BS_1933_09

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BS_1933_09
Descripción
Boletín Salesiano. Septiembre 1933
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Año XLVIII

SETIEMBRE 1933

Número 9

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO

El íriunfo de Domingo Savio
Reconocida !a heroicidad de sus virtudes, es proclamado Venerable - La
solemnidad del 9 de julio en Roma - Brillante aspecto de la sala consis­
torial del Palacio Apostólico del Vaticano - Nuestro venerado Rector Mayor
Don Pedro Ricaldone, en un sentido y elocuente discurso, ofrece al Santo
Padre el obsequio filial y la gratitud de toda la Familia Salesiana - Magní­
fico discurso del Papa - El texto del Decreto sobre la heroicidad.
Alguien ha p e r ito « m uchas horas han so­
nado en el reloj de la Iglesia. Sonó la hora
de los evangelizadores, la hora de los m ár­
tires, la hora de los apologistas, la hora de
los anacoretas, la hora de los religiosos, la
hora de los misioneros»... H o y parece sonar
la hora del apostolado seglar.
Lo que caracteriza a la vida moderna, y
pasará a la historia com o el rasgo más acu­
sado de su perfil, es el dinamismo, la acción,
tal vez la violencia, el vértigo. Los h o m b re
del sigiio X X y en especial los jóvenes quieren
vivir plenamente, intensamente, heroica­
mente. Parece hasta com o si la misma term i­
nación musical de estos adverbios nos advir­
tiese que marchan al son de trom petas y en
formación militar, hacia la conquista de nue­
vos ideales.
¿ Y qué ideales son estos? ¿A dónde van
nuestros jóvenes?
He aquí el interrogante, el grito de alarma
de cuantos sienten las inquietudes de la hora
que vivim os, porque ni los ideales son indi­
ferentes, ni puede la dirección de las juven­
tudes dejarse a l impulso ciego de la moda o
del capricho.
E s preciso pues que h a j^ im dedo seguro
que dirija, que prevenga desviaciones funes­
tas, que señale la m eta, el cauce donde tan­
tas y ta n bellas energías puedan ser útil­
mente canalizadas, y este dedo existe, es
el de la Iglesia, la cual señala a todos y espe­
cialmente a las juventudes los rumbos lu­

minosos del apostolado seglar, de la Acción
Católica, repitiendo por boca de su glorioso
Pontífice Pío X I que nada h a y en la vida
m ás brillante ni más jocundo que enamorarse
perdidamente de Jesucristo, ideal de toda
bondad y de toda hermosura, el único ver­
dadero ideal que \'ale la pena de ser vivido
y llevado como una luz a todas las almas.
H a y legiones de jóvenes, claro es, que
ignoran esto y que por ignorarlo dedican toda
su actividad epiléptica a los varias deportes
de la materia; los haj- <jue viven un cristia­
nismo lánguido, hecho de claudicaciones y
respetos humanos, de formalismos y de ru­
tinas; los h ay que dilapidan sus años más
bellos en llevar una vid a pobre, mediocre,
que antes de los veinte abriles se ha quedado
sin jugo, como gajo de limón exprimido.
A todos esos jóvenes Pío X I los llama, les
señala los fúlgidos y eternos ideales de pie­
dad, pureza, sacrificio, y les pone ante los
ojos, como modelo de acción católica juvenil,
una vid a heroica, una vid a admirable, la
vid a de un niño de 15 años, de nuestro Do­
mingo S avio que, en la escuela de santidad
del Beato Juan Bosco, demostró ser un após­
tol exquisito en la práctica de las formas más
delicadas de la caridad cristiana, de aquella
arte divina que se desvive por encender en
las alm as de los demás la luz que arde en la
pTopria alma.
Y a pueden figurarse nuestros lectores la
emoción, el entusiasmo de la Fam ilia Sa-

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lesiana ante esta exaltación triunfal de los
ejemplos y virtudes de Domingo Savio, hecha
por el Vicario de Jesucristo.
Jíl momento de la solemnidad del 9 de
J ulio es de los que no se olvidan fácilmente.
Revestido el Santo Padre de roquete y muceta
encarnada, llegaba a las once en punto a la
sala del Consistorio, para ocupar su trono,
rodeado de cardenales y de la nobleza de
su Antecám ara, tanto eclesiástica como laica.
Dirigían la ceremonia los lim os y Rvm os
JIons. Respighi y Mons. h'erretto.
ICntre la m ultitud de príiicii^es de la
Iglesia, de oficiales, secretarios y asesores
veíase una imponente representación de todas
las I'amilias Salesianas.
Nuestro Rvm o R ector M ayor, con los
miembros del Capítulo Superior Don Antonio
Candela y Don Jorge Serié, el incansable
P. Trione V ice-Postulador de la Causa, los
Obispos Salesianos lim os Sres Olivares, Em manuel y Cognata, la Sra Inspectora de las
H ijas de María Auxiliadora de la Provincia
Romana Sor M arietta Figuera, varios Sres
Insi)ectores, Directores, sacerdotes y com i­
siones de alumnos de distintos Colegios, entre
las que destacaba una m u y nutrida del Ora­
torio de Turín.
Muchos fueron los Sres cooperadores y
exalum nos de las diversas clases sociales que
acudieron a presenciar tan solemne acto,
destacándose entre ellos la sim pática figura
de un anciano de 91 años, el Sr. Don Juan
Am bré Roda, que fué compañero de Colegio
de Domingo Savio en el Oratorio de Turín,
donde ingresó, acogido por Don Bosco, en
1ÍJ55.
la edad de i j años, habiendo sido
puesto i>or el buen Padre bajo la custodia
fraterna del santo jo\^ucito, porque el tal
Roda, según él mismo dice, era un hirichino
auténtico.
\’eíanse además en la sala, hasta llenarla
]>or completií, muchas y m uy distinguidas
])ersonas que habían recibido invitación espe­
cial, y muchos ilustres miembros del clero
secular y regular.
Llegado el momento, y a una indicación
del Maestro de ceremonias, acercóse al trono
pontificio S. K. R\nna Mons. Carinci, Se­
cretario de la Sgda Congregación de Ritos,
y obtenida licencia del Santo Padre, dió
iectura al Decreto sobre la heroicidad de
las virtudes de Domingo Savio, cuyo texto
traducido insertamos al final de esta informacion.

Adelantóse luego nuestro venerado Rector
M ayor, Don Pedro Ricaldone, acompañado
del Postulador de la Causa D on Francisco
Tom asetti, Procurador Sr. M elandri y abo­
gado Mons. Della Cioppa y, con acentos
de filial acatam iento, dirigió al Santo Padre
el siguiente saludo-homenaje de obsequio y
acción de gracias:
Beatísimo Padre.
Postrada la Familia Salesiana a los pies de Vuestra
Santidad, siéntela honda satisfacción de poder ofrecer
los senthníeníos de su mds viva gratitud a Dios y a
su Vicario, por el honor con que acaba de ser favore­
cida, al hacerse público el Decreto que reconoce la
heroicidad de las virtudes practicadas por el joven
Siervo de Dios Domingo Savio, alumno que fué del
Beato Don Bosco en el Oratorio de San Francisco
de Sales de Turín.
Cuando se piensa en la perfección eminente al­
canzada por Domingo Savio en edad tan tierna,
frecuentando la Escuela de nuestro Beato Padre y
Maestro, el ánimo se siente extraordinariamente con­
solado y fortalecido en medio de los trabajos cotidianos
de ni*estra modesta obra educativa, viendo los preciosos
resultados del sistema de educación santamente ini­
ciado por el Beato Don Bosco y dejado a sus hijos
en herencia; resultados que hoy vienen vivamente a
reflejarse con haces de esplendente luz, en este jovencito que de aquel sistema de educación es el exponenie
mds ejemplar y la proclamación mds solemne.
Aquellos métodos que inició el Beato para lograr
que toda la energía útil del trabajo pedagógico sea
empleada en el desenvolvimiento espiritual del n'ño,
del adolescente — deber éste que como ningún otro in­
cumbe al educador cristiano y doctrina ésta por I’ hístra Santidad luminosamente expuesta en ¡a Encíclica
Divini Illius — resultan pues en extremo eficaces no
sólo para producir de un modo seguro y estable ¡r>'i::s
de bondad ordinaria, sino también para impulsar a
los espiriius juveniles hacia los grados más suh'ir--- ^
de la vida cristiana.
E s cierto que en esU caso particular hubieron de
concurrir soberanamente a un resultado tan ¡ison;- ;o
las raras dotes celestiales a aquel a quien el cich
ia
elegido como apóstol de ¡a juventud en el siglo A'/.V,
pero no es menos cierto que su manera de actuó; ’-.j
marcado M«a dirección, y qtu siguiendo esta dircr-ió^y no apartándose de sm espíritu, será siempre f-.ieil
conseguir los mismos resultados.
Mas aun desde otro punto de vista vemos nosotros
ref; • .':tcidos en el joven discípulo los rasgos lumir. sos
de la
í::íí7 paterna del Maestro.
La i'ida del Beato Dotr Bosco fué una contr. ua
unión con Dios, un prodigio de celo apostólico, ■ ■ na
vida de total inmolación.
Siendo esto asi. es para nosotros motivo de
conmr.edora admiración contemplar en el peq’-' --'
Dominge, uk tan habitual espíritu de oración y un
celo tan ingenioso por retraer del mal y llevar al 'ee~a sus coetáneos y no a ellos únicamente; y una
rterosidttd tan invencible en el sufrimiento de
genet'^ de molestias y contratiempos y aun de ;
tratos, con tal de ver promovida la gloria de Dios,
evitando escándalos y pecados.

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2 59
¡Oh de qué maravillosa manera viene a resumirse
una vida tan breve y al mismo tiempo tan fecunda
en este triple lema, Oración, Acción, Sacrificio, que
vuestra Santidad inculca incansablemente como ban­
dera de combate a cuantos, desde las filas del laicado,
acuden a poner sus energías al servicio de la gerarquía
Eclesiástica!
Nosotros hemos estimado siempre como una gran
fortuna haber podido conocer y apreciar las virtudes
y ejemplos de Domingo Savio desde la primera juven­
tud, no ya solamente a través de la lectura de la breve
y preciosa vida que escribió el Beato Don B qsco,
si«o escuchando ademds los testimonios vivos y feha­
cientes de quienes fueron maestros o compañeros suyos
de Colegio, durante el tiempo en que él estuvo en el Ora­
torio: iodos unánimemente han reconocido que Do­
mingo Savio fué modelo de las más excelsas virtudes,
y aquella nuestra admiración de entonces y de siempre
viene ahora a culminar en un gozo inenarrable al re­
cibir la consagración de la palabra augusta de Vuestra
Santidad.
Beatísimo Padre, en circunstancia para nosotros
tan solemne y gratísima, permitid que a los pies de
Vuestra Santidad tenga yo el honor de daros las mas
rendidas gracias por tan señalado beneficio, y reite­
raros nuestro propósito de seguir cada dia mas de
cerca a este glorioso modelo de fidelidad a las nonnas
de nuestro Beato Fundador, en la consoladora cer- '
ieza de que, siguiendo tales normas, nos mantendremos
firmes y seguros dentro de las direcciones trazadas
por la mano del Vicario de Jesucristo.
Poseído de estos sentimientos y postrado a vuestros
pies, imploro, sobre todos los Salesianos, alumnos,
exalumnos y cooperadores y sobre la Familia de las
Hijas de María Auxiliadora, la Bendición Apostólica.

su obra apostólica, porque toda su vida,
toda su obra fué un puro apostolado.
De espíritu de ap>ostolado haüálxise eu
efecto saturada toda su existencia llena >^a
de aquel espíritu que de uu modo preciso

A estas palabras sfguió el

DISCURSO DEL PAPA
D o n B osco vuelve.
Vuelve, amadísim os hijos, vu elve en medio
de nosotros y vu elve precisamente a este lugar
la gran figura del Beato Don Bosco, como
quien dice, acom pañando y presentando el
mismo y casi llevándolo de la m ano a su
pequeño, o m ejor gran alumno, al Venera­
ble Domingo Savio. Nos parece realmente
que le vemos de nuevo a l gran Siervo de
Dios, tal como >'a lo habíam os visto — y
este es uno de los grandes favores que colo­
camos entre los que nos ha dispensado la
Bondad D ivin a — ta l como lo habíamos
visto, en medio de sus alumnos y aun de
sus cooperadores.
E s sin duda adm irable en los designios
de Dios, en las prevenciones de la Providencia
DÍAuna este retom o del Beato Don Bosco,
trayendo este fruto, escogido entre los pri­
meros y m ás hermosos, o dicho con más
exactitud, el más hermoso entre los primeros,
el m ás exquisito de su obra educativa, de

U no de los muchos y bellos monumenlos elevados
en Quesiros C olegios a Domingo Savio. Este es de
Vignaud (Argentina).

pero com pleto palpita en estas palabras suyas
que fueron su santo y seña, y que con tanta
fidelidad han sido heredadas: Da tnihi
ánimas, caeUra ioUe.

M o d e lo oporfano y p ro videncia l.
E s este un hecho verdaderamente provi­
dencial. Cuando se pñensa en las condiciones en
que hoy v iv e la juventud, puede decirse, del

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mundo entero; cuando se piensa en el cúmulo
de peligros y m alas artes que insidian su
pureza; cuando se piensa en este torbellino
de vida exterior, en este culto excesivo —
y esto lo dicen hasta los que sólo enjuician
a través de las preocupaciones de la humana
pedagogía — en este culto del cueiijo, de
las fuerzas físicas y m ateriales, del desarrollo
m aterial, de la que ellos llam an educación
física y m aterial, de esa ¿por qué no decirlo?
educación ahora tan en boga que forma para
la violencia, que inculca el ningún respeto
a nada ni a nadie.
Cuando se piensa en este am biente en
que viv e nuestra juventud, en todos estos
peligros que la asedian apenas intenta
dar un paso, cuando se piensa en este
apostolado hecho de insensatez (si es lícita
la aplicación de esta palabra), en este
apostolado del mal, tan activam ente y con
tan terribles y maléficas artes ejercitado por
una prensa fácil que se acomoda a todas las
edades y condiciones; cuando se piensa en
esa exhibición continua, general, casi in evi­
table para los que tienen que v iv ir en medio
de ella, en esa exhibición de cosas no sólo
inedificantes sino francam ente provocativas
al m al, a cuyo efecto se abusa hasta de las
m ás bellas y geniales conquistas de la ciencia
que sólo debieran emplearse en el apostolado
del bien, en la difusión de lo verdadero y de
lo bueno; cuando se piensa en todas estas
cosas y en el punto a que han llegado cabal­
m ente en nuestros tiempos, no podemos
a menos de dar gracias a Dios y a su P rovi­
dencia D ivina que suscita y hace destacarse
a plena luz esta tan edificante figura del bueno
y santo jovencito.

