BS_1937_01

Ficha

Título
BS_1937_01
Descripción
Boletín Salesiano. Enero 1937
extracted text
ENERO 1937

a e^iano
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R

E V I S T A

DE

L AS

O B R A S

DE

DON

B O S C O

INSCRIBIOS EN LA PÍA OBRA
DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DE ROMA
¿ Quién no conoce la Obra del Sgdo Corazón
de Jesús?
Fué fundada por el Primer Sucesor de San
Juan Bosco» y benignamente aprobada por
S. S. León X III el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de ttna peseta, u otra
moneda equivalente, se adquiere derecho a
participar de todas las oraciones y buenas
obras de la Sociedad Salesiana y a la aplicación
de seis misas, que se celebran todos los días,
a perpetuidad, en nuestra Basílica del Sgdo
Corazón de Jesús de Roma, dos en el altar
mayor, dos en el de María Auxiliadora y dos
en el de San José.
Los que se incriben en la Obra Pía pueden
aplicar el fruto de estas misas a sí mismos, o
a otras personas, vi\^ o difuntas, y variar la
intención cuantas veces les plazca.
Las limosnas recibidas por este conducto
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la

sociedad, acogiendo a niños pobres y abando­
nados, para aducarlos cristianamente.
i
Quién no contribuirá, pues, con algunos
céntimos, que con tanta facilidad se gastan,
a esta invitación paterna! de San Juan Bosco
y de la Iglesia, inspirada en ideales tan nobles
y caritativos?
¿ Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina, en este mundo y en el
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿ Quién no tiene almas queridas, vivas o di­
funtas, a quienes obsequiar con tan espléndido
r^alo espiritual ?
No tardéis en pedir Hojas de suscr^ción.
R ector M a y o r de lo s S ale sia n o s .

Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse al mismo Rector
Mayor o directamente a nuestra casa de Roma, Ospizio Sacro Cuore - Via Marsala, 42.

Normas para los corresponsales de

’,í

Boletín Salesiano

X. — Recibimos siempre con agradecimiento cuantas informaciones se nos quieran enviar,
que, de algún modo, pueden interesar a las Obras Salesianas. Aunque todas evidentemente no
podrán ser publicadas, servirán para enriquecer d Archivo de nuestra Casa Madre.

2. — Las croniquillas de fiestas o aconteciinientos de especial importancia deberán ser breves,
se evitarán en ellas repeticiones y detalles innecesarios, y, de ser posible, se escribirán a máquina
con líneas bien espaciadas.
3. — Salvo rarísimas excepciones, la Revísta no publica poesías ni trabajos ajenos a la Obra
Salesiana. No inserta el nombre de los autores ni devuelve originales.
4* — Siendo, de hecho, nuestro Boletín una Revista ilustrada, rogamos encarecidamente d
envío de buenas y luminosas fotografías. Hoy, un simple grabado dice a veces más que ima crónica,
y, cuando acompaña a ésta, la avalora de modo extraordinario. Aviven pues su cdo nuestros co­
rresponsales, quienes deben saber a este respecto que de kn diarios flustrados que nos envían
no es posible reproducir ningún grabado.
5. — A los que tienen la bondad de remitimos gradas o necrologías hemos de as^uraries
que, de llegar a nuestro poder, más tarde o más tonprano las verán publicadas. Si a veces aparece
sólo d nombre, es, o porque no redbimos otra cosa, o porque a última hora nos viene a faltar
espacio, o porque la idadón carece de espedal interés.

1

R E V I S T A DE
LAS OBRAS DE
DON BOSCO
REDACCION

Y

BOLETIN
SALESIANO

ADMINISTRACION.

VIA C OT T O L E N G O

3a

TÜRIN

Afto LII - Número x

ENERO
tiog)

1937
ITALIA

SUMARIO: El IV Sucesor de Don Hosco a los Cooperadores Salesianos - El deber de la limosna. — De nM«íroí
Misiones: Brasil (Mato Grosso). Siguiendo las huellas de nuestros mártires — La Obra de Don Rosco en EspaiUi
V América; La Coru&a. Los ex alumnos celebran su flesta de la Asociación • San Nicolás do los Arroyos. Visita
memorable — Impresiones de ¡a rnolución española: Dos meses entre los rojos - Crónica do gracias - Necrologias,

El IV Sucesor de Don Sosco
a los Cooperadores Salesianos
Beneméritos Cooperadores:

\

1

Que nuestro adorable Jesús, por inter­
cesión de María Auxiliadora y de San Juan
Bosco, os conceda un felicísimo Año Nuevo,
y haga descender sobre vosotros y sobre
vuestras familias e intereses un copioso
raudal de bendiciones.
El año que acaba de expirar ha sido para
la Familia Saiesiana — bien podemos afir­
marlo — el año de las grandes pruebas.
Apenas comenzado, agravóse en M éjico,
de un modo amenazador, la persecución
que hace tiempo viene sufriendo la Iglesia
en aquella católica República, y, a los pocos
meses, su Gobierno se incautaba de las
Casas que, a fuerza de sacrificios inauditos,
realizados día a día, y mejor aún, hora a
hora, habíamos conseguido nos permitiesen
tener abiertas.
Imposible describir el dolor de los Sale­
sianos y de las Hijas de María Auxiliadora,
al tener que abandonar aquellas obras que
les habían costado tantos sudores, tantos
y tan duros trabajos; y especialmente, al
tener que separarse de tantas juventudes
por cuya salvación, ellos, generosamente y
durante tantos años, habíanse inmolado.
¡ Cuántos y cuántos jóvenes, en los mis­
mos albores de la vida, hallarán tal vez la
muerte, no sólo de sus almas sino también
de sus cuerpos, entre los engranajes de
aquella máquina revolucionaria, (jue, siste­
máticamente y con diabólica astucia, va
eliminando a los ministros de D ios, y pro­
cura hacer imposible la asistencia maternal
de la Iglesia!

F u é también a principios de año, cuando,
del Congo Belga, nos llegaba la noticia de
una terrible desgracia acaecida en nuestra
floreciente M isión de L a K afubu. Un
espantoso ciclón de violencia inaudita le­
vantó una gigantesca tromba de agua, que,
atornillándose pavorosamente en los aires,
abatióse con velocidad fantástica sobre
nuestras magníficas obras, y, en un santia­
m én, dejólas convertidas en desolador pa­
norama de ruinas. Debajo de ellas queda­
ban cuatro niños muertos y otros quince
horrorosamente heridos.
Aún se hallaba nuestro corazón oprimido
por la angustia de tamaña desgracia, cuando
un lacónico cablegrama de ShÜlong (India),
nos comunicaba que en aquella Misión,
una de las que más halagadoras promesas
hacían concebir, un voraz incendio había
destruido por completo la hermosa catedral,
la residencia del Obispo, los edificios pa­
rroquiales, el pabellón del Noviciado y los
del Estudiantado filosófico y teológico.
Aquellos pobres hijos nuestros viéronse
de pronto en medio de la calle, privados, no
sólo de techo, sino hasta de lo más preciso,
fuera de los vestidos que llevaban puestos.
N o encontramos palabras suficientemente
expresivas para demostrar nuestro agrade­
cimiento al Exemo. y Rvdmo. M ons. JPerier,
Arzobispo de Calcuta; al Rvdo. P. Fillon,
Superior de la M isión ; y a los PP. Jesuítas,
por su generosa y fraterna caridad, que se
deshizo en atenciones hacia aquellos pobres
Salesianos, acogiéndolos con extrema soli­
citud y cariño en su Casa de Kurseong.

Y ho aquí que, mientras nosotros premente en los momentos mismos en que el
rábamos el envío de los primeros y más hombre le ofrece el cáliz de sus amarguras,
urgentes recursos a aquellas dos Misiones acostumbra verter sobre ellas el bálsamo de
tan seriamente probadas, sobre el cielo de
sus bendiciones, los inefables consuelos que
la Iglesia y también de nuestra Sociedad
fluyen su Corazón amabilísimo.
estábase condensando una de las m ás furio­
Y E l ha querido que, aun en este año tan
sas persecuciones que recuerda la historia.
acibarado de pruebas y de dolores, haya ha­
El mundo entero, extremecido de pena, ‘ bido para nosotros grandes motivos de ale­
oyó de labios del Vicario de Jesucristo los gría.
tremendos horrores, las devastaciones sa­
E l 31 de enero, inaugurábase solemne­
crilegas, los asesinatos e incendios, los aten­ mente la estatua monumental de San Juan
tados inauditos, contra lo que hay de más Bosco, en la Basílica de San Pedro.
himianamente humano y de más divinamente
A raíz de aquella fiesta, hubo quien
divino, perpetrados por el bolchevismo, en escribió que « aquella-nueva afirmación de
España.
fe y ardiente devoción había hecho revivir
La Familia Salesiana, en aquella carrera la inolvidable jom ada de Pascua de 1934 i.
frenética de violenc’as, no sólo no ha sido
Es esta una buena ocasión para felicitar,
respetada, sino que, por la índole específica una vez más, al laureado escultor Sr. Ca­
de su misión, ha sido hecha blanco prefe­ nónica, que, en aquel grupo marmóreo de
rido de los sin Dios.
una elegante y admirable monumentaíidad,
D e nuestros 75 Institutos de educación, 41
supo reproducir, para trasmitirla a los
han quedado, o totalmente destruidos o gra­ venideros siglos, toda la espiritual grandeza
vemente devastados. Pasan ya de 40 los del gran Apóstol de la juventud.
Salesianos bárbaramente asesinados, sin que
Queremos manifestar nuestra más cor­
tampoco se hayan librado de este estrago dial y profunda gratitud al Emmo. Cardenal
las Hijas de María Auxiliadora. Mientras
Eugenio Pacelli, Secretario de Estado de
escribimos estos renglones, aún quedan en
S. S. y Protector de la Familia Salesiana;
España 400 Salesianos y 60 H ’jas de María
al Emmo. Cardenal Carlos Salotti; a los
Auxiliadora viviendo en la más terrible de
Exemos Prelados, a los Superiores de
las ansiedades, escondidos y errantes, ex­
Ordenes y Congregaciones Religiosas, a to­
puestos, a todas horas, a ser reconocidos y
das las Autoridades, y de un modo par­
ejecutados. Estos m^^ses terribles, inaca­
ticular, al Exemo. Sr. Conde de Val Cismen,
bables, nos hacen vivir con el corazón des­ que, para hacer más solemne y significativa
trozado, en una continua agonía trágica,
aquella augusta ceremonia, dispuso fuese
sin que tengamos ni siquiera el consuelo de
rodeada de un grandioso marco de falanges
recibir noticias de aquellos amadísimos juveniles que, arrebatadas del más fervoroso
h jo s nuestros y sin que, de un modo o de entusiasmo, añadieron una nueva y expre­
otro, nos sea dado volar en su socorro.
siva glorificación al amable Santo de los
A l comunicaros, beneméritos Coopera­ jóvenes.
dores, este angustioso sucederse de pruebas,
En el mismo mes de enero, el Señor nos
a cuál más dolorosas, no quisiera en modo
regalaba otro motivo de alegría con la pu­
alguno entristecer vuestro ánimo. L o hago
blicación del Decreto que autorizaba la
únicamente para que, conociéndolas, nos
introducción de la Causa de Beatificación
hagáis la caridad de vuestras oraciones, y
y Canonización del Siervo de D ios Don M i­
respondá's generosamente a la vehemente
guel Rúa, Primer Sucesor de San Juan
invitación del Papa, que, a todos, en la me­
Bosco.
dida de nuestras fuerzas, nos exhorta a que
H oy puedo comunicaros, a este respecto,
procuremos detener la ola destructora del
que el Emmo. Cardenal M aurilio Fossati,
Comunismo, que amenaza arrollar y redu­ Arzobispo de Turin, ha ya constituido el
cir a polvo todo lo que de más precioso y
ojK>rtuno Tribunal Eclesiástico, a fin de
sagrado atesora la humanidad, más aún que inmediatamente sean iniciados los tra­
— y son palabras del mismo Soberano
bajos de dicha Causa.
Pontífice — amenojsa destruir las mismas
A este Decreto, el día 25 de marzo, vino a
bases del orden, de toda la civilisación, de añadirse otro, en virtud del cual, el Santo
toda la ailtura.
Padre extendía a la Iglesia universal la
Pero Dios misericordioso, hasta en las fiesta en honor de San Juan Bosco, dispo­
horas más trágicas de la vida, y precisa­ niendo sea celebrada el 31 de enero.

