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Título
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BS_1937_03
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Descripción
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Boletín Salesiano. Marzo 1937
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extracted text
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M ARZO 1937
EVISTA
DE
LAS
OBRAS
DE D O N
BOSCO
INSCRIBIOS EN LA PÍA OBRA
DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS
DE ROMA
i Quién no conoce la Obra del Sgdo Corazón
de Jesús?
Fué fundada por el Primer Sucesor de San
Juan Bosco, y benignamente aprobada por
S. S. León X III el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de una peseta^ u otra
moneda equivalente, se adquiere derecho a
participar de todas las oraciones y buenas
obras de la Sociedad Salesiana y a la aplicación
de seis misas, que se celebran todos los días,
a perpetuidad, en nuestra Basílica del Sgdo
Corazón de Jesús de Roma, dos en el altar
mayor, dos en el de M aría Auxiliadora y dos
en el de San José.
Los que se inscriben en la Obra Pía pueden
aplicar el fruto de estas misas a sí mismos, o
a otras personas, vivas o difuntas, y variar la
intención cuantas veces les plazca.
Las limosnas recibidas por este conducto
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la
sociedad, acogiendo a niños pobres y abando
nados, para educarlos cristianamente.
¿ Quién no contribuirá, pues, con algunos
céntimos, que con tanta facilidad se gastan,
a esta invitación paternal de San Juan Bosco
y de la Iglesia, inspirada en ideales tan nobles
y caritativos ?
¿ Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina, en este mundo y en el
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿ Quién no tiene almas queridas, vivas o di
funtas, a quienes obsequiar con tan espléndido
regalo espiritual ?
N o tardéis en pedir Hojas de suscripción.
R ector M a yo r
de lo s
S a l e s ia n o s .
Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse al. mismo Rector
M ayor o directamente a nuestra casa de Roma. Ospizio Sacro Cuore - Via Marsala, 42.
Normas para los corresponsales de
Boletín Salesiano
I.
— Recibimos siempre con agradecimiento cuantas informaciones se nos quieran enviar
que, de algún modo, pueden interesar a las Obras Salesianas. Aunque todas evidentemente no
podrán ser publicadas, ser\'irán para enriquecer el Archivo de nuestra Casa Madre.
2.
— Las croniquillas de fiestas o acontecimientos de especial importancia deberán ser breves
se evitarán en ellas repeticiones y detalles innecesarios, y, de ser posible, se escribirán a máquina
con líneas bien espaciadas.
3.
— Salvo rarísimas excepciones, la Revista no publica poesías ni trabajos ajenos a la Obr
Salesiana. No inserta el nombre de los autores ni devuelve originales.
4.
— Siendo, de hecho, nuestro Boletín una Revista ilustrada, rogamos encarecidamente e
envío de buenas y luminosas fotografías. Hoy, un simple grabado dice a veces más que una cró
nica, y, cuando acompaña a ésta, la avalora de modo extraordinario. Aviven pues su celo nuestros
corresponsales, quienes deben saber a este respecto que de los diarios ilustrados que nos envían
no es posible reproducir ningún grabado.
5.
— A los que tienen la bondad de remitimos gracias o necrologías hemos de asegurarle
que, de llegar a nuestro poder, más tarde o más temprano las verán publicadas. Si a veces aparece
sólo el nombre, es, o porque no recibimos otra cosa, o porque a última hora nos viene a faltar
espacio, o porque la relación carece de especial interés.
R E V I S T A DE
LAS OBRAS DE
DON
BOSCO
BOLETIN
SALESIANO
RBDACCIOS Y ADMIN¡STR AGIOS: VIA GOTTOLBSGO.
3a
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AAo LII • Número 3
MARZO
TÜRIS U c)
1937
ITALIA
SUMARIO: Visitaoclo una exposición: Frutos de la enseñanza profesional salesiana. - La muerte de Don Bar*
tolomé Fascie. • Bello gesto de unos niños argentinos. - La Obra de Don Bateo en España y America: El sexa
gésimo aniversario de la Obra Salesiana en el Uruguay. • De nuestras Misiones: Mato Groso, Siguiendo las huellas
de nuestros mártires (continuación). - Impresionen de la revolución española: Dos meses entre los roios (continuación). •
Crónica de gracias. - Necrologias.
£1 tesoro salesiano " de I Becchis. tal como aparece en la Exposición
VISITANDO UNA EXPOSICION
Frutos de la enseñanza profesional salesiana
El día 16 del pasado diciembre, el Jefe del
Gobierno Italiano inauguraba en Roma una
Exposición Nacional de Instrucción Técnica,
la primera en su género que se celebra en Italia.
En este interesante Certamen no podía faltar
la Sociedad Salesiana, que, amablemente invi
tada, ocupa la sala octava de la Exposición.
Diez dias después de la inauguración, cele
brábase en la misma ciudad un Oangreso Internaaonal de Enseñanza Profesional, al que con
currieron representantes de 27 naciones.
Los temas estudiados, las teorías expuestas,
las experiencias recogidas en materia tan deci
siva para la buena formación del obrero y el
racional desenvolvimiento de la técnica de taller,
han venido a poner de relieve, una vez más, el
genio previsor de San Juan Bosco, creador y
propagador, hace ya casi un siglo (1853), de
las' Escuelas Profesionales Salesianas, cuyo
apostolado tan admirable como único en pro
de las clases obreras ha logrado el aplauso
universal, y sólo ahora, después de tanto
49
tiempo, empiezan los gobiernos a imitarlas.
M uchas de las cuestiones, por no decir todas,
planteadas por la enseñanza profesional y de
batidas en el Congreso las tenía pues ya prácti
camente resueltas nuestro Santo, y, con el au
xilio de la Divina Providencia y la ayuda gene
rosa de sus Cooperadores, que comprendieron
la enorme importancia de aquella iniciativa,
hoy nuestras Escuelas Profesionales tienen
sólidamente montada en todo el mundo su
vasta organización docente, constituyendo, al
decir de un ilustre sociólogo, ün verdadero
milagro pedagógico.
Esto los Sres Congresistas han podido verlo
de un modo palpable en la'aludida Exposición
romana, gracias, sobre todo, a los numerosos y
concienzudos Cuadros Estadísticos, fotográfi
camente documentados, que demuestran el
vertiginoso desarrollo de esta iniciativa de San
Juan Bosco y la enorme cosecha de frutos re
colectados.
C ifras estadísticas.
Estos Cuadros son de una elocuencia abru
madora.
Ellos nos dicen que el número de los Hijos
de Don Bosco aumenta con un ritmo tan ace
lerado, que hoy los Salesianos son ya 11.603,
y las Hijas de María Auxiliadora 8.217.
En cuanto a sus Obras, he aquí algunos datos
estadísticos:
а) 48 Misiones extranjeras en pueblos in
fieles y paganos, con un millar de misioneros,
una población de 30 millones de almas, y una
extensión territorial equivalente a seis veces
la península italiana.
б) 1518 Institutos destinados a la educación
de la juventud, así distribuidos:
E urop.a: Italia, 573 - Alemania, 21 - Austria,
17 - Bélgica, 25 - Checoeslovaquia, 5 -España,
74 (a! estallar la revolución) - Francia, 61 Holanda, i - Hungría, i i - Inglaterra e Ir
landa, 20 - Malta, 2 - Polonia, 42.- Portugal, 5
- Yugoeslavia, 9.
A f r ic a : Colonias Francesas, 14 - Cabo de
Buena Esperanza, 2 - Egipto, 9 - Congo Belga,
1 !•
.
A s ia : Turquía, 2 - Palestina, g - China, 23
- Japón, 12 - India, 42 - Siam, 10 - Persia, i.
•■ Vm e r ic a : Argentina, 121 - Islas Malvinas, i
- Brasil, 108 - Bolivia, 3 - Chile y Tierra del
Fuego, 36 - Colombia, 38 - Centro América
(comprendidas las 6 Repúblicas), 28 - Ecua
dor, 26 - .\ntillas, 12 - Méjico, i8 (antes de
las incautaciones gubernativas) - Paraguay, 12
- Perú, 21 - Estados Unidos, 32 - Uruguay, 26
- Venezuela, 17.
O c e .\n i a ; Australia, i.
50
-
En el salón destacan grandes fotografías de
la Casa M adre de Turín y, haciendo contraste
con la grandiosidad de sus edificaciones, la
Casita donde nació nuestro Santo, fielmente
reproducida y en su tamaño natural, tal como
se ve en la colinita de I Becchi. En el testero
opuesto, una figura gigantesca de San Juan
Bosco entre falanges de obreros, sobre la que
campea esta grande inscripción: Un Santo
Apóstol del trabajo. *
En las paredes de la sala y corredores y en
elegantes y diáfanas vitrinas, figuran, muy so
briamente representadas, nuestras Escuelas
Profesionales y las de las Hijas de María A uxi
liadora. Comenzadas por Don Bosco, como ya
se ha dicho, en 1853, son ahora 708, instaladas
en 122 Institutos, con un volumen de aliunnos
que llegan a 13.624. Estas Escuelas dan cada
año a la sociedad 3.500 jóvenes artesanos
formados práctica y técnicamente en su arte
respectivo, y cristianamente educados.
Las artes que de ordinario se enseñan en
ellas son las del libro (tipografía, litografía, en
cuademación, etc.), del vestido (sastrería, za
patería, confección, corte, tejidos), industriales
(carpintería, ebanistería, mecánica, electrotéc
nica, talla, escultura, etc.).
I..a enseñanza de estas artes y oficios com
prende tres grados:
Inferior, con tres años de aprendizaje; medio,
con dos de técnica profesional; superior, con
tres de técnica industrial. El grado superior
tiene por objeto la formación de maestros
de arte destinados a las Misiones e Institutos
de nuestra Sociedad.
Las Escuelas Agrícolas fueron fundadas por
Don Bosco en 1886, y son hoy 77, con 3.200
alumnos. De ellas salen todos los años 700
agricultores provistos de s^Slida y varia cultura.
Las Escuelas Profesionales y de labores para
la juventud femenina nacieron en 1887, y-son
hoy 408, con 7.740 alumnas. Cada año salen
de ellas 2.000 obreras formadas, y buenas amas
de casa, con su correspondiente diploma.
En la sala hay un stajid especialmente desti
nado a nuestro Instituto Misionero Agrícola
de Cumiana, del cual nos hemos varias veces
ocupado en las páginas del Boletín.
El Instituto Conti Rebaudengo de Turín exhi
be, entre muchos y valiosos trabajos, un nuevo
tipo de aeroplano (véase el Boletín de septiem
bre p. p.) enteramente construido, aparato y
motor, por nuestros alumnos mecánicos y car
pinteros, bajo la dirección de técnicos salestanos e ingenieros de la S. T . A ., proyectistas
del aparato. Sus características son las si.
guientes: Monoplano de ala Ixqa para turismo y
r
escuela., con dos puestos y doble mando - dispo
sitivo hipersustentador - fuseUqe metálico - 8,50
metros de eTwergadura - 5,90 metros de lon
gitud - motor nuevo y especial S . T. A . L . C . I. R.y con enfriamiento de aire y fuerza de
80 H P, pudiendo desarrollar una velocidad de
205 kilómetros hora.
El Duce visitó detenidamente la Exposición,
entreteniéndose con visible complacencia en
nuestra sala, conversando afablemente con
nuestros Superiores y felicitándoles por los
brillantes resultados obtenidos.
La obra de los Coadjutores Salesíanos.
Estos Hijos queridísimos de S. Juan Sosco
son los verdaderos autores de esa magnífica
florescencia de Institutos de arte que figuran
en la Exposición; ellos son la mano y el cerebro
que en todas partes trabaja, proyecta, instruye,
educa e impulsa, bajo la superior dirección re
ligiosa. ¡Qué creación tan espléndida la de ese
buen religioso de chaqueta y pantalón!
Don Sosco, al principio, viéndose absoluta
mente falto de medios, enviaba durante el día
a sus pequeños aprendices recogidos de la calle
a diversos talleres y fábricas de Turín, y,
aunque buscaba para ellos amos católicos moral
mente recomendables, y el buen Padre iba a
visitarles a menudo en su puesto de trabajo y
solícitamente se informaba de .su conducta. In
experiencia le hizo ver bien pronto que, vi
viendo aquellos menores, casi todo el día, lejos
de su mirada y respirando un ambiente im
pregnado de insidiosos peligros, no podría mol
dear sus corazones a su gusto, no podría meter
en ellos las esencias inefables de su ideal edu
cativo,' que tendía a dar a la sociedad, próxi
ma a caer por los resbaladeros del comu
nismo, no sólo obreros hábiles técnicamente,
sino moralmente íntegros, piadosos, cristianos.