P e r/e c c ió n de vid a crísfiana.
E sta santidad de vida, o m ejor perfección
de vida cristiana, es mucho más de adm irar
en un jovencito que no cuenta con ninguno
de esos grandes recursos que tan indispensa­
bles se reputan para el buen éxito de las
m agnas empresas; pobre, de humilde prosa­
pia, nacido de gentes modestas y de modes­
tísim o m atrimonio que sólo era rico de inspi­
raciones cristianas, que aunque tu vo que
desenvolverse en condiciones las más pre­
carias, lo hizo dentro del cum plim iento
normal de los deberes ordinarios de la vida
fam iliar; en un jovencito que no v e transcu­
rrir los anos de su existencia — com o atin a­

dam ente hace notar el D ecreto — recluido
en ningún jardín particularm ente guardado,
sino en medio del mundo, primero, y después
allí donde a la Providencia plugo colocarle,
o sea en medio de aquellas juventudes que
el alma grande del Beato Don Bosco reunía
y formaba; que iba formando, reformando,
santificando, pero entre las cuales existía
una mescolanza m u y grande de buenos y
no siempre buenos ejemplos, de buenos
y no siempre buenos elementos.
Que este era y no otro el secreto del gran
Don Bosco, tender a menudo la mano a ele­
mentos nada recomendables, ante el asombro
de los que no tenían su fe ni su confianza
en Dios y en la bondad fundam ental de la
criatura de Dios. E ste era su secreto, tender,
alargar, ensanchar su mano, no de otro modo
que como la mano de Dios lo hace.
Mas volviendo al nuevo Venerable, he aquí
la primera y feliz constatación que se impone.
U na vid a de adolescente, que se formó en
la escuela del B eato Don Bosco y mejor
aún de su ejem plo, en breve pero rápida
ascensión, puesto que aquella vid a a los
15 años debía apagarse; vid a no de un
pequeño sino de un gran gigante del espí­
ritu, como alguien h a dicho con teda
verdad. lA los 15 años!
Sí, a los quince años tenemos y a una per­
fección propia y verdadera de vida cristiana
y con el perfil preciso y especial que nosotros
necesitábamos, que nuestros tiempos nece­
sitaban, para poderla presentar a nuestras
juventudes, porque es una vid a cristiana,
una perfección de vida cristiana hecha, pode­
mos decir, para dejarla reducida a sus líneas
características de pureza, piedad y apostolado
— hecha del espíritu y de la acción que
son peculiares del apostolado.

Pureza.
A nte todo una pureza verdaderam ente fi­
lial, angélica, inspirada en la de la Sma Vir­
gen que es Madre e inspiradora de toda pu­
reza; rodeada de los cuidados más solícitos,
primero los del padre y de la madre, después
los del gran Siervo de Dios y de sus coopera­
dores, pero siempre defendida por el jovencito
casi por un m andato instintivo, por una ver­
dadera y continua aspiración a la pureza,
obedeciendo a una necesidad nobilisíma, de
suerte que todo lo que aun de lejos podfa
parecer capaz de ofender este candor, ponía

La lectura de! D ecreto.

en pie las energías todas de aquella pequeña
o mejor grande alm a, haciéndola reaccionar
con las atenciones más solícitas y con la
más estrecha vigilancia.
jOh la pureza! es la primera de las disposi­
ciones que suelen preceder a los demás dones
de Dios, es el don peculiar y propio de las
más altas vocaciones. jLa purezal es el amor
de María, el am or de su H ijo el Redentor
Divino; es un perfum e ante el cual el Corazón
de Dios se abre com o ante una cosa gra­
tísima. ¡I^a pureza! ¡cuánta necesidad te ­
nemos de desplegar esta luminosa bandera
ante la juventu d de estos tiempos!

P ie d a d y p enifen cia.
Diríase que a q u d pequeño pero gran Siervo
de Dios repetíase a sí mismo aquellas pa­
labras que la D ivin a Sabiduría pone en boca
de los seguidores de la pureza: * Después
de ver y considerar. Dios mío, que sin vues­
tra aj-uda no puedo ser continente y puro,
vuelvo a V os m is ojos y os pido este tesoro ».
He aqu í porque la pureza del Venerable
Domingo S avio iba siempre acom pañada de

un gran espíritu de piedad, de una piedad que
él consideraba como la guardiana de su pu­
reza, la piedad que viv e de espíritu de oración,
de devoción a la Sma Virgen y al Smo Sa­
cramento, de las aspiraciones más elevadas
hacia los coeficientes m ás sublimes de la
misma pureza.
Pero es que adem ás de la piedad y junto
con esta oración del espíritu veíase en él
otra oración que bien puede decirse la oración
del cuerpo, la oración peculiar de la carne,
la que justam ente ha sido definida de este
modo: oración del cuerpo, práctica de la
penitencia cristiana, de una penitencia toda
vibrante de espíritu que, en virtud de
una especie de instinto, siente y adivina las
com plicidades posibles del cuerpo y de la
m ateria, las ofensas de la pureza, los peli­
gros de la pureza, y dispónese a su defensa
tam bién de un modo instintivo, como
el cordero se defiende del lobo, de la vio ­
lencia de su enem igo. . .
H e aquí pués una vid a hecha toda oración
y penitencia, penitencia que, si bien no
llegó a afectar las asperezas que la historia
de la santidad ha conocido, fué sin em bargo

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2Ó2
verdadera penitencia, más todavía, amados
hijos, fué la penitencia que precisam ente puede
reportaros a vosotros m ayores enseñanzas y
en especial a nuestras juventudes, porque
es fácil y posible para todos, porque es la
esencia misma de la penitencia a saber, el
ejercicio continuo de la vigilancia, del go­
bierno y soberanía del espíritu, de la sujeción
de la parte menos noble a la m ás noble, y
para decirlo de una vez, del imperio del alma
que debe m andar sobre la parte que a ella
debe obedecer.
E ste género de penitencia es en verdad
preciosísimo y bastaría ella sola para evitar
infinidad de peligros, para ejercitar en
forma grandemente fructuosa y elevada las
mejores energías del alm a y del espíritu,
para enseñar al cuerpo, a la parte menos
noble, lo que debe y puede hacer para con­
tribuir, no a dificultar m ás y m ás la virtud,
sino a lograr que su práctica y ejercicio
sean m ayorm ente expeditos y meritorios.

E s p írífu de aposfolado.
Y junto con todo esto y a modo de prepa­
ración naturalm ente sobrenatural, h a y que
adm irar además el espíritu de apostolado que
inflam a toda la vid a del felicísimo adolescente,
de este pequeño gran cristiano.
Y decimos a modo de preparación natural­
mente sobrenatural, porque en substancia y
yendo a la entraña de las cosas, trátase aquí
de la natural condición del bien que tiende a
difundirse, a com unicar lo más ampliamente
posible sus propios dones, especialmente
donde son más necesarios, donde la falta o
privación de ellos se hace más sensible,
condición y tendencia ésta que de modo admi­
rable brilla en el am able jovencito.

A c c ió n C atólica,
E n todas las ocasiones fué siempre un
pequeño pero grande apóstol. Solícito en
extrem o para aprovecharlas o para crearlas,
ejercitaba su apostolado siempre y donde­
quiera, desde la enseñanza form al del cate­
cism o y de las prácticas cristianas, hasta
la participación cordial en las diversiones
propias de la niñez, con la mira exclusiva
de llevar a todas partes la nota del bien,
el recuerdo del bien.

P or esto ha venido a ser una verdadera
providencia para nuestros tiempos, y es ni
más ni menos lo que N os siempre venimos
predicando e inculcando a esta amada ju­
ventud que con ta n noble entusiasmo —
lo decimos con un sentim iento infinito de
gratitud hacia Dios y hacia los hombres —
responde a nuestro llam am iento, en todas las
partes del mundo; a esta am ada juventud
que responde dondequiera, desplegándose eu
pro y al servicio de la acción católica, la
cual no quiere ni debe ser otra cosa que la
participación del laicado en el apostolado
gerárquico.
Mas para esto, para que tenga y conserv’e
este perfil, es necesario que la acción cató­
lica sea ante todo una formación profunda,
consciente, exquisita de vid a cristiana, de
conciencia cristiana, especialmente en lo que
respecta a la pureza de vida, a l espíritu de
piedad y eu especial a la participación en
esta granáe piedad de la Iglesia, en su in­
cesante oración y unión con Dios.
Hemos de decir que la correspondencia es
de ta l modo grande y exquisitam ente pre­
ciosa, por su volumen, que nuestra alma se
siente en verdad llena de la más v iv a gra­
titu d y se abre a las más bellas esperanzas,
que no son esperanzas únicam ente de la
Iglesia y de la Santa Religión, sino además y
por una feliz necesidad, esperanzas y se­
guras promesas para la fam ilia, para la so­
ciedad y para la humanidad entera.

O ra ció n , acción, sacrifício.
A sí es la verdad. Nosotros les hemos in­
culcado siempre a estos queridos jóvenes
que se alisten bajo el estandarte glorioso de
la oración, de la acción, del sacrificio; porque
la oración y el sacrificio vienen a ser los que
preparan la acción; la oracción que recibe
sus inspiraciones de la piedad, el sacrificio,
preferentemente el personal, íntimo, que tiene
sus raíces en el espíritu, en la penitencia, en
la m ortificación cristiana.
D e este modo y sólo de este modo es posible
prepararse a una acción fecunda de aposto­
lado, a una acción que no h a y forma de de­
senvolver con solos medios humanos por
altos y generosos que queramos suponerlos,
sino que esencialmente tiene necesidad de
la aynida di\dna, de una ayu d a divina que
no se puede obtener de otra manera.

2 Ó3
Cosas visfas.
Y esto nos explica porque retom a ahora
la gran figura de Don Bosco, del Maestro
del pequeño venerable Siervo de Dios D o­
mingo Savio, y retom a aquella gran figura
tal como Nos la vim os m u y de cerca y no
por breves momentos solamente. E s él, sí, es
tal como su pequeño discípulo nos lo repre­
senta en su vida, en los rasgos m ás salientes

que lo absorbía hasta el punto de dejar enfeever en él una atención habitual a algo
que veían los ojos de su espíritu, y en lo
que su corazón se gozaba, la presencia de
Dios, la unión con Dios.
E s verdaderamente así. Y a ello añadíase
todavía un espíritu heroico de mortificación,
de propia y verdadera penitencia, para la
cual, aun en términos los más solemnes,
habría bastado aquella vida suya prodigada

**«*^<^

C'^t uJ/iw’

<-X.

«fcav

/

A utógraío del Venerable. (Fragm ento de sos estudios de latinidad).

de su breve existencia. E s celo inextin­
guible, devorador, de acción católica, de ac­
ción apostólica misionera, genuinamente mi­
sionera, aunque actúe recluida entre las
paredes de una humilde celda, de acción
misionera que culminó en medio de turbas
infantiles, de menores, de niños, de adoles­
centes que continuam ente le rodeaban. E s
espíritu de ardor, de acción, y con este
ardor un espíritu adm irable, diríamos más
admirable todavía, de recogimiento, de
tranquilidad, de calm a, que no era la calma
del silencio, sino el terreno preparado para
•quel su espíritu verdadero de unión con Dios,

sin descanso en bien de los demás, siempre
olvidada de su propia utilidad y de su más
mínimo descanso, que no se reducía a una
simple vid a de m ortificación, sino que, a
fuerza de ser apostólica, se había convertido
en vida de verdadera penitencia.
E stas cosas, amadísimos hijos. N os las
hemos visto en las remembranzas de nuestro
espíritu y , m ejor que en ellas, en esta breve
y nobilísim a vid a del Venerable Siervo de
Dios Dom ingo Savio.
cosas, estos ejemplos, estas grandes
liTiPas son y serán siempre las líneas funda­
mentales, aun de esas mismas vidas que hace

2 Ó4
aalir de sus manos Dios con líneas gi­
gantes. ¿Qué son en substancia todos estos
elementos sino los elementos de la vid a cris­
tiana, vivid a, no de cualquier modo como por
desgracia la entienden tan tas y tantas per­
sonas, sino con generosa fidelidad a los prin­
cipios cristianos, con delicado esmero, y no
con negligencia?

todos sus horrores. Apenas iniciada esta rida
cristiana, desenvolvióse al instante en medio
de magníficas floraciones, de celestiales belle­
zas, de verdaderas y celestiales preciosidades,
desde el instante mismo en que nació, desde
los niños aquellos que el Redentor Divino en
persona acariciaba y abrazaba, hasta los
Tarcisios de todos los tiempos, hasta este
nuestro Venerable Siervo de Dios.

V id a hecha de p re c is ió n .
Rs cosa realmente indigna servir negli­
gentem ente a un Señor tan bueno, a un Re­
dentor tan generoso. L a vid a cristiana debe
se rv iv iíla tal com oN os hubimos de inculcarlo
hace poco en ])resencia de algunas devotas
peregrinaciones; debe ser vivid a, no con una
fidelidad fragm entaria, discontinua, respecto
a los preceptos, enseñanzas y ejem plos del
D ivino Redentor, del D ivino Maestro y de
sus mejores discípulos, como éste que h oy
contem plam os y admiramos, sino con espí­
ritu de noble precisión.
E sta y no otra es la vida cristiana, y ya
deberíamos reputar como una gran fortuna
poder llam arla de este modo, porque los
tesoros que se encierran en este nombre son
inestim ables. ¡Cuántas vidas cristianas se
exhiben h oy que carecen del m ás mínimo
sentido de precisión, que no tienen genero­
sidad, ni delicadeza, ni siquiera un poco de
generosidad y delicadeza para corresponder
a los ejemplos, enseñanzas y deseos de nuestro
D ivin o Maestro! Y ¡cuánta falta nos hacen
estas vidas cristianas y aun estos ejemplos
hechos de precisión y generosidad como el
Corazón de Dios, el Corazón del Redentor
los quiere!
Estas consideraciones son de una gran opor­
tunidad en este providencial, magnífico y en
extrem o consolador desenvolvim iento a que
asistim os del Año Santo de la Redención,
por cuánto los beneficios que nosotros ce­
lebramos y con gratitud recordamos, es ne­
cesario que, despxiés de diecinueve siglos del
gran hecho de nuestra Redención, con toda
diligencia los hagamos fructificar, y esto sólo
puede lograse alim entando en nosotros la
v’erdadera vida cristiana, porque es la vida
que en su totalidad nos trajo la Redención
D ivina, es el gran fruto que se desprendió
de los brazos abiertos del H ijo de Dios en
l.i cruz.
E sta \*ida el mundo no la conocía, sólo co­
nocía la vida pagana con todos sus errores y

E l fesoro de la Redención,
He aquí el tesoro, el gran tesoro, todo el
inmenso tesoro de la Redención. E sta, esen­
cialmente, es siempre la misma, es una misma
cosa llevada a los diversos grados de perfec­
ción a los cuales la mano de Dios sabe lle­
varla. Porque en realidad lo que se nos pro­
pone es la perfección divina, aun cuando
la plenitud de ella sea para nosotros inac­
cesible, y la vida cristiana es esto, es esta
perfección, tan to la que sólo se dibuja de
xm modo balbuciente en el más humilde
de los fieles, como la que refulge magnífica
en las más altas figuras, en las más esplén­
didas y gigantescas figuras de la agiografía,
de la santidad de todos los tiempos; y esta
vida cristiana es la grande, la inmensa riqueza
que nosotros adquirim os desde la hora misma
en que se nos da el santo Bautism o, porque
en esta hora bendita comenzamos a vivir
esta vida, a disfrutar de este don preciosí­
simo confiado a nuestras almas y a nuestros
cuerpos. P or esto h a y en nosotros una
invitación inm anente que a todas horas
y de un modo continuo nos ex cita a apro­
vecham os de este gran tesoro, a que no
lo dejemos inerte, olvidado, expuesto con
nuestras inobservancias, a aprovechar con
exacta precisión este magnífico tesoro cuyo
valor sólo puede dárnoslo la Sangre que
el D ivino Redentor ha pagado por él,
porque el precio de este tesoro es su Sangre,
su V id a, su Cruz.

