-
Título
-
BS_1934_03
-
Descripción
-
Boletín Salesiano. Marzo 1934
-
extracted text
-
EN LA
PÍA O B R A
DEL SGDO. CORAZÓN DE JESÚS DE ROMA
¿ Quién no conoce la Obra Pia del Sgdo Co
razón de- Jesús?
I-'ué fundada por el Primer Sucesor del Beato
Juan Bosco, y benignamente aprobada por S. S.
IxnSn X III, el 30 de junio de 1888.
Con sólo la limosna de una peseta, o 20 céntimos
de dólar se adquiere derecho a participar de to
das las oraciones y buenas obras de la Pía .So
ciedad Salesiana y a la aplicación de seis misas
que se celebran todos los días, a perpetuidad,
en nuestra Basílica del Sgdo Corazón de Jesús
de R m.i, dos en el altar mayor, dos en el de
María Axisiliadora y dos en el de San José.
I/>s que se inscriben en la Obra Pía pueden
aplicar el fruto de estas misas a sí mismos, o
a otras personas, vivas o difrmtas, y variar la
intención cuántas veces Ies plazca.
I/as limosnas recibidas por este conducto
destíñanse, de modo exclusivo, a promover la
gloria de Dios y los intereses culturales de la
sociedad, acogiendo niños pobres y abandonados
para educarlos cristianamente.
¿ Quién no contribuirá pues, con algunos cén
timos, que con tanta facilidad se gastan, a estainvitación paternal de Don Bosco y de la
Iglesia, motivada por ideales tan nobles y
caritativos ?
¿Quién no siente la necesidad de asegurarse
la benevolencia divina, en este mundo y en el
otro, mediante la aplicación de los méritos
infinitos del Santo Sacrificio del altar?
¿Quién no tiene almas queridas, vivas o difimtas, a quienes obsequiar con tan esplén
dido regalo espiritual?
No tardéis en pedir Hojas de suscripción
R e cto r M a y o r d e lo s S aljísianos
Cottolengo 32 - Turín (109) (Italia).
Las limosnas pueden enviarse al mismo Rector
Mayor -o directamente a nxiestra casa de Roma
- Ospizio Sacro Cuore - Via Marsala 42.
Pedid que os envíen el
BOLETÍN
SA L ESIA N O
Propagadlo^ Aconsejadlo.
Suscribios a
JU V EN TU D
M IS IO N E R A
Es una Revista interesantísima y pul
cramente ilustrada, que no debería
faltar en ninguna familia cristiana.
SUSCRIPCION ANUAL;
8 liras ~
3 ptas — 0,50 dólar
en cualquier Casa Salesiana. o Redac
ción - CoUolengo. 32. Turín (Italia).
S U M A R I O
Invitación del Rector Mayor. — La Congregación del
''Tuto". — E l Discurso del Papa. — Para los que
nunca han asistido a una Canonización. — De
España y. América; Buenos Aires - Los Exalumnos
de Don Bosco. - Rosario de Santa Fe. La Fiesta
del Colono y el Congreso Eucarístico Provincial. Valparaíso. Tertninacióu del Año Escolar. - Puebla.
Los cinco Oratorios Festivos conmemorando al
Venerable Domingo Savio. - Paysandú. Una primera
Comunión emocionante. — Los tres Bienaventurados
Mártires compañeros de la Canonización de Don
Bosco. — De nuestras Misiones. — Noticias de la
nueva Misión de los Chavantes, en el rio Das
Mortes. - Japón. - Beppu. - Alto Orinoco. - Un
mes en "Puerto Ayacucho” . — Gracias. — Necrologias.
BOLETÍN
SALESIANO
AÑO
XLIX
NÚMERO 3
19
3 4
REVISTA* D E L A S O B R A S D E
DON
BO SCO
MARZO.
En torno de la Canonización
del Beato Juan Bosco
Fervieníe inviíación de nuesíro Recíor Mayor,
E n \nsperas y a de la glorificación de nues
tro Padre, no puedo menos de dirigiros aún
una palabra, en la que yo quisiera que v i
brase toda mi alma, para m ejor lograr que
en la vuestra se aviven más y más los senti
mientos de gozo y de confianza.
Quiero, antes que nada, aseguraros que
en toda la Fam ilia Salesiana se intensifican,
en estos días, las oraciones, para obtener de
nuestro Beato Fundador que derrame especialísimas gracias sobre cada uno de voso
tros, y sobre vuestras fam ilias e intenciones.
D e este modo el triunfo del Padre se verá
aureolado por la efusiva gratitud de los hijos.
He de exhortaros, luego, a que os acojáis,
con filial abandono, al patrocinio del nuevo
Santo, seguros de im petrar de él todas las
gracias necesarias para vuestro bien espi
ritu al y m aterial; de él que fué siempre tan
exquisitam ente sensible a los beneficios, así
fuesen mínimos, y tan fácil a la bondad y a la
misericordia.
Os invito, finalmente, a todos, a las Fies
tas de Rom a y de Turín. A todos, a todos;
y y a que personalmente no podréis todos
hallaros presentes, cuando menos asistiréis
en espíritu y unidos en el m ás suave amor
fraterno, \dviremos estos dhis, por siem
pre inolvidables, de la Canonizadón, que
serán días no ya de gozo solamente, sino
tam bién de gracias y bendiciones sin cuento.
y vos ¡oh Padre dulcísimo! a quien la Igle
sia ceñirá en breve la aureola de los Santos,
rogad por nosotros. Rogad por la Iglesia y
por el Soberano Pontífice; por la patria y por
la humanidad, tan fatigada y dolorida. Rogad
por las Fam ilias Religiosas que habéis fun
dado, y por los alumnos y alumnas confiados
a sus cuidados. Rogad — os lo pido desde lo
intimo de m i alma ■ por las familias de nues
tros Cooperadores, por nuestros Exalumnos y
por cuantos, con sin igual conslancia y gene
rosidad, sostienen nuestras Obras, y llenos de
santa emulación, se disponen a alzaros un
iroiw digno de vos, en la Basílica de María
A uxiliadora.
Haced que vuestra glorificación sea prenda,
mejor aún, principio cierto y seguro de gran
des y renovados triunfos, para bien de las
almas, y parttcularmeníe de la juventud, tan
amada de vuestro corazón.
Alzad ¡oh Padre! vuestra mano iatimalurga
y bendecidnos cuando, de miles y miles de pe
chos, salga potente y jubiloso el grito que os
proclamará Santo.
Vuestro obligadísim o en J. C.
P E D R O R IC A L D O N E , Pbro.
----- 65
~
LA
C O N G R E G A C IO N
Como saben nuestros lectores, el día 3 de
diciembre, celebróse en 1 ' tan tas veces citada
Sala del Consistorio, la últim a Congregación
General, referente a la Causa de nuestro Beato
Don Bosco, de cuya Asam blea salió definiti
vam ente el Decreto o m andato de su Cano
nización.
Por su valor docum ental y por la singular
im portancia -que para nosotros tiene, inser
taremos el tex to de dicho D ecreto en sitio
de honor, reservándole unas páginas del
Kxtraordinario que, con m otivo de las pró
xim as fiestas publicará en A bril nuestro B o
letín, según más adelante anunciamos.
E l lugar preferente de este Número debe
ocuparlo, por derecho propio, el magnífico
Discurso de Acción de Gracias que el Rvdm o.
Prepósito General de la Compañía de Jesús
P. W ladim iro Ledochowski, santam ente m an
com unado con nuestro venerado R ector
M ayor, pronunció en presencia del Papa, des
pués de la lectura del susodicho Decreto, en
el que ha sido tam bién englobada la Causa
de los tres Bienaventurados M ártires de la
misma Compañía, Roque González de Santa
Cruz, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo.
E l sincero y extraordinario cariño con que
el Rvdm o P. Ledochowski habló de nuestro
Beato, le hace acreedor a la inmensa gratitud
de toda la Fam ilia Salesiana.
Discurso del P. Ledochowski.
¡Beatísimo Padre! N o sin una grande y
especial emoción tomo la palabra, ante la
augusta presencia de Vuestra Santidad, en
esta circunstancia faustísim a en que la d i
vina Providencia, suavem ente, ha dispuesto
que sea el humilde sucesor de San Ignacio,
quien tenga el grande honor y el inefable
consuelo de ofrecer a \’uestni Santidad la
viva gratitud de la doble y vasta Familia del
B eato Don Bosco, por el Decreto que con
cedo, de un modo definitivo, los honores de
la canonización a su m aravilloso Padre y
l'im dador.
Pero no son éllos tan sólo los que se alegniii, por esta inminente glorificación; a su
alegría imeúse todos los alumnos y exalum nos
de ios Institutos Salesiaiu'vs, todas las almas
fax'orecidas por su actividad apostólica, todos
sus am igt« y cooperadores; puede decirse que
66
DEL “ T U T O ”
el mundo entero participa de este gozo y se
dispone a m anifestarlo, porque se tra ta de
uno de esos hombres, verdaderam ente provi
denciales, que hacen época en la historia de
la Iglesia y de la humanidad; de uno de esos
hombres que Dios en su misericordia suscita,
de tiem po en tiempo, no sin una sabia parsimofiia que los hace tan to más preciosos
cuánto más raros; de uno de esos hombres, en
fin, a quienes, con toda verdad, pueden apli
carse estas palabras: in omnem terram exivit
sonus eorum, et in fines orhis terrae verba eorum.
E sta satisfacción mía, al com partir h oy
tan de cerca las alegrías de la gran Fam ilia
Salesiana, que con tan to fervor de obras y
de misiones y con un apostolado que todo lo
abarca y a todos los campos se extiende, ha
venido a conquistar uno de los primeros
puestos en la viñ a del Señor; esta satisfac
ción mía, digo, viene a aum entarse pensando
en la m u y estrecha y constante am istad que
el futuro Santo tu v o y m ostró siempre de
un modo luminoso a la Compañía de Jesús
y a sus miembros; recordando la profunda
veneración que siempre conservó y prom ovió
hacia los Santos de la Compañía, especial
mente hacia San Luis Gonzaga y San F ran
cisco Javier, am istad y devoción que él dejó
en herencia a sus hijos, los cuales unidos a
nosotros, h oy acaso más que nunca, con el
vínculo de la caridad, aprovechan, con fra
ternal solicitud, todas las ocasiones, para
demostranos su afecto y prestarnos los m ás
delicados servicios.
Perm ítasem e recordar aquí, de un modo
especial y con reconocimiento profundo, todo
lo que éllos, y en primer lugar su Reverendí
simo Rector Mayor, han hecho por nosotros,
en las recientes tribulaciones sufridas por
nuestra Compañía en España, y de singular
manera el empeño y cordialidad que ponen
en hacérselas más lle\’aderas a los Padres y
Hermanos que han buscado refugio en él
Piam onte.
A l lado del grande y esclarecidísimo B eato
Don Bosco se nos presentan tam bién h o y
tres humildes hijos de San Ignacio, poco cono
cidos, en verdad, por el resto del mimdo,
pero cu ya veneración está bien arraigada en
las regiones que un tiempo fueron por éllos
e\-angelizadas y regadas con su sangre, y
que a buen seguro son extraordinariam ente
grandes delante de Dios, en virtud de ese
títu lo que San Am brosio decía ser equiva
lente al más bello panegírico: D ix i mártyrem,
praedicavi satis.
L os tres, pero de un modo especial el que
fue superior de éUos, el Venerable P. Roque
González, figuran entre los primeros fundado
res de aquellas fam osas « Reducciones » que
hicieron célebre « el Cristianismo fe liz » del
P araguay, tan adm irablem ente descrito por
Luis Antonio Muratori. Por esto su glorifica
ción, que en el Decreto de hoy deja ya entrever
los primeros resplandores, despierta — y con
razón — fervores de santo entusiasmo en las
florecientes Repúblicas de la Am érica del Sur
que se repartieron aquella extensa zona, re
gad a por el Río de la Plata, que un día fué
teatro del heroísmo de nuestros tres Venarabies, a saber: Argentina, B rasil,-Paraguay
5^ U ruguay.
E s m u y justo que los pueblos de estas cua
tro Repúblicas que, con sus respectivos Go
biernos y Pastores a la cabeza, tan ardiente
m ente lo habían solicitado, saboreen ahora
y a anticipadam ente, el gozo de poder saludar
en éllos a los tres primeros Beatos Mártires
de aquellas tierras, especialmente por lo que
a l Venerable P. Roque González se refiere,
puesto que nacido él en la ciudad de A sun
ción, capital del Paraguay, y habiendo en
trado en la Compañía siendo y a sacerdote
secular, para huir los honores de m uy altos
cargos eclesiásticos, y convertídose luego en
apóstol de las tribus que vivían a orillas del
R ío de la P lata, entre las cuales halló la de
seada palm a del martirio, puede con toda
verdad ser llam ado ciudadano de la América
del Sur, y una vez alcanzado el honor de los
altares, será la primera flor purpúrea indí
gena, nacida y cortada en su propia tierra,
com o Santa Rosa fué su primera flor virginal.
E n este A ño Santo, tan extraordinaria
m ente solemne, de la Redención, no ix)dían
fa lta r las palm as de los Mártires, para hacer
corona al D ivino M ártir del Gólgota. Huniildem ente com placida por ello la Fam ilia de
San Ignacio, expresa, de todo corazón, los
sentim ientos de su más v iv a gratitud, pri
mero a l D ador de todo bien, y después a
Vuestra Santidad, por el insigne favo r de que
estas palm as de Mártires, que vienen h o y a
entrelazarse con el marav-illoso florecer de
nuevos Santos y Beatos del Año Jubilar, ha
yan sido elegidas precisamente en el modesto
jardín de la Com pañía de Jesús.
El Prepósito General de la Compañía de Jesús.
¡Beatísimo Padre! E n los albores del nuevo
Año Litúrgico, que ya in vita a todos los pue
blos a postrarse ante la cuna del Redentor D i
vino, en este día consagrado al gran Patrono
de las Misiones, San Francisco Javier, el Beato
Don Bosco nos hace oir su lema, su lema (jue es
un grito de amor y dolor, al mismo tieni])o: Da
mi/ii ánimas, y los tres Venerables Mártires de
la América del Sur nos demuestran liasta <jué
punto del>e ser llevado este amor a las almas
redimidas co n 'la Sangre del Hombre-Dios.
A l venir hoy a los pies de Vuestra Santi
dad, para hacer ofrenda de nuestro agradeci
m iento por la fausta distinción de que se nos
hace objeto, renovamos a la vez nuestro pro
pósito, que tan bien responde al espíritu del
B eato Don Bosco y de vSan Ignacio, de pro
m over con todas nuestras fuerzas, la con
quista pacífica del mundo para el Reino de
Cristo, bajo la guía de su Vicario en la tierra.
Dignaos, Beatísim o Padre, avalorar estos
nuestros propósitos, con la Bendición Apostó
lica, que imploro en favor de nuestras res
pectivas Fam ilias Religiosas, de las naciones
que se glorían en el Señor de poseer a estos
nuevos héroes, de todos los que estam os aquí
presentes, y de cuántos lo están en nuestro
pensamiento y en nuestro corazón.
----- 67
EL D I S C U R S O D E L P A P A
Despiiés de esta tan ferviente y luminosa
Acción de Gracias, el Rvdmo Prepósito Gene
ral de la Compañía de Jesús y nuestro vene
rado Rector Mayor postráronse, reverente
mente, a los pies del Santo Padre, quien co
rrespondió con otro de esos maravillosos D is
cursos suyos, en los que no se sabe qué admirar
más, si el subido valor de la doctrina, o el don
de la oportunidad, o la dulce unción paterna.
