BS_1965_10

Ficha

Título
BS_1965_10
Descripción
Boletín Salesiano. Octubre 1965
extracted text
boletín
s a le s ia n o
año LXXIX octubre, 196b núm. 10

NUMERO ESPECIAL

SUMARIO
P ág a
— L a B endición del P apa . 3
— T res dones a D on B osco
5



Primer Mensaje del Rector M a­
yor a los Cooperadores Salesianos .................................................
U na M adre E xcepcional

7



ju ez del Tribunal de Apelación
(Turín ..................................................
P adre de m u ch as gentes



por Augusta Crosso,

por Luis Cástano,

Procurador General de los Salesianos ..............................................
E l S anto de los mu­
chachos

9

por Heiui Daniel-Rops,
D e la Academia de Francia ... ] 2
educativo de

— U n secreto
D on B osco

por Adollo L'Arco,
Profesor de Teología ................... 1 8
universal de D on

— M isión
B osco

por el Cardenal Siri,



Arzobispo de Génova
D on B osco y la



Director de la Revista “EN
MARCHA” ..........................................2 0
E l S anto del T rabajo



............. 1 9

P rensa

por Antonio Sch. Romo,
por Silvio Golzio,

Director General del M iniste­
rio del Trabajo (Italia) ........... 2 4
Los A. A. S alesianos: un
fenómeno pedagógico in ­
teresante

por Luis Valpuesta,

Consiliario Nacional ................... 2 6
nombre en las M isio ­
nes : D on B osco

— Un

por Carlos Moretón,

Director General de “JU V E N ­
T U D M ISIO N E R A ” ................... 2 8

D IR E C T O R :

JAVIER RUBIO IBAÑEZ
DIRECCION,

REDACCION

Y

A

SU TIEMPO, en el Boletín de agosto, re­
cordamos oportunamente que se habían
cumplido los 150 años del nacimiento de
San Juan Bosco. No es el mes de agosto el más
a propósito para editar números especiales, pues
ni los articulistas ni los impresores tienen labor
más importante que las vacaciones veraniegas.
Pasadas éstas y entrado el tiempo reposado y
sin prisas del otoño, nos ha parecido oportuno
dar al acontecimiento el relieve que en nuestro
BOLETIN SALESIANO se merece la figura de
Don Bosco. A lo largo del año y en las diversas
Casas se solemnizará convenientemente. Sea este
número una aportación a todas ellas y como el
pórtico.
Siguiendo la pauta marcada por nuestro rec­
tor mayor, dedicaremos nuestras páginas a pre­
sentar a Don Bosco en los aspectos más llama­
tivos y, al propio tiempo, más profundos de su
influencia en la sociedad de su tiempo y en la
nuestra. A quien conozca su vida, nuestros ar­
tículos le recordarán otros muchos episodios y
empresas del santo. Quien no la conozca saldrá
de esta lectura con la convicción de que Don
Bosco fue un regalo de Dios a la Iglesia y a in­
numerables jovencitos por él y su Familia sale­
siana encaminados rectamente por el sendero de
la vida.

ADMON.:

(Con censura eclesiástica)

Abrimos nuestro número especial con una Cai­
ta del Cardenal Cicognani, Secretario de Estado
del Vaticano, y con el primer mensaje del nuevo
rector mayor, Rvmo. Don Luis Ricceri, a los
Cooperadores y amigos de la Obra Salesiana.

NUESTRAS ILUSTRACIONES:
Casi todas las iotograiias re­
producidas en este número
pertenecen a Lorenzo Von
Matt Y cslán sacadas del li­
bro «Don Bosco», editado en
español por la Central Cate­
quística Salesiana.

Quiera Don Bosco aceptar el homenaje que el
BOLETIN SALESIANO, por él fundado hace 79
años, le rinde y nos consiga del Señor que se man­
tenga fiel a su espíritu para que en todo tiempo
coseche los frutos por él apetecidos para bien de
todos sus lectores y especialmente de sus Coope­
radores.

Alcalá, 164 - Apartado 9134
Teléfono 255 20 Oü
M A DRID-2
Depósito legal: M. 3.044-1958

2 —

CARTA DEL
CARDENAL
SECRETARIO
DE ESTADO
AL RECTOR MAYOR
EN EL
CL ANIVERSARIO
DEL NACIMIENTO
DE DON BOSCO
Del Vaticano, 30 junio 1965
Reverendísimo señor:
El Augusto Pontífice, en cuyo ánimo perdura vivo todavía el grato recuerdo del
encuentro habido con vuestra Señoría Rvdma. y con el Capítulo General de esta
Congregación, al día siguiente de su dección como Rector Mayor ha recibido con
jMrticular complacencia la noticia de que la familia salesiana se prepara para celebrar
solemnemente el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de su padre y fundador
San Juan Hosco (1815-16 agosto-1965).
El Santo Padre, por tanto, aprovecha gustoso tal conmemoración para unir su
voz a la de usted en la debida acción de gracias a Dios, manantial inefable de
toda vida y santidad; para contemplar de nuevo la figura luminosa, sonriente y sa­
cerdotal de Don Bosco; y. en fin, para augurar que la iniciativa constituya una
enseñanza y un estimulo para que todos consideren la propia existencia a la luz
de su ejemplo: como una respuesta generosa al amor de Dios, un empeño serio de
fidelidad a Jesucristo y a la Iglesia: un esfuerzo constante para la santificación per­
sonal y del prójimo.
Pues al meditar la vida de Don Bosco. será consolador, y al mismo tiempo útil.

— 3

observar cómo el Señor, una vez más, se ha dignado realizar cosas maravillosas en
él, y por medio de él.
Para dar un Padre y Maestro a la juventud obrera y estudiosa de los tiempos
nuevos, cuyo signo es la elevación de las clases populares. Dios, en los arcanos
de su Divina Providencia, escoge un hijo del campo, un descendiente de familia
humilde, que - mirando las cosas con mirada superficial - , no tenía en verdad
fáciles perspectivas en, su vida. Le concede una madre grandemente virtuosa, lo
enriquece de un fuerte ingenio, de voluntad indómita y de la robustez física
propia de su gente. Lo colma, sobre todo, de sus carismas: don de piedad, de
inteligencia, deseo de saber, ingénito amor a sus coetáneos, ansia de apostolado,
fortaleza en las pruebas y adversidades. Después lo guía por senderos difíciles hasta
el sacerdocio, comunicándole la pasión por las almas, en particular de los jóvenes:
-Dadme almas, llevaos lo demás.»
Su historia es la evangélica del grano de mostaza desarrollado hasta hacerse
árbol frondoso, cuyas ramas se extienden en todo el mundo. En el tronco de la
santidad paterna han brotado en la Iglesia flores insignes de santidad, entre adultos
y adolescentes, entre los que sobresale Domingo Savio.
Por tanto, los ciento cincuenta años del nacimiento de Don Bosco Santo, es
motivo de consuelo, de alegría y de esperanza; la visión del numeroso y selecto
escuadrón de Salesianos, Hijas de María Auxiliadora, de Cooperadores y Coope­
radoras, de antiguos alumnos y alumnas que viven y trabajan en la Iglesia y en
el mundo como fermento de educación y de vida cristiana.
A los hijos y a las hijas espirituales del Santo, el Vicario de Cristo, tal como
renueva el testimonio de su estima y benevolencia, así, repite su exhortación a
permanecer siempre fieles a las enseñanzas, a los ejemplos, al espíritu abierto, en
armonia con las directrices renovadoras de los últimos Sumos Pontífices, y del
Concilio Ecuménico Vaticano II, invocando finalmente la abundancia de los fa­
vores divinos como broche de sus propósitos y alientos en sus actividades. Su
Santidad imparte cordialmente a V. S. a sus colaboradores y a la entera y dilecta
Congregación Salesiana, una amplia y propiciatoria Bendición Apostólica.
Aprovecho gustoso la ocasión para profesarme afmo.
de Vuestra Señoría Rvdma.
A. G. Crd. Cicognani
Sermo. en el Señor

Los Becchi. Casa natal de los Bosco; en ella nació nuestro Santo. Asi era el humilde
caserío hace 150 años. Luego hubo que restaurarlo para sustraerlo a la mina.

PRIMER MENSAJE DE D. LUIS RIGCERI A LOS COOPERADORES SALESIANOS
Beneméritos ijooperadores y amigos de la
Obra Salesiana:
Tengo el gusto de dirigiros mi primer saludo
como Rector Mayor, precisamente en el 150
aniversario del nacimiento de nuestro Padre
Don Bosco. Si el pensamiento de haberme
convertido en su sucesor me turba, pwr las
responsabilidades que se me han venido en­
cima, me alienta grandemente sentir en tor­
no mío el calor de la familia salesiana. que
en este acontecimiento fam iliar se estrecha
más íntimamente en torno al Padre para

dar gracias rervorosamenic a j j i o s , que nos
lo regaló. ¡San Juan Bosco! viení? espon­
táneo exclamar con el Papa Juan , esto es
un poema de gracia y apostolado.
Desde un pequeño caserío del Píamente,
«Don Bosco ha llevado la gloría y los éxitos
de la caridad de Cristo a los más lejanos con­
fines de la tierra».
En el ciento cincuenta cumpleaños queremos
ofrecerle todos juntos tres dones, que han de
servir para aumentar en los años venideros
la gloria y los triunfos de la caridad de Cris
to en el mundo.

primer don lo ponemos en la colina
que lleva su nombre, junto a su casa
natal: es el nuevo templo.
Recuerdo todavía con emoción mi primer
encuentro con la humilde casita de Becchi.
¡Qué pobreza desconcertante! Entonces com­
prendí cómo altas personalidades del clero y
del lalcado se han conmovido hasta las lá­
grimas, a vista de sus muros agrietados. Les
parecía imposible que las mil obras salesianas esparcidas por el mundo hubiesen tenido
principio en aquel humilde caserío.
En torno a la preciosa y querida reliquia se
está llevando a cabo un plan de edificación
de vastas proporciones con su correspondien­
te plaza, avenidas y pabellones, entre los que
sobresale el Templo; pero nunca nada podría
competir en fascinación con la casita que,
oliendo a sencillez campesina, brilla con la
riqueza espiritual más hermosa: su pobreza
evangélica.
— oOo—

E

l

ONEMOS el segundo don en Roma. El
próximo año se inaugurará el nuevo
Pontificio Ateneo Salesiano: el sueño
tenazmente perseguido por el venerado Don
Ziggiotti y el llorado Don Giraudi es hoy una
bella realidad. Cada año, centenares de salesianos jóvenes, venidos desde todo el mundo,
se formarán bajo la mirada del Papa para el
apostolado sacerdotal y salesiano.
Damos gracias a cuantos han cooperado,
a veces con grave sacrificio, en la construc­
ción de los nuevos edificios; Don Bosco ben­
diga a todos.

P

poner el tercer don en el
buen terreno de nuestro corazón.
Nuestra Congregación ha comenza­
do su segundo siglo de vida. Pablo V I, a los
Capitulares reunidos en Roma, nos hizo una
recomendación que ha de ser para todos un
programa: ^Progresar.-» En su discurso qui­
so alentarnos y asegurarnos que «el camino
seguido hasta ahora ha sido derecho y be­
neficioso y que ha de ser continuado con paso
confiado y alegre». Y añadió: «Animo, hijos
queridos, ánimo; adelante y perseverad.» Y
poco después, como si temiese no habernos
exhortado bastante: «Perseverad animosamen­
te.»
uerem os

Q

Pongámonos, pues, con Don Bosco y con los
tiempos al servicio generoso y sacrificado de
la Iglesia. Dentro de pocos meses. Ella saldrá
renovada del aula conciliar. Elemento cier­
tamente no secundario de su renacimiento es
el descubrimiento del laicado católico en su
verdadera dimensión teológica y apostólica.
La Iglesia, ahora, espera a los seglares en
la prueba de los hechos. Los Cooperadores
quieren ser los primeros en esta movilización
de fuerzas generosas, porque Don Bosco los
quiso los primeros; y los empujará hasta la
primera fila, con todas sus energías, su pobre
sucesor.
El don más bello que regalemos a Don
Bosco sea, por tanto, nuestra firme voluntad
de progresar animosamente por el camino
que el Padre nos ha indicado y que la Iglesia
nos impele a recorrer.

Caserío donde nació mamá Margarita; se halla situado a pocos kilómetros de los Becchi.

por A U a u S T A
G RO SSO
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Jnei del TRIBUNAL DE APELACION-TÜRIN

UNA MADRE EXCEPCIONAL
ENSANDOLO bien, si lo extraordinario
y lo milagroso han rodeado en todo
momento la vida de Don Bosco - des­
de sus humildísimos comienzos hasta el pro­
digioso desarrollo de su obra, durante su vida
y después de ella - el primer milagro, sin
duda alguna, y el que ha preparado todos los
demás, fue su madre, mamá Margarita.
Mujer joven, cuando tenía sólo 29 años,
se encontró, en un día de mayo del 1817,
viuda y con tres hijos, dos de ellos muy pe­
queños y el tercero, no suyo, de carácter
fuerte y tan rebelde a su afecto que sólo la
consideró madrastra. El abatimiento y el des­
garro interior que mamá Margarita probó aquel
día fue tan fuerte que dejó huella en el pequeñín, en luanilo, que apenas contaba dos
años. Fue ese quizás el primer recuerdo ní­
tido de su infancia: no conseguirá recordar
la fisonomía de su padre, pero de aquel día
de luto se le quedó grabado el llanto de su
madre: «Pobre hijo mío - l e dijo llevándoselo
de la habitación - . Ven conmigo, tú ya no
tienes padre.»