Bendición.
Dicho esto, amadísimos hijos. Nos quere­
mos ante todo congratulam os con la Familia
o mejor las Fam ilias del B eato Don Bosco,
de las que veo aquí una tan digna y nutrida
representación, y que en casi todas las partes
del mundo se hallan tan m eritoria y copio­
samente representadas — a yer no más. Nos nos
infom iábam os de algunas nuevas tentativas

2Óñ
llevadas a cabo por el apostolado salesiano
para penetrar en regiones tod avía cerradas
a toda influencia cristiana — con todas estas
Familias, pues, con estas dos Fam ilias y con
cuantos v iv en sus obras y las ayudan, sea
con oraciones, sea con socorros materiales,
queremos N os alegram os.
Y ahora im partim os de todo corazón la
Bendición Apostólica a todos los aquí pre­
sentes, a todos y a cada uno o cada una en
particular, y queremos tam bién que esta
Bendición recaiga sobre todas la personas o
cosas que cada cual lleva en su pensamiento
y en su corazón, con deseo de que sean
bendecidas.

que el Beato Juan Bosco, con gran e.sptritu de
caridad, tenia recogidos en el llamado Oratorio df
Turín por él fundado y del cual, como de mv inanautial vivo y fecundo, brotó aquella obra tan pro
videncial para la salvación de la juventud, exfen
dida hoy por toda la tierra.
El insigne educador acogió bcnignlsinuuncnte.
como él acostumbraba, a nuestro Domingo, el cual
iugcuuamcnte hubo de manifestarle su deseo viví-

DECRETO
SOBRE L A S V IR T U D E S E JE R C IT A D A S E N G RADO
HEROICO P O R E L S IE R V O D E D iO S D O M IN G O S a V IO ,
A D O L E S C E N T E L A IC O .

Cuando consideramos en nuestro ánimo las caracterí.sticas particulares de las virtudes que ador­
naron al amabilísimo Domingo Savio, espontánea­
mente se nos vienen de nuevo a la memoria las
inspiradas palabras del Libro de la Sabiduría (4-13)
Consummaius in orevi, explevit témpora multa. Este
jovencito, en efecto, cuya edad frisaba apenas en
los tres lustros, prevenido por la gracia divina,
so obstante los peligros que le rodeaban, llegó a
nn esplendor tal de inocencia de costumbres, de
fer\-orosa piedad y de activísima caridad hacia el
prójimo, que con razón ha venido a destacarse
como un ejemplo singular de santidad en los prime­
ros años juveniles.
Y ello parece haber ocurrido no sin un especial
designio de la Providencia, para que viniese a ser
conñnnada, como un testimonio del beneplácito
divino, aquella obra ezcelentisima fimdada en nues­
tros tiempos por el Beato J uan Bosco, en pro de la
cristiana educación de la juventud y, con celo y
¿rito tan admirables, por él desarrollada y por sus
hijos los Salesiauos.
Nació Domingo Savio en Ríva de Chieri (Piatnonte) el 2 de abril de 1842 y el mismo día de su
aadmiento recibió las aguas regeneradoras del
Santo Bautismo. Fueron sus padres Carlos y Brígida
Calato, cristianos ejemplares pero de condición tau
modesta que tenían que vivir del trabajo de sus
manos.
Dotado el niño de tm natural dócilísimo y de
ingenio despierto, desde su más tierna infancia sin­
tióse de tal modo inclinado a la piedad y al amor
de Dios, que por una condescendencia rarísima en
aquellos tiempos y no sin prudente y maduro examen,
fné admitido a la Santa Comunión cuando aún no
había cumplido los siete años. Confortado con el pan
celestial, el angélico niño crecía en edad y en gracia,
híen qnerido tanto de sus maestros como de sus
condiscípulos y de todos los que le trataban, a causa
de su dulzura y candor.
Pero Dios tenía y a dispuesto en su Providencia
que aquella flor de exquisita piedad derramase
mayormente el bnen olor de Cristo entre los niños

D on Ju a n Ambré Roda. Gnico tupervivienU
de los que conocieron al Venerable.

simo de hacerse santo, dándose cuenta en seguida
el Beato de la exquisita calidad del tesoro que Dios
le confiaba. En esta nueva palestra de cristiana
educación donde Domingo Savio ingresó en octubre
de 1854, hizo él resplandecer todas las virtudes de un
perfecto colegial, de tal manera que para el naciente
Oratorio Salesiano fué aquel niño una fortuna y un
ejemplo admirable. Observantísirao de la disciplina,
y aplicado con gran provecho al estudio, distin­
guíase por su inocencia de costumbres, hasta el
extremo que P.s mismos que más asiduamente fre­
cuentaron su trato, a causa de sus diarias y habitúale*
tareas, jamás vieron en él cosa alguna que ni re
motamente pudiese empañar su conducta.
Aquella pureza de su alma parecía como que se
transparentaba en su rostro, en su conversación
y en todo su continente.
Era tan grande el ardor con que celaba el bien
del prójimo, qne parece inconcebible en nn adoles-

266
cente de su edad. Veíasele siempre pronto a ayudar
a sus compañeros en toda clase de menesteres. Con'
.solaba a los atribulados, amonestaba fraternalmente
a los que andaban fuera del bueno camino, inducía
con dulzura a los más negligentes a acercarse a los
Sacramentos, suportaba magnánimo a los que le
molestaban, reconciliaba a los que veía enemistados,
y estos buenos oficios eran para él cosa de todos los
días y se daba en ellos tan buenas mañas y empleaba
modos tan delicados y llenos de caridad, que bien a
las claras se dejabun ver las llamas del celo en aquel
niño piado.sí.simo y los ardores de la vocación sa­
cerdotal, según dejó atestiguado el Beato Don Bosco.
Todas estas virtudes excelentísimas las defendía
él con la continua mortificación de la carne y las
nutria con la oración. Amén de otras penitencias
con que nfiigia su delicadísimo cuerpo, privábase
a menudo de su ración de comida para repartirla
amorosamente entre sus compañeros, contentándose
él con los mendrugos de pan, cortezas de queso, etc,
que quedaban sobre la mesa o veía tiradas en el
.suelo, y lodo esto lo bacía por espíritu de pobreza y
por amor a la mortificación.
Aquella alma amantísima concentraba especial­
mente su fervor en el Sino Sacramento de la Euca­
ristía y en la Bienaventurada Virgen María. Tenía
hunibre del pan de los Angeles y, contra lo que en
aquellos tiempos se acostumbraba, hubo de permi­
tírsele que lo recibiera todos los días.
Si nadie se lo estorbaba, quedábase largas horas
cu oración delante del Smo Sacramento, tan absorto
cu su espíritu y con un exterior tan seráfico, que hacia
pensar en el discípulo amado, reposando sobre el
pecho del Señor en la idtima Cena.
Amaba a la dulcísima Madre Moría con toda In
suavidad de su afecto, consagrándose a ella con voto,
junto con otros piadosísimos alumnos del Oratoriv)
Saicsiauo, el ocho de diciembre de 1854, fecha en que
fué solemnemente proclamado el Dogma de la
Concepción Inmaculada de María por el Sumo Pon­
tífice Pío IX , de santa memoria. Parece indudable
que de ella debió recibir el purísimo joven el niveo
candor de su alma y aquella luz inefable de santidad
que en cierto modo irradiaba de .su persona.
Tudas estas cosas son mucho más de admirar si
se considera que este caudidisimu lirio de santiduil
floreció, no en el recinto de un claiustro o en un
jardín cuidadosamente cerrado, sino en medio de
una familia heterogénea de jóvenes que, si bien
eran modelos algunos de exquisita virtud, la maytir
parte, por haber sido recogidos del arroyo, conser\aban aún los resabios de uu carácter avieso y
i\>stumbres groseras. líllo, a pesar de todo, no im­
pidió a nuestro Domingo Savio alcanzar aquel tuu
alto grado de perfección precisamente en una edad
como la de la niñez que, por lo mi.smo que adolece
casi siempre de falta de vígi^>r moral, se halla en
mayor peligro de ser arrastrada al mal por el
impulso naciente de las pasiones.
Habiendo ya e.sparcido cu la tierra la suave fra­
gancia de su santidad, apresuróse el piadoso adoles­
cente a tomar posesión del cielo. Sintiéndose en­
fermo y obedeciendo indicaciones de los médicos,
fué enviado a sus padres que mvíau en Mondouio.
.Allí se le agravó la cnfemicdad de un modo tal
y tan iuesesperado, que a los pocos días, confortado
con los últimos sacramentos, entregó a Dios su alma
inocente en medio de una calma placidísima.

Su muerte, o mejor dicho, su nacimiento para
el cielo, tuvo lugar el día nueve de marzo de 1857.
La fama de su santidad, que ya en vida era muy
grande, creció en seguida en proporciones taa
extraordinarias, que el CardenalAxzobispo de Tmin
Agustín Richelmy, de fehz memoria, ordenó en
1908 y 1909, por propia iniciativa de su autoridad,
que se practicasen las investigaciones del caso.
El 11 de febrero de 1914 Pío X de f. m. firmó,
de su propio puño, la Comisión de Introducción
de la Causa, y poco después, por mandato de la
autoridad Apostólica, tramitáronse en Turin los
procesos Incoativo y Continuativo. Al mismo tiem­
po eran publicados los decretos sobre los escritos
del Siervo de Dios y sobre el non culto.
Recouocida en 1920 la validez de los Procesos
Ordinario y Apostólico, discutióse sobre las virtudes,
con la severidad acostumbrada, en las tres Congre­
gaciones, Antipreparatoria, Preparatoria y Nueva
Preparatoria y finalmente, el 27 del mes pasado, en
la Congregación General tenida en presencia de
S.S. el Papa Pío X I Nuestro Señor, el Rvmo. Car­
denal Alejandro Verde, Promotor o Relator de la
Causa, puso a discusión esta duda: S i consta de ¡as
virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad, tanto
respecto a Dios como respecto al prójúno y asi mismo
de las virtudes cardinales, Prudencia, Justicia,
Templanza, Fotaleza, y cuantas con ellas se relacio­
nan, en grado heroico y en el caso y a los efectos
requeridos.
Los Rvmos Cardenales, Prelados oficiales y Con­
sultores manifestaron cada uno su opinión y emi­
tieron su voto. El Santo Padre escuchó atentamente
el parecer de todos, pero difirió publicar su juicio
hasta hoy, Dominica V después de Pentecostés,
en la Epístola de cuya misa aparece como descrita
la piadosísima vida de Domingo Savio. Todos uná­
nimes — dice el Apóstol San Pedro — compa-nos,
amantes de la fraternidad, misericordiosos,
humildes; no correspondiendo al mal con el ¡nal
ni a la maldición con ¡a maldición, sino al conUar. ',
bendiciendo (I. Petr., 3, 8,-9).
Domingo amoldó perfectamente su conducta .1
esta norma divina. Por esto el Papa, después <!>■■
haber celebrado devotamente la Santa Miía, lla­
mando a su presencia a los Rvmos Cardenales
Camilo Laurcuti, Prefecto de la Sgda Congrcg.1cióu de Ritos, y Alejandro Verde Ponente o Re­
lator de la Causa y asi mismo al Rvdo P. Salv.ndor
Natued Promotor General de la Fe y al infra<- rito.
Secretario, pronunció esta sentencia: Que cv".-;.7 de
las virtudes teologales, Fe Esperanza y Caridad,
respecto a Dios como respecto al prójimo, v asi inistno
de las virtudes cardinales Prudencia, jusiieia, Ten\plama. Fortaleza y cuantas con ellas se relaciúv.a
del Sietvo de Dios Domingo Savio, en grjd-' hit :t
en el caso y a ¡os efectos requeridos.
Y ordenó así mismo que este decreto fuese publi­
cado y registrado en las Actas de la Sgda Congre­
gación de Ritos con fecha 9 de julio de 1933.
Firmado: C.\milO Cardenal L.VVREN'TI, Pít'VrW
de la Sgda Congregación d- Ritos.
Secretario -if le
Suda Congregación de RUos.

A lfoxso C a r ix c i

DE ESPAÑA Y AMERICA
ESPAÑA - (Alicaníe) Villena. — Fiesta de!
Beato Juan B osco y Día d el Antiguo
Alumno salesiano.
Grato recuerdo ha dejado en nuestra memoria
la celebración de esta doble fiesta, en la que
ha tomado parte toda la familia Saltóiana de
\^ena, y cuantos por algún motivo, sienten
admiracióo hada estos buenos religiosos, que
tan fecunda semilla están prodigando en nuestra
dudad.
Desde varios días antes d d 7 de Mayo, en que
se Celebró la fiesta, comenzó a formarse entre
todos los familiares un ambiente de franca
alegría.
Un conmovedor triduo, en los días 4, 5 y 6,
sir\'ió para a\’iv a r en nuestro espíritu la llama
del entusiasmo.
Y vino el día del Padre; el día del Antiguo
Alxunno.
A las ocho se celebró Misa de Comunión
General, acudiendo numerosos fieles a apagar
su sed en el maniantal eucarístico. lim-uel'i.os
entre luz y melodiosas niiísicas de preciosos
motetes, la iglesia de María Auxiliadora nos
parecía mi trocito de cielo, aquel ambiente
saturado, de idealidad transportaba nuestra
alma a las regiones más sublimes. ¡ Qué nostal­

gia se apoderaba de nosotro.s, los Antiguos
Alumnos, recordando aquel tieni|X) dichoso de
nuestra niñez en c^ue todos los días y con la
inocencia propia de aquella etiad, acudíamos
en tropel a recibir el Pan de los Angeles!
L a misa cantada resultó brillantísima. I^a or­
questa de nuestra Asociación y los coros de
Antiguos Aliimnos y niños del Colegio inter­
pretaron la misa del Smo. Sacramento, del
maestro Ribera. E l panegírico del Beato estuvo
a cargo del Sr. Cura de la Parroquia de Santiago
y entusiasta Cooperador Salesiano don José
Moreno, quien puso de relieve la figura de D.
Bosco y la utilidad y oportunidad de las Aso­
ciaciones de Antiguos Alumnos, que tantos
bienes reportan a cuantos nos hemos educado
con los Hijos de D. Bosco y cobijado bajo el
manto de María Auxiliadora.
Pue<le decirse que pasamos un día comjñetameiite Salesiano, ya que hasta para comer
quisimos estar al lado de nnc.stros antiguos
profesores. A la una de la tarde, mezclados
Salesianos, Antiguos Alumno.s. C(H)iH.*radores y
Padres de familia, en núnierr <le más de ciento
cincuenta conicnsaU ■«, nos reunimos en el mo­
desto refectorio del Colegio y allí reinaron el entu­
siasmo y el sano humorismo y abundaron los
brindis, poesías y discursos. Una re]jre.seutación

EJ C olegio de ViUema.