Y ello le hizo concebir la idea, providencial
y sobrehumana, de las Escuelas Profesionales.
En vez de ir su Oratorio al taller y a la fábrica,
irían la fábrica y el taller a su Oratorio, donde,
bajo sus amorosos desvelos y en un clima ade
cuado de piedad y estímulos de virtud, sus reli
giosos coadjutores, convertidos en profesio
nales y especialistas, enseñarían a los peque
ños artesanos, con la técnica de las diversas
artes y oficios, ei santo temor de Dios.
Estos Institutos de enseñanza obrera cris
tiana los Hijos de Don Bosco los han extendido
por todo el mundo, y hoy, hasta en la^ más
lejanas Misiones, pequeños indígenas de. color
aprenden a aparar y cortar, a labrar las ma
deras y forjar los metales, a manejar los tracto
res y las más modernas linotipias y máquinas
de imprimir, bajo la mirada paterna de nuestro
Santo, que con su eterna y juvenil sonrisa les
inculca simultáneamente la ciencia de la virtud
y del cielo.
Ud muro de nuestro “ Stand ” Ucoo de ilostracioaes cráficas.
5*
Pero este milagro — queremos repetirlo —
Don Bosco no lo habría realizado sin sus coadju
tores salesianos.
« Necesito — decía — jefes de taller que
sean de la casa, que sean hijos míos, religiosos
salesianos, con nuestro mismo espíritu de
piedad y modos afables y caritativos, que tra
bajen por Dios y por las alm as».
¿ Bella utopía, verdad ? Y sin embargo hoy es
una realidad magnífica.
Cierto que ya S. Felipe Neri había logrado
rodearse de algunos piadosos laicos que le
ayudaban, y que las más antiguas Ordenes Reli
giosas tienen sus legos especialmente dedicados
a los quehaceres materiales, pero nuestro Santo
Fundador iba mucho más lejos. Sus coadju
tores no serían sacerdotes pero se verían al
zados al mismo rango que ellos, vivirían
en medio de los niños con plena autoridad de
maestros y educadores, sentirían las alegrías
del apostolado directo, estarían, como los
sacerdotes, aureolados de esa santa paterni
dad que da almas a Dios.
Los coadjutores Hijos de Don Bosco, que
hoy se cuentan por miles, no llevan, como es
sabido, ningún hábito que les distinga, en el
mundo, de los hombres de posición modesta y
costumbres morigeradas.
Observan, como puede observarlas el más
santo de los sacerdotes salesianos, una pobreza
rígida, una castidad angélica y alegre, una obe
diencia filial y absoluta; mézclanse con sus
alumnos en la iglesia para hacer juntos las
prácticas de piedad, y esperar turno para con
fesarse, y derramar sus afectos en la Mesa
Kucarística que frecuentan todos los días;
mézclanse igualmente en los recreos y son
allí los reyes de la alegría y del movimiento.
Don Bosco no señaló límites a las actividades
del coadjutor salesiano, que abarcan desde ios
oficios más humildes hasta los más altos pues
tos de mando y responsabilidad. El lo mismo
actúa de portero o cocinero que guía un auto
móvil o un aeroplano; lo mismo representa
pantominas en el teatro infantil salesiano, para
proporcionar honesto esparcimiento a los niños
de nuestros Oratorios y Colegios, que defiende
tesis doctorales o temas científicos en Universi
dades y Academias; lo mismo viste en el
taller su mono manchado de grasa que alterna
con los señores más encopetados de la buena
sociedad, y recibe títulos y condecoraciones de
los Gobiernos.
Uno de estos coadjutores ha podido ir a
Ginebra como Delegado del Gobierno Argen
tino para tomar parte en las deliberaciones de
la Oficina Internacional del Trabajo; otro, sin
mengua de su humildad y pobreza religiosas,
desempeña actualmente la dirección de una de
las Editoriales más importantes del mundo, la
S. E. I.; otro, en fin, honra la moderna arqui
tectura italiana proyectando monumentos de
tanto valor artístico como el Instituto Conti
Rebaudengo y la Basílica de María Auxilia
dora de Roma y las actuales obras de am
pliación de nuestro Santuario de Turín.
Con un material humano y religioso tan
magnífico, se comprende m uy bien que las
E.scuelas Profesionales de San Juan Bosco
hayan llegado a este estado de prosperidad
que brillantemente se refleja en la Exposición
Nacional de Instrucción Técnica de Roma.
Encomendemos n ¡a M is e ric o rd ia D iv in a a nuestros m á rtire s: Salesianos, H ija s
de M a ría A u x ilia d o ra , C ooperadores y Ex Alum nos, que en España han d e rra
mado su sangre, victim as de las b a rb a rie ro ja ; a ¡os que h e roica y generosam ente
han sucum bido en e l cam po de b a ta lla en defensa de la R e lig ió n y de ¡a P a tria :
a ios que siguen lachando, y a ¡os que, cautivos de la h id ra re vo lu cio n a ria , sufren
horas de agonía.
i
Q ue e l buen Jesús, p o r in te rcesión de M a ría
A u x ilia d o ra y de San Ju a
Rosco, conceda a los m uertos e l p re m io eterno, y a los demás, g ra c ia s especiales
que les hagan s o p o rta r la p ru e b a con in v ic ta fo rta le z a cristia n a .
Cuando haya terminado la tragedia informaremos de todo a nuestros lectores.
LUTO EN LA SOCIEDAD SALESIANA
LA M U E R T E DE
DON BARTOLOME FASCIE
San Juan Bosco se lo
llevó al cielo el día
mismo en que el mundo
católico celebraba por
primera vez su Fiesta
Litúrgica.
El 31 de enero, ofi
ciábase en nuestro San
tuario de María Auxi- ■
fiadora la solemne Misa
del Santo, y el P. Fascie habíase de ante- ■
mano reservado el ho
nor de cantar sus glo
rias. Por sentirse algo
molesto, aquellos días,
de una ligera indispo
sición gripal, los Su
periores le disuadían
de subir al púlpito, pero no hubo manera
de contener su entusiasmo. Era mucho el
amor que sentía por Don Bosco, su Padre del
alma y Director espiritual de su temprana
juventud.
Si siempre el P. Fascie habíase mostrado
abundante de palabra y feliz y profundo de
concepto, aquella mañana lo fué en grado
extraordinario; la atención del público estaba
literalmente pendiente de sus labios, mientras
iban, con delicadas filigranas de devoción y
carino, bordando la vida y obras del Santo
Educador de la juventud.
Pero una arteriosclerosis que, sin que él se
se diese cuenta, iba minando su existencia y en
breves horas debía derrumbar su fuerte y añosa
complexión, virgen hasta entonces de toda
enfermedad, le produjo tales molestias, ape
nas mediado el sermón, que la voz del fervo
roso pan^úásta de Don Bosco decayó visible
mente como herida de repentino desmayo; los
conceptos, que antes brotaban de su pode
rosa inteligencia como haces de luz espon
tánea, se hicieron confusos y titubeantes,
y, terminada la oración como mejor pudo.
volvió el venerable
sacerdote a la sacris
tía sosteniéndose con
un esfuerzo enorme, y
apenas llegado, sufrió
un desA^necimiento.
Repuesto no obs
tante en seguida, y acompañado a su habi
tación, pareció a todos
que seria aquella una
molestia pasajera, tanto
más cuanto que el en
fermo, sin perder un
momento su habitual
buen humor, seguía
haciendo alardes de
una santa despreocu
pación. Hubo que im
ponerse para que se metiera en cama, y se
avisó inmediatamente al médico, pero, apenas
acostado, presentóse fulmínea la hemorragia
cerebral, siendo por desgracia tardíos e inútiles
los auxilios de la ciencia. No daba ya señales
exteriores de vida cuando se le administró
íu¿ conditione la Sagrada Extremaunción.
La tremenda noticia de su fallecimiento pro
dujo penosísima impresión en el Oratorio y en
todos los ámbitos de la ciudad, donde el querido
P. Fascie era en extremo conocido y admirado.
Contaba al morir 76 años, pero conservábase
extraordinariamente fuerte y ágil, y, no obstante
lo avanzado de su edad, no había sentido
ningún apremio de moderar el enorme trajín
de sus actividades.
Nada digamos de su espíritu siempre en
plena juventud y fuerza. Su maravillosa cul
tura, de que tanto se ha beneficiado la Sociedad
Salesiana, fluyó siempre, sin intermitencias,
-
53
hasta el último aliento de su vida, repartiéndose
abundante por los canales de su galana y bien
cortada pluma y de su verbo caudaloso, fecundo,
espiritual, exquisitamente salesiano.
Llevaba en su rostro, como tallada en dia
mante, la serena placidez del hombre justo y
bueno, una simpática campechanfa, unos modos
sencillos e inefables que eran fiel trasunto de los
de nuestro Padre Don Bosco. Su mayor placer
era hacerse todo para todos, departir con los
hermanos, alternar con los humildes.
Cuando el predicador de'la tarde, a! ocupar
el mismo pulpito para hacer la Conferencia re
glamentaria a los Cooperadores, anunció la
terrible e inesperada desgracia, delatóse la
conmoción del auditorio con un amplio mur
mullo de conmiseración y de plegaria. Coope
radores, alumnos, Salesianos, Hijas de María
Auxiliadora, unieron en un solo afecto sus
corazones para sufragar su alma.
Revestido el cadáver de roquete y estola, fué
modestamente expuesto en la iglesia de San
Francisco, y se inició en el acto un doloroso
y continuo ir y venir de personas de todas las
categorías, deseosas de llevar al santo Superior
salesiano su último tributo de admiración y
cariño.
El martes 2 de febrero, tuvieron lugar los
solemnes funerales con asistencia del Rvmo
Rector Mayor, Miembros del Capítulo Supe
rior, Inspectores y Directores, el Consejo Generalicio de las Hijas de María Auxiliadora,
parientes del difunto, y una muchedumbre
compacta de fieles que llenaban nuestra Basí
lica, durante la Misa exequial, que cantó el
Sr. Ecónomo General, Don Fidel Giraudi.
Con igual concurrencia hízose el entierro,
por la taule, quedando depositados los vene
randos restos del P. Fascie en el panteón fa
miliar que la Sociedad Salesiana tiene en el
cementerio católico.
Con Don Bartolomé Fascie ha desaparecido
el decano de nuestro Capítulo Superior, y,
entre los Superiores Mayores actuales, el que
más de cerca y durante más tiempo había
intimado con Don Bosco.
Nació en Verezzi de Albenga (Liguria) el
21 de octubre de 1861, y desde muy niño hizo
gala de un ingenio pronto y feliz y de una
\oluntad diamantina puesta al servicio del
bien.
Terminados con las mejores notas sus estu
54
dios clásicos, cursó Filosofía y Letras en la
Real Universidad dé Turín laureándose el 16
de enero de 1883. La atracción que sobre él
ejercía nuestro Santo, desde que frecuentaba
las aulas de nuestro Colegio de Alassio, se hizo
irresistible en el periodo de sus estudios uni
versitarios, durante los cuales alojábase, como
huésped, en la Casa Madre, al lado del mismo
Santo, de suerte que, al terminar su brillante
carrera, pudo llevar a la casa de sus Padres, con
el título de la Facultad turinesa, la perla ya
sólidamente cuajada de su vocación sale
siana.
No pudiendo sin embargo ingresar inmedia
tamente en el Noviciado, a causa de dificulta
dos familiares, impúsose un compás de espera
que aprovechó enseñando letras en el citado
Liceo de Alassio, en efusiva comunión de
espíritu con el eximio Padre Cerruti, a quien
por un admirable designio de la Divina Pro
videncia, había de suceder más tarde en el alto
cargo de Consejero Escolástico General de la
Sociedad Salesiana.
En 1888, a raíz del glorioso tránsito al cielo
de San Juan Bosco, ligábase el joven Fascie
con votos perpetuos a nuestra Sociedad, y en
1891 recibía la ordenación sacerdotal. Alassio,
Este, Ascona fueron los primeros campos de
su apostolado salesiano, viéndose desde allí
aupado rápidamente a los más altos car
gos: Director de Bronte, e Inspector, suce
sivamente, de Sicilia, Liguria, Toscana y
Emilia.