E n este nuevo Documento de su bondad.
P ío X I evocó, una vez más, la gran figura del
Pealo Juan Bosco, pero dijo que, habiéndole ya
otras veces concedido la Bondad Divina ocasión
de hablar de él, quería ahora — sin dejar de re
lacionar su recuerdo con el de los tres Bienaven
turados Mártires de la gloriosa Compañía de
Jesús, — ocuparse especialmente de éstos nuevos
héroes que con tanta oportunidad vienen a su
marse al Cortejo Triunfal de Santos y Beatos
de este Aniversario, diecinueve veces secular,
de la Redención Divina.
A l poner de relieve el sacrificio heróico de
los Mártires de Sudamérica extiéndese el Papa
en consideraciones luminosísimas sobre el em
peño que tiene la Iglesia en rodear de esplendo
res las figuras de sus grandes héroes, no tanto,
dice, para excitar en nosotros sm admiración
cuanto para movernos a su imitación.
De modo incomparable hace la apología del
deber cristiano, que pone a veces al hombre en
situaciones dificilísimas, y le exije sacrificios
heroicos para renunciar a un placer posible, a
una ganancia inmoral...
E n tales situaciones, muy frecuentes en la
vida cristiana, parece como si los mártires
nos preguntaran: ¿qué pensáis? ¿qué resolvéis?
eso que a vosotros os pide el deber no es nada,
comparado con lo que nos pidió a nosotros; nondum usqiie ad sángiiinem restitistis, aiín no
habéis resistido-hasta derramar vuestra sangre...
y así va discurriendo el Pontífice maravillosa
mente, sobre los diversos estadosde la vida, exal
tando el valor délos jóvenes que desafian al res
peto humano y lo vencen, que no transigen con las
modas y los espectáculos degradantes; cantando
las excelencias de la virginidad, hecha toda
de renunciamientos y equiparada con razón
al martirio; tejiendo un poema de elogios en
honor de esos ignotos mártires, de esas vidas
humildes que se encierran, y mejor, se sepidtan
en el silencio de las casas religiosas, que no
tienen más deseo que su propia inmolación,
ocxdta a los ojos del mundo.
A u n en medio del bidlicio de la sociedad
¡cuántos mártires! — dice el Santo Padre, con
la voz velada por la emoción — ¡cuántos padres
de familia, buenos, sinceramente cristianos, que
en estas horas de crisis, tienen que someterse a
indecibles angustias de todos los días, para
sacar adelante su numerosa prole, para conser-
La sala del Consistorio.
68
varse fieles a todos sus deberes de cónyuges, de
padres, de trabajadores, de empleados, resistien
do con invicta entereza todas las inclinaciones
contrarias, todas las circunstancias adversas de
que estos difíciles tiempos suelen ser tan pró
digos!...
Los mártires del deber cristiano son, pues, in
contables, y son genuínos y verdaderos mártires,
a los cuales falta tan sólo la nota de la sangre.
Volviendo luego el Pontífice a nuestro Beato
Fundador, exclama: H e aquí porque hemos
dicho que el Beato Juan Bosco ocupa muy
bien su puesto en esta Asamblea.
Porque su vida — como Nos la pudimos
observar muy de cerca — fue un grande y ver
dadero martirio. Martirio de trabajo, de un
El bmmo Cárdeno! Verde,
Ponente de lo Causo de nuestro Fundador.
trabajo ineludible que horripilaba por su vo
lumen; martirio de una caridad purísima e
inextinguible, que le hacia reservar siempre en
el fondo dcl corazón, de la voluntad, del pensa
miento, un rasgo de delicadeza para el tWitTW que
llegaba, fuese a la hora que fuese, y sin que im
portara su estado de fatiga corporal o mental;
martirio en los rigores de su vida mortificada,
frágil, que dijérase plasmada con ayunos...
¡Honor, pues, a los héroes! a los unos y a
los otros. Nos nos congratulamos con las dos
grandes Fam ilias del Beato Juan Bosco y de
San Ignacio de Loyola. N os congratulamos con
ellos, especialmente porque de estos sus grandes
héroes se puede decir lo que se dice de ciertos
libros, de ciertos productos del genio, que no
pertenecen a ésta o a aquélla nación determina
da, sino que son de toda la humanidad.
Para los
que nunca han asistido
a una Canonización.
Por la fausta coiucidcuola de la clau.sura del
Año Santo y ix>r su pniina signifioadóii e iiujx>rtancia. la ya miinueute ylorifu'ución de nuestro
Don Bc^eo promete rebasar el marco normal de
esta d;ise do solemnidades, que son las más fas
tuosas e imjxmentes que celebra la Ijílesia. A
no dudarlo, el acto será tan oxtraonliuarinmente grande y magestuoso (jue, con irresisti
ble entusiasmo, habrá de llevar a Roma muche
dumbres enormes.
Por esto creemos que no está fuera de lugar
ofrecer a nuestros lectores, aunque sea esquemá
ticamente, un avance de las ceremoiiijis que el
día
de Abril tendrán lugar en la Basílica de
San Pedro, hacer q\ie de antemano se deseii^*uelvan ante sus ojos, para que, los que tienen
el propósito de asistir a ellas, vayan
orien
tados y sabiendo lo qiie van a presenciar y los
demás puedan, cuando menos, saborear en las
intimidades de su pensamiento las inefables
bdlezas de la triunfal liturgia.
El acceso a la Basílica. — E s ésta una de
las contadas ocasiones en que, para entrar en la
Basílica Vaticana, se exije billete personal, del
que liay que procurar proveerse con alguna anti
cipación, siendo de varias categorías: Riparto
A , B, C, etc., pero pudiendo reducirse a tres
principales: Entrada para tribmias o estrados,
qtie se alzan al ]>ié de los grandes pilares del
crucero y en la nave absidal, en tomo del altar
del Papa y se destinan a los Sres Cardenales,
Príj3ci]>es, O bispos. Ctierpo Diphanático, ¡Jerstmajes, nobleza romana, etc.; entradas jxira la
nave central y brazos del crucero, donde habrá
compartimientos diverso.s con comodidad para
sentanu- y con carteles indicadores; entradas
para las nave.s laterales, en las que no liay pre
parado ningi'm asiento.
Todos los billetes llevan la contraseña de dereclia o izquierda, entendiéndose que es la del
portador, y han de ser i)re.sentaílos a los guar
dias de senúcio encargados también de guiar y
acomodar.
La riada humana entra por dos puertas la
terales y, en tanto que no empiece la ceremonia,
se puede circular p.or el amplío pasillo de la nave
del centro, abierto para el desfile del Cortejo
Papal.
La función se prolonga desde las ocho hasta
•la una, pero hay facilidades para salir del tem
plo en cualquier instante que se desee.
¿ Y a qué hora In-brá que acudir? — Lo más
69
pronto posible porque en estas excepcionales
solemnidades, a las seis de la mañana, las lí
neas de tranvías y autobuses que, desde los ex
tremos de la ciudad afluyen a la inmensa plaza
de San Pedro, suelen ir ya congestionadas de
peregrinos.
Visión paradisiaca. — L a proclamación de
un nuevo .santo es un hecho tan trascendente
dentro del mundo católico, que los teólogos la
equiparan a una definición dogmática, afir
mando que, como ¿sta, lleva el aval de la infa
libilidad.
No es, pues, de extrañar que la liturgia y todo
el atuendo exterior del culto procuren correspíuider y ponerse a tono.
De aquí la regia magnificencia que distingue
a todas las ceremonias de luia Canonización, el
fausto abmmador del Cortejo Papal, la esplen
didez triunfadora de la Basílica de San Pedro.
Esta presenta desde los primeros momentos
— y lo decimos sin rozar la hipérbole — una
visión reahnente paradisíaca, que no en vano
es el primer templo del orbe, en grandiosidad
y ririueza, y por algo las siglos han volcado en
su tesoro sus más i)reciadns y valiosas joyas.
Cuadrillas de ojierarios (Sampietrini) hgn
emi>leado más de dos meses en revestirla y
ataviarla, no dejando al descubierto más que
las jjiezas ya de suyo riquísimas; las esculturas
mannóreas y los maravillosos mosaicos, en los
<iue la llama encendida del genio brilla más aún
que los vivos reflejos de los lampadarios. Todo
lo demás aparece tapizado de oro y carmesí;
arcos y líneas arquitectónicas forman ima eu
ritmia fantasmagórica trazada con nimbos de
fuego y opulenta de irisaciones bellísimas, arran
cadas a los prismas cristalinos de las arañas. En
el testero del ábside fulgura la famosa ♦ Gloria
de B en iin i» donde, al ser proclíunado el nuevo
Santo, aparecerá la Sma. Tritiidad, entre ráfa
gas luminosas que hacen soñar en los círculos
del paraíso dantesco.
Debajo de la <Gloria » elévase magestuoso el
trono papal, bajo rico dosel con los colores oro
bhuico y rojo, y entre éste y la Confesión el
altar dcl Pa]>;i. revestido do sus nuis ricas galas,
con un ujj/q*' ai/.T/.'.v t'pulento, de arto exqui
sito.
A deUícha e izquierda del tumo papal, alinéaiise las Ixmquetas ixira los cardenales, pa
triarcas. anMbis]X)s, obisixis, tlignatarios de la
Corte poutiticía, y las trilnmns para los sobera
nos. iK'rsonajes, cueri» iliplomático, patriciado nnnano, etc. Como es natural, tcKl<->s los
g;isUv5 de la fiesta lo mismo que los de la larga
tnunitación de la Causa y las que origina la
extraonlinaria oniamoutación del templo, co
rren a cargo <le la PosU:¡ i. ión, o sea, de la Con- .
gregación religiasa o de la Diótvsis que han
interes;ulo y promovido la Canonización.
■------ y o
—
El cortejo papal. — E l solemne ingreso del
Papa en la Basüica es acaso el momento culmi
nante de la solemnidad o, en todo caso, el Ttiác
esperado por los fieles.
Los peregrinos que van a Roma tan sólo
«como curiosos 6 y no como cristianos, según
hubo de clasificarlos Luis Veuillot, encontrarán
un poco espectacular el Cortejo papal, pero a
cuantos lo contemplamos con ojos cargados de
fe religiosa, nos produce hondo extremecimiento
ese esfuerzo magnífico que procura armar todo
lo que hay de m ás grande en la tierra para que
quede debi<laniente realzada la persona del
Vicario de Jesucristo, del que es Cabeza visible
de la Iglesia, cuyo cuerpo místico lo forman m i
llones de hombres, de esta Santa Iglesia R o
mana que es Madre de todas las Iglesias y de
todas las gentes, centro de gravitación de todas
las almas, punto de confluencia material y es]>ifitual de todos los pueblos, que es la más ad
mirable unidad en la más vasta universalidad.
He aquí porque el Conejo del Papa es y
tiene que ser de una grandeza sin igual en la
tierra.
En cuanto dan las ocho, rm imponente mur
mullo anhelante recorre, de punta a pimta,
toda la inmensa Basílica, cuyo aforo es dé
50.000 personas, y que a esta hora se halla com
pletamente maciza.
Ecos lejanos de mía polifonía angelical anun
cian que el Santo Padre desciende de la Capilla
Sixtina y se dirige al templo. L a cabeza del Cor
tejo ya ha llegado a la puerta central. Viene for
mado por tres grupos: el primero lo constituyen
■ Representantes de las Ordenes religiosas de
Roma, el segundo Delegaciones del clero se
cular, y el tercero los miembros de la Corte
pontificia.
E l desfile tarda más de una hora y todos los
que en él finirán llevan cirios encendidos y van
cantando Iiimnos liriírgicos que alternan con
varias Capillas de nnisica, sabiamente esca
lonadas a lo largo del Cortejo. E l fluir cristalüio de aquellas severas melodías clásicas va
disponiendo los ánimos al recogimiento y a la
contemplación.
líutre el segundo y tercer grupo \denen los
estandartes del nuevo Santo, y sn paso es salu<iado con férvidos aplausos por sus miles de
devt)tos.
Siguen üuuediataniente el maestro de cere
monias del Pontífice, camareros de honor, ser\ idores de capa y espada, el joyero papal con
las tiaras y mitras preciosas que han de servir
en la ceremonia, y todo el personal religioso y
laico del Vaticano: capellanes, clér^os, aboga
dos, protonotarios. chantres, etc. etc.
Y aparece finalmente la cruz papal, rodeada
por siete acólitos portadores de sendos candeleros con velas ornamentadas, y detrás el alto
clero, dispuesto por orden gerárquico: abades
mitrados, obispos, arzobispos, primados, pa
triarcas, cardenales-diáconos, cardenales-pres
bíteros, cardenales-obispos... raro es el Cortejo
papal en que no se cuenten las mitras por cen
tenares. Siguen a continuación el Príncipe asis
tente del trono pontificio y los ministros que
han de servir al Papa en el altar.
Y cuando la m ultitud inmensa está y a como
deslumbrada y medio sugestionada por aquella
\*isión de grandeza, en la «loggia » que remata
el frontón de la puerta principal, suenan los
trompetas de plata y, a los vibrantes acordes de
la marcha de Silveri, hace su entrada, serena y
magestuosa la silla ges^toria, ante la emoción
momentáneamente contenida de miles de pe
chos, pero que en seguida se desborda en vítores
y aplausos fragorosos, mientras a través de los
flcU>eHi de niveas plimias y las espadas señori
les de la oficialidad de la Guardia Noble, la
figura del Papa, paterna y bondadosa, ñota jXDr
encima de las apiñadas muchedumbres, ben
diciendo continuamente, como bendecía el
buen Jesús a su pueblo, cuando entre gritos de
«Hosanna» entraba triunfador en Jerusalén.
La canonización. — Terminado el magní
fico desfile, el Papa baja de la silla gestatoria y
tom a asiento en su trono, mientras la guardia
pontificia, cuyos varios y vistosos trajes evo
can la larga serie de siglos que constituyen la
edad de la Iglesia, organiza su parada de
honor: rodeando unos la Confesión de Saji
Pedro con im muro circular de corazas y ala
bardas, formando otros en dobles filas a lo
largo del paso central, con mauser y bayoneta
calada, para ser relevados cada dos horas. Ini
ciase la ceremonia con un acto de pleitesía u
obediencia al Papa de lodo el alto clero: orde
nadamente se acercan todos al trono, y los
cardenales besan la mano del I’outífice: los pa
triarcas, primados, arzobispos y obispos la
cruz de la estola que se ertiende sobre sus ro
dillas, y los abades le besan el pie.
Prólogo digno de la gran solemnidad, entemecedor y edificante en extremo. En seguida
se adelantan, acompañados por el maestro de
ceremonias, el Procurador de la Causa y el
Abogado Consistorial, y este ultimo hace al
Papa la s i l e n t e súplica: Santísimo Padre: E l
Reverendísimo Cardenal aquí presente pide a
Vuestra Santidad, con insistencia, inscriba en
el Catálogo de los Santos de Ntro. Señor Jesu
cristo, y ordene sea venerado como tal por todos
los fieles, al Beato...
A esta instancia responde uno de los Prela
dos, en nombre del Pontífice, diciendo que éste
está plenamente convencido de las virtudes que
adornan al Beato cuya canonÍ2ación se pide
pero que, antes de decidir sobre asimto de tanta
importancia, quiere exhortar a todos a que im
IfHl
ploren las luces de lo alto, por intercesión de la
Sma. Virgen y de toda la corte celestial.
Dicho esto, el Papa se postra en tierra y se
cantan las Letanías de los Santos.
