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Título
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BS_1938_04
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Descripción
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Boletín Salesiano. Abril 1938
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extracted text
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ABRIL
1938
a esiano
R E V I S T A
DE
L A S
O B R A S
DE
D O N
B O S C O
INSCRIBIOS EN LA PÍA OBRA
DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DE ROMA
¿ Quién no conoce !a Obra del Sgdo Corazón
de Jesús?
Fué fundada por el Primer Sucesor de San
Juan Rosco, y benignamente aprobada por
S. S. León X III el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de una peseta^ u otra
moneda equivalente, se adquiere derecho a
participar de todas las oraciones y buenas
obras de la Sociedad-Salesiana y a la aplicación
de seis misas, que se celebran todos los días,
a perpetuidad, en nuestra Basílica del Sgdo
Corazón de Jesús de Roma, dos en el aitar
mayor, dos en el de María Auxiliadora y dos
en el de San José.
Los que se inscriben en la Obra Pía pueden
aplicar el fruto de estas misas a sí mismos, o
a otras personas, vivas o difuntas, y variar la
intención cuantas veces les plazca.
Las limosnas recibidas por este conducto
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios ^ los intereses culturales de la
sociedad, acogiendo a niños pobres y abando
nados, para educarlos cristianamente.
i
Quién no contribuirá, pues, con algunos
céntimos, que con tanta facilidad se gastan,
a esta invitación paternal de San Juan Bosco
y de la Iglesia, inspirada en ideales tan nobles
y caritativos ?
¿ Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina, en este mundo y en el
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
í Quién no tiene almas queridas, vivas o di
funtas, a quienes obsequiar con tan espléndido
regalo espiritual ?
No tardéis en pedir Hojas de suscripción.
R ector M
ayor
de
los
S a l e s ia n o s .
•Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse al mismo Rector
Mayor o directamente a nuestra casa de Roma, Ospizio Sacro Cuore - Via Marsala, 42.
Normas para los corresponsales de Boletín Salesiano
1. — Recibimos siempre con agradecimiento cuantas informaciones se nos quieran enviar,
que, de algún modo, pueden interesar a las Obras Salesianas. Aunque todas evidentemente no
podrán ser publicadas, servirán para enriquecer el Archivo de nuestra Casa Madre.
2. — Las croniquillas de fiestas o acontecimientos de especial importancia deberán ser breves,
se evitarán en ellas repeticiones y detalles innecesarios, y, de ser posible, se escribirán a máquina
con líneas bien espaciadas.
3. — Salvo rarísimas excepciones, la Revista no publica poesías ni trabajos ajenos a la Obra
Salesiana. No inserta el nombre de los autores ni devuelve originales.
4. — Siendo, de hecho, nuestro Boletín una Revista ilustrada, rogamos encarecidamente<61
envío de buenas y luminosas fotografías. Hoy, un simple grabado dice a veces más que una cró
nica, y, cuando acompaña a ésta, la avalora de modo extraordinario. Aviven pues su celo nuestros
corresponsales, quienes deben saber a este respecto que de los diarios ilustrados que nos envían
no es posible reproducir ningún grabado.
5- — A los que tienen la bondad de renútimos gracias o necrologías hemos de asegurarles
que, de llegar a nuestro poder, más tarde o más temprano las verán publicadas. Si a veces aparece
sólo el nombre, es, o porque no recibimos otra cosa, o porque a última hora nos viene a faltar
espacio, o porque la relación carece de especial interés.
REVISTA DE
LAS OBRAS DE
DON BO SCO
REDACCION
Y
BO l E r I N
UESIANO
ADM INISTRACION:
VIA
COTTOLENGO,
32
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TURIN
Afio LU I - Número 4
A B R I L
(109)
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1938
ITALIA
S U M A R IO : A lg u n a s a n é c d o ta s d e l C a r d e n a l C a g lie r o . * N e c r o lo g ía s d e D o n S ix to C o lo m b o y d e S o r E u l a l ia B o s co .
L a obra d e D o n B o sco en E spañ a y A m é r ica : L a C o n iñ a . F ie s ta d e S . J. B o sco - E l P r im e r C e n te n a r io d e l n a c i
m ie n to d e l S ie r v o d e D io s D . M . R ú a c e le b r a d o e n B u e n o s A ir e s - E l X X X I V C o n g re s o E u c a r is tic o I n te rn a c io n a l
d e B u d a p e s t - L a P a z . A c tiv id a d e s d e l C o le g io D o n B o sco - H a b a n a . E l 50 A n iv e r s a r io d e la m u e r te d e n u e stro
San to F u n d a d o r . - D e nuestras M isio n es: N u e s tr a flo re c ie n te M is ió n d e M a c a s (J ib a ro s d e l E c u a d o r) h a s id o d e s
tru id a p o r u n in c e n d io . - Impresiones d e la R evo lució n E sp a ñ ola : - A lg o d e lo q u e h iz o la b e s tia r o ia e n M o ró n . C ró n ica d e gracias - N ecrologías.
Algunas anécdotas
del
Cardenal Cañilero
( C on o c a s ió n d e l p r im e r c e n fe n a rio de
s u n a c im ie n fo ).
Como las fechas para la Familia Salesiana
dignas de recordación se multiplican en progre
sión geométrica y la elasticidad de nuestra
Revista no puede dar más de si nos hemos
visto obligados a dedicar este cariñoso recuerdo
al gran Cardenal Salesiano con un retraso de
cuatro meses^ ya que la fecha centenaria de su
nacimiento fue el i i de enerop. p.
■■ E l que debía vestir púrpura — dice su bió
grafo Cassano — nació en pobre cuna desnuda
de comodidades. Destinado por Dios a ser após
tol, tenía que salir también él de las filas del
pueblo, como los Apóstoles de Jesús salieron de
la barca y de las redes. Por esto el Misionero
procer, el hijo predilecto de Don Bosco vió la
luz en una rústica familia de la ubérrima tierra
piamontesa *.
' Como Bosco de I Becchi, él jamás se avergonzó
de su modesto origen, convecido de que una po
breza humilde es inmensamente má^ digna de
estima que una riqueza orguUosa, y que, bien
entendida y practicada según el espíritu evangé
lico, constituye un valioso título de nobleza ».
A esta humildad típicamente salesiana, laureada
por el genio, iluminada por una viva llama de
73
apostolado, premiada con la púrpura cardenalicia,
exaltada al más alto fastigio de los honores y
dignidades rendimos hoy nuestro ferviente tributo
de admiración, y para honrar su memoria referire
mos algunas curiosas anécdotas de su vida, acaso
no conocidas de nuestros lectores, que contribuirán
a ilustrar más y más las virtudes y el carácter
del gran Cardenal.
Son unos relatos publicados por Beviglieri con
tmtivo de este primer centenario y por él reco~
gidos de labios del mismo Cardenal.
E l c i v i l i z a d o r d e l a P a t a g o n i a . — Cuando
I). Bosco envió al sacerdote Cagliero a la
Patagonia, ésta era una región absolutamente
ignorada. Hallábase, en 1904, en aquel lejano
y difícil campo de trabajo, cuando recibió
orden de Pío X de trasladarse a Roma. Hechos
los preparativos de viaje, fué a despedirse
del célebre General Roca entonces Presidente
de la República Argentina. Este, después de
saludarlo afectuosamente, lo presentó a un
grupo de ministros y diplomáticos diciendo:
n He aquí el Civilizador de la Patagonia ». Y
en efecto, aquella no era una frase dicha sólo
para halagar, era la expresión de ima verdad.
ICl sacerdote Cagliero, que sucesivamente había
de ser Obispo, Diplomático Pontificio en Cen
tro América y Cardenal de la Santa Iglesia,
había logrado, no pocas veces, detener las
expediciones militares que los Gobiernos de
aquella República veíanse obligados a enviar
a las regiones del Sur para reprimir las san
grientas correrías de las tribus patagónicas,
diciendo a los jefes militares: « dejad que antes
pruebe yo la eficacia de mis armas pacifica
doras i. ¿ Qué armas eran estas ? Tres y bien
sencillas, decía riendo el viejo Misionero:
Un
c r u c if ijo ,
un
a r m o n io
y
algunas
- Sabido es que este gran hijo
de Don Bosco era un músico de inspiración
abundante y espontánea; durante medio siglo
se han cantado y aún se cantan sus deliciosas
romanzas en muchas casas salesianas de las
2000 que hay en Europa y América, en China
y Japón, en India y Siam, en Capetown y
Melbume. I^e pregunté un día al Cardenal
cómo se las había arreglado para vencer la na
tural indolencia de aquellos indios y aficionar
los al cultivo de la tierra.
- Muy fácil, me respondió. Hice que se
reunieran tt)dos los que pudieron hallarse en
algimas leguas a la redonda, semHré a wleo,
delante de ellos, muchas pepitas de calabaza,
y, pasados los meses necesarios para la fructifi
cación, les reuní de nuevo. Cuando ellos vieron
que de semillas tan pequeñas habían salido
calabazas.
aquellos enormes y suculentos frutos, se deshi
cieron en infantiles demostraciones de entu
siasmo y todos quieren ser cultivadores d e calabazas.
— ¿ Y su armonio ?
— Es difícil decir cuánto me sirvió para
reducir y civilizar a aquellos salvajes que son
ignorantes pero no crueles. La música les
halagaba, les atraía; el canto les ablandaba el
corazón y aquellas sencillas alabanzas religiosas
que aprendían a modular en su lengua indí
gena iban depositando en el fondo de sus
almas el amor a Jesús, a la Virgen, a los Santos,
y poco a poco aquellas naturalezas que la
fuerza no pudo domar se avenían a llevar
el yugo de la ley, vencidos por el influjo irre
sistible de las bellezas de nuestra fe.
E l m e j o r t e n o r d e l m u n d o . — En 1875
embarcaba Cagliero para América. Hasta en
tonces, había ejercido en el Oratorio de Valdocco, entre otros cargos, el de maestro de mú
sica. El arte de combinar los sonidos hubo de
aprenderlo a la buena de Dios, por absoluta
falta de tiempo, pero, gracias a su autén
tico genio musical, llegó con pasmosa facili
dad a dominar el piano y el órgano y la
composición sacra y profana. Cuando, algu
nos meses hace, visitaba el Oratorio el célebre
Mascagni, el Rector Mayor Don Pedro Ricaldone, que le acompañaba, detúvose ante una
pequeña habitación y le dijo: n Excelencia, esta
humilde estancia era la academia de música
del Cardenal Cagliero; aquí daba él clase y
aquí compuso muchas de sus obras...».
Y Mascagni, que había tratado al Cardenal,
evocó algunos recuerdos. Fué su Romanza II
figlio dell'esule — dijo — donde se reveló la
voz potentísima de Francisco Tamagno, cuando
adolescente iba de Porta Palass a recibir las
lecciones de solfeo que le daba el futuro Car
denal. Decía el ¡Vltro. DogUani que en la inter
pretación de las Romanzas de Cagliero había
dos muchachos que se disputaban la palma;
Costamagna y Tamagno. Costamagna'se dis
tinguía cantando el Spazzacamino y Tamagno
11 figlio dell'esule donde el que debía ser más
tarde considerado como el mejor tenor del
mundo daba un do de pecho tan formidable
que oyéndolo algunas personas pudientes le
ayudaron a empezar su afortunada carrera de
divo.
U n j u ic io d e V e r d i. —
Don José Perosio, uno de los pocos mortales que goza
ron de la intimidad del gran Verdi, publicó
sus cartas, y de una que habla de Cagliero
copiamos este juicio: «Yo soy poco amigo
74
Á
i r
de los curas, pero no se puede negar que
la música de aquellas Romanzas es bella y
conmovedora. Más aún, y no tengo reparo
en decirlo, la encuentro mejor que la mía (se
refiere a sus romanzas L'esule y Spazzacamino).
Si este cura se hubiese dedicado al teatro habría
cortado muchos laureles porque melodía y
vena musical no le faltan». Esta carta del
Maestro Verdi
fuéle regalada
al propio Car
denal quien, en
1923, comen
tando aquellas
apreciaciones,
decía al que es
tas líneas escri
be: «No me fal
taba más sino
escribir música
para el teatro
en la Patagonia.
Hubiese yo que
rido ver al amigo Verdi en
tre aquellos sal
vajes r>.
de punta a punta. Ahora precisamente se en
cuentra aquí y no muy lejos de nosotros.
— Sí, Majestad ¡son hele mü, soy yo en
persona. La Reina y el Purpurado rieron con
gana.
— Un día —
prosiguió — to
mé el tren -en
Sampierdarena
para trasladar
me al Colegio de
Varazze. L le
gando a Pegli,
entró en el co
che de tercera
donde yo viaja
ba (entonces era
un pobre sacer
dote ¡hace de
esto tantos años!) entró, di
go, un pobre
mutilado de esos
que entonces
mendigaban por
ios trenes y que,
a fuerza de aU n d ia l o g o
menizar aquel
CON S. M. LA
trayecto cantan
R e in a M a d r e .
do romanzas al
C
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S
a
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s
ia
n
a
— Otras dos cu
q u e , e n s u a v a n z a d a y g lo r io s a a n c ia n id a d , d e p a rte n fo v ia lm e n te r e
son de su guita
riosas anécdotas
c o rd a n d o s u s a ñ o s h e ro ic o s p a s a d o s a l la d o d e S . I . B o sco
rra, se había he
me refirió el
Cardenal. El ilustre Purpurado tenía que cho popular. Apenas el convoy hubo reanudado
presidir una fiesta escolástica en el Liceo su marcha, bordeando el espejo maravilloso del
Frascati, a' cuva fiesta estaba invitada tam Mediterráneo que tendíase deslumbrador ante
bién la Reina Margarita. Como obsequio al nuestros ojos, comenzó nuestro rapsoda a
Eminentísimo Purpurado ejecutóse, fuera de rasguear su instrumento y atacó de firme las
Programa, una de sus célebres Romanzas, II primeras notas del Marinaio, que, pocos
piccolo Spazzacamino, que un pequeño estu años antes, había yo compuesto. Se dolce
diante cantó con voz fina y bien timbrada. il vento spira suWonde... y seguía mi hom
Al oírla la Reina Madre, volvióse al Cardenal bre berreando y asesinando de un modo
y le dijo en clásico piamontés, pues sabía que horrible la pobre romanza. Terminado el
era de Asti: «Esta música la conozco; Toma- canto, pasó con su platillo de viajero en
sín y yo la hemos cantado muchas veces. viajero, y cuando llego a mí, después de echar
(Tomasin era el Duque de Génova su her en él dos monedas, le dije: « Buen hombre, ese
marinaio está falsificado. — Cómo, respondió
mano) ».
