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Título
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BS_1933_07
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Descripción
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Boletín Salesiano. Julio 1933
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extracted text
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Año XLVIII
JU L IO 1933
N úm ero 7
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS
DE DON
BOSCO
Verdadero concepío
de la cooperación salesiana.
( C oa íia a m cióit).
El Cooperador salesiano
y M aría Auxiliadora.
La doble m aternidad de M aría Lace que
en ella se encuentren reunidas, en grado
sumo, las dos condiciones que dijim os se
necesitan para hacer bien a otros: poder y
querer. Como m adre de Dios su poder es
casi divino; como m adre de los hombres tiene
una bondad igu al a su poder, bondad pronta
y tiemísima que sólo piensa en remediar
las necesidades y meserias del mundo. Su
corazón, m ilagro de exquisitez y de gracia
se siente atraído por los que sufren como la
aguja im antada por el polo m agnético.
Esta atracción y esta bondad casi infinitos,
al coincidir venturosam ente con un poder
que a su vez es tam bién casi infinito, hacen
que la Virgen sea un abism o insondable de
bendiciones para la pobre humanidad.
Es éste un postulado de nuestra fe que
debe consolar y alentar extraordinariam ente
a los cooperadores salesianos, que son los
benjamines de la Reina del cielo y tienen
con tan ta frecuencia que recomendarle sus
propias necesidades y las de sus favorecidos.
Negar a la M adre de Jesús el atributo del
poder sería antinatural; negar que este poder
sea grande e ilim itado sería ilógico. Potenet piissima, la llam a San Bernardo.
Betsabé presentóse un día a su hijo Sa
lomón para recabar de él cierto favor, y
éste, al verla, se levantó del trono, le salió
al encuentro, se inclinó ante ella y , después
de sentarla a su diestra, le dijo: pide lo que
quieras; no serm justo ni razonable que
ir a m i m adre desairada, PeU, tnaUr
E s lo que procedía, es el homenaje que
han tributado siempre los buenos hijos al
am or m aterno. Ahora bien, ¿no es María
m adre real y verdadera de Jesús? ¿qué im
perio pues no ejercerá sobre el corazón de
su hijo? ¿qué poder m ás form idable no
em anará de este imperio?
S i Dios nos hace saber, por boca de D avid
que E l hace siempre la voluntad de los que
le temen ¿con cuánta m ás razón no hará la
volun tad de los que le aman, y quién le ha
amado m ás que su madre?
Los ruegos de María no pueden ser pues
desatendidos y en esto se hallan de acuerdo
todos los Padres de la Iglesia, afirmando
San Pedro Dam ián que se le dió tbdo poder en
el cielo y en la tierra. Liste poder materno es
omnímodo, y ha extendido siempre y en
todo lugar sus alas protectoras sobre los
individuos y los pueblos que, en los horas
de peligro han invocado a María y la han
visto invariablem ente, ora deteniendo la
diestra de su H ijo arm ada con el rayo que
forja los pecados del mundo, ora apaciguando
los espamos furiosos del terremoto, ora
ahuyentando pestes, sequías y enfermedades
de todo género, ora ciñendo la coraza de
guerra y empuñando la espada en favor de
sus devotos, ora aplastando con su pie vir
ginal a los enemigos de la Iglesia. He aquí
la razón del arraigo y universalidad que
tiene su culto, he aqu í porque toda la tierra
se halla sem brada de monumentos erigidos
por el agradecim iento y la piedad de los
siglos.
N ad a im porta que, de tiempo en tiempo,
brotes eruptivos de fiebre sectaria se abatan
sobre algunos de ellos y los destruyan, di-
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ciendo qne h o y son otras las aspiraciones del
pueblo. ¡Insensatos! cuando m añana caigan
nuevos azotes sobre ese pueblo, lo veremos
por enésima vez correr desolado a los altares
de María y estrechar en sus brazos la primera
imagen que encuentre, invocando a la Madre
buena y poderosa que nunca lo ha engañado
ni desam parado, y a la que desde niño apren
dió a reverenciar y querer.
P o d er victo rio so , — Apurando un poco
m ás el análisis de las circunstancias que
concurrieron en el hecho de las Bodas de
Caná, donde y a hemos visto resplandecer
la bondad incom parable de M aría, aparece
tam bién allí, magnífico, el triunfo pleno de su
poder, pero ja qué pruebas no hubo de ser
sometido!
Se tratab a nada menos que de ex igir u r
milagro, que por su propia grandeza excede
a todo poder humano, y nuestro corazón
— ya lo sabemos — está hecho de ta l manera
que, cuanto más grande es la cosa que se
desea conseguir, más repugnancia nos cuesta
pedirla.
N adie tiene dificultad en pedir una flor,
im pedazo de pan, una moneda de diez cén
timos, pero se precisa un valor heroico para
pedir un palacio, una fortuna.
H ay una afirmación del Apóstol San
Juan que nos autoriza a creer que la
Virgen aúq no había visto hacer ning^ilo
milagro a su hijo.
sentaría bien aquella
petición? ¿no sería excesiva? ¿le parecería
dportuno dar al mundo la primera prueba
solemne de su divinidad, en un am biente
tan restringido como el de aquella boda?
Todo esto ella pudo considerarlo y es natural
que lo considerase, y la respuesta que Jesús
le dió es harto significativa para dejar ju sti
ficados aquellos recelos. María, sin embargo,
no sabe refrenar su fogosa caridad y se
lanza confiada en el poder que le da su amor
de madre.
La Sgda Escritura dice que, apenas los
hebreos emigrados de E gipto hallaron en el
desierto productos naturales de la tierra con
que alim entarse, cesó de caer el m aná pro
digioso, con lo cual el Espíritu Santo nos
enseña que Dios sólo recurre al milagro en
los cast^ más extrem os, cuando y a no es
(Ktsible esperar nada de los recursos humanos.
No h a y duda que la Sma \'’irgen conocía
estas sabias normas de la economía di\-ina,
y tam poco se le ocultaba que lo que de Jesús
exijía era una cosa sin im portancia, que no
se tratab a precisam ente de devolver a una
madre a su hijo difunto, o de dar la \ista
a un ciego o la palabra a im mudo. No oV
stante, la súplica sigue su cam ino y d
milagro se verifica, con resplandores de
triunfo tan grandes y deslumbradores que,
no sólo obtiene el poco de vino que a los
esposos hubiese bastado, sino que aparecen
llenas del exquisito licor todas las ánforas
que había en la casa; seis, dice el Evangelio,
P o d er que se frasm ile. — ¡Oh qué in
trepidez y confianza debe infundir todo esto
a la caridad de los buenos cooperadores salesianosi
Y a sabemos que, aunque todos quieren,
no todos pueden, cuando menos en la medida
de su deseo. Y bién, eso ¿qué im porta? hay
en el cielo quien puede por ellos y está
siempre esperando que se le pida ¿o es que
la Virgen en su trono de gloria tiene menos
sensibilidad y dominio que cuando vi\'ú
en esta tierra m ortal?
Y ved como brota una vez más, vivo e
imperioso, el consejo, el deber de la oración.
Créanlo firmemente los amigos de las
Obras salesianas. E stas no necesitan tanto
de carteras repletas que se abran sin re
gateos, como de alm as santas que sean
todas de Dios y se hallen amaestradas en
la oración.
Dios es nuestro banquero, o por decirlo
mejor, el banquero universal de los que por
E l trabajan, y en E l confían; es el que da
y quita las haciendas y las fortunas; el que
suscita, cuando conviene a su gloria, le?
gestos espléndidosy los renunciamientos he
roicos; es, en una palabra, el que sostiene
y alim enta a los huérfanos de Don Bosco,
como alim enta y sostiene a las avecillas
del cielo que no siem bran, ni siegan, ni tie
nen graneros donde atesorar (Ma t h ., V I. 2f •
Cuando a Dios se le pide con fe, cuando
se le interpone una mediación ta n decisiva
com o la de María A uxiliadora, ténganlo por
seguro los beneméritos cooperadores, que los
recursos para la beneficencia vienen en abun
dancia y las Instituciones que sostiene b
caridad marchan adelante contra viento }'
marea, si es preciso a fuerza de milagros.
Nuestro B eato Juan Bosco no tu vo en d
mundo más am ia ni más fortuna que so
santidad y su oración, y ello le bastó paro
hacer todo lo que hizo.
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Cuando, joven todavía, el fervor del apos
tolado le incendiaba el pecho y devoraba
ios espacios con el deseo, como los poUuelos
del águila los devoran con los ojos, cuando
quieren volar 5- ven que no tienen alas, su
fe inmensa y granítica no se anduvo por las
ramas, fuese derecha a solicitar la coope
ración del m ilagro y , mirando a su A u x i
liadora, le dijo sencillamente: Ea, empecemos,
y todo el mundo sabe como empezó y con
tinuó, hasta su m uerte y después de ella.
¡Ohí sí, la Obra de Don Bosco es una bella
epopej'a en la que inter\dene y resplandece
continuamente lo mara\nlloso.
Si no se nos tachara de irreverentes,
diríamos que el m ilagro a él le fué tan fam i
liar, que llegó hasta a cotizarlo, a ponerle
precio, a cam biarlo por limosnas con que sos
tener sus obras, convencido como estaba de
que era ésta la razón principal por que se le
concedía, y seguro de que el poder divino
no le dejaría en m al lugar.
Son rosas de los santos, no siempre bien
comprendidas ni por todos bien interpre
tadas.
A un hidrópico moribundo que acababa
de ser desahuciado le dijo que, si rezaba con
fe y prometía tres mil liras para la nueva
iglesia de María Auxiliadora, veríase al
instante libre de la enfermedad, y el moribimdo, en efecto, hizo una breve oración,
se iavantó. pidió de comer y fué por sus pies
al banco a buscar la limosna ofrecida.
A unos ricos, que pasaban por el dolor de
no tener hijos, les aseguró que la Virgen
les daría uno, si ofrecían un auxilio econó
mico para sus Obras. Nacióles un hermoso
niño, pero aquella felicidad les distrajo de tal
modo que se ohddaron de pagar su promesa.
Pues bien, la Virgen hizo de nuevo gala de
su poder, arrebatándoles el hijo que les había
dado, dejando fatalm ente cum plido el triste
presentimiento que de la desgracia había
ya tenido Don Bosco.
V .Lomo este ejem plo muchísimos, de una
originalidad y grandeza desconcertantes.
Que ningimo desm aye pues, creyendo que,
por carecer de medios, está exceptuado de
la c c'p e ra d ó n y tiene cerrados los cam inos
del apostolado salesiano. Que todos apreridan de María A uxiliadora a formar decidi
dam ente en las filas de los promotores del
bien, a ap oyar la causa de los que sufren,
sea con sus recursos personales, sea apelando
a la generosidad de los recursos ajem « y
singulanneiite solicitando las bendiciones de
Dios.
Todo cooperador salesiano .debería pre
sentarse diariamente a María Auxiliadora,
evocándola por medio de su bendita imagen,
para recibir de ella ispiración y aliento y,
extrem ecido de am or y de fe, dirigirle esta
súplica que abarca todos los aspectos de su
hermoso apostolado:
Sancta María, succurre miseris. |Oh santa
Madre de Dios! tiende una mirada sobre las
infinitas miserias de alm a y cuerpo que
afligen a nuestra sociedad, y hazles llegar
tu socorro.
lu v a pusiUdnimes. Sostén con tu mano a
los que vacilan, a los católicos tím idos e
irr^ olutos.
Réfove flébiUs. E n juga las lágrim as de
los que lloran, el llanto de los pobres y de
los huérfanos, el triste desamparo de los
infieles que no conocen a Dios.
Ora pro pópulo. Ruega por nuestro pueblo,
para que doctrinas m alsanas y antisociales
no lo perviertan, y siga fiel a la fe que le
asegura la eterna felicidad.
Intérveni pro clero. Ofrece a los obispos
y sacerdotes todo el poder de tu mediación,
para que sigan librem ente dispensando a las
alm as la divina gracia, y propagando por toda
la tierra el reinado de la paz y del amor.
Intercede pro devoto jemineo sexu. Bendice
a la m ujer cristiana, para que siga siendo
la invicta defensora del hogar y de la familia,
e l ángel de la niñez desvalida, el consuelo
de los dolores de la sociedad.
Sentiant omnes tuum juvamen quicuntque
tuum sanctunt implorant auxilium.
H az, finalmente, ¡oh M aría A uxiiiadoral que
todas las alm as que a t í acuden, que todas
las que te invocan sientan prontam ente los
efectos de tu auxilio y de tu bondad, y los
beneficios de tu misericordia.
{Continuará).
CRUZADA MISIONERA
f^UEVA B ECA “ ANTO NIO A IM E ” fundada por amigos y cooperadores de ¡as Escuetas
Sólesianas de Barcelona (España) como homenaje de cariño al que fué gran aposto! dc¡
P^ehlo barcelonés.
19 6
Fallecimiento de Mons. Aguilera
y nombramento de un nuevo obispo salesiano.
r'l telégrafo nos ha traído la triste noticia
de la mxierte del virtuoso obispo Mons. Abrahán
Aguilera y . casi simultámeameiite, la del nom
bramiento para la Sede de Conimbá (Brasil)
del P. Vicelite Priante, Director del Instituto
Don Bosco de Boiii Retiro, de San Pablo.
TyU alegría que a los salesianos nos causa
este nuevo y abrumador testimonio de la patenml benevolencia de la Sede Apostólica,
hacia los Hijos de D ííii Bosco, no puede coiisolanuw de la pérdida, para nosotros muy
dolorosu, del sabio y bondadoso prelado cliileno.
No nos es posible infonnar a nuestros lectt>res de Uts circunstancias de su muerte, por
no habérsenos aún comunicado, pero sí eílifienrles con una breve semblara del ilustre finado.
Mons. Abrahán Aguilera era natural de
Esmeralda (Chile), donde nació el 18 de Marzo
de 1884. Ha muerto pues a la edad de 49 años,
cuando la Iglesia y la patria chilena más podían
esperar de sn retemplado celo y sazonada
experiencia.
Ingresado en la Congregación Salesiana que
en el Instituto « Patrocinio de San José » de
Santiago fonnó su niñez, el inohidable obispo
Costamagna, gran conocedor de almas, puso
eit él los ojos antes aún de que iniciase sus estu
dios sacerdotales, y se lo llevó de secretario
a la difícil misión del Ecuador, acompañándolo
poco después a Roma para que, en la Uni
versidad Gregoriana, cursara los estudios su
periores de la Ciencia Sagrada.
Y a laureado y hecho sacerdote, y deposi
tario por sus prendas personales, de muchas
y legítimas esperanzas, volvió a su patria en
1911, elegido por los Superiores Director del
Noviciado de Macul, donde la seriedad y ex
quisitez de su formación cultural y religiosa
hizo verdaderos primores con las vocaciones
que Dios se sirvió enviarle. Cinco años estuvo
no más en aquel cargo y en seguida, cuando
sólo contaba 32 de edad, recibió la consagraciói
episcopal de manos del Sr. Nuncio de S. S.,
en la capital de la República chilena.
Como obispo, fué su vida pródiga de inicia
tivas y de éxitos, en todos los campos del celo
pastoral, primero en el Vicariato Apostólico
de Magallanes, tierra de misiones erizada
de dificultades, y pasados allí diez años, en la
diócesis de Ancud, donde le sorprendió la
muerte, el 30 de Abril p. p.
Mons. Aguilera era de carácter dulce, de
modos finos y distinguidos; poseía un talento
excepcional y rma vasta cultura clásica. Tenía,
en sumo grado, el don de atraerse los corazones,
hasta el pimto de bastar a qualquiera tratarlo
una sola vez, para quedar prendido fuerte
mente en las redes de su bondad y simpatía.
Su figura iluminada por un fino ascetismo,
y extremadamente dulce y paternal, hacía
pensar, de un modo irresistible, en la de San
Francisco de Sales, de cuyas máximas había
hecho él sn refección espiritual cotidiana.