Vuelto a sentarse, en su trono, el Abogado Con
sistorial reitera la misma sújilica, no ya instanier
como antes, sino instavtius o sea con mayor
insistencia, y S. S. le hace re.sixjnder que es
muclia la trascemletioia del favor que se le
pide, y por esto (juiere inijilorar la asistencia
del Espíritu Santo, Todos vuelven a jxistrarse
y cantan el Alisercrc y el Veni Cveator Spiritus,
entonados por el mismo I’apa.
Por tercera vez, y a])remiando siempre más.
con la palabra instaulissimc, con la mayor insis
tencia po.sible, vuelve el Alxigudo a sujiHcar
al Pajja la canonización.
S. S. — dice el Prelado Secretario — conven
cido plenamente de qae ella es del agrade; de
la voluntad divina va a pronunciar, {.h ira
mismo, sentencia definitiva. K 1 Alxjgado pide
de esta prmnesa letras apostólicas, que en el
acto se le conceden, y toda la Asamblea se pone
de pie, para escudiar resjx.-tuosaniente la defi
nición del Vicario de Jesucristo quien, desde
lo alto de su cátedra y actuando como l>.ctor
y Jefe de la Iglesia universal, pronuncia esta
fórmula: En honor de la Santa e Invidisible
Trinidad: por la exaltación de la fe católica y
acrecentamiento de la religión cristiana; con la
71
autoridad de Ntro Señor Jesucristo, de los biena
venturados Apóstoles Pedro y Pablo y la que
Nos hemos recibido; después de hondea delibera
ción y habiendo invocado muchas veces el auxilio
divino: de acuerdo con nuestros venerables her
manos los Cardetuxles de la Santa Iglesia Ro
mana, Patriarcas, Arzobispos y Obispos presen
tes en esta ciudad: Nos, decretamos y definimos
Santo; Nos, inscribimos en el Catálogo de los
Santos al Beato..... estableciendo que su memoria
sea celebrada, todos los años, con piadosa devo
ción, en la Iglesia universal (Aquí el Papa in
dica el día fijado para la fiesta del nuevo Santo).
Hecha la proclamación y, mientras la luz
del nuevo vSanto refulge .sobre la tierra, solemne
y mage.stuoso se eleva ha.sta los cielos el Te
Deum de acción de gracias, y al repúpie anun
ciador de los camjjanas de la Basílica responden,
con unánime alborozo, las de las trescientas
iglesias de Roma.
El solemne ponfifical del Papa.
— Y el
canto de Tertia anuncia en seguida que va a
comenzar la Misa Pontifical del Papa.
ICsta es larga, |>ero variada y de una belleza
y esplendor nunca imaginados.
Una buena parte de ella, desde el fin del
Introito hasta el Ofertorio, y desde el Agnus Dei
hasta la bendición final, el Papa la oficia desde
su trono, sentado.
Una vez re\‘estido por los ministros con los
más preciosos ornamentos sacerdotales, que sue
len ser verdaderos prodigios del bordado y del
arte texil, ricos de broches de pedrería y de co
rales, dirígese procesionalmente al altar, pre
cedido por los siete acólitos que llevaban en el
Cortejo las siete velas oniaraentadas, y mien
tras la procesión papal da la Niielta completa
a la Confesión de San Pedro, otra procesión,
fonnada por los tres cardenales-presbíteros de
más reciente creación, sale a su encuentro,
para hacer los honores al Vicario de Jesucristo
antes de que comience el solemne Pontifical.
Rezado el Introito, el Papa ^’^^elve a su trono,
y escucha des<le allí el cunto de la Epístola y del
Ivvungelio, verificado en latín, y despu^ en
griego, |xira rememorar tiempos arcaicos en
que la Iglesia simultaneaba estas dos lenguas,
entonces ile uso corriente.
Al Ivvangolio sigue la homilía o discurso del
Papa, que pideutes altavoces tnusmiten a todo
el tetnplo, enalteciendo las virtiules tlel nuevo
Santo, y la Capilla de másica ejecuta el Credo.
En tanto q\ie his verdades del Símlx>lo de
los Apóstoles van, una tras otra, desgranando
en el ambiente sus afinnaciones. en alas de la
más sublime y espiritual de las bellas artes, en
el altar pxpal tiene lugar una ceremonia, que
hoy nos {xirece extraña, la pregustación, o
sea, la pnxeba de las especies de pan y vino
que han de servir de materia para el Sacra
72
mento, y que, en épocas calamitosas de pasio
nes y venganzas no contenidas ni por la magestad augusta de la tiara pontificia, se prestaban
a fáciles envenenamientos. Por dos veces el Sa
cristán del Papa, antes de verter el agua y el
vino en las vinajeras, y después de hab¿-los
vertido, los prueba, consiuniendo además dos
hostias que previamente han frotado las pare
des internas de la patena y del cáliz.
Después del canto del Credo, organizase xm
solemne Cortejo: Postuladores de la Causa, Re
ligiosos de la Congregación o Sacerdotes de la
diócesis a que perteneció el nuevo Santo, car
denales. gentileshombres... van a hacer la
ofrenda al Papa: cinco gruesos cirios, dos gran
des panes, dos barriletes llenos de agua y de
vino, y tres jaulas conteniendo respectiva
mente xiu par de palomas, mías tortolillas y
unos pajaritos.
E l simbolismo de esta ofrenda es bien no
torio. En los cirios están figurados los Santos,
verdaderas luces de la Casa de Dios que irra
dian resplandores de virtudes y buenos ejem
plos; los panes simbolizan la Eucaristía; el
vino expresa el calor de la caridad y de la gra
cia santificante; el agua nos habla de las tribu
laciones que los elegidos tienen que vencer,
con su esfuerzo, antes de recibir el beso de la
eterna paz; palomas, tórtolas y pajaritos son
bellas y expresivas imágenes de las xurtudes
más salientes de la santidad: la sencillez, la
pureza, el desasimiento de los bienes terrenos...
Tenninada esta conmovedora ceremonia, el
Papa sube al altar y se inicia la parte central
del Sacrificio. Ofrece la oblata, canta el Pre
facio, y llega la elevación... la elevación, lector,
qxxe no dura más que irnos momentos, que no
es sino un relámpago fugaz de divina grandeza,
pero que no hay lengua humana capaz de ex
presar la emoción y los sentimientos que pro
duce en las almas.
50.000 creyentes abismados en un solo pen
samiento de adoración y de amor, con los
ojos puestos en el altar y su fe y su oración vi
brando al unísono con la fe y la oración del
Papa; las-tropas alineadas, adorando rodilla en
tierra, con las banderas inclinadas ante la magestad de Dios; la Guardia Noble presentando
armas; las trompetas de plata vertiendo desde la
ingente cxipxila sxis notas solemnes y acompa
sadas; la adorable p>ersona de Cristo elevándose
sobre todas las cabezas en las manos de su Mea
rlo, como en xm pavés de triunfo, para confortar
y bendecir. ...¡qué momento de gloria! ¡qué su
blime visión de grandeza! ¡cómo queda gra
bada en el alma por toda la vida aquella dulce
inundación de afectos y de lágrimas!...
Llegado el Agnus Dei, el Papa \Tielve a su
trono y, apenas seixtado, se levanta de nuevo
para recibir de rodillas, de manos de stxs minis
tros, el Pan Sacramentado y la Preciosa Sangre.
A l comxügar, sume media Hostia y una parte del
«Sanguis », que aspira a través de una pajita de
oro; la otra m itad la administra luego al diácono
y subdiácono, quienes \nielven al altar con el
cáliz para consumir allí el resto de la Preciosa
Sangre, tomándola también con la pajita el
diácono y en la forma ordinaria el subdiácono.
Y al altar vuelve a su vez el Papa para terminar
el Santo Sacrificio con la Bendición Apostólica.
Antes de retirarse y ser elevado en la silla
gestatoria, el Arcipreste de la Basílica de San
Pedro se le aproxima, y deja en sus manos una
bolsita de seda, bordada en oro, conteniendo
25 Julios, (monedas antiguas), por s\r bien can
tada misa, pro messa bene cantata.
Y el Cortejo Papal repite su desfile de gran
dezas, dirigié” dose hacia la puerta de salida, y
■ ^nielven las multitudes a agitarse, a exteriorizar
sus feiv'ores, promimpiendo en gritos que. en mi
trueno incesante, ruedan por el inmenso templo,
y sólo se extinguen cuando ya la blanca visión
paterna ha desaparecido entre las dobles filas
de soldados que se cierran en tom o suyo.
La iluminación. — De esta fiesta nocturna
ya dijimos algo en nuestro Número anterior.
L a Iglesia ama de veras ai pueblo, y nadie
se ha mostrado nmica más celosa que élla en
procurarle horas de honesto esparcimiento. To
das las fiestas populares que nos ha legado la
tradición, las ferias, las verbenas, las clásicas
loas y autos sacramentales, nacieron y muchas
aún se mantienen, a la sombra de las iglesias y
santuarios; testigos elocuentes del materno des
velo que la gran Educadora de los pueblos ha
puesto siempre, no sólo en cultivar, al pie de
los altares, su vida sobrenatural,'sino también
en egasajarlo fuera, procurándole una sania y
honesta alegría.
Por esto la Basílica de S;m Podro, desiniés
de haljer brindado a los fieles las inefables comuuicaeioucs de la nianana, se viste jx)r la
noche extcrionneiite de luz o invita a toda la
ciudad y a todo el orl>c a pláciilas horsus <le .solaz
y descanso.
Es la poteosis final tic una fiesta que, jxir su
brillantez, magestad y hermosura, eclipsa a his
demás fiestas terrenas. Las cxteiusas columna
tas, el pórtico y cúpula de San Pc<lro brillan,
en plena noche, como un faro gigantesco; 110 es
la luz eléctrica fría y ¡irotocolaria la que encan
dila los ojos, es la llama viva y romántica de
decenas de miles de cazoletas provistas de com
bustible, que los « Sanqiietrini 9, corriendo
como fantasmas, de comisa en comisa, van
encendiendo y annonizando, hasta fonnar una
colosal sinfonía gloriosa de luces.
¿ Quién no se animará a ir a Roma el próximo
abril ? ¿ Quién no será cajiaz de hacer un sacri
ficio, para poder contemplar la clausura del
Año Santo y la Solemne Canonización de Don
Bosco ?
Lectores, ¡QÍención!
U N A
G R A T A
N O T I C I A
Dado el carácter grandioso y único de las
Fiestas que se preparan, el Número inmediato de nuestro Boletín será E X T R A O R D IN A R IO
(doble número de páginas, magnífica cubierta, papel "couché” , colaboración de reputados
escritores, y gran copia de grabados).
De algún modo la Revista Oficial Salesiana tenía que mostrar también su alborozo
por la triunfal Canonización de nuestro Padre y Fundador, el amabilísimo Don B osco.
Esperamos que este gesto de entusiasmo y buena voluntad de la Revista será debi
damente apreciado por los miles y miles de amigos que. no sólo nos leen, sino que cons
tantemente nos demuestran su bondad y benevolencia, y estamos seguros de que. ante
el esfuerzo que este Extraordinario supone, harán llegar todos a manos de nuestro Su
perior General su parte de cooperación que le permita hacer frente a este nuevo gasto,
y a los muchos otros, tan cuantiosos como inexcusables, que las próximas Solemnidades
habrán de ocasionarle.
A l comunicar esta buena nueva, advertimos a la vez que el Número que siga al
Extraordinario, comprenderá los meses de M ayo y Junio.
73
.♦ I’* ^
La Obra de Don Bosco en España y América
Relaciones enviadas al Rector Mayor.
ARGENTINA - Buenos Aires. — Lo s E xalunwos de D o n flosco.
Con }»mn éxito se llevaron a cabo los actos
organizados en el Centro San Juan Evangelista
para celebrar, por undécima, vez el día del E x
alumno.
Se iniciaron los festejos con una misa ofi
ciada por el R, P. Inspector D. Nicolás Esandi,
de cuyas manos más de doscientos ex-alumnos
recibiert)ii reverentes la sagrada commiión.
Acto seguido se realizó una Asamblea de
adhesión al Congreso Eucarístico Internacional
de 193.}. Hicieron uso de la palabra el señor
Juan M. Patrone y el director del Centro, R. P.
Antonio S, vScasso.
Luego tle disputarse un interesante match
de f^)lball, a las 11,30 se inauguraron las salas
de juegos y con^•ersación, como también la
secretaría y biblioteca recicntémente arregladas.
Al promediar el día siirióse el tradicional
almuerzo. En tom o de los buenos sup>eriores
sentáronse ex-alumnos de todos los tiempos,
y delegados de los Centros León X III, San
Francisco de Sales, Ramos SIejía, Santa Cata
lina, Lanús y Bemal; transcurriendo el ágape
en un ambiente de franca y cordial camarade
ría.
A los postres el señor Oscar Miseta ofreció
el acto, siguiéndole en el uso de la palabra
el señor Carlos Conci, el R. P. Esteban Pagliere
ex-director del Centro y el R. P. Inspector.’
No faltaron números de música como tam
poco selectos cantos que interpretó el ex-alumno
Luis Bozzo.
Por la noche el cuadro dramático del Centro
brindó a las familias de los asociados ima artís
tica velada lírico-teatral.
E l Señor Daniel A. Garassino, en un bello
discurso, hizo la dedicación del acto.
ARGENTINA - Rosario de Santa Fe. — La
F iesta d e l C olono y e l Congreso E uca rístico
P ro v in c ia l.
U n a o b r a coi ,o sa i ,. — No otro nombre me
rece el “ Colegio San José" de Artes y Oficios,
que por la belleza, comodidad e higiene de sus
LUj
Los Ejcalumnos del Centro San Joan Evangelista a! salir de la comunión.
74
La Colonia Kaliana en su anual visita a nuestro Colegio de Rosario.
amplios pabellones, por la vastedad de sus patios
y la esplendidez de la soberbia cripta de María
Auxiliadora ocupa uno de los primeros lugares
entre los Colegios Salesianos del Continente ame
ricano; mientras por la grandiosidad, numero y
maquinaria de sus talleres es tal vez la pri
mera de sus Escuelas Profesionales.
Viéndolo, puede repetirse con satisfacción:
* el Beato Don Bosco sigue marchando a la
vanguardia del progreso ».
N i falta a esa magnificencia de edificios, a
esa abundancia de material tm alma grande:
el espíritu salesiano que allí se vive, el bien que
de allí se derrama en copia inmensa.
De ello nos da fehaciente testimonio la bri
llante Fiesta del Colono celebrada el domingo
8 de octubre y la participación activa del Co
legio en el imponente Congreso Eucarístico con
que la Provincia o Estado de Santa Fe exterio
rizó su amor a Je.sús Eucaristía, en los días 8
al 12 del mismo mes.
L a F ie s t a d e e C o lo n o . — Es ya una glo
riosa tradición del Colegio San José... Y no
deja de ser altamente alentador el ver reuniree
cada año de 700 a 1000 labradores, en su gran
mayoría italianos, que de lug.ires muy lejanos,
acuden gozosos a la casa de Don Bosco como
a su hogar querido, a la casa que ellos mismos
con sus limosnas han levantado para sus hijos
y para los hijos de muchos otros trabajadores.
E s ima de aquellas fiestas como las quería
Don Bosco, completas, que comienzan en el
templo y acaban en el teatro salesiano, que es
escuela de \-irtud, a la vez que lugar de sano y
santo esparcimiento.
Vienen estas honradas gentes a tonificarse
con la conftóión y comunión general, cuando
no a resucitar fuerzas espirituales perdidas;
en la visita que hacen a los talleres y a la Expo
sición escolar donde los alumnos muestran su
adelanto, aprecian de im modo palpable el
desarrollo progresivo de la obra que sostienen
y patrocinan; en el torneo gimnástico y en el
acto literario musical admiran otros aspectos de
la educación intregral salesiana y solazan su es
píritu.