Habiendo más tarde vacado, en 1919, el puesto
de Consejero Escolástico, o Director de Estu
dios, de nuestra Sociedad, elevóle el Padre Albera a este caigo, en el que fué confirmado
por sucesivos Capítulos Generales, y que to
davía ocupaba, al ocurrir su fallecimiento,
con celo y competencia insuperables.
La muerte de este grande y fidelísimo hijo
de Don Bosco, aunque repentina, ha sorpren
dido a todos menos a él que indudablemente
la presentía.
No obstante que su vida era la ordinaria
y en la superficie no aparecían indicios que
justificaran ningún genero de aprensión, es lo
cierto que a \*arias personas había él manife
stado, con la mayor naturalidad y casi en tono
jovial, el presentimiento de su próximo fin. Al
Sr. Prefecto General, P. Bem iti, que le felici
taba por haber cantado de un modo tan exce
lente las glorias del Santo Fundador, le dijo:
« Espero que seguiré cantándolas pronto en el
cielo». Y fueron estas en realidad las últimas
palabras que pronunció.
Gravísimo es el quebranto que esta muerte
produce a las Obras Salesianas, porque Don
Fascie pertenecía a ese reducido número de
salesianos privilegiados que tuvieron la dicha
de tratar íntimamente con San Juan Bosco,
y no ya como niño, sino en plena madurez de
juventud y a través de una inteligencia des
pierta y cultivada. De aquí que haya podido
ahondar, como pocos, en sus métodos y expe
riencias; asimilar lo más puro y exquisito de su
espíritu, especialmente en el campo de la reli
gión y de la pedagogía. Si los cargos por él
desempeñados con tanto celo le dieron medios
y ocasión de hacerse paladín entusiasta de este
espíritu, sus est^idios y su vasta y profunda
•comprensión hiciéronle, del mismo, precioso
y singular intérprete.
Su misión, su constante trabajo en las altas
esferas del Gobierno Salesiano, ha sido desen
trañar, ilustrar, interpretar este espíritu ge
nuino del Santo Fundador, y, si bien no ha
dejado muchos ‘libros escritos porque las múl
tiples y altas responsabilidades de su cargo se
lo impidieron, bastaría, para asegurarle la gra
titud imperecedera de todos los salesianos, su
áureo opusculito titulado E l Método educativo
de San Juan Bosco, adoptado por las Escuelas
de Magisterio de Italia, en el que expone con
la más pura y diáfana trasparencia las normas
y excelencias del Sistema Preventivo.
Pero aunque su producción escrita no es
voluminosa, su palabra flúida, clara, precisa,
profunda, prodigóse siempre incansable y
caudalosa, divulgando por doquiera el pensa
miento de Don Bosco, haciendo una siembra
que ha resultado fecundísima, en Congresos y
Asambleas de Maestros, entre intelectuales y
modestos obreros de la enseñanza.
Para dar una idea de como se apreciaba su
cultura fuera de, nuestra Sociedad, diremos
que cuando el difunto Card. Gasparri re
dactaba su Catecismo, llamóle a Roma va
rias veces- para oir su parecer, y que la
Sgda Congregación de Seminarios y U ni
versidades encargóle un programa de estu
dios que mereció los más cumplidos elogios.
N o obstante la certeza de que su alma buena
y justa goza ya la bienaventuranza del cielo,
pedimos para ella oraciones y abundantes su
fragios a nuestros lectores.
55
Bello gesío de unos
niños argen tin os.
l'erm m ado el Curso escolar en nues
tro Colegio de San Isidro, los estudiantes
premiados del 3 " año, dando rienda suelta a
las más nobles expansiones del corazón, pen
saron en que innumerables niños españoles
que, como ellos, estudian en Colegios Salesianos, lloran en estos momentos orfandades
y horribles tragedias familiares.
Adivináronse unos a otros .sus pensamientos
y decidieron aquellos buenos estudiantes re
nunciar este año a sus premios, dedicando su
importe al alivio de sus compañeros de la
M adre Patria.
lilegado el solemne día de la premiación, el
joven Alfredo C . Cogorno hizo el ofrecimiento
al P. Director, en nombre de sus compañeros,
con estas hermosas y sentidas palabras que
con gusto entresacamos del discumito por
él pronunciado:
Pero... mientras esta jiesta de la terminación
del Curso nos llena de consuelo porque significa
que hemos avanzado un paso más en los estudios
y volvemos a reintegramos a los brazos de nues
tros padres, nuestra alma vuela a otros Colegios
Salesianos en cuyos patios no resuena la alegría
de los niños, a otros hogares de alumnos sale
sianos que lloran tal vez la ausencia de un hijo
inmolado por las hordas enemigas de Dios.
Nuestros corazones de jóvenes cristianos, agra
decidos a la Obra de Don Bosco, sienten toda la
desolación de esas Casas de Estudios de la España
Católica, la miseria y necesidad de tantas fam i
lias ligadas como las nuestras a esta misma Obra,
y , en un acto, no diré de generosidad, sino de pura
caridad fraterna, hemos decidido hacer donación
de nuestros premios para los Colegios Salesianos
de España.
Queremos que nuestros libros y medallas se
conviertan en pan, en vestidos, en pañuelos con
que enjugar las lágrimas de las almas buenas que
tan terribletnente experimentan los resultados de
la educación sin Dios y sin Patria.
Quiera el cielo devolver a 4a Madre Patria
la tranquilidad de la civilización cristiana de que
le somos deudores.
r
Digno de todo encomio es el bello rasgo de
esos niños argentinos, que tan en alto coloca
los prestigios de la cristiana educación recibida
en sus hogares y en su Colegio. Los ángeles
encargados de echar bálsamo sobre las olas fu
riosas de los dolores de España, recogerán sin
duda esos premios y multiplicarán de un modo
inefable su eficacia consoladora.
Aunque no han vuelto esos niños al amor de
sus hogares — como muy bien les decía su
buen Director, el P. Tavani — con la suave
carga de sus bien conquistados premios,
han llevado en cambio otro premio mejor,
el consuelo sobrehumano que Dios regala a
los corazones nobles que saben interpretar y
cumplir el más grande de sus mandamientos,
la caridad.
Colombia (Tuluá). La Nochebuena en el Oratorio después del Banquete Eucartsiico de 500 comuniones.
56
L
LA OBRA DE DON BOSCO EN
ESPAÑA Y AMERICA
Relaciones enviadas al Recior Mayor.
Montevideo. - Mesa presidencial del Congreso.
£1 sexagésimo aniversario de la
Obra Salesiana en el Uruguay.
Grandes fiestas en Montevideo.
Émula de la Argentina, la República her
mana del Uruguay, lo mismo en sus arrebatos
de fe religiosa que en sus apoteósicas demostra
ciones cívicas, cuando se trata de conmemorar
fechas que tienen grata resonancia en el alma
popular, ha celebrado como propios los éxitos
de la Obra de Don Bosco, ha recordado tam
bién de un modo solemne y grandioso, el Se
xagésimo Aniversario de su establecimiento en
territorio nacional.
¿ Y quién podría negarle, después de todo,
en buen derecho, al noble pueblo uruguayo
que se atribuya como propios esos éxitos y
esos triunfos, si es que- los ha habido ?
I Qué es lo que llevaron consigo a la Repú
blica Oriental aquel puñado de salesianos acau
dillados por el ínclito P. Lasagna, que, en
plena juventud, debía morir obispo y mártir
de su celo ? A los ojos de Dios, m ucho; pero a
los ojos de los hombres, nada y menos que
nada. Llevaban, es verdad, un rico caudal de
esa fe genuína, que hace milagros; llevaban
hábitos austerisimos de piedad, de trabajo y
de sacrificio; Uev'aban en el rostro y en las
maneras una alegría juvenil y conquistadora;
llevaban, sobre todo, la bendición de un gran
Santo, Don Bosco. Esto no cabe duda que era
mucho a los ojos de Dios, y constituía ello solo
una espléndida base para cimentar futuros y
grandiosos triunfos, pero ¿ y el mundo, qué es
lo que en ellos veía ? Media docena escasa de
hombres pobrísimos, que no tenían donde
caerse muertos; que no conocían a nadie, que
ignoraban las costumbres y hasta la lengua del
país donde pretendían montar los mecanismos
de un grandioso apostolado.
A los ojos de los que todo lo ven de tejas
abajo, bien pK>co se diferenciarían de aquellos
pobres emigrantes que, estibados como bovi
nos en la proa de las primeras naves a vapor,
marchaban a las Américas para hacer fortuna.
Y ¡vaya si hicieron fortuna en el Uruguay los
Hijos de Don Bosco! pero no en el sentido
crematístico que esta palabra suele tener, sino
a su manera, atesorando fabulosas riquezas de
orden espiritual y divino.
Las semillitas arrojadas por manos tan po
bres y humildes en Villa Colón, donde arraigó
la primera célula salesiana -uruguaya, han pro
ducido, en 6o años de labor infatigable, bendi
ciones sin cuento. Nosotros creemos que son
poquísimos los países, exceptuando a la Madre
Italia, en que la Institución Salesiana haya
57
producido tantos y tan ricos frutos de selec
ción, como en el Uruguay.
D e selección, decimos, porque, sobre haber
educado, como la que mejor, a decenas de
miles de jóvenes de las clases media y proleta
ria, ha sabido proveer de riquísimo bagaje es
piritual y formar, para sí propia y para otras
Repúblicas Americanas, nutridos cuadros de
personal directivo, amén de varios Arzobispos
y Obispos que hoy honran de modo especial
a la Sociedad Salesiana y en el Uruguay hicie
ron el aprendizaje de su altísimo apostolado.
Ahora bien, todas esas magníficas cosechas
de bien, éxitos o triunfos, como quiera llamár
seles, se deben tanto al esfuerzo personal de
los Hijos de Don Bosco como al buen pueblo
uruguayo, quien, desde el primer momento,
prestóles, y, en progresión creciente, sigue pres
tándoles, su espíritu comprensivo, su entusias
mo, su amor y su apoyo o cooperación material,
sin lo cual la semilla salesiana, pese a las enor
mes posibilidades de fructificación que ence
rraba su germen, hubiese quedado helada
el surco.
¡Loor, pues, al pueblo uruguayo, tan benémerito de la Iglesia y que tanto se ha preocu
pado de la cristiana formación de sus juven
tudes, utilizando, entre otros factores, la tan
generosamente favorecida acción salesiana!
Resumiremos ahora los dos números del
Programa de Festejos que a nosotros nos resul
tan más particularmente gratos: E l Congreso
de E x alumnos y el Certamen Caiequistico.
El Congreso de Ex A lum nos Salesianos.
Preparado con tiempo, dispuesta todo has
ta en los más nimios detalles, tuvo un éxito
seguramente superior a cuanto pudieron ima
ginar sus organizadores.
Celebróse, durante los días 2i al 25 de oc
tubre, en los Talleres Don Bosco de la capital,
sin que decayera un solo momento el interés
de las Sesiones, siempre muy concurridas.
El Excmo. y R\*mo. Sr. Arzobispo metropo
litano, Dr. Don Juan Francisco Aragone, con
bondad exquisitamente paternal, presidió todos
sus actos. El Sumo Pontífice y el R^'mo. Rector
M ayor de nuestra Sociedad dignarónse ben
decirlo, asi como también el Emmo. Cardenal
Copello, Primado de la Iglesia Argentina; los
Exentos, y Rt-nios, Mons. Pittini, Arzobispo
de Santo Domingo y Mons. Tavclla, Arzobispo
de Salta; el Excmo. Mons. Esandi, Obispo de
\ iedma, y todo el E.xcmo. Episcopado del
Uruguay en pleno.
Recibiéronse además muchas y t’aliosísimas
adhesiones de personalidades y Asociaciones,
58
siendo muy aplaudidas y agradecidas por la ~
Asamblea la del inolvidable P. Gamba y de
los Ex Alumnos Argentinos, que enviaron al
Congreso una brillante representación.
Las Sesiones.
Leídas por el P. Vida! las Bendiciones envia
das por el Santo Padre y el Rector Mayor,
inauguráronse los trabajos que, como se ha
dicho, duraron tres días consecutivos.