Puede decirse que no había en su corazón
utia sola fibra que no fuese salesiana; hablaba
siempre de la Congregación y de Don Bosco
con exaltado entusiasmo y , en diversas oca
siones, manifestó a sus confidentes que los
graves cuidados de su Sede de Ancud no le
distraían de practicar, en lo posible, las Reglas
y Constituciones de la Familia religiosa en cuyo
amor se había formado.
Cuántos le conocieron y fueron súbditos
suyos, en Magallanes, recuerdan emocionados
las largas horas que el Señor Obispo se pasaba
asistiendo a los niños, en los recreos, y la santa
y ejemplar generosidad con que se ofrecía a
desempeñar, como suplente, las humfldes ta
reas escolares de los maestros enfermos o
ausentes.
¡Que Dios conceda el premio eterno a esta
alma noble y hermosa y regale a nuestra Ccaigregadón y a la Iglesia otras muchas almas
de su misma estirpe!
197
El primer Centenario
de las Conferencias
de
S. Vincente de Paul.
Las Conferencias de San Vincente de Paul,
que costituyen una de las múltiples y magni
ficas cristalizaciones dél E\'angelio de los pobres,
fueron fundadas, como es notorio, por un joven
universitario, Federico Ozanam, en 1833. y pre
cisamente en ila y o , bajo el dosel triunfal de
las flores, que son amor y esperanza y traen
al cristiano el beso perfumado de la Reina
del cielo. Celébrase este año. por consiguiente,
el primer centenario de su institución que el
mundo entero ha de saludar con gozo.
Fueron siete estudiantes de París los primeros
en secimdar aquel impulso fér\'ido de caridad
que, cayendo como una p>erla del cielo en las
aguas azules de un corazón puro, ha ido ensancliando du órbita, cada vez más gigante, hasta
llegar a las últimas playas del vivir hiunano.
¡Hennosa revolución, en verdad, digna de
pechos juveniles y de inteligencias consagradas
a los nobles campeonatos del espíritu!
La trayectoria que han seguido las Confe
rencias, las fecimdas cosechas de estos sus cien
años de vida, su grandeza formidable, son cosas
harto conocidas y en estos días pregonadas en
periódicos y revistas, para que nos esforcemos
nosotros en ponerlas de relieve.
El espíritu exquisitamente evangélico que las
anima ha venido a ser pimto de convergencia
de muchas almas grandes, tocadas por las su
blimes inquietudes de la caridad, y entre ellas
es preciso recordar a nuestro Don Bosco.
Dado su temperamento moral, estaba en
inmejorables condiciones para comprender toda
la bdleza de la obra de Ozanam y pocos con
más justicia que él podrían merecer al nombre
de Organizador de Conferencias. Las razones
que a ellas le llevaban eran éstas:
1) Su amor a la juventud, ese pequeño
pueblo de Dios y de San Vincente de Paul.
Federico Ozanam.
Es probable que las Conferencias fuesen
llevadas a Italia por el mismo Ozananr. en
alguna de sus numerosas peregrinaciones a la
patria del Poverello, del cual era muy devoto.
Unicamente sabemos que en 1846 existían ya
en Florencia y en Génova, de donde con segu
ridad se propagaron por el Piainonte, en cuya
capital echaron sus primeras raíces, por obra
del Conde Bianchi. el 13 de Mayo de 1850.
La ciudad de Turín, tradicíonalmente cari
tativa y magnánima, brindóles en segui<la lo.s
más altos apoyos. I^^as reinas María Teresa y
Ikfaria Adelaida rivalizaron por extenderlas y
hacerlas populares, con Silvio Pellico, el santo
Arzobispo Fransoni y Don Bosco; y los PP.
Jesuítas pusieron a su disposición, para las
primeras reuniones, la suntuo.sa sacristía de
su iglesia de los Santos Mártires.
L a benéfica obra hubo así de crecer rápida
mente y . a los seis años de su fundación, eran ya
tantA-s las Conferencias establecidas en el Piamonte, que el Consejo Central de París creyó
necesario reunirlas a todas bajo im Consejo
Superior local, cuyo primer presidente fué
el Conde Cays, gran admirador y amigo de
Don Bosco, que tuvo la dicha de morir sacerdote
y salesiano.
2) L a sugestiái que sobre él ejercían este
amable Santo y San Francisco de Sales.
3) Su compasiOTi por las miserias espiri
tuales y materiales del pueblo, al cual él por
vocacite había consagrado su vida.
Nuestro Beato no sólo prestaba a las obras
ticentinas su simpatía, sino también su óbolo
TTi^ff>ri^^ y, en trances difíciles, hasta les procuró
la
cooperación de alguna de las personas
imdieiites a él afectas.
Durante muchos años fué él quien dirigió
la palabra a los socios, en las Reuniones Gene
rales de la iglesia de los Santos Mártires. Mara
villosamente imj>regnado del espíritu del Santo
l ’atrono de las Conferencias, sostenía con sin
igual em|X‘ño la caridad de aquellos apóstoles
laicos, haciendo desfilar ante sus ojos los temas
más acuciantes, como el divino precepto de
la limo.sna, la obligación de traducir la fe en
obras y ajustar la vida a las propias creencias,
la necesidad de socorrer al pobre, no sólo con
el bono <le alimentos, sino especialmente con
la bondad del corazón, con la dulzura y el
consejo.
Aquellas exhortaciones eran siempre espera
das con impaciencia, porque su amor de Dios
y ejemplaridad de vida commiicaban a su sen
cilla elocuencia una fuerza magnética. Más y
mejor que sus palabras hablaban sus obras,
l ’or desgracia aquello no pudo durar muchos
años. Kn 1865 Don Bosco. abrumado de queha
ceres, de fundaciones y proyectos, interrumpió
aquellas pláticas pero siempre siguió con igual
interés la marcha de las Conferencias, alentán
dolas en cuantas ocasiones se le ofrecían y pro
curando llevar a su seno nuevos adeptos.
No es pues de extrañar que, en el Libro de
Honor de la Institución, figure su nombre
entre los más destacados y que, después de si;
muerte, cuando en 1900 celebraron ellas sus
Bodas de oro, se organizara por sus miembros
m;a piadosa romería a Valsálice para visitar la
tumba de Don Bosco, y llevar el homenaje de la
gratitud y de la admiración al que considera
ban como uno de sus gnuides protectores.
Pero la acción del Beato en favor de las
Conferenciitó no .se limitó sólo al Píamonte;
el fuego encendido tle su caridad se conumicaba
a todas partes. l*h; .sus frecuentes \iajes, en sus
vi.sitas a pueblos y ciudades, si no dejaba fun<lada una nueva Ci'nffcrencia, infundía alientos
a las ya existentes.
Kn su primera visita a Roma (1858) le vemos
reunido con varios Soclixs distinguidas, cu casa
del Marqués Patri/.i, exhortándoles a extender
la obra cutre las juventudes católicas de Cole
gias y Patrouatixs, y, no contento con ello, él
misnu> ^•isita personalmente uno de aquellos
Cetitnvs, el de la Virgen de la Kncina, piira
inclinar el ánimo de los jóvenes a tan santo
y Indio apostolado.
Dos años nuls tarde, en Majt) de 1S60, liallándose en la eiudad de Bérgamo hospedado
en el piüacio del Sr. Obispo, un excelente pámx*»» fué a visitarle para exponerle sus deseos
de fundar una Conferencia y expresarle a la
Vez siLs vacilaciones, por las muchas dificul
tades que se le presentaban.
«No se preocupe de esto — díjole el Beato —
lo que Vd. quiere hacer es lo más sencillo del
mundo. Vamos a ver ¿ no habrá en su parroquia
dos jóvenes verdaderamente cristianos?
— Por la bondad del Señor cuento, no con
dos sino con docenas de ellos que son modelos
de virtud.
— ¡Dichoso Vd.l y ¿qué es lo que aguarda
entonces? Reúnalos esta misma noche en la
iglesia; yo procuraré asistir y dejaremos la
obra en marcha ».
Dicho y hecho. Don Bosco hallóse ante un
número discreto de jóvenes animados de los
mejores deseos. Hízoles una breve alocución;
El conde Cays. seglar.
trató de desvanecer sus vacilaciones, pintán
doles al vivo el inmenso bien espiritual i|ue
iban a hacer a los jxibres y de rechazo a sí
mismos, y recordándoles que, a la hora de la
muerte, no será el mundo quien recompense
sus buenas obras, sino Dios Ntro Señor.
La llama del entusiasmo prendió en aquellos
corazones y la primera Conferencia de Bérgamo
quedó fundada.
Como estos ejemplos podríamos citar muchos
otros.
Estuvieron pues realmente inspirados los
ilustres mienibros del Consejo Central de París,
cuando, el 22 de Mayo de 1883, en su t?cde
IMmaria de la calle Pursteniberg, recibieron
solemnemente al Apóstol de Turín, expresán
dole su estimación, pidiéndole alientos y con
sejos, arrotiillándose p»ara recibir la beudidói
que les traía del Papa, y entregándole, por
manos de su Pre.sidente, mía limosna de mil
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199
francos para su primera fundación salesiana
de la capital de Francia.
A más de uno de los que esto lean se le ocu
rrirá esta pregunta; — ¿Aprovecharía Don
Bosco por ventrira las Conferencias como re
curso auxiliar de su apostolado? ¿las implan
taría en sus Centros e Institutos?
— ¿Qué duda cabe? En 1859 tenía ya fun
cionando en Turín tres Oratorios, en diversos
sectores de la población, formando un verdadero
El conde Cays. socerdoíe salesiano.
triángulo estratégico: San Francisco de Sales.
San Luís Gonzaga y el Angel de la Guarda;
y todos tenían su Conferencia, pero una Confe
rencia s«í géneris, de características muy sin
gulares y a primera ^ista desconcertantes pues
se componía de socios pobres, y se dedicaba
exclusivamente a socorrer a niños y jóvenes.
Sus primeros discípulos, Rúa, Albera, Costamagna, Francesia, etc. fueron miembros activos
de aquellas Conferencias.
En sus reuniones no faltaba ninguna de las
formalidades reglamentarias, ni siquiera la
colecta que, como es fácil suponer, distaba
mucho de ser abundante, pues los bolsillos
estaban anémicos y , sólo en contadas ocasiones,
podían desprenderse de más de diez céntimos.
Gracias a que Don Bosco unas veces, y otras
el Omde Cays acudían a reforzarlos.
Informando al Sr. Conde en cierta ocasión
sobre el estado de las Conferencias de Tuiin,
ante la Asamblea General de Niza, tenida ol
19 de Febrero de 1860, liizo un elogio esiK'oiul
de aquellas Conferencias de lós Oratorias, y
dijo entre otras cosas: «Como veis, so desa
rrollan en medio de grandes ilifieuUatles. ¿ Quién
sería capaz de exigirles la obsen'anoiu del
artículo del Reglamento q\ie habla do la cok^la,
dada la extrema pobrera de los jóvenes que
concurren a bis reuniones? y sin embargo la
colecta no se ha omitido ni una sola vez; la
bolsa de los pobres ha venido nutriéndose con
las economías de otros pobres admirables qxie,
a menudo, se privan de lo necesario para la
vida, dejando compensada abundantemente la
escasez de sus aportaciones pecuniarias con su
plétora de fer\*or y espíritu de sacrificio ».
Don Bosco, extremecido de gozo, iba reco
giendo aquellos ricos caudales de sacrificio y
ios canalizaba hacia ima clientela de necesi
tados que contaba con todas sus preferencias, los
pequeños hijos del pueblo, los jóvenes a quienes
el dolor y la miseria maltrataban con más
encono. De este modo los socios de las Confe
rencias por él santamente manejados, eran
en sus manos auxiliares preciosos de su pe
culiar obra educativa.
Todos los domingos, después de comer,
tenían aquellos colegiales sus reuniones en el
mismo comedor del Oratorio, se repartían sus
enfermos y exponían, uno tras otro, el resultado
de los trabajos de aquella mañana. A l tenniuar
la misa mayor de las diez era cuando en efecto
salían las parejas a girar su visita a las familias,
para ponerse en contacto con sus pequeños
clientes e informarse <le su conducta y nece
sidades.
Para tales informes acudían de ordinaric) a
los propios padres y, en caso de necesidad, a
«s patronos y vecinos. Su previsora prudencia
evitaba de este modo que la avidez interesada
de las familias privara muchas veces a los
pequeños de los socorros a ellos destinados,
teniéndolos siempre provistos de ropas, cal
zados, somlneros, a m ¿i de los consuelos y pre
venciones que podían necesitar para defender
sus almas de las compañías ])eligrosas. malas
lecturas, etc.
No hay que decir que los primeros a quienes
beneficiaba aquel apostolado eran los pr<;pios
jóvenes que lo ejercían y ellos fueron precisa
mente los qtie, ejercitados y fogueados en
aquellos certámenes de la caridad, alistáronse
antes que nadie en las filas salesianas, sumi
nistraron a Dcm Boso) el material precioso e
indispensable para formar su Congregación.
Bien se puede afirmar que la extrema ra
pidez cem que se extendió la nueva Armada de
Jesucristo, a partir del año 1865, débese en
gran parte a ese entrenamiento caritativo de
los que estaban destinados a ser los primeros
hijos de Don Bosco.
í;
I
j
200
ECOS DE LA CASA MADRE
Las Fiestas de María Auxiliadora.
Todo Mayo ha sido luia fiesta continua en la
Basílica de María Auxiliadora. Llenos sus ámbitos
cu las tres íuticioiics diarias del mes de María,
visitada de continuo por los fieles, la Basílica ha
acogido bajo sus naves un promedio diario de diez
mil almas.
Pero la marca humana ha ido creciendo en la
novena y el triduo; y el 23 por la tarde, cuando Mons.
Perruchon ocupa su solio en el presbiterio y da
comienzo oficial a los festejos con la Vísperas So
lemnes, el aspecto del templo es grandioso, impo
nente, supremo.
Arcadas, ándito y columnas están revestidos de
grana y oro; centenares de lámparas inundan de
fulgor las bóvedas, animan los frescos de la cúpula,
descienden a envolver aquel océano de gente,
reflejándose en sus ojos, quebrándose en sus lá
grimas.
Mientras en el presbiterio se desenvuelven las
ceremonias con majestad pontifical, el coro alterna
la salmodia con delicados fabordones, nos estremece
de entusiasmo con el vibrante Saepe dum Christi
dcl Cardenal Cagliero, y exalta a María Sma. con
ol soberbio Magníficat de Scarzanella, el cántico
de la humildad, tan plácido y sencillo en los labios
de la Virgen, y tan grandioso y solemne en la inspi
ración de los compositores cristianos.
Cuando la bendición de Jesús, presente en medio
de su pueblo, desciende sobre las turbas desde la
radiante Custodia, la función no ha terminado:
¡oh, nol La Basílica permanecerá henchida, aba
rrotada durante toda la noche y todo el día y
casi toda la noche siguiente.
Mientras anochece, un gentío inmenso se va
congregando en la plaza de María Auxiliadora.
La Sociedad turinesa y el pueblo salesiano se hallan
allí fundidos, esperando en la noche benigna. De
pronto se levanta un murmullo de admiración que
crece hasta una salva de aplausos: la Basílica apa
rece gloriosamente iluminada: sus contornos, que
arriba sostienen sobre combas resplandecientes la
estatua de la Virgen, caen sobre la plaza en vis
tosísima policromía. L a banda rompe en ima marcha
triimfal y centenares de pechos entonan himnos
a D. Bosco y a su Virgen.
¡Delicioso espectáculo! E s un recreo para los
romeros, que, a la verdad, bien .se lo merecen.
Son un gran ejemplo de fe y devoción estos buenos
peregrinos piamonteses que bajan de cientos de
pueblos y pasan la noche en vela, montando guar
dia de honor a la Señora, cantándole y rezándole
y aclamándola. Se traen unas pocas provisiones
en sus bolsas para no desfallecer; pero su amor a
la Virgen parece que Ies hace de hierro. Pasan
horas y horas de pie ante su Reina; soportan las
molestias de la tremenda aglomeración; salen tal
vez un rato inundando los patios de la Casa Madre;
dormitan acaso un poco sobre los bancos para
ellos preparados en los pórticos, y corren de nuevo
a unirse ol coro que nunca enmudece en sus can
ciones y rezos.