Los festejos que reseñamos adquirieron par
ticular brillo por la presencia de su Excia. Rdma.
Mons. Nicolás Fasolino, celoso e inteligente
Pastor de la diócesis de Santa Fe, y del señor
cónsul de Italia, Com. Tasco.
Rlípioas. — EJ Obispo de Nueva Segovia, limo
S r. Don SanUago Sancho, cooperador saleMano.
que ba sido huésped gratísimo de la C asa M adre.
75
.J il
y.v
rY,-
Islas Filipinas. — Preciosos ejemplares del arfe colonial español, dcvasfados por los terremoíos.
PRICPARAND O
E l,
CON*(',RESO
I n t e r n a c io n a l . —
E U C .^R IST IC O
Empero donde m ás re
saltó la eficiencia de la Obra Salesiana de
Ro.sario fué en el Congreso Eiicarístico Dioce
sano.
Todo el mundo sal>e a estas horas que en
octubre se efectuará en Buenos Aires el 32
Congreso Eucarístioo Internacional. E l honor
dispensado a la República Argentina por el
Santo Padre y por la Comisión Permanente de
los Congresos Eucarísticos Internacionales, que
la prefirieron a todas las demás naciones Ibe
roamericanas, como sede del próximo Con
greso, ha movido a la Nación a preparar a Jesús
Hostia un homenaje que no desdiga de los va
tributados en Europa y Norteamérica, y si po
sible fuera, que los supere. Como preparación
al magno acontecimiento, en todas las provin
cias o estados de la República se han realizado
Congresos Diocesanos.^ Uno de estos ^ el que
nos ocupa.
Rosario, la ^ a n ciudad del Paraná, olvidó
en los cinco días del Congreso sus preocupacio
nes comerciales y no vivió sino para la Euca
ristía. E n esos días de intensísima vida espiri
tual llenáronse de bote en bote las iglesias y
vaciáronse los cafés y los cines. Y es alecciona
dor: En una ciudad de casi 500.000 habitantes
V
iir c
rT?
7/ f f
Panamá.
Dasfiie del Colegio de Huérfanos confiado a los Salesianos.
iTrlste mensaje el de esta foío?r«ffaI pues el Rvdo P. Emilio Bottarl, Director de Santa Tecla, míe
U traía de América, ha muerto, casi de repente, al tocar el puerto de Génova. lUna oración por su alma!
76
debióse suspender un. mach de box, por no liaUarse público suficiente para presenciarlo.
Por este magnífico triunfo del espíritu sobre
la materia ¡bendito sea Dios! y reciba nuestros
plácemes la pujante Acción Católica Argentina.
L a O b r a S a i ,eslan-a y e i . C ongreso S a n t a FESixo. — A las órdenes de la A. C. A ., el Co
legio San José desplegó par^ la preparación y
realización del Congreso todos sus elementos,
tan varios, tan múltiples, tan eficientes.
Los exaliminos salesianos, dirigidos inteligen
temente por el Director de la casa Don José
Fanzolato y por el activo presidente del Centro
Don Angel González Tlieyler, organizaron la
magnífica * procesión de antorclias » del día i i ,
como así mismo la manifestación noctunm <le
clarisura en que más de loo.ooo almas exleriv>rizarou su amor ardiente a Jesú.s Sacramentado.
A l maestro y compositor salesiano Dr, l'crnando Conti Pbro, coadyuvado eficazmente ivir
el sacerdote de la misma Pía Sociedad Don
Enrique Ferlini. se debió en gran parte el éxito
de la sección imisical. PMé él, cu efecto, quien
prei>aró en diversas escuelas i)úhlic¡us la « Mi.ssa
de -VngelLs i ejecutada correctamente l>or 3,000
nifu^ en el último pontifical solemne, al que
asistieron más de 50.000 personas.
M
.
ff
Méjico. — Los Oralorianos de Puebla. "Pon y catecismo'
Bajo su dirección la « Sellóla Cantoriim del
Colegio confirmó y acrecentó su bien merecida
fama, con las dos audiciones polifónicas del
teatro Odeón, que le valieron los más halagüe
ños elogios de la prensa.
Con el melodrama <TarcLsio » los actores y
cantores salesianos, unidos a los del Colegio del
Sagrado Coraz<^i, consiguieron en el Círculo de
Obreros estrepitosos aplausos. N i menor admi
ración valió al citado maestro compositor la
impecable ejecución de su «Misa P ascu al» a
cuatro voces m ixtas, en la Iglesia Matriz.
L a numerosa y afinada banda musical del
Ck)legio fué la oficial del Congreso, y de la Im
prenta Salesiana .salieron los programas, car
teles y anuncios que inundaron la ciudad. En
fin, la Obra Salesiana Rosarina se ha sentido
feliz, y agradece a Dios el haber podido contri
buir, en la medida de su.s fuerzas, a e.sta magní
fica exteriorización de fe y de pitdad, sin j)recedentes en la liLstoria de la I’rovincia, con la
que la A. C. A. anuncia, desde ahora, el estnieiidoso triunfo eucarístico del 32® Congreso In
ternacional.
CHILE - Valparaíso. ■— Term inación d c l A ñ o
escolar.
Copiamos de « E l Mercurio *:
E l domingo 19 de noviembre celebróse en el
Colegio Salesiano de esta ciudad im acto suma
mente culto y simpático que merece ser conocido
de nuestros lectores. Tratábase de la tradicional
Revista de gimnasia y Exposición de trabajos,
con que este establecimiento de educací&i fxrae
término al año escolar.
A las 17 llegaron al Colegio para asistir al
77
acto el Intendente de la provincia, don Pedro
Rlvas Vicuña; el Alcalde de Valparaíso, doctor
Alfredo Calleja Guzmán; el Iltmo. Obispo de
Valparaíso, Monseñor Eduardo Gimpert, y el
Cónsul de Italia, Hon. Italo Capanni. Estas
personas fueron recibidas por el director del
colegio, Rvdo. Padre José M. Bousotty y por
el profesorado del establecimiento.
Tanto la primera autoridad de la provmcia,
como el Alcalde, Dr. Calleja Guzniáu, y el señ(jr Obispo, tuvieron palabras de franco elogio
j)ara la Exposición, y felicitaron calurosamente
al director del establecimiento. p>or el grado de
preparación alcanzado en los diversos ramos por
lo.i alumnos. ICn seguida, la dirección del co
legio ofreció, en honor de las autoridades, un
vermouth.
Comenzó la revista de gimnasia con el Himno
Nacional, en medio del respetuoso silencio dcl
muneroso público, que llenaba totalmente las
diversas localidades del patio.
Un gran desfile por compiiñías, en honor de las
autoridades, gimnasia en mo\ imientos, a cargo
de las clases preparatorias, ejercicios muscula
res y figuras, ejercicio con bastones, ejecutado
en fonna com idísim a, y ejercicios rítmicos,
acompañados por una buena orquesta; este nú
mero fué aplaudidísinio.
Con el desfile final de todo el colegio, formado
por compañías, que, al paso de parada, pasó ante
la tribuna oficial, a los acordes de la Himno Na
cional. se puso ténnino a la hermosa fiesta.
Piíblico y Autoridades quedaron m uy com
placidos del festival y elogiaron especialmente
la Exposición de trabajos de los alunuios, muy
nutrida, muy brillante y m uy ordenada.
M E JIC O - Puebla. — Congreso de los cinco
O ra fo río s d e l C olegio. Conmemorando a l
Venerable D om ingo Savio.
E l 12 de noviembre, en los am¡)lios patios del
Colegio de Artes y Oficios, se iban reuniendo
falanges de niños, que con la paz en el fllma y
la alegría en sus rostros, llegaban, para honrar
al Niño Oratoriano, a su modelo, al Venerable
Domingo Savio. En sus respectivos Oratorios,
habían ya celebrado ía Fiesta religiosa, con Comimiones interminables. E n íntima nnión ve
nían ahora a ovacionar al discípido amado de
Don Bosco y a ofrecerle sus corazones.
A las 3 p. m, desfilaron aquellos 1.300 jóvene.s, a los acordes de la banda de mtisica del Co
legio. Ante la imagen del nuevo Venerable, el
Señor Director del Oratorio “ Domingo Savio”
les dió la bienvenida. ¡Cuán felices se sentían al
contemplar la efigie de im niño como éllos, que
ascendía a tan alto grado de gloria!
Cerca de 300 Cooperadores y amigos contem
plaban con emoción la grande Obra de los Ora
torios Festivos.
La amplia capilla del Colegio no pudo dar
cabida a tantos niños: fué necesario ocupar el
coro y la capillita anexa, y hasta el presbiterio.
E l Señor Director, en un sentido y hermoso
discurso, ensalzó al Festejado, proponiéndolo
como modelo y patrono de nuestros Oratorios y ,
como recuerdo de esta Conmemoración, donó a
cada niño una imagen del Venerable.
Su Divina Majestad, en el Smo. Sacramento
del -Altar, bendijo a aquella turba infantil.
A las 4’30 hubo teatro en medio del patio,
teniendo por techo la bóveda celeste, y en sitial
de honor col,:có>e la imagen de Domingo Savio
entre flores y adornos, rodeada de más de 1,500
corazones que latían de amor hacia él... Ib a a co menzar la audición musical: nuestro Exemo.
l ’relado. siempre padre amante y cariñoso, con
todos, pero de un modo especial con los ni
ños de Don Bosco. presidía el acto. Benenié-
Plasmando el ftifuro paeblo mejicano.
78
r
Después de la gran fiesta de Primeras Comuniones.
ritos Cooperadores, Exalumnos, padres de F a
m ilia y admiradores de la Obra Salesiana con
templaban con agrado aquel mar inquieto de
cabecitas. La banda de música del Colegio con
75 músicos alternaba con la del Oratorio de San
Francisco de Paula, compuesta de 6o dimúiutos
artistas. Hermosos cantos, canciones típicas,
cantadas por todos los oratorianos, el grandioso
Himno a la música, del Mtro. R. de la Vega, co
reado por todos; en fin, hora y media de entu
siasmo, de arte, de amor. Al retirarse, el Excmo.
Sr. Arzobispo, después de bendecir a su grey
infantil, manifestó su satisfacción y consuelo
a l ver a los «cliiquillos del arroyo ». hijos del
pobre y del obrero honrado, unidos en un solo
corazón a Domingo Savio, bajo el maternal
amparo de la Virgen de Don Sosco.
Como broche de oro y final de tan sencilla
pero inolvidable fiesta, el Sr. Director del Co
legio les ofreció ima sabrosa merienda.
En el momento de re<lactar esta modesta
Crónica, tres semanas después de la gran fiesta,
y a hemos cosechado frutos consoladores.
¡Que nuestro amable Dv)mingo Savio bendiga
nuestros Oratorios de Méjicol
E l mérito prürcipal de esta hennosa cosecha
del apostolado salesiaiio lo tienen las Rdas. Her
manas de María Auxiliadora y nmnerosas cate
quistas, que contribuyeron espléndidamente a
la realización de este trimifo.
E n el momento de la Comunión, cuatro sa
cerdotes distribuían la Sagrada Fonna; aúir
resultaban pocos, pués a más de los j>equeños,
que pasaron de mil entre todos, comulgaron
infinidad de fieles, asociándose así al homenaje
que se le tributaba a Cristo Rey. E lR vd o P. Luís
Conioglio, Cura Vicario, desde el pulpito dirigía
las oraciones, que corearon, con edificante pie
dad, todos los niños y aún muclias personas
mayores.
H a sido altamente significativa esta Primera
Comunión, que por el éxito que ha alcanzado,
puede calificarse como una de las mayores Cele
bradas en esta Diócesis.
URU G U A Y - Paysandú. — Una P rim e ra
C om unión em ocionanfe.
E l domingo 29 dé octubre, como hom ^ aje
especial a Cristo Redentor en este -Año Santo,
realizóse en la iglesia parroquial de esta ciudad,
a cargo de nuestra Sociedad, im conmovedor
acto eucarístico.
Se acercaron por primera vez a recibir a
Jesús, quhiieníos cincuenta y cuatro niños.
Jugadores que madrugan.
79
T
En iodos los punios del globo millones de almas piensan en Roma
"ü
&
Y esperan con férvido anhelo la aurora triunfaníe del próximo Abril
Los íres Bienaveníurados Mártires,
compañeros de la Canonización
de Don Bosco.
Tres nuevos Mártires — decía en su precioso
■ discurso el Rvrao. P. Prepósito General de la
•Compañía de Jesús — han venido a entrelazar
sus palmas con la maravillosa floración de nue
vos Santos y Beatos de este Año Jubilar E rtra■ ordinario.
listos tres Mártires, recienteuiente glorificados
por la Iglesia, Uáuianse Roqt4e GónzaUz, Alonso
Roiiriguez y J m h del Castillo, natural el primero
de Asunción (Paragtiay) y los otros de Zamora
y Belmoute. {Etp;u1n).
Si ya no tuvieran méritos más que sobrados
ostias Mártires en el propio tesoro intrínseco de
su santidail acrLw>laiÍa. para exigir de nosotros
un cálido homenaje de veneración y cariño,
bastaría considerar que, en uno de los momentos
m ás solemnes a que al liombre es dado asistir
82
aquí en la tierra, sus nombres han sonado en
los labios del Vicario de Jesucristo junto con
el nombre de nuestro Padre y Fundador Don
Bosco, que además son hijos esclarecidos de la
tan buena y esclarecida Compañía de Jesús y,
filialmente, que son prez y gloria de la inmensa
familia hispanoamericana.
L a liistoria se muestra poco commiicativa al
esclarecer sus vidas, pero es en cambio santa
mente épica y sublime y, dado el lugar y la época
en que los presenta colocados, tienen estos tres
héroes, a los ojos del observador moderno, todo
el relieve majestuoso de los grandes civilizado
res cristianos, ya que fueron éllos, jimto con el
P. Lorenzana y otros pocos jesuítas intrépidos,
los que echaron los cimientos de aquellas cé
lebres y meritísimas Reducciones del Paraguay,
o Doctrinas Guaraníes, que desde principios del
siglo X V II hasta el año fatídico de 1769, o sea
durante más de siglo y medio, llenaron de asom
bros y de prodigios los hórridos desiertos sub
tropicales.
De lo que fueron aquellas Instituciones jesuí
ticas, en mal hora arruinadas por el sectarismo
y las guerras fratricidas de quienes más debían
haberles tutelado, no es pertinente que hablemos
en este lugar, tanto más cuanto que son pocos
los escritores de fuste que de éllas no se hayan
ocupado.
Nosotros sólo queremos hacer resaltar que el
mérito de aquellos Santos y heroicos misioneros
sube de pimto y se eleva hasta las estrellas,
cuando se piensa, nó en las dificultades casi
insuperables que les oponía ima topografía his
pida y terriblemente armada, sino en las que
provenían además de los mismos civilizados,
de los «encomenderos » sórdidos y prevarica
dores, de aquellos crueles piratas costeños que,
reclutados entre los picaros y tahúres más de
salmados de todas las naciones europeas, con
el nombre de guerra de «mamelucos * abatíanse
de tiempo en tiempo sobre las felices Reduc
ciones, destruyendo y matando, y llevándose
atraillados a miles de esclavos cristianos, a
quienes los buenos Padre seguían, a veces hasta
las guaridas mismas de los verdugos, para
amansar la ferocidad de éstos y asistir y conso
lar a sus pobres indios.