El Rvdo. P. Vaula, Inspector Salesiano de
Uruguay y Paraguay, tuvo el Discurso de aper
tura, dando con paternal afecto la bienvenida
a los congresistas, expresándoles su viva com
placencia de ver reunidos a tantos y tan buenos
ex alumnos de Don Bosco, el Santo que luchó
siempre de modo infatigable por la salvación
de las juventudes. Exhortóles a procurar ser
cada uno algo de Don Bosco, y a poner en
tensión todas las fuerzas del alma para alcanzar
obras fecundas de apostolado.
Los oradores.
Con gran copia de doctrina y profundo sen
tido práctico, encargáronse de estudiar y des
arrollar las diversas Ponencias del Congreso,
el P. Fagalde salesiano, Don Luis García Par
do, el P. Garciandía salesiano, los Sres. Du
Pré y Pandolfo, el Dr. Don José Miranda, el
P. Carmelo Bruno jesuíta, y Don Carlos Conci.
Las Ponencias.
Las hubo tan jugosas como éstas:
C entros
de
E x ALU^fNos S a l e s ia n o s .
Los miembros de los Centros de Ex Alumnos
se han de proponer dos fines generales:
I® La formación persona! de los socios: re
ligiosa, moral, social y apostólica.
^ E l apostolado, ejercitado especialmente
en la obra catequística, prensa católica, Confe-'
rendas Vicentinas y Acción Católica.
M
ed io s p r i n c i p .ales de f o r m a c ió n e s p ir it u a l .
Por medio de ¡a virtud conservada y fo
mentada con la oración, los Sacramentos y los
Ejercicios Espirituales
L o s C entros
Ex A l u m n o s S a l e s ia n o s y
LAS Dl\*ERSIONES Y DEPORTES.
de
Los deportes no han de ser nunca fin , sino
medso. Se recomiendan las excursiones, sobre todo
preferentemente, a lugares históricos y
religiosos, tradidón salesiana que trae su origen
de nuestro Padre Don Bosco.
E l APOSTOLADO DE LA PRENS.A CATÓLICA.
Don Bosco impuso a sus Hijos y a sus Coo
peradores la ley de ser obreros y apóstoles de
la buena prensa. Los E x Alumnos Salestanoi
no pueden eximirse, por tanto, de fomentar la
buena prensa, con la suscripción, con la propa
ganda, con la suministración de noticias y datos
interesantes, con la cooperación escrita.
El
a p o s t o l a d o s o c ia l .
Los socios de los Centros de Ex Alumnos Salesianos han de esforzarse por alcanzar la forma
ción social, que enseña el modo de aplicar los
preceptos y los consejos evangélicos a la vida
social, y el modo de resolver los problemas po
líticos y sociales a la luz del pensamienio católico,
según las normas trazadas por la Iglesia, contéradas especialmente en las magnificas Encíclicas
de León X I I I y de Pío X I.
L os C e n t r o s
de
E x A l u m n o s S a l e s ia n o s
Y l a A c c ió n C a t ó l ic a .
Los Centros de Ex Alumnos Salesianos son
planteles naturalmente destinados a poblar los
cuadros de la Acción Católica.
Reproduciremos, para terminar, la Crónica
que hizo “ El Bien Público” de Montevideo
reseñando la clausura de este gran Congreso
Nacional de Ex Alumnos Salesianos.
« El último día — dice el rotativo — ha sido dig
na rúbrica de los anteriores. En todos ellos des
tacóse el gran apostolado que los dignos hijos de
Don Bosco han venido realizando en nues
tro país, a través de sesenta años de trabajos,
que han sido fecundos para la Congregación y
la Iglesia y sumamente provechosos para el
espíritu de todos aquellos que, en sus años de
niñez, tuvieron la satisfacción de concurrir a
las aulas salesianas.
La gran Misa de Comunión general.
Los "bancos de la Cripta de María Auxilia
dora fueron totalmente ocupados por los congresales, en la misa de 8, que ofíció el Rvdo.
Padre Inspector de la Obra Salesiana en el
Paraguay y Uruguay, don Luis Vaula. Ex alum
nos de edad provecta y ex alumnos de ayer se
acercaron a la Mesa Eucarística, ofreciendo
un espectáculo consolador.
Terminada la misa, los asistentes pasaron
al comedor, donde ftié servido el desayuno.
El extraordinario banquete de confraternidad.
Poco antes del mediodía, los patios de la
vieja casa — siempre amiga — de los Talleres
de Don Bosco, se fué poblando de jóvenes y
caballeros. Volvieron a repetirse, como en días
anteriores, escenas gratas, al encontrarse riejos
profesores con sus discípulos de ayer, luego de
largos años.
Poco después llegó el Excmo. señor Arzo
bispo de Montevideo, Dr. Juan Francisco Aragone, siendo recibido por el Rvdo. Padre Ins
pector y otros sacerdotes salesianos.
Los ex alumnos, al notar la presencia de
nuestro queridísimo Prelado, le tributaron una
cerrada ovación, que Monseñor agradeció gen
tilmente. Pasaron luego los congresales al salón
de actos, donde se habían instalado largas me
sas.
La cabecera fué ocupada por S. E. Monseñor
Aragone, quien tenía a su lado al Rvdo. P.
Inspector D . Luis Vaula y al Director de los
Ex Alumnos Salesianos en la Argentina, Pbro.
González del Pino.
A los postres, habló, en nombre de los ex
alumnos, el doctor Eustaquio Tom é, quien, con
frase muy feliz, destacó la obra de los Salesia
nos en el Uruguay, teniendo oportunas pa
labras de elogio para nuestro Arzobispo.
Habló luego el Director de los Ex Alumnos
Salesianos en la Argentina, Pbro. González
del Pino, el que hizo derroches de oratoria.
Tuvo palabras de elogio para los ex alumnos
uruguayos y recordó a los primeros salesianos
que llegaron a nuestro país, y a los viejos y
nunca olvidados maestros, los Rvdos. Padres
Gamba, Peruzzo, y Monseñor Pittini. A me
dida que iban sonando los nombres de estos
gladiadores de la obra salesiana, los congresa
les interrumpían con nutridos aplausos.
Por último, el señor Arzobispo, con frases
oportunísimas, hizo un relato de la obra que
los Salesianos han realizado formando a una
juventud que es honra y gloria de la Iglesia
Uruguaya.
La solemne Sesión de clausura.
Como en noches anteriores, el señor Arzo
bispo presidió la sesión de clausura, la que se
inició o>n un discurso del Pbro. González del
Pino.
Luego se constituyó la Junta Nacional, cu
yos puestos principales ^ r á n desempeñados
por el Dr. Salvador García Pintos, presidente;
Sr. José María Tarabal y Dr. Alfredo Canzani, vice-presidentes; Sr. Carlos D u Pré,
secretario; y Sres. Carlos García Ares y José
Carlos Penengo, tesorero y sub-tesorero res
pectivamente.
Palabras del Rvdo Inspector D. L uis Vaula.
Cuando la figura amable del Rvdo. Padre
Inspector ocupó la tribuna, los asistentes lo
obsequiaron con una extraordinaria ovación.
El Rvdo. P. Vaula, con palabras impregna
das de gratitud, enalteció la bondad de nuestro
estimado Prelado, quién dignóse presidir todas
-
59
las sesiones del Congreso, no obstante sus
múltiples y abrumadoras tareas.
Hizo extensiva su gratitud al infatigable
Padre Germán Vidal, alma del Congreso, y a
todos sus magníficos colaboradores.
A todos estoy íntimamente agradecido —
dijo — y tened la seguridad de que siempre
vuestro recuerdo ocupará en mi corazón un
lugar de preferencia.
Exhortó a los asistentes a mantenerse unidos
en la lucha para ser dignos continuadores de
la obra de Don Bosco.
Recordó las palabras del Santo Padre, cuan
do, al recibir la visita de lo.ooo jóvenes. Ies
exhortó a permanecer siempre obedientes a sus
superiores eclesiásticos, y terminó manifes
tando que los ex alumnos salesianos de nuestro
país serán paladines de la gloria de la Congre
gación que, en los años de la niñez, tuvo el
honor de darles la formación religiosa.
Se pedirá que una calle de la ciudad lleve el
nombre de Don Bosco.
Por moción del Sr. Juan Vidal, se resolvió
que h Junta Nacional de Ex alumnos se dirija
a la Intendencia Municipal, solicitando que a
una de las calles de Montevideo se la designe
con el nombre de Don Bosco.
Montevideo. • La Corte I n ^
Breves p ala b ra s de nuestro Prelado.
Clausuró el Congreso nuestro amadísimo
Prelado para agradecer los conceptos vertidos
por el Rvdo. P. Vaula.
6o
Señaló el afecto que profesa a los Salesianos
por sus extraordinarias condiciones para el tra
bajo, y por la pedagogía empleada por los
Montevideo. - Los Ex alumnos en una de las Sesiones del Conxreso
salesiana, terminó implorando las bendiciones
del Señor sobre los hijos de Don Bosco y sus
alumnos ».
E l certamen catequístico.
del certamen de catecismo.
mismos, y agregó que se sentía orgulloso de con
tarlos en buen número en su Arquidiócesis.
Luego de destacar otras facetas de la labor
La razón de este Certamen intercolegial era
obvia. Los Salesianos no podremos olvidar
nunca que nacimos en el Catecismo del Primer
Oratorio Festivo fundado por nuestro Padre.
Pero había además otra razón. A l Colegio Pío,
cuna de la Obra de D . Bosco en nuestra Patria,
le cabe la gloria de haber organizado, bajo la
sabia dirección de Mons. Lasagna, los Orato
rios Festivos de las Parroquias de La Unión, del
Cordón y de Las Piedras. En sus archivos se
guarda como preciosa reliquia el Acta de la
fundación de la “ Compañía de -la Enseñanza
del Catecismo” , cuyo primer presidente fué
el entonces bachiller Luis Pedro Lenguas, no
ble espíritu de selección, más tarde cirujano
de nota, fervoroso católico, y siempre conse
cuente ex alumno salesiano.
Encuadraba, pues, a maravilla el Certamen
Catequístico dentro del marco labrado por
una constante tradición familiar. Se le preparó
con esmero en todos los colegios, secundando
el vehemente anhelo del Rvmo. P. Inspector,
quien desde el principio del año no dejó de
estimular a maestros y alumnos, a fin de que
resultase algo digno del acontecimiento que
conmemoramos.
Con toda solemnidad realizóse este certamen
el i6 de octubre, en la casa inspectorial “ 'ralle-
.Moam-ideo. - Los So concurrentes al Certamen de Csiecistno.
6i
res D. Bosco” , Presidía el acto el Excmo. Señor
D . Juan F. Aragone, incansable apóstol de la
enseñanza de la doctrina cristiana; a él estaba
dedicado el acto, como testimonio de cariño
e incondicional adhesión de los Hijos de Don
Bosco.
En un amplio estrado, artísticamente dis
puesto en el Salón de Actos, ocuparon su lugar
ios ochenta valientes que el día anterior habían
rendido examen escrito en el Colegio del M an
ga, desarrollando en un primer punto las prue
bas de la Existencia de Dios, y luego las del
Ciclo y del Infierno.
Un himno al Sumo Pontífice, coreado por
todos los presentes, y el discurso de ofreci
miento, dicho con inimitable gracia por un niño
pequeño, precedieron al Certamen sobré las
dos primeras partes del Catecismo. Luego el
Sr. Arzobispo, que debía ausentarse urgente
mente, tuvo palabras de admiración para los
esforzados luchadores, y de agradecimiento pa
ra los que habían preparado aquella demostra
ción tan consoladora para su alma de Pastor.
Conmovió profundamente a sus oyentes con la
narración del juramento que un joven de nues
tra sociedad hiciera ante el cadáver de su padre
en el momento del sepelio, y ante destaca
das personalidades: “ Juro, padre mío, que mi
vida toda será gloria y no deshonor del nombre
cristiano que de ti he recibido” .
Con más ardor aún se realizó la segunda
parte del certamen, después de un diálogo de
ocasión a cargo de los aspirantes del Manga.
Tras larga porfía, como aún permanecían
invictos más de treinta, determinó el P. In
spector que la clasificación de los vencedores se
hiciera según el mérito de los trabajos escritos.
Esto dió por resultado que los integrantes
de la Corte Inspectorial fueran los siguientes:
Emperador: Blas Ramírez, del Colegio Jackson.