Entre tanto, a las 11 de la noche se ha dado la
cuarto bendición eucarística de aquel día, y o las
12 y media comienzan las misas. La turba no ha
disminuido: docenas de confesionarios se ven a.sediado.«: las comuniones se reparten sin cesar; son
miles y miles y miles: uji trabajo que absorbe in
cesantemente a varios sacerdotes durante más de
diez horas seguidas.
A las 4 de la mañana es la primera misa cantada.
Nuestro amadísimo Rector Mayor celebra a las
6 y media y tras su misa ocupa el altar de María
Auxiliadora el Exemo. Sr. Dr. Luis Grassi, Obispo
de Alba.
A las 10 da comienzo la Misa pontifical.
Exemo.
Cardenal Fossati, Arzobispo de Turín, ha querido
honrar la fiesta con el esplendor de su púrpura.
¿Deberemos decir de nuevo que la Basílica está
inundada, pictórica? Aunque fuera siete veces más
grande, resultaría pequeña.
La masa coral está formado por niños del Ora
torio y estudiantes del Teologado Internacional
de La Crocetta. Han saludado al Príncipe de la
Iglesia con un triunfal « Sacerdos et Pontifex * de
Pagella y ahora preludian la dulce melodía grego
riana dél « Salve, Sancta Parens >.
soberbia
£1
El anevo obispo >\\oas. Cognata.
201
Schola! Modulan suave, insinuantemente el cauto
llano y luego estallan en im imponente coro, pode
roso, atronador unas veces, suplicante otras, artís
tico siempre, interpretando la misa « Refugium
peccatorum » de Piglia.
Hacia el ^ de la misa sube al pulpito el P. Lúea
Gavagna, franciscano que ha predicado durante
todo el me^ y ensalza fervorosamente a la Auxilia
dora de los Cristianos. E l Eminentísimo Prelado
canta las últimas oraciones, concede indulgencias
y da su bendición.
Cuando desaparece la púrpura del Cardenal,
c.scoltado por la brillante comitiva del clero, parece
q le ha pasado lo más impresionante de la jomada.
V sin embargo- ¡aún faltaba la procesión!
Aún nos vibra el alma a su recuerdo.
Era una concentración de todas las huestes salesianas de Tiurín, a las que se hablan sumado im
sinnúmero de otros centros y agrupaciones. Desfilan
los colegios con sus uniformes, los oratorios con
sus bandas de música, las asociaciones con sus estan
dartes y banderas. ¿Cuántos serán? Marchan de
cuatro en fondo y tardan en desfilar como hora
y medía.
Detrás de las majestuosas filas del clero vau
tres obispos mitrados: uno de ellos es el nuevo
obispo sMesiano De Boba, Mons. Cognata, qmen
ha pontificado en las vísperas del día.
Luego viene el Cardenal de Turín arrastrando
una soberbia cauda color de fuego, bendiciendo a
su amada grey, por la que es continuamente ova
cionado.
Y después... T^o dicen las aclamaciones, los gritos
de entusiasmo, los aplausos y los vivas. Después
viene María Auxiliadora, blanco de todas las mi
radas, centro de todos los anhelos, y causa de todas
las lágrimas de consuelo y ternura. La imagen
bendita avanza hermosísima y sonriente, transfi
gurada de luz, sobre una carroza absolutamente
cuajada de flores.
escoltan gendarmes de gran gala, y la sigue
un nutrido tropel de estudiantes universitarios
predicando im gallardo ejemplo de fe y de valentía
en la confesión de sn creencias. Rezan a gritos r
cantan a la Virgen ininterrumpidamente, con entu
siasmo, casi con frenesí.
En la carrera se halla estacionada media ciudad;
no hay balcón sin colgaduras y sin nn racimo de
cabeza.^. Es conmovedora la actitud de la muche
dumbre al paso de la Viigeu; mas la procesión
toma un aspecto entemecedor, diríamos dramá
tico, al atrawsar la barriada del dolor, el Cottolengo. Quedan fuertemente grabados cu el alma
la expresión de pasmo y alegría de aquellos rostros
anormales al reverberar en ellos la luz vivísima
de la carroza, como también el eco de los aplausos
que se desaprisiouan de las grandes salas del hos
pital, donde vive una entera ciudad doliente. ¡Pobre.*»
enfermos! Dos años hacia que esperaban el paso de
la Virgen, porque el año pasado uo salió a causa de
la lluvia.
La procesión desemboca en la plaza de María
Auxiliadora y se remansa, inundando hasta la
explanada adyacente, en ima pujante pleamar, de
la que emerge, iluminado por reflectores como un
islote de mármol y bronce candentes, el monumento
a D. Bosco, de Cellini.
¡Poder de la religión! Aquel gentío enorme, aque
llas decenas y decenas de millares de personas que
semejan inmensa nebulosa de cabezas, guardan
un silencio profundo, mientras el Cardenal da la
bendición eucarística en la Basílica, de suerte que
cuando Su Eminencia se dirige a la puerta pr-ncipal
para repetir la bendición sobre la muchedumbre esta
cionada en la plaza, el toque de clarín que la anun
cia es innecesario. Sólo después, cuando el segundo
toque anuncia que la triple cruz con la custodia
ha terminado, estalla fragorosa una tempestad
de aplausos, de aclamaciones, de himnos.
¡Qué apoteosis! La nebulosa se desfleca lenta
mente. Cuando el observador vuelve en sí, tras
aquella visión de ciclo, nota que tiene los ojos
empañados en lágrimas, y que le resuenan en
el alma aquellas palabras de la Virgen misma
que Dou Bosco grabara en su Basílica:
De aqui saldrá mi gloria *.
Especial bendición del Papa
a los Cooperadores Salesianos.
En audiencia concedida por 5 . 5 . a nuestro amadísimo Rector
Mayor, Don Pedro Ricaldone, el 29 de Abril p. p., dignóse el
Papa conceder una especial bendición a todos los Cooperadores
de las Obras y .Wisiones Salesianas.
A l notificarles este favor tan señalado, instamos a todos a que
rueguen por las intenciones del Vicario de Jesucristo y para que
el Señor nos conserve muchos años su preciosa vida.
DE ESPAÑA Y AMERICA
E S P A Ñ A - Gerona. —
Conferencias misto-
Merece especial mención en el movimiento
misional diocesano la presencia, en nuestra
provincia, del lUmo Mons. Manuel Bars Geli,
salesiano, Administrador Apostólico de la Dió
cesis de Krishuagar (India). Optimamente im
presionado del eiitusiamo con que íué oída
su palabra en los varios actos celebrados en
Valencia, llegó a Gerona el incansable misio
nero, el i8 de febrero, comenzando el mismo
día una larga serie de conferencias, ya amplia
mente reseñadas por los diversos periódicos
locales, en las cuales siempre ante numero
sísimo ])úblico expuso el estado de las misiones
de Krishuagar e India en general, la labor de
los misoiieros, sus métodos y necesidades, ilus
trando su palabra con una hermosísima e inte-
i
Madrid. — La nueva y espléndida ij{lesia salesiana
de Ntra. Sra. del Rosario.
resante película titulada «Ivas misiones salesianas de la India í en 4 partes.
Comenzó la campaña en la ciudad de Gerona,
anunciada por centenares de programas dió
la primera conferencia en al salón del « Centre
C ultural», mnablemente cedido por el Rvdo.
J. Vergés, S. J. E l ilustre conferenciante con
movió al púbKco que Uenaba por completo el
local, debiendo repetir al día siguiente, 19, la
conferencia con idénticos resultados.
E l día 21 y en el mismo centro repitió la
sesión exclusivamente para los, colegios de niñas
de la ciudad.
E l día 22 por la mañana dió en el mismo
local xma conferencia a los alumnos del semi
nario, presididos por sus profesores y con la
asistencia de nuestro queridísimo Sr. Admi
nistrador Apostólico, Excl. Dr. Perelló. Tanto
la interesantísima película como las palabras
del infatigable misionero satisficieron por com
pleto al culto auditorio.
E l 23 por la tarde y el 24 jx>r la mañana
dió dos conferencias en el Colegio de los Her
manos de la Doctrina Cristiana de esta ciudad,
y el mismo día 24 por la tarde repitiólas a los
niños de los Colegios de los Hennanos Maristas reunkias en el «Centre Cultural».
E l domingo 26 pasó a Cassá de la Selva,
donde dió dos conferencias, \ma en el centro
católico de San Isidro, completamente lleno
ix>r un público selecto y entusiasta. E l día 27
repitió la sesión en el colegio de los Hermanos
tle las Escuelas Cristianas para los niños y
fíuuUias.
El día 27 dió una conferencia en el local
c Iva Catequística de Figueras. Fué m uy con
currida y reinó un gran entusiasmo.
El día 28 repitió la sesión en el Colegio de
los Hermanos de la Doctrina Cristiana de esta
misma ciudad. Por la tarde del mismo día
28 <Uó una conferencia en el Centro Católico
de Perelada: el local completamente lleno fué
incapaz para la numerosísima concurrencia.
E n Olot las conferencias fueron precedidas
¡X)r una gran propaganda, repartiéndose días
antes nruuerosas hojas que anunciaban los
actos. Dió tres conferencias.
L a primera el 4 de marzo en el centro cató
lico. E l día 6 repitió la sesión en el mismo cent ro;
el espacioso local fué incapaz para la ntuneio-
•203
659Í
Aspirantado de Penango (lialie) Año ds 1900. — Los primeros alemanes llamados por Dios
a la Congregación Salesiana, ahora en su mayor parle Superiores y Misioneros.
sísima concurrencia, y varios centenares de
personas quedaron sin poder entrar. Final
mente dió una tercera conferencia para los
niños que llenaron por completo el local.
Mons. Bars salió de nuestra diócesis satis
fechísimo del entusiasmo que ha visto existe
en ella por las misiones. Todos cuantos oyeron
la palabra del ilm tre misionero quadaron jus
tamente impresionados por la labor realizada
en la misión de Krishnagar, particularmente
por la obra de la Sta. Infancia, la incipiente
del Clero Indígena que cuenta con 17 Semi
naristas y la obra de las Religiosas indígenas
que son 14. Mons. Bars vuelve a su misión
con nuevos entusiasmos, habiéndole prometido
muchas personas que continuarán ayudando
su diócesis, que es por hoy una de las más
difíciles y pobres de la Iglesia Católica.
[De el Boletin Oficial del Obispado de Gerona).
ESPAÑA - (Islas Canarias) Las Palmas. —
La fíesfa de¡ Beafo Don Bosco.
E l domingo, 23 de abril, se verificó en la
Residencia de los Padres Salesianos de esta
capital la anunciada fiesta, trasladada, con que
sus hijos honran todos los años a su ínclito
fundadcff el Beato don Bcsco.
Los actos de carácter religóse resultaron muy
brillantes, tanto la misa de comunicki general,
a las siete y media de la mañana, como la fund ó i sokm ne, a las 10, en la que el Rvdo. P.
Felidam o Rivera, C M. F . cantó las glorias
del Beato con suma elocuencia, ante gran nú
mero de devotos que se habían congregado en
el hermoso templo para celebrar la fe.sth'idad
del Apóstol de la niñez desvalida, el popularísimo don Bosco.
Por la tarde se celebró en el teatro salón,
también con gran concurrencia, una intere
sante velada en la que los elementos de la
Casa inteiv'inieron con gran acierto.
E l director Rvdo. P. Espinosa dirigió su
elocuente palabra, llena de emoción y gratitud
para los cooperadores, bienhechores y demá.s
amantes de la institución .salesiana fundada
por don Bosco, en cuyo honor se tributaban
los expresados actos.
Recorre el orador con competente erudición
las vicisitudes de la Iglesia en la que Dios
suscita, a cada necesidad de las circunstancÍM
V tiempos, héroes, santos extraordinarios, para
remediar estas exigencias sociales, y va citando
los principales Santos hasta llegar a don Bosco.
Al evocar la figura de San Ignacio, una
espontánea ovación acogió el nombre del fun
dador de la Compañía de Jesús.
E l acto, amenizado por la banda de música del
C olero, terminó en medio del mayor entusiasmo.
E S P A Ñ A - (Barcelona) Mafaró. — E¡ día de
los Aníiguos Alumnos.
Focas veces se habrán correspondido la
realidad y lo que el epígrafe reza, como el pa
sado 26 de marzo.
204
Aunque el día amaneció brumoso y deslucido,
ello sólo sirvió para que nuestros jóvenes,
deseosos de saborear las tradicionales alegrías y
de refrescar sus nobles ideales, se congregaran
más numerosos que en años anteriores en el
risueño nido del Colegio, y pudieran disfrutar
de mayor recogimiento e intimidad.
Como estaba anunciado, díjose a las 11,15
ix>r el antiguo alumno Mosén Lorenzo Carrau
la Misa por los ex-alumnos fallecidos y la
oyeron todos con verdadero recogitniento y
atención.
En la primera parte de la Misa, el señor
Director, después de darles cordial bienvenida,
y de emmierar y recordar sucintamente a los
antiguos almnnos fallecidos e informar sobre
el estado de las causas de canonización y bea
tificación de Don Bosco y Domingo Savio, les
exhortó a todos a cumplir con las obligaciones
del buen cristiano y a practicar los Ejercicios
Espirituales.
Después de la elevación, un niño, acompa
ñado de violines y artnonium, cantó admira
blemente el Pañis angélicus de César Franch.
Ciratameiite impresionados pasaron después
a la terraza donde, en animados grupos, co
mentaban sus mutuas peripecias estudiantiles,
hasta que se sacó un hermoso grupo fotográfico.
Pasaron, luego, al patio interior en el que
les esperaban reunidos todos los colegiales,
<iuienes, por boca de xmo de ellos, expresaron
con cariño el tradicional y fraternal saludo a
sus predecesores.
Apresuróse a dar cumplida contestación el
Presidente Sr. D. Nadal Lupó, pero el tiempo,
que había escogido aquellos momentos para
hacer de las suyas, permitióle sólo breves pala
bras de acción de gracias.
Inmediatamente en el Salón Teatro, conver
tido en comedor, acomodáronse alrededor de
140 comensales, bajo la presidencia del R vdm o."
Sr. Inspector D. Joj?é Calasanz, del Sr. Director
y de su antecest^r en el cargo, Rdo. D. Juan
AUxMto.
La comida trailScurrió en medio de cordial
ciunaradería y brindaron: tíiró, abnegado de
fensor de Icís espifiius fuertes; el señor D. José
Durán, por la Asociación de Sarria y el Sr,
D. Nadal Lupó. para darles las gracias. Cerró
los brindis el Sr. Inspector con caldeadas y
cariñtAsas frases, expresando su conricción
de q\ie los antiguos ídunuios de Mataró, como
los de Alicante y los de otras localidades, sa
brán cumplir en todo momento con sus deberes
de gratitud para los salesianos en quienes
siempre rieron a sus segmidos padres.
La feliz propuesta del Sr. Inspector, reci
bida con imáninies aplausos, de mandar la
adhesión al Rvdmo. Rector Mayor de la Con
gregación, quedó aunplida con el siguiaite
telegrama:
Ricaldone - Salesiani - Torino - Italia.
Reunidos gran número antiguos Mataró envían
saludo Rector Mayor, inquebrantable adhesión
enseñamos salesianos, amor devoción Beato
Bosco.
Calasanz~Bandrés-Lupó.
A l salir del comedor, de nuevo se animaron
las dependencias del Colegio y poco después se
iniciaron las despedidas, tan sentidas para los
que veíamos partir, como grata nos había sido
su compañía. ¡Hasta el año próximol
C O L O M B IA " Medellín. — Congreso Csfe-
quisíico en el Insíifufo Salesiano "Pedro
Justo Berrío".
Ayer 20 de Octubre, asistimos con compla
cencia a tm Congreso Catequístico que cele
braron los PP. Salesianos con sus alumnos del
Instituto Berrío. Los hijos de Don Bosco
verificaron todas sus manifestaciones dentro
de la rigurosa severidad que preside sus reglas.