Entre los muchos juicios apologéticos que
hombres eminentes han hecho de las Reduc
ciones, no podemos resistir el deseo de citar el
del célebre vate uruguayo 2torrilla de San Mar
tín, al hablar de las ?>Itsiones Salesianas.
Ser\Trá esta cita para colmar el silencio de
las historias, al referir las vidas de los tres nue
vos bienaventurados Mártires.
« Confesémoslo todos — decía el gran poeta— confiésenlo aim los que no piensan con nos,
otros, que a no haber existido el misionero,
nadie, desde los tiempos de la conquista hasta
nuestras días, nadie hubiera pensado jamás
acercarse con respeto al indio, sólo para decirle
que es rm hijo de Dios y que tiene im alma que
ennoblecer y salvar; nadie se hubiera llegado a él
para llamarle hermano...
A hí están, señores, al lado nuestro, las ruinas
de las antiguas Reducciones jesuíticas del Pa
raguay. La soledad que las habita habla largas
palabras melancólicas. Esos escombros son el
gran moiuunento levantado al misionero en el
desierto americano. Allí vivió el salvaje al lado
del evangelizador; el indio era allí im hombre;
creía, trabajaba, amaba, era feliz. E l misionero
aplicaba a aquel hombre niño, a aquella raza
infantil, el método racional educativo; el mismo
que hoy prescribe para casos análogos la psico
logía pedagógica moderna, con su criterio expe
rimental...
Allí se realizaba también el ideal de la ciencia
económica, por confesión explícita de Enrique
George; allí el trabajo era reconocido como el
elemento predominante de la producción, allí
ni la tierra ni el capital menoscababan, con
las tiránicas exigencias de la renta o del in
terés irracional, el fruto sagrado del esfuerzo
humano.
E s cierto que se ha hablado de libertad, al de
nigrar las misiones. Comparad, señores, la situaci&i del indio en su Reducción con la de
muchos obreros modernos en sus fábricas, y
decidme cuál de éllos es más libre, más feliz,
más hombre.
Fué arrojado el misionero de las misiones;
fueron expulsados los jesuítas: triunfó allí la
tendencia del soldado, y el indio volvió a su
selva, y olvidó el nombre de Dios, y reanudó su
\*ida nómada y salvaje, y se derrumbaron los
templos y las felices Reducciones, como si echa
ran a llorar la ausencia eterna de un espíritu;
y la maleza envolvió todo aquello; y los tigres
tomaron posesión de las vixiendas del hombre,
y el hombre fué a habitar las viviendas de los
tigres y a cruzar de nuevo, como ellos, des
nudo y receloso, la inmensa soledad de los de
siertos *.
E l Sr. 2Sorrilla no dice en su Discureo cuántos
fueron los indios que volvieron a la selva, para
olvidar el santo nombre de Dios y hacer de
nuevo vida con los tigres, pero lo dicen los li
bios, y de ellos sacamos que, cuando el General
brasileño Sr. Marqués de Alégrete mandó pasar
a sangre y fuego las diez Reducciones del Occi
dente uruguayo, y los Dictaóores del Paraguay
Francia y T.^pez arrancaron de raíz lo que qxiedaba de ías del Paraná, eran más de 200.000 los
indígenas bautizados que habían tenido que aban
donar fel regazo materno de la Conip;iñín de Je
sús, en el que tan anxorosamcntc y tan a su
gusto se habían criado. ¡200.000 almas pr^n-'ipitadas en la abyección y en lo barbxirie, |>crdidas definitivamente para la ci\ iliziicióu cris
tiana, y tal vez hasta para el ciclol
Pero voh amos a uuestnxs Mártires, cuya san
gre purpitrea fué el jugo precioso qxic preparó'
en aquellas tierras lejanas tantos y tan ópiinos
frutos de vida eterna, y consignemos aquí lo
que de éllos se sabe y que. a decir verdad, há
llase reducido a las tristes circunstancias de su
martirio.
Tan sólo del P. Roque González de Santa
Cruz, paraguayo de nacimiento, consta que fué
saceúiote secixlar m uy reputado en su patria,
y que, habiendo ingresado en la Compañía de
Jesús, dedicóse con todo el ími>etu de sxi fervor
juvenil a misionar por tierras del Clrnco y del
Norte argentino, con una muy abundante y
amarga cosecha de fracasos, pues ignoraba fjue,
juntados los años todos de su vida aún hubieran
sido insuficientes para lograr que la mies evan
gélica llegase a prender y madurar en aquellos
desiertos hórridos y terribles. Destinado luego
a las misiones del Paraná, que los PP. Lorenzana y San Martín acababan de fundar, halló
el futuro Mártir en aquellos bosques intermi
nables xm campo algo más propicio a su apastolado. pese a la brutalidad nativa de los guaraixíes,
sumamente feroces y em]K:cinados en la borra
chera y la antroptxfagía,
Aquella ferocidad ancestral mostró.se, en
toda su pujanza y con todos los horrores de la
tragedia, en 1628, cuando el fecundo apostola«lo
del P. Roque y de sxxs otros dos compañeros
vióse truncado, en seco, por el martirio.
Hacía como 20 años qxxe iba peregrinando sin
descanso, de río en río y de «toldería en tol
dería *, expuesto siempre a las terribles sor
presas de los element(.)S y de las fieras, a fin de
sacar a los indios de su vida primitiva y ♦ redu
cirlos » a la civil y cristiana, y todo lo que sxxs
primeras fatigas de misionero, habían tenido
de estériles, lo tuvieron de consoladoras y íecimdas las de este largo y postrer periodo de su
existencia.
Después de haber fundado, a orillas del Uru
guay, Reducciones m uy florecientes que ahora
son ciudades, como la de Yape)TÍ, y explorado
las bárbaras selvas del Tape, donde un siglo
después de descubierta la actual República
Oriental, aún no había habido español ninguno
— seg'm afirma Lozano — que se hubiere
atrevido a poner en ellas su planta, llegó
—
83 —
t^Vl
m
Martirio de los P P . R. González y A. Rodríguez.
por segtnida vez a las tribus del Caro, consi
guiendo establecer allí la Doctrina de Todos los
Santos.
Aquella fué la i'iltinia hazaña del gran Após
tol. E l cacique Necú, roído por los celos ante
la influencia de los nuevos misioneros, y teme
roso de perder el imixírio que le tlaban sus sor
tilegios, tramó una conjura, para acabar con
los Padres.
Un día, el 15 de noviembre de 1628, en que
el P. Roque González tlisponíase, de.spués de la
misa, a colgar lu campana de la misión para
Ihuuar a sus ueófitas, cayeron sobre ól algunos
emboscad(vs. y un esclavo de Necii estrelló su
terrible maza sobre el cráneo tlel misionero, que
quetló Cíunjíletíuneiite deshecho. líl P. ./Ufonso.
(pie añn no había tenninado el santo sacrificio,
salió alamuulo ante aipiella insólita algazara,
y lanzándose en me<Uo de los sicarios, les dijo
etm dulzura: téQuó hacéis, liijos, qué hacéis? *
pero no pudo continuar, porque una lluvia de
golpes y de pairadas lo derribó en tierra, exá
nime.
Igual suerte le cupo dos días de >pués al P.
del Castillo, ejue ajeno a aquellos horrores, vivía
en una chocita algo ajxm ada.
—
84
—
M artirio del P . Juan del Castillo
Los tres sagrados cuerpos fueron bárba
ramente despedazados, expuestos a la vora
cidad de las fieras, que hubieron de respetarlos,
y echados por fin a las llanias; y la reciaite
Reducción despareció apenas nacida, a impulsos
de un furor diabólico, que lo redujo todo a ce
nizas.
E l Proceso Apostólico de estos Venerables
Siervos de Dios y héroes magníficos del progreso
cristiano, por circmistancias fáciles de presumir,
ha estado, durante años y siglos, en proyecto y
como en embrión. Con\"ulsionada América por
las continuas guerras y por la gestación labo
riosa de su vida libre, no tuvo nunca la tranqui
lidad necesaria para hacer las diligencias del
caso.
Dicho Proceso emprendióse, últimamente,
en Buenos Aires, con un éxito tan rápido y tan
rotimdo, que aquí tenemos ya a los Bienaventu
rados Mártires, elevados a la gloria de los al
tares.
L a Iglesia ha venido a coronarlos de luz, en
Ld selva devuelve los sagrados cuerpos, con el corazón de! P. Roque González que se conserva en Buenos Aires.
Penetración del Alto Uruguay.
una de las etapas más sublimes de su vida di
vina. I.,a Compañía de Jesús los lia inscrito en
su Martirologio, con caracteres de oro, en ima
época glacial para el corazón, en que el ejemplo
de esos generosos Testigos de la fe más falta
hace. América española los recibirá triunfal
mente, como los primeros Camiieones, completa
mente suyos, de un heroísmo que es el más bello
y sublime de todos los heroísmos.
i Gloria a los nuevos Mártires! ¡Gloria a la
Compañía de Jesús! ¡Gloria a Hispanv-iimérical
INTERESANTE PARA LOS QUE
VAN A ROMA Y TURIN
L os que, particularmente, y sin formar parte de niunguna peregrinación, tengan
determinado asistir a las Fiestas, y deseen orientarse y asegurarse aloiamienio.
escriban sin pérdida de tiempo a
C O M IS IO N
DE
P E R E G R IN A C IO N E S
R O M A (I 2I ) Via Marsala, 42.
T U R IN (109) Via Cofíolengo, 52,
85
DE NUESTRAS MISIONES
Brasil - M aío Grosso.
Noliciaa de la nueva Misión de los
Chavantes, en e l río D as M artes,
Amadisimo Padre Don Pedro Ricaldonc:
Gracias a María Auxiliadora y al Beato Don
Busco todo marcha bien cu esta Misión, y todos
en ella estamos fraternalmente unidos, y dis
puestos a trabajar con el mayor entusiasmo por
la gloria de Dios y la sah'ación de las almas.
A pesar de que vivimos aislados y como per
didos en este inmenso desierto, procuramos,
cu lo posible, observar la santa Regla.
Como le decía en mi illtiraa, (esta es la tercera
voz q\m le escribo) la nueva capilla nos ha pro
porcionado el consuelo de tener con nosotros
permanentemente a Jesiis Sacramentado. Esto
contribuye en gran manera a confortar nuestro
corazón, colma el vacío que nos rodea por todas
partes, y nos da fuerzas en los momentos difí
ciles.
E l día 26 de setiembre emprendimos una segimda exploración, a lo largo del río Basso, el
hermano Pellegrino, un bororo que es motorista,
un muchacho, y yo, embarcándonos en la lancha
motora « María Auxiliatlora »que el Padre Fuclis
compró en Bclétn. Da hicimos acuciados por los
infonues que nos dieron algunos «gariinpeiros »,
(buscadores de diamaníe.s) quienes aseguraban
halKT visto muchas embarcaciones indígenas.
Onxfiadas en la protoct'ión de Dios y de n\iestra Patituia Satita Teresita del Niño Jesús, y
llevando una regular provisión de objetos de
regalo pjira los ituUas, nos pusimos en ciunino v,
graciius a la buena marcha de nuestro motorcito, en 15 h>>ras, y casi de un tirón, hicimos
300 kilómetra'í.
I/legaiUxs a cierto punto del río. encontramos,
en efecto, tres balsas y tres « pingatUis » (especie
«le almadías constnddas con palos puestos míos
junto a otros, y afianzadla con ♦ embiras * o
cuenlas de corteza <lc árbídes. que los indios
saben trcnzjir con exquidtit maestría).
-
86
Estimulados por el hallazgo, hicimos alto, y
después de im leve reconocimiento, en im re
codo escondido del río vimos el lugar donde
habían ellos fabricado aquellas embarcaciones
para poderse trasladar a la opuesta orilla.
¿ Qué es lo que les había obligado a pasar el
río? ¡Quién podía averiguarlo! Tal vez el deseo
de celebrar alguno de sus ritos sagrados, o em
pujados simplemente por la estación invernal.
Como nuestro viaje no tenía más objeto que
segirirles, hasta descubrir sus guaridas, traspu
simos también la corriente y en la orilla iz
quierda vimos en seguida pasto en abundancia,
esparcido, y pisoteado, ramas tronchadas, bas
tones aguzados no con cuchillos sino con instru
mentos cortantes de pedernal... lo que no veíamos
era una sola alma viviente.
Seguimos adelante; era necesario buscar a los
indios aunque fuera en los entresijos más oscuros
de la floresta.
Peregrino queilóse en la lancha con el mu
chacho, esj.x;rándonos, y el motorista y yo, ar
mados de rifles para tener a raya a los animales
feroces, nos inteniamas en la maraña, siguiendo
el rastro bien perceptible de los Chavantes. I^as
huellas todavía frescas, las ramitas recién cor
tadas que aparecían de trecho en trecho y que
ellos van sembraiulo por el camino como hitos
que les permitan x d v e r si i perderse, nos decían
claramente que su paso era reciente, y que no
debían andar m uy lejos.
Después de caminar algunas leguas, desembo
camos cti una clara del bosque, donde habían sin
duda idvaqueado, como lo delataban las cenizas
de unos treinta fuegos apagados, restos de caza
y una flecha abandonada. Estábamos pues en lo
cierto, íbamos bien orieivtados y el camino aquel
nos hubiese llevado con seguridad al descubri
miento de nuestro tesoro, de aquellas pobres
almas tan afanosamente buscadas, pero estába
mos muertos de cansancio y la noche iba a
sorprendemos solos en medio de la floresta.
No era pnidente. y desandando nuestras cua
tro leguas, volviin.'s a la lancha.
Antes de mecemos en ella, aún subimos a
lo alto de im promontorio para ver si en la
oscuridad veíase brillar alguna hoguera... ¡nada!
E sta segunda excursión duró nueve días en
los que recorrimos 600 kilómetros, sin hallar
alma vi^dente. aimque sí hallamos algunas otras
embarcaciones de indios.
E i río Das Morces forma muchas y grandes
bahías, que erróneamente han sido tomadas, por
algunos, como lagos y, por otros, como afluentes
del mismo. No hay tal. Estas bahías, muchas de
las cuales hemos explorado cuidadosamente,
hállanse infestadas de peces enormes, de « ya
carés • (cocodrilo americano) y de gatos salvajes
que pxüulan en las frondosidades de las orillas.
A la más pintoresca le dimos el nombre de
■«Bahía Don Bosco » y puestos ya a bautizar, a
falta de indios en quienes apagar nuestro deseo
de apostolado, pusimos también nombres a otros
lugares: San Miguel, San Rafael. Santa Cruz,
Santo Domingo, etc. etc.
San Rafael es im río tributario del Das Mortes, baja de ima empinada sierra y está se
ñalado en nuestro plan de exploraciones, pues
indicios m uy fundados nos aseguran que en él
hallaremos indios. Todo se andará, si d Señor
no nos deja faltar la salud y los medios necesa
rios, que constituyen en estos sitios terrible
mente apartados, la gran preocupación del mi
sionero.
Ahora volveremos a casa ' para darle una
vuelta ai campo que está hermosísimo. !Qué
tierras estas! Son todavía vírgenes y su fe
cundidad es prodigiosa; nos dan de todo: alu
bias, arroz, verduras, maíz «manao *. En cuan
to pase la* recolección, saldremos de nuevo a la
floresta en busca de las ovejitas aún no encon
tradas, y estableceremos im rancho provisional
en el sitio donde aparecieron las balsas, y que
nosotros señalamos con tma gran cruz. Deja
mos además otras cruces, en diversos sitUíS,
con regaluchos al pie, para que el indu) se en
golosine; ya veremos en la próxima excursión
si las han respetado, y si los objetos han sido
retirados, o no.