P

EDUCADORA CRISTIANA
A pesar de tan gran dolor mamá .Margarita
no se perdió de ánimo: echó sobre si todo
el peso que Dios cargaba sobre sus espaldas:
hizo frente animosamente a las dificultades de
una vida pobre y de un trabajo agotador y
a la respKjnsabilidad de educar reaam eníe a
sus hijos. Ella sola gobernó la casa, cultivó las
tierras, proveyó diariamente las necesidades
de los tres niños, practicó con generosidad
la caridad con quien llamaba a .su puerta.
fuCTan caminantes, fueran forajidos. Todos re-

cibían un trozo de pan, un lugar donde pasar
la noche y una palabra de aliento y de fe.
Mamá Margarita era una campesina sen­
cilla, analfabeta, pero dolada de una inteli­
gencia muy despiena. Habia hecho tesoro del
catecismo, aprendido de memoria, de los ser­
mones del párroco, de las enseñanzas de la
Historia Sagrada, de las \i<las de santos, que
habia oído leer o contar en las largas vela­
das invernales. Este era su alimento espiritual
sazonado constantemente por la oración, que
hacía con viva participación a lo largo de
la jornada.
No tenía conocimientos teóricos de peda­
gogía, pero había aprendido muy bien la lec­
ción del Evangelio y la ponía en práctica
con auténtica caridad, agudeza de ingenio y
buen criterio. La pedagogía de Don Bosco,
el sistema preventivo, hinca sus raíces en la
educación que la sencilla campesina de los
Becchi supo dar a sus hijos. Don Bosco se
glorió siempre del sistema, impreso en su al­
ma como un sello, cual si fuese su más alto
título de nobleza.
El fundamento del edificio educativo de
mamá Margarita fue la oración. Aquella hu­
milde mujer, que conseguía que rezaran los
foragidos y vendedores ambulantes que lla­
maban a su humilde casa, cuando su hijo,
ya sacerdote, volvía de tioche de predicar o
confesar en los pueblos cercanos, le pregun­
taba: «¿Has rezado ya tus oraciones?» Y se
lo preguntaba conservando en la voz la mis­
ma ansia de otro tiempo, cuando Don Bosco
era niño. «Porque, mira, le decía, tu estudia
todo el latín que quieras, aprende cuanta teo­
logía puedas, pero tu madre .sal>e de oso más
que tú: sabe que tienes que rezar.»
Sobre esta sólida roca de la oración se basal>a la educación de los pequeños Bosco:
oración en todo momento y en toda ocasión,
al volver del campo, cuando tocaba el An­
gelus, antes y después <Ie las comidas, por ia
mañana y por la noche, todos juntos en las
horas de alegría y en las horas del dolor.
Además, una amabilidad inteligente, que
no era debilidad, sino una fuerza controlada
y segura, con la que sabían sus hijos que
potlían contar. El niño, para estar seguro de
sí mismo y desarrollarse armoniosamente, tie­
ne necesidad de sentirse apoyado sólidamente
sobre el amor sereno y fuerte de quien lo
educa: este principio fundamental de toda
educación lo intuyó mamá Margarita tan re­
tirada en su pobre casa o en los campos en
los que debía y sabía trabajar como un hom­
bre - y lo puso en práctica.
— 7

HIZO DE JUANITO UN APOSTOL
No empleaba castigos inútiles o humillan­
tes. La vara - imprescindible en aquellos
tiempos austeros - vigilaba siempre derecha
en un rincón de la cocina, pero no se em­
pleaba. Ni siquiera un golpe de ira ni un
desahogo de sus nervios - más de una vez
en fuerte tensión - sobre sus hijos que por
naturaleza, como todos los niños, eran viva­
rachos y ruidosos. Mamá Margarita se entre­
mezclaba continuamente en sus vidas, en sus
juegos, hablaba constantemente con ellos, los
habituaba a expansionarse con su madre, a
confiar en ella, a contarle todos los secretos
de sus corazoncitos. Cuánta sonriente pacien­
cia al narrarles cuentos, leyendas, vidas de
santos, a fin de instruirles, divirtiéndolos, en
las verdades del espíritu. Sabía sacar de cual­
quier hecho o acontecimiento, por insignifi­
cante que pareciera la enseñanza moral en
ellos encerrada: y acostumbraba a los niños
a usar su propia razón para discernir lo bue­
no de lo malo; vigilaba siempre sus compa­
ñías y sus juegos con la prudente y sabia
firmeza de quienes conocen cuáles son los
peligros que acechan las delicadas almas de
los niños.
Si a veces la corrección se imponía para
cualquiera de los tres hermanitos, hasta en­
tonces sabía mamá Margarita conservar una
conducta afectuosa, de suerte que no des­
pertara en el niño If ira, la desconfianza o
la humillación y, por el contrario, le indujera
a tener - ’-esente ^’ue Dios le veía. «Dios te
ve», decía, pero un «te ve», que dejaba
entrever siempre un «te ama». El niño sen­
tía a través del amor de su madre el inmenso
amor divino, que lo enardecía y atraía de
modo irresistible. Así, la alegría y la armonia
presidía el crecimiento de aquellas humildes
y ardientes vidas en medio de los campos.
Hay otros detalles de la estupenda intui­
ción educadora de mamá Margarita que Don
Bosco desarrolló en todas sus posibilidades

pedagógicas. Ella, por ejemplo, compiendió la
inmensa riqueza formativa del trabajo ma­
nual, la necesidad de dejar al niño un am­
plio margen de responsabilidad, de conceder­
le el máximo crédito. Le dejó aprender el
peligroso arte de los saltimbanquis y titiri­
teros, para que pudiese atraer a otros niños
y servirse de sus habilidades excepcionales
para hacerles rezar y anartarles del mal.

MI MADRE ES UNA SANTA
Es cosa difícil para una mujer inculta, pero
lo cierto es que mamá Margarita comprendió
que la inteligencia de Juanito era algo no co­
mún y consiguió hacerle estudiar a pesar de
sus estrecheces económicas y la oposición obs­
tinada y violenta de su hermanastro Antonio:
aun más, hizo frente a las asperezas de las
disensiones a fin de garantizar a luamto la posi­
bilidad de responder a su imperiosa voca­
ción.
En todo ello no puso la más mínima am­
bición personal. Cuando Juan le preguntaba
qué se esperaba de él, siempre le respondía
lo mismo: «De ti no espero otra cosa que
tu eterna salvación.» Respuesta extraordina­
ria.
La dignidad sacerdotal de su hijo podría ha­
berle proporcionado cierto lustre v comodi­
dades. Pero todos sabemos lo que le trajo:
terminó dejando la casa de su hijo José,
donde vivía con sus nietecitos, para ir a Turin, en donde tomó a su cuidado centenares
de jovencitos abandonados en medio de una
indecible pobreza junto a Don Bosco. Volvió a
trabajar para aquellos muchachos sin madre con
el mismo tierno amor y con la misma inteli­
gente bondad, sostenida por la fe y los só­
lidos principios inquebrantables, aprendidos
en el catecismo, con los que subió a sus
hijos. Y así vivió día tras dia, hasta la muerte.
Don Bosco estaba convencido, y lo dijo
más íle una vez, que mamá Margarita era
una Santa.

Cuando mamá Margarita se resignó, a petición de su hijo Juan a acompañarle a Turin,
llevó consigo sus tesoros: el traje de novia, el anillo y el collar de oro. Poco le duraron.
Las ropas fueron al altar convertidas en amitos, manteles..., el anillo y el collar hubo que
venderlos para comprar pan para sus nuevos hijos, los «pilluelos» del Oratorio.
S —

-iViíi

iN- - J

-Ci.>
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t-i'íjíií

PADRE
DE
MUCHAS
GENTES
por

lü IS
eA S TA N O
Procurador General de los Salesianos
En diecisiete años Don
Sosco fundó dos Congre­
gaciones Y la tercera fa­
milia salesiana, a la que
confió su espíritu, su apos­
tolado Y su amor a los jó­
venes.

s p e r ó , contra toda esperanza, que lle­
garía a ser padre de muchas gentes.»
Palabras que la Sagrada Escritura apli­
ca al p>atriarca Abraham, puesto por Dios como
cabeza de su pueblo elegido, y que la Iglesia las
pone al comienzo de la Misa en honor de San
Juan Bosco. patriarca de los tiempos nuevos y
grande entre los grandes fundadores de fami­
lias religiosas.

E

Prevenido por la gracia y por «sueños» que
le alumbraban su porvenir. Don Bosco mani­

festó desde joven una tendencia singular hacia
el apostolado. Los sacerdotes de su liempo. al
parecer, no gustaban entretenerse con los niños
y él, luanito, protestaba que. si llegaba a ser­
lo, consumiría toda su vida en bien de los
mismos. En 1841, alcanzada la meta sacerdo­
tal. desechó decididamente toda otra invita­
ción - incluidas proposiciones muy tentatloras — para lanzarse al cuidado de la juventud.
Las dificultades y los fracasos en lugar de des­
animarlo templaron poco a poco su voluntad
de hierro, acrecentaron su santa audacia y le
empujaron a probar nuevos caminos, hasta
que descubrió el suyo, el que le había trazado
la Providencia.
El «sueño» profético de los nueve años se
le repitió con particulares y pormenores nue­
vos, persuadiéndolo de qué su «Obra de los
Oratorios» no había de hallar ayuda de nadie
y que no podía contar ni con el clero ni con
el laicado. ni siquiera con las instituciones.
Tendría que sacar sus colaboradores de su mis­
mo Oratorio.

ARDUA EMPRESA
A panir de los años 1848-50 Don Bosco
prescindió de los adultos: fuerte, como Abra­
ham, en su confianza en Dios, aguardó, no
sin probar desilusiones, a que del primitivo
Oratorio brotasen las vocaciones para la fa­
milia religiosa que pretendía fundar. En 1858
habló a Pío IX de su plan y recibió del Papa
alientos y alabanzas. Quizás Pío IX veía, en
el humilde piamonlés y en su obra, resurgir y
concretarse el ideal que él mismo había culti­
vado en los albores de su sacerdocio en el
hospicio romano de «Tata Giovanni». Quizás,
desde entonces. Pío IX con las sapientes nor­
mas, que tlio a Don Bosco, se ganó el título
de «segundo padre- ríe la Congregación Satesíana.
Hacía falta coraje para melerst* a fundar una
congregación nueva, en Turín, con aquel go­
bierno de entonces, que se las ingeniaba para
ir suprimiendo las Congregaciones existentes y
con unos colaboradores, de solo veinte años de
edad, que no tenían ni idea de la vida religio­
sa, y que de saber que Don Bosco aspiraba
a hacerles frailes quizás le hubieran abando­
nado todos. Salvó la situación con estos úl­
timos. apoyándose en el amor ilimitado, que
le profesaban.

REUNION NOCTURNA
La tarde del 8 de diciembre del 18.59 convo­
có Don Bosco. para el día siguiente, a un
— 9

M

grupo de sus colaboradores a una reunión noc­
turna. En ella les comunicó sus proyectos de
fundar una congregación religiosa. De los 19
reunidos, sólo dos se retiraron.
El 18 del mismo mes tornó a reunirlos y jun­
tos echaron las bases de la nueva sociedad. Se
comprometieron —dicen las actas de la re­
unión - a -promover y conservar el espíritu de
verdadera caridad -exigido por la ■'Obra de
los Oratorios en favor de la juventud aban­
donarla y en peligro-, que en aquellos calami­
tosos tiempos era -seducida y corrompida de
mil maneras con evidente daño de la sociedad
y precipitada en el abismo de la impiedad e
irreligión». Como fin específico de los asocia­
dos se señalaba -prodigarse para gloria de
Dios y salvación de las almas más necesitadas
de instrucción». Era un desafío al espíritu
descristianizador del siglo.
Entre aquellos primeros 17 salesionos se eiy
contraban Don Rúa, subdiácono, y luego pri­
mer Sucesor de Don Bosco y hoy Venerable;
Juan Cagliero, clérigo, y más tarde apóstol de
Patagonia v cardenal de la Santa Iglesia: los
clérigos Fráncesia. Cerruti. Durando, destina­
dos a dejar un nombre famoso en los anales
de la Congregación.
Al siguiente año 1860, Don Bosco pidió al
arzobispo de Turín el reconocimiento canóni­
co de la nueva Sociedad y la aprobación del
primer esbozo de reglas. Las cosas no camina­
ron tan expeditas como se deseaba, pero el dado
estaba echado y no volverían atrás nunca mas.