— ¿ Y no recuerda Su Majestad el nombre contrariado, ¿querría Vd. decir que no lo
canto bien ? — Precisamente, que Vd. no lo
del autor de esta romanza ?
— No, pero tengo idea de que la escribió un canta tal como lo escribió su autor. Déjeme la
sacerdote de Don Bosco que ha hecho una guitarra y oirá cómo se canta esta Romanza;
Hice un breve preludio y me puse tan gua
brillante carrera.
— Tanto como brillante no lo sé — repuso pamente a cantar ante la estupefacción de los
el Cardenal — esto según como se mire, pero viajeros, mientras el frescales del cojo pasaba
me consta desde luego que fué larga y fatigosa a pedir de nuevo, ni más ni menos como si yo
ya que ha recorrido varias veces América me hubiese ya contratado como lazarillo suyo.
E
l
co jo
de
la
g u it a r r a .
-
75
l ’crminada la canción del cura, y mientras el
cojo se relamía de gusto embolsando su doble
ganancia, el público que, poco a poco, ha
bía ido rodeándome, rompió en estrepitosos
aplausos.
Los MAYORES APLAUSOS. — Pero los mayores
aplausos como músico no fueron estos; los
recibí en otro sitio, ¿ sabe donde y en qué
ocasión ? Es muy curioso (y el buen Cardenal
se reía como un niño).
Celebróse un Congreso nacional de Música
Sacra y fui invitado a Presidir la Asamblea.
En una de las Sesiones, levantóse un con
gresista, y, con aires de inquisidor, pidió
a bocajarro que se condenara toda mi mú
sica religiosa, y con ella la de Devecchi, Mercadante, Gounod, e incluso la célebre Misa
de la Coronación de Chenibini. Todas estas
partituras — decía inexorable — son músicas
de feria y deben ser arrojadas de la Casa de
Dios. El público, como es fácil suponer, se
quedó helado; creyó que se trataba de algún
desaprensivo empeñado en amargarme la vida,
y todos los ojos se clavaron en mí con expecta
ción trepidante. Entonces yo, sin el más mí
nimo gesto que denotara turbación, me le
vanté y dije'con voz recia: Hago mía' la pro
puesta del congresista. No quiero decir a Vd.
la que se armó en el salón. Los aplausos no
acababan nunca, los mayores sin duda que
he cosechado en mi vida...
Sirva el recuerdo de estas curiosas anécdotas
para poner más y más de relieve el perenne
buen humor, la heroica humildad y el celo
apostólico que, como valioso marco de gloria,
rodean la. figura de nuestro gran Cardenal.
N u e s tr o E x e m o . S r. O b is p o d e P a m p lo n a , D r . M a r c e lin o O la c c h e a , d e p a s o p a ra R o m a , h a h o n ra d o c o n s u v is ita
a la C a s a M a d re . L e a u g u ra m o s q u e . a l v o lv e r a s u h e ro ic a N a v a r r a , c u n a d e la N u e v a E sp a ñ a
to d a s la s c a m p a n a s r e p iq u e n a v ic t o r ia .
S res Cooperadores,
consuiiad el t e s o r o e s p i r i t u a l
Propagad la O BRA PÍA DEL S G D O C O R A Z Ó N , Véase la cubierta de nuestro "Boletín”.
76
J
Don S IX T O C O L O M B O
El día 25 de febrero entregó su alma a Dios,
en nuestro Liceo de Valsálice (Turín), el
P. Sixto Colombo (q. s. g. h.).
Hacía apenas tres semanas que la muerte ine
xorable había producido, en esta misma casa,
otro hueco sensibilísimo llevándose al buenísimo sacerdote Don Antonio Tonelli, uno de
los miembros de mayor prestigio del Cuadro
de profesores de tan acreditado Colegio;
religioso salesiano extraordinariamente ejem
plar; querido ex misionero que, además de
haber cosechado abundantes frutos de aposto
lado en la Patagonia y entre los indios Bororos
del Mato Grosso, hizo curiosas y eruditas
investigaciones sobre las lenguas y costumbres
de las tribus amazónicas, publicando un pre
cioso y bien editado volumen. Vuelto a Italia,
laureóse en ciencias, dedicándose a la enseñanza,
y aún encontró tiempo para sus doctas y
conocidas investigaciones sobre la única y
maravillosa Reliquia de la Santa Síndone de
Turín, que le han dado extraordinario cré
dito entre los eruditos mejor especializados. El
Señor ha querido llevarse al cielo a este santo
y docto salesiano, como se llevó después a Don
Sixto Colombo; ¡hágase una vez más su santa
voluntad! Don Sixto Colombo era hoy en Italia
una autoridad como cultivador de las lenguas
clásicas. Transcribiremos loque de él ha es
crito el conocido publicista Don Cojazzi, como
él, salesiano y profesor del Liceo de Valsalice:
fl De Don Colombo, o de Don Sixto, como to
dos le llamaban, tengo que repetir lo que dije,
pocos días hace, al hablar de otro ilustre muerto,
Don Tonelli, o sea que le conocía íntimamente,
ya que, desde el tercer año de Liceo, después de
terminar brillantemente el Gimnasio en nues
tro Colegio de Treviglio, fui compañero suyo.
Era milanés de nacimiento y vino al mundo
en 1878. Dios le había dotado abundantemente
de cualidades especialísimas que le hicieron
enciclopédico. Habiendo desde muy joven
ligado sus destinos a los de la Familia Salesiana,
bien puede decirse que en él se personificaron
las cualidades típicas de esta Congregación:
genialidad en el campo del arte, especialmente
en el musical; facilidad para aprender y asimilar
las lenguas clásicas y modernas; sencillez de
trato; capacidad enorme de trabajo; dedicación
suma a las obras del bien, y sobre todo
caridad heroica en aconsejar y ayudar a todos,
siempre y en todo.
Terminados brillantemente sus estudios su
periores en la Universidad de Turín, de la
que era Doctor y libre docente, pasó varios
años, a petición propia, en la humilde tarea de
enseñar humanidades a los alumnos del ba
chillerato del Colegio de San Juan Evangelista
de la misma ciudad. Era edificante ver la labor
de aquel sacerdote menudito y enjuto, de
cabellos cándidos, que se entretenía infantil
mente, durante los recreos, con los alumnos
más chiquitos, que jugaba y conversaba con
ellos, después de haberles partido, con sale
siana paciencia, el pan de sus lecciones prácti
cas, preciosas, fructuo.sísimas; y verle a renglón
D o n A n to n io T o n e lli.
77
r
Rehuido rodeado de doctos profesores que
con él colaboraban en publicaciones de altos
estudios filosóficos, en valiosas Colecciones
científicas, o en Revistas especializadas, como
Didascaleion ile la que era director.
Cuando nuestro malogratio Don Ubaldi fué
nombrado docente de la Universidad Católica
lie Milán, Don Sixto fué llamado a ocupar su
vacante en este Uceo de Val.sálice, donde
numerosísimos alumnos le estimaban y ahora
lo lloran. Y cuando, más tarde, al morir el
citado Don Ubaldi, fué de nuevo llamado a
sustituir al gran helenista en aquel maenífico
Centro Cultural Universitario, entregóse con
inflamado ardor al desempeño de aquella cáte
dra de literatura latina cristiana que le obligaba
a pasar en Milán tres días de la semana y otros
tres en 'rurín, donde tenia cátedra en Valsálice, y en la Real Universidad explicaba com
posición latina a los laureados que se prepa
LA
la Corona Patrnm Salesiana que está publi
cando la S. E. I., por iniciativa personal del
Rector Mayor Don Pedro Ricaldone, de la cual
van editados ya cuatro doctos y elegantes
volúmenes.
Se trata de una obra gigantesca que será
honra de Italia y de la Sociedad Salesiana, y su
objeto es divulgar los Padres griegos y latinos,
en ediciones cuidadísimas, que llevan los textos
originales y al lado la versión italiana. Actual
mente, hay en prensa otros diez volúmenes, y
en el silencio desolado del humilde cuartito que
junto al mío ocupaba nuestro Don Sixto,
yo he visto, sobre su pobre mesa de trabajo,
un enorme montón de manuscritos ahora fatal
mente condenados a ver a luz sin llevar el
marchamo de su clara y luminosa inteligencia.
Herido súbitamente de pulmonía, una se
mana hace, cuando regresaba de sus tareas de
Milán, tuvo en seguida el presentimiento de
CAUSA D E BEATIFICACION DE L A VEN. MARIA M AZZARELLO
marcha, a pasos agigantados, hacia su coronamiento apoteósico.
T ele iíru in a d e lu ConRrcRUcidn I’ rep aru toria, ten id a, en el P a lacio d el V a tic a n o , el 22 d e fe b re ro : E X I T O F E L IC IS IM O
ran a oposiciones. Y como si aun no bastara
todo este duro y fatigoso trajín, ofrecióse últi
mamente a los Superiores pañi enseñar griego
a nuestros clérigos estudiantes del Instituto
Misionero « Conti Rebaudengo » que habían
quedado sin profesor.
^’ida llenísima de noble y fecundo trabajo
fué, pues, la suya, pero vida ignorada hasta de
nosotros mismos que tan de cerca le tratába
mos, y que hasta después de su muerte no
liemos sabido todo lo que él hacía en favor
lie los liceístas, a quienes facilitaba temas para
los grados académicos, ayudándoles sin des
canso y sirviéndoles de guía en su preparación
y elaboración, con resultados siempre lisonje
ros y magníficos en las pruebas oficiales. ¿ Cuán
tos jóvenes habrá hoy en Italia que a él le deben
la posición honrosa y brillante que disfrutan
en el campo de la enseñanza ? Es difícil aventu
rar cifras, pero bien puede asegurarse que son
varios centenares.
Viendo a Don Sixto habítualmcnte esquivo
y reconcentrado cualquiera hubiese podido
creer que se trataba de un misántropo. Nada de
esto, era el corazón de oro, bueno y generoso,
ifue vivía siempre ocupado en planear obras
de celo, para las (nales se ri'S'claba totio nervio
V acción. La última empresa editorial en que
él puso mano con verdadero fervor juvenil es
78
Ék
que sería aquélla su última enfermedad, y se
preparó a morir como únicamente pueden y
saben hacerlo los justos. Quiso, que, sin esperar
una mayor agravación del mal, se le adminis
traran en seguida y con pleno conocimiento
todos los Sacramentos de los moribundos, y
con piedad infantil siguió las ceremonias del
ritual. A los que rodeábamos su lecho para
asistirlo y consolarlo, insinuándole palabras
de esperanza, nos contestaba invariablemente:
(I Plagáse la voluntad de Dios». El día 25, por
la mañana, después de recibir la Sagrada Co
munión, se agravó de tal manera que la catás
trofe se hizo inminente, y diez minutos antes
de mediodía, cúpome a mí la triste misión
de leerle las oraciones de los agonizantes,
seguidas por él con perfecta lucidez mental
mientras estrechaba el crucifijo entre sus ma
nos. Cuando terminaba yo aquellas luminosas
y sabias preces de la Madre Iglesia, cerraba
él plácidamente sus ojos a las vanidades de
este mundo.
.‘\hora, al lado de Don Ubaldi, su maestro
queridísimo, está ya contemplando, a la luz
de la inmortalidad, aquellas sólidas y graníticas
verdades de la fe que, sin una hora de desfalle
cimiento, presidieron y orientaron su tíella y
fecunda exitencia de sacerdote y de hombre
de estudios.
Sor E U L A L I A R O S C O
Otro gran luto de la Familia Salesiana te
nemos hoy que anunciar, luto que, de modo
especial afecta a Institución de las Hijas de
María Auxiliadora, y es la muerte de Sor Eulalia
Bosco ,acaecida en la Casa Generalicia de
Turín, el 27 de febrero. Era sobrina segunda
de San Juan Bosco y un vivo retrato suyo, espe
cialmente por sus bellas cualidades de alma,
forjadas en esa fe y piedad robustísimas que
irradian de la vida de nuestro Santo Fundador.
Educada, desde joven, por las Hijas de María
Auxiliadora de Niza Monferrato, Casa Madre
de la Institución, tuvo allí la suerte de estar
bajo la égida de la Primera Superiora General,
la Ven. María Mazzarello, que, extendiendo a
ella el afecto y veneración que tenía a Don
Bosco, la distinguió con especial predilección.
Allí vistió el hábito, a la edad de 17 años, y
allí hizo su profesión, en 1884, recibiendo en
aquella fausta circunstancia una preciosa carta
de su Santo tío, llena de sabias y afectuosas
exhortaciones, que ella hubo de conservar siem
pre como prenda de feliz augurio y como
tesoro inestimable.