Párvulos del Instituto ‘ Dominso Savio " (Turin) al cuidado de las Hijas de Maria Auxiliadora.

Inglaterra Shrigley^Park.

Aspirantes a Misionerc.

Otra gran alegría quiso Dios regalarnos el
día 21 de abril, disponiendo que en el Pala­
cio Apostólico Vaticano y en presencia del
Santo Padre, la Sagrada Congregación de
Ritos tuviera ’a Congregación General que
debía resolver sobre la heroicidad de las
virtudes de la Primera Superiora de las
Hijas de María Auxiliadora, M adre María
Mazzarello.
El éxito fué felicísimo, y, el 3 de mayo
por la mañana, dióse lectura solemnemente
al Decreto, seguida de un admirable discurso
del Papa en el que exaltaba la virtud de
la humildad, base de la santidad de la nueva
Venerable.
Y , finalmente, con motivo de celebrarse
en todo el mundo católico el Jubileo Sa­
cerdotal de Pío X I, tuvieron lugar en Roma
grandes y sucesivas solemnidades para la
consagración del templo de María A uxi­
liadora, que, junto al Instituto.que lleva el
nombre augusto del « Papa de D on Bosco »,
hemos erigido, por voluntad y con el mu­
nífico concurso del mismo Santo Padre.
Tanto la consagración, como el octava­
rio, y la solemnidad e imponente procesión
del 24 de mayo, resultaron magníficos, es­
pléndidos y sobremanera consoladores.
U n gran motivo de gozo fu é también
para la Familia Salesiana la fecha del 31
de aquel mismo mes, en que el Santo Pa­
dre cumplía los ochenta años de su vida
gloriosa y fecunda.
Reciba el augusto Pontífice, que tanto
amor ha manifestado siempre a nuestro
Santo Fundador y a la Familia Salesiana,
nuestros filiales y fervientes augurios de fe­
licidad, y en modo especial la reiteración de
nuestra imperecedera gratitud, que quere­
mos se traduzca en una adhesión, la más
explícita e incondicional, a su augusta per­
sona; en un ofrecimiento total de nuestros
trabajos, sometidos siempre y sin rescr\"a
a su dirección sapientísima; en el homenaje
de nuestras oraciones que no le faltarán
nunca.
Tuvim os también la satisfacción, durante
este año, de ver que nuestras Lecturas Ca­
tólicas publicaban el volumen que hace el
número M I L ; estas simpáticas lecturas
que tan queridas fueron del corazón de Don
Bosco, el cual nunca so cansaba de soste­
nerlas y recomendarlas, para bien de las
almas.
Pero lo que de un modo especial más nos
ha consolado, en estas horas de prueba y
en el lastimoso sucederse de dificultades y

tribulaciones, es el hecho de haber no sólo
conservado florecientes las obras de nuestras
Misiones y sostenido a tantos huérfanos y
necesitados, y cultivado, en las numerosas
Casas de formación esparcidas por todos los
continentes, a muchos miles de aspirantes
y de novicios, de estudiantes de filosofía y
teología, sino que, además de todo esto,
hemos podido incrementar algunas, y no
pocas, de las obras ya existentes, y fun­
dar otras nuevas.
D e éstas os dará idea la reseña que, para
estímulo y satisfacción vuestra, pongo a
continuación:

Salesíanos.
I t a l i a . En Várese, hase abierto un nuevo
Pensionado. En S . Pietro {Cava dei Tirreni),
una Parroquia, con Oratorio festivo. En
Venosa {Potenza), un Colegio con estudios
de bachillerato, y un Oratorio festivo. En
M ussolinia, una Parroquia con Oratorio
festivo. En M ódica A lta, un Aspirantado
con estudios de bachillerato. Oratorio fes­
tivo e Iglesia pública.
C h e c o e s l o v a q u ia . En Tmazva, un Pen­
sionado con escuelas medias, Aspirantado,
y Oratorio festivo.
F r a n c ia . En Grasse, Escuelas elementales
y secundarias. En Ressins, una Escuela agrícola.
I n g l a t e r r a . En Bekford, un Noviciado.
En Londres, un Internado para obreros, con
Oratorio festivo.
Y u g o e s l a v ia . En Spalato, un Internado
con Oratorio festivo. En Lubiana-Selo, un
Pensionado para huérfanos.
P o l o n i a . En Lwow, un Pensionado con
Oratorio festivo. En Suprasl, un Hospicio
para artesanos, con Escuelas elementales, y
un Santuario.
B r a s il . En San Pablo, un Oratorio coti­
diano con Escuelas elementales, y una
Iglesia pública.
C h i l e . En Talca, un Oratorio festivo con
Escuelas elementales.
C o l o m b i a . En Mosquera, una nueva casa
para el Noviciado.
H a i t í . En Port au Prince, unas Escuelas
profesionales.
P e r s ia . E n Teherán, una Iglesia parro­
quial con obras anejas a la misma.

1

H ijas de M aría Auxiliadora.
I t a l i a . En Sormano (Como), Legnano
{M ilán), Perrero [Turin), Terdobbiate (No­
vará), A cri (Cosenza), han abierto nuevas
casas con Escuelas maternales y de trabajo,
Obras post escolares, Oratorio festivo, Ca­
tecismos y Obras parroquiales. En M ilán y
Ñápales, Pensiones para señoritas estudian-'
tes y empleadas. En Regio Em iha, se han
hecho cargo de la Dirección del Cole­
gio-Pensión incorporado al Instituto de
M agisterio. En Colleferro (Roma), han
abierto un Pensionado para obreras. En
Chieri, se han hecho cargo de obras anejas
al Estudiantado Salesiano. En Alejandría,
han fundado obras para la juventud en el
barrio Ex-Pista.
F r a n c i a . En París, la Dirección de la
<( Obra en favor de niños paralíticos ».
B é l g i c a . En Vervieres, una Pensión fa­
miliar para empleadas y obreras, y un Ora­
torio festivo.
A u s t r ia . En Klagenfurt, un Asilo infantil
con Escuela de trabajo v Oratorio festivo.
En Wiktorsberg, un O rf^ a to con Colonia
de verano y Oratorio festivo.
Y u g o e s l a v ia . En Lubiana, una casa para
la infancia con obras anejas al Instituto Sa­
lesiano.
P o l o n i a . En Komorniki, un Asilo infantil
con Escuela de trabajo y de buena ama de
casa, y Obras parroquiales.
A r g e n t in a . En Morón, un Internado para
obreras. En V illa Regina (Patagonia), un
Pensionado para obreras con Oratorio fe­
stivo.
C h i l e . En Valdivia, una Escuela con
Oratorio Festivo.

SiAM. En Bang-Po, Escuelas y Oratorio
festivo.
I n d i a . En Tezpur (Assam), Escuelas y
Oratorio festivo.
C h i n a . En Changay, el Hospital del Sgdo
Corazón de María.

Y a veis, amados Cooperadores, como hay
todavía motivos sobrados para bendecir al
Señor que, no obstante las enormes dificul­
tades de los tiempos, nos ha permitido
abrir estos 43 oasis de paz y de trabajo
fecundo para la salvación de la juventud.
Son acreedores a nuestro más pro­

fundo reconocimiento las almas generosas
que, con su caridad, han hecho posible
esta magnífica floración de obras. Y o sé
de muchas, como por ej. las fundadoras
de la casa de Venosa, que no quieren
en modo algimo ver publicados sus uom
bres, pero creo se me permitirá manifestar
públicamente nuestro agradecimiento al
Exemo. Sr. Presidente de la República de
Haití, fundador, en Port au Prince, de unas
Escuelas profesionales; y al ilustre Senador
Don Juan Agnelli, que ha dispuesto sea
levantado en T u rín , a la memoria de su
inolvidable lijo , el Instituto Internacional
Eduardo Agnelli. Tam bién os invito, benemé­
ritos Cooperadores, a que os unáis a los
h jos de Don Bosco para dedicar un espe­
cial y« afectuoso recuerdo de gratitud al
malogrado Don Pedro Bernardi, dechado
de almas generosas, el cual, antes de morir,
dejó dispuesto todo lo necesario para que
surja, en Becchi, cabe a la humilde casita
donde nació nuestro Santo Fundador, un
Instituto, desde el cual ,perennemente, su­
birán al cielo las oraciones de cientos y
cientos de niños, impetrando paz y felicidad
eterna para su bondadoso e insigne bien­
hechor.
A todos, finalmente, los que con vuestra
creciente benevolencia e infatigable largueza
habéis hecho posible el mantenimiento y
desarrollo de nuestras obras de lás M i­
siones, mil y mil gracias, que procuraremos
avalorar con nuestras oraciones.