208
de nuestros compañeros de Alicante nos trajo
el saludo de aquellos Antiguos Alumnos, que
desde hace dos años se encuentran huérfanos
de su Casa Salesiana, y no obstante sostienen el
espíritu bebido en aquel Inolvidable hogar espi­
ritual que destruyó el odio sectario. Puso el bro­
che de oro en los discursos, uno del citado predi­
cador de la misa D. José Moreno, que con su
palabra fácil y cariñosa nos animó a no desma­
yar y a continuar el camino emprendido.
P<u la noche, como fin de fiesta, obsequiamos
a todos los Cooperadores y amigos con ima
veladita muy amena por la diversidad de sus
números: poesías, discursos, las jotas «La

a que la labor benemérita de estos sacerdotes
se hizo acreedora, en los largos años que ejer­
cieron la alta misión de instruir a las clases
menesterosas, con una abnegación y una gene­
rosidad verdaderamente evangélicas.
Porque ha sido a las clases menesterosas a
las que las aulas de los PP. Salesianos han
dado cobijo, durante treinta y dos años que lle­
van abiertas sus escuelas. A las clases humildes,
a los pobres niños de los laboriosos obreros del
barrio de San Lorenzo, que, aparte de ideolo­
gías políticas, bendicen a esos hombres abne­
gados que abrieron a la luz de la sabiduría
tantas inteligencias y repartieron sus bienes

d.u40Ó
Los Exalutnnos de Vilicna,

mi Virgen » y «A y mi mañico » cantadas por
un nutrido coro de voces. Himno del Antiguo
Alumno Salesinno, d d muestro F. 1^. Anruus,
y la preciosa zarzuela en un acto « Los Men­
digos *, donde nuestro público se rió a mandí­
bula batiente.
En fin, un gran día de inmensa satisfacción
para nuestra alma, al encontramos, todos
juntos, honrando la memoria de nuestro Beato
Padre Juan Bosco,
A. A zorin .
Antiguo Alumno Salesiano.

ESPAÑA - Córdoba. — La labor social y
educaliva de ¡os Podres Salesianos.
[íieportajs del importanU diario madrileño
A

B

C .).

Ajirobada ya por las Cortes la ley de Confe­
siones y Congregaciones religiosas, tlentro de
pocos meses será puesta en vigor, y, como
cousecueticia de ello, se cerrarán los centros
de enseñanza católicos en toda España.
Por lo que respecta a Córdoba, al desaparecer
las Escuelas de Padres Salesianos, instaladas
en uno de los barrios más populares de la ciu­
dad, queremos rendir el tributo de gratitud

de bondad y de ternura entre tantos corazones
infantiles.
Más de novecientos alumnos gratuitos reciben
en la actualidad enseñanza en las Escuelas
Salesianas, y para ayuda de los gastos que
éstas ocasionan, un número reducido de alxmmos
de pago halla lugar entre el de los gratuitos,
sin ninguna clase de preferencias.
E ste colegio, que hoy dirige el virtuoso sale­
siano D. Ajidrés Yun Encinas, se inauguró el
8 de diciembre de 1901, con 120 almnnos gra­
tuitos, época en la que el tanto por ciento de
analfabetos en aquel barrio era asombroso.
En 1902 se elevó el número de alumnos
gratuitos a 250; pasados tres años, ascendió
a 350, y, para sostener las escuelas, hubo nece
sidad de admitir 60 tUumnos de pago, con cuo­
tas de cinco pesetas mensuales.
En 1909 eran 500 los alumnos gratuitos. Por
este tienijx), y atendiendo a las muchas peti­
ciones que se hacían por los padres de los
alumnos, se establecieron las clases de Comercio,
que duraron hasta 1919, con un promedio de
60 alumnos. Se simultaneó esta enseñanza espe­
cial con las de Bachillerato, que continúan
hasta ahora, con un promedio también de 80
alumnos.

269
tece al que lo otorga en su corazón, la gra­
En 1926, se- celebraron las bodas de plata
titud.
de la fundación, con la interesante estadística
¿ Y ha de desaparecer todo esto? Sí; la ley
que reflejaba la labor admirable realizada en
está aprobada; la ley es inflexible.
este periodo de tiempo y que fué la siguiente:
Se cerrarán las Escuelas Salesianas, y los
Alumnos gratuitos, 650; adultos gratuitos,
niños pKDbre.s llorarán la pórdida de su Centro
130; de pago, 250 y alumnos de Bacliillerato, 76.
de instrucción, qxie, por lo pronto, no tiene
En la actualidad, arroja las siguientes cifras:
Gratuitos, 700; adultos gratuitos, 204; de sustituto; y a las familias proletarias del barrio
de San Lorenzo se les creará el nuevo conflicto
pago, (1° enseñanza), 220, y Eacliillerato
78.
Es decir, q\ie de los 1,202 alumnos, 904, . de los hijos sin escuela, y habrá en muchos
labios elogios para la luunauitaria labor de
hijos de obreros, reciben enseñanza gratuita.
Esta diferencia nos ahorra otros comeiitarias.
los Padres Salesianos...
Iguales en el trato e iguales entre el amor
Córdoba junio de 1933.
y la bondad, niños de pobres y niños de ricos
hacendados fraternizan en ese verd: dero pa­
raíso, sin fronteras, ni rencores, ni luchas, que
ESPAÑA - (Palencia) Asíudillo. — (Infereforman las commiidades de la infancia y la
senfe crónica de "E l día de Palencia”) inocencia.
En Córdoba se nombra con imción a los Pa­
La Obra de los PP. Salesianos.
dres Salesianos; su obra infunde respeto, su ejer­
cicio crea la gratitud. Por allí andan muchos ilus­
Un acto m ás entre los muchísimos que el
resurgir católico está celebrando en los pueblos
tres maestros, muchos notables jurisconsultos,
de nuestra proAdneia.
muchos excelentes artistas, muchos meritísimos
Jomada de intensa emoción que no se disipó
artesanos, hijos de familias modestísimas, que
hallaron armas nobles para luchar y vencer en ningún momento del día.
Allí, ante nosotros estaban los beneméritos
en la vida, en las Escuelas Salesianas del barrio
sucesores del Beato y m uy pronto Santo J uan
de San Lorenzo. De vez en cuando, los antiguos
Bosco, quienes como él en Tiuín, van exten­
aliuunos salesianos acuden a esas aulas, y en
diéndose por todo el mundo para recoger del
ellas se unen sabios, artistas y pedagogos, para
hacer gala de ese sentimiento, que tanto enal­ arroyo a los niños de la clase, no por más des-

Los jesaitas españtJea de Bolen^o (Ilalia) deroelven U risita a aueaíro» futuro* mUioDcro» de Ivrea.

270
cuestiones que desconocían por completo, o el
convencimiento de la falsedad de sus doctrinas.
E l resumen pudiera ser éste. Una falsa ideo­
logía, desdichadamente expuesta, y dos docenas
de pobres obreros en cuyos rostros se leía é
desencanto y el aburrimiento.

J 'j

H

El cuorio O ra to rio Saicsiano de Puebla (M éjico)
recién fundado.

valitla menos noble, para elevarlos v dignificiirlo.s ante la sociedad, al capacitarlos para ga­
nar el sn.steiito con su honrado trabajo, en una
]írofesÍón u oficio.
Y es en estos momentos, cuando hombres
que no saben ni pueden sustituirlos, atacan
con sus piquetas destructoras el hermoso edi­
ficio cpie la caridad cristiana, por medio de ésta
y otras órdenes religiosas, ha elevado al saber
y al trabajo, en el que más que ninguna otra
clase se cobija y ampara, la proletaria.
Nueve años llevan de callado laborar, y son
ya centenares los almnnos que han pasado por
su Colegio recibiendo el pan del cuerix), de la
inteligencia y del espíritu.
En la actualidad son ciento veinticinco los
alumnos internos que lo reciben todo gratui­
tamente. y muchísimos los niñas que acuden
a sus clases, en biusca de sus enseñanzas, con
el lieiU'plAcito y agradecimiento de los padres.
Trabajo nos cuesta pensar que pueda llegar
un momento en que los niños de Astudillo se
vean ]>rivados de tantos beneficios, sólo jxir
dar satisfacción a un odio satánico que sacri­
fica hasta el engrandecimiento de la Patria.
b'l domingo celebraron sus fiestas en honor
de María Auxiliadora, y en aquellos momentos
eu (pie las veímnos postrados a las plantas de
tim poderasa Señora, 110 pudimas contener una
ferviente súplica, y nos pareció leer en sus bellos
ojas la promesa de que su Hijo no consentirá
tan injusto atropello.
¡Cuán diferente del anodino acto que cele­
braron por la mañana los obreros socialistas
que hay en Astudillol
Al ver el menguado número de asistentes,
al ver la desgana con que los líderes iban prcv
mmdiuido sus deshilachados discursos faltos
de sintaxis y de lógica, mi sentimiento de pena
nos inundó. N o sabíamos que pesaba más en
sus ánimos, si el reconocimiento de su crasa
mcultura, que Ies impulsaba a enfrentarse con

FIIÍRTA DIÍ T.OS antiguos AI.UMNOS. — En
la noche del sábado se anunciaron las fiestas
que habían de celebrarse al día siguiente, con
un volteo general de las campanas de la parro­
quia de Santa María, retreta por la banda del
Colegio Salesiano y disparo de cohetes.
E l domingo a las ocho de la mañana se cele­
bró una Misa de comunión general, acercándose
a la Mesa Eucarística centenares de jóvenes
de esta localidad.
Acto seguido, se sirvió el desayuno a los
antiguos ahminos, por cuenta de la Asociación,
A las diez hubo una iC sa solemne, en la
que actuó de celebrante el M. I. señor don Ánacleto Orejón, Canónigo Lectoral, de la S. I.
Catedral de Falencia, y natural de esta \illa.
Ocupó la sagrada Cátedra el Reverendo
señor don Teófilo Palomo, párroco de Santoyo.
La Schola Cantormn del Colegio Salesiano
ejecutó la Misa Auxilium Cristianorum, a tres
voces, del M. F. Brunet Recaséns.
Después de los actos religiosos y a las once
y media se celebró im interesante partido de
pelota vasca entre antiguos alumnos, conce­
diéndoseles im premio a los vencedores.
A la mía y media se celebró un banquete
familiar, al que asistieron todos los antiguos
alumnos.
A la tenninación, lucieron uso de la palabra
el P. Pedro, director del Colegio; don Anacleto
Orejón, don Teófilo Palomo, P. Francés, don
Ricardo Cortés, el obrero propagandista señor
Martín y don Vicente Lobo, siendo todos ellos
m uy aplaudidos.
A las tres y me<lia se celebró la novena a
Alaría Auxiliadora y consagración de los Anti­
guos alumnos a su Excelsa Patrona.
Por causa de la torrencial lluvia hubieron de
suspendérselos festejos preparados parala tarde.
A las siete y media el cuadro artístico de la
Asociación puso en escena la comedia, en dos
actos y epílogo, del célebre autor don Víctor
Espinós, c Caza M ayo r», y la Zarzuela, «Tra­
vesura F e liz », de don Felipe Alcántara, S. S.
Todos los actores, alumnos del Colégio, in­
terpretaron a la perfección sus papeles, siendo
largamente aplaudidos.
Además, el señor Cavanillas, artista insupe­
rable en ventriloquia, prestidigitación, canto
y declamación, prestó su valioso concurso,
haciendo las delicias de los presentes.
La banda del Colegio amenizó la Velada con
las mejores piezas de su escogido repertorio,
cosechando muchos aplausos.

271
ARGENTINA - Buenos Aires. — E ! cenfro
de Ex-AIumnos de Don 3osco.
En el Colegio Salesiano « General Belgrano »
se reunió un crecido núcleo de ex alumnos
de Don Bosco, con el doble objeto de cumplir
con el precepto pascual, y elegir las autorida­
des que regirán los destinos del centro en el
período 1833-1934.
En la misa de 8, oficiada por el director del
Colegio, llenaban la parte central de la capilla
los ex alumnos que habían acudido a cumplir
con la Iglesia. E l celebrante dirigió la palabra
a los ex alumnos, con la elocuencia y fer\*or que
siempre admiramos en él.
Durante todo el día funcionó la mesa recep­
tora de votos, votando im número inesperado

L a nueva comisión directiva tuvo en se­
guida su primera sesión, bajo la prcsi<lcncia
del titular ingeniero Pedro Brandembtirg. ticterminando hacer una conscripción do sooio.s.
Para este fin se han depositado lichius cti la
dirección del Colegio, para que sean Ilcnatlas
por todos los ex alimmos.
H a resuelto también asistir todos los domin­
gos a la « Misa del E x Alumno » en la cajálla
del Colegio. Pista detenninaoión la hace exten­
siva a todos los socios del centro.
EL S A L V A D O R - San Salvador. —
naje a l S r Nuncio de S . S.

Home­

En estos momentos de hondo malestar espi­
ritual. en que tanto y tan injustamente se veja

___:_■■_____ :___
M éjico - Puebla. — £1 O ra to rio Festivo “ Domingo Savio".

de jóvenes y habiéndose superado notablemente
el percentaje de apos anteriores. A l hacerse
el escrutinio, resultaron electos: Presidente, el
ingeniero Pedro Brandeniburg; vicepresidente
el Señor Albino Gómez; y secretario, el señor
Sidney Hayward Padilla.
Entre vítores y aplausos ptor la acertada elec­
ción de la C. D. se pasó al salón de actos
p^ra homenajear a las nuevas autoridades.
Ofreció éí acto el Pbro. Mario Mondati. Ha­
blaron luego el insp>ector del diario «El Pueblo»,
:-eñor Camaño, el señor Saccxjne y el nuevo p»residtjnte, que en breves p>ero elocuentes ptalabras animó a los socios del centro a ojadyuvar
con la nueva C. D. p>ara la labor a realizarse
en el p>eriodo iniciado.

a la Iglesia y a las Congregaciones Religiosas,
es liermtíso y confortante ver cómo en la in­
mensa mayoría de los Esta<ios se reconoce, de
un modo rotundo, lo que detennina<las Comu­
nidades gobernantes, infinidas por una pasajera
fobia sectaria, se empjeñan en repudiar.
H oy el aliento nos ^^ene de ima de las R e­
públicas de la América Central, de mi discursí)
que nos envían, pronunciado últimamente p»or
á Exemo. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores
de E l Salvador, Dr. Miguel Angel Araujo, en
un banquete oficial ofrecido al Sr. Ximcio de
S. S. Mons. Chiarlo, en el Hotel Asteria, de la
capñtal salvadoreña, y en el que, rodeado por
las m ás altas p>eisonalidades de la nación,
hallábase presente el Exemo Sr. Presidente de

272

h

\

+
:-'.8.e 453
U ruguay - Paysandú. — C o n motivo de la visita que fillimameníe ha hecho a nuestro C olegio de
N tra. S ra. del R osario al Excmo S r. M inistro de Italia en aquella República D on S erafín Mazzolini,
hicierónse allí actos brillantísimos, en honor de la egregia persona que. honrándose con el título de
Exalumno Salesiano, llevó a aquellos hermanos nuestros el mensaje oficial de la P a tria de D on Bosco.

la República, General Don Maximiliano II.
Martínez.
De tan bello y efusivo saludo-homenaje co­
piamos los sigiüentes párrafos, que respiran
profundo amor a la Iglesia y tienen una cariñasa
alusión para la humilde, ¡xiro esforzada labor
de los Hijos do Don Bo.sco:

« Excelentísimo señor:

iCuán grato me es, en esta ocasión, signifi­
caros los sentimientos de m i gobierno por vues­
tro augusto soberano! Son notorias las buenas
relaciones que entre esta nación y el Vaticano
existen, y me honro al invocarlas para brindar

U ruguay - P ayw ndá. — El S r. M inistro de Italia con todos los alumnos y profesores.