Algunos años más tarde, fue nombrada
Directora, primero de Moncrivello y sucesi
vamente de Chieri, Niza y Bordighera. En
1901, llamáronla sus Superioras a regir la
Inspectoría Romana, y terminado su mandato
de seis años, la Piamontesa, volviendo luego
a la Romana, de la cual en 1917 salió elevada
al Gobierno Generalicio con el cargo de Ecónoraa General.
Rica y exuberante de espíritu salesiano, be
bido en su primera y purísima fuente, cooperó
con maravillosa eficacia a conser\*arlo y exten
derlo por doquiera, especialmente en las
casas*e Inspectorías que tuvieron la dicha de
tenerla de superiora y saborear los frutos de
su celo iluminado y de su prudencia y ex
quisita dulzura materna.
Como Visitadora extraordinaria, hizo mu
chos viajes por Europa y América; visitó todos
los colegios de hermanas que había en Estados
Unidos y Méjico, y experimentó muy de
cerca, en 1926, la terrible persecución reli
giosa desencadenada en esta nación de tan
noble y cristiano abolengo, quedándose allí
varios meses con las religiosas para consolarlas
y compartir sus incertidumbres y amarguras,
para edificarlas y santificarlas con sus admi
rables ejemplos de previsora sabiduría e in
agotable caridad.
En 1931, y con el mismo cargo de Visitadora,
fué a Palestina y Egipto, dejando siempre y en
todas partes recuerdos consoladores de su paso,
y virísimos deseos de su persona.
En su calidad de Consejera Generalicia, tuvo
la misión especial de velar por los Oratorios
Festivos y por las Asociaciones de Ex alumnas,
a las cuales prodigó sus mejores energías de
mente y corazón, dispensándolas un interés
continuo y despierto, sea para conser\'ar y
fomentar el bien colectivo de las Asociaciones,
sea para ayudar a cuantas individualmente acu
dían a ella en demanda de luces y consxielos.
En justa correspondencia de tantos y tan cari
tativos desvelos. Sor Eulalia llegó a una vene
rable ancianidad aureolada de vivísimas de
mostraciones de cariño, por parte, no sólo de
las Hermanas que en ella tuvieron siempre una
Madre tiemísima, sino de las nutridas falanges
de alumnas entre las que bastaba pronunciar
su nombre para suscitar oleadas de entusiasmo.
Por Navidades del pasado año, sorprendióla
un fuerte ataque pulmonar que parecía haber
vencido fácilmente, pero que luego trajo com
plicaciones que dieron en tierra con aquella
naturaleza ya aniquilada por el trabajo y por
los años. Después de recibir todos los carismas
de nuestra santa Religión, santamente resignada
y conversando continuamente con Dios, fué
apagándose poco a poco, y tras de una larga
pero serena agonía, expiró dulcemente.
n Nos volveremos a ver en el cielo, y juntos
contemplaremos a D ios», habíale dicho su lío
San Juan Bosco en una de las últimas cartas que
le escribiera, y no hay duda que efectivamente
hállase ahora a su lado, impetrando favores y
bendiciones para los miles de Hermanas y
alumnas que deja sumidas en el dolor y en
el llanto.
-
79
LA O B R A D
E D O N B O S C O EN
t
E S P A Ñ A V A M E R IC A
L a C o ru A a (E sp aftu )
- E l a lta r d e S a n Juan B o sco .
ESPAÑA - La Coruña. — La fiesta de
San Juan Bosco.
Con inusitado esplendor se celebró este año la
Fiesta de nuestro Santo Padre Don Bosco, con motivo
dcl cincuentenario de su dichoso tránsito al Cielo.
Precedió a la fiesta un triduo solemnísimo, cele
brado en la Parroquia de San Nicolás, siendo sin
duda alguna un gran óxito religioso.
'Prnsladada la imagen de nuestro Santo, fué
colocada en artístico altar, bajo rico dosel de ter
ciopelo recamado en oro, y nKleado de tlorecillas y
luces, cuyo coryunto parecía un trozo de ciclo por
lo magnifico y suntu<iso.
K1 Muy Ilustre Sr. Don José Artero, insigne
Cooperador Salosiano y entusiasta de Don Bosco
y de su Obra, encantó con sencilla elocuencia a la
móUiple concurrencia que llenaba las amplias naves
del templo siguiendo con crecido interés el desarit>llo de los temas genuinamente salesianos, palpi
Relaciones enviadas al Rector Mayor.
tantes todos ellos de emoción y de oportunidad;
i) La inñuencia de la madre en la formación del
corazón del niño; 2) Don Bosco y Ids niños, los
obreros y la juventud, y 3) Don Bosco, Apóstol y
Misionero.
La Escolania del Colegio, reforzada por la Coral
Barrero, nos deleitó con música sagrada de lo mejor.
El Iste Confessor, los motetes eucarísticos y los Tantum
Ergo, así como el himno final, fueron ejecutados a
tres voces y acompañados a orquesta con exquisito
primor.
El último día del triduo, se dió a besar la santa
Reliquia. Centenares de fieles estamparon un ósculo
de cariño en la carne santificada del Apóstol de la
juventud mientras los labios musitaban tiernas y
devotas plegarias.
El domingo, día 30, los Antiguos Alumnos y So
cios del Círculo Domingo Savio celebraron la Co
munión general en la capilla del Colegio, siendo
verdaderamente consolador, por el crecido número
de asistentes, este acto tan hermoso en honor al
grande Apóstol de la Comunión.
Los niños, Cooperadores y Archicofrades, ofren
daron también sus corazones a Jesús Hostia, en la
fervorosísima Misa de Comunión que, como broche
de oro, se celebró en San Nicolás, a las ocho y media
del día 31, festividad de San Juan Bosco, y en la
que ofició el Muy Ilustre Sr. Abad de la Colegiata.
Los niños ejecutaron sentidos cánticos eucarísticos
a coro unisonal. A las once, se cahtó solemne misa,
a gran orquesta, que resultó brillantísima y concu
rrida.
Pc>r la tarde, después de dedicar un último re
cuerdo a nuestro Santo, se dió la Bendición a los
numerosos fíeles que llenaban nuestra amplia ca
pilla. Acto seguido, entraron los Cooperadores y
demás invitados al salón teatro. Más de doscientos
niños, vestidos con sus imíformes de Colegio, los
esperaban, recibiéndoles con aplausos cariñosos. Y
dió comienzo el programa con el canto de un himno
a dos voces y a toda orquesta, producción inspirada
de nuestro amado Sr. Director, que, bajo su acertada
batuta, fué primorosamente ejecutado por los niños.
El M. 1. Sr. Don José Artero nos deleitó de nuevo
en una preciosa v elocuente conferencia, recordando
las Obras llevadas a cabo por nuestro Santo Funda
dor, relatando una serie de episodios para poner de
manifiesto todos los obstáculos que el enemigo de
las almas le puso al paso. Enumeró las necesidades
de la Obra Salesiana, particularmente en España,
confiando que nuestros Cooperadores sabrán le
vantar de nue\-o tantos edificios e iglesias profanadas
por la horda roja al servicio vil del comunismo.
Hizo un llamamiento a todos los buenos coruñeses
t
80
i
para que pronto se vea terminado el proyecto de las
Escuelas Salesianas, donde puedan educarse cristia
namente un millar de niños de las clases humildesLa interesante disertación fué rubricada por fervo
rosos aplausosSe representó, a continuación, el delicado boceto
dramático, con ilustraciones musicales del Sr- Di
rector, Luz en la senda o Refugiunt peccatorum, que
fué interpretado por los niños con verdadero primor
y afinación, cosechando grandes y bien merecidos
aplausos.
Siguió luego la representación del episodio esce
nificado de la vida de San Juan Bosco, En ¡as fauces
de la fiera, en la que los Antiguos Alumnos demos
traron, una vez más, sus dotes artísticas.
Terminó la Velada con el Poema coral Gloria al
Soñador, partitura también de nuestro Director
D. Juan Manuel de Beobide, y magistralmente in
terpretada por los niños, por los antiguos alumnos,
por la magnífica Coral Barrero y por el pleno de la
orquesta. Un cuadro sencillamente grandioso que
llenó de emoción y entusiasmo a todos los con
currentes.
Estos quedaron complacidísimos, felicitando con
entusiasmo al Sr. Director, a los Superiores y a
la Junta Directiva de los Cooperadores Salesianos
por el rotundo éxito de esta inolvidable fiesta que
dejará en la Coruña gratos recuerdos
ARGENTINA. — El Primer Centenario
del nacimiento del Siervo de Dios
Don Miguel Rúa celebrado en Buenos
Aires.
Un buen discurso de! célebre
novelista argentino Hugo Wast.
El domingo, 28 de noviembre, — según datos
que tomamos de la prensa local bonaerense —
efectuóse en el Teatro Nacional de la Comedia, bajo
los auspicios de la Comisión Central de Coopera
doras Salesianas que preside la Señora Lola A. de
Santamarina, un acto conmemorativo celebrando el
Centenario del nacimiento del que fué el Primer
Sucesor de San Juan Bosco.
Asistió al acto el Eemo, Sr. Nuncio de S. S. Mons.
José Fietta, a quien acompañaban en el palco de
honor los Exemos. Sres Obispos Mons. Fortunato
Devoto, Mons. Miguel De Andrea y Mons. Julián
Martínez.
E! palco de la Presidencia estaba imponente, sen
tándose en él cerca de un centenar de damas y
caballeros, lo mejor de la alta sociedad bonaerense.
Tras la ejecución del Himno Nacional, que
acompañó la banda del Colegio Pío IX, la Escolanía
Salesiana de Bernal, dirigida por el Maestro Salesiano Lambruschini, cantó el Himno a Don Rúa,
expresamente compuesto por dicho Maestro y acre-
DOR R ú a c o n m e m o ra d o e n B u en o s A ire s . - A sp e cto d e la tr ib u n a d e l a p re s id e n c ia .
81
ditado compositor musical, y ejecutó luego la Salve
Kegina de Ix)tti.
Los aplausos que premiaron la ajustada interpre- (ación de ambas piezas renováronse cuando el Rvdo.
P. losé Rcyncri, Inspector Salesiano, apareció en el
escenario pura hacer la presentación del Dr. Gustavo
Martínez Zuviría (Hugo Wast), a cuyo cargo estaba
la conmemoración oratoria del Siervo de Dios Don
Miguel Kuu.
• Nadie — dijo, entre otras cusas, el P. Ueyneri —
podía hacer" mejor este discurso que el célebre autor
de la conocida biografía * Don Bosco y su tiempo *
en lii que tan magistralmente pcrñió la semblanza
y exaltó lus hazañas del Apóstol de Turin; nadie po
día hacer el retrato del Hijo piedilecto de este
Apóstol como el que moró, no escasos días, en la
humilde cuna de nuestra Congregación, y com
pulsó allí los documentos de sus archivos, y co
noció el escenario de su edad heroica, y. sobre todo,
nspiió el espíritu soberano que aún aletea en la Casa
solariega de Valdocco».
Inútil ponderar, después de estas palabras, la
manifestación de simpatía que acogió la presencia
dcl orador Sr. Zuviría. Su discurso, ameno y docu
mentado, en la forma inimitable con que él sabe
hacer estas cosas, fué muchas veces interrumpido
por los aplausos del público.
He aquí los párrafos que a nosotros más nos in
teresa hacer destacar'
El discurso de Hugo Wast
En e/año 1849, hallamos a Mignelito Rúa siguiendo
el 2° arado con los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Cada semana, a la capilla de la escuela iban varios
sacerdotes para contesar a los niños- Uno de esos
confesores era Don HoscoMuchísimos años despulís, Miguelito Rúa, víqo ya,
refiere la impresión que producía la llegada del futuro
fundador de los salesianos:
• Me acuerdo de que cuando venia Don Bosco a
decirnos la Santa Misa, y no rara vez a predicar, los
domingos, apenas entraba parecía que una comente
eléctrica moi'la a todos los niños Saltaban en pie,
abandonaban su puesto, se apretaban a su alrededor
.1' no quedaban contentos hasta que le besaban la mano.
Se necesitaba mucho tiempo para que él lograse llegar
a la sacristía. Los buenos Hermanos de las Escuelas
Cm/iV/n<u no conseguían evitar aquel aparente des~
orden y hacían la vista gorda. Aun vittiemio otros
sacerdotes, piadosos y autorizados, no ocurrían esceniss
así. Y cuando se anunciaba que entre ios confesores
estaba Don Bosco, los otros sacerdotes se queiiaban sin
ocupación, porque todos >arrian a él para confesarle
sus pecados *.
K luego añade, a manera de explicacidn: * El
secreto de la atracción de Don Bosco sobre aquellos
niños consistía en el afecto eficaz y espiritual que ellos
sentían que él les profesaba *Don Bosco había iniciado ya en Tiirin sus famosos
Oratorios festñ'os, adonde acudían los muchachos
pobres, domingos y días de fiesta, para divertirse al
aire libre honestamente
82
No hay que decir que Miguelito Rúa acudía, siem
pre que su madre le daba permiso.
Don Bosco no tardó en notar las condiciones excep
cionales del chico.
Habla terminado el curso "escolar y empezaban las
vacaciones.
— Miguelito: ¿qué piensas hacer el año próximo?
¿ Vas a continuar estudiando ?
—■ Pienso que no — respondió Miguelito. — Debo
entrar en la Fábrica de Armas para ayudar a mi madre.
— ¿ Pero no te gustaría seguir los estudios ?
— ¡Oh, mucho!
— ¿ No te gustarla aprender latín ? ¿ Y si el Señor
te llamase para que fueses sacerdote... no te gustarla?
— ¿ Y mi madre? — objetó lleno de misteriosa
emoción.
— Pregúntale a tu madre qué piensa ella.
¡Oh, la madre! Apenas pudo creer en aquella dicha:
que su hijo fuera sacerdote ¿ Pero seria capaz ?