LA PROVIDENCIA VELA
Todavía no contaba Don Bosco cuarenta y
cinco años, pero era rico en santidad y expe­
riencia educadora: a su lado era realidad el
grupo de jóvenes capaces de asimilar su es­
píritu y comunicárselo a los demás: por enci­
ma de todo velal>a la Providencia. En 1863 l e ­
vaba a cabo en Piamonte una nueva funda­
ción: en 1865 obtenía de la Santa Sede el «de­
creto de alabanza»: en 1868 inauguraba la Ba­
sílica de María Auxiliadora, centro ideal de la
Obra: en 1869, recibió de Roma el supremo
reconocimiento: en 1874, sus Reglas eran apro­
badas definitivamente y al año siguiente abría
las Misiones de América.
En pocos años el brote de 1859 se había
convertido en árbol frondoso y extendía sus
ramas por el mundo.
Pero, si Don Bosco se hubiera limitado úni­
camente a los jóvenes, su obra seria, sin duda
alguna, una cosa manca, insuficiente para re­
solver el problema social para el que había
sido designado. Alguien afirmó que no era

10



intención de Don Bosco dedicarse a la ju­
ventud femenina. No es exacto. Era demasiado
intuitivo y demasiado abierto a los proble­
mas de su tiempo para no ver la urgencia de
su apostolado en campo femenino también.
Una prueba de ello es que la Sierva de Dios,
M. Luisa Angélica Clarac, fundadora de las
Hermanas de la Caridad de Santa María, de
Turín, escribió a Roma: «Construí un amplio
edificio y antes de comenzar las obras hablé
con el Rvmo. Don Bosco, el cual rae aconse­
jó que construyera un amplio Oratorio Fes­
tivo para reunir en él los días de fiesta a las
muchachas y para que todo el vecindario pu­
diera aprovecharse. Y me prometió que todos
los domingos mandaría un sacerdote para de­
cir Misa y explicar el Evangelio». En los do­
cumentos enviados a la Curia romana la M.
Clarac afirma que -con todo derecho puede
llamar a Don Bosco fundador de su Oratorio,
situado en Víale del Re, no lejos de Porta Nue­
va». Se sabe que en dicho Oratorio actuó Don
Juan Cagliero. famoso en Turin por su orato­
ria fogosa y sus composiciones musicales.
Y esto acontecía antes de que en la raíz del
árbol salesiano apuntase sus yemas el tronco
de las Hijas de María Auxiliadora.

MONUMENTO DE GRATITUD A LA VIRGEN
Desde el 1860 Don Bosco conocía y trata­
ba con el celoso sacerdote Don Domingo P « tarino, que dirigía en Mornese un grupo de
Hijas de María, instituido por él. María Dom.
Mazzarello, flor humilde de los campos sobre
los que están fijos los ojos de Dios, se halla­
ba entre aquellas y se había de convertir en
la piedra angular del nuevo edificio. Don Bos­
co no se apresuró. Fue a Mornese, vio, refle­
xionó, oró y, una vez más, se aconsejó con
Pío IX, oráculo de sus decisiones. Después puso
manos a la Obra.
En su fervor María Mazzarello había mon­
tado un taller de costura y una especie de Ora­
torio. que llevaba adelante con unas cuantas
de sus compañeras. Bastaba dar forma a ese
grupo de almas generosas, perfeccionar su es­
píritu, salesiano en potencia, y lanzarlas luego
al campo del apostolado educativo y social.
Esto aconteció en 1871. A don Francisco
Cerruti que se maravillaba de esta iniciativa le
dijo: «Mira, la Revolución se sirvió de las mu­
jeres para hacer mucho daño, nosotros por su
medio haremos mucho bien». Añadió que a
las lluevas religiosas les iba a dar el nombre de
Hijas de María Auxiliadora y que esa Con­
gregación sería un monumento perenne y vi­
viente de su gratitud a la Virgen por los bene­
ficios de Ella recibidos.

h ‘

El 29 de enero de 1872, 27 Hijas
de María Inmaculada de Mornese se
convertían en Hijas de María Auxilia­
dora y pasaban de ser un ignorado
grupito piadoso y campesino a una
verdadera comunidad religiosa. M.
Mazzarello fue elegida superiora. La
Iglesia le reconoce el título de «cofundadora»; sin embargo, no quiso
transmitir nada suyo a la incipiente
congregación. Don Bosco fue su úni­
co maestro hasta el punto de recomen­
dar vivamente a las Hermanas: «Vi­
vamos en la presencia de Dios y de
Don Bosco».
Cinco años más tarde las primeras
Hijas de María Auxiliadora surcaban
el océano en pos de los salesianos,
destinadas a las misiones más austra­
les del continente americano.

UN PAPA EL PRIMER
COOPERADOR SALESIANO
La vena creadora de Don Bosco
estaba lejos de agotarse. Años des­
pués. en 1876, dio a la Iglesia la Ter­
cera Familia Salesiana, los Coopera­
dores Salesianos.
La idea de asociar seglares al apos­
tolado surgió en su mente en los primerísimos tiempos de su sacerdocio.
Desde los comienzos del Oratorio le
ayudaron válidamente celosos sacer­
dotes del clero turinés, personas de
la clase media y artesanos, profesio­
nales e incluso de la nobleza.
Diversos intentos encaminados a
dar forma y solidez a la acción de
aquellos seglares fracasaron: pero el
santo no abandonó su idea de unir
a los católicos en torno de la jerar­
quía para dar vida a un apostolado en
común, que hiciera frente a la propa­
gación de la impiedad, del error y
de las ideologías subversivas. Mien­
tras compilaba las Reglas de la Socie­
dad Salesiana, pensó en u m clase de
salesianos externos, esto es en un
grupo de personas, que. aún viviendo
en el mundo, poseyeran su espíritu v
contribuyeran a su apostolado en la
medida de sus posibles.
El proyecto era demasiado atre^•ido: esta Orden Tercera, tal como la
ideaba Don Bosco, estaba demasiado
lejos de los clásicos patrones para
que la Curia Romana la aceptara tal
cual. La Unión de los Cooperadores
tuvo desde el principio una dara y

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Juanilo gozaba con los pájaros. Una vez capturó un
mirlo 7 le enseñó a cantar. Un día aciago acabó, como
la inmensa mayoría de los pájaros enjaulados, en las
garras de un galo. Juanilo pasó varios días amargos.
Al fin se repuso y dijo: «No pondré más mi corazón
en las cosas de la tierra». Y era un muchacho. Dios
le destinaba a entregar su corazón a mayores em>
presas.

decidida orientación apostólica. -Los cristianos, se dice
en su reglamento, debemos unirnos eit estos tiempos
difíciles para promover el espiritvi de oración y de ca­
ridad, con todos los merlios que la religión proporcio­
na y de esta suerte suprimir o al menos nitigar los nia­
les, que ponen en peligro las buenas costumbres de la
juventud, en cuyas manos están los destinos de la So­
ciedad.
Pío IX aprobó la Asociación, la enriqueció de indul­
gencias y quiso ser su primer socio inscrito. En 1877
salía el primer número del «Boletín Salc*siano», laz.o
de unión e instrumento de formación de los Coopera­
dores. H mismo año Don Bosco dio a los Cooperado­
res la primera «conferencia salesiana», en la iglesia de
las Oblatas de Torre de los Espejos.
Muy pronto los Cooperadores formaron un ejér­
cito y con doña Dorotea de Chopitea, insigne coopera­
dora barcelonesa, hoy Sierva de Dios, han comenzado
a escalar las cimas de la santidad.
Salesianos, Hijas de María Auxiliadora, Cooperado­
res: en diecisiete años, de 1859 a 1876, Don Bosco
dio vida a tres instituciones que habían de perpetuar su
espíritu, su apostolado y amor a la juventud.


n

SANTO

por HENRI DANIEL ■ ROPS, de ia A cadem ia de F ran cia
Italia católica se enorgullece
de Don Bosco, como la Francia
católica exalta a su rival en san­
tidad, el Cura de Ars. El uno y el olro
son un símbolo de su tiempo y se impo­
nen con la íuerza de sus dones sobre­
naturales: son testigos de Cristo en
medio de una sociedad, que le ha
vuelto las espaldas.
Pío XI les ha acercado. En cierto
modo los dos santos se complementan.
El uno, el Cura de Ars, ilumina a las
almas desde su confesionario, que nun­
ca abandona, porque la humildad de
Cristo, el Gran Pobre, le llena y lo
transfigura/ el' otro, Don Bosco está
siempre en acción: organiza, constru­
ye, agrupa a las personas y fuerza a
los acontecimientos a seguir sus di­
rectivas. Distintos en apariencia, los
dos santos se asemejan por su vida
interior, idéntica generosidad, que no
conoce límites, la misma entrega a
Dios y a los hombres, que nadie pue­
de frenar, la misma fe inquebrantable
en Dios.
Durante la visita que Don Bosco
hizo a Francia en 1883, la Prensa pa­
risina lo definió «San Vicente de Paúl,
italiano». La expresión está bien, pero
solamente «grosso modo», para indicar
que la caridad de Don Bosco iguala a
la de S. Vicente. Pero Don Bosco con­
centra lo sustancial de su actividad
en torno de un problema casi único:
la juventud pobre y abandonada tanto
se compenetra del problema y tanto
lo hace vivir a sus contemporáneos
que sobre él cimenta su grandiosa
obra. El es el tipo perfecto de gran
fundador: idealista y realista a la vez/
sabe arriesgarse, pero al mismo tiem­
po es prudente/ no busca en nada su
propia gloria y provecho: no es un
agitador, no es un negociante, sino
un constructor de sólidas realidades.

L

12



a

Retrato de Don Bosco
Es conveniente retratar a Don Bosco
hacia los cuarenta años, en «medio del
camino de nuestra vida», del que ha­
bla Dante. Es el momento de la ma­
durez, su obra iniciada en los auda­
ces años de la juventud imperiosa­
mente tiende a echar raíces/ es el
momento en que el pobre sacerdote
de los primeros años deja sitio al su­
perior de una congregación, que tien­
de a desarrollarse más y más. El hom­
bre no es de alta estatura, pero es ro­
busto y de una fuerza física extraordi­
naria: si participase en una lucha, se­
ría un contrincante peligroso y duro,
con sus músculos de hierro y sus an­
chas manos de hombre de campo. Su
rostro trasluce una calma generosa,
que irradia bondad. Bajo sus cabellos
rizados, una frente amplia, los ojos vi­
vos y penetrantes, la nariz fuerte, la
boca hecha para la oración y la son­
risa. Aparentemente no tiene nada de
asceta, pero aún en los momentos más
alegres tiene una expresión de reco­
gimiento que se impone. Es un sacer­
dote que con una sola palabra, sin
levantar el tono de la voz, se hace
obedecer por 500 jóvenes que le ro­
dean. En él todo es humano, pero al
mismo tiempo le circunda una miste­
riosa luz sobrenatural.
El aspecto moral, corresponde al fí­
sico: equilibrio y firmeza juntamente
con entusiasmo y audacia. Le gusta
bromear y reii, durante toda su vida
permanecerá en él el acróbata, el prestigitador que en su juventud diver­
tía a sus compañeros.
En él está S. Felipe Neri/ no por
nada admira al fundador del Orato­
rio. «Un santo triste es un triste san­
to», dice el proverbio. Don Bosco aún
en los momentos más difíciles no está
triste, porque la otra cara de su ale-

gría es la fe en Dios. No h ay que ol­
vidar que su aspecto de hombre afor­
tunado Y siempre contento, esconde
una habilidad extrem a. En él hay un
olfato instintivo de las personas, de
sus secretos designios, de sus m anio­
bras. Es un diplom ático como un hom­
bre de acción.

Historia de su vocación
Campesino pobre, huérfano de pa­
dre a los dos años, se crió duramente,
pero al mismo tiempo formado en el
cristianism o más auténtico por una
madre m aravillosa, verdadera guía en
su cam ino de santidad. M ucho traba­
jó la querida Mamá M argarita para lle­
var adelante su fam ilia; pero en me­
dio de las necesidades fam iliares no
dudó nunca, nunca v aciló en su fe,
una fe sencillísim a, una fe de catecis­
mo. Ella fue quien le hizo comprender
a su h ijo el honor de ser pobre: tsi
un día tienes la desgracia de ser rico,
sábete que nunca pondré los pies en
tu ca sal, le amenazó, y se puede ase­
gurar que hubiera cum plido la pala­
bra. Apenas Ju anito dio las primeras
muestras de su vocación, fue ella quien
le encam inó a ser un verdadero sacer­
dote, entregado com pletam ente a su
misión. El día de su ordenación sacer­
dotal le d ijo : iV as a decir tu primera
misa, vas a empezar a sufriri.
Esta vocación —idespuntada en la in­
fancia— Don Bosco declaró que Dios
le llamó a los nueve años y logró se­
guirla con mucha dificultad. A los
ojos del hermanastro mayor, je fe de
familia, un m uchacho que piensa ser
sacerdote es un holgazán. «Trabaja, le
grita, v e a cuidar los animales en el
campo, o busca una ocupación para
traer a casa alguna lira.i
Casualmente, y de la manera que
menos podía pensarse, un anciano

Don Bosco, joven sacerdote. Viste al
estilo francés de la época. Quizá sea
esta la primera fotografía que de él
se conoce.

sacerdote adivina sus extraordinarias
dotes Y porque Ju an ito tiene una v o ­
luntad in quebrantable logra estudiar
Y prepararse para ingresar en el semi­
nario. No se puede pensar, sin conmo­
verse, en este jo v en que, todos los
días, haga frío o calor, se encam ina a
la escuela por los senderos de las co ­
linas de Asti, mientras los otros se van
a d ivertir; y cam ina todo alegre para
recitar a su maestro a Cornelio Nepote
o traducir alguna página de V irgilio.

