la de las Reglas. Estas continuaban sien­
do objeto de críticas e impugnaciones. En 1873, Don
Bosco procedió a una nueva revisión del texto. Vuel­
to a Roma en febrero de 1873, se enteró de que ha­
bía llegado antes una carta del arzobispo de Turín,
Monseñor Gastaldi. Lo mismo que su predecesor, es­
taba firmemente decidido a mantener la nueva con­
gregación en su diócesis y bajo su autoridad. Ade­
más, censuraba sin rodeos la deficiente formación de

Fotocopia del últinw artículo de las
Constituciones y del Decreto de
aprcHsacíón: “El Santísimo Padre,
Papa Pío IX, en la audiencia tenida
con el infrascrito Secretario de la
Sagrada Congregación de Obispos
y Regulares, el día 3 de abril, Vier­
nes Santo... aprobó y confirmó es­
tas Constituciones tal cual están en
el presente ejemplar cuyo autógrafo
se conserva en el Archivo de esta
Sagrada Cor>gregac¡ón...
Dado en Roma por la Secretaría de
la Sagrada Congregación de Obis­
pos y Regulares, el día 13 de abril
de 1874.
(Firma): A Card. Bizzarri, Prefecto.

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POR
EL MUNDO
SALESIANO
PRO BLEM A
RESUELTO
Seúl (Corea).— El misionero salesiano Alfredo Moreno escribe al
Rector Mayor desde Corea del Sur;
"Acogemos a jóvenes de quince a
dieciocho años, en condiciones eco­
nómicas desastrosas y que la so­
ciedad ha marginado pues no han
podido estudiar. Durante un año les
damos una formación profesional
por encima y luego les buscamos
una colocación en una fábrica.
Todos los años llaman a nuestras
puertas centenares de chicos llenos
de esperanza. Lo peor es que casi
siempre tenemos que decirles “no”,
lo que nos duele en el alma y nos
pesa como una barra de plomo. No
tenemos sitio. Uno de estos jóvenes
al no poder ser aceptado ha resuel­
to su problema Intentando suicidar­
se. Ha quedado deshecho para to­
da su vida. Esto es horrible".

CENTRO UNIVERSITARIO
DE CATEQ UESIS
Guatemala.— El pasado octubre
ha comenzado a funcionar un Cen­
tro Universitario de Catequesis jun­
to al instituto Teológico Salesiano
de Guatemala. Dotado de los más
modernos medios audiovisuales, el
Centro tiene la finalidad de formar
no sólo a los estudiantes saiesíanos, sino a los seglares, universi­
tarios, profesores, maestros, muchos
de los cuales ya trabajan en los co­
legios como profesores de Religión.

20

CURSILLO DADO
POR SA LESIA N A S
Mohernando.— Tres hermanas Salesianas han dirigido este año un
Cursillo de Catequética a los Novi­
cios Salesianos de Mohernando. Los
temas correspondieron a tres gran­
des apartados: Psicología evolutiva
y educación en la fe, Metodología
de la Catequesis y La figura del
catequista.
El cursillo ha despertado entu­
siasmo por el contenido catequético y por la nueva modalidad de ser
las Hermanas las que han tenido
esta serie de conferencias para la
formación de los futuros catequis­
tas.

LOS PRIM EROS
CIEN AÑOS
DE UN SALESIAN O
ANS.— Los Salesianos de Vibo
Valentía (Italia) han festejado el
centésimo cumpleaños de don Giovanni Noblle, sacerdote salesiano,
de dicha ciudad del sur de Italia
en la que trabaja desde 1927. Su
labor de apóstol de las cárceles es
apreciadísima. Se le llama “La ma-

no que perdona”, por su dedica­
ción ai confesonario. Era apreciadisimo del Beato don Miguel Rúa,
quien le puso la sotana. A sus no­
venta y nueve años asistió a ia bea­
tificación del siervo de Dios y el
Papa lo recibió en audiencia.
En la concelebración eucarística
habló con lágrimas en ios ojos, pe­
ro con claridad, de la bondad sin
la que no se puede hacer nada.
"Pido una oración — dijo— para
que el Señor me conceda una muer­
te santa”. Sus hermanos salesianos
le ofrecieron una tarta, pero no con
cíen velas, sino con una sola pues
festejaba el año
de su segundo
siglo de vida...”

ENTRE LO S MUCHACHOS
DE B ELFA S!
ANS.— Tres salesianos irlandeses
han ido a trabajar durante sus va­
caciones veraniegas a Belfast. En
una escuela oficial han reunido a
sus seiscientos chicos y han orga­
nizado una colonia estiva. Han dis-

POR
EL MUNDO
SALESIANO

tribuido su horario para tener jue­
gos, ciase de canto, trabajos ma­
nuales. Estupendas eran las repre­
sentaciones teatrales, desfiles de
máscaras, concursos de belleza en­
tre sus madres y abuelas..., feria
de animales domésticos, etc. Las
autoridades les ofrecieron un minibús y un autopullman de dos pisos
para sus excursiones, pases para
las piscinas y barcas de remo, etcé­
tera. Pero muchas veces las activi­
dades de los chicos quedaban sus­
pendidas por la tremenda lucha fra­
tricida del UIster...

18 TERRtTORIOS
SA LESIA N O S DE MISION
A N S — Los 18 territorios de Mi­
sión que están confiados a los Sa­
lesianos están repartidas así: 10 en
América Latina, 7 en Asia y 1 en
Africa. Casi todos ellos tienen obis­
po salesíano, excepto los distritos
misioneros pertenecientes a otras
diócesis. Muchos otros territorios
han ido creando diócesis indepen­
dientes después de haber s i d o
evangelizados por la Congregación.

HOMENAJE
A UN SALESIAN O
Las Grañeras.— Los vecinos del
pueblo zamorano de Las Grañeras
han rendido un homenaje al salesía­
no paisano don Hilarlo Rodríguez.
En la ermita del Cristo del Amparo
de la localidad, otro salesíano, don
Isidro Lozano dirigió unas palabras
de recuerdo. A continuación, el
Abad de la Cofradía del Santo Cris­
to del Amparo descubrió una lá­
pida que el pueblo le dedicaba a
su paisano don Hilario como re­
cuerdo de la simpatía y del trabajo
que realiza en lejanas tierras, indi­
rectamente este homenaje fue tam­
bién para la Congregación Salesíana y para los padres y hermanos
del sacerdote a quienes se les dk>
la enhorabuena.

Lo s Cooperadores Salesianos de Italia han celebrado su II Asamblea Na­

cional en preparación del Reglamento. Aquí vemos a don Luís Fiora,
Superior regional de Italia y Oriente Medio, presidiendo las sesiones de
estudio.

21

A los noventa años de edad,
murió en Pinerolo, una ciudad
cerca de Turín, un salesiano que
de chiquillo conoció a Don Bosco y gozó de su amistad. Se lla­
maba José Pentore. En sus ojos,
defendidos por la inmensa pobla­
ción de unas cejas muy piamontesas, brillaba aún el recuerdo de
la sonrisa, de la mirada y de las
palabras del santo de los jóvenes.
Era el último testigo. El último
salesiano que había conocido a
Don Bosco. De sus noventa y
seis años, ochenta los había vi­
vido como salesiano y setenta y
uno como sacerdote.
Había nacido el año 1877 en
Viarigi (Asti) y era el benjamín
de una familia numerosa, pobre y
rural. En 1885 se encontró por
primera vez con Don Bosco, en
el colegio de Borgo San Martino,
una de las primeras casas funda­
das por el santo en 1870. Allí
vivía también la familia de Pepe
Pentore. Don Bosco les hizo una
visita.