Nunca acabaría de dar gracias a Dios si tal ocurría.
Ya me imagino la sonrisa de los escépticos, y hasta
el crujir de dientes de los sectarios o de los liberales
como ellos gustan llamarse.
¿ Veis el peligro de la enseñanza religiosa en las
escuelas ?
¿ Con qué derecho, un Jraile — para ellos todos son
frailes — se permite deslizar al oído de un niño inex
perto tan pérfida sugestión e inclinarlo a una vocación
semejante, para toda su vida ?
Esto es lo que se llama suscitar vocaciones. ¡El pe
cado máximo que puede cometer un fraile!
¡Suscitar vocaciones! Esa fué la debilidad de Don
Bosco.
Y su primer sucesor, este Miguelito Rúa, que más
tarde llamó Don Rúa y que imitó paso por paso al
maestro, no tuvo en su vida mayor obsesión, de tal
manera que a los superiores de las casas salesianos
cada año les hacía esta pregunta:
— ¿ Cuántos novicios, cuántos seminaristas, cuántos
mtevos sacerdotes habéis dado este año?*.
¿ Hay quién se escandalice de ello ? Sí, ciertamente.
Hay personas de criterio amplio, de corazón integro,
de espíritu fuerte, que se horrorizan de lo que llaman
coacción moral, cuando se ejercita en sentido religioso.
No le parecería tan mal, que un militar, al des
cubrir en un muchacho disciplinado, pundonoroso,
valiente y patriota, las condiciones de un excelente
soldado, quisiera inclinarlo a la carrera de las armasY le parecería muy bien que un artista, un pintor,
un poeta, un músico, al encontrarse con un joven bien
dotado para el arte, le contagiara con su entusiasmo,
le enseñara los primeros rudimentos y le infundiera
su desinteresada vocación.
Y, más que bien, le parecería admirable el que un
técnico de la cinematografía, al encontrar por allí una
chiquilla de cinco años que se le antojara capaz de
rivalizar con Skirley Temple, no se perdonara molestia
para deadir a sus padres a enviarla a Holytoood.
Pero que un superior de colegio, dueño de las con
fidencias de centenares de niños, descubra la i'ocación
latente, dormida como un límpido charco de agua, en
el corazón de un muchachito puro, activo, generoso,
e intente canalizarla, y le murmure al oido las sublimes
palabras del Levitico: * el aceite de unción de Dios es,
sobre la frente del sacerdote, una diadema» ¡ah!
eso noPues bien; es lo que hizo Don Bosco toda su vida:
suscitar vocaciones sacerdotales, y la primera fue la
de Miguelito Rúa.
El rey de Cerdeha perdió un obrero en su fábrica
de Turin, pero el sertanario, (u n seminario casi al aire
libre, como fue el de Don Bosco en los primeros tiempos)
ganó un seminarista que ha dado más gloria a su patria
que si hubiera vivido mil años puliendo pistolas 3’
afilando bayonetas.
Miguel Rúa, cuando tomó el hábito de manos de
Don Bosco, era un muchacho tan flaco que parecía
un manojo de huesos vestidos de una sotana negra.
Pero ¡qué energía, qué dón de marido, qué inflexible
y serena autoridad!
Don Bosco le confía cien trabajos a la ves, de todera
índole; secretario suyo, amanuense, corrector de prue
bas, maestro, prefecto de los alumnos internos de los
que tenia ya un centenar, bibliotecario, profesor de re
ligión, y como si todavía fuera poco, le encarga que
escriba un manual de Historia Sagrada.
Rúa se pone a la tarea y el marmol se transforma
en un Hbro de ochodentas cuartillas.
A las dos, a las tres, a las cuatro de la mañana,
mudras veces la lámpara de su cuarto no se había apa
gado.
Era un portentoso orgarnsador, y después de eso
un santo.
Don Bosco solía dedr: si Don Rúa quisiera, haría
milagros.
La fama de las virtudes de aquel hombre llegó en
nmchos casos a sobrepasar la de su maestro. Infirntamente más austero, en la aparienda, correspondía más ^
a la idea que el vulgo se hace de la santidad.
La gente se aproximaba a arrancarle milagros, o lo
que es peor, a arrancarle botones y pedazos de la solana
para llevárselos como reliquias.
Es inútil que él se escabulla y se defienda con ener
gía y hasta con gradoso ingenio.
Un día el padre Versiglia, que fué obispo y murió
mártir en Clnna, lo acorrala y lo interroga:
— ¿Es verdad que haces milagros?
— Si; pero me da vergüenza contarlos.
— A l menos uno, cuéntame uno.
— Bueno, pero prométeme no derirlo a nadie.
— Te lo prometo.
— Hace poco, me llamaron a la cabecera de una
buena señora paralitica incurable, para que ¡e diese
la bendidón de Alaría Auxiliadora. Cedí a las repe
tidas instandas de la familia que esperaba que con
ello se curase, y la bendije...
— ¿ Y se levantó curada?
— No; se murió al cuarto de hora.
El •¡X de enero de 1888, murió Don Bosco, a los 72
años y medio, y le sucedió Don Rúa.
Tan grandes fueron los progresos de la Congregación,
bajo su gobierno, que, en 1907, las 6 provindas religiosas ■
dejadas por Don Bosco se habían convertido en 27.
Ocho años después, eran 34.
La herenda que dejaba a su sucesor, Don Albera,
fué rica en extremo. Los ochodentos religiosos que red-
f
'rd>
Hugo Wast a! micrófono pronunciando su discurso.
bió de Don Bosco eran ya 4.516, 3’ cerca de 2.922 ¡as
monjas. Las casas salesianas distribtildas en el mundo
entero, 359.
Ha^' que creer que la virtud germinativa de este
grano de mostaza no se ha agotado, porque, hoy, los
salesianos tienen 718 fundadones en todo el mundo
con 10.408 religiosos y 7.768 religiosas.
¡Formidable ejérdto, señores!
En medio de ¡as prevaricadones de los pueblos ca
tólicos, y de los crímenes de los enemigos, cuando pa
rece que escuchamos la palabra del profeta Elias, fu
gitivo y medroso: • Señor, han derribado tus altares,
han muerto a tus sacerdotrs, y sólo yo he quedado y
procuran también matarme», al oír las afras que
acabo de dar, ¿ no os parece escuchar la respuesta de
Jehovd, que San Piddo recoge en su epístola a los Romemos: * Me he reservado para mí 7.000 hombres que
no han doblado su rodilla delante de Baal *? (I Reyes
19, 18).
Y esos 7.000 que no han idolatrado son el símbolo
de los millares y millares de religiosos de todas las
órdenes y congregadones combatientes de Cristo en el
mundo entero, que luchan y mueren, pero que nunca
derraman otra sangre más que ¡a suya.
Y entre esos 7.000, como batallón escogido, están los
salesianos, congregación de ayer, cuyos altares ya co
mienzan a poblarse con sus propios santos. Santos sin
nombre todavía, muchos de ellos; pero que no tardarán
en tenerlo más glorioso que el de ¡os más gloriosos reyes
de la historia.
83
Invitación al XXXIV Congreso Eucarístico Internad
N o ta s ítráficas del C ongreso D iocesano P re p a ra to rio
re c ie n te m e n te celebrailí
A rrib a : E s p lé n d id o s p a n o ra m a s de
B u d a p e s t, P e rla d e l D a n u b io , con
S U S 'p a la c io s p ia r a v illo s o s .
A b a jo (izq u ie rd a): D is c u r so del
(d erech a): D is c u r s o d e l emlne
Es cosa sabida qu¿, cada dos aiios, e»
magnificentisimas, un Congreso Eucarislist
ora por otra, y haciendo de este modo el ■
ción religiosa más imponente de los ticrap
Por decisión del Comité Permanente, v;
greso Eucarístico Internacional tendrá lugo
sus irntimeras bellezas, es hoy centro del tvi
próximo Mayo, día de la Ascensión.
Entre las muchas solemnidades eucaiá
Congreso es muy digna de notarse la que, co
diantádo Teológico de Szentkereszt, bajok
La celebración de este congreso es
elevadisimo, dados los »Ho;«e«íof Qttc correr\(ü'
opuestas y arrolladoras, en las que han w!t‘- •
del bien del mal: la fe y 1a incredididet^^
valores espirituales, Dios y Satán. El ch.‘.T>f‘-,
ya victimas innumerables y ruinas dignaset ’.
patrimonio de nujstra cultura cristiana.
Pues bien; a este ataque brutal,
una barrera, que, si bien tranquila y pac^-n
infranqueable, porque sólo en el Amor Euo: '
todas las clases todos los pueblos.
A Budapest, pues, católicos que
'■
de viril presencia en esta colosal manifi.:
de Cristo Re\\ en esta afirmación de deU~^'
destrucción de ¡as fuerzas dtl mal.
¡Quiera Dios que los actos de este Cy * ' <
{el último fuá el de Amsterdam de 1924!»
un muvo florecimiento de caridad,
dades.
I
iial de Budapest que se celebrará el próximo Mayo
en n u estro E stu d ia n ta d o T eológico y Filosófico h ú n g aro de S z e n tk eresz t.
C ^níro(izquierda): L a p ro c e s ió n e u c a r is tica e n n u e stro E s tu d ia n ta d o - (d ere
cha): D iscu rso d e l A lc a ld e d e E s rte rg o m .
ul Prim ado D r. J u stin o S e ré d i KÍor sagrad o C a n ó n ig o D ra h o s .
a do tatóUco se celebra, con solemnidades
tt acioml que, acogido ora por una nación
Wmundo, ha venido a ser la manifestan4demos.
apndjación del Santo Padre, el 34“ Con|/( capital de Hungría, Budapest, que, por
inTopeo. Su apertura tendrá lugar el 26 del
^¡preparatorias a que ha dado ya lugar este
diocesano, se celará en nuestro Estufidenrín del Cardenal Primado.
’í^^tunidad evidente .v de un valor histórico
"'^t^acterisados por dos corrientes ideológicas,
Apiarisarse respectivamente todas las fuerzas
del espíritu y la e.xaltación de los
Av' fentísimo de estas corrientes ha producido
íjf 'íTTie ron lágrimas en el viejo .v venerable
a todos los pueblos, opone el Congreso
~eydíja por esto de ser la única definitiva e
tefundirán, pat a una convivencia fecunda.
'^^dutoncs de ir. A Budapest, a hacer acto
■ Wf/ra fe, en esta Reparación apoteósica
^'^ersal cristiana contra la voluntad de
'iíJt, después de 14 ahos, vuehe a Europa
en nuestro histérico y febril continente,
T ’ ápio de vida síne qua non de las sode-
Acnllados los aplausos que subrrayaron
las palabras finales del Dr. Martínez Zuvírfa, el niño Domingo Chifalo cantó
muy bien una inspirada Romanza, y la
Señorita Néiida Aznares, alumna del
Instituto de las Hijas de María Auxi
liadora, declamó con aplaudido aite una
poesía de circunstancias. Por liltimo, la
citada Kscolaníu de Hernal desempeño los
demtis números ejue figuraban en el Pro
grama. A la salida del Teatro, repartiéron
se, como recuerdo, folletos explicativos
de las Cau.sas en curso de los Siervos de
Dios Sulesinnos
SOLIVIA - La Paz. — Activi
dades del Colegio Don Bosco.
IlOMliNAIR A It AUA. — El 28 de L a P a z (B o liv ia > . • E ! G e n e ra l P e ñ a ra n d a v is ita s u a n tig u o C o le g io .
octubre, conmemorándose la Marcha
sobre Roma, nuestros alumnos dieron un brillante
N u e \-a e s t a t u a d e S a n J u a n B o s c o . — El mismo
concierto de canto, al que asistió el Exemo. Señor
día, u las 11, el Exemo. Sr. Nuncio Apostólico bendijo
Ministro de Italia, acompañado de la señora Masolemnemente, en el templo de la Merced, una nueva
riani y rodeado de los ilustres miembros de la
estatua de Don Bosco, obra del escultor- nacional
Misión Italiana, así como de lo más granado
Urías Rodríguez, donada a este templo por el señor
de la Colonia de la misma Nación. El Ministro,
Juan López. Apadrinaron el acto la esposa del
vivamente emocionado, agradeció el bello y cariñoso
Presidente de la República, señora Matilde Carmona
homenaje hecho a su nacióp, e invitó loa pequeños
de Busch, y el Exemo. General Peñaranda, quien
artistas a que repitieran su delicioso concierto en
fué después agasajado en la confitería del señor
los salones de la Legación, durante la recepción
Vaccari por un nutrido grupo de distinguidos exque debía efectuarse ese mismo día, de las 18a las 20.
alumnosEs digna de mencionarse la circunstancia de que
K n h o n o r i >r D o n R ú a . — El 31 del mismo mes,
tanto el escultor que modeló la estatua, como el
se llevó a cabo la clausura del año escolar. La actua
caballero que la encargó a sus expensas, y el que
ción se destinó a conmemorar el centenario del na
apadrinó su bendición y el Rdo. Padre Adalberto
cimiento del Siervo de Dios Don Miguel Rúa,
Peña y Lillo que la recibió gozoso en su iglesia
primer Sucesor de Don Bosco, y digno émulo de sus
parroquial para rendirle fervoroso culto, son todos
virtudes. El discurso oficial estuvo a cargo del
ex alumnospAcmo. Mons. Federico Lunardi, Nuncio de S- S.,
quien desarrolló magistralmente su tema, mereciendo
A g a s a j o a l G e n e r a l P e ñ a r a n d a . — El 1 4 de
repetidos y atronadores aplausos de la selecta concu
noviembre, tuvimos la satisfacción de tener entre
rrencia, en la que se destacaban el Exemo Señor
nosotros al Exemo. General Enrique Peñaranda,
Ministro de Italia y el Exemo General Peñaranda.
ilustre exalumno de este Colegio. Después de asistir
u la solemne misa que se cantó por su
salud, con motivo de su cumpleaños, y
al modesto almuerzo de familia, al que
había sido invitado el ilustre General -y
Jefe supremo de! ejército boliviano, éste
departió amablemente con sus antiguos
maestros dejándoles encantados con su trato
noble y cordial.