— 13

dena de sacerdote e ingresa en el
Conviíorio Eclesiástico de Turín,- po­
see una cultura vasta y profunda, ma­
neja el latín, el griego y el hebreo,
habla correctamente el francés y un
poco el alemán; y parece que haya
asimilado tanto en las ciencias sa­
gradas como en las profanas, todo
aquello que le puede servir. Escritor
y orador, se expresa con un comuni­
cativo calor. A los cuarenta años ha
escrito ya algunos libros: Una His­
toria Eclesiástica, una Historia Sagra­
da, una Historia do Italia, y escribi­
rá aún más. Pero su ideal no es ser
un sacerdote erudito o un canónigo
literato.
Le ayudan dos santos

'y

Don Bosco sufrió diversos atentados
contra su vida, por sus actividades
apostólicas contra las sectas. De mu­
chos salió ileso gracias a la presencia
de un perro, el Gris, que nadie supo
de donde venia y que un buen día
desapareció por el mismo camino. La
historia del Gris es un capitulo de in­
triga en la inquietante juventud sacer­
dotal de Don Bosco.

Una formación así, rinde buenos re­
sultados, sobre todo cuando las dotes
del muchacho son excepcionales.
A los veinte años viste el hábito
talar en el seminario de Chieri; ya
es un joven formado, un excelente
latinista. A los veintiséis años se or-

14 —

Por una concatenación de aconte­
cim ientos — en los cuales el creyente
reconoce los designios de la D ivina
Providencia— Don Bosco fue condu­
cido a hacer lo que hizo. Pobre Ca­
pellán en Turín, encontró en la ciu ­
dad demasiados muchachos que bus­
cab an alojam iento y el pan cotidia­
no. V isitaba tam bién a los delincuen­
tes menores de edad, encarcelados
en la Generala. Su corazón se conmo­
v ió : él mismo, si la sólida educación
impartida por su madre, no le hub ie­
se protegido ¿no sería, tal vez, un
d elin cuen te? Espontáneamente, sin mu­
chos cálculos, pero con la aproba­
ción de su Arzobispo, Don Bosco,
desde 1841, reúne algunos muchachos
de la calle. Crece el número de sus
beneficiados y cobra vida el O rato­
rio. Y la gente no sale de su asom­
bro al v er desfilar en perfecto orden
a aqu ella banda de adolescentes v a­
gabundos, que cam inaban por las ca ­
lles o subían por las colinas cantan­
do: «Angioletto del mió Dio».
A los 26 años, en el momento en
que su vida sacerdotal bu scaba una
orientación, Ju a n Bosco, la encon­
tró. Dos altas y nobles figuras le sir­
vieron de guía, dos de los más rele­
vantes testimonios de la caridad de
Cristo en aquel tiempo, ambos piamonteses, como él, dos santos: el ad­
m irable Cotolengo, que partiendo de

la nada había hecho de la Pequeña
Casa de la D ivina Providencia, una
ciudad dentro d e la ciudad, y si
radiante Don Caíasso, el capellán de
los condenados a muerte, el d irec­
tor espiritual de la comunidad sacer­
dotal de Turín. El uno y el otro le
ayudaron con su autoridad y conse­
jo. Jun to a ellos descubrió que la
caridad no tiene límites, y que cuan­
do se ha puesto en sus manos es ne­
cesario entregarse totalm ente y para
siempre.
Pruebas Y persecuciones
Era del todo necesario dar una es­
tabilidad a aquella juventud erran­
te: nació el primer hogar de su Obra.

Fue una casa muy modesta: en un
barrio periférico de la ciudad un co­
bertizo fue arreglado lo mejor posi­
ble para servir de lugar de reunio­
nes Y de capilla. Tuvo que conten­
tarse: pero la gente, aún los católi­
cos creyentes, aún las señoras cari­
tativas Y las pías damas veían con
inquietud aquello que les parecía a
ellos una agrupación de delincuen­
tes Y de pequeños criminales. No im­
porta. Cuanto más desconfían de sus
muchachos, más Don Bosco se afi­
ciona a ellos. Dejando todo otro mi­
nisterio se consagra por entero a sal­
var la juventud abandonada. ¿Lo
echan de todas partes? En 1846 él en­
cuentra el medio de establecerse cer­
ca de aquel cobertizo y su madre
animosamente viene a hacerle com­
pañía para mantener el orden en
aquella casita. Es natural que no per­
manezcan solos, ahora tienen un te­
cho. Don Bosco no rehúsa albergar de
noche en su casa a algunos mucha­
chos encontrados en la calle.
Así nació el Oratorio de S. Fran­
cisco de Sales: Oratorio en recuer­
do de S. Felipe Neri, el alegre santo
de los pobres de Roma/ de S. Fran­
cisco de Sales, en recuerdo del gran
santo de A n n ecy —un santo nacio­
nal entre los súbditos de la casa de
Saboya—, que había hecho fácil a
los católicos la práctica cotidiana de
la virtud y h abía enseñado la dul­
zura en el ejercicio del apostolado.

Pero aún antes que la casa Pinardi
se convirtiera en sede de una pía
asociación, el pueblo h abía dado el
apelativo de Salesianos a aquellos
primeros miembros.
La fundación de los Salesianos
Se puede adivinar el esfuerzo y la
audacia para conseguir tal resulta­
do, aunque modesto. No era una frus­
lería el encontrar el dinero para el
sustento de cada día. Con la ayuda
de la D ivina Providencia, Don Bosco
siempre superaba las dificultades ma­
teriales. Entre tanto despuntaban las
oposiciones y las desconfianzas. Los
graves señores del C onsejo M unici­
pal Y el mismo Gobierno, se in q u ie­
taron. ¿Q u é h acía aquel cura con
esas bandas de m ozalbetes? Reclam a­
ciones del M arqués Cavour, padre
del céleb re ministro. Pesquisas de la
policía, amenazas de muerte. D. Bos­
co soportó todo con calma y su in al­
terable sonrisa. Los liberales le acu­
saban de estar estrecham ente ligado
al Papa,- los masones le espiaban. Se
lleg ó aún (el hecho es casi increible)
a conatos de asesinato, verdaderas
m aquinaciones en las cuales el fu­
sil, el revólver, y los puñales ju g a­
ban su papel. Por suerte in tervin ie­
ron amistades de ca teg o ría : la del
Rey, la del ministro librepensador
Rattazzi, que quedó im presionado de
la irradiante sim plicidad del sacer­
dote, la del Conde Cavour que, an­
ticlerical en política, tenía no obstan­
te preparado siempre en su mesa un
puesto para Don Bosco.
Afortunadam ente —y aquí la his­
toria parece prodigiosa— se dieron
otras intervenciones que animaron al
fundador, intervenciones más impor­
tantes que aquellas del rey y los
ministros. Don Bosco, hombre de a c­
ción, es al mismo tiempo un m ístico
qu e tiene abierto el cielo. Toda su
vida está salpicada de visiones que
é l narraba con encantadora sencillez.
En los acontecim ientos determinantes
de su vida, cuandc él podía verse
asaltado por la inquietud, las dudas,
veía aparecer a la V irgen M aría, y
aún al mismo Señor «el Hijo de Aque-

— 15

tó .-- - ■.■'■5&'''•.^í^.'ir ■ -



r^r*tv:-=--.^;-íj;/

Con cuatro monedas como esas, de diez
céntimos de lira, estaba lleno el porta­
monedas de Don Bosco el día de la
primera piedra de la Basílica de María
Auxiliadora. Las cuatro fueron a parar
a las manos del empresario Buzzeti,
que no quería creer a sus ojos. ¡Empe­
zar una obra de millones con cuarenta
céntimos! María Auxiliadora salió fia­
dora; Y a los pocos años la Basílica de
María Auxiliadora (pág. 17) era una
realidad.

lia que su madre le h abía enseñado
a saludar tres veces al d ia i. £1 sabia,
v eía el camino que d ebía empren­
der. Como para el Cura de Ars, así
tam bién para D. Bosco, lo sobrena­
tural formaba un solo cuerpo con la
realidad.

A partir de 1855 —cuando cumplía
exactamente los cuarenta años— Don
Bosco ya no es el joven sacerdote
que recoge a los muchachos de la
calle y les busca alojamiento como
puede. Su vocación ya se ha deter­
minado. Su finalidad es fundar una
congregación que se ocupe princi­
palmente de la juventud pobre y
abandonada, instituir un cuerpo de
educadores. Así serán los Salesianos.
En 1855 Don Bosco esboza las reglas,
en 1858 las presenta a Pío IX/ en
1859 se reúne el primer grupo de
voluntarios; en 1862 los nuevos re­
ligiosos pronuncian los volos; dos
años después el decreto de alabanza

16

subraya un reconocimiento pontificio
provisional/ y no obstante las difi­
cultades surgidas con el Arzobispo,
que acusa a Don Bosco de descono­
cer su autoridad por dirigirse direc­
tamente a Roma, en 1869 sale el de­
creto de aprobación oficial de la So­
ciedad Salesiana, preludio de la apro­
bación oficial de la Sociedad Salesia­
na, preludio de la aprobación defi­
nitiva de las Constituciones, que ten­
drá lugar en 1874.

La pedagogía del Santo
A los educadores que Don Bosco
recluta casi exclusivam ente de en­
tre las filas de sus m uchachos, les
propone métodos pedagógicos com­
pletam ente nuevos. Y son métodos,
que se anticipan tanto a su tiempo,
que uno pregunta si han sido supe­
rados todavía. Es una pedagogía que,
basada en la confianza ip rev en tiv a y
no rep resiv a!, apela a lo que hay de
más generoso en el corazón del mu­
ch ach o: pedagogía cristiana em inen­
temente, en la cual la d isciplina no
se impone desde fuera, sino que debe
brotar de lo profundo del alm a. For­
mar creyentes es el mejor medio para
formar hombres. Nunca violentar ni
oprimir la con cien cia de los adoles­
centes. Contrariamente a lo que suce­
día en los colegios católicos de sus
tiempos, la com unión es sugerida y
recom endada en casas de Don Bos­
co. El m uchacho ha de v iv ir su cris­
tianismo llevad o de la persuación y
el ejem plo. La confesión, a la que da
Don Bosco la máxima im portancia, re­
sulta un método p edagógico em inen­
te. De este modo n ace una atmós­
fera de confianza recíproca entre los
educadores y los muchachos y una
fraternidad que caracteriza les Casas
Salesianas.
En esto está el por qué Don Bos­
co puede pedir y esperar todo de
los jóven es. Su autoridad sobre to­
dos es inmensa.
Tam bién en peores am bientes Don
Bosco goza del mismo prestigio. To-

davía nos maravilla el hecho que
asombró a lodos: llevar de paseo,
sin guardias, a 300 jóvenes reclusos
de la Generala, y devolverlos por
la larde a lodos, sin que fallara ninguno. ¡Qué maravilloso pedagogo y
educador!
De su escuela salieron generacio­
nes de hombres serios, disciplinados,
creyentes, formados en lodas las ar­
les —la tipografía ocupa, precisamen­
te, entre los salesianos, un lugar pri­
vilegiado, porque Don Bosco supo
comprender la importancia de la pren­
sa—, una elite de obreros, cuya pre­
sencia explica, de una manera cla­
ra, porque el proletariado italiano,
hasta hace poco, no haya caído en
la tentación del ateísmo.
Y entre los muchos que las manos
de Don Bosco plasmaron, creció tam­
bién un santo auténtico, el pequeño
Domingo Savio, modelo de fe. de ca­
ridad, de gracia, a quien la Iglesia
elevó al honor de los altares. Domin­
go Savio fue la más deliciosa figura
de la epopeya de D. Bosco. Adoles­
cente místico, coronado de una au­
reola luminosa de carismas, murió a
los quince años, con una santidad
sublime.