E n el acto de ayer demostraron los alumnos
del Instituto sus grandes conocimientos de las
verdades de la Iglesia. Con matemática pre
cisión se eligieron los finalistas del certamen,
quienes merecieron el galardón por mérito rigu
roso y se escalonaron así: Príncipe: Pedro Ro
dríguez; primer cónsul, Pedro Olivo; segimdo
cónsul, Alfredo Ochoa; tercer cónsul, Arturo
Uribe y cuarto cónsul, Samuel Maya.
Para los vencedores nuestros parabienes en
tusiastas. Para los PP. Salesianos la confirniación de nuestros respetos y congratulaciones
siempre devotas..
De el diario La Defensa.
Recogemos, además, otras dos notas del
mismo Diario qxie aluden; una a la honrosa
distinción ortogada a nuestras Esaielas Pro
fesionales de Mt^lellín por la Junta Calificadora
de la Feria exposición nacional, y otra al her
moso discurso pronmiciado, en Sesión Solemne
de dichas Escuelas, por el Exemo Sr. Director
de Educación Pública, Don Carlos Augusto
Agudelo, discurso que, por su belleza de con
ceptos y por la efusión salesiana que de él
se desprende, queremos insertar íntegro:
«En la Feria Exposición Nacional de Medellín,
el Instituto presentó ima variedad m uy agra
dable de productos industriales, ejecutados en
los diversos talleres de mecánica, eloctrotécnica,
carpintería, ebanistería, modelado, tipografía,
imprenta, encuademación y sastrería.
Los visitantes rieron con admiración los
trabajos presentados en la Exposici&i y se
dieron cuenta de que Antioquía tiene un Insti-
205
Nuestros aspirantes misioneros de Ivrea (Italia) ínTÍiados a un día de campo
en el Noviciado de Jesuítas espatioles de Bolengo.
El Rvmo Sr. Prefecto General visílando el Noviciado y Eaiodiantado filosófico
de la Misión de Tierra del Fuego.
-- 206
tuto de Artes y Oficios, donde se forman los
verdaderos industriales del futuro, especialniente en el ramo de cerrajería-mecánica y
electricidad, y qvie allí puede ejecutarse cual<iuier trabajo de gusto, arte y precisión, sin
tener que acudir al exterior.
La Junta Calificadora de la I*'eria Exposición
Nacional, comprendiendo la competencia del
Instituto, consciente de su indiscutible mérito
y deseando darle una voz de aliento, le adjudicó
m í Diploma de Honor y una Medalla de oro
ix>r los trabajos que presentó.
E l prescTite año de 1932 corona los esfuerzos
adelantos del In stituto con el grado de
catorce alumnos, que han term inado satisfac
toriamente su instrucción literaria y su apren
dizaje téaiico.
y
E s el primer grupo de alumnos graduados que
el Instituto presenta a la sociedad. E s éste
un hecho vivo que da garantía indiscutible
al Plantel que los formó; que despierta la con
fianza de los pa<lres de familia, quienes cifran
sus esiK'ranzas en sus hijos, y que marca una
era de progreso para las industrias del Depar
tamento.
Medcllín cuenta ya con ocho mecánicos
electricistas, dneo carpinteros-ebanistas y un
modelador-tallador que irán al taller, a la fá
brica y a las empresas para aportar el contin
gente de su aprendizaje, y a engrosar las filas
de obreros hábiles, competentes y honrados,
que llevan adelante el progreso de las industrias
nacionales.
Esos jóvenes formados al calor de las enseñanras cristianas irán a buscar, no las revueltas
populares que paralizan las industrias, sino
el recto cumplimiento del deber en el trabajo,
en sus relaciones comerciales y sobre todo en
el respeto y acatamiento de los derechos di\inos
y humanos *.
d ij ^ ' e r s o p R o x r x c i A D o POR p:l SR
D. CARLO S AI'GU STO AOlTDl-LO D IR E C
TOR D lí líDUCACION PU PLICA. EN L A
SI-:SION SOLEMNE D EL INvSTiTUTO
r.xnno. >V. Arzobispo, HR. p }\ Stipenons
del hislitiito fíenio, señoras, seiiores, jó.et’ts
(ÜHIHIIOS:
Gratísimos instantes son para el Director
de Educación IMblica estos que ahora d v is
vosotros los que honráis con vuestra gentil
asistencia al Instituto Salesiauo de Pedro Ji4sto
Derrio, colegio que en el pensamiento más
antiguo y más moderno responde con creces
a los necesidades de la realidad colombiana.
Sonó la hora redentora para el país ence
guecido ayer por alucinacioues literarias que
impulsaron su orientación educacionista en la
preparadóa del proletariado, de los bachille
res y de los doctores. ¡Crear! ¡Producir! Hé
ahí toda la razón de la vida. Verdad, señóos,
que este evangelio de Martínez Sierra debiera
esculpirse como epítome obligado en los Hbros
de nuestras Escuelas y de nuestras Faoütadtt,
y haciéndolo realidad, convertiríamos nuestra
enseñanza en palanca formidable que levantará
el nivel de la riqueza publica.
«Crear las Escuelas industriales, de todos
los grados, dice el eminente Jesuíta R. P.
Jesús M. h'emández, que es lo que necesita
Colombia y por lo que clama a gritos la con
ciencia nacional... Promover la creación de
Escuelas superiores industriales que den ocu
pación y salida a nuestra juventud intelectual,
y sirvan de núcleo de impulso del trabajo
científico industrial que provoque el nacimiento
de nuevas industrias, para dar a nuestro pueblo
trabajo y a nuestra economía ingresos. Crear
igualmente escuelas Secundarias industriales y
escuelas.dé artes y oficios que preparen perso
nal para las altas Escuelas, formen los obreros
de selección y capataces conscientes, y descar
guen los colegios de segunda enseñanza de
todo aquel contingente que luego no podrá
por muchos motivos ingresar en las altas ca
rreras liberales; difundir por todas partes las
Escuelas primarias de igual tendencia hidustrial, sean agrícolas, sean de otros géneros,
para ir elevando el nivel de la mano de obra
y dar ocupación más lucrativa a nuestro pue
blo ».
¿Por qué, señores que me escucháis, en pue
blos jóvenes como Colombia, se viene presen
tando desde hace tres lustros, con furia inusi
tada, la cuestión social en muchas de sus ciu
dades capitales ? ¿ Por q\ié, mis distinguidos
amigos, los mejores talentos de la juventud
sacrifican todas sus energías en aras de las
tres profesiones clásicas de la medicina. la
ingeniería y el derecho, para entrar luego en
ese infierno de escuadrones cesantes en donde
todo se consume y las iniciativas se aniquilan?
Porque sordos hemos sido a las sabias y
prudentes voces de nuestro amado Pastor de
almas, quien muchas veces ha mo\'ido su báculo
para decir al pueblo campesino y a los habi
tantes de las poblaciones que no abandonen
sus labranzas, ni dejen las risueñas \'illas para
buscar en el centro urbano un bienestar que
no existe, y conseguir en cambio el desequi
librio moral de su personalidad.
Porque llevados nosotros los maestros y
vosotros los padres de familia del falso brillo
de las profesiones clásicas, porque cerrando
los ojos nosotros los institutores en presencia
de las reahdades de la Patria, y apagmdo
vosotros los padres de familia esa luz inextin
guible encendida por Dios en cada cerebro
adolescente, que llámanos vocación, despla
zamos a la juventud de su verdadero centro.
207
le pintamos el cuadro de una luminosa carrera
professional ¡el doctorado!, y sólo a los menos
dotados, a los rezagados, a los insuficientes, a
los anormales les mostramos el camino de la
industria y de la agricultura.
Por eso el ánimo se conforta y el espíritu
dilata sus ansias de conquista, al ver que el
sacerdote de Don Bosco está hoy en este bene
mérito Instituto, haciéndonos mejor Patria y
abriéndonos perspectivas de halagadoras pro
entre estos dos grupos, nada! Este es el abismo
que el emperador debe llenar con una eiise*
fianza especial, destinada a quienes aspiraii al
comercio, la agricultura o la industria i. Más
elocuentes aún son las palabras de Guillermo II
escritas como para nosotros: «Das líscviclas,
me refiero a los gimnasios, han llegado^ más
allá de lo que es humanamente ixwible, *5^ n
mi phrecer han producido un exceso do sa1Sii>s,
un número mayor de los que la nación puedo
Argentina. — La nueva Escuela Agrícola Salesíana “ Ramos Mejia” .
Situada a pocos kilómetros de Buenos Aires, dotada de limpios y rientes pabellones dcl más
puro estilo colonial español y de 120 hectáreas para sus prácticas agro-pecuarias, abarca la
Enseñanza elemental distribuida en 6 años, y el Bachillerato en 5, más dos de perfecciona
miento para la obtención del título de Perito granjero, que habilita para ingresar en la Pacultad de Agronomía. — H ay en «»lla 200 alumnos y tiene capacidad para cien más, apovándola el óÚnisterio de Instrucción Pública con el sostenimiento de varias Becas.
porciones, con esta enseñanza práctica que en
en el reloj del tiempo habrá de marcar para el
país nuevas conquistas y fecundos veneros
de ev'onomía y de riqueza púbHca.
La Escuela industrial y la Escuela agrícola
fueron encomiadas por Platón y Aristóteles
entre los griegos, por Petronio, entre los lahno-; siglos más tarde Richelieu y Colbert
foer -. fervorosos gestores de la enseñanza
prá. :oa. — E l célebre ministro Duruy decía
al jefe del Estado en 1863: «Tenemos en
Fra::cia 60.000 aprendices de griego y de lahu, y 5.000.000 de alumnos eJi el ABCD , y
soportar. L a expresión del príncipe de Bismark,
el proletariado de los bacliilleres, es exacta,
— L a mayor parte de los que se llaman los
candidatos del hambre, son alumnos sin colo
cación de los gimnasios >. Y terminaba «hemos
vencido en los campos de batalla, es preciso
vencer también en los de la industria y
comercio ».
liecibiréis ahora, distinguidos diiáomados
del Instituto Pedro Justo Berrío, el certificado
de ^tudios que os declara idóneos en diversas
artes industriales y que os devuelve, en prop o r c ia de ciento a uno, los esfuerzos que hi-
2 o8
El Colegio "San José" de Sania Ana (£1 Salvador). Alumnos de Comercio y Hacienda.
cisteis durante largo decurso en estos claus
tros de virtud y de trabajo, que como redivivos
templos formaron en vuestro espíritu la piedad
de la lucha, la fortaleza del artífice, la templanza
de| carácter y la justicia que exalta y vivifica.
Iréis mañana a mostrar en el taller que sois
los soldados de avanzada en la conquista de
las posiciones industriales; que conser\'aréis la
fe jurada en los tabernáculos del Santuario salesiano; que levantaréis en alto las heráldicas
gloriosas de esa tradición que constituye los
fueros del claustro nutricio. — Et quasi cur
sores, vitiie lampada iradunt, como los lampailoforias que ntos describe Horacio, vosotros lle
varéis intactas las antorchas del entusiasmo y
».le la rectitud, encendidas en las lámparas vo
tivas de \xn Instituto que os dió la ^'ida del
espíritu, os regaló su savia bienhechora, y os
segxiirá protegiendo con su manto purísimo
y gloritíso.
EL S A L V A D O R - Santa Ana. — El día deJ
Ex-Alumno Salesiano,
De fiesta estuvo ayer el Colegio Salesiano
San José, con motivo de celebrase el día del
ex alumno.
Tanto de esta ciudad como de otras pobla
ciones asistieron numerosos ex-alumnos, reu
niéndose bajo al techo donde recibieron prove
chosas enseñanzas, durante su vida de estuditmtes.
A las nueve hubo misa cantada, estando
presente el Director del Colegio, presbítero
José Córdova. Bajo la dirección del padre Jlanuel Serrano, amenizó este acto im notable
conjimto de voces.
I^ é servido a las doce un magnífico almuerzo,
mientras la «marimba* Mimdiaí poblaba el es
pacio con sus notas armoniosas. Hizo el ofre
cimiento don Aquiles Ramírez.
E n el sitio de honor tomó asiento el Director
presbítero Córdova, teniendo a su lado a los
doctores Juan Héctor Castro y José Graniello
y Reverendo Antonio Balzario. Asistieron 65
ex alumnos.
Después del almuerzo, se procedió a nombrar
el Comité de los ex-alunmos y por la noche
se desarrolló un bonito programa en el teatro
del establecimiento, habiendo sido numerosí
sima la concurrencia.
Filé un acto de fraternidad, en el que todos
participaron gozosos, recordando los buenos
tiempos de su permanencia en el Colegio San
José.
EL S A L V A D O R - Sania Tecla. — Importante
acío cuitara! en el Instituto Teológico Sa
lesiano “ Santo Tomás de Aqaino'\
E l 7 del marzo último festejad el Estudiantado
Teológico Sanio To?nas de Aquino a su ínclito
Protector y Titular. Los preparativos se hiciert»
con entusiasmo desbordante.
Entre los actos de la mañana descollaron
por su solemnidad, la Misa de Comimión Ge-
209
neral y la Misa Mayor. E l altar estaba magnífi
camente adornado. A la derecha sobresah'a.
elegante e imponente, xm precioso cuadro del
Santo. Infra Missam, el R. P. José Torrents,
Catedrático de Sagrada Escritura, cantó en
arrobadores párrafos, las glorias del Angel de
las Escuelas.
Durante el almuerzo, honrado con la pre
sencia del R\Tno. P. Inspector don Julio Dati
F.. reinó la más cordial e íntima alegría.
Pero el acto culminante, el que más que todos
revistió especial solemnidad, fué el grandioso
Acto Académico que en honor del Doctor
Máximo se celebró en San Salvador, Capital
de la República, en el Colegio Don Sosco. A
los Teólogos se unieron los Filósofos del Insti
tuto de 'Ayagualo, formando así un total de
más de cuarenta estudiantes. Asistieron al
Acto los R R . P P. Jesuítas, de los que re
cordamos a los distinguidos PP. Savarino
y Garibay, Profesores del Seminario Conciliar;
los PP. Paulinos, quienes condujeron a sus
estudiantes y Novicios; los PP. Somascos;
varios reverendos sacerdotes del Clero Secular,
entre los cuales, el Doctor Rafael Claros, el
R P. Vicente Vega y el P. Chavez; dió también
realce al acto con su presencia el Seminario
Mayor de la Arquidiócesis.
A las 15 y 30, según estaba anunciado, tuvo
comienzo el acto. Punto por punto fué desa
rrollándose el programa con tal éxito, que
arrancaba cada vez más calurosos aplausos del
distinguido y culto auditorio. E l programa todo
giraba en tom o de la Disputa Teológica pública.
en la cual el Acólito José Molina defendió una
tesis apologético-teológica sobre el Primado del
Romano Pontífice. L a exposición de la tesis
fué brillante y hecha en mi latín imix.*cable,
sobresaliendo por la profundidad de conceptos
y por la fuerza y claridad de los argumentos
y pruebas, el ensayo doctrinal que con estudio
concienzudo liizo el aventajado joven iíolina,
en el Escolio, sosteniendo que el Obispo de
la diócesis de Roma, aún considerado como
tal, sucede a San Pedro en el Primado de la
Iglesia Universal, por derecho divino. Intere
santes fueron las objeciones que le propusieron
los Acólitos José Romani, Julio Secansky y
Amoldo Aparicio, las que con prontitud y
aplomo refutó el sustentante.
Llamaron poderosamente la atención los
cantos polifónicos que, bajo la batuta del Mae
stro Qodeveo González, fueron interpretados
con inspirado sentimiento artístico, sentimiento
que culminó en la ejecución del Avemaria de
Thermignon, a cuatro voces y sin acompaña
miento. Pero donde se trasfundió toda el alma
musical del Maestro González, fué en la limpia
y esmerada ejecución del trozo gregoriano Os
Justi, gradual de Communi Doctorum, canto
que fué m uy admirado y aplaudido por todos
los presentes, quienes lucieron votos por que
fueran m ás frecuentes tales exhibiciones del
canto de la Iglesia, hoy, por desgracia, dema
siado olvidado. Brillantes fueron también los
Coros Pars mea de Pale.strina y La Messe de
Caudana.