Ruegue nnrcho, amado Padre, ¡xira que el
Beato Bosco nos proteja e ihimiue.
Su affmo cu J. C.
PliO R O S.^CILOTTI
Misionero Salesiano.
M isión de Santa TeresiUt, 8 de octubre de 1933.
Japón - Beppu.
Rvmo. Sr. Don Pedro Ricaldone.
Amado Padre: Comenzaré dándole la buena
noticia de que mis buenos amigos de Europa
me han regalado una moto; me hacía mucha
falta, para poder visitar m i campo de aposto
lado, que ofrece trabajo para muchos misio
neros y promete abundantes cosechas.
¡Que nuestro Beato Don Bosco se lo premie!
L a máquina es de segimda mano, pero me sirve
a maravilla y , a falta de pan buenas son tortas.
He recorrido ya con ella varias veces mi
nueva y vasta parroquia que tiene la forma de
ima inmensa sartén. Beppu ocupa la extremi.lad
del mango, la mayoría de las ciudades fonuan
la circunferencia, que baña el mar, y en el centro
se encuentran otros pe^iueños pueblos. Con mi
<‘moto * he vLsila<io todas las ciudades y pue-
Estos ríos báilaBsc infestados de peces enornjes.
87
BAt^,
Interior de la nueva iglesia de Beppu.
blos Ímjx)rtaiites, preguntando y averiguando
si hay eristianos inmigrados «emboscados ■ que
dicen aquí, porque practican nuestra religión a
escondidas, por temor de ser molestados por las
autoridades, ignorando todavía que en el Japón
hay actualmente muchas Iglesias católicas, y
muchos misioneros. Casi en todas partes, la res
puesta fué negativa.
Ivivs autoridades me acogieron bien. En los
hoteles me llamaban «bonzo europeo *. Por
las calles era objeto de la admiración general,
por ser uno de los pocos europeos que han visto
transitar jwr ellas. Con sentimiento v i que en las
más inqxjrtantes ciudades, los protestantes nos
habían tomado ya la delantera, edificando
iglesias, y manteniendo un Pastor en cada una
I>ero, gracias a Dios, en la mayoría de los pue
blos no han penetrado todavía; en ellos no se
ha oido hablar nunca de Jesucristo. Mi predi
lección va a ser, si Dios quiere, para estos
pueblos.
lx)s cristianos que residen en los paí es que
visité, no pasan de lo y en cambio los paganos
creo que pasarán de 150.000. Mucho campo es
para uno solo, pero si Dios me conce<le salud
y medios, espero poder sembrar abundante y
rápidamente la santa semilla.
Problemas que se prcsenlan: 1° El estar yo
solo en una piUToquia tan inmensa. haciéndo.se
necesario un auxiliar, uno o dos catequistas. ¿I\>rqué no los tengo? p^miue hay que pagarles un
jornal de 200 ptas meJisuales y no hay de donde
sacarlo.
Para hacer las conferencias hay que tener
locales es|Kicii>stvs doiule quep;m todos los niños,
<iue acmlen abamiadas, y también los mayores.
Por estas hx'ales piden lui alquiler no indife
rente... Nada digo de los gastos de viajes, de
impresión de folletas, lu'jas sueltas, etc.
Con gran satisfacción mía, el Señor ha esco
gido a cinco ovejitas de mi rebaño, para llevar
las muy cerca de sí... unas al convento, y otras
al .seminario. Tres jóvenes, cristianas recientes,
marcharon al .\silo de huérfanos y de ancianos
de Miyazaki, jxira consagrar su vida al bien
88
de aquellos necesitados. Los padres de las tres
son paganos; de ellas, dos obtuvieron el permiso
sin ningxma dificultad, la otra en cambio tuvo
que arreglárselas como pudo, para que en su
casa no se dieran cuenta de que el Asilo es una
obra católica, pues de haberlo sabido se hubie
ran opuesto terriblemente. Ahora me escribe
contenta y satisfecha, diciéndome que su alma
ha encontrado finalmente la deseada paz; en
su casa era continuamente vejada y molestada
por sus padres, que, querían hacerle abandonar
la religión católica y obligarla a adorar los ído
los familiares.
Otros dos jovenes, uno de 19 y el otro de 24
años, los dos también católicos recientes, han
£1 P. Eftcursell en su mulo.
ingresado en el seminario. Son piadosos y están
llenos de buena voliuitad, soportando toda clase
de sacrificios, aiisiosos de llegar a la meta deseada.
Después de seis años de infatigable trabajo,
finalmente los salesianos tenemos la satisfacción
de ver entrar en nuestra Sociedad a los dos
primeros japoneses. Uno vistió el hábito clerical
en nuestro Seminario el día de San Miguel Ar
cángel, patrono del Japón; el otro, si Dios
quiere, hará los votos en la hermosa fiesta de
la Inmaculada. Este es ahora mi querido coci
nero y mi fiel administrador; joven excelente
que hace dos años trabaja con verdadero espí
ritu de sacrificio en esta misión. Hijo de buena
familia, para venir con nosotros remmció los
derechos de primogenitura. Su padre es un
<obispo » sintoísta y esto le valió largos años
de dura persecución, hasta que finalmente, gra
cias a la Santfeima Virgen, obtuvo el permiso
para poder ser religioso.
Hasta ahora teníamos a nuestros seminaris
tas distribuidos en casitas de alquiler; final-
gran ramo de flores que depositó a los pies de
mente, gracias a la subvención recibida de la
Obra del clero indígena de Roma, hemos po la Virgen Auxiliadora... ¡pobrecita, cuánta lás
dido construir un nuevo seminario en Miya- tima me dió!...
Que el Niño Jesús bendiga copiosamente a
zaki, capaz para 70 seminaristas. Desde hace
pocos días se lian trasladado allí los 32-nutótros, todos los buenos amigos de esta Misión.
todos Japoneses, y los 5 estudiantes salesianos de
P E D R O M . E S C r R S l'U .,
filosofía con sus respectivos maestros. E l her
ilíwícwcro SnícsNím».
moso nido está hecho, es necesario ahora que
Dios nos envíe buenas vocaciones para poderlo
llenar.
Venezuela.
Las Hijas de María Auxiliadora de Beppu,
apenas empezaron esta obra, recibieron el primer
M isión de/ A lio Orinoco.
* o miage » (regalo) de la ProWdencia, una pobreUn mes en " P u e r to A yacucho".
cita niña de 8 meses, hallada en estado lasti
moso. casi moribunda. Gracias a los solícitos
E l lugar. — Ayacucho es un nombre que snlK*
cuidados de las Henuaiias está ahora sana y ro a gloria. A i pmnunciarlo parece que ec<>s le
busta, siendo el encanto y la alegría de la Cojanos traigan rctrmibos de tamlwres, clangores
mmiidad.
de trompetas, vítores de combatientes y aves
Otra joven vino de una isla lejana en busca de heridos: que en la atmósfera se dibuja la
de nuestra protección. Hacía dos años que es gallarda figura de Sucre cabalgando sobre el
peraba en vano permiso de sus padres para re corcel de la fama y coronado ¡x>r la gloria.
cibir el bautisino; cansada ya de esperar, deci
A pesar de tanta grandeza como el nombre
dió abandonarles, viniendo a Beppu, a casa de encierra. Puerto Ayacucho es muy prosaico.
ima tía suya, con la esperanza de que ésta, más
Unas peñas negras quemadas por el sol, lava
razonable, no le pondría dificultad niugima,
das por la lluvia, azotadas y barridas ¡x>r el
como así fué. L e di unas cuantas clases de reli ■ sriento, ofrecen mía problemática protección a
gión, quedando admirado de ver que sabía unos ranchitos, pobres y miserables que se arri
todo el catecismo de m enoria, y le aseguré man a sus salvajes protectores, llenos de rulxDr.
que por Navidad le daría el bautismo. L a ale Llevan un techo de palmera que baja casi a besar
gría que tuvo no es fácil imaginarla. A los po el suelo, como si quisiera aplastar a los pobres
cos días vino llorando a despedirse, pues su
hijos de Adán, que allí buscan abrigo contra chu
padre había venido a birscarla; me pidió ro bascos y temporales, que son el pan de cada
gara por ella y yo le di mía medalla de la V irgei
día. En esos pobres ranchos que constituyen la
y un Crucifijo, para que en los momentos de
<ciudad y la capital del Territorio », \ iveii los
lucha, a ellos se encomendara... Se marchó llo emjileados y los señores; con nosotros cuenta
rando pero a los pocos momentos volvió con rm ya doscientos habitantes.
Las (res primeras novicias japonesas después de la veslición.
89
Iva capilla es pequeñísima. A nuestra llegada
tocaron la.s dos campanas, que tienen la fecha
de 1.750. Encontramos en ella un antiguo San
Juan Nepomuceno con vestidos de Cardenal:
la estatua es de madera y no carece de mérito.
Nosotros pusimos atlemás las estatuas de María
AuxilladoraydeSan jo séy eo n un altar portátil
arreglamos el altar mayor. Cada día decimos
tres misas, comenzando a las cinco y media.
Monseñor celebra en su residencia oficial la Misa
de Comunidad. A las cinco y media p. m. se
reza publicamente el santo rosario y los domin
gos y fiestas hay también Bendición con Su Di
vina Majestad.
Algimos árboles de hoja áspera, nigosa y es
casa, se abren camino, incansables mineros de
la naturaleza, entre losas y piedras, encon
de metros, desde cuya cumbre un vigía señala
al puesto de guardia, la llegada de los vehículos,
sea por el río, sea por la carretera. De aquí se
divisa la floresta magnífica, llena de misterio,
rica de árboles preciosos, que dan infinitas tona
lidades al océano de verdor, hasta confundirse
a lo lejos con las grises brumas del horizonte,,
cortado por el río, el cual aparece rugiendo desde
los raudales de Atures y corre, quebrándose en
canales y caños, hacia L a Urbana.
Hasta la fecha no hemos visto ningún animal
feroz, pero sí clüguires y pájaros de diverso
color y tamaño. La mayor parte de los animales
se esconden durante el invierno.
Nuesfra residencia. — En su estado actual
parece una construcción intennedia entre la
<churuata » de los indios del Río Negro y la
i ’i'
• 'Ss...'--'íí'
En Ayacucho. — Como consfruyen su casa los misioneros.
trando, no se sabe cómo, su flaco alimento en
las invisibles resquebrajaduras, las que por el
misterioso laboreo de las raíces, se ven trocarse
en hendiduras, do tlonde se apresuran a brotar
otros arbustos y árboles, disputando al jmmitivo señor la poca humedad tan fatigosamente
conquistada.
Entre la losa y peñtxsco crece \ma pajuela de
la llamada Cota de
la cual ofrece maternal
abrigo a una infinidad de zancudos y de mosquitivs molestos. imj>ertinentes, villanos, que
penetran entre los vestidos, feroces chupadores
do sangre humana.
Dan vida al p;usi\je unos cuantos vacunos,
entre los cuales un pintor verista encontraría
inmejorables modelos para representar las vacas
flacas del sueño de Faraón.
Corona el conjunto un montículo de un centenar
90
vivienda cuaternaria qxie señalan los liistoriadores, como el primer adelanto del hombre
cuando abandonaba su \*ida troglodita. E.sto
puede dar una idea del cómo vivimos: y eso que
ahora estamos hechos unos reyes.
Cuando llegamos, encontramos por vivienda
un
v que había servido de cuartel a una
parte de la tropa. Es un techado de palmera,
sobre unos pilotes de madera, abierto a todos
los vientos, tan abierto que, según refieren, Eolo
se lo llevó dos veces. S. lamente en la parte Sur
tenía una especie de tapia de fango de una al
tura como de metro y medio, cuya ventaja se
reducía a privar de luz a una parte de la con
strucción y a dar albergue a infinidad de bichos.
E s el ♦ Palacio » del Prefecto Apostólico y de
su personal. En él debíamos vivir y almacenar
los pertrechos de la Misión.
Resol\amos el problema levantando toldos,
<jue el viento quería llevarse a toda costa. Esto
nos ha obligado a ejecutar maniobras, que
habrían pasmado a cualquier gaviero de uno de los
buques de antaño. E l sitio probablemente no es
e l definitivo para c ^ tr o de la M^ión, pero no
obstante se dió mano a la construcción de cuatro
chozas por un lado, y de una por otro, que dan
a l edificio antiguo el curioso aspecto de un
hlock haus, rodeado de una faja de protección. Por
algo alguno de nosotros ha sido ingeniero militar.
En estas casitas nos repartimos, dejando ima
para comedor, y otra para talleres. Hoy, gracias
a Dios, podemos v m r, si no cómodos, a lo
menos desahogados y ciertamente mucho mejor
que los demás habitantes del lugar. La construc
ción de estas casas va muy aprisa: se corta la
En nuestra sala de recibo que, como ya he
dicho no tiene paredes, nos visitan gallos, galli
nas, grullas, cochinos, perros, vacas, toros, ter
neros, etc., pero todos estos bichos son muy
mansos. L a temperatura de aquí es de 34® a
36® durante el día. Cada tarde, de 3 a 4, hay \nm
tempestad con Umda y ^'iento endiablado. A
las 8 rezamos las oraciones de la noche y nm
entregamos al sueno, dejando la vela nocturna
a nuestros tres x>eiTos de guarda.
Hasta ahora la Virgen Axixiliadora, cu estos
difíciles momentos de la instalación, nos ha pro
tegido. preser\’ándonos de eidennalades y con
dimentando nuestros trabajos con buenas dosis
de franca y sana alegría, la cual ct)uforta y
robustece el espíritu, avalorándolo para nuevas
y más eficaces labores.
Mons. De Ferrari bendice la primera piedra de la iglesia de la misión.
madera en la floresta, se busca bejuco en el bos
que para amarrar la madera (clavos y puntillas
son desconocidos aquí), se reúnen palmas para
cubrir el techo y en pocos días está el « Palacio »,
habitado. Un día mandamos algunos peones al
monte, y uno de ellos fué mordido por una ''m a
panare” ; sus compañeros mataron el bicho, le
cortaron la cabeza,lesacaronlossesosytripas y
se los aplicaron a la herida del pobre y además
le dieron a comer parte de esossesos, que según
opinión de la gente de aquí, es famoso remedio
en estos casos. Pero nada, por la tarde trajeron
al px>bre hombre más muerto que vivo. Monseñor
le hizo aplicar por el Padre Burk los remedios
del caso, y hoy está el indi\’iduo casi curado.
A veces hacemos fimcionar la Radio, y vienen
el Gobernador con sus empleados a escuchar las
novedades del mtmdo.
Nuesíros Irabajos. — A]X‘uas jnidimos respi
rar, activamos el culto de la ix-queña Capilla
del lugar, y un Padre fuá encargado de ir visi
tando a todos, familia por familia, jxira infor
marse de las necesidades espirituales de cada
cual, y exhortartes a que frecuentaran las
lecciones de catecismo, que cmix:zamos sin falla
el primer domingo, despniés de llegados.
Este trabajo dió frutos consoladores, |mes,
especialmente los Domingos, tenemos la Capilla
llena de gente y al Rosario de la tarde acuden
muchas p>ersonas, ávidas de oír la palabra de
Dios, que bajo la forma de instrucción cate
quística y de preparaci(ki p>ara la I*rimera Co
munión, se les reparte.
E n la fiesta de Cristo R ey cosechamos los
primeros frutos: 33 bautismos — como los años
del Redentor — y varias primeras comuníoná.