£1 Altar de San Juan Bosco y
la am pliación del Santuario de
M aría Auxiliadora.
Figurándome ahora que ya debéis estar
impacientes por saber cómo prosiguen, en
Turín, estas dos magníficas y grandiosas
empresas, me apresuro a satisfacer vuestro
deseo, habiéndolo dejado deliberadamente
para lo último, a fin de que sea éste el re­
cuerdo que con más fuerza se os grabe en
el corazón.
Nuestro gozo es inmenso al ver como, día
a día, se va realizando nuestra soñada am­
pliación de la Basílica. H oy puedo deciros
que la segunda cúpula, que figura en el
proyecto, se lanza ya al cielo airosa y ele­
gante.
Repasando en mi ánimo todo lo que el
año anterior os decía, en ocasión como la

presente, y, levantando mi vista a las ma­
gníficas y colosales construcciones que han
surgido como por encanto, no puedo me­
nos de conmoverme profundamente, y
siento que mi gratitud hacia vostros crece
y se agiganta.
Cierto que aún es mucho lo que queda
por hacer, que no en vano dice el refrán
que « obra techada es obra mediada pero
vista la prontitud con que han sido aten­
didas, hasta ahora, nuestras invitaciones, es
de esperar — y de ello tengo la con­
fianza más absoluta — que, dentro de este
año de 1937, así el Santuario como el
Altar han da recibir un impulso tal que
podamos inaugurarlos en la primavera de
1938, año en que se cumple el quincuagé­
simo aniversario del tránsito feliz ^ e San
Juan Bosco.
Sus innumerables hijos y devotos tendrán
la dicha,entonces,de asistirá una grande y
nueva glorificación del Padre, cuando, pro­
cesionalmente y con verdadera pompa
triunfal, llevemos la urna que guarda sus
santos despojos al nuevo y grandioso altar,
que se alzará como espléndida joya dentro
del Santuario ampliado y extraordinaria­
mente enriquecido.
Y o os invito a todos, desde ahora, a tan
solemnes fiestas, y entre tanto, unos y
otros, sigamos trabajando con fervorosa e
incans*able actividad.
Quisiera que, en este nuevo año de 1937,
el plan de trabajo, para Cooperadores,
E x alumnos, Alumnos, Salesianos, e Hijas
de María Auxiliadora, fuese el siguiente:
lO V ivir y propagar la piedad eucarística.
2° Intensificar las oraciones por Es­
paña.
30 Preparar, durante este año, con la
oración, con la caridad y las propagandas,
esos triunfos de María Auxiliadora y de
San Juan Bosco que, para 1938, estamos
proyectando.
Que cada uno multiplique su actividad.
Bastaría que cada cooperador hiciese otro
cooperador, y que todos, cada mes, se des­
prendiesen de una lira. Con este tan pe­
queño sacrificio, podríamos tenninar feliz­
mente las obras del Santuario. En el trans­
curso del año, si vuestra bondad me lo
permite, os estimularé, de cuando en cuando,
a este pequeño sacrificio.
Poco cuesta pri\'arse de un dulce, de una
bebida, de uno o \'arios cigarrillos, de una
bagatela, de comprar un objeto que no es

absolutamente necesario, de un paseíto en
tranvía, de una entrada de cine, y de tantas
y tantas futilidades, cuya abstención consti­
tuiría un hermoso y sencillísimo sacrificio
grato a la Virgen y a San Juan Bosco.
Ved de cuan fácil manera podemos todos
contribuir a esta obra buena, que nos pro­
porcionará una dulce satisfacción, atraerá
sobre nosotros y sobre nuestras familias
copiosas bendiciones, disciplinará y mejo­
rará nuestra voluntad, y nos hará atesorar
méritos para la vida eterna.
Animo, beneméritos Cooperadores; por­
que os amo en el Señor y deseo ardiente­
mente vuestro bien, con aquellos mismos'
sentimientos con que os lo deseaba nuestro
Santo Padre Don Bosco, me he permitido
hablaros con la misma suave intimidad y
sencilla libertad que él acostumbraba.
Nuestro Santo creía sinceramente que el
mejor modo de corresponder a la caridad
de sus bienhechores era excitarles continua­
mente a enriquecer más y más ía corona
de méritos que les está preparada en el
cielo. Y deseaba que nosotros os invitáse­
mos a menudo a pensar qué es lo que quisiérais haber hecho, a la hora de la muerte.
¡O h, cómo bendeciremos entonces los
sacrificios realizados, cuando experimente­
mos los suavísimos consuelos y dulces
esperanzas que su recuerdo despertará en
nuestra alma!
Antes de dar fin a esta carta, siento, una
vez más, la necesidad de aseguraros que
nuestro amor agradecido elevará todos los
días fervientes oraciones a Dios por vos­
otros; por vuestras personas amadas, vivas
y difuntas; por vuestras necesidades e inte­
reses; por vuestras intenciones.
Quiera el Señor que los días de este nuevo
año transcurran felices para todos vosotros,
en la satisfacción del deber cumplido, en
una siembra fecunda de buenas obras, en
el apostolado del bien ejercitado en la unión
con Dios, y mediante la ayuda de María
Auxiliadora y protección de San Juan
Bosco.
.A todos os bendice de corazón, y os au­
gura las mayores felicidades temporales y
eternas, \'uestro obligadísimo

s. en J. C.
P E D R O R IC A L D O N E
Rector Mayor.

i

r

EL DEBER DE
LA LIM OSNA
Hijitos míos: un nuevo mandamiento os doyy
y es que os améis unos a otros, y que del modo
que yo os he amado a vosotros, asi también os
améis reciprocamente (S. Ju a n , X III, 34).
D ios es caridad.

Así, con estos términos escuetos, sencillos,
categóricos, define San Juan la esencia divina,
para tantos y tan eminentes filósofos rodeada
de terribles e impenetrables oscuridades.
La caridad, o sea Dios — dice luego en el
cap. IV de su primera Epístola — sólo vive en
nosotros de un modo perfecto cuando nos amamos
unos a otros... y si alguno dijera: yo amo a Dios
y al mismo tiempo odiara a su hermano, éste no
dice verdad.
Bien se echa de ver que el Discípulo amado
llevaba hondamente metidas en el corazón y
estereotipadas en el cerebro las palabras ter­
minantes y preceptivas que oyera de labios del
Maestro divino, y que nosotros ahora ponemos
de guión, al emborronar estas páginas, con las
que quisiéramos ver reavivado en la concien­
cia de nue.stros lectores el sagrado y acuciante
deber de la beneficencia, de la limosna, forma
la más tangible del amor que Dios nos ha im­
puesto hacia nuestros semejantes.
E l am or es fuerza y es acción.

Los que de veras queréis amar a Dios y
deseáis que brille siempre en vosotros la luz
de su gracia, ya sabéis que esto no es posible
si no amáis de veras al prójimo.
Porque el amor de Dios surge en nuestro
entendimiento, no como una crisálida impal­
pable destinada a aletargarse, sino como una
mariposa que agita incesantemente sus alas de
oro, anhelando quemar toda su vida en la llama
de los corazones.
Jesús de Nazareth se preocupaba, poco o
nada, de las fórmulas y de las abstracciones.
Coepit fácere et docere; o sea, que primero nos
dió la acción, el ejemplo, aquella su divina y
fulgurante actividad que le hizo emprender
continuas jomadas fatigosísimas para derramar
el bien a manos llenas; después nos dió la
enseñanza, la doctrina.

Lo cual quiere decir, no que la acción deba
preceder a la doctrina, ya que nada influye en
la voluntad que primero no haya pasado por
el entendimiento, sino que, dentro de la esfera
de la moral, la doctrina, sin la acción, no ten­
dría valor alguno: y que el único testimonio
legítimo de fidelidad que el hombre puede dar
a Dios es una fe práctica, un amor operativo,
un acatamiento vivo y dinámico de su ley.
L a ley natural.

Estas bellas lecciones del Apóstol del amor
no son, después de todo, sino una confirma­
ción e ilustración del impulso que todos los
hombres, al nacer, llevamos ya grabado en el
corazón, el cual exige “ que tratemos a los de­
más como quisiéramos ser tratados nosotros
mismos” .
En presencia del dolor o de la desgracia,
este impulso natural, o mejor ley, se revela au­
tomáticamente, aun en los temperamentos
fríos, congelados. Cuando vemos a uno llorar,
nuestro ánimo queda envuelto en un vaho de
tristeza, y, a menudo, hasta las lágrimas afloran
a nuestros ojos, siendo indudable que esta soli­
daridad instintiva con el sufrimiento ajeno es
ya uno de los elementos básicos del amor, y

L a caridad en la ley m osaica.

El Obispo Salesiano Mons. Emanuel, que acaba de to­
m ar posesión de fa diócesis de Castellamare d i Siabia.

que, para sentirla íntimamente, no es necesario
haberse quemado las cejas leyendo libros y
hojeando códigos de religión y de cultura;
basta tener, como vulgarmente se dice, un co­
razón bien nacido; basta no carecer de corazón
o no tenerlo de pedernal.
Santo Tomás de Villanueva, uno de los
más grandes apóstoles de la España católica e
imperial del siglo X\’l, presentáronsele, siendo
de poca edad, en la rigurt)sa estación invernal,
tres goltillos de rostros amoratados; rotos, des­
calzos, muertos de trío.
El futurt) arzobispo de Valencia no pudo
reprimir su natural impulso; despojóse al ins­
tante de su ferreruelo, jubón, calzas y zapatos,
lo dejó todo en manos de aquellos pobredtos
y volvió corriendo a su casa.
Como su madre, al verle llegar en aquel
estado, le riñese por lo que había hecho, dijo
el pequeño Tomás: ' Mamá, comprendo muy
bien que me riñas, y hasta he merecido tal vez
que me castigues, pero yo no podía obrar de
otra manera. Les
desnuditos y temblorosos
V no era cosa de deiar que se muriesen de
frío '
8