Este primer encuentro lo re­
cordará el padre Pentore toda su
vida. Tuvo lugar en unas escale­
ras del colegio. El muchacho ba­
jaba “a tumba abierta” cuando,
de improviso, tuvo que frenar
para evitar el atropello: se topó
con la figura anciana del Padre
que subía la fatiga de sus años y
peldaños...
Don Pentore jamás olvidará la
escena. Don Bosco detuvo su pri­
sa para preguntarle:
— ¿Cómo te llamas?
—José.
Hubo una mirada larga y pe­
netrante que llegó al corazón del
chaval. Después, una invitación:
— Vente conmigo a Valdocco.
Te necesito.
Cuatro días más tarde, Pepe
Pentore correteaba por los patios
del Oratorio de Don Bosco. Allí
había ya dos hermanos suyos ma­
yores que también se hicieron salesianos.

EL JILGUERO
DE DON BO SCO
BEC AS PARA LAS VO CACIO NES SA LESIA N A S
INSPECTORIA DE BARCELONA
Beca «J. M. y M. C.» N. e.: 5.000. T otal: 36.000 pts.
Beca «Bibiana S odas». N. e .: 6.000. T otal: 30.000 pts.

INSPECTORIA DE BILBAO
Beca «Mamá M argarita». L. Cañada. Pam plona: N. c.: 250. T . : 35.250 pts.
Beca «Sr. Maírin». N. e.: 600. T otal: 8.000 pts.
Beca «Félix V ldaurráEnga E lorrlcta». T otal: 200.000 pts.

INSPECTORIA DE CORDOBA
Beca «Ntra. Sra. del Pino». L as Palm as. N. e.: 1.000. T otal: 12.800 pts.
Beca «Doña Rosa H ernándea». Córdoba. P rim era en tre g a: 120.000 pts.

INSPECTORIA DE LEON
Boca «Beato Miguel Rúa». Vlgo. M arta A uxiliadora. T otal: 12.000 pts.

INSPECTORIA DE MADRID
Beca «Jubileo Sacerdotal. P . J . C.» N. e.: 1.000. T otal: 6.000 pts.
Beca «D. P ed ro Gil». Je sú s y A ngel Cavero. N. e .: 500. T o ta l: 64.500 pts.

INSPECTORIA DE SEVILLA
Beca «M aría A uxiliadora». Arch. Cádix. N. e.: 1.000. T otal: 69.000 pts.
Beca «D. Santiago Rivera». U trera. T otal: 81.550 pts.

INSPECTORIA DE VALENCIA
Beca «Vocaciones Salesianas». M aría del Carm en López. T otal: 2.000 pts.

22

José Pentore cantaba casi co­
mo los ángeles. Por su espléndi­
da voz fue llamado a formar par­
te del coro de solistas de la Ba­
sílica. Junto con otros tres com­
pañeros — luego también salesianos— integraba el “Cuarteto de
voces blancas”. Estos chicos can­
tores constituían la admiración de
los fieles que acudían a oírlos a
la Basílica de María Auxiliadora.
Interpretaban y estrenaban las
partituras de los primeros maes­
tros salesianos. Las ceremonias
litúrgicas cobraron gran esplen­
dor. Los cuatro solistas, que eran
los más pequeños del Oratorio,
eran conocidos por “los jilgueros
de Don Bosco”.
José Pentore tuvo la dicha de
vivir en Valdocco los tres últi­
mos años de la vida de Don Bos­
co. No hace mucho, contaba que
a la muerte del santo, el célebre
“Cuarteto” tuvo la p>eor interven-

ción de su historia. “Ninguno de
nosotros — afirmaba— lograba
dar una nota bien a causa de la
emoción y de las lágrimas. To­
dos teníamos un nudo que nos
apretaba la garganta. ¿GSmo íba­
mos a cantar? Creo que fue el
único día de mi vida en que no
he podido contener el llanto. Pe­
ro no me avergüenzo de ello:
quería demasiado a Don Bosco
como para disimular las lágrimas...

MISION SACERDOTAL
El Oratorio de Don Bosco era
un semillero de vocaciones sacer­
dotales. También José Pentore
recibió la gracia de la vocación
salesiana y sacerdotal. Quedarse
a trabajar con Don Bosco era lo
más común y corriente. Hizo sus
estudios eclesiásticos y recibió la
ordenación sacerdotal para traba­
jar con los jóvenes, como le ha­
bía prometido al santo.

Sentado, en el centro, la venerada
figura de don José Pentore, del que
se habla en este articulo, en el mo­
mento en que se le concedía la
condecoración “Pro Ecciesia et
Pontífice”.

EL
DLTIM O
TESTIGO

Era muy pequeño de estatura,
pero de una vivacidad y un brío
poco comunes. Trabajó incansa­
blemente en los colegios de Verona, Mogliano Véneto, Este,
Pordenone y Gorizia. Aficionado
a los idiomas, dio clases de fran­
cés hasta una edad avanzada.
Quiso mantenerse en perpetua
juventud practicando y enseñan­
do la educación física. Fue mu­
chos años director de varios co­
legios.
A los noventa años fue desti­
nado como confesor de los jóve­
nes novicios salesianos al novicia­
do de Monte Oliveto, hermosa
casita en las colinas de Pinerolo.
Las nuevas generaciones se enri­
quecían con la presencia del salesiano, último testigo viviente
de Don Bosco. Lo consideraban
como una auténtica reliquia.
Cuando los jóvenes salesianos
admiraban su salud de hierro y,
sobre todo, la asombrosa agili­
dad de sus piernas a los noven­
ta y tantos años, él manifestaba
el secreto de su mágica juventud;
“Todos los días hago al menos
diez minutos de gimnasia”.
Ultimamente, el Papa recono­
ció sus méritos y, agradecido a
su trabajo en favor de la juven­
tud, le concedió la “Cruz pro
Ecclesia et Pontífice".
— “Le prometí a Don Bosco,
solía expresar a menudo, que vi­
viría entregado a los jóvenes has­
ta el último aliento de mi exis­
tencia”. Y cumplió su promesa.

Era el último salesiano, testi­
go ocular de Don Bosco. La vi­
da de estos hombres nos daba la
sensación de que también nos­
otros habíamos alcanzado un po­
co la gracia carismática de los
primeros tiempos. Ahora entra­
mos en otro período. Quizás aho­
ra haga falta más fe para llevar
a cabo la gran misión del Funda­
dor, siempre actual. Y brazos que
la hagan realidad.

B . A.
23

LOSOISOESCINOailS
No hace mucho, visité el Internado Don Bosco, ubi­
cado en la región Mixe, Oaxaca. Allí encontré unas
hojas escritas por el Director, el padre Mario Giancola, que me hicieron recordar algunas de las hermo­
sas páginas de la vida de San Juan Bosco. El Santo,
apóstol de la juventud pobre, ciertamente se sentirá
orgulloso de sus hijos que trabajan en este rincón de
México.
He aquí lo que leí;
«Era una tarde lluviosa del mes de septiembre. Los
protagonistas son los sacerdotes Mario Giancola y
Ramón Niño, y los jóvenes salesianos Armando Hi­
dalgo y José Flores. Los cuatro se encontraban re­
unidos en la dirección de la Escuela programando sus
actividades pastorales, cuando...
... entran en la dirección del Internado dos mucha­
chos, dos caras completamente nuevas. Reflejan en
su rostro la ansiedad y el temor. Lo único que lleva
cada uno, es un morralito en la mano derecha.
—Buenas tardes. Bienvenidos —Ies decimos—. Y
tendemos la mano para saludarlos. Tenemos que es­
perar mientras se pasan el morral de la mano dere­
cha a la izquierda.
—¿De dónde vienen? ¿Qué desean? ¿De qué pueblo
son? —Preguntamos los que estamos presentes.
— ¡Sí...! — un largo silencio es su contestación.