Señor, dadme almas
En vida del Santo, los Salesianos
conocieron un rápido desarrollo que
se aceleró aún más después de la
muerte de Don Bosco. Al morir eran
900 los salesianos instalados en cerca
de 200 casas,- ahora son alrededor de
los 23.000, lo que Ies coloca entre las
congregaciones más potentes de la
cristiandad. También surgió la rama
femenina, con las Hijas de María Au­
xiliadora, para desenvolver la misma
actividad entre las niñas. Surgieron los
Cooperadores, una especie de tercera
orden, que cuenta ahora con medio
millón de inscritos y extiende y mul­
tiplica el apostolado salesiano. Se han
abierto cerca de 1.400 casas salesianas
y otras tantas de las Hijas de María

Auxiliadora, en todas las partes del
mundo.
Don Bosco quiso que sus Hijos se
asociaran a la obra misionera y les
mandó a la Patagonia y a la Tierra
del Fuego. Por todas partes la finali­
dad de la familia salesiana es la ju­
ventud pobre y abandonada, confor­
me a las enseñanzas que mamé Marga­
rita había inculcado a su hijo.
Don Bosco fue una figura de leyen­
da, ejemplo vivo de santidad en acción^ hermano gemelo de S. Francis­
co de Asís, de Sto. Domingo de Guzmán, de San Ignacio y de San Alfonso
María de Ligorio. Durante una de las
visiones, que le guiaron en el trans­
curso de toda su vida, al preguntar­
le la Presencia inefable y sobrenatu­
ral qué cosa prefería, Don Bosco res­
pondió: iDadme almas, Señor, y lle­
vaos todo lo demás>. Raramente un
deseo habrá sido escuchado mejor.

SECRETO EDUCATIVO DI
por

ADOLFO

P ro fe s o r d e

L>ARGO,

T e o lo g ía

El sanio indujo a sus jóvenes, a vi­
vir un cristianismo feliz. Para Don
Bosco, excluido el pecado (que es un
no-valor), todos los valores humanos
podían ser deseados y perseguidos.

sobrenatural con el mismo ritmo con el que
en las competiciones deportivas respiran los
pulmones nuevos.
Excepto el pecado, que es un no-valor, to­
dos los valores humanos pueden ser deseados
y perseguidos. Desterrada de la forma más
animosa y perentoria la ofensa de Dios, no
n el discurso dirigido a los miembros
existen prohibiciones, sino sólo aliento y en­
del Capítulo General de los salesianos,
tusiasmo. La naturaleza se siente potencial para
Pablo VI definió el espíritu de Don Boslo sobrenatural y la persona encuentra el
co: -Sencillo, alegre, sereno.» Aquí está el ambiente
se­
más apto para desarrollarse. La me­
creto de su éxito: Don Bosco presenta a lancolía
sus
queda exorcizada como avanzadilla
jóvenes un cristianismo feliz, eternamente joven
del pecado: la serenidad reina soberana en
y por lo mismo siempre actual.
la capilla y en el patio y encuentra siempre
Es cristianismo que alegra la juventud de
abiertas las puertas de las aulas y talleres.
los alumnos salesianos: la consagra y la nu­
La vida irrumpe, reza y canta, arrollando en
tre con su sangre divina.
su carrera toda preocupación y todo com­
En las casas de Don Bosco se vive un
plejo.
cristianismo feliz. El joven respira en la esfera

E

EL PAN QUE ENCIERRA TODA ALEGRIA
En el altar del Angel de la Guarda de la
iglesia turinesa de San Francisco Don Bosco
celebró su primera Misa (6 de junio de 1841).

18



Cuando se encargó a un grupo de salesia­
nos hacer la misa de San Juan Bosco. sur­
gió una sabrosa discusión entre dos de ellos:
Don Vismara y don Caviglia.
El primero quería que la epístola fuera el
himno de San Pablo a le caridad, porque,
según él, la caridad definió el espíritu de Don
Bosco. Don Caviglia le hizo notar que la ca­
ridad es el alma de toda santidad, constituye
su esencia y por eso mismo no puede ser ca­
racterística de un solo santo. Don Caviglia
propuso, y fue aceptado, el trozo por él se­
leccionado de la carta de San Pablo a los
Filipenses.
Dice así: -Hermanos, todo lo que es verda­
dero, todo lo que es justo, todo lo que es
santo, todo lo que es amable, todo lo que
da buena fama, todo lo que es virtuoso y dig­
no de alabanza, tórnese objeto de vuestro
pensamiento. Lo que de mí habéis aprendido
y oído, y lo que en mí habéis visto, ponedlo
en práctica, y el Dios de la paz estará con
vosotros.»
El joven que, ñor su natural, cree el ideal
más real que toda realidad cuando vive un
cristianismo feliz, descubre que Jesús es el
ideal concreto de sus sueños y halla que co-

DON 60SC0

MISION
UNIVERSAL
DE

rrer al encuentro de Jesús es el más embria­
gador de los deportes. El joven que se nutre
de la eucaristía en las iglesias salesianas y
desahoga su exuberancia en los ruidosos pa­
tios, se da cuenta que debe poner todas sus
energías en juego para hacer a sus compa­
ñeros más habitable el planeta y siente que
ha de consagrarse con toda su alma a Jesús,
síntesis divina de todo valor por el que me­
rece la pena vivir.
El joven que vive su cristianismo feliz, se
ve atraído a hacer suya esta plegaria dictada
por un gran pensador: «Jesús, tú eres la sín­
tesis y el ápice de todas las perfecciones hu­
manas y cósmicas. No hay perfil de belleza,
ni encanto de bondad o elemento de fuerza
que no halle en ti expresión purificada y su
coronación.
«Cuando te poseo, tengo verdaderamente re­
cogido en un solo objeto la síntesis ideal de
todo lo que el universo puede dar o hacer
soñar. El sabor único de tu Pan admirable
ha sintetizado tan bien los gustos más exqui­
sitos que la tierra contiene y alimenta, que
podemos ahora, según nuestros deseos, hallar­
los uno después de otro, indefinidamente, en
Ti. Pan que encierra toda alegría.»
Estas expresiones de 'I’eilhar de Chardin,
son un bellísimo comentario a la epístola de
la misa del Santo de los jóvenes.

QUERIDOS HUOS, COMEDME
Un día, Don Hosco experimentó un estado
de ánimo que fue como un eco fiel del esta­
do de ánimo que condujo a Jesús a la insti­
tución de la Eucaristía. Dijo a sus jóvenes:
«Hijos queridos, todo lo que soy. es vuestro;
comedme.»
Don Hosco sintió que su vida era ese pan
que se consumía nutriendo.
También con sus hijos se verifica un pro­
ceso semejante. Todo hijo de D on Hosco, qui­
tándose el hambre con el Pan que encierra
toda alegría, advierte en sí una necesidad de
nutrir espiritualmente a los hermanos de Cris­
to. Precisamente la vida del hijo de Don Hos­
co, es un pan que se consume nutriendo.

DON ROSCO
por el CARDENAL SIR l de Génova

E

1815, en Becchi de Castelnuovo, con Juan Hosco, nacía una
misión de carácter universal. La
humildad del ambiente de los Becchi,
demuestra que para recibir una mi­
sión universal no es necesario aparato
humano alguno.
n

Es d ifícil com prender que el carác­
ter universal de la misión de Don Hos­
co, v ien e dado por el sistema propio
de su educación y de la importancia
de su fam ilia salesiana.
Creo que h ay algo más.
Efectivam ente, Don Bosco fue el
sacerdote sin com plejos humanos, so­
cia b le en grado sumo,- de rostro son­
riente, adaptable, cercano a todos, y
a todos accesible/ siempre y sólo
sacerdote. Este sacerdote, sin separla
del altar, ha llevad o la figura del
sacerdote en medio del pueblo y de
su cam biante realidad. Quizás en el
pasado siglo, nadie ejerció una influen­
cia igual a la ejercid a por él, en este
sentido. En el momento en que la
cristiana tradición fam iliar empezaba
a no regir y se am plificaban, por con­
siguiente los cometidos del sacerdocio,
en el momento en que la humildad y
caridad sen cilla com enzaban a ser las
únicas —después de la gracia de Dios—
en perm anecer al servicio de la ver­
dad, el sacerdote de Becchi, hizo diana
en cómo d ebía adaptarse el sacerdo­
cio. Y en esto, si muchos le han imi­
tado, quizás ninguno le ha superado.
Las tentativas de modernización he­
chas por oíros cam inos no parecen ha­
ber dado buenos resultados.

— 19

Viejos libros hoy, que en su tiempo fueron bastante leídos. Todos ellos, escritos por
Don Sosco, apasionado de la prensa. Es patrono de los Editores Católicos
Pasión de Don Sosco
Alguien ha dicho: «Don Bosco tenía tres
pasiones: la confesión, la escuela y la pren­
sa.»
En la confesión veía Don Bosco el sacrantento de la regeneración cristiana de los
hijos de Dios, el canal de la Gracia y el sos­
tén de la Pureza para sus muchachos.
La escuela era el medio de acercarse a los
jóvenes, de construir en ellos el hombre de
mañana, «buen cristiano y honrado ciuda­
dano» para la patria y la sociedad.
Y la Prensa - la edición y difusión de
folletos y ijuenos libros - un altavoz de las
conciencias, un medio de apostolado entre
el pueblo, «medio divino», «medio adecua­
do para sostener el reino de Dios en muchas
almas», «arma para oponerst' a la impiedad
y a la herejía, que de todo se vale para insi­
nuarse en el pueblo sencillo».
Quizás algunos aspectos de Don Bosco. su
carácter taumaturgo de obrador de milagros,
su misión de wiucador v apóstol de la juventvjd. hayan hecho olvidar a alguno esta
pasión de Don Bosco, escritor, publicista y
riifusor de la buena prensa.
En frase de Pío X!, que le conocía bien.
•Don Bosco tenia predilección por la pren­
sa. haciéndola objeto especial de su preocu­
pación por el bien, particularmente en favor
de la juventud».

20



El siglo XIX marca la hora de «la puesta de
largo» y presentación en sociedad de la pren­
sa. Contribuye a popularizarla la invención de
la rotativa en 1825 por Marinoni, la litogra­
fía, más tarde la linotipia, y el telégrafo y
teléfonos, empleados para la más rápida trans­
misión de las noticias.
Don Bosco. hombre de su tiempo y otea­
dor del porvenir, supo ver la importancia del
«cuarto poder», y colaboró incluso en su pro­
greso y recta orientación cristiana. Es frase
de don Caviglia, recogiendo un pensamiento
del mismo Pío XL «Puede afirmarse que sin
la contribución y el espíritu laborioso de Don
Bosco y de sus hijos, la prensa en Italia y en
otras naciones no habría progresado tanto.»

Periodista en activo
Se dedicó al periodismo diario, siendo so­
cio fundador y colaborador habitual de «L'Ar­
monía» y algún otro. Pero lo abandonó pron­
to por la conexión del periodismo de enton­
ces con la política de partido.
Se dedicó también a la prensa juvenil, co­
menzando la publicación de «El Amigo de la
Juventud». Se ve que la prensa juvenil tro­
pezaba ya entonces con serias dificultades. Le
fallaron los colaboradores. A partir del número
61 decidió fusionar su periodiquín con «El Ins­
tructor del Pueblo» al que aportó su buena vo-

DON 60SC0 Y LA PRENSA
por ANTONIO SANCHEZ ROMO, D irector de la R evista Juvenil «EN MARCHA»

*

Apóstol de la Prensa: «No dudo en llamar divino a este medio,
*3^® Dios
mismo se valió de los libros inspirados para la regeneración del hombre..,*
(Don Sosco)

*

Milagro editorial: Ciento cincuenta y bes libros con su firma y más de veinte
millones de opúsculos y folletos distribuidos por Don Sosco en menos de
treinta años.

*

Salesianos-Prensa hoy: Una Agencia de Noticias, 22 Editoriales, 115 Escuelas
Gráficas, 800 Revistas y Periódicos..., Boletín Salesiano: un millón de ejempla­
res de tirada en 31 ediciones...

luntad y muchos lectores, colaborando en él
durante algunos meses.
Sin embargo, la publicación que Don Bosco
más estimó y logró mayor éxito en el pueblo,
fueron las «Lecturas Católicas*. Era una publi­
cación mensual de folletos y libritos hasta de
doscientas páginas, que abarcaban temas de
actualidad y cuestiones debatidas de apologé­
tica. Iban dedicadas a contrarrestar la propa­
ganda protestante y a dar sólida instrucción mo­
ral y religiosa a la juventud y al pueblo. Don
Bosco fue su director y colaboró en ellas de
manera habitual. Más de cincuenta títulos di­
versos, algunos en varios tomos, se debieron a
su pluma.
En pocos años consiguió 14.000 suscriptores, gracias a su forma original de «venta por
asociación* y por difusión capilar, modalidad
precursora de la actual venta a plazos o dis­
tribución en depósito. De la importancia que
le dieron los protestantes son prueba los ricos
ofrecimientos que le hicieron para que las
abandonase, y las amenazas y atentados con
que respondieron ante su negativa.
Como número extraordinario de esta publi­
cación sacó a partir de 1853 el calendario
•II Galantuomo», que fue el primer almanaque
cristiano.
Prueba de su afición a la prensa lo es tam­
bién la visita que hizo durante su estancia en
París en 1883 a los PP. Asuncionistas que di­
rigían el semanario «Le Pelerin» y proyectaban

la adopción del diario «La Croix». Su palabra
de aliento acabó de decidir a aquellos hombres
que se embarcaron en la publicación del gran
rotativo católico francés y en la marcha de ese
gran complejo editorial cristiano que es la «Maison de la Bonne Presse».
Iniciativa suya fue a partir de 1877 la edi­
ción del «Boletín Salesiano», órgano de sus
obras y cooperadores, que tan rápida difusión
logró en seguida en Italia, Francia. España, Ar­
gentina y donde quiera que sus hijos los salesianos llevaban el espíritu del Fundador.