Este impulso natural, que desde que abrimos
los ojos a la vida, nos invita a la compasión,
a la misericordia, hubo de ser, primero, valori­
zado y reglamentado por la ley antigua, y des­
pués depurado y sublimado por la ley nueva.
En el libro más viejo del mundo, el Penta­
teuco, escribió Moisés: S i viniere a quedar po­
bre alguno de tus hermanos que moran dentro de
tus ciudades, en la tierra que tu Señor Dios te
ha de dar, no endurezcas tu corazón, no cierres
para con él tu mano sino ábrela y préstale lo
que vieres que necesita (Deuter., XV, 7-8)..
Y en otro pasaje: Así como el agua apaga el
fuego que arde, asi la limosna borra los pecados...
Hijo, no defraudes al pobre de la limosna, y no
quieras apartar de él tus ojos. No mires con me­
nosprecio al hombre que tiene hambre. No exas­
peres al hombre que sufre necesidad. Escucha al
pobre sin impaciencias y restituyele lo que le de­
bes.
Con este y otros mil textos parecidos. Dios
ha querido recordamos que existen pobres en
el mundo, y que sus necesidades no pueden
dejamos indiferentes. En el santo Evangelio
afirmará hasta que son necesarios.
.-\unque el concepto que tenemos de la
esencia divina exige que a la Bondad infinita le
repugne absolutamente el mal, sabemos, no ob­
stante, que lo permite, especialmente cuando es
contingente y pasajero, hecha excepción del
mal irreparable del infierno que sirve, a pesar
de todo, para la glorificación de los divinos
atributos; mas tratándose de la pobreza —
que, para la inmensa mayoría de los hombres,
es reputada como un mal — la cosa cambia de
aspecto.
Resulta que la pobreza, Dios, no sólo la
permite, sino que, en vista de nuestra natura­
leza decaída, hasta la quiere. Si hay pobres
en este mundo es con el beneplácito y bajo
la garantía de la Divina Providencia, sea por­
que de la pobreza derivan innumerables bienes
de orden moral, sea porque su presencia es
susceptible de suscitar en los ricos sentimien­
tos de gratitud, o porque éstos, mediante la
práctica de la limosna, puedan más fácilmente
cumplir el precepto divino del amor al prójimo.
En el Libro de Tobías está escrito: Haz
limosna de lo que tengas y no le vuelvas jamás
el rostro a ningún pobre: de este modo el Señor
tampoco apartará de ti su rostro.
Según los bienes que tengas, así será tu can­
dad; si tienes mucho, da con abundancia; si poco,
da igualmente de ese poco que tengas, y da de
buena gana... La limosna libra de los pecados y

-Z

de la muerte, e impide que el alma vaya al lugar
de las tinieblas.
En el capítulo 58 de Isaías leemos: Grita,
grita sin cesar; haz retiñir tu voz como un clarín,
y dile al pueblo: divide tu pan con el que tiene
hambre, y lleva a tu casa a los pobres y desam­
parados: si ves a alguno que está desnudo, vístele,
y no desdeñes al que es carne y hueso como lo
eres tú.
L a caridad en la ley evangélica.

En cuanto a la ley nueva, apenas hallaríamos
en el texto sagrado una sola página donde no
haya un consejo o un mandamiento referente
a la caridad.
San Lucas dice en el capítulo VI: Haced el
bien y dad prestado sin esperar compensación...
sed misericordiosos como es misericordioso vues­
tro Padre... dad y se os dará: en la misma me­
dida que vosotros diereis a los demás, así se os
dará a vosotros.
Más abajo, en el capítulo XI: Dad limosna
de lo vuestro que os sobra. Asi traduce Torres
Amat, pero la mayor parte traducen de este
modo: Haced, mejor, limosna con lo que os sobra,
que algunos interpretan con todo lo que os sobra...
Determinar lo que a uno le sobra: that is the
question, pero ya nos ocuparemos de este ex­
tremo, aduciendo observaciones muy luminosas
de San Juan Bosco.
Hay que tener en cuenta que Jesús, al pro­
nunciar estas palabras, que tantas y tan justi­
ficadas preocupaciones producen a algunos
ricos deseosos de salvar su alma, quiso darle
una solemne lección de sinceridad y rectitud
de conciencia a un fariseo, que estaba murmu­
rando en sus adentros porque el Maestro no
se había lavado las manos antes de comer. La
hipocresía farisaica de los que, pagándose de
ciertas observancias hechas de vacuas exterio­
ridades, viven sin ningún freno interior, en­
tregados a la rapiña y a la explotación de sus
semejantes, quedó para siempre estigmatizada
con el fuego amoroso de la palabra di\'ina.
Y sigue diciendo San Lucas: Vende todo lo
que tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro
en el cielo. Pero* esto es demasiado duro para la
mayoría de los hombres, y sólo hay un puñado
de escogidos que lo entienden y practican.
San Mateo, describiendo el juicio universal,
cita estas palabras de Jesús: A los de su derecha,
les dirá: Venid, benditos; en nombre de mi Padre,
tomad posesión del Reino para vosotros preparado
desde la fundación del mundo. Porque tuve ham­
bre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de
beber; fu i peregrino y me recibisteis; desnudo y

D ibujo de Rembrandt.

jesús curando a un enfermo

me vestísteis; enfermo y me visitasteis; encarce­
lado y os acercasteis a mí ». Entonces le respon­
derán los justos: o Señor ¿ Cuándo hicimos nos­
otros... todo eso que tú dices?
Y el Rey les
dirá: VEn verdad os digo: Cada vez que habéis
hecho algo por uno de los más pequeños de mis
hermanos, a mi lo habéis hecho ».

Con estas palabras queda bien de-manifiesto,
sin posibles tergiversaciones, que Jesucristo
vive personalmente en cada uno de nuestros
semejantes, y. que, favor o desprecio que de
nosotros reciba el prójimo, es desprecio o favor
que recibe Jesús en persona.
Ver a Jesús en cada hombre, he aquí una
lie las más grandes y proficuas enseñanzas que
la religión cristiana ha traído al mundo. En
virtud de esta enseñanza, el hombre adquiere
carácter sagrado, y más siendo pobre; porque,
de hecho, no hay sino un solo pobre, Jesús.
El es quien extiende la mano en la persona de
todos los desgraciados que mendigan, de
puerta en puerta.
La carestía — dice Bulgarini, uno de los
biógrafos de Don Sosco — había secado la
tierra piamontesa, de tal manera que el salvado,
destinado a los animales, llegó a tener fulgores
de oro para los centenares de hambrientos que
vagaban por la campiña.
Margarita abría la puerta de su casa a todos
los mendigos, y decía a su Juanito: «Mira,
estos hombres son Nuestro Señor Jesucristo».
— ¡Que Dios se lo premie en la gloria! iban
murmurando aquellos pobres, a medida que
recibían su limosna.
Y. mientras Antonio y José bregaban en el
establo alrededor de las vacas, Juanito, muy
pegadito a su madre, iba rumiando aquellas
palabras: « Estos hombres son Nuestro Señor
jemeristo », y en su tierna inteligencia iba for­
mándose, poco a poco, una dulce imagen tan­
gible -y personal de Dios.
Entre aquellos pobres, presentóse un niño
con el cuerpecito helado, y a él Margarita le
dió un pan caliente, tan grande, que el chico a
dtiras penas lo pudo abrazar, despidiéndose
de la buena mujer con una mirada luminosa
impregnada de tierna gratitud. — Has visto?
exclamó la madre, dirigiéndose a su hijo —
ICste pobrecito era el Niño Jesús».
.\sí, con esta labor continua, magnífica, iba
itiodelándose en la fragua de las grandes ideas
sobrenaturales aquel corazón de San Juan
Hosco que tanto había de amar a los pobres.
(Continuará).

S re s Cooperadores^

consultad el T e s o r o E s p i r i t u a l .
Propogad la Obra Pía del Sgdo
Corazón. Véase la cubierta de nues­
tro Boletín.
10

M

Día 51 de enero

Fiesta de San Ju an Sosco.
Es la primera vez que esta fiesta será ce­
lebrada, en el mundo entero, con todo el pres­
tigio litúrgico que le dió la Iglesia con el
Decreto de 25 de marzo del pasado año.
A los pies de nuestro amadísimo Padre y
Fundador, exaltado y glorificado en miles de
altares, acudirá el clero a ofrecerle los home­
najes de la Madre Iglesia; irán la masas po­
pulares a recomendarle sus cuitas y sus es­
peranzas; correrán las juventudes a dejarle
ofrendas de flores e idilios de inocencia.
Nosotros, Santo amabilísimo, tampoco po­
dríamos faltar, y, recordando las palabras de
angustia del Vicario de Jesucristo, siempre que
ha denunciado los peligros del comunismo,
y las reiteradas invitaciones de tu IV Sucesor
pidiendo especiales oraciones por España y
por Méjico, naciones de tí tan queridas y
hoy, como otra ninguna, probadas y ame­
nazadas, queremos pedirte, desde lo más
hondo del alma, que interpongas ante el tro­
no de Dios todo tu poder de mediación en
favor de estas dos naciones que tanto se han
desvelado por tus Obras.

'i

D E N UESTRAS
M IS IO N E S

h

BRASIL (M ato Grosso)
Prelatura de Registro de Araguaya
Siguiendo las huellas
de nuestros mártires.

L?

1

Recibimos estas lineas^ al cumplirse el segundo
aniversario de la muerte de los heroicos misioneros salesianos PP. Fuchs y Sacilotti, victimas de
los indios "Chavantes", que merodean por las
selvas interminables del Alto Amazonas.
A los ocho meses, aproximadamente, de aquella
horrible desgracia que tan dolorosamente impre­
sionó a toda la Familia Salesiana, nuestros Su­
periores encargaron al P. Colbacchini, vi^o pero
robusto misionero, expertísimo de aquellos terri­
torios, que emprendiese una expedición de tanteo,
remontando el Rio das Martes y siguiendo las
huellas ensangrentadas de nuestros mártires.
E l objeto de tal expedición era poner en claro
las circunstancias de aquellas muertes, y,sobre
todo, continuar los estudios de exploración que
aquellos valientes Hijos de Don Sosco hubieron
de dejar truncados, en el empeño de conquistar
cuanto antes para Cristo a aquella tribu sahocqe,
feroz, huidiza y recalcitrante.
Integraron la expedición, además del P . Colbacchim, otros dos salesianos coadjutores, tres
hombres de servicio y un indio "Carajd’\ de
utilidad inapreciable, por su especial conocirrúento
de la selva y de sus insidias.