CUBA - Habana. — El 50° Ani
versario de la muerte de nuestro
Santo Fundador.
L a P a x ( B o liv ia ). • L a E sc u e ta d e E n c u a d e rn a c ió n
86
Celebróse solemnemente. La iglesia de
hlaría Auxiliadora, foco desde donde la de
voción a nuestra excelsa Madre y a San
Juan Bosco se irradia a toda la hermosa isla
de Cuba, vióse atestada de devotos.
Es realmente prodigiosa la propagación
de la devoción a nuestro Santo. Ha contri-
i Él
buido a despertarla y acrecentarla, cada vez más.
el renombre que ha adquirido Don Bosco de
«santo taumaturgo ». Incontables son las cartas que
llegan relatando hechos milagrosos. Favores concedi
dos, no sólo a los habaneros sino a numerosos de
votos, esparcidos, puede decirse, en cada pueblito de
la isla.
El simple anuncio de los actos que se iban a llevar
a cabo, con motivo del 50'* aniversario de su muerte,
provocó im nothble acrecentamiento de la ya exis
tente devoción, devoción que se procuró mantener
despierta y ferviente durante los cultos de los nueve
martes anteriores a la fecha. Todos los martes había
misa cantada en el altar del Santo, y por la noche,
después del Santo Rosario y de otras oraciones a
San Juan Bosco, un notable orador sagrado des
arrollaba un tema relacionado con la Obra Salesiana.
Sucediéronse en esta especie de torneo oratorio los
PP. Jesuítas, Carmelitas, Dominicos, Franciscanos,
Pasionistas, Claretianos y tres sacerdotes del clero
seculai.
Como el objeto era atraer a los fieles a una vida cris
tiana práctica,por medio de los santos Sacramentos, se
han palpado los frutos en las numerosas confesiones
de hombres y mujeres, distanciados, desde hacía largos
años, de esta tan saludable práctica de santificaciónEl día 30, por la tarde, hubo primeras vísperas
solemnes, cantadas por los alumnos de la Casa de
Formación de Guanabacoa y oficiadas por nuestro
Rjm o P. Inspector, hablando sobre S. Juan Bosco
el Sacerdote Salesiano D- Carlos Menéndez. Acto
seguido, tuvo lugar la solemne procesión por las
calles de la Capital, viéndose concurrida en extremo
y resultando sumamente devota- En dos primorosas
carrozas, trocadas en jardines de flores naturales
de que es tan rica esta hermosa tierra tropical,
se habían colocado
las estatuas de María
Auxiliadora y de San
Juan Bosco. Detrás
seguían el numeroso
clero y los sagrados
ministros llevando la
Sagrada reliquia de
San J u a n B o sc o .
La nutrida banda de
nuestras E s c u e l a s
Profesionales de la
S a n ta n d er (E s p a ñ a ).
Institución Inclán acompañaba las alabanzas reli
giosas que se cantaban, y ejecutaba marchas. Pre
sidió la procesión el Rmo. P. InspectorAl día siguiente, 31, tres confesores estuvieron toda
la mañana atendiendo a las confesiones, y un sacer
dote dedicado exclusi\-amente a distribuir la sagrada
Comunión. La misa de las 8 debía celebrarla el
Exmo. Sr. Nuncio de S. S. Mons. Jorge Caruana,
pero un improviso malestar le impidió satisfacer su
ardiente deseo- Celebró dicha misa el R^mo. P- Ins
pector.
A las 9, y en presencia de nuestro venerando Pastor,
Mons. Manuel Ruiz y Rodríguez, Arzobispo de la
Habana, que tanto quiere y aprecia la Obra de San
Juan Bosco, se cantó la misa solemne, oficiando
el R\-mo. Mons. Vicario General de la Arquidiócesis
Mons. Manuel Arteaga y Betancourt. que es tam
bién director diocesano de los Cooperadores.
Cantó las loas del Santo el renombrado oradoi
sagrado Pbro. Dr. Carmelo Jiménez, Párroco de la
Catedral de Cienfuegos. Por la tarde, y ante numerosa
concurrencia, el citado Mons. Arteaga, en su carácter
de Director diocesano de los Cooperadores, tuvo la
conferencia a los mismos. Su acendrado cariño a
las Obras de Don Bosco le hizo hablar con verdadero
fervor y entusiasmo, glosando artículos del Regla
mento, comentando la última carta que D. Bosco
escribiera a los Cooperadores y haciendo un fer\oroso llamamiento a las personas pudientes para que
ayuden a la formación del personal que debe sos
tener las obras salesianas.
El mismo Monseñor impartió luego la Bendición
Eucarística.
Este gloriosa fecha cincuentenaria fué también
celeDrada solemnemente en Camagüey bajo la
presidencia de Monseñor Pérez Serantes, Obis
po D i o c e s a n o ; en
Santiago de Cuba,
bajo la del venerable
Sr. Arzobispo Mons.
Zubizarreta; en Sancti Spfritus, bajo la
de Mons. Dalmau,
Obispo de Cienfue
gos, y en otras pobla
ciones bajo los aus
picios de los res
pectivos párrocos.
> L a c a p illa d e n u e s tro C o le g io , d e s m a n te la d a p o r lo s r o jo s y ri e s ta u r a d a
m is m o s p reso s q u e s e b a ila n e n e l e d ific io c o n v e r tid o e n c á r c e l.
boy
por
lo s
87
DE
N U E S T R A S
N uestra ñorecíente M isión de
M acas (Jibaros del Ecuador) ha
sido destruida por un incendio.
Cnrla de! Kxcmo Vicatio Apostólico a! Rector Mayor.
Cuenca (l£cuador), 37 de enero de 1938.
Amadistmo Padre,
Llegué ayer de Macas, y por correo aéreo le
envío la carta del P. Vigna que da cuenta de la
catástrofe sufrida por esta pobre Misión que,
a fuerza de sacrificios, había Negado a ser
centro de operaciones de todos nuestros tra
bajos apostólicos, permitiéndonos recoger pre
ciosos y abundantes frutos. ¡Dios sea bendito!
Ante aquel espectáculo desolador tuve que
hacerme mucha violencia para reprimir las
lágrimas e infundir ánimo a los demás. El
golpe ha sido durísimo y deja nuestros cora
zones inundados de dolor, pero no nos aco
bardamos; los trabajos en favor de estos hijos
de la selva continuarán, sea como sea, en la
confianza de que nuestros amigos no nos deja
rán abandonados a nuestra triste suerte. En todo
el Ecuador, empezando por su Gobierno, se
nota ya sensiblemente el deseo de organizar
algo para remediar en lo posible esta tremenda
desgracia que ha reducido a polvo toila nuestra
obra de muchos años. Ahora, para reconstrírla,
habrá que invertir no menos de 300.000 liras, y,
pese a nuestros esfuerzos y esperanzas, creo
que aquí no se recaudarán :\¡ la quinta parte.
I De dónde saldrá lo demás ? De las arcas de la
Divina Providencia que son inagotables. Ayú
denos, Padre amadísimo, c invoque en nuestro
favor la caridad de las almas buenas.
¡Qué escenas tan dolorosas he tenido que
presenciar! Los jóvenes del Círculo Don Bosetí,
al ver que ardía su iglesia, lanzáronse como
leones sobre el altar en llamas y ixtnsiguieron,
con gnue peligro, sacar incólume la venerada
88
---
M IS IO N E S
y querida estatua del Santo Patrono. Preci
samente se estaban preparando para celebrar
su fiesta del 31 de enero, y con su flamante
banda de música se proponían hacer saltar de
alegría todos los corazones, y ahora a los po
bres se les cae el alma a pedazos viendo sus
instrumentos retorcidos por el fuego y conver
tidos en escorias.
De momento, tendremos que improvisar una
capilla y algunos locales, los más indispensables;
adquirir ropas, utensilios de cocina y comedor,
material escolar; habrá que reconstruir nues
tro Dispensario médico que estaba surtido de
todo lo necesario. Es tan enorme lo que nos
ha ocurrido que apenas puedo escribir estas
líneas por lo mucho que me tiembla la mano.
La emoción, unida a las fatigas del viaje, ha
despertado en mí viejas dolencias, pero afor
tunadamente el valor no me falta y seguire
mos en nuestra trinchera filialmente abando
nados en la Divina Providencia.
Bendíganos, y niegue por su affmo. in Dó
mino
Mons. CoMiN, Vicario Apostólico
Cómo se produjo el desastre.
Carta d«< Directos de Macas Rvdo P. Vigna.
Macas, 17 de enero de 1938.
Veneradisime Sr. Don Pedro Ricaldone.
No sé cómo comunicarle mis impresiones,
tanta es la pena que me oprime. El corazón
y el cerebro han quedado medio anonadados
después de las vivas y extenuantes impresiones
recibidas ayer noche.
Porque debe saber. Padre amado, que ayer
domingo, a los dos y media de la madru
gada, un fuego devorador redujo a ceni
zas nuestra hermosa Misión. En menos de
dos horas se han convertido en humo todos
nuestros sudores de 14 años, se han desva
necido nuestros sueños dorados, se han volati
lizado 300.000 liras, fruto de tantas y tan
generosas limosnas. Sus hijos, amado Padre,
con sus pequeños jibaritos internos, y las
Hermanas de María Auxiliadora con sus indiecitas nos hemos quedado todos sin techo, y si
ayer algunas almas caritativas no nos hubiesen
socorrido con algo no habríamos podido acallar
los estímulos del hambre.
Dios ha permitido que a la catástrofe estu
viera presente nuestro Vicario Apostólico,
Mons. Comin. jQué desolación! Prendido el
fuego con terrible violencia en una parte extre
ma del edificio que era de madera, y sus tejados
de cinc o de paja, sólo tuvimos tiempo para
poner a salvo el Smo. Sacramento y algunos
objetos, muy pocos. En menos que se dice
amén, todas los cuerpos del edificio quedaron
convertidos en un inmenso brasero. Dios nos
ha librado, es verdad, de desgracias personales,
pero ha permitido que su Casa, la iglesia, que
nosotros tanto amábamos y era una de las
mejores de estas Misiones orientales ecuato
rianas, fuese la primera en desaparecer, no
habiendo quedado de ella en pie ni una piedra,
ni ima madera. Las viviendas, los dormitorios,
las clases, los comedores, la cocina, todo ha
quedado reducido a un espantoso recuerdo.
La ropa blanca, el material escolar, los muebles,
las vajillas, las provisiones de todo género,
nuestro precioso y completo instrumental de
música, las máquinas, ePmagnífico Dispensario
que de nada carecía y era la providencia de estas
gentes, todo lo que suele abastecer una iglesia
que, aunque pobre y de Misión, no carece de
lo que es necesario para las funciones de una
parroquia; y en fin, los mil y mil objetos
grandes y pequeños de uso personal o colectivo
que se reúnen en una Comunidad, todo, todo
ha sido inexorablemente devorado por las
llamas. Sobre el lugar de la catástrofe sólo
quedan ahora dos palos sosteniendo una pe
queña y rota campana, que, aunque parece bur
larse de nuestra desgracia, a nosotros nos siire
para llamamos a la realidad de las cosas.
Estas buenas gentes de Macas han unido sus
lágrimas a las nuestras y se han portado como
verdaderos héroes tratando, aim a costa de
sus vidas, de salvar todo lo salvable, que por
desgracia ha sido bien poco, especialmente su
querida «iglesia de la Purísima», ¡Que Dios
se lo pague y que El tenga piedad de nosotros!
Los 9 salesianos que aquí estamos y las 7 Hijas
de María Auxiliadora con 50 jibaritas y 40
jibaritos internos tendremos que pasar la noche
a campo raso, como los pajaritos de la selva
y completamente desprovistos de todo. Sé que
estas noticias abrirán una profunda herida en
su corazón de Padre, lo siento y confiamos
en que hará todo lo posible por ayudarnos,
excitando el celo y la caridad de nuestros coope
radores, y enviándonos sus bendiciones. Nos
otros, en cambio, le prometemos seguir en la
brecha mientras no nos falten las fuerzas, a
pesar de tantas incomodidades y sacrificios.
Diga a nuestros bienhechores que no deja
remos incumplidos nuestros compromisos,
ni las esperanzas que han puesto en nos
otros, y que a la caridad que nos hagan
— ahora especialmente que nos falta todo
responderemos con ima gratitud sin límites y
con las fervientes oraciones de estos jibaritos.
Dios Nuestro Señor, que es bueno y fiel y ha
prometido un premio al que por amor suvo
da un vaso de agua, ¿ qué es lo que no dará
a los que nos ayuden para que no se pierda
una obra que tanto bien está haciendo, que
lleva al redil de Jesús a tantas almas sumidas
en la abyección y el paganismo ?
Mañana, nuestro Excmo. Vicario .Apostólico
se pondrá en viaje para buscar recursos con
que hacer frente a las más urgentes necesidades,
y nosotros quedaremos doblemente huérfanos.
Bendíganos, amado Padre, a fin de que, re
signados y con mérito, sepamos exclamar como
Job: Dios nos lo ha dado, Dios nos lo ha qui
tado. ¡Bendita y adorada sea su voluntad!
L a o b r a d e l fu e g o . ¡S ó lo d e s o la c ió n y r u in a s .