Escritor y editor
Pero no se agotaba la capacidad dt Don
Bosco en la publicación de esa que podríamos
llamar prensa periódica, sino que fue un pu­
blicista y propagador de libros de todo tipo,
como divulgador de la cultura popular cris­
tiana.
«$u mente se hallaba abierta a cuanto de
útil y beUo venía floreciendo en el mundo mo­
derno. Se relacionó también con los grandes
escritores de su tiempo - Silvio Pellico, Rosmini, Niccoló Tommaseo, Máximo D'AzeglIo,
De Maistre, Víctor Hugo - como lo demuestra
su correspondencia.»
Se conservan 153 libros o folletos de los
temas más diversos con la firma de Don Bos­
co como autor.
Escribió manuales de H i s t o r i a - S a g r a d a ,


21

Eclesiástica, de Italia - que alcanzaron nume­
rosas ediciones de abundante tirada por haber
sido aprobados como texto oficial po.' el G o­
bierno. Publicó libros de piedad y devociona­
rios. El de mayor tirada fue «El Joven Cristia­
no Instruido», que en vida del autor logró edi­
ciones de hasta 50.000 ejemplares de tirada.
I loy se encuentra traducido a casi todas las
lenguas. Superando en su moderna versión ita­
liana - «In preghiera» - la 175 edición ita­
liana.
Y hasta se dedicó a escribir cosas tan dis­
pares como libros divulgadores del Sistema Mé­
trico Decimal, Elementos de Aritmética, Geo­
metría y Dibujo, y un Tratado de Viticultura.
Por medio de sus primeros colaboradores
inició la edición de grandes colecciones sol)re
Clásicos Latinos, Griegos y Cristianos, y edi­
ciones revisadas de obras de literatura italia­
na para los colegios. Asimismo una selecta
galería dramática para la que él mismo escribió
algunos títulos.
A su muerte había editado y distribuido más
de veinte millones de libros, folletos o revistas.
Nada extraño, por tanto, que Pío XII ante
tamaña labor editorial lo constituyera Patrono
de los Editores Católicos.

«A la vanguardia del progreso»
Don Bosco comprendió que toda esta abun­
dante labor editorial requería medios adecuados.
Por eso apenas pudo montó su primer taller
de imprenta y encuadernación que se conver­
tiría en un gran edificio para «el arte del li­
bro», inaugurado en Turín en 1883. Inició en
Italia la fundición de tipos y fundó la primera
fábrica de papel del Piamonte, introduciendo
maquinaria modernísima. No había en Turín ni
en todo el Piamonte tipografía que se le pu­
diera comparar.
Don Aquiles Ratti la visitó y quedó maravi­
llado ante «aquella maravillosa conjunción de
la escuela y el taller».
La explicación se la dio el Santo: - «Don
Bosco quiere estar siempre a la vanguardia del
progreso».
Aquiles Ratti no lo olvidó y cuando ya se
llamaba Pío XI encargó a los Salesianos la «Po­
liglota Vaticana». la imprenta del Papa.
Don Bosco a su muerte dejó, además de la
tipografía de Turín, otras siete establecidas en
Europa y América. Y dieciocho librerías en
torno a la gran «Editorial Salesiana» de Valdt>ccü que se ocupaba de la edición de clá­
sicos. libros de texto, diccionarios, libros de
pedagogía, música, teatro, etc.
A sus hijos - salesianos y cooperadores les dejaba en herencia también la misión de
«difundir a manos llenas la buena prensa».

22

Tres arios antes de su muerte escribía en
circular dirigida a todas las casas: «No vacilo en
llamar divino a este medio, porque Dios mis­
mo se valió de él para la regeneración del hom­
bre. Los libros que El inspiró propagaron por
todo el mundo la buena nueva... A nosotros
nos toca imitar la obra del Padre celestial...» Y
continuaba dando consejos para la difusión
de buenos libros, para luchar contra los he­
rejes «con armas iguales», y recomendando el
establecimiento de tipografías al abrir nuevas
casas de artes y oficios.

Prensa, apostolado salesiano
Los salesianos han sido fieles al testamento
del Padre.
El «Boletín Salesiano». órgano de esta fami­
lia, se imprime hoy en 12 lenguas y 31 edicio­
nes, con cerca de un millón de copias en con­
junto. de las que 70.000 corresponden al Bo­
letín Salesiano español.
Vertiendo el espíritu de las Lecturas Cató­
licas del Padre en los moldes de la época ac­
tual, sale hoy ALAMEDA, órgano mensual de
actualidad y cultura, con diversos nombres en
Italia, Argentina, Méjico y Brasil. La edición
italiana MERIDIANO 12 (el meridiano de
Roma) goza de extraordinario prestigio y se
coloca por presentación, tirada y difusión a la
cabeza de las mejores revistas del género.
El panorama completo de la Prensa Salesia­
na en el mundo comprende: una Agencia de
Noticias (la ANS), 82 grandes revistas y perió­
dicos, y más de 700 revistillas, de tirada varia­
ble, órganos de colegios o asociaciones de An­
tiguos Alumnos. En conjunto se dirigen a va­
rios millones de lectores.
Los casas editoras salesianas son hoy 22. y
127 las librerías.
Gozan del mayor prestigio en plan edito­
rial la SEI de Turin con sucursales en todo el
mundo y la L. D. C. (Librería de la Doctrina
Cristiana.)
Las escuelas gráficas son hoy 115 y 64 las en­
cuadernaciones.
El empleo racional de los medios modernos
refuerza cada vez más la difusión de ideas
cristianas, particularmente en el campo de la
juventud, según el espíritu del Padre, Patrono
celeste de todos los Editores, y de San Fran­
cisco de Sales. Patrono a la vez de los perio­
distas y de las Obras Salesianas.
Siguiendo las orientaciones de Pablo VI,
periodista e hijo de periodistas, y de D. Luis
Ricceri, el reorganizador y sistematizador de
toda la Prensa Salesiana, los salesianos quieren
seguir caminando «con Don Bosco vivo, hoy,
de cara a las exigencias de nuestro tiempo y a
las esperanzas de la Iglesia», también en este
campo de la prensa.

I
t

Dibujo primitivo que reproduce el cobertizo Pinardi, arreglado por Don Sosco para el
Oratorio. Fue su primera sede estable y
definitiva.

En medio de sus músicos Don Sosco proclama su estima hacia la música. Un Oratorio
sin música es como un cuerpo sin alma, repitió muchas veces.

En este mismo pajar de Casa
Moglia empezó Juaniio Bos>
co a trabajar a los doce años,
porque en casa las disensio*
nes con el hermanastro An­
tonio impedían la paz. Aquí
fue donde su amo le pilló
rezando el Angelus. A la
riña respondió que si al tra­
bajo se une el rezo las espi­
gas dan doble grano.

EL S A N T O
DEL T R A B A J O

E

ios muchos títulos por los que —les dirá Don Bosco a sus jó v en es— y
el nombre de Don Bosco es u niver­ cuando alguien se aparta de él está fuera
salmente amado, uno de los más sig­ de su centro y corre gran riesgo de ofender
nificativos es el de «Santo del trabajo». al Señor.»
Le conviene con toda propiedad por su
Personalm ente, el trabajo fue para nuestro
vida, sus obras y el campo predilecto de
santo regla de conducta tan alegrem ente
sus preocupaciones y de sus pensamientos.
aceptada que pudo afirmar: «Dios me ha
concedido la gracia que el trabajo, lejos
En cuanto a su vida, ninguno ignora cómo
Don Bosco se consumió en el trabajo/ y
de serme un peso, siempre me resulta de
esto desde sus primeros años, en los que,
recreo y distracción.»
con madurez sorprendente y con sacrificios
En Don Bosco aparece plenam ente vivida
gravísimos, alterna escuela con el trabajo
la concepción cristiana del trabajo como v a­
manual más hum ilde: mozo de labranza de
loración de la personalidad y como instru­
los 13 a los 14 años, aprendiz de sastre
mento de salvación y de progreso social.
después y, para poder costearse los estudios
No extraña, por tanto, la amorosa atención
antes de entrar en el seminario, camarero
prestada por él a los problem as del trabajo
y em pleado en lo que se presente.
en sus tiempos, aun cuando su vocación lo
Esta ejem plar, pesada y dolorosa ex p e­ orientó primeram ente h acia la asistencia a
riencia reavivad a por un profundo sentido
la juventud.
religioso de la vida ya orientada a su fu­
Por otra parte, la Providencia lo condujo
tura misión, se reflejará después en todos
desde los primeros pasos de su actividad
sus actos/ lo mismo cuando tenga que pro­ sacerdotal a considerar con atenta piedad
v eer materialmente a las necesidades de sus
las condiciones de los jóven es, esp ecial­
asilados como cuando formule los progra­ mente de los abandonados a si mismos en
mas de sus obras.
los um brales de la vida del trabajo.
Gracias a esta exp eriencia cristianam en­
te vivid a se puede hoy hablar de una p e­ DEFENSOR DE LOS APRENDICES
dagogía salesiana del trabajo.
«El hombre ha nacido para el trabajo
Su caridad y su gran sentido práctico lo

24 —

n tre

empujaron principalmente a proveer a las
necesidades más urgentes que se le ofre­
cían a sus ojos,- pero luego fue ampliando
una red, cada vez más vasta, de obras e
iniciativas hasta montar ese complejo de
instituciones, sin igual en su campo, que
dejó en herencia preciosa a la familia salesiana.
No obstante, el carácter singularmente
práctico de su actividad y
empeño que
puso en emplear todas sus energías, nuestro
Santo puede ser incluido en el reducido
número de los que en la última mitad del
pasado siglo se dieron exacta cuenta del
significado de la crisis del mundo del tra­
bajo en el segundo período de la revolución
industrial. Convendrá tener presentes algu­
nas fechas.
El comienzo de la obra de Don Bosco,
como es sabido, se coloca en el año 1841:
aprendices de fábricas y empleados de tien­
das son los primeros beneficiados,- en 1844
montaba las primeras escuelas nocturnas,
y en 1853 daba principio a sus escuelas pro­
fesionales.
Téngase presente que en 1844 fueron le­
galmente suprimidos en el Piamonte los
gremios de artesanos. La religión se abría
entonces con gran lentitud al primer esfuer­
zo industrial, en tanto que todas las fuer­
zas se orientaban hacia las empresas políti­
cas y militares, que tenían por objetivo la
formación del nuevo Estado unitario.
Período, por tanto, grandemente agitado,
lleno de inceríidumbres y de miserias, es­
pecialmente para los trabajadores a sueldo,
cuyos problemas sólo un reducidísimo gru­
po de personas iluminadas consideraban.
En esta realidad dolorosa operó Don Bosco
con clara visión de las cosas y total entre­
ga a su caritativa misión.
Lo vemos seguir a sus jóvenes en los ta­
lleres y fábricas para tutelar sus derechos,
incluso con sus correspondientes contratos
y con la fundación de una Caja de mutua
ayuda. Lo vemos, asimismo, empeñado en
defender la función social del trabajo, com­
batiendo COTÍ los hechos la tesis del primer
liberalismo que había abandonado las con­
diciones de los trabajadores a los efectos
de una despiada competencia.
Y puesto que las víctimas más indefensas
eran los jóvenes, Don Bosco encaminó prin­
cipalmente su obra educativa hacia ellos
con una doble meta: dar al trabajador el
lugar que le corresponde en el campo edu­
cacional y formar obreros preparados pro­
fesional, técnica y moralmente.

SUS SOLUCIONES SIGUEN SIENDO
VALIDAS
Estas orientaciones están claramente for­
muladas en el programa de las escuelas pro­
fesionales salesianas del 1886: «El fin que
se propone la Sociedad Salesiana al acoger
y educar a los jovenciíos artesanos es el
de prepararlos de manera que, al salir de
nuestras casas terminado el aprendizaje, ade­
más de haber aprendido un oficio, gracias
al cual puedan ganarse honradamente la
vida, estén bien instruidos en religión y
posean los conocimientos culturales apro­
piados a su estado. De todo lo cual se sigue
la triple orientación que debe darse a su
educación: religiosa-moral, intelectual y pro­
fesional.»
La mirada de Don Bosco fue más allá de
las fronteras de su ciudad y país, como lo
demuestra el desarrollo de sus iniciativas
fuera de Italia, por él enviadas durante su
vida, y la actual imponente consistencia de
las obras salesianas en el punto que aquí
nos interesa: 200 escuelas profesionales con
30.000 alumnos.
Su mirada también se extendió más allá
de la juventud en el campo del trabajo,
extendiéndose a toda la temática de la vida
social en la que el Santo veía cada vez me­
jor la fuerza determinante de la clase
obrera.
Mientras tanto, dificultades y contrastes
turban la sociedad moderna con nuevos
problemas, planteados por el progreso téc­
nico y las transformaciones sociales/ sin
embargo, las ideas de San Juan Bosco si­
guen más vivas y actuales que nunca no
sólo, como es evidente, por su inspiración
evangélica, sino por las soluciones con­
cretas por él enseñadas como solución de
muchos problemas del mundo del trabajo.
Basta pensar en la vitalidad admirable
de sus obras en las más diversas condicio­
nes y en el mismo campo de la instrucción
profesional el camino que aun queda por
recorrer, incluso en nuestra nación.
Se puede decir muy bien que la sociedad
moderna puede aprendei mucho, incluso
en el orden de las realizaciones, de la ejem­
plar experiencia de Don Bosco.
Los trabajadores, además, reconocen en
él al que, sacrificando en el trabajo toda
su vida, se ha hecho guía de los hombres
de buena voluntad en la creación de una
sociedad más justa, en la que se le reco­
nozca al trabajo toda su nobleza y toda su
función.