Al final se obsequió a los asistentes con un
Sania Tecla (El Salvador). — Loa que asisiieron a la diaptuta teológica.
210
sabroso Verniouth de honor y, acto seguido,
se tomó un grupo fotográfico conmemorativo
del festival.
líxcusado es decir que llovieron las felkitaciones por el espléndido éxito de la Ai adeniia, pues ella liabla muy alto de la exquisita
y rigurosa fonnaoión científica (|ue reciben los
Alumnos Salesianos del Instituto « Santo
Tomás de Aipiino o.
V EN EZU ELA - Caracas. — La fíesía de San
Francisco de Sales.
Devota, solemne y bella como pocas veces,
nuestra fiesta Patronal. Todas las misas de
comunión frccucutadí-sinias, a las 7 la celebró
el limo. Sr. Prefecto AjxistóHco del Alto Ori
noco, R. P. Deferrari, distribuyendo el Pan
Hucarístico a todos los alumnos internos y
externos del Colegio, a los oratorianos, a la
Arohicoíradía y a numerosos fieles, lux el coro
la Orquestrina del Colegio con elevadoras me
lodías concentraba más los espíritus y levantaba
los corazones.
líl virtuoso Prelado de Coro, Monseñor
Lucas G. Castillo, antiguo alixmno del Colegio,
hizo a bus 9 su entrada tiim ifal en el Santuario
para celebrar el solemne Pontifical. Le hacía
corona el clero, numeroso y ferviente, y allá
en el coro la Escolanía del Noviciado y Estu
diantado de la Vega, desparramaba en los
esixacios las annonías de la misa «Te Demn
laudaraus ». de Perosi. Hizo el panegírico del
Santo Obispo y Doctor el M. R. P. Feliciano
Carpí, del Corazón de María, presentándolo elo
cuentemente como héroe del trabajo, de la
pliuna, de la palabra, de la acción y del valor:
ima gran pieza oratoria.
En ágape fraterno se reunieron al redetlor
de los Prelados, los miembros de la I*'amilia
Salesiana y algunos de sus antiguos aUunuos.
Realzó la imjxxrtautc función de la tarde la
interesante conferencia de Mons. De Ferrari,
sobre la mieva misión del Alto Orinoco. ComIH'iulió su historia, resonando sus priticijxales
tribus, comentó sus ct>stumbres y e.sbozó el
l'lan que van ,a seguir l*»s misionenvs. H1 audi
torio le segvxía etm entusütómo y teniura. hacien«.U> todxvs el propósito de aym lar a la misión.
Sobre U>s corazones ilesceudió la Ivudición tlel
Siintisimo, dada por el nuevo Prelado.
V E N E ZU E L A - Valencia. — Sunfaoso ^ za f
en el
Colegio Don Sosco”.
E l día de Reyes asistí al Bazar ammeiado por
los PP. Salesianos a la chiquillería de Valencia.
Terminada la Misa de 9, infinidad de personas
mayores acompañando a los muchachos in
vadieron el Salón y el .Patio del Colegio, para
asistir a la repartición gratuita de objetos y
juguetes, promovida, por el Director y llevada
a cabo con la colaboración del Comercio local
y de las personas amantes de la niñez.
Calculo en imas 1.500 las personas que asis
tieron. Tan hermoso estaba el patio que uno
de los circunstantes, hablando con un Padre,
decía entusiasmado: «¡Qué alegría desborda por
doquiera!»
— Efectivamente, toda la chiquillería de Va
lencia parecía haberse dado cita en este tan
grato festival en que los Reyes Magos derrama
ron a raudales sus dones. E l número de niños
pasó de xm millar.
Había cerca de 2.000 premios, todos de valor
y utilidad, entre los cuales el P. Director tuvo
la gentileza de hacerme notar como xmas cinco
docenas de cortes de tela, mía gran cantidad
de medias, franelas, sombreros y juguetes de
todas clases, tamaños y gustos.
E l mismo Padre Director me manifestó
la buena acogida que había tenido esta idea
entre la siempre generosa e hidalga sociedad
de Valencia, y que el mismo Exemo Sr. Nimcio
Apostólico, representante de Su Santidad en
Venezuela, se había complacido tanto en esta
iniciativa, que desde Caracas, había enxiado
una especialísima Bendición a los donantes y
a todos los niños que tomaron parte en esta
Distribución. Lo mismo hizo el Exemo. Señor
Obispo Diocesano.
Empezada la Repartición, era de ver la in
mensa alegría de la infantil multitud al recibir
su premio; alegría que se traducía en ^’fto^cs,
aplaxxsos y \ivas a los RR. PP. Salesianos.
Aunque yo no recibí sino empellones y pisadas,
puedo asegurar, con toda verdad, que pasé la
mañana lleno de emociones y añoranzas de
aquella edad primera en que un juguete,
una palabra de cariño, constituían para mí
una felicidad que no he xmelto a sentir nxinca
más.
LA C A N O N IZ A C IÓ N DEL B E A T O J U A N B O S C O
lY a esíá mas próxima!
La imporianfe Congregación Anfipreparaforia que se ríunió el 9 de Mayo, para dictaminar
sobre uno de los milagros, iuvo pleno éxifo e, informado de ella el Sanio Padre, pro
nunció la palabra ritual: Procedafur, lo cual significa que la causa marcha velozmente
al triunfo anhelado. Sigamos pidiendo.
EL C R U C IF IJ O E X P U L S A D O
(Emocionaníe reíalo de Armando Palacio Valdés).
Acaedó lo que vo y a narrar, hace pocos días,
en un lugarcito costanero de una de las pro\'incias del norte de España.
Era maestro de la Escuela Municipal, y
entiendo que aun lo es. un sujetó llamado don
Juan Manuel. E l pueblo le estima por su tem
peramento afable y por el celo que siempre
ha desplegado en su función pedagógica.
Cuando yo le conocí, no hace muchos años,
era im hombre silencioso y triste. No siempre
había sido así, a lo que oí decir. En otro tiempo
aparentaba ser alegre y chistoso; hasta com
ponía versos que los niños de la escuela reci
taban en las solemnidades y romerías. Pero el
único hijo que tenía, navegando como piloto
en un barquito de vela, había perecido ahogado
en vm naufragio frente a la Coruña. Desde en
tonces su carácter había cambiado tanto que
apenas se le i>odía reconocer. E l tiempo que
no permanecía en la escuela lo pasaba orando
en la iglesia.
En efecto, recuerdo que alguna vez en que
se me antojaba entrar en la iglesia a la hora
del crepúsculo, solía ver a D. Juan Manuel en
un rincón, postrado ante una imagen de Jesús
crucificado. E l dolor de aquel desgraciado padre
no podía menos de conmoverme.
Pues, no hace mucho, se hallaba este viejo
maestro en el estrado de la escuela sentado
delante de su mesa, corrigiendo y clasificando
las planas de los discípulos. Era ya cerca de
medio día. Los niños, sentados en los bancos,
como se aproximaba el momento de salir,
charlaban libremente.
Se abrió la puerta de la escuela y apareció
el alguacil del Ayuntamiento. Cruzó el salón,
se acercó al estrado y entregó ceremoniosamente
al maestro un sobre cerrado, invitándolo a
que lo firmara. Don Juan Manuel lo abrió y
lo devolvió firmado.
Cuando el alguacil hubo traspuesto la puerta
y el maestro vió lo que el papel contenía, se
puso pálido. Era un oficio del alcalde, orde
nándole que hiciera desaparecer de la escuela
el crucifijo.
Permaneció inánime y cabizbajo irnos mi
nutos. Ai fin, vohiendo la cabeza y dirigiendo
tma mirada angustiosa al crucifijo que detrás
de éi pendía de la pared, se levantó, avanzó
hasta el borde del estrado y comenzó a hablar
ccHi voz apagada:
: Hace dos mil años, hijos míos, que nació
en un apartado rincón del Imperio Romano.
aE4 en la Palestina, un hombre que se atrevió
a decir lo que nadie había dicho hasta entonces:
que todos los hombres somos hermanos; que
el esclavo y el obrero valen tanto como los
reyes y los señores; que el reino de las ciclos
no estaba reseñado para los ricos y ixxicrasos,
los que disfnitan de Icxlos los goces de la tierra,
sino para los humildes, para los que trabajan
y padecen persecuciones de la justicia, p:ira
ios que sufren y lloran. «No poseáis dinero —
decía a sus discípulos — , ni saco para el camino,
ni dos túnicas, ni zajiatos. ni bastón, porque
el obrero merece que se le alimente s*. Este
hombre, como todos sabéis, era el mismo Verbo
de Dios. Y el Hombre-Dios fué particularmente
apasionado de vosotros, los niños. « Dejad que
los niños vengan a m í*, decía, y otras veces
decía a los hombres: « 0 niños, o como niños ».
Por decir tales cosas fué ajusticiado una tarde
en Jerusalén, haciéndole morir ignominiosa
mente sobre una cruz. Pero los hombres, arre
pentidos de aquel crimen, besan desde hace
dos mil años los pies del ajusticiado que murió
por su amor ».
Quedó suspenso el* maestro irnos instantes,
y al fin prosiguió, bajando más la voz:
H oy la autoridad me ha ordenado expulsar
del local de la escuela la itnagen del D io s de los
niños V de los trabajadores. Y yo no tengo más
remedio que cu m p lirla s órdenes de la autoridad i>.
Diciendo y haciendo, D. Juan Manuel montó
sobre una silla, y con manos trémulas, descolgó
el crucifijo. Con él en la mano se dirigió de
nuevo a los niños:
«Acordaos, hijos míos, que muchas veces
os hal>éis postrado ante i.^te santo crucifijo,
pidiéndole salud para \niestros padres y her
manos, y consuelo para t(xlo.s los que p;ulecen
en este mundo, trabajan y lloran. Si alguno de
vosotros lo quiere con particular afecto y desea
colocarlo en sitio de honor dentro de .sn casa,
yo se lo cedo de buena i'oluntad >>.
Un niño rubio, con los ojos brillantes y las
mejillas inflamadas, se levantó del asiento,
avanzó hasta el estrado y profirió con voz
recia;
— Todos lo queremos.
— ¡Sí. todos, todos!, — gritaron a la vez
otros niños.
Pues bien, queridos niños, a vosotros lo
confío. Es \*uestro mejor amigo y lo será hasta
la hora de la muerte.
Lo llevó a los labios y lo depositó en manos
del niño rubio.
Después se dejó caer pesadamente en su
sillón, y doblando la c a b ^ , permaneció ínmóidl.
Los niños le contemplaron silenciosos y estre
mecidos. Y apoderándose luego del crucifijo,
unos gritando, otros llorando, cubrían de besos
la imagen d d Redentor.
DE NUESTRAS MISIONES
El Africa Salesiana.
{Coniinuación).
Irradiaciones de Elisabeíhville:
Kiniama, La Kafubu, Sakania, Kakyelo, Tsinshenda, Kipushya.
Apenas vieron nuestros misioneros estable
cidas y arraigadas las Obras de Elisabethville,
lanzáronse a la conquista metódica del terri
torio que les había sido confiado.
Desde aquella excelente base de operaciones
escrutaron los horizontes ilimitados, oyeron
los lamentos de millares de almas ávidas de
redención y de vida, y una tras otra, a golpes
de aventuras audaces y a veces trágicas, sur
gieron seis nuevas residencias, Kiniama, La
Kafubu, Sakanya, Kakyelo, Tsinsenda y K i
pushya, centros estratégicos de otras tantas
misiones, cada una de las cuales extiende su
gobierno espiritual sobre treinta, cincuenta, o
cien poblados indígenas.
De toíios ellos procuraremos dar a nuestros
lectores una sucinta idea.
Kinimufl, o Misión de San Juan Evangelisfa. - - Ks una aldea grandccita, situada
A 115 kilómetros, al nordeste de la capital. En
19JO, fecha de su fundación, necesitó el misio
nero sois días de viaje para trasladarse a
ella, a través de una floresta terrible, obstruida
{x>r \ma tupida red de lianas. Hoy, gracias
al heroico y perseverante csf\ierzo de aquellos
salesianos y a la cooperación de los gobiernos,
hay vías de conumicación más que regulares,
y el \*iaje es sólo cuestión de algunas horas.
Suprimido aquel obstáculo de la naturaleza,
cjue obligó a derribar troncos seculares y romper
terrenos abrasados por la canícula y salvar
corriente de agua rápidas y vortiginosas, constniída además la modesta Residencia-capilla en
la que emplearon 60.000 ladrillos, fabricados y
puestos en obra por los mismos religiosos, aquel
primer gajo separado del árbol central brotó
con fuerza y tuvo un crecimiento hermoso.
E l sino del misionero es allí viajar sin des
canso, a pie, en bicicleta, o en frágil piragua,
expuesto siempre a aguaceros que son dilurios
y a calores que semejan ráfagas de homo. En
90 kilómetros a la redonda toto lo tiene él
visto y explorado, los pueblos se le entregan
dóciles y los jefes de tribu son sus mejores
amigos.
¿Cómo ha llegado a tan consoladores resul
tados? Trabajando y orando y sirviéndose
además de ingeniosas estratagemas. Vaya ésta
como muestra:
No contento con abrumar personalmente a
los jefes de tribu con atenciones y regalos, a
fin de hacérselos propicios y ganarse de este
modo a todo el pueblo, preparó en la Resi
dencia a algxmos niños e lüzo que le acompa
ñaran eJi sus excursiones. Provistos los pequeños
negritos de una voz dulce y melódica y de abun
dante repertorio, sirvieron maravillosamente de
reclamo para cazar almas. ¿No dicen que la
música amansa hasta a las fieras? pues ¿qué
tiene de particular que aquellos angelitos, con
sus gargantas tiernas y argentinas, hayan cau
tivado el ánimo de sus connaturales?
Llegados a alguna de aquellas aldeas donde
no había puesto pie ningún europeo, iba el
minúsculo orfeón en busca del jefe, ejecutaba
en su presencia dos o tres cantos, y el poderoso
monarca rendíasse sin condiciones. Aquella
música, en tanto, llamaba la atención en la
aldea, hombres y mujeres corrían a escuchar
la novedad y, cuando estaban todos apretujados
en tom o del cacique, el Padre entraba en escena
y comenzaba sin más ni más la instmcdón •
catequística.
A l abandonar la aldea, procmábase de ordi-.
nario dejar preparada una estancia
capiUn.^
213
que, pese a lo voluminoso de la expresión,
era una cosa bien mezquina; ima choza, dos
sacos de paja con pretensiones de camas, tma
mesita, una silla, im rústico altar y algún que
otro chisme de cocina para cuando el misionero
girase su A*isita. He aquí todo, ¡qué orgullo,
no obstante, d de aquellas pobres gentes, y
con qué aires de superioridad miraban a los
pueblos vecinos que no podían aún peniiitirse
semejante lujo!
Allí, en aquella renovada gruta de Belén
V en medio de la noche del error, Jesús hizo
brillar, ima y otra vez, la luz de sus dulces
ojos; aquellos desventurados hijos de Cani al
principio no veían nada, rio comprendían nada,
presenciaban con mirada estúpida las augustas
ceremonias de nuestra religión. E l jefe de tribu
asistía a ellas fumando indiferente en su larga
calabaza, los niños gritaban emberrenchinados
en las espaldas de sus madres, los mozuelos
reían y chanceaban, pero la luz de Jesús se
abría camino poco a poco, la semilla de su
palabra caía en terreno cada vez más dócil y,
pasados tres, cuatro años, las tiniebals ya eran
menos densas, las costumbres menos bárbaras,
las pasiones menos despóticas, la oración se
había hecho familiar en labios y corazones.
y el deseo del bautismo surgía potente y avasa
llador en todas partes.