Principes:
1° Atilio G . Delmonte, del Colegio S. Miguel.
2® Orestes Nutti, del Colegio Jackson.
3® Ricardo Pérez, del Colegio S. Miguel.
Cótisules:
I® Juan Martínez, del Colegio Jackson.
2® Andrés Braidot, del Colegio Jackson.
3® Artigas De León, de la Escuela Agrícola.
Abanderados:
I® Wademar Betancurt, del Colegio de Sayago.
2® Dante M . Bertocchi, del Colegio de Sayago.
3® Alfio Laurini, del Colegio de Sayago.
4® Héctor Hernández, del Colegio Jackson.
5® Enrique Schioppi, del Colegio Jackson.
6® Raúl Rodríguez, del Colegio de Sayago,
7® Pablo Zorrilla de S. Martín, del Colegio de
Sayago.
Por este año corresponde al Colegio Jackson,
del Manga, la rica bandera pontificia, de seda,
obsequiada como trofeo por el Rvmo. P. Ins
pector para disputarse entre los colegios.
Montevid«o. - Después de la Comuaióo ceoeral con que fué clausurado el Congreso.
62
DE N U E S T R A S M I S I O N E S
Una pequeña y tosca cniz señalaba la sepultura de los misioneros.
BRASIL (M ato Grosso)
Prelatura de Registro de Araguaya
Siguiendo las huellas
de nuestros mártires.
{Continuación).
L o s Chavantes.
Esta tribu feroz domina, señora y soberana,
sobre una extensión de territorio de más de
100.000 kilómetros cuadrados; una verdadera,
interminable, fértilísima mesopotamia com
prendida entre los ríos Araguaya y X iugú, y
atravesada por el Das Mortes. Toda esta zona
brasileña consérvase aún completamente vir
gen; nadie la ha podido e.xplorar, nadie sabe
a estas horas quienes son los Chavantes. Todas
las tentativas de establecer con ellos algún
contacto, han fracasado. D e los pocos blancos
que se arriesgaron a internarse ninguno a vuelto
a contar lo que había visto.
•\trevidas conjeturas hacen descender esta
tribu, de los Gerentes, que infestaban el bajo
Tocantis y sus ríos tributarios. Hace un siglo,
o p>oco menos, mezcláronse los Gerentes con
los hombres blancos, y ello contrarió de tal
manera a muchos de aquellos salvajes que la
tribu madre hubo de escindirse en dos, y, se
parándose los cismáticos, o sea los Chavantes,
vagaron en busca de nuevo acomodo que Ies
permitiese conservar su independencia feroz y
totalitaria, hasta asentar definitivamente su do
minación hosca y cruel en estos maravillosos
verjeles, que reciben la savia de tres grandes
y majestuosos ríos, el Araguaya, el Xiugú y
el Das Mortes.
Desde entonces viven en\meItos en un tu
pido velo de misterio y la fama de su ferocidad
sanguinaria ha dado lugar, no sólo entre los
Bororos y Carajás vecinos suyos, sino también
entre los mismos civilizados, a una frondosa
leyenda de imaginaciones fantásticas y extra
vagantes suposiciones que han creado una
atmósfera de terror tal vez exagerado.
D e ellos sólo sabemos que su táctica guerrera
favorita es ía emboscada; que atacan a traición,
caen como un alud sobre la ^^ctima, le desha
cen el cráneo a golpes de clava, y, después de
desnudar el cadáver, dejan por lo regular aban
donados encima de él los garrotes ensangren
tados, y se esfuman como fantasmas por los
dédalos inextricables de la selva.
Nada más se sabe de esos tétricos aboríge
nes que, cuando hemos dgado a los misioneros,
63
vigilaban tal vez desde la selva los movimien
tos de su canoa como panteras puestas en ace
cho.
Fuego en la selva.
Reanudada, al día siguiente muy temprano,
la navegación, el indio Carajá que se hallaba
junto al timonel, descubrió, a media mañana
y a su derecha, otra columna de humo denso
y negro que se elevaba perpendicularmente
y luego torcía hacia poniente doblada por el
viento. Tras del humo vióse bien pronto el
fuego, que, invadiendo fácilmente la fronda
reseca llegó a adquirir proporciones fantásti
cas. Al mediodía, las llamas crepitaban ya cerca
daría satisfecho. En efecto, el 9 de agosto, an
tes de la puesta del sol y después de ocho días
de penosa brega por el río Das Mortes, llega
ban a la meta de su viaje.
L ugar y recom posición del martirio.
A la derecha del río, se alzaba un alto ribazo
desnudo y vertical, en tanto que la opuesta
orilla conservaba inalterado su mórbido perfil
de arenas blancas.
A l pie de este ribazo es donde los PP. Fuchs
y Sacilotti, el día i de noviembre de 1934,
descubrieron la presencia de dos salvajes, de
cidiendo en el acto saltar a tierra, ansiosos
como estaban de ponerse
en contacto con los miste
riosos Chavantes.
El sol poniente, antes de
hundir en el horizonte su
rojo disco de fuego, ponía
en aquel momento sobre la
superficie del río rojas pin
celadas vivísimas, y la áspera
cortadura parecía emerger
de un lago de sangre. Todo
el inmenso paisaje, en un
abrir y cerrar de ojos, quedó
envuelto en el mismo matiz
fatídico; ondas, arenas, ra
maje, cielo, nubes... como si
escarpadura de la orilla donde los indios tendieron la emboscada
la naturaleza quisiese con
a los misioneros.
firmar a los misioneros que
de los misioneros, y durante toda aquella tarde
era aquél el lugar del martirio.
y hasta bien entrada la noche, tuvieron aterro
Tanta fué la impresión que produjo en ellos
rizada la selva con sus siniestros fulgores.
el espectáculo, y tanta la fuerza evocadora de
Era evidente que los Chavantes no sólo
aquel cuadro, que instintivamente bautizaron
anunciaban ya su presencia sin el menor rebozo
el ribazo con el nombre de “ Barreira do Marsino que parecían abrigar propósitos nada tran tyrio” . N o obstante la inminencia de la noche,
quilizadores. N o se necesitaba ser muy lince
les fué imposible contener su deseo de besar
para comprenderlo, y los salesianos, para frus aquella tierra consagrada por la sangre de los
trar una probable emboscada, acamparon aque
hermanos, y, destacando una pequeña barquita
lla noche en una isleta del río, en vez de ha
remolcada por la canoa, atravesaron el río y
cerlo en la orilla.
subieron ágiles la escarpadura.
Nada ocurrió sin embargo; su reposo no fué
A l llegar arriba, apareció en seguida ante sus
turbado, y hasta el fuego que parecía querer
ojos la pequeña y tosca cruz que señalaba la
devorar toda la selva, vióse atajado y apagado
sepultura de los misioneros. Sobrecogidos de
por la escarcha que en estas latitudes cae abun
intensa emoción, arrodilláronse para orar; su
dantísima.
encendido amor fraterno hacía que repitiesen,
La proximidad del lugar donde habían ha
una y otra vez, casi a gritos, los nombres de
llado su martirio los PP. Fuchs y Sacilotti
las heroicas víctimas, y, desde el hondo misterio
hizo que nuestros misioneros, aquella ma
del río y de la sel\*a, ya medio encapuzados en
ñana. sacudieran el sueño con mayor diligen
las primeras sombras nocturnas, el eco parecía
cia, y la primera luz del alba les encontró ya
responder ¡presentes!
navegando. Algunas horas más, y el ardiente
Era m\jy tarde, y los salesianos tuvieron que
deseo que tenían de besar la tierra empapada
repasar el río y acampar. Pero las impresiones
con la sangre de los heroicos salesianos, queeran tan \*ivas que no les dejaron dormir. El
64
pensamiento de que se hallaban en el mismo
sitio donde sus hermanos habían sufrido ho
rrendo martirio, amando y perdonando a sus
verdugos, que, apostados tal vez a dos pasos
del campamento, se disponían a saciar también
con ellos sus odios de raza, no les permitió
cerrar los ojos.
A eso del amanecer, un ruido insólito, un
improviso crujir de ramas, una palpitación
rumorosa de la selva, les'puso en sobresalto.
Los cuatro hombres de servicio corrieron a
empuñar las armas y, hecho un silencio pro
fundo, todos, con ojos y oídos muy abiertos
en dirección de las marañas del bosque, pu
siéronse en actitud de defensa.
Pero no volvió a oírse nada: ¿ Sería algún
tapiro u otro animal que huía perseguido por
el terrible jaguar, o sería más bien una de las
consabidas astucias de los Chavantes para obli
gar a los Padres a meterse en la selva y des
hacerse allí fácilmente de ellos? Aquellas horas
de madrugada eran precisamente las que ellos
preferían para sus emboscadas sanguinarias.
No obstante aquellos sobresaltos y peligros,
hubo que pasar allí el día. No podían dejar
incumplido el fin principal de la expedi
ción, que consistía en hacer un examen minu
cioso de aquel lugar y reconstruir, en la forma
más verídica posible, la tragedia de que fueron
víctimas los PPx Fuchs y Sacilotti, tanto más
cuanto que la muerte de estos dos sacerdotes
no había tenido testigos.
La primera idea del P. Colbacchini fué fijar
la configuración del lugar.
Allí forma el río una amplia curva; la orilla
derecha, como hemos dicho, se eleva formando
un agrio murallón de unos quince metros de
alto por dos o tres kilómetros de largo, mien
tras que la izquierda sigue inalterada.
El murallón, o mejor ribazo, cae casi per
pendicularmente sobre el río, de suerte que
uno que se sitúe al pie no puede ver nada de lo
que ocurre en la meseta superior cubierta de
^•egetación semiforestal: yerbas altas, monte
abundante, matas, arbustos, y algunas palme
ras enanas cuyas hojas se inclinan hasta tocar
el suelo. Es un lugar típicamente acondicionado
para una emboscada. Allí podría escóndeme
un batallón entero sin la menor probabilidad
de ser descubierto, y desde su escondite ver y
registrar toda la vasta superficie de las aguas
hasta el límite lejano de la curva que describe
el rio. El observatorio es además un ba
luarte defensivo natural absolutamente
contra cualquier sorpresa.
L a veracidad del relato que hicieron del
hecho los que acompañaron hasta el último
momento a nuestros mártires, resulta corrobo
rada por esta inspección local.
Por manifestaciones que ellos han hecho y
por escritos que dejaron las víctimas, consta
que los Chavantes hacía ya tiempo que habían
notado la presencia de los dos misioneros en
el Das Mortes, y observaban sus movimientos;
que habíanse dado cuenta además de que iban
en pos de ellos, haciendo frecuentes pesquisas
tierra adentro y siguiendo atentamente sus
huellas. El P. Sacilotti especialmente, solía va
gar solo, durante horas y horas, por la floresta,
siguiendo los caminitos medio borrados entre la
yerba, acuciado por el deseo de hallar a los
pobres hijos descarriados, y salvarlos.
L a muerte de los sacerdotes hubo de ser
pues minuciosamente preparada y absoluta
mente premeditada.
El día I de noviembre de 1934, bajaban los
dos Padres de su nueva Residencia de Santa
Teresita, en el alto Das Mortes, con ánimo de
trasladarse a Araguaya y a Registro. A l llegar
a la cur\*a que allí describe el río, a eso de
media tarde, diéronse cuenta en seguida de la
presencia de dos salvajes que se hallaban al pie
de la escarpadura, y que, seguros de haber sido
vistos por los misioneros, trepaban ágiles hacia
la selva, desapareciendo entre los matorrales.
El puesto de observación había sido sabia
mente elegido. Desde allí podían ver y ser vistos,
en y desde cualquier punto del río; los Padres
anunciarían su llegada con tiempo más que
suficiente para que los emboscados pudiesen
perfilar los detalles de la agresión, primero por
el amplio y despejado panorama qué allí forman
las aguas, y luego por el ruido del motor de
la canoa que, cuando pasaban los misioneros,
repercutía por todos los ámbitos de la selva.
L a trampa estaba magníficamente preparada
y los Padres cayeron en ella desde luego. Al
cabo de poco tiempo atracaban al pie de la
escarpadura, en el sitio donde habían visto a
los dos salvajes.