273
por la felicidad personal dél Sumo Pontífice
y por la ^■ uest^a.
La inmensa mayoría de los salvadoreños
profesa la religión católica, apostólica, romana:
de esa manera \ ipnpn a formar parte de esa
sociedad espiritual que tiene como cabeza vi­
sible al sucesor de Pedro. Y profmidameute
Ttópetuoso de la libertad de creencias, el go­
bierno republicano y democrático de E l Sal­
vador ha garantizado siempre mía atmósfera
de paz y de tranquilidad en tom o a los fieles
de esa religión. Con mía comprensión clara de
la trascendencia que tienen los sanos princi­
pios, nuestras Leyes Fundamentales han que­
rido de continuo que el Estado se detenga
ante el recinto inviolable de las conciencias.

como, en fin, tantas y tantas meritísimas Aso
daciones que cmnpleii su elevada misión con
eficada y celo.
E n las altas autoridades del e.slndo siemiire
encontró la Iglesia católica un n|y)Vo, y además
un colaboratlor, puesto que iiaralelanicnlc, en
los centros oficiales de enseñanza, .se procuró
inculcar en el ánimo de los alumnos las niLsinas
^irludes (pie prt.'coniza la moral religiosa.
Excelentísimo .señor: Miramos en Vos ol
representante oficial de esa institución multisecular que tantos beneficios, de todo orden,
ha dado al país y es por lauto con sincero
entusiasmo como os descamas toda clase de
felicidades, durante %niestra corta i>crmanencia
entre nosotros.

G ranada. — La Fiesia del Exalumno.

Los sacerdotes son amados por d pueblo
católico y estimados, a causa de sus altas vir­
tudes, por los funcionarios oficiales. Representan
en el país im elemento de orden y de trabajo.
Pacíficamente y sin ser perturbados en su ac­
tuación, se dedican a sus labores de elevación
espiritual y saben inculcar en las almas senci­
llas los sentimientos de disciplina, de trabajo
y todas, en fin, las que convienen a los buenos
ciudadanos.
Entre nosotros se encuentran órdenes reli­
giosas que, como los Padres Salesianos, contri­
buyen a la solución de los problemas sociales,
mediante la creación de verdaderos artesanos
útiles y laboriosos; y como los Padres Somascos,
que dedican sus aianes a la corrección de la
iniancia viciada, ponen las bases de lo que
Será m a ñ a n a n n a magnífica clase dirigente; y

Dignaos, Excelentísimo señor, aceptar este
sencillo homenaje con que el Supremo Gobierno
de E l Salvador ha querido demostraros su sim­
patía y aprecio ».

NICARAGUA - Granado. — E l día del exAlumno Salesiano.
E l 26 de A bn l es d día (xmsagrado al Beato
Juan Bosco, el día del ex-alumno salesiano.
Día de dulces y juveniles recuerdos evocadores
del pasado y de sólidos propósitos para el
porvenir; día de amor y fraternidad, de acerca­
miento y solidaridad. Ayer, todos los Colegios
Salesianos del mundo estu\'ieron de fiesta, de
magna
misas, comuniones, plegarías,
procesiones triunfales, proyectos, nuevos planes.

2 74
nuevos programas para la militante acción
católica. E l e.spíritu inmortal de Don Bosco
reunió a todos sus hijos, que se lian alimen­
tado y fortalecido con sus enseñanzas, para
recordarles que siempre deben caminar con
valor por la ruta de la verdad, esquivando
los jxíligros del mundo.
Don Bosco quiso que los almnnos salesianos
no fueran aves de paso; que no se convirtieran,
una vez terminada su educación, en seres ex­
traños. Y en cumplimiento de los deseos del
Santo Fundador, los ex-alumnos del Colegio
Salesiano de Granada se han organizado, para
su propio bien. I<a organización funciona con
éxito, y fundada como está sobre base finiie,
tiene que perdurar e ir cobrando mayor fuerza
y desarrollo.
Ayer tuvieron su fiesta anual. A las seis de la
mañana hulio Misa rezada en la Capilla de Ma­
ría Auxiliadora, con comunión de todos los
miembros de la Sociedad, que a continuación
soleniueiiieute renovaron las promesas del bau­
tismo. Después de la Misa fué servido en el
Colegio un suculento café.
A las ocho y media, y en la misma Capilla de
María Auxiliadora, el Señor Cura de la Merced,
Pbro. Dr. Guillermo Pereira, celebró Misa so­
lemne. E l coro de los ex-alumnos, siguiendo las
melodías imponentes del órgano, cantó la Misa.
A las diez se remiió la Asamblea General. Se
<Íiscutieron los nunbos a seguir y varios puntos
de importancia referentes al estatuto.
A l medio día se sii^dó el bancpiete costeado
por los mismos ex-aliimuos. Da alegría brotaba
en el rostro de todos aciuellos valientes v
ejemplares muchachos, que a la sombra de la
casa solariega donde se formó su niñez y su pri­
mera juventud, quieren lenninar la obra de
modelar sius vidas eíi las r«,^'ios e indestnictibles
moldes de la Verdad católica.
Por la tanle, con numeroso acompañamiento,
recorrió las calles de la ciudad la procesión

con la imagen del Beato Juan Bosco, llevado
en andas por los mismos exalumnos.
Para terminar esta crónica, queremos hacer
constar que éstos, en los tres días anteriores
a su fiesta de ayer, estuvieron dedicados a
piadosos ejercicios espirituales, bajo la direc­
ción del Padre Morera. Tres días de recogi­
miento y meditación, m uy necesarios en la \ida
para fortalecer y renovar el espíritu.
De fl E l Diario Nicaragüense *.

VENEZUELA - Caracas. — £ / día de María
Auxiliadora.
Con toda solemnidad se efectuó la festividad
de nuestra Patrona en su templo titular.
Desde las 5 hubo misas de Comimión.

'rrsf—

C aracas. — La esíafua del B eato Ju a n Bosco
que se venera en el Colegio.

C aracas. — Los O raforíanos disfrutan
de an dia de campo.

A las seis y media, misa con la Comu­
nión de los cientos de alumnos del Colegio,
de los socios de María Auxiliadora y de todos
sus devotos, vecinos de aquella hermosa ba­
rriada de nuestra capital. Pasaron de 3.000 las
comuniones repartidas.
A las nueve hubo misa solemnísima, que ce­
lebró el lim o. Sr. De Ferrari, Fhefecto Apostó­
lico. y en la que cantó las glorias de María el
R. P. Angel Sáenz, con su acostumbrada elo-

275

C a rac as. — El O raíorio Festivo. H oras felices.

cueiicia. Habló de los dones de la Jladre de
Dios y de las razones que tiene el hombre para
impetrar su protección. E l discurso del Padre
Anj^el llenó las almas de profmida devoción
hacia la Madre Auxiliadora.
Por la tarde concluyó la solemne festividad.
A pesar del torrencial aguacero que de 3
a 4 p. m. cayó, a las 4 y media en punto, según
estaba anunciado, y a los acordes de la Banda
Militar « Bolívar » dirigida por el Maestro Burguillos, salía la Procesión a recorrer su acos- .
tunibrado itinerario. Tomaban parte, además
del Colegio Salesiano, de las Escuelas «Don
Bosco > y Oratorio Festivo, varias otras enti­
dades, como el Patronato de San José de Tur­
bes y la Obra del Buen Consejo, hoy dirigida,
por las Hijas de María Auxiliadora o Salesianas
de Don Bosco. L a Guardia de Honor la consti­
tuían las socias de la Arcliicofradia de María
Auxiliadora, presididas por su digna Presi­
denta, la señora María de Casanova, quien por­
taba el pendón de dicha Cofradía, asistida por
todas las Celadoras con sus respectivos Coros.
En el trayecto la devoción se expandía en cán­
ticos y en oraciones.
Bajo los espaciosos pórticos del Colegio se
había levantado im Altar y una Tribima.
Cuando en ellos y en el patio estuvo con­
gregada la multitud, que contaba varios
niñes de personas, entre las cuales vimos al
señor Ministro de Salubridad, al Secretario del
Consejo de Instrucción y a muchos destacados
dementes de nuestra sociedad, varios de los
cuales han sido altimnos del Colegio; subió a

la tribuna el R. P. Fierro, Rector del Santuario
y Director del Plantel. Vibrante de emoción
prommeió breve y jugoso discurso. E^’^ocó la
dulce memoria del R. P. Riva, cuya sombra
bendita, dijo, ha presidido todos estos actos,
y a su lado evocó también la de todos aquellos
que, como los Padres Piaña, Gordini y Pardo
y el doctor Luis Rodríguez, etc., han trabajado
y ensoñado por estal>lecer la Obra Salesiana
en Venezuela.
Puso de manifie.sto, cómo a pe.sar de la
cri.sis, las bendiciones de Dios se están mani­
festando de manera pal])able en la prosiX;ridad de la Obra, cual lo atestiguan el San­
tuario casi tenninado, el Oratorio bVstivo
y las E.scuelas Populares en plena floración,
el comienzo de la nueva fábrica que dará al
Colegio un soberbio edificio de tres piso.s, —
nido de amores y manantial de luces — y
sobre todo la nueva Mi.sión del Alto Orüioco,
ardua y difícil ciertamente, pero campo ubé­
rrimo de Apostolado. Agradeció la coojxjración
que todos han prestado y están prestando y
pidió para ellos, sus familias y sus negocios,
las bendiciones copiosas de María Auxiliadora.
Acto seguido cantáronse las lyctanías, y el
Tilmo Monseñor De Ferrari, Prefecto Apostó­
lico del Alto Orinoco y Superior de los Salesianos de Venezuela, dió con el Santísimo Sa­
cramento la bendición a los fieles.
"La banda entonó una marcha triimfal y
terminó la Procesión, entre el júbilo y las
fervorosas aclamaciones de la multitud entu­
siasmada.

BOLETIN SA L E SIA N O publicará con gusto todas las gracias y datos necrológicos
que se le envíen directamente y no hayan tenido ya publicidad en otras Revistas.

276

No se puede servir a dos señores.
Las persecuciones son reactivos de la fe,
de Dios y los hombres concluirán por ser más
medios de que Dios se vale para mover las al­ amigos nuestros».
mas a ima mayor perfección, para despertar
Definamos, — añadiremos nosotros,— nuestra
a los tibios y para preparar los más trascen­ acción católica y nuestros campos, establezcamos
dentales bienes para su Iglesia.
la diferencia que Jesucristo pide: «no se puede
Refiriéndose a la actual persecución española
servir a dos señores » y entonces atraeremos
ha dicho Manuel Siiarot: «Nosotros creemos de
más a los hombres hacia Dios.
todo corazón y lo vemos con claridad meri­
L a persecución iniciada en España y que
diana, apodíotica, que todo lo que ocurre con la
se acentúa vada vez más, sin saber hasta
Igle.sia española es una providencia amorosa
dónde llegará, ni hasta cuándo durará, es ima
de Dios, que quiere para nosotros los católicos
voz de alerta, es consecuencia del silencio y
una perfección que no puede conseguirse más
descuido de los buenos y de la acción artera y
que en un ambiente de contrariedades y tri­ sutil de los malos, que infiltran la indiferencia
bulaciones *.
y la impiedad insensiblemente, sin la menor
Amorosa providencia de Dios, en efecto, pues
resistencia de los creyentes.
como añade el mismo escritor: «I.k5s católicos
antes de estos cambios que se operaron en el
país, vivíamos muy descuidados de Dios y de
nuestros deberes evangélicos. Sin apostatar de
nuestra fe, nos complicábamos en el terrible
Inscribios en la Pía Obra
paganismo de la vida moderna y poco a poco,
del
Sgdo.
Corazón de Jesús de Roma.
sin damos cuenta, íbamos perdiendo la fina
y pura concepción de la sociedad cristiana.
Dando la limosna de una peseta, o cantidad
Bailes llenos de torpezas, cines plagados de sen­
equivalente, puede cualquier persona tener
sualismo, teatros tocados de desvergüenza,
literatura peligrosísima, conversaciones indi­ derecho a la participación en los frutos de seis
misas diarias, que se celebran y perpetuamente
gnas, lujo desenfreirado, comodidades insanas,
’se
celebrarán cu la Basílica del Sgdo Corazón
y un horror neurasténico a toda molestia, a
de Jesús de Roma, según las intenciones de
toda contrariedad, a todo dolor. E s claro que,
los oferentes o suscritores.
viviendo este ambiente, los católicos íbamos
Las limosnas recibidas por este conducto
sin advertirlo al foso donde las negaciones de
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
lo sobrenatural y divino tiencíi su natural
asiento. Nosotros tal vez nos hubiéramos sal­ gloria de Dios y los intereses culturales de la
sociedad, acogiendo niños pobres y abandonados
vado; nuestros hijos de ninguna manera *.
para educarlos cristianaxuente.
Ix> que señala el célebre escritor español
¿ Quién no contribuirá pues con algunos cén­
debe ser lección para todos. L a persecución
está viva en totlas partes; no es la violenta ni timos, que con tanta facilidad se gastan, a esta
invitación paternal de Don Bosco y de la
la oficial, })ero sí la solapada, que va lentamente
Iglesia, m otivada por ideales tan nobles y
arrancando la fe de los hogares y del corazón
de los niños, por meíüo de la pretlicación del caritativos?
¿Quién no siente la necesidad de asegurarse
indiforenii.'ímo, considerándolo todo igual: lo
la
benevolencia divina en este mundo y en el
mismo da ser creyente que no serlo; lo mismo es
otro, mediante la aplicación de los méritos
alabar a la Iglesia que de Ella blasfemar, dando
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
jx)r resultado la a]>atía ante esas blasfemias y
¿Quién no tiene almas queridas, vivas o di­
aún la cooix'racion indirecta a ellas; el descuido
funtas, a quienes obsequiar con tan esplén­
en todas i>artes y la formación de una piedad
sentimentalista, dejando de un lado la verda­ dido regalo espiritual?
dera piedad, la piedad recia de la Cruz, tal es
No tardéis en pedir Hojas de suscripción.
el grave mal de nuestros días.
R
ector JIa y o r d e los S.vlesianos - CotIxJS hombres se alejan de Dios porque
tolengo 32 - Turín (109) (Italia).
somos menos cristianos; «seamos, como dice
el citado Siurot, más cristianos y todo vendrá
Las limosnas pueden enviarse al mismo Rector
a su natural cauce, seamos más evangélicos
Mayor o direciatnenie a nuestra casa de Roma.
y la verdad será respetada, seamos más amigos
- Ospizio Sacro Cuore • Via Marsala 42.

Á

m

-yn '“ y«íí".Tj'

DE NUESTRAS M/S/ONES
El Africa Salesiana
(Continuac ióu).