Era el triunfo del misionero; día a día, mes
a mes, año a año, ha ido él sembrando y rogando,
ese deseo de recibir el bautismo es ahora general,
como nos decía pocos días hace M<m.s. Stik,
en todos los pueblos de la Prefectura, faltando
sólo, para que sea efectivo, que los misioneros
se multipliquen y la instrucción de los cate
cúmenos no tenga (¡ue hacerse en forma homeo
pática.
La Kafubu o Misión * Don Bosco. — Es
la segunda que irradió de ElisabethWlle; cuenta
ahora once años de existencia y ha venido a
ser, por su pri\*ilegiado emplazamiento, la
principal y más próspera de todo el alto Luapula, singularmente después de liaber sido a
ella trasplantadas las Escuelas Profesionales
de la capital que, con la Granja Agrícola o
Factoría Don Bosco y la flamante iglesia catedral
recién constnrida, forman xm conjimto de obra.s
magnífico de verdad.
Y a dijimos al comenzar estas Crónicas que
el Alto Katanga es una de las regiones mejor
regadas del Africa central, pues arinque los
cursos de agua que lo atraxiesan son poco cau-
La iglesia de La Kafidto.
j
214
colonia europea y por la necesidad de buscar
en la tierra los recursos indispensables para
la vida de la Misión.
Aferrado a esta idea y después de los conáguientes tanteos y exploraciones, consiguió
facilidades del Gobierno y compró 2.000 hectá
reas de terreno, en plena selva pero a las puertas
mismas de la capital (19 km.).
Kokyelo.
(lalosos, forman en cambio una red muy abmi<lante de torrentes y riachuelos que, a pesar
<le sentir los efectos del estiaje, permiten el
riego de las tierras durante los seis meses de
rigurosa sequía.
l'A acti\al Prefecto Apostólico Mons. Sak,
desde su llegada al Congo, con ima visión cer
tera del por\'enir, comprendió en segxiida el
valor excepcional que allí tendría una Escuela
agrícola salesiana, por las condiciones privi
legiadas del suelo, por el continuo crecer de la
Residencúi de Kakyelo.
Sakanio.
E l río L a Kafubu, rá])ido y abundante, atra
viesa aquellos terrenos con lui declive suma
mente propicio a las captaciones hidráulicas,
y ello era más que suficiente para asegurar el
IX3r\'eiiir de la Granja.
La empresa, sin embargo, presentábase eri
zada de dificultades y para acometerla con éxito
se necesitaban alietvtos de gigante.
Había que hacer desaparecer el bosque y
librar las tierras de su vieja raigambre dura
como el acero, había que construir nuev¿
kilónretros de carretera, canalizar el río, le
vantar edificios, hacerse de máquinas y aperos,
semillas y ganados, y el pobre misionero no
contaba más que con sus brazos, sostenidos
por una voluntad inmensa y una ciega con
fianza en Dios. Amique en su bolsillo no liabía
más que telarañas, el banco de la Providencia
le abriría, como siempre, los créditos necesa
rios para realizar la obra, y una vez más
repitió el milagro de aquellos grandes monjes
del siglo \’ I, desbravadores de florestas, urbanizadores de desiertos, creadores de belleza y
de ^^da.
H oy aquello está transformado y heclr • una
hermosura; las malezas tm ieron que rendirse
al hacha y al fuergo, las tierras mohosas y
sombrías dejaron que el sol y el arado fe
cundaran sus entrañas, s u ^ ó la carretera
para dar paso al tractor y al automóvil
corren las aguas del río limosas y emperezadas
por acequias y canales, y en las doscientas
hectáreas definitivamente arrebatadas a U
215
floresta, crece el naranjo con su blanca corona
de azahares que el trópico hace naás perfumados,
cuaja el banano las mieles y esencias de sus
enormes racimos, entrelaza el manzano sus
ramas con las del mango y otros frutales indí
genas. im nuevo bosque reemplaza al bosque
primitivo, menos gigante sin duda y menos
frondoso, pero m ás humano y benéfico; de él
lian huido definitivamente las fieras y la mosca
ii¿-isé productora de la terrible enfemredad
del sueño, para que puedan crecer y madurar
a sus anchas, dorados por un sol de fuego, los
más variados y exquisitos frutos.
A estos productos hay que añadir los de la
explotación hortícola, y la ganadería, a base
Pero los salesianos de L a Kafubu no están
allí para domesticar tierras sino honibn*s.
Aquellos buenos misioneros, mientras se
afanan en sacar de su Escuela Agrícola cohmos
inteligentes, capaces de transfonnar cu riqvreza
el suelo inculto de su país, mientras prwuftvn
que de los surcos regados con tant<\s sudores
salga el necesario sustento jKira ellos y para
sus huérfanos, no ohidan un solo instante
que son soldados del lívangelio y ocupan \m
puesto de honor en las avanzadas dcl cristia
nismo. Por esto, entre tarea y tarea, es¡>ecialmeiite cuando el mal tiempo reduce las actí\'idades del campo, el misioirero monta en svi
bicicleta y visita los poblados dcl T«a Kafubu,
Pueníe sobre el La Karubn
de vacas lecheras que facilitó a la granja el
‘
' especial de Kaíanga y que, no obstante
.3)tar ya aclimatadas, pues eran continental^
sudafricanas, cruzadas con razas inglesas e ulaiidesas, como la Friesland, la Shorthom y la
^ th d e v o n , sufrieron extraordinariamente du
rante los primeros años.
So>;eníanse al principio aquellas vacas con
caña de azúcar y bulbos forrageros, pero hoy
día i'^^ponen y a de prados artificiales que
rt»uci^■ en por completo el problema de su
alinifcr.tación. Todo esto no se ha logrado como
t:»natural, sin errores y sin fracasos. L a Crónica
■ eU FactOf ia Don Sosco los registra abimdantes
t doi-jTosos, pero ¿ qué empresa puede lisonjarse
n< haberlos sufrido, de no haber tenido que
sope: ,r horas difíciles y crisis peligrosas?
como Cliiluba, Kambikila, Mwamba, Yandisha, Dilanda, Lumbwe, etcetera, procu
rando anticiparse al pastor metodista, o cu
rarlos del veneno que él les ha infiltrado a su
paso.
E n todos aquellos pueblos de ambas orillas
echa el misionero sus redes de pescador de
liombres, y a veces el cielo las bendice de tal
modo, que alegres y gozosos cx»mo los apóstoles
de Genezarelh, las sacan llenas y colmadas de
exquisita pesca.
E l auge siempre creciente de la misión de
L a Kafubu, la densidad de su población, la
importancia de las Obras en ella concentradas
Primera Enseñanza, Escuela normal para
maestros indígenas. Escuelas Profesionales de
Artes y .Oficios, Escuela Agrícola, Pequeño
2i 6
Seminario de vocaciones (i), Dispensario mé
dico, ílija s de María Auxiliadora con sus sec
ciones de niñas) y el haber sido últimamente
fijada en ella la sede de la Prefectura Apostó
lica, determinó a los Padres a emprender la
construcción de un templo grandioso y lleno
de prestancia, que fuese como el corazón de
toda la Obra, el Centro de apostolado donde
pudieran templar las armas de su espíritu no
sólo los viejos misioneros, sino especialmente
los jóvenes y noveles, antes de iniciar sus co
rrerías evangélicas. • Tras de la idea vino la
ejecución y el gran templo, hecho de tres
naves, de 4 3 x 1 8 metros, y dedicado al Sgdo
Corazón de Jesús, fué solemnemente üiaugurado el día 26 de Abril de 1931, fiesta del Beato
Juan Bosco, con asistencia de más de mil üidh
genos cristianos, de las Autoridades y coopera
dores de la capital, y del representante de
nuestro Rector Mayor Rvdo. P. Candela, que
se hallaba visitando aquella Prefectura.
Sakania o Misión Domingo Savio. — Fimdóse en 1925 y tiene parroquia y colegios de
niños y niñas, siendo éstas atendidas por las
Hijas de María Auxiliadora.
Es interesante la Leprosería de N ’Gaye,
dependiente de este centro.
(I) Este Seminario ha sido trasladado a Kipushya.
£1 cacique de Kiniema.
La borrible lepra.
He aquí la Crónica que el P. Qaquin nos
en\iaba pocos meses hace:
* <Queréis que os haga una descripción de
esta jiequeña ciudad del dolor? Es m uy sencillo.
Süi necesidad de forzar mucho la imaginación,
figuraos que vivís recluidos en una habitación
carente por completo de puertas y ventanas y
privados en absoluto de toda comunicación
con el exterior. E s algo que da frío, ¿verdad?
pues así es nuestra %ida; a nosotros se nos pa
san los días y los años sin más unión con el
mundo que la ^^sita del médico y la de Mon
señor Sak.
Mis clientes son actualmente doce leprosos,
un pobre ciego, algunos paralíticos y otros
enfermos que acuden de los ranchos vecinos
para ser curados. Como es natural, a toda»
estas gentes hay que medicinarlas, alimentarlas
y vestirlas.
Para ir tirando medianamente tendría nece
sidad de construir una escuela, una capilla y
un dormitorio para los niños que y a llegan a
treinta, ¿pero cómo v o y a hacer todo esto?
Se precisan también algunas casitas para alojar
a los indígenas que \*ienen a trabajar las tierras.
Tenemos ya una pequeña capilla, pero es
tan pobre que sólo verla de ganas de llorar. l*n
miserable mantel que, a duras penas, alcana
r
1
217
a cubrir el altar, un pequeño crucifijo clavado
en un bloque de yeso que sir\'e de remate al
sagrario, recuerdo del P. Pansard, y pmito
final. Ni im solo canddero.
A pesar de que nos faltan tantas cosas de
imprescindible necesidad, nuestros hospita
lizados se muestran contentos y ninguno siente
deseos de volver a su aldea. Todo lo contrario,
basta amenazar a los menos dóciles con en^’iarles a su casa, para verlos al instante mudar de
conducta y hacerse más asiduos y ordenados.
Gracias al b u ^ ejemplo de un grupo selecto
de cristianos que dan la entonación a la misión,
todo marcha aquí en la más perfecta armonía
y no tengo sino motivos de consuelo.
Lo que me apena de verdad son los niños,
para los cuales sería necesaria ima escuela en
regla, a fin de tenerlos recogidos y discipli
nados. Tratándose sólo de algunas horas no
me es difícil tenerlos ocupados en sencillos
trabajos manuales, pero ésto no basta. Ta
Proridencia es m uy buena y confío en que
proveerá también a esta necesidad.
De los leprosos que tengo hay tres que, al
parecer, han logrado curarse, no quedándoles
lesión alguna y gozando de un estado general
satisfactorio.
Los demás se hallan en un periodo tan avanlado, que los tengo por incurables. Sus pies
y sus dedos son ya puros y horribles muñones
que. de mes en mes, se van acortando y redu
ciendo; lo único que cabe hacer para dar a estas
infortunadas víctimas algún all^•io, es ador
mecer un poco la cruel acti\'idad de las lesiones.
Todos estos trabajos, todos estos tauteos
ineficaces, que oprimen el corazón del misio
nero, deseoso de sembrar la salud y la felieitliui
entre estos p(jbrecitos, los ofrece éste al S*.'ñor
por todos los amigos y bienhechores conocidos
y desconocidos que le ayudan, a fin de qvie
derrame sobre ellos sus divinas lnrg\iczas».
Kakyelo, o Misión María Auxiliadora y
Tshinshenda, o Misión San Pablo. - - Son las
dos últimas fundaciones, nacieron genrelas en
1929 y hoy se hallan llenos de vida y e.si>eranzas.
Las estadísticas que de ellas tenemos son
del año 1929, cuando aj>euas contaban dos
años de vida, y arrojan los siguientes <latos:
Kakyelo tenía entonces 35 acogidos, viviendo
exclusivamente de la caridad de la Misión y
extendía su jurisdicción sobre 19 pueblos. Sus
cristianos eran 30 y sus catecúmenos 1495.
En Tshinshenda había 78 cristianos negros y
69 europeos y 275 catecúmenos. Funcionaban
allí escuelas diurnas y nocturnas, frecuentadas
unas por 80 indígenas y otras por obreros
ferro\*iarios del Depósito de máquinas próximo
a la Misión.
Esperamos la última Estadística general de
la Prefectura de la que tenemos un avance
sumamente -satisfactorio.
La Taquería de la graoja.
{Continuará}.
Brasil
-
M a íío G rosso.
Queridos bienhechores y amigos míos:
Después de una rápida visita a la Misión,
en la cual he podido constatar una vez más
que el dedo de Dios se deja ver de un modo
muy señalado en el desarrollo de nuestras
Obras, me apresuro, apenas vuelto a la Resi-
Mon». Coufuron.
deuda, a expresaros tni profundo agradeci
miento. y entretener un nito ^-uestra bene
volencia.
Revolución.
T-a,'; dificultades a que hemos
tenido que hacer frente han sido euonnes, pero
el esplrittt tle itiiciativa y la abnegación de
nuestros misioueros liau sabitlo triunfar de
todas y allanar caminos que jxarecían intransi
tables.
Más afortunatlos que cuatro años liace, esta
vez tu's hemos visto libres de la visita de los
reNajlucionariiíS, ¡K'ro no hemos ixxlido evitar,
sin embargo, que requisaran nuestro depósito
de esencias para nosotros tan indispensables,
|x\gAndoiK>slas con bonos que Dios sabe cuándo
se cobrarán. Total, lo.ooo francos perdidos.
H1 auutento considerable del costo de la ^ida
nos obliga a hacer gastos considerables, do
previstos en el presupuesto, los pobres de
nuestra parroquia aumentan en proporciones
cada vez más alarmantes y nuestros escasos
recursos sufren mermas espantosas.
Rojo y blanco. — A pesar de todo, la
Providencia no nos abandona y nuestros pues
tos de Misión se desenvuelven a pasos de gi
gante, marchando decididamente por las \*ías
de la religión y del progreso.
Salesianos e Hijas de María Auxiliadora
rivalizan en entusiasmo y en amor al trabajo.
A los melancólicos cobertizos de fango y paja
suceden las alegres tejas, a las míseras chozas
las viviendas cómodas que se alinean, unas
junto a otras, formando calles. Son los oaas
de este desierto, según ha dicho un insigne riajero...
E l aspecto del campo es magnífico; los cultivos
se prolongan a todo lo largo de los poblados
y s e intensifican y aumentan, de año en año;
las crecientes cosechas de arroz, maíz, caña de
azúcar, judías y mandioca hacen posible la
vida y multiplican los asentamientos de estos
pobres indios...
L a situación de los ganados tiende también
a mejorar, desde que hemos cercado los campos.
Aquí tenemos que pensar en todo y producirlo
todo, pero es e^^dente que, para nosotros,
estas cosas no son las esenciales, sino linicamente simples medios para ganamos la esti
mación y confianza de estas razas, imbuidas
de recelo.
Gracias a los asiduos y desinteresados cui
dados prodigados a las madres de familia, é
número de niños fuertes y rollizos crece que
es un encanto; casi todos los hogares tienen
cinco o seis, nacidos a la sombra de la cnii,
que se yergue magestuosa en al centro del
poblado. A los hombres, desde que han Nisto
asegurado el sustento de su casa, y a no les
asusta el multiplicarse de estas pequeñas bocas
Una vida cristiana mejor entendida y prac
ticada es el corolario de los factores exi>uestos
Podemos decir, sin temor de exagerar, que
aquí evangelizadores y evangelizados hacdi
una intensa vida de trabajo, pero llena desde
luego de muchos consuelos.
Sobre los grandes ríos. — Aunque nues
tros preferentes cuidados los dedicamos a los
Bororos, no ohidam os sin embargo a las otras
tribus de la selva como los Carayás, cuya con*
versión iniciamos cuatro años liace, y los te
rribles Cha^'antes sus vecinos que, pese a todas
nuestras fatigas y exploraciones, aún no liemos
podido encontrar, pues viven en lo más en®*'
raüado del bosque, huidos y encuevados coiao
las fieras.