El P. Sacilotti fué el primero en saltar a
tierra; miró arriba para medir la altura de la
“ barreira” , comproW las huellas de los salva
jes, trepó con resolución y, llegado a lo alto,
desapareció. El otro Padre saltó detrás, pero,
no estando muy bien de salud, se agarraba a
las raíces y resbalaba, subiendo con gran fatiga
y teniendo que solicitar ayuda de los hombres
que quedaban en la canoa. Acudió inmediata
mente el bororo Luis que le quería mucho, y
cuenta éste que, desaparecido también arriba
el P. Fuchs, y mientras él trataba de llegar
para unirse a los misioneros, oyÓ la voz del
P. Sacilotti que pedía le llevaran algunos obje-
-
65
tos para regalar a los indios, e inmediatamente
un grito agudo del mismo Padre, ahogado por
una algazara infernal y por el repercutir espan
toso de los garrotazos que cafan sobre los po
bres misioneros.
Aquellos cuatro hombres, en vez de acudir
en su ayuda, pusieron en marcha el motor y
lanzaron la canoa a toda velocidad. Sólo uno
tuvo valor para quedarse, un holandés que se
había unido a la comitiva pocos días antes;
este hombre se lanzó a la “ barreira” empu
ñando su arma, y gritando a sus compañeros
que le esperasen. Pero ellos, por toda respuesta,,
huyeron, dejándole la pequeña barquita que
la canoa llevaba a remolque. El holandés, desde
lo alto de la escarpada, llamó repetidas veces
a los sacerdotes, pero como nadie le respondiese
y la gritería feroz de los Chavantes se acercase
a él cada vez más, juzgando temerario hacerles
frente, precipitóse en el río y lanzó su barca
detrás de los compañeros.
Después de haber acampado y dormido
los cuatro, aquella noche, a prudente distancia
de la fatal “ Barreira” , determinaron volver,
con toda clase de precauciones, a fin de cer
ciorarse de la suerte que habían corrido los
dos misioneros.
Andando paso a paso, y con el dedo siempre
puesto en el gatillo de sus escopetas, subieron
a la selva y notaron en seguida que la yerba
estaba muy pisoteada. Llamaron a los padres
a gritos, pero sólo el eco angustioso alteraba
el silencio escalofriante de aquellos lugares,
acabando por convencerles de que la temida
tragedia habíase consumado.
Pusiéronse a investigar entre las matas y, a
poco, junto a dos palmeras pequeñas, vieron
el cuerpo desnudo del P. Fuchs, yerto y sin
vida. Tenía el cráneo completamente destro
zado y cruzados sus miembros por las desga
rraduras horribles y sangrientas de los ga
rrotes. A poca distancia yacía también el P. Sacilotti aún más desfigurado. D e sus mandí
bulas destrozadas salían hilitos de sangre coa
gulada que ya había sorbido la tierra. Ningún
vestigio de los salvajes, ni de las ropas y de
más objetos personales de los misioneros.
Ante el triste y espantoso cuadro, sintieron
aquellos pobres hombres una angustia indeci
ble ; querían gritar, y la emoción no les dejaba.
El bororo Luis mostrábase inconsolable arro
dillado junto al cuerpo exangüe del P. Fuchs,
su amigo del alma.
Sólo después de un buen rato, y vencida la
primera impresión, diéronse cuenta del peligro
que también ellos corrían en aquel paraje fa
tídico, y determinaron, sin pérdida de tiempo,
dar piadosa sepultura a las víctimas, para lo
cual llevaron religiosamente los cadáveres ai
borde mismo del ribazo, y excavadas allí dos
fosas, no muy profundas, depositáronlos con
reverencia, echaron tierra sobre ellos, y se
postraron para rezar. Dejando luego clavada
una tosca y pequeña cruz, que es la que ha
encontrado la expedición del JP. Colbacchini,
despidiéronse tristemente, abandonando la
trágica y desolada ribera.
Esta es la recomposición exacta del horrendo
martirio.
{Continuará).
Los Misionvros «campan a orillas del Rio Das Mortes. En la orilla opuesta se ve el humo producido por los Charanies.
66
Impresiones de la revolución española
Ronda. - Frente a estos viejos murallones cayeron asesinados los
primeros mártires saleslanos PP. Antonio Torrero y Enrique Canut.
Dos meses entre los rojos.
{Continuación)’
Los primeros mártires.
Eta la noche del jueves.
D. Marcos Tognetti, con palabra encendida y fer%*orosa, nos animaba a todos al martirio.
— Mañana es día 24, decía, y María Auxiliadora
nos tiene reservado algo grande. ] T odos firmes!
ITodos valientes!
Y así fué en verdad.
<Qué orgullo y qué ventura más grande puede
aparejar el Señor a sus escogidos que la corona y la
palma del martirio ?
Los salesianos del Colegio del Sagrado Corazón
están >*8 en sus nuevas residencias. D . Marcos T o gnerti ha intentado ir a la Pila de Dña. Gaspara, pero
la actitud del pueblo le hace volver y con D . Miguel
Molina se ha dirigido al hotel Progreso.
D. Antonio Torrero y D . Enrique Canut a la casa
de D . José Furest; D . Manuel Pérez y D . Manuel
María al hotel Ferruggia. D . Amano ha podido in
corporarse al grupo de k» niños acompañando un
enfermito.
Tam bién los maestros de la Cokmia han ido a
unirse con los chicos. < Quién podría pintar la alegría
y el regocijo de los niños al ralver a ver a sus ama
dos Superiores? Tristes y pensativos, hundidos en
ios mullidos divanes, planeaban ya algunos la huida
a sus casas. Llegamos a tiempo. Nos cuentan las
delicadezas y atenciones que 'es han prodigado en
los Hoteles. Los dueños no tenían nada preparado
y el joven José Sánchez A jiz, sacando fuerzas de
flaqueza, toma el buen acuerdo de dirigirse al A yun
tamiento. Es bien atendido. Visita, uno por uno, todos
los Comités y vuelve a los Hoteles con provisiones
para todo el día. Este mismo me presenta a los due
ños. Las miradas torvas de la servidumbre se han
clavado por vez primera en el recién llegado.
Pero volvamos a los salesianos.
Va cayendo la tarde.
Hacia las siete, el Dr. D. Rafael G utiérrez ha ido
a visitar a una hija de D . José Furest, enferma de
hace días. A la puerta se despide emocionado de los
salesianos. D . Antonio Torrero presiente ya la tor
menta que se cierne sobre su cabeza y dice al amigo
entrañable qxie le abraza;
— Apriete Vd. fuerte. Está Vd. abrazando a un
mártir.
N o se engañaba. Por el estrecho callqón que da
a la
avanza ya un fuerte grupo de milicia
nos. Vienen armados y en sus gritos y amenazas se
adivina la inminente tragedia.
Golpes en la puerta que se abre de par en par.
— ¿ Dónde están los curas ? l Vamos 1 Estén tran
quilos. Nada malo les sucederá.
--
67
La comitiva se ha puesto e a marcha hacia el cam
po, tomando la carretera del barrio de S. Francisco.
A empellones, porque los rojos tienen prisa, van
bajando los dos sacerdotes la empinada cuesta de
las Imágenes. D . Enrique es ya ancianito y ve poco.
D on Enrique Canut, el que ha cicatrizado tantas
veces heridas del alma; el que ha sabido adentrarse
por las regiones obscuras del corazón para poner en
ellas, con mano piadosa, luz y bálsamos y consuelos...
D. Antonio no puede aligerar. Padece hace mucho
tiempo un agotamiento completo de energías. Vive
a fuerza de inyecciones. Licenciado en Filosofía y
Letras, orador de fácil y cuidada palabra, salesiano
ingenuo y cariñoso como un niño y celoso y traba
jador y entusiasta como un apóstol, superior varias
veces, fruto maduro y sazonado de la Congregación
...N o importa, no le tienen consideraciones. Como
el Mártir divino. Cristo Jesús, caen varias veces a
tierra en el penoso camino de su calvario...
Coreados por las mofas, burlas y afrentas de todo
género, han llegado a una de las eras que miran al
Colegio por el Oriente. Y allí, sin formación de pro
ceso, sin tribunales ni abogados, sin una mirada si
quiera de bondad y de compasión que les consuele,
son asesinados a balazos...
Han sido las primeras víctimas.
L a fuiia de las turbas se ha saciado ya. L a sangre
de los mártires ha empapado la tierra, y las sombras
de la noche tienden piadosas sobre los sagrados des
pojos un negro cresi>ón de luto...
A las nueve de la noche llega a mis oídos la triste
nueva. N o acierto a darle crédito, pero el rumor
persiste y la noticia ha corrido por el pueblo sem
brando el terror y el pánico entre los buenos. Hasta
en la Casa del Pueblo, instalada en la magníñea Igle
sia de la Merced, h? sido comentado con desagrado
el horrible martirio.
El corazón humano es un abismo. Protesta airado
como un mar en boirasca; se irrita, se rebela, pero
a la postre cede y sus aparatosas rebeldías y protestas
se truecan en blanca espuma de pasividad. Deja
hacer.
T odo el día 25 quedan expuestos los cadáveres a
las miradas procaces e in.solentes del populacho. El
pueblo entero desfíla ante ios mártires. Los únicos
responsos que las ondas recogían en sus impalpables
alas, como homenaje y ofrenda a los caídos, eran
blasfemias, insultos, risotadas... Los rojos no en
tienden de piedad ni con los sagrados despojos de
la muerte.
Cuando, a las cuatro de la tarde, el D r. Gutiérrez
fué a certificar las defunciones, pudo apreciar que
los cuerpos, >*a casi desnudos por la rapacidad de la
plebe, arrastrados brutalmente, habían sido abiertos
pt>r ios cortantes guijarros del terreno; musios y pier
nas presentaban desgarraduras gloriosas. Sobre el
pecho acardenalado brillaban aún las medallas de
la Virgen. Airodíllado ante los cadáveres, conte
niendo en la cuenca de los ojos las lágrimas que
pugnaban por salir, tomólas con reverencia el pia
doso médico, y desde entonces las guarda y venera
como preciada reliquia.
Poco después, un camión lleva los sagrados despo
68
jos al Cementerio de S. Lorenzo y allí descansan,
8 la entrada, debajo de un montón de cadáveres,
esperando el día de la gloriosa resurrección...
¡H onor a los héroes de la F el
En las Escuelas de Santa Teresa.
Ha pasado el domingo, festividad de Sta. Ana,
en una constante agonía. Es el primer domingo laico.
U n domingo frío, triste, interminable...
En las Escuelas todavía se ha celebrado la Sta.
Misa.
Una mano intencionada ha escrito en la fachada
un letrero concebido en estos términos:
“ Respetad este lugar. Es la casa de nuesttos hijos” .
El respeto no ha durado más de tres días. El lunes,
se presentan también en las Escuelas intimando el
registro. Como el del Colegio, es detallado y minu
cioso. Se encierra a los Padres, se saquea, se des
troza, se quema, a la puerta de la Capilla, como en
las demás Iglesias, todo lo perteneciente al culto.
El resultado del registro es la expulsión.
Los que habían derramado sus sudores y sus ener
gías todas, día tras día y momento tras momento, en
una labor callada, humilde, de reconquista espiritual;
los que enterraron, durante tantos años, en el surco
abierto de los hijos de Ronda, el trigo dorado de sus
abnegaciones; los que repartieron a tanta juventud
y a tanta alma buena y piadosa el pan de la instruc
ción y de la dirección espiritual, ahora son expulsa
dos, echados a la calle.
D . Pablo Caballero López, joven sacerdote, pletórico de energías, maestro nacional, enamorado de su
cla.se y de sus niños, abierto y cariñoso, alegre y coihunicativo, alma de los patios y rey de las tiestas,
celoso y bueno...
D. Honorio H em ándéz Martín, maestro y sub
diácono, ha llegado de Madrid donde ha terminado
sus estudios de sagrada teología. Solo un mes, y,
sacerdote de Cristo, alzaría en sus manos ungidas
por vez primera la Víctima propiciatoria. | Con cuán
tas ansias anhelaban ver sus ojos la gloria de este
día! Había estado en la República Argentina ios dos
últimos años, y el Gobierno de esta Nación lo recla
mar á más tarde por vía diplomática. Sus pasaportes
estaban aún en tegla. T o d o inútil. £1 Señor aceptará
su sacriticio y se lo llevará a] cielo, cuando ya acari
cia y toca con sus manos lo que ha sido sueño do
rado, santa ambición de toda su vida...