Haciendo un esfuerzo recurrimos a nuestros cono­
cimientos del mixe.
—¿Maa tzoin? ¿De qué pueblo vienen?
—De Camotlán. —Nos contestan por fin. (El idio­
ma mixe de este pueblo, cambia bastante del que se
habla donde vivimos).
—¿Qué desean? —Repetimos varias veces en mixe.
—Escuela... Escuela...
Y hurgando su morral sacan un trapo. Nuestras
miradas acompañan sus movimientos; con mucho cui­
dado lo desdoblan y con mano temblorosa nos pre­
sentan dos papeles, uno dirigido al «Coordinador Leo­
poldo Ballesteros» (Párroco de Tlahuitoltepec) y otro
para el C. Párroco de Ayutla. Donde se dice que es­
tos muchachos son de Camotlán y que desean estu­
diar. Lo firma «Joel Ruiz, Promotor», el cual en los
años anteriores siguió aquí un curso sobre el «Me­
joramiento de su Comunidad».
—Escuela... —vuelven ellos a repetir cuando nos
ven terminar la lectura.
—¿Cómo te llamas? —Preguntamos a uno de ellos.
—¿Tim rü? —^Volvemos a preguntar.
—Crispín.
—¿Y tú?
—Marcelino.
Previendo que para facilitar mejor nuestro primer
encuentro necesitamos de la ayuda de algún intér-

Don Riccerí,
con el
sombrero tópico
de los Míxes,
recibe los dones
y regalos
que le ofrecen
los indígenas
en la
reciente visita
que
les hizo
este año.

Páginas de Crónica Misionera

i

por PEDRO GONZALEZ V.
prete, mandamos llamar a Lucas, muchacho que ya
tiene tres años en el Internado y que, aparte de ser
muy listo, proviene de un hermoso pueblo llamado
Quetzaltepec, distante dos horas de donde provienen
los muchachos.
Llega corriendo Lucas, preguntándonos qué es lo
que deseamos.
—Por favor, pasa la palabra —le contestamos.
Ya, mediante el intérprete, corre con más fluidez
nuestro diálogo.
—¿A qué curso vienen? ¿Dónde están las boletas?
Vuelven a meter sus manos al morral para buscar
su boleta. Nos la entregan. Entonces nos damos cuen­
ta que Crispín va a segundo y Marcelino a tercero
de primaria. ¡Y... sin saber castellano!
—¿Cuántos años tienen?
—Crispín dieciséis y Marcelino diecisiete.
Representan menos por su deficiente alimentación.
—¿Cuántos días caminaron?
—Dos y medio.
—¿En dónde durmieron?
—En Juquila y en Ayutla.
—¿Qué han comido por el camino?
—^Tortillas con chile.
—Miren: las boletas son de 1971... ¿por qué no han
venido antes?
—No sabían. —Nos responde Lucas después que
les hubo preguntado.
—¿Quién les ha hablado de esta Escuela?
—^Joel Ruiz, que estuvo aquí aprendiendo muchas
cosas, sobre las abejas, los árboles y cómo sembrar
mejor.
—Bien... Tú, Crispín, ¿tienes papá y mamá?
—Sí.
—¿Y tú, Marcelino?
No. Mamá murió el año pasado.
—¿Qué hacían en su pueblo?
—^Trabajábamos la tierra.
Y así. a través de muchas otras preguntas, gracias
a la habilidad de Lucas, nos informamos que Crispín
tiene dos hermanas mayores, ya casadas, y dos her­
manos más chicos que él. Añade que se le ha muerto
otros tres hermanitos por la hinchazón (es decir, de
hambre). En la familia de Marcelino existen cinco
hermanos más, aunque también nombró a más de un
hermano muerto.
_^¿Por qué han venido aquí, a este Internado?
—Porque queremos estudiar.
—¿Por qué no estudian en su pueblo?
—Porque allí nomás hay dos maestros... Nomás hay
hasta segundo año de primaria.
—¿Han traído ropa: pantalones, camisas, cobijas...?
Nomás otro pantalón y una camisa... junto con un
pedazo de tela que les sirve para envolver sus tor-

Ejemplo de madre de familia de ios MIxes.

tillas, y en esta ocasión también la carta que porta­
ban para presentarse.
Ni cobijas, sin huaraches... Han caminado dos días
y medio, con hambre... Nada de ropa ni libros ni...
ni... ni...
—Mas, qué importa; ¡Dios mandará lo necesario!
—concluimos espontáneamente.
—^Tú, Marcelino ¿has hecho la primera Comunión?
—Sí.
—¿Y tú, Crispín?
—Nada de nada —nos traduce Lucas.
—Muchas gracias, Lucas; que el señor Armando
Hidalgo los acompañe al dormitorio y les asigne un
lugar; que se bañen y... después, a cenar.
En el poco tiempo que falta, antes de ir a cenar,
salimos a rezar el Rosario, bajo el cielo estrellado,
recién despejado de nubes, con los muchachos que
ya llegaron al Internado, antes de que empiecen las
clases. Le pedimos a la Santísima Virgen de Guada­
lupe. hoy 12 del mes, a Ella que es la Madre de to­
dos estos niños y jóvenes indígenas, nos ayude a for­
marlos bien, como Ella lo haría, y bendiga a todas
las personas generosas que cooperan en la formación
y educación de estos muchachos de verdad... de ver­
dad... ¡pobres!

25

No es fácil cerrar las heridas de la guerra. Sin embargo,
130 salesianos, llenos de juventud y brio, esperan con
impaciencia la hora de lanzarse al inmenso campo que se
abre ante sus ojos. La mayor parte de ellos son seminaristas
en formación. Por eso se habla de impaciencia y de espe­
ranza. Un salesiano suizo, e! padre Germán Lagger — diez
años en Vietnam— nos ofrece una visión de la obra salesiana en aquellas sufridas tierras.

EN VIETNAM
DESPUES DEL
«Desde lejos, tal vez miramos al
Vietnam con pesimismo y preocu­
pación. No tenemos una visión jus­
ta. Después de la guerra, que ha
azotado a gentes, campos y ciuda­
des, el país se ha lanzado a un
auténtico renacer no sólo económi­
co. Basta decir que en los últimos
cinco años, un millón de familias
vietnamitas han adquirido en pro­
piedad su arrozal. Pero hay otras
muchas reformas en vías de reali­
zación. Nosotros los misioneros saIcsianos nunca hemos perdido la
fe en este pueblo. Ahora nos con­
firmamos en ella.
Los católicos vietnamitas son un
10 por 100 de la población y cons­
tituyen una iglesia con más de
trescientos años de vida. El cris­
tianismo traído aquí por los mi­
26

sioneros franceses ha arraigado
profundamente. Esta es, precisa­
mente, la tierra de los sueños mi­
sioneros de Santa Teresa de Lisieux. Ahora hay 14 diócesis for­
madas con 14 obispos, trece de los
cuales son vietnamitas. Durante
estos años, la Iglesia ha tenido
que cuidar su defensa ante el pe­
ligro de la dispersión. Pero hoy se
le ofrecen unas perspectivas mi­
sioneras extraordinarias.
Los Salesianos son 130, casi to­
dos indígenas y jovencísimos. La
edad media es de unos treinta
años. Seis o siete andan por los
sesenta y otros tantos por los cua­
renta y cinco o cincuenta. La gran
mayoría de ellos está en período de
formación o apenas iniciando el
apostolado.