Religión, índole, cosíumbres
del AHo Luapula.
Desde el punto de vista religioso, el Africa
suele dividirse en dos grandes zonas, norte y
sur, separadas por la línea ecuatorial. En la
primera predomina el islamismo, en la segunda
el feticliismo.
E l Congo, por la gracia de Dios, está todavía
imnune de la religión de Mahonia que, ni a
favor de las infiltraciones provenientes de la
costa, ni valiéndose de las caravanas que atra­
viesan su territorio, ha logrado penetrar en él.
No faltan europeos mal informados o exce­
sivamente idealistas que, en los países paganos,
Verían con buenos ojos la introducción del
islamismo, como etapa preparatoria para la
religión de Cristo. Ella en ¿e cto — dicen —
vendría a librar a aquellas gentes de la ignominia
de sus fetiches y de la tiranía de sus brujos,
y Ies facilitaría la ascensión a creencias más
depuradas y espirituales.
¡Qué error tan grandel E l islamismo no es,
no puede ser ima etapa para el catolicismo,
sino más bien un callejón sin salida, un muro
atravesado en el camino real de la propagación
evangélica, contra el cual iría a estrellarse todo
el esfuerzo citúlizador cristiano.
Estamos seguros de que todos los misione­
ros. si fuesen in\itados a dar su opinión, res­
ponderían a una: E s más íá d l convertir a mil
salvajes entregados al más grosero fetichismo,
que a im solo mahometano.
No hace.mucho que el general Mangín, esp»etializado en estos menesteres, y autoridad de
primer orden en cosas africanas, escribía estas
palabras: * H ay que guardarse, a toda costa, de
favorecer la propagación del islamismo... así
\como hay
de la moda que no son

i h .

de buen gusto, h ay elegancias intelectuales que
están fuera de lugar, y eso de afectar respeto
exagerado por el islamismo, es una de ellas ».
Afortomadamente — repetimos — para los
efectos de la penetración católica, en el Congo
reina sólo el feticliismo y éste es un tinglado
que, cuando no cuenta con apoyos extraños,
resulta fácil de abatir. Entre tanto es cierto
que se defiende bravamente, parapetado en
dogmas, sistemas y tradiciones que cuentan
con decenas de siglos.
¿Pero hay dogmas fetichistas en el Congo?
dirá alguno. — Sí, los hay, dírgmas turbios,
oscuros, a v’eces ini]>enetrable.s para c.spíritus
superficiales, i>ero que t<xlos giran alrededor de
estas tres creencias:
I® L a existencia de los manes de los ante­
pasados, con los cuale-s es preciso estar siempre
en buenas relacione.s, jxrr pie<lad. i)or propio
interés y por miedo. Esos manes .son las almas
de los muertos, que vagan errantes p<jr la selva,
y a veces penetran en los poblados, para ator­
mentar a ios vivos.
2® La existencia de espíritus y genios casi
siempre maléficos, cuyo poder irresistible y
misterioso es el causante de todas las desgra­
cias del negro, y a los cuales es preciso aplacar
y tener lo más lejos posible, por medio de conju­
ros y ritos complicados y costosos, que son de
la incumbencia exclusiva de los brujos.
3® L a existencia en fin de un sér superior
que domina el universo y preside la escena de
este mimdo, desde una región muy remota,
indiferente por completo a la conducta de los
hombres, cuya felicidad o desgracia le tienen
sin cuidado, y a quien por consiguiente es inútil
acudir con oraciones, actos de adoración, o
cualquier otra práctica del culto.
E n los valles del Congo, la divinidad no tiene,
ni un templo, ni im altar, ni una sola representa-

278

I

h <

cíón fetichista; jx>r esto, hablando en términos
de rigor, puede decirse c[ue allí la idolatría no
existe. Hemos de repetir, sin embargo, que la
i<lea de Dios está bien arraigada y es para ellos
un dogma, como lo es también la supen'ivencia
de las almas, después de la muerte, y la inmor­
talidad de las mismas. Aunque de im modo
mucho más vago, cree además el congoleño
en los i)remios y castigos de la otra vida, pero
segiui él, sólo será sancionado severamente el
asesinato, sobre todo el cansado por envene­
namiento.
Iva moral de aquellas razas, si así puede lla­
marse, es simjdista y rudimentaria, j)ero con­
serva rígi<lameiite dos prescripciones en las
que han coincidido muchos pueblos bárbaros:
el tabíi y el totemismo.
Segñn ellos, el hombre contrae impureza
tocando ciertos objetos, o simplemente acer­
cándose a ellos, como por ejemplo el cadáver
del león, cuyo contacto, en todo el Alto Congo,
es tabú, y se paga nada menos que con la locura
fulminante.
Cuando por cualquier motivo ese contacto
se hace indispensable, es de rigor, si se quiere
no incurrir en la pena del tabú, ceñirse antes la
frente, pies y muñecas con ima cuerda, hecha
con la corteza de determinado árbol, y masti­
car y comer xma hoja de otro árbol designado
tanibién al efecto. Sólo cuando se hayan to­
mado estas precauciones se podrá desollar un
león impvuiemente, y después aiin no le será
lícito al negro librarse de sus ataduras, sin
haber antes tomado ;:n baño en el río.
E l iotém ordinariamente no es un fetiche,
sino un ser vivo, (lue encama el alma de toda la

raza y es el escudo que la proteje, su providencia,
su fuente de energía, el centro de donde salen
y adonde convergen todos los parentescos de
la tribu.
En la región de Kiniama, el toiém es el leo­
pardo, y por esto cree allí la gente, con la mayor
naturalidad del mundo, que cada miembro de
la tribu es un leopardo; leopardos fueron todos
los antepasados, y del leopardo vienen todos
los nacidos, De aquí la prohibición de dar muerte
a este animal, de cazarlo, de atentar contra la
integridad del toiém, que es dueño y señor de
hacer lo que se le antoja, de circular libremente
jjor todas partes, convencidos de que respe­
tará a sus hermanos los negros, aimque el te­
rrible felino se empeñe en destruir, cien y mil
Veces, tan estúpido optimismo, con sus incur­
siones sangrientas.
En Kiniama, en cambio, donde trabajan
nuestros misioneros, el tótem es Wanchi, rma
gruesa piedra, gris e informe, rm fetiche, el
más estúpido que imaginarse pueda.
Esa piedra es la que encama el genio de la
raza. Tiene puesto im hombre que cuida consstantemente de ella y de la cabaña en que está
alojada, cuyo hombre recibe en recompensa
las más íntimas confidencias del fetiche, y es
consultado por lo mismo como un oráciüo. Los
regalos que el negro ha de llevar a Wanchi, o
mejor a su criado, son tres: vma piel de serpiente,
un disco de porcelana, y algunas plumas de
mufiumba, especie de pavo selvático (bucorax
cafer).
Tocias las veces que el pueblo cambia de
sitio, cosa m uy frecuente en el Congo, el criado
de Wanchi carga con la piedra sagrada e inicia

BaRislaa que no temen al hipopótamo.

Á

2 79

E stos cristianos que están desollando un león se ríen del labú.

la marcha, desfilando todos detrás, en cara­
vana. Cuando se siente cansado, deja al iotém
en tierra y todos se detienen. E n ocasiones, la
tribu hace ademán de querer continuar y él
que y a no puede con su alma, finge querer de
nuevo cargar a Wanchi, pero éste le dice que
nones, qne su voluntad es quedarse allí. Ello
es bastante para que la tribu se íisiente en aquel
sitio; nadie cliista, el totém lia hablado y tiene
derecho a la obediencia; las cabañas surgen
ráiiidamente y todos aquellos muchachotes, con
su jefe a la cabeza, se inclinan reverentes ante
el oráculo de Wanchi que se rie en sus entre­
telas, porque es un pillo redomado.
Vean nuestros lectores cuánta liabilidad y
paciencia no tienen que derrochar nuestros
misioneros para triunfar de la credulidad inve­
rosímil de aquellos probecitos, y desenmascarar
a aquella taifa de brujos y de oráculos que los
explotan y tiranizan.
Indole del negro. — E l rasgo más acusado
del carácter del congoleño
el horror al tra­
bajo. Si algo h ay que hacer en casa y fuera de
ella, es la mujer la que tiene que preocuparse,
el hombre vive a la ventm a de Dios, al m argei
de todo cuidado y de toda fatiga, por mínima
que sea.
Tanta es su indolencia que no se toma ni
siquiera el trabajo de pensar, y acepta sin discu­

sión y sin el menor gesto de extrañeza, las in­
venciones y patrañas más estu])endas.
Kayomlx) es un viejo jefe (jue en toda la
tribu goza fama de ser iimiliierable; su invulnerabilídad es tina creencia que ha pasado a la
categoría de dogma. E n cuantas acciones íle
guerra ha intcrv'enido siempre resultó ileso, y
esa üiNailnerabilidad se ha hecho ahora tan
prodigiosa que si le meten una bala en el
cuerpo, él la devuelve en el acto ixjr la boca,
y carga con ella su fusil para enviarla de
regalo al adversario. Nadie se atrevería dUí a
discutir esta leyenda.
Un día el misionero se acerca a él y le pregimta: Kayom bo ¿es cierto que cuando te
meten ima bala en el pecho, tú la devuelves
por la boca?
— Si, Padre, es cierto, responde el viejo
imperturbable.
— Bueno, pues mira este saquito de sal —
para ellos la sal es una golosina — y mira
además estos den francos. Todo será para tí
si me devuelves por la boca la bala que ahora
mismo te vo y a meter en el pellejo.
— (En el rostro del viejo asoma un gesto
zorruno) ¡Ce! vea, vea, Padredto, es que estas
cosas delante de los blancos no me salen bien...
He aquí una lecdón bien sendlla de sentido
crítico que no se le ocurre a ningún congo­
leño. E s más cómodo para él creer lo que
le dicen y ¡santas pascuasl

28o

N uesíros buenos indios haciendo cuerdas.

Esta indolencia, esta apatía les lleva, o.mio
es natural, a la sumisión más estúpida. E l negro,
aún arrostrando sufrimientos indecibles, se re­
signa fácilmente a ser esclavo, dobla sus espaldíis ante ima fuerza cualquiera, que sea un
tantico superior a la su5*a.
Esta sumisión, sin embargo, sabe él conci­
liaria, de un modo extraño, con un deseo feroz
de libertad. Nunca se siente más feliz que
cuando puetle vivir como el nntíloiK*, brincando
a sus anchas, a través de la naturaleza salvaje.
Someterlo a ocupación fija es un problema
serio; trabajará cinco minutos y descansará
im cuarto de hora, bostezando de cara al sol;
acudirá a la misión, estará en ella ocho días,
aciiso uno o dos meses, y luego se volverá a su
aldea, ansioso de cmnbiar de postura.
Mendicidad colectiva. — En el Congo
todos los hombres nacen mendigos. Desde su
más tierna e<lad, el negro, si ve a otro deshojar
una panocha o mascullar mi racimo de maniok,
tiende instintivamente la mano, creyéndose
con derecho a participar del festín.
Los mismos jefes de tribu, a pesar del alto
postín indígena de que se rodean, se acercarán
a t*osotros, y sin ningún género de pudor y
como la cosa más natural del mundo os pedirán
un sombrero, un perro, im anzuelo para pescar.

Cierto que ellos a su vez os corresponderán con
una gallina, y más comunmente con mi gallo,
porque éste no pone, pero al daros el regalo
tenderán de nuevo la mano, para que en ella
dejéis caer los cien cobres tradicionales.
En todo el A lto Luapula — dice el P. Noel
— goza de popularidad un curioso tipo de
mendigo o haeda africano, Uamado Kyakulofwa.
Ciego como Homero, aimque sñi tener de
común con el autor de la Iliada más que esta
desgracia física, y precedido de un rapaz, sudo
como el hollín, que le sir\*e de lazarillo, guián­
dolo por un dédalo de caminos tortuosos e inter­
minables, va de pueblo en pueblo y de cabaña
en cabaña, exhibiendo por doquiera sus grandes
ojos vacíos, y su famosa kalimha, pequeño
instrumento musical indígena.
Durante sus largas caminatas, cansinas y
silendosas, el ^■ iejo trovador negro rumia y
compone las elegías que habrá de espetar en
el conderto inmediato.
Todo el mundo le redbe con agrado, eso sí,
y aun deja caer algo en sus manos, y él en pago,
entre danza y danza, pulsa su kalimba y entona
su « couplet » melancólico, en el que, con ta­
lento y gusto, sabe referir una historieta, halagar
la vanidad o el capricho de alguno de los pre­
sentes, y ponderar sus propias miserias.
K yakulofwa visita nuestra misión dos veces

28i
al año, sin falta. E xiste entre él y nosotros un
contrato tácito en el que el mendigo ha puesto
las cláusulas, y nosotros ponemos los gastos.
Antes de la estación de las lluvias, se presenta
indefectiblemente a recoger el saco que suplirá
su falta de impermeable, y al comenzar los
fríos, aparece de nuevo para proveerse de
abrigo. Llega siempre sin anmiciarse y sin
pasamos su tarjeta de visita. Un buen día nos
lo encontramos, agazapado al pie de la ba­
randa, en esa actitud meditativa tan caracte*
rlstica de los ciegos.
Con la kalimba en ristre, aguarda a que pase
algimo y, apenas siente ruido de pasos, preludia
algunas notas y, con voz nasal, ulula, mejor
que canta, im «ritomello » que puede tradu­
cirse así:
Baba, (Padre) aquí está Kyakulofw a Kálabililo.
Que otra vez te viene a ver
.......KalabÜilo.
El hambre lo echa de casa .......... Kalabililo.
Pues "n o tener” qué c o m e r .............Kalabililo.
{Aquí el artista hace algunas variaciones con
su instrumento, para respirar un poco y enhebrar
sus ideas. Luego prosigue):
Baba, no tengo shinkwa {pan) .....Kalabililo.
Ni sal, ni pescado ahimiado
........Kalabililo.
Ten piedad de Kyakulofwa .......... Kalabililo.
Que aún no se ha desayunado .......... Kalabililo.
tpiro interludio obligado del instrumento)

Tipo conijoleño.

Baba, ¿ves mi kapuiula> (ohali-co) Kalabililo.
Está ya hecho un guinajK)
.......... Kal bililo.
¿No tienes con que cubrini e ............Kalabililo.
Algiin otro lindo trapo?
.............. Kalabililo.
Baba, tu tienes polainas
............... Kalabililo.
Calcetines y zapatos
....................... Kalabililo.
Mira al pobre Kyakulofwa ........... Kalabililo.
Completamente descalzo
................ Kalabililo.

PrAcficas
de tatuaje.

Dame algunas ndalama (monedas) Kalabililo.
En billetes y en metal .................. Kalabililo.
Ten piedad de Kyakulofwa
......... Kalabililo.
Que no puede trabajar .................. Kalabililo.

Siam ,

Noías

agridulces

de nuesíra Misión
de Bang nok Khuek.
Amadisimo Padre Don Pedro Ricaldone:
Nuestro bardo congoleño es incansable en
el arte de pordiosear y, desprovisto por com­
pleto del sentido de la medida y de la discreción,
es capaz de prolongar sus serenatas, durante
horas y horas, recorriendo todos los tonos,
re¡)itiéndo<5S sieni])re la misma letanía de sus
miserias y de vuestras bondades, sin más tregua
que la necesaria para echar un trago .y templar
su instrumento, hasta que siente en la mano
el contacto de la dádiva que habéis dejado
caer, bhitonces palpa cuidadosamente el objeto,
lo estruja una y otra vez entre sus dedos, lo
huele, se da cuenta de lo que pesa, lo hace sonar
si es dinero, y vuelve en seguida a recobrar
su jKisición ¡irimitiva, para endilgaros otro con­
cierto.
Aparte de estas latas insoportables, el pobre
de Kyakulofwa es un excelente sujeto, lleva
su desgracia con paciencia, sabe y reza las
oraciones de xm buen cristiano y estoy seguro
de que ama de verdad a Dios y a la Sma Virgen.
A l infeliz Kyakulofw’a
................... Kalabililo.
Nadie le dirá que nó
.................... Kalabililo.
Cuando en la puerta del cielo .......Kalabililo.
Dé golpes con su bastón ...............Kalabililo.