A su búsqueda que tanto nos interesa, st
219
ha dedicado m i secietario el P. Fuchs, ya que
a mí me es imposible hacerlo personalmente,
habiendo salido dicho Padre el 25 de Febrero
del pasado año y 'V'uelto el 2 de Noviembre,
después de haber hecho 300 km. en auto y
camión. 1.200 en ferrocarril, y 12 jomadas
por mar. Viajó además por los grandes ríos
Tocantis y Araguay, cubriendo distancias de
3.600 km., de los cuales 1.700 los hizo en barca
a motor y 1.900 en uba (tronco de árbol ahue
cado y conducido a remo).
Después de esta odisea, aún ha tenido que
vez se van precisando mejor los puntos del
bosque en que esta tribu debe vivaq\iear...
H ay sí para nosotros un resultado terrible
mente positivo, los 30.000 francos que ha cos
tado la expedición y \'ienen a agravar no poco
nuestro déficit liabitual, pero éste es asunto
de la di\-iua Pro\ideucia, y Ella verá como
se pagan tantas trampas. Entre tanto ha vcniilo
a convertirse casi en certeza la esj>eranza que
abrigamos de ixjiiemos en contacto con los
feroces indios, en ima próxima cxiXHlioión
que el mismo P. P'uchs emprenderá, después
Mons. Couiaron con »u bafs blanca enfre los indio* CarayAs,
hacer 80 km. a píe o en mulo, con su morral
4 la espalda, a través de espesos y altísimos
siatorTíües, por los que hay que abrirse camino
* golpes de hacha, avanzando a paso de tortuga
7 adoptando infinitas precauciones, para no
íer víctima de una sopresa que nada tendría
de apetecible.
Después de ocho largos meses de zozobra
para mi corazón, porque los peligits del \iaje
eran verdaderamente terribles, el día de los
Fieles Difuntos tuve la dicha de abrazar de
oaevo al querido misionero, que voEda enflaqneddo y bronceado, pero con su eterno buen
hamor y entusiasmo.
Esc uché con muchísimo interés la relación
qoe me hizo de su viaje, y que d P. Duroure
<ioedó en el «icargo
escribir, y en cuanto
3 los Chavantes, me dijo que aún no se han
obtenido resultados positivos, pero que cada
de un breve reposo, tomando el mismo camino
de San Pablo, Río Bclém, Conceisao, RÍíj Das
Mortes y... la espantosa selva.
Encomiendo de todo corazón a vuestras
oraciones este nuevo viaje, exijido i» r la gloria
de Dios y , de antemano, agradezco los socorros
espirituales y pecuniarios que vuestra caridad
querrá en\'iarme.
En la selva hay movimienío. — Esta vasta
Prelatura se va poblando de día en día.
Atraídos por las riquezas del suelo, los brasi
leños y especialmente los del norte, que ven
desoladas sus campiñas por el azote terrible
de la sequía (tres años hace ya que no llueve)
acuden a establecerse,
número siempre cre
ciente, y como es natural, nosotros tenemos
tamtdén que atenderlos.
No pnidiendo yo ocuparme personalmente de
220
todos estos menesteres por ser m i presencia
necesaria en los centros más importantes de
lii misión, y por impedírmelo además las espe
cíales obligaciones de mi cargo y la falta de
personal especializado, que me obliga a hacer
de todo: módico, panadero, ingeniero de puentes
y caminos, constructor de iglesias, colegios y
cementerios, me acerco al buen Padre Duroure,
le expongo mi situación y le digo:
— ¿Cómo nos arreglamos este año para
hacer la visita ? ¿ Quiere Vd. encargarse de ella
con un hermano coadjutor?
— Con mucho gusto, Monseñor; estamos aquí
para esto... y ¿cuáiido hemos de regresar?
— Hacedla todo lo detenida que podáis;
cuantos más centros se visiten, mejor. Y o os
doy plenos jXDderes para todo.
Ilizo el Padre sus preparativos, que por otra
parte se reducen a bien poca cosa, puesto que
el misionero está siempre preparado para viajar,
y el día siguieirte nos dimos im abrazo y montó
cu el caurión, saliendo a la conquista de almas.
E l mismo seguramente relatará las peripe
cias del viaje, pero yo quiero anticiparos la
grata noticia de sus resultados que, reducidos
a cifras, son los siguientes:
Tiempo invertido: — Un mes.
Objeto: — Hacer la visita apostólica a la
región, i) Viaje a Santa R ita de Araguaya
para visitar algxmos centros agrícolas y dianumtíferos. 2) Viaje a Coxima para atender
espiritualmente a esta buena población, que
hace más de 15 años no tenía la dicha de recibir
los Sacramentos, por falta de sacerdotes. 3)
Viaje a Registro de Araguaya para levantar
una capilla en Barra de Carcas.
Kilómetros recorridos. — 3.896 a caballo;
2.869 en camión; 293 en piragua. Total: 7.058.
Medios de transporte. — Desde el romántico
caballo de Smi Francisco hasta el moderno
cocho automóvil, ctni el aditamento de mulos,
vacas, carretas y ])iraguos.
Casto.'; de la vi.Cta. — 9.100 francos.
lialance material.
■ Una capilla abierta al
culto en el distrito de Jauru, otra reconstruida
en el poblado de Amaracabelo, una tercera
empozada en Camapxian, sobre las ruinas de
la antigua ciudad de los Jesuítas y l U i a cuarta,
tx>nu) se ha dicho, en Barra de Carcas.
Balance espirilttal. ■ - r) Bautismos: 573, la
mayor parte de adultos. 2) Confirmaciones;
476, algima a personas de más de 50 años.
3) Matrimonios: 131, con un total de 233
niños legitimados. 4) Confesiones; 1.500.
Balattce moral. — Un retroceso del protes
tantismo que, de modo especial, estaba
ccliando raíces en la región de Coxim. Para
nuestra desgracia, hacerlo retroceder no es lo
mismo que tenerlo vencido, y es que la escasez de
personal y de medios no nos permiten todaWa
cantar una \ictoria definitiva.
Conclusión. — Aún tendría que infomiarcs
de los progresos y resultados de nuestras cinco
parroquias, en el transcurso de este año, pero
aquí las distancias son tan grandes que Ies
datos todavía no han llegado. Puedo al menos
connmicaros que hemos iniciado la construedón
de una iglesia parroquial en Lageado, donde
hasta el presente, sólo ha existido ima modes
tísima capilla de unos 12 metros, a todas luces
insuficiente para una población de 3.000 almas,
Fiemos abierto adeniás los cimientos de nuevas
capillas, en Bonito, Taqyray, Giboia, Barra
do Carcas y Camapuan... Ved como aquí se
hace todo lo posible para que vuestras limos
nas no queden estériles.
Os invito a todos a dar gracias a Dios por
este poco bien que hemos podido hacer y a
seguir ayudándonos con vuestra caridad.
Pido al cielo que a todos os recompense lar
gamente, y me reitero affmo en JC.
JUAB B t a . C ou turon
Administrador Apostólico de
Registro de Araguaya.
Inscribios en la Pía O bra
del Sgdo. Corazón de Jesús de Roma.
Dando la limosna de una peseta, o cantidad
equivalente, puede cualquier persona tener
derecho a la participación en los fnitos de síú
misas diarias, que se celebran y perpetuamente
se celebrarán en la Basílica del Sgdo Corazón
de Jesús de Roma, según las intenciones de
los oferentes o suscritores.
Ivas limosnas recibidas por este conducto
ílestínanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la
socierlad, acogiendo niños pobres y abandonados
para educarlos cristianamente.
¿ Quién no contribuirá pues con algunos cén
timos, que con tanta facilidad se gastan, a esta
invitación paternal de Don Bosco y de la
Iglesia, motivada por ideales tan nobles y
caritativos?
¿Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina en este mundo y en d
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿ Quién no tiene almas queridas, vivas o di
funtas, a quienes obsequiar con tan esplén*
dido regalo espiritual?
No tardéis en pedir Hojas de suscripciónR e cto r M.\y o r d e eo s S a e e sia n o s - Cot-
tolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse al mismo Rect-'r
Mayor o directamente a nuestra casa de Roña- Ospizio Sacro Cuore - \^a Marsala 42.
Gracias obíenidas por intercesión
de María Auxiliadora y del Beato Juan Bosco.
ESPAÑA Alicante. 2 Mayo de 1933. — Concep
ción Aguilar da las más rendidas gracias a nuestra
buena Madre María Auxiliadora, y envía una li
mosna para la propagación de su culto en esta
dudad, por un insigne favor recibido, consiguiendo
que su hijo obtuviera la plaza deseada en sus úl
timas oposiciones.
ESPAÑA ^/««ría. 17 Abril de 1933. — Habiendo
redbido iin beneficio pata cuya obtención impetré
la protección del Beato Don Bosco, le expreso mi
agradecimiento y remito una limosna para las
Obras Salesianas.
J u a n A . Ma r t ín e z D e
C a str o ,
Abogado y Cónsul del Ecuador.
ESPAÑA Cádiz. — Profundamente apenados a
causa de una pertinaz dolencia de nuestro bijito
Manolo, candoroso niño de 8 años, y alarmados
ante el diagnóstico pesimista de los facultativos
que le visitaron, decidimos poner al querido pa
ciente bajo la protección jamás desmentida del
Bienhechor insigne de los niños. Beato D. Bosco,
colocándole su medalla al cuello y encomendán
doselo muy de veras. Antes de dos dias la flaca
naturaleza de nuestro hijito reaccionó poderosa
mente, se animó su rostro, despertósele gran apetito,
sus mejillas antes pálidas, se colorearon, empezó
a jugar con sus hermanitos, estaba bueno.
Muy agradecidos, hacemos publicar la gracia
para gloria del Beato y enviamos ima limosna.
C e ü u o R i v a s y C a t a l in a M a te o s d e R i v a s .
ESPAÑ A (Gerona) Vilablareix. 28 Abril de 1933.
— Estando nuestra hija enferma y desahuciada
de los médicos, perdidas todas las e.speranzas hu
manas, acudimos a María Auxiliadora y al Beato
Juan Bosco. Le pusimos una reliquia del Beato,
le dieron la bendición de María Auxiliadora y
ahora está sana. ¡Gracias mil os sean dadas, hlaria
Auxiliadora y Beato Juan Bosco!
J osé B itllo ch
y
M a r ía P a tr o cin io B u s q u é is .
E SPA Ñ A jV/a/aga. 5 Mayo de 1933. — Cumpliendo
con mi promesa y conservando en mi alma pro
funda gratitud hada nuestra tierna Aladre y bon
dadosa bienhechora, María Auxiliadora, llena de
hago público mi agradedmiento por haber
alcanzado por su intercesión señaladísimos benefidos, a los que correspondo hoy con una oferta
para las Obras y Misiones Salesianas del Beato
Don Bosco.
Ma, L u isa Vda. D e Ma r t in .
ESPAÑ A Madrid. 20 Abril de 1933. — Hace
bastante tiempo que me encomiendo a la inter
cesión del Beato Bosco, movida por unas estampitas de ti que un Padre salesiano amablemente
nos mandó.
Fui a comulgar en la fiesta del Beato, encomen
dándole algo que me interesaba muchísimo, más
que si fuera para mí, y me atendió de una manera
tan milagrosa, que prometí hacer público este favor
para mi tan estimado, pues se trataba de una
soludón que luché mucho por conseguir y que ya
lograda, dejo en manos de el Beato Bosco, con la
mayor confianza y para siempre.
M e r c ed es E sp in a .
E S P A Ñ A (Murda) Ciesa. 24 Abril de 1933. —
Gradas sean dadas a Dios y a María Auxiliadora,
que por intercesión de su amado siervo el Beato
Juan Bosco, cuya protecdón invoqué, me ayudó
de un modo visible a salir felizmente de varios
apuros. Agradedda al Beato, mando una limosna
para los gastos de la causa de su pronta canonizadón.
F lorentina R u iz .
4
A R G E N T IN A Buenos.< t«s. 21 Marzo de 1933.
_ Sintiéndome un poco aquejado del pulmón,
deddí comenzar una novena a D. Bosco, prome
tiendo, si me concedía poder conservar la salud
para trabajar en bien de la.s almas, publicar la
grada en el Boletín SaJesiano y además ser durante
todo el resto de mi vida, un verdadero apóstol
de Jesús y de María y dcl Beato Don Bosco. Sin
tiéndome ahora bien, cumplo la primera parte de
mi promesa, esperando poder cumplir también la
scgimda.
A R G E N T IN A Qwntú. Abril de 1933. — So
metida mi esposa a una gravísima operación qui
rúrgica con muy poca esperanza de éxito, la re
comendé encareddamente a María Auxiliadora,
prometiendo hacer ima limosna a su Santuario
de Turín y publicar la grada en el Boletín SaUsiano.
L a operadón obtuvo un resultado espléndido y
ahora agradeddo cumplo la promesa, .agregando
otra limosna para que la Virgen ,SS. del Beato Don
Bosco siga protegiendo mi numerosa familia.
A. L. Cooperador SaUsiano.
G U A T E M A LA (Alta Veiapaz) Cobdn. 7 Abril
(Je 1933. — Mi nieta Anita Soria tragóse una aguja;
y en tal pena imploré con todo mi corazón
el auxilio de la Santísima Virgen y de nuestro
Padre el Beato Juan Bosco, habiendo sido atendida,
pues qne a los dos días de terrible ansiedad arrojó
la aguja sin ninguna consecuenda. Agradedda a
nuestra
Madre y al Beato Don Bosco,
envío
limosna para la canonizadón de nuestro
amado Padre,
A n a Ch . Vda. d e So r ia .
IT A L IA Roma. 24 Abril de 1933. — Hago pú
blico mi agradecimiento hada María Auxíhadora
mí buena madre, por favores espirituales y mate-
‘¿ t '2
Hales de Ella recibidos cuando con confianza acudí
u su protección.
Quiera Ella continuar su maternal asistencia
que tanto necesito.
P. J. S.
M ARRUECOS Casablanca. 3 Abril de 1933. —
Encontrándome en situación apurada, por asuntos,
me encomendé a María Auxiliadora y al Beato
Juan Bosco.
Mi siiplica fué oída, y hoy, muy agradecida,
cumplo mi promesa de enviar un donativo para
las Obras Sale.sianas.
Srta. E u g en ia E a p e e n .
M EJICO Aqttascalieníes. —
Encontrándome
grave de la enfermedad del Bocio, sin esperanza
en lo humano y muy afligida por mis pequeños
hijos, acudí a mi Madre Stua. Auxilio de los Cris
tianos, quien me alcanzó la gracia de recobrar mi
salud. Envió una limosna para las Obras del Beato
Don Bosco y suplico dar publicidad en el Boletín
a este gran favor recibido.
M a r tin a M agoau en o de R omo .
MEJICO (Nay) Ixtlán, — Estaudo mi padre
gravemente enfermo de brouconcumonia y habién
dolo desahuciado ya los médicos, sin esperanza de
alivio, acudí al Beato Don Bosco. Mi petición fué
oída y cu agradecimiento hago pública su gracia
y envío una limosna.
A t a n a s ia R u b io .
MEJICO (Nay) Ixtlán. — Elena López de Mejía
da gracias al Beato Juan Bosco por haber curado
a su hija de un fuerte dolor de estómago que la
atormentó por varias horas, y sólo con aplicarle
la medallita del Beato, sanó inmediatamente; en
agradecimiento le envió una limosna para su cano
nización.
PE R U Lima. 14 Setiembre de 1932. — Encon
trándose mi hermano Miguel en Bogotá, Colombia,
solo y lejos de la familia, cayó enfermo de cuidado;
los médicos habían pronosticado una tifoidea in
fecciosa y ordenado su ingreso en una Clínica. No
sabiendo qué hacer, dada la distancia que me sepa
raba de él, empecé una novena a la Sina. Virgen,
rogándole que su enfermedad no fuera tifoidea y
lo sanara pronto; al tercer día de la novena recibí
un telegrama cu el que me avisaban que no eran
sino unus fiebres gástricas y que estaba mejor;
al octavo dia rccibia otro en el que se me anun
ciaba que mi hermano estaba couvolecieute y que
al cabo de dos o tres dias podria abandonar la
cliuicu; efectivamente fué así; hoy se encuentra com
pletamente restablecido y entregado a su trabajo.