D. Juan L uis Hernández, clérigo, estudiante aún,
flor temprana del árbol de la Congregación. Sólo
i1c\'a tres años dedicado a la enseñanza. Es el maes
tro de música de las Escuelas. Los alumnos lo quie
ren con delirio. Es un niño más entre ellos. T am
poco ha sido respetada su juventud. L a vida dd
joven salesiano que se abría riente y prometedoia,
ba sido segada también...
L os tres son conducidos al hotel Progreso. A la
puerta queda,montada una guardia. L a noche, una
noche eten u , inacabable, la pasarían en oración.
En la madrugada del 2S, un piquete de milicianos
se presenta en el Hotel. Los cuatro salesianos, D.
Miguel Molina, D . Pablo, D . Honorio y D . Juan
Luis, en fila, atados dos a dos como viles presidia
rios, son llevados entre insultos y afrentas camino
del cementerio.
A llí los valientes confesores de Cristo se abraza
rían uno a uno; allí se animarían mutuamente al
supremo sacrificio; allí, si las turbas lo consintieron,
se darían el adiós definitivo; allí abrirían sus brazos
como el M ártir del Gólgota y alzarían su voz pata
perdonar a sus verdugos... L a figura recia y noble,
alta y majestuosa del Rdo. Sr. D . Miguel Molina,
primer alumno de este Colegio de Montilla, se desta
caría del grupo. A l tribunal revolucionario nada le
decían sus dotes y cualidades extraordinarias, sus
virtudes excelsas. Orador elocuentísimo. Licenciado
en Filosofía y Letras, Maestro nacional, sacerdote
salesiano, los valores espirituales, la mente privile
giada, el corazón recto y bueno, nada pesan tampoco
en el plato de la terrible balanza...
Cuatro mártires más. Cuatro almas que suben
tremolando sus palmas entre aleteos de ángeles, ha
cia el trono de Dios.
Tam bién D. Rafael Gutiérrez pudo certificar ta
maños crímenes. D. M iguel presentaba la frente
destrozada a balazos; los demás, diversas y aterrado
ras heridas...
— “ Y o soy uno de ellos,, — replicó el que lo
ataba — ¿ Y qué?
Minutos más tarde, el virtuoso hijo de S. Juan
Bosco recibía en el cielo la doble corona del trabajo
y del martirio. Ix » niños de ayer, trocados en fieras,
porque otro nombre no merecen, a fuerza de in
toxicar sus cerebros con doctrinas crueles y .salvajes,
ante las cuales la educación recibida no tuvo
tiempo de reaccionar, reprodujeron pof su cuenta la
h’storia de aquel mártir cristiano de los primeros
siglos, asesinado por sus mismos discípulos...
¡Enorme crimen! Su enormidad la reconocieron
los propios autores, que, comentando, horas más
tarde lo sucedido, se decían unos a otros horrori
zados:
— ¡Pero qué brutos hemos sido! Matar nada
menos que a D . Antonio I
Los salvados de la matanza.
Aunque sea brevemente, hemos de hacer mención
de los que milagrosamente se salvaron de la matanza
roja.
Vayan por delante los nombres del Rdo. D. Ma
nuel Pérez, consejero del Colegio, y D. Manuel M.
Martín, subdiácono y estudiante de sagrada Teología
La más negra ingratitud.
en Carabanchel. Este acababa de llegar para pasar
los meses de vacaciones dando clase a los niños.
Párrafo aparte merece D . Antonio Mohedano,
En el desconcierto de los primeros momentos,
Director de las Escuelas de Sta. Teresa.
ellos fueron la nota serena y valiente, la fuerza de
Este héroe del trabajo llevaba 19 años en Ronda,
choque. Gracias a sus trabajos, coordinados a los
consagrado sin descanso a la educación de los niños
del director D. Florencio Sánchez, los aspirantes
pobres, hijos de obreros. Había perdido la salud en
de Montilla gozaron desde un principio trato de
la clase. ¡Cuántas generaciones de trabajadores rón
excepción, y se salvaron. Ellos hablaron con Comités
denos pasaron por sus manos l Para D. Antonio no
y dirigentes; ellos expusieron generosos sus jóvcne.s
había verano ni invierno, frío ni calor. En la clase
vidas para salvar la de los niños, esperanzas de la
lo sorprendían las vacaciones de Navidad y las del
\erano. Su temple era de una reciedumbre extraor- • Congregación en la Inspectoría, y la Virgen les pagó
con magnificencia y liberalidad.
diñaría. Seco y enjuto de carnes, todo hueso y ner
A la hora de abandonar el Colegio, se hospedan,
vios, no sabía lo que era descanso. |Si su vieja y pobre
como queda dicho, en la fonda Feriugia. Desde su
sotana, ungida a todas horas con el polvo de los pa
retiro saben de la muerte terrible de sus Hermanos
tios, glorificada a diario con la tiza de la clase, pu
y esperan con serenidad y fortaleza su hora.
diera hablar... cuántas cosas nos ditíal Tam poco
Amenazados de continuo, pero confiados siempre
abandonó sus tareas escolares cuando la obediencia
en la protección de María Auxiliadora, intentan una
lo encargó de la dirección de las Escuelas. L a demo
idea arriesgada, temeraria, audaz en extremo. El
cracia salesiana no sabe de jerarquías y dignidades
alcalde de Ronda es comunista, es el alma y el eje
cuando se trata de hacer el bien. Refugióse primero
de la revolución: pero es paisano, es salmantino. Se
en una casita detrás de la huerta de las Escuelas,
presentan, se declaran tal cual son, y le piden am
lu ^ o en la de un antiguo alumno suyo, en el hotel
paro y protección.
Progreso, y finalmente en la casa de la Sra. Cabrera,
Cosas de Dios, que se complace en utilizar pata
piadosa señora que lo acogió con todo el cariño de
sus designios los instrumentos más ineptos e inade
lina madre. A llí fueron a buscarlo una horda de
cuados. El Alcalde les da palabra de salvar sus vidas,
desalmados, la mañana del dos de agosto. Hallábase
y la cumple hasta última hoia. Después de mil equi
en el piso alto y como necesariamente habían de dar
librios, después de ser llevados a la cárcel y condu
con él, para no perjudicar a la señora, al llegar los
cidos varias veces ha.sta los bordes mismos del mar
rojos cerca de su escondite, salióles el buen sacerdote
tirio, se han sal%-ado.
al paso. F ué inútil que al principio intentara ocultar
L a Virgwi, una vez más, tendía su manto de ma
su personalidad. L o reconocieron \‘arios desgraciados
dre sobre los hijos.
educados por ¿1 años atrás.
El Rdo. D . Marcos Tognetti y D . Juan Canavesío,
— “ Y o te he dado clase a t i„ dijo al primero que
ahora profesores, y antes Superiores respectivamente
puso sus manos sobre él.
de ambos C o l^ 'o s , se salvaron por una habilísima
— “ Eso ya pasó,, contestó el ingrato.
maniobra del ex alumno salesiano D. Manuel Or
— ¡A h , si estuvieran aquí mis alumnos! excla
tega Durán. T el^ ra fió al Cónsul de Italia en Málaga,
maba, mientras le sujetaban las muñecas con fuertes
y , por ser de nacionalidad suiza el primero e italiaru
' cortantes alambres.
69
el secundo, el Cónsul obtuvo que los condujeran a
Málaga los mismos rojos, que para esto aprovecharon
un mai?níñco coche que dos días antes le habían
quitado a nuestro buen amigo Don José Troya. El
27, muy de madrugada, salieron de su escondite del
hotel Progreso hacia Málaga, donde llegaron apenas
a tiempo paia embarcar en el crucero “ M uzio Attendolo” con rumbo a Italia.
Un día n^s, y hubieran sido víctimas del terror
con sus otros cuatro Hermanos.
D. Rodrigo Rubio, Coadjutor de la casa de Sta.
Teresa, fué u parar al hotel Polo. A llí se hizo pasai
por maestro, obligándole los rojos a hacerse cargo
de una clase. Conocido y delatado por los luños,'
hubo de retirarse. Conducido varias veces a los Co
mités, y amenazado de muerte, tuvo que huir, dur
miendo varias noches en campo abierto, sobre los
rastrojos. Volvió a refugiatse en el hotel, y, ampa
rado y encubierto por la buenísima Sra. del mismo,
le sorprendieron los días gloriosos de la liberación.
El Rdo. Sr. D . Tom ás Gutiérrez, consejero de
nuestra casa de Utrera, hallábase también temporal
mente en Sta. Teresa. Achaques de salud le habían
traído a toniñear su quebrantado organismo con los
aires puros de la siena. A los ocho días de su llegada,
estalló el movimiento.
Rescoldos de humanidad quedaban aún en el pe
cho de algún dirigente marxista, ya que, apenas
incautados los tojos del edificio de Sta. Teresa,
arrojados a la calle sus legítimos moradores, se or
denó que el citado D . Tom ás fuese trasladado en
calidad de enfermo al Hospital Civil. Los dos meses
de terror estuvo entre la vida y la muerte, no tanto
amenazado por la enfermedad cuanto por el sobre
salto continuo, justificado por las constantes noti
cias de asesinatos a mansalva. L a cariñosa asistencia
de nuestro buen amigo D . Rafael Gutiérrez, que
todos los días certificaba terribles vómitos de sangre,
le salvó. El había pedido un milagro a San Juan
Bosco, y el milagro se hizo tanto más patente, cuanto
que cuatro personas de las más destacadas de Ronda
que estaban recluidas con él, fueron sacadas dos
veces del Hospital para ser fusiladas, mientras que
de nuestro Hermano apenas echaron cuenta. ¡ Y eso
que lo visitaron dos veces!
Gracias sean dadas a! Señor.
(Continuará).
Ronda. - Nuestra “ Colonia” Montillana rodeando a la Sra. Julia,
dueña del hotel Royal, que tuvo con todos delicadezas de madre.
Sres Cooperadores,
consultad d
tesoro
e s p ir it u a l .
Propagad ta O B R A PIA DEL S G D O C O R A Z Ó N . Véase la cubierta de nuestro ‘Boletín’ .
70
^
Crónica de Gracias
consegaicias p o r m e d ia c ió n d e M a ría A u x i
lia d o ra , de S a n J o a n B o s c o y d e n n e s fro s
S ie rv o s d e D io s
cando. — Salí a ver, y en efecto exa la misma. Así fué
encontrada, después de muchas pesquisas invitiles.
N o se puede negar que D on Bosco tiene gran
poder en el cielo. Para que muchos acudan a él, y
para gloria de Dios, publico el citado favor.
Juana D elgado .
*
C O L O M B IA (Santander) Socorro, septiembre de
— Viéndome en una necesidad de carácter
C O L O M B IA - Cali, octubre de 1936. — Fui
económico, acudí con fe a María Auxiliadora y a
atacada por un terrible mal en el ojo derecho. El
S. Juan Bosco, y ofrecí contribuir al bautizo de dos
dolor era m uy agudo y no podía ver casi nada. M e
niños paganos y dar publicidad a la gracia que yo
examinaron \'arÍos médicos, y todos dijeron que se
les pedía, si me la concedían. Habiendo sido escu
trataba de enfermedad muy grave; que debía hospi
chado, doy públicamente gracias a mis protectores,
talizarme y someterme a una operación rnuy difícil
cumpliendo todo lo ofrecido.
y costosa.
U h Cooperador Salesiano.