Y a empiezan para nosotros las vacaciones,
que serán de escasa duración, o sea, a la apostó­
lica. Procuraremos que, como el año pasado,
a las escaseces de todo género, se responda con
la caridad y la alegría.

•D
\

Lo* dos prim eros Salesianos S iam eses:
Ju a n Kimthai y Ju a n Prachum .

E l mhuero de nuestros seminaristas indígenas
ha saltado, de 21 a 31; ¿dónde los alojaremos,
cuando regresen de sus casas? la respuesta la
esperamos, una vez más, del Beato Don Bosco,
y el corazón nos dice que no faltará.
Después de mil perplejidades y discusiones,
hemos al fin presentado a nuestros seminaristas
y alumnos del magisterio a los exámenes pú­
blicos de la Escuela gubernativa provincial.

ú I

ir
283

La iglesia en ruinas.

Todos decían que era una aventura j)eligrosisima, y he aquí el resultado con que el Señor
ha querido premiamos:
Alumnos del Estado - se presentaron: 21......
fueron aprobados: 16,
Alumnos nuestros - se presentaron: 15.......
fueron aprobados: 15.
Ante un éxito tan consolador, el Sr. Gober­
nador de la Provincia mostróse tan satisfeclio,
que quiso se le retratase en medio de nuestros
niuchachos normalistas.
Ayer, a las 16, terminaron los exámenes de
latín, y en seguida sacerdotes, clérigos y coadju­
tores, con seminaristas y oratorianos, se pusieron
a trabajar febrilmente para ultimar los prepara­
tivos de la emigración veranrega: quien escribía,
quien remendaba sus ropas, quien amarraba
baúles y paquetes...... y esta mañana, 24 de
Marzo, ima alegre bandada de apóstoles levan­
taba el ■ \*uelo en busca de sus hogares, en ios
que harán ima siembra magnífica de buenas
doctrinas y mejores ejemplos.
Pero a este reportaje risueño y confortador,
debo oponer otro que es menos placentero.
He de notificarle con pena, amado Padre,
que aquella iglesia en la que Vd, años hace,
nos c o n s o ló a todos a Cristo R ey, aqudla
iglesia que ha presenciado tantos triunfos de
nuestra amada Cristiandad, donde tantos

jovencitos oyeron la voz de Dios que les llamaba
a un estado de mayor perfección, la tenemos
ahora casi en ruüias. Resentúlos sus cimientos
a causa de las immdacioncs, una fuerte sacudida
sísmica ha venido últimamente a pnKlucir un
dermmbamiento, que afecta a la mitad de la
constnrccióu.
La liemos hecho reconocer por cuatro arqui­
tectos y opinan que, dejarla como antes e.staba
costará unas 60.000 pesetas. Con los ojos pues­
tos en la Providencia divina, y ajiremiados
por la necesidad, hemos dado comienzo desde
luego a los trabajos, habiéndo.se ofrecido nues­
tros buenos cristianos gratuitamente a tra­
bajar, con un entusiasmo y un desprendimiento
dignos del mayor encomio. Lo malo serán los
materiales que no habrá más remedio que
pagar: veremos como nos arreglamos.
Todos estos pueblos vienen por tum o a apor­
tar su mano de obra espontáneamente, y hay que
ver cómo trabajan todo el día, bajo este sol
tropical, y cómo se sienten santamente orgu­
llosos de pKxJer contribuir a levantar la casa
de Dios.
<¿ Pero tú, pobre viejo, \ienes también al
trabajo? ¿por qué no ^ v ía s a tu hijo?
— <Envío a m i hijo, y vengo yo — rae
responde — quiero ver cuanto antes nuestra
iglesia reomstruída; si me muero ¿ dónde
me enterrarían ? 1.

2S4
— «¿ Quién quiere venir de noche a hacer
de guardia ? » — dije a los obreros; y un puñado
de ellos, con el alcalde a la cabeza, acuden
desde entones, sin falta, apenas se pone el sol.
Por cierto que, entre ellos, viene mi cristiano
que hace más de 30 años no frecuenta los Sa­
cramentos. ¿ Quién lo ha traído ? N o lo sé,
pero le aseguro, amado Padre, que la esponta­
neidad de este pobre hijo nos ha proporcio­
nado un gran consuelo, y si esta oveja vuelve
al redil, será ello solo más que suficiente para
que bendigamos al Señor, que destniye y edifica,
que aflige y consuela.
Agobiados ahora por este nuevo contratieiiijio ¿a quién acudiremos? — a Vd, amado
Padre. IvO sabemos perfectamente que poco
o na<la puede hacer en favor nuestro, porque
las necesidades que reclaman su atención son
inmuncrablcs, pero nosotros, con entera confiiuiza de hijos, le exponemos nuestra situación
y, sea ciuil fuere su respuesta, besaremos su
santa mano con inmensa efusión y afecto.
Vea si, a través del Boletín Salesiano, puede
hacer llegar nuestra voz a cuantos aman la
Obra de las misiones.
Entre tanto, nosotros, con todas las almas
buenas que nos rodean, pediremos por Vd. y
por nuestros amigos.
Bendiga a sus Salesianos de Siam con las
Obras a ellos confiadas, bendiga a los niños
de nuestras casas, acuérdese de todos ante
el altar de María Auxiliadora.
Su affmo liijo
JXTAN C a sk t t a Pbro.

Misionero Salesiano.

TESORO ESPIRITUAL
Los socios de la Pía Unión, rezando iodos los
días un Padrenuestro, Avemaria y Gloria por la
intención del Sumo Pontífice, con la invocación:
Sánete Francisce Salesi, ora pro nobis, y reci­
biendo los santos Sacramentos de la Confesión y
Comunión, pueden ganar:

Indulgencia Plenaria.
1) Un día de cada mes, a su elección.
2) E l día en que hagan el piadoso Ejercicio
meti.sual de la Buena Muerte.
3) E l día en que asistan a la Conferencia
mensual Salesiana.
y en cada uno de los siguientes días:
SETIE^tBRE

Oc t u b r e

8 Natividad de Ntra Señora.
12 Dulcísimo nombre de María.
14 Exaltación de la Santa Cruz.
15 Dolores de la Sma Virgen.
29 Dedicación de San Miguel Arcángel.
7 Fiesta del Sto Rosirio.
II Maternidad de María.
16 Pureza de María.

Por concesión especialísima de S. S. Pío X I,
hecha al Rector Mayor de la Pía Sociedad, D. Fe­
lipe Rinaldi (6 de Junio de 1922) todos los Sa­
lesianos e Hijas de María Auxiliadora, con sus
respectivos cooperadores, alumnos y ex-alumnos,
pueden ganar:
1) Una Indulgencia Plenaria cada día, sólo
con decir cualquier devota invocación, por
corta que sea, en medio de sus ocupaciones
habituales.
2) 400 días, cada vez que repitan el mismo
acto.

fj
EJ gobernador de la provincia "posando*' con los norm alistas de la misi&b

"r

Gracias obtenidas por intercesión
de María Auxiliadora y del Beato Juan B o scd .
ESPAÑA Alicante. — J. G. devota de la Virgen
Auxiliadora, da gracias a tan buena Madre por
haber curado a su marido estando gravísimo, y le
pide no les abandone nunca. Envía una pequeña
limosna en agradecimiento, y desea se publique la
gracia.
ESPAÑA Barcelona, Mayo de 1933. — Dña. En­
gracia Negre y Bales de Cortés da gracias al Beato
Don Bosco por haber conseguido mediante su in­
tercesión la salud en favor de su mamá, apenas
hubimos hecho su novena.
ESP-A-ÑA (Badajoz) Olivema. — Encontrándose
gravemente enferma mi madre política, señora de
84 anos, y estando ya desahuciada de los médicos,
recurrí al Beato Juan Bosco, pidiéndole su cura­
ción y habiéndomela obtenido, lo publico como
ofrecí en acción de gracias y envío una limosna
para las obras salesianas.
Una devota.
ESPAÑA (Canarias) Gdldar. 10 de mayo de 1933.
— Acometido mi hijo de fiebres muy altas y que el
médico había declarado paratíficas, acudí con toda
fe y confianza al Beato Juan Bosco, prometiéndole
una limosna para los gastos de s;i próxima cano­
nización, si me obtenía la salud del querido enfermo.
Hoy, con el alma llena de la más inefable alegría
y eternamente agradecida al taumaturgo Beato,
gustosa cumplo mi promesa, pues, al poco tiempo
de mi súplica, la tan temida fiebre desapareció
con asombro de todos nosotros, gozando ahora mi
hijo de perfecta salud.
Deseo que esta singularísima gracia sea publicada
en el t Boletín Salesiano » para que, en trances
apurados, acudan todos con fe al bendito Beato
Ifon Bosco.
M a r ía A b a d

de

S á n ch ez .

ESPAÑA Córdoba. Abril de 1933. — Reconocidísimo
al Beato D. Bosco y a María Auxiliadora, deseo se
publique en el Boletín Salesiano la gracia que me
han concedido.
Hallábame gravemente enfermo a causa de una
fuerte pulmonía, el médico que me asistía perdió
toda esperanza de poder curarme y una noche ma­
nifesté a mi familia que no esperaba encontrarme
tivo a la mañana siguiente. Y o me encomendaba
todos los dias con el mayor fervor a María Auxilia­
dora y al Beato D. Bosco, cuya reliquia tenía debajo
de la almohada. A las 12 de la noche en que el mé­
dico me daba por desahuciado, sentí una fuerte
oontnodón física y con alegría por mi parte y de
toda mi familia, noté que me sentía mejor, que
«sti'.d fuera de peligro.

Al día siguiente se presenta cl médico dispuesto n
hacer la papeleta de deíunciónj pregunta por mí
y al decirle mi familia que vivía y que estaba mejor,
se quedó muy extrañado y subió a verme; al notar
mi mejoría y ver mi rostro más animado, no daba
crédito a sus ojos, pareciéndole cosa imposible y
extraña.
Hoy, que me encuentro perfectamente bien, hago
público mi agradecimiento a tan buenos protecto­
res. Les soy deudor también de otras muchas gracias,
por las que no cesaré de manifestarles mi gratitud.
E s t e b a n G oRi C a l v o .

ESPAÑ A Málaga. — Doy gracias a María Auxi
liadora por haber curado a mi sobrinito de una grave
enfermedad y cumplo mi promesa euNnaudo una
limosna.
B.
E SPAÑ A Málaga. Mayo de 1933. — Habiendo
estado mi sobrinita bastante grave, con dos bron­
quitis, imploré a María Auxiliadora y le ofrecí una
limosna para sus huerfanitos. Hoy, llena de agrade­
cimiento, cumplo lo ofrecido a tan bondadosa Madre.
EUII.IA LOI'BZ.

E SPAÑ A Málaga. 23 Abril 1933. — Doy gracias
a María Auxiliadora por cl favor obtenido cl último
día de la novena que le hice, cuando me encontraba
apuradísima por no tener dinero para matriculas
y gastos de viaje de mi hijo, habiéndolo solucionado
satisfactoriamente por su intercesión. Llena de gra­
titud, mando celebrar una misa y deseo se publique
en el Boletín Salesiano, rogándole me siga prote­
giendo para que pueda mi hijo terminar este año
felizmente su carrera.
S. P. DE H.
E SPAÑ A (Pontevedra) Viga. — Hallándose muy
enfermo un amigo, al ver el gran sentimiento de su
familia por el fatal desenlace que se aproximaba, se
me ocurrió encomendarlo a la Virgen María Auxi­
liadora, a la que profeso especial devoción, prome­
tiéndole, si me concedía la gracia de curar al en­
fermo, publicar la gracia en el Boletín y mandar
una limo.sna.
IJena de gratitud por haber obtenido la grada,
cumplo lo prometido.
C ajujen R o t ea G a r c ia .

ESPAÑ A Salamanca. — Habiendo contraido mi
esposa nna enfermedad gravísima, con complicadones nerviosas, ataques de uremia y predisposidón
a la broncooenmonia, perdido ya el fundonamiento
de sus miembros y desahudada por los médicos,
acudimos todos con fe a nuestra R dna y Madre

286
María Auxiliadora, colgando a la cabecera de la
enferma su milagrosa imagen y una reliquia del
Uto Bosco, y ofreciendo una limosna y una misa
en la iglesia de S. Benito de esta ciudad, y el milagro
fué tan evidente e instantáneo que en breves días,
a pesar de su avanzada edad, desaparecieron
todos los sintomas, y hoy su estado es normal.
No encontramos palabras con que alabar a la
Virgen de D. Bosco y sumamente agradecidos,
cumplimos nuestras promesas.
San' dai.10 Samcubz e hijas,
AN TII,hAS IIOIyANDIÍSAS Curasao. Mayo 6,1935
— Con inmensa gratitud a nuestra tierna Madre
María Auxiliadora y al Beato Juan Bosco, hago
público un favor obtenido, cumpliendo así mi pro­
mesa. Muchas fueron mis mortificaciones viendo
que mi hijito no adelantaba en la escuela y como
llevaba ya dos o tres uño.s en el mismo grado, acudí
con fe a Don Bosco, y en Diciembre de ese mismo
atio lo pasaron al grado superior, después de haber
obtenido buenas calificaciones. Viendo yo en esto
la ayuda del Cielo, doy publicidad a la gracia obte­
nida y envío una limosnita para los huerfanitos
de Don Bosco.
Vda M a r ía C. v . d. Von
Z E P P E N F E L D T - BA D ARACCO.
ARGEN TIN A Buenos Aires. Mayo 12 de 1933. —
Devota ferviente de Don Bosco, imploré su protec­
ción para que tuviera éxito una gestión difícil que
revestía singular importancia para una persona de
mi amistad. Prometí, si conseguía mi propósito,
hacer pública mi gratitud.
Atendida mi solicitud y obtenido el mayor de
los éxitos, pido un lugar en las columnas del Boletín
Salesiano para que se difunda por todas partes que
el BeatoJ uan Bosco escuchó los ruegos de su humilde
devota.
M

a r t iia

O

h a r r io

.

A R G líN lTN A (Pumpa) Caslex. Abril de 1933.
— Habiendo enfermado mi madre de gravedad, a
causa de un ataque al hígado, acudí con fervorosa
fe a María Auxiliadora y al Beato D. Bosco ofre­
ciendo hacer celebrar una misa y publicar la gracia.
Por este favor obtenido y por haber librado a un
hermano mío del servicio militar, expreso públi­
camente mi agradecimiento.
Una cooperadora. T. M.
COLOMBIA (Iluilu) E l Retiro. — H.abiendo caído
en suma postración mi madre, a causa de terribles
dolores renales, hasta ponerse en trance de Lallecer,
y no enctíutraiulo cu lo humano favor alguno
ctmtra su terrible dolencia, como que los faculta­
tivos la declaruixni desahuciada, recurrí con toda
confianza a nuestro Padre Don Bosco, rogándole
aliviara a mi madre haciendo desaparecer aquellos
terribles accidentes y dándomele la salud total,
pero resignándome desde luego a la voluntad de
l>k>s Nuestro Señor. No fué mi súplica desoída: mi
madre reaccionó, desaparecieron aquellos dolores
agudisinuis y por alguiuw días se tranquilizó nuc'ítro
hogar; luego Dios quiso llevarla a mejor vida,
pero sin aquellos sufrimientos desesperantes, te­
niendo constantemente su mirada puesta en el
cielo y dando muestras de una gran resignación
hasta sus último.^ instantes.
Había prometido hacer publicar el milagro, man­

dar celebrar una misa en esta parroquia en honot
de Don Bosco y hacer una novena con confesión
y comunión todos los miembros de nuestro hogar, y
tal como se prometió, así lo cumplimos, llenos de
agradecimiento.
M e i a n ia D ía z Q uintero .