.\grndccida a la Sma. Virgen María Auxiliadora
cumplo con hacer pública la gracia obtenida por
su santa intercesión y envío una pequeña limosna
para su culto.
M. G racibu a K str e m a d o y r b
(E.r<i/um»a ó'u/rsiaHa).
U R U G U A Y .M ontfiiLw — Estando mi hijita
de II meses sumamente grave, enferma de grastro
enteritis, yn desahuciada del médico, empecé con
mi familia una novcua a Mana Auxiliadora por
intercesión del Beato Juan Bosco; coloqué una re
liquia del mismo bajo su cabecera y prometí pu
blicar la gracia y dar una limosna.
La mejoría fué instantánea y a la mañana si
guiente la encontré de pie en la cuna, contenta y
sonriente; siguió la mejoría hasta estar hoy perfectamcute bien.
Muy agra<lecida cumplo la promesa.
F11.0MKN.V G k r a ld i de G a r a t b g v y .
U R U G U A Y Salto. 27 Marzo de 1933. — Agra
decidísima a la Santísima Virgen María A l i j a
dora, a quien recurrí para obtener la curación de
un hijito, cumplo la promesa hecha de publicar
la gracia, y envío una limosna, para los huerfanitos de Don Bosco.
P a lm ir a P. de PmoTTA.
Dúii también gracias a María Auxiliadora y
al Beato Juan Bosco por favores recibidos:
E spaña (Islas Baleares) Menorca. M. A. V.
E spaña (Islas Canarias) Las Palmas. Antonio
Sarmiento Pérez - María Penichet - Francisco Ma
trero Pérez y Señora - N. N.
E si’a ñ a (Pontevedra) Cambados. Andrés Gago.
A r g e n tin a Buenos A ires. Amelia M. de Mengani.
C olom bia (Valle) Morales. Matías Villano - Ro
berto Clavijo N. - María Quijauo - Agustín Salcedo
- Soledad Salazar - J nanita Añila - Diógenes Campo
- Custodio M. Villegas.
E stados U nidos (Arizona) Tueson. Mary Moos Carlota Barns.
G u a t e m a la (Alta Verapaz) Cobdn. Lauro Mo
rales - Carmen y Armando Barrios - Mercedes B.
de Vásquez - Josefina G. de Leal - José María Asencío - Luís Vásquez - Amalia Vásquez - Vicenta
Chavarría - Matías Gabriel - Lucila de Santacruz Chica Ponce - Rebeca Calderón - Clotilde L. de
Paz - Jesús Molina - Roseuda Vda. de Leonardo Zoila P. de Polanco - Luisa Pacheco - Tina Fer
nández - Alicia Figueroa - Filomena Chacón Modesta de Ericastilla - Celeste Fernández - Pru
dencia Fernández - Marta S.
Méjico Aguascalientes. Angeles Ramos.
M éjico (Nay) Ixtlán. Antonia Contreras - An
gela Goüzáles y Gonzáles - Refugio M. de Ulloa
- Cruz Carrillo - Liborio Jaime.
Pe r ú Lima. Rosa del Campo Frías.
U r u g u ay Montevideo. Blanca S. de Echegoimbeyrri - María y Catalina Aguirre - Aída Demartino
- Celia Casañas de Santamarina - Pepita Eguiluz
- A. Calcagno - Rosa D. de Ferrando.
U r u g u ay Salto. Palmira P. de Pirotto - Hercilia
P. de Maldini - Arturo Ancel - Catalina Laffón Dolores T. de Díaz - Victoria B. de Castilla - Srtas.
de Silva Urroz - Domingo Savio.
Por infercesión
de nuesíros Siervos de Dios.
A R G E N T IN A La Plata. — Encontrándose un
sobrino mío de lóaños, enfermo en gravísimo estado
y como no era muy religioso y además había difi
cultades por parte de otros para hacer llegar hasta
él un sacerdote, pedí a Domingo Savio la gracia de
que el enfermo recibiera los Sacramentos.
Mi sobrino murió cristianamente y feliz, pensando
en la gloria que esperaba. Conforme lo prometí
hago público mi agradecimiento.
M. E. F.
M éjico Monterrey. — Las alumnos internas del
Colegio * Regiomontano • dan gracias a la Sierra
de Dios Madre Mazzarello por haberlas preser\’ado
de enfermedades epidémicas, y envían una limosna.
P E R U Cuico-Yucay. Enero 31 de 1933. — Por
intermedio de los R.R. P.P. Salesiauos de la Granja,
tuve el gusto de recibir ima hojita de propaganda
de la devoción a la Sierva de Dios Dorotea de Cho*
223
pitea V de la causa de su Beatificación. A pesar
de ser la primera vez que su nombre llegaba a mis
oídos, lo acogí con simpatía, despertando en mí
una gran fe y confianza, e inmediatamente empecé
una novena pidiendo la salud de un hijito mío de
5 años de edad, que desde los 2 años sufría de una
enfermedad crónica. En el curso de la Novena se
le cortó el mal y ofrecí una Comunión el último día,
prometiendo publicar la gracia si la curación fuese
definitiva. Han trascurrido ya 4 meses sin que
vuelva el menor indicio de la afección, habiendo
aun cesado todo cuidado material de mi parte, y
es grande mi gratitud y admiración al ver sano y
robusto al enfermizo niño. E l mismo sabe que se
ha curado por intercesión de la Sier\’a de Dios
Dorotea; pues se lo pidió con fe y llevando flores,
todos los días, al lugar donde puse su imagen, sigue
aún con esta costumbre y manifiesta así su gratitud
a la Sierva de Dios, que tan claramente nos ha
obtenido esta gracia.
Cumplo pues con la promesa de publicar el favor
y envío una limosna.
L. A. d e S am .^n e z O.
Los socios de la Pia Unión, rezando todos los
dios un Padrenuestro, Avemaria y Gloria por la
intención del Sumo Pontífice, con la invocación:
Sánete Francisce Salesi, ora pro nobis, y reci
biendo los santos Sacrainentos de la Confesión y
Comunión, pueden ganar:
Indulgencia Plenaria.
1) Un día de cada mes, a su elección.
2) E l día en que llagan el piadoso Ejercicio
mensual de la Buena Muerte.
3) E l día en que asistan a la Conferencia
mensual Salesiana.
en cada uno de los siguientes días:
Julio
La Preciosísima Sangre de Ntro.Señor
Jesucristo.
2 Visitación de Ntra Señora.
16 Fiesta de la Virgen del Carmen.
Agosto 6 La Transfiguración del Señor.
15 Asunción de la Sma. Virgen.
16 Fiesta de San Roque.
x
Por concesión especiaiisima de S. S. Pío X I ,
7 al Rector Mayor de la Pia Sociedad, D. Fe
lipe Rinaldi (6 de Junio de 1922) todos los Sa
les -^:ws e Hijas de María Auxiliadora, con sus
res^rctivos cooperadores, alumnos y ex-alumnos,
pr'ien ganar:
c Una Indulgencia Elenaria cada día, sólo
con decir cualquier devota invocación, por
corta que sea, en medio de sus ocupaciones
bal itusdes.
2, 400 días, cada vez que repitan el mismo
acto.
NECROLOGÍAS
S ALE SIAN O S DIFUNTOS:
El Padre José McnichinclH.
Nació el Padre Menichelli en la provincia de
Ma.ssa Carrara (Italia) el 14 de Marzo do 1869.
Sus padres, fervorosos cristianos, lo hicieron es
tudiar en el Colegio Salesiauo de Spezia, y tuvo la
dicha sintiéndose llamado por Dios, de recibir la
sotana de manos del mismo Beato Don Bosco, el
20 de Octubre de 1887.
Trabajó como Salcsiano en varios Colegios de Italia.
Después de haber permanecido algunos años
en Sud-América, anhelando consagrarse al cui
dado de los leprosos de Colombia, pidió e.sa gracia
a sus Superiores; pero ¡eran otros los designios de
la Divina Providencia!... E l Padre Mcnichinelli fué
alistado en la expedición de Salesianos que bajo
la dirección del inolvidable Padre Calcagno se
dirigía a la floreciente República de E l Salvador.
Y aquí le vemos llegar el 8 de Diciembre de 1897,
pasando luego a ocupar la pequeña Escuda Agrí
cola de f E l Modelo » en la Capital. Allí trabajó
por más de dos años, pasando después a fundar
el Colegio « Santa Cecilia » en Santa Tecla. Cuatro
años más tarde va a Santa Ana a fundar el Colegio
( San José 1 y allí se queda hasta que en 1907 pasa
nuevamente a Santa Tecla con el cargo de Director,
en el que permanece con cortos intervalos hasta el
luctuoso día de su muerte: el 30 de Marzo de I
Fué de carácter dulce y paternal, por lo que
todo el que le conocía se sentía atraído hacia él con
ese irresUtible atractivo que caracteriza a los santos.
Tan conocido era, que el ocurrir su muerte, la
Radio-Diíusora de la Capital trasmitió el luctuoso
anuncio a todo Centro América.
Desde esa hora fué un e.iutinuo desfilar de per
sonas delante de sus restos, impresionando honda
mente a todos aquella placidez que en su rostro,
aún sonriente, se dibujaba.
El 31 de Marzo, de>vdc muy temprano comenzó
la gente a acudir a la Mi‘ a que celebró el Ilustrísímo
Señor Obispo de San Miguel Monseñor Dueñas.
Y siguió una manifestación pública del amor que
el Padre José se había granjeado en ludas las
clases sociales de San Salvador y Santa Tecla.
Sus restos no estuvieron un momento solos.
A eso de las cuatro y media comenzó el entierro,
que fué una verdadera apoteosis de la vida san^
del Padre José.
Ciertos estamos todos de que el buen P. Memchinelli en estos momentos está ya gozando de
Dios, pero recordando que son inescrutables los
juicios del Altísimo, imploramos para él la cari
dad de una fervorosa plegaria.
933
Don Andrés Peslarino Pbro.
Murió en Viedma (Argentina) el xo de Febrero
del presente año.
Fné el P. Pestarino nno de los primeros y más
beneméritos misioneros salesianos de la Patagonia.
224
Enviado a América por Don Bosco en 1884,
pasó algunos años como vicepárroco en la iglesia
de S in Carlos de Buenos Aires y luego como Direc
tor en la Escuela Agrícola de Uríbclarrea, pero la
mayor parte de su vida la consagró a las misiones,
dedicándose a ellas en cuerpo y alma, especialmente
en los Territorios de Río Negro y Chubut, donde
las obras de su caridad perduran prósperas y ma
gníficas y los pobres recuerdan y recordarán siempre
su bondad sacerdotal y su abnegación sin límites.
¡Requiescat in paco!
Han muerío también en la paz del Señor:
Vicloño André, Pbro. — | E n Lión (Francia) el
5 de Febrero.
Juan Bologna, Coadjutor. — tE n San Pablo (Bra
sil) el 21 de Enero.
Julio Dellavalh, Clérigo.-----fE n Turín el i de
Abril.
Carlos Grisotti, Coadjutor. — fE n Borgo San
Murtiuo (Italia) el 14 de Febrero.
Patricio Mac Parland, Coadjutor. — tE n Cavana
Kill (Irlanda) el 9 de Febrero.
A tilia Alarucelli, Pbro. — fE n Grossetto (Italia)
el 10 de Febrero.
Plácido PéreXt Coadjutor. — fE n Méjico el 31
de. Enero.
Carlos Regalado, Clérigo. — fE n Turín el 2 de
Marzo.
Natal Signoretti, Pbro. — fE n Vercelli (Italia)
el 24 de Febrero.
C O O PE R A D O R E S D IFU NTO S:
El Dr Honorato Vázquez.
Toda la Rapública del Ecuador sintióse conster
nada al conocer la pérdida, que nunca con más
exactitud puede decirse irreparable, de su ilustre
hijo el Dr. Vázquez, muerto cu Cuenca, su ciudad
natal, el 26 de Enero dcl presente año.
El Dr. Vázquez era actualmente el hombre más
destacado de su patria y uno de los más ilustres
genios de Hispano-.\mérica.
Toilos los diarios publicaron sentidísimas necrologios sobre el sabio varón de la .-\tcnas Ecua
toriana. El gobierno declaró duelo nacional en
toda In República, por el Ciudadano Eximio lleno
al virtiule.s y de saber, alto y celoso defensor de
la integridad nacional, dclicadisimo poeta y es
critor elegante, noble y veraz artista, pensador
magnifico, hábil diplomático y político austero.
Fué Dipútate de la Convención, desempeñó la
Sub-Secretaría del Ministerio de lo Interior.
Fué a España como Ministro Plenipotenciario y
Enviado Extraordinario. Fué Miembro Correspondíñete de la Real Academia Española de la Lengua:
Caballero de la Orden de San Silvestre.
Fué Ministro, Fundador dcl Liceo de la J uventud:
Rector de la Universidad de Cuenca: Miembro de
muchos otros Centros Científicos y Literarios y de
varias .Academias de América. Obtuvo numerosas
' y honrosísimas condecoraciones de varios Gobiernos
extranjeros.
* Personajes como él — dice un periódico local —
coustítuyen una etapa.
Su nombre añadiráse a los de altísimos próceres
que construyan el Ecuador espiritual, más hermoso
y admirable que el Ecuador físico con sus cumbres,
su cielo, sus golfos y sus montañas ».
Pero Honorato Vázquez fué, ante todo, im fer
vorosísimo hijo y defensor de la Iglesia católica,
un soldado de su fe, un dechado de piedad y de
buenas costumbres.
Sumamente devoto de la Sma. Virgen, a la que
dedicó exquisitas composiciones en prosa y verso,
con toda la unción filial que la robusta ascética
española, por él ahincadamente saboreada, podía
inspirarle, era lógico que su alma se dejara ganar
por la fascinación especial que hoy ejerce la advo
cación de María Auxiliadora y de las Obras por
ella patrocinadas, y asi fué en efecto, habiendo sido
xm activísimo cooperador salesiano, desde que los
Hijos de Don Bosco entraron en el Ecuador en
1888.
En Cuenca él era el Presidente de la Pía Asocia
ción, habiendo prestado desde su cargo las más
valiosas asistencias a nuestras obras y contribuido,
con sus limosnas, a la fundación de Becas ifisioneras.
¿ Quién se olvidará de enviar sufragios a un alma
tan pulcra y generosa?
Dña Beatriz Zamora de Jiménez.
Esposa del Exemo. Sr. Presidente de la Repú
blica de Costa Rica, ha entregado su alma a Dios.
E l sincero y profundo aprecio que el Exemo.
Señor Presidente brinda a la Obra de Don Bosco
nos ha hecho sentir más hondamente la pena que
ha afligido y aflige su noble corazón, y lo hemos
acompañado con nuestras oraciones, asi como se
guimos deseándole resignación perfecta en trance
tan delicado.
Seguros de interpretar el pensamiento de nues
tros lectores, ofrecemos al esclarecido Mandatario
de la nación ecuatoriana los sufragios con que los
Cooperadores acompañarán a los Salesianos, para
obtener de Dios la paz y premio eternos a la que fué
su afectuosa compañera en la vida.
Han muerto también en la paz de! Señor:
E s p a ñ a (Islas Canarias) Las Palmas. — Srta Adela
Martin Hernández.
E spañ a (Cuenca) Alcohujate. —
Don Leonardo
Baquero.
E spañ a (Sevilla) Morón. — Dña Carmen López
de Arce.
E spañ a (Orense) Beiro. — Dña Severa L ó ^ z .
C osta R ic a Cartago. — Don Claudio Bolaños
Pbro. — Dña Tomasa Quirós, madre del Pbro.
Salesiano Don Pío Cambronero.
E st ad o s U k id o s (.Arizona) Tueson. — Beatriz de
Velasco. — Josefa E. Vásquez.
R. /. P.
Coa mpnbmd6m de h erntorided ecAestfaf/ca.
D h ^ c to r-iv p o tib le » D. G U ID O F A V IN l
♦" Tip. da ta Sociedad E^tor* lali 1 aai liw il - T d *
Carao Regimm M«rg*ertTa. 176.
-
Fecha
-
1933.07