Realizada felizmente la expedición, hoy nos
envían del Brasil un muy interesante relato qtie
de ella hace el Superior de la Misión, y que, por
ser desusadamente largo, publicaremos en varios

El largo viaje de nuestros misioneros, desde
las Colonias de los Bororos hasta Registro de
Araguaya, y después, por las aguas del río ho­
mónimo, hasta más allá de su confluencia con
el Das Mortes — total 5.000 kilómetros de re­
corrido — ha resultado feliz y rico de peri­
pecias.
Navegar por el majestuoso Araguaya es de
lo más bello y sugestivo que pueda imaginarse,
y al mismo tiempo impresionante. El escena­
rio que ofrece a los ojos del viajero es de una
grandeza imposible de superar, siendo sin
duda uno de los ríos más fértiles en bellezas
naturales.
En su curso de cerca de 4.000 kilómetros,
hiende el corazón mismo del Brasil, atravesan­
do una región geográfica privilegiada.
Los salvajes Carajás, que merodean por esta
región desde tiempos inmemoriales, llaman a
este río Borocán, que, en su lengua, quiere de­
cir Río Grande, pero nos parece más exacta
la etimología que nos da la lengua Tupí, lla­
mándole Aranaya; de ara o arará, papagayo
que lleva este nombre, y ruda que significa
río. Estos hermosos ararás, de larga cola y
fastuoso plumaje esmaltado de brillantes colo­
res, abundan en efecto muchísimo por esta re--

II

sfro de Araguaya

Ab<go — E L RIO ARAGUAYA.
El P. Fuchs, uno de nuestros mártires, visi­
taba continuamente a ios indios del Araguaya.
La silueta del heroico misionero aparece re­
cortada en el centro de la expedición, sobre
el reflejo de las aguas.

gión, viéndoseles continuamente pasar y repa­
sar el río, como dueños absolutos e indiscuti­
bles, volando siempre a bandadas.
Las aguas de este río discurren por un cauce
de suave declive, cuya anchura oscila entre los
800 y los 1000 metros. Sus orillas hállanse cu­
biertas de blanca y finísima arena que les da
un encanto especial, y define, con línea tajante
y precisa, la zona verde oscura del bosque.
Allí, el espíritu vaga a sus anchas por aque­
llas profundas soledades vírgenes, arrebujadas
en velos de misterio, detrás de los cuales lu­
chan, a dentelladas, por la existencia, fieras de
todas clases y hombres salvajes, a cual más
sanguinarios.
De este majestuoso río, de sus grandiosas y
magníficas lagunas, de sus afluentes, entre los
que descuella el Das Mortes, su mayor y más
rico tributario, se sabe aún muy poca cosa.
Nuestros misionéros, en este viaje larguísi­
mo, de un trajinar incesante que ha durado
días y más días, tuvieron el consuelo de llevar
un poco de bienestar espiritual a los raros ha­
bitantes que viven espaciados por aquella vas­
tísima zona. ¡Pobres cristianos!, son dignos de
lástima; ven al sacerdote sólo muy de tarde en
tarde, y esto es tanto más de lamentar cuanto
que la insidia protestante les acecha muy de

Entre loe Cara {As. - El joven que ha casado a la
torr&ile Sucury.

14

El p. Colbacchini.

cerca. Urge multiplicar el número de misione­
ros, si se quiere salvar la fe, puesta en peligro,
de estas gentes.
Visitaron también nuestros misioneros a los
pocos salvajes Carajás, que, reunidos en pe­
queños grupos, vivaquean a lo largo del río.
No cabían en sí de gozo cuando vieron apare­
cer a los salesianos, saliendo a su encuentro, los
pobrecitos, con mil demostraciones de alegría;
llevándoles pescado, fruta, y otros productos
de la selva, a cambio de tabaco que pedían con
mucha insistencia, dulces, harina de mandioca
y otros objetos. Todo lo que veían en la barca
se les antojaba, como si fueran niños.
Esta tribu de los Carajás, igual que la mayor
parte de los aborígenes de la selva americana,
tiende a desaparecer.
Diezmados por las fiebres y por enfermeda­
des importadas en sus contactos con los civili­
zados, su población se va adelgazando de día
en día, tanto más velozmente cuanto que son
muy sensibles a toda clase de contagios, y su
organismo ofrece escasas defensas a los bacilos
y microbios que por allí pululan.
Esta es la causa de su elevado porcentaje de
mortalidad, tan alarmante como la de los Bororos, estando perfectamente comprobado que

esta mortalidad aumenta en razón directa de
su comercio con los blancos civilizadófe.
Se dice que esta tribu, hace cincuenta años,
contaba con diez mil individuos, mientras que
ahora apenas si llegarán a dos mil.
En el tramo del río comprendido entre Re­
gistro y la desembocadura del Tapirapé, po­
dían contarse, en 1915, más de dos mil Carájás;
en 1927 eran ya menos de mil, y ahora tal vez
no llegan a ciento; y esta cifra, ya de suyo
insignificante, aparece casi nula cuando se
piensa que este centenar de individuos viven
desperdigados en una zona fluvial que alcanza
más de qoo kilómetros de extensión.

razones, y principalmente por la desaparición
de los Carajás que, como hemos dicho, se van
corriendo paulatinamente hacia el norte.
El P. Colbacchini encontró la cabaña que
habían levantado los mártires, medio derruida,
no obstante lo cual, él y sus compañeros tu­
vieron que detenerse allí quince días, indispen­
sables para organizar la ulterior expedición al
río Das Mortes.
¡Qué jornadas tan tristes y penosas aquéllas 1
Defraudadas muy pronto sus esperanzas de
poder encontrar a los Carajás, viéronse solos
en medio de un infinito silencio, lejos de todo
y de todos. Un clima tórrido que, sin un día

Misa a orillas del rio Das Mortes

Estos menguados supervivientes de una fa­
milia indígena, que en otros tiempos fué pode­
rosa y pesó mucho en la selva, tienden actual­
mente a concentrarse en el norte, hacia la úl­
tima región del río, donde hallan los brazos
amorosos de los PP. Dominicos, que hace ya
muchos años evangelizan los inmensos territo­
rios del bajo Araguaya.
M ato Verde.

La primera meta que nuestros misioneros se
habían propuesto era el sitio llamado Mato
Verde, próximo a la conjunción del Tapirapé
con el Araguaya, a 900 kilómetros de Registro,
donde radica la Casa central de la Prelatura
salesiana.
Este sitio era el que los PP. Fuchs y Sacilotti
habían e l^ d o para colocar su primera resi­
dencia, reducida a una misera cabaña, creídos
que era el punto más estratégico para la mi­
sión del río Das Mortes y evangelización de
los Carajás, habitantes dé aquellos contornos.
Bárbaramente asesinados junto a este río,
va no pudieron aquellos santos salesianos vol­
ver a Mato Verde, donde habrían sufrido la
desilusión de (improbar que no era aquél el
sitio ideal que se habían figurado, por muchas

de alivio, hacía subir el termómetro a más de
40 grados, el flagelo continuo, incesante, de
nubes de mosquitos, a cual más voraces, que
parecían tener la consigna de turnarse de día
y de noche para no dejarles un solo minuto de
reposo; todo un calvario de molestias y fatigas,
capaces de llevar a su límite extremo la resis­
tencia de los organismos más fuertes.
'E l I®de agosto de 1935, teniéndolo ya todo
preparado, dejaron aquella pobre choza de
Mato Verde.y pusieron proa al río Das Mortes,
en el que entraban el día siguiente, primer
viernes de mes dedicado al Sgo. Corazón de
Jesús.
Grande fué la congoja que embargó a todos
ellos al tocar aquellas aguas que les recorda­
ban el sacrificio sangriento de los hermanos,
inmolados pior la conversión de los pobres sal­
vajes. Profundamente conmovidos, renovaron
a Dios el ofrecimiento de sus fatigas y de sus
proprias vidas, y, henchidos de entusiasmo por
el difícil encargo que les habían encomendado
los Superiores, desahogáronlo al instante ento­
nando loas a María Auxiliadora. El eco hacía
que sus voces, reflejándose en los negros y tu­
pidos murallones de las frondas, repitiesen,
una y cien veces, el nombre dulcísimo de la
que es consuelo y esperanza del misionero.
- 15

?l
L o que se sabe del R ío das Mortes.

K1 descubrimiento de este río data de fines
del siglo XVII, y se debe a los heroicos “ Bandeirantes” que fueron sus primeros explorado­
ras, los cuales, llevados por la fiebre del oro,
lo bautizaron con el fatídico nombre que lleva,
apenados de ver como iban dejando tras de
sí jirones de sus vidas, en aquellas correrías
trágicas que les empujaban hacia lo descono­
cido.
Eran muchos, en efecto, los muertos que a
aquellos aventureros les costaba su atrevimien­
to, especialmente cuando tenían que abrirse
paso a través de los bosques milenarios. Con
razón, pues, este hermoso río, teñido con la
sangre de tantas y tantas víctimas, se apellida
n Río de las Muertes n.
Apenas nacido en la alta meseta central, cerca
de Cuyabá, donde toma el nombre, irónico, de
« M anso», precipítase de peña en peña como
un caballo cerril y alocado, saltando sonoro y
rugiente entre girones de espumas; tuerce luego

hacia el norte en busca de su rival el Araguaya,
y, despu'és de correr paralelo a este río por
espacio de 2.000 kilómetros, acaba por cederle
sus aguas. Nadie podría decir cual de los dos
es el más caudaloso.
En su desembocadura hay una barra en forma
de delta, que le obliga a ramificarse en copio­
sos canales y lagunas, haciéndole perder una
buena parte de la belleza y majestad que por
derecho propio le corresponden.
AI remontar su corriente deste este punto,
se necesitan, no obstante, muy pocas horas de
navegación para que su curso aparezca normal,
recobrando su carácter grandioso. El inmenso
espejo de sus aguas, tersas y profundas; sus
playas de finísimas arenas que, heridas perpen­
dicularmente por el sol, deslumbran con su
blancura; las selvas impenetrables que lo flan­
quean, tiñendo de un verde sombrío sus aguas
trémulas, constituyen un panorama único en
extremo fascinador.

Las Hijas de Maria Auxiliadora en el Japón.

i6

[Continuará).

LA O B R A D E D O N B O S C O E N
E S P A Ñ A Y A M É R IC A
ESPAÑA - La Coruña. — Los ex alum­
nos celebran su “ Fiesta de la Aso­
ciación” .

Con inusitado esplendor, indescriptible en­
tusiasmo y gran concurrencia y animación,
celebró este año nuestra Asociación su tradi­
cional « Fiesta de la Unión ».
Las conferencias preparatorias, que estuvie­
ron a cargo de nuestro querido Consiliario
Rvdo. P. Gregorio Yelasco, fueron feliz augurio
del apetecido resultado final.
Con sabia elocuencia, expuso nuestro querido
Consiliario, a la consideración de los asistentes,
temas tan sugestivos e interesantes como a El
uso de los dones humanos a la luz del. Evan­
gelio », « La muerte »y « El pecado y su perdón ».
Dada la importancia de los mismos y la clari­
dad con que fueron expuestos, cautivó la
atención de todos. Al final de cada conferencia
se dió la bendición con S. D. M.
Llegado el domingo, y adornada nuestra
Capilla por sus incansables camareras, conío
en las grandes solemnidades, dió comienzo a
las ocho y media la Misa de Comunión, en la
que ofició el Sr. Director. La Capilla se hallaba
ocupada totalmente, destacándose en el centro,
en dos grandes filas, los Antiguos Alumnos,
en número de ochenta. El Sr. Consiliario pro­
nunció un breve y adecuado fervorín, distri­
buyendo seguidamente la Sagrada Comunión
a centenares de almas. Llamaron la. atención
de los concurrentes las largas filas de Asocia­
dos que se acercaron a recibir al Pan de los
Fuertes. En el ínterin, se cantaban escogidos
motetes.
Luego se repartió un espléndido des­
ayuno a ios chicos del Colegio, a los Asocia­
dos del Círculo Domingo Savio y a los de este
Centro. Instantes después se celebró la Misa
Solemne, en la que ofició nuestro amadísimo
Sr. Consiliario. El momento fué emocionante.
La Schola Cantorum, compuesta de Antiguos
Alumnos y niños del Colegio, interpretó ma­
gistralmente la Misa a tres voces del «Santí­
simo Sacramento», del maestro Ribera, con
acompañamiento de orquesta. Ai final de la
Misa fiieron muy felicitados los cantores y
músicos, así como el Padre Director, por su
acertada dirección, entusiasmo y sacrificio en
los ensayos diarios de la misma.