UNA INVASION DE JOVENES
Urge la evangeltzación. A pesar
de todo, sólo podemos dedicarnos
a preparar y formar a los evangelizadores. De estos 130 salesianos,
están en período de estudio 30
coadjutores, 40 clérigos y 20 no­
vicios...
La impaciencia es enorme por­
que el Vietnam rebosa de jóvenes
y, sobre todo, en las ciudades, hay
absoluta necesidad de que alguien
se preocupe de ellos. Son centena­
res de millares de muchachos y jó­
venes que han quedado sin fami­
lia a causa de la guerra. Se en­
cuentran abandonados a sí mismos,
totalmente ociosos. Sólo tienen dos
perspectivas: o el servicio militar
o la cárcel.
En Dalat, los clérigos de nues-

También don Rlccerl pasó por VIetnam donde se sacó este grupo fo­
tográfico con los aspirantes salesíanos. Muchas son las esperanzas
de la Congregación en Extremo
Orlente. No es que a estos simpá­
ticos chavales vietnamitas se les
haya dicho lo de “abre la boca y
cierra los ojos’’. Sencillamente asi
es su sonrisa. Y el Rector Mayor,
es claro, se ha hecho vietnamita
con los vietnamitas...

NAPALM
tro colegio trabajan intensamente
en la cárcel juvenil de la locali­
dad. en la que hay 400 muchachos
y 200 chicas, todos ellos de doce
a veinte años. Tres días a la se­
mana van a trabajar con ellos.
Los dirige un sacerdote salesiano.
Las salesianas también se ocupan
de las chicas encarceladas.
El problema de difícil solución
está en transformar la cárcel en un
centro de reeducación después del
cual se les ofrecena la posibilidad
de un trabajo o un estudio.
Ya hemos comenzado con unas
clases y esperamos abrir pronto los
talleres de mecánica, electricidad
y ebanistería. Las autoridades nos
piden e insisten en que nos encar­
guemos de otras tres cárceles, una
de ellas, la de Saigón, tiene 15.000
detenidos. ¿Qué hacemos? ¿Qué es

más fácil decir: sí o no? Hay mo­
mentos en los que al misionero se
le desgarra el corazón ante la con­
templación de un panoranna inmen­
so al que no se le puede meter
mano por falta de brazos.
Por todas partes hay necesidad
de escuelas, sobre todo, técnicas y
profesionales; y clases nocturnas
para tantos que no pueden estudiar
de día. Y luego, parroquias pulu­
lantes de juventud en peligro, so­
bre todo en los arrabales de la
ciudad.
Estos son nuestros horizontes de
trabajo. Por ahora, contamos con
unos cinco sacerdotes y tres co­
adjutores cada año para las nue­
vas obras.
Tampoco es fácil el trabajo formativo de las nuevas generaciones
de salesianos. Nosotros, los oc­

cidentales, nos encontramos en un
mundo oriental, de una mentalidad
totalmente distinta, por no decir
opuesta a la nuestra. Ellos nos til­
dan de «racionalistas» y nosotros
los creemos «sentimentales». Su
adhesión a la Congregación Salesiana ha de tener otros motivos,
también llenos de autenticidad. Sin
duda que su forma de ser es un
enorme enriquecimiento del espíri­
tu de Don Bosco.
Sus valores nos autorizan a mi­
rar el futuro con confianza. Al
Vietnam le aguarda un próximo fu­
turo esperanzador. Se bastará a
sí mismo y hasta podrá enviar mi­
sioneros a otras partes de Asia.
Pero aún queda mucho camino
que andar...
G. L.
Misionero Salesiano

27

MAWLAHO

Estampa primitiva, pero de hoy. Una fragua rústica:
un fuelie accionado por una gran rueda para inyectar
aire y avivar ei fuego que enrojece al hierro. Luego el
martillo, hábilmente manejado, lo moldeará hasta dar
forma a las piezas deseadas. Los dos hombres son ami­
gos nuestros, porque son leprosos de Vyasarpadi, a
los que h ^ o s ayudado y seguiremos ayudando, pues
queremos que tengan un rincón suyo, donde trabajar
con la Ilusión de que son útiles a sus hermanos le­
prosos, porque deseamos que no se sientan solos y
sepan que la gran hermandad que predica el cristia­
nismo es una realidad por encima de distancias y fron­
teras. Porque son hermanos que sufren, oorque son
hermanos que gozan con nuestra amistad, y reparten
el bien que reciben, amamos a nuestros leprosos de
Vyasarpadi.

Cooperación Salesiana
Y
Tercer Mundo
28

Seguimos con eí padre Pernia, que trae entre ma­
nos una labor estupenda, que merece nuestra sim­
patía y apoyo.
Destinado entre los Bhoi, pueblo que ocupa unas
cuantas montañas del norte de la India, halla que
sus cristianos se mueren de hambre a etapas fijas
porque sólo cultivan arroz; que están atrasadísimos
porque carecen de maestros; y que se mueren a
chorros, porque íes faltan condiciones y conocimien­
tos sanitarios.
Su llegada entre ellos, hace año y medio, fue un
rayo de luz y de esperanza. ¡Por fin había alguien
que intercedería por ellos y se preocuparía de su
suerte? El Padre ha puesto manos a la obra y, como
nos decía el mes pasado en su articulo del BOLE­
TIN SALESIANO, está tratando de introducir nue­
vos cultivos, ha llevado catequistas-maestros y, aho­
ra mismo, procede a instalar unas cuatro religiosas
en la misión para de esta manera atacar en los tres
frentes del hambre, de la incultura y de la enfer­
medad.
Su labor tan bonita, tan necesaria y tan cristiana
cuesta dinero: para sus posibilidades, mucho dinero.
Por eso confía en vosotros, los cooperadores salesianos. En lo que va de curso se le han enviado de vues­
tra parte unos dos mil dólares, que él aprovecha
hasta el último céntimo y que os agradece profun­
damente. Vamos a seguir ayudándole.
Mientras tanto leed el siguiente relato que os en­
vía para que sepáis algo de sus andanzas y le acom­
pañéis en ellas.
—oOo—
AWLAHO es la aldea «madre». Fueron los pri­
meros en hacerse cristianos hace más de cin­
cuenta años. ¡Y no estaban poco orgullosos
de ello! «Somos los primeros», decían y tenían ra­
zón.
Mawlaho en aquellos tiempos tenía más de 90 cho­
zas. Una capital según las normas locales. No hay,
hoy día, entre los Bhoi ninguna aldea que pase de
las 50 chozas. Bueno, pongamos 60 por estirar.
Y lo de siempre; que alguien se puso enfermo y
murió. Otro se puso enfermo y también murió. El
hospital más cercano está a 100 kilómetros de dis­
tancia... Y ahí vino la desbandada. Hay quienes se
escaparon hasta Umtyrkhang, otros se fueron a
Pdengnongrim y cuando la epidemia de cólera amai­
nó, lo que quedaba de Mawlaho eran 10 chozas. Diez
chozas, digo, con diez familias sin ánimo para ir a
ningún lado, sin ganas para nada como no fuera mo­
rirse. Y aun así hay que darles las gracias porque
si Mawlaho tiene ahora diez chozas es porque al­
guien se quedó.