Profundamente afligida, pero con plena confianza,
acudí a María Auxiliadora, pidiéndola me librara
M E JIC O - Capital, abril de 1936. — Salvador
de esa operación. En la capillita de su siervo D on '
Herrasti y Carmen Escanden de Herrasti, por con
Bosco, en esta ciudad, le hice visitas, novenas y
siderar que es un verdadero milagro, hacen pública
otras promesas. M andé celebrar una Misa en su
su inmensa gratitud a S. Juan Bosco. Encontrá
honor, y después de oírla, me hice examinar por
base el primero en estado de suma gravedad por
otro oculista, el Dr. Vh'as Lasso, quien dió también
tener gangrenada una pierna, y hacíase indispen
un diagnóstico alarmante; pero en seguida, con un
sable proceder* cuanto antes a la amputación, sin
procedimiento muy rápido y sencillo, extrajo del
que los médicos se atrevieran a garantizar no sólo
ojo una llaguita gangrenosa, causa del dolor e impe
la vida, pero ni siquiera que pudiera resistir la ope
dimento de la vista. En un momento, y sin más
ración, pues estaba completamente agothdo. En esta
costo que el de la consulta, fui declarada fuera de
angustiosa situación, acudieron ambos al Santo, ha
peligro.
ciéndole su Novena y aplicando repetidamente su
He N^sto en esto la benigna intervención de María
reliquia sobre la pierna enferma. E l resultado fué
Auxiliadora. Con la más viva gratitud y para gloria
que los médicos desistieron de operar, por opinar
de tan buena Madre, publico este favor en el Boletín
que la otra pierna estaría en las mismas condiciones
Salesiano. En acción de gracias le hice cantar una
antes de dos meses, con o sin operación. Esto sucedía
Misa y di una limosna para la Obra Salesiana.
a mediados de agosto del año pasado, y en diciem
M aría L uisa H errera.
bre, después de nna lenta mejoría, pudo ser operado
C O L O M B IA - Cali, setiembre de 1936. — M e
en condiciones muy favorables, y no en forma tan
hallaba en la mayor angustia porque a mi hijo úru<»
radical, no habiendo tenido hasta la fecha ningún
le tocó hacer el servicio militar, y ya estaba en el
atraso ni complicación. Todas las personas que lo
cuartel. Pedí con mucha fe a S. Juan Bosco que de
vieron durante su enfermedad, entre lai cuales se
algún modo me lo librara. Con este fin le hice la
encuentran \arios sacerdotes y los mismos médicos,
novena, le encendí velas, y prometí publicar la gra
se muestran grandemente sorprendidos de que haya
podido librarse de la muerte. Los agraciados siguen
cia y dar una limosna.
Sin que me conste el motivo, se decretó por el
pidiendo el completo restablecimiento del enfermo
Gobierno la baja de setenta unidades, pero no entró
junto con ■ otros grandes favores, mandando una
mi hijo en ese número. Seguí pidiéndole al Santo
limosna para la Obra de S. Juan Bosco.
con la misma fe, y las cosas tomaron tal giro, que
M E J IC O - Capital, abrí! de 1936- — O oy in
ocurrió un cambio y mi hijo fué incluido entre los 70.
finitas gracias a S. Juan Bosco porque, habiéndose
Con el más profundo agradecimiento cumplo mi
fracturado mi mamá, que cuenta más de 76 años,
promesa, para gloría de Dios y del amabilísimo Don
un brazo, m e concedió la gracia de que en m u
Bosco.
chos menos días de los que se consideran normales
E rmelinda D omínguez .
para las personas jóvenes, encontraran los médicos
C O L O M B IA - Cali, setiembre de 1936. — Hacía
que el hueso se había soldado perfectamente. Le
má?' de cinco meses que la niña Rosa María Orozco
agradezco también que haya salvado de un envene
Salazar, de 10 años, había desaparecido de su casa.
namiento a una amiga mía. Llena de agradecimiento,
Inútilmente se hicieron diligencias y averiguaciones
mando decir una Misa en su honor, envío una li
para encontraría. Denunciado el hecho a la autori
mosna y quiero hacerle patente mí gratitud por
dad competente, ésta investigó hasta en otras pootros muchos beneficios que de él he recibido,
bladones pero sin ningún resultado.
proponiéndome ser siempre su fiel devota.
Entonces acudí con mucha fe a la intercesión de
C armen E. de H errasti.
San Juan Bosco poniendo el asunto en sus maiKs. U n
M É JIC O - Aguascalientes, noviembre 6 de 1936.
d’ mientras le rezaba en su capilla de esta ciudad,
— D o y gracias a la Santísima Virgen María Auxilia
una de las personas que estaban allí m e llama y me
dora por haber obtenido, mediante su maternal in
dice: mire, ahí (por la calle) pasa una señora descotercesión, la salud de im enfermo de tifo, al cual,
r 'cida, y con ella va la nina que Vd. ha estado bus
desaparecida ya la crisis de la enfermedad, volvió a
acometerle la fiebre hasta llegar a los cuarenta y
medio; fué entonces cuando, invocando a la Virgen
de San Juan Bosco, recobró enteramente la salud,
sin que quedaran restos de la dolencia. Conforme
tenía ofrecido, cumplo la promesa de enviar una li
mosna para dos bautizos de infieles de las Misiones
Salesianas, y publico mi eterna gratitud a nuestra
bondadosa Madre.
Ma A ltagracia R omo .
PER U , Lima, septiembre de 1936. — Desde
tiempo me sentía muy delicada sufriendo fuertes
dolores. M e encomendé con viva fe a San Juan
Bosco, prometiéndole, si me los quitaba, publicar
la gracia en el Boletín Salesiano y enviar una modesta
limosna para sus Obras en favor de los niños pobres
y abandonados.
San Juan Bosco escuchó mis ruegos; estoy bien
y hoy cumplo mi promesa.
R. M .
U R U G U A Y (Salto) Carumbé, noviembre de 1936.
— Un hermanito mío enfermó de bronquitis asmá
tica y fíebre tifoidea, declarándosele además bronconeumonia. Su estado era gravísimo. Entonces, con la
fe inquebrantable que tengo en María Santísima A u
xiliadora y en San Juan Bosco, los invoqué con fer
vor, prometiéndoles publicar en el Boletín Salesiano
la gracia que esperaba conseguir, y enviar una li
mosna para la obra de restauración del Santuario
de "furín. A los pocos días estaba el enfermo fuera
de peligro, y rápidamente mejoró.
Envío, pues, la limosna, y doy gracias a María
Auxiliadora y a San Juan Bosco por éste y por
otros favores recibidos.
D. C . D.
V E N E Z U E L A , Valenoa, agosto 27 de 1936. —
Como lo prometí, hago pública la gracia alcanzada
por intercesión del gran bienhechor de la niñez San
Juan Bosco, el cual me hizo conseguir una beca, en
favor de un pobre niño que necesitaba internarse en
la bendita Casa Salesinna de esta ciudad. M i oración
fué atendida, el niño está m uy contento y yo agra
decidísima.
M aría Isabel L. ub O rtega .
Daa también gracias a María Auxiliadora y a
San Juan Bosco por favores recibidos:
A rgentina , Buenos Aires. — Catalina S. de Zunino — S. Sara Hcchart.
A rgentina (Córdoba) Camilo Aldao. — Inocen
cia G . Vda de Villaseca — Juana R. Vda. de Biotto
— María C . Vda. de Torino.
A rgentina , Xeuquén. — Juana Iribas de Taillefet.
A rgentina (Santa Fe) Zenón Pereyra. — Elena
A. de Morello — M . A.
A rgentina , Tiuumdn. — S. T . de U.
C olombia , l*um6o. — María de Ferrerosa —
Anita Gómez.
Estados U nidos (Atizona) Tueson. — Rafoei
Guerrero — Pedro Rorroz — P. M . Carranza —
C . Mexía — Agustina F. de Carrillo — Adela de
Morales.
Est .ados U nidos (Califomia)44rrafa.— Mrs. Rocha.
Est .ados U nidos (California) Dos Palos. — A. A.
SUveira
72
N ECROLOGÍAS
S A L E S I A N O S D IF U N T O S :
Luis Berrone coadjutor — de Alejandría (Italia)
t en Santiago de Chile, el-16 de setiembre de 1936.
José Bonelli, coadjutor — de Vicoforte (Italia) t en
L a Paz (Bolivia), el z8 de setiembre de 1936.
Carlos Magnani, sacerdote — de Broni (Italia) f en
Vallecrosia (id.), el i i de noviembre de 1936.
Juan Me. Couri, sacerdote — de Claphan (Ingla
terra) t en Limerick (id.), el 4 de noviembre de 1936yuan Planas, coadjutor — de Cardona (España)
t en Gerona (id.), el 30 de agosto de 1936.
Antonio Galeotti, clérigo — de Firenzuola (Italia)
t en Piossasco (id.), el i i de agosto de 1936.
Cirilo Díaz, sacerdote — de Berberaña (España)
+ en Villa Colón (Uruguay), el 16 de julio de 1936.
Geremias De Felici, coadjutor — de Montebuono
(Italia) t en Barí (id.), el 23 de octubre de 1936.
Pedro Monlanari, coadjutor — de Verucchio (Ita
lia) f en Asti (id.), el 25 de agosto de 1936. ‘
Andrés Lanjrancoru, coadjutor — de Rongio (Ita
lia) t en Bagé (Brasil), el 26 de junio de 1936.
Ramón Garavagno, coadjutor — de Roccaforte
(Italia) t en Montevideo (Uruguay), el 23 de julio
de 1936.
Leopoldo^ Donati sacerdote — de San Lorenzo
(Italia) f en Florencia, el 10 de noviembre de 1936.
Francico Froneser, coadjutor — de Rocheisdorf
(Polonia) t en Santiago de Chile, el 14 de junio de
1936.
Antonio Alvares, sacerdote — de Sacardeboís
(Empana) f en Orense (id.) el 24 de enero de 1936.
David Ortega, sacerdote — de Escalona (España)
t en Buenos Aires el 15 de agosto de 1936.
Francisco Tarquinio, coadjutor — de T orre dei
Passeri (Italia) f en Alta Gracia (Argentina) el 13 de
setiembre d e -1936.
yosé Bucker, clérigo — de Bochum (Alemania) +
en La Vega (Venezuela) el 12 de setiembre de 1936.
Luis Arellano, clérigo — de San Javier (Chile) t
en Magallanes el 15 de enero de 1936.
Gavina Mion, clérigo — de Cinto Euganeo (Italia)
t en Koglizzo (id.), el 25 de julio de 1936.
César Montali, clérigo — de S. Francisco de Cali
fornia t en H oly Cross (E. U .), el 25 setiembre de
1936.
Comelio Bou, clérigo — de Lovertino (Itala) f en
Alta Gracia (Argentina), el 22 de abril de 1936.
Cooperadores difimtos:
A rgentina (Chaco) Sdens Peña. — Margarita B.
Vda de Ballatore.
C olombia (Santander) Girón. — Marcos E. Valdi
vieso V.
E cu .ador (ManabO Portoviejo. — José Filiberto
Mendoza y 'Vera.
M é lic o (Nuevo León) Monterrey. — Jesús García
Larrea - María Ignacia Lozano de García.
M éjico (Sinaloa) Amolé. — Pascado Ahumada
Valle.
Con aprobación de la autoridad eclesiAsUca • Direc tor-roaponsable; D. GUIDO FAVIM
Estab'ecimientoTip.de la Sociedad Editora IntemaciooaJ - TUrio.Corso Refina Mat^b..
T
Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plénarias
18
23
25
29
-
Cátedra de San Pedro en Roma.
Desposorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de Sales.
que los Cooperadores Salesianos pue
den ga"a«' en el transcurso del año.
I. — Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabtyo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o 'sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M . Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en ^tado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, ima indulgencia parcial
de 400 días.
2 ~ Un día de cada mes, el que uno elija,
2 - E l día en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
^ - E l dia que se ¿isiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
$ - E l día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l día en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer
cicios Espirituales, de ocho días.
^ - A la hora de la muerte, con tal que, con
fesado y comulgado, o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con e l co
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN C A D A U N A
DE LAS SIG U IEN raS FIESTAS:
FEBRERO
2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquía.
MARZO
19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
MAYO
3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San M iguel Arcángel.
11 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JUNIO
24 - Natividad de San Juan Bautista.
2q - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO
1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
AGOSTO
6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Sma Virgen.
16 - Fiésta de San Roque.
SETIEMBRE
8
12
14
15
29
i j M O V IB L E S :
-
Natividad de la Sma Virgen.
Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San M iguel Arcángel.
OCTUBRE
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de M aría (día siguiente
del anterior).
2) F IJ A S :
ENERO
1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.
y - La Virgen del Rosario.
11 - Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
NOVIEMBRE
21 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE
8 - Inmaculada Concepción.
25
- Natividad de Jesús.
Para lucrar láS antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, según la intención del Romano Pon
tífice.
Proyeclo, en ejecución, de ampliación y embellecimienfo
del Santuario-Basílica de M aría Auxiliadora de Turín.
Ningún devoto de “ la Virgen
de Don
Bosco ’ debe dejar
de contribuir, poco o mucho,
a este
homenaje
mundial.
-
Fecha
-
1937.03