— 25

MjO S A X T U iV O S AW.t^3iXOS S A L E S IA A ÍO S

UN FENOMENO PEDAGOGICO INTERESANTE
por LUIS VALPÜESTA, C onsiliario Nacional de los Antiguos Alumnos S alesian os- - - - - b ^ U I E N no quiere a los Salesianos?» Asi
i l I habló S. S. Pablo VI en la audiencia
concedida a los miembros del XÍX Ca­
pítulo General de la Congregación Salesiana,
celebrado recientemente en Roma.
¿En dónde está la razón de este aprecio con
<[ue se distingue a los Salesianos?
Por una parte hemos de encontrarla en su
forma de ser¡ Son hombres sencillos, cordia­
les, amigos de la paz, de buen humor, des­
prendidos de las cosas terrenas, siempre abier­
tos a hacer el bien, serviciales desinteresados,
dedicados totalmente a lo suyo - que son las
a l m a s - , entregados a cristianizar a la juven­
tud...
Pero, además de estas cualidades, hereda­
das del fundador, que por sí solas ganan a
las prersonas, está la índole de la obra sa­
lesiana.
«Además de la ayuda del cielo, lo que nos
ha abierto camino y lo seguirá abriendo, dice
Don Rosco, es la misma naturaleza de la obra.
El fin a que tendemos es bien visto por todos
los hombres, incluso por aquellos mismos que
en materia de religión no piensan ni sienten
como nosotros. Porque nuestra obra tiende a
instruir y educar moralmente a la juventud
abandonada o en peligro, a apartarla del ocio
y de las malas costumbres, de la deshonra y,
quizás, de las cárceles.»
Si esta forma de actuar de Don R(/sco des­
pierta la admiración de la gente de fuera, ¿qué
impresión no causará a «los de dentro», es
decir, a los alumnos que viven todo el día con
estos hombres sencillos y desprendidos y que
todo lo piensan, concilx'n y actúan en virtud
de las almas que salvan o de la juventud que
fonmm? El impracto que reciben de los Salesia­
nos va calando en las almas de los alumnos
V les dura para toda la vida.

l ’N MONUMENTO DE GRATITUD
I.a Confederación Mundial de AA. AA. Salesiaitos, integrada por 26 Federaciones Na­
cionales y 560 Uniones Locales, constituye un
monumento de gratitud a Don Rosco Cuenta
en la actualidad con 2(X).000 asociados, volun­
tariamente adheridos a la Confederación.
Estos 200.000 hombres hacen, hov, corona
a Don Rosco >• a la Congregación. .Su retorno
masivo a la casa salesiana forman uno de los
hechos más simpáticos y agradables de la
26 —

Pedagogía Salesiana. Han retornado espontá­
neamente a ella para exteriorizar y cristalizar
su agradecimiento, perpetuar así su recuerdo
y seguir viviendo sus enseñanzas.
EL MISTERIO DEL RETORNO
Este fenómeno pedagógico, nunca visto en
los anales de la historia de la pedagogía, es
consecuencia de que los alumnos son trata­
dos con amor y como verdaderos hijos.
El F,statuto-Rase, que rige la Confederación
Mundial, lo explica así: «El origen del movi­
miento de los AA. AA. se ha de bascar en el
Sistema Preventivo, fundado en el afecto so­
brenatural del santo hacia los jóvenes. Los
alumnos se sentían amados por Don Rosco,
no como simples discípulos, sino como hijos,
y como tales surgió entre ellos, espontáneamente, el pensamiento de volver a la Casa
Paterna.»
Existe, en todos los educados por la pe­
dagogía salesiana, un sentido innato de re­
torno. Lo da el sentimiento de gratitud por
los beneficios recibidos, la experiencia de ha­
ber sido amados y comprendidos en la edad
más difícil y la necesidad de recordar años
inolvidables en donde la alegría invadía el
alma.
Lhi sistema educativo - razón, religión y
a m o r - tan cordial y familiar, tan humano y
sencillo, tan alegre y sobrenatural, tiene que
dar un producto bueno y agradecido. Del
principio educativo de Don Rosco: «Que los
alumnos sean amados y se den cuenta de que
lo son», brota la corriente de amistad que
dura siempre y que lleva la semilla del re­
torno.
El P. Scotti afirma que el A. A. «no puede
ser estructuralmente malo». Y es cierto. Hay
muchos principios buenos dentro de la inte­
ligencia de los que pasaron por un colegio u
oratorio salesiano. Hay una «vivencia» de
amor, de alegría, de trabajo, de serenidad, de
destino eterno, de misión que cumplir en la
vida, de Paraíso..., que no se pueden olvidar,
pese a los vaivenes o ajetreos de la vida. Y
como se lleva dentro aquella frase favorita de
Don Rosco: «Acuérdate, hijo, que tienes un
alma que salvar» - que es la expresión más
sensible de que se ama - , retornan para recor­
darla y... para que se la recuerden.

'

De ahí el fenómeno pedagógico del retorno
en todas las naciones del mundo en que tra­
bajan los Salesianos. El sistema lleva la «se­
milla» de la vuelta. Los AA. AA. vuelven. A
veces tardan. Pero vuelven. Hay algo «dentro»
que les impulsa a volver. Ellos saben que Don
Bosco y los Salesianos le siguen esperando con
afecto y cordialidad. Por eso vuelven.

de verdaderos campeonatos deportivos. El acto
más e.Ktendido es el llamado FIEST.A DE LA
UNION, consistente en la reunión anual de
los AA. AA. y cuyo objeto principal es «vivir
un dia de colegio».

L^' POCO DE HISTORIA

EL MOVIMIENTO EN ESPAÑA

“Hay una cosa por ¡a que desde ahora debemos
dar gracias a Dios y que forma uno J e mis mayo­
res consuelos: por todas partes donde voy recibo
buenas noticias e informes de los AA. ÁA. En
todas partes se habla bien de mis antiguos hijos."
“Todos alaban estas reuniones, porque son un
verdadero medio para recordar los avisos y conse­
jos que yo os daba cuando erais niños. Si, os lo
repito, esto me proporciona un gran consuelo, es
el honor y la gloria de mis últimos años.
"...Con vuestra presencia me aseguráis que están
arraigados firmemente en vuestro corazón los prin­
cipios de vuestra santa religión que os en-eñé que
son esos precisamente los que están guiando vues­
tra vida. ”

España cuenta en la actualidad con una
Federación Nacional y siete Federaciones Re­
gionales. La Federación cuenta con 37.680
socios. Su órgano nacional es el DON BOS­
CO EN ESPAÑA, que tira 19.500 ejempla­
res. Las Federaciones Inspectoriales está inte­
grada por los Centros Locales de las respecti­
vas provincias. Y en dichos Centros se des­
arrollan toda clase de obras culturales, de­
portivas y religiosas. Comprendiendo desde la
organización de tandas de ejercicios espiritua­
les. cerrados y abiertos, hasta la organización

En estas palabras de Don Bosco está pue.sta
toda su alma sacerdotal y todo su corazón
paternal.
Estos son también los sentimientos de los
Hijos de Don Bosco. Como él siguen «entre­
gados al bien de los alumnos», y por ello mis­
mo sienten por los AA. AA. el mismo cariño
y afecto que Don Bosco y esperan lo que él
esperó: el retorno de sus alumnos.
Y continúa dándose el fenómeno de «vol­
ver al colegio» porque se estableció entre am­
bos una corriente de amor.

El retorno oficial se hizo en 1870. A la
muerte de Don Bosco se unieron los AA. AA.
de Italia en Federación. En 1911 se celebró el
Primer Congreso Internacional. En 1920. el se­
gundo. En 1955 se aprueba definitivamente el
Lstatuto-Base de la Confederación. En 1963
se ha planteado de nuevo la revisión del
Estatuto-Base con miras a las orientaciones del
Concilio Vaticano II. Los dias 10, 11 y 12 del
pasado septiembre ha tenido lugar el Primer
Congreso Europeo.

UNAS PALABRAS DE DON BOSCO
DE LOS S.ALESIANOS A LOS AA. AA.

El 9 de junio de 1929, los restos mortales de Don Bosco volvieron apoteósicamente a
Valdocco. Toda la familia salosiana le acompañó en su triunfal retorno.

UN NOMBRE EN LAS MISIONES.

DON SOSCO

UANITO Bosco quería hacerse fran­
ciscano. Y a tenía todo preparado
para ingresar en el C onvento de la
Paz, de Chieri, cuando una noche tuvo un
sueño misterioso que le disuadió de su em­
peño. V io a un fraile con el hábito sucio
Y desgarrado que le aseguró severam ente:
«En la Paz, tú no encontrarás la paz.»

J

Era el año 1834. Dios le llamaba por otro
camino. Le destinaba a ser el Padre de la
gran Familia Salesiana.
En la polifacética figura de Don Bosco no
podía faltar el aspecto misional, uno de los
más entrañables de su corazón de apóstol.
Toda la vida del santo turinés se halla
salpicada por constantes avisos del cielo.
Cuando se encontraba en un grave aprieto
o una cruel incertidum bre le atenazaba, re­
cib ía un m ensaje celeste, un «sueño», en el
que se le mostraban m aravillosas perspec­
tivas.

Era el año 1854. El cólera hacía sus es­
tragos en la capital del Piamonte. Una de
sus víctimas era un alumno de Don Bosco,
el joven Juan Cagliero. Al entrar en la ha­
bitación del enfermo para administrarle los
últimos auxilios espirituales, el Santo vio
sorprendido cómo una paloma revoloteaba
a la cabecera del enfermo, mientras una mul­
titud de salvajes semidesnudos, inclinán­
dose sobre el joven, seguían anhelantes su
respiración fatigosa. La visión duró un ins­
tante: lo suficiente para que Don Bosco
comprendiera que se encontraba ante un fu­
turo obispo misionero.
—Curarás, Juanito, y con el Breviario bajo
el bi:azo, recorrerás muchas tierras...

28

El tiempo le dio la razón: aquel joven ca­
pitanearía la primera expedición misionera
salesiana. Y con su Breviario bajo el brazo,
Don Juan Cagliero, más tarde obispo, y lue­
go Cardenal, recorrió a caballo y en las ho­
rribles galeras patagónicas, más de medio
millón de kilómetros. Fue el gran Civiliza­
dor Y Apóstol de la Patagonia. La Santa Sede
aseguraba en 1935 que todos los indios pa­
tagónicos eran prácticamente católicos.
Una vez consolidada su naciente familia
religiosa, Don Bosco pensó con gran ilu­
sión en las Misiones. Pero, ¿a dónde enviar
sus Hijos? El cielo vino una vez más en su
ayuda en 1872.
Vio en sueños una región vasta y desola­
da donde multitud de salvajes, que ya ha­
bían dado muerte a varios misioneros de
otras Ordenes religiosas, caían de rodillas a
la llegada de los Salesianos que venían
cantando con sus niños.
Era, pues, la voluntad del cielo que se ini­
ciaran las Misiones Salesianas. Pero, ¿dónde?
Don Bosco estaba indeciso: Etiopía, HongKong, Australia, la India...
En 1874 las autoridades argentinas solici­
taban varias fundaciones, describiendo pai­
sajes Y tipos patagónicos: eran los salva­
jes del sueño de Don Bosco. El 11 de no­
viembre de 1875, fecha de oro en los anales
de las Misiones Salesianas, salía la primera
expedición acaudillada por el futuro Carde­
nal Cagliero. Hoy día, a los noventa años,
la Patagonia (dos veces la extensión de Es­
paña), es una región ganada enteramente
para la Fe y la Civilización.
Diez años más tarde, en 1883, un sueño des-

CARLO S
D ir B c io r

Mons. Caglie*
to, jefe de la
primera expe­
dición misione­
ra s a l e s i a n a ,
con C e i e r i n o
Namuncurá, hi­
jo del cacique
de la Palagonía. La acción
evangelizadora
ganó el respe­
to de los in­
dios, que en su
mayor parte se
convirtieron, y
t a n profunda­
mente penetró
en el alma de
Ceferino q u e
hoy su causa
de b e a t i f i c a ­
ción está in­
troducida y
son numerosas
las gracias que
concede a sus
devotos, prin­
cipalmente en
la Argentina.