M

DONATIVOS RECIBIDOS
HASTA EL 31 DE ENERO

Y ya os podéis figurar quien se quedó.
No precisamente la gente con más energía y más
trabajadora. No el más emprendedor, ni el más educado. Mawlaho quedó hecho trizas con diez familias
que si en algo eran los primeros era sencillamente
en pobreza, ignorancia, dejadez y miseria.
En Mawlaho hay una familia de leprosos. Pues bien,
los de Mawlaho se han empeñado en echarlos de la
aldea y lo han conseguido. Ses y su mujer Blanquita, que es leprosa, están ya fuera de la aldea.
En Mawlaho, estos pobres hombres han venido lle­
vando una vida ya habitualmente pobre y tan mise­
rable que cuando hablan es muy curioso, siempre dicen; «Nosotros, los tontos, nosotros los estúpidos, nos­
otros los que no saben...» Y esto choca a los de las
demás aldeas.
Pero, cuando voy a verles o me escriben, tienen
algo de la pasada grandeza. Dicen: «Nosotros, los
cristianos de Mawlaho, sentados en reunión solemne,
hemos decidido que esta carta sea escrita y llevada
ante el Padre para que en su bondad y caridad extrema y pensando en que somos sus hijos, se digne compasivamente ayudarnos con un poco de arroz, porque
desgraciadamente somos presa del hambre, etc., etc.»
¡Y hay que verles, qué figuras, qué desgracia de
hombres!
¿Ponerles un maestro? Pero, si no mandarán a nin­
gún crío a la escuela... ¿Darles semillas? Pero si no
las sembrarán... ¿Darles arroz? pero si será una gue­
rra civil por la manera de distribuirlo.. Y sin embar­
go hay que hacerlo.
Mandé arroz a Ses y Blanquita, los leprosos. Les
entregué también medicinas, al menos para un mes.
Se las compré a la hermana Agata en Nongpoh. Cin­
co rupias. Les mandé vestidos, pero estos jamás les
llegaron. El día de mercado vi a uno de Mawlaho con
la camisa que yo había mandado a Ses. Claro, eso,
los de Mawlaho, los tontos, los que no saben...
Y me decía el catequista:
—Padre, mándeles un maestro un par de meses,
para domarles.
¿Un maestro? ¿Un par de meses? ¿A Mawlaho?, de­
cía yo para mis adentros.
Fui yo, pero cuando llegué a la aldea todos ha­
bían desaparecido.
La razón quedaba con un viejecito:
—Padre, que no vengas a vemos, porque no tene­
mos nada que darte de comer.
Y me volví a Mawlaho a Umsohlait.
Ya voy comprendiendo lo que es el Tercer Mundo.
¡Si yo tuviera dinero para pagar a un catequista
más!!!
ROBERTO PERNIA, S. D.B.


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M ari L edesm a, Miguel R am is, M aruja Conde, Jos^ Oli­
va. Isab el Blázquez, Ju a n a Calderón, Miguel T orrecilla,
Dolores Vázquez. A nuncia E stclla. Juaó H ubcrte, Africa
García, Carm en Blanco, M aria Reyoro, Carm en jtm ónez,
Manuel B arreiro, Camilo F e rre ira , A ntonia Qutlórre*. Ma­
rian o Gálvez, Antonio Sánchez. Jo sefa Avalos, M aría Mora­
les. Jo sefa L ourido, M argarita y F elisa Blanco. Soledad
de la F uente. M aría Ram os, J u a n Velaaco, A lberta Andreu. Jo sefa Panao, Abdón Sánchez, Mercedca Planas,
Isa u ra M artínez, F lo ren tin a Anglada, M. Carmen F e rn á n ­
dez, A urelio Rom án. S. Alonso, Ju lio Alario, M ilagros
Pérez, A na M aría Curado. José M artín, N atalio González,
M ario Oleína. Angeles Olcina. Generosa Santiago. F ra n ­
cisca García, Conclia G arcim artín, Lorenzo H ernández, José
N. O ltra, Carm en Rom ero, M aría L astra , Jo aq u in a TolrA.
Antonio F lo rit, P ed ro Q uintana, L au rcan a R odríguez, Ma­
ría T eresa Cortés. Miguel Pizarro, R icardo Cruz, Ignacio
de la Rúa. Ana M artínez. V icente P . Ascaso, L uisa Varola. Consuelo López, Francisco Caballero, M aría Pérez, J u a ­
n ita y Manoli Téllez, P edro Q uintana, Antonio Cobos, J u a ­
na S anm artín, V icente Santana, Reglno García. A rturo Quesada, A ntoñita de Cabo. Antonia Diez, R osalía Guillam et, Angel Alonso, P ila r López. E lvira Bonelli, M aría
A rlas. Guillerm o Yáñez, Joseph Belard, Jo sé Rascado,
Inocencia G arcía, P a q u ita Díaz, Nieves Tendero, Crp.scencio Muñoz. Carm en Sánchez, Ana M aría Almeda, L uisa
Colorado, M aría González, Filom ena Z ubizarreta. F ra n c is­
co M om part, M aría T uduni, P ila r Velasco, H erm anas P ra ­
do. T eda Delgado, Vda. de la T orre, M aría Rodríguez,
señores López Q uintana, T elesfora Im ar, E nrique Salva­
dor. Jo sé M ontes, J u a n Díaz, Rosario Ram írez, B asilisa
Colín, Antonio O rtega, Concepción Guzmán, Joseilna Kábana, M anuel de A nta, M aría del Carm en A ndrés, Merce­
des P o rta , F lo re n tin a Collado, F in a Bellver. P ila r A ta­
rás, Francisco Izquierdo, J u a n ita Benedicto, F in a Crespo.
E stefa n ía H ernández, P ra d o Pascual, P a q u ita Santos. Ma­
ría Dolores B oti, V ictoria B arcenilla, David M angas, P e ­
dro P iquer, Sixto Fernández. Rosa M aría Fernández, Al­
fonso López, D olores B uján, José L afuente, V. D. G.. J u a ­
n a García. D esam parados T renor, José M aría Oppelt, M er­
cedes P iera, A na A raujo, A ntolín M ata, M aría G uim araes.
E ncam ación M adera, M aría A ntonia García, M aría Olariaga, A rra te F u ru n d aren a, Jo sé Berea, Jaim e Valí, F e r­
nando G arcía, Jo sé M aría Folch, L uis Sánchez. M agda­
lena M aría Ayuso, J u a n Azcoaga. M aría L uisa H uidobro.
R afael B arrera, Jo sefa Saiña, Ju lio López. Ruflno P eñalva, M aría T eresa Casún, Alipio Fernández, M aría E spi­
nóla, T adeo M artín, Jo sé L . Moraza, Jo sefa Valenzucla.
H erm inia Conde, J u a n a Galmés, Jo sé y Lorenza Rivilla,
E lvira F ernández, S aturnino A ndrés, Manuel Pérez, An­
gel López. Florencio Moreno, M aría Angeles Moreno. A sun­
ción A rroyo. F rancisco Peinado, T eresa M asanés. Ju lio
M ontañés, Consuelo López, Eladio Gonzalo, Moisés Marcilla, T eodora Collado, A lejandro M artín, M arcelino de
A nta. Ire n e Tam ayo. José S antiago, P e p ita N avarro. Em i­
lia Valero, N atividad R odríguez. Elena Ibáftez, Félix G ar­
cía. Angeles U trilla, H ipólito P astor, Am alia Delgado. F ra n ­
cisca R odríguez. E m ilia López. M. Moraleda. Francisco
A rango, A Pacheco. M aria P a d u ra , Amadeo Sabarich. Ma­
ría Concepción L ázaro. P ep ita R odríguez, Jo sé M aría Ajubita. R osario Muñoz. M aría Ju liá, F rancisco Amaro. Ca­
talin a Bem aldez. Am paro Sánchez, M ariano Atlcnza, Onésim o Sevilla. R osalía Rom án, T eresa y Carmen Sánchez.
S usana Elizalde, Fam . González K-, Manuel Muñoz. F e r­
nando Guzmán, L ongijos Soria, Carm en Silvestre, Antonio
B arrios, C asilda Ju a n , E v aristo Ju a n . Manuel Gómez. Am a­
lia Claro, S rta s. Gómez, A ntonia Ramos, R am ito Armesto. Conde de C adagua, Antonio y N atividad, P rim o B ar­
cia, R ita Mayol, T. Colomer, C atalina R iudavets. E uge­
nio M artín. Jo s é A. M artín. R osario González. H erm inia
Gimeno. M anuela F ernández, Rogelio Gómez. Isabel y
M anuela M eriano, C onchita Rosell, L uis M archante. Ma­
ría Jo s é Alcalde, M aria Barben, Angel P intado, E m ilia
Fernández, M aría I. A risteguí, D onato T ejerina. P e tra
de la Hoz. Jo s é M. P érez, M aría Zulaica, Concepción P é ­
rez, A ngel González, M anuela F ariñ a, Francisco Vidal.
M ercedes Calvo, G loria A yllón, Jo sefa López. A m alia
Díaz, J u a n M artínez, C arlota Pérez, B lasa E lizagaray. J a ­
cin ta B arrig a, Angel A rm elles, M aría Melián, P ila r Ruiz.
M aría R am ona G arcía, M arcos A. H ernández, Jo aq u in a y
A na F lores. E m ilio Ja v íerre , J . L u is Polo, J u a n F a rrá n .
P ila r González. M aría A yuso. E ncam ación Muñoz. Ju lia
C a^iintero, Gonzalo M artín. Carm en y V ictoria Suflol.
M anuel M iranda, Fam . L abuero, A ntonia Vilagelfu. M er­
cedes Ju a n . E steb a n C orral, V irtudes del Pozo. Manuel
Sainz, C ristino H errero , G erm án Alvarez. F rancisco B a r­
bosa. V erem tm do L ab ari, A dam ins P rieto. J . L . Blanco.
Jo s é F a riñ a. E . R odríguez, Ju a n J . González. Rocío Aledón, Angeles M artínez. Miguel M artínez, R icardo L arán.
Jo s é M aría H oros. Gloria A lbarracín. P . A. Vázquez.