89
Impresiones de la revolución española
ALGO DE LO QUE HIZO LA
BESTIA ROJA EN MORÓN
L a horrenda aventu ra de u n Salesiano f u s i l a d o , referida
por él m ism o.
iConliniiaciiin).
5) E N L A CARCEL. — A la puerta sobre la
que campea el conocido adagio «odia el delito y
compadece al dclicucnte », nos esperaba una pareja
de la ücnemérita; dentro, un jefe con cara de bueno
que rellenó nuestras fichas mientras al través • de
unas rejas nos saludaban ya un sinnúmero de amigos,
víctimas en su mayoría de venganzas y odios perso
nales, y cuyo delito no fué otro que el haber aspi
rado siempre a una España digna. Unos minutos
despué.s, los gruesos barrotes se cenaron tras nos
otros, y quedamos todos confundidos en estrecho
abrazo al calor de un mismo ideal.
rt) A1.IKNTOS Y DISTRACCJONES. — Todo cl día lo
pasábamos pegados a un ventanillo ovoide de doble
reja situado en un rincón de aquel patio sobrio y de
altos paredones, a través del cual percibíamos a
intervalos las armonías del pasodoble »La Giralda »
y la voz alentadora del speaker sevillano que al
grito de jVi\Ti España! iViva su Ejércitol seguía
paso n paso cl movimiento salvador Era la radio
del Jefe de prisiones
f) A LA HORA DE DORMIR. — Recluidos de noche
en la habitación, y después del ineludible cerrojazo
en la puerta, nos apresuiamos todos, aleccionados
por la triste experiencia de los que habían pasado
allí la noche anterior, a desdoblar el jergón y a re-
M orOn. ' l.u a a r d e l C o le g io d o n d e lo s ro |o s h ic ie ro n
e l p r im e r fu s ila m ie n to ( s im u la d o ) d e lo s S a le s ia n o s .
90
tirarlo de la pared a fin de evitar las incursiones
nocturnas y la convivencia de ciertos inquilinos insol
ventes y molestos...; un chorreón de agua a lo largo
de las paredes fué la imponente trinchera que du
rante toda la noche nos separó del enemigo; y así
pudimos dormir a pierna suelta, aunque añorando
un poco la temperatura tan excelente que momentos
antes habíamos disfrutados en el patio, y sin el estorbo
de almohadas y cubiertas, lujo que solamente se
pudo permitir el pobre Sr. Director, gracias a la ge
nerosa cesión que de ellas le hizo nuestro amigo José
Medina. ¡Dios se lo pague!
De II a 12, y cuando ya estábamos todos cansados
de dar vueltas sobre aquel camastro, recibimos la
grata visita de D. José Siles que regresaba a la cárcel
víctima de los malos tratos que había recibido en
la calle, y que no pudieron ser evitados, pese a toda la
buena voluntad del jefe de policía, Sr. Zamora.
LUNES, día 20:
A las siete, dos vueltas de llave y el rechinar de la
cancela nos dieron a entender que ya podíamos salir
al patio para respirar el aire libre... ¿Qué dirá la
radio ?, fué la exclamación unánime, y todos corri
mos al rincón aquel en busca de una fuerte inyección
de optimismo para el nuevo día.
A medida que la mañana iba avanzando, llegaban a
nuestros oídos rumores de nuevos desmanes y atro
pellos perpetrados.
El recuerdo de nuestro Colegio, aunque vino en
aquellas horas a recrudecer nuestro abatimiento,
nos unió en intimidad de pensamientos y proyectos
ante la perspectiva de un horizonte no del todo
obscuro; y así; mientras el Sr. Director pensaba en
reproducir las instrucciones que había preparado
ya para los ejercicios de los Novicios de San José
del Valle, D. José Blanco, lamentándose del estado
de sujeción a que le había conducido aquel su primer
acto de manifiesta generosidad, soñaba con un rinconcito incólume donde poder guarecerse durante
los trabajos de reconstrucción del Colegio.
Así transcurrieron las horas íntimas de estos tres
presos que soñaban con la liberación de un mañana
no muy lejano, cuando, próximo ya el mediodía,
vino a sacamos de nuestros coloquios habituales
cl alegre repicar de las campanas de la iglesia Mayor
de San Miguel que, manejadas por manos inexpertas,
dejaron traslucir bien a las claras el horroroso y sa
crilego saqueo que se efectuaba en su interior, donde
las hordas marxistas han dejado huellas indelebles
de la ignorancia más crasa y del más vei^nzoso
vandalismo: pues todos los objetos de su valioso
tesoro artístico (verdadero orgullo de la Archidiócesis de Sevilla y de la ciudad de Morón) fueron,
juntamente con los innumerables y precioso brocade»,
arrastrados y quemados en la vía pública, a excepción
de un cáliz de plata repujada que el comerciante
8r. Salas pretendió salvar de aquel caso insólito de
incultura v rapacidad, pero cuyo acto castigó la
m m
w
■
m m m
furia popular amarrando un petardo a su brazd
derecho, que, en breves horas, le ocasionó una de
las muertes más horrorosas que se han registrado en
estos últimos tiempos. •
i) L A L IB E R A CIO N . — Al mismo tiempo que
se cometían estos últimos desmanes, a ciencia y pa
ciencia de unas autoridades sin honor, se estaba
ventilando nuestra liberación ante el temor fundado
de que la cárcel fuera asaltada o incendiada de un
momento a otro. Esta llegó por fin inopinadamente y
contra todos los cálculos humanos: una breve entre
vista del Teniente de la Guardia Civil con D. Carlos
Janer, a través de los barrotes de la reja, y ésta se
abrió de par en par apareciendo automáticamente
junto a la puerta principal los 32 presos que, en un
abrir y cerrar de ojos, al amparo de una descarga de.
fusilería, corrimos al próximo cuartel de la Benemé
rita2) E N EL C U AR TE L. — Lo defendían unos
20 números, reforzados por algunos más de otros
pueblos del distrito, que habían sido concentrados
unas horas antes, y permanecieron acuartelados en
espera de órdenes superiores que eran intervenidas
por los rojos en la central de telégrafos.
Dentro, en un amplio patio sevillano, el Teniente
y familia nos obsequiaron a todos con un módico al
muerzo anjenizado con música de sobremesa: era
la radio sevillana que alternaba las marchas mili
tares y cantos patrióticos con las alocuciones en
tusiastas y enérgicas del General Queipo de Llano
Mas, poco duró la fiesta: próximamente, a las 3,
exasperados los marxistas viendo que se les había
escapado la presa, dieron comienzo a un incesante
paqueo contra el Cuartel. Después que el T e
niente hubo entrado en (deliberación con los re
fugiados, cada cual tomó un arma y corrió a para
petarse en el lugar que le había sido fijado. Eran
más de 50 hombres los que atendían a la defensa.
También D. José Blanco empuñó su fusil y se unió
a los demás. Entretanto, el Sr. Director y yo alter
nábamos con los hijos de los Guardias, alumnos
casi todos del Colegio, quienes nos informaron de
talladamente del estado lamentable en que que
daba nuestra Casa, así como de algunos porme
nores del horrible saqueo e incendio; al preguntarle
qué había sido de D. Mariano Subirón no su
pieron a punto fijo qué responder: * Lo han ti
rado por la azotea», dijo imo, «no, corrigió otro,
prendieron fuego a la escalera, y él entonces se tiró
ai patio », pero está en el Hospital «tó reventao >,
efectivamente, algo había de verdad pues momentos
después una Hija de la Caridad notificó al Sr. Di
rector por teléfono <que D. Mariano estaba hospi
talizado desde la tarde del Domingo día 19, y con
las piernas en un estado deplorable»; una rápida
sacudida y obstrucción del aparato no le permitió
al Sr. Director conseguir ni un detalle más.
las 5 arreció el tiroteo desde las azoteas y bal
cones vecinos, en uno de los cuales se inmortalizó la
tristemente célebre niña d d * Disloque » conocida
por el sobrenombre de ^Miss 3forón »; los plomillos
>' cascotes de metralla llovían sobre nuestras cabezas.
M o ró n . - L a c á r c e l q u e o c u p a ro n n u e stro s m á rtire s .
Momentos después cayó la primera víctima con el
corazón atravesado por una bala: era el guardia civil
Sr. Blanco, padre de un alumno del Colegio; el
Sr. Director subió al torreón a auxiliarle, mas le
encontró ya insensible y con el pecho todo amoratado.
Llegó la noche y siguió el paqueo. Los que está
bamos de tumo dormitábamos sentados alrededor
de la radio, pero amargados ya por la presencia
de un cadáver. iQué noche eterna! Y al fin lució
la aurora de un nuevo y terrible día de aventuras.
MARTES, día 21:
Al amanecer, un café confortante hizo desaparecer
las pesadillas sufridas la noche anterior; cada cual
volvió a ocupar su puesto. Por expreso deseo del
Teniente, nos cupo al Sr. Director y a mí el triste
encargo de notificar el fallecimiento dcl guardia
José Blanco a su Viuda mientras e’ Teniente telegra
fiaba a Sevilla pidiendo refuerzos a la Comandancia.
I) L A E P O P E Y A DEL C U AR TE L. — A las i i
llegó a nuestros oídos la noticia del incendio de la
cárcel, con el bárbaro asesinato del Jefe y agresión
sangrienta al Oficial de prisiones, D. Angel Gonzá
lez, padre de un alumno del Colegio. Se recrudeció el
tiroteo; quedó cortado el fluido eléctrico y el speaker
se\’il]ano erunudeció; los valientes que, durante toda
la noche anterior y en tarea arriesgada, habían logrado
escalar algunas casas colindantes tuvieron que re
gresar decepcionados. También yo tuve que prestar
mi cooperación ocupándome, el resto de la mañana.
91
i
en cavar, bajo una lluvia de balas, y llenar sacos de
tierra que se necesitaban urgentemente en los pa
rapetos. í>OB familiares de los Guardias, en número
de 50, entre mujeres y niños, huían despavoridos
refugiándose en los tramos de la escalera central,
(jue fué en el resto del día mi campo de batalla
pues me tocd la difícil tarca de dar de vez en cuando
una vuelta para acallar sus gritos, cosa imposible,
por otra parte, máxime cuando vieron pasar en
vuelta en una manta a la segunda víctima con el
cerebro atravesado por una Iwla, y cuyo nombre,
esposas e hijos, porfíaban en indagar: era el Guar
dia Civil Joaquín González Valencia, padre de
otiüs dos alumnos del Colegio, y a quien el Sr. Di
rector auxilió solícitamente durante su agonía que
duró más de tres horas. Dieron las 12, la i...
IquC- cambio tan brusco de decoración en menos
de 24 horas I; en el centro del patio y sobre una
mesa había un guiso exquisito pero nadie intentó
ir a probarlo.
ICn este intervalo, recibimos la grata e inesperada
visita de un aeroplano ul que los Guardias Civiles
saludaron con una descarga al aire, mientras el Sr.
Lombas pro.'uraba atraer su atención con un espejo,
pero todo fuá inútil, el aparato ya había girado en
dirección n Marchena. ¿ Se habrá dado cuenta ?, pre
guntaron muchos; «cabe aún abrir el corazón a la
esperanza, pues de lo contrario tendremos tiroteo
pañi ruto *, concluyó otro
rt) A sh d io k i n c e n d io . — Esto decíamos con toda
la confianza puesta en aquel estante bien abarrotado
todavía de cajas de municiones, cuando nos sorprenilieron gritos y voces de auxilio, que nos dieron a
entender bien a las claras que la casa situada frente a
In fachada del cuartel acababa de ser ocupada por el
enemigo: en efecto, a poco, su propietario, el Sr.
Guerrero y familia, que habían logrado escapar a
tiempo, nos refirieron cómo les habían asaltado.
Estábamos perdidos. Desde aquella rasa lo< foragidos, con piedras envueltas en algodón impregnado
de gasolina, lograron incendiar la puerta del Cuartel
que en breves instantes fué pasto de las llamas
cayendo a pedazos al suelo- En vano 'os Guardias
pretendieron, a su vez, incendiar aquella casa; se
aprestaron botellas, ’ bombillas, algodones ímpregandos de gasolina y otros ingredientes pero no
rindieron el efecto apetecido.
Y a las 4, mientras que la población gemía
consternada por el vil asesinato de que había sido
objeto el juez de instrucción, D. Juan González
líoynno, antiguo alumno de nuesiro Colegio de
Utrera, en el Cuartel se acentuaba el desconcierto
y la gusniinu incendiada no cesaba de caer a chorros
haciendo la atnvisfcia irrespirah’c. l<a resistencia
era heroica pem inútil: más de un centenar de vi
das cstnl>un a punto de ser sacrificadas en él altar
del patriotismo: la muerte era inminente. Muchos
se apresuraron, pues, a arreglar sus cuentas con
Dios y iqué consuelo tan inestimable era para ellos
tener al lado un {¡acerdote que les absolviera! E Sr.
Director, sentado en el penúltimo escalón de la
escalera central, con la caben apoyada en la baranda
92
y en actitud serena y bondadosa, fué absolviendo a
todos. D. José Blanco y yo cumplimos también con
este supremo deber del cristiano, esperando con
resignación lo que de la mano de Dios nos viniere.
A cada minuto de tiempo que pasaba, la más negra
incertidumbre se cernía sobre nuestras cabezas al
par que angustias mortales oprimían los corazones
de todos- Se sucedieron unas horas muy tristes
interrumpidas sólo por un breve paréntesis de gritos
jubilosos y fuertes abrazos, ai anuncio de que fuerzas
del Tercio acampaban ya en las afueras de la pobla
ción; pero momentos después fué desmentida esta
noticia por uno que bajó apresuradamente del to
rreón a comunicar que «Arahal ardía por los cuatro
costados ». Un velo de tristeza volvió a cubrir de
nuevo todos los semblantes, en tanto que aquel tínico
rayo de esperanza moría para siempre en el ánimo
de todos.
h) L a EVACUACION. — El Cuartel había comenzado
a arder por diversas partes, y se hacía del todo im
posible permanecer ni un minuto más en aquel
inmenso brasero: mujeres y niños contemplaban
horrorizados las llamas que se aproximaban a pasos
agigantados. Y puesto que era del todo inútil el
sacrificio de aquellos inocentes, el Teniente, después
de parlamentar con los rojos, ordenó su evacuación.