Relaciones enviadas al Rector Ma;yor>

A las dos de la tarde, dió comienzo la comida
íntima, en los locales del Colegio, a la que asis­
tieron cincuenta ex alumnos y todos los Su­
periores de la Casa, que, con el Presidente y el
Secretario de la Asociación, presidían la comida,
en la que reinó gran animación. A los postres
pronunciaron breves pero inspirados brindis,
que fueron muy aplaudidos, los Sres. Julio
L. Losada, D. Francisco L. Mosteiro, José
Simón, Ramón L. Mosteiro, el Rvdo. P. Ma­
nuel Lino, nuestro querido Consiliario P. Gre­
gorio, y por último nuestro amadísimo Sr. Di­
rector Rvdo. P. Juan, que hizo el resumen.
Se dió lectura a numerosas adhesiones, que
fueron ovacionadas y aplaudidas con entu­
siasmo.
También el Sr. Inspector de los Salesianos
nos honró con una hermosa carta de adhesión
desde Madrid.
La bendición con S. D. M. fué solemne, y
asistieron todos los Asociados.
La velada literario-musical constituyó otro
nuevo y rotundo éxito. Llenaban «1 salón
distinguidas señoritas y un buen número de
caballeros, resultando el teatro incapaz para
tanta gente.
Todos los números del programa fueron
ejecutados magistralmente, saliendo la con­
currencia muy satisfecha.
Como nota simpática de esta Fiesta, haremos
constar la alegría con que fué acogida por los
Asociados la presencia del tan popular y que­
rido primer Consiliario de esta Asociación
Rvdo. P. Manuel, que nos honró con su pre­
sencia durante todo el día. Tanto en el desa­
yuno como en la comida se le tributaron enor­
mes ovaciones, así como a todos los Superiores
de esta casa.
ARGENTINA - El 60° aniversario de nues­
tras Misiones en S. Nicolás de los Arro­
yos. - Visita memorable al primer Co­
legio Salesiano que se abrió en América.

La visita con que las altas autoridades salesianas de las casas de América del sur, pre­
sididas por Superiores Mayores de Turín,
honraron la tierra nicoleña, transformó en
salmo público el inveterado cariño popular.
Fué una jomada densa de actos, muc*hedumbre
de pueblo vibrante de entusiasmo y de fervo­
res salesianos.
17

i ’jo Superiores Salesianos y más de 1800
exploradores de D. Bosco en la ciudad.

Extraordinario acontecimiento por el nú­
mero de visitantes, por el significado de la
visita, y por la alta jerarquía salesiana que honró
la ciudad, los superiores mayores, Rvmos D.
Pedro Berruti, D. Pedro Tirone y D. Jorge
Serié.
A la II, 10, el batallón nicoleño de explorado­
res n. 19, anunciaba con sus clarines la entrada
del largo convoy metropolitano, portador de
la rica embajada salesiana. Rápidamente orga­
nizadas las filas y acomodados los visitantes en

siana, de emociones intensas, de hondas evoca­
ciones.
El primer ex alumno salesiano de América
— inscripto con el número uno en los registros
del colegio local — D. Florencio Martínez,
hizo, a los postres, un bellísimo discurso.
Homenaje a los primeros Cooperadores.

En nombre de la Obra de D. Bosco, el R. P.
Luis Pedemonte, ex director del Colegio, ex
inspector salesiano de la Patagonia, de Perú
y Bolivia y luego de Méjico y Cuba, ofreció
el homenaje de un bronce recordatorio que

La Casa de San
Nicolás de los
Arroyos.

60 autos, avanzaron los exploradores de Don
Bosco y la majestuosa caravana hasta la plaza
principal. Allí, una masa compacta de público
llenaba las calles y las inmediaciones del altar
levantado frente a la casa del Tribunal. El
señor cura párroco, Pbro Rodolfo Torti, ofició
el santo sacrificio de la misa, ser\'ido por dos
oficiales del batallón 13°, mientras el Exmo.
Sr. obispo de Viedma, Monseñor Nicolás
Esandi, acompañado por los superiores salesia­
nos, presidía desde su sitial la religiosa cere­
monia.

tiene grabados los nombres de los catorce
primeros cooperadores salesianos, denomina­
dos « buenos quinteros de S. Nicolás », quie­
nes, comprendiendo la importancia de la obra
que se iniciaba, la secundaron con entu­
siasmo y hasta con sacrificio, ayudando de
mil maneras, a los primeros salesianos, de
quienes fueron hasta la muerte amigos solí­
citos e incondicionales.

Don

Te Deum ” en el Tem plo Parroqxüal
placa-homenaje a Mons. Pedro
B. Cecarelli.

El colegio Don Bosco había preparado mesas
en su salón de actos, para 400 comensales,
pero el número imprevisto de concurrentes
obligó a tender nuevos manteles, en los pór­
ticos. Fué un ágape lleno de cordialidad sale-

La teoría de autos se abrió paso hacia la
ciudad. El amplio templo parroquial, levantado
hace más de 80 años por el gran párroco D. Pe­
dro Cecarelli, con arquitectura y proporciones
catedialicias, lo llenó materialmente el pueblo,
que quiso asistir en masa al acto central del

2000 comensales en el Colegio
Bosco ” y en los cuarteles.

18

El

y

lin a

Bronce dedicado al
D on José Benitez.

em inente

patricio

Cuando el R. P. José Clemente Silva ocupó
la tribuna levantada frente al Palacio Munici­
pal, para ofrecer un tercer bronce a la memoria
de Don José Benftez, la multitud se apre­
taba densa.
El discurso del P. Silva, al ofrecerlo, fué una
pieza brillante que destacó de modo admirable
la personalidad del ilustre cooperador salesiano de la primera hora. La emoción llegó a
su colmo cuando el orador hizo mención, no
sólo de la cooperación material y afectiva de
los amigos de la Obra salesiana, sino y espe­
cialmente, de las madres que brindaron a
Don Bosco sus propios hijos, hasta tal punto,
que la Obra de nuestro Santo cuenta hoy en sus
filas personal casi exclusivamente argentino.
El Sr. Intendente municipal, Dr. José Leo
Morteo, puso fin al acto con palabras llenas
de gratitud y aportunidad, haciéndose intér­
prete de los verdaderos sentimientos del pue­
blo nicoleño, que tanto se ha distinguido
sempré por su amor a la Obra Salesiana.
Méjico. Acámbaro. - Maria Auxiliadora en el altar
de la parroquia, el dia 24 de mayo,

día, el Te Deupt de acción de gracias, por los
60 años felices de acción salesiana.
El R. P. Esteban Pagliere, primer sacerdote
salesiano argentino, expresó de modo elocuente
la gratitud salesiana hacia el gran párroco ni­
coleño, y amigo de Don Bosco, Mons. Cecarelli,
a cuyas gestiones se debió en gran parte la
implantación de su obra en América. Ofrecida
la placa de bronce que ha de perpetuar, en el
viejo solar de la fe cristiana local, la memoria
del insigne benefactor, recibió la placa con
un discurso oportunísimo el R. Sr. cura pá­
rroco, Pbro. Rodolfo Torti.

El desfile de los exploradores.
Inmediatamente iniciaron los batallones in­
fantiles su desfile ante el palacio de la Munici­
palidad, donde esperaban su llegada el Sr. In­
tendente, las autoridades civiles, religiosas y
militares, y la egregia caravana de visitantes,
continuamente atendidos y agasajados por coo­
peradores, ex alumnos y amigos de la Obra de
Don Bosco, que, en número crecidísimo, les
acompañaban. £1 entusiasmo y las simpatías
populares deshacíanse en fervorosos aplausos.

M éjico. Goadalajara. - El culto de Maria Auxlliadoia
en la parroquia del Pilar.

19

Impresiones de la revolución española
Dos meses entre los rojos.
Con esta relación, que hoy comenzamos a publicart
queda abierta en nuestro Boletín una Sección espedir
para las cartas que Salesianos, Exalumnos y Coo­
peradores de España quieran enviarnos, refiriendo
cosas vividas en la actual ret>o¡ución, que, a parte
su trdpico interés, aleccionan, tienen sabor de ejemplaridad, y a mernido dejan ver claramente la mano
de la Divina Providencia.
Bien entendido que nos reserxtamos el derecho de
insertar sólo las que, a juiao nuestro, ofrezcan alfiunas de estea características.

D e vacaciones.
noticia fué recibida con júbilo inusitado y ru­
bricada con aplausos y vivas ensordecedores.
Este año. la Casa de formación de Montilla se
permitiría el lujo de ir a veranear a un lugar típico
y pintoresco. Se pensó primero en la sierra de Cór­
doba, en una casita de campo,, poéticamente recos­
tada entre frondosos olivares y alegrada con trinar
de pájaros y rumor de fuentes, pero pronto se susti­
tuyó por la ciudad de Ronda (i), la famosa capital
de la serranía de su nombre, la ciudad del Tajo (2),
meta obligada del turismo andaluz.
Cuanto más lejos mejor, decían frotándose las
manos los agraciados expedicionarios.
Los Salesianos del Colegio del Sagrado Corazón
nos esperaban con los brazos abiertos.
Un primer grupo, formado por 60 niños de los
cursos superiores, salió, el lunes 13 de Julio a las
doce del día. en un vagón flamante y reservado, con
rumbo a Ronda. Ixis acompañaban el Sr. Director
D. Florencio Sánchez, D. David Morán, Don Se­
rafín García y D. Juan M. Cereceda.
(i) Kn Ronda, bella ciudad íterrant de Andalucía,
colocada a cerca de 700 metros sobre el nivel del mar.
pródiga de heltcxas naturales y con una pátina histó­
rica inconfundible, tiene la Sociedad Salesiana dos
hermosos v acreiUtados Colegios, para estudios de ba­
chillerato uno, y para Escuelas populares gratuitas
Otro, siendo amíroa fundación de los Exemos. Sres.
Marqueses de Mocteauma, descendientes del último
emperador mejicano.
(a) El •T ajo» de Ronda es famoso, y tiene una irre­
sistible fueraa de atracción turística que lle\-a a visi­
tarlo, todos loa años, a miles de extranjeros. Consiste
en una profundísima cortadura, excavada por loa siglos
en la roca viva, de más de aoo metros de profundidad.
Esta ctirtadura diside la ciudad en dos partes, enlaza­
das |sor s'Bfios puentes, especialmente por el «nucs"©»,
que fuá construido en 17S8 y es de un solo arco, atre­
vido. solidísimo y de go metros de altura. Por el fondo
encajonado y tenebroso del «Tajo» pasa elrfo G u a d a Ics’ln, formando tres cascadas consecutivas al pie mismo
de! puente y despeñándose desde allí locamente hacia
los abismos, entre murallones de roca severos y pavo­
rosos, que producen s’értieos, para remansarse luego en
un valle risueño, tapizado de flores y de amenísimas
huertas.