29

NUESTRA
GRATITUD
A
MARIA
AUXILIADORA
Y
A
SAN JUAN
ROSCO
La Coruña, — Habiéndome visto
apenada en dos ocasiones distin­
tas por graves problemas familia­
res, acudí con fe a María Auxilia­
dora a cuya Archicofradía perte­
nezco, y en ambas circunstancias
recibí lo que humildemente le pedí.
Por todo ello deseo se haga pú­
blico mi agradecimiento en el BO­
LETIN SALESIANO y entrego una
limosna. Carmen Lafuente Varela.
Torre-Cardela. — Da gracias a
María Auxiliadora por haberle con­
cedido la salud a su esposo y en­
vía una limosna. Isabel Andújar
Requena.
Torre-Cardela. Dan gracias a Ma­
ría Auxiliadora por un favor recibido
y envían un donativo. Josefa Segovla, Francisca Espinosa, Dolores
Alvarez, Justa Titos.
Guadahortuna. — Dan gracias a
María Auxiliadora y envían una li­
mosna por haber salido ilesas en
la riada que afectó ai pueblo.
Victoria Gardia, Isabel Jiménez.
Torre-Cardela.— Muy agradecido a
María Auxiliadora y a San Juan

30

Bosco por haberme ayudado a su­
perar una fuerte hemorragia que
padecí y de la que he quedado
totalmente restablecida, envío una
limosna como prometí. Isabel Peña
Justicia.
Málaga.— En enero de 1972 y du­
rante un viaje cayó mí madre en
estado de coma gravísimamente en­
ferma. Tras muchas peripecias lo­
gramos internarla en una clínica,
en la que no nos dieron esperan­
zas de salvación. Acudí con todas
mis fuerzas a María Auxiliadora diciéndole: ‘Tú puedes salvarla”. Pro­
metí enviar un donativo y publicar­
lo en la revista. Hoy cumplo mi
promesa.
Madrid.— Escribo e s t a relación
lleno de fe y de alegría. Hace tres
meses que estuve sin trabajo. Soy
estudiante y mis estudios estaban
paralizados. Yo me encontraba en
un estado angustioso. Un buen día
leí en una revista las gracias que
hada la Virgen. Sentí dentro de mí
un extraño gozo por el bien que la
Virgen realiza en los demás. Enton­
ces pensé que sería maravilloso
acudir a la Virgen en busca de la
solución de m¡ caso. Hice una no­
vena. A los 15 días encontré un tra­
bajo en el que estoy actualmente.
Mis estudios marchan muy bien.
Creo que todo ha sido obra de la
fe depositada en María Auxiliadora.
Agradecido, envío una limosna y lo
publico en el "Boletín Salesiano”.
Un estudiante agradecido.
Gerona.— Soy esposa de un ex­
alumno de los Salesianos de Ma­
taré. Como recibimos el "Boletín
Salesiano", comprobamos los favo­
res que conceden María Auxiliado­
ra y San Juan Bosco a tanta gente.
También yo me atreví a acudir a
ella. Al año de casarnos tuvimos
una preciosa niña que falleció al
poco tiempo de nacer. Tuve miedo
al esperar el segundo hijo y acu­
dí a la Santísima Virgen. Hoy te­
nemos un niño lleno de vida y sa­
lud. Hago público mi agradecimien­
to a María Auxiliadora y envío un
donativo. Maria Gracia.
Madrid. — Envío una limosna a
María Auxiliadora para los niños ne­
cesitados por favores recibidos re­
lativos a la vivienda y mejora de
la pensión de vejez. Julio Martínez
Hemáiz.
Rentería.— Hallándose una herma­
na mía enferma y con fuertes do­
lores, prometí a María Auxiliadora
enviar una limosna y publicarlo en
el B. S. si éstos desaparecieran y
ella sanaba. Doy gracias por el fa­
vor obtenido y otros alcanzados por
su protección. J. C.

Cádiz.— Agradecida a María Auxi­
liadora por la curación de mi hijo
de una pulmonía y por unos favo­
res alcanzados, uno de difícil so­
lución, desea se publique y envío
una limosna para las Misiones. Isa­
bel Algarín Borrego.
Madrid.— Encontrándome en una
situación apurada acudí a María
Auxiliadora por medio de San Juan
Bosco, Santo Domingo Savio y do­
ña Dorotea. Habiéndose soluciona­
do todo, hago público mi agrade­
cimiento y envío una limosna. Una
devota.
Barcelona.— Por haber salido bien
mi prometido de una operación qui­
rúrgica, envío este donativo en ac­
ción de gracias. L. T.
Salinas.— Por tener que clausu­
rar la sección en que trabajaba que­
dé cesante de mi trabajo, en una
empresa de Avilés. Tanto yo como
mi familia nos sentimos desanima­
dos. No es fácil conseguir otra ocu­
pación a causa de los años y nos
sentimos desalentados. Le hablé de
esto a un sacerdote salesiano. Nos
aconsejó recurrir al Señor por me­
dio de María Auxiliadora y hacer
todos juntos la Novena aconsejada
por San Juan Bosco. Lo hicimos
poniendo toda nuestra fe y con­
fianza en la Virgen. El mismo sacer­
dote nos acompañó en la Novena.
No salimos de nuestro asombro
cuando a los tres días me mandan
que me presente a trabajar en otra
empresa y en muy buenas condi­
ciones. Por eso queremos publicar
esta gracia de la Virgen Auxiliado­
ra, darle gracias de todo corazón y
enviar una limosna para las obras
salesianas. Vidal Pedroso e Inocen­
cia Paraje López.
Madrid. — En agradecimiento por
diversos favores recibidos de María
Auxiliadora en el curso de la enfer­
medad de un familiar mío, mando
una limosna para su cuito, rogando
la publicación de mi agradecimien­
to en el "Boletín Salesiano”.
Salamanca. — Por favores recibi­
dos de María Auxiliadora y del Bea­
to Miguel Rúa, envío una limosna
y deseo se publique en el “Bole­
tín Salesiano”. Rosa Serrano.
Salamanca. — Por favores recibi­
dos de María Auxiliadora envío una
limosna y deseo se publique en el
"Boletín Salesiano". Carmen Ga­
llego.
Córdoba.— Damos gracias a Ma­
ría Auxiliadora. Por haber aproba­
do nuestro hijo un examen muy di­
fícil y por otros favores recibidos,
enviamos una limosna para el culto
de María Auxiliadora. C. AguDar y
E. R.