91
Para poder trabajar con más ahinco en nues
tra Misión, y fieles a las tradiciones de Don
Bosco, abrimos una escuela nocturna, donde los
hombres, junto con las primeras letras, apren
den cada día el modo de poder vivir cristiana
mente.
Careciendo la población absolutamente de
escuela, el Coronel Jesits Canelón G., digno gol>eniudor del Territorio (que no ha dejado de
colmamos de atenciones desde nuestra lle
gada) no (juiso dejar a los niños sin instruc
ción, tan necesaria en el día de hoy, y de acuerdo
con Monseñor, nos encargó de ¿lia, dedicándola
a « llemienegilda de (ióniez » en memoria de
la mmlre del benemérito Gral. Juan Vicente
Gómez, Presidente de la República. Verdadera
providencia, no sólo para los habitantes de Ayacuchí), sino para los de todo el Territorio, es el
Dispensario de metlicinos, de las cuales carecen
en absoluto estas poblaciones. Pero... ya se nos
acabaron las (luc trajimos. ¡Y hay tanta nece
sidad!
ICs este un medio ])oderoso para hacer el
bien, más (lue al cuerpo, al alma de tanta gente
como vive ignorando a Dios y su santa ley. Así
es (luc agradecemos infinitamente, y Dios y la
Virgen Santísima se lo pagarán en esta y en la
otra villa, a tixlas las personas que en este sen
tido <iuisicren l)eneficiar a la Misión.
Pudimos también tener contacto con los in
dios, los cuales reiíctidamente han venido a vi
sitamos. Son Uajiboy pemianecieron varios días
entre nosotros. Monseñor los obsequió
con medallas de María Auxilidora,
l>remlas de vestir y varias chucherías
que mostraron agradecer mucho.
Cuando vienen, traen sus productos, como
casave, nañoco, cestas, etc., etc., para cambiar
los con los' habitantes de Puerto Ayacucho.
E l Capitán de cada tribu habla algunas pa
labras en mal castellano y lleva calzones; los
otros indios visten solamente im pedazo de tela
alrededor de la cintura. No pocos tienen perfo
rados los labios con alfileres, y en las narices y
en las orejas llevan palitos atravesados. Lo que
más les gusta es el tabaco, la sal, anzuelos, co
bijas, collares y camisones para señoras. Pa
recen buenos y se fijan mucho en todas nues
tras cosas.
Hemos visto otras V'arias familias de la misma
raza y unos Piaroas, los cuales son más bajitos
de estatura, de facciones regulares y tienen la
particularidad que llevan atravesados la nariz
y el labio inferior por un palillo. De ellos habla
remos en otra ocasión.
Como se ve, el trabajo no falta. Mucho, mu
chísimo hay que hacer para ganar a Dios y a
la sociedad tantas almas abandonadas e igno
rantes del bien de la Redención.
Que la oración y la ayuda de los buenos no
nos falten y , con el auxilio del Corazón Sacratí
simo de Jesús y de María Auxñiadora, seguire
mos trabajando para que se cumpla el deseo
del Maestro Divino: Ut fíat xmiis Pastor et unum
ovile.
Puerto Ayacucho, 28-10-1933.
J. M. B., S. S.
Grupo de misioneros sslesianos españoles de la India - (De Izquierda a derecha: Don Gumersindo
Cid., Don Jo sé Carrefto. Don Tomás Li^ez, Don Eduardo Gutiérrez. Atons. Bars, Don Francisco
AVármol. Don Leandro Ayuso, Don Cipriano Sánchez. Don Angel Morales).
92
mente al Beato Juan Bosco, por haberme concedido
que un hijo mío se abstuviera durante diez meses
del vicio de la bebida; sigo pidiendo con toda con
fianza a mis buenos Protectores, por que le consigan
la perseverancia y le hagan abandonar por completo
el mencionado vicio.
M. R. Vda. de M.
COLOMBIA (Santander) PüdécutsUt, noviembre
de 1933. — Estando gravemente enferma umi her
mana mía querida, rogué al Beato Juan lUxsco
intercediera con nuestra Santísima Virgen María
Auxiliadora para qtic le devolviera la salud, ofre
ciendo publicar la gracia en el BoieHn Salesiano.
Hoy la paciente se llalla muy repuesta y con espe
ranza de recobrar la salud, y por esto cumplo con
lo ofrecido, daudo públicamente los gracias ol
amadísimo taumaturgo Beato.
E
Crónica de las G racias
conseguidas, p o r m ediación de Alar/a A u x i
liadora, B e a ío Juan B osco y S ie rvo s de D io s
ESPAÑA Madrid, Enero de 1924. — A mi
hijo José enconósele un callo de un modo tan in
quietante que el médico creyó necesario abrirle
el pie afectado, juzgando larga la curación y sin
asegurar el completo éxito de la misma.
Mi madre pensó en seguida en el Beato Juan
Bosco y todos, con la mayor fe, pusimos al enfermito
bajo su protección, empezando una novena.
La gracia fué completa y manifiesta, y lo que
en un momento llegó a juzgarse grave, desapareció
rápida y felizmente.
Agradecidos por la bondad del Beato que tanto
amó a los niños, publicamos éste y otros favores reci
bidos de su mano, para consuelo y estimulo de los
que sufren.
M. M.
COLOMBIA LabaUca. Setiembre de 1933.. —
Laureano Jáimes y Señora dan gracias a Maria
Auxiliadora y Bto Juan Bosco, por haberle devuelto
la vista a un amigo, que la tenía perdida, por la
cura de una infección rebelde a todo tratamiento
médico, mediante la aplicación de una reliquia del
Bto J . Bosco y rezo de su novena, y por otros favo
res que no es necesario detallar.
COLOMBIA (Santander) Piedectusta, agosto de
1933. — Hallábase mi hermana en angustiosa situa
ción sin poder hacer frente a los gastos de la casa,
con cuatro niños, cuando resolví acudir a nuestra
querida Madre Auxiliadora, ofreciendo hacerle una
novena y propagar su culto si remediaba su situa
ción. Fué tan bondadosa la Virgen que acudió
inmediatamente a nuestro ruego, pues al día si
guiente de haber empezado la novena, mi hermana
obtuvo im empleo que no esperaba. Que los fieles
no se cansen de invocarla, y sus necesidades serán
remediadas.
L itis E u seb io C a r v a ja i ,.
COLOMBIA (Santander) Piedecuesta, noviembre
de 1933. — Doy miles de gracias, con toda mi alma,
a la Santísima Virgen Auxiliadora, como igual
v
A R ISTA M AN TII.I.A.
ECUADOR Quito, 2 de Diciembre de 1933. —
La Casa Saicsiana de <El Girón <
'> (Quito) queda
profunda y filialmente agradecida a Nuestra Excelsa
Madre María Auxiliadora, por el .siguiente se
ñalado prodigio:
El 28 de Noviembre último, uno de nuestros al
bañiles que trabajaban en la construcción de una
nueva iglesia, dedicada al cidto de nuestra celestial
Madre, cayó de la altura de 16 metros a la vía pú
blica. Al desequilibrarse de la techumbre rebotó
en los alambres telefónicos.
Todos los presentes y el suscrito creyeron hallarle
muerto, dada la altura y el modo como quedó la
víctima, tendida en el suelo.
Mas, joh portento de Maria! el caído, casi al
instante, reacciona y se pone de pie, sin reportar
ninguna lesión externa ni interna. Volvió a su casa
andando con sus propios pies, solamente acusando
un ligero entumecimiento del cuerpo, pero no de
consecuencias.
Todos a una voz han declarado ser éste un se
ñalado favor de nuestra Celestial Auxiliadora, a la
que ese día precisamente, se había encomendado
con más fervor que nunca la Comunidad, por lo
arric.sgado dcl trabajo que se iniciaba.
Gracias, amorosa Madre, porque tiendes siempre
tu manto maternal sobre tus hijos.
A fro C ai 'Ki.u ,
s . s.
Director.
ECUADOR Rinbamba, 17 Noviembre dcl I933. —
Habiéndome hallado gravemente enferma de la
vista y llamado al médico, diagnosticó una operación.
En tan grande pena, invoqué de todo corazón, a
la que es Madre y Auxilio de todos los cristianos, y
esta buena Madre siempre generosa con sus indi
gnos hijos, escuchó mi humilde plegaria, pues de
sapareció la enfermedad quedando completamente
bien de la vista, siendo la admiración del médico,
y de un sinnúmero de personas. Había prometido
hacer publicar el milagro, mandar celebrar una
misa y hacer una comunión, y tal como lo prometí
lo cumplo, llena de agradecimiento bacía mi que
rida Madre Auxiliadora.
Inbs L
arrea.
FILIPIN A S, Manila, 24 Noviembre de 1933.—
E n tnin años, algún tanto avanzados, me hallaba
aquejado de nu reumati mo al parecer rebelde a los
93
tratamíento5 médicos. Acudí con confianza a Don
Bosco, y tras repetidos novenarios, a la vez que
enviaba uu modesto óbolo para sus obras, vi que
el mal iba cediendo, hasta cesar por completo; y
si dejé pasar un afio entero, desde entonces, ha sido
para asegurarme de que mi curación no era mera
mente temporal, sino <lefinitiva.
Tengo motivos para creer que he alcanzado este
bien, por intercesión del bienaventurado Don Bosco,
7 asi me complazco, agradecido, en hacerlo público.
J. C. de V.
MKJICO (Michoacán) Acdmbaro. — En la Ciu
dad de Acámbaro, a los trece dias del mes de di
ciembre dcl afio 1931, se le desarrolló de una manera
terrible la locura a nuestra hija María de la Luz
Rodríguez, de 17 años de edad. Los doctores de esta
ciudad nos habían hecho perder toda esperanza
de alivio, e imposibilitados de llevarla a un Sana
torio de la capital, cosa que pedia el médico, recu
rrimos con toda confianza a Nuestro Sefior y a María
Auxiliadora por intercesión dcl Beato D. Bosco,
prometiendo dedicarle varias obras buenas y pu
blicar la gracia. Y oh bondad de D. Bosco! en dos
meses mi hija quedó completamente curada.
Cumplimos, aunque tarde, con nuestra promesa,
a la mayor gloria de Dios.
A u relio R odríguez
y M. C leo fas G uzman .
MEJICO Capital. — Dolores Rubio de Fernán
dez hace pública su gratitud al Beato D. Bosco
por el beneficio que le hizo de sacar a su esposo con
toda felicidad de tres operaciones muy peligrosas
que tuvo que sufrir,
MEJICO (Sinaloa) Toro, diciembre de 1933. —
Una devota de María Auxiliadora y del Beato
Juan Bosco expresa su gratitud por varios fa
vores recibidos, y principalmente porque, por in
tercesión del Beato, encontró empleo una persona
de su familia, y cumpliendo con lo ofrecido desea
se publiquen el Boletín Salesiano, a la vez que pro
mete cooperar en la difusión del culto del amadísimo
taumaturgo Beato.
MEJICO, Capital, diciembre de 1933. — Estando
en riesgo de quedarme sin casa y sin tener para mis
alimentos, invoqué al Beato Juan Bosco; y en se
guida unas personas caritativas me dieron lo nece
sario para pagar mi casita, y para mis alimentos,
pues soy muy pobre. Doy públicamente gracias
al Beato Don Bosco por este favor,
T e r e sa E nciso .
URUGUAY M th, Agosto de 1933. — Hacía dos
afius que mi mamá padecía de una enfermedad,
sin que la ciencia mMica pudiera dar con el mal
que. día a día avanzaba, .\cudi entonces a la San
tísima Vicrgeu .\uxiUadora, prometiendo publicar
la gracia y hacer algo cu favor de las obras dcl
B. D. Bosco, si nos devolvía junto con su salud
la alegría de nuestro hogar. Los médicos, sin
diagnóstico cierto, la sometieron, como último re
curso, a una difícilísima operación que soportó
bien, con gran admíracióu de h^s mismos. Después
de haber pasado relativameute mejorada los ocho
primeros dias, tuvo un gran atraso, se agravó
94
muchísimo y perdió el conocimiento. En tal an
gustia acudí de nuevo a nuestra Celestial Madre y
|oh prodigio! al tercer día reaccionó y desde enton
ces siguió mejorando tan rápidamente, que al poco
tiempo pudo abandonar el Sanatorio casi completa
mente restablecida. Hoy cumplo mi promesa, llena
de amor y gratitud hacia la amabilísima Auxiliadora
y al buen Padre B. D. Bosco.
M a g d a C ardozo
E x ahimna de las H. de M . A .
URU GU AY Montevideo, Agosto de 1933.— Ha
biendo estado mis híjitos atacados de tos convulsa,
me encomendé al B. D. Bosco, pidiéndole me los
mejorara muy pronto y me los librara de toda com
plicación.
Gracias a Dios y a la poderosa intercesión del
B. D. Bosco se vieron libres en corto tiempo de tan
molesta infermedad. Ahora, como otras veces che
visto también la eficacia de la grandiosa protección
del B. D. Bosco. Licúa de reconocimiento cumplo
la promesa de mandar publicar tan señalado favor.
Nr N.
U RU G U AY Montevideo, 21 de Noviembre 1933.
— Prometí publicar en Boletín Salesiano mi agrade
cimiento al B. Don Bosco, al cual pedimos interce
diera por la salud de mi amiguita María Elena Cossio,
ante la Santísima Virgen María Auxiliadora, siendo
oídas nuestras súplicas por la querida Madre del
Cielo.
M a r ía E l e x a G h iold i P A ca o .
U RU G U AY Montevideo. — Estando enferma gra
vemente una hermana mía, recurrí al Beato Juan
Bosco por intercesión de ntra buena Madre María
Auxiliadora. Muy agradecida por haber obtenida
la salud, cumplo con la promesa de hacer una
limosna y publicar la gracia en el Boletín Sale
siano,
N. N.
URU GU AY Montevideo. — Pistando enfermo mi
amado padre con una fiebre que no había remedio
humano que la hiciera declinar, comencé un triduo
al Beato Don Bosco, colocando sobre el enfenno
su santa reliquia. Conseguida la gracia de sanarlo,
hoy cumplo con la promesa de publicar mi agrade
cimiento al Beato.
S o fía A m e g u o .
D o n tam bién gracias a M a ría A u x ilia d o ra y
a l B eato Juan B osco, p o r favores re cib id o s:
E spaña Valencia. Una devota de María Auxi
liadora.
C olom bia (Santander) Contratación. Ambrosia
Echevarri de Sánchez — C. R. P.
C olombia (Santander) Chindeota. Julio Medina
— María C. de J aimes — Nepomuccna V. de Alvarez — .■ Uonso Reyes — Luis Ramírez — Eugenio
Rozo M.
C olombia (Santander) r.abaieca. Julia C. de Contreras — .-\lfredo Ram i y Familia — Melitón
García y Sra. — Carmelita de Soto — Sabina Men
doza — Ramona Ortiz — Miguel .Arias — Eudocia
S. de Beim údez — Rosendo Peñaloza — Saturnino
Luna — Manuel F . Leal — José Aníbal Carvajal
— Domingo Valencia — Delfina García — Herminia
de Delgado — M ana de la C. Esquibel de García —
José Antonio Salcedo — Martina V . de Jaimes —
Aurelio Fonseca — Fidel Blanco — : Betsabé de
Cuéllar — Dolores Gamboa — Valeriana V . de
Camacho — Joaquín Zúniga — Gertrudis de Torres
— Hilario V era — Carmen Torres — Raimimdo Villam izar — Fortunato Valencia — Luis M. Luna.
• E stad os U nid o s (California) Pomona. Mercedes
Hernández.
G uatesl \L-\ Capital. A na de Prem y esposo.