f#e

M O R ETO N
Ju v o n tu d

O brara

corre a Don Bosco el velo del misterio acer­
ca de las riquezas naturales de todo el Con­
tinente Sudamericano. Partiendo de Carta­
gena (Colombia), realizó un largo viaje en
tren con el joven Luis Colle como guía. El
Señor le mostró el vastísimo campo de tra­
bajo que reservaba para sus Hijos, al par que
le hacía ver las bellezas de aquellas apar­
tadas regiones, las fuentes de energía y de
riqueza que se encerraban en sus bosques
Y en el interior de sus montañas, y la exis­
tencia de numerosas tribus primitivas, to­
talmente ignoradas por entonces, que vivían
en amenos valles de las cordilleras andi­
nas, desconocidos para los geógrafos.
Exploraciones posteriores dieron punto
por punto la razón al Santo.
En 1885, diez años antes de que el mundo
de la ciencia conquistara el espacio con el
primer vuelo que tan solo alcanzó los 200
metros de recorrido a muy pocos de altura,
Don Bosco volvió a recorrer el Continente
Sudamericano en avión. De regreso: «Yo
era llevado a gran velocidad por un cami­
no extraño y altísimo, y de esa manera lle­
gué al Oratorio. Toda la ciudad de Turín
estaba bajo mis pies, y las casas, los pala­
cios Y las torres me parecían bajas casucas:
tan alto me encontraba. Plazas, calles, jar­
dines, avenidas, ferrocarriles, los muros que
rodean a la ciudad, los campos, las colinas
circundantes, las ciudades y los pueblos de
la provincia, la gigantesca cadena de los
Alpes cubiertos de nieve, estaban bajo mis
pies Y ofrecían a mis ojos un espectáculo ma­
ravilloso».
En este sueño vio el Santo el pasado, el
presente y el futuro de cada una de sus
Casas de allende los mares.
En julio del mismo año 1885, Don Bosco
volvió a soñar con las Misiones. En este sue­
ño, los Angeles de la China, del Africa y

de Australia, le anunciaron la llegada de
sus Misioneros a estas tierras.
Los Salesianos, en efecto, entraron en Chi­
na en 1906, después de la muerte del Fun­
dador. Su labor en el Continente amarillo
fue fecunda, y pronto surgió el Vicariato,
más tarde diócesis, de Shiu-Chow, que cuen­
ta con dos insignes mártires en los albores
de la persecución comunista: Mons. Luis
Versiglia y el P. Calixto Caravario. Hoy día,
toda la Obra Salesiana de la China Conti­
nental forma parte de la Iglesia del Si­
lencio.
En 1911 pusieron pie los Salesianos en el
Continente Africano, donde cuentan con
florecientes Misiones especialmente en la re­
gión central.
En 1927 desembarcaron a su vez en Austra­
lia, donde son 10 los centros repartidos por
toda la Isla.
Estando Don Bosco en Barcelona, tuvo el
último sueño misionero en la noche del 9 al
10 de abril de 1886. En esta ocasión, su guía
es una Pastorcilla, que mostrándole las ciu­
dades de Santiago de Chile y Valparaíso,
le manda tirar una línea entre ésta última
Y Pekín, pasando por el corazón de Africa.
Luego le anuncia: «En esta línea surgirán
muchos Noviciados y Casas de Formación
para tus Misioneros».
El sueño se ha cumplido ya. Hoy las Mi­
siones Salesianas florecen en el mundo por­
que los Hijos de Don Bosco se establecieron
en Uruguay (1877); en Ecuador (1887), don­
de los Jíbaros, terribles cazadores de cabe­
zas, se rindieron ante la sonrisa salesiana; en
Brasil (1883), donde trabajan para cristiani­
zar a las tribus amazónicas; en Colombia
(1890), donde llevaron alivio y consuelo a
los infelices leprosos; en Venezuela (1894),
donde procuran atraerse a las primitivas tri-

L a s re v is ta s sa te s ia n a s en E sp a ñ a son:
BOLETIN SALESIANO, órgano de los
Cooperadores Salesianos. - MADRID
DON BOSCO EN ESPAÑA, órgano de
los Antiguos Alumnos. - MADRID
lUVENTUD MISIONERA, revista juvetúl de misiones. - MADRID
JOVENES, revista amena juvenil. - B.ARCELONA
EN MARCH.\. revista de testimonio
cristiano para jóvenes v adolescentes. MADRID

30 —

CHIRIBIN, revista amena infantil. - BAR­
CELONA
ALAMEDA, revista familiar de actuali­
dad y cultura. - MADRID
TECNICA DE APOSTOLADO, revista
de pastoral juvenil. - MADRID
TIBIDABO, formativa y difusora de la
devoción al Sagrado Corazón.— BAR­
CELONA.

bus del Orinoco; en Paraguay (1896), donde
han logrado recientemente establecer con­
tacto con los terribles indios Moros.
En el mismo corazón de A frica los Hijos
de Don Bosco tien e a su cargo el V icariato
Apostólico de Sakania, en Katanga, desde
donde irradian una benem érita labor por
todo el Congo. Y en Ruanda, Burundi, la Ciu­
dad del Cabo, M adagascar.

Siguiendo la línea del sueño, a través de
los mares, los Salesianos se establecieron en
la India en 1916, donde cuentan hoy con
seis florecientes diócesis y multitud de cen­
tros de Misión: en Japón (1925), donde pro­
pagan el Evangelio por todo el País del Sol
Naciente a través de una modernísima Edi­
torial,- en Hong-Kong (1927), donde sus obras
sociales son un adelantado del Catolicismo,en Tailandia (1927), hasta llegar finalmente a
Pekín (1947), en la vigilia del triunfo comu­
nista chino sobre el inmenso territorio chi­
no. Todas las Casas de aquella martirizada
nación han sido confiscadas por los comu­
nistas, y quedan tan solo 14 salesianos chi­
nos que sufren cautiverio tras el Telón de
Bambú. Mas, para ellos y para los que tra­

DON BOSCO
SACERDOTE
ROMANO

b ajan en Formosa, quedan las esperanzadoras palabras de Don Bosco comentando este
mismo sueño:
—¡Q ué gloria para el Señor el día en que
los Salesianos procedentes del C eleste Im­
perio se unan con los Salesianos proceden­
tes de la Tartaria!

En los cinco Continentes se han hecho una
realidad los sueños misioneros de Don Bos­
co. La Santa Sede ha confiado a los Sale­
sianos 15 territorios de Misión con un total
de 1.696.950 km. cuadrados, y 20.634.000 ha­
bitantes, de los que sólo 654 mil ron cató­
licos. Pero además tienen puestos de Misión
en otras jurisdicciones religiosas. Son 2.290
los Misioneros que trabajan en 265 centros,
a los que hay que añadir las 924 Hijas de
María Auxiliadora con sus 119 centros.
M agnífica floración nacida del corazón
apostólico del «soñador» que tanto amó a
las M isiones. Don Bosco, ante la im posibili­
dad de ir en persona, en vió a sus Hijos a
tierras lejanas. Hoy sus Hijos han llevado
su memoria hasta los últimos rincones del
planeta haciendo del nombre de Don Bosco
un nombre M isionero.

Don Bosco se dio a conocer inmediatamente como sacerdo­
te de la juventud, i>ero también del Papa: sacerdote romano,
hasta el punto de que diera que hablar a su ciudad, con su
puntita de celos: Roma te admira, pero Turín te ama. A la
distancia de tantos años, en la irradiación luminosa de su
figura y de su Obra, se puede decir con (oda razón, como
corrigiendo la frase: «Todo e! mundo te admira, lodo el mun­
do te ama.>
Don Bosco vive todavía en el encanto que suscita en las
almas juveniles. Tuvo la rara capacidad de recoger y com­
prender las aspiraciones de la juventud. No es cierta que
ésta anhele siempre actuar a sus anchas, imjjonerse a la
luz de la doctrina, rebelarse contra la disciplina. Todo lo
contrario, desea ser comprendida con inteligencia Ix’iiévola,
guiada con biazo robusto, con palabra sincera: quiere hallar
corazones que la amen y la aprecien, ayudándola dulce y
firmemente en la búsqueda de lo que es verdaderamente
importante en la vida: en la vida presente y en la direc­
ción hacia la futura.
JUAN XXllí

— 31

CADENA DE LUZ
GRACIAS EN NOMBRE DE LOS 50 HOSPITALES, SANATORIOS, CARCELES
y ENFERMOS A QUIENES ENVIAMOS UNA SUSCRIPCION DE «ALAMEDA»
EN NOMBRE DE CUANTOS CONTRIBUYEN CON SU ANILLO A CONS­
TRUIR LA CADENA DE LUZ Y BONDAD.
ESTE MES DAMOS LAS GRACIAS A:
Don Miguel Domenech, de Barcelona; 200 pesetas.—Don Luis Rovira. de Huesca: 255 pe­
setas.—Doña Dorotea Celaízábal, de San Sebastián: 100 pesetas.—Don Jesús Aizpuru, de
San Sebastián: 75 pesetas.—Angeles Huelín, de Pamplona: 50 pesetas.—Una señora, de X :
1.000 pesetas.—Don Joaquín Polo, de Madrid: 300 pesetas.—Don Eusebio Martín, de
Fuenlelapcña: 100 pesetas.—Varios anónimos: 1.150 pesetas.
Suma anterior: 4.750 pesetas.—Nuevas entregas: 3.430 pesetas.—Total: 8.180 pesetas.
B a ta ea una cam p a ñ a d e c a r id a d y b u en a p re n sa d e lo s C o o p er a d o re s S a les ia n o s y a m ig o s
d e D on H osco.

3eca$ ¡imá sostenimiento ^
formación deeocaciones
cEI mejor premio que Dios concede a una familia es un hijo sacerdote» (Don Bosco)

In s p e c t o r ía d e C ó rd o b a
P. P r o v in c ia l: C a lle M aría A u x ilia d o ra , 1 4
C ó rd o b a

BECAS EN FORMACION
Beca «Hoyos González».—N. e .: 4.110 pts. Total:
8.118,20 pts.
Beca «Nuestra Señora de Luna». Pozoblanco.—Nue­
va entrega: 3.000 pts. Total; 25.000 pts.
Boca «Santa Cruz de Tenerife».—N. e .: 3.000 pts. To­
tal: 28.000 pts.
Beca «Santo Domingo Savio». por las Cías, de la Ju­
ventud Salesiana de Sta. Cruz de Tenerife.—Nue­
va entrega: 7.000 pts. Total: 19.000 pts.
Beca «Fam ilia Torres». Las Palmas. l.S e .: 700 pts.
Beca «Fam ilia E. Chacón de Hernández». Las P al­
mas. l.S e .: 800 pts.
Beca «Fam ilia Lago». Las Palmas. 1.& e .: 1.500 pts.
Beca «Familia Naranjo». Las Palmas. 1.8 e.; 900 pts.
Beca «Fam ilia Atilio Ley». Las Palmas. 1.8 e.: 500 pe­
setas.
Beca «Fam ilia Lara». Las Palmas.—N. e .: 400 pts.
Total: 3.600 pts.
Beca «Fam ilia León de Navarro». Las Palmas.—Nue­
va entrega: 1.100 pts. Total: 1.600 pts.

In s p e c t o r ía d e S e v illa
P. Propínela?; C a lle Aíarfa AuatiZiadora, 18
S ev illa

BECAS EN FORMACION
Beca «Ntrn. Sra. dol Sagrado Corazón». Morón.—Nue­

va entrega: 2.000 pts. Total: 11.000 pts.
Beca «P . Clemente Guede». Cádiz.— N. e .: 800 pts.
Total; 4.750 pts.
Beca «Ntra. Sra. del Rosario». Rota.—^N. e .: 6.000
pesetas. Total: 15.000 pts.
Beca «Virgen de la Victoria». Mérida.—1.8 e .: 15.000.

In s p e c t o r ía d e V a le n c ia
P. P r o v in c ia l: C a lle d e S a g u n to , SIS
V a len cia
BECAS EN FORM ACION
Beca Perpetua: «Santa Teresa». Fundada por Srta.
Teresa Diez Cartagena, por el eterno descanso de
sus padres y de ella.—Total: 100.000 pts.
Beca «Virgen de la Luz». Cuenca.—N. e.: 5.000 pts.
Total: 9.750 pts.
Beca «Circulo Domingo Savio». Valencia.—N. e.: 200
pesetas. Total: 13.700 pts.
Beca «Archicofradía M. A.». Valencia.—N. e.: 4.000
pesetas. Total: 30.500 pts.
Beca «Jesús Mendivil». Valencia.—N. e .; 5.000 pts.
Total: 20.000 pts.
Beca «San Cayetano». En memoria de V. y T.—Nue­
va entrega; 15.000 pts. Total: 30.000 pts.
Beca Completa: «Juana Casanova».—N. e.: 18.000 pts.
Total: 30.000 pts.

E. G. Salesiana: Madrid-Atocha

Fecha
1965.10