20

El viaje no pudo ser más divertido. No faltó nada.
Ni los caramelos y bolitas de D. David, ni el riquí­
simo helado, comprado por el Sr. Director, ni los
fandanguillos de Sánchez Agiz, ni las sevillanas de
Rivas, ni los cuentos y juegos de manos de Vassallo,
ni las coplas a D. Bosco y a María Auxiliadora. Hasta
los seis búcaros para el agua llegaron, contra todas
las predicciones, ilesos. Alegría retozona y juvenil.
Una sola nota desagradable; una sola pincelada
de color. D. David, no conocía bien la estación de
Bobadilla y se quedó unas horitas más en ella, hasta
que, caída la tarde, pudo tomar otro tren y llegar
a Ronda a media noche.

En Ronda*
A las 4 y media largas llegamos a la ciudad.
Nos esperaban en la estación, con carino y afecto
de hermanos, D. Antonio Torrero, Director del Co­
legio y Don Aniano Ortega,- Coadjutor Salesiano.
Dejados en la estación los equipajes y toda la
impedimenta, hasta 30 grandes bultos, nos encami­
namos al Colegio atravesando las vías principales
de la población y contemplando ya sus bellezas. La
carrera Espinel, larga y señoril; el Teatro, el monu­
mento a Ríos Rosas, el Ayuntamiento, el puente del
Tajo, colgado sobre el abismo.
Entramos en la plaza de la Duquesa de Parcent
y nos hallamos frente al Colegio. Allí, a la puerta,
nos esperaban sonrientes todos ios Superiores. Tam­
bién nos saluda y se nos ofrece, incondicionalmente,
el gran amigo de los Salesianos, mártir también de
la santa causa, Don José Furet.
Acogida cariñosa y fraternal. El Sr. Prefecto nos
tiene preparada una suculenta merienda y un riquí­
simo gazpacho. Luego, a lavarse y a visitar las de­
pendencias del hermoso Colegio. I.,a Capilla donde
nos sonríe María Auxiliadora, la amplia sala de vi­
sita, las clases, el teatro,'los patios y desde el balcón
natural de los patios nuestra vista se pierde en las
estribaciones de la sierra, poblada de pinsapos, en
las imponentes gargantas, en la lejanía brumosa del
horizonte, recortada y abrazada al lienzo azul de los
cíelos por una crestería de montañas.

L a tournée turística.
Desde la portería del Colegio se ofrece a nuestros
ojos la hermosa visión de la torre de Santa María,
de sabor moruno y cristiano, y sin poder resistir sus
encantos, acompañados por el Director del Colegio
de Ronda, que en achaques de arte se muestra ver­
sadísimo, nos lanzamos a la aristocrática plaza para
iniciar nuestra tournée.
Sta. María la Mayor, templo visigodo, mezquita,
y ahora catedral, nos enseña sus altares platerescos
y barrocos, sus techos ojivales y renacentistas, su
afiligranado coro, sus imágenes y sus lienzos. Guia­
dos. y como empujados, por la charla amenísima del
cultísimo cicerone, entramos en el estrecho callejón

l

Visita panorámica del famoso ‘ T a jo ” .

que desemboca en el Colegio de Santa Teresa. Los
severos cipreses del patio se recortan en el cielo azul
como despiertos y vigilantes centinelas.
D. Antonio Mohedano, el Director joven y diná­
mico, todo alma y nervios, sale de la clase para reci­
birnos y agasajamos. Lo vimos todo al detalle, gus­
tándonos sobremanera las habitaciones que el Sr.
Obispo de Málaga tiene alH reservadas para la época
veraniega.
En días sucesivos, visitamos los monumentos prin­
cipales de la ciudad, y sobre todo los paisajes encan­
tadores de sus cercanías. Nos asomamos a los bal­
cones escalofriantes de la Alameda, colgados sobre
“ el Tajo” , desde donde se descubre el panorama am­
plio y dilatado de la Serranía. Bajamos a ese famo­
sísimo Tajo por la calzada polvorienta y pedregosa
que utilizaron los franceses en su huida, durante la
guerra de la independencia, y pasamos unas horas
deliciosas correteando por el cauce del río, a la som­
bra de las frondosas alamedas y de los blancos mo­
linos harineros. Oímos el crepitar de las máquinas
de la central eléctrica y probamos la fuerza inconte­
nible de las aguas aprisionadas en la turbina, despe­
ñándose luego en hirviente catarata sobre los abis­
mos.
En Lourdes y en el santuario de Ntra. Sra. de la
Cabeza, patrona de Ronda, rezamos fervorosamente,
implorando sus bendiciones sobre nosotros y sobre
nuestras familias.
Nos encaramamos, otra tarde, sobre el gigantesco
“ abanico” de piedra, asomándonos por él hacia los
desfiladeros, cortados a pico, y hacia los barrancos
profundos, vestidos de un verdor eterno-

Una fecha gloriosa.
En mis emborronados apuntes hay trazada una
gran cruz.
Hemos llegado al sábado i8 de Julio, fecha que
brillará en la historia de nuestra Patria con reverbe­
ros de oro y de sangre. Ella divide mi crónica en
dos partes bien definidas. La alegría y el regocijo-de
los cinco primeros días de vacaciones van a trocarse
en pesadumbres, en tristezas, en inquietudes amar­
gas. Son los planes de la amorosa Providencia divina
que acatamos siempre con rendido corazón y sose­
gado juicio.
Hacía las once del día llegan a nuestros oídos las
primeras noticias del movimiento libertador. La voz
del glorioso General Franco pone en nuestros pe­
chos acorutojados temblores de emoción.
¿ Una aurora que se alza prometedora y riente
sobie el cielo, poblado de nubarrones, de la España
Inmortal ? Toda la tarde nos dura la inquietud y la
zozobra. ¿Será ahogado en sangre el movimiento, o
se abrirá paso, retador y victorioso, por entre los
desfiladeros acerados de los buenos y auténticos co­
razones españoles ? En ios aires queda flotando siem­
pre. temblorosa de anoción, la plegaria por la Patria.
A la caída de la tarde, un intento de asalto al
Ayuntamiento por parte de algunos militares, que
se frustra, a] rehacerse los elementos izquierdistas,
y al volcarse como tromba imponente y arrolladora
sobre los escasos defensores del mismo, que que­
dan detenidos.
Luego, la prodamación formal del Comunismo
libertario, la caza de elementos de derecha, la deten-

21

ci<5n de falangistas, el desarme automático de las
personas de orden, el requisamiento de vehículos y
de armas de todas clases y épocas, los registros, los
bandos, los mítines callejeros, el flamear de las ban­
deras, los himnos, los vítores, la embriguez del
triunfo y el parosismo de la victoria.
En el Colegio se tienen noticias de estos hechos
ya bien entrada la noche, y se monta una guardia
que se releva cada dos horas... La angustia crece por
momentos.

L a Colonia Escolar.
Amanece el Domingo.
Suenan las cantpanas. Sus lenguas de bronce mo­
dulan tristemente repiques que semejan un canto
funeral. Los niños han cantado, como de costumbre,
sus Maitines y han oído la explicación del Sto. E%’angelio. Hacia las 12 del día, una columna de humo
se alza de la Iglesia de los Descalzos. Desde la
azotea oímos el clamoreo ensordecedor de la turba
y el crepitar de las llamas. La tragedia se cierne
amenazadora sobre la ciudad.
Es necesario tomar alguna providencia que garan­
tice la \’ida de los niños.
D. José Manuel Pérez y D. Manuel María, los
héroes de la jomada, se dirigen al Comité para pedir
garantías. Le presentan a los niños como una Colo­
nia Escolar Obrera, procedente de Montilla, que ha
venido a Ronda a gozar de su clima incomparable,
a descansar en la hidalguía, en la hospitalidad, en
la nobleza jamás desmentida de sus hijos. La emba­
jada ha sido bien recibida j se nos extiende un salvo­
conducto que garantiza la Colonia, y se monta para
ellos una guardia de milicianos a la entrada del jar­
dín. El ánimo se abre a la esperanza.
Por la tarde se rezan las Vísperas, se escucha la
plática cálida y fervorosa del Sr. Director, y no se
da la bendición porque se ha quitado el reservado.
Continúa desfilando por las calles el carro triunfal
de la revolución y siguen con una rapidez impresio­
nante los registros, los cacheos, los encarcelamientos
en masa. La bandera roja ondea por doquier y por
doquier patrullan ya las milicias arrogantes y proN'ocadora.s.
La radio da constantemente noticias que, ora nos
hunden en la depresión más completa, ora nos le\'antan a las cumbres serenas y confortadoras de la
Wctoria.
Por la noche seguimos montando la guardia, y
crece y se agiganti más y más nuestra zozobra, a
medida que los coches cruzan como locos por la
plaza, parándose ante la cárcel.