COLOMBIA (.Santander) Pamplona. Diciembre
de 1932. — Doy infinitas gracias a María Auxilia­
dora y al Boato Don Bosco por haberme otorgado
varios favores y especialmente por la salud conse­
guida eu una grave enfermedad, y doy una limosna
para la Obra Salcsiana.
P atu.a J. B ermudez .

COLOMBIA (Santander) Girón. — Se hallaba
mi hijo gravemente enfermo y llamado el médico
encontró el caso grave y diagnosticó una dolorosa
operación. En tan grande pena, encomendé de
todo corazón la salud de mi hijo a la que es Madre
y Auxilio de los Cristianos 7 esta buena Madre,
siempre generosa con sus indignos hijos, escuchó
mi humilde plegaria, pues hoy goza mi hijo de com­
pleta salud. Gracias, gracias, querida Madre, con
sincero reconocimiento envío una pobre limosna
para tu culto.
P ed ro B e n it o R od rígu ez .

CUBA Camagüey. Abril de 1933. — Jugando en
el patio de casa nuestro hijo Alarico del Amo y
Calzas, se hizo una herida en la pierna izquierda
de un centímetro de largo por medio de profundidad;
a los nueve dias se le notaron los primeros sín­
tomas de tétanos, e inmediatamente se le llevó al
médico, pero el martes 31 de enero amaneció com­
pletamente rígido.
De.spués de administrarle 7.500 unidades de suero
antitetáuico, se recurrió a María Auxiliadora y al
Beato D. Bosco, prometiendo publicar la gracia si
el niño se salvaba. Aquel mismo día, por la noche,
al ver la gravedad del mal, se avisó al S. Director
del Colegio Sulcsiaiio del que es alumno el niño,
quien acudió en seguida y como Párroco le adminis­
tró los últimos sacramentos y le exhortó a confiar
en el Beato Juan Bosco, de cuya muerte se celebraba
el aniversario en ese día.
Al día siguiente se le trasladó al Hospital, por in­
dicación del médico, donde se le administraron otras
230.000 unidades de suero. Pasados 15 di.as de rigi­
dez, le atacó una fuerte bronconeumouia, por lo que
el médico lo desahució, pues el corazón le fallaba.
Se invocó entonces con más fervor el auxilio de María
y la intercesión del Beato Bosco. empezando una
novena: a los pocos días y 21 de enfermedad, se
empezó a notar mejoría y al terminar la novena ya
caminaba; a los 33 días regresó a casa completa­
mente restablecido, con grande admiración del mé­
dico que uo se explicaba humanamente la curación
de un caso tan desesperado.
Para constancia firmamos en Camagüey a 20 de
abril de 1933.
F er m ín d e l A mo
S a r a C a l z .\s .

CH ILE Santiago, i de Mayo de 1933. — Encon­
trándome muy apurado en mis estudios y temiendo
salir mal en mis exámenes le rogué a nuestra Aladre
María Auxiliadora me ayudara en tan difícil trance.
Y a la verdad que era apurada mi situación, porque
bi;cna parte de la materia no la había visto en
todo el año, por varias circunstancias.

287
Y ella como acostumbra hacerlo, me concedió
la suspirada gracia.
Cumplo pues lo ofrecido de publicar la gracia
V prometo dar ima limosna, apenas pueda, para
su Santuario de Turín. Y agradezco esta y otras
mil gracias obtenidas de su corazón maternal.
Un Exaiumno.
ESTADOS UNIDOS (California) Pitisburg, 2 de
junio de 1933. — Teniendo invertidos mis ahorros
y los de mi esposa en la construcción de una casa,
y estando a punto de perderlo todo, a causa de la
crisis, imploré el auxilio del Beato Don Bosco, pro­
metiendo una limosna para su Obra Salesiana; y
alcancé que mis acreedores nre diesen otro ano de
plazo, en el que espero, con su ayuda, saldar mis
cuentas y salvar mi casa.
A lb e r t o S a la z a r L.

Cooperador Salesiano.
ESTADOS UNIDOS (California) Los Angeles. —
Bonifacia Orozco hace pública su gratitud al Beato
Don Bosco por el arreglo de un negocio difícil y
envía una limosna para su próxima canonización.
ESTADOS UNIDOS (California) Los Angeles. —
Constanza de Uribe da gracias al Beato Don Bosco
por un señalado favor recibido y manda una limosna
para las Misiones de la China.
FILIPIN AS Manila. Abril 24 de 1933. — En
una grave necesidad puse por intercesor al Beato
Don Bosco, a quien profeso singular devoción, y
pude alcanzar lo que deseaba, apreciando a la vez
cuán grande es su bondad y cuán admirable la
eficacia de su intercesión.
En cumplimiento de lo que prometiera, entrego
una limosna para los gastos de la próxima canoni?.-iciüu del taumaturgo y queridísimo Beato.
C o n ch ita V e i .a sco .

Cooperadora Salesiano.
MEJICO (S. Luis Potos!) Malchuala. 16 de mayo
de 1933. — En una grande necesidad que tuve,
pedí a mi buena Madre María Auxiliadora, por iuterce.sión del bienaventurado J tiau Bosco, el remedio
de eÚa. ofreciendo dar una limosna para ayuda de
las Misiones Salesianas; y estando ya casi solucio­
nado dicho asunto, cumplo mi promesa, mandando
la limosna y ofrezco mandar otra, dentro de algunos
días, para que venga la pronta y definitiva resolu­
ción.
I r e n e C. de G a it a n .

Cooperadora Salesiano.
MEJICO (S. Luís Potosí) MaUhuala. 16 de mayo
de 1933. — Doy gracias a Dios Ntro. Señor y a María
Auxiliadora por un señalado favor conseguido y
deseo sea pública mi gratitud en el Boletín Salesiano.
G u ad alu pe Hernández.

MEJICO (Nayarit) San Pedro Lagunillas. —
Habiendo tabajado en el Magisterio 7 unos, tuve
necesidad de abandonarlo, por enfermedad. Al que­
dar cesante, nos fuimos a la costa en busca de colo­
cación, pero inútilmente; allí, a los 5 años, se me
desarrolló un fuerte paludismo que nos obligó a emi­
grar a otro sitio por prescripción médica. Durante
todo este tiempo no se omitió medio alguno; in s u lté
a varios facultativos; pero, sus tratamientos n»
h a r i m á s que mejorarme ligeramente, sin curarme.
Ultimamente, a causa de la debilidad contraida por
dicha dolencia, me aparecieron en el cuello unas

paperas molestísimas y rebeldes a todo tratamientoEstaba muy desalentada, cuando una am{girita>
Cooperadora y muy devota de María Auxiliadora)
prometió pubÚcar la gracia, si me concedía mi aliviO)
y a fines de Mayo p®. p®. rae fuí a San Pedro La­
gunillas. llevando todavía el cuello muy infiainado
y en supuración. Al llegar, hice una vi.sita a María
Auxiliadora en su altar y le dije con toda la fe de
tu verás lo que haces, yo ya
mi alma: Madre
no tomo ninguna medicina. Al mes estaba ton me­
jorada, que regresé a mi casa, puedo decir que bien
por completo. ¡Oh poderoso auxilio de María!
No me cansaré jamás de alabar, engrandecer y
bendecir a tan compasiva Madre.
H

e l io d o r a

G 0N 7.A I.K Z.

MEJICO GuadaJajara. Mayo de 1933. — Teniendo
un asunto difícil que arreglar, recurrí al Beato Don
Bosco, por medio del rezo de su prodigiosa novena,
y me consiguió la gracia, aun más favorable de lo
que yo esperaba.
Cumplo con mi promesa de ofrecer una limosna
para los gastos de su próxima canonización.
F ran cisco A co sta .

MEJICO Guadalajara. lo d e jm iio de 1933. —
Habiendo enfermado de un agudísimo dolor un
hermano mío, el cual resistía todo tratamiento,
durando dicho dolor muchas horas, acudí con todas
veras a María Auxiliadora y a Don Bosco y me
atendieron favorablemente.
Este hermano mío tenía que hacer su examen
profesional, acudimos a Jesús Sacramentado po­
niendo por intercesores a María Auxiliadora y a
Don Bosco, invocándolos sin cesar y mandando
celebrar 3 misas, y alcanzamos muy buen éxito en
dicho examen, por todo lo cual doy públicamente
gracias.
Una Cooperadora Salesiano.
U R U G I'A Y (Río Negro) Joung. Mayo de 1933. —
Hallándome embarazada de 6 meses y cu peligro
inminente de perder la criatura antes del tiempo
normal, y estando ya desahuciada, recurrí en tan
terrible trance al Beato Don Bosco, prometiéndole
publicar la gracia y enviar una limosna para su
canonización; apliquéme una reliquia c invoqué con
fe su protección. Al poco tiempo el nial de.saparcdó,
la criatura nació a su debido tiempo con salud y
felicidad. Hoy cumple tres meses, y ni sombra
de enfermedad sufrimos, ella ni yo. Agradecida
cumplo mi promesa.
M a r ía A. R. D. d e C a ssa n ELLO.
VEN EZU ELA (Yaracuz) Platanales. Abril 18 de
1933.
Dña Micaela Márquez da gradas a María
Auxiliadora por haberle conseguido la salud, en
grave enfermedad que puso en peligro .su vida, y
envía una limosna para el culto en su Basílica-Santtiario de Turín.

Dan también gracias por favores recibidos:
E sp a ñ a Málaga. Emilia López.
E spañ a Salamanca. T . M.
A r g e n t in a Mendoza. María B. de Arce.
C olom bia (Santander) LabaUca. Joaquín Zúfiiga

_Sacramento Arredondo — Francisco Torres —
José Antonio Salcedo — Julia C. de Contrera.*- —
Cándida R. de Mora — Félix Osorio y Sra, —

288
Agustín Prieto — Pin Cárdenas — Alfredo Ramón
— Carlos I/. Bcrmúdcz.
CoLOMniA (Valle) Yoíoco. Amalia Pérez de Moya
— Herminia H. de Pérez — límma Ledesma.
Micjico (Nayarit) ChafxUilla. Carmen Jiménez
Vda de Pérez.
MEJICO (Nuevo León) Linares. Lydia C. deSegovia.
Mkjico Aguascalienies. Amparo Raiigcl.
MEJICO Cuadalajara. Rafael I^izaola
Jesús
Vidrio Ürtiz Vda. de Villaseilor.
VaNEZüKi^ Caracas. M. J. de J.

en Trelew, por medio de los PP. Salesianos y
especialmente de las Hijas de María Auxiliadora.
Una vez instruida en la Religión Católica, abrazóla
decididamente con todos sus hijos. Fué modelo de
madres cristianas y se sacrificó hasta el fin por los
suyos.
Entre las muchas prendas que poseía, descollaban
su trato social exquisito, su gran espíritu de caridad
y sus dotes de administradora. Era el alma y conse­
jera de las asociaciones piadosas y la propulsora
de las obras de la Parroquia del Carmen. El pueblo
de Tolo.sa (suburbio de La Plata) la estimaba

Por iniercesión
de nuestros Siervos de Dios.
E spaña Saíamanca. T. M. da gracias a Domingo
Savio y a Dorotea Chopitea, por un favor recibido.
Méjico Guadalofara — Una Co.'peradora S.ilesi.ma d i gr.ciasu Miguel Rúa y a Domiiigo Savio
por favores recibidos.

NECROLOGÍAS
S.ALnSIANOS DIFUNTOS:
José Bourre, coadjutor — de Cannes (Francia)
t en Niza, el 26-1-1933.
Ambrosio Droggini, sacerdote — de Buguggiate
(Italia) t en Turín, el 13-5-1933.
Germán Dreesbach, sacerdote — de Koenigswinter
(Alemania) t en Vienn, el 30-3-1933.
Emilio Ferrari, coadjutor — de Cremoua (Italia)
t en La Paz (Bolivia) el 3-3-1933.
Luis Giordano, clérigo — de Trino (Italia) f en
Turín, el 1 S-4 *I9 3 3 Adalberto Jabak, clérigo — de Budapest (Hungria)
t en Budapest, el 34-2-1933.
yiian Labat, sacerdote — de San Juan de Luz
(Frauda) t c» Niza, el 6-3-1933.
José Negro; clérigo
de Carmagnola (Italia) f
en Sliilong (ludia), el 9-4*1933.
José Paulli, sacerdote — de Villantorio (Italia)
t en Parma, el 13-4-1933.
Enrique Ronchail, sacerdote — de U.sseaux (Italia)
t en Marsella el 24-4-1933. Fué uno de los veteranos
rcclutaíUw por el Beato Don Bosco, y era venerado
por tollos como una reliquia viviente.

CCX)Pl:RADORE5 DIFUNTOS:
Doña Elisa J. de Micho.
Después de larga y complicada enfermedad, so­
portada cristianamente durante 6 años, expiraba
santamente a la edad de 69 años el día 16 de marzo,
confortada con todos los sacramentos y la bendi­
ción papal.
De nacionalidad suiza, y protestante de buena fe,
cuando se dió cuenta buscó la verdad y la encontró

extraordinariamente. Poseía un espíritu de fe a toda
prueba y pertenecía a la Congregación de la Buena
muerte y a la Guardia de Honor de la Virgen dd
Carmen, siendo de notar que el mismo día en que
ella hacía la guardia, y a la hora solemne del
toque de oraciones, la Sma. Virgen de quien era tan
devota se la llevó al cielo.
Muchas veces dijo que todos sus anhelos se habían
cumplido, especialmente el de haber visto a su hijo
ordenado sacerdote salcsiano, que estaba bien pre­
parada para el gran paso, que había terminado la
devoció.i de I j s Primeros viernes, etc. Como Coope­
radora Salesiaua sufrió mucho porque no pudo
hacer lo que deseaba en favor de nuestra obra, a
causa de los molos tiempos.
La gran confianza que tenía en ^^aría Aux. y
D. Bosco la salvó de una grave operación quinirgica, hace algunos años.
La misa de cuerpo presente y el solemne funeral
septenario que su hijo el Pbro Enrique E. Miche
ofreció en el templo parroquial, evidenciaron la
simpatía que gozaba la extinta en esta localidad.
Que Dios derrame el bálsamo de los consuelos
cristianos sobre los suyos y paz sobre la tumba
de la santa Dua Elisa J . de óliche.

R. L P.
O » • p r o á a c M a de la aatorida d eelca H et'ca,

Dir«c<or-mpomablc! D . GL'IDO FAVINI
E ataU cd m iealo T ip. d e la S o d a d a d C ditora i a l
C o ra» Regimm M a r ^ te r ifa , IZ4.

,1-T-rta

Fecha
1933.09