A

Guadahortuna. — E n acción de
gracias a María Auxiliadora por ha­
ber salido ilesa del grave peligro
en que se encontró su familia a
causa de las inundaciones provo­
cadas por la lluvia. Envía una li­
mosna para las obras saiesianas.
Sofía Viilarrasa Peña.
Guadahortuna. — Por varios favo­
res recibidos de María Auxiliadora
hago pública mi gratitud y envío
una limosna. Elvira Jiménez.
Torre-Cardela (Granada). — D a n
gracias a María Auxiliadora y en­
vían limosna por favores recibidos:
Filomena Ocón Gutiérrez; Encamita Fernández; Baldomero Fernán­
dez; Josefa Martín Marín; María y
Antonia Elbás del Baile; Una Co­
operadora; Francisco Elbás Oyó.
Rentería.— Habiendo p e d i d o a
María Auxiliadora el feliz éxito de
una operación quirúrgica y después
de haber salido todo satisfactoria­
mente, cumplo mi promesa de en­
viar una limosna. J. J. Z.
Astudillo.— Por la curación de mi
hermana doy gracias a María Auxi­
liadora y envío una limosna. Regi­
na Castaño.
Torremejía.— Envío una limosna y
pido a María Auxiliadora ilumine al
cirujano en una intervención qui­
rúrgica que voy a sufrir la próxima
semana, si es conveniente que siga
viviendo para bien de mi esposo y
de mis hijos. Juana Galán de Ma­
clas.
Madrid.— Por una gracia conce­
dida a mi hija Sor Angeles Pérez,
envío una limosna de agradecimien­
to. Felicitación Crespo.
Huelva.— Agradecida a María Au­
xiliadora por un favor recibido en
beneficio de mí hijo, envío una li­
mosna. C. G.
Telde. — Agradezco públicamente
a María Auxiliadora la feliz solu­
ción de un problema de salud en
un familiar mío, que parecía alar­
mante. Envío una limosna. Una Co­
operadora.
Madrid.— Envío un pequeño do­
nativo para las Misiones en agra­
decimiento a María Auxiliadora por
fa ayuda recibida en unas oposi­
ciones. Femando Amado Moya.
Valdepeñas.— Durante varios años
mí oración principal era por mi hi­
ja. Yo siempre confiaba en la Rei­
na del cielo. Un día me dio una
salesiana una novena que hice con
gran confianza. Al poco tiempo vi
que mi hija iba cambiando de con­
ducta hasta llegar a una conver­
sión. Hoy me siento feliz. Agradeci­
da, publico este favor. N. N.
Madrid.— Estando mi hija a pun­
to de sufrir una operación para co­

rregir el estravismo, prometí a la
Virgen ir andando hasta una ermita
suya. La operación fue un éxito.
Hoy hago público mi agradecimien­
to. Miguel Pérez Estremera.
Orense. — Doy gracias a María
Auxiliadora y a don Miguel Rúa por
favores recibidos y envío una li­
mosna. P. L. P.
Madrid.— En acción de gracias a
María Auxiliadora por la salud de
nuestro hijo, ofrecemos una limos­
na. Julián Rueda y Visitación Gon­
zález.
Badalona.— Doy gracias a María
Auxiliadora por haber salido bien
de un accidente que tuve y espero
recuperarme del todo. Envío una
limosna para las Misiones Salesianas. M. Arias Motríco.
Saltar.— En acción de gracias a
María Auxiliadora por la protección
sobre mi esposa con motivo de ha­
berse roto una pierna, enviamos una
limosna. Manuel Quintaíros y Obdu­
lia Pousa Gil.
DAN GRACIAS
POR FAVORES RECIBIDOS
Y ENVIAN UNA LIM OSNA
Herminia Hernández, de Zamora;
Peregrín Hernández, de Béjar; Ri­
cardo Font, de Madrid; Josefa Gar­
cía, de Sevilla; Olvido, de Madrid;
Manuel Ibáñez, de Valladolid; Ro­
sario Martín, Vda. de Alayo, de Sa­
lamanca; Esperanza y Felisa Igle­
sias, de Cartagena; C. C., de Ma­
drid; María Navas, de Madrid; An­
tonia Bellido, de Antequera; A. B.,
de Madrid; Antonia Vilagelu, de N.
N.; Lourdes Alcaraz, de Pamplona;
María Costa de Romero, de Moaña;
Concepción Martín, de Zaragoza;
Avelina Donoso de Carreño, de N.
N.; Herminia Conde, de Eibar.
Solana de los Barros (Badajoz).—
Doy gracias a Santo Domingo Savio y envío una limosna por un ni­
ño precioso que ha tenido una so­
brina mía. J. C. L.
Vafderrodrígo (Salamanca).— Una
señora sufrió durante varios años
una gran deformación en las pier­
nas y pies a causa de un reúma
articular que apenas le permitía an­
dar. Después de encomendarse a
María Auxiliadora y pedir insisten­
temente la gracia de quedar, por
lo menos, normal, una noche se
acostó como siempre. Al despertar
por la mañana, con gran sorpresa
suya se dio cuenta de que las pier­
nas y pies estaban en posición nor­
mal. Desea hacer público su agra­
decimiento y ofrece una limosna,
haciendo constar que ha obtenido
alguna gracia por intercesión de
Santo Domingo Savio. C. González.

31

FUERON

Don Enrique Vallbona Martí f el
13 de febrero de 1974. Hombre de
clara Inteligencia y espíritu empren­
dedor tuvo inquietudes sociales
desde joven.
Casi un siglo de vida (ha muerto
a los noventa y tres años de edad)
le ha permitido estar presente en
cuantos movimientos católicos se
han desarrollado en Valencia.
Padre de familia numerosa, due­
ño y organizador de una importan­
te industria valenciana, encontraba
tiempo y medios para ayudar a
cuantos acudían a su generoso co­
razón.
Los salesianos conocemos muy
bien su valiosa ayuda. El padre Vi­
ñas, de tan grato recuerdo en la
España salesiana, contó con su
ayuda el año 1916 para edificar el
nuevo pabellón de San Antonio
Abad de Valencia. Ambos eran hom­
bres de Dios y se las ingeniaron
para recabar la ayuda de otros
bienhechores en circunstancias tan
providenciales que nos recuerdan
las de Don Bosco. No en vano se
ha llamado a esta construcción la
Casa del Milagro.
Buen conocedor de Don Bosco
su obsesión fue apoyar decidida­
mente la Obra de los Oratorios Festivos. Durante varios años funcio­
nó uno en el Grao, zona portuaria
muy necesitada de asistencia reli­
giosa. gracias a sus aportaciones
y al sacrificio de los salesianos.
Cuando durante la República se
formó la Sociedad Mercantil Inmo­
biliaria para salvar los bienes de
la Congregación, los superiores en­
contraron en don Enrique Vallbona