L o s incendios.
La mañana del lunes nos ofreció ya, en toda su
amplitud, el programa de exterminio. Se destaca
nuevamente la embajada del día anterior y nos gaiantimn la seguridad de los niños y del C ol^ io. Son
las 10 del día.
Del centro de la ciudad ¡legan noticias desgarra­
doras. La hermosa iglesia del Socorro está ar­

diendo. Subimos a la azotea. Contemplan nuestros
ojos el cuadro tristísimo. Una densa columna do
humo rasga los espacios. Han sacado a lu pluz:)
imágenes, altares, ornamentos. Es una pira inmensa
que arde, crepita y se desploma. 1.6 techumbre se
ha derrumbado también.
Del Socorro han marchado las turbas a l« iglesia
de la Merced. Desñlan las monjas, tristes, llorosas,
enlutadas como visión de aparecido, entre parejas de
milicianos. Luego el saqueo, el bandidaje, la pira
informe de muebles, imágenes y enseres, lo llama­
rada de fuego que todo lo consume.
Suenan las companá§ para dar la señal a la chusma,
y a repetir la sacrilega operación en lo iglesia de Sto.
Domingo, en las Esclavas, en Sta. María la Mayor,
el templo monumental pictórico de recuerdos histó­
ricos, que se alza en la plaza, frente al Colegio.
El nerviosismo más exaltado se apodera de todos.
Los niños se acorralan en el pórtico asustados y
medrosos. Desde los dormitorios contemplamos el
macabro espectáculo. Oímos los golpes de las hachas
destruyendo hornacinas, derribando imágenes, rom­
piendo puertas y ventanas. Las lenguas de fuego,
que se alzan del imponente montón de escombros,
cierran el horizonte y envuelven todo el templo.
Luego le toca el tumo a la iglesia de las Claras.
El coche de los dirigentes ha cruzado por delante
del Colegio. No se ha parado. Respiramos de nuevo.
Ha virado en redondo y ha bajado hacia el barrio.
La iglesia del Espíritu Santo, severa y recia como
una fortaleza ntedioeval y obra de los Reyes Cató­
licos Femando e Isabel, ofrendada en acción de
gracias por la reconquista de la ciudad arreba­
tada a los moros, va a ser también pasto de
las llamas. A golpes de hacha derriban la ancha
puerta. Irrumpe, como huracán desatado, la turba,
en el sagrado recinto, y al momento todo es una
inmensa hoguera. Tampoco se escapa de la quema
la capilla de Sta. María de Gracia; pero el número
más saliente dcl programa es e! convento de las mon­
jas Franciscanas y el de S. Francisco, que se yergue
solitario al fondo de la calle de su nombre. Aquí no
se saca nada a la plaza. Se aplica el fuego por los
cuatro ángulos del edificio, y, una hora después, la
llamarada, como roja bocanada del infierno, llega
a las nubes.
El espectáculo, trágicamente sublime, pone escalofrfos en el ánuno más templado.
Son las 5 y media de la tarde.
Ha sido un día de emociones muy fuertes. Sólo se
han salvado del fuego las dos iglesias de ios Salesianos. Es un nuevo milagro que la Virgen ha querido
hacer con sus hijos. La noche nos cubre con su
manto. Han enmudecido las campanas de todas las
iglesias. En las torres, ondea, como una blasfemia
más lanzada a los espacios, la bandera de Moscú.
Todavía siguen ardiendo los conventos del Barrio.
Crujen las \igas, se desploman los techos, retorcién­
dose en convulsiones horribles, y las llamas rojizas
\-an rubricando en las sombras el lúgubre epitafio
de las ruinas.
(Coni/nuard).

23

Crónica de Gracias

Dan también gracias a María Auxiliadora y a
San Juan Bosco por favores recibidos:

con seguidas p o r m e d ia ció n d e

C olombia (Huíla) E l Retiro. — Esilda Serrato —
María de la Cruz Sila — Samuel Camacho.
C olombia (Pasto). — Familia Delgado Gutiérrez.
C olombia (Santander) Bucaramanga. — Valeria
C. de Orduz.

liad o ra, de S a n J u a n B o s c o y

M a r ía A u x i­
de

n a e síro s

S ie rv o s de D io s

C O LO M BIA (Santander) Girón, agosto de 1936.
— Profundamente agradecida, hago pública esta
manifestación de mi gratitud a María Auxiliadora
por favores recibidos en distintas ocasiones en que
he recurrido a su maternal bondad, y gustosa en­
vío una pequeña limosna para su culto.
M aría S errano de M artínez
Cooperadora Salesiana.
C O LO M BIA (Valle) Palmira, setiembre 12 de
1936. — Doy las más rendidas gracias a la San­
tísima Virgen María Auxiliadora por el gran bene­
ficio que nos ha conseguido en favor de uno de
nuestros hermanitos, aliviándole en menos de dos
días, después de haber sufrido meses enteros de una
dolorosa infección en un dedo del pie. Era la vís­
pera de su primera Comunión y no le veíamos
mejoría; de pronto lo encomendé con todo fervor
y confianza a la maternal bondad de nuestra celestial
Madre, prometiéndole una limosna para su culto
y publicar el milagro una vez conseguido. Doy
también gracias a San Juan Bosco por muchos in­
merecidos favores que este glorioso Santo se digna
hacernos cada vez que lo invocamos.
G uillermina R ojas E.
MEJICO capital, octubre de 1936. — Con pro­
fundo agradecimiento hacemos pública manifesta­
ción de gratitud a San Juan Bosco, por haber solí­
citamente atendido la súplica que con toda confianza
le dirigimos para que nos obtuviera de Dios el alivio
de un agudo ataque de reumatismo. Cumplimos la
promesa hecha de enviar una oferta para el altar
en construcción del querido Santo y dar publicidad
a este favor.
C oncepción E. Vda. de R endon
A licia S. de R endon
respecth'amente Cooperadora y
Celadora Salesiana.
MEJICO capital, setiembre 20 de 1936. — Ha­
biendo estado gravemente enfermo del hígado, pedí
a Dios la salud, poniendo por intercesor a San Juan
Bosct>, y el poco tiempo quedé completamente resta­
blecido. Al hacer público este gran favor, cumpli­
mos, mi señora y yo, nuestra promesa de gratitud
para mayor gloria de Dios y de su excelso Sierm
D. Bosco.
C arlos E. H aghenbeck y Señora.
V EN EZU ELA, Maracaibo, septiembre 12 de
1936. — Estoy muy agradecido a nuestra buena
Madre María Auxiliadora y a nuestro querido Padre
San Juan Bosco por \'arios favores alcanzados me­
diante su intercesión. Envío una pequeña oferta
para el Altar del Santo como testimonio de mi afecto
y gratitud para con El.
A br.aham A tencio B.
Cooperador Salesiano.

24

v

C olombia (Santander) Girón. — Juana Nepomucena Calderón — Cayetano Motta — Ana V i­
centa Motta — María Elena Mantilla — Fidelia Riveros — María Dietes de Prada — José Alejandro
Prada D. — Dolores Sánchez Vda de Reyes —
José Asunción Pico — Pablo Emilio Mantilla —
Trino Mantilla — Juan Calderón — Pedro Benito
Rodríguez.
C olombia (Santander) Tona. — Mauricia P. de
Landazábal — Victoria García.
E stados U nidos (California) Los Angeles. —
Esther A. Vda de Ruíz — Loreto L. de Bejarano
— Josefina Bejarano — Isaura Vargas.
E stados U nidos (California) Manteca. — A. J.
Santos.

N E C R O L O G Í A S
S A L E S IA N O S D IF U N T O S
Efisio Sanna, sacerdote — de Cagliari (Italia) f en
Saharanpur (India), el i de julio de 1936.
Ramón Botder, clérigo — de San Francisco de
California t en Holy Gross (Nueva Méjico), el 2 de
julio de 1936.
C O O PE R A D O R E S D IF U N T O S

D ña Rosalía Fernández de Aranda.
Confortada con los Santos Sacramentos y la
Bendición Pap.il, el 21 del pasado agosto, entregó
su bella alma a Dios en
Coruña (España), esta
gran amiga y cooperadora de nuestras Escuelas
Adornada de toda suerte de virtudes, que la hi­
cieron amable a cuantos la conocieron, se caracte­
rizó por una exquisita caridad con los menesterosos.
Conocedora del gran bien que reportaría la Obra
Salesiana a aquella ciudad con sus escuelas en pro
de los hijos de los obreros, la apoyó con decisión
desde el principio.
Su devoción a María Auxiliadora y su afecto a los
necesitados la llevó a traer sus hijos a nuestras Escue­
las, para que en sus corazones prendieran con fuego
de caridad esos dos grandes amores.
Purificada como el oro en el crisol y consumida
por larga y dolorosa enfermedad, murió como mue­
ren los santos, dejando tras de sí una estela de bon­
dad, de discreción, de fe viva que perdurará en el
recuerdo de cuantos la conocieron.
Reciban, su esposo, el benemérito Cooperador
D. Enrique Aranda, y sus desconsolados hijos,
nuestro pésame sincero y la seguridad de nuestros
sufragios.

Con aprobación do la autoridad eclesiástica • Director-responsable: D. GUIDO FAVINI
Eatablecim leotoTlp.de la Sociedad EdltM-a Internacional - Turin, Corso Regina Margh., 176

1

TESORO ESPIRITUAL

18
23
25
29

Relación de las Indulgencias Plenarias
que los Cooperadores Salesianos poe*
den ganar, en el transcurso del año.

FEBRERO

I. — Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trahcqo santificado pue­
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y exalumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca­
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un día de cada mes, el que uno elija.
1
- E l día en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
^ - E l día que se asiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
5 - E l día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l día en que por primera vez se conseja
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
Cada vez que practique los Sanios Ejercicios
Espirituales, de ocho dias.
Z • A la hora de la muerte, con tal que, confe­
sado y comulgado o por lo menos arrepentido de
sus pecados, invoque, con los labios o con el corazón,
el nombre sacratísimo de Jesús.
EN C A D A U N A
DE LAS SIGUIENTES FIESTAS;

1) M O V IB L E S:
Simada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión*
Domingo de Ramos.
Pascua de Rzsurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgo Corazón de María (día siguiente
del anterior).
2) F IJA S :
ENERO

1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.

- Cátedra de San Pedro en Roma.
- Desposorios de la Sma Virgen.
- Conversión de San Pablo.
- Fiesta de San Francisco de Sales.

2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquía.
MARZO

19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen
MAYO

3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
11 - Ansversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JUNIO

24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO

1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu­
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
AGOSTO

6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SETIEMBRE

8 - Natividad de la Sma Virgen.
12
14
15
29

-

Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE

q - La Virgen del Rosario.
I I • Maternidad de María.

16 - Pureza de María.
NOVIEMBRE

21- - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE

8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi­
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, s^ ún la intención del Romano Pon­
tífice.

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Puede además ofrecer a sus clientes un enorme
surtido de material religioso: misales, breviarios, ri­
tuales, estatuas, estampas, medallas, rosarios, orfe­

ED U C A C IO N , — Revista doj Enseñanza Primaria
y Normal de Montevii

B»rETÍN

brería eclesiástica, etc., siendo su especialidad los
objetos de asuntos salesianos.

SALESIAN

V'

Fecha
1937.01