Entonces se desarrollaron ante nuestros ojos esce
nas sublimes de resistencia por parte de aquellas
heroicas mujeres, émulas de la heroína inmortal
de Zaragoza, que preferían morir .al lado de sus
esposos e hijos antes que caer en manos de la ca
nalla; pero hubieron de ceder al fin, y la triste
caravana fué conducida al Ayuntamiento entre las
miradas y tierna? desped'da? de aquellos benemé
ritos Guardias Civiles que, firm» en sus puestos, se
desprendieron con valor de aquellos seres queridos.
2) H A C IA L A M UERTE. — Después se si
guieron momentos de horrible confusión: dentro,
la voz imperativa del Teniente que ordenaba a los
paisanos deponer la? arma? (I?) y salir a la calle
sin demora: fuera, los gritos de la canalla sedienta
de sangre pero que hipócritamen'e prometía «res
petar las vidas »; la mayoría nos resistíamos a sa
lir del cuartel ante la terrible idea de caer indefen
sos en sus manos: ma?, después de unos minutos
de mortal angustia e indecisión, hubo que deci
dirse- Nos encaminamos a la puerta; durante el
corto trayecto comencé a despojarme de la so*
tana mientras dirigía al Sr. Director una mirada
interrogativa: « Nos conocen lo mismo, me dijo por
toda respuesta, y añadió en tono alto y resuelto:
«De morir, con ella puesta», y nos lanzamos
a la calle con las manos en alto. Mientras me
abrochaba de nuevo fui detenido por uno que me
solicitó para que le ayudase a cumplir la penitencia
que el sacerdote le había impuesto; por este motivo
fui yo el último en salir.
En la puerta nos acechaban do« parejas de mili
cianos armados hasta los dientes, mientras los demás
seguían parapetados en balcones y azoteas lanzando
contra el Cuartel sus últimos pertrechos de guerra.
Después de cacheamos, nos intimaron que avanzá
ramos calle arriba y con las manos en alto, hacia el
Ayuntamiento:« ¿Vamos seguros?* dijo D. José
Blanco, « sí, vayan tranquilos, que no les pasa nada »,
respondieron ellos- Todavía sonaban estas pala
bras en nuestros oídos cuando, al torcer la esquina
de la calle Lobato, ofrecióse a nuestra vista el
espectáculo aterrador de más de una veintena de
hombres que, parapetados en los balcones de la casa
de D. José Higuero, nos encañonaban de modo ame
nazador; tras unos breves instantes de confusa inde
cisión que aprovecharon algunos de los que iban
en primera fila para avarxzar en carrera abierta,
sonó una descarga cerrada. Después de más de 5
minutos de intenso y horroroso tiroteo, yacíamos
todos sobre el piso de la calle. Eran las 7 ^ de la
tarde.
A impulso de una fuerte perdigonada en la pierna
derecha, caí yo también sobre la acera mientras reci
bía una segunda en la espalda; una terrible convul
sión (tal vez efecto de la pólvora) se apoderó de todo
mi cuerpo, y en breves instantes quedé inmóvil
y bañado en mi propia sangre. Un conjunto de sín
tomas me hicieron prever una muerte cierta, y así,
temiendo perder el conocimiento de un momento a
otro, mientras sangraba por un sin número de he
ridas, me preparé apresuradamente al gran paso con
las manos cruzadas sobre el pecho y fuertemente
asidas al Rosario, alimentando mi espíritu con
sentimientos de compunción, de confianza, de re
signación cristiana, de entrega total en las manos de
Dios. Pronto advertí sin embargo que el peligro de
muerte había desaparecido, aunque no por esto dejaba
de encontrarme en circunstancias terriblemente difí
ciles; extenuado de fuerzas, bajo las miradas y el
fuego directo del enemigo que no cesaba de dispa
rar sobre sus víctimas hasta lograr acallar sus ayes
y lamentos, y teniendo el triste presentimiento, o
mejor dicho la completa seguridad, de que, si por
milagro escapaba de la mueite, me habrían de reco
ger y conducir al cementerio en pleno uso de mis
facultades mentales.
En medio de estas angustias mortales, que sobre
pujaban en mucho a todas las molestias y dolores
físicos que en aquella hora afligían mi cuerpo,
imploré el potente patrocinio del glorioso S. José,
que no se hizo esperar, tal vez como recompensa de
ciertos actos con los que había procurado honrarle
desde niño en los días a él consagrados; rápida y
totalmente quedé en\-uelto en un ambiente de paz
y serenidad insospechadas; ya nada me hacía temer,
cesaron los dolores de! cuerpo, las ansias del espírrtu,
mis sentidos todos quedaron como embotados: ya
nada me atormentaba, solamente me afligía ver a
mi pobre Sr. Director que, a tres pasos de distan
cia, yacía en tierra con la cara pegada al suelo y a
impulso de acerbos dolores se revolria en las ansias
de la muerte.
Desde entonces comenzé a obrar instinti\amente
como ciego instrumento en manos de una Provi
dencia amorosa que me cubría con su manto: me
fingí cadáver: con disimulo compuse mi cara y
enderecé el cuerpo; pero, al estirar las piernas, en
mi pretendido afán de hacer el muerto, resbalé
del borde de la acera y caí sobre los adoquines
del piso; al ruido que produjo mi raída siguie
ron en el acto un grito de atención y una des
carga que me dejó impresas en el costado izquierdo
las huellas sangrientas de la metralla: a conti
nuación, borbotar de sangre y nuevo estremeci
miento ; mas la calma volvió a renacer nuevamente
en mi espíritu y en mi cuerpo. Ajeno ya a todo
cuanto pasaba en mí, pude seguir en lo sucesivo, paso
a paso, desde aquella mi sepultura y mi lecho de
muerte, el desenvolvimiento de los sucesos que me
rodeaban; la despedida de los camaradas de Montellano, los comentarios sobre la fuga de los que
habían quedado en el Cuartel, los altercados que
continuamente se originaban entre unos milicianos
y otros porque cada cual hacía lo que le daba la
gana, las blasfemias horrorosas e insólitas que profe
rían aquellos pobres infelices en sus delirios de
furor y odio satánicos...
‘ Continuará).
jfÁ ill
M o ró n . - A tju i c a y e r o n la s v ic t im a s d e l a b a r b a r ie r o ja .
93
h
£1
tTiü(iatiÍ 8 Ím o A lm ir a n t e Japonés Y a m a m o to h a v e n id o a p o s tra rs e a lo s p ie s d e M a ria A u x ilia d o r a
y d e S a n Juan B o s co . s ie n d o e n tu s iá s tic a m e n te r e c ib id o p o r to d a l a C a sa M a d re .
Crónica de Gracias
ironseguidos por mediación de María Auxi
liadora, de San Juan Rosco y de nuestros
Siervos de Dios.
K Sl’.A^A - Sanlamier, 15 febrero de 1938. — AI cumpliisc el ai\o de nuestra detención por los rojos, quiero
hacer público mi aRradecimiento a María Auxiliadora,
por loa favores recibidos durante mi penoso cautiverio
en esta ciudad de Santander.
Como la vida se hacía difícil y tos peligros nos acosaban
por todas parten, determinamos pasarnos al territorio
Nacional; pero cuando todo estaba dispuesto para em
prender el ariesgado viaje, descubrieron nuestro plan y
fuimos sorprendidos por la policía roja.
Dos milicianos, apuntándome en el pecho con el fusil,
me dieron el alto ni entrar en la casa donde me hospedaba.
Después de un liRero registro, en el que hallaron, con
gran rcROcijo suyo, el santo rosario, cuyas cuentas resbaInbun por mis dedos en el preciso momento de ser de
tenido. me condqjeron a la casa donde se habla planeado
nuestro viaje. Fue entonces cuando, al verme como un
malhechor entre dos corpulentos Ruardias, im'oqué con
verdadero fervor a María .\uxiIiadora, depositando en
Fila toda mi conñanza.
Allí, rodeado de varios policías, el registro fué minucioso
en extremo'; despojáronme de todo y, tras un largo interro
gatorio lleno de amenaxas, me encerraron en una habita
ción.
Al siguiente día. fui conducid^ a la Checa, donde encon
tré a mi hermano que habla sido sorprendido inocente
mente en el mismo lugar donde vivía la persona que
servia de enlace con el que debía ser nuestro guia. Sin
pérdida de tiempo nos llevaron a un pueblo, apartado
romo cincuenta kiUbnetros de la ciudad. Comenxaba
. nuestro cautiverio.
Tirados en el suelo, sin abrigo, faltos de comida y lim
pieza, rodeados de milicianos y aterrorizados de espanto
por las continuas visitas de la policía, las llamadas de
noche para llevarse a algunos detenidos, y las compare
cencias ante el tribunal que nos acosaba a preguntas
para esclarecer todo nuestro plan, pasamos setenta días
y setenta noches.
El 24 de abril, precisamente al comenzar el mes de
nuestra Madre María Auxiliadora, se presentó el Comi
sario en nuestro calabozo y, en su mismo coche y bien
custodiados, fuimos conducidos al Alto del Escudo, para
ingresar en una brigada disciplinaria, que en aquel apar
tado monte estaba castigada a trabajos forzados.
La vida pasada en aquellos barracones de madera era
horrible por los sufrimientos y privaciones, el hambre
atroz, el trato duro, la labor continua, penosa y sin des
canso; la vigilancia constante ydesconfíuda, llenos de mi
seria y amenazados por aquellos esbirros que se gozaban
en nuestros sufrimientos.
Solamente la fe en Dios nuestro Señor a quien ofrecía
mos los tormentos por la salvación de España, y una
conñanza ilimitada on María Auxiliadora que no podía
desatender nuestras súplicas, nos dieron energías y resig
nación para sobrellevar aquella vida de sufrimientos
inenarrables. M uy pronto caí enfermo, y los sufrimientos
de una semana, pasada en el frío suelo, precisamente en la
iglesia de un pueblo profanada por los sin Dios, que nos
sirvió de vivienda mientras llevábamos a cabo la construc
ción de una carretera, lea movió, no por caridad si no
por egoísmo, a trasladarme a un hospital de sangre. Allí.
. en un ambiente de inñcmo, pasé diez dias, sin que nadie
sospechara de mi carácter sacerdotal. El pen.samiento
continuo en Jesús, tan ultrajado, y las plegarias fer
vorosas que a María Auxiliadora dirigía me hicieron
salir más fortalecido en mi espíritu y con grandes deseos
de consunvir mi vida en el trabajo penoso de la brigada
disciplinaria, antes que respirar el hálito nauseabundo de
aquella chusma.
I*or una verdadera grada extraordinaria de la Virgen
Santísima, a últimos de junio, fuimos trasladados a la
cárcel provincial de Santander, después de sesenu y dos
94
i
días de castigo en aquella brigada, cuyo Comandante,
hombre criminal, era temido por loa mismos oñciales
rojos qué nos mandaban. Después del cacheo y demás
formalidades de rigor, cruzábamos los rastrillos de la
prisión e ingresábamos en la celda de los incomunicados.
Nuev'as zozobras e inquietudes. ¿ Q ué intentaban hacer
con nosotros? Era caso rarísimo el salir de la discipli*
naria; a los afortunados les obligaban a alistarse inmedia*
tamente en los batallones que luchaban en contra de los
salvadores de España. Una vez más, vimos la protección
de la Virgen de Don Bosco. Ella guiaba nuestros pasos;
hasta entonces esperábamos la muerte en todo momento;
desde aquel día comenzábamos a vivir. Dentro de aquellos
muros, detrás de aquellas rejas de hierro teníamos más
s^ ura la vida. Una madre^cristíanísima, a quien jamás
pagaremos su caridad, se preocupó de nosotros, mandán
donos, con heroica perseverancia, el alimento que nos
devolvió las fuerzas perdidas.
Hasta quiso regalamos el Señor con las dulzuras Eucarísticas; después'de cinco meses, podíamos comulgar
sacramentalmente. Eran tan gran des los consuelos que
olvidábamos casi lo pasado. Y ya María Auxiliadora
quiso completar su obra, y a los dos meses justos de pri
sión, pisábamos las calles de la ciudad aclamados por la
muchedumbre que enroquecía de gritos, al paso victo
rioso de las tropas del salvador de España, el Generalí
simo Franco.
Todo había terminado; los dos hermanos encarcelados
el mismo día habíamos soportado, gracias a la protección
palpable de la Virgen Santísima, todo un verdadero mar
tirio de sufrimientos, permaneciendo siempre juntos en
todo momento, hasta llegar a abrazar a nuestra madre y
hermanos, que lejos de nosotros, sin noticias por espacio
de 14 meses, nos habían llorado mil veces como muertos,
sin sospechar la suerte peligrosísima que habíamos corrido.
- J. M ., Salesiano.
.A R G E N T IN A (Buenos Aires) Lobos, enero de 1938. —
Expreso mi profunda gratitud a San Juan Bosco por ha
berme conseguido de María Sma Auxiliadora la salud
de mi madre, y, conforme le prometí, mando una limosna
para su altar.
M asía L uisa A bburua,
Cooperadora Salesiatia.