MEJICO Capital. Guadalupe L atap i — Luisa Q.
de Martínez Gallardo — Una devota.
MEJICO (Nayarit) Composiela. Nieves P. de Her
nández, Celadora Salesiana.
MEJICO (Nuevo León) Linares. Lidia Cortés de
Segovia — Inés G. de Lozano.
MEJICO (Nuevo León) Monterrey. Angel López
Zambrano.
MEJICO (Zacatecas) Jerez. María de Jesús Muro.
U r u g u a y . Montevideo. Angela Borzone — An
tonio Maio.
U r u g u a y Salto. Juanita Scrofani, cooperadora
salesiana.
Como yo prometí publicar este favor y otro»
múltiples que me ha seguido haciendo, como son la
salud de mi esposo y de mis hijos y en muchas
ocasiones el arreglo de asuntos graves, cuiiiploahora lo ofrecido.
M. J. C. de G.
Uruguay Montevideo. — Hallándome enferma
de la garganta, y diagnosticando el médico que era
algo grave, recurrí a Ntra Madre María Auxilia
dora pidiéndole, por intercesión de su Sierva Doro:tea de Chopitea, acudiera en mi favor. Ful luegoatendida y me he curado completamente. Agra
decida, propongo hacer algo por su Causa de beati
ficación y publico la gracia.
N. N.
A rgentina Fortín Mercedes, 14 Diciembre 1933.
— Habiendo recurrido en muchas circunstandasal poderoso auxilio del Venerable Domingo Savio,
he siempre obtenido los favores deseados.
Ultimamente en un momento critico para mi
vocadón, invoqué su ayuda y fui plenamente escu
chado. Por eso quiero testimoniarle mi agradeci
miento sincero, rogándole quiera seguir protegién
dome y ayudándome en mi formación espiritual.
C7« seminarista.
E spa S a Valencia. — A. S. da gradas al Sien'O de
Dios Miguel Rúa, por haber conseguido la salud,
mediante su intercesión.
V e n e z u e l a Maracaibo. Ana F . Lepage,
Por ínfercesión
del Venerable Domingo Savio
y de nuestros Siervos de Dios.
N ECR O LO G ÍA S
MEJICO Guadalajara, 13 de Noviembre de 1933. —
Hace más de im año quedó una persona de mi fa
milia sin trabajo, con mucha confianza encomendé
mi necesidad al Venerable Domingo Savio, pidién
dole que aquella persona encontrara otro empleo,
o pudiera establecerse con algún pequeño comerdo;
le prometí cooperar de algún modo a su pronta Bea
tificación y publicar la gracia. Mi petidón fué oida,
y por este y otras varios favores de él conseguidos,
cumplo mi promesa.
M. G. M.
S A L E S J A N O S D IF U N T O S :
MEJICO (Guadalajara,) Jalisco. — Encontrándo
nos en gravísima situadón con respecto á los negodos de mi esposo y sumamente angustiados por
no hallarles soludón, pasábamos días amargos.
Estando en continua zozobra, nos encomendamos
por largo tiempo a todos los Santos de nuestra devodón sin haber sido escuchadas nuestras constan
tes súplicas. Las cosas empeoraban, hasta que im día
en el Boletín Salesiano leí los grandes milagros con
cedidos por mediadón de Domingo Savio. Animada
por «“llrt pedí con todo el fervor de mi alma su
avnda e intercesión, ante el Santo Niño de Praga
y María Auxiliadora, y gracias a Dios Ntro Señor,
pronto se presentaron los medios de poder ali\*iar
nuesta situadón realmente desesperante, surgiendo
la soludón deseada.
C O O P E R A D O R E S D IF U N T O S :
Silvio Scalet, sacerdote — de Transaequa di Primiero (Trento) f CQ Piossasco (Turln) el 25 de Se
tiembre.
Agustín Celli, clérigo — de Verucchio (Italia)
I en Piossasco, el 7 de Octubre.
Vicente Matna, sacerdote — de Gerbido (Italia)
t en Rovereto (Trento) el 20 de Octubre.
Don Rafael M aría A rízaga.
Ha muerto en la ciudad de Cuenca, (RepúbLca
del Ecuador) una de las más católicas de la América
Española y que ha produddo varones de gran
prestigio para la causa de Dios. Esta pérdida, des
pués de otras muchas que estos últimos tiempos ha
deplorado el Boletín Salesiano, tiene consternada a
la sociedad, de la que fué orgullo y prez. Figura
relevante del partido católico que lucha por la
Iglesia y por la Patria, del partido tradicional,
nacido en los tiempos. gloriosos de García Mo
reno, y contra el que asestan sus tiros las logias
95
y las sectas, Dn. Rafael María Arízaga, dirigió
la cruzada del bien durante 38 años, a costa
de esfuerzos y perseverancia nada comunes. Amén
de sus virtudes cristianas profundísimas, destacá
base por su ciencia como el primer juri.sconsxdto
de su nación; publicista y tribuno, nadie le igualó
en elocuencia; escritor castizo y original, su pluma
f ué honra de su país donde tan bien se escribe. Varón
tan excelso, mereció por sxis ejecutorias, ser conde
corado por Su Santidad Pío X I con la investidura de
Caballero y Comendador de San Gregorio Magno.
Amigo decidido de la Familia Salesiana, y colabo
rador de sus obras, fué director del primer Congreso
mariano de su ciudad nativa, congreso reunido en
uno de los últimos aniversarios del culto a María
Auxiliadora, de quien el Sr. Arízaga y su familia
eran devotos sincerísimos. I^a defunción del gran
patricio y gran católico con-stituye im duelo para
los hijos de Don Hosco, principalmente porque fué
él quien sostuvo, con su elocuencia, su actividad y
sus loables, empeños, las Misiones del Oriente en
comendadas a los Salesianos, quienes vieron siempre
en el prohombre que ha fallecido el protector deci
dido de la catcquesis de las tribus ecuatorianas.
D on Bernardo P laza Ram os Pbro.
Madre María Auxiliadora, fomentó sin descanso
estas dos devociones cumbres, dejando a su iglesia
como recuerdo imperecedero, entre otras cosas, un
bello y artístico altar para la Virgen de Don Bosco,
en el que, el 24 de cada mes, celebraba él la Santa
Misa y en tomo del cual reunía a sus devotas para
hacer la Conmemoración de tan buena Madre.
Recibía los Boletines Salesianos de su Parroquia
y se encargaba con santo ardor de distribuirlos y
propagarlos, habiendo sido uno de los más benemé
ritos de esa propaganda.
Que la Virgen Auxiliadora y d Beato Don Bosco
le consigan la gloria eterna y que no se olviden
de sufragar su alma los Cooperadores Salesianos.
Señorita Emilia Merchán.
En la misma ciudad de Cuenca dejó de existir
una de las protectoras más abnegadas de los mi
sioneros salesianos, en el inmenso radio de Mén
dez, Macas y Gualaquiza, la Sta. Dfia Emilia
Merchán, a cuyo recuerdo dedicamos estas breves
lineas, como tributo a sus excepcionales %-irtudes.
Ni su alta posición social, ni los caudales de que
disponía, ni la estimación de sus conciudadanos,
la enorgullecieron lo más mínimo- la modestia fué
el más hermoso de sus ornamentos. Muere la dama
caritativa, bendecida por numerosos infelices que
recibieron de élla el diario sustento y distintos be
neficios que sólo Dios conoce.
Las lágrimas de los pobres serán el rocío de su
sepulcro.
Han m uerlo también en la p a z d e l S eñ o r:
ESPA^.v (Toledo) Villa de Don Fadríque. — Aquüiua
Moreno.
AífTiLi-.^s HoL.^NDESAS, CMrafflo. — María Cristina
Vda de Zeppenfeldt-Badaracco.
Colombia (Santander) Girón. — José Macías.
Colombia (Santander) Contratación. — Guillermo
Gómez Gómez — Ana Socorro Gómez Gómez —
Bernarda Gómez Gómez — Pedro Celestino
Ortega.
La celadora de Chone-Manabí (Ecuador) Dfla
Silvia M. Bravo, nos comunica la muerte de este
celaso Párroco, excelente ministro del Señor, su
mamente querido por los feligreses de la expresada
población, que lloran su muerte como una desgracia
irreparable.
El 1 1 de Setiembre y después de haber ejercido
el cargo pastoral de un motlo inteligente y ejemplar,
por espacio de 23 años, entregó su alma a Dios, con
la placidez de las almos justos y rico de méritos
y virtvuies.
Era caritativo cu extremo, bueno y afable con
todos y trabajador infatigable, siempre que se tra
taba del bien de su pam'iquia.
Amante de Jesús Sacramentado y de nuestra
9 '’
Colombia (Valle) Yamundi. — Ehúra Herrera de
Hernández.
F ilipinas , Manila. — Dr. Victorino Santos.
á ’Sii
IP
C o a a p ro áa cM a d e
a u to r k M « ck stéetiem . — D ireclo r-re»pg—c M c ! D . G L ID O F A V iN I.
lisUb.eciiBicalo T ip. 4 e U S o cied ad E d ito ra la te ra a d o a a l - T a rta, C o n o Regim a M ^ rg erO a. i f é .
TESORO ESPIRITUAL
R elación de las Indulgencias P lenarías
que lo s C ooperadores Salesianos pue
den ganar, en e l franS€nirso d e l año.
- -* %
1 - Una vez cada día, sólo con elevar a Dios, en medio
de sus ocupaciones habituales, una piadosa invocación, por corta que sea. (Esta Indulgencia, lla
mada del trabajo, pueden también ganarla los
Salesianos e Hijas de María Auxiliadora y sus
alumnos y exalumnos, y si durante el día se sigue
repitiendo la misma piadosa invocación u otra
cualquiera, se ganan cada vez 400 días).
2 • Un día de cada mes, el que uno elija,
3 • E l día en qrte se hace el piadoso Ejercicio Mensual
de la Buena Muerte,
4 - E l día en que se asiste a la Conferencia Merisual
Salesiana.
$ • E l día en que uno inscribe su nombre en la Pía
Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l día en que por primera t>es se consagra uno al
Sgdo Corazón de Jesús.
7 • Cada ves que practique los Santos Ejercicios Es
pirituales, de ocho dias.
i • A la hora de la muerte, con tal que, confesado y
comulgado o por lo menos arrepentido de sus peca
dos, invoque, con los labios o con el corazón, el
nombre sacratísimo de Jesús.
FEBRERO
2 - Purificación de la Sma Virgen
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquía.
MARZO
19 - Fiesta del Patriarca San Josi.
25 - Anunciación de da 5 »«a
.MAYO
3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel,
17 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora,
24 - Fiesta de María A uxiliotiora.
JUNIO
24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 • Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO
1 - Preciosa Sángre de Ntro Señor Jesucristo.
2 • Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen,
AGOSTO
6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Snia Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
EN C A D A UNA
DE L A S SIGU IEN TES F IE STA S:
1) M o v ib le s :
Sagrada Familia (el primer domingo después de la
Epifabia).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurreuión.
Ascensión del Seúor,
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de María (dia siguiente del
anterior).
SETIEM BRE
8
12
14
*5
29
Natividad de la Sma Virgen,
- Dulcísimo Nombre de María.
^
- Exaltación de la Santa Cruz.
*
Siete Dolores de la Sma Virgen.
- Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE
7 • La Virgen del Rosario.
ij • Maternidad de María.
16 • Pureza de María.
NOVIEMBRE
21 • Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE
8 Inmaculada Concepción.
2 ) F ija s :
25 • Natividad de Jesús.
ENERO
t - Circuncisión del Señor.
Nomire de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias se re
quiere, además de las condiciones ordinarias, que
los Sodos de la Pía Unión re<^ cada día na Padre
nuestro, Avemaria y Gloria, con la invocación
Sánete Francisce Salesi, ora pro nobis. según la in
tendón del Romano Pontífice. De estas condidonet
está exceptuada la Indulgencia dfl trabajo.
7
^ ^
y desenvuelve, con la piofuudidad y competenci.i
con que suele escribir su autor, el concepto de
soberanía, según los principios de la ríeneíg cris
tiana y las normas de la escuela tomista. Su in
terés no deace un momento.
Forma un tomo de 638 págs, y vale 1$ ptas
rústica y r8 tela, más o’50 para correo certificado.
Le Editoriai Güi {Córcega, 415, Barcelona) nos ha
enviado: l^eyeadas y Cuentos del J apón - E l pro
blema social y la democracia cristiana - Ea Car
tuja • Pragaucias del Carmelo.
L E Y E N D A S Y C U EN T O S DEL J A P O N . —
Es u ) precioso libro traducido directamente del
japones por el Padre dom ine) Pr. José M. Alvarez, que también es autor — como dice El
Debate — de la obra mejor que se ha escrito
sobre la isla de Formusu.
Esta nueva producción folklórica interesará
extraordinariamente a las personas que tienen
la sana curiosidad de investigar las tradiciones de
los pueblos y averiguar el por qué de tantas cosas
como distiiiguéii a las diferentes razas que pue
blan la tierra.
El autor no es ningún turista, sino que ha resi
dido en el Japón treinta y cinco años, y ello hace
que sus I^eycndas estén impregnadas de un sabor
Iroal que las hace sencillamente encantadoras.
De la parte O to ñ a l no hay que hablar, cono
ciendo a la Casa GUI. El libro va además enriquerido con 32 ilustraciones.
.De tamaño 1 2 X 19 y 278 págs, véndese al
<precio de 6 ptas rústica y 8 encuadernado en
tela, más 0*40 para correo certifícado.
EL PROBLEMA SOCIAL Y LA DEMOCRACIA
C RI S TI A N A — Por Don Manuel Burgos y Mazo.
Los lectores de esta magna obra se alegrarán
de ver ya publicado ol V'I tomo. En él se estudia
BOLETIN
R ED A CC IÓ N
LA C ART U J A . — Por un Cartujo de Aula.Dei.
Es im bien presentado tomíto de 1 2 x 1 9 ▼
148 págs, con 12 láminas en papel cuché. Su fina
lidad, admirablemente lograda, es destruir las
insubstanciales y a veces perniciosas leyendas
formadas en tomo de la vida misteriosa de los
cartujos, y presentarla tal como es.
El lector encontrará en esta obrita capítulos
llenos de unción, que incitan a amar las cosas de
Dios y pensar seriamente en los trascendentales
problemas del espíritu.
Su precio es de 3 y 5 ptas, respectivamente,
según se pida en rústica o en tela, añadiendo 0*30
para correo certificado.
F R A G A N C I AS DEL CARMELO. — De la misma
Editorial, es im übrito de 8 x 1 3 y n o págs, en
el que se reseña la historia del Santo Escapulario,
se trata de la Visita Domiciliaria de la Sma Vir
gen del Carmen, y se proponen hermosas fórmu
las de devoción.
Su autor, el Dr. Mozas, ha escrito esta obrita
con mucho amor y galanura de estilo.
Vale una peseta en rústica.
LA F A M I L I A C R I S T I A N A . — Hermosoopú.sculi>
del P. Briata S. S.
« L EC T U R A S C A T O L I C A S » de Buenos Atrei _
nos ha enviado dos nuevos toinitos de su inte
resante Colección: Historietas, y El Yia Cruris del
misionero salesiano.
a
•
CULTURA. — Revista de Colombia, órgau<> de 1h
Educación. Ixw números corre.'ípondiente.s .1 Mayo
y Junio.
SALESIANO
Y A D M IN IST R A C IÓ N : VlA C O T T O L E N G O . 52 - TURIN ( io 9) . ITALIA
GL ID O FAViNI.
| M M a r ^ t r iÍ M , I Z f .
-
Fecha
-
1934.03