32

A

LA

CASA

DEL

el hombre de confianza para presi­
dirla, gestión que llevó a cabo con
su proverbial honradez. También el
colegio de San Juan Bosco de Va­
lencia debe mucho a su generosi­
dad tanto en los primeros tiempos
de la construcción como en los pre­
sentes: a él se deben las magnifi­
cas piscinas de que está dotado.
Muchos misioneros salesianos, mu­
chos salesianos que practican la
caridad en España conocen muy
bien las ayudas de este gran co­
operador que guardaba con cariño
las cartas de agradecimiento.
Sus convicciones cristianas le
impulsaban a la misa diaria, y por
la tarde a la visita eucarística; re­
zaba el rosario diariamente junto
con la familia y el regalo que más
agradecía de un sacerdote era que
le aplicara misas según sus inten­
ciones.
Dios le habrá premiado en el cie­
lo. En la tierra pudo ver con ale­
gría que su familia se extendía has­
ta la cuarta generación.
Doña Pilar Domínguez t en Sabadell. Como su vida, su muerte ha
sido santa. Gran devota de María
Auxiliadora, madre modelo de tres
antiguos alumnos muy adictos a la
casa salesiana. Cuando, en sus le­
janos años, vivía en Córdoba, ya
era entonces una entusiasta cela­
dora de la Virgen de Don Bosco.
Descanse en paz esta buena Co­
operadora Salesiana.
Reverendo don Esteban Rivas t
en San Juan de Puerto Rico el pa­
sado 27 de febrero. Este salesiano
había nacido en la Montaña. Fue

PADRE

estudiante de bachillerato con los
padres Escolapios de Villacarriedo,
universitario de Derecho en Sala­
manca. Dejando una vida que le
sonreía en el mundo, ingresó en el
noviciado salesiano. Tras varios
años de intensa vida sacerdotal, fue
destinado a Santander como direc­
tor del colegio salesiano. Allí se
distinguió por su responsabilidad y
su capacidad de diálogo.
Pasó luego a la Inspectoría de
las Antillas, en la que ocupó el
cargo de director del Estudiantado
Filosófico de San Juan de Puerto
Rico, donde murió cuando todavía
estaba en la plenitud de la vida,
sin haber rebasado los cincuenta
años. En todos los sitios por donde
pasó se le recuerda con cariño.
Señor don Eugenio Yáñez t en
Gerona, tras una semana de enfer­
medad. Pasó muchos años en el
Aspirantado. Entregado al Señor co­
mo coadjutor salesiano, se distin­
guió por su gran sencillez y su es­
píritu de servicio. Un buen grupo de
hermanos de otras comunidades es­
tuvieron presentes en el acto de
despedida del funeral.
Reverendo don Ramón Girones t
en Barcelona el pasado 28 de ene­
ro, después de larga y penosa en.
fermedad. Era característica suya
la alegría comunicativa a los her­
manos de la comunidad como signo
del amor fraterno. Ofreció su vida
al servicio de la pastoral educativa
en los diversos colegios de la Ins­
pectoría de Barcelona. Entregó su
alma al Señor en las Escuelas Salesianas de San Juan Bosco de la
Avenida Meridiana de Barcelona.

Novedad: TEMAS DE JUVENTUD

Colección «HUELLAS»

i. LOS JOVENES ANTE SI M ISMO S.
Doce temas: Personalidad. Voluntad. Voca­
ción. Sexualidad. Juventud ac­
tual. Amistades. Chicos-Chicas.
Tiempo libre. Fe. Esperanza.
Caridad. Oración.
Doce diapositivas para cada tema.
144 diapositivas: 1.200 ptas.
II.

Rápidas biografías de personajes de la
Familia Salesiana.

*

Folletos de 32 páginas en un estilo ágil
y nervioso. Se leen en breves minutos,
mientras se viaja en metro, en autobús.

PUBLICADOS

LOS JOVENES ANTE EL MUNDO.

1.

— Basilio Busiillo.— «Un poema de amor».
(Don Bosco).
2.
— Rafael Alfaro.— «A medias con Don
Bosco». (Don Rúa).
5.— Jesús Pablos.— «La mujer fuerte».
(María Mazzarello).
4.
— Rafael Alfaro.— «Testimonio sellado».
(Jaime O rtiz).
5. — Basilio Bustillo.— «La Madre de Don
Bosco» (M argarita).
6;— Jesús Mairal.— «Padre Mantovani».

Doce temas: Participación. Sociedad de con
sumo. Trabajo. Cuestión so
cial. Compromiso. Viviendas
Emigración. Analfabetismo. Ex
plosión demográfica. Hambre
La guerra. Violencia.
Doce diapositivas para cada tema.
144 diapositivas: 1.250 ptas.
Utilización:

*

Encuentros convivencias, reti­
ros, ejercicios espirituales,
charlas formativas. curso de
orientación universitaria (COU).

PEDIDOS.— Central Catequística Salesiana.

PEDIDOS.— Alcalá, 164.— MADRID - 28

Alcalá, 164. — M A D R ID -28.

y V

OBRA VOCACIONAL
DE LOS COOPERADORES SALESIANOS
A fin de ayudar al sostenimiento de las voca­
ciones salesianas, los Cooperadores Saiesianos
promueven la PIA OBRA DEL SAG RADO CORA­
ZON. instituida con la aprobación del Papa León
XIII. por el propio San Juan Bosco, con dicha
finalidad.
La Pía Obra celebra todos los días perpetua­
mente en la basílica del Sagrado Corazón de
Roma. 6 misas a intención de cuantos se ins­
criben en ella.
ÍNSCRIPCION:
1.— Puede inscribirse uno a sí mismo y a otras
personas, vivas o difuntas, por las que
quiere pedir o sufragar.
2.— La inscripción, que es nominal, se efectúa
previa aportación, por una sola vez, de una
limosna equivalente a! estipendio de una
misa en la propia diócesis.
3.— La inscripción se acredita con una cédula
en la que consta nombre y apellidos de la
persona inscrita, por lo que se ruega clari­
dad al enviar dichos datos.
Para la inscripción diríjase a:
Obra Vocacional Cooperadores SalesiarK»
Alcalá, 164 - Madrid 28.

Novedad Catequética
CUADERNOS DE PEDAGOGIA CATEQUETICA
O

Colección indispensable para los educado­
res de la fe.

O

Nueva orientación ante los problemas ac­
tuales de la catequesis.

EN VENTA;
1.—E. Alberlch: Orientaciones actuales de la
Catequesis.
2.—£. Alberich: Naturaleza y enfoques de una
Catequesis moderna.
3.—J. Gevaert: Antropología y Catequesis.
4. —). Mllanesi: Psicología de la Religión.
EN PREPARACION;
5.—J. Dho: Principios de Pedagogía para la
Catequesis.
6.—J. Mllanesi; Sociología de la Religión.
PEDIDOS;
Central Catequística Salesiana
Alcalá. 164.—MADRID - 28.

‘BDl>CACIÓIK

‘fMfM

^-E Lc^iO R -,

DIAPOSITIVAS
DON SOSCO

’^DUCACIÓIi^ VARA

^L¿¥M O R^

Alcalá 164

M A D R ID - '2 8

TEMA
TEMA
TEMA
TEMA
THMA
TEMA

0.12.
3.4.5-

EL PROBLEMA (40 diapositivas)
EL MIEDO A LA LIBERTAD {120 diapositivas!
SEXUALIDAD Y AM O R (80 diapositivas)
LA BISEXUALIDAD (120 diapositivas)
EL CUERPO. INSTRUMENTO DE COM UNICACION (100 diapositivas)
HACIA UNA SEXUALIDAD SA N A (80 diapositivas)

TEMA 6.- DESARROLLO DEL IMPULSO SEXUAL (En preparación)
TEMA 7.- LA MADUREZ SEXUAL Y AFECTIVA (En preparación)

Fecha
1974.04