A R G E N T IN A (Buenos Aires) Lobos, enero de 1938. —
Doy miles de gracias a María Auxiliadora y a San Juan
Bosco por haberme alcanzado la salud de mi mamá gra
vemente enferma, lo mismo que la curación de dos sohrínitos míos, y envío una limosna para las Obras SaleJosBPA R ossblli ,
Celadora Salesiana.
.ARGENTIN.A (Córdoba) Ramón J. Coreano, febrero
de 1938. — D oy gracias a S. Juan Bosco y envío una
limosna para sus Obras por haberme conseguido, por
intercesión de María Auxiliadora, curar de una enfer
medad grave, para la cual no había encontrado remedios
eñcaces durante mucho tiempo. Les pido a la vez sigan
protegiéndome a mí y a mi familia.
M abia Boeris .
.ARGENTIN.A - Fortín Mercedes, 15 de diciembre
de 1937. — .Apenado por tener que hacer el servicio
militar, siendo necesario mi trabajo para el sustento de
mis padres y hermanos, acudí a María Auxiliadora para
que me librara de dicho servicio con promesa de hacer
pública la gracia si la Virgen tenía a bien concedérmela.
Habiendo sido atendido, cumplo la promesa y doy infinhás
gradas a tan bondadosa Madre.
Juan V erdichio .
E C U A D O R - Cuenca, 1° de enero de 1938. — Corría
el año de 1935. Una enfermedad, reacia a toda curación,
minaba mi existencia, impidiéndome continuar los
Estudios de Teología recién iniciados. Los Superiores,
por consejo de los médicos, me concedieron algunos
meses de descanso a fin de que d organismo, exento
de fatiga, pudiera reaccionar. Pero yo había perdido casi
toda esperanza en lo humano, y la meta del Sacerdocio,
desde tanto tiempo acariciada, me parecía inaccesible.
Pero, si había perdido las esperanzas en la ciencia humana,
había puesto toda mi confianza en la ciencia divina que
todo lo puede.
Hice, pues, varias Novenas a María .Auxiliadora y a
D . Bosco ofreciéndoles publicar la gracia y cumplir una
promesa espiritual si me otorgaban el inmenso favor de
coronar el ideal del Sacerdocio. No se hicieron ellos sordos
a mis clamores; y encontrándome bastante- mejorado
pude continuar los estudios y llegar a la cima tan suspi
rada.
Gracias infinitas sean dadas a María Auxiliadora y a
San Juan Bosco por este señaladísímo.favor.
Pedro M . M endieta ,
Sacerdote Salesiano.
E S T A D O S U N ID O S (California) - Los Angeles, fe
brero de 1938. — D oy gracias a Dios Ntro Señor porque,
por intercessión de María Auxiliadora y de San Juan
Bosco, conseguí ver milagrosamente librada a una sobrina
mía de unas calumnias, y a mi hijo seguro en el trabajo del
que recibe el necesario sustento y que amenazaba faltarle. En
agradecimiento de estos favores y de otrOs muchos reci
bidos de mis celestiales Protectores, cumplo la promesa
de hacer un donativo para las Obras Salestanas.
Paul Ina B ermudhz,
Cooperadora Salesiana.
E S T A D O S U N ID O S (Texas) - El Paso, febrero de
1938. — Doy rendidas gracias a San Juan Bosco por
haber atendido benignamente mis humildes súplicas en
fovor de una querida amiga mía, la cual sufría muchas
penas y contrariedades que le hacían muy amarga la vida.
Como prenda de mi gratitud envío una pequeña oferta
para el Altar monumental que en la Basílica de María
Auxiliadora se está levantando en honor del Santo.
G u .a dalupb C azares G.
De nuestros Siervos de Dios.
D oy gracias públicamente al Sierv’o de Dios D . M i
guel Rúa, por haberme obtenido una gracia muy singular,
relativa a que no me fué rebajado el sueldo que tengo
asignado en la oficina donde trabajo. El presupuesto del
presente año marcaba una considerable rebaja de sueldos
respectivos, como en los años anteriores. Como todas las
circunstancias eran adversas, sólo una gracia especial de
Ntro Señor pudo cambiarlas y esta gracia la obtuvo, sin
duda alguna, la mediación de D on Rúa a quien con
toda devoción la pedí, ofreciéndole publicarla si me la
obtenía. Tuv-e la suerte de ser escuchsdo y hoy, agrade
cido, cumplo mi promesa.
JoBE J. C ueto .
Dan también gracias a María Auxiliadora y
a San Juan Bosco por favores recibidos:
A r g e n t in a (Buenos Airea) - Lobos. — Micaela Burgos
- María Antonia Burgos - Paula C . de Rosselli - Casi
mira B. de Castro - María Luisa R. de Mela.
A r g e n t in a (Córdoba) - Camilo Aldao. — Inocencia G .
Vda de Villaseca - Juana F. de Novero.
A r g e n tin a (Córdoba) - Ramón .7. Coreano. — Emilia
de Arroyo - Ana Abarca - Carmen de Arroyo - María
Martín - Familia Ronco.
A r g e n t in a (Santa Fe) - Carlos Peli^trini. — Magdalena
Rapetto.
A r g e n tin a (Santa Fe) - María Teresa. — Isabel Pochettino.
E stad o s U n id o s (.\rizona) - Nogales. — María Boubion.
M éjico - Capital. — Carmen C . de González Cordero.
M éjico - Aguascalientes. — Amparo Rangel, Celadora
salesiana.
M éjico (Nayarit) - Compostela. — Porfiria Madrid Delfina Aguilar.
M é jico (Tamaulipas) - Tampieo. — Adela Sáleme Gloría y Carmen Ostos.
S a n to D o m in g o (Trujillo) - Moca. — Aída Carta
gena P.
V e n e zu e la - Maraeaibo. — D on Jesús A. Morillo.
95
i k
V
ECRO LOGIAS
S A L E S J A N O S D IF U N T O S :
Alejandro LuchelU, lacerdote — de Scaldasole (Italia)
t en T urín el 25 de enero de 1938.
Joté Roííi, iacerdote — de Molare (Italia) t en Asti (Id.)
el 10 de diciembre de 1937.
Mario Luis Migone, RBccrdote — de Montevideo (Uru
guay) f en Fort .Stanley (Islas Malvinas) el i de noviem
bre de 1937.
Camilo Galoiíiy sacerdote — de La Spezia (Italia) t en
Bolonia (Id.) el 3 de noviembre de 1937.
yuati Anerol, sacerdote — de Martons (Francia) + en
Niza (Id.) el la de febrero de 1937.
José Dos Santos, sacerdote — de Funchal (Brasil) + en
San Pablo (Id.) el 3 de noviembre de 1937.
Luis Valle, sacerdote — de Tonengo M azzé (Italia) t
en Maccrata (Id.) el 14 de noviembre de 1937.
Ricardo Gasolitía, sacerdote — de Karisruhe (Alemania)
t en St. Huprccht-KIagenfurt (Austria) el 9 de diciembre
de 1937.
Roi/ue Mariani, coadjutor — de Casaletto Vaprio (Italia)
t en Milán el 5 de enero de 1938.
listeliati Fitspalrich, sacerdote — de Aidrie (Inglaterra)
t en Cowicy-Óxford (Id.) el 2 de diciembre de 1937).
Angel Rihaldone, clérigo — de Lu Monferrato (Italia)
+ en T urin el 29 de diciembre de 1937.
Gaspar Lauer, clérigo — de Cottonwod (Estados U ni
dos) t en Watsonvillc (California) el 25 de noviembre de
«9.1 7Rafael Huayamares, clérigo — de Palpa (Perú) t
Lima cl 26 de octubre de 1937.
C O O P E R A D O R E S D IF U N T O S :
en tocL la República, para ocupar la Cátedra Sagrada
en las más grandes solemnidades.
Por su desaparición viste de luto su ciudad natal y
están de pésame las letras nacionales.
Desde la llegada de los Salesianos, fué nombrado D i
rector Diocesano de los Cooperadores el Rmo. Can. N i
canor Aguilar, Arcediano de la Santa Iglesia Catedral.
Nadie como él se ha distinguido en el Azuay por su
actividad y perseverancia, ño menos que por su amor a
la Casa Salesiana, a la que sirvió con anhelo.
A continuación enumeramos algunos servicios prestados
a la Obra de Don Bosco: Defendió a brazo partido las
primeras actividades salesianas, al principio contrariadas;
promovió el establecimiento de los Salesianos en la Igle
sia de San Francisco; fundó con el Padre Salesiano T allachini la Sociedad de San José, modelo de otras im
portantes asociaciones católicas; cooperó con sus her
mosas conferencias a la espléndida celebración de las sO'
lemnidades salesianas del 24 de Mayo y del 29 de Enero;
realizó los grandiosos recibimientos a Mons. Costamagna
en los artos 1904 y 1914; fué el alma de los festejos
cuando la Consagración Episcopal de Mons. Comín, actual
Vicario Apostólico de Méndez y Gualaquiza; de acuerdo
con el celoso Misionero Salesiano, Padre Joaquín Spinelli, organizó y realizó brillantemente los dos inolvi
dables Congresos Marianos, en honor de María Auxilia
dora el primero y en conmemoración del X V Centenario
de la Deñnición de Efeso el segundo; ñnalmente, patro
cinó la feliz iniciativa de la coronación solemne de la
Virgen del Rosario en una reunión habida en la Casa
Salesiana.
Para nuestros Misioneros fué cl Padre solícito y amo
roso que les alentó con los encantos de su palabra arro
badora y con los joyeles de su pluma maestra.
Los Salesianos de Cuenca y los de todo el Ecuador
han sentido hondamente la desaparición de este ínclito
Cooperador, que había recibido su nombramiento del
mismo Señor Don Miguel Rúa.
Señorita Delfína Hísastroza.
Murió en Cuenca (Ecuador). Fué celosa Cooperadora
Salesiana y bienhechora de nuestra Obra. Hallaba sus
delicias en la devoción a Jesús Sacramentado y a María
Auxiliadora. Fué modelo de vírgenes cristianas.
Muy Iltre. Sr. Canónigo Dr. Isaac Peña.
Cooperador Salesiano. que pasó su vida Sacerdotal
haciendo bien a todos sin distinción. Párroco virtuosí
simo y Sacerdote ejemplar murió en Cuenca lleno de
méritos para el cielo.
Rvmo. Sr. Dr.
Don Luís Antonio Granda GuÜlén.
El Sr. Canónigo Dr. Nicanor Aguílar.
lia muerto en Cuenca (Ecuador). Meritísimo y ejempUr sacerdote, de gran %'alía intelectual, honra de las
letras y de la poesía, y sin embargo, lu sencillez y la mo
destia fueron su distintivo.
Por varios ortos, fué cl doctor Aguilar IVotesor de Lite
ratura en cl Colegio Seminario de Cuenca; y cuando este
terminó, continuó sus clases en su propia casa, donde
siempre ha sido constante el destile de toda clase de per
sonas que acudían a buscar la luz de su sabiduría.
Para todo acto de carácter literario, patriótico, de bene
ficencia, social, etc., etc., se contaba con la cooperación
del doctor .Aguilar, que la prestaba gustoso.
Militó también en el campo del periodismo; y hasta
última hora, honráronse ctm sus artículos las columnas
del diario Kl Mercurio, sin citar su colaboración y di
rección ett periódicos editados en otras épocas
Fué brillante orador, destacándose, naturalmente, en
la oratoria sagrada. Ft don de la elocuencia, de la gala
nura, lo pose>*ó en muy alto grado. Por ello era solicitado
96
Fué Cooperador Salesiano y bienhechor de nuestra
Obra de Cuenca. Su humildad y delicadeza de conciencia
le hicieron renunciar c! cargo de párroco y prodigar su
celo como capellán y Confesor del Noviciado de los
II. II. Cristianos en esta ciudad.
Dios le purifícó'con una larga enfermedad, que sufrió
con mucha resignación, ofreciendo sus dolores para nues
tras Misiones entre los Jíbaros.
Su muerte fué la del justo.
Hao muerto también en la paz del Señor;
A r g en tin a (Córdoba) - La Puerta. — Natalia N . de
Peiretti.
C o l o m b ia (Valle) - Cali. — .Aquüeo Perdomo - Her
nando Caicedo Herrera.
I t a l ia - Turin. — Señorita Sabina Viot.
M éjico (Yucatán) - .Mérida. — Manuel Civeira Taboada.
C o l o m b ia (Xariño) Tuntaco. — O. de Morcillo.
C o n a p ro b a c ió n d e la a u to rid a d e c le s iá s tic a . - E s ta b le c im ie n to T i p . d e Sa S .E .I . - T z r in .
D ire c to r re s p o n s a b le : D . G U I D O F A V I N I - V ia C o tto le n g o 32 • T U R I N 109 - ( I ta lia ) .
Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
que los Cooperadores Salesianos pue*
den ganar en el transcurso del año.
I . — Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y conmnxán sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un día de cada mes, el que uno elija.
2 - E l día en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
^ - E l día que se asiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
5 - E l día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l día en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer
cicios Espirituales, de ocho días.
% - A la hora de la muerte, con tal que, con
fesado y comulgado o por ló menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN CA D A UNA
D E L A S S IG U IE N T E S FIE ST A S:
15
23
25
29
2) FIJAS:
ENERO
1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.
Cátedra de San Pedro en Roma.
Desposorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de Sales.
FEBRERO
2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquía,
MARZO
19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
MAYO
3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
11 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JUNIO
24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO
1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
AGOSTO
6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SETIEMBRE
Natividad de la Sma Virgen.
Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
H
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
15
29 - Dedicación de San Miguel Arcángel.
$
12
1) M O V IB LE S:
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de María (día siguiwite
del anterior).
-
OCTUBRE
7 - La Virgen del Rosario.
- Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
II
NOVIEMBRE
21 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE
8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, según la intención del Romano Pon
tífice.
-
Fecha
-
1938.04